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TEXTO DE Renato Dagnino es profesor titular del Departamento de Política Científica y

Tecnológica de la Universidad de Campinas (UNICAMP). Dicha universidad -pública-, situada en


el Estado de San Pablo es quizás una de las más importantes de Brasil y la región. Por otra
parte, el texto es escrito en el año 2007, en un contexto regional sudamericano de crecimiento
económico y con gobiernos que planteaban -mayoritariamente- una distribución del ingreso
más favorable para los sectores sociales más postergados así como la “inclusión” de los mismos
en materia de salud, educación, trabajo, vivienda, consumos culturales. Por otra parte, cuando
hablamos de Brasil, es importante mencionar algunas características de su conformación
histórica como estado nación. Por un lado, fue el único país latinoamericano que no tuvo una
revolución de independencia, con lo cual, la ruptura con la metrópoli -Portugal- fue una
transición institucional en la que no se alteraron las estructuras sociales ni la posición de los
distintos sectores. Para tener un dato, la abolición de la esclavitud se dicta en el año 1888. Esto
nos deja como resultado, hasta el día de hoy, una sociedad fuertemente estratificada y
“racializada”. La población afrodescendiente e indígena ocupa los estratos más bajos de la
sociedad y en general está excluida -no formalmente por supuesto- de los cargos más
importantes en la administración del estado. En el caso de la educación universitaria, no se da
la excepción. Brasil tiene un sistema de universidad pública con cupos a los que se ingresa por
examen de ingreso. Ello hace que los sectores populares en general vayan a la universidad
privada y las élites y sectores medio altos ocupen principalmente la universidad pública.
Durante el primer gobierno de Lula se generó una polícita de vacantes para afrodescendientes,
indígenas, y otros sectores tradicionalmente marginados de las casas de “altos estudios”. En
relación con el texto, en primer lugar marcaremos las diferencias de nuestro contexto nacional
con la descripción que el autor hace de la realidad brasilera. En Argentina existen 55
universidades públicas nacionales en todo el territorio y 49 universidades privadas, pero con
datos al 2016, en Argentina había 1.939.419 de estudiantes universitarixs pero 1.519.797
concurren al sistema universitario público estatal, o sea un 78.36 %[1]. Tampoco se da en
Argentina, la paradoja descripta en Brasil por el autor donde los sectores pobres concurran a
las universidades privadas y los sectores con mayor nivel educativo, a las públicas… ¿Pero
entonces por qué tomamos este texto para ser trabajado en la Materia Trabajo Social
Comunitario IV? 1.En primer lugar porque si compartimos el diagnóstico de que la universidad
es en algún sentido disfuncional para sectores de derecha y los sectores de izquierda.
Reconocemos en ese sentido la permanente tensión y pugna por definir su rol. Esta disputa de
ideas sobre el rol y la función de la Downloaded by andyg flores (andygflores@gmail.com)
lOMoARcPSD|11156791universidad en Argentina se da entre sectores que encarnan diversos
intereses. La decisión de curricularizar la Extensión Universitaria en la UNDAV toma partida en
ese debate. 2.También compartimos con el autor que la derecha ya no lo reclama ni financia
investigación en la universidad pública, aunque sí se nutre y copta los recursos humanos
formados en la universidad pública para hacer investigación desde las grandes empresas. Por lo
tanto, también compartimos que para el neoliberalismo sostener la universidad pública es caro
e inútil, no es una inversión sino un gasto que hay que suprimir abaratar. 3.En Argentina fue
popular a principios del siglo XX una obra de teatro que se llamaba “Mi’jo, el doctor” que se
centraba en el ascenso social que se generaba a través de la formación universitaria, en ese
momento, centralmente para hijos de migrantes. Luego, en 1949 se declara la gratuidad
universitaria, se funda la UTN – Universidad Tecnológica Nacional con el fin de que ingresen
hijos de obreros en el marco del primer peronismo. La educación universitaria era en si misma
garantía de ascenso social. Hoy, con las grandes trasformaciones globales en el mundo de
como entendemos el trabajo, la inclusión de tecnología, etc., no necesariamente la titulación
universitaria asegura ascenso, aunque aún las estadísticas nos muestran que lxs profesionales
siguen teniendo ingresos superiores en general a quienes no han podido acceder o completar
ese trayecto. Pero si en algo coincidimos con Dagnino como cátedra es que no se ha
desarrollado suficiente conocimiento “para los pobres de los países pobres”. Él trabaja sobre
ejemplos muy clarificadores al mencionar la generación de paquetes tecnológicos no
generados por Monsanto para una reforma agraria integral, o también desarrolla la idea en
torno al tema de provisión, potabilización y traslado de agua segura, entre otros. Antes esto
cita que: Las agendas de investigación se siguen definiendo los países centrales o por las
empresas privadas y seguimos “colonizados” desde adentro y desde afuera, consolidando
criterios de validación del saber en esta línea. La validación del conocimiento generado por
nuestros sistemas de Ciencia y Tecnología, aun ponen el énfasis más en la neutralidad que en la
direccionalidad. El tema es quien marca esa direccionalidad. Es así como va a valorarse más la
elaboración de Papers para publicación en revistas científicas que el diálogo de la ciencia con
lxs decisores políticos, o la posibilidad de generar marcos normativos y en la posibilidad de
pensar en un saber que aporte la perspectiva de derechos. Otro problema que presenta
nuestra certificación del conocimiento es la división entre ciencia básica y ciencia aplicada, para
esto el autor desarrolla la idea de tecnociencia. Invita a trabajar entonces, Downloaded by
andyg flores (andygflores@gmail.com) lOMoARcPSD|11156791a partir de la definición de
problemas y no por disciplina. En “el problema” pueden y deben sumarse miradas
complementarias y es lo que se promueve desde TSC, al reunir distintas disciplinas en torno a
problemáticas sociales. El énfasis en la calidad aparece como contrario al de relevancia. Esto
separa la ciencia de las necesidades de la mayoría, y por lo tanto la hace crecientemente
elitista. El concepto de relevante debería adquirir centralidad entonces. Es así como el autor
habla de politización de la universidad, en la necesidad de que esta universidad como
institución genere nuevas alianzas con los sectores populares y sobre todo con un modelo de
desarrollo nacional cada vez más inclusivo. Esto es retomado por el trayecto pedagógico de TSC
como también por muchas universidades, sobre todo las llamadas del Bicentenario donde se
trabaja en construir saber situado y territorializado. Esta es una “marca de origen” de esta
universidad pública y gratuita.

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