Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SUMA TEOLÓGIC A
traducida directamente del lalin
pon
R. P. M A N U E L M E N D Í A ,
COK LA C OLABORAC IÓN DEL
R. P. POMPILIO DÍAZ,
Frofesorce de ciencias matemáticas,filosóficasy naturales en las Eeeaelae Fias,
T O M O V
MADRID
N I C O L Á S M O Y A , E D I T O R
LIBRERIA IMPRENTA
Cúrrelas, 6 Garcilnfco, 6
1883
j^ERMISO D E L ^ M M O , J3EÑOR j ^ A R D E N A L ^LRZOBISPO D E .J" O L E D O,
JÍICETO pOMEZ DE J 3 A L U G E R A
PRO-SECRETARIO.
Al terminar la traducción al castellano de la obra que mereció la señalada honra de estar junto
á los libros Sagrados en el Santo Concilio de Trento como para servir de consulta y decisión en
muchos de los puntos teológicos que en él se definieron, no podemos menos de hacer una ligera
reseña de las dificultades y obstáculos que hemos tenido que vencer durante la publicación de la
Suma Teológica del Dr. Angélico.
En primer lugar, fué nuestro ánimo hacer una traducción, no tan literal como la que hemos
publicado, creyendo que podríamos fácilmente, conservando la idea del Santo Autor, dar una
forma á la versión que la hiciera más atractiva y acomodada al carácter de nuestro idioma. Desis-
timos de este deseo por consejos de personas entendidas, las que nos hicieron ver la conveniencia
de conservar la forma y estilo escolástico de la obra, así como la precisión y tecnicismo de sus
términos y frases, prefiriendo más bien que se nos tache de demasiado literales en la traducción,
que de poco fieles en ella. Este inconveniente quedó á salvo con las eruditas y bien escogidas notas
puestas á la traducción, y que son debidas á los PP. Escolapios Pompilio Diaz y Manuel Mendia,
y álos Sres. Presbíteros D. Manuel Chacón Guzquez, D. Francisco González, D. Manuel Llau-
der y D. Diego García.
El no haberse terminado la publicación tan pronto como hubiéramos deseado, reconoce por
causa enfermedades y muerte de algunos de los señores que han tomado parte en ella. El primero
que falleció fué D. Francisco González, uno de los censores nombrados por S. E. R. el señor Car-
denal Arzobispo de Toledo. Poco tiempo después el R. P. Mendía cayó gravemente enfermo, no
pudiendo á causa de este accidente continuar ocupándose en la revisión y anotación de que se
hallaba encargado exclusivamente, por no haber podido ayudarle el R. P. Pompilio, quien sólo
anotó una parte del tomo primero, según manifestamos en las advertencias insertas en el mismo;
habiendo continuado estos trabajos, primeramente el Sr. Chacón y después los Sres. Llauder y
García. La enfermedad que aquejaba al R. P. Mendía, después de largos y continuos sufrimientos,
le condujo al sepulcro en el mes de Agosto próximo pasado.
También deploramos la muerte de tino de los editores, el Sr. Plaza, ocurrida en el año pasado
de 1882 , así como lá de un escribiente; de manera que tales acontecimientos han sido causa del
retraso en la publicación, y de que esta no aparezca con aquella unidad en la parte de revisión y
anotacion, que hubiera tenido á no haber ocurrido los hechos mencionados. A pesar de todo, no
podemos menos de manifestar nuestro sincero agradecimiento á los señores que han tomado parte
en estas tareas, tan bien desempeñadas por ellos, y que noble y espontáneamente se han prestado
á continuar los trabajos de que se hallaba encargado el R. P. Mendía, así como al R. P. Ramón
Martínez Vigil, Procurador general de los RR. Dominicos en Madrid, á cuya amabilidad debe-
mos la notable introducción que escribió para esta obra.
Y por riltimo declaramos, que cualquiera equivocación de frase ó de concepto en que hayamos
incurrido, ó que se haya escapado en el examen y revisión de esta traducción, que altere el verda-
dero y genuino sentido del original, la damos por rectificada, y nos sometemos en esto y en todo
lo demás al juicio y decisión de la iinica maestra que reconocemos, y que es nuestra santa madre la
Iglesia Católica Apostólica Romana, á la cual también sometemos ahora y siempre nuestro humilde
trabajo, deseando que este primer ensayo sirva de estímulo para que otras personas más versadas
y entendidas en la ciencia divina, cual es la Sagrada Teología, reina de todas las ciencias, como la
llama el clásico Cervantes, continúen los trabajos sobre una obra, que merece ser conocida de todos
VIII
los que se dedican á esta clase de estudios y por los filósofos modernos, y en la que se encontrará
demostrada la armonía que existe entre la fe y la razón, pues si bien la última es inferior á la
primera, esta no es contraria á la segunda, sino más bien su guía y su luz, puesto que siendo la
fe un don de Dios, y la razón obra del mismo Dios, no cabe contradicion entre dos obras divinas
destinadas para el bien y la felicidad de la criatura racional, hecha á imagen y semejanza del
mismo. Esto se demuestra de una manera evidente en la Suma Teológica del Ángel de las
escuelas, pues abundan en ella los argumentos de razón para probar las tesis que se propone,
sin prescindir de la autoridad divina de los libros santos y la palabra revelada de Dios, que es la
fe que tenemos en él por ser la verdad infalible que ni puede engañarse ni engañarnos. Es la obra
del Santo Doctor una verdadera cadena de proposiciones tan íntimamente enlazadas, que es pre-
ciso, admitida una, admitirlas todas, ó negada una, negar asimismo las demás.—Encomendamos
la traducción á la benevolencia de los lectores, y rogamos á Dios produzca los frutos y resultados
que le pedimos para él bien y felicidad de todos los que la lean con puro y recto espíritu, seguros
de que en esta obra hallarán la verdad para el entendimiento y el verdadero afecto para mover su
corazón hacia Dios, que es bendito sobre todas las cosas por los siglos de los siglos.
DE LA
SUMA TEOLÓGICA
DEL
CUESTIÓN PRIMERA.
1.° Se define convenientemente? 2.° La contrición es acto de virtud ? 3.° La atrición puede hacerse
contrición ?
(1) En la Introducción de esta obra queda dicho lo que dio En cuanto al doctor español diremos que el papa Sixto IV so-
margen á este Suplemento. Escrito había e l Santo Doctor las metió al examen de s u doctrina á D. Pedro Carrillo, arzobispo
noventa cuestiones de la 3.° parte de la Suma, cuando, impe- de Toledo. Este prelado juntó en Alcalá cincuenta y dos teó-
dido por s u temprana muerte, fué preciso dejar incompleta logos y canonistas para cumplir s u cometido y allí compare-
tan interesantísima parte de su obra. Para llenar este vacío, ció ademas el mismo Pedro de Osma para vindicarse. Vano
pensóse en la misma doctrina del Santo y en efecto, con l o empeño. El cardenal Carrillo, siguiendo el dictamen unánime
que dijo en la esposicion del libro de las Sentencias, se com- de la Junta y en virtud de la autoridad apostólica de que se
pletó la 3 . parte de la Suma, en forma y con nombre de S u -
a
hallaba investido, condenó los siete principales errores que
plemento. (Nota do D. Diego Isidoro y García, presbítero, al cual se le inculparon. Con él murieron igualmente sus errores;
pertenecen todas las de este Suplemento.) pues es timbre de nuestra patria la repulsión con que siempre
(2J En este artículo quedan impugnados los errores de fué mirada la herejía, hasta el punto de que, y sin citar otros
Wiclef, Pedro de Osma y Lulero acordes en negar la confe- hechos, veamos en el presente caso á la universidad de Sala-
sión por bastar, según ellos, para la remisión de los pecados, manca quemando la misma cátedra en que se sentó Osma,
la contrición, d e l modo que ellos la entendían. Los concilios como profesor de prima de teología que desde ella esplicara.
(Véase á D. Vicente de la Fuente, Historia eclesiástica, t. n ,
de Constanza y Trento se encargaron de condenar las doctri-
página-152).
nas del hereje ingles y las del patriarca del protestantismo.
SUMA TEOLÓGICA.—TOMO Y .
1
CUESTIÓN I. ARTÍCULO I.
necesarias para que se remita la pena cia, por eso se manifiesta en la predicha
que no fue remitida en la contrición. definición, en cuanto es acto de virtud,
Pero algunas veces se remite toda la en que se designa su género, esto e s , el
pena en la contrición. L u e g o no es nece- dolor, y el objeto en que se dice por los
sario siempre que el contrito tenga pro- pecados; y la elección que se requieres
pósito de confesar y de satisfacer. para el acto de la virtud, al decirse t o -
Por el contrario : es preciso atenerse mado (assumptusJ.Mas en cuanto es par-
á la definición precedente. te del sacramento, en que se designa el or-
Conclusión. Esta definición es conve- den de esta parte del sacramento con las
niente. otras partes, cuando se dice con propó-
Responderemos que, como se dice sito de confesar y de satisfacer (1). T a m -
(Eccli. 1 0 , 1 5 ) , el principio de todo pe- bieu se encuentra otra definición que
cado es la soberbia, por la cual el hom- define la contrición, según que es acto
bre adhiriéndose á su propio sentido, se de virtud solamente; pero se agrega á
separa de los preceptos divinos ; y por la predicha definición la diferencia que
esto es preciso que lo que destruye el contrae á la misma á una virtud especial,
pecado, haga separarse al hombre de su esto es, á la penitencia. E n efecto se dice
propio sentido. Mas el que persevera en que « la contrición es el dolor voluntario
el s u y o , es llamado por analogía rígido j> por el pecado que castiga en sí lo que
y duro ; á la manera que se llama duro » se duele haber cometido », pues en lo
en las cosas materiales lo que no cede al que se añade que castiga, se contrae á
tacto ; por consiguiente se dice que un una virtud especial. Encuéntrase tam-
individuo se rompe, cuando es separado bién otra definición de San Isidoro ( D e
de su propio sentimiento. Mas entre la sum. bono, 1. 2 , c. 12) cual e s : la con-
fracción y división en partes pequeñas, ó trición es la compunción y humildad de
contrición en las cosas materiales, de las la mente acompañada de lágrimas, que
que se toman estas espresiones para apli- procede del recuerdo del pecado y del te-
carlas á las cosas espirituales, hay esta mor del juicio. E s t a definición indica la
diferencia como se dice (Meteor. 1. 4, c. razón del nombre al decir humildad de
12 y 9 ) , cual e s , que se dicen romperse la mente; porque, así como por la sober-
algunas cosas, cuando se dividen en gran- bia se hace uno rígido (ó terco) en su
des partes, mientras que se dice que es- propio sentido, así también se humilla,
tán hechas pedazos pequeños ó tritura- porque al estar contrito, se separa de ese
das, cuando lo que én sí era sólido se mismo sentido. Expresa asimismo su
reduce á partes muy pequeñas. Y puesto modo exterior por estas palabras ; acom-
que para el perdón del pecado se requiere pañada de lágrimas; y el principio de
que el hombre abandone totalmente el contrición al decirse, que proviene del re-,
afecto del pecado, el cual tenía por cierta cuerdo del pecado etc. Otra da San A g u s -
continuación y solidez en su propio sen- tín (implic. sup. Psalm. 46) que designa
tido ; por eso aquel a c t o , por el que se el efecto de la contrición, cual es : la
perdona el pecado, se dice contrición por contrición es el dolor que perdona el pe-
semejanza. E n esta contrición pueden cado. Otra se toma de las palabras de
considerarse varias c o s a s , á saber : la San Gregorio (hom. 22 in E z e c h . port.
sustancia misma del acto, el modo de med. t. n ) que es : contrición es la hu-
obrar, el principio y el efecto ; y según mildad del espíritu que aniquila el pe-
esto se encuentran diferentes definicio- cado entre la esperanza y el temor. Y
nes acerca de la contrición ; porque en esta definición indica la razón del nom-
cuanto á la sustancia misma del acto se bre al decir, que la contrición es la hu-
da la predicha definición ; y puesto que mildad del espíritu, su efecto, cuando
el acto de contrición es acto de virtud, dice, que aniquila el pecado, y su origen,
y es parte del sacramento de la peniten- al decirse entre la esperanza y el temor;
(1) No se olvide que el Santo habla con personas que en- dada la palabra dolor; y como esto no basta para constituir
tienden de filosofía ; y sabido es que la definición, para que dolor con relación á la penitencia, por eso añade la última di-
sea adecuada, debe constar de género próximo y última dife- ferencia ó sea el objeto del dolor, que en el presente caso son
rencia- A l género, dice el Santo, pertenece en la definición los pecados, pro peccatis.
CUESTIÓN I. — A R T Í C U L O II. 3
(1J « El atrito, diee el cardenal Cayetano, está en camino ^ la doctrina de Lutero, que condenaba la contrición cuando
» para la contrición, » que es lo mismo que indica el angélico procedía de la atrición. Ó en otros términos, que el temor del
Doctor. .infierno y la contrición que de esa consideración se seguía,
(2JE1 concilio de Trento nos enseña que la contrición im- v u e l v e n al hombre hipócrita y mayor pecador. El santo Con-
perfecta es un don de Dios y un impulso del Espíritu Santo, cilio anatematizó esta doctrina en el canon 5, sess. 14.
con cuyo auxilio viam sibi aú justitiam yarat; se prepara á la (4) El Santo Doctor y con élSuarez (q. 4 5 , disp. B.°sec. t. 3)
justificación. Ledesma (sobre este artículo de la Suma) y otros muchos teó-
(3) Queda, pues, en este artículo previamente impugnada logos responden negativamente.'
CUESTIÓN II.
Objeto de la contrición.
Trataremos del objeto de la contrición en los artículos siguientes : l.° El hombre debe estar con-
trito de las penas? — 2.° Del pecado original ?— 3.° De todo pecado actual cometido? — 4.° Del pecado
actual que ha de cometerse? —5.° Del pecado ajeno?— 6.° De cada uno de los pecados mortales ?
(1) La sentencia negativa es común entre los teólogos. (2) «Hablando en propiedad, dice el Santo Doctor (en la
E l concilio (le Florencia, al aprobar el Decreto de Eugenio IX » p. ni, c. S4, art. 2.° ad 3) nos arrepentimos solamente de lo
more los Armenios, dijo lo propio, escluyendo la pona de la de- •a con nuestra voluntad hemos cometido. » Infiérese por consi-
finición que dio de ia contrición.' Después de este concilio guiente que el objeto de la contrición no puede ser la pena,
vino el Tridentino, que tampoco mencionó la pena al definir puesto que de ningún modo es voluntaria.
esta virtud, en la sess. 14, cap. 4 ,
ü
6 C U E S T I Ó N I I . — A R T Í C U L O S II Y III.
también se mueve á dolerse de algo por sustancia del acto solamente, porque de
el mal que de ello es consiguiente. esto no tiene razón de m a l , ni tampoco
por razón de la deformidad solamente,
ARTÍCULO I I . - r - i - a contrición debe s e r porque esta no designa por sí la natura-
d e l pecado original ? (1J leza de la culpa, sino que algunas veces
importa la pena. D e b e ser sin embargo
1.° Parece que la contrición debe ser la contrición, acerca del pecado en cuanto
del pecado original; porque debemos es- imj>orta deformidad proviniente del acto
tar contritos del pecado actual, no por de la voluntad, y esto no existe en el
razón del acto, en cuanto es cierto ente, pecado original, y por eso no hay'con-
sino por razón de la deformidad, puesto trición de él.
que el acto según su sustancia es cierto D e la misma manera debe decirse al
bien y viene de Dios. Pero el pecado 2.° porque la separación de la voluntad
original tiene deformidad, como también es á la que se debe la contrición.
el actual. L u e g o debemos igualmente
estar contritos de él. ARTÍCULO I I I . — Bebemos tener con-
2.° Por el pecado original fué sepa- trición de todo pecado actual ? Í3)
rado el hombre de D i o s , puesto que su
pena era la carencia de la visión divina. 1.° Parece que no de todo pecado ac-
E s así que á cada cual debe desagradar tual cometido por nosotros debemos te-
el haber sido separado de Dios. L u e g o el ner contrición, porque los contrarios se
hombre debe disgustarse de] pecado ori- curan por sus contrarios. Pero ciertos pe-
ginal ; y en tal caso debe tener contri- cados se cometen por medio de la triste-
ción de él. za, como la acidia y la envidia. L u e g o
Por el contrario: la medicina debe ser la medicina de ellos no debe ser la tris-
proporcionada á la enfermedad. M a s el t e z a , que es la contrición, sino el gozo.
pecado original se contrajo sin nuestra 2.° L a contrición es el acto de la vo-
voluntad. L u e g o no se requiere que por luntad que no puede ser de lo que no
medio del acto de la voluntad, que es la está sujeto al conocimiento. Mas hay
contrición, seamos purificados del mismo. ciertos pecados que no tenemos en el co-
Conclusión. No puede darse contrición nocimiento, como los olvidados. L u e g o
del pecado original, propiamente hablan- de ellos no puede haber contrición.
do, sino solo desagrado 6 dolor. 3.° Por la contrición voluntaria se
R e s p o n d e r e m o s , que la contrición es borran aquellos pecados que se cometen
el dolor, como se ha dicho ( C . 1, a. 1 y 2 ) , por la voluntad. Y la ignorancia des-
que mira y que en cierto modo quebranta truye lo voluntario, como consta por el
la dureza de la voluntad. Por lo tanto so- Filósofo (Ethic, 1. 3 , c. 1). L u e g o la
lamente puede tener por objeto aquellos contrición no debe ser de las cosas que
pecados que nos provienen por la du- suceden por ignorancia.'
reza de nuestra voluntad. Y puesto que 4.° N o debe haber contrición de aquel
el pecado original no ha sido producido pecado que no se quita por ella. Pero cier-
por nuestra voluntad, sino contraído por tos pecados no se quitan por la contrición,
el origen de la naturaleza viciada; por como los veniales, los cuales permanecen
eso no puede haber contrición, propia- aun después de la gracia de la contri-
mente hablando, de este pecado, sino so- ción. L u e g o la contrición no debe ser de
lamente el desagrado ó dolor ( 2 ) . todos los pecados pasados.
A l argumento 1." diremos que la con- Por el contrario: la penitencia es la
trición no es del pecado, por razón de la medicina contra todos los pecados actua-
fí) Debemos sentir naturalmente haber nacido con este pe-
(1) La contrición, según el santo concilio de Trento, se de- cado, ¡lijos de ira, como dice el Apóstol : y hemos de procurar
fine : Animi dolor et detcstatio de peccalo commisso, cum proposito también extinguir ó atajar las consecuencias que en nuestra
non peccandi de calero (sess. 1-4, cap. 4). Ni en esta definición,
naturaleza produjo ; pero nunca podremos tenet* contrición de
ni en s u análoga del concilio de Florencia, vése palabra al-
guna por donde pueda inferirse que debamos dolemos del pe- un pecado, en cuya comisión no intervino nuestra voluntad.
cado original. Si pues, eí pecado original, como tal pecado, (3) El Santo Doctor responde afirmativamente ; y los conci-
no está, por ejemplo, cometido por este niño que le tiene, si- lios citados, al definir la contrición, espresaron la misma doc-
gúese que la definición dada no le comprende. Así discurre trina, pues solo hablan del pecado cometido, sin distinción de
el cardenal Cayetano sobre este artículo. ningún género.
CUESTIÓN II. — ARTÍCULOS III Y IV. 7
(1) Como sucede en el pecado venial. no podemos recordar qué pecado es el cometido.
(2) Como, por ejemplo, en la acidia, que es tristeza del bien (4) Lo mismo enseñó después el sanio concilio de Tren to-
d i v i n o , cerno en la envidia, que es tristeza del bien ajeno. en la sess. 14, cap. 5.
(3) Sucede en efecto que nos acordamos haber pecado ; pero (5) Consúltese lo dicho en la l . - 2 . K , c. G, a. 8,
a
8 CUESTIÓN II.—ARTÍCULO IV.
ARTÍCULO I V . — »ci»e « n o estar con- tos propios, siguen el movimiento del pri-
trito de los pecados futuros t ([) mer orbe. Pero en todas las virtudes mo-
rales el primer motor es la misma pru-
1.° Parece que también debe alguno dencia que se llama directiva de las vir-
estar contrito de los pecados futuros; tudes. Por lo tanto, cualquiera virtud
porque la contrición es el acto del libre moral con movimiento propio tiene algo
albedrío; y el libre albedrío se estiende del movimiento de la prudencia. Y por
más á las cosas futuras que á las pasa- eso, siendo la penitencia cierta virtud mo-
das, puesto que la elección, que es acto ral, puesto que es parte de la justicia, es
del libre albedrío es acerca de los futu- consiguiente con el acto propio el movir
ros contingentes, como se dice (Ethic. miento de la prudencia. Pero su acto
1. 3 , c. 2 y 3). L u e g o la contrición es propio está en el objeto propio, que es el
más de los pecados futuros que de los pecado cometido. Por consiguiente su
pasados. acto propio y principal, es decir, la con-
2.° E l pecado se agrava por el efecto trición, según su especie, se refiere sola-
consiguiente ; por lo que dice San J e r ó - mente al pecado pasado; y por conse-
nimo (lo mismo dice San Basilio in lib. cuencia se refiere al pecado futuro, (2)
D e vera Virginit), que la pena de Arrio según que tiene unido algo del acto de la
no está aún determinada, porque aun es prudencia; y , sin embargo, no se mueve
posible que algunos caigan por su here- al futuro según la naturaleza de la propia
jía , cuya caida aumente su castigo; y lo especie. Y por esto el que está contrito
mismo sucede con aquel que es juzgado se duele del pecado pasado y se precave
homicida, si hiere mortalmente, aun an- del futuro. Pero no se dice que la contri-
tes de que muera el herido. Pero en aquel ción tiene por objeto el pecado futuro,
intervalo que media debe el pecador es- sino más bien la precaución, que es una
tar contrito del pecado. L u e g o no sola- parte de laprudencia unida á la contrición.
mente debe deplorarle según la canti- A l argumento 1.° diremos, que se dice
dad que tiene por el acto p a s a d o , sino que el libre albedrío tiene por objeto los
también por la que tiene por el futuro; contingentes futuros, según que es de los
y en este caso la contrición mira al actos, pero no según que es acerca d é l o s
futuro. objetos de los actos, puesto que el hom-
Por el contrario: la contrición es parte bre puede meditar por el libre albedrío
de la penitencia. Pero la penitencia siem- sobre las cosas pasadas y necesarias; sin
pre mira á las cosas pasadas. L u e g o tam- embargo, el acto mismo de la medita-
bién la contrición, y así no es del pecado ción, según que cae bajo el libre albe-
futuro. drío, es contingente futuro. Y así tam-
Conclusión. Siendo la contrición el bién el acto de la contrición es contin-
acto principal de la penitencia, cuyo ob- gente futuro, según que cae bajo el libre
jeto propio es el pecado antes cometido, si- albedrío; pero su objeto puede ser pa-
gúese que no puede recaer sino sobre los sado.
pecados pasados propiamente hablando; y A l 2.° que aquel efecto consiguiente,
acerca de los pecados futuros solo los pre- que agrava el pecado, ya precedió en el
cave, en cuanto para ello está asociada de acto como en la causa, y por lo tanto
la virtud de la prudencia. cuando ha sido cometido tuvo toda su
E e s p o n d e r é m o s , que en todos los mo- gravedad y por efecto consiguiente no le
tores y móviles ordenados sucede que el aumenta algo en cuanto á la naturaleza
motor inferior tiene un movimiento pro- de la culpa, aunque le aumente en cuan-
pio, é independientemente de este movi- to á la pena accidental en el sentido de
miento sigue en algo el movimiento del que el pecador tendrá muchas razones de
motor superior; como se ve evidente- dolerse en el infierno de los muchos ma-
mente en el movimiento de los planetas les consiguientes de su pecado. E n este
que, independientemente de sus movimien- concepto habla San Jerónimo. L u e g o no
.flj La negativa consta de la misma definición dada por los (2) En el sentido de incluir en sí mismo el proposita de no
concilios de la contrición, la cual recae en el pecado cometido, pecar en lo futuro.
no el que está por cometer.
CUESTIÓN II. — ARTÍCULOS IV' V Y Ví. 0
es preciso que haya contrición sino de los pecados de otros; sin embargo, no es
pecados pasados. preciso que tengamos contrición de ellos,
puesto que no todo dolor del "pecado pa-
ARTÍCULO V . — Debe el hombre tener sado es contrición, como consta de lo di-
contrición del pecado ajeno ? cho (aquí, y a. 2 ) (2).
(1) Nadie aborrece tanto los pecados ajenos, como Jesucristo sacerdotes á que, siguiendo el ejemplo del Apóstol y de Je-
los aborreció. Sin embargo, jamas tuvo penitencia de ellos, remías, lloren {os pecados del pueblo, aunque por aféelo de com-
según queda dicho en la P. IU, c. 7, a. 2. pasión, no como por si propios cometidos : affectu compatiendi, non
(2) Antes que el Angélico Doctor el concilio de Aquisgran actione cbmnüsi.
fcap. 30) había insinuado la misma doctrina, exhortando ít los
lo CUESTIÓN II. — ARTÍCULO VI.
ria; pero en cuanto á su término, basta nita para borrar todos los p e c a d o s , y
una sola contrición para todos. por eso basta uno contra todos ellos.
Responderemos, que la contrición pue- Pero en la contrición se requiere con el
de considerarse de dos m o d o s , á saber, mérito de Cristo el acto nuestro; y por
en cuanto á su principio y en cuanto al lo tanto es preciso que corresponda á
término. Y digo principio de contrición á cada pecado en particular, no teniendo la
la meditación, por la que uno piensa infinita virtud para la contrición. O debe
sobre el pecado, y se duele, aunque no decirse que el bautismo es la generación
con dolor de contrición al menos, con do- espiritual; la penitencia, en cuanto á la
lor de atrición. P e r o el término de la contrición y otras partes suyas, es cierta
contrición es cuando aquel dolor está y a sanacion espiritual por modo de cierta
informado por la gracia. L u e g o en cuan- alteración. Sin embargo, se ve evidente-
to al principio de la contrición, es preciso mente en la generación corporal de al-
que uno esté contrito ( 1 ) de cada uno de guna cosa, que va acompañada de la
los pecados que recuerda ; y en cuanto corrupción, que por una generación se re-
al término, basta que sea una general á mueven todos los accidentes contrarios de
todos; pues entonces aquel movimiento la cosa generada, que eran accidentes de
obra en fuerza de todas las disposiciones la cosa corrumpida ; mientras que en la
anteriores. alteración se remueve solamente un ac-
D e lo espuesto se deduce la contesta- cidente contrario al en que termina la
ción al primer argumento. alteración. D e la misma manera también
A l 2.° diremos, que aunque todos los un solo bautismo borra á la vez todos los
pecados mortales convienen en la aver- pecados, dando vida nueva; mientras que
sión, sin embargo difieren en la causa y la penitencia no borra todos los pecados,
modo de la aversión y en la cantidad de si no se aplica á cada uno de ellos. Por
alejamiento de D i o s y esto es según la consiguiente es preciso tener contrición
diversidad de la conversión. de cada uno de ellos y confesarlos (con
A l 3.° que el bautismo obra en virtud separación) (2).
del mérito de Cristo, que la tuvo infi-
( i j Sobre esta doctrina tenemos tres sentencias, según la Tomás hablaba así, referíase a l a confesión, en la cual necesa-
clasificación de San Alfonso, quien ademas enseña que absolu- riamente se debe recordar cada pecado y cada uno de ellos ir
tamente debe estarse por la negativa. El Doctor Angélico en- acompañado del suficiente dolor al ser confesado.
seña que debe estarse por la misma (en su opúsculo De veri- (2) Sea lo que fuere de la doctrina espucsta en este artícu-
tale, c. 29 a. 5, al 4.") En el presente articulo de la Sumo dis- lo, la consecuencia práctica es, dice el Catecismo Romano que
t
tingue, según se verá en él ; y en la P. III, C. 87, a. 1 está los fieles deben procurar tener dolor de cada uno de los peca-
por la afirmativa, según puede verse en San Alfonso, (1. vi, dos mortales cometidos y á esto se les debe exhortar.
n. 438.) Pero este mismo Doctor asegura que cuando Sanio
CUESTIÓN III.
1." La contrición es el mayor dolor que puede haber en la naturaleza? á.° El dolor de la contrición
puede ser escesivo ? 3." Debe ser ma3'or el dolor de un pecado que el dolor de otro ?
sobre todo ( 1 ) . Otro' dolor existe en la las pasiones de la parte sensitiva, y me-
parte sensitiva, el cual es causado por el diante estas á las afecciones de la ape-
primer dolor ó por la necesidad de la na- titiva superior. D e ahí es que por el
turaleza, según que las potencias infe- dolor sensible ó también por lo nocivo
riores siguen el movimiento de las supe- sensible corren más pronto las lágrimas
riores, ó por la elección, según que el corporales, que por el dolor espiritual de
hombre penitente escita en sí mismo este la contrición.
dolor, para dolerse de sus pecados ; y de A l 3.° que aquel gozo, que el penitente
ninguna de estas dos maneras es preciso tiene de su dolor, no disminuye el disgus-
que el dolor sea el más grande, puesto t o , puesto que no le contraría, sino que
que las potencias inferiores se mueven con le aumenta, según que toda operación se
más vehemencia por sus propios objetos, aumenta por la propia delectación, como
que por la redundancia de las potencias se dice (Ethic. 1. 1 0 , c. 5 ) ; á la manera
superiores ( 2 ) . Y por esto, cuanto la ope- que el que se deleita en aprender alguna
ración de las potencias superiores es más ciencia, aprende mejor, y de la misma
cercana de los objetos de las inferiores, manera el que se alegra del disgusto, le
tanto más siguen el movimiento de estas. tiene más vehemente. P e r o bien puede
Y por tanto, mayor es el dolor en la ser que aquel gozo atempere el dolor por
parte sensitiva por consecuencia de una la razón resultante en la parte sensitiva.
lesión sensible, que lo es el que redunda A l 4.° que la cantidad de la displicen-
. á la misma de la razón ; igualmente m a - cia de alguna cosa debe ser proporcio-
yor es el que proviene de la razón, que nada á la de su malicia. Pero la malicia
delibera sobre las cosas corporales, que se mide en la culpa mortal por aquel
el que redunda de la razón, que considera contra quien se peca, en cuanto es indig-
las 'cosas espirituales. E n su consecuen- na de é l , y por aquel que peca, en cuanto
cia, el dolor pro viniente del pecado en le es nociva. Y puesto que el hombre
la parte sensitiva por la displicencia de debe amar más á Dios que á sí mismo,
la razón no es mayor dolor que los otros por eso debe odiar más la culpa, en cuanto
dolores que residen en esta misma; y es ofensa de D i o s , que en cuanto le es
asimismo ni el dolor que ha sido tomado dañosa. Mas le es nociva principalmente,
voluntariamente, ya porque el efecto in- en cuanto le separa de Dios ; y por esta
ferior no obedece al superior á su albe- parte la separación misma de Dios, que es
drío, de modo que se siga tanta y tal cierta pena, debe desagradar más que la
pasión en el apetito inferior, cual ordena misma culpa, en cuanto esto produce da-
el superior, y a también porque las pasio- ño, puesto que lo que se odia á causa de
nes son empleadas por la razón en los otro, se detesta menos ; pero menos que
actos de las virtudes, según cierta me- la culpa, en cuanto es ofensa contra
dida, que algunas veces no guarda el do- Dios. Empero entre todas las penas dé la
lor, que está sin la virtud, sino que le malicia se considera cierto orden según la
escede. cantidad del daño. P o r lo tanto, siendo el
A l argumento 1.° diremos, que así co- mayor daño el que nos priva del más gran-
mo el dolor sensible resulta de la sensa- de b i e n , entre todas las pen as será la ma-
ción de una lesión, así el dolor interior yor la separación de Dios. H a y también
resulta del conocimiento de algo nocivo. otra cantidad de malicia accidental, que es
Por lo t a n t o , aunque la lesión del pecado preciso considerar en la displicencia, se-
no se perciba por el sentido esterior ; sin gún la razón del presente y del pasado ;
embargo, se percibe ser la máxima según puesto que lo que p a s ó , y a no existe; por
el sentido interior de la razón. lo cual tiene menos razón de malicia y
bondad. D e ahí es que el hombre rehuye
A l 2.° que las modificaciones corpora-
más sufrir algo de ma¡l en el presente ó
les son consiguientes inmediatamente á
(t) 0 como dicen los teólogos el dolor de contrición es con objeto de estar más cierto de su penitencia, ora también
üppreciativé summus, a el mayor en el aprecio.» para satisfacer más plenamente no solo por la culpa sino tam-
(2) Y por esto los teólogos dicen que el dolor de contrición bién por la pena ; y en este sentido deben tomarse las espre-
no se necesita que sea inlensivé summus ael mayor en la inten- siones de los SS. PP. al exigir un dolor sumo. (De Pcenit.
» sidad. » Sin embargo, dice el cardenal Lugo, no negamos la disp. 5, n. 84-87).
conveniencia de que el pecador se duela intensamente, ora
CUESTIÓN III.—ARTÍCULOS I Y II. 13
futuro, que se horroriza del pasado. Por no puede ser demasiado g r a n d e , porque
esta razón ninguna pasión del alma res- ningún dolor puede ser más inmoderado
ponde directamente al pasado, como el que aquel que destruye el propio sujeto.
dolor responde al mal presente, y el temor Pero el dolor de contrición, si es tanto que
al futuro. Y por eso, de dos males pasados, conduce á la muerte ó á la corrupción del
más aborrece el alma aquel, cuyo mayor cuerpo, es laudable; pues dice San A n -
efecto permanece en el presente ó es te- selmo (impl. in 1. Medit.) : « ojala se vi-
mido para el futuro, aunque fuere menor » vifiquen las entrañas de mi alma, de tal
en el pasado. Y puesto que el efecto de » modo que se sequen las médulas de mi
la culpa procedente no se percibe á veces » c u e r p o » , y San Agustín dice (es de
tanto como el efecto de la pena pasada, un autor desconocido entre las obras del
ya porque la culpa es curada más perfec- Santo, de contrit. cordis, c. 10) « s e r
tamente que cierta p e n a , ya porque el » él digno de que se le cieguen los ojos
defecto corporal es más manifiesto que el » llorando ». L u e g o el dolor de contrición
espiritual; por eso también el hombre no puede ser escesivo.
bien dispuesto algunas veces percibe más 2 . E l dolor de contrición procede del
a
Anselmo deseaba que, para alimentar su Conclusión. Siendo Dios más ofendido
devoción, se secase la médula de sus hue- con el pecado mayor que con el menor,
sos , no de una manera material, sino por es evidente que mayor contrición debe
relación á los deseos y á las concupiscen- tenerse del pecado mayor que del menor
cias corporales. Pero San Agustín, aun- Responderemos, que podemos hablar
que se conocía digno de la pérdida de de la contrición de dos maneras : 1 . se- a
los ojos esteriores á causa del pecado, gún que corresponde por separado á cada
puesto que todo pecador no solo es digno pecado, y en este caso, qn cuanto al do-
de la muerte eterna sino también de la lor de la afección superior, se requiere
temporal; sin embargo, quería que le ce- que uno se duela mas del mayor pecado,
gasen los ojos. puesto que la razón del dolor existe más
A l 2.° que aquel razonamiento proce- en uno que en otro, á saber, ]a ofen-
de del dolor qué existe en la razón. sa de Dios ; poi-que cuanto más desorde-
A l 3.° que se funda en el dolor de la nado es el acto, tanto más se ofende á
parte sensitiva. ' D i o s ; igualmente también, debiéndose
mayor pena á mayor culpa, el dolor de
AETÍCULO I I I . — B e b e s e r mayor e l la parte sensitiva debe ser también pro-
dolor de u n pecado que el de otro? porcionado á la gravedad de la culpa, se-
gún que se le impone libremente como
1.° Parece que no debe ser mayor el una pena del pecado que ha cometido.
dolor de un pecado que el de otro; por- Pero según que se produce en la parte
que San Jerónimo (Epist. 2 7 , c. 7) ala- inferior del alma por consecuencia de la
ba á Paula de « que lloraba los menores influencia del apetito superior, la canti-
» pecados como los grandes x>. L u e g o no dad del dolor se considera según las dis-
debe dolerse más de uno que de otro. posiciones de la parte inferior para reci-
2.° E l movimiento de la contrición es bir la impresión de la superior y no s e -
súbito. Pero un movimiento súbito no gún la cantidad del pecado. D e l segundo
puede ser á la vez más y menos intenso. modo puede considerarse la contrición,
L u e g o la contrición no debe ser mayor según que es simultáneamente de todos
de un pecado que de otro. los pecados, corno en el acto de la justi-
3.° L a contrición es principalmente ficación ; y ciertamente esta contrición, ó
del pecado, según que separa de D i o s . procede de la consideración de cada uno
Ahora bien, todos los pecados mortales de los pecados, y en este c a s o , aunque
convienen en la separación, puesto que sea un solo a c t o , sin embargo la distin-
todos destruyen la gracia, con la que el ción de los pecados subsiste virtualmen-
alma se une á Dios. L u e g o de todos los te en el m i s m o ; ó al menos tiene anejo
pecados mortales se debe tener una con- el propósito de meditar cada uno de ellos,
trición igual. y entonces también tiene lugar habitual-
Por el contrario, dícese (Deuter. 2 5 , mente más sobre uno que sobre otro.
2) : según la medida del pecado ( 1 ) será A l argumento 1.° diremos, que Santa
la tasa de los azotes. P e r o en la contri- Paula no es alabada porque se doliese
ción los golpes se miden por los pecados, igualmente de todos los pecados, sino
puesto que la contrición tiene anejo el pro- porque se dolía de los pequeños tanto,
pósito de satisfacer. L u e g o debe haber como si fuesen grandes, comparativa-
más contriccion de un pecado que de otro. mente á otros que se duelen de sus peca-
A d e m a s , el hombre débé estar con- dos ; pero se hubiera dolido mucho más
trito de lo que debió evitar ; y el hombre de los mayores.
debería más evitar un pecado que otro, A l 2.° que en aquel movimiento súbi-
puesto que es más g r a v e , si tuviera la to de contrición, aunque no pueda hallar-
necesidad de cometer uno de los dos. se actualmente una intención distinta
L u e g o de la misma manera debe dolerse correspondiente á los diversos pecados,
más del uno, á saber, del más grave que sin embargo se encuentra en él de este
del otro. m o d o , como y a se ha d i c h o ; y tam-
bién de otro, según que cada uno de los
(1J En la Vulgata se dice Pro mensura yeccali y no tsecitndun
mensuram peccaü. pecados se refiere á la ofensa de Dios
CUESTIÓN 1 1 1 . — ARTÍCULO III. 15
que es el objeto que el que está contrito, duele de que ofende á D i o s , deplora i m -
tiene en vista de su arrepentimiento g e - plícitamente de diferentes maneras sus
neral ; porque el que ama un todo, ama diferentes faltas, según que por ellas
también en potencia sus partes, aunque ofende más ó menos á Dios.
no en a c t o ; y de este modo, según que A l 3.° q u e , aunque todo pecado mor-
se relacionan con el todo, ama á unas tal separe de Dios y quite la gracia, sin
más y á otras menos ; como el que ama embargo, uno aleja más que otro, en
alguna comunidad, ama virtualmente cuanto tiene mayor disonancia por su
más ó menos á cada uno de sus indivi- desarreglo con relación al orden de la
duos, según su orden en el bien común. bondad divina, que otro.
D e la misma manera también el que se
C U E S T I Ó N IV.
Tiempo de la contrición.
Trataremos del tiempo de la contrición sobre lo cual estudiaremos tres puntos: 1.° Toda esta vida
es tiempo de contrición?—2." Es conveniente dolerse del pecado continuamente? —3.° Después de
esta vida las almas tienen contrición de sus pecados?
(1) El Santo Doctor responde afirmando en armonía con" la doctrina establecida en el presente artículoqiieda impugnado
doctrina constante de la Iglesia, la cual en el Concilio de el error de los beguardos y beguinas, herejes del siglo x i v ,
Tiento espresamonte dijo : Vismn. est santal synoáo pracedenti quienes sostuvieron que el hombre perfecto (que, según ellos,
doctrina; de poenitentta adjungere ca qna¡ sequtmtnr de sacramento lo era quien se creyese en- gracia) no debía ejercitarse en la
extrema; nnctionis : quod non modo posnUenUce sed tolius chris- virtud ni consiguientemente en la contrición de sus pe-
lianmmta;, QU.'E PEHPETÜ4 POENITENTU ESSIi DÉ1IET, con- cados .
sitmmativum exislimatum est á Patribns(se8s. í 1, cap. 1.) Con la
16 CUESTIÓN IV.—ARTÍCULOS I Y II.
« donde termina el dolor, falta la peni- eri cuanto tiene fealdad: por lo tanto,
»tencia; y donde falta l a penitencia, nada después que el pecado ha sido perdonado
» queda del perdón». L u e g o parece que, en cuanto á la culpa, no tiene lugar el
siendo preciso no perder el perdón con- pudor ; pero siempre permanece el dolor
cedido, es preciso dolerse siempre del de é l , que no solo se refiere á l a culpa en
pecado. razón dé ser vergonzosa, sino también en
A d e m a s , dícese (Eccli. 5 , 5 ) : del pe- razón del daño anejo.
cado perdonado ( 1 ) no quieras estar sin A l 2.° que el temor servil, que la cari-
miedo. L u e g o el nombre debe dolerse dad echa de s í , es opuesto á la caridad
siempre para tener la propiciación de sus en razón de la servidumbre, puesto que
pecados (es decir, para tenerlos perdo- se refiere á la pena ; y el dolor de la
nados ) . contrición es causado por la caridad,
Conclusión. Retardándose por el pe- como se ha dicho ( C . 3 , a. 2 ) y por lo
cado pasado el curso de nuestra vida ha- tanto no h a y paridad.
cia Dios, durante todo el tiempo de esta A l 3.° que aunque por la penitencia el
vida, debe el hombre arrepentirse y do- pecador vuelva á la gracia primitiva y á
lerse de los pecados pasados. la inmunidad del reato de la pena, j a -
Responderemos, que en la contrición, más , sin embargo, vuelve á l a primitiva
como se ha dicho ( C . 3 , a. 1 ) , hay un dignidad de inocencia : y por tanto,
doble dolor : uno de la razón, que es la siempre queda en él alguna cosa del pe-
detestación del pecado que se ha come- cado pasado.
tido ; el otro de l a parte sensitiva, que A l 4.° que como el hombre no debe
resulta de este. E n cuanto á ambos el hacer mal, para que venga bien, tam-
tiempo de la contrición debe durar toda poco debe alegrarse de los males, puesto
la vida presente, porque tanto tiempo que de ellos provienen ocasionalmente
como uno está en esta vida, detesta las los bienes, obrando la gracia ó providen-
incomodidades que retrasan é impiden cia divina, porque los pecados no fueron
llegar al término del camino. P o r con- causa de aquellos bienes, sino más bien
siguiente, retardando el pecado pasado impedimentos ; pero la divina providen-
el curso de nuestra vida hacia Dios, cia los causó y de ella debe alegrarse el
puesto que no puede recuperarse aquel hombre, mas dolerse de los pecados.
tiempo, que nos había sido señalado para A l 5.° que la satisfacción se considera
correr; es preciso que permanezca siem- según la pena tasada, que se debe apli-
pre en el tiempo de esta vida el estado de car por los pecados; y por lo tanto puede
contrición en cuanto á la detestación del terminarse de manera que no sea pre-
pecado. D e la misma manera también en ciso satisfacer más. M a s esta pena es
cuanto al dolor sensible que como pena principalmente proporcionada á la culpa
es tomado por. la voluntad ; porque, como por parte de la conversión, por la que
el hombre pecando mereció la pena tiene la finidad. E l dolor empero de la
eterna y pecó contra Dios eterno, debe contrición corresponde á la culpa por
permanecer la pena eterna cambiada en parte de la aversión, de la cual tiene
temporal, al menos el dolor en toda la cierta infinidad; por lo que también debe
eternidad del hombre, esto e s , en el es- permanecer siempre la contrición; tam-
tado de esta vida. P o r esto dice H u g o de poco repugna si quitado lo posterior, sub-
San Víctor (tract. 6 Sum. Sent. c. 11), siste lo que es antes.
que « Dios al absolver al hombre de la
» culpa y de la pena eterna, le liga por
A R T I C U L O I I . — E s conveniente dolerse
» el vínculo de la detestación perpetua
continuamente del'pecado ? (2)
» del pecado ».
A l argumento 1.* diremos que la ver- 1.° Parece que no conviene dolerse
güenza se refiere al p e c a d o , solamente continuamente del pecado > pues es con-
(1) E n otras ediciones se dice propiiiatii peccatorum. La Vul- dos. El Real Profeta en el Salmo 0°, esclama : Laboravi inge-
gata sin embargo está, como se pone en el artículo. mitu meo, lavabo per síngalas noeles lectum meum. Y en el Sal-
(2) Lo mismo la Escritura que los S S . PP. nos inculcan la mo 50 ruega al Señor que se compadezca de el, porque inu
npcesidad de dolemos continuamente por los pecados comeü- quitalem mcam, dice ; ego cognosco ct peccatum meum contra me
CUESTIÓN IV.—ARTÍCULOS II Y III. 17
esl semper. Jeremías en sus Lamentaciones ( n , 18) prorrumpe l2) Los teólogos están acordes en afirmar (pues el P. Balle-
en estas palabras : Deduc qitasi lorrentem lacrimas per diem el rini en las anotaciones de Gury prueba que los pocos á quie-
noetem : non des réquiem Ubi, ñeque taceat pupilla ocull tui. San nes se creía contrarios, realmente no lo son) que el precepto
Juan Crisóstomo, en el libro de la Compunción del corazón, de la contrición, por ser afirmativo, no obliga inmediatamen-
dice : « Esto es lo que se nos exige ; que recordemos conti- te después del pecado, como no sea en el artículo de la muer-
» nuamente nuestros males, examinemos nuestro espíritu, te. Fuera de este caso, solo obliga per accidens cuando es n e -
» pongamos ante nuestra vista la conciencia de nuestros h e - cesario cumplir otro precepto que pide el estado de gracia.
i) chos y de ellos supliquemos á Dios nos perdone. » (3) Negativamente responde el Santo Doctor, fundado en
(1) E n otro códice s e l e e : Quatumcumquc homo continué ; en que en la otra vida no es meritoria, n i [satisfactoria, s e g ú n
vez de Quanto magis homo continué qne se pone en esta edición. la doctrina de la Escritura y Tradición. Venit nox, dice el Se-
SUMA TEOLÓGICA,— TOMO V . 2
18 CUESTIÓN IV. — ARTÍCULO III.
después de esta vida, permanece en las nero de la contrición, que -es el dolor;
almas l a caridad, y a en cuanto al acto, 2 . la forma de l a contrición, que es el
a
ñor en el E v a n g e l i o (Joan i x j guando nemo potest operari. Y el tando la Epístola á los Gálatas, dice : a El tiempo de la siem-
Espíritu Santo (Eccies. ix) : Quodcumque faceré potest manas » bra es el presente, es la vida que atravesamos. En esta vida
lúa, instanter operare, quia nee opus, nec ratio, nee sapicnlia, nec » podemos sembrar lo que queramos ; pero en cuanto pase, se
scienlla sunt apud inferos, quo luproperas. S . Jerónimo, comen- » nos privó del tiempo de trabajar. »
CUESTIÓN V.
Efecto de la c o n t r i c i ó n .
1.° La remisión del pecado es efecto de la contrición ? 2.° La contrición puede quitar totalmente el
reato de la pena? 3.° Una pequeña contrición basta para b o r r a r los grandes pecados?
(1) El Santo responde afirmando, y combatió anticipada- la confesión, el apóstata se burló después de ella, como vere-
mente en la doctrina de osle articulo las herejías de Wiclcir mos en la cuestión siguiente.
(como es de ver en el concilio de Constanza, sess. 8.") y de Lu- (2) Esa disposición es necesaria para la justificación ; pero
lero. Este heresiarca formuló su doctrina en toda su repug- sobreentendiéndose siempre, como dice el concilio de Trento,
nante desnudez en el siguiente pasaje inserto en la bula de el deseo de recibir el sacramento. Ipsam nihilominus reconcilia-
León X. (i Por fu contrición no creas que de modo alguno has de ser tionem ipsi contrilioni sino sacramenti voto, quod in illa includitur,
absucllo... Confia si obtienes la absolución sacerdotal y cree firme- non esse adscribendam. (sess. 14) Y lo mismo dice el Santo en
mente que quedas absucl'o y absucllo quedarás, sea lo que fuere de el artículo siguiente al 1.°
la contrición.» INótesc q u e , aun cuando admita en este pasaje
20 CUESTIÓN V. — ARTÍCULOS I Y II.
(!) Para quitar todas las ilusiones que sobre esto pudieran qne afirmen lo contrario.
forjarse, el Tridentino (canon 2 de la s e s s . 13) sabiamente or- (2) Puede suceder, aunque lo general no es eso. Por esto
denó : Ni tantum sacrámcntum (el de la Eucaristía) indigne... definió el santo Concilio: Si quis dixerit lolam posnam simal cuín
sumatur ; statuii atque declaral ipsa sánela synodus illis quos cons- culpa remilti semper á Deo, analhema sil (sess. 1-1, can 12).
cientia peccali mortalis gravai, quantumeumque etiam se contritos (3) Y por esto definió el Tridentino contra los protestantes
existiment, habita copia confessori^, necessario praìtermittendam que : Nullus scire valel certitudiiie fidei cui non potest subesse fal-
esse confessionem sacramentalem. Y c o n c l u y e condenando á los sum, se graliam Dei esse comceulam (sess. v i , cap. 9j.
CUESTIÓN V. — ARTÍCULOS ÍI Y III. 2]
mortal es finita; tiene sin embargo vir- siste en el desagrado del pecado cometi-
tud infinita de la caridad, por la que es do; y este dolor puede ser tan ligero, que
informada, y en este concepto puede va- no baste para razón de la contrición;
ler para borrar la culpa. como en el caso, en que el pecado des-
agradase menos que debía desagradar el
ARTÍCULO I I I . — ¿Kna p e q u e ñ a contri- acto, por el cual se separa del fin : como
clon b a s t a para borrar los grandes peca- también el amor puede ser tan débil, que
dos ? (1J no baste para la razón de la caridad. E l
otro dolor reside en el sentido; y la peque-
1.° Parece que una pequeña contri- nez de él no impide que exista la contri-
ción no basta para borrar los grandes pe- ción, puesto que no la es esencial, sino
cados ; porque la contrición es la medi- que se la une como per accidens; y ade-
cina del pecado. P e r o la medicina corpo- mas no está en nuestra potestad. A s í ,
ral que sana la enfermedad pequeña pues, debe decirse, que por pequeño que
corporal, no basta para sanar la mayor. sea el dolor, con tal que baste para for-
L u e g o una pequeña contrición no basta mar la contrición, borra toda culpa.
para borrar los grandes pecados. A l argumento 1.° diremos, que las me-
2.° Se ha dicho (C. 3 , a. 3) que es dicinas espirituales tienen eficacia infi-
menester dolerse más de los pecados ma- nita por la virtud infinita que obra en
yores. Y la contrición no borra el pecado, ellas. Y por esto aquella medicina, que
sino en cuanto es según conviene. L u e g o basta para la curación del pecado pe-
una pequeña contrición no borra todos queño , es suficiente para la de uno gran-
los pecados. de ; como se ve en el bautismo, por el
Por el contrario : cualquiera gracia cual son perdonados tanto los pecados
santificante borra toda culpa mortal, grandes como los pequeños; é igualmente
puesto que no puede coexistir con ella. sucede respecto de la contrición, con tal
Pero toda contrición es informada por que sea verdadera.
la gracia santificante. L u e g o , por pe- A l 2.° que sucede necesariamente que
queña que s e a , borra toda culpa. un hombre se duela más de un pecado
Conclusión. El dolor ,porpequeño que mayor que de otro menor, en razón
sea, borra toda culpa, con tal que baste de que repugna más al amor, que pro-
para la razón de contrición. duce el dolor; pero si algún otro tuviera
R e s p o n d e r e m o s , que la contrición, co- tanto dolor por el pecado m a y o r , cuanto
mo se ha dicho muchas veces (C. 1, a. 2 el mismo tiene por el menor, bastaría
al 1.°; y C. 3 y 4 , a. 1 ) , tiene un doble para la remisión de la culpa.
dolor. E l primero de la razón, que cbn-
(1) El Angélico Doctor responde afirmativamente; y en efec- verdad. No dice la Escritura en ese y otros textos análogos
to, al decir el apóstol San Pedro (i Pet. iv) •. Charitas operit que tanta ó cuanta caridad borra tantos ó cuantos pecados ;
mullUudinempeccalorum, suficientemente nos prueba esa misma sino que solo afirma que « l a caridad borra todos los pecados».
CUESTIÓN VI.
De la necesidad de la confesión.
confesar licitamente un¿pecado que no tiene? — 5.° Quién está obligado á confesarse i n m e d i a t a m e n -
te ? — 6.° Puede ser dispensado alguno de confesarse con algún hombre ?
f l j Los jacobitas, los valdenses, con WiclefT y Lulero nega- del cual basla citar el Canon VI de la sesion 1 4 . Si quis nega-
ron la necesidad de la confesión. Este último, como todos los verit confessionem sacramentalcm , vcl insliltitam , vel ad salulem
demás protestantes después, no perdonaron medio para ridi-
Semper
necessariam esse iure divino, aut dìxerit modani scerete confilendi
culizar este Sacramento apellidándole á veces barbarie crueli- soli sacerdoti, quem Ecclesìa calholica ab initio observavit et
siyna de las almas y á veces también tormento inocenciano , por obscruat, alienimi esse ab inslitulione el mandato Christi, et inven-
atribuir su uso á Inocencio III en el concilio Lateranense I V . lam esse humanuni, anathema sii ».
Todos estos errores fueron condenados en el concilio de Tren lo,
CUESTIÓN VI. —ARTÍCULO I. 23
(1) E l Sanio Doclor se refiere al bautismo y á la Penitencia, legis non esse ad salulem necesitaría, sed superfina, anatliema. sil.
que son los sacramentos directamente instituidos contra el { Scs. v i l , can. 4). Son, pues, necesarios los s a c r a m e n t o s , pero
pecado g r a v e , q u e impide la salvación. Estos dos sacramen- no todos de igual modo, s e g ú n hemos indicado.
tos son los llama-Ios necesarios necessilale meilíi, in re, vel in (2) Hablando (le la Penitencia, establece el S a n t o Concilio :
volt) para e n t r a r en el reino d e los cielos. De ellos y de todos Que este Sacramento, á los que han cuido en pecado después del Bau-
los (lemas definió el T r i d e n t i n o : Si quis dixeril sacramenta ñora! tismo, les es necesario para su salvación. ( S e s . x i , c a p . 2).
24 CUESTIÓN VI. — ARTÍCULO II.
(lj £ [ Santo responde n e g a t i v a m e n t e y afirma en cambio o Kspirilu Sanio, d quienes perdonareis Ion pecados, perdonados les
q u e es de derecho divino. E s t a fué la doctrina e n s e ñ a d a cons- » serán ; y á quienes se los retuviereis, retenidos les serán tí.
t a n t e m e n t e en la Iglesia, s e g ú n hemos visto en el canon ci- (Joan. x x . 21-23). Y de tal m a n e r a se i n s t i t u y ó entonces el
tado del concilio de T r e n t o , contra todos los h e r e j e s , desde sacramento de la P e n i t e n c i a , q u e el S a n t o Concilio condena
los cataros y maniquéos h a s t a los p r o t e s t a n t e s . en el canon 3, sess. 1 1 , á los q u e lo n e g a r e n , ó aplicasen las
(2) Recuérdese el canon del Concilio de T r e n t o a n t e s citado palabras del Salvador á la predicación del E v a n g e l i o , s e g ú n
(a. 1). La institución d i v i n a de este S a c r a m e n t o fue c u a n d o los p r o t e s t a n t e s hicieron.
el S e ñ o r , dirigiéndose á sus Apóstoles, les dijo : <t Recibid el
CUESTIÓN VI. — A R T Í C U L O VI. 25
cial que hubiera cometido, ó sus circuns- dos á la confesión de dos modos : 1.° por
tancias, como es preciso en la ley nueva. derecho divino, por el hecho mismo de
A l 3.° que J o b habla de aquel que que es una medicina, y en este concepto
oculta su culpa negándola, ó escusándose no todos están obligados á la confesión;
cuando es sorprendido, como puede ver- sino únicamente aquellos que caen en
se por lo que dice la Glosa (Ord. Greg. pecado mortal después del bautismo; 2.°
Moral, 1. 2 3 , c. 9). por precepto de derecho positivo; y de
este modo, todos están obligados á con-
A R T Í C U L O I I I . — Están obligados t o - fesarse , por institución de la Iglesia es-
dos á l a confesión tablecida en concilio general, á saber, el
( L a t e r a n . , 4 general. 1 2 , can. 2 1 ) en
1.° Parece que no todos están obliga- tiempo de Inocencio I I I , y a para que
dos á confesarse ; porque como dice S a n cada cual se reconozca pecador, pues to-
Jerónimo (Super illud. I s . 3 ; Peccatum dos pecarony necesitan la gracia de Dios,
suum e t c . ) , ce la penitencia es la segunda ( R o m . 3 , 2 3 ) , ya también para acercarse.
» t a b l a después del naufragio». P e r o con mayor reverencia á la Eucaristía ; ó
algunos después después del bautismo no bien para que los jefes de la Iglesia c o -
han sufrido naufragio. L u e g o á estos no nozcan ásus subditos, á fin de que no viva
les compete la penitencia; y por tanto ni oculto el lobo en el rebaño.
la confesión que es parte ella. Al argumento 1.° diremos, que aun
2.° L a confesión debe hacerse al juez cuando el hombre en esta vida mortal
en todo tribunal. Pero h a y algunos que pueda después del bautismo evadirse del
no tienen hombre juez superior á ellos. naufragio, que es el pecado mortal, sin
L u e g o no están obligados á la con- embargo no puede evitar los veniales,
fesión. por los cuales se apresta á sufrir el nau-
3." H a y alguno que no tiene pecados fragio , y contra los cuales se ordena tam-
sino los veniales, y el hombre no está obli- bién la penitencia ; y por esto la peniten-
gado á confesarse de ellos. L u e g o no cia tiene lugar aun para aquellos que no
todo hombre esta obligado á la confesión. pecan mortalmente; y por consiguiente
Por el contrario, la confesión se dis- también la confesión.
tingue por oposición de la satisfacción y A l 2.° que no h a y persona alguna que
de la contrición. E s así que todos están no tenga á Cristo por j u e z , á quien debe
obligados á la contrición y satisfacción. confesarse por medio de su vicario: el
L u e g o también lo están á la confesión. c u a l , aunque sea inferior en cuanto es
A d e m a s , consta esto ( E x Decret. D e prelado, le es superior, puesto que el que
poenit. et remiss. c. 12) donde se dice, confiesa es pecador, y el sacerdote es
que « todas las personas de ambos sexos ministro de Cristo.
» cuando llegasen á la edad de la discre- A l 3.° que no está obligado alguno á
» cion, están obligadas á confesar los pe- confesar los pecados veniales en fuerza
b cados b . del sacramento, sino por institución de
Conclusión. Aunque los pecadores so- la Iglesia, cuando no tiene otros de que
lamente están obligados á la confesión confesarse. O puede decirse, según algu-
por derecho divino (2), sin embargo, por nos ( E x Decret preedicta in 2 arg. P o r
derecho positivo están obligados todos los el contrario) que no están obligados sino
fieles á confesarse cada año. aquellos que tienen pecados morta-
Responderemos, que estamos obliga- les; (3) lo cual es notorio, puesto que dice
(1) Los protestantes nos relevaron á t o d o s de esta s a g r a d a (3) San Alfonso, al tratai\de esta d o c t r i n a , p o n e r a s dos opi
obligación. Por derecho divino están obligados á confesarse niones en q u e están divididos los teólogos. E s t á n por la afir *
todos los que, después del Bautismo, h a n eaido en culpa g r a - m a l i v a San B u e n a v e n t u r a , Silvio y el Angélico Doctor, e l
v e , según prueba el Angélico en este artículo y s e g ú n l a d o c . cual, á pesar de lo que dice en este l u g a r , confiesa en o t r a
t r i n a del Tridentino, que pusimos en la nota 3 . " del artículo 1.° p a r l e de s u s o b r a s : Que en virtud de la institución divina del Sa-
de esta cuestión. Pero por derecho eclesiástico están todos los cramento, no hay obligación de confesar los veniales, sino en virtud
fieles obligados á confesarse cada año, s e g ú n se manifiesta en del precepto de la Iglesia, cuando no haya mortales que confesar,
este artículo y s e g ú n de n u e v o lo mandó el concilio de T i e n t o Pero la sentencia de los que n i e g a n la necesidad de confesarse
(ses. 14, can. 8). c u a n d o solo h a y v e n i a l e s , e s , dice S a n Alfonso, communis e
(2) E n t i é n d a s e siempre lo dicho en la p r e c e d e n t e nota ; es verior y la d e f i e n d e n , e n t r e o t r o s , S a n A n t o n i n o , S u a r e a
. decir, q u e los reos de culpa g r a v e son los obligados á la con- L u g o y Cano. (Lib. v i , n. 667).
26 CUESTIÓN VI.—ARTÍCULOS III Y IV.
que deben confesarse todos los pecados, Conclusión. Debiendo el penitente por
lo cual no puede entenderse de los venia- la confesión manifestar su conciencia al
les porque nadie puede confesarlos todos, confesor, resulta que de ningún modo es
y en este concepto, aquel que no tiene lícito confesar un pecado que no se tiene.
pecados mortales, no está obligado á la R e s p o n d e r e m o s , que^o?' la confesión
confesión de los veniales; sino que basta debe el penitente manifestarse á su con-
para cumplir el precepto de la Iglesia, fesor. Mas el que dice á su confesor otra
que se presente al sacerdote y se mani- cosa, que lo que hay en su conciencia,
fieste que no tiene conciencia de pecado y a sea bueno ya sea malo, no se mani-
mortal; y esto se le reputa como confe- fiesta al sacerdote sino más bien se ocul-
sión. t a , ( 1 ) y por esto la confesión no es idó-
nea ; sino que para que lo sea es preciso
ARTÍCULO I V . — P u e d e alguno ¡lícita- que la confesión de boca éste de acuerdo
m e n t e confesar el pecado que n o tiene? con el corazón, de modo que solamente
se acuse por la palabra de lo que tiene
l.° Parece que alguno puede confesar en la conciencia.
lícitamente el pecado que no tiene ; por- A l argumento 1.° diremos, que reco-
que como dice San Gregorio (1. 12. R e - nocer culpa donde no la h a y , puede te-
gís, epist. 3 1 , a d i n t e r r o g . 10), «es propio ner lugar de dos modos: 1.° entendiéndo-
» d e las buenas mentes reconocer una se en cuanto á la sustancia del a c t o , y
» culpa, allí donde no existe ». L u e g o de este modo no hay verdad ; pues no
pertenece á una buena mente acusarse pertenece á una buena alma, sino á error
de culpas que no cometió. del espíritu, conocer que se ha cometido
2.° A l g u n o por la humildad se reputa algún acto que no se ha cometido ; 2.° en
peor que otro, que es pecador manifiesto, cuanto á la condición del acto y en este
y en esto es recomendable. Pero es lícito caso es verdadero lo que dice San Gre-
confesar con la boca lo que uno aprecia gorio, porque el justo, en el acto que por
con el corazón. L u e g o lícitamente puede sí es bueno, teme el que haya defecto
confesar tener un pecado más grave que por su parte ; y de esta manera se dice
el que tiene. (Job. 9 , 2 8 ) : me recelaba de todas mis
3.° A veces duda alguno sobre si al- obras. Por lo tanto pertenece también á
gún pecado es mortal ó venial, y enton- una buena mente, confesar de boca este
ces debe, según parece, confesarlo como temor que tiene en el corazón.
pecado mortal. L u e g o á veces debe al- Por esto también se evidencia la con-
guno confesar el pecado que no tiene. testación al 2.°, puesto que el j u s t o , que
4.°' L a satisfacción se ordena por la es evidentemente humilde, no se reputa
confesión. P e r o alguno puede satisfacer más perverso en cuanto á la perpetración
por un pecado que no cometió. L u e g o del acto que es peor por su género ; sino
también puede confesar un pecado que porque teme pecar más gravemente por
no hizo. orgullo en las buenas obras que él parece
Por el contrario, todo el que dice ha- hacer.
ber hecho lo que no h i z o , miente: y na- A l 3.° que cuando alguno duda de al-
die debe mentir en la confesión, pues t o - gún pecado si es mortal, está obligado á
da mentira es pecado. L u e g o nadie debe confesarlo permaneciendo la duda ( 2 ) ,
confesar el pecado que no cometió. porque el que hace ú omite algo que
Ademas, en el juicio esterior no se debe duda ser pecado mortal, peca mortal-
atribuir á nadie un crimen que no pueda mente por lo mismo que se espone al pe-
ser probado por testigos idóneos, y el tes- ligro, é igualmente peligra el que se des-
tigo en el tribunal de la penitencia es la cuida en confesar sobre lo que duda ser
conciencia. L u e g o nadie debe acusarse pecado mortal ; sin embargo no debe
del pecado que no tiene en su conciencia. afirmar que es un pecado mortal, sino
(1) La mentira en la confesión afirmando ó negando peca- (2) Muchos y gravísimos autores niegan esta s e n t e n c i a ,
dos veniales no pasa de ser un pecado venial, según la s e n - aunque en la práctica, dice San Alfonso, omina tenenda est¡ si
tencia mas probable el onitiinó tenenda, dice San Alfonso (li- bien el mismo Santo Doctor niega en la práctica este mismo
bro vi, n. 406). uso, cuando se trate de personas escrupulosas (lib. v i , n. 47C).
CUESTIÓN VI.—ARTÍCULOS IV Y V. 21
(1) La doctrina que aquí enseña el Angélico Doctor es la la confesión obliga anualmente no sólo por precepto eclesiás-
doctrina comunmente seguida, pues la contraria, añade San tico, sino también por derecho divino. Nuestro Angélico Doc-
Alfonso, no estriba en ningún fundamento sólido. Mayor dis- tor, sin embargo, y con él después Suarez y Lugo entre otros,
crepancia es la que hay y en razones más sólidas se funda la niegan que se esté obligado á la confesión sozpius in vita por
doctrina que versa sobre si obliga muchas veces en v i d a l a derecho divino, por creer la doctrina opuesta destituida dé
confesión por su propia naturaleza y cuando se trata por su- fundamento, una vez que puede el pecador reconciliarse con
puesto de personas que viven en pecado mortal. San Alfonso Dios, mediante la contrición de sus culpas. Véase á San Al-
está al frente de la opinión afirmativa, á la cual llama mas fonso, lib. vi, n. 6(33.
común. Los que la defienden alegan por principal prueba que (2) El decreto del Concilio dice así testualmente i Omnis
siendo la confesión de derecho divino, Jesucristo dejó á su utriusque sexus Jidelis, postquam ad anuos discretionis pervenerit,
Iglesia la designación del tiempo de cumplirla ; y esto fue lo omnia sua solas peccala saltem semel in anuo fídeliter confiteatur
que efectuó la Iglesia en el cap. Omnis utriusque sexus del con-
proprio sacerdoli, et injunctam sibi pcenitentiam propiis viribus
cilio rv de Lelran. En una palabra : estos teólogos creen que
sludeat adimplere.
28 CUESTIÓN VI. — ARTÍCULO V.
giendo la necesidad; de ahí viene la obli- obsta que la decretal prefije como tér-
gación que la Iglesia impone á todos de mino confesar una vez al año, puesto que
confesarse una vez al a ñ o , porque insti- la Iglesia no tolera l a dilación, sino que
tuyó el que una vez en el a ñ o , esto es, prohibe la negligencia en la mayor dila-
en la pascua, todos reciban la sagrada ción. D e consiguiente por aquella Decre-
comunión, y por lo tanto, antes de aquel tal no se escusa de la culpa de la dilación
tiempo todos están obligados á confesarse. en cuanto al tribunal de la conciencia,
E n segundo lugar se está obligado á la pero se escusa de la pena en cuanto al
confesión per se, y en este caso parece tribunal de la Iglesia, para no privarle
que existe la misma razón sobre la di- de la debida sepultura si acaeciese la
lación de la confesión ó la del batismo, muerte antes de aquel tiempo. Pero esto
puesto que uno y otro son sacramen- parece demasiado duro, puesto que los
tos de necesidad. Pero para recibir el. preceptos afirmativos no obligan inme-
bautismo ninguno está obligado inmedia- diatamente, sino á su tiempo determina-
tamente después de tener propósito de do; no en verdad porque entonces pue-
ser bautizado, de modo que peque mor- dan cómodamente cumplirse, puesto que
talmente si no se bautiza al punto; tam- en tal caso, si no diera uno limosna de lo
poco h a y tiempo alguno prefijado, más superfluo cuantas veces se le presente un
allá del cual, si se difiere el bautismo, in- p o b r e , pecaría mortalmente, lo cual es
curre en pecado mortal (1) ; pero puede falso, sino porque el tiempo atrae la ne-
suceder que en la dilación del bautismo cesidad urgente. P o r lo tanto no es pre-
haya ó no pecado mortal, y esto debe ciso q u e , porque uno no se confiese al
ser apreciado por la causa de la dilación; punto, teniendo oportunidad, aunque no
porque, como dice el Filósofo (Phisic. 1. se espere la mayor, peque mortalmente,
8 , implic. tex. 15), «la voluntad no retar- sino cuando por artículo de tiempo so-
» da hacer algo querido sino por alguna breviene la necesidad de la confesión.
» causa racional». Por consiguiente si la Tampoco proviene de l a indulgencia de
causa de la dilación del bautismo tie- la I g l e s i a , que no se esté obligado en
ne anejo el pecado mortal, como si por seguida, sino de la naturaleza del pre-
desprecio ó alguna otra cosa semejante cepto afirmativo ; por consiguiente antes
difiere el bautismo, la dilación será un de haberlo establecido la Iglesia se esta-
pecado mortal, mas no de otro modo. P o r ba también menos obligado. Algunos em-
lo t a n t o , lo mismo parece ser acerca de pero dicen que los seglares no están obli-
la confesión que no es de mayor necesi- gados á confesarse antes del tiempo cua-
dad que el bautismo. Y puesto que las dagesimal, el cual es para ellos el tiempo
cosas que son de necesidad para l a salud de la penitencia; pero que los religiosos
está obligado el hombre á cumplirlas en están obligados inmediatamente, puesto
esta vida, por e s t o , si amenaza peligro que todo tiempo es para ellos tiempo de
de muerte, hablando en absoluto, está penitencia. P e r o esto no es nada, puesto
obligado en tal caso á confesarse ó reci- que los religiosos no están obligados á
bir el bautismo. P o r esto también San- distintas cosas que los demás hombres,
tiago mandó confesarse y recibir á la v e z sino á aquellas á las que se obligaron por
la Estrema-uncion (Episc. 5 ) (2). P o r lo el v o t o , de las cuales no es la confesión.
tanto parece probable la opinión de aque- A l argumento 1.° diremos, que H u g o
llos que dicen que no esta obligado el babla de aquellos que mueren sin este
hombre á confesarse inmediatamente, sacramento.
aunque sea peligroso diferirlo. Otros em-
A l 2.° que no es de necesidad para la
pero dicen que el contrito está obligado
salud corporal buscar inmediatamente un
á confesarse al p u n t o , teniendo la debida
médico, á no ser cuando apremia l a n e -
oportunidad, según la recta razón. N i
cesidad de l a curación ; y de igual ma-
(1) Habla el Santo, como puede fácilmente comprenderse, nos dice que está promulgado el sacramento de la Extrema*
del bautismo de los adultos, según en la cuestión 68 de la unción (sesión 14, canon 1 del Tridentino); después, digo, de
P. III tiene dicho.. esas sagradas palabras, el Apóstol continúa en el verso si-
(2) Este santo Apóstol, en efecto, después de poner aque- g u i e n t e diciendo : Confilcmíni ergo nllerutrum peccala veslra •
llas palabras : In/lmmtur quis in noUs ? en las cuales la Iglesia « confesad, pues, vuestros pecados uno á otro »,
CUESTIÓN VI.— ARTÍCULOS V V VI. 29
l l ) Esta potestad compete al Papa y al Concilio general, en contra espositores de primer orden, como Maldonado en el
puesto que se trata de dispensar en una l e y dada para toda tratado fíe Paeniíencia y otros muchos teólogos. Sin embargo,
la Iglesia. Esto, no se opone, dice Billuart, á que el peniten- el Angélico ve en ese testo la necesidad de la confesión, tanto
te, con el beneplácito del confesor y en virtud de causa legí- en este artículo, como en el 1, al 1.° de la cuestión 8 . y aparte
a
tima, dilate el cumplimiento del precepto, más allá del tiempo de los teólogos que le siguen, Morino. (De Pcenit.) afirma que
que la Iglesia lije. los Padres más antiguos vieron lo mismo que el Á n g e l de las
(2) La esposicion que aquí da el Santo Doctor de las pala- Escuelas en las palabras de Santiago.
bras de Santiago no es enteramente indisputable, pues tiene
CUESTIÓN VIL
Be la e s e n c i a de la confesión.
]." San Agustín define convenientemente la confesión? —2.° La confesión es acto de virtud?—3.° La
confesión es acto de la virtud de la penitencia?
debió decir que es un mal latente, del cir, al sacerdote ; 4 . su causa, esto es,
a
(1) Esto debe entenderse, de la confesión á la que precede fesion para encontrarla.
una contrición tan perfecta que justifique antes del Sacra- (2) En la confesión sacramental, por la cual sometemos á
mento, según ha demostrado el Santo Doctor en la cuestión V. las llaves de la Iglesia aquello que tenemos en la conciencia.
De otro modo, lejos de suponer la caridad, se ordena la coa-
32 CUESTIÓN VII; — ARTÍC ULOS II Y III.
(1) O sea, el artículo del Credo en el que nos manda creer (2J Acto elícito es, según los moralistas, « aquel que se con
que Jesucristo vendrá d juzgar á los vivos y á los muertos. Por esto » suma en la misma voluntad» como un acto de amor ó de
el Precursor dirigiéndose á los fariseos y sadúceos, les pone odio ; y acto imperado es « el q u e , mandando la voluntad, se
ese artículo por delante para que hagan penitencia. P rogenies » ejecuta por otra potencia y a interna, como el acto de cono.
viperarum guis demonslravit vobis fugare á ventura ira? Facite ergo » cer, y a esterna, como el de andar ó escribir.» (Gury, De
fructum dignum po¡nitenti№ (Math. m , 71. Actibm humanis, n. 2).
CUESTIÓN VII. — ARTÍCULO III. 33
cede más bien de la esperanza que del t e - atañe al temor; aunque para la peniten-
mor según lo dicho (a. 1 al 2 . ° ) , h é aquí cia, considerada bajo el concepto de l a
porqué se apoya más bien en el artículo contrición, le sea esto contrario.
de la vida eterna, que mira á la esperan- Con lo dicho es evidente la respuesta
za, que en el artículo del j u i c i o , que al 5.°
C U E S T I Ó N VIH.
Ministro de la confesión.
1." Es necesario confesar con el sacerdote ?— 2.° Es lícito en algún caso confesar con otros que con
los sacerdotes? —3.° F u e r a del caso de necesidad, puede alguno no sacerdote oir la confesión de los
pecados veniales1 —4.° Es necesario que el hombre se confiese con su propio sacerdote ? — 5.°- Puede
alguno por privilegio ó mandato del superior confesarse con otro que con el sacerdote propio.—
6.° El penitente in articulo mortis puede ser absuelto por cualquier sacerdote? — 7.° La pena t e m p o -
ral debe tasarse según la cantidad (estension) de la c u l p a ?
(1) Es de fe contra los valdenses, wielefitas y protestantes, » doctrinas que estienden perniciosamente el ministerio de
cuyas doctrinas fueron condenadas en los concilios de Floren- » las llaves á cualesquiera otros hombres, fuera de los obis-
cia, Constanza y Trento. Ocupándose este santo Concilio de » pos y sacerdotes; juzgando que aquellas palabras del S e -
la doctrina relativa al ministro de la Penitencia, dice en el » ñor Todo lo que atareis etc. indiferente y juntamente han
capítulo 0.° de la sesión 14 : « Declara el santo Concilio que » sido dichas á todos los ñeles cristianos...» Y después, en el
«son falsas y completamente ajenas al jEvangelio aquellas canon 10, anatematizó á los que sostuvieron semejante error.
Suma t e o l ó g i c a . — t o m o y . 3
34 CUESTIÓN VIH. — ARTÍCULOS I Y II.
(1) Morino, hablando de esta materia (De Pcenitentia li- se fundaban, dándoles la interpretación que tienen, conviene
bro v n i , cap. 23) juzgó que esta facultad había sido otorgada á saber, que e n caso de necesidad hacían todo eso, pero en
en los primeros siglos á los mismos diáconos, puesto que los cuanto al foro esterno y como confesión puramente ceremo-
documentos de aquella edad nos los presentan dando la paz nial. (Véase Perrone, Prcelcctiones llicologicaí, De Pcenit. c. 5,
á los fieles, recibiéndolos á penitencia y reconciliándolos en n. 244 y 245).
la Iglesia. Pero después, en la obra que publicó de Recognllione (2) La potestad de jurisdicción, e n efecto, pueden ejercerla
sui operis de Pasnitenlia, esplicó los hechos en que sus palabras los que no 6 e a n sacerdotes.
CUESTIÓN VIH. — ARTÍCULOS II Y III. 35
Conclusión. Fuera del caso de necesi- nester que el hombre se reconcilie no so-
dad no puede nadie confesarse con otro lamente con D i o s , sino también con la
que con el sacerdote ( 1 ) . Iglesia ; pero no puede reconciliarse con
B e s p o n d e r é m o s , que así como el bau- la Iglesia, si no llega á él la santificación
tismo es sacramento necesario, también de ella. E n el bautismo la santificación
lo es la penitencia. Mas el bautismo, de la Iglesia llega al hombre, por medio
puesto que es sacramento necesario tiene del elemento mismo empleado exterior-
un doble ministro, uno al que correspon- mente y que es santificado según la forma
de el bautizar por encargo, es decir al de la Iglesia, sea cualquiera el que le dé,
sacerdote, otro á quien se encarga la y por esto el que una vez es bautizado
dispensación del bautismo en caso de ne- por cualquiera, no es preciso que sea bau-
cesidad ; y así también el ministro de la tizado de nuevo. Mas en la penitencia,
penitencia á quien por su cargo debe ha- la santificación de la Iglesia no llega al
cerse la confesión es el sacerdote : pero hombre sino por el ministro, porque no
en caso de necesidad también el seglar hay allí elemento alguno corporal e x t e -
suple las veces del sacerdote, para que riormente aplicado, el que por la santifi-
le pueda ser hecha la confesión. cación confiera la gracia invisible. Y por
A l argumento 1.° diremos, que en el esto aunque aquel que se ha confesado
sacramento de la penitencia no solamente con un seglar en caso de necesidad haya
hay alguna cosa de parte del ministro, conseguido el perdón de D i o s , porque el
esto es, la absolución y la unión de la propósito que concibió de confesarse se-
satisfacción, sino también algo por parte gún el mandamiento divino, como pudo
del mismo que recibe el sacramento, que lo cumplió; sin embargo, no está todavía
es asimismo de su esencia, como la con- reconciliado con la I g l e s i a , de modo que
trición y la confesión. Mas la satisfacción pueda ser admitido á los sacramentos de
comienza ya á existir de parte del minis- la I g l e s i a , si antes no es absuelto por el
tro en cuanto la impone y del penitente sacerdote ; como aquel que es bautizado
en cuanto la cumple ; y para la plenitud por el bautismo de fuego no es admitido
del sacramento debe concurrir una y otra, á la Eucaristía. A s í que es menester que
cuando es posible. P e r o cuando apremia se confiese de nuevo con el sacerdote,
la necesidad, debe hacer el penitente lo cuando pudiere hacerlo, y principalmente
que está de su parte, esto es arrepentir- porque como se ha dicho (al 1.°) : el sa-
se y confesar con quien p u e d e , el que cramento de la penitencia no fue per-
aunque no puede perfeccionar el sacra- fecto : y en su consecuencia es preciso
mento, de modo que se realice lo que que se perfeccione, para que por la per-
compete al sacerdote, esto es dar la ab- cepción misma del sacramento consiga
solución, la falta del sacerdote la suple más pleno efecto, y para que cumpla el
el sumo sacerdote. A s í pues, la confe- mandamiento, recibiendo el sacramento
sión hecha á un seglar por falta de sacer- de la penitencia.
dote es en cierto modo sacramental, aun-
que no sea un sacramento perfecto, por- ARTÍCULO I I I . — ¿ F u e r a del caso de
que le falta lo correspondiente á la parte necesidad puede alguno no sacerdote oír l a
del sacerdote. confesión de los pecados veniales ?
A l 2.° que aunque el seglar no sea
juez del que se confiesa con él, sin em- 1.° Parece que fuera del caso de ne-
b a r g o , por razón de la necesidad recibe cesidad, no puede alguno, que no es sa-
en absoluto el derecho de juzgarle, según cerdote, oir la confesión de los pecados
que el que se confiesa se somete á é l , á veniales ; porque se confía á un seglar la
falta del sacerdote. dispensación de algún sacramento por ra-
A l 3.° que por los sacramentos es me- zón de la necesidad; y la confesión de
(1) Advertiremos desde luego que e s t o q u e aquí se dice, De lo que el Angélico Doctor dice en este artículo y princi-
no pasa de ser más que un consejo. Costumbre había en los palmente de las respuestas al 1.° se comprende al punto el
tiempos de Santo Tomás y costumbre recibida de los siglos fundamento de esta práctica y la razón que el Santo tuvo para
anteriores, de confesarse delante de los seglares en casos gra- calificar esa confesión de quodammodo sacravicnlalis.
v e s y á falta de sacerdotes que desempeñasen ese ministerio.
36 CUESTIÓN VIII.—ARTÍCULOS III Y IV.
(1) Por sacerdote propio debe entenderse aquel que tiene Congregación del Concilio, en la cual se anulaba el decreto
jurisdicción ordinaria en el fiel,, como el párroco en su parro- de un obispo, en sentido contrario á la práctica universal, y
q u i a , el obispo en s u diócesis y el Papa en toda la Iglesia. la opinión casi unánime de los teólogos prueban, dice San Al-
Pero la principal duda está, no en saber quien es el propio fonso (lib. vi, n. 561J que pueden los fieles lícitamente confe-
sacerdote, sino en si puede el fiel recibir este sacramento en sar con otro sacerdote distinto del párroco , con tal que esté
el cumplimiento pascual de otro sacerdote que no sea el pár- aprobado por el Ordinario.
roco, ó esté autorizado por el mismo. Juan de Poliaco primero En suma: el decreto del concilio de Letran, que permanece
y después Launoyo dijeron que mientras el decreto Omnis en todo su vigor en cuanto á la Comunión, está sabiamente
utriusque sexus esté v i g e n t e , el Papa no podía dispensar á los modificado en cuanto al sacramento de la Penitencia, ha-
fieles para que en tiempo del cumplimiento pascual pudieran biendo la Iglesia reconocido por sacerdote propio para su ad-
confesarse con otros que con sus pastores respectivos. ministración, no solo al párroco, sino también á todo sacerdo-
Juan XXII condenó ese error ; y Clemente VIH en 1592, te que tenga aprobación y jurisdicción del Ordinario. Así es
viendo que en Francia iba cundiendo semejante doctrina, de- como puede entenderse lo que el Santo Doctor establece, tan
cretó que los regulares podían lícitamente recibir la confesión sabia como atinadamente, en este artículo de la Suma. (Véase
de los fieles en tiempo pascual. Otro tanto hizo Clemente X las anotaciones del sabio P. Ballerini al testo del P. Gury,
De Pcenitentia, n. 553).
en la constitución Superna. Estas determinaciones de los Pon-
tífices, lo mismo que la declaración anterior|(1584J de¿la Santa
CUESTIÓN Vili.—ARTÍCULO IV. 31
sacerdote, puesto que no tienen superior. mentos no consisten en que haga algo el
Pero estos están obligados á la confe- que se acerca al sacramento, sino sola-
sión. L u e g o no siempre está el hombre mente en que reciba, como se ve en el
obligado á confesarse con el propio sacer- bautismo y demás : pero el acto del que
dote. recibe se requiere para percibir la utili-
5.° Aquello que ha sido instituido por dad del sacramento, en el que es arbitro
la caridad no la combate, como dice San de su voluntad, como removiendo lo que
Bernardo (in tract. D e prsecep. et dis- puede ser obstáculo á esta utilidad, es
pens. c. 2 ) ; y la confesión, que ha sido decir, la ficción. E n la penitencia em-
instituida por la caridad, la combatiría, pero, el acto del que se acerca al sacra-
si el hombre estuviera obligado á confe- mento es de la sustancia de este, puesto
sarse con un solo sacerdote ; como, por que la contrición, la confesión y la satis-
ejemplo, en el caso en que el pecador facción son partes de la penitencia, que
supiese que su sacerdote era hereje, ó son actos del penitente ; y teniendo nues-
solicitador al mal, ó débil, ó inclinado tros actos su principio en nosotros, no
al pecado de que uno se confiesa, ó en pueden sernos dispensados por otros sino
el caso en que cree con probabilidad que por mandato. L u e g o es menester que
es revelador de la confesión ó que el pe- aquel que se halla constituido dispensador
cado que jino debe confesar ha sido co- de este sacramento, sea tal que pueda
metido contra él. L u e g o parece que no mandar hacer algo y el mandato de uno
siempre sea preciso confesar con el pro- sobre otro, no compete sino al que tiene j u -
pio sacerdote. risdicción sobre é l ; y por esto es de ne-
6.° E n lo que es necesario para la sa- cesidad de este sacramento, no solamente
lud, no debe restringirse demasiado á los que el sacerdote tenga el orden como en
hombres para que no se aparten del ca- los demás sacramentos, sino también que
mino de la salvación. Pero parece ser una tenga jurisdicción. Y así como el que
grande restricción, si estamos obligados no es sacerdote no puede conferir este
por necesidad á confesarnos, con un solo sacramento, así tampoco aquel que no
hombre ; y por esto muchos podrían re- tiene jurisdicción. P o r lo cual así como es
traerse de la confesión, por temor, ver- menester que se haga la confesión al sa-
güenza ú otra causa análoga. L u e g o cerdote así lo es que sea al sacerdote pro-
siendo la confesión de necesidad para la pio ; porque como el sacerdote no absuel-
salud, no deben ser obligados los hom- v e , sino ligando^á hacer a l g o , solamente
bres, como parece, á confesarse con el aquel puede absolver que puede por im-
propio sacerdote. perio ligar á hacer algo.
Por el contrario : el decreto de I n o - A l argumento 1.° diremos que San
cencio I I I (in conc. Later., 4 G-eneral Gregorio habla de aquellos monjes que
1 2 , c. 2 1 ) : establece que todos los fie- tienen jurisdicción, como aquellos á quie-
les de uno y otro s e x o , se confiesen una nes les está encomendada la cura de al-
vez al año con el propio sacerdote. mas de una parroquia, de los que algu-
A d e m a s , lo que el obispo es á su dió- nos d e c í a n , que por el hecho de ser mon-
cesis , es el sacerdote á su parroquia. j e s , no podían absolver, ni imponer pe-
Pero no es permitido á un obispo ejercer nitencias , lo cual es falso.
su oficio episcopal, en la diócesis de otro, A l 2.° que el sacramento de la E u c a -
según lo establecido por los cánones ristía no requiere imperio sobre algún
(cap. nullus primus 9 , c. 2 y cap. 4 quis hombre ; mientras que es lo contrario
episcoporum 1 6 , c. 5 ) . L u e g o no es per- en este sacramento según lo dicho : y
mitido á un sacerdote oir en confesión al por lo t a n t o , el razonamiento no es con-
feligrés de otro. cluyente. Sin embargo, no está permitido
Conclusión. Perteneciendo la juris- recibir la Eucaristía de otro que del pro-
dicción del ministro en el penitente á la pio sacerdote (1) aunque sea verdadero el
necesidad de este sacramentó, resulta que sacramento que se recibe de otro.
no puede nadie confesarse sino con el A l 3.° que la elección del sacerdote
propio sacerdote.
(i) Entiéndase esto del tiempo pascual, del cual solo habla
Responderemos que los otros sacra- el Santo ahora.
c u e s t i ó n viii. - ^ A r t í c u l o s iv y v.
(1) En la doctrina enseñada por el gran Doctor en esta res- confesarso con un sacerdote distinto del s u y o , si había de
puesta, vése claramente indicado el motivo principal que la cumplir lo preceptuado en el cap. Omnis ulrimquc scxus. El
Iglesia ha tenido, al interpretar benignamente la rigidez pri- Santo Doctor prueba evidentemente que así puede efectuarse,
m i t i v a del precepto. y su doctrina sirve igualmente para refutar los errores de que
(2) Este artículo es una consecuencia del anterior. Estable- hemos hablado en la nota 1." del artículo anterior. Sirve así
cido que solo el sacerdote propio puede recibir la confesión de mismo para conocer los fundamentos en que se apoya la b e -
los fieles en tiempo pascual, siguiendo la l e y del concilio La- nignidad de la I g l e s i a , eximiendo al fiel de que la confesión
teranense, es evidente que solo por privilegio podría otro anual necesita hacerla con el propio sacerdote.
CUESTIÓN VIII.—ARTÍCULO V. 39
(1) E l Santo supone que sacerdote y penitente son de u n a propósilo mediante el examen si le pareciere necesario al Obispo, o
misma parroquia ó diócesis. por otro medio cualquiera, y obtenga la aprobación (sesión 2 3 ,
{V Es un principio general, en conformidad con lo que c. 15 de ReformationeJ. Con esta limitación la Iglesia ha pre-
acaba de decir el Angélico, que la jurisdicción ordinaria puede venido los abusos, sin directamentemenoscabar la jurisdicion
delegarse. Esto supuesto y tratándose de un sacramento como del propio párroco. A esto se agrega, como dice el cardenal
el de la Penitencia, en cuya delegación pudieran cometerse Gousset, que si bien el Concilio se limita á exigir la aproba-
abusos sin cuento, el concilio de Trento ha ordenado que ción, en la disciplina actual, el Obispo delega al mismo tiempo
ningún sacerdote, ni dan regular, puede oir las confesiones de los que aprueba : de donde resulta que el poder de los párrocos
seglares, ni aun sacerdotes, ni ser reputado idóneo para ello ti menos ha quedado sin ejercicio; y la costumbre, por otro lado, de
que tenga beneficio parroquial, o por el Obispo sea considerado .á confundir la aprobación en la delegación.
40 CUESTIÓN VIII. — ARTÍCULOS V Y VI.
versos. A s í es que sobre el mismo pueblo putado como pena satisfactoria, y a por
están constituidos como jefes inmediata- la potestad de las llaves. A s í podría con-
mente, el párroco, y el Obispo y el P a p a fesarse tantas veces que quedara libre de
cada uno de los cuales puede cometer á la pena temporal. N i esta reiteración
otro las cosas pertenecientes á su juris- hace injuria al sacramento, como suce-
dicción. M a s si un superior confia sus dería en el caso en que el sacramento
poderes á otro, el que es también mas santifica, sea imprimiendo carácter, sea
principal, lo puede Hacer de dos modos : por la consagración de la materia, lo
1.° para que ocupe su lugar, como el cual no tiene lugar en la penitencia.
P a p a y el Obispo establecen sus peni- L u e g o es bueno que aquel que por auto-
tenciarios ; y entonces el t a l , es más prin- ridad del Obispo oye la confesión, induz-
cipal que el prelado inferior, como el ca al que se confiesa á hacerlo con el
penitenciario del P a p a , que el Obispo, y propio sacerdote ; y sino quisiese, debe,
el de éste que el cura párroco; y el que sin embargo, absolverle.
con él se confiesa está más obligado á
obedecerle ; 2.° puede establecerle como AKTÍCTJLO V I . — ¿El penitente puede
coadjutor del sacerdote, y puesto que el ser absuelto al íin de l a vida por c u a l q u i e r
coadjutor se ordena á quien se le da como sacerdote ? (1)
t a l , sigúese que es menos principal, y
por lo tanto el penitente no está obligado 1.° Parece que el penitente al fin de la
á obedecerle tanto como al propio sacer- vida no puede ser absuelto por cualquier
dote. sacerdote ; porque para la absolución se
A l 4.° que nadie está obligado á con- requiere alguna jurisdicción, según lo
fesar los pecados que no tiene ; por lo dicho (a. 5). E s así, que el sacerdote no
cual si alguno se ba confesado con el pe- adquiere la jurisdicción sobre aquel que
nitenciario de un Obispo ó con otro que se arrepiente al fin de la vida. L u e g o no
ba recibido de él potestad al efecto, ha- puede absolverle.
biéndole sido perdonados sus pecados, 2.° Aquel que recibe el sacramento del
tanto con respecto á la Iglesia como con bautismo de otro que del propio sacerdo-
respecto á D i o s , no está obligado á con- te, in articulo mortis, no debe ser bauti-
fesarlos al propio sacerdote aunque este zado de nuevo por el propio sacerdote.
se lo demande. M a s á causa del estatuto L u e g o si cualquier sacerdote pudiese ab-
de la Iglesia (cap. Omnis utrisque De solver de todo pecado in articulo mortis,
pcenit et remiss.) que prescribe confesar- no debe el penitente si se libra de la
se una vez al año con su propio sacerdote, muerte, recurrir al sacerdote s u y o ; lo
debe conducirse como el que no tiene cual es falso, pues de otra manera el sa-
más que pecados veniales según algunos cerdote párroco no tendría conocimiento
dicen, ó declarar que está esento de pe- del rostro de su rebaño.
cado mortal y el sacerdote está obligado 3.° A s í como es permitido al sacerdote
á creerle en el foro de la conciencia. Mas estraño bautizar in articulo mortis, así
si estuviese obligado á confesarse de también al que no es sacerdote. P e r o el
n u e v o , no se habría confesado inútil- que no es sacerdote, jamas puede absol-
mente la primera v e z , porque con cuan- ver en el tribunal de la penitencia. L u e -
tos más sacerdotes se confiesa alguno, g o tampoco el sacerdote puede absolver
tanto más se le perdona de la pena, y a in articulo mortis al que no es subdito
por el rubor de la confesión, que es corn- suyo.
i l ) El Santo Doctor {y con él todos los teólogos), responde aliquís pereat. Antiguamente seguíase la opinión negativa ;
afirmativamente á esta pregunta. Las palabras del concilio pero, aun los que s i g u e n esa sentencia, dicen que pueden ab-
de Trento en las cuales se resuelve esta cuestión, son termi- solver los tales herejes, supuesto que en caso de necesidad e s
nantes. In eadem Ecclesia Dei custoditimi scmper fuil, ut milla sit lícito valerse de opiniones termiter probubilcs. Y así al menos
reservatio in articulo mortis ; atque ideo omnes sacerdotes quoslibet tienen que considerar esta doctrina los defensores de la opi-
pcenitenles , ú quibusbis patccalis el censuris absolvere possunt nión antigua, supuesto que la contraria, ademas de los teólo-
(sess. 1 4 , cap. 7). Y no solo todo sacerdote puede desempeñar gos que la s u s t e n t a n , tiene hoy en su apoyo la autoridad de
ese ministerio in articulo mortis, sino que los teólogos estien- Inocencio XI é indirectamente la de Benedicto X I V , en su
den esta facultad á tos mismos sacerdotes h e r e j e s , cismáticos constitución Apostolici niinisterii. El mismo San Alfonso, s e g ú n
y escomülgados vitandos, fundados en las palabras del Tri- prueba el P. Ballerini es de igual modo de sentir, f Véase"
dentino que preceden á las anteriores : Nec hac ipsa ocasione Gury, De Poenit. n. 550, nota a, y San Alfonso, lib. vi, n. 500).
CUESTIÓN VIII.—ARTÍCULOS VI V Y VII. 41
Por e l contrario: la necesidad espiri- por esto que tiene jurisdicción en este
tual es mayor que la corporal. P e r o en concepto, aunque carezca por otro de
caso de estrema necesidad puede alguno ella.
usar de las cosas de otros, aun contra la A l 2.° que no es preciso que recurra al
voluntad de los dueños, para socorrer l a propio, sacerdote para ser absuelto nue-
necesidad corporal. L u e g o también in vamente de los pecados de los que fue
articulo mortis, para subvenir á la nece- absuelto in articulo mortis, sino para ha-
sidad espiritual puede uno ser absuelto cerle conocer que lo fue. N i es menester
por un sacerdote que no sea el suyo que el absuelto de la escomunion vaya
propio. al j u e z , que hubiera podido absolverle
A d e m a s , así lo demuestran las auto- antes, á pedirle la absolución, sino para
ridades citadas (inlitt. Sent. 4 , d i s t . 2 0 ) . ofrecerle la satisfacción.
Conclusion. JVo reconociendo ley la A l 3.° que el bautismo tiene su efica-
necesidad, puede el penitente ser absuelto cia de la santificación misma de la mate-
por cualquier sacerdote €in articulo mor- ria ; por lo cual, sea cualquiera el que
tise no solo de cualquier pecado, sino le confiera, se recibe dicho sacramento.
también de cualquier escomunion. Pero la fuerza sacramental de la peniten-
R e s p o n d e r e m o s , que cualquier sacer- cia consiste en la santificación del minis-
dote por virtud del poder de las llaves, tro ; y por esto el que se confiesa con un
tiene la potestad sobre todos indiferente- seglar, aunque cumpla lo que de su par-
mente , y en cuanto á todos los pecados ; te pertenece á la confesión sacramental,
mas no puede absolver á todos de t o - no obtiene, sin embargo, la absolución
dos los pecados ; porque, según el or- sacramental ; si bien le vale algo en
den establecido por la Iglesia, tiene una cuanto á la diminución de la pena que
jurisdicción limitada ó no tiene jurisdic- se produce por mérito y pena de la con-
ción alguna. Pero como la necesidad ca- fesión ; mas no consigue aquella diminu-
rece de ley, por eso, cuando la necesidad ción de la pena, que resulta del poder de
apremia ( 1 ) no está impedido, según las las l l a v e s ; por lo cual es menester que
prescripciones de la Iglesia de poder ab- se confiese de nuevo con el sacerdote ; y
solver, desde el momento que tiene sa- el que muere habiéndose confesado así,
cramentalmente el poder de las llaves, y es más castigado después de esta vida
el penitente consigue l a absolución de que si se hubiera confesado con un sa-
otro, como si hubiera sido absuelto por cerdote.
su propio sacerdote. Y no solo puede
serlo de los pecados, sino también de la A R T I C U L O V I I . — La p e n a temporal
escomunion, que le haya sido impuesta s e t a s a s e g ú n l a e s t e n s l o u d e l a culpa? (2)
por cualquiera, porque esta absolución
pertenece á la jurisdicción, la que se res- 1.° Parece que la pena temporal, c u -
tringe en la ley establecida por la Iglesia. yo reato queda después de la penitencia,
A l argumento 1.° diremos que alguno no se tasa según la es tensión de la culpa,
puede usar de l a jurisdicción de otro por porque es tasada según la intensidad de
voluntad de este, porque las cosas per- la delectación que hubo en el pecado co-
tenecientes á la jurisdicción pueden ser mo se ve ( A p o c . 1 8 , 7 ) : cuanto ella se
encomendadas á otro. L u e g o como la ha glorificado y ha vivido en deleites,
Iglesia acepta el que todo sacerdote pue- tanto daréis de tormento y llanto. Pero á
da absolver in articulo mortis, sigúese veces donde h a y mayor delectación es
(1) Esta razón del Santo Doctor, lo mismo que las palabras cuanto s e h a legislado acerca de la taxacion de la penitencia,
generalísimas del Ritual : Si periculnm mortis immineat, appro- gira sobre estos dos puntos' •• ó que se consulte á la cualidad
balusque desit confcssarius, quilibet sácenlos potest a quibuscumque y cantidad-de la culpa, como por ejemplo el concilio 3.° de
censuris et pceccalls absolvere ; prueban la verdad de la senten- Cartago (cap. 31J ó bien, sin perder esto de vista, se deje al
cia afirmativa de que hemos hablado en la nota anterior. Qui- arbitrio del obispo , según la condición de los penitentes,
libel sacerdos, cualquier sacerdote, sea el que fuere, dice el como el Concilio africano (cap. 10). E l Tridentino estableció
Concilio y lo mismo el Ritual. lo propio; pro qitalitale criminum etpcenitentlum facúltale (ses.14,
(2) La contestación á esta pregunta y la doctrina que el cap. 8). A s í es que el Ritual ordena al sacerdote que imponga
Angélico en su resolución establece, forma el fondo de toda saludable y conveniente satisfacción, según su espíritu y prudencia
la legislación canónica tocante á los cánones penitenciales, lo le sugiera, teniendo en cuenta el estado, condición, sexo y edad del
mismo que de las diversas aunque en su espíritu idénticas re- penitente.
soluciones de los concilios que trataron de esta materia. Todo
42 CUESTIÓN VIII. — ARTÍCULO VII.
(1) Y si resta menos que satisfacer, la penitencia del sacra- ciña de la enfermedad, sino también ti la vindicta y castigo de l os
mento tiene menos que purgar 5 porque sabido es que la sa- pecados pasados (Sess. 14, cap. S.°j.
tisfacción no solo se ordena á prevenir las faltas y por medí-
CUESTIÓN VIH. — ARTÍCULO Vil. 43
Cualidad de la confesión.
Vamos á tratar de la cualidad de la confesión, acerca de lo cual son de considerarse cuatro pun-
tos : 1.' La confesión puede ser informe? 2.° Es preciso que la confesión sea integra? 3." Puede alguno
confesarse por medio de otro ó por escrito? 4." Se requieren para la confesión aquellas condiciones
que señalan los maestros?
(1J S e entiende de la virtud perfecta. artículo y en la Sent. i v , disl. 17, cuest. 3 , a: 4. A s í es que
(2) Y a s e sabe q u e l a s l l a v e s d e l a Iglesia solo las tiene el no sabemos como Drioux en las anotaciones que ha puesto en
Romano Pontífice, de q u i e n , como de su-fuente, reciben la la S U M A , puede decir que esa sentencia ab ómnibus theotogis
jurisdicion los obispos y sacerdotes. prorsüs rejicitur. Para que se v e a el error de este teólogo oiga-
(3) Que los sacramentos pueden ser válidos y al mismo mos al eminente cardenal jesuita Lugo. Esta sentencia, dice (De
tiempo informes es doctrina corriente, como dice Ballerini, sin Pcenit disp. 11, n. GSJ la enseñaron Santo Tomás... y comunmen-
más escepcion que la Eucaristía. En cnanto al sacramento de te los tomistas, Capreolo, Valudino, Cayetano, Soto, Cano, hedesma,
la Penitencia, sobre el que se han originado más dudas, la Silvestre, Ricatdo, citados por Suarex... guíen en parle lasigue ; y
opinión más probable, dice San A l f o n s o , afirma l a misma doc- abrasante comunmente los modernos tomistas y Uenriqaez... el car-
trina, la cual está defendida por el Angélico Doctor en este denal Toledo... y otros á quienes citan y siguen Antonino, Diana,..
CUESTIÓN IX. — A R T Í C U L O S I Y II. 45
sucede también en los otros sacramentos. propio sacerdote con quien primeramen-
Por consiguiente, no está obligado á rei- te se había confesado. L u e g o podrá sola-
terar la confesión el que se acercó á la mente confesar aquel pecado á otro y así
penitencia mal dispuesto ; pero está obli- confesará diversos pecados á diversos sa-
gado á confesar las malas disposiciones cerdotes.
con que se acercó. 4.° A l sacerdote no debe hacerse la
A l argumento 1.° diremos, que aque- confesión de los pecados sino por causa de
lla autoridad debe entenderse en cuanto la absolución. P e r o algunas veces el sa-
á percibir el fruto de la confesión, que cerdote que oye la confesión puede absol-
nadie que esté sin caridad percibe. ver de ciertos p e c a d o s , no de todos.
A l 2.° que la contrición y la satisfac- L u e g o al menos en tal caso no es preciso
ción se hacen á D i o s ; mientras que la que la confesión sea íntegra.
confesión al hombre; y por consiguiente, Por el contrario, la hipocresía es el
es de la esencia de la contrición y de la impedimento de la penitencia; y el divi-
satisfacción el que el hombre esté unido dir la confesión pertenece á la hipocresía,
á Dios por la caridad, pero no de la esen- como dice San Agustín (alius auctor, lib.
cia ó razón de la confesión. D e vera et falsa pcenit, c. 15). L u e g o la
A l 3.° que el que narra los pecados que confesión debe ser íntegra.
tiene, habla con verdad, y en este caso A d e m a s , la confesión es una parte de
el corazón concuerda con la voz ó pala- la penitencia; y la penitencia debe ser
bras en cuanto á la sustancia de la con- íntegra. L u e g o también la confesión.
fesión, aunque haya discordancia con el Conclusión. Del mismo modo que el
fin de ella. médico corporal necesita conocer la natu-
raleza del enfermo para medicinarle con-
ARTÍCULO I I . — E s preciso que l a con- venientemente, así también el espiritual
fesión s e a í n t e g r a ? (1) debe conocer las enfermedades del alma,
para lo cual es necesario que se le haga
].° Parece que no es preciso que la una confesión íntegra.
confesión sea íntegra, es decir, que algu- Responderemos, que en la medicina
no confiese todos sus pecados á un solo corporal es preciso que el médico conozca
sacerdote, porque la vergüenza contri- no solamente la enfermedad contra la que
buye á la disminución de la pena. P e r o debe medicinar, sino también toda la na-
con cuantos más sacerdotes confiesa uno turaleza del mismo enfermo, porque una
sus pecados, tanto mayor vergüenza su- enfermedad se agrava con la unión de
fre. L u e g o es más provechosa la confe- otra, y la medicina que fuera propia á
sión si se divide entre muchos sacerdotes. una enfermedad, perjudicaría á la otra.
2.° L a confesión es necesaria en la pe- L o mismo sucede en los pecados, puesto
nitencia para que la pena sea tasada al que uno se agrava por la unión de otro,
pecado á juicio del sacerdote. P e r o dife- y lo que para uno sería medicina conve-
rentes sacerdotes pueden imponer la pena niente, para otro sería un incentivo, como
suficiente para los diferentes pecados. cuando alguno está infectado de pecados
L u e g o no es preciso confesar todos los contrarios, según enseña S a n Gregorio
pecados á un solo sacerdote. en su Pastoral (part. 3 , c. 3 ) . P o r consi-
3.° P u e d e suceder que después de h e - guiente es necesario para la confesión que
cha la confesión y terminada la satisfac- el hombre confiese todos los pecados que
ción recuerde uno algún pecado mortal tiene en la memoria ( 2 ) ; lo que, si no lo
que, al confesarse no tenía en la memo- h a c e , no es confesión, sino apariencia de
ria ; y entonces no podría hacerlo con el confesión ( 3 ) .
ensenando todos consiguientemente que esa confesión válida no debe peccatorum necessarium non csse de jure divino confiteri omnia el
después repetirse. Una doctrina, pues, que asi la defienden los síngala peccata mortalia, quorum memoria cum debilita et diligenti
primeros teólogos y á su cabeza los príncipes de la teología, prosmeditatione habealur, eliam oculta, el quce sunt contra dúo ulti
¿ cómo puede decirse que está rechazada por todos ? (Véanse ma Decalogi prcecepta, et circunslantias quce peccati speciem ma-
San Alfonso lib. v i , n. 87 y 444, Gury De Sacramenlis in tant; anathemasit. (Concilio de Trento, s e s . 14, can. 7).
genere n. 191 nota 2 . ' de Ballerini y De Pcenit. n. 44S, q. 9, (2) A menos que haya alguna impotencia física ó moral , e n
con las notas del mismo sabio jesuíta). lo cual están conformes todos los teólogos.
(1) La respuesta afirmativa es de fe contra Lutero y otros (3) Advertiremos aquí que h a y una gran cuestión teoló-
h e r e j e s . Si quis dixerü in sacramento Pcenitentlce ad remissionem gica sobre si h a y ó no necesidad de confesar las circunstan-
46 CUESTIÓN IX. — ARTÍCULOS II Y III.
A l argumento 1.° diremos que, aunque de los pecados que confesó manifestó la
la vergüenza sea más multiplicada, cuan- gravedad que tienen por sí mismos. M a s
do divide los diversos pecados entre di- para que un sacerdote conozca una y otra
versos (sacerdotes), sin embargo, todas estension del pecado aquel de que se ha-
las vergüenzas juntas no son tan grandes bía olvidado, basta que el que confiesa
como aquella sola por la que confiesa á l a este pecado lo diga esplícitamente, y los
vez todos sus pecados, porque un pecado otros en general, diciendo que al confe-
considerado por sí no demuestra tan mala sar otros muchos se olvidó de este ( 1 ) .
disposición del que peca, como cuando es A l 4.° que aunque el sacerdote no pue-
considerado con otros m u c h o s , puesto da absolver de todos los pecados, sin em-
que á veces cae alguno en un pecado por bargo está obligado el penitente á confe-
ignorancia 6 por debilidad; mientras que sárselos todos á é l , para q u e conozca la
la multitud de los pecados demuestra la estension de toda la culpa, y remita al
malicia del que peca ó la gran corrupción superior aquellos de que no pueda ab-
del mismo. solver.
A l 2.° que l a pena impuesta por diver-
sos sacerdotes no sería suficiente, puesto A R T I C U L O I I I . — P u e d e u n o confe-
que cualquiera consideraría un pecado en s a r s e por medio de otro ó por escrito ? (2)
sí, y no l a gravedad del mismo, que tiene
por la unión del otro; y á veces la pena que 1.° Parece que uno puede confesarse
se diera contra un solo pecado, sería pro- por medio de otro ó por escrito, porque
movedora de otro; ademas, el sacerdote la confesión es necesaria para que la con-
oyendo la confesión hace las veces de ciencia del penitente se manifieste al sa-
D i o s , y por t a n t o , debe hacérsele l a con- cerdote. Pero el hombre puede manifes-
fesión del mismo modo que se le hace á tar al sacerdote s u conciencia por medio
Dios la contrición. P o r consiguiente, así de otro ó por escrito. L u e g o basta con-
como no habría contrición si alguno no se fesarse por medio de otro ó por escrito.
arrepintiera de todos los pecados que aflu- 2.° Algunos no son comprendidos por
y e n á su memoria, así tampoco sería con- sus propios sacerdotes á causa de la di-
fesión , si no se confesase de todos los pe- versidad de idioma, y los tales no pueden
cados de q u e se acuerda. confesarse sino por medio de otros. L u e -
A l 3.° que algunos dicen que cuando g o no es de necesidad del sacramento,
uno recuerda los pecados que antes había que uno se confiese por sí mismo; y así
olvidado, debe también confesar, por s e - parece que si uno se hubiese confesado
gunda v e z , los que antes confesó, y prin- por medio de otro de cualquiera manera,
cipalmente si no le es posible confesarse le basta para la salvación.
con el mismo sacerdote con quien lo había 3.° E s de necesidad del sacramento,
hecho antes, el cual los conoce todos, á que el hombre confiese con el propio sa-
fin de que el mismo sacerdote esté al cerdote, como consta de lo dicho ( C . 8,
tanto de toda la estension de la culpa. a. 5 ) . P e r o algunas veces el propio sacer-
P e r o esto no parece necesario, puesto dote está ausente y no puede el penitente
que el pecado tiene s u gravedad de sí hablarle en persona; podría, sin embargo,
mismo y de la unión con otro. Ahora bien, manifestarle su conciencia por escrito.
cias agravantes del pecado. Dos son las sentencias, llamas tantes en esto de ridiculizar la santa confesión sacramental,
común y la mds probable niega absolutamente. A la cabeza de negando ademas que estuviese admitida antes de San Jeróni-
los muchísimos y eminentes teólogos que defienden estadoc- . mo, en cuanto confesión hecha en secreto. Pero cabalmente,
trina está nuestro Santo Doctor, el cual enseñó esa doctrina y dejando todos los demás documentos á un lado, tenemos á
en la S e n t . í v , dist. 10, c. v , a. 2. Que esa es la doctrina del San León el Grande que en su epístola 78 á los obispos de
A n g é l i c o en el lugar citado, dice San Alfonso, consta de la Italia, se ve precisado á defender la confesión hecha de esa
simple lectura del testo y de la interpretación que han dado manera, contra los que pretendían que debía hacerse en p ú -
á s u s palabras teólogos como San Antonir.o, Soto y Cano, el blic j . El Concilio tridentino espuso la misma doctrina (ses. 11,
cual terminantemente dice : Que tanto Tomás expresamente en- cap. 5) y las razones en que se apoya ese modo de confesarse,
seña que solo deben confesarse las circunstancias que mudan la es- anatematizando después en el canon 6." á los que negaran el
pecie de pecado. (Véase San Alfonso, 1. v i , n. 468). origen divino de esa práctica. Pero después de esto y definida
(1) E s un principio inconcuso que no debe repetirse lacón" y a la doctrina católica, no faltaron quienes dijeran que era
fesion nisi ejus invalidatc moraliter certo constet. Por c o n s i g u i e n - licito confesarse sacramentalmentc por cartas ó por medio de otro
te, tratándose de pecados olvidados, debe suplirse ese defec- con el confesor ausente y de él obtener la absolución. Entonces
to, como el Angélico y los demás teólogos enseñan. Clemente VIII en 20 de Junio de 1602 condenó esa proposición
como falsa, temeraria y escandalosa.
(2) Erasmo fue uno de los que más ayudaron á los protes-
CUESTIÓN IX. — ARTÍCULOS III Y IV. 47
L u e g o parece que debe transmitirle lo la lengua, basta que confiese por escrito,
que hay en su conciencia por escrito. por señas ó por intérprete puesto que no
Por el contrario , tan obligado está el se exige del hombre más que lo que pue-
hombre á la confesión de los pecados, da: aunque el hombre no pueda ó no deba
como á la confesión de la fe. Pero la recibir el bautismo sino en el agua, que
confesión de la fe debe hacerse de boca, es una causa absolutamente exterior y
como consta ( R o m . 10). L u e g o también que nos es aplicada por otro. Pero el acto
la confesión de los pecados. de la confesión es interior y viene de nos-
Ademas, el que pecó por sí mismo, por otros ; y por eso cuando no podemos de
sí mismo debe arrepentirse. E s así que la un m o d o , debemos confesar como po-
confesión es una parte de la penitencia. damos.
L u e g o el penitente debe confesarse con A l 3.° que en la ausencia del propio
su propia voz ó palabra. sacerdote puede hacerse también la con-
Conclusión. La confesión ole los peca- fesión á un seglar ( 3 ) ; y por lo tanto no
dos como parte del sacramento, debe ha- es preciso que se haga por escrito puesto
cerse por la propia boca, á no estorbarlo que el acto de la confesión más perte-
algún impedimento natural. nece á la necesidad del sacramento que
R e s p o n d e r e m o s , que la confesión no aquel á quien se hace.
solamente es acto de virtud sino también
parte del sacramento. P e r o aunque para ARTÍCULO I V . — ¿Se requieren para
ella, según que es acto de virtud, bas- l a confesión l a s diez y s e i s condiciones asig-
taría el que se hiciese en alguna mane- n a d a s ? (4)
ra ( 1 ) , aunque no hubiese tanta difi-
cultad en un modo como en o t r o , sin 1.° Parece que no se requieren para la
embargo, según que es parte del sacra- confesión las diez y seis condiciones que
mento, tiene un acto determinado, como señalan los maestros, contenidas en estos
los otros sacramentos tienen una materia versos :
determinada; y así como en el bautismo
para significar la interior ablución, se Sit simplex, humille confesior pura, fidelis,
toma aquel elemento cuyo uso principal Atquefrequens, nuda, discreta, libens, verecunda,
Integra, secreta, lacrymabilis, accelerata,
consiste en la ablución, así en el acto del Fortis et aecusans, et sit parere parata,
sacramento para manifestar nuestro pen-
samiento se emplea ordinariamente aquel porque la f e , la sencillez y la fortaleza,
acto por el que acostumbramos sobre son por sí virtudes. L u e g o no deben con-
todo á manifestarle, á saber, la palabra siderarse como condiciones de la con-
propia (2). Sin embargo los otros medios fesión.
son empleados para suplir este. 2.° E s puro lo que no tiene mezcla : y
A l argumento 1.° diremos que así como asimismo lo simple quita la composición
en el bautismo no basta hacer la ablu- y la mezcla. L u e g o una ú otra de estas
ción de una manera cualquiera, sino por dos espresiones es supérflua.
medio de un elemento determinado, así 3.° Nadie está obligado á confesar
tampoco en la penitencia basta manifes- sino una vez el pecado cometido una sola
tar de cualquier modo los pecados, sino vez únicamente. L u e g o si el hombre no
que es preciso que se manifiesten por me- pecase por segunda v e z , no sería preciso
dio de un acto determinado. que su penitencia fuera frecuente.
A l 2.° que en el que no tiene el uso de 4.° L a confesión se ordena á la satis-
fl) Sea por escrito, sea de palabra. (3) Consúltese lo que hemos dicho en la nota del artículo 2.°
(2) Ordinariamente dice el Santo, pues en efecto hay casos cuestión 8.R
en que se está física ó moralmente impedido para hablar, aun- (4) No hay conformidad entre los teólogos acerca de si to-
que siempre haya medios para hacerse entender con signos ó das estas condiciones se deben admitir, ó si su número puede
de otro modo cualquiera Adviértase sin embargo que cuando reducirse é incluirse en algunas las señaladas aquí por el An-
hay impotencia para hablar, como sucede á los mudos por gélico. Así, por ejemplo, Gury pone nueve y el cardenal Gous-
ejemplo, no es preciso recurrir á medios que, aunque buenos, set solo señala cuatro. Lo que es indudable es que no se ne-
la Iglesia los considera como cstraordinarios y de ningún modo cesitan para la validez del sacramento todas Las señaladas
obligatorios. Tal es la sentencia más probable. (Véase á San •por Santo Tomás, siguiendo el Santo á los Maestros, según
Alfonso lib. vi, n. 479 ; Gury, n. 503 y 504, con las notas del nos dice en este artículo, y según sabiamente prueba esta
P. Ballerini). misma distinción después.
48 CUESTIÓN IX.—ARTÍCULO IV.
Efecto de la confesión.
1.° La confesión libra de la muerte del pecado ? 2.° Libra de algún modo de la pena? 3.° Abre el pa-
raíso ? 4.° Da la esperanza de la salvación ? 5.° La confesión general borra los pecados mortales ol-
vidados?
(1) La respuesta afirmativa es de fe contra los protestantes ab admissis peccatis ad ipsum penitentes confugerint, possent libe-
y contra Pedro de Osma. El efecto de la confesión, dice el rari. Lo mismo consta del canon 1.° de la misma sesión. Y por
Tridentino (ses. 14, cap. 2) es la absolución de los pecados; y fin, para no citar más , lo propio definió el concilio de Flo-
para conseguirlo precisamente es por lo que la Iglesia ordena rencia , en el decreto pro Armenis: effeckis hujus sacramento, est
á los pecadores, ante hoc tribunal, tanquám reos sisli voluit, ut absolutio (i peccatis.
per sacerdotum sentenliam non semel (como sucede en el bautismo (.2) S i la contrición fuere perfecta, según se h a visto antes.
y cuya diferencia de la Penitencia viene notando) sed quolies (3) Como sucede á quien sólo se duele por atrición.
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V ,
i
50 CUESTIÓN X. — ARTÍCULOS I II, Y III.
(l) El concilio de Trento condenó á los que dijesen que loda confesión está suficientemente compensado por tantos y tan
la pena perdona Dios al perdonar la culpa fses. 14, can. 12). grandes bienes y consuelos, como cierlisimamente se otorgan d los
(2) El Santo Doctor, limitándose á probar lo que tiene entre
(
que se acercan bien dispuestos para recibir la absolución. Apoyados
m a n o s , evidencia las ventajas de la confesión por el lado solo en esta doctrina los teólogos místicos disertan largamente s o -
de lo que disminuye los castigos. A l consignar lo propio el bre las ventajas de la confesión ; y el P. Castro asegura que
Tridentino fses. 14, cap. 5), y después de aducir la misma ra- en ello se ejercitan todas las virtudes.
zón que el A n g é l i c o , .manifiesta ademas que lo pesado de la
CUESTIÓN X . — A R T Í C U L O S I I I , IV Y V . 51
paraíso; porque los efectos de diversos g o no parece que sea el efecto propio de
sacramentos son diversos. Y la apertura la confesión.
del paraíso es efecto del bautismo. L u e - 2.° P o r la tribulación llegamos á'la es-
go no es el efecto de la confesión. peranza, como se v e (Rom. 5 ) . Pero el
2.° E n lo que está cerrado no puede hombre sufre la tribulación principal-
entrarse antes de abrir. E s así que el mente en la satisfacción. Luego el dar la
que muere antes de la confesión puede esperanza de la salud es más propio de
entrar en el paraíso. L u e g o la confesión la satisfacción que de la confesión.
no abre el paraíso. Por el contrario, «; por la confesión se
. Por el contrario : la confesión hace » hace el hombre más humilde y más
someterse al hombre á las llaves de la » precavido » , como se dice el maestro
Iglesia. Pero por estas se abre el paraíso. (sent. 4 , dist. 17). Mas por esto recibe el
L u e g o también por la confesión. hombre la esperanza de la salud. Luego
Conclusión. Como la confesión sacra- el efecto de la confesión es dar la espe--
mental libra al hombre de la culpa y de ranza de la salud.
la pena, sigúese que con justicia se dice Conclusión. La confesión sacramental
que le abre la puerta del paraíso. da la esperanza de la salvación en cuanto
Responderemos, que se prohibe á al- por ella (la confesión) el hombre se some-
guno la entrada en el paraíso por la te á las llaves de la Iglesia, que tienen
culpa y el reato de la pena; y puesto que su virtud de la pasión de Cristo.
que estos impedimentos los quita la con- Responderemos que no tenemos la es-
fesión como consta de lo dicho (a. 1 y 2) peranza del perdón de los pecados sino
por eso se dice que abre el paraíso. por Cristo; y puesto que el hombre se
A l argumento 1.° diremos, que aunque somete por la confesión á las llaves de la
el bautismo y la penitencia son sacra- Iglesia que tienen su virtud de la pasión
mentos diversos, sin embargo obran ón de Cristo, he aquí por qué se dice que la
virtud de sola la pasión de Cristo, por la confesión da la esperanza de la salvación.
cual ha sido abierta la entrada del pa- A l argumento 1.° diremos, que la es-
raíso. peranza de la salvación no puede prove-
A l 2.° que antes del voto (ó deseo) de nir principalmente de los actos sino de la
la confesión el paraíso estaba cerrado al gracia del Redentor; y puesto que la
que pecaba mortalmente, aunque después confesión se funda en la gracia del R e -
por medio de la contrición que lleva en dentor, por eso da la esperanza de la sa-
sí el voto de la confesión, haya sido l u d , no solo como acto meritorio, sino
abierto aun antes de que realmente se también como parte del sacramento.
haya confesado; sin embargo, el obs- A l 2.° que la tribulación da la espe-
táculo de la pena que merece no es t o - ranza de la salud poniendo á prueba
talmente quitado antes de la confesión y nuestra propia virtud, y por la purifica-
de la satisfacción (1). ción de l a pena debida á nuestros peca-
dos ; mas la confesión l a da también del
A R T Í C U L O I V . — La confesión d a e s - modo predicho.
peranza de salvación? (2)
A R T Í C U L O V . — ¿ l a confesión general
1.° Parece que no debe ponerse como b a s t o para borrar los pecados mortales olvi-
efecto de la confesión el que da la espe- dados? (3)
ranza de la salvación, porque esta pro-
viene de todos los actos meritorios. L u e - 1.° Parece que la confesión general no
(1) Porque el que en tal estado muriese, iría al purgatorio. » obrando él bien y guardando los mandamientos se persevera
Y l o mismo sucedería si confesándose, no hubiera purgado » hasta el fin, sea anatematizado.»
toda la pena temporal debida á los pecados. {3} Afirma el Santo, en conformidad con la doctrina gene-
(2) E l Santo responde afirmativamente, l o mismo que e l ral de la Iglesia, expresada más tarde en el Tridentino. Des-
Concilio de Trento más adelante, al condenar la herejía de los pués de manifestar el santo* Concilio que la confesión no es
que.negaban la esperanza en cualesquiera obras buenas que imposible y que en e l l a , lo que Dios ordena, no es mas que
s e practicasen. Hé aquí el canon 26 de la sesión VI. « S i alguno la acusación de lo que el pecador recuerde haber ofendido al
» dijere que los justos no deben esperar, por las buenas obras S e ñ o r , añade •. los demás pecados que, á quien diligentemente se
»que en gracia de Dios hiciesen, la eterna retribución de examina, no le vienen á la memoria , entiéndese que van incluidos
» Dios por su misericordia y de Jesucristo por s u mérito, s i en su- totalidad, en la misma confesión. (Sesión 14, cap. 5).
52 CUESTIÓN X. — ARTÍCULO V.
basta para borrar los pecados mortales que sufre la ignorancia, del h e c h o , que
olvidados, porque el pecado borrado por escusa de pecado. L u e g o consigue el
la confesión no es menester confesarlo perdón, y así los pecados que lian sido
por segunda vez. Si pues los pecados olvidados son perdonados, pues es impío
olvidados se perdonasen por la confesión esperar el perdón á medias.
general, no sería necesario, cuando se Conclusion. Por la confesión general
recuerdan, el confesarlos. se perdonan los pecados mortales olvida-
2.° Cualquiera que no tiene conciencia dos ; pero sise acuerda el penitente des-
de pecado, ó no le tiene ó se ha olvidado pués de algún pecado mortal, necesita
de su pecado. L u e g o si por la confesión confesarse para demostrar que tiene ver-
general se perdonan los pecados morta- güenza del pecado.
les olvidados, todo el que no se siente Responderemos que la confesión obra
con pecado alguno mortal, cuando hace presupuesta la contrición, que borra la
una confesión general, puede tener segu- culpa; y así la confesión se ordena direc-
ridad de estar exento de pecado mortal, tamente al perdón de la pena ( 1 ) ; lo
lo cual es contrario á estas palabras del cual hace por la vergüenza que t i e n e , y
Apóstol ( i Cor. 4 , 4) : de nada me ar- por el poder de las llaves á las que se so-
guye la conciencia; mas no por eso soy mete el que se confiesa. S u c e d e , empero,
justificado. á veces que por la contrición precedente
3.° Nadie reporta ventaja de su negli- algún pecado es borrado en cuanto á la
gencia; pero no puede ser otra cosa que culpa, y a en general, si entonces no se
negligencia el que alguno olvide el p e - recuerda, y a en especial, y sin embargo
cado mortal antes que se le perdone. antes de la confesión alguno se ha olvi-
L u e g o no reporta de esto tal comodidad, dado de aquel pecado, y entonces la con-
á saber, que se le perdone el pecado sin fesión general sacramental obra para el
una confesión especial. perdón de la pena por el poder de las
4.° Más lejos está del conocimiento del llaves, á las que se somete el que se con-
que se confiesa lo que ignora absoluta- fiesa , no poniendo obstáculo alguno por
mente, q u é aquello de que se ha olvida- su parte; pero de la parte aquella por la
do. Pero la confesión general no borra que la vergüenza de la confesión del p e -
los pecados cometidos por ignorancia, cado disminuía la pena, la pena de e s t e ,
puesto que entonces los herejes que igno- del que alguno no se ha avergonzado es-
ran que algunos pecados en que están pecialmente delante del sacerdote, no es
son pecados, ó,también las gentes senci- disminuida.
llas, serían absueltos por la confesión A l argumento 1.° diremos, que en la
general; lo cual es falso. L u e g o la confe- confesión sacramental, no solamente se
sión general no destruye los pecados requiérela absolución, sino que se espera
olvidados. el juicio del sacerdote que impone la sa-
Por el contrario, dícese ( P s . 3 3 , 6 ) : tisfacción ; por lo tanto, aunque este ha-
llegaos á él y seréis iluminados; y vues- y a dado la absolución, sin embargo, hay
tros rostros no serán sonrojados. Mas el obligación de confesar para que se supla
que confiesa todos los pecados que sabe, lo que faltó á la confesión sacramental.
se llega á Dios cuanto puede, porque no A l 2° que la confesión no obra como
puede exigírsele más. L u e g o no será son- se ha dicho, sino presupuesta l a contri-
rojado, de modo que sufra una repulsa, ción, la cual no puede alguno saber si
sino que conseguirá el perdón. fue verdadera, como ni puede saber con
A d e m a s , el que se confiesa, obtiene certeza si tiene la plenitud de l a gracia;
el perdón, á no ser que esté en mala dis- y por esto ni puede saber con certeza si
posición. E s a s í , que el que confiesa t o - por la confesión general le ha sido perdo-
dos los pecados que conserva en la m e - nado el pecado olvidado, aunque puede
moria y se ha olvidado de algunos, no apreciarlo por algunas conjeturas.
por esto tiene mala disposición, puesto A l 3.° que ese no reporta provecho de
(1) £1 mismo Santo retractó esta proposición tácitamente art. 2 , al 5), y cuando enseña que la absolución sacerdotal no
cuando dijo que el sacramento de la Penitencia está principal- sólo significa, sino que efectúa la remisión del pecado. (Con-
mente instituido para borrar el pecado mortal (Parte III, cuest. 84 súltese lo dicho en la cuestión 6." art. 1 del Suplemento.)
CUESTIÓN X . — ARTÍCULO V . 53
CUESTIÓN XI.
Sigilo de la confesión.
1.° Está el hombre obligado en todo caso á ocultar lo que tiene (ó sabe) bajo el sigilo de la confe-
sión?—2.° El sigilo de l a confesión se estiende á otras cosas que a l a s que y a se han tratado s ó b r e l a
confesión ? — 3.° Solo el sacerdote tiene el sigilo de la confesión ?—4.» Puede u n sacerdote, con per-
miso del penitente , manifestar á otro el delito que conoce bajo el sigilo de la confesión ? — 5.° Está
obligado á ocultarlo a u n q u e lo conociere de otro modo?
ARTÍCULO I . — ¿ E s t á obligado e n todo que sabe por la confesión que hay afini-
caso e l sacerdote á ocultar los pecados que dad entre dos personas que quieren con-
conoce bajo el sigilo d e l a confesión? (2) traer matrimonio. Luego el t a l debe re-
velar l a confesión.
1.° Parece que no en todo caso está 2.° Aquello á que uno está obligado
obligado el sacerdote á ocultar los peca- por precepto de la Iglesia solamente, no
dos que conoce bajo el sigilo de la con- es necesario observarlo, desde el mo-
fesión, puesto que, como dice San Ber- mento que la Iglesia manda lo contrario.
nardo (implic. in tract.. D e precepto e t E s así que el secreto de la confesión ha
dispensat., c. 2 ) ; « l o q u e se ha insti- sido establecido solamente por estatuto
»tuido por la caridad no milita contra de l a Iglesia. L u e g o si l a Iglesia manda
» ella ». P e r o la ocultación de la confe- que todo el que sepa algo de tal pecado,
sión en algún caso militaría contra la ca- lo diga, el que lo sabe por la confesión
ridad ; por ejemplo, si se sabe por la debe decirlo.
confesión que uno es hereje, al cual no 3.° M á s debe el hombre guardar su
puede atraérsele para que desista de cor- conciencia que la fama de otro, porque la
romper al pueblo ; y lo mismo de aquel caridad bien ordenada lo prescribe. Pero
(1) A l menos en cuanto al conocimiento de los preceptos cho canónico, pues así consta del tantas veces citado capítulo
universales de la l e y que todos están obligados á saber, y en del concilio de Letran Omnis ntriusque sexus. En efecto, en él
cuanto á las obligaciones particulares de cada uno. (Consúltese se dice á los sacerdotes que procuren no revelar al pecador por
lo dicho en 1.", 2.1», C. 76, a. 2). palabra, signo , ó de otro modo cualquiera porque los que inten-
(2) La obligación del sigilo es de derecho natural, apoyado taren revelar el pecado descubierto en el tribunal de la Penitencia,
en el triple título de caridad, justicia y religión; de derecho no solo decretanws que queden depuestos, sino ademas que sean en-
divino implícito al m e n o s , en el hecho de ser instituida la cerrados en un monasterio estrecho para hacer penitencia*
confesión en secreto por el Salvador ; y últimamente por dere-
54 CUESTIÓN X I . — A R T Í C U L O I.
algunas veces alguno, ocultando el peca- pecado de aquel que se somete á él por
do, incurre en daño de la propia concien- medio de la penitencia. L u e g o es preciso
cia, como cuando es llamado á dar testi- que se signifique también esto en el sa-
monio de aquel pecado que sabe en la cramento de la penitencia. P o r lo tanto
confesión, y se ve obligado á jurar, de- es de necesidad del sacramento ocultar la
cir la verdad, ó cuando un abad sabe por confesión y peca como violador del sa-
la confesión el pecado de algún prior que cramento el que revela la confesión.. I n -
está sometido á é l , cuya ocasión induce dependientemente de esta consideración,
al mismo á la ruina si le deja el priorato; este secreto tiene aún otras ventajas,
por consiguiente está obligado á quitarle pues que por esto mismo, los hombres se
la dignidad de la cura pastoral, y al qui- aficionan más á la confesión, y confiesan
társela parece publicar la confesión. L u e - también más sencillamente sus pecados.
g o parece que en algún caso es lícito pu- A l argumento 1.° contestaremos, que
blicar la confesión. algunos dicen, que el sacerdote no está
4.° A l g ú n sacerdote puede por medio obligado á guardar bajo el secreto de
de la confesión de alguno á quien oyó, confesión, sino los pecados de que el pe-
tener la convicción que este es indigno nitente promete la enmienda; aliaspotest
de la prelacia. Pero cualquiera está obli- ea dicere ei qui potest prodesse, et non
gado á hacer oposición á la promoción de obesse. Pero esta opinión parece errónea,
sujetos indignos, si la ocasión se presen- por ser esto contra la verdad del sacra-
ta. L u e g o puesto que al hacer oposición, mento ( 1 ) . Porque así como el bautismo
parece que induzca sospecha del pecado, es sacramento, aunque á él se acerque
y revelar así en cierto modo la confesión, uno con mala disposición, sin que por
parece que en algunas ocasiones es con- esto varíen en nada las partes esenciales
veniente revelar la confesión. del sacramento, así la confesión no deja
Por el contrario, es lo que dice (de- de ser sacramental, aunque el que se
cret. D e poenit. et remiss. cap. Omnis confiesa, no se proponga la enmienda. Y
utriusque, etc.) : <¡a guárdese el sacerdote por esto no menos debe guardarse secreto
» de hacer conocer en manera alguna al de e l l a ; ni el sigilo de la confesión com-
» pecador ni por palabra, ni por signo ó bate á la caridad puesto que la caridad
» de cualquier otro modo ». no requiere que se aplique el remedio
A d e m a s , el sacerdote debe confor- al pecado que el hombre ignora. Pero lo
marse á Dios de quien es ministro. E s así que se sabe bajo confesión, es como lo
que Dios no revela los pecados que se le ignorado ( 2 ) , puesto que no lo sabe al-
ponen de manifiesto por la confesión, guno como hombre, sino como Dios. Sin
sino los oculta. L u e g o ni el sacerdote embargo debe aplicarse algún remedio
debe revelarlos. en los predichos c a s o s , tanto como se
Conclusión. Así como Dios siempre pueda, sin la revelación de la confesión,
cubre el pecado del que por la penitencia como amonestando á los que se confie-
se le somete, así el sacerdote debe ocultar san y cuidando de los demás para que no
siempre los pecados del penitente ; puesto se corrompan por la herejía. P u e d e de-
que la confesión esterior que se hace al cirse también al prelado que vigile con
sacerdote es una señal de la interior que más cuidado sobre su rebaño, pero de
se hace á Dios. modo que no diga cosa alguna por la
cual haga traición al penitente de pala-
Responderemos, que en los sacramen-
bra ó por señal.
tos las cosas que se hacen esteriormente,
son signos de las que suceden interior- A l 2.° que el precepto sobre el secreto
mente, así que la confesión, por la que de la confesión es una consecuencia del
uno se somete al sacerdote, es un signo sacramento mismo. Por lo tanto así como
de la sumisión interior, por la que uno el precepto de hacer la confesión sacra-
se somete á Dios. P e r o Dios encubre el mental es de derecho divino y no puede
(1) Tan lejos está esto de la verdad, que en ningún caso, (2) Así es q u e , preguntado el confesor de lo oido en la con -
como dice Billuart, puede revelarse lo oído en confesión, fesion, pueda responder que lo ignora y aun jurar que lo
aunque se trate de perder la v i d a , ó de la ruina de un estado ignora. La razón es la misma que da el Santo en la respuesta
ó de la pérdida de la fe en alguna provincia. ad secundum.
C U E S T ON X I . — A R T Í C U L O S I Y II. 55
(1) TNo han faltado algunos teólogos antiguos que defendie- fesion se haga más vigilante con los subditos, más santo y
sen ser lícito á los superiores , utilizar lo sabido en confesión prudente, evitando por supuesto que de aquí no se origine
para el gobierno externo de sus subditos, ó de otras personas sospecha alguna del pecado, ó sirva de gravamen al peniten-
cualesquiera. Pero hoy nadie puede defender doctrina tan pe- te. Véase San Alfonso lib. v i , n. 056 y 057 Gury n.° 670.
ligrosa, por muchos Pontífices condenada, particularmente en (2; De lo dicho aquí por el Santo Doctor opina San Alfonso
el decreto de 20 de Mayo de 1594, dirigido por Clemente VIH que debe hacerse uso solamente cuando concurran otras cir-
á los regulares. Más tarde, en 1082, el papa Inocencio X I cunstancias q u e , de ser conocidas antes ó después de la con-
condenó la proposición en que esa doctrina se defendía, á fesión , serían suficientes para que el superior negara su su-
pesar de decirse en ella que sólo era lícito la tal práctica, fragio, (lib. v i , n. 657). En una palabra: es materia tan deli-
excluyendo toda revelación directa b indirecta de la confesión y sin cada y peligrosa, que aun los más benignos moralistas , como
gravamen del penitente; á pesar de esta limitación la proposición Diana , se muestran sumamente severos.
fué condenada. Lo dicho no obsta, dice San Alfonso y con él (3) Es objeto del sigilo , dice G u r y , ademas de los pecados,
todos los t e ó l o g o s , para que el confesor por lo sabido en con- todo aquello cuya manifestación cedería en gravamen del pe-
56 CUESTIÓN X I . — A R T Í C U L O S I I , III Y IV.
sas, ya por el escándalo, y a por la in- confesión compete al sacerdote solo como
clinación ( ó peligro) que podría resultar ministro de las llaves, sin embargo tam-
de la costumbre. bién el seglar que oye la confesión por
D e lo dicho se deduce la contestación necesidad, así como participa algo del
al argumento primero. acto de las llaves, así también participa
A l 2.° que alguno no debe fácilmente algo del sigilo.
recibir algo de este modo ; sin embargo R e s p o n d e r e m o s , que el secreto de la
si lo recibe está obligado por la promesa confesión compete al sacerdote en cuanto
á guardar el secreto de este modo, como es ministro de este sacramento; lo cual
si lo supiera por la confesión, aunque no no es otra cosa que el deber de conservar
lo posea bajo el secreto de la confesión. secreta la confesión, como de las llaves
es la potestad de absolver. Sin embargo
ARTÍCULO I I I . — s o l o ei sacerdote pc- como alguno que no es sacerdote, parti-
s e c el secreto de l a confesión ? cipa algo en algún caso del acto de las
llaves cuando oye por necesidad la con-
l.° Parece que no solo el sacerdote fesión, así también participa algo del se-
posee el secreto de la confesión, porque creto de la confesión, y está obligado á
algunas veces alguno se confiesa con el guardar el sigilo aunque propiamente ha-
sacerdote por medio de intérprete, en ur- blando, no tenga el sigilo de la confe-
gente necesidad. Pero el intérprete, á lo sión. Con lo dicho es evidente la contes-
que parece está «Migado á ocultar la tación á los argumentos propuestos ( 1 ) .
confesión. L u e g o también el que no es
sacerdote posee algo bajo el sigilo de la ARTÍCULO I V . — ¿Puede el sacerdote,
confesión. con permiso de s u penitente, dar á conocer á
2.° A veces alguno en caso de necesi- otro el pecado que s a b e bajo el sigilo s a c r a -
dad puede confesarse con un seglar, y mental ? (2l
este está obligado á guardar secreto so-
bre los pecados, puesto que se le dicen 1.° Parece que el sacerdote no puede,
como á Dios. L u e g o no solo el sacerdote con permiso del penitente, dar á conocer
posee el secreto de la confesión. á otro el pecado que sabe bajo el sigilo
3.° Alguna vez alguno se finge sacer- de la confesión, porque lo que no puede
dote, para conocer por este engaño la el superior; no lo puede el inferior. E s
conciencia de otro ; y parece también así que el P a p a no podría autorizar á
que peca si revela la confesión. L u e g o no uno para que dijere á otro el pecado que
es solo el sacerdote el que posee el sigilo sabe por medio de la confesión. L u e g o
de la confesión. ni aquél que sé confiesa puede autorizar
Por el contrario , solo el sacerdote es al mismo.
el ministro de este sacramento. E s así 2.° L o que se halla instituido á causa
que el sigilo de la confesión es anejo á del bien común de la Iglesia, no puede ser
este sacramento. L u e g o solo el sacerdote anulado por la voluntad de uno solo. E s
tiene el secreto de la confesión. así que el secreto de la confesión se ha
Ademas el que oye alguas cosas en establecido á causa del bien de la Iglesia,
confesión, está obligado á guardar el se- para que los hombres se acerquen á la
creto, puesto que no las sabe como hom- confesión más confiadamente. L u e g o
bre, sino como Dios. Pero solo el sacer- aquel que confiesa, no puede autorizar al
dote es ministro de Dios. L u e g o él solo sacerdote para que revele lo que le ha
está obligado á este secreto. dicho.
