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FRONTERAS Y SUBALTERNIDAD

- EL ESPACIO

DIVIDIR EN: LO NATURAL Y LO SOCIAL. Lo natural es el desierto y la jungla. Al desierto


pertenecen los indios y a la selva, los animales. Todo lo que es “el afuera”. En lo social aparecen
los fortines, el matadero y el Estado. Lugar de encuentro entre lo natural y lo social, lo natural
amenaza con entrar por los suburbios a lo social. Personajes animalizados en el matadero: lo
natural entrando.

De ahí llegamos a los habitantes de las fronteras. Lo subalterno, que tienen en común las clases
populares (los trabajadores). Los tipos de Sarmiento y los de Quiroga. De ahí: los usos de la
lengua. Qué lenguas aparecen en las obras y de qué manera (MF no se puede comunicar con el
gringo, la mezcla de Quiroga, la lengua popular de Echeverría, el contraste de las lenguas de
Sarmiento).

La frontera en la literatura argentina es indivisible de la división civilización/barbarie que acuñó


Sarmiento en el Facundo.

CIVILIZACIÓN ENTENDIDA COMO ILUMINACIÓN, RAZÓN, PROGRESO. CITA DE LAS CIUDADES.


ALGO DE ROMERO? (NADIE QUIERE DEJAR LA CIUDAD)

Es un espacio liminal, entre dos cosas. Este puede ser un espacio geográfico-político, relacionado a
la fijación de un territorio, “donde se considera que la ciudadanía encuentra su identidad biológica
y social” (Duarte, 2005: 117). También puede ser una frontera geográfica-económica, definida por
los recursos económicos materiales, ya sea a nivel global, regional o local. Acá podemos encontrar
divisiones de frontera capital-provincia, ciudad-campo, desarrollo-subdesarrollo, civilización-
barbarie. Kohan señala, por ejemplo, que en El matadero “la violencia popular supone otras
fronteras, dispuestas en el interior del espacio de la ciudad y sus orillas”.

Duarte señala también fronteras culturales “que se refieren a la diferencia entre individuos de
distintas sociedades”.

Otras fronteras que aparecen en Quiroga: la muerte violenta, la locura, la selva.

 Piglia  P. 25: “El otro no es solo un sujeto o un objeto sino la expresión de un mundo
alternativo. La barbarie es la metáfora de una concepción espacial de la cultura: del otro
lado de la frontera están ellos, para conocerlos hay que entrar (como el unitario de El
matadero) en su mundo, trasladarse imaginariamente a ese territorio enigmático que
empieza más allá de los confines de la civilización”.
 Piglia  P. 25: “La invención de la realidad escindida es en núcleo central del Facundo. La
oposición entre civilización y barbarie describe políticamente ese universo duplicado y en
lucha pero a la vez lo construye. La complejidad del libro deriva del intento de mantener
unidos los dos campos”.
 Monegal  P. XVI: el camino de la novela de la tierra y del hombre que lucha ciegamente
contra ella, fatalizado por la geografía, aplastado por el medio.  determinismo
geográfico de Sarmiento.
 Ansolabehere  P. 1: Hábitat natural del gaucho, para Martínez Estrada la frontera es un
espacio intermedio y equidistante entre la ciudad y los toldos, con ingredientes parejos de
civilización y barbarie, y al que pertenece el fortín, pero también las zonas rurales donde
inicialmente vive y trabaja Martín Fierro, y por donde más tarde, a su regreso, deambula
sin rumbo fijo.
 Ansolabehere  P. 9: La ciudad es, casi siempre que se alude a ella, el lugar del mal, esto
es, el lugar del gobierno, de donde parten las leyes y disposiciones que se aplican en la
campaña. La ciudad es el origen de “la frontera”, del servicio de fronteras que va a
aplicarse en las zonas rurales.
 P. 9: La cárcel en la que es encerrado El Hijo Mayor puede ser interpretada como una
metáfora de lo que la ciudad es para el gaucho: lugar de encierro, de soledad extrema,
donde nada pasa. Pero que esa cárcel tenga un nombre que alude notoriamente a la que
está en Buenos Aires parece decirnos que para el gaucho, en Martín Fierro, el único modo
de ingresar en ella es hacerlo como preso.
 Monegal  P. XIV: La invención de Misiones es gradual.
 P. XIV: El lejano territorio (la selva, la vida dura, la amenaza de la muerte como compañera
constante) es el reverso de París y por eso mismo es tan atractiva para ese hombre en
perpetuo estado de tensión interior.

