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LOS
REFLEJOS CONDICIONADOS
APLICADOS
A LA
PSICOPATOLOGIA
Y
PSIQUIATRÍA
IVAH P. PAVLOV

LOS
REFLEJOS CONDICIONADO
APLICADOS
A LA
PSICOPATOLOGÍA
Y
PSIQUIATRÍA

&mfff0m> Ediciones l'ueblos Unidos] jiS'-m^iS'm^'


COPYFflGHT BY E D I C I O N E S P U E B L O S U N I D O S S. A.
^ACUAREMeO Y COLONIA • CASILLA DE C O R R E O 569 - H0K7EVIDE0 - L^fiLICUAY

IMPRESO EN Í L URUeUAY PRINTED IK URUGUAY


FROLOGO A LA EDICIÓN ORIGINAL

En esta obra se presentan los artículos e informes de


J. P. Pavlov relacionados en forma directa con los proble-
mas psiquiátricos, de los qiue se ocupó en el transcurso de
casi veinte años.
Al final de la misma se agregó el artículo del pro-
fesor E. A. Popov, miembro correspondiente de la Aca-
demiu de Ciencias Médicas d.e la V. R. S. S-, en el cttal
el autor, clínico psiquiatra, expone un análisis detallado
de los trabajos de I. P. Pavlov desde el punto de insta
de la psiquiatría clinioa. Por mi parte, como fisiólogo,
consid,ero necesario prologarla en forma breve.
Inmediatamente después de establecer la noción del
''reflejo condicionado" y de haber aclarado el mecanismo
de su origen, estando aún en la etapa preliminar de los
trabajos en el dominio del estudio de la.función nerviosa
impznor, 1. P. Pavlov se presentó en el Congreso Médico
Internacional de Madrid, en el año 1903, con un iyifortn,e
excepcionalmente audaz por ía amplitud de su idea: "Psi-
copatología y Psicología experimental en los animales".
1. P. Pavlov señaló en este informe admirable, la bri-
llante perspectiva del estudio del mecanismo fisiológico,
que se halla en la base de los procesos de osociación, y se
asignó la tarea de estudiar la explicación no sólo de la
función psíquica normal, sino también de la función psí-
quica patológica.
Aunque el título del informe pareciera indicar que el
tema central ftiera el estudio de la psicología animal, re-
sulta clara a través del contenido del mismo, la tendencia
del autor a acercarse a una explicíición fisiológica de la
p^ícologiía humavM por medio de la experimentación s?t
los aniro,ales.
Como investigador muy cauteloso y reflexivo, Iván
Petroiñch comprendía, naturalmente muy bien, toda la
complejidad del nuevo tema, toda la dificultad que en-
traña el transportar a una escala íiiiperior, .es decir, al hom-
bre, los datos experimentales obten-idos en -los animales.
Valoraba correctctmente el profundísim,o abismo que f;e-
para el organismo humano de los organismos animales, to-
da la grandiosidad del salto realizado por la Immanídad en
"el periodo histórico de su existencia,
'• 'Entendía y -consideraba la complejidad extraordinaria
y- la diversidad de formas de la conducta hvAnana, defi-
nida no sólo y no tanto por los factores del ambiente fi^co
•exterior —medio exterior—, como por los-, factores soda-
íes/que condicionan en gran m,edida el rápido desarrollo
progresivo del cerebro ij de los órganos del trabajo, que a
su. vez se coinplican más y más en base a este desarrollo
progresivo.
"- Es por eso que I. P. Pavlov desistió de la idea d.-f
transportar al Hombre los ^nétodos experimentales, que se
fian consagrado de una manera tan brillante en el estudio
de la función nerviosa superior de los animaJes: es por
eso que, durante muchos años, rehusó totalmente apli-
car los términos e ideas de la psicología hiimüna en el
estudio de la conducta de los animales: es por eso que
trataba con mucha, reserva los intentos dé algunos de sus
alumnas, de estudiar directainente sobre los homhres la
actividad refleja condicionada. Sin embargo, aunque no
participaha personalmente en estos ensayos, seguía con
atención su nmrcha, no los rechazaba, se interesaba por
.sus resultados e incluso, a veces, estimulaba a sus alum-
nos con sus juicios y sus observaciones, y prologaba sus
obras científicas. Efectivamente estas tentativas en manos
de A. I. Krasnogoisky, A. G. Ivanov Smolensky, G. P. S-s-
lioni, han dado un material valiosísim.o que atestigua ín,
]x>sibilidad de aplicar algunos m,étod.os experimentales oX
hombre, y la plena valid..ez d.el traslado a la actividad cor-
Ucal d,'el hombre de las leyes de la dincimica de los proce-
sos nerviosos establecidas por I. P. Pavlov en el esíudio de
¡a corteza cerebral animal.
Pero era poco consuélx) para Iván Petrovich el saber
que pueden revelarse en el hombre leyes propias del ce-
rebro del perro; le interesaba siempre, precisainente, el
problema de establecer en qué se distingue^ desde un
punto de vista fisiológico, la función nerviosa superior del
hombre, de la función nerviosa superior de su objeto da
experimentación, el perro. Para la resolución de este di-
fícil problema, sé propvJó dos caminos: por una parte, él
csíuáio de la función nerviosa superior del animal nms
pró.xinio al hombre, el raono antropoide; por otra, el es-
tudio y la observación de hombres con su función ner-
viosa sup.erior más o menos descompuesta o desintegrada
en sus elementos más simples o modificada en una. forma
partícular. Por ambos caminos, trató de aproximarse al
método fisiológico de abordar el estudio de lá co7iducta
y el trabajo mental del hombre. Desde .el momento de las
primeras tentativas de estudio de los reflejos conéicionadcíi
en '.el perro, hasta la aproximación al hombre, pasaron
exactamente 16 años.
• No fue sino en 1917 cuando covienzó Iván Petrovich a
ejectnar sus paseos regulares a Udelnaia; viás tarde se es-
clareció que esos paseos se reducían a visitar un servicio
de asistencia de enfermos m,entales, donde comenzó a ob-
servar en forma sistemática a estos pacientes, con la co-
laboración del médico-jefe A. Timofeev y de un grupo de
médicos psiquiatras, entre ellos, B. P. Gólovina. Pavlov
trataba de comprender las particularidades de la conducta
y el estado de los enfermos mentales, desde el punto de
vista de la fisiología general del.sistema nervioso y en
particular, desde el punto de vista, del estudio de los re~
jlejos condicionados. Sus primeras impresiones y opiniones
expresaban su admiración por el trabajo abnegado de los
psiquiatras, que consagraban siis fuej'zas y sus conoci-
mientos al cuidado, a veces peligroso, de los enfermos
mentales. Hablaba con un respeto excepcional del perso-
nal que avendía- a tin- enfermo que pasó mAs de 20 añjoiS
en estado de estupor ccttatónico y-ds aquellos que asistían
a los enfermas excitados. Stis primep&s inv!estigacione$ so-
bre la catatonía le proporcionaron iin riquísimif nutterkd
p«ríE un enfoque psicológico del problema: la catalepsiü
y el estupor catatónico le recordaban los estado de tono
plástico, y de rigidez de descerehración producidos experi-
'fíhentalniente en los animales. Esto lo llevó a la idea de
la inhibición de las secciones superiores y de la libera-
ción de las secciones inferiores del sistema nervioso cen-
tral. De ahí sus ensayos pa7-a explicar la sintomatologia
de la catatonía desde el punto de vista de una inhibición
de la corteza y t<im,hién sus ideas sobre el papel protector
de la. inhibición, sus recomendacion,es de terapia protec-
tora e incluso de sueño.
De entonces data una unión más estrecha en sus afir-
•maciones entre los datos de laboratorio y las observaciones
clínicas. Desds esa, época, todos su^s experimentos de la-
hcratorio comenzaron a ser valorados a la luz de la sin-
tomatología de las enfermedades mentales y, a su vez e.s-
tüs últimas fueron consideradas sobre la base de la fisic-
(ogía experimental.
El segundo sín^torna que atrajo la atención de Iváyi
F\0trovich fue el delirio, al que dedicó suma atención y en
torno al cual entró en polémica con algunos psiquiatras.
Su manera de encarar el delirio estaba basada sobre
dos fenómenos establecidos experimentalmente: la in«Tcia
patológica del proceso nervioso y la fase ultraparadojal.
Después de haber creado en torno sxiyo clínicas de enfer-
medades nerviosas y psiquiátricas, Iván Petrovich trató d^
orientarse en la cotnpleja. sintomatologia de la fundar^
psíquica quebrantada del hombre y decía a menudo con
amargura que cuanto con más facilidad abarcaba en SIL
enfoque los síntomas nerviosos, más impotente se sentía,
a veces frente a los verdaderos estados psicopáticos. Esa li-
mitación le provocaba no sólo sentimientos de amargura,
si'iio también irritación frente a la terminología frondosa
y multiforme, la que según su parecer oscurecía con sus
fórmulas i:)erbales el sentido psicológico básico.
Todo esto atestigua, naturalmente, el interés excep-
cionjaí de í. P. Pavlov hacia la psiquiatría y las dificid-
tüáes que encontró en su tarea-.
La muerte prematura de Iván Petrovich, en el período
más responsable de su trabajo, le impidió concluir esta
grande e importante tarea que desarrollaba en forma tan
brillante. Sin embargo, ya aquello que logró dar a la clí-
nica psiquiátrica representa un aporte enorme para la
ciencia teórica y la medicina práctica. Sólo con la base
de estas investigaciones pudo originarse la teoría de I. P.
Pavlov sobre el "segundo sistema de señales", sistema que
distingue al hombre de sus antecesores animales; teoría
que aparece como la culminación de sus búsquedas, como
respuesta a los problemas que le preocuparon durante 35
años; teoría que sirve de hilo conductor en el desarrollo
posterior de su concepción, tanto para los psiquiatras co-
mo para los fisiólogos.

Académico L. A, ORBRII.
Psicología y psicopatoíogía experimental en
los animales *^'

Por considerar el idioma de los hechos como el más


elocuente, recurriré en forma directa al material de ex-
periencias que rae autoriza a hablar sobre el tema de mi
exposición. Ésta será, ante todo, la historia de u n fisió-
logo que pasó de los temas puramente fisiológicos al do-
minio de los fenómenos llamados comúnmente psíquicos.
Esta transformación tuvo lugar en forma inesperada, aun-
que natural, y, lo que me parece de suma importancia en
este problema, sin cambiar, por así decir, el frente m e t o -
dológico.
¿JJabiéndome ocupado durante muchos años de la_aE.-
íjjidd^ad niirmaLxia-las ..glíuidulas-.digestivas_ y., a i i ^
condiciones constantes en que se realiza esta función, en-
contré' entre ellas condicion^es de carácter psíquico y no
hubo razón alguna para dejarlas de lado, puesto que par-
ticipaban en forma permanente y muy importante en el
desarrollo iiabitual del procesó^
Me vi obligado a ocuparme de ellas, si es que quería
cumplir plenamente mi cometido.
Surgió entonces de inmediato la pregunta: ¿cómo h a -
cerlo? y toda la disertación siguiente está encaminada a
responder a esta pregunta.
De todo nuestro material, me referiré solamente a los
experimentos con las glándulas salivales, órgano con un
papel fisiológico muy poco importante al parecer, el cual,
•estoy convencido, se convertirá en el objeto clásico de las

(1) Discurso pronunciado en una de las sesiones generales


del Congre.so Médico Internacional de Madrid. Abril de 1903.
14 IvÁN PKTROVICH PAVLOV

investigaciones de nuevo género, cuyos ensayos tendré el


honor de exponerles hoy. Ensayos en parte realizados y
en parte proyectados por mí.
Al observar la función normal de las glándulas sali-
,vales. no puede dejarse de admirar la capacidad., de adap-
tación de su trabajo.
Si se da al animal tipos de alimentos duros, secos, se-
grega mucha saliva; si los alimentos son ricos en agua,
la secreción es mucho menor.
Las glándulas salivales proporcionan el agua que, co-
mo es evidente, resulta necesaria para el control químico
del alimento, su fácil trituración y la formación de un bo-
lo para tragar. Las glándulas salivales mucosas segregan
ante cada alimento una saliva rica en mucina, que obra
como lubricante para un deslizamiento más fácil del bolo
alimenticio hasta el estómago. Se segrega también mucha
saliva frente a los irritantes químicos, como ácidos, sales,
etc. y esta secreción aumenta con la acción irritante, claro
está, para neutralizarla, diluirla o hacer un lavado de la
boca, como lo demuestran nuestras observaciones de to-
dos los días. En este caso las glándulas segregan una sa-
liva aguada con poco contenido de mucina. En realidad,
¿para qué haría falta ahora la mucina? Si se coloca en
la boca de un perro piedritas de cuarzo limpias, imposi-
bles de disolver, el perro mismo las remueve en la boca,
prueba masticarlas y finalm.ente las expulsa. La saliva
falta o aparecen una o dos gotas. Nuevamente, ¿para qué
podría serle útil la saliva en este caso? Las piedritas son
expulsadas fácilmente por el animal y no dejan residuo
en la cavidad bucal. En cambio, si colocamos en la boca
del perro arena, es decir, las mismas piedritas lim.pias,
sólo que en forma de una masa disgregada, fina, la sa-
liva será segregada en abundancia. No es difícil darse
cuenta que sin la saliva, sin verter líquido en la cavidad
bucal, esta arena no puede ser ni expulsada ni introdu-
cida en el estómago. Tenemos delante nuestro hechos
constantes y exactos, hechos que parecen revelar inteli-
gencia, pero el mecanismo de esta inteligencia está ex-
Los REFI-EJOS CONDICIONADOS 15

puesto con toda claridad, como la palma de la mano. P o r


una parte, hace mucho que la fisiología conoce la existen-
cia de los^íTervios centrífugos de las glándulas salivales,
que pueden inducir la secreción de una saliva preferente-
mente acuosa o la acumulación en ella de sustancias or-
gánicas especiales,! Por otra parte, la mucosa bucal pre-
senta distintos sectores con sensibilidad diferente y espe-
cífica, sea mecánica, química, térmica. Además, estas
formas de sensibilidad se subdividen a su vez; por ejem-
plo, la química en salada, acida, etc. Se tiene fundamen-
tos para sostener que ocurre otro tanto con xa sensibilidad
mecánica. De estos sectores con sensibilidad especial, par-
ten nervios centrípetos especialesTj
De esta manera, en la base de la adaptación, se en-
cuentra un simple acto reflejo, que comienza por la acción
de determinadas condiciones exteriores que obran sólo so-
bre cierto tipo de terminación de los nervios centrípetos;
desde allí, la excitación corre por una vía nerviosa defi-
nida hacia el centro, desde donde, por una vía también
definida, llega a la glándula, condicionando en ella una
actividad determinada.
Dicho en otra forma, generalizando, se trata de una
excitación exterior especial, que produce una reacción es-
pecial en la sustancia viva. Esto es un ejemplo típico de
lo que se denomina con los términos: adaptación y ade-
cuación.
Vamos a detenernos un poco en estos hechos y pala-
bras puesto que, evidentemente, desempeñan un gran ^pa-
pel en el pensar fisiológico moderno. ¿Qué tiene de par-
ticular el hecho de la adaptación? Nada, como lo hemos
visto antes, salvo la reunión precisa de los elementos de
un sistema complejo entre sí y del complejo con el medio
exterior.
Esto es en u n todo igual a lo que puede observarse
en cualquier cuerpo inanimado. Tomemos un cuerpo qui-
inico complejo: éste sólo puede existir como tal, gracias
al equilibrio de átomos aislados y de grupos de átomos
entre sí y de todo su conjunto con el medio exterior. De
16 IvÁN PETSOVICJI FAVLGV ..

la misma manera, la grandiosa complejidad de los or^^a-.


uismos, tanto supewores como inferiores, sólo subsiste co-
mo un todo mientras sus partes aisladas estén ligadas en-
tre sí y haya equilibrio entre ellas y el medio exterior.
El análisis de este sistema en equilibrio constituye,
pues, la tarea primordial y el objeto de la investigación
fisiológica, en su carácter de investigación puramente ob-
jetiva:. Es difícil que pueda haber algún desacuerdo en es-
te sentido. Lamentablemente no disponemos, hasta ahora,
de ningún término puramente científico para designar es-
te principio fundamental del organismo, su equilibrio in-
terior y exterior. Las palabras usadas para ello: adecua-
ción y adaptación, siguen teniendo para muchos un sello
de subjetivismo (no obstante su análisis científico natu-
ral, darvinista, actual), lo que provoca un mal entendido
entre dos polos opuestos: los adeptos puros de la teoría
íísico-niecánica de la vida, ven en esas palabras una ten-
dencia anticientífica, un alejamiento del objetivismo pu-
ro, a favor de la especulación, de la teleología; del otro
lado, los biólogos con tendencia a filosofar, consideran a
cada uno de los hechos referentes a la adaptación y ade-
cuación, como demostrativos de la existencia de una fuer-
za vital especial o, como ahora está más en boga, de una
fuerza espiritual, (el vitalismo se transforma evidente-
mente en animismo), que se propone un fin, elige los me-
dios, se adapta, etc.
De esta manera, en los experimentos fisiológicos sobre
las glándulas salivale*s citados más arriba, nos mantene-
mos dentro de los marcos de la investigación puramente
científica natural. Ahora iremos más lejos, al dominio de
oíros fenómenos que parecen ser de género totalmente dis-
tinto.
(JToáos los estímulos arriba mencionados, que actuaban
desde la cavidad bucal sobre las glándulas salivales de di-
ferentes y determinadas maneras, también actúan de la
misma forma sobre ellas, al menos en u n sentido cuali-
tativo, cuando se encuentran a cierta distancia del p e r r o j
El alimento seco provoca mucha salivación; el húmedo,
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 17

poca. Frente a los alimentos, las glándulas mucosas segre-


gan una saliva espesa y lubricante. Distintas sustancias,
no comestibles pero excitantes, provocan en todas las glán-
dulas, incluso las mucosas, la secreción de un líquido acuo-
so con poco contenido de mucina. Si se muestran piedritas
al animal, las glándulas quedan inactivas; en cambio, si se
ie m.uestra arena, segrega saliva. Las conclusiones aporta-
das aquí, fueron en parte obtenidas y en parte sistemati-
zadas por el doctor Wulfson en mi laboratorio. El perro
ve, escucha, olfatea estas sustancias, les presta atención;
hace esfuerzos para llegar a ellas si son sustancias comes-
tibles agradables y si son desagradables da media vuelta
y se resiste a ingerirlas. Todos dirán que ésta es una
reacción psíquica por parte del animal, que es un estí-
mulo psíquico de la función de las glándulas salivales.
¿Qué más puede hacer el fisiólogo con estos datos?
¿Cómo comprobarlos? ¿Cómo analizarlos? ¿Qué son ellos
en relación con los datos fisiológicos? ¿Qué hay de común
entre unos y otros y en qué se diferencian?
¿Debemos identificarnos con el estado psíquico del
animal, representarnos sus sensaciones, sentimientos y de-
seos, para la comprensión de estos nuevos fenómenos?
En mi opinión, al naturalista sólo le queda u n a res-
puesta a esta pregunta, un decisivo no. ¿Es acaso seguro
que percibimos correctamente y que podemos confrontar
en forma provechosa para la comprensión del problema,
el estadO' interior de un animal con el nuestro, aunque el
animal sea uno tan desarrollado eom_o el perro?
Más aun, ¿no consiste la permanente amargura de la
vida, en que los hombres no se comprenden uno al otro,
no pueden penetrar en el estado del otro? Además, ¿dón-
de está el conocimiento, dónde la fuerza del saber, para
que podamos reproducir correctamente el sentir de otro?
En nuestras experiencias psíquicas (usaremos mientras
tanto esta palabra) sobre las glándulas salivales, hemos
tratado en un principio de explicar en forma escrupulosa
los resultados obtenidos, fantaseando sobre el estado sub-
jetivo del animal; pero no hemos logrado nada, salvo^ dis-
18 IvÁN PETROVICH PAVLOV
cusiones estériles y opiniones particulares aisladas, que no
concordaban entre sí.
Así, no hubo otra alternativa que[llevar la investiga-
ción al terreno puramente objetivo, para lo cual era nece-
sario, como primera y muy importante tarea, d_espoiarse
jde la_COStUTribre nat.nrnl HP transportar el estado de áni-
niíLpiSpJíL-aLmecamsmo jle. la reacci4a-del animal _de ex-
perimentación y, en lugar de esto, concentrarse en el es-
íü3io del vínculo entre los fenómenos exteriores y la reac-
ción de un órgano dado, en este caso, las glándulas sali-
vales^ Los hechos objetivos tenían que resolver si era po-
sible o no el estudio de los nuevos fenómenos en este sen-
tido. Me atrevo a pensar que la exposición que sigue de-
Jará a ustedes convencidos, como ya lo estoy yo, que ante
nosotros se abre el dominio infinito de una investigación
fructífera: la segunda parte, enorme, de la fisiología del
sistema nervioso, que establece en forma predominante
no ya la correlación entre las distintas partes del organis-
mo, de la que nos hemos ocupado en especial, sino entre
el organismo y el medio exterior. Infortunadamente, hasta
ahora se estudió la influencia del medio sobre el sistema
nervioso, con preferencia en relación con la reacción sub-
jetiva, lo que constituye, pues, el contenido de la actual
fisiología de los órganos de los sentidos.
En nuestros experimentos psíquicos tenemos ante nos-
otros objetos exteriores determinados, que excitan al ani-
mal y producen en él una determinada reacción, en este
caso la actividad de las glándulas salivales.
Como fuera demostrado antes, la influencia de estos
objetos es, en lo esencial, la misma que en los experimen-
tos fisiológicos, cuando ellos entran en contacto con la ca-
vidad bucal. Se trata, entonces, nada más que de una adap-
tación ulterior, en la cual el objeto ya obra sobre las glán-
dulas al ser aproximado a la boca. ¿Qué hay de caracte-
rístico en estos fenómenos nuevos, en comparación con los
fisiológicos? Ante todo, la diferencia parece consistir en
que en la'íorma fisiológica del experimento, la sustancia
entra en contacto directo con el organismo, mientras que
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 19

en la forma psíquica actúa a distancia) Pero reflexionan-


do se v e que esta circunstancia no constituye de por sí
ninguna diferencia capital] entre estos experimentos y los
fisiológicos. El problema se reduce a que las sustancias a c - .
túan, esta vez, sobre otras superficies del cuerpo, excitadas
selectivamente: nariz, ojo, oído, a través del medio cir-
cundante: aire, etc., en el que se hallan tanto el orga-
nismo como las sustancias referidas. ¡Cuántos reflejos fi-
siológicos simples tienen su punto de partida en la nariz,
ojos u oídos, a causa de la distancia! La diferencia fun-
damental entre los fenómenos nuevos y los puramente fi-^
siológicos no consiste, pues en esto. Esta diferencia debe
ser buscada más profundamente y, en mi opinión, en la
siguiente confrontación de hechos. En el caso fisiológico, la
función de las glándulas salivales resulta ligada a aquellas
propiedades del objeto a las cuales va dirigida la acción
de la saliva; ésta humedece lo que está seco, lubrica el
bolo alimenticio y neutraliza la acción química de la sus-
tancia. Estas propiedades constituyen, precisamente, los es-
tímulos especiales de la superficie específica de la boca.
En consecuencia, en los experimentos fisiológicos, el ani-
mal es excitado por aquellas propiedades incondicionadas
del objeto, que son esenciales en relación con el papel
fisiológico de la saliva,.!
(_En los experimentos psíquicos, el animal es excitado
por propiedades que no son indispensables nara la función
de las glándulas salivales y aun por propiedades totalmen-
te circunstanciales del medio exteriofj Cualidades lumino-
sas, sonoras e incluso puramente olfativas de nuestros ob-
jetos que, por sí mismas, corresponden también a otros
objetos que no ejercen ninguna influencia sobre las glán-
dulas salivales, las cuales, a su vez, no tienen relación al-
guna con aquellas propiedades.
(jEn las experiencias psíquicas obran como excitantes
de las glándulas salivales, no sólo las características de
los objetos no esenciales para la función de la glándula,
sino también y en forma decisiva, todo el ambiente en
el cual se hallan estos objetos y con el que están más o
20 . IvÁN PETROVICH PAVLOV

menos ligados en la realidad: el recipiente que los contie-


ne, el mueble donde son colocados, la habitación donde
tiene lugar el hecho, las personas que traen los objetos
e incluso los ruidos producidos por estas personas, su voz
o sus pasos, aunque ellas no sean visibles en el momento
del experimento./
De este modo, en los experimentos psíquicos se torna
paulatinamente más tenue y alejado el vínculo con los
objetos que excitan las glándulas salivales. No cabe duda
que aquí tenemos ante nosotros una adaptación ulterior.
Puede ocurrir que en el caso de una relación tan alejada
y tenue, como la conexión del ruido característico de los
pasos de la persona c[ue lleva habitualmente la comida
al animal, con la función de las glándulas salivales, dicha
relación no llame la atención por su especial importancia
fisiológica; pero basta solamente imaginar el caso de un
animal cuya saliva contenga veneno defensivo, para valo-
rar la vital importancia de estos preparativos previos, del
medio de defensa en caso de aproximarse un enemigo. En
el caso de la respuesta motora del organismo, el valor de
las señales alejadas de los objetos resulta evidente para
todos. Con ayuda de señales alejadas e incluso casuales
de los objetos, el animal encuentra sus alimentos, elude
al enemigo, etc.
Si esto es así, nuestrO' problema se centra en lo que
sigue: ¿es posible encauzar todo este caos aparento de re-
laciones dentro ele marcos determinados, convertir los fe-
nómenos en coíistantes, descubrir sus regias y mecanis-
mos? Algunos ejemplos cjue citaré de inmediato, me otor-
gan, en mi opinión, el derecho de contestar a estas pregun-
tes con un categórico sí y^jal derecho de sostener que en
la base de todos estos experimentos psíquicos se encuen-
tra siempre un mecanismo reflejo especial, como meca-
nismo fundamental y más generalizado. En realidad, nues-
tro experimiento de tipo fisiológico da constantemente un
mismo resultado, exceptuando, claro está, algunas condi-
ciones extraordinarias: éste es el reflejo incondicionadoT]
(j.ja característica esencial del experimento psíquico es su
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 21

inconstancia, su aparente capricho. Sin embargo, también


el resultado del experimento psíquico se repite; si no, se-
ría imposible encararlo. En consecuencia, se trata única-
mente de la presencia de un mayor núm.ero de ccndicio-
P-es que influyen sobre el resultado del experimento psí-
quico en comparación con el experimento fisiológico. Aquél
será, pues, el reflejo condicionado. He aquí hechos que
atestiguan la posibilidad de establecer límites y leyes, tam-
bién para nuestro material psíquico^ Estos hechos han sido
obtenidos en mi laboratorio por el Dr. I. F. Tolochinov.
No es difícil señalar, ya desde los,_jg_rimeras..,.-exp£XÍ-
m^entos jDsíquicos, las condiciones, más importantes que-ga-
_r¥nl;izaii_s^u_ éxitoj es decir, su constancia. Si se realiza un
experimento excitando las glándulas salivales del animal
mediante comida a distancia, el resultado del experimento
dependerá exactamente ds si el animal está o no prepa-
rado por igJ.üLpp'"'^!-""^ '^P ''^ hambre Un animal muy ham.-
briento nos dará resultados positivos y en cambiO' aun el
animal más glotón, más vivaz, dejará de reaccionar frente
al alimento a distancia, si está bien alimentado. Pensan-
do con criterio fisiológico, podemos decir que tenemos an-
te nosotros una(aesigual excitabilidad del centro de las
glándulas salivalesj) en el primer caso, muy elevada; en el
segundo muy disminuida. Se puede aceptar, con todo de-
recho, que así como la cantidad ds anhídrido carbónico
en la sangre determina la energía del centro respiratorio,
así también las oscilaciones mencionadas de la excitabili-
dad, de la capacidad de reaccionar de los centros de la
salivación, dependen de la distinta composición de la san-
gre en el animal satisfecho y en el hambriento. Desde
un punto de vista subjetivo, esto correspondería a lo que
se denomina atención. De esta manera, con el estómago
vacío, se segrega muy fácilmente saliva al ver la comida;
en la saciedad, esta reacción es m u y débil o falta.
Iremos más lejos. Si se muestra al animal la comida
o cualquier sustancia desagradable, varias veces, con la re-
petición el experim.ento comenzará a dar cada vez menos
resultados y al final, habrá una ausencia completa de reac-
22 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ción por parte del animal. Un medio seguro para volver-
lo activo, será darle de comer o introducir en su boca
sustancias que ya han dejado de excitarlq.yEntonces, se
obtendrá el fuerte reflejo habitual y el objeto comenzará
a actuar nuevamente a distancia; para el resultado pos-
terior, dará lo mismo que lo que se introduzca en la bo-
ca sea alimento o cualquier sustancia desagradable. Por
ejemplo: si el polvo de carne, a distancia, dejó de excitar
al animal, para restablecer su acción se le podrá dar algo
de comer o introducir en su boca algo desagradable, u n '
ácido. Podemos decir que gracias al reflejo directo se ele-
vó la excitabilidad del centro de las glándulas salivales
y que la excitación débil, el objeto a distancia, resultó
suficiente. ¿Acaso no ocurre igual con nosotros, cuando al
comer se despierta el apetito o cuando aparece después
de excitaciones fuertes y desagradables?
CVeamos otra serie de fenómenos estables. El objeto
s distancia actúa excitando las glándulas salivales, no so-
lamente con todo el complejo de sus cualidades, sino tam-
bién con sus cualidades aislada^ Si aproximamos al perro
la mano con olor a carne o polvo de carne, basta a me-
nudo para provocar la reacción salival. De la misma ma-
nera, también la visión del alimento a distancia, que es
sólo efecto visual del objeto, puede provocar la ftinción
glandular. PercQa unión del efecto de todas estas propie-
dades del objeto actúa siempre de una manera más efi-
caz; es decir; que la suma de las excitaciones obra más
intensamente que las excitaciones aisladasT)
CEI objeto a distancia opera sobre las glándulas saliva-
les, no sólo con sus cualidades permanentes, sino también
con toda clase de particularidades casuales, intencionales,
que se prestan para este propósito) Si coloreamos de negro
un ácido, también el agua teñida de negro actuará a dis-
tancia sobre las glándulas salivales. No* obstante, todas es-
tas cualidades ocasionales del objeto, que se le agregan
a propósito, sólo se convierten en estímulo de las glándu-
las salivales cuando el objeto, con sus nuevas cualidades,
es puesto previamente en contacto con la cavidad bucal.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 23

aunque sea una sola vez. El agua coloreada de negro sólo


comenzó a excitar a distancia las glándulas salivales, des-
pués que se intrpdujo en la boca del perro un ácido colo-
reado de negro.CTambién es posible estimular a las glán-
dulas salivales por medio ds cualidades condicionadas que
excitan los nervios olfatoriosl Los experimentos realizados
en nuestro laboratorio por el Dr. O. G. Snarsky, demos-
traron que los reflejos simples que actúan sobre las glán-
dulas salivales desde las fosas nasales, se producen única-
mente por intermedio de los nervios sensitivos que van al
trigémino. El amoníaco, la esencia de mostaza, etc., actúan
siempre sobre un animal que está bajo el efecto del curare.
Este efecto desaparece si se corta el nervio trigémino(_Los
olores sin efecto excitante local, dejan en reposo las glán-
dula^ Si se esparce por primera vez el olor de esencia de
anís,"por ejemplo, delante de im perro normal con fístulas
permanentes, no hay ninguna secreción salival; pero si
simultáneamente con la difusión del olor se toca la ca-
vidad bucal con dicha esencia, —sustancia fuertemente
irritante—, luego, con solo olerlo, comenzará la secreción
de saliva. Si se combina el alimento con una sustancia o
cualidad desagradable, por ejemplo, si se muestra al perro
carne impregnada de ácido, entonces, aunque el perro tien-
de hacia la carne, se obtiene una secreción salival de la
parótida, —ante la carne sola, esta glándula no da secre- v
ción—, es decir, el tipo de reacción que produce una sus-
tancia desagradable. Más aun, si la influencia a distancia
del objeto desagradable se hace insignificante por la re-
petición, el agregado de este objeto a las sustancias ali-
menticias atractivas para el perro, refuerza siempre su
reacción.
Como hemos dicho más arriba, los alimentos secos pro-
vocan una fuerte secreción salival; en cambio, los húmedos
provocan poca o ninguna secreción. Si se actúa sobre el
perro a distancia, con dos alimentos tan distintos, por ejem-
plo, (^pan seco y carne cruda, el resultado dependerá de
cuál excita con mayor fuerza al perro, a juzgar por su
reacción motriz. Si como ocurre habitualmente, el perro
24 IvÁN PETEOVICH PAVLOV

se excita más por la carne, la reacción será entonces la


correspondiente a ésta, es decir, no habrá saliváTjDe este
modo, el pan que se encuentra ante los ojos no actúa. Se
puede impregnar el pan seco con olor a salchicha o a car-
ne, de modo que de éstas sólo quede el olor y sobre la vis-,
ta actúe únicamente el paa seco; sin embargo, la reacción
será la correspondiente a la salchicha o la carne.
L S e puede inhibir la reacción del perro ante los obje-
tos a distancia, tam.bién por otros métodos!) Si junto a un
perro ávido y excitado, se alimenta a otro perro, por ejem-
plo, con pan seco, las glándulas salivales del primero, que
antes acusaban una fuerte reacción a la vista del pan, la
pierden ahora.
Si se coloca al perro sobre la mesa por primera vez,
la vista del pan seco que momentos antes, en el piso, pro-
vocaba una marcada reacción de las glándulas salivales,
no produce ahora ningún efecto.
H e aportado unos cuantos hechos fáciles de reprodu-
cir. Es evidente que muchos de los(famosos casos de adies-
tramiento de animales, pertenecen a la misma categoría
que algunas de nuestras experiencias. E n consecuencia,
testimonian ya desde hace tiempo, la estabilidad de^^las
leyes de ciertos fenómenos psíquicos en los animales?] Es
lamentable que durante tanto tiempO' no atrajeran "una
atención científica suficiente.
Hasta ahora no se ha encontrado ni u n a sola vez, en
mi exposición, hechos que pudieran corresponder a lo que
nosotros denominamos "deseo" en el m.undo subjetivo. En
verdad no hemos tenido un caso así. P o r el contrario, se
repetía siempre ante nosotros el hecho fundamental de que
el pan seco, al cual el perro apenas prestaba atención, pro-
vocaba a distancia mucha saliva, mientras que la carne
sobre la que el perro se arrojaba con avidez desligándose
del banco, entrechocando los dientes, cuando estaba a dis-
tancia dejaba las glándulas salivales en reposo. De esta
manera, lo que es deseo en el mundo subjetivo, se expre-
saba en nuestro experimento sólo en el movimiento del
animal, pero no repercutía en sentido^ positivo sobre las
glándulas salivales. De modo que la frase :fel deseo ve-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 25

hemente excitaba la función de las glándulas salivales o


•estomacales, no corresponde, en absoluto, a la realidad^
Este pecado de confundir hechos evidentemente distintos,
puede serme también atribuido en mis artículos anterio-
res. De manera tal que£debemos distinguir en nxestros ex-
perimentos, la reacción secretora del organismo, de la reac-
ción motriz.) En el caso de la función_de las glándulas, al
confrontar nuestros reiüTtMó^ con rosTéñoiñ'éiTóFTrel níun-
do subjetivo, Jenemos que hablar como de una condición
fundamental para el éxito del experimento, no_ja de_ls
gresencia_.^ej^d_ese£ en el 4ierrpj sino d e . s u atención. Su
reacción salival podría ser representada en el mundo sub-
jetivo como substrato de una representación pura, elemen-
tal, del pensamiento.
Los fenómenos citados con anterioridad, por una par-
te nos permiten formular ya algunas conclusiones, no
exentas de importancia en mi opinión, sobre los procesos
que tienen influencia en el sistema nervioso central; por
otra parte, esas conclusiones se prestarán para u n ulterior
y fructífero análisis. Juzgaremos con un criterio fisioló-
gico algunos de nuestros hechos, en primer término, el
fundamental. Cuando un objeto dado, un alimento o sus-''
tancia químicamente irritante, entra en contacto con la
superficie especializada de la mucosa bucal y la excita con
aquellas de sus cualidades a las cuales está dirigida preci-
samente la función de las glándulas salivales, las otras cua-
lidades, poco importantes para la función de las mismas
e incluso, en general, todo el ambiente en el cual se en-
cuentra el objeto y que excitan simultáneamente otras su-
perficies sensibles del cuerpo, entran, evidentemente, en
relación con aquel centro de las glándulas salivales al que
se dirigen, a través de las vías centrípetas habituales, las
excitaciones producidas por las propiedades esenciales del
objeto. En este caso, podríamos admitir que el centro sa-
lival aparecería en el sistema nervioso central como un
foco de atracción para los estímulos provenientes de otras
superficies excitadas. De esta manera, se elaboraría una_^
vía hacia el centro salival, desde otros sectores excitados
del cuerpo. Pero esta ligazón del centro con puntos exci-
26 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tados casualmente es muy lábil y se interrumpe de por
sídHubiera sido necesaria una repetición constante y si-
multánea de la excitación provocada por las ^propiedades
esenciales del objeto junto con las casuales, para que este
lazo se fortaleciera más y más. Se establecería así una
"rfelación temporal entre las funciones de un órgano de-
terminado y los objetos exteriores. Esta relación^tfimporaL,
y su regla, que se fortifican con la repetición y que se 1
extinguen sin ella, desempeñan un gran papel en el bie-
nestar e integridad del organismo. Graciasa ellas, se ejer-
cita la fineza de la adaptación, se créaüna correlgcióxL más
•estrecha^ entre la función del'orgahismo y las condiciones
del medio exterior. Ambos aspectos de esta regla tienen,
por igual, una gran importancia: si le es útil al organis-
mo la relación temporal con el objeto, del mismo modo le
es imprescindible la ruptura de esta relación una vez que
ésta no corresponde más a hechos. En caso contrario, las
relaciones del animal en lugar de permanecer adecuadas,
se transformarían en caóticas.]^
Haremos hincapié en otro fenómeno:/^Cómo es posi-
ble explicarse con criterio fisiológico, que ra reacción pro-
ducida en las glándulas parótidas por la visión del pan,
desaparezca ante la visión de la carne; es decir, que la sa-
liva segregada antes frente al pan, cese durante la excita-
ción simultánea con la carnepE^s^jposibJe im^agina^e que
a la fuerte reacción motriz,pro.ducida._por la cariie, corres-
ponde juna fuerte excitación en un centro motor determi-
nado. En consecuencia, de acuerdo con la regla citada pre-
cedentemente, se desviarla ^excitación deotros puntos del
sistema nervioso central,._en_£arti£ularde^ los centros de
lasTglanHulas salivales, reduciéndose su excitabilidad. Otro
experimento hablaría también en favor de esta interpre-
tación: la inhibición de la secreción salival producida por
el pan, ante la aparición de otro perro. En este caso, lo
que aumenta en forma considerable es la reacción motriz
ante el pan. Este experimento hubiera resultado aun más
convincente, si hubiéramos podido disponer de un perro
más aficionado a la comida seca que a la húmeda y que
hubiéramos demostrado en el primer caso una reacción
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 27

motriz más acentuada. Hubiéramos tenido absoluta razón


en lo referente al sentido del fenómeno estudiado, si este
perro no hubiera segregado nada de saliva o mucho menos
que un perro común. Es conocido por todos que, muy a
menudo, un deseo demasiado fuerte puede inhibir ciertos
reflejos especiales.
Entre los fenómenos citados con anterioridad, hay
también algunos que ofrecen aún grandes dificultades para
su comprensión desde un punto de vista fisiológico: ¿por
qué, inevitablemente, el reflejo condicionado se hace inac-
tivo luego de repetido varias veces sin esfuerzo? La idea
natural de cansancio es muy difícil que pueda tener lu-
gar aquí, ya que se trata precisamente en este caso, de
una excitación débil. La repetición de una excitación fuer-
te, en el caso de un reflejo incondicionado, no da nunca
un agotamiento tan rápido. Es probable que tengamos aquí
relaciones muy especiales de aquellas excitaciones que se
trasmiten a través de vías centrípetas ocasionales.
Resulta de todo lo que antecede, que nuestro tema
es susceptible de una investigación por completo objeti-
va y es, en esencia, un tema puramente fisiológico. Ape-
nas es posible dudar que el análisis de este grupo de ex-
citaciones que llegan al sistema nervioso desde el mundo
exterior, nos muestre también las leyes de la actividad
nerviosa y nos descubra su mecanismo desde aspectos por
ahora poco mencionados o dejados por completo de lado
al estudiar los fenómenos nerviosos internos.
A pesar de la complejidad de los nuevos fenómenos,
existen también aquí grandes ventajas para la investiga-
ción. En el estudio del mecanismo del sistema nervioso, tal
cual se hace actualmente, primero se efectúan los expe-
rimentos en un animal recién mutilado por la operación;
luego, esto es lo principal, durante los experimentos se
excitan troncos nerviosos, es decir, que se excitan en for-
ma simultánea y uniforme una gran cantidad de fibras
nerviosas muy variadas, combinación de excitaciones que
nunca tienen lugar en la realidad.
Es natural que tropecemos con muchas dificultades en
descubrir las leyes de la actividad normal del sistema ner-
28 IvÁN PETROVICH PAVLOV
vioso, si con nuestra excitación artificial lo llevamos a
un estado caótico.
En condiciones naturales, como en nuestros nuevos ex-
perimentos, se producen las excitaciones en forma aisla-
da, con relaciones determinadas de intensidad.
Esto se refiere en general a todos los experimentos
psíquicos, pero tratándose de fenómenos psíquicos mani-
fiestos a través de las glándulas salivales, hay otra gran
ventaja. Para un mejor éxito de la investigación, es pre-
ciso simplificar en algún sentido el objeto, complicado ya
por su naturaleza. En nuestro caso, esto es evidentemente
posible. El papel de las glándulas salivales es tan simple,
que sus relaciones con el medio exterior tienen que ser
también simples y muy accesibles para la investigación e
interpretación. Sin embargo, no hay que pensar que el
papel fisiológico de las glándulas salivales se agota con
las funciones mencionadas. No es ni remotamente así; poTr
ejemplo, la saliva es utilizada por los animales para lim-
piar y curar sus heridas, como lo vemos habitualmente.
Ésta debe ser la causa por la cual podemos obtener saliva
mediante la excitación de cualquier nervio sensitivo. Con
todo, las relaciones fisiológicas de las glándulas salivales
í;on mucho menos complejas que el trabajo fisiológico de
los inúsculos del esqueleto, por medio de los cuales el
organismo se relaciona con el mundo exterior en forma
tan infinitamente variada. Al mismo tiempo, la confron-
tación simultánea de la reacción salival especial con la
leacción motora nos da, por una parte, la posibilidad de
distinguir lo parcial de lo general; por otra parte, la de
renunciar a las representaciones y explicaciones antropo-
mórficas triviales, que se nos han acumulado en lo referen-
te a la reacción motora de los animales.
Después de comprobar la püSJMLidad_..d'el análisis y
sistematización _de^ nuestros hechos, sigue la otra fase del
trabajo7^nla~que ya henTos entrado. Consiste en el frac-
cionamiento y alteración sistemáticos del sistema nervioso
central, para comprobar cómo se modificarán, en esas cir-
cunstancias, las relaciones establecidas más arriba. En esa
forma se llevará a cabo un análisis anatómico del meca-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 29

nismo de tales relaciones. Esto constituirá precisamente,


la futura, y creo ya próxima, psicopatología experimental.
También en esta fase, las glándulas salivales se des-
tacarán como objeto de investigación muy ventajoso. E)
área del sistema nervioso relacionada con el movimiento
es tan extraordinariamente extensa, predomina de tal ma-
nera en la masa cerebral, que su más mínima destrucción
da frecuentemente un resultado distinto al deseado y muy
complejo. En cambio, dada la insignificancia fisiológica
de las glándulas salivales, hay que pensar que la parte del
sistema nervioso relacionada con ellas, forma un mínimo ^
porcentaje de la masa cerebral y su distribución en el ce-
rebro es tan pequeña, que su destrucción parcial y ais-
lada no ofrece las dificultades que presenta el aparato de
inervación motora en el mismo caso. No olvidemos que los
experimentos psicológicos comenzaron en el tiempo en que
los fisiólogos hacían por primera vez la ablación de uno
u otro fragmento del sistema nervioso central y realiza-
ban sus observaciones en los animales que sobrevivían a
esas intervenciones. Los últimos veinte o treinta años nos
dicror^ hechos de trascendental importEncia en ese sen-
tido, jjüonocemos ya las fuertes limitaciones de las facul-
tades adaptativas de los animales, después de la ablación
do los grandes hemisferios o de alguna porción de ellosjl
Pero las investigaciones sobre este tema no han formado
todavía un cuerpo especial, cuyo estudio se haya desarro-
llado infatigablemente y do acuerdo con un plan precon-
cebido. Según mi parecer, la causa de esto reside en quo
los investigadores no disponen, hasta la fecha, de ningún
sistema más o menos importante y detallado de las rela-
ciones normales entre el animal y el medio am.biente, co-
mo para poder confrontar objetiva y exactamente el es-
tado del animal antes y después de la operación. Sólo
avanzando por el camino de las investigaciones objetivas
llegaremos paulatinamente hasta el análisis completo de
esa infinita adaptación, en toda la am^plitud de esta pa-
labra, que constituye la vida en el planeta. El miovimiento
de las plantas hacia la luz j la búsqueda de la verdad
por medio del análisis matem.ático, ¿no son acsso, en su
30 IvÁN PETROVICH PA\'LOV

esencia, fenómenos de la misma índole? ¿No son, acaso,


los últimos eslabones de la cadena casi interminable de
las adaptaciones, que se realizan en gran parte del mun-
do viviente?
Podemos analizar las formas más sencillas de la adap-
tación, apoyándonos en hechos objetivos. ¡Qué fundamen-
to tiene cambiar este método, al estudiar las formas su-
periores de la adaptación!
Ha comenzado ya el trabajo en este sentido; es bri-
llantemente llevado a cabo sobre distintas etapas de la evo-
lución de la vida y avanza con todo éxito. La investigación
objetiva de la materia viva, que comienza con el estu-
dio del trofismo de los seres más elementales, debe per-
manecer también objetiva cuando llega a las manifesta-
ciones superiores del organismo animal, a las llamadas
manifestaciones psíquicas de los animales superiores.
Los datos objetivos, obtenidos valiéndose de la seme-
janza o analogía de los fenómenos exteriores, serán tam-
bién aplicados por la ciencia, tarde o temprano, a nuestro
mundo subjetivo y de esta manera, será iluminada de una
vez y en forma brillante nuestra naturaleza tan misterio-
sa; se aclarará el mecanismo y el sentido vital de lo que
más interesa al hombre: su conciencia, los tormentos de
su conciencia. Es por ello que he tolerado una cierta con-
tradicción de mis palabras en la exposición. En el encabe-
zamiento de mi discurso, y a través del mismo, he emplea-
do el término "psíquico" y, al mismo tiempo, he destacado
solamente las investigaciones objetivas, dejando de lado,
todo lo subjetivo. Los fenómenos vitales llamados psíqui-^
eos, aun al ser observados en los animales en forma ob
jetiva, siguen diferenciándose, aunque sólo sea por su com
plejidad, de los puramente fisiológicos. ¿Qué importancia
tiene el llamarlos psíquicos o nerviosos complejos, una vez
que se ha reconocido que el naturalista sólo puede acer-
carse a ellos desde un aspecto objetivo, sin preocuparse,
en manera alguna, del problema de la esencia de los fe-
nómenos?
¿Acaso no es claro que el vitalismo y el animismo con-
temporáneos, mezclan también puntos de vista diferentes:
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 31

i;l del naturalista y el del filósofo? El naturalista ha basa-


do siempre sus grandiosos éxitos en el estudio y en la con-
frontación de los hechos objetivos, ignorando, de acuerdo
con sus principios, el problema de las esencias y las cau-
sas finales. El filósofo, al personificar la tendencia hu-
mana superior hacia la síntesis, aunque ésta resulte fan-
tástica para nuestro tiempo, al pretender dar una respues-
ta a todo aquello por lo cual vive el hombre, debe crear
ya ahora, u n todo de lo objetivo y lo subjetivo.
P a r a el naturalista, las probabilidades de llegar a una
verdad firme y duradera residen en el método y desde
t'ste punto de vista, obligatorio para él, la concepción del
alma, como principio natural, no sólo no le es necesaria,
.sino que incluso podría llegar a ser perjudicial para su
trabajo, limitando inútilmente el arrojo y la profundidad
de sus análisis.
La psiquiatría como auxiliar de la fisiología
de los grandes hemisferios ''*

Desde mis primeros trabajos sobre la circulación san-


guínea y la digestión, llegué a la firme creencia de que son
grandes los auxilios que puede prestar al pensamiento fi-
siológico la casuística clínica, la que representa una serie
interminable de todas las posibles variaciones y combina-
ciones patológicas de las funciones del organismo. P o r es-
to, habiéndome ocupado durante muchos años de la fi-
siología de los grandes hemisferios, he pens'ado hace ya
tiempo y más de una vez, en [aprovechar la esfera de los
fenómenos psiquiátricos como material analítico auxiliar
para el estudio de esta fisiología,; En realidad, en lugar
de nuestro método analítico que consiste en la destrucción«
de partes del cerebro, procedimiento que resulta muy gro-
sero en relación con la delicadeza y complejidad del me-
canismo a estudiarse, se podría contar en algunos casos
con la desintegración más clara, precisa y fina, d^l con-
junto del trabajo cerebral en elementos y con la-delimi-
tación de las distintas funciones del cerebro debidas a
causas patológicas, que a veces provocan diferenciaciones
en grado extraordinariamente elevado.
En el verano del año 1918 tuve, por fin, la oportuni-
dad y posibilidad de estudiar los casos patológicos de algu-
nas decenas de enfermos mentales. Según me parece, mi
vieja esperanza no me ha defraudado. En parte, he visto
demostraciones magníficas de aspectos fisiológicos más o

(1) Informe leído en la Sociedad de Psiquiatría de Pe-


trogrado en el año 1919 (Revista Rusa de Fisiología, 1919).
34 IvÁN PETROVICH PAVLOV
menos aclarados; en parte, se me revelaron nuevos aspec-
tos de la actividad celebral, surgieron nuevos problemas,
se plantearon tareas no habituales para las investigacio-
nes de laboratorio.
Sin embargo, mi relación con el material psiquiátrico
se distinguía notablemente de la relación común de los
especialistas. Como consecuencia de la previa y larga prác-
tica de laboratorio y de ideas definidas en este sentido,
lo analicé todo desde un punto de vista puramente fisio-
lógico, representándome de continuo la actividad psíqui-
ca de los enfermos dentro de determinados conceptos y
términos fisiológicos, lo que no me provocaba ninguna cla-
se especial de dificultades cuando mi atención se detenía,
no en los detalles subjetivos, sino en los rasgos y fenó-
menos fundamentales del estado de los enfermos. Esta ex-
posición mostrará en forma parcial, cómo ello fue llevado
a cabo.
En este artículo presento el cuadra sintomatológico de
dos casos con su análisis correspondiente. El primero, una
mujer inteligente y educada, de 22 a 23 años de edad. La
encontramos en el jardín para enfermas, acostada, sin mo-
verse, con los ojos entreabiertos, desaseada. No habló es-
pontáneamente en nuestra presencia. El médico que me
acompañaba afirmó que éste era su estado permanente.
La paciente se negaba a comer sola; parecía comprender
muy bien las preguntas que le formulaban sobre sus fa-
miliares, recordaba y contestaba con toda corrección, pero
con gran esfuerzo y demora. Evidenciaba un fifiiadoca-
taléptico acentuado. Sufre hace ya varios años; en ciertas
ocasiones parece Hallarse totalmente curada y en otras,
vuelve a acusar cuadros sintomatológicos variados; en la
actualidad presenta uno de ellos.
El segundo sujeto, un hombre de 60 años. Permaneció
durante 22 años en el hospital'"como un verdadero cadá-
ver viviente, sin efectuar el más mínimo movimiento vo-
luntario, desaseado, sin pronunciar palabra, alimentado
con sonda. En los últimos años, ya próximo a los 60, co-
menzó a realizar paulatinamente movimientos voluntarios;
en la actualidad se levanta de la cama, va solo al cuarto
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 35

de baño, habla mucho y con suma sensatez y come por


lo general sin ayuda. Al referirse a su estado anterior,
nos manifestó que intepretaba todo lo que ocurría a su
alrededor, pero sentía una tremenda pesadez en los
músculos, imposible de vencer, a tal punto que llegó a
resultarle difícil respirar. Ésta fue la causa por la cual
se negaba a moverse, a comer y a hablar. La enfermedad
comenzó al promediar los 35 años de edad. En la historia
clínica se consigna la presencia de^jrfiflpjns tónicos.
¿Cómo se puede caracterizar desde un punto de vis-
ta fisiológico el estado descrito de estos dos enfermos? Pa-
ra responder a esta pregunta, reparemos en un síntoma_
motor muy manifiesto presente en ambos casos: catalep- j
sia en el primero y reflejos tónicos en el segundo. ¿Cuán-J
do se observan estos fenómenos en los animales? Ya
Schieff observó fenómenos catalépticos en el conejo des-
pués de la abi|.ción_de los grandes hemisferios y la des-
cerebración introducida pot^gherrington es un método sen-
cillo para obtener intensos reflejos Jónicos en los gatos.
También produce fenómenos catalépticos el envenenamien-
to con algunos narcóticos,^como por ejemplo el uretano. ¡
En todos estos casos estamos frente a una exclusión de la
actividad de la corteza, sin dañarlas secciones del encé-
falo situadas en planos inferioresJEsta conservación de l a ^
"actividad normal de los centros inferiores se debe, en los
dos primeros casos, a las propiedades del tejido encefálico
de los animales dados y a lo reciente de la operación, es
decir, a la ausencia de los fenómenos reactivos que se
manifiestan después, y en el caso del uretano, a la presen-
cia en éste del grupo amoniacal, dej^ma acción excitante
sobre los centros motores inferioresCÍ)icha exclusión, que
aisla a los grandes hemisferios, —órgano nervioso de los
llamados movimientos voluntarios—, pone de manifiesto
la actividad normal de los centros inferiores del sistema
motor; esta actividad tiende, en primer lugar, a mantener!
el equilibrio del organismo y sus partes en el espacio,'
constituyendo así el reflejo postural, que normalmente se
halla siempre en actividad, a la vez que está enmascara-
do por los movimientos voluntariosT] De este modo, es la
36 IvÁN PETROVICH PA\tov
catalepsia un reflejo normal y habitual, que en las con-
diciones indicadas más arriba se manifiesta clara y abier-
tamente debido a la eliminación de la influencia de los
grandes hemisferios. El reflejo tónico es un elemento de
este reflejo complejo.
En consecuencia, debemos admitir también en nuestros
enfermoSjCla presencia de una exclusión de la actividad
de los grandes hemisferios, si bien resulta claro que se
trata sólo de la exclusión del área motora, ya que nues-
tros enfermos^, incapacitados o muy dificultados para
efectuar movimientos voluntarios, tal como lo evidencian
e incluso lo expresan, al mismo tiempo comprenden lo que
se les dice, recuerdan todo y tienen conciencia de su es-
jtado, es decir, que se valen e ñ i o r m a satisfactoria de las
oirás partes de los grandes hemisferios.
Se da también el caso en algunos estados del hombre
y de los animales, de una inhibición limitada sólo al área
motora de la corteza. Un sujeto hipnotizado hasta cierto
grado, comprende nuestras palabras, las recuerda, quisiera
reaccionar en relación con lo conversado; sin embargo, no
posee un dominio suficiente sobre su musculatura esque-
lética y conserva la posición que le hemos dado, aun cuan-
do le resulte incómoda e indeseable. Es evidente que en
esencia, consiste en una inhibición aislada del área motora,
inhibición que no se extiende a las otras áreas de los he-
misferios, ni desciende por la masa encefálica. En el labo-
ratorio, al trabajar con los llamados reflejos condiciona-
dos, observé a menudo un estado semejante en los pe-
rros. Estudié en uno de ellos estas relaciones junto con
Voskresensky, en la forma más exacta y sistemática. El
perro se quedaba frecuentem.ente y por largo tiempo solo
en la habitación, atado a un banco, sin ningima influencia
experimental, y esto se repetía en el transcurso de sema-
nas y meses. Por esta razón, todo el ambiente del labora-
torio se transformaba para él en un agente somnífero, de
modo tal que su sola llegada al mismo modificaba de in-
mediato su conducta. Graduando en forma exacta la in-
fluencia de este factor, mediante el tiem.po de acción del
am^biente, pudimos observar las distintas fases del sueño
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 37

que se desarrollaba. He aquí lo que sucedió. En el perro se


había elaborado uno de los llamados ceflejos —asociatíóji
— _condicÍQiiados^ .SQn£ro-alimenticio; es decir, que al oir
un cierto ruido, el perro manifestaba una reacción alimen-
ücia: .segregaba saliva y realizaba los miOvimientos co-
rrespondientes, se relamía y volvía la cabeza hacia el lu-
gar donde habitualmentc le quedaba el alimento, comién-
dolo de inmediato si éste era puesto delante suyo. Con la
primera manifestación de la Jiipnosis desapareció el re-
flejo condicionado sonoro-saíivaí, pero el reflejo motor
permaneció normal al colocarse la comida delante, pues
el perro comenzaba a comer de inmediato. A esta primera
fase, siguió otra completamente inesperada y muy intere-
sante; xáapareció el reflejo sonoro-salival, se intensificó al
a_umentar_los estímulos condicionados propios del alimen-
to,.,pgrojig7TiTi]5ír"ñTh£^n reflejo motor; el perro no tocaba
la comida e incluso se apartaba de ella, resistiéndose a
que se la introdujeran a la fuerza. En la fase siguiente, al
dormirse por completo el animal, desapareció desde luego
toda reacción alimenticia. _A1 despertarlo intencionalmen-
te, rzpor medio de fuertes estímulos—, las fases indicadas
reaparecieron en orden inverso a medida que se disipaba
el estado de sueño. La segunda fase sólo puede compren-
derse admitiendo que el área motora de la corteza se en-
contraba ya bajo el dominio de la inhibición hipnótica y,
en cambio, las otras secciones de los hemisferios funcio-
naban todavía en forma satisfactoria y exteriorizaban su
actividad en las glándulas salivales, independientemente
de la región motora. En esto existe gran similitud con el
caso del hombre al que se está tratando de despertar, quien
aun cuando reconoce que lo llaman porque él mismo lo
ha pedido, no puede vencer la influencia del sueño y pre-
fiere que no lo molesten, indignándose y hasta agrediendo
a quien lo despierta si insiste en ello.
La prim.era fase y su reemplazo por la segunda, con
el sopor que aparece gradualmente, se podrían interpre-
tar de esta manera: ya que en nuestro perro actuaba co-
m.o agente somnífero todo el ambiente de la habitación, es
decir, ejjceitaciones que afectan a la vista, oído y olfato, las
38 IvÁN PETROVICH PAVLOV
correspondientes secciones de los grandes hemisferios fue-
ron las^rimeras en sufrir una inhibición hipnótica expe-
rimental, suficiente para hacer desaparecer su actividad
condicionada, per.Q_ que no bastaba para zonas como la mo-
tora^de más alto.umbral de inhibición. Cuando a la ac-
tion somnífera de la habitación se agregaban excitaciones
cutáneas y motoras —como consecuencia de la limitación
de movimientos en el banco—, la inhibición hipnótica se
propagaba también al área motriz. Ahora bien, giendcLesr
tAJ!egÍQíLÍade_jmis-al±Qunibral, atraía ^^p^ ley de la
cc)ncentración del proceso nervioso, la inhibición hipnóti-
ca de jodas. las .otras regiones y las libraba así, en forma
temporaria, de dicha inhibición, hasta que el desarrollo de
los factores causantes de sueño llegara a originar la pro-
pagación de la inhibición hipnótica, con una intensidad
homogénea y suficiente, a todas las secciones de los gran-
des liémisférios.
-5e-est_a manera podeinos justificar la existencia en los
enfermos antes citados, de una inhibición concentrada de
las regiones motoras de la corteza, debida a la acción de
la causa patógena.
¿Qué puede objetarse desde el punto de vista clínico,
a la interpretación que hemos dado del cuadro sintomato-
lógico de nuestros enfermos? Traeré a colación las obje-
ciones a los desacuerdos aparentes con la casuística clínica,
que fueron señalados por algunos psiquiatras al exponer-
les nuestro análisis. Ellos querían ver, en los casos que
citábamos, un estado de trance debido a influencias afec-
tivas. Pero en primer lugar, esto se refiere a la causa
y no a su mecanismo. Evidentemente, puede haber casos
de trance, es decir, casos similares a los estados catalép-
ticos, debidos a la influencia de fuertes excitaciones so-
noras de sonidos extraños o de hechos muy poco comunes,
etc.; vale decir, que la excitación muy intensa de algunas
secciones de los hemisferios, puede provocar la inhibición
de su área motora y crear, en esta forma, condiciones pa-
ra la manifestación del reflejo postural. En segundo lugar,
en los enfermos citados, no hay señales de este mecanismo,
pues nada revela que ellos hayan sufrido estímulos extra-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 39

ordinarios, y uno de los enfermos habló, precisamente, sólo


de una extrema dificultad, de la imposibilidad de efectuar
un movimiento voluntario.
Señalaban además que en la parálisis progresiva es
evidente la destrucción de los grandes hemisferios, lo que
puede comprobarse con el examen anatomopatológico,
pero a pesar de ello no hay catalepsia. Sin embargo, tam-
poco hay una anulación completa de la actividad motora
cortical. Los enfermos realizan algunos movimientos vo-
luntarios, aunque mal coordinados y además, presentan
frecuentemente fenómenos de excitación motriz intensa,
en forma de convulsión. En consecuencia, no existe la con-
dición fundamental para que se manifieste el reflejo pos-
tural puro.
Estos psiquiatras llamaban también la atención sobre
los casos de trombosis y hemorragias en los grandes he-
misferios, acompañados de parálisis, pero no de catalep-
sia. Nuevamente nos encontramos en presencia de una si-
tuación que no reúne los elementos necesarios para pro-
vocar catalepsia. En estos casos se observa la ausencia
hasta de los reflejos medulares. Es indudable que la in-
hibición provocada por la destrucción, descendió hasta la
médula espinal. Con tanta más razón debe manifestarse
la influencia inhibidora, en las partes del encéfalo cer-
canas a los grandes hemisferios. De este modo no se en-
cuentran manifiestas contradicciones entre el material clí-
nico de las enfermedades de los grandes hemisferios y el
análisis que hemos presentado del estado de los enfermos.
Por consiguiente, hay que reconocer como cierto, el me-
canismo que ya hemos admitido de la actividad cortical.
En nuestro segundo caso, el hecho de que el enfermo vol-
viera a la normalidad después de algo más de veinte años,
habla también a favor de la comprensión del cuadro sin-
tomatológico general, como una inhibición de la región
motora de la corteza. Esto significa que su estado tuvo un
carácter funcional y no un carácter orgánico anatomopa-
tológico, durante todo ese tiempo.
En el ulterior análisis del estado de nuestros enfermos,
destacaremos aún otra circunstancia esencial/Los elemen-
40 IVÁN PETUOVICH PAVI.OV

tos motores corticales para los distintos movimientos, —es-


queléticos, de fonación, de motilidad ocular, etc.—, se en-
cuentran, según los datos de la fisiología actual, en dis-
tintas secciones d e los hemisferios^; puede decirse, que aun
estando diseminados, (^aparecen ufíidos en nuestros enfer-
mos en u n a misma inhibición general, en oposición a to-
dos los restantes elementos de les hemisferios, que quedan
al mismo tiempo más o menos libres. Lo expuesto lleva
a esta importante conclusión: todos los elemientos motores'
tiene entre sí algo en común, en su relación estructural o
química, o más probablemente en ambas y por ello tienen
el mismo comiportamiento frente a la causa que provo-,
ca los fenómenos patológicos, distinguiéndose en esta for-1
ma de otros elementos de la corteza —ópticos, auditivos, '
etc.-|-. Esta diferenciación de la naturaleza de los distintos
elementos de la corteza entre sí, se manifiesta también
en las fases citadas de la hipnosis y del sueño, cuando ba-
jo la influencia de una misma causa, algunos elementos
se encuentran, en un estado y otros en estado diferente •''.
Abordamos ahora el siguiente problema: ¿Con cuánta
aproximación es posible representar la causa que provoca
un determinado cuadro siníomatológico? Pueden hacerse
al respecto distintas suposiciones. Es posible una deter-
minada acción tóxica que se limite, naturalmente, a una
esfera d e influencia ligada a la individualidad, recién se-
ñalada, de los distintos elementos de la corteza de los
grandes hemisferios, ya sea.íieMda_a.j?pndiciones de agota-
™iSlÍ0-LS6ílSr9l—4?1 organismo, ya a un agotamiento del

(1) Esta diferenciación entre si de los elementos celula-


res de la corteza de los grandes hemisferios, debe considerarse
tanto más indiscutible e indudable por cuanto nos encontramos
continuamente, en la fisiología de los nervios periféricos, con
la marcada individualidad de las fibras nerviosas y de sus ter-
minaciones periféricas de distintas funciones —individualidad
que se observa en relación con la fuerza relativa del estímulo,
etc.—. Esta individualidad es el fundamento de los métodos para
la diferenciación de estas fibras diferentes en un mismo tronco
nervioso. Recordamos, como ejemplo, los métodos de diferencia-
ción de las fibras vasoconstrictoras, de las vasodilatadoras.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 41

cerebro por una sobrecarga especial que se acumula en


determinados elementos del mismo, ya a causa de la par-
ticipación especial de estos elementos en el trabajo que
condicionó el agotamiento, ya en base a la particularidad
de su naturaleza. Finalmente, gs^Jiegesario aclmátii^tam-
MÍsLLla_posibilidad de influencias de reflejos nocivos^_di-
i'£i;ÍQS_,.Q, indirectos, por modificación de la circulación san-
guínea local o, en general, por las condiciones de nutri-
ción; o bien, influencias selectivas en relación con distin-
tos elementos de la corteza. Por lo tanto, puede haber
diferentes causas determinantes, aun en los casos en que
exista una semejanza e incluso identidad, en el mecanis-
mo del complejo de los síntomas dados.
Como conclusión, es interesante plantearse aún otra
pregunta: ¿corno puede comprenderse el caso de nuestro
enfermo, en quien la inhibición de la región m.otora de
la corteza de los grandes hemisferios comenzó a debili-
tarse intensamente al finali Esto sólo puede ser relacio-
nado con la gílaá- A medida que se aproximaba a los 60
años, edad en la que se experimenta por lo general un
fuerte decaimiento de las fuerzas del organismo en rela-
ción con su envejecimiento, nuestro enferm.o comenzó a
volver a la normalidad. ¿Cómo representarse esta cone-
xión? Si en este caso se trataba de un efecto tóxico, en-
tonces, con la modificación senil del quimismo orgánico,
pudo producirse fácilmente una debilitación, una disminu-
ción, del agente que produce este efecto. Si la causa fun-
damental de la enfermedad consistía en el agotamiento
crónico de la masa nerviosa, este agotamiento pudo mani-
festarse en menor grado debido a las modificaciones que
tienen lugar en el cerebro en la vejez, —menor capacidad
reactiva, menos destructibilidad funcional del cerebro—.
Si se considerara que el sueño y la hipnosis representan
un determinado género de inhibición, nuestro segundo en-
fermo constituiría un caso particular, de algo como un
sueño o hipnosis crónica parcial. Pero se puede admitir
que en la vejez, se produce un debilitamiento relativamen-
te más considerable de los procesos de inhibición, mani-
festado en la verborrea senil, en el fantaseo y en el caso
42 IvÁN PETROVICH PAVLOV
extremo en la demencia. En consecuencia, la curación del
enfermo puede reducirse a atender el debilitamiento del
proceso de inhibición.
Considero apenas discutible que el análisis fisiológico
de los enfermos que he citado, plantea a la fisiología ce-
rebral cuestiones nuevas y accesibles a las investigacio-
nes de laboratorio.
Sobre la llamada hipnosis de los animales ( 1 )

La llamada hipnosis de los animales —experimentutn


mirahile de Kircher—(^consiste en llevar al animal a una
posición antinatural mediante una maniobra enérgica que
suprime toda resistencia, y mantenerlo en esta posición
algún tiempo, generalmente no muy prolongado; luego,
aunque se le deje libre, permanecerá acostado minutos y
hasta horas3 Distintos autores destacaron diferentes de-
talles del hecho y dieron diversas explicaciones en conso-
nancia con esos detalles. En la actualidad, gracias a la mi-
nuciosa investigación de la actividad normal del cerebro,
estoy en condiciones de señalar el sentido biológico del
hecho y de aclarar exacta y completamente su mecanismo
fisiológico, resumiendo dg este modo los datos reales, ais-
lados, de dichos autores.CÉste es uno de los reñeJQS auto-
defensivos de carácter inhibitorio. Ante una fuerza enor-
me, el animal no tiene salvación en la lucha ni en la hui-
da; la posibilidad de permanecer íntegro reside en la in-
movilidad o en pasar inadvertidoT] ya que los objetos que
se mueven atraen especialmente la atención, o para no pro-
vocar con un movimiento agitado o intranquilo una reac-
ción agresiva de ataque de dicha fuerza aniquiladora. La
inmovilidad se alcanza de la siguiente manera:Oas exci-
taciones de intensidad considerable o de carácter desusa-
do, provocan ante todo unajápidaJnMfeÍcÍjón,re^^^^
las regiones motoras de la corteza de los grandes hemis-
íeriosjpje^cmnO-^^abfiDCiQS,, dirigen los. llamados movimien-

(1) Informe presentado en la sesión de Ciencias Físico-


Matemáticas de la Academia Rusa de Ciencias, el 9 de noviem-
bre de 1921, agregado al protocolo de la misma.
44 IvÁN PETROVICH PAVLOV
.tos_volimtanos. Esta inhibición se limita sólo al área mo-
tora y no pasa a las otras zonas de los grandes hemisfe-
rios ni al mesencéfalo, o se propaga también a éstas de-
pendiendo todo de la fuerza y duración del estímulo] En
el primer caso, están presentes los reflejos de los múscu-
los oculares —el animal sigue con los ojos al experimen-
tador—, de las glándulas salivares —al alcanzar la comi-
da comienza a segregar saliva, pero no hay movimientos
esqueléticos del animal en dirección a la comida— y per-
duran finalmente los reflejos tónicos del mesencéfalo so-
bre la musculatura esquelética, que tienden a conservar
la posición en la que fue colocado el animal —catalep-
sia—. En el segundo caso, desaparecen gradualmente to-
dos los reflejos recién enumerados y el animal entra en un
estado de pasividad, estado de sueño, con relajamiento
general de la musculatura. El desarrollo indicado del fe-
nómeno confirma una vez más la conclusión a que he lle-
gado, en la comunicación formulada en un_a de las sesio-
nes anteriores de nuestra sección, a saber:Qa llamada in-
hibición es un sueño, aunque parcial y localizado^ Eviden-
temente, el aterrorizarse ante un gran peligro, no es más
que el reflejo recién descripto.

P. D. — Es preciso agregar que en el momento de este


informe no pude consultar la bibliografía fisiológica, con
la que no me compenetré hasta la primavera de 1922, en
Helsingfors. Algunos investigadores han llegado, en gene-
ral, a conclusiones similares a las expresadas en lo refe-
rente a la hipnosis de los animales.
Ilelacioíics cnlrc la excitación y la inhibición.
DeMmitaclón entre ambas y neurosis
experimental en los perros *^*

Dedicado a la memoria de ini mejor amigo, el


prü¡ecor Roberto Ttger&chtedt, a quien la iisiología
debe mucJio corno invesUxjador y contribuyente al
saber y a la labor jisiológica.

Todos los hechos reales que comunicaremos a conti-


nuación, se relacionan con la función de los grandes he-
misferios y fueron obtenidos por el método de los reflejos
condicionados, es decir, de aquellos reflejos que se forman
durante la existencia individual del animal. Dado que la
noción sobre reflejos condicionados no es todavía cono-
cida y aceptada por todos los fisiólogos, ruego al lector, a
fin de no tener que repetir conceptos que ya expresé, re-
mitirse a mis artículos aparecidos recientemente en este
mismo archivo (1923).
Sobre la base de una clara diferencia en los hechos,
hemos tenido que establecer la existencia de dos formas
inhibitorias en la función de los grandes hemisferios: la
i^xhilÜcioaZ-externa y_la..i¡xt£r.na. La primera se revela de
inmediato en nuestros reflejos condicionados; la segunda,
se desarrolla con el tiempo y se elabora paulatinamente.
La primera es la repetición exacta de la inhibición, fenó-
meno bien conocido en la fisiología de la sección inferior
del sistema nervioso; tiene lugar durante el gncuentro-de
excitaciones que co_rre.sp.on_den..a-¿iÍgrentes^.centrQa_con,.dÍS-

(1) Artículo aparecido en alemán en "Skandin. Archiv für


Physiol.", fundado por el profesor Tigerschíedt.
46 IvÁN PETROVICH PAVLOV
fintas manifestacíQnes nerviosas. _Ija._s^egunda,^.sólo puede
ser una propiedad peculiar de los grandes hemisferios. Hay
que suponer, sin embargo, que la diferencia entre ambos
tipos de inhibición se relaciona solamente con las condicio-
nes de su origen, pero no con el proceso en su esencia.
Nuestras investigaciones al respecto continúan. Este ar-
tículo versará sobre la inhibición interna; en lo sucesivo
emplearé sólo la palabra inhibición, sobreentendiéndose
siempre que se trata de la forma interna.
Hay dos condiciones, o mejor dicho una, de cuya pre-
sencia o ausencia depende que el impulso llegado de afue-
ra a las células corticales, provoque en ellas el proceso
de excitación o el de inhibición. En otras palabras, el im-
pulso será una vez positivo y otra negativo. Esta condi-
ción fundamental consiste en que si el estímulo que llega
a las células de los grandes hemisferios, coincide con otra
fuerte excitación de las mismas y por supuesto con la de
algunas secciones inferiores del cerebro, se convertirá en-
tonces en una excitación positiva crónica; en caso con-
trario se transformará, tarde o temprano, en negativo, in-
hibitorio. Al conocer este hecho indudable, surge de in-
mediato la pregunta: ¿por qué ocurre así? Lo que queda
aún sin respuesta. En esta forma, hay que tomar en cuen-
ta este hecho sin entrar en su análisis. Ésta es la primera
relación fundamental entre la excitación y la inhibición.
Los fisiólogos conocían desde hace tiempo, la propaga-
ción del proceso de excitación. El estudio de la fisiología
nerviosa superior nos permitió afirmar que también el pro-
ceso inhibitorio se transmite en condiciones adecuadas,
desde el punto donde se origina. Los hechos que nos lle-
varon a esta conclusión son sencillos y evidentesCAhora
bien, si desde un punto se propaga el proceso de excita-
ción y desde otro el de inhibición, ambos procesos se li-
mitan mutuamente, restringiéndose cada uno a una zona
determinada. Con este método se puede conseguir una de-
limitación funcional muy sutil de distintas zonas cortica-
lesTiCuando se trata de puntos aislados, a los que se ex-
cita en condiciones adecuadas, es fácil representarse el
proceso en el esquema de la arquitectura celular. En cam-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 47

bio, la mente tropieza con algunas dificultades cuando nos


encontramos confprocesos de excitación e inhibición adap-
tados a diferentes intensidades u otras variaciones de un
mismo agente elemental exterio^, por ejemplo, la distinta
frecuencia de los golpes de un metrónomo. Para compren-
der esto, teniendo como base el mismo sencillo esquema
celular, habría que suponer que el agente ejerce su in-
fluencia no sobre una célula, sino sobre un grupo de ellas.
De todos modos es un hecho demostrado que con una de-
terminada£intensidad de un agente elemental conocido, se
produce un proceso de excitación y con otra, uno de in-
liibición.^TDe manera que el segundo punto común en las
relaciones entre los dos procesos en la corteza cerebral, es
su delimitado^ Lo dicho se comprueba experimentalmen-
te con la excitación mecánica de distintos puntos de la
superficie cutánea.
CEs preciso, pues, representarse una lucha entre dos
procesos contrarios, que normalmente termina con un equi-
librio y un balance determinado. Esta lucha y este equi-
librio no son fáciles de lograr para el sistema nervioso^
Lo hemos observado ya al comenzar nuestro trabajo y lo
.seguimos observando en forma constante. <C Los animales
expresan a menudo esa dificultad con movimientos inquie-
tos, quejidos y fatigaj Sin embargo, en la mayoría de los
casos se establece finalmente el equilibrio; cada proceso
recibe su lugar y su tiempo; el animal se tranquiliza por
completo y reacciona en forma adecuada al estímulo, ex-
citándose o inhibiéndose.
Esta lucha sólo en algunas condiciones concluye con
la alteración de la función nerviosa normal; aparece un
estado patológico que dura días, semanas, meses e incluso
años, y que se normaliza ya sea por sí solo paulatina-
mente, al interrumpir el experimento, al dejar que el ani-
mal descanse, o mediante determinadas medidas terapéu-
ticas.
Esos casos excepcionales se nos aparecían en un prin-
cipio en forma fortuita, inesperada, pero luego comenza-
mos a reproducirlos intencionalmente, con propósitos de
estudio. Los mencionaremos en orden cronológico: Hace
48 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ya tiempo, hemos obtenido el primer fenómeno relaciona-
do con este estudio —experiencia de la Dra. Erofeeva -.
Consistía en producir en los perros un reflejo condicio-
nado alimenticio, no por un estímulo indiferente, sino por
medio de un agente destructor que era relacionado tempo-
ralmente con el agente alim.enticio innato. Para ello, SÍ;
excitaba la piel mediante corriente eléctrica y al mismo
tiempo, se alimentaba al animal, incluso obligándolo al
pi'incipio. En las primeras experiencias la corriente era
débil, pero en las finales se la elevó al máximo, resultan-
do que corrientes muy fuertes, a veces mantenidas hasta
que aparecieran quemaduras con destrucción mecánica de
la piel, producían sólo una reacción alimenticia —con su
motora correspondiente y secreción salival—, sin alterar
la respiración y sin taquicardia, características ambas de
la reacción defensiva.i^s evidente que este resultado era
el producto de la excitación exterior desviada hacia el
centro alimenticio, al mismo tiempo que era inhibido el
centro de la reacción defensiva"?. Este reflejo condicionado
singular persistió durante meses y hubiéramos podido
mantenerlo más tiempo si no hubiésemos modificado las
condiciones, al^excilar-la-pifiLcadji vez en distintos puntos.
Cuando el número de éstos fue considerable, se produjo
en uno de_ nuestros perros un cambio rápido y brusco del
proceso.CÁ partir de ese instante, al estimular cualquier
zona de la superficie cutánea, incluso las excitadas ante-
riormente y aunque la corriente eléctrica fuera muy débil,
se obtenía sólo una respuesta defensiva intensa^ sin vis-
lumbrar rastros de la reacción alimenticia. No pudimos
volver por ningún medio al resultado anterior. Ei perro,
de tranquilo, se tornó muy agitado. En otro perro reapa-
reció la reacción defensiva cuando, en presencia do uv.:\
gran cantidad de áreas cutáneas que con una corriente in-
tensa ciaban sólo una reacción alimenticia, pasábamos cii
el curso de un mismo experimento, repetida y rápida-
mente, de un punto a otro. Se dejó descansar un par dn
meses a los dos animales objeto de la experimentación y
no obstante, el reflejo condicionado alimenticio producido
por un agente destructor se reprodujo sólo en uno de
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 49

ellos, obrando lenta y cautelosamente. Un caso análogo


se comprobó algo más tarde —experimento de la docto-
ra H. R. Schenger-Krestovnikova—. Se creó en el perro
un reflejo condicionado alimenticio, proyectando ante él,
en u n a pantalla, un círculo iluminado. Se buscó luego di-
ferenciar el círculo de una elipse, de la misma superficie
y con idéntiíá^lTtifmnáción; la aparición del círculo era
acompañada con la comida y la de la elipse, no. Se produjo
la diferenciación. El círculo provocaba la reacción alimen-
ticia; la elipse no causaba efecto, lo que, como sabemos,
se debe al desarrollo del procoso inhibitorio en este últi-
mo cayo. La primera elipse estaba muy alejada del círcu-
lo por su form.a —relación de semiejes 2:1—. Luego fue-
ron presentando elipses más aproximadas al círculo, es de-
cir, igualando más y más los semiejes; se obtenían con
roayor o menor rapidez diferenciaciones cada vez más fi-
nas. _ Pero todo cambió al emplear la elipse con relación
defiemieje!-, 9:8. Esta nueva y sutil diferenciación se man-
tuvo dos o tres semanas; luego, no sólo dejó de aparecer,
sino que su desaparición trajo consigo la de todas las di-
ferenciaciones anteriores, incluso las más groserasjEl pe-
rro que ante.s permanecía tranquilo en el banco, ahora se
movía continuamente y aullaba; hubo que reproducir to-
do el proceso descrito y hasta la diferenciación más evi-
dente exigió mucho más tiempo que en la primera opor-
tunidad. Con la diferenciación límite se repitió el mismo
proceso, desaparecieron todas las diferenciaciones y el pe-
rro volvió a entrar en estado de agitación.
Después de estas observaciones y experimentos, em-
prendimios, en un período posterior, la tarea de estudiar
el fenómeno descrito en forma más sistemática y detalla-
da —experimento de la doctora M. R. Petrova—. Ya que
,se podían comprender los hechos m.encionados, suponien-
do que la alteración del comportamiento norm^al tendría
hjgar por el difícil encuentro de los procesos de excita-
ción e inhibición, se realizaron experiencias con distintas
inhibiciones y combinaciones entro ellas, empleando dos
perros con caracteres opuestos, uno muy viva.z y otro muy
tranquilo. En los casos en que se habían establecido refle-
50 IvÁN PETROVICH PAVLOV

jos retardados durante 3 minutos, es decir, reflejos en los


que el estímulo absoluto reforzaba al condicionado sólo a
los 3 minutos de haber comenzado este último y en los quo,
como resultado, el efecto positivo del estímulo condicio-
nado aparecía al cabo de un período previo de inhibición
de 1 ó 2 minutos; en dichos casos fueron aplicados otros
tipos de inhibición: diferenciada, etc. La tarea a cumplir
con estos distintos tipos de sistema nervioso, fue llevada
a cabo con dificultad, pero sin alterar las relaciones nor-
males. Se agregó entonces, el reflejo condicionado alimen-
ticiq_producido. por un agente destructor y una vez for-
mado este reflejo, bastó repetirlo algún tiempo, aunque
fuera en el mismo lugar de la piel^ para que sobreviniera
un estado agudamente patológicct_J.ta_co.nducta normal se
alteró en cada uno de los perros, la desviación de Ja nor-
maliHid se produjo en ellos en direcciones opuestas: en el
perro muy vivaz, sufrieron o desaparecieron totalmente
Iss inhibiciones elaboradas, convirtiéndose en estímulos
positivos; en el perro tranquilo, se debilitaron o desapa-
recieron los reflejos salivales condicionados positivos. Es-
tos estados se mantuvieron durante meses y no se modi-
ficaron de por S Q E I perro vivaz con el proceso inhibitorio
debilitado, voháó a su estado normal en pocos días. ,gra-
cias al broniiiro..._de potasio introducido en el recto. Es in-
teresante destacar que junto a la reaparición de la inhi-
bición normal, el efecto condicionado positivo no dismi-
nuyó, sino más bien aumentó algo, de miodo que basán-
dose en este experimento, no se debe hablar de la dismi-
nución de la excitabilidad nerviosa por jefecto del bromu-
£0, sino de la regulación de la función nerviosa~'poi' elIñi.s-
mo. En el otro~pérro no fue posible restablecer los refle-
jos salivales constantes más o menos importantes, pcíie
a todas las medidas empleadas con tal fin.
Poco después de estos experimentos se obtuvo un fe-
nómeno de la misma naturaleza pero con detalles más
instructivos aun, en otro perro en el cual se investigaba
con diferente propósito —^experimentos del doctor Y. P.
Rasenkov—. En este caso se obtuvieron reflejos condi-
cionados positivos de varios receptores y varios reflejos
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 51

de u n mismo receptor, producidos por distintas intensi-


dades de un determinado agente excitador. Se obtuvie-
ron entre otros, reflejos a una excitación mecánica de
cierta frecuencia en un área cutánea. Luego se emprendió
la diferenciación de la misma área, con una excitación me-
cánica de otro ritmo; esta diferenciación fue lograda sin
majíor dificultad y sin que se observaran modificaciones
en la función nerviosa. Pero, degfUiés-_d£.aplicar_un^j^iimo
totalmente 2iAiMlori0j_se_4a:oduio^__si_n^
tación_con~el ritmo de acción positiva y el perro manifestó
entonfifis lina .perturbación orígÍM
terminó con un lento proceso de restablecimiento, quizá
algo acelerado por influencia de nuestra intervención. Al
principio desaparecieron todos los reflejos positivos con-
dicionados; este período duró 10 días. Luego comenzaron
a restablecerse los reflejos en forma particular, contraria
a lo normal: los estímulos fuertes quedaban sin efecto o
con efecto mínim,o y sólo los estímulos débiles producían
respuestas considerables. Este estado duró 14 días. Siguió
luego una fase distinta: todos los estímulos obraban de
igual manera, en la m.edida de un estímulo* normal y fuer-
te; esto duró 7 días. Finalmente comenzó el último pe-
ríodo previo a la normalización, que se caracterizó porque
los estímulos de intensidad mediana sobrepasaban con su
efecto a lo normal; el efecto de los estímulos fuertes era
inferior a lo normal y los débiles habían perdido por com-
pleto su efecto. Este estado se mantuvo también 7 días
y luego sobrevino la normalidad. Al repetir el método
que originó la perturbación descrita, es decir, al pasar sin
intervalo de la excitación mecánico-cutánea inhibitoria a
la excitación positiva, se produjo otra vez la misma per-
turbación con las mismas fases diferentes, pero transcu-
rrió en un tiempo m e n o r . ^ n las repeticiones siguientes,
la alteración se hizo más fugaz, hasta que el mismo pro-
cedimiento no ocasionó ya ninguna perturbación. T,a dic-
miimcióa_del proceso patológico se_manifestó 'gnja_abre-
viación del estado anormal, debida a la menor duración de
Tas^ fases y a la ausencia de algunas de ellas^
52 IvÁN PETROVICH PAVLOV

De este modo, en el difícil encuentro de los procesos


de excitación e inhibición, obtenemos: ya el predominio
del primero, que perturba al segundo, es decir, u n a eleva-
ción prolongada del tono de excitación; ya el predominio
del proceso inhibitorio, con sus fases previas, que pertur-
ba el de excitación y eleva el tono de la inhibición.
Hemos visto también estos efectos en otras condicio-
nes, además de las citadas.
Cuando actúan sobre el animal excitaciones., extraor-
üinarias, que producen una inhibición inmediata, .ae__ori_-
gina un predoipinin dur'^dprn AP 1^ ínhihifiDn, tal como
J o h e m o s observado en forma muj^ manifiesta en algunos
perros, después de la gran inundación que tuvo lugar en
Leningrado el 23 de setiembre de 1924. En esa oportuni-
dad, nuestros perros de experimentación fueron salvados
con gran dificultad, en condiciones excepcionales. Los re-
flejos condicionados quedaron abolidos algún tiempo y se
restablecieron luego muy lentamente. Durante un lapso
prolongado, después de su recuperación, cualquier estí-
mulo más o menos fuerte, aunque hubiera sido anterior,
un excitador condicionado fortísimo o un estímulo inhi-
bitorio muy concentrado, provocaba nuevamente este es-
tado crónico de inhibición con el aspecto de una inhibición
absoluta o de sus fases previas ya mencionadas —experi-
mentos de los Dres. A. D. Speransky y V. V. Rikman—. Se
observó lo mismo, aunque en grado débil v por un tiempo
más breve, en condiciones más aproximadas a lo normal:
al transportar los animales a un am.biente nuevo, al en-
tregarlos a un nuevo experimentador, etc.
Resulta evidente, por otra parte, que un pequeño
cambio en la aplicación de un reflejo condicionado posi-
tivo bien elaborado, en particular la sucesión inmediata,
sin intervalo de tiempo, del estímulo absoluto tras el con-
dicionado, 'eleva apreciablemente el tono de excitación, en
tal form^a, que las inhibiciones obtenidas, al ser estudiadas
en ese momento, desaparecen por completo y pierden mv~
cho de su constancia y regularidad. Con frecuencia, el al-
ternar en ese momento los reflejos positivos y los inhibi-
torios, lleva sobre todo a los perros vivaces a grados su-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 53

periores do excitación general —experimentos de los doc-


tores M. K. Petrova y E. I. Kreps.
Con lo expuesto no se agota nuestro material de he-
chos referentes al problema de la relación entre la exci-
tación e inhibición. Nos hemos encontrado con frecuen-
cia durante nuestros trabajos, con casos muy particulares.
En distintas oportunidades pudo observarse que en los
animales normales con cierto grado de somnolencia se pro-
ducía una alteración en el efecto causado por los__estímu-
loíL-Cí)íiíiͣͿna.dos.
(Los estímulos positivos pierden su efecto, en cambio
los negativos, inhibitorios, se tornan positivos^] tales las
experiencias del doctor A. A. Schischlo. Desde el punto de
vista de esta relación, vemos el hecho bastante frecuente,
que en el estado de somnolencia de un animal parece co-
menzar una secreción salival espontánea, lo que no su-
cede en el de vigilia. Se trata de lo siguiente: al comenzar
la elaboración de un reflejo condicionado en determi-^
nado animal, entran en asociación condicionada con el cen-
tro alimenticio una serie de nuevos estímulos, puede de-
cirse que todo el ambiente del laboratorio; pero luego es-
tos estímulos se inhiben gracias a la especialización del
estímulo condicionado que hemos reforzado/Hav que pen-
sa£_£ue en la somnolencia^estos, estímulos inhibidos^-xe-
cobxan su eficacia-piimitiyal
La transformación temporaria del estímulo inhibito-
rio en positivo, se observa también en casos de estados
patológicos de la corteza de los grandes hemisferios, en
los intervalos entre accesos convulsivos producidos por
cicatrices consecutivas a operaciones corticales.¿Es intere-
sante notar que en este período sólo obran positivamente, a
la par de esos estímulos inhibitorios, los más débiles de
los estímulos condicionados positivos, en especial la luz,
mientras todos los estímulos positivos restantes de'media-
na y gran intensidad, quedan sin efecto^ —experiencias
del doctor Rasenkov—. Con esto se relaciona el hecho que
hemos verificado insistentemente, que los estímulos ac-
cesorios que provocan algún reflejo de intensidad mediana,
transforman durante el tiempo de su acción los reflejos
54 IvÁN PETROVICH PAVLOV

condicionados inhibitorios en positivos, lo que hemos lla-


mado desinhibición.
En cambio, al alterar la corteza mediante extirpacio-
nes.üos estímuíos_JiandicÍQ¡iaíÍD5-4K)£Jliv:os que obran sobre
_el área lesionada, se transforman en_jnhibi_torios5 hecho
"que ya ha sido mencíoríacro~^n mi~tfabajo anterior sobre
el sueño. Este fenómeno se destaca notablemente y fue
estudiado con mayor detención en el área cutánea de los
hemisferios —experimentos anteriores del doctor N. I.
Krasnogorsky y experimentos recientes del doctor Y. P.
Rasenkov—. Si la alteración es leve, el estímulo mecánico
cutáneo condicionado positivo da un efecto inferior a lo
normal y al ser repetido varias veces en el mismo expe-
rimento, se torna pronto inhibitorio; si se agrega luego
a otros estímulos positivos, debilita su efecto y condicio-
na por sí mismo un estado de somnolencia en el animal.
Si la alteración es más profunda, este estímulo mecánico
cutáneo no tiene, en condiciones normales, ningún efecto
positivo; ^ e torna inhibitorio y trae como consecuencia,
después de su aplicación, la abolición de todos los refle-
jos condicionados positivos correspondientes a las otras
áreas de los hemisferios^
Sin embargo este agente, ahora inhibitorio, puede en
determinadas condiciones manifestar también en cierta
medida una acción positiva. Si el animal entra en som-
nolencia espontáneamente, dicho estímulo produce un re-
flejo positivo insignificante. Este efecto puede ser obte-
nido por distintos métodos. Al repetir algunas veces este
estímulo con intervalos cortos, por ejemplo de 5 segun-
dos en lugar de los 30 segundos habituales en nuestras ex-
periencias —es decir, si agregamos el estímulo absoluto 5
segundos después del condicionado, en lugar de 30, •—al
aplicarlo nuevamente con un intervalo de 30 segundos, se
puede obtener con él una acción positiva aunque fugaz.
Esta acción aparece poco después del comienzo de la ex-
citación y empieza a decaer estando ésta todavía presente,
para desaparecer luego por completo —una auténtica de-
bilidad de la excitación—. El mismo efecto fugaz se con-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 55

sigue con la inyección previa de cafeína —experiencias del


doctor Rasenkov.
Algo más alejados, pero siempre en relacióji con nues-
tro tema, se hallan los siguientes fenómenos: Cen condicio-
nes de u n a excitabilidad general muy disminuida de la cor-
teza^ como se observa en los animales durante la vejez
—experiencias del doctor L. A. Andreev—,íjdespués de la
ablación de la glándula tiroides^]—experiencia del doctor
Valkov— y en ciertas fases,£en los animales con accesos
convulsivos provocados por cicatrices consecutivas a ope-
raciones de la corteza ^—experimentos del doctor Rasen-
kov—, también se j e b i l i t a o desaparece el proces^ de m-
hibición'.'"'
""""íñ" dichos casos sólo se logra provocar el proceso in-
hibitorio, si se eleva el tono de excitación cortical em-
pleando estímulos incondicionados intensos.
Con esto se relaciona también el fenómeno de induc-
ción recíproca, del cual hablé ya en artículos precedentes,
citados más arriba —experimentos de D. Fursikov, V. V.
Stroganov, E. M. Kreps, M. P . Kalmikov, I. R. Prorokov
y otros—. Este último fenómeno consiste en lo siguiente:
si mediante u n método adecuado se refuerzan durante
largo tiempo puntos corticales aislados, vmos como puntos
de excitación, otros como puntos de inhibición, se tornan
en conjunto resistentes en alto grado, ante u n ataque, an-
te influencias provenientes de los procesos opuestos, y se
necesita a veces medidas excepcionales para modificar sus
funciones —experimentos de los doctores B. N. Birm.an
e I. P. Frolov.
El material citado anteriormente permite, en mi opi-
nión, ubicar los estados corticales resultantes de distin-
tas influencias, en un orden y secuencia determinados. En
u n extremo se encuentra el estado de agitación, una mar-
cada elevación del tono de la excitación, durante el cual
el proceso inhibitorio se hace m u y difícil o imposible. A
éste continúa im estado normal de vigilia, un equilibrio
entre los procesos de excitación y de inhibición. Luego,
una larga serie ininterrumpida de estados de transición,
hasta llegar al inhibitorio. Los más característicos de
56 IvÁN pETRovicH PAVLOV

ellos son: el estado de igualación, en el cual todos los es-


tímulos actúan de un modo muy similar, con independen-
cia de su intensidad, oponiéndose a lo que ocurre en es-
tado de vigilia; estado paradojal, en el que actúan sólo los
estímulos débiles y los fuertes lo hacen apenas; por últi-
mo, el estado ultraparadojal, en el cual únicamente ac-
túan de un modo positivo los estímulos inhibitorios pre-
viamente elaborados, estado al que sigue una inhibición
completa. Resulta poco^claro el estado en el cual la exci-
tabilidad es tan baja, que se torna imposible o muy difí-
cil la inhibición en general, como ya se ha visto que tam-
bién sucede en los estados de excitación.
En la actualidad estamos ocupados, entre otras cosas,
en la solución experimental de este problema, de la que
ya se tienen algunos indicios. ¿Se producirán estos estados
de transición, tan claramente apreciables en los casos pa-
tológicos, también en aquellos casos normales de pasaje
de la excitación a la inhibición, como ocurre al dormirse
o en la elaboración de u n reflejo inhibitorio?
Sólo resultaría patológico entonces, el retardo y un
cierto aislamiento y fijación de dichos estados que nor-
malmente pasan casi inadvertidos por la rapidez de su
cambio.
El conjunto de hechos expuestos aquí abrirá el ca-
mino para la comprensión de muchas manifestaciones, tan-
to normales como patológicas, de la actividad nerviosa
superior. Mencionaré alguno de ellos como ejemplo.
En mis artículos citados más arriba, señalé cómo la
conducta normal se basa en la delimitación entre los pun-
tos de excitación e inhibición, en el maravilloso mosaico
de la corteza; también llamé la atención sobre el sueño,
como u n proceso de irradiación de la inhibición. Puedo
agregar ahora algunos detalles más sobre el tema, que
se deducen fácilmente de distintos grados de extensión e
intensidad de la inhibición de algunas variaciones del sue-
ño normal y también de síntoma.s aislados del estado hip-
nótico.
Se conocen casos de sueño al caminar y al andar a
caballo. Es decir, casos en a u e la inhibición se redujo a
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 57

los grandes hemisferios y no descendió a los centros sub-


yacentes, ya establecidos por Magnus. Sabemos, también,
que existe un sueño coir estado parcial de vigilia, provo-
cado por determinadas éxcitacfohes," aunque éstas sean dé-
biles: el sueño del molinero que se despierta al cesar el
luido del molino; el sueño de la madre que se despierta
ante el menor ruido pi'ovocado por su hijo enfermo, miien-
tras otros más intensos no perturban su sueño. Quiere de-
cir que se trata, en general, de ^ e ñ o s con.43untQa.de vi-
gilia fácilmente je_xcitables. La catalepsia en la hipnosis
es evideiitenLcjiie„.uiiajlilhibición._limitada~soTo al área_ mp-
tora aer~cÓTtex y que no ha descendido a los centros del
eqiiilibr[o j>qstural. Con todo derecho, s"é puede interpre-
tar ia sugestión existente en la hipnosis como una fase
de inhibición, en la cual las excitaciones condicionadas
débiles —palabras—, obran 'en forma más intensa que
excitaciones reales, directas, evidentemente más fuertes,
que provienen del medio exterior. El síntoma establecido
por Pierre Janet, pérdida de la sensación de realidad du-
rante un sueño de muchos años, podría ser entendido co-
mo una inhibición cortical crónica, que se interrumpe sólo
por breve tiempo y especialmente cuando sólo obran es-
tímulos débiles —en general por la noche—. Se trata de
una inhibición que predomina en las áreas de sensibilidad
cutánea y en el área motora de la corteza, que son las
partes básicas, por un lado, de la acción del mundo exte-
rior sobre el organismo y por otro, del organismo sobre
el mundo exterior. La verborrea y la demencia senil en-
cuentran una explicación sencilla en la acción de estímu-
los débiles frente a un debilitamiento extraordinario en la
inhibición. Finalmente, nuestros experimentos en los pe-
rros nos dan el derecho a considerar las desviaciones cró-
nicas de su función nerviosa superior, descritas por nos-
otros, como verdaderas neurosis, pudiendo también expli-
car en cierta medida el mecanismo de su origen. En este
sentido, el caso de un estímulo extraordinariamente in-
tenso, como fue la gran inundación de Leningrado, sobre
perros con sistema nervioso débil, con predominio habi-
tual de la inhibición o en otras palabras, con un tono de
58 IvÁN PETROVICH PAVLOV
inhibición constantemente elevado, reproduce la etiología
de una neurosis traumática especial.
En lo concerniente a la teoría que abarcara todos loa
fenómenos mencionados dándoles una base común, no se
la ha logrado todavía, pese a las numerosas hipótesis for-
muladas, cada una con cierto grado de justificación. Me
parece que en el estado actual del problema, se podrían
aprovechar para el trabajo las diferentes ideas que real-
mente sistematizan el material y destacan nuevos proble-
mas detallados. Mientras tanto, en nuestros experimentos
tomamos en cuenta las distintas fases del estado de las
neuronas corticales, que van desde la excitación extrema
hasta la inhibición profunda. Fases que estas células ex-
perimentan bajo la influencia de estímulos activos y que
dependen de la intensidad y duración de los mismos, en
relación también con los reflejos condicionados que los
acompañan. Nos induce a pensar así, la semejanza evi-
dente de las modificaciones que hemos observado en la
función de la corteza de los grandes hemisferios y las mo-
dificaciones que tienen lugar en las fibras nerviosas por
efecto de estímulos intensos, que han sido descritos en la
conocida obra de N. E. Wedensky, "Excitación, inhibición
y narcosis". No compartimos sus teorías, pero hemos te-
nido fundamento para adaptar a las células nerviosas to-
das las alteraciones observadas, desde la excitación hasta
la inhibición, ya que Wedensky las aplicó, con todo dere-
cho, a las fibras nerviosas, que constituyen con aquéllas
un solo y mismo elemento.
Es apenas discutible que sólo el estudio del proceso
físico-químico nos dará una teoría actual de todos los
fenómenos que tienen lugar en el tejido nervioso, cuyas
fases nos explicarán totalmente las manifestaciones exte-
riores de la actividad nerviosa, de su sucesión y correla-
ción.
Estado normal y patológico de los grandes
hemisferios *"