Conclusión. Aunque el secreto de la 3.° Si se pudiera dar esta autorización
míente y en odio del Sacramento. Advertiremos sin embargo, cualquier modo intervienen ó saben la confesión, fuera del
en cnanto á los defectos naturales, que cuando se revelan por sacerdote. No hay obligación do valerse de esos medios ex-
la conexión que con el pecado tienen , su revelación es con traordinarios ; pero de emplearlos, quedan bajo sigilo las co-
traría al s i g i l o ; pero no así aquellos, dice Ballerini, que sas que de esa manera se sepan.
nada tengan que ver con el pecado, como ser tartamudo por (2) El Santo Doctor responde afirmativamente. Sin embargo
ejemplo, diga lo que quiera en contra alguno que otro se requiere una licencia expresa y espontánea, no siendo
teólogo. suficiente la implícita, dudosa, interpretativa, ni la obtenida
(1) Infiérese de toda la doctrina del Santo , que sólo secun- por fuerza , dolo, ruegos importunos ó temor reverencial.
dariamente están obligados al sigilo, todos aquellos que de
C U E S T I Ó N X I . — A R T Í C U L O S IV Y V.
(1) £1 confesor debe guardar muchísima prudencia al tener estado ó daño notable al prójimo, es preciso, dice S i l v i o , no
que hablar de lo que sabe en confesión y fuera de confesión, añadir absolutamente ninguna circunstancia, ni agravarla
e n el caso de necesidad de que el Santo habla en el cuerpo falta porque se conozca por confesión , cuando fuera del sacra-
del artículo. Si h a y gran necesidad, como en peligro para el mento se ignora.
C U E S T I Ó N XII.
Acerca d é l o primero investigaremos: 1." La satisfacción es virtud, ó acto de virtud ? 2.° Es acto de
justicia? 3." La definición de la satisfacción, que se establece en la l e t r a , és conveniente?
rante, y el que así obra t a c e de la nece- las causas de los pecados, como se dice
sidad virtud: porque por esto el dismi- en la letra (Sent. 4 , dist. 15), parece que
nuir el débito tiene mérito, puesto que no es acto de justicia.
importa necesidad, que es contraria á la 3.° Precaver para lo futuro no es acto
voluntad : de donde se sigue que si la vo- de justicia, sino más bien de prudencia,
luntad consiente con la necesidad, no se de la cual se pone como parte la cautela.
quitará la razón del mérito. Mas esto pertenece á la satisfacción,
A l 2.° que el acto de virtud no re- porque es propio de la misma no perdo-
quiere lo voluntario en aquel que padece, nar, ni dar entrada á las sugestiones de
sino en aquel que hace, porque es acto los pecados. L u e g o la satisfacción no es
de aquella. Y por tanto, cuando aquel acto de justicia.
en quien ejerce el juez la vindicta, se Por el contrario , ninguna virtud con-
muestra como paciente para la satisfac- sidera la razón del débito sino la justicia.
ción, no como agente, no conviene que Mas la satisfacción rinde á D i o s el honor
la satisfacción sea en él voluntaria, sino debido, como dice San Anselmo.(inlib. I .
en el juez que la ejecuta. Cur Deus homo, e t c . , cap. 11). L u e g o
A l 3.° que lo principal en la virtud la satisfacción es acto de justicia.
puede tomarse de dos modos : 1.° como Ademas : ninguna virtud tiene la pro-
principal en la misma, en cuanto es vir- piedad de perfeccionar la igualdad de las
tud. ; y en este sentido las cosas que per- cosas esteriores sino la justicia. Mas esto
tenecen, á su razón, ó le son más próxi- se efectúa mediante la satisfacción, pol-
mas, son más principales en la virtud, y la cual se establece igualdad entre la
así la elección, y los actos interiores en falta enmendable y la ofensa precedente.
la virtud, en cuanto es virtud, son los L u e g o la satisfacción es acto de justicia.
más principales ; 2.° puede tomarse lo Conclusión. La satisfacción, que im-
principal en la virtud, en cuanto es tal porta nivelación respecto de la ofensa
virtud ; y en este concepto lo más prin- precedente en el que la hace, es obra de
cipal en la misma es aquello de lo que justicia, en cuanto á aquella parte, que se
recibe determinación el acto interior, el llama penitencia.
cual en algunas virtudes se determina Responderemos que, según el Filósofo
por medio de actos esteriores, porque la (Ethic. lib. 5 , c. 3 y 4 ) , el medio de la
elección, que es común á todas las virtu- justicia se toma según la igualación de
des, por lo mismo que es elección de tal una cosa con otra en alguna proporcio-
acto, se Hace propia de esta virtud. Y de nalidad. Por lo que importando el mismo
este modo los actos esteriores en algunas nombre de satisfacción tal igualdad, ó
virtudes son los más principales, y así nivelación, porque este adverbio satis
también es en la satisfacción. (bastante) designa igualdad de propor-
ción ; consta que la satisfacción es for-
ARTÍCULO I I . — l a satisfacciones acto malmente acto de justicia. Mas el acto
de j u s t i c i a ? de justicia, según el Filósofo (Ethic. lib.
5 , cap. 2 y 4 ) , e s , ó de sí para otro,
l.° Parece que la satisfacción no es como cuando uno paga á otro lo que le
acto de justicia ; porque la satisfacción d e b e , ó de otro distinto respecto de otro,
se Hace para que el hombre se reconcilie como cuando el juez hace justicia entre
con aquel, á quien ofendió. Mas la re- dos sujetos. Pero cuando es acto de jus-
conciliación, siendo acto de amor, perte- ticia propio de sí respecto de otro, la
nece á la caridad. L u e g o la satisfacción igualdad se constituye en el mismo que
es acto de caridad, y no de justicia. le hace ; y cuando es de otro distinto
2.° L a s causas de los pecados en nos- respecto de otro, la igualdad se consti-
otros son las pasiones del.alma, por las tuye en el que padece lo justo. Y por
que somos incitados al mal. Pero la jus- cuanto la satisfacción espresa igualdad
ticia, según el Filósofo (Ethic. lib. 5, cap. en el mismo que la obra, por eso dice, ó
2 y 3 ) no versa acerca de las pasiones, espresa acto de justicia, que es propio
sino de las operaciones. Por consiguiente, de sí respecto de otro, propiamente ha-
perteneciendo á la satisfacción borrar blando. Pero de sí con respecto á otro
CUESTIÓN XII. — ARTÍCULOS II Y I I I . 61
puede uno hacer justicia, ó en las accio- es consiguiente. Y por cuanto un acto
nes y pasiones, ó en las cosas esteriores; elicitivamente procede del hábito á cuyo
como también la injuria se irroga á otro, fin inmediatamente se ordena, é impera-
ó quitándole las cosa, ó dañándole por tivamente de aquel á cuyo fin última-
medio de alguna acción. Y por cuanto mente tiende, por eso la satisfacción eli-
el uso de las cosas esteriores es dar, por citivamente procede de la justicia, é im-
eso el acto de justicia, según que consti- perativamente de la caridad.
tuye la igualdad en las cosas esteriores, A l 2.° que aunque la justicia versa
propiamente significa, ó quiere decir d e - principalmente acerca de las operaciones,
volver ; mas el satisfacer manifiestamente sin embargo, también como consecuencia
demuestra igualdad en las acciones, aun- trata de las pasiones, en cuanto son cau-
que algunas veces se establece lo uno en sas de las operaciones. P o r lo cual, así
vez 'de lo otro. Y puesto que la iguala- como la justicia cohibe la ira, para que
ción no se verifica sino respecto de cosas no infiera á otro injustamente lesión, y
desiguales, por eso la satisfacción presu- la concupiscencia, para que no se acer-
pone desigualdad de acciones, la cual que al tálamo ajeno ; así también la sa-
constituye ofensa, y por tanto se rela- tisfacción puede borrar las causas de l o s
ciona con la ofensa precedente. Mas nin- pecados.
guna parte de la justicia mira á la ofensa A l 3.° que cualquiera virtud moral
precedente, sino la justicia vindicativa, participa del acto de prudencia, porque
que constituye la igualdad en aquel que formalmente la misma llena en ellas la
padece lo justo indiferentemente, ora sea razón de virtud, puesto que conforme á
el paciente una misma cosa que el agente ella se toma el medio en cada una de las
(como cuando uno se infiere ó impone á virtudes morales, como se manifiesta en
sí mismo la pena, ó castigo), ora no sea la definición de la virtud establecida
uno mismo el agente que el paciente, (Ethic. lib. 2 , cap. 2 y 16) (1).
como cuando el juez castiga á otro, refi-
riéndose la justicia vindicativa á ambas
ARTÍCULO I I I . — definición d e i a
cosas. D e l mismo modo también la peni- satisfacción s e e s t a b l e c e convenientemente
tencia, que importa tan solo igualdad en e n l a letra ?
el que la h a c e ; porque el mismo peni-
tente sufre la pena, de modo que en este l.° Parece que l a definición de la sa-
sentido la penitencia es una especie de tisfacción (letra Sent. 4 . dist. 15) se a
(í) Vése, pues, por toda la magnífica teoría desarrollada en estos textos vemos campear la idea de la justicia, exigiendo
este artículo, cuánto derecho tiene el Santo en llamar á la el Señor del pecador tanto, como castigo, por cuanto como pe-
satisfacción parte de la justicia vindicativa, que en este caso cado cometido. Por esto el Tridentino (sesión. 14, cap. S) h a -
recibe el nombre de penitencia. La Sagrada Escritura con blando de la satisfacción, recuerda y encarga á los sacerdotes
mucha frecuencia , lo mismo que los Padres y Concilios, h a - que tengan presente que la satisfacción que imponen, no sirva
blan ese lenguaje. Pro mensura delicti erit et plagarum modus. sólo para la defensa de la nueva vida y medicina de la enfermedad,
(Deuteron, x x v , v . 2). Quantum glorificava se et in deliciis fnit, sino también para la vindicta y castigo de los pecados pasados.
tantum dateillitormenlumelluctum (Apoc. x v m , v . 1). En todos
62 CUESTIÓN XII.—ARTÍCULO III.
(1) En este artículo el Santo designa los puntos que deben del Angélico está previamente impugnada la de Almerico, el
tenerse á la vista para definir convenientemente la satisfac- cual fué condenado por Inocencio III en el Concilio IX de Le-
ción. Su doctrina está conforme con la establecida posterior- tran ; la de las beguardos y beguinos que lo fueron por Cle-
mente en el cap. 8 del Tridentino que en la precedente nota mente V en el de Viena ; y la de Lulero por fin , quien á su
hemos copiado ; y á una y á otra se atienen los teólogos al vez lo fué por León X y el concilio de Trento (sess. 14 canon 13).
definir la satisfacción. Añadiremos también que en la doctrina
CUESTIÓN X I I . — ARTÍCULO III. 63
CUESTIÓN XIII.
. Posibilidad de la satisfacción.
para pagar la deuda por el beneficio de la satisfacción al débito del pecado co-
la creación; por lo que ( I s . c. 4 , 1 6 ) , se metido. Mas en los honores que se deben
dice que los cedros del líbano no bastan á los padres y á D i o s , aun según el F i -
para un holocausto. L u e g o de ningún lósofo ( E t h i c , lib. 8 . ) , es imposible de-
modo puede satisfacer por la deuda de volverles lo equivalente según la cuanti-
la ofensa cometida. dad , y basta que el hombre devuelva lo
4.° E l hombre debe consagrar todo su qué puede, porque la amistad no exige lo
tiempo- al servicio de Dios. Mas el equivalente, sino lo que es posible; y
tiempo perdido no puede recuperarse; esto también es igual de alguna manera,
por lo que es más grave la pérdida del es decir, según la proporcionalidad, por-
tiempo, como dice Séneca (implic. (li- que así como se refiere lo que es debido
bro 1.°, epist. 1. ). L u e g o no puede el
a
á D i o s , al mismo D i o s , así lo que este
hombre dar recompensación á Dios ; y puede devolver al mismo ; y en este sen-
así tenemos lo que antes. tido se conserva de otro modo la forma
5.° E l pecado actual mortal es más de la justicia. Y del mismo modo se v e -
grave que el original. Pero por el origi- rifica por parte de la satisfacción. Por lo
nal ninguno pudo satisfacer, sino D i o s cual no puede el hombre satisfacer á
haciéndose hombre. L u e g o ni tampoco Dios, si el adverbio satis importa igual-
por el actual. dad de cuantidad; pero se verifica si im-
' Por el contrario, dice San Jerónimo porta igualdad de proporción, como se
(Pelagius in Exposit. fidei ad Damas.) ha dicho, y esto, así como basta para la
« el que dice que D i o s h a preceptuado razón de justicia, así también basta para
al hombre alguna cosa imposible, sea la razón de satisfacción. "
anatema ». E s así que la satisfacción está A l argumento 1.° diremos, que así
en el precepto ( L u c . 3-8) : haced dignos como la ofensa tuvo cierta infinidad por
frutos de penitencia. L u e g o es posible parte de la infinidad de la majestad di-
satisfacer á Dios. vina, así también la satisfacción recibe
Ademas : Dios es más misericordioso cierta infinidad por parte de la infinidad
que hombre alguno. E s así que es posi- de la divina misericordia, según que es
ble satisfacer al hombre. L u e g o también gracia informada, por la cual lo recibido
á Dios. se devuelve conforme á lo que el hombre
Ademas h a y satisfacción, cuando la puede devolver (1). Sin embargo, al-
pena se iguala con la culpa, porque la gunos dicen que tiene infinidad por parte
justicia es lo mismo que cierto contra- de la aversión, y así se perdona gratui-
p e s o , como dijeron los pitagóricos. Pero tamente ; mas por parte de la conversión
sucede tomar igual pena que la delecta- es finita ; y así puede satisfacerse por
ción que hubo en pecar. L u e g o sucede ella. Mas no es esto nada, porque la
que se satisface á Dios. satisfacción no corresponde al pecado,
Conclusión. No puede el hombre satis- sino según que es ofensa de Dios , lo que
facer á Dios si el ly (palabra satis) im- no tiene por parte de la conversión, sino
porta igualdad de cuantidad: mas puede, solamente por parte de la aversión. Otros,
si importa igualdad de proporción. empero, dicen que aun en cuanto á la
Responderemos, que el hombre se hace aversión puede satisfacerse por el pecado
deudor á Dios de dos modos : por razón en virtud del mérito de Cristo, que en
del beneficio recibido y por razón del pe- cierto modo fué infinito. Y á esto mismo
cado cometido. Y así como la acción de se refiere l o que se dijo antes, porque
gracias ó latría, ú otra cosa semejante por la fe del mediador se dio la gracia á
mira el débito del beneficio recibido, así los oyentes. Sin embargo, si de otro
(1J Es altamente consoladora la luminosa doctrina que aquí cionalistas, quienes, blasfemando l o q u e ignoran, impútannos
establece el gran Doctor. Si la malicia del pecado nos contrista la teoría de creer que el pecado tiene malicia infinita. Los doc-
por la malicia que toda ofensa hecha á Dios e n v u e l v e , ahí está tores católicos, siguiendo á Santo Tomás en este lugar y en
la noción que el Angélico presenta del poder de nuestras sa- la 3 . parte fcuest. 1." a. 2), sólosostienen que la ofensa tiene
d
tisfacciones por su unión á la misericordia de Dios y á los quamdam infinitatem. Consúltese á Vázquez (in 3.° part. disp. 2
méritos de nuestro divino Redentor. cap. 2 y siguientes) ó á Petavio en su grandiosa obra tic In-
Digamos ademas que la idea que el Santo nos da de la ma- carnatione (lib. 2, cap. 13 y 1-1).
licia del pecado, destruye por su base las calumnias de los ra-
CUESTIÓN XIII. - ARTÍCULOS I Y II. 65
modo diera la gracia, bastaría la satis- gun sus obras. L u e g o uno no puede sa-
facción del modo predicho. tisfacer por otro.
A l 2.° que el hombre que ha sido he- 2.° L a satisfacción se divide por opo-
cho á imagen de Dios participa algo de sición con la contrición y confesión. E s
libertad, en cuanto es señor de su actos así que uno no puede contricionarse, ni
mediante el libre albedrío ; y por esto confesarse por otro. L u e g o ni satisfacer.
según que obra mediante el libre albe- 3.° U n o orando por otro, merece tam-
drío, puede, aunque esto sea propio de bién para sí. Si pues uno puede satisfa-
D i o s , satisfacer al mismo Dios según cer por otro, satisfaciendo por o t r o , sa-
que por E l se le ha concedido; no obs- tisface por sí ; y de este modo de aquel
tante se le concedió para que sea dueño que por otro satisface, no se exige otra
de él lo que no compete al siervo. satisfacción por los pecados propios.
A l 3.° que aquella razón prueba que 4.° Si uno puede satisfacer por otro,
no puede darse á Dios satisfacción equi- resulta que por aquello que uno toma
valente, pero no que no pueda dárse- para sí como débito de la pena, otro se
le suficiente. Porque aunque el hombre libra inmediatamente de tal débito. L u e -
debe á D i o s todo su poder, sin embar- g o si muere después que toda la pena que
go, no se exige de él de necesidad de á él era debida, ha sido tomada por otro,
salud que haga todo lo que puede, por- irá inmediatamente (al cielo); ó si toda-
que esto le es imposible según el estado vía es castigado , se dará doble pena
de la presente vida, de modo que todo por un mismo pecado, á saber, pena de
su poder le gaste en una sola cosa, sien- aquel que empieza á satisfacer y del otro
do así que conviene que él esté solícito que es castigado en el purgatorio.
acerca de muchas c o s a s ; sino que es Por el contrario, se dice (Gralat. 6, 2 ) :
cierta medida aplicada al hombre, la llevad los unos las cargas de los otros.
cual se requiere de él para el cumpli- L u e g o parece que uno puede llevar por
miento de los mandamientos de Dios ; y otro la carga de la penitencia impuesta.
sobre ella puede dispensar ó distribuir A d e m a s : la caridad puede más res-
algo para que satisfaga. pecto de D i o s , que respecto de los hom-
A l 4.° que aunque el hombre no pue- bres. Pero uno puede entre los hombres
de recuperar el tiempo p a s a d o , puede no por amor de otro pagar el delito de este.
obstante recompensar en lo futuro aque- L u e g o con mucha más razón puede ha-
llo que debiera haber hecho en lo pasado, cerse esto en el juicio divino.
porque no debió al débito del precepto Conclusión. [ 1 ] La pena satisfacto-
todo lo que pudo, como se ha dicho. ria, en cuanto es remedio del pecado si-
A l 5.° que el pecado original, aunque guiente, no aprovecha á otro. [ 2 ] En
tiene menos razón de pecado que el ac- cuanto á la solución del débito uno pue-
tual, sin embargo es más grave mal, de satisfacer por otro, con tal que esté ó
porque es infección de la misma humana se halle en caridad, para que sus obras
naturaleza ; y por tanto no pudo expiarse puedan ser satisfactorias. [ 3 ] No se exi-
por la satisfacción de un solo hombre ge, en cuanto á la solución del débito, que
puro, como el pecado actual. aquel por quien se hace la satisfacción,
sea impotente para satisfacer, sino que
ARTÍCULO I I . — p u e d e cumplir uno se requiere esto en cuanto la pena satis-
por otro la p e n a de la satisfacción? (1) factoria es para remedio.
Responderemos, que la pena satisfac-
1.° Parece que no puede cumplir uno toria está ordenada para dos cosas, á sa-
por otro la pena satisfactoria ; porque ber, para la solución del débito, y para
para la satisfacción se" requiere mérito. medicina con el objeto de evitar el pe-
E s así que uno no puede merecer, ni des- cado. Por consiguiente, en cuanto es
merecer por otro, puesto que está escrito para medicina del pecado siguiente, la
(Psal. 6 1 , 12) : darás tu á cada uno se- satisfacción de uno no aprovecha á otro,
(1) Es de fe, consignado en el Símbolo : Creo en la comunión que los unos fieles tenemos parto en los bienes de los otros, como
de los Santos; cuyo artículo de fe nos lo explica nuestro céle- miembros de un mismo cuerpo.
bre catecismo de Ripalda , diciendo que con eso significamos
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V.
66 CUESTIÓN XIII. — A R T Í C U L O II.
porque por el ayuno de uno no se do- se dispone por medio del acto de otro,
ma la carne de otro, ni por los actos así uno no merece para otro el premio
de uno acostumbró otro á obrar bien, esencial (2), si su mérito no tiene efica-
sino accidentalmente en cuanto uno me- cia infinita, como el de Cristo, por cuyo
diante las buenas obras puede merecer solo mérito los niños mediante el bautis-
para otro aumento de gracia, la cual es mo llegan á la vida eterna. M a s la pena
eficacísimo remedio para evitar el peca- temporal debida por el pecado después
do. Mas. esto es á manera de mérito más de la remisión de la culpa no se tasa s e -
que por modo de satisfacción. Pero en gún la disposición de aquel á quien se
cuanto á la solución del débito, uno p u e - d e b e , puesto que alguna vez el que es
de satisfacer por otro, con tal que esté mejor tiene reato de mayor pena. Y por
en caridad, para que sus obras puedan tanto en cuanto á la remisión de la pena
ser satisfactorias ( 1 ) . N o conviene que uno puede merecer por otro ; y el acto
se imponga mayor pena al que satisface de uno se hace propio de otro, mediante
por otro, que la que se impondría al la caridad, por la que todos somos uno
principal, como algunos d i c e n , funda- solo en Cristo (Gral. 3 , 29).
dos en la razón de que la pena propia A l 2.° que la contrición se ordena con-
satisface más que la ajena, porque la tra la culpa, la que pertenece á la dis-
pena tiene fuerza principalmente para posición de la bondad ó malicia del hom-
satisfacer por razón de la caridad, por bre ; y por tanto por medio de la con-
la cual el nombre sufre la misma. Y por trición de uno no se libra otro de la
cuanto mayor caridad aparece en que uno culpa. D e l mismo modo por medio de la
satisface por otro, que si él mismo satis- confesión se somete el hombre á los sa-
faciera; por eso se requiere menor pena cramentos de la Iglesia. P e r o no puede
en el que satisface por otro, que la que uno recibir el sacramento por otro, por-
se requeriría en el principal ; por lo que que en el sacramento se da la gracia al
se dice en las vidas de los Padres (lib. que le recibe, y no á otro. Y por tanto no
5.°, libello 5.°, núm. 27), que por la ca- es semejante la razón acerca de la satis-
ridad de uno que guiado por la caridad facción, de la contrición y de la confesión.
de otro hermano s u y o , hizo penitencia A l 3.° que en la solución del débito se
por el pecado que no había cometido, se atiende á la cuantidad de la pena, y en
le perdonó á otro el pecado que había el mérito á la raíz de la caridad ; y por
cometido. N i tampoco se exige en cuanto tanto el que según la caridad merece por
á la solución del débito, que aquel por otro al menos con mérito de congruo,
el cual se hace la satisfacción, sea inca- también merece para s í ; pero no el que
paz para satisfacer, porque aunque fuese satisface por otro, satisface tambren por
poderoso para hacerlo, satisfaciendo otro s í ; porque aquella cuantidad de pena no
por el mismo, el mismo quedaría libre del basta para ambos pecados ; sin embargo,
débito. Mas se requiere otro, en cuanto satisfaciendo por otro merece para sí al-
la pena satisfactoria sirve para remedio. guna cosa mayor que lo que es la remi-
P o r consiguiente, no se ha de permitir sión de la pena, á saber, la vida eterna.
que uno haga penitencia por otro, á me- A l 4.° que si uno por sí mismo se
nos que aparezca algún defecto en el pe- obligase á sufrir alguna pena, no queda-
nitente ; ó corporal, por el cual esté in- ría libre del débito hasta haberla pagado;
capacitado para sufrir, ó espiritual, por y por tanto el mismo sufrirá la pena mien-
el que no esté pronto para llevar la pena. tras que aquel hiciere por él la satisfac-
A l argumento 1.° diremos que el pre- ción ; y sino la hiciese, entonces uno y
mio esencial se da según la disposición otro son deudores de aquella p e n a , uno
del hombre, porque según la capacidad por lo cometido y otro por lo omitido; y
de los que ven será la plenitud de la vi- así no se sigue que por un solo pecado
sión divina. Y , por tanto, así como uno no uno sea castigado dos veces.
flj El pecador solo puede merecer de congruo la gracia de áBelarmino, De Justificationc lib. v, cap. 12 y 1-1 y á Vázquez
convertirse, mediante las buenas obras que h a g a . Respectode in ui part. cuest. 9-í, a. 1J
las d e m á s , como sus obras están muertas, supuesto que la gra- (2) Ninguno puede merecer por otro de condigno fuera de
cia santificante no las vivifica, no pueden ser satisfactorias 1S. S. Jesucristo ; pero bien puede merecer de congruo, según
para ellos, como dice el Santo y explican los teólogos. (Véase el Santo esplica en 1. , 2.% C. 114, a. 6.
a
CUESTIÓN XIV,
Cualidad de la satisfacción.
» en quitar las causas de los pecados y Pero esto no puede ser, porque como por
y> no dar entrada á sus sugestiones ». medio de la satisfacción debe quitarse la
Pero sucede que esto se hace respecto de ofensa precedente, conviene que el modo
un pecado sin otro, como si alguno refre- de satisfacción sea tal que competa para
na la lujuria é insiste en la avaricia. quitar la ofensa. Mas la destrucción de
Luego puede hacerse la satisfacción de la ofensa es el restablecimiento dé la
un pecado sin la de otro. amistad. Y , por t a n t o , si hay algo que
Por el contrario : (Is. cap. 58) el ayu- impida la restitución de la amistad, aun
no de aquellos que lo ejecutaban para entre los hombres, la-satisfaccion no pue-
(1) El sentido de esta pregunta es : si aquel que tiene m u - servir á dos señores, ó si podían conciliarse la luz y las tinieblas, ó
chos pecados puede satisfacer por u n o , reteniendo afecto á juntar á Jesús con Belial. Siendo esto imposible, imposible es
otro. El Santo Doctor contesta negativamente y su razona- por consiguiente satisfacer por un pecado, con lo cual se sirve
miento no puede ser más concluyente. Esta cuestión viene á á Dios, y retener afecto á otro, con lo cual se sirve al diablo.
ser semejante á aquella en que se preguntaba si alguien podía
68 CUESTIÓN XIV. — ARTÍCULOS I Y II.
de tener lugar. A s í , pues, como cual- do en caridad por otros pecados que lo
quier pecado impide la amistad de cari- fueron perdonados mediante la contrición.
dad, que h a y del hombre á D i o s , es im- Porque dice Daniel á Nabucodònosor
posible que el hombre satisfaga por un ( c . 4, 2 4 ) : redime tus pecados con li-
pecado, quedando otro por satisfacer; mosnas. E s así que él mismo era toda-
así como no satisfaría al hombre el que vía pecador como lo demuestra el casti-
por un bofetón á él dado se le postrase y g o siguiente. L u e g o el que existe en p e -
diese otro semejante (1). cado puede satisfacer.
A l argumento 1.° diremos que por 2.° Ninguno sabe si es digno de amor
cuanto los pecados no tienen conexión ó de odio ( E c c l e . 9, 1). Si pues no puede
entre sí en un solo sujeto, puede incurrir- hacerse la satisfacción sino por el que
se en uno sin otro ; pero todo es una mis- está en caridad, ninguno sabría que ha-
ma cosa, según que todos los pecados se bía satisfecho, lo cual es inconveniente.
perdonan, y por tanto las remisiones de 3 . P o r la intención que tiene el hom-
a
pecados. M a s esto no puede ser, porque facción precedente, porque sobre aquello
en la satisfacción conviene que, restituida (Levit 25: si attenuatus frater tuus, etc.)
la a m i s t a d , se restituya t a m b i é n la igual- dice la Glosa (interl. implic.) que « los
dad de la justicia, c u y o contrario quita » frutos de la buena conservación deben
la amistad, como dice el Filósofo (Ethic. » computarse según aquel tiempo en que
1. 3, c. 1 y 3). Pero la igualdad en » p e c ó » . M a s no se computarían, si no
la satisfacción, respecto de Dios, no es recibiesen alguna eficacia de la caridad
según la equivalencia, sino más bien se- siguiente. L u e g o después de recuperada
gún la aceptación del mismo. Y , por tan- la caridad empieza á valer.
to, conviene que también, si y a l a ofensa 2.° A s í como la eficacia de la satisfac-
ha sido perdonada por la contrición pro- ción se impide por el p e c a d o , así la efi-
cedente, las obras satisfactorias sean cacia del bautismo se impide por la fic-
aceptas á Dios, que es lo que les da ca- ción. M a s el bautismo empieza á valer
ridad. Y , por tanto, las obras hechas sin removiéndose la ficción. L u e g o también
caridad no son satisfactorias. la satisfacción removiéndose el pecado.
A l argumento 1.° diremos que el con- 3.° S i á uno por los pecados cometidos
sejo de Daniel se entiende en el sentido le fueren impuestos ayunos, y cayendo
de que cesase de pecar y se arrepintiese, en pecado los cumpliere, n o se le impone,
y así satisfaciese por medio de limosnas. cuando confiesa otra vez que reitere aque-
A l 2.° q u e así c o m o el h o m b r e no sabe llos ayunos. P e r o se le i m p o n d r í a , si por
con seguridad, si t u v o , ó tiene, caridad ellos no se cumpliese la satisfacción.
al satisfacer; así también no sabe con L u e g o por la penitencia siguiente las
c e r t e z a si s a t i s f i z o plenamente; y por eso obras precedentes reciben eficacia de sa-
se d i c e ( E c c l i . 5 , 5 ) : del pecado perdo- tisfacer.
nado no quieras estar sin miedo. S i n e m - Por el contrario: las obras hechas sin
bargo, no se exige que á causa de este caridad no eran satisfactorias, porque
miedo reitere el hombre la satisfacción fueron obras muertas. E s así que por la
cumplida, si no tiene conciencia del pe- penitencia no se vivifican. L u e g o ni em-
cado mortal. Porque aunque no expíe la piezan á ser satisfactorias.
pena por medio de tal satisfacción, sin A d e m a s : la caridad no informa el acto,
embargo no incurre en el reato de omi- sino aquel que de algún modo procede
sión por la satisfacción d e s c u i d a d a ; como de la misma. M a s las obras no pueden
ni aquel que se acerca a la Eucaristía ser aceptas á D i o s , y , por tanto, ni sa-
sin conciencia del p e c a d o mortal al cual t i s f a c t o r i a s , si n o están informadas por la
está sujeto, incurre en el reato de reci- caridad. L u e g o como las obras hechas
birla indignamente. sin caridad de ningún modo procedieron
A l 3.° que aquella intención interrum- de la caridad, ó por lo d e m á s no pueden
pida se verifica mediante el pecado si- proceder de ella, resulta que de ningún
guiente. Y , por tanto, no da fuerza al- m o d o podrán computarse para la satis-
guna á las obras hechas después del facción.
pecado. Conclusión. Así como la caridad que
A l 4.° q u e no puede hacerse iguala- sobreviene no puede hacer agradables á
ción suficiente, ni según la aceptación Dios las obras buenas hechas en pecado
divina, ni según la equivalencia. P o r lo mortal, en cuanto á ser meritorias de
tanto, no es procedente aquel razona- vida eterna; del mismo modo ni en cuanto
miento. á ser satisfactorias.
Responderemos, q u e a l g u n o s d i j e r o n
A R T I C U L O I I I . — ¿ E m p i e z a á vaicr que las obras hechas en caridad, que se
al hombre la satisfacción precedente d e s - llaman vivas, son meritorias de vida
pués une tuviere caridad ? eterna, y satisfactorias respecto de la
1.° Parece que después que el hombre pena que se ha de perdonar ; y que m e -
tuviere caridad, empieza á valer la satis- diante la caridad siguiente, las obras he-
la satisfacción, que sin caridad no puede darse. En cuanto á si que comete culpa leve ; pero Lugo prueba que no comete nin-
peca el penitente cumpliendo la penitencia en estado de culpa guna falta y lo mismo dicen los Salmanticenses (Véase Balle-
gravo, San Alfonso se inclina á la sentencia deílos que'_dicen rini, en G u r y , n. 529).
•70 CUESTIÓN XIV. — ARTÍCULOS III Y IV.
(1) Como son todas las obras b u e n a s , objetivamente consi- hiciera á propósito de la herejía de Lutero. En el canon 2.° de
deradas, ayunos, limosnas, etc. Todas estas obras buenas dis- la sesión 6 . definió el Santo Concilio : Si quis dixeril
a
ad hoc
ponen para la justificación, pues sabido es que mediante ellas solum divinara gratiam per Christum Jesum dari, ut faciliiis homo
el pecador puede merecer de congruo esa gracia. juste vivere, ac vitam ceternam promereri possil, qnast per liberum
(2) Basta simplemente que cuando se ha recuperado la gra- arbitrium sine gralia utrumque, sed cegre lamen et difficuller possil,
cia , se ofrezca á Dios el efecto que de tales acciones per- anathema sil. Nada tampoco más terminante en el Evangelio,
manece. como puede verse en San Juan cap. 15, v. 4 y 5, entre muchos
(3) Niega el Santo Doctor contra Pelagio. Este heresiarca otros textos de la,Sagrada Escritura, donde claramente nos
dijo que el hombre podía merecer la vida eterna sin el auxilio dice el Señor que sin Él nada podemos hacer. Sobre cuyas pala-
de la gracia ó lo que es lo mismo aquí sin estar en caridad. El bras San A g u s t i n dice : Ya sea poco, ya sea mucho, sin Aquel no
Concilio 3.° dé Cartago en 416 y el de Arles en 529 entre otros puede hacerse, sin el cual nada puede liacene.
condenaron la doctrina p e l a g i a n a , antes que el Tridentino lo
CUESTIÓN XIV.—ARTÍCULO IV. 11
« que el pecador no es digno del pan que todas las cosas , tanto temporales como
» come». L u e g o no puede merecer cosa eternas, se nos conceden por la divina li-
alguna de D i o s . beralidad, ninguno puede adquirir el dé-
A d e m a s : el que nada e s , no puede bito de recibir alguna de aquellas, sino
merecer cosa alguna. E s a s í , que el pe- mediante la caridad para con D i o s . Y , por
cador cuando no tiene caridad no es nada tanto, las obras hechas sin caridad no
según su ser espiritual, como se mani- son meritorias de condigno, ni de eterno,
fiesta ( i Cor. 13). L u e g o no puede m e - , ni de bien temporal alguno para con
recer cosa alguna. Dios. Mas por cuanto á la divina bondad
Conclusión. [ 1 ] Las obras buenas he- es decoroso que, donde quiera que haya
chas sin caridad no son meritorias de disposición, añada perfección, por eso
condigno, ni de eterno, ni de temporal según el mérito de congruo se dice que
bien alguno para con Dios. [2] Según uno merece algún bien por las obras bue-
el mérito de congruo se dice que uno me- nas hechas fuera de caridad ( 1 ) . Y se-
rece algún bien por medio de las obras g ú n esto esas obras no valen para un bien
hechas sin caridad. [3] Mas se ha de triple, á saber: para la consecución de
conceder que las obras hechas sin caridad los bienes temporales, para la disposición
no son merecedoras de algún bien, que el á la gracia y para acostumbrarse á las
que lo sean. buenas obras. Sin embargo, por cuanto
R e s p o n d e r e m o s , que el mérito se este mérito" no se llama propiamente m é -
dice ser propiamente la acción, de la rito, por eso más se ha de conceder que
cual resulta ser justo que se conceda tales obras no son meritorias de algún
alguna cosa á aquel que obra. Pero la bien, que el que lo sean.
justicia se toma en dos sentidos : uno pro- A l argumento 1.° contestaremos que,
piamente, que dice relación al débito de como el Filósofo dice ( E t h i c . lib. 8 , c.
parte del que recibe: y otro como por ult.) por cuanto el hijo mediante todas las
semejanza que dice relación al débito cosas que puede hacer, nada igual puede
de parte del que d a ; porque conviene devolver al padre respecto de aquellas
conceder alguna cosa al que da, lo cual,- cosas que de él recibe ; por eso nunca el
sin embargo, no tiene el recipiente como padre se hace deudor del hijo ; y mucho
débito de lo que ha de recibir. Y así menos el hombre puede por la equivalen-
la justicia se llama c< la conveniencia cia de la obra constituir á Dios deudor
» de la divina b o n d a d » , como dice San suyo. Y por lo tanto, ninguna obra nues-
Anselmo (in Prosologio, cap. 1 0 ) , que tra por la cuantidad de su bondad tiene
« D i o s es j u s t o , cuando perdona á los pe- motivo para merecer algo ; pero lo tiene
cadores, porque es decoroso para é l » . Y por la fuerza de la caridad, que hace ser
conforme á e s t o , también el mérito se comunes las cosas, que son de los ami-
toma en dos sentidos : uno es aquel acto, gos. D e donde se sigue que cualquiera
del cual resulta que el mismo agente obra buena hecha fuera de la caridad,
tenga débito de lo que ha de recibir, y no h a c e , propiamente hablando, en el
esto se llama mérito de condigno ; el otro hombre débito alguno que deba recibir
modo es aquel a c t o , del cual resulta un de Dios. L a obra mala empeio por la
débito de lo que se debe dar, en el que da cuantidad de su malicia según la equiva-
conforme á la conveniencia del mismo, y lencia merece castigo, porque de parte
por t a n t o , este se llama mérito de con- de Dios no son hechas para nosotros al-
gruo. Mas como en todas aquellas cosas gunas cosas malas, como las buenas. Y
que se dan gratis, la primera razón de por tanto, aunque la obra mala merece
dar es el a m o r , es imposible que alguno castigo de condigno, sin embargo la obra
propiamente haga débito para sí, care- buena sin caridad no merece premio de
ciendo de amistad. Y , por tanto, como condigno.
(1) Según la doctrina católica establecida en el Concilio de gracia preveniente, disponen el alma para la gracia santificante
Trento, las obras buenas h e d í a s antes de la justificación, ó del sacramento. Las primeras suele Dios recompensarlas con
sea, no estando en gracia, pueden ser de dos c l a s e s : pura- bienes temporales, como sucedió á las parteras de E g i p t o ;
mente naturales las unas, que ninguna relación tienen con los mientras las segundas merecen de congruo la gracia d é l a j u s -
intereses del alma; y dispositivas que podemos llamar á las tificación.
otras , como quiera que siendo hechas bajo la influencia de la
72 CUESTIÓN X I V . — A R T Í C U L O S IV Y V .
A l 2.° y 3.° que proceden del mérito quiere decir negación del mérito de pena
de congruo. mayor. [ 3 ] Las obras hechas sin caridad
L a s otras razones proceden del mérito merecen diminución, 6 dilación de la
de condigno. pena temporal de congruo.
Responderemos, que disminuir la pena
A R T Í C U L O V . —• « t a s obras prcdichas
infernal puede entenderse de dos modos:
sirven para mitigación de l a s p e n a s infer-
uno de modo que se libre de la pena que
nales ?
y a mereció, y en este sentido, como nin-
1.° Parece que las obras predichas no guno se libre de la pena, si no es absuelto
sirven para mitigar las penas infernales; de la culpa, porque los efectos no se dis-
porque según la cuantidad de la culpa minuyen ni se quitan, sino disminuida ó
será la cuantidad de la pena en el infier- quitada la causa ; mediante las obras he-
no. M a s las obras hechas sin caridad no chas sin caridad, que ni pueden quitar la
disminuyen la cuantidad de pecado. L u e - culpa ni disminuirla , la pena del infierno
g o ni las penas infernales. no puede mitigarse. D e otro m o d o , de
2.° L a pena infernal, aunque es infi- suerte que el mérito de la pena se impi-
nita en la duración, sin embargo en la d a , y en este sentido tales obras dismi-
intensión es finita. M a s cualquier cosa nuyen la pena del infierno ; primeramente
finita se consume hecha alguna sus- porque el hombre se evade del reato de
tracción finita. S i , pues, las obras h e - omisión, al perfeccionar tales obras : en
chas sin caridad sustrajeran algo de la segundo lugar porque tales obras dispo-
pena debida por los pecados, sucedería nen de algún modo para el bien, de ma-
que tanto se multiplicarían aquellas nera que el hombre hace pecados según
obras que llegase á destruirse totalmente el menor desprecio, y se retrae de come-
la pena del infierno, lo que es falso. ter también otros muchos pecados por
3.° L o s sufragios de la Iglesia son más medio de tales obras. Sin embargo, tales
eficaces que las obras hechas fuera de la obras merecen disminución ó dilación de
caridad. Pero como dice San Agustin la pena temporal, como se ve en
(in Enchir. cap. 110), «. á l o s condenados A c a b (1) ( n i R e g . 21), del mismo modo
» en el infierno no les aprovechan los su- que para la consecución de los bienes
» fragios de la Iglesia ». L u e g o mucho temporales. Algunos, empero, dicen que
menos se mitigan las penas mediante las disminuyen la pena del infierno, no sus-
obras hechas sin caridad. trayendo algo de la misma en cuanto á
Por- el contrario, el mismo San A g u s - la sustancia, sino fortificando al sujeto,
tin (in Enchirid. ibid.), dice : « á quie- para que las pueda sufrir mejor. M a s esto
» nes aprovechan, ó ciertamente les apro- no puede ser ; porque la fortificación no
» v e c h a n , para que la remisión sea com- puede verificarse sino quitando la pasibi-
» pleta, ó ciertamente para que les sea lidad. Y la pasibilidad es conforme á la
» más tolerable la misma condenación ». medida de la culpa, y por tanto, si no se
Ademas : más es hacer el bien que de- disminuye la culpa, no puede ser fortifi-
jar el mal. Pero el dejar lo malo siempre cado el sujeto. Otros dicen también, que
evita la p e n a , aun en aquel que carece se disminuye la pena en cuanto al gusano
de caridad. L u e g o con mucha más razón (roedor) de la conciencia, aunque no en
el hacer el bien. cuanto al fuego. M a s esto tampoco es
Conclusión. [1] La pena del infierno sostenible, porque así como la pena del
puede mitigarse mediante las obras he- fuego se iguala á la culpa, del mismo
chas sin caridad, en cuanto la mitiga- modo también la pena del remordimiento
ción quiere decir liberación, ó total, ó de la conciencia. P o r lo que la razón es
parcial de la pena [ 2 ] Mediante las semejante en ambos casos.
obras hechas sin caridad se mitiga la pena Con lo dicho quedan contestadas las
del infierno, en cuanto la mitigación objecciones propuestas.
(1) A consecuencia de la muerte del Bel israelita Nabot, Profeta : Por ventura, ¿no has visto humillado á Acab delante de
contra toda justicia consumada, presentóse Elias al rey Acab mi ? Pues por cuanto se ha humillado por respeto mió, no enviaré el
y le conminó con los castigos más espantosos. El monarca e n - mal en sus dios,
tonces hizo penitencia y el S e ñ o r , todo misericordia, dijo al
CUESTIÓN XV.
Consideraremos a h o r a las cosas por cuyo medio se efectúa la satisfacción; y acerca de esto investi-
g a r e m o s : ! . Conviene que la satisfacción se haga por medio de las obras penales? — 2 . ° Las calami-
0
dades con que Dios castiga al hombre en esta vida, son satisfactorias? — 3 . " Se e n u m e r a n convenien-
temente las obras satisfactorias, cuando se dice que son tres , á s a b e r , limosna, a y u n o y oración?
por aquel que ofendió y por otro. M a s exhiba honor á D i o s , y conviene también
cuando se hace por otro, tal recompen- que sea guarda de las virtudes, para que
sación más tiene carácter de vindicación seamos preservados de los pecados fu-
que razón de satisfacción : pero cuando turos.
se hace por el mismo que ofendió, tiene
también razón de satisfacción. D e donde, ARTICULO I I I . — Se e n u m e r a n con-
si las calamidades que por los pecados venientemente l a s obras satisfactorias ? (1)
son infligidas por Dios, se hacen de al-
gún modo del mismo paciente, toman 1.° Parece que inconvenientemente se
razón de satisfacción. M a s se hacen del enumeran las obras satisfactorias, cuando
mismo, en cuanto las acepta para purifi- se dice que son tres : limosna, ayuno y
cación de los pecados, usando de ellas pa- oración ; porque la obra satisfactoria debe
cientemente ; mas si por impaciencia di- ser penal ; y la oración no tiene pena,
siente totalmente de ellas, entonces no sino delectación, siendo medicina contra
resultan en modo alguno del mismo, y la tristeza de la pena ; por lo que se dice
por tanto no tienen razón de satisfacción, ( J a c . 5, 13): ¿hay alguno triste entre
sino solamente de vindicación. vosotros? haga oración : ¿está alegre?
A l argumento 1.° diremos, que aunque cante salmos. L u e g o no debe computarse
aquellas calamidades no están -entera- entre las obras satisfactorias.
mente en nuestra potestad, sin embargo 2° Todo pecado ó es carnal ó espiri-
en cuanto á alguna cosa, lo están, á sa- tual. M a s , como dice San Jerónimo (en
ber, para que usemos pacientemente de aquello de San Marc. 11) : este género
ellas, y así el hombre hace de la necesi- (de demonios) no puede lanzarse sino
dad virtud, y por ende pueden ser meri- con la oración y el ayuno: « con el ayuno
torias y satisfactorias. » se curan las pestilencias del cuerpo, y
A l 2.° que así como « bajo el mismo » con la oración las del alma ». L u e g o
» fuego, como dice San Agustín ( D e no debe haber alguna otra obra distinta
» civit. D e i , lib. 1, cap. 8) brilla el oro satisfactoria.
» y humea la paja » , así también con las 3.° L a satisfacción es necesaria para
mismas calamidades no solo se purifican la purificación de los pecados. P e r o la li-
los buenos, sino que también se inficionan mosna limpia de todos los pecados (Luc.
más los malos por impaciencia. Y por 11, 41) : dad limosna y todas las cosas
tanto, aunque las calamidades sean co- os son limpias. L u e g o las otras dos cosas
munes , no obstante la satisfacción es tan son supérfluas.
solo de los buenos. Por el contrario : parece que deben
A l 3.° que las calamidades se refieren ser más, porque las cosas contrarias con
á la siempre culpa pasada, pero no siem- las contrarias se curan. E s así que hay
pre á la culpa de la persona, sino algu- muchos más géneros de pecados que tres.
nas veces á la culpa de naturaleza. Por- L u e g o deben computarse muchas más
que si en la humana naturaleza no hu- obras de satisfacción.
biese precedido ninguna c u l p a , no habría Ademas : las peregrinaciones se con-
habido ninguna pena. M a s por cuanto la sideran también como obras de satisfac-
culpa precedió en la naturaleza, se infiere ción, y las disciplinas, ó flagelaciones,
por Dios á alguna persona la pena sin que no se computan bajo alguna de es-
culpa de la persona, para el mérito de la tas. L u e g o se enumeran insuficiente-
virtud, y para cautela del pecado si- mente.
guiente. Y aun estas dos cosas son nece- Conclusión. [1] La limosna, el ayuno
sarias en la satisfacción : porque conviene y la oración se llaman convenientemente
que sea una obra meritoria, para que se obras satisfactorias. [2] Compete también
(1J Una ele ellas, el ayuno, fue negada por el Epicuro de los dirigido al mismo Papa. Pelagio negó también la eficacia d é l a
cristianos, como San Jerónimo gráficamente apellida al here- oración, que es otra de las obras satisfactorias. £1 Concilio de
siarca Joviniano. Sus errores fueron condenados por el Papa Trento renovó la condenación de estos errores, abiertamente
San Siricio ; y en algunos concilios particulares lo fueron des- contrarios á la Escritura y Tradición, y en pugna igualmente
pués, adhiriéndose á la condenación pontificia, siendo notable con lo que el Angélico en este artículo tan luminosamente
particularmente el rescripto de los Padres del Concilio Télense desarrolla.
% CUESTIÓN XV. ARTÍCULO III.
á las predichas el triple número por parte que cualquiera oración tiene razón de sa-
de aquella con que la satisfacción destru- tisfacción, porque aunque tenga suavi-
ye las causas de los pecados. [ 3 ] Com- dad de espíritu, la tiene, sin embargo,
pete también á las predichas el triple de aflicción de la carne, porque, como
número en cuanto la satisfacción consiste dice San Gregorio (sobre Ezequiel, hom.
en no dar entrada, ni condescender con 1 4 ) : « al paso que crece en nosotros la
las sugestiones de los pecados. » fortaleza del amor íntimo, se debilita
R e s p o n d e r e m o s , que la satisfacción » indudablemente la fortaleza de la car-
debe ser tal, que por ella quitemos de » n e » , por lo que se lee (Génesis, 32)
nosotros alguna cosa para honor de Dios. que el nervio del muslo de J a c o b , lan-
Pero nosotros no tenemos sino tres cla- guideció por la lucha del ángel.
ses de bienes, á saber : bienes de alma, A l 2.° que el pecado carnal es es dos
bienes de cuerpo, y bienes de fortuna, modos : uno que se completa en la misma
es decir, esteriores. Y ciertamente de delectación de la carne, como la gula y
estos bienes de fortuna nos privamos la lujuria : y otro .que se completa en
de alguna cosa por medio de la limosna; aquellas cosas que se ordenan á la carne,
de los bienes del cuerpo mediante el ayu- aunque no en la delectación de la carne,
no ; mas de los bienes del alma no con- sino que más bien se perfecciona ó con-
viene que eliminemos algo en cuanto á la suma e n la delectación del alma, como
esencia, ó en cuanto á la diminución de la avaricia. P o r lo que tales pecados son
los mismos, porque por ellos nos hacemos como pecados intermedios entre los espi-
aceptos á Dios ; sino de modo que por rituales y los carnales ; y por tanto con-
ellos nos sometamos totalmente á Dios, viene que corresponda también á ellos
y esto se verificador medio de la oración. alguna satisfacción propia, á saber : la
Compete también este número con aque- limosna.
lla parte por la que la satisfacción des- A l 3.° que aunque cada uno de esos
truye las causas de los pecados ; porque tres géneros se apropien por medio de
las raíces de los pecados se establece que cierta conveniencia á pecados sigulares,
son tres ( i Joan. 2 , 1 6 ) , á saber : concu- porque lo conveniente es que cada uno
piscencia de la carne, concupiscencia de sea castigado en aquello en que pecó (1),
los ojos, y soberbia de la vida. Contra la y que se destruya la raíz del pecado co-
concupiscencia de la carne, se ordena el metido mediante la satisfacción ; sin em-
ayuno; contra la concupiscencia de los bargo, cada una de estas obras puede sa-
ojos, se ordena la limosna ; y contra la tisfacer por cada pecado determinado. D e
soberbia de la vida, se ordena la oración, d o n d e , al que no puede cumplir con una
como dice San Agustín comentando á de estas, se le impone otra, y principal-
San Mateo. Compete también dicho n ú - mente la limosna, que puede suplir las
mero en cuanto la satisfacción consiste veces de las otras, en cuanto cada uno
en no dar entrada, ni condescender con merece para sí de cierto modo otras obras
las sugestiones de los pecados; porque satisfactorias mediante la limosna, res-
todo pecado, ó le cometemos contra Dios, pecto de aquellos, á quienes se la da. Por
y contra esto se ordena la oración ; ó le lo que no conviene que, si la limosna pu-
cometemos contra el prójimo, y contra rifica de todos los p e c a d o s , se conside-
esto se ordena la limosna ; ó le comete- ren por esto como supérfluas las otras
mos contra nosotros mismos, y contra satisfacciones.
esto se ordena el ayuno. A l 4.° que aunque sean muchos los pe-
A l argumento 1.° diremos que, según cados en especie, sin embargo, todos se
ciertos autores la oración es de dos mane- reducen á aquellas tres raíces, ó á aque-
ras : una que es propia de los contempla- llos tres géneros de p e c a d o s , á los que
t i v o s , cuya conversación está en los cie- dijimos (in corp. art.) que corresponden
los ; y t a l , puesto que es totalmente de- las dichas satisfacciones.
leitable, no es satisfactoria : otra es la que A l 5.° que cuanto pertenece á la aflic-
lanza gemidos por los pecados, y la tal
tiene pena, y es parte de la satisfacción.
(1) Alude el Sanio á las palabras de la Sabiduría (XT, 17 :
O debe decirse, y con más propiedad, Per qute qitts pcccat, per hcec et lorgnelur.
CUESTIÓN XV. — ARTÍCULO III.
cion del cuerpo, todo se refiere al ayuno, se exhibe á D i o s , recibe razón de ora-
y cuanto se espeude, en utilidad del pró- ción ; y por tanto aun una sola obra
jimo, todo tiene razón de limosna ; y del puede tener muchas razones de satisfacer.
mismo modo cualquier culto de latría que
CUESTIÓN XYI.
A l argumento 1.° diremos que aunque tirse el hombre del mal cometido, que
no los hayan cometido los pueden, sin del bien omitido, al cual no estaba obli-
embargo, cometer ; y por tanto les com- gado, porquehabla de tal bien. L u e g o ha-
pete tener hábito de penitencia. N o obs- brá allí penitencia de las malas cosas
tante ese hábito nunca puede pasar á cometidas.
ser acto, sino tal vez respecto de los pe- Conclusión. Todo el que tiene hábito
cados veniales, porque los pecados mor- de penitencia en esta vida, le tendrá en
tales quitan al mismo. Y , sin embargo, lo futuro : pero no tendrá el mismo acto
no está en vano porque es perfección de que ahora tiene, sino otro distinto.
la potencia natural. R e s p o n d e r e m o s , que las virtudes car-
A l 2.° que aunque no les es debida dinales perseverarán en la gloria; pero
pena actual, sin embargo, es posible ha- según los actos que tienen en su fin ( 2 ) .
ber en ellos algo por lo que sea debida la Y por tanto, siendo la virtud de la pe-
pena. nitencia parte de la justicia que es
A l 3.° que quedando la potencia para virtud cardinal, todo el que tiene há-
pecar, aun tendría lugar la justicia vin- bito de penitencia en esta vida, le tendrá
dicativa según el hábito, aunque no se- en la futura, pero no tendrá el mismo
gún el a c t o , si no hubiese pecados ac- acto que ahora tiene, sino otro distinto, á
tuales. saber, el de dar gracias á D i o s por la
misericordia que relaja ó quita los pe-
cados.
A R T I C U L O I I . — t o s hombres s a n t o s
A l argumento 1.° diremos, que aquella
que e s t á n e n l a gloria t i e n e n penitencia (1) ?
autoridad prueba que no tiene el mismo
acto que aquí tiene la penitencia, y esto
l.° Parece que los hombres santos que lo concedemos.
están en la gloria no tienen penitencia, A l 2.° que Cristo no pudo pecar, y por
porque como dice San Gregorio (moral, tanto la materia de esta virtud no le
lib. 4 . ° , cap. u l t . ) , « los bienaventurados compete ni en acto ni en potencia. Y por
» se acuerdan de los pecados, así como esto la razón no es semejante respecto
» nosotros estando sanos recordamos sin del mismo y de otros.
» dolor los dolores ». Pero la penitencia A l 3.° que el arrepentirse propiamente
es dolor de corazón. L u e g o los santos en hablando, según que dice acto de peni-
la gloria no tienen penitencia. tencia cual ahora es , no lo habrá en la
2.° L o s santos en la gloria son confor- gloria ; y sin embargo, el hábito no será
mes á Cristo. Y en Cristo no hubo pe- en b a l d e , porque tendrá otro acto.
nitencia, porque ni hubo fe que es prin- Concedemos el 4.° M a s puesto que la
cipio de penitencia. L u e g o ni en los san- quinta razón prueba que también el
tos en la gloria habrá penitencia. mismo acto de penitencia le habrá en la
3.° E n vano es el hábito que no se re- gloria como ahora le h a y , por tanto.
duce al acto. Pero los santos en la g l o - A l o.°. que nuestra voluntad en la glo-
ria no se arrepentirán en a c t o , porque ria será enteramente conforme con la
así habría para ellos algo contra el voto. voluntad de Dios. D e donde así como
L u e g o no habrá en ellos hábito de peni- Dios con voluntad antecedente quiere que
tencia. todas las cosas sean buenas, y por consi-
Por el contrario: la penitencia es parte guiente que no haya nada de malo, pero
de la justicia ; y la justicia es perpetua no con voluntad consiguiente, así tam-
é inmortal, y quedará perseverante en la bién se verifica respecto de los bienaven-
gloria. L u e g o también la penitencia. turados. Y tal voluntad impropiamente
Ademas : en las vidas de los padres es llamada por aquel santo padre peni-
se lee, dicho por cierto padre, que aun tencia.
Abraham se arrepentirá de no haber he-
cho más bienes. P e r o más debe arrepen-
tí) Para la inteligencia d e lo q u e en e s t e articulo dice el
Santo, consúltese lo dicho sobre la virtud de la penitencia en la C. iv, a. 3 del Suplemento.
(2) Esto se ha probado de propósito en la C. 67, arl. 1.
P. 3 , C. 85, a. 4 y lo que hablando de latontricion dijo también
CUESTIÓN XVI. — ARTÍCULO II. 79
(1) La doctrina de este artículo va contra los herejes llama- condenados serán salvos, una vez que ni bienaventuranza ni
dos Libéranos y contra Orígenes y sus partidarios. Los prime- penas serán eternas. Estos errores fueron condenados por el
ros afirmaron que los demonios se salvaron después del j uicio: quinto Concilio general, segundo de Constantinopla, e n la s e -
los segundos sostienen poco más ó menos lo mismo, puesto que sión 8 . cap. 11, como lo fueron los de varios herejes de los
a
aun cuando no señalan tiempo, al fin dicen que demonios y precedentes siglos.
80 CUESTIÓN XVI ARTÍCULO III.
Y así los ánqeles no pueden tener la vir- el movimiento del libre albedrío; por eso
tud de la penitencia. no conviene que aunque naturalmente se
A l argumento 1.° diremos que del te- inclinen al bien, se crea que hay ó puede
mor se engendra en ellos algún movi- haber en ellos movimiento de virtud.
miento de penitencia, pero no de modo A l 4.° que no hay la misma razón res-
que sea virtud ( 1 ) . pecto de los ángeles santos y de las al-
Y lo mismo debe decirse al segundo. mas santas; porque en las almas santas
A l 3.° que cuanto hay en ellos de na- precedió ó pudo preceder el pecado re-
tural, todo es bueno é inclina al bien; misible ; pero no en los ángeles ; y así
mas el libre albedrío en ellos está obsti- aunque sean semejantes en cuanto al es-
nado en el mal. Y puesto que el movi- tado presente, no lo s o n , sin embargo,
miento de la virtud y del vicio no sigue la en cuanto al estado pasado, al que direc-
inclinación de la naturaleza, sino más bien tamente mira la penitencia.
C U E S T I Ó N XYII.
(1) Este movimiento de penitencia, como reconoce por causa desatado en los cielos. (San Mateo, c. 16, v . 19). Muchos errores
la sola pena que se sufre, es puramente servil y forzado; pero son los que acerca de esta doctrina se han propalado; y muchas
no es este el movimiento de penitencia de que nos habla el también las condenaciones que sobre ellos han recaido- Pero
Tridentino (ses. 14, cap. 4) que se tiene por la influencia de el Concilio Vaticano ha sido quien los pulverizó todos, en la
la gracia y que se siente en presencia de los castigos. sesión 4 . , cuyo canon l." echó por tierra la doctrina hereti-
a
(2) El Santo Doctor en este artículo limítase á probar que cal de richenianos y íebrosianos, según los cuales las llaves
teniendo Jesucristo las llaves del reino de los cielos pudo dar- fueron conferidas á la Iglesia y de ella las reciben San Pedro
las y de hecho las dio á su I g l e s i a ; pero por San Pedro, á y sus sucesores. Hé aquí este importantísimo canon : Si quia
quien inmediatamente confinó las llaves, facultándole para dixerit, B. Petrum Apostolum non esse a Christo Domino conslitulum
atar y desatar y consiguientemente confiriéndole el primado Apostolorum omnium Principan et totius Ecclcsice mililantis visibile
de honor y jurisdicción sobre toda la Iglesia : Hé aquí las pa- caput; vel eumdem honoris tantum, non autem vera? proprioequeju-
labras del Evangelio : Y á ti (á San Pedro) daré las llaves del risdictionis primatum ab eodem D. N. J. C. directa ct inmediato ac-
reino de los cielos. Y lodo lo que ligares sobre la lierra t ligado será cepiste, anathema sit.
en los cíelos; y todo lo que desatares sobre la tierra, será también
CUESTIÓN XVII. — ARTÍCULO I. 81
(!) E n este artículo el Santo Doctor impugna el error d é l o s (2) Alude el Santo a] texto del Apóstol en su epístola á los
que dicen que las llaves han sido dadas á la Iglesia no para de Efeso, donde dice que Cristo es cabeza de toda la Iglesia ¡ la
atar sino desatar. E l Tridentino condenó esa doctrina en el cual es su cuerpo. Lo mismo dice en la epístola á los Colosen-
canon 15 y en el cap. 8 de la sesión 14. ses, c. 1, v.. 18 y 24 y en otros pasajes.
CUESTIÓN XVII. — ARTÍCULOS II Y I I I . 83
Al 2.° que toda potestad espiritual se pre por infusión, sino algunas veces por
confiere con alguna consagración. Y , por adquisición; y no todos los ordenados la
t a n t o , la llave se da con el orden ; pero tienen, y algunos no ordenados la tienen.
la ejecución de la llave necesita de mate- L u e g o la ciencia no es l l a v e , y así es una
ria debida, que es la plebe sujeta m e - nada más la l l a v e , á saber, la potestad
diante la jurisdicción; y , por t a n t o , an- de juzgar.
tes de tener jurisdicción, tiene llaves, 3.° L a potestad que tiene el sacerdote
pero no tiene el acto de las llaves. Y por sobre el cuerpo místico de Cristo depende
cuanto la llave se define por el a c t o , por de la potestad que tiene sobre el verda-
eso en la definición de la llave se esta- dero cuerpo de Cristo; y la potestad de
blece algo perteneciente á la jurisdicción. consagrar el verdadero cuerpo de Cristo
A l 3.° que alguno puede ser digno de es una solamente. L u e g o también la po-
alguna cosa de dos m o d o s : ó de modo testad que dice relación al cuerpo místico
que el mismo tenga derecho á ella, y en de Cristo es una sola. M a s esta es la
este sentido todo el que es digno y a tiene llave. L u e g o , etc.
el cielo abierto; ó de suerte que b a y a en 4.° P o r el contrario, parece que hay
él alguna congruencia que le haga mere- más de dos llaves; porque así como para
cedor de ella, y en este sentido la potes- el acto del hombre se requiere ciencia y
tad de las llaves recibe á los dignos, á los potencia, del mismo modo también v o -
que todavía no está totalmente abierto luntad. Mas la ciencia de discernir se es-
el cielo. tablece como llave, y del mismo modo la
A l 4.° que así como Dios no endurece potencia de juzgar. L u e g o aun la volun-
derramando malicia, sino no confiriendo tad de absolver debe llamarse llave.
gracia, del mismo modo se dice que el 5° Toda la Trinidad perdona el peca-
sacerdote escluye, no porque ponga im- do. P e r o el sacerdote mediante las llaves
pedimento para entrar, sino porque no es ministro de la remisión de los pecados.
quita ó remueve el impedimento puesto; L u e g o debe haber tres l l a v e s , para que
porque él mismo no puede quitarle, si se figure ó simbolice á la Santísima Tri-
Dios primero no le quita. Y por tanto se nidad.
ruega á D i o s , para que él mismo le ab- Conclusión [ 1 ] . Hay dos llaves, de
suelva, y para que de este modo pueda la que una pertenece al juicio sobre la
tener lugar la absolución del sacerdote. idoneidad de aquel que debe ser absuelto,
A l 5.° que el acto del sacerdote no está y otra para la misma absolución [ 2 ] .
inmediatamente sobre el reino, sino sobre Las dos llaves predichas en la conclusión
los sacramentos, por los que el hombre primera no se distinguen en la esencia de
llega al reino. autoridad, sino por comparación á los
actos.
Responderemos que en todo acto, que
ARTICULO I I I . — Hoy dos l l a v e s , ó so- requiere idoneidad de parte del recipien-
lamente u n a ? (1) t e , son necesarias dos cosas respecto del
que debe ejercer aquel a c t o , á saber,
1.° Parece que no h a y dos llaves, sino juicio sobre la idoneidad del recipiente,
solamente u n a ; porque para una sola y cumplimiento del acto. Y , por tanto.,
cerradura no se requiere más que una aun en el acto de justicia, por cuyo m e -
sola llave. M a s la cerradura que las lla- dio se devuelve á uno aquello de que es
ves de la Iglesia deben abrir, es el peca- digno, conviene que baya juicio, con el
do. L u e g o contra un solo pecado no n e - que se discierna, si tal sujeto es digno de
cesita la Iglesia de dos llaves. aquella misma devolución;"y para ambas
2.° L a s llaves se confieren en la cola- cosas se exige cierta autoridad, ó potes-
ción del orden. M a s la ciencia no es siem- tad. Porque no podemos dar sino lo que
(i) Santo Tomás demuestra que son dos las llaves de la Igle- mente reproducimos: Si quis dixeritabsolulionemsacramentalem
sia ; la una de ciencia para examinar la causa del pecador y la sacerdotis non esse actumjudicialem sed nudum ministerium pronun*
Cira de potestad para absolverle de sus delitos. Lutero negó la dandi et declarandi, remissa esse peccala confilenti, modo tantum
primera, cuyo error condenó León X en la bula contratos credat se esse absolutum ; aul sacerdos non serió sed joco absolvat\
errores de este heresiarca. El Concilio de Trento después repi- aut dixerit non requiri confessionem poenilentis ut sacerdos eum ab~
tió la misma condenación cuyo canon 9." (sesión 14) testual- i solvere possit; anathema sit.
84 CUESTIÓN XVII. — ARTÍCULO III.
está en nuestra potestad; ni puede lla- vecilla, y en este sentido la ciencia, aun-
marse juicio, si no tiene fuerza coactiva, que no se entrega con el orden, ú orde-
porque el juicio se determiua y a á un solo nación, se entrega no obstante con el
objeto : la cual determinación ciertamente orden, con el objeto de que sea llave lo
en las cosas especulativas se hace me- que antes no lo er,a. Y esta parece haber
diante la virtud de los primeros princi- sido la opinión del Maestro de las Sen-
pios, á los que no puede resistirse, y en tencias (Sent. 4 . , dist. 1 9 ) . Mas esto no
a
las cosas prácticas mediante la fuerza im- parece concordar con las palabras del
perativa que existe en el que juzga. Y por E v a n g e l i o , las que prometen que las lla-
cuanto la llave requiere idoneidad sobre ves se han de dar á San Pedro (Matth.
aquel en quien se ejerce, puesto que el 16), y así no solo una, sino dos llaves se
juez eclesiástico recibe mediante la llave dan en el orden. Y por esto h a y otra opi-
á los dignos, y escluye á los indignos, nión, que dice, que la ciencia que es há-
como se manifiesta en la definición dicha bito, no es llave, sino autoridad para ejer-
(art. 2 , arg. l . ° ) ; por eso necesita del cer el acto de la ciencia; la cual alguna
juicio de discreción, por el cuál juzgue la vez se halla sin la ciencia, y también otras
idoneidad según el mismo acto de la re- veces la ciencia sin la misma autoridad;
cepción; y para ambas cosas se requiere como se ve claro también en los juicios
cierta potestad ó autoridad. Y conforme seglares; porque un juez seglar tiene au-
á esto se distinguen dos llaves ; de las que toridad de juzgar, sin tener la ciencia del
una es pertinente al juicio de idoneidad derecho; y otro por el contrario tiene la
de aquel que debe ser absuelto; y la otra autoridad de juzgar. Y puesto que el acto
á la misma absolución. Y estas dos llaves de juicio, al cual uno está obligado por la
no se diferencian en la esencia de autori- autoridad recibida, mas no por el hábito
dad, porque ambas cosas les competen de de la ciencia, sin ambas cosas no puede
oficio; sino por comparación á los actos, hacerse buenamente; por eso la autoridad
de los que el uno presupone al otro. de juzgar, que es la llave de la ciencia,
A l argumento 1.° diremos que para sin esta, no puede recibirse sin pecado;
abrir una sola cerradura se ordena inme- mas la ciencia sin la autoridad puede t e -
diatamente una sola llave; pero no es in- nerse sin pecado.
conveniente que una se ordene al acto que A l 3.° que la potestad de consagrar se
es propio de la otra. Y así se verifica en refiere únicamente á un solo acto de otro
lo propuesto. Porque la segunda llave, género; y por tanto no se cuenta en las
que se llama potestad de atar y desatar, llaves, ni se multiplica, como la potestad
es la que inmediatamente abre la cerra- de las llaves, que va encaminada á diver-
dura del p e c a d o ; mas la llave que se sos actos (1), aunque según la esencia
llama ciencia, manifiesta á quien debe de la potestad ó autoridad sea una sola,
abrirse aquella cerradura. como se ha dicho.
A l 2.° que acerca de la llave de cien- A l 4.° que el querer es libre para cada
cia h a y dos opiniones : porque ciertos u n o , y por tanto para querer no se exige
dijeron, que la ciencia, según que es há- autoridad; y por esto no se establece la
bito adquirido ó infuso, se llama aquí voluntad como llave.
l l a v e , y que no es la llave principal, sino A l 5." que toda la Trinidad perdona
que se llama tal en orden á la otra llave; del mismo modo los pecados, como si
y por t a n t o , cuando está sin la otra llave, fuese una sola persona : y por t a n t o , no
no se llama l l a v e ; así como en el varón conviene que el sacerdote, que es minis-
literato, que no es sacerdote. Y aunque tro de la Trinidad, tenga tres llaves ; y
de esta llave carezcan alguna v e z algu- principalmente cuando la voluntad, que
nos sacerdotes, porque ni tienen ciencia se apropia al Espíritu Santo, no requiere
adquirida ni infusa, con la que puedan l l a v e , como se ha dicho.
absolver ó ligar, sin embargo por indus-
tria natural usan algunas veces de esto; (I) Hasta seis enumera Silvio, como son : orden, ciencia,
jurisdicción en los dos foros, hacer leyes y resolver dudas en
la cual industria según ellos se llama 11a- ta fe ola moral.
CUESTIÓN XYIII.
Consideraremos a h o r a el efecto de las llaves. Acerca de esto investigaremos cuatro cosas : 1." La
potestad de las llaves se estiende á la remisión de la culpa? —2. El sacerdote puede remitir pecado
a
ves se estiende á la remisión de la culpa; esta potestad al ministro, para que coope-
porque se dice á los discípulos (Joan. 2 0 , re con él á la limpieza interior (2). P e r o
27) : á quienes vosotros perdonareis los si perdonase los pecados en cuanto á la
pecados, les serán perdonados. M a s esto culpa cooperaría con él á la limpieza in-
no se dice en cuanto á la manifestación terior. L u e g o la potestad de las llaves
solamente, como espresa el Maestro en no se estiende á la remisión de la culpa.
la letra (Sent. 4 , dist. 1 8 ) ; porque así el Ademas : el pecado no se perdona sino
sacerdote del N u e v o Testamento no ten- por el Espíritu Santo. Mas el dar al E s -
dría mayor potestad que el sacerdote del píritu Santo no es propio de hombre al-
Antiguo Testamento. L u e g o ejerce p o - g u n o , como dijo el Maestro de las Sen-
testad en la remisión de la culpa. tencias (1. 1, dist. 1 4 ) . L u e g o ni puede
2.° E n la penitencia se da la gracia perdonar los pecados en cuanto á la
para la remisión del pecado ; y el dispen- culpa.
sador de este sacramento es el sacerdote Conclusión. [ 1 ] La virtud de las lla-
por la fuerza de las llaves. L u e g o como ves obra para la remisión de la culpa, 6
la gracia no se opone al pecado por parte en voto, ó existiendo en acto. [ 2 ] La po-
de la pena, sino por parte de la culpa, testad de las llaves se ordena de algún
parece que el sacerdote para la remisión modo, esto es, instrumentalmente, para
de la culpa obra según la fuerza de las la remisión de la culpa : no como cau-
llaves. sándola, sino como disponiendo para
3.° Mayor virtud recibe el sacerdote dicha remisión.
por su consagración, que el agua del bau- R e s p o n d e r e m o s , que « los sacramen-
tismo por su santificación. M a s el agua » t o s , según H u g o ( D e sacram. lib. 2.°,
del bautismo recibe l a fuerza de c< tocar »part. 9. , cap. 11), contienen por l a san-
a
(1J Los novacíunm en el siglo íir, los armenios e n distintas definiendo que si alguno dijere, que los Sacramentos de la ley
épocas á partir del siglo vi hasta el x v en que E u g e n i o I V dio nueva no contienen la gracia que significan, ó que no la confieren d
su decreto en el concilio de Florencia ; y los luteranos, en fin, los que no poseen óbice... sea anatematizado. Por c o n s i g u i e n t e ,
en el siglo x v i , fueron los que total ó parcialmente negaron siendo la Penitencia un sacramento, confiere la gracia de per-
la doctrina de esto articulo. El Tridentino condenó todos esos donar los pecados, que es su objeto propio.
errores en la sesión 7 en su canon 6.° (fuera de otros varios) (2) E n este error cayó el Maestro de las Sentencias.
86 CUESTIÓN XVIII. — ARTÍCULO I.
(1) El Bautismo en efecto, según se ha dicho, ( P . 3 , C 67, (3) Después de la promulgación del Evangelio.
a. 1, 3.°, 4.° y 5.°) puede conferirse por cualquiera persona en (4) Aquí el Santo Doctor, más bien que espresar su doctrina,
caso de necesidad, no solo válida, sino lícitamente ademas. no hace más que esponer la del Maestro do las Sentencias,
(2) El concilio de Trento definió f ses. 14, can. 4.° ) que los según observa, etc. La mente y enseñanza del Santo puede
actos del penitente que son las partes de la penitencia, á saber, verse en la P. III, C 62, a. 1 y C 64, a. 1, C. 84, a. 3 ; y en el
contrición, confesión y satisfacción, constituyen quasi mate- opúsculo de la fórmula de la absolución c. 1, 2 y 3 y lec-
riam de este Sacramento ; y esto es lo que enseña el Santo ción 4 . , sobre el cap. 20 de San Juan.
a
De donde se ve también clara la res- > ni en cuanto á la pena eterna por igual
puesta al 3.° razón. Si pues no puede perdonar en
88 CUESTIÓN XVIII.—ARTÍCULO III.
(1) El Tridentino lo definió así después en la sesión 14, Pero llegar d esta novedad é integridad por medio del sacramento de
canon 12, lo mismo que en la sesión 0.*, canon 30 que literal- la penitencia no lo podemos conseguir por disposición de la divina
mente reproducimos. Si quisposlacceplamjustiñcalionlsgraliam, justicia sin grande llanto por nuestra parte, hasta el punto de que la
cuüibet peccatcrí po?nitenli culpam remilti el reatum esterna; paenaí misma penitencia la llamen los SS. PP. un bautismo doloroso.
deleri dixeril, ui nullus remaneat realus pmnee temporalis essolvendoe (3) En la P. 3, C. 20, a. 3 , queda probada esta verdad.
vel in lioc sozculo, vel In futuro in purgatorio, anlequam ad regna (i) Hé aquí las notables palabras del Tridentino en la se-
cailorum adilus palere possil; anathema sil. sión 14, cap. 8 : « Es propio de la divina clemencia que no se
(2) Todo el capítulo 1." de la sesión 14 consagró el Triden- » nos perdonen tan sin ninguna satisfacción las culpas, que,
tino á declarar La diferencia del bautismo y penitencia. Uno, » en presentándose la ocasión, reputando leves los pecados,
dice el Santo Concilio, es el efecto del bautismo y otro el de la pe- » caigamos en los graves, haciéndonos como injuriosos y confu-
nitencia : por el primero nos revestimos de Cristo ( espresion del ía mellosos al Espíritu Santo , atesorando ira para el día de la ira.»
Apóstol á los Gálatas), y nos convertimos completamente en una E n la sesión v i , c a p . 14 enseña lo propio el Santo Concilio.
nueva criatura, consiguiendo plena remisión de nuestros pecados.
CUESTIÓN XVIII.—ARTÍCULOS III Y ' J l V . 89
fl) De aquí se desprende qne puede útilmente reiterarse la cristo con esas limitaciones impuestas á su bondad y al poder
absolución de los mismos pecados ya con Tesados y perdonados. de las llaves. Pero la Iglesia lo entiende de otro modo, ense-
(2) Afirmativamente responde el Santo Doctor. El sacerdo- ñando que esas mismas restricciones se tornan en beneficios
te hace uso de esta potestad , en cuanto á la c u l p a , cuando para las a l m a s , puesto que las hacen volver sobre s í , practi-
niega la absolución ; y en cuanto á la pena, cuando impone la car la penitencia y enderezar sus caminos. Consúltese lo que
penitencia. No han llevado á bien los herejes tales ligaduras, hemos dicho en la nota 4., pág. 88 del artículo anterior y
recriminándonos porque hacemos injuria á la pasión de Jesu- todo el capítulo aquel del Tridentino.
90 C U E S T I Ó N X V I I I . — A R T Í C U L O S III Y I V .
1
ver. [ 2 ] El sacerdote no liga para la pena A l 3.° que aun la pasión de Cristo nos
en común, sino en cuanto no absuelve, obliga á alguna p e n a , mediante la cual
pero lo manifiesta ligado. [ 3 ] El sacer- nos conformemos á él.
dote liga para la pena tomada deter-
minadamente. ARTÍCULO I V . — E l sacerdote puede li-
Responderemos que la operación del gar y absolver s e g ú n s u propio arbitrio ? (8)
sacerdote en el uso de las llaves es con-
forme á l a operación de D i o s , de quien 1.° Parece que el sacerdote puede li-
es ministro ; y D i o s tiene operación tanto gar y desatar según s u propio arbitrio.
sobre l a culpa como sobre la pena ; sobre Porque dice S a n Jerónimo (habetur D e
la culpa para absolver directamente, y Poenit. cap. 8 6 , dist. 1. et implic Basil.
a
( i ) No solo puede sino que debe el sacerdote imponer peni- cuatro s i g u i e n t e s : 1.° cuando el pecador es impotente para
tencia á ios que se confiesan, según lo establecido en el Tri- cumplir, como sucede á un moribundo , 2.° cuando cree que
dentino. fieben los sacerdotes del Señor, según su espirita y pru- el penitente ha satisfecho ; 3.° cuando urge un remedio de
dencia, atendiendo á la cualidad de los crímenes y á ta potibilidad perfecta remisión , c o m j el martirio ; 4. por fin , cuando el
a
de los peniíentes, imponer saludables y convenientes satisfacciones... penitente por su fragilidad se cree no aceptará penitencia
íses. 14, cap. 8). Por consiguiente ateniéndose nada más que grave.
á la calidad del pecado, el sacerdote necesita imponer peni- (2) Negativamente responde el Santo Doctor, de acuerdo
tencia grave á los pecados mortales , y leve á los leves ; si con las prescripciones del Ritual. Esta es una enseñanza apo-
bien esto último, aunque así se practique siempre y así deba yada en los Concilios y en la práctica universal de la Iglesia,
practicarse según unos , otros no obstante niegan la necesidad bastando citar el establecimiento de las penitencias canónicas
de imponer penitencia por culpas l e v e s , siendo ambas senten- cuya taxacion obedece al principio de no dejar al arbitrio del
cias probables, según San Alfonso (Homo Apostolicus, n . -17L sacerdote .la imposición de las penas. Y en cuanto á la absolu-
Esto es lo común y que generalmente pasa. Hay casos, sin ción , el sacerdote debe darla á todo penitente bien dispuesto
embargo, en los cuales necesita el confesor imponer ligeras por obligación de justicia y bajo pecado mortal.
penitencias por culpas g r a v e s , los cuales reduce Lugo á los
CUESTIÓN XVIÍÍ. — ARTÍCULO ÍV. 91
1078, can. 5.°, et habetur Depcenit. cap. del Espíritu S a n t o , con el que obran
6.°, dist. 2 ) : «falsa penitencia llamamos á como hijos de Dios ( R o m . 8 ) . Por lo cual
» la que no se impone según la autoridad si alguno presumiese usar de su potestad
» de los Santos Padres por la cualidad del sin aquel movimiento divino; no conse-
» crimen». L u e g o parece que no está en- guiría su efecto, como dice San Dionisio
teramente en el arbitrio del sacerdote. (ibid.), y ademas de esto se apartaría
A d e m a s , para el acto de las llaves se del orden divino; y así incurría en culpa.
requiere discreción. Pero si estuviese e n - Y por cuanto las penas satisfactorias que
teramente en la voluntad del sacerdote se han de imponer son medicinas, así
perdonar é imponer de la pena cuanto como las medicinas determinadas en el
quisiese, no habría allí necesaria discre- arte no competen á todos, sino que se
ción, porque nunca podría haber allí in- han de variar según el arbitrio del mé-
discreción. L u e g o no está enteramente al dico, no siguiendo su propia voluntad,
arbitrio del sacerdote. sino la ciencia de la medicina; así tam-
Conclusión. [ 1 ] El sacerdote sipresu- bién las penas satisfactorias determina-
rniere usar de su potestad sin el movi- das en los cánones no competen á todos,
miento divino, no conseguiría el efecto é sino que se han de variar según el arbi-
incurriría en culpa. [ 2 ] Las penas satis- trio del sacerdote regulado por divino ins-
factorias determinadas en el canon no tinto (1). P o r consiguiente, así como el
competen á todos, sino que se han de va- medico alguna vez prudentemente no da
riar según el arbitrio del sacerdote regu- una medicina tan eficaz que baste para la
lado por divino instinto. [ 3 ] El sacerdo- curación de la enfermedad, no sea que
te , prudentemente movido por divino ins- por debilidad de la naturaleza se origine
tinto, no siempre impone toda la pena mayor peligro, así el sacerdote, movido
que se debe á un solo pecador, para que por divino instinto, no siempre impone
un enfermo no desespere por la magnitud toda la pena que se debe á un pecado, no
de la pena impuesta, y deje de cumplir to- sea que el enfermo, por la magnitud de la
talmente la penitencia. pena, desespere y se aparte totalmente de
R e s p o n d e r e m o s , que el sacerdote obra la penitencia. (2).
en uso de las llaves como ministro é ins- A l argumento 1.° diremos, que aquel
trumento de D i o s . Pero ningún instru- arbitrio debe ser regulado por el divino
mento tiene acto eficaz, sino según que instinto.
es movido por el principal agente. Y por A l 2.° que aun de esto es alabado el
eso dice San Dionisio ( e n el fin de la mayordomo, porque hizo prudentemente.
Eclesiástica jerarquía) que « l o s sacer- Y por tanto en la remisión de la pena
» dotes deben usar de las virtudes jerár- debida debe aplicarse la discreción.
» quicas, según que la divinidad los mo- A l 3.° que Cristo tuvo potestad de e x -
«viere ». E n señal de lo que (Matth. 16), celencia en los sacramentos; por lo que el
antes de la potestad de las llaves entre- mismo por propia autoridad podía perdo-
gada á San Pedro hace mención de la nar, como le placía, toda la pena ó parte.
revelación de la Divinidad á él h e c h a ; y N o se verifica, pues, lo mismo respecto
(Joan. 2 0 ) pone delante de la potestad de los que obran solamente como minis-
de perdonar dada á los Apóstoles el don tros suyos.
(1) Esto mismo fué lo que el Tridentino dijo, dejando en de la completa purgación del penitente, alégrese al nienos de poderle
manos del sacerdote la imposición de la penitencia, la cual hacer purgar en el purgatorio, después de haberle librado del in-
será según la dicte su espíritu y prudencia. Esta libertad que fierno. Terminaremos esta nota con la oportunísima observa-
aquí coucede el Concilio y nuestro Santo nada tiene que ver ción de nuestro insigne Cardenal L u g o , sobre l o q u e debe
con lo que hemos establecido en la nota anterior. entenderse por penitencia conveniente y saludable. Para que lo
(2) Todos los teólogos están conformes en este punto, hasta s e a , dice, «debe atenderse á la utilidad espiritual del peni-
el mismo Antoine que conrazon, dice San Alfonso, está repu- » tente, no sea que, por esa misma penitencia se le tienda un
tado por uno de los más rígidos. La doctrina expuesta aquí por » lazo para que cometa nuevos pecados. Por este motivo debe
Santo Tomás, la enseña igualmente en otra parte de sus obras »'escusarse la moderna práctica, consistente en imponer l e v e s
(Quod lib. 3, C 13, arts. 15 y 2 S ) . Lo mismo que el Santo, » penitencias por gravísimos pecados; lo cual se hace en aten-
enseñan también San Juan Crisóstomo en su Homilía 44 (in n » cion á la enfermedad espiritual del penitente, el cual se e s -
ad Corint.) San Carlos Borromeo, San Alfonso (lib. vi, n. 509) » candalizaría con penitencias más g r a v e s , y entonces, ó h u y e
San Antonino, con cuya conclusión están todos los moralistas » de la confesión , ó buscará confesores ineptos que no sepan
conformes. Si el sacerdote dice San Antonino, no puede alegrarse » curarle. » (De Poenit. Disp. 2 5 , n. 60).
CUESTIÓN XIX.
Consideraremos a h o r a los ministros de las llaves y su uso. Acerca de esto investigaremos seis p u n -
tos : 1.° El sacerdote legal tuvo las llaves?—2.° Cristo tuvo las Ha ves? — 3.° Solos los sacerdotes tie-
nen llaves?—4.° Los h o m b r e s santos no sacerdotes tienen las Uavesó el uso,de ellas? — 5 . " Los
malos sacerdotes tienen uso eficaz de las llaves? — 6 . ° Los c i s m á t i c o s , herejes , e s c o m u l g a d o s , s u s -
pensos y degradados tienen el uso de las llaves ?
dist. 1 8 ) , las llaves son dos, á saber, la contra la intención del Apóstol en l a
ciencia de discernir y la potencia de juz- carta á l o s hebreos (cap. 9 ) . Porque allí
gar. Pero para las dos cosas los sacerdo- el sacerdocio de Cristo se prefiere al sa-
tes legales tenían autoridad. L u e g o t e - cerdocio l e g a l , por cuanto Cristo estuvo
nían las llaves. presente, Pontífice de los bienes venide-
3.° L o s sacerdotes legales tenían algu- ros, por otro más excelente y perfecto ta-
na potestad sobre los demás del pueblo, bernáculo, no hecho por mano, es á saber,
no temporal, porque así la potestad regia no de esta creación; ni por sangre de ma-
no hubiese sido distinta de la sacerdotal; chos cabríos, ni de becerros, sino por su
luego era espiritual, y esta es la llave. propia sangre entró una sola vez en el
L u e g o tenían llave. santuario, habiendo hallado una reden-
Por el contrario, las llaves se ordenan ción eterna. Por lo cual se ve claramente
para abrir el reino de los cielos, que no que la potestad de aquel sacerdocio no se
pudo abrirse antes de la pasión de Cristo. estendía á las cosas celestiales, sino'solo
L u e g o el sacerdote legal no tuvo llaves. á las figuras de ellas ( 1 ) ; y por esto se-
A d e m a s : los sacramentos de la l e y gún otros se debe decir que no tenían lla-
antigua conferían la gracia. Mas la en- ves, sino que precedió en ellos la figura
trada del reino celestial no pudo abrirse de las llaves.
sino mediante la gracia. L u e g o por medio A l argumento 1." diremos que las lla-
de aquellos sacramentos no podía abrirse, ves del reino celestial son consiguientes
y así también el sacerdote, que era mi- al sacerdocio, por cuyo medio el hombre
nistro de aquellos, no tenía las llaves del es introducido en las cosas celestiales;
reino celestial. pero no era tal el sacerdocio L e v í t i c o , y
Conclusión. Los sacerdotes legales no por tanto no tuvieron las llaves del reino
tenían llaves; pero precedió, en ellos la fi-
(1J Porque es imposible , dice el Apóstol (ad H e b . x , / 4).
gura de las llaves. que con sangre de loros y de machos de cabrio se quiten los pecados.
CUESTIÓN XIX. — ARTÍCULOS I , II Y I U . 93
del cielo, sino las llaves del tabernáculo tanto que en Cristo está como en el q u e
terreno. obra per se para nuestra salud, y por
A l 2.° que los sacerdotes de la antigua autoridad, en cuanto es D i o s , y mediante
l e y tenían potestad de discernir y de juz- el mérito en cuanto es hombre. L a llave
g a r , mas no de modo que el hombre ademas y por su propia naturaleza es-
juzgado por ellos fuese admitido en los presa potestad de abrir y de cerrar, ora
reinos celestiales sino para figuras de los abra u n o , como principal agente, ora
celestiales. como ministro. Y por eso, en Cristo con-
A l 3.° que no tenían potestad espiri- viene establecer llave ; pero de un modo
tual ; porque mediante los sacramentos más elevado, que lo está en sus ministros;
legales purificaban á los hombres no y por eso se dice que tiene la llave de es-
de las culpas sino de las irregularidades, celencia (2).
para que purificados por medio de ellos A l argumento 1.° diremos que el ca-
se les franquease la entrada al taber- rácter por su razón significa algo deri-
náculo hecho de mano. vado de alguno : y por tanto la potestad
de las l l a v e s , que está en nosotros como
ARTÍCULO I I . — cristo tuvo n a v e ? tu derivada de Cristo, sigue al carácter, con
el cual nos conformamos á Cristo ; mas
1.° Parece que Cristo no tuvo llave; en Cristo no sigue al carácter, sino á la
porque esta se consigue con el carácter forma principal.
del orden ; y Cristo no tuvo este carác- A l 2.° que aquella l l a v e , que Cristo
ter. L u e g o no tuvo llave. t u v o , no era sacramental ( 3 ) , sino prin-
2.° Cristo tuvo en los sacramentos p o - cipio de la llave sacramental.
testad de excelencia, de modo que podría
conferir el efecto de los sacramentos sin ARTÍCULO I I I . — s o l o s ios sacerdotes
las cosas sacramentales. M a s la llave es, t i e n e n l a s l l a v e s ? (4)
cierta cosa sacramental. L u e g o no nece-
sitaba de llave ; y así la hubiera tenido 1.° Parece que no solo los sacerdotes
en vano. tienen las l l a v e s ; porque dice San Isidoro
Por el contrario; se dice ( A p o c . 3 , 7 ) : (Etimolog. lib. 7 , c. 1 2 , y D e E c c l e -
esto dice el que tiene la llave de Da- siast. offic. lib. 2 , c. 1 4 ) , que « los
vid, etc. » porteros ejercen juicio entre los buenos
Conclusión. Conviene establecer en » y los malos, reciben á los dignos, y r e -
Cristo la llave; pero de un modo más » chazan á los indignos ». P e r o esta es
alto, que lo está en sus ministros. la definición de las llaves, como se mani-
Responderemos, q u e la virtud de h a - fiesta por lo dicho ( C . 1 7 , a. 2 ) . L u e g o
cer alguna cosa está en el instrumento y no solo los sacerdotes, sino también los
en el agente per se, no del mismo modo, ostiarios ó porteros tienen las llaves.
sino de un modo más perfecto en el 2.° L a s llaves se dan á los sacerdotes,
agente per se. M a s la potestad de la lla- cuando mediante la unción reciben divi-
ve, que nosotros tenemos, y la virtud de namente la potestad. Pero los reyes tie-
los otros sacramentos es instrumental ; en nen también divinamente potestad sobre
(1J El mismo Jesucristo declaró que tenía las llaves en las toridad, al decir de ellos. Y por fin los Luteranos que decían,
distintas veces que perdonó los pecados, como puede verse con su digno j e f e , que igual autoridad tenía el Pontífice
cuando dijo al paralítico: Pues para que sepáis que el Hijo del que la última mujer del pueblo en lo relativo al perdón de
hombre llene potestad sobre la tierra de perdonar los pecados, etc. los pecados. Condenados los primeros en el Concilio IV de Le-
(San Mateo, c. I X , v . 6.*). tran en 1215 y en el de Viena los segundos en 1311, fuéronlo
(2) Tuvo el Señor la llave de la autoridad, como D i o s , y la los últimos por el de Trento, en cuyas sesiones 14 y 23 prin-
de la excelencia como hombre. cipalmente recibieron condenacion.directa los errores sobre el
(3) Quiere decir el Santo que en el uso de las llaves no pro- poder de las llaves. Citaremos únicamente el canon 10, de la
cedía el Señor como los sacerdotes, quienes solo administrando sesión 14. « S i alguno dijere que los sacerdotes que están en
el sacramento, las usaban. » pecado mortal, no tienen potestad de atar y desatar; ó que
(4) Acerca de la doctrina que el Angélico expone en este » no solamente los sacerdotes son los ministros de la absolu-
artículo, se ha errado por varios herejes y de distintos modos » cion, sino que á todos los fieles les ha sido d i c h o : Todo lo
se ha errado. Los Valienses ó pobres de Layon sostenían ser » que atareis sobre ta tierra , será atado en el cielo ; y cuanto des-
ellos los sucesores de los Apóstoles y poseer la potestad de » alareis, será desatado también en el cielo (San Juan 20); en
atar y desatar. Los Beguardos afirmaban que no tenían juris- » virtud de cuyas palabras cualquiera puede absolver de los
dicción alguna los que no pertenecían á su secta en la cual « pecados ; sea anatematizado. »
se había concentrado juntamente con la santidad, la eclesiástica au-
94 CUESTIÓN XIX. — ARTÍCULO III.
el pueblo fiel, y mediante la unción son dio uno va al cielo, supuesto que por ella
santificados. L u e g o no solos los sacerdo- uno es escluido ó admitido al consorcio
tes tienen las llaves. de la Iglesia militante mediante la esco-
3.° E l orden de los sacerdotes es con- munion y absolución ; y esta se llama
veniente á una persona singular. M a s pa- llave de jurisdicción en el foro de las cau-
rece que algunas veces toda una congre- sas : y por tanto, esta también pueden
gación sola tiene la l l a v e , porque ciertos tenerla los no sacerdotes, como los archi-
capitulares pueden imponer excomunión, diáconos, y los elegidos, y otros que pue-
lo cual pertenece á la potestad de las lla- den escomulgar (1). P e r o no se llama
ves. L u e g o no solo los sacerdotes tienen propiamente llave del cielo, sino cierta
llaves. disposición para el mismo.
4.° L a mujer no es susceptible del or- A l argumento 1.° diremos que los por-
den sacerdotal, porque no la compete teros tienen la llave para custodiar las co-
enseñar en las iglesias, según el Apóstol sas que se contienen en el templo mate-
( i Cor. 14). M a s algunas mujeres parece rial ; y tienen jurisdicción de escluir ó
que tienen l l a v e , como las abadesas, que admitir en tal templo, no ciertamente
tienen potestad espiritual sobre sus sub- juzgando con autoridad propia los que son
ditas. L u e g o no solamente los sacerdotes dignos ó indignos, sino como cumpliendo
tienen llaves. el juicio de los sacerdotes, de modo que
Por el contrario, es lo que dice San en este sentido aparezcan como ejecuto-
Ambrosio (Depoenitentia, lib. 1, cap.2): res de la potestad sacerdotal.
« este derecho, á saber, de ligar y desa- A l 2.° que los reyes no tienen potestad
3> tar, se concedió á solos los sacerdotes». alguna en las cosas espirituales ( 2 ) : y
Ademas : por la potestad de las llaves por tanto, no reciben la llave del reino
se .hace uno mediador entre el pueblo celestial, sino solamente en las cosas tem-
y D i o s ; y esto compete solo á los sa- porales, la cual no puede provenir sino
cerdotes, que son constituidos en aque- de D i o s , como se manifiesta ( R o m . 13).
llas cosas, que son pertinentes á Dios, N i tampoco por medio de la unción son
para que le ofrezcan dones y sacrificios consagrados en algún orden sacro ; sino
por los pecados, como se dice ( H e b r . o, que se significa que la escelencia de su
1). L u e g o solo los sacerdotes tienen las potestad desciende de Cristo, para que
llaves. también los mismos reinen sobre el pue-
Conclusión. [1] Solos los sacerdotes blo cristiano bajo Cristo.
tienen la llave de orden. [ 2 ] Los no sa- A l 3.° que así como en las cosas polí-
cerdotes pueden tener también la llave de ticas algunas veces el juez tiene potes-
jurisdicción. [3] La llave de jurisdic- t a d , como el que está en un reino, y tam-
ción no se llama propiamente llave del bién algunas veces muchos que están
reino del cielo, sino cierta disposición constituidos en diversos oficios por igual,
para la misma. . como se manifiesta ( E t h i c , lib. 8, cap. 10
Responderemos, que la llave es de dos y 11); así también la jurisdicción espiri-
clases : una que se estiende hasta el mis- tual puede ser tenida por uno solo, como
mo cielo inmediatamente, quitando los por el obispo, y por muchos al mismo
impedimentos para la entrada en el cielo tiempo, como por el capítulo, ó congre-
por medio de la remisión del pecado, y gación ; y en este sentido tienen llave de
se llama llave de orden ; y esta la tienen jurisdicción ; mas no llave de orden to-
solo los sacerdotes, porque ellos mismos dos á la vez.
son ordenados para el pueblo en las co- A l 4.° que la mujer, según el Apóstol
sas que directamente pertenecen á Dios. ( i Timoth. 2 , y Tit. 2) está en estado de
L a otra llave es la que no se estiende sujeción. Y por eso no puede tener j u -
directamente al mismo cielo, sino m e - risdicción alguna espiritual ( 3 ) ; porque
diante la Iglesia militante, por cuyo me- también, según el Filósofo (Ethic. lib. 8,
f l j Por elegidos entiende el Santo los que canónicamente lo (2) A s í lo tiene definido la Iglesia en la sesión 2 3 , cap. 4 y
están para ejercer jurisdicción eclesiástica ; la cual pueden canon 7.°.
desempeñar no solo los sacerdotes, sino cualquiera que tenga ['ó\ Mucho se ha disputado acerca de si las mujeres, y por
orden inferior, y aunque solo tenga la prima tonsura. consiguiente las superioras de las monjas, pueden tener juris-
CUESTIÓN X I X . — A R T Í C U L O S III Y I V . 95
dicción eclesiástica. E l Angélico está bien esplícito en este incapacidadde la mujer para ejercer jurisdicción, es probable-
artículo. Y lo mismo dicen los teólogos, cuya opinión concre- mente de derecho divino ; mientras otros, comoSuarez, d i c e n
ta la resume San Alfonso en el siguiente pasaje. La Abadesa que es de derecho eclesiástico y por tanto que puede e l Papa
puede instituir beneficios y conferir capellanías en cuanto al título facultarlas para escomulgar.
solamente y la posesión; pero no en cuanto d la potestad eclesiástica. (1) La contestación á este articulo consta de lo establecido
Asimismo, aunque no pueda suspender á sus clérigos, puede sin em- en el anterior. Por grande que sea la santidad de un hombre,
bargo quitarles el Ululo y la posesión del beneficio ; después de lo careciendo de orden sagrado, no puede tener la potestad de.
cual supónese que el Pontífice quila el derecho espiritual, (lib. iv. perdonar los pecados.
n.°36). En el libro v i l , n. 12, afirma este gran Santo que la
96 CUESTIÓN XIX. — ARTÍCULOS IV Y V.
bre bendice, según que aplica á alguno Por el contrario, ninguno puede saber
instrumentalmente la bendición que pro- de otro si está en estado de gracia. Sij
viene de los méritos de Cristo; y en pues, nadie pudiera hacer uso de las llaves
cuanto á esta se requiere la escelencia del al absolver, sino hallándose en estado de
orden y no la de la virtud. salvación, nadie sabría si había sido ab-
suelto, lo cual es m u y inconveniente.
ARTICULO V . — l u malos sacerdo- A d e m a s , la iniquidad del ministro no
t e s t i e n e n e l u s o de l a s l l a v e s ? (1) puede destruir la liberalidad del Señor.
E s así que el sacerdote es solamente mi-
1.° Parece que los malos sacerdotes no nistro. L u e g o no puede por su malicia
tienen el uso de las llaves; porque San quitarnos el don que Dios nos transmite
J u a n (20) habla antes del don del Espíri- por él (2).
tu Santo que del uso de las llaves, que Conclusión. El sacerdote, cualquiera
fue transmitido á los Apóstoles. Pero que sea la gracia de que esté privado, y
los malos no tienen el Espíritu Santo. aunque esté en pecado mortal, de ningún
L u e g o no tienen el uso de las llaves. modo está privado del uso de las llaves.
2.° Ningún rey sabio confía á su ene- Responderemos, que así como la par-
migo la dispensación de su tesoro; y el ticipación de la forma, que debe ser co-
uso de las llaves consiste en la dispensa- municada al efecto, no produce el instru-
ción del tesoro del R e y celestial, que es mento, así ni la sustracion de tal forma
la misma sabiduría. L u e g o los malos, que quita el uso del instrumento. Y por esto,
son sus enemigos por el pecado, no tienen como el hombre es únicamente agente
el uso de las llaves. instrumental en el uso de las l l a v e s , de
3.° D i c e San A g u s t í n ( D e baptis. cont. cualquier gracia que sea privado, por el
Donatis. 1. 5, c. 2 ) , que <r Dios da el sa- pecado (por cuya gracia se verifica la re-
» cramento de la gracia aun por medio de misión de los pecados), sin embargo, no
» l o s malos, pero no confiere la gracia se le priva en modo alguno del uso de las
» misma sino por sí mismo ó por sus san- llaves.
» t o s ; y por esto produce por sí mismo A l argumento 1.° diremos que el don
» el perdón de los pecados ó por los del Espíritu Santo se exige para el uso
» miembros de la paloma». Pero la remi- d é l a s llaves, no como una condición pre-
sión de los pecados es el uso de las lla- cisa para su ejercicio, sino porque sin él
ves. L u e g o los pecadores, que no son no puede hacerse un uso conveniente por
miembros de la paloma, no tienen el uso parte del que las emplea ( 3 ) , aunque el
de las llaves. que se somete á las llaves consiga el efec-
4.° L a intercesión del mal sacerdote to de las mismas.
no tiene eficacia alguna para reconciliar, A l 2.° que el rey de la tierra puede ser
puesto que según San Gregorio (in P a s - defraudado y engañado respecto á su te-
tor. p. 1, c. 11), « c u a n d o se envía para soro ; y por eso no confía su dispensación
»interceder á alguno que desagrada, es al enemigo ; en tanto que el R e y celestial
» provocado el ánimo del que está irritado no puede ser defraudado, porque todo
» á cosas peores». E s así, que el uso de cede en su honor, aun el que algunos
las llaves se hace por cierta intercesión, usen malamente de las llaves, puesto que
como se ve en la forma de la absolución. sabe sacar bienes de los males, y hacer
L u e g o los malos sacerdotes no tienen el también muchas cosas buenas por medio
uso eficaz de las llaves. de los malos; y por tanto no h a y paridad.
(1) Los valdenses, husitas, wiclefitas, protestantes y antes San Agustin las palabras de San Juan : Hie est qui baptizat in
que todos estos los donatistas han sido los que principalmente Spiritu Sánelo (i, 33) aunque no fuese el mismo Señor el que
enseñaron el error de que la indignidad del sacerdote les pri- bautizase, sino s u s discípulos , dice el Santo Doctor : Petrus
vaba del sagrado poder que en la ordenación recibieron. Todos baptizcl, hie est qui baptizat; Paulus baplizel, hie est qui baptizat:
estos errores fueron condenados principalmente por el papa Judas baptizet, hie est qui baptizat Hlud quod datum est, unum
Tíícolao I en su respuesta á los Búlgaros, por los concilios IV est; nee impar propter impares ministros ; sed impar et equate prop-
de Letran, de Constanza y más en particular por el de Trento ter : hie est qui baptizat. (Tract. 6.° in Joan. n. 7 y 8). Lo mismo
en las sesiones 7 . canon 12 y 1 4 , cap. 6 , y el canon 10 que
a
afirma el Santo en su libro De Unitale Ecclesim, cap. 2 1 , n. 58,
hemos insertado en la nota 166, al artículo 3.° (3-) Que es lo mismo que decir que se requiere el don ese,
(2) Dicho se está que lo que aquí se dice de la penitencia* no para la validez , sino para la licitud del Sacramento.
debe también decirse de los demás sacramentos. Comentando
CUESTIÓN XIX. — ARTÍCULO V Y VI. 97
A l 3.° que San Agustín habla de la re- pueden usar de ella cuando quisieren.
misión de los pecados, según que los 3.° L a gracia espiritual es más impe-
hombres santos cooperan á la misma, no dida por la culpa que por la pena. Mas
por virtud de las llaves, sino ex mérito la escomunion, la suspensión y la degra-
congrui; y por eso dice que también pol- dación son ciertas penas. Luego no per-
los malos se administran los sacramentos; diendo alguno por la culpa, el uso de las
y entre los otros sacramentos debe compu- llaves parece que tampoco por estas
tarse también la absolución, que es el uso penas.
de las llaves ; pero por los miembros de la Por el contrario, dice San Agustín
paloma, esto e s , por los hombres santos, (tract. 1 2 1 , in J o a n . ) , que « l a caridad
se hace la remisión de los pecados en » de la Iglesia perdona los pecados, y
cuanto los perdona por las intercesiones » la caridad es la que forma la unión de
de estos. O puede decirse que por los » la I g l e s i a » . Estando los predichos se-
miembros de la paloma designa todos los parados de la unión de la I g l e s i a , parece
que no han sido separados de la Iglesia; que no tengan el uso de las llaves para
pues los que reciben de ellos los sacra- perdonar los pecados.
mentos consignan la gracia, mas no los A d e m a s , ninguno es absuelto del pe-
que los reciben de los que han sido sepa- cado pecando. E s así que alguno al pe-
rados, puesto que pecan por este mismo dir á los predichos la absolución de los
hecho. Esceptúase el bautismo, que es pecados, peca obrando contra el pre-
permitido recibir en caso de necesidad cepto de la Iglesia, luego no puede ser
aun de mano del escomulgado. absuelto por ellos del pecado y en tal
A l 4.° que la intercesión que hace un concepto lo de antes.
mal sacerdote en su propio nombre, no Conclusión. [ 1 ] En los herejes cis-
tiene eficacia ; pero la que hace como mi- máticos y escomulgados, permanece la
nistro de la Iglesia la tiene por el mérito potestad de las llaves en cuanto á su
de Cristo. Sin embargo, de ambos modos esencia ; pero su uso está impedido por
la intercesión del sacerdote debe ser útil falta de materia. [ 2 ] Los herejes cismá-
al pueblo sometido á su jurisdicción. ticos y escomulgados no pueden tener el
uso de las llaves en cuanto á lo de que
A R T Í C U L O V I . — i i o s cismáticos, han sido privados.
los h e r e j e s , los e s c o m u l g a d o s , los s u s p e n s o s Responderemos, que la potestad de las
y los degradados t i e n e n el uso de l a s llaves? llaves en cuanto á su esencia subsiste en
todas las (personas) predichas ; pero el
l.° Parece que los cismáticos, los he- uso es impedido por el defecto de la mate-
rejes, los escomulgados, los suspensos y ria ; porque requiriendo el uso de las
los degradados tienen el uso de las llaves; llaves en el que se sirve de ellas la pre-
porque así como la potestad de las llaves lacion ( 1 ) respecto de aquel, para quien
depende del orden, así la potestad de las usa, según lo dicho ( C . 1 7 , a. 2 , al
consagrar. P e r o no pueden perder el uso 2.°), la propia materia en la cual se ejer-
de la potestad de consagrar, puesto que ce el uso de las llaves es el hombre sub-
si consagran, consagrado queda, aunque dito. Y puesto que por la ordenación de
pequen consagrando. L u e g o tampoco pue- la Iglesia uno está sometido á otro, por
den perder el uso de las llaves. eso también por los prelados de la I g l e -
2.° Toda potestad espiritual activa sia puede sustraerse á alguno aquel que
que se encuentra en el que tiene el uso le estaba sometido. D e consiguiente pri-
del libre albedrío, pasa al acto cuando él vando la Iglesia á los herejes cismáticos
quiere. Pero la potestad de las llaves y á otros á este tenor de la jurisdicción,
permanece todavía en los predichos, quitándoles los subditos en todo ( 2 ) ó
puesto que como no se da sino con el or- en parte, en cuanto á lo de gue han sido
den, sería menester volverlos á ordenar privados no pueden tener el uso de las
cuando vuelven á la Iglesia. Siendo, llaves.
pues, esta potestad una potencia activa A l argumento 1.° diremos, que la ma-
(1) Prelacion aquí es lo mismo que jurisdicción. quitándoles los subditos ; pero parcialmente se hace con los
(2) En todo ó totalmente se priva á los herejes y cismáticos, suspensos, á quienes por algún tiempo se les priva de subditos.
CUESTIÓN XX.
1." El sacerdote puede usar sobre cualquier hombre de la llave que tiene?—2." Puede absolver
siempre el sacerdote al subdito suyo? —3." Puede alguno usar de las llaves en su superior?
(1) La materia de este artículo tiene relación íntima con lo de reservados. Por ser algo estenso no insertamos el cap. 7.°
establecido en la cuestión 8 . sobre el ministro de la confesión,
a
(sesión 14) del Tridentino en que se recopila el hecho y el
Han errado acerca de la doctrina que el Angélico sabiamente derecho de la I g l e s i a ; pero pondremos el canon 1 1 , sobre el
expone en este artículo, los mismos herejes de que se habló mismo asunto. « Si alguno dijere que los obispos no tienen
en la nota i.* pág. 96 art. 5.° de la cuestión anterior. A estos » derecho de reservarse casos y por lo mismo que la reser-
hay que agregar aquí los jansenistas del conciliábulo de Pis- » vacion de casos no impide que un sacerdote pueda absolver
toya y aun algunos católicos, como dice Perrone (De Pcenit. » de los reservados, sea anatematizado.
cap. 5, n. 266} que han tenido valor para impugnar el derecho
CUESTIÓN xx.—ARTÍCULOS I Y H. 99
(1) Ya se comprende que aquí se designa al Sumo Pontífice, (3) Afirmativamente sin más limitación que la puesta en el
quien no solo tiene potestad universal é ilimitada en los que canon 11 de la sesión 14 del C. de Trento, que hemos insertado
reciben los Sacramentos, sino también en los que los admi- en la nota del artículo anterior. Es decir, que el sacerdote
nistran. puede absolver á sus subditos de todo p e c a d o , mientras este
(2) Estos son los obispos y párrocos. no esté reservado por el Papa ó por el obispo.
100 CUESTIÓN XX. — ARTÍCULO II.
partícipe del crimen que cometió el sub- sion de todos los pecados. M a s como para
dito suyo, como en el caso en que pecara el uso de semejante potestad se requiere
con mujer feligresa suya. L u e g o parece según lo dicho la jurisdicción que des-
que no siempre puede hacer uso del poder ciende de los superiores á los inferiores;
de las llaves respecto de sus subditos. por esto el superior puede reservarse
2.° P o r la potestad de las llaves es ciertos delitos, cuyo juicio no comete al
curado el hombre de todas sus faltas. inferior: de otro m o d o , el simple sacer-
P e r o á veces algún pecado lleva anejo dote puede absolver de todo pecado, te-
un defecto de irregularidad ó sentencia niendo jurisdicción. H a y , no obstante
de escomunion, de la que no puede ab- cinco casos, en que es preciso que el sim-
solver el simple sacerdote. L u e g o parece ple sacerdote mande al penitente al supe-
que no pueda hacer uso del poder de las rior : 1.° cuando debe imponérsele una
llaves sobre los que se hallan en tal caso. penitencia solemne ; porque entonces su
3.° E l juicio y potestad de nuestro sa- ministro propio es el obispo ; 2.° respecto
cerdocio está figurado por el juicio del de los escomulgados, cuando un sacer-
antiguo sacerdocio. Ahora bien, según la dote inferior no puede absolver, como en
l e y , á los jueces inferiores no competía el caso en que el penitente haya sido es-
entender en todas las cosas, sino que re- comulgado por el superior; 3.° cuando en-
currían á los superiores, como se dice cuentre una irregularidad contraída, para
(Exod. 2 4 , 1 4 ) : si naciere alguna dife- cuya dispensa debe enviar al penitente la
rencia entre vosotros se la referiréis á al superior; 4.° respecto de los incendia-
ellos. L u e g o parece que el sacerdote no rios ; 5." cuando h a y costumbre en algún
pueda absolver de los pecados más gra- obispado de reservar al obispo el cono-
ves á un subdito s u y o , sino que debe e n - cimiento de los crímenes enormes para
viarle al superior. inspirar mayor terror, porque la costum-
Por el contrario, á quien se encarga bre da ó quita la potestad en tales ca-
lo principal, también se encarga lo acce- sos (1).
sorio. P e r o se confia á los sacerdotes que A l argumento 1.° diremos, que tal
dispensen á sus subditos la Eucaristía, á caso, ni el sacerdote debe oir la confe-
la que se ordena la absolución de cuales- sión de la mujer con la cual p e c ó , sino
quiera pecados. L u e g o el sacerdote pue- que debe enviarla á otro, ni aquella debe
de absolver á su subdito de todos los p e - confesarse con é l , sino que debe pedir
c a d o s , en cuanto es propio de la potes- permiso para hacerlo con otro, ó recurrir
tad de las llaves. al superior, si aquel le negase el permiso,
A d e m a s ; la gracia quita todo pecado, ya por causa del peligro, y a también por-
por pequeña que esta sea. E s así que el que la vergüenza es menor; no obstante,
sacerdote dispensa los sacramentos por si la absolviere quedaría absuelta, por-
los cuales se da la gracia. L u e g o cuanto que lo que dice San Agustín que el
está en la potestad de las llaves puede sacerdote no debe tener el mismo cri-
absolver de todos los pecados. men, debe entenderse según la congruen-
Conclusión. Puede el simple sacerdote cia, y no según la necesidad del sacra-
perdonar todos los pecados en virtud de mento (2).
la potestad de orden; pero algunos no A l 2.° que la penitencia libra de todos
puede perdonar por defecto de la juris- los efectos de la c u l p a , mas no de todos
dicción que no se le ha concedido. los de la pena ; puesto que t o d a v í a , des-
Responderemos que, la potestad de or- pués de cumplida la penitencia del homi-
den cuanto es de sí, se estiende á la remi- cidio, queda alguno irregular. Por lo
(1) Mas que enumerar los casos reservados, el Santo Doctor sos que de esa condescendencia se originaron obligó á ese
señala ciertos crímenes sobre los cuales es m u y justo caiga gran Papa á expedir dos bulas, Sacramcntitmptenitentios launa
la reservación. Por esta causa no deben tomarse estas pala- de 1.° de Junio de 1 7 4 1 ; y Aposlolici numcris la otra, en 8 de
bras en el sentido de que solo en estos casos debe acudirse al Febrero de 1745, e n las cuates severisimamente se prohibió la
superior; pues aparte de los que el Sumo Pontífice se reserva absolución dada al cómplice en pecado de impureza. Estas dis-
que son muchos más, aun después de la bula Apostólica; Sedis, posiciones fueron estensivas, no solo al cómplice mujer, sino
ios obispos en sus respectivas diócesis tienen casos reserva- también al varón que con el sacerdote hubiese pecado en dicha
dos, para saberlos cuales deben consultarse las sinodales dio- materia. Desde entonces n i n g ú n sacerdote puede absolver á
cesanas de cada una de ellas. su cómplice y si alguno lo hiciere, ademas de ser nula la ab-'
(2) Hasta los tiempos de Benedicto XIV corrió esla ense- solución, incurriría en excomunión reservada al Sumo Pon-
ñanza del Angélico en el estado que aquí se v e . Pero los abu- tífice.
C U E S T I Ó N X X . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 101
cual el sacerdote puede absolver del cri- la potestad de las llaves respecto al mis-
men , y para quitar la pena debe enviar- mo, si á él se sometiere.
le al superior, á no ser en la escomunion, Conclusión. El superior puede dar po-
puesto que la absolución de la misma testad al sacerdote inferior para que use
debe preceder á la absolución del pecado; delpoder de las llaves con él, aunque por sí
porque mientras alguno está escomulga- mismo no puede hacer ese uso á su favor.
do, no puede recibir sacramento alguno R e s p o n d e r e m o s , que la potestad de
de la Iglesia. las llaves en sí misma se estiende á todos
A l 3.° que aquel razonamiento procede como se ha dicho ( a . 2 ) . Mas sucede que
en cuanto alas cosas en que los superiores un sacerdote no puede usar de la potestad
se reservan la potestad de jurisdicción. de las llaves respecto de alguno, porque
le está especialmente limitada á deter-
ARTÍCULO I I I . — ¿ P u e d e alguno u s a r
minados individuos. L u e g o aquel que la
de l a potestad de l a s l l a v e s sobre s u s u p e -
limitó puede hacerla estensiva á quien
rior? fl) quisiere; y por esto puede dar la potestad
1.° Parece que no puede usar alguno sobre sí mismo, aunque él no pueda, usar
de la potestad de las llaves sobre su su- en sí de la potestad de las llaves, porque
perior ; porque cualquier acto sacramen- esta potestad requiere por materia algún
tal requiere materia propia ; y la materia sujeto, y por consecuencia otro individuo,
propia del uso de las llaves es la persona dado que nadie puede ser subdito de sí
sometida según lo dicho (C. 19, a. 6). mismo.
Luego el sacerdote no puede usar del A l argumento 1.° diremos que, aun-
poder de las llaves en el que no es su que el obispo á quien absuelve un sim-
subdito. ple sacerdote, sea su superior en absolu-
2.° L a Iglesia militante imita á la to, es sin embargo inferior á él en cuanto
triunfante. P e r o en la Iglesia celeste el se le somete como pecador.
ángel inferior jamas purifica, ilumina ó A l 2.° que en los ángeles no puede ha-
perfecciona al superior. L u e g o ni algún llarse un defecto por razón del cual, los
sacerdote inferior puede usar respecto de superiores se sometan á los inferiores co-
su superior de la acción jerárquica, que mo sucede entre los hombres; por lo cual
se completa por la absolución. no hay paridad.
3.° E l juicio de la penitencia debe ser A l 3.° que el juicio esterior es según
más ordenado que el juicio del foro es- los hombres; mas el juicio de la confesión
tenio. Pero en el foro esterno, el inferior se refiere á D i o s , ante el cual uno se hace
no puede escomulgar ó absolver al supe- menor porque peca ; pero no es lo mismo
rior. L u e g o parece que ni en el foro de la ante los hombres. A s í , pues, como en el
penitencia. juicio esterior nadie puede pronunciar
Por el contrario : un prelado superior contra sí sentencia de escomunion, así
está también rodeado de debilidad, y su- tampoco puede encargar á otro que le
cede que él mismo peca. Mas el remedio escomulgue. Pero en el fuero de la con-
contra el pecado es la potestad de las ciencia puede cometer á otro su absolu-
llaves : y como él no puede usar dé dicha ción, de la que él mismo no podría usar.
potestad en sí mismo, puesto que no pue- O debe decirse que la absolución en el
de ser juez y reo á la vez, parece que el foro de la confesión pertenece principal-
inferior pueda hacer uso de la potestad mente á la potestad de las llaves, y como
de las llaves respecto del superior. consecuencia se refiere á la jurisdicción,
Ademas, la absolución que se hace por la escomunion empero se refiere totalmen-
el poder de las llaves, se ordena á la per- te á la jurisdicción. E n cuanto á la potes-
cepción de la Eucaristía. Mas el inferior tad de orden todos son iguales, mas no
puede dispensar la Eucaristía al superior en cuanto á la jurisdicción ; y por eso no
si lapide. L u e g o también puede usar de hay paridad.
(1) Los cardenales, dice el Emmo. Gousset" en su Teología llevar consigo un confesor aprobado por ellos y con él confe-
moral (tomo n, p. 310), los obispos y otros prelados inferiores sarse, cualquiera que sea la diócesis donde se hallen. Res-
exentos pueden donde quiera elegirse un confesor, con tal que pecto á los párrocos no pueden confesarse más que con un sa-
eslé aprobado por el Ordinario. Igualmente les es permitido cerdote aprobado por el Ordinario.
CUESTIÓN XXI.
(l) Los wiclefitas, husitas y protestantes han negado l a p o - que h a y a motivado su separación de la Iglesia. Ocioso es por-
testad de la Iglesia en orden á la escomunion, ó han desna- bar que esta tierna madre disfruta de la autoridad de que
turalizado esa misma autoridad y el objeto propio de la esco- gratuitamente los herejes la despojan. Todo el cap. 3.° de la
munion. El primer caudillo de la Reforma, el apóstata Lute- sesión 25 del Tridentino se ocupa en regular esta facultad,
ro, llegó en su furia hasta decir que los fieles debían alegrarse dándola por supuesta, porque en efecto es un derecho que
de ser escomulgados y desear por consiguiente que sobre ellos emana del poder de las llaves y de la doctrina del Apóstol en
recayese tal censura. No cabe mayor delirio. De toda la doc- la epístola i ad Corint. v, 11 y á los Thesal. n i , 14. La Igle-
trina que Santo Tomás espone en esta cuestión, seinfiereque sia constantemente ha hecho uso de esta facultad desde los
la escomunion debe ser temida como el mayor de los males, tiempos apostólicos, y los Padres y Concilios defendieron con
porque viene á ser una sentencia condenatoria, reflejo de la vigor semejante prerogativa.
que el eterno Juez dará al escomulgado si persiste en el delito
104 C U E S T I Ó N X X I . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
(1) Esta escomunion es á la que llaman medicinal los ca- contumacia en el individuo. Porque las condiciones precisas
nonistas. para cualquier censura y con mayor motivo para la escomu-
(2) Cuan grande sea la prudencia y circunspección que los nion, son esas dos dichas ; á las que se agregan ademas, para
Prelados necesitan para escomulgar, lo evidencia el citado su mejor inteligencia, que el pecado sea esterna, consumado y
cap. 3.° del Concilio de T rento; c u y a doctrina deben tener no del todo pasado. Consúltese á San Alfonso (lib. v n , todo el
presente los superiores para el recto uso de esta censura. Dubium iv) Gury De Censuris, n. 931, con las respectivas notas
(3) Afirmativamente contesta el Santo Doctor, si junto con de Ballerini.
el daño temporal que de suyo envuelva pecado grave, h a y
G U E S T O N X X I . — A R T Í C U L O S III Y I V . 105
todos los bienes temporales. L u e g o nadie ser escomulgado por el j u e z , que no tiene
debe ser escumulgado por causa de los y a otro medio de acción contra el cul-
bienes temporales. pable.
2.° A nadie debemos volver mal por A l argumento 1.° diremos que la es-
m a l , según el precepto del Apóstol. tension de la culpa no se mide por el daño
( R o m . 12). Pero sería volver mal por que uno hace, sino por la voluntad con
m a l , si uno fuera escomulgado por tal que lo h a c e , obrando contra la caridad.
daño. L u e g o no se debe hacer esto de Y por esto, aunque la pena de la escomu-
modo alguno. nion esceda al daño, no escede, sin em-
Por el contrario, San Pedro condenó b a r g o , á la cantidad de la culpa.
á muerte á Ananías y Safira, por de- A l 2.° que cuando es corregido alguno
fraudación del precio del campo (Act. 5). por medio de la p e n a , no se le vuelve
L u e g o también es permitido á la Iglesia m a l , sino b i e n , puesto que las penas son
escomulgar por daños temporales. medicinas según lo dicho.
Conclusión. [ 1 ] Ninguno debe ser es-
comulgado que no lo sea por pecado mor- ARTÍCULO I V . — i a escomunion tnre-
tal. [2] La Iglesia por los daños que al- rlda Injustamente t i e n e a l g ú n efecto ?
guno haga, puede escomulgarle. [3] La
escomunion no debe imponerse, aun su- l.° Parece que la escomunion injusta-
puesto el -pecado mortal, si aquel sobre mente pronunciada no tiene efecto al-
quien ha de recaer no fuere contumaz. guno ; porque por la escomunion se
R e s p o n d e r e m o s , que por la escomu- quita la protección y gracia de D i o s , que
nion, el juez eclesiástico escluye en cierto no pueden ser quitadas injustamente.
modo del reino á los escomulgados. P o r L u e g o la escomunion injustamente im-
consiguiente, como no debe escluirse del puesta no tiene efecto.
reino sino á los indignos, según se de- 2.° D i c e San Jerónimo (sup. illud
mostró por la definición de la potestad Matth. 1 6 , tibi dabo claves} que « e s u n a
de la llave (C. 17, a. 2), y nadie se hace » arrogancia de los fariseos juzgar que
indigno si no es perdiendo por el pecado » queda ligado 6 absuelto lo que se liga
mortal la caridad, que es camino que con- » ó absuelve injustamente ». Pero la arro-
duce al reino; por esto nadie debe ser es- gancia de estos era soberbia y errónea.
comulgado sino por un pecado mortal. Y L u e g o la escomunion injusta no tiene
como se peca mortalmente y se obra con- efecto alguno.
tra la caridad perjudicando á alguno cor- Por el contrario, según San Grego-
poralmente en sus cosas temporales, por rio (hom. 2 6 , in E v a n g . ) , « d e b e te-
eso, por el daño temporal inferido, la » merse la sentencia del pastor, ya sea
Iglesia puede escomulgar al que lo ha » justa ya injusta». Mas no debería te-
hecho. P e r o puesto que la escomunion merse si no perjudicase aun la injusta.
es la más grave de las penas, y estas son L u e g o , etc.
medicinas (1) según el Filósofo (Ethic. Conclusión. Si la excomunión es in-
1. 2 , c. 3 ) , y siendo ademas propio de un justa por parte del que excomulga, con-
médico sabio comenzar por las medicinas viene á saber, si á ello le mueve la ira ó
más ligeras y menos peligrosas; por esto el odio, produce , sin embargo, su efecto;
no debe imponerse la escomunion ni aun pero si es por parte de la escomunion
por el pecado mortal, á menos que el pe- misma , en términos que el error anule la
cador sea contumaz, ya no queriendo so- sentencia, no produce ningún efecto.
meterse a j u i c i o , y a reincidiendo antes de Responderemos, que puede decirse in-
la terminación de e s t e , ó no cumpliendo justa la escomunion de dos modos : 1.°
lo determinado en él. E n estos casos, des- por parte delque escomulga; como cuando
pués que fuere amonestado, si despreciare se escomulga por odio ó por ira : y enton-
obedecer, se reputa contumaz (2) y debe ces la escomunion produce, sin embargo,
(1) Que las censuras sean medicinas para el alma es doctrina esto solo se practica cuando la excomunión es ferendce senten-
corriente y lenguaje común de la Iglesia. Así llamó á la e x - lim ; porque si fuese laioe senlenliee, ó lo que es i g u a l , si recae
comunión el papa Inocencio IV en el concilio de Lyon. sobre delitos que ya están penados con esas censuras, no se
(2) Según el derecho canónico debe preceder una triple ad- necesita tal advertencia previa.
monición ó u n a en que se manifieste que vale por tres. Pero
106 CUESTIÓN X X I . — A R T Í C U L O IV.
su efecto, aunque aquel que escomulga mulgado por un falso crimen probado en
peque ; puesto que el culpable sufre in- juicio ; y entonces si sufre humildemente
justamente si bien el otro obra injusta- su condenación, el mérito de la humil-
mente. dad recompensa el daño de la escomu-
2.° Por parte de la misma excomunión nion (1).
y a por ser indebida su causa, y a porque A l argumento 1.° diremos, que aun-
se baya dado sin los trámites del derecho: que el hombre no pueda perder injusta-
y entonces si es tal el error por parte de mente la gracia de Dios puede perder,
la sentencia que la hace nula, no tiene sin embargo, injustamente las cosas que
efecto, porque no es escomunion ; mas si dependen de nosotros y que disponen á
el tal error no anula la sentencia, pro- la gracia ; como es notorio, si se quita á
duce su efecto, y el escomulgado debe alguno la enseñanza de la verdad que le
obedecerla humildemente ( y esto lé será es debida. Y de esta manera se dice que
meritorio) y recurrir, ó al juez superior, la escomunion sustrae la gracia de Dios,
ó pedir la absolución de la escomunion. según resulta de lo dicho (a. 2 al 3.°)
M a s si la despreciare, pecaría mortal- A l 2.° que San Jerónimo habla en
mente por esto. Sucede, empero, á v e - cuanto á la culpa y no en cuanto á las
ces , que la causa es debida por parte del penas que también pueden ser impuestas
que escomulga, y no por parte del esco- injustamente por los rectores de las igle-
m u l g a d o , como cuando alguno es esco- sias.
(1) La excomunión, cuando es injusta, y lo e s , ó porque el estos casos es preciso evitar la alucinación, porque se tratade
superior, fundado en un error de hecha, ha condenado al ino- causa propia. Téngase ademas entendido que cuando lo injus-
cente por el culpable, ó bien porque ha escedido los limites de to de la censura no es notorio para todos, debe ser observada,
s u jurisdicción ó prescindido de las formas legales ;-en estos para evitar el escándalo de una desobediencia pública á la
casos, que es cuando la excomunión es injusta, es nula además autoridad eclesiástica : en tal caso debe hacerse usodel reme-
y consiguientemente no despoja al fiel de ninguno de los bie- dio que en las últimas palabras de la respuesta nos da el gran
nes espirituales de que esa censura priva. Sin embargo, en Doctor de Aquino.
CUESTIÓN XXII.
l.° Puede escomulgar cualquier sacerdote? —2.° El que no es sacerdote puede escomulgar? — 3.°
El escomulgado ó suspenso puede escomulgar á otro ? —4." Puede alguno escomulgarse á sí mismo
ó escomulgar á un igual ó superior?— 5.° Puede ser escomulgada u n a sociedad {unieersitas)? — 6."
El escomulgado u n a vez puede serlo en lo sucesivo ?
(1J Negativamente responde el Santo. La censura solo puede píritu de la herejía ha podido negarlo. Si en la Iglesia h a y tal
ponerla todo superior y solo el superior eclesiástico que tenga potestad, como en efecto hasta Lutero lo confiesa, indudable-
jurisdicción ordinaria ó delegada e n el fuero esterno ó conten- mente deben ejercerla los Prelados superiores. Desde los tiem-
cioso, según en este artículo esplica el Doctor Angélico. Es de pos apostólicos hasta el presente, los Padres y Concilios han
fe contra los protestantes, jansenistas y regalistas, y antes que declarado con sus dichos y con sus hechos hallarse revestidos,
todos estos, los wiclefitas y los husitas, que la Iglesia tiene los Prelados de semejante poder. (Véase Devoti, t. 4 , título 78
esa potestad, como consta del concilio de Constanza (sesión 8. )
a
de Excommunicalione).
y de las Bulas de Martino V y León X . Lo mismo consta de la {!) Asi se esplica el Santo hablando del confesor, según
condenación de la proposición 90 de Fuesnal por el papa Cle- hemos 'visto en l a cuestión x t .
mente X I en su bula Unigénitas. Que los Prelados superiores (3) Este derecho cayó en desuso.
puedan escomulgar esun punto tan evidente, que solo el e s -
108 CUESTIÓN XXII. — ARTÍCULOS I II, Y III.
munion, aunque se promulgue en un juicio escomulgar, con tal que tengan jurisdic-
esterior, sin embargo, puesto que perte- ción en el fuero externo.
nece de cierto modo ala entrada del reino, Responderemos, que pertenece dis-
según que la justicia militante es camino pensar á solos los sacerdotes los sacra-
para la triunfante, por esto también tal mentos que confieren la gracia ; y por
jurisdicción, por la que el bombre puede esto, ellos solos pueden absolver y li-
escomulgar, puede decirse llave. E n este gar en el foro penitencial. Pero la esco-
concepto distingüese por algunos lo que munion no se refiere directamente á la
es la llave del orden, que tienen t o - gracia, sino por vía de consecuencia, en
dos los sacerdotes, y lo que es la llave cuanto. es privado el hombre de los su-
de jurisdicción en el foro judicial, que fragios de la I g l e s i a , que disponen á la
solamente tienen los jueces del foro este- gracia, ó conservan en ella. Y por esto,
rior. U n a y otra dio Dios á Pedro aun los no sacerdotes, con tal que ten-
( M a t t . 1 6 ) , y de este descendieron á gan de algún modo jurisdicción en el foro
otros, que tienen ambas. contencioso, pueden escomulgar.
A l 2.° que los curas párrocos tienen A l argumento 1.° diremos, que aunque
jurisdicción sobre sus subditos en cuanto no tengan la llave del orden, tienen la
al foro de la conciencia, pero no en cuanto de jurisdicción.
al judicial, puesto que no pueden com- A l 2.° que estas dos cosas son entre sí
parecer ante ellos en las causas litigiosas. como las escedentes y las escedidas, y
P o r esto no pueden escomulgar, pero si por tanto la una compete á alguno sin
pueden absolver en el foro penitencial. Y que le competa la otra.
aunque el foro penitencial sea más digno,
sin embargo, en el judicial se requiere
mayor solemnidad, puesto que en este es A R T Í C U L O I I I . — E I escomulgado 0
preciso que se satisfaga, no solo á Dios, s u s p e n s o puede escomulgar & otro ?
sino también al hombre.
l.° Parece que el escomulgado ó sus-
ARTÍCULO I I . — t o s no sacerdotes p u e - penso puede escomulgar á otro ; porque
den e s c o m u l g a r ? (1) aquel que está escomulgado 6 suspenso,
ni pierde el orden ni la jurisdicción, puesto
L° Parece que los no sacerdotes no que no es reordenado, cuando es absuel-
pueden escomulgar ; porque la escomu- t o , ni se le encarga de nuevo la cura de
nion es acto de las llaves, como se dice almas. Pero la escomunion no requiere
( S e n t . 4 , dist. 18). Pero los no sacer- sino el orden ó la jurisdicción. L u e g o
dotes no tienen la potestad de las llaves. también el escomulgado ó suspenso puede
L u e g o no pueden escomulgar. escomulgar.
2.° M á s se requiere para la escomu- 2.° Mayor cosa es consagrar el cuerpo
nion, que para la absolución en el foro de Cristo, que escomulgar. Ahora bien
de la penitencia. Y el no sacerdote no los tales pueden consagrar. L u e g o tam-
puede absolver en el foro de la peniten- bién escomulgar.
cia. L u e g o ni imponer una escomunion. Por el contrario : el que está ligado
Por el contrario: los arcedianos ( 2 ) , corporalmente, no puede ligar á otro : y
los legados y los electos, escomulgan, los el vínculo espiritual empero es más fuerte
cuales á veces no son sacerdotes. L u e g o que el corporal. L u e g o el escomulgado
no solamente los sacerdotes pueden esco- no puede escomulgar á otro, pues la es-
mulgar. comunion es un vínculo espiritual.
Conclusión. No refiriéndose la esco- Conclusión. El escomulgado no puede
munion directamente á la gracia, resulta escomulgar, ni tampoco el suspenso de la
que aun los que no son sacerdotes pueden jurisdicción, por estar el uno privado de
(1) Afirmativamente, y así es que los cardenales diáconos, San Alfonso lib. vil, n. 12, Schmalzymaler, lib. v tit. 39, n. 3).
los legados, vicarios generales, etc., pueden escomulgar, aun- (2) Hace mención el Santo de los arcedianos, porque liaste
que no sean sacerdotes. Pero todos estos deben ser clérigos y el siglo x i v vinieron desempeñando las funciones que hoy es-
solo por privilegio del Pontífice pueden imponer censuras tán á cargo de los vicarios generales. Por elegidos y a hemos
los que no lo sean. La incapacidad de los legos es de derecho dicho que entiende el Santo Doctor los Prelados mayores que
eclesiástico, según comunmente enseñan los canonistas. (Véase estén nombrados para una dignidad, episcopal por ejemplo.
CUESTIÓN XXII.—ARTÍCULOS III Y I V . 109
la comunión de los fieles y el otro del de mujeres. Pero San Pablo escomulgó
uso de la misma jurisdicción. al ángel del cielo, como se ve ( G a l a t . 1).
Responderemos, que el uso de la j u - L u e g o el hombre puede escomulgar al
risdicción es por relación á otro hombre; superior.
y por esto, como todo escomulgado está 2.° E l sacerdote escomulga algunas
separado de la comunión de los fieles, se veces en general, por un hurto ó por al-
halla privado del uso de la jurisdicción. guna otra cosa semejante : pero puede
Y puesto que la escomunion pertenece á suceder que haya cometido él mismo esta
la jurisdicción, por eso el escomulgado falta, ó el superior ó el igual. L u e g o al-
no puede escomulgar ; y la misma razón guno puede escomulgarse á sí á su igual
hay respecto del suspenso de la juris- ó á su superior.
dicción. Porque si está suspenso del 3.° Alguno puede absolver á su supe-
orden únicamente, entonces no puede rior en el foro penitencial, y también á
hacer las cosas que son propias del or- su igual : como cuando los obispos se
den, pero sí las que son de jurisdicción; confiesan con sus subditos, y cuando un
y , por el contrario, si está suspenso de la sacerdote confiesa á otro sus pecados v e -
jurisdicción y no del orden, no puede ha- niales. L u e g o parece que también pueda
cer las pertenecientes á aquella, pero sí escomulgar á su superior ó á su igual.
las del orden; y si lo está de ambas, no Por el contrario, la escomunion es
podrá hacer ni las unas ni las otras (1). acto de jurisdicción. Pero no h a y juris-
A l argumento 1.° diremos, que aun- dicción sobre sí; porque en causa propia
que el escomulgado ó suspenso (2) no nadie puede ser juez y r e o , ni tampoco
pierda la jurisdicción ( 3 ) , pierde, sin en la del superior ó igual. L u e g o nadie
embargo, el uso de ella. puede escomulgar al superior, ó al igual
A l 2.° que el consagrar es consiguiente ó á sí propio.
á la potestad del carácter que es indele- Conclusion. Ninguno puede escomul-
ble , y por esto el hombre desde el mo- garse á sí mismo, ni al superior ni al
mento que tiene ó recibe el carácter del igual.
orden puede siempre consagrar, aunque Responderemos que por la jurisdic-
no siempre le sea permitido. M a s no su- ción se constituye alguno en grado de
cede lo mismo respecto de la escomu- superioridad respecto de aquel sobre
nion, que resulta de la jurisdicción, que quien tiene dicha jurisdicción, puesto que
puede ser quitada y ligada. es su juez ; así pues, como nadie tiene
jurisdicción sobre sí mismo, ni sobre su
ARTÍCULO I V . — ¿Puedo alguno e s c o - superior ó igual, por tanto, nadie puede
mulgarse á sí m i s m o , ó al Igual ó al supe- escomulgarse á sí mismo, á su superior ó
rior ? (4) á su igual.
A l argumento 1.° diremos que el A p ó s -
1.° Parece que alguno puede escomul- tol habla bajo hipótesis; esto e s , si se
garse á sí mismo, ó al igual ó al superior; supusiera que el á n g e l pecase, pues en-
porque el ángel de D i o s era mayor que tonces este no sería superior al Apóstol
San P a b l o ( M a t t h . 1 1 , 1 1 ) : el que es sino inferior; y no repugna que en las
menor en el reino de los cielos, mayor es proposiciones condicionales, cuyos ante-
que él (que San J u a n ) , del cual se dice, cedentes son imposibles, lo sean también
que nadie es mayor que él de los nacidos sus consecuentes.
(1) Lo dicho por el Santo es lo que constantemente se ha vitandos, aun se admite que pueden escomulgar válida, pero
practicado y está ordenado en l a Iglesia. Oigamos al papa siempre ilícitamente. (Consúltese á San Alfonso, lib. v n , n. 12
Adriano II escribiendo al obispo y mártir Valeriano. Auiivimus Gury De bens. n. 940, Devoti tomo 4.° título 18, párrafo 10).
quod Ilenricm dictus Ravennas archiepiscopus visus sitie excommu- (2) Aquí habla el Santo de los escomulgados y suspensos no
nicare. Verum quía excomminiicalus excommitnicare le non potuit, tolerados ó vitandos.
apostólica autoritate te tttosque absolvendo mandamus exinde num- (3) El Santo entiende aquí por jurisdicción la potestad de
quam curare, etc. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que orden.
este rigor antiguo está mitigado por Martino V en la bula Ad (4) La jurisdicción no puede ejercerse sino en los subditos.
evitanda. Hasta entonces, cualquiera que estuviese bajo el peso De aquí se desprende que solo pueden ser escomulgados,
de una censura, no podía excomulgar ni válida, ni lícitamente; porque solo ellos son subditos, los hombres, y hombres via-
pero desde los tiempos de ese Pontífice, los .que sean herejes, ó dores, adultos, bautizados y que estén bajo la jurisdicción d e l
escomulgados ó suspensos pueden imponer censuras válida que escomulga.
pero no lícitamente, estando ocultos. Si son públicos, pero^no
110 CUESTIÓN XXII. — ARTÍCULOS I V , V Y VI.
Al 2.° que en tal caso nadie es esco- Iglesia, que debe imitar el juicio de Dios,
mulgado, porque respecto á los iguales rectamente ha ordenado que no sea esco-
no tiene imperio. mulgada una comunidad.
