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LA CONGESTION DE LOS DESPACHOS JUDICIALES EN COLOMBIA

La justicia es un servicio público fundamental, esto quiere decir que en un Estado Social de

Derecho como lo es el de Colombia, debe existir una prioridad en garantizar la protección de

este bien común. La congestión judicial como una generadora de impunidad más en

Colombia vulnera y perjudica a los nacionales y a la población ya que constituye una

violación a varios de los derechos fundamentales. En la actualidad, el sistema judicial

colombiano afronta uno de los problemas de congestión más preocupantes a lo largo de la

historia, pues se ha llegado a un nivel tan alto de mora judicial, que gracias a ella la rama ha

colapsado, debilitándose a tal punto que ni siquiera la infraestructura de los despachos es

suficiente para depositar la cantidad exorbitante de procesos que llegan a diario por reparto;

los funcionarios judiciales no soportan la interminable y exhaustiva revisión de expedientes

y es tanta la carga laboral, que los jueces de la República pueden argumentar como

justificación a la demora en el trámite procesal la innumerable cantidad de trabajo que deben

sobrellevar.

En el caso colombiano, muchas personas pasan tiempo en la cárcel esperando a que se

tramiten sus casos. Las estadísticas del Ministerio de justicia de Colombia muestran que

aproximadamente 17.000 presos están esperando juicio. Desde el año 1995, la demanda de

justicia ha aumentado en un 98.2%: de 898.162 procesos que entraron en aquella época, en

el 2008 la cifra fue de 1.783.670 casos. Sin embargo, la demanda ha crecido a un ritmo más

acelerado que el de la oferta de justicia ya que de 4012 jueces y magistrados que había en el

95, se pasó a 4237 funcionarios, esto quiere decir que la oferta sólo creció un 5.6%.

Hernando Fabio López Blanco, profesor y segundo vicepresidente de la Academia

Colombiana de jurisprudencia señala la falta de interés de los jueces en actualizar sus


conocimientos, de manera que estén enterados de los avances de las ciencias jurídicas que

surgen de los nuevos problemas. Adicionalmente, las estructuras judiciales tradicionales no

tienen la capacidad necesaria para atender la creciente conflictividad, afectando con ello el

acceso a una justicia oportuna y eficaz, especialmente de las poblaciones más débiles de la

sociedad. Da muestra de ello, la acumulación de procesos en los despachos judiciales, unos

tiempos procesales elevados y la atención relativa de las pequeñas causas. Esta conflictividad

irresuelta tiende a generar desconfianzas de la población hacia sus instituciones de justicia y

puede derivar hacia formas ilegales de auto resolución de los mismos con incremento de los

niveles de violencia y delictividad.

Partiendo de lo dicho con anterioridad, la situación planteada supone una respuesta Estatal

oportuna (que implica prontitud) y efectiva (que implica una decisión justa), en donde en el

mejor de los casos el día en el que se presente la controversia, ese mismo día sea atendida y

solucionada; pero sí no son días, que quizás sean en pocas semanas y en el peor de los casos

y sólo cuando el litigio presentado a la administración sea sumamente complejo, que sean

pocos meses los que se deba esperar para recibir una respuesta ajustada a derecho de la

administración.

No obstante, en Colombia la realidad es otra, porque no son días, ni semanas, ni mucho

menos meses que los ciudadanos deben esperar para la solución de una controversia, sino

que son años enteros esperando el pronunciamiento del “tercero imparcial” llamado juez. Son

cerca de un 20 por ciento de casos que no pueden ser evacuados el mismo año que llegan y

se van rezagando, y un inventario de procesos que a 2019 llegaba a 1’884.088, la congestión

es uno de los mayores problemas de la justicia en Colombia.


Las variables que influyen en esto son múltiples. Hernando Herrera Mercado, director de la

Corporación Excelencia en la Justicia, explicó que el número de jueces de Colombia es una

de las razones fundamentales de la congestión.