Tengo el gran honor de requerir la benévola atención


de ustedes, para comunicarles los resultados que he obte-
nido, con ayuda de mis colaboradores, en mis últimas in-
vestigaciones. Abrigo la esperanza de que el objeto de mis
trabajos pueda despertar sumo interés.
Las investigaciones se hicieron sobre animales, preci-
samente sobre el perro, este amigo del hombre ya desde
épocas prehistóricas. Estamos en el vigésimo quinto año
de ensayos sobre la actividad nerviosa superior del ani-
mal, en una forma puramente fisiológica y prescindien-
do por completo de ideas y términos psicológicos. Por cier-
to, los grandes hemisferios cerebrales representan el^ór-
gano jrincilial ji£_la,^ctividad nerviosa superior.
El fenómeno central en la actividad de los grandes
hemisferios, alrededor del cual gira todo nuestro mate-
rial experimental, es el que he denominado reflejo con-
dicionado. La idea del reflejo, en fisiología, verdadero
regalo del genio de Descartes, es por cierto una idea pura-
mente científico-natural. En la actualidad se puede con-
siderar como suficientemente establecido que los llamados
instintos son los mismos reflejos, sólo que a menudo pre-
sentan una constitución más compleja. Por esto es prefe-
rible asignar a todas estas reacciones regulares del orga-

(1) Comunicación en francés, pronunciada en París, en la


Sorboíia, en diciembre de Í925.
60 IvÁN PETROVICH PAVLOV
nismo, un solo término: "reflejo" y nosotros le agregare-
mos el adjetivo "incondicionado".
Tomemos uno de estos reflejos incondicionados, el más
común, el de todos los días: el alimenticio. El estímulo
que representa el alimento, primero cuando el perro lo ve,
y luego cuando está ya en su boca, es el punto de parti-
da de una determinada acción motora y secretoria. Si
algunos segundos antes de que el animal coma el alimento,
se comenzara a actuar, por ejemplo, con los golpes de un
metrónomo sobre su oído y esa coincidencia se repitiera
una o varias veces, los golpes del metrónomo provocarían
entonces la misma reacción que el alimento, es decir, que
el perro haría los mismos movimientos y también segre-
garía saliva y otros jugos digestivos. Esta reacción alimen-
ticia puede hacerse tan exacta como ante el alimento mis-
mo y mantenerse por un tiempo largo, indeterminado. Es-
to es lo que denomino reflejo condicionado. ¿Por qué no
habría de ser éste un reflejo? El mecanismo es evidente-
mente el mismo: un determinado agente exterior, la pro-
pagación de la excitación a lo largo de cierto nervio afe-
rente y la unión central con determinadas neuronas efe-
rentes de la musculatura y de las glándulas. La diferen-
cia no está en el mecanismo, sino en la conclusión de su
elaboración. En el reflejo incondicionado, el mecanismo
está integrado en todas sus partes desde el día del naci-
miento. El reflejo condicionado se integra a lo largo de
la existencia individual en uno de sus puntos, en el sis-
tema nervioso central, precisamente en lo^^andes hemis-
ferios, ya que con su ablación los reflejos coodicionados
desaparecen de la actividad del sistema nerviosqJComo en
el animal normal esta integración del mecanismo reflejo
ocurre inevitablemente en ciertas condiciones fisiológicas,
no existe por lo tanto ninguna razón para ver en esto
algo extrafisiológico. '^La integración del mecanismo del
reflejo condicionado consiste en el cierre, en la formación
de uniones en el camino de la excitación.^En la actuali-
dad, hay hechos que permiten considerar el acto del cie-
rre incluso como un proceso fisiológico elemental. Los rc-
ílejos condicionados se forman con todos los agentes po-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 61

sibles de la naturaleza, para los cuales existan aparatos


receptores en un animal dado y uniéndose con cualesquie-
ra de los reflejos incondicionados. Su importancia bioló-
gica es enorme porque sólo gracias a ellos se puede es-
tablecer un equilibrio más exacto y más fino entre el or-
ganismo complejo y vastos aspectos del medio exterior.
Innumerables agentes que actúan en forma condicionada,
podrían ser considerados como agentes señales de otros
relativamente escasos y más cercanos, que son favora-
bles o perjudiciales al organismo, en forma inmediata. Es-
tímulos condicionados débiles y alejados, obran sobre los
ojos, oídos y otros órganos receptores, provocando movi-
mientos del animal, por una parte hacia la comida, sexo
opuesto, etc.; por otra, en dirección contraria a los agen-
tes dañinos, destructores.
L Desde el punto de vista indicado, el papel fisiológico
de„la_jiQrte.za-^erebral es, por una parte, d-g, cierre —de
acuerdo con el mecanismo— y por otra, señalador —en
cuanto a .su significación—; esta función de señal se halla
en exacta correspondencia con el cambio de las condicio-
nes exteriores^ Antes de seguir adelante, diré algunas pa-
labras sobre nuestro método. Hemos utilizado para la for-
mación de reflejos condicionados, casi exclusivamente, dos
reflejos incondicionados: el alimenticio y el defensivo con-
tra sustancias no alimenticias rechazables, que hubieran
llegado a la boca del animal. Colocábamos en la boca del
perro una débil solución de un ácido y registrábamos lue-
go, no el componente motor de los reflejos condicionados,
sino el secretorio, precisamente la secreción de saliva quo
pormile medir cómodamente la reacción.
Dicho proceso condicionado positivo se produce cuan-
do el estímulo condicionado excita la corteza de los gran-
des hemisferios.
CPero junto al reflejo positivo, existen siempre refle-
jos condicionados negativos, reflejos inhibitorios, en los
cuales el agente que actúa en forma condicionada no pro-
voca un proceso de excitación, sino de inhibición^
Hemos obtenido, por ejemplo, un reflejo condiciona-
do positivo, haciendo escuchar un sonido cuya frecuencia
62 IvÁN PETROVICH PAVLOV

era de 1000 vibraciones por segundo. Cuando ensayamos


luego, por primera vez, sonidos de otra frecuencia, estos
comenzaron a tener la misma acción condicionada positiva.
Si los repetimos sin el acompañamiento de estímulos in-
condicionados, no sólo perderán poco a poco su efecto po-
sitivo, sino que se transformarán en agentes inhibitorios.
LSU acción inhibitoria se revela en forma evidente, porque
después de su aplicación, en el curso de algún tiempo,
—uno o varios minutos—, incluso el efecto positivo deja
de actuar o lo hace muy débilmente.^
En la actualidad, ha alcanzado notable desarrollo nucr.-
tra investigación sobre reflejos condicionados y no tengo
en este momento la posibilidad de exponerla ampliamen-
te. Después de haber hecho la introducción necesaria, de-
bo detenerme todavía en dos o tres detalles para pasar
luego al objeto principal de esta comunicación.
Tanto el proceso de excitación como el de inhibición,
producen cambios en la corteza de los hemisferios, que se
irradian, al principio, más o menos lejos del punto de
partida y luego se concentran en él. En esta concentra-
ción se llega hasta su localización m u y fina, gracias a
lo cual la corteza se transforma en un complejo mosaico,
donde alternan puntos excitados e inhibidos.
Este mosaico se forma y se refuerza, en parte por el
choque de los procesos recíprocamente opuestos de exci-
tación e inhibición, provocados directamente por los co-
rrespondientes estímulos externos, y en p a r t e gracias a
las relaciones internas, precisamente, a la inducción
mutua, en la que un proceso lleva al refuerzo del otro.
En un artículo mío, aparecido recientemente en el
Archivo Escandinavo de Fisiología, está expuesta una lar-
ga serie de nuestros experimentos, los que según mi con-
vicción, dem_uestran, sin lugar a dudas, que la inhibición
aparecida durante el sueño es la misma que participa en
formia constante junto con la excitación, en el estado de
vigilia de los grandes hemisferios, sólo que en el sueño
la inhibición no está tan fragmentada, sino que es com-
pacta y se extiende sobre ambos hemisferios y sobre las
secciones inferiores del cerebro.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 63

Últimamente hemos estudiado en el animal, las fases


de transición entre el estado de vigilia y el d e sueño. E n
el ambiente de nuestros experimentos, en el que los perros
están en un banco, limitados en sus movimientos y solos
en la habitación, aislados incluso de los experimentadores,
y cuando además nuestros estímulos tienen u n carácter
determinado, los animales caen fácilmente en un estado
especial, tendiente al sueño, por así decir. Gracias, en
parte, a las propiedades individuales del sistema nervioso
de cada perro y en parte, a medidas tomadas por nosotros,
podemos observar y estudiar en el pasaje de la vigilia
al sueño completo, determinados estados que parecen fi-
jos. Me detendré en dos de ellos. Cuando los reflejos con-
dicionados están formados por distintos agentes exterio-
res con el refuerzo de un mismo estímulo incondicionado,
los efectos obtenidos resultan cuantitativamente muy dis-
tintos, pese a haberse elaborado en foi^ma definitiva todos
los reflejos. Las reacciones condicionadas a nuestros estí-
mulos térmicos y mecánicos cutáneos y también las con-
dicionadas a los estímulos luminosos, son más débiles que
las reacciones condicionadas a los estímulos sonoros. Co-
mo lo señalaron nuestros recientes experim.entos especia-
les, esto está condicionado por la energía absoluta de cada
estímulo.LCua,nto mayor es la energía del estímulo, mayor
es su efecto.^En una fase determinada del tránsito del es-
tado de vigilia al de sueño, desaparece esta relación nor-
mal de los efectos, siendo sustituida ya sea por su igua-
lación]—fase igualatona—, ya por la alteración de sus
proporciones, es decir, que los efectos de los estímulos
débiles resultan mayores que los de los fuertes e incluso
los estímulos débiles llegan a ser los únicos efectivos —
fase paradojal.
He aquí los ejemplos: el perro que antes mostraba
reflejos condicionados distintos en su magnitud, en corres-
pondencia con los distintos estímulos, comenzó a caer, a
medida que el experimento continuaba, en un estado de
somnolencia apenas perceptible y todos sus reflejos condi-
cionados se igualaron en la intensidad del efecto. Bastaba
inyectarle una pequeña dosis de cafeína por vía subcutá-
64 IvÁN PETROVICH PAVLOV

nea, para que el perro se tornara más animado y todos


sus reflejos recobraran la relación correcta en la ampli-
tud de sus efectos.
A otro perro que permanecía siempre animoso duran-
te las experiencias, lo llevamos nosotros mismos a un es-
tado de somnolencia, aplicándole estímulos inhibitorios re-
petidas veces y durante un tiempo prolongado en el curso
de aquéllas. Al probar en este momento con un estímulo
condicionado débil, lo encontramos inactivo. Al mismo
tiempo, seguimos dándole al perro una ligera alimentación,
lo cual, por cierto, debilitaba algo el estado de som.nolencia
del animal. Al repetir el estímulo condicionado, obtuvimos
alguna respuesta. Alimentamos al perro da nuevo. En un
tercer intento, el reflejo condicionado provocado por el
mismo estímulo alcanzó y hasta rebasó la magnitud
habitual. El estím.ulo condicionado se acompañó también
con la comida. Después aplicamos uno de los estímmlo.s
condicionados fuertes y su efecto resultó menor que el del
estímulo débil aplicado con anterioridad. Al continuar el
experimento en la misma forma, se restableció finalmente
por completo la proporción entre los estímulos de acuer-
do con su intensidad. Evidentemente, la excitación provo-
cada por el acto repetido de la comida fue venciendo en
forma gradual al estado de somnolencia inhibitorio de los
hemisferios, que habíamos provocado al comienzo del ex-
perimento. El pasaje al estado de completa vigilia sólo se
hizo a través de fases sucesivas.
Otro ejemplo. En un perro en el que se habían elabo-
rado rápidamente muchos reflejos ante agentes de distinta
intensidad, se creó también un reflejo ante otro estímulo
débil accesorio, que fue aplicado repetidas veces en cada
experimento y durante varios días. Esto llevó a un cambio
decisivo en el estado general del animal. Se tornó m.encs
movedizo en el banco, como si se petrificara en su postura
y al mismo tiempo, de los estímulos elaborados con anterio-
ridad sólo conservaron su acción los débiles. Con los estí-
mulos débiles se obtenía un efecto secretorio completo du-
r a n t e todo el tiempo de acción de los mismos y al serle
alcanzado el alimento, el perro comenzaba a comerlo de
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 65

inmediato. Con los estímulos fuertes, al comenzar su acción,


salía una pequeña cantidad de saliva, pero luego se detenía
esta secreción y el perro no tocaba la comida que se le
alcanzaba; si entrábamos en la pieza y lo excitábamos de
distintas maneras, acariciándolo, llamándolo por su apodo,
etc., se restablecían inmediatamente los efectos condiciona-
dos y los estímulos se ordenaban normalmente según su
intensidad. Pero si se lo dejaba en el banco durante varios
días, sin un estímulo intencional, desaparecían por último
todos los reflejos condicionados y el animal tomaba la
comida que se le ofrecía sobre el banco, pero al bajarlo
al piso devoraba la comida con gran avidez.
Apenas si se puede discutir que en los experimentos
citados, nos encontramos frente a determinadas fases^Mp-
nóticas/^Pienso que nuestra fase paradojal tiene una ver-
dadera analogía con una m.uy interesante de la hipnosis
humana: la fase de la sugestión, en la que los estímulos
fuertes del mundo real ceden lugar a estímulos débiles que
provienen de las palabras del hipnotizador^La fase para-
dojal hace comprensibles también muchos casos de sueño
anormal, corto o prolongado a veces hasta varios años;
durante estos lapsos, el hombre sólo retorna al estado de
vigilia algunas veces y por muy breve tiempo, precisa-
mente si se eliminan las grandes excitaciones —diurnas—,
lo que sucede con más frecuencia en horas de la noche.
El caso de un sueño' de 5 años observado por el profesor
Pierre Janet y el caso de un sueño similar de 25 años ob-
ser-^ado en Petersburgo.
{JDe esta manera, las fases de transición entre el es-
tado de vigilia y el de sueño, aparecen como distintos gra-
dos de extensión e intensidad del proceso inhibitorio en
los grandes hemisferios"^ La llamada hipnosis de los ani-
males, conocida desde hace tiempo, es una hipnosis ver-
dadera, una de las fases de transición entre la vigilia y
el sueño; es una inhibición concentrada principalmente en
el área motora de la corteza, debida a alguna particula-
ridad del procedimiento de su producción. El estado ca-
taléptico que aparece en esta circunstancia, se origina
evidentemente gracias a la manifestación de la actividad
66 IVÁN P E T R O V I C H P A ¥ L 0 V

de los centros posturales del encéfalo, descubiertos por


Magnus y Klein, que resultan liberados de la acción de
enmascaramiento de la región motora de la corteza. Nues-
tros experimentos mostraron que las distintas fases de tran-
sición y el sueño pueden ser obtenidos tanto mediante es-
tímulos débiles, como mediante estímulos fuertes y hasta
por estímulos no habituales, de modo que el estado de vi-
gilia se establece, por así decirlo, en general, sobre estí-
mulos habituales de fuerza intermedia, en particular pa-
ra ciertos sistemas nerviosos. También ofrece un interés
especial el hecho que hemos observado: la fase paradojal
en casos distintos a los estados en que se encontraban los
perros descritos más arriba. En todas las oportunidades en
que los estímulos condicionados inhibitorios fueron aplica-
dos una sola vez, especialmente cuando esto ocurrió muy
poco después de haber sido elaborado el reflejo, se observó
a continuación un período prolongado de inhibición de todo
el hemisferio; este período puede abarcar también clara-
mente la fase paradojal. Con lo dicho se confirma otra vez
más, nuestra conclusión anterior de que el sueño y la in-
hibición son un mismo proceso.
Pasemos a otra serie de nuestros experimentos. Hemos
encontrado, al principio por casualidad y provocado luego
intencionalmente en nuestros perros, modificaciones fun-
cionales patológicas del sistema nervioso, análogas a neu-
rosis humanas. En dos perros se elaboró en forma gradual
un reflejo condicionado, no mediante un estímulo indife-
rente, sino por medio de una corriente eléctrica muy fuer-
te aplicada en la piel. Al circular la corriente, los perros
no gritaban ni exteriorizaban ninguna manifestación de-
fensiva, sino que volvían al lugar donde habitualmente
se les daba la comida, se relamían, etc. Poco después se
estaba frente a una enérgica reacción alimenticia, la sa-
liva fluía en abundancia. La corriente eléctrica pudo ser
sustituida por la cauterización O' por una herida en la piel,
sin variar el efecto. Este reflejo condicionado se mante-
nía sin modificaciones durante largo tiempoODéspués apli-
camos corriente eléctrica en distinto punto cada vezjy el
efecto se mantuvo durante un tiempo prolongado, hasta
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 67

que al ser aplicada en un nuevo punto —no recuerdo aho-


ra cuál era su orden numérico—,, todo se modificó repen-
tinamente en uno de los perrosCÉl reflejo alimenticio con-
dicionado a la corriente eléctrica desapareció sin dejar ras-
tros; hasta la corriente más débil, incluso al ser aplicada
en la zona inicial, provocaba sólo una fuerte reacción de-
fensiva) En el otro perro, con el mismo reflejo, no obtuvi-
mos igual resultado mediante la aplicación de la corriente
en distintas zonas de su cuerpo; pero si en el curso de un
mismo experimento excitábamos estos distintos puntos,
uno después de otro, sucedía absolutamente lo mismo que
en el primer perro. Ambos quedaron muy excitados en ge-
neral, intranquilos. Fue necesario no someterlos a ningún
experimento durante tres meses; sin embargo, después de
ese descanso, sólo en uno de ellos se pudo restablecer el
mismo reflejo, aunque muy lentamente y con una corrien-
te muy débil.
A continuación, fue elaborado en un perro un reflejo
condicionado a la proyección de un círculo luminoso en una
pantalla situada delante de él. Después del círculo fue di-
ferenciada una elipse, que al principio también produjo
una acción condicionada positiva, pero que al repetir el
experimento sin el acompañamiento del estímulo incondi-
cionado, se transformó en un agente inhibitorio condicio-
nado. Esta primera elipse diferenciada tenía la misma su-
perficie e iluminación que el círculo, pero por su forma
estaba muy alejada de la circunferencia. Después_se-dife-
renciaron^elipses en las que se disminuía paulatinamente
J a proporción de Tós^ semiejes. Las nuevas diferenciaciones
también se formaban y mantenían bien, pero cuando se
introdujo en la experiencia una elipse muy semejante a la
circunferencia por su forma, la diferenciación que se ha-
bía logrado al principio no se reforzó con la repetición, si-
no que se debilitó, es decir, que esta elipse comenzaba
nuevamente a actuar en forma positiva, tanto más con-
siderable a medida que avanzaba la experiencia. Con esto
desaparecieron todas las diferenciaciones más groseras só-
lidamente elaboradas antes. Hubo que recomenzar el pro-
ceso desde la elipse muy distinta de la circunferencia y
68 IvÁN PETROVICH PAVLOV

proceder más lentamente y con mayor cuidado que la pri-


mera vez. Al volver a emplear la elipse que resultara en
los primeros ensayos la elipse límite, se repetían exacta-
mente las situaciones anteriores. Se produjo también una
brusca modificación de la conducta general del perro íSes-
pués de estos experimentos: de animal tranquilo se trans-
formó en muy excitado^
En ambos casos, tanto en los reflejos alimenticios con-
dicionados provocados por la corriente eléctrica, como en
los experimentos de diferenciación entre las elipses y la
circunferencia, el proceso inhibitorio sufrió definitiva y
claramente. En el primer caso, para poder condicionar una
reacción alimenticia a la corriente eléctrica, debió inhi-
birse al mismo tiempo la reacción defensiva contra la mis-
ma. En el segundo, como se indicó m.ás arriba, la diferen-
ciación se basaba en la inhibición. Las observaciones cita-
das se refieren a una época anterior de nuestro trabajo y
transcurrió mucho tiempo sin que recurriéramos a ellas:
sólo últimamente las hemos estudiado en especial y am-
pliado en diversos sentidos.
En algunos perros obtuvimos idénticas conclusiones:
el sistema nervioso perdía m.ucho de su función inhibitoria
por influencia de dichos procedimientos. Entre gran canti-
dad de distintos casos de inhibición, sólo quedaron intac-
tos unos pocos, los más simples, e incluso éstos sufrieron
efectos. Tales estados patológicos duraron hasta meses en-
teros, quedando a menudo estacionarios. Es interesante
que en algunos de estos casos, la administración de bro-
muros durante algunos días curaba rápida y radicalmente
al animal.
En otros perros, evidentemente de otro tipo nervioso,
—tendré oportunidad de hablar sobre distintos tipos de
sistema nervioso de perros en la Sociedad de Psicología
local—, se obtuvieron resultados totalmente distintos. Em-
pleando nuestros mismos procedimientos, comenzó a pre-
dominar la inhibición. Los reflejos condicionados positi-
vos desaparecieron del todo o manifestaron particulari-
dades propias de las fases de transición del estado de vi-
gilia al de sueño, ya descritas. H e aquí el experimento:
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 69

En un perro se había creado un reflejo condicionado a una


excitación mecánica rítmica de la piel, de una frecuencia
determinada.'JÍ)e este estímulo condicionado se diferenció
otro casi idéntico que difería sólo por la frecuencia del
r i t m o J E s decir, que cierta frecuencia de dicha excitación
fue transformada en un estím.ulo condicionado positivo y
la otra, en uno inhibitorio. Cuando estos dos reflejos se hi-
cieron totalmente estables,Lse aplicó el estímulo positivo
inmediatamente después del inhibitorioJ sin pausa inter-
media; dicho en otra forma, una frecuencia, de la exci-
tación mecánica fue sustituida por la o t r a ^ E s t o llevó al
sistema nervioso a un estado patológico] agudo^ que sólo
volvió a la normalidad después de semanas, ^n parte bajo
la influencia de algunas medidas nuestras. Día a día he-
mos observado en el animal el proceso continuo con la
completa desaparición de todos los reflejos condicionados.
Después se restablecieron gradualmente, pasando por las
fases ya conocidas y cada una de éstas se mantuvo varios
días, llegando hasta diez. Entre estas fases aparecieron de
nuevo, con marcada nitidez, la paradojal y la igualatoria.
De esta manera, en nuestros casos patológicos se ma-
nifestaron los mismos fenómenos nerviosos que en el es-
tado normal, pero mientras en éste dichos procesos se sus-
tituían rápidamente entre sí, en aquéllos se hicieron cró-
nicos. Esto se refiere tanto al predominio del proceso de
excitación, como al inhibitorio.
¿Qué hay de común en la base de todos nuestros ca-
sos patológicos? ¿Qué es lo que condiciona la prolongada
desviación de lo normal, que sobreviene al aplicar nues-
tros ^métodos? Nos parece que tenemos derecho a decir
que(^el difícil encuentro, la confrontación no habitual, ya
sea con relación al tiempo, a la intensidad, o a ambos si-
multáneamente, de los dos procesos opuestos de excita-
ción e inhibición, lleva a una ruptura prolongada de su
equilibrio normal. 3
Necesito agregar, sin embargo, que algunos de los mé-
todos por medio de los cuales hemos provocado dicho es-
tado patológico, no resultan eficaces en todos los perros.
Se encuentran también algunos que los soportan sin per-
70 IvÁN PETROVICH PAVLOV

judicarse. No debemos incluir entre estos métodos el em-


pleo de la corriente eléctrica en calidad de estímulo con-
dicionado, porque se hicieron pocos experimentos con ella.
Antes de entrar en el planteo de nuevos experimentos,
expondremos las características reales del trabajo fisio-
lógico de los grandes hemisferios. Relacionamos el cierre,
la formación de nuevas uniones, con la función de la mem-
brana separadora, si es que ésta existe, o simplemente
con las ramificaciones cada vez más tenues entre las neu-
ronas. Relacionamos la oscilación de la excitabilidad, la
transición al estado inhibitorio, con las células mismas.
Esta distribución de las funciones nos parece probable, de-
bido a que mientras los nuevos lazos bien elaborados se
conservan durante largo tiempo, las modificaciones de la
excitabilidad, la transición al estado de inhibición, son fe-
nómenos muy inestables. Los fenómenos de excitación y
de inhibición, nos parecen distintas fases de la actividad
de las células de la corteza cerebral. Hay que reconocer
a estas células un alto grado de capacidad reactiva y por
consiguiente, de destructibilidad.
Esta destrucción funcional impetuosa, representa el im-
pulso principal para la aparición en la célula de un proceso
particular de inhüüciün, un proceso económico, que no só-
loQimita la destrucción funcional ulterior, sino que con-
tribuye también al restablecimiento de la sustancia exci-
tante gastadajÉste es el modo más natural de comprender
el hecho más constante y claro con que nos encontramos
en el trabajo con reflejos condicionados. Este hecho con-
siste en lo siguiente: l_si se aplica aisladamente un excita-
dor condicionado, aunque sea de 10 a 20 segundos, éste
lleva a la célula, inevitablemente, en todos los casos y
en algunos con notable celeridad, a un estado de inhibi-
ción y luego, a toda la corteza y algunos ^gmentos ence-
fálicos subyacentes, a un estado de sueño,/completo. Que
esto no suceda si se agrega el estímulo incondicionado in-
mediatamente al comienzo de la acción del condicionado,
no contradice nuestra concepción de los hechos/jSTuestros
últimos experimentos demuestran que la excitación condi-
cionada pierde su efecto, se inhibe, durante la acción del
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 71

estímulo incondicionado. El vigía que da las señales ha


desempeñado su papel responsable y su descanso es escru-
pulosamente cuidado durante el tiempo en que no se lo
necesita.,)
Los siguientes experimentos testimonian el valor que
tiene la sustancia excitable de las células corticales de los
grandes hemisferios y lo reducida que es su reserva. Años
atrás, cuando sufríamos gran carencia de productos ali-
menticios, también sufrían bastante hambre, claro está,
nuestros animales de experimentación. Resultaba casi im-
posible trabajar en ellos con reflejos condicionados. La ex-
citación positiva condicionada se convertía rápidamente,
pese a nuestras medidas, en inhibitoria. Todos los trabajos
se reducían al mismo tema: la influencia del hambre sobre
los reflejos condicionados. Hay que agregar que esta mar-
cada tendencia al estado de inhibición, se hacía sentir tan-
to en los reflejos condicionados alimenticios como en los
reflejos condicionados producidos por ácidos. Este fenóme-
no habla una vez más a favor de la gran sensibilidad del
método de los reflejos condicionados para el estudio fi-
siológico de los grandes hemisferios.
Desde el punto de vista expuesto, se concibe con faci-
lidad la existencia de distintos tipos de sistema nervioso
en los perros que empleamos en nuestro trabajo. Cabe
opinar análogamente de nuestro sistema nervioso. Es fá-
cil admitir sistemas nerviosos que poseen una pequeña re^
serva de sustancia excitable en las células corticales, ya
sea desde el nacimiento o por influencia de situaciones
vitales difíciles, los que por esta circunstancia pasan fá-
cilmente al estado de inhibición en sus distintas fases, o
bien permanecen en una de ellas.
He terminado y me sentiría muy feliz si alguno de
mis estimados oyentes quisiera formularme preguntas u
objeciones, ya que la finalidad de nuestro trabajo es tan
vasta y compleja y ha sido resumida tan brevemente, que
dificulto haberla expuesto en forma satisfactoria.
El tipo inhibido de sistema nervioso
de los perros*"

Testimonio mi cordial agradecimiento por el alto ho-


nor con el que me han distinguido ustedes al elegirme
miembro de esta Sociedad y por su conformidad, que me es
tan grata, de escuchar esta disertación. Estoy convencido de
que tarde o temprano, los fisiólogos, con su estudio del
sistema nervioso, y los psicólogos, tendrán que unirse en
un trabajo amistoso e íntimo. Ahora que cada uno intenta
andar por su camino, que procure aprovechar sus recur-
sos especiales. Cuantas más formas distintas haya de en-
carar el problema, tantas más probabilidades existirán de
que por último nos unamos espontáneamente, útiles e in-
dispensables unos a otros.
Como es sabido, tanto yo como mis colaboradores nos
encontramos frente a la función cerebral de los animales
superiores, en calidad de fisiólogos puros, empleando só-
lo términos y conceptos fisiológicos. A medida que avanzá-
bamos con nuestro método en el estudio de la función ner-
viosa superior de los perros, nos encontrábamos con más
;/ más diferencias importantes en su sistema nervioso. Esas
diferencias, por una parte dificultaban nuestras investi-
gaciones, impidiendo a menudo por completo la reproduc-
ción de nuestros hechos en distintos animales. Por otra,
representaron una enorme ventaja, haciendo- resaltar o,
por así decir, subrayando, ciertas características de la fun-
ción nerviosa. Finalmente hemos podido establecer algu-

(1) Informe presentado en francés, en la Sociedad de Psi-


cología de París. Año 1925.
74 IvÁN PETROVICH PAVLOV

nos tipos definidos de sistema nervioso. Me permitiré ocu-


par la atención de ustedes con uno de ellos.
Son perros a los que por su conducta, especialmente
en un ambiente nuevo, todos los llamarían animales mie-
dosos, cobardes. Caminan con cautela, escondiendo el ra-
bo entre las patas, con éstas algo curvadas. Cuando nos
movemos enérgicamente o levantamos la voz, retroceden,
se sientan en el suelo. Tenemos en el laboratorio un re-
presentante extremo de este tipo; se trata de una perra,
que nació entre nosotros y vive próximo al laboratorio des-
de hace cinco o seis años. Nunca presenció de nuestra
parte ninguna influencia que pudiera resultarle perjudi-
cial y sólo se le exigió que comiera en el banco el ali-
mento que periódicamente se le ofrecía acompañado de
ciertas señales, nuestros estímulos condicionados. Sin em-
bargo, hasta ahora se aparta con brusquedad de nosotros,
huye como ante enemigos peligrososi—Un animal de esta
índole se presta para que trabajemos con él en reflejos
condicionados, pero lentamente y no de inmediato. Al prin-
cipio todo dificulta en grado sumo la formación en él de
reflejos condicionados:j la colocación en el banco, la apli-
cación de diversos aparatos, la forma particular de alcan-
zarle el alimento, etc. JEeiajiDa_jíez_Siiperado_esto, el pe-
rro se convierte en objeto ideal de experimentación, más
exactamente, en una buena máquina/Llama la atención
s o b ^ todo, la fijeza de los reflejos condicionados inhibito-
rios^s decir, de aquellos reflejos en los que los agentes con-
dicionados no provocan una excitación, sino un proceso in-
hibitorio. En los perros de otro tipo, ocurre precisamente
todo lo contrario: el proceso de inhibición resulta ser el
más lábil, el más fácil de destruir. Cuando a un perro
de nuestro primer tipo le llegan, en el ambiente experi-
mental acostumbrado, algunos estímulos nuevos, muy po-
co importantes, por ejemplo, la presencia de nuevas per-
sonas que actúan con cautela detrás de la puerta del la-
boratorio, sufren en seguida sólo los reflejos condiciona-
dos positivos, que desaparecen o se debilitan. En cambio,
los inhibitorios se conservan plenamente.
Hablaré ahora de un perro de este tipo, con el cual
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 75

experimentó mi colaborador, el doctor Speransky. En este


perro se habían elaborado seis reflejos positivos: al tim-
bre, a golpes de metrónomo, a un sonido de tono deter-
minado, al aumento de iluminación de la pieza, a la apa-
rición ante sus ojos de un círculo de papel blanco y a una
liebre de juguete. De estos estímulos, fueron diferencia-
dos, es decir, transformados en estímulos inhibitorios, los
siguientes: golpes de metrónomo de otra frecuencia, dis-
minución de la iluminación general y un caballito de ju-
guete. Los reflejos positivos se dispusieron según su im-
portancia, en esta forma: todos los sonoros sobrepasaban
de una y media a dos veces, a los visuales. Entre los so-
noros ocupaba el primer lugar, el timbre; le seguían los
golpes de metrónomo y el sonido de tono determinado pro-
vocaba el reflejo más débil. Los reflejos visuales eran casi
todos de la misma intensidad. Como ya dijimos al hablar
de su tipo en general, también este perro trabajaba de un
modo perfecto y todas las relaciones que hemos mencio-
nado, se reproducían siempre de una manera estereoti-
pada. En setiembre del año pasado,**' tuvo lugar en Le-
ningrado una gran inundación. Los perros fueron pues-
tos a salvo con suma dificultad y en condiciones extra-
ordinarias. Unos días después de haberse recuperado el
orden (de cinco a diez días), observamos sorprendidos que
en nuestro perro, completamente sano en apariencia, hgr
bían desaparecido todos los reflejos condicionados positi-
vos: la saliva no era segregada en absoluto y el perro
no tomaba el alimento que le ofrecían en la forma habi-
tual. Durante mucho tiempo no sospechamos de qué se
trataba; todas las suposiciones quedaban sin confirmar.
Por último, concebimos que se trataba de la persistencia
en nuestro perro del fuerte efecto producido por la escena
de la inundación. Actuamos entonces de esta manera: ha-
bitualmente, el perro queda solo en el laboratorio, el ex-
perimentador está detrás de la puerta, en la habitación con-
tigua y desde allí actúa sobre el perro, le alcanza el ali-
mento y registra los resultados obtenidos. En nuestro caso.

(1) En 1924.
76 IvÁN PETROVICH PAVLOV
introdujimos una modificación: el doctor Speransky se
sentó tranquilo junto al perro, y yo en su lugar realicé
el experimento desde la otra pieza. Para satisfacción nues-
tra, los reflejos condicionados retornaron y el perro co-
menzó a comer. Practicando este método durante algún
tiempo y abandonándolo luego paulatinamente, es decir,
dejando al perro solo en la habitación, primero muy de
vez en cuando y luego con frecuencia, conseguimos volverlo
a la normalidad. Ensayamos luego la acción de componen-
tes aislados, lo que podríamos llamar una inundación en
jninigliira, de la siguiente manera: hicimos llegar a la ha-
bitación donde estaba el perro, por debajo de la puerta, cui-
dadosamente, un chorro de agua y el animal volvió al
estado patológico anterior, tal vez a causa del débil rui-
do del agua o del reflejo de ésta en el piso. Los reflejos
condicionados desaparecieron de nuevo y hubo necesidad
de restablecerlos con el método antes descrito. Más aun,
ya el perro en la normalidad, ne_Xueposible ernplear el
más fuerte de los estímulos.anteriores: el timbre. Éste lo
inhibía'y le ocasionaba, además, una inhibición posterior
de todos los otros, reflejos. Durante el año siguiente a la
inundación, tratamos de proteger a nuestro animal de to-
da excitación extraordinaria. Sólo en el último otoño,
pudimos restablecer el reflejo condicionado anterior pro-
ducido por el timbre, pero después de su primera aplica-
ción comenzó a disminuir, aunque se lo empleara sólo una
vez por día, para desaparecer luego en su totalidad. Si-
multáneamente, se debilitaban todos los reflejos restantes,
que desaparecían por un tiempo o manifestaban varias fa-
ses de hipnosis, de transición entre la vigilia y el sueño,
si bien el perro no llegó nunca a la somnolencia. Con el
animal en este estado ensayamos dos nuevos métodos.
Nuestro perro, como ya dijimos, tiene reflejos de inhibición
muy estables. Con respecto a los estímulos inhibitorios in-
tensos, sabemos que pueden inducir y fortalecer el proceso
de excitación. Es por esto que hemos obrado sobre él con
estos estímulos de inhibición, es decir, con los agentes dife-
renciados que enumeré anteriormente y en efecto, hemos
visto muchas veces que después de su aplicación, reapa-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 77

rccían los reflejos y el perro volvía a tomar el alimento,


si es que antes no ocurría una ni otra cosa. Vimos t a m -
bién que por influencia de la inducción, las fases hipnóti-
cas de transición comenzaban a desplazarse hacia el es-
tado normal. El otro método era sólo una variante de uno
ya aplicado: dejábamos en la pieza donde se hallaba el
perro algunas prendas de vestir del experimentador y sin
estar éste presente, ello bastaba para que los reflejos me-
jorasen en forma considerable. El traje no era visto por
el perro, en consecuencia intervenía aquí su olfato.
A estos hechos, que hasta ahora separé intencional-
mente de toda consideración, debemos agregar: si se ob-
servan los movimientos del perro cuando desaparecen los
reflejos condicionados y el animal no toma el alimento,
tenemos en este caso no una reacción motora alimenti-
cia, sino lo que llamamos una reacción defensiva pasiva,
a la que habría que denominar, reacción de miedo. Esto
causa una fuerte impresión en el observador, pues eL-pe-
Xro se encuentra en una de las fases de la hipn(^is_gue
hemos llarnado fase paradojal^ es decir, que sólo actúañj[ós
estímulos condicionados débiles y los fuertes son ineficaces.
Los estímulos ópticos débiles provocan en el perro una
franca reacción motora alimenticia e inmediatamente des-
pués, con estímulos sonoros, se produce una reacción de-
fensiva pasiva: el animal, intranquilo, mueve la cabeza
de un lado a otro, se sienta y baja la cabeza lo más po-
sible, sin hacer el menor movimiento en dirección al dis-
positivo con comida.
Hay que agregar a lo dicho, que nuestro animal está
bien alimentado, se mueve m.ucho cuando lo dejamos en
libertad y fuera del banco y de la pieza de experimenta-
ción posee un apetito excelente.
El animal descrito no es ninguna excepción. Como
ya dije, tuvimos varios perros de este tipo que también
sufrieron a causa de la inundación, aunque con ciertas va-
riantes.
Ahora me hallo en condiciones de interpretar los he-
chos comunicados. Nos parece bien claro, que el tipo de
nuestro perro debe ser opuesto a los otros tipos, en los
78 IvÁN pETROVicH PAVLOV

cuales, con frecuencia, no se puede lograr la elaboración


completa de reflejos de inhibición, o si se logra, resultan
inestables y fácilmente alterables. Hay que deducir en-
tonces que en el tipo descrito, predomina la inhibición,
mientras en todos los otros es el proceso de excitación
el que prevalece, o por lo menos se equilibra con el in-
hibitorio.
¿Qué idea podemos formarnos del tipo de nuestro
perro, de su mecanismo intrínseco?
Conocemos el hecho constante y común que se rela-
ciona con la fisiología de los reflejos condicionados: /¿g
excitación-Condicionada aislada, que se dirige a las célu-
las corticales de los grandes hemisferios, lleva inevitable-
jm«ite, tarde o temprano y a veces con suma rapidez, al
eL-au£ño.^ste fenómeno hay que interpretarlo como que
estas células, en calidad de formaciones reactivas excep-
cionales, al ser excitadas destruyen rápidamente su sus-
tancia reactiva, originándose en ellas un proceso defensi-
vo y económico, el proceso de inhibicióntjÉste interrumpe
la destrucción funcional de la célula y ayuda al restableci-
miento de la sustancia gastada. Habla en favor de ello
nuestro cansancio después del trabajo cotidiano, que se
suprime con el sueño, el que, como ya lo he demostrado,
en una inhibición difusa. Esto se evidencia también por-
que después de la alteración de determinadas partes de
la corteza cerebral, no se pueden obtener, durante largo
tiempo, reflejos condicionados positivos por medio de los
receptores ligados con ellos; su excitación sólo produce un
efecto inhibitorio. Si después de la excitación obtenemos
un efecto positivo, éste es muy breve y rápidamente lo
reemplaza la inhibición, fenómeno típico de la llamada de-
bilidad excitatoria. Con lo que acabo de exponer deben
relacionarse también las observaciones hechas sobre nues-
tros perros en la reciente época, tan difícil para nuestra
patria, época en la que los animales, agotados a la par
nuestra, al estar en el banco entraban en distintos esta-
dos de inhibición y finalmente se dormían. Como se pue-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 79

de apreciar, resultaba imposible realizar en ellos investi-


gaciones con reflejos condicionados positivos.
Basándonos en lo dicho podemos deducir que el tipo
de perro descrito posee células corticales con pequeña re-
serva de sustancia excitable o con una sustancia fácil de
destruir. El estado inhibitorio se desencadena en las cé-
lulas, ya sea por medio de estímulos muy débiles o muy
fuertes^ con los de intensidad mediana las células pueden
permanecer más tiempo en estado de excitación sin pasar
a los distintos grados de inhibición. Con estímulos de poca
intensidad, el reemplazo de la excitación por la inhibi-
ción €s lento; con estímulos fuertes, rápido. Como es na-
tural, los grados de intensidad de los estímulos son total-
mente relativos; es decir, lo que para un sistema nervioso
determinado resulta ser una excitación fuerte, es apenas
mediana para otro. El acontecimiento ya mencionado, sólo
produjo inhibición en el tipo de perro al que nos referimos
hasta ahora; en otros, su influencia no fue visible. Para
nuestro perro, el timbre no constituyó un estímulo inhibi-
torio, hasta que la inundación produjo su neurosis, com-
parable, con derecho, a una neurosis traumática humana;
sólo después del accidente adquirió este carácter. Lo mis-
mo sucede en una de las fases hipnóticas normales, la
paradojal, en la que obran positivamente los estímulos dé-
biles, mientras los fuertes conducen a la inhibición.
Luego, no es posible pasar por alto la relación exis-
tente en los perros entre el reflejo pasivo-defensor y los
procesos inhibitorios. Nuestro perro posee, como hemos
comprobado, un sistema nexvioso con inhibición dorninan-
je. Su conducta general ^e_.caracteriza por la constante
presencia del reflejo pasivo-defensor. A esta altura del
'desarrolló ffe su neurosis, aparece la reacción pasivo-de-
fensora jrenjte^j^jQdoslQa^estírmilos^XQiidMQMd
Iase_;£araiÍQJjaLoía3£C,e__lQ jnnismo,.p,e^ sólo ante los estímu-
-ÍQS._iuer.tes,_es decir inhibitorios y, hecho extraordinario,
incluso en perros que no poseen habitualmente la reacción
pasivo-defensora, ésta aparece con claridad cuando son
llevados al estado paradojal y se les somete a estímulos
intensos.
80 IvÁN PETEOVICH PAVLOV

Opino que hay derecho a suponer, basándonos en lo


antedicho, que en el fondo de, por así llamarlos, cobardía
y temor normales, y sobre todo como base de las fobias
patológicas, encontramos un simple predominio del proceso
fisiológico de inhibición; predominio que expresa la debi-
lidad de las células corticales. Relacionado con lo que an-
tecede, ruego recordar el caso, que hemos citado, de in-
ducción: cuando con un método puramente fisiológico se
rechazó en forma temporal la inhibición y con ella el re-
flejo- pasivo-defensor.
Mientras estudiaba los tipos de sistema nervioso de
varios perros, me pareció que la clasificación clásica de los
temperamentos se ajustaba bien a ellos, sobre todo sus
términos extremos ¡iel sanguíneo y el melancólico. El pri-
mero es el tipo que necesita de continuo estímulos alter-
nantes, los busca con afán y es capaz, en este caso, de
revelar una energía extraordinaria; en cambio, ante estí-
mulos uniformes, cae fácilmente en* estado de somnolen-
cia y de sueño.jEl tipo melancólico es aquel del que nos
hemos ocupado y del que recordaremos ahora su repre-
sentante extremo. ¿No es acaso natural considerarlo y de-
nominarlo melancólico, si el medio ambiente provoca en
él, a cada paso y en cada momento, el mismo reflejo pasivo-
defensor infaltable?
En un punto equidistante se encuentran las variaciones
del tipo equilibrado, donde alcanzan el mismo grado de
intensidad el proceso de excitación y el inhibitorio, que
alternan en forma precisa y oportuna.
Por último, hemos hallado en este perro un reflejo so-
cial bien manifestado, m.ediante la acción de un estímulo
social. El perro es, como su antecesor salvaje, el lobo, un
animal de manada y el hombre se convirtió para él en un
"socius" gracias al lazo histórico de milenios. El doctor
Speransky llevaba al animal al lugar de experimentación,
lo trataba con cariño, le alcanzaba los alimentos y se con-
virtió así para el perro en un estímulo condicionado po-
sitivo, que elevaba el tono de excitación de la corteza y
alejaba y superaba el de la inhibición. El último expe-
rimento, en el cual sólo el olor de las ropas del doctor
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 81

Speransky produjo sobre el sistema nervioso del perro el


mismo efecto que la presencia de éste, aunque algo menos
manifiesto, nos demostró que el doctor Speransky repre-
sentaba para el perro sólo un estímulo exterior sintético,
compuesto principalmente de factores visuales, sonoros y
olfatorios. Este experimento y algunos anteriores, nos lle-
varon al sector de los reflejos sociales, que incluiremos en
el programa de las investigaciones próximas.
Creo poder afirmar que con la ayuda de los reflejos
condicionados se abrirá un inmenso campo para la inves-
tigación puramente fisiológica del trabajo de los grandes
hemisferios.
Fases de transición entre el estado de vigilia
y el sueño completo del animal
(fases hipnóticas)

Considerable número de hechos que aportamos el año


pasado, demostraron quejfel sueño es una inhibición inter-
na difusa —y no fraccionada, en alternancia permanente
con el proceso de excitación—, que se propaga por toda la
masa de los hemisferios y que desciende también a zonas
subyacentes. Se pensó que así como el proceso inhibitorio
se propaga con lentitud, se tendrían distintas extensiones
del sueño, abarcando paulatinamente zonas cada vez más
extensas; por lo tanto, existirían diferentes etapas de tran-
sición hasta el sueño completoflEn realidad, estas etapas
existen y hemos podido observarlas y reproducirlas. En
nuestros experimentos nos encontramos no sólo con la for-
ma habitual del sueño, caracterizada por la ausencia de la
actividad normal de los hemisferios y por la relajación de
la musculatura esquelética —ojos cerrados, cabeza gacha,
extremidades algo curvadas y tronco que cuelga inerte
sobre las correas y los lazos de las extremidades—, sino
que encontramos también una forma totalmente distinta,
en lo que respecta a la posición del esqueleto. En esta
otra forma, el animal conserva su postura activa, aunque,
como en la anterior,(falta la actividad de los hemisferios,
es decir, todos los estímulos condicionados quedan aboli-
dos y los estímulos exteriores, si no son muy intensos, no
producen reacción algunaJEI perro está con los ojos abier-
tos y fijos, la cabeza alta, las extremidades estiradas, sin
84 IvÁN PETROVICH PAVLOV

apoyarse en las correas y así permanece, inmóvil, hasta


horas. Si se le cambia la postura de las extremidades, man-
tiene la nueva posición y si se le toca la planta del pie,
el retiro de éste toma el carácter de contracture. Tam-
poco reacciona si se le alcanza el alimento: queda inmó-
vil, sin tocarlo. Pocas veces observamos esta forma de in-
hibición y no sabemos aún en qué condiciones especiales
del ambiente de experimentación o con qué particularidad
del sistema nervioso está ligada. Nuestro colaborador, N. A.
Royansky, que estudió con detalle la transición en los pe-
rros entre la vigilia y el sueño, llegó a la conclusión de que
el estado descrito está siempre presente, aunque por lo co-
mún como manifestación muy breve y fugaz. A mi pare-
cer, puede interpretarse este estado desde un punto de vis-
ta fisiológico sin mayor dificultad.LNos enfrentamos con la
inhibició-n s"1?^ de los grande.s hemisferios, que no ha des-
cendido hasta los centros reguladores del equilibrio, de la
posición del cuerpo en el espacio (centros de Magnus y
Klein), es decir, estamos ante un estado cataléptico/lRe-
sulta así que en este caso, la línea divisoria entre el sec-
tor inhibido y el sector libre del encéfalo pasa precisa-
mente por debajo de los grandes hemisferios. Pero ella
puede dividir también las grandes áreas de los hemisfe-
rios. A menudo nos encontramos con esta forma e incluso
podemos reproducirla a voluntad. La observamos en las
siguientes condiciones —experimentos de L. N. Voskre-
sensky—. Uno de los perros, que quedaba mucho tiempo
solo en el banco de experimentación, sin ningún estímulo,
comenzó a entrar en sueño, como si el estímulo uniforme
del medio ambiente produjera, según consideramos en la
conferencia anterior, una intensa inhibición difusa del ce-
rebro. Ésta se hizo tan fuerte, que bastaba introducirlo
en la habitación y, más aun, colocarlo en el banco, para
producir en él una inmediata y evidente transformación.
Había que excitar al animal de varias maneras para que
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 85

no se durmiera al terminar los preparativos para el ex-


perimento. Si el experimentador se colocaba detrás de la
puerta a fin de realizar desde allí la prueba y comenzaba a
actuar de inmediato con los estímulos condicionados ali-
menticios, sin perder un minuto, los reflejos condicionados
normales se hacían presentes: el perro segregaba saliva
y comía con rapidez el alimento que se le alcanzaba. Pero
si al salir de la habitación el experimentador dejaba trans-
currir cierto tiempo, 4 ó 5 minutos, el resultado era to-
talmente distinto. Se producía una reacción salival que au-
mentaba al serle alcanzada la comida, pero el animal se
negaba a comerla y era necesario forzarlo a ello. Si al
salir de la habitación esperaba 10 minutos para aplicar
los estímulos condicionados, éstos ya no producían nin-
gún efecto y se encontraba al animal dormido, roncando
y con la musculatura relajada. ¿Cuál otra puede ser la
explicación del fenómeno, sino que el proceso inhibitorio,
al difundirse inicialmente, haya abarcado el área motora
de la corteza, dejando intactas las otras áreas desde las
cuales los estímulos condicionados se dirigen al órgano
(glándula), no ligado con el área motora? Sólo algo des-
pués, la inhibición se expandió sobre toda la masa de los
hemisferios y descendió a las zonas cerebrales subyacen-
tes, originando el sueño completo. En este caso, la som-
nolencia llegó por efecto de estímulos indiferentes que
^xcitaron durante largo tiempo los grandes hemisferios.
Observamos por lo común este estado, tanto bajo la acción
de estímulos condicionados negativos, repetidos varias ve-
ces en el mismo experimento, como por estímulos condi-
cionados positivos, en especial los débiles, cuando son apli-
cados en forma continua y frecuente. Icitaré dos ejemplos:
El primero se refiere al perro del que hemos hablado
ya en las conferencias anteriores, en el cual un sonido
con frecuencia de 256 vibraciones por segundo, había si-
do condicionado como estímulo alimenticio y se aprecia-
86 IvÁN PETROVICH PAVLOV

ba u n a diferencia de 10 vibraciones en más o en menos


—experimento de Birman—.

rrecuencia del estímulo Secreción salival


condicionado, aplicado durante 30 S3-
Hora durante 30 segundos Observaciones
(Vibraciones por gundos (en
segundo) gotas)

3 hs. 50 min. 256 13 Se alimenta


4 hs. 00 min. 426 O Entra en
somnolencia
05 160 O
10 640 O
13 256 9 No toma el
alimento
El segundo ejemplo lo extraigo del trabajo efectuado
por Rosenthal en un perro que presentaba, al principio,
reflejos condicionados alimenticios numerosos y constan-
tes. Cuando se elaboró en él un nuevo reflejo, al presen-
tarle una pantalla de papel de color gris y se repitió este
reflejo muchas veces consecutivas en un mismo experi-
mento, resultó que los estímulos condicionados producían
con frecuencia una reacción salival importante, pero el
perro no tocaba la comida que le alcanzaban. He aquí los
datos recogidos en tal experiencia:

Estímulo condicionado, Secreción salival


Hora durante 30 sa- Observaciones
aplicado durante
gundos (en
30 segundos gotas)

3 hs. 15 min. Golpes de metró-


nomo

18 Encendido del lo- No toca el


co eléctrico alimento
alcanzado.
21 Ruido de glu-glu
24 Timbre
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 87

El perro se movía poco, pero aún no manifestaba sue-


ño evidente. Cuando estaba en el mismo banco, sin los
estímulos alimenticios, se lanzaba con avidez sobre el mis-
mo tipo de alimentos.
Con esto se relaciona también la siguiente observa-
ción casual. Uno de los perros que empleábamos desde
hacía tiempo para experimentos con reflejos condiciona-
dos, en el que nunca se había notado la separación entre
las reacciones motora y secretoria y que jamás se dormía
en el banco, fue presentado por primera vez ante un au-
ditorio numeroso para realizar una demostración con di-
chos reflejos. )E1 ambiente extraño y complejo causó, sin
duda alguna, tal impresión en el animal que se puso rí-
gido y temblaba. Al ensayar un reflejo condicionado se
obtuvo, como de costumbre, el efecto secretorio, pero el
perro i;o tocó la comida y después de un breve lagaot-que-
dó dojrrnidp sobre el banco, con su musculatura esquelética
relajada.LEsta vez, evidentemente, el estímulo fuerte y
desacostumbrado produjo la inhibición de los grandes he-
misferios, primero parcial, limitada al área motora, lue-
go completa, con descenso a las regiones inferiores del
cerebrorjEste caso debe ser considerado en un todo idén-
tico a lá forma habitual del experimento de la llamada
hipnosis de los animales, en la que la rápida inmoviliza-
ción del animal y el colocarlo sobre el lomo, llevan tam-
bién a distintos grados de difusión del proceso inhibitorio,
sea a la catalepsia e incluso al sueño parcial —inmovilidad
del cuerpo con movilidad de los ojos y de toda la cabe-
za— o al sueño completo.
Cierta vez, en que tuvimos en nuestro laboratorio un
perro muy rebelde, que se oponía obstinadamente a que
lo prepararan para el experimento, la limitación brusca
de sus movimientos al colocarlo en el banco le causó una
excitación mecánica tan marcada, que le produjo de in-
mediato un sueño completo sobre el banco.
88 IvÁN PETROVICH PAVLOV
De esta manera, tanto(,el sueño parcial como el com-
pleto, se consiguen con estímulos débiles, con excitaciones
generales duraderas, débiles o fuertes, o con estímulos con-
dicionados, ya sea inhibitorios o positivos?! En las próximas
conferencias volveré más de una vez sobre algunos de-
talles referentes a este tema.
Nuestro material nos permitió conocer, junto con la
distinta extensión de la inhibición difusa, las variaciones
de las distintas etapas del mismo proceso de inhibición
y tal vez, hasta la diferencia en la intensidad de la in-
hibición difusa del sueño.
Pero antes de encarar este tema, abordaré un punto
de importancia esencial para muchos de nuestros experi-
mentos referentes a la variación del proceso de inhibición
difusa. En la octava conferencia£^he planteado el proble-
ma de cuál es lajpase por la que el estímulo de un ana-
lizador resulta ennLascara,d9-_£Ox__£l^£S:tímulo de otro ana-
Tizádor y expuse la hipótesis de que quizá esto esté ligado
con lajiesigual intensidad.de.los agentes,que empleamos,
4igri£ñ£cientes_a_dÍYer^s__aiij.lÍ2adil^ Los experimentos
proyectados se realizaron en el curso de nuestras confe-
rencias y confirmamos mi hipótesis. En las oportunida-
des en que modificamos extraordinariamente, ex profeso
la intensidad relativa de los estímulos habituales, debi-
litando mucho a los sonoros y dejando intactos o forta-
leciendo a los otros, ocurrió que el efecto de los agentes
sonoros resultó, en los estímulos complejos, menos activo
que el de los demás; es decir, que en los ensayos aislados,
la acción condicionada de los segundos predomina sobre
la de los primeros.
Analicemos el experimento de V. V. Rikman. En un
perro, el estímulo complejo simultáneo constaba de nues-
tra excitación mecánica cutánea habitual y de un estímulo
sonoro simultáneo, muy débil. Bien elaborado, este estímu-
lo complejo daba de 4 a 4,5 gotas de saliva en 30 segun-
dos de acción. Si se los empleaba por separado, el compo-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 89

nente sonoro daba de 0,5 hasta 1,5 gotas y el mecánico


cutáneo de 2,5 a 5 gotas. En otro perro, el estímulo com-
plejo lo constituían el encendido rítmico de una lámpara
de 400 bujías y un sonido, también simultáneo, de inten-
sidad muy débil. JIL.£stímula.cmnpljEjx3- daba_.de.-i^
tas de saliva en 30 segundos; eLiuminosOp-aisladQ, daba
¿.gotas; el s„QDQ.rQ, 2^5._gotas. Del mismo modo, al des-
componer un estímulo complejo formado por aplicación
en la piel de un estímulo térmico de O" de temperatura, y
por un estímulo sonoro muy débil, el primero resultó más
eficaz que el segundo —experimentos de W. Horsley, Gantt
y Kupalov.
Así,Qa diferencia en la intensidad del efecto de nues-
tros estímulos condicionados habituales, se debe a la dis-
tinta fuerza de éstos y no está ligada con la cualidad de
las células de los analizadores?]Con esta tesis podemos co-
menzar nuestra exposición sobre las etapas del proceso de
inhibición difusa. Como motivo de esta investigación, nos
sirvió el caso de un perro con un estado patológico ner- .
vioso, provocado por la influencia de uno de nuestros mé-
todos, que no tenía carácter quirúrgico sino funcional. De
las modificaciones patológicas que hemos producido en for-
ma experimental nos ocuparemos en la lección próxima.
Aquí describiré solamente el experimento inicial, que sir-
vió de punto de partida para nuestra investigación poste-
rior sobre animales sanos.
En un perro se elaboraron —experimentos de Rasen-
kov— reflejos condicionados positivos alimenticios, por
medio de un silbato, golpes de metrónomo, excitaciones
mecánicas rítmicas de la piel —24 contactos por minuto—
y el encendido de un foco eléctrico. También fueron ela-
boradas algunas diferenciaciones, entre ellas una diferen-
ciación a contactos mecánicos de otra frecuencia en el
mismo lugar de la piel.
90 IvÁN PETROVICH PAVLOV

He aquí los efectos positivos normales de los estímu-


los condicionados:

Estímulo condicionado Secreción salival, en


Hora aplicado durante gotas, durante
30 segundos 30 segundos

2 hs. 03 min. Excitación mecánica de


la piel (24 contactos) 3
10 Silbato 5
21 Encendido del foco 2
eléctrico

32 Golpes de metrónomo 3,5

En consecuencia, sobre la base de lo antedicho, los


estímulos se ordenan por su intensidad del más fuerte al
más débil, en la forma siguiente: silbato, golpes de me-
trónomo, excitación mecánica de la piel y encendido del
foco eléctrico.
Luego se realizó uri experimento en el que se aplicó,
entre otros estímulos, [el mecanismo diferenciado, 12 con-
tactos por minuto, durante 30 segundos, reemplazándolo
irmedíataniente por el estímulomecánico positivo, 24 con-
tactos por minuto, también durante 30 segundos. Al otro
día^ydurante los 9 siguientes, los reflejos condicionados
desaparecieron, manifestándose sólo raras veces y con in-
tensidad mínima; después de esto, comenzó un período muy
particular.")
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 91

Estímulo condicionado aplicado Secreción salival, en


Hora gotas, durante
durante 30 segundos
30 segundos

11 hs. 40 min. i Silbato O


19 i ídem 0,3
32 I Encendido del foco
3
í eléctrico
1
48 ! Golpes de metrónomo
12 hp. OC min. Excitación mecánica de
la piel (24 contactos)

Como se ve, un resultado totalmente contrario al obte-


nido antes como norma; los estímulos fuertes no actúan
en absoluto o lo hacen apenas y los débiles producen un
efecto mayor que lo normal. Siguiendo el ej. de N. E. We-
densky llamamos a este estado fase paradojal. Dicha fase
duró 14 días. El cuadro siguiente corresponde a una de este
tipo:

Secreción salival, on
Hora Estimulo condicionado aplicado
durante SO segundos gotas, durante
30 segundos

10 hs. 40 min. Excitación mecánica de


la piel (24 contactos) 4

48 Golpes de metrónomo 4,3


58 1 Silbato 4
11 hs. 10 min. ¡ Encendido del foco
eléctrico 4
92 IvÁN PETROVICH PAVLOV

A esta fase-lajeemos d^ncamnadoJgualaioria. Duró 7


días y fue reemplazada por una nueva, en la que los estí-
mulos medianos se tornaron muy efectivos, los fuertes de-
cayeron algo y los débiles quedaron sin efecto. Siete días
después se restableció el estado normal. Tanto en este tra-
bajo corno en los experimentos posteriores relativos al te-
ma, fueron aplicados, para mayor seguridad, los mismos
estímulos, pero con distintas intensidades£de modo que re-
sultó evidente que en lo que respecta a las^ células todo de-
-£fii^'-d£-jprecisanment£_d£j_a fuerza del ^estímulo. Así hemos
comprobado por primera vez en nuestros experimentos,
jjue las células de los hemisferios sufren una serie tran-
Míoria^de^estados^particulares, entre la excitación normal
y la inhibición completa, los que se traducen en relacio-
nes desacostumbradas entre dichas células y la distinta
intensidad de los estímulosT?
Después de habernos familiarizado con los estados de
transición antedichos, en un caso evidentemente patoló-
gico, nos planteamos luego la interrogante: ¿Existirán nor-
malmente estos estados en el pasaje de la vigilia al sueño
y viceversa?^ Nos pareció probable que en el caso des-
crito,[jo patológico consistiría sólo en la fijación de los
mismos por un tiempo prolongado^ mientras que en es-
tado normal deberían ser fugaces y no hacerse evidentes,
como ocurre por el contrario en la catalepsia. Nuestra in-
vestigación se dirigió por este camino y llevó a una res-
puesta positiva. Veamos a continuación la serie de nues-
tros experimentos:
He aquí el perro ya mencionado, que reacciona positi-
va y activamente ante un sonido de determinada frecuen-
cia y aprecia diferencias de 10 vibraciones en más o en
menos. En él fueron elaborados, entre otros muchos refle-
jos condicionados positivos, reflejos condicionados a cruji-
dos leves y fuertes, los que se distinguían en forma no-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 93

table por la intensidad de su efecto. Veamos sus relaciones


normales:

Secreción salival, en
Hora Estímulo condicionado aplicado gotas, durante
durante 30 segundos
30 segundos

2 hs. 10 mín. Crujido fuerte 12,5


20 Crujido débil 4,5
30 Crujido fuerte 11

El experimento continúa así: Aplicando repetidas ve-


ces sonidos diferenciados, llevamos al perro a un evidente
estado de sueño. Empleamos, entonces, el crujido débil:
no hubo secreción. Lo despertamos, alcanzándole el ali-
mento: comenzó a comer. Después de cierto tiempo, re-
petimos el crujido débil: ya se manifestó activo, pero to-
davía poco. Lo alimentamos otra vez. En una tercera oca-
sión, el crujido débil provocó u n efecto normal y hasta
superior a éste. Se produjo un crujido fuerte; su efecto
resultó, en este caso, menor que el del crujido débil. P o -
co después, al restablecerse por completo el estado de vi-
gilia, alcanzó el crujido fuerte su efecto normal y reapa-
recieron las relaciones cuantitativas normales entre los
estímulos. Veamos las cifras completas de uno de estos
experimentos:

Estímulo condicionado aplicado Secreción salival, en


Hora gotas, durante
durante 30 segundos
30 segundos

2 hs. 48 min. Crujido fuerte 13


94 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Luego se adormeció, con la aplicación de sonidos di-


íerenciados.

Estimulo condicionado aplicado Secreción salival, en


II or a,
durante 30 segundos gotas, durante
30 segundos

3 hs. 17 min. Crujido débil 8


22 ídem 3,5
26 ídem 7
32 Crujido fuerte 6
40 Crujido débil 5,5
50 Crujido fuerte 10

Se nota a veces, al repetir estos experimentos, que el


efecto del estímulo débil no sobrepasa al del fvierte, como
al principio, sino que ambos son iguales. Es evidente que
cuando se disipa el estado de sueño en forma paulatina,
por influencia del acto breve y repetido de la alimenta-
ción, la célula cortical que retorna al estado de vigilia
pasa tanto por la fase paradojal como_^gor_la igualatoria.
En consecuencía7"erIcóirEramos las mismas fases que en el
cá¥o "plitOÍDKÍco7'^1b ^ qüie mientras allí duran días, aquí
cambian eñ~er'traiiscufso de minutos —experimentos de
BírlíraTi=^r- '
A otro de nuestros perros, como consecuencia de un
trabajo prolongado, se le provocó, mientras estaba en el
banco, un estado de ligera somnolencia, que repercutió
sobre los reflejos condicionados en forma tal, que los es-
tímulos que se diferenciaban por su efecto, resultaron igua-
lados. Gracias a la inyección de una dosis adecuada de
cafeína, el perro volvió al estado de vigilia y se restable-
cieron las relaciones normales entre los estímulos condi-
cionados —experimentos de N. V. Sinkin—.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 95

Secreción Balival, en
Estimulo condicionado aplicado
Hora gotas, durante
durante 30 segundos
30 segundos

12 hs. 50 min. Golpes fuertes de m e -


trónomo 8
57 Encendido del foco
eléctrico 7,5
13 hs. 04 min. Timbre fuerte 8
11 Golpes amortiguados
de metrónomo 8

Al día siguiente, 18 minutos antes del experimento,


se inyectó al animal 8 cm.^ de una solución de cafeína,
con lo cual quedó totalmente despierto:

Secreción salival, en
Estimulo condicionado aplicado gotas, durante
Hora
durante 30 segundos 30 segundos

12 hs. 8 min. Encendido del foco


eléctrico
25 Golpes fuertes de
metrónomo 10
32 Timbre amortiguado 6
39 Golpes amortiguados de
metrónomo 7,5
46 Timbre fuerte 8,5

En el perro del que ya hemos hablado en esta con-


ferencia porque evidenciaba una separación entre las reac-
ciones secretorias y motoras, se observaba a menudo en
este estado que el estímulo más débil —encendido del fo-
co eléctrico—, provocaba a veces el efecto más intenso:
el animal segregaba saliva y comía el alimento que le era
alcanzado. De esta manera, en esos casos, con una deter-
96 IvÁN PETROVICH PAVLOV

minada extensión gradual de la inhibición difusa, exis-


tía también la fase parado jal —experimento de Rosenthal.
Durante él^síádorde franca somnolencia, pero sin lle-
gar todavía al sueño completo, se observaba este fenóme-
no particular: el estímulo condicionado positivo perdía to-
tal o casi totalmente su efecto, mientras un estímulo in-
hibitorio bien elaborado producía un claro efecto positi-
vo. He aquí un ejemplo —experimento de Shishlo—: en
un perro fueron elaborados reflejos condicionados positi-
vos, a la excitación mecánica de la región escapular y de
la cadera y a la aplicación en la piel de un estímulo tér-
mico de 45°. También se elaboró un reflejo condicionado
inhibitorio constante, a la excitación de la piel del lo-
mo. El efecto de la excitación mecánica positiva de la piel
era normalmente de 15 a 18 gotas por minuto. El estímu-
lo condicionado térmico, bien pronto comenzó a producir
somnolencia y sueño. En el experimento de que tratamos
se aplicó primero el estímulo térmico y sobrevino som-
nolencia. Éste fue el desarrollo consecutivo del experi-
mento :

Estimulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- OlJservaclonea
1 minuto tas, durante
1 minuto

12 ha. 29 min. Excitación mecánica No obstante


de la piel de la re- el esfuerzo, el
gión escapular 2 perro perma-
39 Excitación mecánica neció todo el
de la piel de la tiempo en es-
cadera tado de som-
1,5 nolencia.
50 Excitación mecánica
de la piel del lomo 12

Hemos observado lo mismo más de una vez en al-


gunos estados patológicos de los hemisferios, que denomi-
namos fase ultraparadojal. Al observar tantos estados dis-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 97

tintos de las células de los hemisferios durante el pasaje


del animal de la vigilia al sueño completo y sabiendo que
el sueño es una inhibición interna general y difusa, era
de esperar que algunos de dichos estados estarían presen-
tes también, en lo que hemos llamado post-efecto inhibi-
torio, citado en conferencias anteriores sobre inhibición
interna. Tales hechos se han evidenciado en un único ca-
so, en el que hemos logrado llevar a cabo una investiga-
ción, precisamente con inhibición condicionada —experi-
mentos de Bikov—.
En un perro se tenían cinco estímulos condicionados
positivos: golpes de metrónomo, sonido fuerte, sonido dé-
bil, exposición de un círculo de cartón y excitación me-
cánica cutánea. La inhibición condicionada fue elaborada
al combinar la excitación mecánica de la piel y el ruido
de glu-glu. Los estímulos condicionados se disponían se-
gún la intensidad de sus efectos sobre la salivación, me-
dida en numerosos ensayos, en un orden similar a aquel
en que fueron enunciados: en el curso de 30 segundos, pro-
ducían 22 - 18,5 - 16,5 - 13^5 y 10 gotas, respectivamente.
Cuando se terminó de elaborar el inhibidor condicionado,
se lo aplicó al animal y 10 minutos después, se ensayó el
efecto de los estímulos condicionados positivos. Los gol-
pes de metrónomo dieron 16,5 gotas; el sonido fuerte pro-
dujo 16; el débil, 20 y la visión del círculo, 18 gotas. Con-
siderando el papel que pueden desempeñar en este fenóme-
no, tanto el desplazamiento de la inhibición como la induc-
ción, lo único que puede referirse al tema que nos interesa
os que el efecto del sonido débil resultó superior a lo nor-
mal y el del sonido fuerte, inferior. Como esto ocurrió en
un mismo punto de la corteza, pudo verse en ello una
manifestación de la fase paradojal. Continuamos esta in-
vestigación con otros tipos de inhibición interna e hici-
mos hincapié en el siguiente punto. En la conferencia so-
bre inducción mutua, expusimos la hipótesis que la lla-
mada por nosotros inhibición externa podría ser una ma-
nifestación de inducción negativa; es decir, de inhibición
inducida en la periferia de una zona que se encuentra
98 IvÁN PETROVICH PAVLOV

en estado de excitación. En otras palabras, ¿serían la in-


hibición externa o interna un mismo proceso en su fun-
damento físico-químico? Pensábamos obtener quizá algu-
na confirmación de esta hipótesis estudiando el siguiente
problema: ¿los estados de la célula cortical en caso ds
inhibición externa, son los mismos que acabamos de des-
cribir en caso de inhibición interna? Como esta investi-
gación requería un período más o menos prolongado de
excitación externa, la producíamos introduciendo en la bo-
ca del animal distintas sustancias rechazadas por éste. En
tales condiciones, la inhibición externa se hizo sentir du-
rante largo tiempo.
Los experimentos fueron llevados a cabo en dos pe-
rros con reflejos condicionados alimenticios. A uno de
ellos, —experimentos de Prorokov—, se le introdujo en
la boca una solución de óxido de sodio; cuando cesó la
secreción salival provocada, se ensayó con los estímulos
condicionados y tanto los fuertes como los débiles resul-
taron m u y inhibidos; 15 a 20 minutos después, los estímu-
los débiles actuaban normalmente e igualaban o sobrepa-
saban a los fuertes. Veamos el ejemplo; la solución de óxi-
do de sodio se le dio a las 9 horas 41 minutos:

Estímulo condicionado aplicado Secrecidn salival, en


II o r a durante 30 segundos gotas, durante
30 segundos

9 hs. 46 min. Encendido del foco


eléctrico 0.4
51 Excitación mecánica
de la piel 6,2
56 Timbre fuerte 3

El efecto habitual del timbre eléctrico es de casi 8 go-


tas en 30 segundos: el de la excitación mecánica de la
piel, de casi 4 gotas.
En el otro perro, -^experimentos de P . K. Anojin—,.
los resultados coincidían parcialmente con los del anterior
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 99
y presentaban también algunas particularidades. Después
de introducir en la boca del perro la sustancia rechazada
y una vez que había cesado la salivación, el efecto de los
estímulos se igualaba; en cambio, antes era muy distinto,
pues el primer estímulo, por su efecto, era el timbre fuer-
te y el último, el encendido del foco eléctrico. En el curso
de la experiencia, al mismo tiempo que tenía lugar la
igualación, se producía un descenso escalonado de los re-
flejos. Los resultados fueron:
Introducido el óxido de sodio, la salivación se prolon-
í'ó durante 10 minutos.

Estímulo condicionado aplicado Secreción salival, en


Hora durante 30 segundos gotas, durante
SO segundos

11 lis. 10 min. Encendido del foco


eléctrico 12,5
15 ídem 10,5
20 Timbre fuerte 10,5
25 Golpes de metrónomo 6,3
30 Timbre amortiguado 6,8

Los resultados obtenidos en ambos perros confirma-


ron, en general, la hipótesis de queCÍa inhibición externa
e interna son en su base un mismo proceso] pero la com-
plejidad de los fenómenos exige que se repitan y varíen
estos experimentos, prestando mayor atención a las otras
interpretaciones posibles de los hechos.
Finalmente, nos pareció interesante investigar cómo
se comportannuejtríis .JcefleJ£2s,^<)ndicÍQn.ados durante la
accion_de fármacos^ hipnóticos, desde el comienzo de su
efecto hasta el sueño profundo y nuevamente hasta el es-
tado de vigilia del animal. Empleamos con este fin, el
uretano y el hidrato de doral. En estas condiciones pre-
dominaba otra marcha en el proceso: urujie_scensQ_paula-
tino de iodos-loS: reílejos, en tal forma que los estímulos
débiles, naturalmente, perdían su eficacia antes que los
100 IvÁN PETROVICH PAVLOV
j:uertes. A este estado de la célula lo denominamos fase
narcoBca. S. J. Lebedinskaia presentó uno de los expéri-

En un perro se habían elaborado los siguientes estímu-


los condicionados: timbre fuerte, golpes de metrónomo,
timbre amortiguado, excitación mecánica de la piel y en-
cendido intermitente de una lámpara eléctrica ante sus
ojos. Los estímulos se disponían, según la intensidad de
su efecto, en la forma en que han sido enunciados. A las
10 horas 9 minutos se le saministró por vía rectal 2 gra-
mos de hidrato de doral disuelto en 150 cm.* de agua.
El perro fue colocado en un banco y el experimento
tuvo el siguiente desarrollo: (Ver página siguiente.)
Vemos que durante el desarrollo del efecto soporífe-
ro, todos los estímulos perdían paulatinamente su eficacia
y la recobraban con el retorno al estado de vigilia. La
única excepción, dentro de los veinte estímulos, está re-
presentada por el timbre amortiguado que a las 11 horas
53 minutos causó notable efecto.
En consecuencia, trabajando con distintos animales
sanos y en diferentes condiciones, hemos obtenido diver-
sos estados de la relación entre los hemisferios y los es-
tímulos condicionados.
Surgió el problema: ¿en qué medida corresponden to-
dos estos estados, incluyendo entre ellos la fase narcótica,
a cada animal y a las condiciones habituales de vida? En
la resolución de este problema, nos encontramos en una
situación afortunada. Entre nuestros perros hubo uno
•—aquel en el que se realizaron los experimentos aporta-
dos al final de la conferencia decimocuarta—, que perte-
necía al tipo muy nervioso, tipo sobre el que hablaremos
en general en la siguiente conferencia. En determinada.5
condiciones, este perro se distinguía por una extrema es-
tereotipia asombrosa de su actividad nerviosa superior, en
forma de reflejos condicionados. Con justicia lo llamába-
mos a veces, instrumento vivo. Como ya se dijo, se ha-
bían elaborado en él 10 reflejos condicionados: 6 positi-
vos, —timbre, golpes de metrónomo, silbato, aumento de
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 101

Estimulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, eu go- Observaciones
30 segundas tas, durante
30 seg.

10 hs. 14 min. Golpes de metrónomo 11 Come.


21 Encendido del foco
eléctrico 3,5 Bosteza y se
Tambalea.
Come.

29 Timbre fuerte 7 Se cuelga de


las correas.
Come.
38 Excitación mecánica
de la piel 0 Come.
45 Timbre amortiguado 2 Se levanta
lentamente.
Come.
53 Timbre fuerte 0 Duerme. No
come.
11 hs. 06 min. Golpes de metrónomo 0 ídem.
13 Timbre amortiguado 0 ídem.
19 Timbre fuerte 5,5 Se despierta.
26 Excitación mecánica Come.
de la piel 0 Come.
35 Encendido del foco
eléctrico 0 ídem.
45 Golpes de metrónomo 5 ídem.
53 Timbre amortiguado 9,5 ídem.
12 hs. 00 min. Excitación mecánica
de la piel 4 ídem.
07 Timbre fuerte 8,5 ídem.
15 Encendido del foco
eléctrico 6 ídem.
24 Golpes de metrónomo 9,5 ídem.
34 Timbre fuerte 13 ídem.
42 Timbre débil 10 ídem.
13 hs. 03 min. Excitación mecánica
de la piel 5,5 ídem.
102 IvÁN PETROVICH PAVLOV
iluminación de la pieza, visión de un círculo y de un ca-
ballito de juguete— y 4 negativos —golpes de metróno-
mo de otra frecuencia, menor iluminación de la pieza,
visión de un cuadrado y de una liebre de juguete de co-
lor y tamaño semejantes a los del caballito. Últimamente,
por determinadas razones, no se usaba el timbre y de los
estímulos negativos empleábamos, casi en forma exclusi-
va, la diferenciación de los golpes de metrónomo. Los
estímulos sonoros producían un efecto salival más in-
tenso, en un 30 % ó 50 %, que los visuales. Después de ha-
berse empleado en el laboratorio durante más de dos años,
los estímulos condicionados de este perro comenzaron a
revelar una tendencia a disminuir su efecto y a cambiar
las relaciones cuantitativas entre ellos, como sucede a me-
nudo con nuestros perros, cuando trabajamos durante lar-
go tiempo empleando los mismos estímulos condicionados.
Fue en estas circunstancias como pudimos ver en forma
nítida todos aquellos estados de los hemisferios descritos
en nuestra conferencia, como variaciones de un proceso
incipiente de inhibición difusa. Cada uno de estos estados
aparecía con fuerza a lo largo de todo el experimento o
se transformaba en otro, ya sea por sí mismo o por in-
fluencia de nuestras medidas —experimento de Sperans-
ky—. Lo único que no se observó en él fue la fase ultra-
paradojal. Tampoco se presentó la oportunidad para ello,
pues el perro no estuvo nunca en un estado de clara som-
nolencia. Veamos los resultados del experimento, a lo lar-
go de varios días y períodos: (Ver página siguiente).
Cua.ndo_l^os reflejos disminiiían mucho en su efecto
y^se .alterabLan,_ los elevábamos y. corregíamos, tal cómo
se indicó en la conferencia decimocuarta, abreviando el
üemj)o _entre el comie^ la_ acción del^ estímulo con-
•^ipíoíl^ílfi y-J^-^pl"^'^ión del ÍH€o»GUcioñado. Con esto se
explica la duración distinta de la excitación condicionada
aislada en los experimentos citados. Debemos suponer que
en los dos últimos, la transición de una fase a otra tenía
lugar por influencia del acto repetido de la alimentación.
Pero disponíamos también de dos métodos especiales, con
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 103

Secreción salival, en
Estimulo condicionado aplicado
H or i gotas, durante
durante 15 segundos
30 segundas

EXPERIMENTO NORMAL

10 hs. 30 min. Golpes de metrónomo


40 Iluminación fuerte
50 Silbato
11 hs. 00 min. Círculo
10 Golpes de metrónomo
20 Iluminación fuerte
30 Silbato
40 Círculo

EXPERIMENTO CON FASE IGUALATORIA


9 hs. 00 min. Golpes de metrónomo 7
10 Iluminación fuerte 5
20 Silbato 5
30 Círculo 4,5
40 Golpes de metrónomo 5
50 Iluminación fuerte 5
0 hs. 00 min. Silbato 5
10 Círculo 4

EXPERIMENTO CON FASE PARADOJAL


PASANDO A LO NORMAL
10 hs. 00 min. Golpes de metrónomo 4
11 Iluminación fuerte 6
22 Silbato 4
33 Círculo 7
43 Goljjes de metrónomo 4
54 Iluminación fuerte 2,5
11 hs. 03 min. Silbato 9
12 Círculo 4,5
22 Golpes de metrónomo 9,5
33 Iluminación fuerte 5
104 IvÁN PETROVICH PAVLOV
EXPERIMENTO CON INHIBICIÓN COMPLETA,
QUE PASA A LA FASE NARCÓTICA

Secreción, salival, eu
Estimulo condicionado aplicado gotas, durante
Hora
durante 30 segundos 30 segundos

10 hs, 00 min. Golpes de metrónomo 0


09 Iluminación fuerte 0
19 Silbato 3
31 Círculo 0
42 Golpes de metrónomo 3
52 Iluminación fuerte 0
11 hs. 03 mín. Silbato 3,5
12 Círculo 0
los q u e de inmediato podíamos cambiar las fases. Eran
éstos, la aplicaei¿úx de u n a diferenciación completa —otra
frecuencia d ^ l o 3 golpes de metrónomo— como agente que
concentra el proceso inhibitorio o induce el de excitación
y también, la.aplicación de un. estímulo social— presencia
del amo del perro, del experimentador, en el laboratorio.
Veamos ejemplos:

Estimulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Observaciones
30 segundos tas, durante
30 seg.
9 hs. 30 min, Golpes de metrónomo 0 No come.
37 Caballito de juguete 0 ídem.
45 Diferenciación 0 ídem.
52 Golpes de metrónomo 4 Come.
59 Iluminación más
fuerte de la habi-
tación 9 ídem.
10 hs. 10 min. Silbato 6,5 ídem.
18 Caballito de juguete 11 ídem.
30 Golpes de metrónomo 12,5 ídem.
38 Círculo 8,5 ídem.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 105

La fase de inhibiciónjcompleta —sin reacción secre-


tora,'ni^mütof a—, después de aplicada la diferenciación
pasa primero a la fase paradojal y luego a la normal.

Estímulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado dnrante lival, en go- Observaciones
30 segundos tas, dnrante
30 seg.

10 hs. 00 min. Golpes de metrónomo O No come.

El experimentador entra y queda en la pieza con el perro.


10 hs. 09 min. Golpes de metrónomo 9 Come,
18 Iluminación fuerte
de la habitación 3,5 ídem.

La presencia del experimentador en la pieza trans-


forma de inmediato la fase de inhibición completa en un
estado normal.
Problema: Hasta ahora, no hemos dilucidado total-
mente si las fases de transición del estado de los hemis-
ferios, ya enumeradas, se disponen en una sola serie y
cuál sería precisamente ésta.
Si consideramos todos nuestros casos, el predominio
de las fases resulta bastante multiforme. De esta manera,
queda sin aclarar si son estados sucesivos o paralelos. Tam-
poco podemos indicar con exactitud, por qué una fase dada
pasa a una u otra. De modo que son necesarias otras in-
vestigaciones.
Apenas si es posible poner en duda que los estados
de los hemisferios descritos en esta conferencia, correspon-
den a lo que se llama hipnosis, en sus múltiples estados
y rasgos. En una próxima conferencia, se hablará deta-
lladamente sobre los fenómenos de la hipnosis humana,
en relación con los hechos que hemos obtenido.
Distintos tipos de sistema nervioso. Estados
patológicos de los grandes hemisferios
consecutivos a influencias funcionales
sobre los mismos

Hasta ahora nos hemos ocupado de la actividad nor-


mal de los grandes hemisferios. Pero con las experiencias
a las que sometíamos a nuestros animales, o más bien,
con los problemas nerviosos que les planteábamos al no
tener idea, en un principio, de los límites posibles de la re-
sistencia de su cerebro, por así llamarla, les hemos provo-
cado en ciertas ocasiones alteraciones crónicas de su activi-
dad normal. Me refiero exclusivamente a perturbaciones
de carácter funcional, producidas sólo por medios funcio-
nales y no por medios quirúrgicos. A veces, estas perturba-
ciones desaparecieron gradualmente por sí solas, bajo la
influencia de un descanso, al interrumpir los experimentos
correspondientes. En otros casos resultaron tan tenaces,
que exigieron medidas terapéuticas de nuestra parte. De
este modo desfilaba ante nuestros ojos la fisiología de los
grandes hemisferios, con su patología y su terapéutica. Por
influencia de condiciones nocivas similares, se manifesta-
ban en nuestros animales distintos estados patológicos de
los hemisferios. Algunos enfermaban seriamente y por
tiempo prolongado, otros en forma leve y por breves perío-
dos. Un tercer grupo soportaba estas mismas influencias
sin sufrir ningún trastorno. En ciertos perros, la desvia-
ción del estado normal se producía en un sentido; en
otros, en sentido totalmente distinto. Esta diversidad es-
taba ligada en los diferentes animales, con la variedad de
caracteres, de tipos de sistema nervioso; por lo tanto, an-
tes de comenzar a estudiar el estado patológico de los he-
108 IvÁN PETROVICH PAVLOV
misferios, debemos detenernos a analizar el tipo de siste-
ma nervioso de nuestros perros.
Actualmente se vislumbran en nuestros estudios so-
bre los grandes hemisferios, criterios en cierta medida
exactos, mediante los cuales se podría determinar las ca-
racterísticas rigurosamente científicas del sistema nervio-
so de nuestros animales; cuando lo logremos se abrirá,
entre otras, la importante posibilidad de realizar una in-
vestigación experimental estrictamente científica del pro-
blema de la transmisión hereditaria de ciertos aspectos de
la actividad nerviosa. No obstante ello, por ahora descri-
biré estos tipos tal como se presentan en la observación
habitual. Dos se destacaron especialmente por su deter-
minación, por sus características marcadas, y debemos pen-
sar que son tipos extremos,
A uno de ellos, hace ya tiempo que lo conocemos y
lo he mencionado en más de una oportunidad en mis dis-
tintos artículos e informes, como a un tipo sobre el que
se produjo un mal entendido inicial, al querer experimen-
tar con él. En la primera época de nuestros trabajos, cuan-
do por desconocimiento del problema, la somnolencia de
los animales frente a algunos estímulos condicionados y a
algunos de nuestros procedimientos nos causaba serias di-
ficultades, pensamos superarlas eligiendo para los experi-
mentos perros que cuando están en libertad revelan una
movilidad particular: animales sumamente activos, que
todo lo olfatean, lo examinan, que reaccionan con rapidez
ante el menor ruido y traban fácilmente conocimiento con
el hombre, resultando así molestos e importunos; anima-
les a los que no se logra apaciguar con golpes suaves ni
con gritos. Estos perros eran, precisamente, los que entra-
ban en seguida en somnolencia cuando se los colocaba en
el banco, limitados en su movimiento y, especialmente, al
quedar solos en la pieza de experimentación. Sus refle-
jos condicionados decrecían e incluso desaparecían por
completo, pese a la aplicación de estímulos condicionados
reforzados con alimentación, o a la introducción de ácidos
en la boca. Si al principio de la experiencia el perro per-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 109

manecía activo, la aplicación repetida de estímulos que


aún no habían sido transformados en estímulos condicio-
nados estables, provocaba de inmediato un estado de som-
nolencia. Algunos de estos perros, aun en experimentos que
se realizaban fuera del banco, en plena libertad, cerraban
los ojos a poco de comenzar, se balanceaban y finalmente
se acostaban en el suelo, si el experimentador se mante-
nía indiferente con ellos, es decir, si no los distraía. Es-
to sucedía con frecuencia al final de la aplicación del es-
tímulo, inmediatamente después que el animal se había
alimentado. En un principio, tuvimos que renunciar a tra-
bajar con esos animales, pero después nos fuimos acos-
tumbrando paulatinamente a ellos. Si en estos perros se
elaboran reflejos condicionados a numerosos agentes, sin
repetir los mismos estímulos condicionados durante la ex-
periencia, sin dejar grandes intervalos entre los distintos
estímulos, produciendo en ellos no sólo estímulos positi-
vos, sino también inhibitorios; en otras palabras, mante-
niéndolos en una variedad activa durante el experimento,
se transforman en objetos experimentales satisfactorios.
Permanece en pie el interrogante que resolveremos aho-
ra, sobre si estos animales representan un tipo de sistema
nervioso fuerte o debiUv
Me pareció en un principio, antes de una mayor fue-
damentación científica del sistema, que los tipos de pe-
rros que tuve ocasión de conocer en mi laboratorio corres-
pondían, hasta cierto punto, a la antigua clasificación de
los llamados temperamentos. Los perros recién descritos
deben ser reconocidos, en consecuencia, como verdaderos
Ctipoa^-SSagHÍíieos: camlDiando con rapidez los estímulos, di-
chos animales son enérgicos y activos, pero cuando el am-
biente se hace monótono, se transforman en perezosos,
somnolientos e inactivos, por lo tanto]
Hay otro tipo de perros, muy bien definido, que debe
ser ubicado en el e^itremo opuesto de la serie clásica de
los temperamentos: Len todo ambiente nuevo y con mayor
razón en situaciones algo particulares, permanecen muy
limitados en sus movimientos, se inhiben con facilidad,
caminan siguiendo los muros, lentamente, con las extre-
lio IvÁN PETROVICH PAVLOV
midades algo flexionadas y se echan sobre el piso al no-
tar un movimiento extraño o al oir un ruido desusado;
ante un grito o un gesto amenazador, quedan de súbito in-
móviles, en una postura de extensión. Al verlos, se los re-
conoce como animales muy cobardes^Estos perros se adap-
taron lentamente al ambiente de nuestros experimentos y
a las distintas manipulaciones a que fueron sometidos;
cuando' se habituaron a ello, se convirtieron en elementos
ejemplares para la investigación. A este tipo pertenece
el perro que hemos elogiado al final de la anterior con-
ferencia^^Los animales de este grupo, generalmente no se
duermen en el banco. Si el ambiente se mantiene más o
menos constante, todos los reflejos condicionados se con-
servan firmes y regulares, en especial los inhibitorios^ En
la actualidad, estamos investigando a un representante ex-
tremo de este tipo. Es un perro hembra, que nació entre
nosotros y no recibió nunca ningún disgusto. Cuando tuvo
alrededor de un año, comenzaron a llevarlo al laboratorio,
donde lo alimentaban en el banco sólo algunas veces, al
producirle reflejos condicionados y al cabo de cinco años se
comportaba en la misma forma que la primera vez. No se
había acostumbrado en lo más mínimo a ese ambiente y
al llegar a él, acompañado por su dueño —el experimen-
tador—, entraba con el "rabo entre las patas" y con és-
tas flexionadas; al encontrarse con el personal permanen-
te del laboratorio —de quienes siempre recibía alguna ca-
ricia—, rehuía arrojándose con ímpetu hacia los costados
o bien retrocedía y se sentaba en el suelo. Reaccionaba
también ante cualquier movimiento vivo, involuntario, de
su dueño, ante cualquier palabra que éste pronunciara
en tono más alto que de costumbre. Actuaba como si fué-
semos sus más peligrosos enemigos y le hiciéramos sufrir
continua y cruelmente. Pese a todo, cuando por último se
familiarizó con el ambiente, pudimos elaborar en él re-
flejos exactos, tanto positivos como negativos. Esto nos
resultó tan inesperado, que le dimos el mote lisonjero de
"inteligente". Volveré a hablar de este animal luego.
No sería exagerado incluirlos entre los del JjpíLJSí-
iangólicQ. ¿Cómo no considerar la vida de éstos entriste-
Los REFLEJOS CONDICIONAIJOS 111

cida, si frenan continuamente y sin necesidad la manifes-


tación vital más importante, el movimiento? Los dos des-
critos son, sin lugar a dudas, tipos extremos: en uno pre-
domina el proceso excitador y en otro, el inhibitorio. Estos
predominios netos en uno u otro sentido, los definen co-
mo tipos limitados, con los límites de su vida restringidos.
(Para el primero, es necesaria una modificación cons-
tante de los estímulos, una permanente novedad que no
siempre existe en la realidad circundante. Para el segun-
do, por el contrario, se requieren condiciones de vida uni-
formes, en las que pueden faltar variaciones o cambios?)
Con motivo de los tipos que acabo de describir, creó
oportuno detenerme un instante en lo siguiente: habrá
quienes interpreten como una objeción a la hipótesis de
la identidad del sueño con la inhibición interna, todo lo
expuesto y especialmente el hecho de que el tipo con pre-
dominio del proceso excitador tiene, en el ambiente de
nuestros experimentos, una gran tendencia al sueño, mien-
tras que el otro permanece en el mismo ambiente despier-
to y animado. Pero estos son, como ya dijimos, tipos con
un sistema nervioso de cualidades especiales y por lo tan-
to, con condiciones especiales de existencia. Si se admite,
lógicamente, que la destructibilidad funcional de las célu-
las impulsa la iniciación en ellas de un proceso inhibitorio,
se hace comprensible que las células corticales, muy exci-
tables, es decir, con una destrucción funcional marcada,
tendrán una tendencia especial al desarrollo de un proce-
so inhibitorio y a la extensión amplia de éste, no bien se
las someta a excitaciones continuas uniformes. Sólo un
rápido cambio por nuevos estímulos, dirigidos a otras cé-
lulas, puede neutralizar el efecto de esta particularidad de
las neuronas, aunque el cambio pudiera resultar biológi-
camente inconveniente. Por su parte, el segundo tipo re-
sultaría biológicamente imposible y no tendría ninguna
probabilidad de existencia duradera, si la inhibición del
área motora —^reflejo pasivo defensivo que en ellos entra
tan fácilmente en función—•, se extendiera por la tota-
lidad de la masa cerebral y descendiera en el encéfalo.
Debe admitirse la posibilidad de reactivar el organismo,
112 IvÁN PETROVICH PAVLOV
no bien se aleje la causa que provocó la inhibición pri-
mitiva y esta posibilidad está dada por las células de los
hemisferios que permanecen sin ser inhibidas. En conse-
cuencia, limitar la extensión del proceso inhibitorio es una
propiedad especial, elaborada en un sistema nervioso por
lo general imperfecto, es una determinada adaptación, si-
milar a la del hombre que se acostumbra a dormir aun
cuando camina, que restringe la inhibición a los hemis-
ferios.
Trataré a continuación otras variedades de sistema ner-
vioso. Entre los tipos extremos descritos, encontramos con
frecuencia otros en los que existe un mayor o menor
equilibrio entre la excitación y la inhibición. General-
mente no equidistan de los tipos extremos, hallándose más
adaptados que éstos a la vida y, por lo tanto, exteriori-
zan una vitalidad mayor. UnoS- son animales movedizos,
de gran acción y hasta agresivos; otros se muestran ton-
.^qunQa,3QSnaaíes,._xauteIosQS. De este sector, recuerdo un
perro que observaba una conducta sorprendente. Nunca
noté que, al trasladarlo de la perrera al laboratorio, se
acostara en el suelo a la espera del experimento¡Hndife-
rente a todo lo que sucedía a su alrededor, no entablaba
relaciones amistosas ni hostiles con ninguno de nosotros,
ni aun con su experimentador. Ya en el banco, no exte-
riorizaba la menor somnolencia y los reflejos condiciona-
dos eran siempre precisos, tanto los positivos como los in-
hibitorios y en especial estos últimos. 'Debíamos atribuir-
le una tendencia inhibitoria, no obstante revelar también
violentas excitaciones. Cierta vez, logré perturbar su tran-
quilidad habitual emitiendo delante suyo sonidos extra-
ños con una trompeta de juguete; además, me había cu-
biei-to la cara con una máscara que figuraba el rostro do
un animal feroz. Sólo entonces perdió el perro toda su
reserva; comenzó a ladrar con energía, abalanzándose con-
tra mí. Era de jinajiaturaleza verdaderamente flemática,
j)ero fuerte
El otro_ grypo corresponde más al tipo excitable, equi-
valente tal vez al colérico de la antigua clasificaciónrEn
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 113

estos perros se perturban con frecuencia los reflejos con-


dicionados negativos.,)
Hay por cierto entre nuestros animales, otros de ti-
po menos determinado, pero en general, los agrupamos
en dos categorías: con predominio neto o moderado de
la excitación y con predominio neto o moderado de la in-
hibición.
Consideraré aquellos estados patológicos de los hemis-
ferios, que hemos observado por casualidad o provocado
intencionalmente.
El primer caso fue examinado en las siguientes cir-
cunstancias: como he indicado en la tercera conferencia,
nos fue posible elaborar un reflejo alimenticio a una co-
rriente eléctrica de elevada intensidad, aplicada a la piel
del perro. Éste no respondía a dicho estímulo con la reac-
ción defensiva innata, haciéndolo en cambio con una ali-
menticia: volvía hacia donde le alcanzaban habitualmen-
te la comida, se relamía y segregaba saliva en cantidad
—experimento de la doctora Erofeeva—(^ P a r a elaborar el
reflejo, comenzamos con una corriente eléctrica m u y dé-
bil, que fuimos intensificando hasta alcanzar un valor ex-
traordinario. El reflejo subsistía durante meses, y durante
ese tiempo la corriente eléctrica era reemplazada, en oca-
siones, por la cauterización o la destrucción mecánica de
la piel, siem^pre con idéntico resultadó.lEl perro, durante
ese período, manifestaba una conducta normal. Transcurri-
dos algunos mesesy^el estímulo comenzó a adquirir carácter
inhibitorio, como sucede generalmente con todos los estímu-
los condicionados: aumentaba el intervalo entre la apli-
cación del estímulo eléctrico y el efecto secretorio sali-
val. jEn un principio, nos limitamos a excitar el área don-
de había sido elaborado el reflejo, pero después resolvi-
mos investigar sistemáticamente, con los electrodos, otras
áreas. El reflejo alimenticio se mantuvo, durante algún
tiempo, sin el menor indicio de reacción defensiva, pero
114 IvÁN PETROVICH PAVLOV

en excitaciones posteriores^l aplicarlo en determinada zo-


na, la situación cambió súbita y bruscamente. Desapareció
por completo la respuesta alimenticia, haciéndose presente
en cambio una enérgica reacción defensiva¡]aun si se apli-
caba al área excitada primitivamente una''corriente débil,
que no hubiera provocado ningún efecto antes de la ela-
boración del reflejo.
Esta experiencia se repitió luego con otros dos perros.
En uno de ellos, el cambio se operó en el noveno punto
excitado con el electrodo. En el otro, también se repitió el
resultado al excitar áreas distintas y no insistiendo en
la misma, como hacíamos en un principio. De modo al-
guno fue posible lograr en estos animales el restableci-
miento inmediato del reflejo alimenticio a la corriente
eléctrica.Cííotamos que se habían tornado excitables e in-
tranquilos en grado sumo, corno' no lo habían estado nun-
ca hasta entoncesTXuego de una interrupción de tres me-
ses, se pudo elaborar nuevamente, en uno de ellos, el re-
flejo alimenticio, hasta restablecerlo por completo, resul-
tado éste que no logró alcanzarse con los otros animales.
Sin lugar a dudas, el procedimiento seguido provocó en sus
sistemas nerviosos un estado patológico crónico y es de la-
mentar que de ese período no haya quedado ninguna in-
dicación referente a los tipos nerviosos de los animales
considerados.
El hecho descrito no provocó en nosotros ningún in-
terés especial, probablemente porque sucedió en condi-
ciones excepcionales, pero tiempo después tuvimos opor-
tunidad de observar efectos análogos, en circunstancias de
experimentación más usuales.
Estudiábamos la actividad analizadora, en lo referente
al límite de la diferenciación visual de la forma de distin-
tos objetos —experimentos de Shenger-Krestovnikova—.
Se proyectaba un círculo luminoso en una pantalla ubi-
cada frente a un perro, el que era alimentado al mismo
tiempo. Elaborado el reflejo, se comenzó a diferenciar del
círculo una elipse de la misma superficie y luminosidad.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 115

cuyos semiejes se hallaban en la relación 2:1. La obser-


vación del círculo era acompañada con la alimentación
del perro, no ocurriendo ello con la elipse. Pronto se lo-
gró una diferenciación completa y permanente. Se pro-
yectaron luego elipses cada vez más próximas al círculo
—la relación de los semiejes era de 3:2; 4:3; etc.— y se
mantuvo con ellas la diferenciación. Ésta se desarrolló
normalmente con algunas oscilaciones, —al principio en
forma acelerada y luego con creciente retardo—, hasta lle-
gar a una elipse cuyos _semiejes se hallaban en la relación
9:8; el perro estableció una diferenciación, aunque in-
completa, y luego de insistir durante 3 semanas, no sólo
dejó de percibirla por. completo, sino que modificó brus-
camente su conducta(El animal, que hasta entonces había
sido tranquilo, aullaba en el banco, daba vueltas, arran-
caba los pequeños aparatos atados a él o cortaba con los
dientes los tubos de caucho que lo unían al experimen-
tador, lo que no había ocurrido nunca con anterioridad]
Más aun, al ensayar diferenciaciones más groseras, resul-
tó que todas ellas habían sufrido una disminución, incluso
la primera elipse con/jelación de semiejes 2:1, y para al-
canzar con ésta la exactitud lograda anteriormente, fue
preciso elaborarla con suma lentitud, demorando en con-
seguirla, más del doble del tiempo empleado la primera
vez.7En el transcurso de esta nueva etapa de fáciles di-
ferenciaciones, el animal se tranquilizó paulatinamente,
hasta recuperar por completo su estado normal. Incluso
el pasaje a diferenciaciones más sutiles, se logró con ma-
yor rapidez que en la primera ocasión y al presentarle de
nuevo la elipse de semiejes 9:8, se obtuvo una diferen-
ciación completa con el círculo; pero al insistir con ella
una vez más, ya no fue posible, entrando nuevamente el
perro en un estado de fuerte excitación, con las mismas
consecuencias anteriores. Así concluyeron las experiencias
con ese perro.
116 IvÁN PETHOVICH PAVLOV

He aquí algunos de los resultados originales del ex-


perimento descrito.