A l 3.° que la absolución y la ligadura R e s p o n d e r e m o s , que no se debe esco-
en el tribunal de la confesión es sola- mulgar á alguno sino por el pecado mor-
mente respecto á D i o s , ante el cual al- tal : y este consiste en el a c t o , y el acto
guno superior á otro se bace inferior por no es ordinariamente de la comunidad,
el pecado ; mientras que la escomunion sino de las personas singulares : por cuya
pertenece al juicio esterior en el que al- razón cada individuo de ella puede ser
guno no pierde la superioridad, por el escomulgado, mas no la misma comuni-
hecho de pecar. P o r consiguiente no mi- dad. Y si á veces algún acto pertenece
lita l a misma razón en uno y otro fuero. también á toda la multitud como cuando
Y , sin embargo, aun en el foro de la con- muchos conducen una embarcación, que
fesión, no puede absolverse uno á sí no podría serlo por un solo individuo,
mismo, ni al superior ni al igual de p e - sin embargo, no es probable que alguna
cado mortal, á menos que le haya sido comunidad consienta toda de tal modo
dada comisión al efecto; mas sí de los en el mal, sin que h a y a algunos disiden-
pecados veniales ( 1 ) porque estos se tes. Y puesto que no es propio de Dios
perdonan por todos los sacramentos que que juzga toda la tierra, condenar al
confieren la gracia. L u e g o la remisión de justo conel impío, como se dice (Gen. 18),
los pecados veniales es una consecuencia por eso la Iglesia que debe imitar el
de la potestad del orden. juicio de Dios, estableció próvidamente
que no fuera escomulgada una comuni-
ARTÍCULO V . — P u e d e darse senten- dad ( 2 ) , por temor de que se arrancase
el buen trigo con la cizaña.
cia de escomunion contra u n a colectividad ?
L a respuesta al argumento 1.° es evi-
l.° Parece que puede darse sentencia dente después de lo dicho, de que no es
de escomunion contra una comunidad; creíble que toda una comunidad se haga
porque sucede que una sociedad puede culpable de una falta.
coaligarse en l a malicia. P e r o se puede Al 2.° que la suspensión no es una
lanzar escomunion por una malicia, en la pena tan grande como l a escomunion,
que alguno sea contumaz. L u e g o puede porque los suspensos no están privados
escomulgarse á una colectividad. de los sufragios de la Iglesia como los
2.° L o que es gravísimo en la escomu- escomulgados. P o r consiguiente, también
nion es la separación de los sacramentos alguno queda suspenso sin pecado pro-
de l a Iglesia. Y á veces toda una ciu- p i o ; así como todo un reino se pone en
dad se pone en entredicho á divinis. entredicho ( 3 ) por el pecado del rey.
L u e g o también puede ser escomulgada Y por tanto no h a y semejanza ni pari-
alguna colectividad. dad entre la escomunion y la suspensión.
Por el contrario, la (alosa de San
Agustín (interl. sup. illud : vis, imus, etc., A R T Í C U L O V I . — E I «iue e s cscomui-
et hab. e x A n g . epist. 2 5 0 ó 7 5 ; y cap. gado u n a v e z . puede serlo todavía ?
Si habes 2 4 , q. 3 y e . Romana D e sent;
e x c o m . in 6 ) dice que no se debe esco- l.° Parece que el que es escomulgado
mulgar al príncipe ni á la multitud. una vez no pueda serlo en adelante por-
Conclusión. [ 1 ] Cada individuo de que ( i Cor. 5 , 1 2 ) dice el Apóstol ¿qué
una comunidad puede ser escomulgado, me va á mí en juzgar de aquellos que es-
pero no la misma comunidad. [ 2 ] La tán fuera ? Pero los escomulgados están
í i ) Esta opinión no se admite y a en las aulas católicas ; el peligro de las almas que de ahí puede originarse, puesto que acon-
porque aun cuando sean pecados veniales, necesita el confesor tece á veces que los inocentes sean castigados ; sino que solo en par-
de la jurisdicción para su absolución sacramental. A h o r a q u e , ticular lo sean aquellos de la comunidad 6 colegio, cuya culpabilidad
sin necesidad del sacramento, estas faltas pueden perdonarse conste.
por el uso de los sacramentales. (3) La escomunion es siempre personal, pero el entredicho
(2) Hé aquí el decreto de Inocencio IV e n el concilio i de puede ser local. A s í consta de lo resuelto por Bonifacio VIII
L y o n y x m general, celebrado en 1245, en el cap. Romana ci- en el cap. Quamquam pedagiorum exacliones (De sent. excom.
tado e n el t e x t o . Prohibimos completamente lanzar sentencia de n. 6.°J. El entredicho, según los canonistas, ademas de local-
excomunión contra alguna comunidad ó colegio, queriendo así evitar es personal y mixto, general y particular.
CUESTIÓN X X I I . — ARTÍCULO VI. 111
fuera de la Iglesia. L u e g o la Iglesia no sión suya, para que así salga del pecado ;
tiene y a autoridad sobre ellos, para es- y a por otras causas ; y entonces hay
comulgarlos de nuevo. tantas escomuniones principales, cuantas
2.° L a escomunion es cierta separa- son las causas, por las que alguno es e s -
ción de las cosas divinas y de la comu- comulgado.
nión de los fieles ; pero cuando alguno es A l argumento 1.° diremos, que el A p ó s -
privado de una cosa no puede ser pri- tol habla de los paganos y otros infieles,
vado de nuevo de la misma cosa. L u e g o que no tienen el carácter, por el cual
un escomulgado no puede ser escomul- sean contados entre el pueblo de Dios.
gado nuevamente. Pero como el carácter bautismal, por el
Por el contrario, la escomunion es que uno forma parte del pueblo de D i o s ,
cierta pena y remedio medicinal; y todas es indeleble, sigúese que el bautizado
las penas y remedios se reiteran cuando permanece siempre de algún modo en la
la causa lo exige. L u e g o puede reite- I g l e s i a ; y así la Iglesia puede juzgarle
rarse la'escomunion. siempre.
Conclusión. Aquel que está escomul- A l 2.° que la privación, aunque no sea
gado con una sola escomunion, puede susceptible en sí misma de más ni de me-
serlo por otras, siempre que haya causa nos, lo e s , sin embargo, por relación á
para ello.
m su causa, y en tal concepto, la escomu-
Responderemos que aquel que es es- nion puede ser reiterada ; y más alejado
comulgado por una escomunion
t puede está de los sufragios de la Iglesia el que
serlo de nuevo, y a por reiteración de la ha sido escomulgado muchas v e c e s , que
misma escomunion para mayor confu- el que lo ha sido una solamente.
CUESTIÓN XXIII.
1." Es permitido comunicar con el escomulgado en las cosas puramente temporales ? —2.° El que
comunica con el escomulgado está escomulgado? —3." El comunicar con el escomulgado en los
casos no concedidos , es siempre pecado mortal ?
(1) Para lodo eslo no hay más que atenerse al texto de la mente denunciado como tal, ó bien, si y a estaba escomulgado,
sentencia, donde claramente se consignará los que en la es- que el juez publique que debe evitársele. Concluiremos di-
comunion van comprendidos. Si de la escomunion nada se in- ciendo que si bien la Iglesia nos permite tralar con los esco-
fiere, pues está simplemente lanzada contra a l g u n o , téngase mulgados, sin más limitación que las dichas, queda sin em-
presente que con el escomulgado podemos tratar, pues ahora bargo en pié la obligación que tenemos de no contagiarnos
no hay los inconvenientes que había hasta los tiempos del con su trato y de cumplir lo que el Apóstol prevenía á Tito
Concilio de Constanza, en que Martino V modificó el rigor de ¡ni v . 10). Huye del hombre hereje después de la primera y segunda
las censuras. Según la bula Ad evitando, solo debemos evitar ; corrección.
1.° al que ponga manos violentas en algún clérigo ; 2.° al que (2) Aplicando la doctrina del Santo á los escomulgados vi-
por juez competente esté nominatim escomulgado y pública- tandos, según lo advertido en la precedente nota, resulta que
SUMA TEOLÓGICA. —TOMO V . 8
114 CUESTIÓN XXIII. — ARTÍCULO III.
soló se incurre en pecado mortal por esa comunicación en estos Aunque nada dice el Santo aquí,'advertiremos con San A l -
dos casos: 1.° cuando uno es cómplice en el crimen criminoso, fonso que en esa comunicación con los escomulgados vitandos
es decir, en la contumacia, por la que no solo se aprueba el se debe considerar no solo el pecado que se comete, sino la
crimen que motivó la censura, sino que se agrava ese pecado pena en que se incurre. Pues bien ; por esa comunicación, sea
con impedir de cualquier modo la absolución del escomulgado: en las cosas divinas, sea en las humanas ó civiles, solo se In-
2.° cuando uno es cómplice comunicando en las cosas divinas curre en escomunion menor, con escepcion de los tres casos
con aquellos sobre quienes pesa una escomnnion. Aunque el siguientes en que se incurre en la mayor. i . ° Cuando á sa-
Santo Doctor pone ademas un tercer caso, que es el desprecio biendas comunican un clérigo con el vitando y denunciado
de la autoridad de la I g l e s i a ; San Alfonso nada dice de esto, como tal por el Pontífice. 2.° Cuando la escomunion está lan-
ni los demás moralistas, sin duda porque ese pecado no es pri- zada contra alguno y juntamente contra los participantes.
vativo del caso de la escomunion, sino que se estiende á todos 3.° Cuando á ciencia cierta comunican el crimen criminoso
los demás actos de potestad que la Iglesia ejerce en el vasto con alguno (San Alf. lib. v n , n. 196, 199).
imperio de la Religión.
CUESTIÓN XXIY.
De la absolución de la escomunion.
1.° Cualquier sacerdote puede absolver de la escomunion al subdito suyo? 2.° Puede ser absuelto
alguno de la escomunion c o n t r a su voluntad ? 3.° Puede alguno ser absuelto de u n a comunión y no
de otra ?
l.° Parece que cualquier sacerdote rior suyo puede absolver de la escomu-
puede absolver de la escomunion al sub- nion á judice , fuera del caso de nece-
dito suyo; porque mayor es el vínculo sidad.
del pecado que el de la escomunion. R e s p o n d e r e m o s , que el qué puede ab-
Pero todo sacerdote puede absolver del solver del pecado de la participación,
pecado al subdito suyo. L u e g o con ma- puede absolver de l a escomunion menor.
yor razón de la escomunion. P e r o si la escomunion es mayor, ó es
2.° Quitada la causa se quita el efecto. proferida por un juez (1) en este caso
Pero la causa de la escomunion es el aquel que la impuso ó su superior pue-
pecado mortal. L u e g o , así como todo den absolver de ella; ó ha sido pronun-
sacerdote puede absolver de aquel peca- ciada en derecho; y entonces el obispo ó
do mortal, podrá igualmente absolver de también el mismo sacerdote ( 2 ) pueden
la escomunion. absolver escepto en seis casos, que se re-
Por el contrario, es propio de la misma servó el autor del derecho, es decir, el
potestad escomulgar y absolver al esco- P a p a ; á saber: 1.° cuando alguno pone
mulgado. Pero los sacerdotes inferiores la mano sobre algún clérigo ó religioso;
no pueden escomulgar á sus subditos. 2.° cuando alguno destruye una iglesia y
L u e g o ni absolverlos. es denunciado ; 3.° cuando l a incendia y
Conclusion. [ 1 . ] Ademas de la escomu-
a
es denunciado; 4.° cuando alguno comu-
(1) Una de las divisiones que de las censuras se hacen es un delegado por cualquiera de ellos. Los obispos, en virtud
la de que Santo Tomás habla en este pasaje. Las censuras à del capitulo Liceat del Tridentino (sesión 2 4 , cap. 6 de R e -
jure, ó sea de derecho son, según San Alfonso (1, v u , n. 6) «las form.), confirmada recientemente la facultad que ese capítulo
» consignadas en los cánones, constituciones ó estatutos ecle. les concede por la bula Apostólica! sedis, pueden absolver de
» siásticos por ley estable ó permanente ». Censuras ájudicc, todas las censuras ocultas, aun de las reservadas al Papa, sin
ó sea decretadas por el juez f que los canonistas llaman también más limitación que las doce que el Pontífice se reservó de u n
ab homine) son « las impuestas por un juez ó prelado á manera modo especial en ese importantísimo documento de la Santi-
» de mandato ó sentencia judiciaria ». ( Véase á nuestro ilus- dad de Pió I X . A u n respecto á estas los Doctores convienen
tre Suarez, quien esplica con gran claridad las diferencias de q u e , cuando hay impedimento en el individuo para acudir al
estas dos censuras, en su Disp. 3. Sect. 1, n. 2 de Cens.). Papa, el caso deja de ser papal y se convierte en episcopal.
(2) De toda censura, que no esté especialmente reservada, Los simples sacerdotes ya hemos dicho que en el tribunal de
puede el sacerdote absolver en el tribunal de la penitencia ; la penitencia pueden absolver de cualquier censura no reser-
y de aquí que, antes de proferir las palabras de la absolu- vada al Papa ó al obispo : solo añadiremos que, según San
ción, debe, s e g ú n el ritual, absolver de cualquier vinculo de Alfonso, esa absolución vale hasta para el foro esterno, c u y a
escomunion, suspension ó enlredicho. Para la mejor inteligencia sentencia es la más seguida, sin más requisito, dice Suarez,
de este punto añadamos dos palabras más sobre e6te tema de que el que conste haber sido absuelto e n confesión quien
la absolución de las censuras. De cualquiera de ellas puede vivía bajo el peso de la censura.
absolver quien la i m p u s o , el superior y sucesor del mismo, ó
116 C U E S T I Ó N XXIV. — A R T Í C U L O S I Y II.
piritual puede sin embargo perderse, aun Responderemos, que las escomuniones
no queriendo, por debilidad. Y por tanto, no tienen entre sí conexión, y por esto
esta razón no es congruente á nuestra es posible que alguno sea absuelto de una
tesis. y quede la otra. Mas acerca de esto, debe
A l 2.° que aun subsistiendo la contu- saberse que á veces es escomulgado algu-
macia, se puede quitar la escomunion que no , con muchas escomuniones por un solo
se ha impuesto con justicia, si se ve que j u e z ; y entonces cuando es absuelto de
esto puede reportar utilidad á aquel á una se entiende que lo es de todas, á no
quien se ha impuesto como medicina di- espresarse lo contrario; ó cuando uno
cha escomunion. pide solamente la absolución de una cau-
sa de escomunion, aunque sin embargo
A R T Í C U L O I I I . — P u e d e ser absuelto esté escomulgado por muchas. A veces
alguno de u n a escomunion s i n serlo de todas? es escomulgado con muchas escomunio-
nes por diversos jueces ; y entonces, ab-
l.° Parece que alguno no puede ser suelto de una escomunion, no es por esto
absuelto de una escomunion, si no lo es absuelto de otra; á menos que todos los
de todas; porque el efecto debe ser pro- otros confirmen, á petición suya, esa
porcionado á su causa. Y la causa de la misma absolución, ó que todos hayan en-
escomunion es el pecado, L u e g o como no cargado a u n o solo absolverle ( 1 ) .
puede ser absuelto alguno de un solo pe- A l argumento 1.° diremos, que todos
cado sin serlo de todos, sigúese que es lo los pecados tienen conexión en la separa-
mismo respecto de las escomuniones. ción de la voluntad de Dios y la remi-
2.° L a absolución de la escomunion se sión de estos no puede tener lugar con esta
hace en la Iglesia. Pero el que está bajo separación; y por esto un pecado no pue-
el peso de una escomunion se halla fuera de ser perdonado sin el otro. Pero las es-
de la Iglesia. L u e g o cuando queda una comuniones no tienen tal conexión: ni
escomunion, no puede ser absuelto de la ademas la absolución de la escomunion es
otra. impedida por la oposición de la voluntad,
Por el contrario : la escomunion es según he dicho (aquí, y a. 2). L u e g o esta
cierta pena. Pero se libra alguno de una razón no es concluyente.
pena, quedando otra. L u e g o puede ser A l 2.° que, como se está fuera de la
absuelto de una escomunion quedando Iglesia por muchas causas, así es posible
subsistente otra. que esta separación sea quitada respecto
Conclusión. Puede uno ser absuelto de de una sola y quede respecto de otra.
una escomunion, permaneciendo otras,
especialmente si las escomuniones han (1) Cuando quien absuelve es el Pontífice, dicho se está que
absuelve de todas las censuras, si manifiesta que absuelve g e -
sido impuestas por distintos jueces. neralmente de todo.
C U E S T I Ó N XXV.
Examinaremos en esta cuestión las Indulgencias: 1.° en sí mismas. 2." sus autores. 3.° los que las
reciben. Acerca de lo p r i m e r o , consideraremos tres puntos :
1." Por la indulgencia puede remitirse algo de la pena satisfactoria? — 2.° Las indulgencias valen
cuanto i n d i c a n ? —3.° Deben concederse indulgencias por un socorro t e m p o r a l ?
(1) Es indecible la algazara y confusión que los protestan- el uso de las mismas es muy saludable al pueblo cristiano. Es
tes han levantado neciamente contra la doctrina de las indul- próximo á fe : 1.° que á los fieles se les perdonan las penas de-
gencias. Sabido e s que ese fue e l pretesto de Lutero para lan- bidas por los pecados ya perdonados , que es el punto directa-
zarse al camino de la herejía. Antes que los protestantes ha- mente probado por el Angélico en este primer artículo;
bíanse distinguido en tan abominable empresa los montañis- 2.° que estas indulgencias valen por modo de sufragio, á las
tas, valdenses y wiclefitas, así como después los han seguiao benditas ánimas ; 3.° y por fin, que hay en la Iglesia un tesoro,
los jansenistas y aun muchos que se llaman católicos. De toda ó sea, la reunión de todos los m é r i t o B de Jesucristo, los Santos
la doctrina que el Santo Doctor espone en esta cuestión se i n - y elegidos, c u y a distribución pertenece á la misma Iglesia, ó
fiere lo mismo que la Iglesia nos enseñó siempre y particular sea, al Romano Pontífice y á los obispos. Esta es la doctrina
mente en el Tridentino (sesión 25, en el Decreto cíe Indulgen- católica que debe ser defendida y profesada. Las demás cues-
cias) cuyas doctrinas, por orden colocadas en cuanto á su cer- tiones que hay sobre este punto pertenecen á los teólogos ca-
tidumbre, son las siguientes. Es de fe : 1.° que la Iglesia ha tólicos, las cuales en nada afectan ú la integridad de la doc-
recibido de Dios la potestad de conceder indulgencias ; 2." que trina espuesta.
C U E S T I Ó N X X V . — ARTÍCULO I. 119
no tiene menor potestad en la Iglesia que blece estas indulgencias, haría más mal
la que tuvo San Pablo. que bien, puesto que absolviendo de las
A d e m a s , la Iglesia universal no puede penitencias impuestas, dejaría espuesto
errar, puesto que aquel, que fue oido por al penitente á otras más graves cuales
su reverencia, ( H e b . 5,7), dijo á San son las del purgatorio. Y por esto debe
P e d r o , (sobre cuya confesión de fe está decirse, que valen ya en cuanto al tribu-
fundada la Iglesia), yo-he rogado por tí, nal de la Iglesia, ya en cuanto al juicio
para que no falte tu fe. ( L u c . 2 2 , 32). de Dios para la remisión 'de la pena que
Pero la Iglesia universal, aprueba y es- queda después de la contrición, y confe-
tablece las indulgencias. L u e g o tienen sión y absolución, sea que esté impuesta
algún valor. ó no lo esté. L a razón por la que pueden
Conclusion. [ 1 ] Las indulgencias va- valer es la unidad del cuerpo místico en
len para la remisión de la pena que queda la cual hay muchos individuos que hicie-
después de la contrición, confesión y ab- ron muchas obras de penitencia que no
solución, sea que esa pena esté impuesta debieron hacer, y sufrieron pacientemente
por el confesor, sea que no lo esté, por injustas tribulaciones, por las que hubie-
ejemplo, aquella que debe padecerse en ran podido espiar una multitud de penas
el purgatorio, según el juicio de Dios. si las hubieran debido : la abundancia de
[ 2 ] El valor de las indulgencias es lo sus méritos es tan grande, que escede á
mismo para el fuero de la Iglesia que toda la pena debida por todos los que
para el de Dios. ahora v i v e n , y principalmente por los
Responderemos, que todos están de méritos de Cristo, los cuales aunque obran
acuerdo en que las indulgencias valen en los sacramentos, no se incluye, sin em-
a l g o , puesto que sería impío decir que bargo, su eficacia en ellos, sino que es-
la Iglesia biciera algo vanamente. P e r o cede por su poder á la de estos. S e ha
algunos dicen que no sirven para absol- dicho antes ( C . 1 3 , a. 2 ) , que uno puede
ver del reato de la pena, que uno m e - satisfacer por otro. Pero los santos, en
rece en el purgatorio, según el juicio de los que se encuentra esta superabundan-
Dios : sino que sirven para absolver de cia de obras satisfactorias, no las han pro-
la obligación, por la que el sacerdote ducido de una manera determinada para
obligó al penitente á alguna pena, ó á la tal ó cual persona que necesita el perdón
que también está obligado por la l e y ca- (pues de otro modo este le obtendría sin
nónica. Mas esta opinion no parece ver- ninguna indulgencia), sino que las han he-
dadera, 1.° porque es espresamente con- cho en general para toda la Iglesia (1),
traria al privilegio dado á San P e d r o , á como el Apóstol decía, que cumplía en
quien se ha dicho (Matth. 1 6 ) , que todo su carne lo que resta de los sufrimientos
lo que perdonare en la tierra, será per- de Cristo por el cuerpo de él que es la
donado en el cielo. L u e g o la remisión Iglesia, á la cual escribe (Coloss. 1 , 24).
que se hace en cuanto al fuero de la Igle- Y así los predichos méritos son comunes
sia, vale también ante el tribunal de de toda la Iglesia ( 2 ) . Ahora bien, las
Dios. 2." Ademas l a Iglesia q u e esta- cosas que son comunes á una multitud,
(1) Apropósito de esta bellísima teoría y consoladora doc- » desde el origen del linaje h u m a n o , vierte sin cesar en e l
trina de l a I g l e s i a , dice el ilustre conde de Maistre f e n s u s » otro plato sus aguas emponzoñadas. E s preciso que alfine l
Soirées de Saint Petersbourg, tomo 2.° tarde décima) contra los » plato de la balanza en que está l a s a l u d , arrastre á s u con-
protestantes. « N o hay padre de familia protestante qué no »trario ; y para acelerar esta obra universal, cuya especta-
» haya concedido indulgencias en su casa ; que no haya c o n . » cion hizo gemir al linaje humano (Ad Rom. VIII, 22) basta que
» cedido un perdón ai hijo malo por la intercesión y méritos v el hombre quiera. No solo disfruta de sus propios méritos,
»de otro de quien esta contento. No hay soberano protestante » sino también de las satisfacciones de otros que le son impu-
» que no haya concedido cincuenta días de indulgencia en s u » tadas por la justicia eterna, con tal que él haya querido, ó
» reinado, dando un empleo, perdonando ó conmutando una » se haya hecho digno de esta reversion [réverúbilité). Nues-
» pena, etc., por los méritos de los padres, de los hermanos, » tros hermanos separados nos han disputado este principio,
» de los hijos ó de sus antepasados. Este principio es tan g e - » como si la redención, que ellos con nosotros adoran, hubiera
» neral y tan natural, que se le ve á cada momento influyendo » sido otra cosa que una grande Indulgencia concedida al
» en los actos de la justicia humana... El cristianismo nos » mundo por los méritos infinitos del Inocente por escelencia,
» muestra otra distinta balanza (que la de Júpiter) : de un «voluntariamente inmolado por los hombres». La cita es
» lado todos los crímenes ;. de otro todas las satisfacciones. De larga, pero contundente.
» esta parte las buenas obras de todos los hombres, la sangre (2) De estos méritos consta el tesoro de la Iglesia y y a hemos
» de los mártires, los sacrificios y lágrimas de la inocencia dicho que este punto es próximo á fe. Clemente VI fue el pri-
» acumulándose sin tregua para equilibrar el m a l , el cual, mero que se sirvió de esta palabra e n la constitución Unigeni-
120 CUESTIÓN XXV. — ARTÍCULOS I Y II.
son distribuidas á cada uno de sus miem- nen tanto valor cuanto se les da al con-
bros según la voluntad de aquel que es ferirlas ; porque las indulgencias no tie-
el jefe de e l l a ; por lo tanto, así como nen efecto sino en virtud de las llaves.
uno conseguiría la remisión de la pena, Pero en virtud de las llaves no puede el
si otro satisfaciera por el, así, si se le que tiene la potestad de ellas perdonar
distribuye la satisfacción de otro, por el la pena del pecado, sino algo determi-
que puede hacerlo. nado , considerada la cantidad del pecado
A l argumento 1.° diremos, que la re- y la de la contrición del penitente. L u e -
misión que se hace por medio de las in- g o , puesto que las indulgencias se otor-
dulgencias, no destruye la proporción gan por voluntad del que las establece,
que debe haber entre la pena y la culpa, parece que no valgan tanto cuanto in-
puesto que por la culpa de u n o , sufrió dican.
espontáneamente otro la pena, según lo 2.° Por la pena debida al pecado, se
dicho. retarda la consecución de la gloria, que el
A l 2.° que aquel que recibe las indul- hombre debe apetecer sobre todo. Pero
gencias, no es absuelto absolutamente si las indulgencias valen tanto como sus
hablando del débito de la pena, sino que palabras determinan, el hombre que tu-
se la da para que con ellas pague lo de- viera este socorro, podría estar bien
bido. pronto exento de todo el reato de la pena
A l 3.° que el efecto sacramental de la temporal. L u e g o parece que el hombre
absolución, es la diminución del reato : y debiera dedicarse á ganarlas, prescin-
este efecto no se produce por las indul- diendo de otras obras.
gencias. P e r o aquel que las concede paga 3.° A veces se concede indulgencia al
de los bienes comunes de la Iglesia, la que presta su auxilio para erigir alguna
pena por aquel que la debía, como se in- I g l e s i a , de modo que consiga la remisión
fiere de lo dicho. de la tercera parte de sus pecados. Si,
A l 4.° que obtenemos de la gracia ma- pues, las indulgencias tienen el valor que
yor, remedio contra los pecados que de- ellas determinan, entonces el que da un
bemos evitar, que del hábito que tenemos denario, después otro, y luego otro, con-
de hacer obras buenas. Y como el que sigue la plena absolución de la pena de
recibe las indulgencias está dispuesto á todos los pecados, lo cual parece absurdo.
la gracia por los sentimientos que con- 4.° A veces se concede indulgencia,
cibe, relativamente á la causa porque le de modo que el que visita alguna I g l e -
son concedidas las indulgencias, sigúese sia, obtiene siete años de perdón. L u e g o
que con esto se le da un remedio para si la indulgencia vale tanto como se pre-
evitar el pecado ; y por eso, á menos que dica, aquel que tiene su casa junto á
las indulgencias no sean otorgadas de un aquella Iglesia ó los clérigos de ella, que
modo desordenado, no pueden dañar á continuamente asisten á la misma, con-
los que las reciben. Sin embargo, debe seguirían tanto cuanto aquel, que viene
aconsejarse á los que las obtienen que no de remotos lugares (lo que parece injusto)
dejen por esto de hacer las obras de peni- y ademas podrían ganar muchas veces en
tencia, que van unidas á ellas, para que un dia la dicha indulgencia.
también obtengan por estas un remedio, 5." Parece ser lo mismo remitir á al-
aunque estuviesen libres del débito de la guno la pena más allá de una justa apre-
pena ; y principalmente, porque á veces ciación, que perdonarla sin causa; puesto
son más deudores de lo que creen. que no hay compensación relativamente
en lo que hay en esto de escesivo. Pero
A R T Í C U L O I I . — ¿ l a s indulgencias el que da la indulgencia no podría remi-
tienen tanto valor cnanto s e l e s da al confe- tir á alguno sin causa, la pena en todo ó
rirlas ? parte, aunque el P a p a dijera á alguno
-yo te perdono toda la pena debida por el
1.° Parece que las indulgencias no tie- pecado. L u e g o parece que no pueda re-
sé ha distinguido tanto contra esta doctrina y el nombre que
liis, s e g ú n refiere Raynaldo en sus Anales, tratando del 1319. la designa, como los jansenistas del conciliábulo de Pistoya,
Igual manera de espresarse tuvieron sus sucesores León X ,
cuya proposición 41 fue condenada por Pió VI,
San Pió V y Gregorio XIII, Después de los protestantes nadie
CUESTIÓN XXV. — ARTÍCULO II. 121
mitir algo que esceda de una justa apre- qué otorga la indulgencia, porque tal vez
ciación. P e r o muchas indulgencias se pre- estima demasiado lo que da ó según la
dican que esceden la justa apreciación. apreciación del que las recibe, porque
Luego no valen tanto cuanto se predican. podría apreciar demasiado poco lo que se
Por el contrario, dícese ( J o b . 1 3 , 7): le da, sino según la justa apreciación,
¿ acaso tiene necesidad Dios de vuestra que es justa según el juicio de los bue-
mentira para que en favor de él habléis nos, considerada la condición de la per-
con dolo? L u e g o la Iglesia predicando sona y utilidad y necesidad de la Iglesia;
las indulgencias no miente, y así valen puesto que la Iglesia necesita más en un
tanto, cuanto indican. tiempo que en otro. P e r o esta opinión no
A d e m a s , dice el Apóstol ( i Cor. 15, puede prevalecer como se ve : 1.° por-
14) : si es vana nuestra predicación, que según ella, las indulgencias no ser-
también es vana vuestra fe. L u e g o cual- virían para la remisión, sino más bien
quiera que dice falsedad en la predica- para cierta conmutación ; y ademas no
ción destruye la fe en cuanto en él está, se escusaría de mentira la predicación de
y peca mortalmente. Si pues las indul- la I g l e s i a , puesto que á veces se predi-
gencias no valen tanto cuanto indican, carían indulgencias con más estension
todos los que predican las indulgencias que puede requerir una justa estimación,
pecan mortalmente; lo cual es absurdo. dadas las condiciones antedichas ; como
Conclusión. [ 1 ] La causa déla remi- cuando el P a p a concede una indulgencia
sión de la pena en las indulgencias no es de siete años al que v a y a . á visitar una
sino la abundancia de los méritos de la Iglesia, ó como las indulgencias concedi-
Iglesia que es suficiente para espiar toda das por el P a p a San Gregorio para las
la pena. [ 2 ] Las indulgencias valen siete estaciones de Roma. Y por esto
tanto cuanto dicen, con tal que por parte otros dicen que la estension de las penas,
del que da haya autoridad, del que remitidas por las indulgencias no debe
recibe haya caridad y por parte de la ser medida solamente según la devoción
causa piedad. del que las recibe, como decía la prime-
Responderemos, que acerca de este ra opinión, ni tampoco según la estension
punto hay muchas opiniones. Algunos ó cantidad de lo que se da como enseñaba
dicen que estas indulgencias no valen la s e g u n d a , sino según la causa por la
tanto cuanto indican, sino que valen para que es dada la indulgencia, en virtud de
cada fiel tanto cuanto su fe y devoción la cual se reputa á alguno digno, de ob-
exigen ; pero dicen que la Iglesia las tener tal indulgencia. Por lo que confor-
pronuncia así para atraer á los hombres me á esta opinión, según que uno se acer-
por un fraude piadoso á hacer el bien (1) ca á aquella causa, recibe la remisión
como la madre que promete á su hijo de la indulgencia ya en todo y a en parte.
una manzana para inducirle á caminar. Mas ni esta opinión está tampoco de
Mas tal opinión parece en estremo peli- acuerdo con la costumbre de la Iglesia,
grosa ; porque como dice San Agustín que concede á veces por la misma cansa
(in Epist. ad Hieronymum. 78 ú 8) : « s i mayor ó menor indulgencia. Y así sucede
» en la Sagrada Escritura se encontrase que, siendo unas mismas las circunstan-
» algo de falsedad, pereció ya toda la cias , se concede un año de indulgencia á
» fuerza de su autoridad». Y asimismo los que visiten una Iglesia, y otras v e -
si en la predicación de la Iglesia se en- ces cuarenta dias, según la gracia que
contrase alguna falsedad, las enseñanzas quisiese hacer el P a p a , otorgando la in-
de la Iglesia.no tendrían autoridad al- dulgencia. L u e g o la estension del perdón
guna para robustecer la fe. Y por esto de la indulgencia no debe ser medida por
otros dijeron que valen tanto cuanto es- la causa que hace á alguno digno de ella.
presan , según la justa apreciación no del Y por eso debe decirse de otro modo, que
(1) Semejante opinion lleva derechamente al hombre al después del Decreto sobre las Indulgencias en que severamente se
error de Lutero, según el c u a l l a Iglesia concede Indulgencias prohibe todo depravado interés en la consecución de las mismas;
para ganar dinero. Dicho se está que después de la condena- dicho se está, repetimos, que la opinión es un error y por con*
ción de este heresiarca, que después de lo establecido en el siguiente inadmisible.
capítulo 9.° de la sesión 21 del Tridentino y nrás directamente
122 CUESTIÓN XXV. — ARTÍCULO II.
(1) Hé aquí las cansas principales porque se conceden las concilio de Trento ordena á los obispos f en el decreto citado)
Indulgencias. La construcción de iglesias y su dedicación ; la que usen de su potestad con moderación, según la antigua y apro-
conversión de los infieles ; la estirpacion de las herejías; la bada costumbre de la Iglesia ; no sea que con la demasiada facilidad
devoción del pueblo sea para con algún Santo, sus reliquias ó de otorgar Indulgencias, se enerve la disciplina eclesiástica. Otro
imágenes, sea para con la Santa Sede ; alguna urgente nece- tanto hizo en su tiempo el grande Inocencio III en el Concilio
sidad de la I g l e s i a ; la gloria de los mártires y la aprobación lateranense (De pocntt. el remis.) y un siglo más tarde se reite.
de la grandeza de sus méritos ; una enfermedad del cuerpo ó ró lo propio por Clemente V en el concilio de Viena, segnn
un peligro para el alma, etc. consta en las Clementinas. Vése pues que, si ha habido abusos,
(2) Y con e s t o , siglos antes de Lutero y de los jansenistas, la iglesia es la primera en condenarlos, sin necesidad de que
respondió Santo Tomás á las calumnias de los protestantes y los flamantes reformadores se impongan la tarea de prece-
á los hipócritas lamentos de los discípulos de Jansenio. El derla en ese camino.
C U E S T I Ó N X X V . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 123
como los que vienen de larga distan- dulgencias por un socorro temporal; por-
cia ( 1 ) , puesto que la remisión no es que la remisión de los pecados es cierta
proporcionada al trabajo según se ha di- cosa espiritual; y dar lo espiritual por lo
cho (al Responderemos), sino á los m é - temporal es simonía. Luego no debe ha-
ritos que son dispensados ; sin embargo, cerse esto.
el que más trabajare adquiriría más me- 2.° L o s socorros espirituales son más
m e n t o , pero esto debe entenderse cuan- necesarios que los temporales. Mas pare-
do la indulgencia es dada indistintamente, ce que no deban concederse indulgencias
pues á veces se distingue, como en las por socorros espirituales. L u e g o mucho
absoluciones generales, el P a p a acuerda menor por los temporales.
cinco años de indulgencia á los que pa- Por el contrario, es la costumbre g e -
san los mares, tres á los que tienen que neral de la Iglesia que concede indulgen-
atravesar las montañas y á otros un año. cias por las peregrinaciones y limosnas
N o debe creerse sin embargo, que todas que deben hacerse.
las veces que se entre en dicha Iglesia se Conclusión. Es licito conceder indul-
gane la indulgencia ; porque en ocasio- gencias por un socorro corporal ordena-
nes se concede la indulgencia por un do á lo espiritual, pero no por lo pura-
tiempo determinado, como cuando se mente temporal para evitar la simonía.
dice ce aquel que vaya á la Iglesia tal, Responderemos, que las cosas tempo-
» hasta tal tiempo, ganará tantas indul- rales se ordenan á las espirituales ; pues-
» gencias » , esto se entiende por una sola to que por causa de las espirituales de-
vez. Pero si la indulgencia es perpetua bemos usar de las temporales. Y por esto
en una Iglesia como en la de San P e - por las temporales no se puede conocer
dro, que es de cuarenta dias, entonces en absoluto la indulgencia, sino por las
se gana tantas veces cuantas se entre en temporales ordenadas á las espirituales;
ella (2). como es la represión de los enemigos de
A l 5.° que no se requiere la causa para la Iglesia cuya paz perturban, ó la cons-
que según ella deba ser apreciada la re- trucción de Iglesias, de puentes y reparto
misión de la pena, sino para que la i n - de limosnas. Y por esto es evidente que
tención de. aquellos cuyos méritos se c o - no hay en ello simonía, pues no sé da lo
munican, pueda llegar al que la recibe. espiritual por lo temporal, sino por lo es-
Mas el bien de uno puede ser comunica- piritual.
do á otra de dos modos : 1.° por la cari- Con lo dicho queda contestado el ar-
dad, y de este m o d o , aun sin las indul- gumento 1.°
gencias, participa alguno de todos los A l 2.° que también puede concederse
bienes que se hacen si vive en caridad; indulgencia por las cosas puramente es-
2.° por la intención del que le h a c e , y pirituales , y se hace algunas veces, como
así por las indulgencias, si hay una causa todo el que ora por el rey de Francia,
legítima, la intención de aquel que ha obtiene diez dias de indulgencia concedi-
obrado en utilidad de la Iglesia puede das por el P a p a Inocencio I V , é igual-
estenderse á otro. mente se concede á veces la misma indul-
gencia á los que predican la cruz que á
A R T Í C U L O I I I . — D e b e n concederse i n - los que la reciben ( 3 ) .
dulgencias por u n socorro temporal?
(1) El Santo usa en el texto de la palabra Dicela que mani- de l o de Noviembre de i S i l , en conformidad con otro decreto
fiesta el camino ó jornada que se recorre en un dia. Pónese el de Clemente XIII, en 9 de Setiembre de 1763, según los cuales,
número cierto por el incierto para significar una grande dis- las personas que se confiesan semanalmente, ganan todas l a s
tancia. Indulgencias que puedan ocurrir en la semana sin más confe-
(2) Para conocer lo mismo el número y calidad de las i n - sión que la acostumbrada.
dulgencias, que las condiciones en que se ganan , débese (3) Predicar la cruz en los tiempos del Santo Doctor, era lo
siempre consultar el decreto de concesión de las mismas, ha- mismo que predicar la cruzada contra los infieles ; y se dice
ciendo después lo que se manda al pie de la letra, según perfec- así por la cruz que se colocaban en sus pechos aquellos q u e
tamente dice el Padre Rlpalda. Advertiremos, por fin, que si se alistaban en los ejércitos que debían combatir contra los
bien de ordinario se manda la confesión como requisito pre- sectarios de la media luna.
ciso, h a y no obstante una decisión de la S. C. de Indulgencias
CUESTIÓN XXVI.
1." Cualquier párroco, puede conceder indulgencias?—2." El diácono ú otro q u e no sea sacerdote
puede concederlas?-3.° Y el obispo?—4.° Y el que vive en pecado mortal?
flj Negativamente contesta el Santo Doctor. Consta del cpiscopatis dignitatis, exlendunt... concedendo etiam indulgentia
cap. Áccedentibus, t i t . De excessu Prelatorum, del concilio de rum mieras... Presentí decreto fírmiter prohibemus ne quis Abblw
Letran 4.° Hé aquí las palabras más notables para el caso de tum ad lalia se prozsumat extendere, etc. Lo que aquí dice el Pon-
Inocencio III. Áccedentibus ad nos de divertís, mundi partibus Epis- tífice de los A b a d e s , e v i d e n t e m e n t e se debe decir de los sim-
coporttm querella, intellexlmus graves ct grandes quorumdam Abba- ples párrocos.
tum exces&us qui sitie finíbus non contenti manus ad ea, quce sunt
CUESTIÓN X V I . — A R T Í C U L O S I Y II. 125
(1) Con tal que sean clérigos ; pues de no serlo, solo el Pon- evidentemente casi nunca se verifica y solo en virtud de gra-
tífice puede de plenitudine potestatis delegar á un lego, lo cual v e s causas haría esa delegación el Papa.
126 CUESTIÓN XXVI. — ARTÍCULOS III Y I V .
1." Sirve la indulgencia á los que están en pecado mortal ? - 2." Sirve á los religiosos ? - 3.° Vale al
que no hace aquello por lo cual se concede la indulgencia ? —4.° Vale p a r a el que la concede ?
(1) Pero ni aun este mismo bien menor pierden los religio- tan de otras con que la Santa Sede tiene enriquecidos los
sos en estos tiempos ; porque si bien no pueden salir de sus Institutos regulares y que los otros que no lo sean, no pueden
conventos para ganar ciertas indulgencias, en cambio disfru- conseguir.
C U E S T I Ó N X X V I I . — A R T Í C U L O S III Y I V . 129
esta condición, de que alguno haga ó dé Por el contrario, en este caso sería de
algo, si no lo ejecuta, no obtiene la indul- peor condición que los otros, si él mismo
gencia ( 1 ) . no pudiera usar del tesoro de la Iglesia
A l argumento 1.° diremos, que este que dispensa á los demás.
principio se entiende en cuanto al premio Conclusión. El que concede indulgen-
esencial, mas no en cuanto á algunos pre- cias, no puede concederlas á sí solo di-
mios accidentales, como es el perdón de rectamente, sino que puede ganar las que
la pena ó cosa semejante. concede para otros.
A l 2.° que uno puede aplicar por me- Responderemos, que la indulgencia
dio de la intención su obra propia, á cual- debe ser concedida por alguna causa, de
quiera que quisiere, y por esto puede sa- manera que por ella se escite á los fieles
tisfacer por él. P e r o la indulgencia no á algún acto que redunde en utilidad de
puede ser aplicada á alguno, sino por la la Iglesia y honor de Dios. M a s el pre-
intención del que la da. Y por esto, lado á quien está encargado velar por la
cuando este mismo la aplica al que hace utilidad de la Iglesia y propagar el h o -
ó da esto ó aquello, aquel que lo hace, nor divino, no tiene causa, para escitarse
uo puede transmitir su intención á otro. á sí mismo á este objeto. A s í que no
Sin embargo, si se concediese la indul- puede conceder indulgencias únicamente
gencia diciendo : aquel que hace, ó en á sí propio ; pero sí puede usar de la in-
favor del que se hace gane tanta indul- dulgencia queá otros concede, puesto que
gencia, valdría para aquel por el que se tiene un motivo para concederlas á otros.
bace. M a s , ni este que hace esta obra A l argumento 1.° diremos, que no se
daría á otro la indulgencia sino aquel puede ejercer sobre sí mismo un acto de
que la concede bajo tal forma. jurisdicción ; pero el prelado puede tam-
bién usar tanto de las cosas espirituales
ARTICULO IV.— fcaindulgenciavaic
como temporales que concede á otros por
para el que l a concede ?
la autoridad de su jurisdicción : como
1.° Parece que l a indulgencia no apro- igualmente el sacerdote recibe por sí mis-
vecha al que la concede, porque el otor- mo la Eucaristía, que da á otros. Y de
gar la indulgencia pertenece á la juris- este modo, el obispo puede recibir para
dicción. P e r o nadie puede ejercer en sí sí los sufragios de la Iglesia, que dispensa
mismo las cosas que pertenecen á la j u - á otros y de los cuales el efecto inme-
risdicción, como nadie puede escomul- diato es la remisión de la pena por las
garse á sí propio. L u e g o ninguno puede indulgencias y no un acto de jurisdic-
ser partícipe de la indulgencia concedida ción.
por él. P o r lo dicho es evidente la respuesta
2.° Según e s t o , el que concede la in- al 2.°
dulgencia podría por medio de algún he- A l 3.° que la escomunion es pronun-
cho insignificante perdonarse la pena de ciada por modo de sentencia que na-
todos los pecados : y a s í , pecaría impu- die puede dar contra sí mismo, en aten-
nemente ; lo cual parece absurdo ó mal ción á q u e no puede ser j u e z y reo en
sonante. un mismo juicio: en tanto que la indul-
3.° Conceder indulgencias y escomul- gencia no se concede por modo de sen-
gar pertenece á la misma potestad. Pero tencia sino por modo de cierta dispensa-
no puede uno escomulgarse á sí mismo. ción ( 2 ) , l a cual puede otorgar un hom-
Luego, ni ser partícipe de la indulgencia bre para sí mismo.
que concedió.
(1) Hemos advertido y a que los fieles solo pueden canal- (2) E s decir, se concede la Indulgencia á manera de una
las Indulgencias haciendo lo que se manda al pié de la letra ; y distribución de bienes comunes, de los cuales se toma para
esto mismo es lo que significa el Santo en este pasaje. pagar la deuda de aquellos que la ganan.
SUMA TEOLÓGICA.—TOMO V.
CUESTIÓN XXVIII,
1,° Puede haber a l g u n a penitencia pública ó solemne? 2.° Puede reiterarse la penitencia solemne?
3.°Debe imponerse á las mujeres u n a penitencia p ú b l i c a ?
2.° E l juicio debe ser según la condi- que ha cometido un gravísimo pecado,
ción del tribunal (que le pronuncia); y la es digno de la mayor confusión aun en
penitencia es cierto juicio, que se verifica este mundo ; 3 . para inspirar terror á
a
sale del fuero oculto en cuanto á su im- hombre del paraíso. P e r o esto fué ejecu-
posición ; pues así como uno se confiesa tado solamente una vez. L u e g o también
en secreto, del mismo modo se le impone la penitencia solemne debe hacerse una
la penitencia en oculto ; mas el cumpli- sola vez.
miento sale del foro oculto, y esto no es Conclusión. [ 1 ] La penitencia solem-
inconveniente. ne no se dele reiterar. [ 2 ] Al que des-
A l 3.° que la penitencia, aunque aleje pués de la penitencia solemne nuevamente
todos los- defectos restituyendo al peni- peca, no se le cierra el camino de la peni-
tente en la primitiva gracia, no siempre tencia.
le restituye en su primitiva dignidad. Y R e s p o n d e r e m o s , que no dele reiterar-
por eso también las mujeres, después de se la penitencia solemne por tres razones:
naber cumplido la penitencia impuesta 1 . para que no se envilezca con la reite-
a
nidad, de modo que pueda ser elevado cierta profesión de conservar la peniten-
al sacerdocio, .y el obispo que le ordene, cia perpetuamente, y por eso la reitera-
debe ser privado de la potestad de orde- ción repugna á la solemnidad. Sin embar-
nar, á menos que lo demande la necesi- g o , si posteriormente pecó no se le cierra
dad de la I g l e s i a , ó lo autorice la cos- el camino de la penitencia ; mas no se le
tumbre : pues entonces por medio de una debe imponer nuevamente una penitencia
dispensa, es recibido á los órdenes meno- solemne ( 1 ) .
r e s , y no los órdenes sagrados : 1.° por A l argumento 1.° diremos, que aque-
la dignidad de estos órdenes ; 2.° por t e - llos sacramentos en los que se reitera la
mor de una reincidencia ; 3.° para evitar solemnidad, la reiteración no repugna á
el escándalo que puede originarse en el esta, como en el caso presente, y por lo
pueblo, por la memoria de los pecados tanto no h a y paridad.
anteriores ; 4.° porque no tendría influen- A l 2.° Qué aunque por razón de cri-
cia para corregir á otros, cuando fuere men se le debería imponer la misma pe-
público su pecado. nitencia ; sin embargo, la reiteración de
la solemnidad no compete por las causas
A R T Í C U L O I I . — P u e d e reiterarse l a predichas.
penitencia solemne?
ARTÍCULO I I I . — ¿ D e b e imponerse á
l.° P a r e c e que puede reiterarse la p e - l a s mujeres y á los clérigos u n a penitencia
nitencia solemne ; porque los sacramen- s o l e m n e , y puede s e r i m p u e s t a por cualquier
tos que no imprimen carácter, pueden ser sacerdote?
reiterados con su solemnidad, como la
Eucaristía, la Estremauncion y otros se- 1.° Parece que no debe ser impuesta á
mejantes. P e r o la penitencia no imprime las mujeres una penitencia solemne, por-
carácter. L u e g o , puede reiterarse solem- que el varón á quien se impone la peni-
nemente. tencia solemne debe afeitarse la cabeza.
2.° L a penitencia es solemnizada por Mas esto no conviene á la mujer, como
causa de la gravedad y manifestación del consta (i. Cor. 11). L u e g o no debe hacer
pecado. P e r o después de cumplida la pe- penitencia solemne.
nitencia, sucede que se cometen seme- 2.° Parece que debe ser impuesta á
jantes pecados ó también más graves. los clérigos ; puesto que se impone por
Luego debe imponerse nuevamente la la gravedad del delito; pero un mismo
penitencia solemne. pecado es más grave en el clérigo que en
Por el c o n t r a r i o , la penitencia solem- un seglar. L u e g o más bien debe ser im-
ne significa el lanzamiento del primer puesta al clérigo que al seglar.
flj Lo cual no es lo mismo. La I g l e s i a , con la solemnidad bien por las razones que dice el Santo Doctor, no reiteraba ía
de la penitencia, trató de imponerse al pecador y lograr que penitencia solemne, en cambio privaba al pecador de más gra-
la reincidencia fuese más difícil. Pero caso de darse esta, si cias y le sometía á penitencias más graves y dolorosas.
132 CUESTIÓN XXVIII. — ARTÍCULO III.
3.° Parece que puede ser impuesta por x> la iglesia. L a última reconciliación es
cualquier sarerdote, porque absolver, en » reservada al obispo, al cual correspon-
el foro penitencial es propio del que tiene » de solamente la imposición de la peni-
las llaves. E s así que el simple sacerdote » tencia solemne »¡ ( H a i c . habentur, c.
tiene las llaves. L u e g o puede ser el mi- 6 4 , dist. 50) Puede también imponerse
nistro de semejante penitencia. esta penitencia á los varones y á las mu-
Conclusión. [1] La penitencia solemne jeres, mas no á los clérigos, por causa
debe imponerse por solo el obispo, tanto á del escándalo, y tal peniteucia no debe
los hombres como a las mujeres, pero no imponerse sino por el pecado, que con-
á los clérigos. [ 2 ] La penitencia pública, moviese toda la ciudad ( 2 ) . - M a s la pe-
pero no solemne, puede reiterarse é im- nitencia pública, y no solemne, es la que
ponerse por el simple sacerdote, impo- se hace in jacie Ecclesia ; pero no con
niéndose también á los clérigos. la antedicha solemnidad, como la pere-
Responderemos, que toda penitencia grinación por el mundo con el báculo en
solemne es pública; pero no viceversa. la mano ; y esta puede reiterarse é impo-
L a penitencia solemne se hace de esta nerse también por el simple sacerdote, y
m a n e r a ; « al principio de la cuaresma puede ser impuesta aun al clérigo. Sin
» t a l e s penitentes se presentan con sus embargo, á veces la penitencia solemne
» párrocos al obispo de la ciudad ante las se toma por la pública, por lo cual hay
» puertas de la iglesia, vestidos con un varios autores que hablan de ella diver-
» s a c o , desnudos los pies, mirando al samente.
» suelo, y la cabeza rasurada: y entran- A l argumento 1.° diremos, que la mu-
» do en la iglesia, el obispo recita con jer tiene su cabellera en señal de suje-
» t o d o el clero los siete salmos peniten- ción, mas no el varón, y por tanto no
» cíales, después les impone las manos, conviene que en la penitencia la mujer
» esparce sobre ellos agua bendita, les tenga la cabeza rasurada como el varón.
» pone ceniza sobre la cabeza, rodea á su A l 2.° que aunque en el mismo genero
» cuello un cilicio, y le manifiesta con de pecado el clérigo peque más que el se-
» voz lacrimosa, que así como A d á n fué glar, sin embargo, no se le impone la pe-
» arrojado del paraíso, así ellos lo son de nitencia solemne, para que el orden no
» la iglesia. Después ordena á los minis- caiga en desprecio, por lo cual no se hace
» t r o s sacarlos fuera de la iglesia, y el esto en consideración á la persona sino al
» clero que les sigue canta estas pala- orden.
» b r a s in sudare vultus tui, etc. E n la A l 3.° que los pecados más grandes
» cena del Señor ( 1 ) son llevados cada necesitan mayor cautela para s u cura-
» año por sus curas á la iglesia y perma- ción, y por tanto la imposición de la pe-
5) necen en ella hasta la octava de P a s - nitencia solemne, que no tiene lugar sino
» c u a , sin recibir la comunión ni el beso por los pecados gravísimos, es reservada
» de p a z , lo cual se hace todos los años á solo el obispo.
.» hasta que son nuevamente admitidos en
Trataremos del sacramento de la Estremauncion, sobre el cual examinaremos cinco cosas : 1 . Las a
nueve p u n t o s :
].° La Estremauncion es s a c r a m e n t o ? 2.° Es un solo s a c r a m e n t o ? 3.° Fué instituido por Cristo?
4." El aceite de oliva es la materia conveniente de este sacramento? 5.° Es preciso que el aceite sea
consagrado ? 6." Es preciso que la m a t e r i a de este sacramento sea c o n s a g r a d a por el obispo?7.°Este
sacramento tiene a l g u n a forma? 8.° La forma de este sacramento debe ser espresada por u n a o r a c i o n
deprecativa ? 9.° Esta oración es la forma competente de este sacramento?
(1) Ignórase quiénes fueron los primeros herejes que empe- que constantemente ha sostenido la Iglesia, siendo uno d é l o s
zaron á impugnar este Sacramento. Belarmino acusa á los val- documentos más preciosos que conservamos acerca de este
denses, albigenses y wiclefitas de sostenedores de semejante punto la epístola decretal de Inocencio I dirigida al comenzar
error y otros doctores católicos acusan, ademas de á estos, a el siglo v, al Obispo Decencio. Pero, por no alargar esta nota,
los albanenses y herachitas. Pero otros, y entre ellos Bossuet insertaremos únicamente el canon 1.° del Tridentino, de los
(Historia de las Variaciones, lib. 1 1 , párraf. 108 , 109 y cuatro que dio tocante á la Estremauncion en la sesión 14«
180), defienden que esos herejes nada innovaron en cuanto Si alguno dijere, que la Estremauncion no es verdadera y propia-
al número de los Sacramentos, siendo los primeros impugna- mente un sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo y por el
dores de esa doctrina Lutero y Calvino con todos sus partida- Apóstol Santiago promulgado, sino que solo es un mero rito recibido
•ios. Que la Estremauncion sea un sacramento es la doctrina de los Padres ó una ficción humana, sea anatematizado.
134 CUESTIÓN XXIX. — A R T Í C U L O S t Y II.
pero que aquellas muchas convienen en gracion del pan, podría otro proceder á la
algo uno. Y de este modo cualquier sa- consagración del vino, comenzando donde
cramento se dice uno solo, en cuanto t o - quedó el primero, ó bien desde el princi-
das las cosas que están en un sacramento pio sobre otra materia ; sin embargo, en
se adunan para significar ó producir un la Estremauncion, no puede comenzar
mismo efecto, puesto que el sacramento desde el principio, sino que debe siempre,
causa significando. A s í , que cuando una continuar ; puesto que la unción hecha
acción basta para la perfecta significa- en la misma parte vale t a n t o , como si
ción, la unidad del sacramento consiste se consagrase dos veces la misma hostia;
únicamente en esta acción, como se ve lo cual no debe hacerse de modo alguno.
en la confirmación. Cuando la significa- N i aun la pluralidad de los ministros
ción del sacramento puede estar en una quita la unidad de este sacramento,
ó muchas acciones, entonces el sacra- puesto que obra solo instrumentalmente;
mento puede perfeccionarse y a en una como el cambio de los martillos no quita
ya en muchas acciones, como el bautismo la unidad de la operación del artista.
por una y tres inmersiones ; porque la
ablución que se significa en el bautismo, ARTÍCULO I I I . — F u e instituido por
puede tener lugar. por una inmersión y Cristo e s t e s a c r a m e n t o ? (2;
por muchas. M a s cuando la significación
no puede ser perfecta sino por muchas 1.° Parece que este sacramento no
acciones, entonces son necesarias estas fue instituido por Cristo; porque acerca
para la perfección del sacramento ; como de los sacramentos que Cristo instituyó
se ve en la Eucaristía; porque la refec- se hace mención en el E v a n g e l i o , como
ción corporal que signfica la espiritual, de la Eucaristía y Bautismo. P e r o no se
no puede tener lugar sino por la comida habla de la Estremauncion. L u e g o no
y la bebida. Y lo mismo es en este sa- fue instituido por Cristo.
cramento ; porque la curación de las he- 2.° E l Maestro de las Sentencias dice
ridas interiores no puede significarse per- espresamente ( S e n t . 4 , dist. 2 3 ) , que fue
fectamente, sino por la aposición de la instituido por los Apóstoles. L u e g o no le
medicina á las diversas raíces de ellas. Y instituyó por sí el mismo Cristo.
por esto hay muchas acciones para la 3.° E l sacramento, que Cristo institu-
perfección de este sacramento ( 1 ) . y ó , él mismo también lo exhibió por sí,
A l argumento 1.° diremos que la uni- como se ve acerca de la Eucaristía y del
dad del todo perfecto no es destruida Bautismo. Pero á nadie exhibió este sa-
por la diversidad de la materia ó de la cramento. L u e g o no le instituyó por sí.
forma, que existe en las partes del todo; Por el contrario; los sacramentos de
como consta que no es la misma la mate- la l e y nueva son más dignos que los de
ria de la carne y del .hueso de los que se la antigua ley. P e r o todos los sacramen-
constituye un hombre, ni la misma la tos de esta son instituidos por Dios.
forma. Igualmente también en el sacra- L u e g o con mayor razón todos los sacra-
mento de la Eucaristía, y en este sacra- mentos de la ley nueva tienen su insti-
mento la pluralidad de materia y de forma tución del mismo Cristo.
no quita la unidad del sacramento. A d e m a s , pertenece al mismo que ins-
A l 2.° que aunque aquellas acciones tituye remover lo instituido. P e r o la
sean muchas en absoluto, sé unen, sin Iglesia que en los sucesores de los A p ó s -
embargo, en una perfecta acción, que es toles tiene la misma autoridad que estos
la unción de todos los sentidos esteriores, tuvieron, no podría quitar el sacramento
donde se halla el origen del mal interior. de la Estremauncion. L u e g o no le ins-
A l 3.° que aunque en la Eucaristía, si tituyeron los A p ó s t o l e s , sino el mismo
muriera el sacerdote después de la consa- Cristo.
(1) De lo dicho por el Santo se infiere que las unciones par- nota 1 . pág. 133 J que la Estremauncion es un Sacramen-
a
ciales, son como materias parciales, las cuales reunidas cons- to instituido por Jesucristo cuya verdad de fe está igual-
tituyen una materia íntegra. Lo mismo debe decirse de las mente definida en el canon 1.° de la sesión 7 . donde consta
a
formas parciales que acompañan á esas materias parciales : que todos los sacramentos fueron instituidos por Nuestro Se-
todas ellas constituyen una íntegra forma. ñor Jesucristo.
(2) Consta del canon i." anteriormente insertado ( en la '
136 C U E S T I Ó N X X I X . — A R T Í C U L O S III Y I V .
(1) Lo que en los tiempos d e l Santo Doctor se podía defen- es el aceite bendecido por el obispo ; porque la Unción representa
der como opinion más probable, lo defendemos y a como doc- con admirable propiedad, la gracia del Espirita Santo, con cuya
trina de fe, pues así consta en los cánones citados. gracia es invisiblemente ungida el alma del enfermo. Advertire-
(2) E s de fe que lo es, como deñnió el concilio de Florencia, mos, para concluir, que la materia de que aquí Be trata, es la
en el decreto pro Armenia : Quinlum Sacrmnentum e$t Extrema remota ; pues sabido es que la materia de los sacramentos es
unctlg, cujurmateria est oleum olivos. El T r i d e n t i n o , hablando d o b l e ; próxima y remota. En la Estremauncion el aceite es
de este Sacramento (sesión 14, cap. l.°) dice á este propósito : la última ; y la próxima es la misma unción que el sacerdote
la Iglesia entendió siempre que la materia (de la Estremauncion) hace con el óleo Santo.
CUESTIÓN XXÍX. — ARTÍCULOS IV Y V . 131
mente aceite sino al que se produce de salen de este mundo no puedan conseguir
la oliva. L u e g o este es la materia de este sin él la salvación.
sacramento.
Ademas : la curación espiritual se sig-
A R T Í C U L O V . — Es preciso que e l acei-
nifica por la unción del aceite, como
te s e a consagrado ? (1)
consta (Is. 1 , 6 ) : herida y contusión que
no está vendada ni se le ha aplicado me-
dicina ni suavizado con aceite. L u e g o la 1.° Parece que no es menester que el
materia conveniente de este sacramento aceite sea consagrado ; porque este sa-
es el aceite. cramento tiene una santificación en su
Conclusión. [ 1 ] El aceite es materia uso por la forjna de las palabras. L u e g o
conveniente de la Estremauncion. [ 2 ] El es supérflua otra santificación, si se hace
aceite de oliva debe ser empleado como para la materia del mismo.
materia conveniente de la Estremaun- 2.° L o s sacramentos tienen eficacia y
cion. santificación en la materia misma. P e r o
R e s p o n d e r e m o s , que la curación espi- la significación del efecto de este sacra-
ritual que se aplica al fin debe ser per- mento Compete al aceite por la propiedad
fecta, puesto que después de él no queda natural del mismo, y la eficacia por ins-
otra: debe ser suave como la esperanza, titución divina. L u e g o no es necesaria al-
para no destruirla, sino más bien para guna santificación de la materia.
escitarla, pues es necesaria principal- 3.° E l bautismo es un sacramento más
mente á los que salen del mundo. E l perfecto que la Estremauncion. Ahora
aceite es suave y penetra basta lo íntimo, bien, en el bautismo no se preexige la san-
y también se difunde. Y por e s t o , en tificación de la materia, en cuanto es de
cuanto á los conceptos dichos, es la ma- necesidad del sacramento. L u e g o ni en la
teria conveniente de este sacramento. Estremauncion.
Y puesto que se da principalmente el Por el contrario, en todas las demás
nombre de aceite al licor que sale de la unciones la materia es consagrada antes.
oliva, mientras que los demás licores no L u e g o siendo este sacramento cierta un-
reciben este nombre sino por semejanza ción, requiere materia consagrada.
á e l , por eso debe también ser que se Conclusión. El aceite que se toma para
tome aceite de oliva como materia de este materia de la Estremauncion, debe estar
sacramento. consagrado.
A l argumento 1.° diremos que la in- Responderemos, que algunos dicen
corrupción de la gloria es la cosa no con- que el simple aceite es la materia de este
tenida en este sacramento; ni es preciso sacramento; y en la santificación misma
que tal significación de la cosa corres- del aceite que se hace por el obispo, se
ponda á la materia. L u e g o no es menes- perfecciona el sacramento. Pero este apa-
ter que se admita el bálsamo en la mate- rece ser falso, por lo que y a se ha dicho
ria de este sacramento, porque el bálsa- al tratar de la Eucaristía CSent. 4 , dist.
mo, á causa de su olor, pertenece á la 8 , C. 2 , a. 1, C. 1, al 2.°)", donde se ha
bondad de la fama, de la que no tienen demostrado que solamente aquel sacra-
necesidad los que salen de este mundo, mento consiste en la consagración de la
sino que solo necesitan la pureza de la materia. Y por esto debe decirse que este
conciencia que se significa por el aceite. sacramento consiste en la unción misma,
A l 2.° que el vino sana irritando y el como el bautismo en la misma ablución;
aceite dulcificando, y por esto la cura- y la materia de este sacramento es el
ción por medio del vino pertenece más aceite santificado. Pueden aducirse tres
bien á la penitencia que á este sacra- razones, para demostrar por qué se exi-
mento. ge en este sacramento y en algunos otros
A l 3.° que el aceite de oliva, aunque la santificación de la materia: 1 . porque a
no se produzca en todas partes, sin em- toda la eficacia de los sacramentos des-
bargo puede transportarse fácilmente á ciende de Cristo; y por esto aquellos sa-
cualquier lugar. A d e m a s , este sacramen-
to no es de tanta necesidad, que los que (1) Recuérdese lo dicho e n la-precedente nota,
138 CUESTIÓN X X I X . — ARTÍCULOS V Y VI.
(1) Afirmativamente responde el Santo y este punto no renlis sicrainentum cum intentione faciendi id, quod fácil Ecclesid.
tiene duda alguna ni en este ni en ningún Sacramento ; por- Cual sea la forma propia de la Estremauncion, lo dicen el
que es común á todos lo que el concilio de Florencia definió mismo Concilio y el de Trento, aparte del Ritual Romano j
en el citado decreto : Qmnia sacramenta tribus perficiuntur: rebus hela aquí. Por esta santa unción perdónete Dios cualquier cosa en
tanquam materia, verbls tanquam forma, el persona ministri confe- que hayas delinquido por la vista, olfato, etc.
140 C U E S T I Ó N X X I X . — A R T Í C U L O S VII Y VILI.
A l 2.° que aquellas palabras que son vado por. todos. P e r o las palabras indi-
de la esencia de la forma, esto es, la ora- cadas no se dicen según la costumbre de
ción deprecativa, se dicen por todos; todas las iglesias, sino solamente las pa-
pero las que son de bene esse no son ob- labras deprecativas, á saber, per istam
servadas por todos. sanctam unctionem, et piissimam suam
A l 3.° que la materia del bautismo misericordiam, indulgeat tibi Dominus
tiene cierta santificación per se del con- quidquid deliquistiper visum, etc. L u e g o
tacto mismo de la carne del Salvador; la forma de este sacramento es la oración
pero recibe de la forma de las palabras la deprecativa.
santificación santificante en acto. Asimis- A d e m a s : así resulta también de las
m o , después de la santificación de la ma- palabras del Apóstol Santiago, qué atri-
teria de este sacramento, considerada en buye á la oración la eficacia de este sa-
sí m i s m a , se requiere la santificación en cramento: la oración de la Je, dice, sal-
el u s o , por la cual santifique en acto. vará al enfermo (cap. 5 , v. 15). L u e g o
proviniendo la eficacia del sacramento de
la forma, parece que la forma de este sa-
A R T Í C U L O V I I I . — ¿ t a forma de esto
cramento es la oración deprecativa.
sacramento debe proferirse por medio de l a
Conclusión. La oración deprecativa
oración indicativa y no por l a deprecativa?
es la forma de este sacramento ( 1 ) .
R e s p o n d e r e m o s , que la forma de este
l.° Parece que la forma de este sacra- sacramento es la oración deprecativa,
mento debe proferirse por la oración in- como se ve por las palabras del A p ó s t o l
dicativa y no por la deprecativa; porque Santiago ( 2 ) y el uso de la Iglesia R o -
todos los sacramentos de la nueva l e y mana, que usa solamente de palabras de-
tienen efecto cierto. Ahora bien, la cer- precativas en la administración de este
teza del efecto no se espresa en las for- sacramento, sobre lo cual pueden asig-
mas de los sacramentos sino por la ora- narse muchas razones: 1 . porque el que a
ción indicativa ó presente, como cuando recibe este sacramento está privado de
se dice, este es mi cuerpo, ó yo te bautizo, sus propias fuerzas, y por tanto necesita
etcétera. L u e g o la forma de este sacra- ser ayudado por las oraciones ; 2. por- a
mento debe ser la oración indicativa. que se da á los moribundos que cesan ya
2.° E n las formas de los sacramentos de ser del fuero de la I g l e s i a , y descan-
debe espresarse la intención del ministro, san en manos de solo D i o s : por cuya
la cual se requiere para el sacramento. razón se les recomienda al mismo por
P e r o la intención de conferir el sacra- medio de la oración ; 3 . porque este sa-a
mento no se espresa sino por medio de la cramento no tiene efecto alguno, que se
oración de indicativo. L u e g o , etc. consiga siempre de la oración del minis-
3.° E n ciertas iglesias se dicen estas tro, aun cuando todo lo que es de esen-
palabras en la administración de este sa- cia del sacramento se h a y a realizado de-
cramento ; ungo hos oculos oleo sanctifi- bidamente, como el carácter en el bau-
cato in nomine Patris, etc., y esto es con- tismo y en la confirmación, la transus-
forme á las otras formas de los sacra- tanciacion en la Eucaristía, y la remi-
mentos. L u e g o parece que consista en sión del pecado en la penitencia, exis-
esto la forma de este sacramento. tente la contrición, cuya remisión es de
Por el contrario: lo que es la forma de esencia del sacramento de la penitencia,
un sacramento, es preciso que sea obser- mas no de la de este sacramento (3). Y
(1) Esta es la opinión del Santo Doctor, comunmente se- institutos religiosos, en los cuales no se espresa otra forma
guida desdé los tiempos de Santo Tomás. Pero en los siglos que la indicativa.
anteriores prevaleció la opinión de ser indicativa la forma (2) Con cuánta razón el A n g é l i c o piensa así, se v e por lo
en la Iglesia latina. La que pone el Sacramentario de San indicado en el Tridentino (cap. l.° de la Eslremauncion), en
Gregorio, indicativa, es la usada en la Iglesia de Milán hasta que manifiesta lo propio que el Santo Doctor y adopta la forma
los tiempos de San Buenaventura, s e g ú n nos refiere el Doc- deprecativa que hemos puesto en la nota 23G al art. 7.°
tor Seráfico (in 4 . dist. 25, cuestión 4.°J y que es semejante á (3) Oigamos lo que dice el catecismo de San Pío V, « Usán-
la indicada en el argumento 3.°, indicativa es también ; y » dose este Sacramento para que al e n f e r m o , ademas déla
por fin Martenio en su célebre obra De anliquis Ecclesice » gracia espiritual que le d u , le dé también la'salud ; sin em-
Htibut (lib. 1.° parte 2.*, cap. 7.° art. *4.°J presenta ejem- » b a r g o , como sucede que no siempre se sigue la salud des-
plares d* la forma usad» en m u c h o s , célebres y antiquísimo» ìi pues de administrado, por eso se emplea la forma depreca
CUESTIÓN XXIX. — ARTÍCULOS VIH Y IX. 141
por esto en este sacramento no puede 3.° Este sacramento tiene un doble
haber forma de un modo indicativo, como efecto, según el Maestro de las Senten-
en los predichos sacramentos. cias (Señt. 4 , dist. 23). Y en las pre-
Al argumento 1.° diremos, que este dichas palabras no se hace mención más
sacramento, como también los antedi- que de uno solo, es decir, de la remisión
chos, considerado en sí mismo, tiene de los pecados, y no de la curación cor-
efecto cierto; pero puede ser impedido poral, á la que Santiago ordena la ora-
por las malas disposiciones del que le re- ción de la fe diciendo (c. 5 , 15) : la ora-
cibe , aunque se someta á él por la inten- ción de la fe salvará al enfermo. Luego
ción, de modo que ningún efecto consiga. la predicha forma es incompetente.
Y por esto no hay paridad respecto dé Conclusión. La forma conveniente de
este sacramento y los otros, en los cuales este sacramento es la que usa la Iglesia:
se obtiene siempre algún efecto. Por esta Santa Unción, etc.
Al 2.° que por el acto mismo que se R e s p o n d e r e m o s , que la predicha ora-
determina en la forma, esto es, per istam ción es la forma competente de este sacra-
sanctam unctionem, se espresa bastante mento, porque indica el sacramento en
la intención. esto que se dice : per istam sanctam un-
Al 3.° que aquellas palabras del modo ctionem, y lo que se opera en el sacra-
indicativo, que algunos tienen la costum- mento, esto es, la divina misericordia,
bre de decir antes de la oración, no son y el efecto, es decir, la remisión de los
la forma de este sacramento, sino la dis- pecados ( 2 ) .
posición á ella en cuanto la intención del Al argumento 1.° diremos, que la ma-
ministro se determina á aquel acto por teria de este sacramento puede enten-
aquellas palabras. derse por el acto de la unción, mas no la
materia de la Confirmación, por el acto
ARTICULO I X . — predichaora- espresado en la forma. Por lo cual no
ción e s la forma competente de e s t e sacra- hay paridad.
mento ? (1) Al 2.° que la misericordia se refiere á
la miseria, y puesto que este sacramento
1.° Parece que la predicha oración no se administra en este estado de miseria,
es la forma competente de este sacra- es decir, de enfermedad, por esto se hace
mento : porque en las formas de los otros más bien mención en él de la misericor-
sacramentos se hace mención de la ma- dia que en los otros sacramentos.
teria, como se ve en la Confirmación, lo Al 3.° que en la forma debe espresarse
cual no se hace en las antedichas pala- el efecto principal y que es siempre pro-
bras. Luego no es su forma conveniente. ducido por el sacramento, á menos que
2.° Así como el efecto de este sacra- haya defecto por parte del que le recibe;
mento llega á nosotros por la misericor- y tal efecto no es la salud corporal, como
dia divina, así también el de los otros se dirá (C. 3 0 , a. 1 y 2 ) , aunque á ve-
sacramentos. Pero en las formas de estos ces se siga, por cuya razón el Apóstol
no se hace mención de la misericordia Santiago atribuye este efecto á la ora-
divina, sino más bien de la Trinidad y la ción, que es la forma de este sacramento.
pasión. Luego igualmente debe ser aquí.
1." La Estremauncion sirve p a r a la remisión de los pecados ? 2.° La salud corporal es el electo de
este sacramento ? 3° Imprime carácter ?
otro que cierta debilidad ó ineptitud, pueda tenerse sin recibirlo actualmente ó
que queda en nosotros del pecado actual sin el sacramento, ó por otro sacramento
ó del original; y contra esta debilidad es por vía de consecuencia; jamás puede
robustecido el hombre por medio de este sin embargo tenerse sin el propósito de
sacramento.-Pero puesto que esta forta- aquel sacramento. Así que, puesto que
leza es producida por la gracia, que es la penitencia ha sido instituida principal-
incompatible con el pecado, por eso con- mente contra la culpa actual, cualquiera
siguientemente, si encuentra algún peca- otro sacramento que borra el pecado ac-
do, sea mortal ( 1 ) ó venial, le quita en tual por vía de consecuencia, no escluye
cuanto á la culpa, con tal de que el que que la penitencia sea necesaria.
le recibe no ponga óbice alguno, como se Al 2.° que la Estremauncion remite el
ha dicho también de la Eucaristía y con- pecado de algún modo en cuanto aque-
firmación (Sent. 4 , dist. 7 , C. 2 y a. 2, llos tres conceptos ; pues aunque la culpa
C. 1 al 3 , y C. 3 , a. 2 ; c. 2 y dist. 19, C. no se perdone en cuanto á la mancha sin
l,a. 3 C. 1 , y P. I I I , C. 7 2 , a. 7 y C. la contriccion; sin embargo este sacra-
7 9 , a. 5). Y por eso Santiago habla con- mento por la gracia que infunde, hace
dicionalmente de la remisión del pecado que aquel movimiento contra el pecado
diciendo: si estuviere en pecados, le serán sea contrición, como también puede acae-
perdonados, esto es, en cuanto á la cul- cer en la Eucaristía y la Confirmación.
pa, pues no siempre borra el pecado, Asimismo también disminuye el reato de
puesto que no siempre le halla ; pero la pena temporal; pero como consecuen-
siempre perdona en cuanto á la debilidad cia, en cuanto quita la debilidad, puesto
antedicha, y que algunos llaman reli- que el fuerte sobrelleva mejor la misma
quias del pecado. Otros dicen que este pena que el débil. Luego noes"preciso que
sacramento ha sido instituido principal- por esto se disminuya la medida de la sa-
mente contra el pecado venial, el cual no tisfacción. En cuanto á las reliquias del
puede ser perfectamente curado mientras pecado no se dicen ser aquí las disposi-
se vive : y por este motivo el sacramento ciones remanentes de los actos anterio-
de los que salen de este mundo se orde- res, que son ciertos hábitos incoados,
na especialmente contra el pecado ve- sino cierta debilidad espiritual existente
nial. Mas esto no parece ser verdade- en la mente misma, cuya debilidad qui-
ro (2), porque también la penitencia borra tada , aunque subsistan los mismos hábi-
suficientemente en esta vida los pecados tos ó disposiciones, no puede inclinarse
veniales respecto de la culpa; y el no po- la mente de la misma manera al pecado.
der evitarlos después de hecha la peni- Al 3.° que cuando hay muchas accio-
tencia, no quita á la precedente peniten- nes ordenadas á un solo efecto, la última
cia su efecto ; y ademas esto pertenece á es formal, respecto de todas las prece-
la susodicha debilidad. Debe pues decirse dentes, y obra en virtud de éstas ; y por
que el efecto principal de este sacramento tanto, en la iiltima unción se infunde la
es la remisión de los pecados, en cuanto gracia, que es efecto del sacramento.
ó, las reliquias- del pecado, y por consi-
guiente también en cuanto á la culpa, si ARTÍCULO I I . — i*» s a l u d corporal e s
la encuentra ( 3 ) . efecto de e s t e sacramento ? (4)
Al argumento 1.° diremos que aunque
el efecto principal de algún sacramento 1.° Parece que la salud corporal no es
(1) «Este Sacramento, dice el Catecismo llomano (parle II, los veniales, puesto que para obtener semejante efecto, bas-
)}
cap. n. 11), no está primariamente instituido para la re- tan los sacramentales, como el acto de contrición, agua b e n -
» misión de los pecados mortales, sino q_ue el bautismo y la pe- dita, etc.
«nilencia son los que por su naturaleza lo efectúan*). Sin em- (3) Estos mismos efectos señala el Tridentino, lo mismo q u e
bargo , lo dicho por el Angélico en este pasaje, lo mismo que el citado Catecismo del Santo Concilio.
en la Suma contra los Genliles (lib. 4.° cap. 73) es la doctrina (4) Es de f e , definido en el concilio de Trento, en el canon
corriente, á la que no se opone !o dicho en el Catecismo ci- citado en el anterior articulo, nota 212. Después de las pala-
tado. Este Sacramento es de vivos y directamente sólo perdona bras allí citadas, sigue el canon : nec alleviare in/irmos; sedjam
los veniales ; pero lodos los teólogos convienen en que indi- cessasse, quasi olim tantum fuerit gratia enralionum; anathema sit.
rectamente perdona los mortales de que el enfermo no tiene Los griegos negaron este efecto de la Estremauncion y lo
conciencia , sea cual fuere la causa. mismo Erasmo. Pocos teólogos han tratado esta materia de la
(2) En la Parte 111 ( C U5, a. 1. al 3) prueba el Santo Doctor .Estremauncion con la profundidad del eximio doctor Suarez
que ningún Sacramento se ha instituido para la remisión de (disp. 42, sectio 7), cuya doctrina en compendio nos presenta
144 CUESTIÓN XXX. — ARTÍCULOS II Y I I I .
el P . Perrone, siendo m u y digno de ser leido ese magnífico salud del cuerpo es un efecto condicional, es decir, si conviene
epítome del ilustre jesuíta. (De Extremaunct. n. 46). al alma ; de otro modo no. Y si queremos insiBtir porqué esto
(1) Esta profunda razón del gran Santo es la que la misma es a s í , nadie ha dado una razón tan conveniente como la
Iglesia alega al decirnos los efectos de l a Estremauncion La aducida por el ilustre Doctor de A q u i n o .
CUESTIÓN X X X . — ARTÍCULO III. 145
sea la cosa y el sacramento, sino el ca- tina al hombre á ejecutar ó recibir algo
rácter. L u e g o en este sacramento se im- sagrado. P o r esto, p u e s , no se imprime
prime carácter. carácter en él.
Por el contrario , ningún sacramento A l argumento 1.° diremos que el c a -
que imprime carácter se reitera ( 1 ) , mas rácter establece la distinción de los esta-
este s e reitera como se dirá ( C . 3 3 ) . dos en cuanto á las cosas que deben ser
L u e g o no imprime carácter. hechas en la iglesia, y el nombre no es
A d e m a s , la distinción que se hace se- distinguido de los otros por el hecho de
gún el carácter sacramental es la distin- ser ungido.
ción de los que se hallan en la Iglesia A l 2.° que la unción que se hace en el
actual. P e r o la Estremauncion se confiere sacramento del orden y en el de la con-
al que sale de la presente Iglesia. L u e g o firmación es la unción de la consagración,
en él no se imprime carácter. por la que el hombre es destinado á algo
Conclusión. La Estremauncion no im- sagrado, mas esta unción es unción de
prime carácter. medicación, y por t a n t o , no h a y paridad.
Responderemos que el carácter no se A l 3.° que en este sacramento la cosa
imprime sino en aquellos sacramentos y el sacramento no es el carácter sino
por los cuales es destinado el hombre á cierta devoción interior que es la unción
algo sagrado. M a s este sacramento se da espiritual ( 2 ) .
solo como remedio, y por él no se des-
C U E S T I Ó N XXXI,
1." Puede un seglar conferir este s a c r a m e n t o ? —*2,° Y el diácono ? — 3.° Y solo el obispo ?
CUESTIÓN XXXII.
A quienes debe administrarse este sacramento y en qué parte del cuerpo.
(1) La Escritura y lo mismo la Tradición de la Iglesia, r e s - esta Unción debe darse à los enfermos, á aquellos en especial que
ponden negativamente á esta pregunta ; y esa misma doctrina tan peligrosamente yacen, que se juzgue están en el fin de la vida ;
es la que el Santo enseña en este artículo. Véase lo que dice por lo que este sacramento es llamado Sacramento de los que parten.
el concilio de Trento. Declara también (el Santo Concilio) que (sesión 14, cap. 3.)
148 CUESTIÓN XXXII. — ARTÍCULOS I , II Y I I I .
m o s , así como solo aquel puede recibir quiera enfermedad cuando se agrava ó
el bautismo que puede ser partícipe de aumenta puede producir la muerte. Por
la ablución corporal, mas no el niño exis- esta razón, si se considera el género de
tente en el vientre de la madre ( 1 ) . enfermedades, se puede conferir la Estre-
A l 2° que también el bautismo no se mauncion en toda especie de enfermedad:
administra, sino á los que entran en este y por esto el Apóstol no determina nin-
mundo y pueden recibir la ablución cor- guna. Pero si se considera el modo y es-
poral. Y por tanto este sacramento no tado de la enfermedad, no siempre debe
conviene sino á los que pueden ser cura- administrarse este sacramento á los en-
dos corporalmente (2). fermos.
A l 2.° que la medicina corporal tiene
A E T Í C ü L O I I . — • Este sacramento debe por efecto principal la curación corporal,
administrarse e n cualquiera enfermedad? de la que todos los enfermos necesitan
en cualquier estado. Mas este sacramento
l.° Parece que este sacramento debe tiene por efecto principal aquella incolu-
administrarse en cualquiera enfermedad: midad , que es necesaria á los que salen
porque Santiago hablando de este sacra- de esta vida y se dirigen hacia la gloria;
mento ( J a c . 5 ) , no determina enferme- por lo tanto no h a y paridad.
dad alguna. L u e g o debe ser conferido en
todas las enfermedades. A R T Í C U L O I I I . — ¿ D e b e administrar-
2.° Cuanto el remedio es más digno, s e e s t e sacramento á los furiosos y á los ena-
tanto más general debe ser. Pero este sa- jenados?
cramento es más digno que la medicina
corporal. L u e g o como la medicina cor- 1.° Parece que debe conferirse este sa-
poral se da á todos los enfermos parece cramento á los furiosos y dementes; por-
también que este sacramento debe con- que tales enfermedades son peligrosísi-
ferírseles igualmente. mas y disponen prontamente á la muerte.
Por el contrario, todos llaman á este E s así que debe ponerse el remedio al
sacramento la Estremauncion. Pero no peligro. L u e g o este sacramento que es
toda enfermedad conduce al estremo de dado para remedio de la debilidad huma-
la vida, puesto que hay ciertas enferme- na debe ser conferido á los tales.
dades que son causa de más largo vivir 2." E l sacramento del bautismo es más
como dice el Filósofo ( L i b . de long. et digno que este. P e r o el bautismo se da á
brevis vita?, C. 1). L u e g o no en todas las los furiosos según se ha dicho ( S e n t . 4,
enfermedades debe darse este sacramento. dist. 4 , c. 3 , a. 1, c. 2 , y P . I I I , C. 68,
Conclusión. Este sacramento no debe a. 12). L u e g o también debe conferírseles
administrarse á los que padecen una en- este sacramento.
fermedad cualquiera, sino á los que su- Por el c o n t r a r i o , no debe darse este
fren una que los pone en peligro de sacramento sino á los que le reconocen:
muerte. y los tales no son los furiosos y dementes.
R e s p o n d e r e m o s , que este sacramento L u e g o no se les debe otorgar.
es el último remedio que la Iglesia puede Conclusión. A los furiosos y dementes,
aplicar, como disponente inmediatamente por lo mismo' que les falta la devoción, ele
p a r a l a gloria. Y por e s t o , únicamente ninguna manera debe conferírseles este
debe administrarse á los enfermos mori- sacramento, á menos que no tengan in-
bundos, puesto que su enfermedad es mor- tervalos lúcidos en los cuales puedan re-
tal y se teme el peligro de muerte ( 3 ) . conocer el sacramento.
Al argumento 1.° diremos, que cual- R e s p o n d e r e m o s , que para percibir el
la vida pasada y que se supone continuar virtualmente en el articulo. Advertiremos, ademas, que aunque los niños no h u -
paso para la eternidad ; pues de otro modo y si la Estrema, biesen hecho su primera comunión, si tienen suficiente edad
unción hubiera de esponerse al peligro de irreverencia por ó malicia para cometer faltas, debe dárseles la Estremauncion,
parte del enfermo, dicho se está que por ese mismo hecho si llega el caso de necesitarse.
Quedaba indigno de recibir el Sacramento.
150 C U E S T I Ó N XXXriI. — A R T Í C U L O S V Y V I .
3.° En el bautismo es sumergido todo nientemente las partes que deben ser un-
el cuerpo. Luego también en este debe gidas ; esto es, que sea ungido el enfer-
ungirse todo. mo en los ojos, en las narices, en las ore-
Por el contrario, está el rito de la jas, labios, manos y pies ; porque el mé-
Iglesia universal según el cual no se unge dico entendido cura la enfermedad en su
con este sacramento al enfermo sino en raíz. Pero del corazón salen los pensa-
determinadas partes del cuerpo. mientos malos que manchan al hombre,
Conclusión. No todo el cuerpo, sino como se dice (Matth. 1 5 , 1 9 ) . Luego de-
solamente aquellas partes del mismo de- biera hacerse la unción en el pecho.
ben ser ungidas, en las cuales reside la 2.° La pureza de la mente no es menos
raíz de la enfermedad espiritual. necesaria á los que salen de este mundo
Responderemos, que este sacramento se que á los que entran en él. Mas los que
administra por modo de curación, y la cu- entran son ungidos por el sacerdote en el
ración corporal no es preciso que se haga vértice con el Crisma para significar la
por la medicina aplicada á todo el cuer- pureza de la mente. Luego también los
po, sino á aquellas partes donde reside la que salen deben ser ungidos por este sa-
raíz de la enfermedad. Y por esto tam- cramento en el vértice.
bién la unción sacramental debe hacerse 3.° Allí debe emplearse el remedio
en aquellas partes únicamente en las cua- donde es mayor la fuerza de la enferme-
les reside la raíz de la enfermedad espi- dad. Pero la enfermedad espiritual tiene
ritual. su asiento, principalmente en los varo-
Al argumento 1.° diremos, que el alma nes, en los ríñones, y en las mujeres en
aunque esté toda en cada parte del cuer- el ombligo, como se dice (Job. 40, 11):
po, en cuanto á la esencia, no sin em- su fuerza está en sus lomos y su virtud
bargo en cuanto á las potencias que son en el ombligo de su vientre, según la es-
las raíces de los actos del pecado. Así es posicion de San Gregorio (Moral. 1. 3 2 ,
preciso que la unción se haga en las c. 11). Luego allí debería hacerse la
partes determinadas del cuerpo, en que unción.
aquellas potencias tienen el ser (esse) 6 4.° Así como se peca por medio de los
residen. pies, así por los otros miembros del cuer-
Al 2° que no siempre se aplica la me- po. Luego así como son ungidos los pies,
dicina donde está la enfermedad, sino así también deberían ser ungidos los otros
más congruentemente donde se halla la miembros del cuerpo.
raíz del mal. Conclusión. Deben ser ungidos los
Al 3.° que el bautismo se hace por cinco sentidos corporales principalmente
modo de ablución; y la ablución corpo- como principios de nuestro conocimiento
ral no purifica la mancha de alguna parte, y de nuestros pecados ; pero en algunos
sino de aquella á que se aplica, por esto por la potencia apetitiva y motora únge-
el bautismo se administra á todo el cuer- seles en los ríñones y en los pies.
po ( 1 ) . Pero respecto de la Estremaun- Responderemos que los principios de
cion se aplica de otra manera por la ra- pecar son en nosotros los mismos que los
zón ya dicha (al responderemos y al 1.° principios de obrar, porque el pecado
y 2.° arg.). consiste en el acto. Mas los principios de
acción en nosotros son tres: 1.° el que di-
A R T Í C U L O VI. — ¿se determinan de rige, esto es, la potencia cognoscitiva;
u n modo conveniente l a s partes q u e deben 2.° el que manda, es decir, la potencia
ser u n g i d a s ? apetitiva; 3.° el que ejecuta, esto es la
fuerza motora. Ademas todo conocimien-
1.° Parece que se determinan inconve- to nuestro tiene su origen en el sentido.
(í) En otro lugar (Parle I'I, cuest. 66, a. 7J tiene probado el formas, era sin embargo más seguro bautizar por inmersión, porque
Santo que ese modo de bautizar por inmersión no es necesario ese era el rito de entonces en la Iglesia latina. Pero por idéntica
para el bautismo ; y en efecto la Iglesia tiene establecido en razón y á partir de los tiempos de Santo Tomás, lo seguro hoy
•el Ritual de San Pío V que lo mismo es válido ese sacramento y lo que debe practicarse es el bautismo por infusión, que
administrado por inmersión, como por infusión ó aspersión. reemplazó, y por causas m u y g r a v e s , al observado hasta el
El Santo Doctor decía en sü tiempo que no obstante ser indi- siglo x í n .
ferentes para la validez del bautismo cualquiera de las tres
CUESTIÓN X X X I I . — A R T Í C U L O S VI Y VII. 151
Y puesto que donde reside en nosotros sobre los cuales se hace la unción, y los
el primer origen del pecado allí debe órganos de la generación, sobre los cua-
aplicarse la medicina, por esto son ungi- les no debe hacerse la unción á causa de
dos los sitios de los cinco sentidos, á sa- la impureza de aquellas partes y la h o -
ber : los ojos por causa de la mirada, las nestidad del sacramento.
orejas por lo oido, las narices por el olor,
la boca por el g u s t o , las manos por el A R T Í C U L O V I I . — i l o s que e s t á n m u -
t a c t o , que reside principalmente en las tilados deben ser ungidos e n aquellas partes
estremidades de los dedos: á algunos en- dichas?
fermos se les unge en los ríñones á causa
de la potencia apetitiva, y en los pies por l.° Parece que no debe ungirse en las
la motora, de la que son principalmente partes dichas á los mutilados: porque así
su instrumento. Y como el primer principio como este sacramento exige determinada
de la operación bumana es cognoscitivo, disposición eu el que le recibe, esto es,
por esto, aquella unción que se bace á que se halle enfermo, también exige una
los cinco sentidos es observada por todos parte determinada. Pero el que no está
como de necesidad del sacramento (1); enfermo no puede ser ungido. L u e g o ni
pero algunos no observan otras, ciertos aquel que carece de la parte en que debe
observan la que se bace en los pies y no hacerse la unción.
la que se bace en los ríñones ; porque la 2.° E l que es ciego de nacimiento no
potencia apetitiva y motora son princi- delinque por medio de la mirada. Y
pios secundarios. en la unción que se hace en los ojos se
A l argumento 1.° diremos que el pen- menciona la falta cometida por la vista.
samiento no sale del corazón, sino por L u e g o no debe hacerse tal unción al
alguna imaginación, que es un movi- ciego de nacimiento, y así de los otros.
miento producido por el sentido , como se • Por el contrario, el defecto del cuerpo
dice ( D e anima, 1. 2, text. 160). Y por esto no impide algún otro sacramento. L u e g o
el corazón no es la primera raíz del pen- ni debe impedir este. Ahora bien, todas
samiento sino los órganos de los sentidos, las unciones son necesarias para la vali-
si bien el corazón es principio de todo el dez de este sacramento. L u e g o deben ha-
cuerpo. Pero este principio es la raíz re- ceise todas á los mutilados.
mota. Conclusión. Los mutilados deben ser
A l 2.° que los que entran en el mundo ungidos en las partes más próximas a
deben adquirir la pureza de la mente, agüellas en que deberían serlo.
pero los que salen deben purificarla. Y , R e s p o n d e r e m o s , que aun los mutila-
por t a n t o , estos deben ser ungidos en dos deben ser ungidos lo más próximo po-
aquellas partes donde sucede que se man- sible á aquellas partes en que se debiera
cha la pureza de la mente. hacer la unción; porque aunque carez-
A l 3.° que según la costumbre de al- can de los miembros, tienen, sin embar-
gunas Iglesias se ungen los ríñones por- g o , las potencias del alma, que son de-
que en ellos reside, sobre todo, el ape- bidas á aquellos miembros, ó al menos
tito concupiscible ( 2 ) ; pero la potencia las tienen en su raíz, y pueden pecar in-
apetitiva no es la primera raíz según lo teriormente por lo que correspoude á es-
dicho. tas partes, aunque no esteriormente.
A l 4.° que los órganos del cuerpo, por Con lo dicho quedan contestados los
los cuales se ejercen los actos del peca- argumentos propuestos.
do, son los pies, las manos y la lengua,
fl) Sobre eslo hay distinto modo de pensar entre los teólo- teólogos. (Véase á San Alfonso, Hb. vi, n. 710).
gos. Unos hay que para la validez solo admiten una sola u n - l2) La unción en los ríñones, según manda el Ritual, no se
ción, espresando al propio tiempo los nombres de los demás practica con las mujeres, en gracia de la honestidad ; y aun
sentidos, en unión de aquel en el que la cilada unción se v e - con los hombres no se debe hacer cuando sea difícil mover al
rifica. Pero la sentencia más probable y seguida es la de nues- enfermo, ó sea persona pudibunda ; y como sea difícil hacer
tro Santo Doctor, á quien siguen San Buenaventura y San estas distinciones á última hora, la práctica viene sancionando
Alfonso, con Suarez, Soto, Belarmino y Valencia, entre otros la omisión para los dos sexos de esa unción sagrada.
CUESTIÓN .XXXIII.
CUESTIÓN XXXIV.
Sobre la p r i m e r a estudiaremos cinco p u n t o s : 1.° Debe haber un orden en la Iglesia? 2.° Se define
convenientemente? 3.° Es sacramento? 4." Se espresa convenientemente su forma? 5.° Este sacra-
mento tiene materia?
quo spiritualis potestas, etc. ( 1 ) , potes- dera de dos modos ; pues á veces significa
tad espiritual (2). la relación misma, y reside tanto en el
A l argumento 1.° diremos que en esta inferior como en el superior, según nota
definición la palabra sello ( signaculum) la objeción ; de este modo no se consi-
no se porje por el carácter inferior sino dera aquí. Otras se toma por el grado
por lo que se hace esteriormente que es mismo, que hace que el orden se entienda
el signo y causa de la potestad interior; del primer m o d o ; y puesto que la razón
y en este sentido también se toma la pa- del orden, según que es relación, se ha-
labra carácter en aquella definición. Sin lla allí donde una cosa es superior á otra,
embargo, si se tomase por el carácter sigúese que este grado eminente se de-
interior, esto no repugnaría ; puesto que nomina por la potestad espiritual, orden.
la división del sacramento en aquellas
tres cosas no es como en sus partes inte- ARTÍCULO I I I . — El orden e s sacra-
grantes propiamente hablando; porque mento (3)?
aquello que es únicamente la cosa, no es
de esencia del sacramento ; lo que es 1.° Parece que el orden n o . e s sacra-
también solamente sacramento pasa; y se ¿ mento ; porque sacramento, como dice
dice que el sacramento y la cosa quedan. H u g o de San Víctor ( D e sacram. 1. 1,
Resulta, pues, que el mismo carácter in- p. 9, c. 2 ) , « es un elemento material » :
terior es esencial y principalmente el sa- y el orden no designa cosa alguna de este
cramento mismo del orden. género, sino más bien relación ó potes-
A l 2.° que aunque en el bautismo se tad, dado que el orden es parte de la
confiera alguna potestad espiritual para potestad según San Isidoro. L u e g o no es
recibir los otros sacramentos, por cuya sacramento.
razón imprime carácter ; sin embargo, no 2.° L o s sacramentos no pertenecen á
está en esto su efecto principal, sino en la Iglesia triunfante. P e r o allí hay orden
la ablución interior por la cual se haría como se ve en los ángeles. L u e g o el or-
el bautismo, aunque no existiera la causa den no es sacramento.
anterior. P e r o el orden importa princi- 3.° A s í como la prelacion espiritual,
palmente la potestad. Y por esto el ca- que es el orden, se da con cierta consa-
rácter que es la potestad espiritual, tiene gración, así la prelacion secular ; puesto
cabida en la definición del orden, mas no que también los reyes son ungidos según
en la del bautismo. se ha dicho (C. 19, a. 3 al 2.°). Pero la
A l 3.° que en el bautismo se da cierta potestad regia no es sacramento. L u e g o
potencia espiritual para recibir, y por ni el orden de que aquí hablamos.
consiguiente en cierto modo pasiva. Mas Por el contrario, por todos se enu-
la potestad propiamente designa la po- mera el orden entre los siete sacramentos
tencia activa con alguna preeminencia de la Iglesia.
A s í que esta definición no compete al Ademas : « por lo que una cosa es tal,
bautismo. »es también m á s » . E s así que por el or-
A l 4.° que la palabra orden se consi- den se hace al hombre dispensador de los
(1J La palabra sello es el género próximo ; y las otras potes- este sacramento ; porque si bien á los vvaldenses, vviclefitas y
tad espiritual indican la última diferencia. husitas se les acusa de haber incurrido en igual error, Bos-
(2) San Alfonso adopta la misma definición de nuestro A n - suet, sin embargo, les vindica de esa acusación en su Historia
gélico Doctor y solo se permite añadir, con el común de los de las variaciones protestantes. A n t e s , pues, que Lulero, ni en
teólogos, las siguientes palabras : in ordine ad Eucharlstiam, la Iglesia griega ni en la latina, como perfectamente d e m u e s -
«en orden á la Eucaristía ». Porque en efecto, añade el mismo tran Morino y otros teólogos, nadie se había atrevido á minar
San Ligorio, lodos los otros ministerios desempeñados por los por el cimiento la santidad del sacerdocio, rebajándole á la
ordenandos tienen por objeto preparar á los fieles á la recep- categoría de un oficio asalariado, y á una mera ceremonia e l
ción del Sacramedto de la Eucaristía (lib. vi, n. 735J. acto en virtud del cual se confiere ese ministerio. Por eso el
(3) Es de fe la doctrina que el Santo Doctor consigna en ilustre conde de Maislre, hablando del pastor protestante
este artículo, definida primero en el Florentino y después (porque es de notar, dice el mismo escritor, que la Reforma
principalmente en el Santo Concilio de Trento, sesión 23, no puede permitir la voz sacerdote), dice que es : un hombre
canon 3.°, cuyas palabras textuales reproducimos. Si qnis di- vestido de negro que sube todos ios domingos al pulpito para hablar
xerit Ordinalionem non esse veré et propiè sacramenlum ñ Christo de cosas razonables. (Del Papa, Hb. m , cap. 3.° párrafo 2.°J.
Domino instUultwi, vel esse figmenlum quoddam humanum, excogi- Añadiremos, sin embargo, que hoy los mismos protestantes
latum à viris rerum ecclesiastlcurum imperills, aiti esse tantum empiezan á admitir el sacramento del Orden, según se Infiere
rllum quemdam eligendi ministros vet bi Dei et sacrameniorum, ana- de las confesiones de muchos de ellos, recogidas por Eslinger
thema sìt. Lutero fue el primero que impugnó la existencia de en su Apología de la religión católica.
158 C U E S T I Ó N X X X I V . — A R T Í C U L O S III Y IV.
piritual , no se hace en los ángeles por á la recompensa eterna. Pero en las for-
algunos signos sensibles, como sucede en mas de los otros sacramentos no se hace
los hombres : y por esto la potestad es- mención de la recompensa. Luego ni en
piritual que es el orden, no se da á los este debería hacerse tal mención como
ángeles con algunos signos visibles como se hace cuando se dice habiturus par-
á los hombres. Y por t a n t o , el orden es tem , si Jideliter, etc.
sacramento en los nombres, más no en los Conclusión. Como por la forma de que
ángeles. la Iglesia se sirve para conferir este sa-
A l 3.° que no toda bendición ó con- cramento , se signifique tanto el uso del
sagración conferida á los hombres es sa- orden, como la transmisión de la potes-
cramento ; puesto que se bendice á los tad, resulta que esa forma es conve-
monjes y á los a b a d e s , y sin embargo, niente.
aquellas bendiciones no son sacramentos, Responderemos que este sacramento
así como ni la unción real ; porque por consiste principalmente en la potestad
tales bendiciones no son ordenados al- trasmitida. Ahora bien, el poder es tras-
gunos para la dispensación de los divinos mitido por el poder, como lo semejante
sacramentos, como por las bendiciones por lo semejante ; y ademas, la potestad
del orden. Por lo t a n t o , no hay paridad. se da á conocer por el u s o , puesto que
las potencias se revelan por los actos. Y
A R T Í C U L O I V ' . — Se e s p r e s a conve- por tanto en la forma del orden se espresa
n i e n t e m e n t e la forma de e s t e sacramento ? el uso del orden por el acto que se man-
da ; y se espresa la transmisión de la ¡Po-
1.° Parece que se espresa inconvenien- testad por modo imperativo (1).
temente la forma de este sacramento, Al argumento 1.° diremos, que los
por el Maestro de las Sentencias (Sent. otros sacramentos no se ordenan princi-
4 , dist. 2 4 ) , porque los sacramentos tie- palmente á los efectos semejantes á la
nen su eficacia de la forma. Y la eficacia potestad por la que se dispensan los sa-
(1) E l Santo Doctor, como todos los teólogos escolásticos ma del Orden consisten en la imposición de las manos y ora-
a n t i g u o s , defiende, como se v e , la doctrina de Pedro Lom- ción que la acompaña. Sin embargo, como en la administra-
bardo, que hacía constituir la materia y forma del orden en la ción de los Sacramentos debe estarse por lo s e g u r o , de ahí la
entrega de los instrumentos y en las palabras que en ese acto necesidad de que los ordenandos toquen también los instru-
pronuncia el obispo. Pero después, examinada mejoría cues- mentos y consiguientemente que en la práctica prevalezca la
tión y en presencia de muchos datos que los antiguos ignora- sentencia de Santo Tomás
ban, se ha hecho común la sentencia de que la materia y for-
CUESTIÓN XXXIV. — ARTÍCULOS IV Y V. 157
cramentos mismos como el orden. Y por mentó que tiene materia, la virtud que
esto en este sacramento hay como cierta obra en el sacramento está en la mate-
comunicación unívoca. L u e g o en. los otros ria. Pero en las cosas materiales que se
sacramentos se espresa algo que se refie- emplean en el sacramento del orden,
re á la virtud divina, á la que se asimila como las llaves, candelabros y semejan-
el efecto del sacramento; mas no en este t e s , no parece que haya virtud alguna
sacramento. de santificar. L u e g o no tiene materia.
A l 2.° que se confiere el orden más 2.° E n este sacramento se confiere la
bien que los otros sacramentos bajo un plenitud de la gracia septiforme, s e g ú n
modo imperativo por una causa especial. se dice ( S e n t . 4 , dist. 2 4 ) , como en la
Porque aunque en el Obispo, que es el confirmación. Pero la materia de la con-
ministro de este sacramento no haya au- firmación preexige la santificación. L u e -
toridad por relación á la colación del g o como las cosas que parecen ser mate-
mismo, tiene, sin embargo, alguna potes- riales en el sacramento no son presantifi-
tad respecto á la potestad del orden, que cadas, parece que no son materia de este
se confiere por él mismo, en cuanto esta sacramento.
potestad se deriva de la del mismo. 3.° E n cualquier sacramento que tie-
A l 3.° que el uso de la potestad es ne materia, se requiere el contacto de la
efecto de la potestad en el genero de materia, con el que le recibe. P e r o como
causa eficiente, y así no tiene cabida en se dice por algunos, el contacto de las
la definición del orden; pero es causa cosas dichas con el que recibe el sacra-
de cierta manera en el género de causa mento no es de necesidad del mismo, sino
final; y por esto según esta razón puede solamente que le sean transmitidas. L u e -
entrar en la definición del orden. g o las cosas antedichas no son materia
A l 4.° que este sacramento no es como de este sacramento.
los otros ; porque por este sacramento Por el c o n t r a r i o , todo sacramento
se confiere un oficio ó la potestad de ha- consiste en las cosas y en las palabras.
cer algo ; y así se hace mención de un Pero las cosas en todo sacramento son la
modo conveniente de la recompensa que materia del mismo. L u e g o también las
se debe adquirir, si se cumple fielmente; cosas que se emplean en el orden son
pero en los otros no se confiere semejante materia de este sacramento.
oficio, ó tal potestad para hacer, y por A d e m a s : se requiere más para dispen-
esto no se hace mención en ellos de re- sar los sacramentos que para recibirlos.
compensa alguna. E l que recibe los de- Pero el bautismo en el que se da la po-
mas sacramentos se refiere á ellos de testad para recibir los sacramentos, nece-
cierto modo pasivo puesto que los recibe sita materia. L u e g o también el orden en
para el perfeccionamiento de su propio el cual se confiere la potestad para dis-
estado solamente; pero el que recibe pensarlos.
este sacramento se refiere á él de una Conclusión. Este sacramento, como
manera por decirlo así activa, puesto todos los otros, necesita tener una ma-
que le recibe para ejercer en la Iglesia teria especial.
las funciones jerárquicas. Por consi- R e s p o n d e r e m o s , que la materia que
guiente, aunque los otros sacramentos se se emplea esteriormente en los sacramen-
ordepen á la salud por lo mismo que con- tos significa, que la virtud que obra en
fieren la gracia, sin embargo, no se or- ellos viene por completo de afuera. L u e g o
denan propiamente á la remuneración como el efecto propio de este sacramen-
como este sacramento. to , esto es el carácter, no se adquiere
por alguna operación del mismo que á él
ARTÍCULO V . — Tiene materia este sa- se acerca, como sucedía en la penitencia,
cramento? (1) sino que viene por completo de afuera,
le compete tener materia, aunque de di-
1.° Parece que este sacramento no verso modo que los demás sacramentos
tiene materia; porque en todo sacra- que la tienen ; porque lo que se confiere
en los otros sacramentos se deriva única-
(I) Téngase presente la advertencia anterior para la inteli-
gencia de este artículo. mente de D i o s , no del ministro que dis-
158 CUESTÍON XXXIV. — ARTÍCULO V.
CUESTIÓN XXXY.
Efecto de este sacramenta.
1.° En el sacramento del orden se confiere la gracia santificante? 2.° Imprime carácter en cuanto
á todos los órdenes? 3.° El carácter del orden presupone necesariamente el carácter bautismal?
4.° Presupone necesariamente el de la confirmación ? 5.° El carácter de un orden presupone necesa-
sariamente el carácter de otro orden ?
ten sin la gracia santificante son dados orden, son constituidos en el grado del or-
en el orden. den sobre el pueblo, así también le sean
A d e m a s , el orden es sacramento de la superiores por el mérito de la santidad.
nueva ley ; y en la definición de tal sacra- Hé aquí por qué se preexige la gracia que
mento se dice, para que exista la causa baste para que sean enumerados digna-
de la gracia. L u e g o produce la gracia en mente entre el pueblo de Cristo ; pero en
el que le recibe. la recepción misma del orden se confiere
Conclusión. En el sacramento del Or- un don de gracia más abundante por el
den, por el cual el hombre es ordenado que se hacen idóneos para cosas mayor es.
para la dispensación de los otros sacra-
mentos, se confiere la gracia santificante. ARTÍCULO I I . — ¿ E U ci s a c r a m e n t o
R e s p o n d e r e m o s , que las obras de del orden s e Imprime carácter e n c u a n t o á
Dios son perfectas, como se dice ( D e u t . todos los órdenes ?
3 2 , 4 ) . A s í , pues, á quien se le da por
Dios algún poder, recibe también con 1.° Parece que en el sacramento del
este lo que es necesario para ponerle eu orden no se imprime carácter en cuanto á
ejecución de un modo conveniente. Y todos los órdenes, porque el carácter del
esto se ve también en las cosas naturales, orden es cierta potestad espiritual. P e r o
porque á los animales se les da los miem- algunos órdenes no se ordenan sino á cier-
bros , para que por ellos puedan cumplir tos actos corporales, como el orden de los
sus funciones las potencias del alma, á ostiarios y acólitos. L u e g o en estos no se
menos que no baya algún defecto por imprime carácter.
parte de la materia. Mas así como es 2.° Todo carácter es indeleble. L u e g o
necesaria la gracia santificante, para que por el carácter se coloca el hombre en
el hombre reciba dignamente los sacra- tal estado del que no puede retroceder.
mentos, así también para que los dis- P e r o aquellos que tienen algunos órdenes
pense dignamente. Y por t a n t o , así como pueden volver lícitamente al estado se-
en el bautismo, por el que se hace el glar. L u e g o no se imprime carácter en
hombre apto para recibir los otros sacra- todos los órdenes.
mentos, es dada la gracia santificante, 3.° Por medio del carácter es adscripto
así en el sacramento del Orden, por el el hombre, para dar ó recibir algo sagra-
cuales ordenado el hombre para la dis- do. Pero para la recepción de los sacra-
pensación de los otros sacramentos. mentos es ordenado suficientemente el
A l argumento 1.° diremos, que el or- hombre por el carácter bautismal; mas
den se d a , no para remedio de una sola no se constituye dispensador de los sacra-
persona, sino de toda la Iglesia. D e con- mentos , sino en el orden sacerdotal.
siguiente, lo que se dice que es dado con- L u e g o en los otros órdenes no se imprime
tra la ignorancia, no debe entenderse, de carácter.
modo que por la recepción del orden se Por el contrario, todo sacramento en
destruya la ignorancia en el que lo reci- que no se imprime carácter, es reitera-
be ; sino que recibiendo el orden, queda ble. P e r o ningún orden lo es. L u e g o en
encargado de disipar la ignorancia en la cualquier orden se imprime carácter.
plebe. A d e m a s , el carácter es el signo distin-
A l 2.° que anque los dones de la gracia t i v o , y en cualquier orden hay una dis-
santificante sean comunes para todos los tinción. L u e g o cualquier orden imprime
miembros de la I g l e s i a , sin embargo, de carácter.
aquellos dones, según que se considera la Conclusion. Constituyéndose uno, por
distinción en los miembros de la Iglesia, cualquiera de los órdenes, sobre el pueblo
no puede ser alguno idóneo receptor, si en algún grado de potestad ordenado á
no le asiste la caridad ; la cual no puede la dispensación de los sacramentos, re-
existir sin la gracia santificante. sulta que en cada uno de los órdenes se
A l 3.° que para la idónea ejecución de imprime carácter.
los órdenes no basta cualesquiera bondad, R e s p o n d e r e m o s , que acerca de esto
sino que se requiere la bondad escelente : hubo tres opiniones, pues unos dijeron
para que, así como aquellos que reciben el que solo se imprime carácter en el orden
160 C U E S T I Ó N X X X V . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
sacerdotal; mas esto no es verdadero, 2.° Puede suceder que alguno que no
puesto que nadie puede ejercer licita- esté bautizado juzgue probablemente que
mente los actos del diácono, sino el diá- lo está. Si pues este tal se acerca á las
cono : y de este modo resulta que tiene órdenes, no obtendrá el carácter de or-
alguna potestad espiritual, en la dispen- den, si este presupone el bautismal : y
sación de los sacramentos que los otros por tanto las cosas que haga en la con-
no tienen. P o r este motivo otros dijeron sagración ó en la absolución, serán nulas
que en los órdenes sagrados se imprime y la Iglesia será engañada en e s t o , lo
carácter, mas no en los menores; pero este cual repugna.
parecer nada vale, porque por cualquier Por el contrario, el bautismo es la
orden es constituido alguno sobre el pue- puerta de los sacramentos. L u e g o siendo
blo en algún grado de potestad ordenada el orden un sacramento presupone el
á la dispensación de los sacramentos. De bautismo.
consiguiente, como el carácter es signo Conclusion. El carácter del orden
distintivo de los otros, es preciso que en presupone el carácter bautismal.
todos los órdenes se imprima carácter; R e s p o n d e r e m o s , que nada puede reci-
lo cual se prueba también, porque per- bir alguno sino tiene potencia receptiva
manecen perfectamente y jamas se reite- para ello. P o r el carácter bautismal se
ran. Y esta es la tercera opinión que es hace el hombre apto para recibir los otros
la más común (1). sacramentos. D e consiguiente el que no
A l argumento 1.° diremos, que cual- tiene el carácter bautismal, no puede re-
quier orden, ó tiene acto acerca del sa- cibir otro sacramento, y así el carácter
cramento mismo ó se ordena á su dis- de orden presupone el bautismal.
pensación, como los ostiarios tienen el A l argumento 1.° diremos que en el
encargo de admitir á los hombres á la que tiene por sí potencia activa, esta no
inspección de los divinos sacramentos, y presupone la pasiva ; pero en el que tie-
así de otros ; y por esto se requiere en ne la potencia activa de otro, se preexi-
todos la potestad espiritual. g e para la potencia activa la pasiva, que
A l 2.° que aunque el hombre vuelva al pueda recibir la potencia activa.
estado seglar, siempre queda en él el ca- A l 2.° que el tal si es promovido al
rácter, lo cual es notorio, porque si vol- sacerdocio, no es sacerdote ; ni puede
viese al estado eclesiástico, no recibe de consagrar, ni absolver en el tribunal de
nuevo el orden q u e tenía. la penitencia. P o r consiguiente según los
A l argumento 3.° como al 1,° cánones debe ser bautizado y ordenarse
de n u e v o , como se dice ( E x t r a D e pres-
A R T Í C U L O I I I . — E I carácter del or- bytero non baptizato cap. si quis y cap.
den presupone el carácter bautismal? Veniens). Y también si es promovido al
Episcopado, aquellos á quienes ordena,
l.° Parece que el carácter del orden no reciben el orden. M a s puede creerse
no presupone el bautismal; porque por piadosamente, que en cuanto á los últi-
el carácter del orden se hace el hombre mos efectos de los sacramentos el supre-
dispensador de los sacramentos; y por mo sacerdote supliría esta falta ; y que
el bautismal apto para recibirlos. P e r o no permitiría que esto quedase así ocul-
la potestad activa no presupone por ne- t o , de modo que pudiera ser un peligro
cesidad la pasiva, puesto que puede exis- inminente para la Iglesia.
tir sin ella como es notorio en D i o s .
L u e g o el carácter del orden no presupo-
ne necesariamente el bautismal.
( i ) Esta cuestión que el Angélico v e n t i l a , es diferente do hasta cuatro opiniones diversas en que los teólogos se dividen
lo que pertenece á la fe contra los secuaces del protestantismo. respecto al punto de si la dignidad sacramental existe en cada
VA Orden imprime carácter y esto es de f e , s e g ú n , entre otros uno de los siete grados, ó si solo existe en uno ó algunos ;
cánones, consta del -1.° de ta sesión 23 reproducido en la adoptando este Santo Doctor la opinión de Tournely que solo
nota 268 del artículo anterior. Pero que el carácter se imprima considera sacramento el presbiterado y diaconado, contra el
en cada uno de los órdenes, es cuestión doméstica, digámoslo parecer de Santo Tomás que reconoce igual dignidad en lodos
asi, porque la Iglesia nada h a dicho sobre el particular y los los siete órdenes.
pareceres de los teólogos son distintos. San Alfonso pone
C U E S T I Ó N X X X V . — A R T Í C U L O S IV Y V . 16]
la otra en el mismo sujeto. Y por esto en cion de la potencia al acto más conviene
la primitiva Iglesia algunos eran ordena- el bautismo con el orden> que el orden
dos de presbíteros sin baber recibido an- con el orden; puesto que por el bautismo
tes los órdenes inferiores : y sin embargo, adquiere el bombre la patencia pasiva
podían todo lo que pueden los órdenes para recibir los órdenes ; mas por el or-
inferiores, porque la potestad inferior, den inferior no se da la potencia pasiva
está comprendida virtualmente en la su- para recibir los órdenes mayores.
perior, como el sentido en el entendi- Al 2.° que los órdenes no son grados
miento, y el ducado en el reino. Pero que concurren á una sola acción ó á un
después se ha determinado por cons- solo movimiento de modo que sea pre-
titución de la Iglesia , que no entre en ciso pasar por el primero para llegar al
los órdenes mayores, el que no se haya último; sino que son como grados cons-
sometido con humildad á los oficios me- tituidos en diversas cosas, como bay un
nores. De aquí resulta que los que son grado entre el bombre y el ángel. Mas
ordenados per saltum, no son ordenados no es preciso que aquel que es ángel,
de nuevo según los cánones (ibid.), sino baya sido antes hombre. Asimismo son
que se les confiere lo que babía sido omi- grados entre la cabeza y todos los miem-
tido de-los órdenes precedentes (1). bros del cuerpo; y no es preciso que
Al argumento 1.° diremos que más aquello que es cabeza baya sido primero
convienen los órdenes entre sí según la pié, é igualmente podemos decir en
semejanza de la especie, que el orden nuestra tesis.
con el bautismo : pero según la propor-
(1) La Iglesia, desde los más remotos tiempos, tiene orde- mismo consignó el concilio 1.° de Braga en su canon 39. Es
nado lo que el Santo Doctor consigna en este artículo. La verdad que en las decretales de Siricio, Inocencio I y Zósimo
primera disposición que tenemos es la dada en el Concilio de vemos que algunas veces se omitieron los órdenes menores
Sárdica, celebrado en 347, y cuyo concilio se considera como para ascenderá los mayores ; pero esos Pontífices reclamaron
un apéndice del concilio 7 de Nicea. Pues bien, en este conci- contra los abusos, como lo hizo más tarde Inocencio l l l en el
lio, á propuesta de nuestro grande Osio, obispo de Córdoba y rescripto al obispo de Bolonia, á que se refiere en el testo
presidente de la Asamblea, se estableció en el canon 10 que : Santo Tomás ; siendo digno de notarse que este último gran
Si quis dioes vel ex foro scholasticus episcopus fieri dignus liabealur, Papa s u j e t a á penitencia al Sacerdote q u e , por ignorancia,
non prius consíiíuatur, quam lectoris et diaconi, et presbyteri mi- sube al presbiterado sin haberse antes ordenado de diácono.
nisterium peregerit, et in unoquoque gradu si dignus cxistimatus Esta disciplina quedó por fin confirmada.en el Tridentino en
fuerit, ad episcopatum per progressionem possit ascenderé. Lo la sesión 23, capítulo 17.
CUESTIÓN XXXYI.
1." Se requiere u n a b u e n a vida en los que reciben este sacramento ? —2.° Se requiere l a ciencia de
toda la s a g r a d a Escritura ? — 3." Por el mérito mismo de la vida consigue alguno los grados del or-
den ? — 4 . ° El que promueve á l o s órdenes á los Indignos, peca? — 5 . " El que está en pecado puede
usar del orden recibido sin pecado ?
dad del sacramento. Luego si es orde- los que son elevados á los órdenes, á
nado el malo, tiene, sin embargo, el or- quienes se dirigen estas palabras, deben
den, pero con pecado (1). poseer esta ciencia.
Al argumento 1.° diremos, que así co- 3.° Nadielee convenientemente, lo que
mo son verdaderos los sacramentos que no entiende; porque « leer y no entender
dispensa el pecador, así es verdadero el » es no saber leer», como dice Catón
sacramento del orden que recibe; y así (in Rudiment.). Pero al lector, que es
como indignamente dispensa, así también por decirlo así el último orden, pertenece
indignamente recibe. leer el antiguo Testamento, como se ve
Al 2.° que aquel ministerio consistía (Sent. 4 , dist. 24). Luego le correspon-
todo en los actos de sumisión corporal, de conocer el sentido del antiguo testa-
que los pecadores pueden también hacer mento ; y con -mayor razón á los de los
lícitamente. Mas no es lo mismo respecto órdenes superiores.
del ministerio espiritual al cual se apli- Por el contrario, hay muchos que son
can los que son ordenados. Porque por promovidos al sacerdocio que apenas sa-
este ministerio se constituyen en media- ben nada de estas cosas, aun en muchas
dores entre Dios y el pueblo, y por eso regiones. Luego parece que no se requie-
deben brillar por la pureza de la concien- ra tal ciencia.
cia respecto á Dios, y por su buena fama Ademas : se lee en las vidas de los Pa-
ante los hombres. dres que algunos sencillos monjes promo-
Al 3.° que hay algunas medicinas que vidos al sacerdocio eran de una vida muy
exigen una fuerza de naturaleza, porque santa. Luego no se requiere la predicha
de otra manera no se las tomarían sin ciencia en los ordenandos.
peligro de muerte ; y hay otras que pue- Conclusión. Para que el hombre ejer-
den darse á los débiles. Así también en za el oficio del orden, es menester que
las cosas espirituales ciertos sacramentos tenga tanta ciencia cuanta baste para ser
son ordenados para remedio del pecado, dirigido en el acto de aquel orden.
y tales deben conferirse á los pecadores, Responderemos, que en todo acto del
como el bautismo y la penitencia ; y otros hombre, si debe ser ordenado, es pre-
que confieren la perfección de la gracia y ciso que sea dirigido por la razón. Por lo
requieren que el hombre haya sido con- tanto,para que el hombre ejerza el oficio
fortado por ella. del orden, es menester que tenga tanta
ciencia, cuanta baste para ser dirigido
ARTÍCULO II.—se requiero l a cien- en el acto de aquel orden. Y por eso se
c i a do toda l a Escritura s a g r a d a ? requiere tal ciencia en el que debe ser
promovido á los órdenes, y no que sea
l.° Parece que se requiere la ciencia instruido en toda la Sagrada Escritura;
de toda la Sagrada Escritura ; porque sino más ó menos según que su cargo se
todo aquel de cuya boca debe buscarse estiende á muchas ó pocas cosas ; es de -
el conocimiento de la ley, debe tener la cir, que aquellos que son propuestos pa-
ciencia de la ley. Pero los seglares bus- ra la cura de almas de los otros, sepan
can la ley de la boca del sacerdote, como las cosas que pertenecen á la fe y á las
consta (Malach. 2). Luego este debe po- costumbres; y los otros sepan las que
seer la ciencia de toda la ley. conciernen á la ciencia de su orden.
2.° Ademas, dice San Pedro (i.'Pet. Al argumento 1.° diremos, que el sa-
3 , 1 5 ) : aparejaos siempre para respon- cerdote tiene dos actos: uno principal,
der á todo el que os demandare razón de sobre el verdadero cuerpo de Cristo, y
aquella esperanza que hay en vosotros. otro secundario sobre el cuerpo místico
Ahora bien, pertenece á los que tienen de Cristo. El segundo acto depende del
un conocimiento perfecto de las Escritu- primero, y no al contrario. Y por esto,
ras dar razón de las cosas pertenecientes algunos son promovidos al sacerdocio, á
á la fe y la esperanza. Por consiguiente, quienes se les confía solo el acto primero,
(1) No se infiera de lo dicho aquí por el Angélico que la la doctrina general de la Escritura y Tradición , impone á los
bondad de vida sea necesaria únicamente para la ordenación, ordenados la obligación de vivir s a n t a m e n t e , pues para eso
no : el Santo en otra parte (a. i." ad 3.°) en consonancia con in sortem Domini sunt vocati.
CUESTIÓN XXXVI. — ARTÍCULOS II Y I I I . 165
(1) Negativamente contesta el Santo. Los valdenses, husi- Melquisedech. Y ñ Jesucristo no se glorifica hasta hacerlo su Padre
tas y luteranos h a n sido los sostenedores de la doctrina por El, ¿ cómo puede ser que un hombre cualquiera desempeñe fun-
opuesta ; llegando el delirio de los primeros hasta el punto de ciones sacerdotales , no habiendo recibido esa dignidad del superior
afirmar que los de su secta, fuesen hombres 6 mujeres, podían y se permita hacer loque solo es licito a los sacerdotes 1 Por ventura,
consagrar y oir confesiones. Para que se vea la doctrina ca- ¿ los Coritas no fueron abrasados, aunque eran. de la tribu de Levl
tólica sobre este punto, transcribiremos lo dicho por San Cle- por haber insultado á Moisés y á Aaron, tratando de hacer lo que á
mente I en el libro u , cap. 31 de las Constituciones Apostó- ellos no incumbía ? Y Datan y Abiron fueron sepultados vivos, y la
licas. Cualquier lego que, sin un sacerdote, se permite hacer algo, vara, habiendo florecido, comprimió la necedad de muchos é indicó
lo hace en vano; y asi como el rey Ozias, no siendo sacerdote, pero el Pontífice designado por Dios. La cita es larga pero conclu-
usurpó las atribuciones sacerdotales, fue cubierto de lepra por su y e n t e . En estas palabras no solo vemos la Tradición de la
iniquidad; del propio modo cualquier lego no se escapará del su-
Iglesia, sino ademas las razones teológicas en q u e se funda l a
plicio, si se arroga el honor de los sacerdotes, no imitando á Jesu-
doctrina católica sobre este particular.
cristo, quien no se glorificó haciéndose sacerdote, sino que esperó á (2) Según lo espuesto en toda la cuestión 62 de la Parte III
oir del Padre : Tú eres sacerdote eterno, según el orden de y en la 64, a. 1 .
166 CUESTIÓN XXXVI. — ARTÍCULOS III Y IV.
sóstomó (1) toma el nombre de sacerdo- no de las cosas temporales, ya por su po-
te en cuanto á la razón de interpretación, der secular, ya por su habilidad natural.
según que el nombre sacerdos, es lo mis- L u e g o parece que los tales podrían ser
mo que sacra dans (el que da las cosas promovidos á los órdenes sin pecado.
sagradas): pues así cualquier j u s t o , en 3.° Cada uno está obligado á evitar el
cuanto da á alguno como auxilio los sa- pecado, en cuanto puede. S i , pues el
cramentos, recibe el nombre de sacerdo- obispo peca promoviendo á los indignos,
te : mas aquí no hablamos según la sig- debe poner gran cuidado para saber, si
nificación del nombre; porque este nombre aquellos que se presentan á los órdenes,
sacerdos ha sido instituido para signifi- son dignos, inquiriendo diligentemente
car el que da las cosas sagradas en la sus costumbres y ciencia lo cual no pa-
dispensación de los sacramentos. rece observarse en todas partes.
A l 2.° que las cosas naturales son ele- Por el contrario, peor cosa es promo-
vadas en grado sobre otras, según que ver á los malos á los ministerios sagra-
pueden obrar en ellas por su forma : y así dos, que corregir á los ya promovidos.
por lo mismo que tienen una forma más P e r o H e l i pecó mortalmente, por no
noble, son constituidas en más alto gra- corregir la malicia de sus hijos : por lo
do. P e r o los ministros de la Iglesia no son cual, cayendo de espaldas, murió, como
puestos á la cabeza de otros, para que les se dice ( i E e g . 4 ) . L u e g o no se libra de
dé algo en virtud de su propia santidad pecado el que promueve á los indignos.
(porque esto es propio de solo D i o s ) , sino Ademas : en la Iglesia deben prefe-
como ministros, y por decirlo así, como rirse las cosas espirituales á las tempora-
instrumentos de esta influencia que se les. Y pecaría mortalmente, el que á
estiende de la cabeza á los miembros. sabiendas pusiera en peligro las cosas
P o r lo cual no hay paridad en cuanto á temporales de la Iglesia. L u e g o con más
la dignidad del orden, aunque la. haya razón el que pusiera las espirituales. E s
en cuanto á la conveniencia. así que el que promueve á los indignos,
pone en peligro las cosas espirituales,
A R T Í C U L O I V . — P e c a el que promue- porque, CE cuando la vida.del uno es des-
ve á los indignos á los urde nes? (2) » p r e c i a b l e , como dice San Gregorio
» (hom. 12 in E v a n g . ) , resta que s u p r e -
1.° Parece que el que promueve á los » dicacion lo sea también » , y por la mis-
indignos á los órdenes, no p e c a ; porque ma razón todas las cosas espirituales que
el obispo necesita coadjutores que ocupen manifiesta. L u e g o peca mortalmente
los últimos cargos. P e r o no podría en- quien promueve á los indignos.
contrarlos en número suficiente, si re- Conclusión. Cualquiera que promueve
quiriese en ellos tal idoneidad como se á los indignos, comete.un pecado mortal,
describe por los Santos Padres. L u e g o si como infiel al soberano Señor, y princi-
promueve á algunos no idóneos, parece palmente, porque esto redunda en. daño
que sea escusable. de la Iglesia y del honor divino.
2.° L a Iglesia no solo necesita minis- R e s p o n d e r e m o s , qué por el Señor,
tros para la dispensación de las cosas es- ( L u c . 12) se describe el siervo fiel, que
pirituales , sino también para el gobierno ha sido constituido sobre su familia para
de las cosas temporales. Pero á veces que les dé la medida de trigo en tiempo.
aquellos que no tienen ciencia ó santidad Y por esto es reo de infidelidad aquel
de vida, pueden ser útiles para el gobier- que da á alguno sobre la medida las co-
(1) A la contestación del Santo hay que agregar otro ar- principal que se comprende es la virtud : y no una virtud cual-
gumento : hay que negar la autenticidad de la obra, pues quiera, s e g ú n en la anterior cuestión nos ha dicho nuestro
Belarmino en el catálogo de Escritores eclesiásticos sostiene no Santo (a. 1, al 3.°), sino una virtud escclenle.
ser la Homilía citada del elocuente Patriarca de Constanli- Si se pregunta qué pecado comete el obispo que ordena á
nopla. los indignos, en este artículo el Angélico dice que incurren
(2) Sí peca. Aparte de las razones que el Angélico aduce, en pecado mortal. Esto no obstante, San Alfonso (1. v i , n. 767)
en perfecta consecuencia con la doctrina de todos los Santos dice que solo peca venialmente , cuando se limita á ordenar
Padres, tenemos las disposiciones terminantesde los concilios, de menores. Acerca de esta materia consúltese lo dispuesto
en las cuales se inculca con las espresiones más v i v a s la ne- en el Tridentino, en la sesión 23 los caps. 5, 11, 12, 13, 14
cesidad que los prelados tienen de no imponer las manos sino y 18 de Ileformatione.
á lo» dignos; y en esta palabra, entre otras condiciones, la
CUESTIÓN X X X V I . — A R T Í C U L O S IV Y V . 167
sas divinas; y esto lo hace el que pro- sin embargo en virtud de la dispensa le
mueve á los órdenes á los indignos: por sería permitido.
lo cual comete pecado mortal, como infiel 3.° El que comunica con alguno en el
al soberano Señor, y principalmente, pecado mortal peca mortalmente. Luego
porque esto redunda en daño de la Igle- si el pecador peca mortalmente en el uso
sia, y del honor divino, que es promo- del orden, también peca mortalmente
vido por los buenos ministros ; pues sería entonces el que recibe ó exige de él algo
infiel al Señor de la tierra, el que desti- de las cosas divinas, lo cual parece ab-
nase á su servicio personas inútiles. surdo.
Al argumento 1.° diremos, que Dios 4.° Si peca haciendo uso de su orden,
nunca abandona á su Iglesia basta el todo acto del orden que ejecuta es pecado
punto de que no se encuentren ministros mortal, y de este modo, como en un solo
idóneos suficientes para subvenir á las ejercicio de un orden concurren muchos
necesidades del pueblo, escogiendo los actos, parece que cometa muchos peca-
que son dignos y rechazando á los indig- dos mortales, lo cual parece en estremo
nos. Y si no se pudieran encontrar tantos duro.
ministros, como son precisos al presente, Por el contrario, dice San Dionisio
mejor es tener pocos, pero buenos, que (in Epist. ad Demophilum, quas est 8 ) :
muchos malos, como dice San Clemente « el tal, esto es, el que no está iluminado,
(Epist. 2 ad Jacobum. fratrem dom.) » parece audaz poniendo mano en las co-
Al 2.° que las cosas temporales no de- » sas sacerdotales y no tiene temor ni
ben ser buscadas, sino por causa de las » respeto cuando cumple las funciones
espirituales. Por consiguiente, se debe » divinas de que no es digno, y cuando
descuidar toda ventaja temporal y des- » piensa que Dios ignora lo que él mismo
preciar todo lucro, por promover el bien » ve en su conciencia: cree engañar al
espiritual. » que da falsamente el nombre de Padre,
Al 3.° que al menos se requiere que » y se atreve á pronunciar á imitación de
aquel que ordena ignore que hay en el » Cristo; yo no diré oraciones, sino im-
ordenado algo contrario á la santidad; » puras é infames palabras sobre los sig-
pero también se exige que según la im- » nos divinos ». Luego el sacerdote que
portancia del orden ó del cargo que debe ejerce su orden indignamente es como el
conferir, se aplique con la mayor solici- blasfemo y el embustero, y peca así mor-
tud á tener certeza sobre las cualidades talmente ; y por la misma razón cual-
de los que deben ser promovidos, al me- quiera otro ordenado.
nos por testimonio de otros. Y esto es lo Ademas, se requiere la santidad de la
que dice el Apóstol (i Tim. 5, 22) : no vida en el que recibe el orden, áfinde
impongas de ligero las manos sobre al- que sea idóneo para ejercer el orden. Es
guno. así que peca mortalmente el que se acerca
con pecado mortal á recibir los - órdenes.
ARTÍCULO V . — ¿El que e s t á e n pe- Luego con mayor razón peca mortal-
cado , puedo u s a r sin pecado del orden reci- mente en cualquiera ejecución de su
bido ? (1) orden.
Conclusión. No hay duda que el que
1.° Parece que el que está en pecado, cumple una función sagrada en estado de
puede usar del orden recibido sin pecado; pecado mortal, obra indignamente y mor-
porque peca, si no usa, puesto que está talmente peca.
obligado por su cargo. Luego si usando Responderemos, que la ley ordena
peca, no puede evitar el pecado, lo cual (Deuter. 16), que el hombre ejecute justa-
repugna. mente las cosas que son justas. Y por
2.° La dispensa es la relajación del esto, cualquiera que hace indignamente
derecho. Luego aunque por el derecho lo que le compete por su orden, ejecuta
le fuese ilícito usar del orden recibido, injustamente lo que es justo, y obra con-
tra el precepto de la ley, pecando por lo
tanto mortalmente. Y como no hay duda
(t) Consúltese lo dicho en la cuestión G4, a. 6.° de la
Parte 111. que el que cumple una función sagrada
168 C U E S T I Ó N X X X V I . — A R T Í C U L O V."
(1) En esta, como en otras cuestiones, hay discrepancia Santo Tomás con algunos otros, apoyados en concluyentes ra.
entre los doctores católicos ; y por lo mismo consignaremos, z o n e s , y por la afirmativa San Alfonso con L n g o , Vázquez y
como meros narradores, lo que se piensa sobre la doctrina de otros, los cuales la conceptúan más probable por las razones
este artículo. Dicen, pues, los teólogos, hablando de esta ma- en que se fundan.
teria, que ó se trata de la confección y administración de los Respecto á las otras funciones sagradas el Angélico enseña
Sacramentos, ó se habla de las otras funciones de los eclesiás- lo que vemos en este artículo ; es decir, que peca mortalmente
ticos. Si de lo primero, es preciso aun distinguir : ó el orde- el ordenado que desempeña su oficio sin estar en gracia.
nado administra los Sacramentos solemnemente, es decir, con (V. ademas l o q u e d i c e i n 4 , d i s t . 24, C. 1 . , a . 3 . ¡ y C . 5, a l 4 . ) .
a o
todas las ceremonias por la Iglesia prescriptas, ó lo hace sin Esta opinión tiene sus partidarios; pero la más seguida y
ese aparato y por necesidad. En el primer caso la generalidad probable, y á la que también se inclina San Alfonso Ligo-
d é l o s teólogos, con nuestro Angélico á la cabeza (Parte 111, rio es q j e no peca mortal sino vcnialmente, citando este
cues. 61, a. 6), enseñan que pecan mortalmente los ordenados Santo Doctor las concluyentes razones de Suarez y de los sal-
que desempeñan ese ministerio con conciencia de pecado matlcenses. (Véase San A l f o n s o , lib. v i , ns. 32 hasta el 40.
grave. Pero en el caso de necesidad, ó sin la solemnidad de Gury Be Sacramenli in genere, n s . 207 hasta 212).
costumbre, los pareceres se dividen, estando por la negativa
CUESTIÓN XXXVII.
1.° Deben distinguirse m u c h o s órdenes ? — 2.° Cuántos son ? — 3." Deben distinguirse en sagrados y
no sagrados ? — 4.° Los actos de los órdenes están distinguidos convenientemente p o r el Maestro de
las Sentencias ? — 5.° Cuándo se imprimen los caracteres de los órdenes ?
f l j Los valdenses han sido los primeros que impugnaron la que desde el principio de la Iglesia en la misma vienen reco-
doctrina que Santo Tomás enseña en este artículo, aseverando nocidos. En efecto y sin citar otros documentos, el papa San
que no h a y más órdenes que los tres de que se habla en la Cornelio, hacia el año 252, hablando de Novaciano y refirien-
nota anterior, puesto que de solo ellos se hace clara mención do el clero que había en R o m a , nos dice como cosa corriente,
en la Escritura. Vinieron después Lutero y Calvino, quiénes que en la capital del orbe había un obispo, cuarenta y cuatro sa-
afirmaron que todos los órdenes son iguales en dignidad y cerdotes, siete diáconos, otros tantos subdiáconos, cuarentay dos acó-
potestad ; si bien respecto á las órdenes menores, ademas de litos y cincuenta y dos exorcistas, lectores y ostiarios. ( En su epís-
sacrilegamente ridiculizarlos Calvino, dijo que toda la doc- tola á Fabio de Antioquía, que Eusebio inserta en el libro vi,
trina relativa á e l l o s , era una patraña, enseñada por necios cap. 43 de su Historia eclesiástica). Y el concilio i v de Carlago
canonistas. Los jansenistas del conciliábulo de Pistoya tam- celebrado en 398 no solo enumera los mismos siete órdenes,
poco pudieron soportar la existencia de los órdenes menores sino que ademas hace una esplicacion minuciosa de los cargos
y de aquí sus diatribas contra ellos. Todos estos errores fueron que les eran anejos. Véase, p u e s , con cuanta razón el A n g é .
condenados e n el concilio de Trento y en la bula Auctorem lico enseña que el número de los órdenes es de siete, en con
fidei, de Pío VI. El Santo Concilio (ses. 23, cap. n ) distingue formidad con la doctrina de la Escritura y Tradición.
nieta órdenes, tres mayores y cuatro menores, enseñándonos
CUESTIÓN XXXVII. — ARTÍCULO II. ra
Eucaristía, porque la potestad del or- orden de los lectores, á quienes se les
den, ó tiene por objeto la consagración encarga el leer los primeros rudimentos
de la misma Eucaristía, ó algún ministe- de la doctrina de la fe, esto es, el anti-
rio ordenado á este sacramento. Si del guo Testamento. Por último, hay los fie-
primer modo existe el orden de los sa- les instruidos ya, pero que están comba-
cerdotes ; y por esto cuando son orde- tidos por la potestad del demonio, es de-
nados reciben el cáliz con el vino, y la cir, los energúmenos, y para estos se
patena con el pan, recibiendo la potestad establece el orden de los exorcistas. Tal
de consagrar el cuerpo y sangre de Cristo. es evidentemente la razón del número y
La corporación empero de los ministros grados de los órdenes.
es, ó en orden al mismo sacramento ó en Al argumento 1.° diremos, que San
orden á los que le reciben. Si tiene lugar Dionisio habla de los órdenes, no según
de la primera manera, es de tres modos: que son sacramentos sino según que se
1.° el ministerio por el que el ministro ordenan á los actos jerárquicos. Y por
coopera ó ayuda al sacerdote en el mis- esto, según aquellas acciones, distingue
mo sacramento en cuanto á la dispen- tres órdenes; de los que el primero, esto
sación ; pero no en cuanto á la consa- es, el obispo produce todas tres, el se-
gración , la que bace solo el sacerdote, gundo, ó sea el sacerdote, dos ; y el ter-
y esto pertenece al diácono. Por lo cual cero, ó sea el diácono, una sola, esto es,
se dice (Sent. 4 , dist. 2 4 ) , que al diáco- purificar, llevando el nombre de ministro;
no pertenece ayudar á los sacerdotes en y bajo este nombre se comprenden todos
todas las cosas que se ejecutan en los sa- los órdenes inferiores. Pero los órdenes
cramentos de Cristo, y por esto el mis- son sacramentos (1) por consecuencia de
mo diácono dispensa la sangre de Cristo. su relación con el más grande de los sa-
El 2.° es el ministerio que tiene por ob- cramentos, y en este concepto se debe
jeto ordenar la materia del sacramento considerar el número de los órdenes.
en los vasos sagrados del mismo, y esto Al 2.° que en la primitiva Iglesia, á
pertenece á los subdiáconos, por lo cual causa de la escasez de los ministros, se
se dice (ibid.) que llevan los vasos del encomendaban á los diáconos todos los
cuerpo y sangre del Señor, y colocan la ministerios inferiores, como consta por
ofrenda sobre el altar; y por eso reciben San Dionisio, (Eccle. hierarch. c. 3 ) ,
el cáliz de mano del obispo, cuando se donde dice, « entre los ministros los unos
ordenan, pero vacío. El 3.° es el minis- » están cerca de las puertas cerradas del
terio ordenado para presentar la materia » templo ; otros cumplen las funciones de
.del sacramento, y esto compete al acó- » su propio orden, otros presentan á los
lito; porque prepara las vinajeras con el » sacerdotes sobre el altar el pan sagra-
agua y el vino, como se dice (ibid), » do y el cáliz de bendición ». Sin em-
por lo cual recibe vacías las vinajeras. bargo, todos estos poderes existían en
Pero el ministerio para la preparación de solo el poder del diácono pero implícita-
los que ban de recibir el sacramento, no mente. Pero después se desenvolvió el
puede ejercerse sino sobre los que son culto divino, y la Iglesia dio esplícita-
impuros, porque los que están limpios ya, mente á órdenes diferentes lo que tenía
son idóneos para recibir los sacramentos. implícitamente uno solo. En este sentido
Ahora bien, hay tres géneros de los in- dice el Maestro de las Sentencias, (ibid),
mundos según San Dionisio (ibid.), pues que la Iglesia estableció para sí otros
unos son completamente infieles no que- órdenes.
riendo creer, y estos deben ser alejados Al 3.° que los órdenes se ordenan prin-
totalmente de la vista de las cosas divi- cipalmente al sacramento de la Eucaris-
nas y de la reunión de los fieles ; y este tía, y á los otros como conveniencia;
cuidado pertenece á los ostiarios. Otros puesto que también los otros sacramen-
hay que quieren creer, pero aun no están tos dimanan de lo que se contiene en
instruidos, y son los catecúmenos; y para este sacramento. Luego no se deben dis-
la instrucción de estos se establece el tinguir los órdenes según los sacramentos.
