Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Y
EL GOBIERNO, CONCEPTO
Hay, pues, una tendencia que define como gobierno al cúmulo de ór-
ganos estatales que tienen a su cargo todas las funciones del poder estatal;
en este sentido, integran el gobierno tanto el órgano ejecutivo, como el par-
lamento y la judicatura. Pero hay otra más restringida, que considera como
gobierno al poder ejecutivo, en oposición al órgano legislativo. En América,
el constitucionalismo habla de gobierno en el primer sentido; en Europa, el
régimen parlamentarista se ha encargado de reservar el término gobierno
para el poder ejecutivo —concretamente, para el gabinete—.
16. [sic] Pero no cabe duda que, aun involucrando en el concepto go-
bierno el ejercicio de las tres clásicas funciones del poder —legislativa, eje-
YI
PODER, ÓRGANOS Y FUNCIONES
sen. Aparece entonces el gobierno, los órganos del Estado, que lo van a hacer
funcionar. Hoy predomina la teoría del órgano, o sea, la que considera a los
gobernantes como órganos del Estado. “La única teoría aceptable, enseña
Hauriou, es la llamada orgánica. Alemana en su origen, necesita el com-
plemento y el correctivo de la idea francesa de la representación, de suerte
que los órganos sean concebidos simultáneamente como representantes, y
denominados, por último, órganos representativos”.
19. El poder del Estado es uno solo; tal la noción de la unidad del poder,
atraído por la unidad del fin para cuyo logro existe, y por la propia unidad
del Estado. Pero el poder se desglosa o descompone en funciones. Hay varias
funciones de un solo poder político; por “funciones del poder”, dice Da-
bin, se entiende necesariamente algo propio de la actividad de quienes rigen
al Estado; las funciones son los diferentes modos de actividad del poder
en cuanto tal; por ello, la teoría de las funciones del poder estudia, según
Sánchez Agesta, las formas en que el poder plasma su actividad en el or-
den jurídico. Funciones estatales, define Carré de Malberg, son las diversas
actividades del Estado en cuanto constituyen diferentes manifestaciones o
diversos modos de ejercicio de la potestad estatal. Las funciones del poder
son las diversas formas bajo las cuales se manifiesta la actividad dominadora
del Estado (id.).
Tres han sido las clásicas funciones del poder, o “los poderes”, si usamos
la terminología vulgar: legislativa, ejecutiva y jurisdiccional. Para distinguir-
las, suelen adoptarse criterios diferentes: a) uno es el criterio orgánico; b)
otro es el formal, c) y el último es el material.
VII
LA TEORÍA DE LA DIVISIÓN DE PODERES
20. Si aceptamos que el poder del Estado es uno solo, la frase “división
de poderes” está viciada de falsedad. El poder no se divide. Sin embargo,
dada la tradicional utilización de la expresión, podemos emplearla hecha la
mencionada reserva, para señalar el fenómeno de la separación o distribu-
ción de las funciones de ese poder único.
21. Es fácil advertir que hasta este momento, muchos autores habían
distinguido funciones diversas; así, en Aristóteles y Santo Tomás hallamos
la diferenciación entre deliberación, mando y juzgamiento, que podrían co-
rresponder, aproximadamente, a la discusión, la decisión y el enjuiciamien-
to. Pero hasta Montesquieu no aparece la distinción con el carácter de una
garantía de la libertad. Dice el escritor del Espíritu de las Leyes: “cuando en
la misma persona o en el mismo cuerpo de magistratura el poder legislativo
se reúne con el poder ejecutivo, no hay en absoluto libertad, porque puede
temerse que el mismo monarca o el mismo senado hagan leves tiránicas
para ejecutarlas tiránicamente. Tampoco hay libertad si el poder de juzgar
no está separado del legislativo y del ejecutivo... Todo estaría perdido si el
mismo hombre o el mismo cuerpo de principales o de nobles o del pueblo
ejercieran estos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resolucio-
nes públicas, y el de juzgar los crímenes o las diferencias entre los particula-
res”. De Montesquieu, la fórmula pasa definitivamente al derecho político y
constitucional con la declaración francesa de los derechos del hombre y del
ciudadano, cuyo art. 16 proclamaba enfáticamente que toda sociedad en la
que la separación de poderes no está determinada, carece de Constitución.
