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Informe Final.

Oscár Orlando Cárdenas Cerrato.

T32121109.
INTRODUCCIÓN.

En el presente informe plantearemos la importancia de los siguientes temas en mención,


sistema tegumentario, ojo humano, oído humano, sistema esquelético & sistema
muscular.
OBJETIVOS.

Objetivo general.

Investigar los temas en mención.

Objetivos específicos.

 Identificar los diferentes tipos de sistemas.


 Reconocer las diferentes funciones del ojo humano.
 Indagar en el oído humano.
SISTEMA TEGUMENTARIO.

El sistema tegumentario es el sistema corporal que rodea todo tu cuerpo; tanto literal
como metafóricamente hablando. Si te miras en el espejo lo ves, si miras cualquier parte
de tu cuerpo lo ves, y si miras a tu alrededor en el mundo exterior, lo ves. Este es el
sistema que puede decirnos instantáneamente si alguien es joven o viejo, el origen
étnico o la raza de una persona o incluso dejarnos saber si alguien ha estado de
vacaciones recientemente.

También nos protege del daño y nos permite sentir el entorno que nos rodea. En
términos generales, el sistema tegumentario está compuesto por la piel y sus apéndices:
tejido subcutáneo, fascia profunda, uniones mucocutáneas y mamas. Este artículo
discutirá la histología del sistema tegumentario en detalle junto con algunas notas
clínicas sobre ellos y el sistema tegumentario en su totalidad.

El sistema tegumentario se compone de las siguientes partes:

Piel

Apéndices de la piel

Pelos

Uñas

Glándulas sudoríparas

Glándulas sebáceas

Tejido subcutáneo y fascia profunda

Uniones mucocutáneas

Mamas

https://www.kenhub.com/es/library/anatomia-es/sistema-tegumentario
OJO HUMANO.

El ojo humano es el órgano principal del sistema visual y es la base de nuestro sentido
de la vista. El ojo capta la luz y la transforma en impulsos nerviosos que llegan al
cerebro a través del nervio óptico para que este las interprete. Pero para entender el
funcionamiento del ojo, primero tenemos que saber cuál es su anatomía. En este artículo
te detallamos cuáles son sus partes y cómo funcionan cada una de ellas.

Estructura del ojo 

El órgano de la visión está compuesto por los párpados, los globos oculares, el aparato
lagrimal y los músculos extraoculares. Esta estructura puede dividirse en tres capas,
externa, media e interna.

La parte externa del ojo:

La órbita del ojo 

El ojo se encuentra dentro de una cuenca ósea conocida como órbita compuesta por 7


huesos convergentes. Esta órbita tiene una función protectora y en ella encontramos seis
músculos llamados músculos extraoculares, que se adhieren al ojo y permiten sus
movimientos hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados y en rotación.

La esclera 

Los seis músculos extraoculares están conectados a la parte blanca del ojo, llamada
esclera o esclerótica, que es una capa de tejido espesa y resistente que cubre
prácticamente toda la superficie del globo ocular.

La conjuntiva

La esclera y la superficie interna de los párpados están recubiertas por una membrana


mucosa de tejido transparente llamada conjuntiva que protege la esclera y ayuda a
lubricar el ojo.

El aparato lagrimal 

Las lágrimas tienen como función lubricar el ojo y se componen de tres capas que, en su
conjunto, forman la película lagrimal:
Glándula lagrimal: se encuentra bajo el borde lateral y externo de la ceja. Produce la
parte acuosa de las lágrimas. Gracias a estas glándulas, la córnea se mantiene hidratada
y húmeda, y sus delicadas células, bien protegidas

Glándula de Meibomio: se encuentran a lo largo de los bordes de los párpados, donde


nacen las pestañas. Produce la parte grasa de la película lagrimal e impide que las
lágrimas se evaporen demasiado rápido.

Conducto lagrimal: conducto por el cual se drenan las lágrimas de los ojos hacia la
nariz.

La córnea 

Consiste en una estructura hemisférica y es la parte frontal transparente del ojo que
cubre el iris. Tiene una función protectora y se comporta como una lente que permite el
paso de la luz. Es responsable de dos tercios de la capacidad de refracción del ojo.

La parte media del ojo 

Cristalino del ojo 

Se encuentra detrás de la córnea y funciona como una lente que permite proyectar las
imágenes en la retina. Cuando un rayo de luz llega al cristalino a través de la córnea, su
trayectoria se desvía (es lo que se conoce como refracción) y se proyecta sobre la retina.
Su función es primordial, ya que permite enfocar correctamente los objetos a distintas
distancias. Otra función importante es la de proteger la retina de la radiación UV.