(l) Santo Tomás reconoce en cada uno de .los órdenes la de San Alfonso , según hemos dicho en la nota 1.", pág. 1.60
dignidad sacramental; pero la opinión h o y más seguida es la art. 2.° de la cuestión 35.
C U E S T I Ó N X X X V I I . — A R T Í C U L O S I I , III Y I V . 173
cial, que tienen los ordenados con prefe- m e n t e , como hacer oraciones particula-
rencia á otros. Mas para abrir y cerrar res, votos y otras semejantes, y tal acto
las puertas, los ostiarios no tienen más compete á cualquier bautizado ; 2 . por a
poder que los demás hombres. L u e g o parte de toda la Iglesia ; y en este con-
esto no debe considerarse como actos de cepto solo el sacerdote posee los actos
los mismos. ordenados inmediatamente á D i o s ; por-
Conclusión. [ 1 ] El principal acto de que solo puede representar la persona de
cada orden y la dignidad de cada uno de toda la I g l e s i a , el mismo que consagra
los mismos depende de la aproximación la Eucaristía, que es el sacramento de la
de cada uno de esos actos ú órdenes al Iglesia universal ( 1 ) .
sacramento de la Eucaristía. [ 2 ] No hay A l 3.° que las oblaciones hechas por el
inconveniente en que, ademas del acto pueblo son ofrecidas por mediación del
principal, tenga un orden otros muchos; sacerdote. A s í , pues, acerca de las obla-
y tantos más, cuanto es más elevado. ciones es necesario un doble ministerio;
Responderemos que, ordenándose la uno por parte del p u e b l o , y este corres-
consagración, que se hace en el sacra- ponde al subdiácono que recibe las ofren-
mento del orden, al sacramento de la E u - das del pueblo y las presenta en el altar
caristía , como se ha dicho (a. 3 y a. 2 , ó las ofrece al diácono ; otro por parte
al 3.°), es el principal acto de cada uno de
(1) Porque en efecto el sacerdote lo hace en nombre de la
los órdenes aquel según el que se ordena Iglesia, en vez de la misma y por ministerio de ella.
CTJESTON XXXVII. — ARTÍCULO IV. 11b
del sacerdote, y este es propio del diá- su ministerio sobre los vasos en los que
cono, que ofrece las oblaciones al mismo se contiene la materia del sacramento en
sacerdote; y en esto consiste el acto prin- cuanto al vino, que necesita estar conte-
cipal de estos dos órdenes ; y por ello el nido en un vaso por causa de su h u m e -
orden del diácono es superior. M a s la dad. Y por eso entre todos los órdenes
lectura de la Epístola no es propia del menores el de los acólitos es el supe-
diácono, sino según que los actos de los rior.
órdenes inferiores se atribuyen á los su- A l 8.° que el acto de los acólitos se re-
periores, como igualmente también el fiere más próximamente á los actos prin- •
llevar la cruz, y e s t o , según la costum- cipales de los ministros superiores, que
bre de algunas iglesias; puesto que en los actos de los otros órdenes menores
los actos secundarios no h a y inconve- como es evidente por sí m i s m o ; é igual-
niente que existan diversas costumbres. mente también en cuanto á los actos se-
A l 4.° que la doctrina es la prepara- cundarios, por los cuales disponen al pue-
ción remota para recibir el sacramento; blo por medio de la doctrina ; porque el
y por esto se confía su lectura á los mi- acólito figura visiblemente la doctrina del
nistros. P e r o la doctrina del Antiguo T e s - nuevo Testamento, llevando la l u z ; en
tamento todavía es más remota que la tanto que el lector recitando figura otras
del N u e v o , porque no instruye acerca de cosas ; y por esto el acólito es superior.
este sacramento, sino en figuras. Y por L o mismo sucede respecto del exorcista,
eso se encarga la lectura del Testamento porque así como el acto del lector se há
nuevo á los ministros superiores, y la al acto secundario del diácono y del sub-
del Antiguo á los inferiores. L a doctrina diácono, así se há el acto del exorcista
del N u e v o Testamento que el Señor nos al acto secundario del sacerdote, esto es
ha dado por sí mismo, es más perfecta de atar y absolver, por el cual se libra
que su manifestación por medio de los totalmente el hombre de la esclavitud
Apóstoles. Y por esto se confía al diá- del diablo. Y en esto se ve el progreso
cono la lectura del Evangelio y al sub- ordenadísimo del orden ; porque en cuan-
diácono la de la Epístola. to al acto principal del sacerdote, que
Con esto es evidente la contestación es consagrar el cuerpo de Cristo, coope-
al 5.° ran únicamente tres órdenes superio-
A l 6.° que el acto de los acólitos se res ( 1 ) ; mas en cuanto á su acto secun-
estiende solo á las vinajeras, y no á lo dario, que es ligar y absolver, cooperan
que en ellas se contiene ; más el subdiá- los superiores y los inferiores.
cono ejerce su acto sobre este contenido, A l 9.° que algunos dicen que en la're-
puesto que se sirve del agua y del vino cepción del orden se da al ostiario cierta
para ponerlos en el cáliz, y ademas vierte fuerza divina, para poder alejar á otros
el agua sobre las manos del sacerdote. de su entrada en el templo; como también
E l diácono como el subdiácono ejercen la hubo en Cristo, cuando arrojó del tem-
un solo acto sobre el cáliz y no sobre lo plo á los vendedores. Pero esto perte-
que en él se contiene, sino solo el sacer- nece más bien á la gracia gratis data,
dote. Y por esto, así como el subdiá- que á la del sacramento. Y por esto debe
cono, en su ordenación recibe el cáliz va- decirse que recibe la potestad para poder
cío, el sacerdote, lleno ; así el acólito re- hacer esto por su c a r g o ; aunque tam-
cibe las vinajeras vacías y el subdiácono bién pueda ser hecho por otros, pero no
llenas ; y de este modo hay cierta cone- por su oficio. L o mismo sucede respecto
xión en los órdenes. de todos los actos de los órdenes meno-
A l 7.° que los actos corporales del res, que pueden ser ejecutados lícita-
acólito se ordenan más próximamente al mente por otros, aunque no tengan tí-
acto de los sagrados órdenes que el del tulo ó cargo para ello : como también en
exorcista, aunque sea en algún modo es- una casa no consagrada puede decirse
piritual ; puesto que los acólitos ejercen misa, aunque la consagración de una
(1) Los diáconos, subdiáconos y acólitos. Aunque los acó- á los acólitos en este pasage como orden mayor, no en si, sino
litos pertenezcan á los órdenes m e n o r e s , son superiores á los relativamente á los demás.
otros tres órdenes de esa categoría y por eso el Santo cuenta
176 CUESTIÓN X X X V I I . — A R T Í C U L O S IV Y V.
(1) En tres sentencias están divididos los teólogos acerca mento. Y por fin la 3 . sentencia afirma que en ambas cosas á
a
de la materia y forma del diaconado. La i." es l a q u e el Santo la vez consiste la materia y forma del diaconado ; la cual opi-
Doctor defiende en este artículo y con él otros teólogos. La 2 . a
nion defienden, entre otros, Lugo, Soto y Belarmino. A l cla-
es la de San Buenaventura, Escoto, Morino y otros doctores sificar estas opiniones San Alfonso dice que la 1 . y 3 . son
a a
quienes sostienen que no en la entrega de los Evangelios, probables y más probable la 2 . ; pero que en la práctica debe
a
sino en la sola imposición de las manos del obispo y oración seguirse la 3 . como más segura.
a
S O M A I I O I Ó S I C A . — TOMO v.
CUESTIÓN XXXYII1.
1." Solo el obispo puede conferir este sacramento ?— 2.° El hereje ó cualquier otro separado de la
Iglesia puede conferirle ?
'{1) Si qnis dixerit Eplscopos non esse presbyleris superiores, vel "Wicleff que atribuye la ordenación, como ministerio propio de
non habere polestatem confirmandi, el ordinandi, vel eam quam ha- los obispos, á un monopolio de los Pontífices y obispos, con
bentj illis esse eum presbyleris communem... anathema sit. (Se- objeto de obtener honores y dinero?
sión 23, canon 7.° del Tridentino). Lo mismo establece el con- Hemos dicho con el Concilio florentino que el obispo es el
cilio de Florencia, enseñando que el obispo es el ministro ministro ordinario; pero añadiremos con el d e T r e n t o ( i d .
ordinario de este sacramento. Esta doctrina ha sido constante cap. 10) que cualquier sacerdote, por delegación del Papa y
en l a Iglesia, de modo que el papa San Anacleto y a dispuso como ministro extraordinario, puede conferir la tonsura y ór-
que los sacerdotes sean ordenados por su propio obispo ( D i s t . 67) y denes menores, y esto mismo es lo que el Santo Doctor nos
esta disposición fue renovada e n el concilio de Sevilla. Si enseña en este artículo.
esto es a s í , como es evidente, ¿qué diremos del heresiarca
CUESTIÓN XXXVIII. — ARTÍCULOS I Y II. 179
(1) Hasta los tiempos de Santo Tomás este punto permane- Pero desde los tiempos de nuestro Santo prevaleció su doc-
ció en los límites de una opinión, puesto que la divergencia trina casi sin contradicción ; porque si bien Morino y alguno
de los doctores y las contradictorias palabras de los documen- que otro teólogo, al examinar los documentos tradicionales,
tos conservados la hacían una cuestión verdaderamente difí- se han inclinado á la opinión contraria, en vista de la fuerza
cil y obscura. Por eso el Maestro de las Sentencias se limita de los argumentos que de ciertos hechos se desprendían , la
á poner las cuatro opiniones en que se ocupa el Angélico, sin opinión general sin e m b a r g o , ha seguido al Santo Doctor,
adherirse á ninguna en particular, confesando que esta cues- cuya doctrina es hoy corriente en la Iglesia. Es verdad que
tión era insoluble. las ordenaciones anglicanas se reputan por nulas ; pero dé-
CUESTIÓN XXXVIII. — ARTÍCULO II. 181
hombre á Dios, sino al cuerpo místico mo efecto de los sacramentos, como dice
de Cristo, y sin embargo subsiste inde- la tercera opinión.
leblemente como el carácter, puesto que
CUESTIÓN XXXIX.
1." El sexo femenino impide la recepción de este sacramento ? — 2 . ° Y la carencia del uso de la
razón ? — 3.° Y la servidumbre ? — 4.° Y el homicidio ? — 5,° Y el nacimiento ilegítimo ? — 6.° Y el de_
fecto de los miembros ?
sería a s í , s i n o hubiera recibido el orden. que les son confiados, sin embargo, se
L u e g o el niño puede recibir los órdenes. hacen aptos por la costumbre. Pero para
Ademas; los niños pueden recibir los los órdenes mayores se requiere el uso de
otros sacramentos en los que se imprime la razón, y a por honestidad, y a por ne-
carácter, á saber, el bautismo y la con- cesidad de precepto ( 2 ) y por causa del
firmación. L u e g o por igual razón tam- voto de continencia que llevan anejo, y
bién los órdenes. porque también se les confía el cuidado
Conclusión. No siendo en el orden nin- de tocar los sacramentos. Pero para el
gún acto del que le recibe de necesidad episcopado, en el que también se recibe
del sacramento, sino que solo se da por la potestad sobre el cuerpo místico, se
Dios alguna espiritual potestad, pueden requiere el acto del que recibe la cura
recibirle los niños y otros que carecen pastoral de las almas; y por esto es de
del uso de la razón. necesidad para la consagración episcopal
R e s p o n d e r e m o s , que la infancia y el tener uso de razón. Algunos dicen que
otros defectos por los que se quita el uso se requiere el uso de la razón como de
de la razón, son un impedimento para el necesidad del sacramento para todos los
acto. A s í pues, todos aquellos sacra- órdenes; mas esta opinión no está confir-
mentos que requieren el acto del que re- mada por la razonni por la autoridad (3).
cibe el sacramento, no competen á los A l argumento 1.° diremos, que no todo
tales, como la penitencia, el matrimonio lo que es de necesidad de precepto es de
y semejantes. P e r o puesto que las potes- necesidad del sacramento según lo dicho.
tades infusas son anteriores á los actos, A l 2.° que el consentimiento causa
como también las naturales, aunque las el matrimonio, cuyo consentimiento no
adquiridas sean posteriores; y puesto que puede existir sin el uso de la razón.
quitado lo posterior no se quita lo ante- Pero en la recepción del orden no se re-
rior, por eso en todos los sacramentos en quiere acto alguno de parte de los que le
los que no se requiere el acto del que los reciben ; lo cual es notorio, porque no se
recibe como de necesidad del sacramento, espresa de su parte acto alguno en su
sino que se les da por Dios alguna potes- consagración: y por tanto no h a y pa-
tad espiritual, pueden recibirlos los niños ridad.
y otros que carecen del uso de la razón; A l 3.° que el acto y la potencia perte-
h e c h a , sin embargo, esta distinción, que nece al mismo principio; pero á veces
en los órdenes menores se requiere por precede la potencia, como el libre albe-
honestidad á causa de la dignidad del sa- drío á su uso. Y así sucede en la circuns-
cramento la edad de la discreción, mas tancia actual.
no por necesidad de precepto (1), ni por
necesidad del sacramento. P o r consi-
A R T I C U L O I I I . — i,a servidumbre
guiente , si hay necesidad ó esperanza de
Impide ú alguno l a recepción del orden? (4)
progreso, se puede promover á los ór-
denes menores á algunos niños antes de 1.° Parece que la servidumbre no sirva
la edad de la discreción, y conferirles es- de impedimento para l a recepción del
tos órdenes sin pecado : pues aunque en- orden ; porque la sujeción corporal no
tonces no sean idóneos para los oficios repugna á la prelacion espiritual. P e r o
fl) Después de nuestro Santo la Iglesia estableció que la de la Iglesia y nación de los CopftosJ.
tonsura no se confiere al que no esté instruido en la doctrina; (4) Afirmativamente responde el Santo. A sus razones se
y los órdenes menores á los que ignoren el latín. Por consi- agrega la constante disciplina de la Iglesia, á partir de l o s
guiente, este precepto del Tridentino (ses. 2 3 , cap. 4 y 11) cánones apostólicos, cuyas disposiciones, lo mismo que las s u -
supone y a sin señalar edad ninguna, que han de haber llegado cesivas de la Iglesia, están insertas en el cuerpo del Derecho
al uso de la razón. (dist. 54J. Véase sobre este punto lo que dispuso el concilio iv
(2) El mismo Santo Concilio dispuso que para ser promovi- de Toledo, celebrado en 633 bajo la presidencia de nuestro
dos los de menores á las órdenes m a y o r e s , deben tener 22 grande San Isidoro. Cualquiera que reciba la libertad de sus seño-
años los subdiáconos, 23 los diáconos y 2o los presbíteros. res, de tal modo que ningún derecho se reserve en él el patrono, si
(3) La ordenación es siempre válida, aunque ilícita, si á por otra parte son dignos, pueden libremente ser promovidos á los
quien se promueve á las órdenes sagradas es un niño ; pero órdenes. Pero los que están manumitidos con alguna restricción de
por lo mismo de serlo y no tener suñciente edad para conocer servidumbre (retento obsequio) por lo mismo de venir aun sujeto
el peso de sus obligaciones, no quedan obligados á la castidad, á ella, de ningún modo han de ser promovidos á los órdenes ; dando
ni á ninguno de los deberes de los órdenes recibidos, á menos el Santo Concilio por motivo de esta resolución que los ordena-
que en la edad competente ratiñquen las obligaciones que son dos no sean, cuando tí sws señores plazca, convertidos de clérigos en
anejas á la ordenación (Benedicto XIV, Inst. sobre los ritos siervos.
184 C U E S T I Ó N X X X I X . — A R T Í C U L O S III Y I V .
en el siervo hay la sujeción corporal. como los que deben rendir cuentas y otras
Luego no impide que pueda recibir la personas semejantes.
autoridad espiritual que se confiere en el Al argumento 1.° diremos que en la
orden. recepción de la potestad espiritual hay
2.° Lo que es ocasión de humildad, no alguna obligación de hacer ciertas cosas
debe impedir la recepción de algún sacra- corporalmente ; y por esto la servidum-
mento. Ahora bien, la servidumbre tiene bre corporal es un impedimento.
este carácter. Hé aquí porqué el Após- Al 2.° que de otras muchas cosas que
tol aconseja más hacer uso de ella, si se no, impiden el cumplimiento de las fun-
puede (i, Cor. 7). Luego no debe impe- ciones del orden, puede alguno tomar
dir la promoción á los órdenes. ocasión para ser humilde. Por lo cual
3.° Es más vergonzoso que un clérigo esta razón no es concluyente.
sea vendido para esclavo, que el que sea Al 3.° que San Paulino obró impul-
promovido el siervo al clericato. Pero sado por el espíritu de Dios en fuerza de
se puede vender lícitamente á un clérigo su gran caridad: lo cual se probó, por-
como esclavo porque el obispo de Ñola, que por su servidumbre quedaron libres
San Paulino, se vendió á sí propio como una multitud de individuos de su grey.
esclavo, según se lee en San Gregorio Y por esto no debe sacarse tal conse-
(Dialog. 1. 3 , c. 1). Luego con mayor cuencia ; porque donde se halla el espí-
razón puede ser promovido un siervo al ritu de Dios, allí existe la libertad
clericato. ( n , Cor. 3 , 17).
Por el contrario, parece que la servi- Al 4.° que los signos sacramentales
dumbre sea un impedimento en cuanto á representan por natural semejanza. Pero
la necesidad del sacramento ; porque la mujer está sometida por naturaleza,
una mujer no puede recibir el orden por más no el siervo. Luego no hay paridad.
causa de su sujeción. Pero en el esclavo Al 5." que si es promovido sabiéndolo
hay una sujeción mayor ; porque la mu- su dueño, y no reclama, por esto mismo
jer no ^es dada al varón como criada, se hace ingenuo ; pero si no lo sabe , en-
puesto que no ha sido tomada de los tonces el obispo y el que le ha presen-
pies. Luego tampoco el siervo puede re- tado están obligados á pagar al dueño el
cibir este sacramento. doble del valor del siervo, si supieron
5.° Ademas, desde el momento que al- que era tal siervo : pues en otro caso si
guno recibe un orden, queda obligado á el siervo tiene peculio debe redimirse,
cumplir sus funciones. Pero un siervo no pues de lo contrario, volvería á la servi-
puede á la vez servir á su Señor carnal dumbre de su dueño, no obstante, que
y cumplir el ministerio espiritual. Luego no puede cumplir las funciones de su
parece que no puede recibir el orden, orden.
porque el Señor debe conservar sus de-
rechos. ARTÍCULO IV.— o c h o prohibirse Ó al-
Conclusión. El siervo que no tiene po- guno recibir los órdenes por c a u s a del homi-
testad sobre sí mismo, no puede ser pro- cidio ?
movido á los órdenes ; pero los recibe, si
es ordenado. l.° Parece que por causa de homici-
R e s p o n d e r e m o s , que en la recepción
dio no debe impedirse á alguno recibir los
del orden se entrega el hombre á los di- órdenes sagrados ; porque nuestros órde-
vinos oficios, y como nadie puede dar á nes tuvieron principio en el oficio de los
otro lo que no es suyo, por ésto el siervo levitas, como se ve (Sent. 4, dist. 24, q.
que no tiene potestad sobre sí mismo, no 3 , a. 1 y q. 1 al 1.°). Pero los levitas
puede ser promovido á los órdenes. Pero consagraron sus manos en el derrama-
si lo es, recibe el orden; porque la liber- miento de la sangre de sus hermanos,
tad no es de necesidad del sacramento, como se ve (Exod. 33). Luego tampoco
aunque lo sea de precepto, puesto que en el nuevo Testamento deben prohi-
no impide la potestad, sino únicamente birse á algunos de la recepción de los
su acto. Igual razón hay respecto de to- órdenes por causa del derramamiento de
dos los que están obligados á otros, sangre.
C U E S T I Ó N X X X I X . — A R T Í C U L O S IV Y V.
2." No debe impedirse á ninguno la rio en el hombre. Por lo que el que mata
recepción del sacramento porque- baga á un hombre sin saberlo, de una manera
un acto de virtud. Pero á veces se der- fortuita, no recibe el nombre de homici-
rama la sangre justamente, como lo hace da, y no incurre en irregularidad, á me-
un juez, el cual, teniendo este cargo pe- nos que no se haya ocupado;de alguna
caría si no la derramase. Luego por esto cosa ilícita, ó se haya descuidado en to-
no se impide la recepción del sacramento. mar las precauciones que debía, porque
3.° La pena no es debida sino á la entonces su acto se hace voluntario. Mas
culpa. Pero á veces alguno comete sin esto no tiene lugar porque carezca de
culpa un homicidio, como defendiéndose culpa, puesto que también se incurre en
ó también casualmente. Luego no debe irregularidad sin culpa. Así pues, aquel
incurrir en la pena de irregularidad. que defendiéndose no peca en algún caso,
Por el contrario: muchos decretos ca- aunque cometa un homicidio, sin em-
nónicos (cap. Miror. et cap. Clericorum, bargo es irregular ( 1 ) .
et cap. de his cler. dist. 1 y cap. Gonti-
nebatur, de homic. volunt.), y la cos- A R T Í C U L O V . — í . í . o s nacidos ilegíti-
tumbre de la Iglesia se oponen á ello. m a m e n t e deben ser impedidos de recibir los
Conclusión. Es de necesidad de pre- órdenes ?
cepto que no sea homicida el que es pro-
movido á los órdenes, aunque esto no sea l.° Parece que los nacidos ilegítima-
de necesidad del sacramento. mente no deben ser impedidos de recibir
Responderemos que todos los órdenes los órdenes ; porque el hijo no debe lle-
se refieren al sacramento de la Eucaris- var la iniquidad del Padre (Ezech. 18).
tía, que es el sacramento de la paz, que Mas la llevaría, si por esta causa se le
nos fué dada por la efusión de la sangre impidiera recibir las órdenes. Luego, etc.
de Cristo. Y como el homicidio es lo que 2.° Un defecto personal es mayor im-
hay de más contrario á la paz, y los ho- pedimento que el ajeno. Pero no siempre
micidios se asemejan más á los que die- es impedido alguno de recibir los órde-
ron muerte á Cristo, que á Cristo mismo nes por su concubito ilícito. Luego, ni
inmolado, al cual deben asemejarse to- por la unión ilícita de su padre.
dos los ministros del predicho sacra- Por el contrario, dícese (Deuter. 23,
mento, sigúese que es de necesidad de 2): el bastardo, esto es, el que húnacido
precepto, que no sea homicida el que es de mujer prostituida, no entrará en la
promovido á los órdenes, aunque esto no Iglesia del Señor hasta la décima gene-
sea de necesidad del sacramento. ración. Luego mucho menos debe ser
Al argumento 1.° diremos, que la ley promovido á los órdenes.
antigua imponía la pena de sangre, mas Conclusión. [ 1 ] En los ordenados, por
no la ley nueva. Y por esto no hay pari- razones de honestidad se necesita de
dad entre los ministros de la antigua y de cierta claridad de origen, no por necesi-
la nueva ley, que es unyugo suave y una dad del sacramento, sino por precepto
carga ligera (Matth. 11). eclesiástico ; [ 2 ] Los de ilegítimo matri-
Al 2.° que no se incurre en irregulari- monio no deben tampoco ser admitidos á
dad por causa del pecado únicamente, los órdenes sin dispensa.
sino principalmente por la ineptitud de la R e s p o n d e r e m o s , que los ordenados
persona para administrar el sacramento son constituidos en cierta dignidad sobre
de la Eucaristía. Por esto el juez y todos los otros. Y por esto se exige en ellos por
los que toman parte en una causa de cierta honestidad una claridad, no de
muerte, son irregulares, porque la efu- necesidad del sacramento, sino de pre-
sión de sangre no conviene á los minis- cepto, como el que sean de buena fama,
tros de este sacramento. tengan buenas costumbres y que no sean
Al 3,° que nadie hace sino aquello de penitentes públicamente. Y como la cla-
que es causa, esto es, lo que es volunta- ridad del hombre se oscurece por un orí-
res ya los que por defensa propia ó de un modo casual perpfi*
(1) El Santo escribía antes de las disposiciones que emana-
ron después de la autoridad de la Iglesia. En -virtud de la Cie- tran un homicidio ó mutilación.
rnen tina De Homicidio voluntario vel emuale no quedan irregula-
186 CUESTIÓN XXXIX. — ARTÍCULOS V Y VI.
(1) Entiéndese por tonsura el corte del cabello ; y por rasu- nuestro San Isidoro, no se presenta ningún documento que
ra esto m i s m o , pero dejándolo más raido, cosa que no es prescriba la tonsura ; y los escritores del siglo del gran Doctor
fácil conseguir sino es aplicándose la navaja, ó sea afeitán- ó sea del siglo v n , sólo hablan como é l , de tonsura , pero no
dose. Antes del siglo v ninguna tonsura se conocía en la Igle- de rasura, ó de afeitarse con navaja. Esta costumbre parece
sia ; y si bien se cita una disposición del Papa San Aniceto, haberse introducido en el siglo v m , la cual siguió así, ó sea,
según la cua debía llevarse corona, esta disposición está en tonsura de cabello y rasura de la parte superior de la cabeza
las falsas decretales y consiguientemente se niega su auten- hasta que paulatinamente la corona se fué modificando y aco-
ticidad. En prueba de esto San Jerónimo, en el cap. 44, sobre modándose al orden recibido. Así debía continuar en los tiem-
Zequiel, manifiesta que la tonsura era costumbre pagana y pos de Inocencio III, puesto que este Pontífice ordena que los
propia de hombres Injuriosos-, por lo cual los sacerdotes del clérigos coronam et lonsuvam habeant congruenlem. ( De vita et
Señor no la usaban. Pero con la irrupción de los bárbaros las honest clericorum). Diremos para concluir que aun cuando en
costumbres se cambiaron, y lo mismo los g o d o s , que los sa- las falsas Decretales se insertan documentos apócrifos, esto
cerdotes arrianos , empezaron á llevar largas cabelleras. En- no es suficiente motivo para que Cavalario y otros regalistas
tonces fue cuando nuestro celebérrimo concilio í v . de Toledo, se mofen de la significación que los escritores dan á la tonsura
y para oponerse á la costumbre godo-arriana, prescribió al y corona clerical; porque eso sería burlarse de San Isidoro,
clero la tonsura de Los cabellos y con cerquillo en la parte San Gregorio, Beda y de nuestro Angélico , que han visto e u
inferior; de modo que vino á decretarse en aquella santa esa disposición de la disciplina de la Iglesia razones de orden
Asamblea la tonsura y cerquillo de nuestros frailes. Antes de moral que todo católico debe admitir y respetar,
188 CUESTIÓN XL.—-ARTÍCULOS I Y II.
(I) Así lo dijo expresamente el Trídentino *. «á fin de que mero de los órdenes. (Ses. 2 3 , cap. 2.°) Poco después de esas
» aquellos que -ya tengan la tonsura, por los menores ordenes palabras enumera los órdenes y entre ellos no coloca la prima
asciendan á los mayores, » E x c l u y e , p u e s , á la tonsura del nú- tonsura.
C U E S T I Ó N X L . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 189
copal; porque, como se dice (Sent. 4, sino de la divina ; pero en cuanto al se-
dist. 2 4 ) : « el orden sacerdotal tuvo su gundo, depende de alguna potestad supe-
» principio en Aaron ». Pero en la L e y rior también humana. Porque toda potes-
Antigua nadie era superior de Aaron. tad que no puede ejercerse sin ciertas
L u e g o ni en la N u e v a L e y debe haber disposiciones previas depende de aquella
alguna potestad sobre la sacerdotal. potestad que las establece. E l sacerdote,
2.° L a potestad se ordena según los empero no puede absolver ni ligar, sino
actos. Mas ningún acto sagrado pue- presupuesta la jurisdicción de prelacion
de ser mayor que el consagrar el cuer- por la cual le estén sometidos aquellos á
po de Cristo como hacen los que tie- quienes absuelve: puede consagrar, sin
nen potestad sacerdotal. L u e g o sobre la embargo, toda materia determinada por
potestad sacerdotal no debe haber la Cristo ; y no se requiere otra cosa en
episcopal. cuanto es de necesidad del sacramento;
3.° E l sacerdote al ofrecer representa aunque por cierta conveniencia se presu-
la figura de Cristo en la Iglesia, que se ponga el acto episcopal en la consagra-
ofreció por nosotros á su Padre. Pero en ción del altar de las vestiduras ú orna-
la Iglesia nadie es mayor que Cristo, mentos y otras cosas análogas. Y así
puesto que él mismo es la cabeza de la aparece que sea preciso que exista la po-
Iglesia. L u e g o como antes. testad episcopal sobre la sacerdotal en
Por el contrario, la potestad es tanto cuanto al acto secundario del sacerdote
más elevada cuanto se extiende á mayor mas no en cuanto al principal.
número de cosas. Y la potestad sacerdo- A l argumento 1.° diremos, que Aaron
t a l , como dice San Dionisio (Eccles. fué sacerdote y pontífice, esto e s , prín-
hierarch. c. 5 ) , se estiende únicamente á cipe de los sacerdotes. L a potestad sa-
purificar é iluminar, la episcopal á esto y cerdotal tomó de él su principio en cuan-
á perfeccionar. L u e g o sobre la potestad to fué el sacerdote que ofrecía sacrificios,
sacerdotal debe haber la episcopal. lo que también era lícito á los sacerdotes
A d e m a s , los divinos ministerios deben inferiores; mas no de el en cuanto fué
estar más bien ordenados que los huma- pontífice, por cuya potestad podía hacer
nos ; y el orden de los oficios humanos algunas cosas ; como entrar una vez al
exige que en cada oficio predomine uno, año en el Sancta Sanctorum, lo cual no
que sea el principal ó jefe de aquel ofi- era permitido á otros.
cio, como se pone un general á la cabeza A l 2.° que en cuanto á aquel acto no
de un ejército. L u e g o también debe co- hay potestad alguna superior, sino en
locarse al frente de los sacerdotes, algu- cuanto á otro, según se ha dicho.
no que sea el príncipe de los sacerdotes, A l 3.° que así como las perfecciones
y este es el obispo. D e consiguiente, la de todas las cosas naturales preexisten,
potestad episcopal debe estar sobre la ejemplarmente en D i o s , así Cristo fué
sacerdotal. el ejemplar de todos los oficios eclesiás-
Conclusión. Es necesario que sobre el ticos. Por consiguiente, cada ministro de
orden sacerdotal esté el episcopal, del la Iglesia representa en cuanto algo el
cual dependa el primero en cuanto á la tipo de Cristo, como se dice (Sent. 4,
jurisdicción de poder atar ó desatar. dist. 24). Y sin embargo es superior el que
R e s p o n d e r e m o s , que el sacerdote tie- representa á Cristo según la mayor per-
ne dos actos : uno principal, esto es, fección. Ahora b i e n , el sacerdote repre-
consagrar el cuerpo de Cristo ; y otro se- senta á Cristo en que cumplió por sí
cundario, esto e s , preparar al pueblo de mismo algún ministerio, pero el obispo
Dios para la recepción de este sacra- en que instituyó otros ministros y fundó
mento como antes se ha dicho ( C . 3 7 , a. la Iglesia. D e consiguiente, al obispo
2 , in corp. y al 1.° y art. 4 ) . E n cuanto pertenece destinar á algunos al servicio
al acto primero la potestad del sacerdote divino, como si estableciese el culto di-
no depende de alguna potestad superior, vino á imitación de Cristo ; por cuya ra-
zón también se dice especialmente del
más, examinando la Tradición de la Iglesia desde los tiempos obispo como de Cristo, que es el esposo
apostólicos, consulte á los teólogos que tratan de esta materia de la Iglesia.
como Vitasse, Morino y otros.
CUESTIÓN X L . — A R T Í C U L O S V Y VI. 191
( l ) Santo Tomás en este artículo, lo mismo que Pedro Lom- el Episcopado es sacramento. Siendo, pues , el Episcopado en
bardo antes de é l , San Buenaventura, Escoto y la mayoría cuanto al rito que la consagra, un sacramento distinto del
de los teólogos escolásticos, en términos que el año 1670 el presbiterado, lo será también como orden, ora se signifique
cardenal Raimundo Capisuchi, citado por Perrone, aduce el por esta palabra al mismo rito en sí, á todas luces diverso del
testimonio hasta de ochenta doctores , defienden que el Epís* que se emplea para el presbiterado , ora se entienda el grado
copado ni es orden propiamente dicho, ni por consiguiente en lajerarquía y entonces es ademas de fe, según el canon 6.°
sacramento. Pero otros teólogos afirman lo contrario , citando de la sesión 23 del Tridentino.
San Alfonso entre ellos á Belarmino , Tournely , I-Iabert, (2) Es de fe que el Romano Pontífice es superior á todos los
Aversa, etc.; y á esta opinión , á la cual el Santo Doctor' se obispos. Hé aquí lo definido en el concilio Vaticano. « Si quis
adhiere, la califica el insigne redentorista de más común, prue- » dlxerit R. Pontificem habcre tanlummodo officium inspectionis vel
ba evidente de que en su tiempo debía serlo. Pero Perrone v a B directioni*, non aulem plenam et supremam poteslatem jurisdlctio-
más adelante y dice que esa opinión debe ser omnino tenenda; » nis in universam Ecclesiam , non solum in rebus quat ad Jidem el
es decir, que debe absolutamente adoptarse. En efecto , dice » mores sed etiam in hits quat ad disciplinam el regimem Ecclesios per
este ilustre jesuíta, en la consagración de los obispos concur- » tolum orbem difussce pertinenl; aut eum habere lantum poliores
ren las tres cosas precisas para que haya sacramento ; luego
» parles, non vero totam plenitudínem hujus supremo; potestatis; au-
192 CUESTIÓN X L . —ARTÍCULO VI.
» hanc ejus potestalem non esse 'ordinariam el ínmedialam sive in (1) Por eso los obispos están sometidos á los arzobispos ó
» omnes ac singulas ecelesias, sive in omnes el singulos pastores el metropolitanos, éstos á los primados y los primados al Ro-
» fideles, anathema sil. » (capítulo 3.° De vi et ratione Primatus mano Pontífice.
Romanj Pontificia^ sesión 4. ) a
C U E S T I Ó N X L . — A R T Í C U L O S VI Y V I I . 193
ramente á solo San P e d r o , á fin de ma- zon deben contase entre las vestiduras de
nifestar que esta potestad debía descen- los ministros de la Iglesia.
der de él á los otros ; por lo cual también 2.° E l sacerdocio del nuevo Testa-
se le dijo singularmente ( L u c . 2 2 , 32), tmento es más digno que el del antiguo
confirma á tus hermanos; y Joan. ( 2 1 , P e r o los antiguos sacerdotes usaban mi-
1 7 ) , apacienta mis ovejas, esto e s , « e n tras que es signo de la dignidad. L u e g o
»lugar de m í » , como espone el Crisós- también deben tenerlas los sacerdotes de
tomo ( 1 ) , « s é propósito y cabeza de la nueva L e y .
» tus bermanos, á fin de que reconocién- 3.° E l sacerdote está más próximo á
» dote en mi lugar, te honren en toda la los órdenes de los ministros que el orden
»tierra y te confirmen y aseguren en el episcopal. Pero los obispos usan las ves-
»trono en que te sientas ». tiduras de los ministros, esto e s , la dal-
A l 2.° que el rito de los judíos no es- máltica, eme es el traje de diácono , y la
taba estendido en los diversos reinos y túnica que es la del subdiácono. L u e g o
provincias, sino solamente en una nación; con mayor razón deben usarlas los simples
y por esto no era menester que se distin- sacerdotes.
guieran otros pontífices bajo aquel que 4.° E n la ley antigua el Pontífice lle-
tenía la potestad principal. Mas el rito vaba el ephod (superhumerale) que sig-
de la Iglesia como el de los gentiles está nificaba la carga del Evangelio como
difundido por diversas naciones, y así es dice B e d a ( D e Tabernac. 1. 3 , c. 4 ) .
preciso que en cuanto á esto se conforme Mas esto incumbe principalmente á nues-
más el estado de la Iglesia al rito de los tros pontífices. L u e g o deben usar el
gentiles que al de los judíos. ephod.
A l 3.° que la potestad del sacerdote 5.° E n el racional que usaban los pon-
es escedida por la del obispo, como por tífices de la antigua ley se escribían la
una potestad de otro género, y la del doctrina y la verdad. Pero la verdad ha
obispo por la del P a p a , como por potes- sido declarada sobre todo en la nueva
tad del mismo género. A s í , p u e s , el ley. L u e g o el racional conviene á los
obispo puede ejecutar todo acto jerár- pontífices de esta.
quico que puede hacer el P a p a en la ad- 6.° L a lámina de oro, en la que estaba
ministración de los sacramentos, mas el escrito el dignísimo nombre de D i o s , era
sacerdote no puede ejecutar en la cola- el más nobilísimo de los ornamentos de
ción de los sacramentos todo acto que la ley antigua. L u e g o debió transmitirse
puede hacer el obispo. Y por tanto en principalmente á la ley nueva.
cuanto á las cosas pertenecientes al orden 7.° L a s cosas que se ejecutan esterior-
episcopal, todos los obispos son iguales; mente en los ministros de la Iglesia son
y en su consecuencia todo obispo puede los signos de su potestad interior. Pero
consagrar á otro. el arzobispo no tiene una potestad de dis-
tinto género que el obispo según se ha
A R T Í C U L O V I I . — Las vestiduras de los
dicho (a. 6 y sent. 4 , dist. 24). L u e g o no
ministros lian sido establecidas conveniente- debe tener el palio, que no tienen los
mente en la Iglesia ? obispos.
8.° L a plenitud de la potestad reside
l.° Parece que las vestiduras de los en el Romano Pontífice. P e r o este no
ministros no han sido establecidas en la tiene báculo. L u e g o ni los demás obispos
Iglesia de un modo conveniente, porque deben tenerle.
los ministros del nuevo Testamento están Conclusion. Para el desempeño de los
más obligados á la castidad que los mi- divinos oficios se han empleado y se em-
nistros del antiguo. P e r o entre otras ves- plean distintas vestiduras sagradas, se-
tiduras de los ministros del antiguo Tes- gun que la Iglesia, regida por el Espíritu
tamento había los pantalones como signo Santo , ha juzgado convenir á cada cual
signo de castidad. L u e g o con mayor ra- de sus ministros.
(1) Estas palabras, según el crítico Nicolao, no e s t a ñ e n Angélico la crítica estaba poco adelantada, pues carecía de
San Juan Crisóstomo, quien sin embargo dice otras análogas los recursos que después hubo para depurar la autenticidad
en la homilía 3 . sobre los Hechos Apostólicos.
a
En el siglo del de los monumentos históricos.
SUMA, TEOLÓGICA.—TOMO V . 13
194 CUESTIÓN XL. — ARTÍCULO VII.
CUESTIÓN XLI.
Del sacramento del matrimonio, en cuanto es un deber natural.
(1) De la doctrina del Santo concilio de Trento que anate- I consiguiente la poda debe ser mala y jamás debe el labrador
matiza (sesión 24 canon 10) , á quien dijere que el matrimonio j emplearla. Este argumento ad absurdum es el único que m e
debe ser preferido d la virginidad, se infiere que el primero no • rece la incredulidad y con el cual se manifiesta ; llevado á
puede ser obligatorio ; porque si lo fuese , sólo él_debería ser todos los oficios de la sociedad, lo frivolo y pedantesco de eso
preferido y la virginidad en cambio impugnada. que se llamó filosofía. Consúltese á Tellez (Catecismo filosó-
(2) Este argumento , que el Santo se hace aquí y victorio- fico) Perrone (Prajlectiones theolog. de Ordine, cap. 5, n. 228)
samente contesta en la Su?m contra los Gentiles (lib. 3.°
(
y al conde de Maistre (Del P a p a , lib. 3." cap. 3.°)
cap. 136), se lo hicieron en s u tiempo San Jerónimo (contra Pero en cuanto al argumento de la población diremos que
Jovin , lib. i , n. 36), y San A g u s t i n (De bono conjugan, cap. 10). el protestante Malthus en su célebre obra Sobre el principio de
Los protestantes y racionalistas s i n embargo , han sido tan la población, ha demostrado la necesidad de que en todo estado
sabios, que ignorando lo dicho por aquellas lumbreras de la bien organizado exista una- ley , un principio , ó una fuerza
Iglesia, han reproducido sus objeciones, queriendo con esos cualquiera que se oponga á la multiplicación de los matrimo-
portentosos argumentos de su ingenio, destruir la grandeza y nios ; puesto que los medios de subsistencia y la población
santidad del celibato católico. Un impío decía que para saber están en la enorme proporción de las dos progresiones aritmé-
él á que atenerse en esta materia, bastábale saber que si el tica y geométrica. ¿Y qué medio puede ser e s t e ? El citado
celibato se generalizaba, se acabaría el linaje humano. A esta conde de Maistre responde que no sabe otro más digno y santo
sandia agudeza le contestó el conde de Maistre que para saber que el celibato eclesiástico; porque fuera de él no hay sino el
lo que había de pensarse de la p o d a , bastaba saber que d e vicio ó la violencia, medios que en sí mismos están condenados,
generalizarse, se acabaría con el arbolado del mundo ; por
198 CUESTIÓN XLI. — ARTÍCULOS II Y III.
» aliquid in ipsa intelligere. з> Ergo actus non sit idoneus, et hoc precipue accidit
matrimonialis semper est peccatum. in carnali conjunctione, in qua detinetur
Sed contra (i. Cor. V I I , 28) dicitur: mens propter delectationem intensam. Et
Sì nupserit virgo non peccavit ; et (i. propter hoc illis quibus competit divina
Timoth. v, 14): volo junior e s nuVere et contemplari, aut sacra tractare, indicitur
filios procreare. Sed procreatio filiorum pro tempore ilio abstinentia ab uxoribus.
non potest esse sine carnali conjunctione. Et secundum hoc etiam dicitur quòd
Ergo actus matrimonialis non est pecca Spiritus sanctus, quantum ad actum re
tum ; alias Apostolus non voluisset illud. velationis secretorum non tangebat men
Praterea, nullum peccatum est in ргаз tes prophetarum in usu matrimonii.
cepto. Sed actus matrimoniali est in ргаз Ad tertium dicendum, quòd turpitudo
cepto (i. C or. v i i , 3 ) : Uxori vir debitum illa c o n c u p i s c e n t i a 3 , quee actum matrimo
reddat. Ergo non es peccatum. nialem semper concomitatur, non est tur
Conclusion. Сит ad prolis procreatio pitudo culpa, sed poenEe, ex peccato pri
nem sit ipsum matrimonium institutum, mo proveniens, ut scilicet inferiores vires
actus ipsìus semper licitus est. et membra corporis rationi non obediant.
Respondeo dicendum quòd, suppo Et propter hoc ratio non sequitur.
sto (1) quòd natura corporalis à Deo Ad quartum dicendum, quòd illud pro
bono sit instituta, impossibile est dicere prie excusari dicitur, quod ali quam simi
quòd ea qute pertinent ad conservationem litudinem mali habet, et tarnen non est
naturai corporalis, et ad qute"natura in malum, vel non tantum quantum appa
clinat, sint universaliter mala: et ideò ret, quia quidam excusantur à toto,
cùm inclinatio sit naturai ad prolis pro quasdam ä tanto. Et quia actus matrimo
creationem, per quam natura speciei con nialis propter corruptionem concupiscen
servatur, impossibile est dicere quòd actus tire habet similitudinem actus inordinati,
quo procreatur proles sit universaliter ideò per bona matrimonii excusatur ä
illicitus, ut in eo medium virtutis inveniri toto, ut non sit peccatum.
non possit ; nisi ponatur, secundum quo Ad quintum dicendum, quòd quamvis
rumdam insaniam, quòd res corruptibiles sint in specie naturae idem, tarnen difFe
creatre sunt à malo Deo ; ex quo forte runt in specie moris, quam una circums
derivatur ilia opinio qua? in littera tangi tantia variat, scilicet accedere ad suam
tur (Sent, i v , dist. 26). Et ideò est pes vel non suam ; sicut etiam occidere ho
sima hteresis. minem per violentiam, vel per justitiam,
Ad primum ergo dicendum, quòd facit diversam speciem moris, quamvis
Apostolus in verbis illis non prohibuit sit una species natura, et tamem unum
matrimonii actum, sicut пес rerum pos est licitum, aliud illiei tum.
sessionem, cùm dixit: Qui utuntur hoc Ad sextum dicendum, quòd superflui
mundo, sint quasi non utentes: sed in tas passionis, quss virtutem corrumpit,
utroque fruitionem prohibuit, quod patet non solum impedit rationis actum, sed
ex ipso modo loquendi ; non enim dixit, etiam tollit rationis ordinem : quod non
sint non utentes, vel non habentes, sed facit delectationis intensio in actu matri
quasi non utentes, vel quasi non habentes. moniali, quia etsi tunc non ordinetur
Ad secundum dicendum, quòd Deo homo, tarnen à ratione est prasordinatus.
conjungimur et secundum habitum gra
tile, et secundum actum contemplations AllTICULUS IV. — IJtrum actus matri
et amoris. Quod ergo primam conjunctio monii sit meritorius (2).
nem separat, semper est peccatum ; non
semper autem quod secundam; quia ali Ad quartum sic proceditur. 1. Vide
qua occupatio licita circa res inferiores tur quòd actus matrimonialis non sit me
animum distrahit, ut actu Deo conjungi ritorius. C hrysostomus enim dicit super
(1) Quod fide certuni est contra Manichceos, qui res aliquas illa probäri possunt.
à maio quodarr. Deo esse productes volebant : non sic ergo (2j Apostolus dicit de muìiere conjugata (I. Tim. n) quòd
S. Thomas loquitur quasi dubitative, sed eo modo quo prin salvabitur per filiorum generationem, si permanserit in fide, el
cipia certissima et notissima et indemonstrabilia propter e v i dilectione, et saniificottone cum sobrielate.
dentiam snpponuntur, ut eruantur inde conclusiones qua; per
200 CUESTION XLI. — A R T I C U L O III.
Matth, (alius auctor hom. I in Op. im- tiae, ut debitum reddat, vel religionis, ut
peri"., inter med. etfin.): « Matrimo- proles ad cultum Dei procreetur, est me-
nium etsi utentibus se pcenam non infe- ritorius. Si autem moveat libido sistens
rat, mercedem tarnen non prasstat.». Sed intra bona matrimonii, ut scilicet nullo
meritum respectu mercedis dicitur. Ergo modo ad aliam accedere vellet, est pec-
actus matrimonialis non est meritorius. catum veniale ; si autem extra bona ma-
2. Praaterea, illud quod est merito- trimonii efferatur, ut scilicet cum qua-
rium, dimittere non est laudabile (1). Sed cumque muliere idem facere proponeret,
laudabilis est virginitas, per quam matri- est peccatum mortale. Nature autem mo-
monium dimittitur. Ergo matrimonialis vere non potest quin vel ordinetur ra-
actus non est meritorius. tione, et sic erit actus virtutis ; vel non
3. Prasterea, qui utitur indulgentiä ordinetur, et sic erit actus libidinis.
sibi facta, beneficio recepto utitur. Sed Ad primum ergo dicendum, quòd ra-
ex hoc quòd alicui prasstatur beneficium, dix merendi quantum ad prasmium subs-
non meretur. Ergo actus matrimonialis tantial est ipsa charitas ; sed quantum
non est meritorius. ad aliquod accidentale premium ratio me-
4. Praaterea, meritum in difficultate riti consistit in difficultate actus ; et sic
consistit, sicut et virtus. Sed actus ma- actus matrimonii non est meritorius, sed
trimonialis non habet difficultatem, sed primo modo.
delectationem. Ergo non est meritorius. Ad secundum dicendum, quòd homo
5. Prseterea, illud quod non potest potest mereri et in minoribus bonis et in
fieri sine pecato veniali, nunquam est majoribus. Linde quando aliquis minora
meritorium, quia non potest homo simul bona dimittit, ut majora faciat, laudan-
mereri et demereri. Sed in actu matrimo- dus est à minus meritorio actu discedens.
niali semper est peccatum veniale, quia Ad tertium dicendum, quòd indulgen-
etiam primus motus in hujusmodi delec- tia quandoque est de minoribus malis, et
tationem est peccatum veniale. Ergo ac- sic indulgetur actus matrimonii, prout ad
tus prrcdictus non potest esse meritorius. ipsum mo vet libido intra terminos matri-
Sed contra, omnis actus quo impletur monii consistens, sic enim est veniale
pra3ceptum, est meritorius, si ex chari- peccatum. Sed prout ad ipsum movet
tate fiat. Sed actus matrimonialis est virtus, sic est meritorius, et non habet
hujusmodi, quia dicitur (i. Corint. vii, indulgentiam, nisi secundum quòd est
3) : Uxori vir debitum reddat. Ergo, etc. indulgentia de minoribus bonis, quaa idem
Prasterea, omnis actus virtutis est me- est quòd concesio. Nec est inconveniens
ritorius. Sed actus praadictus est actus quo ille qui tali concessione utitur, me-
justitiaa, quia dicitur redditio debiti. Ergo reatur, quia bonus usus beneficiorum Dei
meritorius est. meritorius est.
Conclusio.—Actus matrimonialis sem- Ad quartum dicendum, quòd difficul-
per meritorius est, si ad ipsum homi- tas laboris requiritur ad meritum praamii
nes religionis vel justitics virtute indu- accidentalis ; sed ad meritum praamii es-
cantur. sentialis requiritur difficultas consistens
Kespondeo dicendum quòd cùm nullus in ordinati one medii, et hoc est etiam in
actus ex deliberata voluntate procedens actu matrimoniali.
sit indifferens, ut in librum I I dictum Ad quintum dicendum, quòd primus
est (2) (dist. 40, quaast. I , art. 3 , et 1 2, motus, secundum quòd dicitur peccatum
quaast. x v i n , art. 9 ), actus matrimonia- veniale, est motus appetitùs in aliquod
lis semper est peccatum vel meritorius in inordinatum delectabile, quod non est in
eo qui gratiam habet. Si enim ad actum actu matrimoniali, et ideò ratio non se-
matrimonialem virtus inducat vel justi- quitur.
(1) Vel transposità constructione ! DiMttere illud quod est me- quia hoc Commentar. Sent..lib. iv erat ejusdem operis conti-
ritorium non est laudabile. nuatio,
(2) A d quem librum se convenlenter remittit S. Thomas,
CUESTIÓN XLII.
1.° El matrimonio es sacramento ? 2." Debió ser instituido antes'del pecado ? 3.° Confiere la gracia?
4." La conmistión c a r n a l , es de l a integridad del matrimonio?
cia no tiene otra materia, sino los actos debe provenir de Dios. P e r o a n t e s del
mismos sometidos al sentido, que ocupan pecado las palabras que pertenecen al
el lugar del elemento material, así es en matrimonio no han sido dichas determi-
el matrimonio. nadamente por D i o s , sino por Adán ; y
A l 3.° que aunque el matrimonio no se aquellas palabras que D i o s dijo, ( G e n .
conforme á la pasión de Cristo en cuanto 1, 2 2 ) : creced y multiplicaos, fueron di-
á la pena, sí, en cuanto á la caridad, por chas también á los animales entre los que
la cual ha sufrido por la Iglesia que de- no hay matrimonio. L u e g o el matrimonio
bía esposar (1). no fue instituido a n t e s del pecado.
A l 4.° que la unión de Cristo con la . 5.° E l matrimonio es sacramento de
Iglesia no es la cosa contenida en este sa- la nueva l e y ; y los sacramentos de la
cramento, sino la cosa significada y no nueva l e y , traen su origen de Cristo.
contenida, y tal cosa no la produce sa- L u e g o no debió ser instituido antes del
cramento alguno ; pero tiene otra conte- pecado.
nida y significada que produce como se Por el contrario, dícese (Matth. 19,
dirá (al ó.°) E l Maestro de las Sentencias 4 ) : ¿no habéis leido que el que hizo al
empero (Sent. 4 , dist. 2 6 ) , habla d é l a hombre desde el principio, macho y hem-
cosa no contenida, pues opinaba que no bra los hizo?
había cosa alguna contenida en este sa- A d e m a s : el matrimonio está instituido
cramento. para la procreación de la prole. Pero a n -
A l 5.° que también en este sacramento tes del pecado era uecesario al hombre la
hay aquellas tres cosas : puesto que el sa- procreación de la prole. L u e g o debió ins-
cramento resulta únicamente de los actos tituirse el matrimonio antes del pecado.
que aparecen esteriormente ; mas la cosa Conclusión. [ 1 ] El matrimonio, se-
y el sacramento es la obligación que nace gún que se ordena á la procreación de la
entre el hombre y la mujer por conse- prole, fué instituido antes del pecado. [ 2 ]
cuencia de estos a c t o s ; y la cosa última Según que suministra un remedio contra
contenida, es el efecto de este sacramen- la herida del pecado, fué instituido des-
to ( 2 ) ; y la no contenida, es la cosa que pués del pecado en la ley natural. [ 3 ] Se-
el Maestro de las Sentencias determina gun la determinación de las personas,
(ibid). tuvo su institución en la ley de Moi-
sés. [ 4 ] Según que representa el misterio
A R T I C U L O I I . — Este sacramento de-
de la unión de Cristo con su Iglesia,
lito ser Instituido a n t e s del pecado ?
tuvo su institución en la nueva Ley, y se-
l.° Parece que el matrimonio no debió gún esto es sacramento de la misma. [ 5 ]
instituirse antes del pecado ; porque aque- En cuanto á otras ventajas, tiene su ins-
llo, que es de derecho natural, no nece- titución en la ley civil.
sita institución. E s así que el matrimonio R e s p o n d e r e m o s , que la naturaleza in-
es derecho natural, como consta de lo di- clina al matrimonio proponiéndose algún
cho ( C . 4 1 , a. 1). L u e g o no debió ser b i e n , que varía según los diversos esta-
instituido. dos de los hombres, y por eso conviene
2.° L o s sacramentos son ciertas medi- que según aquel bien sea diversamente
cinas contra la enfermedad del pecado. establecido en los diversos estados de la
P e r o la medicina no es preparada sino humanidad. Y por esto el matrimonio se-
para la enfermedad. L u e g o no debió ins- gún que se ordena á la procreación de
tituirse antes del pecado. la prole que era necesaria aun no exis-
3.° Para lo mismo basta una sola ins- tente el pecado, fué instituido antes del
titución. Pero el matrimonio fue institui- pecado ; mas según que suministra un re-
do también después del pecado como se medio contra la herida del pecado, fué
dice (Sent. 4 , dist. 2 6 ) . L u e g o no lo fue instituido después del pecado en tiempo de
antes del pecado. la ley natural: según la determinación
4.° L a institución de un sacramento, de las personas (3) tuvo su institución en
(i) Por esto dijo el Apóstol: Este sacramento es grande; mas que dignamente contraen el matrimonio.
yo digo en Cristo y en la Iglesia. (Eph.es. y , 32). (3) Por estas determinaciones entiende el Santo Doctor las
(2 )Que no es otro que la gracia peculiar que reciben los disposiciones del derecho divino positivo, que fueron dadas
C U E S T I Ó N X L I I . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 203
la ley de Moisés; según que representa bre, para servirle de auxilio, y les dijo:
el misterio de la unión de Cristo con su Creced y multiplicaos, lo que aunque
Iglesia, tuvo su institución en la nueva, también lo dijera á los otros animales,
ley ( 1 ) ; y según esto es sacramento de la no fué sin embargo cumplido por estos
nueva ley. En cuanto á otras ventajas que del mismo modo, como por I03 hombres.
son consiguientes al matrimonio, como la E n cuanto á Adán, pronunció las pala-
amistad y los mutuos servicios que se h a - bras que dijo inspirado por D i o s , para
cen los cónyuges, tiene su institución en dar á entender que la institución del m a -
la ley civil. Pero como es propio de la trimonio fué hecha por D i o s .
razón del sacramento que sea signo y re- A l 5.° que en cuanto el matrimonio es
medio, por eso le compete la naturaleza un sacramento de la l e y n u e v a , no fué
del sacramento relativamente á lo que instituido antes de Cristo como resulta
fué bajo la ley antigua y bajo la nueva; de lo .dicho.
mas por relación á su institución primi-
tiva, no era más que un deber natural, y ARTÍCULO I I I . — El matrimonio con-
en cuanto á la última, un deber civil. fiere la gracia ? (3)
A l argumento 1.° diremos, que las co-
sas que son en general de derecho natu- 1.° Parece que el matrimonio no con-
ral, necesitan de institución en cuanto á fiere la gracia, porque según H u g o ( D e
su determinación la que compete de di- sacram. 1. 1 , p. 9 , c. 2) : « los sacramen-
verso m o d o , según los diversos estados; » tos confieren la gracia invisible por la
como es de derecho natural que se casti- » santificación ». Pero el matrimonio no
guen los maleficios; pero la aplicación tiene santificación alguna que sea de su
de una pena á tal ó cual culpa, se hace esencia. L u e g o no se confiere la gracia en
por la determinación del derecho positivo. el mismo.
A l 2.° que el matrimonio no es única- 2.° Todo sacramento que confiere la
mente un remedio contra el pecado, sino gracia, la confiere por la materia y por
que es principalmente un deber de natu- su forma. Pero los actos que son la ma-
raleza, y en este concepto fué instituido teria en este sacramento no son causa de
antes del pecado, más no según que es la gracia, porque esto sería incurrir en
para remedio. la herejía de P e l a g i o , esto e s , que nues-
A l 3.° que, según las diversas cosas tros actos son causa de la gracia ; tam-
que es preciso determinar en el matrimo- poco las palabras de los que espresan el
nio, no hay inconveniente que tuviera consentimiento son causa de la gracia,
diversas instituciones; y así aquella di- porque por ellas no se hace santificación
versa institución no se refiere á la misma alguna. L u e g o en el matrimonio no se da
cosa bajo el mismo concepto ( 2 ) . la gracia de modo alguno.
A l 4.° que el matrimonio, fué insti- 3.° L a gracia ordenada á la curación
tuido por D i o s , antes del pecado, cuando de la herida del pecado es necesaria á t o -
formó á la mujer de una costilla del hom- dos los que están heridos del pecado.
por Moisés, en nombre (le D i o s , al pueblo judaico. Las dispo- y que de e l l a , c o m o d e remedio contra la concupiscencia e n
siciones á q u e e l Angélico alude , son las consignadas en el el matrimonio, es de la que dice el Santo que es más probable
capítulo 18 del Levítico, según las cuales no podían contraer que se confiera. Pero aparte de esta interpretación, tenemos
matrimoniólas personas que se hallaban dentro de los prime- que nuestro Angélico corrigió en la Suma algunas c o s a s , que
ros grados de consanguinidad y afinidad. antes escribía , comentando al Maestro de las Sentencias ; y
"(1) A la dignidad de sacramento parece fué elevado el ma- advertido tenemos que el Suplemento de la Suma esta tomado
trimonio por nuestro Señor, cuando bendijo las bodas de Cana. de aquellos escritos. Pues bien , en la Suma , 2 . - 2 . * c. 100,
a
(2) Conforme con esto y concretando más su pensamien- a. 2 , al 6.° expresamente reprueba Santo Tomás la sentencia
.to, dice el Santo en otra parte ( S e n t . i v , dist. 3 4 , C. i , de los que niegan que se confiera gracia en el matrimonio. Por
a. 1J: El matrimonio en cuanto es ún deber de la naturaleza , está consiguiente el gran Doctor defendió lo que después el Tri-
instituido i:or el derecho natural; en cuanto es deber de la sociedad, dentino ha definido como de f e , declarando que el matrimonio
lo está por derecho civil ¡ y en cuanto es sacramento, lo está por de- confiere gracia, puesto que es Sacramento. Si lo es {Véase
recho divino. Perrone De Slatr. cap. l . ° n. 20 y 21) confiere la gracia á los
(3} En el cuerpo de este artículo enseña el Santo que es más que dignamente le reciben, como consta de los cánones 6.°,
probable que c o n f i e r a gracia el matrimonio , que no el que no 7.° y 8.° de la sesión 7 . Véase principalmente lo que dice el
a
dio más eficaz contra el mal de la concu- men turn, secundum quòd remedium con-
piscencia ; mas los que no contraen ma- tra concupiscentiam prostat : de quo dicit
trimonio emplean mejor remedio, por las Apostolus (i. Corinth, V I I , 9 ) , quòd
obras espirituales y la mortificación de melius est nubere quàm uri. Sed hoc re-
la carne. medium non prasstat his qui carnaliter
Al 4.° que contra la concupiscencia non commiscentur. Ergo idem quòd priùs.
puede emplearse el remedio de dos mo- Sed contra, in paradiso fuit matrimò-
dos : 1.° de parte de la misma concupis- nium. Sed ibi non fuit carnalis copula.
cencia, para que sea reprimida en su raíz; Ergo commixtio carnalis non est de in-
y así el matrimonio, presta el remedio tegritate matrimonii.
por la gracia que en él es dada. 2.° de Prasterea, sacramentum ex suo nomine
parte del acto mismo y esto de dos ma- sanctificationem importat. Sed sine car-
neras : 1. para que el acto á que inclina
a
nali commixtione est matrimònium sanc-
la concupiscencia nada tenga esterior- tius, ut in fittera dicitur ( Sent, i v , dist.
mente de vergonzoso ; y esto se obtiene 26). Ergo carnalis commixtio non est de
por los bienes del matrimonio que hones- necessitate sacramenti.
tan la concupiscencia carnal ; 2. porque a
Conelusio. Carnalis commixtio non ad
cuando la concupiscencia se satisface en primam, sed ad secundam spectat matri-
el acto del matrimonio, no incita á otros monii perfectionem, tanquam ejus opera-
goces carnales. Por lo cual dice el Após- tio sive usus.
tol (i Cor. 7 , 9 ) : vale más casarse que Respondeo dicendum quòd duplex est
quemarse. Porque aunque las obras que integritas: una, quee attenditur secundum
tienen afinidad con la concupiscencia sean perfectionem primam, quaa consistit in
propias para aumentarla, sin embargo, ipso esse rei ; alia, quse attenditur secun-
según que son ordenadas por la razón, la dum perfectionem secundam, qua3 con-
reprimen, porque de actos semejantes sistit in operatione. Quia ergo carnalis
resultan disposiciones y hábitos seme- commixtio est quasdam operatio, sive
jantes. usus matrimonii, per quod facultas ad hoc
datur ; ideò erit carnalis commixtio de
ARTÍCULO I V . — v t r a m c n m a i u com- secunda (integritate matrimonii et non
inlxtlo Kit de intcgrltnte matrlinontl. ¡1) de prima (2).
Ad quartum sic proceditur. 1. Videtur Ad primum ergo dicendum, quòd
quòd carnalis commixtio sit de integritate Adam exposuit integritatem matrimonii
matrimonii. In ipsa enim institutione ma- quantum ad utramque perfectionem, quia
trimonii dictum est (Gen. I I , 24) : Erunt res ex suo actu innotescit.
duo in carne una. Sed hoc non fit nisi per Ad secundum dicendum, quòd signifi-
carnalem commixtionem. Ergo est de in- catio rei contentas est de necessitate sa-
tegritate matrimonii. cramenti, et ad haue significationem non
2. Prasterea, illud quod pertinet ad pertinet carnalis commixtio, sed ad rem
sacramenti significationem, est de neces- non contentam, ut ex dictis patet (quajst.
sitate sacramenti, ut prredictum est (art. 2 X L I I , art. 1 ad 4 et 5).
huj. quaìst. etqiuest. i x , art. 1). Sed'car- Ad tertium dicendum, quòd res non
nalis commixtio pertinet ad significatio- pervenit ad finem suum nisi per actum
nem matrimonii, ut in littera dicitur proprium. Unde ex hoc quòd finis matri-
(Sent. i v , dist. 26). Ergo est de inte- monii non habetur sine carnali commix-
gritate sacramenti. tione , oportet quòd sit de integritate se-
3. Prasterea, hoc sacramentum ordi- cunda, et non de prima.
natur ad conservationem speciei. Sed Ad quartum dicendum, quòd ante
conservarlo speciei non potest fieri sine commixtionem carnalem est matrimò-
carnali commixtione. Ergo est de inte- nium in remedium ex gratia quas in eo
gritate sacramenti. datur, quam vis non ex actu, qui pertinet
4. Prasterea, matrimònium est sacra- ad integritatem secundam.
fl) Responsio negativa certa e s t , nani essentia matrimonii (2) Hinc concludendoli quòd valide et licite contraili possit
consislit in vinculo c o n j u g a l i , quoti nunquàtn per se solvi cum pacto c o n t i n e n t i ^ , sine intentione prolis et remedii
potest. concupiscentiaì ut patet exemplo B. Virginis et S . Josephi.
t
CUESTIÓN XLIII.
Trataremos a h o r a del matrimonio considerado en absoluto; y 1.° de los esponsales; 2.° de la natu-
raleza del matrimonio; 3.° de su causa enciente , es decir, el consentimiento; 4.° de sus bienes; 5.° De
sus impedimentos; 6.° de las segundas nupcias; ^. de ciertas cosas anejas al matrimonio.
0
Respecto á lo primero resolveremos tres p u n t o s : l.° Qué son los esponsales ? — 2.° Quienes pueden
contraer esponsales?—3,° Pueden dirimirse los esponsales?
(1) Otros teólogos y el mismo San Alfonso entre ellos, de- nicion preinserta.
finen los e s p o n s a l e s : Promesa voluntaria, deliberada y mutua, (2) Había entre los romanos la cOBtumbre de llevar un re-
expresada con algún signo sensible, de futuro matrimonio entre gistro de los matrimonios contraidos, aunque esto no era
personas hábiles , según derecho, (lib. v i , n. 831 — Gury De Mat. siempre necesario, según la Serna (título 10, de las Nupcias,
cap. l . ° n. 722). La definición, sin embargo, de nuestro A n g é - Hb. 1.° de las Instits. de Justiniano). A la inserción en ese
lico, tomada del pontífice San Nicolás I , nos parece más ade- registro llamado en latin nupliales tabulas, es á l o q u e alude el
cuada , pues se limita á definir y no á explicar las condiciones Santo Doctor en este pasaje.
que los esponsales deben t e n e r , según se observa en la defi-
CUESJTION X L I I . — A R T Í C U L O S I Y II. 207
dice, te recibiré por mia y viceversa; Al 4.° que esa condición que se añade,
2. dando arras esponsalicias, como di-
a
no quita la libertad al matrimonio ; por-
nero ó cosa semejante; 3 . por la entrega que si es deshonesta debe rechazarse ; y
a
cual el hombre puede aprender de otro, hijo, no corrigiéndole. Mas esta opinión
pero que no se basta por sí mismo para es espresamente contraria á la intención
considerar y entender. 3.° Es cuando el de San Gregorio, que dice (ibid.), que
hombre puede ya conocer por otros y « el padre del niño, descuidando el alma
considerar por sí mismo. Y puesto que la » del hijo párvulo, educó un gran peca-
razón se fortalece poco á poco en el » dor para las llamas del infierno».
hombre, según que se calman el movi- Así pues, debe decirse que para el pe-
miento y fluidez de los humores; por eso cado mortal basta también el consenti-
obtiene el hombre el primer estado de la miento en el presente; mas en los espon-
razón antes de los siete años primeros; y sales el consentimiento es para lo futuro:
por esta causa en aquel tiempo nadie es y mayor discreción de la razón se requiere
apto para contratar ni aun para celebrar para proveer á lo futuro, que para con-
esponsales. Al segundo estado comienza sentir en un solo acto presente. Y por
á llegar alfindel primer setenio, desde tanto, antes puede pecar el hombre mor-
cuya época se mandan los niños á la es- talmente, que puede obligarse á algo
cuela. Al tercer estado empieza á llegar para el porvenir.
alfindel segundo setenio, relativamente Al 3.° que en el tiempo, en que se
á las cosas que pertenecen á su persona, puede contraer matrimonio, se requiere
en la que su razón natural se fortifica; no solamente la disposición por parte del
mas respecto de las que están fuera de él, uso de la razón, sino también por parte
al finde su tercer setenio. Y por eso antes del cuerpo, que debe ser apto para la ge-
del primer setenio no es apto el hombre neración. Y como la niña á los doce años
para contrato alguno, pero al fin del •pri- puede ser apta para la generación, en tan-
mer setenio comienza á serlo para prome- to que los muchachos no lo son, sino á fin
ter algo para lo futuro, principalmente del segundo setenio, según dice el Filó-
sobre las cosas á que más le inclina la ra- sofo (De bistor. anim. 1. 7), como reciben,
zón natural; mas no para obligarse con sin embargo, á la vez el uso de la discre-
vinculo perpetuo, porque aun no tiene ción, que es la que únicamente se re-
una voluntad segura: y por tanto, en este quiere en los esponsales; por eso se de-
tiempo pueden contraerse los esponsales. termina para ambos respecto de los es-
Mas al fin del segundo setenio ya puede ponsales la misma edad; mas no para el
obligarse sobre las cosas que pertenecen matrimonio.
á su persona, á la religión ó al matrimo- Al 4.° que aquella complacencia que
nio. Después del tercer setenio puede se halla en los niños antes de los siete
también obligarse respecto de todas las años no procede del perfecto uso de la
demás ; y según las leyes se le da la po- razón, puesto que aun no son susceptibles
testad de disponer de sus bienes después de razón, sino más bien proviene del mo-
de haber cumplido los 22 años. vimiento de la naturaleza, que de la ra-
Al argumento 1.° diremos que, si antes zón misma. Y por tanto no basta tal com-
de los años de la pubertad se hacen con- placencia para contraer esponsales.
tratos de esponsales por otro, ambos ó Al 5.° que aunque por el segundo con-
uno de ellos pueden reclamar; por consi- trato en aquel caso no hagan matrimonio;
guiente no ha existido acto alguno, ni sin embargo, manifiestan que ratifican su
por ello se contrae afinidad alguna. Así primera promesa, y por tanto, el con-
pues, los esponsales que se contraen en- trato anterior recibe su firmeza del se-
tre algunos por otras personas, tienen va- gundo.
lidez en cuanto aquellos entre los que Al 6.° que los que arrastran una em-
son contraidos, llegando á la edad debida, barcación, obran al modo de una sola
no reclaman, pues se entiende que con- causa; y así lo que falta al uno puede
sienten en lo que los otros hicieron. suplirse por el otro. Pero los que contraen
Al 2.° que algunos dicen, que aquel esponsales obran como distintas personas,
niño, de que habla San Gregorio, no fué puesto que los esponsales no pueden te-
condenado ni pecó mortalmente ; sino ner lugar sino entre dos; luego requiérese
que aquella visión tuvo lugar, para con- • en ambos suficiencia para contratar, y de
tristar al padre, que había pecado en su consiguiente el defecto de uno es iñrpedi-
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V . 14
210 C U E S T I Ó N X L I I I . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
mentó para los esponsales, y no puede 6.° Parece que ni á causa de la forni-
suplirse por el otro. cación de alguna de las dos partes; por-
Al 7.° que en los esponsales también que por los esponsales no recibe uno to-
sucede lo mismo : si los contrayentes tie- davía la potestad sobre el cuerpo de otro;
nen próximamente la edad de siete años, y así parece que en nada pequen el uno
el contrato de esponsales tiene validez, contra el otro, á menos que no forniquen
porque según el Filósofo (Phys. 1. 2, t. entre sí durante este tiempo. Luego los
56), «cuando falta poco de una cosa, pa- esponsales no deben ser dirimidos por
ís recé como si nada faltase ». Esta proxi- esto.
midad es determinada por algunos dentro , 7.° Parece que ni por el contrato hecho
de los seis meses. Pero es mejor que sea con otra por palabras de presente, puesto
determinada según la condición de los que la venta segunda no deroga la pri-
contrayentes, porque en algunos se ade- mera. Luego ni el segundo contrato pue-
lanta más que en otros el uso de la razón. de derogar el primero.
8.° Ni por falta de la edad parece que
ARTICULO I I I . — p n c u c n dirimirse ios
puedan dirimirse; porque lo que no existe,
esponsales ?
no puede disolverse. Es así que antes de
1.° Parece que no pueden dirimirse los determinada edad no hubo esponsales.
esponsales, entrando alguno de los con- Luego no pueden ser dirimidos.
trayentes en religión ; porque yo no pue- Conclusión. En los ocho casos dichos
do lícitamente hacer obligación á otro se disuelven los esponsales, aunque diver-
del dinero que he prometido á alguno. samente y según el juicio de la Iglesia.
Pero aquel que contrae esponsales, pro- Responderemos, que en todos los ca-
mete su cuerpo á la mujer. Luego no sos antedichos se disuelven los esponsales
puede ofrecerse á Dios para más ade- contraidos ; pero de diverso modo; porque
lante en religión. en los dos casos, es decir, cuando alguno
2.° Parece que no deben dirimirse, se refugia en la religión, y cuando una
cuando alguno de los contrayentes se de las partes contrata con otro por pa-
traslada á un país muy lejano; porque labras de presente, los esponsales se diri-
en la duda siempre debe elegirse la parte men de derecho, pero en los demás casos
más segura; y lo más seguro sería aguar- deben dirimirse según el juicio de la
darle. Luego está obligado á esperarle. Iglesia.
3.° Parece que no se diriman por la Al argumento 1.° diremos, que tal pro-
enfermedad en que alguno cae después mesa se destruye por la muerte espiri-
de contraidos los esponsales, porque na- tual, puesto que es espiritual únicamente,
die debe ser castigado por una pena ó como se dirá (C. 4 1 , a. 2).
desgracia. Es así que el varón que enfer- Al 2.° que aquella duda proviene de
ma es castigado, porque se le priva del que una de las dos partes no se presenta
derecho que tenía sobre aquella que le en el tiempo marcado para llevar á cabo
había sido prometida. Luego por la enfer- el matrimonio. Por lo cual, si de parte
medad corporal no deben dirimirse los de ella no hay falta para que se realiza-
esponsales. ra el matrimonio, puede lícitamente ca-
4.° Parece que ni por causa de la afi- sarse con otro sin pecado alguno. Mas si
nidad sobreviniente, como si el esposo él es causa de que el matrimonio no haya
tuviera relaciones carnales, con una pa- podido tener lugar, debe hacer penitencia,
rienta de su prometida ; puesto que en por el pecado de haber roto la promesa
este caso la prometida sería castigada ó el juramento, si hubiera intervenido; y
por el pecado de su prometido, lo cual no puede contraer con otra, si quiere, ajuicio
es conveniente. de la Iglesia.
5.° Parece que no puedan desligarse Al 3.° que si antes de contraido el ma-
el uno del otro entre sí; porque habría trimonio alguno de los dos-esposos cae
gran ligereza en contraer primero y des- en grave enfermedad, que destruye su
pués volverse de lo dicho. Pero tales co- salud ó le debilita en extremo (como la
sas no deben ser consentidas por la Igle- epilepsia ó la parálisis); ó queda deforme
sia. Luego, etc. (como por la abscision de la nariz ó de
CUESTIÓN XLI1I. — A R T Í C U L O III. 211
las órbitas de los ojos ú otra cosa análo- » se prometieron, se puede tolerar con
ga), ó que sea contraria al bien de la » paciencia que los que han contraído es-
prole (como la lepra que suele inficionar- » ponsales se devuelvan mutuamente sus
la), pueden dirimirse los esponsales, por » promesas ». Mas á esto dicen que la
el temor de que se desagraden entre sí, Iglesia tolera esto más bien porque no
y que el matrimonio así contraído tenga sobrevenga algo peor, que porque sea de
mal resultado. Ni alguno es castigado por derecho. Y esto no parece convenir al
una pena, sino que de ella reporta un ejemplo que aduce la decretal: y por
daño, lo cual no es inconveniente. tanto debe decirse que no siempre hay
Al 4.° que si el esposo conoció á la ligereza en retractarse de lo que prime-
consanguínea de la esposa, ó al contra- ramente se ha afirmado, porque nuestras
rio, entonces deben dirimirse los espon- previsiones son muy inciertas, como se
sales ; y para establecer el hecho basta dice (Sap. 9 , 14).
la sola fama á causa del escándalo que Al 6.° que aunque los que han contra-
debe evitarse: porque las causas que tado los esponsales, no se hayan dado to-
deben producir sus efectos en lo futuro, davía mutuamente potestad sobre su cuer-
son impedidas de sus efectos, no solamen- po, sin embargo, se hacen sospechosos el
te por lo que existe, sino por lo que debe uno al otro acerca de no guardar la fe en
suceder. Por lo tanto, así como la afini- lo futuro, y por esto pueden prevenirse
dad, si existiera al tiempo del contrato de el uno contra el otro, dirimiendo los es-
los esponsales impediría este contrato, ponsales.
así si interviene antes del matrimonio, Al 7.° que aquella razón tendría fuer-
que es cierto efecto de los esponsales, el za, si ambos contratos fuesen de la mis-
primer contrato es impedido por su efec- ma naturaleza, pero el segundo contrato
to. Y en esto á nadie se perjudica, antes del matrimonio es más fuerte que el pri-
bien se le hace favor; porque se le se- mero, y por tanto le anula.
para de quien se ha hecho odioso á Dios Al 8.° que, aunque no fuesen verdade-
por causa de la fornicación. ros esponsales, hubo allí, sin embargo,
Al 5.° que algunos no admiten este cierto modo de esponsales; y por eso para
caso ; pero contra esta opinión están la que no parezca aprobarse al llegar á la
Decretal (cap. Prceterea hi, De sponsab. edad oportuna, debe pedirse la rescisión
et matrim.) que dice espresamente : « á de los esponsales, que debe ser decreta-
» imitación de los que forman una socie- da por el juicio de la Iglesia á causa del
» dad y después se devuelven la fe que buen ejemplo.
CUESTION XLIY.
1." El matrimonio pertenece al género de la unión? 2." Se denomina convenientemente? 3.° Se defi-
ne de un modo conveniente?
relación, que es el matrimonio, tiene por rio , y en este sentido se llama nuptias de
una parte la unidad en cada uno de los (nubo), porque en la solemnidad del des-
estremos, esto e s , por parte de la cau- posorio, por el cual se perfecciona el ma-
sa, puesto que se ordena numérica- trimonio, se cubren las cabezas de los des-
mente á la misma generación; pero por posados : 3 . su efecto, que es la prole, y
a
parte del sujeto tiene diversidad según el así se llama matrimonio, como dice San
número, y por eso esta relación es una A g u s t í n (Cont. Faust. 1. 1 9 , c. 26),
por su causa y múltiple por parte del su- « porque la mujer no debe casarse por
j e t o ; y en cuanto es múltiple por parte » otra cosa que para ser madre». Puede
del sujeto, se designa por los nombres de significar el matrimonio la carga de la
mujer y marido; mas según que es una madre (matris munium), puesto que á
se significa por el nombre de matrimonio, las madres incumbe principalmente el
oficio de educar la prole : ó también se
A R T Í C U L O I I . — S e denomino conve- dice matrimonio como defendiendo á la
nientemente el matrimonio ? madre (matrem muniens), porque y a
tiene el varón que la defienda y ampare;
1.° Parece que el matrimonio n c s e ó también como advirtiendo á la mujer
denomina convenientemente; porque la (matrem monens) que no abandone al
denominación debe hacerse de lo que es marido y se una á otro ; ó bien significa
más digno. P e r o el padre es más digno materia unius, la materia de uno solo,
que la madre. L u e g o la unión del uno y porque en él se hace la unión, para
del otro debe tomar su denominación más producir materialmente una sola par-
bien del padre que de la madre. t e , según la etimología ¡ X Ó V O Í monos y
2.° U n a cosa debe denominarse según materia; ó se llama matrimonio, como
aquello que es de su esencia; puesto que dice San Isidoro ( E t y m . 1. 9 , c. ult.) de
« la razón que un nombre significa es su matre y nato, porque por el matrimonio
» definición», como se dice ( M e t . 1. 4, se hace alguna madre del nacido. (1)
(1) Todos estos nombres del Matrimonio y cuya interpre- fieles de Corinto fi Corint. 7 v. 10). Preguntado Isaac en Ge-
pretacion nos da el Santo en el cuerpo del artículo, ios vemos rara por los hombres de ese país sobre su m u j e r , respondió
dados en la Escritura á la unión de los cónyuges. « A aquellos que era hermana su ya, temiendo confesar « que estaba consigo
» que están unidos en Matrimonio, les mando, e t c . » , dice el » unida en consorcio matrimonial (conjugium) e t c . » . (Gen. 26,
Apóstol, entre otros pasajes de los Sagrados Libros, á los v- 7.°). Por fin, San Juan nos da cuenta de cómo nuestro
214 C U E S T I Ó N X L I V . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
Señor y su Madre Inmaculada fueron invitados á unas nup- nistas ; hela aquí. Yiri ac mulicHs conjunclio mai-italis inler le.
cias : « Se celebraron unas nupcias en Cana de Galilea, etc ». gilimas personas individuam vila¡ consuetudinemrelinens. Pero esta
(Joan. 2.° v . 1.°) definición solo está completa para el matrimonio no cristiano;
(IJ La definición, á que el Santo se refiere, es la del Maes- pues tratándose de este, la definición lo estará agregando á
tro de las Sentencias, quien á su v e z la tomó del derecho ro- lo dicho las siguientes palabras : El á Citrino ad dignilatem Sa
mano y es la comúnmente seguida por los teólogos y cano- cramenti elévala.
CUESTIÓN XLIV.—ARTICULO III. 215
viduam etc. Pero la otra definición de- marital, para significar que el matrimo-
nota el efecto al que se ordena el matri- nio es la unión respecto á las cosas que
monio, esto es, á la vida común en las requiere el oficio del marido, que no po-
cosas domésticas. Y puesto que toda co- dían ser espresadas bajo un solo nombre.
municación se ordena por una ley, por Al 2." que por esta diferencia, se mar-
eso designa lo ordenativo de esta comu- ca el fin de la unión según lo dicho (a. 2\
nicación, es decir, el derecho divino y Y puesto que, como dice el Apóstol (i
humano : las demás comunicaciones que Cor. 1 1 , 9 ) , no fue creado el varón por
conciernen á los negociantes y militares, causa de la mujer sino la mujer por causa
fueron instituidas por solo el derecho hu- del varón; hé aquí porque esta diferencia
mano. debe tomarse más bien del marido que de
Al argumento 1.° diremos, que algu- la mujer.
nas veces los primeros principios, según Al 3.° que así como la vida civil no
los cuales debe darse la definición, no son importa el acto singular de tal ó cual
conocidos en cuanto á nosotros ; y por individuo, sino lo que pertenece á la so-
esto en la definición de ciertas cosas se ciedad civil; así la vida conyugal, no es
ponen algunas posteriores en absoluto, otra cosa que el trato perteneciente á tal
que son anteriores respecto á nosotros, comunicación; y por esto, en cuanto áesta
como en la definición de la cualidad se vida, la costumbre en los cónyujes es in-
pone por el Filósofo, la palabra quale, dividual, aunque esté dividida en cuanto
cuando dice (cap. De qualit.).: c< qualitas á los actos singulares de cada uno de
» est secundum quales esse dicimur ». Y ellos.
así también en la definición del matri- Por lo dicho (in corp.) es evidente la
monio se pone conjunctio maritalis, unión respuesta al 4.°
CUESTIÓN XLY,
( l j En este a T t í c u l o nos enseña el Santo Doctor que e l con- la historia, especialmente desde que Pió IX en el Sytlabus y
sentimiento de los c ó n y u g e s es la causa enciente del Matri- en documentos anteriores, condenó la doctrina de los que se-
monio. En el a. 5, al 2.° nos dice que la bendición sacer- paraban el sacramento del contrato natural del Matrimonio
dotal no pertenece á la esencia del mismo sacramento. Esto (proposición CG) que era todo el sosten de la opinión de Mel-
prueDa que p a r a Santo Tomás el ministro del Matrimonio no chor Cano. En virtud de esta condenación y la contenida en
es e l sacerdote, sino los mismos contrayentes. ?íada tiene esto la prop. 73 de que puede haber entre cristianos Matrimonio,
de particular, porque hasta que Melchor Cano en el siglo XYI sin que este sea sacramento, la controversia ha terminado para
enseñó lo contrario, nadie hasta entonces había sentido como todo verdadero católico. Porque si el matrimonio cristiano,
él. A l g u n o s t e ó l o g o s , arrastrados por la incontestable autori- por una parte, es siempre sacramento ; y si, por otra, fueron
dad del célebre autor De Loéis Iheologicis, siguieron después su verdaderos matrimonios los clandestinos celebrados antes del
doctrina : siguiéronla ademas y esto solo la haría por lo menos Concilio de Trente, como lo son los que se celebran con ese
sospechosa, los jansenistas, regaltstas y demás enemigos d e impedimento en los países donde el Tridentino no está publi-
la Iglesia que creen en los Sacramentos. Pero la mayoría de cado, ó su observancia en ese punto es imposible ó está dis-
los teólogos desde Cano, y todos sin escepcion los que hubo pensada ; si esto es así, resulta que forzosamente los ministros
h a s t a el siglo x v i , aunque otro cosa diga el ilustre dominico, son los propios c ó n y u g e s , puesto que esos matrimonios clan-
sostuvieron unánimemente que los mismos consortes son e l destinos no los celebraron ó celebran los sacerdotes. (Véase á
ministro del sacramento del Matrimonio. El peso de las razones Belarmino De Matrim. c. 7.°, Vasquez i d . disp. 3." , Domingo
e s tal, que la opinión del obispo de Canarias pertenece y a á Soto dist. 20, cuest. 2.", Perrone id. cap.
CUESTÍON XLV. — ARTÍCULOS i Y. II. 217
Luego el consentimiento es causa del ma- consentimiento sea espresado por pala-
trimonio. bras : porque así como por el matrimonio
Conclusión. Conviene que el contrato se reduce el hombre á la potestad de otro,
matrimonial, como los demás contratos, así también por el voto. Pero el voto
se constituya por el mutuo consentimiento. obliga respecto á Dios, aunque no sea
Responderemos, que en todos los sa- espresado por palabras. Luego también el
cramentos hay alguna operación espiri- consentimiento produce la obligación del
tual mediante la operación material, que matrimonio, aun sin ser espresado por
la significa: como por la ablución cor- palabras.
poral en el bautismo se hace la ablución 2.° El matrimonio puede tener lugar
interior espiritual. Por lo cual, como en entre personas que no pueden espresar
el matrimonio hay cierta unión espiritual, de palabra su mutuo consentimiento,
en cuanto es sacramento, y alguna ma- ya porque son mudas ó porque hablan
terial, en cuanto es un deber de la natu- diversas lenguas. Luego la espresion
raleza y de la vida civil, es necesario, del .consentimiento por medio de la
que la virtud divina opere la unión espi- palabra no es requerido para el matri-
ritual mediante la unión material. De monio.
consiguiente, puesto que los Jazos de los 3.° Si se omite aquello que es de nece-
contratos materiales se constituyen por sidad del sacramento, sea cualquiera la
el mutuo consentimiento, es preciso tam- causa, no hay sacramento. Pero en al-
bién que de este modo tenga lugar la gún caso, hay matrimonio aun sin espre-
unión matrimonial. sion verbal, como cuando la muchacha
Al argumento 1.° diremos, que la cau- calla por rubor, cuando sus padres ó pa-
sa primera de los sacramentos es la divina rientes la presentan á su esposo. Luego
virtud que obra en ellos la salud ; pero la espresion verbal no es de necesidad del
las causas segundas ó instrumentales son matrimonio.
las operaciones materiales, que toman su Por el contrario, el matrimonio es un
eficacia de la institución divina, y en este sacramento : y en todo sacramento se re-
sentido el consentimiento es causa en el quiere algún signo sensible. Luego tam-
matrimonio. bién en el matrimonio; y en tal concepto
Al 2.° que el matrimonio no es el con- es preciso que en él haya al menos pala-
sentimiento mismo, sino cierta unión de bras que espresen el consentimiento de
dos personas que se ordenan á una misma una manera sensible.
cosa según lo dicho (C. 44, a. 1 ) , cuya Ademas, en el matrimonio el contrato
unión realiza el consentimiento. Ni el se hace entre el varón y la mujer: y en
consentimiento, propiamente hablando todo contrato es menester que se espre-
significa la unión de Cristo con la Igle- sen por medio de la palabra las obliga-
sia, sino su voluntad, por la cual se ha ciones que se quieren contraer. Luego
verificado, que se uniera á la Iglesia. también en el matrimonio es necesario
Al 3.° que así como el matrimonio es que el consentimiento sea espresado de
uno de parte de aquello en que se hace palabra.
la conjunción, aunque sea múltiple de Conclusión. Es necesario que el con-
parte de los unidos, así también el con- sentimiento que produce el matrimonio, sea
sentimiento es uno de parte de la cosa en espresado de palabra.
que se consiente, esto es, la antedicha Responderemos, que según resulta de
unión, aunque sea múltiple de parte de lo espuesto (a. 1 ) , la unión matrimonial
los que consienten. El consentimiento no tiene lugar al modo de obligación en los
se refiere directamente al varón sino á la contratos materiales. Y como los contra-
unión con el hombre de parte de la mu- tos materiales no pueden realizarse sino
jer ; y asimismo se refiere á la unión con en tanto que los contrayentes manifiestan
la mujer por parte del varón. entre sí su voluntad por medio de la pa-
labra ; así también es menester que el
A R T Í C U L O II.— Es necesario que el consentimiento que produce el matrimo-
consentimiento s e a e s p r e s a d o por palabras? nio, sea espresado de palabra, á fin de que
l.° Parece que no e3 necesario que el la pronunciación de las palabras se refie-
'218 C U E S T I Ó N X L V . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
tos el que usa de palabras futuras, no expresado por palabras. Mas esto no
transmite á otro la potestad de sus cosas; tendría lugar, si se requiriese para el ma-
como si dijera te daré, sino solamente trimonio el consentimiento mental. Luego
cuando habla en presente. no se requiere.
Al 3.° que en el voto de profesión el acto Por el contrario, dice Inocencio III
del matrimonio espiritual, es decir, la obe- (Deret. quadam. cap. Tua nos De spons.
diencia y la observancia de la regla se et matri.) hablando de este caso : « sin
espresa por palabras de futuro, y no el » el consentimiento no pueden las demás
mismo matrimonio espiritual. Pero si pro- » cosas consumar la alianza conyugal».
metiera por voto el futuro matrimonio Ademas , la intención es requerida en
espiritual, no hay matrimonio espiritual, todos los sacramentos. Pero aquel que no
puesto que por esto no es alguno toda- consiente de corazón, no tiene intención
vía monje, sino que promete serlo. de contraer matrimonio. Luego no se
realiza el matrimonio.
A R T Í C U L O IV.-— ¿El consentimiento es- Conclusión. La espresion de las pa-
presado a u n por palabras de p r e s e n t e , si fal- labras, sin el consentimiento interior,
ta el consentimiento interior, produce el m a - hace nulo el matrimonio.
trimonio? Responderemos, que así como la ablu-
ción est.erior se refiere al bautismo, así
l.° Parece que también el consenti- también la espresion de las palabras á
miento espresado por palabras de pre- este sacramento, según lo dicho (a. 2 ) .
sente, si falta el interior, produce el ma- Por consiguiente, así como, si alguno re-
trimonio ; « porque á nadie deben valer cibiese la ablución esterior, sin intención
» el fraude y el dolo » según el derecho de recibir el sacramento, sino haciéndolo
(cap. Ex tenore, De rescrip. y cap. si vis, por juego y dolo, no quedará bautizado;
De cognat, spirit.). Pero el que espresa así también la espresion de las palabras,
de palabra el consentimiento que no tiene sin el consentimiento interior no pro-
en el corazón, comete un dolo. Luego no duce el matrimonio ( 1 ) .
debe ser patrocinado de modo que quede Al argumento 1.° diremos que alli hay
libre de la obligación del matrimonio. dos cosas, á saber: el defecto del con-
2.° El consentimiento mental de uno sentimiento, que le patrocina en el fuero
no puede ser conocido de otro, sino en de la conciencia, para no ser obligado al
tanto que es espresado por la palabra. Si vínculo del matrimonio, aunque no en el
pues no basta la espresion de las pala- fuero de la Iglesia, en el que se juzga
bras, sino que se requiere el consenti- según lo alegado; y el dolo de las pala-
miento interior en uno y otro cónyuge, bras, y este no le patrocina ni en el
entonces no podría saber el uno si el otro fuero de la conciencia ni en el de la
y viceversa, es para él verdadero cónyu- Iglesia, porque en uno y otro es casti-
ge, y en este concepto será fornicador, gado por esto.
cuando usare del matrimonio. Al 2.° que si falta el consentimiento
3.° Si se prueba que alguno ha dado mental por parte de uno solo, no existe el
su consentimiento por palabras de pre- matrimonio por ninguno de ellos, puesto
sente á alguna, se le obliga por senten- que el matrimonio consiste en la mutua
cia de escomunion á que la tenga por es- unión, según se ha dicho (C. 4 4 , a. .1).
posa, aunque diga haberle faltado el Sin embargo, puede creerse con probabi-
consentimiento mental, y aunque contra- lidad que no hay dolo, cuando no apare-
tare con otra con consentimiento mental cen signos evidentes del mismo, porque
(1) Como la malicia humana es muy grande , la Iglesia ha imponerse esa obligación i tales s o n , 1.° si él fue obligado al
tomado sus disposiciones para impedir los abusos q u e , por el consentimiento ; 2.° si dio evidentes indicios de ser fingido,
ungido consentimiento, pueden originarse. En el foro estenio puesto que entonces más que engañada su comparte, puede
no debe creerse al c ó n y u g e , que alirme haber celebrado el afirmarse que ella misma se quiso engañar ; 3 . ° s i la parte e n -
matrimonio con falso consentimiento ; á menos que , como el gañada consiente en la separación ; 4 ° si ningún detrimento
Angélico dice en este artículo, haya señales evidentes de dolo, se la sigue, ó admite otra compensación. Hay por fin un caso
y podemos agregar, de miedo grave. En cuanto al foro interno, en que, no solo es permitida la separación en el fuero interno,
debe obligarse al consorte engañador á dar el verdadero con- sino que ademas está obligado en conciencia á hacerlo: tal es
sentimiento, para reparar la injuria hecha á su comparte, el que Santo Tomás pone en la respuesta al tercer argumento,
gsto es lo ordinario. Hay casos, sin embargo, en que no puede (Véase Gtrcy con la nota de Ballerini, De Matri. n. 763j.
220 C U E S T I Ó N X L V . — A R T Í C U L O S IV Y V .
debe presumirse que cualquiera es bueno que también prohibió los matrimonios
mientras no se pruebe lo contrario; por i clandestinos. Luego estos no pueden ser
lo tanto, aquel de cuya parte no bay do- verdaderos matrimonios.
lo, se escusa de pecado por ignorancia. Por el contrario, dada la causa se da
Al 3.° qué en tal caso la Iglesia le el efecto. Pero la causa suficiente del
obliga á vivir con su primera mujer, por- matrimonio es el consentimiento espre-
que juzga según lo que aparece al este- sado por palabras de presente. Luego
rior: ni es engañada en la justicia ó el hágase en público ó en oculto, se sigue
derecho, aunque lo sea en el becbo. Pero el matrimonio.
él debe sufrir la escomunion mas bien Ademas, donde quiera que hay debida
que acercarse á la primera esposa, ó debe materia y debida forma de sacramento,
buir muy lejos á otras regiones. allí hay sacramento. Pero en el matri-
monio oculto hay la debida materia,
A R T Í C U L O V . — ¿ei consentimiento dn- puesto que allí se hallan personas legíti-
do e n s e c r e t o , por palabras de p r e s e n t e , mas para contraer, y debida forma, por-
produce e l matrimonio? que en él se encuentran las palabras de
presente espresivas del consentimiento.
l.° Parece que el consentimiento dado Luego allí hay verdadero matrimonio.
en secreto por palabras de presente no Conclusión. El consentimiento clan-
produzca matrimonio; porque la cosa destino, aunque malo y prohibido, pro-
existente en potestad de uno no pasa á duce matrimonio, si las personas son há-
la de otro, sino consintiendo aquel en biles para contraer.
cuyo poder estaba. Pero la muchacha se Responderemos que, así como en los
halla bajo la potestad del padre. Luego otros sacramentos hay ciertas cosas que
no puede pasar á la potestad del varón son de la esencia del sacramento, las que
por el matrimonio, sino consintiéndolo el omitidas no hay sacramento, y otras
padre; y así si se da en secreto el consen- que pertenecen á la solemnidad del sa-
timiento, aun cuando sea espresado por cramento, cuya omisión no le invalida,
palabras de presente, no habrá matri- aunque se peque omitiéndolas; así tam-
monio. bién el consentimiento espresado por pa-
2.° Así como en el matrimonio nues- labras de presente entre dos personas
tro acto es casi de la esencia del sacra- legítimas para contratar, produce el
mento, así también en la penitencia. matrimonio; porque estas dos cosas son
Pero el sacramento de la penitencia no de esencia del sacramento; y las otras
se consuma, sino mediando los ministros pertenecen á la solemnidad del mismo,
de la Iglesia, que son los dispensadores puesto que se las emplea para que el
de los sacramentos. Luego ni el matrimo- matrimonio se haga más conveniente-
nio puede perfeccionarse en secreto sin mente. Por consiguiente, si se omiten,
la bendición sacerdotal. hay verdadero matrimonio, aunque pe-
3.° Como el bautismo puede adminis- quen los que así lo contraigan, á menos
trarse en secreto y públicamente, no se que puedan escusarse por alguna causa
prohibe por la Iglesia el que se baga en legitima (1).
secreto. Pero la Iglesia prohibe que se Al argumento 1.° diremos que la don-
hagan matrimonios clandestinos (cap. cellita no esta bajo la potestad del padre
Cum inhibito de cland. despons.). Luego como una criada, de modo que no tenga
no pueden hacerse en oculto. potestad sobre su cuerpo, sino como hija
4.° El matrimonio no puede ser con- para la educación; y por eso, en virtud
traído entre parientes de segundo grado, de que es libre, puede entregarse á la po-
puesto que la Iglesia le prohibió. Es así testad de otro sin el consentimiento dej
(1) Habla Santo Tomás en este artícelo con arreglo al dere- meramente impediente. Esta disposición solo rige en los
cho canónico v i g e n t e e n su época. Pero el Concilio de Trento, países en que el Concilio se promulgó ; pues allí donde no lo
en la sesión 24, cap. í . ° (De Reformat.J, después de declarar hubiere sido, — culpable ó inculpablemente — sigue siendo
que los matrimonios clandestinos, aunque condenados p o r i a u n impedimento impediente, porque e n todas partes la Igle-
I g l e s i a , habían sido, sin embargo, verdaderos matrimonios, sia ha detestado esos enlaces, según dice el mismo Santo Con-
ordena que en lo sucesivo se cuente entre los impedimentos cilio.
dirimentes la clandestinidad del Matrimonio, dejando de ser
CUESTIÓN XLV. — ARTÍCULO V. 221
padre, como también puede alguno ó al- cibir el bautismo de otro que no sea sa-
guna entrar en el estado religioso, sin el cerdote, á no ser en caso de necesidad.
consentimiento de los padres, puesto que Pero el matrimonio no es sacramento de
son personas libres. necesidad. Y por tanto no hay paridad.
Al 2.° que el acto nuestro en la peni- Prohíbense los matrimonios clandestinos
tencia, aunque es esencial al sacramento, á causa de las peligros que de ellos sue-
no es, sin embargo, suficiente para pro- len venir, puesto que en tales matrimo-
ducir el efecto próximo del sacramento, nios hay frecuentemente algún fraude
esto es, la absolución de los pecados; y por una ú otra parte; puesto que arrepin-
por esto es necesario que para la perfec- tiéndose de lo que hicieron ligeramente,
ción del sacramento intervenga el acto pasan frecuentemente á otras alianzas y
del sacerdote. Pero en el matrimonio los de esto resultan grandes males, y ademas
actos nuestros son causa suficiente para de esto tienen algo de vergonzoso.
producir el efecto próximo, que es la obli- Al 4.° que los matrimonios clandesti-
gación ; porque. cualquiera persona sui nos no están prohibidos como contrarios
juris puede obligarse á otro, y por esto á lo que es de esencia del matrimonio,
la bendición sacerdotal no es requerida como lo están entre personas ilegítimas,
en el matrimonio como de esencia del sa- que son materia indebida para este sa-
cramento. cramento; así pues, no hay paridad.
Al 3.° que también está prohibido re-
CUESTIÓN XLYI.
Del consentimiento en el que concurre el juramento ó la cópula carual.
(et habet. cap. Tuas dudum, D e clandest. rio I X , et cap. Tua nos, e x Innocen-
despons.) : « Si consensus in nuptiis de- t e III).
» fuerit, caster a etiam cum ipso coitu ce- A d primum ergo dicendum, quòd ille
y>lebrata frustrantur.» qui carnaliter commiscetur, facto con-
Prasterea, quod sequitur ad aliquid, sentit in carnalem copulam secundum
non facit ipsum. Sed carnalis copula se- rei veritatem ; sed in matrimonium non
quitur ipsum matrimonium, sicut effectus consentit ex hoc ipso, nisi secundum in-
causam. E r g o non potest facere matri- terpretationem juris.
monium. A d secundum dicendum, quòd inter-
Conclusio. Carnalis copula cum con- pretatio illa non mutat rei veritatem, sed
sensual significare videatur, in Ecclesia judicium quod de rebus exteriùs fit.
foro post sponsalia matrimonium efficere A d tertium dicendum, quòd si spon-
dicitur, licet in foro conscientim, si inte- sa sponsum admittat, credens eum velie
rior consensus desit, non perficiat. matrimonium consummare, excusatur à
Respondeo dicendum quod de matri- peccato (2), nisi aliqua signa expressa
monio possumus loqui dupliciter : uno fraudis appareant ; sicut si sint multùm
modo quantum ad forum conscientias; et distantis conditionis vel quantum ad no-
sic in rei veritate carnalis copula non bilitatem, vel quantum ad fortunam, vel
babet qudd perficiat matrimonium, cujus aliud signum evidens appareat. Sed tamen
sponsalia praacesserunt per verba de fu- sponsus peccat fornicando ; et puniendus
turo, si consensus interior desit, quia est de fraude quam facit.
verba etiam de pra3senti consensum e x - A d quartum dicendum, quòd in tali
primentia, si consensus mentalis deesset, casu sponsus, antequàm aliam duxerit,
non facerent matrimonium, ut supra dic- tenetur earn ducere in uxorem, si sint
tum est (quasst. prase, art. 4 ) . Alio modo asqualis conditionis, vel si sponsa sit mê-
quantum ad judicium Ecclesias, et quia lions conditionis. Sed si aliam duxerit,
in exteriori judicio secundum ea qute jam factus est impotens ad solvendum
foris patent, judicatur, cum nibil possit illud ad quod tenebatur, et ideò sufficit
expressius significare consensum quam si ei de nuptiis provideat. E t ad hoc etiam
carnalis copula; ideo secundum judicium non tenetur, ut quidam dicunt, si sponsus
Ecclesiaj c a r n a l i s copula consequens sit multò melioris conditionis, aut aliquod
sponsalia, matrimonium facere judicatur, signum fraudis evidens fuerit, quia pras-
nisi aliqua signa expressa doli vel fraudis sumi probabiliter potest quòd sponsa non
appareant (1) ( e x t r a , D e sponsalib. et fuerit decepta, sed decipi se finxerit.
matrim. cap. Is qui Jidem, ex Grego-
1.° Algún consentimiento puede ser forzado?—2.° Alguna coacción d e l m i é d o cae sobre varón cons-
t a n t e ? ^ . El consentimiento forzado rompe el matrimonio?—4.° El consentimiento forzado produce
0
(1) S e g ú n observa Tíicolai, parece que el Santo tomó esta están solo en Cicerón, y sí sólo hay algo equivalente en la
cita de Alberto Magno, quien sin duda no debió enterarse oración pro Cwcina.
bien del pasaje del filósofo romano; pues esas palabras no
CUESTIÓN XLVII.—ARTÍCULOS I Y II. 225
sin embargo, lo es consideradas las cir- la fama. Pero el temor de la infamia no
cunstancias en que se halla entonces el se reputa temor que cae en varón cons-
hombre. Y como los actos existen según tante, porque, como dice la ley (1. 7, ff.
las condiciones particulares, por eso este de eo quod metus, etc.), « el temor de la
hecho es voluntario en absoluto, é invo- infamia no se contiene en aquel edicto,
luntario secundum quid. Por consiguien- cuya fórmula dice lo que se ha hecho por
te, esta violencia ó coacción puede exis- temor. Luego ni otro miedo cae en el
tir en el consentimiento, que es acto de varón constante.
la voluntad, mas no la primera. Y como 4.° El miedo deja pecado en aquel que
esta coacción tiene lugar, porque se es cohibido por él, porque le hace prome-
teme algún peligro eminente, sigúese que ter lo que no quiere cumplir y así le hace
esta fuerza es lo mismo que el miedo, que mentir. Pero no es propio del varón cons-
fuerza de algún modo la voluntad; pero tante cometer un pecado por pequeño
la primera fuerza recae sobre los actos que sea, á causa de algún temor. Luego
corporales. Y puesto que el legislador nó cae miedo alguno en el varón cons-
considera no solamente los actos interio- tante.
res, sino más bien los esteriores, por eso Por el contrario, Abraham é Isaac
por la fuerza se entiende la coacción en fueron varones constantes. Pero sobre
absoluto, por cuya razón contrapone la ellos cayó el miedo, pues dijeron por ra-
fuerza al miedo. Pero ahora se trata del zón del mismo que sus mujeres eran her-
consentimiento interior, en el que no cabe manas suyas (Gen. 12 y 26). Luego el
coacción, sino fuerza, que se distingue miedo puede caer en el varón constante.
del miedo. Por este motivo, en cuanto á Ademas, donde quiera que existe lo
lo que concierne á nuestro propósito, la misto violento , hay miedo coactivo. Pero
coacción es lo mismo que el miedo; y alguno, por constante que sea, puede
este es, según los jurisconsultos, cela sufrir tal violencia que, si se hallase en
»turbación que el alma esperimenta, á el mar, arrojaría la mercancía en tiempo
» causa de un peligro instantáneo ó fu- del naufragio. Luego el miedo puede
»turo » (ibid.). caer en el varón constante.
Con lo dicho es evidente la contesta- Conclusión. Alguna coacción y miedo
ción á los argumentos; porque las prime- puede caer en varón constante, de modo
ras razones proceden de la primera clase que se vea precisado á tolerar un mal
de coacción y las segundas se refieren á menor para evitar otro mayor.
la segunda. .Responderemos, que caer el miedo en
alguno es ser obligado por el miedo; y
ARTICULO II. — Alguna coacción del es cohibido alguno por el miedo cuando
miedo cae e n el varón constante í hace algo que en otro caso no querría,
para evitar lo que teme. Mas en esto se
1.° Parece que la coacción del miedo distingue el varón constante del incons-
no cae en varón constante; porque es tante, es decir, en dos conceptos : 1.° en
propio de la naturaleza del hombre cons- cuanto á la cualidad del peligro que se
tante no temblar ante los peligros. Luego teme, porque el constante sigue la recta
siendo el miedo una turbación del alma, razón, por la que sabe lo que debe dejar
por razón de un peligro inminente, si- y lo que debe hacer. Así sabe que debe
gúese que no es cohibido por el miedo. elegir el mal menor ó el mayor bien. Y
2.° «El fin de todas las cosas terribles por esto el constante se ve obligado por
» es la muerte», según el Filósofo (Ethic. el temor de un mal mayor á soportar un
1. 3, c. 6), como lo más perfecto entre mal menor ; mas no lo es á sufrir unmal
las cosas terribles. Pero los varones cons- mayor, para evitar otro menor. El in-
tantes no temen la muerte, porque el constante, empero, se ve obligado á un
fuerte afronta también los peligros de mal mayor por miedo de otro menor, es
muerte. Luego no hay miedo que caiga decir, al pecado por miedo de la pena
sobre el varón constante. corporal. El pertinaz, por el contrario,
3." Entré otros peligros, se teme prin- no puede ser obligado á soportar ó hacer
cipalmente por los buenos el peligro de un mal menor para evitar otro mayor.
SUMA TEOLÓGICA. —TOMO V . 15
226 C U E S T I Ó N X L V I I . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
(1J La coacción ó el miedo es uno de los impedimentos diri- dro III (C. Cum locum 1. De espons, et Mat.), allí donde Hay
mentes del matrimonio, introducido por los derechos natural miedo 6 coacción, es preciso que, siempre que se (rale de dar alg'>n
y canónico. iVd teniendo lugar el consentimiento, dice Alejan- consentimiento, desaparezca toda materia de coacción. A diferen-
C U E S T I Ó N X L V I I . — A R T Í C U L O S I I I , IV Y V . 227
de medida á todas las acciones humanas, .2.° Si la persona que fue cohibida,
como dice el Filósofo (Ethic. 1. 3 , c. 4 ) . llega después á consentir, habrá, ver-
Algunos dicen, que si el consentimiento dadero matrimonio. Pero el que cohibió
existe, aunque forzado, interiormente primeramente, no está ligado por el con-
existe el matrimonio, en cuanto á Dios; sentimiento de aquel. Luego estaba liga-
mas no con respecto á la Iglesia, que do al matrimonio por el primer consenti-
presume no haber habido allí consenti- miento.
miento interior á causa del miedo. Mas Por el contrario, el matrimonio es una
esta opinión no es fundada, porque la relación de equiparancia. Esta relación
Iglesia no debe presumir que uno ha pe- existe igualmente en las dos partes. Lue-
cado, hasta tanto que se pruebe ; mas go si hay impedimento por parte de uno,
pecó si dijo consentir y no consintió. Por no habrá matrimonio por parte del otro.
lo cual la Iglesia presume que ha con- Conclusión. Todo lo que impide el
sentido, pero juzga que este consenti- matrimonio en uno, impídelo también en
miento arrancado á la fuerza, no es su- el otro.
ficiente para hacer el matrimonio. Responderemos, que siendo el matri-
Al argumento 1.° diremos, que la in- monio cierta relación, y no pudiendo na-
tención no es causa eficiente del sacra- cer la relación en uno de los estreñios,
mento en el bautismo, sino solamente sin estar en el otro, sigúese que todo lo
produciendo la acción del agente, mien- que impide el matrimonio en uno, impide
tras que el consentimiento es causa efi- lo mismo en el otro, puesto que no puede
ciente, en el matrimonio, y por tanto no haber un varón sin esposa, ni alguna es-
hay paridad. posa sin varón, como ni madre, no te-
Al 2.° que no basta para el matrimo- niendo hijo ; y por eso se dice comun-
nio toda especie de voluntario, sino lo mente que el matrimonio no cojea.
voluntario completamente, puesto que Al argumento 1.° diremos, que aun-
debe ser perpetuo; y por tanto, es im- que el acto del amante pueda pasar al
pedido por lo violento misto. no amante, sin embargo, no puede exis-
Al 3.° que uo siempre debe inducirse tir la unión entre ellos, sino hay mutuo
á que permanezca en aquel matrimonio, amor. Y por esto dice el Filósofo (Ethic.
sino solamente cuando se teme un peli- 1. 8, c. 2), que para la amistad que con-
gro de su disolución; mas obrando de_ siste en cierta unión, se requiere recipro-
otra manera, no peca : porque no hay ni cidad de afecto.
apariencia de mal, en no cumplir una Al 2.° que por el consentimiento libre
promesa que se ha hecho no queriendo. de aquel que primeramente fue cohibido,
no se realiza el matrimonio, sino en cuan-
A R T I C U L O IV.— ¿ E I consentimiento to el consentimiento precedente en el otro
forzado, constituye el matrimonio de parte permanece todavía en su vigor ; porque
del que l e produce ? si disintiere no se haría matrimonio.
cía de otros, este impedimento tiene de peculiar que no puede todos los teólogos después de Santo Tomás.
ser dispensado, ni por lo mismo puede revalidarse el matri- Advertiremos, por fin, que si el impedimento en que nos
monio, subsistiendo la causa del miedo ó coacción. Se nece- ocupamos fue oculto, basta para la revalidación del matrimo-
sita, pues, que esa causa desaparezca ; aunque se reputa no nio ó la renovación espresa del consentimiento entre los cón-
existir, segun nuestro Angélico (In 4. Disp. 2(1, c. 1.°, a. 3, y u g e s , ó es suficiente la tácita que se presume, según lo que
c 2." ad 2) si entre los consortes prorsus libere el affectu mari- se acaba de decir, como afirma el ilustre jesuita citado. No
tali admitlitur copula ó espontáneamente cohabitan. Lo propio es por lo mismo necesario revalidar el matrimonio delante del
sostienen Sánchez (De Matrim. 1. 4." disp. 18, ns. 2 y 3) y párroco.
228 CUESTIÓN X L V I I . — A R T Í C U L O S V Y VI.
(1J S e g ú n el unánime sentir de los teólogos, no son lícitos el Santo y todos los teólogos con é l , sostienen la validez del
los matrimonios condicionales por los gravísimos inconvenien- matrimonio. En cuanto á la condición de futuro vemos que el
tes que de ellos se originan ; de modo que sin una urgentísi- Santo Doctor no admite más condición que la necesaria; si
ma razón, dice San Alfonso, los párrocos no deben admitir bien otros con San Alfonso (11b. vi, n. 892), Sánchez ( l i b . v,
semejantes matrimonios. Esto en cuanto á la licitad ; pero disp. 7, n. 3), dicen que vale cualquiera otra posible ó contin-
como sucederá alguna vez que sea preciso admitir condiciones g e n t e , aunque el matrimonio quede en suspenso hasta que se
en los enlaces matrimoniales, los teólogos inquieren cuáles verifique la condición. Siendo esto así, compréndese que Santo
anulan y cuáles no anulan el matrimonio. Si la condición es Tomás exija nuevo consentimiento en aquellos matrimonios
torpe, y por torpe se entiende lo que se opone al triple bien que se celebraron bajo condición, cuando esta llegue á cum-
del matrimonio, conviene á saber, al bien del sacramento, al plirse ; y lo mismo que el Santo, aseguran teólogos de pri-
de la fe y al d é l a prole ; si la condición es torpe, decimos, mera nota. Sin embargo, San Alfonso, siguiendo á Sánchez,
todos convienen con nuestro Angélico que el matrimonio es Navarro, etc., sostiene ser más probable la sentencia opuesta,
nulo. Si la condición es honesta y ademas es de presente fy lo la cual ademas es la seguida en Roma en las causas matrimo-
mismo y con igual fundamento debemos decir de la de pasado) niales, según testifica Fagnani. (De Apposit. Condit. n. 3).
CUESTIÓN XLVII.— ARTÍCULO VI. 229
hijo es por relación á esta c a u s a , es por á los hijos; y los mismos se obligan para
relación al precepto del padre, de modo con ellos á inducirlos de buena fe.
que si esta causa le obliga por necesidad A l 4.° que algunos dicen que el P a p a
ú honestidad (1) así también le obliga no puede mandar á alguno que acepte el
el precepto del padre ; de otra manera episcopado, porque el consentimiento de-
no le obliga. be ser libre. Pero dada esta opinión, pe-
A l argumento 1.° diremos que aque- recería el orden eclesiástico ; porque si
llas palabras del Apóstol no se entienden no se pudiese obligar á recibir los cargos
de las cosas en las que es libre como el de la I g l e s i a , esta no podría conservar-
padre. Y tal es el matrimonio por el que s e , cuando á v e c e s , aquellos que son idó-
también el hijo se hace padre. neos para esto, no quieren recibir el cargo
A l 2." que J a c o b estaba obligado á sino obligados. A s í pues debe decirse,
hacer lo que le ordenase I s a a c , y a por que no hay paridad entre estos dos casos;
causa de la malicia de aquellas mujeres, porque no hay servidumbre corporal en
ya también porque la raza de Canaam el matrimonio espiritual como en el cor-
debía ser esterminada de la tierra pro- poral, puesto que el matrimonio espiri-
metida á los descendientes de los patriar- tual es como cierto cargo para la dispen-
cas : por lo cual podía dar estas órdenes sación pública de las cosas santas según
Isaac. aquello ( i . Cor. 4 , 1 ) : así nos tenga el
A l 3.° que los padres no juran sino so- hombre como ministros de Cristo, y dis-
breentendida la condición de si agradare pensadores de los misterios de Dios.
CUESTIÓN XLYIII.
(1) Como, por ejemplo, si el hijo violó á alguna con la con- sia en el Tridentino (sesión. 24, cap. 1." de Ref.) anatematiza
dición de casarse con ella. Pero en este caso, la fuerza del á los que sostengan ser nulos los matrimonios sin el conseno
mandado del padre procede del derecho natural que al hijo timiento de los padres, á continuación enseña que se debe
obliga á cumplir con su compromiso. En este asunto importa contar con ellos, y que lo contrario siempre ella lo detestó.
distinguir bien lo lícito de lo valido; pues en tanto que la Igle-
230 CUESTIÓN XLVIII.—ARTÍCULOS I Y II.
esset, nisi dictus consensus esset in car- copulas, sicut potestas utendi re suá est
nalem copulam. Ergo, etc. causa usús.
4. Prasterea, in qualibet re initium Ad primum ergo dicedum, quó d con-
consummationi respondet. Sed matrimo- sensus in matrimonium ideó est damna-
nium consummatur per carnalem copu- bilis post votum virginitatis, quia per
lam. Ergo cum initietur per consensum, talem consensum datur potestas ad id
videtur quôd consensus sit in carnalem quod non licet, sicut peccaret qui daret
copulam. alteri potestatem accipiendi illud quod
Sed contra, nullus consentiens in car- ipse in deposito habet, non solum in hoc
nalem copulam est virgo mente et carne. quod ei actualiter traderet. De consensu
Sed B. Joannes evangelista post con- autem beatas "Virginis supra dictum est
sensum nuptialem fuit virgo mente et (Sent, i v , dist. 3 , quasst. .11, art. 2 , et
carne ( 1 ) . Ergo non consensit in carna- Part. I l l , quasst. x x i x , art. 2 ) .
lem copulam. Ad secundum dicendum, quód inter
Prasterea, effectus respondet causas. fratrem et sororem non potest esse po-
Sed consensus est causa matrimonii. testas in invicem ad carnalem copulam,
Cùm ergo de essentia matrimonii non sicut nec licité carnalis copula. Et ideó
sit carnalis copula, videtur quôd nec ratio non sequitur.
consensus qui matrimonium causât, sit Ad tertium dicendum, quód illa con-
in carnalem copulam. ditio explícita non solum actui, sed etiam
Conclusio. Cum conjunctio carnalis. potestati contrariatur copulas carnalis, et
non sit matrimonium essentialiter, con- ideó est contraria matrimonio.
sensus matrimonium faciens non est con- Ad qicartum dicendum, quód initiatum
sensus in carnalem copulam, sed in ma- matrimonium respondet consummate-, si-
trimonium, in ordine ad carnalem co- cut habitus, vel potestas actui, qui est
pulam. operatic
Eespondeo dicendum quod consensus Rationes autem in contrarium osten-
qui matrimonium facit, est consensus in dunt quód non sit consensus in carnalem
matrimonium, quia effectus proprius .vo- copulam explícito, et hoc est verum.
luntatis est ipsum volitum. Unde sicut
carnalis copula se habet ad matrimo- ARTÍCULO II. i. P u e d o existir ei ma-
nium, ita consensus qui matrimonium trimonio por el consentimiento do alguno con
causât, est in carnalem copulam. Matri- a l g u n a por u n a c a n s a i n h o n e s t a ?
monium autem, ut supra dictum est
(quasst. X L I V , art. 1 , et quasst. X L V , 1.° Parece que el matrimonio no pueda
art. 1 ad 2 ) , non est essentialiter ipsa tener lugar por el consentimiento de al-
conjunctio carnalis, sed quasdam associa- guno dado á otra, por una causa inhones-
t e viri et uxoris in ordine ad carnalem ta ; porque una sola y misma causa no
copulam, et alia quas ex consequenti ad tiene más que una razón única. Pero el
virum et uxorem pertinent, secundum matrimonio es un solo sacramento. Luego
quôd eis datur potestas ad invicem res- no puede hacerse cuando uno se propone
pectu carnalis copulas, et base associatio
otro fin, que aquel por el cual fue insti-
conjugalis copula dicitur. Unde patet
tuido por Dios, esto es, para la procrea-
quôd. bene dixerunt illi, qui dixerunt
ción de la prole.
quôd consentire in matrimonium est con-
2.° La union del matrimonio procede
sentire in carnalem copulam implicite (2),
non explicité ; non enim debet intelligi, de Dios como consta (Matth. 1 9 , 6 ) , lo
que Dios juntó el hombre no lo separe.
nisi sicut implicite continetur effectus in
sua causa, quia potestas carnalis copulas, Pero la union que se hace por causas
in quam consentitur, est causa carnalis torpes no proviene de Dios. Luego no es
matrimonio.
(1) Joxta opinionem illam quam hlc veram supponit San (2) Quod proindènon ita est accipiendum, ait S y l v i u s qua*
Thomas quöd in nupt'üs Came fuerit sponsus quem inde si sit proposttum saltern virtuale copulas carnalis ; sed quia
Christus ad celibatum traduxerit et quam aliquo modo indi- est consensus in potestatem illam in qua talis copula conti-
eavit 2 2 , q u s s t . 1 8 6 , art. 4. netur implicite, sicut actus continetuf in potentia.
CUESTIÓN X L V Í I . — ARTÍCULO IÍ. 2ái
3.° E n los otros sacramentos si no se de las que unas son honestas y las otras
guarda la intención de la Iglesia no h a y inhonestas.
verdadero sacramento. Pero la intención A l argumento 1.° diremos, que lo ver-
de la Iglesia en el sacramento del matri- dadero es causa per se y principal, pero
monio no se refiere á alguna causa torpe. lo que tiene un solo fin per se y princi-
L u e g o si se contrae matrimonio por al- pal, puede tener muchos fines secunda-
guna causa torpe, no será verdadero ma- rios per se é infinitos per accidens.
trimonio. A l 2.° que la unión puede tomarse por
4.° Según Boecio (in Top., loco á cau- la relación misma, que es el matrimonio,
sa fin.), « u n a cosa cuyo fin es bueno, y tal unión proviene siempre de Dios y
» ella misma es también buena ». Pero el es buena sea cualquiera la causa que la
t
1." Debe haber algunos bienes para escusar el m a t r i m o n i o ? —2.° Se designan convenientemente?—
3.°E1 bien del sacramento es el m á s principal entre los otros bienes? —4.° El acto del matrimonio se
escusa de pecado por los predichos bienes ? — 3.° Sin ellos puede escusarse a l g u n a vez de pecado? —
6." Cuando existe sin ellos es siempre pecado mortal?
A R T Í C U L O I. — Debo haber algunos ble - 4.° Las virtudes dirigen á todas las
nes para escusar e l matrimonio ¥ cosas que pueden hacerse honestamente.
Si pues el matrimonio puede ser ennoble-
l.° Parece que el matrimonio no debe cido por algunos bienes, no necesita otros
tener algunos bienes por los cuales se es- que le honren, sino las virtudes del alma,
cuse ; porque así como la conservación y por tanto no deben asignarse al matri-
del individuo, que se verifica por las cosas monio algunos otros bienes que le enno-
que pertenecen á la vida nutritiva, es blezcan, como no se deben asignar á las
propia de la intención de la naturaleza; demás cosas en las que dirigen las vir-
así la conservación de la especie que tiene tudes.
lugar por el matrimonio, y mucho más Por el contrario, donde quiera que
cuanto mejor y más digno es el bien de la hay indulgencia, allí es necesaria alguna
especie, que el de un solo individuo. Pero razón de escusa. Pero en nuestro estado
para escusar el acto de la vida nutritiva, de enfermedad el matrimonio es concedi-
no se necesitan algunos bienes. Luego do al hombre por indulgencia, como se
tampoco para escusar el matrimonio. ve (i. Cor. 7). Luego necesita ser escu-
2.° Segun el Filósofo (Ethic. 1. 8, sado por algunos bienes.
c. 12), la amistad que hay entre el va- Ademas, el concubinato fornicario y el
ron y la mujer es natural y encierra en matrimonial son de la misma especie en
sí lo honesto, útil y deleitable. Pero lo cuanto á la especie de naturaleza. Pero
que es de sí honesto no necesita escusa el de la fornicación es de sí torpe. Luego
alguna. Luego ni al matrimonio deberían para que el matrimonial no lo sea, es
atribuirse algunos bienes que le escu- menester que se le añada algo que le ho-
sasen. neste y le convierta en otra especie de
3.° El matrimonio ha sido instituido moralidad.
como remedio y como deber segun lo di- Conclusión. La elección de la unión
cho ( C . 42, a. 2). Pero segun que es un matrimonial no puede ordenarse sino por
deber no necesita de escusa ; por enton- la compensación de algunos bienes que la
ces también la hubiera necesitado en el honesten ; y estos son los que escusan el
paraíso, lo cual es falso ; porque hubie- matrimonio y le hacen honesto.
ran sido € honrosas las bodas y el lecho Eespondeo dicendum quód nullus sa-
» nupcial inmaculado», como dice San piens debet jacturam aliquam sustinere,
Agustín (Sup. Gren. ad litt. 1. 9, c. 3). nisi pro aliqua recompensatione alicujus
Asimismo ni en cuanto es para remedio, asqualis vel melioris boni. Unde electio
como ni los otros sacramentos que han alicujus quod aliquam jacturam habet
sido instituidos para remedio del pecado. annexam, indiget alicujus boni adjunctio-
Luego el matrimonio no debe tener se- ne, per cujus recompensationem ordine-
mejantes bienes que le escusen. tur et honestetur. In conjunctione autem
C U E S T I Ó N X L I X . — A R T Í C U L O 11. 233"
(1) La palabra fe se comprende que no la usa el Santo en (2) O sea, la condición de ser sacramento, para lo cual no en-
él sentido de ser una virtud teologal, sino en la acepción de contraba el Santo una palabra que fijase su ¡dea.
fidelidad, y como parte de la virtud de la justicia,
C U E S T I Ó N X L I X . — A R T Í C U L O S III Y IV. 235
concepto, en el tercer bien del matrimo- la fe. Luego el sacramento es más esen-
nio, es decir en el sacramento, no solo se cial entre los otros bienes al matrimonio.
comprende la inseparabilidad, sino tam- Ademas, la virtud divina, que obra en
bién todas las cosas que pertenecen á su los sacramentos es más eficaz que la virtud
significación. humana. Pero la prole y la fe pertenecen
al matrimonio, según que es un deber
ARTÍCULO I I I . — ¿ E I sacramento e s de la naturaleza humana, y el sacramen-
el m á s principal cutre ios b i e n e s del matri- to según que proviene de la institución
monio ? divina. Luego el sacramento es un bien
más principal en el matrimonio que los
l.° Parece que el sacramento no sea otros dos.
el más principal entre los bienes del ma- Conclusión. Atendiendo á la « digni-
trimonio ; porque el fin es lo más impor- y> dad, el principal bien del matrimonio
tante en cada cosa. Es así que la prole es el sacramento ; pero atendiendo á lo
es el fin del matrimonio. Luego esta es que es más « esencial », el principal bien
el bien más principal del matrimonio. es la prole, al que siguen la fidelidad y
2." Es más principal en la razón de la el sacramento.
especie la diferencia que la completa que Responderemos, que se dice ser algo
el género ; como la forma que la mate- más principal que otro en alguna cosa de
ria en la constitución de la cosa material. dos modos ; ó porque es más esencial, ó
Pero el sacramento compete al matrimo- porque es más digno. Si porque es más
nio por razón de su género ; (1) y la pro- digno, así de todos modos el sacramento
le y la fe por razón de la diferencia, en es el más principal entre los tres bienes
cuanto es tal sacramento. Luego las dos de la unión, puesto que pertenece al ma-
otras cosas son más principales en el ma- trimonio, en cuanto es sacramento de la
trimonio que el sacramento. gracia; y los otros dos pertenecen á aquel
3." Así como se encuentra el matri- en cuanto es cierto deber de la natura-
monio sin prole y fe, así también sin in- leza ; y la perfección de la gracia es más
separabilidad; como se ve cuando algu- digna que la perfección de la naturaleza.
no de los cónyujes antes de consumado Si se dice empero más principal porque
el matrimonio pasa al estado religioso. es más esencial, entonces debe distin-
Luego ni por esta razón el sacramento guirse ; porque la fe y la prole pueden
es lo más principal en el matrimonio. ser consideradas de dos modos: 1.° en si
4.° El efecto no puede ser más princi- mismas y así pertenecen al uso del ma-
pal que su causa. Pero el consentimiento trimonio , por el cual se produce la prole
que es la causa del matrimonio cambia y se observa también el pacto conyugal.
frecuentemente. Luego también puede Pero la indivisibilidad que el sacramento
disolverse el matrimonio, y así la inse- importa pertenece al mismo matrimonio
parabilidad no le acompaña siempre. en sí, puesto que de esto mismo, que por
5.° Los sacramentos que tienen un el pacto conyugal los cónyujes se dan
efecto perpetuo imprimen carácter. Pero mutuamente y por siempre la potestad
en el matrimonio no se imprime carácter. del uno sobre el otro, sigúese que no
Luego no le asiste la indisolubilidad per- pueden separarse y de aquí es que el
petua ; y por tanto, así como hay matri- matrimonio jamas se encuentra sin la in-
monio sin prole, también puede haberlo separabilidad ; hállase, sin embargo, sin
sin sacramento, y por consiguiente lo fe y sin prole, puesto que el ser de una
mismo que antes. cosa no depende de su uso. En este con-
cepto el sacramento es más esencial al
Por el contrario, aquello que entra en matrimonio que la fe y que la prole ; 2.°
la definición de una cosa, la es sobre todo pueden considerarse la fe y la prole se-
esencial. Pero la indivisión (ó indisolu- gún que existen en sus principios, de
bilidad ) que pertenece al sacramento se
modo que por la prole se entienda la in-
pone en la definición del matrimonio an- tención de tenerla, y por la fe la inten-
tes dada, (C. 4 4 , a. 3) mas no la prole ó ción de guardar la fidelidad debida, sin
(1) El matrimonio es cierta especie del género sacramento, las que no puede haber matrimonio,
sea uno do los siete sacramentos.
CUESTIÓN XLIX. — ARTÍCULOS IÍI Y ÍV.
excusare ipsum, tunc matrimonium sem- sed solum quantum ad actum. Nee est
per illicitum remaneret, quod est contra inconveniens quòd quandoque aliquis ac-
id quod habitum est supra (quasst. X L I , tus qui est melior secundum genus suum,
art. 3 ). interrumpatur pro aliquo minus bono
Prasterea, bona matrimonii se babent actu : hoc enim sine peccato fieri potest,
ad actum ejus, sicut circumstantial dé- sicut patet in eo qui ab actu contem-
bitas, sicut dictum est (art. 1 huj. quasst. plationis cessai, ut interdùm actioni va-
ad 4 ) . Sed circumstantial tales sufficien- cet (3).
ter faciunt quòd actus aliquis non sit Ad secundum dicendum, quòd ratio
malus. Ergo et hase bona possunt excu- ilia procederei, si malum quod insepa-
sare matrimonium, ut nullo modo sit rabiliter comitatur concubitum, esset
peccatum. malum culpas. Nunc autem non est ma-
Conelusio. Quanquam minus honestus lum culpas, sed poena3 tantum, quas est
appare ant matrimonii actus, propter inobedientia concupiscentias ad rationem.
effrœnem illam, quam semper conjunc- Et ideò non sequitur (4).
tam habet, delectationem, proles tarnen Ad tertium dicendum, quòd supera-
ac fides et sacramentum ipsum non tan- bundantia passionis, quas facit vitium,
tum excusant, sed et sanctum reddunt. non attenditur secundum quantitativam
Responded dicendum quòd aliquis ac- ipsius intensionem, sed secundum pro-
tus dicitur excusari dupliciter : uno modo portionem ipsius ad rationem. Unde
ex parte facientis, ita quòd non impute- tunc solum passio reputatur immode-
tur facienti in culpam, quam vis sit ma- rata, quando limites rationis excedit.
lus, vel saltern non in tantam culpam; Delectatio autem quae fit in actu matri-
sicut ignorantia dicitur excusare pecca- moniali, quam vis sit intensissima secun-
tum in t o t o , vel in parte ( 1 ) . Alio modo dum quantitatem, non tarnen excedit
dicitur excusari actus ex parte sui, ita limites sibi à ratione prasfixos ante prin-
scilicet quòd non sit malus : et hoc modo cipium suum, quam vis in ipsa delecta-
prasdicta bona dicuntur excusare actum tione ratio eos ordinare non possit.
matrimonii. E x eodem autem habet actus Ad quartum dicendum, quòd turpi-
aliquis quòd non sit malus in genere mo- tudo ilia quas semper est in actu matri-
ris, et quòd sit bonus, quia non est ali- moniali, et erubescentiam facit, est tur-
quis actus indifferens, ut in secundo libro pitudo posnas, et non culpas, quia de
dictum est (dist. 4 0 , quasst. i , art. 5 ) . quolibet defectu homo naturaliter eru-
Dicitur autem aliquis bumanus actus bo- bescit.
nus dupliciter : uno modo bonitate virtu-
tis, et sic habet actus quòd sit bonus ex
A R T Í C U L O V. —• Utrum actus matrimo-
his quae ipsum in medio ponunt : et hoc
n i a l e excusari possit sine bonis matrimonii.
faciunt in actu matrimonii fides et proles,
ut ex dictis patet (art. 2 huj. quaest.); alio Ad quintum sic proceditur. 1. Vide-
modo bonitate sacramenti, secundum tur quo actus matrimonialis excusari pos-
quòd actus non solum bonus, sed etiam sit etiam sine bonis matrimonii ; qui enim
sanctus dicitur : et banc bonitatem habet à natura tantum movetur ad actum ma-
actus matrimonii ex indivisibilitate con- trimonii, non videtur aliquod bonum ma-
junctionis, secundum quam significat trimonii intendere, quia bona matrimonii
conjunctionem Christi ad Ecclesiam. E t pertinent ad gratiam, vel virtutem. Sed
sic patet quòd prasdicta bona sufficienter quando aliquis solo appetiti! naturali
actum matrimonii excusant (2). movetur ad actum prasdictum, non vide-
A d primum ergo dicendum, quòd per tur esse peccatum, quia nullum naturale
matrimonii actum non incurrit homo est malum, cùm malum sit « praster na-
damnum rationis quantum ad habitum, s> turam et praster ordinem », ut Diony-
(1) Juxta ea qua; circaillam ex professo dicta sunt suo loco; (3) Cùm nécessitas et praesertim spiritualis, id postulat
nempè (1 2, q. i x x v i , art. 3 ) , de modo quo peccatum excusat proptea aliquod bonum ad salutem pertinens, v e l ad quod-
ve l non. cumque officium ac subsidium cháritatis.
(2) Non tantum excusant sed faciunt tanquàm circunstan- (4) Al.j rationem sequitur.
a i eum pertinentes, ut sit actus b o n u s .
l i t c
238 CUESTION XLIX. — ARTÌC OLO VI.
sius dicit (De div. nom. cap. 4, part, i v , bona matrimonii qua? ipsius actum respi
lect. 22), Ergo actus matrimonialis excu ciunt. Unde cuando conjuges conveniunt
sari potest etiam sine bonis matrimonii. causa prolis procreando, velut sibi invi
2. Prasterea, ille quiutitur conjuge ad cem debitum reddant, quod ad fidem per
fornication em vitandam, non videtur ali tinet, totaliter excusantur à peccato. Sed
quod bonum matrimonii intendere. Sed tertium bonum non pertinet, ad usum
talis non peccat, ut videtur, quia ad hoc matrimonii, sed ad essentiam ipsius, ut
est matrimonium concessum humanse in dictum est (art. 3 huj. quasst.) : unde
firmitati ut fornicatio videtur, ut patet facit ipsum matrimonium honestum, non
(i. C orinth, лаг). Ergo etiam sine bonis autem actus ejus, ut per hoc actus ejus
matrimonii potest actus ejus excusari. absque peccato reddatur, quia causa ali
3. Prasterea, ille qui utitur re sua ad cujus significationis conveniunt. E t ideò
libitum, non facit contra justitiam ; et sic duobus solis modis conjuges absque omni
non peccat, ut videtur. Sed per matrimo peccato conveniunt, scilicet causa pro
nium uxor efficitur res viri, et è contra creandas prolis, et debiti reddendi: alias
rio. Ergo si se invicem ad libitum utuntur autem semper est ibi peccatum, ad minus
libidine movente, non videtur esse pec veniale (1).
catum, et sic idem quod priùs. Ad primum ergo dicendum, quòd pro
4. Praterea, illud quod est bonum ex les, prout est bonum sacramenti, addit
genere, non efficitur malum, nisi ex mala supra prolem, prout est bonum intentum
intentione fiat. Sed actus matrimonialis, à natura ( 2 ) . Natura enim intendit pro
quo quis cognoscit suam, est ex genere lem, prout in ipsa salvatur bonum speciei,
bonus. Ergo non potest esse malus, nisi sed in prole, secundum quòd est bonum
mala intentione fiat. Sed potest bona in sacramenti matrimonii, ultra hoc intelli
tentione fieri, etiamsi non intendat ali gitur ut proles suscepta ulteriùs ordine
quod bonum matrimonii ; putà cùm quis tur in Deum. Et ideò oportet quòd inten
salutem corporalem per hoc intendit ser tio naturas, quse prolem intendit, refera
vare , aut consequi. Ergo videtur quòd tur actu vel habitu ad intentionem prolis
etiam sine matrimonii bonis actus ille pos prout est bonum sacramenti : alias stare
sit excusari, tur in creatura, quod sine peccato esse
Sed contra, remota causa, removetur non potest. Et ideò quando natura tan
effectus. Sed causa honestatis actus ma tum movet ad actum matrimonii, non
trimonialis sunt matrimonii bona. Ergo excusatur ä peccato omninò, nisi inquan
sine eis non potest actus matrimonialis tum motus naturas ordinato actu vel ha
excusari. bitu ulteriùs ad prolem, secundum quòd
Prasterea, non differt actus prasdictus est bonum sacramenti : nec tarnen sequi
ab actu fornicano nisi in prasdictis bonis. tur quòd motus natura sit malus, sed
Sed concubitus fornicarius semper est quòd sit imperfectus, nisi ad aliquod bo
malus. Ergo si non excusatur prasdictis num matrimonii ulteriùs ordinetur,
bonis, etiam matrimonialis actus semper Ad secundum dicendum, quòd si ali
erit malus. quis per actum matrimonii intendat vitare
Conelusio. Actus matrimonialis sem fornicationem in conjuge, non est aliquod
per culpabilis et peccatum est, nisi pro peccatum, quia hasc est quaadam redditio
Ms intentio, ac mutua inter conjuges fides debiti, quaj ad bonum fidei pertinet. Sed
adsit. si intendat vitare fornicationem in se, sic
Kespondeo dicendum quod sicut bona est ibi aliqua superfluitas (3); et secun
matrimonii, secundum quòd sunt in ha dum hoc est peccatum veniale ; nec ad
bitu, faciunt matrimonium honestum et hoc est matrimonium institutum, nisi se
sanctum ; ita etiam secundum quòd sunt cundum indulgentium, qua? est de pecca
in actuali intentione, faciunt actum ma tis venialibus.
trimonii honestum, quantum ad ilia duo Ad tertium dicendum, quòd una debita
(1J Quod etiam declarat S. Doctor in art. seq. Dei et pietàtem christianam, quantum neri potest, educelur.
(2J Precise sumpta ut natura, sive quantum ad fincm quem [3J C ùm sint alii modi convenientiores et mnderationi chris
natura immediate ac direclè antingit, nempc productionem t i a n s magis consentanei quibus propriam libidinem vel for
prolis tantum ; natura enim prout subordinata sacramento nicationem vitare possit sen per orationem, abstinenlias j e
debet ordinari ad altiorem finem, nempè, ut proles ad cultum j u n i a , etc.
CUESTION XLIX. — ARTÌCULOS V Y VI. 239
circumstantia non sufficit ad hoc quòd quasi sit exeommunicatus. Ergo omnis
actus sit bonus ; et ideò non oportet quód talis peccat mortaliter.
qualitercumque quis ré sua utatur, usus Sed contra est quòd, secundum Au-
sit bonus, sed quando utitur re sua ut gustinum (Cont. Julian lib. n , cap. 10,
debet, secundum omnes circumstantias. aprine, et lib. De decern chordis. cap. 11,
Ad quartùm dicendum, quòd quam vis à med.; et serm. 41. De Sanctis, parùm
intendere sanitatis conservationem non à princ), talis concubitus poni tur inter
•sit per se malum, tarnen haac intentio peccata quotidiana, pro quibus dicitur :
efficitur mala, si ex aliquo sanitas inten- Pater noster, etc., ub habetur in littera
datur quod non est ad hoc de se ordina- (loc. cit). Sed talia non sunt peccata
tum ; sicut qui ex sacramento baptismi mortalia. Ergo, etc.
tantum salutem corporalem quaareret; et Prasterea, qui ' cibo utitur ad delecta-
similiter etiam est in proposito in actu tionem tantum, non peccat mortaliter.
matrimonii. Ergo pari ratione qui utitur uxore tantum
causa libidinis satiandaa.