Estimulo condicionado aplicado Secreción salival, en


Hora durante 30 segundos gotas, diirsnto
1 minuto

EXPEPvIMENTO DEL 4-VI1I-1914


4 hs. 10 min. ] Círculo | 4
22 Círculo I G
37 Elipse con .semiejes en r e -
lación 4:3 O
55 Círculo 4

EXPERIMENTO DEL 2-IX-1914


1 h.
10 min. Círculo 2
27 Círculo n
2 hs. 06 min. Círculo , 10
16 Elipse con .semiejes en r c -
ción 9:8
EXPERIMENTO DEL 17-IX-1914
2 hs. 30 min. Circulo ' O
48 Círculo I!
3 hs. 20 min. Círculo 4
31 Círculo 7
54 Elipse con .semiejes en r e -
lación 9:8
4 lis. 09 min. Círculo

EXPERIMENTO DEL 25-IX-1914


2 hs. 17 min. Círculo
47 Elipse con semiejes en r e -
cién 2:1 }i
3 hs. 08 min. Círculo 8
22 Círculo 8
46 Elipse con .semiejes en r e -
lación 2:1
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 117

EXPERIMENTO DEL 13-1X-1914

Estímulo condicionado aplicado Secreción salival, en


Hora durante 3 minutos gotas, dnranto
30 segundos

10 hs. 55 min. Círculo 1


11 hs. 05 min. Circulo 1
30 Elipse con semiejes en r e -
lación 2:1 0
40 Círculo 5

En el primer experimento, la elipse cuyos semiejes se


hallaban en la relación 4:3 no provocó secreción. En el
segundo, la elipse con relación de semiejes 9:8 segregó una
sola gota de saliva durante el primer período de elabo-
ración de la diferenciación; pero al cabo de dos semanas
de aplicación, en el tercer experimento, la elipse igualó
al círculo en su efecto positivo. En el cuarto experimento,
hasta la elipse con relación de semiejes 2:1 no fue total-
mente diferenciada, volviéndose a anular su efecto recién
en el quinto, luego de un empleo continuado durante mes
y medio.
El hecho referido absorbió nuestra atención y comen-
zamos su elaboración intencionadaLSe veía claramente que
el encueaira-4e-Iüs-pEoce30s de excitación e inhibición en
piertascondiciones^ perturbaba, el equilibrio habitual en-
tre ellos X creaba en mayor a men<^ grado un estado anor-
mal duradero ^el_sistema nervioso. jEn el primer caso men-
"'(!ionadü7^sr'transformarse una infensa corriente eléctrica
en estímulo alimenticio debió de quedar inhibido el reflejo
alimenticio innato y en el segundo, ante la diferenciación,
la inhibición debió de actuar también, —ver séptima confe-
rencia—. Hasta un cierto punto, existió el equilibrio ade-
cuado entre estos procesos opuestos, pero en determinadas
condiciones de intensidad relativa o delimitación espacial,
el equilibrio entre ellos se hizo imposible y, como veremos
118 IvÁN PETROVICH PAVLOV
más adelante, todo_concluyó con el predominio de uno de
los jirpcesos, es decir, en un estado patológico.
Para los experimentos que siguen, hemos elegido de-
liberadamente perros con diferentes tipos de sistema ner-
vioso, para ver cómo se muestra en cada uno de ellos el
estado patológico de su actividad nerviosa, provocado por
la acción de influencias de carácter funcional y no quirúr-
gico. Los primeros experimentos —de Petrova—, se lle-
varon a cabo en dos perros con características opuestas
de su sistema nervioso, a juzgar por su conducta general.
Los animales fueron los mismos que utilizamos en los tra-
bajos sobre sueño. Vimos, en aquella oportunidad, cómo el
estado de somnolencia ocasionado en un principio, fue su-
primido por la aplicación consecutiva y rápida de varios
—seis— reflejos condicionados, con intervalos de cinco se-
gundos entre el comienzo del estímulo condicionado y el
del incondicionado ligado a él. Durante estos experimen-
tos, además de conseguirse la abolición del sueño, se logró
comprobar con exactitud la diferencia existente entre los
caracteres de los sistemas nerviosos de estos dos perros, lo
que confirmó nuestro diagnóstico inicial sobre los mismos,
basado en observaciones comunes. Esta demostración re-
sultó del proceso que experimentaban los reflejos condi-
cionados casi coincidentes, al transformarse gradualmente
en reflejos retardados, en los que el estímulo incondicio-
nado se unía al condicionado sólo a los tres minutos de
comenzar este último(^La aplicación del incondicionado
se postergaba cada día cinco segundos más a partir del
comienzo del condicionado y se prolongaba también el pe-
ríodo que hemos llamado latente, es decir, el intervalo
transcurrido entre el comienzo del estímulo condicionado
y la salivación. El desarrollo de este retardo se produjo
con simultaneidad para todos los estímulos. Mientras el
perro con predominancia inhibitoria, de acuerdo con
nuestro diagnóstico, se amoldaba al retardo simultáneo
con facilidad, el otro, excitable, se comportaba de manera
totalmente distinta. Si el retardo alcanzaba a dos minu-
tos, el animal se inquietaba y al llegar al límite, tres mi-
nutos, se enfurecía, movía el cuerpo continuamente, aulla-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 119

ba y ladraba con impaciencia: la saliva se hizo espesa y


aumentó considerablemente en cantidad durante la acción
de los estímulos condicionados; del retardo, no quedó ni
rastroTjLo expuesto prueba que la inhibición previa de
muchos estímulos condicionados, exigida por la índole del
experimento, era superior a las fuerzas del animal; impli-
caba un problema demasiado difícil para su sistema ner-
vioso excitable, que se manifestó en una lucha natural
contra esta tortura. Agregaremos que en numerosos pe-
rros habíamos observado esta dificultad para equilibrar
los dos procesos opuestos, en forma de excitación, aunque
nunca había alcanzado tal magnitud, si bien reconocemos
que en esta ocasión el problema fue bastante más serio,
ya que era preciso equilibrar a un tiempo ambos proce-
sos en distintos puntos de la corteza; en consecuencia, de-
bíamos interrumpir el experimento en este aspecto. El
problema expuesto, que nos pareció irresoluble, pudo ser
solucionado después por el mismo sistema nervioso, para
lo cual fue necesario limitarse, en un principio, a la ac-
ción de un estímulo condicionado. El perro se tranquili-
zó; comenzó a dormir sobre el banco durante el experi-
mento y en el suelo durante los intervalos entre ensayos.
En este período volvimos a aplicar todos los estímulos
condicionados y, una vez transcurridos cinco segundos, el
incondicionado, para luego, retardar esta aplicación en
forma gradual, hasta llegar a tres minutos. Conseguimos
así£un buen reflejo retardado, semejante al descrito en la
conferencia sobre sueño. Al cabo de 1,5 a 2 minutos de
iniciada la acción del estímulo condicionado, el perro esta-
ba ya somnoliento, pero al concluir el segundo o a comien-
zos del tercer minuto, salía rápidamente de ese estado
pasivo e, iniciaba una fuerte reacción alimenticia. De este
modo, gracias al descanso y a lo paulatino y repetido de
los experimentos, conseguimos el equilibrio de ambos^
procesos, imposible de establecer en la primera tentativa!]
Determinada con precisión la diferencia existente en-
tre los sistemas nerviosos de dichos animales, nos enca-
minaremos ahora hacia la importante meta de estos ex-
perimentos, siguiendo un camino distinto del empleado
120 IvÁN PETROVICH PAYLOV
en los casos descritos anteriormente. Aplicamos a reflejos
con gran retardo, es decir, con un largo proceso de inhi-
bición previo, otras formas de inhibición interna: diferen-
ciada, condicionada y por extinción, impulsados por la
idea de que tal vez, en el caso de un sistema de inhibi-
ciones tan complicado, ocurriría la misma perturbación del
equilibrio normal entre los dos procesos nerviosos, como
lo notamos en las observaciones anteriores; pero, nuestro
cálculo no se cumplió, pues no se produjo la perturbación.
En todos estos casos de inhibiciones agregadas, se, acentuó
la diferencia entre ambos animales¿ El excitable, acom-
pañaba temporalmente cada nueva inhibición elaborada,
con una excitación bien manifiesta. El otro perro, en cam-
bio, permanecía imperturbable. Aprovechamos esta situa-
ción para aplicar los métodos ensayados anteriormente; co-
menzamos por elaborar un reflejo condicionado alimenti-
cio ante una corriente eléctrica que actuaba en la piel.
Elaborado este reflejo, lo aplicamos con algunos interva-
los, durante un tiempo considerable y obtuvimos una mo-
dificación crónica del sistema nervioso de ambos perros,
incluso sin necesidad de transportar los electrodos a nue-
vos puntos cutáneos,, como se hacía en los experimentos
de Erofeeva. Debemos pensar que aquí influyó la com-
plicación inhibitoria previa ya indicada, pero lo más im-
portante; y novedoso fue que la perturbación de la acti-
vidad normal del sistema nervioso se manifestó en cada
uno de los perros, en forma diametralmente opuesta; en
uno sufrieron con carácter crónico los reflejos negativos
inhibitorios; en el otro, los reflejos positivos y sólo des-
pués, consecutivamente, los inhibitorios.
Veamos cuál fue la marcha detallada de los experi-
mentos:
En el perro excitable, se elaboraron estímulos condi-
cionados positivos ante los golpes de un metrónomo, el
ruido de un timbre, ruidos de glu-giu y excitación mecá-
nica de la piel. También negativos, por efecto de chirridos
junto con golpes de metrónomo —los chirridos precedían
en 5 segundos a los golpes de metrónomo— y ante la ex-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 121

citación mecánica de la piel de la región escapular. En


todos los estímulos condicionados, el intervalo entre su
comienzo y la alimentación era de 3 minutos.
EXPERIMENTO DEL 15-III-1923
Secreción sallTal, en
Estíniíilo conctiííioiiado aplicado
Hora gotas, durante
durante 3 minutoa
1 minuto

3 hs. 00 min. Golpes de metrónomo 0 5 16


25 Chirridos y golpes de m e -
trónomo 0 0 0
45 Ruido de glu-glu 0 1 14
54 Timbre 3 0 17(1)
4 hs. 00 min. Excitación mecánica de la
piel de la cadera 0 2 12
13 Excitación mecánica de la
piel de la región esca-
pular 0 0 0

(1) En el perro excitable, especialmente en el caso de


estímulos más fuertes, el comienzo de la excitación casi siempre
provoca un breve reflejo de investigación —una reacción de
orientación— y por esto en los reflejos que se atrasan, se pro-
duce un debilitamiento primario más o menos breve de la fase
inhibitoria.
El proceso de elaboración del reilejo condicionado al
paso de una corriente eléctrica, se extendió de marzo a
abril. Mientras la corriente no era de mucha intensidad,
se conservaron casi inalterables todas las formas de la inhi-
bición. En agosto,Csé aumentó considerablemente la in-
tensidad de la misma, lo que ocasionó una perturbación
en el retardo y que la inhibición condicionada dejara de
ser completa^ para atenuar estos efectos, se redujo de 3
minutos a sólo 30 segundos la duración aislada de cada
estímulo, excepto el timbre, hasta la alimentación. Sin
embargo, y^^pese a haberse interrumpido la aplicación de
la corriente, el debilitamiento del proceso inhibitorio avan-
zó. El retardo desapareció por completo) El chirrido, q u e
en la combinación inhibí boria precedía en 5 segundos a
122 IvÁN PETROVICH PAVLOV

los golpes del metrónomo, causó por sí solo un efecto po-


sitivo constante, es decir, se transformó en un estímulo
condicionado de segundo orden e incluso la diferencia-
ción del estímulo mecánico perdió en alto grado su ca-
rácter inhibitorio.

EXPERIMENTO FINAL DE ESTE PERIODO


29-III-1923

Secreción salival, en
K 0 r si Estimula condicionada gotas, durante
1 minuto

3 hs. 15 min. Ruido de glu-glu durante


30 segundos 5
26 Excitación mecánica de la
piel del muslo 8
40 Excitación mecánica de la
piel de la región esca-
pular - diferenciación 3
4 hs. 00 min. Golpes de metrónomo, d u -
rante 30 segundos 6
12 Chirridos más golpes de
metrónomo, durante 30
segundos - inhibición
condicionada. 10
35 Timbre durante 30 seg. IG 12 30
46 Excitación mecánica de la
piel del muslo a
5 hs. 00 min. Excitación mecánica de la
piel de la región esca-
pular durante 30 segun-
dos - diferenciación. 3
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 123
En el perro de tipo tranquilo, se emplearon los mis-
mos estímulos que en el excitable.

EXPERIMENTO DEL 21-III-1923


Hasta la formación del reflejo condicionado
a la corriente eléctrica

Secreción salival, en
Estímulo condicionado aplicado gotas, durante
H 0rs
durante 3 minutos
1 minuta

3 hs. 18 min. Ruido de glu-glu 0 2 6


54 Timbre 0 0 12
4 hs. 13 min. Golpes de metrónomo 1 5 15
35 Chirridos más golpes de
metrónomo - inhibición
condicionada 1 0 0
42 Timbre 0 0 14
55 Chirridos más golpes de
metrónomo - inhibición
condicionada 0 0 0
15 Excitación mecánica de la
piel del muslo 0 3 9
5 lis. 03 min. Excitación mecánica de la
piel 0 0 0

A fines de marzo^se inició la formación del reflejo con-


dicionado ante, la corriente eléctrica. Éste alcanzó con
celeridad el efecto de 7 gotas en el transcurso de 30 segun-
dos. Si_aiimentábamos la intensidad de la corrie!nte,_j:£a-
parecía la r^^accIori.T3eIénsiva, para desaparecer luego ce-
diendo su lugar a la alimenticiaTjSis—embargo,—con-la
repetidón___el-,xeflej«^^omenzá-a_iiismim
a;etorio salival y los ensayados duregite ese tiempo con
otros estímulos condicionados desaparecieron casi por com-
pleto, haciéndose presentes sólo al principio del experi-
mento, aunque en forma muy débil.
124 IvÁN PETROVICH PAVLOV

EXPERIMENTO DEL 30-V-1923


Demostrativo del caso expuesto

Seo reciói salival, eu


EsfcímiUo conáicior.aSo aplicado
Hora gotas, duranlo
durante 3 minutos
1 minuto

3 hs. 25 min. Timbre 0 0 2


35 Golpes de metrónomo 0 0 5
47 Timbre 0 0 0
4 hs. 03 min. Excitación mecánica de la
piel del muslo 0 0 0
20 Excitación mecánica de la
piel de la región esca-
pular 0 0 0
25 Ruido de glu-glu 0 0 0
37 Golpes de metrónomo 0 0 0
48 Timbre 0 0 0

Como en esta época notarnos que el perro empezaba


a adelgazar y a mostrarse perezoso, interrumpimos el en-
sayo y lo sobrealimentamos, empleando, entre otras cosas,
aceite de hígado de bacalao; así recobró el peso inicial y
se tornó animoso. Después de este intervalo, todos lo:;i
reflejos condicionados se restablecieron, aunque en grado
insignificante, reduciendo el período de su acción aislada,
de 3 minutos a 30 segundos salvo en el caso del timbre;
pero ello no modificó en esencia el resultado. La corrien-
te eléctrica aplicada en tales circunstancias causó un im-
portante efecto secretorio salival, el que disminuyó al
aumentar la intensidad de la corriente, hasta desaparecer
por completo; análoga observación se efectuó sobre los res-
tantes reflejos. Más aun:£!^n esta oportunidad, comenza-
ron también a desaparecer gradualmente todas las formas
de la inhibición interna, es decir, los estímulos condicio-
nados negativos, que antes no provocaban salivación, co-
menzaron a dar,^ algunas veces, secreción salival de rela-
tiva importancia.;
Los REÍ'LEJOS CONDICIONADOS 125
He aquí el experimento del 6-XIÍ-1923, que muestra
la acción positiva del estímulo condicionado, limitada a
la fase inhibitoria del reflejo retardado:

Hora Salivación
Estimulo condicionado
en gotas
12 hs.48 min Excitación mecánica de la
piel del muslo, durante
30 segundos
13 hs.00 min Excitación mecánica de la
piel de la región esca-
pular, durante 30 seg.
07 Ruidos de glu-glu, duran-
te 30 segundos
20 Golpes de metrónomo, du-
rante 30 segundos
40 Timbre, durante 30 seg.
51 Excitación mecánica do la
piel del muslo durante
30 segundos
2 h:;. 00 min. Excitación mecánica de la
piel de la región esca-
pular, durante 30 .seg.
11 Golpes de metrónomo, du-
rante 30 segundos
42 Chirridos más golpes de
metrónomo, durante 30
segundos
Golpes de metrónomo, d u -
rante 30 segundos

Debemos admitir con certeza que la acción positiva


de los estímulos condicionados inhibitorios iió. sigñfficó un
"debilitamiento del proceso inhibitorio, sino que fue tes-
timonio de la alteración ulterior de la excitaciórij repre-
"sentahdo una fase ultraparadoial„de células que antes
eran excitadas normalmente.
En'este período, el estado general del perro era por
completo satisfactorio.
126 IvÁN PETROVICH PAVLOV
LJVemos aquí que en dos perros con distintos tipos de
sistema nervioso, la influencia de idénticas condiciones
nocivas se manifestó en alteraciones crónicas de diferen-
tes sentidos. En el £jícitabl,e, el proceso de inhibición en
las células de los hemisferios se debilitó extraordinaria-
15firíte7~IIegando casi a desaparecer. "En él tranquilo, por
T í " ^ n e r a l fácilmente inhibible, el proceso de excitación
e^ijj^mismas_células s^^^ grado sumo y desapa-
reció casi por completo. Dicho de otro modo, tuvimos ante
nosotros, dos neurosis distintas, las que resultaron tenaces
y duraderas y no mostraron tendencia a mejorar, aun des-
pués de la interrupción de los experimentos^
Para poder estudiar mejor al perro excitable, le su-
ministramos un agente terapéutico ya estudiado, el bromo,
cuya acción, favorable a veces para reforzar la inhibición
insuficiente, nos había sido revelada en nuestros primeros
trabajos —de P. M. Nikiforovsky y U. S. Deriabina—.
Después de comprobar la existencia de la neurosis, le ad-
ministramos diariamente por vía rectal, durante varios
meses, 100 cm.^ de una solución de bromuro de potasio al
2%. Todas las formas de inhibición interna comenzaron a
restablecerse rápidamente y en un orden determinado:
primero, la diferenciación completa y bien definida; luego,
la inhibición condicionada y, por último, el retardo. Al
cabo de 10 días, todos los reflejos eran absolutamente
normales.

EXPERIMENTO DEL 5-III-1924

Hora Bstímulo condicionado Secreción salival,


en gotas

3 hs. 00 min. Golpes de metrónomo, du-


rante 30 segundos
12 Chirridos más golpes de
metrónomo - inhibición
condicionada
28 Ruidos de glu-glu, d u r a n -
te 30 segundos
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 127

Hora Estimulo condicionado Secreción salival,


en gotas

37 Timbre, durante 30 seg. 2 12 16


44 Golpes de metrónomo, du-
rante 30 segundos 8
55 Golpes de metrónomo -
diferenciación - durante
30 segundos 0
4 hs. 10 min. Ruidos de glu-glu, duran-
te 30 segundos 7
16 Timbre, durante 3 min. 2 1 9
25 ídem. 0 8 21

Recalcamos que aquí no se observó disminución al-


guna de reflejos positivos. Lo,más importante y que atrajo
con preferencia la atención, ííue la constancia de estos re-
flejos. Resulta entonces de nuestros experimentos, que el
bromo es un agente terapéutico que no disminuye la ex-
citabilidad nerviosa, sino que la regulariza)
Administramos bromo sólo durante 11 días y la cu-
ración de la neurosis fue completa, pues los reflejos per-
manecían normales, aun dos meses y medio después.
En el perro de tipo tranquilo, la neurosis no cedió
por influencia del bromo ni de otras medidas adoptadas
con tal fin. Por ello, lo hicimos descansar de los experi-
mentos durante largo tiempo y no lo observamos en ese
período. Después de esta interrupción recobró completa-
mente la normalidad, en forma por nosotros inesperada.
Volveremos a hablar de él en la conferencia siguiente.
Estados patológicos de los grandes hemisferios,
consecutivos a influencias funcionales
que actúan sobre ellos

En esta conferencia proseguiré la descripción de nues-


tros experimentos y observaciones sobre estados patológi-
cos de la corteza de los grandes hemisferios. El tema que
abordamos se extiende ante nosotros cada día con mayor
amplitud y profundidad, no sólo por nuestra especial aten-
ción hacia él, sino también por ciertas cualidades que es
preciso reconocer. Constantemente vemos cómo lo normal
pasa a ser patológico por influencias nocivas y destructo-
ras y cómo lo patológico, analizado y simplificado, descubre
a menudo lo íntegro y complejo que se oculta en la nor-
malidad fisiológica. En la conferencia sobre; estados hip-
nóticos normales, se informó que los estados más intere-
santes desde el punto de vista de la aplicación al hom-
bre —como mostrara la anterior comunicación— sólo fue-
ron objeto de nuestra investigación después de habérsenos
revelado claramente en casos patológicos. En el perro con
varios reflejos condicionados positivos y negativos, éstos
incluían un reflejo mecánico-cutáneo positivo con 24 con-
tactos rítmicos de la piel durante 30 segundos y uno ne-
gativo con 12 contactos en el mismo lapso. Los reflejos po-
sitivos normales ofrecían una graduación nítida en la mag-
nitud del efecto salival, en correspondencia con la inten-
sidad de los condicionados.(T!uando en un ensayo se aplicó
un estímulo positivo mecánico-cutáneo sin pausa alguna
e inmediatamente después de haber sido aplicado uno me-
cánico-cutáneo negativo,"[es decir, que cambiamos una fre-
cuencia de contacto por otra,(se creó un estado patológico
corticalTíjÉste se manifestó días después con desaparición
130 IvÁN PETROVICH PAVLOV
de todos los reflejos condicionados positivos y luego, du-
rante varios días más, en el cambio de las relaciones entre
el efecto salival y la intensidad de los estímulos condicio-
nados!^ durando en su totalidad cinco semanas y media.
Evidentemente, debemos considerar este caso junto con
los descritos en la conferencia anterior. Mientras en el
último perro citado en dicha conferencia hubo una exte-
riorización sintomática bien manifiesta con desaparición
de todos los reflejos condicionados positivos durante me-
ses, aquí, acercándose a fases normales, llegó a su término
en 35 ó 36 días.
Poderaos asegurar con todo, que el mecanismo fun-
damentalucausante del estado patológico es el mismo en
todos los casos mencionados. Se trata de la convivencia ca-
si imposible, del choque entre los procesos de excitación
e inhibiciónp
Además de los estados patológicos de la corteza de
los hemisferios, ya descritos, tenemos aún otros que pre-
sentan igual o mayor interés por sus particularidades o
por sus mecanismos de origen algo distinto.
Consideraré primero un caso que hemos seguido dia-
riamente durante meses —experimentos de Rikman— y
por el interés que ofrece lo reproduciré con detalle. £1
perro actor del presente experimento es el muy inhibido
que hemos e"mpleMcrya~eTr5íFá oportunidad. Comenzamos
por elaborar en él tina serie de reflejos condicionados ali-
menticios positivos, que se ordenaron claramente según la
intensidad del efecto salival en correspondencia con la de
los agentes exteriores, y uno solo negativo a una frecuen-
cia de 60 golpes de metrónomo por minuto, mientras 120
golpes daban un efecto contrario. Antes de iniciar la ex-
periencia, repetimos 266 veces el estímulo condicionado ne-
gativo, que se hizo exacto, constante y bastante concen-
trado, es decir, con un post-efecto inhibitorio sobre los
positivos limitado a un corto espacio de tiempo.
Veamos los datos correspondientes al experimento
normal del l-XII-1925:
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 131

Estímulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Reacción motora y
20 segundos tas, durante conducta general
20 segundos

10 hs. 37 min. Golpes de metró-


nomo - 120 por Reacción ali-
minuto a menticia viva
45 Encendido del íoco
eléctrico 4 ídem.
49 Tono fuerte 6 ídem.
56 Golpes de metró-
nomo - 60 por
minuto 0 Permanece in-
móvil
11 hs. 00 min. Timbre 9 Reacción ali-
menticia viva
05 Tono débil 3,5 ídem.

Nos decidimos a utilizar este perro para el eataixüo


en particular d_e la^estabilidad^ del jixaeeaoJnhÍbito£ÍOj pox--
r^ip In.s Finimalps df> pstp tipn parecerían eapeciaiíst.afi_en
inhibición, pudiendo elaborarse en ellos con facilidad to-
das las formas de la inhibición interna, de manera esta-
ble. Para tal fin, era necesario transformar su estímulo
negativo en positivo y utilizamos un método con el que
por lo habitual se logra rápidamente dicho cambio<{Apli-
camos el estímulo ^positivo formado mediante Ja cornbina-
ción jiel inhibitorjq y deL absoluto, en forma continua e
ininterrumpidaf^ería conveniente recordar ahora lo que
fue, dicho a este~respecto en la conferencia sobre inducción
negativa. Pese a ellO(^2_alejainieivta_deL.ELQc§soJinlñbH
nQ_ae logró con todajentitud?! Aunque el viejo estímulo
inhibitorio fue reforzado durante tres días con la alimen-
tación y en cada oportunidad de 4 a 7 veces continuadas,
el primer síntoma de su abolición no se manifestó sino al
repetir por decimoséptima vez el procedimiento y sólo
como una escasa secreción, sin reacción alimenticia mo-
tora. Al repetirlo por vigesimoséptima vez, aumentó con-
siderablemente la cantidad de saliva secretada ante 60 gol-
132 IvÁN PETROVICH PAVLOV
pes de metrónomo por minuto.í^No fue posible observar
ninguna alteración de los otros reflejos positivos, aunque
quizá hubo cierta aproximación en el efecto secretorio
salival de los estímulos fuertes y débilesr]

He aquí los datos del experimento correspondiente a


este período —14-XII-1925—:

Estímulo condicionado Secreción sa-


H ora aplicado durante lival, en go- Eeacción motora y
tas, durante conducta general
20 segundos
20 segundos

10 hs. 56 min. Golpes de metró- Reacción más


nomo - 60 por bien de orien-
minuto S,5 tación que ali-
menticia
11 hs. 05 min. Encendido del foco
eléctrico 5 Alimenticia
10 Golpes de metró-
nomo - 120 por
minuto 5 ídem.
17 - Timbre 8 ídem.
24 Tono débil 5 ídem.
31 Golpes de metró-
nomo - 120 por
minuto 5,5 ídem.
38 Timbre 7 ídem.

(£Pero la intensidad del efecto salival provocado por 60


golpes de metrónomo por minuto,^no_fue_estable. Peso a
que el estímulo era acompañado por la alimentación, >su
efecto^ comenzó a decaer y llegó a cero al repetirse por
trigésima vez. AÍ mismo íiempo," inmediatamente después
del empleo del metrónomo con la frecuencia indicada, ¿a-
ji_ todos los_reflej^s restantes resultaron también nulos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 133

He aquí el protocolo de este experimento —18-XII-


1925-

Estímulo condicionado Secreción sa-


H or a lival, en go- Reacción motora y
aplicado durante
tas, durante conducta general
20 segundos
20 segundos

12 hs. 04 min. Encendido del foco


eléctrico 4,5 Alimenticia, co-
10 Golpes de metró- me con avidez
nomo - 60 por
minuto De orientación
14 Tono fuerte Da media vuel-
ta pero toma
la comida
23 Timbre Da media vuel-
ta y no toma
la comida
30 Encendido del foco
eléctrico Toma la comi-
da, pero no de
una vez
38 Tono débil Come de inme-
diato

Por su aspecto exterior el perro parecía hallarse sano;


comía con avidez, tanto en el banco como fuera d e él, has-
ta el instante en que empleemos el estímulo de 60 golpes
de metrónomo por minuto. Luego, aunque el efecto posi-
tivo de este estímulo se restableció en parte, persistió su
potente acción inhibitoria sobre los restantes reflejos con-
dicionados, gitt-embargíi^-estos jzefleJQSijreauItabaripfirxQin
pjeto_jK)niiales.--sL.£xckiiarnps del experimento el .metró-
norno;. jaodría ser, quizá, que la acción de los estímulos dé-
biles disminuyera hacia el final del experimento, algo
más que habitualmente.
134 IvÁN PETROVICH PAVLOV

EXPERIMENTO DEL 24-XII-1925


Demostrativo de lo expuesto

Estímulo condicionado Secreción sa-


lival, en go- Reacción motora y
Hora aplicado durante
tas, durante conducta general
20 segundos
20 segundos

11 hs. 02 min. Timbre 9 Reacción ali-


10 Encendido del foco menticia viva
eléctrico 5,5 ídem.
15 Tono fuerte 7 ídem.
20 Timbre 5 ídem.
25 Tono fuerte 6,5 ídem.
30 Tono débil 3 ídem.
39 Encendido del foco
eléctrico 6 ídem.
44 Tono débil 3,5 ídem.

Aportaré algunos resultados experimentales con refle-


jos normales, para mostrar cómo las reacciones normales
se conservan prolongadas y firmes pese al efecto pertur-
bador de los reflejos ocasionados por golpes de metróno-
mo. .Aífíbos ritmos del metrónomo, con la constante osci-
lación de su efecto positivo entre 0,5 y 7,5, si se los apli-
ca durante el experimento, dan j u g a r a la alteración de
todos_j5S_e^jWmulos cond
los, y de las distintas fases de transición hacia ella. El
metrónomo a 120 golpes por minuto produce a menudo al-
teraciones más profundas que a 60.

Analicemos algunos ejemplos de este caso:


Los REFLEJOS CONDICIONADOS 135
EXPERIMENTO DEL 28-XII-1925
Üstimulo condicionado Secreción sa- i
Hora aplicado durante lival, en go- 1 Exacción motora y
20 segundos tas, durante i conducta general
20 segundos

10 hs. 56 min. Timbre 10 ¡Reacción ali-


11 hs. 07 min. Encendido del foco ¡ menticia
eléctrico 6 ídem
13 Golpes de metró-
nomo - 60 por
minuto 2 ídem
20 Tono débil 5 ídem
28 Golpes de metró- Reacción ali-
nomo - 120 por menticia d é -
minuto 4,5 bil
38 Tono fuerte 5 Reacción ali-
menticia
40 Timbre 4,5 ídem
47 Encendido del foco
eléctrico 5,5 ídem

EXPERIMENTO DEL 5-1-1926 Fase narcótica


12 ks. 53 min. Golpes de metró- Reacción ali-
nomo - 60 por menticia len-
minuto 6 ta
13 hs. 00 min. Encendido del foco
eléctrico 3,5 Reacción ali-
menticia
05 Tono fuerte 6 ídem
10 Golpes de metró-
nomo - 120 por
minuto 3 ídem
18 Tono débil 0 Reacción ali-
menticia d é -
bil
25 Timbre 4,5 Reacción ali-
30 Encendido del foco menticia
eléctrico 0 Da media vuel-
ta y no toma
la comida
35 Timbre 6 Reacción ali-
menticia fran-
ca; come de
inmediato
136 IvÁN PETROVICH PAVLOV
EXPERIMENTO DEL 20-1-1926 Fase paradojal

Estímulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Ee,<tcci6n motora y
20 segvindos tas, durante conducta general
20 segundos
10 hs. 44 min. Tono fuerte 8 Reacción ali-
49 Encendido del foco menticia
eléctrico 3 ídem
57 Golpes de metró-
nomo - 60 por Reacción de
minuto 0,5 orientación

11 hs. 02 min, Tono débil 5


! Reacción ali-
menticia viva
07 Timbre 4,5 Reacción ali-
menticia dé-
bil
14 Tono débil 5 Reacción ali-
menticia viva
21 Timbre 2,5 Reacción ali-
menticia dé-
20 Encendido del foco bil
eléctrico 3,5 Reacción ali-
menticia viva
31 Tono fuerte
fuerte 1 Reacción ali-
menticia
EXPERIMENTO DEL 21-1-1926 Inhibición completa

11 hs. 00 min. Tono fuerte 6 Reacción ali-


14 Encendido del foco menticia
eléctrico 4,5 ídem ÍLÍ
22 Golpes de m e t r ó - o <u
nomo - 120 por
minuto 3,5 ídem t^ E >
27 Tono débil 0 ídem |--g
32 Timbre 3 ídem .SftS
39 Tono débil 0 ídem
47 Timbre 0 ídem
W
52 Encendido del foco
eléctrico 0 Reacción ali-
menticia d é -
bil
57 Tono fuerte 0 ídem
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 137

EXPERIMENTO DEL 26-1-1926


Sin emplear el metrónomo

Estimulo condicionado SooreciSu sa-


lival, en go- Reacción motora y
Hora aplicado durante conducta general
20 segundos tas, durante
20 segundas

11 hs. 18 min. Encendido del foco


eléctrico 6 Reacción ali-
menticia viva
28 Tono fuerte 6,5 ídem
33 Timbre 7,5 ídem
40 Tono débil 4,5 ídem
48 Timbre 6 ídem
53 Encendido del foco
eléctrico 2 Reacción ali-
menticia dé-
bil
12 hs. 02 min. Tono fuerte 3,5 ídem

Como este último mostró que si no empleábamos el


metrónomo, los reflejos comenzaban a disminuir en in-
tensidad hacia el final del mismo, experimentamos duran-
te días sin utilizarlo. Al cabo de estas pruebas, se redujo
en todos los reflejos la acción aislada del estímulo con-
dicionado —es decir, su acción hasta el agregado del es-
tímulo absoluto— de 20 segundos a 15. Además, en este
período se sumó un nuevo estímulo condicionado, el rui-
do de glu-glu —producido por el pasaje de burbujas de
aire a través del agua— perteneciente al grupo de los
estímulos fuertes.
Los reflejos se intensificaron y no disminuyeron ha-
cia el final del experimento. En esta situación, después
de 11 días, volvimos a aplicar el metrónomo, especialmen-
te con el ritmo de 120 golpes por minuto.
138 IvÁN PETROVICH PAVLOV

He aquí los datos de este experimento —2-III-1926—:

Estímulo condicionado Socreclón sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Beacciíjn motora y
15 segundos tas, durante conducta general
15 segundos

10 hs. 44 min. Ruido de glu-glu 6,5 Reacción ali-


menticia
10 hs. 54 min. Tono débil 5,5 ídem
11 h.s. 02 min. Golpes de metró-
nomo - 120 por
minuto 6 Al c o m i e n z o ,
r e a c c i ó n de
orientación,
luego alimen-
07 Encendido del foco ticia
eléctrico 4,5 Reacción ali-
menticia
15 Timbre 4,5 ídem
23 Ruido de glu-glu 3,5 ídem
31 Tono débil 5,5 Reacción ali-
menticia viva
33 Timbre 4,5 Reacción ali-
menticia

{Vemos que la introducción del metrónomo a 120 gol-


pes por minuto —recordemos que se trata de un antiguo
estímulo positivo—, provocó nuevamente y de inmediato
la alteración de todos los reflejos condicionados restan-
tes. La fase igualatoria apareció bruscamente, cediendo
luego su sitio a la paradojal. Eteto no es todo. Al día si-
guiente y por un prolongado lapso ininterrumpido, las cé-
lulas corticales se encontraron en un estado en el que
no podían soportar excitantes fuertes sin caer en una in-
hibición completa.
El hecho de que la-jalteiia£Jón-J2iáfi-,proíuijda_dei s^^
tema_nenáosg_jtio_ c omÍ£M
íllos_áíjs_cljs^jiés de la acción nociva^o„JieiiaDS-Xihservaíio
c^n_jrecueiicia_experijnentan^^^
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 139

Analicemos los datos del experimento del día siguien-


te —3-III-1926—:

Estimulo condicionado Secreción sa-


lival, en go- Keacción motora y
Hora aplicado durante conducta general
15 segundos tas, durante
15 segundos

3 hs. 41 min. Timbre 5 Reacción ali-


menticia d é -
46 Encendido del foco bil
eléctrico 0,5 Reacción ali-
menticia con
retardo
4 hs. 02 min. Tono fuerte 0 No toma la co-
mida
56 Tono débil 0,5 Reacción ali-
menticia. T o -
ma la comida
07 Timbre 0 No toma la co-
mida
10 Se le da la comida Toma la comi-
sin aplicar e.stí- da de inme-
mulos diato

Por su aspecto general, el perro estaba completamen-


te sano.
Esta situación duró 11 días. Obramos entonces de la
siguiente manera: suprimimos por completo el tono fuerte
y debilitamos en grado sumo el timbre y el ruido de glu-
glu.

He aquí los datos correspondientes al experimento del


15-III-1926:
140 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Estimulo condicionado Secreclán sa-


lival, en go- Beacclóu motora y
Hora aplicado durante conducta general
15 segundos tas, durante
15 segundos

10 lis. 02 min. Encendido del íoco


eléctrico 6,5 Reacción ali-
menticia
27 Tono débil 5 ídem
32 Ruido de glu-glu
débil 3,5 ídem
42 Timbre débil 6,5 ídem
48 Tono débil 4,5 ídem
56 Ruido de glu-glu
débil 4,5 ídem
11 hs. 04 min. Timbre débil 5 ídem
12 Encendido del foco 4 ídem
eléctrico
Así se continuó experimentando durante 9 días y lue-
go se volvió a aplicar estímulos fuertes. Analicemos los
resultados:
EXPERIMENTO DEL 27-III-1926

Estímulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Beacción motora y
15 segundos tas, durante conducta general
15 segundos

4 hs. 02 min. Timbre fuerte 4 Reacción ali-


menticia
09 Encendido del foco
eléctrico 0,5 ídem
16 Ruido de glu-glu,
fuerte 0 Se da vuelta.
No toma la
comida
23 Tono débil 0 Come apenas
30 Timbre 0 Intranquilo. Co-
37 Encendido del foco me apenas
eléctrico 1,5 Come, pero no
de inmediato
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 141
Cuando el perro estaba en libertad^ se conducía en
forma normal: comía bien y con avidez.<5ranscurrido un
día, aplicamos sólo los estímulos débiles y todos los refle-
jos reaparecieron."]

EXPERIMENTO DEL 28-III-1926

Estimulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Beacción motora y
15 segundos tas, durante conducta general
15 segundos

3 hs. 57 min. Tono débil 6,5 Reacción ali-


4 hs. 05 min. Ruido de glu-glu, menticia
débil 6 ídem
10 Encendido de' foco
eléctrico 4,5 ídem
19 Timbre débil 6 ídem
26 Ruido de glu-glu,
débil 6,5 ídem
31 Encendido del foco
eléctrico 3 ídem
40 Timbre débil 5 ídem

El importante contenido de estos experimentos justi-


fica la transcripción, tal vez demasiado detallada, de es-
te material del protocolo.
/^Resumiendo: ¿qué conclusiones obtenemos de este ma-
terial? La ^lansición de inhibidj) a .excitable de un punto
del analizador sonoro, se,prodjija.en.forma, lenta e incom-
pleta y, lo más importante, ^convirtió a dicho punto en
arigrmal; su excitación con un éstlmüTo adecuado Tlévo^a
toda la corteza a un estado patológico que se manifestó
porque ésta no pudo ser excitada por estímulos fuertes
sin pasar por distintas fases de inhibición e incluso por
una de inhibición completa. Al comienzo, este estada £ue-
j3e retjirnar a la normalidad„corL-bastan±e_:iagide^ si ^
142 IvÁN PETROVICH PAVLOV
suprime el^estímulq^^e^l pero, finalmente,
con ias repeticiones posteriores, se vuelve estacionario. Es
preciso suponer, ya que a los otros estímulos sonoros co-
rresponde de por sí una conducta normal, que en el caso
dado se trata de una aliej3.cióar4iarcial¿jl analizador so-
noro, estrictamente limitada en su localización; para ser
más gráfico, una úlcCTajuncJgnal_crónicaj^que,_al ser e^
la¿a 4><M^-estíffiulos-^d^cuados-ie^pejKute causand^^
juijciü.erL_la..±Qtalidad de la corteza y provocando en ella
un estado patológico duradero.
Vemos con claridad en este hecho, una prueba tan-
gible de la estructura en mosaico de la corteza, de la que
ya hablamos antes.
Podemos concebir dos mecanismos como causales de
la perturbación última de la función cortical: 1') Que
el estímulo al excitar el punto normal, profundice por lo
mismo el proceso inhibitorio, convirtiéndolo en estacio-
nario durante un tiempo y que esta inhibición, al irra-
diarse, se extienda hasta las células corticales restantes.
2') Queí el estímulo obre como agente destructor sobre
el punto normal y éste, como todo punto lesionado, pro-
voque en la corteza la inhibición de los restantes, por el
mecanismo de la inhibición externa. La formación del pun-
to normal es otra vez, evidentemente, result^o del choque
de los procesos de excitación e inhibición. J
En la actualidad disponemos de casos —además'de los
mencionados en esta conferencia y en la anterior—, en los
que al producirse el encuentro de los procesos de excita-
ción e inhibición se origina una tendencia más o menos
duradera al predominio de uno u otro, no cediendo fre-
cuentemente a las medidas que adoptamos con tal fin.
Sucede esto durante la elaboración de diferenciaciones di-
fíciles, con preferencia de la diferenciación de estímulos
complejos sucesivos —experimentos de A. G. Ivanov-Smo-
lejtisky, M. H. lurman y A. M. Simkina— o durante el
cambio inmediato o rápido de la inhibición por un estímu-
lo positivo en el analizador cutáneo, especialmente al reem-
plazarse la frecuencia de una excitación mecánica por otra,
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 143

en un mismo lugar de la piel, y cuando fueron produci-


das por estímulos de procesos opuestos. En este último
caso, en un perro muy excitable y agresivo —experimen-
to de L. N. Fiodorov— la excitación llegó a tal extremo,
que no pudo continuarse con él. Sólo el empleo cons-
tante de bromuro de calcio y la exclusión hasta del es-
tímulo mecánico-cutáneo positivo pudo devolverlo a su
estado normal, en relación con los otros estímulos con-
dicionados. En el animal de tipo más inhibido —experi-
mento de Petrova—, según podía suponerse, se creó tam-
bién, como en el anterior —Rikman—, un punto anormal
estrictamente localizado en el analizador cutáneo, cuya
excitación daba lugar, cuantas veces se repetía el mis-
mo experimento, a una inhibición difusa de la corteza,
que en oportunidades reapareció hasta en experimentos
efectuados en días siguientes. Es de lamentar que haya-
mos tenido que interrumpir el análisis posterior de este
caso, debido a una grave enfermedad del perro —nefritis—.
Me restan aún por describir ciertos estados^patológicos
corticalescon un mecanismo de origen diferente. En ellos,
casi ño se percibe el límite entre el estado normal y el
patológico, pues éste aparece corno cualidad constante de
un ^iste^na^ierylosocongénitaraeníe I 3 i ^ ^ que
no es superfluo, antes de la descripción y para su mayor
claridadj referirlos, aunque a grandes trazos, al problema
de los fegíímulos_exteriar.ea_q»e inhiben directamente-ias
células de los hemisferios. Distinguiremos tres clases de
estímulos: a) débiles, que se repiten con uniformidad; b)
muy fuertes y c) estímulos desusados, que aparecen co-
mo fenómenos nuevos o con ligazones distintas de las an-
teriores, es decir, con una nueva ordenación de fenóme-
nos viejos.J
En nuestra vida y en la de los animales, encontrare-
mos en exceso ejemplos de tales estímulos, por lo cual
no se hace necesario citarlos. El significado biológico de
estos fenómenos es más o menos conocido. Si los estímu-
los de cierta intensidad y en especial los cambiantes, con-
dicionan la función activa de la corteza a fin de mante-
144 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ner el equilibrio del organismo con el ambiente, es na-
tural que los dgbiles y uniiorrogs, que no exigen ningún
esfuerzo, predispongan a la inhibición, al descanso, dan-
do tiempo a las células corticales para su restablecimiento
después del trabajo. La acción inhibitoria de los estímu-
los fuertes, es, sin lugar a dudas, un reflejo pasivo de-
fensoiLespecial, como vimos en la llamada hipnosis de los
animales —verdadera hipnosis—, ya que en la inmovilidad
el animal se hace menos visible al enemigo y, además,
elimina o disminuye la reacción agresiva de éste. Por
último, circunstancias totalmente extrañas restringen la
-eii_ergía-molQra del animal, ya que su modo acostumbrado
de actuar podría resultarle inadecuado y acarrearle per-
juicios. Así, ante nuevas variaciones del medio, aunque
sean insignificantes, se originan con frecuencia dos refle-
jos: uno positivo^ el. investigador, y otro inhibitorio^ que
^§s_de^ reserva, de j>r^yención. Queda por responder una in-
teresante pregunta: ¿son ambos reflejos independientes o
es el segundo consecuencia del primero, por acción del me-
canismo de la inhibición externaflA primera vista, la se-
gunda posibilidad parecería más^probable. El mecanismo
fisiológico de la función inhibitoria de los tres géneros de
excitación, será estudiado en una de las últimas confe-
rencias.
Una catástrofe de grandes proporciones, la inundación
acaecida en Leningrado el 23 de setiembre, de 1924, nos
dio la posibilidad de observar y estudiar el estado pato-
lógico crónico del sistema nervioso de nuestros perros, ori-
ginado por dicho suceso, que obró como estímulo externo
de intensidad extraordinaria. El pabellón de los anima-
les, que se hallaba en planta baja y distante unos 250 me-
tros del laboratorio, comenzó a inundarse. En medio de
gran estrépito —agitación del agua, golpes de olas contra
el edificio, árboles que se quebraban y caían—, tuvimos
que trasladar los perros, por grupos y nadando, hasta el
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 145

segundo piso, que les era desconocido. Estos hechos inhi-


bieron intensamente a todos los animales sin excepción, y
prueba fehaciente de ello fue que durante todo ese tiem-
po no observamos sus peleas habituales. Después del acon-
tecimiento, al volver al lugar de costumbre, algunos re-
cobraron su estado primitivo; otros, precisamente los fá-
ciles de inhibir, padecieron una prolongada enfermedad del
sistema nervioso, corroborada mediante experiencias con
reflejos condicionados, que describiremos a continuación:

El primer perro, del que ya hemos hablado en otra


ocasión —experimento de Speransky—, era un ¿ n i m a l
fuerte y sano^pero muy inhibido. Todos los reflejos condi-
cionados ie producían un efecto considerable, siempre que
el ambiente de experimentación fuese el estrictamente ha-
bitual. Recordaré que habíamos elaborado en él 10 re-
flejos —alimenticios—, de los cuales 6 eran positivos y 4
negativos —diferenciaciones—; de los positivos, 3 eran so-
noros y 3 ópticos; el timbre era, entre los sonoros, el quo
provocaba secreción salival más abundante; los ópticos se
igualaban en su efecto; los reflejos sonoros positivos su-
peraban a los ópticos en un tercio o más de la cantida^l
de saliva segregada. Siete días después de la inundación, al
colocar a nuestro perro sobre el banco,|^o notamos parti-
cularmente intranquilo; no se revelaban casi reflejos con-
dicionados y pese a lo glotón que era, no tomaba el ali-
mento, apartándose incluso de éL^Esta situación se man-
tuvo tres días. Durante tres días más, lo dejamos sin co-
mida, con lo cual no logramos ningún efecto. Habiendo ex-
cluido otras causas y en base a algunas observaciones he-
chas en el perro, aceptamos que se trataba del efecto per-
sistente de la inundación y adoptamos la siguiente medi-
da. El investigador que llevaba a cabo el experimento,
hasta entonces lo había hecho ocultándose tras la puerta de
la habitación en la que el perro quedaba solo;[decidió, en-
146 IvÁN PETROVICH PAVLOV

tonces, permanecer junto al animal, mientras yo lo reem-


plazaba. Los reflejos reaparecieron en seguida y el perro
comió con avidez; en cuanto lo dejábamos solo, retrocedía-
mos el camino andado, pues se repetía la conducta ante-
rior!)Para restablecer los reflejos en forma definitiva, era
necesario quedarse en la habitación o salir de ella siste-
máticamente durante cierto tiempo. En el undécimo día
de experiencias, le aplicamos un estímulo que hasta en-
tonces no habíamos empleado: el timbre, que es el más
eficaz por su efecto condicionado y el de características
físicas más intensas. Todos los reflejos restantes descendie-
ron de inmediato y el perro dejó de alimentarse, tornán-
dose muy agitado; miraba con inquietud a su alrededor
y, sobre todo, al suelo. El empleo del estímulo social, es
decir, la permanencia del experimentador junto al perro,
restableció poco a poco los reflejos, pero 5 días después,
al oirse nuevamente el timbre, se obtuvo el mismo efec-
to que la vez anterior. Comenzamos entonces a aplicar
este estímulo únicamente cuando el experimentador se
hallaba en la habitación con el animal. En forma lenta
se restablecieron las relaciones normales. En los reflejos
se observaba a menudo la fase igualatoria. Al emplear el
timbre, a veces se interrumpía la alim.entación y después
de él disminuían con frecuencia todos los otros reflejos.
Por fin, en el 44' día, a casi dos meses de la catástrofe,
logramos una conducta completamente normal durante el
experimento, en el cual ensayamos el método siguiente:
no estando presente el experimentador, hicimos llegar a la
habitación, por debajo de la puerta, un chorro de agua
que formó un pequeño charco junto al banco en el quo
se hallaba el perro. A continuación consignamos los datos
de este experimento —17-XI-1924—:
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 147

Estímulo condicionado Secreción sa-


Hora aplicado durante lival, en go- Observaciones
30 segundos tas, durante
30 segundos

10 hs. 15 min. Golpes de metróno-


mo - 120 por min. 15,5 Come con
avidez
4 hs. 02 min. F u e r t e iluminación
de la pieza 9 ídem
24 Timbre 17 ídem
36 A p a r i c i ó n de u n
círculo delante del
perro 9 ídem
46 Silbato 15 ídem
59 Golpes de metróno-
mo - 80 por min.
diferenciación O ídem
11 ho. 11 min. Golpes de metróno-
mo - 120 por min. 12.5 ídem
3 A p a r i c i ó n de un
cuadrado delante
del perro - dife-
renciación ídem
A p a r i c i ó n de un
circulo delante del
perro 9 ídem
Timbre 17 ídem

En este momento, a las 11 horas 59 minutos, se hizo


entrar agua en la habitación.
148 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Estimulo condicionado Secreción sa-


Hora arlicado durante lival en go- Observacionoa
SO segundos íluronte
15 segundos

12 hs. 02 min. Fuerte iluminación


de la pieza 0 El perro se ir-
guió con r a -
07 Golpes de metróno- pidez sobre
sus patas y
mo - 120 por min. 0 miró inquie-
to el suelo,
15 Silbato 0 agitándose en
el banco. Co-
menzó a j a -
25 Timbre 0 dear. Los es-
tímulos sólo
32 A p a r i c i ó n de u n aumentaron
esta reacción.
círculo delante del El perro no
perro 0 tocó la co-
mida

Transcurridos varios meses sin emplear el timbre,


ex profeso, y con los reflejos presentes, volvimo-s a aplicar-
lo. Esta vez su efecto fue el habitual y superior, como era
lo corriente, al de los otros estímulos; al repetirlo duran-
te unos pocos días, su efecto se anuló y los reflejos res-
tantes disminuyeron en forma acentuada. En este perío-
do, los reflejos fueron restablecidos, no sólo por la pre-
sencia del experimentador, sino también a causa del olor
de sus ropas, colocadas fuera del alcance de la vista del
perro.
(Así, por acción de un estímulo extraordinario, las cé-
lulas corticales que ya tenían una marcada tendencia a
inhibirse, lo hicieron esta vez en forma crónica?) Estímulos
que desde hacía tiempo eran indiferentes —él ambiente
de experimentación—, y agentes poderosos que antes ha-
bían obrado como fuertes estímulos condicionados positi-
vos —timbre—, inhibían ahora a estas células debilitadas.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 149
CComponentes energéticos insignificantes del estímulo ex-
traordinario —inundación—, bastaban para producir la
reacción primitiva. )
El ptrn^pprrn —experimento de Rikman—, era aquel
en el que se realizaron los experimentos descritos con de-
talle al comenzar esta conferencia. El estado a que nos
referiremos corresponde a una época anterior. La influen-
cia de la catástrofe tuvo en él una manifestación pato-
lógica algo distinta, pero con el mismo mecanismo básico,
es decir, en forma de inhibición extraordinaria.

He aquí los resultados de un experimento llevado a


cabo en la víspera de la inundación: 22-1X-1924:

Sacretü !i salival, en
Estimulo condicionado aplicado
Hora gota 1, durante
dnranie 30 segundea
30 seguiidoa

12 hs. 53 inin. Golpes de metrónomo - 120


por minuto 6

58 Excitación mecánica de la
piel 3,5

13 h.<í. 03 min. Golpes de metrónomo - 60


por minuto - diferenciación 0

12 Encendido del foco eléctrico 4

23 Tono fuerte 7,5

Tres días_4espués_deja_jnunda£ión —2G-IX-1924— el


experimento se desarrolló así:~
150 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Secreción salival, en
Hora Estimulo condicionado aplicado
gotas, durante
durante 30 segundos
30 segundos

2 hs. 42 min. Golpes de metrónomo - 120


]X)r minuto 2,5

50 Excitación mecánica de la
piel 2
55 Golpes de metrónomo - GO
por minuto 3,5
3 hs. 02 min. Golpes de metrónomo - 120
por minuto 1,5
06 Excitación mecánica de la
piel 0
16 Golpes de metrónomo - 120
por minuto 2,5

El perro ingería los alimentos, peroQos reflejos con-


dicionados se hallaban muy debilitados y el mayor efecto
positivo correspondía al estímulo negativo —fase ultra-
par adojal-^
Luego se mantuvo por largo tiempo la siguiente si-
tuación: mientras no se aplicara el estímulo negativo —60
golpes de metrónomo por minuto—, los positivos eran sa-
tisfactorios y alcanzaban con frecuencia su intensidad nor-
mal.íl'ero bastaba aunque sólo fuese una única repetición
del estímulo negativo durante el experimento, para que
en los días sucesivos los reflejos condicionados se anula-
ran o disminuyeran su efecto considerablemente,"! Anali-
cemos dos ejemplos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 151

EXPERIMENTO DEL 6-X-1924

Secreción salival, en
Estimulo condicionado aplicado
Hora gotas, durante
durante 30 segundos
30 segundos

12 hs. 03 min. Golpes de metrónomo - 120


por minuto 5
10 Tono fuerte 5
20 Excitación mecánica de la
piel 2
25 Tono fuerte 4
33 Golpes de metrónomo - 120
por minuto 0
43 Excitación mecánica de la
piel 0

EXPERIMENTO DEL 20-X-1924


Secreci 6n salival, en
üstimulo condicionado aplicada
II 0 r gota s, durante
durante 30 segundos
30 segundos

11 hs. 41 min. Tono débil 6


4(5 Golpes de metrónomo - 120
por minuto 7.6
51 Golpes de metrónomo - GO
por minuto 0
50 Tono fuerta tí
12 \v>. 01 min. Timbre 3
OC Encendido del foco eléctrico 0
11 Golpes de metrónomo - 120
por minuto 1,5
152 IvÁN PETROVICH PAVLOV

uDurante la etapa de restablecimiento de los reflejos,


por exclusión del estímulo negativo, se observaron todas
las fases de transición entre la inhibición completa y la
normalidad.]
En u n principio, la interrupción del experimento por
unos cuantos días y el acortamiento de la acción de, los
estímulos condicionados, eran los métodos más eficaces pa-
ra restablecerlos; pero al final, todas estas medidas re-
sultaron insuficientes. Sólo uno o dos reflejos eran capa-
ces de producir un pequeño efecto al comenzar la expe-
riencia, mientras el de los restantes era nulo. El perro
permanecía inmóvil y rechazaba con obstinación la comi-
da. Resolvimos entonces llevar a cabo el experimento
dejando al animal .en Jibertad, pues así eliminábamos
aunque parcialmente, la acción inhibitoria del banco y
agregábamos estímulos excitantes corticales provenientes
del aparato locomotor. Con esta variante, los reflejos rea-
Riiecieron y.sj. intensificaron hasta alcanzar la normalidad.
, Al aplicar una vez más el estímulo negativo, se produjo la
^ s a p á r i c i ó n de los reflejos hasta siete días después de con-
cluido el experimento y luego, en el transcurso de las
.¿QS-Sejmattas siguientes, esta influencia se fue extinguien-
dñ, en .fornia_paulatina^ Después de esto comenzamos, con
cautela, a provocar la inhibición. La inhibición diferencial
era repetida en el curso de mía misma experiencia; se
concentraba mediante la pronta aplicación, después de ella,
de un estímulo positivo y, por último, se afinaba. Sólo al
cabo de 2 meses de experimentos con el perro y a 8 me-
ses de la inundación, se pudo volver a los trabajos ha-
bituales sobre el banco. En esta forma se había causado
una inhibición tal de las células corticales, que un agre-
gado insigificante de inhibición por nuestra parte, en for-
ma de un estímulo negativo, imposibilitaba durante un
tiempo considerable la existencia de reflejos condicionados
positivos en nuestro ambiente habitual de experimentación.
De modo que según nuestros trabajos y observacio-
nes, hay dos factores capaces de producir un estado pato-
lógico crónico de los grandes hemisferios: un encuentro
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 153

difícil, el choque de los procesos de excitación e inhibí-/


ción y excitaciones fuertes y desusadas.
Me queda aún por referirme al caso de un perro —ex-
perimento de A. S. Vishníevsky—, del que no puedo de-
cir con seguridad, lamentablemente, si su estado actual
es un estado congénito modificado por la influencia de
distintas condiciones vitales: edad, partos, etc., o si es
una consecuencia, como en los dos casos anteriores, de la
inundación. Ya lo hemos descrito en la conferencia ante-
rior como el representante extremo del tipo inhibido. An-
tes de la catástrofe, transcurría mucho tiempo sin que lo
observáramos y sólo pasó a ser objeto de nuestros estudios
3 ó 4 meses después de la misma. Con bastante anterio-
ridad a la inundación habíamos realizado en él experi-
mentos valiosos con reflejos condicionados. En la actua-
lidad, pese a todas las medidas adoptadas, no podemos em-
plearlo en nuestras experiencias habituales y sólo es posi-
ble analizar su estado. ¿Cuál es la causa? ¿Será la inun-
dación u otra la causa que aún se nos presenta como un
problema insoluble? Al margen de su vida normal, común
a todos los perros, se muestra muy restringido por las
condiciones del laboratorio. Encontrándose en él, mani-
fiesta casi exclusivamente reflejos pasivo-defensivos, es
decir, responde con una reacción de investigación a las
más insignificantes variaciones del ambiente y luego in-
hibe sus movimientos, llegando a rehusar la comida o, como
excepción dentro de su tipo, duerme. Hay sólo dos recursos
para volverlo al estado habitual común en los otros perros.
Son: que el tiempo transcurrido entre el comienzo del
estímulo condicionado y la acción de alcanzarle la comida
sea muy breve, entre 1 y 2 segundos, y que la experiencia
se realice en el suelo, con la condición de que el expe-
rimentador camine por la pieza, circunstancia en la cual
es seguido constantemente por el perro; en estas condi-
ciones, la alimentación debe seguir con rapidez al estímulo
condicionado. Ambas medidas modifican el estado del pe-
rro, ya que éste deja de reaccionar como antes a las pe-
queñas oscilaciones del medio y puede comer lo que se le
alcanza, interrumpiendo la comida sólo frente a estímulos
154 IvÁN PETROVICH PAVLOV
exteriores considerables. Ahora también comienzan a apa-
recer los reflejos condicionados. Pero basta aumentar el
intervalo entre el comienzo del estímulo condicionado y la
acción de alcanzarle el alimento, aunque sólo fuese 5 a
10 segundos, para que el perro se torne somnoliento y pue-
da incluso dormirse durante la alimentación. Nosotros nos
representamos este estado totalmente excepcional del sis-
tema nervioso y evidentemente en especial de las célu-
las corticales, como un estado de agotamiento extremo de
las mismas, como la expresión máxima de su llamada de-
bilidad excitatoria. Agrego la palabra "evidentemente",
porque una reactividad tan fina del sistema nervioso y pre-
cisamente de todos sus analizadores, sólo es propia de lo.^
grandes hemisferios. EstanK)S ocupados, en la actualidad,
en el estudio detallado de este caso.
Aplicación al hombre de datos experimentales
obtenidos en los animales

Si tenemos en cuenta que la adaptación al hombre


de los conocimientos obtenidos en los animales, con res-
pecto a las funciones del corazón, estómago y demás ór-
ganos que observan en éstos i m comportamiento muy se-
mejante al que corresponde en el homBre, soló püMe xfia-
lizarge" con surno ^uidado y comprobando continuamente
la realidad de esa semejanzaí^es fácil comprender hasta
qué puñtó'deben extremarse las reservas al pretender tras-
ladar a la actividad superior del hombre, los conocimien-
tos exactos, científico-naturales, recién obtenidos en el es-
tudio de la función nerviosa superior de los animales, en
particular al reconocer que egjprecisamenté esta función
ia que distingue al hombre en fórríiá categórica de^os
animales, colocándolo infinitamente por encima de todo el
reino ánimafi'Hubiera sido una grave imprudencia consi-
cSerar que Tos primeros conocimientos de la fisiología de
los grandes hemisferios en los animales, completos en
cuanto al temario que abarcaban, pero no en cuanto al
contenido, representaban una solución al difícil problema
del mecanismo superior de la naturaleza humana. Es por
eso que cualquier formulación limitada de leyes sobre es-
te tema atestiguaría en la actualidad solamente una ex-
traordinaria limitación del pensamiento. Por otra parte y
aunque sólo sea en forma temporaria, la simplificación con
que las ciencias naturales encaran este asunto, debe ser
considerada con hostilidad, como ocurre desgraciadamente
en no pocas circunstancias. La ciencia recibe lo complejo
sólo por partes, pero lo aprehende paulatinamente más y
más. En consecuencia, esperamos confiados y pacientes
156 IvÁN PETROVICH PAVLOV
que el completo y exacto conocimiento de nuestro órgano
superior, el cerebro, será nuestro legítimo bien y el fun-
damento de una sólida felicidad humana. Después de lo
expuesto en las conferencias anteriores, \^S_casi indiscu-
tible ^ e ^ los caracteres generales de la función nerviosji
.superior délos grandes hemisferios, son los mismos en lo"s
,anírmle¥"suj)éríórés y en los hombres v, por lo tanto, loÍ3
fenómenos elementales de dicha función deben ser igua-
.Íes_en _uñQa~y en oft^^ los casos normales como
en_ JQS- pat'ológicoSjt Trataré con brevedad los casos nor-
males que son evidentes y citaré sólo algunos ejemplos
aislados, ocupándome en cambio detenidamente de casos
patológicos.
Nuestra educación, aprendizaje, disciplina y costum-
bres de toda índole, representan de por sí largas series
de reflejos condicionados. ¿Quién no sabe cómo los víncu-
los adquiridos, establecidos en determinadas condiciones
entre ciertos estímulos y nuestras funciones, se reproducen
a menudo a pesar de nuestra intencionada oposición? Es-
to se refiere tanto al ejercicio de una u otra acción, como
a la elaboración de su proceso inhibitorio, es decir, a los
reflejos positivos y a los negativos. Además, es recono-
cida la dificultad que ofrece a veces el desarrollo de la
inhibición, necesaria tanto en el caso de movimientos ais-
lados superfluos, en juegos, en manipulaciones, en los
que la experiencia ha enseñado desde hace tiempo cómo
la ejecución de tareas difíciles se logra únicamente en
forma paulatina y cuidadosa. Todos saben hasta qué pun-
to los estímulos extraordinarios inhiben y desintegran la
función ya habitual y en qué forma un cambio en el orden
establecido en los movimientos, dificulta y confunde todo
el género de vida, así como también que los estímulos
débiles y uniformes provocan en el hombre laxitud,
somnolencia, adormecimiento. Son conocidos también los
casos de vigilia parcial durante el sueño común; por
ejemplo, la madre que duerme al lado de su criatura en-
ferma, etc., etc. Todos estos son fenómenos que hemos
observado en nuestros animales y de los que hablamos en
conferencias anteriores.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 157

Me referiré a casos patológicos.


La medicina actuar^dMiñgue enfermedades nerviosas
de enfermedades mentales, neurosis de psicosis. Pero es-
ta distinción, por supuesto, es completamente condicional.
Nadie podría trazar una línea divisoria entre unas y otras,
pues esta línea no existe. ¿Cómo es posible imaginar la
alteración psíquica sin perturbación del tejido cerebral,
si no en sentido estructural, por lo menos en el funcio-
nal? La diferencia entre enfermedades nerviosas y psíqui-
cas es una distinción que depende de la complejidad o de
la sutileza de la alteración de la función nerviosa, como
hemos podido comprobar con nuestros experimentos. Lo-
gramos explicarnos en forma más o menos satisfactoria y
con términos de fisiología nerviosa, el mecanismo con el
que se alteraba la función nerviosa de ciertos animales,
cuando esta alteración se debía a nuestros distintos mé-
todos de carácter funcional, a condiciones vitales extraor-
dinarias —ruego recordar el caso de la inundación— o
bien a operaciones insignificantes de sus hemisferios. Pero
cuando hemos destruido grandes zonas cerebrales o lo' ha
hecho el tejido cicatrizal en formación, resulta difícil la
representación clara y total del mecanismo del sistema
nervioso y recurrimos a suposiciones cuya veracidad toda-
vía debe ser demostrada. Evidentemente, nuestra distinta
actitud en unos u otros casos, se debe a la mayor com-
plejidad de las alteraciones del sistema nervioso en los úl-
timos y a la insuficiencia del análisis fisiológico actual
frente a ellos. Muchos médicos y psicólogos halarían dicho
al observar ambas categorías de animales, que los prime-
ros eran enfermos nerviosos y los últimos enfermos men-
tales. Nosotros, sin embargo, desistimos de entrar en el
mundo interior imaginario de nuestros perros y repetimos
que se trata de la perturbación de la función de los gran-
des hemisferios, más simple y leve en el primer caso y
más compleja y seria en el segundo.
Confrontaremos ahora las distintas perturbaciones
nerviosas en nuestros animales y en los seres humanos.
, Hemos reconocido en los perros dos circunstancias que
producen perturbaciones nerviosas fisiológicas. Son, el di-
158 IvÁN PETROVICH PAVLOV
fícil encuentro, el choque de los procesos de excitación e
inhibición y estímulos fuertes extraordinarios/¡Éstas cons-
tituyen, también, las causas comunes de las enfermeda-
des nerviosas y psíquicas de los seres humanos. Las si-
tuaciones vitales que nos excitan en grado sumo, por ejem-
plo, casos de ofensa cruel, de gran pena y en los que al
mismo tiempo estamos obligados a reprimir, a ahogar la
reacción natural ante ellos, conducen frecuentemente a al-
teraciones profundas y prolonga.das del equilibrio nervio-
so y mental. Por otra parte,; los seres humanos enfer-
man a menudo de su sistema nervioso y de su psiquis, al
experimentar serios peligros que amenazan a ellos o a
sus seres queridos, o sólo con presenciar acontecimientos
graves, aunque no se vinculen directamente con ellos ni
con sus familiares^ Se observa, generalmente, que esas mis-
mas circunstancias no producen tales consecuencias en otros
individuos, de los quefse dice, no están predispuestos para
la enfermedad, es decir que tienen un sistema nervioso
más resistente!/Lo mismo hemos observado a menudo en
nuestros perros. Se notaban marcadas diferencias, en lo re-
lativo a esas enfermedades, entre distintos animales: en
algunos perros, no producía en absoluto efecto nocivo uno
de los medios más eficaces para ocasionar alteraciones del
equilibrio nervioso, precisamente, el cambio brusco de rit-
mo de la excitación mecánica de un mismo punto cutá-
neo, de inhibitoria en positiva, repetidos todos los días
y dui'ante largo tiempo; en otros, la perturbación nerviosa
comenzaba sólo después de múltiples repeticiones; en
un tercer grupo, se hacía presente luego de la primera apli-
cación del método. Del mismo modo, como ya hemos indi-
cado, la inundación de 1924 produjo enfermedades nervio-
sas análogas al shock traumático de los hombres, sólo en
unos pocos perros, precisamente, en los muy inhibidos.
Como dijimos anteriormente, el método mencionado
origina ^tjiferentes formas de enfermedad en correlación
con los' distintos tipos de sistema nervioso, ya sea en el
sentido del predominio del proceso de excitación en pe-
rros con sistema nervioso resistente o en el del predo-
minio del proceso inhibitorio en perros con sistema ner-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 159

vioso débihj En cuanto es. posible juzgar en base a las


observaciones corrientes^ creo que a estas dos variantes
de perturbación del sistema nervioso en los animales, co-
rresponden dos formas de neurosis humana: la neuraste-
nia y la histeria, caracterizando a la primera como pre-
dominio del proceso de excitación y debilidad del inhibi-
torio y a la segunda, a la inversa^'^Hay una base práctica
para reconocer a los neurasténicos o, por lo menos, a al-
gunos de ellos, como personas fuertes, capaces de desarro-
llar un gran trabajo; los histéricos son, en cambio, seres
carentes de vitalidad, completamente inválidos. El hecho de
que los neurasténicos puedan tener períodos de impotencia
—debilidad temporaria—, se comprende bien, ya que en el
resto del tiempo son tan excitables y productivos: el ago-
tamiento, nervioso debe ser compensado. Se podría decir
que ellos presentan una forma de periodicidad en el cam-
bio del trabajo al descanso, más prolongada que lo nor-
mal y que por eso son exagerados sus períodos de excita-
ción e inhibición al compararlos con seres equilibrados.
Los histéricos, por su parte, tienen sus accesos de excita-
ción, lo que no habla en absoluto a favor del vigor de su
sistema nervioso. Esta excitación es estéril, por decirlo así,
es puramente mecánica. En nuestro material de observa-
ciones sobre perros, figuran, según creo, algunas indicacio-
nes sobre el origen y carácter de estas excitaciones. Te-
níamos un perro —descrito por Frolov—, del tipo inhibido,
hablando en lenguaje común un animal sumamente co-
barde y dócil. Este perro era empleado para experimen-
tos sobre secreción gástrica y para ello debía quedar en
el banco durante varias horas. Se notaba, entonces, que
el animal no se dormía y permanecía completamente tran-
quilo, en posición activa, casi sin moverse, apoyándose só-
lo de vez en cuando en uno u otro pie. Evidentemente, no
estaba inanimado, ya que cuando se dirigían a él reac-
cionaba con un grito. En el momento en que lo sacaban
del banco y comenzaban a desatarlo, se tornaba sumamente
excitable: aullaba y se movía con violencia, a tal punto
que podía llegar a voltear el banco. No era posible anu-
lar esta excitación con fuertes gritos, con golpes, ni de
160 IvÁN PETROVICH PAVLOV

manera alguna; el perro se hallaba completamente desco-


nocido. Sólo después de, un breve paseo por el patio, re-
tornaba a su estado anterior: entraba solo en el cuarto de
experimentación, saltaba al banco y quedaba nuevamente
inmóvil. Los reflejos de micción y defecación no desem-
peñaban ningún papel esencial en el fenómeno descrito. Es-
te estado se observaba a veces en otros perros, pero nunca
en forma tan manifiesta. Cabe interpretarlo como una bre-
ve inducción positiva, como un estallido de excitación con-
secutivo a un proceso inhibitorio prolongado o intenso. És-
ta podría ser una de las causas de los accesos de excita-
ción en los histéricos, debido a sus frecuentes y profundas
inhibiciones. Sin embargo, en este caso interviene también
una causa que hemos analizado en otro de nuestros perros
—descrito por Podkopaiev—, un animal tranquilo, equili-
brado, poco activo, que no salta solo al banco, generalm.ente
no se duerme y en el que los reflejos positivos y negati-
vos son siempre muy constantes. A lo largo de una mitad
de su cuerpo, desde el miembro posterior hasta la extre-
midad distal del anterior, se colocaron dispositivos para pro-
vocar ]a excitación mecánica de la piel. Mediante la exci-
tación del miembro posterior, fue elaborado un reflejo con-
dicionado alimenticio positivo y la excitación de las res-
tantes regiones cutáneas se transformó en estímulos nega-
tivos, los que fueron elaborados en forma rápida y resul
taron constantes. El perro permanecía tranquilo al recibir
las excitaciones cutáneas. Se mantenía en movimiento y
comía sin apresurarse. La elaboración de los reflejos nega-
tivos comenzó con la excitación de la porción distal del
miembro anterior, como punto más alejado de la zona
de reflejo positivo. Así transcurrió cierto tiempo y luego,
inesperadamente, la excitación del miembro anterior co-
menzó a acompañarse de una retracción brusca del mismo,
retracción que a veces coincidía con el ritmo de las exci
taciones mecánicas. Estas reacciones locales surgieron luego
consecutivamente, en puntos inhibidos cada vez más pró-
ximos al de la inhibición positiva y al mismo tiempo la
reacción motora se extendía alcanzando todas las extre
midades. La cabeza y el cuello quedaban inmóviles, indi-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 161

íerentes por así decir, a lo que ocurría en la región pos


terior del cuerpo. No hubo secreción salival. Cuando fue
excitada la región pelviana, el punto más cercano al del
reflejo positivo se hizo también positivo y desapareció por
completo la reacción motora descrita. Lo mismo ocurrió
en los otros puntos, cuando sus excitaciones fueron tam-
bién transformadas en positivas, con excepción de los dos
más alejados, que al ser excitados determinaban un efecto
secretor salival completo y una reacción local defensiva,
aunque muy débil. El desarrollo del fenómeno descrito
—no a partir del comienzo, de los experimentos con cada
estímulo, sino recién después de elaboradas las diferencia-
ciones—, y su carácter local, constituyen fundamento su-
ficiente para deducir que se trata de un reflejo medular
que aparece gracias a la exclusión funcional y parcial del
analizador cutáneo cerebral. Lo mismo se podría admi-
tir, en ciertos casos, en sujetos histéricos, durante sus in-
hibiciones corticales.
En nuestro material figuran también otros casos que
corresponden a estados patológicos, más o menos definidos,
del sistema nervioso del hombre. Agradeceré recordar al
perro •—experimento de Rikman— que fue llevado a un
estado en que Je era insoportable toda excitación condi-
cionada con agentes físicamente fuertes, pasando de inme-
diato a un estado de inhibición; sólo con estímulos débiles
podía producirse y materializarse la función refleja condi-
cionada^'jEste caso ofrece cierta'^analogia, aunque solamen-
te en lo que se refiere a su mecanismo, con el de sueño
prolongado durante muchos añosy observado a veces en el
hombre, como fueron el descrito por Pierre Janet en una
mujer joven y el estudiado en un hombre adulto, en un
hospicio de Petersburgo. Se trataba de pacientes que al pa-
recer estaban sumidos en un sueño continuo. No efectua-
ban ningún movimiento, no hablaban, y era necesario ali-
mentarlos artificialmente y asearlos. Sólo de noche, cuan-
do la vida diurna se apagaba con sus múltiples e intensos
estímulos, se les presentaba la posibilidad de desarrollar
alguna actividad. Por las noches, algunas veces, la enfer-
ma de Pierre Janet comía y hasta escribía y el enfermo de
162 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Petersburgo, se levantaba. Cuando éste comenzó a des-


pertarse y pudo hablar, casi después de doce años de sue-
ño y ya entrando en la vejez —sesenta años—, declaró que
también durante ese lapso oía y veía lo que pasaba a
su alrededor, pero le faltaban fuerzas para hacer el menor
movimiento o pronunciar palabra alguna. En ambos casos,
se puso en evidencia la extrema debilidad de sus sistemas
nerviosos en general y, en particular, de los grandes he-
misferios cerebrales, que por acción de fuertes estímulos
exteriores pasaban de inmediato a un estado permanente
de inhibición, al sueño.
En el mismo perro notamos, con anterioridad, otro
síntoma patológico de la función nerviosa, que según nues-
tra opinión se reproduce, no pocas veces, en la casuística
neuropatológica humana./Jíl perro de referencia tenía en
la corteza, estrictamente localizada, una afección funcio-
nal del analizador auditivo, el que al ser alcanzado por
una adecuada excitación producía un estado inhibitorio de
toda la masa de los hemisferios. También en el hombre
se dan casos de estados nerviosos patológicos, en los que
la función se mantiene relativamente normal mientras no
le alcancen los componentes, aunque insignificantes y aun
cuando sólo sean insinuaciones verbales, de estímulos com-
plejos e intensos que con anterioridad habían condicionado
su enfermedad nerviosa^.
Por último, debemos recordar el caso de ilusión óptica
periódica en uno de nuestros perros, citado en la conferen-
cia decimonovena; es muy probable que esto, en su ori-
gen, se debiera a un estímulo interno proveniente de una
cicatriz en crecimiento, que provocaba en la corteza una
excitación de tipo externo. Así también pueden interpretar-
se ciertas ilusiones en el hombre, como provocadas por
estímulos corticales internos.
Esto pertenece al dominio de la patología.^Se revela
también una semejanza entre nuestros animales de expe-
rimentación y el hombre, en lo que respecta a la terapia
de las enfermedades jierviosas, además de la idéntica ac-
ción de los fármacos. /Como ya dijimos, el reposo y, en
general, la interrupción de los experimentos, contribuía
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 163

al retorno a la normalidad. En esto hemos observado cier-


tos detalles y considero interesante mencionar algunos de
ellos aquí. Uno de nuestros perros fue llevado a un es-
tado de sobreexcitación, por el choque de los procesos de
excitación e inhibición —experimentos de la doctora Pe-
trova—.Í^Se perturbaron todas las formas de la inhibición
interna, es decir, sus reflejos condicionados negativos fue-
ron transformados en positivosj Con todos los estímulos
condicionados, tanto los que antes eran positivos como los
que eran negativos, comenzaba el jadeo como síntoma ha-
bitual de una fuerte excitación.\Al suprimir los reflejos
condicionados negativos, no se modificaban los hechos;
continuaba el jadeo y los reflejos condicionados positivos
se hallaban muy aumentados con respecto a lo normal. Se
decidió, entonces, aplicar sólo los estímulos condiciona-
dos positivos de efecto físico débil, o sea los luminosos
y los mecánico-cutáneos, eliminando los sonoros, que son
habitualmente los de mayor efecto en nuestros experimen-
tos. El resultado obtenido fue de inmediato favorable^i El
animal se tranquilizó. Desapareció el jadeo. El reflejo se-
cretorio salival se hizo normal. Tiempo después, fue po-
sible introducir paulatinamente estímulos positivos fuer-
tes en la experiencia sin modificar el resultado del trata-
miento. Más aun, varios días después no se logró exci-
tar al perro ni con la diferenciación espacial del estímulo
cutáneo, que es la forma más fácil de provocar la inhi-
bición interna. Lamentablemente, el experimento se in-
terrumpió por falta de tiempo del experimentadorXjEs
éste un caso interesante, que muestra cómo la disminución
de la cantidad de energía externa que penetra en los gran-
des hemisferios en forma de estímulos condicionados llevó
al descenso del tono positivo de los hemisferios, patológi-
camente elevadojPor supuesto, la terapéutica nerviosa hu-
mana emplea ampliamente la limitación de los estímulos
exteriores que llegan a los hemisferios patológicamente
excitados, valiéndose para ello de múltiples recetas vitales.
Me permito citar aquí detalladamente otro de nues-
tros casos, que me parece muy instructivo desde el
punto de vista terapéutico. Me refiero al perro con una
164 IvÁN PETROVICH PAVLOV

reacción muy poco común, eyidentemente anormal, que


se presentaba con el carácter de una intensa excitación de
los grandes hemisferios —observación y experimentos de
Prorokov—. Al ser excitado mecánicamente en la piel de
la región pelviana, el perro se echaba hacia atrás, apoyán-
dose en todas las extremidades, volvía la cabeza de un
modo extraño, gruñía y algunas veces bostezaba. La reac-
ción cesaba durante la alimentación. Oponiéndose a lo
esperado, esta singular reacción no impidió en absoluto
que se formara el reflejo condicionado a la excitación cu-
tánea que habitualmente da lugar a reflejos motores lo-
cales —retiro de la extremidad correspondiente, contrac-
ción local por debajo del sitio de la excitación, "platy.sma
myoides"—, com.o hemos observado en otros perros. Por
el contrario, en nuestro caso este reflejo se formó rápida-
mente, y, lo que es excepcional, el reflejo condicionado
mecánico cutáneo produjo, en la mayoría de los casos, un
efecto secretorio salival mayor que el correspondiente a
los más intensos estímulos sonoros. Del mismo modo, la
reacción motora alimenticia fue muy reforzada en compa-
ración con lo observado frente a otros estímulos, pese a
que por lo general se modifica ante la reacción singular
descrita más arriba, en la mitad del curso de cada estímu-
lo condicionado mecánico cutáneo aislado. También la
reacción alimenticia del animal, que frecuentemente se
prolonga algún tiempo después de interrumpida la alimen-
tación, resultó en estas condiciones más duradera y fuerte.
Además, al aplicarle el estímulo cutáneo, el perro se tor-
naba, en general, muy excitado. Reaccionaba al menor
ruido procedente del otro lado de la puerta, lugar donde
se encontraba el experimentador, con el mismo complejo
de movimientos especiales. Todo esto llevó a la conclu-
sión de que en este perro la excitación cutánea, a su vez,
provocaba una excitación difusa de los grandes hemisfe-
rios. No hemos logrado aclarar qué era lo que se hallaba
detrás de esta excitación. La ausencia de erección hablaba
en contra del carácter sexual. En consecuencia, supusimos
que se trataba de algo semejante al efecto del cosquilleo;
resultaba un fenómeno de interés, y nos abocamos a la
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 165

tarea de resolverlo. Para ello recurrimos al método del


desarrollo de la inhibición interna, en forma de diferen-
ciación de la excitación cutánea en un determinado lugar.
La excitación en la zona escapular provocó la reacción es-
pecial y la condicionada, gracias a que la excitación con-
dicionada se había generalizado en un principio. Pero al
ser repetida por octava vez, si7i acompañamiento de ali-
mentación, desaparecían las reacciones alimenticias bási-
cas, motora y secretoria, y luego, también, en la 40* vez,
la reacción motora especial.
Esta excitación, aplicada a la región pelviana, dio lu-
gar también al cuadro anterior, tanto con la reacción es-
pecial como con la alimenticia. Luego se agregó un estímu-
lo cutáneo diferenciado en un punto del flanco próximo al
área pelviana y se obtuvo exactamente el mismo resul-
tado que en el caso del estímulo en la región escapular,
sin que disminuyera la reacción especial de la pelviana.
Por último, se elaboró una diferenciación en el miembro
posterior. Esta vez comenzó a disminuir la reacción mo-
tora especial al estímulo, hasta desaparecer por completo.
En. esta forma, el desarrollo de una inhibición amplia en
el polo cortical del analizador cutáneo eliminó el reflejo
singular y extraño, conservando y normalizando el reflejo
condicionado cutáneo alimenticio —antes exagerado—. Es-
te caso, así como otras observaciones, nos sugirió la idea
de aplicar el método del desarrollo progresivo de la in-
hibición en los hemisferios para restablecer, en general,
su equilibrio alterado. Lo ensayamos en el perro que te-
nía, como se describió en la conferencia decimotercera, un
punto patológico estrictamente localizado en el analiza-
dor auditivo. Teniendo en cuenta que el mismo había es-
tado estrechamente vinculado con los golpes de metró-
nomo, desarrollamos una inhibición diferencial con otros
estímulos sonoros que actuaban sobre puntos sanos del
analizador, esperando que al irradiarse esta inhibición so-
bre el punto hecho patológico por la acción del metróno-
mo, lo influiría favorablemente y lo llevaría a la exci-
tación y función normales. Prescindiendo de diversos pro-
cedimientos sedantes, como baños tibios, etc., ignoro si
166 IvÁN PETROVICH PAVLOV
también se aplica algún método semejante al anterior en
la patología humana.
Me referiré ahora a estados, en parte normales y en
parte patológicos, de la función nerviosa de nuestros pe-
rros, que si fueran transportados al hombre, responderían
a los llamados estados psíquicos. En los perros, éstos son:
a) fases hipnóticas de transición entre vigilia y sueño; b)
reflejo pasivo defensor.
Hemos visto en la conferencia decimosexta, que, en
el animal,/la transición del estado de vigilia al de sueño
se basa en'el desarrollo del proceso inhibitorio en el cere-
bro, que comienza en los hemisferios bajo la influencia de
determinados estímulos y presenta distintos grados de ex-
tensión e intensidad en las diversas fases del estado hip-
nótico naciente."^¡ Hoy, casi no es posible dudar que estos
hechos, observados en los animales, pueden aplicarse a la
interpretación fisiológica de los fenómenos fundamentales
de la hipnosis humana.
Ante todo, se presenta el problema de cuáles son las
condiciones que provocan los estados hipnóticos. En los
animales, como ya sabemos,^éstos estados sobrevienen con
relativa lentitud frente a estímulos débiles y medianos,
repetidos en forma uniforme y prolongada —caso habi-
tual en nuestros experimentos— y con rapidez, frente a
estímulos fuertes —antiguo método de hipnotización de
los animales—'.
En este proceso, los estímulos fuertes o débiles, que
actúan en forma directa, pueden ser señalados por otros
que actúan como condicionados en relación con los prime-
ros. Recordemos el método especial de formación de refle-
jos condicionados negativos, descrito al final de la confe-
rencia sexta —experimento de Folbort—, mediante el cual
los estímulos indiferentes, repetidos varias veces en for-
ma simultánea con los que ya habían sido elaborados co-
mo inhibitorios, adquirían también este carácter. Los pro-
cedimientos de hipnotización humana, reproducen plena-
mente las condiciones descritas en los animales. El méto-
do primitivo, clásico, los llamados "pases", son estímulos
débiles en la piel que se repiten con uniformidad, como en
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 167

nuestros experimentos!^ El método que se aplica hoy, de


continuo, es la repetición de palabras —pronunciadas en
tono monótono—, describiendo actos fisiológicos del sue-
ño. Estas palabras actúan, por supuesto, como estímulos
condicionados en íntima vinculación con el sueño, debido a
lo cual tienen el poder de provocarlo/Por este motivo pue-
de hipnotizar, y así ocurre, todo lo que en el pasado coin-
cidió algunas veces con el sueño. Esto es análogo al pro-
ceso de los reflejos negativos en cadena —Folbort— y al
de los reflejos condicionados positivos en cadena, descri-
tos en la tercera conferencia. Finalmente,' según Charcot,
la hipnosis de los histéricos se consigue por medio de
estímulos inesperados e intensos, como ocurre en el anti-
guo método de excitación de los animales. Es indudable
que aquí pueden actuar también estímulos físicos débiles
que señalan a los fuertes, es decir, que a causa de su
coincidencia en el tiempo, se han hecho condicionados con
respecto a los fuertes.yEn el animal y en el hombre, los
métodos de hipnotización logran su objeto, con mayor ra-
pidez y seguridad, cuando se los aplica a menudo.
/ Una de las primeras manifestaciones de la hipnosis, es
la pérdida de movimientos voluntarios y la catalepsia, es
decir, que el sujeto conserva la posición impuesta por una
fuerza exterior a distintas partes de su cuerpo. Tal es, na-
turalmente, el resultado de una inhibición aislada del ana-
lizador motor —área motora de la corteza—, que no ha
descendido a los centros motores situados por debajo del
cerebro. T]n estas circunstancias, las otras secciones de los
hemisferios pueden funcionar en forma adecuada. La per-
sona hipnotizada puede comprender lo que se le dice, pue-
de saber cuál es la postura que se le ha dado y querer cam-
biarla, pero se halla impotente para hacerlo. Todo esto
se observa también en el estado hipnótico de los anima-
les. Ya hemos mencionado en la conferencia sobre dicho
tema, cómo algunos perros conservan por completo una
postura activa, aunque pierden en su totalidad los reflejos
condicionados. ¡Un caso de inhibición de toda la masa de
los hemisferios que no desciende por debajo de ellos! Otros
animales reaccionan con salivación, sin alimentarse, ante
168 IvÁN PETROVICH PAVLOV
estímulos condicionados. Son casos de inhibición limitados
al analizador motor-jLos animales hipnotizados según el
método antiguo, mantenían inmóviles el cuerpo y las ex-
tremidades, pero seguían a menudo con los ojos lo que
ocurría a su alrededor e incluso llegaban a comer el ali-
mento que se les alcanzaba. Éste es un caso de inhibición
aún más fraccionada, donde no sólo queda libre la masa
cerebral restante, sino que el analizador motor tampoco
ha sido inhibido totalmente? Se explica que en la hipno-
sis completa del hombre y de los animales existan refle-
jos tónicos locales que responden a estímulos externos
adecuados.
Si el estado hipnótico se presenta con formas más com-
plejas, resulta difícil y hasta imposible, por diversas ra-
zones, registrar un completo paralelismo entre el proceso
en el hombre y en los animales. Es posible que no hayamos
captado todas las fases del estado hipnótico, especialmen-
te en cuanto se refiere a sus distintos grados de intensi-
dad; tenemos la certeza de ignorar, según ya dijimos, su
orden y sucesión, como así también de no conocer aún
todas sus formas de manifestación en los animales, ya que
no las observamos en el ambiente propio de su vida in-
dividual y específica, sino solamente en el restringido
del laboratorio, es decir, sustraídos de su conducta habi-
tual. Esto significa que no hemos sabido plantear todas
las variaciones experimentales necesarias o que no logra-
mos destacar e interpretar correctamente la totalidad da
fenómenos concernientes a este problema.l En el hombre
conocemos estos fenómenos en las más diversas condicio-
nes de vida, los reproducimos e investigamos, gracias al
incomparable sistema de señales que es la palabra?' Por
supuesto, se debe tener en cuenta que dada la gran dife-
rencia existente entre la conducta del hombre y la de los
animales, es posible que en éstos falten algunas formas
de manifestación del estado hipnótico. Por lo dicho acep-
tamos que los estados elementales obtenidos en los ani-
males, sólo deben ser empleados para un ensayo de com-
prensión fisiológica de las distintas manifestaciones de la
hipnosis en el hombre.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 169

Consideremos el automatismo de los hipnotizados,


cuando reproducen de una manera estereotipada lo que rea-
liza delante de ellos el hipnotizadoi^b cuando efectúan, con
corrección, movimientos recorriendo un camino com-
plicado, confuso y difícil. Es evidente que nos hallamos
ante una determinada inhibición de ciertas secciones de
los hemisferios que excluye la actividad normal más o
menos compleja, dirigida en u n momento dado por estí-
mulos nuevos o por estímulos anteriores que se combi-
nan de continuo. Sin embargo, esta inhibición admite e in-
cluso mejora la influencia de los estímulos complejos]}* de
vínculos antiguos ejercitados firmemente y desde haca
tiempo entre ciertos estímulos y funciones y movimien-
tos definidos. De esta manera, durante la hipnosis se re-
produce en forma brillante el reflejo de imitación, con
ayuda del cual se elabora en todos nosotros la compleja
conducta individual y social. Exactamente en la misma
forma, el cambio de los objetos con sus particularidades,
que ya muchas veces habían provocado los correspondien-
tes movimientos y acciones, estimula a determinados ana-
lizadores del hombre que se encuentra en un cierto es-
tado de la hipnosis, y lo orienta en forma infalible y es-
tereotipada en medio de este cambio. ¿No es acaso fre-
cuente que mientras estamos atraídos por una idea prin-
cipal, desempeñemos otros trabajos que nos son m u y
conocidos, es decir, que actuamos con aquellas regiones
cerebrales que se encuentran en cierto grado inhibidas, a
causa del mecanismo de la inhibición externa, pues el
punto de los hemisferios vinculado con nuestra tarea fun-
damental se halla intensamente excitado? De continuo ra-
tifico la veracidad de este aserto, observando en mí mis-
ino el descenso senil de la reactividad cerebral _-7-dismi-
nución de la memoria de los hechos presentes—. Cada vez
pierdo más la capacidad de desarrollar correctamente una
tarea, cuando estoy ocupado en otra. Es evidente que de-
bido al descenso general de la excitabilidad de los hemis-
ferios, la excitación concentrada de un punto definido in-
duce tal inhibición de las restantes regiones de los mis-
mos, a tal punto que los estímulos condicionados de refle-
170 IvÁN PETROVICH PAVLOV

jos anteriores fijados firmemente, resultan ahora por de-


bajo del umbral de excitación.y'
El estado descrito de los sujetos hipnotizados podría
compararse con aquel estado hipnótico de los perros, quo
hemos denominado narcótico, en el cual los fuertes refle-
jos anteriores subsisten mientras los débiles y recientes
desaparecen."?
Entre los fenómenos hipnóticos del hombre llama la
atención, con todo derecho, el denominado sugestión^ ;,Có-
mo interpretarla desde un punto de vista fisiológico? La
palabra es para el hombre un estímulo condicionado tan
real como todos los restantes comunes a él y a los anima-
les y de mayor alcance que cualquier otro, superando cua-
litativa y cuantitativamente a todo estímulo condicionado
de los animales. En el adulto y en virtud de su existen-
cia anterior, la palabra está ligada con todos los estímu-
los externos e internos que llegan a los grandes hemisfe-
rios, los señala y sustituye y puede provocar, en consecuen-
cia, todas las funciones y reacciones del organismo condi-
cionadas por dichos estímulos. La sugestión es, pues, el
reflejo condicionado más simple y típico del hombre. Es-
tando inhibida en cierto grado la corteza cerebral del suj eto
que comienza a ser hipnotizado. Ja palabra del hipnotiza-
dor, al concentrar la excitación, según la ley general, en
una zona estrechamente limitada, provoca —como he nota-
do en mí mismo, según acabo de indicar—, una profunda
inhibición externa en toda la masa restante de los grandes
hemisferios y por lo mismo excluye cualquier otra influen-
cia concurrente de estímulos presentes o pasados. De aquí
Ja considerable y casi invencible fuerza de la sugestión,
como estímulo, durante la hipnosis y después de ella. La
palabra conserva su acción aún después de la hipnosis, per-
maneciendo independiente de los otros estímulos, como en
el momento de su primera influencia en la corteza. La
multiplicidad de la palabra justifica que se pueda provocar
en el hombre hipnotizado, mediante la sugestión, muy di-
versos efectos dirigidos tanto hacia su mundo exterior co-
mo hacia su mundo interior. Se podría objetar, y de aquí
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 171

proviene la fuerza de la sugestión si se la compara con


los sueños, que la mayoría de los casos se olvidan y ra-
ra vez adquieren alguna importancia vital. Pero los sue-
ños son estímulos mediatos y en general antiguos y la su-
gestión es un estímulo efectivo y presente. _Además, la
hipnosis representa una inhibición de grado menor que
el sueño; en consecuencia, el efecto de la sugestión es
doblemente superior al del sueño, debido al poder de su
estímulo. Destaquemos por último que la sugestión como
estímulo es breve, aislada e íntegra y, por ende, fuerte;
los sueños representan una cadena de sucesivos estímulos
diferentes y opuestos. El hecho de que se pueda sugestionar
al hipnotizado de lo contrario a la realidad y provocar en
él una reacción directamente opuesta a los estímulos ver-
daderos: gusto dulce en lugar del amargo, estímulos óp-
ticos desusados en lugar de los comunes, etc., podría com-
prenderse sin esfuerzo como un estado de fase paradoja!
en el sistema nervioso, en la que los estímulos débiles
tienen mayor efecto que los fuertes. Es preciso pensar
que el estímulo real, por ejemplo el de la sustancia dulce,
que actúa directamente solDre la respectiva célula nervio-
sa, es comparativamente más intenso que el estímulo de
la palabra "amargo", que pasa de la célula auditiva a la
que responde al estímulo amargo real, ya que un estímu-
lo condicionado de primer orden es siempre más intenso
que uno de segundo orden. La fase parado jal tiene, tal vez,
una importancia más amplia en los casos patológicos, que
lo que hemos indicado. Es posible suponer que ella tam-
bién se hace sentir en las personas normales que sufren
más por influencia de la palabra que por hechos concre-
tos del ambiente real.
Es posible que algún día sepamos sugestionar tam-
bién a los animales durante su estado hipnótico.
> El hecho de que ciertas fases de la hipnosis permane-
cen en el hombre relativamente estacionarias, se repite
también en los perros. Tanto en el hombre como en los
animales, en determinadas condiciones exteriores y de-
pendiendo de la individualidad del sistema nervioso, el
172 IvÁN PETROVICH PAVLOV
estado hipnótico se transforma en un sueño más o menos
completó^;,'
Elreflejo pasivo-defensor se encuentra en una cierta
relación con el estado hipnótico; como ya hemos dicho, ,1a
forma antigua de hipnosis de los animales puede ser con-
siderada, con fundamento, como un reflejo pasivo-defen-
?2? ?2íí?i§i.ente_en^ que al encontrarse el animal con un
estímulo exterior extraño o fuerte, sobreviene cierta in-
movilidad del sistema esqueleto-motor, por vía de la inhi-
bición —desarrollada, ante todo, en la corteza de los he-
misferios—-. Este reflejo se evidenciaba muchas veces, en
nuestros animales de experimentación, con distintos gra-
dos de intensidad y variadas manifestaciones, pero con-
servando invariable su carácter inhibitorio fundamental.
Las variaciones consistían en la mayor o menor limita-
ción de los movimientos del animal o en el debilitamien-
to y desaparición de los reflejos condicionados. El refle-
jo pasivo-defensor es provocado comúnmente por estímu-
los externos, extraordinarios y fuertes, características és-
taj cuya apreciación es totalmente relativa. Lo extraor-
dinario se define por oposición a aquello a lo que el ani-
mal ha sido sometido previamente, y la fuerza de la ac-
ción del estímulo externo depende del estado del sistema
nervioso del animal en cuestión, de sus particularidades
innatas, de su salud o su enfermedad y, finalmente, de
distintos estadios de una existencia sana. Los que habían
aparecido repetidas veces ante un auditorio numeroso, lle-
gaban a observar una conducta completamente normal
frente a él; los que eran presentados por primera vez, lo
hacían bajo una intensa inhibición.
El perro excepcional ya descrito, el "inteligente", se
inhibía a causa de las más pequeñas oscilaciones del me-
dio o de estímulos fuertes y extraordinarios. Algunos pe-
rros, que habían sufrido la influencia de la referida inun-
dación y que, evidentemente, cayeron en un estado cró-
nico de enfermedad, eran inhibidos por fuertes estímu-
los condicionados que antes no ejercían sobre ellos nin-
gún efecto. Finalmente, otros sólo presentaban este es-
tado de inhibición en determinados grados de hipnosis.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 173