Cuerpo ciliar 

Está formado por el músculo ciliar y los procesos ciliares. Está unido al iris y se encarga
de producir el humor acuoso, un líquido incoloro que nutre y oxigena la córnea y el
cristalino, y mejora el enfoque y la nitidez contribuyendo a la refracción de la luz.

El iris 

Es la zona coloreada del ojo. Los músculos del iris dilatan o contraen la pupila para
controlar la cantidad de luz que entra en el ojo.

La pupila
La pupila es el agujero redondo que se encuentra en el centro del iris y que se dilata
(midriasis) o se contrae (miosis) dependiendo de la cantidad de luz que entra en el ojo y
llega a la retina. Con mucha luz se hace pequeña y con poca luz se agranda.

Humor vítreo

 Es un gel incoloro que se encuentra detrás del cristalino y ocupa la mayor parte del
interior del ojo, permitiendo que este mantenga su forma.

Capa interna del ojo 

La retina

La retina es la capa de tejido sensible a la luz situada en la parte posterior del


ojo. Contiene células llamadas fotorreceptores que transforman los estímulos luminosos
en impulsos eléctricos que se transmiten al cerebro a través del nervio óptico. Hay dos
tipos de fotorreceptores: los bastoncillos, que perciben el negro y el blanco y permiten
la visión nocturna, y los conos, que perciben los colores.

La mácula 

Es una pequeña área amarillenta muy especializada de la retina. Es responsable de que


tengamos una visión central y nos permite ver los detalles pequeños y el movimiento.

Retina periférica 

Es la parte de la retina que permite la visión periférica o lateral. Es la que nos permite la


visión a nuestro alrededor.

Nervio óptico

El nervio óptico es el nervio sensorial más grande del ojo. Se compone de millones de
fibras nerviosas que mandan los impulsos eléctricos a la parte del cerebro responsable
de la visión.

¿Cómo funciona el ojo? 

El ojo es un órgano capaz de recibir los estímulos luminosos de nuestro entorno. Esta
luz forma una imagen invertida sobre la retina. Allí, las células fotorreceptoras
transforman la luz en impulsos nerviosos que llegan a la región posterior del cerebro a
través del nervio óptico. Una vez ahí, el cerebro interpreta estas señales y restablece el
sentido de lo que estamos percibiendo.
Pero lo más asombroso que realizan nuestros ojos es funcionar como un «procesador
central», recogiendo información en forma de ondas de luz y transmitiéndola al cerebro,
que es quien finalmente hace la función de “ver” y poder entender nuestro entorno.

Si nos imaginamos el ojo como una cámara fotográfica, podemos entender mejor su
funcionamiento y también sus problemáticas.

Cuando hacemos una foto, fijamos la cámara, encuadramos y enfocamos el objeto, que
se imprime en una película o sensor. Igualmente, con la vista, enfocamos un objeto y su
imagen se imprime en la retina. Si el enfoque no se produce bien o hay algún defecto en
la estructura del ojo, entonces hablaremos de problemáticas como la miopía,
el astigmatismo o la hipermetropía.

Tus ojos son extraordinarios y tan increíblemente complejos como fascinantes. Son
capaces de realizar alrededor de 200.000 movimientos al día y distinguir cerca de 10
millones de colores.

https://www.masvision.es/blog/curiosidades/ojo-partes-funciones/
OÍDO HUMANO.

El oído humano es un órgano complejo del sistema auditivo. Además de la audición, el


oído permite la percepción y control de la posición espacial y los movimientos de
la cabeza (equilibriocepción). Está situado de manera bilateral en el cráneo, al mismo
nivel de la nariz. El sentido de oído se divide anatómicamente en tres partes:

Oído externo

Oído medio

Oído interno

Las funciones de los oídos externo y medio son principalmente de conducir el sonido al
oído interno, que lo detecta y envía la información al cerebro.

El oído externo recibe y conduce el sonido hacia el oído medio. Está formado por el
pabellón auricular y el conducto acústico externo (o canal auditivo).

El pabellón auricular, también conocido como la oreja, es un tejido musculocutáneo


arrugado fijado al cráneo. Funciona como colector del sonido y lo transmite al conducto
auditivo externo.