No es de extrañar, entonces, que la frontera y los límites atraviesen la literatura argentina.

 VIÑAS. “La literatura argentina comenta a través de sus voceros la historia de los sucesivos
intentos de una comunidad por convertirse en nación, entiendo ese peculiar nacionalismo
como realismo en tanto significación totalizadora, como elección y continuidad en un élan
inicial y como estilo en tanto autonomía y autenticidad de los diversos grupos sociales de
acuerdo a las coyunturas a las que se ven abocados”. P. 4
 Ansolabehere  P. 1: “Sin frontera en Martín Fierro no hay historia”.
 Monegal  P. XXXIV: [Quiroga] Siempre se creyó un fronterizo (como califica al héroe de
“El vampiro”, noviembre 11, 1927).

¿Qué separa la frontera? Kohan señala que “los que salen o amenazan con salir del matadero (la
comisión de carniceros, las negras rebusconas, el toro embravecido) indican cuál es su afuera:
Rosas, la ciudad (Rosas en la ciudad, contrasentido lógico para el esquema de civilización y
barbarie en el sentido ya señalado). Ya sabemos lo que el matadero representa para la ciudad, en
tanto que suburbio: lo bajo (en la literalidad del prefijo «sub»), lo marginal, lo demasiado
próximo”.

En esta búsqueda de la identidad argentina nos encontramos con el territorio y las personas que lo
habitan. Uno de los tropos y preocupaciones recurrentes es “el desierto rústico, amenazador y
desnudo que acecha, provoca la evasión como cabalgata y lirismo y llama para poseerlo, parcelarlo
y transformarlo; es vacío que provoca vértigo a la vez que urgencia por llenarlo condicionando una
debilidad regresiva entremezclada con avideces e imperativos de acción” (Viñas, p. 5).
Pero este “otro lado” no es un “otro” lejano e inerte que puede ser ignorado. Kohan señala cómo
en El matadero “la violencia popular es, también en un sentido estrictamente espacial, excesiva y
desbordante, difícil de contener”: el peligro no es solo el de internarse en el desierto, el de cruzar
la frontera (un tema que volverá a aparecer con Martín Fierro, de dos maneras distintas, y en Los
desterrados), sino el peligro de que la otredad, caracterizada en El matadero por la violencia, se
desborde hacia la ciudad, ese “foco de luz” y civilización caracterizada por Sarmiento en el
Facundo, donde advierte también de otras ciudades que, al no haber sido ayudadas por Buenos
Aires, fueron tomadas por la barbarie. TODO EL TEMA DE ROSAS COMO CASTIGO QUE ESTOS DOS
SALVAJES TOMAN LA MISMA IDEA.

 Monegal  P. 212: Sobre El regreso de Anaconda: “… Quiroga personifica en las hazañas


de la gigantesca serpiente el desborde de la naturaleza”.
 Ansolabehere  P. 6, sobre la vuelta: Ahora, en el texto de 1879, el énfasis no está puesto
en la partida del territorio propio (vuelto ajeno, convertido todo en “frontera”), sino en la
llegada al territorio desconocido, al otro lado de la frontera.  P. 6: Es que apenas se llega
a los toldos, ya se empieza a vislumbrar la vuelta. Para que la pena siga siendo
extraordinaria (y para justificar esa fanfarronada de “a mi historia le faltaba lo mejor”)
Fierro debe doblar la apuesta; por eso el infierno de los toldos supera largamente al de “la
frontera”.
 Ansolabehere  Pp. 8-9: Esta visión del territorio del otro lado de la frontera como
espacio de lo demoníaco no puede dejar de relacionarse con un acontecimiento histórico
que el propio poema registra: la marcha exitosa de la campaña del desierto. Martí Fierro
regresa antes de que los indios sean vencidos, y el dato reciente de la campaña militar que
Hernández incluye en el poema termina equiparando la acción final de Martín Fierro (el
asesinato del indio) con la que llevan adelante las fuerzas nacionales al mando del general
Roca. Pero la derrota de los indios, su aniquilación y cautiverio, determina también que en
el momento de la enunciación la frontera ya empiece a ser una institución obsoleta. Por
eso, como en Martín Fierro sin frontera no hay relato, la única posibilidad de seguir con la
historia es volver atrás, esto es, a “la frontera”.