Esto último provocó en el observador una impresión ines-


perada. Tal el caso de un perro que en el laboratorio per-
manecía despierto durante todo el tiempo y comía con
avidez el alimento que le alcanzaban después de la apli-
cación de los estímulos condicionados. Posteriormente lo
llevamos, mediante la acción frecuente e ininterrumpida
de estímulos débiles, a un cierto estado permanente de
hipnosis, siempre en el ambiente de experimentación; el
perro se tornó poco movedizo. Sobrevino entonces la si-
guiente situación, totalmente extraña: leaplicamos es-
tímulos condicionados fuertes y el perro se aproximó va-
rias veces al lugar donde le alcanzábamos la comida, lue-
go se volvió y no tocó el alimento. Esta conducta pare-
cería sugerir que el animal temía a algo. Empleamos lue-
go estímulos débiles; el perro se acercó de inmediato al
plato y comió tranquilo. Disipamos, suprimamos, el estado
liipnótico y todos los estímulos condicionados produjeron
su efecto normal. Es por lo tanto evidente qué en üh es-
tado particular del perro, |los estímulos que antes eran
habituales resultan demasiado fuertes y provocan un re-
flejo inhibitorioi Por el contrario, en nuestro perro inhi-
bido en grado sumo, el "inteligente", no bien logramos
elevar el tono de excitación de sus hemisferios, pudimos
observar un considerable debilitamiento de su reflejo pa-
sivo-defensor, de otro modo casi constante.
En todos los casos citados, saltan a la vista las carac-
terísticas actitudes pasivo-defensivas del animal. Cuando
presenciamos estos experimentos, llegamos infaliblemen-
te a Ja conclusión correcta, por lo menos en muchas oca-
siones, de que lo que los psicólogos denominan miedo, co-
bardía, temor, tiene como substrato fisiológico una inhi-
bición de los grandes hemisferios y representa distintos
grados del reflejo pasivo-defensor. Resulta así plenamente
justificado considerar el delirio de persecución y las fo-
bias, como síntomas inhibitorios naturales de un sistema
nervioso patológicamente debilitado.
Hay formas de miedo y cobardía, como la huida psí-
quica y posturas serviles especiales, que parecen contra-
decir la conclusión anterior respecto a que en el fondo se
174 IvÁN PETROVICH PAVLOV

trata de un proceso de inhibición. Debemos admitir que


son reflejos incondicionados que parten de los centros si-
tuados directamente por debajo de los grandes hemisfe-
rios y que entran en actividad, precisamente, al produ-
cirse la inhibición de éstos, como se demuestra por la des-
aparición de los reflejos condicionados durante este pro-
ceso.
Diremos algunas palabras relacionadas con nuestros
experimentos descritos al final de la conferencia anterior.
Si llegan a ser plenamente confirmados mediante repeti-
ciones y variantes, tal vez viertan algo de luz sobre los
oscuros fenómenos de nuestro mundo subjetivo, que ata-
ñen a las relaciones entre lo consciente y lo inconsciente.
Estos experimentos demostrarían que un proceso cortical
tan importante como la síntesis, puede tener lugar tam-
bién en las partes de los hemisferios, que se encuentran
en cierto grado de inhibición bajo la influencia de un es-
tímulo fuerte predominante en ese momento en la cor-
teza. Aunque este acto no se haga consciente en ese mo-
mento, sucedió y, en condiciones favorables, puede re-
velarse en la conciencia como un hecho y presentarse co-
mo surgido sin saberse cómo.
Repito, como conclusión de todas estas lecciones, que
considero nuestros experimentos y los análogos de otros
investigadores, como primeros ensayos —que según mi
profunda convicción se justifican plenamente—, encami-
nados al exclusivo análisis fisiológico de la función ner-
viosa superior. Hemos logrado el derecho' indiscutible de
decir que la investigación de un tema tan complejo se
encauzó, en esta forma, por el camino justo y que le aguar-
da un éxito completo, aunque no cercano. En lo que a
nosotros atañe, podemos adelantar que tenemos plantea-
dos muchos más problemas que los presentados hasta aho-
ra. Anteriormente, simplificábamos y esquematizábamos
artificialmente, por obligación, el tema. En la actualidad,
en cambio, con cierto conocimiento de sus bases gene-
rales, nos abruma una multitud de detalles que exigen
su aclaración inmediata.
Concepción fisiológica de los tipos de sistema
nervioso, llamados también temperamentos *^'

En la presente sesión, dedicada a la memoria del gran


médico ruso Nicolai Ivanovich Pirogov, se me ha honrado
al permitírseme presentar, como testimonio de admiración
a su vida, talento y méritos científicos, esta comunicación
sobre los trabajos experimentales que he realizado junto
con mis colaboradores. Trabajos que si bien no son de
carácter específicamente quirúrgico, sí lo son desde un
punto de vista médico-fisiológico.
El temperamento es una parte esencial de la consti-
tución del individuo y como ésta atrae en grado sumo
la atención del mundo médico, mi comunicación en esta
Sociedad resulta justificada.
El estudio fisiológico sobre los temperamentos es el
fruto de la investigación de la función nerviosa superior,
llevada a cabo según el nuevo método. Como este estudio
no se ha generalizado aún, no ha penetrado en los ma-
nuales de fisiología de donde extraemos los conocimien-
tos básicos sobre el organismo animal; para ser compren-
dido estoy obligado, quiéralo o no, a referirme a algunas
proposiciones generales al respecto y sólo después pasar
al tema específico de mi comunicación.
La característica más general del ser vivo consiste
en que responde con una función específica determinada,
no sólo a los estímulos externos, con los cuales está li-
gado desde su nacimiento, sino también a muchos otros

(1) Comunicación pronunciada en la sesión solemne de la


Sociedad de Cirugía Rusa Pirogov, dedicada a la memoria de
N. I. Pirogov. - G de diciembre de 1927.
176 IVAN PKTROVICH PAVLOV

con los que se relaciona durante su existencia individual;


dicho con otras palabras, el ser viviente posee la capaci-
dad de adaptarse.
Para mayor claridad del tema, me ocuparé directa-
mente de los animales superiores. Como es sabido, a las
reacciones específicas de éstos las denominamos reflejos.
Gracias a ellos, se establece de continuo una relación de-
terminada, adecuada, entre el organismo y el medio ex-
terior; correspondencia indispensable, pues sin ella la vi-
da sería imposible. Existen dos clases de refleps: refle-
jos constantes o estímulos determinados, presentes en to-
do animal desde el día de su nacimiento y reflejos tem-
porales, variables, ante los distintos estímulos que encuen-
tran en el transcurso de su vida. En lo que respecta a
ios animales superiores, el perro, por ejemplo, sobre el
que se realizan todas nuestras investigaciones, estas doj
clases de reflejos coinciden con distintas secciones del sis-
tema nervioso central. Los reflejos permanentes, aquellos
a los cuales siempre se llamó reflejos, están vinculados
con todas las partes del sistema nervioso central, incluso
con los hemisferios; pero éstos constituyen el órgano de
las ligazones temporales, de las relaciones transitorias del
animal con el mundo circundante, de los reflejos tem-
porales.
Sabemos que hasta fines del siglo pasado, esas rela-
ciones, esas ligazones temporales del organismo humano,
no eran consideradas como fisiológicas y para denominar-
las hablaban de "relaciones psíquicas". Los trabajos pre-
sentes muestran que no hay ningún fundamento para ex-
cluirlas del dominio de las investigaciones fisiológicas.
Pasaré ahora, de estas consideraciones generales, a des-
cribir una serie de fenómenos determinados. Tomemos
condiciones, influencias nocivas, de las que el animal, na-
turalmente, se aparta de inmediato; por ejemplo, el fue-
go, que lo quema si el animal cae en su esfera de acción
o si entra en contacto con él. Éste es, por supuesto, un
reflejo innato habitual, que corresponde a las zonas in-
feriores del sistema nervioso central. Pero si el perro se
previene a distancia del color rojo y de la imagen del fue-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 177

go, se trata, entonces, de una reacción formada en el trans-


curso de su vida; será una ligazón temporaria, un reflejo
temporal adquirido, que puede encontrarse en unos y fal-
tar por completo en aquellos que no llegaron a estar en
contacto con dicho elemento. Analizaremos otra región de
estímulos: el reflejo alimenticio, es decir, el acto de to-
m.ar la comida. Éste es, ante todo, un reflejo constante.
Tanto una criatura como un animal recién nacidos, eje-
cutan de inmediato movimientos definidos tendientes a ali-
mentarse. Cuando el animal corre hacia la comida desde
lejos, atraído por alguna característica especial —su as-
pecto o el ruido que produce algún animalito que le sirve
de alimento—, se trata también de un reflejo alimenticio,
pero formado durante la vida, con participación de los
grandes hemisferios. Éste es el reflejo temporal, que podría
denominarse comúnmente reflejo señalador. En este caso,
el estímulo indica el objeto verdadero, real, de un reflejo
simple, congénito.
En la actualidad, se ha avanzado mucho en la investi-
gación de estos reflejos. He aquí un ejemplo que en todo
momento tenemos presente. Al alcanzar o mostrarle el ali-
mento a un perro, se le crea una reacción: el animal se
precipita hacia él, lo toma con la boca, secreta saliva, etc.
Podemos provocar la misma reacción, motora y secretoria,
sustituyendo este alimento por cualquier estímulo casual,
pero es necesario asociarlo previamente, en el tiempo, con
la comida. Si hacen sonar un timbre o silban, si levan-
tan la mano, rascan al perro o tienen para con él cual-
quier otro gesto y luego, de inmediato, le alcanzan la co-
mida, y repiten esto varias veces, entonces todos los es-
tímulos mencionados provocarán la misma reacción ali-
menticia: el perro tenderá hacia ella, se relamerá, h a b r á
secreción salival, etc., el mismo reflejo que cuando se
le mostró la comida. Es comprensible que le resulte muy
importante, por la índole de su vida, estar ligado fisio-
lógicamente de una manera tan mediata y múltiple con
condiciones favorables, que le son necesarias para su exis-
tencia o con condiciones nocivas, que la amenazan. Si cual-
quier peligro lejano es, por ejemplo, señalado por un rui-
178 IvÁN PETROVICII PAVLOV

do, el animal tendrá tiempo de tomar medidas contra él,


etc. Es claro que la adaptación superior de los animales, el
elevado equilibrio con el medio exterior, está ligado por
ítierza con esta clase de reflejos temporales. A^estos dos
géneros de reflejos, los denominamos mediante adjetivos
especiales: reflejos incondicionados, a los congénitos, cons-
tantes, y reflejos condicionado?, a los que se unen, en el
curso de la vida, con los innatos.
P a r a comprender la fisiología habitual de nuestro m.ag-
nífico sistema conductor, que vincula al organismo con el
infinito mundo circundante, imaginemos un circuito eléc-
trico —teléfono—, al que conectamos y desconectarnos vn-
rias veces por día; concepto técnico sin el cual hubiera si-
do improbable alcanzar nuestro cometido. El pensamiento
teórico no ha encontrado qué objetar contra lo dicho, lo
que, además, puede com.probarse fisiológicamente. El re-
flejo condicionado, en determinadas circunstancias, so for-
ma y existe con legitimidad como cualquier otro fenómeno
nervioso.
Se conoce aún otro hecho en conexión con los reflejos
condicionados. Supongamos, por ejemplo, que el tono de
1000 vibraciones por segundo ha sido transformado en es-
tímulo condicionado aliraentjcio, mediante el procedimien-
to usual: aplicación simultánea del tono y del alimento.
Éste es un reflejo en el que el estímulo condicionado pro-
voca en la corteza un proceso de excitación, lui reflejo ali-
menticio positivo.
A reflejos del tipo descrito, los denominamos reflejos
condicionados positivos. Pero junto con éstos, existen tam-
bién reflejo.';! negativos, que no provocan en el sistema ner-
vioso central un proceso de excitación, sino de inhibición.
Si despu.és de formarse el reflejo recién mencionado, al
tono de 1000 vibraciones por segundo, ensayo oíros tonos
próximos a éste, con tina diferencia de 10 a 15 oscilacio-
nes en más o en nienos, éstos también actuarán, pero en
forma tanto menor cuanto más alejados estén del tono con
el cual se elaboró el reflejo. Si ahora se procede en tal for-
Tda que el tono inicial sea acompañado siempre con co-
mida, como antes, y en cambio los tonos que comenzaron
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 179

a actuar de por sí sean aplicados solos, se conseguirá que


estos últimos pierdan gradual y completamente su efecto
alimenticio condicionado.
¿Se habrán hecho indiferentes? No. En lugar de una
acción positiva, han adquirido una negativa. Provocan en
el sistema nervioso central un proceso inhibitorio. La
prueba es muy sencilla. Se ensaya con el tono de 1000
vibraciones por segundo que produce, como siempre, el
reflejo positivo, la acción alimenticia y luego se aplica
uno de los tonos que perdieron su efecto. Hecho esto, la
aplicación inmediata del tono de 1000 vibraciones por se-
gundo pierde también, transitoriamente, su efecto. En con-
secuencia, el tono próximo produjo una inhibición del sis-
tema nervioso central y se requirió cierto tiempo para que
ésta desapareciera. Vemos así, cómo con agentes tempora-
les se puede provocar en el sistema nervioso central pro-
cesos de excitación e inhibición. Se comprende, por su-
puesto, que lo' dicho reviste enorme importancia en la vida
de los animales y en la del hombre, ya que en circuns-
tancias definidas y en momentos determinados de nues-
tras vidas, debemos manifestar una cierta actividad y en
otros, inhibirla.
En lo expresado se basa la orientación vital superior.
De este modo, la vida normal del hombre y de los ani-
males surge del equilibrio constante y adecuado entre ep-
tos dos procesos. Debemos compenetrarnos de que ambos
poseen una misma y esencial importancia en la actividad
nerviosa. Considero que con lo dicho podemos dar tér-
rnúno a la explicación previa y abordar el tema funda-
mental.
Durante la elaboración, en perros, de reflejos condi-
cionados, sean positivos o negativos, observamos una gran
diferencia en la rapidez de su obtención, en su solidez y
en el grado en que llegan a ser absolutos. En algunos, re-
sulta fácil conseguir reflejos positivos muy estables en
condiciones variadas; en cambio, es muy difícil elaborar
en ellos reflejos de inhibición. En otros, no se los puede
elaborar con toda exactitud, pues estos animales encierran
siempre algún elemento de acción positiva. En el extremo
180 IvÁN PETROVICH PAVLOV

opuesto, encontramos perros en los que se elaboran con


gran dificultad reflejos condicionados positivos, que resul-
tan inestables en grado sumo y se inhiben al menor cam-
bio del ambiente, es decir, pierden su efecto positivo; por
el contrario, los reflejos inhibitorios se elaboran con rapi-
dez, manteniéndose de un modo notable.
Entre estos dos extremos, encontramos pci'ros con
características intermedias, con un tipo central de sistema
nervioso: son aquellos en los que se obtienen fácilmionte
reflejos inhibitorios y positivos, y en los que ambas cla-
ses de reflejos son firmes y exactos. En consecuencia, de
lo dicho se desprende que podemos considerar la totali-
dad de los perros dividida en tres grupos principales: ex-
citables, inhibidos •—grupos extremos—, y uno central en
el que están equilibrados los dos procesos. Puesto que los
reflejos condicignados corresponden a los grandes hemis-
ferios, los tres grupos señalados equivaldrían a tres formas
del temperamento y, por lo tanto, de la actividad de los
grandes hemisferios.
Tenemos pruebas aún más convincentes de la existen-
cia de estos tres tipos de sistema nervioso.
Si provocamos el tan difícil encuentro entre los pro-
cesos de excitación e inhibición, observamos un compoi--
tamiento totalmente distinto de los tres tinos de sistema
nervioso. Describiré con más detalle el método que siem-
pre aplicamos y que representa, por así decir, la prueb-^
máxima de la capacidad de adaptación o de la fuerza del
sistema nervioso. Colocamos sobre la piel un dispositivo
mecánico, con el aue podremos excitarla cada segundo, con
un determinado ritmo, por ejemplo, convirtiéndose en es-
tímulo condicionado. Es posible diferenciar a este excita-
dor, es decir, obligar al sistema nervioso a reaccionar en
forma diferente ante excitaciones de otras frecuencias. Su-
pongamos que aplicamos, además de las treinta excitacio-
nes nor minuto, como antes, quince excitaciones en el mis-
mo lapso y que se pudiera conseguir que al aplicar trein-
ta el perro manifestara reacción alimenticia positiva y al
aplicar quince, det'uviera dicha reacción. Por supuesto, lo-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 181

gramos esto acompañando a las treinta excitaciones con


comida y suprimiendo ésta en las quince excitaciones.
De esta manera, dos estímulos que se diferencian po-
co originan en el sistema nervioso dos procesos opuestos.
He aquí, que si provocamos una sucesión inmediata de am-
bos procesos, haciéndolos chocar uno con otro, obtendre-
mos un resultado muy interesante. Supongamos que se
comienza con quince excitaciones por minuto y el perro
no revela acción alimenticia. Si reemplazamos en seguida
el número de quince excitaciones por el de treinta, será
ésta, precisamente, la prueba a que sometemos al sistema
nervioso y que diferenciará en forma evidente los tres ti-
pos señalados. Si aplicamos el método, por ejemplo, en
un perro de tipo excitable, en el que predomina el proceso
excitatorio sobre una inhibición débil, sucederá que de
inmediato o luego de repetirse varias veces el procedi-
miento, el animal enferma. En él queda sólo el proceso
de excitación y el inhibitorio se pierde casi por completo.
Llamamos a este estado, neurast^nia'^^K Esta enfermedad"
puede durar meses en el perro¿.. Si aplicamos el método
descrito en animales del tipo opuesto, contrariamente a
lo sucedido, se debilitará en ellos el proceso excitatorio,
predominando la i n h i b i c i ó n j A estos perros los designa-
mos histéricos. \En ambos casos ha desaparecido la corre-
lación normal entre los dos procesos, lo que denominamos
7'oíiira. Es evidente que tenemos ante nosotros dos neu-
rosis, dos verdaderas neurosis, una con predominio de la
excitación, otra con predominio del proceso inhibitorio. Es
preciso curar a los perros, pues son enfermedades serias
que duran meses. El tratamiento que seguimos principal-
mente, consiste en el cese de todo experimento con él, pe-
ro en ocasiones recurrimos a otros medios. En el caso de
enfermedades del tipo inhibido, no hemos hallado otro re-

(1) Estos conceptos fueron modificados posteriormente,


designando a la neurosis del perro de tipo excitado, hiperestenia
y reservando la denominación de neurastenia para la del perro
de tipo inhibido; modificándose también el empleo del término
histeria. Ver capítulo "Neurosis Experimental". (N. de los T.).
182 IvÁN PETROVICH PAVLOV

curso que dejar al perro libre, sin someterlo a experi-


mento alguno, a veces hasta por medio año o más. En las
otras neurosis, dieron buenos resultados el bromo y las
sales de calcio. El animal enfermo se curó en una semana
o semana y niedia.
Sin lugar a dudas, se trata de perros m.uy distintos,
que enferman en diferente forma por la acción de un mis-
mo agente patógeno.
l u n t a . a los tipos extremos, se encuentra el interme-
dio, sobre el que no ejerce ninguna influencia este mis-
mo procedimiento: los animales pertenecientes a este ti-
po no se enferman. Resulta por demás claro que existen
tres tipos de sistema nervioso: el central equilibrado y
dos extremos, el excitado y el inhibido. Podemos decir que
los dos tipos extremos trabajan preferentemente con una
mitad del sistem.a nervioso y cabría denominarlos tipos
escindidos. Entre ellos se ubica el central, tipo íntegro, en
el que ambos procesos actúan en forma constante y uni-
forme.
Destacamos, por su interés, que el tipo central se pre-
senta con dos modalidades muy diferentes por su exte-
riorización, diferencia que resulta insignificante en lo que
se refiere a nuestro criterio fundamental.
En una de ellas el equilibrio entre los procesos ner-
viosos opuestos se logra con suma facilidad y en la otra,
en cambio, es algo más complicado, sin que se llegue en
ningún caso a un estado patológico.
Si analizamos ahora la conducta exterior general do
nuestros perros, observamos que el tipo excitado es. con
frecuencia, en su máxima manifestación, u n animal de
carácter agresivo. Por ejem.plo, si el dueño, a quien co-
noce muy bien y a quien obedece plenamente, se conduce
con él en forma violenta, le pega, puede llegar a morder-
lo, pues no se contiene. La inhibición extrema se caracte-
riza porque basta gritarle, levantarle la mano, para que
el animal "esconda el rabo entre las patas" e incluso se
orine. Es lo que se llama, un animal cobarde. En el tipo
central, se distinguen dos variedades de perros: los quie-
tos, tranquilos, que parecen ignorar por completo cuanto
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 183

ocurre a su alrededor —^los llamados habitualmente, ^ -


lidos—, y los vigilantes, muy animados y movedizos, que
todo lo miran y olfatean. Pero éstos poseen, en grado su-
mo, la siguiente particularidad: son animales m u y pro-
pensos a dormirse. No bien entran en contacto con el am.-
biente del laboratorio y se los deja solos en él, sobre el
banco, en un medio prácticamente invariable, se amodo-
rran y duermen. Es ésta una admirable combinación de mo-
vilidad y somnolencia.
El conjunto de nuestros animales se divide, pues, en
cuatro grupos definidos: dos extremos, de animales exci-
tados o inhibidos y dos interm.edios, de animales equili-
brados pero, no obstante, con características distintas: unos
muy tranquilos y otros extraordinariamente vivaces. De-
bemos aceptar esto como un hecho exacto.
¿Podría transportarse lo dicho al hombre? ¿Por qué
no? Pienso que el hombre no debe considerarse ofendido
por compartir con el perro los m.ismos caracteres básicos
del sistema nervioso. Poseernos ya un criterio biológico
suficientemente formado, como para no sentirnos moles-
tos por tal comparación. Con todo derecho podemos re-
ferir al hombre los tipos de sistema nervioso estableci-
dos en el perro •—y con tanta exactitud caracterizados—.
Estos tipos constituyen lo que en el hombre denominamos
temperamentos. JEl temperam^ento es la característica más
general de cada individuo en particular; es la caracterís-
tica básica de su sistema nervioso, que pone su sello so-
bre toda la actividad de cada individuo.
En el problema de los temperamentos lo que más se
acerca a la verdad, según parece, es el empirism^o pan-hxi-
mano, relacionado con Hipócrates, el genial observador del
hombre en primer término. Es la antigua clasificación de
los temperamentos en: colérico, mMancólico, sanguíneo y
flemático.
En verdad, esta clasificación se ha rehecho ahora de un
modo extraordinario. Hay quien acepta la existencia de
sólo dos tipos íemperameníaíes, quien establece tres, quien
seis, etc. Sin embargo, en el curso de dos milenios, la ma-
yoría se ha inclinado con preferencia a reconocer cuatro
184 IvÁN PETROVICH PAVLOV

tipos. Podemos pensar que este antiguo punto de vista


es el que más se aproxima a la realidad del problema. Para
dar una idea de hasta dónde se confunden a este res-
pecto algunos de los autores más recientes, servirá el ejem-
plo de un psiquiatra ruso. Éste reconoció seis temperamen-
tos: tres normales y tres patológicos. Los normales com-
prendían el alegre, el sereno y el flemático y los pato-
lógicos, el colérico, el sanguíneo y el melancólico. Es ex-
traño que el temperamento sanguíneo, por ejemplo, fue-
se incluido en el grupo de los patológicos, sólo sobre la
base de que todos los sanguíneos sean frivolos, como si
la frivolidad constituyera una manifestación patológica.
Si nos mantenemos en la antigua clasificación de los
cuatro temperamentos, haremos resaltar la concordancia
entre ésta y los resultados de nuestras experiencias en pe-
rros.. El colérico equivale a nuestro tipo excitable y el
melancólico, al inhibido. Los temperamentos jlemático y
sanguíneo, corresponden a las dos formas del tipo central
y el melancólico, sin lugar a dudas, al tipo de sistema ner-
vioso inhibido. Para el melancólico^, toda manifestación
vital se transforma en factor de inhiÍ3Íción, pues no cree
ni confía en nada; ve y espera el peligro, lo malo, en
todo. Elf coíenco^en cambio, es a todas luces combativo,
impetuoso; se excita con facilidad y rapidez. Entre am-
bos, exactamente en el medio, se encuentran los tempera-
mentos flemático y sanguíneo, temperamentos equilibra-
dos y, por lo tanto, sanos; tipos nerviosos estables y ver-
daderamente vitales, aunque sus representantes sean di-
ferentes^e-iucluso opuestos en sus exteriorizaciones.
El iEleHiá.ticc| es sosegado, inalterable, trabajador, obs-
tinado y tenaz en la vida. El sanguíneo es ardiente, tra-
bajador muy activo, pero sóío cuando tiene tarea en abun-
dancia y de su interés, es decir, frente a constantes excita-
ciones. Sin ellas, se torna aburrido, apático, como nues-
tros perros de tipo sanguíneo —como los denominamos
habitualmente—, que son vivaces y activos en grado su-
mo cuando el medio los excita y si esto falta, se amodo-
rran y duermen.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 185

Nos hemos permitido hacer suposiciones y pensar al-


go más avanzado con respecto a la clínica de las enfer-
medades nerviosas y mentales, aunque nuestro conoci-
miento sobre ellas no supere al de los manuales corrientes
Nos parecía también probable que la mayoría de los in-
dividuos que concurren a las clínicas especializadas fue-
sen tipos o temperamentos especialmente extremos, ines-
tables. Los representantes de las dos formas de tipo in-
termedio permanecen más o menos incólumes en medio
de la agitación y tormento de la vida.'^Se pensó también
que en el hombre ora justo vincular la neurastenia con
el tipo excitable o colérico, como forma patológica corrien-
te; la histeria, con los melancólicos inhibidos, como forma
inhibitoria predominante, como enfermedad de inhibición.
Luego, cuando estas enfermedades se presentan con el cua-
dro de las llamadas formas psíquicas, ¿no se podría pen-
sar, acaso, que los dos grupos de las^ j)SÍcosis consütucia-.
nales endógenas, la7l5STcosis~circuÍar V la/esquizofrenia,
representan por su mecanismo fisiológico el grado extremo"^
de las mismas? __"
Eljneur asténico I puede desarrollar una labor extraor-
dinaria, un enorme trabajo vital, como lo demuestra el he-
cho de que muchos hayan descollado en distintas activida-
des. Pero con períodos de^ trabajo intenso, alternan infali-
blemente períodos de profunda impotencia.
¿En qué consiste la psicosis circular? En lo mismo.
El individuo se halla excitado fuera de los límites de la
normalidad hasta caer en el furor o se hunde en una pro-
funda depresión, en u n estado melancólico.
Por otra parte, los perros Histéricos |ie nuestro la-
boratorio tienen, sin lugar a dudas, células corticales m u y
débiles que pasan fácilmente a distintos grados de un es-
tado crónico de inhibición. También, el rasgo básico ge-
neral de la histeria humana es, con certeza, la debilidad
cortical. La simulación de la dolencia, la sugestión y la
emotividad —extraigo estas características psíquicas de la
histeria, del ensayo La histeria y su patogenia, del profe-
sor L. V. Blumenau— son todas manifestaciones claras de
la enfermedad. Un hombre sano no se ocultará tras la en-
186 IvÁN PETROVICH PAVLOV
fermedad, ni tenderá a provocar indulgencia, considera-
ción o interés, hacia sí como enfermo, es decir, como ser
débil. La sugestión está basada, por supuesto, en el pasaje
fácil de las células corticales al estado inhibitorio. La emo-
tividad es el predominio, la violencia de los reflejos in-
condicionados más complejos —agresivos, pasivo-defensor
y otros, que son funciones de centros sub-corticales—, bajo
un control debilitado de la corteza.
Hay suficientes bases para considerar a la esquizofre-
nia también como una debilidad cortical extrema, como
el grado máximo de histeria. El mecanismo esencial de
la sugestión es la disgregación del trabajo normal, más o
menos unido, de toda la corteza. Por eso es invencibíe una
sügesfión determinada, porque tiene lugar sin que se ha-
llen presentes las influencias habituales provenientes de las
restantes zonas de la corteza. Siendo esto así, la esquizofre-
nia sería la manifestación más avanzada de este mecanis-
mo. Imaginemos una debilidad general extrema de la cor-
teza, por así decir, su fragilidad anormal, patológica. En
la mism.a forma que el em.pleo de dificultades funciona-
les podría producir en nuestros perros inhibidos histéricos,
lesiones en puntos y focos aislados de la corteza, así tam-
bién en los esquizofrénicos, bajo el influjo de impresiones
vitales nías o menos intensas y probablemente sobre el
terreno de enfermedades orgánicas, aparecen en forma per-
manente y gradual puntos y focos débiles; tiene lugar una
desintegración cada vez mayor de la corteza, una descom-
posición de su labor normal unida.
Después de todo lo dicho, me parece que apenas es
posible discutir que en el problema milenario de los tem-
peramentos, es al laboratorio al que corresponde la últi-
ma palabra, por el carácter elemental y la sencillez rela-
tiva de sus objetos de experimentación.
Algunos problemas de la fisiología de
los grandes hemisferios'"

Nuestro último capítulo tratará el estudio de los tipos


de sistema nervioso. El material experimental que hemos
recogido en las experiencias con perros, los que constitu-
yen todo el campo de nuestra experimentación, es tan
amplio, que podemos hablar, con derecho, de los tipos
principales de sistema nervioso. En nuestros animales se
destaca con toda nitidez, la diferencia en cuanto a la for-
mación y el carácter de los estímulos condicionados posi-
tivos e inhibitorios. En un grupo de perros se forman con
suma facilidad reflejos condicionados positivos, los que al-
canzan muy pronto su máxima intensidad y se mantie-
nen tenazmente a pesar de las distintas influencias inhi-
bitorias, es decir, pese a la intervención de reflejos extra-
ños. En estos perros son duraderos los reflejos condicio-
nados positivos, fuertes o débiles, aun cuando se trate de
disminuirlos mediante la repetición frecuente y continua,
lo que habitualmente provoca el descenso de los reflejos.
Pero en estos animales todos los reflejos inhibitorios se
dan con gran dificultad. Los perros se resisten en forma
increíble, luchan contra ellos. Es preciso demorar mucho

(1) Conferencia llamada de Croon, leída el 10 de mayo de


1928 en la Sociedad Real de Londres. Todos los años se invita
a especialistas en distintas; ramas de las ciencias naturales, de
todo el mundo, para leer una conferencia en dicha Sociedad, con
opción al premio in.stituido por Croon.
188 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tiempo para obtener su plena elaboración, siempre que és-
ta sea posible en ellos. En algunos, no se logran reflejos
inhibitorios completos, por ejemplo, diferenciaciones abso-
lutas. En otros, éstas pueden ser obtenidas pero no se las
puede repetir en el curso de un mismo experimento, ni
a diario, aunque se las emplee una sola vez en cada ex-
perimento, pues de lo contrario los reflejos se tornan nue-
vamente incompletos. Además de esto, se desinhiben fá-
cilmente por la acción de estímulos accesorios. En el ex-
tremo opuesto se encuentra el tipo en el cual los reflejos
condicionados positivos se forman, en nuestro medio, muy
despacio, alcanzan lentamente su máxima magnitud y es-
tán expuestos a disminuir y a desaparecer por largos pe-
ríodos frente a estímulos secundarios y nuevos, comple-
tamente insignificantes. También la repetición frecuente
de estímulos positivos hace que disminuyan y desaparez-
can con rapidez. En cambio, los reflejos inhibitorios se
obtienen con extraordinaria prontitud y se mantienen per-
fectamente. Para este tipo es exacta la denominación de
tipo inhibido. En lo que se refiere a las células cortica-
les de estos dos grupos de perros, se puede decir que en
el tipo excitado las células son fuertes, ricamente provis-
tas de sustancia excitable y en el inhibido son débiles y
con escaso contenido de dicha sustancia. En concordan-
cia con esto, la fuerza habitual de los estímulos es ya,
para las células débiles, supramaximal y lleva rápidamen-
te al estado inhibitorio.
Entre estos dos tipos se encuentra el central. En él
se dan. con facilidad reflejos positivos e inhibitorios y una
vez formados se mantienen con firmeza. Ya que la acti-
vidad nerviosa normal implica el balanceo continuo de
los dos procesos nerviosos opuestos y en el último tipo es-
te balanceo se realiza dentro de cierto equilibrio, corres-
ponde, pues, que se lo denomine equilibrado. Hasta el
presente hemos introducido algunas variaciones en los ex-
perimentos, es decir, hemos aplicado diversos criterios pa-
ra comparar los distintos animales en cuanto a su activi-
dad refleja condicionada y la citada división en gi-upos
se ha justificado en todos los casos. Es indudable que exis-
Los REFLÍ:JOS CONDICIONADOS 189

ten también algunas gradaciones entre estos tipos funda-


mentales. Esta clasificación se confirma, además, porque
en caso de situaciones nerviosas difíciles, de estímulos de-
masiado fuertes o de complicados choques entre los pro-
cesos nerviosos opuestos, en los que algunos animales su-
fren una desviación duradera del estado habitual de su
pjstema nervioso —verdaderas neurosis—, los tipos des-
critos se distinguen entre sí con más diferencias aún. .Al
mismo tiempo que el tipo equilibrado supera siempre con
mayor o menor rapidez y sin secuelas estos problemas
difíciles, los tipos extremos enferman de su sistema ner-
vioso en forma diversa: ¿Liipa excitado.J)ierde casi por
completo la cítpacidad de inhibirse y llega a un estado per-
manente de suma excitación, tanto en nuestro ambiente,
como en general; en el inhibido, por el contrario, desapa-
recen casi por completo los reflejos condicionados positi-
vos y en tales circunstancias se origina un estado hip-
nótico con sus diversas fases. En este caso, para volver
ambos tipos a su estado normal, es preciso someterlos a
tratamientos: a un descanso prolongado con interrupción
de los experimentos, a la acción de medicamentos o a
ambas cosas a la vez. Es interesante que el tipo equili-
brado, según nuestro criterio, se presenta en dos formas
muy distintas por su aspecto exterior. Unos son animales
constantemente tranquilos y en sumo grado, con una in-
diferencia algo extraña por todo lo que ocurre a su alre-
dedor, pero que están siempre animados y otros son muy
movedizos en el ambiente habitual, vivaces y se interesan
infatigablemente por todo lo que los rodea, pero en un
ambiente monótono —por ejemplo, si se los deja solos en
la pieza de experimentación—-, caen con rapidez sorpren-
dente en estado de somnolencia. Aunque estos perros, así
como los tranquilos, resuelven sus tareas nerviosas difí-
ciles sin enfermarse, ello no deja de causarles algún es-
fuerzo.
Es evidente que nuestro concepto de tipos de sistema
nervioso coincide con el que se denomina habitualmente
con la palabra "temperamento".
190 IvÁN pETROvicH PAVLOV

El temperamento es la característica más general d'^


cada individuo en particular, así como la característica
fundamental del sistema nervioso es lo que da en cada
animal una determinada fisonomía a toda su actividad
Siendo esto así no puede negarse que nuestros tipos co-
rresponderían muy bien a la antigua clasificación de los
temperamentos. Los temperamentos colérico y melancó-
lico serían nuestros tipos extremos: excitado e inhibido
respectivamente; el flemático y el sanguíneo coincidirían
con las dos formas del tipo central equilibrado. Consi-
dero que nuestra clasificación de los temperamentos, ba-
sada en las propiedades más generales del sistema ner-
vioso central, en la característica y las relaciones de los dos
aspectos de la actividad nerviosa, excitación e inhibición,
puede ser considerada la más simple y fundamental. A lo
expuesto se podría agregar aún lo siguiente: debemos.ad-
mitir jjue el temperamento está determinado principal-
mente por las propiedades de los grandes hemisferior;,
püesfo"qúe en nuestros .experim-enioa. con reflejos condi-
cionados interesan sólo las células corticales. Que en el
caso dado", éT"fo"ndó'"del^ asunto no reside en los reflejos
incondicionados especiales y muy com^plejos, habitualmep-
te denominados instintos o tendencias, se revela aunque
sólo fuera por el hecho de que el reflejo alimenticio os, a
veces, muy intenso en un animal extraordinariamente in-
hibido. La idea de la significación predominante de las
propiedades de la corteza en relación con los tempera-
mentos debe ser admitida también en lo que concierne al
hombre^Considerando que los centros subcortical es más
cercanos a los hemisferios son centros de reflejos incon-
dicionados especiales muy complejos —alimenticio, de-
fensivo activo y pasivo y otros—, y que su actividad cons-
tituye la base fisiológica de las emociones elementales,
el conjunto de los fenómenos vitales será entonces deter-
minado por el carácter de la corteza de los hemisferios
que envía hacia los centros inferiores en forma predomi-
nante, ya sea excitaciones o inhibiciones o unas y otras
debidamente equilibradasTj
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 191

Concluyendo el comunicado sobre nuestro nuevo ma-


terial de hechos y sobre una serie de nuevos problemas de
la fisiología de los grandes hemisferios y del cerebro en
general, quisiera formular dos conclusiones generales: una
puramente fisiológica y la otra aplicada de amplia y vital
importancia.
Si todo el sistema nervioso central se divide sólo en
dos partes, aferente y eferente, opino que la corteza de
los hemisferios representa la sección aferente aislada. En
ella se realizan exclusivamente el análisis y la síntesis
superiores de los estímulos aportados y de allí las com-
binaciones ya concluidas, de excitaciones e inhibiciones,
se dirigen a la sección eferente. Dicho en otra forma, sólo
la sección aferente es activa, por así decir, creadora y la
eferente es sólo pasiva, ejecutiva. Ante la íntima pro-
ximidad de las secciones aferente y eferente en la ir.édu-
la espinal, -el fisiólogo que las estudia se encuentra per-
manentemente bajo la impresión del trabajo combinado
de ambas .secciones y considero que pierde por ello la
posibilidad de establecer la característica completa, espe-
cial en muchos aspectos, de la parte aferente. Por ejemplo,
el curso continuamente unilateral de im acto reflejo ín-
tegro y los experimentos especiales sobre él, refuerzan en
forma extraordinaria la idea de la reali-zación siempre uni-
lateral del proceso nervioso. ¿Pero es aplicable esta idea
a la región puramente aferente? En la corteza cercbr.il se
observa el movimiento ininterrumpido de los procesos de
excitación e inhibición, tanto en una dirección como en
la opuesta. ¿Córneo interpretar esto? ¿Existe efectivamen-
te una conducción bilateral por las mismas vías o es pre-
ciso, si se cumple el principio de la conducción unilateral
en el organismo, admitir ia existencia de estructuras es-
peciales muy complejas?
En cuanto a la deducción aplicada, ha surgido de la
impresión persistente de nuestro trabajo en el curso de
los muchos años dedicados a él. Todos nuestros experi-
mentos, ahora numerosos, sobre la actividad de los grandes
hemisferios, sorprenden por lo plástico de esta actividad.
Muchos problemas nerviosos que en un principio pueden
192 I VAN PETROVICH PAVLOV

parecer totalmente irrealizables para ciertos grandes he-


misferios, llegan a resolverse finalmente en forma gradual
y con cuidado, satisfactoriamente. Además, ¡hasta qué
punto es preciso contar con el tipo de sistema nervioso
de cada animal para la resolución de las distintas tareas!
Apenas podrá considerarse como una ligereza de mi par-
te, la esperanza de que los experimentos sobre la acti-
vidad nerviosa superior darán no pocas directivas para
la educación y la autocrítica de los hombres. Puedo afir-
mar que al analizar estos experimentos, he aclarado con
éxito situaciones mías y de otros hombres.
Excursión de prueba de un fisiólogo en
el dominio de la psiquiatría '^'

En los últimos treinta años, me he dedicado junto


con mis numerosos colaboradores al estudio de la función
de las regiones superiores del cerebro, especialmente de
los hemisferios; estudio que se llevó y se lleva a cabo se-
gún un método estrictamente objetivo, método de los lla-
mados reflejos condicionados. Hemos recogido hasta el
presente un material muy importante que se relaciona no
sólo con la función normal de las regiones mencionadas,
sino también, en cierta medida, con su patología y te-
rapéutica. Hemos logrado ya indudables neurosis experi-
mentales en nuestros perros de experimentación, con su
terapéutica, y se nos presenta como posible provocar en
ellos estados análogos a aquellos que en el hombre se de-
nominan psicosis. Éste fue para mí un motivo para pro-
fundizar mis conocimientos sobre psiquiatría, que no había
vuelto a tratar desde mis épocas de estudiante de medi-
cina y de los que puedo decir que casi no quedaba nin-
gún rastro. Gracias a la amabilidad de mis colegas médi-
cos, en especial el profesor P. A. Ostankov y el doctor I.
P. Narbutovich, ahora desfilan sistemáticamente ante mí
distintas formas de perturbaciones mentales. Primero co-
mencé a observar y estudiar la esquizofrenia. Aquí mi
atención se detuvo, entre otros síntomas, en la apatía, es-
tupor, inmovilidad y movimientos estereotipados, por una
parte, y, por otra, en las travesuras, familiaridad y en ge-
neral la conducta infantil, impropia, de los pacientes, hasta

(1) "Archives Internationales de Pharmacodynamie et de


Thérapie", en el tomo jubilar publicado en honor de E. Gley
y J. F. Heymans, 1930.
194 IvÁN PETROVICH PAVLOV
llegar a la enfermedad —catatonía y hebefrenia respecti-
vamente—.
¿Qué significa esto desde el punto de vista fisiológico?
¿No se podrían generalizar desde él estos fenómenos y ver
en ellos un mecanismo común?
Para responder acudiremos primero a los datos que
hemos obtenido con el método de los reflejos condicio-
nados. Este estudio nos resultó muy fructífero en lo refe-
rente al proceso de inhibición y su importancia fisiológica
y patológica.
Por una parte, la inhibición participa siempre junto
al proceso de excitación, en las múltiples funciones del
animal en estado de vigilia; por otra, aparece siempre en
el papel de protectora de las células más reactivas del
organismo, las células de la corteza de los grandes he-
misferios, a las que defiende especialmente, ya sea contra
la extraordinaria tensión de su función en el encuentro
con estímulos muy intensos o repetidos prolongadamente,
aunque no fueren fuertes, ya al asegurarles el reposo in-
dispensable, en forma de sueño, después del trabajo nor-
mal de cada día.
Hemos comprobado el hecho indudable de que el sue-
ño es una inhibición que se difunde por los hemisferios
y penetra hasta cierta profundidad en el encéfalo. Ade-
más tuvimos la posibilidad de estudiar en nuestros anima-
les las^fases. intermedias entre la vigilia y el sueño com-
pletj), fases hipnóticas. Estas fases se nos presentaban por
una ¿ál'te, cómo distintos grados de extensión de la inhi-
bición, es decir, como una mayor o menor propagación del
proceso hipnótico en las distintas áreas de los mismos he-
misferios y en diferentes regiones del encéfalo y por otra,
como distintos grados de intensidad de la inhibición, en
ciianto_se refiere a su diferente intensidad en un mismo
lugar. Es claro que dada su grandiosa complejidad, ma-
yor en el cerebro del hombre, la variación de los fenó-
menos hipnóticos aislados va mucho más allá en éste que
en los animales. Pero es posible que algunos fenómenos
hipnóticos se manifiesten en forma más intensa en los ani-
males, por diversas causas, tanto más si consideramos que
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 195

también en el cuadro de la hipnosis humana se revelan


grandes diferencias al tomar en cuenta las particularida-
des de los individuos y las de los métodos de hipnotiza-
ción. Por ello, teniendo presente todo el complejo sinto-
mático de la hipnosis, me serviré en adelante de los
fenómenos hipnóticos observados en el hombre y en nues-
tros animales.
Al analizar los síntQmas esquizofrénicos citados más
arriba, llegué a la conclusión de que gon manifestaciones de
un estado hipnótico crónico, lo que fundamentaré en mi
presente exposición. Por supuesto, la apatía, el estupor,
la inmovilidad, etc., no pueden interpretarse aún como de-
mostraciones de la presencia del estado hipnótico en los
enfermos, pero tampoco contradirán esta afirmación si
mi hipótesis llega a ser justificada en la confrontación
posterior de síntomas más específicos.
Ante todo citaré el hecho siguiente. Una forma habi-
tual de comprobar la apatía y la torpeza consiste en que
el enfermo no reacciona a las preguntas que se le diri-
gen; queda como insensible por completo. Sin embargo,
si las preguntas no se formulan en voz alta con la fuerza
habitual, sino en voz baja, creando un clima tranquilo,
se obtienen de inmediato las respuestas correspondientes.
Ésta es la característica esencial del fenómeno hipnótico,
a la que, a mi parecer, rio^seüe presta, sin embargoTper-
manente y debida atención. Es de lamentar que la clínica
no emplee hasta ahora, según tengo entendido, una de-
nominación especial para este importante síntoma, como
ocurre con otros. En nuestros animales, tal síntoma es
una de las señales más frecuentes y perseverantes de la
hipnosis que se inicia. Continuamente encontramos en
nuestros experimentos la llamada fase paradojal, en la que
los estímulos condicionados fuertes pierden, en una ex-
periencia dada o en alguna de sus fases, su efecto habi-
tual, respondiendo el animal simultáneamente a los estí-
mulos débiles con un efecto de absoluta normalidad. En
el conocido caso del sueño que duró cinco años, precisa-
mente de hipnosis, descrito por Pierre Janet, el autor es-
tableció, sólo sobre esta base, contacto verbal con el en-
196 I VAN PETROVICH PAVLOV

fermo, quien salía de su estado hipnótico exclusivamente


por lajnoche, cuando cesaban todos los estímulos del día.
En ios _enfermos que estamos analizando comienza lue-
go ei negativismo. También en nuestros animales de ex-
perimentación el negativismo es común en la hipnosis in-
cipiente. Si se alcanza al perro el alimento durante la
excitación condicionada en el reflejo alimenticio, el ani-
mal se da vuelta en forma obstinada. Es interesante el
detalle siguiente, que se manifiesta francamente en una
fase determinada: si^sg^etira el alimento, el perro, por
el contrario, tiend_e a dirigirse hacia él. Esto puede re-
petirse varias veces consecutivas, pero basta disipar con
rapidez la hipnosis para que el mismo perro vacíe ávi-
damente la escudilla que antes rechazaba. Postergo el
análisis del mecanismo de éste, así como de otros sínto-
mas hipnóticos, para otra ocasión; los cito ahora como he-
chos indiscutibles, que integran el estado hipnótico.
Otro de los síntomas ulteriores de cierta forma de es-
quizofrenia es la estereotipia, la_rfipetición tenaz y prolon-
gada de un mismo movimiento. Éste es también un fenó-
meno hipnótico evidente. Se observa con claridad en al-
gunos de nuestros perros. En caso de reflejo condicionado
alimenticio, si el perro está bien despierto, por lo general
se lame después de comer, durante breve tiempo, la parte
anterior del cuerpo y del pecho, y las extremidades an-
teriores. Cuando comienza la hipnosis, este lamido se pro-
longa, durando con frecuencia hasta la hora de la alimen-
tación siguiente. Con la misma tenacidad se repiten tam-
bién otros movimientos que el animal ejecuta en alguna
ocasión, por uno u otro motivo.
Son comunes en los esquizofrénicos las llamadas eco-
lalia y ecopraxia, es decir, la repetición de las palabras
dirigidas por el interlocutor, y la imitación, por parte del
enfermo, de todos los movimientos de la persona con que
se encuentra y que llaman su atención. Como es sabido,
es éste un fenómeno habitual en personas sanas hipnoti-
zadas y, según mi opinión, ocurre con especial frecuencia
y facilidad en la hipnosis producida mediante pases. La
manifestación más común en los esquizofrénicos es la..cft-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 197

tale-psia, que consiste en la conservación prolongada, por


parte del enfermo, de todas las posiciones del cuerpo que
le son impuestas por otra persona, a la que no ofrece la
menor resistencia muscular, y también la conservación de
posiciones que el mismo enfermo adopta por influencia
de distintos estímulos temporales. Éste es otro síntoma
muy fácil de reproducir en el hombre sano hipnotizado.
Un síntoma de singular claridad, que se destaca y
persiste en algunos esquizofrénicos, y que hasta constituye
vma forma especial, es la ccitatoníaj estado de tensión de
la musculatura esquelética, que se opone con insistencia
a todo cambio de posición de una parte dada del cuerpo.
La catatonía no difiere de los reflejos tónicos, los que per-
miten transformar a una persona hipnotizada en algo así
como una resistente tabla.
Por último, en este grupo de variaciones de toda ín-
dole de la inhibición central deben incluirse las travesvi-
ras y majaderías observadas especialmente en los hebe-
frénicos y también los accesos de excitación, con carácter
agresivo, que se presentan junto con los síntomas ya in-
dicados en otros esquizofrénicos. Todas estas manifesta-
ciones recuerdan el cuadro inicial de la embriaguez al-
cohólica común y asimismo el estado característico ob-
servado al despertar y especialmente al dormirse las cria-
turas y los animales jóvenes. Los casos expuestos pueden
interpretarse, con todo derecho^£como resultado del co-
mienzo de la inhibición general de los grandes hemisfe-
rios, a consecuencia de la cual las regiones subcorticales
próximas a ellos no sólo se liberan del constante control
de la inhibición permanente por parte de los hemisferios
durante el estado de vigilia, sino que, a causa del meca-
nismo de inducción positiva, llegan a un estado caótico
de excitación de todos sus centros/^Por ello, durante la
narcosis con alcohol aparecen, ya sea una alegría y ten-
dencia a las travesuras inmotivadas y desacostumbradas,
ya una excesiva sensibilidad y lágrimas, ya un estado de
ira, y por ello también al dormirse las criaturas, surgen
todos los caprichos posibles. Es en particular característico
el cuadro que ofrece al dormirse un niño, alrededor de
198 IvÁN PETROVICH PAVLOV

su sexto mes de vida, en cuyo rostro se observa un ver-


dadero cambio calidoscópico de expresiones, como signo
de u n a actividad desordenada de su subcorteza primitiva.
También los esquizofrénicos presentan en determinadas fa-
ses y formas de la enfermedad este fenómeno, ya sea du-
r a n t e períodos prolongados o en breves accesos.
Después de todo lo expuesto no se puede dudar que la
esquizofrenia representa realmente, en ciertas variedades
y fases, una hipnosis crónica, lo que no puede ser objetado
por el hecho de que estas variedades y fases se prolonguen
d u r a n t e años, pues si se puede hablar de un sueño de cin-
co años —caso de Pierre Janet—, e incluso de veinte —ca-
so de Petersburgo—, ¿por qué no podría prolongarse tam-
bién la hipnosis, más aún si consideramos que los ejem-
plos que acabamos de citar son con mayor propiedad ca-
sos de hipnosis que de sueño?
¿Qué es lo que produce la hipnosis crónica de los es-
quizofrénicos? ;.Qué hay en ella de fisiológico y de espe-
cialmente patológico? ¿Cuál es su curso y su terminación?
Por supuesto, la base profunda, última, de esta hip-
nosis, es la debilidad del sistema nervioso,, especialmente
de las células corticales. Esta debilidad puede tener muy
diferentes causas, hereditarias y adquiridas. No nos ocupa-
remos de estas causas. Pero es natural que un tipo de
sistema nervioso de tales características, al encontrarse con
dificultades, y más aun en un período fisiológico o vital
en general crítico, llegue inevitablemente, después de una
excitación superior a sus fuerzas, a u n estado de agota-
miento, que es uno de los principales impulsos fisiológi-
cos para provocar la inhibición como proceso defensivo.
De aquí que consideremos la hipnosis como una inhibición
en distintos grados de difusión e intensidad. De esta ma-
nera, el referido estado es, por una parte, patológico, pues
priva ál enfermo de la posibilidad de una actividad nor-
mal, y por otra, por la esencia de su mecanismo, es fisio-
lógico, es una prevención fisiológica, porque preserva a
las células corticales contra la amenaza de la destrucción
consecutiva a un trabajo superior a sus fuerzas. Dispone-
mos en el laboratorio de u n ejemplo admirable que mués-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 199

t r a cómo la inhibición prolongada devuelve a las células


corticales, durante up. cierto período, la capacidad de una
actividad normal. ^, Hay fundamento para admitir que
mientras actúa el proceso inhibitorio, la célula cortical
no sufre un resentimiento profundo; le es posible retor-
nar a una normalidad plena, puede restablecerse aún del
agotamiento extraordinario, su proceso patológico es to-
davía reversible. Según la terminología moderna, ésta es
una enfermedad funcional, como lo confirma el hecho si-
guiente: Kraepelin, con su gran autoridad psiquiátrica,
opina que son precisamente la ¿lebefrenia, y sobre todo la
catatonía, las formas esquizofrénicas que dan un porcen-
taje bastante importante de restablecimiento completo
—la catatonía hasta un 15 %—, lo que no ocurre en abso-
luto en las otras formas, especialmente en la paranoide.J
Como conclusión, m e permitiré hacer una indicación
terapéutica de carácter tal vez sólo sentimental y no prác-
tica. Pese al indiscutible progreso en el trato con enfer-
mos mentales, experimentado desde antiguo hasta nuestros
días, considero que resta todavía algo que desear. En la
mayoría de los casos, la proximidad de enfermos que ya
tienen en cierta medida conciencia de sí mismos, con otros
irresponsables, que pueden actuar sobre aquéllos, por una
parte, provocando intensas excitaciones en forma de gri-
tos y escenas desacostumbradas, y por otra con agresiones
directas, debe ser considerado como luia circunstancia ex-
cesiva, como un peso aún mayor sobre las débiles célu-
las corticales. Además, en el enfermo ya consciente, consti-
tuyen nuevos y serios ataques contra dichas células, la
violación de sus derechos humanos, representada con fre-
cuencia por la limitación de su libertad, la forma espon-
tánea y natural con que el personal médico y de servicio
se reíiere al paciente al tratarlo como irresponsable. P o r
consiguiente, es preciso trasladar a estos enfermos, a su
debido tiempo, a la situación de los que padecen cualquier
otra enfermedad, que no hiera en forma tan directa su
sentimiento de dignidad humana.
Neurosis experimental

Comunicaré en forma conjunta los resultados de mi


trabajo y los de mis colaboradores. Nuestro material es
bastante importante en la actualidad, y de él sólo podré
hacer una comunicación breve y de carácter general.
Entendemos por neurosis una desviación crónica —que
puede durar semanas, meses y hasta años— de la activi-
dad nerviosa superior. P a r a nosotros, la actividad nervio-
sa_sup:erix«--~&e manifiesta principalmente en el sistema de
reflejos condicionados positivos y negativos a toda clase
de estímulos posibles y en forma parcial —en un grado
insignificante—, e n l a conducta general de nuestros p e r r o ^
Enunciaremosijas circunstancias que hasta ahora ori-
ginaron neurosis en nuestros animales. En primer lugar,
estímulos demasiado fuertes o demasiado complejos; en
segundo lugar, la sobrecarga del proceso de inhibición;
en tercer lugar, el choque —la sucesión inmediata— de los
dos procesos opuestos; por último, en cuarto lugar, .la
castración.
Las neurosis se manifiestan por el debilitamiento de
ambos procesos —excitación e inhibición—, por separado
o en conjunto, por una actividad nerviosa caótica y por dis-
tintas fases del estado hipnóticoj Las diferentes combina-
ciones de estos síntomas representan cuadros patológicos
completamente definidos.

(1) Informe leído en alemán, el 3 de setiembre de 1931,


en Berna, en el Primer Congre.so Internacional de Neurología.
202 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Lo esencial es que la enfermedad sobrevendrá o no,


se manifestará en una u otra forma, según el tipo de sis-
tema nervioso. Basándonos en nuestras investigaciones, nos
hemos visto obligados a determinar tres tipos fundamenta-
les. El central, tipo ideal, que corresponde a la verdadera
normalidad, en el que se encuentran en equilibrio los dos
procesos citados y en el que se distinguen dos variedades
opuestas: animales tranquilos, estables y animales viva-
ces y movedizos. Además, dos tipos extremos: el fuerte,
con toda probabilidad demasiado fuerte, pero sin embar-
go no completamente normal, porque en él es relativa-
mente débil el proceso de inhibición; y el tipo débil, en
el que ambos procesos son débiles, pero especialmente el
inhibitorio. Me parece que nuestra clasificación de tipos
de sistema nervioso es la que mejor coincide con la cla-
sificación clásica de los temperamentos, de Hipócrates.
Por brevedad, sólo expondré con más detalle nuestros
últimos experimentos —de la doctora M. K. Petrova— so-
bre animales castrados.
En los .animales del tipo central, y en las condiciones
habituales, luego de la castración se observa una enfer-
medad evidente sólo durante un mes, pasado el cual el
perro se comporta normalmente. Únicamente en el caso
de excitabilidad aumentada fue posible convencerse de una
disminución constante de la capacidad de trabajo de las
células corticales. Esta excitabilidad es modificable en el
caso de los reflejos condicionados alimenticios, mediante
distintos grados de hambre.
En el tipo menos fuerte, la castración determina un
estado patológico que se prolonga meses, hasta un año y
más, y sólo mejora en forma gradual con la regular in-
terrupción de los experimentos y suministrándole bromo
obtenemos un brusco retorno a la normalidad. \En el tra-
bajo diario, los reflejos condicionados son caóticos: un in-
tervalo de tres días entre los experimentos normaliza com-
pletamente los reflejos condicionados. Esto pone en evi-
dencia que cada uno de nuestros experimentos represen-
ta un trabajo nervioso serio. Con el empleo del bromo se
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 203

restablece la actividad normal e incluso se la conserva en


los experimentos diarios^?
Se presenta aquí la siguiente circunstancia, inesperada
y muy singular. Los tipos más o menos fuertes por lo co-
mún manifiestan inmediatamente después de la castración,
una disminución de la capacidad de trabajo del sistema
nervioso: los reflejos condicionados positivos se debilitan.
En el tipo débil, al contrario, los reflejos condicionados se
refuerzan durante unas cuatro semanas. Sólo más tarde
surge una aguda debilidad de las células corticales^ y ¥n
este caso el empleo del bromo ya no mejora, sino más
bien empeora la situación. Este hecho tan particular tam-
bién puede ser satisfactoriamente explicado; mas no lo ha-
ré por no detenerme en detalles, pues debo concluir. 7
A nosotros, fisiólogos, no familiarizados con la neuro-
patología humana, nos parece una tarea apenas abordable
el establecer seriamente una analogía entre los estados
neuróticos de nuestros perros y las neurosis humanas. Pe-
ro estoy convencido, sin embargo, de que la solución o una
ayuda esencial para la solución de muchos problemas im-
portantes de la etiología, de la sistematización natural, del
mecanismo y finalmente de la terapéutica de las neurosis
humanas, se encuentra en manos de quien experimenta en
animales <'^>.

(1) Algunos de estos puntos, según me parece, han sido


confirmados por la clínica.
Produciendo artificialmente en nuestros animales una des-
viación de la actividad nerviosa superior, hemos visto al aplicar
los mismos métodos •—planteo de tareas nerviosas difíciles—,
la aparición, en perros de distinto tipo de sistema nervioso, de
dos formas diferentes de enfermedades nerviosas, de dos distin-
tas neurosis.
En el perro excitable —a la vez fuerte—, la neurosis con-
sistía en una desaparición casi completa de los reflejos inhibi-
torios; es decir, un extraordinario debilitamiento, casi una anu-
lación del proceso inhibitorio. En un perro inhibido —y al mis-
mo tiempo débil—, desaparecieron todos los reflejos condiciona-
dos positivos y llegó, e7\ nuestro ambiente, a un estado de gran
apatía y somnolencia.- La neurosis del primero, cedió rápida-
204 IvÁN PETROVICH PAVLOV
Por tal motivo, la primordial finalidad de mi partici-
pación en este Congreso es recomendar fervientemente a
los neuropatólogos el trabajo con los reflejos condiciona-
dos normales y patológicos.

mente al broino y curó en forma gradual. En el otro, una dosis


similar de bromo empeoró la situación y la curación se logró
con lentitud, gracias a un prolongado descanso, es decir, a la
interrupción de los experimentos con reflejos condicionados.j
En un comiendo, no familiarizados con la clínica de las neu-
rosis, hemos denominado equivocadamente, aunque guiados por
algunas consideraciones, neurastenia, a la neurosis del primer
perro, e histeria, a la del segundo. Con posterioridad, hallamos
que sería más adecuado denominar la neurosis del primer p e -
rro, hiperestenia, y conservar para la neurosis del segundo la
denominación neurastenia, relacionando, tal vez con más exac-
titud, el término histeria con otros trastornos del sistema ner-
vioso que se revelan ahora en nuestros experimentos por la
influencia de otras causas.
En el Congreso Internacional de Neuropatología celebrado
recientemente y en el cual fue presentado este informe, el Dr.
L. Szoudi llegó en el suyo a la conclusión de que la actual forma
clínica de la histeria debe descomponerse en dos neurosis distin-
tas y correspondientes a dos constituciones opuestas: neurosis
que responden muy bien, según mi opinión, a las brevemente
descriptas por nosotros más arriba.
Sobre las neurosis del hombre y
del animal*^'

En The Journal oj Nervous and Mental Diseases, vol.


70, se publicó un artículo del doctor P. Schilder bajo el
título "The Somatic Basis of the neurosis", en el cual el
autor reconoce que en lo que nosotros hemos denominado
neurosis en nuestros animales de experimentación —pe-
rros—, estudiadas con el método de los reflejos condicio-
nados, "se encuentran todos los fenómenos de la neuro-
sis". Este reconocimiento por parte de una persona com-
petente es para nosotros muy estimable. No obstante, me
opongo decididamente a lo que luego dice el autor con
respecto al estudio comparativo de estas neurosis en el
hombre y en el animal. Expresa más adelante: "Los im-
portantes experimentos de Pavlov y su escuela —sobre
las neurosis— sólo pueden ser comprendidos a la luz de
nuestros experimentos sobre las neurosis. No podemos in-
terpretarlas por medio del reflejo condicionado, pero por
el mecanismo psíquico que hemos estudiado en ellas in-
terpretaremos cabalmente lo que tiene lugar en el reflejo
condicionado".
¿Qué es lo que debe entenderse, y entienden todos ha-
bitualmente, por la palabra "interpretación" o "compren-
•sión" de los fenómenos? La reducción de fenómenos com-
plejos a otros más elementales, más sencillos. Por lo tanto,
también en el caso de las neurosis humanas éstas deben
•ser interpretadas, comprendidas, es decir, analizadas, con
la ayuda de las neurosis de los animales, que son natural-
mente más simples, y no a la inversa.

(1) The Bulletin of the Battle Creek Sanitarium and Hos-


pital Clinic, 1932.
206 IvÁN PETROVICH PAVLOV
En el caso del hombre, hay que determinar ante to-
do exactamente en qué consiste la desviación de lo nor-
mal, de la conducta observada en el caso dado. Porque
incluso en estado normal la conducta es extraordinaria-
mente variada en distintas personas. Se impone después
buscar, con ayuda del enfermo o sin él, e incluso ante su
oposición, en medio del caos de las relaciones vitales, las
condiciones y circunstancias de acción brusca o lenta con
las cuales puede vincularse legítimamente, el origen de
la desviación patológica, el origen de la neurosis. Después
es necesario comprender por qué estas condiciones y cir-
cunstancias provocan este resultado en nuestro enfermo
mientras en otro individuo carecieron de toda influencia;
más aun, por qué todas ellas determinaron en un hombre
un cierto complejo patológico y en otro, uno totalmente
distinto. Consideraré solamente las cuestiones más impor-
tantes, por decir así, problemas generales, omitiendo la
gran variedad de problemas particulares. ¿Hay, acaso,
siempre una respuesta satisfactoria a todas estas pre-
guntas?
Esto es sólo un aspecto del asunto, ante la posibilidad
de su completo y profundo análisis. Desde luego, la des-
viación que sobrevino en la conducta de nuestro enfermo
se desencadenó en su sistema nervioso. Por ello debemos
responder también a estas preguntas: ¿Cómo, cuáles son
y por qué sucedieron en las condiciones indicadas las mo-
dificaciones de los procesos normales de su sistema ner-
vioso? ¿No son, acaso, reales todas estas exigencias?
¿Dónde está su cumplimiento? ¿Qué es lo que se presenta
en el perro?
Ant£ todo, vemos que la neurosis se puede obtener,
incluso sin esfuerzo, en el animal en el que no existe nor-
malmente el debido equilibrio entre los fenómenos elemen-
tales de la actividad nerviosa que hasta ahora no se pue-
den seguir descomponiendo fisiológicamente, entre los fe-
nómenos de excitación e inhibición./ Esto sucede en el
animal en el que el proceso de excitación predomina sobre
el inhibitorio en forma que no puede inhibir plenamente
su actividad cuando lo exigen las condiciones vitales —ti-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 207

po excitable—, y en el otro tipo, en el cual, a la inversa,


el proceso de excitación es tan débil que se inhibe con
frecuencia más de lo necesario y hasta en contradicción
con las exigencias vitales —tipo inhibido—¿7
' ' Además, sabemos con exactitud que en ese mismo
animal de experimentación, el^quilibrio inestable, propio
del perro en su estado normal, se rompe en forma defi-
nitiva en determinadas condiciones elementales. Éstas son,
principalmente, tres condiciones, tres casos: aplicamos es-
tímulos extraordinariamente intensos en calidad de estí-
mulos condicionados, en lugar de los débiles o comunes
que determinan la actividad habitual del perro, es decir,
sobrecargamos su proceso de excitación; exigimos del ani-
máTüna inhibición demasiado fuerte o muy prolongada, es
decir, sobrecargamos su ^rí)£esQ_deJnhibición o, finalmen-
te, provocamos el choque de ambos procesos, es decir, apli-
camos estímulos positivos y negativos en forma inmedia-
ta, sucesiva y alternada. En todos estos casos se origina en
los animales correspondientes una alteración crónica de la
actividad nerviosa superior, una neurosis. El tipo excitado
pierde casi por completo la cápacidáTi ~de inhibición, lle-
vando en general su excitabilidad a grado sumo; el inhi-
bido hasta se niega a comer cuando está hambriento, y si
le aplicamos estímulos condicionados se torna extraordi-
nariamente inquieto y al mismo tiempo pasivo^frente a
la más mínima oscilación del medio circundante. 1'
Es probable que si estos perros enfermos pudieran
observarse a sí mismos y decirnos lo que experimentan,
no agregarían nada a lo que nosotros hubiéramos supuesto
de ellos en tal situación. Todos declararían que en los
casos citados experimentaban un estado difícil, de pesa-
dez; unos relatarían que después de ello, por lo general,
no podían dejar de hacer lo que se les había prohibido
y por lo que habían sido castigados en una u otra forma;
otros, que ellos de ningún modo pudieron hacer lo que en
general hubieran debido hacer.
Así, lo que hemos obtenido en nuestros perros son
fenómenos fisiológicos elementales, es el límite —en la si-
tuación actual de nuestros conocimientos—del análisis fi-
208 IvÁN PETROVICH PAVLOV

siológico, y junto con ello sería el más oculto origen de


la neurosis humana y serviría para su fiel interpretación
y comprensión.
P o r consiguiente, en el caso del hombre, dada la com-
plejidad de su ambiente vital y la diversidad de sus reac-
ciones, se plantea siempre, tanto para el análisis como
para su curación, un m u y difícil problema: ¿qué circuns-
tancias vitales fueron excesivamente fuertes para el sis-
tema nervioso dado, dónde y cuándo las exigencias de ac-
tividad y de contención de la misma chocaron en forma
que él no pudiera tolerar?
¿De qué manera, entonces, según el doctor Schilder,
las innumerables vivencias del neurótico podrían dar algo
útil para la comprensión de las neurosis elementales del pe-
rro, ante la complejidad extraordinaria de la actividad nei--
viosa superior del hombre, en comparación con la de
aquél, aun siendo ellas mismas sólo distintas variaciones
de los mismos procesos fisiológicos que aparecen nítida-
mente en los animales?
Como es natural, para el análisis fisiológico ulterior
del problema de las neurosis y psicosis, queda todavía una
serie de problemas no resueltos. ¿Puede producirse tam-
bién neurosis en sistemas nerviosos equilibrados? ¿Es el
desequilibrio inicial del sistema nervioso un fenómeno
primario, es decir, u n a propiedad innata del mismo tejido
nervioso, o secundario, dependiendo de algunas particu-
laridades propias de otros sistemas del organismo, con ex-
clusión del nervioso? ¿Existen en el organismo, además de
propiedades innatas del sistema nervioso, otras condicio-
nes que determinan distintos grados del funcionamiento
normal de este sistema?
En la actualidad nos ocupamos de algunos de estos
problemas y ya tenemos cierto material para su solución.
Es indudable que además de estas cuestiones particu-
lares que se relacionan con el problema general del tras-
toi'no de la actividad nerviosa normal, contiríúa planteado
frente al fisiólogo el problema del mecanismo físico-quí-
mico más elemental de los procesos nerviosos: excitación
e inhibición, sus relaciones mutuas y sus sobrecargas.
Ejemplo de una neurosis provocada en forma
experimental en un perro de sistema
nervioso débil y su curación '^*

El año pasado, en el Congreso Internacional de Neu-


rología realizado en Berna, informé, sólo en líneas muy
generales, sobre nuestras neurosis experimentales. En esta
ocasión, aportaré algunos ejemplos detallados de neurosis
recientemente estudiadas a fondo por Petrova, quien figu-
ra entre nuestros colaboradores más antiguos y apre-
ciados.
Cuando el problema atañe a las neurosis experimen-
tales puras, es inevitable comenzar por el de los tipos de
sistema nervioso de los animales —en nuestro caso, pe-
rros—. Diferenciamos tres tipos fundamentales: el fuerte,
incluso muy fuerte, pero desequilibrado, en el cual el
proceso inhibitorio es relativamente débil frente al de ex-
citación; el fuerte y equilibrado, en el que ambos pro-
cesos opuestos se hallan al mismo nivel y el débil, es
decir, con ambos procesos disminuidos, si bien es más dé-
bil, en ocasiones, la inhibición y en otras, la excitación.
De estos tipos existen distintos grados o variedades, es-
pecialmente del último y disponemos al respecto de una
serie importante de pruebas, por medio de las cuales he-
mos determinado estos tipos y sus gradaciones. Hoy apli-
camos estas pruebas gradualmente y- en algunos casos lle-
gan a ser aplicadas en su totalidad, a fin de obtener un
diagnóstico exacto.

(1) Informe presentado en el Sexto Congreso Escandinavo


de Neurología, en Copenhague, agosto 25 de 1932.
210 IvÁN PETROVICH PAVLOV
Hasta el presente, sólo en animales de tipo extremo
hemos obtenido neurosis, experimentales puras, es decir,
provocadas únicamente por condiciones difíciles de la acti-
vidad nerviosa^ por tareas nerviosas difíciles, sin ninguna
alteración orgánica. En ellos esto se logra fácilmente y
por varios métodos. Describiré a continuación un caso de
neurosis repetida, en un perro de tipo nervioso débil.
Dicho perro es, por su aspecto exterior, una mezcla
de perro común y fox-terrier, con un peso de 12 kg. Al
comienzo, por su conducta manifiesta, por el trabajo coa
reflejos condicionados —alimenticios— y por algunas prue-
bas tipológicas, lo habíamos considerado animal fuerte y
equilibrado, pero dos ensayos posteriores lo definieron, sin
lugar a dudas, como tipo débil. Éstos fueron el aumento
de la excitabilidad alimenticia —al dejarlo sin comida en
la víspera del experimento—, y la administración de ele-
vadas dosis de bromuros.
¿^ En los animales fuertes, al aumentar la excitabilidad
alimenticia aumenta también el efecto de todos los estímvi-
los positivos —si dichos efectos no son ya máximos— o,
en caso contrario, sólo se intensifica el efecto de los es-
tímulos débiles, que se aproxima al de los fuertes. La ad-
ministración diaria, en el curso de varias semanas, de do-
sis apreciables de bromuro no les causa el menor daño;
en los fuertes y desequilibrados, resulta incluso benefi-
ciosa por su acción, que aumenta la función inhibitoria
y contribuye así a regularizar su actividad nerviosa.
En el caso de nuestro perro, ambos métodos provoca-
ron el descenso, la perturbación de la actividad refleja
condicionada: el efecto de los estímulos positivos dismi-
nuyó _y los negativos dejaron de producir una inhibición
completa. En este caso se evidenció auejjisminuyendo gra-
dualmente la dosis de bromuro se llegaba a una que no
sólo fue bien tolerada, sino que incluso mejoraba en par-
te la actividad nerviosa. Anteriormente habíamos come-
tido un error a este respecto, pues al no suministrar en
forma adecuada el bromo, llegamos a la conclusión de que
en ningúr caso era' útil ?P ^OS animales débjlep, y R'\ pcr-
Jurjicipl fir-jndi.) se lo cinple;;t->;i en rtr»nf)í:s (io.-íis. j
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 211

Así, pues, nuestro perro pertenece al tipo débil, pe-


ro en grado moderado. En las condiciones habituales tra-
baja en forma completamente satisfactoria, dado que el
sistema de seis estímulos positivos de distinta clase e in-
tensidad y uno negativo, inhibitorio, empleados a diario
en forma estereotipada en el mismo orden y con los mis-
mos intervalos entre estímulos, produce continuamente en
el animal idénticos efectos. La conducta del perro durante
el experimento, es más bien animada y tranquila. Resu-
miendo, es un animal útil para el estudio de los reflejos
condicionados, situación ésta que hemos observado durante
cinco meses, al cabo de los cuales provocamos la neurosis.
3lasta este momento, el estímulo inhibitorio actuaba
siempre durante 30 segundos solamente. En el experimen-
to siguiente, lo aplicamos durante 5 minutos. Al día si-
guiente, repetimos la inhibición de 5 minutos. Y esto bas-
tó para que el perro cambiara en forma radical, para que
enfermara seriamente.
De la regularidad del trabajo con reflejos condicio-
nados no quedó ni rastro. Cada día se presentaba un cua-
dro especial. Todos los reflejos positivos disminuyeron en
forma considerable y algunos desaparecieron por comple-
to. El inhibitorio, se desinhibió. Algunas veces sobrevenía
vma fase ultraparadojal, es decir, el estímulo positivo que-
daba sin efecto y el inhibitorio diferenciado de él revelaba
efecto positivo. Durante el experimento, el perro estaba
demasiado excitadora veces jadeante y muy intranquilo;
otras, se dormía profundamente, hasta roncar o bien pre-
sentaba el máximo grado de debilidad excitatoria, reac-
cionando con brusquedad ante las más insignificantes os-
cilaciones del medio.jCon frecuencia, después de cada es-
tímulo condicionado positivo, se apartaba de la comida
cuando ésta le era alcanzada como de cosfumbre. Resu-
miendo, r^ era ya posible hablar de ningún trabajo siste-
mático con reflejos condicionados en este animal; sólo se
comprobaba, continuamente, un estado caótico extremo de'
la actividad nerviosa. Lo mismo se revelaba en su con-
ducta general: resultaba bastante difícil colocarlo en el
bsTiro y prcpHr;)r1o pfira e1 e x p e r i m e n t o , nsí c o m o ««cario
.. ,IvÁN PETROVICH PAVLOV
j¡f^ ^ t de§pués< del mismo, pues el perro se hallaba su-
^iarñeñte' impaciente y violento. También cuando estaba
íQjijlibertad,. se comportaba en forma extraña: se estiraba
MI el piso,, se acostaba sobre un costado y se arrastraba
luego en esa posición hacia alguien, etc., actitud que an-
,teriormente no había sido nunca observada en él. Los au-
xiliares que lo atendían, decían que el perro estaba algo
loco.
Se interrumpieron los experimentos, es decir, se le dio
un descanso; se suprimió la aplicación del estímulo inhi-
bitorio junto a los positivos y, sin embargo, no se obtuvo
mejoría en el estado del perro, el que se prolongó durante
dos meses, empeorando con frecuencia.
Comenzamos entonces el tratamiento: 130 ó 40 minu-
tos antes de cada experimento, le administrábamos 0,5 gra-
mos de bromuro de sodio. Al segundo día, sobrevino una
mejoría muy manifiesta y al tercero, el perro volvió en
todos los aspectos a la normalidad,.~:;Después de la duo-
décima dosis, se suspendió la administración de bromo y
durante los diez días siguientes, el perro estuvo comple-
tamente normal.
Pasemos a considerar otro experimento.
Reemplazamos uno de los viejos estímulos condicio-
nados, un chirrido fuerte pero no excesivo, por otro ex-
traordinariamente fuerte, casi insoportable, el que aplica-
mos, igual que los otros estímulos, durante 30 segundos,
al cabo de los cuales ofrecimos al animal la comida. El
perro exteriorizó una fuerte reacción de temol^ se des-
prendió del banco y no tomó la comida ni aún después
de cesar el estímulo. Sin embargo, los dos estímulos que
siguieron a éste produjeron su efecto habitual y el perro
tomó la comida.í; La aplicación de este estímulo extraor-
dinario se limitó a esta única vez. Al día siguiente, el es-
tado patológico descrito se reprodujo en su totalidad,! y
pese a una intencionada interrupción de la experiencia
—de 10 a 15 días— y a descansos regulares —de 1 a 2
días—, tal estado se mantuvo sin modificación durante más
de un mes. Se administró entonces nuevamente bromo, en
la misma dosis que la primera vez. La mejoría se hizo no-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 213

tar al tercer día y ya al sexto u octavo teníamos un pe-


rro completamente sano y normal. Después de diez dosis,
se interrumpió el bromo.
Con esto terminaron los experimentos, antes del co-
mienzo de las actuales vacaciones.
Considero que puede decirse, sin exagerar, que estos
experimentos tienen algo de carácter mecánico. En ellos
se evidencian,'ante todo, dos situaciones que provocan la
enfermedad de la actividad nerviosa: la exageración del
proceso inhibitorio y un estímulo externo muy intenso'.
Luego se destaca notablemente en ambos casos, en cali-
dad de factor de curación, la capital importancia del resta-
blecimiento y refuerzo del proceso inhibitorio, pues en ba-
se a muchos de nuestros experimentos, además de los re-
cién descritos, debemos atribuir al bromo una relación
directa con el proceso de inhibición, precisamente como
agente que lo restablece e intensifica. Por último hay que
atribuir la mayor importancia a la dosificación del bromo
en correspondencia con los tipos de sistema nervioso y sus
gradaciones^
Sobre la fisiología del estado hipnótico
del perro '^'

En colaboración con la Dra. Petrova

Además del (método clásico de hipnotizar animales


—tumbándolos sobre el lomo y manteniéndolos en esta po-
sición antinatural largo rato—, hipnosis que se manifiesta
en forma de estado cataléptico,! nuestros laboratorios obtu-
vieron durante el estudio d é l a actividad de las regiones
superiores del cerebro, la posibilidad de estudiar con de-
talle diversas y muy sutiles manifestaciones del estado
hipnótico. Como ya hemos establecido, Ha condición bá-
sica p4ra la aparición de este estado es la continuidad de
los mismos estímulos, que lleva finalmente a las células
correspondientes de la corteza a un estado de inhibiciónj'
el cual, por una parte, presenta distintos grados de inten-
sidad y por otra, alcanza una distinta difusión en la cor-
teza de los grandes hemisferios y, más hacia abajo, en el
encéfalo.^Los hechos que se relacionan con este tema, es-
tán expuestos en uno de nuestros libros —I. P. Pavlov,
Lecciones sobre el trabajo de los grandes hemisferios ce-
rebrales—.
Pero las observaciones posteriores revelaron una ma-
yor variedad de síntomas en el estado hipnótico y grada-
ciones más y más finas del mismo, que a menudo apenas
se distinguen del estado de vigilia; una movilidad cada
vez mayor del estado hipnótico, dependiendo de los me-

(1) Trabajos fisiológicos de los laboratorios del académico


P. Pavlov. Tomo IV, 1932.
216 IvÁN PETROVICH PAVLOV

ñores cambios del ambiente, de la más insignificante va-


riación de los estím.ulos externos que actúan sobre el ani-
mal. En el presente artículo nos detendremos en los fe-
nómenos observados en los perros que empleó uno de nos-
otros —M. K. Petrova—, para estudiar los reflejos condi-
cionados a determinados estímulos y que ahora entran en
estado hipnótico no bien se los coloca en el banco y se
los prepara en la forma habitual de nuestros experimentos.
TDesde hace tiempo y con frecuencia, hemos observa-
do en el laboratorio que cuando el perro llega al estado
hipnótico se produce una separación entre la secreción sa-
lival y la reacción motora alimenticia, dentro del reflejo
condicionado alimenticio.^ Los hechos se desarrollan pre-
cisamente en esta forma: ya sea en el caso de estímulos
condicionados artificiales o, más a menudo, con el estíma-
lo natural —que como se demostró, es también condicio-
nado—, de ver y oler la comida alcanzada, la saliva co-
mienza a fluir en abundancia, pero el perro no toma la
comida. He aquí que en este estado de los animales, sur-
gieron en nuestros actuales experimentos variaciones de
la reacción motora alimenticia, muy diversas y sumamente
interesantes.'Evidentemente, las distintas variaciones^ así
como los distintos grados de intensidad de la hipnosis, se
revelan con preferencia en uno u otro de los animales. En
uno de ellos, QO^n menor grado de hipnosis sólo se mani-
festó vivamente lo que denominamos en los enfermos men-
tales, negativism.Qj,jDespués del estímulo condicionado, que
duró algún'tiempo, le alcanzamos la comida y el perro
se apartó de ella; alejamos la escudilla con la comida y
el perro se arrastró hacia ella. A la reacción de apartarse
de la escudilla, la denominamos negativa o primera fase
del negativismo; al movimiento hacia la comida, segunda
fase o positiva. Este negativismo puede repetirse muchas
veces, hasta que por último, en la mayOría de los casos,
el-perro no toma la comida. El grado de hipnosis se ex-
presa por el número de repeticiones de este procedimiento.
Al comienzo de la hipnosis, la cpmida es aprehendida e in-
gerida al ¡ser alcanzada por segundaj v€?.;AÍ prqfuí3,4íza|-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 217

la hipnosis, ambas fases del negativismo se repiten un nú-


mero creciente de veces. En el grado más profundo el pe-
rro no toma el alimento por más que se lo alcancen. p£ro
basta disipar la hipnosis, ya sea sacando el dispositivo ata-
do al perro para recoger la saliva o desatando la cadena
con la cual se lo conduce, la que durante el experimento
queda atada al travesano superior del banco, o por cual-
quier otro medio, para que el perro comience de inme-
diato a devorar con avidez el mismo alimento.
En otro perro la reacción alimenticia se presentó du-
rante la hipnosis en una forma más compleja. Bajo la in-
fluencia de nuestros estímulos condicionados —general-
mente al final de su acción aislada—, el perro, en caso de
estar sentado, se incorporaba y si estaba levantado, se
volvía con todo el cuerpo en la dirección desde la que se
le daba el alimento; pero al serle alcanzado éste, apartaba
la cabeza hacia un costado o hacia arriba, es decir, comen-
zaba la. primera fase del negativismo. Si en ese momen-
to se le alejaba la escudilla, el perro movía la cabeza ha-
cia ella, siguiéndola; comenzaba la segunda fase. Después
de algunas repeticiones de este negativismo, el perro lle-
gaba a tener la cabeza directamente sobre el alimento y
no lo tomaba, no podía tomarlo. Comenzaba, como si fue-
se con gran esfuerzo, a abrir y cerrar la boca paulatina
y reiteradamente, pero en vano, pues no tomaba la comi-
da —movimientos abortivos—. Luego movía las mandíbu-
las cada vez con mayor libertad. Comía el alimento, pero
en cantidades muy pequeñas y finalmente lo tomaba con
la boca bien abierta y lo comía rápidamente; distinguire-
mos así en esta fase de la hipnosis, tres estados diferentes
en tres secciones de la musculatura esquelética que se
relaciona con el acto de la alimentación: fuerte inhibi-
ción, concentración de la musculatura más directamente
relacionada con el'acto de comer —músculos masticado-
res y linguales^-, e importante nxovilidád, aunque en for-
ma de una actividad periódica,:;en forma de negativismo,
de la musculatura del.cuello y finalnhente, un^ actividad
noi^rrial dé la restante musculatura del cuerpo. jCuanto más
profunda era la ¡hiimosis; tantio m^s inhibida, tanto mjás pa--
218 IVÁN PETROVICH PAVLOV

ralizada se encontraba la musculatura relacionada con el


acto de comer: la lengua salía de la boca como paralizada
y las mandíbulas permanecían inmóviles. En la muscula-
tura del cuello, el negativismo se revelaba sólo en una
primera fase. Luego cesaban también por completo los mo-
vimientos de la cabeza y sólo podía girar el cuerpo ante
los estímulos condicionados. Por último, en una hipnosis
aún más avanzada, cesaba también esta última reacción
motora a los estímulos y al alimentó. Todos estos fenó-
menos pueden ser suprimidos de inmediato, por medio de
las mismas medidas mencionadas en la descripción del ex-
perimento con el primer perro.
Hay que agregar todavía¿£n lo que se refiere a la reac-
ción alimenticia en nuestros perros, lo siguiente: la más
pequeña modificación en el aspecto del alimento, incluso
en la manera de alcanzarlo, hace que la reacción motora
negativa se transforme inmediatamente en positiva, es de-
cir, que el perro tome el alimento que antes rechazaba; Al-
canzamos a nuestro perro, en la taza habitual, carne al-
go cruda y bizcocho desmenuzado, todo a un mismo nivel.
No lo toma. Basta disponer parte del polvo fuera de la
misma taza, para que el perro lo ingiera con avidez y ter-
mine comiendo el polvo restante. Es también suficiente
colocar el mismo polvo en un platito o sobre un papel y
alcanzárselo en esa forma, para obtener nuevamente una
reacción positiva. El perro tomará el alimento hasta de
la mano, en lugar de la taza y finalmente, algunas veces
después de nuestro estímulo condicionado, el animal que
rehusó comer el polvo en la taza, comienza a lamerlo cuan-
do lo ve desparramado sobre el banco.
Además de los fenómenos motores descritos, que se
relacionan con el acto de la alimentación, se manifestaron
también durante nuestras observaciones sobre el estado
hipnótico, oíros fenómenos motores de un tipo que me-
rece atención especial. En estado de vigilia, después de
haber comido una pequeña dosis experimental de alimen-
to, muchos perros se lamen durante algún tiempo una de
las extremidades anteriores y la parte anterior del pecho.
En los perros en estado hipnótico, la acción de lamer se
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 219

prolonga habitualmente mucho 'y en uno de los animales


al que nos referimos, este lamido adquiría pronto una ca-
racterística peculiar. Después de haberse lamido y sali-
vado los miembros, especialmente los espacios interdigita-
les de una extremidad anterior, el perro la aproximaba al
aparatito sujeto —adherido— en el lugar de la fístula sa-
lival y pasaba varías veces los dedos por él, insistiendo
en repetir esta acción si no se lo impedíamos. En estado
de vigilia, el mismo perro no incurría en esto. En dicho
estado, algunos perros luchan contra este dispositivo sólo
cuando se les sujeta por primera vez y después se acos-
tumbran a él, ignorándolo por completo. Se puede suponer
con razón, en el caso de nuestro perro en hipnosis, que
este estado es la exteriorización de uno de los reflejos de-
fensivos especiales. Cuando el perro se halla herido en al-
guna región cutánea accesible a su lengua, generalmente
la limpia con saliva repetidas veces, relame la herida, co-
mo suele decirse —reflejo terapéutico—. Es evidente que
en el caso dado, la excitación producida por la masilla
seca con la que se sujeta el dispositivo a la piel, es lo que
provoca este reflejo y por el lugar en que se origina el
estímulo, los dedos reemplazan a la lengua.
Muchas de las variaciones de la reacción alimenticia
motora descritas, se observan habitual y simultáneamente
en un mismo experimento, sustituyéndose con rapidez una
a la otra. Esta fluidez y movilidad del estado hipnótico se
notan también en otros fenómenos.
Aportaremos algunos nuevos casos de oscilaciones del
estado hipnótico y de modificaciones del efecto de la ex-
citación condicionada, casos que ya hemos descrito y re-
petido o que hemos notado por primera vez en las obser-
vaciones y experimentos con nuestros perros. Estas oscila-
ciones y modificaciones, o se originan en causas todavía
desconocidas o coinciden con determinadas condiciones.
Señalaremos nuevamente que una vez que el perro
comenzó a ser hipnotizado en el ambiente de experimen-
tación,'^l estado hipnótico se produce por lo común al lle-
gar al banco y algunas, veces al cruzar los umbrales del
gabinete de experienciaSj aumentando luego en forma gra-
220 IvÁN PETROVICH PAVLOV

dual y continua a medida que se prolonga el experimento,


sieMpTe q u e no^ se introduzcan condiciones que provoquen
su disipación.
•'iCAnté todo nos detendremos en el hecho de la desunión
entré las> reacciones secretoria y motora del reflejo ali-
menticio.
Esta separación adquiere a veces la forma de u n anta-
gonismo recíproco. Así, después de estimular, sobreviene
una reacción salival en ausencia de la motora, es decir,
que el perro no toma el alimento como se indicó más arri-
ba o, por el contrario lo toma con rapidez y come ávida-
mente; pero frente a estímulos condicionados bien elabora-
dos, la saliva no f l u y e J
H e aquí u n ejemplo de lo expuesto. En uno de nues-
tros perros, Beka, el experimento comenzó, en dos días
sucesivos, en la forma siguiente:

EXPERIMENTO DEL 17-IV-1330

Secreción salival, en
Excltadoi gotas, durante Eeacclón motora
coniliciona'Jo 30 segundos alimenticia

Sonajero 15 Negativismo; después


come
CampíJiiilIa 15 Movimiento abortivo; no
come durante largo rato

EXPERIMENTO DEL 18-IV-1930


Secreción salival, en
Excitador gotas, durante Beacción motora
iciid.Clonado .^0 segundos alimenticia

Sonají^ro Toma la comida de inme-


diato¿ peto come sin. yo-;
lunfad.^ , .^ ; . •:
Camp.inilla Tprr(p. la coinida' de inme-
*' diáfo y coMie ávidamente.
Los Rf:FLEjos CONDICIONADOS 221
Algunas veces estas relaciones entre las reacciones ali-
menticia, secretora y motora, se transforman rápidamente
en opuestas en el curso del experimento, como si fueran
antagónicas.
Este caso se presentó en otro de nuestros perros, John:

EXPERIMENTO DEL 12-IV-1930


Comienzo del experimento

vcción Eíalival, en
Excitador Eeacción motora
gotas, durante
condicionado alimenticia
30 segundos

Sonajero Negativismo
Campanilla Toma el alimento de in-
mediato

En los primeros trabajos en nuestros laboratorios, in-


formamos muchas veces que un estímulo inhibitorio bien
elaborado, habitualmente uno diferenciado, puede cambiar
un cierto estado hipnótico en sentidos opuestos, ya sea in-
tensificándolo o debilitándolo'.- En los animales hipnotiza-
dos descritos, hemos hecho, con frecuencia, idéntica obser-
vación.
Por último debemos recordar 'que entre nuestros es-
tímulos condicionados fuertes habituales, un estímulo con-
dicionado extraordinariamente fuerte suele eliminar o de-
bilitar el estado hipnótico; en cambio, los primeros, no lo
modifican, o bien lo intensifican;
Consideremos un ejemplo de este caso en el mismo
experimento con Beka, cuyo comienzo fue descrito con an-
terioridad. Al continuar el mismo y después de aplicada
la diferenciación, los estímulos condicionados moderada-
mente fuertes: sonajero, ruido de glu-glu y campanilla no
provocaron efecto secretorio y frente al alimento que le
alcanzaban, el perro permanecía largo tiempo sin tomar-
lo, presentando movimientos abortivos de masticación. Un
estímulo condicionado muy fuerte, el ruido de una matra-
222 IvÁN PETROVICH PAVLOV

ca, provocaba salivación y el animal tomaba el alimento


después de un breve período de negativismo.

