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RELACIONES SEMÁNTICAS.
La semántica
Al estudiar el signo lingüístico, pudimos ver que se trataba de una realidad formada siempre
por dos planos: una imagen acústica llamada significante y una noción o concepto asociada a
él llamada significado. Hemos visto que la fonología estudia los significantes (los fonemas).
También hemos observado que la morfosintaxis estudia los signos (las unidades dotadas de
dos planos). La ciencia lingüística que estudia los significados y sus relaciones (el léxico) es la
semántica.
La significación
El acto mediante el cual un significante puede referirse a una realidad del mundo es, según
hemos visto, en general, inmotivado o convencional. Esto se debe a que no existe una relación
directa entre las palabras y los objetos del mundo (las cosas o referentes). La relación se
establece a partir de un elemento intermedio que es puramente mental o conceptual: es el
significado.
Cada vez que deseamos referirnos a un objeto o a una noción del mundo, debemos realizar
antes una operación mental: relacionamos el objeto real con una imagen conceptual (el
significado) y, a partir de ella, acudimos al significante que lo designa. Esta relación triangular
suele representarse mediante el siguiente esquema extraído de los estudios semánticos de
Ogden y Richards (aunque inspirado en la filosofía realista de origen platónico-aristotélico):
SIGNIFICADO
Significación Referencia
SIGNIFICANTE REFERENTE
Designación
Triángulo de la significación
Dentro del significado de una misma expresión hay que establecer la siguiente diferencia:
Por ejemplo, el significado denotativo, objetivo, de la palabra rojo en castellano es, poco
más o menos, “color que está entre el naranja y el magenta en el espectro”. Sin embargo, en el
contexto histórico y social de la España del siglo XX, el término rojo tiene otro significado
connotativo que se añade al anterior, y que puede ser definido con los términos ‘progresista’,
‘comunista’. A su vez, en el contexto particular de ciertas ideologías tradicionales, este término
poseería también el significado connotativo de ‘insulto’; y al revés, el de ‘elogio’ para las
personas cuya ideología sea progresista.
El significado connotativo es típico de la lengua poética. Por ejemplo, en este texto de
Rafael Alberti:
Cuervo negro y triste
la montera.
palabras patrimoniales: son las más numerosas en una lengua. Son todas las
palabras que existían ya en los orígenes de una lengua y que han sufrido toda su
evolución. En el caso del castellano, las palabras del latín que utilizó desde sus
primeros tiempos.
palabras cultas o cultismos: son palabras tomadas directamente del latín y del
griego, que no han sufrido la evolución histórica de la lengua, por lo que presentan
casi el mismo aspecto que tenían en su lengua original.
palabras semicultas o semicultismos: son palabras que se tomaron directamente
del latín y del griego en una fase temprana de la lengua, por lo que sufrieron parte
de las modificaciones históricas que afectaron a las patrimoniales.
préstamos: son palabras tomadas de otros idiomas distintos al griego y al latín.
Según la evolución de la humanidad y la influencia que las distintas culturas han
ejercido en nuestra lengua, se han ido tomando palabras de muy distintas
procedencias. En la Edad Media, se heredaron muchos términos del árabe; durante
el siglo XVIII, en cambio, se tomaron muchos procedentes del francés; en la
actualidad, los préstamos más usuales proceden del inglés.
extranjerismos: es una clase de préstamos. Se llamá así a las palabras tomadas
directamente de otras lenguas sin modificar su ortografía: holding, camping, city,
stop. No están aceptadas por la R.A.E.
Todas las lenguas están en constante proceso de cambio, y más en lo que atañe a su
vocabulario. En efecto, los hablantes creamos constantemente palabras o modificamos el
significado y uso de las palabras existentes produciendo alteraciones en el contenido léxico de
las mismas. Algunas de estas alteraciones en el vocabulario pueden llegar a hacerse normales
e introducirse en los diccionarios. Toda expresión nueva en una lengua recibe el nombre de
neologismo (de neo-: nuevo y logos: palabra). Los neologismos pueden ser palabras tomadas
de otros idiomas (préstamos, extranjerismos, cultismos), pero también pueden ser frases
hechas o significados nuevos para palabras ya existentes.
Los significados de una lengua no forman un conjunto caótico, sino que están ordenados,
estructurados en parcelas que tienen elementos comunes. La ciencia llamada semántica ha
intentado buscar los medios de estructurar el vocabulario de las lenguas, para ello ha creado la
noción de campo léxico o campo semántico.
Observemos la estructura del campo léxico de los “muebles para sentarse”. ¿Qué
elementos nos permiten oponer y ordenar los significados de las siguientes palabras: silla,
taburete, sillón, sofá, mecedora? Debemos fijarnos que, aunque todos estos términos remiten a
muebles para sentarse, no todos son iguales, es decir, cada uno de ellos tiene semas que nos
permiten identificarlos y distinguirlos. Los semas fundamentales comunes a todos ellos, son:
sema 1: mueble
sema 2: para sentarse
sema 3: individual
sema 4: con varias plazas
sema 5: para balancearse
sema 6: mullido
sema 7: con respaldo
sema 8: con brazos
sema 1 sema 2 sema 3 sema 4 sema 5 sema 6 sema 7 sema 8
silla x x x
taburete x x x
sillón x x x x x x
sofá x x x x x x
mecedora x x x x x x
Conviene distinguir las nociones de campo léxico, que acabamos de ver, de la noción de
familia léxica: la familia léxica es el conjunto de palabras que comparten un mismo lexema.
Debe tenerse en cuenta que un mismo lexema puede aparecer con formas diferentes como en
los verbos irregulares: veng-o, vin-e, vendr-á; o en los lexemas que proceden de lenguas
distintas (isla del romance castellano, ínsul-ar del latín). Así, la familia léxica de CABALLO,
incluirá:
— la confluencia gráfica es total (en tal caso tenemos palabras homógrafas): vino
(verbo VENIR)/ vino (la bebida).