El conducto auditivo externo es simplemente un canal que conduce el sonido hacia el


oído medio. El fondo del conducto está sellado con la membrana timpánica (tímpano).

La membrana timpánica, o tímpano, se encuentra en el fondo del meato acústico


externo, separándolo del oído medio. La membrana vibra cuando el sonido del conducto
llega a ella, provocando los movimientos de los huesecillos auditivos del oído medio.

El oído medio es una cavidad compleja ubicada dentro del hueso temporal. Está
formada por la cavidad timpánica (caja del tímpano), que alberga los huesecillos del
oído. La cavidad timpánica está conectada a la nasofaringe a través de la tuba auditiva
(de Eustaquio), que ayuda a regular las presiones entre la cavidad y el mundo exterior.
Esto es importante porque las diferencias extremas de presión entre el oído medio y el
entorno pueden provocar la rotura del tímpano.

La cavidad timpánica tiene el aspecto de un prisma de seis caras. Estas seis paredes se


denominan según la estructura anatómica a la que se enfrentan, por lo que tenemos las
paredes tegumentaria, yugular, carotídea, membranosa, laberíntica y mastoidea.
La pared laberíntica, que representa el límite con el oído interno, es especialmente
importante porque contiene aberturas a través de las cuales el oído medio se comunica
con él:

La ventana oval

La ventana redonda

Los tres huesecillos auditivos son los huesos más pequeños del cuerpo humano:

Martillo (malleus)

Yunque (incus)

Estribo (estapedio)

Los huesecillos del oído se articulan entre sí en la cavidad timpánica, formando un


sistema que conecta el tímpano con la pared laberíntica de la cavidad timpánica. Pero,
¿por qué? De este modo, los huesecillos auditivos constituyen un intermediario en
la transmisión de las vibraciones desde el tímpano hasta el oído interno a través de la
mencionada ventana oval. También, antes de transmitir las vibraciones al oído interno,
los huesecillos transforman ondas de sonido de alta.

El oído interno es la parte final y más compleja del oído humano, cuya función es
detectar y transmitir los impulsos auditivos y enviarlos al cerebro. Además, detecta los
movimientos y la posición de la cabeza (equilibriocepción), lo que permite al cerebro
ser consciente de ellos y asegurarse de mantener la posición espacial de la cabeza. Así
que, en pocas palabras, el oído interno nos permite oír y mantener la posición y
estabilidad de la cabeza.

El oído interno está ubicado en la porción petrosa del hueso temporal y, debido a su
estructura compleja similar a la de un laberinto, se le llama - laberinto.

El laberinto tiene dos componentes: el laberinto óseo, que es en realidad el armazón


esquelético del oído interno, y el laberinto membranoso, que es un sistema de conductos
membranosos que encaja dentro de su homólogo óseo.

El laberinto óseo consta de tres partes:

El vestíbulo, que es una sala central del oído interno;


La cóclea, una estructura parecida a un caracol que se encuentra medial al vestíbulo

Los conductos semicirculares, que se encuentran laterales al vestíbulo

Las partes del laberinto membranoso son las siguientes:

El utrículo y el sáculo, que se encuentran dentro del vestíbulo óseo y brindan


información sobre la posición en sentido vertical (sáculo) y horizontal (utrículo) de la
cabeza;

Los conductos semicirculares membranosos, situados dentro de los conductos óseos.


Contienen el órgano del equilibrio y brindan información sobre
los movimientos rotacionales de la cabeza;

Conducto coclear, situado dentro de la cóclea ósea, que contiene el órgano de


la audición, llamado órgano espiral (de Corti).

El laberinto membranoso está lleno de endolinfa, cuyos movimientos estimulan las


células receptoras del órgano de Corti y los conductos semicirculares. El órgano de
Corti está inervado por la porción coclear del nervio vestibulococlear, mientras que los
conductos semicirculares están inervados por la porción vestibular del mismo nervio.
Estas porciones se unen y forman el tronco del nervio vestibulococlear, que lleva la
información sensorial al cerebro.

Te habrás preguntado cómo se producen los movimientos de la endolinfa. Como


probablemente imaginas, estos son causados por las vibraciones transmitidas por los
huesecillos del oído.

https://www.kenhub.com/es/library/anatomia-es/oido-humano
SISTEMA ESQUELETICO

Se denomina sistema óseo a la compleja y completa estructura compuesta por los 206


huesos del esqueleto humano, así como los cartílagos, ligamentos y tendones que les
permiten conectarse adecuadamente a la musculatura o a otros huesos.