EXPERIMENTO DEL 17-IV-1930


Secreción salival, en
Excitador Beacción motora
gotas, durante
condicionado alimenticia
30 segundos

Sonajero No toma el alimento du-


rante mucho tiempo
Ruido de glu-glu ídem
Matraca Negativismo breve
Campanilla No toma el alimento du-
rante mucho tiempo

¿Cómo comprender, cómo representarse el mecanismo


fisiológico de los hechos citados? Lógicamente, en las con-
diciones actuales de nuestros estudios sobre la fisiología
de las secciones superiores del cerebro, sería una preten-
sión demasiado exagerada que no corresponde al estado
de los conocimientos, el dar una respuesta totalmente fun-
dada y clara a todas las preguntas que surgen en torno
a este problema. Pero debe intentarse reducir los fenóme-
nos parciales a los rasgos más generales de la actividad
de dichas secciones, con miras a realizar nuevas variantes
en los experimentos a fin de llegar a comprender las re-
laciones del caso dado, que son en realidad extraordina-
riamente complejas.
Las dificultades que existen en los intentos de expli-
car el mecanismo de los hechos enumerados en la descrip-
ción del estado hipnótico, consisten en que a menudo no
sabemos qué parte de la actividad nerviosa originada por
estímulos que, sin lugar a dudas, se dirigen a las células
de los grandes hemisferios, debe ser atribuido a estos úl-
timos y qué parte a las instancias ulteriores, a las sec-
ciones más bajas del encéfalo e incluso a la médula espi-
nal. En el transcurso del desarrollo filogenético del sis-
tema ncivi(y.S() ccntr;jl, los .sistemHS nerviosos de cixtibiirj
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 223

ción, en forma de los llamados centros reflejos determi-


nados, cada vez más complejos, se desplazaban hacia el
extremo cefálico, presentando sucesivamente una mayor
capacidad de análisis y síntesis de los estímulos, en cone-
xión con la creciente complejidad del organismo y la mul-
tiplicación de sus relaciones con el medio externo, e n zo-
nas del mismo cada vez más extensas. De esta manera,
junto a la mayor o menor actividad nerviosa estereoti-
pada de complejos prefijados, de funciones fisiológicas pro-
vocadas por estímulos elementales y poco numerosos, se
desarrolla la actividad nerviosa superior, que abarca una
cantidad creciente de condiciones y de estímulos comple-
jos y variables. L¡3urge aquí para la investigación, el difí-
cil problema de las formas de relación entre estos distin-
tos niveles. Refiriéndose a nuestro primer problema de
la desunión entre las reacciones secretora y motora del
reflejo condicionado alimenticio, hay que resolver qué es
lo que se debe atribuir en él a la corteza y qué a las re-
.giones subcorticales próximas o, expresándonos en forma
más común, hay que determinar qué es lo que h a y de vo-
luntario y de reflejo en este proceso. Aproximándonos más
al problema, es preciso saber si los componentes secreto-
rio y motor del reflejo alimenticio condicionado dependen,
en la misma o diferente forma, de la corteza. ¿Depende-
ría el componente motor preferentemente de la corteza y
el secretorio de las regiones subcorticales?"'
Recurramos a hechos conocidos.
Sobre la base de la hipnosis humana, es indispensable
admitir que en la corteza existe también, junto a la gran-
diosa representación del mundo exterior a través de las fi-
bras aferentes, una amplia representación, que es condi-
ción indispensable para la regulación superior de las fun-
ciones, del mundo interno del organismo, es decir, de los
estados y funciones de un conjunto de órganos y tejidos,
de un conjunto de procesos orgánicos internos. En este sen-
tido son especialmente convincentes los detalles reales del
embarazo imaginario por autosugestión. Una cantidad de
procesos que so relacionan con la actividad de tejidos tan
l»Hsi\?n.s- í:;)nu) el adiposo, :sc i n t e n s i f i c a n ^xjr Ifi infh;eTici?'
224 IvÁN PETROVICH PAVLOV
de los hemisferios. Pero es claro que estas dos clases de
representación se distinguen extraordinariamente por su
grado. Mientras la representación del aparato esquelético
muscular es muy fina y detallada y puede ser equiparada
en tal sentido con la representación de energías exterio-
res como el sonido y la luz; la representación de otros
procesos internos queda muy relegada, lo que tal vez de-
penda de la poca práctica vital de esta última. Éste es
en todo caso un hecho fisiológico constante y es sobre es-
ta base que se diferencian las funciones voluntarias e in-
voluntarias del organismo y por ello sólo se atribuye a
las primeras la actividad de la musculatura esquelética.
Decir carácter voluntario significa que el trabajo de la
musculatura esquelética está determinado en primer lu-
gar por su representación cortical, por medio del área mo-
tora de la corteza —según nuestra terminología, por el ana-
lizador motor—, ligada directamente con todos los anali-
zadores externos, o feea que esta actividad está de conti-
nuo determinada en su sentido por el trabajo analítico
y sintético de dichos analizadores. ^
Partiendo de los datos expuestos,(_hay que represen-
tarse el m.ecanismo de fwmación de nuestro reflejo con-
dicionado alimenticio de la siguiente manera: por una par-
te, se trata de la unión de los puntos corticales, involucra-
dos por los estímulos condicionados, con el centro del re-
flejo alimenticio de la región subcortical próxima con to-
das sus funciones particulares; por otra parte, es la unión
más íntima con los puntos correspondientes, es decir, que
participan en el acto de la comida, que pertenecen al ana-
lizador m.otor.
La desunión entre los componentes secretor y motor de
la reacción alimenticia durante la hipnosis, podrá ser ex-
plicada entonces así. Debido al estado hipnótico dado, el
estado de la corteza es el siguiente: el analizador motor
está inhibido; los restantes, libres. De estos últimos de-
riva el reflejo sobre el centro alimenticio de la región
subcortical con todas sus funciones,, pero la inhibición del
analizador^^mptor excluye j)Qriu_p^^^ componente
motor de esté reflejo, condicionando, en última instancia,
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 225

la inactividad del movimiento___en_ las células de las astas


anteriores y, en esta forrna, del acto alimenticio Mío que-
da visible la reacción secretoria.
Consideremos el caso inverso. Frente al estímulo con-
dicionado artificial la saliva fluye, pero existe la reacción
motora: el perro toma de inmediato la comida que se le
alcanza. La explicación es ahora sencilla; se trataría de
una débil inhibición de toda la corteza en forma que un
sólo estímulo artificial sería suficiente para superar la in-
hibición existente. Sólo al ser alcanzado el alimento, mo-
mento en que al estímulo condicionado artificial se suman
estímulos naturales —aspecto y olor de la comida, que ya
de por sí son más fuertes que los estímulos artificiales—,
^e produce el reflejo completo con ambos componentes.
Hay todavía un caso que se ha encontrado en otros
experimentos de nuestros laboratorios y que se manifiesta
fuera del estado hipnótico, pero que es oportuno analizar
en conexión con las presentes explicaciones.CEl perro come
el alimento, pero durante 10 ó 20 segundos la saliva no flu-
ye^ Esto está indudablemente ligado con el desarrollo de
una inhibición intencional en la corteza, con ayuda de es-
tímulos condicionados artificiales en un determinado lap-
so. ¿Cómo comprender este caso? ¿Cuál es su mecanism.o?
Hay que imaginarse que desde el punto de vista de los es-
tímulos condicionados artificiales se desarrolla una fuerte
inhibición sobre todo el centro alimenticio subcortical con
sus dos componentes, secretorio y motor y también sobre
la sección correspondiente del analizador motor cortical.
Al ser alcanzada la cornida, desde, iQs puntos correspon-
Siñites de los estímulos condicionados naturales más fuer-
teSj que no habían sido englobados por la inhibición, se
origina rápidamente una excitación de la sección alimen-
ticia del analizador motor, que es más móvil en compara-
ción con el centro subcortical donde la inhibición sólo se
disipa en condiciones de una mayor actividad motora del
estímulo incondicionadoT^sto tal vez podría ser conside-
rado análogo, aunque parcialmente, a la introducción in-
tencional, volitiva, del alimento en la boca, a su mastica-
ción y deglución, cuando no se siente el menor apetito.
226 IvÁN PETRCVICH PAVLOV
Podemos admitir con firmes argumentos que la cone-
xión condicionada con la secreción salival se realiza en la
corteza a través de la representación cortical de las glán-
dulas salivales, y así los casos de desunión entre la reac-
ción secretora y la motora se reducen a diversas locali-
zaciones de la inhibición al originarse y extenderse el es-
tado hipnótico.^
El siguiente ienómeno hipnótico de cuyo mecanismo
fisiológico debemios ocuparnos, es el negativismo. Éste es,
por cierto, un fenómeno de inhibición, pues representa una
fase que gradualmente termina en sueño. Tampoco hay
duda de que se trata de una inhibición cortical localizada,
pues la reacción salival simultánea evidencia una activi-
dad condicionada, es decir, cortical. Es natural, entonces,
llegar a la conclusión de que^^se trata de una inhibición
motora que se relaciona con el área motriz de la corteza,
con el analizador motor,^ ¿Cómo entender la forma de es-
ta inhibición? ¿Por qué existe primero una fase negativa
del acto motor y luego una positiva? Nos parece que, sin
forzar los hechos, pueden ser reducidos a otros más ge-
nerales, que ya conocíamos con anterioridad; Al comen-
zar el estado hipnótico, estado de inhibición, las células
corticales se debilitarían, disminuiría el límite de excita-
ción soportable por ellas. Ésta es la llamada fase parado-
jal, en la cual un estímulo habitualmente fuerte se tor-
na supramaximal y_puede provocar, no ya una excitación,
sino una inhibición^ puede intensificar la inhibición. De-
bemos imaginar, además, que el movimiento que parte del
analizador motor, como todos en general, consta de dos
inervaciones opuestas: positiva y negativa, del movimien-
to al objeto y recíprocamente, semejante a las relaciones
de flexión y extensión en las extremidades. En consecuen-
cia, el negativismo puede ser comprendido de la siguien-
te manera,'"í]l estímulo condicionado envía desde la región
de la corteza, poco o nada inhibida, estímulos que van al
punto correspondiente del área motora, el que resulta ex-
citado positivamente, pero debido al estado creado por la
hipnosis este punto se encuentra en estado paradojal. Por
esto la excitación antedicha no lleva al punto de refe-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 227

rencia a_la actividad, sino a una inhibición aún más pro-


fundíl'Esta inhibición particular y localizada provoca, se-
gún la regla de la inducción recíproca, la excitación del
punto negativo, que está estrechamente asociado con el
positivo. De aquí la primera fase negativa del negativis-
mo. Al alejar el estímulo, por una parte, el mismo punto
positivo inhibido en forma especial pasa de inmediato, so-
bre la base de la inducción recíproca interna, a un estado
de excitación; por otra, el punto negativo que había sido
excitado por inducción pasa también de inmediato a un
estado especialmente inhibido, y a su vez induce positi-
vamente al punto positivo, el cual, en esta forma, des-
pués de su especial inhibición inicial, queda como si fuese
doblemente excitado. En correspondencia con esto, habi-
tualmente y si la hipnosis no avanza, después que la co-
mida ha sido alcanzada y alejada una o varias veces, la
fase positiva prevalece y el perro comienza a tomar el ali-
mento.TNos hallamos ante un estado muy lábil de la ac-
tividad celular, característica de la fase de transición, co-
mo se demostrará con la marcha ulterior de los fenómenos.
Además,^i el estado hipnótico se acentúa, queda sólo una
fase negativa, la inducción inversa se hace imposible y lue-
go falta en general toda excitación del aparato de inerva-
ción motora. \
En este período próximo a la reacción motora alimen-
ticia condicionada, se revela en la hipnosis una de las con-
diciones de la distribución fraccionada de la inhibición en
la corteza. En uno de nuestros perros se manifestó, como
se muestra en la parte experimental de este artículo, un fe-
nómeno muy interesante y original, que ya hemos mencio-
nado en un artículo anterior. Ésta es una consecuencia co-
nocida de la inhibición en las regiones próximas del área
motora, que sólo puede ser comprendida si se supone que
la inhibición abarca, ante todo, las zonas que anteriormente
a ella trabajaban más intensamente; como en el acto repe-
tido de la comida trabajan con preferencia los músculos
de la masticación, luego los músculos del cuello y por últi-
mo los del tronco, la inhibición se manifiesta también en
ese orden.
228 IvÁN PETROVICH PAVLOV
El hecho interesante de la acción excitatoria positiva
durante la hipnosis, de cualquier modificación del aspecto
del alimento o de la forma de alcanzarlo, tiene también
su fundamento en los rasgos generales, ya conocidos, de
la actividad cortical. Hace tiempo, se estableció en nuestro
laboratorio —por el doctor I. V. Folbort— que existe una
inhibición condicionada de segundo grado, así como existe
una excitación condicionada de segundo grado. El fenóme-
no consiste en estox'si un estímulo indiferente coincide al-
gunas veces en el tiempo con una elevación del proceso in-
hibitorio —por ejemplo, en la diferenciación—, se trans-
forma rápidamente en un agente inhibitorio» Es fácil de
comprender, entonces, que todos los estímulos que llegan
a los grandes hemisferios durante la hipnosis —y ésta es
un cierto grado de inhibición— se transforman también en
inhibitorios, y es por ello que basta a veces la sola intro-
ducción del perro en la pieza de experimentos para que
se cree en él un estado hipnótico^íY como todo estímulo
nuevo, aunque fuese muy insignificante, no posee natu-
ralmente esta acción inhibitoria y excita por eso la acti-
vidad positiva de la corteza.
El reflejo terapéutico, citado en la parte experimen-
tal de este artículo, es sólo uno de los reflejos subcortica-
Ics que se manifiestan en la hipnosis después de, una li-
gera alimientación; la comida, con todos sus elementos ex-
citativos, que son estímulos fuertes para una corteza más
o menos hipnotizada, trae aparejada consigo la intensifi-
cación del proceso inhibitorio de la misma manera. Par-
ten, entonces, de la corteza, inducciones positivas hacia
los centros subcoríicales, para los que existen en el mo-
mento dado estímulos subliminales o rastros de fuertes
excitaciones pasadas. El animal comienza a estornudar, ras-
carse, etc., lo que no hace en estado de completa vigilia.
Con esto se relaciona también el caso que hemos expe-
rimentado sobre un perro, análogo a una neurosis de gue-
rra. Este caso y su análisis, se hallan expuestos en un mis-
mo tomo de ios "Trabajos".
.'Én lo que atañe a la acción de las diferenciaciones, es
decir, de los estímulos condicionados inhibitorios sobre la
Los REFLE.JOS CONDICIONADOS 229

ínlrlbJción difusa, sabemos desde hace tiempo que eila es


doble y directamente opuesta. Si se trata del débil velo de
liumo de la inhibición difusa de la corteza, de un estado
hipnótico de poca intensidad, entonces un estímulo inhi-
bitorio bien elaborado, al concentrar en mayor o menor
grado la inhibición difusa, elimána totalmente el estado
hipnótico o lo debilita. Por el contrario, en caso de un
fuerte tono inhibitorio de la corteza, el estímulo antedi-
cho profundiza la inhibición como si se sumara a la in-
hibición presente. Quiere decir que el resultado fue de-
terminado por las relaciones de intensidad.'
Finalmente, el último de los experimientos de este nr-
tículo,''En contraste con los estímulos moderadamente fuer-
tes o c"on los débiles, un estímulo de suma intensidad por
lo general no profundiza la inhibición, sino cjue produce
un efecto positivo. Esto debe atribuirse a la acción direc-
ta del estímulo extraordinariamente fuerte sobre la re-
gión subcortical y a que la gran excitación de la región
subcortical se comunica también a la corteza, disipando o
debilitando en ella el proceso inhibitorio/^ Las experien-
cias que hemos realizado confirman la exactitud de esta
interpretación del problema. Cuando la monotonía del am-
biente experimental comenzaba a hipnotizar a alguno de
nuestros animales, nos oponíamos a ello, recurriendo, en-
tre otros recursos, a aumentar la excitabilidad alimenti-
cia de los perros, para lo cual disminuíamos su porción
diaria de alimento. Es muy natural situar el aumento de
la excitabilidad alimenticia, en este caso, en el centro ali-
menticio subcortical.
Fisiología de la actividad nerviosa
superior *'*

Considero que ésta es quizá la última oportunidad que


se me brinda para presentarme ante una reunión general de
colegas, y por ello me permito ofrecer a la atención de
ustedes un resumen sumamente sistematizado y breve de
mi reciente trabajo, realizado junto con mis muy esti-
mados colaboradores, y que abarca toda una mitad del
conjunto de mis actividades como fisiólogo. Naturalmente,
en él se repetirá en parte el material ya publicado. Tras-
mito este resumen con la feliz visión del luminoso hori-
zonte de nuestra ciencia, que se amplía cada vez más, y
de la creciente influencia de ella en el conocimiento de
la naturaleza del hombre y su destino. Para el anatomista
y el histólogo, los grandes hemisferios fueron siempre tan
accesibles y tangibles como cualquier otro órgano o te-
jido, es decir, que han sido tratados o investigados del mis-
mo modo, teniendo en cuenta, como es lógico, sus propie-
dades y estructura peculiares. El fisiólogo se encontraba
en distinta posición a este respecto. Todos los demás ór-
ganos, no bien se conoció su papel general en el organis-
mo, su trabajo real, condiciones y funcionamiento, se trans-
formaban en objeto de estudio fisiológico; en lo referente
a los grandes hemisferios, se conocía su papel, que es el
de entablar las relaciones más complejas del organismo
con el medio circundante, pero el fisiólogo no iba más
allá en sus estudios. Para él, el estudioi de los grandes he-
misferios no comienza con la reproducción concreta de la
función orgánica, después de la cual sigue paso a paso

(1) Informe presentado en el XIV Congreso Internacional


de Fisiología, en Roma, el 2 de setiembre de 1932.
232 IvÁN PETROVICH PAVLOV

el análisis de las condiciones y el mecanismo de la misma.


En fisiología se tiene gran cantidad de datos sobre los he-
misferios, pero ellos no se encuentran en relación clara
o íntima con su función diaria norm^al.
Sólo después de un esfuerzo de treinta años y de
un trabajo incansable junto con mis numerosos colabora-
dores, me atrevo a decir qua ahora el estado de tales co-
nocimientos ha cambiado radicalmente; que en la actuali-
dad, manteniendo nuestra estricta posición de fisiólogos,
es decir, observadores tan objetivos, estudiamos la activi-
dad normal de los grandes hemisferios y profundizamos
su análisis constantemente. Los criterios reconocidos do
toda actividad verdaderamente científica: previsión exac-
ta y dominio de los fenómenos, certifican la seriedad in-
discutible de este estudio que marcha inconteniblemente
hacia adelante sin el menor obstáculo. Ante nosotros se
descubre una serie creciente de relaciones que constitu-
yen la complejísima actividad externa del organismo ani-
mal superior.
El fenómeno central en la actividad fisiológica normal
de los grandes hemisferios es lo que hemos denominado
7-sflejo condicionado. Éste es el vínculo nervioso tempo-
rario de los innumerables agentes del medio que rodea
al anim.al, percibidos por los receptores de éste, con de-
terminada actividad del organismo. Los psicólogos deno-
minan a este fenómeno asocmcicn.jLa im_portancia fisio-
lógica capital de dicho vínculo consiste en lo siguiente: en
los animales superiores, como el caso del perro, que ha
servido de objeto a todas nuestras investigaciones,TTas im-
portantes y muy complejas relaciones del organismo con
el medio, para la conservación del individuo y de la es-
pecie, dependen, ante todo, de la actividad de las__regio-
nes subcorticales más próximas a los hemisferios,.,'como
quedó demostrado hace ya tiem_po con el experimento de
Goltz, que consistió en la ablación de los- grandes hemis-
ferios del perro. Dichas actividades son: la búsqueda del
alimento, alimenticia; el alejamiento de lo perjudicial, de-
fensiva; etc. Habítualmente se las denomine^í Iñ.stintos, ten-
dencias;^ los psicólogos le adjudican la denominación de
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 233

emocioneSj^ nosotros las designamos con el término fisio-


lógico de'xsjiejos incondicionados muy complejos. Existen
desde el momento del nacimiento, son provocados inde-
fectiblemente por estímulos determinados, pero en n ú m e -
ro limitado, .y sólo son suficientes en la primera infan-
cia, mientras el pequeño se halla bajo el cuidado de los pa-
dres. Esta circunstancia hace que el animal privado de los
grandes hemisferios se transforme en un inválido, incapaz
de subsistir con independencia.tíja función fisiológica bási-
ca de los grandes hemnsferios durante toda la existencia in-
dividual ulterior consiste en el agregado permanente de in-
numerables estímulos condicionados, que actúan como se-
ñales del limitado número de estímulos incondicionados
primarios, innatos; en otras palabras, consiste en un con-
tinuo complemento de reflejos incondicionados con con-
dicionados] i En esta forma, los objetos de los instintos se
dan a conocer al organism_o en áreas más y más vastas
de la naturaleza por medio de señales y signos, desde m u y
simples a muy com.plejos y de una di\'ersidad creciente,
lo que liace que los instintos se satisfagan en forma cada
vez más completa y perfecta; es decir, que el orgenismo
se conserve cada vez con más seguridad en el medio en
que se desarrolla,
^ a condición fundamental para la formación de un
reflejo condicionado es la coincidencia en el tiempo^ una
o„Y„arÍas..yec.es^. de estímulos indiferentes con reflejos in-
condicionados. Sobre la baso de este mismo principio de
coincidencia en el tiempo se unifican para el animal gru-
pos de toda clase de posibles agentes, de elementos de la
naturaleza, tanto simultáneos como sucesivos. En esta for-
ma se realiza la síntesis en general.;
Acorde con el movimiento y continua oscilación de
los fenómenos naturales, el reflejo condicionado también
debe experimentar variaciones, es decir, debe corregirse
de continuo. ^Si por _cualquier causa el estímulo condi-
gÍQiiadQ_na_es acompañado por su incondicionado, concia
repetición pierde su efecto rápido,^_ aunque tem¡poraria-
mente, y se restablece de por sí luego de un tiempo. Si
el estímulo condicionado precede siempre durante un pe-
234 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ríodo demasiado prolongado al momento de su unión con
el incondicionado, su parte alejada'^) se muestra inac-
tiva, como si fuera prematura y alterara el principio de
economía. Si el estímulo condicionado, al acompañarse por
un estímulo indiferente determinado, queda permanente-
mente sin refuerzo, se anula en esta combinación. Del mis-
mo modo, si agentes próximos de igual género que el es-
tímulo condicionado formado —por ejemplo: tonos cer-
canos, excitación en otros lugares de la piel, etc.— ac-
túan en un principio después de la elaboración de éste,
pierden luego poco a poco su acción si se los repite sin
el acompañamiento del estímulo incondicionado, sin refuer-
zo, como decimos habitualmente. En virtud de lo expuesto
se realiza la diferenciación, el análisis del medio circun-
dante, todos sus elementos y momentos de tiempo.
V,Como resultado final, en los grandes hemisferios del
perro se realiza permanentemente y en las formas m,is
variadas, tanto el análisis como la síntesis de los estímulos
que llegan a ellos, lo que puede y debe ser llamado razo-
namiento elemental concreto. Este razonamiento condicio-
na en la forma descrita una adaptación perfecta, un equi-
librio más sutil entre el organismo y el medio circun-
dante."^;
La actividad real de los grandes hemisferios y de las
regiones subcorticales próximas que acabamos de delinear,
y que asegura las complejas relaciones normales de la to-
talidad del organismo con el medio exterior, puede ser
considerada y llamada con derecho, en lugar de psíquica
como establecía la denominación anterior, actividad ner-
,íño5a_&i4)£Tior^ conducta externa del animal; oponiéndole
con el nombre de actividad nerviosa mferior, la de las
restantes secciones del encéfalo y de la médula espinal,
que rigen principalmente ÍES correlaciones e integraciones
de las partes del organismo entre sí.

(1) Se refiere a la parte inicial de la acción del estímulo


condicionado, alejada del refuerzo por el estímulo incondiciona-
do — inhibición por retardo. (N. de los T.).
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 235

Surgen ahora las preguntas: ¿Por medio de q u é . p r o -


cesos interiores X-d6 acuerdo con qué leyes se realiza la
actiyidadjierviQjSa superior? ¿Qué hay en ella de común
y qué de particular si se la compara con la actividad ner-
viosa superior, que es la que ha sido preferentemente
hasta ahora olajeto de investigaciones fisiológicas?
Los procesos fundamentales de toda la actividad ner-
viosa central son evidentemente los mismos: excitación
e inhibición. Se dispone también de suficientes razones pa-
ra admitir la identidad de las leyes de ambos procesos,
que son: irradiación, concentración e inducción recíproca.
Considero que los experimentos con reflejos condicio-
nados en los grandes hemisferios, en condiciones norma-
les, permiten enunciar estas leyes en forma más completa
y más exacta de lo que se había logrado hasta ahora en
base a experimentos casi siempre agudos*^', realizados
principalmente en las secciones inferiores del sistema ner-
vioso central.
En lo que respecta a los grandes hemisferios, podemos
decir que en ellos se verifica lo siguiente: en caso de in-
tensa excitación o inhibición, se produce por acción de los
estímulos correspondientes, la difusión, la irradiación de
los procesos desde el punto de vista inicial; en casos de
intensidad mediana, la concentración, la centralización de
los procesos en el punto correspondiente al estímulo; y en
casos de intensidad muy elevada se produce de nuevo la
irradiación.
c'En todo el sistema nervioso central tiene lugar, .poír
irradiación del proceso excitatorio, un reflejo de adición:
la suma de las ondas de excitación que se propagan, más
las excitaciones locales manifiestas o latentes, revelando
en este último caso el toaQ.laíente, fenómeno conocido des-
de hace ya tiempo. En los .grandes hemisferios, en cam-

(1) Pavlov distingue los experimentos agudos, realizados


cuando el animal se encuentra todavía bajo el efecto de los pro-
cedimientos operatorios preexperimentales o experimentales, de
los crónicos, realizados cuando se ha dejado transcurrir el tiem-
po suficiente para la desaparición de esos efectos. (N. de los T.).
236 IVAN PETROVICH PAVLOV

bio, el encuentro de las ondas que se irradian desde dis-


tintos puntos conduce rápidamente a la unión temporal,
a la_asociación de las mism.as; en las restantes zonas del
sistema nervioso este encuentro se manifiesta como un
fenómeno momentáneo, fugaz. La unióii producida en los
grandes hemisferios se debe probablemente a la extraordi-
hána capacidad reactiva y de dejarse grabar, propiedad
característica y permanente de esta sección del sistema
nervioso central. Además de ello, la irradiación del pro-
ceso excitatorio en los grandes hemisferios suprime, di-
sipa, temporal y brevemente, la inhibición que existe en
algunos de sus puntos, transformándolos durante ese lap-
so en puntos de acción positiva. Hemos llamado a este fe-
nórneno' desmh.ibición,_)
Al irradiarse el proceso inhibitorio se observa que dis-
minuye o desaparece por completo la acción de los puntos
positivos y se refuerza la de los negativos/
^Cuando los procesos de excitación o inhibición se con-
centran, inducen el fenómeno opuesto —tanto en la peri-
feria, mientras dura su acción, como en su lugar, al con-
cluir ésta—: ley de inducción recíproca.
Al concentrarse el proceso de excitación, encontramos
fenómenos inhibitorios en todo el sistema nervioso cen-
tral. El punto de concentración de la excitación se rodea,
en una zona más o menos extensa, del proceso inhibito-
rio: fenómeno de inducción negativa. Este hecho se revela
en todos los reflejos, se origina desde un principio ínte-
gramente y perdura algún tiempo después de la interrup-
ción del estímulo, tanto en zonas reducidas como en las
grandes secciones del cerebro. Lo denominamos inhibición
incondicionada externa, pasiva. Es también un fenómeno
conocido desde tiempo atrás, designado algunas veces con
el nombre de lucha de los centros'.j
Én los grandes hemisferios tienen lugar también otras
formas de inhibición, probablemente con el mismo subs-
trato físico-químico. En primer lugar está la inhibición ci-
tada más arriba, por medio de la cual se efectúa la co-
rrección de los reflejos condicionados cuando los estímu-
los condicionados no se acompañan, en las circunstancias
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 237

indicadas, por su estímulo incondicionado. Esta inhibición


se extiende e intensifica gradualmente y puede ser ejer-
citada y perfeccionada, todo en yirtud__ _de_ la reactividad
exclusiva de las jélulas corticales, de donde proviene tam-
, bien la labilidad de la inhibición en ellas. Denqminajrios
a esta inhibición interna, activa, condicionadiTl Á los es-
tímulos que se transforman de este modo en estímulos
permanentes del estado inhibitorio en puntos de los gran-
des hemisferios, los designamos inhibitorios, negativos. Es
posible obtener en otra forma estos estímulos inhibitorios,
mediante la aplicación reiterada de estímulos indiferen-
tes, en coincidencia con un estado de inhibición de los
grandes hemisferios —experimentos del profesor Folbort—.
CComo es sabido, también se obtienen procesos inhibitorios
primarios en las secciones inferiores del encéfalo y en la
médula, pero aquí se manifiestan de improviso estereoti-
pados; en cambio, observamos que los reflejos inhibito-
rios de los hemisferios aparecen gradualmente durante el
proceso de su formación.'
En los grandes hemisferios hay aún otro caso más
de inhibición. Como regla, a igualdad de las restantes con-
diciones, el eieclo de los estímulos condicionados aumen-
ta paralelamente a la intensidad física del mismo; pero
esto ocurre hasta llegar a un cierto máximo —puede_ser
que exista también un mínimo—. Pasando dicho límite
superior, el efecto no aüméñtá, pudiendo permanecer igual
o disminuir. Opinamos con. todo lundamento que máa allá
de esje_Jímite-eÍ- eatímulo -provosa^^ junto con el proceso
de e^citeción^ el inliibiíorio. ílernos interpretado este he-
cho así: la célula cortical tiene un límite de su capacidad
de trabajo, superado el cual ella revela una inhibición, pre-
viniendo un desgaste funcional excesivor?El límite de la
capacidad de trabajo no es constante, y se modifica aguda
o crónicamente por agotamiento, hipnosis, enfermedad o
vejez. EslsLJnhihición,. que podría ser llamada suprama-
ximal, se maniñesta algunas veces de improviso,, pero
otras lo hace sólo al repetirse los estímulos supramaxima-
les.'És preciso admitir que se observa una inhibición aná-
loga en las secciones inferiores del sistema nervioso central.''.
238 IvÁN PETROVICH PAVLOV

',. Se podría pensar que la singular inhibición interna es


también supramaximal, y que en este caso la intensidad
del estímulo sería reemplazada por su duración"/
lYuja inhibición s e irradia como la excitación, pero
en los grandes hemisferios el desplazamiento de la inhi-
bición es brusco y se observa con suma facilidad en dis-
t l ñ t ü T o r m a s y grados.
Ño cabe duda de que la inhibición, al extenderse y pro-
fundizarse, determina los distintos grados del estado hip-
nótico, y que en su máxima difusión hacia las zonas in-
feriores, por el encéfalo, origina el sueño normal.'Llama
la atención, incluso en nuestros perros, la variedad y mul-
tiplicidad de etapas de la hipnosis, que en su comienzo es
casi imposible de diferenciar del estado de vigilia._De estas
fases relacionadas con la intensidad de la inhibición me-
recen destacarse las llamadas: iguala toria, parado jal y ul-
t r a p a r a d o j a D E n estos estados los estímulos condicionados
de intensidades físicas distintas producen efectos iguales y
hasta en relación inversa con la intensidad; en algunos
casos aislados sólo actúan en forma positiva los estímulos
inhibitorios, y los positivos se transforman en inhibito-
rios.'"ílelacionadas con la extensión del proceso inhibito-
rio, se observan disociaciones funcionales, tanto en la cor-
teza, como entre ella y las partes inferiores del cerebro.
En la corteza se produce con frecuencia especial el aisla-
miento del área motora de las restantes, y aun dentro de
esta misma área motora algunas veces se origina una clara
disociación funcional. \
Lamentablemente, la admisión general y el empleo de-
bido de estos hechos para la comprensión de gran número
de fenómenos fisiológicos y patológicos están trabados, por
decir así, por la competencia del llamado centro del sueño
de los clínicos y de algunos experimentadores. Sin em-
bargo, no es difícil reconciliar, unir, estos y otros hechos.
LEl sueño tiene dos maneras de originarse: por la difusión
de la inhibición desde la corteza o por la limitación de
los estímulos que llegan a secciones superiores del encé-
falo, tanto desde el exterior como del interior del orga-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 239

n i s m q j H a c e mucho, Strümpel produjo sueño en u n en-


fermo determinado mediante la limitación brusca d e
estímulos externos. En los últimos tiempos los profesores
Speransky y Galkin consiguieron provocar en perros un
sueño profundo y crónico —de una duración de semanas
y meses— mediante la destrucción periférica de los re-
ceptores olfatorio, auditivo y visual. Exactamente de la
misma manera, con la interrupción patológica o experi-
mental de los estímulos c^ue llegan continuamente a las
secciones superiores del encéfalo, sobreviene, gracias a la
actividad vegetativa del organismo, un sueño exagerado
más o menos profundo y crónico. Cabe reconocer también
que en alguno de estos casos el sueño proviene, en última
instancia, de la misma inhibición, que llega a prevalecer
cuando se limitan las excitaciones.
^La..ley de la inducción recíproca comienza a actuar
durante la concentración del proceso inhibitorio, en la mis-
ma forma en que actúa durante la concentración del pro-
ceso de excitación. El punto de concentración de la inhi-
bición es rodeado, en mayor o menor extensión, por un
proceso de elevación de la excitabilidad, fenómeno de in-
ducción positiva. La inducción positiva aparece de inme-
diato o crece gradualmente, y subsiste no sólo durante la
duración de la inhibición, sino también algún tiempo des-
pués, a veces bastante considerable. La inhibición positiva
se manifiesta tanto entre los puntos pequeños de la cor-
teza en la inhibición fraccionada, como entre las grandes
secciones del cerebro en la inhibición más difusa."]
Explicamos el mecanismo y el origen de gran canti-
dad de fenómenos de la actividad nerviosa superior —en-
tre ellos, muchos singulares, incomprensibles a primera
vista— por medio de la acción continua de las leyes ex-
puestas. El escaso tiempo no me permite detenerme en
estos fenómenos; como ejemplo, sólo mencionaré un caso,
de un conjunto de hechos, que durante mucho tiempo re-
sultó completamente incomprensible. Se relaciona con la
influencia compleja de los estímulos accesorios sobre el
reflejo condicionado retardado —antiguos experimentos de
nuestro colaborador Savadsky—.
240 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Se elabora un rsfleio_ condicionado retardado, en el


cual el estímulo condicionado se prolonga siempre duran-
te tres minutos, antes que intervenga el estím.ulo incondi-
cionador^Cuando dicho reflejo ya ha sido elaborado, en el
primer minuto no hay ninguna acción visible del estímu-
lo condicionado; el efecto comienza en la mitad o al fina-
lizar el segundo minuto, y el máximo se manifiesta sólo
en el tercero. De este modo, el reflejo condicionado cons-
ta de dos fases exteriores: la inactiva y la activa. Sin
embargo, mediante experimentos especiales p.e establece
que esta primera fase no es nula, sino inhibitoria^^
Ahora bien, si simultáneamente con el estímulo con-
dicionado se aplican estímulos secundarios de distinta in-
tensidad, que sólo provocan una reacción de orientación,
se observa una serie de modificaciones en el reflejo retar-
d a d o / ^ o n un estímulo débil la fase inactiva se transíorir.a
en ac~tiva, se revela el efecto específico del estímulo con-
dicionado; el efecto de la segunda fase queda sin ninguna
modificación o aumenta algo. Con un estíniulo más in-
tenso vuelve a suceder lo misrn.o en la primera fase, pero
el efecto de la activa disminuye notablemente. Con estímu-
los más fuertes aun, la primera fase vuelve a la inacti-
vidad inicial y el efecto de la segunda desaparece por com-
pleto. Hoy, sobre la base de los recientes experimentos
de nuestro colaborador Rikrnan, no publicados todavía, in-
terpretamos todos estos fenómenos como resultado de la
acción de cuatro leyes: 1) Ley_de^ la irradiación, del pro-
ceso de excitación; 2) Ley deTa inducción negativa; 3) Ley
d*2j_a_sümación;.4) Ley. del límite. Con el reflejo de orien-
tación débil, la onda de excitación que se expande elimina
la inhibición de la prim.era fase; este reflejo, que rápi-
damente llega casi a desaparecer, al continuar el mismo
estímulo, no ejerce ninguna influencia sobre la segunda
fase, o a causa de una pequeña sumación la refuerza leve-
mente. Con un reflejo de orientación más notorio su efecto
se mantiene mayor tiempo, y por esto, junto con la desin-
hibición de la primera fase surge, en el último minuto del
reflejo retardado, una inhibición supramaximal, debido a
la sumación considerable de la fase activa del reflejo con-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 241

dicionado con la onda irradiada de la excitación del refle-


jo de orientación. Finalmente, si este último es muy inten-
so, se origina una total concentración de la excitación con
una fuerte inducción negativa que se agrega al proceso
inhibitorio de la primera fase y elimina la fase activaj
Pese a las numerosas relaciones particulares entre los
procesos de excitación e inhibición estudiadas por nos-
otros, y que son propias de ellos, la relación general entre
ambos ha escapado hasta ahora a una formulación exacta.
VÉn lo que concierne al mecanismo profundo de estos pro-
cesos, gran parte de nuestro material nos inclina a admi-
tir- nno el inhibitorio se vincula probablemente con la asi-
n, y que el de excitación de por sí está ligado con
similación.;
nbién disponemos de algún material referente a los
entos voluntarios, volitivos. Hemos demostrado, en
lancia con algunos de los primeros investigadores,
área motora de la corteza es, ante todo, receptora,
is áreas restantes: visual, auditiva y otras, al con-
elaborar reflejos condicionados a los movimientos
del animal, es decir, a las excitaciones cinestésicas
a área, en la misma forma en que los elaboramos
dos los estímulos externos. Existe, además, otro
labitual, que también hemos reproducido en el la-
io, y que consiste en la formación de ligazones
ales entre todo tipo de estímulos externos y mo-
;os pasivos, obteniendo en esta forma, frente a
señales, como respuesta, determinados movimien-
vos del animal. Pero queda sin aclarar en absoluto
lema de si el estímulo cinético está ligado, en for-
dicionada o incondicionada, con el acto motor co-
rrespondiente. Fuera de este temaffel mecanismo del m,o-
vim,iento volitivo es un proceso condicionado, de asocia-
ción, que se somete a todas las leyes de la actividad ner-
viosa superior ya descritas3
A los grandes hemisferios llegan sin interrupción in-
numerables estímulos, provenientes del mundo exterior
o del medio interno del propio organismo. Estos estímulos
llegan desde la periferia por numerosas vías especiales,
242 IvÁN PETROVICH PAVLOV

y por lo tanto alcanzan en la masa cerebral puntos y re-


giones determinadas. En esta forma tenemos ante nos-
otros, en primer lugar, una estructura complejísima, un
mosaico. P o r las vías aferentes llegan a la corteza gran
número de estímulos positivos diversos, y a ellos se unen
en la misma corteza procesos de inhibición. De cada uno
de los estados particulares de las células corticales —los
que, en consecuencia, son también innumerables— se
puede formar un estímulo condicionado especial, como
vemos continuamente en el curso de nuestras investiga-
ciones sobre reflejos condicionados. Todo esto se encuentra
y choca entre sí, y debe sumarse y sistematizarse. En se-
gundo lugar, se halla también ante nosotros u n grandioso
s i s t a n a dinámico. Con los reflejos condicionados observa-
mos y"^esíüdiámos en el animal normal esta sistematiza-
ción ininterrumpida de los procesos, podría decirse la ten-
dencia continua hacia u n estereotipo dinámico. Veamos
un hecho significativo que se relaciona con esto. Si for-
mamos en un animal una serie de reflejos condicionados,
positivos e inhibitorios, a estímulos de distinta intensidad,
y los aplicamos durante algún tiempo diariamente, con
intervalos determinados e iguales y en un orden definido,
llegamos a establecer en los hemisferios un -estereotipo
de los procesosT^Esto se demuestra con facilidad.'iJi ahora,
en el curso deT experimento, repetimos sólo uno de los
estímulos condicionados positivos —preferentemente uno
de los débiles— con intervalos iguales, este único estímulo
reproducirá, con alternativas regulares, las oscilaciones de
magnitud de los efectos correspondientes a todo el siste-
ma de los distintos estímulos, como si éstos estuvieran
presentes3
^ No sólo el establecimiento del estereotipo dinámico,
sino también su sostenimiento duradero, representan un
serio trabajo nervioso, distinto sin embargo, según la com-
plejidad del estereotipo y la individualidad del animal^.
Por supuesto, existen también tareas nerviosas de tal na-
turaleza que incluso los animales de sistema nervioso
fuerte sólo pueden resolverlas después de muchos y difí-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 243

ciles esfuerzos penosos. Otros animales reaccionan a cada


simple cambio del sistema de reflejos condicionados, co-
mo la introducción de (un nuevo estímulo o la trasposi-
ción de alguno de los anteriores, con la pérdida de toda
la actividad refleja condicionada, a veces durante algún
tiempo considerable. Algunos sólo pueden conservar ín-
tegramente un sistema de reflejos con la interrupción de
los experimentos, es decir, después de cierto descanso_7f Fi-
nalmente, otros sólo trabajan en forma regular con un
sistema muy simplificado de reflejos, que puede compo-
nerse, por ejemplo, de dos estímulos positivos de la misma
intensidad.
Nos hallamos en condiciones de suponer que los pro-
cesos nerviosos de los hemisferios durante el estahleci-
miento y conseruación del estereotipo dinámico son lo que
habitualmente se denominan sentimientos, con sus dos ca-
tegorías fundamentales •—positiva y negativa—, y con su
tan amplia gradación de intensidades. Los procesos de es-
tablecimiento del estereotipo, de su perfección, mante-
nimiento y alteración, son los diversos sentimientos sub-
jetivos, positivos y negativos, que se ven siempre en las
reacciones motoras del animal.j
Todo nuestro trabajo nos llevó, paso a paso, a esta-
blecer distintos tipos de sistema nervioso en nuestros ani-
males. Puesto que los grandes hemisferios constituyen la
porción superior y más reactiva del sistema nervioso cen-
tral, sus propiedades individuales son, naturalmente, las
que deben determinar, con primacía, el carácter básico de
la actividad general de cada animal. Nuestra sistematiza-
ción de los tipos coincidió con la antigua clasificación de
los llamados temperamentos. Existe un tipo con proceso
de excitación fuerte, pero con inhibición relativamente
débil. Los animales que pertenecen a él son agresivos, vio-
lentos y los designamos fuertes y excitables, coléricos. A
ellos sigue un tipo de animales fuertes y al mismo tiempo
equilibrados, en los que ambos procesos se encuentran a
igual nivel; son fáciles de disciplinar y sumamente útiles;
se presentan en dos variedades: tranquilos y estables o
movedizos y vivaces, de acuerdo con lo cual los denomi-
244 IvÁN PETROVICH PAVLOV

namos flemáticos o sanguíneos, respectivamente. Por úl-


timo, el tipo inhibible, débil, en el que ambos procesos
son débiles; denominamos a estos animales débiles inhi-
bibles, porque caen con gran facilidad bajo la influencia
de, la inhibición. Son cobardes y ansiosos. Se les podría
asignar también la denominación de melancólicos, ya que
todo los atemoriza continuamente.
Queda demostrado en forma bien clara, que nuestra
investigación de la actividad nerviosa superior avanza por
el camino correcto, que comprobamos exactamente los fe-
nómenos que la integran y que analizamos con precisión
su mecanismo, por el hecho de que ahora logramos pro-
ducir en muchos casos, en forma funcional y con gran
exactitud, un estado patológico crónico de dicha activi-
dad, y al mismo tiempo podemos restablecer luego un es-
tado normal a voluntad. Sabemos oué tipo de animal y
en qué forma puede ser transformado fácilmente en neu-
rótico y cuál será la enfermedad resultante. Nuestros pro-
veedores de neurosis experimentales resultan ser anima-
les del tipo fuerte y desequilibrado, excitables, y anima-
les débiles, inhibibles. Si al excitable se le presentan in-
sistentemente tareas para las que hace falta una inhibi-
ción fuerte, pierde esta iiltima casi por completo, pierde
la capacidad de coi'regir los refleios condicionados, es de-
cir, deja de analizar, de diferenciar, los estímulos oue le
Herfan v los distinto.^ momentos de tiempo. Las excitacio-
nes Que provienen de los agentes más fuerte^;, no le?; PV'^-
ducen ninguna acción patológica. El tipo débil inhibible
se enferma fácilmente, ya sea por una pequeña tens'ón
del proceso inhibitorio o por la presencia de estímulo'^
fuertes, sufriendo una com?>leta interrupción de la acti-
vidad refleja condicionada pn el ambiente de nuestros ex-
perimentos o manifestándola en forma caótica. Mo hemn'-í
podido transformar animales de tipo eauilibrado en en-
fermos nerviosos, ni siquiera mediante el chonue de pro-
cesos opuestos, método especialmente patógeno!
:En concordancia con la clínica humana, la adminis-
tración de bromo resultó el medio terapéutico más seguro
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 245

contra estas neurosis. Según nuestras numerosas experien-


cias, que han aportado valiosa enseñanza en muy diver-
sos aspectos, el bromo guarda una relación especial con
el proceso inhibitorio, al que refuerza considerablemente}
Pero es indispensable dosificarlo con exactitud. La dosis
para el tipo débil debe ser de cinco a ocho veces menor
que la suministrada al tipo fuerte. También ejercen una
influencia beneficiosa el descanso y la interrupción de los
experimentos.
Entre los animales de tipo débil se encuentran con
frecuencia algunos que son perfectos neuróticos. Nosotros
ya hemos observado, e incluso provocado, síntomas psico-
páticos aislados y psicosis: estereotipia, negativismo y lo-
cura circular.
El año pasado me vinculé con las manifestaciones clí-
nicas de la histeria humana, que es considerada, total o
parcialmente, como enfermedad mental, como reacción
psicógena al medio, y llegué a la convicción de que su sin-
tomatología puede ser interpretada sin forzar los hechos,
desde un punto de vista fisiológico, teniendo en cuenta la
fisiología de la actividad nerviosa superior, que ya hemos
expuesto, y me permití publicar estas consideraciones'^*.
Sólo fue necesario hacer conjeturas con respecto a algu-
nos puntos de dicha sintomatología, en lo referente a lo
que faltaba agregar para representarnos en forma general
la actividad nerviosa superior humana.
c Este agregado trata la función del habla, que intro-
duce un nuevo principio en la actividad de los grandes
hemisferios. Nuestras sensaciones y representaciones re-
ferentes al mundo que nos rodea, constituyen para nos-
otros las señales primarias de la realidad, señales con-
cretas; en cambio, la palabra, que es especialmente y ante
todo una excitación cinestésica que va desde los órganos
de la fonación hasta la corteza, constituye las señales se-
cundarias, las señales de señales. Éstas representan una

(1) I. P. Pavlov: "Ensayo de comprensión fisiológica de la


.sintomatología de la histeria" (ver el artículo siguiente).
246 IvÁN PETROVICH PAVLOV
abstracción de la realidad que admite generalización y
forman nuestro pensamiento superior, exclusiva y espe-
cíjicamente humanol] pensamiento que creó primero el
empirismo común de los hombres y, finalmente, la cien-
cia, instrumento de la orientación superior deí hombre
frente al mundo que lo rodea y ante sí mismo:) La fanta-
sía extraordinaria y el estado crepuscular de los histéri-
cos, así como los sueños en todos los casos, representan
la revivificación del primer sistema de señales, con su ri-
queza de imágenes y su carácter concreto, y también de
las emociones. Al comenzar el estado hipnótico queda ex-
cluido, en primer lugar, el órgano del segundo sistema
de señales, que es la parte más reactiva del cerebro y tra-
baja siempre en forma destacada durante el estado de vi-
gilia, regulando y al mismo tiempo inhibiendo, hasta cier-
to grado, tanto al primer sistema de señales como a la ac-
tividad emocional.
Probablemente, los lóbulos frontales constituyen el
órgano de este pensamiento sobreagregado, puramente hu-
mano, para el cual es preciso pensar que las leyes gene-
rales de la actividad nerviosa superior deben seguir siendo
las mismas.'>¡
Los hechos citados y las consideraciones fundadas en
ellos, conducen a una muy estrecha relación entre la fi-
siología y la psicología, lo que también se observa en al-
gunos temas importantes de la psicología americana. En
el discurso pronunciado en 1931 por Walter Hunter, Pre-
sidente de la Sociedad Americana de Psicología, pese a los
grandes esfuerzos del orador, psicólogo behaviorista (con-
ductista) para separar a la fisiología de su psicología, re-
sulta verdaderamente imposible percibir la menor dife-
rencia entre ambas. Pero también los psicólogos del campo
neobehaviorista reconocen que nuestros experimentos con
reflejos condicionados constituyen un gran apoyo para la
teoría asociacionista. Se pueden citar asimismo, otros ca-
sos semejantes.
Estoy convencido de que se acerca una etapa importan-
te del pensamiento humano, en el cual lo fisiológico y lo
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 247

psicológico, lo objetivo y lo subjetivo, sufrirán una fusión


efectiva; en la cual los hechos resolverán, o desaparecerá
en forma natural, esa contradicción atormentadora que
constituye la oposición entre la conciencia y el cuerpo. En
realidad, cuando el estudio objetivo de los animales su-
periores, por ejemplo perros, llegue a un grado tal, lo que
sucederá por cierto, en que el fisiólogo pueda prever en
forma absolutamente precisa cuál será la conducta del ani-
mal en las más distintas condiciones, ¿qué restará enton-
ces para la existencia separada, independiente, de su es-
tado subjetivo, el que por supuesto existe en él a su modo,
como en nosotros el nuestro? ¿La actividad de todo ser
vivo, incluso el hombre, no se transformará entonces para
nuestro pensamiento, necesariamente, en un todo indivi-
sible?
Ensayo de comprensión fisiológica de la
sintomatologfía de la histeria '^'

Dedicado por el autor, en prueba de agradecimiento,


al muy estimado compañero Alexei Vasilievich
Martinov, al cumplir cuarenta años en su destacada
actividad científica, pedagógica y profesional.
Leningrado, abril de 1932.

El estudio objetivo de la función nerviosa superior


con el método de los reflejos condicionados, se amplió y
profundizó a tal punto, que no parece m u y arriesgado el
intento de comprender y analizar con criterio fisiológico,
un cuadro patológico tan complejo como el que representa
la histeria, con todas sus manifestaciones. Esto, pese a
q u e la histeria es considerada por los clínicos como enfer-
medad exclusivamente mental o, con preferencia, como
una reacción psicógena frente al ambiente.
Así, este ensayo será, al mismo tiempo, una prueba
de hasta qué punto el estudio de los reflejos condiciona-
dos tiene derecho a pretender formular una explicación
fisiológica de los llamados fenómenos psíquicos.
Es lamentable que tampoco en este caso se pueda
prescindir de una introducción fisiológica, aunque m u y
breve. Los reflejos condicionados son todavía relativa-
mente poco conocidos incluso en mi patria, y, por otra
parte, su estudio se desarrolla con t a n t a rapidez, que mu-
chos aspectos importantes de los mismos no se han pu-
blicado aún y serán expuestos aquí por vez primera.

(1) "L'Encéphale", tomo XXVIII, N" 4, 1933.


250 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Los reflejos- condicionados, que se acumulan de con-


tinuo en el curso de la vida individual de los animales y
del hombre^ s"e elaboran en los grandes hemisferios o, en
términos generales, en la parte superior del sistema ner-
vioso central, y Representan una complicación ulterior de
los reflejos comunes —que son incondicionados—, es de-
cir, que forman parte de la organización del sistema ner-
vioso central desde el nacimiento.
Interpretados con un sentido biológico, los reflejos
condicionados consisten en que los estímulos de los re-
flejos incondicionados, en determinadas condiciones —coin-
cidencia en el tiempo—, se relacionan con innumerables
fenómenos del medio exterior, que se transforman en se-
ñales de aquellos estímulos. Gracias a esto, todas las fun-
ciones orgánicas, que representan el efecto de los estímu-
los condicionados, alcanzan una correlación cada vez más
fina y exacta con regiones más y más amplias del medio
circundante. El estudio de los reflejos condicionados, o
fisiología de la actividad nerviosa superior, se ocupa de
la investigación de las leyes dinámicas de dichos reflejos,
en estado normal y en el patológico.
Es preciso pensar que la actividad de los grandes he-
misferios y de todo el sistema nervioso central, con sus
procesos de excitación e inhibición, está regida por dos
leyes básicas: la ley de irradiación y concentración de
cada uíio de estos procesos, y la ley de su inducción recí-
proca. _Los experimentos sobre la actividad normal de la
corteza permiten llegar a la conclusión de que en un pri-
mer momento, cuando el estímulo es débil, irradia desde
su lugar de origen; cuando es medianamente intenso se
concentra y cuando es extraordinariamente intenso se irra-
dia también. Si un proceso se concentra induce el opuesto,
tanto en la periferia, mientras dura su acción, como en el
sitio mismo de ésta, una vez terminada.'^
•^Gracias a la irradiación del proceso excitatorio tiene
lugar en todo el sistema nervioso central la sumación de
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 251

reflejos. La onda de la nueva excitación, al extenderse,


se suma a la excitación local, sea ésta manifiesta o latente,
y en este último caso revela cuál es el foco en latencia.
En los grandes hemisferios, con su estructura compleja y
su extraordinaria reactividad y capacidad de dejarse im-
presionar, al irradiarse el proceso excitatorio da lugar a
que se formen el lazo temporal, el reflejo condicionado
y la asociación. Sin embargo, el reflejo sumado es u n fe-
nómeno momentáneo, que dura poco; en cambio, el re-
flejo condicionado es, en las condiciones detalladas más
arriba, un fenómeno estable, que se refuerza gradualmen-
te y representa el proceso característico de la corteza.
Durante la concentración del proceso excitatorio nos
encontramos a todo lo largo del sistema nervioso central
con fenómenos inhibitorios, manifestaciones de la ley de
inducción. El punto en que se concentra la excitación es
rodeado, en mayor o menor superficie, por el proceso inhi-
bitorio, fenómeno de inducción negativa, la que se ma-
nifiesta tanto en los reflejos incondicionados como en los
condicionados. La inhibición surge siempre d e inmediato
al originarse el proceso de excitación, y dura no sólo
mientras se mantiene éste, sino que puede prolongarse
hasta después del mismo. Su acción es más profunda, am-
plia y duradera cuando la excitación es más fuerte y m e -
nor el tono positivo de la masa cerebral circundante. La
inducción negativa obra tanto entre puntos aislados del
cerebro como entre las grandes secciones de éste. Nosotros
la llamamos jnhiWción externa, pasiva, y podria-aS^eg^SJ"-
se, aún, incondicionada. Ant^s se denominaba a este fenó-
meno, conocido ya desde hace tiempo, lucha de los cen-
tros nerviosos, con lo que se subrayaba el predominio fi-
siológico, o por decirlo así, de una de las funciones ner-
viosas.
En los grandes hemisferios se revelan, además de la
señalada, otras formas o casos de inhibición, si bien po-
demos admitir con suficiente base que el proceso físico-
químico es el mismo en todos ellos. En primer lugar, la
inhibición, que obra permanentemente sobre el lazo con-
dicionado, ya sea cuando el estímulo condicionado que ac-
252 IvÁN PETP.OVICH PAVLOV
túa como señal de un reflejo incondicionado se aparta de
éste en forma definitiva o temporal, o bien cuando se
produce un gran retardo entre el comienzo del estímulo
condicionado y el del incondicionado. En estos casos se
origina una inhibición o retardo, respectivamente, del pro-
ceso de excitación. Fraccionándose en extremos, esta inhi-
bición delimita y diferencia los agentes condicionados po-
sitivos de los múltiples agentes negativos cercanos, seme-
jantes, lo que sucede de por sí en las condiciones indica-
das y aumenta y se refuerza gradualmente, siendo un
proceso susceptible de ejercitación y perfeccionamiento.
Dicha inhibición puede vincularse también con cualquiera
de los estímulos exteriores indiferentes si la acción de
uno de los estímulos coincide durante cierto tiempo con
la presencia de inhibición en la corteza. En tales condi-
ciones, el estímulo determina la aparición del proceso
inhibitorio cortical.
Es evidente, después de lo dicho, que esta inhibición
especial de la corteza desempeña, junto con el lazo condi-
cionado, un papel importantísimo en la adaptación al me-
dio, analizando en forma continua y provechosa los estímu-
los que de él provienen. Denominamos inhibición interna,
activa, a la forma o caso de inhibición descrito. Podría
aplicársele, adem.ás, el calificativo condicionada.
En segundo lugar, también se observa en la corteza
un.tipo particular de inhibición. Como regla,'^cuando las
restantes condiciones permanecen invariables, el efecto del
estímulo condicionado es proporcional a la intensidad de
las características físicas del mismo, cumpliéndose esta re-
lación hasta un cierto valop máximo —probablemente exis-
te también un mínimoV-CMás allá de este límite superior
el efecto no aumenta, e incluso, algunas veces, disminuye.
Decimos, entonces, que a esta intensidad el estímulo dado
comienza a provocar no ya excitación, sino inhibición.' In-
terpretamos el problema en su conjunto, admitiendo que
cada célula cortical tiene un umbral de capacidad de tra-
bajo, o sea de capacidad de destrucción funcional, lo que
por otra parte no entraña peligro para la vida del ele-
mento celular, pues es fácilmente reparable. La inhibí-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 253

ción que surge frente a un estímulo superior al máximo


protege dicho umbral, y será tanto mayor cuanto mayor
sea el estímulo supramaximal; en estas condiciones, el
efecto del estímulo se mantiene en un máximo, lo que ocu-
rre con suma frecuencia, o desciende cuando el estímulo
supramaximal es demasiado^ fuerte. Esta inhibición podría
ser llamada inhibición supramaximal.
El límite de capacidad de trabajo de las células cor-
ticales no es constante, sino que se modifica tanto en for-
ma aguda como crónica. En el agotamiento, en la hipno-
sis, en ía enfermedad o en la vejez, desciende más y más,
y simultáneamente crece el número de estímulos del me-
dio exterior que resultan supramaximales, inhibitorios,
frente a dichas células. Además, es preciso señalar al res-
pecto este hecho importante: cuando la excitabilidad, la
labilidad de las células corticales aumenta normal o ar-
tificialmente, por ejemplo, por acción de sustancias quí-
micas, es decir, cuando sobreviene un trabajo, o sea una
destrucción funcional más intensa, aumenta el número de
estímulos que antes resultaban maximales o submaxima-
les —ahora supramaximales—, y con ello se produce la
inhibición, el descenso general de la actividad reflejo-con-
dicionada.
Queda sin resolver el siguiente problema: ¿Cómo se
relacionan estos dos últimos casos de inhibición con el fe-
nómeno universal de la inducción negativa? Si las pri-
meras representan alguna variación de la última, ¿qué re-
lación tiene entonces esta inhibición modificada con las
particularidades de la corteza? Probablemente la inhibi-
ción supramaximal es más semejante, más afín a la inhi-
bición externa pasiva que a la inhibición interna activa,
ya que aparece en forma sorpresiva, sin elaboración, y
no es ejercitada como la inhibición interna.
Ambas inhibiciones corticales se desplazan también y
se difunden por la masa cerebral. Los experimentos rea-
lizados en particular sobre el desplazamiento de la inhi-
bición interna son numerosos y variados; en ellos nos pa-
recía presenciar el citado desplazamiento de la inhibición.
254 IvÁN PETROVICH PAVLOV
No cabe lugar a dudas que, al difundirse y profun-
dizarse, la inhibición da lugar a distintos grados del es-
tado hipnótico, y que en su máxima difusión por el en-
céfalo por debajo de los grandes hemisferios, se transforma
en sueño normal. La multiplicidad y diversidad de los es-
tados hipnóticos, que en su comienzo casi ni se diferen-
cian del estado de vigilia, llaman poderosamente la aten-
ción, incluso en el perro objeto de nuestras experiencias.
Dentro de esas fases relacionadas con la intensidad del
proceso inhibitorio merecen una mención especial las lla-
madas igualatoria, paradojal y ultraparadojal. En ellas los
estímulos condicionados de distinta intensidad física, en
lugar de producir efectos de intensidad proporcional a la
propia, como ocurre en estado de vigilia, producen efectos
iguales, e incluso inversos, alterados. En las fases más sin-
gulares de la alteración se llega a que sólo actúan en forma
positiva los estímulos inhibitorios, y los positivos se trans-
forman, a su vez, en inhibitorios. El fraccionamiento fun-
cional, tanto de la corteza como del resto del cerebro, en
secciones de tamaño variable, se observa vinculado con la
extensión del proceso inhibitorio. En la corteza, especial-
mente, se produce con frecuencia el aislamiento del área
motora de las restantes áreas de los hemisferios, y tam-
bién tiene lugar, con toda nitidez, la desunión funcional
dentro de la misma área motoraj
Debe lamentarse sinceramente que hasta ahora la tras-
cendencia de estos experimentos de laboratorio sea res-
tringida por la competencia de lo que los clínicos y algu-
nos fisiólogos denominan centro del sueño. Mientras tanto,
la cuestión puede ser interpretada en forma satisfacto-
ria y conciliadora desde el siguiente punto de vista, que a
mi parecer está plenamente justificado por los hechos: es
indudable que p i s t e n dos mecanismos de producción del
sueño, y que deben diferenciarse el sueño activo y el pa-
sivo. El primero es el que nace en los grandes hemisferios,
basado en la inhibición activa que allí se origina, y se di-
funde por las partes subyacentes del cerebro. El segundo
surge a consecuencia de la disminución, de la limitación de
los estímulos que llegan a las secciones superiores del ce-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 255

rebro, no sólo a los grandes hemisferios, sino también a


las regiones subcorticales más próximas a ellos.
Estos últimos derivan, por una parte, de las excita-
ciones externas que alcanzan el cerebro a través de los
receptores externos, y por otra, de las excitaciones inter-
nas, condicionadas por el trabajo de los órganos internos,
que llegan al cerebro desde la región del sistema nervio-
so central reguladora de la actividad vegetativa del or-
ganismos
Los primeros casos que se reconocen incuestionable-
mente como de sueño pasivo, son: el caso clínico descrito
por Strümpel, conocido desde hace ya tiempo, y los datos
experimentales análogos, muy recientes, de los profesores
A. D. Speransky y V. S. Galkin, quienes destruyeron en
el perro tres receptores •—olfatorio, auditivo y visual—,
lo que motivó en el animal un estado de sueño profundo
y crónico, que se prolongó semanas y meses. Otros casos
clínicos de sueño pasivo llevaron a los especialistas y a
algunos investigadores a admitir la existencia del llamado
centro del sueño.
Tenemos un ejemplo en este sentido, análogo al del
sueño, en la fisiología del tejido m.uscular. Debido a una
disposición fisiológica especial, el músculo estriado sólo se
contrae en forma activa por la influencia de su nervio mo-
tor, y se relaja en forma pasiva. En cambio, el músculo
liso se contrae y se relaja en form„a activa por la influen-
cia de dos nervios, el positivo y el inhibitorio.
En la misma forma que en la concentración del pro-
ceso excitatorio, también en la del inhibitorio se producen
manifestaciones del proceso opuesto, en este caso el de
excitación, lo que es una consecuencia de la inducción re-,
cíproca.;^'í}l punto en el que se concentra el proceso in-
hibitorio es rodeado, en mayor o menor superficie, por
un aumento de la excitación, fenómeno designado induc-
ción positiva, la que se pone de manifiesto en los reflejos
condicionados y en los incondicionados. La elevación de
la excitabilidad se hace sentir en forma inmediata o pau-
latina un cierto tiempo después de iniciada la concentra-
256 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ción del proceso inhibitorio, y se mantiene no sólo mien-
tras dura éste, sino aun después del mismo, un tiempo
que a veces resulta bastante prolongado. La inducción po-
sitiva tiene lugar tanto entre puntos aislados de la corteza
como entre las grandes secciones del cerebroj
Me referiré también a algunos aspectos de la fisio-
logía de la actividad nerviosa superior, de importancia más
o menos considerable para el análisis fisiológico de la sin-
tomatología de la histeria.
(La relación del organismo con el medio externo a tra-
vés de los agentes-señales condicionados es tanto más per-
fecta cuanto mayores son el análisis y la síntesis de dichos
agentes, realizados en los grandes hemisferios, en concor-
dancia con la gran complejidad y las continuas oscilacio-
nes del medio. .La síntesis se realiza mediante el proceso
del lazo condicionado. El análisis, la diferenciación de los
agentes condicionados positivos de los inhibitorios, se basa
en el proceso de inducción recíproca. La rotura del lazo
entre los distintos estímulos positivos y los reflejos in-
condicionados se logra por medio del proceso de concen-
tración —nuevos experimentos de Rikman—. De modo que
para un análisis exacto se requiere una intensidad bastan-
te elevada de los procesos de excitación e inhibición.;
Intervienen aquí con especial importancia para el es-
tudio fisiológico de la histeria, nuestros datos referentes
a los distintos tipos de sistema nervioso.'Excluimos, ante
todo, a los animales fuertes pero desequilibrados, en los
que el proceso inhibitorio se halla un tanto retrasado y
no guarda correspondencia con el de excitación. Cuando
se presentan tareas nerviosas difíciles, que exigen el em-
^pleO de la inhibición en una medida importante, estos ani-
males pierden casi por completo la función inhibitoria —
forma especial de neurosis— y se excitan en sumo grado,
hasta llegar a la violencia. Por otra parte, estos estados
de excitación, de violencia, se truecan algunas veces en
estados depresivos, somnolientos. Los animales de tal ca-
tegoría son, en su conducta general, agresivos, impetuo-
sos, incontenidos. Los denominamos excitables o coléricos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 257

Sigue el tipo de animales fuertes y al mismo tiempo equi-


librados, en los que ambos procesos están a un mismo ni-
vel, razón por la cual nos resulta trabajoso, y a menudo
imposible, transformarlos en neuróticos mediante la pre-
sentación de tareas difíciles. Este tipo adopta dos formas:
tranquilos —flemáticos— y muy vivaces —sanguíneos—.
Por último, queda por considerar el tipo inhibido débil,
en el que ambos procesos son insuficientes, pero con fre-
cuencia lo es en particular el de inhibición.f^ste tipo es
el clásico proveedor de neurosis, las que pueden provo-
carse en forma experimental con una extraordinaria faci-
lidad. Los animales de este tipo son cobardes, se encuen-
tran en un estado de permanente ansiedad o son muy agi-
tados e impacientes. Para ellos resulta insoportable la ac-
ción de agentes exteriores fuertes en calidad de estímulos
condicionados positivos —por lo común se trata de excita-
ciones normales importantes: alimenticia, sexual, etc.—.
Tampoco pueden soportar un proceso inhibitorio intenso,
ni prolongado aunque sea de relativa intensidad; menos
aun pueden soportar el choque de los procesos nerviosos.
También excede su capacidad de resistencia a cualquier
sistema complejo de reflejos condicionados o el cambio del
estereotipo de la actividad reflejo condicionada. En todos
estos casos, dichos animales presentan una actividad re-
flejo-condicionada débil y caótica y en su mayoría caen
en distintas fases del estado hipnótico. Además, es fácil
provocar en ellos un estado patológico de puntos aislados,
incluso pequeños, de los grandes hemisferios; en tales con-
diciones, la aplicación de estímulos correspondientes a di-
chos puntos lleva a un descenso brusco y rápido de la fun-
ción reflejo-condicionada en su conjunto. Si bien, de acuer-
do con su conducta general, no siempre es posible llamar
melancólicos a estos animales, se los puede incluir en dicho
grupo, es decir, en el de los animales en los que las fun-
ciones vitales resultan, en casi todos los casos, deprimidas
o inhibidas. En la exposición sobre tipos de sistema ner-
vioso, al hablar del equilibrio entre excitación e inhibi-
ción, hem_os destacado en particular lo que llamamos in-
hibición interna. En el tipo débil, con disminución de la
258 IvÁN PETROVICH PAVLOV

inhibición interna, la externa —inducción negativa— pre-


domina acentuadamente e interviene en forma preponde-
rante en la determinación de la conducta externa del ani-
mal. De aquí que denominemos a este tipo: débil inhibido.,
Al concluir la introducción fisiológica es indispensa-
ble mencionar las circunstancias siguientes, de particular
importancia para la comprensión de algunos síntomas es-
peciales de la histeria. Sabemos que el aparato locomotor
envía constantemente a la corteza —área motora— im-
pulsos aferentes, centrípetos, que provienen de cada uno
de sus elementos, lo que permite a la corteza dirigir los
desplazamientos del esqueleto. Existe suficiente funda-
mento como para admitir que también otros órganos, e
incluso tejidos aislados, se relacionan en esta forma con
la corteza, pues es posible influir desde ésta sobre aqué-
llos. En la actualidad, la función condicionada, a la que
se debe relacionar con las secciones superiores del sistema
nervioso central, adquiere gran importancia biológica,
pues se ha comprobado la existencia de leucocitosis, in-
munidad y otros diversos procesos orgánicos condiciona-
dos, aunque todavía no conocemos en forma exacta los
vínculos nerviosos que intervienen en estos procesos en
forma directa o indirecta. Esta última posibilidad, la de,
influir voluntariamente desde la coi-teza, es utilizada y
puesta de manifiesto por nosotros muy rara vez y en con-
diciones extraordinarias, artificiales o anormales. La causa
de ello reside, por una parte, en que excluyendo el apa-
rato músculo-esquelético, la actividad de los demás ór-
ganos y tejidos es autorregulada en forma predominante
por las secciones inferiores del sistema nervioso central,
y por otra parte dicha actividad está enmascarada por la
actividad básica de los grandes hemisferios, orientada ha-
cia las complejísimas relaciones con el medio externo.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 259

II

Tratemos ahora el tema de la histeria.


Entre las nociones que los clínicos poseen sobre his-
teria, algunas engloban las características generales fun-
damentales de este estado patológico y otras destacan
ciertos rasgos sobresalientes, que son síntomas del mismo.
'Algunos clínicos hablan de lo que sería un retorno a la
vida instintiva, es decir, emocional e incluso refleja; otros,
caracterizan a la enfermedad como sugestión, deduciendo
de ésta y de la autosugestión la conducta de los histéricos
y los llamados estigmas de la histeria —analgesia, paráli-
sis, etc.—; hay quien coloca en primer plano el deseo de
la enfermedad, la fuga en la enfermedad; a otros les im-
presiona especialmente la fantasía, la falta de un contacto
real con la vida; otros la consideran como una hipnosis
crónica, y finalmente algunos hablan de la disminución
de la capacidad de síntesis psíquica o de la alteración de
la unidad del "yo"^}Es preciso suponer que el conjunto
de estas ideas abarca plenamente toda la sintomatología
de la histeria y la esencia de esta enfermedad. En primer
plano debemos considerar como hecho reconocido por to-
dos que la 'histgria.„es producto de un sistema nervioso
débil. Pierre Janet dice directamente qué"^la histeria es
un^ enfermedad mental y que pertenece al vasto grupo
de las enfermedades debidas a la debilidad y el agota-
miento cerebrales. Siendo esto así, y teniendo en cuenta
que'ésta característica de la histeria, la debilidad, se re-
fiere con preferencia a la zona superior del sistema ner-
vioso central, y especialmente a la parte más reactiva de
éste, los grandes hemisferios,.'dicha enfermedad se torna
comprensible a la luz de la fisiología del sistema nervioso
central y de su sección superior, tal como ésta es repre-
sentada en el estudio de los reflejos condicionados.
Habitualmente los grandes hemisferios,, que constitu-
yen el órgano superior de la relación del organismo con
<jl medio exterior, y por lo tanto losfreguladores perma-
260 IvÁN PETROVICH PAVLOV
nentes de las funciones ejecutivas de aquél, mantienen
bajo su constante Influencia a las restantes secciones del
encéfalo y a su actividad instintiva y refleja. De aquí
resulta que la eliminación o el debilitamiento de la acti-
vidad de ios grandes hemisferios debe traer aparejada
una actividad más o menos caótica de la subcorteza, que
carece de la medida y concordancia adecuada con las con-
diciones de un ambiente dado^JÉste es un fenómeno de
conocimiento general que se manifiesta en los animales
después de la ablación de los grandes hemisferios, en el
hombre adulto durante distintas narcosis y en los niños
p.equeños en la transición del estado de vigilia al de sueño.
¡Así, empleando términos fisiológicos mencionados más
arriba, vemos que el estado activo de los grandes hemis-
ferios, que consiste en continuos análisis y síntesis de los
estímulos externos, induce negativamente a la región
subcortical, es decir, inhibe en general su actividad, de-
jando en libertad en forma electiva sólo las funciones re-
queridas por las condiciones de tiempo y lugar. Por el
contrario, el estado de inhibición de los grandes hemis-
ferios libera o induce positivamente a la subcorteza, es
decir, refuerza su actividad general. En consecuencia, exis-
te una base fisiológica muy suficiente para considerar que
la inhibición de la corteza provocada por estímulos fiier-
tes origine en los histéricos —en quienes los estímulos
relativamente fuertes son muchos, a causa de la debilidad
cortical— diversos accesos afectivos y ataques convulsivos,
que tienen, ya sea la forma de funciones instintivas y re-
flejas más o menos definidas, ya una forma totalmente
caótica, en concordancia con la localización y el despla-
zamiento de la inhibición en la corteza y en la subcorteza
cercana o más alejada.^^
Pero ésta es ¿p expresión extrema y activa de un es-
tado patológico.^Si esta misma inhibición se difunde con
mayor profundidad hacia abajo, por el encéfalo, tenemos
ya otro estado del organism.o histérico, extremo pero pa-
sivo, en forma de una profunda hipnosis y finalmente de
un sueño completo, que se prolonga no sólo durante ho-
ras, sino también en el curso de algunos e incluso muchos
Los RES-LEJOS CONDICIONADOS 261

días —letargía—. Tal diferencia entre los estados extre-


mos está determinada, probablemente, no sólo por los dis-
tintos grados de debilidad de los procesos de excitación
e inhibición en la corteza, sino también por las relaciones
de fuerza entre la corteza y la subcorteza, que pueden
modificarse en forma aguda y crónica en un mismo indi-
viduo, o estar ligadas con distintas individualidades.
Los diferentes grados de debilidad crónica de la cor-
teza, además de servir de base para la manifestación de
los estados singulares y extremos del organismo, recién
descritos, condicionan también en forma inevitable el es-
tado particular permanente de los histéricos, que es la
emotividadT>
Aunque nuestra vida y la de los animales están diri-
gidas por las tendencias básicas del organismo: alimenti-
cia, sexual, agresiva, investigadora, etc. —funciones de la
subcorteza más próxima—, existe, sin embargo, una zona
del sistema nervioso central que rige la perfecta concoi'-
dancia y realización de todas estas tendencias y que está
ligada necesariamente con las condiciones generales de vi-
da. Esta región, por supuesto, está constituida por los
grandes hemisferios, que moderan cada tendencia aislada,
hacen concordar a todas ellas y aseguran su realización
más provechosa con respecto a las condiciones del medio
exterior. De modo que existen dos formas de acción: una
cuando después de que los grandes hemisferios realizaron,
por así decir, una investigación preliminar, a veces ins-
tantánea, de la tendencia en cuestión, ésta es transfor-
mada por intermedio del área motora de la corteza, en la
justa medida y en momento adecuado, en el acto motor
o conducta correspondiente: ésta es la actividad racional.
La otra forma es aquélla en la cual la acción se realiza
sólo por efecto de la tendencia —tal vez incluso directa-
mente a través de las ligazones subcorticales—, sin el con-
trol cortical previo; ésta es la actividad afectiva, pasional.
En la mayor parte de los histéricos predomina esta se-
gunda forma de acción, según el mecanismo nervioso ya
explicado: una tendencia nace por influjo de un estímulo
externo o interno y provoca la actividad del punto o zona
262 IvÁN PETROVICH PAVLOV
correspondiente de los grandes hemisferios. Bajo la in-
fluencia del estado emocional, debido a la irradiación en la
subcorteza, el puntO' estimulado adquiere un potencial ex-
traordinario, y a causa de la debilidad existente en la
corteza ello basta para producir una fuerte inducción ne-
gativa difusa que excluye el control, la influencia, de las
regiones restantes de los hemisferios, en las que están re-
presentadas las otras tendencias, el medio ambiente, los
rastros de excitaciones anteriores y de impresiones vivas
y la experiencia acumulada. A éste se suma también otro
mecanismo. La intensa excitación provocada por las emo-
ciones eleva la excitabilidad de la corteza y la lleva rápi-
damente al límite de su capacidad de trabajo y aun más
allá de éste. En consecuencia, a la inducción negativa se
suma la inhibición supramaximal. En esta forma, en ma-
y^r o menor grado, el sujeto histérico no vive una vida
racJonalj sino emiocional, y no se rige por la actividad cor-
tical^ sino por la subcortical.^
En directa correlación con el mecanismo descrito en
los histéricos se encuentran la sugestión y la autosuges-
tión. ¿Qué son éstas? Se trata de la concentración del
proceso excitatorio de un punto o región determinada de
los grandes hemisferios, en forma de una excitación de-
finida, una sensación o su rastro, una representación, ya
sean producidas por un proceso emotivo, es decir, por una
excitación proveniente de la subcorteza o provocadas ex
profeso desde afuera, o bien resultantes de ligazones in-
ternas, de asociaciones. Se trata de una excitación que
ha adquirido una importancia predominante, imposible de
superar, que no le corresponde. Ella existe y actúa, se
transforma en movimiento, en acto motor, no porque esté
sustentada por alguna clase de asociación, es decir, por
ligazones de excitaciones, sensaciones y representaciones
presentes y pasadas, lo que hubiera sido un hecho lógico
y racional, como corresponde a una corteza sana y fuerte,
sino porque con una corteza débil, con tono débil y bajo,
la excitación concentrada se acompaña de una inducción
negativa fuerte, que la aisla de todas las restantes in-
fluencias indispensables. Éste es, precisamente, el meca-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 263

nismo de la sugestión hipnótica y posthipnótica. En la


hipnosis que se desarrolla en una corteza sana y vigorosa
se produce u n descenso del tono, debido a la irradiación
de la inhibición*!'. Cuando se dirige un estímulo, u n a
palabra o una orden del hipnotizador, a un punto de una
corteza en estas condiciones, dicho estímulo provoca la
concentración de la excitación en el punto referido y se
acompaña de inmediato por la inducción negativa, que,
gracias a la escasa resistencia, se difunde por toda la cor-
teza; por eso la palabra, la orden, aparecen como comple-
tamente aisladas de todas las demás influencias y se tor-
nan estímulos absolutos invencibles, de efecto inevitable,
incluso después del retorno del sujeto al estado de vigilia.^1
En la vejez, con el descenso natural de la excitación
de la corteza, se produce por sí solo,' continuamente, un
proceso que por su esencia es en un todo igual al descrito,
aunque en menor grado. ÍÉn una corteza todavía fuerte las
excitaciones externas o internas se concentran, incluso con
bastante intensidad —pero no extraordinaria como en al-
gunos casos excepcionales—, en determinado punto o re-
gión de la corteza, acompañándose, por supuesto de una
inducción negativa; pero gracias a la fortaleza del cortex
no sobreviene una inhibición plena que se propague a
regiones alejadas. P o r eso junto a la excitación principal
actúan, en cierto grado, las otras excitaciones concomi-
tantes, que provocan los reflejos correspondientes, en es-
pecial reflejos antiguos, fijados, los llamados automatis-
mos. En nuestra propia conducta observamos que habitual-
mente no reaccionamos en forma aislada, sino en forma
compleja, en correspondencia siempre con la múltiple com-

(1) No obstante la gran cantidad de material reunido sobre


fisiología del sistema nervioso en general y en particular sobre
reflejos condicionados, el problema de las relaciones entre exci-
tación e inhibición aún no ha sido resuelto. ¿Se trata de un
mismo proceso que en determinadas condiciones se transforma
en excitatorio o en inhibición, o bien de un par fuertemente
unido que gira y descubre parcial o totalmente, según las cir-
cunstancias, uno de sus dos aspectos?
264 IvÁN PETROVICH PAVLOV
posición del medio que nos rodea^iEn la vejez el problema
es netamente distinto. Al concentrarnos en una excitación
excluimos por medio de la inducción negativa a las otras
excitaciones, colaterales pero simultáneas, y por eso no
actuamos frecuentemente en concordancia con las condi-
ciones dadas, es decir, no concluimos la elaboración de la
reacción general a la totalidad del ambiente. Citaré vm
caso muy simple. Miro un objeto que me interesa, lo tomo
y veo muy poco o nada de lo que lo rodea, de lo que se re-
laciona con él, y por eso lo rozo y choco, sin necesidad,
con los objetos vecinos. Esto es llamado en forma errónea
distracción senil, cuando, por el contrario, se trata de
concentración, pero de una concentración involuntaria,
pasiva, defectuosa. Por la misma razón, si un anciano,
mientras se viste, piensa en otra cosa o habla con alguna
persona, saldrá sin sombrero, tomará una prenda en lugar
de otra, etc.
A raíz de las continuas sugestiones ajenas no hechas
conscientes y también de la autosugestión, la vida del his-
térico está colmada de toda clase de manifestaciones ex-
trañas y singulares. !
Comenzaremos con casos de guerra, especialmente
estudiados durante la contienda mundial. La guerra, que
representa una amenaza permanente y grave contra la
vida, es, por supuesto, el estímulo más natural para el
miedo. Éste representa determinados procesos fisiológicos,
que en personas de sistema nervioso fuerte no se presen-
tan en absoluto, o si se presentan desaparecen rápida-
naente; pero en personas de sistema nervioso débil estos
síntomas se prolongan durante algún tiempo y las impo-
sibilitan para la pai'ticipación ulterior e inmediata en ac-
ciones militares, liberándolas así de la obligación de se-
guir arriesgando su vida. Estos síntomas prolongados des-
aparecen por sí mismos con el tiempo, pero en el sistema
nervioso débil, y precisamente a causa de su debilidad, se
intensifica el mecanismo que los sostiene. La persistencia
de los síntomas iniciales del miedo, y la vida gracias a
ellos temporalmente exenta de peligro, coinciden en el
tiempo, y de acuerdo con la ley de los reflejos condicio-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 265

nados tienen que asociarse, que ligarse. De aquí que la


sensación y la representación de esos síntomas reciban
un tinte emocional positivo y, naturalm.ente, se reproduz-
can repetidas veces. Por una parte, de acuerdo con las
leyes de la irradiación y la sumación, dichos síntomas
apoyan y refuerzan desde la corteza a los centros reflejos
inferiores de los síntomas del miedo, y por otra poseen
una intensa cai-ga emocional que se acompaña en la cor-
teza débil de una fuerte inducción negativa, excluyéndose
así la influencia de otras ideas que hubieran podido con-
trarrestar la representación del agrado y deseo condicio-
nados por estos síntomas,; Carecemos, pues, de base sufi-
ciente para afirmar que en este caso existe una preme-
ditada simulación de los síntomas. Se trata de relaciones
fisiológicas ineludibles.
Casos como éstos también se le presentan al histérico
con frecuencia en la vida cotidiana. No sólo los horrores
de la guerra, sino también muchas otras amenazas a la
vida —incendios, catástrofes ferroviarias, etc.—, y una
larga serie de profundas penas, tales como la pérdida de
seres queridos, desengaños amorosos o de otro tipo, reve-
ses económicos, desilusiones en creencias y convicciones
personales, y en general situaciones difíciles que la vida
impone: matrimonio desgraciado, lucha contra la pobreza,
sentimientos de ofensa de la dignidad personal, etc., pro-
vocan en el hombre débil, en forma inmediata o mediatg,
reacciones muy intensas, con diversos síntomas somáticos
anormales.:Ty[uchos de estos síntomas, producidos en un
momento de suma excitación, se graban en la corteza por
largo tiempo o para siempre; tal lo que ocurre también
en las personas sanas con algunas excitaciones fuertes
—incluidas las cinestésicas—. Otros de estos mismosv'?ín-
tomas son capaces de desaparecer con el tiempo en un
sujeto normal, ya sea por temor a su propia anormalidad;^
por incomodidad a sentirse directam.ente nocivo o aunque
sólo fuera por temor a la indecencia que traen aparejada;
por el contrario,' á veces, debido a diversas ventajas vi-
tales o simplemente a que media un interés, resultan apo-
yados por la emoción", con un mecanismo idéntico al de
266 IvÁN PETROVICH PAVLOV
los casos de guerra y se tornan estacionarios, reforzándose
y difundiéndose más y más a consecuencia de la irradia-
ción. Por supuesto, en un sujeto débil, que es evidente-
mente unmválidfl, incapaz de atraer la atención de los
.demáSj ni granjearse su respeto o disposición favorable
por sus cualidades positivas, ^stos mismos motivos obra-
rán especialmente para prolongar y reforzar los síntomas
patológicos, í)e aquí también la fuga hacia la enfermedad
y el deseo die contraerla, que constituyen el rasgo más ca-
racterístico de la histeria'.
Entre estos síntomas, además de los que son positivos,
existen también los negativos, es decir, síntomas tales
como la analgesia y la parálisis, que son producidos en el
sistema central, no ya por el proceso de excitación, sino
por el inhibitorio, Estos llaman la atención en forma es-
pecial y algunos clínicos —por ejemplo, Hoche, en su úl-
timo artículo— los consideran síntomas histéricos por ex-
celencia y, además, inexplicables en absoluto. Pero éste
es, sin duda, un malentendido; estos síntomas en nada
se diferencian de los positivos. ¿Acaso nosotros, personas
normales, no retenemos continuamente determinados mo-
vimientos y palabras, es decir, no enviamos a cada ins-
tante impulsos inhibitorios a determinados puntos de los
grandes hemisferios? En el laboratorio, como hemos co-
municado en la introducción fisiológica, elaboramos con-
tinuamente a la par que reflejos condicionados positivos,
reflejos condicionados inhibitorios.'En la hipnosis provo-
camos mediante la excitación verbal anestesias, analge-
sias e incapacidad de movimiento general o de algún
miembro —parálisis funcional—. El histérico puede y
debe ser considerado, incluso en las condiciones habitua-
les de vida, como una persona hasta cierto punto cróni-
camente hipnotizada, pues dada la debilidad de su corteza,
los estímulos comunes pueden resultar supramaximales y
acompañarse de una inhibición supramaximal difusa, tal
como vimos en los perros^que hemos observado en la fase
paradojal de la hipnosis. "En consecuencia, además de los
síntomas inhibitorios, fijados en forma semejante a los
positivos, que han tenido lugar en el momento de un
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 267

fuerte trauma nervioso, en el histérico-hipnótico también


pueden surgir síntomas inhibitorios por medio de la-su-
gestión y la autosugestión. Toda representación del efecto
inhibitorio, sea por temor, interés o provecho, al concen-
trarse continuamente y reforzarse en la corteza provocará
y fijará estos síntomas gracias a la emotividad del his-
térico, exactamente igual a lo que sucede con la palabra
del hipnotizador en la hipnosis. Así, dichos síntomas que-
darán fijados durante un tiempo prolongado, hasta que
por último, en algún caso, una onda de excitación más
fuerte disipe estos puntos de inhibición.;-
Por intermedio de este mecanismo de autosugestión,
el histérico presenta muchos síntomas, ya sean comunes
y frecuentes o extraordinarios y muy singulares.
Toda sensación dolorosa leve o ligera dificultad anor-
mal en cualquier función orgánica, se acompaña en, el his-
térico de la emoción del miedo a una enfermedad seria,
lo que será suficiente para que, de acuerdo con el meca-
nismo ya descrito, estas sensaciones no sólo se manten-
gan, sino se refuercen y aumenten en medida extraordi-
naria, transformando al sujeto en un inválido', con la úni-
ca diferencia de que en este caso, la causa de que la sen-
sación se reproduzca con frecuencia dominante en la cor-
teza no es su tonalidad positiva, como ocurre en el caso
de guerra, sino por el contrario, su tonalidad negativa.
Por supuesto, esto no implica diferencia alguna en cuanto
a la esencia del proceso fisiológico. A los casos particu-
lares de autosugestión histérica pertenecen, por ejemplo,
los casos indudables del embarazo imaginario, con las co-
rrespondientes modificaciones de las glándulas^mamarias,
aumento del depósito de grasa en la pared abdominal, etc.
Esto corrobora una vez más lo que ya se dijo al considerar
estos temas desde un punto de vista fisiológico en el pre-
sente artículo, con respecto a que en la corteza no sólo está
representada la actividad de todos los órganos, sino tam-
bién la de tejidos aislados y junto con ello atestigua la
extraordinaria emotividad de los histéricos. En el caso ci-
tado, se trata en verdad del.instinto de maternidad, pode-
roso de por sí, que reproduce por medio de la autosugestión
268 IvÁN pETROvicn PAVLOV

por lo menos algunos componentes de un estado tan com-


plejo y especializado del organismo como es el embarazo.
Con esto deben relacionarse también los estados y estig-
mas de los distintos éxtasis religiosos. Es un hecho his-
tórico exacto que^los mártires cristianos no sólo soporta-
ban con paciencia los tormentos, sino que iban hacia ellos
con alegría y morían alabando a aquél en cuyo nombre
se sacrificaban," demostración patente del poder de la au-
tosugestión, es decir, de la excitación concentrada en una
zona determinada de la corteza, que se acompaña de una
intensísima inhibición de las restantes zonas de la misma
que representan, por así decir, los intereses del organismo:
su integridad, su subsistencia. Si la fuerza de la sugestión
y la autosugestión son tales, que incluso pueden dar lugar
a la destrucción del organismo sin la menor lucha fisioló-
gica por parte de éste, entonces, con la posibilidad ya de-
mostrada de una amplia influencia cortical sobre los pro-
cesos orgánicos, resulta fácil comprender desde un punto
de vista fisiológico la existencia de perturbaciones par-
ciales de la integridad del organismo, producidas por su-
gestión y autosugestión mediante la inervación trófica, cu-
ya existencia también ha sido comprobada.
De acuerdo con lo expuesto, resulta evidente lo erró-
neo de la opinión extremista de Babinsky, quien a pesar
de encarar en forma correcta el mecanismo básico de la
histeria, sostenía que sólo pueden ser considerados como
síntomas histéricos los que se provocan o se suprimen por
sugestión; de este modo, no tenía en cuenta el efecto ex-
traordinario y la acción continuada de la emotividad, que
no puede ser totalmente provocada en forma intencional
por la sugestión, m.enos aun si se tiene en cuenta que el
verdadero origen y carácter de la emotividad pueden no
ser descubiertos en un caso dado.
.^Finalmente, debem.os reconocer el fantaseo, el aleja-
miento de la vida real y los frecuentes estados crepuscu-
lares de los histéricos. Se puede admitir que.estos síntomas
están vinculados entre sí. Como demuestran los trabajos
de Bernheim y otros, sobre sujetos sanos hipnotizados; y
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 269

también los nuestros, citados al considerar fisiológicamen-


te las observaciones hechas con perros, es preciso recono-
cer una larga serie de gradaciones del estado hipnótico,
que van desde estados apenas diferenciales del de vigilia
hasta el sueño completo. Para abarcar e interpretar con
precisión la totalidad de estas gradaciones, especialmente
en el hombre, considero indispensable que nos detengamos
en los problemas siguientes, que no sólo no han sido es-
tudiados en la forma que merecen, sino que aún no han
sido planteados con carácter científico. Sólo ahora llega
la ocasión para ello.
La experiencia diaria muestra con claridad que exis-
ten dos categorías de individuos: artistas y pensadores.
Entre ellos media una diferencia marcada. Los unos, ar.-
íistas de todo género: escritores, músicos, pintores, etc.,
captan la realidad íntegra, total, completa;.captan una rea-
lidad viva sin ningún fraccionamiento o desunión. Los
otros, los pensadores, precisamente desmenuzan la reali-
dad, como si la destruyeran, transformándola en algo se-
mejante a un esqueleto temporal, para reunir luego sqs
partes gradualmente, tratando así de infundirle vida, aun-
'que sin lograrlo nunca en forma completa. Relacionado
con esto, recuerdo un caso que me maravilló cuarenta y
cinco años atrás. En una familia con fibra artística, había
un niño de dos a tres años de edad, a quien los padres
conseguían entretener —encontrando así también ellos dis-
tracción—, dándole a revisar una colección de fotografías
de parientes, escritores, artistas, etc., que contenía de
veinte a treinta fotos y llamando a cada uno por su nom-
bre. El resultado habitual era que el niño los nombraba
con todo acierto. Cuál sería el asombro de los padres, cuan-
do se descubrió, por casualidad, que también los nombra-
ba correctamente si observaba las fotos en posición inver-
tida. En este caso, los grandes hemisferios recibían las
excitaciones visuales en la misma forma que una placa
fotográfica recibe las ondas luminosas o una placa fono-
gráfica los sonidos,'í>ebemos suponer que ésta es la ca-
racterística esencial de un artista de cualquier género.
Una reproducción total de la realidad como ésta, es com-
270 IvÁN PETROVICH PAVLOV
pletamente inalcanzable para un pensador. Por eso, en la
humanidad es de extrema rareza la unión de un gran ar-
tista y gran pensador en un solo individuo". En la inmen-
sa mayoría de los casos estas características están repre-
sentadas por distintos individuos. Por supuesto, en la ma-
sa se encuentra el término medio.
Considero que existen sobradas razones, aunque por
momentos no sean muy convincentes, para interpretar el
problema de esta manera:-^n los artistas, la actividad de
los grandes hemisferios, que alcanza toda su masa, invo-
lucra menos a los lóbulos frontales y se concentra prin-
.cipalmente en otras regiones; en los pensadores, por .el
contrario, se concentra con preferencia en los primeros.
Me represento el conjunto de la actividad cerebral
repitiendo en parte, para sistematizar lo dicho anterior-
mente, de esta manera. En los animales superiores, in-
cluso el hombrejOa primera instancia para las complejas
relaciones del organismo con el medio es la gJiljcfirteza
más próxima a los hemisferios, con sus reflejos incondi-
cionados complejos —en nuestra terminología— o instin-
tos, atracciones, afectos, emociones —según la multifor-
me terminología habitual—. Estos reflejos se deben a un
número relativamente restringido de agentes exteriores
que son incondicionados, es decir, que actúan desde el mo-
mento del nacimiento. Ellos proporcionan una orientación
limitada en el medio exterior y, junto con ella, una adap-
tación imperfecta. La segunda instancia está representa-
da por los grandes hemisferios, con exclusión de los ló-
bulos frontales, 3on3^e""se~origina con ayuda de los lazos
condicionados, de las asociaciones, un nuevo principio fun-
cional: la señalización de agentes externos incondiciona-
dos, poco num.erosos, mediante un número infinito de otros
^gentes^ sometidos a análisis y síntesis continuos, que dan
la posibilidad de una orientación muy grande en el mismo
medio y, a la par de ello, la de una adaptación mucho
mayor. Ésta constituye el único sistema de señales exis-
tente en los organismos animales y el primero en el hom-
bre, en el que se agrega Qtm gistema de señales que so
puede suponer radica especialmente en los lóbulos fron-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 271

í|j£S, los que alcanzan menor desarrollo en el animal que


en el hombre. Éste es el sistema de señales de las señales,
la palabra, con sus componentes básicos, los estímulos ci-
nestésicos de los órganos del lenguaje. Con esto se intro-
duce en la actividad nerviosa superior un nuevo princi-
pio, la abstracción y junto con ella, la generalización de
las innumerables señales del sistema precedente, acom-
pañada a su vez de nuevos análisis y síntesis de estas se-
ñales generalizadas'' El principio expuesto permite una
orientación sin límites en el mundo circundante y crea la
adaptación superior del hombre, la ciencia, tanto en la
forma de un empirismo humano general, como en su for-
ma más especializada. El segundo sistema de señales y
su órgano son la última adquisición en el proceso evolu-
tivo y, como tal, son especialmente frágiles; se someten,
en primer lugar, a la inhibición difusa, no bien se origina
ésta en los hemisferios, en los estadios más tempranos
del estado hipnótico. Entonces, en lugar de la labor del
segundo sistema de señales, que predomina habitualmento
en el estado de vigilia, aflora la actividad del primer sis-
tema; en un principio y con mayor constancia, surge en
forma de ensueños y fantasía, y luego, en forma más agu-
da, como un estado crepuscular o de sueño ligero —que
corresponde a la somnolencia o al estado de adormeci-
miento—, liberada del efecto regulador del segundo sis-
tema. De aquí el carácter caótico de esta actividad, que
toma muy poeo o nada de los hechos reales y que obe-
dece principalmente a las influencias emocionales de la
subcorteza.
Después de todo lo expuesto, resulta fácilmente com-
prensible, desde el punto de vista fisiológico, el referirse,
tal como lo hacen los clínicos, a la perturbación de la sín-
tesis psíquica en la histeria —expresión de Pierre Janet—,
,p al desdoblamiento del "yo" —^expresión de Raimond—.
En la histeria, en lugar de la función unida y recíproca-
mente equilibrada de los tres sistemas indicados, tenemos
una continua desunión de los mismos, hallándose además
alterada su natural y correcta subordinación; es precisa-
mente en esa unión y en la debida dependencia de la
272 IvÁN PETROWCH PAVLOV
función de estos sistemas, donde reside el fundamento de
una personalidad sana y de la integridad de, nuestro "yo";
Como resultado final, en la histeria,(^obre el fondo
básico de debilidad de los hemisferios, se manifiestan per-
manentemente en múltiples com.binaciones, tres fenóme-
nos particulares: el iácil pasaje al estado hipnótico_en sus
distintas iases, debido a que hasta los estímulos vitales
comunes resultan supramaximales, y se acompañan de una
inhibición supramaximal difusa •—fase paradojal—, una fi-
jación y concentración extraordinarias de los procesos ner-
viosos en puntos corticales aislados, gracias al predominio
de la subcorteza; finalmente, la gran intensidad y difu-
sión de la inducción negativa, es decir, del proceso inhi-
bitorio, debidas a la poca resistencia del tono de las res-
tantes regiones corticales.
Para concluir, me permitiré la libertad de referirme
brevemente a las _psicosis histéricas, de las cuales me fue
presentado un caso. Se trataba de puerilidad histérica. Una
mujer de algo más de cuarenta años, que enfermó a raíz
de graves sufrimientos en su vida familiar. Primeramen-
te, su marido la abandonó en forma inesperada y luego,
pasado cierto tiempo, le arrebató su hijo. Después de un
ataque de estupor, de una paresia general prolongada, la
mujer cayó en la infancia. Se comporta ahora como una
niña, aunque sin defectos generalizados y pronunciados en
las esferas ética, intelectual y de vida cotidiana. Si se la
observa con detenimiento,rtodo se reduce, al parecer, a la
falta de inhibición fraccionada que acompaña en forma
permanente a nuestra conducta, nuestros movimientos ais-
lados, pensamientos y palabras, y diferencia el adulto del
niño.. ¿Acaso nuestro crecimiento no consiste en que in-
hibimos y contenemos continuamente en nosotros, por in-
fluencia de la educación, todo aquello que es rechazado,
prohibido, por exigencias religiosas, públicas, sociales y
estatales? ¿Acaso en la familia y en el círculo de amista-
des, no nos comportamos en todo sentido en forma dife-
rente a como lo hacemos en otras situaciones vitales? Hay
experiencias diarias que lo demuestran en forma induda-
ble. ¿Acaso no vemos constantemente, cómo el hombre que
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 273

se encuentra bajo una influencia afectiva que supera la


inhibición más elevada, se expresa y actúa como no lo
haría cuando está tranquilo, lamentándolo luego amarga-
mente? Esto se pone aun más en evidencia en la embria-
guez, con su exclusión aguda en la inhibición, como bien
lo expresa el proverbio ruso "Al borracho el mar le llega
solamente a la rodilla".
¿Puede volver este estado a la normalidad? La res-
puesta es variable; los psiquiatras afirman que en la ju-
ventud dura horas o días, pero pxiede también prolongarse
más tiempo. En el caso a que hemos hecho referencia, este
estado es de relativa tranquilidad y satisfacción; el meca-
nismo nervioso puede actuar en forma de fuga en la en-
fermedad para huir de las dificultades vitales, haciéndose
por último habitual o imposible de desarraigar. Por otra
parte, la inhibición conmocionada y sobrecargada puede
debilitarse, anularse en forma irreparable.
;,La histeria es en general curable desde un punto de
vista fisiológico? Aquí todo sa define por el tipo de sis-
tema nervioso. En verdad, la impresión que predomina
y reconforta en nuestro trabajo con reflejos condiciona-
dos en perros, es que existe una enorme, aunque no ili-
mitada, posibilidad de ejercitar los grandes hemisferios.
Si tenemos un tipo extremadamente débil, puede llegar
a una mejoría, una regulación general de la actividad re-
fleja, pero sólo dentro del ambiente de experimentación,
que es excepcional, como decimos, ambiente de inverna-
dero. Por supuesto, no se puede hablar de transformarlo
en un tipo m u y fuerte, pero como las reacciones histéri-
cas, tanto aisladas como fisiológicas generalizadas, pueden
encontrarse también en tipos más o menos fuertes some-
tidos a excitaciones de poder extremo o violentos choques
en la vida, en estos tipo.s sí podrá darse un restablecimien-
to pleno de la normalidad, siempre que la serie de sufri-
mientos y sobrecargas extraordinarias no sobrepasen un
cierto límite.
Al mismo tiempo que no puede dejar de causar sumo
interés el talentoso ensayo de Kretschmer sobre la histe-
274 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ria, en el cual el autor se inclina con insistencia y casi
continuamente hacia la interpretación fisiológica de los
síntomas histéricos, el reciente artículo de Hoche inser-
tado en el número de enero del "Deutsche Medizinische
Wochenschrift" del año en curso, causa una impresión ex-
traña. ¿Será cierto que los datos fisiológicos contemporá-
neos no arrojan ni la más mínima luz sobre el mecanismo
de la histeria y que la clínica y la fisiología "se encuen-
tran efectivamente ante la histeria como frente a puertas
cerradas"? Resulta raro, en el artículo de Hoche, lo si-
guiente. Postulando que la analgesia y la parálisis de los
histéricos son el rasgo básico de la enfermedad, dicho autor
pregunta a los adictos de la teoría de la fuerza patológica
en las causas de la histeria: ¿Por qué la gran indignación
causada por las opiniones que él expresó, en contra de
dicha teoría, no torna insensibles a algunos de sus oyen-
tes o lectores, frente al dolor que él podría provocarles
con una fuerte faradización? Luego son citados otros casos
semejantes: ¿por qué, por ejemplo, la gente no se cura
de esta manera, es decir, mediante el fuerte deseo de li-
brarse de su enfermedad, de su neuralgia? Yo recuerdo,
relacionado con esto, el siguiente caso observado por mí
y muchos otros, todavía en la época estudiantil. Se lle-
vaba a cabo, en una mujer joven, una operación plástica
de la nariz, que estaba terriblemente desfigurada por vm
proceso patológico. Para gran asombro de todos, resultó
que en medio de la operación, la paciente respondió con
toda tranquilidad a palabras pronunciadas por el ciruja-
no. Evidentemente, ella casi no había estado anestesia-
da •—se trataba de anestesia general—. Y esta misma mu-
jer llamaba luego la atención por su sensibilidad pato-
lógicamente exagerada, cuando le hacían diariamente cu-
raciones en la región operada. Resulta claro quefel fuer-
te deseo de librarse de su deformación, deseo aumentado
probablemente por emoción sexual, la tornó insensible
frente al traumatismo operatorio,, con la ilusión, la espe-
ranza, en un éxito completo. Pero después de la operación,
por lo menos durante el primer tiempo^, al verse la nariz
ridicula, tosca, artificial, se desengañó amarga y atroz-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 275

mente; esa misma emoción la volvió hipersensible a cual-


quier tratamiento en esa zona*.'
Casos como éste, abundan tanto en individuos nor-
males como en histéricos y en éstos siempre hay que tener
en cuenta, ya sea el complejo de fuerte emoción y pode-
rosas asociaciones predominantes en la corteza, con una
inducción negativa también vigorosa para todas las zonas
restantes de los grandes hemisferios, propio del hombre
fuerte y sano, o bien el mecanismo histérico, descrito an-
teriormente, del tipo nervioso débil.
Los sentimientos de posesión —"les sentiments
d'emprise"—, y ia fase ultraparadojal'"

(Carta abierta al Prof. Pierre Janet)

Tal vez usted encontrará interesante incluir esta car-


ta en su revista, acompañándola con una opinión suya re-
ferente a las consideraciones que de mí surgieron a raíz
del estudio atento de su artículo "Sentimientos en el de-
lirio de persecución", que usted publicara el año pasado.
Soy un fisiólogo, y en los últimos tiempos me he in-
teresado, junto con mis colaboradores, en estudiar en for-
ma exclusiva la actividad fisiológica y patológica de los
grandes hemisferios de un animal superior, el perro; ac-
tividad que corresponde a nuestra función nerviosa habi-
tualmente denominada psíquica. Usted es neurólogo, psi-
quiatra y fisiólogo. Opino que tendríamos que tomarnos
más en cuenta mutuamente y unirnos en nuestro trabajo,
ya que estudiamos la función de un mismo órgano. Con
respecto a esto último, es muy difícil que en ia actuali-
dad pueda caber duda alguna.
La tercera parte de su artículo constituye un ensayo
sobre interpretación de los sentimi^itos de. ..posesión. En
éstos, el fenómeno miás importante radica en que! los en-
fermos proyectan fuera de ellos su debilidad, sus cíefectos,
los transportan a otras personas. Desean ser independien-
tes y tienen la sensación invencible de que los esclavizan,
obligándolos a cumplir órdenes; quieren ser estimados y
sienten que los ofenden; quieren guardar secretos y se los
descubren continuamente; poseen, como todos, ideas pro-

(1) Journal de Psychologie XXXe. année, Nos. 9-10, 1933.


