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1. INTRODUCCIÓN:
LECTORA
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8. Baja autoestima.
9. Escaso interés de la tarea.
Existen trabajos que ponen en evidencia que los niños pequeños y los lectores pocos
hábiles tienen ideas equivocadas respecto de lo que realmente significa leer. Los niños y los
que presentan dificultades en la lectura, se centran y dan más importancia a los procesos
de decodificación que a los procesos de comprensión. a su vez poseen un escaso
conocimiento y un repertorio poco variado de estrategias de comprensión lectora.
Para que se produzca la comprensión, los lectores deben reconocer las palabras escritas y
acceder al diccionario interno (léxico mental), atribuyendo un significado a cada una de
ellas. En el nivel semántico, los lectores deben inferir las relaciones semánticas entre los
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componentes de cada oración y de unas oraciones con otras, la validez de la información y
sus consistencias.
La comprensión lectora puede considerarse, entonces como un esfuerzo en busca del
significado, mediante el uso de claves y estrategias (Barlett, 1932)
La tarea del lector consiste entonces en identificar las palabras, penetrar el significado del
texto y trascenderlo desde su conocimiento previo.
La comprensión requiere:
1. El reconocimiento de las palabras como requisito indispensable (sine qua non)
2. Desentrañar las ideas contenidas en las frases y párrafos del texto y conectar estas
ideas entre sí (buscar el hilo conductor). (microestructura)
3. Diferenciar el valor de las ideas en el texto, detectando lo esencial, las ideas
principales (macroestructura)
4. Analizar cómo se articula la trama de relaciones entre las ideas o la estructura
interna de un texto (superestructura).
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disponibles, o lo que es lo mismo, en función del número de nodos que tienen en la
memoria, y también en función de la organización (riqueza y profundidad de las
asociaciones) y accesibilidad de la información (la fuerza de las asociaciones).
Al hablar de conocimiento previo hay que tener en cuenta la parte de especificidad cultural
de este tipo de conocimientos. Es cierto que como las experiencias varían en función de los
contextos en que se desenvuelve una persona, también lo harán los conocimientos
almacenados en la memoria; precisamente muchos de estos saberes son los que nos
permiten interpretar la información que nos llega del medio. Rumelhart (1980) señala que la
comprensión puede fallar por tres causas:
1- Puede que el lector no tenga los conceptos apropiados.
2- Las señales del texto pueden ser insuficientes para activar los conceptos que sí
posee.
3- El lector puede interpretar la información de una manera distinta a como la
entendió el autor.
El conocimiento previo y su activación son condiciones para una adecuada comprensión,
aunque, como ocurría con los aspectos anteriores, no son suficientes para asegurarla.
Desde un punto de vista educativo, una implicación clara es que es necesario proporcionar
a los niños textos adecuados a su nivel de conocimientos. La necesidad de preparar
conceptual o experiencialmente a los alumnos antes de leer un texto, sobre todo cuando no
sea muy familiar, activando sus conocimientos mediante una serie de procedimientos como,
por ejemplo, analizar los conceptos más relevantes, utilizar organizadores previos o
provocar un diálogo sobre el tema y que hagan predicciones sobre su contenido.
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El estudio de la memoria y del aprendizaje se ha prolongado hacia el estudio de qué se
hace con la memoria, es decir, al análisis de las estrategias que se utilizan para extraer,
elaborar, mantener y recuperar la información. Una vez automatizada la decodificación, los
problemas de comprensión lectora pueden tener su origen en el deficiente uso de las
estrategias cognitivas y metacognitivas necesarias para elaborar e integrar el significado del
texto. Este déficit estratégico es considerado actualmente como uno de los factores clave de
la explicación de los fallos de comprensión. Una ventaja de esta concepción abre camino a
la implementación de una intervención educativa centrada en la mejora de habilidades
directamente relacionadas con el proceso de lectura.
COMPRENSIÓN
Para ser un buen lector no sólo es necesario implicarse activamente en la lectura del texto,
sino que también exige ser competente desde el punto de vista de las estrategias. Así, los
estudiantes que fallan en la comprensión se caracterizan por tener una actitud pasiva
cuando leen, lo que los lleva a una actividad rutinaria, carente de esfuerzo hacia la
búsqueda y construcción del significado y, por lo tanto, un déficit estratégico (escasez e
inadecuación de las estrategias), sería una de las principales causas de los problemas de
comprensión.