El sistema óseo, junto al muscular y al articular, constituye el aparato locomotor del


cuerpo humano, es decir, el que le permite el movimiento preciso y coordinado.

El sistema óseo está conformado entonces por:

Huesos. Estructuras rígidas, mineralizadas a partir de calcio y otros metales, son las


partes más duras y resistentes del cuerpo humano y de los animales vertebrados. En su
interior, además, se halla la médula que cumple con funciones hematopoyéticas (se
crean los glóbulos rojos sanguíneos).

Cartílagos. Los cartílagos se encuentran en los extremos de los huesos, protegiéndolos


al servirles de amortiguación, para que uno no choque con otro, evitando así el desgaste.
Se trata de estructuras flexibles y gruesas, compuestas principalmente de colágeno.

Ligamentos. Tejidos fibrosos muy resistentes, densos y elásticos, que unen los huesos
entre sí en los puntos de rotación que son las articulaciones. Así, es vital para el
movimiento, pero también para evitar que los huesos se salgan de su lugar o se muevan
antinaturalmente.

Tendones. Así como los ligamentos, se trata de tejidos fibrosos gruesos y elásticos, que
unen la musculatura a las piezas rígidas de los huesos, permitiendo que la fuerza de las
células musculares se transmita a los huesos y posibilitando así
el movimiento voluntario.

El sistema óseo cumple con las siguientes funciones:

Estructura. Los huesos del esqueleto le dan al cuerpo humano su forma definida y


determinan su postura. Brindan rigidez y sostén a los tejidos blandos, manteniendo todo
en su respectivo lugar.

Protección. Al ser piezas duras y poco flexibles, los huesos sirven como escudo interno,
como protección contra las fuerzas provenientes de afuera del cuerpo, aislando y
defendiendo los órganos vitales.
Movimiento. Junto a la musculatura, los huesos brindan al organismo la posibilidad de
movimiento coordinado voluntario, pudiendo así desplazarse, utilizar herramientas, etc.

Hematopoyesis. En la médula ósea se generan distintos tipos de células sanguíneas, e


incluso sustancias regulatorias.

Almacenamiento. En los huesos se guardan diversos minerales como el calcio y el


fósforo, no sólo para proveerles de dureza, sino para emplearlos luego como insumo en
la contracción muscular y otros procesos orgánicos, siendo así un almacén de recursos
de último minuto. Por otro lado, los huesos permiten el almacenamiento también de
ciertos tipos de lípidos, en la médula amarilla de su interior.

Enfermedades del sistema óseo

Las enfermedades más conocidas que aquejan al sistema óseo son las siguientes:

Cáncer. Producido en la médula ósea por la multiplicación anormal de


ciertas células (mieloma) o a veces entre las células endurecidas de su parte más rígida
(sarcoma). Conduce al debilitamiento de la estructura y a dolorosos entumecimientos
locales.

Osteoporosis. Se trata de una pérdida crónica del calcio que endurece los huesos, muy
asociada a la edad y a otros procesos propios del cuerpo humano, ocasionan el
adelgazamiento de los huesos y el incremento de su fragilidad, lo cual requiere de un
tratamiento combinado con suplementos de calcio y ejercicio físico.

Enfermedad de Paget. Se trata de una dolencia congénita que ocasiona el mal


funcionamiento de las células que dan origen al hueso, lo cual conduce al
engrosamiento y ensanchamiento anormal de la estructura del esqueleto.

Raquitismo. Debido a una deficiencia en la ingesta de vitamina D o algún problema


endógeno que impide su absorción, los pacientes con esta enfermedad presentan un
debilitamiento progresivo de los huesos, que los torna dolorosamente frágiles.

Fuente: https://concepto.de/sistema-oseo/#ixzz7O7kDljqx

SISTEMA MUSCULAR.
¿Qué es el sistema muscular?

Al referirnos al sistema muscular, hablamos del conjunto de más de 650 músculos


diferentes que componen el cuerpo humano, la mayoría de los cuales pueden ser
controlados a voluntad y que permiten ejercer la fuerza suficiente sobre el esqueleto
para movernos.

El sistema muscular del ser humano es vasto y complejo, constituyendo el 40% del peso


de un adulto, generando además la mayor parte de su calor corporal. Junto con
el sistema óseo (huesos) y el articular (articulaciones), constituye el llamado sistema
locomotor, encargado de los movimientos y desplazamientos del cuerpo.