278 IvÁN PETROVICH PAVLOV

pias y piensan que se las roban; tienen costumbres in-


convenientes y accesos patológicos, pero atribuyen a otros
esos hábitos y accesos, j
Usted da a estos hechos la siguiente interpretación:
En tales enfermos, muchas de las situaciones vitales más
comunes son experimentadas como algo difícil, insopor-
table, patológico. Por ejemplo, el caso de una enferma que
debe soportar durante la comida la presencia de dos da-
mas conocidas, contra quienes no tenía, hasta entonces,
ningún resentimiento. Esta dificultad continúa y, por su-
puesto, las frecuentes frustraciones, colman al enfermo de
inquietud, de miedo, del deseo de huir de todo aquello,
en forma análoga a lo que experimentan niños y salvajes.
Los pacientes atribuyen sus dificultades a las malas ac-
ciones de los demás: objetividad intencionada.rX. este res-
pecto, llama luego su atención que en los casos citados, el
problema se refiere, como usted lo expresa, a p a r e s de
situaciories so_cialea,,op.uestas,: ser libre o esclavo, regalar
o quitar, tender al aislamiento o buscar compañía, etc.
Estos contrastes se.,confunden en los enfermos en sus pe-
ríodos de depresión y el choque d e s a ^ a d a b l e es proyec-
tado fuera de ellos hacia otras personas. Por ejemplo: una
enferma ansia estar sola, encerrada en su habitación, co-
mo en realidad se halla, mas la atormenta el pensamiento
de que un hombre avieso ha logrado penetrar y la observa.
Es preciso reconocer que lo expuesto nos brinda un
análisis psicológico muy interesante. Pero me permito di-
sentir con usted en la interpretación del último punto.
Repite más de una vez que esos contrastes no se distin-
guen con toda facilidad, como se acostumbra a creer, y
emplea la frase: "El hablar y el ser hablado' forman un
todo y no es tan sencillo como se cree, distinguir el uno
del otro"; y más adelante: "Los actos de ofender y ser
ofendido están unidos en el proceso común de la ofensa;
la enfermedad nos señala que pueden confundirse y ser
tomados el uno por el otro". Explica usted esta confusión
por una combinación bastante compleja de sentimientos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 279

Aprovechando los hechos que usted ha comprobado y


sistematizado, me he decidido a marchar por otro camino,
parsi _ explicarlos desde un punto de vista fisiológico.
Nuestra noción general —categoría— de la oposición,
es una de las nociones generales básicas e indispensables
que, junto con otras, facilita, ordena y torna posible nues-
tro pensamiento sano".] La relación con el mundo circun-
dante, con el mundo""social y con nosotros mismos, debe
resultar inevitablemente deformada si se confunden de
continuo los opuestos: el yo y el no yo; lo mío y lo vues-
tro; el deseo, en un mismo momento, de estar solo y en
compañía; el ofender y ser ofendido, etc. Por consiguiente,
debe ser una causa profunda la que produzca la desapa-
rición o el debilitamiento de esta noción general. A mi
entender, esta causa puede y debe ser buscada en las leyes
generales de la actividad nerviosa. Sostengo que existen
ahora" en la fisiología, indicaciones en ese sentido.
Hemos observado y estudiado, investigando la función
nerviosa superior de nuestros animales por medio_jde re-
flejos condicionados, los siguientes hechos exactos!.^,en dis-
tintos estados depresivos, inhibitorios, —con mayor fre-
cuencia, en distintos estados hipnóticos—, sobrevienen las
fases igualatoria, paradojal y ultraparadojal. En estas con-
diciones, las células corticales no reaccionan como nor-
malmente lo hacen, con un efecto que corresponde —den-
tro de ciertos límites—, a la fuerza del estímulo; sino que,
en estos distintos estados de inhibición, responden con los
mismos efectos, o contrarios a la intensidad del estímulo
e incluso contrarios a su carácter, es decir, los estímulos
inhibitorios producen efectos positivos y los positivos, efec-
tos negativos. Me atrevo a suponetQ-Ue esta fase ultra-
paradojal es la base del debilitamiento de la noción de
contraste en nuestros enfermo|r]
Todas las condiciones necesarias para que aparezca el
estado paradojal en las células corticales, fueron compro-
badas por usted en nuestros enfermos de una manera clara
y evidente. En el encuentro con el conjunto de las mani-
festaciones vitales, como se trata de individuos débiles,
280 IvÁN PETROVICH PAVLOV

éstos caen con facilidad en estados de depresión, intran-


quilidad y temor; pero, con todo, hay algo que ellos de-
sean o no desean, y experimentan un refuerzo y concen-
tración emocional de la imagen de estos deseos y rechazos
en cuanto esto les es posible —soy dueño y no esclavo;
deseo estar solo y no en compañía; deseo tener secretos,
etc.—, lo que es suficiente para que en estas condiciones
aparezca fatalmente la imagen opuesta —soy esclavo; siem-
pre hay alguien a mi lado; todos mis secretos son descu-
biertos, etc.
Veamos cómo pueden ser interpretados los hechos
expuestos, en forma fisiológica. Imaginemos que deter-
minada frecuencia de golpes de metrónomo constituya un
estímulo condicionado positivo, pues siempre se acompaña
su aplicación con comida, y provoque, por lo' tanto, una
reacción alimenticia. Otra frecuencia será un estímulo ne-
gativo, pues no es acompañada con comida y provocará,
en cambio, reacción negativa; al oírla, el animal se dará
vuelta en sentido contrarioj'Estas frecuencias represen-
tarán un par de opuestos, que al mismo tiempo se halla-
rán asociados y se inducirán recíprocamente; es decir, ca-
da frecuencia provocará la acción de la otra. Éste es u n
hecho fisiológico exacto. Avancemos aún más lejos. „Si la
frecuencia positiva actúa sobre una célula debilitada por
alguna causa —o que se encuentra en estado hipnótico—,
de acuerdo con la ley del límite, que es también un hecho
exacto, .la.,llevará.entonces a.un estado inhibitorio, el que
a su vez provocará, por la ley de la inducción recíproca,
un estado de excitación, en lugar de inhibición, do la otra
mitad del par asociado; y es por ello que en ese momento,
el estímulo ligado a esta segunda mitad no producirá in-
hibición sino excitación. Éste es el mecanismo del nega-
tivismo.
Se le alcanza alimento a un perro en estado de in-
hibición —hipnótica—, es decir, se lo estimula a una fun-
ción positiva, comer; el perro se da vuelta y no toma el
alimento. Cuando se le deja la comida, es decir, cuando
se lo estimula negativamente al inhibir la función, al cese
de la alimentación, el perro tiende hacia el alimento.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 281

Es evidente que esta ley de la inducción recíproca de


funciones contrarias, JeBe ser aplicada tarabién. aias,jdeas
opuestas, vinculadas, por supuesto, a determinadas célu-
las —del habla— y que constituye, también, un par aso-
ciado. A raíz del estado depresivo, inhibitorio —en nues-
tros experimentos, la dificultad en que la actividad nervio-
sa superior se manifiesta habitualmente como inhibición
—, el fuerte estímulo de una idea produce su inhibición y
por su intermedio induce a la idea contrariar
No es difícil advertir que esta explicación se extiende
en forma natural a un síntoma propio de los esquizofré-
nicos: la ambivalencia, que sobreviene en presencia de un
estado paradoja! sumamente profundo y difuso.
Las tentativas de explicar los fenómenos psíquicos des-
de un punto de vista fisiológico, llegan casi a irritar a mu-
chos, incluso a científicos, y es por eso que las califican
con enfado, de "mecánicas", a fin de subrayar con energía,
como absurdo evidente, la aproximación de los sentimien-
tí)s subjetivos a fenómenos mecánicos. A mi entender, es-
to me parece un rotundo malentendido.
En nuestro tiempo, es imposible representar los fe-
nómenos psíquicos como mecánicos, en el sentido literal
de la palabra; lo que tampoco puede aplicarse a los fenó-
menos fisiológicos, ni a los químicos, aunque con menor
restricción, e incluso tampoco a los físicos. La explicación
mecánica estricta queda como ideal de la investigación
científico-natural, al que se acerca y seguirá aproximán-
dose lentamente, por largo tiempo, el estudio del conjunto
de la realidad, incluido en él también el estudio del hom-
bre. Las ciencias naturales contemporáneas, en su conjunto,
sólo son una larga cadena de etapas aproximativa^ hacia
la explicación mecánica, unidas en todo su trayecto por el
principio superior de la causalidad y del determinismo:
no existe acción sin causa.
Se trata sólo de una proximidad muy alejada de la
explicación mecánica, cuando se nos abre la posibilidad
de dar a los llamados fenómenos psíquicos un enfoque fi-
siológico. Pero según mi parecer, esto ya tiene cabida en
no pocos casos.
282 IvÁN PETROVICH PAVLOV
En su etapa psicológica, usted se ocupa de los senti-
jnientos-de posesión, estableciendo en qué condiciones se
producen, en qué consisten sus fenómenos elementales y
de está manera explica su estructura general, es decir,
enfoca también el mecanismo de estos sentimientos, aun-
que de distinta manera.
En la etapa fisiológica, trato de hacer avanzar un poco
más todavía nuestra tarea común, hacia la verdadera me-
cánica general, interpretando el fenómeno de la confusión
de las ideas opuestas, que usted destaca como una parti-
cular acción recíproca de fenómenos fisiológicos elemen-
tales: la excitación y la inhibición nerviosas. Fenómenos
y mecanismos que a su vez serán revelados por la quí-
mica y, en última instancia, por la física, aproximándose
cada vez más al fin de la tarea.
Ensayo de comprensión fisiológica de la
neurosis obsesiva y de la paranoia'''

Como punto de partida para encarar lo que ahora nos


proponemos, sirvieron los nuevos datos de laboratorio ob-
tenidos en el estudio de los reflejos condicionados en
perros.
Cuando se elaboran los reflejos condicionados ante los
diversos agentes exteriores —tomemos, como ejemplo, la
reacción condicionada alimenticia^—, la primera respuesta
al estímulo condicionado que se está formando es, habi-
tualmente, un movimiento hacia ese estímulo, es decir:
el animal se vuelve hacia el lugar donde se encuentra di-
cho estímulo y si éste se halla a su alcance, trata de en-
trar en contacto con él, especialmente por la boca: por
ejemplo, si el estímulo condicionado lo constituye el en-
cendido de una lámpara, el perro la lame; si es un sonido
—en el caso de una excitabilidad alimenticia muy inten-
sa—, trata incluso de apresar el aire con la boca. De esta
manera, el estímulo condicionado se presenta al animal,
realmente, como un sustituto completo del alimento. En
el caso de distintos estímulos condicionados que proven-
gan de diferentes puntos del medio circundante, el ani-
mal se dirigirá naturalmente a cada uno de ellos.
En uno de nuestros perros elaboramos como estímulo
condicionado, entre otros, un ruido muy débil que prove-
nía de la derecha y desde abajo de la mesa, sobre la que
se hallaba parado el perro —experimentos de I. I. Fila-
retov—. Al oir el ruido, el perro se aproximaba al borde

(1) The Journal of Mental Science. April, 1934.


284 IvÁN PETROVICH PAVLOV
de la mesa y bajaba una u otra de sus extremidades, aga-
chando la cabeza en cuanto le era posible, en dirección
hacia el centro productor del ruido. Los otros estímulos
condicionados se encontraban en lugares diferentes, pero
incluso durante la acción de éstos, el animal prefería di-
rigirse al lugar de donde provenía el ruido.
Este hecho adquirió un carácter particularmente ex-
traño, más aun cuando se continuaron los experimentos
con otros estímulos y el ruido en cuestión dejó de utili-
zarse. La reacción motora orientada hacia el sitio de don-
de anteriormente surgía el ruido, persistió y persiste to-
davía hoy, el año y medió de haberlo suprimido,Csin cam-
bio alguno. Si se aplicaban los otros estímulos, cualquiera
fuese su procedencia, el perro sólo tendía hacia el lugar
del primitivo ruido y únicamente en el instante de alcan-
zarle la escudilla con alimentos se volvía hacia ésta.
En los últimos momentos del intervalo habitual entre
los estímulos condicionados, es decir, antes de la aplica-
ción del estímulo siguiente, los perros llegan con frecuencia
a un cierto grado de excitación alimenticia —reflejo de
tiempo— y se dirigen al lugar de la escudilla o al sitio
de donde provenía cualquiera de los otros estímulos con-
dicionados. Pero el animal a que nos referimos, se fija
sólo en el lugar correspondiente al antiguo ruido.
Es evidente que esta reacción debe ser considerada
como patológica, pues no tiene ningún sentido y contradice
en forma grosera y bien manifiesta las relaciones reales.
Considerándola como tal, resolvimos tratarla y en caso
de dar resultado el tratamiento, sería, por supuesto, una
confirmación ulterior indiscutible de su carácter patoló-
gico. 'Como agente terapéutico de elección, empleamos
bromo, en las dosis correspondientes, por haber tenido nu-
merosas pruebas de su ayuda decisiva en neurosis expe-
rimentales e incluso en algunos casos de defectos congé-
nitos del sistema nervioso. Nuestra hipótesis se confirmó
al disminuir la reacción en forma marcada. Frente a otros
estímulos condicionados desapareció por completo, inter-
viniendo la respuesta motora correspondiente, adecuada,
orientada hacia el lugar de cada uno de estos estímulos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 285

El mismo fenómeno se observó luego en otros perros;


en uno de ellos, el bromo eliminó en su totalidad la reac-
ción anormal.
Sin lugar a dudas, los hechos descriptos demuestran
que estamos ante una alteración patológica de las células
nerviosas, ante una modificación de la cofféspondencia
normal entre los dos aspectos de su actividad —excita-
ción e inhibición—, originándose un predominio anormal
del proceso excitatorio. Habla también a favor de esto la
acción benéfica del bromo, agente del que se sabe a cien-
cia cierta fortifica la función inhibitoria de la célula.
La interpretación más aproximada considera que la
causa del fenómeno patológico en el experimento descrüo,
reside en un aumento del proceso, de excitacióiv.y a que
el estímulo externo de muy escasa intensidad provocó una
tensión manifiesta del aparato motor en su componente
locomotor general y en su parte especializada, que orienta
el aparato de recepción del estímulo dadog
Un hecho análogo se agregó al expuesto. En un perro
de tipo débil, pero de una variabilidad más pronunciada,
y en perros castrados pertenecientes a tipos distintos, se
investigó la forma en que resolvían un problema difícil,
consistente en el cambio de una acción condicionada en su
contraria. Se empleó un par de metrónomos con frecuen-
cias distintas, que tenían significados condicionados opues-
tos: positivo y negativo. Se trataba, pues, de la transfor-
mación de un estímulo positivo, que provoca en la corteza
un proceso de excitación, en negativo y de la transforma-
ción de un estímulo negativo que provoca en la corteza
un proceso inhibitorio, en positivo —experimento de Pe-
trova—. Para esto, se empleó el metrónomo con acción po-
sitiva bien elaborada, sin acompañarlo con comida, y, por
el contrario, al utilizar el metrónomo con acción inhibi-
toria, se le daba comida. En uno de los perros castrados,
de tipo extraordinariamente fuerte, este cambio dio re-
sultado. En otros, el cambio, en apariencia, comenzaba a
operarse, pero luego daba lugar a ima particular situación.
En algunos, parecía incluso que la finalidad se había lo-
grado en forma plena; el empleo repetido del metrónomo
286 IvÁN PETROVICH PAVLOV
por varias veces consecutivas, acusaba resultados corres-
pondientes a las nuevas condiciones del experimento; pe-
ro luego, brusca o gradualmente, todo volvía a las anti-
guas relaciones, aunque el procedimiento' de transforma-
ción, que había sido aplicado ya en varias decenas de opor-
tunidades, era continuado sin interrupción.
¿Cuál era el significado de lo expuesto? ¿Habría per-
manecido inmutable en la célula todo lo concerniente a
los procesos de excitación e inhibición, pese al parecido
exterior entre la acción de los metrónomos en esta etapa
del experimento y su correspondiente en la etapa anterior?
Esto se debió resolver con investigaciones especiales.
Las experiencias con tal fin, revelaron serias alteraciones
en las relaciones normales de la célula nerviosa. El pro-
ceso de excitación ya no era como antes; se había hecho
más estable, con menor tendencia, por así decir, a ceder lu-
gar al proceso inhibitorio; o si no, esto se debería compren-
der admitiendo la existencia de un proceso inhibitorio muy
debilitado y de allí la preponderancia relativa del exci-
tatorio. Consideremos los experimentos: cuando se hacía
actuar varias veces en el transcurso de un mismo experi-
mento el metrónomo que provoca el proceso de excitación
modificado, sin alcanzarle comida al animal, es decir, el,
reflejo era extinguido, su efecto decrecía bastante menos
y con mayor lentitud que el de otros estímulos positivos
en las mismas condiciones. Otra particularidad más: des-
pués de extinguirse el estímulo transformado, casi no se
notaba la disminución en la escala habitual —extinción
secundaria— de los otros estímulos condicionados que lo
sucedían, lo que hablaba a favor de la pirtkJMSMkJíl:»
suficiente del proceso inhjUDÍtorw gi|J^^
estímulo. Póí btrá párfé, en ei transcui^so de la extinción
—incluso hasta cero— de otros estímulos condicionados,
^l..Jstmrala4Ku:uaü5Gtj^
sufrir un debilitamiento inmediato o con uno pequeño,
eijItantQ .que otros estímulos positivos.jdisminuian,-en,su
acción en forma muy marcada y persistían así. aún al día
siguiente. Sé trata de una evidente estabilidad en la cé-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 287

lula del proceso excitatorio junto con el debilitamiento del


inhibitorio.'^En esto llamaba también la atención el hecho
de que sé"manifestara una diferencia notoria, en lo rela-
tivo a la estabilidad del proceso de excitación, entre los
otros estímulos condicionados sonoros. Los estímulos to-
nales en especial, es decir, los más alejados por sus ca-
racterísticas del producido por el metrónomo, permane-
cían normales; pero los estímulos con elementos sonoros
semejantes a golpes se acercaban mucho, en cuanto a esta-
bilidad, al producido por los metrónom.os que provocaban
efectos patológicos.
Con estos experimentos, en los que logramos transfor-
mar la acción que determinaban los metrónomos, hemos
revelado, en consecuencia, la misma anormalidad que exis-
tía en los experimentos descriptos anteriormente; allí, en
las células del analizador motor, aquí, en las del anali-
zador acústico; allí, en la sobrecarga del proceso de exci-
tación, aquí, en la caída de los procesos opuestos. Como
aquí también se produce'ía vuelta a las relaciones norma-
les por influencia del bromo, esto fue una nueva razón
para ver en el debilitamiento de la función inhibitoria
de la célula uno de los mecanismos del nuevo fenómeno
patológico y también para comprender por qué este fe-
nómeiiQ se observaba en los animales castrados de tipo
fuerte.^jNosotros ya sabemos, desde hace tiempo, que uno
de los efectos esenciales de la castración es el debilita-
miento de la función inhibitoria de la célula.
Al fenómeno patológico indicado se le pueden asignar
algunas denominaciones descriptivas: estancamiento, iner-
cia no habitual, concentración aumentada, tonicidad ex-
cesiva. En lo sucesivo, emplearemos preferentemente el
término "inercia patológica".
Los nuevos hechos expuestos aparecen como una con-
firmación y ampliación del hecho más general compro-
bado antes: es posible obtener experimentalmente en la
corteza de los hemisferios, por un medio funcional —es
decir, sin influencia mecánica—, un punto patológico muy
bien limitado. En nuestros experimentos anteriores,
estos puntos presentaban un estado parado jal o ultrapa-
288 IvÁN PETROVICH PAVLOV

radojal, es decir, que el estímulo que se relacionaba con


ellos, o producía un gran efecto cuando su fuerza dismi-
nuía, contrariamente a lo que ocurre en estado normal,
u originaba un efecto negativo en lugar del positivoT'íln
esta situación, el punto patológico puede permanecer sin
influir sobre los puntos restantes de los hemisferios o pa-
sar a u n estado en el que al ser excitado por medio del
estímulo correspondiente, Heya a la pertux*bación motora
de Todi la corteza en forma de una inhibición general
de esta actividad. Xuego obtuvimos también puntos pato-
lógicos corticales cuyo estado representaba una fase es-
pecial, manifestándose por el hecho de que el proceso de
excitación adquiría en ellos una inercia anormalT
De esta manera, tenemos suficiente base para acep-
tar que por influencia de distintas causas patológicas de
carácter funcional, pueden producirse en la corteza alte-
raciones de puntos o regiones bien delimitados, y para ad-
mitir también que este hecho experimental puede tener
lugar y ser de gran importancia en la patología de la acti-
vidad nerviosa superior del hombre.
Encuentro admisible suponer que en la estereotipia,
en la iteración y en la perseveración, como síntomas, y
también en la_ esencia de la neumsig. obsesiva _:^jie_la
paranoia, el fenómeno fisiopatfllógico—básica_es_únÍ£Q_jy
siempre el mismo, y precisamente aquél que se _piiso de
manifioqtn pn niTgitros ex¿erirñ^5rEo"^yI^"qu"?^ de-
sigiiado_jcon el término "inercia patológica'I^En lá^epteren-
üpiaTenTaTteracíoñ^^y"^^
lóglca_se encuentra en e r a f e á m o t o r a _ d e . l a , ^ r t e z a —tan-
to del nTxmmleñtíPesqueleticcr^neral, como de los mo-
vimientos especiales del habla— y en la neurosis obsesiva
-y ^IJ&'^rannig^ pst^ inprHa sp^JiaTJg^ en_otra^s célulaslcpr"-
üca]£sJigadas--eerir--etía&-jde-jQiisstras_ ¿enaacianes,. s e n t ^
y u e p r e s e n t a r i n n e ^ Con estas últimas fases no se debe
excluir, por supuesto, la posibilidad de la aparición de
un estado patológico semejante en las secciones inferio-
res del sistema nervioso central.
Pasemos, por así decir, a los aspectos clínicos de
este síntoma en distintas neurosis y psicosis, donde cons-
Los REI'XEJOS CONDICIONADOS 289

tituye una de las manifestaciones, una de las fases, del


estado patológico de las células nerviosas.(3<a estereoti-
pia y la perseveración son síntomas no infrecuentes en
la histeria. Una histérica se queja de no poder detenerse
una vez que ha comenzado a rascarse la cabeza, de no
poder terminar esta acción en el tiempo debido^ Otro his-
térico, luego de un breve acceso catatónico provocado, no
puede pronunciar palabra alguna sin repetirla muchas
veces antes de continuar la frase. Este fenómeno se obser-
va en la esquizofrenia aun con mayor frecuencia e incluso
caracteriza, en especial, su forma catatónica. En la esfera
motora, la inercia patológica se manifiesta en sectores ais-
lados o abarcando todo el sistema músculoesquelético, co-
mo es dado ver en algunos catatónicos cuando se les mueve
en forma pasiva cualquier grupo muscular, en quienes el
movimiento se repite un número enorme de veces.
Más adelante nos detendremos especialmente en la
neurosis obsesiva y en la paranoia, como enfermedades se-
paradas, autónomas, en las que el síntoma que nos interesa
es el fundamental, característico, o casi toda la enferme-
dad misma.
En verdad, así como es apenas discutible que la iner-
cia patológica es evidente y debe ser aceptada como u n
hecho en los fenómenos motores, es también completa-
mente admisible y legítima en relación con todas las sen-
saciones, sentimientos y representaciones. ¿Quién puede
dudar, entonces, de que los fenómenos enumerados son, en
estado normal, manifestaciones de la actividad de las cé-
lulas nerviosas y que la neurosis obsesiva y la paranoia son,
en consecuencia, estados patológicos de las células de los
hemisferios que corresponden a dichos fenómenos, en el
caso dado, su inercia patológica? En la neurosis obsesiva y
en la paranoia tenemos representaciones y sentimientos
cuya estabilidad es extraordinaria e inadecuada y, a con-
secuencia de ello, acciones que no responden a las rela-
ciones del hombre con la naturaleza en general y, espe-
cialmente, con la sociedad; acciones que conducen a con-
flictos difíciles, graves y perjudiciales, con la naturaleza,
con los otros hombres y ante todo, por cierto, consigo
290 IvÁN PETROVICH PAVLOV

mismo. Pero lo dicho se refiere sólo a las representacio-


nes y sensaciones enfermas; fuera de esta esfera, los pa-
cientes piensan y actúan como hombres completamente
sanos, e incluso pueden ser individuos superiores al tér-
mino medio.
T^ajTP^II-n.t^jg nhcpgiyp, y la paranQÍa-S£L_distinguen. por
lo habitual, muy bien entre sí, como formas patológicas —la
primera, una neurosis y la__segunda^3ma psicosis—. Sin
embargo, ñoTodos-ioSneuroíógos y psiquiatras reconocen
esta diferencia. Algunos de ellos admiten la transición
de una forma a la otra, reduciendo su diferencia a grados
o fases del estado patológico y a algunos rasgos comple-
mentarios.
Veamos algunos conceptos de los siguientes autores:
Pierre Janet: "El delirio de persecución está muy
cerca de las ideas obsesivas y me extraña que los hayan
separado por completo, uno del otro".
Kretschmer: "En el viejo y debatido problema de si
existe una diferencia esencial entre las ideas delirantes
y las obsesivas, podemos llegar a una conclusión en sen-
tido negativo".
P. Mallet: "En el delirio y en la obsesión... la lesión
orgánica es de un solo y mismo género".
lX>as dos formas patológicas consideradas se distinguen
entre sí por dos rasgos fundamentales. En la neurosis ob-
sesiva, el paciente conoce la naturaleza anormal del es-
tado patológico que está viviendo y lucha contra él hasta
donde le sea posible, aunque en general, sin resultado. El
paranoico no tiene esta relación crítica con su enferme-
dad; está dominado por ella y está en poder de la impre-
sión, sensación y representación obstinada. La segunda
característica consiste en el curso crónico e incurable de
la p a r a n o i ^
Pero estos dos rasgos diferenciales de las dos formas
en cuestión, no excluyen la identidad de su síntoma fun-
damental. Esto con tanta más razón, pues muchos clínicos
observaron transiciones indudables, agudas y crónicas, de
la obsesión con crítica a la obsesión ya sin crítica. La di-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 291

ferencia entre ambas formas, como base para individua-


lizarlas clínicamente, pudo ser condicionada por el terre-
no en el que surgió el síntoma fundamental y por la cau-
sa determinante en cada caso en particular.
Ante todo, nos referiremos al terreno y a las causas
de la enfermedad estudiados en el material de nuestro
laboratorio. Desde hace tiempo observamos en nuestros
animales que si enfermaban de distintas neurosis expe-
rimentales, siendo uniformes los métodos empleados para
provocarlas, ello dependía del tipo innato de sistema ner-
vioso. Sólo se doblegan fácilmente ante la enfermedad
los representantes de los tipos débil y fuerte, no así los
del tipo equilibrado. Por supuesto que reforzando los agen-
tes patógenos, también se pudo vencer y quebrantar, en
última instancia, al exponente fuerte del tipo equilibrado,
más aun si previamente se agregaba alguna alteración
orgánica, por ejemplo, la castración.
En particular, con el método de la transformación de
un reflejo condicionado en su opuesto, que determinaba
la inercia patológica descrita por nosotros más arriba, se
obtuvo una variedad enorme de resultados, en dependen-
cia con la individualidad de los animales, tanto dentro
de los límites de lo normal como entre las desviaciones
patológicas. En los tipos fuertes y completamente norma-
les esta transformación se opera en forma correcta y lo-
gra el fin pretendido, pero con ritmos muy diversos y con
distintas variaciones en los detalles de la transformación.
En un "gigante" del sistema nervioso —incluso después
de la castración—, del que no vi igual ni en una sola
oportunidad, a través de treinta años de trabajo sobre re-
flejos condicionados, el cambio comenzó desde la primera
sesión y se completó sin oscilaciones en la quinta. En otros,
luego de repetirse varias veces el procedimiento, no se lo-
graba un resultado pleno: ya porque el nuevo estímulo
positivo resultaba siempre inferior al precedente o por-
que el nuevo estímulo inhibitorio no llegaba a hacerse
nulo como el anterior. En un animal, el estímulo de trans-
formación más rápido era el positivo; en otro, el negati-
vo. Todo esto en el caso de una transformación exitosa.
292 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Se daba también la misma diversidad en la solución de


esta tarea, en los casos de desviaciones patológicas: apa->
recia uiia u otra de las desviaciones que fueron señaladas
al comenzar este artículo. También la inercia patológica,
una de las fases de las secuelas patológicas de la trans-
formación, puede pasar rápidamente a otras formas de
enfermedad o quedar más o menos estable.ffin el tipo dé-
bil, la inercia patológica, por lo habitual, cede su sitio
con rapidez a otros estados. La inercia patológica crónica
se observa con frecuencia en los animales castrados de
tipo fuerte^)
Haré un paréntesis en el estudio de nuestro material
de laboratorio, para señalar qué diversa debe ser entre los
hombres la solución de un mismo problema vital, en rela-
ción con los diferentes tipos de sistema nervioso, y qué
distintas deben ser las consecuencias patológicas en el
caso de que individuos con tipos anormales no puedan su-
perar estos problemas.
Lo dicho concierne a la importancia del terreno. En lo
referente a las causas inmediatas dej^s^enferrripdfides f^c
tudiadas, hemos visto dos de ellas en nuestros experimen-
tCR artiialew —hasta la fechajpncn_mimernf;nF.— :• 1) la ex-
pifoHAn fiifvtp y prolongada,__es decir, la sobrecarga del
proceso excitatorio: 2) el choque de procesos opuestos.
Al pasar a seres humanos, es natural que también
aquí debamos tener en cuenta las distintas causas, así
como los distintos terrenos que, por supuesto, acarrean
consigo ya sea distintos grados o cursos diferentes, aun-
que se trate de una misma alteración patológica funda-
mental.
Ya la primera causa, analizada en nuestros animales,
abre una larga serie de casos de la enfermedad estudiada,
posibles en el hombrelT'anto el desarrollo anormal como
la agudización temporal de cualquier emoción —instin-
t o ^ , así como un estado patológico de cualquier órgano
interno o de todo un sistema, pueden enviar a las células
jcorticales correspi)ndientes,_ durante cierto t i e m p o ^ en
forma permanente, una excitación incesante o excesiva j
pi-QYOcar en_ellas. por último, una inercia patológica, una
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 293

representación y una sensación que persisten aun cuando


la causa verdadera haya dejado de actuar. Lo mismo pudo
sel- pl'üduiíldü por cualquier impresión vital fuerte y de
contenido emotivo. También nuestra segunda causa debe
producir un número igual o tal vez mayor de casos pa-
tológicos, pues toda nuestra vida es continua lucha, es
choque de tendencias básicas, deseos y gustos, tanto con
las condiciones g e n t l e s de la naturaleza o las particu-
lares de la sociedad J
J.as capsas patológicas indicadas pndiprnn p/ijippntrar
l a i n e r c i a patológica del proceso de excitacióri en las dis-
tintas J^nstancias de las células de los hemisferios_que per-
clben"en forma directa, los "estímulos de agentes exter-
nos o internos —primer sistema de señales—, o en las di-
ferentes células —cinestésicas, auditivas y visuales— del
sistema de la palabra —segundo sistema de señales—, y
en ambas instancias con "3iferentes grados de intensidad:
algunas veces, en el nivel de las representaciones y otras,
¿iiinpr|tandn la intensidad hasta alcanzar la fuerza de sen-
saciones reales — alucinarinnea
Hemos visto en nuestros perros cómo, en algunas opor-
tunidades, a consecuencia de la inercia patológica, el efecto
del estímulo correspondiente sobrepasaba en forma noto-
ria el efecto normal de otros estímulos. En lo que concierne
al terreno, es decir, a la tendencia a la enfermedad, común
a la neurosis obsesiva y la paranoia, éste será natural-
mente el mismo que en nuestro material de laboratorio
y tendrá lugar en el tipo débil o en el fuerte, pero no en
el tipo equilibrado de sistema nervioso. Ya sabemos por
nuestros experimentos, qué importante es esta diferencia
para el carácter inmediato de la enfermedad. Es muy di-
fícil hacer objeciones en contra de la legitimidad del tras-
lado de las conclusiones obtenidas en los animales, al
hombre. Por supuesto, además del terreno congénito, son
inevitables los casos de sistemas nerviosos inestables, frá-
giles, debidos a la incidencia en la vida de acontecimien-
tos desagradables: lesiones traumáticas, infecciones, into-
xicaciones y conmociones vitales muy intensas.
294 IvÁN PETROVICH PAVLOV
(^sí, la diferencia entre nuestras dos formas patoló-
gicas, en cuanto a la cronicidad e incurabilidad, está de-
terminada ya sea por las diferencias entre las causas in-
mediatas de las mismas o por la disparidad en los tipos
de sistema nervioso^JLos traumas que obran como causas
inmediatas pueden ser temporarios o pasajeros e ininte-
rrumpidos o permanentes hasta el fin de la vidaFA su
turno, el proceso de excitación, en general relativamente
débil, de naturaleza inestable, cede con facilidad su lugar
a la inhibición. Es comprensible que en el caso de la
inercia patológica del último tipo existan muy pocas o
ninguna probabilidad de poder eliminarla o reducirla hasta
un grado relativamente normalTjEn confirmación de lo di-
cho, podemos extraer de nuestro material de laboratorio el
siguiente hecho: en un perro de tipo más o menos fuerte
y con un movimiento de carácter obsesivo, la acción del
bromo sólo debilitó y limitó marcadamente la obsesión,
mientras que en un perro que correspondía, sin lugar
a dudas, al tipo débil, ésta desapareció por completo por
influencia del bromo. Además, la inercia patológica cró-
nica se hallaba con mayor frecuencia entre los animales
castrados de] tipo fuerte, como ya se mencionó más arri-
ba. Resulta interesante, por esto, la observación de E.
^ e u l e r , quien en la última edición de su tratado dice que
no quisiera considerar casual¿Ta coincidencia d e ^ para-
noia con la insuficiencia sexual, encontrada en casos por
él bien estudiados}
En lo tocante al ,otro signo diferencial pntre ambas
formas —la falta, en la paranoia, de una relación crítica
hacia los síntomas de la enfermedad y su presencia en
los estados obsesivos—, dphf ser rpdiKHo, natnralnvmtp,
a_Ja^iferencia en la intensidad de la inercia patológica.
Por lo tanto, consideráremos que en el tipo fuerte Ta^ iner-
cia patológica del proceso de excitación será muy grande
e independiente, hasta inaccesible, en relación con la in-
fluencia de regiones sanas de la corteza, lo que condi-
ciona fisiológicamente la falta de relación crítica. Ade-
más, es probable que el proceso excitatorio inerte, de fuer-
za considerable, produzca en su periferia, de acuerdo con
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 295

la ley de la inducción negativa, una inhibición intensa y


extendida, lo que debe llevar de nuevo al mismo resultado:
excluir de dicho proceso la influencia de la corteza res-
tante de los hemisferios.
Ilustrax-emos estas nociones generales con cualquier
ejemplo extraído de la vida diaria. Tomemos un indivi-
duo de tipo excitable, es decir, en quien el proceso de
excitación no es equilibrado por el inhibitorio. Suponga-
mos que en su fondo_em.ocional —instmtiva=-. predomina
a menudo la tpndpnpia a la superioridad. Desde la infan-
cia sintió un gran deseo de destacarse, de ser el primero,
de dirigir a los otros, de provocar admiración, etc. Pero
la naturaleza no le ha dado junto con esto ninguna apti-
tud sobresaliente, o de haberla tenido, no le fue recono-
cida en su tiempo o las circunstancias no le permitieron
aplicarla en algo útil, viéndose obligado a concentrar su
energía en actividades que no eran apropiadas. La reali-
dad inexorable le negó aquello hacia lo cual él tendía:
no ejerció influencias ni cosechó laureles, sino, por el con-
trario, obtuvo una justificada resistencia y choques; es de-
cir, una serie ininterrumpida de errores. Sólo le quedaba
el restringirse, el conformarse con el papel de, un modesto
trabajador, o sea, inhibir su tendencia. Pern no hnVm IR
indispensable inhibición y la emoción exigía lo suyo sin
cesar_y_eri_£orTyi" imppringa De aquí los esfuerzos ulterio-
res extraordinarios pero vanos para volver a su malograda
profesión o el paso a otra con el mismo resultadóCLuego,
de acuerdo con las características de su tipo —fuerte—,
se refugió en sus satisfacciones interiores, en la idea clara
y permanente de su talento, real o imaginario^ y de sus
derechos vitales y privilegios, acompañados con ideas au-
xiliares sobre trabajos intentados y persecuciones por
parte de aquéllos que lo rodeantTSobreviene. como acaba-
mos de ver, una base suficientemente" condicionada de
inercia patológica" en los mjntos c"orrestx>ndientes de la
corteza, que anula, ^ n ellos los últimos resortes de inhi-
bición. j ^ e revela ahora la fuerza absoluta de la idea, qué
excluye todo lo que no concuerda con ella, transformán-
dose en una representación fantástica de grandezas ima-
296 IvÁN PETROVICH PAVLOV

ginarias, de éxitos í i c t i c i o ^ n o ya sobre la base de inhi-


biciones activas, debidas a otras asociaciones y a otras
señales testigos de la realidad, sino sobre la base de una
mhibición gasiva. de_un_proceso de inducción negativa.
Dado que la emoción existe hasta el final de la vida del
sujeto, también subsiste con ella la idea patológica, pero
ésta queda aislada y sin perturbar a lo que guarda rela-
ción con ella. Estamos frente a la verdadera paranoia, en
el sentido de Kraepelin.
A continuación tomaré un ejemplo concreto del libro
de Kretschmer Dei- Sensitive Beziehungswahn^^K El caso
se refiere a dos señoritas que corresponden al tipo más o
menos débil; pero son activas, modestas, presuntuosas sólo
en lo que se refiere a honestidad, relaciones religiosas,
morales y sociales, pero no en lo relativo a sus derechos
y privilegios en la vida. Las pretensiones sobre estos úl-
timos aspectos están ligadas casi siempre con el tipo fuer-
te excitable.
Una de ellas, de edad ya madura, siente una atrac-
ción sexual normal hacia un hombre joven, pero las exi-
gencias éticas y sociales no le admiten, inhiben o siguen
inhibiendo en forma continua la realización de ese deseo;
es decir, tiene lugar vm desmoronamiento de los procesos
nerviosos. Sobreviene un estado difícil de la actividad ner-
viosa, que se expresa por medio de la inercia patológica
de las secciones de la corteza ligadas con los sentimien-
tos y representaciones que se hallan en lucha. La mujer
llega a la idea obsesiva insuperable, de que el deseo sexual
era visible en su cara como una expresión grosera. En
la clínica oculta el rostro en la almohada y no permite
que ni el médico lo vea. Antes de esto, ya había evitado
.salir a la calle por parecerle que todos la miraban comen-
tando y riéndose de su expresión. Hasta este momento,
aunque todo era imaginario, podía encuadrar, sin embar-
go, dentro de los límites de lo real y posible. Pero luego
sobreviene un brusco cambio, incomprensible aun como

(1) En alemán en el original: Delirio sensitivo de posesión.


Los REFLEJOS CONDICIONADOS 297

trabajo de un pensamiento patológicamente ligado. Influi-


da por la conversación con una amiga, quien afirmaba que
en el Paraíso, Eva hablaba con la serpiente no como una
seductora espiritual, sino sexual, nuestra paciente conci-
bió de improviso la idea y sensación inesperada e inven-
cible de que en ella se encontraba la serpiente, que se
movía de continuo y que en oportunidades, su cabeza ha-
bía llegado hasta la faringe. Vemos aquí una nueva idea
inerte, pero, ¿cómo surgió, p-or medio de qué proceso?
Kretschmer da a este fenómeno la denominación de iner-
cia y lo considera un giro reflejo: Reflektorischer Um-
schlag.
A raíz de un fenómeno idéntico, en otro caso clínico,
Kretschmer dice: "Éste surgió en forma refleja, sin que
mediara nada lógico". ¿Pero qué clase de reflejo es éste?
¿Dónde comienza y dónde termina? Nosotros conocemos
y observamos este proceso en el laboratorio y podemos
comprender su mecanismo fisiológico. A este respecto, creo
importante destacar que en el caso presente, lo fisiológico
y lo psicológico se superponen mutuamente en forma m u y
clara, se funden íntimamente, puede decirse que se iden-
tifican.
Recordemos los dos metrónom.os que actúan en sentido
contrario: uno excitando, otro inhibiendo. Si en la cor-
teza sobreviene una inhibición general, por ejemplo, en
forma de hipnosis, o una local en la zona de acción del
metrónomo, el metrónomo de acción positiva la hará ne-
gativa y recíprocamente. Constituye esto la llamada fase
ultraparadojal.
El cambio descrito, ocurrido en nuestra enferma, nos
enfrenta precisamente con este hecho fisiológico. La pa-
ciente poseía una idea firme y constante de su pureza
sexual, de su intocabüidad y consideraba para sí como
una vergüenza moral y social, experimentar en deter-
minadas condiciones una inclinación sexual, aunque ésta
estuviera reprimida y no fuese llevada a cabo ni en lo
más mínimo.¿Esta idea, sobre un terreno de inhibición ge-
neral en que se halla la enferma y que en los sistemas
nerviosos débiles se acompaña, por lo general, de un es-
298 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tado complejo, se transformó fisiológicamente y en forma
inevitable, en su contraria —apenas enmascarada—, lle-
gando hasta la smisación de tener en su mismo cuerpo
al tentador sexuaF^sto es en un todo igual a lo que su-
cede en el delirlode persecución: el enfermo desea ser
respetado y lo atormenta la idea opuest£)y falsa de que
le infligen continuamente ofensas, o quiere tener secretos
y le atormenta la representación obsesiva de la idea
opuesta, es decir, que todos sus secretos son descubiertos
por los demás, etc. La interpretación fisiológica corres-
pondiente ya la formulé en mi carta abierta al profesor
Pierre Janet, con respecto a los sentimientos de posesión
—Le# sentiments d'emprise.
(_De esta manera, encontramos como base del delirio
dos fenómenos fisiológicos: la inercia patológica y la fase
paradojal, ya separados, sobreviniendo a un mismo tiempo
o sustituyéndose uno al otrq^
Con la segunda enferma ocurría casi exactamente lo
mismo. Un choque semejante de atracción sexual natu-
ral, pero en este caso, el pensamiento insistente surgido
de la vida práctica, sobre la falta de correspondencia en-
tre las distintas edades: el ser causante de su amor era
mucho más joven. Las consecuencias fueron la.s mismas,
incluso hasta la inversión de la idea, pues a esta paciente
la atormentaba el pensamiento absurdo de un supuesto
embarazo, en tanto que el ser amado ignoraba la inclina-
ción que se había despertado en la enferma por él; a. tal
punto era de reservada en la expresión de un sentimiento.
En este caso, estudiado por Kretschmer y en el curso
de muchos otros, se pudo ver con claridad cómo las ideas
y sensaciones obsesivas alcanzan algunas veces el grado
de ideas y sensaciones correspondientes a la realidad, se-
gún expresión de la enferma, quien no las consideraba
como patológicas. Así se mantenían durante algún tiempo
y luego eran de nuevo comprendidas objetivamente por
la paciente, como manifestaciones de la enfermedad. Esto
se hallaba relacionado con la repetición de las circuns-
tancias complejas de la vida y, en consecuencia, también
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 299

con las variaciones de estado del sistema nervioso, que ya


mejoraba o se deprimía o se volvía a debilitar. Por úl-
timo, con el correr de los años, todo pasó.
Me alegré mucho al ver mencionada en los pocos li-
bros que he leído sobre neurología y psiquiatría, la teo-
ría del psiquiatra francés Clérambault, que considera
como fenómeno primario de la paranoia, la manifestación
de]_liauÍñrQaíismo^5ftéñí5ív3^
tas" como él las llama, alrededor—de-las, cuales se des-
_arrollC^I]^JLoxiiia- -sisteínátieft-el--delMo. ¿Qué offa"~cOsa
^uede ser comprendida como automatismo mental, que
no sea un punto de un determinado proceso patológico de
excitacióri_ine*te, alrededor del cual se concentra —por
Fa ley de la generalización—, todo lo cercano, semejante
y afín y por el que es rechazado, inhibido ::^de acuerdo
con la ley de la inducción negativa—, t o J o l o que le es
ajeno?
No soy clínico —he sido y soy fisiólogo— y por su-
puesto, ahora ya no tengo tiempo ni posibilidades de lle-
gar a serlo. Por esta razón en mi actual informe, así
como en mis incursiones anteriores en el campo de la
neuropatalogía y psiquiatría, no me atrevo a pretender
suficiente competencia desde un punto de vista clínico, al
discutir el material correspondiente. Pero estoy seguro de
que no me equivoco ahora, al decir que los clínicos, neu-
rólogos y psiquiatras, deben considerar inevitablemente
como fundamentales en sus campos específicos, los si-
guientes hechos fisiopatológicos: aislamiento completo de
los puntos de la corteza funcionalmente patológicos —en
el momento etiológico—, al igual que la inercia patoló-
gica del proceso de excitación y la existencia en ellos de
la fase ultraparadojal.
Tipos generales de actividad nerviosa superior
de los animales y del hombre *^'

Las imágenes, cuadros de conducta, nuestros y de ani-


males superiores cercanos a nosotros, con los que nos ha-
llamos en continua relación —por ejemplo, los perros—
ofrecen, si los consideramos en su totalidad, incluso en
sus más insignificantes detalles, tal como se manifiesta
especialmente en el hombre, una inmensa diversidad.
Como dichas conductas están determinadas, regidas, por
el sistema nervioso, existe la probabilidad de reducir la
diversidad mencionada a un número más o menos limi-
tado de características básicas de este sistema, con sus
combinaciones y gradaciones. Resultará así posible dife-
renciar tipos de actividad nerviosa, es_ deíáEj. diversos
compleios ae las cualidades fundamentales del sistema
nenóasQ. '
Las observaciones reunidas en muchos años de labo-
ratorio y el estudio de gran cantidad de perros según el
método de los reflejos condicionados, descubrieron pau-
latinamente ante nosotros esas cualidades en sus mani-
destación es y combinaciones vitales. Estas cualidades son:
) la intensidad de los procesos nerviosos básicos, excita-
ción e inhibición, que componen siempre la totalidad de
la función nerviosa; 2) el equilibrio entre ambos; 3) su
movilidad. Es evidente, que estas cualidades, que es-
tán presentes en forma simultánea, condicionan la adap-
tación superior del organismo animal a las condiciones
circundantes o, dicho en otra forma, el equilibrio perfecto

(1) "último informe sobre fisiología y patología de la ac-


tividad nerviosa superior. Comunicación III". 1935.
302 IvÁN PETROVICH PAVLOV
del organismo como sistema con el medio exterior^ es de-
cir, asegura la existencia del organismo. La importancia
de la fuerza de los procesos nerviosos resulta clara por
el hecho de que en el ambiente circundante tienen lugar
•—con mayor o menor frecuencia—, acontecimientos ex-
traordinarios, singulares, estímulos de gran intensidad,
frente a los cuales surge naturalmente, no pocas veces,
la necesidad de deprimir, inhibir, los efectos de estos es-
tímulos por exigencias de otras condiciones exteriores,
tanto o más poderosas. Y las células nerviosas deben so-
portar esas sobrecargas extraordinarias de su función.
De aquí surge también la importancia del equilibrio, de
la igualdad de los procesos nerviosos{^ puesto que el
ambiente que rodea al organismo oscila constantemente
y con frecuencia, con fuerza y en forma inesperada, am-
bos procesos deben alcanzar, por así decir, esas oscila-
ciones, o sea, deben poseer una movilidad elevada, una
capacidad de ceder lugar, de dar preeminencia a uno u
otro estímulo, al excitador sobre el inhibidor o viceversa,
según las exigencias de las condiciones exteriore^ Sin
tener en cuenta los casos intermedios y considerando sólo
los extremos, los límites de la^scilación: fuerza y debi-
lidad, igualdad y desigualdad, labilidad e inercia de am-
bos procesos, tenemos ya ocho combinaciones, ocho posi-
bles combinaciones, ocho posibles complejos de las cuali-
dades básicas del sistema nervioso, ocho tipos de este sis-
tema. Si agregamos que en caso de desequilibrio, el pre-
dominio puede pertenecer, hablando en términos gene-
rales, ya sea a la excitación o a la inhibición y que en
cuanto a la movilidad, la inercia o la labilidad pueden
ser cualidad de uno u otro de los procesos básicos, la
cantidad de combinaciones posibles se extiende ya a vein-
ticuatro. Finalmente, si tomamos sólo las variaciones gro-
seras de las tres cualidades fundamentales, aumenta en
forma extraordinaria el número de las combinaciones
posibles. Sin embargo, sólo una observación asidua y lo
más amplia posible, podrá determinar la presencia, fre-
cuencia e intensidad de unos u otros de estos complejos
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 303

reales de las propiedades básicas de los tipos de función


nerviosa realmente existentes.
Ya que nuestra conducta general y la de los anima-
les superiores se rigen normalmente —^se tiene en cuenta
organismos sanos—, por el segmento superior del sistema
nei-vioso central, grandes hemisferios y subcorteza más
cercana, el estudio de esta actividad nerviosa superior en
condiciones normales, valiéndonos del método de los re-
flejos condicionados, debe llevar al conocimiento de los
verdaderos tipos de la actividad nerviosa, de los modelos
básicos de la conducta del hombre y de los animales
superiores.
Considero que la solución de este problema, aunque
sólo en sus rasgos generales, ya ha sido lograda por el
genio griego con su sistema de los llamados tempeíaKien-
tos, sistema que menciono como correcto y que destaca
los componentes básicos de la conducta del hombre y de
los animales superiores, como se verá en nuestra expo-
sición posterior.
Antes de pasar a con.siderar los hechos observados en
nuestras experiencias, debemos detenernos en una difi-
cultad fundamental y todavía casi insuperable: la deter-
minación del tipo de la función nerviosájT^as formas de
conducta del hombre y de los animales están condicio-
nadas no sólo por las propiedades innatas del sistema
nervioso, sino también por las influencias que han llegado
y llegan continuamente al organismo durante el tiempo
de su existencia i n d i v i d u a es decir, dependen de la edu-
cación constante o aprendizaje, en el sentido más amplio
de estas palabras. Y ello, porque junto a las propiedades
¿el^sistema nervioso señaladas más arriba, surge de~c5n>
tinuo la más importante, su sugerlativa plasticidad; en
consecuencia, si se trata del tipocongenito del sistema
nervioso, es indispensable tomar en cuenta todas las in-
fluencias que el organismo en cuestión recibe desde el día
de su nacimiento. En relación con nuestro material ex-
nerjmental —perros—, esa exigencia queda reducida en
gran número de casos sólo a un deseo vehemente, y úni-
camente podremos cum„plir con ella cuando todos núes-
304 IvÁN PETROVICH PAVLOV

tros perros nazcan y crezcan ante nuestros ojos, bajo


nuestra continua observación. Pronto la importancia de
esta exigencia quedará plenamente confirmada. Entre
tanto, el único remedio para vencer dicha dificultad con-
siste en multiplicar y variar, en cuanto sea posible, las
formas de nuestras investigaciones diagnósticas, conside-
rando que así, en tal o cual caso, se descubrirán, se re-
velarán, las modificaciones especiales del tipo innato de
sistema nervioso, que fueron condicionadas por determi-
nadas influencias de la existencia individual; es decir,
que de la confrontación con todos los restantes rasgos del
tipo surgirá el conocimiento de los rasgos naturales más
o menos enmascarados y se revelarán también, nueva-
mente, los implantados y adquiridos.
Desde las primeras experiencias con perros, según el
método de los reflejos condicionados, resaltaba ante nos-
otros —y ante todos—¿Ja diferencia entre la conducta
de los perros valientes y la de los cobardes^ Unos cami-
naban sin resistencia, permanecían tranquilos en el am-
biente del laboratorio, nuevo para ellos, y aunque se los
colocaba en el banco situado encima de la m.esa y se los
equipaba con algunos dispositivos sujetos a la piel, e in-
cluso introducidos en la boca, al alcanzárseles la comida
por medio de un aparato mecánico la comían en seguida;
eran animales valientes. A otros, era preciso acostum-
brarlos muy paulatinamente a todo esto, durante días y
semanas; animales cobardes. Una diferencia ulterior se
reveló también, cuando comenzaron a formarse en ellos
los reflejos condicionados. En los primeros, éstos se for-
maban con rapidez después de dos o tres asociaciones, al-
canzaban pronto gran intensidad y permanecían cons-
tantes por complicado que fuese el sistema de estos re-
flejos. En los segundos, todo ocurría a la inversa: los
reflejos condicionados se formaban muy lentamente, des-
pués de decenas de repeticiones; su intensidad se elevaba
en forma gradual y nunca se hacían estables, oscilando
en amplitud hasta llegar a cero, por m.ás que se simpli-
ficara su sistema. CÉra natural pensar que en los prime-
ros, el proceso de excitación era fuerte y en los segundos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 305

débíT} En los valientes, dicho proceso surge en forma bio-


lógicamente oportuna y a tiempo, como por ejemplo a la
vista de la comida ofrecida. Se opone siempre a influen-
cias secundarias, quedando, por así decir, como domina-
dor legítimo. En los cobardes, su intensidad no basta
para suponer condiciones menos importantes en el caso
dado, que actúan en base a la llamada por nosotros inhi-
bición externa; de aquí también la causa por la que de-
nominamos a estos perros, inhibidos. En los valientes,
incluso los estímulos físicos externos extraordinarios, si
están ligados en forma condicionada con funciones fisio-
lógicas importantes, siguen sirviendo el objetivo do és-
tas ain llevar a las células nerviosas hasta un estado pa-
tológico, apareciendo en esta forma como índice fiel de
la fuerza —es decir, de la capacidad de trabajo de las cé-
lulas nerviosas—, del proceso de excitación.
Precisamente en este sentido se dio a conocer la di-
ficultad especial que acabamos de mencionar. A todos
los perros que nos parecieron cobardes, es decir, que poco
a poco se acostumbraban a nuestro ambiente experimen-
tal, y qvie tam-bién elaboraban con dificultad los reflejos
condicionados —y en los cuales toda la función reflejo-
condicionada se alteraba fácilmente a causa de nuevas in-
fluencias de muy escasa importancia—, los relacionamos
en forma infundada con el tipo débil de sistema nervioso.
Esto me llevó incluso a un grave error, cuando llegué
a considerar a estos perros como "especialistas en inhibi-
ción", es decir, "fuertes en inhibición". La duda inicial
acerca de este diagnóstico se originó ya a raíz de la con-
ducta externa de estos animales en un ambiente que les
era conocido. Luego llamó la atención su actividad re-
flejo-condicionada, que resultaba perfectamente regular,
pese a su gran complejidad, no bien el ambiente se tor-
naba rígidamente uniforme. La comprensión definitiva del
problema sólo llegó gracias a una investigación especial.
Tomamos —Wiryikovsky y Maiarov—, una carnada de ca-
chorros y los repartimos: una mitad, la colocamos en jau-
las desde su nacimiento; a la otra, le ofrecimos plena li-
305 IvÁN PETROVICH PAVLOV

bertad. Todos los animales del primer grupo resultaron


extraordinariamente cobardes, inhibidos por las menores
modificaciones del ambiente; en los del segundo grupo,
esto no ocurrió. Resultó evidente que los perros que apa-
recían por primera vez en el ambiente exterior manifes-
taban un reflejo especial, al que se denominó algunas ve-
ces reflejo pánico, y al cual yo propondría llamar reflejo
primario y temporal de protección natural. Entablado ya
el conocimiento con el nuevo ambiente, es indispensable
esperar un cierto tiempo las consecuencias de toda nueva
excitación, cualquiera sea el receptor que haya actuado;
es decir, es indispensable abstenerse de todo movimiento
ulterior e inhibir el movimiento existente, pues es una in-
cógnita lo que el nuevo fenómeno promete al organismo:
si resultara iitil, algo nocivo o desprovisto de toda sig-
nificación. Sólo a medida que se traba conocimiento en
forma paulatina con el medio exterior, este reflejo es sus-
tituido, también gradualmente, por uno nuevo, especial, el
reflejo investigador, el que a su vez, de acuerdo con su
propio resultado, es reemplazado por otros refleios corres-
pondientes. El perro al que no se le ha permitido cursar
por sí solo la escuela de la vida, no podrá durante un largo
lapso, y quizá durante toda su existencia, desembarazarse
de este reflejo temporario que enmascara permanentemen-
te la verdadera capacidad de su sistema nervioso. ¡Qué
hecho pedagógico importante! El signo fiel de este rasgo
que persiste en forma ilegítima, además de su oposición
en muchos casos con otros rasgos innatos estables, es la
acción inhibitoria, no tanto de los estímulos fuertes, sino
de los nuevos, por más débiles que éstos fueran —Rosen-
thal, Petrova—.
De este modo, la intensidad del proceso de excitación
aparece ante nosotros como una propiedad del sistema ner-
vioso. De aquí la primera clasificación de todos nuestros
perros en fuertes y débiles.
La siguiente propiedad que surge ante nuestra vista
y divide a los enimales en nuevos grupos, es la igualdad
o desigualdad de ambos procesos nerviosos opuestos: ex-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 307

citación e inhibición. Nos referimos aquí a la inhibición


cortical activa superior —interna, según la terminología
del estudio de los reflejos condicionados—, la que man-
tiene en forma ininterrumpida, conjuntamente con el pro-
ceso de excitación, el equilibrio del organismo con el me-
dio, sirviendo —sobre la base de la función analizadora de
los receptores—, para diferenciar y dividir la actividad
nerviosa que corresponde a las condiciones y al momento
dado, de la que no corresponde —extinción, diferencia-
ción, retardo—.
Hemos comprendido por vez primera la importancia
de esta propiedad en los perros con proceso de excitación
muy fuerte. Observamos bien pronto que mientras los re-
flejos condicionados positivos se forman en ellos con gran
rapidez, los inhibitorios, en cambio, se elaboran lentamen-
te, con una manifiesta dificultad, siendo acompañados a
menudo por una seria protesta del perro, en forma de ac-
ciones destructoras y ladridos o, por el contrario, tendien-
do las extremidades anteriores hacia el experimentador,
como suplicándole que lo libre de tal situación —esto últi-
mo es menos frecuente—. En tales condiciones, los refle-
jos nunca son inhibidos por completo y a menudo se des-
inhiben, es decir, empeoran considerablemente con respec-
to al grado de inhibición logrado con anterioridad. En es-
tos animales sucede con suma frecuencia lo siguiente:
cuando sobrecargamos en ellos la inhibición cortical, ya
sea por lo sutil de la diferenciación, la repetición múltiple
de inhibiciones difíciles o la duración de éstas, el sistema
nervioso pierde frecuentemente en forma total, o casi to-
tal, la función inhibitoria; sobrevienen verdaderas neuro-
sis, enfermedades nerviosas crónicas características, a las
que es preciso curar, ya sea con un descanso muy prolon-
gado, es decir, una interrupción completa de los experi-
mentos, o bien suministrando bromo. A la par de estos ani-
males existen otros, en los cuales ambos procesos nervio-
sos se encuentran a un mismo y elevado nivel.
En consecuencia, los animales fuertes se dividen en
dos grupos: equilibrados y desequilibrados. Los desequi-
308 IvÁN PETROVICH PAVLOV

librados con las características del descrito son frecuen-


tes. Parecería que debiera existir también otro tipo de
desequilibrados, con predominio del proceso de inhibición
sobre el de excitación, pero hasta ahora no se nos han
presentado casos de este tipo en una forma que resultase
absolutamente indiscutible, o no hemos sabido reconocer-
los, destacarlos.
Disponemos ya de ejemplos suficientem.ente nítidos y
no del todo escasos en los cuales el desequilibrio primitivo
pudo ser en gran medida nivelado, con el correr del tiem-
po, gracias a ejercicios lentos y repetidos. líe aquí un
nuevo ejemplo, en el que el tipo congénito de sistema ner-
vioso ha sido enmascarado casi por com.pleto, por influen-
cia de la educación que la vida le ha dado.
Así obtenemos un grupo bien definido de perros fuer-
tes y equilibrados. Sin embargo, ya por su aspecto exterior,
los representantes de este tipo de sistema nervioso se di-
ferencian marcadamente entre sí. Algunos son activos en
grado sumo, movedizos y sociales, es decir, como si fue-
sen en general extraordinariamente excitables y rápidos.
Otros son todo lo contrario: poco reactivos, poco socia-
bles, es decir como si fuesen en general poco excitables
y lentos. Esta diferencia en la conducta general debe de co-
rresponder, por supuesto, a una propiedad específica del
sistema nervioso: resulta lo más acertado explicar esta di-
ferencia por la distinta movilidad de los procesos nervio-
sos. Hace ya tiempo que todos los investigadores hem o;;
advertido esta diferencia exterior entre los animales, pero
nos retrasamos en la explicación por medio de la activi-
dad reflejo-condicionada de la base de este hecho: la movi-
lidad de los procesos nerviosos. Sólo ahora se investiga
en forma sistemática esta movilidad en dos perros, re-
presentantes destacados del último grupo. Pertenecen al
tipo fuerte y equilibrado, pero si mismO' tiempo divergen
en su comportamiento exterior. Por un lado —caso de P e -
trova—, tenemos un animal extraordinariamente movedi-
zo y reactivo; por otro —caso de Yacovleva—, uno m u y
poco movedizo e indiferente. La diferencia de movilidad
Los REFLEJOS CONDICIOIÍADOS 309

de ambos procesos nerviosos surge claramente en su acti-


vidad reflejo-condicionada, y es lamentable que ésta no
haya sido estudiada en forma experimental.
El primer perro, "Lucha" (Boi), ya causa asombro
durante el experimento habitual con reflejos condiciona-
dos, por la rapidez de su transición, desde un estado de
excitación extrema, al ser colocado y atado al comienzo
del experimento, hasta una postura casi rígida, de esta-
tua, con una atención voluntaria en alto grado, durante
el curso de la experiencia. En los intervalos entre la apli-
cación de estímulos condicionados alimenticios, el animal
demuestra suma concentración, sin reaccionar ante estí-
mulos casuales. Con la excitación condicionada comienza
de inmediato la reacción salival, que se repite exactamen-
te, y el animal come con avidez no bien le alcanzan el
alimento. Esta extraordinaria movilidad de los procesos
nerviosos, su rápido cambio, se manifiesta luego en forma,
puede decirse, increíblemente acentuada, en experimen-
tos especiales. En "Lvicha" se había elaborado ya, desde
hacía tiempo, un par de reflejos condicionados opuestos a
los golpes de metrónomo: los de cierta frecuencia actua-
ban como reflejo condicionado alimenticio positivo; los de
otra, como estímulo negativo inhibitorio. Luego fue cam-
biada la acción de los metrónomos. El negativo fue for-
talecido, es decir, se transformó en estímulo positivo. El
positivo no fue acompañado más por la comida y se trans-
í'ornió en estímulo inhibitorio. Al día siguiente se observó
el comienzo de la transformación y al quinto día ésta se
iiallaba totalmente concluida, caso rarísimo por su rapi-
dez. En uno de los días próximos se cometió un error; los
metrónomos fueron empleados de acuerdo con su signifi-
cado anterior: el antiguo estímulo positivo fue intensifi-
cado y el inhibitorio quedó sin reforzar. Se produjeron sin
demora las relaciones anteriores. Al ser corregido el error,
retornaron con igual rapidez las nuevas relaciones. Este
perro representaba un caso admirable, nunca visto, de ela-
boración del reflejo retardado. En general, la formación
de este reflejo, en el que un mismo estímulo obra, en dis-
310 IvÁN PETEOVICH PAVLOV
tintos períodos de su duración, ya como agente excitato-
rio, ya inhibitorio, es una tarea difícil de por sí. Pero la
elaboración de este tipo de reflejo después de la práctica
prolongada de reflejos de breve retardo, e incluso durante
ella, es ya un problema de dificultosa solución, inalcan-
zable para muchos perros y que exige, en los casos exi-
tosos, largos plazos, hasta meses enteros. Nuestro perro lo
cumplió en pocos días. ¡Qué empleo extraordinario, rápido
y libre, de ambos procesos opuestos!
Todo lo referido sobre este caso permite afirmar que
se trata del tipo más perfecto, pues en él está asegurado
el equilibrio exacto de todas las eventualidades que ofrez-
ca el medio exterior, aunque éstas representaran fuertes
estímulos, a los que correspondiera por respuesta una ac-
tividad positiva o cuyos efectos fuesen inhibidos; equili-
brio que se cumple por más rápido que sea el cambio
de estos distintos estímulos. Hay que agregar aún, que
este perro soportó las pruebas descritas, muy difíciles, des-
pués de haber sido castrado.
Como contraste, en cuanto a la propiedad en estudio
del sistema nervioso, podemos citar otro perro, cuya con-
ducta general hemos caracterizado más arriba —se lla-
maba "Solotisti", de Yacovleva—. Durante el estudio de
la función reflejo-condicionada de este perro, se reveló
en especial la imposibilidad de obtener en él un reflejo
alimenticio salival constante y suficiente, el que oscilaba
de una manera caótica, llegando con frecuencia a cero.
¿Qué significaba esto? Si el reflejo hubiera tendido a
coincidir con el momento del refuerzo de la alimentación,
¿por qué oscilaba y no se mantenía constante? Esto no
podía basarse en la insuficiencia de la inhibición, pues
sabíamos que este perro había soportado una inhibición
prolongada. Además, la falta de salivación previa no es
ningún índice de perfección, sino por el contrario, de una
clara insuficiencia. Sabemos que la importancia de la sa-
livación consiste en que el alimento, al entrar en la boca,
encuentra de inmediato la sustancia que necesita para ini-
ciar su transformación, explicación ésta que corresponde
a la realidad, según lo demuestran, primero, el carácter
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 311

general del hecho y segundo, que la salivación previa, co-


mo necesidad biológica, se corresponde siempre, por su
volumen, con la cantidad del alim.ento. Aceptamos como
explicación natural de la particularidad de nuestro perro,
que la inhibición primaria, que existe en todo reflejo con-
dicionado retardado, período de retardo —o período laten-
te, como lo llamábamos antes—, aunque intensa, es sin
duda de movilidad insuficiente para distribuirse en forma
correcta en el tiempo y persiste más de lo necesario, de-
bido a la inercia. Ninguna medida encaminada a obtener
un efecto salival ha podido alcanzar su objeto.
Teniendo en cuenta que el perro poseía procesos de
excitación e inhibición muy intensos, se le presentó un
problema que, aunque difícil, había sido resuelto en for-
ma satisfactoria por otros perros. Entre varios reflejos con-
dicionados elaborados, y variando su intercalación dentro
de este sistema de reflejos, se le aplicó un nuevo estímu-
lo cuatro veces en el curso del experimento, pero sólo fue
reforzado la última vez; es éste un problema que exige
todos los recursos del sistema nervioso y principalmente,
la movilidad de los procesos. Nuestro perro empleó todos
los medios posibles para resolver este problema por cami-
nos indirectos, prestando atención a cuanto podía ser señal
ordinaria, habitual, de la aplicación reforzada del nuevo
estímulo. Ante todo aprovechó el golpe y el ruido de la
escudilla que se movía ante sus ojos, permaneciendo sen-
tado durante las tres primeras aplicaciones, en las que no
se le daba comida, y por le tanto no se desplazaba hacia
la escudilla. Cuando comenzaron a alcanzarle escudillas
vacías en los intervalos entre la aplicación de los estímu-
los, con el fin de privarlo de la señal ligada al refuerzo,
el animal empezó a mirar para ver qué contenían y sólo
se levantó —con preferencia estaba sentado— cuando vio
comida. Si levantaban la escudilla, de modo que el perro
no pudiera ver su contenido, rehusaba en general la co-
mida y permanecía sentado a pesar de todos los estímulos.
Para que se alimentara fue necesario entrar en la pieza
durante la estimulación positiva y mostrarle la comida
dentro de la escudilla que le alcanzaban; únicamente en-
312 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tonces se alimentó. En este momento se suprimió el es-
tímulo nuevo y dejaron de alcanzarle escudillas vacías.
Sólo se emplearon los viejos estímulos, por supuesto re-
forzados, y poco a poco comenzó' el perro a levantarse y a
comer por efecto de ellos. Luego sa extinguió nuevamen-
te el reflejo a la escudilla vacía. El animal continuaba
levantándose ante los viejos estímulos condicionados, pe-
ro, como era habitual en él, no siempre con salivación
previa. Como en el caso anterior, se efectuaron otra vez
cuatro aplicaciones del estímulo nuevo, reforzándolo en la
última. Durante las tres primeras no se le alcanzó la es-
cudilla, porque, como hemos dicho, el reflejo a ella estaba
extinguido. El problema fue resuelto también en esta oca-
sión con ayuda de una señal que, aunque nueva era muy
sencilla: un estímulo complejo, integrado por el nuevo
estímulo más el movimiento y el golpe de la escudilla al-
canzada. No hubo reacción ante el nuevo estímulo cuando
éste fue repetido tres veces sin los estímulos provenientes
de la escudilla, y cuando en estas primeras aplicaciones
comenzaron a alcanzarle la escudilla, pero vacía, es decir,
cuando el estímulo complejo fue desvalorizado, después de
levantarse en vano algunas veces, el perro dejó de reac-
cionar ante el nuevo estímulo en forma resuelta y por
completo, levantándose ante los estímulos restantes. Se re-
solvió entonces restablecer el reflejo extinguido al estímu-
lo nuevo, suspendiendo todos los demás estímulos y refor-
zando aquél ocho veces seguidas en el curso de las expe-
riencias. El restablecimiento del reflejo tuvo lugar muy
lentamente. El nuevo estímulo fue reforzado durante dos
días, es decir, dieciséis veces, y pese a que el experimenta-
dor no entró durante este tiempo ni una vez en la cá-
mara y —cuando el perro, al fin, se levantaba y comía—
señalaba la comida con la acción de un nuevo estímulo, el
perro por sí solo no se levantó ante éste. El tercer día,
al principio, ocurrió lo mismo, pero en la decimonovena
aplicación, cuando se continuaba con el nuevo estímulo,
pasados los 30 segundos habituales, mientras la escudilla
era alcanzada cada 10 segundos, es decir, al presentarla
por cuarta vez, el perro se incorporó y comió la porción
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 313

que se le daba. Sólo después, y aunque al principio con


grandes intervalos, el animal manifestó un reflejo alimen-
ticio motor y para acelerar su total restablecimiento fue
necesario recurrir más de una vez al ayuno completo du-
rante veinticuatro horas, con lo que se obtuvo en el de-
cimocuarto día un reilej o completo con salivación previa
y, como de costumbre, poco constante. P a r a conseguir en
particular un reflejo salival constante, se dio al perro me-
dia ración el vigésimo día, manteniéndolo así durante diez
días. No se logró el fin deseado: la reacción salival per-
maneció inconstante, comenzando la motriz al final del
estímulo condicionado o incluso, después de ser alcanzada
la •escudilla. ¡Qué inercia asombrosa del proceso inhibito-
rio! Se mantuvo al perro, luego, durante catorce días, con
la cuarta parte de su ración, sin que se modificara prác-
ticam.ente la situación en lo referente a los reflejos.
Sobre este fondo se comenzó a elaborar una nueva
diferenciación sumamente sencilla: el nuevo estímulo era
o no reforzado con un ritmo muy estricto. Es decir, se tra-
taba de elaborar reflejos a un ritmo simple. Durante ocho
días no se vislumbró la menor insinuación de reflejos. ¡Qué
inercia del proceso de excitación! Suponiendo que este he-
cho pudiera depender en parte de una excitación alimen-
ticia excesiva, llevamos la ración del perro hasta la mi-
tad de la normal. En efecto, comenzó entonces a notarse
paulatinamente la diferencia en la intensidad de la reac-
ción salival ante estímulos con o sin refuerzo, llegando
ésta a ser muy considerable en el primer caso y nula en
el segundo. La reacción motora persistía en todos los ca-
sos, pero frente a estímulos positivos aparecía con mayor
rapidez. Con el propósito de lograr una diferenciación
completa también en la reacción motora, se prolongaron los
experimentos y el perro comenzó a aullar, primero antes
de la experiencia y luego también durante su transcurso,
y trataba continuamente de salir del banco. La reacción
motora ante los estímulos no reforzados se diferenció ple-
namente en algunos experimentos, pero sólo al principio
de éstos. Más tarde o más temprano, el perro comenzaba
a evidenciar dificultad. No iba nunca a la cámara de ex-
314 IvÁN PETROVICH PAVLOV
perimentación por sí solo y cuando lo llevaban se volvía
y trataba de escapar; ya en ella, prorrumpía en aullidos
y ladridos, que arreciaban con la aparición de los estímu-
los. La conducta general del perro contrastaba extraordi-
nariamente con la de los tres años anteriores. Para ayu-
darlo a lograr una plena diferenciación, le fue adminis-
trada su diaria porción de alimentos, completa. Poco a
poco, el animal se tranquilizó, dejó de aullar y ladrar y
se dirigió gustosamente al banco; simultáneamente fue ha-
ciéndose presente la salivación, aun ante los estímulos no
reforzados; después comenzó a disminuir ante todos los
estímulos y llegó a cero, desapareciendo luego también to-
talmente la reacción motora a los estímulos repetidos. El
perro se apartó del problema; permaneció tranquilamente
acostado, espulgándose y lamiéndose durante todo el ex-
perimento, después del cual engulló con avidez las por-
ciones preparadas.
En esta forma, durante el transcurso del largo perío-
do en que se elaboró la diferenciación —siendo ésta pri-
mero difícil y luego sencilla—, hemos observado una ex-
traordinaria inercia de los procesos de excitación e in-
hibitorio, resultando este último especialmente interesan-
te y claro en todo su mecanismo, durante la diferencia-
ción simple, la que estuvo finalmente próxima a su com-
pleta elaboración con ayuda de la excitación alimenticia
elevada, pero la acompañaba una extraordinaria excita-
ción del animal, reveladora de la difícil situación que atra-
vesaba su sistema nervioso. Pero al disminuir la excita-
ción alimenticia hasta el nivel común en los experimen-
tos con todos nuestros perros, desapareció el éxito que
se había alcanzado en la correcta distribución en el tiem-
po de los procesos nerviosos opuestos, exigida por las cir-
cunstancias exteriores. Resultó más difícil al perro cam-
biar el proceso de excitación por el de inhibición y a la
inversa, con intervalos de cinco minutos, o sea continuar
con un procedimiento ya casi elaborado, con un estereo-
tipo elaborado, que anula la fuerte excitación alimenticia,
en presencia de la cual todos nuestros perros trabajan en
forma plenamente satisfactoria durante los experimentos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 315

La avidez con que comió el referido animal, después de la


experiencia, las porciones que se le habían alcanzado, fue
índice de la presencia en él de dicha excitación. Este hecho
atestigua en forma evidente y sin lugar a dudas, la enor-
me importancia de la movilidad normal de los procesos
nerviosos, así como la gran insuficiencia de ésta en nues-
tro perro, el que sin embargo ¡poseía procesos nerviosos
fuertes!
Podemos ahora reconocer claramente cómo el genio
griego, en la persona —individual o colectiva—, de Hipó-
crates, captó los rasgos fundamentales en medio del ili-
mitado número de variantes de la conducta humana. La
separación de los melancólicos del conjunto de todos los
restantes, significó la división de la masa humana en fuer-
tes y débiles, puesto que, como es natural, la complejidad
de la vida debe resultar especialmente abrumadora a los
hombres con sistema nervioso débil y ha de amargarles
la existencia. Por consiguiente, quedó consignado el prin-
cipio primitivo de la fuerza. El colérico se separa del gru-
po de los fuertes por su violencia, es decir, por la inca-
pacidad de moderar, de contener su fuerza dentro de los
límites debidos; en otras palabras, el proceso de excita-
ción predomina sobre el inhibitorio. Quedó así establecido
el principio del equilibrio entre los procesos opuestos. Fi-
nalmente, en la contraposición de flemáticos y sanguíneos
se reveló el principio de la movilidad de los procesos ner-
viosos.
Queda aún el interrogante: ¿Se limitan, efectivamen-
te, al clásico número de cuatro, las variaciones básicas
de la conducta general del hombre y los animales? Nues-
tras observaciones, realizadas durante muchos años, y
nuestras múltiples investigaciones con perros, nos obligan
por ahora a aceptar que dicho número corresponde a la
realidad, admitiendo algunas pequeñas variaciones de es-
tos tipos de sistema nervioso, especialmente en cuanto al
débil. En el tipo fuerte desequilibrado, se destacan ani-
males con un proceso inhibitorio especialmente débil, que
tienen sin embargo una excitación muy fuerte. En el tipo
débil las variaciones se basan, ante todo, en las propie-
316 IvÁN PETROVICH PAVLOV
dades según las cuales el tipo fuerte se divide en anima-
les equilibrados y desequilibrados, dinámicos e inertes. Pe-
ro en el tipo débil, la debilidad del proceso de excitación
desvaloriza, por así decir, la importancia de las otras pro-
piedades, transformándolo básicamente en un tipo vital
más o menos inválido.
Debemos ahora hacer hincapié, con todo detalle, tanto
en los procedimientos, en las formas experimentales mád
o menos determinadas, citadas en parte anteriormente, que
destacan con nitidez las propiedades fundamentales de los
tipos, como en las otras formas menos evidentes, que pue-
den indicar también, aunque con menos precisión, estas
mismas propiedades, pero que ai mismo tiempo ponen de
manifiesto aspectos más complejos e incluso toda la con-
figuración del tipo. Es preciso agregar, sin embargo, que
muchos aspectos de nuestras experiencias no han podido
ser integrados por nosotros en forma definida en cuanto
al problema de los tipos. Por supuesto, con un conocimien-
to pleno del objeto, todo lo que hemos observado y des-
tacado en nuestros animales debió haber encontrado ubi-
cación en el campo que abarca este problema. Pero toda-
vía esto dista mucho de ser así.
Ya hemos citado el procedimiento que correspondo
para definir la fuerza del proceso de excitación, conside-
rando esta fuerza como característica especial del tipo
fuerte. Se trata de determinar cuál es el estímulo externo
más intenso que pueda ser soportado por el anim.al, y que
éste pueda transformar, a la par de otros estímulos me-
nos fuertes, en señal, en estímulo condicionado, durante
un tiempo considerable. Con este objeto empleamos co-
múnmente ruidos fortísimos, en especial de matraca, poco
soportables para nuestro oído. Mientras en algunos perros
este estím.ulo, al ser reforzado, pudo transformarse en es-
tímulo condicionado efectivo a la par de todos los otros,
llegando a ocupar el primer lugar, de acuerdo con la ley
de la relación entre la magnitud del efecto y la intensi-
dad del estímulo externo, en otros, su efecto disminuyó,
según la ley del límite, comparativamente al de otros es-
tímulos condicionados. En un tercer grupo, este ruido no
Los REFLEJOS CONDICIOX-TADOS 317

llegó a ser transformado en estímulo condicionado y pro-


vocó simultáneamente la inhibición de toda la actividad
reflejo condicionada; por último, en un cuarto grupo, des-
pués de una o dos aplicaciones, dio lugar directamente a
una perturbación nerviosa crónica, una neurosis, que no
se desvaneció por sí sola y a la que fue preciso curar.
El segundo procedimiento en el caso de reflejos ali-
menticios condicionados, es la elevación de la excitabili-
dad alimenticia por medio de un mayor o menor grado
de ayuno. En distintos perros con proceso de excitación
fuerte, los efectos de los estímulos intensos en estas con-
diciones eran los siguientes: aumentaban, pero con un au-
mento simultáneo relativamente mayor del efecto de los
estímulos débiles, que se acercaba total o casi totalmente
al de los fuertes; o bien, los efectos de los estímulos in-
tensos permanecían sin modificarse en el límite o algo
por encima de él, y aumentaban sólo los efectos de los
débiles, de modo que estos últimos pedían incluso sobre-
pasar el efecto de los fuertes. En los perros con proceso.s
de excitación débil, al alcanzarse una excitabilidad ali-
menticia elevada se produce habitualmente un descenso del
efecto de. todos los estímulos.
Ambos procedimientos determinan en forma directa
el grado de capacidad, la máxim.a sobrecarga de la célula
nerviosa, su límite de capacidad de trabajo; con el primer
procedimiento se logra el objetivo en forma directa me-
diante el empleo de estímulos externos extraordinariamen-
te fuertes; en el segundo, mediante la acción de estímu-
los de intensidad mediana, pero con una elevación de la
movilidad de la célula<i>, con un estado lábil de ésta, lo
que en esencia conduce al misrao resultado.
El tercer procedimieato, es la administración de ca-
feína; en el tipo fuerte, una dosis determinada de ésta ele-

(1) El autor se refiere a la movilidad funcional de los pro-


cesos nerviosos básicos —excitación e inhibición— en la célula.
(N. de los T.).
318 IvÁN PETROVICH PAVLOV

va el efecto del proceso de excitación; en el débil, la mis-


ma dosis disminuye dicho efecto, llevándolo más allá del
límite de capacidad de trabajo de la célula.
La debilidad del proceso de excitación se manifiesta,
tal vez en forma particular, con la siguiente experiencia,
que se refiere a la marcha del proceso excitatorio en el
período de acción aislada del estímulo condicionado y se
comprueba si este período se divide en unidades de tiem-
po más pequeñas. Así se tienen tres casos: en el primero,
el efecto de la excitación crece en forma regular y pro-
gresiva hacia el momento en que es incorporado el es-
tímulo incondicionado; en el segundo, ocurre a la inversa,
al principio el efecto es grande y luego decae en forma
gradual; por último, en el tercer caso, se observa la os-
cilación del efecto, que aumenta o disminuye durante el
período indicado. Es admisible la siguiente explicación de
este hecho. El primer caso pondría de manifiesto un pro-
ceso de excitación fuerte, que se desarrolla en forma ri-
gurosa bajo la influencia persistente del estímulo externo.
El segundo podría interpretarse a la inversa, como ma-
nifestación de un proceso débil, basándose en que en al-
gunos casos especiales, por ejemplo, después de una extir-
pación focal de corteza, con lo cual el estímulo correspon-
diente desaparece en las condiciones habituales, es posible
sin embargo provocarlo en una forma muy débil, introdu-
ciendo en el experimento esta variante: si desde un prin-
cipio se aplica varias veces el estímulo que corresponde,
reforzándolo casi inmediatamente —1-2 segundos—, des-
pués de su comienzo, tras una pausa considerable —20-
30 segundos—, se observa que en seguida de comenzar la
excitación se tiene un efecto positivo, pero éste decae con
rapidez incluso hasta llegar a cero, hacia el final de la
acción aislada del estímulo. Es una manifiesta debilidad
del proceso excitatorio. El tercer caso es simplemente una
lucha de dos procesos opuestos, pues al comienzo de la
acción aislada de los estímulos condicionados se desarro-
lla la inhibición, en que todos los reflejos condicionados
son reflejos retardados, es decir reflejos en los cuales el
proceso de excitación, que es anticipado, debe ser rete-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 319

nido en su efecto durante un plazo más o menos largo por


el proceso inhibitorio, debe ser momentáneamente apar-
tado.
La fuerza del proceso inhibitorio se determina en for-
ma absoluta y no relativa, ante todo con la prueba de su
duración, es decir, estableciendo cuánto tiempo puede so-
portar la célula un estado de inhibición continua. El fun-
damento principal de esta diferencia consiste, como ya se
señaló más arriba, en lo siguiente: así como los anima-
les fuertes y desequilibrados, tampoco los débiles sopor-
tan una prolongada inhibición estacionaria; se perturba
en forma temporal todo el sistema de reflejos condicio-
nados o se llega a una perturbación nerviosa crónica, una
neurosis. En los primeros, porque en ellos existe un proceso
de excitación extraordinariamente fuerte, al que no corres-
ponde con carácter de sobrecarga el proceso inhibitorio,
que, es suficiente por sí solo: debilidad relativa del pro-
ceso de inhibición. En los débiles pueden estar disminui-
das la excitación y la inhibición: debilidad absoluta.
Durante un proceso inhibitorio fuerte —especialmente
diferenciado—, su prolongación aguda o crónica, hasta 5
ó 10 minutos, puede ser soportada sin ninguna o con muy
insignificantes alteraciones. Si se trata de un proceso de
inhibición débil, su prolongación crónica, por ejemplo a
30 segundos en lugar de 15, es a menudo imposible de
conseguir sin consecuencias serias y la prolongación hasta
5 minutos, aunque sólo fuera una vez, lleva ya a la quie-
bra de toda la función reflejo-condicionada en forma de
una neurosis tenaz.
El segundo índice esencial de la fuerza del proceso
de inhibición lo constituye su capacidad de concentrarse
lápida y exactamente. Por lo general, cuando comienza
la elaboración de un proceso inhibitorio en un punto de-
terminado, irradia al principio en todos los casos y pro-
duce una prolongada inhibición consecutiva. Pero si el
animal tiene una inhibición fuerte, es infalible que la con-
centre en forma creciente al transcurrir el tiempo y por
último la inhibición consecutiva desaparece total o casi to-
talmente. Con una inhibición débil, ésta persiste en mayor
320 IvÁN PETROVICH PAVLOV

o menor grado para siempre. Relacionada con la concen-


tración del proceso inhibitorio fuerte, se encuentra la in-
ducción aguda, es decir, la positiva, que tiene lugar de
inmediato o en un breve lapso y que se expresa en el
aumento de la excitabilidad, ya sea con referencia al es-
tímulo más próximo en el tiempo o al lugar mismo de la
inhibición —una vez transcurrido el período de ésta—, con
respecto a su estímulo positivo.
Otro índice de la fuerza o debilidad del proceso de
inhibición es la rapidez con la que se forman los reflejos
condicionados inhibitorios. El retardo en la formación del
proceso de inhibición puede deberse a la gran fuerza del
de excitación, es decir, a la debilidad relativa del proceso
inhibitorio o a su debilidad absoluta. Más demostrativa
aún, es la forma en que concluye la elaboración y aunque
ésta se prolongue algunas veces, el proceso inhibitorio que-
da siem.pre incompleto, lo que es más frecuente en el caso
de debilidad relativa con una excitación intensa, o resulta
muy insuficiente y presenta oscilaciones constantes incluso
hasta su completa desaparición, lo que es habitual, en los
animales débiles, con una debilidad absoluta del proceso
inhibitorio.
Esta debilidad se expresa también en que el reflejo
condicionado inhibitorio sólo puede ser obtenido en una
forma casi completa, cuando ocupa el primer lugar en el
experimento y es anterior a todos los reflejos condicio-
n.ados positivos. Si se lo intercala entre estos últimos, se
llega a su desinhibición significativa o casi absoluta.
Finalmente, la debilidad absoluta del proceso inhibi-
torio se manifiesta en la reacción del anim.al al bromo.
En los perros débiles, éste resulta útil, provechoso; con
dosis muy pequeñas, desde algunos centigramos e incluso
miligramos hasta un máximo de decigramos por día, se
sostiene en ellos una actividad reflejo-condicionada sufi-
ciente. Este hecho debe ser interpretado así: puesto que
el bromo refuerza como es indudable, el proceso de inhi-
bición, el animal con debilidad congenita de este proceso
sólo puede soportar un pequeño refuerzo por efecto del
bromo.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 321

El siguiente, hecho tal vez pueda ser también apro-


vechado para apreciar la fuerza o debilidad del proceso
inhibitorio. Cuando se elabora una diferenciación o algún
estímulo positivo, se observan habitualmente dos resul-
tados opuestos: el efecto del estímulo positivo aumenta
o, por el contrario, disminuye con respecto a lo que era
antes de comenzar la diferenciación. ¿Qué indica uno u
otro de estos resultados en cuanto a la fuerza de los pro-
cesos nerviosos? Se puede suponer que se trata aquí, en
especial, de la fuerza o debilidad del proceso inhibitorio;
que en el primer caso es fuerte, se concentra, y condiciona
la inducción positiva; en el segundo, el proceso de inhibi-
ción es débil y se expande'^' provocando en forma per-
manente la disminución del efecto del estímulo positivo.
Al confrontar lo expuesto con otros índices más definidos
de la fuerza de los procesos, puede establecerse en forma
más precisa el mecanismo de este hecho.
En lo que concierne a la determinación de la movi-
lidad de los px'ocesos nerviosos, no habíamos destacado
hasta este último tiempo, como ya se dijo, esta propiedad
particular de los mismos, razón por la cual no teníamos,
o mejor dicho, no habíamos destacado formas especiales
para su determinación. En consecuencia, es preciso ela-
borarlos o distinguirlos especialmente de entre los que
ya poseemos para nuestras formas experimentales.
Tal vez el procedimiento especial y más exacto pueda
ser elaborado con ayuda de los reflejos condicionados de
huella. Variando por una parte la duración del estímulo
indiferente que debe transformarse en condicionado es-
pecial de huella y cambiando, por otro, el intervalo entre
la terminación del agente indiferente y el comienzo del
estímulo incondicionado que lo refuerza, podemos medir
en forma directa el distinto grado de¡ inercia o labilidad
del sistema nervioso dado. Se debe esperar, por ejemplo,
que el tiempo que demora en extinguirse la huella del
estímulo interrumpido tendrá una importancia esencial pa-

(1) Por déficit en su concentración. (N. de los T.).