Hay dos grupos de estrategias: "estrategias débiles" y "estrategias poderosas"
respectivamente. Las estrategias poderosas o dependientes del contenido serían aquellas
que tienen un uso limitado, por lo tanto, son específicas y conducen a la solución del
problema cuando se aplican de manera efectiva. La posesión de estrategias específicas es
muy importante para una buena ejecución académica en las diferentes áreas de
conocimiento. Por el contrario, las estrategias generales o independientes del contenido
serían aquellas que se pueden aplicar a cualquier texto.
Desde un punto de vista educativo, en lugar de plantearse una clasificación que llevaría a
una discusión sobre qué estrategias son más importantes que otras, tiene mayor interés
plantearse qué estrategias puede utilizar el lector en función del momento de su aplicación:
antes, durante y después de la lectura.
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Habilidades durante la lectura de un texto
1. Autocontrol de la comprensión.
2. Habilidades de vocabulario: claves contextuales y análisis estructural.
3. Conciencia de la progresión temática de párrafo a párrafo.
4. Distinguir la información relevante.
5. Deducir y realizar inferencias.
6. Analizar la organización de las ideas o estructura del texto.
7. Organizar e integrar el contenido.
8. Realizar nuevas predicciones y evaluarlas.
9. Leer críticamente.
Habilidades posteriores a la lectura de un texto.
Incluye todas las técnicas que ayudan al estudio de un texto (subrayado, resumen,
elaboración de esquemas, mapas conceptuales, anotar ideas, etc.)
METACOGNITIVAS)
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significado de las palabras desconocidas a partir del contexto. Si en lugar de aplicar alguno
de estos procedimientos continúan leyendo, fallarán en la comprensión.
Se ha demostrado que las estrategias para la localización de las ideas principales, para
hacer inferencias, contestar y hacerse preguntas, resumir, parafrasear o para controlar la
comprensión, mejoran la lectura de los niños.
2.8. INTERDEPENDECIA DE LOS FACTORES QUE INFLUYEN EN LA
COMPRENSIÓN
Los diversos factores que se analizaron como posibles causas del fracaso en la
comprensión se han presentado por separado, aunque raramente operan de modo
independiente. Existen enormes zonas de confluencia entre ellos. La separación de estos
factores solo responde a una necesaria fragmentación de elementos que integran la
compresión para su estudio, aunque todos están presentes y aportan colaboración en la
ejecución de esta habilidad.
Desde el punto de vista de la práctica educativa, los profesionales, además de guiar el
aprendizaje y armar actividades deben tener en cuenta esta complejidad de factores y
controlar su influencia, aunque su principal esfuerzo debe dirigirse a enseñar
procedimientos de comprensión de una manera directa.
Es una cuestión difícil dada la complejidad de factores y las múltiples interrelaciones entre
ellos. La investigación se dirige a la búsqueda de procedimientos de evaluación de la
capacidad de comprensión en sí misma, que excluyan la influencia del nivel de información
previa que se tenga sobre el contenido del texto, aunque aún no existen pruebas de esto.
La mayoría de las pruebas y tests que existen para evaluar la comprensión, utilizan como
criterio las respuestas a preguntas acerca del contenido del texto, diferenciando en algunas
de ellas entre preguntas de tipo literal sobre información explícita en el texto, preguntas de
tipo inferencial sobre información implícita y preguntas valorativas o de enjuiciamiento del
texto. Otras utilizan diversas variantes de la técnica cloze que consiste en rellenar lagunas
existentes en el texto. Entre las pruebas que existen en castellano que evalúan únicamente
la comprensión se encuentran:
Alonso Tapia, J. y cols. (1992). Leer, comprender y pensar. Nuevas estrategias y
técnicas de evaluación. Madrid: CIDE.
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Alliende, F.; Condemarin, M. y Milicic, N. (1991). Prueba CLP. Formas paralelas.
Prueba de comprensión lectora de Complejidad Lingüística Progresiva. Madrid:
CEPE.
Condemarin, M. (1990): Test de cloze: aplicaciones psicopedagógicas. Madrid: Visor.