Con corte al 15 de febrero del 2020, en Colombia había 5.488 jueces, entre jueces,

magistrados de tribunal y de altas cortes, lo que significa que, para los 50 millones de

colombianos, la tasa es de 11 jueces por cada 100.000 habitantes. En comparación, la Ocde

dice que el estándar óptimo es de 65 jueces por esa misma cantidad de personas.

Pero la poca cantidad de jueces no es la única razón de la congestión, dijo Herrera, quien

agregó que “hay estudios que señalan que nuestro sistema procesal posee múltiples variables

y posibilidades de interponer recursos ante el superior jerárquico en cada caso, lo cual hace

que las actuaciones sean más demoradas. Un tercer aspecto es la alta litigiosidad, es decir,

buscar resolver las controversias esencialmente mediante la vía judicial”. Desde los 90 la

demanda de justicia en Colombia ha aumentado en un 350 por ciento, la planta de personal

solo ha crecido en 20 por ciento.

La acción de tutela también constituye un factor de congestión judicial, no porque esta acción

judicial sea perjudicial, todo lo contrario, es uno de los mejores logros que se han incluido

en la Constitución colombiana sobre acceso de justicia porque es el mecanismo más activo

para proteger los derechos fundamentales. La tutela a nivel nacional ocupa el 22% del total

de los ingresos a los despachos judiciales. Esta gran cantidad de tutelas están asfixiando todo

el sistema judicial del país y ha causado muchos traumas debido a que la justicia ordinaria

ha tenido que paralizarse para dar paso a la tutela perentoria e inmediata bajo la pena de que

el funcionario sea sancionado sino la responde dentro del término.


El problema es que muchas personas han utilizado este recurso para sentencias y derechos,

incluso los que no son fundamentales. Hay que recordar que la acción de tutela es un

procedimiento preferente y sumario que procede sólo cuando el afectado no tiene otro medio

de defensa judicial, pero en Colombia ha sido utilizado en exceso en los siguientes casos: la

falta de respuesta a peticiones de ciudadanos a las entidades públicas, en especial en asuntos

de seguridad social; la vulneración de derechos laborales; la afectación del debido proceso,

etcétera.

La mora judicial también se asocia a la inactividad y las dificultades de diversa índole en la

gestión, relacionadas con los procesos que, por ausencia de trámite en los asuntos pendientes

de solución definitiva, o por otra causa legal que se deba a las partes y no al sistema judicial,

se encuentran interrumpidos. Es por esa razón que los juzgados más congestionados lo

constituían el penal y el civil, aspecto que ha mejorado en el primero, por el nuevo sistema

penal acusatorio. La inactividad en el año 2004 alcanzó el 50.2% de los inventarios y

estimados en 2371908 para ese año.

Según el doctor Carlos Tobón, juez 36 Penal del Circuito de Bogotá, el atraso y la congestión

se debe a lo que viene de atrás, es decir, a la negligencia que han dejado los funcionarios del

pasado, lo cual significa que han dejado acumular el trabajo (han sido funcionarios morosos)

“…a eso se le suma que sigue incrementándose el nivel de delincuencia, de manera que cada

vez hay más procesos y para remate los de atrás, entonces nos acumulamos”

La congestión también puede deberse a un mal secretario, un mal funcionario o un mal juez

o también porque hay juzgados que se han sobrecargado y tienen varios temas que solucionar.

“Les mandan muchas tutelas, habeas corpus, más el tema normal, es decir, los procesos

ordinarios de los despachos”, afirmó Tobón. Sin embargo, la congestión no justifica por sí
misma la mora judicial. La Corte Constitucional considera que “solamente una justificación

debidamente probada y establecida fuera de toda duda permite exonerar al juez de su

obligación constitucional de dictar oportunamente las providencias a su cargo, en especial de

cuando la sentencia se trata. La justificación es extraordinaria y no puede provenir apenas

del argumento relacionado con la congestión de los asuntos del despacho.