— la confluencia sólo es sonora, no gráfica (en tal caso tenemos palabras
homófonas): hojear (pasar hojas)/ ojear (echar un vistazo).
Las palabras homónimas son, pues, palabras diferentes que, por causa de la
evolución histórica de la lengua, han llegado a coincidir con formas idénticas.
El cambio semántico
No hay que olvidar que la lengua está sometida a una evolución continua. Esta evolución no
sólo afecta a los sonidos de las palabras sino también a sus significados. Los cambios de
significado que sufren las palabras se denominan cambios semánticos. Una palabra puede
variar su significación de tres maneras:
por extensión (una palabra con un significado restringido pasa a tener un significado
más amplio): originalmente la palabra pluma hacía referencia a las plumas de un ave,
con el tiempo, como estas se utilizaban para escribir pasaron a llamarse plumas las
que se destinaban a este uso. Cuando se sustituyó en la escritura la pluma de ave por
la estilográfica, el término pluma acabó ampliando su significado a este nuevo objeto.
Un ejemplo reciente y muy claro es el de la palabra móvil: en origen es un adjetivo
referido a cualquier objeto que puede desplazarse, en la actualidad su significado se ha
extendido para significar un tipo de teléfonos.
por restricción (una palabra con un significado amplio pasa a tener un significado más
restringido): originalmente un inmueble era cualquier posesión que no se pudiera
mover, a partir de ahí pasó a significar sólo un edificio.
por alteración (una palabra con un significado pasa a tener otro totalmente diferente):
calcinar pasa a significar lo mismo que carbonizar.
Se pueden señalar cuatro grandes tipos de cambio semántico. Son los siguientes:
— Por metáfora o semejanza entre los significados: los hablantes utilizan una metáfora para
referirse a un objeto cotidiano, con el tiempo, la creación tiene éxito y pierde su valor
metafórico. Son casos muy frecuentes. Por ejemplo: cuando llamamos “burro” a alguien
hacemos una metáfora (le atribuimos al llamarlo así la tozudez y torpeza que caracteriza al
animal), sin embargo, el término no es entendido por los hablantes ya como metafórico. La
palabra burro ha extendido su significado al de “persona torpe o ignorante” por metáfora.
Otro ejemplo: el aparato que se utiliza en el ordenador para situar el cursor sobre los
iconos se denomina, por su semejanza con el animal, ratón. La palabra ratón, por tanto, ha
sufrido un cambio semántico (ha extendido su significado) para significar al aparato
periférico de la computadora. Otro ejemplo: la semejanza entre el dorso de la mano y las
hojas de ciertos árboles, hace que a estas últimas se las llame con el mismo término:
palma. Esta palabra, por tanto, ha sufrido un cambio semántico para pasar a significar ‘hoja
de árbol’. La sierra es metáfora para las montañas.
— Por metonimia o proximidad entre los significados: un objeto se designa con el significante
de otro que guarda con él una relación de proximidad espacial. Es decir, designamos un
objeto entero con el nombre de una de sus partes (un “espada”, en lugar del torero que la
lleva; una “cabeza” de ganado por la res entera). O bien designamos una parte del objeto
con el nombre de otra (la “copa” para significar el vino que contiene; la botella para
significar su contenido; un Van Gogh para significar el cuadro pintado por este pintor
holandés). O bien designamos un objeto por otro con el que guarda contacto (el cuello de
la camisa porque va en el cuello; los puños de la camisa porque van junto al puño).
— Por etimología popular o etimología asociativa o semejanza entre los significantes: las
palabras pueden cambiar su significado porque los hablantes las confunden con otras
parecidas que les resultan más familiares. Por ejemplo, los hablantes, que no saben de
dónde procede la expresión desternillarse de risa (de los huesos de la sien llamados
ternillas), deforman la expresión igualándola con otra que les resulta familiar, diciendo
destornillarse de risa. Así, la expresión destornillar, literalmente ‘sacar un tornillo’ pasa a
significar también ‘reírse con ganas’. Otro caso es el de la confusión entre calcinar y
carbonizar: como la cal es abrasiva, los hablantes acaban confundiendo los significados de
las dos palabras, pasando la primera a restringir su significado a ‘reducir un objeto a
cenizas’. Otro ejemplo, es la expresión vagabundo, que muchas personas tienden a decir
vagamundo, por semejanza significativa.
— Por elipsis o proximidad de significantes: las palabras pueden cambiar su significado
porque suelen aparecer juntas en el discurso. Así, la significación de una puede acabar
contagiándose de la significación de la otra. Por ejemplo: de la expresión “cigarro puro”
(cigarro sin filtro, con el grado máximo de pureza) se forma la palabra puro que adquiere el
significado de la que tenía al lado. Lo mismo la expresión “pura sangre” ha extendido su
significado engullendo el de la palabra caballo que, originalmente, iba siempre a su lado
(“caballo de pura sangre”). Otro ejemplo: un texto que se publica periódica o diariamente
pasa a llamarse un periódico o un diario. Un teléfono móvil pasa a ser simplemente un
“móvil”, ampliando esta palabra su significación original.
◦ Causas lingüísticas: son las que dan lugar a los cambios del tipo elipsis y
etimología popular.
◦ Causas psicológicas: son las que dan lugar a los cambios del tipo metáfora y
metonimia. Caso tipo se produce cuando los hablantes establecen asociaciones
psicológicas para conseguir mayor expresividad. Es el caso de los insultos o de los
elogios: ser una “lumbrera” o ser un “gusano”, ser “un asno” o “una gloria”.