322 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ra la mayor o menor rapidez de la formación del reflejo
condicionado de huella e incluso, en general, para la po-
sibilidad de su formación. Del mismo modo, también ten-
drá valor la misma duración del estímulo indiferente. Pue-
de pensarse que en el caso de un sistema nervioso inerte
se manifestará con rapidez un límite mínimo de duración,
dentro del cual es todavía posible la formación del re-
flejo de huella.
Vienen luego procedimientos que ya hemos aplicado
en nuestros dos perros, los que hemos expuesto como ejem-
plo anteriormente y que revelaron un contraste tan mar-
cado con respecto a la movilidad de sus procesos nerviosos.
Nos detendremos ahora en este método con más detalle,
en parte para su ensayo posterior como medios adecuados
y susceptibles de perfeccionamiento y, en parte, para acla-
rar el mecanismo de su actividad.
El último método fue empleado en un perro con iner-
cia de sus procesos nerviosos; consistía en la aplicación de
un estímulo que se reforzaba y dejaba de reforzar en for-
ma regular y rítmica, lo que condicionó la elaboración de
la alternancia correspondiente de los procesos de excitación
e inhibición. Este método parecía haber sido ideado con el
fin de revelar la movilidad de dichos procesos, lo que sin
embargo, debe ser demostrado en forma más rigurosa. Va-
riando sistemáticamente, en este mismo perro y en otros
de distinto tipo de sistema nervioso, la duración del in-
tervalo entre estímulos reforzados y sin reforzar y con-
frontando los resultados obtenidos, será posible captar la
singular importancia que tiene en ello la movilidad de los
procesos nerviosos. Todo lo descrito acaba de ser expe-
rimentado en nuestro perro. Después de la última inte-
rrupción veraniega, el animal logró, al fin, el ritmo que
se le exigía, con intervalos de 5 minutos entre los estímu-
los habituales para él. Al disminuir los intervalos a 3 mi-
nutos, empeoró en forma marcada la constancia del ritmo.
En consecuencia, el éxito de la elaboración del ritmo en
distintos animales estará determinado por los intervalos,
o sea por la distinta movilidad de los procesos nerviosos.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 323

Cuanto mayores sean los intervalos exigidos, menor será


la movilidad, e inversamente.
Con el propósito de aclarar su mecanismo, se debe
prestar más atención al complejo experimento —cuyos
ensayos en el mismo perro no dieron resultado—, que con-
siste en la elaboración no habitual de un estímulo condi-
cionado a un agente externo, que se aplica varias veces
en el curso de la experiencia, intercalándolo entre los
otros estímulos condicionados que previamente se elabo-
raron, y no reforzándolo sino en la cuarta aplicación. El
problema sólo pudo ser resuelto con éxito al excluirse por
completo de la experiencia la acción de los restantes re-
flejos sobre el agente que era repetido. Sólo en estas con-
diciones se produjo la diferenciación entre las primeras
repeticiones de este agente y su última aplicación. Es in-
dudable que de esta misma manera tiene lugar la dife-
renciación de momentos aislados de un estímulo que se
prolonga, en el caso de un estímulo condicionado suma-
mente retardado, en el que se forma, durante la fase inicial
de su acción, un reflejo negativo inhibitorio y en la más
tardía, un reflejo positivo. De este modo, es decir, con la
acción de los estímulos restantes, la excitación del agente
que se repite no se hubiera modificado con regularidad,
dependiendo sólo de su repetición, sino habría oscilado en
forma casual e irregular, sufriendo en cada experimento
aislado distintas influencias por parte de los estímulos
anteriores variables, por lo que no hubiera sido posible
obtener una diferenciación entre las distintas aplicacio-
nes del agente que se repite. En consecuencia, sólo la gran
movilidad de los procesos nerviosos, es decir, la aparición
y el cese rápidos de todos los otros estímulos que inter-
vienen en el experimento incluyendo, por supuesto, el acto
de comer, pudo condicionar la feliz resolución de la tarea
analizada. Es preciso agregar que este difícil problema
fue resuelto por otro perro, si bien a lo largo de un pro-
longado período y con una grande y penosa tensión —ex-
perimentos de Virzhikovsky—. El efecto del mismo agen-
te exterior, nuevo, aplicado durante una cambiante situa-
ción del sistema de los otros estímulos positivo y nega-
324 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tivo, fue inhibido en las tres primeras repeticiones y en
la última aplicación, la cuarta, se transformó en un estímu-
lo condicionado fijo y constante. Como en este perro la
reacción salival condicionada estaba siempre presente an-
tes de la unión con el estímulo incondicionado, no pudo
haber aquí ninguna de las señales extrañas de las que se
valía nuestro perro de procesos inertes y, por lo tanto,
la diferenciación de las distintas repeticiones del mismo
agente sólo pudo realizarse sobre la base de la diferencia-
ción, por parte de los receptores periféricos y las células
nerviosas correspondientes, entre las tres primeras repe-
ticiones y la cuarta.
No hay casi nada de nuevo que agregar a los métodos,
a las formas experimentales, que atestiguan la labilidad
de los procesos nerviosos de nuestro primer perro. La trans-
formación de estímulos condicionados contrarios en su'^
respectivos opuestos, está determinada claramente, ante
todo, por la movilidad de los procesos nerviosos que ceden
rápidamente ante la exigencia de las nuevas condiciones
externas, lo que se demuestra en general por la dificultad
más o menos grande de este procedimiento, incluso en mu-
chos animales fuertes y equilibrados, sin hablar ya de los
débiles y de casi todos los castrados, que en esta circuns-
tancia caen en una enfermedad nerviosa crónica. Exacta-
mente del mismo modo, la segunda forma de experimen-
tar aplicada a nuestro perro, la rápida formación de un
reflejo condicionado, de sumo retardo, entre reflejos de
corto retardo practicados desde hace tiempo, evidencia
la gran movilidad de sus procesos nerviosos. Pese al este-
reotipo sólidamiente establecido de la acción de los otros
estímulos, el nuevo proceso de excitación se sometió sin
demora a las exigencias de la nueva condición, transfor-
mándose al principio en un prolongado proceso inhibito-
rio y apareciendo luego con la misma rapidez, en cuanto
a su débil modificación en el curso prolongado; cambio
que lo aproxima en el tiempo a un estímulo incondicio-
nado.
Hay que incluir en la categoría de las formas de ex-
perimentación que diagnostican la movilidad de los pro-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 325

cesos nerviosos, a las experiencias con una transición di-


recta de los procesos de inhibición a los de excitación y
viceversa. Sabemos que en algunos perros, esta transición
tiene lugar de un modo fácil y exacto; a veces, en los ti-
pos especialmente perfectos, la preexistencia inmediata del
proceso inhibitorio condiciona, debido a su inducción po-
sitiva, incluso un aumento del efecto del estímulo positivo.
En los tipos débiles, esto se acompaña habitualmente de
un quebrantamiento, es decir, de una enfermedad ner-
viosa más o menos grave.
Debemos agregar también a esta categoría de expe-
rimentos, lo que nosotros llamamos modificaciones del es-
tereotipo, en ]as que el sistema de reflejos condicionados
repetidos en un orden constante es alterado de una u otra
manera —por ejemplo, c-on una ordenación completamente
invertida—. En algunos perros esta modificación no tiene
la menor influencia sobre el efecto de los estímulos ais-
lados; en otros, se acompaña a veces con la desaparición
completa de la reacción salival, en el curso de algunos
días —caso de los reflejos alimenticios condicionados—.
En la vejez, los sistemas de reflejos condicionados que
antes se reproducían bien en forma estereotipada, es decir,
con efectos exactos de los estímulos, se tornan con fre-
cuencia irregulares, caóticos y la regularidad, la constancia
de los efectos sólo retorna con la simplificación del sis-
tema, ya sea al excluir los reflejos negativos o al dismi-
nuir simultáneamente el número de los positivos. Resulta
lógico explicar el mecanismo de estos hechos por el des-
censo que se produce con la edad, ante todo, de la movi-
lidad de los procesos nerviosos, en forma tal que la iner-
cia, el alargamiento de los mismos, lleva a que dentro de
los antiguos intervalos se produzca ahora la mezcla y el
choque de los efectos de distintos estímulos.
Ciertas formas patológicas, observadas en nuestros
perros al resolver problemas nerviosos difíciles y que se
manifiestan en un estado patológico de puntos corticales
aislados, a las que pertenecen la inercia y el carácter ex-
plosivo del proceso de excitación, deben ser referidas tam-
bién a las modificaciones de la movilidad de los procesos
326 IvÁN PKTROVICH PAVLOV
nerviosos. Por una parte, se observó muchas veces que
el proceso de excitación de un punto aislado de la corteza,
se hacía anormalmente estable: el efecto del estímulo con-
dicionado ligado a él, no se sometía en el mismo grado
que los otros estímulos a la inhibición producida por los
reflejos inhibitorios preexistentes; se extinguía con suma
lentitud y -el estímulo en cuestión no perdía su acción po-
sitiva, pese a que durante semanas y meses se lo dejaba,
en forma sistemática, sin refuerzo —Filaretov y Petrova—.
Por otra parte, el estímulo que antes obraba normalmente,
producía un efecto moderado, llegaba con algún retardo,
se reforzaba con el agregado de excitaciones alimenticias
normales y terminaba con el acto, también normal, de la
alimentación, al serle alcanzada la escudilla; luego, debido
al estado patológico del punto correspondiente de la cor-
teza, produjo un gran efecto —tanto secretorio como mo-
tor—, que apareció y se interrumpió en forma sorpresiva.
Al alcanzarle la escudilla, el perro rehusaba obstinada-
mente el alimento —^experimento de Petrova—. Resulta
claro que existía en él una extraordinaria labilidad del
proceso de excitación, por la cual éste, sobre todo al su-
mársele el proceso alimenticio natural, alcanzaba en breve
lapso el límite de capacidad de trabajo de las células cor-
ticales, provocando una inhibición supramaximal muy in-
tensa.
Así, pues, repetimos: como resultado de las posibles
oscilaciones de las propiedades básicas del sistema ner-
vioso y de las probables combinaciones de dichas oscila-
ciones, surgen los tipos de sistema nervioso cuyo número,
de acuerdo con el cálculo matemático, debería ser por lo
menos de veinticuatro, pero como lo muestra la realidad,
es muy inferior a éste; hay precisamente cuatro tipos bien
delineados que saltan a la vista y que se diferencian en
particular por su adaptación al medio y por su resisten-
cia frente a los agentes patógenos.
Debemos aceptar el tipo de animales débiles, que se
caracterizan por una clara debilidad de los procesos de ex-
citación e inhibición, que no logran adaptarse por com-
pleto a las condiciones de vida y se desmoronan fácilmen-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 327

te, que se enferman con suma rapidez y frecuencia y se


tornan neuróticos bajo la influencia de situaciones vitales
difíciles o, lo que es lo mismo, ante problemas nerviosos
difíciles que les hemos planteado. A este respecto, lo más
importante es que este tipo, como regla, no puede mejo-
rar en forma muy acentuada, por medio de la educación
y la disciplina y sólo se vuelve útil en condiciones espe-
cialmente favorables, en condiciones creadas con tal pro-
pósito, como lo expresamos comúnmente, en condiciones
de invernadero.
A éste se oponen los tipos de animales fuertes, que
también se diferencian entre sí.
Consideremos primero el tipo fuerte pero no equili-
brado, que tiene un intenso proceso de excitación y a su
vez, un proceso inhibitorio, en cuanto a intensidad se re-
fiere, inferior a lo normal, lo que en ciertos casos adquiere
suma iihportancia y por lo cual también enferman con
facilidad, especialmente cuando se requiere inhibición. És-
te es, con preferencia, un tipo exclusivamente batallador,
pero nó para la vida cotidiana, con todas sus eventuali-
dades e imposiciones. Siendo fuerte, es capaz de disci-
plinarse en gran medida, mejorando su insuficiencia de
inhibición inicial. Lo denominamos, hasta ahora, tipo ex-
citable, pero para evitar confusiones, es mejor designarlo
con el adjetivo irrefrenable, que revela su insuficiencia y
al mismo tiempo, que se trata de un tipo fuerte.
De este tipo fuerte deben diferenciarse los animales
fuertes y equilibrados, los que se distinguen a su vez en-
tre sí, con toda nitidez, según el aspecto exterior, y como
lo sabemos ahora, especialmente por la movilidad de los
procesos nerviosos. Es legítimo adjudicar a estos anima-
les fuertes y equilibrados, para su designación, los adje-
tivos que corresponden a su movilidad: tranquilo y vivaz.
Éstos son los principales tipos que corresponden exac-
tamente a la antigua clasificación de los llamados tempe-
ramentos humanos: melancólico, colérico, flemático y san-
guíneo.
En lo que se refiere a las variaciones más pequeñas,
éstas se encuentran, como ya dijimos, especialmente en
328 IvÁN" PETROVICH PAVLOV
el tipo débil, pero aún falta mucho para que completemos
su estudio, pues todavía no han sido sistematizadas.
Para concluir, diremos algunas palabras sobre la fre-
cuencia de los tipos que hemos reconocido entre los pe-
rros que sin distinción de raza han pasado por nuestro
laboratorio durante el estudio de los reflejos condiciona-
dos. Los más frecuentes son el tipo débil, con todas sus
variaciones y el vivaz, sanguíneo; luego el irrefrenable,
colérico y el menos frecuente, el tranquilo, flemático.
Basándonos en el carácter elemental del fundamento
fisiológico aplicado en la clasificación de tipos de sistema
nervioso de los animales, debemos admitir estos mismos
tipos en el conglomerado humano, lo que ya fue hecho
por el pensamiento clásico griego. Por esto, la clasificación
de tipos nerviosos de Kretschmer, que fue casi unjiversE]-
mente admitida, en especial por los psiquiatras, debe ser
considerada errónea e insuficiente. Los tipos de Kretsch-
mer han sido tomados de los enfermos clínicoa Pero,
¿puede afirmarse que no existen hombres perfectamente
sanos, y que cada uno lleva en sí forzosamente enferme-
dades nerviosas o mentales en germen?
Sus tipos son sólo una parte de todos los tipos hu-
manos. Los ciclotímicos corresponden a nuestro tipo ex-
citado, irrefrenado, los coléricos de Hipócrates. Los es-
quizofrénicos, a nuestro tipo débil, los melancólicos de
Hipócrates.
Como ei primero no tiene el correspondiente proceso
inhibitorio moderador y restablecedor, su proceso de ex-
citación sobrepasa a menudo y en forma extraordinaria
el límite de la capacidad de trabajo de las células de los
grandes hemisferios. Esto condiciona la alteración del co-
i'recto reemplazo del trabajo normal por el descanso nor-
mal, manifestándose en fases patológicas extremas de los
estados excitatorio e inhibitorio, tanto con respecto a su
tensión como a su duración. De aquí que en circunstancias
vitales particularmente difíciles o en el caso de algunas
condiciones desfavorables del organismo, se tenga como
resultado final la psicosis maníaco-depresiva.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 329

El segundo tipo tiene ambos procesos débiles y por


ello son directamente insoportables para él tanto la vida
individual como la social, sufriendo las crisis más agudas,
que alcanzan con mayor frecuencia a los organismos jó-
venes, todavía no adaptados y no reforzados. Esto puede
ocasionar y ocasiona a menudo la destrucción completa del
compartimiento superior del sistema nervioso central, si
es que las circunstancias afortunadas de la vida y sobre
todo la función protectora del proceso inhibitorio no lo
defienden de una sobrecarga funesta en los períodos di-
fíciles. Es legítimo admitir que en aquellos representantes
del tipo débil que terminan en la esquizofrenia, existen
algunas condiciones de un género especial, particularmen-
te una marcha irregular del desarrollo o una autointo-
xicación permanente, que produce una particular fragi-
lidad del sistema nervioso. El rasgo característico de los es-
quizotímicos, de acuerdo con Kretschmer, es el aislamien-
to, la reserva, desde la más tierna edad, y no encierra en
sí nada especial, siendo generalmente índice de la dificul-
tad extraordinaria que el medio social implica para un
sistema nervioso débil; de aquí el alejamiento natural de
este ambiente. ¡¿No es acaso un hecho reconocido que el
solo traslado a las clínicas, sanatorios, etc., de toda clase
de personas nerviosas, es decir, el sustraerlas de sus con-
diciones habituales de vida, es ya un procedimiento que
ayuda mucho e incluso cura?!
Debemos agregar que la reserva, el alejamiento de
la sociedad, no son en modo alguno rasgos exclusivos de
los esquizotímicos, es decir, de hombres débiles. También
los fuertes pueden ser reservados, pero con una causa to-
talmente distinta. Tienen un mundo subjetivo intenso y
al mismo tiempo unilateral; ya desde temprano fueron
dominados por una inclinación determinada y se han con-
centrado en un problema, obligados, entusiasmados por una
idea. P a r a ellos, los demás no sólo son innecesarios, sino
que incluso les molestan, distrayéndolos de su interés vi-
tal primario.
Entre los ciclotímicos —como fuertes—, hay, natural-
mente, no pocos grandes hombres; pero ellos —no equili-
330 IvÁN PETROVICH PAVLOV

brados—, tienen una fragilidad especial de su sistema ner-


vioso. De aquí el tema difundido y de permanente discu-
sión: genio y locura.
Corresponde luego considerar la masa de seres hu-
manos, relativa o extraordinariamente fuertes, y al mismo
tiempo equilibrados, flemáticos o sanguíneos, los que ela-
boran la historia de la humanidad con su trabajo siste-
mático, más o menos pequeño pero indispensable, en todos
los órdenes de la vida y que se destacan por su inteli-
gencia, la elevación de sus sentimientos y su férrea vo-
luntad. Por supuesto, en lo que concierne a los grandes
hombres, por más fuertes que sean, también en ellos es
posible el quebranto, pues la medida de su actividad vi-
tal es extraordinaria y toda fuerza tiene su límite.
Patología experimental de la actividad
nerviosa superior'"

Diremos algunas palabras previas acerca de la com-


plicada suerte de nuestro trabajo sobre fisiología y pato-
logía de la actividad nerviosa superior, partiendo de la
base de que la designación "nerviosa superior" corresponde
al adjetivo "psíquica".
Treinta y cinco años atrás, me hallaba ocupado en el
estudio de la digestión, tema al que me dediqué ante-
riormente, e investigaba, entre otros aspectos, la llamada
"salivación psíquica". Al intentar analizarla con mayor
profundidad, no tardé en convencerme de que si preten-
demos, desde un punto de vista psicológico, comenzar a
adivinar qué siente, qué piensa, etc., el perro, no obten-
dremos ningún provecho, ni llegaremos a ningún resul-
tado preciso. Resolví, entonces, por primera vez, encarar
estos fenómenos psíquicos, esta "salivación psíquica", en
una forma tan objetiva, tan desde un aspecto externo, co-
mo todo lo que se estudia en fisiología. Pronto encontré
un colaborador en Tolochinov y juntos comenzamos este
trabajo. Con la participación de muchos otros colabora-
dores, la tarea se continuó en forma incansable durante
estos treinta y cinco años.
Al comienzo de estos estudios se registró una curiosa
incidencia, aparentemente de poca importancia, pero de
interés para el laboratorio. Resolví seguir adelante en ese
nuevo sentido, y uno de mis colaboradores, que trabajaba

(1) Conferencia pronunciada el 10 de mayo de 1934 en el


Instituto para perfeccionamiento médico, en Leningrado.
332 IvÁN PETROVICH PAVLOV

en un tema fisiológico común, hombre de gran inteligen-


cia, joven, vivaz, se extrañó sobremanera e incluso se in-
dignó: "¿Cómo es esto? ¿Cómo es posible estudiar la ac-
tividad psíquica en perros y precisamente en el laborato-
rio?" Ello tenía un signiíicado muy grande, como se reveló
luego. Doce años después, estuve en Londres en el jubileo
de la Sociedad Real Londinense y me encontré con el me-
jor fisiólogo y neurólogo inglés, Sherrington, quien m.e
dijo: "Sabe usted, es dudoso que sus reflejos condiciona-
dos tengan éxito en Inglaterra, porque huelen a materia-
lismo".
Y bien, ¿cuál es el estado actual de este problem_a?
Es preciso decir que esta primera impresión sobre nues-
tras nuevas investigaciones se mantiene hasta ahora en
un respetable sector del público instruido y que a partir
de este trabajo me he granjeado la antipatía de muchos.
¿Pero cuál es la situación de este problema en el cam-
po científico? Tampoco está bien definida. En verdad, pre-
cisamente en Inglaterra, y contra lo que me previno
Sherrington, hoy se enseña en todas las escuelas la con-
cepción sobre reflejos condicionados, la que encontró tam-
bién amplio reconocimiento en Estados Unidos. Pero esto
está lejos de generalizarse por completo. Así, en Alem.ania,
no se ha alcanzado el mismo nivel. Hace poco estuvo en
Jarkov, un profesor alemán de fisiología; al entrar en con-
versación acerca de reflejos condicionados con un colega
de dicha ciudad, Folbort, quien ha sido ayudante mío,
afirmó directamente que esto no es fisiología — "Keine
Physiologie".
H a y que agregar que, en general, los fisiólogos no sa-
ben hasta ahora dónde ubicar el tema de reflejos condi-
cionados en los manuales de fisiología. Considero que les
corresponde, con todo derecho, el primer lugar al exponer
la fisiología de los grandes hemisferios cerebrales del
hombre, como trabajo normal de estos hemisferios, ob-
jetivamente comprobado. Los datos analíticos reunidos
hasta el presente por medio de excitaciones, extirpaciones
y otros medios de estudio de la cortesía, deben ocupar su
lugar después de la descripción del trabajo normal.
Los REFCEJOS CoNmcioNADOs 333
Ignoro qué impresión produjeron en ustedes nuestros
conceptos actuales sobre fisiología de los reflejos condicio-
nados, pero al tratar la patología de dichos reflejos, me
atrevo a esperar que quedarán convencidos de la medida
en que la aplicación de nuestro método es útil y prove-
chosa. De aquí que haya comenzado con esta breve intro-
ducción.
Pasaré ahora a considerar el tema central. Al prece-
derme en esta conversación el profesor Podkopaiev, y tra-
tar también la fisiología de los reflejos condicionados, me
ha evitado la necesidad de hacer algunas aclaraciones pre-
vias. Considero que todos poseen ya los datos fisiológicos
fundamentales y sobre esta base me referiré directamente
al material patológico.
Como es sabido por todos los médicos, la actividad
nerviosa se compone de dos mecanismos, dos procesos: ex-
citación c inhibición, en los que distinguimos tres aspectos
básicos: la intensidad de estos procesos nerviosos, tanto
de la excitación como de la inhibición; su movilidad en
forma de inercia o labilidad y finalmente, el equilibrio
entre ambos procesos.
Por supuesto, la actividad nerviosa superior normal
o, empleando la terminología corriente, la actividad psi-
(|uica, tanto del hombre como de los animales, se basa en
el curso normal de los procesos antedichos y sus propie-
dades. Con los perros, que son objeto de nuestra habitual
experimentación, hemos llegado a convencernos de que
todas sus complicadísimas relaciones con el mundo exte-
rior, están incluidas en el marco de nuestras investiga-
ciones sobre los procesos señalados y sus propiedades, cues-
tioner, éstas que hemos podido abarcar hasta donde nos
lo ha permitido el desarrollo de nuestros experimentos.
Nos fue necesario sacar a estos procesos y sus pro-
piedades del cauce normal, transformándolos en patoló-
gicos. Para ello disponemos de tres métodos perfectamente
determinados: sobrecarga del proceso de excitación, so-
brecarga del proceso de inhibición y sobrecarga de la mo-
vilidad de los procesos nerviosos. Debo aclarar que ésta
334 IvÁN PETBOVICH PAVLOV
es casi la primera vez que empleo la expresión sobrecarga
de la movilidad de los procesos nerviosos, lo que denomi-
nábamos habitualmente, desmoronamiento de los procesos
de excitación e inhibición.
¿Pero cómo es posible debilitar, enfermar al proceso
de excitación? Para esto debemos actuar sobre la célula
en la que tiene lugar el referido proceso, mediante un
fuerte agente exterior, de intensidad no habitual; en esta
forma sobrecargamos el trabajo de la célula, sobrecar-
gamos su proceso de excitación, que se transfoi'ma luego
en patológico.
Análogamente se puede transformar el proceso inhi-
bitorio en patológico, por medio de una sobrecarga.
Es ya del conocimiento de ustedes cómo obtenemos
la inhibición por medio de los estímulos condicionados ne-
gativos. Supongamos que cierto estímulo condicionado in-
hibitorio haya provocado durante medio minuto una inhi-
bición permanente en su célula, y que ésta lo soportara
muy bien; después continuamos en forma expresa con
dicho estímulo durante 5 a 10 minutos. Una célula fuerte
puede soportar esto, pero en la débil se interrumpe la in-
hibición y su actividad se hace patológica, se modifica
de distinta manera.
Por último, en tercer lugar, se puede transformar en
patológicos tanto el proceso de excitación como el de in-
hibición, cambiando con rapidez, sin intervalo, el estado
inhibitorio de la célula en excitatorio y viceversa. Hecho
éste que habitualmente denominamos derrumbe de los
procesos de excitación e inhibición. Es evidente que para
la realización de las modificaciones que corresponden a la
actividad de las células de los grandes hemisferios, asi
como para que se cumpla cualquier otro fenómeno, es pre-
ciso que transcurra cierto lapso. En el desmoronamiento
sólo pueden quedar sanas las células con procesos ner-
viosos básicos fuertes y, en especial, con una gran movi-
lidad de dichos procesos.
Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre como resultado de
la acción de estos métodos patógenos? ¿Cómo se produce
la desviación de lo normal, cómo sobreviene el estado pa-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 335

tológico de las células? En general, éstas se debilitan. En


lo que concierne al proceso de excitación, la célula se
torna incapaz de realizar el trabajo que cumplía con an-
terioridad, es decir, su capacidad de trabajo desciende, lo
que se manifiesta en los siguientes fenómenos patológicos.
Es sabido que al aplicar agentes de distinta intensi-
dad física, en calidad de estímulos condicionados, a una
célula completamente normal, el efecto condicionado de
estos estímulos cesa más o menos paralelamente a dicha
intensidad. Ahora bien, si hemos alterado la célula me-
diante una sobrecarga y ella se ha enfermado, se obtiene
otra relación de dicha célula con respecto a los estímu-
los. Así, si los estímulos condicionados positivos de dis-
tinta intensidad física producen un mismo efecto, decimos
que estamos ante la fase igualatoria de la actividad de
la célula. Si el debilitamiento de ésta progresa, es decir,
si desciende aun más el límite de su capacidad de trabajo,
se llega a un estado en que los estímulos fuertes tienen
menor efecto que los débiles. Finalmente, la perturbación
ulterior de la actividad de la célula se manifiesta en su
falta absoluta de respuestas al estímulo positivo y en que
el estímulo inhibitorio produce una acción positiva; a esta
fase del estado celular la llamamos paradojal.
Además de este descenso del límite de la capacidad
de trabajo, es decir del debilitamiento de la excitación
en la célula, se pueden observar también otras alteracio-
nes del mismo proceso. Una de las más notorias y que
ofrece interés especial, sobre todo por su aplicación en
neurología y psiquiatría, es el estado de inercia del pro-
ceso excitatorio, en el cual éste se hace más persistente,
tenaz y cede con menor rapidez su lugar a las influen-
cias inhibitorias que surgen en forma legítima.
Debo detenerme algo en la inercia. Normalmente y
también en personas sanas, el proceso excitatorio oscila,
no sólo en cuanto a su intensidad, sino también en cuanto
a su movilidad. En algunos casos, la excitación es menos
móvil; en otros lo es más, es decir ceden con mayor ra-
pidez a la excitación, y comienzan a actuar con prontitud
bajo su influencia; de igual modo, una vez que el proceso
336 IvÁN PETROVICH PAVLOV
de excitación ha terminado, su efecto desaparece en menor
lapso que el que corresponde al otro tipo de hombre
normal.
Sobre esta base, hemos dividido a los animales fuertes
y equilibrados, con un criterio semejante al aplicado por
Hipócrates, en dos categorías: flemáticos y sanguíneos. Los
primeros, pues, se caracterizan por la marcha relativa-
mente lenta del proceso de excitación y los sanguíneos, a
la inversa.
Lo expuesto corresponde a los límites de la normali-
dad; si actuamos con nuestros métodos patógenos sobre la
célula, podemos transformar en extraordinaria la inercia
de su proceso excitatorio, que se torna patológica, en for-
ma tal que la célula persiste indefinidamente en su es-
tado de excitación.
Es preciso agregar algo más con respecto a los cam-
bios patológicos de este proceso. Se observan dos altera-
ciones de su movilidad. En otras condiciones nocivas, he-
mos producido un estado de la célula nerviosa completa-
m.ente inverso: la labilidad patológica. Esto es lo que en
neurología se denomina debilidad irritable y que nosotros
liemos llamado estado explosivo, en el cual la célula se
torna muy activa y responde en form.a impetuosa a la
excitación, pero luego se quebranta y debilita rápidamente.
También es posible frustrar —empleando una expre-
sión que nos es habitual en el laboratorio—, transformar
en patológico el proceso de inhibición. Aumentando en
exceso y no gradual sino bruscamente la duración del pro-
ceso inhibitoi-io en la célula m.ediante el estímulo exte-
rior correspondiente, debilitam.os en forrna extraordinaria
la función inhibitoria de la misma, la anulamos casi por
completo. En este .sentido, el proceso inhibitorio está me-
nos estudiado que el de excitación.
Habitualmente la inhibición se manifiesta también en
formas diversas en cuanto a su movilidad: se desarrolla y
concluye rápidam.ente, o por el contrario se hace más pro-
longada.
En consecuencia, el proceso inhibitorio tiene lugar, nor-
malmente, en forma inerte o en forma lábil. No obstante
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 337

ello, también es posible llevarlo a un estado patológico,


en lo que se refiere a la inercia. En el laboratorio tenemos
un perro que presenta, desde hace ya tres años, esta iner-
cia patológica. En él, por influencia de múltiples desmoro-
namientos, el estímulo positivo comenzó a provocar, en
lugar del proceso de excitación, uno inhibitorio, con tanta
tenacidad que no hemos podido reintegrar a este estímulo
su acción positiva inicial, pese a que durante tres años lo
hemos reforzado constantemente en condiciones favora-
bles. Sólo en el último tiempo encontramos un medio de
modificar tal estado de cosas, al que me referiré en último
término.
De este modo, quedan esbozadas a grandes rasgos, mo-
dificaciones debidas a la influencia de agentes que provo-
can estados patológicos: modificaciones del proceso de ex-
citación, modificaciones del proceso inhibitorio y como
consecuencia, la alteración de las correctas relaciones en-
tre ambos procesos. La actividad normal del sistema ner-
vioso está condicionada, por supuesto, por el equilibrio
entre estos dos procesos básicos, con sus propiedades nor-
males.
Es preciso dejar constancia que el provocar un estado
patológico de la actividad nerviosa superior, por medio
de nuestros métodos, es a veces tarea fácil. Pero condi-
cionada por los tipos de sistema nervioso, se observa una
enorme diferencia, en cuanto a la facilidad con que se
provocan dichos estados patológicos.
Lógicamente, también pueden ser transformados en
enfermos nerviosos, los animales fuertes y equilibrados,
es decir, aquéllos en los cuales los procesos de excitación
e inhibición se encuentran a un mismo nivel y la movi-
lidad es normal; pero para esto se requiere mucho tiempo
y trabajo, pues es preciso ensayar varios métodos. En los
animales excitables y en los débiles, se consigue muy fá-
cilmente. Llamamos tipo excitable, como ya hemos dicho,
a aquél en el cual es muy fuerte el proceso de excitación;
probablemente, también es importante en él el proceso
inhibitorio, pero ambos no guardan correlación, sino que
el primero predomina en forma marcada, lo que hace que
338 IvÁN PETROVICH PAVLOV
en estos animales los estímulos negativos no lleguen casi
nunca a cero. Este tipo es fácil de desmoronar, es decir,
de ser transformado en patológico. Basta presentarle una
serie de problemas en los que se exija una suficiente in-
hibición, para que el animal se debilite por completo, no
distinga nada más ni inhiba nada, es decir, se transforme
en neurótico.
En cuanto a los animales del tipo débil, logramos con
facilidad transformarlos en neuróticos mediante la apli-
cación de cualquiera de nuestros métodos.
El estado neurótico se manifiesta al no responder el
animal, en debida forma, a las condiciones en que se en-
cuentra. Esto se refiere tanto a su actuación en el labo-
ratorio, como a su conducta general. En cuanto a esta
última, pone en evidencia que el perro anteriormente sano
ha quedado enfermo a partir de ese momento.
En el laboratorio aplicamos por lo general un sistema
de reflejos condicionados positivos y negativos, que se for-
man sobre la base de distintos estímulos incondicionados;
los positivos, sobre estímulos de distinta intensidad física
y los negativos sobre estímulos que actúan en distintos
aspectos. Normalmente, todo este sistema se mantiene de
acuerdo con reglas estrictas: existe una dependencia entre
el efecto positivo y la intensidad de la excitación; el es-
tímulo inhibitorio produce un efecto muy leve o nulo,
etc. Bajo la influencia de nuestros métodos que producen
estados patológicos, todas las reacciones normales, o gran
parte de ellas, se debilitan y deforman.
No sólo nosotros los investigadores, hemos observado
con detalle la perturbación del sistema de reflejos condi-
cionados, sino también nuestros auxiliares. Para ellos, el
perro había sido obediente, estaba enseñado a seguir un
orden, sabía dónde dirigirse cuando lo llevaban para rea-
lizar alguna experiencia; pero ahora todo ha cambiado
bruscamente y consideran que el perro se ha vuelto ton-
to o incluso loco.
En los animales que fueron llevados a la condición
de enfermos, los cuadros neuróticos se presentan en forma
muy variada, ya sea debido a la distinta intensidad de la
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 339

enfermedad, o bien a la aparición, en primer plano, de


distintos síntomas patológicos. En los últimos tiempos he-
mos provocado un respetable número de estas neurosis
sobre el terreno de enfermedades orgánicas, especialmente
en castrados. Es comprensible que la castración altera por
üí misma las relaciones normales en el sistema nervioso
y por ello dedicaré algunas palabras a describir el estado
de éste en nuestros pei-ros, después de la operación.
Uno de los síntomas patológicos más claros, entre los
que aparecen casi inmediatamente después de la castra-
ción, es el extraordinario descenso del proceso inhibitorio,
de la función inhibitoria, de modo tal que el perro que
antes de ser castrado trabajaba en forma perfecta, en ple-
no acuerdo con las condiciones que actuaban sobre su sis-
tema nervioso, se torna después completamente caótico. En
los casos normales, se observa día a día un sistema de
reflejos condicionados absolutamente uniforme, de perfecta
exactitud, pero después de la castración las olDservaciones
de un día no se parecen a las del siguiente y a lo largo
do una serie de días todo es distinto, no existe el más
mínimo orden.
Debemos destacar también otro detalle muy impor-
tante, que se revela en los primeros momentos después de
la castración y que nos sorprendió sobremanera. Si se trata
de tipos fuertes, como acabo de decir, después de la cas-
tración su trabajo queda extraordinariamente deformado:
en lugar d e regulares, se tornan caóticos. En los tipos dé-
biles ocurre a la inversa: algún tiempo después de la ope-
ración los perros se comportan mejor, en forma más orde-
nada que antes. Pero en verdad, esta relación distinta sub-
siste sólo temporalmente. Un mes, mes y medio o dos
después, sus nervios se debilitan como en los fuertes. Más
adelante volveré sobre esta cuestión, sobre cuál es su base
y cómiO interpretamos esta diferencia.
Transcurrido cierto tiempo, al cabo de muchos meses
de actividad caótica, surge en el trabajo un carácter cíclico
que antes no existía; es decir, los perros no trabajan y
no presentan el sistema de reflejos condicionados en forma
continua, día a día, sino que lo hacen en forma desorde-
340 IvÁN PETROVICH PAVLOV
nada y esta actividad comienza a variar periódicamente.
Durante un tiempo es caótica y luego mejora por alguna
causa, en forma espontánea y manifiesta, durante un pe-
ríodo; se hace más ordenada. A medida que trapscurre el
tiempo, esta periodicidad resulta más evidente, con lo cual
se hacen más seguidos y prolongados los períodos, hasta
que después de varios años todo vuelve a la normalidad.
Es indudable que este proceso indica alguna adaptación
en el organismo.
Por supuesto, ya que conocemos el sistema de glán-
dulas endocrinas, las que en cierta medida se ayudan y
reemplazan una a la otra, es dable imaginar que en el
curso del tiempo, el desequilibrio que sufre el organismo
después de la castración, llega a ser compensado. Pero el
restablecimiento de este estado aparentemente normal se
presenta en distintos perros al cabo de períodos muy dis-
pares: en algunos, luego de meses; en otros, después de
años y en un tercer grupo, aún no se presentó. Evidente-
mente, esto está ligado con la fuerza primaria del sistema
nervioso.
Es comprensible que cuando están castrados y se han
recuperado, parcial o totalmente, se pueda producir en
ellos neurosis con mayor facilidad que en perros sanos, pues
su equilibrio ya ha sido conmovido y, naturalmente son,
por así decir, mucho más frágiles que los normales. De
aquí que hayamos provocado en ellos numerosas pertur-
baciones neuróticas con la ayuda de los métodos patóge-
nos antes descritos.
Si se transportasen al hombre los estados nerviosos
patológicos causados por nosotros, corresponderían en gran
parte a las llamadas enfermedades psicógenas. La misma
sobrecarga, el mismo desmoronamiento de los procesos de
excitación e inhibición, todo ello se encuentra también
en nuestra vida. Por ejemplo, alguien me ha ofendido
muy profundamente y por una causa cualquiera no he
podido responderle con la palabra adecuada y menos aun
con la acción y he debido superar en mi interior esta lu-
cha, este conflicto, entre los procesos excitatorio e inhi-
bitorio. Esto se ha repetido más de una vez. Encontramos
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 341

otro ejemplo en la bibliografía sobre neurosis. Una hija


asiste a los últimos días y horas de vida de su padre, que
es para ella un ser muy querido y debe fingir que todo
se desarrolla en forma favorable, que espera verlo re-
puesto muy pronto y al mismo tiempo siente, por su-
puesto, una infinita tristeza; todo esto la lleva, sin rodeos,
al quebrantamiento, a la neurosis.
¿En qué se distinguen, pues, efectivamente, por su
esencia, por su fisiología, estos desmoronamientos de los
que originamos en nuestros animales de experimentación,
cuando provocamos en ellos el choque de los procesos de
excitación e inhibición?
Pero debido a la extraordinaria complejidad de nues-
tro cerebro en comparación con el de los animales, deben
existir además de estas neurosis, otras, que son específi-
camente humanas, entre las cuales se incluye la psicas-
tenia y la histeria. Éstas no pueden ser provocadas en los
perros, pues en ellas se pone de manifiesto la escisión del
cerebro en su parte superior, puramente humana, ligada
con el habla, y en la inferior, la que como en los anima-
les percibe las impresiones exteriores y las analiza y sin-
tetiza de inmediato. Pero en los animales se producen
plenamente estados neuróticos de distinto género.
En vista de que nuestros datos me parecieron ya su-
ficientes para interpretar con criterio fisiológico el meca-
nismo de las enfermedades mentales, resolví hace dos o
tres años, comenzar a visitar clínicas de enfermos nervio-
sos y psiquiátricos —invirtiendo en esto, por cierto, no
mucho tiempo— y puedo decir en cuanto a las primeras,
que casi todos los síntomas y cuadros neuróticos observa-
dos en ellas pueden ser interpretados y relacionados con
los hechos fisiopatológicos de nuestro laboratorio. Ésta no
es sólo mi opinión como fisiólogo, es también la de los
neuropatólogos que he conocido en dichas clínicas, quienes
admiten que nuestra interpretación fisiológica de la neu-
rosis no es una fantasía, sino que realmente establecemos
con sólido fundamento el continuo vínculo de los hechos
observados en nuestros laboratorios con los fenómenos neu-
ropatológicos del hombre.
342 IvÁN PETROVICH PAVLOV
Antes de pasar a otra categoría de experiencias, ex-
plicaré uno de los fenómenos que he mencionado y que
quedó sin análisis ulterior.
¿Por qué los animales que tienen sistema nei-yioso
fuerte se tornan caóticos inmediatamente después de la
castración y su conducta sólo se equilibra, aunque en for-
ma relativa, con el correr del tiempo, mientras los débi-
les, por el contrario, observan un mejor comportamiento,
más regular que antes de la castración y sólo pasado un
tiempo caen en estado de invalidez?
He aquí cómo logramos explicarnos este hecho. Cuan-
do el animal posee su.s glándulas sexuales, experimenta
excitación sexual y los estímulos de dichas glándulas ac-
túan en el cerebro, pero cuando éste es débil, surge de
aquí una insuficiencia en la actividad nerviosa general.
Con la ablación de las glándulas desaparecen estos estímu-
los sobreagregados y el sistema nervioso se alivia y tra-
baja en forma más efectiva en los restantes aspsctos. Ésta
no es una explicación fantástica. Idéntica observación rea-
lizamos en un caso más tangible; considerando un perro
con distintos grados de apetito, pudimos apreciar que esto
tiene una influencia importante sobre el sistema de reflejos
condicionados. Si se trata de un perro fuerte y se eleva
—realizando experimentos con reflejos alimenticios— su
excitabilidad alimenticia, de una u otra manera, aumentan
en él todos los reflejos condicionados. En el perro débil,
por el contrario, la elevación de la excitabilidad alimen-
ticia lleva, habitualmente, al descenso de los reflejos con-
dicionados, es decir que la excitación sobreagregada es
insoportable y se acompaña de una inhibición, a la que por
esta razón llamamos protectora.
Me i-eferiré ahora a hechos de otra naturaleza. Ija
producción, por nuestra parte, con métodos determinados,
de ciertos estados patológicos del sistema nervioso, tiene
su fundamento en que nos hemos representado el meca-
nismo de este sistema en una forma hasta cierto grado
correcta. Claro está que nuestro dominio sobre el conoci-
miento del sistema nervioso se revelará aún en mayor gra-
do, si llegamos a saber no sólo cómo perturbarlo, sino tam-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 343

bien cómo corregii'lo luego a voluntad. Entonces quedaría


categóricamente demostrado que poseemos pleno conoci-
miento de estos procesos y los dirigimos. En realidad, en
muchos casos provocamos la enfermedad y también la eli-
minamos con todo éxito, por así decir, a voluntad. Es
lógico que en este aspecto, ante todo, en lugar de espe-
cular y buscar distintos medios al azar, aprovechemos
las indicaciones de la medicina y es por esto que el bromo
desempeña un papel extraordinariamente importante en
nuestros tratamientos. Pero para emplear bien este agente,
fue indispensable conocer en detalle el mecanismo de su
acción.
Cofi respecto al bromo hemos establecido, lo que ya
está fyera de toda duda, que su acción no es la que ante-
riormente suponían los farmacólogos y que tal vez algunos
sostienen todavía hoy. Su acción fisiológica no consiste
en provocar el descenso de la excitabilidad, en debilitar
el proceso de excitación, sino en el aumento del proceso
inljibitorio. El bromo guarda una relación especial con es-
te Iproceso, como puede ser señalado en numerosos y di-
v ^ s o s experimentos. Veamos, por ejemplo, la experiencia
más común, que aplicamos de continuo cuando es nece-
sario.
Supongamos el caso de un perro de tipo excitable, en
el cual el proceso de excitación es extraordinariamente
fuerte y el de inhibición, relativamente débil y, en con-
secuencia, el animal no puede reducir hasta cero los re-
flejos inhibitorios; le falta inhibición. Si le administramos
bromo, se obtiene un proceso inhibitorio absoluto. Con
frecuencia resulta también, así, un efecto positivo mayor
que antes de la administración del bromo. Pero en la ac-
ción de éste hay otro aspecto no menos importante.
Aunque el bromo se emplea en forma adecuada como
medicamento para el sistema nervioso desde hace muchos
años —ignoro precisamente cuántos, pero por lo menos
60 ó 70—•, es sin embargo una verdad indiscutible que la
medicina, hasta el presente, no siempre ha aprovechado
en forma correcta esta eficaz arma de la terapéutica ner-
viosa y con frecuencia ha cometido un grave error.
344 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Se suministra bromo en el caso de un estado neuró-


tico. Si el bromo no actúa, se aumenta la dosis, supo-
niendo que la anterior era insuficiente. Pero esto sólo es
exacto en una serie de casos; en otros, probablemente en
la gran mayoría, hay que disminuir la dosis y no aumen-
tarla y a veces debe ser disminuida en forma extraordi-
naria; la graduación de las dosis eficaces de bromo es
enorme, a tal punto que en nuestros perros sus límites se
determinan con una relación aproximada entre sí de mil
veces. Datos éstos que, afirmamos, son de una absoluta
veracidad. En consecuencia hay que hacer en medicina
una gran corrección en lo que a esto se refiere. Cuando
se da una dosis muy elevada, que no corresponde, no se
obtiene ningún efecto útil, sino un daño, pues c£\usa se-
rios perjuicios al enfermo.
Por supuesto, no debemos considerar que esto es cier-
to sólo en los perros y que el problema sería otro en el
hombre. También en nuestra clínica de neuropatología
se señala que al prestar atención a estos datos resultó
que en muchos casos el éxito de la curación se logró, í)re-
cisamente, disminuyendo y no aumentando las dosis de
bromo, descenso que llegó hasta decigramos y centigra-
mos en cada toma. Es una regla general en el laborato-
rio, que cuanto más débil es el tipo nervioso y el estado
nervioso dado, menor debe ser la dosis de bromo.
En las neurosis observadas en el laboratorio, tuvo tam-
bién cierta acción curativa el descanso, como bien se sabe
en medicina. Si hemos transformado a un perro en neu-
rótico, muy a menudo lo favorece el que no se trabaje
con él todos los días, pues la acción diaria de nuestro
sistema de reflejos condicionados representa, indiscutible-
mente, un difícil problema, que es superior a sus fuerzas
en dicho estado. Basta intercalar entre los experimentos
un intervalo de dos o tres días para que el sistema ner-
vioso comience a mejorar.
En algunos casos se notó que el descanso actuaba
como si reemplazara al bromo. Supongamos el caso de un
perro que trabaja en forma caótica después de la castra-
ción. Se lo puede ayudar de dos maneras: no obligándolo
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 345

a trabajar, es decir, no sometiéndolo al experimento to-


dos los días, sino cada dos o tres, con lo cual comienza
a trabajar mejor; o suministrándole una dosis adecuada
de bromo, lo que produce el mismo efecto.
Es preciso señalar que en el último tiempo surgió en
nuestro trabajo otro método terapéutico muy importante,
pero todavía carecemos de derecho para citarlo como agen-
te curativo, aunque tampoco podemos dejar de prestarle
atención y de cifrar en él muchas esperanzas.
Con nuestros métodos patógenos, con los que enfer-
mamos toda la corteza, se puede también transformar en
patológica una región cortical completamente aislada, lo
que representa un hecho importantísimo y que produce
una fuerte impresión. Supongamos que se obtienen en el
perro una serie de distintos estímulos condicionados sono-
ros positivos: golpes de metrónomo, ruido, tono, chirrido,
ruido de glu-glu, etc. No es difícil conseguir que de todos
estos estímulos haya uno solo que obre en forma pató-
gena, es decir, que provoque una marcada desviación de
lo normal. Mientras se aplican los restantes estímulos so-
noros, el animal se comporta en forma ordenada, trabaja
con completa regularidad; pero basta actuar sobre el pun-
to correspondiente al estímulo patógeno, para que después
de deformarse en una u otra forma la respuesta de este
punto se altere todo el sistema de reflejos condicionados
y la perturbación local se difunda a la totalidad de la
corteza. El hecho de por sí, que muchos han provocado
y provocan más de una vez, no deja lugar a dudas.
Aquí deseo destacar lo siguiente: al enumerar todos
los sonidos que empleamos, pudo apreciarse que éstos son
más o menos complejos. ¿Cómo representarnos la pertur-
bación de la corteza en relación con sonidos aislados? No
se puede pensar que a cada sonido utilizado corresponde
un grupo especial de células nerviosas, las que perciben los
estímulos sonoros elementales que componen el sonido.
Es más probable que en el caso de cada uno de nues-
tros estímulos sonoros, la conexión se realice con un com-
plejo estructural dinámico cuyos elementos, las células co-
rrespondientes, también integran otros complejos dinámi-
346 IvÁN PETROVICH PAVLOV
cos al aplicarse otros estímulos sonoros compuestos. La
dificultad que crean nuestros métodos patógenos a los
procesos que unen y sistematizan los complejos dinámicos
es precisamente causa de perturbación y destrucción de
estos últimos.
Los puntos patológicos aislados pueden ser provocados
en todas las secciones de los hemisferios. Veamos un ejem-
plo. Se transforma la excitación de la piel en diferentes
lugares, en estímulos condicionados positivos, lo que pue-
de lograrse en forma tal, que la excitación de dos lugares
distintos provoque un proceso de excitación normal, y
que la estimulación de un tercero provoque un proceso
funcionalmente patológico.
Consideremos un perro de tipo excitable, es decir,
que tiene un proceso de excitación extraordinariamente
intenso y uno inhibitorio sin la fuerza correspondiente.
Fue castrado. En su calidad de fuerte, mejoró bastante
i'ápido. Antes de la castración, como era excitable, resul-
taba lento y difícil elaborar en él la diferenciación al
metrónomo. En el período siguiente a la castración, surgió
en el laboratorio un contratiempo; quedó muy reducida la
ración destinada a los animales y éstos se extenuaron sobre-
manera. Producido este agotamiento general del sistema
nervioso, el reflejo al metrónomo, complicado con la di-
ferenciación dificultosa, se transformó en nuestro perro
en patológico, mientras todos los reflejos condicionados
restantes permanecían normales. Cuando se empleaban los
metrónomos, se hacía en él imposible el trabajo normal
con reflejos condicionados. Se ensayó dejar de utilizar el
metrónomo inhibitorio, que era el que originaba una mayor
dificultad, y usar sólo los positivos, pero con esto no varió
la situación. El bromo en este perro resultó inactivo, co-
mo ocurre en general, por una causa no establecida, en los
casos de enfermedad de puntos aislados de los hemisferios.
Luego se nos planteó este problema: ¿sucederá lo
mismo en otra sección, en otro analizador de los hemis-
ferios, donde se encuentren los procesos de excitación e
inhibición? Para decidirlo se eligió una zona cutánea en
la que pudo aplicarse una diferenciación más fácil; pre-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 347

cisamente, un punto de la piel fue transformado en po-


sitivo y otro en negativo; la excitación de uno d e los pun-
tos era reforzada por la alimentación y la del otro, no.
El resultado fue el mismo. Mientras se elaboraba sola-
mente el estímulo condicionado positivo, el perro se com-
portó con toda normalidad y el sistema de reflejos se man-
tuvo en orden. Pero no bien se comenzó a poner de ma-
nifiesto el estímulo inhibitorio, todos los reflejos cayeron
y se deformaron y el perro llegó a un estado de furor ex-
traordinario, tanto que el experimentador no podía colo-
car ni retirar los dispositivos de la piel, sin peligro de que
el perro lo mordiese.
Me referiré ahora a otro hecho m u y interesante. En
otros perros con este tipo de puntos patológicos aislados
de la corteza, su nocividad, su estado patológico sólo se
revelaba en que su excitación determinaba que se alterara
o destruyera todo nuestro sistema. Pero en ningún caso
notamos que esto se acompañase por la expresión habitual
de dolor en el animal. Sólo en el perro referido tuvimos
la clara impresión de que el contacto con la piel se había
transformado en doloroso. ¿Cómo explicar esto?
En realidad, se trata únicamente de una dificultad
en el cerebro, al chocar los procesos de excitación e inhi-
bición, y esto se hizo sentir en el sistema de reflejos con-
dicionados. ¿Pero de dónde proviene el dolor cutáneo?
Evidentemente, es posible y necesario representarse el pro-
blema de este modo. En un punto cortical determinado
del perro que estudiamos, se originó una gran dificultad
que debe ser sentida en forma dolorosa, como cuando re-
solvemos u n problema sumamente difícil y sentimos en la
cabeza una sensación de pesadez, un estado m u y desagra-
dable. Podemos admitir en nuestros perros u n estado se-
mejante. Es indudable que junto con esto logró formar,
a lo largo del curso de todos los experimentos, un lazo
condicionado entre la aplicación de los aparatitos en la
piel y el estado de dificultad en el analizador cutáneo del
cerebro y transportar en forma condicionada la lucha con-
tra este difícil estado cerebral al momento de la excita-
ción de la piel, exteriorizando la lucha contra el contacto
348 IvÁN PETROVICH PAVLOV
cutáneo. Pero esto no es hiperestesia cutánea. Se trata,
pues, de un caso muy interesante de objetivación del pro-
ceso cerebral interno: la manifestación de la fuerza de
su conexión con la excitación de la piel; en el cerebro
debe presentarse simplemente como una sensación pesada
de tipo particular, como un dolor especial. Por algo los
psiquiatras denominaron a la melancolía, dolor mental,
dolor cortical, por su carácter de sensación distinta de la
del dolor que experimentamos por heridas o enfermeda-
des de otros sectores del organismo.
Así, durante largo tiempo, no se logró resultado al-
guno con este perro. Finalmente, llegó a feliz término
en esta tarea uno de mis colaboradores, el más antiguo
y estimado, Petrova, quien había sido antes terapeuta y
se sintió luego atraída por el estudio de los reflejos con-
dicionados, a los que se dedicó por completo desde hace ya
muchos años. Con respecto al problema que estudiamos, me
ocurrió algo raro. Debo decir que aunque comencé mi pro-
fesorado como farmacólogo, estuve siempre muy preve-
nido contra la introducción en el organism^o de varias sus-
tancias a la vez. Siempre me resultó extraño ver una
receta en la que se prescribían tres o más sustancias me-
dicamentosas. ¿Qué mezcla oscura debía ser esto? Con
tanta más razón, estuve constantemente en contra de es-
tas combinaciones de sustancias farmacéuticas en el aná-
lisis de fenómenos fisiológicos, partiendo del principio de
que cuanto más sencillas son las condiciones de los fe-
nómenos, tanto más fácil desentrañarlos. Admití el uso
del bromo en el laboratorio, en calidad de remedio aislado,
basándome en la práctica médica; también acepté en for-
ma aislada la cafeína, como estimulante relacionado con
el proceso de excitación. Pero me opuse a su empleo com-
binado. Sin embargo, el terapeuta, acostumbrado en gene-
ral a las combinaciones, insistió en la prueba y tuvo ra-
zón. Se obtuvo un resultado extraordinario, milagroso.
Cuando se aplicó al perro descripto la mezcla de bromo
y cafeína, bruscamente desapareció la neurosis más obs-
tinada sin dejar ni rastro. Procedimos con cautela. Des-
pués de haber aplicado la mezcla de bromo y cafeína dos
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 349

días, probamos al principio sólo la excitación mecánico-


cutánea positiva: el efecto fue normal, el perro se com-
portaba en forma totalmente tranquila, sin revelar ninguna
perturbación en el sistema de reflejos condicionados. Al-
gún tiempo después, alentados por el resultado obtenido
con el estímulo positivo, aplicamos el negativo, obteniendo
vm efecto análogo: ni la más pequeña señal del estado
patológico anterior.
Posteriormente me fue fácil formular la hipótesis si-
guiente. Interpreté el hecho en esta forma. Es preciso ad-
mitir, por cierto, que en la gran mayoría de los casos la
enfermedad del sistema nervioso consiste en que se altera
la correcta relación entre los procesos de excitación e in-
liibición, tal como se desprende de nuestros métodos pa-
tógenos. Una vez que tenemos bajo la forma de medios
terapéuticos, algo así como dos palancas de transmisión,
a los dos sistemas principales, ambos procesos de la acti-
vidad nerviosa, entonces, poniendo en marcha y combi-
nando como corresponde la intensidad de uno u otro, te-
nemos oportunidad de situar a los dos procesos pertur-
bados en su lugar primitivo, en sus relaciones correctas.
Podemos citar también otro caso semejante. Ya he
mencionado el perro que tuvo, durante tres años, una iner-
cia patológica del proceso de inhibición, en la cual el pro-
ceso positivo "enfermó", el estímulo positivo se trans-
formó en inhibitorio y aunque durante esos tres años he-
mos reforzado continuamente este estímulo, es decir, crea-
do las condiciones en las cuales debe ser positivo, se man-
tuvo constantemente inhibitorio. De nada sirvió probar
con bromo, descanso, etc. Bajo la influencia de la mezcla
de bromo y cafeína, este estímulo, que durante tanto tiem-
po produjo una reacción patológica, produce ahora una
reacción positiva normal.
En el mismo perro, junto a esta inercia patológica
del proceso de inhibición, existía también una labilidad
patológica del excitatorio frente a otro estímulo, es decir,
éste no desarrollaba su acción en forma gradual, sino en
forma impetuosa, explosiva; y mientras actuaba aún el
estímulo, hacía su aparición rápidamente la fase negativa.
350 IvÁN PBTROVICH PAVLOV

En el primer momento de la aplicación de este estímulo


condicionado, el perro se estiraba desesperadamente hacia
la escudilla y la saliva fluía en abundancia, pero muy
pronto, estando aún presente el estímulo, la secreción sa-
lival se detenía; cuando se reforzaba el estímulo al alcan-
zar la comida, el perro la rechazaba y daba media vuelta.
También este fenómeno patológico desapareció bajo la in-
fluencia de nuestra mezcla; el estímulo patógeno se trans-
formó en uno de efecto normal.
Es interesante destacar que en este perro la adminis-
tración de la mezcla se continuó durante tres días y
luego se decidió observar si la cura era radical. Pero no
sucedió así. Al dejar de suministrar nuestra mezcla vol-
vieron las relaciones anteriores. Por supuesto, tal vez sea
necesario un tiempo bastante mayor para corregir por
completo la alteración. Pero también cabe otra forma de
interpretar los hechos. Nosotros restablecemos, efectiva-
mente, las relaciones correctas entre ambos procesos, los
modificamos temporariamente, pero no curamos a los pro-
cesos mismos o por lo menos a ambos a la vez. De ser
cierta la primera hipótesis, significaría un enorme triunfo
de la terapéutica. En todo caso para la curación actual,
paliativa, y posiblemente en la curación futura, radical,
por medio de la mezcla de bromo con cafeína, es preciso
contar con una dosificación m.uy exacta de ambos medi-
camentos, descendiendo especialmente en lo que se refiere
a la cafeína, incluso hasta miligramos.
Como conclusión, me detendré con brevedad en la
aplicación de nuestros datos experimentales en la clínica
neuropatologica y psiquiátrica. En lo que concierne a la
primera, es indudable que nuestras neurosis humanas se
interpretan en forma plenamente satisfactoria a la luz
del análisis de nuestros experimentos; pero considero que
algo se aclara también en psiquiatría, gracias a nuestro
material de laboratorio.
Edito actualmente pequeños folletos bajo el título de
Ultimas informes sohre fisiología y patología de la activi-
dad nerviosa superior. Dos breves artículos de la última
edición han sido traducidos a idiomas extranjeros. Uno
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 351

ya fue publicado en francés, el otro fue enviado a una


revista inglesa, y espero con sumo interés, como es lógico,
ver en qué forma serán acogidos por los especialistas ex-
tranjeros.
Según he expresado, en el laboratorio, trabajando con
perros se puede enfermar por medios funcionales puntos
aislados de la corteza, quedando los restantes sanos. Quiero
aprovechar este tema, de las enfermedades aisladas, para
la comprensión de una forma psiquiátrica muy interesan-
te y enigmática, precisamente, la paranoia. Como se sabe,
la paranoia se caracteriza porque un hombre mentalmente
sano, que tiene en cuenta la lógica y la realidad, como
todo hombre normal, y que algunas veces es, incluso, ta-
lentoso, cae en una manifiesta psicosis, no reconoce ningu-
na lógica, ninguna realidad, cuando se trata un tema de-
terminado. Creo que este hecho puede ser interpretado
partiendo de nuestros datos experimentales concernientes
a la enfermedad de puntos aislados de la corteza.
No es posible discutir que las estereotipias de los mo-
vimientos esqueléticos pueden y deben interpretarse como
expresión de la inercia patológica del proceso de excitación
en las células corticales ligadas con el movimiento y que
la perseveración debe ser interpretada análogamente, sólo
que en relación con las células motoras de la palabra.
Es más difícil, a primera vista, explicar en la misma for-
ma las ideas obsesivas y la paranoia. No obstante ello,
según mi parecer, la concepción de puntos patológicos ais-
lados de la corteza en un puro sentido anatómico grosero
y en un sentido estructural dinámico •—que ya señalé an-
tes—, supera en grado suficiente esta dificultad.
Veamos también otro caso en el límite de la neurosis
y la psicosis.
En el delirio de persecución se encuentran casos en
los que el enfermo en forma invencible, considera real-
mente existente aquello que teme o no desea. Por ejem-
plo, el hombre quiere tener un secreto, pero se imagina
que todos sus secretos son descubiertos continuamente de
alguna manera; quiere estar solo, y aunque lo está y pue-
de observar toda la habitación, se imagina que hay alguien
352 IvÁN PETROVICH PAVLOV
en ella; desea que se lo respete, pero le parece que en
cada momento se le ofende de algún modo, por medio de
señales, palabras o gestos. Pierre Janet denomina esto
sentimientos de posesión, como si el paciente fuese do-
minado por otra persona.
Este caso tiene su base fisiológica, según mi opinión,
en la fase ultraparadojal, que ya mencioné y que, como
ustedes saben, consiste en lo siguiente: consideremos dos
metrónomos de distinta frecuencia, que empleamos en ca-
lidad de estímulos condicionados: uno de 200 golpes por
minuto —positivo—, y el otro de 50 golpes por minuto
—negativo—. Si la célula llega a un estado patológico
cualquiera, o simplemente a un estado hipnótico, se ob-
tiene entonces un efecto contrario: el estímulo positiv«í
se hace inhibitorio y el inhibitorio positivo. Éste es un
hecho observado en el laboratorio y completamente exac-
to, que se repite de continuo. Me represento, pues, el es-
tado de aquel hombre enfermo de la siguiente manera.
Cuando deseaba ser respetado o estar solo, este deseo se
transformaba en un fuerte estímulo positivo que provo-
caba en él, debido a la fase ultraparadojal, una imagen
contraria, totalmente involuntaria e insuperable.
De este modo queda demostrado que el método de
nuestros trabajos, método de la relación objetiva con los
fenómenos de la actividad nerviosa, se justifica plenamente
en el campo de la patología animal, y se justifica más ple-
namente a medida que lo ensayamos. En la actualidad rea-
lizo ensayos, legítimos según mi parecer, para aplicar la
misma relación en la actividad nerviosa superior humana,
llamada habitualmente actividad psíquica. Esto es todo
cuanto les quería decir.
EI reflejo condicionado U)

En la fase humana del mundo animal en desarrollo,


tuvo lugar un agregado extraordinario al mecanismo de
la función nerviosa. Para el animal, la realidad es seña-
lada casi en forma exclusiva por estímulos que llegan di-
rectamente a las células visuales, auditivas y de otros re-
ceptores del organismo, y por las huellas de éstos en los
grandes hemisferios. Esto es lo que llevamos como im-
presiones, sensaciones e imágenes del medio exterior, tan-
to de la naturaleza en general, como del ambiente social,
exclusión hecha de la palabra auditiva o visual. Consti-
tuye lo dicho, el primer sistema de señales de la reali-
dad, común al hombre y a los animales. La palabra en
cambio representa el segundo sistema de señales, espe-
cífico del hombre, y consistente en señales de las pri-
meras señales. Los múltiples estímulos de la palabra, por
una parte nos han alejado de la realidad, hecho que de-
bemos recordar permanentemente para no deformar nues-
tra relación con la misma. Por otra parte, es precisamente
la palabra la que nos ha transformado en seres humanos,
sobre lo que creo no es necesario detallar más aquí. Sin
embargo, es indudable que las leyes básicas establecidas
en nuestro trabajo para el primer sistema de señales, de-
ben regir también para el segundo, pues su labor pertenece
al mismo tejido nervioso.
La prueba más brillante y demostrativa de que el es-
tudio de los reflejos condicionados sirvió de guía para la
investigación de las secciones superiores del encéfalo por

(1) Parte final del artículo del mismo nombre de la Gran


Enciclopedia Médica, T. XXXIII, págs. 440-446.
354 IvÁN PETROVICII PAVLOV
un camino correcto —con lo cual se han unido e identifi-
cado finalmente la función de esta sección y los fenómenos
de nuestro mundo subjetivo—, está dada por los expe-
rimentos posteriores efectuados con dichos reflejos en ani-
males, reproduciéndose en ellos estados patológicos del
sistema nervioso humano, neurosis y algunos síntomas
psicóticos aislados, llegándose también, en muchos casos,
a una vuelta racional y voluntaria a la normalidad, a la
curación, lo que evidencia un verdadero dominio cientí-
fico del objeto.
El carácter normal de la actividad nerviosa está dado
por el equilibrio de todos l(s procesos descritos que par-
ticipan en ella. La alteración de este equilibrio implica
un estado patológico, una enfermedad, y, a menudo, den-
tro de la llamada normalidad o hablando con más pre-
cisión, en la normalidad relativa, se encuentra ya un cier-
to desequilibrio. Surge de aquí el hecho posible de que la
enfermedad nerviosa se relacione claramente con el tipo
de sistema nervioso. Entre nuestros perros, enferman con
más rapidez y facilidad, por influencia de condiciones ex-
perimental6(s difíciles, los pertenecientes a tipos extremos;
excitable y débil. Por supuesto, con medios extraordi-
nariamente excepcionales se puede quebrar también el
equilibrio del tipo fuerte y equilibrado. Las condiciones
difíciles que alteran el equilibrio nervioso en forma cró-
nica, son: sobrecarga del proceso de excitación, sobre-
carga del proceso de inhibición y choque directo de am-
bos procesos opuestos o, dicho de otra manera, la sobre-
carga de la movilidad de esos procesos. Tenemos un perro
con un sistema de reflejos condicionados a estímulos físi-
cos de distinta intensidad; reflejos positivos y negativos,
aplicados en forma estereotipada, en el mismo orden y con
los mismos intervalos. Aplicando estímulos condicionados
excesivamente fuertes, prolongando mucho la duración de
los estímulos inhibitorios, produciendo una diferenciación
muy fina, aumentando el número de los estímulos inhi-
bitorios dentro del sistema de los reflejos o, por último,
obligando a los procesos opuestos a sucederse en forma in-
mediata incluso actuando simultáneamente con estímu-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 355

los condicionados opuestos o modificando de súbito el es-


tereotipo dinámico, es decir, transformando el sistema es-
tablecido de estímulos condicionados en una serie de es-
tímulos opuestos, observamos que en todos estos casos
los tipos extremos pasan con rapidez especial a un estado
patológico crónico, con manifestaciones diferentes en cada
uno de ellos. En el excitable, la neurosis se expresa en
que el proceso inhibitorio, que también en estado normal
está en retardo permanente con respecto a la fuerza del
de excitación, ahora se debilita mucho y casi desaparece;
las diferenciaciones elaboradas, aunque no absolutas, se
desinhiben por completo; la extinción se prolonga en for-
ma extraordinaria y el reflejo de retardo se convierte en
uno de intervalo breve; etc. El animal se torna muy arre-
batado y nervioso en los experimentos sobre el banco; en-
furece o, lo que es mucho más raro, cae en un estado
de somnolencia, cosa que antes no le ocurría. La neurosis
en el tipO' débil, tiene casi exclusivamente un carácter
depresivo. La función reflejo-condicionada se hace des-
ordenada en exceso y, muy a menudo, desaparece en su
totalidad; en el banco, el animal se halla casi de continuo
en una de las fases del estado hipnótico (los reflejos con-
dicionados desaparecen, y el animal hasta se niega a tomar
el alimento).
Las neurosis experimentales, en la mayoría de los
casos, se prolongan durante meses y años. En neurosis
prolongadas se ensayaron con éxito procedimientos cura-
tivos. Desde hace tiempo se aplica el bromo en el estudio
de los reflejos condicionados, en animales que no podían
vencer los problemas de inhibición, poniéndose en evi-
dencia que el bromo beneficia esencialmente a esos ani-
males. Series prolongadas y multiformes de experiencias
con reflejos condicionados establecieron, sin lugar a du-
das, que el bromo no tiene ninguna relación especial con
el proceso de excitación, no disminuyéndolo como se creía
habitualmente; en cambio, sí lo tiene con el inhibitorio, al
que refuerza y tonifica. El bromo se mostró como un po-
tente regulador y restaurador de la función nerviosa al-
terada; pero, con la condición indispensable y esencial
356 IvÁN PETROVICH PAVLOV
de una dosificación exacta y adecuada al tipo y estado de
sistema nervioso. En los perros de tipo fuerte, con un es-
tado aún bastante vigoroso, hay que emplear dosis ele-
vadas, de 2 a 5 gr. por día, y en los débiles hay que dis-
minuirla, necesariamente, hasta centigramos e incluso mi-
ligramos. La saturación de este tipo de bromo, en el curso
de una semana o dos, fue suficiente a veces para la ra-
dical curación de la neurosis crónica experimental. En los
últimos tiempos se han venido realizando ensayos que le
adjudicaron una acción terapéutica aún más eficaz y, es-
pecialmente en los casos muy difíciles, a las combinacio-
nes de bromo con cafeína, pero siempre con dosificaciones
muy cuidadosas. La curación de los animales enfermos
se lograba a veces, aunque en una forma no tan rápida ni
completa, con sólo descansar, en forma breve o prolongada
pero regular, del trabajo del laboratorio o alejándolos de
los problemas difíciles en el sistema de reflejos condi-
cionados.
Es admisible comparar la neurosis del perro, ya des-
crita, con la neurastenia humana, más aun por el hecho
de que algunos neuropatólogos insisten en la existencia
de dos formas de neurastenia: excitada y depresiva. Se
agregan también aquí algunas neurosis traumáticas y otros
estados patológicos reactivos. Debemos pensar que el reco-
nocimiento de los dos sistemas de señales en el hombre,
nos llevará a la comprensión del mecanismo de las neu-
rosis humanas: el histerismo y la psicastenia. Si los indi-
viduos pueden ser divididos en base al predominio de un
sistema sobre el otro, en preferentemente pensadores y
preferentemente artistas, se comprenderá que en los casos
con desequilibrio general del sistema nervioso, los pri-
meros resultarán psicasténicos y los segundos histéricos.
Además de aclarar el mecanismo de las neurosis, el
estudio fisiológico de la actividad nerviosa superior da
la clave para interpretar algunos aspectos y manifesta-
ciones de los cuadros psiquiátricos. Ante todo nos deten-
dremos en algunas formas de delirio, precisamente en el
delirio de persecución, en lo que Fierre Janet denomina
sentimientos de posesión y en la inversión de Kretschmer.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 357

El enfermo se siente perseguido justamente por aquello


que él desea evitar: quiere mantener sus pensamientos
en secreto e imagina que ineludiblemente se los descii-
bren; desea estar solo y, aunque en realidad lo está en
la habitación, le persigue el pensamiento inevitable de
que en ella hay alguien con él, etc. —sentimiento de po-
sesión según Pierre Janet—. Kretschmer describe el caso
de dos mujeres, que habiendo llegado a la madurez sexual
y sintiéndose atraídas por determinados hombres, por mo-
tivos especiales ahogaban en sí esta atracción. Esto des-
encadenó en ellas el desarrollo de una obsesión: a una
le parecía, con gran sufrimiento de su parte, que su rostro
reflejaba su excitación sexual y que por tal motivo lla-
maba la atención de todos, siendo muy preciada para ella,
como para la otra enferma también, su pureza sexual,
su intangibilidad. Luego, súbitamente, comenzó a pare-
cerle, e incluso a tener la sensación, que dentro de ella
se hallaba el tentador sexual, la serpiente que tentó a Eva
en el Paraíso, y que ésta se movía en su interior llegan-
do hasta la boca. La otra se sintió embarazada. Kretsch-
mer le da el nombre de inversión a estos fenómenos, que
se identifican evidentemente por su mecanismo, con el
sentimiento de posesión. Este sentimiento subjetivo pato-
lógico puede ser comprendido sin esfuerzo, como una ma-
nifestación fisiológica de la fase ultraparadojal. La idea de
la intangibilidad sexual, en su carácter de estímulo posi-
tivo fortísimo, que obraba sobre el fondo del estado de
abatimiento, de inhibición, en el que se encontraban am-
bas mujeres, se convirtió en una imagen negativa opues-
ta igualmente fuerte, que llegó hasta el grado de la sen-
sación. En una, la idea de llevar en su cuerpo el tentador
sexual; en la otra, la idea del embarazo como resultado
de un contacto sexual. Lo mismo ocurre en el enfermo
con sentimiento de posesión. La fuerte idea positiva "es-
toy solo", se transforma, en las mismas condiciones, en su
contraria: "al lado mío siempre hay alguien".
En las experiencias con reflejos condicionados, en di-
versos estados difíciles y patológicos del sistema nervioso,
se observa a menudo que la inhibición temporal lleva a
358 IvÁN PETROVICII PAVLOV
una mejoría transitoria de ios mismos. Viinos en dos opor-
tunidades cómo en un perro en estado catatónico acarreó
la mejoría de una enfermedad crónica tenaz, con el rein-
tegro casi a la normalidad por algunos días. Diremos, en
general, que en las enfermedades experimentales del sis-
tema nervioso, aparecen casi constantemente manifesta-
ciones aisladas de hipnosis, lo que autoriza a suponer que
éste es un método normal de la lucha fisiológica contra
el agente patógeno. De aquí que la forma o fase catató-
nica de la esquizofrenia, compuesta por entero de síntomas
hipnóticos, pueda ser comprendida como una inhibición
protectora fisiológica que limita o excluye por completo el
trabajo del cerebro enfermo, amenazado por un agente
nocivo todavía desconocido, de alteración profunda o in-
cluso de destrucción total. La medicina sabe muy bien
que en casi todas las enfermedades, la primera medida
terapéutica es colocar en reposo el órgano enfermo. Lo
que demuestra de una manera convincente que nuestra
interpretación del mecanismo de la catatonía en la esqui-
zofrenia corresponde a la realidad, es el hecho de que
sólo esta forma de la enfermedad da un porcentaje bas-
tante considerable de curaciones, a pesar de la larga
duración del estado catatónico (hasta veinte años). Desde
este punto de vista resultan directamente perjudicia-
les todas las tentativas de actuar sobre los catatónicos
con cualquier tipo de medios o procedimientos. Por el con-
trario, se debe esperar un considerable aumento en el por-
centaje de curaciones, si en estos enfermos, al descanso fi-
siológico se agrega intencionalmente, por medio de la in-
hibición, un descanso exterior. Debe evitárseles también
el contacto con los estímulos fuertes y constantes del am-
biente y con otros enfermos más o menos intranquilos.
Vimos al estudiar los reflejos condicionados, además
de los casos de enfermedad general de la corteza, casos nu-
merosos y muy interesantes de afecciones de puntos ais-
lados, muy fraccionados de la misma, provocados experi-
mentalmente en forma funcional. Supongamos tener un pe-
rro con un sistema de diversos reflejos, entre ellos: refle-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 359

jos condicionados sonoros a un tono, u n ruido, golpes de


metrónomo, timbre, etc. Sólo uno de los puntos de aplica-
ción de estos estímulos condicionados será transformado
en patológico y se dejarán en estado normal a los restantes.
El estado patológico de un punto aislado de la corteza se
provoca con los mismos métodos patógenos que hemos des-
crito más arriba. La enfermedad se manifiesta en distin-
tas formas y en distintos grados. La más leve modificación
de este punto se expresa por un estado hipnótico crónico.
En este punto, en lugar de la relación normal entre la fuer-
za física de un estímulo y la magnitud de su efecto, apare-
cen las fases igualatoria y paradojal. Basándonos en lo di-
cho anteriormente, esto podría interpretarse como una
medida fisiológica preventiva ante una situación difícil de
dicho punto. Con el desarrollo posterior del estado pato-
lógico, el agente deja por completo de producir un efecto
positivo y provoca, en unos casos, sólo inhibición, mientras
en otros ocurre todo lo contrario. El reflejo positivo se ha-
ce extraordinariamente estable: se extingue con más len-
titud que los normales, obedece menos a la inhibición de
otros estímulos condicionados inhibitorios que le suceden,
con frecuencia se destaca mucho por su intensidad entre
todos los reflejos condicionados restantes, lo que no su-
cedía antes de la enfermedad. Esto nos dice que el pro-
ceso de excitación del punto dado se ha hecho crónico y
patológicamente inerte.
La excitación de este punto patológico resulta indi-
ferente para los puntos de los restantes estímulos o no se
lo puede aplicar sin que se perturbe en una u otra forma
todo el sistema de reflejos. Hay razón para pensar que
en la enfermedad de puntos aislados, cuando predomina
el proceso de inhibición o el de excitación en el punto
enfermo, el mecanismo del proceso patológico consiste
precisamente en la alteración del equilibrio entre los pro-
cesos opuestos: uno u otro se debilita en forma conside-
rable y preferencial. En el caso de la inercia patológica
del proceso de excitación se tiene el hecho de que el bro-
mo —reforzador del proceso inhibitorio—, la elimina con
éxito a menudo.
360 IvÁN PETROVICH PAVLOV
JSTo puede considerarse fantástica la conclusión que
sigue. Así como es evidente que la estereotipia, la iteración
y la perseveración tienen su base natural en la inercia
patológica del proceso de excitación en distintas células
motoras, el mecanismo de la neurosis obsesiva y de la
paranoia debe ser el mismo. Sólo que aquí se trata de
otras células o grupos de células ligadas con nuestras sen-
saciones e imágenes. De este modo, sólo una serie de sen-
saciones e ideas vinculadas a las células enfermas se hace
anormalmente resistente y no obedece a las influencias
inhibitorias de otras numerosas sensaciones e imágenes,
gracias al estado normal de sus células. Un hecho que se
observó repetidas veces en el estudio de reflejos condi-
cionados patológicos y que tiene franca relación con las
neurosis y psicosis humanas, es la variación cíclica en la
actividad nerviosa. La alteración de esta actividad se po-
nía de manifiesto por oscilaciones más o menos regulares.
A un período de actividad muy debilitada .—los reflejos
condicionados eran caóticos, desaparecían con frecuencia
del todo o eran mínimos— sucedía, como si fuera en for-
ma espontánea, luego de semanas o meses, sin causa vi-
sible, un retorno mayor o menor o completo a la norma-
lidad, al que sustituía de nuevo uno de actividad pato-
lógica. Otras veces, alternaban en los ciclos períodos de
función débil, con otros de función anormalmente elevada.
No puede dejarse de ver en estas oscilaciones, una analo-
gía con la ciclotimia y con la psicosis maníaco-depresiva.
Sería natural explicar esta periodicidad patológica por la
alteración de las relaciones normales entre los procesos
de excitación e inhibición, en lo referente a su acción re-
cíproca. Como los procesos opuestos no se limitaban, uno
al otro, a su debido tiempo y en la medida debida, sino
que actuaban en forma independiente y desmesurada, el
resultado de su trabajo llegaba hasta un extremo y sólo
entonces comenzaba el reemplazo por el otro. De este mo-
do resultaba una periodicidad exagerada en exceso, de
semanas y meses, en lugar de cotidiana y por lo mismo
muy breve. Por último, no omitiremos el hecho eviden-
ciado en un solo perro, pero con una fuerza singular: la
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 361

explosividad extraordinaria del proceso de excitación.


Ciertos reflejos condicionados aislados o todos ellos, eran
causantes de un efecto impetuoso y desmedido, tanto motor
como secretorio, que se interrumpía aun en el curso de la
acción del estímulo, y el perro ya no comía al ser refor-
zado el reflejo alimenticio. Evidentemente esto se relaciona
con una gran labilidad del proceso de excitación, que se
corresponde con la labilidad excitable de la clínica hu-
mana. No son raros en los perros, en ciertas condiciones,
los casos de una forma débil de este fenómeno.
Todos los síntomas neuropatológicos que hemos men-
cionado, aparecen en las condiciones correspondientes,
tanto en los perros normales, es decir que no han sufrido
ninguna intervención quirúrgica, como así también —so-
bre todo las formas circulares—, en los animales castra-
dos, o sea, sobre un fondo orgánico patológico. Numero-
sos experimentos ilustraron el rasgo principal de la acti-
vidad nerviosa de los castrados. Es un debilitamiento ma-
nifiesto y predominante del proceso de inhibición que, sin
embargo, se restablece considerablemente en los tipos
fuertes.
Para concluir, volveremos a destacar en qué medida
se superponen mutuamente y se fusionan los fenómenos
fisiológicos con los sentimientos del mundo subjetivo, si
confrontamos la fase ultraparadojal con los sentimientos
de posesión, y la inversión y la inercia patológica del pro-
ceso excitatorio con la neurosis obsesiva y la paranoia.
Los tipos de la actividad nerviosa superior en
relación con neurosis y psicosis, y mecanismo
fisiológico de los síntomas neuróticos
y psicóticos *'*

Del enorme material relativo al estudio de la activi-


dad nerviosa superior en los perros por el método de los
reflejos condicionados, destacaré ahora tres puntos, toman-
do en cuenta especialmente su relación con las alteracio-
nes patológicas de dicha actividad. Éstos son: 1) La fuerza
de los dos procesos nerviosos, excitatorio e inhibitorio;
2) la correlación de fuerzas entre ambos, el equilibrio y
3) su movilidad. Por una parte, estos puntos se encuen-
tran en la base de los tipos de la actividad nerviosa su-
perior que desempeñan un gran papel en la génesis de
las enfermedades nerviosas y de las llamadas enfermeda-
des mentales y por otra, presentan modificaciones caracte-
rísticas en los estados patológicos de dicha actividad.
Hace ya 2000 años que el genio magno de la Grecia
clásica, genio en verdad artístico y no científico, pudo
desentrañar de la inmensa variedad de la conducta huma-
na sus rasgos fundamentales, clasificándolos en cuatro tem-
peramentos. Y sólo ahora, por medio de los reflejos con-
dicionados, el estudio de la actividad nerviosa superior
está en condiciones de afirmar esta sistematización sobre
una base fisiológica.
Nuestros perros fueron divididos según la fuerza del
proceso de excitación —es decir, según la capacidad de

(1) Informe leído el 30 de junio de 1935, en Londres, en


la Asamblea General del Segundo Congreso Neurológico Inter-
nacional .
364 IvÁN PETROVICH PAVLOV
trabajo de las células de los grandes hemisferios—, en
dos grupos: fuertes y débiles. Los fuertes, a su vez, se-
gún la relación de fuerzas entre los procesos de excitación
e inhibición, en equilibrados y desequilibrados. Y final-
mente, los fuertes y equilibrados se subdividen según la
movilidad, en lentos y rápidos. De este modo se tienen
cuatro tipos principales: fuerte-violento, fuerte-equilibra-
do-lento, fuerte-equilibrado-rápido, y débil. A estos corres-
ponden justamente los cuatro temperamentos clásicos: co-
lérico, flemático, sanguíneo y melancólico. Aunque tam-
bién se encuentran gradaciones entre estos tipos, la realidad
señala claramente, que estas combinaciones básicas son,
por cierto, las más frecuentes y notorias. Me parece que
la coincidencia de tipos en animales y seres humanos, habla
a favor de la correspondencia entre esta sistematización y
la realidad.
Pero para comprender en forma clara y total las va-
riaciones normales y patológicas de la conducta humana
es preciso agregar a estos tipos comunes con los anima-
les, otros particulares puramente humanos.
Hasta la aparición de la familia homo sapiens, los ani-
males sólo se relacionaban con el mundo circundante por
impresiones directas que actuaban sobre sus distintos apa-
ratos receptores y que luego eran transmitidas a las célu-
las correspondientes del sistema nervioso central. Estas
impresiones eran las únicas señales de los objetos exter-
nos. En el futuro hombre aparecieron, se desarrollaron y
perfeccionaron en forma extraordinaria las señales de se-
gundo grado, las señales de aquellas señales primarias,
en forma de palabras pronunciadas, oídas y vistas. Estas
palabras comenzaron a significar finalmente todo lo que
el hombre recibía de un modo directo, tanto del mundo
exterior como de su propio murido interior; y fueron em-
pleadas por él no sólo en sus relaciones con otros hom-
bres, sino también a solas, consigo mismo. Este enorme
predominio de las nuevas señales condicionó la gran im-
portancia de la palabra, aunque las palabras eran y siguen
siendo únicamente segundas señales de la realidad. Pero
sabemos sin embargo, que hay una cantidad de individuos
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 365

que obran sólo con palabras, que hubieran querido deri-


var de ellas y conocer por su intermedio todo, y sobre
esta base dirigir su vida sin apelar a la realidad. Sin ir
más lejos en este tema tan importante y vasto, haremos
constar que gracias a los dos sistemas de señales y debido
a los antiguos diversos modos de vida, la masa humana
se dividió en artistas, pensadores y tipos medios que reú-
nen el trabajo de los dos sistemas en la medida adecuada.
Esta división se aplica tanto en individuos aislados como
en naciones enteras.
Pasaré ahora a la patología.
Nos hemos convencido a cada momento por nuestros
animales, que las desviaciones patológicas crónicas de la
actividad nerviosa superior por influencia de nuestros mé-
todos patógenos, sobrevienen con suma facilidad, en for-
ma de neurosis, en los tipos violentos y en los débiles. Los
perros violentos quedan privados casi por completo de
la inhibición; los débiles rehusan totalmente la actividad
reflejo-condicionada o la presentan en una forma muy caó-
tica. Kretschmer, que se limita sólo a dos tipos generales,
correspondientes a nuestros tipos violento —irrefrenado—
y débil, relaciona con justeza, en lo que puedo apreciar,
al primer tipo con la psicosis maníaco-depresiva y el se-
gundo con la esquizofrenia.
No obstante mi pequeña experiencia clínica —los úl-
timos tres o cuatro años visité con regularidad clínicas
de enfermedades nerviosas y psiquiátricas—, me permito
expresar la siguiente hipótesis elaborada sobre las neu-
rosis humanas. La neurastenia es la forma patológica de
los tipos humanos débil general y medio. El histérico es
el producto del tipo débil general unido al predominio
de lo artístico; la psicastenia —según la terminología de
Pierre Janet—, es el predominio del tipo débil general
unido al predominio del pensamiento. En el histérico, la
debilidad general se manifiesta, naturalmente, en el se-
gundo sistema de señales, que en el tipo artístico cede el
primer lugar, incluso sin la existencia de neurosis, al pri-
mer sistema de señales; mientras que en el hombre nor-
malmente desarrollado, el segundo sistema de señales es
366 IvÁN PETROVICH PAVLOV
el regulador supremo de la conducta. De aquí el caos en
la histeria, en la función del primer sistema de señales
y en el fondo emocional, que toma forma de fantasía pa-
tológica con una emotividad incontrolada, con una alte-
ración profunda del equilibrio nervioso general —ya sea
en forma de parálisis, contracturas, accesos convulsivos o
letargía—, y especialmente de la síntesis de la personali-
dad. En el psicasténico, la debilidad general recae sobre el
fundamento básico de las relaciones del organismo sobre
el medio circundante, sobre el primer sistema de señales
y el fondo emocional. De aquí la ausencia del sentido de
lo real, una sensación constante de insatisfacción en la
vida, una completa ineptitud vital unida a un raciocinio
continuo estéril y deformado en forma de ideas obsesivas
y fobias. Es así como me represento en rasgos generales,
el origen de las neurosis y psicosis en relación con los ti-
pos generales y particulares de la actividad nerviosa su-
perior.
El estudio experimental en los animales de las modi-
ficaciones patológicas en los procesos básicos de la acti-
vidad nerviosa, da la posibilidad de comprender desde un
punto de vista fisiológico el conjunto de los síntomas neu-
róticos y psicóticos, tanto a los que se presentan aislados,
como a los que integran formas patológicas definidas.
El debilitamiento del proceso de excitación hace que
predomine el inhibitorio, tanto en general como en di-
versos aspectos parciales, en forma de sueño y estados
hipnóticos con sus múltiples fases, de las que son muy
características la paradojal y la ultraparadojal. Pienso que
deben ser relacionados con este mecanismo, muchos fe-
nómenos patológicos, por ejemplo: la narcolepsia, la cata-
plexia, la catalepsia, los sentimientos de posesión, o sea
les sentiments d'emprise (según Pierre Janet) o la inver-
sión (según Kretschmer), la catatonía, etc. El debilitamien-
to del proceso de excitación puede ser producido ya sea
por su sobrecarga o por el choque con el opuesto.
Se obtiene en el laboratorio, en condiciones aún no
del todo esclarecidas, el cambio de la movilidad del pro-
ceso excitatorio en el sentido de su labilidad patológica.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 367

Este fenómeno es conocido desde hace tiempo en clínica


por debilidad excitada, y consiste en la extraordinaria
reactividad y sensibilidad del proceso de excitación con
un rápido agotamiento consecutivo. Nuestro estímulo con-
dicionado positivo produce un efecto impetuoso e inusita-
do, pero la acción positiva llega a cero, a un estado de
inhibición, en niomentos en que el período normal exci-
tatorio se prolonga todavía. A este fenómeno lo hemos
llamado algunas veces, explosividad.
P e r o también poseemos en nuestro material de labora-
torio, la modificación patológica opuesta de la movilidad
del proceso de excitación: la inercia patológica. El proceso
de excitación persiste en forma tenaz pese al empleo pro-
longado de condiciones que habitualmente llevan a su reem-
plazo por el de inhibición. El estímulo positivo no obedece,
o lo hace muy poco, a la inhibición consecutiva a los es-
tímulos inhibitorios precedentes. Este estado patológico se
provoca, en unos casos, por una sobrecarga moderada, con
el aumento continuo del proceso de excitación; en otros,
mediante un choque con proceso inhibitorio. Es m u y na-
tural, entonces, relacionar los fenómenos de estereotipia,
ideas obsesivas, paranoia, etc., con esta inercia patológica
del proceso de excitación.
También el proceso inhibitorio puede ser debilitado
por su sobrecarga o por choques con el proceso de exci-
tación. Su debilitamiento lleva a un predominio normal
del proceso opuesto, en forma de una alteración de las
diferencias, del retardo y de otros fenómenos normales
en los que participa la inhibición; manifestándose también
la conducta general del animal en forma de agitación, im-
paciencia y furor y, por último, como fenómenos patoló-
gicos, por ejemplo: la excitabilidad neurasténica y en el
hombre, como estados hipomaníacos, maníacos, etc.
Los fenómenos de labilidad patológica del proceso de
inhibición fueron comprobados en perros por mi colabo-
radora, la profesora Petrova, en el curso de este año, quien
ha enriquecido con hechos de suma importancia la pa-
tología experimental y la terapéutica de la actividad
nerviosa superior. El perro que antes tomaba libremente.
368 IvÁN PETBOVICH PAVLOV
sin ninguna demora, el alimento que se le colocaba al
borde de un tramo de una escalera, ahora no lo puede
hacer y se aparta con ímpetu de dicho borde, alejándose
a distancia considerable. El sentido del hecho es claro,
y si un perro normal que se ha acercado al borde no se
mueve, no va más allá, significa que se inhibe, pero fun-
damentalmente sólo lo necesario para no caer. En el caso
que estudiamos, esta inhibición está exagerada, reacciona
en forma desmedida ante el vacío y mantiene al animal
alejado del borde más de lo necesario, en perjuicio de
sus intereses. Desde el punto de vista subjetivo éste es
un evidente estado de miedo, de temor. Es una fobia al
vacío. Esta fobia pudo ser provocada y eliminada, es de-
cir, estuvo bajo el dominio del experimentador. La con-
dición para que aparezca es lo que puede ser llamado tor-
mento del proceso de inhibición. Este hecho será demos-
trado por la autora dentro de pocos días en Leningrado,
en el Congreso Internacional de Fisiología. Pienso que
también el delirio de persecución se basa en muchos ca-
sos, en la labilidad patológica del proceso inhibitorio.
Ya hemos visto antes la inercia patológica del proceso
de inhibición.
Nos queda todavía un problema difícil que resolver.
Determinar con exactitud y para todos los casos, cuándo
y en qué condiciones particulares, precisas, sobreviene una
determinada modificación patológica de los procesos ner-
viosos básicos.
APÉNDICE
La importancia de los trabajos de I. P. Pavlov
en el dominio de la psiquiatría

Para apreciar en su justo valor la gran importancia


que tienen para la psiquiatría los trabajos de I. P. Pavlov,
es preciso ante todo considerar en forma correcta, el papel
de esta ciencia entre las otras disciplinas médicas. Como
es sabido, la psiquiatría se ocupa del estudio y tratamien-
to de aquellas enfermedades en las que el síntoma fun-
damental es la alteración de la psiquis. Es precisamente
esta circunstancia la que, hasta una época muy reciente,
colocó a la psiquiatría en situación sumamente desven-
tajosa en relación con las otras ramas de la medicina.
Los psiquiatras han podido estudiar en sus enfermos
la anatomía patológica, las perturbaciones del metabolis-
mo, las particularidades de la constitución corporal, etc.,
con ayuda de los mismos métodos y con el mismo éxito
que los clínicos o los neuropatólogos. Pero cuando se lle-
gaba al estudio de las perturbaciones psíquicas, es decir,
al estudio de los síntomas más importantes y fundamen-
tales para el psiquiatra, éste comprobaba con pena que ca-
recía de métodos científico-naturales para el estudio de
estos fenómenos.
Por supuesto, la experiencia clínica acumulada por
los médicos psiquiatras a lo largo de siglos, permitió que
también en el dominio de la psicopatología se reuniera
un material enorme por su riqueza. Pero este material te-
nía predominantemente un carácter descriptivo; era en
grado considerable una "psicopatología sin cerebro", si es
que podemos expresarnos así. El psiquiatra podía decir
qué conjunto de síntomas psicopatológicos caracterizaba a
una u otra enfermedad y cóm.o estaban ligados estos sin-
372 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tomas entre sí; pero no podía elaborar más que suposi-
ciones sobre lo que ocurría simultáneamente en el cerebro
y cuáles eran los procesos fisiológicos, o más exactamente
fisiopatológicos, que condicionaban la alteración de la ac-
tividad psíquica. Lo más que afirmaban era que tal o
cual tipo de perturbación psicopatológica estaba ligada
a determinada zona del cerebro, pero repetimos, la fisio-
logía de los procesos básicos de la actividad psíquica nor-
mal o patológica, seguía siendo desconocida por completo.
Naturalmente, esta situación se debía en primer tér-
mino a las dificultades excepcionales que el investigador
encontraba en su camino al acercarse al estudio de las
secciones cerebrales más complejas por su constitución y
el carácter de su actividad, secciones que representan el
substracto de los procesos psíquicos. En su artículo "Las
ciencias naturales y el cerebro", I. P. Pavlov escribe lo
siguiente: "Se puede decir con todo derecho, que la mar-
cha de las ciencias naturales, incontenible desde los tiem-
pos de Galileo, se detiene visiblemente por primera vez
al encarar el estudio de la sección superior del encéfalo".
Resulta así bien comprensible que sin el correspondiente
progreso en el dominio de la fisiología cerebral, la psi-
quiatría no tenía ninguna posibilidad de avanzar exito-
samente.
Hay que señalar, sin embargo, que la complejidad del
objeto y la dificultad de su investigación no eran los úni-
cos obstáculos para el éxito del estudio del cerebro como
substrato de los procesos psíquicos. Los científicos que se
encontraban en posiciones idealistas reaccionarias, se opo-
nían en toda forma a la investigación de la función cere-
bral como base de los procesos psíquicos. En la lucha con-
tra el materialismo, haciendo de la necesidad virtud, ellos
irataban de contraponer lo psíquico a lo físico y de pro-
clamar la independencia de los fenómenos psíquicos de
los procesos cerebrales.
Incluso aquellos sabios que reconocían que la psi-
quiatría debe ser construida sobre la base de la anatomía
y fisiología cerebrales —mencionaremos aquí en primer
término a Meynert y Wernicke—, no fueron más allá
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 373

de este reconocimiento, el que tuvo por sí solo muy poca


trascendencia. No bastaba tener conciencia de que la psi-
quiatría debe apoyarse en la fisiología de las secciones
superiores del cerebro; era necesario iniciar la investiga-
ción de dicha fisiología y como esto no había sido realizado
aún, las tentativas de Meynert, Wernicke y sus continua-
dores, para aclarar las bases fisiopatológicas de las pertur-
baciones psíquicas, tomaban el carácter de hipótesis poco
fundadas, de construcciones especulativas nada convincen-
tes. Al mismo tiempo que proclamaban en forma teórica
los principios de un enfoque científico natural, de hecho
estos autores se deslizaban hacia la escolástica, hacia la
proclamación de esquemas a priori, sin base<i'. Se puede
decir, con plena razón, que en ese período no sólo se
carecía de una verdadera fisiología de las secciones cere-
brales superiores, sino que ni se habían delineado los mé-
todos para abordarla. En su "Historia del materialismo",
Lange dice lo siguiente: "La causa de la esterilidad de
todas las investigaciones del cerebro realizadas hasta hoy,
reside sólo en parte en la dificultad del tema. Al parecer,
la causa principal se encuentra en la ausencia completa
de una hipótesis más o menos adecuada, o incluso de una
idea aproximada, sobre la naturaleza de la actividad
cerebral".
Pertenece a nuestros compatriotas el honor de haber
puesto los cimientos de la fisiología de la función nerviosa
superior y el de haber desarrollado esos fundamentos en
un estudio completo, consecuente y armónico. I. M. Se-
chenov fue el primero en avanzar por este camino glo-
rioso y difícil. Ya en el año 1863, en su Reflejos cerebrales,
expresó la idea de que los reflejos con sus distintas va-
riedades, constituyen la estructura que forma la base, no
.sólo de la función nerviosa elemental, sino también de la
actividad nerviosa superior, psíquica.

(1) Es interesante señalar que Wernicke comprendía lo


poco fundamentadas de muchas de las concepciones y algunas
veces él mismo llamaba a sus teorías, burlonamente, "mi delirio
sistematizado".
374 IvÁN PETROVICH PAVLOV
I. P. Pavlov valoraba en alto grado los "reflejos ce-
rebrales" y repetidas veces señaló la relación entre las
ideas de este libro y sus propias investigaciones.
En el año 1906, I. P. Pavlov, participando en los de-
bates de I. A. Kasherininova, en la Sociedad Rusa de Mé-
dicos, expresó: "Para honor de la intelectualidad rusa, es
preciso aclarar que Sechenov comenzó el estudio cientí-
fico de los fenómenos psíquicos. Ésa es la razón por la
cual traslado el punto de partida de nuestras investiga-
ciones a fines del año 1863, a la aparición de los conocidos
ensayos de Sechenov, Reflejos aerehrales".
En el año 1913, en su informe "Estudio objetivo de
la actividad nerviosa superior de los animales", I. P.
Pavlov declaró: "Precisamente 50 años atrás —^en el año
1863—, fue escrito en Rusia el artículo científico Reflejos
cerebrales, que expresaba en forma clara, exacta y atra-
yente, la idea fundamental de lo que ahora desarrolla-
mos. ¡Qué fuerza de pensamiento creador se requería para
dar a luz esa idea, con tan reducida reserva de datos fi-
siológicos concernientes a la actividad nerviosa! Una vez
nacida, la idea creció, maduró y se transformó en la pa-
lanca científica que dirige el trabajo actual sobre el ce-
rebro".
En 1915, I. P. Pavlov se expresó en forma aún más de-
finida, en un telegrama enviado al Instituto Científico de
Moscú, en ocasión del décimo aniversario de la muerte de
Sechenov: "La creación por parte de I. M. Sechenov de
la concepción sobre los reflejos del cerebro, aparece ante
mí como un aleteo genial del pensamiento científico ru-
so; la proyección de la idea del reflejo sobre la actividad
de la parte superior del sistema nervioso, significa procla-
mar y realizar el gran principio de la causalidad, en el
límite extremo de manifestación de la naturaleza viva".
Sin embargo, por meritorios que sean los trabajos de
I. M. Sechenov, el verdadero creador de la fisiología de
la corteza cerebral es I. P. Pavlov. Siguiendo el camiiio
de las investigaciones sistemáticas de laboratorio, descubrió
el mecanismo del reflejo condicionado, como manifesta-
ción elemental de la actividad nerviosa superior. Todas las
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 375

condiciones del origen, existencia y desaparición del re-


flejo condicionado, fueron estudiadas por Pavlov con una
minuciosidad y plenitud asombrosas. I. M. Sechenov so-
ñaba que "debe llegar finalmente la época en que la gen-
te esté en condiciones de analizar las manifestaciones ce-
rebrales externas, con tanta facilidad como el físico ana-
liza ahora un acorde musical o los fenómenos vinculados
con la caída libre de un cuerpo". Este sueño se realiza
en gran medida gracias a los trabajos de I. P. Pavlov, al
menos en relación con una manifestación tan im^portante
de la actividad, como es el reflejo condicionado. Los fisió-
logos contemporáneos no sólo pueden producir y hacer
desaparecer el reflejo condicionado según su arbitrio, sino
también analizar con más detalle toda la marcha de dicho
reflejo, los cambios de su intensidad, las oscilaciones del
período de latencia, etc. Con ayuda del método de los re-
flejos condicionados, descubrió I. P. Pavlov las leyes fun-
damentales de la actividad nerviosa superior. Están pro-
fundamente equivocados quienes consideran que las inves-
tigaciones sobre reflejos salivales condicionados, realiza-
das en los laboratorios de Pavlov, eran sólo un estudio
de las leyes de secreción de una de las glándulas del tracto
digestivo. Como destacamos en la bibliografía, el estudio
de la secreción salival sirvió sólo como método, como pro-
cedimiento para poner de manifiesto las leyes generales
de la actividad nerviosa superior. Recurriendo a una me-
táfora se puede decir: la glándula salival sirvió sólo de
ventanilla, a través de la cual se logró atisbar lo que ocu-
rre en la corteza del cerebro. Esto queda ampliamente
demostrado por el hecho de que las investigaciones rea-
lizadas con a^/uda del método motor han confirmado las
leyes fundamentales, establecidas en base al estudio de
los reflejos condicionados salivales.
Surge como conclusión de todo lo antedicho, que la
"fisiología verdadera" del cerebro —como la denominó el
mismo Iván Petrovich en uno de sus informes—, debía
ofrecer una valiosa contribución a la psiquiatría. Esta úl-
tima obtuvo al fin la posibilidad de apoyarse en el cono-
cimiento de las principales leyes de la función nerviosa
376 IvÁN PETROVICH PAVLOV
superior, establecidas y comprobadas experimentalmente,
de las que se sirvió para el estudio de las enfermedades
en cuyos cuadros aparecen como síntomas principales las
múltiples perturbaciones psíquicas. Es preciso reconocer
que el aporte de la "fisiología pavloviana" de la corteza ce-
rebral al dominio de la psiquiatría, es enorme. Los_datos
obtenidQS-4HULj^PÜPaYJiliL_yL.su¿-C0
tádo la explicación fisíológica.^e_j¿iaa_£erÍ£-.jde„p£ríurb^-
crpnes que antes erañ~totalmente inexplicables --dgj_ng-
gaHyismo, de lag]ggumesiag_catat7vñiras, de-Jxuaaluralezá
de'la hfpnosí&^ Además, laconcepción de I. P. Pavlov
permitió interpretar y fundamentar una serie de medidas
terapéuticas que últimamente tienen una aplicación muy
amplia en clínico-terapia protectora, sueño prolongado, etc.
En los trabajos de I. P. Pavlov encontramos concep-
ciones fisiológicas armónicas, referentes a una serie de
perturbaciones que tuvo oportunidad de observar en la
clínica psiquiátrica. En sus artículos, discursos, informes
y conferencias, Iván Petrovich analiza el mecanismo fisio-
patológico de la esquizofrenia, de la psicosis maníaco-de-
presiva, de la paranoia, del delirio, de la neurastenia, del
histerismo, de la psicastenia, de los estados obsesivos; in-
vestiga el efecto de la hipnosis, el mecanismo de la acción
sobre el sistema nervioso de varios medicamentos que se
utilizan en la clínica psiquiátrica; hace la clasificación de
los tipos de sistema nervioso en los hombres, etc.
Antes de pasar al examen de las ideas básicas de I.
P. Pavlov con respecto a los problemas señalados, quisié-
ramos detenernos sólo en algunas de las réplicas con las
cuales se tropieza alguna vez, cuando se trata de proyectar
a la clínica los datos obtenidos en su laboratorio:
1) Como es sabido, al comienzo de sus investigacio-
nes I. P. Pavlov exigía un estudio estrictamente objetivo
de la actividad nerviosa superior, una renuncia absoluta
a recurrir a los fenómenos subjetivos. Esta exigencia era
una reacción justificada contra el antropomorfismo en el
estudio de las formas complejas de la conducta animal.
Era imprescindible la sustitución de las dudosas adivinan-
zas sobre lo que el perro "siente" en una situación dada.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 377

por un enfoque científico-natural. Esta renuncia a todo


análisis del estado subjetivo de los animales, se justificó
plenamente. Empero, el psiquiatra que tiene ante sí a u n
hombre enfermo, no puede prescindir del estudio de las
experiencias subjetivas de su paciente. Esta actitud, indu-
dablemente correcta, obligó a algunos médicos a hablar
de la supuesta imposibilidad de aplicar las concepciones
de Pavlov a la clínica.
En la actualidad se puede afirmar que esas dudas ca-
recen de base. Las ideas del mismo I. P . Pavlov, sobre todo
las relacionadas con el último período de su actividad, tes-
timonian claramente que nuestro genial fisiólogo no rehu-
saba de ningún modo el estudio del mundo de los fenó-
menos subjetivos, como creían algunos. Al analizar las'
perturbaciones de la actividad psíquica humana, I. P . P a v -
lov no desechaba en absoluto los sentimientos del enfer-
mo, pero exigía que esos fenómenos subjetivos no fueran
separados de su substrato material, que fuesen estudiados
en correlación estricta con los procesos cerebrales fisioló-
gicos y patológicos que constituyen su base. Se comprende
que una exigencia de este género, no puede provocar pro-
testas por parte de ningún sabio que se encuentre en las
posiciones del materialismo.
2) Algunas veces se objeta que L P . Pavlov estudió
la actividad nerviosa superior en perros y que por esto
sus datos no podrían ser trasladados al hombre, dada la
enorme diferencia existente entre el cerebro de éste y el
de los animales. Por supuesto, nadie puede negar esta di-
ferencia. El mismo I. P. Pavlov se refirió a ella más de
una vez<^'. Más aun, con su concepción sobre los dos sis-

(1) Así, por ejemplo, en las "Conferencias sobre el trabajo


de los grandes hemisferios cerebrales", I. P. Pavlov se expresa
sobre este problema en la forma siguiente: "Si los conocimien-
tos obtenidos en los animales superiores con respecto a las fun-
ciones del corazón, estómago y otros órganos tan parecidos a
los del hombre, sólo pueden ser aplicados a éste con cautela,
verificando siempre la exactitud de esta semejanza, qué gran
reserva hay que emplear al proyectar sobre la función nerviosa
378 IVÁN PETEOVICH PA\T.OV

temas de señales, I. P. Pavlov indicó en qué dirección


se desarrolla esa diferencia entre los cerebros humano y
animal'^*. Pero hubiera sido completamente injusto per-
der de vista el parecido a causa de la diferencia. Exista
una serie de particularidades, más o menos comames para
los seres con cerebro altamente desarrollado. Fenómenos
tales como el cierre <-\ excitación, inhibición, irradiación,
concentración, inducción, etc., deben ser referidos al nv'i-
mero de las manifestaciones comunes. Los fenómenos des-
cubiertos en los experimentos de laboratorio sobre ani-
males, pueden ser aplicados frecuentemente con éxito, cla-
ro está, con las correcciones correspondientes, para el aná-
lisis de perturbaciones de la actividad nerviosa superior
que observamos en clínica entre los seres humanos.
J u n t o con esto es indispensable reconocer que la apli-
cación de la concepción sobre la actividad nerviosa supe-
rior al dominio de la psiquiatría, choca con una serie de
dificultades de método que aún no han sido superadas.
El método habitual de los reflejos condicionados tiene una
importancia m u y limitada como forma de investigación

superior humana, los exactos conocimientos científicos naturales


recién obtenidos con respecto a la actividad nerviosa superior
de los animales. ¡Si es precisamente esta función la que distin-
gue con tal nitidez al hombre de la serie animal, la que lo co-
loca tan por encima de ésta! Hubiera sido una £!ran imprudencia
considerar ya los primeros pasos de la fisiología de los grandes
hemisferios, completa sólo en su temario y no en su contenido,
como solución del complejo problema del mecanismo superior
de la naturaleza humana. Por e.so, en nuestros días, cualquier
reglamentación estrecha sobre el trabajo concerniente a este
tema, sólo sería testimonio de una extraordinaria limitación de
pensamiento. Pero por otra parte, temporalmente por supuesto,
la manera en extremo simplificada con que las ciencias natura-
les tratan este problema, no debe mirarse con hostilidad..."
(1) Aquí sólo hablamos del aspecto anatomo-fisiológico, sin
referirnos a la profunda diferencia cualitativa que separa al
hombre del mundo animal que es el resultado de su naturaleza
y esencia histórico-social.
(2) Se refiere al cierre de los lazos condicionados. (N. de
los T.).
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 379

de la actividad nerviosa superior en los enfermos psíquicos.