Desafortunadamente, la congestión judicial es uno de los principales problemas que afecta a

la justicia en Colombia. En la jurisdicción de lo contencioso administrativo, dicha congestión

asciende a 59%. En el caso del Consejo de Estado, cada despacho tiene en promedio 1.200

procesos, cifra que prácticamente triplica a la de los tribunales y juzgados, que promedian

479 y 436, respectivamente.

Con el propósito de agilizar el trámite de los procesos que adelanta la jurisdicción, y de esta

manera ofrecer una justica pronta y efectiva al ciudadano, como debe ocurrir en un Estado

social de Derecho, la reforma a la Ley 1437 de 2011 realiza una distribución armónica de

competencias, incrementa las cuantías para que lleguen al Consejo de Estado aquellas causas

de mayor importancia y establece como regla general la concesión del recurso de apelación

en el efecto devolutivo para que los procesos no se paralicen mientras el mismo se resuelve.

Una de las modificaciones del Cpaca son los trámites digitales ¿cuáles son

puntualmente?

La reforma incorpora importantes medidas dirigidas a promover el uso de las TIC en las

relaciones ante la administración pública y en la Jurisdicción de lo Contencioso

Administrativo. Lo anterior, con el propósito de fortalecer el gobierno digital, facilitar el

acceso a la justicia y contar con un régimen jurídico permanente en la materia. Dentro de este
marco, la reforma a la Ley 1437 de 2011 establece una serie de medidas tanto en el ámbito

de la administración, como en el judicial. Así, en lo que corresponde al procedimiento

administrativo, se consagra el derecho de las personas a presentar peticiones, a obtener

información y en general, a relacionarse con la administración a través de medios

tecnológicos o electrónicos, inclusive por fuera de las horas y días de atención al público.

También se estableció como derecho de los ciudadanos el poder identificarse ante las

autoridades a través de medios de autenticación digital.

Frente al uso de los medios electrónicos, se autorizó al Gobierno Nacional para establecer

procedimientos, trámites o servicios en los que sea obligatorio el uso de los medios

electrónicos por parte de las personas y entidades públicas. Con todo, en dicha

reglamentación, debe asegurarse el acceso a la Administración de aquellas personas que no

pueden utilizar dichos medios.

La reforma regula también aspectos relacionados con las notificaciones electrónicas, la

recepción de documentos electrónicos y el expediente electrónico. Frente a este último, las

autoridades tienen el deber de garantizar su seguridad y cumplir con los requisitos de archivo

y conservación consagrados en el ordenamiento. Igualmente, debe trabajar en la optimización

e interoperabilidad de dichos expedientes, así como en el cumplimiento de estándares

homogéneos de gestión documental. Adicionalmente, la reforma hace referencia a la sede

electrónica compartida, la cual permitirá a la ciudadanía acceder a contenidos,

procedimientos, servicios y trámites ante las autoridades. Todas estas acciones son

fundamentales para la consecución de un verdadero gobierno digital.


En el campo judicial, la reforma establece de manera expresa que todas las actuaciones

judiciales susceptibles de surtirse en forma escrita se deben realizar a través de las TIC,

siempre y cuando en su envío y recepción se garantice su autenticidad, integridad,

conservación y posterior consulta. Sin embargo, como excepción a esta regla, en aquellos

casos en que el juez lo considere pertinente, la actuación respectiva podrá realizarse

presencialmente o combinando las dos modalidades.

Un seguimiento realizado por la Contraloría General de la República (CGR) a los indicadores

de gestión de la Rama Judicial muestra que las cifras de congestión procesal en el país siguen

siendo preocupantes, consideró el organismo a través de un comunicado. Según la

Contraloría, en 2019 por cada 100 procesos que se hallaban en los despachos judiciales 50

quedaron pendientes para trámite y resolución de fondo en la actual vigencia. En 2019, el

índice de congestión efectivo alcanzó el 50,75%.

Aunque en promedio la jurisdicción ordinaria presentó un indicador de 49,40%, hubo otras

cuya congestión las ubicó por encima de ese nivel, como la administrativa con 60,02%, la

disciplinaria con 58,84%, la laboral con 57,63%, la civil con 53,59% y la de familia con

53,25%.