Otras pruebas y tests contienen una serie de subescalas dirigidas tanto a la evaluación de
la decodificación como de la comprensión.
Por otra parte, si se tiene interés en evaluar alguna estrategia lectora concreta se pueden
elaborar pruebas que se dirijan a determinar el grado de dominio que el lector tiene, como
pueden ser la capacidad de resumir, de detectar errores e inconsistencias, de restablecer el
orden de las frases, etc. Se deben evaluar las habilidades de lenguaje oral cuando se trate
de determinar la naturaleza de las dificultades en comprensión del lenguaje escrito y poder
delimitar sus causas. Se ha demostrado que la capacidad de comprensión del lenguaje oral
sería un mejor predictor de la capacidad lectora que el propio cociente intelectual.
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o relacionar la información nueva con la que ya se tiene, es decir, actividades que son
realizadas internamente por el sujeto durante la lectura.
Una serie de trabajos prueban que los malos lectores reciben menos enseñanza en
comprensión y más en decodificación que los que tienen un desarrollo normal de esta
habilidad. Rosenshine y Stevens dicen que el tiempo dedicado a la enseñanza de la lectura
de textos llegaba a ser del 57% en los grupos de alta habilidad y el 22% de tiempo a los
grupos de baja habilidad. Respecto al porcentaje de tiempo dedicado a la decodificación,
alcanzaba un 17% en los grupos de malos lectores y sólo el 7% en los buenos.
Allington, en un trabajo sobre la enseñanza de la lectura, encontró diferencias preocupantes
en el tiempo y en el tipo de instrucción que recibían los niños en función de su nivel de
lectura. Estos estudios indicaban que los alumnos de primer curso que eran buenos lectores
leían dos o tres veces más palabras por día que los de baja habilidad. Los buenos lectores
leían mucho más tiempo en silencio que oralmente. Por el contrario, los malos lectores no
sólo recibían menor cantidad de instrucción, sino que se dedicaba demasiado tiempo a la
lectura oral, con interrupciones para corregirles los errores y se les plantean pocas
cuestiones para pensar sobre el contenido del texto.
El uso diferencial de la lectura oral y silenciosa en los grupos de alta y baja habilidad
probablemente implique criterios diferentes al evaluar el rendimiento lector. A los buenos
lectores se les juzgaría de acuerdo con sus respuestas a preguntas de comprensión,
mientras que a los retrasados se les juzgaría más bien por la exactitud y precisión en la
reproducción oral del texto.
Los profesores interrumpen con mayor frecuencia a los niños de baja que a los de alta
habilidad, estas frecuentes interrupciones tienen como consecuencia que los malos lectores
tienden a depositar su confianza en otra persona para evaluar su ejecución lectora y no en
sí mismos. Esta persona actuaría a modo de controlador externo y, con el tiempo, la
consecuencia es una inhibición del desarrollo del control por parte del alumno tanto de la
exactitud como de la comprensión lectoras.
Las diferencias en lectura emergen desde el inicio de la escolaridad obligatoria, estas se
van ampliando con el curso del tiempo. Por eso es necesaria la intervención en apoyo de
los niños que experimentan dificultades debe ser lo más temprana posible.
Slavin en su programa "Éxito para todos en la lectura", fundamenta tres principios básicos:
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3. Atención individualizada diaria por un especialista o por un voluntario cualificado.
Dolores Durkin observó cómo se llevaba a cabo esta enseñanza en aulas de ciclo medio.
En donde las actividades que proponían los profesores se dirigían más a la evaluación de la
comprensión que a su enseñanza, ya que la mayor parte del tiempo se ocupaba en
contestar preguntas sobre un texto previamente leído. A su vez, ella pone de relieve la
importancia de seguir una metodología adecuada en la enseñanza de la comprensión
lectora, señalando que no es lo mismo el producto de la comprensión que el proceso por el
que se llega a ella.
¿Cuáles serían los aspectos a tener en cuenta en una adecuada enseñanza de la
comprensión lectora y, por lo tanto, en el tratamiento educativo de las dificultades de
comprensión?