À S T I C U L O VI. Utrum cognoscens Conclusio. — Cognoscens uxorem sola
u x o r e m , non Intendens allquod bonum ma- libidinis et delectationis causa, nullum
trimonii, sed solnni delectationem, mortnlitcr aliud bonum matrimonii habitu, vel actu
pecco t. intendens, mortaliter peccat.
Kespondeo dicendum quòd quidam di-
Ad sextum sic proceditur. 1. Videtur cunt quòd quandocumque ad actum con-
quòd quandocumque aliquis uxorem cog- jugalem libido principaliter movet, est
noscit, non intendens aliquod bonum ma- peccatum mortale ; sed quando movet ex
trimonii, sed solam delectationem, mor- latere, tunc est peccatum veniale ; quan-
taliter peccet ; quia, sicut Hieronymus do autem omninò delectationem despicit,
dicit (sup. illud Ephes. v.): Viri diligite et displicet ei, tunc est omninò sine ve-
(et habetur in littera, 4, dist 31), « vo- niali peccato : ut sic delectationem in isto
» luptates qua? de meretricum amplexibus actu quaarere sit peccatum mortale, de-
» capiuntur, in uxore damnandaa sunt. » lectationem oblatam acceptare sit pecca-
Sed non dicitur esse damnabile, nisi pec- tum veniale, sed earn odire sit perfectio-
catum mortale. Ergo cognoscere uxorem nis. Sed hoc non potest esse, quia secun-
propter voluptatem solam est semper pec- dum Philosophum (Ethic, lib. x , cap. 3
catum mortale. et 4 ) , idem judicium est de delectatione
2. Prasterea, consensus in delectatio- et operatione, quia operationis bonaa est
nem estpeccatum mortale, ut in secundo delectatio bona, et malaa mala. Unde cùm
lib. dictum est (dist. 24, qurest. i n , art. 4; actus matrimonialis non sit per se malus,
et 1 2 , quakst, L X X I V , art. 8). Sed qui- nec quasrere delectationem erit peccatum
cumque cognoscit uxorem suam causa mortale semper.—Et ideò dicendum quòd
delectationis, consentitin delectationem. si delectatio quajratur ultra honestatem
Ergo mortaliter peccat. matrimonii, ut scilicet aliquis in conjuge
3. Praiterea, quicumque usura crea- non attendat quòd conjux est, sed solùm
tura non refert in Deum, creatura frui- quòd mulier, paratus idem facere cum
tur, quod est peccatimi mortale. Sed qui- ea, si non esset conjux, est peccatum
cumque uxore propter solam delectatio- mortale : et. ideò talis dicitur ardentior
nem utitur, hunc usum non refert in amator uxoris, quia scilicet ardor ille
Deum. Ergo mortaliter peccat. extra bona matrimonii effertur. Si autem
quasratur delectatio intra limites matri-
_ 4. Praiterea, nullus debet exeommu-
monii, ut scilicet talis delectatio in alia
nicari, nisi pro peccato mortali (1). Sed
non quajreretur quàm in conjuge, sit est
aliquis uxorem sola libidine cognoscens
veniale peccatum (2).
ab introitu Ecclesia? arcetur, ut in littera
dicitur (loc. cit,, ex Greg. X I I , epist. 31) Ad primum ergo dicendum, quòd tunc
fl) Ut ostensum est supra cùm de excommunicalione age- quie dicebat : Opus conjugii ob solam voluptatem exercitum,
retur. omni nitùs caret culpa ac defectu veniali. Commune tamen est
(2) Cerium est esse illicitum habere copulam propter solam apud omnes id non esse mortale , sed veniale peccatum, ai
voluptatem, ut palet ex propos. 9, damnata ab Innoc. X I , S. Alphonsus (Theolog. mor. lib. v i , n." 912).
240 CUESTIÓN XLIX. — ARTÍCULO VI.
voluptates mèretricias vir in uxore quasrit, tis finem, alias earn ubicumque indiffe-
quando nihil aliud in ea attendit quam renter quasreret ; et ideò non oportet
quod in meretrice attenderet. quòd creatura fruatur ; sed utitur creatu-
Ad secundum dicendum, quòd consen- ra actu propter se, se autem habitualiter
sus in delectationem concubitûs qui est propter Deum, quamvis non actu.
peccatum mortale, est peccatum mortale; Ad quartum dicendum, quòd hoc non
non autem talis est delectatio matrimo- dicitur propter hoc quòd ex hoc peccato
nialis actus. homo excomunicationem mereatur ; sed
Ad tertium dicendum, quòd quamvis quia spiritualibus se reddit inhabilem,
delectationem non referat actu in Deum, propter hoc quod efficitur in actu ilio
non tarnen ponit in ea ultimum volunta- totus caro.
CUESTIÓN L.
siguientemente decían, si la Iglesia hizo uso de tal potes- que la posee por derecho divino, f Así lo definió de fe el papa
tad, débese á concesiones de los señores temporales , ó sim- Pió VI en la bula Atictorem fideij. 4 . Quo s o l ó l a Iglesia y no
a
plemente, sin andarse con rodeos, confesaron que había sido los Príncipes con e l l a , puede poner impedimentos dirimentes.
una usurpación de potestad. A estos caudillos de ía perver- (De la misma bula y del canon 4.° citado consta). 5." Que las
sión del matrimonio y preparados los ánimos por los j a n s e - causas matrimoniales pertenecen esclusivamente á los jueces
nistas, regalistas y filósofos del último siglo , elevóse la doc- eclesiásticos (can. 12). 6 . Que la razón de contrato no es se.
8
3.° Donde quiera que hay enfermedad monio, puesto que este es cierto bien.
allí es necesario que se aplique el reme- Es así, que los defectos del bien pueden
dio. Pero la concupiscencia para cuyo existir de infinitos modos, como dice San
remedio ha sido introducido el matrimo- Dionisio(De div. nom.c. 3 , p.4, lect.22).
nio existe en todos. Luego no debe haber Luego son infinitos los impedimentos del
algún impedimento que haga á alguna matrimonio.
persona incapaz de contraerle en abso- Ademas, los impedimentos del ma-
luto. trimonio se consideran según las condi-
4.° Se llama ilegítimo lo que es con- ciones de las personas particulares. Pero
tra la ley. Pero estos impedimentos que estas condiciones son infinitas. Luego
se asignan al matrimonio no son contra- también los impedimentos del matrimonio.
rios á la ley de la naturaleza, porque no Conclusión. [ 1 ] Los impedimentos que
se hallan igualmente en cada estado del contrarían á las cosas que son de la so-
género humano : pues se ve que han sido lemnidad de este sacramento, no impiden
prohibidos más grados de consanguini- que haya verdadero matrimonio. [ 2 ] Los
dad en un tiempo que en otro ; mas la impedimentos que contrarían á las cosas
ley humana no puede, á lo que parece, esenciales del matrimonio, hacen que no
crear impedimentos al matrimonio, por- sea verdadero matrimonio.
que este no es de institución humana, Responderemos, que en el matrimonio
sino divina, como también los otros sa- hay ciertas cosas que son de su esencia,
cramentos. Luego no deben asignarse al- y otras correspondientes á su solemnidad,
gunos impedimentos al matrimonio, que como sucede también en los otros sacra-
hagan ilegítimas á las personas para con- mentos. Y puesto que quitadas las que
traerle. pertenecen á su solemnidad, como en los
5.° Lo legítimo y lo ilegítimo difieren demás sacramentos, todavía permanece
por ser ó no ser contrarios á la ley y en- el verdadero sacramento, por eso los im-
tre ellos no cabe medio alguno, puesto pedimentos que contrarían á las cosas que
que son opuestos según la afirmación y son de la solemnidad de este sacramento,
la negación. Luego no pueden existir al- no impiden que haya verdadero matrimo-
gunos impedimentos del matrimonio por nio ; y las tales se dice que impiden con-
los que se constituyan personas interme- traer matrimonio, pero no dirimen el con-
dias entre las legítimas é ilegítimas. traído ( 1 ) ; como son la prohibición de
6.° La unión del varón y la mujer no la Iglesia y el tiempo festivo ; lo cual ha
es lícita sino en el matrimonio. Pero toda dado lugar á estos versos ;
unión ilícita debe ser dirimida. Luego si
algo impide contraer el matrimonio, esto Ecclesice, vetitum, nec non tempus feriatum
lmpediunt fieri, permittunt juncia teneri.
dirime de hecho el contraído ; y así no
deben asignarse algunos impedimentos al Mas los impedimentos que contrarían á
matrimonio que impidan contraerlo y di- las cosas esenciales del matrimonio, ha-
riman el contraído. cen que no sea verdadero el matrimonio:
7.° Ningún impedimento puede remo- y, por tanto, se dice que impiden, no
verse de una cosa que vaya envuelto en solo contraerlo, sino que dirimen el ya
su definición. Es así, que la indivisibili- contraído, cuyos impedimentos se hallan
dad cae la definición del matrimonio. contenidos en estos versos :
Luego no puede haber algunos impedi-
mentos que diriman el contrato contraído. Error, conditio, votum, cognatio , crimen,
Cultits disparitas, vis, ordo, ligamen, honestas,
8.° Por el contrario, parece que deben Si sis affinís, si forte coire nequibis (2)
ser infinitos los impedimentos del matri- Hcec socianda velant connubio,, facta retractant.
( I ) Estos impedimentos son los llamados impedienles. Hoy hubiesen caído en ciertos crímenes de poderse casar en lo s u -
son cuatro los que como tales se reconocen, no poniéndose en cesivo. Hoy, repelimos, son cuatro los impedimentos de esta
ese número el llamado antiguamente de catecismo y el de cri- clase : los dos que pone el Santo y los esponsales y el voto.
men que umversalmente son desechados como tales impedi- (2) Los impedimentos dirimentes son quince ; y en vez del
mentos. Tenia el impedimento de catecismo el que en el bau- verso este que pone el Santo y con objeto de que todos v a y a n
tismo de necesidad hacía las veces de padrino ; y de ese ca- comprendidos, pónese este otro distico, llamémosle así :
ritativo oficio resultaba cierta especie de parentesco espiri-
tual que se respetaba en el matrimonio. El de crimen, como Amcns, affinis, s¿ clandestinas ct impos.
su nombre indica, era cierta pena quo se imponía á los que Si mulier sit rapta, loco nec reddita tuto.
SUMA TEOLÓGICA.—TOMO V . 16
242 CUESTIÓN L. — ARTÍCULO ÚNICO.
no puede de hecho, ó porque no pueda pecto de los otros sacramentos hay pre-
en absoluto, y en este sentido se pone el cepto ó consejo, como acerca de bienes
impedimento de impotentia coeundi: ó más perfectos, y sobre el matrimonio
porque no pueda libremente, y de aquí hay indulgencia, como de un bien me-
nace el impedimento de la condición de nos perfecto. Así, pues, para dar oca-
servidumbre ; 2.° porque no puede lícita- sión de adelantar en la perfección, se
mente, y esto según que está obligado á asignan mayor número de impedimen-
la continencia, y puede tener lugar en tos al matrimonio que á los demás sacra-
dos conceptos; ya porque está obligado mentos.
por el oficio recibido, y de aquí proviene Al 2.° que las cosas más perfectas
el impedimento del orden, ó por el voto pueden ser impedidas de muchos modos,
emitido, y así impide el voto. Pero si es en cuanto para ellas se requieren muchas
impedido alguno del matrimonio, no en circunstancias. Pero si hay algo imper-
absoluto, sino respecto de alguna perso- fecto, para lo cual se requieren muchas
na, ó esto es por causa de obligación cosas, también tendrá muchos impedi-
para con otra persona, como el que está mentos, y así sucede respecto del matri-
ya unido en matrimonio á una no puede monio.
casarse con otra, y entonces el impedi- Al 3.° que aquella razón procedería, si
mento se llama ligamen matrimonii, ó no existieran otros remedios, por los que
porque no hay entre las partes relacio- también pudiera remediarse más eficaz-
nes convenientes, y esto en tres casos: mente el mal de la concupiscencia, lo
1.° cuando media demasiada distancia cual es falso.
entre una y otra, y entonces se dice dis- Al 4.° que las personas se dicen ile-
parilas cultüs; 2° por la demasiada gítimas para contraer matrimonio, por-
proximidad, y en este caso hay tres im- que están en oposición con la ley por la
pedimentos, el de cognación, después el que se establece el matrimonio. El ma-
de afinidad que importa la proximidad trimonio empero, en cuanto es un deber
de dos personas, por razón de una ter-
cera unida en matrimonio, el de justicia (1J En nosolros por el consentimiento, el cual es la causa
de pública honestidad, en la que existe eficiente del matrimonio ; en Dios por la colación de la gracia
que conliere en el Sacramento.
CUESTIÓN L.—ARTÍCULO ÚNICO. 243
vertido de la razón sobre alguna cosa. quita lo voluntario como consta (Ethic.
Sin embargo, en cuanto á que impide lo 1. 3 , c. 1). Luego no solamente el error
voluntario, no importa que se diga igno- de la condición y el de la persona impi-
rancia ó error, puesto que ninguna clase den el matrimonio.
de ignorancia puede impedir lo volunta- 4.° Como la condición de la servidum-
rio, sino la que tiene adjunto el error, bre es algún accidente anejo á la persona,
porque el acto de la voluntad presupone así la cualidad del cuerpo ó del alma.
una opinión ó juicio sobre aquello á que Pero el error de la condición impide el
se dirige : por consiguiente, si hay allí matrimonio. Luego por identidad de ra-
ignorancia, es preciso que haya error, y, zón el error de la cualidad ó de la for-
en este concepto se pone el error como tuna.
causa próxima. 5.° Así como á la condición de la per-
Al 2.° que aunque el error no contra- sona pertenece la servidumbre y la liber-
ríe por sí al matrimonio, le contraría sin tad, así la nobleza ó innobleza , ó la dig-
embargo en cuanto á su causa. nidad del estado y su privación. Es así que
Al 3.° que el carácter del bautismo el error de la condición de la servidum-
no es producido directamente por la in- bre impide el matrimonio. Luego tam-
tención del que bautiza, sino por el ele- bién el error de las otras cosas dichas.
mento material empleado esteriormente; 6.° Así como la condición de la servi-
la intención empero obra solamente, co- dumbre es un impedimento, así también
mo dirigiendo el elemento material al la disparidad de cultos y la impotencia
efecto propio. Mas el vínculo conyugal coeundi, como se dirá (C. 5 2 , a. 2 y C.
es causado directamente por el consenti- 5 3 , a. 1 y C. 59, a. 1). Luego así como
miento mismo, y por tanto no hay pa- el error de la condición se considera como
ridad. impedimento del matrimonio, así el error
Al 4.° que, como dice el Maestro acerca de estas otras cosas debería con
(Sent. 4 , dist. 3 0 ) , el matrimonio entre siderarse como impedimento del matri-
Lia y Jacob, no fue perfecto ex ipso con- monio.
culitu, que tuvo lugar por error, sino 7.° Por el contrario, parece que ni el
por el consentimiento posterior. Sin em- error de la persona impida el matrimonio,
bargo, son escusados de pecado uno y pues así como la compra es cierto contrato,
otro, como se ve en la misma distinción. así también el matrimonio. Pero en la
compra y venta, si se da un oro equiva-
ARTÍCULO II. — TO«IO error ¡m»i<ic ei lente por otro oro, no se impide la venta.
matrimonio ? Luego ni el matrimonio se impide, si por
una mujer se recibe otra.
l.° Parece que todo error impide el 8.° Puede suceder que el error dure
matrimonio, y no solamente el de la con- por muchos años, y que se hayan engen-
dición ó el de la persona, como se dice drado hijos é hijas. Ahora bien,-sería
(Sent. 4 , dist. 3 0 ) ; porque lo que con- muy duro decir que deberían separarse
viene á alguna cosa en sí, la conviene en entonces. Luego el primer error no frus-
toda su estension. Pero el error tiene por tró el matrimonio.
naturaleza la propiedad de impedir el 9.° Puede suceder que el hermano del
matrimonio según lo dicho (a. 1). Luego i varón, al cual una mujer cree dar su con-
todo error impide el matrimonio. sentimiento, se ofrezca á ella, y que ella
2.° Si el error, como tal, impide el tenga con él relaciones carnales, y enton-
matrimonio, un error mayor debe impe- ces parece que no pueda volver á aquel,
dirle más-. Y mayor es el error de la fe, con el cual creyó consentir sino que debe
que existe en los herejes que no creen en permanecer con su hermano, y por con-
este sacramento, que el error de la perso- guiente el error de la persona no impide
na. Luego debe, impedir más que el error el matrimonio.
de la persona. Conclusión. [ 1 ] El error que impide
_ 3.° El error no anula el matrimonio, el matrimonio, debe ser de aquellos que
sino en cuanto quita lo voluntario. Mas son de esencia del mismo. [ 2 ] Compren-
la ignorancia de cualquiera circunstancia diendo el matrimonio dos errores de esa
246 CUESTIÓN LI. — ARTÍCULO II.
mujer, sino quiere dar nuevamente el no puede tener al segundo por esposo,
consentimiento, no hay matrimonio. viviendo el primero, pero puede abando-
Al 9.° que si no había consentido antes nar al segundo ó volver al primero : y la
con el hermano de aquel, podría conser- ignorancia del hecho escusa de pecado ;
var al que ella aceptó por error, y no así como se escusaría si después de con
puede volver al primero sobre todo si ha sumado el matrimonio á consanguíneo
tenido relaciones carnales con aquel que viri sui fraudulenter cognosceretur, quia
aceptó. Mas si había dado al primero su fraus alterius non debet sibi praajudicare.
consentimiento por palabras de presente
C U E S T I Ó N LII.
( i ) El error de condición es derecho eclesiástico (lib. 4.° cion libre. Si los dos son esclavos, el impedimento desaparece
lítul. 9 ; de Decrets.) Este impedimento, rarísimo y a en Eu- y el matrimonio entre ellos es válido, según el mismo derecho
ropa por la desaparición de la esclavitud, aunque siempre vi- canónico, nuestro Angélico (2.° 2 * C. 104, a. 5) y todos los
gente en los lugares donde reina ó puede volver á reinar, no teólogos y canonistas.
tiene lugar Bino cuando u n o de los contrayentes es de condi-
248 CUESTIÓN L I I . — A R T Í C U L O I.
siervo al que es libre. Pero la libertad no non potest aliquis requirere majorem obli-
se cuenta como impedimento del matri- gationem ex parte alterius quám ipse pos-
monio. Luego tampoco debe contarse la sit faceré. Et propter hoc etiam si servus
servidumbre. contrahit cum ancilla, quam credit libe-
6.° El mal de la lepra bace más penosa ram, non propter hoc impeditur matrimo-
la sociedad del matrimonio é impide más nium. Et sic patet quód servitus non im-
el bien de la prole, que la servidumbre. pedit matrimonium, nisi quando est igno-
Pero la lepra no se pone como impedi- rata ab alio conjuge, etsi ille sit libera;
mento del matrimonio. Luego ni la ser- conditionis. Et ideó nihil prohibet inter
vidumbre debe ponerse. servos esse coujugia, vel etiam inter libe-
Por el contrario, es lo que dice la De- rum et ancillam (1).
cretal sobre el matrimonio de los siervos Al 2.° que nada impide que una cosa
(cap. Ad nostra), «que el error de la con- sea contraria á la naturaleza en cuanto
» dicion impide contraer matrimonio y di- á su primera intención, la que no es con-
» rime el ya contraido». tra la naturaleza en cuanto á la segunda
Ademas, el matrimonio es del número intención; como toda corrupción y de-
de los bienes que se deben buscar por sí fecto y la vejez misma es contraria á la
mismo, en cuanto tiene honestidad. Pero naturaleza, según dice el Filósofo (De
la servidumbre es del número de aque- coelo, 1. 2 , t. 3 7 ) , porque la naturaleza
llos que deben huirse por sí mismos. tiene por objeto el ser y la perfección;
Luego el matrimonio y la servidumbre sin embargo no es contraria á la se-
son contrarios ; y en este concepto la gunda intención de la naturaleza, por-
servidumbre le impide. que desde el momento en que la natu-
Conclusión. La condición de servi- raleza no puede conservar el ser en un
dumbre ignorada impide el matrimonio, individuo, le conserva en otro que nace
pero no la servidi¿mbre conocida. de la corrupción del otro ; y cuando la
E e s p o n d e o dicendum quòd in matri- naturaleza no puede llegar á la mayor
monii contractu obligatur unus conjugum perfección induce á la menor ; así como
alteri ad debitum reddendum. Et ideò si cuando no puede producir el macho pro-
ille qui se obligat, est impotens ad sol- duce la hembra que es uu macho imper-
vendum, iguorantia hujusmodi impoten- fecto (occasionatus) según se dice (De
tia3 in eo cui fit obligatio, tollit contrac- anim. 1. 10, seu de Grenerat. anim. 1. 2 , c.
tum. Sicut autem per impotentiam 3). Asimismo también digo que la servi-
coeundi efficitur aliquis impotens ad sol- dumbre es contraria á la primera inten-
vendum debitum, ut omninò non possit ción de la naturaleza, mas no á la se-
solvere ; ita per servitutem,. ut libere gunda; porque la razón natural inclina,
debitum reddere non possit. Et ideò sicut y la naturaleza apetece que cada ser sea
impotentia coeundi ignorata impedii ma- bueno. Pero desde el momento en que al-
trimonium, non autem si sciatur (ut infra guno peca, la naturaleza también le in-
patebit, q. L V I I I ) , ita conditio servitutis clina á que reporte la pena del pecado;
ignorata impedii matrimonium, non au- y en este concepto la esclavitud ha sido
tem servitus scita. introducida en castigo del pecado. Por
Ad primum ergo dicendum, quòd ser- otra parte, no repugna que una cosa na-
vitus contrariatur matrimonio quantum tural sea impedida de este modo por lo
ad actum, ad quem quis per. matrimo- que es contrario á la naturaleza ; porque
nium alteri obligatur, quem non potest el matrimonio es impedido por la impo-
libere exequi ; et quantum ad bonum tencia coeundi, que es contraria á la na-
prolis, quas pejoris conditionis efficitur turaleza del modo predicho.
ex servitute parentis. Sed quia quilibet Al 3.° que el derecho natural dicta que
potest in eo quod sibi debetur, spontè debe ser impuesta la pena por la culpa,
detrimentum aliquod subire, ideò si alter y que nadie debe ser castigado sin cul-
conjugum scit alterius servitutem, nihilo- pa ; pero el determinar la pena según la
minùs tenet matrimonium. Similiter etiam
quia in matrimonio est sequalis obligatio (2) Certum est quód si liber scienter contrahat cum ancilla
matrimonium est valldum. Si servus contrahit cum serva
ex utraque parte ad debitum reddendum, etiam ignorante!', valet quoque matrimonium.
C U E S T I Ó N LII. — A R T Í C U L O S í Y II. 2á9
í l j En el sentido de que no hace más que esplicarle ó de- tern directionis et imperii : uxori autem propter Obligationen!
terminarle en cuanto á ciertos puntos que por sí mismos no societatis et c o n j u g i i , ex qua vir sui corporis potestatem non
«on suficientemente claros. habet, sed mulier; sicut nec potestatem sui roulier habet,
(2) Aliter tamen et aliter. Domino enim propter auctorila- s e d vir.
C U E S T I Ó N L I I . — A R T Í C U L O S III V I V . 251
(1) Como, según indica el primer argumento, puede el ma- (2) Según la opinión de los verdaderos filósofos, Dios cria
rido adoptar esa resolución de hacerse esclavo in fraudem mn- el alma desde el punto que h a y cuerpo apto al cual se una.
Irhnonii, es decir, que puede hacerse no solo sin causa, sino De aquí resulta que siendo el momento de la generación el
ademas con intención dañada, observa perfectamente Silvio que da la materia apta del cuerpo, cnalquier obstáculo puesto
que la esposa queda autorizada para pedir el divorcio, su- á la generación, ese mismo impedimento se opone á la exif-
puesto que la separación del marido la da derecho á tomar tencia del alma.
«s« partido.
252 CUESTIÓN LII. — ARTÍCULO IV.
1." El voto simple dirime el matrimonio? — 2.° Y el voto solemne ? —3." El orden impide el matri-
monio? — 4.° Puede alguno recibir el orden sagrado después del matrimonio ?
ARTÍCULO I. — ¿i»or i a obligación tici matrimonii non est contra votum conti-
voto « i m p l e , debe dirimirse el matrimouío nentias, nisi ratione carnalis copulas. Ergo
contraído ? (1) quando primo carnaliter commiscetur
uxori, mortaliter peccat: et eádem ra-
1.° Parece que por la obligación del tione ómnibus aliis vicibus, quia pecca-
voto simple debe dirimirse el matrimonio tum primó commissum non potest excu-
contraído ; porque el vínculo más fuerte sare peccata sequentia.
perjudica al más débil: y el vínculo del 4. Prasterea, vir et mulier in matri-
voto es más fuerte que el del matrimonio, monio debent esse pares, prascipué quan-
porque este se hace al hombre, y aquel á tum ad carnalem copulam. Sed ille .qui
Dios. Luego el vínculo del voto perju- votum simplex continentias facit, nun-
dica al vínculo del matrimonio. quam potest petere debitum sine pec-
2.° El precepto de Dios no es menos cato, quia hoc est manifesté contra vo-
que el precepto de la Iglesia. Pero el tum continentias, ad quam ex voto tene-
precepto de la Iglesia obliga de tal modo, tur. Ergo nec reddere potest sine peccato.
que si se contrae matrimonio contra el Por el contrario, dice el Papa Ale-
mismo, le dirime, como se ve acerca de jandro III (hab. Cap. Consuluit. de his.
aquellos que le contraen en algún grado qui cler. vel vovent) que c< el voto sim-
de consanguinidad prohibido por la Igle- »ple impide contraer matrimonio, pero
sia. Así pues, siendo de precepto divino » no dirime el ya contraido ».
el cumplir el voto, parece que si alguno Conclusión. El voto simple, aunque
contrae matrimonio contra un voto, debe impida contraer matrimonio, no le di-
ser dirimido dicho matrimonio. rime.
3. Prasterea, in matrimonio potest Responderemos, que una cosa deja de
homo uti carnali copula sine peccato. estar en poder de alguno, porque pasa al
Sed ille qui facit votum simplex casti- dominio de otro. Mas la promesa de al-
tatis, nunquam potest carnaliter uxori guna cosa no la transfiere al dominio de
commisceri sine peccato. Ergo votum aquel á quien se promete : por lo cual,
simplex matrimonium dirimit. Probatio no porque alguno prometió alguna cosa,
medii. Constat quód ille qui post votum deja de estar en su poder esa cosa. Luego
simplex continentias matrimonium con- no habiendo en el voto simple más que
trahit, peccat mortaliter, quia, secun- una simple promesa del propio cuerpo
dúm Iíieronymum ( Augustinum , De hecha á Dios para guardar la continen-
bono viduit. cap. 9 ) , « virginitatem vo- cia, después del voto simple todavía que-
sventibus, non solúm nubere, sed velle da el hombre dueño de su cuerpo : y , por
» nubere damnabile est.» Sed contractas tanto, puede darlo á otro, esto es, á la
(1.1 El voló simple no dirime, sino que impide el matrimo- Ascendente Domino, según la que los votos simples de la Com-
nio. Hay sin embargo una escepcion y es la otorgada por Gre- pañía s e reputan solemnes para los efectos del matrimonio.
gorio XUI á los religiosos de la Compañía de Jesús en la bula
254 CUESTIÓN L i l i . — A R T Í C U L O S I Y II.
mujer, en cuya donación consiste el sa- ideó ad hoc obligatio voti non se exten-
cramento del matrimonio, que es indiso- dit, ut ex praedictis patet (in resp. ad 1).
luble. Por esta causa el voto simple, Tamen debet per lamentum poenitentiaa
aunque impide contraer el matrimonio, recompensare pro continentia non ser-
puesto que peca el que le contrae, des- vata.
pués de hecho el voto simple de conti- Ad quartum dicendum, quód quan-
nencia; sin embargo, como es un verda- tum ad ea in quibus non est factus impo-
dero contrato no puede por esto dirimirse tens votum continentiaj servare, adhuc
el-matrimonio. post contractum matrimonium obligatur
Al argumento 1.° diremos, que el voto ad servandum: propter quod mortuá
es un vínculo más fuerte que el matri- uxore tenetur totaliter continere. E t quia
monio, en cuanto al sujeto á quien se ex matrimonii vinculo non obligatur ad
hace y la cosa á la cual obliga; puesto debitum petendum, ideó non potest pe-
que por el matrimonio se obliga el hom- tere debitum sine peccato, quamvis pos-
bre uxori ad redditionem debiti; y por sit sine peccato reddere debitum exigenti,
el voto, á Dios á la continencia. Sin postquam obligatus est ad hoc per car-
embargo, en cuanto al modo de ligar, nalem copulam precedentem. Hoc autem
el matrimonio es un vínculo más fuerte intelligendum est, sive mulier expressé
que el voto simple , pues por el matrimo- petat, sive interpretativé, ut quando mu-
nio se entrega en acto el varón á la po- lier verecunda est, et vir sentit ejus vo-
testad de la mujer, mas no por el voto luntatem de redditione debiti: tune enim
simple, según lo dicho. Mas la condición sine peccato reddere potest ; et precipué
del que posee, es siempre mejor; y en si ei timet de periculo castitatis. Ñec
cuanto á esto, de igual modo obliga el obstat quód sunt pares in matrimonii
voto simple que los esponsales. Por con- actu, quia quilibet potest hoc quod suum
siguiente, por el voto simple deben ser est, abrenuntiare.—Quidam tamen di-
dirimidos los esponsales. cunt quód potest petere et reddere, ne
Al 2.° que el precepto que prohibe el nimis onerosum reddatur matrimonium
matrimonio entre los consanguíneos, no uxori semper exigenti. Sed si recté ins-
tiene, en cuanto es precepto de Dios ó piciatur, hoc est exigere interpreta-
de la Iglesia, el dirimir el matrimo- tivé ( 1 ) .
nio, que debe ser contraído, sino en
cuanto hace que el cuerpo de la consan- ARTÍCULO I I . — E I voto s o l e m n e diri-
guínea no pueda pasar á la potestad del m e e l matrimonio ya contraído ? (2
consanguíneo. Mas esto no lo hace el
precepto que prohibe el matrimonio des- 1.° Parece que ni el voto solemne di-
pués del voto simple, como se deduce rime el matrimonio ya contraído : porque
de lo dicho (aquí y al 1.°). Y por esto la como dice la decretal (cap. Rursús de
razón no es concluyente, porque da por his qui cler. vel vovent) : « ante Dios no
causa lo que no lo es. » obliga menos el voto simple que el so-
Ad tertium dicendum, quód ille qui y> lemne». Pero el matrimonio subsiste y
contrahit matrimonium per verba de pre- se dirime por la aceptación divina. Luego
sentí post votum simplex non potest cog- no dirimiendo el voto simple el matri-
noscere uxorem suam sine peccato mor- monio, tampoco podría dirimirlo el so-
tali, quia adhuc restat ipsi facultas im- lemne.
plendi votum continentiaa ante matrimo- 2.° El voto solemne no añade al voto
nium consummatum. Sed postquam ma- simple tanta fuerza como el juramento.
trimonium consummatum est, est ei jam Y el voto simple y aun el juramento
factum illicitum non reddere debitum sobreviniente no dirimen el matrimonio
uxori exigenti, tamen ex culpa sua. E t contraído. Luego ni el voto solemne.
(1) Ita Mss. et edit. passim- A l . : Ne nimis onerosum redda- contra los profanadores de todo voto, Lutero y sus secuaces,
tur: hoc est exigere interpretativo. espresamente definió : Si alguno dijere que los clérigos in sacris-
(2) El voto solemne es el voto de castidad que se hace por ó los regulares que solemnemente han profesado castidad, pueden
los religiosos de ambos sexos en una religión aprobada por la contraer matrimonio, ó que el contraído es válido, no obstante la leu
Iglesia. A s í lo declaró Bonifacio VIH en el c a p . Quod votum. eclesiástica ó el voto... sea escomulgado (ses. 2-1, canon 9.)
(De voto et vot. redempt, in 6 . ° ) ; y más tarde el Tridentino,
CUESTIÓN Lili.—ARTÍCULOS II Y I I I . 255
(1) El canon cilado en la anterior nota nos dice lo que debe sagracion no eran célibes. Esto en cuanto á los obispos ; y en
responderse á esta pregunta. Debe sin embargo tenerse en cuanto á los diáconos y presbíteros, toleró que los que estando
cuenta que la ley del celibato no rige lo mismo en la Iglesia casados, fuesen promovidos á esas órdenes, se les dejase con
griega, que en la latina, s e g ú n en este artículo apunta el sus esposas ; pero que no pudieran casarse, si al tiempo de su
Santo Doctor. Observada esta continencia santa, como una ordenación eran célibes. Esta misma disciplina y con relación
costumbre que hacía l e y , desde los más remotos tiempos, en siempre á la iglesia griega, sancionó el canon 13 del concilio
términos que se cree que San Pedro la prescribió como ley para Trullano ó Quimiesto (año 692); pero los Pontífices, á pesar
todo el Occidente, se trató en el concilio de ISicca en 325 de de los esfuerzos y amenazas de los emperadores bizantinos,
sancionar esa costumbre y prescribirla para toda la Iglesia nunca aprobaron ese canon, como otros varios del mismo Con-
general. Paphmocio, uno de los padres del Concilio, opúsose cilio. Andando, sin embargo, el tiempo, los sucesores de San
á esa determinación ; pero sólo e n cuanto á las iglesias orien- Pedro tuvieron que tolerar semejante disciplina, particular-
tales, inclinando al Concilio á que dejase ese punto de disci- mente después del cisma, para que la rigidez de los latinos
plina en el mismo estado en que estaba, conviene á saber : en ese punto, no sirviese de pretesto á los griegos para su
que los obispos ni pudieran casarse, ni ser promovidos al ruptura con la Santa Sede.
episcopado sin dejar sus mujeres, si es que antes de su con-
256 CUESTIÓN LIII.—ARTÍCULO III.
matrimonio; porque nada es impedido sino órdenes sagrados manejan los vasos sa-
por su contrario, y el orden no es con- grados y sacramentos, y por eso es de-
trario al matrimonio, puesto que ambos coroso que conserven la pureza corporal,
son sacramentos. L u e g o no le impide. por medio de la continencia; pero el i m -
2.° E l mismo orden h a y entre nosotros pedir el matrimonio, lo tiene por constitu-
que en la Iglesia oriental; y en la I g l e - ción de la Iglesia; sin embargo, de dis-
sia oriental no impide el matrimonio. tinta manera entre los latinos que entre
L u e g o , etc. los g r i e g o s , pues entre estos impide con-
3.° E l matrimonio significa la unión de traer el matrimonio solamente en virtud
Cristo y de la I g l e s i a . Y esto conviene que del orden; y entre los latinos en virtud
se signifique principalmente en aquellos del orden y ademas por el voto de conti-
que son los ministros de Cristo, es decir, nencia que va anejo á los órdenes sa-
en los ordenados. L u e g o el orden no im- grados; el cual aunque alguno no lo
pide el matrimonio. haga verbalmente, por el hecho mismo
- 4.° Todos los órdenes tienen por objeto que recibe el orden según el rito de la
las cosas espirituales. P e r o el orden no Iglesia occidental, se entiende como si lo
puede impedir el matrimonio sino en ra- hubiera emitido. Y por eso entre los
zón de su espiritualidad. L u e g o si un griegos y otros orientales el orden sagra-
orden impide el matrimonio, cualquiera do impide contraer el matrimonio, más
orden lo impedirá, lo cual es falso. no el uso del matrimonio antes contraído,
5.° Todos los ordenados pueden tener pues pueden usar del matrimonio contraí-
beneficios eclesiásticos, y gozar igual- do antes, aunque no pueden contraerlo de
mente del privilegio clerical. Si pues por nuevo. Pero en la Iglesia occidental im-
causa de e s t o , el orden impide el ma- pide el matrimonio y su uso; á no ser que
trimonio, puesto que los casados no pue- el marido recibiera el orden sagrado igno-
den tener un beneficio eclesiástico, ni rándolo la mujer ú oponiéndose á ello,
gozar del privilegio clerical, como dicen puesto que de este hecho no puede origi-
los juristas (cap. Joannes et sequens. D e nársela perjuicio alguno. Y a hemos dicho
cler. conjug.), entonces todo orden debe- de qué modo se distinguen los órdenes
ría impedirlo ; lo que es falso según cons^ sagrados de los no sagrados ahora y en
ta por Decreto de Alejandro I I I ( D e la primitiva Iglesia ( C . 3 7 , a. 3).
cler. conjug. c. si quis); y por tanto, A l argumento 1.° diremos, que aunque
ningún orden, según parece, impide el el orden sagrado no es contrario al ma-
matrimonio. trimonio, en cuanto es sacramento, tiene,
Por el contrario, dice el derecho (ibid): sin embargo, cierta repugnancia en cuan-
« los que se sabe que han tomado mujer to al mismo por razón de su acto, que
» en el diaconado ú otras órdenes supe- impide los actos espirituales.
» riores, compelerlos á que las d e j e n » ; A l 2.° que la objeccion procede de he-
lo cual no se verificaría si hubiese verda- chos falsos; pues el orden impide con-
dero matrimonio. traer el matrimonio en todas partes, aun-
A d e m a s , nadie que hace voto de con- que no tenga en todas ellas voto anejo.
tinencia, puede contraer matrimonio. P e r o A l 3.° que los que se hallan constitui-
h a y ciertos órdenes que llevan anejo el dos en los órdenes sagrados, significan
voto de continencia, como consta ( S e n . á Cristo por actos más nobles, como re-
4. dist. 37). L u e g o tal orden impide el sulta de lo espuesto en el tratado del or-
matrimonio. den ( C . 37, a. 2 y 4), que aquellos que
Conclusión. El sacerdocio entre grie- están unidos en matrimonio. P o r l o tanto
gos y otros orientales impide contraer la razón no es concluyente.
matrimonio, pero no el uso del ya con- A l 4.° que á los que se hallan consti-
traído; pero en la Iglesia latina impide tuidos en los órdenes menores, no se les
contraerle y dirime el contraído. prohibe contraer matrimonio por virtud
Responderemos, que el orden sagrado, del orden, puesto que aunque aquellos
por su naturaleza, tiene por cierta con- órdenes se destinan á algunas cosas espi-
veniencia el deber impedir el matrimo- rituales, no tienen, sin embargo, inme-
nio, puesto que los constituidos en los diatamente acceso para intervenir en las
CUESTIÓN L I I I . — A R T Í C U L O S III Y I V .
cosas sagradas, como los que están cons- ordenados sin el consentimiento de sus
tituidos en los sagrados órdenes. Pero mujeres, y mucho menos los latinos.
según el estatuto de la Iglesia occiden- 4.° El hombre y la mujer se juzgan al
tal, el uso del matrimonio impide la eje- igual. Pero el sacerdote griego, muerta
cución ó ejercicio del orden no sagrado, su mujer, no puede casarse con otra.
para conservar la mayor honestidad en Luego ni la mujer muerto el marido.
los cargos de la Iglesia. Y puesto que Pero no puede quitársela la facultad de
alguno está obligado al ejercicio del or- casarse después de la muerte del marido,
den en virtud de algún beneficio eclesiás- por el acto de este. Luego el varón no
tico , goza por esto del privilegio clerical, puede recibir órdenes después del matri-
y así entre los latinos se priva de esta monio.
ventaja álos clérigos casados. 5° Cuanto el matrimonio se opone al
Con lo dicho es evidente la contesta- orden, tanto este al matrimonio. Pero el
ción al 5.° orden precedente impide el matrimonio
siguiente. Luego, etc.
A R T Í C U L O IV.— sobrevenir e i
P U O Ü O
Por el contrario, los religiosos están
orden sagrado al matrimonio ? obligados á la continencia, como aque-
llos que tienen los órdenes sagrados.
1,° Parece que no puede sobrevenir el Pero después del matrimonio puede al-
orden sagrado al matrimonio; porque lo guno entrar en religión, muerta su mu-
más fuerte perjudica á lo menos fuerte. jer ó con consentimiento de ella. Luego
Es así que el vínculo espiritual es más recibir el orden.
fuerte que el corporal. Luego si el unido Ademas, alguno puede hacerse siervo
al matrimonio recibiera el orden, ocasio- después del matrimonio ; luego también
naría perjuicio á la mujer, ut non possit siervo de Dios por la recepción del
debitum exigere por ser el orden un víncu- orden.
lo espiritual y el matrimonio un vínculo Conclusión. El matrimonio no impide
corporal, y así parece que no puede al- la recepción del orden.
guno recibir el orden sagrado después de Eesponderémos que el matrimonio no
consumado el matrimonio. impídela recepción del orden sagrado (2)
2.° Después de consumado el matrimo- porque si el unido en matrimonio se
nio , un cónyuge no puede hacer voto de acerca á los órdenes sagrados aun recla-
continencia sin el consentimiento del clamando su mujer, no menos recibe el
otro (1). Pero el orden sagrado lleva carácter del orden; pero carece de su
anejo el voto de continencia. Luego si el ejercicio. Mas si es queriendo la mujer, ó
varón recibiese el orden sagrado contra ya muerta esta, recibe el orden y su
la voluntad de la mujer, se obliga áesta ejercicio (3).
á su pesar á guardar la continencia, Al argumento 1.° diremos que el vínculo
puesto que no puede casarse con otro vi- del orden disuelve el del matrimonio ra-
viendo su marido. tione redditionis debiti, por cuya parte
3.° El hombre no puede entregarse á tiene repugnancia al matrimonio, de parte
la oración por un largo tiempo sin el con- de aquel que recibe el orden, porque no
sentimiento de la mujer, como consta puede reclamar el débito, nec uxor eite-
(i, Cor. 7) : pero entre los orientales, netur reddire : non tamen solvit ex parte
aquellos que están constituidos en los ór- alterius, quia ipse tenetur uxori debitum
denes sagrados están obligados á la con- reddere, si non possit etiam inducere ad
tinencia durante el tiempo que ejercen continentiam.
su oficio. Luego ni los mismos pueden ser - Al 2.° que si la mujer lo sabe y el ma-
(1) En la cuestión Gl, a. L ° se prueba esta doctrina de pro- nencia. Sin embargo, si es j o v e n , no se admite al marido á
pósito. las Ordenes sagradas, mientras su mujer no entre en Religión
(2) Se entiende en cnanto á la validez, pues no hay duda y profese. Esta práctica se convierte en l e y para la esposa, d e
que es ilícita esa recepción, mientras dure el matrimonio. •cualquier edad que sea,.de aquel que h a y a d e ser promovido
(3) Nullus conjugalorum, dice Alejandro III (in cap. Conjuga- al Episcopado ó haya de entrar en Religión, s e g ú n lo decre-
tas) est ad sacros oidines promovendns, nisi ab uxore conlinentiam tado por Alejandro 111 (in cap. Sane, 6. De Convers. Conjug.
woftlente fuerit absolutas. ISo está obligada, s e g ú n la opinión (Véase S. Alfonso 11b. 0.° n. 812. — Gury y Ballerini, De Sta-
más probable, á entrar en Religión la esposa de aquel que se tibus partic. n. 43.)
ordena con su consentimiento, bastándola el voto de conti-
SDMA TEOLÓGICA. — TOMO V . 11
258 CUESTIÓN LIII.—ARTÍCULO IV.
rido con su consentimiento recibiese el Al 4.° que como se dice, por lo mismo
orden sagrado está obligada á hacer voto que la mujer consiente entre los griegos
de perpetua continencia, mas no está que el marido reciba el orden, se obliga
obligada á entrar en religión á menos á no volverse á casar, con otro, pues no
que tema peligro para su castidad por se guardaría la significación del matri-
causa de que su marido emitió un voto monio que principalmente se exige en el
solemne. Y no sería así, si el voto fuera matrimonio del sacerdote. Mas si se or-
simple. Mas si le recibiese sin su consen- dena sin su consentimiento no parece que
timiento , no está obligada, porque de esté obligada á esto.
esto no se la sigue perjuicio alguno. Al 5.° que el matrimonio tiene por
Al 3.° que, como parece más probable, causa nuestro consentimiento, mas no el
aunque algunos dijeron lo contrario, tam- orden, pero tiene causa sacramental de-
bién los griegos no deben acercarse á los terminada por Dios ; y por esto el matri-
órdenes sagrados sin el consentimiento de monio puede ser impedido por el orden
sus esposas ; puesto que serían defrauda- precedente, de modo que no sea verda-
dos del débito conyugal al menos durante dero matrimonio: mas no el orden por el
el tiempo de su ministerio, y ellas no matrimonio, de modo que no sea verda-
pueden serlo según el orden del derecho, dero orden, porque la virtud de los sa-
si sus maridos han sido ordenados con- cramentos es inmutable, en tanto que los
tradiciéndolo ó ignorándolo estas. actos humanos pueden ser impedidos.
CUESTIÓN O Y.
Del impedimento de consanguinidad.
vínculo de parentesco entre el que nace tan perfectamente en el hijo como exis-
de la generación carnal y el que le en- tía- en el padre ; y todavía menos en el
gendra. nieto, y así va debilitándose en los suce-
4.° (Genes. 2 9 , 14). L a b a n dijo á J a - sivos. D e lo cual resulta que aquella vir-
cob : hueso eres y carne mia por razón tud falta á veces de modo que no puede
de la cognación que babía entre ellos. proceder más allá. Y como la consangui-
L u e g o tal parentesco debe más bien lla- nidad tiene lugar en cuanto muchos-co-
marse carnalidad que consanguinidad. munican de tal virtud que ha pasado de
5.° L a propagación carnal es común á uno á muchos por medio de la propaga-
los hombres y á los animales. P e r o en los ción, sigúese que la consanguinidad se
animales no se contrae por la propagación dirime poco á p o c o , según la espresion
carnal vínculo de consanguinidad. L u e g o de San Isidoro ( E t y m . 1. 9 , c. 6). Y por
ni en los hombres. esto no es preciso hablar de una estirpe
Conclusión. Como la definición dada remota en la definición de la consangui-
contenga y esplique el género, el sujeto y nidad, sino de la próxima, cuya virtud
el mismo principio de la consanguinidad, permanece todavía en aquellos que se
debe tenerse como una definición conve- han propagado de ella.
niente. A l 2.° que es evidente según lo ya di-
R e s p o n d e r e m o s , que según el F i l ó s o - cho , que los consanguíneos convienen no
fo ( E t h i c . 1. 1 3 , c. 11 y 1 2 ) , « t o d a solamente en la naturaleza de la especie,
» amistad consiste en alguna comunica- sino también en la virtud propia del mis-
» cion ». Y puesto que la amistad es un mo individuo, transmitida de uno á mu-
lazo ó cierta unión, por eso la comunica- chos : de la cual resulta algunas veces
ción que es causa de la amistad se dice que el hijo se asemeja no sólo al padre,
vínculo. A s í , según cualquiera comunica- sino al abuelo ó á los parientes lejanos,
ción, se denominan algunos como ligados como, se dice "(De animal. 1. 1 8 , scilicet
entre s í , como se dicen conciudadanos D e gener. anim. 1. 4, c. 3).
los que tienen entre sí comunicación po- A l 3.° que la conveniencia se considera
lítica, y conmilitones los que están uni- más bien con arreglo á la forma, según
dos para un asunto militar; y del mismo la cual algo está en acto que con relación
modo aquellos que convienen en la co- á la materia, según la que está en poten-
municación natural, se dicen consanguí- cia. L o cual se ve en el carbón que con-
neos. H é aquí por qué en la predicha de- viene más con el fuego que con el árbol
finición se pone el vínculo como género de que fué cortado el leño. Y asimismo
de consanguinidad ; como sujeto, las el alimento, y a convertido en la sustancia
personas descendientes de una estirpe, de de aquel que es alimentado por la virtud
las que es tal vínculo, y como principio nutritiva, conviene más con este que con
la propagación carnal. aquella cosa de que es tomado el alimen-
A l argumento 1.° diremos, que la vir- to. Aquella razón procedería según la
tud activa no es recibida en el instru- opinión de los que decían que toda la
mento según la misma perfección, que naturaleza de la cosa es materia, y que
tiene en el agente principal. Y puesto que todas las formas son accidentes, lo cual
todo motor que es movido es un instru- es falso.
mento, sigúese que la virtud del primer A l . 4 . ° que aquello que se convierte
motor en algún género se debilita y se próximamente en semen, es la sangre,
estingue pasando por muchos medios y como se prueba ( D e anim. 1. 1 5 , scilicet.
llega por fin á algo que es movido y no D e gener. anim. 1. 1 , c. 18). Y por esta
motor. Mas la virtud del generante mue- causa el vínculo que se contrae por la
ve no solamente por relación á lo que es propagación carnal, se llama más conve-
de la especie, sino también en cuanto á nientemente consanguinidad que carna-
lo que es del individuo, por cuya razón lidad y el decirse que á veces un consan-
el hijo se asemeja al padre, aun en las guíneo es carne del otro, esto es en cuan-
cosas accidentales y no sólo en la natu- to la sangre que se convierte en el semen
raleza de la especie. Sin embargo, esta del varón ó in menstruum convertitur, es
virtud individual del padre no existe así carne y hueso en potencia.
260 CUESTIÓN L I V . — A R T Í C U L O S I Y II.
' A l 5.° que algunos dicen que el víncu- opone más á la consanguinidad que forma
lo de la consanguinidad se contrae entre parte de ella. L u e g o la consanguinidad
los hombres por la propagación carnal y no puede distinguirse por grados.
no entre los animales, porque todo lo que 5.° Si la consanguinidad se distingue y
pertenece verdaderamente á la naturale- se conoce por grados, es menester que
za humana en todos los hombres, existió aquellos que están en el mismo grado
en el primer padre; lo que no sucede sean igualmente consanguíneos. Pero esto
en los otros animales. P e r o según esto, es falso, porque el hermano del bisabuelo
la consanguinidad del matrimonio no po- ó tío segundo de alguno y el biznieto de
dría ser dirimida jamás. E s t a hipótesis este están en el mismo g r a d o : sin embar-
empero es refutada (1. 2 , dist. 3 0 , c. 2, g o , no son igualmente consanguíneos,
a. 1 y P . I . C. 1 1 9 , a. 1). P o r lo cual como se dice (Decret. cap. Porro y cap.
debe decirse que esto es así, porque los Párenteles, 3 5 , q. 5 ) . L u e g o la consan-
animales no se unen para la unidad de guinidad no se distingue rectamente por
amistad á causa de la propagación de grados.
muchos de un solo padre "próximo, como 6.° E n las cosas ordenadas todo lo que
sucede en los hombres, según lo dicho. se añade á otra produce otro grado como
toda unidad añadida á otra produce otra
A R T Í C U L O I I . — ¿ S e distingue conve- especie de número. Pero la persona aña-
n i e n t e m e n t e l a consanguinidad por grados y dida á la persona, no siempre produce
por l í n e a s ? otro grado de consanguinidad, porque en
el mismo grado'de consanguinidad está el
l.° Parece que la consanguinidad se padre y el t i o , que es añadido. Luego
distingue inconvenientemente por líneas la consanguinidad no se distingue recta-
y grados : porque se dice ser línea de mente por grados.
consanguinidad, « l a ordenada colección 7.° Entre dos próximos parientes siem-
» de personas unidas por la consangui- .* pre hay la misma proximidad de consan-
» n i d a d que descienden de un mismo g u i n i d a d , puesto que igualmente dista
» tronco, conteniendo diversos grados ». uno de los estremos del otro y recíproca-
Pero la consanguinidad no es otra cosa mente. Pero el grado de consanguinidad
que la colección de tales personas. L u e - no se encuentra siempre el mismo por una
g o la línea de consanguinidad es lo mis- y otra parte, puesto que á veces un pa-
mo que la consanguinidad. M a s nada riente está en el tercero y otro en cuarto
debe distinguirse por sí mismo. D e consi- grado. L u e g o la proximidad de la con-
guiente, la consanguinidad no se distin- sanguinidad no puede conocerse suficien-
gue convenientemente por líneas. temente por los grados.
2.° Aquello según lo que algo común Conclusión. La consanguinidad se de-
se divide no puede ponerse en la defini- signa convenientemente por ciertos gra-
ción de lo común. P e r o el descenso (ó dos y líneas de los que descienden de un
descendencia) se pone en la definición de común principio ó ascienden al mismo, y
la predicha consanguinidad. L u e g o esta lo mismo se dice de la línea transversal.
no puede dividirse por la línea de ascen- R e s p o n d e r e m o s , que la consanguini-
dentes, descendientes y transversales. dad, según lo dicho (a. 1 ) , es cierta
3.° L a definición de la línea es que proximidad fundada en la comunicación
esté entre dos puntos. P e r o dos puntos natural según el acto de la generación,
no hacen sino un solo grado. L u e g o una por la que se propaga la naturaleza. Por
línea tiene únicamente un solo grado, y lo cual según el Filósofo ( E t b i c . 1. 8 , c.
así por igual razón parece que no debe 1 2 ) , esta comunicación es triple : 1. se- a
hacerse división de la consanguinidad por gún la relación del principio con lo que
líneas y por grados. el produce, y esta es la consanguinidad
4.° E l grado se define ser « l a rela- del padre al hijo ; de aquí se dice que
» cion de personas distantes, por la que se los padres aman á sus hijos como siendo
3> conoce cuánta distancia las separa ». algo de sí mismos ; 2 . según la relación
a
Pero siendo la consanguinidad cierta pro- del efecto del principio con el principio
ximidad, la distancia de las personas se mismo, y esta es la del hijo al padre, por
CUESTON L1V. — A R T Í C U L O II. 261
lo cual se dice que los hijos aman á sus porque uno y otro se propaga de uno, y
padres, como existentes por estos ; la 3 . a
por esto debe computarse en esta línea
es según la relación que hay entre los que el grado de consanguinidad por compara-
provienen de un solo y mismo principio, ción al único principio, del cual se pro-
como se dice que los hermanos nacen de paga. Mas según esto, es diversa la com-
los mismos padres, según el mismo Filó- putación canónica y la civil; porque la
sofo (ibid.) Y como el movimiento del civil considera el descenso de la raíz co-
punto produce la línea, y por la propa- mún, por una y otra parte, y la canónica
gación el padre desciende al hijo en solo de una, á saber, de aquella donde
cierto modo, sigúese que según las tres se encuentra el mayor número de grados.
dichas relaciones hay tres líneas de con- Por consiguiente según la computación
sanguinidad , á saber : línea de los des- civil, el hermano y la hermana, ó dos
cendientes, según la primera relación, hermanos, están entre sí en segundo
línea de los ascendientes, según la se- grado porque distan el uno del otro del
gunda ( 1 ) , y línea transversal, según origen común de cada uno un grado, é
la tercera. Pero puesto que el movi- igualmente los hijos de dos hermanos se
miento de la propagación no descansa en hallan entre sí en cuarto grado. Pero se-
un solo término, sino que va más allá, gún la computación canónica, dos her-
resulta de aquí que es preciso buscar el manos están en primer grado; pues ni
padre del padre, y el hijo del hijo, y así uno ni otro de ellos dista de la raíz co-
sucesivamente ; y según estos diversos mún sino un solo grado ; pero el hijo de
progresos se hallan diversos grados en uno de los hermanos dista del otro
una línea. Y como el grado de toda cosa hermano dos grados porque tanto distan
es alguna parte de aquella cosa, no puede de la raíz común. Por lo cual, según la
haber grado de proximidad donde no hay computación canónica cuantos grados
proximidad. Y por eso, la identidad y la dista uno de algún grado superior, tanto
demasiada distancia quitan el grado de dista deseada uno de los descendientes
consanguinidad; puesto que nadie es del mismo y nunca menos, puesto que
próximo á sí mismo, como ni semejante propter quod unumquodqne tate, et illud
á sí mismo ; y por esta causa ninguna magis. Por consiguiente aunque otros
persona forma por sí misma algún grado, descendientes de un principio común con-
sino que comparada á otra persona forma vengan con alguno, por razón del prin-
el grado respecto á la misma. Sin em- cipio común, no pueden ser más próxi-
bargo la razón de computar los grados mos los descendientes por otra parte,
en diversas líneas es diversa. Porque el que sea el primer principio próximo á
grado de la consanguinidad en la línea él. A veces sin embargo dista más al-
de los ascendientes y descendientes se guno de algún descendiente del princi-
contrae, porque una de las personas en- pio común, que dista el mismo del prin-
tre las que se observa el grado se propa- cipio; puesto que aquel tal vez dista más
ga de la otra. Y por esto según la com- del principio común que el mismo ; y se-
putación canónica y legal, la persona gún esto es preciso se compute la consan-
que ocupa el primer lugar en la progre- guinidad segnn la distancia más remota.
sión de la propagación, ya ascendiendo Al argumento 1.° diremos, que aqué-
va descendiendo, dista de alguno, v. g., lla objeción procede de premisas falsas;
de Pedro en primer grado como el padre porque la consanguinidad, no es colección
y el hijo : la que ocupa el segundo, dista sino cierta relación de algunas personas
en segundo grado, como el abuelo y el entre sí, cuva colección produce la línea
nieto, y así sucesivamente ( 2 ) . Pero la de consaguinidad.
consanguinidad que tiene lugar en la lí- Al 2.° que el descenso tomado comun-
nea transversal se contrae, no porque mente se considera según toda especie de
uno de estos se propaga de otro, sino línea de consanguinidad, porque la pro-
¡I) Esas dos lincas de las que descienden, y ascienden, las personas, quitada la que es estirpe ó tronco. En la línea
como se comprende, no es más que una sola y solo se distin- transversal se cuenta del mismo modo, si es igual en los dos
gue en nuestra mente. lados ; pero si es desigual, hay tantos grados, como personas
{2) En la línea recta se cuentan tantos grados, cuantas sean hay en lá línea más larga.
262 C U E S T I Ó N L I V . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
4.° Nada impide el matrimonio, que no vez puede con él alimentarla é instruirla,
sea contrario á algún bien del matrimo- en cuyas cosas consiste el bien de la
nio. Pero la consanguinidad no contraría prole, sino que no se hace todo esto de
á bien alguno del matrimonio. Luego no un modo conveniente; porque es desorde-
le impide. nado que la hija se una á su padre en
5.° La unión de cosas que son más matrimonio, á título de compañera, para
próximas y semejantes, es mejor y más engendrar y educar la prole, que es ne-
firme. Pero el matrimonio es cierta unión. cesario que esté en todo sometida al pa-
Luego como la consanguinidad es cierta dre como procedente de él. Y por esto es
proximidad, no impide el matrimonio, de ley natural que el padre y la madre
sino más bien une. sean repelidos del matrimonio; y más to-
Por el contrario, aquello que impide davía la madre que el padre, porque el
el bien de la prole, impide también el ma- respeto debido á los padres es menos ob-
trimonio según la ley natural. Pero la servado, cuando el hijo se casa con su
consanguinidad impide el bien de la prole; madre que si el padre toma á su hija por
porque como se ve (Sent. 4 , dist. 4 0 ) , se- esposa; puesto que la mujer debe estar
gún las palabras de San Gregorio (in sometida de algún modo al marido (1).
Eegist. epist. 3 1 , ad interrog. 6 ) , « sabe- El segundo fin del matrimonio es per se
7> mos por esperiencia que los niños naci- la represión de la concupiscencia; cuya
» dos de tales matrimonios no pueden lo- represión perecería si se pudieran ca-
agrarse». Luego la consanguinidad im- sar toda clase de parientes consanguí-
pide el matrimonio según la ley natural. neos ; porque se daría mayor pábulo á la
Ademas, lo que tiene la naturaleza concupiscencia, si no estuviera prohibida
humana en su primera condición es de ley la unión carnal entre aquellas personas
natural. Pero la naturaleza humana tuvo que es preciso que vivan en la misma
desde su condición primitiva que el padre casa. Y por esto la ley divina, no sola-
y la madre fueran escluidos del matrimo- mente escluye al padre y á la madre del
nio, lo cual se hace evidente por lo que matrimonio, sino también á otras perso-
se dice (Gen. 2 , 2 4 ) , por lo cual dejará nas unidas las que es preciso que vivan
el hombre á su padre y á su madre, lo juntas y que deben conservar mutua-
que no puede entenderse en cuanto á la mente su pudor y su modestia. Y esta
cohabitación, y así es necesario que se causa la señala la ley divina, diciendo
entienda en cuanto á la unión del matri- (Levit. 18, no reveles la torpeza de tal ó
monio. Luego la consanguinidad impide tal, porque torpeza tuya es. Pero per
el matrimonio según la ley natural. accidens, el fin del matrimonio es la con-
federación de los hombres, y la multipli-
C o n c l u s i ó n . La consanguinidad en
cuanto á algunas personas es de derecho cación de la amistad, porque el hombre
natural, de derecho divino en cuanto á es á los parientes de su esposa lo que él
otras y de derecho positivo humano en es por relación á los suyos. A s í , pues,
cuanto á otras también. esta multiplicación de las amistades trae-
Responderemos, que en el matrimonio ría perjuicio si alguno se casase con al-
se dice ser contra la ley natural aquello guna mujer con la cual se encontrase
por lo que se hace incompetente el ma- unido por la sangre ; puesto que no re-
trimonio respecto al fin para que es or- sultaría de este matrimonio una amistad
denado. Mas el fin del matrimonio es per nueva para nadie. Y por esto, según las
se et primo el bien de la prole, que es leyes humanas y estatutos de la Iglesia,
impedido por la consanguinidad que exis- hay varios grados de consanguinidad que
te, por ejemplo, entre el padre y la hija impiden el matrimonio. A s í , pues, es
ó el hijo y la madre : no ciertamente de evidente según lo espuesto que la con-
modo que se destruya este bien total- sanguinidad, en cuanto á algunas perso-
mente, puesto que la hija puede engen- nas, impide el matrimonio según el dere-
drar prole del semen de su padre, y á la cho natural ( 2 ) en cuanto á algunas por
(1) Las mujeres, dice el A p ó s t o l , estén sujetas á sus maridos, (id. Y . 24).
como al Señor (Ad E p h e s . v , v 0
22) Y asi como la Iglesia está so. (2) No especifica el Santo qué personas son las que por d e .
metida á Cristo, asi lo están las mujeres á sus maridos en lodo. recho natural, divino ó humano están impedidas para con-
264 CUESTIÓN LIV. — ARTÍCULOS III Y IV.
el derecho divino y en cuanto á otras se- cesarios á los padres ó estos á los hijos.
gún el derecho establecido por los hombres.Por lo cual también en ciertos animales
A l argumento 1.° diremos, que Eva, el hijo se horroriza de unirse á su madre
aunque salió de Adán, no fue, sin em- carnalmente, mientras permanece en él
bargo, bija de Adán, porque no salió de mismo el conocimiento de la madre y
él al modo aquel por el que el váron es cierta reverencia á la misma, como refiere
apto para engendrar naturalmente á su el Filósofo (De anim. 1. 9, c. 47) del ca-
semejante en la especie; sino por la ope- mello y del caballo. Y como todas las
ración divina, puesto que así hubiera po- costumbres honestas de los animales se
dido ser hecho un caballo de la costilla encuentran naturalmente reunidas en los
de Adán, como fue hecha Eva. Y por hombres, y más perfectamente que en
esto no había entre Adán y Eva las otros, por esta causa el hombre aborrece
mismas relaciones naturales que hay por naturaleza el conocer carnalmente,
entre una hija y su padre; ni Adán es no solamente á la madre, sino también á
principio natural de Eva como el padre lo la hija, que es todavía menos contrario á
es de la hija. la naturaleza, como se ha dicho. Y ade-
Al 2.° que si los bárbaros se unen car- mas, en los otros animales no se contrae
nalmente con sus parientes, esto no pro- por la propagación de la carne la consan-
cede de la ley natural, sino del ardor de guinidad, como en los hombres según lo
la concupiscencia que oscureció en ellos dicho (a. 1 al 5) ; y por esto no hay pa-
la misma ley. ridad.
A l 3.° que la unión del macho y de la Al 4.° que ya resulta de lo dicho de
hembra se dice ser de derecho natural, que modo la consanguinidad de los espo-
porque la naturaleza enseñó esto á los sos contraría al bien del matrimonio. Por
animales; pero enseñó esta conjunción consiguiente este razonamiento parte de
diversamente á diversos animales, según un supuesto falso.
las diversas condiciones de estos. La Al 5.° que no repugna que de dos
conmistión carnal entre parientes deroga uniones la una sea impedida por la otra;
la reverencia que se les debe. Porque así así como donde hay identidad no hay
como la naturaleza inspiró á los padres semejanza. Y asimismo el vínculo de
la solicitud para cuidar á sus hijos, así consanguinidad puede impedir la unión
también la reverencia de los hijos á los del matrimonio (1).
padres. Sin embargo, no inspiró á ningún
otro animal, sino al hombre, la solicitud A R T Í C U L O I V . — ¿ t o s grados de con-
por sus hijos y el respeto á los padres en sanguinidad que impiden el matrimonio pu-
todo tiempo; pero inspiró más ó menos dieron ser determinados por l a Iglesia? (2)
estos sentimientos á los otros animales,
según que los hijos son más ó menos ne- 1.° Parece que los grados de consan-
traer matrimonio entre sí. Pero los teólogos, apoyados en el volterianismo en lo relativo á las leyes canónicas de prohibi-
contesto general de la doctrina del Angélico, y de los mismos ciones matrimoniales. «¿Qué l e y , dice, hay en la naturaleza
ejemplos de que se sirve, afirman unos que el derecho natu- » entera más evidente que la que ha determinado que todo lo
ral dirime únicamente el matrimonio entre los padres y los » que germina en el universo, apetezca un suelo estraño? La
hijos, si se habla de la línea recta ; pero otros sostienen que » semilla crece á disgusto en el mismo terreno que produjo el
en esa línea están indefinidamente prohibidos todos los ma- » tronco de que desciende : hay que sembrar en la montaña
trimonios y porderecho natural. En cuanto á la línea colateral » el trigo del llano, y en éste el de aquella : en todas partes
creen unos que el primer grado, ó sea, el matrimonio entre » se busca la simiente lejana. La ley en el reino animal es más
hermanos, está prohibido por derecho natural; si bien otros » patente : así todos los legisladores la rindieron homenaje
afirman que lo está por derecho divino entre los que San A l - » en prohibiciones más ó menos cstensas. En las naciones de-
fonso coloca á nuestro Santo Doctor. Con los demás grados to- » generadas que se atrevieron hasta permitir el matrimonio
dos convienen que la prohibición de los matrimonios es de » entre hermanos, estas uniones infames produjeron mons-
derecho canónico. » truos. La ley cristiana, uno de cuyos caracteres distintivos
» es apoderarse de todas las ideas generales para reunirías y
(1) Nada puede decirse más sólido y profundo, relativa-
» perfeccionarlas; estendió mucho las prohibiciones... En el
mente á la consanguinidad, que lo espuesto por el Angélico
«orden material los animales son nuestros maestros. ¿ Por-
en toda la doctrina de este artículo. Por lo que en él enseña
» qué ceguedad deplorable el hombre que gasta una cantidad
el Santo Doctor se v e con cuánta razón la Iglesia ha prohibido
» enorme en cruzar, por ejemplo, la raza caballar árabe con la
ciertos enlaces y cuánto bien ha hecho al linaje humano con
T> normanda, ha de tomar sin embargo, una esposa de su san-
sus santísimas prohibiciones. El protestantismo y la falsa filo-
» gre sin la menor d i f i c u l t a d ? ! (Del Papa, lib. 2." cap. 7.°
sofía han acusado á la Iglesia por ese beneficio ; pero no lo
a. l . ° Santidad de los matrimonios.)
harían si meditasen en la doctrina de Santo Tomás. l i é aquí
(2) La respuesta afirmativa es de fe contra los protestan-
como otro genio católico, el conde de Maistre, impugna al
CUESTIÓN LIV.—ARTÍCULO IV. 265
les. SI alguno dijere que solo aquellos grados de consanguinidad y man, sea anatcmalilado. (Sesión 24, canon 3.°)
afinidad que se espresan en el Lcvítico pueden impedir contraer (I) El Santo se refiere á la decisión del concilio 4.° de L e -
matrimonio ó disminuir el contraído, y que la Iglesia no puede dis. tran y que desde entonces no ha sufrido modificación alguna
Pensar en alguno de ellos, ó establecer que muchos impidan ó diri- en la Iglesia.
266 CUESTIÓN L I V . — ARTÍCULO IV.
razón prohibió el matrimonio hasta el porque este número convenía con la gra-
séptimo grado. [3] Por fin, después res- cia septiforme del Espíritu Santo. Pero
tringió la prohibición hasta el cuarto. luego en estos últimos tiempos la Iglesia
Responderemos, que según los diver- restringió su prohibición hasta el cuarto
sos tiempos se ve haber impedido el ma- grado, porque era inútil y peligroso pro-
trimonio la consanguinidad según diver- hibirlo más allá de los grados de consan-
sos grados. Porque al principio del género guinidad. Era inútil, porque respecto de
humano, solo el padre y la madre eran los parientes más lejanos no había rela-
rechazados del matrimonio, porque en ciones de amistad más estrechas que con
esta época había pocos hombres; y era los estraños, habiéndose enfriado la cari-
menester poner el mayor cuidado en la dad en el corazón de muchos. Era peli-
propagación del género humano, por lo groso, puesto que prevaleciendo la con-
cual no se debían alejar sino aquellas cupiscencia y negligencia, no tenían bas-
personas que eran incompetentes para el tante en cuenta los hombres una multitud
matrimonio, también en cuanto al fin tan numerosa de consanguíneos, y de
principal que es el bien de la prole, como este modo se tendía á muchos el lazo de
se ha dicho (a. 3). Mas después, multi- la condenación por la prohibición de los
plicado el género humano, por la ley de grados más remotos. Era conveniente
Moisés se esceptuaron muchas personas también restringir la dicha prohibición
para comenzar á reprimir en ellas la hasta el cuarto grado, ya porque los
concupiscencia. Así, pues, como dice el hombres viven ordinariamente hasta la
rabino Moisés (lib. 3. Dux errant. c. 5): cuarta generación ; y así no puede bor-
fueron esceptuadas de matrimonio todas rarse la memoria de la consanguinidad;
aquellas personas que suelen vivir en una por lo cual dice Dios én sus amenazas que
familia, porque si hubiera podido haber castigará las faltas de los padres en los
lícitamente entre ellas cópula carnal, se hijos hasta la tercera y cuarta genera-
hubiera dado mayor pábulo á la pa- ción, (Exod. 2 0 ) , ya porque en toda ge-
sión (1). Pero la ley antigua permitió neración la nueva mezcla de la sangre
otros grados de consanguinidad, y aun cuya identidad produce la consanguini-
preceptuó de algún modo á cada uno el dad, se hace con la sangre estraña ; y se
casarse con mujer de sus parientes, para aleja tanto del primero cuanto se mezcla
que no hubiera confusión en las sucesio- con un tercero. Y puesto que hay cuatro
nes ; porque entonces el culto divino se elementos de los que cada uno se mezcla
propagaba por la sucesión de las familias. más fácilmente cuando es más sutil, por
Pero posteriormente por ley nueva que eso en la primera mezcla se desvanece la
es la ley del espíritu y del amor, fueron identidad de la sangre en cuanto al primer
prohibidos muchos grados de consangui- elemento, que es muy sutil; en la segunda
nidad, puesto que ya el culto de Dios en cuanto al segundo, en la tercera res-
se estiende y multiplica por la gracia es- pecto al tercero y en la cuarta respecto al
piritual, y no por el origen carnal. Por cuarto: de tal suerte que después de la
consiguiente, es menester que también los cuarta generación, puede reiterarse con-
hombres se retraigan más de las cosas venientemente la unión carnal. ( 2 )
carnales entregándose á las espirituales, Al argumento 1.° diremos, que así como
y se difunda entre ellos más ampliamen- Dios no une á aquellas, que se unen en
te el amor. Por esta razón en otros tiem- contra del precepto divino, así no une
por se impedía el matrimonio hasta en á aquellos que se unen contra el precep-
los grados de consanguinidad más leja- to de la Iglesia, que tiene la misma efica-
nos, á fin de que se es tendiese la amistad cia de obligar que el precepto divino.
á un número mayor por la consanguini- Al 2.° que el matrimonio no solo es
nidad y la afinidad; y con razón se es- sacramento, sino también un deber natu-
tendía hasta el séptimo grado: ya porque ral : y por eso se somete" más bien á la
más alia de éste no quedaba fácilmente ordenación de los ministros de la Iglesia
memoria del origen ó raíz común, ya que el bautismo, que es sacramento úni-
(1) En la ley de Moisés no había sino dos grados, que impi- (2¡ El mismo Santo Doctor dice después en la respuesta
diesen el matrimonio, al 4.° que esta razón no es más que de pura congruencia,
CUESTIÓN LIV. — ARTÍCULO IV. 261
camente; porque así como los contratos tuto de la Iglesia un estupro. Igualmente
y deberes humanos se determinan por las si se concediere algún grado, que ahora
leyes humanas, así los contratos y debe- está prohibido, aquella unión no llegaría
res espirituales por la ley de la Iglesia. á ser una unión matrimonial por estatuto
Al 3.° que aunque el vínculo de la con- de la Iglesia, en razón del primer con-
sanguinidad sea natural, sin embargo,- trato; porque ellos podrían separarse si
no es natural que la consanguinidad im- quisieren. Sin embargo, podrían casarse
pida la cópula carnal, sino según algún de nuevo, y entonces habría otra unión.
grado, como se ha dicho (a. 3). Y por Al 7.° que en la prohibición de los
eso la Iglesia no hace por su estatuto que grados de consaguinidad la Iglesia ob-
algunos sean ó no sean consanguíneos serva principalmente la razón del amor.
(porque permanecen consanguíneos igual- Y puesto que no es menor la razón del
mente en todo tiempo), sino hace que la amor al sobrino que al hermano del pa-
cópula carnal sea lícita ó ilícita, según los dre, sino también mayor cuanto está más
diversos tiempos, en los diversos grados próximo el hijo al padre que el padre al
de consanguinidad. hijo, como se dice (Ethic. 1. 8, c.,12) por
Al 4.° que las tales razones asignadas esta causa prohibió igualmente los gra-
se esponen mas bien por modo de proxi- dos de consanguinidad en los hermanos
midad y congruencia, que por modo de del padre y los sobrinos. Pero la ley an-
causa y de necesidad. tigua fija principalmente su atención para
Al 5.° que no ha habido la misma estas prohibiciones contra la concupis-
causa para prohibir en diversas épocas los cencia en la cohabitación, prohibiendo el
grados de consanguinidad; por consi- matrimonio á aquellas personas respecto
guiente, lo que en algún tiempo se con- de las cuales es" más fácil el acceso á
cedió con utilidad, fue prohibido saluda- causa de vivir juntas. Es más común que
blemente en otro. la sobrina habite con el tio, que la tía con
Al 6.° que el estatuto no impone modo el sobrino ; porque la hija es, por decirlo
á los hechos pasados, sino á los futuros. así, la misma cosa que su padre, puesto
Por consiguiente, si se prohibiese el que es parte de él, en tanto que la her-
quinto grado, que es ahora permitido, mana no es lo mismo con su hermano,
los que se casaron en el quinto grado no puesto que no es alguna cosa de él, sino
debían ser separados.: pues ningún impe- más bien nacida del mismo principio. Y,
dimento, sobre viniente al matrimonio, por lo tanto, no había la misma razón
puede dirimirle, y así la unión que antes para prohibir á la sobrina y á la tia.
fue matrimonio no se haría por el esta-
CUESTIÓN LV.
1.° Se produce la afinidad por el m a t r i m o n i o ? — 2.° Permanece después de la muerte del varón ó de
la mujer? — 3 . ° Es causada por ilícito c o n c u b i n a t o ? — 4.° Y por los esponsales? — 5.° La a f i n i d a d e s
causa de l a afinidad? — 6.° La afinidad impide el matrimonio? — 1." La afinidad tiene por sí misma
g r a d o s ? —8.° Sus grados se estienden como los grados de consanguinidad ? — 9,° El matrimonio que
tiene lugar entre consanguíneos y afines debe ser dirimido siempre por el divorcio? — 1 0 . ° Para di-
r i m i r tal m a t r i m o n i o debe procederse por medio de la acusación ? — 1 1 En tal caso debe proce-0
(1) Siendo la afinidad, según e l S a n t o ( a r t . 3.°de esta cues- en este artículo, que la afinidad existe donde quiera, que el
tión) y San Alfonso, el parentesco de personas que proviene de la consanguíneo de uno de los cónyuges se une en matrimonio
unión carnal licita ó ilícita, claro es y así lo prueba Santo Tomás al otro c ó n y u g e .
CUESTIÓN LIV. — A R T Í C U L O S I Y II. 269
de la misma raíz, sino que la está unida ces existente, mas no se hace sin el mo-
en cierto modo estrínsecamente. Y de vimiento precedente ; como se realiza la
aquí resulta otro género de vínculo que igualdad entre dos hombres por el creci-
se llama afinidad. Esto es lo que se es- miento de uno, sin que el obro se aumente
presa en este verso: ó disminuya entonces, sino que llega an-
tes á esta cantidad que tiene por algún
Mutat nupta genus, sed generala gradum
movimiento ó mutación, y por esto tal
porque por la generación la persona se relación se funda realmente en uno y otro
encuentra en el mismo género de paren- de los esteremos. Asimismo sucede res-
tesco, pero en otro grado, y por la cópu- pecto de la consanguinidad y la afinidad,
la carnal se encuentra en otro género de porque la relación de fraternidad que se
parentesco. produce en un niño que nace respecto á
Al argumento 1.° diremos, que aun- alguno que ya es de mayor edad, no tie-
que la causa sea más principal que el ne lugar sin el movimiento entonces exis-
efecto, sin embargo no siempre es nece- tente del mismo, sino del movimiento
sario, que convenga el mismo nombre al anterior, es decir, de su generación : por-
efecto y á la causa, puesto que á veces que sucede entonces estar en posesión de
aquello que está en el efecto, hállase en esta relación por consecuencia del movi-
la causa no del mismo modo sino más ele- miento dé otro. Igualmente de que este
vadamente: y por tanto no conviene á la desciende por generación propia de la
causa y al efecto por el mismo nombre, misma raíz con el varón, proviene la afi-
ni por la misma razón ; como se ve en to- nidad en el mismo con la mujer sin al-
das las causas que obran equívocamente. guna nueva mutación del mismo.
De este modo la unión del hombre y de
la mujer es más principal que la unión de
la mujer con los consanguíneos del mari- A R T Í C U L O II. — t a afinidad s u b s i s t e
do; mas no debe llamarse afinidad, sino d e s p u é s de la muerte del varan ó l a mujer ?
matrimonio, que es cierta unidad, como
el hombre es idéntico á sí mismo, mas l.° Parece que la afinidad no subsiste
no consanguíueo. después de la muerte del varón ó de la
Al 2.° que los consanguíneos están se- mujer entre los consanguíneos del varón
parados en cierto modo y unidos en otro: y de la mujer,' ó, por el contrario, porque
por razón de la unión sucede que la per- cesando la causa cesa el efecto. Pero la
sona que se une á uno, se une de algún causa de la afinidad fue el matrimonio,
modo á todos, pero á causa de la separa- que cesa después de la muerte del varón,
ción y distancia acontece que la persona pues entonces queda libre la mujer de la
que se une á uno de un modo, se une á ley del varón, como se dice (Rom. 1).
otro de otro modo, según otro género ó Luego ni la afinidad susodicha subsiste.
según otro grado. 2.° La consanguinidad causa la afini-
Al 3.° que la relación nace á veces del dad. Pero la consanguinidad del varón
movimiento de ambos estrenaos, como la cesa por la muerte del varón respecto á
paternidad y la filiación, y tal relación sus consanguíneos. Luego también la afi-
está realmente en uno y otro: á veces nidad de lá mujer respecto de ellos.
nace solamente del movimiento de otro, Por el contrario, la afinidad es pro-
y esto tiene lugar de dos modos: 1.° cuan- ducida por la consanguinidad ; y esta es
do la relación es producida del movi- un vínculo perpetuo, mientras que viven
miento de uno sin el movimiento ya pre- las personas. Luego también la afini-
cedente , ya concomitante del otro, como dad, y así no se disuelve la afinidad, di-
se ve en el Creador y la criatura, y en lo suelto el matrimonio por la muerte de una
sensible y el sentido, y en la ciencia y lo tercera persona.
escible ; y entonces la relación está en Conclusión. No se dirime la afinidad,
uno solo realmente y en el otro sola- permaneciendo aquellas personas entre
mente según la razón (ó racionalmente); las cuales se ha contraído, aunque muera
2.° cuando es producida por el movimiento la persona por razón de la cual se con-
de uno sin el movimiento de otro enton- trajo.
CUESTIÓN L V . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
(1) Sed non oritur alunitas e x copula ilícita , nisi consum- por el Santo Concilio de Trento dejándole reducido al primer
m a t e fuerit actus fornicationis aut adulterii, aut incestus ad grado, si los esponsales fueron válidos, y quitándole cuando
sreneralionem aptus. los mismos fuesen nulos. (Sesión 24, cap. 3.°J.
(2) Este impedimento de publica honestidad fue modificado
212 CUESTIÓN LV.—ARTÍCULOS IV Y V .
« el mismo varón no puede casar una des- lectionem voce alia rejecta. A n legendum s i c : Unde nec ducenle
(viro alteram earum) in uxorem, una eorum efficitur affinis alii?
une á ellos, como al padre y á la madre Al 2.° que las cosas poseídas por el
en cuanto procede de estos, ó á los exis- marido, no se hacen algo uno con el
tentes del mismo principio como á los mismo varón, como la mujer se hace una
hermanos ; por consiguiente, el hermano carne con él. Por consiguiente, como la
de mi afin, ó el padre, no se hace mi afin consanguinidad impide el matrimonio,
en algún género. ó la conjunción al varón según la carne,
así también con la mujer del varón.
ARTÍCULO V I . — La afinidad impido
oí matrimonio ? (1)
ARTÍCULO V I I . — t a afinidad t i e n e
1.° Parece que la afinidad no impide por si grados ?
el matrimonio, porque nada impide el
matrimonio sino lo que es contrario : y l.° Parece que la afinidad tiene tam-
la afinidad no contraría al matrimonio, bién por sí misma grados ; porque perte-
puesto que es su efecto. Luego no impi- nece á toda proximidad recibir algunos
de el matrimonio. grados per se; y la afinidad es cierta
2.° La mujer se hace por el matrimo- proximidad. Luego tiene grados per se,
nio cierta cosa del varón. Pero los con- sin los grados de la consanguinidad, de
sanguíneos del marido muerto le suce- los que es causada.
den en sus cosas. Luego pueden suce- 2.° El Maestro de las Sentencias dice
derle en la mujer, con relación á la que (Sent. 4 , dist. 16), que el hijo de un se-
subsiste sin embargo, la afinidad según gundo matrimonio no puede pasar al con-
lo demostrado (a. o). Luego la afinidad sorcio de afinidad del primer marido. Pero
no impide el matrimonio. esto no sería, si el hijo de un afin no fuese
Por el contrario, dícese (Levit. 18, también afin. Luego la afinidad tiene
8) : no descubrirás las vergüenzas de la por sí misma sus grados como la consan-
mujer de tu padre.Pero aquella es úni- guinidad.
camente afin. Luego la afinidad impide Por el contrario, la afinidad es produ-
el matrimonio. cida por la consanguinidad. Luego tam-
Conclusión. La afinidad no solo im- bién todos los grados de afinidad son pro-
pide el matrimonio que ha de contraerse, ducidos por los grados de consanguini-
sino que dirime el contraído. dad; y así no tiene per se algunos grados.
Responderemos, que la afinidad pre- Conclusión. La distinción de los gra-
cedente al matrimonio, impide el con- dos conviene por sí á la consanguinidad;
traerlo y dirime el contraído, por la mis- pero no á la afinidad, sino mediante la
ma razón que la consanguinidad. Porque consanguinidad misma, que es su causa.
como hay cierta necesidad de cohabitar R e s p o n d e r e m o s , que una cosa no se
juntos los consanguíneos entre sí, así divide per se, sino en razón de lo que la
también los afines ; y como hay cierto compete, según su género, como el ani-
vínculo de amistad entre los consanguí- mal se divide por lo racional é irracional,
neos, así también entre los afines. Pero y no por lo blanco y lo negro. Mas la pro-
si la afinidad sobreviene al matrimonio, pagación de la carne se compara per se á
no le puede dirimir, según se ha dicho la consanguinidad, puesto que de ella se
(C. 50, a. 7). contrae inmediatamente el vínculo de la
Al argumento 1.° diremos que la afini- consanguinidad; y no se compara á la
dad no contraría al matrimonio, del que afinidad, sino mediante la consanguini-
es producida, sino que contraría al ma- dad, que es- su causa. De consiguiente,
trimonio que debería contraerse con un como los grados de proximidad se distin-
pariente por afinidad, en cuanto impediría guen por la propagación de la carne, la
la multiplicación de la amistad, y la re- distinción de grados compete per se é in-
presión de la concupiscencia, que se bus- mediatamente á la consanguinidad;y ala
can por medio del matrimonio. afinidad, mediante la consanguinidad.
(l.J La opinión general de todos los teólogos es que si la mayor discrepancia está en definir si el primer grado de afi-
afinidad viene de la línea colateral, dirime el matrimonio por nidad es de derecho natural ó canónico : por ambas sentencias
derecho eclesiástico. Si la línea es la recta, entonces es más hay teólogos y canonistas de primer orden , que dejan este
probable que también le dirima por derecho canónico. La punto en igual probabilidad absoluta.
CUESTIÓN L V . — A R T Í C U L O S V I I , VIII Y I X . 215
Así, pues, para encontrar el grado de afi- Por el contrario, una persona es mi
nidad es regla general que se tiene res- pariente por afinidad por lo mismo que
pecto á la mujer tantos grados de afini- está unida á una que es mi parienta por
dad, como se tienen de consanguinidad consanguinidad. Luego en cualquier gra-
respecto del marido. do que sea el marido mi consanguíneo, en
Al argumento 1.° diremos que los gra- aquel mismo es mi afin la mujer; y de
dos de proximidad en el parentesco no este modo deben computarse los grados
pueden ser considerados sino según el de afinidad en el mismo número, como
movimiento ascendente y descendente de los grados de consanguinidad.
la propagación, á la que no se compara la Conclusión. Es preciso que haya tan-
afinidad, sino mediante la consanguini- tos grados de afinidad como de consan-
dad. Por lo cual la afinidad no tiene gra- guinidad.
dos por sí misma, sino que los tiene to- Responderemos, que por lo mismo
mados según los grados de consangui- que los grados de afinidad se toman se-
nidad. gún los grados de consanguinidad, es pre-
Al 2.° que el hijo de una mujer pa- ciso que haya tantos grados de afinidad
rienta por afinidad, nacido de otro ma- como de consanguinidad. Sin embargo,
trimonio, no era en otro tiempo llamado como la afinidad es un vínculo menor que
pariente por afinidad absolutamente ha- la consanguinidad, tanto en otro tiempo
blando, sino como per accidens; por lo como ahora se dispensa más fácilmente en
que se prohibía el matrimonio respecto á los grados de afinidad que en los remotos
este, más bien á causa del impedimento de consanguinidad (1).
de pública honestidad, que á causa de la Al argumento 1.° diremos que aquella
afinidad; y por esto también tal prohibi- inferioridad del vínculo de la afinidad
ción está ahora revocada. respecto á la consanguinidad constituye
la variedad en el género de la proximi-
ARTICULO V I I I . — t o s grafios d e na- dad, no en los grados; y por esto aquella
nldnd so estlcndcn contó l o s fio consangui- razón no hace al caso.
nidad ? Al 2.° que el hermano no podía recibir
la mujer de su hermano muerto, sino en
l.° Parece que los grados de afinidad el caso en que éste no hubiera dejado
no se estiendeu como los grados de con- descendencia, para resucitar el germen
sanguinidad; porque el vínculo de afini- de su hermano; lo que entonces se reque-
dad es menos fuerte que el de consangui- ría cuando se desenvolvía el culto reli-
nidad, puesto que aquella es producida gioso por la propagación de la carne, lo
por esta en diversidad de especie, como cual no tiene lugar ahora. Y" de este
de causa equívoca. Pero cuanto más modo es evidente que no se casaba con
fuerte es el vínculo tanto más duradero ella, como en su propia persona, sino
es. Luego el vínculo de la afinidad no se como supliendo la falta de su hermano.
estiende á tantos grados como el de la
consanguinidad. A R T Í C U L O I X . — ¿ E l matrimonio con-
2.° El derecho humano debe imitar al traído entre los afines ó consanguíneos debo
derecho divino. Y según el derecho di- ser siempre dirimido?
vino estaban prohibidos algunos grados
de consanguinidad, en cuyos grados la l.° Parece que la unión que ha sido
afinidad no impedía el matrimonio, como contraída entre afines ó consanguíneos
se ve por la mujer del hermano, con la que no siempre debe ser dirimida por el di-
alguno podía casarse, muerto el marido, vorcio ; porque lo que Dios juntó el hom-
mas no con la propia hermana. Luego bre no lo separe (Math. 19, 6). Luego
tampoco ahora debe haber prohibición entendiéndose que Dios hace lo que hace
gual en la afinidad y la consanguinidad.
]
la Iglesia, que á veces une ignorándolo
(1) Esto impedimento se estendía antiguamente hasta el que si la afinidad fuera originada de cópula ilícita, entonces
séptimo grado ; pero Inocencio III en el concilio de L'etran res- no impidiese el matrimonio sino hasta elsegundo grado, que-
fingió la prohibición, dejándola en el cuarto grado. Más ade- dando en su vigor la procedente de legítimo matrimonio.
lante, el Tridentino, ordenó en el capítulo 4." de la sesión 24
216 CUESTIÓN LV. — ARTÍCULOS IX Y X .
á los tales, parece que si después tiene na, por el error de los hombres, el que
conocimiento de esto, no deben ser sepa- siendo un error de hecho, escusa de pe-
rados. cado mientras subsiste; y por esta causa
2.° Más favorable es el vínculo del cuando llega á conocimiento de la Iglesia
matrimonio que el del dominio. Pero el el impedimento, debe separar la susodi-
hombre por la prescripción de un largo cha unión.
tiempo adquiere el dominio en la cosa de Al 2.° que las cosas que no pueden
que no era dueño. Luego por el trans- existir sin pecado no son confirmadas por
curso del tiempo se ratifica el matrimonio prescripción alguna; porque como dice
aunque antes no lo fue. InocencioIII (in Conc. Later. 4, general,
3.° De cosas semejantes hay un juicio can. 50, et hab. cap. non debent. De con-
semejante; pero si el matrimonio fuese sanguin. et affin.), « l a continuación del
dirimido por causa de la consanguinidad, »tiempo no disminuye el pecado, sino
entonces en aquel caso, cuando dos her- » que le aumenta ». Ñi para esto resulta
manos tienen por esposas á dos hermanas, algún favor al matrimonio que no podía
si el uno es separado por causa de la con- existir entre personas ilegítimas.
sanguinidad, también el otro debería ser Al 3.° que la cosa hecha entre algunos
separado por igual razón, lo que no pa- no perjudica á tercero en el fuero con-
rece exacto. Luego el matrimonio no tencioso ; por lo que aunque un hermano
debe ser separado por causa de la afini- sea separado del matrimonio de una de
dad ó consanguinidad. las hermanas por causa de consanguini-
Por el contrario, la consanguinidad y dad, no por esto separa la Iglesia el otro
la afinidad impiden contraer matrimonio, matrimonio que no es denunciado. Pero
y dirimen el contraído. Luego si se prueba en el fuero de la conciencia no es preciso
la afinidad ó la consanguinidad, deben que se obligue siempre por esto el otro
ser separados, aun cuando le hubieran hermano á abandonar á su mujer; por-
contraido de hecho. que frecuentemente tales acusaciones pro-
Conclusión. A la Iglesia pertenece se- ceden de malevolencia, y se prueban por
parar á aquellos entre los que no puede testigos falsos. De consiguiente, no es
haber verdadero matrimonio y principal- menester que informe su conciencia por
mente á los consanguíneos y ajines. las cosas que hayan pasado acerca de
Responderemos, que como toda rela- otro matrimonio. Mas parece que debe
ción carnal, fuera del matrimonio lícito, distinguirse en esto ; porque ó tiene co-
es pecado mortal que la Iglesia trata de nocimiento cierto del impedimento del
impedir á toda costa, pertenece á la mis- matrimonio, ú opinión, ó ni uno ni otra:
ma separar á aquellos entre los que no en el primer caso, nec exigere, nec redde-
puede haber verdadero matrimonio, y re debet, en el segundo debet reddere, sed
principalmente á los consanguíneos y aji- no exigere, y en el tercero potest et red-
nes, que no pueden unirse carnalmente dere et exigere.
sin cometer un incesto (1).
Al argumento 1.° diremos que la Igle- A R T Í C U L O X . — ¿ P a r a l a separación
sia, aunque esté apoyada por el don y la de u n matrimonio contraído entre afines J
autoridad de Dios, sin embargo, en c o n s a n g u í n e o s debe procederse por l a vía de
cuanto es una congregación de hombres l a acusación ? (2)
proviene en sus actos algo del defecto hu-
mano, que no es divino. Y por esto aque- 1.° Parece que para la separación del
lla unión que se hace in facie Ecclesice, matrimonio, que ha sido contraída entre
la cual ignora el impedimento, no tiene afines y consanguíneos no debe proce-
la inseparabilibad por autoridad divina, derse por la vía de la acusación ; porque
sino que es contraria á la autoridad divi- á esta precede la inscripción por la que
(1) La Iglesia puede hacer lo que el Santo enseña, ó bien, fue nulo.
y esto es lo que comunmente se practica, puede dispensar con (2) El matrimonio es acusado, como fácilmente puede com-
esos mismos impedimentos ; aunque quitados estos en virtud prenderse , cuando es denunciado á la I g l e s i a , y se le mani-
de la dispensa eclesiástica, resta aún renovar el consenti- fiesta su nulidad por impedimento oculto que existía al tiem-
miento por parte de los c ó n y u g e s , supuesto que el primero po de su celebración.
CUESTIÓN LV. — ARTÍCULO X. 277
1." La cognación espiritual impide el matrimonio ?—2.° Porqué c a u s a s e contrae?—3.° Entre quié-
nes ?—4.° Pasa del varón á la mujer?—Pasa á los hijos carnales del padre ?
(1) El parentesco espiritual, del cual tratalapresente cues- Maírimonii impedlmenlis). El Tridentino (ses. 24, cap. 2.° de
tión, dirime el matrimonio por derecho eclesiástico. Antes ReTonu.) no hizo más que reproducir las disposiciones canó-
del concilio de Trento, Alejandro III y en particular Bonifa- nicas relativas á esta materia, cuando dispuso que el paren-
cio VIH, reconocieron la existencia de ese impedimento {De tesco espiritual dirimía el matrimonio entre el bautizante,
cognalione spirit. in Sexto) que es antiquísimo en la Iglesia, bautizado y sus padres de una parte, y éntrelos padrinos con
como puede verse en Devoli ( l i b . 2,° tit. 2? sección 0." Ce sus abijados y padres de los mismos de otra.
280 CUESTIÓN L V 1 . — ARTÍCULOS I Y II.
( i ) Esta sentencia es más común, dice San Alfonso ; pero el que no le tengan por el impedimento en cuestión, prevalece
mismo Santo Doctor parece inclinarse á la opuesta , la cual lo primero y consiguientemente en la práctica ese dictamen
defienden grandes teólogos, entre otros Suarez, los Salmati- es el que debe seguirse. (V. San Alf. lib. v i , n. 150 — Gury,
censes y Sánchez. En todo caso, dice Ballerini, siendo cierto De Matrim. n. 800).
el derecho de los esposos ai pelenáum deHtum, y solo dudoso
CUESTIÓN L V I . — A R T Í C U L O IÍ. 281
4, 15) : yo soy el que os he engendrado nionmás común (1). Sin embargo, res-
en Jesucristo por el Evangelio. Pero la pecto á la catequésis, algunos de estos
generación espiritual causa la cognación dicen, que es un impedimento débil que
espiritual. Luego por la predicación del impide el matrimonio que debe con-
Evangelio y la instrucción se produce el traerse, mas no dirime el ya contraído.
parentesco espiritual y no solamente por Al argumento 1.° diremos, que hay
el bautismo. dos clases de nacimiento carnal: 1.° en
8.° Así como por el bautismo se quita el seno de la madre, en el que todavía
el pecado original, así por la penitencia el que ha nacido es tan débil, que no
se quita el pecado actual. Luego así puede salir fuera sin peligro, y á este na-
como el bautismo causa el parentesco cimiento se asemeja la regeneración por
espiritual, así también la penitencia. el bautismo, en el que es regenerado al-
9.° Padre es nombre de cognación. guno como encerrado aun en el seno de
Pero por la penitencia y la enseñanza, y la Iglesia ; el 2.° es el nacimiento que se
la cura pastoral, y muchas cosas aná- verifica saliendo del seno de la madre, y
logas se dice alguno padre espiritual de que después de haber salido allí formado,
otro. Luego de muchas cosas ademas del adquirió bastante fuerza, para ser es-
bautismo y la confirmación se contrae la puesto sin peligro á los accidentes este-
cognación espiritual. riores, que pueden corromperse ; y á este,
Conclusión. El espiritual parentesco se asemeja la confirmación, por la que el
solo se contrae por el bautismo y la con- hombre, ya robustecido, se espone al pú-
firmación. blico para confesar la fe de Cristo. Y por
Responderemos, que acerca de esto, esto, convenientemente por uno y otro
hay tres opiniones : porque algunos di- de aquellos sacramentos se contrae la
cen, que, como la regeneración espiritual, cognación espiritual.
es dada por gracia septiforme del Espí- Al 2.° que por el sacramento del orden
ritu Santo, así es producida por siete co- no se produce regeneración alguna, sino
sas, comenzando por la sal bendita, que cierta promoción de potestad ; y por este
se pone en la boca hasta la confirmación motivo la mujer no recibe el orden, y así
hecha por el obispo, y el parentesco no puede darse por esto impedimento al-
espiritual se contrae por cada una de guno para el matrimonio; y por tanto,
estas siete cosas. Mas esta opinión no no se computa tal cognación.
parece razonable, porque el parentesco Al 3.° que en la catequésis hay cierta
carnal no se contrae sino por el acto com- profesión del bautismo futuro, como tam-
pleto de la generación. Por lo cual la bién en los esponsales cierta promesa de
afinidad no se contrae nisi facta com- futuras nupcias. Por lo que, así como en
mixtione seminum, de la que puede se- los esponsales se contrae cierto modo de
guirse la generación carnal. Mas la ge- proximidad, así en la catequésis, impi-
neración espiritual no se consuma sino diendo al menos el contraerla, como al-
por algún sacramento ; por cuya razón gunos dicen ; mas no en los sacramentos.
no parece conveniente que la cognación Al 4.° que tal profesión de fe no se
espiritual, se contraiga sino por algún hace en las otras cosas sacramentales del
sacramento. Y por esto otros dicen que bautismo, como en la catequésis ; y por
por tres sacramentos únicamente se con- esto no hay paridad de razón.
trae la cognación espiritual, á saber ; por
Y lo mismo debe decirse al 5.°, sobre
la catequésis, el bautismo y la confirma-
la oración, y al 6.°, sobre la predicación.
ción. Pero estos parecen ignorar la pro-
Al 7.° que el Apóstol les había ins-
piedad de las voces, porque la catequé-
truido respecto de la fe á modo de cate-
sis no es sacramento sino cosa sacramen-
quésis ; y así de tal instrucción tenía en
tal. Otros dicen que se contrae solamente
algún modo orden á la generación espi-
por dos sacramentos, es decir, por el bau-
ritual.
tismo y la confirmación, y esta es la opi-
Al 8.° que por el sacramento de la pe-
catequismo de que habla el Santo Doctor quedó abolido por el
(1} Después de lo determinado por el Tridentino, lo que en
'1 tiempo de Santo Tomás era una opinión, es ya doctrina ca- mismo Concilio (sesión 2-4, cap. 2.°),
tólica, que no admite duda. I g u a l m e n t e , el Impedimento de
• 282 CUESTIÓN LVI. — ARTÍCULOS H Y III.
criatura de Dios, á quien representa bau- Responderemos, que alguno puede ha-
tizando. Ni puede contraer parentesco cerse compadre de alguien de dos modos:
alguno espiritual, porque no tiene la vida 1.° por el acto de otro, que bautiza, ó
espiritual, á la que nace el hombre por que recibe á su hijo en el mismo bautis-
medio del bautismo. mo ; y de este modo la cognación espiri-
tual no pasa del varón á la mujer, á me-
ARTÍCULO I V . — cognación espiri- nos que aquel sea hijo de la mujer;
tual p a s a del varón á la mujer ? (1) porque entonces la mujer contrae directa-
mente la cognación espiritual, como tam-
1.° Parece que la cognación espiritual bién el varón; 2.° por el acto propio,
no pasa del varón á la mujer; porque la como cuando saca de pila al hijo de otro,
unión espiritual y la corporal son dispa- y entonces la cognación espiritual pasa á
res y de diversos géneros. Luego no se la mujer que ya conoció carnalmente;
pasa al parentesco espiritual mediante la mas no si todavía no se ha consumado
unión carnal que existe entre el marido el matrimonio, porque aun no se han he-
y la mujer. cho una sola carne, y esto es por modo
2.° Mas convienen en la generación de cierta afinidad; por lo cual también
espiritual, que es causa de la cognación por igual razón parece pasar á la mujer
espiritual, el padre y la madre espiritua- que se ha conocido carnalmente, aunque
les, que el varón que es padre espiritual, todavía no sea esposa. De aquí estos
y la mujer. Pero el padre y madre espi- versos:
rituales no contraen por esto ningún pa-
rentesco espiritual. Luego ni la mujer Quw mihi, vel ct/jus natum mea fonte levavit,
contrae alguna cognación espiritual, por- Hcec, mea commater, fieri mea non valet wxor:
Si qua mece natum, non ex me, fonte levavit,
que su marido sea padre espiritual de al- Hanc post facta mece non inde vetabor habere.
guno.
3.° Puede suceder queí el varón esté Al argumento 1.° diremos, que por ser
bautizado y la mujer no ; como cuando la unión corporal y la unión espiritual de
alguno de los cónyuges se convierte y el diversos géneros, puede deducirse que la
otro permanece infiel. Pero la cognación una no es la otra , y no que una no pueda
espiritual no puede llegar al que no está ser causa de la otra; puesto que de las
bautizado. Luego no pasa siempre del cosas de diversos géneros, una es á ve-
varón á la mujer. ces causa de la otra, ya per se, ya per
4.° El varón y la mujer pueden á la accidens'.
vez tener á alguno en la pila bautismal Al 2.° que el padre espiritual y la ma-
(porque esto no está prohibido por ley dre espiritual de uno mismo no se unen
alguna : ex Urbano X I , ad vitalem). Si, en la generación espiritual sino per acci-
pues, la cognación espiritual pasase del dens ; porque para esto bastaría uno solo
varón á la mujer, seguiríase que uno y por sí mismo. Por lo cual no es menester
otro cónyuge sería dos veces padre ó que de esto resulte entre ellos un paren-
madre espirituales de uno mismo, lo cual tesco espiritual, hasta el punto de que no
es inconveniente. pueda existir entre ellos el matrimonio:
Por el contrario, los bienes espiritua- y de aquí estos versos:
les son más susceptibles de multiplicarse
que los bienes corporales. Pero la con- Unos semper erit compcttriim spirüualis,
Álter carnalis; non fallit regula talis.
sanguinidad corporal del varón pasa á la
mujer por afinidad. Luego mucho más la Mas por el matrimonio el hombre y la
cognación espiritual. mujer se hacen una sola carne, per se
Conclusión. El parentesco espiritual loquendo, y por esto no hay paridad.
pasa del varón á la mujer que ha cono* Al 3.° que si la mujer no está bautiza-
cido carnalmente, si por un acto propio da, no llegará hasta ella la cognación es-
fue el varón padrino del hijo de otra per- piritual , porque no es capaz ; no porque
sona. el parentesco espiritual no pueda ser
(1) El Santo Doctor responde afirmativamente, porque ese
1
abolió ese parentesco, por lo cual el presente artículo no es
era el derecho vigente en su tiempo. El Tridentino más tarde más que una defensa de la antigua disposición de la Iglesia*
284 C U E S T I Ó N L V I . — ARTÍCULOS IV Y V .
1.° Qué es adopción? — 2." Se contrae por ella algún vinculo que impida el matrimonio? —3.°
Entre qué personas se contrae ?
l.° Parece que se define inconvenien- que alguno es tomado por hijo sin la pro-
temente la adopción diciendo: que es el pagación de la carne, puede hacerse indi-
acto de tomar legítimamente una persona ferentemente alguno de más edad padre
estraña por hijo, nieto y sucesivamente : de otro de menos edad y viceversa, por-
porque el hijo debe estar sometido al pa- que el joven puede bautizar á un viejo y
dre. Pero á veces aquel qne es adoptado, recíprocamente. Sí pues, por la adop-
no pasa á la potestad del padre adop- ción se toma á alguno por hijo sin la
tante. Luego no siempre por la adopción propagación de la carne, igualmente po-
se toma á alguno como hijo. dría adoptar indiferentemente un anciano
2.° Los padres deben atesorar para al joven ó este al anciano, lo cual no es
los hijos ( n , Cor.
12). Pero no es nece- exacto. Luego, etc.
sario que el padre adoptante atesore 6.° El adoptado no difiere del adop-
siempre para el adoptado : porque á ve- tante según algún grado. Luego todo
ces este no sucede en la herencia del adoptado lo es como hijo, y así incon-
adoptante. Luego la adopción no es to- venientemente se dice que es adoptado
mar á alguno como hijo. como nieto.
3.° La adopción, por la cual es reci- 7.° La adopción procede del amor ;
bido alguno como hijo, se asimila á la por lo cual también se dice habernos
generación natural, por la cual se produce adoptado Dios por caridad como hijos.
naturalmente el hijo.. Luego al que com- Pero se debe tener mayor caridad hacia
pete la generación natural del hijo, le los parientes que hacia los estraños.
compete la adopción. Pero esto es falso, Luego la adopción no debe ser de perso-
porque aquel que non est suijuris, y me- nas estrañas, sino más bien de las'más
nor de veinticinco años, y la mujer no próximas.
pueden adoptar, y sin embargo, pueden Conclusión. La adopción como suple
engendrar un hijo naturalmente. Luego el defecto de los hijos, se define bien di-
no se dice propiamente que la adopción ciendo que es el acto de tomar legítima-
es tomar á alguno como hijo. mente á una persona estraña por hijo,
4.° Parece necesario tomar como hijo , hija ó nieto.
á una persona estraña, para suplir la falta Responderemos, que el arte imita á la
de los hijos naturales. Pero aquel que no naturaleza, y suple el defecto de ella en
puede engendrar, como el eunuco é im- aquellas cosas en que es deficiente. Por
potente, se halla más principalmente en lo que así como por la generación natu-
la imposibilidad de tener hijos naturales. ral alguno produce; así por el derecho
Luego le conviene más que á otros tomar positivo que es el arte de lo bueno y de
á alguno como hijo. Pero no le compete lo justo, puede alguno tomar para sí á
286 C U E S T I Ó N I/VI. ARTÍCULO i.
otro como hijo, á semejanza del hijo na- por esto compete á todos el poder engen-
tural, para suplir la falta de los hijos drar naturalmente en las cosas en que no
perdidos : por cuya causa ha sido intro- es impedida la naturaleza de la especie.
ducida principalmente la adopción. Y Pero la adopción se ordena á la sucesión
como la asumption importa el término á de ia herencia, y por eso compete á solos
quo, por el cual el asumente no es el aquellos que tienen la potestad de dispo-
asumido, es menester que aquel que es ner de sus bienes. Por consiguiente aquel
tomado como hijo, sea una persona es- que no es suijuris ó menor de veinticinco
traña. Luego así como la generación na- años, ó mujer, no puede adoptar á alguno
tural tiene el término ad quem, esto es, sino por concesión especial del príncipe.
la forma que es el fin de la generación y Al 4.° que por este que tiene un impe-
el término á qUo, esto es , la forma con- dimento perpetuo para engendrar, no
traria; así la generación legal tiene el puede pasar la herencia á sus descen-
término ad quem, es decir; el hijo ó el dientes : por lo que por esto mismo su he-
nieto, y el término a quo, esto es, la per- rencia es debida por derecho á sus parientes
sona estraña ; y así, pues, es evidente más j>róximos,ypor tanto no le compete
que la predicha asignación comprende el adoptar, como ni engendrar naturalmen-
género de adopción, porque se dice legi- te. Y ademas, mayor dolor se tiene de
tima assumptio, y el término á quo, por- los hijos perdidos, que de los que jamas
que se dice de persona estraña, y el tér- se han tenido. Y por esto los que tienen
mino ad quem, porque se dice in filium un impedimento para la generación, no
vel nepotem. necesitan consuelo contra la carencia de
Al argumento 1.° diremos que la filia- los hijos, como aquellos que los tuvieron
ción de la adopción es cierta imitación de y los perdieron, ó también que pudieron
la filiación natural, y por tanto hay dos tenerlos, pero que carecen de ellos por
especies de adopción; una que imita algún impedimento accidental.
perfectamente la filiación natural, y esta Al 5.° que la cognación espiritual se
se llama arrogación, por la cual el adop- contrae por medio del sacramento, por
tado pasa á la potestad del adoptante; y el que los fieles renacen en Cristo, en el
así el adoptado sucede al padre adoptante cual no hay diferencia entre hombre y
ab intestato, y no puede privarle el padre mujer, ni entre siervo y libre, ni entre
sin culpa de la cuarta parte de la heren- joven y viejo (Galat. 3 , y Coloss. 3);
cia. Ser adoptado de este modo no puede y por eso cualquiera puede hacerse indi-
serlo, sino aquel que es suijuris, esto es, ferentemente padre espiritual de otro.
que no tiene padre, ó si lo tiene, está Pero la adopción se verifica para la suce-
ya emancipado de él. Y esta adopción sión de la herencia, y para cierta suje-
no se hace sino por la autoridad del prín- ción del adoptado respecto al adoptante.
cipe. La otra adopción es la que imita No es conveniente empero que el más
imperfectamente la filiación natural, y se antiguo se someta al más joven en los
llama simplex adoptio, por la que el adop- asuntos familiares. Y por esto el más joven,
tado no pasa á la potestad del adoptante; no puede adoptar al más anciano; sino
por Ib cual es más bien cierta disposición que es preciso según las leyes que el
á la adopción perfecta, que esta misma. adoptado sea tan joven respecto del
Según esta especie de adopción, puede ser adoptante, que pueda ser hijo natural
adoptado aun aquel que no es suijuris, y del mismo.
sin la autoridad del príncipe, y sí solo Al 6.° que asi como acontece perder los
por la del magistrado ; en este caso el hijos, así también los nietos y otros pa-
adoptado no sucede en los bienes del rientes. Y por esto como la adopción ha
adoptante, ni está obligado el adoptante á sido introducida para consuelo de la pér-
dejarle algo de sus bienes en el testamen- dida de los hijos, así como por la adop-
to, sino lo que quiera. ción puede alguno subrogarse en lugar
2.° Con lo dicho es evidente la res- de un hijo, así también en lugar de un
puesta al 2.° nieto y de otros.
Al 3.° que la generación natural se or- Al 7.° que el más próximo por dere-
dena á la consecución de la especie ; y cho de proximidad debe suceder en la
CUESTIÓN LVII. — A R T Í C U L O S I Y II. 287
herencia; y por esto no le compete ser la adopción por la ley humana, parece
conducido á la sucesión por la adopción; que no pueda impedir el matrimonio al-
y si algún próximo ó pariente, á quien no gún vínculo contraído de la adopción.
compete la sucesión de la herencia, es Por el contrario, la cognación impide
adoptado, no es adoptado en cuanto es el matrimonio. E s así que de la adopción
próximo, sino en cuanto es estraño al se produce cierta cognación, esto e s , la
derecho de sucesión en los bienes del l e g a l , según consta por su definición;
adoptante. porque es legalis cognatio quadam proxi-
mitas proveniens ex adoptione. Luego
ARTÍCULO I I . — ¿ » c ia adopción s e
por la adopción es producido un vínculo
contrac a l g ú n vínculo <i«nc impida el matri- por el cual es impedido el matrimonio.
monio?
A d e m a s , esto mismo consta por los
l.° Parece que de la adopción no se testimonios citados ( S e n t . 4 , dist. 4 2 ) .
contrae vínculo alguno que impida el Conclusión. La cognación ó parentes-
matrimonio; porque el cuidado espiritual co legal impide el matrimonio por dere-
es más digno que el corporal. Pero por- cho eclesiástico.
que alguno se somete espiritualmente al Responderemos , que la ley divina
cuidado de otro, no se contrae algún escluyó principalmente del matrimonio
vínculo de proximidad : de otra manera aquellas personas que era necesario que
todos los que habitan en una parroquia, viviesen juntas, por temor á que, como
serían parientes del sacerdote, y no po- dice Rabbi Moisés (lib. 3 , D u x errant. c.
drían contraer con el hijo de este. L u e g o 5 0 ) , si les hubiera permitido unirse car-
ni la adopción que entraña el que es nalmente, no abriera esto con facilidad la
adoptado bajo la dirección del que le puerta á la concupiscencia, para cuya re-
adopta, puede producir este efecto. presión ha sido ordenado el matrimonio.
2.° D e que uno sea benéfico para otro, Y como el hijo adoptado vive en la casa
no se contrae algún vínculo de proximi- del padre adoptante, como el hijo natu-
dad. Pero la adopción no es otra cosa que ral; por eso se prohibió por las leyes b u -
el otorgamiento de cierto beneficio. L u e - manas que se contrajera matrimonio en-
go por la adopción no se forma vínculo tre tales personas ; y esta prohibición
alguno de parentesco. está ( 1 ) aprobada por la Iglesia. Y de
3.° E l padre natural provee principal- aquí es que la cognación legal impide el
mente al hijo en tres cosas, como dice matrimonio.
el Filósofo "(Ethic. 1. 8 , c. 11 y c. 1 2 ) , Con lo dicho, es evidente la contesta-
porque de él tiene el ser y recibe el ali- ción á los tres primeros argumentos, por-
mento y la enseñanza : mas la sucesión á que por todos ellos no se aduce tal coha-
la herencia es posterior á estas tres co- bitación que pueda prestar fomento á la
sas. E s así que porque alguno provea á concupiscencia. Y por tanto no se pro-
otro de alimento y de enseñanza, no s e duce de ellos la proximidad, que impide
contrae algún vínculo de proximidad, el matrimonio.
pues si así fuera, las nodrizas, los peda- A l 4.° que la prohibición de la ley hu-
gogos y los maestros, serían parientes, mana no bastaría para el impedimento
lo cual es falso. L u e g o ni por la adop- del matrimonio, si no interviniera la
ción, en virtud de \a¡ que alguno sucede autoridad de la I g l e s i a , que también pro-
en la herencia de otro, se contrae paren- hibe lo mismo.
tesco alguno.
A R T Í C U L O I I I . — ¿ S e contrae s o l a m e n t e
4.° Los sacramentos de la Iglesia no
la cognación l e g a l cutre el padre adoptante y
están sometidos á las leyes humanas.
el hijo adoptado?
Y el matrimonio es un sacramento de la
Iglesia. L u e g o habiendo sido introducida 1.° Parece que tal cognación no se
(1) El impedimento de adopción tomólo la Iglesia del dere- pedimento, cuya estension se señala en el siguiente artículo.
cho romano, el cual, por su conformidad con los dictámenes Añadiremos, ademas, que la adopción que ese impedimento
do la razón, os llamado la rosón escrita. El pontífice Nicolás I, crea, es la llamada perfecta, de la cual el Santo Doctor acaba
en su Conlrataeion á los Búlgaros , fue quien dio entrada en el de hablar en la respuesta al primer argumento del artículo
derecho canónico á esa disposición del derecho civil. Desde precedente.
entonces ningún matrimonio puede ser contraído con ese i ni-
288 CUESTIÓN LVII.—ARTÍCULO III.
contrae sino entre el padre adoptante y tante y la mujer del hijo adoptivo, ó por
el hijo adoptado ; porque parece sobre el contrario, entre el hijo adoptado y la
todo, que debería contraerse entre el pa- mujer del padre adoptante. Luego el 1.° y
dre adoptante y la madre natural del 3 . impiden perpetuamente el matrimonio,
0
(1 ) Addendum est et antecedens, nam matrimonium non di- fuerit matrimonium, necnon judicandum est fuisse consum-
rimi tur per impotentiam consequentem, nempe quae matrimonio matum ( S . Alphons. l i b . v i , n" 1 1 0 3 ) .
jam contracto supervenit. (3) Hinc steriles validé contrahunt, quia non sunt impo-
(2) In dubio, an intraillud triennium reipsaconsummatum tentes ad actum conjugalem.
C U E S T I Ó N L V I I I . — A R T Í C U L O S I Y II. 291
seca. E t ideo de ea est judicium idem Sed contra est quod dicitur (in D e -
quód de maleficio, de quo post dicetur cret. 3 3 , quaBst. i , cap. 4 ) : «Si per sor-
(art. seq.). »tiarias vel maleficias, » et infra : c< Si
Ad sextum dicendum, quód mas est »sanari. non potuerint, separari vale-
agens in generatione, sed fcemina est bunt.»
patiens, et ideó major caliditas requin- Prasterea, potestas dasmonum est major
tar in mare quám in fcemina ad opus ge- quám potestas hominis ( J o b , X L I , 2 4 ) :
nerationis. Unde frigiditas quas facit vi- Non est potestas super terram quee com-
rum impotentem, non faceret mulierem paretur ei quifactus est ut nullum time-
impotentem. Sed in muliere potest esse ret. Sed opere humano potest aliquis fieri
impedimentum naturale ex alia causa, impotens ad carnalem copulam, per ali-
scilicet arctatione, et tune idem est ju- quam potestatem vel castraturam; et ex
dicium de arctatione mulieris et de frigi- hoc matrimonium impeditur. Ergo multó
ditate viri (1). fortiüs virtute dasmonis hoc fieri potest.
Conclusión. [ 1 ] La impotencia proce-
A R T Í C U L O I I . — E I maicncio puede dente del hechizo dirime el matrimonio,
Impedir e l matrimonio ? si es perpetuo ; pero no, si es temporal.
[ 2 ] Para saber esto, la Iglesia ha Jijado
l.° Parece que el maleficio no puede el trienio, lo mismo que en la simple im-
impedir el matrimonio ; porque tales ma- potencia.
leficios se hacen por la operación de los Responderemos, que algunos dijeron
demonios; y estos no tienen más potestad que el maleficio no existía en el mundo,
para impedir el acto del matrimonio, que sino en la opinión de los hombres, que
los otros actos corporales que no pueden atribuían á los maleficios los efectos na-
impedir; porque así harían perecer á todo turales, cuyas causas son ocultas. Pero
el mundo, si impidieran el comer, mar- esto es contrario á la autoridad de los
char y otras cosas análogas. Luego el santos, que dicen que los demonios tienen
matrimonio no puede ser impedido por potestad sobre los cuerpos y sobre la
los maleficios. imaginación de los hombres, cuando Dios
2.° La obra de Dios es más fuerte se lo permite. Por lo cual los maléficos
que la obra del diablo. Y el maleficio es pueden hacer por su mediación algunos
la obra del diablo. Luego no puede im- signos. Esta opinión, empero, procede
pedir el matrimonio que es obra de Dios. del origen de la infidelidad ó increduli-
3.° Ningún impedimento dirime el ma- dad puesto que no creen que existen los
trimonio ya contraído, sino es perpetuo. demonios sino en la imaginación del
Pero el maleficio no puede ser impedi- vulgo únicamente, de modo que los ter-
mento perpetuo, puesto que como el dia- rores, que el hombre se forma en su pen-
blo no tiene potestad sino sobre los pe- samiento los imputen á los demonios, y
cadores , espulsado el pecado, se quitará porque también por consecuencia de una
el maleficio, ó también por otro maleficio imaginación vehemente aparecen al sen-
ó por los exorcismos de la Iglesia que es- tido algunas figuras, tales cuales el hom-
tán ordenados para reprimir la fuerza del bre piensa, y entonces creen que son
demonio. Luego el maleficio no puede vistos los demonios. Pero estas cosas las
impedir el matrimonio. rechaza la verdadera fe, por la que cree-
4. Prajterea, carnalis copula non po- mos que los ángeles cayeron del cielo, y
test impediri, nisi impediatur potentia que existen los demonios, y que por la
generandi, quse est principium ejus. Sed sutileza de su naturaleza pueden muchas
unius viri generativa potentia se habet cosas que nosotros no podemos, y los que
ad omnes mulieres asqualiter. Ergo ma- los inducen á hacer tales cosas, se lla-
leficium non potest esse impedimentum man maléficos. E t ideo alii dixerunt quód
respecta unius mulieris, nisi sit respecta per maleficia prajstari potest impedi-
omnium. mentum carnali copulas ; sed nullum tale
(i) In re tam gravis moraenti summopere eavendum est. ñeque eos etiam quos credit impotentes praemonebit; neque
uno, ait DD. Gousset, ut nobis v i d e t u r , neque confessarius ipsis eá de re consulentibus ultimó respondebit, nisi priüs
prudens et discretus de impotentia conjuges interrogabit ; ipse consuluerit episcopum.
292 C U E S T I Ó N L V I I I . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
est perpetuum : unde non dirimit matri- alguno, cesado el pecado, cese la potes-
monium contractum, et dicunt jura esse tad, porque la pena queda todavía, pa-
revocata quas hoc dicebant. Sed boc est sada la culpa. D e igual modo también
contra experimentum, et contra nova los exorcismos de la Iglesia no valen
jura, quas cum antiquis concordant. — para reprimir los demonios siempre en
Et ideó distinguendum est, quia impo- cuanto á todas las molestias corporales,
tentia coeundi ex maleficio aut est per- cuando exige esto el juicio divino ; sin
petua, et tune matrimonium dirimit; aut embargo, valen siempre contra aquellas
non est perpetua, et tune non dirimit. E t infestaciones de los demonios, contra las
ad boc experiendum eodem modo Eccle- que han sido principalmente instituidos.
sia tempus triennii prasfixit, sicut et de Ad quartum dicendum, quód malefi-
frigiditate dictum est (art. prasc. in corp. cium quandoque potest praestare ad
et ad 2). Tamen base differentia est inter omnes impedimentum, quandoque ad
maleficium etfrigiditatem, quia qui prop- unam tantúm ; quia diabolus voluntaria
ter frigiditatem est impotens, ita est im- causa est, non ex necessitate naturas
potens ad unam sicut ad aliam ; et ideó agens. E t prasterea impedimentum male-
quando matrimonium dirimitur, non da- ficii potest esse ex impressione dasmonis
tur licentia ei ut conjungatur alteri; sed in imaginatione hominis, ex qua tollitur
ex maleficio bomo potest esse impotens viro concupiscentia movens ad talem mu-
ad unam, et non ad aliam, et ideó quando lierem, et non ad aliam.
judicio Ecclesias matrimonium dirimitur,
utrique datur licentia ut alteram copulam ARTICULO III.— t a inri» impido
quaerat. el matrimonio ?
Al argumento 1.° diremos que, puesto
que la corrupción primera del pecado, por l.° Parece que la furia no impide el
la que el hombre se hizo siervo del dia- matrimonio ; porque el matrimonio espi-
blo, llega á nosotros por el acto de lá ritual que se contrae en el bautismo, es
potencia generativa, por eso la potestad más digno que el carnal. Pero los furio-
de los maleficios es permitida por Dios al sos pueden ser bautizados. Luego tam-
diablo en este acto más que en otros; bién contraer matrimonio.
como en las serpientes se manifiesta más 2.° La impotencia (frigiditas) impide
la virtud de los maleficios, que en los el matrimonio en cuanto impide el acto
otros animales , como se dice en el Géne- carnal, que no es impedido por la furia.
sis (c. 3), porque por medio de la ser- Luego ni el matrimonio.
piente tentó el diablo á la mujer. 3.° El matrimonio no se dirime sino
A l 2.° que la obra de Dios puede ser por algún impedimento perpetuo. Y no
' impedida por la obra del diablo por per- puede saberse de la furia si es un im-
misión divina ; no que el diablo sea más pedimento perpetuo. Luego no dirime el
fuerte que Dios, de modo que destruya matrimonio.
sus obras por violencia. 4.° En los versos citados (C. 50) se
Al 3.° que cierto maleficio es perpetuo contienen suficientemente los impedimen-
de tal modo, que no puede tener remedio tos que no consienten el matrimonio.
humano, aunque Dios podría aplicarle Pero allí no se hace mención de la furia.
remedio, cohibiendo al demonio, ó tam- Luego, etc.
bién el demonio, desistiendo: porque no Por el contrario, más quita la razón
siempre conviene que lo que ha sido he- la furia, que el error. Es así que el error
cho por un maleficio, pueda ser destrui- impide el matrimonio. Luego también la
do por otro maleficio, como lo declaran furia.
los mismos maléficos. Y aunque pudiera Ademas, los furiosos no son idóneos
remediarse por un maleficio, el maleficio para hacer un contrato. Es así que el
sería considerado, sin embargo, perpe- matrimonio es cierto contrato. Lue-
tuo, puesto que no debe invocarse por un go etc.
maleficio el auxilio del demonio. Asimis- Conclusión. [1] No habiendo el con-
mo no es preciso que si por algún pecado sentimiento necesario para el matrimonio
ha sido dada al diablo la potestad sobre allí donde no hay el uso de la razón, h
C U E S T O N L X V I U . — A R T Í C U L O S III Y I V . 293
ratione affinitatis quám causat; et ideó »matrimonio». Pero antes de los ca-
etiam non annumeratur aliis impedimen- torce años, como sucede en los más, no
tas, sed in impedimento affinitatis inclu- puede el niño cumplir este deber, como
ditur. dice el Filósofo (De animal. 1, 7 ) . Lue-
go etc.
A R T Í C U L O V . — t a falta de e d a d Im-
Ademas : « para todas las cosas natu-
pide e l matrimonio ?
» rales hay un término de magnitud y
1.° Parece que el defecto de la edad, » crecimiento » según el Filósofo (De
no impide el matrimonio ; porque según an. 1. 2, tex. 41): y así parece que sien-
las leyes los niños tienen tutor hasta la do natural el matrimonio, debe tener
edad de veinticinco años. Luego parece también determinado tiempo y que sea
que hasta este tiempo no esté fortale- impedido, cuando este no ha llegado.
cida la razón para el consentimiento ; y Conclusión. Requiriendo se para el ma-
así parece, que aquel debe ser el tiempo trimonio un consentimiento que produce
marcado para contraer matrimonio. Pero una obligación perpetua, es nulo si se
antes de ese tiempo puede contraerse ma- contrae antes de la edad de la pubertad,
trimonio. Luego la falta de la edad esta- á menos que el vigor de la naturaleza y
blecida no impide el matrimonio. de la razón suplan el defecto de la edad.
2.° Así como el vínculo de religión es R e s p o n d e r e m o s , que haciéndose el
perpetuo, así también el vínculo del ma- matrimonio á modo de cierto contrato,
trimonio. Pero antes de los catorce años está sometido á la ordenación de la ley
no se puede profesar, según la nue- positiva, como también los otros contra-
va Constitución (cap. non solum De re- tos. Por lo que según el derecho (cap.
gular, et trans. in 6) (1). Luego ni con- Tua De spon'sal impub.), se ha de-
traer matrimonio, si el defecto de la edad terminado que antes del tiempo de la dis-
le impidiera. creción , en el que las dos partes pueden
3.° Así como se requiere para el ma- deliberar suficientemente sobre el matri-
trimonio el consentimiento por parte del monio, y cumplir mutuamente su acto,
varón, así también por parte de la mu- no se contraigan matrimonios ; y que si
jer. Pero la mujer puede contraer matri- así no se hicieren, sean dirimidos : y este
monio antes de los catorce años. Luego tiempo es por lo general para los varones
también el varón. la edad de catorce años y para la mujer
4.° La impotencia para el acto del ma- la de doce ( 2 ) ; y puesto que los precep-
trimonio, no impide el matrimonio, si no tos del derecho positivo siguen lo que
es perpetua é ignorada. Pero el defecto' ocurre en el mayor número de casos, si
de la edad no es perpetuo ni ignorado. alguno llega á la perfección debida antes
Luego no impide el matrimonio. del tiempo predicho, de modo que el vi-
5.° No está comprendido en alguno de gor de su naturaleza y razón supla la
los antedichos impedimentos (C. 50), y falta de su edad, entonces no se disuelve
por tanto, no parece ser impedimento del el matrimonio. Y por tanto, si los que se
matrimonio. han casado antes de la edad de la pu-
Por el contrario, la decretal dice bertad han tenido relaciones carnales an-
(cap. Quod sedem De frigid. et malef.), tes del tiempo predicho, el matrimonio
que « el niño que no puede cumplir con permanece sin embargo indisoluble per-
» el deber conyugal, no es apto para el petuamente.
(1) Esta disposición del derecho canónico fue modificada por l a d o , el Santo Doctor enseña (In 4." distin. 3 6 , q. 1 , a. 5) y
el Tridentino, según el cual la profesión no es válida, si el con él los demás teólogos y canonistas c|ue este impedimento
religioso ó religiosa no ha cumplido los diez y seis años. (Se- es de derecho eclesiástico. De consiguiente, los matrimonios
sión 25, cap. 15 de Regularibus). contraidos entre infieles, si en sus legislaciones respectivas
(2) Los autores del código Napoleón, amamantados á los no se reconoce este mismo impedimento, son válidos ; y asi-
pechos de la filosofía volteriana, y consiguientemente enemi- mismo que el Papa puede dispensar que se celebre entre
gos furibundos de la legislación canónica, alteraron esta sa- cristianos el matrimonio sin que los consortes hayan llegado
pientísima disposición de la Iglesia y aun de los códigos civi- á la pubertad, como consta de una disposición de Nicolás l
l e s más célebres. E n v e z de los 12 y 14 años respectiva- (Cap. Ubi non est. 2, De Despons. Impub.) y de dispensas que sus
mente señalados por los cánones, el artículo 144 del citado sucesores San Pió V, Clemente VIII y Gregorio X V concedie-
código francés señala para Las mujeres la edad de quince años ron después.
y la de diez y ocho para los hombres. Pero dejando esto á un
CUESTIÓN LXVIII. — ARTÍCULO V. 295
CUESTIÓN LIX.
1.° El fiel puede c o n t r a e r m a t r i m o n i o con el infiel? 2.° Hay matrimonio entre los infieles? 3.° El
cónyuje convertido á la fe, puede permanecer con la mujer infiel que no quiere convertirse? 4.° Pue-
de abandonar á la esposa infiel ? 5.° Dejada esta, puede casarse con o t r a ? 6.° Puede el varón dejar á
su mujer por causa d<j otros pecados, como por el de la infidelidad ?
ARTÍCULO I . — E I nei puede contraer contra tus enemigos... y vieres entre los
con ©1 lnOcl ? prisioneros una mujer hermosa, y te ena-
moraras de ella y quisieres tenerla por
1,° Parece que el fiel puede contraer mujer... entrarás á ella, y dormirás con
matrimonio con el infiel ; porque J o - ella y será tu mujer. L u e g o también esto
seph contrajo con una egipcia y Ester es permitido en la l e y nueva.
con Asuero. E n uno y otro matrimonio 3.° L o s esponsales se ordenan al ma-
hubo disparidad de c u l t o , porque uno trimonio. Y entre fiel é infiel, puede
era infiel y otro fiel. L u e g o la diferencia contraerse esponsales en algún caso con
de culto precedente al matrimonio mismo, promesa de futura conversión. L u e g o
no le impide. bajo la misma condición puede contraer-
2.° L a misma es la fe que enseña la se entre ellos el matrimonio.
ley antigua y la nueva. P e r o según la 4.° Todo impedimeuto del matrimonio
antigua ley podía haber matrimonio en- es contrario á él de algún modo. M a s la
tre fiel é infiel, como consta ( D e u t . 21, infidelidad no es contraria al matrimonio,
10 y siguientes) : si salieres á la pelea porque este es un deber de naturaleza,
fl) Por disparidad de cultos no se entiende el impedimento guna disposición canónica en el cuerpo del derecho que así lo
oue prohibe los matrimonios mixtos entre católicos -y no cató- tenga consignado.
licos ; sino que se comprenden bajo aquella denominación En cuanto á los matrimonios celebrados entre cristianos,
bautizados ó fletes, y no bautizados ó infieles. El matrimonio siendo uno de los cónyuges católico y disidente el otro ( e l
celebrado entre estos es nulo com'o consta de la tradición de cual enlace se llama matrimonio mixto), todos los teólogos afir-
1 a Iglesia, según afirma Benedicto X I V , aunque no h a y a nin- man que constituye un impedimento soloimpediente.
296 CUESTIÓN LÍX. — ARTÍCULO I.
(1J Que es lo mismo que decir potencialmente ; término de la {1) Según esto los príncipes infieles pueden establecer leyes
filosofía escolástica con el que se significa que hay poder para que regulen los contratos matrimoniales, hasta el punto tle
hacer alguna cosa. En el caso presente quiso significar el declararlos nulos en casos determinados. Pero entiéndase esto
Santo Doctor que dos infieles tienen poder de hacerse cristia- de los subditos que vivan en la infidelidad ; porque si alguno
nos e n el acto de casarse, y entonces se verificaría no solo que de los c ó n y u g e s fuese fiel, el matrimonio entonces estaría
de algún modo tendrían sacramento, sino que de hecho le reci- bajo la jurisdicción de la Iglesia.
birían.
CUESTIÓN LIX. — ARTÍCULO III. 299
este matrimonio se convierta. Luego pa- modo el fiel convertido puede conmorar
rece que al menos en este caso, no pueda con la infiel esperando su conversión, si
vivir con la mujer que nuevamente tiene. no la viere obstinada en su infidelidad;
Por el contrario, el Apóstol aconseja y obra bien conmorando, aunque no está
que conmore con ella (i Cor. 7). obligado á ello. Y sobre esto es el consejo
Ademas, ningún impedimento sobre- del Apóstol (i Cor. 7).
viniente al matrimonio le disuelve. Pero Al argumento 1.° diremos, que más fá-
el matrimonio era verdadero, cuando uno cilmente se impide que se haga algo, que
y otro eran infieles. Luego cuando el uno se destruye lo que se ha hecho solemne-
se convierte, no se dirime por'esto el ma- mente. Y por eso hay muchas cosas que
trimonio, y así parece que pueden lícita- impiden contraer matrimonio, si le pre-
mente conmorar (1). ceden , que no pueden, sin embargo, di-
Conclusion. [ 1 ] Por la conversion de solverle, si le siguen, como se ve acerca
uno de los cónyuges no se disuelve el ma- de la afinidad (C. 55 , a. 6). Y lo mismo
trimonio, [ 2 ] El fiel convertido puede debe decirse sobre la disparidad de cultos.
conmorar con la infiel esperando su con- Al 2.° que en la primitiva Iglesia, en
version, si no la viese obstinada en su in- tiempo de los Apóstoles, se convertían
fidelidad; y obra bien conmorando, aun- indistintamente á la fe tanto los judíos
que no está obligado á ello. como los gentiles : y por eso entonces el
Responderemos, que la fe del que está marido fiel podía tener una esperanza
en matrimonio, no disuelve, sino perfec- probable de la conversión de su mujer,
ciona el matrimonio. Por lo cual, habien- aunque no prometiera convertirse. Mas
do entre los infieles verdadero matrimo- después, andando el tiempo, los judíos
nio, según resulta de lo dicho (a. 2 , al 1.°), se hicieron más obstinados que los genti-
porque uno de ellos se convierte á la fe, les, porque los gentiles todavía se con-
no por esto mismo se rompe el vínculo del vertían á la fe, como en tiempo de los
matrimonio. Pero permaneciendo algu- mártires y de Constantino, y en aque-
nas veces el vínculo del matrimonio, se llos tiempos; por lo cual no había segu-
disuelve en cuanto á la cohabitación y al ridad para un fiel cohabitar con una in-
débito conyugal; y en este supuesto cor- fiel judía, ni había esperanza de conver-
ren parejas la infidelidad y el adulterio, sión como la había de la esposa gentil.
porque una y otro son contrarios al bien Y por esta razón el fiel convertido podía
de la prole. De consiguiente, así como entonces cohabitar con una infiel, pero
el marido tiene en sí la potestad de repu- no con una judía, si no prometía con-
diar á la adúltera ó conmorar con ella; vertirse. Y según esto habla aquel de-
así tiene en sí la potestad de repudiar á creto. Pero ahora corren parejas unos y
la infiel ó vivir con ella. Porque puede otros, es decir, gentiles y judíos, porque
libremente el varón inocente vivir con la unos y otros son obstinados, y por esto,
adultera, con la esperanza de que se cor- á no ser que la esposa infiel quiera con-
rija, mas no si estuviera obstinada en el vertirse, no se permite cohabitar con
pecado de adulterio, para no parecer co- ella, ya sea gentil ó judía.
mo patrocinador de la torpeza; aunque Al 3.° que los infieles no bautizados
también puede repudiarla libremente con no son estrechados por los estatutos de
la esperanza de que se corrija. De igual la Iglesia, sino por los estatutos del de-
(1) A mediados del pasado siglo, convirtióse al catolicismo en su mayoría puestas en el índice ; siendo digna de particu-
el judío Borach Levi. Su esposa, tercamente aferrada al j u - lar mención la teología lugdunense, cuyo autor, A u g u s t o
daismo, no quiso seguir las huellas de su esposo, antes solicitó Gervasio, profesor de Viena, fue uno de los más denodados
la separación j por lo cual este, haciendo uso del privilegio campeones de la nueva doctrina.
divino, quiso casarse con otra. Llevada la causa en 1756 al Si todos estos defensores del matrimonio gentil hubieran
tribunal del obispo de Soissons, partidario de Janscnio, dicho tenido presente la enseñanza de nuestro Angélico en esta
se está que salió condenado el recien convertido. Apeló este cuestión, no hubiesen defendido lo que jamás la Iglesia ad-
al parlamento de París, en cuya Asamblea hervían los gali- mitió. La doctrina del Apóstol, primero ; los textos terminan-
canos y jansenistas; y ese tribunal, por decreto del 2 de tes de los S S . PP. ; el sentir unánime de todos los teólogos y
Enero de 1758 confirmó la sentencia de monseñor Filz-James. canonistas, entre ellos más de cuatro mil que comentaron al
Entonces esta c u e s t i ó n , que hasta esa época fue un punto i n - Maestro de las Sentencias ; y sobre todo, las decisiones de los
controvertible entre los católicos, agitóse acaloradamente por Concilios y Pontífices, no dejan duda alguna sobre la verdad
«na y otra parte, siendo del bando del obispo todos los j a n s e - de la doctrina que el Santo Doctor defiende en estos dos artí«
nistas y muchos galicanos, cuyas obras en defensa de la indi- culos.
solubilidad del matrimonio en la infidelidad contraído, fueron
300 C U E S T I Ó N L I X . — A R T Í C U L O S III Y I V .
qacion por la cual estaba obligado á dar lamente cuando es ignorada : y por tanto
á su mujer el débito conyugal, y no está no se puede razonar lo mismo acerca de
obligado á cohabitar con ella, cuando no la infiel y de la sierva.
quiere convertirse ( 1 ) , aunque en algún A l 4.° Que la prole ó llega á la edad
caso lo pudiera hacer libremente, según perfecta, y entonces podría lícitamente
lo dicho (a. 3 ) : como también el religioso seguir al padre fiel ó á la madre infiel, ó
puede cumplir libremente Jos votos que se halla constituida en la menor de edad,
hizo en el siglo, si no son contrarios á su y entonces debe entregarse al fiel, no
religión, aunque no esté obligado á ellos. obstante que necesite de la asistencia de
Al argumento 1.° diremos, que servir la madre para su educación.
no es algo incompatible con la perfección A l 5.° que el adúltero no pasa por la
de la cristiana religión, que profesa sobre penitencia á otra vida, como el infiel por
todo la humildad ; pero la obligación de medio del bautismo, y por esto la razón
la mujer ó del matrimonio quita algo á no es semejante,
la perfección de la vida cristiana, cuyo
estado más grandioso poseen los que ARTÍCULO V . — El fiel q u e s e s e p a r a
son continentes. Por lo que no hay de l a mujer Infiel, puede c a s a r s e con otra 1
paridad entre uno y otro. Y ademas uno 1.° Parece que el fiel que se separa de
de los cónyujes no está obligado al otro la mujer infiel, no puede casarse con otra;
al modo de posesión suya, como el siervo porque la indisolubilidad es de razón ó
al señor, sino á modo de cierta sociedad, esencia del matrimonio, puesto que el re-
que no puede existir convenientemente pudio de la mujer es contra la ley natu-
entre una infiel y un fiel, según consta ral. Pero entre los infieles había verda-
(n. Cor., 6). Y por esto no hay paridad dero matrimonio. Luego de modo alguno
acerca del siervo y del cónyuge. puede disolverse aquel matrimonio ; y
Al 2.° que la mujer no tenía derecho subsistiendo el vínculo del matrimonio
sobre el cuerpo del varón, sino mientras con una, no puede alguno contraer ó ca-
permanecía en aquella vida en que se sarse con otra. Luego el fiel que se sepa-
había casado, porque también muerto el ra de la mujer infiel, no puede casarse
marido, la mujer queda libre de la ley con otra.
del varón (Rom. 7, 3) ; y por esto, si el 2.° El crimen que sobreviene al ma-
hombre se separa de ella, después de ha- trimonio, no le disuelve. Pero si la mujer
ber cambiado de vida, muriendo á la vida quiere cohabitar sin injuria del Creador,
anterior, ningún perjuicio la causa. El no se disuelve el vínculo del matrimonio,
que entra en una orden religiosa, muere porque el hombre no puede casarse con
solamente de muerte espiritual, mas no otra. Luego el pecado de la mujer que
de corporal. Y por eso, si el matrimonio no quiere cohabitar sin injuria del Crea-
ha sido consumado, no puede el varón dor, no disuelve el matrimonio, de modo
entrar en religión sin el consentimiento que el varón pueda casarse libremente
de la mujer ; mas lo puede antes de rea- con otra.
lizado el acto carnal, cuando solamente 3.° E l marido y la mujer son iguales
existe el acto espiritual. Pero el que se en el vínculo del matrimonio. Luego no
acerca al bautismo, se sepulta también siendo permitido á la esposa infiel casarse
corporalmente con Cristo en muerte ; y con otro, viviendo el marido, parece que
por esto queda libre del débito conyugal, ni al fiel le sea lícito.
aun después de consumado el matrimo- 4.° E l voto de continencia es más fa-
nio. O debe decirse que por culpa suya la vorable que el contrato del matrimonio.
mujer que desprecia convertirse, sufre el Y no es permitido, como parece, al
perjuicio. marido fiel emitir un voto de continencia
Al 3.° que la disparidad de culto hace sin el consentimiento de la mujer infiel,
en absoluto ilegítima la persona, mas no porque entonces la mujer sería defrauda-
la condición de la servidumbre, sino so- da en el matrimonio, si después se con-
(1) Aunque según eslas palabras del Santo.puede el conver- resulta que si el cónyuge infiel se convierte d e s p u é s , el ma-
tido separarse, el vínculo continúa subsistiendo y consiguien- trimonio se hace mío, según el lenguaje canónico, y queda
temente ninguno puede contraer nuevo matrimonio. De aquí ademas sublimado con la dignidad de Sacramento que recibe.