Cifras

En total, 34 distritos judiciales superaron el promedio nacional de congestión y los que más

mostraron fueron La Guajira, Casanare, Cauca, Meta, Magdalena y Valle, tuvieron índices

por encima del 64,5%.

En contraste, se destacan Manizales, Armenia, San Andrés y Providencia, Florencia,

Pamplona y Buga, con índices inferiores a 44% de congestión.


El índice de evacuación parcial efectivo a diciembre de 2019 fue de 83,97% y resultó 1,4

puntos porcentuales mayor al registrado en 2018, que fue de 82,57%.

Según esto, en los últimos años el comportamiento en materia de eficacia en la gestión de la

Rama Judicial para resolver los procesos a su cargo ha venido creciendo, pero no con la

rapidez que requieren los usuarios.

Tecnología

En el informe publicado ayer, la CGR consideró que el sector judicial debe profundizar en la

habilitación y utilización de nuevas tecnologías tales como Inteligencia artificial, Big Data

(Mega Data), bancos de datos e inteligencia de negocios, herramientas de las que ya dispone

este organismo de control para ejercer sus funciones de control preventivo, vigilar en tiempo

real el manejo de los recursos públicos y derrotar sin contemplaciones a los corruptos.

Que hay que masificar el “Expediente Electrónico” y digitalizar los trámites y procesos, es

una de las propuestas que planteó el organismo de control.

También urgió capacitar a los servidores en nuevas tecnologías que permitan la optimización

de recursos y la descongestión de los despachos, a través de un modelo de arquitectura

empresarial.

Igual, considera indispensable fortalecer el sistema de oferta gratuita de asesoría y asistencia

jurídica para los ciudadanos que no tienen recursos, con el fin de evitar la sobrecarga de los

despachos. Y consideró fundamental “promover las formas desjudicializadas, los

mecanismos alternativos de solución de conflictos, tales como la conciliación, la mediación,

el arbitraje, el amigable componedor y jueces de paz, para que no todos los conflictos lleguen

a los estrados judiciales”.


Personal

Para 2019, la planta de la Rama Judicial alcanzó 31.525 funcionarios, de los cuales 5.473, es

decir 17,4% del total, tenían funciones de juzgamiento.

Por cada juez o magistrado hay 4,76 empleados judiciales, cifra que se mantiene constante

desde 2018.

En un país como Colombia, con 50 millones de habitantes, se tiene una tasa de 10,95 jueces

por cada 100.000 habitantes, cuando el estándar internacional determinado por la OCDE es

de 65 jueces por cada 100.000 habitantes.

Productividad

No hay evidencia de un incremento considerable en el número de personal juzgador

vinculado a la Rama Judicial, pues se pasó de 5.471 en 2018 a 5.473 en 2019, con un aumento

de tan solo el 0,04%.

En cuanto a la carga laboral por juzgador se tiene que para la vigencia 2019, se presentó un

indicador de 882 procesos, con un aumento de 4,27 con respecto a 2018.

El indicador de productividad total y efectiva alcanzó 494 y 411 procesos por juez o

magistrado, respectivamente.

Sin embargo, aunque la carga laboral por juez aumentó levemente, así como las

productividades totales, los resultados obtenidos no presentan mejoras sustanciales en

materia de descongestión judicial, como se observa en el número del inventario final de

procesos judiciales, que alcanzó los 1.913.309 en 2019.


En cuanto a demandas contra el Estado por fallas atribuibles a la Justicia, el total apropiado

para el pago de sentencias y conciliaciones fue de $142.873 millones, distribuidos

porcentualmente así: Consejo Superior de la Judicatura 39,41%, fiscalía general de la Nación

29,91%, Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario 16,20% y Procuraduría General de la

Nación 14,13%.

Por otra parte, en el sistema penitenciario y carcelario 38.079 de los cupos intramurales, es

decir el 31%, está ocupado por sindicados, lo que indica que el proceso judicial no está

atendiendo de forma oportuna y efectiva los términos establecidos y genera riesgos de

demandas en contra de la Nación.

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