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Las barreras tangibles se refieren a obstáculos físicos o materiales que dificultan el acceso y la

participación en el proceso educativo de estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE).


Por ejemplo, la infraestructura de la escuela puede no estar adaptada para estudiantes con
movilidad reducida, lo que les impide acceder a ciertas áreas del colegio o a ciertos materiales
educativos.

En cuanto a las barreras curriculares, se refieren a las dificultades que enfrentan los estudiantes
con NEE para acceder al currículo escolar debido a la falta de ajustes y adaptaciones para
satisfacer sus necesidades educativas individuales. Esto puede implicar la necesidad de
adecuaciones curriculares significativas o no significativas para asegurar la participación,
permanencia y progreso en el sistema escolar.

Las barreras comunicacionales se refieren a la falta de comunicación clara y efectiva entre los
estudiantes con NEE, los docentes y los demás miembros de la comunidad educativa. Esto puede
deberse a una variedad de factores, como la falta de recursos adecuados para la comunicación, la
falta de capacitación del personal educativo en la comunicación con estudiantes con necesidades
especiales, y la falta de sensibilidad y empatía hacia sus necesidades educativas.

Por último, las barreras tecnológicas se refieren a la falta de acceso a la tecnología y/o la falta de
conocimientos y habilidades en su uso. Esto puede limitar la capacidad de los estudiantes con NEE
para acceder a ciertos recursos educativos y para participar plenamente en el proceso educativo.

Además de las barreras tangibles que mencioné anteriormente, también existen barreras
intangibles que pueden limitar el aprendizaje y la participación de los estudiantes con necesidades
educativas especiales. Algunos ejemplos de estas barreras son:

Actitudes y prejuicios negativos hacia las personas con discapacidad o necesidades especiales por
parte de otros estudiantes, docentes o la comunidad educativa en general.

Falta de información o capacitación sobre cómo atender las necesidades educativas especiales de
los estudiantes por parte de los docentes y otros profesionales de la educación.

Falta de adaptaciones curriculares y metodológicas que permitan a los estudiantes con


necesidades educativas especiales acceder a los contenidos y aprendizajes de forma significativa.

Falta de recursos y apoyos para la inclusión de los estudiantes con necesidades educativas
especiales, como materiales adaptados, tecnologías de apoyo, personal de apoyo, entre otros.

Falta de coordinación y trabajo en equipo entre los diferentes profesionales que atienden a los
estudiantes con necesidades educativas especiales, lo que puede llevar a una atención
fragmentada e inadecuada.
Es importante identificar y eliminar estas barreras intangibles, además de las tangibles, para
garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos los estudiantes.

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