302 CUESTIÓN LIX. ARTÍCULO V.
(1} En el artículo precedente el Santo ha demostrado que la parte infiel, ó que se la advierta de la resolución que se va
podía separarse la parte convertida, aunque la otra protestase á tomar. Otros teólogos no son tan complacientes como el
que quería cohabitar sin injuria del Criador y sin peligro de Angélico con el consorte infiel, sosteniendo sencillamente que
perversión en el recien convertido. Pero en este añade que esto puede hacerse y aun voto de castidad en el siglo, funda-
existiendo esa doble circunstancia, el fiel no solo puede sepa- dos en razones de paridad ; porque, dice Sánchez (lib. 7.°
rarse, sino que ademas puede contraer nuevo matrimonio, el disp, 76, n. 9) : si Jesucristo otorgó á la profesión religiosa el privi-
cual evidentemente disuelve el anterior. Como consecuencia legio de disolver el matrimonio rato (esto lo definió como de fe
de esto mismo el fiel convertido puede profesar en la religión, el Tridentino, en la sesión 24, c. 6.") contraído entre fieles, con
ú ordenarse In sacris, quedando en- ambos casos disuelto el mayor motivo disolverá el matrimonio consumado en la infidelidad
matrimonio contraído en la infidelidad ; pero para esto, dice el cual no es rato, según el cap. Quanto 7.° De Divorliis.
el S a n t o , es preciso que no h a y a esperanza de conversión de
CUESTIÓN L I X . — A R T Í C U L O S V Y VI. 303
CUESTIÓN LX.
que es permitido al varón matar á su m u - falta de su mujer. Pero la ley civil juzga
jer adúltera. como lícito matarla en el acto mismo del
Por el contrario, dice el Maestro de adulterio, no como mandándolo (1) sino
las Sentencias (Sent. 4 , dist. 3 7 ) : « que no imponiendo al marido la pena del ho-
» la Iglesia de Dios jamas está obligada micidio, á causa de la excitación violen-
•» á las leyes mundanas ; pues no tiene ta, que le ha conducido, en tal hecho, á
» espada sino la espiritual». Luego pa- dar muerte á su mujer. Pero en esto la
rece que al que quiere ser de la Iglesia Iglesia no está obligada á las leyes hu-
no le es lícito el uso de aquella ley que manas hasta el punto de que le juzque
permite al. hombre matar á su mujer sin el reato de la pena eterna ó de la que
adúltera. debe imponérsele por juicio eclesiástico;
Ademas, el marido y la mujer deben porque el tribunal secular no te castigue
ser juzgados igualmente. Pero no es per- de modo alguno. Y por esto en ningún
mitido á la mujer matar á su marido co- caso es permitido al varón por propia au-
gido en adulterio. Luego ni al marido toridad matar á su mujer.
matar á su mujer. Al argumento 1.° diremos que la ley
Conclusión. [ 1 ] El varón impulsado no cometió el cuidado de imponer esta
por el celo de la justicia y no por un pena á las personas privadas, sino á per-
sentimiento de venganza, puede acusar sonas públicas que tienen un cargo al
criminalmente en juicio secular á la mu- efecto. El varón no es juez de la mu-
jer adúltera ; y pedir la pena de muer- jer ( 2 ) , y por esto no puede matarla,
te. [ 2 ] Matar á la mujer, fuera del acto sino acusarla ante el juez.
del adulterio, no le es permitido ni según Al 2.° que la ley civil ño encargó al
las leyes civiles, ni según la de la con- varón la muerte de la mujer, como pre-
ciencia. [ 3 ] La ley civil juzga como lí- ceptuándolo, porque así no pecaría, como
cito matarla en el acto mismo del adulte- no peca el ministro del juez matando al
rio ; pero en esto la Iglesia no está obliga- ladrón condenado á muerte ; pero lo per-
da á las leyes humanas y por tanto en mitió no imponiéndole pena. Por lo cual
ningún caso es lícito al marido matar á también opuso ciertas dificultades para
su mujer por autoridad propia. retraer al nombre de esta acción.
Responderemos, que matar el marido Al 3.° que por esto no se prueba que
á la mujer puede tener lugar de dos mo- sea lícito en absoluto, sino en cuanto á la
dos ; 1.° por juicio civil; y en este senti- inmunidad de alguna pena, porque la es-
do no hay duda que varón impulsado por comunion es cierta pena.
el celo de la justicia, y no por un senti- A l 4.° que hay dos clases de congre-
miento de venganza, ó de odio, puede gación, una económica, como alguna fa-
sin incurrir en pecado, acusar criminal- milia, y otra política, como la ciudad ó
mente enjuicio secular á la mujer adúl- el reino. Aquel pues que manda la se-
tera, y pedir la pena de muerte según lo gunda congregación ó sociedad, como el
establecido por la ley, como también es rey, puede infligir una pena que corrija á
permitido acusar á alguno de homicidio ó la persona, ó que la estermine para pu-
de otro crimen. Sin embargo tal acusa- rificación ¿e la comunidad de que está
ción no puede hacerse en juicio eclesiás- encargado, pero el que preside en la pri-
tico, porque la Iglesia no tiene la espada mera sociedad, como el padre de fami-
material, como se dice (ibid.) ; 2.° puede lia, no puede infligir sino pena que cor-
matarla por sí mismo, sin haberla con- rija, la que no se estiende más allá de
vencido en juicio de su delito, y así ma- los límites de la enmienda, que la pena
tarla fuera del acto del adulterio, no le de muerte traspasa. Y por esto el va-
es permitido, ni según las leyes civiles ni ron, que es de este modo jefe de la mu-
según la ley de la conciencia, sea cual- jer, no puede matarla, sino acusarla ó
quiera el conocimiento que tenga de la castigarla.
(1) Porque en efecto no lo mandan, sino que disculpan al (2) Eso es lo que dispone la religión, contrario alo que por
marido que arrebatado por la ira y en presencia de los adúl- derecho romano se concedía al marido, según u n a l e y de los
teros, se deja llovar de la pasión y mata á s u infiel esposa. primitivos tiempos de la república.
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V. 80
306 CUESTIÓN LX. — ARTÍCULO II.
de la Iglesia, impide algunas veces con- menos á dar muerte á su madre, y es más
traer matrimonio y no dirime el contraí- inclinado á matar á la mujer; y para re-
do, aunque otras veces sí. 2. Elliombre presión de esta inclinación al uxoricidio,
a
que fornique con una y mate á su mujer está prohibido el matrimonio por la Igle-
para casarse con ella, no puede hacerlo sia á los que matan á sus mujeres.
(1) El Santo habla en este artículo de los dos crímenes, entre los que desean contraer, ó contrajeron, hubo : 1-° cort<-
porque j u n t o s suelen ir los dos ; si bien, cuando v a n separa- giración mutua contra la vida de la mujer m u e r t a ; 2.° inten-
dos, cada uno de ellos constituye impedimento dirimente, ción del matrimonio, aunque no se la manifestasen, como la
siempre que l e s acompañen determinadas condiciones. Según mayoría de los teólogos sostienen con Sánchez ( Lib. v n .
el derecho canónico v i g e n t e el matrimonio es nulo, si se con- Disp. 78, n. 1 9 ) ; 3.° muerte realmente seguida de los medios em-
trae con una persona con quien antes se adulteró; pero es pleados por los homicidas.
preciso para esto : 1." que el adulterio sea verdadero, formal Cuando los dos crímenes van juntos, basta entonces paráis
y consumado ; 2.° que entre los adúlteros mediase promesa de existencia de este impedimento que haya : 1.° adulterio verda-
matrimonio ; y 3." que esto se efectuase en vida del otro cón- dero entre los dos ; 2.° maquinación de muerte por parte de uno
y u g e . El uxoricidio por su parte dirime el matrimonio, cuando de los adúlteros ; 3.°''muerte seguida.
CUESTIÓN LX. — ARTÍCULO V.
CUESTIÓN LXI.
Debemos considerar ahora los impedimentos que sobrevienen al matrimonio, y 1.° del que pro-
viene al matrimonio no consumado, esto es, del voto solemne; 2.° del que proviene al matrimonio
consumado , es decir, de la fornicación.
Acerca del primero estudiaremos tres puntos: 1." ¿Un cónyuge puede entrar en religión contra la.
voluntad de otro después de consumado el acto matrimonial? 2." ¿Antes del acto carnal puede entrar
en religión? 3 . ° ¿ La mujer puede casarse con otro habiendo entrado el primero en religión antes
del acto carnal?
A l argumento 1.° diremos que la ley unión que existe antes de la cópula car-
humana (1) considera el matrimonio so- nal , ha sido hecha por Dios. Luego no
lamente en cuanto es deber de la natura- puede ser separada por la voluntad hu-
leza; pero la ley divina según que es un mana.
sacramento, del cual recibe la omnímoda Por el contrario : según San Jerónimo
indivisibilidad. Y por tanto no hay pa- (alium auctor. in vet. prologo in Evang.
ridad. Joan). El Señor llamó á Juan después
A l 2.° que no repugna que el mayor que se casó.
bien sea impedido por el menor bien, que Conclusión. Así como después del acto
tiene contrariedad al mismo, como igual- carnal se disuelve el matrimonio por la
mente el bien es impedido por el mal. muerte carnal, así por la entrada en re-
Al 3.° que en cualquiera religión se ligión se disuelve el vínculo que existe an-
contrae matrimonio con una sola persona, tes del acto carnal.
esto es, con Cristo, al cual se obliga uno Responderemos , que antes del acto
á más cosas en una religión que en otra. carnal hay entre los cónyuges únicamen-
Pero el matrimonio carnal y el de reli- te un vínculo espiritual, mas después le
gión no se refieren á una sola y misma hay también carnal. Y por tanto, así
persona; por lo que no hay paridad. como después del acto carnal se disuelve
el matrimonio, por la muerte carnal, así
A R T Í C U L O I I . — ¿ a l g u n o d e i o s cón- por la entrada en religión se disuelve el
yuges, a n t e s de l a copula c a r n a l , puede e n - vínculo que existe antes del acto carnal,
puesto que la religión es cierta muerte
trar e n religión contra l a voluntad de otro ?
espiritual, por la que alguno, muriendo al
l.° Parece que ni aun antes del acto siglo, vive para .Dios. (2).
carnal puede uno de los cónyuges entrar Al argumento 1.° diremos, que el ma-
en religión contra la voluntad del otro; trimonio antes del acto carnal significa
porque la indivisibilidad del matrimonio aquella unión que hay de Cristo al alma
pertenece al sacramento del matrimonio, por la gracia, la que se disuelve poruña
esto e s , en cuanto significa la unión per- disposición espiritual que la es contraria,
petua de Cristo á la Iglesia. Pero antes esto es, por el pecado mortal: pero des-
del acto carnal, después del consentimien- pués del acto carnal, significa la unión de
to espresado por palabras de presente, hay Cristo con la Iglesia, en cuanto á la
verdadero sacramento del matrimonio. asunción de la naturaleza humana en la
Luego no puede hacerse división, porque unidad de persona, que es completamen-
alguno de los cónyuges entre en religión. te indivisible.
2." En el consentimiento mismo espre- Al 2.° que antes del acto carnal no ha
sado por palabras de presente, cada uno pasado por completo el cuerpo del uno á
de los cónyuges transfiere al otro la po- la potestad del otro, sino bajo condición,
testad sobre su cuerpo. Luego inmedia- á no ser que entre tanto alguno de los
tamente puede exigir el débito, y el otro esposos no llega á abrazar una unión de
está obligado á darlo, y así no puede uno mejor vida. Pero por el acto carnal se
entrar en religión contra la voluntad del completa la dicha transmisión, porque
otro. entonces entran ambos en la posesión
3.° Dícese (Matth. 1 9 , 6) : lo que Dios corporal de la potestad que se han dado.
juntó, el hombre no lo separe. Pero la Por lo que también antes del acto carnal
(1) E l Santo se refiere á la l e y puramente humana y que e n predecesores : observación que destruye la objeción protes-
su ordenación para nada h a y a tenido en cuenta el Evangelio. tante de que antes del siglo x n era esa doctrina desconocida
Por lo demás en las naciones cristianas se tiene presente lo en la Iglesia. Del siglo x n era Alejandro III y en el mismo
enseñado por la religión y con especialidad en nuestra Espa- siglo se celebró el concilio m de Letran, el cual aprobó ladoc*
ña, donde el Concilio de Trento, por real cédula del gran F e - trina del c a p . Verum, De conversionc conjugatorum que pertenece
lipe II es l e y del Estado. á este pontífice, á quien asimismo corresponde el cap. Ex jw-
(2) La doctrina que nuestro A n g é l i c o en este artículo e s - blico del mismo título. En ambos capítulos y principalmente
pone, es y a un punto definido como de fe en el Santo Concilio en el segundo, se c o n s i g n a la doctrina en términos que se ve
de Trento. Hé aquí el canon C.° de la sesión 24 : Sijtlguno dije- que no era u n a disposición n u e v a , sino que se seguía el ejem-
re que el matrimonio no consumado, no se dirime por la solemne plo de los Santos y se dejaba á salvo la doctrina del Evange-
profesión religiosa de uno de los cónyuges, sea anatematizado. Lo lio ; porque al prescribir el Señor la indisolubilidad, dice el
mismo dispuso Inocencio I I I ; siendo digno de notarse que ese cap. Ex publico, s e refiere al matrimonio consumado y no al r#.
gran Papa confiesa que no hace sino seguir las huellas de s u s que es del que aquí se trata.
CUESTIÓN L X I . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 309
no está obligado á dar el débito después profesión vuelve á la mujer, está obliga-
de contraído el matrimonio por palabras da á recibirle. De consiguiente, ni por la
de presente, sino que se da el tiempo de entrada del varón en religión, ni por el
dos meses por tres razones: 1. para que a
voto, se otorga á la mujer la potestad de
durante é l pueda deliberar acerca de pa- casarse con otro.
sar á la religión ; 2.° para que se prepa- Por el contrario, nadie puede obligar
ren las cosas que son necesarias para la á otro á las cosas que son de perfección.
solemnidad de las bodas ; 3 . ne vilem a
Pero la continencia es de las cosas que
habeat maritus datara, quam non suspi- pertenecen á la perfección. Luego la mu-
ravit dilatam, (Cap. Institutum. caus. jer no es cohibida á la contine ncia porque
27, q 2). el varón entre en religión; y así puede
A l 3.° que la unión matrimonial, antes casarse.
del acto carnal es ciertamente perfecta, Conclusión. La mujer, después de la
en cuanto al ser primero, mas no consu- muerte espiritual del varón por su en-
mada en cuanto á su acto segundo, que trada en la vida religiosa, podrá casar-
es la operación : y se asemeja á la pose- se con quien quiera.
sión corporal; y por eso no tiene omní- Responderemos, que así como la muer-
moda indivisibilidad. te corporal del varón disuelve el vínculo
del matrimonio, de manera que la mujer
ARTÍCULO I I I . — A t a mujer puede ca-
se casa con quien quiere, según la sen-
garse con otro habiendo entrado s u marido
tencia del Apóstol ( i . Cor. 7): así tam-
en religión a n t e s del acto carnal ?
bién después de la muerte espiritual del
l.° Parece que la mujer no puede ca- varón por su entrada en la vida religio-
sarse con otro, babiendo entrado su ma- sa, podrá casarse con quien quisiere (2).
rido en religión antes del acto carnal: Al argumento 1.° diremos, que cuando
porque aquello que puede subsistir con el ambos hacen un voto igual de continen-
matrimonio no disuelve el vínculo del cia, entonces ni uno ni otro renuncian al
matrimonio. Pero todavía permanece el vínculo conyugal, y por esto todavía
vínculo del matrimonio entre los que por queda ; pero cuando uno solo hace voto,
igual voto entran en religión. Luego por- entonces renuncia en cuanto está de su
que uno entre en religión, no es absuelto parte al vínculo conyugal, y por esto el
el otro del vínculo matrimonial; y mien- otro queda libre de él.
tras queda el vínculo matrimonial para Al 2.° que no se entiende muerto para
uno, no puede casarse con otro. Luego, el siglo por su ingreso en religión, hasta
etcétera. que hubiese profesado, y por esto hasta
2.° El varón después de su entrada en esa época está obligada la mujer á espe-
religión, puede volver al siglo antes de rarle.
la profesión. Si pues la mujer pudiera Al 3.° que acerca de la profesión he-
casarse con otro, entrando su marido en cha antes del tiempo determinado, por
religión, también él podría casarse con el derecho debe juzgarse lo. mismo que
otra volviendo al siglo, lo cual es ab- del voto simple. Por consiguiente, así
surdo. como después del voto simple del marido
3.° Por una nueva Decretal (1) (cap. no está obligada la mujer á darle el dé-
Non solum, De regul. et transeunt. in 6), bito , sin embargo, la misma no tiene po^
la profesión becba antes del año, se re- testad para casarse con otro, igualmente
puta como nula. Luego si después de tal en esta cuestión.
(1) Esa decretal era nueva para el S a n t o , como dada por (2) Si l a profesión religiosa rompe el v í n c u l o , claro es que
Alejandro IV que gobernóla Iglesia desde 1251, hasta 1261 y el c ó n y u g e que no profese, se encuentra en las mismas con-
aun no se hallaba registrada en el cuerpo del derecho : por diciones que si no se hubiera casado. A s í consta de las decre-
eso se encuentra en el Sexto de lasDecretales. tales citadas en la nota del artículo anterior.
CUESTIÓN LXII.
(1) A s í lo entendió siempre la Iglesia, la cual, mientras por pruebas que dejen fuera de duda su existencia, basta, según
un lado rechaza la doctrina de que el matrimonio se disuelve el dictamen de los teólogos, que haya conjeturas y violentas
por el adulterio, por otro afirma que procede el divorcio, presunciones. Estas están enumeradas en el cap. Lltteris 12,
cuando existe el delito contra la fe que mutuamente.se deben (De Proesumpt.J por el pontífice Alejandro .UI. Advertiremos,
los casados. La separación de que aquí se trata puede hacerse por.fin, que por adulterio h a y que entender cualquiera dii'-
1
ó por sentencia del juez ó por autoridad propia. Pero hágase sien de la carne, aunque propiamente no sea adulterio, como
como se hiciere, para que el adulterio produzca el divorcio, sucede con el pecado de sodomía ó bestialidad : así lo afirman
necesítase que no concurran en él n i n g u n a de las escepciones el común de los doctores y canonistas. (Véase San Alfonso
que á continuación pone nuestro Angélico. Advertiremos, lib. v i , n. 090, Ballerini en Gury, De matrim. n. 701).
a d e m a s , que siendo difícil en este crimen el alegato de
CUESTIÓN LXII.—ARTÍCULOS I Y II. 311
(1) Todas estas escepciones las recopiló el Santo Doctor del para que no se aeuse al inocente de connivencia con el adúl-
Derecho canónico, como cualquiera puede confrontar. tero. A u n cuando este mismo inconveniente exista, preciso es
(2) río lo está por razón del adulterio, responden comun- ademas en la práctica atender á las circunstancias del ino-
mente con nuestro Santo los teólogos y canonistas. Pero, como cente y al estado en que podrá quedar por causa de la sepa-
el mismo Santo dice, hay casos en que es preciso efectuarlo, ración.
312 C U E S T I Ó N L X I I . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
» repudiar á la mujer por causa de for- cion ; y así no se distingue por oposición
» nicacion ». Luego no es de precepto. al precepto, porque también lo que cae
6.° Ademas cada cual puede perdonar bajo precepto no está prohibido.
á otro la falta que contra él ha cometido. Al 6.° que la mujer no peca única-
Pero la mujer fornicando pecó contra el mente contra el marido, sino también
varón. Luego este puede perdonarla, de contra sí misma y contra Dios, y por eso
modo que no la repudie. el varón no puede perdonarla totalmente
Conclusión. Si la mujer se arrepiente la pena á no seguirse la enmienda.
del pecado, el varón no está obligado á
repudiarla ; mas si no se arrepiente lo ARTÍCULO I I I . —m marido puede ro-
está. pudinr por propio juicio á s u mujer fornica-
Responderemos que el repudio de la dora ?
mujer fornicadora ha sido introducido
para corregir el crimen de la mujer por l.° Parece que el varón puede por
medio de esta pena. Mas no se requiere juicio propio repudiar á la esposa forni-
una pena correctiva, donde ya precedió cadora : porque es permitido ejecutar la
la enmienda. Y por esto si la mujer se sentencia pronunciada por un juez sin
arrepiente del pecado, el varón no está necesidad de otro juicio. Pero Dios justo
obligado á repudiarla ; mas si no se arre- juez dio esta sentencia ; de que el hom-
piente lo está, para que no parezca que bre pueda repudiar á su mujer por causa
consiente en su pecado, cuando no aplica de fornicación. Luego no se requiere para
la debida corrección (1). esto otro juicio.
A l argumento 1.° diremos que el pe- 2.° Ademas, dícese (Matth. i , 19),
cado de la fornicación en la mujer puede que Joseph, como era justo, quiso de-
ser corregido, no solamente por tal pena, jarla secretamente. Luego parece que se-
sino también por palabras y por azotes. cretamente pueda el varón pronunciar el
Así, pues, si ésta dispuesta á corregirse divorcio sin el juicio de la Iglesia.
de otra manera no está obligado el ma- 3.° Si el varón después de conocida la
rido á aphcarla la predicha pena para su fornicación de su mujer la otorga el dé-
corrección. bito conyugal, pierde la acción que con-
Al 2.° que parece consentir el varón tra él ella tenía como culpable. Luego
con la mujer, cuando vive con ella no la denegación del débito que pertenece
habiendo cesado esta en el pecado pa- al divorcio, debe preceder al juicio de la
sado ; mas si se hubiere enmendado, no Iglesia.
la consiente. 4.° Lo que no puede probarse, no debe
Al 3.° que desde el momento en que llevarse al juicio de la Iglesia. Pero el
se arrepintió del pecado de la fornicación, crimen de la fornicación no puede pro-
no puede decírsela meretriz. Y por esto barse puesto que el ojo del adúltero está
el varón, uniéndose á ella, no se hace acechando la oscuridad; como se dice
miembro de la meretriz. O debe decirse (Job. 2 4 , 15). Luego el predicho divor-
que no se une á ella como á la meretriz cio no debe hacerse por juicio de la
sino como á su mujer. Iglesia.
Al 4.° que no bay analogía; porque 5.° La inscripción debe preceder á la
la consanguinidad hace que no haya en- acusación, por la que alguno se obligue
tre ellos vínculo matrimonial, y por esto al talion, si no la puede probar. Pero
el acto carnal se hace ilícito ; pero la esto no puede tener lugar en esta mate-
fornicación no quita el vínculo predicho, ria, porque entonces, cualesquiera que
y así el acto permanece en cuanto es en fuese el orden de proceso, el hombre ob-
sí lícito, á menos que per accidens no se tendría lo que él desease, ya repudiase
haga ilícito, en cuanto parece consentir á la mujer, ya esta á él. Luego no debe
el varón en la torpeza de su mujer. presentarse ante el juicio de la Iglesia
Al 5.° que aquella permisión debe en- por medio de la acusación.
tenderse por la privación de la prohibi- 6.° Más obligado está el hombre á la
mujer que al estraño. Pero el hombre no
(1) E l Espíritu Santo dice : El que rellene d la adúltera, es
necio é impío (Prov. x v n i , v . 22). debe denunciar á la Iglesia el crimen de
CUESTIÓN L X t l . — ARTÍCULO III. 313
otro aunque sea extranjero, sin haberle cacion, sino por respeto á su santidad,
amonestado en secreto, como consta temiendo cohabitar con ella. Ni hay tam-
(Matth. 18). Luego mucho menos puede poco semejanza, porque entonces por el
denunciar el crimen de su mujer á la Igle- adulterio no solamente se procedía al di-
sia, si antes no la reprendiere en secreto. vorcio, sino también al castigo de ape-
Por e l contrario, nadie debe ven- drear á la adúltera; mas no ahora, cuan-
garse á sí mismo. Pero si el marido re- do se trata del juicio de la Iglesia.
pudiase á la mujer por su propio arbitrio La respuesta al 3,° es evidente des-
él mismo se vengaría. Luego no debe pués de lo manifestado.
hacerse esto. Al 4.° que algunas veces el marido,
Ademas, nadie es actor y juez en la sospechando el adulterio de su mujer,
misma causa. Pero el hombre es actor puede tenderla asechanzas y sorprenderla
cuando ataca á su esposa por la ofensa con testigos en el crimen de la fornica-
cometida. Luego no puede ser él mismo ción , y de este modo puede proceder á la
su juez : y por lo tanto no debe repu- acusación. Y ademas, si no le consta de
diarla á su propio arbitrio. hecho, pueden existir vehementes sospe-
Conclusion. [ 1 ] El marido puede repu- chas de la fornicación, las que probadas
diar por autoridad propia á su mujer, en parece serlo también la fornicación ; como
cuanto al lecho nupcial, tan pronto como si la viera sola con un hombre en lugares
le conste ser adúltera. [ 2 ] En cuanto á la y horas sospechosos, y uno y otra des-
separación de lecho y Cohabitación no nudos.
puede ser repudiada la mujer sino por el Al 5.° que el marido puede acusar de
juicio de la Iglesia. adulterio á la mujer de dos modos : 1.°
Responderemos, que el marido puede para la separación del lecho, ante el juez
repudiar á la mujer de dos modos : 1.° En espiritual, y entonces la inscripción no
cuanto al lecho nupcial únicamente, y debe hacerse con la obligación á la pena
así puede repudiarla, por su propio arbi- del talion, porque así el marido conse-
trio, tan pronto como le consta la forni- guiría su intento como prueba el argu-
cación de su esposa ; y no está obligado mento. 2.° Para el castigo del crimen
á otorgarla el débito que se le exija si no ante el juez secular, y así es conveniente
es compelido por la Iglesia ; y otorgán- que preceda la inscripción, por la que se
dole de esta manera ningún perjuicio se obligue á la pena del talion, si no puede
le causa. 2.° en cuanto al lecho y cohabi- probarlo.
tación; y de este modo no puede ser re- Al 6.° que según se dice el derecho
pudiada sino por el juicio de la Iglesia, y (Extra. De Simonía, cap. Licet) : « E n
si lo ha sido de otra manera debe obli- » las causas criminales puede procederse
gársele á la cohabitación, á no ser que » de tres modos: 1.° por inquisición, á la
el varón pueda probar inmediatamente la » cual debe preceder la pública insinua-
culpabilidad de su mujer. Mas este repu- » cion que tiene el lugar de la acusación;
dio se llama divorcio, y por esto debe » 2 . ° por acusación, á la que debe prece-
reconocerse que el divorcio no puede ser » der la legítima inscripción; 3.° por de-
pronunciado sino por el juicio de la Igle- » nuncia, á la que debe preceder la cor-
sia ( 1 ) . » reccion fraterna ». Luego las palabras
Al argumento 1.° diremos, que la sen- del Señor se entienden cuando se trata
tencia es la aplicación del derecho co- por vía de denuncia, no por la de acusa-
mún á un hecho particular. Por lo cual ción, puesto que entonces no se trata
Dios promulgó el derecho, según que solamente de la corrección del delin-
debe pronunciarse en juicio la sentencia. cuente, sino de su castigo, para conser-
Al 2.° que Joseph quiso repudiar á la var el bien común, el cual perecería fal-
B. Virgen, no como sospechosa de forni- tando la justicia.
(1) Es, pues, claro, según Santo Tomás , que la separación hiendo también quienes la otorgan al inocente, aunque el cri-
llevada á cabo por autoridad propia, no puede sor permitida men sea privado. De este número es San Alfonso, quien, entre
al inocente. Pero diremos, sin embargo, que no todos los teó- otros, cita e n su apoyo á dicho Sánchez y prueba s u opinión
logos piensan como el Santo en este p u n t o , habiendo quienes con las palabras del capítulo Dixil Domims 3 2 , q. i . ( V é a s e al
conceden esa potestad, cuando el adulterio es público, y h a - Santo, l i b . v i , n.° 968).
314 CUESTIÓN LXII. — ARTÍCULO IV.
Al 4." que aunque el marido sea cabeza puede casarse el varón con otra ; porque
de la mujer, como su gobernador, no lo nadie está obligado á perpetua continen-
es, sin embargo, como su juez, ni tam- cia. Pero el varón está obligado^en algún
poco viceversa. Y por tanto en las cosas caso á separarse perpetuamente de su
que deben hacerse por medio de un jui- mujer culpable, como se deduce de lo di-
cio , no tiene más poder el marido sobre cho (a. 2). Luego parece que al menos en
la mujer que está sobre aquel. tal caso puede casarse con otra.
Al 5° que en el adulterio se encuentra 2.° A l que peca no debe darse mayor
la misma culpabilidad, que en la forni- ocasión de pecar. Pero si al que por culpa
cación simple, y todavía algo más que de la fornicación es repudiado no le es
agrava la falta, esto es, la injuria hecha permitido buscar otra nueva unión, se le
al matrimonio. S í , pues, se considera lo da mayor ocasión de pecar ; porque no es
que es común al adulterio y á la fornica- probable que quien no se contuvo en el
ción, el pecado del hombre y de la mujer matrimonio, pueda contenerse después.
son entre sí como lo escedente á lo esce- Luego parece que le sea permitido pasar
dido ; porque en las mujeres hay más á otra unión.
humor, y por eso son más fáciles á las 3.° La mujer no está obligada sino á
concupiscencias; pero en el varón hay dar á su marido el débito conyugal y la
más calor que escita la concupiscencia. cohabitación. Pero por el divorcio queda
Sin embargo, hablando en general y libre de ambas cosas. Luego queda libre
en igualdad de circunstancias, el varón de la ley del varón, y en su consecuencia
peca más que la mujer en la simple puede casarse con otro; y lo mismo pue-
fornicación, puesto que tiene más co- de decirse respecto al varón.
nocimiento, el cual prevalece sobre to- 4.° Dícese (Matth. 1 9 , 9 ) todo el que
dos los movimientos de las pasiones cor- repudiase á su mujer, sino por la forni-
porales. Pero en cuanto al daño del ma- cación y tomase otra, comete adulterio.
trimonio, que añade el adulterio á la for- Luego parece que si es repudiada por
nicación , y que produce el divorcio, mas causa de fornicación la mujer, y el varón
peca la mujer que el marido según re- tomase otra, no comete adulterio, y por
sulta de lo espuesto, (incorp.) : y como tanto será verdadero matrimonio.
esto es más grave que la simple fornica- Por el contrario, dice San Pablo
ción, por eso hablando en absoluto, peca (i. Cor. 7, 10) : mando, no yo, sino el
más la mujer adúltera que el marido adúl- Señor, que la mujer no se separe del ma-
tero en igualdad de circunstancias. rido; y si se separe que quede sin casar.
Al 6.° que aunque la autoridad que se Ademas, nadie reporta una ventaja del
da al marido sobre la mujer sea una cir- pecado, y la reportaría si fuese permitido
cunstancia agravante, sin embargo, el á la adúltera pasar á otra unión más de-
pecado es más grave por una circunstan- seada, y esto sería ocasión para que co-
cia que le hace pasar á otra especie, esto metieran adulterio los que quisieran bus-
es, por la lesión del matrimonio, que pasa car otros matrimonios (2). Luego no es
á la especie de injusticia, pues introduce permitido ni al hombre ni á la mujer bus-
furtivamente en la familia la prole de car otra unión.
otro. Conclusión. No es lícito á ninguno de
los cónyuges, viviendo el otro, pasar á
A R T Í C U L O V. — D e s p u é s d e l divorcio otra unión.
puede casarse e l hombre con otra 1 (1)
Responderemos, que nada de lo que
1.° Parece que después del divorcio sobreviene al matrimonio puede disolver-
(1) Negativamente responde el Santo, y esta es la doctrina aulem duxcrit, non prius accipial communionem t quam is quem
t re-
general de la Iglesia, consignada en el canon 7.° de la sesión 24 liquit, de sceculo exicrit; nisi necessitas infirmilatis daré compule'
del Tridentlno. Lo mismo estaba enseñado en el cap. Gande- nt. Véase la Collcctio máxima Conc. fíisp. p á g . 387 d e l cardenal
mus de Inocencio III, y en los antiguos concilios Milenitano II Aguirre.
celebrado en 410, el general de África, que se reunió en 407, (2) La historia abunda en ejemplos que tristemente confir-
y en el famosísimo nuestro deHiberis ( E l v i r a ) , que según la man la verdad de esta doctrina. En solo el reino de Rusia, en
opinión de Mendoza se celebró en 3 0 0 , ó cuando más tarde, en el año 1837, los tribunales decretaron la disolución de 2391
en 301. Hé aquí el canon !).° de aquella Santa A s a m b l e a , l i - matrimonios de 33S8 peticioues que se les presentaron. Hé
teralmente reproducido : Fidelis /trotina, quat aduüerum mari- aquí las consecuencias inmorales que la doctrina protestante
íam reliquerit fidelem, el aiterum ducil, prohibeaiur ne ducal; si ha reportado á las naciones.
316 CUESTIÓN LXII. — ARTÍCULOS V Y VI.
le. Y por tanto el adulterio no hace que » cisión». Pero se ha definido por juicio
no haya verdadero matrimonio porque de la Iglesia que deben separarse. Luego
como dice San Agustín (De nut. et con- no pueden reconciliarse en lo sucesivo.
cupis 1. 1 , c. 1 0 ) « e l vinculo conyugal 2.° Si pudiera haber reconciliación pa-
» subsiste entre los esposos mientras vi- rece que principalmente después de la
» ven, y no puede romperle ni la separa- penitencia de la mujer estaría obligado
» cion ni la unión con otra persona». Y el marido á recibirla. Pero no lo está por-
por lo tanto, no es permitido al uno, vi- que la mujer no puede proponer como
viendo el otro, pasar á otra unión. escepcion en el juicio, en el que es acu-
Al argumento 1.° diremos que aunque sada por su marido por fornificacion la pe-
per se nadie se obligue á la continencia, nitencia que ha hecho. Luego de ningún
sin embargo, per accidens, puede ser que modo puede hacerse la reconciliación.
se obligue como si su mujer adquiere una 3.° Si pudiera haber la reconciliación,
enfermedad incurable y de tal género, parece que la esposa adúltera estaría
que la inhabilite para el débito conyugal, obligada á volver á su marido cuando
y lo mismo sucede si cae en una enfer- éste la llamara. Pero no lo está, porque
medad espiritual que es incorregible, es han sido separados por decisión de la
decir, en la fornicación. Iglesia. Luego, etc.
Al 2.° que la confusión misma que 4.° Si fuera permitido reconciliarse
reporta del divorcio, debe contener á la con la mujer adultera, debería hacerse
mujer en el pecado; y si no puede conte- principalmente en aquel caso, cuando el
nerla, menos malo es que ella misma sola marido, después del divorcio, llega á co-
peque, que el que su marido sea partí- meter un adulterio. Pero en este caso la
cipe de su pecado. mujer no puede obligarle á la reconcilia-
Al 3.° que aunque la mujer, después ción, porque el divorcio ha sido decreta-
del divorcio, no esté obligada á otorgar do justamente. Luego de ningún modo
el débito conyugal al marido adúltero, puede reconciliarse.
ni á vivir con é l , sin embargo, todavía 5.° Si el marido adúltero repudia se-
queda el vínculo del matrimonio, por el cretamente á su mujer convencida de
que estaba obligado á esto, y por tanto, adulterio por juicio de la Iglesia, no pa-
no puede pasar á otra unión viviendo el rece haberse hecho justamente el divor-
marido; puede, no obstante, hacer voto cio. Sin embargo, el varón no está obli-
de continencia, aun contra la voluntad gado á reconciliarse con la mujer, porque
del marido, á menos que no parezca ha- esta no puede probar enjuicio el adulte-
bía sido engañada la Iglesia por falsos rio de su esposo. Luego mucho menos
testigos al sentenciar sobre el divorcio, cuando el divorcio ha sido pronunciado
pues en tal caso, aunque hubiera pronun- justamente, puede tener lugar esta re-
ciado el voto de profesión es restituida al conciliación.
marido, y está obligada á otorgarle el Por el contrario, dícese (i Cor. 7, 11):
débito conyugal, pero no le sería permi- que si se separase quédese sin casar, ó
tido exigirle. que haga la paz con su marido.
A l 4.° que aquella excepción que hay Ademas, el varón puede no repudiarla
en las palabras del Señor, se refiere al después de la fornicación. Luego por la
repudio de la mujer. Y por esto el argu- misma razón puede reconciliarse con ella
mento parte de una falsa interpretación. después del divorcio.
Conclusión. Si la mujer se ha corre-
A R T Í C U L O V I . — ¿ D e s p u é s del divor- gido después del divorcio, puede el ma-
cio p u e d e n reconciliarse e l marido y l a mujer? rido reconciliarla consigo; de otro mo-
do, no.
l.° Parece que después del divorcio R e s p o n d e r e m o s , que si la mujer se ha
no pueden reconciliarse el marido y la corregido después del divorcio haciendo
mujer, porque es regla del derecho (1. 5, penitencia del pecado, puede el marido
íf. de Decretis ab. ord faciend.) « que lo reconciliarla consigo; mas si permanece
s> que una vez ha sido bien definido, no incorregible en el pecado, no debe reci-
3> puede ser retractado por una nueva de- birla de n u e v o , por la misma razón por
CUESTIÓN L X I I . — ARTÍCULO Ví. 317
nium principaliter est institutum in offi- nem labatur, aliquo modo sibi imputa-
cium naturae. E t ideò in actu ipsius ser- tur. E t ideò debet, quantum potest, dare
vandus est naturas motus secundum quern operam ut uxor contineat.
nutrititiva non ministrat generativa?, nisi Ad quartum dicendum, quòd lepra sol-
illud quod superfluit ad conservationem vit sponsalia, sed non matrimonium. Un-
individui ; quia hie est ordo naturalis, ut de etiam uxor viro leproso tenetur redde-
priùs aliquid in seipso perficiatur, etpost- re debitum ; non tarnen tenetur ei coha-
modùm alteri de perfectione sua commu- bitare ; quia non ita citò inficitur ex coi-
nicet : et hic est etiam ordo charitatis, tu, sicut ex frequenti cohabitatione. E t
quas naturam perficit. E t ideò cum uxor quamvis generetur infirma proles, tarnen
in viro potestatem non habeat, nisi quan- melius est ei sic esse quàm penitùs non
tum ad generativam virtutem, non au- esse.
tem quantum ad ea quas sunt de conserva-
tione individui ordinata, vir tenetur uxori AKTICULO I I . — Ktruni vir teneatur
debitum reddere in is quas ad generatio- recidere debitum uxori non petenti.
nem prolis spectant, salva tarnen priüs
person as incolumitate ( 1 ) . Ad secundum sic proceditur. 1. Vide-
Ad primum ergo dicendum, quòd ali- tur quòd non teneatur vir debitum redde-
quis implens aliquod praseeptum potest re uxori non petenti. Praseeptum enim
reddi inhabilis ad aliquod sacrum offi- affirmativum non obligat nisi ad tempus
cium exequendum ; sicut judex qui ho- determinatum. Sed tempus determina-
minem ad mortem condemnat, praseep- tum solutionis debiti non potest esse nisi
tum implens, irregularis éfficitur. Simili- quando petitur. Ergo alias solvere non
ter etiam ille qui praseeptum implens tenetur.
debitum solvit, redditur ineptus ad di- 2. Prasterèa, de quolibet debemus pras-
vina officia exequenda, non quòd ille sumere meliora. Sed melius est etiam
actus sit peccatum, sed ratione carnali- conjugibus continere quàm matrimonio
tatis illius actus. E t sic, secundum quòd uti. Ergo nissi expressè debitum petat,
Magister dicit (Sent, i v , dist. 32), Hie- debet vir prassumere quòd ei placeat con-
ronymus loquitur tantum de ministris tinere ; et sic non tenetur debitum ei red-
Ecclesias, non autem de aliis, qui sunt dere.
suo judicio relinquendi ; quia possunt et 3. Prasterèa, sicut uxor habet potes-
ex reverentia dimittere, et ex devotione tatem in virum, ita dominus in servum.
sumere corpus Christi absque peccato. Sed domino non tenetur servus servire,
Ad secundum dicendum, quòd uxor nisi quando sibi ab ipso imperatur. Ergo
non habet potestatem in corpus viri, nisi nec vir tenetur uxori reddere debitum,
salva consisténtià personas ipsius, ut dic- nisi quando ab ea exigitur.
tum est (in corp. art.). Unde si ultra 4. Prasterèa, vir potest aliquando
exigat, non est petitio debiti, sed injusta uxorem exigentem precibus avertere ne
exactio; et propter hoc vir non tenetur exigat. Ergo multò magis potest non red-
ei satisfacere. dere, si non exigat.
Ad tertium dicendum, quòd si aliquis Sed contra, in redditione debiti medi-
reddatur impotens ad debitum solvendum camentum prasstatur contra uxoris con-
ex causa ex matrimonio secuta, putà cùm cupiscentiam. Sed medicus, cui infirmus
prius debitum reddidit, et est impotens ad est commissus, tenetur morbo ejus sub-
debitum solvendum, ulteriùs mulier non venire, etiamsi ipse non petat. Ergo vii-
habet jus petendi, et in petendo ulteriùs uxori non petenti tenetur debitum red-
se magis meretricem quàm conjugem ex- dere.
hibet. Si autem reddatur impotens ex alia Prasterèa, praslatus tenetur correctio-
causa; si illa est licita, sic iterìim non nis remedium contra pecata subditorum
tenetur, non potest mulier exigere ; si adhibere, etiam eis contradicentibus. Sed
vero illicita est, tunc peccat ; et pecca- redditio debiti est in viro ordinata contra
tum uxoris, si propter hoc in fornicatio- pecata uxoris. Ergo tenetur vir uxori de-
fter, sed vir : similiter autem et vir sui corporis potestatem noti habet,
(') Unde Apostolus ( i . Cor. v n ) : Vxori vir debitum reddal,
similiter autem et uxor viro ; mulier sui corporis potestatem non Ita- sed mulier.
bitum recidere quandoque, etiam non pe tum conjugale petere. Sicut enim in lege
tenti. mulier menstruata erat immunda, ita et
Conclusio. Cam natura mulleres sint vir seminis fluxum patiens ( 2 ) . Sed vir
verecunda, ita ut non audeant peter e seminifluus potest debitum petere. Ergo
debìtum a viris sili prastari, tenetur pari ratione et mulier menstruata.
vir, etiam uxori non petenti, debiticm 2. Prasterea^, major infirmitas est le
redder e, si aliquo signo id earn velie per pra quam passio menstruorum, et majo
ceperit. rem ut videtur corruptionem causat in
Respondeo dicendum quòd petere de prole. Sed leprosa potest debitum petere.
b i t a n contingit dupliciter : uno modo Ergo, etc.
expressè, ut quando verbis invicem pe 3. Praterea, si menstruata} non licet
tunt; alio modo interpretative, quando petere debitum, hoc non est nisi ratione
scilicet vir percipit per aliqua signa quòd defectus qui temetur in prole. Sed si mu
uxor vellet sibi debitum reddi, sed prop lier sit sterilis, non timetur talis defec
ter verecundiam tacet ; et ita etiamsi non tus. Ergo videtur quòd saltern sterilis
expressé petat verbis debitum, tarnen vir menstruata possit petere.
tenetur reddere, quando aliqua signa in Sed contra (Levit. x v n i ) : Ad mu
uxore apparent voluntatis reddendi de lierem quee patitur menstruum non acce
biti. des : ubi Augustinus : « Cum sufficien
Ad primum ergo dicendum, quòd tem ter prohibuisset, hic etiam repetit ne for
pus determinatum non est solum quando te in superioribus videretur figurative
petitur, sed quando timetur ex aliquibus accipiendum. x>
signis periculum ( ad quod vitandum or Prasterea (Isaias, L X I V ) : Omnes jus
dinata debiti redditio) nisi tunc red titia nostra quasi pannus menstruata ;
datur. ubi Hieron. : « Tunc viri abstinere de
Ad secundum dicendum, quòd vir po bent ä mulieribus quoniam concipiuntur
test talem prajsumptionem habere de membris damnati, casci, claudi, leprosi;
uxore quando in ea contraria signa non ut quia parentes non erubuerunt in con
videt ; sed quando videt, esset stulta prae clavi commisceri, eorum pecata pateant
sumptio. cunctis, » et sic idem quòd prius.
Ad tertium dicendum, quòd dominus Conelusio Non licet etiam nuncinlegc
non ita verecundatur á servo petere de nova mulieri menstrua patienti propter
bitum servitutis, sicut uxor á viro debi concipienda prolis periculum petere debi
tum conjugii. Si tarnen dominus non pe tum conjugale.
teret vel propter ignorantiam, vel alia de Respondeo dicendum quòd accedere
causa, nihilominùs servus teneretur im ad menstruatam in lege prohibitum erat
plere debitum, si periculum immineret. duplici ratione, tum propter inmunditiam
Hoc enim est non ad oculum servire, quòd tum propter nocumentum quod in prolem
Apostulus servis mandat (Ephes. v i , et ex hujusmodi commixtione frequenter
Coloss. n i ) (1). sequebatur. E t quoad primum, eratpra
Ad quartum dicendum, quòd non de ceptum ceremoniale. Sed quantum ad
bet vir uxorem avertere ne petat debi secundum erat morale. Quia cum matri
tum , nisi propter rationabilem causam ; monium sit ad bonum prolis principaliter
et tunc etiam non debet cum magna ins ordinatum, ordinatus est omnis matrimo
tantia averti", propter pericula immi nii usus quo bonum prolis intenditur. Et
nentia. ideò hoc prasceptan obligat etiam in no
va lege propter secundam rationem, etsi
ARTÍCULO I I I . — № u m n c e a t mulieri non propter primam. Fluxus tarnen mens
menstruatie debitum conjúgale petere. truorum potest esse naturalis et innatu
ralis. Naturalis quidem, quern scilicet
Ad tertium sic proceditur. 1. Videtur mulieres patiuntur temporibus determi
quòd non liceat mulieri menstruatas debi natis, quando sunt sana3. Innaturalis au
tem, quando inordinate e x aliqua infir
(l) Tiempe ad Ephes;. v i , 6 : Non ad oculum servientes quasi ho. mitate fluxum sanguinis patiuntur. In
minibus plácenles, ut et Coloss. m , 22 iisdem verbis.
(2) Sic enim Levit. x v , 15.
fluxu ergo menstruorum innaturali non
CUESTION LXIV. — ARTICUL0S III Y I V . 323
est prohibitum ad mulierem menstruatam vir. Ergo petenti mulier etiam menstrua-
accedere in lege nova; turn propter infir- ta debet debitum reddere.
mitatem, quia mulier in tali statu conci- Prasterea, mulier menstruata non de-
pere non potest; turn quia talis fluxus bet esse viro peccandi occasio. Sed si viro
est perpetuus et diuturnus ; unde oporte- petenti debitum ipsa non redderet, etiam
ret quòd vir perpetuò abstineret. Sed tempore menstruorum, esset viro peccan-
quando naturaliter mulier patitur fluxus di occasio ; quia forte fornicaretur (1).
rnenstruorum, potest concipere ; etiterùm Ergo, etc.
talis fluxus non durat nisi ad modicum Conclusio. Mulier menstruata vitare
tempus, unde prohibitum est ad talem debet quantum potest ne. viro quantum-
accedere. E t similiter prohibitum est mu- cumque poscenti conjugale debitum red-
lieri in tali fluxu debitum petere. dat. Si tarnen denegare sineperìculo non
Ad primum ergo dicendum, quòd flu- possit propter incontinentiam viri, debet
xus seminis in viro ex infirmitate proce- reddere.
dit, nec semen sic fluxum est aptum ad Respondeo dicendum quòd circa hoc
generationem. E t prasterea talis passio est dixerunt quidam quòd mulier menstrua-
diuturna vel perpetua sicut lepra; unde ta, sicut non debet petere debitum, ita
non est similis ratio. nec reddere. Sicut enim non teneretur
Et per hoc solvitur etiam secundum. reddere si infirmitatem haberet in propia
Ad tertium dicendum, quòd quamdiu persona, ex qua periculum ei immineret,
mulier menstrua patitur, non potest esse ita nec tenetur reddere ad vitandum pe-
certum earn esse sterilem. Quasdam enim riculum prolis. Sed ista opinio videtur
in juventute sunt steriles qute processu derogare matrimonio, per quod datur
temporis sunt fcecundae, et è converso, ut omnimoda potestas viro in corpus mulie-
dicit Philosophus ( D e animalibus, li- ris, quantum ad matrimonialem actum.
bro X V I . ) Nec est simile de infirmitate corporis
prolis et periculo propri corporis ; quia si
mulier infirmatur, certissimum est quòd
A R T I C U L O I V . — lltrum debeat slve
ex carnali actu periculum ei immineret,
licite possit ululici' nienstruata viro poscentl
non autem ita certum est de prole, quaa
•Icbitum coniugale redderc.
forte nulla (2) sequeretur. E t ideò alii
dicunt quòd muliere menstruataanunquam
Ad quartum sic proceditur. 1. Videtur licet petere debitum. Si tarnen vir ejus
quòd mulier menstruata non debeat red- petat, aut petit scienter aut ignoranter.
dere debitum petenti. (Levit. enim x x ) Si scienter, tunc debet eum avertere pre-
dicitur quòd si aliquis ad menstruatam cibus et monitis ; tarnen non ita efficaci-
accesserit, uterque est morte puniendus. ter ut possit ei esse occasio in alias dam-
Ergo videtur quòd tam reddens quàm nabiles corruptelas incidendi, si ad id
exigens debitum mortaliter peccet. pronus credatur. Si autem petit ignoran-
2. Preeterea (Rom. i ) : Non solum qui ter, tunc mulier potest aliquam ocasio-
facìunt, sed qui facientibus consentiunt nem prastendere, vel infirmitatem allega-
digni sunt morte. Sed exigens debitum re ne debitum reddat, nisi periculum
scienter à menstruata mortaliter peccat. viro timeatur. Tarnen finaliter si vir non
Ergo et mulier consentiens ei in redditio- desistit ä petitione, debet debitum red-
ne debiti. dere poscenti. Passionerà vero suam non
3. Praeterea, furioso non est gladius est tutum judicare, ne forte vir ex hoc
reddendus ne se vel alium interficiat. Er- abominationem ad earn concipiat, nisi de
go eàdem ratione nec uxor tempore meus- viri prudentia praasumatur.
truorum debet viro corpus suum expone- Ad primum ergo dicendum, quòd hoc
re ne spiritualiter occidat. intelligendum est quando uterque volun-
Sed contra est ( i . Cor. v i i ) : Mulier tariè consentit; non autem si mulier invo-
sui corporis potestatem non habet, sed luntaria et quasi coacta debitum reddat.
(1) Fornicalionem late suniendo pro quolibet coilu illicito coiret, idem dicendum videretur quod de lepra ; nempe quòd
«mi aliena. sit melius proli sic esse quàm non esse.
(2) Sed etsi sequeretur nec avertere virum posset mulier ne
324 C U E S T I Ó N LXIV. — A R T Í C U L O S IV Y V .
hoc licitum est uxori. E t ideò cùm per ejus cui tenetur. Unde cum conjuges sibi
hoc votam redditio debiti impediatur, invicem teneantur in redditione debiti,
potest alter conjugum sine consensu alte- per quam continentia impedito, non po-
rius votum prEedictum emittere. test unus absque consensu alterius conti-
2. PrEeterea, non est expectandus in nentiam vovere ; et si voverit, peccat, et
aliquo voto consensus alterius, qui non non debet servare votum, sed agere poe-
potest sine peccato disentire. Sed unus nitentiam de voto male facto (1).
conjugum non potest sine peccato dissen- Ad primum ergo dicendum, quòd satis
tire quin alter conjugum continentiam probabile est quód uxor debeat velie con-
voveat vel simpliciter vel ad tempus ; tinere ad tempus, subveniendo necessita-
quia impedire profectum spiritualem est ti Ecclesise generalis. E t ideò in favorenti
peccatum in Spiritum sanctum. Ergo negotiorum pro quibus crux ipsi datur,
unus potest votum continentÌEe simplici- institutum est quòd vir possit absque con-
ter, vel ad tempus, sine consensu alterius sensu uxoris crucem aeeipere ; sicut etiam
emitter e. posset domino suo terreno, à quo feudum
3. Prseterea, sicut in actu matrimonia- tenet, absque ejus consensu militare. Nec
li requiritur debiti redditio, ita debiti pe- tarnen omninò subtrahitur uxori jus suum
titio. Sed unus potest sine consensu alte- quia uxor potest eum sequi.—Nee est
rius vovere quòd debitum non petet, cùm simile de uxore ad virum ; quia cùm vir
in hoc sit sure potestatis. Ergo pari ra- debeat regere uxorem, et non è conver-
tione quòd debitum non reddet. so, magis tenetur uxor sequi virum quam
4. Prseterea, nullus potest ex prajcep- è converso. E t prseterea, uxor cum ma-
to superioris cogi ad id quod non liceret jori periculo castitatis cüscürreret per
sibi simpliciter vovere et facere, quia in terras quam vir, et cum minori Ecclesise
illicitis non est obediendum. Sed prtelatus utilitate. E t ideò uxor non potest hoc vo-
superior posset prjecipere viro ut uxori ad tum facere sine viri consensu.
tempus debitum non redderet, ocupando Ad secundum dicendum, quòd alter
eum in aliquo servitio. Ergo hoc etiam conjugum dissentiens voto continentise
ipse posset per se facere, et vovere, per altèrius non peccat, quia non dissentit,
quod à debiti redditione impediretur. ut bonum illius impediat, sed ne sibi pras-
Sed contra est quod dicitur (i. Co- judicium generetur.
rint. V I I . 5 ) : Nolìte fraudare invicem, Ad tertium dicendum, quòd circa hoc
nisi ex consensu ad tempus, ut vacetis est duplex opinio ; quidam enim dicunt
orationi. quòd unus absque consensu alterius po-
Prfeterea, nullus potest facere votum test vovere quòd non petet debitum, non
de alieno. Sed vir non liabet potestatem autem quòd non reddet ; quia in primo
sui corporis, sed uxor ( I . Corint. v i i , 4). uterque est sui juris, sed non in secundo.
Ergo sine ejus consensu non potest vir Sed quia si alter nunquàm peteret debi-
votum continentife facere vel simpliciter, tum, ex hoc alteri matrimonium nimis
vel ad tempus. onerosumredderetur, dùm oporteret unum
Conclusio. Cùm conjuges sibi invicem semper confusionem debiti petendi subi-
teneantur in redditione debiti, non potest re ; ideò alii probabiliùs dicunt quòd neu-
vir aut uxor absque mutuo consensu con- trum potest unus sine consensu alterius
tinentiam vovere. vovere (2).
Eespondeo dicendum quòd vovere vo- Ad quartum dicendum, quòd sicut mu-
luntatis est, ut etiam ipsum nomen osten- lier accipit potestatem in corpore viri,
dit. Unde de illis tantum bonis potest salvo hoc in quo vir tenetur corpori suo,
esse votum quae nostras subjacent volun- ita etiam salvo hoe in quo tenetur domi-
tati : qualia non sunt ea in quibus unus no suo. E t ideò sicut uxor non potest de-
alteri tenetur. E t ideò in talibus non po- bitum petere ä viro contra salutem sui
test aliquis votum emittere sine consensu corporis, ita nec ad impediendum hoc in
ft) CT. quod jam dictum est (quaesl, L U I , a. 1 et 4, et ratione data in hac responsione, sed tamen est v a l i d u m , ut
qrast. i x t , art. 1). ipso docet S. Thomas (quodlib. ut, art. 18, et Sent. i v , dist. 38,
(2) Votum non petendi debitum est illicitum, ut patet e x qurest. i, art. 3 , queestiune, 11 ad 4).
326 C U E S T I Ó N LXIV. — A R T Í C U L O S V I , VII Y VIII.
quo domino tenetur. Sed propter hoc non quòd petens debitum in tempore sacro
potest dominus prohibere quin debitum mortaliter peccet. Gregorius enim dicit
reddat. (Dialog, lib. I , cap. 10 princ), quòd
mulier quae nocte cognita est â viro, ma-
A R T Í C U L O V I I . — Ctruni in diebus ne ad processionem veniens, â diabolo
sacris Impcdiatur petitio debiti. est arrepta. Sed hoc non esset, nisi mor-
taliter peecâsset. Ergo, etc.
Ad septimum sic proceditur. 1. Vide- 2. Prasterea, quicumque facit contra
tur quòd temporibus sacris non debeat prasceptum divinum, mortaliter peccat.
äliquis impedire quin debitum petat. Tunc Sed- Dominus prascepit ( E x o d . x i x , 15) :
enim est subveniendum morbo, quando Ne appropinquetis uxoribus vestris, quan-
invalescit. Sed possibile est quòd in die do scilicet erant legem acepturi. Ergo
festo invalescat concupiscentia. Ergo tunc multò magis peccant mortaliter, si tem-
debet ei subveniri per debiti petitionem. pore quo sacris novas legis intendendum
2. Prasterea, non est alia ratio quare est, uxoribus viri commisceantur.
non sit petendum debitum in diebus fes- Sed contra, nulla circumstantia aggra-
tivis, nisi quia sunt orationi deputati. vât in infinitum. Sed indebitum tempus
Sed in illis diebus sunt horas determina- est cirenmstantia quasdam. Ergo non
ta? orationi. Ergo aliis horis licebit debi- aggravât in infinitum, ut faciat mortale
tum petere. quod alias esset veniale.
Sed contra, sicut aliqua loca sunt sa- Conclusio. Non peccat mortaliter vir
cra, quia deputata sunt sacris ; ita aliqua aut uxor si debitum diebusfestis petat:
tempora sunt sacra propter eamdem ra- si tamen hoc faciat sola delectationis cau-
tionem. Sed in loco sacro non licet petere sa, graviùs peccat quam si hoc facit, ut
debitum. Ergo nec in tempore sacro. sibi de lubrico carnis caveat.
Conclusio. Cùm actus matrimonialis, Eespondeo dicendum quòd debitum
propter delectationem carnis reddat ho- petere in die festivo non est circunstan-
minem ineptum ad spiritualia, non licet tia trahens in aliam speciem peccati :
petere debitum actus matrimonii diebus unde non potest in infinitum aggravare.
sacris. Et ideò non peccat mortaliter uxor, vel
Eespondeo dicendum quòd actus ma- vir, si in die festo debitum petat (2). Sed
trimonialis, quam vis culpa careat, tamen tamen gravius est peccatum, si sola de-
quia rationem deprimit, propter carnalem lectationis causa petatur, quàm si prop-
delectationem, hominem reddit ineptum ter timorem quo quis sibi timet de lubri-
ad spiritualia. E t ideò in diebus in qui- co carnis, debitum petat.
bus spiritualibus prascipuè est vacandum Ad primum ergo dicendum, quòd non
non licet petere debitum (1). fuit punita mulier ilia propter hoc quòd
Ad primum ergo dicendum, quòd tem- debitum reddidit, sed quia postmodum
pore ilio possunt alia adhiberi ad concu- temere ad divina ingessit contra cons-
piscentiam reprimendam, sicut oratio et cientiàm.
multa hujusmodi, quas adhibent etiam Ad secundum dicendum, quòd ex auc-
illi qui perpetuò continent. toritate illa non potest probari quòd sit
Ad secundum dicendum, quòd quam- peccatum mortale, sed quòd sit incon-
vis non teneatur omnibus horis orare, ta- gruum. Multa enim ad munditiam carnis
men tenetur tota die se conservare ido- pertinentia exigebantur de necessitate
neum ad orandum. praecepti in veteri lege, quae carnalibus
dabatur, quas in nova lege non exigun-
A R T I C U L O V i l i . — c t r u m p e t e n s de-
tur, qua? est lex spiritûs.
bitum i n tempore sacro niortalitcr peccet.
fi) ìiori licet petere, j u x t a S. Thomam, sed redero non est Soto et multis aliis. Quòd si C a ñ o n e s et S S . Patres v i d e a n t u r
Vetitum ut patet, es. art. 9. iis diebus expresse prohibere usum conjugua dicunt prsefatl
(2) Sententia communior negat esse illicitum et liane te- auctores id intelligi de C o n s i l i o , non de prœceptofS. Alphorn,
nent banch. 1, ix, dist. 12, et 15) cum S. Bonav. Scoto, Cajet., lib. v i , n.° 25).
C U E S T I Ó N L X I V . — A R T Í C U L O S IX Y X. •321
(I) Nunc concili! Tridentini decreto standum quod (sess. diem Epiphan'ue et feria iv C inerum usque in Oclavani Pas
xxiv De reformat, malrim. cap. 10) tantum solemnes nuptias chatis inclusive.
prohibet ; al> adventu Domini Nostri .Testi C hristi usque in
328 CUESTIÓN LXIV. — ARTÍCULO X.
minus verum est sacramentum; nec se- pe quòd si prsedictis temporibus factum
paratur matrimonium simpliciter, sed ad fuerit matrimonium sive nuptiae celebra-
tempus, ut pcenitentiam agant de hoc te, qui hoc fecerint, separentur. Nec &
quöd statutum Ecclesias sunt transgressi. seipso dicit, sed a canonico statuto refert ;
Et sic est intelligendum quod Magister putà ex concilio Ilerdensi sic in Decretis
dicit in littera ( Sent, i v , dist. 33 ). Nem- concludente (ut supra) (1).
CUESTIÓN E X Y,
De la pluralidad de mujeres.
1.° Tener m u c h a s mujeres es contra la ley natural?—2.° Fue lícito alguna vez? — 8° Tener con-
cubinas es c o n t r a la ley natural?—Acercarse á la concubina es pecado mortal?—5.° Fué lícito
alguna vez tener c o n c u b i n a ?
(1J Ucee prohibitio tantum solemnes nuptias spectat : Mcmi- nuptialia celebrare convivía. Matrimonium autem omni tem-
narint parochi, ait Rituale romanum , à dominica prima A d - pore contrahi potest. Mais il est assez généralement reçu en
ventus usque ad diem Epiphanias et à feria quarta Cinerum France, addii RR. DD. Gousset, que te mariage ne peut se
usque ad octavam Pascha; inclusive, mlemnitales nuptiarum faire en temps prohibé sans une permission de l'évéque (Théo-
prohibitas esse, ut nuptias benedicere, sponsam traducere, l o g . morale, n" 843).
CUESTIÓN t X V . — ARTÍCULO I. 329
U) Este precepto no e s solamente de la l e y natural; lo es (Tob. iv, v . 16) y más particularmente en lo que nuestro di_
también de la divina, s e g ú n es de ver en los preceptos que el
;
vino Redentor nos enseñó en el Santo Evangelio, según consta
santoanciano Tobías recordó á su hijo, en forma de testamento de San Mateo, cap. 7." v . l í , y San Lúeas, c. 0, v. 31.
330 CUESTIÓN LXV.—ARTICULO I.
cion. 2.° de algo que hace difícil ó menos en cuanto es hombre, y el tercero en
convenientemente el llegar al fin princi- cuanto es fiel. La pluralidad de mujeres,
pal ó secundario : como la comida des- pues, no quita totalmente ni impide de
ordenada en cuanto al tiempo indebido. algún modo el primer fin del matrimonio;
Sí, pues, la acción es inconveniente al* puesto que un solo varón basta para la
fin como impidiendo del todo y directa- fecundidad de muchas mujeres, y educar
mente el fin principal, está prohibida por los hijos nacidos de ellas. Pero aunque
la ley natural según los primeros precep- no destruya totalmente el fin segundo, le
tos de esta ley que son en las cosas ope- impide, sin embargo, en extremo , por la
rables como las concepciones comunes razón de que no puede existir fácilmente
del ánimo en las especulativas. Mas si es la paz de la familia donde varias mujeres
incompetente para el fin secundario, de están ligadas á un solo varón, puesto que
cualquier modo que lo sea, ó también al un solo hombre no puede bastar para sa-
fin principal, haciéndole difícil, ó que se tisfacer á muchas mujeres, según la vo-
llegue á él de un modo menos conveniente, luntad de estas ; y también porque la in-
está prohibido, no por los primeros pre- tervención de muchos en un mismo oficio
ceptos de la ley natural, sino por los se- produce pendencias ; como los alfareros
gundos que se derivan de los primeros; disputan entre sí (1), y lo mismo mu-
como las conclusiones en las ciencias es- chas mujeres de un solo varón. Mas des-
peculativas derivan su certeza de los prin- truye totalmente el tercer fin, por que
cipios conocidos por sí mismos, y en este así como Cristo es uno, así también la
concepto se dice que la mencionada ac- Iglesia es una. Y por eso es evidente, se-
ción es contra la ley natural. Así, pues, el gún lo dicho, que la pluralidad de mujeres
matrimonio tiene por fin principal la pro- es contraria en cierto modo á la ley natu-
creación y educación de la prole, cuyo ral y en otro no lo es (2).
fin compete al hombre según la natura- Al argumento 1.° diremos qué la cos-
leza de su género, por lo cual, también tumbre no perjudica á la ley natural, en
es común á los otros animales, como se cuanto á los primeros preceptos de la
dice (Ethic. 1. 8, c. 12) : y así al bien misma, que son como concepciones comu-
del matrimonio se le asigna la prole. nes del ánimo en las ciencias especulati-
Pero por fin secundario tiene según el vas. Pero la costumbre aumenta las co-
mismo Filósofo (ibid.)', en los hombres sas que de estos dimanan, como las con-
solos la comunicación de las obras, que clusiones ( 3 ) , según dice Tulio (Rhet.
son necesarias en la vida como se ha di- 1. 2 , scilicet. de invent), y también las
cho (c. 4 1 , a. 1). Y según esto se deben disminuye igualmente. Y de este género
mutuamente la fe, que es uno de los bie- es el precepto de la ley natural acerca
nes del matrimonio. Tiene, ademas, otro de la unidad de la esposa.
fin, en cuanto se realiza entre fieles, esto Al 2.° que como dice Tulio (ibid.),
es, la significación de Cristo y la Igle- « el temor de las leyes y la religión han
sia ; y en este sentido el bien del matri- » sancionado cosas que proviniendo de la
monio se dice sacramento. Por lo cual, el » naturaleza han sido aprobadas por la
primer fin corresponde al matrimonio del y> costumbre ». De lo cual se ve que
nombre en cuanto es animal, el segundo aquellas cosas que dicta la ley natural
(1) Este era un proverbio muy usado en los tiempos de propaganda de moral turca, habiéndose organizado entre
Aristóteles, de quien el Santo le tomó. ellos una especie de apostolado, para ir por todas partes á di-
(2) Esta doctrina, sustentada por el Santo Doctor desde el seminar la grosera doctrina que nuestro Angélico impugnaen
punto de vista de la l e y natural, es suGcíente para definirlo este sapientísimo artículo.
q u e debe pensarse d e L u t e r o , Melancton, Bucero y demás co- (3) El Santo ya ha dicho que la poligamia es contra los pri-
rifeos de la reforma, quienes en 1539 autorizaron al Land- meros preceptos de la l e y natural; pero no en cuanto á ios
grave de Hesse para que tomara segunda mujer, viviendo segundos. En este sentido debe entenderso la contestación
aun la primera. Estos pretendidos reformadores decretaron no que da al primer argumento, como espone el cardenal Caye-
ser contra la l e y natural la pluralidad de mujeres ; y en tano. La costumbre nada puede sobre los primeros principios,
cnanto á la ley divina dijeron que, ó no era tan absoluta que porque sobre ellos no cabe divergencia en el' modo de enten-
dejase de tener sus escepciones, ó b i e n , dejándose de rodeos, derlos ; pero en cuanto á los segundos sí, pues en el mero
sostuvieron otros protestantes, hijos de aquellos, que no es- hecho de ser diversamente interpretados, la costumbre pueile
taña por derecho divino prohibido tener muchas mujeres. fijar un sentido ú otro, aumenta ó disminuye la inteligene»
Consecuentes con esta inmoral doctrina, que el Tridentino que acerca de ellos se t i e n e , en relación todo con las circuns-
condenó después, (ses. 24, can. n) los mormones, nueva raza tancias de tiempos y personas.
de protestantes, que se han hecho célebres en este siglo por sn
CUESTIÓN LXV.—'ARTÍCULO I. 331
principal del matrimonio. Y por esto la hombres como en los otros animales se
pluralidad de mujeres no es contra los encuentra mayor celo del macho á la
primeros preceptos de la ley de la natu- hembra que al contrario.
raleza.
A l 8.° que aquel precepto de la ley de ARTÍCULO I I . — F u é lícito e n aigun
naturaleza, quod tibi non vis fieri, alteri tiempo tener varias e s p o s a s ?
ne feceris, debe entenderse según las re-
glas de una proporción conveniente ; por- l.° Parece que tener varias mujeres no
que esto no significa que si un prelado pudo ser lícito alguna vez; porque según
quiere que el subdito no le resista, que el el Filósofo (Etbic. 1. 5, c. 7) «el derecho
mismo no deba resistir al subdito. Y por » natural tiene siempre y en todas partes
esto no es menester por virtud de aquel » la misma potestad». Pero por el dere-
precepto que, así como el varón no quiere cho natural está prohibida la pluralidad
que su mujer tenga otro varón, él mismo de mujeres, según resulta de lo dicho
no tenga otra mujer; puesto que tener un (a. 1). Luego así como ahora esto no es
solo varón mucbas mujeres no es contra- lícito, tampoco lo fué jamás.
rio á los primeros preceptos de la ley de 2.° Si en algún tiempo fue lícito, esto
naturaleza, como se ba dicho (al 7.°). no lo fue sino porque ó lo era per se ó por
Pero que una sola mujer tenga muchos alguna dispensación : si del primer modo,
varones es contrario á los primeros pre- lo sería también ahora; si del segundo,
ceptos de la ley de naturaleza, porque esto es imposible, porque según San
por esto se quita totalmente en cuanto á Agustín (bb. 2 6 , Cont. Faust. c. 3),
algo el bien de la prole, y en cuanto á « siendo Dios el autor de la naturaleza,
algo se impide el bien de la prole que es » no hace cosa alguna contra las razones
el fin principal del matrimonio; porque en » que infundió á la naturaleza». De con-
el bien de la prole se comprende, no solo siguiente, puesto que según las disposi-
la procreación, sino también la educación. ciones que Dios estableció en nuestra na-
Ipsa enim procreatio prolis etsi non tota- turaleza, un hombre no debe tener más
liter tollatur, quia contingit post imprasg- que una sola mujer, parece que el mismo
nationem primam iterum mulierem im- jamás dispensaría contra esto.
prajgnari, ut dicitur (De animal 1. 7, c. 4) 3.° Si algo es lícito por dispensa, esto
tamen multum impeditur, quia vis po- no es permitido sino á aquellos á quienes
test accederé, quin corruptio accidat, se otorga esta dispensa; mas no se lee que
quantum ad utrunque fetum, vel quan- se ha hecho con todos en la ley una dis-
tum ad alterum. Pero la educación se pensa común. Por lo tanto, como todos
destruye por completo, porque si una los que en general querían tomar muchas
mujer tuviera mucbos maridos, seguiríase esposas bajo el antiguo testamento, no
la incertidumbre de la prole respecto del eran reprendidos por esto ni por la ley ni
padre, cuyos cuidados son necesarios por los profetas, no parece que esto fuere
para la educación de ésta. Y por esto por permitido por dispensa.
ninguna ley ó costumbre es permitido á 4.° Donde hay la misma causa para
una sola mujer casarse con mucbos hom- dispensar debe otorgarse la misma dis-
bres (1) como por el contrario. pensa. Pero la causa de la dispensa no
Al 9.° que la inclinación natural resi- puede ser otra que la multiplicación de la
dente en la parte apetitiva sigue á la prole para el culto de Dios, la cual es
concepción natural que se halla en el co- también ahora necesaria. Luego aun du-
nocimiento. Y puesto que no es de este raría tal dispensa, principalmente no le-
modo contrario á la concepción natural yéndose que haya sido revocada.
que un varón tenga muchas mujeres, 5.° En la dispensa no se debe omitir el
como el que una mujer tenga muchos va- mayor bien por el menor. Pero la fe y el
rones, sigúese que el afecto de la mujer sacramento, que no parece puedan ser
no rechaza tanto la unión en el marido guardados en el matrimonio, en el que un
como viceversa. Y por esto, tanto en los hombre se une á muchas mujeres, son
bienes mayores que la multiplicación de
(1) A esto se llama polyandria. la prole. Luego no hubiera debido otor-
CUESTON LXV. — ARTÍCULO II. 333
garse esta dispensa teniendo en conside- ñámente, ni ha sido dada jamás de pala-
ración esta multiplicación. bra ó por escrito, sino impresa en el co-
Por e l c o n t r a r i o , dice San Pablo razón, como también las cosas que de
(Galat. 3 , 1 9 ) : que la ley ha sido esta- cualquiera manera pertenecen á la ley de
blecida por causa de los prevaricado- la naturaleza. Y por tanto en esto sólo
res ( 1 ) , esto es, para impedirlos. Pero la pudo otorgarse por Dios tal dispensa,
ley antigua hace mención de la plurali- mediante la inspiración interna, que fue
dad de mujeres, sin prohibirla, como hecha principalmente á los santos pa-
consta (Deut. 2 1 , 15): Si el hombre tu- triarcas , y por el ejemplo de estos fue de-
viere dos mujeres, etc. Luego teniendo rivada á otros en aquel tiempo (2) en
dos mujeres no eran prevaricadores, y que convenía fuese omitido el antedicho
por tanto era lícito. precepto de la naturaleza para que fuese
Ademas, esto mismo parece manifes- mayor la multiplicación de la prole, que
tarse por el ejemplo de los santps pa- debía ser educada para el culto de Dios:
triarcas, de quienes se lee haber tenido porque siempre debe observarse más el
más de una mujer, y que fueron sin em- fin principal que el secundario. Por lo
bargo muy aceptos á Dios, como Jacob cual, siendo el bien de la prole el fin
y David y muchos otros. Luego esto fue principal del matrimonio, donde era ne-
permitido en algún tiempo. cesaria la multiplicación de la prole, se
Conclusión. La poligamia fue anti- debió descuidar por algún tiempo, el im-
guamente lícita á los antiguos patriarcas pedimento que podría sobrevenir en los
y á otros, con objeto de que se multipli- fines secundarios ; para remover el cual,
case la prole para el servicio de Dios. se ordena el precepto que prohibe la plu-
Responderemos, que según resulta de ralidad de mujeres, según resulta de lo
lo dicho (a. 1 , al 7 y 8 ) , la pluralidad de dicho (a. 1).
mujeres se dice ser contra la ley de natu- Al argumento 1.° diremos, que el de-
raleza , no en cuanto á los primeros pre- recho natural, quantum est de se, tiene
ceptos de ella, sino en cuanto á los se- siempre y en todas partes la misma po-
gundos , que se derivan de aquellos como tencia ; mas per accidens puede variar en
consecuencia. Pero puesto que es menes- cierto tiempo y lugar, á causa de un im-
ter que los actos humanos varíen según pedimento , como allí mismo el Filósofo
las diversas condiciones de las personas y pone un ejemplo de otras cosas naturales.
de los tiempos y de otras circunstancias; Porque siempre y donde quiera la dere-
por eso las predichas conclusiones no cha es mejor que la izquierda, según la
proceden de los primeros preceptos de la naturaleza, pero por algún accidente su-
ley de naturaleza, como teniendo siem- cede que alguno es ambidiestro, pues
pre eficacia, sino en la mayor parte: por- nuestra naturaleza es variable; y lo mis-
que tal es toda la materia moral según mo es también acerca de lo justo natu-
consta por el Filósofo (Ethic. 1. 1, c. 3 y ral, como dice el mismo Filósofo.
cap. 7). Y por esto donde falta la efica- Al 2.° que en una Decretal sobre los
cia de estos pueden ser omitidos lícita- divorcios (cap. Graudemus ) , se dice que
mente. Pero como no es fácil determinar jamás fue permitido tener muchas muje-
estas variedades, por eso á aquel de cuya res sin dispensa habida por inspiración
autoridad tiene eficacia la ley, se le re- divina. Sin embargo, esta dispensa no es
serva el derecho de otorgar la licencia de otorgada contra las razones que Dios ha
no observar la ley en aquellos casos, á los puesto en nuestra naturaleza, sino fuera
que no debe estenderse la eficacia de la de ellas, puesto que estas razones no han
ley; y tal licencia se dice dispensa. Mas sido ordenadas para siempre, sino para
la ley de la unidad de la esposa no ha el mayor número de casos, como se ha
sido instituida humanamente, sino divi- dicho (in corp.). Así como también no es
(ii-l)Por las tramgreúones, dice la Vulgata. diendo á que entonces se necesitaba de ese medio para la
(415)Es probable, según Silvio, que esta dispensa de que nos pronta multiplicación del linaje h u m a n o ; porque de no ser
habla el Santo y en la cual únicamente Belarmino, Estío y así no se esplica que fuese reprendido Lamech por tener dos
otros teólogos hacen consistir la licitud de la poligamia a n - m u j e r e s , según consta del capítulo iv del Génesis.
tigua, fue otorgada á los patriarcas después del diluvio, aten -
334 CUESTIÓN LXV. — ARTÍCULOS II Y III.
fuera del matrimonio á una mujer sin tan á sus polluelos, no se separan de la
perjuicio de la ley de la naturaleza. Lue- mutua sociedad antes de completar la
go es contrario á esta ley tener una con- nutrición de sus pequeños, cuya socie-
cubina. dad empieza desde el acto del concubito.
Conclusión. Acercarse á una mujer Esta obligación de vivir la mujer con el
no unida en matrimonio, y que se llama marido produce el matrimonio, y por eso
concubina, es contra la ley de la natu- es evidente que acercarse á una mujer
raleza. no unida en matrimonio, y que se llama
Responderemos, que según resulta de concubina es contra la ley de la natura-
lo dicbo (a. 1), se dice ser contra la ley leza.
de la naturaleza aquella acción, que no Al argumento 1.° diremos, que entre
es conveniente al fin debido que la na- los gentiles, la ley de la naturaleza
turaleza intenta, ya porque no se ordena se babía oscurecido en mucbos concep-
al mismo por la acción del agente, ya tos (1), por lo que no reputaban como
porque es de sí desproporcionada á aquel malo el acercarse á una concubina, sino
fin. Mas el fin que la naturaleza se pro- que usaban de la fornicación como de
pone por el concúbito, es la procreación cosa permitida, y también de otras cosas
y educación de la prole: y para que se que eran contrarias á las ceremonias de
buscase este bien puso la delectación en los judíos aunque no lo fuesen á la ley
el acto carnal, como dice San Agustín de la naturaleza. Y por esta razón los
(De nupt. et concupisc. 1. 1, c. 8). Así, Apóstoles mezclaron la probibicion de la
pues, cualquiera que usa del acto carnal, fornicación con las ceremoniales, á causa
por causa del placer que en él encuentra, de la diferencia que babía entre los ju-
no refiriéndolo al fiu que la naturaleza díos y los gentiles respecto de ambas
se propone, obra contra la naturaleza; é cosas.
igualmente también si se hace de modo Al 2.° que aquella ley nació de la pre-
que no pueda ser ordenado conveniente- dicba oscuridad en que cayeron los gen-
mente á aquel fin. Y como las cosas to- tiles que no daban á Dios el honor debi •
man ordinariamente sus nombres de su do, como se dice (E.om. 1), y no del ins-
fin como de lo que bay más escelente, tinto de la ley de la naturaleza. Por lo
así como la unión del matrimonio recibe cual habiendo producido la rehgion con-
el nombre del bien de la prole, el cual se traria, fué destruida aquella ley.
busca principalmente por el matrimonio, Al 3.° que en algunos casos, como no
así el nombre de concubina espresa aque- se sigue inconveniente alguno si se da á
lla unión, por la que se busca el trato otro en absoluto alguna cosa que uno
carnal por sí mismo. Y si también á ve- tiene en su poder, así tampoco si se da
ces alguno busca la prole por este concú- por algún tiempo : y en este sentido ni
bito, no es, sin embargo, conveniente al una ni otra de estas dos cosas son contra
bien de la prole, en el que no solamente la naturaleza. Mas no sucede así en el
se comprende la procreación de la misma caso presente, y por tanto la razón no es
por la que la prole recibe el ser, sino concluyente.
también la educación é instrucción, por A l 4.° que la injuria se opone á la jus-
la que recibe el alimento y la enseñanza ticia. Pero la ley natural no solamente
de los padres, á cuyas tres cosas están prohibe la injusticia, sino también las
obligados los padres á la prole según el cosas opuestas á todas las virtudes: como
Filósofo (Étbic. 1. 8, c. 11 y 12). Mas es contra la ley de la naturaleza el que
como la educación é instrucción de la alguno coma inmoderadamente, aunque
prole por los padres es debida por largo usando de tales cosas á nadie haga inju-
tiempo, exige la ley de la naturaleza que ria. Y ademas la sierva, aunque sea cosa
el padre y la madre vivan juntos largo del Señor, para su servicio, no lo es, sin
tiempo, para ayudar en común á la pro- embargo para el concubito. Interesa
le. Por lo cual aun las aves que abmen- igualmente de qué modo usa cada-cual
(1) Tan obscurecido, que el Apóstol en su epístola á los orgullo y de no haber glorificado á Dios, como debían, por la
Romanos (c. i) nos reiiere las mayores abominaciones contra consideración de las mismas obras de la naturaleza.
la naturaleza en que cayeron los gentiles, justo castigo de s u
336 C U E S T I Ó N L X V . — A R T Í C U L O S III Y I V .
de sus cosas, porque el tal nace injuria á ciones crimen, como consta (Job. 4,13):
la prole que debe procrear, á cuyo bien guárdate hijo mió de toda fornicación, y
no se ordena suficientemente tal unión fuera de tu mujer nunca consientas en
según lo dicho. cometer un crimen. Luego etc.
Al 5.° que la mujer tiene potestad en Conclusión. No hay duda que la, sim-
el cuerpo del varón, no simpliciter en ple fornicación es de suyo pecado mortal,
cuanto á todas las cosas, sino solo en aunque no hubiese ley escrita que lo pro-
cuanto al matrimonio, y por esto no pue- hibiera.
de contra el bien del matrimonio entre- Responderemos que, según se ha di-
gar á otra el cuerpo del varón. cho (Sent. 2 , dist. 4 2 , C. 1, a. 4 ) , aque-
llos actos que destruyen la amistad del
ARTÍCULO IV.— Acercarse (1J á u n a hombre con Dios, y del hombre con el
concubina e s pecado mortal ? hombre, son pecados mortales por su gé-
nero : porque estos actos son contrarios
l.° Parece que acercarse á una concu- á dos preceptos de la caridad que es la
bina no es pecado mortal; porque la vida del alma. Y por esto, como el con-
mentira es mayor pecado que la fornica- cúbito fornicario destruye la debida or-
ción simple, lo cual es evidente, puesto denación del padre á la prole, que la na-
que Judá que no se horrorizó de come- turaleza se propone en este acto, no hay
ter la fornicación con Thamar rehusó duda que la fornicación simple es de
mentir diciendo (Gen. 3 8 , 23) :por cier- suyo pecado mortal, aunque no hubiera
to no nos pueden acusar de mentira. Pero ley escrita que la prohibiese ( 2 ) .
la mentira no es siempre pecado mortal. Al argumento 1.° diremos que frecuen-
Luego ni la fornicación simple. temente el hombre que no evita el pecado
2.° El pecado mortal debe ser casti- mortal, evita algún pecado venial, para
gado con la muerte. Pero la ley antigua el que no tiene tanta incitación; y así
no castigaba el concúbito con la concu- también Judá evitó la mentira, no evi-
bina con pena de muerte, sino en algún tando la fornicación; aunque aquella men-
caso, como consta (Deut. 2 2 ) . Luego no tira hubiera sido perniciosa, llevando
es pecado mortal. aneja la injuria, si no hubiera devuelto
3.° Según San Gregorio (implic. 1. 3 3 , lo prometido.
moral, c. 11), los pecados carnales son Al 2.° que el pecado no se llama mor-
de menor culpa que los espirituales. Pero tal porque se castigue con muerte tempo-
no toda soberbia ó avaricia, que son pe- ral, sino porque se castiga con muerte
cados espirituales, son pecado mortal. eterna. Por lo cual aun el hurto, que es
Luego no toda fornicación, que es pe- pecado mortal, y muchos otros, no son
cado carnal, es pecado mortal. castigados por las leyes con muerte tem-
4.° Donde hay mayor incentivo, allí poral. Y lo mismo puede decirse acerca
hay menos pecado ; porque peca más el de la fornicación.
que es vencido por menor tentación. Pero Al 3.° que así como no todo movimiento
la concupiscencia instiga sobre todo a los de soberbia es pecado mortal, así ni cual-
placeres carnales. Luego no siendo siem- quier movimiento de lujuria; porque los
pre el acto de la gula pecado mortal, ni primeros movimientos de esta y seme-
la fornicación simple será mortal. jantes son pecados veniales, y aun á ve-
Por el contrario, nada escluye al hom- ces el acto mismo matrimonial. Pero hay
bre del reino de Dios sino el pecado mor- algunos actos de lujuria que son pecados
tal : y los fornicadores están escluidos del mortales, porque existen algunos movi-
reino de Dios, como consta (i Cor. 6). mientos veniales de soberbia: puesto que
Luego la fornicación simple es pecado en las palabras aducidas de San Grego-
mortal. rio se entiende la comparación de los vi-
Ademas, solo los pecados mortales se cios según el género, no en cuanto á cada
dicen crímenes. Es así, que toda fornica- uno de los actos.
(IJ Afirmativamente responde el Santo ; y esto, aun pres- (2) Consúltese lo que dice el Santo de la fornicación
cindiendo de la l e y divina. la 2, 2, q. 154, a, 2.
CUESTIÓN LXV.—ARTÍCULOS IV Y V. 337
(1) Asi pasa con Abraham, de quien se lee en el sagrado rolos de Isaac su hijo, cuando él aten vivía, hacia la parte oriental
texto : Mas d los hijos de sus concubinas les hizo donativos y sepa- (Génesis, c. 25, v . GJ.
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V . 23
338 CUESTIÓN LXV. — ARTÍCULO V .
porque en esto podía haber dispensa por Al 3.° que así como en la ley de Moi-
ser el fin secundario del matrimonio. Y sés se permitía por dispensación dar el
por esta parte tenían algo de semejante libelo de repudio para evitar la muerte
á las concubinas, por cuya razón se de- violenta déla esposa, como se dirá ( C . 67,
nominaban con ese nombre. a. 6), así también por la misma dispensa
A l argumento 1.° diremos que tener se permitió á Abraham que arrojase á
más de una mujer no es contrario á los Agar, para significar el misterio que es-
preceptos de la ley de la naturaleza, plica el Apóstol (Gralat. 4). El que tam-
como lo es tener una concubina, según poco aquel hijo fuese su heredero perte-
resulta de lo dicho (a. 1, al 7.° y 8.°), y nece al misterio, según consta (ibid.),
por tanto, no se sigue la consecuencia. como el que Esaü, hijo de mujer libre, no
Al 2.° que los antiguos padres, en vir- lo fue (Rom. 9). Asimismo también por
tud de la dispensa, por la que tenían va- causa del misterio sucedió el que los hi-
rias esposas, se acercaban á las siervas jos de Jacob, nacidos de siervas y libres
con afecto de esposos; porque eran sus fuesen herederos, como dice San Agus-
esposas en cuanto al principal y primario tín (Tract. 11, in Joan.), «puesto que na-
fin del matrimonio ( 1 ) ; pero no en cuan- » cen á Cristo en el bautismo hijos y he-
to á la otra unión, que mira al segundo » rederos tanto por medio de los buenos,
fin, al cual se opone la condición de la » que las libres significan, como por los
servidumbre, no pudiendo ser á la vez » malos ministros que son significados por
socia y sierva. » las esclavas ».
CUESTIÓN LXYI.
1." Es aneja la irregularidad á a q u e l l a b i g a m i a que consiste en que alguno tuviese dos esposas su-
cesivamente?—2.° Contrae irregularidad el que tuvo dos esposas á la vez? — 8.° Se c o n t r a e irregula-
ridad por h a b e r s e desposado con mujer no doncella? —4.° La bigamia es disuelta por el b a u t i s m o ? -
5." Es permitido dispensar al b i g a m o ?
consumado el acto carnal se casare con los bigamos que no quisieron contentarse
otra, se liaría irregular, lo cual es contra- con una sola esposa. Sin embargo, la
rio al Decreto de Inocencio I I I ( c a p . primera razón tiene mayor fuerza.
Diibium D e bigamia). Tampoco por la A l argumento 1.° diremos que la plu-
segunda razón, porque entonces también ralidad de esposas que existen á la vez es
el que conociese muchas mujeres por el una multitud en absoluto; y por esto tal
concúbito de la fornicación sería irregu- multitud repugna totalmente á la signifi-
lar, lo cual es falso. L u e g o la bigamia no cación del sacramento, y por esta causa
produce irregularidad de modo alguno. se quita el sacramento. P e r o la multitud
Conclusión. La bigamia produce irre- de varias esposas sucesivamente es multi-
gularidad. tud secundum quid, y por esto no quita
Eesponderémos, que por el sacramen- totalmente la significación del sacramen-
to del orden se constituye alguno minis- t o , ni le hace nulo, en cuanto á su esen-
tro de los sacramentos; y aquel que debe cia, sino en cuanto á l a perfección, que
administrar á otros los sacramentos, no se requiere en los que son los dispensado-
debe esperimentar defecto alguno en los res de los sacramentos.
sacramentos. E x i s t e defecto en el sacra- A l 2.° que aunque haya en los fornica-
mento, cuando no se encuentra íntegra dores mayor señal de concupiscencia, sin
la significación del mismo. M a s el sacra- embargo, no es de una concupiscencia
mento del matrimonio significa la unión tan adherente ; puesto que por la fornica-
de Cristo á la I g l e s i a , que es de uno á ción no se obliga uno á otro perpetua-
una. Y por esto se requiere, para la mente ; y por esto no h a y defecto del sa-
perfecta significación del sacramento, cramento.
que el varón sea sólo marido de una sola A l 3.° que según lo dicho (in corp.) la
mujer, y la mujer sea solo mujer de u n bigamia produce la irregularidad en cuan-
solo varón. P o r lo tanto, la bigamia, que to quita la perfecta significación del sa-
quita esto, produce la irregularidad. Hay cramento, que consiste ciertamente en la
cuatro modos de bigamia : 1,° cuando al- unión de las almas, que se verifica por el
guno tiene sucesivamente según derecho consentimiento, y en la unión de los cuer-
más de una mujer; 2.° cuando tiene más pos; y así por razón de ambos simultá-
de una á la v e z , una según derecho y neamente es preciso que haya bigamia
otra de hecho; 3.° cuando tiene varias que produzca la irregularidad. P o r consi-
sucesivamente, una de derecho y otra de g u i e n t e , por el Decreto de Inocencio I I I
hecho; 4.° cuando toma por mujer á una se obvia lo dicho por el Maestro de las
viuda (1). Y por tanto, en todos estos Sentencias (inlitt. Sent. 4, dist 2 7 ) , que
casos hay una irregularidad adjunta. el consentimiento solo por palabras de
Asígnase también otra causa consiguien- presente basta para producir la irregula-
te, puesto que en aquellos que reciben el ridad ( 2 ) .
sacramento del orden debe aparecer la
más grande espiritualidad, bien porque A R T I C U L O I I . — ¿ La irregularidad e s
administran las cosas espirituales, es d e - a n e j a á la b i g a m i a q u e resulta d e q u e u n
cir, los sacramentos, y a porqué las ense- hombre t i e n e dos mujeres , una d e derecho y
ñan y deben ocuparse en ellas. P o r lo otra de hecho ? (3)
cual, repugnando sobre todo á la espiri- 1.° Parece que la irregularidad no es
tualidad la concupiscencia por la que el aneja á la bigamia que resulta de que un
hombre todo se hace carnal, no debe hombre tiene dos mujeres simultánea ó
aparecer en estos algún signo de concu- sucesivamente, una de derecho y otra de
piscencia permanente, como aparece en h e c h o , porque donde no hay sacramento
_ (1) Hay también irregularidad, como el Santo dice en el ar- unius ; prefecto ubi deficit Ínter hnjusmodi conjuges commixlio cor-
licnlo 3.° de esta cuestión, cuando se contrae matrimonio con porum, non deest hujusmodi signaculum sacramenti.
«na que no es virgen ; y ademas cuando paga el débito a su (3) Esta bigamia es la llamada interpretativa por los teólogos
mujer, si esta ha sido infiel al marido. y canonistas ; siendo este modo, de que el artículo habla, uno
(2) Hé aquí lo establecido por Inocencio III en el decreto de los cuatro que San Ligorio'pone para ser irregulares los
citado por el Santo : Cum ergo propter sacramenti defectum inhi- clérigos con dicha especie de irreguridad. (Véase San Alfon-
bitiim sii, ne bigamus, ani marllus viduos prossumal ad sacros Or- so, !ib. v n , n. 435 y siguientes).
dine* promoveri, quoniam nec illa est unica unici, nec iste ¡mus
340 CUESTIÓN L X V I . — A R T Í C U L O S II Y III.
(1J Quia earn ducturus non fuisset, si advertisset aut sci- (2) Quamvis contra debilum j u r i s , nisi.se reipsà pieniten-
visset corruptam esse, sicut earn cognoscens deprehendit. tein ostendat.
C U E S T I Ó N L X V I . - ^ - A R T Í C U L O III Y IV. 341
mente. Si pues puede dispensarse con ra- ligion, propter vitandum religiosorum
zón á un bigamo, irracionalmente le es discursum (1).
adjunta la irregularidad, lo cual repugna. Al argumento 1.° diremos, que por
Por el contrario, el Papa Lucio dis- aquella decretal se manifiesta haber la
pensó al obispo Panormitano que era bi- misma dificultad de dispensar en aque-
gamo (ut bab. in Gloss. sup. cap. Lector, llos., que de hecho contrajeron con más
dist. 34). de una mujer, que si hubieran contraído
Ademas, dice el Papa Martino (bab. de derecho ; no que se sustraiga en abso-
inter cap. Martini Bracharensis, cap. 43, luto al Papa la potestad de dispensar en
et loco mox. cit.), <r si el lector recibe por tales circunstancias.
» esposa á una viuda, permanezca en su Al 2.° que esto es verdadero en cuanto
» cargo de lector ; y si hubiese necesidad á las cosas que son de derecho natural y
Í hágasele subdiácono ; pero no ascienda en cuanto á las que son.de necesidad de
» más ; igualmente si fuese bigamo». los sacramentos y de la fe. Pero en las
Luego al menos puede ser dispensado otras que son de institución apostólica,
como bigamo hasta el subdiaconado. como la Iglesia tiene ahora la misma po-
Conclusión. Siendo la irregularidad testad de establecer y destituir que en-
de la bigamia de derecho positivo, puede tonces tuvo, puede ser dispensado por el
el Papa dispensar en todos los órdenes; que tiene el primado en la Iglesia.
pero el obispo solo en los menores, á no Al 3.° que no cualquiera significación
ser en ciertos casos. es de esencia del sacramento, sino única-
Responderémos, que á la bigamia no mente aquella que pertenece al oficio (2)
va adjunta la irregularidad por derecho del sacramento ; y esta tal no se destruye
natural, sino por derecho positivo : ni es por la irregularidad.
ademas esencial al orden que alguno no Al 4.° que en las cosas particulares no
sea bigamo, lo que es evidente, porque puede hallarse la razón que compete
si un bigamo se acerca á las órdenes re- igualmente á todas á causa de su diver-
cibe el carácter. Y por esto el Papa pue- sidad. Y por esto lo que en general se ha
de dispensar totalmente en tal irregula- establecido racionalmente, consideradas
ridad, y el obispo, en cuanto á las órde- las cosas que suceden en el mayor nú-
nes menores : y algunos dicen que tam- mero de casos, puede también quitarse
bién en cuanto á las mayores en aquellos racionalmente por- medio de la dispensa
que quieren servir á Dios entrando en re- en algún caso determinado.
tí) Se ve, pues, que según nuestro Angélico, el obispo
puede dispensar en la irregularidad de bigamia para la sus- pero sí cuando la bigamia es similitudinaria. En cuanto al
cepción de los órdenes menores ; y en cuanto á los mayores, texto citado del papa Martin, San Alfonso con los otros teólo-
gos niega su autenticidad ; y aun supuesta esta, entiende que
no emite su dictamen. San Alfonso, sin embargo, siguiendo esa facultad de los Prelados está derogada en los mismos
á Suarcz, García, Palau y otros teólogos y apoyado especial- textos del Derecho.
(2) Kicclai, al efecto.
mente en j n a declaración de-Sixto V, niega al obispo esa fa-
cultad, tratándose de la bigamia verdadera é interprelattra i
CUESTIÓN LXYII.
1.° La inseparabilidad del matrimonio es de ley de la naturaleza?— 2.° Puede ser licito repudiar
a la esposa por u n a d i s p e n s a ? —3.° Fué licito bajóla ley de Moisés f — A.° Es lícito a l a mujer repu-
diada t o m a r otro marido ?—5.° Es lícito al varón casarse de nuevo con la mujer que repudió? —
6." La causa del repudio fué el odio de la esposa ? — 1." Las causas del repudio deben escribirse en el
libelo ?
(1) El mismo Santo Doctor se corrigió en la SUMA, (1, 2, dist. 33, quest. 2, a. 7 y siguientes, de donde está tomada
C. 100 a. 8) confesando que esos primeros preceptos no admi- esta doctrina del Suplemento.
ten d i s p e n s a ; lo contrario de !o que dijo en la Sentent. I T ,
CUESTIÓN LXVIÍ. — ARTÍCULO III. 341
hom. 3 2 , in op. imperf.), que así como hibir un mayor mal, esto e s , el uxori-
los Apóstoles permitieron las segundas cidio, al que los judíos eran propensos á
nupcias, así Moisés permitió el libelo de causa de la depravación de su apetito
repudio. E s así que las segundas nupcias irascible, como también les fué permiti-
no son pecado. L u e g o ni el repudio de do prestar á usura á los estranjeros, á
la esposa bajo la ley de Moisés. causa de la corrupción de su apetito con-
4.° Por el contrario, dice el Señor, cupiscible, esto e s , para que no obrasen
(Matth. 1 9 ) , que el libelo del repudio así con sus hermanos ; como también
fué dado por Moisés á los judíos á causa por la depravación de su suspicacia en
de la dureza del corazón de estos. P e r o lo racional les fué permitido el sacrificio
la dureza del corazón de los judíos no de la zelotypia para que la sola sospecha
les acusaba de pecado. L u e g o ni la ley no corrompiese el juicio entre ellos. Pero
del libelo de repudio. puesto que la ley antigua, aunque no
5.° Ademas dice el Crisóstomo (sup. confiriese la gracia, sin embargo era dada
Matth. ibid.), que Moisés, dando el libe- para manifestar el pecado, como comun-
lo de repudio, no mostró la justicia de mente dicen los santos, por eso parece á
Dios, sino que quitó al pecado la culpa otros, que si hubieran pecado repudian-
que le está unida, para que á los judíos, do á la mujer, al menos debiera habérse-
que así obraban según la ley, no les pa- les indicado esto por la l e y ó los profe-
reciese ser esto pecado. t a s , pues se dice á Isaías (Isa. 5 8 , 1):
Conclusion. [ 1 ] Aquellos que bajo la declara á mi pueblo sus maldades. De
ley repudiaban ó, la mujer, no se escusa- otra manera parecería que se les hubiera
ban de pecado, aunque se escusasen de descuidado en demasía, si las cosas nece-
la pena. [ 2 ] Aunque repudiar á la mu- sarias á la salvación, que no conocían,
jer es por sí malo, se hacía lícito por no les hubieran sido anunciadas jamas;
permisión divina. lo cual no puede decirse mereciendo la
Responderemos, que acerca de esto vida eterna la justicia de la l e y observada
hay dos opiniones : algunos dicen que en su tiempo. Por esta razón dicen, que
aquellos que bajo la ley repudiaban á la aunque repudiar á la mujer es per se
mujer, dándola el título de libelo de re- malo, sin embargo se hacía lícito por
pudio, no se escusaban de pecado, aun- permisión divina, y confirman esto por
que se escusasen de la pena que debía la autoridad del Crisóstomo, que dice
ser impuesta según la l e y ; y por esto se (ibid.) que « el legislador quitó la culpa
dice haber permitido Moisés el libelo del » al pecado, cuando permitió el repudio.»
repudio, y establecen cuatro modos de Y aun cuando esta opinión sea probable,
permisión: 1,° por la privación del pre- sin embargo, es más seguida la prime-
cepto, como cuando no se manda un ma- ra. ( 1 ) Y por tanto debe responderse á
yor bien, se dice permitirse un bien me- las razones de una y otra opinión.
nor, como el A p ó s t o l , no preceptuando A l argumento 1.° diremos, que alguno
la virginidad, permitió el matrimonio que puede prohibir, no peca si se abstie-
(i Cor. 7 ) ; 2.° por la privación de la pro- ne de la prohibición, no esperando cor-
hibición, como se dicen ser permitidos rección, sino que cree, al contrario, que
los pecados veniales, porque no son pro- su probibicion será ocasión de un mal
hibidos ; 3.° por la privación de la cohi- mayor. Y esto aconteció á Moisés, por
bición, y así se dice que son permitidos lo cual, apoyado en la autoridad divina,
por Dios todos los p e c a d o s , en cuanto no no probibió el libelo de repudio.
los impide, pudiendo impedirlos ; 4.° por A l 2.° que los profetas inspirados por
la privación del castigo, y de este modo el Espíritu Santo, no decían que debía
fué permitido en la l e y el libelo del repu- repudiarse á la esposa, como si fuera un
dio ; mas uo para conseguir algún bien precepto del Espíritu Santo sino como
mayor, como lo fué la dispensación de permitido, para que no resultaran peores
tener pluralidad de mujeres, sino por co- males.
tí) Sanchez enseña que fue lícito, en la ley ele Moisés, re-
pudiar la mujer ; pero lo opuesto, como más probable, ense- Doctor, cuya doctrina sobre el particular, fuera de lo que
nan comunmente los tomistas, apoyados en nuestro Santo aquí indica, puede consultarse en la 1. 2, C 105, a. 4 al S."
y la C IOS, a. 3." al 2."
348 CUESTIÓN LXVII.—- ARTÍCULOS III Y IV.
Al 3.° que aquella semejanza de per- con otra sin cometer pecado. Luego tam-
misión no debe entenderse en cuanto á bién la esposa podía, sin pecar, casarse
todas las cosas, sino solamente en cuanto con otro varón.
á la misma causa; puesto que una y otra 2.° Dice San Agustín, hablando de
permisión fueron acordadas para evitar las dos esposas (implic. lib. De bono,
la impureza. conjug. c. 15 y 18), «que cuando era
Al 4.° que aunque la dureza del cora- » costumbre, no era pecado ». Mas en
zón no escusára de pecado, sin embargo tiempo de la ley antigua había la costum-
la permisión otorgada por ella escusa- bre de que la repudiada se casaba con
ba ; porque ciertas cosas se prohiben á otro varón,'Como consta (Deut. 24, 2),
los sanos que no se prohiben á los enfermos cuando esta después de haber salido, se
corporalmente ; sin embargo, estos últi- casare con otro. Luego la mujer no pe-
mos no pecan, haciendo uso de la permi- caba uniéndose á otro varón.
sión que se les ha otorgado. 3.° (Matth. 5). El Señor da á conocer
Al 5.° que un bien puede ser interrum-. que la justicia del Nuevo Testamento es
pido de dos modos: 1.° por conseguir al- superabundante respecto de la del Anti-
gún bien mayor, y entonces la intermi- guo Testamento. Mas se dice pertenecer
sión de aquel bien, en orden al mayor á la superabundancia de la justicia del
bien, es laudable. Así Jacob es alabado Nuevo Testamento, que la mujer repu-
porque cesó de tener una sola mujer por diada no se case con otro. Luego era per-
el bien de la prole ; 2.° se interrumpe mitido en la ley antigua.
algún bien, para evitar un mal mayor ; y 4.° Por el contrario, dícese (Matth. 5,
entonces si por autoridad del que puede 32): el que tomare la repudiada, comete
dispensar se hace tal cosa, la intermisión adulterio (1). Pero la adulteración (ma-
de este bien no tiene reato, pero tampo- chia) jamás fue lícita en la antigua ley.
co adquiere alabanza. Y así la indivisibi- Luego no fue permitido á la mujer repu-
lidad del matrimonio en la ley de Moisés, diada tomar otro marido.
se interrumpía por evitar un mal mayor, 5.° Ademas, se dice también (Deut.
esto es, el uxoricidio; por lo cual dice 2 4 , 4 ) , que la mujer repudiada que se
el Crisóstomo, que « quitó al pecado la casase con otro varón, era manchada y
» culpa» ; porque aunque quedare el hecha abominable delante de Dios. Luego
desorden en el repudio, por el que se dice pecaba, casándose con otro varón.
pecado; sin embargo, no tenía el reato Conclusión. Como la mujer, mientras
de la pena, ni temporal ni perpetua, en que vive el marido, está atada á la ley, no
cuanto se hacía por inspiración divina, y puede, aunque estérepudiada casarse con
de este modo era quitada de este la cul- otro, mientras por dispensación divina
pa. Y por eso también añade el mismo eso no se le conceda.
Padre, que « fué permitido el repudio, Responderemos, que según la primera
» malo ciertamente, y sin embargo líci- opinión ya dicha (a. 3 ) , la mujer después
» to ». Los que siguen la primera opi- del repudio pecaba, casándose con otro,
nión , no refieren estas palabras sino á la puesto que todavía no estaba disuelto el
exención del reato de la pena temporal. primer matrimonio ; porque la mujer,
mientras que vive el marido, atada está á
A R T Í C U L O I V . — E S lícito a ia mujer la ley, como consta (E,om. 7, 2 ) , y no
r e p u d i a d a tener otro varón ? podía tener á la vez muchos maridos.
Mas con arreglo á la segunda opinión,
l.° Parece que hubiera sido lícito á la así como era permitido al varón por dis-
mujer repudiada tener otro varón ; porque pensación divina repudiar á la mujer,
en el repudio había más bien iniquidad así también á la mujer casarse con otro,
del varón repudiante, que de la esposa puesto que la inseparabilidad del matri-
repudiada. Pero el varón podía casarse monio se quitaba por causa de la dispeti-
(1J En el capítulo 5 y después en el 19 nos habla el e v a n - chatur. Aunque el sentido es idéntico , creemos que hay aquí
gelista San Mateo del mismo asunto de la indisolubilidad del alguna errata, ó que fue un descuido del Santo Doctor al citar
matrimonio. En el cap. 5.°, v . 32, dice : Qui dimissam duxerih el cap. 5 de San Mateo y poner después las palabras del
adultera!. En el cap. 19, v. 9, dice : Qui diminuía duícertl, vice- cap. 19.
CUESTIÓN L X V I I . — ARTÍCULOS IV Y V . 349
sacion divina: y las palabras del Após- modo aquel con que se decía inmundo al
tol se entienden en el caso en que la in- que tocaba un muerto, ó leprosos, no por
disolubilidad subsista. Responderemos, la inmundicia de la culpa, sino de cierta
pues, á las razones de una y otra opi- irregularidad legal. Por lo cual no era
nión. permitido al sacerdote casarse con viuda
Al argumento 1.° diremos, que era per- ó mujer que hubiera sido repudiada.
mitido al varón tener simultáneamente
muchas esposas por dispensación divina, ARTÍCULO V. — E s licito a l marido t o -
y por tanto dimitida una, aunque no es- mar l a mujer que b a b í a repudiado?
taba disuelto el matrimonio, podía casar-
se con otra. Pero jamás fue permitido á l.° Parece que era lícito al marido
la mujer tener muchos maridos, por lo tomar de nuevo la mujer que babía repu-
cual no hay paridad. diado ; porque es permitido corregir lo
Al 2.° que en este pasaje de San que se ha hecho malamente. Pero era
Agustín la palabra more no se toma por mal hecho el que el marido repudiase á
la costumbre, sino por el acto honesto, la mujer. Luego le era permitido corre-
según que se dice que un hombre es mori- gir esto, volviendo á tomarla por esposa.
gerado , porque es de buenas costumbres 2.° Siempre fue permitido perdonar al
(bonorum morum), como también la filo- que peca, puesto que es un precepto mo-
sofía moral toma su denominación de la ral que se halla en toda ley. Y el hom-
palabra more. bre al tomar á la mujer que había repu-
Al 3.° que el Señor (Matth. 5) mani- diado, la perdonaba. Luego también esto
fiesta que la ley nueva escede por sus era lícito.
consejos á la antigua, no solo en cuanto 3.° El Deuteronomio (Deut. 2 4 , 4 ) da
á las cosas, que la ley antigua hacía líci- la causa, por la que la mujer repudiada
tas, sino también en cuanto á las que en no pueda ser recibida de nuevo, porque
la antigua eran ilícitas, pero que eran está manchada. Mas la repudiada no se
juzgadas por mucbos como lícitas, por la
:
mancha, sino casándose con otro. Luego
no recta exposición de los preceptos (1); era permitido recibirla de nuevo, al me-
como se ve respecto alodio del enemigo; nos antes de que hubiera contraído un
así es también respecto al repudio. nuevo matrimonio.
Al 4.° que esas palabras del Señor se Por el contrario, dícese (Deut. 24,4),
entienden en cuanto al tiempo de la nue- que el primer marido no podrá volver á
va ley, en el que ha sido anulada dicha tomarla por mujer, etc.
permisión. De igual modo deben enten- Conclusión. Para que el marido no
derse aquellas palabras del Crisóstomo fuese fácil en repudiar á su mujer, se
(alius auctoris) : que dice (hom. 12 in prohibió que no pudiese volver á ella.
op. imperf.), que « el que según la ley Responderemos, que en la ley del li-
» repudia á su esposa, comete cuatro ini- belo del repudio eran permitidas dos co-
» quidades, puesto que respecto á Dios sas , á saber : dejar á la esposa, y que
» es homicida, en cuanto tiene propósito esta pudiera casarse con otro ; y dos pre-
)) de matar á su mujer, si no la repudiase; ceptos, « la escritura del libelo del repu-
» porque la repudia sin que sea adúltera, lí dio, y ademas que el marido que la re-
)) en cuyo solo caso la ley Evangélica » pudiaba no pudiera recibirla ». Lo cual,
» permite repudiarla; y del mismo modo según los que sostienen la primera opi-
«porque la hace adúltera, así como al nión, fue establecido en castigo de la
» que se une á ella ». mujer que se unió á otro, y que fué man-
Al 5." que cierta Glosa, interl. dice: chada por este pecado ; pero según otros,
es manchada y abominable; esto es, á para que el marido no repudiara fácil-
juicio de aquel que la repudia antes como mente á su mujer, la que después no
manchada, y así no es necesario que lo podía recuperar de modo alguno.
sea simpliciter. O se dice manchada del Al argumento 1.° diremos, que para
impedir el mal que cometía alguno, repu-
(1) Por esto ol Salvador, corrigiendo esos abusos de inter-
pretación, no dice á sus discípulos : Ilabcis oído que está escrito;
diando á su mujer, se ordenaba que el
sino, habéis oido que fue dicho. (Mal. v j . varón no pudiera tomar de nuevo á la
350 CUESTIÓN L X V 1 I . — A R T Í C U L O S V Y VI.
(1) Muchas eran las causas que había, según dice San A g u s - seos al Señor si era lícito el repudio por cualquiera causa: ?»»-
tín ; pero con el tiempo se debió dar una grande ostensión á cumque ex causa. (Matth. 19, v . 3).
esa libertad del marido, hasta el punto de preguntar los fari-
CUESTIÓN LXVII. — A R T Í C U L O S VI Y, V I I . 351
análogas son causa del odio ; y en este Por el contrario, las causas del repu-
concepto son causas remotas del repudio. dio, ó eran suficientes ó no. Si lo eran,
A l 4.° que á causa de la virtud no es cerraban á la mujer el camino para las
odiable alguno, per se loquendo , puesto segundas nupcias, que se la concedían
que la bondad es causa del amor. Y por según la ley ; mas si eran insuficientes,
tanto, esta razón no es sólida. se manifestaba lo injusto del repudio, y
A l 5." que se imponía como pena al así este no podía hacerse. L u e g o de mo-
marido, el que no pudiera repudiar per- do alguno se escribían en el libelo en es-
petuamente á su mujer en aquel caso, pecial las causas del repudio.
como tampoco en aquel otro, cuando por Conclusión. Las causas del repudio no
haberla violado se casó con ella ( 1 ) . se escribían detalladamente en el libelo,
sino en general.
A R T Í C U L O V I I . — l a s c a u s a s d c l repu-
R e s p o n d e r e m o s , que las causas del
dio debían escribirse e n el libelo ?
repudio no se escribían detalladamente
1,° Parece que las causas del repudio en el libelo, sino en general, para que se
debían escribirse en el libelo ; puesto que manifestase ser justo el repudio; pero se-
por el libelo escrito del repudio se absol- gún Josefo (Antiqui. 1. 4 , c. 6) para que
vía de la pena de la ley. P e r o esto pa- la mujer, teniendo un libelo escrito de re-
rece injusto en absoluto, si no se asignan pudio, pudiera casarse con o t r o : porque
las causas suficientes del repudio. L u e g o de otro m o d o , no se la hubiera creído.
era necesario que se escribieran en el li- Según dicho autor, en el libelo se e s -
belo. cribía : te prometo que jamás me reuniré
2.° E s t a escritura no parece tener otro á tí. P e r o según San A g u s t í n (lib. 19
objeto que manifestar las causas del re- cont. Faust. 2 6 ) , se escribía el libelo
pudio. L u e g o si no se escribían, en vano « para que interviniendo alguna dilación,
se entregaba dicho libelo. » y disuadido por consejo de los escri-
3.° E s t o dice el Maestro de las S e n - » b a s , desistiera el varón del propósito
tencias (Sent. 4 , dist. 33). » de repudiar».
Con lo dicho es evidente la respuesta
(1J Asilo dispone terminantemente el Deuteronomio,cap. 22
versos 28 y 29. á los argumentos propuestos.
CUESTIÓN LXYIII.
1.° Los q u e nacen fuera del verdadero matrimonio son ilegítimos?— 2 . Los hijos ilegimos deben
0
consta por sentencia del Señor ( E z e c h . modo, y por esto no decimos que es' una
18). P e r o el que este nazca de ilícito co- pena para alguno, el que no suceda en un
mercio, no es pecado propio, sino del pa- reino, porque no es hijo del rey. Igual-
dre. L u e g o no debe incurrir en daño al- mente no es pena, el que á alguno que no
guno. es legítimo, no se le deban las cosas que
2.° L a justicia humana es modelada pertenecen á los hijos legítimos.
por la justicia divina. Y Dios da igual- A l 2.° que el coito ilegítimo no es
mente los bienes naturales á los hijos le- contra la l e y , en cuanto es acto de la po-
gítimos é ilegítimos. L u e g o también se- tencia generadora, sino en cuanto pro-
gún el derecho humano los hijos ilegí- cede de una volundad depravada. Y por
timos deben ser equiparados á los legí- esto el hijo ilegítimo no incurre en daño
timos. en las cosas que se adquieren por un orí-
Por el contrario, dícese ( G e n . 2 5 ) , gen natural, sino en las que se hacen por
que Abraham dio todos sus bienes á la voluntad ó se poseen de esta manera.
Isaac, é hizo presentes á los hijos que
había tenido de sus concubinas : y sin em- ARTÍCULO III.— EIIUJO ilegítimo pue-
bargo , estos no habían nacido de una de ser legitimado ?
union ilícita. L u e g o , con mayor, razonlos
que nacen de relaciones culpables, deben 1.° Parece que el hijo ilegítimo no
sufrir el daño de no heredar en los bienes puede ser legitimado ; porque cuanto
paternos. dista el legítimo del ilegítimo, tanto por
Conclusion. [ 1 ] El hijo ilegitimo su- el contrario dista el ilegítimo del legí-
fre dos clases de daños : uno porque no timo. P e r o el legítimo jamás se hace
es admitido á los actos legítimos ; y otro ilegítimo. L u e g o ni el ilegítimo se hace
•porque no sucede en la herencia paterna. jamás legítimo.
[2] Los hijos naturales pueden, sin em- 2.° E l acto carnal ilegítimo produce el
bargo , suceder en la sexta parte única- hijo ilegítimo. Y el acto carnal ilegítimo
mente ; y los espúreos en ninguna. jamás se hace legítimo. L u e g o ni el hijo
Responderemos, que se dice que al- ilegítimo puede ser legitimado.
guno sufre un daño por consecuencia de Por el contrario, lo que está estable-
algo de dos modos : 1.° porque se le sus- cido por la l e y , puede ser revocado por
trae lo que le era d e b i d o , y de este modo ella. Pero la ilegitimidad de los hijos ha
el hijo ilegítimo no incurre en pérdida al- sido establecida por la ley positiva. L u e -
guna : 2.° porque no le es debido algo g o el hijo ilegítimo puede ser legitimado
que podría serle de otro modo ( 1 ) ; por aquel que tiene la autoridad de la
y en este concepto el hijo ilegítimo sufre ley.
dos clases de daño ; uno porgue no es ad- Conclusión. El hijo ilegítimo puede
mitido á los actos legítimos, como á los ser legitimado por uno de los seis modos
oficios ó dignidades que requieren alguna de legitimidad.
honestidad en aquellos que los ejer- • R e s p o n d e r e m o s , que el hijo ilegítimo
cen ( 2 ) , otro porque no sucede en la puede ser legitimado, no de modo que su
herencia paterna. Sin embargo, los hijos nacimiento se haga legítimo, porque es
naturales pueden ser herederos en la un hecho pasado, y no se puede hacer
sexta parte únicamente, los espúreos en jamás legítima una cosa que una vez fue
ninguna; aunque por derecho natural los i l e g í t i m a ; pero se dice ser legitimado,
padres estén obligados á proveerles de en cuanto los daños que sufre un ilegíti-
las cosas necesarias. P o r lo cual pertenece mo son quitados por la autoridad de la
al cuidado de los obispos, el que obliguen ley. Los modos de legitimar son seis:
á sus padres á que les provean en sus ne- dos según los cánones (c. Conquestus et.
cesidades. c. Tanta qui filii. sunt. l e g i t . ) , á saber:
Al argumento 1.° diremos que no es cuando uno se casa con la mujer de quien
una pena incurrir en daño del segundo tuvo el hijo ilegítimo, si no hubo adulte-
(1) Como sucedería, por ejemplo, si á este mismo hijo le mos no podían ser admitidos á los sagrados órdenes, pues así
hubiese cabido en suerte nacer de legítimo matrimonio. consta del derecho canónico. (Decret. 1. i, tit. 17 y 18).
(2) Concretándonos al orden espiritual, estos hijos ü e g í t i -
SüMA TEOLÓGICA.—TOMO V. 33
354 CUESTIÓN LXIX. — A R T Í C U L O III.
rio, y por especial perdón y dispensa del ticia ; pero no se puede condenar á algu-
Soberano Pontífice. Según la ley civil no sino por una culpa; y por esto con
bay cuatro modos de legitimación: 1.° por mayor razón puede el ilegítimo hacerse
oblación á la curia ; porque por esto mis- legítimo, que al contrario: porque aun-
mo es legitimado á causa del bonor de que el legítimo es privado alguna vez de
este cargo ; 2.° si el padre nombra en la herencia por causa de la culpa, no se
testamento como legítimo heredero, y el llama, sin embargo, ilegítimo, puesto
hijo presenta en seguida el testamento al que tuvo una generación legítima.
Emperador ; si no tiene hijos legítimos, A l 2.° que el acto carnal ilegítimo,
y el hijo natural se ofrece al servicio del tiene en sí un defecto inseparable, por el
Príncipe ; 4.° si el padre en pública escri- que es opuesto á la ley, y por esto no
tura, ó ante tres testigos, le llama legíti- puede hacerse legítimo. Ni es lo mismo
mo, sin añadir que es natural. respecto del hijo ilegítimo, que no tiene
Al argumento 1.° diremos, que se pue- semejante defecto.
de hacer una gracia á alguno, sin injus-
C U E S T I Ó N L X I X ,
De lo concerniente á la resurrección, y primeramente del lugar de las almas
después de la muerte.
lugares ?
minado, conviene más con aquel lugar cuerpos más dignos. Por lo cual también
que con otro. Pero las almas separadas, los filósofos han establecido el orden de
así como también, cualesquiera otras las sustancias separadas según el orden
sustancias espirituales, se han indiferen- de los móviles. Mas aunque á las almas
temente á todos los lugares; porque no después de la muerte no se asignen algu-
puede decirse que convengan con algu- nos cuerpos de que sean formas ó deter-
nos cuerpos, y difieran de otros, puesto minados motores, se les determinan sin
que se bailan fuera de todas las condi- embargo algunos lugares corporales, por
ciones corporales. Luego no deben serles cierta congruencia, según el grado de
asignados lugares determinados. dignidad de ellas , en los que están como
3.° A las almas separadas no se les en un lugar, al modo que las incorpora-
asigna algo después de la muerte sino lo les pueden estar en un l u g a r , según que
que cede en castigo ó premio. Pero el se aproximan más ó menos á la primera
lugar corporal, no puede ceder en pena sustancia, á cuyo lugar superior es des-
ó en premio de ellas, puesto que nada tinada por congruencia, esto es á D i o s ,
reciben de los cuerpos. Luego no deben cuyo asiento denuncia la Escritura ser el
serles asignados ciertos lugares. cielo ( P s . 1 0 2 , c. Is. 661). Y por esto
Por el contrario, el cielo empíreo es decimos que las almas que participan
un lugar corporal, y sin embargo, cuan- perfectamente de la D e i d a d , están en el
do fue hecho, Dios le llenó de santos cielo, y las que están impedidas de esta
ángeles, como dice Strabon (habetur. in participación, decimos, son destinadas al
Glosa ord. in princ. Genes). Siendo, lugar contrario.
pues, incorpóreos los ángeles, como tam- A l argumento 1.° diremos, que los sé-
bién las almas separadas, parece que á res incorporales no están en un lugar de
las almas separadas deben serles asigna- alguna manera que nos sea conocida ó
dos ciertos receptáculos ó lugares. familiar, según que decimos que los cuer-
Ademas, esto es obvio, por lo que re- pos están propiamente en un lugar ; mas
fiere San Gregorio (Dialog. 1. 4 , c. 25, están en un lugar del modo que conviene
29, 30 y 4 0 ) , que después de la muerte á las sustancias espirituales, que no pue-
las almas son llevadas á diversos luga- de sernos manifestado plenamente.
res corporales, como se ve, de Pascasio, A l 2.° que hay dos clases de conve-
á quien Germán obispo de Capua, en- niencia ó semejanza ; u n a , que es por la
contró en los baños, y del alma del rey participación de la misma cualidad, como
Teodorico, que según este padre fue lle- convienen entre sí las cosas, cálidas, y
vada al infierno. Luego las almas des- tal conveniencia de las cosas corporales á
pués de la muerte tienen ciertos recep- los lugares corporales no puede existir;
táculos ó lugares. otra, por cierta proporcionalidad, según
Conclusión. Aunque á las almas des- la que en la Escritura son referidas m e -
pués de la muerte no se asignen algunos tafóricamente las cosas espirituales á las
cuerpos, se les determina sin embargo, corporales ; por cuyo modo en la Escri-
algunos lugares corporales por cierta tura se dice ser Dios el s o l , puesto que
congruencia, según el grado de dignidad es el principio de la vida espiritual como
de ellas, en los que están como en un el sol lo es de la vida corporal, y según
lugar. esta conveniencia ciertas almas convie-
Responderemos, que aunque las sus- nen más con ciertos lugares, como las
tancias separadas según su ser no depen- almas iluminadas espiritualmente con
dan del cuerpo, sin embargo las cosas cuerpos luminosos, y las almas oscureci-
corporales son gobernadas por Dios me- das por la culpa, con los lugares tene-
diante las espirituales, como dice San brosos.
Agustín (De Trin. 1. 3 , C. 4 y 5 ) , y San A l 3.° que el alma separada nada re-
Gregorio (Dialog. 1. 4 , c. 5 ) . Por lo cual cibe directamente de los lugares corpora-
hay una relación de conveniencia entre les al modo con que los cuerpos reciben,
las sustancias espirituales y las sustancias los cuales se conservan por sus lugares,
corporales, de tal suerte, que á las sus- sino que las almas mismas, por cuanto
tancias más dignas sean adaptados los conocen ser destinadas á tales lugares,
356 . CUESTIÓN LXIX. — ARTÍCULO II.
se causan gozo ó aflicción, y en este con- esto es, en el último juicio, cómo se ve
cepto el lugar es para ellas una pena ó (Mattb. 2 5 ) . Luego antes del dia del jui-
un premio. cio nadie asciende al cielo ó desciende á
los infiernos.
A R T Í C U L O II. — ¿inmediatamente Por el contrario: se dice ( n Cor. 5,
flespucs de l a muerte son llevadas l a s a l m a s 1) : si nuestra casa terrestre es desecha
al ciclo ó a l infierno ? tenemos una casa no hecha de mano sino
conservada en los cielos. Luego disuel-
l.° Parece que ningunas almas son tá la carne, el alma tiene una mansion,
llevadas al cielo ó al infierno inmediata- que le había sido conservada en los
mente después de la muerte ; porque so- cielos.
bre aquello del Salmo. 3 6 , Adhuc pusi- Ademas (Pbilipp. 1 , 2 3 ) , dice el Após-
llum, et non eritpeccator, dice la Grlossa tol, tengo deseo de ser desatado de la
(Ord. A n g . ) , que los santos son libra- carne, y estar con Cristo ; por lo que ar-
dos al fin de la vida, pero que después guye, así San Gregorio (Dialog. 4 ; C.
de ella no estarán todavía donde estarán 2 5 ) : « quién pues no duda que Cristo
los santos á quienes se dirá : venid bendi- » está en el cielo, tampoco niega que el
tos de mi Padre. Pero aquellos santos » alma de Pablo lo esté » Mas no debe
estarán en el cielo. Luego los santos des- negarse que Cristo está en el cielo por-
pués de esta vida no ascienden inmedia- que es artículo de fe. Luego tampoco
mente al cielo. debe dudarse que las almas de los santos
2.° Dice San Agustín (in Encbir., c. son llevadas á los cielos. El que también
1 9 ) , que el tiempo que media « entre la algunas almas descienden al infierno in-
» muerte de un bombre y la última re- mediatamente después de la muerte,
» surrección contiene á las almas en lu- consta por estas palabras (Luc. 1 6 , 22).
» gares secretos, según que cada una de Y murió también el rico y fue sepultado
y> ellas es digna de reposo ó de pena )>. en el infierno.
Pero por estos escondidos lugares no pue- Conclusion. [ 1 ] Así como el cuerpo
den entenderse el cielo y el infierno, por la gravedad ó ligereza es llevado in-
porque en ellos también estarán las almas mediatamente á su lugar, á no ser impe-
con los cuerpos después de la última re- dido, así las almas, disuelto el vínculo
surrección ; por consiguiente por eso de la carne, consiguen inmediatamente el
nada se distinguiría el tiempo antes de la premio ó la pena, á no ser que algo lo
resurrección y después de la resurrec- impida. [ 2 ] En el momento que el alma
ción. Luego no estarán ni en el infierno, se separa del cuerpo, ó es sumergida en
ni en el paraíso hasta el día del juicio. el infierno, ó vuela á los cielos ; á menos
3.° Mayor es la gloria del alma que la que se lo impida algún reato, por el que
de los cuerpos. Pero á todos se otorga es menester que se difiera el vuelo, para
simultáneamente la gloria de los cuerpos que antes se purifique.
para que sea mayor la alegría de cada Responderemos que, así como en los
uno por el gozo común, como consta por cuerpos existe la gravedad ó la ligereza,
lo que apropósito de aquello (ad Heb. por la que son llevados á su lugar, que
1 1 ) : Deo pro nobis aliquid melius pro- es el fin del movimiento de los mismos;
vidente, etc., dice la Glossa (inter. Pe- así también hay en las almas el mérito ó
tri Lomb.) : « para que en el apoyo co- demérito, por los que llegan al premio ó
» mun de todos se haga mayor el gozo á la pena, que son los fines de las accio-
» de cada uno ». Luego con mayor razón nes de las mismas. Por lo que así corno
la gloria de las almas debe diferirse hasta el cuerpo por la gravedad ó ligereza es
el fin, para que sea dada á la vez á llevado inmediatamente á su lugar, á no
todos. ser impedido, así las almas disuelto el
4.° La pena y el premio, que se im- vínculo de la carne, por el que eran de-
ponen por sentencia del juez no deben tenidas en el estado de la vida, consiguen
preceder al juicio. Pero el fuego del in- inmediatamente el premio ó la pena, a no
fierno y el gozo del paraíso serán dados ser que algo lo impida ; como á veces
á todos por sentencia de Cristo juzgador, impide la consecución del premio el pe-
CUESTIÓN LXIX.—ARTÍCULOS II Y III. 357
cado venial, que es menester purificar pos tienen cierta continuación entre sí,
antes ; de lo que se sigue que es diferido porque según ellos es verdadero lo que
el premio. Y puesto que se destina el lu- se dice (Act. 17, 2 6 ) que Dios hizo de
gar á las almas según la congruencia del uno solo todo el linaje humano. Pero
premio ó de la pena, en el momento en que formó las almas separadamente ; por lo
el alma se separa del cuerpo, ó es sumer- cual no es tanta la conveniencia, para
gida en el infierno, ó vuela á los cielos; que todos los hombres sean glorificados
á menos que se lo impida algún reato, á la vez en el alma como el que lo sean
por el que es menester que se difiera el en el cuerpo. Y ademas la gloria del
vuelo, para que se purifique antes el cuerpo no es tan esencial como la gloria
alma. Y esta verdad está atestiguada del alma; de consiguiente mayor detri-
manifiestamente por las autoridades de mento sería para los santos si se difiriese
la Escritura canónica y escritos de los la gloria del alma, que el que se difie-
Santos Padres. De consiguiente lo con- ra la del cuerpo; ni podría recompen-
trario debe ser tenido como beregía, como sarse este detrimento de gloria por la am-
consta (Dial. 4 , Greg. c. 2 5 y 28 ; y pliación de gozo del cada uno del gozo
en el lib. de Ecclesiast. dogm. c. 88 (1). común.
Al argumento 1.° diremos que la Glo- Al 4.° que San Gregorio propone y
sa se esplica á sí misma; pues lo que resuelve la misma objeción (Dialog. 1. 4 ,
dice <r no estarás todavía donde estarán c. 2 5 ) : Si pues, dice, « están abora en
» los santos », lo esplica al instante aña- » el cielo las almas de los justos, ¿qué
diendo : « esto es, no tendrás la doble es- » es lo que recibirán en el dia del jui-
» tola que tendrán los santos en la resur- » ció en retribución de su justicia ? » Y
» reccion ». responde: c< en verdad se les aumenta en
Al 2.° que entre aquellos lugares se- x> el juicio el que ahora gozan de sola
cretos, de que babla San Agustín, de- » la beatitud de las almas, y después go-
ben ser también computados el infierno » zarán también la beatitud de los cuer-
y el paraíso, en los que están contenidas » pos, para que gocen también en la mis-
algunas almas antes de la resurrección. » ma carne en la que sufrieron trabajos
Pero se distingue el tiempo antes de la 3) y tormentos por el Señor ». Y del mis-
resurrección y después de ella, puesto mo modo debe razonarse acerca de los
que antes de la resurrección están allí sin condenados.
el cuerpo, y después estarán con él ; y
porque en algunos lugares están abora A R T Í C U L O I I I . — r a s a l m a s existen-
las almas, en los que no estarán después t e s eu el paraíso ó e n el Inlíerno p u e d e n salir?
de la resurrección.
Al 3.° que los hombres según los cuer- l.° Parece que las almas existentes en
(l) Constantemente en efecto se había creído en la Iglesia Juan X X I I . Sostúvose en efecto por Gerardo, general de los
esta doctrina, como de fe, y como tal f u e definida después de franciscanos y con él algunos de sus frailes, que las almas,
nuestro Santo por Benedicto XII primero y por el concilio de de los fieles, que nada tenían que purgar, eran sin duda re-
Florencia después. En el siglo ni algunos herejes de la Ara- cibidas en el cielo y que allí disfrutaban de la visión de Jesu-
bia habían sostenido este error, consecuencia de otro más cristo ; pero que solo la disfrutaban in forma servi, no en cuanto
craso aún en que ellos incurrían ; conviene á saber : que las Dios. Juan X X I I á quien se acusaba de fautor de este error,
t
almas no van inmediatamente después de la muerte al lugar quiso en lo último de su vida dirimir la controversia y defi-
nue por sus obras merezcan , en atención á que perecen con nir lo que después se hizo por su sucesor ; pero la muerte le i m -
los cuerpos y con ellos en el día del juicio resucitan. Orígenes pidió tener esta gloria y á nosotros que la memoria de este
se encargó de pulverizar este error y Eusebio refiere ( Histo- gran Papa no se nos haya respetado con suposiciones calum-
ria eccles. lib. c. 37J, que lo hizo con tanta maestría, que niosas. Hé aqu í ahora lo definido por Benedicto XII, en la
logró reducir á los extraviados. Sepultada en el olvido esta bula fíenedictus Deus. dos años después de su exaltación al pon-
doctrina , Priestley, caudillo de una facción protestante, la tificado, ó sea en 1330. Definlmus quod secundum communem Dei
lia renovado en nuestros tiempos. ordinatiotiem ánimos Sanclorum omnium, in quíbus nihil purgabile
fuit, quando decesserunt, nec erit, quando decedenl etiam in futa-
Otros han sostenido que la visión beatífica se dilata hasta
rum , vcl si tuno erit, lamen post mortem suam purgaverunt; atque
el dia del j u i c i o ; pero que en ese intermedio disfrutan las
animo* puerorum renatorum et bapiizandorum, mox post mortem
almas de cierta bienaventuranza en un lugar para esto prepa-
suam etiam ante resumptionem suorum corporum, el judicium gené-
rado, donde esperan la resurrección. A l g u n o s griegos han
rale, post ascensionem Salvatoris nostri fuerunt, sunt, et erunt in
sido los que este error sostuvieron y más tarde le" sacaron del
ccelorum regno cum Christo, sanclorum Angelorvm consortío aggre-
olvido en que y a estaba Lutero y su hermano en apostasia
gatce. Definimus insuper quod secundum Dei ordinalionem commu-
Calvino.
nem, anima decedentiitm in actuali peccato mox post mortem suam
Con esta herejía nada tiene que v e r la famosa cuestión entre ad inferna descendunt, ubi pecnis infemalibus cruciantur.
algunos Tranciscanos y dominicos, que tanto ruido metió e n
el siglo x i v , y que tantos disgustos ocasionó al pontífice
358 CUESTIÓN LXIX. — ARTÍCULO III.
el paraíso ó en el infierno no pueden sa- los malos, que á veces salen de sus mo-
lir ; porque dice San Agustín (inlib. De radas, puesto que no tienen mayor con-
cura pro mortuis, agenda, c. 1 3 ) :« si las denación, que los demonios que vagan
B almas de los muertos se interesan en por todas partes.
j> los asuntos de los vivos, por no decir 3.° Por otra parte, este mismo puede
B nada de otros, mi piadosa madre, que probarse por San Gregorio (Dialog. 4,
» me ba seguido en la tierra y en el mar, c. 36 y 4 0 ) , donde refiere que se apa-
» para vivir conmigo, en ninguna noche recieron muchos muertos á los vivos.
B me hubiera abandonado ». Y por esto Conclusión. [ 1 ] Ninguno de los final-
concluye que las almas de los difuntos mente destinados al infierno ó al paraíso,
no se interesan en las cosas de los vivos. puede en absoluto salir de allí. [ 2 ] Según
Pero podrían interesarse si salieran de el curso natural, las almas separadas,
sus moradas. Luego no salen de ellas. destinadas á sus propios lugares, son se-
2.° Dícese (Psal. 2 6 , 4 ) : que more yo gregadas por completo de la sociedad de
en la casa del Señor todos los dias de mi los vivientes ; pero por disposición de la
vida : y (Job. 7 , 9 ) : el que descendiere á Divina Providencia « algunas veces » se
los infiernos no subirá. Luego tanto los presentan á la vista de los hombres. [3]
buenos como los malos no salen de sus Puede creerse también que algunas veces
moradas. se permite á los condenados aparecer-
3.° Las moradas según lo dicho (a. 1) se á los vivos para enseñanza y terror;
son dadas á las almas después de la muer- y á los que están en el purgatorio para
te como premios ó castigos. Pero des- pedir sufragios. [ 4 ] Los santos pueden
pués de la muerte ni son disminuidos los aparecerse á los vivos cuando quisieren,
premios de los santos, ni las penas de los mas no lo's condenados.
condenados. Luego no salen de sus mo- Responderemos, que salir alguno del
radas. infierno ó del paraíso puede entenderse
l.° Por el contrario, dice San Jeróni- de dos modos : 1.° de manera que salga
mo contra Vigilancio dirigiéndose así á en absoluto de ellos, de modo que uo
él: «dices, pues, que las almas de los sea ya su lugar el paraíso ó el infierno; y
» Apóstoles y de los mártires están ó en así ninguno de los finalmente destinados
B el seno de Abraham, ó en lugar de re- al infierno ó al paraíso puede salir de
» frigerio, ó bajo el altar de Dios, y que allí, como después se dirá (C. 71 a. 5,
» no pueden presentarse en sus tumbas al 5 . ° ) ; 2.° puede entenderse que salgan
» cuando quieren. ¿Y así pones leyes á de allí por un tiempo, y en esto hay que
» Dios? ¿Harás cautivos á los Apóstoles, distinguir qué les conviene según la ley
» de manera que estén custodiados hasta natural, y qué según el orden de la divi-
B el dia del juicio, y que no estén con su na Providencia, puesto que, como dice
» Señor, cuando de ellos está escrito San Agustín (in lib. D e cura pro mort.