La concepción del aprendizaje tiene la noción de que se aprende por la asimilación de algo
nuevo a algo que ya se conoce, el conocimiento previo es un factor primordial que
determina el aprendizaje subsiguiente. Los niños con escasos o deficientes conceptos y
relaciones entre ellos tienen una mayor probabilidad de fracaso en el aprendizaje. Estas
ideas también se aplican a la comprensión de los textos
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La ausencia de conocimientos puede ser el origen de muchas de las dificultades de
comprensión. A veces, los sujetos poseen conocimientos adecuados, pero no son capaces
de activarlos; de ahí la importancia de comprobar el nivel de conocimiento previo (el cual es
necesario para comprender un texto) sobre el texto que se va a leer y activarlo como
preparación para una lectura eficaz.
¿Cómo pueden evaluar los profesionales de la educación el conocimiento que tiene un niño
sobre un texto, previamente a su lectura? Hay diferentes instrumentos para valorarlo como,
provocar asociaciones libres con las palabras clave del texto que se va a leer. Después, se
clasifican las respuestas de acuerdo con una escala en tres niveles:
También se pueden utilizar las típicas pruebas de papel y lápiz con una serie de preguntas,
pero la mejor manera es enunciar el tema y provocar un diálogo, haciendo preguntas y,
estimulándolo para que se autocuestione anticipando y prediciendo el contenido de lo que
va a leer, es decir, activar los conocimientos previos. Pero hay que tener cuidado en no
plantear preguntas superficiales, sino que se deben concentrar en lo que es el núcleo del
texto. Hay niños que saben más de lo que pueden expresar, en este caso se puede recurrir
al dibujo, para que “expliquen” mejor lo que saben.
En cuanto a la activación de los conocimientos previos hay que estimular las propias
predicciones sobre el texto y de preparar y predisponer al alumno a un máximo de
implicación durante la lectura, es decir, hacia una construcción activa del significado.
EXPLÍCITA. PROGRAMAS
Una vez conocido el punto de partida del niño y activados los conocimientos previos, se
debe plantear una enseñanza directa de las estrategias cognitivas y metacognitivas más
adecuadas para el texto que se va a leer.
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A. Incremento del conocimiento de las metas, demandas, estrategias y objetivos de la
lectura.
B. Mejora de las estrategias de comprensión.
C. Fomento de la evaluación y regulación de la lectura por el propio alumno.
Los alumnos reciben información explícita sobre el valor de cada estrategia, las razones por
que fomenta la comprensión, sobre cómo opera y sobre cuándo y cómo utilizarla. Dos de
las características claves son el uso didáctico de metáforas y de discusiones en grupo.
Importancia crucial del profesor que es el que planifica, modela y guía el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Este modelo consta de ocho lecciones centradas en la enseñanza
de la estrategia de búsqueda de las ideas principales. Cada lección debe seguir esta
secuencia:
1. Introducción para explicitar los objetivos y los contenidos que se pretende enseñar.
2. Ejemplo de la estrategia a aprender
3. Enseñanza directa de la estrategia. El profesor es el principal protagonista
modelando, la conducta objetivo.
4. Aplicación dirigida por el profesor que permite observar si el alumno comete errores,
darle retroalimentación sobre su actividad y nuevas explicaciones si son necesarias.
5. Práctica independiente en contextos nuevos donde el protagonista ya es el alumno.
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Se asegura que el alumno se dé cuenta del objetivo de cada estrategia
Reúne aportaciones sobre estrategias y teorías que subrayan el carácter social del
aprendizaje y la necesidad de una progresiva transferencia del control de la actividad desde
el profesor hacia el alumno. Incluye cuatro estrategias:
1. Autopreguntarse
2. Resumir
3. Clarificar el sentido en la comprensión
4. Activar el conocimiento previo.
Aquí el profesor y los alumnos dialogan sobre las diferentes partes del texto utilizando esas
cuatro estrategias e intercambian los roles.
Es importante que los alumnos conozcan la naturaleza de las actividades a realizar y los
profesores deben tener especial cuidado en darles significatividad y mostrar su relevancia
con lo que, en definitiva, desarrollan el componente metacognitivo de toda actividad. Los
alumnos deben conocer el propósito de la tarea y el profesor tiene que asumir su papel de
guía que irá disminuyendo progresivamente a medida que el alumno se haga más
competente.
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4.2.4. APLICAR LAS ESTRATEGIAS EN DIFERENTES DOMINIOS. PRACTICA
INDEPENDIENTE
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