- LA VIOLENCIA DE LAS FRONTERAS

 Kohan  “El Matadero es, en este sentido, una de las representaciones más exasperadas
que la literatura argentina haya hecho de la violencia popular en el siglo XIX, y una de las
versiones más dramáticas acerca de las dificultades que se ofrecen al propósito político de
neutralizarla y de ponerla bajo control. Esa dramaticidad está dada, en buena medida, por
la disposición espacial con la que el relato pone en escena su historia de violencia y
muerte. El Matadero señala la peligrosa cercanía de la violencia popular respecto del
espacio de la ciudad. Esa violencia rústica de la barbarie federal, que más bien
corresponde al ámbito rural, aquí se encuentra -sin perder del todo las marcas de aquel
entorno- inquietantemente próxima de Buenos Aires, y pasa a funcionar como violencia
suburbana”.
La disposición espacial en el relato de Echeverría en última instancia equivale a la
perplejidad de Sarmiento en Facundo, teniendo que dar cuenta -con su tan prolijo como
eficaz esquema de civilización y barbarie, prolongado, como es sabido, en la oposición
entre ciudades y campañas- de que la manifestación más extrema de la barbarie (es decir,
Rosas) viniera a alojarse precisamente en Buenos Aires 3. Pero esa circunstancia, que a
Sarmiento le plantearía un problema lógico en cuanto a sus categorías de análisis, a
Echeverría le plantea un problema específicamente narrativo: ¿cómo contar los desbordes
de la violencia popular, cuando esa violencia se ubica en las orillas de la ciudad y, por eso
mismo, al desbordarse, la amenaza?
 KOHAN  Esos mismos límites deberían contener los desbordes de la violencia, que en el
caso del toro es una violencia animal, pero que luego será también la violencia popular, ya
que el narrador de El Matadero no cree necesario distinguir una cosa de la otra.
 Ansolabehere  P. 2: En algunos de sus artículos publicados en El Río de la Plata, lo que
critica Hernández, junto con tantos otros, no es la existencia de un servicio encargado de
defender las zonas rurales de los malones, sino el tipo de existencia que los soldados
debían sobrellevar en los fortines y, especialmente, la forma en que era reclutado el
personal encargado de cumplir el servicio.

- QUIENES LA HABITAN

 Viñas, p. 5: Sexto concomitante causal es el impacto de la figura de Rosas, fenómeno