B (Apoc. 1 4 , 4 ) : siguen al cordero donde ag. c. 16 ) ; « unos son los límites de las
B quiera que vaya? Si el Cordero está » cosas humanas, y otros son los signos
B en todas partes, debe creerse en su B de las virtudes divinas : unas las cosas
B consecuencia también que los que con B que se hacen naturalmente, y otras las
» él están se hallan en todas partes B . B que se verifican milagrosamente. Luego
Luego es ridículo decir que las almas de según el curso natural, las almas sepa-
los muertos no salen de sus moradas. radas destinadas á sus propios lugares
2." Ademas, San Jerónimo argumen- son segregadas por completo de la socie-
ta (ibid.) así: « vagando el diablo y los dad de los vivientes; porque según el
» demonios por todo el orbe, y presen- curso de la naturaleza, los hombres que
B tándose en todas partes con demasiada viven en carne mortal no se unen inme-
» celeridad, ¿cómo han de permanecer diatamente á las sustancias separadas,
3> encerrados en su tumba los mártires puesto que todo su conocimiento viene
» después de haber derramado su sangre del sentido ; ni les convendría salir de
J> y no han de poder salir de allí B? De sus moradas, sino para interesarse en
lo cual puede deducirse, no solamente las cosas de los vivos. Pero según la dis-
respecto de los buenos sino también de posición de la Divina Providencia, al-
CUESTIÓN L X I X . — A R T Í C U L O S III Y IV. 359
milagros no pueden llevarse á efecto por á los demonios y á los ángeles, ni res-
otros que carecen de este don ; así tam- pecto á las almas de los santos y de los
bién no repugna que por la virtud de la condenados ; porque los ángeles buenos ó
gloria se dé á las almas de los Santos al- malos tienen por oficio estar con los hom-
guna potencia, por la cual puedan apa- bres, ya para su custodia, ya para su
recerse milagrosamente á los vivos cuan- ejercicio, lo cual no puede decirse de las
do quieran, lo cual otros no pueden, á almas de los hombres. Sin embargo, se-
menos que se les permita. gún la potestad de la gloria, es adecuado
Al argumento 1.° diremos, que San á las almas de los santos, que puedan
Agustín, como se ve por lo que sigue, estar donde quisieren. Y esto es lo que
habla según el curso común de la natu- quiere decir San Jerónimo.
raleza. Sin embargo, no se deduce de aquí A la 3 . que aunque algunas veces las
a
que porque los muertos puedan, cuando almas de los santos ó de los condenados
quieren aparecerse á los vivos, se apa- están presencialmente donde aparecen,
rezcan tantas veces cuantas quieren los no debe creerse, sin embargo, que esto
que viven en la carne; puesto que los sucede siempre ; porque á veces estas
separados de la carne, ó se conforman en apariciones tienen lugar en el sueño ó en
absoluto á la divina voluntad de tal modo la vigilia, por la operación de los buenos
que no les sea permitido, sino lo que ven ó malos espíritus para instrucción ó en-
ser conveniente según la divina disposi- gaño de los vivos, como también los
ción , ó se hallan oprimidos por las penas hombres vivos se aparecen en ocasiones á
de tal modo, que más piensan en dolerse otros, y les dicen muchas cosas en sue-
de su miseria, que se cuidan de apare- ños, constándoles sin embargo, que no
cerse á otros. están presentes, como lo prueba San
Al 2.° que aquellas autoridades hablan Agustín por muchos ejemplos (lib. De
en cuanto á que nadie sale en absoluto cura pro mort. ag. c. 11 y 12).
del paraíso ó del infierno; y no que algu-
no salga por un tiempo. A R T Í C U L O I V . — E I limbo dei infierno,
Al 3.° que como consta de lo dicho (a. e s lo misino que el s e n o de Abrnhaiu?
1, al 3.°), el lugar del alma la sirve de
pena ó de premio, según que es afectada 1.° Parece que el limbo del infierno
360 CUESTIÓN L X I X . — A R T Í C U L O IV.
110 es lo mismo que el seno de Abraham ; á los hombres después de la muerte se lla-
porque dice San Agustín (Sup. Gen. ad ma seno de Abraham. [ 2 ] Las almas de
litt. 1. 12-, c. 35): « n o he encontrado los santos después de la muerte, no en
» aún que la Escritura haya puesto en todo tiempo, tuvieron el mismo reposo. [3]
» buena parte los infiernos». Pero el seno El limbo del infierno y el seno de Abra-
de Abraham es tomado como bueno, co- ham fueron antes de la venida de Cristo
mo añade el mismo doctor, diciendo así: uno solo per accidens y no per se. [4]
« yo no sé si alguno puede oir que no se Nada impide que después de la venida de
» debe tomar en bien el seno de Abra- Cristo exista el seno de Abraham, y que
» ham, y aquel reposo á que fue llevado sea enteramente diferente del limbo.
» por los ángeles el piadoso pobre». Lue- Responderemos , que las almas de los
go el seno de Abraham, no es lo mismo hombres después de la muerte no pueden
que el limbo del infierno. alcanzar el reposo sino por mérito de la
2.° Los que están en el infierno no ven fe, puesto que el que se acerca á Dios es
á Dios. Pero en el seno de Abraham, menester que crea ( H e b . 1 1 , 6 ) . El pri-
Dios es visto, como consta por San mer ejemplo de creer es dado á los hom-
Agustín (Confess. 1. 9, c. 3 ) , el que ha- bres en Abraham, que es el primero que
blando de Nebridio dice : « cualquiera se separó de la sociedad de los infieles y
» que sea lo que se llama seno de Abra- recibió un signo especial de la fe; y por
» ham, allí mi Nebridio vive » ; y más eso aquel descanso que se da á los hom-
adelante : « ya no presta oido á mis pa- bres después de la muerte se llama seno
» labras, sino su boca espiritual á la de Abraham, como consta por San Agus-
» fuente tuya, y bebe cuanto puede la tín (Sup. Gen. ad litt.l. 12, c. 34). Pero
» sabiduría con su avidez, feliz sinfin». las almas de los santos después de la muer-
Luego el seno de Abraham no es lo mis- te, no tuvieron en todo tiempo el mismo
mo que el limbo del infierno. reposo, porque después de la venida de
3.° La Iglesia no ora en favor de al- Cristo tienen plena quietud, gozando de
guno para que sea llevado al infierno. Mas la divina visión, pero antes de la venida
ora para que los ángeles lleven al seüo de Cristo, tenían en verdad reposo por la
de Abraham el alma del difunto (1). inmunidad de la pena, pero no tenían la
Luego parece que el seno de Abraham no quietud del deseo, por la consecución del
es lo mismo que el limbo. fin. Y por esto el estado de los santos
Por el contrario, dícese seno de Abra- antes de la venida de Cristo puede ser
ham, el lugar donde fue llevado el men- considerado, ya según lo que tenía de re-
digo Lázaro. Pero fue llevado al infier- poso, y así se dice seno de Abraham: ya
no, puesto que, como dice la Glosa (ord. puede también considerarse en cuanto á
Greg. Moral. 1. 20, c. 25 ) , sobre las pa- lo que les faltaba de quietud, y en este
labras de Job(30) -.Ubi constituía est sentido se dice limbo del infierno. Luego
domus omni vivendi, « el infierno era la el limbo del infierno y el seno de Abra-
» casa de todos los vivientes antes de la ham fueron antes de la venida de Cristo
» venida de Cristo». Luego el seno de uno solo per accidens et non per se. Y
Abraham es lo mismo que el limbo. por esto nada impide que después de la
Ademas (Gen. 4 2 , 38), dice Jacob á venida de Cristo exista el seno de Abra-
sus hijos : llevareis mis canas con dolor á ham, y que sea enteramente diferente del
los infiernos. Luego Jacob sabía que de- limbo, puesto que las cosas que pueden
bía ser trasladado después de su muerte á ser separadas son una per accidens.
los infiernos. Luego también por la mis- Al argumento 1.° diremos que en
ma razón Abraham fue llevado á los in- cuanto á lo que tenía de bueno el estado
fiernos después de su muerte: y así el de los santos patriarcas, se decía seno de
seno de Abraham parece ser alguna par- Abraham ; pero en cuanto á lo que tenía
te del infierno. de defecto, se decía infierno : y de este
Conclusión. [l~]El descanso que se da modo ni el seno de Abraham se toma en
(1J Hé aquí las palabras del Ritual : Recíbate Cristo que te pultura, se dice también i Socorred, ángeles de Dios, recibiendo
llamó y los angeles te lleven al seno de Abraham. Estas palabras el alma, etc.
se dicen al espirar el enfermo ; y después en el oficio de s e -
CUESTIÓN LXIX. — A R T Í C U L O S IV Y V. 361
mala parte, ni el infierno en buena ( 1 ) , 3.° Dícese (Job. 17, 16): al profun-
aunque sean uno en cierta manera. dísimo infierno descenderán todas mis
Al 2.° que así como el reposo de los cosas. Pero siendo Job santo y justo des-
santos patriarcas, antes de la venida de cendió al limbo. Luego el limbo es lo
Cristo, se decía seno de Abrabam, así mismo que el profundísimo infierno.
también después de su venida, pero di- Por el contrario, en el infierno no hay
versamente ; porque puesto que antes de redención alguna (Ecclesia in officio
la venida de Cristo el reposo de los san- def.) ( 2 ) ; mas los santos fueron redimi-
tos tenía un defecto de quietud adjunto, dos del limbo. Luego el limbo no es lo
se decía lo mismo infierno y seno de mismo que el infierno.
Abrabam ; de consiguiente allí no era Ademas, dice San Agustín (sup. Gen.
visto Dios. Y puesto que después de la ad litt. 1. 12, c. 33) : « no veo de qué
venida de Cristo el reposo de los santos » modo creamos que aquel descanso que
es completo, porque ven á Dios, tal des- » Lázaro recibió se halle en los infier-
canso se dice seno de Abraham y de nin- nos». Pero el alma de Lázaro descendió
gún modo infierno ; y la Iglesia ora para al limbo. Luego el limbo no es lo mismo
que los fieles sean llevados al seno de que el infierno.
Abrabam. Conclusión, [ l j Si se consideran el
De lo dicho se infiere la respuesta limbo de los Padres y el infierno, según
al 3.° Y así también debe ser entendida la cualidad de los lugares, no hay duda
cierta Glosa (ord. Beda) super illud que se distinguen. [2] Si se consideran
suas 16) ifactum est ut moreretur mendi- en cuanto al sitio del lugar, entonces es
cus..., que dice : el seno de Abraham es probable que el mismo lugar ó casi conti-
» el descanso de los pobres bienaventura- nuo sea el infierno y el limbo, de modo,
» dos, de los cuales es el reino de los cie- sin embargo, que se diga limbo de los pa-
»los ». dres cierta parte superior.
Responderemos que los receptáculos
ARTÍCULO V . — E i i i m n o e s io mismo de las almas después de la muerte pue-
que el infierno de los condenados ? den distinguirse de dos modos : ó según
el sitio, ó según la cualidad de los luga-
l.° Parece que el limbo del infierno es res, esto es, según que las almas reciben
lo mismo que el infierno de los condena- en algunos lugares las peñas ó los pre-
dos ; porque se dice que Cristo hizo mor- mios. Sí, pues, se consideran el limbo de
der el polvo al infierno, no que le hu- los padres y el infierno, según la cuali-
biese absorbido, puesto que estrajo de dad predicha de los lugares, entonces no
allí á algunos, mas no á todos. Pero no se hay duda que se distinguen, ya porque
diría haber hecho morder el polvo al in- en el infierno hay pena sensible, que no
fierno, si aquellos á quienes libertó, no había en el limbo de los padres; ya
hubiesen formado parte de la multitud también porque en el infierno hay pena
contenida en el infierno. Luego como eterna ; y en el limbo de los Padres per-
aquellos á quienes libertó, estuvieran manecían los santos solo temporalmente.
dentro del limbo del infierno, los mismos Pero si se consideran en cuanto al sitio
lo estaban en el limbo y en el infierno. del lugar, entonces es probable que el
Luego el limbo ó es lo mismo que el in- mismo lugar ó casi continuo, sea el in-
fierno, ó es parte de él. fierno y el limbo ; de modo, sin embargo,
2.° Se dice en el Símbolo haber des- que se diga limbo de los Padres cierta
cendido Cristo al infierno. Pero no des- parte superior. Porque los que se hallan en
cendió sino al limbo de los padres. Luego . el infierno sufren penas diversas según la
el limbo de los padres es lo mismo que el diversidad de sus culpas. Y por esto, según
infierno. que los condenados son culpables de pe-
ft) En sí misma considerada y en la acepción de infierno, (2) Hé aquí las palabras que la Iglesia dice e n el responso "t.°
propiamente dicho ; porque esa palabra en ocasiones se toma de los maitines de Difuntos : « el temor de la muerte me con-
por el seno de Abraham, como en el Salmo x v , v . 10, donde » turba á mí que peco diariamente y de ello no me arrepiento;
el Profeta, hablando de Jesucristo, dice : JVo dejarás mi alma n porque en el infierno no hay ninguna redención ».
en eí infierno , ni permitirás que tu Santo vea la corrupción,
362 CUESTIÓN LXIX.—ARTÍCULOS V Y VI.
cados más graves, obtienen en el infierno Padres de la antigua ley. Luego es uno
un lugar más oscuro y profundo. Por lo mismo el lugar de la pena de ambos.
que también los Santos Padres en quie- Por el contrario , así como al pecado
nes había poco de razón de culpa ocupa- actual se debe pena temporal en el pur-
ron un lugar supremo y menos tenebroso gatorio y eterna en el infierno, así tam-
que todos los demás que debían ser cas- bién al pecado original era debida la
tigados. pena temporal en el limbo de los padres
A l argumento 1.° diremos que según y eterna en el limbo de los niños. Si
que el infierno y el limbo son lo mismo pues el infierno y el purgatorio no son
en cuanto al sitio , se dice haber hecho lo mismo, parece que ni en el limbo de
morder Cristo el polvo á los infiernos, los niños y el limbo de los padres sean
y haber descendido á los infiernos, cuan- el mismo.
do sacó del limbo á los Padres por su Conclusión. [ 1 ] El limbo de los Pa-
descendimiento. dres y el limbo de los niños difieren se-
Con lo dicho es evidente la contesta- gún la cualidad del premio ó de la pena.
ción al 2.° [ 2 ] En cuanto al sitio se cree con pro-
Al 3.° que Job no descendió al infierno babilidad que fuese uno mismo el lugar de
de los condenados, sino al limbo de los unos y de otros ; pero que el limbo de los
Padres; cuyo lugar se dice que es pro- Padres estaba en lugar superior.
fundísimo, no con respecto á los lugares Responderemos, que el limbo de los
penales, sino en comparación á otros lu- Padres y el limbo de los niños, difieren
gares, según que bajo un mismo con- sin duda alguna, según la cualidad de
cepto incluye todo lugar de penas: ó debe premio ó de pena : porque los niños no
responderse como San Agustín (1) tienen esperanza de vida bienaventurada,
(sup. Gen. ad litt. 1. 12, c. 33) ; que que tenían los Padres en el limbo, en los
dice de Jacob ;'«lo que Jacob dice á sus que también resplandecía la luz de la fe
» hijos : deducetis senectutem meam cum y de la gracia. Pero en cuanto al sitio se
» tristitia ad bíferos, parece haber temido cree, con probabilidad, que fuese uno
» más que su tristeza escesiva no le per- mismo el lugar de los unos y los otros;
j> turbase de tal modo, que en lugar de ir pero que el limbo de los Padres estaba
» á gozar del reposo de los bienaventu- en un lugar más superior ó elevado que
» dos, descendiese á los infiernos de los el de los niños, como del limbo y del in-
D pecadores ». Y de la misma manera fierno se ha dicho (a. 5).
pueden esplicarse la palabras de Job Al argumento 1.° diremos que respec-
considerándolas más bien como palabras to á la culpa original no se han del mis-
del que teme que del que afirma. mo modo los antiguos Padres y los niños.
Porque en los Padres era espiada la cul-
ARTÍCULO V I . — E I limbo «ie ios pa original, según que era infectiva de
niños e s e l m i s m o que el limbo de los podres? la persona : quedaba, sin embargo, el
impedimento por parte de la naturaleza
l.° Parece que el limbo de los niños por la que aun no se había satisfecho ple-
es el mismo que el limbo de los padres; namente. Pero el impedimento en los ni-
porque la pena debe corresponder á la ños es por parte de la persona y por par-
culpa. Pero por la misma culpa, eran de- te de la naturaleza. Y por esto á los
tenidos en el limbo los padres y los antiguos Padres y á los niños le son asig-
niños, esto es, por la culpa original. nados diversos senos ó lugares.
Luego debe ser uno mismo el lugar de Al 2.° que San Agustín habla de las
la pena para unos y otros. penas que son debidas á alguno por razón
2.° Dice San Agustín, (in Enchirid. c. de su persona, entre las que tienen la
93): «. la pena más leve es la de los ni- más tenue los que están gravados por
» ños que mueren solamente con el peca- solo el pecado original; pero todavía es
» do original». Pero ninguna pena es más leve la pena de estos á quienes no
más tenue que la que tenían los Santos impide la perfección de la gloria el de-
(1) San Agustín habla más bien disputan/lo que afirmando, Retraclaciones, (lib. n, c. 24) hablando del libro en que están
según nos previene el mismo Santo Doctor en el ljuro de las las palabras citadas por Santo Tomás.
CUESTIÓN L X I X . — ARTÍCULO VI Y VÍI. 363
ahora de la gloria del cuerpo. Luego así pertenece á uno mismo desmerecer ó
como se distingue la morada de los san- merecer; y por tanto, se debe á todos
tos antes de la venida de Cristo, de la en convenientemente un solo lugar. Pero los
que ahora son recibidos, igualmente debe estados de los que son recibidos según
distinguirse ahora la que tienen de la en sus méritos son diversos : por lo cual no
que serán recibidos después de la resur- hay paridad.
rección. Al 3.° que por la culpa original puede
Conclusión. Cinco son las mansiones alguno ser castigado de dos modos según
ó lugares de las almas: el paraíso, el resulta de lo dicho (in corp. y a. 6 al 1.°),
infierno, el limbo de los niños, el purga- ya por razón de la persona, ya por razón
torio y el limbo de los Padres. de la naturaleza únicamente, y por tanto
Responderemos, que las moradas de á aquella culpa corresponde un doble
las almas se distinguen según los diver- limbo.
sos estados de ellas. El alma efectiva- Al 4.° que ese aire caliginoso no se
mente unida al cuerpo mortal, tiene un asigna á los demonios como el lugar en
estado de merecer ; pero salida del cuer- el que reciban la retribución que han me-
po se halla en estado de recibir por sus recido, sino como competente á su ofi-
méritos él bien ó el mal. Por lo tanto, cio, en cuanto son enviados para nuestro
después de la muerte, ó está en estado ejercicio. Y por eso no se computa entre
de recibir el premio final, ó en el estado los lugares de que ahora se trata, porque
por el que es impedido de este premio. primeramente se les asignó como morada
Si se halla en el estado de recibir la re- el fuego del infierno, como consta (Mat-
tribución final, esto es, de dos modos, th. 25).
ó en cuanto al bien, y así es el paraíso, Al 5.° que el paraíso terrestre perte-
ó en cuanto al mal, y así por razón de nece más bien al estado del viador que
la culpa actual, es el infierno, mas por al estado del que recibe lo que merece.
razón del pecado original es el limbo de Y por esto no se cuenta entre las mora-
los niños. Pero si se halla en el estado das de que ahora se trata.
por el que es impedida de conseguir la Al 6.° que aquella hipótesis es imposi-
retribución final, ó esto es, á causa del ble (1). Si no obstante, fuese posible,
defecto de la persona, y entonces es el el tai sería castigado eternamente en el
purgatorio, en el que son detenidas las infierno, pues que el pecado venial se
almas para que no consigan inmediata- castigue temporalmente en el purgatorio;
mente el premio por los pecados que co- le acontece, en cuanto tiene gracia ad-
metieron ; ó por el defecto de naturaleza, junta. Por lo cual si es añadido el mortal
y así es el limbo de los Padres en el que que es sin gracia, será castigado en el
eran detenidos antes de la consecución de infierno con pena eterna. Y puesto que
la gloria, por causa del reato de la hu- ese que muere con el pecado original,
mana naturaleza, que aun no había po- tiene el venial sin la gracia, no repugna
dido ser espiado. que sea castigado eternamente.
Al argumento 1.° diremos, que «el Al 7.° que la diversidad de grados en
» bien tiene lugar de un solo modo, pero las penas y premios no diversifica el es-
» el mal de muchas maneras », como tado (2), según cuya diversidad, se dis-
consta por San Dionisio (De div. nom. tinguen las moradas, y por tanto no es
c. 4, p. 4 , lect. 22), y el Filósofo (Ethic. legítima la consecuencia.
1. 2, c. 6). Y por esto no es inconvenien- Al 8.° que aunque las almas separa-
te si el lugar de la beatitud es uno solo, das sean castigadas alguna vez en el lu-
y muchos los lugares de las penas. gar de nuestra morada, no es sin embar-
Al 2.° que el estado de merecer y des- go, porque este lugar sea el propio lugar
merecer es un solo estado, puesto que de las penas ; mas se hace para nuestra
( í ) Según Santo Tomás el pecado venial no puede existir bien ; una misma es la especie, aunque no sea uno mismo el
con solo el pecado original en el mismo s u j e t o , como puede grado, de l o s premios reservados á los buenos ; y otro tanto
verse en la Suma (1, 2 , q. 8 9 , a. 5). debe decirse de las penas en cuanto á los malos. Luego no
(2) Este estado se aprecia y tiene su fundamento en la di- habiendo más que dos especies, dos deben ser los lugares o
versidad de la especie, pero no en la del individuo. Ahora mansiones.
CUESTIÓN L X I X . — A R T Í C U L O S VII. 3S5;
instrucción, á fin de que viendo las penas exentos de todo bien. Y por esto no hay
de estas, nos retraigamos de las culpas. paridad, porque los existentes en el in-
Respecto á que las almas existentes en fierno pueden recibir el premio de sus
la carne sean castigadas aquí por sus pe- buenas obras, en cuanto los bienes pasa-
cados no hace á nuestro propósito, puesto dos les sirven para mitigar la pena.
que tal pena no saca al hombre fuera A l 10.° que el premio esencial consiste
del estado de merecer ó demerecer. Mas en la gloria del alma ; pero la gloria del
ahora tratamos de las moradas que son cuerpo, como viene del alma, consiste
debidas á las almas después del estado toda en el alma, como en su principio de
de mérito ó de mérito. origen. Así pues, la carencia de la glo-
Al 9.° que el mal no puede ser puro, ria del alma diversifica el estado, más no
sin mezcla de bien, como el sumo bien la carencia de la gloria del cuerpo. Por
existe sin mezcla alguna de mal. Y por esta causa también el mismo lugar, esto
eso aquellos que deben dé ser traslada- es, el cielo empíreo es debido á las al-
dos á la bienaventuranza, que es el sumo mas de los santos que salen del cuerpo,
bien, deben estar purificados de todo y á las unidas á los cuerpos gloriosos.
mal; y por esta causa es de menester Mas no se debía el mismo lugar á las al-
que haya un lugar en el que sean purifi- mas de los padres antes de la percepción
cados los tales si no salen de este mundo de la gloria del alma, que después de per-
limpios por completo. Mas los que son cepción de la misma.
precipitados en el infierno, no estarán
CUESTIÓN LXX.
De la cualidad del alma que sale del cuerpo, y de la pena que la es infligida
por el fuego corpóreo.
1." Quedan en el alma separada las potencias sensitivas? — 2 . ° Subsisten en ella los actos de dichas
potencias ? — 3.° El alma separada puede sufrir por el fuego corpóreo.
alguna de las partes. Y las potencias » camente, de alma y carne ; del alma
del alma se dicen partes de la misma. Si » con su razón, y de carne con sus sen-
pues el alma pierde algunas potencias tidos ». Las potencias sensitivas, pues,
después de la muerte, no existirá el alma pertenecen á la carne. Luego corrom-
íntegra después de la muerte, lo cual es pida ésta, no subsisten las potencias sen-
inconveniente. sitivas en el alma.
5.° Las potencias del alma cooperan Ademas, el Filósofo (Met. 1. 12, t.
más al mérito que aun el cuerpo, puesto 17), hablando de la separación del alma,
que el cuerpo solo es un instrumento del dice así: « si empero queda algo en lo
acto, mas las potencias son los prin- » postremo, debe investigarse acerca de
cipios de obrar. Es así que es necesario » ello, porque en ciertos no es imposi-
que el cuerpo sea premiado simultánea- » ble, v. gr. si no se comprende bajo esta
mente con el alma, porque ba cooperado » disposición de alma entera, sino el en-
al mérito. Luego con mayor razón es ne- » tendimiento ; porque el alma toda, qui-
cesario , que las potencias del alma sean lo zá es imposible ». Según esto parece
premiadas á la vez con esta. Luego el que el alma toda entera no se separa del
alma separada no las pierde. cuerpo, sino solo las potencias del alma
6.° Si el alma, cuando se separa del intelectiva. Luego no las sensitivas ó ve-
cuerpo, pierde la potencia sensitiva, es getativas.
menester que esta potencia sea aniquila- Ademas, ( D e an. 1. 2 , t. 21 y 22),
da ; porqué no puede decirse que se re- dice hablando del entendimiento : « el
suelva en alguna materia, puesto que no » solo acontece ser separado, como lo
tiene materia que forme parte de ella. í perpetuo de lo corruptible ; mas las res-
Pero lo que se resuelve por completo en » tantes partes del alma es evidente que
la nada, no se reproduce lo mismo nu- » no son separables como algunos dicen Í .
méricamente. Luego el alma no tendrá Luego las potencias sensitivas no subsis-
en la resurrección la misma potencia sen- ten en el alma separada.
sitiva numéricamente. Mas según el Fi- Conclusión. Las potencias sensitivas
lósofo (De an. 1. 2 , t, 9), así como se ha y otras semejantes no quedan en el alma
el alma al cuerpo, así las potencias del separada en absoluto, sino « secundum
alma á las partes del cuerpo, como la quid D , esto es, como en la raíz, al modo
vista al ojo: y si el alma que volverá al que las cosas principiadas se hallan en
cuerpo, no fuese la misma numéricamente, sus principios.
el hombre no sería el mismo numérica- Responderemos, que acerca de esta
mente. Luego por la misma razón su ojo cuestión hay muchas opiniones ; porque
no sería el mismo en número, si la po- algunos, creyendo que todas las poten-
tencia visiva no fuera la misma en núme- cias están en el alma, al modo que el co-
ro. Por una razón semejante ni parte al- lor en el cuerpo, dicen que el alma sepa-
guna resultaría la misma numéricamente: rada del cuerpo lleva consigo todas sus
y por consiguiente, no todo el hombre potencias ; pues si alguna le faltase, sería
sería el mismo en número. Luego no pue- menester que el alma fuese transmutada
de ser que el alma separada pierda las según sus propiedades naturales, que no
potencias sensitivas. pueden variarse en tanto que el sujeto
7.° Si las potencias del alma se cor- subsiste. Pero dicha apreciación es falsa:
rompiesen, corrompido el cuerpo, sería porque, como la potencia es por la que
menester que, debilitado éste, se debili- nos decimos potentes para obrar ó sufrir
taran. Mas esto no sucede, puesto que, algo, y puesto que al mismo sujeto per-
como se dice ( D e an. 1. 1, t. 65), « si un tenece obrar y poder obrar, es menester
» anciano recibiera el ojo de un joven, que la potencia pertenezca al mismo que
» vería ciertamente tan bien como el jó- obra ó sufre como á su sujeto. Por lo
J> ven ». Luego ni corrompido el cuerpo cual el Filósofo, al principio de su libro
se corrompen las potencias sensitivas. (De somno et vig.) dice que ce de quien
Por el contrario, dice San Agustín » es la potencia es el acto ». Mas vemos
(Gennad. in lib. De Ecclses. dog. c. 19): evidentemente que ciertas operaciones de
t< el hombre consta de dos sustancias úni- las que son principios las potencias del
CUESTIÓN LXX. — ARTÍCULO I. 36*7
alma,no son del alma propiamente hablan- dicen, que las potencias sensitivas y
do, sino del conjunto, puesto que no se semejantes no quedan en el alma sepa-
completan sino mediante el cuerpo, como rada, sino secundum quid, esto es como
es el ver, el oir y otras análogas. De con- en la raíz, á saber : al modo por el
siguiente, es preciso, que estas potencias que las cosas principiadas se hallan en
sean del conjunto como del sujeto, y del sus principios ; porque en el alma sepa-
alma como del principio influyente, como rada se conserva la eficacia de influir de
la forma es el principio de las propiedades nuevo en semejantes potencias, si se une
del ser compuesto. Otras operaciones son de nuevo al cuerpo : ni es necesario que
ejercidas por el alma sin órgano corporal, esta eficacia sea algo sobreañadido á la
como el entender, considerar, y querer. esencia misma del alma, según lo dicho
Por lo que, siendo estas operaciones pro- aquí. Y esta opinión parece más razo-
pias alma, las potencias que son princi- nable.
pios de ellas, serán no solo del alma como Al argumento 1." diremos, que aque-
del principio, sino también como del suje- llas palabras de San Agustín ( 1 ) deben
to. Luego, como de subsistir el propio su- entenderse, que el alma lleva consigo al-
jeto, es preciso que subsistan también sus gunas de aquellas potencias en acto,
propias pasiones, y corrompido este, que (esto es la inteligencia y el entendimien-
estas sean corrompidas ; por esto es nece- to) ; y otras radicalmente, como se ha
sario que subsistan en el alma separada, dicho. ,
aquellas potencias que en sus actos no se Al 2.° que los sentidos que el alma
sirven de órgano corporal; y que se cor- lleva consigo, no son estos sentidos exte-
rompan aquellas que se valen de órgano riores, sino los interiores, es decir, los
corporal, una vez corrompido el cuerpo: que pertenecen á la parte intelectiva;
y estas son todas las potencias que per- porque el entendimiento es llamado á ve-
tenecen al alma sensible y vegetativa. ces sentido, como se ve, por San Basi-
Por esto algunos distinguen en las poten- lio (sup. Prov. hom. in princ. Prov.) y el
cias sensibles del alma; porque dicen que Filósofo(Ethic. 1. 6 , c. 1 1 ) . O si se en-
hay dos clases : unas que son actos de los tiende de los sentidos esteriores, debe de-
órganos, las cuales dimanan del alma ál cirse como al primero.
cuerpo, y estas se corrompen con el cuer- Al 3.° que, según aparece de lo dicho
po ; otras, que son originales de estas que (in corp.), las potencias sensitivas no se
existen en el alma, puesto que por ellas comparan al alma como las pasiones na-
el alma sensibiliza al cuerpo para que vea turales al sujeto, sino como al origen:
y oiga, y demás actos análogos ; y estas por lo cual la razón no es concluyente.
potencias originales subsisten en el alma Al 4.° que las potencias del alma no
separada. Esta opinión, empero, no parece se dicen partes suyas integrales, sino po-
decirse convenientemente; porque el alma tenciales. Mas la naturaleza de tales to-
por su esencia, no medíante algunas otras dos es esta, que toda la virtud del todo
potencias, es el origen de aquellas po- consiste perfectamente en una de las par-
tencias que son actos de los órganos ; así tes , mas en otras parcialmente; como en
como también toda forma, por el hecho el alma la virtud del alma consiste per-
mismo que por su esencia informa la ma- fectamente en la parte intelectiva, y en
teria, es el origen de las propiedades que las otras parcialmente. Por lo cual, per-
resultan naturalmente del ser compuesto: maneciendo en el alma separada las fuer-
porque si fuera menester suponer en el zas de la parte intelectiva, permanecerá
alma otras potencias mediante las que las íntegra, no disminuida, aunque no que-
potencias que perfeccionan los órganos, den las potencias sensitivas en acto,
emanasen de la esencia del alma ; por la como ni la potencia del rey queda dis-
misma razón sería preciso suponer otras minuida, muerto el prepósito, que parti-
potencias, mediante las que emanasen de cipaba de ella.
la esencia del alma aquellas potencias
Al 5° que el cuerpo coopera al mé-
medias, y así hasta lo infinito : porque
si se detiene en alguna parte, mejor es (1J Este libro no tiene autoridad, como indica el Santo Doc-
que sea al principio. Por lo cual, otros tor en el art. 2, al 1.° y más claramente en la parte 1.*, C. 77
a. 8, al 1.°; y en la C. 82, a. 5, al 2.°.
368 CUESTIÓN L X X . — ARTÍCULOS I Y II.
rito, como parte esencial del hombre que conviene al alma sin el cuerpo, puede
que merece. M a s así no cooperan las po- estar unido al alma separada del cuerpo.
tencias sensitivas, puesto que son del g é - L u e g o entonces podrá sentir el alma en
nero de los accidentes. Y por tanto no acto.
hay paridad. 3.° Pertenece á la visión imaginaria
A l 6." que las potencias del alma sen- que existe en la parte sensitiva, ver las
sitiva no se dicen ser actos de los órga- imágenes de los cuerpos, como sucede
n o s , como formas esenciales de los mis- en el sueño. P e r o el ver estas semejan-
mos , sino por razón del a l m a , á la que zas de los cuerpos, como sucede en los
pertenecen; pero son actos de los mis- sueños, acontece al alma separada. Por
mos, como perfeccionándolos para sus pro- lo cual-San Agustín ( S u p . Gen. ad litt.
pias operaciones; así como el calor es 1. 12, c. 32) dice a s í : « no veo por qué el
acto del fuego, al que perfecciona para » alma tenga la semejanza con su cuerpo,
que caliente. P o r lo cual, así como el » cuando yacente sin sentido el mismo
fuego permanecería el mismo numérica- » cuerpo, aunque no esté muerto por
m e n t e , aunque hubiera en él numérica- » completo, ve tales cosas, como algunos
mente otro calor (como se ve respecto al » que volvieron de aquel estado las cuen-
frió del agua, que no se hace él mismo . » t a n , y no la t e n g a , cuando después de
numéricamente, después que el agua fuese » la muerte saliere por completo del
calentada, sin dejar por eso de ser la mis- » cuerpo ». Porque no puede entenderse
ma numéricamente); así los órganos se- que el alma tenga la semejanza del cuer-
rán también los mismos numéricamente, po , sino según que la m i r a : por lo cual
aunque las potencias no s e a n numérica- dice antes, de los que yacen sin sentido,
mente las mismas. que « l l e v a n una imagen de su cuerpo
A l 7.° que el Filósofo habla allí de es- » por da que pueden ser conducidos há-
tas potencias, según que consisten radi- » cia lugares corpóreos, y esperimentar
calmente en el a l m a ; lo cual se ve por lo » por las imágenes de los sentidos las co-
que dice, que « l a vejez no proviene de » sas tales como las v e n » . L u e g o el alma
» padecimientos del alma, sino del cuer- separada puede pasar al acto de las po-
» p o , en que e x i s t e » . A s í p u e s , por tencias sensitivas.
causa del cuerpo ni se debilitan ni se cor- 4." L a memoria es potencia de la
rompen las potencias del alma. parte sensitiva, como se prueba (in lib.
D e mem. et rem., c. 1). Y las almas
ARTÍCULO II. — ¿En e l a l m a s e p a r a - separadas se acordarán en acto de las
da p e r m a n e c e n los actos de l a s potencias cosas que hicieron en este mundo; por lo
sensitivas ? cual se dice al rico avariento (Luc. 16,
25): acuérdate que recibiste tus bienes en
l.° Parece que en el alma separada tu vida. L u e g o el alma separada produ-
subsisten los actos de las potencias sen- cirá los actos de la potencia sensitiva.
sitivas; porque dice San A g u s t í n (alius 5.° Según el Filósofo ( D e an. 1. 3,
auctor, in lib. D e spirit. et an. c. 15): t. 41; y E t h i c , 1 2, c. 5), lo irascible y lo
« el alma separándose del cuerpo esperi- concupiscible están en la parte sensitiva.
» menta según sus méritos delectación ó M a s en lo irascible y concupiscible re-
» dolor en su imaginación en lo concu- siden el g o z o y la tristeza, el amor y el
» piscible y en lo irascible ». P e r o la ima- odio, el temor y la esperanza, y otros
ginación, lo concupiscible y lo irascible afectos análogos, los que según nuestra
son potencias sensitivas. L u e g o según fe ponemos en las almas separadas. Lue-
estas potencias es afectada el alma sepa- g o las almas separadas no carecerán de
rada; y así estará en acto según ellas. los actos de las potencias sensitivas.
2.° D i c e San A g u s t í n (Sup. Gen. ad Por el contrario, l o q u e es. común al
litt. 1. 12, c. 24), que « el cuerpo no alma y al cuerpo, no puede subsistir en
» siente, sino el alma por medio del cuer- el alma separada. P e r o todas las operacio-
» p o » . Y mas adelante : « que el alma nes de las potencias sensitivas son comu-
» no siente ciertas cosas por medio del nes al alma y al cuerpo, lo cual es noto-
» cuerpo, sino sin el cuerpo». P e r o lo rió porque ninguna potencia sensitiva
C U E S T I Ó N LXX. — ARTÍCULO II. 369
tiene acto alguno sino por medio de ór- A l argumento 1.° diremos que se niega
gano corporal. L u e g o el alma separada por algunos ser aquel libro de San A g u s -
carecerá de los actos de las potencias-sen- tín ; porque se dice haber sido de cierto
sitivas. Cisterciense, quien lo compiló de los di-
Ademas, dice el Filósofo ( D e an. 1. 1, chos de San A g u s t í n , añadiendo otras
t. 66) q u e , «corrompido el cuerpo, el cosas suyas; por lo cual, lo que allí se e s -
j> alma ni recuerda, ni a m a » , y la misma c r í b e l o debe ser tenido como autoridad.
razón hay respecto de todos los otros a c - Sin embargo, si debe sostenerse su auto-
tos de las potencias sensitivas. L u e g o el ridad, es de decirse, que no debe enten-
alma separada no procede á acto alguno derse que el alma separada se afecta por
de alguna potencia sensitiva. la imaginación y otras potencias semejan-
Conclusión. El acto de las potencias tes, como si la misma afección fuese el
sensitivas no subsiste de modo alguno en acto de las predichas potencias, sino que
el alma separada, á no ser como en su esto significa que por consecuencia de las
raíz remota. . cosas que el alma ha obrado en el cuerpo,
Responderemos, que algunos distin- será afectada en bien ó en mal en la otra
guen dos actos de las potencias sensiti- vida ; de modo que no se entienda que la
vas; unos esteriores, que el alma ejerce imaginación y tales potencias producen
por el cuerpo, y estos no subsisten en el aquella afección, sino que han producido
alma separada; otros interiores, que ejer- en el cuerpo el mérito de aquella afec-
ce el alma por sí misma, y estos quedarán ción.
en el alma separada. E s t a hipótesis pa- A l 2.° que se dice que el alma siente
rece provenir de la opinión de Platón, por el cuerpo; no como si el acto de sen-
que supuso (como refiere Aristóteles D e tir perteneciese al alma en sí misma, sino
an. 1. 1 , t. 45) estar unida el alma al porque pertenece á todo el conjunto por
cuerpo, como cierta sustancia perfecta, razón del a l m a , según este modo de ha-
en nada dependiente de' cuerpo sino solo blar, por el que decimos que el calor ca-
como el motor á lo movible, lo que es no- lienta. E n cuanto á lo que se añade que el
torio por la trans cor por ación ( 1 ) que él alma siente ciertas cosas sin el" cuerpo,
suponía. Y puesto que según él nada m o - como el temor y otras cosas semejantes,
vía sino lo movido, para no ir hasta lo debe entenderse sin el movimiento este-
infinito, decía que el primer motor se rior del cuerpo, que tiene lugar en los
mueve á sí mismo; y supuso que el alma actos de los sentidos propios; porque el
se movía á sí propia. Y según esto, el temor y las pasiones semejantes no se rea-
movimiento del alma era doble, uno que lizan sin movimiento corporal. O puede
movía á la misma, y otro por el que era decirse que San A g u s t í n habla según la
movido el cuerpo por ella ; y así el opinión de los .platónicos, que suponían
alma tenía el acto que es'ver: 1.° en sí e s t o , según se h a dicho.
misma, según que se movía á sí misma, A l 3.° que S a n A g u s t í n habla allí in-
y 2.° en el órgano corporal, según que quiriendo, no determinando, como lo hace
movía al cuerpo. M a s el Filósofo des- en casi todo aquel libro; porque es notorio
truye esta suposición ( D e an. 1. 1 , t. 36 que no h a y semejanza de razón entre el
y 46 y síg.) demostrando que el alma no alma del que duerme y el alma separada;
se mueve á sí misma, y que de ningún pues el alma del que duerme se vale del
modo es movida según estas operaciones, órgano de la imaginación, en la que se im-
que son ver, sentir y semejantes, sino primen las semejanzas de los cuerpos, lo
que estas operaciones son movimientos que no puede decirse del alma separada.
únicamente del conjunto. P o r lo cual es O debe decirse que las semejanzas de las
menester decir, que el acto de las poten- cosas están en el alma, y a en cuanto á la
ñas sensitivas no subsiste de modo alguno potencia sensitiva é imaginativa, y a en
e
'i el alma separada ,áno ser como en su cuanto á la intelectiva, según la mayor ó
raíz remota. menor abstracción de la materia y de las
(1) Afirmativamente responde el Santo Doctor. No hay en lib. n i , c. 5) y Calmet (Coment. sobre los capít. 3.° del Ecle.
verdad ninguna definición, ni decreto alguno dado por la Igle- y 9.° sobre San Marcos) demuestra que los antiguos tuvie-
sia, como observan Vázquez y P e t a v i o , que obligue á creer, ron diversos pareceres 6 o b r e los dos puntos no definidos: aun
como de fe, este punto de nuestra doctrina. Pero tantas son se llega hasta citar un pasaje do San A g u s t i n (De Clvit. Oei,
las pruebas de Escritura y Tradición que sobre ese artículo lib. x x , c. l'l), en que parece dudar el Santo Doctor tanto de
tejiemos, casi cuantas son las en que consta la existencia y la naturaleza del fuego, como del sitio en que está el infierno.
eternidad del infierno, únicos puntos que constan como de fe. Pero como este gran Doctor, y en la propia obra (lib. xxi.
Esto no obstante y aunque es doctrina temeraria la opuesta caps, del 1.° al 10), dice después lo que el común de los Doc-
á la que aquí defiende Santo Tomás, con quien todos los teó- tores y teólogos han dicho , cree Estio que San Agustín en
logos católicos hoy ya concuerdan acerca de la naturaleza del aquel texto se refiere á las cualidades y modo de quemar a
fuego del infierno; esto no obstante, d i g o , Petavio (Be Angelis, los espíritus incorpóreos.
CUESTIÓN L X X . — ARTÍCULO III. 3*71
rio (in Dialog. 4 , c. 2 9 ) , se puede obje- fuego corpóreo. Pero los demonios pade-
tar : si el alma ve el fuego del infierno, cen por él, porque son castigados por este
no puede verlo sino por la visión intelec- fuego, al cual serán arrojados los cuer-
tual, puesto que no tiene órganos por pos de los condenados después de la re-
los que la visión sensitiva ó imaginaria surrección, cuyo fuego es menester que
se perfecciona. Pero la visión intelectual sea corpóreo : y esto se hace evidente
no parece que puede ser causa de tris- por esta sentencia del Señor (Matth. 25,
teza , « porque no bay tristeza contraria á 4 1 ) : apartaos de mí malditos al fuego
» la delectación, que se esperimenta en eterno que está aparejado para el dia-
»la contemplación » según el Filósofo blo , etc. Luego también las almas sepa-
(Top. 1. 1, c. 13). Luego el alma no es radas pueden sufrir por el fuego cor-
castigada por tal visión. póreo.
6.° Si se dice que el alma sufre á Ademas, la pena debe corresponder á
causa del fuego corpóreo, porque es re- la culpa. Y el alma se somete al cuerpo
tenida por él, como ahora es tenida por por la culpa por medio de la mala concu-
el cuerpo, mientras vive en el cuerpo, se piscencia. Luego es justo que en castigo
objeta; el alma mientras vive en el sea sometida á una cosa corporal por
cuerpo, es tenida por el cuerpo, en cuanto medio de la pasión (ó sufrimiento).
de ella y el cuerpo se produce un solo Por otra parte, mayor es la unión de la
ser, como de la materia y la forma. Pero forma á la materia, que del agente al pa-
el alma no será la forma de aquel fuego ciente. Pero la diversidad de la naturale-
corpóreo. Luego no podrá ser tenida del za espiritual y corporal no impide que el
modo supradicho por aquel fuego. alma sea la forma del cuerpo. Luego no
7.° Todo agente corpóreo obra por impide tampoco que pueda sufrir de par-
contacto. Mas no puede haber contacto te del cuerpo.
alguno entre el fuego corporal y el alma, Conclusión. [ 1 ] El alma sufre penas
puesto que el contacto solamente existe de este fuego corporal. [ 2 ] El fuego po-
entre los cuerpos, cuyos estremos se to- see por naturaleza la propiedad de que
can. Luego el alma no sufre por aquel el espíritu incorpóreo le pueda estar
fuego. unido, como lo localizado al lugar ; pero
8.° El agente orgánico no obra en las en cuanto es instrumento de la divina
cosas lejanas, sino por que obra en las justicia, tiene la propiedad de rete-
intermedias : así puede obrar á una dis- nerlo atado de cierto modo : y en esto
tancia determinada proporcionada á su verdaderamente el fuego es nocivo al es-
virtud (ó potencia). Pero las almas, ó al píritu , y así , viendo el alma al fuego,
menos los demonios, sobre los que puede como dañoso para ella, que sea atormen-
razonarse lo mismo, á veces están fuera tada por él.
del lugar del infierno, puesto que en oca- Responderemos, que supuesto que el
siones se aparecen también en este mundo fuego del infierno no sea llamado así me-
á los hombres ; y sin embargo, no se ha- tafóricamente, ni fuego imaginario, sino
llan entonces libres de pena : porque así verdadero fuego corpóreo, es preciso de-
como no es interrumpida jamás la gloria cir, que el alma sufrirá penas de este
de los santos, tampoco la pena de los de- fuego corpóreo, puesto que el Señor dice,
monios. Y no vemos, sin embargo, que que ha sido preparado para el diablo y
todas las cosas intermedias sufran por el sus ángeles (Matth. 2 5 ) , que son incor-
fuego del infierno; ni por otra parte es póreos como el alma misma. Pero de
creíble que algo corpóreo de la naturale- qué modo pueda sufrir, se esplica de
za de un elemento tenga tanta virtud, muchas maneras. Unos dijeron que esto
que ejerza su acción á una distancia tan mismo que es ver el fuego, es sufrir
grande. Luego no parece que las penas el alma por el fuego mismo. Por lo cual
que sufren las almas de los condenados, dice San Gregorio (Dialog. 4 , c. 2 9 ) .
las sufran por el fuego corpóreo. « el alma padece en el hecho mismo de
Por el contrario, la misma razón hay que ve el fuego ». Pero esto no parece
de las almas separadas, y de los démo- bastar, porque todo lo que es visto, por
nos, para que puedan padecer por el el hecho que se ve, es perfección del que
3*72 CUESTIÓN LXX. — ARTÍCULO ni.
CUESTIÓN LXXI.
1.° Los sufragios que se hacen por u n o , pueden aprovechar á otros ? — 2.° Pueden ser ayudados los
muertos por l a s obras de los vivos? —3.° Aprovechan á los m u e r t o s los sufragios hechos por los pe-
cadores ?—4.° Los sufragios hechos por los muertos aprovechan á los que los hacen ? — 5.° Aprove-
chan los sufragios á los que están en el infierno? —C.° Y á los que e s t i m e n el p u r g a t o r i o ? —7.° Yá
los niños que están en el limbo? —8.° Aprovechan de algún modo á los que están en la patria?— .»." 1
( t j Entre esta y la cuestión s i g u i e n t e interpone IS'icolai nó abiertamente la oración, como si, entre otros cien pasajes,
otras dos cuestiones, tomadas del libro de las Sentencias de el Señor nos hubiese dicho que orásemos para que no cnlrdramoi
Santo Tornas. Pero en los ejemplares antiguos no se ponen, en tentación (Mat. 2t¡). El segundo se limitó á decir que no
por lo que aquí se omiten igualmente. debíamos orar por otros. El presente artículo va contra estos
(2) Contra la doctrina de este artícalo tenemos á Pelagio y dos errores, y en él el gran Santo Tomás prueba lo racional
siglo» después á W i c l e f que con ella no están conforme, de la doctrina católica sobre un hermoso punto, y lo irracional
aunque partiendo de distintos principios. El primero impug- ó inhumano de la enseñada por nuestro» adversarios.
C U E S T I Ó N LXXI. — ARTÍCULO I. 375
cada uno el retorno según sus obras. obra de uno de ningún modo puede va-
Más es imposible que la justicia de Dios ler á otro, para conseguir un estado por
falte. Luego es imposible que uno sea vía de mérito, esto es, de modo que por
ayudado por las obras de otro. las cosas que yo hago, alguno merezca la
3.° Una obra es laudable y meritoria vida eterna; porque la suerte de la gloria
según la misma razón, esto e s , en cuanto es dada según la medida del que la reci-
es voluntaria. Y por la obra de uno no be ; y cada cual es dispuesto por su acto,
es alabado otro. Luego ni la obra del uno no por el ajeno; y por disposición entiendo
puede ser meritoria y fructuosa para otro. lo que hace digno de recompensa. Pero
4.° A la justicia divina pertenece igual- por la vía de la oración, también en cuan-
mente volver bienes por bienes y males to á la consecución del estado, la obra de
por males. Es así que nadie es castigado uno puede valer á otro, mientras vive en
porlos males de otro, antes bien, como se el mundo; como que un hombre impetre
dice (Ezecb. 1 8 , 2 0 ) , el alma que pecare,para otro la primera gracia. Siendo, pues,
esa morirá. Luego ni uno es ayudado por la súplica de la oración conforme con la
los bienes de otro. liberalidad de Dios á quien se ora, esta
Por el contrario, dícese (Ps. 118, 6 3 ) : súplica puede estenderse á todas las
participante soy yo de todos los que te cosas que están sometidas ordenadamente
temen, etc. á la potestad divina. Pero relativamente
Ademas, todos los fieles unidos por la á lo que es una consecuencia ó accesorio
caridad son miembros de un solo cuerpo al estado, la obra de uno puede valer á
de la Iglesia : pero un miembro es ayu- otro, no solo por vía de la oración, sino
dado por otro. Luego también un bombre por la de mérito. Esto tiene lugar de dos
puede ser ayudado por los méritos de modos : primero por la comunicación en
otro. la raíz de la obra, que es la caridad en
Conclusión. [ 1 ] La obra de uno de las obras meritorias; y por esto todos los
ningún modo puede valer á otro, para que están unidos entre sí por la caridad,
conseguir un estado por vía de mérito. reportan alguna ventaja de las mutuas
[2] Por la vía de la oración también la obras ; mas según la medida del estado de
obra de uno, en cuanto á la consecución cada uno, puesto que también en el cielo
del estado, puede valer á otro mientras cada cual se regocijará de los bienes de
vive en el mundo. [ 3 ] Relativamente á lo otro ; y de aquí proviene el artículo de la
que es un accesorio al estado, la obra de fe referente á la comunión de los santos.
uno puede valer á otro, no solo por vía de Y segundo por la intención del que obra,
la oración, sino por la de mérito. [ 4 ] To- que hace especialmente algunas obras
dos los que están unidos entre sí por la para que aprovechen á tales individuos.
caridad, reportan alguna ventaja de las Por lo cual estas obras se hacen en cier-
mutuas obras; mas según la medida del to modo de estos por quienes se hacen,
estado de cada. uno. como otorgadas á ellos por el que las
Responderemos, que nuestro acto pue- hace ; y en su consecuencia, pueden ser-
de tener un doble valor : 1.° para adqui- virles para cumplimiento de satisfacción
rir algún estado, como por la obra me- ó para cosa semejante, que no muda el
ritoria adquiere el bombre el estado de estado.
la beatitud; 2.° para obtener algo consi- A l argumento 1.° diremos, que aquella
guiente al estado, como el bombre mere- cosecha es la percepción de la vida eterna,
ce por algún acto algún premio acciden- como consta (Joan. 4 , 36) el que siega
tal ó remisión de la pena. Para una y allega fruto para la vida eterna. La
otra cosa puede valer nuestro acto de suerte, empero, de la vida eterna, no se
dos modos : 1.° por vía de mérito; 2.° por da á alguno sino por sus propias obras,
vía de oración. Y hay diferencia entre pues aunque alguno pida para otro el que
estos dos caminos, puesto que el mérito llegue á la vida eterna, jamás se realiza
se apoya en la justicia, y la oración en la esto sino mediante las obras propias, esto
misericordia; porque el que ora, impetra es, cuando por las preces de alguno es
lo pedido de sola la liberalidad de aquel dada á otro la gracia, por la cual merece
que ruega. Debe decirse, p u e s , que la la vida eterna.
316 CUESTIÓN L X X I . -r A R T Í C U L O S I Y I I .
A I 2.° que la obra que se hace por al- que ha hecho, bueno ó malo, estando en
guno, se bace de este por quien se hace; el propio cuerpo. Luego el hombre no po-
é igualmente la obra que es de este que drá sacar provecho de las obras de otros
es uno conmigo, es también en cierto hechas después de su muerte, cuando su
modo mia. Por consiguiente, no es con- alma esté fuera de su cuerpo.
trario á la divina justicia, si uno percibe 2.° Esto mismo parece resultar por lo
el fruto de las obras hechas por el que es que se dice (Apoc. 14,13): bienaventura-
uno con él en la caridad, ó de las obras dos los muertos que mueren en el Señor,
hechas por él. También sucede según la porque las obras de ellos los siguen.
justicia humana, que la satisfacción de 3.° Aprovechar por la obra de alguno
uno sea aceptada por otro. pertenece solamente al que est in via.
Al 3.° que la alabanza no se da á al- Pero los hombres después de la muerte ya
guno, sino según su orden al acto. Por lo no son viadores, puesto que de ellos deben
que la alabanza es para algo, como se dice entenderse estas palabras (Job. 19, 8) :
(Ethic. 1. 1, c. 12). Y puesto que por la por todas partes ha cerrado mi senda, y
obra de otro nadie se hace ó se manifiesta no puedo pasar. Luego los muertos no
bien ó mal dispuesto para algo; de aquí es pueden ser ayudados por los sufragios de
que nadie es alabado por las obras de alguno.
otro, á no server accidens, según que el 4.° Nadie es ayudado por la obra de
mismo es de algún modo la causa de aque- otro, si no hay entre ellos alguna comu-
llas obras, ya dando consejo ó auxilio, nicación de la vida. Y no hay comuni-
ya induciendo á ellas ó de cualquier otro cación alguna entre los muertos y los vi-
modo. Pero la obra es meritoria para al- vos, según el Filósofo (Ethic. 1.1, c. 11).
guno, no solamente considerada su dispo- Luego los sufragios de los vivos no apro-
sición , sino también respecto á algo con- vechan á los muertos.
siguiente á su disposición ó á su estado, Por el contrario, consta ( n . Mach. 12,
como se ve evidentemente según lo dicho 46) : es, pues, santa y laudable la obra
(in corp. art.) de rogar por los muertos, para que sean
-Al 4.° que repugna directamente á la libres de sus pecados. Pero esto no sería
justicia, quitar á alguno lo que se le debe. útil, si no los ayudase. Luego los su-
Pero dar á alguno algo que no le es debi- fragios de los vivos aprovechan á los
do, esto no es contrario á la justicia, sino muertos.
que escede los límites de ella, porque Ademas, dice San Agustín (in lib. De
es un acto de liberabdad. Y no podría cura, pro mortuis agenda, c. 1, y c. 4):
perjudicarse á alguno por los males de « no es una pequeña autoridad la de la
otro, á no ser que se le quitase algo délo » Iglesia universal, que brilla en la cos-
suyo. Y así no conviene que alguno sea »tumbre de que en las plegarias que el
castigado por los pecados de otro, como » sacerdote dirige á Dios en el altar, no
que adquiera ventaja por los bienes de 3> se olvida de recomendar á los muertos» •
otro. Esta costumbre fue establecida por los
mismos Apóstoles, como indica el Da-
A R T I C U L O I I . — ¿ i o s muertos p u e - masceno en un sermón sobre los sufragios
den s e r ayudados por l a s obras de los vi- de los muertos, diciendo : «los discípulos
vos? (1) » del Salvador conocedores de los mis-
» terios, y los santos Apóstoles, han es-
1.° Parece que los muertos no pueden »tablecido el uso de conmemorar en
ser ayudados por las obras de los vivos : » nuestros tremendos y vivificantes miste-
1.° por lo que dice el Apóstol ( n . Cor. 5, » rios á los que han muerto en la fe D.
10) : es necesario que todos nosotros sea- Esto es también evidente según San Dio-
mos manifestados ante el tribunal de nisio (Eccles. bierar.c. ul.), en donde con-
Cristo, para que cada uno reciba según lo memora el rito según el cual se oraba en
(1) Esta doctrina pertenece á la fe, y la contraria está e s - A s a m b l e a : Se ha de creer, dice, que exlste-el Purgatorio y que lat
plicita ó implícitamente reprobada en el concilio de Florencia, almas alli detenidas pueden ser ayudadas por los sufragios de tos
en la profesión de fe de Pio IV y en el concilio de Trento. Hé fieles particularmente por el santo sacrificio del ollar, f Sesión 25,
Aquí lo ijue contra los protestantes se definió en esta santa Decreto de Purgatorio).
CUESTIÓN LXXf.—ARTÍCULOS II Y I í í . 317
la primitiva Iglesia por los muertos; afir- ria ; en cuyo dia cada cual recibirá se-
ma también en este pasaje, que los sufra- gún lo que hizo cuando vivió. Mas en el
gios de los vivos aprovechan á los muer- ínterin puede ser ayudado por los sufra-
tos. Luego debe creerse esto indudable- gios de los vivos.
mente. Al 2.° que aquella autoridad habla es-
Conclusión. No feneciendo nunca la presamente de lo que debe seguir á la
caridad, resulta que las obras de los vi- eterna retribución, lo cual se hace noto-
vos aprovechan á los difuntos ; aunque rio, por las palabras antes dichas : Biena-
no para que cambie su estado de la mise- venturados los muertos, etc. O debe de-
ria en felicidad, sino para la diminu- cirse , que las obras hechas en favor de
ción de la pena ó algo semejante que no estos, son en cierto modo suyas como se
muda el estado de los muertos. ha manifestado (a. 1 , in corp. y al 2.°).
Responderemos, que la caridad, que Al 3.° que, aunque las almas después
es el vínculo que une á los miembros de de la muerte no se hallen en absoluto en
la Iglesia, no solamente se estiende á los el estado de viadores, sin embargo, en
vivos, sino también á los muertos que cuanto á algo están todavía en camino,
mueren en la caridad : porque la caridad, esto es, en cuanto á que el progreso de
que es la vida del alma, como el alma es ellas se retarda todavía déla última retri-
la vida del cuerpo, no fenece ( i Cor. 13, bución. Y por esto, su camino está simpli-
8): la caridad nunca fenece. Asimismo citer cerrado, de modo que no pueden en lo
también los muertos viven en las memo- sucesivo transmutarse por algunas obras
rias de los hombres que existen. Y por según el estado de felicidad y de miseria;
esto la intención de los vivos puede diri- pero no respecto á que estando detenidas
girse á estos ; y en tal concepto, los su- por la última retribución, puedan ser
fragios de los . vivos aprovechan á los ayudadas por otros; puesto que según
muertos, como también á los vivos, ya esto, están todavía in via.
por la unión de la caridad, ya por la in- Al 4.° que aunque la comunicación de
tención dirigida en su favor. Sin embar- las obras civiles, de que habla el Filó-
go, no debe creerse que los sufragios de sofo, no puede ser de los muertos para
los vivos tengan tanto valer, que se cam- con los vivos, puesto que los muertos es-
bie su estado de la miseria al de la feli- tán fuera de la vida civil, puede, sin em-
cidad (1), ó viceversa; sino que sirven bargo, existir su comunicación en cuanto
para la diminución de la pena, b algo á las obras de la vida espiritual, que
semejante, que no muda el estado de los existe por la caridad hacia Dios, para el
muertos. que viven los espíritus de los muertos.
Al argumento 1.° diremos, que el hom-
bre, mientras vivió en el cuerpo, mereció A R T I C U L O I I I . — ¿tossufragio» he-
el que sus obras le fuesen útiles para chos por los pecadores aprovechan á los
después de la muerte ; y por esto si des- muertos ? (3)
pués de esta vida es ayudado, esto pro-
viene de las cosas que hizo en el cuerpo, 1.° Parece que los sufragios hechos
6 bien debe decirse, según el Damas- por los pecadores no aprovechan á los
ceno (in serm. pred.), que esto ha de en- muertos ; porque, como se dice (Joan.
tenderse en cuanto á la retribución que 9 , 3 1 ) , Dios no oye á los pecadores.
se hará en el juicio final, que tendrá por Pero si las oraciones de estos aprovecha-
objeto la gloria eterna ó la eterna mise- sen á aquellos, por quienes oran, serían
(1) Se comprende bien que el Santo Doctor, al hablar del argumentos, bastaría lo aquí consignado para justificar la
estado de miseria y felicidad, se refiere al estado, ó de con- doctrina católica. Abundan, sin embargo, las pruebas de E s -
denación ó de salvación ; en uno de los cuales necesariamente critura y Tradición; y en otro lugar ademas (2.°-2 C 83, a. 1G,
,B
se llalla el difunto por quien se pido. C. ITS, a. 2, es donde de propósito trata el Angélico esta ma-
(2) I.a doctrina de este artículo está intimamente ligada con teria- Bástanos decir, que la doctrina d e este artículo, e n
lacuestion que versa sobre si los pecadores pueden hacerobras cuanto que se apoya en la verdad de que los pecadores p u e -
huenas; porque en tanto no podrían servir para los difuntos den hacer obras buenas, es doctrina de fe, definida contra los
los sufragios que por los que v i v e n en pecado se les ofrecen, husitas y wicleíitas en el Concilio de Constanza, contra loa
cu cuanto esos mismos sufragios estuviesen contaminados por luteranos y calvinistas en el Tridentino (ses. 6, c a n . 7) y con-
'« maldad del que los hace. tra Bayo y los jansenistas por San Pió V y varios otros pontí-
Pues bien ; las pruebas teológicas, que en este artículo el fices.
Santo Doctor presenta, son tales, que sin necesidad de más
378 CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULO III.
oidos por Dios. Luego los sufragios h e - Responderemos, que en los sufragios
chos por los pecadores no aprovechan á que se hacen por los malos, pueden con-
los muertos. siderarse dos cosas : 1 . la misma obra
a
2.° Dice San Gregorio (in Pastorali. ejecutada como el sacrificio del altar. Y
P . I, c. 1 1 ) , que « cuando se envía para puesto que nuestros sacramentos tienen
» interceder á alguno que desagrada, el eficacia por sí mismos sin la obra del que
» ánimo del que está irritado, es provo- los que ejecuta y producen igualmen-
» cado á peores cosas ». Mas cualquier te su efecto por cualquiera que se hagan,
pecador desagrada á Dios. Luego por los en este concepto los sufragios hechos
sufragios de los pecadores, no se inclina por los malos aprovechan á los difuntos.
Dios á misericordia ; y por esto tales su- 2 . En cuanto á la obra del operante : y
a
sea vivificada, esto es, informada por la pecador haciendo los sufragios representa
caridad. Es así que las obras hechas pol- la persona de toda la Iglesia, como el
los pecadores son obras muertas. Luego sacerdote cuando recita las exequias de
no pueden ayudar con ellas á los muertos los muertos en la Iglesia ; y puesto que
en cuyo favor las hacen. se entiende que lo hace aquel en cuyo
5.° Por el contrario , nadie puede sa- nombre ó vez se hace, como consta por
ber de cierto, respecto de otro, si se halla San Dionisio (in lib. De coclest. hier. c.
en estado de culpa ó de gracia. Si, pues, 13), de ahí es que. los sufragios de tal
solamente aprovechasen aquellos sufra- sacerdote, aunque sea pecador, aprove-
gios, que se hacen por los que están en cha á los difuntos. 2 . Cuando obra como
a
gracia, no podría el hombre saber por instrumento de otro, porque la obra del
quienes podría conseguir los sufragios instrumento pertenece más al agente
para sus difuntos ; y así muchos se re- principal. Por lo que, aunque aquel que
traerían de procurárselos. obra como instrumento de otro, no se
6.° Ademas, como dice San Agustín halle en estado de merecer, su acción,
(Ench. c. 1 1 9 , in litt. Sent. 4 , dist. 4 5 ) , sin embargo, puede ser meritoria por ra-
un muerto es ayudado por los sufragios zón del agente principal: como si el
según que, cuando vivía, mereció que se siervo, estando en pecado, hace alguna
le ayudase después de la muerte. Luego obra de misericordia por mandato de su
el valor de los sufragios se mide según dueño que tiene caridad. D e consiguiente,
la condición de aquel por quien se hacen. si alguno, muriendo en caridad, manda
Luego no difiere, según parece, el que se que se le hagan sufragios, ó lo ordena
hagan por los buenos ó por los malos. otro que la tenga, aquellos sufragios sir-
Conclusión, [ l j Los sufragios hechos ven al difunto, aunque aquellos por quie-
por los pecadores aprovechan siempre nes se hacen, estén en pecado. Más val-
<iex opere operatos. [ 2 j En cuanto se drían , sin embargo, si estuviesen en ca-
consideran «.ex opere operantisD, de nin- ridad, porque entonces aquellas obras
gún modo pueden ser meritorios ni para serían meritorias por las dos partes.
sí, ni para los demás. [ 3 ] Los sufragios Al argumento 1.° diremos, que la ora-
del sacerdote cuando representa la perso- ción hecha por el pecador á veces no es
na de toda la Iglesia, aunque sea pecador, del pecador, sino de otro; y por tanto en
aprovechan á los difuntos. [ 4 ] Si alguno, este concepto es digna de ser oida por
jnuriendo en caridad, manda que se le Dios. Sin embargo, á veces también Dios
hagan sufragios, ó lo ordena otro que la oye á los pecadores, es decir, cuando
tenga, aquellos sufragios sirven al di- estos le piden algo que le es acepto,
funto, aunque aquellos por quienes se ha- porque Dios provee de bienes, no sola-
cen , estén en pecado. mente á los justos, sino también á los pe-
CUESTIÓN LXXI. — A R T Í C U L O S III Y I V . 319
(1) Como es sabido, esas palabras de San Juan de que Oíos á otros por milagros; pero no como tal pecador que quiere salu-
no oye a los pecadores, las pronunció el ciego de nacimiento que de su mal estado. « Porque á los pecadores, añade San A g u s -
habla como sin únelo» (es d e c i r , como catccúmeuo) no como pie- » tin en el lugar citado, o y e Dios. Porque si Dios no o y e s e á
ñámenle vidente, dice S a n Agustín en el Trat. 44, sobre S a n » los pecadores, en vano aquel publicano con los ojos puestos
Juan. El sentido verdadero de esas palabras nos le dan los » en tierra y dándose golpes de pecho, diría : Dios muéstrate
intérpretes (véase a Maldonado sobre ese pasaje), según los u propicio á mi pecador ».
cuales Dios no oye á los pecadores, cuando se trata de seducir
380 CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULOS IV Y V.
hace por otro, según que es espiatorio de fiicio por los pecados de los que habían
la pena, á modo de cierta recompensa- muerto. Consta, empero, que pecaron
ción, de tal manera le absuelve del débito mortalmente aquellos, obrando contra la
de la pena, que no absuelve al que le hace ley, y en este concepto que habían muer-
del débito de la suya propia. [ 2 ] En to en pecado mortal, y que por tanto fue-
cuanto el sufragio es meritorio de vida ron trasladados á los infiernos. L u e g o los
eterna, no solamente aprovecha á aquel sufragios aprovechan á los que están en
en cuyo favor se hace, sino más bien al el infierno.
que le hace. 2.° ( I n litt. Sent. 4 , dist. 4 5 ) consta
R e s p o n d e r e m o s , que la obra del su- por las palabras de San Agustín (in
fragio, que se hace por otro, puede ser Enchir. c. 1 1 0 ) , que « á los que aprove-
considerada de dos modos : 1,° según que » chan los sufragios ó les aprovechan,
es espiatoria de la. pena á modo de cierta » para que el perdón sea pleno, ó para
compensación, que se atiende en la sa- » que les sea más tolerable su condena-
tisfacción ; y de este modo la obra del » cion ». P e r o solamente, se dicen conde-
sufragio que es computada como de aquel, nados los que están en el infierno. Luego
en cuyo favor se b a c e , le absuelve del también á los que existen en el infierno,
débito de la pena, sin que absuelva al que aprovechan los sufragios.
la hace del débito de la pena propia ; por- 3.° D i c e San Dionisio (ult. cap. Eccl.
que en tal recompensación se considera hier.) : « si las oraciones de los justos
la igualdad de la justicia; y esta obra sa- » obran tanto aquí y según esta vida,
tisfactoria puede ser adecuada á un rea- » ¿ cuánto más obrarán después de la
t o , y no serlo para otro ; porque el reato » muerte en aquellos que son dignos de
de dos pecados requiere mayor satisfac- » las oraciones sagradas» ? D e lo cual
ción que el de uno solo ; 2.° puede ser puede colegirse que los sufragios aprove-
considerada, en cuanto es meritoria de la chan más á los muertos que á los vivos.
vida eterna, lo cual tiene en cuanto pro- P e r o también aprovechan á los vivos,
cede de la raíz de la caridad; y según que están en pecado mortal, pues la
esto no solamente aprovecha á aquel en Iglesia ora diariamente por los pecadores,
cuyo favor se hace, sino más bien al que la á fin de que se conviertan á Dios. Luego
hace (1). Con lo dicbo es notoria la con- también valen los sufragios á los muer-
testación á los argumentos propuestos; tos que están en pecado mortal.
porque las primeras razones procedían 4.° E n las vidas de los Padres (lib. 3 ,
de la obra del sufragio, según que es sa- núm. 172 ; y 1. 6.°, núm. 1 6 ) , se lee que
tisfactorio , y las otras, según que es me- también el Damasceno en un sermón suyo
ritorio. ( D e defunct) refiere que Macario ha-
biendo encontrado en la vía el cráneo de
A K T I C U L O V . — l o s sufragios apro- un difunto, hizo oración para saber á
vechan á los que e s t á n e n el infierno ? quien había pertenecido aquella cabeza;
y esta le respondió que había sido de un
l.° Parece que los sufragios aprove- sacerdote gentil, que estaba condenado
chan á los que están en el infierno, según en el infierno ; y sin e m b a r g o , confesó
Consta de este pasaje de la Escritura que la plegaria de Macario le había ayu-
( n M a c h . 1 2 , 4 0 ) , donde se dice que dado á él y á otros ( 2 ) . L u e g o los de la
debajo de las túnicas de los que habían Iglesia aprovechan aun á los que están
sido muertos, hallaron las ofrendas á los en el infierno.
ídolos prohibidas por la ley á los judíos ; 5.° Refiere el mismo Damasceno en el
y sin embargo después se añade, que dicho sermón, que rogando San Gregorio
Judas envió á Jerusalen doce mil drac- por Trajano, oyó una voz divina que le
mas de plata para que se ofreciese sacri- d i j o : « oí tu voz y concedo el perdón á
fl) La doctrina dé este artículo esta relacionada con la e s - mino, salvará su alma de la muerte, y cubrirá la muchedumber de
puesta por el Santo en el artículo 2 , C. 13 de este Suplemento. sus pecados. (Cap. v, v . 20).
Bástanos aquí consignar que las dos conclusiones que de la (2) Tiénese por fabulosa esta narración, pues no se encuen-
doctrina del Angélico en este artículo se desprenden, están tra en la historia Lausiarca de Paladio, a la cual se refiere
perfectamente adecuadas á aquellas palabras del apóstol San- aquel autor.
i a g o : El que hiciere á nn pecador convertirse del error de SH ca-
CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULO V. 381
(1) Sobre estos hechos tan singulares pueden consultarse aislados, repetimos, y más aún los hechos que se citan, nada
(Anual, adán. COI) Belarmino (De Purgator. 1. n, c. 8) Petavio prueban contra la doctrina general de la Iglesia, ni el unáni-
(De Anqel. lib. 3.°, cap. 6 y 7) y otros autores. Bástanos con- me sentir de toda la Tradición católica.
signar que el Santo Doctor habla de estos hechos, no como (2) Esta doctrina es de fe, como ya hemos notado, definida
Huien afirma, sino como quien d u d a , pues en la (Sent. 1, en el concilio de Trento y antes en el de Florencia. Hé aquí
dist. 41, c. 2. a. 2) dice, que después de trescientos años Tra- l a s palabras textuales de este último en la última sesión. Defi-
jino fue acaso resucitado. Esto en cuanto al Santo Doctor. Pero nimus... Si vere pcenitentes in Dei charitale decèsserint, antcquam
las obras de San Gregorio Niseno, según confesión detücéforo dignis pcenitentios frucítbus de commissis satisfecerint, et omissis,
y Focio, fueron interpoladas por los origenistas ; y por consi- unimas eorum pañis purgatoriis post mortem purgavi. Et ut à pcenis
guiente los testimonios que de la oración contra ellos predi- hujusmodi releventur, prodesse eis fidelium vivorum suffragio,, mis-
cada puedan deducirse, carecen de autenticidad. Y en con- sarum scilicet sacrifìcio, orationes, et eteemosynas, ac alia pietatis
clusion ; aunque asi no fuese el testimonio de alguno que otro officia, quee à fidelibus pro aliis fidelibus fieri consueverant secundmn
Padre, ilusionado al principio por los errores origenistas, pero Ecelesiai instituía.
'lúe no continuaron en él, como demuestra Petavio, esos d i c h o s
384 CUESTIÓN LXXI.—ARTÍCULO VI.
gios aun antes de que se hagan, en cuanto sigúese que los sufragios de los vivos no
á la eficacia del sufragio que había ex pueden aprovechar á los niños que están
opere operante del agente principal, pero en el limbo.
en cuanto á la eficacia de los sufragios A l argumento 1.° diremos que aunque
que proviene ex opere operato del que la el pecado original sea t a l , que pueda al-
ejecuta, no se consigue el fruto antes de guno ser ayudado por otro para obtener
que se h á g a n l o s sufragios ( 1 ) . Si sucede su remisión, sin embargo, las almas de
que él mismo es purificado antes de la los niños que están en el limbo, se hallan
pena, será privado en este concepto de en tal estado que no pueden ser ayuda-
los sufragios, lo cual recaerá sobre aque- d a s , porque después de esta vida no es
llos por culpa de los cuales se v i o privado tiempo para adquirir la gracia.
de ellos: porque no repugna que en las co- A l 2.° que San Agustín habla de los
sas temporales sea alguno defraudado por. no muy malos ( 2 ) , y que han sido b a u -
culpa de otro, y la pena del purgatorio tizados ; lo cual es evidente por lo que
es temporal, aunque en cuanto á la eterna dice a n t e s : « puesto que se ofrecen por
retribución, nadie pueda ser defraudado » todos los que son bautizados los saci'ifi-
sino por culpa propia. » cios del altar, ó de cualesquiera limos-
» na e t c . » .
ARTÍCULO V I I . — i o s sufragios sir-
ven para los n i ñ o s que e s t á n e n el limbo ? A R T Í C U L O V I I I . — i o s sufragios
aprovechan a los s a n t o s que e s t á n e n e l cielo?
l.° Parece que los sufragios valen para
los niños que están en el limbo, porque 1.° Parece que de algún modo apro-
no están detenidos allí sino por el pecado vechan á los santos que están en la pa-
ajeno. L u e g o es muy conveniente que tria, según estas palabras que se encuen-
sean ayudados por los sufragios de otros. tran en la colecta de la misa : « así como
2.° Dice el Maestro de las sentencias » á los santos aprovechau para la gloria,
(iu litt. sent. 4 , dist. 4 5 ) , según San » esto es los sacramentos, así como nos
Agustín ( E u c h i c. 1 1 0 ) , que «los sufra- » sean provechosos para nuestra cura-
» gios de la Iglesia son propicios para » cion ». Pero entre los otros sufragios,
j> los que no son muy malos ». P e r o los el priucipal es el sacramento del altar.
niños no son computados entre estos, por L u e g o los sufragios pueden aprovechar
que su pena es muy ligera. L u e g o les á los santos que están en la patria.
ayudan los sufragios de la Iglesia. 2.° L o s sacramentos producen lo que
Por el contrario, (Consta en la letra, figuran. P e r o la tercera parte de la hos-
ibid. ab. Augustino serm. 32 de V e r b . tia , es decir, la que se pone en el cáliz,
Apost.), que « los sufragios de nada sir- significa á los que tienen la vida biena-
» ven á los que han salido de este mundo, venturada en la patria. L u e g o los sufra-
»sin la fe que obra por la caridad ». gios de la Iglesia aprovechan á los san-
Pero los niños salieron de este modo. tos existentes en la patria.
Luego no les aprovechan los sufragios. 3.° L o s santos no solamente gozan en
Conclusión. Los sufragios de los vivos la patria de sus propios.bienes sino tam-
no pueden aprovechar á los niños que es- bién de los bienes ajenos: por lo cual se
tán en el limbo. dice ( L u c . 1 5 , 10) : que habrá gozo de-
Responderemos que los niños no bau- lante de los ángeles de Dios por un peca- 1
tizados no son detenidos en el limbo sino dor que hace penitencia. L u e g o creerá el
porque carecen del estado de gracia. D e regocijo de los santos que están en la pa-
consiguiente como el estado de los muer- tria por las buenas obras de los vivos :
tos no puede ser cambiado por las obras y por consiguiente, nuestros sufragios le
de los vivos, sobre todo en cuanto al son provechosos.
mérito de la recompensa ó pena esencial, 4.° D i c e el D a m a s c e n o , (in serm. D e
(1) Ce aquí naturalmente se desprende, cuánto importa á aquello que sirva de satisfacción al finado.
los herederos -y albaceas hacer por el difunto lo que él dejó (2) Son estos, según la mente de San A g u s t í n , los que mu-
espreso en testamento, y cuánta es la culpa que les cabe en el rieron en gracia, pero que aún deben por sus pecados alguna
retraso que voluntariamente t e n g a n , en la ejecución de todo pena.
SUMA TEOLÓGICA. —OMO T V . 25
386 CUESION LXXI. — ARTÍCULOS VIII Y IX.
dormi.), refiriendo las palabras del Cri- puesto que figuran á Cristo, producirán
sóstomo : « si los gentiles queman con los algo en Cristo, lo cual es absurdo : pero
» muertos las cosas que les pertenecen, tienen su eficacia respecto de aquel que
B con cuanta mayor razón es conveniente recibe el sacramento según la virtud de
B que tu fiel envíes al fiel lo que le ha lo que significa por el sacramento ; y por
» pertenecido ; no para hacerlo ceniza á lo t a n t o , no se sigue que los sacrificios
» l a manera de los gentiles, sino para ofrecidos por los fieles difuntos, aprove-
» que saques mayor gloria, y para bor- chen á los santos, sino que por los méri-
B rar sus pecados, si el que ha muerto tos de los santos que son recordados ó
» era un pecador, y si j u s t o , para aña- significados en el el sacramento, sirven á
» dirlo á su recompensa y á sus méritos. otros en cuyo favor se ofrecen.
L u e g o etc. A l 3.° que aunque los santos que están
P o r el contrario, dice el Maestro de en el cielo se gocen de todos nuestros
Sentencias (in litt. sent. 4 , dist. 4 5 ) , se- bienes, sin embargo, no se sigue, que
gún las palabras de San A g u s t í n , (serm. multiplicados nuestros gozos se aumente
17. D e verb. Apost. c. 1 ) : « e s injuria formalmente el de ellos, sino solo mate-
» en la Iglesia orar por el mártir, á rialmente ; porque toda pasión se aumen-
» c u y a s oraciones nos debemos enco- ta formalmente, según razón de su objeto.
B mendar ». L a razón, empero, que tienen los santos
A d e m a s , debe ayudarse al que lo ne- de alegrarse de lo que se regocijan, es el
cesita. P e r o los santos en la patria care- mismo D i o s , del que no pueden regoci-
cen de toda necesidad. L u e g o no son jarse más y menos, puesto que en tal
ayudados por los sufragios de la Iglesia. caso habría una variación esencial en su
Conclusión. Como los santos que están recompensa que consiste en que gozan de
en la patria se hallan libres de toda ne- D i o s . P o r consiguiente, de que se multi-
cesidad, no les compete ser ayudados por pliquen los bienes, cuya razón de regoci-
los sufragios. jarse es D i o s , no se s i g u e , que ellos se
R e s p o n d e r e m o s , que el sufragio im- regocijen más v i v a m e n t e , sino que se re-
porta por su razón cierto auxilio, que no gocijan de mayor número de cosas. Y por
compete al que no sufre defecto : porque t a n t o , no se deduce que sean ayudados
no compete ayudar sino al que está ne- por nuestras obras.
cesitado. L u e g o como los santos que es- A l 4.° que no debe entenderse que se
tán en la patria, se hallan libres de toda haga aposición de merced ó retribución
necesidad, antes bien están embriagados á aquel bienaventurado por los sufragios
por la abundancia de la casa de D i o s , hechos por a l g u n o , sino al que los hace.
( P s a l . 3 5 ) , no les compete ser ayudados O debe decirse, que por los sufragios
por los sufragios (1). puede ser hecha la aposición de la mer-
A l argumento 1." diremos, que estas ced al difunto bienaventurado, en cuanto
locuciones no deben entenderse como si dispuso, viviendo a ú n , los sufragios que
los santos aprovechasen en cuanto es de se le habían de hacer ; lo cual le fue me-
su parte en la gloria por las fiestas que ritorio.
de ellos celebramos, sino porque nos
aprovecha el que celebremos su gloria
solemnemente ; como por conocer ó ala- A R T I C U L O I X . —• ¿ m s oraciones de
bar á D i o s se dice, que su gloria crece la I g l e s i a . el sacrificio del altar y las linios-
en nosotros de cierto m o d o , lo cual no ñ a s , aprovechan a los difuntos 'i
significa que crece para D i o s sino para
nosotros. 1.° Parece que no solo con las oracio-
A l 2.° que aunque los sacramentos nes de la I g l e s i a , con el sacrificio del al-
produzcan lo que figuran, sin embargo, tar y con las limosnas, son ayudadas las
no producen este efecto respecto de todo almas de los difuntos, ó que estas cosas
lo que figuran; porque en otro caso, las aprovechen principalmente ; porque
(1) Esto no se opone á la costumbre que hay, dice S i l v i o , bran, sino en protestación do la fe de la resurrección de los
de celebrar misas páralos niños bautizados y muertos antes mismos ó en acción de gracias por el beneficio que el Señor
de tener uso de la razón ; pues realmente por ellos no se cele- les hizo.
CUESTON LXXI. — ARTÍCULO IX. 3&1
la pena debe ser recompensada por me- parte de la caridad ayudan principal-
dio de la pena. Pero el ayuno es obra mente á los muertos. [ 3 ] La oración con
más penal que la limosma ó la oración. preferencia vale para ayudar á los muer-
Luego el ayuno aprovecha más en los tos por parte de la intención directa ha-
sufragios que alguno de los predichos. cia los mismos. [ 4 ] El sacrificio del al-
2.° San Gregorio conmumera entre tar, las oraciones y las limosnas, obran
esas tres cosas el ayuno, como consta (en como los principales socorros de los muer-
la Decretal, 1 3 , q. 2 , cap. 22): «las almas tos, aunque deba creerse también que les
» de los difuntos son absueltas de cuatro valen cualquiera otras obras buenas que
» modos, ó con las oblaciones de los sa- se hacen por caridad en favor de los di-
» cerdotes, ó con las limosnas de los ama- funtos.
» dos, ó con los ruegos de los santos, ó Responderemos, que los sufragios de
Í con el ayuno de los parientes ». Lue- los vivos aprovechan á los muertos, según
go insuficientemente emunera aquí San que están unidos á los vivos en caridad, y
Agustín (lib. De cura pro mort. geren- según que la intención de los vivos se diri-
cia, cap. 18) las tres predichas. ge hacia los muertos. Y por tanto se di-
3.° El bautismo es el más principal de rigen principalmente á ayudar á los muer-
los sacramentos, sobre todo en cuanto al tos aquellas obras que pertenecen so-
efecto. Luego el bautismo, ú otros sa- bre todo á la comunicación de la caridad,
cramentos , deberían ofrecerse por los di- ó la dirección de la intención hacia otro.
funtos, ó del mismo modo, ó con más ra- Ya la caridad pertenece principalmente
zón, como se ofrece el sacramento del el sacramento de la Eucaristía, puesto
altar. que es sacramento de unión eclesiástica,
4.° Esto parece ser conforme lo que que contiene á aquel en el cual toda la
se dice (i Cor. 1 5 , 2 9 ) : si enteramente Iglesia se une y se consolida, esto es,
los muertos no resucitan, ¿por qué son Cristo. D e donde se sigue, que la Euca-
bautizados por ellos? Luego también ristía es como un cierto origen de cari-
el bautismo vale para los sufragios de los dad, ó vínculo. Pero entre los efectos de
difuntos. la caridad el más importante es la obra
5.° En diversas misas hay el mismo de las limosnas. Y así esas dos cosas por
sacrificio del altar. Si, pues, el sacrificio parte de la caridad ayudan principal-
se computa entre los sufragios, y no la mente á los muertos, es decir, el sacrifi-
misa, parece que lo mismo únicamente cio de la Iglesia y las limosnas. Mas de
vale cualquiera misa que se diga por un parte de la intención dirigida hacia los
difunto,ora sea de la bienaventurada Vir- muertos tiene un valor especial la ora-
gen, ora del Espíritu Santo, ó cualquie- ción, porque esta, según su razón, no solo
ra otra ; lo cual parece ser contrario á dice relación al que ora, como todas las
las órdenes de la Iglesia, que instituyó demás obras, sino más directamente á
misa especial para los difuntos. aquel por quien se ruega. Y por tanto,
6.° El Damasceno (in serm. De dor- esas tres cosas se establecen como los
mientibus) enseña, que la cera, el aceite principales socorros de los muertos ; aun-
y otras cosas semejantes se ofrecen por que también debe creerse que aprove-
los difuntos. Luego no solo la oblación chan á los difuntos cualesquiera Otras
del sacrificio del altar, sino también otras buenas obras que se hacen en cari-
oblaciones distintas . deben computarse dad (1).
entre los sufragios de los muertos. Al argumento 1.° diremos, que en
Conclusión. [ 1 ] Aquellas obras prin- aquel que satisface por otro, mas se ha
cipalmente han sido aptas para ayudar á de considerar, para que el efecto de l a
los muertos, que sobre todo pertenecen á satisfacción llegue al otro, aquello con
la comunicación de la caridad, ó ala di- lo que la satisfacción del uno pasa al
rección de la intención para otro. [ 2 ] El otro, que aun la pena de la satisfacción;
sacrificio de la Iglesia y la limosna de aunque la misma pena espíe más el reato
(i) Fácilmente, si bien se observa, pueden reducirse á estas mira de aprovechar a l difunto, también debe creerse que le apro-
tres las otras obras procedentes de la caridad ; y esas obras, vechan, como dice el Santo Doctor.
como cualesquiera otras que por caridad se h a g a n , y con la
388 CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULOS IX Y X.
del que satisface, en cuanto es cierta me- á saber, oración y sacrificio. Así, pues,
dicina. Y por tanto las tres predichas va- por parte del sacrificio ofrecido, la misa
len más para los difuntos que el ayuno. aprovecha igualmente al difunto de cual-
Al 2.° que aún el ayuno puede apro- quier modo que se la nombre ; y esto es
vechar á los difuntos por razón de la ca- lo principal que se hace en la misa. Mas
ridad y de la intención dirigidas hacia por parte de las oraciones aprovecha más
los difuntos; pero sin embargo, el ayuno aquella en la que hay oraciones determi-
en su razón no contiene cosa alguna que nadas para esto. Sin embargo, ese de-
pertenezca á la caridad, ó á la dirección fecto puede recompensarse mediante la
de la intención; sino que estas cosas le mayor devoción, ó del que dice la misa,
son como extrínsecas. Y por eso San ó del que la manda celebrar, ó también
Agustín no estableció, sino San Grego- por la intercesión del Santo, cuyo sufra-
rio fué quien fijó el ayuno entre los su- gio se implora en la misa.
fragios de los muertos. Al 6.° que semejante oblación de las
Al 3.° que el bautismo es cierta espi- candelas ó del aceite puede aprovechar
ritual regeneración. De donde, así como al difunto, en cuanto son ciertas limos-
por la generación no se adquiere el ser nas ; porque se dan para el culto de la
sino para el engendrado, del mismo modo Iglesia, ó también para el uso de los
el bautismo no tiene eficacia sino en fieles.
aquel que es bautizado, en cuanto cor-
responde al ex opere opéralo ; aunque ex A R T Í C U L O X. — i « « indulgencia» do
opere operante, ó del que bautiza, ó del la Iglesia aprovechan á l o s muertos? (1)
bautizado pueda aprovechar á otros del
mismo modo que las demás obras meri- 1.° Parece que las indulgencias que
torias. Mas la Eucaristía es signo de concede la Iglesia aprovechan también á
unión eclesiástica, y por tanto ex ipso los muertos. Primeramente por la costum-
opere opéralo su eficacia puede pasar á bre de la Iglesia, que hace que se predique
otro; lo que no sucede respecto de los la cruz, para que uno tenga indulgencia
demás sacramentos. en su favor, y para dos, ó para tres, y
Al 4.° que la Glossa ordinaria expone algunas veces aún para diez almas, tanto
esa autoridad de dos modos : 1.° « si los de los vivos como de los muertos; lo
» muertos no resucitan, ni Cristo resucitó, cual sería un engaño, ei no aprovecha-
» ¿ por qué, ó para qué fin, son bautiza- sen á los muertos. Luego las indulgen-
» dos por ellos ? esto es, por los pecados, cias aprovechan á los muertos.
B pues que los mismos no se perdonan, si 2.° El mérito de toda la Iglesia es más
B Cristo noresucitó ; porque en el bautis- eficaz que el mérito de una sola persona.
» mo no solo opera la pasión de Cristo, Pero el mérito personal favorece á los
» sino también su resurrección, que es en difuntos, como se manifiesta en el acto de
B cierto modo la causa de nuestra resur- dar limosnas. Luego con mucha más ra-
B reccion espiritual »: 2.° « hubo ciertos zón el mérito de la Iglesia, en el que se
»ignorantes que se bautizaban por los apoyan las indulgencias.
B que de esta vida habían partido sin el 3.° Las indulgencias de la Iglesia
» bautismo, creyendo que les aprovecha- aprovechan á los que pertenecen al foro
» b a ; y conforme á esto el Apóstol no de ella. Mas los que están en el purga-
» habla sino según el error de algunos en torio pertenecen á su foro ; de lo contra-
B este parage ». rio no les aprovecharían los sufragios de
Al 5.° que en el oficio de la Misa no la Iglesia. Luego parece que las indul-
solo hay sacrificio, sino que también hay gencias aprovechan á los difuntos.
allí oraciones. Y , por tanto, el sufragio Por el contrario, para que las indul-
de la Misa contiene dos de las cosas que gencias valgan para alguno, se requiere
aquí enumera San Agustín (ibid. al 2.°), causa conveniente, conforme á la cual se
(1) Ya se ha dicho que esta doctrina es de fe ; aunque en ri- Iglesia, y como inductiva al error heretical de Pedro de Osma,
gor teológico la proposición contraria, s e g ú n está calificada condenado por S i x t o IV y al contenido en los arts. 22 y S3
por Pió VI contra los jansenistas de Pistoya , solo está conde, de los que en Lutero condenó Leon X .
nada como falsa, temeraria, injuriosa á los pontífices y á la
CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULOS X Y XI. 389
dan aquellas. E s así que tal causa no puede las indulgencias, como y a se ha dicho
haberla por parte del difunto, porque no ( C . 27, a. 3 , al 2.°). Mas si la indulgen-
puede hacer algo que ceda en utilidad de cia está bajo esta forma: cualquiera que
la Iglesia, que es la causa por la que hiciere esto, ó lo otro, él mismo, y su pa-
principalmente se conceden las indulgen- dre, ó cualquiera otro á él adjunto, 6
cias. L u e g o parece que las indulgencias consanguíneo, detenido en el purgatorio,
no aprovechan á los difuntos. tendrá tanto de indulgencia ; tal indul-
A d e m a s , las indulgencias se determi- gencia no solo aprovechará al v i v o , sino
nan según el arbitrio del que las concede. también al muerto. Porque no hay razón
Si pues las indulgencias pudiesen aprove- alguna por la que la Iglesia pueda trans-
char á los difuntos, estaría en la potes- ferir los comunes m é r i t o s , en que se apo-
tad del que concede la indulgencia que yan las indulgencias á los v i v o s , y no á
el difunto quedase libre en absoluto de los muertos. Y sin embargo, de aquí no
toda pena, lo que parece absurdo. se sigue que el prelado de la Iglesia
Conclusión. [ 1 ] Las indulgencias no pueda á su arbitrio librar del purgatorio
•pueden valer directamente á los muer- á las ánimas (1) ; porque para que val-
tos. [ 2 ] Si la forma de la indulgencia se gan las indulgencias se requiere causa
hace así, de modo que se estienda á los conveniente para hacerlas, como ya se
muertos, por ejemplo, cualquiera que ha dicho (C. 2 6 , a. 3).
hiciera esto, ó lo otro, tendrá tanto de la
indulgencia por tal sujeto detenido en et A R T Í C U L O X I . — IiOs'cuItos de l a s exe-
purgatorio, ó librará su alma: tal in- quias aprovechan á los difuntos ?
dulgencia aprovechará al muerto. 1.° Parece que los cultos de las exe-
Responderemos, que la indulgencia quias aprovechan á los difuntos ; porque
puede aprovechar á alguno de dos modos: el Damasceno (in serm. De Dormienti-
uno principal, y otro secundariamente. bus) aduce las palabras de San Atanasio,
Principalmente aprovecha al que recibe que dice así : « aunque el que acabó la
la indulgencia, á saber, el que hace aque- » vida en piedad, haya sido depositado en
llo por lo que la indulgencia se concede, » el aire, no rehuses encender en su se-
como el que visita el templo de algún » pulcro oleo y cera, invocando á D i o s ;
santo. Por lo q u e , como los muertos no » porque esas dos cosas le son aceptas,
pueden hacer ninguna de las cosas, por » y recibirán de él mucha recompensa x>.
las que las indulgencias se conceden, no P e r o tales cosas pertenecen al culto de
pueden valer directamente para ellos las las exequias. L u e g o el culto de las e x e -
indulgencias. M a s secundaria é indirecta- quias aprovecha á los difuntos.
mente aprovechan á aquel por quien al- 2.° Como dice San Agustín ( D e civit.
guno hace aquello que es causa de la in- D e i , lib. 1, c. 1 3 ) , « l o s funerales de los
dulgencia, lo cual unas veces puede su- » antiguos justos se hicieron con oficiosa
ceder, y otras n o , según la diversa » piedad, y se celebraron exequias y se
forma de la indulgencia. Porque si la j> construyeron sepulcros; y ellos mis-
forma de la indulgencia es tal : cual- » m o s , viviendo, mandaron ó prescribie-
quiera que hace esto, ó lo otro, tendrá » ron á sus hijos dónde habían de enter-
tanto de indulgencia; aquel que hace » rar sus cuerpos ó dónde los habían de
esto, no puede transferir á otro el fruto »trasladar». M a s no hubieran hecho
de la indulgencia, porque no está en su e s t o , si los sepulcros y otras cosas seme-
poder aplicar á otro la intención de la jantes ño confiriesen algo á los muertos.
Iglesia, por la que se comunican los su- L u e g o tales cosas aprovechan algo á los
fragios , según los cuales tienen su valor muertos.
(1) Precisamente porque la indulgencia se aplica, no por rescate, se digne el Señor por su misericordia condonar toda
vía de absolución, sino por vía de sufragio, supuesto que la ó parte de la pena que merecieron sus culpas. No quiere esto
Iglesia ninguna jurisdicción tiene en el purgatorio. Así es decir, advierte el ilustre jesuíta, que en nada se diferencie la
que estas indulgencias, dice Perrone, aun aplicadas a los di- indulgencia aplicada á un difunto, de la oración que por él se
funtos, no tienen más que fuerza impetratoria, en cuanto la llaga, pues mientras la segunda es puramente un ruego que
Iglesia ofrece á Dios los méritos de Cristo y de los que con él por el alma á«Dios hacemos, la primera es esto mismo, y ade-
reinan en los cielos 6 lo están unidos en la tierra y en consi- mas incluye el precio ó la satisfacción que el alma necesita
deración á ellos, puesto que se le ofrecen como el precio de su para salir de sus penas ó del purgatorio.
390 CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULO XI.
sia ; porque así es como se cuenta la se- mortuis agenda, cap. 4 ) , proveyendo de
pultura entre las demás limosnas. sepultura para sus amados en lugares sa-
Al argumento. 1.° diremos, que el grados, no queda defraudada en esto, por-
aceite y la cera llevada al sepulcro de los que confia su difunto al sufragio de los
difuntos aprovechan accidentalmente al santos, como se ha dicho.
difunto, ó en cuanto se ofrecen á la Igle- Al 5.° que la sepultura en lugar sagra-
sia, ó en cuanto se dan á los pobres, ó do no daña al difunto impío, sino en
en cuanto tales cosas se hacen en reve- cuanto procuró para sí indignamente esta
rencia de Dios. Por lo que después de las sepultura por humana gloria.
palabras precedentes se añade : « porque
» el aceite y la cera son holocausto ». A R T I C U L O X I I . — ¿ i o s sufragios que
Al 2.° que los santos padres cuidaron s e h a c e n por u n difunto, aprovechan nías a
de dónde habían de enterrarse sus cuer- aquel por quien s e h a c e n que á otros?
pos, para manifestar que <c los cuerpos de
» los muertos pertenecen á la providencia l.° Parece que los sufragios que se
»de Dios ; no porque en los cuerpos hacen por un difunto, no aprovechan más
»muertos haya sensación alguna, sino á aquel por quien se hacen, que á otros.
» para establecer la fe de la resurrec- Porque la luz espiritual es más comuni-
» cion », como lo manifiesta San Agustín cable que la corporal. Mas la luz corpo-
(De civit. Dei, lib. 1 , c. 13). Por lo que ral, es decir, de las candelas, aunque se
quisieron también ser enterrados en la encienda solamente por uno, sin embargo
tierra de promisión, en donde creían que aprovecha igualmente á todos los que
Cristo había de nacer y morir, y cuya moran ó habitan juntos, aunque por ellos
resurrección es causa de la nuestra. no se encienda la candela. Luego siendo
Al 3.° que como la carne es parte de los sufragios ciertas luces espirituales,
la naturaleza del hombre, este natural- aunque se hagan especialmente por uno
mente es afecto á su carne, conforme á solo, no le valen más que á los otros que
aquello (Efes. 5 , 2 9 ) : ninguno tuvo ja- existen en el purgatorio.
más odio á su carne. Por lo que según ese 2.° Como se dice en la letra (Sent. 4 ,
natural afecto, hay en cada viviente cier- dist. 4 5 ) , los sufragios aprovechan á los
ta solicitud sobre qué es lo que después muertos según que, « mientras vivieron
de la muerte será de su cuerpo ; y se do- » aquí, se portaron de modo que merecie-
lería si comprendiera preventivamente » ron poder aprovecharse después ». Pero
que le había de sobrevenir alguna cosa algunos merecieron que los sufragios les
indigna. Y por tanto, aquellos que aman aprovechasen más que á aquellos por
al hombre, por lo mismo que se confor- quien se hacen. Luego les aprovecha
man con el afecto de aquel á quien aman, más ; de lo contrario se frustraría su
le dispensan el cuidado de la humanidad mérito.
acerca de su carne. Pues como dice San 3.° Por los pobres no se hacen tantos
Agustín ( D e civit. Dei, lib. 1 , ibid), sufragios como por los ricos. Si, pues,
« si el vestido paterno, y el anillo y otras los sufragios hechos solamente por algu-
» cosas semejantes, tanto son más ama- nos valiesen sólo á ellos ó más que á otros,
» dos de los que les sobreviven, cuanto los pobres serían de peor condición;lo que
» fue mayor el afecto, que profesaron á es contra la sentencia del Señor (Lucse 6,
B sus padres ; de ningún modo deben ser 2 0 ) : bienaventurados vosotros, pobres,
» despreciados los cuerpos, que cierta- porque vuestro será el reino de Dios.
» mente trataron con más íntima familia- Por el contrario, la justicia humana
» ridad, que cualesquiera trajes que ves- se ejemplariza por la justicia divina. Mas
»timos». De donde, aun en cuanto al la justicia humana, si uno paga por otro
afecto del hombre satisface el que da se-, lo que debe, absuelve solo á este. Luego,
pultura á su cuerpo, puesto que no pu- como aquel que hace sufragios, paga en
diendo él mismo satisfacer para sí en esto, cierto modo el débito de aquel por quien
se dice que le hace limosna. los hace, á él solo le aprovechan.
Al 4.° que la devoción de los'fieles, co- Ademas, así como el hombre al hacer
mo dice San Agustín (in lib. de cura pro sufragios en cierto modo satisface por el
392 CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULO XII.
muerto, así también alguna vez alguno que está más lleno de caridad, aunque
puede satisfacer por el vivo. Pero cuando no se hagan especialmente por él : y así
uno satisface por un vivo, aquella satis- el valor de los sufragios se considera
facción no se computa, sino en favor de más según cierta consolación interior,
aquel por quien se bizo. Luego también según que uno que tiene caridad, se
el que hace sufragios, favorece solo á deleita en los bienes de otro después de
aquel por quien los hace. la muerte en cuanto á la diminución de
Conclusion. [1] Si el valor de los su- la pena; porque después de la muerte no
fragios se gradúa por el valor de la cari- hay lugar para adquirir gracia, ó para
dad, entonces aquellos valen más para aumentarla, para lo cual nos valen en
aquel que está más lleno de caridad, aun- la vida las obras de otros por la virtud de
que no se hagan especialmente por él. la caridad. De otro modo valen los sufra-
[2] Si el valor de los sufragios se consi- gios según que mediante la intención de
dera conforme á la intención de uno que uno se aplican á otro, y en este sentido la
aplica- á otro los mismos como satisfac- satisfacción de uno se computa á otro ; y
ción ; entonces no hag duda que los su- de este modo no hay duda que valen
fragios valen más para aquel por quien más para aquel por quien se hacen, aun
se hacen ; aun más, en este sentido á él más, así valen para él solo ; porque la
solo le valen. satisfacción se ordena propiamente á la
Responderemos, que acerca de esto remisión de la pena: por consiguiente, en
hubo dos opiniones. Porque ciertos, como cuanto á la remisión de la misma aprove-
Prepositivo, dijeron que los sufragios cha en especial el sufragio á aquel por
hechos por algún sujeto no aprovechan quien se hace. Y conforme á esto la se-
más á aquel por quien se hacen, sino á gunda opiuion tiene más verdad que la
aquellos que son más digaos : y estable- primera (1).
cían el ejemplo de la caudela que se en- Al argumento 1.° diremos, que los su-
ciende por algún rico, que no menos fragios aprovechan á manera de luz, en
aprovecha á aquellos que están con el cuauto sou recibidos por los muertos, y
mismo, que al mismo rico, y tal vez más, de esto adquieren cierta consolación; y
si tienen ojos más claros : y también el tanto es mayor, cuanto están dotados de
de la lección que no aprovecha más á mayor caridad. Mas en cuauto los sufra-
aquel por quien se lee, que á otros que gios son cierta satisfacción, mediante la
con él la están oyendo al mismo tiempo, intención del que los hace, trasladada á
sino tal vez aprovecha más á otros que otro, no son semejantes á la luz, sino más
tienen más capacidad de sentido. Y si se bien á la solución de algún débito; y no
les objetaba que según esto la ordenación es necesario que si el débito se paga por
de la Iglesia era vana al instituir espe- uno, que por esto se pague también el dé-
cialmente oraciones por algunos sujetos; bito de otros.
decían que la Iglesia hizo esto para esci- A l 2.° que ese mérito es condicional;
tar la devoción de los fieles, que estánmás porque de este modo merecieron para sí
propensos á hacer sufragios especiales el que les aprovechasen, si por ellos se
que comunes, y oran más fervientemen- hiciesen: lo cual no fué otra cosa que
te también por sus parientes que por los hacerse hábiles para recibirlo. Por lo que
estraños. Otros, por el contrario, dijeron es notorio que no merecieron directamen-
que los sufragios valen más por aquellos te aquel auxib'o de los sufragios, sino que
en cuyo favor se hacen. Pero ambas opi- por los méritos precedentes se habilitaron
niones tienen en algo razón de verdad. para recibir el fruto de los sufragios, i
Porque el valor de los sufragios puede por tanto no se sigue que se frustre el
considerarse de dos modos: pues valen mérito de aquellos.
de un modo por la virtud de la caridad, Al 3.° que nada obsta que los ricos, en
que hace comunes todos los bienes ; y cuanto á algo sean de mejor condición que
conforme á esto valen más para aquel los pobres, como en cuanto á la espiacion
(1) La doctrina del Santo Doctor se confirmó después en el prelados ó religiosos no aprovechan mas que las aplicadas en gene-
concilio de Constanza, donde fue el artículo 19de "Wiclef con- ral, en igualdad de circunstancias.
denado, por decir que las oraciones especialmente aplicadas por
CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULOS XII Y XIII. 393
de la pena ; mas esto es casi nada com- ticular, que lo que aprovecharía si se hi-
parado con la posesión del reino de los ciese solamente por uno solo.
cielos, en la cual se manifiesta^ mediante Conclusión. [1] Si el valor de los su-
la autoridad aducida que los pobres son fragios se considera según que por la vir-
de mejor condición. tud de la caridad que une los miembros
de la Iglesia valen, los sufragios hechos
ARTÍCULO X I I I . — ¿ i o s sufragios he- por muchos solamente aprovechan á cada
chos por m u c h o s v a l e n s o l a m e n t e para c a d a uno de ellos en particular, como si espe-
uno de e l l o s , como si e s p e c i a l m e n t e por cialmente por uno solo se hiciesen. [2] Si
cada uno tío ellos s e hiciesen? se considera el valor de los sufragios en
cuanto son ciertas satisfacciones median-
1.° Parece que los sufragios becbos te la intención del que los hace aplicada
por muchos tan solamente valen para á los muertos ; entonces vale más el su-
cada de ellos, como si especialmente fragio para aquel por quien singular-
por cada uno de ellos se hiciesen ; por mente se hace, que el que se hace por él
que vemos que de la lección que se en común y por otros muchos.
lee para uno solo, ningún daño le resul- Responderemos, que si el valor de los
ta, si al mismo tiempo se lee para otros. sufragios se considera según que valen
Luego por la misma razón nada le quita por virtud de la caridad que une á los
á aquel por quien se hace el sufragio, si miembros de la Iglesia, los sufragios he-
algún otro se anumera con él ; y así si chos por muchos solamente aprovechan
se hace por muchos, vale tanto para cada á cada uno en particular, como si se
uno en particular, como si especialmente hiciesen por uno solo nada más ; porque
por cada uno de ellos se hiciese. la caridad no se disminuye aunque se di-
2.° Según el uso común de la Iglesia vida su efecto entre muchos, antes se
vemos que cuando se dice la misa por al- aumenta más : y del mismo modo el gozo,
gún difunto, al mismo tiempo también se cuanto es común á mayor número de su-
añaden allí otras oraciones por otros di- jetos, tanto mayor se hace, como dice
funtos. Y esto no se haría, si de esto el San Agustín (Confes. lib. 8, c. 4). Y así
difunto por quien se dice la misa, recibie- de un bien hecho no menos se alegran
se algún detrimento. Luego lo mismo que muchos en el purgatorio que uno solo.
antes. Mas si se considera el valor de los sufra-
3.° Los sufragios, principalmente los gios, en cuanto son ciertas satisfacciones
de las oraciones, se fundan en la virtud por la intención del que las hace trasla-
divina. Mas ante Dios así como no hay dadas á los muertos, aplicadas á ellos;
diferencia en ser ayudado por muchos ó entonces vale más el sufragio para aquel
pocos, así no la hay de ayudar á muchos por quien singularmente se hace, que el
ó á pocos. Luego cuanto sería ayudado que se hace por él en común y por otros
uno por una oración, si por él tan solo muchos; porque así el efecto de los su-
se hiciese, tanto será ayudado cada uno fragios se divide por divina justicia entre
de los muchos por quienes se ruega, si se aquellos por quienes se hacen. los sufra-
hace la misma oración por muchos. gios. Por lo cual es evidente que esta
Por el contrario, es mejor que ayuden cuestión depende de la primera, y de esto
muchos, que uno solo. Si, pues, el sufra- se deduce claramente porqué causa se ha
gio hecho por muchos vale solo para cada instituido que se hagan en la Iglesia su-
uno en particular, como si especialmente fragios especiales.
por uno solo se hiciese, parece que la Al argumento 1.° diremos que los su-
Iglesia no debió establecer que se hiciese fragios, como son ciertas satisfacciones,
la misa ó la oración singularmente por no aprovechan por modo de acción, como
alguno; sino que dijese siempre por todos aprovecha la doctrina, la que, lo mismo
los fieles difuntos, lo que evidentemente que otra acción cualquiera, tiene efecto
es falso. según la disposición del que la recibe;
Ademas, el sufragio tiene una eficacia sino que valen á modo de solución del dé-
finita. Luego distribuido entre muchos bito, como se ha dicho (a. 12 al 1.°). Y,
aprovecharía menos á cada uno en par- por tanto, no hay semejanza.
394 CUESTIÓN LXXI.—ARTÍCULOS XIII Y XIV.
Al 2.° que por cuanto los sufragios aquel por quien se hacen, que los comu-
hechos por uno solo aprovechan también nes solamente.
de algún modo á otros, como se ve por Conclusión. [ 1 ] Si los sufragios he-
lo dicho (a. 1), por eso cuando se dice la chos especialmente por uno, valen indi-
misa por uno, no hay inconveniente el ferentemente para todos; tanto será ayu-
que se hagan oraciones también por dado aquel por el cual no se hacen espe-
otros. Porque las otras oraciones no se mente , cuanto aquel por quien se hacen,
dicen con el fin de que la satisfacción de si es igualmente digno. [2] Si los sufra-
un solo sufragio sé determine para otros yios hechos especialmente por uno no
principalmente, sino para que también aprovechan indiferentemente á todos, en-
la oración que se hace en favor de ellos tonces no hay duda que los sufragios
les aproveche. comunes y los especiales valen más á uno
Al 3.° que la oración se considera, no que los comunes solamente.
solo de parte del que ora, sino también Responderemos, que la solución de
por parte de aquel por quien se ora, y de esta cuestión depende de la solución de
los dos depende su efecto. Y , portanto, la cuestión duodécima ( 1 ) . Porque si los
aunque á la divina virtud no es más di- sufragios hechos especialmente por uno
fícil absolver á muchos que á uno solo; valen indiferentemente para todos, en-
sin embargo la oración del que ora de tonces todos los sufragios son comunes;
este modo no es tan satisfactoria, por y, por tanto, será ayudado tanto aquel
muchos, como por uno solo. por quien no se hacen especiales, cuanto
aquel por quien se hacen, si es igual-
ARTÍCULO X I V . — ¿ i o s sufragios co- mente digno. Pero si los sufragios hechos
m u n e s v a l e n tanto para aquellos por q u i e n e s por alguno no aprovechan indiferente-
no s e h a c e n e s p e c i a l e s , cnanto para a q u e l l o s mente á todos, sino principalmente á
por q u i e n e s s e h a c e n , valen los e s p e c i a l e s y aquellos por quienes se hacen, entonces
comunes juntamente? no hay duda que los sufragios comunes
y especiales al mismo tiempo valen más
l.° Parece que tanto valen los sufra- á uno que los comunes solamente. Y por
gios comunes para aquellos por quienes esto el Maestro indica dos opiniones eii
no se hacen los especiales, cuanto para la letra (Sent. 4 , dist. 4 5 ) ; una, al decir
aquellos por quienes se hacen, valen los que igualmente aprovechan al rico los
especiales y comunes al mismo tiempo; comunes y especiales, y al pobre los co-
porque á cada uno se le retribuirá en lo munes solamente ; porque aunque por
futuro según los propios méritos. Mas muchos sea ayudado uno con preferencia
aquel por quien no se hacen sufragios, á otro, sin embargo no es ayudado más:
mereció que se le ayudase tanto después y la otra, diciendo que aquel por quieu
de la muerte, cuanto aquel por quien se se hacen los especiales, consigue una ab-
hacen los especiales. Luego será ayudado solución más pronta, pero no más plena;
tanto por medio de los sufragios comu- porque ambos serán librados finalmente
nes, cuanto aquel mediante los especiales de toda pena.
y comunes. Al argumento 1.° diremos que, como
2.° Entre los sufragios de la Iglesia, sedesprende de loantedicho (a. 12 al 2.°),
el principal es la Eucaristía. Mas ésta, el auxilio de los sufragios no cae direc-
conteniendo á Cristo todo entero, tiene tamente bajo el mérito, y en absoluto,
en cierto modo una eficacia infinita. Lue- sino como bajo condición. Y por tanto,
go una sola oblación de la Eucaristía, la razón no procede.
que se hace en común por todos, vale Al 2.° que aunque la virtud de Cristo,
para la plena libertad de los que están que se contiene en el sacramento de la
en el purgatorio ; y así tanto ayudan los Eucaristía, es infinita, sin embargo es de-
sufragios comunes solos, cuanto ayudan terminado el efecto al que el sacramento
los especiales y comunes juntamente. se ordena. Por lo cual no conviene que por
Por el contrario, se>deben elegir dos un solo sacrificio del altar se expíe toda
bienes más que uno. Luego los sufragios (1) O sea, de la cuestión ó tesis que el Santo Doctor trató eo
especiales y comunes aprovechan más á el artículo 12 de la presente cuestión.
CUESTIÓN LXXI. — ARTÍCULO XIV. 395
la pena de aquellos que están en el pur- se dispensa á otros por quienes no se ha-
gatorio ; así corno también ni por medio c e n , si de ellos necesitan, como lo mani-
de un solo sacrificio que uno ofrece, se fiesta el Damasceno (in serm. de D o r -
libra de toda la satisfacción debida por mientibus), diciendo a s í : «verdadera-
los pecados ; de donde se sigue que tam- » m e n t e D i o s , como j u s t o , tendrá en
bién se aplican muchas misas para satis- » cuenta la posibilidad respecto del que
facción de un solo pecado. N o obstante, » no puede ; como sabio negociará la con-
es creíble que por la divina misericordia, » mutación de los defectos » ; cuya nego-
si queda algún residuo de los especiales ciación ciertamente se considera si lo que
sufragios en favor de aquellos por quienes falta á u n o , lo suple á otro.
se hacen (como si de ellos no necesitan),
CUESTIÓN LXXII.
(l) Es cierto que los Santos conocen nuestras necesidades, dor {Luc. x v ) ó podrían ofrecer nuestros votos y oraciones á
y escuchan las oraciones que les dirigimos. Consta esto de la D i o s ? ( T o b . X I I , 12 ) . Y en cuanto al uso de la I g l e s i a , basta
práctica constante de la Iglesia, que siempre reconoció esta sencillamente recordar el establecimiento de las Letanías, ar-
verdad, la cual está e'spresamente consignada e n los libros gumento incontestable de la creencia de la Iglesia en el poder
santos y en la Tradición católica. Si así no fuese, ¿cómo se de los santos y del conocimiento que tienen de nuestras ne-
habrían de alegrar los A n g e l e s por la conversión de un peca- cesidades.
396 CUESTIÓN LXXII. — ARTÍCULO I.
4." A s í como los santos después de la cosas en la divina esencia, cuanto requie-
muerte ven al V e r b o , así también los án- re la perfección de su bienaventuranza.
g e l e s , de los que se dice (Math. 1 8 , 1 0 ) : [3] Conviene que los santos conozcan en
sus ángeles ven siempre la faz de miPa-¡ el Verbo todas aquellas cosas que quieren
dre. P e r o los ángeles viendo al Verbo no conocer. [ 4 ] Es manifiesto que los santos
por esto lo conocen t o d o ; puesto que los conocen en el Verbo los votos, las devo-
menores son purificados de la ignorancia ciones y oraciones de los hombres que se
por los superiores, como manifiesta San acogen á su auxilio.
Dionisio (Hierarch. c. 7 y E c c l . H i e - Responderemos que la divina esencia
rarch. c. 6). L u e g o ni los santos, aunque es suficiente medio para conocer todas
vean el V e r b o , conocen en él nuestras las cosas; lo cual se manifiesta porque
oraciones, y otras cosas que entre nos- D i o s , viendo su esencia, ve claramente
otros se hacen. todas las cosas. Sin embargo, no se sigue
5.° Solo D i o s ve los corazones. Mas la de aquí que todos los que ven la esencia
oración consiste principalmente en el co- de Dios conozcan todas las cosas, sino
razón. L u e g o á solo D i o s pertenece el co- solo los que comprenden la esencia de
nocer las oraciones, y por tanto, los san- D i o s ; así como de algún principio cono-
tos no conocen nuestras oraciones. cido no es consiguiente que se conozcan
Por el contrario, sobre aquello de todas las cosas que de tal principio se si-
J o b : ora fueren nobles sus hijos, ora g u e n , á menos que se comprenda toda la
no, no lo entenderá, dice San Gregorio virtud del principio. P o r lo cual, como
(Mor. lib. 1 2 , c. 1 4 ) : « esto no debe opi- las almas de los santos no comprenden la
» narse de las almas s a n t a s ; porque las divina esencia, no es consiguiente que co-
» que interiormente ven de la claridad de nozcan todas las cosas que por medio de
» D i o s omnipotente, de ningún modo se la divina esencia pueden conocerse. Por
» ha de creer que hayaesteriormente cosa lo que, aun sobre ciertas cosas, los ánge-
» alguna que ignoren ». L u e g o los mismos les inferiores son enseñados por los supe-
conocen nuestras oraciones. riores, aunque todos ven la esencia divi-
A d e m a s , San Gregorio ( D i a l o g . 2 , na. Mas cada bienaventurado es necesa-
c. 35) dice : para el alma que ve al Crea- rio que sobre otras cosas vea en la esencia
» dor es augusta toda criatura; porque divina tanto cuanto requiere la perfección
» por pequeña que sea la luz que ve del de su beatitud. Porque para la perfección
» Creador, se le hace breve todo lo que de esta se requiere que el hombre tenga
» ha sido criado». Pero lo que parece im- cuanto quiera, y no quiera nada desorde-
pedir sobremanera que las almas de los nadamente. M a s con recta voluntad cada
santos conozcan las oraciones y otras co- sujeto quiere conocer aquellas cosas que
sas que entre nosotros pasan, es que están al mismo atañen. Por lo q u e , como no
distantes de nosotros. Por consiguiente, falta á los santos ninguna rectitud, quie-
comola distancia no impide conocer aque- ren conocer las cosas que á los mismos
llas, como lo manifiesta la autoridad pre- pertenecen, y por t a n t o , conviene que las
dicha, parece que las almas de los santos conozcan en el Verbo. Y pertenece á su
conocen nuestras oraciones y las cosas gloria el prestar auxilio á los que lo ne-
que aquí se hacen. cesitan para su salud, porque de este
A d e m a s , si no conociesen las cosas modo se hacen cooperadores de Dios,
que entre nosotros pasan, no orarían por « que es lo más divino que h a y » , como
nosotros, porque ignorarían nuestros de- dice San Dionisio (Ceslest. Hierar. capí-
fectos. M a s este es el error de Vigilancio, tulo 3). D e donde se deduce que los san-
como dice San Jerónimo en su carta con- tos tienen conocimiento de aquellas cosas
tra él. L u e g o los santos conocen las c o - que para esto se requieren. Y así es ma-
sas que pasan entre nosotros. nifiesto' que conocen en el Verbo los vo-
t o s , las devociones y las oraciones de los
Conclusión. [ 1 ] Las almas de los san-
hombres que se acogen á su protec-
tos no conocen todas aquellas cosas que
ción ( 1 ) .
mediante la divina esencia pueden cono-
cerse. [2] Es necesario que cada uno de
(1) Aunque el Santo Concilio de Trento no definió como de
los bienaventurados vea tanto sobre otras le este punto, pero enseñó (sesión 26), que ia invocación de
CUESTIÓN LXXII. — ARTÍCULOS I V II. 397
Al argumento 1.° diremos que la pala- Al 5.° que los pensamientos de los co-
bra de San Agustín debe entenderse del razones solo Dios los conoce por sí mis-
conocimiento natural de las almas sepa- mo; sin embargo, los conocen otros, en
radas, el cual no está oscurecido en los cuanto les es revelado por la visión del
santos varones como lo está en los peca- Verbo ( 1 ) ó de cualquier otro modo.
dores; pero no habla del conocimiento
que está en el Verbo, el cual consta que A R T Í C U L O I I . — ¿ D e b e m o s Interpe-
no le tuvo Abraham en aquel tiempo en lar ó dirigirnos á los santos para que oren por
que estas cosas fueron dichas por Isaías; nosotros V (2)
puesto que antes de la pasión de Cristo
no llegó ninguno á la visión de Dios. 1.° Parece que no debemos acudir á
Al 2.° que los santos, aunque después los santos para que rueguen por nosotros.
de esta vida conocen las cosas que aquí Porque ninguno acude á los amigos de al-
pasan, sin embargo, no se ha de creer guno para que rueguen por él, sino en
que sean afectados con dolores, conocidas cuanto cree quede obtener por su media-
las adversidades de aquellos que amaron ción más fácilmente la gracia. Pero Dios
en este siglo; porque de tal modo están es hasta lo infinito más misericordioso
llenos del gozo de la beatitud, qué el do- que cualquier santo; y así su voluntad
lor no halla lugar en ellos. Por lo cual, se inclina más fácilmente hacia nosotros
si conocen los infortunios de los suyos para oirnos, que la de algún santo. Luego
después de la muerte, sin embargo, se parece superfluo constituir á los santos
atiende á su dolor, si ante tales infortu- mediadores entre nosotros y Dios, para
nios son sustraídos de este siglo. Pero tal que los mismos intercedan por nosotros.
vez las almas no glorificadas sentirían al- 2.° Si debemos interpelarlos ó invocar-
gún dolor si percibieran las incomodida- los para que oren por nosotros, esto no
des de sus amados. Y por cuanto el alma es sino porque sabemos que su oración es
del rey Josías no fue glorificada en el acepta á Dios. Pero cuanto uno es más
momento en que salió del cuerpo en santo entre los santos, tanto más valor
cuanto á esto, por esta razón San Agus- tiene su oración delante de Dios. Luego
tín (lib. De cura pro mort. gerenda, siempre deberíamos constituir interceso-
cap. 1 3 , 1 4 , 15) se esfuerza en deducir res por nosotros á los santos superiores
que las ánimas de los muertos no tienen delante de Dios y nunca á los menores.
conocimiento de los hechos de los vivos. 3.° Cristo, aun según que es hombre,
Al 3.° que las almas de los santos tie- se llama el santo de lo santos, y á él, se-
uen voluntad plenariamente conforme con gún que es hombre, compete el orar.
la voluntad divina, aun en deseo. Y por Pero nunca acudimos á Cristo para que
tanto, aunque conservan afecto de cari- ruegue por nosotros. Luego tampoco de-
dad para el prójimo, sin embargo, no les bemos acudir ó interpelar á otros santos.
prestan otro auxilio que el que ven que 4.° Todo el que rogado por uno inter-
está dispuesto según la divina justicia. Y cede por él, representa los ruegos del
no obstante, debe creerse que ayudan mismo ante aquel por quien intercede.
mucho á los prójimos intercediendo por Mas es superfluo representar cosa alguna
ellos delante de Dios. á aquel á quien todas están presentes.
Al 4.° que aunque á los que ven al Luego es superfluo que constituyamos á
Verbo no les sea necesario ver en él toda los santos intercesores por nosotros delan-
las cosas; ven no obstante, aquellas que te de Dios.
pertenecen á la perfección de su beatitud, 5.° Es superfluo aquello que se hace
como se ha dicho. por una cosa que sin ella se haría ó no
los santos es útil y buena ; y lo contrario, como asimismo todas pero ademas también nos dice en otra parte f l . - 2 . ^ , c. 82,
a
las necedades que á este propósito vomitaron los partidarios a. 4 al 2.°J que conocen eso misino por revelación.
de Lulero, es una impiedad que el Santo Concilio reprueba y (2) En la nota 1 . del anterior artículo hemos dicho que lo
a
condena. La doctrina que el Angélico en este artículo nos e n - que en este defiende Santo Tomás es doctrina católica, consi-
sena se comprenderá mejor, si se tiene en cuenta lo que dice derándose impia por el Santo Concilio de Trento la doctrina
en la 2."-2.¡e . 83, a. 4."
c contraria. Abundan las pruebas de Escritura y abundan las
(i) Aquí enseña Santo Tomás que los santos oyen nuestras de Tradición, remontándose á los tiempos apostólicos los tes-
peticiones y ven nuestras necesidades en e l ' V e r b o d i v i n o ; timonios que de esta última conservamos.
398 CUESTIÓN L X X I I . — ARTÍCULO II.
se haría del mismo modo. P e r o del mismo como los santos que están en la gloria se
modo los santos orarían por nosotros ó no hallan m u y cerca de D i o s , este orden de
orarían, ora nosotros les roguemos ó no la l e y divina requiere, que nosotros, que
les roguemos ; porque si somos dignos de permaneciendo en el cuerpo peregrinamos
que oren por nosotros, aun no rogándo- lejos de D i o s , nos reduzcamos á él por
selo nosotros, por nosotros orarían; y si santos medios ; lo cual ciertamente su-
somos indignos aunque les pidamos, no cede cuando por medio de ellos la divina
oran por nosotros. L u e g o el interpelarlos bondad derrama sobre nosotros su efecto.
para que oren por nosotros parece ente- Y por cuanto nuestra vuelta á Dios debe
ramente superfluo. corresponder al movimiento de las bonda-
Por el contrario, se dice ( J o b . 5, 1) : des del mismo hacia nosotros, así como
llama si hay alguno que te responda y mediando los sufragios de los santos lle-
vuélvete á alguno de los santos. P e r o g a n á nosotros los beneficios de Dios, así
« el llamar nuestro es » , como dice San conviene que nosotros volvamos á Dios
Gregorio en el mismo lugar (ibid.), «su- para que de nuevo recibamos sus benefi-
» plicar con instancia á D i o s con humilde cios mediando los santos. Y de aquí es
» ruego », L u e g o cuando queremos orar que los constituimos delante de Dios in-
á Dios debemos dirigirnos á los santos tercesores por nosotros, y como mediado-
para que rueguen á D i o s por nosotros. res, cuando les pedimos que oren por
A d e m a s , los santos que están en la nosotros.
gloria son más aceptos á D i o s que los A l argumento 1." diremos que, así como
que están en el estado de viadores. E s no es por defecto de la potencia divina el
así que á los santos que están en v í a d e - que se obre mediando las segundas cau-
bemos constituir intercesores por nos- sas agentes ; sino que es para comple-
otros delante de D i o s áejemplo del A p ó s - mento del orden del universo, á fin de
tol que decía ( R o m . 1 5 , 3 0 ) : ruegoos que su bondad se difunda más abundan-
hermanos por nuestro Señor Jesucristo y mente sobre las cosas, mientras que es-
por el amor del Espíritu Santo, que me tas reciben de él no solo las bondades
ayudéis con vuestras oraciones por mí á propias, sino que ademas existan como
Dios. L u e g o con mucha más razón nos- causa de bondad para otras ; así también
otros debemos pedir á los santos que e s - no es por defecto de la misericordia del
tán en la gloria, que nos ayuden con sus mismo el que convenga implorar su cle-
oraciones delante de Dios. mencia por medio de las oraciones de los
A d e m a s , conforme con esto está la santos ; sino para que con esto se guarde
común costumbre de la Iglesia que pide el predicho orden en las cosas.
la oración de los santos en las letanías. A l 2.° que aunque los santos superio-
Conclusión. [ 1 ] El orden de la ley di- res son más aceptos á D i o s que los infe-
vina requiere que nosotros que permane- riores, es ú t i l , sin embargo, orar de vez
ciendo en el cuerpo .peregrinamos ausen- en cuando aun á los santos menores. Y
tes de Dios, nos dirijamos hacia él por esto por cinco razones : 1 . porque algu-
a
santos medios [2]. Así como mediando nas veces tiene uno mayor devoción al
los sufragios de los santos llegan á nos- menor santo que al mayor; y de la de-
otros los beneficios de Dios, así conviene voción, sobre todo depende el efecto de
que nosotros nos dirijamos á Dios para la oración; 2 . para evitar el fastidio,
a
que de nuevo recibamos sus beneficios, porque la asiduidad de una sola cosa en-
mediando los santos. [3] Cuando nos- gendra h a s t í o , y por lo mismo que ora-
otros pedimos á los santos que oren por mos á diversos santos, como que se escita
nosotros, los constituimos intercesores por en cada uno n u e v o fervor de devoción;
nosotros delante de Dios y como media- 3 . porque se ha concedido á ciertos san-
a
de modo que por los seres intermedios se honor debido; y 5 . porque por las oracio-
a
lo que no se logra por la oración de uno los santos no siempre son oidos, cuando
solo. ruegan á Dios por nosotros.
A l 3.° que la oración es cierto acto. 3.° L o s santos en la patria se dicen
Pero los actos son de los supuestos par- iguales á los ángeles de D i o s como se
ticulares. Y por t a n t o , si dijésemos, manifiesta ( M a t t h . 22), P e r o los ángeles
Cristo ora por nosotros, s i n o añadiéra- no siempre son oidos en sus oracioues di-
mos algo, parecería que esto se refería á rigidas á D i o s , lo cual se manifiesta por
la persona de Cristo, y así parecería ser lo que se lee (Daniel, 10, 12), donde se
conforme ó al error de Nestorio, que dis- dice : yo he venido por tus ruegos : mas
tinguió en Cristo la persona del hijo del el príncipe del reino de los persas me ha
hombre de la persona del Hijo de D i o s ; resistido veintiún dias. M a s no había v e -
ó al error de Arrio que estableció que la nido en auxilio de Daniel el ángel que le
persona del Hijo era menor que la del hablaba, sino para pedir á D i o s la liber-
Padre. P o r lo que para evitar estos erro- tad del pueblo ; y sin e m b a r g o , se vio es-
res no dice la Iglesia : Cristo ruega por torbado el cumplimiento de su oración.
nosotros ; sino Cristo óyenos, 6 ten mise- L u e g o ni aun otros santos orando por
ricordia de nosotros. nosotros delante de D i o s , son siempre
Al 4.° que como se espondrá más ade- oidos.
lante (art. s i g . ) , no se dice que los santos 4.° Todo el que con la oración impe-
representan á D i o s nuestras preces, como tra a l g o , en cierto modo lo merece. M a s
si le manifestasen cosas desconocidas; los santos que están en la patria no e s -
sino porque piden que aquellas sean oidas están en estado de merecer. L u e g o no
por D i o s , ó porque consultan sobre ellas pueden con sus oraciones impetrar algo
la voluntad divina, es decir, que debe ha- para nosotros ante Dios.
cerse conforme á su providencia. 5.° L o s santos conforman en todo su
Al 5.° que por esto mismo alguno se voluntad con la divina. L u e g o no quie-
hace digno de que un santo ruegue por ren sino lo que saben que D i o s quiere.
él, pues que recurre al mismo en su nece- Mas ninguno ruega sino lo que quiere.
sidad con pura devoción. Y así no es su- L u e g o no oran sino por aquello que sa-
perfluo que roguemos á los santos. ben que Dios quiere. P e r o lo que D i o s
quiere, se haría aun sin orar ellos. L u e g o
ARTÍCULO I I I . — t a s oraciones «io ios sus oraciones no son eficaces para impe-
«mitos hechas por nosotros á Uios son s i e m - trar algo.
pre oídas ? (1) 6.° L a s oraciones de toda la curia ce-
lestial, si algo pueden impetrar, serían
1.° Parece que las oraciones de los más eficaces que todos los sufragios de
santos hechas á Dios por nosotros no la Iglesia presente. Pero multiplicados
siempre son oidas; porque si siempre lo los sufragios de la Iglesia presente h e -
fuesen, serían oídos principalmente los chos en favor de alguno que existe en el
santos sobre las cosas que les pertenecen. purgatorio, sería este totalmente absuel-
Mas sobre estas no son oidos, por lo que to de la pena. A s í p u e s , como los santos
se dice (Apocal. 6 , 1 1 ) , que á losmárti- que están en la patria, ruegan con una
res que pedían venganza de los que ha- misma oración por los que están en el
bitan en la tierra se les contestó ; que purgatorio lo mismo que por nosotros, si
reposasen aún un poco destiempo, hasta para nosotros impetran algo entonces sus
que se cumpliese el número de sus con- oraciones, absolverían totalmente de pena
siervos y el de sus hermanos. L u e g o m u - á aquellos que están en el purgatorio ; lo
cho menos son oidos respecto de las co- que es falso, porque en este sentido se-
sas que á otros pertenecen. rían inútiles los sufragios de la Iglesia
2.° Se dice ( J e r e m . 1 5 , 1 ) : Aunque hechos por los difuntos.
Moisés y Samuel se me pusieren delante, Por el contrario, es lo que consta
no es mi alma para con este pueblo. L u e g o ( i l Macab. ult. 1 4 ) : este es el que ora
mucho por el pueblo y por toda la ciudad
(1) Afirmativamente responde el Santo Doctor, y sus razo- santa, Jeremías, Profeta de Dios ; y que
nes hacen que esto sea, como dice Silvio, la sentencia más v e -
rosímil. su oración sea o i d a , se manifiesta por lo
400 CUESTIÓN LXXII. — ARTÍCULO III.
que sigue, que estendió Jeremías su dies- nosotros, siempre son o i d o s ; porque no
tra, y dio á Judas una espada, diciendo: quieren sino lo que Dios quiere, ni piden
recibe una espada santa, donde Dios, etc. sino lo que quieren que se haga : y lo que
A d e m a s : San Jerónimo dice (in epist. Dios quiere, siempre se cumple, á menos
contra Vigilantium); « dices en tu libelo que hablemos de la voluntad, anteceden-
» que mientras vivimos, podemos orar t e , según la cual quiere que todos los
í> mutuamente por n o s o t r o s ; mas des- hombres se salven, la cual no siempre se
» pues que hubiéramos muerto, la ora- cumple. Por lo que no debe estrañarse,
B cion de ninguno será oida». Y después si aun lo que los santos quieren conforme
reprueba esto, diciendo así: « si los após- á este modo de voluntad, alguna vez no
» toles y los mártires constituidos aún en se cumple.
» el cuerpo, ó viviendo, pueden orar por A l argumento 1.° diremos, que aquella
» los demás, cuando por sí aun deben es- oración de los mártires no es otra cosa
» t a r solícitos, ¿cuánto más después de que su deseo de obtener la estola del
las coronas, victorias y triunfos? cuerpo, y la sociedad de los santos que
A d e m a s : es también la costumbre de se han de salvar, y el consentimiento con
3a I g l e s i a , la cual pide frecuentemente que se adhieren á la divina justicia, que
ser ayudada por 1 as oraciones de los santos. castiga á los malos. P o r lo que (Apocal.
Conclusión. [ 1 ] Las oraciones, ora 6 , sobre aquello d e : ¿hasta cuándo Se-
espresas, ora interpretativos de los san- ñor, etc.) dice la Glosa (ordin.): « desean
tos, son, en cuanto está de su parte, efi- » u n gozo mayor, y la compañía de los
caces para impetrar lo qué piden. [2] De i> Santos, y asienten á la justicia de
parte nuestra puede haber defectos : que » Dios x> (1).
no consigamos el fruto de las oí-aciones A l 2.° que el Señor habla allí de Moi-
interpretativas de los santos, esto es, según sés y de Samuel según el estado en que
que se dice, que ruegan por nosotros, por- se hallaron en esta vida ; porque se lee
que sus méritos nos aprovechan. [ 3 ] Las que los mismos resistieron la ira de Dios,
oraciones espresas de los santos, esto es, orando por el pueblo : y sin embargo, si
según que ruegan por nosotros, pidiendo en aquel tiempo hubiesen existido, no
con sus votos alguna cosa para nosotros, hubieran podido aplacar á D i o s con sus
siempre son oidas. [ 4 ] No debe estrañarse oraciones en favor del pueblo, por la ma-
si las oraciones espresas de los santos á licia de aquel mismo pueblo. Y esta es
manera de voluntad antecedente alguna la inteligencia de aquella letra.
vez no se cumplen. A l 3.° que esa pugna de los ángeles
R e s p o n d e r e m o s , que los santos se dice buenos no se entiende en el sentido de
que ruegan por nosotros de dos modos: que dirigiesen á D i o s oraciones contra-
uno con oración expresa, mientras que rias , sino porque referían los méritos con-
con sus votos llaman á los oidos de la di- trarios de diversas partes al examen di-
vina clemencia por nosotros : y otro con v i n o , esperando la divina sentencia. Y
oración interpretativa, á saber, por sus esto es lo que San Gregorio (Moral, lib.
m é r i t o s , los que existiendo delante de 1 7 , cap. 8 ) , esponiendo las predich'as pa-
D i o s , no solo ceden en gloria s u y a , sino labras de D a n i e l , d i c e : « l o s sublimes
que también son para nosotros sufragios » espíritus que tenían el principado sobre
y ciertas oraciones; así como la sangre » las naciones, de ningún modo peleaban
de Cristo derramada por nosotros se dice » en favor dé* los que obraban injusta-
que pide perdón. Y de los dos modos las » mente, sino que examinaban sus he-
oraciones de los santos s o n , cuanto está » chos, juzgándolos j u s t a m e n t e , y cuan-
de su parte, eficaces para impetrar lo que » do la culpa ó la justicia de cada nación
piden. Mas de parte nuestra puede ha- » es conducida al concilio de la curia ce-
ber defectos, por los q u e no consigamos » l e s t e , se manifiesta que obtuvo ó no en
el fruto de las oraciones de los mismos, » el combate la prepositura de aquella
según qué se dice que ruegan por nos- » misma nación. L a causa única de todas
otros, porque nos ayudan sus méritos. » estas victorias, es la voluntad supre-
P e r o según que ruegan por nosotros, e x i -
giendo con sus votos alguna cosa para (1) Consúltese lo dicho en la Parte III, c. 86, a. 1. al 2.°
CUESTIÓN LXXII. — A R T Í C U L O III. 401
y> ma, á la que mirando siempre, lo que A l 5.° q u e , como se manifiesta por la
» no pueden conseguir, nunca lo quie- autoridad de San Gregorio aducida (al
ren» ; (1) por lo que ni aun lo piden. 3.°), los santos ó los ángeles no quieren
De lo cual se infiere también que sus sino lo que ven en la voluntad divina, y
oraciones siempre son oidas. así también no piden otra cosa. Y sin em-
A l 4.° que aunque los santos no están bargo, no es infructuosa su oración; por
en estado de merecer para sí, después que como dice San Agustín en el libro
que están en la patria, lo están sin em- De Prcedestinatione sanctorum (seu de
bargo para otros, ó más bien de ayudar donopersever., cap. 22), y San Gregorio
á otros por el mérito precedente, porque (Dialog. lib. 1 , cap. 8 ) , las oraciones de
viviendo merecieron delante de D i o s el los santos aprovecban á los predestina-
que sus oraciones fuesen oidas después dos ; porque tal vez está predispuesto or-
de su muerte. O debe decirse que la ora- denadamente que se salven por las ora-
ción merece de parte de uno y de parte nes de los que interceden ; y así también
de otro impetra. Porque el mérito con- D i o s quiere que con las oraciones de los
siste en cierta igualación del acto al fin, santos se cumpla aquello que los santos
por el cual e s , que se le da como la ven que él quiere.
merced ; y la impetración de la oración A l 6.° que los sufragios de la Iglesia
se funda en la liberalidad del que es ro- por los difuntos son como ciertas satisfac-
gado ; por lo cual algunas veces por la ciones de los vivos en lugar de los muer-
liberalidad del que es rogado, impetra la t o s , y conforme á esto absuelven á los
oración lo que no mereció ó aquel que muertos de la pena que no pagaron. P e r o
ruega, ó aquel por quien se ruega. Y así, los santos que están en la patria no están
aunque los santos no están en estado de en estado de satisfacer. Y por tanto no
merecer, sin embargo no se sigue que no h a y paridad entre sus oraciones y los su-
estén en estado de impetrar. fragios de la Iglesia (2).
(1) Esta cuestión está tratada de propósito en la Parte I , tracion, en tanto que la de los vivos va ademas acompañada
C. 113, a. 8. de las satisfacciones de esa y de otras buenas obras que por
(2) No porque no oren los santos por los difuntos, según se l o s difuntos quieran practicar.
lia dicho; sino que la oración do estos es puramente de impe"
Luna deben oscurecerse entonces? 3. Serán movidas las virtudes de los cielos al venir el Señor?
a
go ni la luz quedará en los cuerpos ce- tiempo cercano antes del juicio, en este
lestes. sentido podrá suceder que el Sol y la
3.° Los cuerpos inferiores se purifica- Luna y los otros luminares del cielo se
rán (como á ciertos parece) de las cua- oscurezcan por la privación de su luz, ya
lidades con que obran. Mas el cuerpo ce- en diversos tiempos, ya simultáneamente,
leste no solo obra por el movimiento, haciendo esto la virtud divina para ter-
sino mediante la luz, como se ba dicho ror de los hombres.
(in arg. prcec). Luego así como cesará Al argumento 1.° diremos, que Rá-
el movimiento del cielo, así también la bano habla en cuanto al tiempo prece-
luz de los cuerpos celestes. dente al juicio; por lo que añade que,
Por el contrario, según los astrólo- concluido el dia del juicio, se verificará
gos, el Sol y la Luna no pueden padecer lo que Isaías dice.
eclipse á un tiempo mismo ( 1 ) . Mas Al 2.° que la luz existe en los cuerpos
aquel oscurecimiento del Sol y de la Luna celestes no solo para causar la genera-
se dice ser simultáneo, al venir el Señor ción en estos inferiores, sino también
al juicio. Luego no habrá oscurecimiento para su perfección y belleza. Por lo que
verdadero por modo de eclipse natural. no conviene que, cesando la generación,
Ademas, no conviene que sea una cese la luz de los. cuerpos celestes, sino
misma la causa del defecto y del aumento más bien que se aumente.
de una cosa. Pero, al venir el Señor, la Al 3.° que no parece ser probable que
luz de los luminares se aumentará : por las cualidades elementales se quiten de
lo que se dice (Is. 30, 26) : será la luz de los elementos, aunque ciertos sujetos, es-
la Luna como la luz del Sol, y la luz del tablecieron esto. Sin embargo, si se qui-
Sol será siete veces mayor. Luego no es tasen, aun no habría semejanza respecto
conveniente que,.al venir el Señor, cese de ellos y de la luz ; porque las cualida-
la luz de aquellos cuerpos. des elementales tienen mutua contrarie-
Conclusión. [ 1 ] No es creíble que el dad, por lo que obran corrompiendo;
Sol y la Luna en el mismo momento de la mas la luz no es principio de acción por
venida de Cristo se oscurezcan con la vía de contrariedad, sino por vía del
privación de su luz. [ 2 ] El Sol y la Luna principio que regula los contrarios, y los
y los otros luminares del cielo en el tiem- reduce á concordia. Ni tampoco hay se-
po cercano 'al juicio se oscurecerán con mejanza respecto del movimiento de los
la privación de su luz, ó en diversos cuerpos celestes. Porque el movimiento
tiempos, ó al mismo tiempo, haciéndose es acto del ser imperfecto ; por lo que
esto por la virtud divina para el terror hasta debe quitarse, cuando se quite la
de los hombres. imperfección, lo cual no puede decirse de
Eesponderémos, que si hablamos del la luz.