Esto se debe en primer lugar, según parece, a que el mé-
todo habitual del reflejo condicionado permite estudiar en
forma preferente, si no exclusiva, el primer sistem.a de
señales; mientras que las perturbaciones más importan-
tes y características del hombre, pertenecen al segundo
sistema. Se comprende que las leyes básicas del reflejo
condicionado elemental, tan bien estudiadas en el perro, no
desaparecen en el hombre, pero están enmascaradas por
la actividad del segundo sistema de señales. Esto se puede
observar con claridad en el estudio de los reflejos moto-
res. No rara vez se encuentra, por ejemplo, el siguiente
fenómeno: Se elabora en el sujeto investigado un reflejo
defensivo. Como refuerzo se emplea un estímulo cutáneo
eléctrico; como señal condicionada, una luz roja; como di-
ferenciación, una luz azul. Después de haberse elaborado
el reflejo condicionado, comienza la "transformación"; se
refuerza la luz azul y se deja la luz roja sin reforzar. Du-
rante el curso de este proceso, puede verse algunas veces
que el examinado extiende el dedo hacia la luz roja y
hace la observación siguiente: "me equivoqué, yo ya sé
que ahora la luz roja no se acompaña de corriente" o
"sé que el significado de los colores es distinto ahora, pero
levanté el dedo antes de poder pensar", etc. Este caso
muestra claramente que la "transformación" del estímulo
condicionado y su diferenciación se realizan en distinta for-
ma en ambos sistemas de señales y que una reacción pue-
de enmascarar a la otra en la manifestación exterior. A.
K. Lenz informa sobre observaciones análogas recogidas
al investigar los reflejos salivales.
Lamentablemente, todavía no disponemos de un mé-
todo fisiológico que sea un arma adecuada para la inves-
tigación del segundo sistema de señales. Nuestras búsque-
das deben estar dirigidas ahora, ante todo, en esa direc-
ción, porque si no logramos elaÍDorar métodos fisiológicos
que den en relación con el segundo sistema de señales,
lo que el método de los reflejos condicionados nos pro-
porciona en relación con el primero, quedará esencialmen-
380 IvÁN PKTROVICH PAVLOV
te detenido el progreso en este dominio, que tanto nos
interesa.

II

Iván Petrovich Pavlov no sólo creó la concepción de


la actividad nerviosa superior que debe ser la base, como
hemos señalado, para el análisis fisiopatológico de las per-
turbaciones que se observan en la clínica psiquiátrica. Él
llevó a cabo personalmente un análisis semejante, expre-
sando en el curso del mismo una serie de concepciones en
alto grado fructíferas y profundas. Este género de "ex-
cursiones de prueba de un fisiólogo en el dominio de la psi-
quiatría" —empleando una expresión que le pertenece.—,
correspondía plenamente a sus puntos de vista sobre la
relación recíproca entre I5 clínica y el laboratorio. En
el artículo "La psiquiatría como auxiliar de la fisiología
de los grandes hemisferios", I. P. Pavlov escribe: "Con
mis distintos trabajos sobre la circulación sanguínea y la
digestión quedó revelada la gran importancia de los ser-
vicios que la casuística clínica, serie interminable de toda
clase de modificaciones y combinaciones patológicas de las
funciones del organismo, puede prestar al pensamiento fi-
siológico. Es por esto, que habiéndome ocupado muchos
años de la fisiología de los grandes hemisferios, desde hace
ya tiempo y muchas veces he pensado aprovechar el cam-
po de los fenómenos psiquiátricos como material analítico
auxiliar para el estudio de esta fisiología".
En sus "Lecciones", I. P. Pavlov subraya nuevamente
que al estudiar el material patológico, el fisiólogo tiene
ocasión, a veces, de descubrir fenómenos que no pueden
ser observados en estado normal: "Lo patológico a menudo
nos descubre, descompuesto en sus partes y simplificado,
aquello que, unido y complejo, se nos oculta en el estado
fisiológico normal. En la lección sobre estados hipnóticos
normales se dijo que los más interesantes... sólo fueron
objeto de nuestra investigación después de haber surgido
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 381

con claridad ante nosotros, en casos patológicos". En efec-


to, I. P. Pavlov trataba continuamente y en forma siste-
mática de establecer una conexión con la clínica. Es sig-
nificativo que ya la primera comunicación relativa a la
actividad nerviosa superior, discurso pronunciado en el
Congreso Internacional de Medicina, en Madrid, 1903, lle-
vara el título de "Psicología y psicopatología experimental
en los animales". La psicopatología era interpretada en
aquel entonces sólo como resultado de la destrucción ex-
perimental de distintas secciones del encéfalo. I. P. Pavlov
escribe: "...este continuo desmenuzamiento y alteración
del sistema nervioso central para ver las modificaciones
consecutivas en las relaciones establecidas más arriba...
precisamente formará la futura y, según creo sin lugar
a dudas, la ya no lejana psicopatología experimental".
Más tarde, el mism_o Pavlov señaló que los métodos
experimentales de este tipo resultan con frecuencia de-
masiado groseros y es precisamente por esto que necesitan
ser complementados con observaciones clínicas. En uno de
sus informes, en el año 1919, dijo: "En lugar de nuestro
método basado en la destrucción de partes del cerebro,
método analítico muy grosero, si se lo compara con lo
complejo y delicado del mecanismo a estudiar, se debería
contar en algunos casos con una descomposición más clara,
fina Y precisa, de la totalidad del trabajo cerebral en sus
elem.entos, con una delimitación de las funciones particu-
lares del cerebro consecutiva a causas patológicas, que al-
canzan algunas veces un grado extraordinariamente ele-
vado de acción diferencial".
Pavlov se expresa a este respecto en forma aun más
decidid?, en sus "Lecciones": "Los grandes hemisferios
representan la arquitectura más compleja y delicada pro-
ducida por la fuerza creadora de la naturaleza y nosotros,
para conocerla, la tratamos con formas groseras de des-
trucción, con la mutilación implacable y brutal de alguna
de sus partes. Imaginemos que debemos estudiar la estruc-
tura y el funcionamiento de un instrumento infinitamente
más sencillo hecho por el hombre, y que sin distinguir sus
partes, por ignorancia, lo desarmamos sin cuidado y sepa-
382 IvÁN PETROVICH PAVLOV
ramos con una sierra, por ejemplo, o con cualquier otro
medio destructor, la octava o la cuarta parte de dicho
instrumento; de esta manera, reunimos datos para cum-
plir nuestro propósito. Pues ésta es, en esencia, nuestra
conducta habitual en lo que se refiere a los grandes he-
misferios y otros sectores del sistema nervioso. Rompemos
su macizo receptáculo con martillo y cincel o con sierra,
abrimos en parte sus cubiertas, desgarramos sus vasos san-
guíneos y, finalmente, provocamos diversos efectos me-
cánicos —conmoción, presión, distensión—, quitándoles
trozos de mayor o menor tamaño".

III

Ya en una de las primeras comunicaciones, en la que


consideró necesario compartir las ideas surgidas al estu-
diar el cuadro patológico de algunas decenas de enfermos
mentales —"La psiquiatría como auxiliar de la fisiología
de los grandes hemisferios", año 1919—. Pavlov se refi-
rió a las perturbaciones observadas en la esquizofrenia.
En ella hace una breve descripción de dos casos, en
uno de los cuales se observó un estado cataléptico y en el
otro, reflejos tónicos. Pavlov señala que estos fenómenos
son semejantes a la catalepsia y a los reflejos tónicos que
aparecen en los animales después de la ablación de los
grandes hemisferios o descerebración —y también, después
de la intoxicación con uretano—. Sobre esta base, expresa
la hipótesis de que en los esquizofrénicos la aparición de
dichos síntomas se debe a la anulación de la actividad de
los grandes hemisferios —preferentemente de su zona mo-
triz—, sin que se depriman las partes subyacentes del
cerebro. Por eso la catalepsia, que es un "reflejo normal y
corriente" ligado al tronco del encéfalo, tiene la oportu-
nidad de manifestarse en forma "clara, abierta". Lo mis-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 383

mo puede decirse de los reflejos tónicos. Pavlov señala


que también en los hipnotizados se observa u n a manifes-
tación de catalepsia, en forma de mantenimiento de una
postura dada. Según él, también el fenómeno de flexibi-
lidad cérea tiene por base la exclusión del funcionalismo
de los grandes hemisferios. Considera que su mecanismo
fisiológico está incluido en la inhibición, la que en ese ar-
tículo es denominada todavía "retención". En este sentido
existe una analogía definida entre el sueño, la hipnosis y
la esquizofrenia. Pavlov escribe: "Si consideramos que el
sueño y la hipnosis son una clase especial de retención,
nuestro segundo enfermo representaría un caso de sueño
parcial o de hipnosis".
Ha sido destacado varias veces en la bibliografía, el
debilitamiento del síndrome catatónico en la vejez, pero
el fenómeno carecía de una explicación satisfactoria. P a v -
lov señala la disminución del proceso inhibitorio en im
enfermo que frisaba los 60 años y dice al respecto: "Hay
que suponer que con la llegada de la vejez se produciría
un debilitamiento considerable de los procesos de reten-
ción —inhibición—". La certeza de esta hipótesis fue com-
probada por investigaciones posteriores realizadas en los
laboratorios de Pavlov, que demostraron aue en la vejez
el proceso de inhibición interna se debilita.
' De modo que en el trabajo analizado, Pavlov considera
a los síntom.as esquizofrénicos, fundamentalmente, como
resultado de la perturbación de las correlaciones entre la
corteza y la subcorteza: inhibición cortical y liberación,
refuerzo, de los reflejos subcorticales. El carácter de los
procesos que tienen lugar en la corteza no ha sido to-
davía sometido a u n análisis más detallado. Pavlov se li-
mita a la caracterización sumaria de la "retención", es de-
cir, de la inhibición.
Pavlov no se define con respecto a cuál es la causa
que produce esta inhibición en los esquizofrénicos y se
reduce a consideraciones de carácter general sobre el po-
sible papel etiológico de las influencias tóxicas del ago-
tamiento de efectos reflejos, etc. Más adelante, en los ar-
384 IvÁN PETROVICH PAVLOV
tículos "Relaciones entre la excitación y la inhibición, des-
linde entre excitación e inhibición y neurosis experimen-
tal en los perros" (1925), "Estado normal y patológico
de los grandes hemisferios" (1925) y "Lecciones sobre el
trabajo de los grandes henjisferios cerebrales", Pavlov se
refiere nuevamente a la naturaleza de algunos síntomas
esquizofrénicos. Para esa época, ya habían sido estudiados
con mucho más detalle los fenómenos de inhibición, en
particular; ya habían sido descritas las distintas fases hip-
nóticas; se sabía qué estímulos demasiado intensos podían
llevar a la célula nerviosa al estado inhibitorio. Pavlov,
recordando el enfermo del cual se hablaba en el artículo
"La psiquiatría como auxiliar de la fisiología de los gran-
des hemisferios", señala el hecho bien conocido, de que los
catatónicos, que están completamente inmóviles en las
condiciones habituales, son capaces de manifestar cierta
actividad cuando la vida circundante se apacigua. Pavlov
explica este fenómeno, por el hecho de que en tales ca-
sos "existe claramente un sistema nervioso muy debilitado
y en especial hemisferios cerebrales debilitados, que por
la acción de fuertes estímulos externos pasaban, en forma
rápida, a un estado de inhibición completa, al sueño". Es-
ta idea, de la importancia de los estímulos externos que
resultan demasiado fuertes para la célula nerviosa debi-
litada, fue expuesta en forma olena y convincente en el
trabajo "Excursión de prueba de un fisiólogo en el domi-
nio de la psiquiatría", presentado en 1930, Este artículo,
que constituye por lo profundo y minucioso, un análisis
fisiopatológico admirable de la sintomatología esquizofré-
nica, merece ser considerado, en verdad, como un momen-
to de viraje en nuestra interpretación de dicha enfermedad.
En el trabajo que consideramos, Pavlov no se limita
ya sólo a la forma catatónica de la esquizofrenia; estudia
también algunos fenómenos hebefrénicos. En su aspecto
más general, la posición de Pavlov se reduce a que una
serie de síntomas esquizofrénicos bien conocidos, presen-
tan una semejanza esencial con fenómenos hipnóticos, los
que son comprendidos como estados particulares, condi-
cionados por una difusión mayor o menor de la inhibición.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 385

tanto en la corteza como en las partes subyacentes del


cerebro; inhibición que puede alcanzar diferentes grados
de profundidad y representar diversas fases hipnóticas.
Es por esto que se debe admitir también con respecto a
la esquizofrenia, que "en determinadas variedades y fases,
representa efectivamente una hipnosis crónica", compren-
diendo a esta última como "una inhibición en distintos
grados de propagación e intensidad".
Los síntomas esquizofrénicos, de los que se habla en
el artículo que tratamos, pueden ser divididos en tres ca-
tegorías:
Una de ellas, abarca los fenómenos que sobrevienen
a consecuencia de que la corteza cerebral cae en un estado
de inhibición y que la subcorteza más próxima "no sólo
se libera del control permanente, de la constante inhi-
bición por parte de los hemisferios en estado de vigilia,
sino que en base al mecanismo de la inducción positiva
llega a un estado de excitación caótica de todos sus cen-
tros". Aquí se incluyen, ante todo, los síntomas a los que
ya se refería Pavlov en 1918: la catalepsia y "un estado
de tensión de la musculatura esquelética, que se opone
con fuerza a toda modificación de la postura de las partes
del cuerpo"'i> y también las travesuras y tonterías de
los hebefrénicos, así como los accesos de excitación con
carácter agresivo.
Otro grupo de síntomas esquizofrénicos está condicio-
nado directamente por la inhibición de la corteza. Incluye
fenómenos tales como la inmovilidad, el mutismo y la
falta de reacción ante los estímulos externos. I. P. Pavlov

(1) Según Pavlov, en la base de este estado se encuentra


un aumento de los reflejos tónicos. Señalaremos algunos aspec-
tos. Como demostramos en una serie de nuestros trabajos, la
resistencia al cambio de postura se relaciona con los reflejos
que se denominan "reflejos de tracción", o "tensión de fijación"
y la conservación de la postura dada está condicionada por el
aumento del "reflejo de acortamiento y distensión" o "tensión
de adaptación".
386 IvÁN PETROVICH PAVLOV

señala el siguiente fenómeno especial; "Habitualmente se


comprueba la existencia de apatía y torpor, porque el en-
fermo no reacciona a las preguntas que se le dirigen, per-
maneciendo como si fuera por completo insensible a ellas
y, en cambio, si estas preguntas no se le formulan en voz
alta, con la fuerza acostumbrada, sino en voz baja y en
un ambiente tranquilo, se obtienen las correspondientes
respuestas". El avance suficiente del estudio de los as-
pectos del proceso de inhibición permitió, en 1930, inter-
pretar este singular fenómeno como expresión de una in-
liibición parcial de la corteza cerebral; más exactamente,
como consecuencia de la fase hipnótica, llamada fase pa-
radojal.
El tercer grupo estaba integrado por síntomas como
el negativismo^i' la estereotipia, la ecolalia y la eco-
praxia.
Aunque estos fenómenos no han podido (todavía) ser
explicados como consecuencia inmediata de la inhibición,
testimonian en forma directa y con bastante exactitud, la
presencia en la esquizofrenia, de inhibición en la corteza
cerebral. En realidad, como lo señala Pavlov, todos los
fenómenos citados se observan también a menudo en el
laboratorio —en los perros somnolientos— y en clínica
—en las personas hipnotizadas—, es decir, en estados que
se caracterizan por la presencia de inhibición difusa en la
corteza cerebral.
Llegando en esta forma, sobre la base del análisis del
cuadro clínico, a la conclusión de que "la esquizofrenia, en
ciertas variedades y fases, representa realmente una hip-

(1) En el artículo "La psiquiatría como auxiliar de la fi-


siología de los grandes hemisferios" (1919), se dio ya la des-
cripción de la conducta singular de un perro que estaba por dor-
mirse y no sólo no recibía el alimento ofrecido, sino cjue incluso
Re daba vuelta y se resistía a la alimentación artificial. Pavlov
observó la semejanza entre este cuadro y la reacción de un hom-
bre que so despierta; pero en ese artículo no citó ninguna ana-
logía entre esto y el negativismo esquizofrénico.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 387

nosis crónica" —^es decir, "inhibición en distintos grados


de difusión e intensidad"—, Pavlov plantea el problema:
¿Qué es lo que produce esta hipnosis crónica de los esqui-
zofrénicos? Él mism.o considera que la causa fundamental
reside en la debilidad del sistema nervioso, sobre todo erl
la debilidad de las células corticales<i'.
A consecuencia de esta debilidad, las células nervio-
sas muestran poca capacidad de trabajo. Incluso un es-
tímulo moderado las lleva con rapidez a un estado de
agotamiento y "el agotamiento es uno de los impulsos
fisiológicos principales para que sobrevenga el proceso de
inhibición, como proceso defensivo". Pavlov destaca aquí
y en otras partes, el carácter protector de la inhibición
que "preserva las células corticales de la amenaza de des-
trucción consecutiva a un trabajo superior a sus fuerzas";
de modo que "mientras actúa el proceso de inhibición, la
célula cortical escapa a un deterioro profundo". Pavlov
tiene la prueba de la justeza de esta tesis, especialmente
en el hecho de que las formas de esquizofrenia, en las cua-
les son muy manifiestos los fenómenos de la inhibición pro-
tectora —por ejemplo, la forma catatónica—, el pronóstico
es el más favorable, y la curación completa puede sobre-
venir incluso después de muchos años de enfermedad.
El señalar el carácter defensivo, protector, de la in-
hibición, que se encuentra en la base de una serie de sín-
tomas esquizofrénicos, desempeña un importante papel, no
sólo en teoría, sino también en la práctica. Hasta ese en-
tonces, muchos psiquiatras que no comprendían la natu-
raleza de las perturbaciones que observaban, tales como
la inercia, la ociosidad, el poco dinamismo, etc., se esfor-
zaban en combatir esos síntomas y en inducir a los esqui-
zofrénicos al trabajo, a la actividad y al movimiento. A la

(1) Pavlov deja sin analizar las posibles causas de esta


debilidad, indicando solamente que tanto pueden ser heredita-
rias como adquiridas. Más tarde, en el artículo "Tipos generales
de la actividad nerviosa superior de los animales y del hombre"
(1935), se refirió a la autointoxicación como causa probada del
debilitamiento del sistema nervioso en los esquizofrénicos.
388 IvÁN PETROVICH PAVLOV
luz de las concepciones pavlovianas se pudo comprender
lo irracional e incluso nocivo de esas medidas, que acarrea-
ban la perturbación y supresión del proceso inhibitorio,
el que preserva a las células cerebrales enfermas de una
actividad superior a sus fuerzas y perjudicial.
La teoría inhibitoria de la esquizofrenia, formulada
por Pavlov, permitió comprender también el mecanismo
de la acción terapéutica del sueño prolongado, que se apli-
caba a menudo de una manera puramente empírica, "a
ciegas", y que con frecuencia era interpretado en forma
totalmente incorrecta.
En sus trabajos ulteriores, Iván Petrovich volvió más
de una vez al problema de la patogenia de los síntomas
esquizofrénicos. Manteniendo en lo fundamental el punto
de vista desarrollado en el artículo del año 1930, lo com-
plementó en relación con algunos aspectos particulares.
Así, en el artículo escrito conjuntamente con M. K. Pe-
trova "Sobre la fisiología del estado hipnótico del perro"
—1932—, Pavlov somete el fenómeno del negativismo a
un minucioso análisis fisiológico.
Los autores señalan, ante todo, el parecido entre la
conducta del enfermo psíquico y la reacción del perro lle-
vado al estado de sueño parcial —^hipnosis—, el cual se da
vuelta ante el alimento alcanzado, pero si le retiran la
escudilla tiende hacia ella. El primer acto —alejarse de
la escudilla—, es interpretado como fase negativa del ne-
gativismo, y el segundo —movimiento en dirección a la
escudilla—, como base positiva del mismo.
Como base de estas reacciones singulares, se encuen-
tra un estado de inhibición parcial de la corteza cerebral
del perro. El estímulo condicionado —presencia de la es-
cudilla—, envía excitaciones a través de los sectores de
la corteza que están poco o nada inhibidos, hacia las partes
del área motora, donde el estímulo debe provocar el movi-
miento en dirección a la comida. Pero como en esta re-
gión se encuentra disminuida la capacidad de trabajo, el
estímulo de fuerza habitual resulta supramaximal y no
provoca excitación, sino inhibición —fase paradojal—. En
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 389

consecuencia, el movimiento no se produce. Además, la


zona inhibida pone en actividad, por medio de la induc-
ción positiva, a los puntos de la corteza ligados con ella,
que rigen los movimientos en sentido contrario. Éste es
el mecanismo debido al cual el perro da media vuelta,
alejándose de la comida que se le ofrece. Cuando se retira
la escudilla, la sección inhibida pasa, por fuerza de la
inducción consecutiva, a un estado de excitación y el área
que se hallaba excitada se inhibe, reforzándose ambos fe-
nómenos entre sí. Sobreviene, entonces, la fase positiva de
la reacción negativisía —el movimiento en dirección a la
escudilla—. Un año más tarde, en 1933, Pavlov señala en
su artículo "Los sentimientos de posesión y la fase ultra-
par ado jal", que debe existir un mecanismo semejante
—fase paradojal—, no sólo en relación con los movimien-
tos, sino también con las ideas e imágenes de los esquizo-
frénicos. Esta explicación es especialmente aplicable a los
fenómenos de ambivalencia.
En el año 1934, estudiando las bases fisiológicas de ,
la obsesión y la paranoia, Pavlov señala que síntomas ta-
les como la estereotipia, la iteración, la perseveracion, de-
ben estar condicionados por focos de inercia patológica del
proceso de excitación, en el cerebro y en las partes sub-
yacentes del sistema nervioso central.

IV

También otro fenómeno, la hipnosis, atrajo considera-


blemente la atención de Pavlov.
Como señalamos con anterioridad, Pavlov ya indicó
en el año 1919, en su artículo "La psiquiatría como auxi-
liar de los grandes hemisferios", la semejanza entre el es-
tado hipnótico y algunas manifestaciones esquizofrénicas.
En particular, expuso la hipótesis de que el mecanismo de
la flexibilidad cérea es el mismo en la esquizofrenia y en
la hipnosis: una inhibición de la corteza que lleva a la li-
beración y al refuerzo de los reflejos del tronco nervioso.
390 IvÁN PKTROVICH PAVLOV

En 1921, en el artículo "Sobre la llamada hipnosis de


los animales", Pavlov desarrolló la hipótesis según la cual
dicho estado —^la hipnosis de los a n i m a l e s ^ , aparece como
un reflejo de autodefensa de carácter inhibitorio, provocado
por u n estímulo externo extraordinario. Esta opinión no
era exclusiva de Pavlov. Él mismo escribió: "Varios au-
tores han llegado en lo referente a la hipnosis de los ani-
males, a la misma conclusión que yo". En particular, cree-
mos necesario hacer presente que el conocido fisiólogo de
Jarkov, V. I. Danilevsky, expuso un punto de vista aná-
logo, ya en el año 1878, en su informe a la Sociedad Mé-
dica de Jarkov y en publicaciones impresas en los años 1885,
1888 y 1889*^'. V. I. Danilevsky también suponía que el
mecanismo fisiológico de la hipnosis del hombre y de los
animales, consiste en la depresión fisiológica "de la mus-
culatura voluntaria y de las reacciones a la percepción de
los estímulos".
Posteriormente, las ideas de Pavlov sobre hipnosis, su-
frieron una gran evolución. No se modificó la hipótesis
básica, de que la esencia de la hipnosis implica una inhi-
bición de la corteza cerebral, que algunas veces desciende
a los sistemas subyacentes del tronco nervioso; pero los
éxitos logrados en el curso de varios años, en el estudio
del mismo proceso inhibitorio, permitieron perfeccionar
y profundizar considerablemente la concepción original.
Si en un principio se consideró a la hipnosis de los
animales como una inhibición refleja, provocada por un
estímulo extraordinario, de violencia inesperada,*^' más
tarde se pudo establecer que también los estímulos de
fuerza mediana, al repetirse muchas veces, pueden pro-

(1) Más tarde, Danilevsky fundamentó y expuso su opinión


en forma muy completa, en la monografía "Hipnotismo", editada
en Jarkov, 1924.
(2) En este sentido, Pavlov habla directamente de la rela-
ción del estado hipnótico con el reflejo pasivo-defensor. En las
"Lecciones", leemos: "La acción inhibitoria de los estímulos fuer-
tes es, sin lugar a dudas, un reflejo pasivo-defensor especial,
como por ejemplo, en la llamada hipno.sis de los animales.. "
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 391

vocar en el perro un estado hipnótico. Lue^o se estableció


que los estímulos indiferentes que han coincidido varias
veces con los inhibitorios, adquieren también una acción
inhibitoria —"reflejos condicionados negativos"—. Así, por
ejemplo, el ambiente en el que se provocó el adormeci-
miento del animal o los fenómenos que lo precedieron,
adquieren acción hipnótica. De esta misma manera reci-
bieron explicación fisiológica los tres métodos bqsicos con
cuya ayuda se provoca también la hipnosis en el hombre:
1) Hipnosis con ayuda de estímulos fuertes inespe-
rados, como lo hacía Charcot en los histéricos.
2) Hipnosis por medio de estímulos débiles, pero pro-
longados o muy uniformes —fijación en un objeto brillan-
te, golpes de metrónomo, pases, caricias, etc.—.
3) Hiprwsis por m.edio de indicaciones verbales so-
bre las sensaciones o estados fisiológicos que habitual-
mente preceden al sueño en el hombre.
También se modificó el contenido involucrado en la
fórmula "la inhibición como base de la hipnosis". Ya en
sus primeros trabajos dedicados a este tema, Pavlov sub-
rayó que se trataba de una inhibición parcial. Pero el tér-
mino parcial era interpretado al principio, por así decirlo,
en forma topográfica. Se suponía que la inhibición no
abarcaba toda la superficie del cerebro,*^' sino sólo par-
tes más o menos importantes de ésta, especialmente las
áreas motoras. Se suponía que sobre el fondo de esta in-
hibición difusa quedaban algunas zonas que conservaban
su excitabilidad normal y permitían la relación entre el
hipnotizado y el hipnotizador. Pavlov escribió: "Si en el
camino de la inhibición que se difunde por la corteza de
los grandes hemisferios, no se encuentran obstáculos en
forma de focos de fuerte excitación, se obtiene un sueño
generalizado, habitual. En caso de que el proceso inhi-
bitorio sólo abarque una parte de la corteza, se tendrá
un sueño parcial, estado llamado comúnmente hipnosis".

(1) Como se dijo, esta inhibición descendía también, algu-


nas veces, a las formaciones subcorticales.
392 IvÁN PETROVICH PAVLOV
Sin embargo, a medida que se profundizó en el cono-
cimiento de los detalles del pasaje de la célula nerviosa
del estado de excitación normal al de inhibición com-
pleta, se hizo claro que la inhibición podía ser parcial tam-
bién en otro sentido. Fueron estudiadas las etapas inter-
medias en el camino del desarrollo de la inhibición, las
que resultaron especialmente características del estado
hipnótico.
En las "Lecciones sobre el trabajo de los grandes he-
misferios cerebrales", Pavlov, después de la descripción
de las fases hipnóticas: parado jal, igualatoria, ultrapara-
dojal, narcótica, dice: "No se puede dudar que los estados
de los hemisferios descritos en esta lección, son los deno-
minados hipnosis, en sus múltiples fases y aspectos".
Como es sabido, el fenómeno básico, central, de la
hipnosis, es la elevada sugestionabilidad. Partiendo de la
comprensión de la naturaleza del estado hipnótico, Pav-
lov pudo dar también una explicación fisiológica de este
fenómeno —aumento de la sugestionabilidad—. Aquí ac-
túan dos mecanismos distintos, pero ambos ligados a la
inhibición. El primero de ellos se relaciona con los fenó-
menos de la inducción negativa. "En la hipnosis, aun en
una corteza sana y fuerte, apreciamos un descenso del
tono positivo, debido a la inhibición difusa. Cuando a un
punto de la corteza en estas condiciones, se le dirige un
estímulo verbal, una orden del hipnotizador, este estímulo
concentra el proceso de excitación en el punto corres-
pondiente y es acompañado en forma inmediata por la
inducción negativa, la cual, gracias a la poca resistencia,
se propaga por toda la corteza. Es por esto que la pa-
labra, la orden, aparecen completamente aisladas de toda
influencia y se tornan absolutas, invencibles; estímulos
que obran fatalmente, incluso después, cuando el sujeto
vuelve al estado de vigilia".
Pavlov expone la misma idea en otro lugar: "La pa-
labra de quien comienza a hipnotizar a un sujeto que
tiene un cierto grado de inhibición difusa en la corteza
cerebral, concentra la excitación, de acuerdo con la ley
general, en una zona determinada, restringida y provoca
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 393

al mismo tiempo, naturalmente, una profunda inhibición


externa... en toda la masa restante de los hemisferios,
y de esta manera excluye la competencia de la acción de
todos los otros estímulos presentes y de las huellas de
excitaciones anteriores. De aquí, la gran fuerza, casi in-
vencible, de la sugestión como estímulo durante la hip-
nosis e incluso después de ella".
El otro mecanismo que condiciona un aumento de la
sugestionabilidad en la hipnosis, se relaciona con las pro-
piedades de la fase paradojal. Pavlov se refiere a él, en
esta forma: "La sugestión en la hipnosis puede ser inter-
pretada como una fase de la inhibición, en la que los es-
tímulos condicionados débiles —palabras—, obran con más
fuerza que otros estímulos externos reales y directos, evi-
dentemente más potentes. En otro lugar, Pavlov dice:
"El hecho de que el hipnotizado pueda ser objeto de una
sugestión completamente opuesta a la realidad y que pue-
da provocarse en él una reacción directamente opuesta
al estímulo real: gusto dulce en lugar de amargo, un es-
tímulo visual extraordinario en lugar del común, etc.,
puede ser interpretado sin esfuerzo, como un estado de
fase paradojal en el sistema nervioso, en la que los es-
tímulos débiles producen un efecto excitatorio mayor que
el de los fuertes".
Pavlov explica también, partiendo de las mismas pre-
misas generales, otros fenómenos que se observan en la
hipnosis. Ya hemos hablado antes de la catalepsia. La
ecopraxia de los hipnotizados, Pavlov la considera como
una manifestación del "reflejo de imitación". La realiza-
ción por parte de los hipnotizados de acciones complejas
automatizadas —acostumbradas—, es relacionada por Pav-
lov con la fase narcótica, "en la cual los reflejos fuertes
y antiguos, siguen existiendo y los débiles y recientes,
desaparecen".
Resumiendo, diremos: Los fenómenos de la hipnosis
habían sido descritos y sistematizados ya antes de Pav-
lov. Pero no teníamos ninguna explicación fisiológica sa-
tisfactoria de los mismos. Su esencia parecía incompren-
sible y enigmática. También en este sentido, los hechos
394 IvÁN PETROVICH PAVLOV

y consideraciones presentados por Pavlov, produjeron una


revolución, pues colocaron las bases de la comprensión
fisiológica de la hipnosis y crearon premisas para su fruc-
tífero estudio ulterior".

Son de gran interés las ideas expresadas por I. P.


Pavlov sobre las bases fisiológicas del delirio y de la ob-
sesión.
Iván Petrovich fue llevado al estudio de estos pro-
blemas por las observaciones sobre algunos trastornos que
se producían en las "neurosis experimentales" de los pe-
rros. Dos fenómenos, especialmente, daban lugar a con-
frontaciones. El primero de ellos, es el llamado "punto
enfermo". Iván Petrovich señalaba que "con nuestros mé-
todos patogénicos, con los que llevamos toda la corteza a
un estado patológico, se puede también causar la enfer-
medad de una región cortical completamente aislada..."
"Se tiene en el perro una serie de diferentes estímulos
condicionados positivos acústicos: golpes de metrónomo,
ruidos, sonidos, ruido de glu-glu, etc. No es difícil lo-
grar que sólo algunos de estos estímulos resulten patóge-
nos y provoquen una fuerte desviación del estado normal.
Esta alteración, puede manifestarse de distinta manera:
en unos casos, por el estado hipnótico crónico del punto
enfermo, por alterarse en él la ley de la relación de las
fuerzas; en otros, por una inercia patológica. La conse-
cuencia del «contacto» con el «punto enfermo» puede ser
también diferente". "La excitación del punto patológico
resulta indiferente para los puntos correspondientes a otros
estímulos o no puede realizarse sin que se perturbe de una
u otra manera todo el sistema de reflejos". Pero en ambos
casos, nos encontramos frente a una región estrechamente
limitada, como aislada en su estado patológico del resto
de la corteza, que no manifiesta ninguna perturbación fun-
cional mientras no se molesta el punto enfermo.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 395

El otro fenómeno, al que es indispensable prestar aten-


ción en este sentido, es la "inercia patológica". Habitual-
mente, el reflejo condicionado puede ser extinguido o in-
hibido con relativa facilidad, por medio de otro método,
por ejemplo, empleando la inhibición consecutiva; el re-
flejo condicionado positivo puede ser transformado en in-
hibitorio y viceversa. Pero en algunos casos, una vez que
se forma el estímulo condicionado, adquiere una estabi-
lidad de carácter patológico, pues no es posible eliminarlo
con ninguno de los medios habituales, persistiendo a veces
durante años. Como ya dijimos, las alteraciones observa-
das en el "punto enfermo", pueden manifestarse también
en forma de inercia patológica.
Precisamente esta singular combinación de fenóme-
nos: la delimitación marcada del foco patológico, su "ais-
lamiento" del resto de la corteza, por una parte, y por otra,
la estabilidad patológica excesiva de la reacción, una vez
que ésta ha aparecido, sirvió a Pavlov de punto de par-
tida para el análisis fisiológico de algunas manifestaciones
obsesivas.
En realidad, como ya se destacó en la bibliografía
neuropsicológica, los fenómenos obsesivos ofrecen, no po-
cas veces, el carácter de un aislamiento singular, de un
fenómeno patológico aislado, de un "punto enfermo", so-
bre el fondo de una actividad psíquica inalterada o casi
inalterada en sus restantes aspectos<^>. Esto se expresa
en particular, en que el enfermo critica su fenómeno ob-
sesivo, comprende su naturaleza patológica, pero al mismo
tiempo no puede liberarse de él.

(1) Es necesario destacar aquí que Pavlov traza un límite


neto entre los fenómenos obsesivos, que pueden desarrollarse en
terrenos muy distintos y la psicastenia, que es una constitución
especial de la personalidad y que se manifiesta, ante todo, en
determinados rasgos del carácter. Es sabido que los fenómenos
obsesivos son observados muy frecuentemente entre los psicas-
ténicos. Pero es preciso recordar que las manifestaciones obse-
sivas no se encuentran sólo en psicasténicos y que algunas veces,
aunque raras, se encuentran psicasténicos con todas sus caracte-
rísticas, pero sin fenómenos obsesivos muy manifiestos.
396 IvÁN PETROVICH PAVLOV
El análisis clínico muestra, no raras veces, que el fe-
nómeno obsesivo puede surgir inicialmente, en algunos
casos, como un recelo o una inclinación, comprensible con
cierta fundamentación. El carácter patológico se adquiere
sólo debido a su extraordinaria estabilidad. Al no extin-
guirse y al no inhibirse por efecto de otros estímulos, esta
reacción se torna inadecuada, no corresponde a la reali-
dad y sólo persiste a causa de su inercia patológica. I. P.
Pavlov se refiere a esto de la siguiente manera: "Si, como
es directamente visible, la estereotipia, la perseveración
y la iteración, tienen su base natural en la inercia pato-
lógica del proceso de excitación de distintas células mo-
toras, también el mecanismo de la neurosis obsesiva y el
de, la paranoia debe ser el mismo; sólo que en esta última
se trata de células o grupos celulares relacionados con
nuestras sensaciones e imágenes. De esta manera, sólo una
serie de sensaciones e, imágenes ligadas a las células en-
fermas, se torna anormalmente estable y no obedece a la
acción inhibitoria de otras múltiples sensaciones e imá-
genes, que responden más a la realidad, gracias al estado
normal de sus células. Pavlov escribe en otro lugar: "En
la neurosis obsesiva y en la paranoia tenemos imágenes,
así como sensaciones, que son desmedida e inadecuada-
mente estables y, en consecuencia, acciones que no corres-
ponden en forma correcta a las relaciones del hombre con
la naturaleza y, en especial, con la sociedad y que lo lle-
van a choques difíciles, sumamente nocivos, tanto con la
naturaleza como con los demás individuos y, ante todo,
consigo mismo. Pero todo esto se refiere a las imágenes
y sensaciones enfermas; fuera de su esfera, los pacientes
piensan y actúan como personas completamente normales
e incluso pueden ser sujetos superiores al nivel medio".
Lo dicho se relaciona, en especial, con los temores ob-
sesivos, las fobias. Pavlov ya indicó, en sus trabajos an-
teriores, la relación de estos fenómenos con la debilidad
del sistema nervioso y la tendencia de ésta a dar reaccio-
nes en forma de reflejo pasivo defensor. Pavlov escribió
sobre la posibilidad de considerar a las fobias "como un
síntoma inhibitorio natural de un sistema nervioso pa-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 397

tológicamente debilitado". En relación con sus últimas


ideas, la fobia no debe ser encarada simplemente como
una reacción que aparece con mucha facilidad, sino pre-
cisamente como una reacción de temor que se ha conso-
lidado en forma patológica.
Por supuesto, la comprensión de los fenómenos obse-
sivos, como manifestación de la inercia patológica, no de-
be hacerse extensiva a todas las formas sin excepción.
También podemos aceptar la existencia de otros mecanis-
mos patológicos —aunque es evidente que la inercia pa-
tológica es el más frecuente e importante—. Así, por ejem-
plo, los pensamientos y tendencias de contraste, deben te-
ner como base fisiológica la fase ultraparadojal como
tratamos de demostrar en uno de nuestros trabajos. El
mismo Pavlov expresó, ya en las postrimerías de su vida,
la hipótesis de que la "fobia al vacío" pueda ser expli-
cada, en algunos casos, por la labilidad patológica de la
inhibición.
Pavlov sólo se ocupó, en forma parcial, del problema
sumamente difícil y multifacético, del delirio. Llamaron
su atención, en primer lugar, dos particularidades a las
que ya hemos hecho referencia más arriba, en relación con
los fenómenos obsesivos y que son: la estabilidad del fe-
nómeno patológico y su relativo "aislamiento" de otros
procesos psíquicos. Es por esto que el delirio paranoico'
en especial, le parecía a Pavlov un tema muy apropiado
para el análisis fisiológico. "Como es sabido, la paranoia
se caracteriza porque una persona mentalmente sana, que
toma en cuenta la lógica y la realidad como todo indivi-
duo sano, y que incluso algunas veces es un sujeto bien
dotado, se transforma en un franco enfermo mental que
no reconoce ninguna lógica y ninguna realidad, no bien se
entra en contacto con determinado tema. Me parece que
se puede comprender esta forma, tomando como punto de
partida nuestros datos de laboratorio relativos a la enfer-
medad aislada de puntos corticales particulares". Pavlov
relaciona la estabilidad del delirio paranoico, su carácter
inaccesible a la influencia de la lógica y la imposibilidad
de convencer al enfermo, con las manifestaciones de la
398 IvÁN PETROVICH PAVLOV
inercia patológica y con la presencia de un foco de exci-
tación que, en forma tenaz, no se somete a inhibición. De
esta manera, los mecanismos básicos a los que nos hemos
referido al analizar los fenómenos obsesivos —punto pa-
tológico aislado e inercia patológica—, fueron empleados
también para la explicación de algunos aspectos del de-
lirio paranoico. Ésta es la razón por la cual Pavlov se
refiere, con frecuencia, en forma conjunta, a ambos fenó-
menos patológicos. "Es completamente natural explicar los
fenómenos de estereotipia, ideas obsesivas, paranoia, etc.,
reduciéndolos a la inercia patológica del proceso de exci-
tación"... "en consecuencia, la neurosis obsesiva y la pa-
ranoia, representan un estado patológico de las ' células
correspondientes: su inercia patológica, en este caso".
Para Pavlov, la diferencia capital entre los fenómenos
obsesivos y el delirio —la presencia en el primer caso de
una postura crítica hacia la enfermedad—, depende de las
relaciones de fuerzas recíprocas. "En lo que concierne al
otro signo diferencial entre ambas formas estudiadas —la
falta de una relación crítica hacia los síntomas patológicos
en la paranoia y la presencia de esta relación en los es-
tados obsesivos—, debe ser explicado, naturalmente, por
la diferencia en la intensidad de la inercia patológica. Co-
mo se desprende de lo anterior, en el tipo fuerte, la inercia
patológica del proceso de excitación debe ser considera-
ble, lo que trae aparejado su gran independencia e incluso
inaccesibilidad para las influencias de las regiones corti-
cales sanas y esto condiciona en forma fisiológica la falta
de relación crítica. Es probable además, que el proceso
inerte de excitación, de fuerza considerable, produzca en
la periferia, sobre la base de la ley de la inducción ne-
gativa, una fuerte inhibición difusa que debe llevar nue-
vamente al mismo resultado: la exclusión del efecto del
resto de la corteza, sobre el proceso inerte de excitación.
Es del todo claro que estas premisas dieron lugar a
la opinión común de Pavlov y de los psiquiatras, que ad-
mite el parentesco entre las ideas obsesivas y las ideas
delirantes y la posibilidad de transformación de unas en
otras.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 399

Otro fenómeno que llamó la atención de Pavlov y que


está muy ligado al problema del delirio, es la llamada "in-
versión". Como es sabido, ésta consiste en que algunos con-
tenidos psíquicos parecen transformarse en sus contrarios:
una señorita que se enorgullecía de su castidad, comienza
a creer que está embarazada; un empleado susceptible y
honesto, se hace a la idea de que quienes le rodean lo con-
sideran ladrón y hasta llega a creer que realmente ha
robado. Estos fenómenos ya están descritos, desde hace
tiempo, en la bibliografía psiquiátrica, pero su naturaleza
era ignorada por completo. Pavlov demostró en forma con-
vincente que la inversión está ligada con la fase ultra-
par adoj al, en la que los estímulos inhibitorios adquieren
propiedades positivas y viceversa. Las páginas consagradas
a este problema, son un ejemplo brillante de análisis, tan-
to fisiológico como fisiopatológico.

VI

Pavlov contribuyó con un valioso aporte en lo refe-


rente a la tipología del sistema nervioso y al estudio de
las neurosis. Ambos problemas fueron abordados por él
en una conexión tan estrecha, que es difícil separarlos con
el propósito de hacer una exposición sistemática.
Le sirvieron de punto< de partida,. como se sabe,_ las_
observaciones" sobre la llamada "neyrosis experímeníil!'.
La extraordinaria tensión del sistema nervioso de los pe-
rros durante el experimento llevó, en una serie de casos,
a la perturbación funcional'^\ Las diferencias reYeladas
por distintos animales en este sentido, sirvieron de base
para la clasificación de los tipos de sisterria nervioso. Lá"^^

(1) Para producirla se recurría a diversos métodos. Luego


se estableció que todos ellos podían encuadrarse en tres catego-
rías: 1) Sobrecarga del proceso de excitación. 2) Sobrecarga del
proceso de inhibición. 3) Sobrecarga de la movilidad, es decir,
un cambio demasiado rápido de la excitación por la inhibición
o viceversa.
400 IvÁN PETHOVICH PAVLOV

analogías que saltan a la vista, entre las alteraciones


producidas en el laboratorio y algunos síntomas neuróticos
observados en clínica, sirvieron de punto de partida para
el análisis fisiológico de las neurosis.
Al producir neurosis experimentales en los perros,
se pudo establecer ante todo, que esto no siempre se logra
con la misma facilidad. En algunos perros, una pequeña
sobrecarga del sistema nervioso provocaba ya la neurosis.
En otros, esto exigía gran trabajo. Finalmente, se encon-
tró perros en los que al principio ninguno de los méto-
dos podía provocar el desarrollo de la neurosis. Sólo más
tarde se supo cómo provocarlas también en ellos plan-
teándoles problemas de una dificultad especial o debili-
tando su sistema nervioso —por ejemplo, mediante la cas-
tración—.
Una segunda serie de hechos consistía en que el cua-
dro de la neurosis era diferente en los distintos perros; en
unos, se alteraban en forma marcada los reflejos inhibito-
rios, pero los positivos eran conservados; en otros, al con-
trario, las reacciones inhibitorias adquirían un notable pre-
dominio sobre las positivas, las que se debilitaban o des-
aparecían por completo.
Basándose en estos datos y en los relativos a la faci-
lidad con que se elaboraban los reflejos condicionados de
distinto tipo, se comenzó a dividir a los perros en tres
grupos: tipo excitable, tipo inhibido y tipo intermedio o
equilibrado. Luego, el tipo intermedio fue subdividido a
su vez en dos: tipo estable y tipo vivaz. Éstos fueron
denominados, de acuerdo con la concepción hipocrática de
los temperamentos: colérico •—^excitable—, melancólico
—inhibido—, flemático —intermedio estable— y sanguíneo
—intermedio movedizo o vivaz—.
Esta división inicial fue luego revisada y corregida.
Ante todo, se vio que el tipo inhibido no era encarado
en forma correcta. Se suponía que "los perros de este tipo
aparecían como si fuesen especialistas en inhibición y que
todas las formas de inhibición interna eran obtenidas en
ellos con facilidad y se mantenían bien", y que el proceso
de excitación era en ellos relativamente débil. Más tarde
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 401

se hizo notar que la tendencia a la inhibición, en estos


perros, no está condicionada por el predominio de la in-
hibición interna sobre la excitación, sino por la debilidad
de ambos procesos. "El tipo inhibido débil enfermó con
la misma facilidad, ante una sobrecarga pequeña del pro-
ceso inhibitorio y ante una excitación muy fuerte". P a v -
lov dice, en forma directa, que éste es u n tipo débil en
el que ambos procesos son débiles, pero en especial el de
inhibición(i>. Tiempo después, la caracterización de la
conducta que habíamos descrito como "más tranquila",
"sólida", "muy vivaz", "movediza", etc., fue sustituida por
un criterio puramente fisiológico de la movilidad de los
procesos nerviosos.
Por último, se incluyó como base para la clasificación
de los tipos nerviosos, la asociación de tres elementos: la
fuerza de los procesos nerviosos fundamentales, el equi-
librio entre ellos y su movilidad.
Las diversas combinaciones de estos rasgos permitían
prever en forma teórica, la existencia de 8 e incluso hasta
24 tipos. Sin embargo, en la práctica fueron separados 4
tipos principales: fuerte, equilibrado y móvil —sanguí-
neo—; fuerte, equilibrado y poco móvil —flemático—;
fuerte, no equilibrado —colérico— y débil —melancóli-
co—. Pavlov subrayaba que estas cualidades del sistema
nervioso no son constantes ni invariables, que dependen
en forma considerable de las influencias del medio cir-
cundante, del mayor o menor entrenamiento de los pro-
cesos, etc. Las observaciones de Viryikovsky y Maiorova
mostraron que los perros que eran tenidos en jaula desde
el día de su nacimiento, resultaban luego m u y cobardes
y se inhibían ante el menor cambio del medio en el q u e
se hallaban. El aislamiento artificial del contacto con el

(1) Se comprende que al hablar de las particularidades de


la inhibición, en animales de tipo débil, es indispensable recor-
dar la diferencia entre la inhibición externa y la interna. L P.
Pavlov escribe; "En el tipo débil, con inhibición interna débil,
la inhibición externa —inducción negativa— predomina, al con-
trario, en forma extraordinaria y es principalmente ella la que
determina toda la conducta exterior del animal".
402 IvÁN PKTROVICH PAVLOV
medio, era la causa que había detenido la evolución na-
tural del "reflejo de precaución", propio de los cachorros,
que suele desaparecer después, por lo general.
En cuanto a las cualidades del sistema nervioso, men-
cionadas más arriba: fuerza, equilibrio y movilidad, no
son sólo propias del perro, sino también del hombre y
resulta natural que los cuatro tipos destacados en el la-
boratorio —sanguíneo, flemático, colérico y melancólico-—,
deban encontrarse también entre los seres humanos. Pav-
lov los menciona como "tipos generales de la función ner-
viosa superior de los animales y del hombre".
Al mismo tiempo, Pavlov señala la existencia de tipos
especiales, propios de los seres humanos y vinculados con
las particularidades de las estructuras nerviosas específi-
cas de éstos. Según la concepción de Pavlov, es indispen-
sable distinguir en la composición de la corteza cerebral,
dos sistemas: el primero y el segundo sistema de señales.
En el primero, se engloban las excitaciones producidas por
la acción de los objetos exteriores sobre nuestros "órganos
de los sentidos"; este primer sistema de señales está li-
gado con las formas concretas del mundo exterior.
Pavlov escribe: "Para el animal, la realidad es seña-
lada casi exclusivamente por los estímulos que llegan en
forma directa a las células especiales de los receptores
óptico, acústico y otros y por las huellas de estos estímu-
los en los grandes hemisferios; es lo que nosotros desig-
namos como impresiones, sensaciones y representaciones
del mundo exterior..." Más adelante, dice: "Aquí surge,
con ayuda del lazo condicionado, la asociación, un nuevo
principio de actividad: el señalamiento de los agentes ex-
teriores incondicionados, poco numerosos, por medio de
una cantidad infinita de otros estímulos, que son constan-
temente analizados y sintetizados, dando la posibilidad de
una orientación muy grande y con ella, la de una adap-
tación mucho mayor. Éste constituye el único sistema de
señales en el animal y el primero en el hombre".
Sobre este primer sistema de señales, se construye
en el hombre el segundo. Éste ya no se relaciona en forma
directa con las señales englobadas en el primer sistema,
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 403

sino con las señales de estas señales: con las palabras.


"La palabra constituyó el segundo sistema de señales de
la realidad, específicamente nuestro, y consta d,e señales
de las del primer sistema". L P. Pavlov dice: ''Con esto
se introduce en la actividad nerviosa un nuevo principio:
la abstracción y con ella, la generalización de innumera-
bles señales del sistema anterior, con el análisis y sínte-
sis correspondientes de estas nuevas señales generaliza-
das; principio que condiciona una orientación ilimitada
en el mundo circundante y que crea la adaptación supe-
rior del hombre, la ciencia, tanto en su aspecto de empi-
rismo humano general, como en su forma especializada".
Los dos sistemas de señales se relacionan recíproca-
mente, creando nuevos tipos privativos del hombre: el
artístico —con predominio del primer sistema—, el in-
telectual —con predominio del segundo— y el interme-
dio —con equilibrio de ambos sistemas—.
En estrecha relación con el estudio de las neurosis
experimentales y con los tipos de sistema nervioso, se en-
cuentran en primera línea las ideas de Pavlov relativas
a las perturbaciones neuróticas humanas: la neurastenia,
la psicastenia y la histeria.
Después de las investigaciones iniciales, que permitie-
ron reunir y sistematizar los datos concernientes a las neu-
rosis en perros, Pavlov comenzó a trazar la analogía exis-
tente entre estos estados y algunas perturbaciones del sis-
tema nervioso, observadas en el hombre.
Como es sabido, ya las primeras observaciones reve-
laron dos formas de alteración de la función nerviosa, en
los animales; en unos casos se alteraba marcadamente el
proceso de inhibición, al mismo tiempo que el de exci-
tación no presentaba trastornos especiales; en otros, por
el contrario, era el proceso inhibitorio el que adquiría un
predominio manifiesto. Pavlov expresó la hipótesis de que
la forma caracterizada por el predominio de la excitación,
corresponde a la neurastenia. Este punto de vista fue ple-
namente confirmado. La analogía entre la neurosis ex-
perimental y la neurastenia es justa, tanto por las con-
404 IvÁN PETROVICH PAVLOV

diciones de origen de esta última —sobrecarga, tensión


excesiva del sistema nervioso—, como por la semiología.
En efecto, casi todos los síntomas fundamentales que in-
tegran el cuadro clínico de la neurastenia, pueden inter-
pretarse como resultado de la insuficiencia del proceso
inhibitorio. De aquí las violentas reacciones de los neuras-
ténicos y la extraordinaria facilidad de aparición. La in-
liibición insuficiente encuentra una ecxpresión clara en to-
da la conducta de estos enfermos. Su rápido agotamiento,
se explica también por la misma causa, tomando en cuen-
ta el papel importante que tiene la inhibición en el pro-
ceso de restablecimiento de las células nerviosas y de
otras. La comprensión de las bases fisiológicas de la neu-
rastenia, se enriqueció de.spués, por el descubrimiento, en
el cuadro de la neurosis experimental, del fenómeno de
la labilidad patológica, "explosividad" del proceso de ex-
citación. Éste consiste, como escribe Pavlov, en que "al-
gunos estímulos condicionados, o todos ellos, producían un
efecto impetuoso y desmedido •—tanto motor como secre-
torio—, pero que se interrumpía rápidamente, incluso
mientras estaba presente aún el estímulo. La similitud de
este fenómeno con el de la "debilidad excitatoria", tan
característica de la neurastenia, no deja lugar a dudas.
Según Pavlov, los hechos ratifican la afirmación sos-
tenida por algunos clínicos, de que se debe distinguir
dos formas de neurastenia: una, con predominio de fenó-
menos de excitación y otra, en la que prevalecen los sín-
tomas de agotamiento.
La neurastenia no sobreviene con la misma facilidad
en las distintas personas, como tampoco en animales dis-
tintos. Están preferentemente predispuestos al desarrollo
de este estado neurótico, los poseedores de un sistema ner-
viosos débil. De acuerdo con esto y como surge de la ana-
logía entre los rasgos básicos de la neurosis experimental
y la neurastenia, las particularidades del sistema nervioso
desempeñan un papel principal, no sólo en el hombre, sino
también en los animales. Pavlov dice: "La neurastenia es
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 405

la forma patológica de los tipos humanos débil general y


medio" (1).
A diferencia de la neurastenia, la psicastenia y la his-
teria representan ya neurosis específicas del hombre. Su
desarrollo depende, en forma directa, de la alteración de
las relaciones recíprocas entre el primero y el segundo
sistema de señales —y en consecuencia, no puede haber
analogía con los animales, pues éstos no poseen el último.
Según Pavlov, el psicasténico se caracteriza por el
desequilibrio entre ambos sistemas de señales, en el sen-
tido del predominio del segundo —con debilidad relativa
del primero y del fondo emocional—. Escribe: "De aquí
la ausencia de sentido de la realidad, una sensación per-
manente de insuficiencia vital, una incapacidad total pa-
ra la vida, junto con un pensamiento deformado y estéril,
en forma de ideas obsesivas y fobias"'^).

VII

Pavlov esclareció plenamente y con notable penetra-


ción, la naturaleza de la histeria, el problema de su base
fisiológica. Puede decirse con certeza, que el breve trabajo
de Pavlov "Ensayo para una comprensión fisiológica de
la sintomatología de la histeria", es lo mejor de todo
cuanto se ha escrito en la bibliografía mundial, sobre el
tema.
En un comienzo, Pavlov consideró la histeria como
una perturbación análoga a las formas de neurosis expe-

(1) Recordemos, de nuevo, que Iván Petrovich separaba lo."»


estados obsesivos, o sea perturbaciones que tienen como base
focos de inercia y que pueden desarrollarse en personas con dis-
tintos tipos de sistema nervioso, de la psicastenia, como consti-
tución especial de la personalidad, condicionada por el predominio
del segundo sistema de señales, sobre el primero.
(2) Se comprende que la neurastenia también puede des-
arrollarse en los representantes del tipo fuerte ?.i recae sobre
ellos una sobrecarga muy intensa.
406 IvÁN PETROVICH PAVLOV

rimental, en las que se observa el predominio de la in-


hibición. Luego, abandonó este punto de vista y expuso
otra teoría mucho más profunda y elaborada sobre bases
fisiológicas.
Como es sabido, desde hace tiempo e incluso hoy, el
tema de la patogenia de la histeria es objeto de múltiples
estudios. Una serie de investigadores logró observar en
forma correcta algunos rasgos característicos de los his-
téricos: emotividad elevada, sugestionabilidad, fuga en la
enfermedad, tendencia al fantaseo, singular alteración de
la unidad de la personalidad, etc. Sin embargo, hasta Pav-
lov, no habíamos dispuesto de ninguna teoría convincente
con base fisiológica. Quedaba sin comprender cómo se re-
lacionan las distintas características aisladas, propias de los
histéricos, qué es lo que las une y por qué surgen por lo
general, en determinadas personas.
Pavlov fundamentó su teoría con la concepción de la
debilidad general del sistema nervioso de los histéricos,
debilidad que se une al desequilibrio entre ambos sistemas
de señales, siendo especialmente débil el primero de ellos.
¿Qué conclusiones deben extraerse de esta teoría? Ante
todo, la debilidad de la corteza debe llevar a un refuerzo
de la actividad subcortical; en parte, porque ésta queda
libre del control de la corteza, en parte, debido a la in-
ducción positiva originada en una corteza que pasa fácil-
mente al estado de inhibición. Con esto se explica, tanto
la elevada emotividad de los histéricos, como su tenden-
cia a descargas efectivas tempestuosas y a reacciones mo-
toras primitivas que toman forma de accesos. La gran
inhibición cortical, condicionada por su débil estado, crea
las bases para una hipnosis profunda y cuadros de inmo-
vilidad prolongada —"letargía"—. Por otra parte, los pun-
tos corticales que bajo la influencia de la emoción, "se
contagian de la subcorteza", llegan fácilmente a predo-
minar sobre los otros focos de excitación, excluyendo el
control y efecto de estos últimos, mediante la fuerte in-
ducción negativa. De aquí, la singular "lógica emocional"
de los histéricos y su tendencia a obrar, principalmente,
bajo el efecto de impulsos afectivos directos. Este mismo
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 407

fenómeno —la fuerte inducción negativa que, proveniente


del punto de excitación concentrada y mantenida en es-
pecial por la subcorteza, sobre un fondo de tono cortical
débil deprime todos los focos de excitación—, explica tam-
bién el aumento de la sugestionabilidad y de la autosu-
gestión en los histéricos. El mecanismo es igual al de la
sugestión hipnótica y post-hipnótica. Es por esto que, co-
mo señaló Pavlov, la conocida caracterización de los his-
téricos como personas que se encuentran en un estado de
hipnosis crónica, no carece en un todo de veracidad. La
poderosa influencia que ejercen los estímulos emocionales
sobre la actividad nerviosa superior de los histéricos, ex-
plica también la índole de la famosa "fuga en la enfer-
medad": las reacciones o formas de conducta que por una
u otra causa se acompañan de un tinte emocional se con-
solidan fácilmente, se tornan muy estables y propensas
a reaparecer. Por último, la tendencia de los histéricos a
un fantaseo ilimitado, a ilusiones y, en último extremo,
a estados crepusculares, tiene que ser relacionada con una
debilidad especial del segundo sistema de señales. Éste
entra fácilmente en estado de inhibición, liberando así de
su control al segundo sistema de señales, cuya actividad
reforzada y no dirigida en debida forma, encuentra expre-
sión de la manera indicada más arriba —^reanimación del
primer sistema de señales con su carácter concreto y su
riqueza de imágenes—.
De modo que los fenómenos histéricos, muy dispares
y a primera vista desvinculados entre sí, se condicionan
por la acción de tres mecanismos fisiológicos:
1) Tendencia a caer en estados hipnóticos de distinto
grado, pues incluso los estímulos comunes resultan supra-
maximales y producen la inhibición supramaximal.
2) Fijeza y concentración extraordinaria de los pro-
cesos nerviosos, en puntos corticales aislados, debido al
predominio de la subcorteza.
3) Gran fuerza y difusión de la inducción negativa,
por la poca resistencia del tono positivo de las partes cor-
ticales restantes.
408 IVÁN PETROVICH PAVI.OV

A SU vez, estos tres mecanismos fisiológicos están de-


terminados por una causa común: la debilidad general de
la corteja y, en particular, del segundo sistema de señales.
Vemos así que la teoría propuesta por I. P. Pavlov,
no sólo permite comprender y unir en un todo las di-
ferentes manifestaciones del histerismo, sino que les da
una explicación fisiológica y señala cómo y de qué par-
ticularidades anatomofisiológicas surgen esos síntomas.

VIII

El méto¿£Lj3£-is^^6stigación de- la acliyídad-aerviosa


superior, elaborado p o i i X J . Pavlnv, ha i>í^rjnitidn.,.£&^tu-
diar~Ia~iñinrencia de una serie de medicamento&_sabx:£L el
ce?g5fó7"ccm~úñirproíundiaad y sutileza inalcanzables has-
ta aKofarJ>3umeros3S inve5tlgaci.on6gIhan aclaradrTgrme"-'
carusmo de acción jdel bromo, cafeína, lumjñ^^Tudrato'
de cIóTal,"aTc6Eory otras sustancias. Ño ahoriHaremosen
to^s'Tós"d^"all'es concHrntentes a~"S5ttrY~ñós~~límrtaremos
a un solo ejemplo: las sales de bromo, que desde hace
unos cuantos decenios se emplean para el tratamiento de
los estados neuropáticos en clínica. Este medicamento re-
sultó también muy eficaz en la curación de las neurosis
experimentales. En los laboratorios dirigidos por Pavlov
y gracias a los métodos perfeccionados, por él propuestos,
se obtuvieron datos demostrativos de lo poco que sabía-
mos los clínicos sobre el mecanismo de acción de este di-
fundido medicamento. Se vio que para obtener el efecto
deseado, había que variar la dosis de sales de bromo, des-
de miligramos a gramos por vez. Se aclaró que el bromo
no disminuye en absoluto la excitación, que no debilita
el proceso excitatorio, como se creía, sino que refuerza
la inhibición; proceso este último, que favorece el resta-
blecimiento de la célula. Por tal causa, a veces, luego
de recetar bromo, se observa que al mismo tiempo que se
refuerzan los reflejos inhibitorios, aumentan los positivos,
hecho que antes era completamente incomprensible. Esta
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 409

acción del bromo, favorecedora del restablecimiento de la


capacidad de trabajo de la célula nerviosa es, en algunos
casos, muy evidente. Así, por ejemplo, Pavlov informa
con respecto a un animal castrado: "En el trabajo coti-
diano, los reflejos condicionados son caóticos. Se obtenía
un curso normal de los mismos, con pausas de tres días
entre los e x p e r i m e n t o s " . . . "Al dar bromo, se restablecía
la actividad normal y se conservaba, también, en los ex-
perimentos diarios". En esta forma, la terapéutica con
bromo asegura, en u n solo día, una capacidad de trabajo
que, sin este medicamento, hubiera requei-ido tres días.
Las investigaciones de Pavlov abarcaron también otra
serie de problemas de gran interés para el psiquiatra: la
influencia de la castración y del envejecimiento en la acti-
vidad nerviosa superior; laperiodicídad, el carácter circular
dé la functón nerviosa, como resultado~dé"Ta~perturbaci6n
de Ias~réIaciones recíprocas entre excitación e inhibición;
la relación de esTe~cafacíér circular con la psicosis manía-
co-ttepresivaréfc. Tíafúralméhte, es imposible realizar aquí
uñ estudio detallado de esos problemas; sin embargo, nos
parece que todo lo dicho basta para mostrar el grandioso
aporte hecho por I. P. Pavlov a la psiquiatría y cómo con-
tribuyó al avance de ésta.
Nos hemos limitado fundamentalmente a la exposición
de las ideas del mismo I. P. Pavlov, ideas por él expresa-
das, que dieron empuje a numerosas investigaciones que se
realizaron y realizan día a día en distintos lugares de la
Unión Soviética. Los datos obtenidos confirman la vera-
cidad de las concepciones de Pavlov y estimulan su des-
arrollo ulterior. El estudio sistemático de esos trabajos des-
borda los límites del presente artículo y debe ser objeto
de una comunicación especial.

PROFESOR E . A. POPOV
Miembro Correspondiente de la Academia
de Ciencias Médicas de la U. R. S. S.
Datos relativos a la producción de una ruptura
experimental de actividad nerviosa superior
en los perros, en condiciones naturales
de experimentación '^'

La posibilidad de producir en animales una neurosis


experimental en condiciones naturales y no sobre una mesa
de experimentación, no se halla dilucidada en nuestra li-
teratura científica.
En los laboratorios de Pavlov, donde se definieron las
leyes básicas de la aparición y desarrollo de las neurosis
experimentales, las experiencias eran llevadas a cabo sin
permitir al animal libertad en sus movimientos, pues sólo
se llevaban a cabo sobre una mesa. Una que otra obser-
vación, fue registrada en nuestro laboratorio dirigido por
V. P. Protopopov, dado que en el proceso de formación de
las reacciones condicionadas motrices hacia objetos con una
importancia positiva o negativa para el animal, se notaba
una ruptura breve de su actividad nerviosa superior
—A. N. s.—. Esta ruptura desaparecía rápidamente por sí
misma, a medida que se estabilizaba la fijación de la reac-
ción condicionada motora en relación con el carácter ne-
gativo o positivo de los objetos. La bibliografía extranjera
niega la posibilidad de que se pueda producir una ruptura
de la actividad nerviosa superior en los animales mante-
nidos en condiciones naturales de experimentación. Las

(1) I. M. Apter, del Laboratorio de Fisiología y Patología


del Instituto de Neuropsiquiatria de Ucrania —^revista de "La
Actividad Nerviosa Superior"— enero-febrero 1952, tomo II, 1.
Reproducido de "La Raison. Cahiers de Psichopathologie Scien-
tifique", N? 5, 1953.
412 IvÁN PETROVICII PAVLOV

investigaciones que hemos realizado en perros durante


varios años, sobre rupturas experimentales en las condi-
ciones habituales "de la mesa de experimentación", por el
método de los reflejos motores de defensa condicionada,
han confirmado las leyes fundamentales de la aparición y
del desarrollo de las neurosis experimentales establecidas
por la escuela del académico I. P. Pavlov con el método de
los reflejos secretorios condicionados.
En contradicción con las afirmaciones de algunos au-
tores extranjeros, hemos demostrado que las perturbacio-
nes dinámicas de la actividad reflejo-condicionada en la
esfera motriz aparecen y se desarrollan debido al tras-
torno de la interacción de los procesos nerviosos primor-
diales del cerebro animal, cuando su sistema nervioso es
sometido a una tensión demasiado fuerte.
Para resolver el problema de la posibilidad de obtener
en un perro una ruptura prolongada de la actividad ner-
viosa superior dejándolo en libertad de movimiento, es
decir, realizando la experimentación en condiciones na-
turales, hemos llevado a cabo una serie de experiencias
particulares de acuerdo con un método elaborado por nos-
otros. Este, método de trabajo es el siguiente:
liEn cada una de las cuatro esquinas de una gran sala
de experiencias, se instala una cabina y en cada una de
éstas, una batea. Para que el animal pueda tomar su co-
mida en ella, debe abrir la puerta de. la cabina. A una
señal dada, a un estímulo condicionado, el perro corre
desde el centro de la pieza hacia una determinada cabina.
Abre la puerta de ésta y toma la comida. Diversas señales
—un timbre, una luz, golpes de metrónomo—, indican la
presencia de comida en tal o cual cabina; de esta manera
elaboramos en los perros una serie de reflejos positivos
y negativos —alimenticios y motores condicionados—, en
las condiciones naturales de una elección compleja que
permite la libertad de movimientos del animal. La expe-
riencia ha sido llevada a cabo con tres perros: Jouk,
Djoulbars y Serko. Hemos producido en ellos una ruptura
de las condiciones naturales de experimentación. En este
trabajo relataremos los resultados de la experiencia con
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 413

el perro Djoulbars, en el cual hemos obtenido una rup-


tura estable de la actividad nerviosa superior en condi-
ciones naturales de experimentación.
En este perro fueron formados cinco reflejos positivos
motores condicionados —al timbre N' 1, al timbre N' 2,
al timbre N' 4, al metrónomo de 120 golpes por minuto
y a la luz de un foco eléctrico de 100 watts—, y dos dife-
renciaciones —al timbre N' 3 y al metrónomo de 60 gol-
pes por minuto.
Los reflejos condicionados motores y alimenticios .se
formaron de la manera siguiente:
1) AI timbre N'-' 1, el animal corre desde el centro
de la habitación en que se halla, hacia la cabina situada
delante y a la izquierda —cabina N' 1—, donde toma el
alimento.
2) Al timbre N' 2, el animal corre a buscar su co-
mida en la cabina situada delante y a la derecha —ca-
bina N' 2—.
3) Al timbre N" 4, corre hacia la cabina situada
detrás y a la derecha —cabina .N' 4—.
4) Al metrónomo de 120 golpes por minuto —m.
120—, el animal corre igualmente hacia la cabina situada
delante y a la izquierda —cabina N' 1—.
5) A la luz del foco eléctrico, el animal corre hacia
la cabina de atrás y a la izquierda —cabina N' 3—.
Ante los dos estímulos condicionados de diferencia-
ción —metrónomo de 60 golpes por minuto y timbre N'
3—, el animal permanece acostado en su lugar y no ma-
nifiesta más que una débil reacción de orientación de la
cabeza o movimientos de los pabellones auditivos.
Todos los estímulos condicionados obran durante el
mismo tiempo: 10 segundos y con iguales pausas entre
ellos: 2 minutos. El alimento contenido en las bateas es
vertido en las cabinas por tubos de goma; al apoyarse
sobre una perilla de goma, el alimento cae desde la ba-
tea al piso de la cabina, donde el perro se apodera de él.
414 IvÁN PETROVICH PAVLOV

Consideremos el ejemplo de una experiencia después


del refuerzo de todos los reflejos condicionados —cuadro
N' 1—.

CUADRO N ' 1
D J O U L B A R S - . PROTOCOLO N» 42 — 22-XII-1948
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a
If
1 45 Timbre N ' 1 Corre a la cabina
+ + N"? 1. Como el ali-
mento.
2 135 Timbre N? 2 •i- Corre ( la cabina
• —

' N? 2.
3 31 Timbro N? 3 0 0 + — Permanece acostado
on su lugar y
mueve las orejas.
4 28 Timbre N? 4 1 4 + + Abre la cabina N"? 4.
5 127 Metrónomo 120 1 4 + -1- Abre la cabina N? 1.
6 59 Metrónomo 60 — + — Permanece acostado
en su lugar.
125 Luz 1 + i Abro ía cabina N"? 3.
+
Después de comer el alimento en la cabina, el perro va lentamente a
acostarse y lo hace en una postura determinada.

Después del refuerzo de todos los reflejos condiciona-


dos, positivos y negativos, nos hemos puesto a elaborar
un estereotipo determinado de experiencia; es decir, he-
mos aplicado los estímulos condicionados en un orden de-
terminado, con iguales intervalos de tiempo. Ya estable-
Los REFLKJOS CONDICIONADOS 415

cido el estereotipo de la experiencia, la precisión asom-


brosa del animal, a la par de su habilidad en el curso
de la ejecución de las reacciones motrices condicionadas,
en respuesta a todos los estímulos condicionados, eran sor-
prendentes. Varios meses después no se observaba en el
animal ninguna falta en la ejecución de las reacciones mo-
trices condicionadas. En el cuadro N' 1, notamos esta pre-
cisión en su trabajo, la concentración de los procesos de
excitación e inhibición y la solidez de los reflejos con-
dicionados elaborados —22 de diciembre de 1948—.
A partir del día siguiente —23 de diciembre de 1948—,
hemos iniciado experiencias encaminadas a provocar la
ruptura de la actividad refleja del animal. Con ese pro-
pósito comenzamos aplicando el método clásico de los
"choques" utilizado con frecuencia en los laboratorios del
académico I. P. Pavlov. En el curso de una serie de jor-
nadas de experimentación, hemos provocado 6 "choques"
entre los estímulos positivo e inhibitorio de los metróno-
mos; pero un choque tan brutal de los procesos de inhi-
bición y excitación en el cerebro de los animales, no ha
podido provocar la ruptura de la actividad reflejo condi-
cionada que se esperaba.
En ensayos posteriores hemos realizado una aplica-
ción de duración considerablemente más prolongada del
estímulo condicionado inhibitorio —metrónomo de dife-
renciación—, con el objeto de provocar una ruptura de
la actividad nerviosa superior por sobrecarga del proceso
de inhibición. El metrónomo de diferenciación actuaba de
3 a 5 minutos, en lugar de los 10 segundos habituales.
Aunque hemos ensayado, en otras dos ocasiones, aumen-
tar el tiempo de acción del metrónomo, no hemos llegado
a perturbar con ello la actividad reflejo-condicionada del
animal.
Durante dos días procuramos aumentar el tiempo de
acción de la otra diferenciación —timbre N ' 3—, hasta
5 minutos: el resultado fue el mismo. Sin embargo, en el
curso de la acción del estímulo inhibidor, nos fue posible
observar el comportamiento inquieto del perro: éste efec-
tuaba una serie de movimientos y ponía en evidencia el
416 IvÁN PETROVICH PAVLOV
sufrimiento que ocasionaba a su sistema nervioso, el ex-
perimentar la acción prolongada de un estímulo condicio-
nado inhibitorio; el perro no permanecía acostado tran-
quilamente; después de 14 segundos de estar sonando el
timbre, se levantaba, se aproximaba al experimentador,
lamía sus manos, se echaba a sus pies y aún después de
cesar el timbre, le costaba volver a su lugar.
En experiencias posteriores, efectuamos otros siete en-
sayos de sobrecarga del proceso inhibitorio, y cuatro en-
sayos de "choques" repetidos. Pero estos problemas, difí-
ciles para el animal, no provocaron en Djoulbars la ruptura
de la actividad refleja condicionada, en el curso de la ex-
perimentación en condiciones naturales. Sólo se observa-
ron trastornos insignificantes el día de la experiencia y
algunas veces el día siguiente. Por último, después de ha-
ber realizado once choques o catorce ensayos de sobre-
carga del proceso inhibitorio por aumento del tiempo de
acción de los estímulos condicionados diferenciales, nos
vimos obligados a abandonar estos métodos como ensayos
para provocar la ruptura de la actividad nerviosa superior.
En una nueva serie de experiencias hemos procedido
al cambio de la significación señalizadora de los estímulos
condicionados repi-esentados por los metrónomos. Comen-
zamos a reforzar con comida el estímulo del metrónomo
60, mientras dejábamos de reforzar el del metrónomo 120.
Después de ocho aplicaciones rAn refuerzo, el metrónomo
120 dejó de provocar el desnlazamiento del perro hacia la
cabina N ' 1: el perro quedó en su lugar. Así, la trans-
formación del metrónomo positivo en agente inhibidor,
se realizó con suma rapidez.
El proceso de transformación del metrónomo inhibi-
dor en agente condicionado positivo, se desarrolló de ma-
nera totalmente distinta. A pesar de los numerosos refuer-
zos del metrónomo 60 por la introducción de comida en la
cabina N' 1 —es decir, usando la batea correspondiente
al metrónomo positivo 120—. el perro permanecía sen-
tado en su lugar durante el tiempo de acción aislada del
metrónomo. Sólo corría hacia la cabina N' 1 a partir del
momento en que el ruido del pan que caía de la batea,
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 417

se agregaba al sonido del metrónomo. Después de haber


efectuado cien refuerzos del metrónomo 60 mediante la
comida, no llegamos a la transformación del metrónomo
inhibidor.
En este caso hemos observado, indiscutiblemente, lo
que según la concepción de Pavlov constituye un "estan-
camiento" patológico, la inercia del proceso de inhibición
en el "punto aislado" de la corteza de los hemisferios, co-
rrespondiente al metrónomo.
La retransformación inversa del metrónomo 120 en
agente positivo, fue lograda después de ocho refuerzos con
la comida.
A continuación aplicamos los dos metrónomos con su
significado de señalización inicial.
En experiencias ulteriores, destinadas a provocar una
ruptura más amplia de la actividad reflejo-condicionada,
comenzamos a ensayar con Djoulbars la transformación de
estímulos sonoros positivos condicionados, que provocaban
reacciones condicionadas idénticas, en forma de rápidos
desplazamientos hacia las cabinas. Hemos complicado es-
ta vez el carácter de la transformación, colocando los es-
tímulos condicionados —timbres N' 1 y N' 2—, en el in-
terior de la cabina a la que el animal llegaba en busca
de comida. La dificultad aumentada de la transformación
consistía en que estando el timbre N' 1 en la cabina N' 1,
el refuerzo por la comida era realizado en la cabina N'''
2, es decir, en un lugar opuesto a aquél en que se en-
contraba el estímulo condicionado. Y por el contrario, cuan-
do sonaba el timbre N ' 2, el refuerzo por la comida era
efectuado en la cabina opuesta, la N' 1.
Esta nueva forma de transformar el significado de
señalización de los estímulos condicionados, agrega a la
habitual una nueva dificultad. Debido a esta disposición
de la experiencia, dos procesos nerviosos deben chocar al
nivel de la corteza:
1) El mecanismo fisiológico de la reacción innata
de orientación hacia una fuente sonora, fijado por un pro-
longado entrenamiento durante el cual el animal recibe
418 IvÁN PETROVICH PAVLOV

el alimento en el lugar en que se encuentra esa fuente


sonora, y
2) El mecanismo fisiológico de la reacción motora
alimenticia condicionada, elaborada nuevamente, es decir,
la carrera en dirección opuesta a la fuente del estímulo,
condicionado.
Después de quince refuerzos del timbre N? 1, en el
nuevo lugar, se observó por primera vez un correcto des-
plazamiento del perro hacia la cabina W 2. Antes de lle-
gar a ella, el animal se volvió hacia el anterior lugar del
refuerzo: abrió la cabina N' 1 y sólo después, la N' 2.
Efectuado el decimonoveno refuerzo, la reacción motora de
carrera hacia el nuevo lugar, la cabina N' 2, se hizo más
estable. Así, la transformación del significado de señali-
zación del timbre N' 1, se hizo en forma relativamente
rápida.

DJOULBARS - PROTOCOLO N» 83 -- 19-11-1949


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1 10-30 218 Metrónomo 120 1 4 + + Abre la cabina N"? 1.


2 2 221 Metrónomo 60 + Se acuesta sobre el
vientre.
3 2 188 Timbre N? 2 1 5 + + Abre la cabina N"? 2.
4 -2 35 Timbre N"? 1 2 6 + + Abre la cabina N? 2
en el primer inten-
to - transformación.
5 2 36 Timbre N"? 1 1 4 + + ídem.
6 2 150 Luz 1 4 + + Abre la cabina N? 3.
7 2 71 Timbre N9 4 1 4 + + Abre la cabina N? 4,
8 2 103 Timbre N? 3 + Permanece en su lu-
gar.
9 2 219 Melrónomo 120 1 4 + + Abre la cabina N"? 1.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 419
COMIENZO DE LA TRANSFORMACIÓN DEL TIMBRE N' 2.
NUEVO LUGAR DE REFUERZO POR EL ALIMENTO,
CABINA N» 1

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Abro la cabina N? 2.
1 Timbre N? 2 10 + Se dirige bajo or-
den a la N? 1 y
recibe el alimento.
u 2 2 Timbra N? 2 1 aG + ídem.
12 2 3 Timbre N*;' 2 1 + ídem.
13 2 4 ídem 1 7 + Se dirige solo de la
cabina N? 2 a la
N? 4.
Se dirige solo de la
14 2 4 ídem + cabina N ' 2 o la
N? 1.
15 2 6 ídem 8 + ídem.
16 2 7 ídem 9 + ídem.
17 2 8 ídem 12 + Se dirige a la cabina
N? 4, en seguida a
la N"? 2 y luego a
la N9 1.
Abre la cabina N"? 2,
13 2 a Idoiu 8 — + luego la N? 1.
19 2 10 ídem 10 — + Permanece en su lu-
gar; después de 5
segundos va a la
cabina N ' 2 y lue-
go a la N ' 1.
20 2 11 ídem C 11 + + Se dirige desganado,
después de 6 se-
gundos, a la ca-
bina N9 1.
21 2 12 ídem 1 10 — + Se dirige desganado,
a la cabina N? 2,
luego a la N? 1.
ídem.
22
23
2
2
13
14
ídem
ídem
3
3
7
11
+ + Se dirige a la cabi-
+ na N? 2, luego a
la N9 1.
420 IvÁN PETHOVICH PAVLOV

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11 Se levanta, resbala
+ en el lugar, da un
paso hacia atrás,
abre la cabina N?
2, luego la W 1.
25 2 16 ídem 15 22 -- + ídem, aunque más
lentamente.
26 2 17 ídem 30 35 -- + Se acuesta sobre el
vientre; se lame
las p a t a s y el
vientre; se dirige
bajo orden a la
cabina N? 1.
27 2 18 ídem 6 12 — Se dirige a la cabi-
+ na N ' 2, después
de 6 segundos.
28 2 19 ídem 15 18 Rehusa trabajar, co-
+ mienza a marchar
al ruido de ¡a ba-
tea.
29 2 20 ídsni 4 15 4- Resbala en el lugar,
da dos pasos en
dirección a la ca-
bina N? 2, en se-
guida a la N ' 1;
no vuelve a su lu-
gar, sino que so
ocviesla bajo la
mesa del experi-
mentador.
21 Timbre N? 2 Permanece bajo la
mesa del experi-
mentador.
2 219 M&üónomo 120 ídem.
2 72 Timbre N? 4 ídem.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 421

Después de esto, pasamos a la transformación del sig-


nificado de señalización del timbre N' 2, que hemos co-
menzado a reforzar al introducir comida en la cabina
opuesta, N' 1.
Efectuados once refuerzos en el nuevo lugar, la apli-
cación del timbre N' 2 provocó una carrera hacia la ca-
bina N' 1; en esta forma se esbozó la transformación del
significado de señalización de dicho timbre. Pero su si-
guiente aplicación provocó de nuevo una carrera hacia la
cabina N^ 2 y se pudo observar después de este ensayo,
un esbozo de ruptura de la actividad reflejo-condicionada
en el animal de experiencia.
Esta ruptura se manifestó en el hecho de que una apli-
cación ulterior de dicho timbre provocó en el animal la
negativa a trabajar y a alimentarse. Cuando sonaba el
timbre, el animal permanecía acostado en su lugar o iba
hacia el experimentador, le lamía las manos, se sentaba
a sus pies o se deslizaba bajo la mesa de experiencias. In-
cluso llegó a orinar en la pieza, lo que no había sucedido
antes.
Aportamos una reproducción del protocolo N' 83, don-
de se ve el comienzo de la ruptura después del esbozo
de transformación del timbre N' 2 —cuadro 2—. Vemos
allí cómo el animal al aprestarse a resolver un problema
nuevo y difícil —transformación del significado de seña-
lización del timbre N' 2—, evidenció una ruptura de la
actividad reflejo condicionada, en el curso de las repeti-
das aplicaciones del estímulo condicionado en vías de trans-
formación. Esta ruptura perturbó todos los reflejos motores
alimenticios condicionados elaborados durante la experi-
mentación y produjo una negativa absoluta a alimentarse
y trabajar. El comportamiento general del animal se mo-
dificó entonces en forma repentina: se tornó indolente,
con movimientos lentos e inseguros. Si se quisiera utilizar
la terminología psiquiátrica, se diría que el animal entró
en un estado depresivo.
Este cambio en la conducta del perro no se limitó al
transcurso de las experiencias: fue observado también
fuera de las condiciones del laboratorio; concluida la mis-
422 IvÁN PETBOVICH PAVLOV

ma y en los días siguientes, el animal presentaba un as-


pecto enfermizo. Ya no se mostraba cariñoso con el ayu-
dante del laboratorio ni con el experimentador. Su marcha
era indolente. Se observó que comenzaba a renquear, aun-
que en forma leve, con las extremidades posteriores, si
bien no presentaba ningún fenómeno patológico visible
en la esfera motriz. Por último comía peor aun.
Esta marcada modificación del comportamiento del
animal, surgió en el curso de la experiencia del 19 de
diciembre, inmediatamente después del esbozo de la rup-
tura, en el momento de la transformación del significado
de señalización condicionada del timbre N" 2.
Dos días después, durante la experiencia del 21 de
febrero, el estado neurótico continuó, tanto en el com-
portamiento general como en la experimentación. En este
caso se comprobó, además de la ausencia de la transfor-
mación del significado de señalización de los timbres, una
perturbación de la respuesta precisa del animal al metró-
nomo y por primera vez se observó la desinhibición de
la reacción motora condicionada al timbre inliibidor N"
3. En ese día, el animal, la mayor parte de las veces res-
pondía a los estímulos condicionados, refugiándose bajo
la mesa de experiencias y rehusando trabajar y alimen-
tarse.
Antes de la experiencia, el animal permanecía acu-
rrucado en un rincón de la perrera, "hecho un ovillo".
Contrariamente a sus hábitos, no se aproximó ante el lla-
mado del experimentador y no hizo más que mover la
cabeza, sin mover la cola. Llevado al laboratorio por el
ayudante, marchó con indolencia, con la cabeza gacha y
en lugar de acostarse en su sitio habitual, se refugió in-
mediatamente bajo la mesa de experiencias. Cuando se le
arrojó un pedazo de pan, salió de su escondite para co-
merlo y volvió luego a él. Las órdenes repetidas para ha-
cerle ocupar el lugar de costumbre, no fueron cumplidas.
El perro fue entonces conducido por el ayudante al rincón
donde se acostaba habitualmente y la experiencia co-
menzó.
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 423
C U A D R O N9 3
DJOULBARS P R O T O C O L O N " 84 21-11-1949

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1 15-20 223 Metrónomo 120 6 15 — + Permanece acostado


en el lugar; al ca-
bo de 5 segundes,
al oir el ruido de
la batea, va len-
tamente hacia la
cabina N? 1 y la
abre con dificultad.
2 2 38 Timbie N"? 1 1 15 — + Va lentamente hacia
la cabina N? 1,
después a la N? 3
y luego a la N9 2.
3 2 142 Luz 1 4 + + Va de inmediato a Ja
cabina N? 3.
4 2 104 Timbre N? 3 5 8 — + Permanece en su lu-
gar; después de 5
segundos, abre la
cabina N? 1.
5 2 224 Metrónomo 120 3 7 + + Se levanta con indo-
lencia, abre la ca-
bina N9 1.
6 2 222 Metrónomo 60 — — + — Permanece en su lu-
gar.
7 2 25 Timbre N? 3 1 9 — + Abre la cabina N? 2,
después la N ' 1.
8 2 26 Timbre N"? 3 1 9 — + Se arrastra bajo la
mesa de experien-
cias y no sale de
alli pese a las ór-
denes r e p e l i d a s
Rehusa el trabajo
y la comida.
424 IvÁN PETROVICH PAVLOV

En las experiencias ulteriores, la "ruptura" de la ac-


tividad reflejo-condicionada continuó. El animal rehusaba
con frecuencia la comida durante el curso de la expe-
riencia, y se esforzaba por abandonar el gabinete. En el
momento de aplicar los estímulos sonoros condicionados,
su inquietud aumentaba en forma visible. Cuando sona-
ban los timbres, se aproximaba al experimentador como
si buscara cerca suyo una defensa contra las dificultades
que enfrentaba su sistema nervioso; le lamía las manos,
se deslizaba bajo la mesa y no salía de allí, pese a las
órdenes y ruegos del experimentador. La ruptura persis-
tió durante varios meses.
Si resumimos nuestras experiencias con vistas a la
ruptura de la actividad nerviosa superior, realizadas ^n
condiciones naturales en el perro Djoulbars, podemos des-
tacar;
1) Con anterioridad a estas experiencias propiamen-
te dichas, hemos observado durante varios meses refle-
jos condicionados estables a cinco estímulos condicionados
positivos, así como dos diferenciaciones, realizándose to-
dos estos reflejos condicionados con precisión y rapidez,
sin movimientos inútiles, con un período de latencia mí-
nimo.
2) En este período, el comportamiento general del
perro en el curso de la experiencia, traducía calma y em-
peño. Después de realizar su carrera hacia una cabina —en
respuesta a un estímulo condicionado—, y una vez que
comía el pan, retornaba de inmediato a su punto de par-
tida, se sentaba o acostaba y esperaba con tranquilidad
el estímulo condicionado siguiente.
3) Con el propósito de provocar la "ruptura" de la
actividad reflejo-condicionada del animal, llevamos a cabo
una serie de experiencias por los medios clásicos de la es-
cuela del académico I. P. Pavlov: "choques" de estímulos
positivos y negativos; sobrecarga del proceso inhibitorio al
prolongarse el tiempo de la acción de los estímulos con-
dicionados de diferenciación; ensayo de una "transforma-
Los REFLEJOS CONDICIONADOS 425

ción" del significado de señalización de los estímulos con-


dicionados y modificación del estereotipo de la experiencia.
4) Se pudo esbozar así, por primera vez, una "rup-
tura" parcial de la actividad reflejo-condicionada del perro
en el proceso tendiente a la transformación de los estímu-
los condicionados representados por los metrónomos. Esta
perturbación se manifestó en forma de una inercia pato-
lógica del proceso inhibitorio, por la imposibilidad de trans-
formar el metrónomo inhibidor en estímulo condicionado
positivo, pese a su esfuerzo al acompañarlo con la comida
—repetido más de un centenar de veces—.
La transformación inversa de los metrónomos, después
del restablecimiento de su significado de señalización ini-
cial, curó el "punto" enfermo correspondiente a dicho es-
tímulo.
5) En el curso del proceso de transformación del sig-
nificado de señalización de dos timbres positivos —timbre
N? 1 y timbre N' 2—, en lo que concierne al cambio de
dirección de la reacción motora condicionada —ya que el
lugar de refuerzo por el estímulo estaba desplazado—, se
produjo en el animal una prolongada ruptura de la acti-
vidad reflejo condicionada, acompañada de una pertur-
bación de casi todos los reflejos condicionados elaborados
en el curso de la experimentación natural, de un rechazo
del alimento y de una modificación global de la conducta
del perro.
De esta manera, nuestros trabajos muestran que es
posible producir experimentalmente una ruptura de la ac-
tividad nerviosa superior en condiciones en las cuales se
conserva la libertad del perro; posibilidad ésta que era
rechazada por algunos autores extranjeros y por nuestro
compatriota, el fisiólogo y académico I. T. Beritov.
Dichos autores —Anderson, Liddel, etc.—, pretenden
rebatir las enseñanzas de I. P. Pavlov sobre las neurosis
experimentales y niegan su valor en la clínica. Según ellos,
las neurosis provocadas en los animales por el método de
Pavlov, sobre la mesa de experiencias, no constituyen un
426 IvÁisr PETROVICH PAVLOV

verdadero trastorno dinámico de los procesos corticales,


consecutivo a influencias funcionales y nocivas que actúan
sobre el sistema nervioso. Las perturbaciones motrices pro-
vocadas por la ruptura de la actividad nerviosa superior,
se deberían únicamente, según ellos, al hecho de que el
animal atado sobre la mesa de experiencias, se esforzaría
por liberarse de las ligaduras que traban su libertad. Di-
chos autores tratan de mantener esta tesis, ante la im-
posibilidad, con que siempre han tropezado, de producir
experimentalmente una "ruptura" de la actividad nerviosa
superior en los animales, cuando éstos no se hallan en
la mesa de experiencias, sino libres. Nuestras observa-
ciones desmienten las suyas. Hemos obtenido una ver-
dadera neurosis experimental, según la concepción pav-
loviana, con los métodos que fueron aplicados por éste y
sus discípulos sobre la mesa de experiencias y que nos-
otros hemos aplicado estando el animal en libertad de
movimiento.
Conclusiones

1) Se puede provocar en los perros una neurosis ex-


perimental al nivel de la esfera motriz, hallándose los
mismos en condiciones de libertad de movimiento.
2) Estas perturbaciones se manifiestan por la rup-
tura de los reflejos motores alimenticios condicionados
elaborados y por la modificación del comportamiento gene-
ral del animal, por su rechazo del alimento.
3) Nuestros datos constituyen un desmentido a las
concepciones idealistas de toda una serie de autores ex-
tranjeros —Fulton, Liddel, Anderson, etc.—, quienes con-
sideran imposible la obtención de una ruptura experimen-
tal en condiciones naturales de experimentación.
4) Nuestros datos confirman que las leyes básicas
del desarrollo de las neurosis experimentales, establecidas
por la escuela del académico I. P. Pavlov, se aplican ple-
namente al producir una ruptura de la actividad nerviosa
superior en los perros, en el curso de la experimentación
en condiciones naturales.

I. M. AFTER.
Í N D I C E

Prólogo a la edición original 7


Psicología y psicopatología experimental en los animales 13
•La psiquiatría como auxiliar de la fisiología de los gran-
des hemisferios 33
Sobre la llamada hipnosis de los animales 43
Relaciones entre la excitación y la inhibición. Delimitación
entre ambas y neurosis experimental en los perros 45
Estado normal y patológico de los grandes hemisferios .. 59
El tipo inhibido de sistema nervioso de los perros 7 73
Fases de transición entre el estado de vigilia y el sueño
completo del animal (fases hipnóticas) 83
Distintos tipos de sistema nervioso. Estados patológicos de
los grandes hemisferios consecutivos a influencias
funcionales sobre los mismos 107
Estados patológicos de los grandes hemisferios, consecutivos
a influencias funcionales que actúan sobre ellos .. 129
Aplicación al hombre de dato3 experimentales obtenidos
en los animales 155
Concepción fisiológica de los tipos de sistema nervioso,
llamados también temperamentos 175
Algunos problemas de la fisiología de los grandes hemis-
ferios 187
•Excursión de prueba de un fisiólogo en el dominio de la
psiquiatría 193
Neurosis experimental 201
Sobre las neurosis del hombre y del animal 205
Ejemplo de una neurosis provocada en forma experimental
en un perro de sistema nervioso débil y su curación 209
Sobre la fisiología del estado hipnótico del perro 215
•Fisiología de la actividad nerviosa superior 231
Ensayo de comprensión fisiológica de la sintomatología de
la histeria 249
Los sentimientos de posesión —"les sentiments d'empri-
se"—, y la fase ultraparadojal 277
Ensayo de comprensión fisiológica de la neurosis obsesiva
y de la paranoia 283
•Tipos generales de actividad nerviosa superior de los ani-
males y del hombre 301
• Patología experimental de la actividad nerviosa superior 331
"El reflejo condicionado 353
Los tipos de la actividad nerviosa superior en relación con
neurosis y psicosis, y mecanismo fisiológico de los
síntomas neuróticos y psicóticos 363

APÉNDICE

La importancia de los trabajos de I. P. Pavlov en el do-


minio de la psiquiatría 371
Datos relativos a la producción de una ruptura experi-
mental de la actividad nerviosa superior en los pe-
rros, en condiciones naturales de experimentación 411
Conclusiones 427
Este libro
se terminó de imprimir el
20 de febrero de 1960,
en los t a l l e r e s de la
Imprenta Letras S. A.
La Paz 1829, para
EDICIONES PUEBLOS UNIDOS
Colonia y Tacuarembó
MONTEVIDEO-UHUGUAY

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