totalitario, mucho más intenso, próximo y prolongado que el de las invasiones inglesas o el
del proceso de 1810, que rechaza y fascina a los hombres de la generación de 1837,
enfrentándolos al dilema de la marginalidad o la integración, la huida o la penetración en y
por la realidad, la abdicación, la crítica o la abstracción, al proponerles una figura cargada
de referencias románticas por su origen popular, desmesura, connotaciones irracionalistas
y hasta por sus violentos contrastes. Rosas es un titán pero filisteo, a la vez enemigo que
enardece, pero gran propietario al que se desdeña. En séptimo lugar, el impacto, difusión
y predominio del romanticismo de escuela con su énfasis sobre el color local y sus
explícitas postulaciones a favor de una literatura nacional. La referencia europea está allí,
dramática y análoga”. P. 5
 La barbarie es el subalterno, siempre. Kohan señala cómo en El matadero “la ciudad se
«inunda» de pobres mendicantes: «Multitud de negras rebusconas de achuras, como los
caranchos de presa, se desbandaron por la ciudad como otras tantas arpías prontas a
devorar cuanto hallaran comible»”.
 Ansolabehere  P. 1: “La frontera”, en el poema de Hernández (aunque no solamente en
él), es una forma abreviada de designar tanto el “Servicio de fronteras interiores” como a
los establecimientos construidos en la zona de fronteras (los fortines) para cumplir tal
servicio.
 Ansolabehere  P. 1: La frontera, entonces, no como el espacio natural del gaucho, sino
como una condena a la que es sometido.  En Martín Fierro la reconstrucción del tiempo
pasado como una especie de edad de oro perdida se apoya en la idea de que el gaucho es,
por naturaleza, un ser sedentario (cuya “seguridá” está ligada a la vida dentro de los
límites del “pago” y la estancia (Ida, 254). De este modo contradice la, ya en 1872,
tradicional imagen del gaucho, ratificada incluso en los primeros cantos que ofician de
introducción a la historia; la errancia que lo caracteriza va a estar relacionada no con una
elección del gaucho, o con determinada idiosincrasia, sino con la persecución que contra
él ejerce la “autoridá”. Por eso el nomadismo gaucho, según explica Martín Fierro, no
debe ser entendido como una elección sino como una “huida”.  Por eso, cuando Martín
Fierro en el final del Canto 2 se refiere al comienzo de las “desgracias” del gaucho y dice “y
que usté quiera o no quiera / lo mandan a la frontera” (Ida, 280-281)
 Ansolabehere  Pp. 2-3: Como espacio de contacto con otras culturas y actores sociales,
“la frontera” en Martín Fierro permite dos tipos de acercamientos: el más previsible del
gaucho con el indio, es decir, con el enemigo de la nación que domina esa otra parte del
territorio argentino que se extiende más allá de la línea de frontera; pero también, y no
menos importante, el del gaucho con el inmigrante europeo. Contacto inicial que en La
vuelta va a reproducirse con otras características, en este primer acercamiento desde “la
frontera” da la sensación de que el gran “otro” del gaucho no es el indio sino el “gringo”.
 Ansolabehere  P. 3: En 1869, la utopía de Hernández para poblar el desierto argentino
no difiere demasiado de las formuladas algunos años antes por Sarmiento, con la
diferencia de que para Hernández es necesario incorporar a ella también a los gauchos e
incluso a los indios.
 Monegal  P. XVI: En todos estos cuentos se ve y se siente la naturaleza de Misiones, sus
hombres, sus destinos.
 Monegal  Quiroga en el texto, p. XV: “Cuando he escrito esta tanda de aventuras de vida
intensa…”
 Monegal  P. XVII: … registrando implacablemente el trabajo de la fatalidad sobre los
otros, los mensú, los explotados, o los aventureros que pueblan Misiones, los ex hombres,
alcoholizados, locos.  ¿No es el Fierro también un ex hombre cuando cruza la frontera?
Relación con el tema de la expiación analizado en otro texto.
 Monegal  P. XXVI: La ternura alcanza asimismo a los animales. Quiroga supo, como
pocos, recrear el alma simple y directa, la vanidad superficial, la natural fiereza de los
animales.
 Monegal  Quiroga en p. XXXIII: “Yo soy bastante fuerte, y el amor a la naturaleza me
sostiene más todavía pero soy también muy sentimental y tengo más necesidad de cariño
–íntimo– que de comida”.
 Monegal  P. XXVII: Quiroga no embellece a sus héroes. Por eso mismo, puede concluir la
sórdida y angustiosa peripecia con la muerte alucinada de uno, con el absurdo reingreso
del otro al círculo vicioso de explotación, rebeldía y embriaguez del que pretendió escapar.
 Monegal  RE: El hombre muerto. P. 214: “el hombre al caer no ve el machete en el suelo
y se pregunta dónde estará; esa es la única señal explícita de que lo tiene clavado en el
cuerpo”.
 Monegal  P. 214, p. 212 pdf: dos brasileños que logran morir frente a la patria (los
desterrados), gringo van-houten, dos borrachos empedernidos (tacuara-mansion), doctor
else delirio, hija inmolada, manco Luisser (los destiladores de naranja).
 Monegal  P. 215: A través de estos cuentos se dibuja una especie humana que la
literatura europea del siglo XIX había popularizado […]. Son los ex hombres que asoman en
las novelas de Dostoievski, esos borrachos lúcidos y elocuentes; los vagabundos que
recoge Joseph Conrad en sus relatos tropicales; los delirantes hambrientos de Knut
Hamsun. Ahora Quiroga los presenta en el mundo de la selva misionera, bañados en una
luz misteriosa, hecha de fracaso y amor. Los más increíbles toques de ternura (como al
final de Los desterrados) enriquecen esas narraciones que no están escritas apenas desde
una visión literaria sino que son prodigio de observación concreta e identificación
emocional.