Los músculos que componen este sistema están compuestos a su vez por células con
alto nivel de especificidad, lo cual les confiere propiedades puntuales como la
elasticidad. Estas células, llamadas miocitos, pueden someterse a estiramientos y
compresiones intensas sin poner en riesgo (hasta cierto punto) su constitución. Por ello
las fibras musculares son tan resistentes y elásticas.

Los músculos, además, excitables eléctricamente, y es así como el sistema nervioso los


controla.

Existen tres tipos esenciales de músculos:

Músculos esqueléticos o estriados. Se llaman así porque bajo el microscopio presentan


estrías, así como una forma larga característica. Además, son los que conectan con los
huesos del organismo y permiten el desplazamiento o el movimiento de las
extremidades.

Músculos cardíacos. Como su nombre lo indica, son los músculos de la pared del


corazón (miocardio), y son músculos estriados con características precisas, ya que
requieren estar interconectadas para poder contraerse y expandirse de manera totalmente
sincronizada.

Músculos lisos. Se les conoce también como viscerales o involuntarios, ya que no están
comprometidos con el movimiento voluntario del cuerpo, sino con sus funciones
internas (sistema nervioso vegetativo autónomo). Por ejemplo, el movimiento de los
intestinos o del tubo digestivo, o de apertura o cierre del iris en el ojo. Se reconocen
fácilmente pues carecen de estrías como los tipos anteriores.
El sistema muscular se compone de una variedad enorme de músculos, entre los cuales
encontramos:

Músculos fusiformes. Aquellos con forma de huso, gruesos en la parte central y


delgados en los extremos, como los presentes en los miembros superiores e inferiores.

Músculos planos y anchos. Presentes sobre todo en la pared abdominal, movilizan y


protegen a los órganos internos inferiores.

Músculos abanicoides. Como su nombre lo indica tienen forma de abanico, y dos


ejemplos importantes son los pectorales (en el pecho) y los temporales (en la
mandíbula).

Músculos circulares. Presentan forma de anillo, por lo que sirven para cerrar (al
contraerse) o abrir (al relajarse) diversos conductos, como el orificio anal por el que
defecamos.

Músculos orbiculares. Semejantes a los fusiformes, pero tienen un orificio en el centro,


por lo que permiten abrir y cerrar otras estructuras. Un ejemplo es el músculo orbicular
que hay en nuestros párpados.

El sistema muscular es vital para el organismo, ya que se ocupa de mantener las cosas
en movimiento. Por ejemplo, el corazón es un órgano que no puede cesar de bombear
sangre, pues nos ocasionaría la muerte.

Por ende, sus músculos deben ser fuertes y estar diseñados para el ejercicio continuo.
Del mismo modo, los movimientos digestivos, desde la tráquea a los intestinos, son
responsabilidad muscular, o los respiratorios.

En segundo lugar, la musculatura permite el movimiento voluntario, que es la mejor


forma de lidiar con el entorno para los seres vivientes: nos permite movilizar el
esqueleto y desplazarnos para cambiar de lugar, o usar de un modo específico nuestras
extremidades y construir alimentos, acariciar a nuestros seres queridos o defendernos de
un atacante.

Incluso gestos tan simples como mover nuestros ojos o sonreír, se deben a la acción
puntual de algún conjunto de músculos del cuerpo.

Enfermedades del sistema muscular


Los músculos pueden ser aquejados por dolencias de distinto tipo, tales como:

Desgarros. Rupturas parciales del tejido muscular que, si bien pueden repararse solas
con el tiempo, por lo general disminuyen la capacidad motriz y resultan sumamente
dolorosas.

Calambres. Contracciones dolorosas e involuntarias de un músculo puntual, debido a


fatiga extrema o a desbalances en la química muscular.

Atrofia. Debido a falta de uso prolongado, a enfermedades o a traumatismos


importantes, los músculos pueden cesar de funcionar y volverse atrofiados, es decir,
perder el volumen de su tejido.

Poliomielitis. Producida por un virus, esta enfermedad realmente aqueja al sistema


nervioso, pero al paralizar los impulsos eléctricos ocasiona una atrofia artificial sobre la
musculatura.

Fuente: https://concepto.de/sistema-muscular/#ixzz7O7lJS9yA

CONCLUSIONES
Luego de realizar las investigaciones de todos los temas en mención, se llegó a la
conclusión de la importancia de cada uno de estos.

ANEXOS.

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