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Sentido de la vista
Te explicamos qué es el sentido de la vista, para qué sirve y cómo funciona. Además, la
anatomía del ojo y por qué vemos colores.
Índice temático
La información que ofrece la vista es de forma, color, posición, movimiento, textura. Por
otro lado, la visión es un sentido activo, que puede dirigirse y suprimirse a voluntad
(basta con cerrar los párpados), a diferencia de otros sentidos de corte más pasivo, como
el olfato o la audición, que depende principalmente del funcionamiento de los ojos, pero
en el cual intervienen también distintos componentes y procesos fisiológicos internos.
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Por otro lado, la vista juega un rol fundamental en la composición de la sociedad hu-
mana, permitiendo el reconocimiento rápido de nuestros interlocutores y además dis-
tintas formas de comunicación corporal y no lingüística, o más importante aún, la co-
municación escrita.
La retina opera como una pantalla, cuyas células sensoriales (bastones y conos) son,
justamente, las encargadas de transformar la energía lumínica en impulsos nerviosos,
que viajan al cerebro a través del nervio óptico. Una vez allí, estas señales nerviosas son
interpretadas por el cuerpo geniculado del lóbulo occipital, un proceso clave para la
comprensión de lo que se ve.
De hecho, las imágenes en la retina se proyectan invertidas, tal y como ocurre con las
llamadas «cámaras oscuras» (el principio detrás de la técnica de la fotografía), y es el ce-
rebro el encargado de “enderezarlas”.
El ojo es un órgano complejo, que abarca mucho más de lo que percibimos a simple
vista, y que a grandes rasgos puede dividirse en tres segmentos diferenciados: el globo
ocular, las vías ópticas y los anexos del aparato visual.
El globo ocular. Se trata del ojo propiamente dicho, o sea, una estructura semiesférica
de alrededor de 24 mm de diámetro, que se encuentra alojada en un par dentro de la
cavidad orbitaria del cráneo. Es lo que percibimos cuando vemos a otro a los ojos. Sin
embargo, el globo ocular se estructura en tres capas y tres cámaras diferentes, que son:
La capa exterior o esclerocórnea. La región más externa del ojo es una capa que lo
recubre y protege, y que a su vez abarca: la esclerótica, la parte “blanca” del ojo,
compuesta de material fibroso y recubierta de una mucosa protectora llamada
conjuntiva; y la córnea, la “ventana” óptica del ojo, una porción transparente de la
membrana externa que está muy poco vascularizada (no sangra) pero tiene
muchísimas terminaciones nerviosas.
La capa interna o retina. Esta es la región del ojo que es sensible a la luz y en donde
se forman las imágenes que vemos. Su zona anterior es ciega y aumenta conforme
se aproxima a la región posterior, en donde se encuentra la fóvea, una pequeña
hendidura donde se concentran la mayor cantidad de células visuales (conos y
bastones, llamados así por su forma, y encargados de la visión central y periférica
respectivamente) y se produce el punto de máxima concentración de la vista.
Además, posee una zona ciega llamada papila, donde se conecta al nervio óptico.
La cámara posterior. Situada entre el iris y el cristalino, es donde se dan los procesos
ciliares.
La cámara vítrea. La mayor cavidad del ojo, ubicada entre el cristalino y la retina, se
encuentra rellena de un gel transparente llamado humor vítreo. Este último fija la
retina en su lugar y mantiene la estructura del ojo intacta, además de preservar su
forma ante golpes o movimientos bruscos.
Las vías ópticas. Se trata del sistema de transmisión de los impulsos nerviosos de la re-
tina al cerebro, a través del nervio óptico.
Los anexos del ojo. Son el conjunto de músculos, cavidades, glándulas y mucosas que
envuelven, sostienen y protegen al globo ocular. Forman parte de ellas la cavidad ocular,
los párpados, las glándulas lagrimales y los conductos lagrimales, así como los seis
músculos distintos del sistema óculo-motor: el músculo oblicuo superior, el recto supe-
rior, el recto medial, el recto lateral, el recto inferior y el oblicuo inferior. A ellos se suma el
músculo elevador del párpado superior, ya que el inferior es inmóvil.
Similarmente, un objeto que no absorbe ningún rayo de luz, sino que lo refleja todo, será
blanco; y al contrario, uno que absorba todo el espectro y no refleje nada, será negro. Si
los rayos de luz ni siquiera inciden en el objeto, sino que lo atraviesan, será invisible o
transparente.
En cuanto al ojo humano, es importante saber que nuestras células fotosensibles son
capaces de percibir distintos modos de luz: los bastones se activan en la oscuridad, por
ejemplo, y nos permiten captar los contrastes: blancos, negros y grises intermedios.
En cambio, los conos se activan en presencia de luz y permiten percibir los colores: un
cierto tipo de cono es sensible a la luz roja, otro al azul y otro al verde, y combinando es-
tos tres colores primarios, nuestro cerebro recompone más de 20 millones de colores
diferentes.
Cuidados de la vista
El cuidado de la vista se centra en la protección y conservación de los ojos, y para ello es
importante seguir las siguientes indicaciones:
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