- “SABER CAMINAR” EN LAS FRONTERAS

 Kohan  Como decíamos, prescinde riesgosamente de ese saber sobre los espacios
urbanos y suburbanos que el narrador muy prontamente se aseguró con su trazado del
croquis de la localidad. El unitario circula por el espacio de la ciudad como si en ella no
hubiera fronteras políticas, como si la presencia de la violencia popular en los bordes de la
ciudad, o invadiendo la ciudad, no hubiese alterado ya el sistema de límites, convirtiendo
con ello al simple paseo en incursión temeraria.

El inglés, como el unitario, se mete en territorio enemigo sin darse cuenta y sin tomar
recaudo alguno. El inglés pasa un mal rato y es objeto de la diversión de los federales.
También con el unitario querrán divertirse los federales, pero esta vez la cosa va a pasar a
mayores.

- LA LENGUA QUE USAN

 Viñas, P. 6  anti-hispanismo, resaltar lo regional. Sarmiento. “Son los planteos


fundamentales del romanticismo: impugnación y programa que se corresponden con la
etapa más genuina y potente del liberalismo cargada de negatividad; el momento en que
se meten sin consulta ni titubeo rodeo, manguera, toldo, bagual, baqueano o se inventan
despotizar, federalizado, vandalaje, montonerizado; o se echa mano hacia atrás y se
recrean ganapanes, patán, vocingleras. P. 6.
 Piglia  P. 24: “Lo más vivo de El matadero es ese registro oral donde se hace presente en
nuestra literatura por primera vez (fuera de la gauchesca) el lenguaje popular”.
 Piglia 
 P. 25: “La forma de la civilización y la forma de la barbarie se representan de modo
distinto. Al sistema de citas, referencias culturales, traducciones, epígrafes, marcas de la
lectura extranjera que sostienen la palabra de la civilización, se le oponen las fuentes
orales, los testimonios y los relatos, los rastros de la experiencia vivida que reproducen y
hacen hablar al mundo de la barbarie (‘Lo he oído en una fiesta de indios…’. ‘Un hombre
iletrado me ha suministrado muchos de los hechos que llevo referidos’. ‘Le he oído yo
mismo los horribles pormenores’. ‘Más tarde he obtenido la narración circunstanciada de
un testigo presencial’)”.
 P. 26: “La tensión entre lo escrito y lo oral, entre la cultura y la experiencia, entre leer y
oír, reproducen una diferencia básica. La civilización y la barbarie son citadas de modo
distinto: el que escribe el Facundo tiene acceso a las dos versiones y puede traducirlas. Ese
doble movimiento está representado en la primera página del libro: el escritor está en la
frontera, entre dos lenguas, entre la cita europea y las marcas en el cuerpo y ese es el
lugar de la enunciación”.
 Piglia  P. 15: “Pocas páginas dicen tanto sobre la situación de la literatura argentina
como el comienzo del Facundo. La anécdota que inaugura el libro es la historia de una
frase en francés. Extraño comienzo, se dirá, para un libro que, no sin razón, ha sido
llamado inaugural”.
 Piglia  P. 15: “Anécdota a la vez cómica y patética, un hombre herido que se exila y
huye, abandona su lengua materna del mismo modo que abandona su patria. Ese hombre
con el cuerpo marcado por la violencia de la barbarie deja también su marca, impone su
diferencia y su distancia: escribe para no ser entendido. La oposición entre civilización y
barbarie se cristaliza en el contraste entre quienes pueden y quienes no pueden entender
esa frase (que es una cita) escrita en otro idioma”.  RELACIÓN CON LOS OTROS IDIOMAS
EN QUIROGA.
 Piglia  Pp. 15-16: “Cuando Sarmiento registra el proceso de barbarie provocado por el
rosismo se detiene a señalar que en San Juan: ‘No hay tres jóvenes que sepan inglés, ni
cuatro que hablen francés’. Saber leer es saber leer en otro idioma”.
 Ansolabehere  Pp. 3-4:
o Hay dos ejemplos claves que ilustran sobre el lugar de los gringos en el mundo de
Martín Fierro, en “la frontera” donde se encuentran y conviven. Uno de ellos es el
calificativo de “maricas” con el que Martín Fierro los asocia, para resumir, a través
de una cuestión de género, la distancia insalvable que los separa. El otro ejemplo
tiene que ver con el uso de la lengua. El único momento en que Martín Fierro
interactúa con un gringo se transforma en un enfrentamiento que no pasa de ser
un altercado provocado por un malentendido idiomático.
o Cuando me vido acercar “Quén vivore” – preguntó, “Qué vivoras” – dije yo- “Ha
garto” –me pegó el gritoy yo despacito “Más lagarto serás vos” (Ida, 859-864).
o De ese modo, Martín Fierro muestra que la media lengua del gringo le resulta
mucho más inaccesible o lejana que la del indio, con el que se entiende
perfectamente, incluso en el precario castellano que emplea.
 Monegal  Quiroga en XLI: Cuando un escritor de ambiente recurre a ella [la jerga], nace
de inmediato la sospecha de que trata de disimular la pobreza del verdadero sentimiento
regional de dichos relatos, porque la dominante psicología de un tipo la da su modo de
proceder o de pensar, pero no la lengua que usa. (...) La jerga sostenida desde el principio
al fin de un relato, lo desvanece en su pesada monotonía. No todo en tales lenguas es
característico. Antes bien, en la expresión de cuatro o cinco giros locales y específicos, en
alguna torsión de la sintaxis, en una forma verbal peregrina, es donde el escritor de buen
gusto encuentra color suficiente para cuentos XLII matizar con ellos, cuando convenga y a
tiempo, la lengua normal en que todo puede expresarse.