22. Pero, ¿qué es esta división? Si por un lado tiene el sentido de una téc-
nica tuitiva de la libertad y de un freno al ejercicio del poder, por otro reviste
el carácter de una división del trabajo, para tornar más eficiente el ejercicio
de cada función. La separación consiste en que no todos los órganos del
Estado ejerzan juntos, solidaria e indivisamente, todas las funciones, sino
que por el contrario, cada una o algunas de estas funciones sea ejercida de
modo distinto por titulares especializados. Bielsa la traduce en el principio
de que los actos de un poder (llamando poder al órgano que ejerce una fun-
ción específica) no estén sujetos a la autoridad de otro; ningún poder puede
rever los actos de otro en virtud de tener una mayor autoridad. En rigor, lo
que se da es una separación de órganos, pretendiendo confiar —según Xifra
Heras— cada función a órganos distintos y separados de conformidad con
los principios de la especialización funcional (cada órgano realiza todos los
actos y solo los actos propios de cada función) y de la independencia orgá-
nica (ausencia de medios de acción recíproca entre los diferentes órganos).
Pero siempre hay una colaboración recíproca entre distintos órganos, y una
participación, en mayor o menor escala, de uno en la función de otro. Por
eso Carré de Malberg insiste en que la separación de poderes, en el sentido
en que la concibe Montesquieu, es inaplicable y no se encuentra aplicada en
ninguna parte, porque cada uno de los órganos estatales acumula funciones
materiales diversas; lo que en rigor acaece es una separación de órganos,
entre los que se distribuyen distintos grados de potestad; así, según Carré de
Malberg, la separación de poderes en Francia implica atribuir a cada clase
de órgano o de autoridad grados diferentes de potestad en el ejercicio de las
funciones.
VIII
FUNCIÓN LEGISLATIVA
IX
GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. POLÍTICA Y EJECUCIÓN
30. Hay otra función estatal más importante para nosotros que la legis-
lativa, de acción continua y permanente, que no admite paralización, porque
tiene a su cargo la conducción dinámica de la vida estatal. Es la que Dabin
califica como función gubernativa, mientras otros hablan de función ejecu-
tiva, o administrativa, o ambas a la vez. Los términos no tienen importancia
decisiva, pero sí los conceptos.
En este sentido, conviene recordar que, para Bielsa, la actividad del po-
der ejecutivo se divide en dos ramas: a) gubernativa o política, b) adminis-
trativa. En la actividad ejecutiva se ha producido una escisión; la adminis-
trativa se separa de la gubernativa, si bien no constituyéndose en un poder
separado como ocurrió con la legislación y la justicia, pero sí especificándo-
se en una actividad distinta de la de gobierno. Se habla así de una actividad
típicamente política, que se ejerce en forma libre, incondicionada, en un
plano inmediato al de la Constitución, sin más sujeción que a las pautas de
ésta, y generalmente sin contralor judicial. Frente a las funciones de rutina,
Scháfile coloca las “políticas”, que implican la toma de decisiones ante situa-
Xx
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
36. Pero con una postura o con otra, lo habitual es exigir la independen-
cia e imparcialidad de los órganos del poder judicial en el ejercicio de su fun-
ción. Para ello, el derecho positivo arbitra diversas garantias que aseguran la
separación del órgano, entre las cuales puede mencionarse la inamovilidad
mientras dura la buena conducta del magistrado.
MÍ]Í]]]]í;]F;]Ú—"—]o]];]”];»;;;;;];;;;;;;LL;]]]“UD_[;oLL]L;;z];TT]íT;;;————;;;;;L
————];—;—;;;;;;;;;;;——]oN
GERMÁN J, BIDART CAMPOS / GOBIERNO, PODER, ÓRGANOS Y FUNCIONES
XI
DELEGACIÓN DE FUNCIONES