SUBALTERNIDAD

Incluir esa cita sobre los indios estando “fuera de la ley” porque estaban fuera del territorio. “No
son personas” (ni siquiera son ex hombres como los de Quiroga).

 Ansolabehere  Habla de los indios y xq estos no cuentan como crímenes o muertos para
Martín Fierro, p. 7-8. P. 8: “Por eso lo que hay que preguntarse es por qué en las cuentas
de la justicia argentina los indios no entran ni siquiera como muertos. La respuesta es
obvia: no entran porque están del otro lado de la frontera, fuera del alcance de la ley”.
 Ansolabehere  P. 2: En algunos de sus artículos publicados en El Río de la Plata, lo que
critica Hernández, junto con tantos otros, no es la existencia de un servicio encargado de
defender las zonas rurales de los malones, sino el tipo de existencia que los soldados
debían sobrellevar en los fortines y, especialmente, la forma en que era reclutado el
personal encargado de cumplir el servicio.

 Piglia  P. 24: “Pero hay una diferencia clave entre esos dos textos iniciales (…): mientras
el comienzo de Facundo es propuesto como un relato verdadero y tiene la forma de la
autobiografía, El matadero es una ficción y porque es una ficción puede hacer entrar el
mundo de los bárbaros y darles un lugar y hacerlos hablar”. P. 24: “La ficción se desarrolla
en la Argentina en el intento de representar el mundo del otro, se llame bárbaro, gaucho,
indio o inmigrante. Porque para hablar de lo mismo, para narrar a su grupo y a su clase,
durante todo el siglo XIX se usa la autobiografía”.

 Piglia  P. 25: “La literatura no excluye al bárbaro, lo ficcionaliza, es decir lo construye tal
como se lo imagina el sujeto que escribe. El enemigo es un objeto privilegiado de
representación. Hay que entrar en su mundo, imaginar su dimensión interior, su verdad
secreta, sus modos de ser. El otro debe ser conocido para ser civilizado”.

 Ansolabehere  P. 2: En Martín Fierro los padecimientos del gaucho comienzan cuando


es sometido a la ley de levas para formar contingentes destinados a la frontera. El
gobierno, a través de sus representantes, interviene en la vida privada del gaucho y lo
obliga a convertirse en un engranaje de la maquinaria del estado. Para hacerlo, el primer
paso es el desplazamiento forzoso, el destierro: sacarlo de su lugar natural, separarlo de la
familia y enviarlo a ese otro espacio –un espacio estatal- que es la frontera.

 Ansolabehere  Pp. 2-3: Como espacio de contacto con otras culturas y actores sociales,
“la frontera” en Martín Fierro permite dos tipos de acercamientos: el más previsible del
gaucho con el indio, es decir, con el enemigo de la nación que domina esa otra parte del
territorio argentino que se extiende más allá de la línea de frontera; pero también, y no
menos importante, el del gaucho con el inmigrante europeo. Contacto inicial que en La
vuelta va a reproducirse con otras características, en este primer acercamiento desde “la
frontera” da la sensación de que el gran “otro” del gaucho no es el indio sino el “gringo”.

o P. 3: De algún modo el indio puede funcionar como enemigo porque es, en ese
sentido, un igual con el que se puede establecer una zona de entendimiento
indispensable para el duelo guerrero. De hecho, en el aprendizaje que implica el
paso por “la frontera”, el indio cumple la función clave de iniciar al gaucho Martín
Fierro en el acto de matar (por lo menos en lo que su historia nos revela).

o En cambio con el gringo, y a pesar de que se trata de otro soldado, es decir, de un


compañero en el mismo cuerpo del ejército de frontera, no hay posibilidad de
entendimiento ni siquiera en el duelo. Centinela borracho e inexperto, el gringo
usa un arma de fuego para atacar a su compañero de bando, el soldado Martín
Fierro, quien gracias a la mala puntería del “papolitano”, se salva de morir, pero
no del cepo que le imponen como castigo.
- LA ECONOMÍA/EL TRABAJO

 Kohan   Este reclamo en favor de la movilidad tiene también un aspecto económico, y el


interés por la libre circulación se convierte en interés por la libre circulación mercantil. La
gran inundación que el relato comienza refiriendo provoca el aislamiento de la ciudad y
también del matadero, impide el flujo comercial y termina desencadenando una suba de
precios: «Lo que hace principalmente a mi historia es que por causa de la inundación
estuvo quince días el Matadero de la Convalecencia sin ver una sola cabeza vacuna [...].
Las gallinas se pusieron a seis pesos y los huevos a cuatro reales y el pescado
carísimo» (313).
 La barbarie es el subalterno, siempre. Kohan señala cómo en El matadero “la ciudad se
«inunda» de pobres mendicantes: «Multitud de negras rebusconas de achuras, como los
caranchos de presa, se desbandaron por la ciudad como otras tantas arpías prontas a
devorar cuanto hallaran comible»”. “Pero es evidente que la miseria y la violencia que
habitan el espacio del matadero, inmediato a la ciudad, pueden estar a cada momento
listas a derramarse fuera de su ámbito”.
 Piglia  P. 24: “… se podría decir que la paranoia y la parodia son los dos grandes modos
de representación del mundo de las clases populares en la literatura argentina”.
 Ansolabehere  P. 2: Hacia 1870 la realidad, en cambio, muestra que gran parte del
personal se compone de “destinados”, es decir, hombres compulsivamente ingresados al
ejército y enviados a la frontera, en virtud de la ley de levas, que hace víctima de ese
reclutamiento compulsivo a toda persona considerada dentro de la categoría de “vago o
mal entretenido”.
 Monegal  P. XXVII: No como dios intolerante o hastiado se alza Quiroga sobre sus cria-
turas (sean hombres o animales), sino como un compañero, un cómplice, más lúcido, más
desengañado. Sabe denunciar sus flaquezas. Pero sabe, también, aplaudir sutilmente su
locura, su necesaria rebelión contra la Naturaleza, contra la injusticia de los demás
hombres. Esto puede verse mejor en sus relatos sobre los explotados obreros de Misiones
como los ya citados cuentos “Los mensú” o “Los precursores”, y también en ese relato
más trágico que se titula “Una bofetada”.
 Monegal  P. XXVIII: El solitario y valeroso anarquista se planteó el tema de la explotación
del hombre por el hombre en los únicos términos que podía aceptar: los del conflicto
individual de cada uno con su medio, sea natural o social.
 Monegal  P. 197: El otro cuento que merece destacarse es En la noche que podría
ponerse junto a El techo de incienso por su propósito de poetizar la fuerza creadora algo
inhumana de la voluntad […]. Todo se concentra en la descripción implacable del esfuerzo,
en la fuerza monstruosa del agua, en el tiempo que parece detenido y sin embargo corre
pesadamente.
 P. 202: Una vez más exalta Quiroga el poder de la voluntad, glorifica el esfuerzo físico que
acaba por convertirse en una forma suprema del espíritu.

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