Sol y la Luna en cuanto al mismo mo-
mento de la venida de Cristo, en este ARTÍCULO I I I . — s e conmoverán ia»
sentido no es creíble que se oscurecerán virtudes de los cielos al venir e l Señor ? (2)
por la privación de su luz, porque todo
se renovará, al venir Cristo, y al resuci- 1.° Parece que las virtudes de los cie-
tar los santos, como se dirá (Cuest. sig.). los no se conmoverán al venir el Señor.
Pero si hablamos de ellos conforme al Porque virtudes de los cielos no pueden
( l j A s í se creía en [os tiempos del Santo Doctor. Pero t e - panto y quedarán horrorizados por esos extraordinarios sacu-
niendo en c u e n t a , como hoy es evidente en astronomía, que dimientos del orbe. Pero Cornelio á Lapide entiende por virtu-
la luz de la Luna depende de la que le refleja el Sol, resultará des los mismos astros del cielo, los c u a l e s , al fin del mundo,
que no solamente no son incompatibles esos dos eclipses, sino cambiarán sus movimientos, á lo cual se seguirá una extraor-
que, dado el del Sol, el de la Luna es su forzosa consecuencia* dinaria perturbación en todo el sistema planetario y los consi-
(2) Afirmativamente responde Santo Tomás, pues la propo- guientes sacudimientos que no solo en la tierra, sino en todos
sición de este artículo está literalmente tomada del E v a n g e - los astros tendrán forzosamente que seguirse. 0 bien , dice el
lio (Mat. 24, v . 29J. Qué es lo que debe entenderse por virtu- mismo sabio intérprete, puede entenderse bajo esa denomina-
des de los cielos, no están conformes los intérpretes. Orígenes, ción, los polos y ejes en que descansan los astros y que son
San Juan Crisóstomo, Teofilato y otros, entienden por v i r t u - como las fuerzas dellirmamento ; y sobre cuyos ejes, añadi-
des el séptimo coro de los A n g e l e s , conocidos con ese mismo remos nosotros, verifican sus revoluciones esos mismos astros:
nombre de Virtudes. S e g ú n estos intérpretes, al ver esos sobe, por lo cual, perturbado el e j e , la perturbación que de ahí se
ranos espíritus los prodigios del fin del mundo, ellos, aunque seguirá, escede todos los límites de lo imagirtable.
poderosísimos por la virtud del Omnipotente, caerán de es-
CUESTIÓN LXXIII.—ARTÍCULO III. 405
llamarse sino los ángeles bienaventura- se dice que se mueven por la admiración
dos. Pero la inmutabilidad es propiedad de la novedad que habrá en el mundo,
de la bienaventuranza. Luego no podrán como se expresa en la letra. Puede tam-
ser movidos. j bién exponerse según que el nombre de
2.° La causa de la admiración es la virtud es nombre propio del orden: y en-
ignorancia, como se manifiesta (Met. 1. tonces aquel orden se dice que se mueve
1, c. 2). Pero así como de los ángeles con preferencia á los otros por razón del
está lejos el temor, así también la igno- efecto, porque á aquel orden, según San
rancia, porque, como dice San Gregorio Gregorio (ibid.), se atribuye el hacer los
(Dialog. 1. 4, 33 et 1. Moral, c. 14): milagros que se harán sobre todo cerca
« ¿qué hay que no vean los que ven al de aquel tiempo : ó porque aquel orden,
s que está viendo todas las cosas»? Lúe-' siendo de media jerarquía, según San
gono podrán ser movidos por la admira- Dionisio (cceles. hierar. cap. 8, e t . l l j ,
ción, como se dice en la letra (Sent. 4, no tiene potencia limitada ; por lo que
dist. 48). conviene que su ministerio sea acerca de
3.° Todos los ángeles asistirán al jui- causas universales. De donde el oficio
cio divino ; por lo que se dice (Apocal. propio de las virtudes' parece ser mover
7 , 2 ) : todos los ángeles estaban al rede- los cuerpos celestes, que son causa de
dor del Trono. Pero las virtudes desig- aquellos que se mueven en la naturaleza
nan un orden especial en los ángeles. inferior, y esto mismo significa el nom-
Luego no debió decirse de ellas que se bre, porque se llaman virtudes de los cie-
conmoverán más bien que de los otros los. Entonces, pues, se moverán, porque
ángeles. cesarán de su efecto, no moviendo en lo
Por el contrario, es lo que se dice sucesivo los cuerpos celestes ; así como
(Job. 2 4 , 2) : tiemblan las columnas del ni los ángeles que están destinados para
cielo, y se llenan de pavor á su señal. guarda de los hombres se entregarán en
Mas por columnas del cielo no pueden adelante al oficio de la guarda.
entenderse sino las virtudes de los cielos. Al argumento 1.° diremos, que aquella
Luego las virtudes de los cielos se con- mudanza no varía cosa alguna de las que
moverán. pertenecen á su estado, sino que se refiere
Ademas, se dice (Matth. 24, 29) : las ó al efecto de aquellas que pueden ser
estrellas caerán del cielo y las virtudes cambiadas sin mutación suya,..ó á la nue-
de los cielos se conmoverán. va consideración de las cosas, que antes,
Conclusión. [1] Se dice que todos los según las especies concretas, no habían
ángeles se mueven entonces, como vi- podido ver. Pero la beatitud no les quita
niendo el Señor al juicio, por la admira- esta vicisitud, ó variación de pensamien-
ción de la novedad, que habrá en el tos. Por lo que dice San Agustín (De
mundo. [2] El orden especial de las vir- Trinit. lib. 3 , cap. 4 y 5 ) , que «Dios
tudes se moverá entonces más que los » mueve á la criatura espiritual por me-
otros por razón de un efecto doble. » dio de los tiempos ».
Responderemos, que las virtudes en Al 2.° que la admiración suele ser so-
los ángeles se dicen de dos modos, como bre aquellas cosas que exceden á nuestro
lo manifiesta San Dionisio (Ccelest. hie- conocimiento ó facultad: y conforme á
rarch. cap. 11). Porque alguna vez el esto, las virtudes de los cielos,se admi-
nombre de virtudes se apropia á un or- rarán de la virtud divina que hace tales
den, el cual, según el mismo, tiene el cosas, en cuanto distan de su imitación
medio en la intermedia jerarquía ; mas y comprensión ; á cuyo modo dice Santa
según San Gregorio (hom. 34 in Evang.) Inés que « el Sol y la Luna admiran su
es el supremo de la ínfima jerarquía. De » belleza ». Y así no se establece en el
otro modo se toma comunmente por todos ángel la ignorancia; pero se hace ver que
los espíritus celestiales. Y de ambos modos no pueden comprender á Dios.
puede considerarse en nuestro propósito. Al 3.° que es manifiesta la respuesta
Porque en la letra (loe. sup. cit.) se expo- por lo dicho (in corp. art.).
ne según que se toma del segundo modo,
á saber, por todos los ángeles: y entonces
CUESTIÓN LXXIV.
fuego?—3. Aquel fuego es de la m i s m a especie que el fuego elemental?—4. Aquel fuego purificará
a a
t a m b i é n los cielos superiores ?—5. Aquel fuego h a b r á de c o n s u m i r otros elementos ?—6. Purificará
a a
todos los elementos?—7. Aquel fuego p r e c e d e r á , ó seguirá al juicio?—8. Por medio de aquel fuego
a a
paracion de las partes del mundo unas de materia propia (porque de este modo está
otras en el principio del mundo se hizo lejos de nosotros),-sino solamente según
por sola la virtud divina, porque por esta que está en materia ajena, y en cuanto á
se determina la obra de la distinción ; esto el mundo podrá ser purificado por
por lo que también Anaxágoras supuso medio del fuego, existiendo en su pureza.
que la segregación se hace por el acto del Mas en cuanto á lo que tiene adjunto de
entendimiento que mueve todas las cosas, estraño, podrá ser purificado, y así, bajo
como refiere Aristóteles (Phys. lib. 8, diverso aspecto, será uno mismo el que
test. 77). Luego parece que en el fin del purifica y el purificado, lo cual no es in-
mundo la purificación se hará inmediata-' conveniente.
mente por Dios y no por medio del fuego. Al 2.° que la primera purificación del
Por el contrario, es lo que se dice mundo, que se hizo por medio del diluvio,
(Psal. 4 9 , 3) : fuego se encenderá en su no atañía sino á la infección del pecado.
presencia y al rededor de él tempestad Y principalmente entonces reinaba el pe-
fuerte; y después sigue hablando del jui- cado de la concupiscencia; y por tanto,
cio : llamará de arriba al cielo y á la se hizo convenientemente la purificación
tierra para juzgar á su pueblo. Luego por medio de su contrario, esto es, por
parece que la última purificación del medio del agua. Mas la segunda purifica-
mundo se hará por medio del fuego. ción dice relación, no solo á la infección
Ademas, se dice ( n . Petri últ. 12) : de la culpa, sino á la mezcla de impure-
los cielos ardiendo serán deshechos, y los za; y en cuanto á ambas cosas, conviene
elementos se fundirán con el ardor del más que se haga por medio del fuego
fuego. Luego aquella purificación se hará que por el agua. Porque el agua no tiene
por medio del fuego ( 1 ) . fuerza para separar, sino más bien para
Conclusión. Convenientísimamenté se reunir, por lo que la impureza natural de
hará la purificación por medio' del fuego. los elementos no puede quitarse por me-
Eesponderémos, que aquella purifica- dio del agua natural, como se quita por
ción, como se ha dicho (a. 1), quitará del medio del fuego. Del mismo modo tam-
mundo la infección dejada por la culpa, bién cerca del fin del mundo reinará el
y la impureza de la mezcla; y será dis- vicio de la tibieza, como envejeciéndose
posición para la perfección de la gloria. ya el mundo; porque se dice (Math. 24,
Y por tanto, en cuanto á estas tres co- 12) : entonces se entibiará la caridad de
sas, convenientísimamente se hará la pu- muchos. Por lo que entonces la purifica-
rificación por medio del fuego. En primer ción se hará convenientemente por medio
lugar porque el fuego, siendo el más no- del fuego. Y no hay cosa alguna que por
ble de los elementos tiene propiedades medio del fuego no pueda purificarse de
naturales más semejantes á las propieda- algún modo. Mas hay ciertas cosas que
des de la gloria, como se ve principal- sin la corrupción de su sustancia no pue-
mente en la luz. En segundo lugar, por- den purificarse por medio del fuego, como
que el fuego no recibe la mezcla de obje- el paño ó vestido, los vasos de madera y
to estraño, como otros elementos, por la cosas semejantes; y tales cosas manda
eficacia de su virtud activa. Y en tercero, la ley que se purifiquen por medio del
porque la esfera del fuego está distante agua, las cuales, sin embargo, finalmen-
de nuestra habitación, y no nos es tan te se corromperán por medio del fuego.
común el uso del fuego como el de la Al 3.° que por medio de la obra de dis-
tierra, el agua y el aire, por lo cual no tinción hay en las cosas diversas formas
se inficiona ó corrompe así, y ademas conferidas, por las que se distinguen
de esto tiene una eficacia máxima para unas de otras; y por tanto, esto no pudo
purificar y para dividir sutilizando los ob- hacerse sino por aquel que es autor de la
jetos. naturaleza. Mas por la final purificación
Al argumento 1.° diremos que el fuego se reducirán las cosas á la pureza en que
no lo usamos nosotros según que está en fueron creadas ; y por tanto, en esto po-
(1) Y no solo estos textos terminantes, sino muchos otros devorador, ó Isaías (66, v. 16J : hé aquí que el Señor vendrá en
dicen casi en las propias palabras lo mismo que el A p ó s t o l ; fuego, etci
como por ejemplo el profeta Joel ( n , 3 ) : ante ta faz de el fuego
CUESTIÓN LXVIV. — ARTÍCULOS II Y I I I . 409
drá la naturaleza exhibir su ministerio al hay tres opiniones. Porque algunos di-
Creador; por tal causa se confía el mi- cen, que el fuego elemento, que está en
nisterio á la criatura, porque esto cede en su esfera, descenderá para la purificación
nobleza suya. del mundo, y el modo del descenso le es-
tablecen por la multiplicación ; porque el
ARTÍCULO I I I . — i Aquel fuego c o n q u e fuego, aplicándole combustible por todas
el mundo s e r á piu-iHcado e s de l a m i s m a e s - partes, se aumenta. Y esto se hará prin-
pecie que el fuego e l e m e n t a l ? cipalmente entonces cuando la virtud del
fuego se elevará sobre todos los otros
l.° Parece que aquel fuego no es de elementos. Mas contrario á esto parece
la misma especie que el fuego elemental. ser que aquel fuego no solamente des-
Porque nada consume á sí mismo. Mas cenderá, sino que algunos santos mani-
aquel fuego consumirá los cuatro ele- fiestan que ascenderá, como consta ( n
mentos , como dice la Glosa (Ord. Bedas, Petri. 1), donde se dice que el fuego
super illud. elementa vero, I I . Petriult.). del juicio subirá tanto como el agua del
Luego aquel fuego no será de la misma diluvio. Por lo que parece que aquel fue-
especie que el fuego elemental. go está cerca del lugar medio de la gene-
2.° Así como la virtud se manifiesta ración. Y por esto dicen otros que aquel
por la operación, así la naturaleza por la fuego se engendrará cerca del lugar me-
virtud. Pero aquel fuego tendrá otra vir- dio por la reunión de los rayos de los
tud distinta del fuego que es elemento, cuerpos celestes, como vemos que se re-
esto es, porque purificará el universo, lo unen en el espejo comburente : pero en-
que ese fuego no podrá hacer. Luego no tonces en lugar de los espejos serán las
será de la misma especie que este. nubes cóncavas hacia las que se verifica-
3.° Las cosas que son de una misma rá la reverberación de los rayos.Mas esto
especie en los cuerpos naturales tienen el tampoco parece conveniente, porque como
mismo movimiento. Mas aquel fuego ten- á los efectos de los cuerpos celestes sigan
drá otro movimiento distinto del fuego determinadas posiciones y aspectos de
que es elemento, porque se moverá hacia aquellos, sipor virtud délos cuerpos celes-
cualquier lado, para que pueda purificar- tes se engendrase aquel fuego, el tiempo
lo todo. Luego no será de la misma es- de aquella purificacionpodría ser conocido
pecie. para los que consideran el movimiento de
Por el contrario, es lo que dice San los astros ; lo que repugna á la autoridad
Agustín (De civit D e i , lib. 2 0 , c. 16), y de la Escritura. Y por tanto, dicen otros
se tiene en la Glossa (ord. et interl. im- que siguen á San Agustín, que, « así
plic, super illud : Prmterit enim, i Cor. » como con la inundación de las aguas
7), que « la figura de este mundo pere- « purificaderas se hizo el diluvio, así con
» cera en la conflagración de los fuegos D la conflagración de los fuegos purifica-
» purificadores ». Luego aquel fuego será » dores perecerá la figura de este mun-
de la naturaleza del que ahora hay en » do », como se dice (De civit. Dei, lib.
este mundo. 2 0 , ibid.). Mas esta conflagración no es
Ademas, así como la purificación fu- otra que la reunión dé todas las causas
tura se hará por medio del fuego, así la inferiores y superiores, que por su natu-
precedente fué por medio del agua ; y se raleza tienen la virtud de inflamar: la
compara la una á la otra ( I I Petri, 3). cual reunión ciertamente no se hará por
Mas en la primera purificación el agua el curso natural de las cosas sino por
fue de la misma especie que el agua ele- virtud divina ; y de todas estas causas
mental. Luego del mismo modo en la se- así reunidas se engendrará el fuego, que
gunda purificación el fuego será de la abrasará la faz de este mundo. Pero si
misma especie que el elemental. estas opiniones se consideran bien, se ha-
Conclusión. Se ha de concede?' que el llará, que se diversifican en cuanto á la
fuego con que será purificado el mundo, causa de la generación de aquel fuego, y
será de la misma especie que este fuego no en cuanto á su especie. Porque el
elemental. fuego engendrado por el Sol, ó por otro
cuerpo inferior que calienta es la misma
Responderemos, que acerca de esto
410 CUESTIÓN LXXIV. — ARTÍCULOS III Y IV.
especie que el fuego que está en su esfe- fuerza para purificar la faz del mundo,
ra, ó no ser en cuanto se le mezcla algo sea de la misma especie que el fuego que
de otra materia ajena; lo cual, en ver- hay entre nosotros ; puesto que la fuerza
dad, convendrá entonces, porque el calefactiva no nace en el mismo de sus
fuego no puede purificar cosa alguna sino principios esenciales, sino de la virtud ú
haciéndola otra por su materia de cierta operación divina : ó bien se diga que
manera. Por lo que debe concederse en aquella virtud es alguna cualidad abso-
absoluto que aquel fuego será de la mis- luta , como el calor en el agua calentada,
ma especie que este. 6 que es cierta intención, como se ha
A l argumento 1.° diremos que aquel dicho de la virtud instrumental (Sent. 4,
fuego, aunque sea de la misma especie dist. 1, q. 1, a. 4 ) . Y esto es lo más
que el que existe entre nosotros, sin em- probable, porque aquel fuego no obrará
bargo, no es el mismo en número. Por- sino como instrumento de la virtud di-
que vemos que de dos fuegos de una mis- vina.
ma especie el uno destruye al otro, es Al 3.° que el fuego por naturaleza
decir, el mayor al menor, consumiendo propia no se dirige sino hacia arriba;
su materia, y del mismo modo aquel mas en cuanto sigue á la materia, á la
fuego podrá consumir el que hay entre cual busca cuando está fuera de su pro-
nosotros. pia esfera, en este sentido sigue la posi-
Al 2.° que así como la operación que ción de la materia combustible ; y de
procede de la virtud de una cosa, es in- este modo no hay inconveniente en que
dicio de su virtud, así también su virtud se mueva ó alrededor, ó hacia abajo, y
es indicio de su esencia ó naturaleza, que principalmente según que obra como ins-
procede de los principios esenciales de la trumento de la virtud divina.
cosa ; mas la operación que no procede
de la virtud de la cosa que obra, no in- A R T Í C U L O I V . — Aquel fuego purioca-
dica la virtud de la misma, como se ve n i tumb.cn los cielos superiores ?
en los instrumentos; porque la acción
del instrumento más manifiesta la virtud 1.° Parece que aquel fuego purificará
del que le mueve, que la virtud del ins- también los cielos superiores, "porque
trumento, porque manifiesta la virtud (en el Salmo 1 0 1 , v. 2 0 ) , se dice : Obras
del agente como primer principio de la ale tus manos son los cielos : los mismos
operación ; y no manifiesta la virtud del perecerán ; mas"j,ú permaneces. Pero los
instrumento, sino en cuanto es suscepti- cielos superiores son también obras de
ble de la influencia del principal agente, las manos de Dios. Luego también los
según que es movido por él. Y del mis- mismos perecerán en aquella final con-
mo modo la virtud que no procede de los flagración del mundo.
principios esenciales de una cosa, no ma- 2.° Se dice ( n Petr. 3 , 12) : los cielos
nifiesta su naturaleza, sino en cuanto á ardiendo serán deshechos y los elementos
la susceptibilidad: como la virtud por se fundirán en el ardor del fuego. Mas
la que el agua calentada puede calen- los cielos que se diferencian de los ele-
tar, no manifiesta su naturaleza sino en mentos, son los cielos superiores, en los
cuanto á la calefacción; y por tanto, no que están fijas las estrellas ( 1 ) . Luego
hay inconveniente en que el agua, te- parece que también aquellos se purifica-
niendo esta virtud, sea de la misma es- rán por medro de aquel fuego.
pecie que el agua que no la tiene, Del 3.° Aquel fuego tendrá por objeto
mismo modo también no hay inconve- eliminar de los cuerpos la indisposición
niente en que aquel fuego que tendrá para la perfección de la gloria. Mas en
(1) No se olvide en todo cuanto el Santo dice sobre elemen- que una cosa es la verdad de las proposiciones que Santo To-
os, su número, cielos, estrellas, e t c . , e t c . , que habla s e g ú n más defiende, con argumentos en su tiempo incontestables,
la altura en que estaban las ciencias naturales en su s i g l o . y otro la mayor ó menor solidez de la argumentación; pues
E s por consiguiente inútil detenerse á señalar los puntos en aun cuando esta -laquease por deficiencia de los conocimien-
q u e el Santo Doctor discrepa d é l o hoy universalmente admi- tos físicos ó astronómicos, no por eso sería menos verdad la
tido, como cierto en aquellas ciencias ; porque los lectores tesis del Angélico, apoyada ante todo en la palabra de Dio 5
los otros elementos ; porque como dice impureza que por la acción y la pasión
la Glosa del V. Beda (ord. super illud: mutua sucedió en ellos.
Elementa vero), I . Petri ult., « los cua- Responderemos, que acerca de esta
» tro elementos en que consiste el mun- cuestión hay muchas opiniones. Porque
» do, los consumirá aquel fuego máximo algunos dicen que todos los elementos
í y no consumirá todas las cosas hasta quedarán en cuanto á la materia ; pero
y> el punto de que no existan, sino que que todos serán inmutados en cuanto á la
»dos de los elementos los consumirá imperfección ; mas que dos de aquellos,
» del todo ; y los otros dos los devol- á saber, el aire y la tierra, conservarán
» verá á mejor aspecto ». Luego parece su propia forma sustancial, y que en los
que al menos dos elementos no han de otros dos, el fuego y el agua, no queda-
ser destruidos totalmente por aquel rá la forma sustancial de,ellos, sino que
fuego. se mudarán en forma de cielo; y así, los
2.° Se dice (Apocal. 2 1 , 1 ) : el primer tres elementos, el aire, el fuego y el agua
cielo y la primera tierra pasaron, y el se llamarán cielo, aunque el aire conser-
mar ya no es. Mas por el cielo se en- ve la forma esencial del mismo modo que
tiende el aire, como dice San Agustín ahora la tiene ; porque aun ahora se lla-
(De civit. Dei, lib. 2 0 , cap 1 8 ) , y el mal- ma también cielo. Por lo cual, aun (en el
es la congregación de las aguas. Luego Apocalypsis, 2 1 , 1.°), no se hace mención
parece que aquellos tres elementos serán sino del cielo y la tierra. Vi, dice, cielo
totalmente destruidos. nuevo y tierra nueva. Mas esta opinión
3.° El fuego no purifica sino en cuanto es enteramente absurda. Porque repugna
los objetos se hacen su materia. Si, pues, no solo á la filosofía, conforme á la que
el fuego purifica los otros elementos, con- no puede establecerse que los cuerpos in-
viene que se haga materia de él. Luego feriores estén en potencia para la forma
conviene que pasen á la naturaleza del de cielo, pues que ni tienen materia co-
fuego, y así se corromperán por su natu- mún ni contrariedad entre sí, sino tam-
raleza. bién á la teología, porque según lo que
4.° La forma del fuego es la más noble se establece no se salva la perfección del
de las formas, á la cual puede reducirse universo con la integridad de sus partes,
la materia elemental. Mas por medio de eliminados dos elementos. De donde, por
aquella purificación todas las cosas serán lo que se llama cielo, se estiende un quin-
conducidas á un estado nobilísimo^ Lue- to cuerpo, y todos los elementos se en-
go los otros elementos se convertirán tienden por el hombre tierra, como se
totalmente en. fuego. dice (Ps. 148, 7 ) : alabad al Señor los
Por el contrario, se dice (i Cor. 7 so- que sois de la tierra ; y sigue, el fuego,
bre aquello de pasa la figura de este el granizo, la nieve, la helada, etc. Y
mundo) en la Glosa (interl. Ambros.): por tanto, otros dicen, que todos los ele-
<r la hermosura de este mundo pasa, no mentos quedarán según su sustancia; más
» la sustancia n. Mas la misma sustancia las cualidades activas y pasivas se quita-
de los elementos pertenece á la perfec- rán de ellos ; como también establecen
ción del mnndo. Luego los elementos no que en el cuerpo misto los elementos se
se consumirán según su sustancia. salvan según sus formas sustanciales, sin
Ademas, aquellafinalpurificación que que por esto tengan sus cualidades pro-
se hará por medio del fuego, correspon- pias, puesto que quedan reducidas á un
derá á la primera purificación que se hizo medio, y el medio no es ninguno de los
por medio del agua. Mas aquella no cor- dos estremos. Y con esta opinión parece
rompió la sustancia de los elementos. conformarse lo que dice San Agustiu
Luego ni aquella que se hará por el fue- (De civit. Dei, lib. 2 0 , cap. 16): « Y así
go la corromperá. » con aquella conflagración purificadora
Conclusión. Quedarán todos los ele- » de los elementos corruptibles, las cua-
mentos en cuanto á la sustancia y cua-
» lidades que convenían á nuestros cuer-
lidades propias de ellos; mas se puri-
» pos corruptibles, perecerán ardiendo
ficarán de la infección que contrajeron
» del todo ; y la misma sustancia tendrá
por los pecados de los hombres, y de la
» aquellas cualidades que convengan con
CUESTIÓN LXXIV. — ARTÍCULO V Y VI. 413
» admirable mudanza á los cuerpos in- guen por el movimiento de los cuerpos
» mortales ». Mas esto no parece proba- celestes ; y por cuanto estos movimientos
ble , porque siendo las cualidades propias no los habrá (como el flujo y reflujo del
de los elementos efectos de las formas mar, y las conmociones de los vientos y
sustanciales, no parece que quedando las otras cosas semejantes), por eso aque-
formas sustanciales, las cualidades predi- llos elementos serán mudados sobre todo
chas puedan mudarse á no ser mediante acerca de la propiedad que ahora tienen.
una acción violenta por algún tiempo; A l 2.° que como dice San Agustín (De
como en el agua caliente vemos que por civit. Dei, lib. 2 0 , cap. 1 6 ) , cuando se
la fuerza de su especie recobra la frialdad, » dice: « y el mar ya no existe, por mar
que por la acción del fuego perdió, con » puede entenderse el siglo presente »,
tal que la especie de agua quede. Y ade- del cual había dicho antes : « el mar dio
mas, las mismas cualidades elementales » ó entregó los muertos que estaban en
son por la perfección segunda de los ele- x> él ». Sin embargo, si referimos el mar
mentos, como las propias pasiones de á la letra, entonces deberá decirse, que
ellos ; ni es probable que en aquella final en la palabra mar se entienden dos cosas:
consumación se quite cosa alguna de los á saber, la sustancia de las aguas, y su
elementos relativa á su perfección natu- disposición en cuanto al sabor salado y á
ral. Y por tanto parece que debe decirse las conmociones de las olas ; y en cuanto
que quedarán los elementos en cuanto á á esto segundo el mar no quedará ; pero
la sustancia y sus cualidades propias; si perseverará en cuanto á lo primero.
pero serán purificados de la infección que Al 3.° que aquel fuego no obrará sino
contrajeron por los pecados de los hom- como instrumento de la Providencia y
bres y de la impureza que por la acción virtud divinas : por lo que no obrará so-
y la pasión mutua acaeció en ellos; por- bre los otros elementos hasta su corrup-
que cesando ya el movimiento del primer ción, sino solo hasta su purificación. Ñi
móvil, no podrá haber mutua acción y conviene que lo que se hace materia del
pasión en los inferiores elementos: y á fuego se corrompa totalmente por su es-
esto llama San Agustín (ibid) «cualidades pecie propia ; como se ve en el hierro en-
» de los elementos corruptibles », á saber, cendido, que apartado del lugar de la
naturales disposiciones suyas, según las combustión por virtud de la especie que
que se aproximan á la corrupción (1). le queda vuelve al estado propio y ante-
Al argumento 1.° diremos que aquel rior, y así sucederá respecto de los ele-
fuego se dice absorberá los cuatro ele- mentos purificados por el fuego.
mentos, en cuanto los purificará de algún Al 4.° que en las partes de los elemen-
modo. Y lo que sigue que consumirá del tos no debe considerarse solamente qué
todo á dos, no se ha de entender que dos es lo que conviene á alguna parte reci-
elementos se destruyan según la sustan- bida secundum se, sino también qué es lo
cia , sino porque dos se apartarán más, ó que convenga, según el orden, al todo.
distarán más de la propiedad que ahora Digo, pues, que aunque el agua sería
tienen. Las cuales dos cosas se dice por más noble si tuviese la forma del fuego,
algunos que son el fuego y el agua, que y del mismo modo la tierra y el aire, el
escéden sobremanera á las demás en las universo no obstante, sería más imper-
cualidades activas, á saber, en el frió y fecto si toda la materia de los elementos
el calor, que son sobre todo principios de asumiera la forma del fuego. '
corrupción en los otros cuerpos : y por
cuanto entonces no habrá acción de fue- A R T I C U L O VI. — Todos los e l e m e n t o s
go y de agua, que son sobremanera acti- s e r á n purificados por aquel fuego?
vos, parecerá que cambian principalmente
de la virtud que ahora tienen. Mas otros l.° Parece que ni todos los elementos
dicen que estas dos cosas son el aire y el serán purificados por aquel fuego; por-
agua, por los varios movimientos de es- que aquel fuego, como ya se ha dicho
tos dos elementos, los cuales los consi- (a. 3), no subirá sino cuanto subió el agua
(1) La misma doctrina que nuestro Santo enseñaron San ademas parece inferirse de las palabras del Apóstol, cuando
Epifanio, San Jerónimo, San A g u s l i n y San Gregorio, la cual dice que pasa la FIGURA de este mundo y no la materia de él.
414 CUESTIÓN LXXIV.—ARTÍCULO VI.
del diluvio. Mas el agua del diluvio no agua ; y San Agustín dice ( D e civit. Dei
llegó hasta la esfera del fuego. L u e g o ni lib. 2 0 , cap. 18) que « aquel mundo que
por la última purificación será purificado » pereció con el diluvio se reserva para
el elemento del fuego. » el fuego ». P e r o consta, que el agua del
2.° (Apocal. 2 1 , super illud : vidi cce- diluvio no subió hasta la cima del espa-
lum n o v u m , e t c . ) , dice la Glosa ordin. : cio de los elementos, sino solo hasta quin-
<r N o puede dudarse que la inmutación ce codos sobre las cumbres de los mon-
» del aire y de la tierra se hará por m e - tes. Y ademas es sabido que los vapores
» dio del fuego ; mas del agua se duda, elevados de la tierra ó cualesquiera hu-
» porque se cree que tiene la purifica- m o s , pueden pasar por toda la esfera del
» cion en sí misma ». L u e g o al menos no f u e g o , de modo que lleguen á su mayor
es cierto que todos los elementos se pu- altura. Y así la infección del pecado no
rificarán. llegó hasta el espacio predicho. También
3.° E l lugar que es de perpetua infec- los elementos no pueden ser purificados
ción, nunca se purificará. M a s en el in- de la corrupción por la sustracción de al-
fierno habrá perpetua infección. Por con- guno que pueda ser consumido pOr el fue-
siguiente, colocándose el infierno entre g o ; mas por el fuego podrán ser consumi-
los elementos ( 1 ) , parece que estos no das las impurezas de los elementos que
se purificarán del todo. provienen de su mezcla. Y tales impurezas
4.° E l paraíso terrestre se contiene en principales están cerca de la tierra hasta
la tierra. M a s aquel no se purificará por el intersticio medio del aire. P o r consi-
el f u e g o , porque ni aun las aguas del di- guiente purificará los elementos hasta
luvio ascendieron allá, como dice el v e - aquel espacio del fuego de la última con-
nerable B e d a , comentar, in E x o d . cap. 5, flagración. Porque las aguas del diluvio
( e t habet. in Glos. ord. sup. illud Gen. 2 : subieron tanto, que probablemente puede
Plantaverat autem Deus, et habetur in. juzgarse, por la altura de los montes,
sent. 2 , dist. 7 ) . L u e g o parece que no á los que escedieron con determinada
todos los elementos serán purificados del medida.
todo. A l argumento 1.° diremos que lo con-
Por el contrario, la Glosa aducida cedemos.
(art. prasc. arg. 1, qua habetur I I . Petri A l 2.° que la razón de la duda en la
u l t ) , dice que « a q u e l f u e g o absorberá los Glosa se esplica, porque el agua se cree
» cuatro elementos x>. que tiene en sí fuerza de purificación;
Conclusión. El fuego de la última sin embargo no tiene fuerza de purifica-
conflagración purificará los elementos ción tal cual compete al estado futuro,
hasta el intersticio medio del aire. como se manifiesta por lo dicho (a. 2
R e s p o n d e r e m o s , que algunos dicen al 2.°).
que aquel fuego subirá hasta la cumbre A l 3.° que aquella purificación será
del espacio que contiene los cuatro ele- principalmente para que aparte de la ha-
mentos para que así se purifiquen total- bitación de los santos todo lo que haya de
mente los elementos, no solo de la infec- imperfección. Y por t a n t o , en aquella
ción del pecado, con que también están purificación todo lo que está manchado se
infectas las superiores partes de los ele- reunirá en el lugar de los condenados.
mentos (como se ve claro por el humo de Por lo que el infierno no se purificará,
la idolatría que inficiona las superiores); sino que bajarán al mismo las heces de
sino también de la corrupción, porque todo el mundo, según aquello ( P s . 9):
los elementos según todas sus partes son sus heces no se han apurado: beberán
corruptibles. M a s esta opinión repugna á todos los pecadores de la tierra.
la autoridad de la Santa Escritura,.por- A l 4.° que aunque el pecado del pri-
que ( n Petri 3) se dice que aquellos cie- mer hombre se cometió en el paraíso ter-
los fueron repuestos para el f u e g o , los restre, sin embargo aquel sitio no es lu-
mismos que fueron purificados por el gar de los que pecan, como no lo es el
cielo empíreo: porque de ambos lugares
(1) E s decir, colocándose el sitio del infierno entre los ele- fueron arrojados inmediatamente el hom-
mentos, ó en el centro del mismo, como observa Kicolai; y no
que se crea que está situado dentro de cada elemento. bre y el diablo después del pecado; por
CUESTIÓN LXXIV. — ARTÍCULOS VI Y V I I . 415
lo que aquel lugar no necesita de purifi- cap. 27 et 19), que por medio de aquel
cación. fuego se purificará, si hay algo que puri-
ficar en algunos. L u e g o aquel fuego pre-
A R T I C U L O V I I . — Eiruego d e í a ulti- cederá al juicio.
mo conflagración d e b e seguir al juicio? C o n c l u s i ó n . Aquella conflagración,
en cuanto á la purificación del mundo,
l.° Parece que el fuego de la última precederá al juicio ; mas en cuanto al
conflagración debe seguir al juicio. P o r - acto de esta , que es envolver en ella á los
que San A g u s t í n ( D e civit. D e i , lib. 20, malos, seguirá al juicio.
cap. ult.) establece este orden de las co- R e s p o n d e r e m o s , que aquella confla-
sas que en el juicio se harán, diciendo: gración, según la verdad de la cosa, en
« En aquel juicio hemos aprendido que cuanto á su principio, precederá al juicio;
» vendrán estas cosas: E l i a s Tesbita, la lo cual manifiestamente puede colegirse
» fe de los j u d í o s , el Antecristo persegui- de que la resurrección de los muertos
» dor, Cristo que h a de j u z g a r , la resur- precede al juicio: lo cual se v e claro
» reccion de los muertos, la división ó se- (iTbess. 4), donde se dice que aquellos
» paracion de los buenos y de los malos, que durmieron, ó murieron, serán arre-
» la conflagración del mundo y la reno- batados en nubes á los aires para salir al
» vacion del mismo». L u e g o la confla- encuentro á Cristo, al venir al juicio.
gración seguirá al juicio. Pero al mismo "tiempo será la resurrec-
2.° D i c e S a n Agustín (in eodem lib. ción común y la glorificación de los cuer-
cap. 16): « j u z g a d o s los impíos, y cu- pos de los santos. Porque estos, al resu-
li) viados al fuego eterno, la figura de este citar , revestirán cuerpos gloriosos, como
»mundo perecerá con la conflagración se v e por lo que se dice ( i Cor. 1 5 , 43):
» de los fuegos purificadores». L u e g o lo es sembrado en vileza, resucitará en glo-
mismo que antes. ria. M a s al mismo tiempo, cuando los
3.° A l venir á juzgar el Señor encon- cuerpos de los santos sean glorificados,
trará algunos vivos, como lo manifiesta también toda criatura se renovará á su
lo que se dice ( i Tessal. 4 , 14), donde m o d o , como se ve por lo que dice e l
por la persona de aquellos dice el A p ó s - Apóstol (Rom. 8 , 21): la misma cria-
tol : esto os decimos en palabra del Se- tura será librada de la servidumbre de
ñor, que nosotros vivimos, que hemos que- la corrupción á la libertad gloriosa de los
dado aquí ¡Jara la venida del Señor, etc. hijos de Dios. A s í , pues, como l a con-
Mas no sería e s t o , si la conflagración del flagración del mundo es disposición para
mundo precediese, porque por el fuego la renovación predicba., como se se ve por
se disolverían. L u e g o aquel fuego sigue lo dicho (a. 1 y 4 ) , manifiestamente
al juicio. puede colegirse que esta conflagración,
4.° Dícese que el Señor ha de juzgar en cuanto á la purificación del mundo,
el orbe por medio del f u e g o ; y , por tan- precederá al juicio; mas en cuanto á al-
to, la conflagración final parece ser eje- gún a c t o , á saber, el de envolver en ella
cución de la sentencia, ó del juicio divi- á los malos, seguirá al juicio.
no. Pero la ejecución sigue al juicio. A l argumento 1.° diremos que S a n
Luego aquel fuego sigue al juicio. Agustín no habla determinando, sino
Por el contrario, se dice ( P s . 96, 3): opinando, lo que se ve por lo que sigue:
irá el fuego delante del mismo. « todas las cuales cosas ciertamente se h a
Ademas, la resurrección precederá al » de creer que sucederán, mas de qué
juicio ; de lo contrario no vería todo ojo » modo y con qué orden vengan, más l o
á Cristo que j u z g a . Pero la conflagra- » enseñará entonces la esperiencia de las
ción del mundo precederá á la resurrec- » cosas, que lo que ahora puede alcanzar
ción ; porque los santos que resuciten » con la mejor perfección la inteligencia
tendrán cuerpos espirituales é impasi- » del hombre. J u z g o , sin embargo, que
bles ; y así no podrán purificarse por el » han de venir ó suceder con aquel orden
fuego, no obstante de decirse (in littera » con que y o las he recordado». L u e g o
Sent. 4 , distin. 47), según las palabras es manifiesto que dice estas cosas opi-
de San Agustín ( D e civit. D e i , lib. 20, nando.
416 CUESTIÓN LXXIV.—ARTÍCULOS VII Y VIII.
tendrá lugar aquel fuego después del jui- la probará el juego, dice la Glosa ord.):
cio, obrará solamente en los condenados, « leemos que habrá dos clases de fuego:
porque todos los buenos tendrán cuerpos » uno que purificará á los escogidos y
impasibles. » precederá al juicio ; y otro que ator-
A l argumento 1.° diremos que la con- » mentará á los reprobos ». P e r o este es
sunción se toma a l l í , no por la aniquila- el fuego del infierno, que envolverá á los
ción , sino por la resolución en cenizas. malos, y el primer fuego es el de la final
A l 2.° que los cuerpos de los buenos, conflagración. L u e g o el fuego de la final
aunque se resolverán en ceniza por medio conflagración no será el que envolverá á
del fuego, sin embargo, no por esto sen- los malos.
tirán dolor, como no le sintieron los ni- 2.° A q u e l fuego obedecerá á D i o s en
ños dentro del bornó Babilónico, y en la purificación del mundo. L u e g o debe
cuanto á esto hay desemejanza entre los remunerarse, remunerados los otros ele-
buenos y los malos. mentos ; y principalmente siendo el fuego
A l 3.° que los elementos existentes en el más noble de los elementos. L u e g o no
los cuerpos humanos, se purificarán por parece que deba arrojarse al infierno para
medio del fuego, aun en los cuerpos de pena de los condenados.
los escogidos ; mas esto se hará por vir- 3.° A q u e l fuego, que envolverá á los
tud divina sin el sufrimiento del dolor. malos, será el del infierno. P e r o aquel
Al 4.° que aquel fuego no obrará solo fuego desde el principio del mundo está
según la virtud natural. del elemento, preparado para los condenados : por lo
sino también como instrumento de la jus- que (Matth. 2 5 , 4 1 ) se dice : id maldi-
ticia divina. tos al fuego eterno que está preparado
A l 5.° que hay tres causas por las que para el diablo, e t c . ; y ( I s . 3 0 , 3 3 ) :
súbitamente podrán ser purificados, aque- preparado está desde ayer Tofet, prepa-
llos que se hallen v i v o s : una e s , porque rado por el Rey, e t c . ; la Glosa (interl.
en ellos se hallarán pocas cosas que pu- H i e r o n . ) , d i c e : « d e s d e ayer, esto es,
rificar, puesto que con los terrores y per- » desde el principio; T o f e t , esto e s , el
secuciones precedentes habrán sido y a » valle del infierno ». M a s aquel fuego
purificados; la segunda causa e s , porque de la final conflagración no fué preparado
aun los vivos sufrirán voluntarios la pena: desde el principio, sino que se engendrará
« y la pena aceptada voluntariamente en por el concurso de los fuegos purificado-
» esta vida purifica mucho más que la reg. L u e g o aquel fuego no es el fuego
»infligida después de la muerte, como del infierno que envolverá á los reprobos.
» se ve claro en los mártires» ; porque Por el contrario, es lo que ( P s . 96, 3),
« si algo que purificar se halla en ellos, se dice de aquel fuego : inflamará en su
» se quita cou el falce, ó podadera de la circuito á sus enemigos.
» pasión » , como dice San Agustín (lib. A d e m a s , ( D a n i e l , 7 , 10) se dice •.•un
De único baptis. cont. P e t i l , c. 1 3 ) , no rio de fuego rápido salía de su rostro :
obstante de ser la pena del martirio bre- la Glosa (interl. H i e r o n . ) , « para que
ve, en comparación de la que se sufre en arrastrase á los pecadores al infierno »,
el purgatorio ; la tercera e s , porque aquel y la autoridad habla de aquel fuego de
calor recobrará en intensidad cuanto per- que se hace ahora mención, como se ma-
dió en la brevedad del tiempo. nifiesta por cierta Glosa (interl. sup.
illud : Thronus ejus), que allí dice :para
ARTÍCULO I X . — Aquel fuego envolve- que castigue á los malos y purifique á los
rá á los reprobos ? buenos. L u e g o el fuego de la final confla-
gración será sumergido con los reprobos
1.° Parece que aquel fuego no envol- en el infierno.
verá á-los reprobos, porque sobre aque- Conclusión. [1] Conviene que la puri-
llo (Malach. 3 : •purificará á los hijos ficación del mundo corresponda á innova-
de Leví), dice la G l o s a , que « hay fuego ción de la purificación y del hombre. [2]
» que consume á los malos, y hay fuego Respecto de la purificación del mundo se
» que purifica á los buenos » , y sobre hará de modo que lo que fuere torpe ó
aquello ( i . Cor. 3 ) : la obra de cada uno manchado se arrojará al infierno con los
SUMA TEOLÓGICA.— TOMO V. 27
418 CUESTIÓN L X X I V . — A R T Í C U L O IX.
reprobos ; y lo que fuere bello y noble se fuere allí sutil y lucido perseverará más
conservará en las regiones superiores arriba para gloria de los escogidos.
para gloria de los escogidos. [3] Respecto A l argumento 1.° diremos, que el fuego
del fuego aquel de la conflagración , será que purificará á los escogidos antes del
lo mismo que se ha dicho de la purifica- juicio, será lo mismo que el fuego de la
ción del mundo. conflagración del mundo, aunque algu-
Responderemos que toda la purifica- nos digan lo contrario. Porque conviene
ción y renovación del mundo, se orde- que, siendael hombre parte del mundo,
nará á la purificación y renovación del sea purificado el hombre y también el
hombre. Y por tanto conviene que la pu- mundo con el mismo fuego. Y se llaman
rificación y renovación del mundo cor- dos fuegos, el que purificará á los bue-
responda á la purificación y renovación nos y el que atormentará á los malos, uo
del género humano. Mas cierta purifica- solo en cuanto al oficio, sino también de
ción del género humano consistirá en que algún modo en cuantoá la sustancia; por
los malos serán separados de los buenos; que no toda la sustancia del fuego que
por lo que se dice ( L u c . 3 , 17) : cuyo purifica, será arrojada al infierno, como
bieldo estará en su mano, y limpiará su se ha dicho.
era, y allegará el trigo, esto es,los esco- A l 2.° que aquel fuego será remunera-
gidos, en su granero ; y la paja, esto es, dor en el sentido de que lo que en él hu-
los reprobos, la quemará con fuego que biere de grueso se separará del mismo y
no se apaga. D e donde otro tanto suce- se arrojará al infierno.
derá en la purificación del mundo, por- A l 3.° que así como la gloria de los
que cuanto hubiere torpe ó sucio, será escogidos después del juicio será mayor
enviado al infierno con los reprobos, y que antes, del mismo modo la pena de los
cuanto hubiere bello y noble se reservará reprobos. Y por tanto, así como la cla-
en las regiones superiores para gloria de ridad se añadirá á la criatura superior
los escogidos. : y así sucederá también para aumentar la gloria de los escogidos;
respecto de aquel fuego de la conflagra- así también cuanto hay de torpe en las
ción, como dice San Basilio sobre aque- criaturas, será lanzado al infierno para
llo (Psal. 28): la voz del Señor que corta la aumentar la miseria de los condenados:
llama del fuego (Hom. i, in hunc Psal.), y así no es inconveniente que al fuego
porque en cuanto á lo cálido abrasador, de los condenados preparado desde el
y en cuanto á lo que en el fuego se ha- principio en el infierno se añada otro
llará grueso, todo descenderá al infierno fuego.
para pena de los condenados ; y lo que
CUESTIÓN LXXV.
De la resurrección.
(1) Esta proposición es de fe, como consta de todos los sím- nos refiere San Epifanio y San A g u s t í n ; y por fin á nuestros
bolos. El de los Apóstoles dice : Creo en la resurrección de la modernos incrédulos que hacen coro con los paganos y se "es-
carne. El Constantinopolitano : Espero la resurrección de los fuerzan en probar que es imposible la resurrección. El Santo
muertos, y á este tenor los demás. Fuera de los saduceos que Doctor prueba en esta cuestión que es una verdad de fe, y de
en el Evangelio consta que negaban este dogma, tenemos en su argumentación misma se infiere que aunque no sea natu-
primer lugar, á los gentiles que de él se burlaban ; después á ral, pero no es contra la naturaleza, que es todo lo que se
muchos herejes que lo impugnaron con vehemencia, como los necesita para iiacer enmudecer á la impiedad.
^alcntinianos, gnósticos, nianiqueos y carpocracianos, s e g ú n
420 CUESTIÓN LXXV. ARTÍCULO I.
(1) Tales son los incrédulos y racionalistas sin distinción. principios uno bueno y otro malo.
(2) No h a y necesidad de advertir que los que así pensaban, (3) A s í discurrían Platón y sus discípulos.
eran los maniqueos, sostenedores de la doctrina de los dos
CUESTIÓN LXXV.—ARTÍCULOS I Y II. 421
se ve claro que, si en esta vida el hombre parte de todo el compuesto, y toda par-
no puede ser bienaventurado, es necesa- te integral material existe por relación
rio establecer la resurrección (1). al todo. Y aunque sea más conforme á
A l argumento 1.° diremos que el cielo D i o s secundum quid, no lo es sin embar-
nunca se destruirá en cuanto á la sus- g o simpliciter. Porque hablando en abso-
tancia, sino en cuanto al efecto de la vir- luto , una cosa es sobremanera conforme
tud, por la cual mueve á la generación y á D i o s , cuando tiene todo lo que la con-
corrupción de las cosas inferiores; por dición de su naturaleza requiere, porque
cuya razón dice el Apóstol ( i Cor. 7, 31): entonces imita sobre todo la perfección
•pasa la figura de este mundo. divina. P o r lo que el corazón del animal
A l 2.° que el alma de Abraham no es más conforme á Dios en el móvil,
es, propiamente hablando, el mismo cuando se m u e v e , que cuando descansa,
Abraham, sino una parte suya ; y así de porque la perfección del corazón está en
los otros. P o r lo que la vida del alma de moverse, y su quietud es su .destrucción.
Abraham no bastaría, para que Abra- A l 5.° que la muerte corporal fue in-
ham fuese viviente, ó que él D i o s de troducida por el pecado de A d á n , que se
Abraham sea D i o s viviente ; sino que se borró con la muerte de Cristo, por lo que
exige la vida de todo el conjunto, á sa- aquella pena no permanece para siempre;
ber, del alma y del cuerpo: la cual vida mas el pecado mortal, que por la impe-
ciertamente, aunque no estuviese en acto, nitencia causa la .muerte eterna, no se
cuando se proponían las palabras, lo es- espiará m á s : y por tanto aquella muerte
taba sin embargo en orden á ambas par- será eterna.
tes para la resurrección. P o r lo que el
Señor por aquellas palabras prueba suti- ARTÍCULO I I . — L B resurrección ser»
lísima y eficazmente la resurrección. de todos e n g e n e r a l (2) ?
Al 3.° que el alma no se compara so-
lamente al cuerpo como el operante al l.° Parece que la resurrección no será
instrumento por el que o b r a , sino tam- de todos generalmente porque ( P s . 1, 6)
bién como la forma á la materia. P o r se dice: no resucitarán los impíos en el
lo que la operación es del conjunto, y juicio. M a s la resurrección de los hom-
no tan solo del alma, como manifiesta bres no será, sino en el tiempo del juicio
el Filósofo ( D e anima, lib. 1, t e x . 64 universal. L u e g o los impíos de ningún
et 66). Y por cuanto al que obra se modo resucitarán.
debe la recompensa de la obra, conviene 2.° ( D a n i e l , 1 2 , 2 ) se dice : muchos de
que el mismo h o m b r e , compuesto de los que durmieron en el polvo de la tierra,
alma y cuerpo, reciba el galardón de su despertarán. Pero esta locución importa
trabajo. Mas así como se dicen los peca- cierta particularizacion. L u e g o no resu-
dos veniales como disposiciones para pe- citarán todos.
car, no porque en absoluto y de un modo 3.° P o r la resurrección se conforman
perfecto tengan razón de pecado ; así la los hombres á Cristo resucitado; por lo
pena que se les da en el purgatorio, no es que ( i . Corinth. 15) concluye el A p ó s -
simplemente retribución, sino más bien t o l , que si Cristo resucitó, también nos-
cierta purificación, que se hace separa- otros resucitaremos. E s así que solo de-
damente en el cuerpo por medio de la ben conformarse con Cristo resucitado los
muerte y del enterramiento, ó reducción que llevaron la imagen del mismo, lo cual
á ceniza y en el alma por el fuego del es solo propio de los buenos. Luego, ellos
purgatorio. solos resucitarán.
Al 4.° que, en igualdad de circunstan- 4.° L a pena no se perdona sino quita-
cias, es más perfecto el estado del alma da la culpa. Pero la muerte corporal es
en el cuerpo que fuera de é l , porque es pena del pecado original. L u e g o no ha-
(1J Compréndese por todo lo dicho que el Angélico prueba muestran, es preciso establecerla en el otro, si esa sed que nos
> verdad de la resurrección, valiéndose, como de principal devora ha de quedar satisfecha, como e n efecto debe quedar,
rgumento de razón, de este ingénito afán que nos aqueja de para que los atributos divinos no sufran detrimento.
er felices. Porque, si en efecto, la felicidad en este mundo es (2) Es de fe que todos los muertos, absolutamente todos,
"posible, como el Santo, la razón y la experiencia lo d e - deben resucitar.-
422 CUESTIÓN LXXV.— ARTÍCULOS II Y n i .
y las cosas consiguientes á ella, como se hallan en todos los individuos, causadas
manifiesta ( P h y s i c , lib. 2 , test. 4 y por los principios de la naturaleza. Por-
5.°). D e consiguiente, el movimiento, que aunque por divina operación todos
hablando en absoluto, no puede lla- los hombres se blanqueasen ó se reunie-
marse natural, á no ser su principio la sen en un solo lugar, como sucedió en
naturaleza. Y el principio de la resurrec- tiempo del diluvio, no por eso la blancu-
ción no puede ser la naturaleza, aunque ra sería propiedad natural del hombre, ó
la resurrección tenga por término la vida el estar en tal lugar.
de la naturaleza. Porque la naturaleza es A l 2.° que por las cosas naturales no
principio del movimiento en aquello en se conoce algo que no sea natural, de-
que está; y a activo, como se ve en el mo- mostrándolo la r a z ó n ; pero persuadién-
vimiento de los cuerpos ligeros y de los dolo esta, puede conocerse alguna cosa
graves, y en las alteraciones naturales superior á la naturaleza ; porque de aque-
de los animales ; y a pasivo, como se ve llas cosas que están sobre la naturaleza,
en la generación de los cuerpos simples. representan alguna semejanza las que
M a s el principio pasivo de la generación están en ella, como la unión del alma y
natural es la potencia pasiva natural, que cuerpo representa la unión del alma con
siempre tiene alguna potencia activa que D i o s por la gloria de la fruición, como
l e corresponde en la naturaleza, como se dice el Maestro (Sent. 2, dist. 1). Y del
dice ( M e t . lib. 9, tes. 10). N i se diferen- mismo modo los ejemplos que el Apóstol
cia en cuanto á e s t o , ora corresponda al y San Gregorio a d u c e n , se apoyan per-
principio pasivo el principio activo en suasivamente en la fe de la resurrección.
la naturaleza respecto de la última per- A l 3.° que esa razón procede de aque-
fección, á saber, de la forma, ora res- lla operación que se determina para lo
pecto de la disposición que es necesaria que no es por naturaleza, sino contrario á
para la forma ú l t i m a , como la h a y en la la naturaleza. Mas esto no tiene lugar en
generación del hombre según el estable- la resurrección, y por tanto no hace al
cimiento de la f e , ó también sobre todas propósito.
las otras cosas según la opinión de P l a - A l 4.° que toda la operación de la na-
tón y Avicena. P e r o ningún principio ac- turaleza está sometida á la operación di-
tivo de resurrección hay en la naturaleza, vina, como la operación del arte inferior
ni- respecto de la unión del alma con el á la del superior; por lo que, así como toda
cuerpo, ni respecto de la disposición, que operación del arte inferior dice relación á
es necesaria para tal unión; porque tal algún fin, al cual no se llega sino por la
disposición no puede ser causada por la operación del arte superior, que induce la
naturaleza, sino de un modo determinado forma, ó del que usa del artefacto hecho;
por la vía de la generación según el ger- así también al último fin, al cual se diri-
men. P o r lo q u e , aunque se establezca g e toda la espectacion de la naturaleza,
que h a y alguna potencia pasiva por parte no puede llegarse con la operación de la
del cuerpo, ó también cualquiera inclina- naturaleza, y por esto su consecución no
ción para la unión del a l m a ; no es tal es natural.
que baste para la razón del movimiento
A l 5.° que, aunque no puede haber mo-
natural. P o r lo que la resurrección, ha-
vimiento natural que tenga por término
blando en absoluto, es milagrosa, no na-
una quietud violenta, sin embargo, le
tural, sino secundum quid, como se de-
puede haber no natural que tenga por
duce de lo dicho.
término la quietud natural, como se de-
A l argumento 1.° diremos, que el D a - duce de lo dicho.
masceno habla de aquellas cosas que se
CUESTIÓN LXXYI.
De la cansa de la r e s u r r e c c i ó n .
(I) Palabras equivocas, según el diccionario peripatético, son causa principal y eficiente de nuestra resurrección es Dios; la
aquellas que en un sentido convienen á una cosa y en otro causa eficiente, instrumental y ejemplar es la humanidad de J e
convienen á otra diferente ; y las univocas son á las que con- sucristo ; y la causa, por fin, meritoria son los méritos del Sal-
vienen unos mismos predicados y en unos mismos sentidos. vador anteriores á su muerte.
(3) Resulta de todo lo espuesto por el Santo Doctor, qne la (3) Consúltese lo dicho e n la Parte III, C. 13, a. 2,
CUESTIÓN LXXVI. ARTÍCULOS I Y II.
(1) Santo Tomás no dice aquí qué significa esta voz ; si será ra. Por lo demás piensa el mismo sabio jesuíta que será ese so -
un verdadero sonido, ó solo la evidente representación del nido producido por una verdadera trompeta, siguiendo en esto
Hijo de Dios. Cornelio Alápidc, dice que se llama trompeta do á San Anselmo ; y aun Suarez se adelanta á decir que será de
Dios por hebraismo, para significar que es la más grande que plata.
se ha conocido, puesto que su sonido será oido en toda la tier.
428 C U E S T I Ó N L X X V I . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
»mostrar como juez á este mundo al resucitar, no porque se siente, sino por-
» H i j o » . Y conforme á esto la misma que se profiere ; al modo que también la.
aparición del Hijo de Dios se dice su voz; voz por el mismo impulso del aire des-
porque toda la naturaleza le obedecerá pierta al que duerme, excitando el órgano
al parecer para la reaparición de los cuer- de la sensación, y no porque se conozca;
pos humanos, como á uno que manda. porque el juicio viniendo de la voz á los
Por lo que se dice (i. Thessalon. 4 ) que oidos produce la excitación, y no es su
viene en mandado. Y en este sentido su causa.
aparición, en cuanto tiene fuerza de cier- A l 3.° que tal razón procedería, si la
to mando, se dice v o z , y esta v o z , cual- virtud dada á aquella voz fuese un ente
quiera que ella s e a , unas veces se llama perfecto en naturaleza ; porque entonces
clamor, como de pregón que está á jui- lo que de ella procediese, hecha ya la
cio , y otras se llama sonido de trompeta, virtud natural, tendría principio; pero no
ó por la evidencia, como se dice en la le- es tal aquella virtud, sino cual arriba se
tra ( S e n t . 4 , dist. 4 3 ) , ó por conveniencia ha dicho ser en las formas de los sacra-
con el uso de la trompeta que había en el mentos (Sent. 4 , dist. 1 , q. 1 , a. 4 ; y p.
antiguo Testamento; porque con la trom- 3 , q . 6 2 , a. 1 y 4 ) .
peta se reunían para la asamblea y se po-
nían en movimiento para el combate y A R T Í C U L O I I I . — o b r a r á n ios angelen
eran llamados á la fiesta. M a s los que p a r a la resurrección ?
han de resucitar se reunirán para la junta
del juicio y para el combate con que el 1.° Parece que de ningún modo obra-
orbe de las tierras peleará contra los in- rán los ángeles para la resurrecion; por-
sensatos ( S a p . 5 , 2 1 ) , y para la fiesta de que la resurrección de los muertos es os-
la eterna solemnidad. tensiva de mayor virtud que la generación
A l argumento 1.° diremos, que el D a - de los hombres. P e r o cuando son engen-
masceno en aquellas palabras acerca de drados los hombres, el alma no se infun-
la causa material de la resurrección in- de en el cuerpo mediando los ángeles.
dica tres cosas, á saber : la voluntad di- L u e g o ni la resurrección, que es una se-
vina, que impera; la virtud, que ejecuta; gunda unión del alma y del cuerpo, se
y la facilidad de ejecutar, en lo que aña- hará por ministerio de los ángeles.
dió de la señal, á semejanza de lo que en 2.° Si pertenece á algunos ángeles
nosotros hay : porque nos es sumamente este ministerio, parece que pertenece
fácil hacer aquello que hacemos al momen- principalmente á las virtudes, de las
to que lo hemos dicho: y mucho mayor cuales es propio hacer milagros. Mas
aparece la facilidad, si antes de proferir no se les atribuye á ellas sino á los ar-
palabra, á la primera señal de la volun- c á n g e l e s , como lo manifiesta la letra
tad (que se llama indicación), se hace (Sent. 4 , dist. 43). L u e g o la resurrec-
inmediatamente la ejecución de nuestra ción no se hará por el ministerio de los
voluntad por medio de los ministros: y ángeles.
tal indicación es cierta causa de la pre- Por el contrario, es lo que se dice (i
dicha ejecución, en cuanto por la misma Thessalon. 4 , 1 5 ) : el Señor con man-
son inducidos otros á cumplir nuestra v o - dato y con voz de Arcángel, y con trom-
luntad. P e r o la indicación divina, con peta de Dios descenderá del cielo, y los
que se hará la resurrección, no es otra que murieron en Cristo, resucitarán los
cosa que la señal dada por el mismo, á primeros. L u e g o la resurrección de los
quien obedecerá toda la naturaleza para muertos se completará por ministerio an-
la resurrección de los muertos ; y esta gélico.
señal es lo mismo que la voz de la trom- Conclusión. [1] Todos los cuerpos son
peta, como se ve por lo dicho. regidos por Dios mediante el espíritu ra-
A l 2.° que así como las formas de los cional de la vida. [ 2 ] Dios usará del mi-
sacramentos tienen la virtud de santifi- nisterio de los ángeles en la resurrección,
c a r , no porque se o y e n , sino porque se en cuanto pertenece á la trasmutación de
profieren ; así aquella v o z , cualquiera los cuerpos. [ 3 ] El alma será unida por
que s e a , tendrá eficacia instrumental para Dios inmediatamente al cuerpo por se-
CUESTIÓN LXXVI. — ARTÍCULO til. 429
gunda vez, sin operación alguna de los segunda vez sin operación alguna de los
ángeles. [ 4 ] Dios hará inmediatamente ángeles : y del mismo modo la gloria del
la gloria del cuerpo sin el ministerio de cuerpo la hará el mismo sin el ministerio
los ángeles. de los ángeles, así como glorifica tam-
Responderemos q u e , como dice S a n bién inmediatamente el alma. Y ese mi-
Agustín ( D e Trinit. lib. 3 , c. 4 ) , « así nisterio de los ángeles se llama voz, s e -
» como los cuerpos más crasos y más ba- gún una esposicion, que se menciona en
»jos son regidos con cierto orden por la letra ( S e n t . 4 , dist. 4 3 ) .
» otros más sutiles y poderosos, así tam- A l argumento 1.° diremos, que es evi-
» bien todos los cuerpos son regidos por dente la solución según lo dicho.
» Dios mediante el espíritu racional de A l 2.° que ese ministerio será princi-
» la vida x>. Y esto lo indica también San palmente de un solo arcángel, á saber:
Gregorio ( D i a l o g . 4 , c. 5 ) . P o r l o que en de San M i g u e l , que es príncipe de la
todas las c o s a s , que corporalmente son I g l e s i a , como lo fue de la S i n a g o g a ,
hechas por D i o s , usa D i o s del ministerio como se dice ( D a n . 1 0 ) , el q u e , sin em-
de los ángeles. M a s en la resurrección bargo, obrará por influencia de las vir-
hay algo que pertenece á la trasmuta- tudes y de los otros órdenes superiores:
ción de los cuerpos, á saber, la reunión por t a n t o , lo que él mismo h a r á , lo ha-
de cenizas y su preparación para la repa- rán en cierto modo los órdenes superio-
ración del cuerpo humano. D e consi- res. D e l mismo modo los ángeles inferio-
guiente, en cuanto á esto usará D i o s en res cooperarán con él acerca de la resur-
la resurrección del ministerio de los á n - rección de cada uno de los hombres, á
geles. P e r o el alma, como ha sido creada cuya custodia fueron deputados, y así
inmediatamente por D i o s , se unirá así aquella voz podrá decirse que es de uno
por Dios inmediatamente al cuerpo por .solo y de muchos ángeles.
CUESTIÓN LXXYII.
de Cristo, cuanto por medio de la gracia los hijos de la resurrección serán como
y del mérito fueron más conformes á él. los ángeles en el cielo, como se manifiesta
3.° E l estado del N u e v o Testamento (Matth. 22, 30). L u e g o la resurrección
es más perfecto y espresa la imagen de se diferirá hasta el fin del m u n d o , en que
Cristo mejor, que el estado del Antiguo todos resucitarán al mismo tiempo.
Testamento. M a s ciertos padres del A n - Conclusión. Si la materia délos
tiguo T e s t a m e n t o , al resucitar Cristo, cuerpos inferiores se condujese al estado
resucitaron, como se dice ( M a t h . 25, 52) de corrupción, permaneciendo el movi-
que muchos cuerpos de los santos, que miento de los cuerpos superiores; esto
habían muerto, resucitaron. L u e g o pa- sería contrario al orden, que la divina
rece que ni debe diferirse la resurrección providencia estableció en las cosas. [2] La
de los santos del N u e v o Testamento bas- resurrección de los cuerpos de los buenos
ta el fin del m u n d o , para que se b a g a se difiere hasta elfin del mundo.
la de todos al mismo tiempo. Responderemos que, como dice San
4." Después del fin del mundo no ha- Agustín ( D e Trinit. lib. 3 , c. 4), « l a
brá ningún número de años. Y después »providencia divina estableció que los
de la resurrección de los muertos t o - » cuerpos más crasos é inferiores sean
davía se contarán muchos años hasta la » regidos por otros más sutiles y pode-
resurrección de otros, como se manifies- » rosos con cierto orden ». Y por tanto,
ta ( A p o c . 2 0 , 4); porque allí se dice: vi toda la materia de los cuerpos inferiores
las almas de los degollados por el testi- está sujeta á variación según el movi-
monio de Jesús y por la palabra de Dios; miento de los cuerpos celestes. D e donde
y más abajo : vivieron y reinaron con se sigue que sería contra el orden que la
Cristo mil años ; y los otros muertos no divina providencia estableció en las co-
entraron en la vida, hasta que se cum-. sas, si la materia de los cuerpos inferio-
plieron los mil años. L u e g o la resurrec- res fuese conducida al estado de la cor-
ción de todos no se diferirá hasta el fin rupción, permaneciendo el movimiento
del mundo, para que la de todos sea si- de los superiores cuerpos. Y por cuanto
multánea. según lo establece la fe, la resurrección
Por el contrario, ( J o b , 14, 12) se será para vida inmortal conformándose
d i c e : el hombre, cuando durmiere, no con Cristo, q u e , resucitando de entre los
resucitará; hasta que el cielo sea consu- muertos, ya no muere, como se dice
mido; no despertará, ni se levantará de ( R o m . 6, 9 ) ; por eso la resureccion de
su sueño, y se habla del sueño de la muer- los cuerpos humanos se diferirá hasta el
te. L u e g o hasta el fin del mundo, cuan- fin del mundo, en que cesará el movimien-
do el cielo será consumido, se difiere la to del cielo. Y por esto también ciertos fi-
resurrección de los hombres. lósofos que supusieron que el movimiento
A d e m a s , ( H e b r . 11, 39) se d i c e : y del cielo nunca cesa, establecieron la
todos estos probados por el testimonio de vuelta de las humanas almas á los cuerpos
la fe, no recibieron la promesa, esto es, mortales, como, los que ahora tenemos,
la completa bienaventuranza del alma y ora estableciesen la vuelta del alma al
del cuerpo, « proveyendo D i o s én nues- mismo cuerpo al fin del gran a ñ o , como
s> tro obsequio otra cosa algo mejor, para Empedocles ; ora á otro distinto como
» que no se consumasen, esto e s , no se P i t á g o r a s , que supuso « que cada alma
» perfeccionasen estas sin nosotros » ; entra en cada cuerpo », como se dice (De
Glosa (interl.): « para que con el común an.lib. l , t e s t . 53) (1).
» gozo de todos se hiciese mayor el g o z o A l argumento 1.° diremos q u e , aun-
» de cada uno ». Pero no será la resur- que la cabeza conviene más con los
rección antes que la glorificación de los miembros en la conveniencia de la pro-
cuerpos; porque (Philip. 3 , 21) refor- porción que se e x i g e para que influya so-
mará nuestro cuerpo abatido, para ha- bre los miembros, que los miembros en-
cerlo conforme á su cuerpo glorioso, y tre sí; sin embargo la cabeza tiene cierta
(1) Este punto está evidentemente consignado en la Sagra- Señor dico de los que mueren creyendo en Él : Ego ressuBcltabv
da Escritura, como consta del texto citado de Job : Scio qaod cum in novissimo die.
in novissimo die de Ierra surreciurus sum. (Job. 19). Y [Nuestro
CUESTIÓN LXXVII. — ARTÍCULO I. 431
(1) En el tiempo de Santo Tomás se creía de San Jerónimo (2) La resurrección de estas fue imperfecta , como advierte
esa obra; pero hoy se sabe que no pertenece al Doctor Máximo. el mismo_Santo Doctor en la Parte I I I , C. 56, a. 4.
432 C U E S T I Ó N L X X V I I . — A R T Í C U L O I Y II.
porque diez veces diez son ciento, y cien- medio de los á n g e l e s , como lo manifiesta
to diez veces son mil. Y del mismo modo San Dionisio (Ccelest. hierarch. cap 4).
( P s . 1 0 4 , 8 ) , se dice : de la palabra que Mas los ángeles no saben determinada-
él envió para mil generaciones, esto es, mente el -tiempo, como se manifiesta
para todas. ( M a t t h . 2 4 , 36) : De aquel dia, ni de
aquella hora nadie sabe, ni los ángeles de
A R T Í C U L O I I . — E I tiempo de n u e s t r a los cielos.. L u e g o aquel tiempo está oculto
resurrección e s t á oculto ? para los hombres.
A d e m a s , los Apóstoles fueron más
l.° Parece que aquel tiempo no está conocedores de los secretos de D i o s que
oculto ; porque de aquello cuyo principio otros que les siguieron ; porque como se
es sabido determinadamente, determina- dice ( R o m . 8 ) , ellos tuvieron las primicias
damente puede saberse su fin, puesto del espíritu ; Grlosa interl., « en tiempo
que « todas las cosas se miden por cierto » anterior y con más abundancia que los
» período B , como se dice ( D e generat. B demás ». M a s al preguntar sobre esto
lib. 2 , test. 59). M a s el principio del mismo, les fue dicho por el Señor (Act.
mundo se sabe determinadamente. L u e g o 1,7): no toca á vosotros sobre los tiem-
también el fin del mismo puede saberse pos ó los momentos, que puso el Padre en
determinadamente. Y entonces será el su propio poder. L u e g o con mucha más
tiempo de la resurrección y del juicio. razón está oculto para otros.
L u e g o aquel tiempo no está oculto. Conclusión. La última edad del gé-
2.° (Apocal. 1 2 , 6) se dice, que la mu- nero humano, que empieza desde la veni-
jer , por la cual se significa la Iglesia, da del Señor hasta el fin del siglo, en
tiene un lugar preparado por Dios, para cuantas generaciones se compute, ó com-
que allí la alimentasen mil doscientos y prenda, es cierta.
sesenta diás. E n Daniel también, capí- Responderemos que, como dice San
tulo 1 2 , se establece cierto determinado Agustín (in lib. 8 3 , Qusest. quses. 5 8 ) , «la
número de dias, por los que parece que B edad última del género humano, que
se significan años, según aquello de E z e - B empieza desde la venida del Señor
quiel 4 , 6) : dia por año; dia, digo, por » hasta el fin del siglo, es incierta de
año te he dado. L u e g o por la Sagrada » cuantas generaciones se computa; así
Escritura puede saberse determinada- » como la ancianidad, que es la última
mente el fin del mundo y el tiempo de la B edad del hombre, no tiene determinado
resurrección. » tiempo según la medida de las otras:
3.° E l estado del N u e v o Testamento B puesto que alguna vez una sola tiene
fué prefigurado en el Antiguo. P e r o sa- » tanto tiempo, cuanto todas las otras
bemos determinar el tiempo en que el B edades ». Y la razón de esto e s , por-
Antiguo Testamento se estableció. L u e - que el determinado número del tiempo
g o también puede saberse el tiempo en futuro no puede saberse sino mediante la
que determinadamente tendrá estado revelación, ó por la razón natural. Y el
hasta el fin del m u n d o ; por lo que se tiempo que habrá hasta la resurrección
dice ( M a t t h . ult. 2 0 ) : Ved aquí que yo no puede enumerarse por la razón natu-
estoy con vosotros hasta la consumación ral ; porque al mismo tiempo serán la re-
de los siglos. L u e g o puede saberse deter- surrección y el fin del movimiento del
minadamente el fin del mundo y el tiem- cielo, como se ha dicho (a. 1). Mas por
po de la resurrección. el movimiento se toma el número de to-
Por el contrario, aquello que es igno- das las cosas que se prevé que sucede-
rado por los ángeles aún estará mucho rán en determinado tiempo mediante la
más oculto para los hombres; porque razón natural. Y por el movimiento del
aquellas cosas que los hombres pueden cielo no puede conocerse su fin, porque
llegar á conocer por su razón natural, siendo circular, tiene la propiedad de po-
con mucha mayor lucidez y certeza las der por lo mismo, según su naturaleza,
conocen los ángeles con natural conoci- durar para siempre. P o r lo que con la ra-
miento ; del mismo modo también no se zón natural no puede numerarse el tiem-
hacen revelaciones á los hombres sino por po que habrá hasta la resurrección. Del
CUESTIÓN LXXVIl. — ARTÍCULOS II Y I I I . 433
(I) Esa osadía de querer penetrar en lo que Dios haquerido del Antecristo, ó el dia cierto del juicio.
que quede bajo el secreto más impenetrable, ha sido un acha- (2) Uno de los errores en que incurrió el famoso abad Joa-
que bastante generalizado y común á todos los siglos. Para q u í n , monje cisterciense de Calabria, fue el de asegurar que
reprimir esas-tentativas de la pobre inteligencia humana, el el Antecristo había ya nacido en la misma Roma y que en
Concilio v de Letran, comenzado en el pontificado de Julio II breve iba á invadir el Pontificado. Véase al cardenal Baronio
y terminado bajo León X , prohibió en la sesión x i , que se fré- al año 1100, tomo 12 de los A n a l e s .
neme 6 asegurase el tiempo fijo de los males futuros, ó de la venida
SOMA TEOLÓGICA.— TOMO V. 28
C U E S T I Ó N L X X V I I . — A R T Í C U L O S III Y I V .
(1) Todo lo que el Santo Doctor aquí dice, y más aún loque Velad pues, nos dice el Señor por San Marcos, porque no saben
escribió sobre la epístola i á losTesalonicenses(cap. v) está en cuándo vendrá el dueño de la casa, sí de tarde, ó á media noche, o
conformidad con las repetidas enseñanzas del Evangelio, al canto del gallo, 6 á la mañana (cap. 13, v. 35).
CUESTIÓN LXXVII. — ARTÍCULO IV. 435
ser repentino, como se dice (in lib. D e tiempo en que se acabará la obra de los
sensu et sensato, cap. 7 , et P b y s i c . lib. 6. á n g e l e s ; porque la virtud superior con-
Test. 29). M a s para la resurrección se duce á la inferior á la perfección.
exige algún movimiento local en la reu- A l argumento 1.° diremos, que E z e -
nión de las cenizas. L u e g o no se hará s ú - quiel hablaba al pueblo rudo lo mismo
bitamente. que Moisés. P o r lo que, así como Moisés
Por el contrario, es lo que se dice distinguió las obras de los seis dias por
(i Corint. 1 5 , 5 1 ) : todos ciertamente re- medio de dias, para que el pueblo rudo
sucitaremos en un momento, en un abrir lo pudiese comprender, aunque todas
y cerrar de ojos. L u e g o la resurrección fueron hechas al mismo tiempo, según
se hará súbitamente. San Agustín (super Gen. ad litt., lib. 4.°,
A d e m a s , la virtud infinita obra súbi- cap. 3 4 ) ; del mismo modo el Profeta
tamente. P e r o el Damasceno (Orthod. Ezequiel las cosas diversas que espresó
fid. lib. 4 ) dice: « Cree que la resurrec- han de suceder en la resurrección futura,
» cion se hará por virtud divina » ; de la aunque todas se han de verificar en un
cual consta que es infinita. L u e g o la re- instante (1).
surrección se hará repentinamente. A l 2.° que, aunque aquellas operacio-
Conclusión. [ 1 ] La resurrección en nes sean de por sí consiguientes unas de
cuanto a aquello de que se hará por mi- otras por naturaleza, sin embargo, son
nisterio de los ángeles, no se hará propia- simultáneas en el tiempo, porque ó son
mente en un instante. [ 2 ] La resurrec- al mismo tiempo en el mismo instante, ó
ción en cuanto á aquello que allí se hará una se verifica en el instante en que ter-
inmediatamente por Dios, se hará en un mina la otra.
instante propiamente. A l 3.° que lo mismo parece que debe
Responderemos, que en la resurrec- decirse de aquel sonido y de las formas
ción se hará algo por ministerio de los de los sacramentos, á saber, que en el
ángeles, y algo por virtud divina inme- último instante el sonido tendrá su
diatamente, como se ha dicho ( C . 7 6 , a. efecto.
3). Aquello, p u e s , que se hará por minis- A l 4.° que la reunión de las cenizas
terio de los á n g e l e s , no será en un ins- que no puede verificarse sin el movimien-
tante, si se llama instante lo indivisible local, se hará por ministerio de los ánge-,
del tiempo ; sin e m b a r g o , será en un ins- les. Y por t a n t o , se verificará en tiempo
tante, si este se toma por un tiempo im- poco imperceptible, á causa de la facili-
perceptible. M a s aquello que se hará por dad de obrar], que compete á los ángeles.
virtud divina inmediatamente, se hará
(U Consúltese lo dicho en la Parte I (C. 74 , a. 2) acerca de
súbitamente, á saber, en el término del esta respuesta.
CUESTIÓN LXXYIII.
(1J El sentido de esta proposición, escolásticamente redac- sen de la vida á la inmortalidad sin pasar antes por ese dolo-
tada, e s , si el tránsito á la inmortalidad ha de verificarse me- roso trance. Santo Tomás cree que no habrá nadie que deje de
diante l a muerte, ó por el contrario si habrá personas que pa- gustar el cáliz de la muerte.
CUESTIÓN LXXVIII.—ARTÍCULO I. 437
po al alma, que la del alma al cuerpo. hasta convertirse en los elementos: y así
Mas el alma separada del cuerpo aun siempre en las cenizas queda alguna
tiene alguna dependencia del cuerpo: por fuerza añadida á los elementos, que pro-
lo que se retarda su movimiento hacia duce la inclinación natural hacia la mis-
Dios á causa del apetito del. cuerpo, como ma alma. M a s esta opinión es contraria á
dice San Agustín (Super. Gen. ad litt. la autoridad aducida de San A g u s t í n , al
440 CUESTIÓN LXXVIII. — A R T Í C U L O III.
sentido, y á la razón ; porque todos los de esto proviene que aquellas partes de
cuerpos compuestos por contrarios ele- los elementos se unirán de nuevo, y no
mentos es posible que se resuelvan en otras.
aquellos de que se componen. Y por tan- La contestación al argumento 1.° es
to , otros dicen que aquellas partes de los evidente después de lo dicho.
elementos, en las que se resuelve el Al 2.° que el alma separada del cuer-
cuerpo humano, retienen más de luz por po queda con la misma naturaleza que
haber estado unidos al alma humana, y tenía, cuando estaba unida al cuerpo; lo
porque tienen cierta inclinación á las al- que no sucede respecto del cuerpo ; y por
mas humanas. Pero esta opinión es tam- tanto no hay paridad.
bién frivola, porque las partes de los ele- Al 3.° que aquella palabra de Job no
mentos son de la misma naturaleza, y se ha de entender en el sentido de que
participan igualmente de luz y de oscu- los vicios permanezcan actualmente en
ridad. Y por tanto, debe decirse de otro el polvo de los muertos, sino según el
modo que en aquellas cenizas no hay nin- orden de la divina justicia, por el cual
guna inclinación natural para la resur- están destinadas aquellas cenizas á la re-
rección, sino solo por el orden de la Pro- paración del cuerpo, el cual por los pe-
videncia divina, que estableció que aque- cados cometidos será atormentado eter-
llas cenizas se unan otra vez al alma: y namente.
CUESTIÓN LXXIX.
De las condiciones de los que resucitan y primeramente de su identidad.
viene que las mismas cenizas vuelvan á las m i s m a s partes en que antes estuvieron ?
deprimida hasta el estado brutal, si bru- mará resurrección, sino más bien asun-
talmente vivió en este mundo, parece ción de nuevo cuerpo.
que no volverá á tomar el mismo cuerpo, Responderemos, que acerca de esta
sino el celestial ó brutal. cuestión erraron los filósofos y yerran
3.° El cuerpo humano se resuelve has- también ciertos herejes modernos. Por-'
ta los elementos después de la muerte, que ciertos filósofos supusieron que las
como se ha dicho (C. 78, a. 3). Pero aque- almas separadas del cuerpo se unían otra
llas partes de los elementos en que el vez á los cuerpos. Pero erraban en esto
cuerpo humano se resolvió, no convienen en cuanto á dos cosas : 1 . en cuanto al
a
con el humano cuerpo, que en ellas se re- modo de la unión, porque unos estable-
solvió, sino en la materia prima; al modo cían que el alma separada del cuerpo,
que cada una de las otras partes de los ele- volvía á unirse naturalmente por vía de
mentos convienen con el predichocuerpo; generación; 2. en cuanto al cuerpo á
a
mas si de aquellas partes de los elemen- que se unía, porque establecían que la
tos se formase el cuerpo, no se diría que segunda unión no era al mismo cuerpo
era el mismo en número. Luego ni si por en número, el cual por la muerte dejó
aquellas partes se reparase, será el cuer- de existir, sino á otro, unas veces el mis-
po el mismo en número. mo en especie y otras diverso. A di-
4.° Es imposible que sea lo mismo en verso, cuando el alma, mientras exis-
número aquello cuyas partes esenciales tió en el cuerpo, había vivido fuera del
son otras, ó diferentes en número. Mas orden de la razón: por lo que pasaba
la forma del ser misto, que es parte esen- después de la muerte del cuerpo del hom-
cial del cuerpo humano, como su forma, bre al cuerpo de otro animal, con cuyas
no podrá volver á tomar la misma en nú- costumbres se conformó al vivir: como
mero. Luego el cuerpo no será el mismo al cuerpo de un perro por la lujuria, al
en número. Prueba de la media: aquello cuerpo de un león por la rapiña y la vio-
que enteramente cede en el no ente, no lencia, y así de otros. Mas pasaba al
puede volver á tomarse lo mismo en nú- cuerpo de la misma especie, cuando el
mero, lo que se manifiesta porque una alma viviendo bien en el cuerpo, habiendo
cosa cuyo ser es diverso, no puede ser la gozado de alguna felicidad después de la
misma en número ; pero el ser interrum- muerte, pasados algunos siglos, empezaba
pido, que es acto del ente, es diverso así á querer volver al cuerpo ; y así se unía
como también cualquier otro acto inter- otra vez al cuerpo humano. Pero esta
rumpido ; mas la forma de la mezcla cede opinión proviene de dos errores radica-
enteramente en el no ente por la muerte, les: el 1.° es porque decían que el alma
pues es forma corporal, y del mismo mo- no se une al cuerpo esencialmente, como
do las cualidades contrarias, de las que la forma á la materia, sino solo acciden-
se hace la mezcla ; luego la forma de la talmente , como el motor al móvil, ó como
mezcla no vuelve á ser la misma en el hombre al vestido; y por tanto podían
número. establecer que el alma preexistía, antes
que fuese infundida al cuerpo engendra-
Por el contrario, es lo que se dice do en la natural generación; y ademas
(Job. 19, 26): en mi carne veré á Dios,
que se uniría á diversos cuerpos; el2.° es
Salvador mió, lo que se manifiesta por porque establecían que el entendimiento
lo que precede : en el último dia he de no se diferencia del sentido, sino acciden-
resucitar de la tierra. Luego el cuerpo talmente, á saber, de modo que se dijese
resucitará el mismo en número. que el hombre tiene entendimiento sobre
Ademas, como dice el Damasceno los otros animales; porque en él, á causa
(Orth. fid. lib. 4 , cap. ult.), c< la resur- de la muy buena complexión del cuerpo,
J) reccion consiste en que lo que cayó, se la fuerza sensitiva es más vigorosa: por
»levante de nuevo ». Mas este cuerpo lo que podían establecer que el alma del
que ahora llevamos, cayó por la muerte. hombre pasaba al cuerpo animal del bru-
Luego el cuerpo resucitará el mismo en to, hecha principalmente la transforma-
número. ción del alma humana á los efectos bru-
Conclusión. Si no es el mismo cuerpo tales. Mas estos dos errores los destruye
el que el alma volverá á tomar, no se lla-
442 CUESTIÓN LXXIX.—ARTÍCULO í.
Aristóteles ( D e anima, lib. 2 , t. 4 et seq. que quitado lo posterior aun puede per-
y t. 150 et seq.); los que destruidos, se severar lo primero. P e r o conviene, como
patentiza la falsedad de la predicha opi- dice el comentador ( P h y s . lib. 1 , coment.
nión. Y del mismo modo se destruyen los 6 3 ) , y en el libro De substantia orbis,
errores de ciertos herejes, de los que entender en la materia de las cosas ge-
unos cayeron en las predichas opiniones nerables y corruptibles, antes déla forma
de los filósofos ; y otros establecieron que sustancial, dimensiones no determinadas,
las almas se unían otra vez á los cuerpos según las que se considere la división de
celestes, ó también á los cuerpos á modo la materia, de modo que pueda recibir
de viento sutil, como cuenta San Gre- diversas formas en diversas partes : pol-
gorio (Moral, lib. 1 4 , c. 2 9 ) , de cierto lo que también después de la separación
obispo de Constantinopla ( 1 ) , esponien- de la forma sustancial de la materia, to-
do aquello de ( J o b . 1 9 ) : en mi carne davía quedan aquellas dimensiones las
veré á Dios, etc. Y ademas de esto los mismas; y en este sentido, existiendo la
predichos errores de los herejes pueden materia bajo aquellas dimensiones, cual-
destruirse, puesto que perjudican á la ver- quiera que sea la forma que reciba, tiene
dad de la resurrección, que la Sagrada mayor identidad respecto de aquello que
Escritura confiesa. Porque no puede lla- fue engendrado de e l l a , que cualquiera
marse resurrección, si no vuelve el alma otra parte de la materia, existiendo bajo
al mismo cuerpo, porque la resurrección cualquier forma; y así la misma materia
es un segundo levantamiento. Y de la que antes fue materia del cuerpo huma-
misma naturaleza es propio levantarse y no, será empleada para repararle.
caer. D e consiguiente la resurrección ata- A l 4.° que, así como la cualidad simple
ñe más al cuerpo que después de la muer- no es la forma sustancial del elemento,
te c a e , que al alma que después de la sino el accidente propio suyo y su dispo-
muerte vive. Y así, si no fuera el mismo sición , por cuyo medio la materia se ha-
el cuerpo que el alma vuelve á tomar, ni ce propia para tal forma; del mismo modo
se llamaría resurrección, sino más bien la forma de la m e z c l a , que es la cuali-
asunción de nuevo cuerpo ( 2 ) . dad resultante de las cualidades simples
A l argumento 1.° diremos que no h a y anexas á un medio, no es forma sustan-
en todo, sino en algo completa semejanza. cial del cuerpo misto, sino accidente pro-
Porque en la siembra del grano lo sem- pio y disposición por la que la materia se
brado y nacido no es igual en número ni hace necesaria para la forma. Mas el
se refiere del mismo m o d o , puesto que cuerpo humano, fuera de esta forma de
primeramente fue sembrado sin folículos, mezcla, no tiene forma alguna sustancial,
con los que no obstante nace. P e r o el sino el alma racional ; porque si tuviese
cuerpo que resucita será el mismo en n ú - otra forma sustancial primera, ella le da-
m e r o , aunque de otro modo ; porque fue ría el ser sustancial, y así por ella se cons-
mortal y surgirá en inmortalidad. tituiría en género de sustancia; de donde
A l 2.° que la diferencia que h a y entre resulta que el alma vendría á su cuerpo
el alma del que resucita y la del que constituido en género de sustancia, y de
vive en este mundo, no es según alguna este modo la comparación del alma al
cosa esencial, sino según la gloria y mi- cuerpo sería como la comparación de las
seria, que constituyen una diferencia acci- formas artificiales á sus materias, en cuan-
dental. P o r consiguiente no conviene que to por esto se constituyen en el género de
resucite otro cuerpo distinto en número, sustancia por su materia; de consiguien-
sino de otro modo, para que corresponda te la unión del alma al cuerpo sería acci-
proporcionalmente la diferencia de los dental, lo cual es el error de los antiguos
cuerpos á la diferencia de las almas. filósofos reprobado por Aristóteles (De
anima, lib. 2, t , 4 ; y 1. 1, t. 52). Seguiríase
A l 3.° que aquello que se entiende en
también, que el cuerpo humano y cada una
la materia antes de la forma, queda en
de sus partes no retendrían equívocamente
la materia después de la corrupción; por-
(1) El patriarca Eutiques, cuyos errores espone el Santo Inocencio 111 en el concilio de Letran. l i é aquí lo establecido
Doctor en el libro de sus Morales (lib. x i v , cap. 29 J. e n el canon l . ° : ümncs moríales enm suis propriis corpoi'itnts re-
(2) Del mismo modo hablan San Jerónimo, San A g u s t í n é • surgenl qnce nitnc gcslant.
CUESTIÓN LXXIX.—ARTÍCULOS I Y II. 443
(1) Como, por ejemplo, este terminante texto de Job *. Yo se no otro. (C. ID, verso 25, 2(j y 27). O este otro del Apóstol:
que vive mi Redentor, y que en el último dlá he de resucitar de la Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorruptibilidad;
tierra. Y de nuevo he de ser rodeado de mi piel, y en mi carne veré y esto que es mortal se vista de inmortalidad (i Ad Corint. xv, 53],
é mi Dios. A quien he de ver yo mismo, y mis ojos ¡o han tic mirar y
C U E S T I Ó N L X X I X . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 445
identidad de humanidad, porque la acción sustancia, ó según que es cierta cosa ar-
y pasión, de las cuales constaba la huma- tificial. Y por cuanto se pone en el g é -
nidad, no son de esencia de la humanidad nero de sustancia en razón de su mate-
por lo que la diversidad de aquellos no ria, por eso, si se considera según que es
induce diversidad de humanidad ; porque cierta sustancia, es la misma en número
consta que la generación y resurrección la estatua que se repara por la misma
no son un mismo movimiento en número. materia. Mas en el género de las cosas
Ni por e s t o , sin embargo, se impide la artificiales se pone según que es cierta
identidad del que resucita con el engen- forma accidental, que también pasa, des-
drado : del mismo modo tampoco se im- truida la estatua, y así no resulta lo
pide la identidad de humanidad, si se toma mismo en número, ni la estatua puede
la unión por la relación misma ; porque ser la misma en número. P e r o la forma
aquella relación no es de esencia de la del hombre, es decir, el alma, queda
humanidad, sino que la acompaña, por después de la disolución del cuerpo. Y
cuanto la humanidad no es de aquellas por t a n t o , la razón no es semejante.
formas, que son composición y orden,
como se dice ( P h y s i c . lib. 2 , t e x . 13),
como lo son las formas de los artefactos. A R T I C U L O I I I . — ¿ c o n v i e n e q u e io»
Por tanto, existiendo otra composición polvos ó c e n i z a s del cuerpo h u m a n o v u e l v a n
en número, no es la misma en número la m e d i a n t e l a resurrección á a q u e l l a parte del
forma de la casa. cuerpo que e n aquellos s e disolvió ?
Al 3.° que aquella razón concluye m u y
bien contra aquellos que establecían, que l.° Parece conveniente que los polvos
el alma sensible y racional eran diversas ó cenizas del cuerpo humano no vuelvan
en el hombre, puesto que conforme á esto mediante la resurrección á aquella parte
el alma sensitiva en el hombre no sería in- del cuerpo que en ellos se disolvió, por-
corruptible, como ni en los otros anima- que según el Filósofo ( D e an. 1. 2, 9),
les : de donde en la resurrección no sería « así como se refiere toda el alma á todo
la misma alma sensible, y por consiguien- » el cuerpo, así una parte del alma á otra
te, ni el mismo animal, ni el mismo hom- » parte del cuerpo, como la vista á la pu-
bre. Pero si establecemos que la misma jo pila». P e r o conviene que después de la
alma según la sustancia en el hombre es resurrección, el cuerpo vuelva á tomar la
racional y sensible, no sufriremos en esto misma alma. L u e g o conviene que también
ningunas angustias, porque el animal se las partes del cuerpo vuelvan á tomar los
define por medio del sentido, que es el mismos miembros en los que se perfec-
alma sensitiva, como por medio d é l a for- cionen las mismas partes del alma.
ma esencial; mas por el sentido, que es 2.° L a diversidad de la materia consti-
la potencia sensitiva, se conoce su defini- tuye la diversidad en número. Mas si aque-
ción, como por la forma accidental, que llas cenizas no vuelven á las mismas par-
concurre en gran parte á dar á conocer tes, cada una de estas partes no se repa-
el quod quid est, como se dice ( D e an. rará por la misma materia de que antes
lib. 1, tex. 2). A s í , pues, después de la constaba. L u e g o no serán las mismas en
muerte queda el alma sensible, como número. Pero si las partes son diversas,
también el alma racional según la sus- diverso será el todo, porque las partes se
tancia ; mas las potencias sensitivas se- comparan al t o d o , como la materia á la
gún algunos no quedan : cuyas poten- forma, según se manifiesta (Physic. 1. 31).
cias, siendo propiedades accidentales, no L u e g o no será el hombre el mismo en n ú -
pueden quitar con su variedad la iden- mero, lo cual es contra la verdad de la
tidad de todo el animal, ni aún las par- resurrección.
tes del mismo, porque no se llaman p o - 3.° L a resurrección se ordena para que
tencias las perfecciones ó actos . de los el hombre reciba la recompensa de sus
órganos, sino como principios de obrar, obras.. Mas las diversas partes del cuerpo
como el calor en el fuego. sirven á las diversas obras meritorias ó
A l 4.° que la estatua puede conside- demeritorias. L u e g o conviene que en la
rarse de dos modos : ó según que es cierta resurrección cada parte vuelva á su es-
CUESTIÓN LXXIX. — ARTÍCULO III.
tado primero, para que sea premiada á su partes variada, no varía la especie en to-
modo. dos los homogéneos. A s í que, si la materia
Por el contrario, las cosas artificiales de una parte vuelve á otra, no se engen-
dependen más de su materia que las n a - drará perjuicio á la identidad del todo. Y
turales ; y en las artificiales, para que el así es también en el ejemplo que se estable-
mismo artefacto sea reparado por la mis- ce en la letra ( S e n t . 4 , distinc. 4 4 ) ; porque
ma materia, no conviene que las partes la estatua no vuelve á ser la misma en nú-
se reduzcan á un mismo sitio ó estado. mero según l a forma, sino según la ma-
L u e g o ni en el hombre conviene. teria, conforme á la cual es cierta sustan-
A d e m a s , la variación del accidente no cia; pero de este modo la estatua es homo-
produce diversidad en número. P e r o la génea, aunque no s e g u n l a forma artificial.
situación de las partes es cierto accidente. Mas si se dice que la materia de una parte
L u e g o su diversidad en el hombre no v u e l v e á otra parte de distinta especie, en
constituye diversidad en número. este caso por necesidad se varía, no solo
Conclusión. [1] Si la materia_ de una la situación de las partes, sino también la
una sola parte homogénea vuelve á otra identidad de e l l a s ; de m o d o , sin embar-
parte homogénea ningún perjuicio se en- g o , que toda la materia, ó algo de lo que
gendrará á la identidad del todo. [ 2 ] Si había de verdad de la humana naturaleza
la materia de una solaparte vuelve á otra en una sola, se traslada á otra; mas no si
parte de otra especie, entonces por nece- algo que h a y supérfiuo en una parte,
sidad se varía, no solo la situación de las se transfiere á otra. P e r o quitada la iden-
partes, sino también su identidad, si toda tidad de partes, se quita la identidad
la materia, sin embargo, ó algo, que era del t o d o , si hablamos de las partes esen-
por verdad de naturaleza en una sola, se ciales; pero no, si hablamos de las partes
pasa á otra. [ 3 ] Quitada la identidad de accidentales, como son los cabellos y las
partes, se quita la identidad del todo, si u ñ a s , de los que parece que habla San
hablamos de las partes esenciales, pero A g u s t í n ( D e civit. D e i , lib. 2 2 , c a p . 19).
no de las accidentales. [ 4 ] Según la con- Y así se manifiesta de qué modo la tras-
gruencia es más probable, que aun la si- lación de la materia de una parte á otra
tuación de las partes se conservará lo quita la identidad del todo, y de qué modo
mismo en la resurrección, principalmente no. M a s hablando según la congruencia,
en cuanto á las partes esenciales y orgá- es más probable que aun l a situación de
nicas, aunque tal vez no en cuanto á las las partes se conservará la misma en la
accidentales. resurrección, sobre todo en cuanto á las
partes esenciales y orgánicas, aunque tal
R e s p o n d e r e m o s , que en esta cuestión
vez no en cuanto á las accidentales, como
hay diferencia en considerar qué es lo que
son las uñas y los cabellos (1).
puede hacerse sin perjudicar á l a identi-
dad, y lo que se hará, para que se guarde A l argumento 1.° diremos, que aquella
la congruencia. A s í , pues, en cuanto á lo objeción procede de las partes orgánicas
primero debe saberse que en el hombre ó heterogéneas y n o de las partes homo-
pueden considerarse diversas partes de géneas ó semejantes.
dos m o d o s : 1.° diversas partes del todo A l 2.° que l a situación diversa de las
h o m o g é n e o , como diversas partes de car- partes de la materia no produce diversi-
ne ó diversas partes de hueso; y 2.° di- dad en número, aunque sí l a diversidad
versas partes de diversas especies del todo de materia.
heterogéneo, como hueso y carne. Si se A l 3.° que la operación, propiamente
dice, pues, que parte de la materia volve- hablando, no es de l a parte, sino del
rá á otra parte de la misma especie, esto todo. P o r lo que el premio no se debe á la
no hará variedad, sino en el estado ó situa- parte sino al todo.
ción de las partes. Y la situación de las
(i) A toda esta argumentación del Angélico, puramente ojos. Y el S a l v a d o r , nos dicen San Juan y San Lúeas, que
filosófica, hay que añadir también y principalmente que la cuando se apareció después de resucitado á sus discípulos, les
Escritura nos dice que no solamente tomaremos' nuestros cuer- mostré sus jnanos pies y costado ; es decir, los principales miem-
pos, sino también sus mismos miembros. En la nota anterior bros que antes de morir tenía, y por donde podían conocerle
hemos visto que Job habla de su piel, de su carne y de s u s después de resucitado.
CUESTIÓN LXXX,
Consideraremos a h o r a la integridad de los cuerpos que han de resucitar. Acerca de esto investiga-
remos cinco cosas : 1 . Todos los miembros del cuerpo h u m a n o r e s u c i t a r á n en el mismo? - 2 . ¿ Re-
a a
sucitarán los cabellos y las u ñ a s ? - 3 ° Y los h u m o r e s ? 4.' Y todo aquello que h u b o en él de verdad
déla h u m a n a n a t u r a l e z a ? — 5.° R e s u c i t a r á todo lo que materialmente h u b o en él?
(1) Nuestro Señor Jesucristo nos dice por San Lúeas ( x x i , nuestros miembros serán separados en la resurrección, lo tes-
c. 18) : Et caplllus de capite vestro non perivi! ; « mas no perecerá tifica el Apóstol, quien nos dice que Cristo reformará nuestro
» un cabello de vuestra cabeza ». Si hasta eBa parte del cuerpo cuerpo abatido, para hacerlo conforme á su cuerpo glorioso (Fi-
no perecerá, ¿ qué diremos de las demás? En cuanto á que lip. 111, v . 21).
C U E S T I Ó N L X X X . — A R T Í C U L O S II Y I I I . 449
generación, como el semen, y a por acto A l 2.° que, así como los miembros que
de nutrición, como la leche. Ninguna de sirven á la generación, serán después de la
tales humedades resucitará, porque no resurrección para la integridad de la na-
son de la perfección del individuo que re- turaleza humana ; no para la operación
sucita. Otra es la que aún nó llega á la que ahora se ejerce por aquellos miem-
última perfección que la naturaleza obra bros ; así también existirán humores en
en el individuo; pero que está destinada el cuerpo, no para la restauración de lo
á ella por la naturaleza, y es doble. U n a desperdiciado, sino para reparar la inte-
es la que tiene alguna forma determina- gridad de la naturaleza humana y para
d a , que está contenida entre las partes manifestación de la virtud natural.
del cuerpo, como la sangre y los otros A l 3.° que, así como los elementos es-
tres humores que la naturaleza ordenó tán en vía de generación por relación á
para los miembros que por ellos se en- los cuerpos m i s t o s , puesto que son su
gendran ó animan, y sin embargo tienen materia, mas no de modo que estén siem-
algunas formas determinadas, lo mismo pre en vía de transformarse en cuerpo
que las otras partes del cuerpo, y por misto ; del mismo modo también se han
eso resucitarán con las otras partes del los humores á los miembros. Y por eso,
cuerpo ; y otra que está en vía de pasar así como los elementos en las partes del
de forma á forma ; esto e s , de forma de universo tienen formas determinadas, en
humor á forma de miembro, y tal hume- razón de las cuales son de la perfección
dad no resucitará, puesto que después de del universo, como también los cuerpos
la resurrección cada parte del cuerpo se mistos ; así también los humores son de
establecerá en sus formas, de modo que la perfección del cuerpo humano, como
una no pase á otra ; y por eso no resuci- también las otras partes ; aunque no lle-
tará aquella humedad que está en el acto guen á la completa perfección, como las
mismo de pasar de forma á forma : esta otras partes, ni tengan los elementos for-
segunda puede ser considerada, ó según mas tan perfectas, como los cuerpos mis-
que está en el principio de la transmuta- tos. Y como las partes todas del univer-
ción y en este caso se llama ros, esto es, so consiguen de Dios la perfección no por
aquella humedad que existe en los orifi- i g u a l , sino cada una según su modo; así
cios de las venas pequeñas, ó según que también los humores son perfeccionados
está en el progreso de la transmutación, en algún modo por el alma racional, mas
poi lo que se llama cambium ; pero ni en no del mismo modo que las partes más
uno ni en otro estado resucitará. L a ter- perfectas.
cera y última clase de humedad es la
que ya llega á la última perfección, á la
ARTÍCULO I V . — ¿ r o d o io que existió
que tiende la naturaleza en el cuerpo del
cu el c u e r p o , como perteneciente á la verdad
individuo, la cual y a ha sido alterada é
de la n a t u r a l e z a l i u m a u a , resucitará en el
incorporada á los miembros, y esta se
llama gluten; y siendo esta de la sus- mismo ?
tancia de los miembros, resucitará lo mis-
1.° Parece que todo lo que hubo en el
mo que estos.
cuerpo sobre la verdad de la naturaleza
A l argumento 1.° diremos, que la car- humana, resucitará en el mismo ; porque
ne y la sangre en aquellas palabras del el alimento se convierte en la verdad de
A p ó s t o l no se toman por la sustancia de la naturaleza humana. Pero algunas ve-
la carne y de la sangre, sino por las obras ces las carnes del buey ó de otros ani-
de la carne y de la sangre, que son las males se toman para alimento. Luego si
obras del pecado ó las déla vida animal. O resucitará todo lo que fue de la verdad
según lo que dice San Agustín (in epist. de la naturaleza humana, resucitará tam-
ad Consentium, 205 ó 146), « l a carne y bién la carne del buey ó de otros anima-
B la sangre se toman allí por la corrup- l e s , lo cual es inconveniente.
» cion que ahora domina en la carne y 2.° L a costilla de A d á n fue de la ver-
» sangre » ; por lo que se añade también dad de la naturaleza humana en el mis-
en las palabras del A p ó s t o l : ni la cor- m o , como también nuestra costilla en
rupción la incorruptibilidad. nosotros. Y la costilla de A d á n no resu-
CUESTIÓN LXXX. — ARTÍCULO IV- 451
citará en. él, sino en Eva; de lo contra- en cada uno todo lo que fue de la verdad
rio, Eva no resucitaría, porque de aque- de la naturaleza humana en el mismo.
lla costilla fué formada. Luego no resu- Por el contrario, todo lo que fue de la
citará en el hombre todo lo que hubo en verdad de la naturaleza humana, fue
él de la verdad de la naturaleza humana. perfeccionado con un alma racional. Y
3.° No puede ser que lo mismo resucite por esto el cuerpo humano tiene relación
eu diversos hombres. Mas puede suceder con la resurrección, puesto que fue per-
que algo de la verdad de la naturaleza feccionado por un alma racional. Luego
humana existió en diversos hombres, todo lo que fue de la verdad de la natu-
como si alguno come carnes humanas raleza humana resucitará en cada uno.
que pasan á su sustancia. Luego no re- Ademas; si al cuerpo del hombre se le
:
nion que todo aquello que estuvo en la sus- la naturaleza h u m a n a ; puesto que no
tancia del semen resucitará en aquel hom- distingue algo material determinado per-
bre que ha sido engendrado de aquel semen, manente en el hombre en todo el tiempo
puesto que este es principalmente de la de su v i d a , que pertenezca per se etpri-
verdad de la naturaleza humana en el mo á la verdad de la naturaleza humana;
mismo : mas de lo que después viene por y algo fluyente y r e f l u y e n t e , que perte-
el nutrimento, solo resucitará en aquel nezca á la verdad de la naturaleza hu-
cuanto es necesario para la perfección de mana solo por la perfección de la cuan-
la cuantidad; pero no todo, puesto que tidad, no á causa del primer ser de la
esto no pertenece á la verdad de la na- especie, como decía la segunda opinión;
turaleza humana, sino cuanto necesita sino que establece que todas las partes,
la naturaleza para la perfección de la que no son engendradas sin la intención
cuantidad. Y puesto que esto húmedo de la naturaleza, pertenecen á la verdad
nutritivo fluye y refluye, será separado de la naturaleza humana en cuanto á lo
por este orden ; lo que fue primero de la que tienen de especie, puesto que así
sustancia del hombre, será reparado todo, subsisten ; mas no en cuanto á lo que
y de lo que vino en lugar segundo, tercero, tienen de materia, puesto que así fluyen
y así sucesivamente, cuanto es necesario y refluyen indiferentemente : de modo
para reintegrar la cuantidad ; lo cual es que también comprendamos que sucede
evidente por dos razones : 1." porque lo en las partes de ua solo hombre lo que
que sobrevino fue aplicado, para re- en toda la multidud de la ciudad, puesto
parar lo que antes había sido desperdi- que cada uno es sustraído, de la multitud
ciado ; y en tal concepto no pertenece por la muerte, sucediéndole otros en su
tan principalmente á la verdad de la na- lugar : por lo cual las partes de la mul-
turaleza humana como lo precedente. titud fluyen y refluyen materialmente,
2. Porque la unión de lo húmedo e x -
a
pero subsisten formalmente, puesto que
traño al primer húmedo radical hace que otros cumplen los mismos cargos y órde-
el todo mezclado no participe tan perfec- nes que dejan los que se van ; por cuya
tamente la verdad de la especie como razón se dice subsistir el estado uno nu-
participaba lo primero ; y el Filósofo méricamente. Asimismo también, cuando
(De gener. 1. 1, t. 8 8 ) , pone el ejemplo por ciertas partes que fluyen, son repara-
del agua mezclada al v i n o , la cual siem- das otras en la misma figura y en el mis-
pre debilita la fuerza del vino, tanto que mo sitio, todas las partes fluyen y reflu-
al fin le hace acuoso : de consiguiente, yen según la materia, pero subsisten se-
así como la segunda agua, aunque se tome gún la especie ; con todo el hombre
en especie de v i n o , no participa, sin em- subsiste numéricamente el mismo. P e r o
bargo, tan perfectamente la especie de la tercera opinión conviene con la se-
vino como la primera que era tomada en g u n d a , puesto que supone que las partes
el vino ; así lo que del segundo alimento que vienen en segundo lugar alcanzan
se convierte en carne, no alcanza tan per- tan perfectamente la verdad de la espe-
fectamente á la especie de la carne, cie como las que primeramente concur-
como lo que primeramente se convertía; rieron ; y por e s o , lo que admite que re-
y por esto no pertenece tanto á la verdad sucitará en el hombre la segunda opinión,
de la naturaleza humana ni á la resur- lo admite también la tercera,, pero no
rección. A s í , p u e s , es evidente que esta enteramente por la misma razón; porque
opinión supone que resucita todo lo que supone que todo aquello que ha sido en-
es de la verdad de la naturaleza humana gendrado por el semen, resucita, no por-
principalmente, y no todo lo que es de la que pertenezca por otra razón á la ver-
verdad de la naturaleza humana secun- dad de la naturaleza humana que lo que
dariamente. L a tercera opinión difiere después llega, sino porque participa más
en cuanto á algo de la segunda, y en perfectamente la verdad de la especie ;
cuanto á algo conviene con ella. Difiere, cuyo orden establecía la segunda opinión
en cuanto á que supone que todo lo que en lo que después llega por el alimento
está bajo la forma de carne y h u e s o , per- en lo cual también concuerda con aquella
tenece por la misma razón á la verdad de esta opinión.
454 CUESTIÓN LXXX. — ARTÍCULO IV.
Al argumento 1.° diremos, que cosa poco porque las partes fluyen y reflu-
natural no es lo que existe por su ma- yen según la materia.
teria, sino por su forma. Por consi- Al 4.° que según la 1. opinión es fá-
a
guiente, aunque aquello de la materia cil resolver, ¡jorque supone que el semen
que existió en otra ocasión, bajo la for- no proviene de lo superfluo del alimento;
ma de ,parne de buey, resucite en el de consiguiente las carnes comidas no
bombre bajo la forma de carne bumana, pasan á ser el semen, por el que es engen-
no se sigue que resucite la carne de drado el niño. Pero según las otras dos
buey, sino la carne del bombre; pues opiniones debe decirse que no es posible
de lo contrario, podría sacarse en con- que todo lo que existió en las carnes co-
secuencia que resucitaría el barro, de midas se convierta en semen, porque des-
que fue formado el cuerpo de Adán. pués de la mucha depuración del alimen-
Sin embargo, la primera opinión con- to se llega á la decocion del semen, que
cede este razonamiento. es la superfluidad del último alimento.
A l 2.° que aquella costilla no fue en Empero aquello que de las carnes comi-
Adán de la perfección del individuo, das se convierte en semen, más pertene-
sino ordenada á la multiplicación de la ce á la verdad de la naturaleza bumana,
especie ; de consiguiente, no resucitaría en el que nace por consecuencia del se-
en Adán, sino en Eva ; como no resuci- men, que en aquel de cuyas carnes es
taría el semen en el generante, sino en engendrado el semen. Por lo tanto, se-
el engendrado. gún la regla antes dada, esto que se ha
A l 3.° que según la 1. opinión, es fá-
a
convertido en semen, resucitará en el que
cil responder á esto, porque las carnes nace por consecuencia del semen, y el
comidas jamas son de la verdad de la na- residuo de la materia en aquel por cu-
turaleza bumana en el que las come; pero yas carnes comidas' ba sido generado el
fueron de la verdad de la naturaleza bu- semen.
mana en aquel cuyas carnes son comi- Al 5.° que el embrión no pertenece á
das ; y por tanto resucitarán en el y la resurrección antes de la animación por
no en el 2.° Empero conforme á la 2. y a
medio del alma racional, en cuyo estado
3. opinión, cada cosa resucitará en aquel
a
ya llegó con esceso sobre la sustancia del
en que más se acercó á la perfecta parti- semen de la del alimento, puesto que el
cipación de la virtud de la especie ; y si niño se nutre en el útero de la madre.
en ambos se acercare igualmente, resu- Así que, si alguno se alimenta de em-
citará en aquel en quien primero existió, briones y de lo superfluo de aquel ali-
porque en él tuvo primeramente un or- mento es engendrado otro, lo que existi-
den á la resurrección por la unión al alma rá en la sustancia del semen, resucitará
racional de aquel bombre. Así que si en en el que por causa de este es engendrado;
las carnes comidas bubo alguna super- . á no ser que se contuviese en él algo que
fluidad que no perteneciese a la verdad existiese de la sustancia de los sémenes
de la naturaleza bumana en el primero, en aquellos que por consecuencia de ha-
podría resucitar en el segundo; de lo ber sido comidas sus carnes, se engendró
contrario lo que pertenecía á la resurrec- el semen, porque esto resucitaría en el
ción en el primero, resucitaría en él y no 1.° y no en el 2.° ; mas el residuo de las
en el segundo ; pero en su lugar se to- carnes comidas, que no se ha convertido
mará en el segundo ó algo de lo que de en semen, consta que resucitará en el pri-
aquello que por consecuencia de otros ali- mero, supliendo la divina potencia á cada
mentos se ba convertido en carne del se- uno lo que le falta. La primera opinión,
gundo, ó si jamas se bubiese alimentado empero, no es coartada por esta objeción,
de otra cosa que de carnes humanas, se al no suponer que el semen proviene de
suplirá de otra parte por virtud divina lo superfluo del alimento, Pero otras mu-
cuanto se necesitase para la perfección chas razones hay contra ella, como cons-
de la cantidad, al modo que suple tam- ta (in 1. 2 , dist. 30, q. 2, a. 1; y p. 1,
bién en los que mueren antes de la edad q. ult. a. ult.).
perfecta; y no por esto se perjudica en
algo á la identidad numérica, como tam-
CUESTIÓN LXXX. — ARTÍCULO V. 455
niendo otro lugar ó situación en el cuerpo cion con el alma racional, sino en cuanto
que el que ocupaba la parte que de él está bajo tal forma, así que por razón de
provino, aunque pueda computarse otra esto tiene relación con la resurrección.
parte considerada la totalidad de la es- Pero la 1. y 2. opinión que suponen ser
a a
pecie. P e r o San Agustín habla de las otras las partes según la especie, y otras
incisiones de los cabellos, que eran par- las que existen según la materia, dicen
tes que producían aumento, y por eso que el alma racional, aunque perfecciona
conviene que resuciten, no empero, en ambas partes, sin embargo no las perfec-
su cuantidad, para que esta no sea des- ciona según la materia, sino mediando
medida, sino en otras p a r t e s , como lo las partes según la especie, y por eso no
juzgará necesario la Divina Providencia. tienen igualmente relación con la resur-
O habla en el caso aquel en que faltaren rección.
las otras partes, pues entonces su .defec- A l 3.° que en la materia de lo genera-
to podrá ser reparado por las superflui- ble y corruptible es conveniente enten-
dades de los cabellos. der las dimensiones indeterminadas antes
A l 2.° que según la 3 . opinión (1)a
de la recepción de la forma sustancial; y
las partes son las mismas según la espe- por eso la división, que se hace según ta-
cie y según la materia, porque el F i l ó - les dimensiones, pertenece propiamente
sofo no hace uso de aquella distinción á la materia. P e r o la cuantidad conrpleta
( D e generat. 1. 1, t. 35, 36 y 37), para y determinada llega á la materia después
distinguir las diversas partes, sino para de la forma sustancial; por couguiente
manifestar que las mismas partes pueden la división que se hace según las dimen-
ser consideradas también según la espe- siones determinadas se refiere á la especie,
cie, en cuanto á lo que es de la forma y principalmente cuando á la razón de la
de la especie en las mismas, y según la especie pertenece la determinada situa-
materia, en cuanto á lo que está sometido ción de las partes, como sucede en el
á la forma y á la especie. Consta empero, cuerpo humano.
que la materia de la carne no tiene rela-
(l) En el cuerpo del artículo consigna Santo Tomás que esa misma y no en la de las otras, según las cuales también con-
opinión es la que más probable le parece; y en su consecuen- testa al argumento.
cia la respuesta que aquí da, fúndase en la doctrina de la
CUESTIÓN LXXXI.
Cualidad de los que resucitan.
(1) Así en efecto lo dice el Espíritu S a n t o : la vejez venera- pílulo añade San A g u s t í n ; Hesta, pues, que digamos que cada
ble no es la duradera, ni la computada por el número de años. uno recibirá aquella estatura que tuvo en la juventud, si es que 7 m í -
(Sap. ív, 8). rió anciano, ó que hubiese tenido, si antes murió. D e s p u é s añade
(2) Santo Tomás sigue en este punto, como en muchos, la que esa edad de juventud en que resucitarán, será de treinta
opinión del gran Doctor de Hipona : ¿ Qné diremos de los ni- años, edad en que, según el Apóstol á los de Efeso, llegare-
ños, sino es que no resucitarán en la pequenez de cuerpo en que mu- mos á varones perfectos, según la medida de la edad cumplida
rieron ? (De civitate Dei, l i o . X X I I , c. 14). Y »n el s i g u i e n t e c a - de Cristo.
458 CUESTIÓN LXXXI.—ARTÍCULOS I Y II.
(1) Esta es una verdad que los armenios negaron ; y al error del Señor á los saduceos, según San Mateo (c. x x u ) y San L ú -
de estos le califican algunos de herejía. San A g u s t í n , en el eas ( x x j nos refieren. San Agustín compendia su argumento
cap. 17 del libro 22 de su grande obra De Clvitale Del, ocúpase en estas palabras : Qai ergo utrumque sexum instituit, vlrumque
en impugnar esa descabellada doctrina de los armenios, sir- restiluet : « El que estableció los dos sexos, los dos restable-
viéndose, como de argumento más d e c i s i v o , de las palabras » cera ó resucitará ». •
460 CUESTIÓN L X X X I . — A R T Í C U L O S III Y I V .
(1) Según observa S i l v i o , los que ordenaron el Suplemento pasibilidad, sutilidad, agilidad y claridad.
de la Suma, tomando su doctrina de l a S e n t . iv de Santo To- (2) Afirmativamente responde el Santo Doctor, según lo qee
más,f pudieron anteponer á esta cuestión un par de artículos dice el A p o c a l i p s i s ( x x i , v . 4): Y limpiará Dios toda lágrima H
de'la|Dist. 49, c. 4." a. 4 y 5) e n las cuales el Angélico resuel- los ojos de ellos : y la muerte no será ya más ; y no habrá más Itatilv,
ve que las dotes de un cuerpo glorioso son las cuatro de i m - ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosaspasaron.
CUESTIÓN LXXXII. — ARTÍCULO I, 463
con respecto á algo, puesto que los cuer- los cuerpos santos tendrá mezcla alguna
pos de los niños se conservaron ilesos, y de pasibilidad. Luego todos serán igual-
permaneció en cuanto á algo, porque mente impasibles.
aquel fuego quemaba la leña, así separa- Por el contrario, el premio debe cor-
rá la pasibilidad de los bumores y les de- responder proporcionalmente al mérito.
jará su naturaleza. La manera, pues, de Es así que hubo algunos santos mayores
verificarse esto, la hemos dicho. en mérito que otros. Luego siendo la im-
Al 5.° que no existirán e.n los santos pasibilidad cierto premio, parece que en
las cicatrices de las heridas ni existie- algunos es mayor que en otros.
ron en Cristo, en cuanto importan de- Ademas, la impasibilidad pertenece á
fecto alguno, sino en cuanto son signos la misma división que la claridad. Es así
de una virtud muy constante con la que que esta no será igual en todos, como
padecieron por la justicia y por la fe; por consta (i Cor. 15). Luego ni la impasi-
manera que por una y otra parte resulte bilidad.
un aumento de gozo ( 1 ) Por lo que San C o n c l u s i ó n . [ 1 ] La impasibilidad,
Agustín dice (De civ. Dei, 1. 2 2 , c. 20): considerada en sí misma, será igual en
« no se'de que modo el amor de los San- todos los bienaventurados. [ 2 ] Si se la
»tos Mártires no nos afecte tanto que considera según la causa, será en uno
» deseemos ver en aquel reino y en los mayor que en otro.
» cuerpos de ellos las cicatrices de las Responderemos, que la impasibilidad
» heridas que sufrieron por el nombre de puede considerarse de dos modos: ó en
» Cristo ; y quizá las veremos ; mas en sí misma ó según su causa. Si se la con-
» ellas no habrá deformidad, sino digni- sidera en sí misma, puesto que importa
» dad, y aunque algunas existan en el solamente negación ó privación, no es
» cuerpo, resplandecerán no con la be- susceptible de más ni de menos, sino que
» lleza de este, sino de la virtud ». Pero será igual en todos los bienaventurados.
tampoco, aunque hayan sido quitados y Pero si se la considera según su causa,
amputados algunos miembros á los már- será en uno mayor que en otro. La cau-
tires , no aparecerán sin ellos en la re- sa, pues, de esto, es el dominio del alma
surrección de los muertos, porque escri- sobre el cuerpo, cuyo dominio es causado
to está (Luc. 2 1 , 18): no perecerá un de que la misma alma goza de Dios de
cabello de vuestra cabeza. una manera inmutable. Por consiguiente,
la causa de la impasibilidad es mayor en
el que más perfectamente goza de Dios.
A R T Í C U L O I I . — s e r a iguui ia impasi-
Al argumento 1.° diremos, que aque-
bilidad e n todos V
lla Glosa habla de la impasibilidad en sí
misma y no según su causa.
1.° Parece que la impasibilidad será Al 2.° que aunque las negaciones y
igual en todos ; porque (i Cor. 15) dice privaciones en sí mismas no son suscep-
la Glosa (interl. sup. illud. seminatitr tibles ni de más ni de menos, sin embar-
iu corruptione) que <s. todos tienen igual- go, lo son por sus causas ; ( 2 ) como se
» mente el no poder padecer. Y no pue- dice ser más oscuro el lugar que tiene
den padecer, porque tienen el don de la más y mayores impedimentos de luz.
impasibilidad. Luego la impasibilidad Al 3.° que algunas cosas no solo se'
será igual en todos. dilatan por la separación de su contrario,
2.° Las negaciones no son susceptibles sino aun por la aproximación al término,
ni de más ni de menos. Pero la impasibi- como se dilata la luz. Y por eso también
lidad es cierta negación ó privación de la impasibilidad es mayor en uno que en
la pasibilidad. Luego no puede ser mayor otro, aunque en ninguno quede algo de
eu uno que en otro. pasibilidad.
3.° Dícese más blanco lo que tiene
menos mezcla de negro. Mas ninguno de
toda entera aplicada al acto de la poten- que ahora lo es, sino que sería alguna
cia intelectiva, por la que contemplará á otra potencia dada á ellos ; porque á la
Dios. Luego de ninguna manera lo esta- manera que la materia nunca se hace
ra al acto de la potencia sensitiva. forma, así también la potencia pasiva
Por el contrario es lo que se dice jamás se hace activa. Y por eso dicen
(Apoc. 1 , 7 ) : lo verá todo ojo. Luego otros que el sentimiento en acto se efec-
en ellos habrá sentido en acto. tuará , no ciertamente por lo que percibe
Ademas, según el Filósofo (De an. 1. de las cosas sensibles exteriores, sino por
1, t. 1 9 ) , « l o animado se distingue de el influjo de las facultades superiores;
» lo inanimado por él sentido y el movi- pues así como ahora las facultades supe-
» miento ». Pero el movimiento no exis- riores perciben de las inferiores, así tam-
tirá allí en acto, puesto que serán como bién, viceversa, recibirán entonces estas
fuegos en un cañaveral(Sap. 3 , 7). Lue- de las superiores. Pei*o tal clase de per-
go también el sentido en acto. cepción no hace que verdaderamente se
sienta, porque toda potencia pasiva, se-
Conclusión. [ 1 ] Todos convienen en
gún la razón de su especie, se determina
que en los cuerpos de los bienaventura-
á alguna cosa activa especial: porque la
dos hay algún sentimiento. [ 2 ] No exis-
potencia, considerada como tal, se rela-
tirá en los cuerpos gloriosos la modifica-
ciona con aquello respecto de lo cual se
ción natural, sino la espiritual, que pro-
dice. De consiguiente, siendo lo propia-
duce por sí misma la sensación en acto
mente activo en los sentidos exteriores,
y no cambia la naturaleza del sujeto que
la cosa que existe fuera del alma y no
la recibe.
su intención existente en la imaginación ó
R e s p o n d e r e m o s , que todos convienen la razón, si el órgano de la sensibilidad no
en que en los cuerpos de los bienaventu- es movido por las cosas exteriores, siuo
rados hay algún sentimiento ; de lo con- por la imaginación ó por otras potencias
trario, la vida corporal de los santos des- superiores, no será verdaderamente sen-
(1) Por sentido entiéndese aquí el sentido mismo físico ó la tir. Por lo cual no decimos, que los fre-
sensación.
CUESTIÓN LXXX1I. — ARTÍCULO III. 467
néticos é insensatos, en los que por se- tural precede á la espiritual, como el ser
guir la preponderancia de su imaginación natural al intencional: pero, si es apto
en la que se agitan las especies sobre los para ser inmutado solo espiritualmente,
órganos de las sensaciones, sientan ver- no es menester que se inmute natural-
daderamente, sino que les parece que mente, como se ve respecto del aire que
sienten. Por este motivo debemos decir no es susceptible de recibir el calor se-,
con otros, que el sentido de los cuerpos gun el ser natural, sino simplemente se-
gloriosos tendrá lugar por la percepción gún el espiritual ; y por esto es modifi-
de las cosas que están fuera del alma. cado solo de este m o d o , mientras que por
Pero debe saberse que los órganos de la el contrario, los cuerpos inanimados son
sensación son inmutados de dos modos inmutados por las cualidades sensibles
por las cosas que están fuera del alma : solo natural y no espiritualmente. E n los
1." por una modificación natural, á sa- cuerpos gloriosos, empero, no podrá ha-
ber : cuando el órgano es dispuesto por ber alguna modificación natural, y por
la misma cualidad natural con que se eso habrá allí únicamente inmutación es-
dispone la cosa fuera del alma, que obra piritual.
en el mismo : por ejemplo, cuando se A l 3.° que, así como habrá nueva re-
calienta la mano al contacto de una cosa cepción de especie en el órgano de la
caliente, ó cuando se hace olorosa al sensibilidad, del mismo modo habrá un
contacto de la cosa que lo e s : 2.° por una juicio nuevo del sentido común: pero no
modificación espiritual, cuándo la cuali- habrá juicio nuevo del entendimiento;
dad sensible se recibe en el instrumento, como sucede al que ve una cosa que
según el ser espiritual, es decir, la espe- y a conocía : y lo que San Agustín dice
cie ó la intención de la cualidad y no la ( D e Trin. 1. 1 5 , c. 16) que « n o habrá
cualidad misma ; como la pupila recibe i> allí pensamientos volubles » , se entien-
la especie de la blancura, y sin embargo de de los de la parte intelectiva: lo cual
uo se hace ella blanca. L u e g o la primera no tiene relación con nuestra tesis.
recepción no causa sensación, absoluta- A l 4.°.que, cuando de dos cosas l a u n a
mente hablando, porque el sentido debe es razón de la otra, la ocupación del
recibir las especies dentro de la materia alma en la una no impide ni contrae su
é independientemente de ella, esto e s , ocupación en la o t r a ; como el médico,
independientemente del ser material que mientras ve la orina, no considéramenos
tenían fuera del alma como se dice ( D e las reglas del arte sobre los colores de
an. 1. 2 , t. 121). Y esta recepción inmuta las orinas, sino más. Y puesto que los san-
la naturaleza del que la recibe, porque tos ven á Dios como la razón de todo lo
de este modo se recibe la cuabdad según que hacen ó conocen, por eso la ocupación
su ser material. Por lo tanto, no existirá de ellos en las cosas sensibles que deben
en los cuerpos gloriosos esta recepción, sentir, ó cualesquiera otras que deben
sino la segunda que produce por sí mis- contemplar ó h a c e r , en nada impedirá la
ma la sensación en acto y que no cambia contemplación divina, ni por el contra-
la naturaleza del sujeto que la recibe. rio. O debe decirse que una potencia es
Al argumento 1.° diremos q u e , como impedida en su acto cuando otra poten-
ya consta de lo dicho, por esta pasión, cia obra vehementemente, porque una
que existe en el acto de sentir, que no sola potencia no basta por sí para una
es otra cosa que la recepción predicha, operación tan intensa, sino e¿ ayudada
no es arrastrado el cuerpo fuera de su por lo que el principio de vida hubiera
cualidad natural, sino que es perfeccio- debido comunicar á las demás potencias
nado espiritualmente ; por lo t a n t o , la ó los otros miembros ; y puesto que en
impasibilidad de los cuerpos gloriosos no los santos todas las potencias serán muy
excluye esa pasividad. perfectas, la una podrá obrar intensa-
Al 2.° que todo lo pasivo recibe la ac- mente de tal m o d o , que por esto ningún
ción del agente según su modo. S i , pues, impedimento se dará á la acción de la otra
hay algo que sea apto para ser modifi- como sucedió en Cristo.
cado por un ser activo por modificación
natural y espiritual, la modificación na-
468 CUESTIÓN LXXXII.—ARTÍCULO IV.
el aire, que es también el medio para el Al 3.° que algunos supusieron que el
oído y el olfato, como consta (De an. olor no es otra cosa que cierta evapora-
1. 2 , t. 76 y 9 7 ) . Del mismo modo tam- ción de humo. Mas esta suposición no
bién el gusto tiene un medio que le está puede ser verdadera, lo cual es patente,
unido lo mismo que el tacto, porque el porque los buitres se dirigen desde remo-
gusto es cierto tacto, como se dice (ibid. tísimos lugares adonde hay cadáveres
t. 28 y 94). Existirá también el olor que por el olor que perciben, no siendo posi-
es el objeto del olfato, toda vez que la ble , sin embargo, que evaporación alguna
Iglesia canta que los cuerpos de los san- de un cadáver llegara á lugares tan le-
tos exhalarán un olor suavísimo. Habrá janos, aunque todo se resolviese en va-
también alabanza vocal en la patria, por por, sobre todo cuando se observa que
lo que se dice (in Gloss. ord. sup. illud las cosas sensibles obran á una distancia
psal. 149 : exaltationes Uei in gutture igual sobre todas las partes; por cuya ra-
eorum) que « los corazones y lenguas no zón el olor cambia á veces el medio y el
» cesarán de'alabar á Dios ». Y esto mis- instrumento de sentir por una modifica-
mo también consta por la Glosa (ord. ción espiritual sin evaporación alguna
sup. illud 2 , Esdra;, 12 : in cántico et que alcance al órgano. Pero el requerir-
cymbalis, etc.). Y por eso, según otros, se alguna evaporación, esto es, porque
deberá decirse que el olfato y él oido es- el olor en los cuerpos es impedido por
tarán allí en acto ; mas el gusto no esta- cierta humedad; por lo que es preciso que
rá en acto, de modo que se inmute por se resuelva para ser percibido. En los
algún alimento ó bebida que se haya to- cuerpos gloriosos, empero, existirá el olor
mado, como consta de lo dicho ( C . 8 1 , en su última perfección y en manera al-
a. 4) ; á menos que se diga que allí esta- guna reprimido por lo húmedo, de consi-
rá el gusto en acto por la inmutación de guiente, cambiará por modificación espi-
la lengua por alguna humedad que le ritual, como lo hace el olor de la evapo-
esté adherida. ración delhumo. En este concepto existirá
Al argumento 1.° diremos, que las cua- en los santos el sentido del olor, puesto
lidades que percibe el tacto, son aquellas que no será impedido por humedad algu-
de que es constituido el cuerpo animal. na, y conocerán no solo las escelencias de
De consiguiente, por las cualidades tan- los olores, como ahora sucede en nosotros
gibles el cuerpo animal según el estado á causa de la escesiva humedad del cere-
presente es apto para ser transformado bro , sino también las diferencias mínimas
natural y espiritualrnente por el objeto de los olores.
del tacto ; y por eso el tacto se dice ser Al 4.° que en la patria habrá alabanza
el más material entre los otros sentidos, vocal, aunque algunos díganlo contrario,
porque tiene más de modificacionmaterial y modificará el órgano del oido en los
que le está unido. Sin embargo, la inmu- bienaventurados solo espiritualrnente ; y
tación material no se ha al acto de sentir, no será por la enseñanza, por la que ad-
el cual es perfeccionado por la modifica- quieran la ciencia, sino por la perfección
ción espiritual, sino per accidens. Y por del sentido y la delectación. Pero de qué
eso en los cuerpos gloriosos de los que la modo podrá formarse allí la voz, ya se
impasibilidad escluye la natural modifi- ha dicho (in Sent. 2 , dist. 2 , c. 2 , a. 2
cación , habrá solamente inmutación es- al 5.°)
piritual proveniente de las cualidades Al 5.° que la intensidad dé la luz no
tangibles, al modo que también sucedió, impide la recepción espiritual de la espe-
en el cuerpo de Adán, el cual ni el fue- cie del color, con tal que permanezca en
go hubiera podido quemarle ni la espada naturaleza diáfana, como consta que
cortarle, y sin embargo, hubiera tenido cuanto quiera que se ilumine el aire,
la sensación de estas dos cosas. puede ser medio en la vista; y cuanto
Al 2.° que el gusto, según que es el más iluminado está, tanto más claro se
sentido del alimento, no estará en acto, ve algo por el mismo, á no ser que haya
sino según que es el que juzga de los sa- defecto proveniente de la debilidad de la
bores, podrá quizá existir por el modo vista. Empero, el que en un espejo di-
predicho. rectamente opuesto al rayo del sol no
470 CUESTIÓN LXXVIII. — ARTÍCULO »1.
aparezca la especie del cuerpo opuesto, sentido, por tanto menor modificación
no es porque se impida la recepción, producida puede percibir su objeto; y
sino porque se impide la reverberación cuanto menor es el ángulo bajo el que es
pues es menester para que la forma apa- modificada la vista por lo visible, tanto
rezca en el espejo, que se haga cierta re- meoor es la inmutación. Y de ahí es que
verberación con algún cuerpo oscuro y la vista más fuerte puede ver algo desde
por eso se une plomo al vidrio en un es- más lejos, que la vista más débil ; por-
pejo. P e r o la claridad del cuerpo glorioso que de cuanto más lejos se v e , se ve bajo
no quita la diafanidad á la pupila, por- menor ángulo. Y puesto que la vista del
que la gloria no destruye la naturaleza; cuerpo glorioso será perfectísima, podrá
de consiguiente la magnitud de la clari- ver por una pequeñísima modificación;
dad en la pupila más contribuirá á la de consiguiente, podrá ver bajo un ángulo
perfección de la vista que á su defecto. mucho menor que ahora lo puede y por
A l 6.° que cuanto más perfecto es el consiguiente de m u c h o más lejos.
CUESTIÓN LXXXIIT.
Trataremos de este punto en los seis artículos siguientes : 1." La sutileza es la propiedad del cuerpo
glorioso ? —2." Puede en razón de esta sutileza estar en el mismo lugar con otro cuerpo no glorioso?
3." Pueden por milagro estar junaos dos cuerpos en u n mismo l u g a r ? — <J.° El cuerpo glorioso puede
estar con otro glorioso en el mismo l u g a r ? — S.° El cuerpo glorioso requiere necesariamente un lu-
gar igual á él? — 6.° El cuerpo glorioso es palpable ?
(1) Sabido es que no solo en física, sino también en el prin- el Diccionario de la Academia.
cipal significado de'la palabra , por raro se entiende « lo que (2) A s í se espresaba Eutíques ; y de esos errores, como lie-
»tiene poca densidad ó solidez, y se dilata y extiende ocu- mos dicho, le sacó San Gregorio.
» pando mayor espacio y formando mayores poros », como dice
CUESTIÓN LXXXIIl. — ARTÍCULOS I Y II.
cuerpo el no poder existir juntamente con en este estado por razón de su corpulen-
otro cuerpo en el mismo lugar. E s así que cia, por la que tiene que ocupar lugar,
toda la nobleza compatible con la natu- cuya corpulencia se le quitará por el dote
raleza del cuerpo se dará toda al cuerpo de sutileza ( 1 ) . P e r o esto no puede pre-
glorioso. L u e g o el cuerpo glorioso ten- valecer, por dos razones: 1 . porque la a
drá por la propiedad de su sutileza el po- corpulencia, que destruye el dote de su-
der estar juntamente con otro cuerpo en tileza, pertenece al defecto ; por ejem-
el mismo lugar. plo, alguna desordenación de la materia
Por el contrario es lo que dice B o e - que no está perfectamente contenida bajo
cio (in 1. D e Trin.): « l a variedad de su forma ; porque el todo, que pertenece
» accidentes produce la diferencia numé- á la integridad del cuerpo, resucitará en
¡> rica ; pues tres bombres ni distan por el el cuerpo, tanto por parte de la forma
» género ni por la especie, sino por sus como por parte de la materia. Mas el
»accidentes ; porque si separamos de que algún cuerpo sea susceptible de ocu-
» ellos enteramente todos los accidentes, par un lugar, lo posee por aquello que es
»sin embargo, el lugar es para todos di- de la integridad de su naturaleza, y no
» ferente, al cual en ningún modo pode- por algún defecto de ella: pues oponién-
)> mos suponerlo único ». L u e g o si se su- dose lo lleno á lo v a c í o , solamente no
pone que dos cuerpos están en un lugar, llena lugar, aquello que colocado en un
será uno solo numéricamente. lugar, sin embargo el lugar queda vacío.
A d e m a s , los cuerpos gloriosos tendrán E n efecto, el Filósolo ( P h y s i c . 1. 4 ,
mayor conveniencia con el lugar que los t. 57 y 5 8 ) define el vacío diciendo que
espíritus angélicos. Pero los espíritus an- es « un lugar no lleno de cuerpo sen-
gélicos, como algunos dicen, no pueden il) sible ». Pero se dice que algún cuerpo
distinguirse en número si no estuvieran es sensible por la materia, por la forma y
en diversos lugares ; y por esto suponen por los accidentes naturales, cuyas cosas
que es necesario que estén en un lugar y todas pertenecen á la integridad de la
que no pudieron crearse antes del mun- naturaleza. Consta también que el cuer-
do. L u e g o mucho más debe decir que po glorioso será sensible aun según el
dos cuerpos cualesquiera no pueden estar t a c t o , como se ve en el cuerpo del S e -
á la vez en el mismo lugar. ñor ( L u c . ú l t . ) ; pues ni le faltará la ma-
Conclusión. [ 1 ] No puede decirse que teria ó la forma ó los naturales acciden-
el cuerpo glorioso, por razón de su sutile- t e s , esto e s , el calor, el frió y otros á
za, tenga el poder estar juntamente con este tenor. P o r lo que es evidente que el
otro cuerpo en el mismo lugar. [ 2 ] Lo que cuerpo glorioso, no obstante el don de
impide á nuestro cuerpo ahora el estar sutileza, llenará lugar ; pues parece in-
juntamente con otro cuerpo en el mismo sensato decir que el lugar donde' estu-
lugar, en manera alguna podrá separar- viere el cuerpo glorioso, estará vacío;- 2 . a
(1J Tomando esta palabra en un sentido lato, con cuanto alma, por la cual se verifica la unión de los santos con Dios,
significa una propiedad adventicia ; pues de otro modo y h a - verificándose cierto matrimonio espiritual entre el Criador y
blando en rigor, las dotes no pertenecen al cuerpo, sino al la criatura. Así discurre Drioux sobre este pasaje del Angélico.
CUESTIÓN LXXXIII.—ARTÍCULO II.
te el que el cuerpo matemático, que uo es materia situada ; por manera que, así co-
otra cosa que las dimensiones separadas, mo no es posible que haya dos líneas ó
esté juntamente con otro cuerpo natural dos partes de l í n e a , si no son distintas
sensible. P o r lo que, concedido que la según el sitio, así es imposible que haya
sutileza del cuerpo glorioso le prive de la dos materias ó dos partes de materia, si
facultad de ocupar lugar, no se seguiría no hay distinción de sitio. Y puesto que
sin embargo que por esto podría estar la distinción de la materia es el principio
con otro cuerpo en el mismo lugar, por- de la distinción de los individuos, de ahí
que separado lo que es m e n o s , no por es que Boecio dice (in lib. de Trin.) qne
esto se separa lo que es más. « en manera alguna podemos imaginar
D i r e m o s , p u e s , que lo que impide a » un lugar para dos cuerpos » , de modo
nuestro cuerpo ahora el estar juntamente que la distinción de los individuos re-
con otro cuerpo en el mismo lugar, en quiera al menos esta variedad de acci-
manera alguna podrá separarse de él por dentes. L a sutileza empero no quita al
el dote de sutileza; porque nada puede cuerpo glorioso la dimensión, por lo que
impedir que algún cuerpo esté á la vez si- en manera alguna le quita la predicha
tuado con otro cuerpo en el mismo lugar, necesidad de distinción de sitio de otro
sino lo que requiere en el sitio diverso ; cuerpo. A s í que el cuerpo glorioso no ten-
porque nada es impedimento de la identi- drá por razón de su sutileza el poder
dad, sino lo que es causa de la diversidad. estar juntamente con otro cuerpo, sino
Empero esta distinción del sitio no la re- que podrá existir simultáneamente con
quiere alguna cualidad del cuerpo; por- otro cuerpo por la operación de la virtud
que al cuerpo no se le debe sitio alguno divina; al modo que también el cuerpo
por razón de su cualidad ; por lo que se- de San Pedro no tuvo por alguna propie-
parado del cuerpo sensible el ser cálido, dad natural el sanar con su sombra á los
frió, grave ó l e v e , no por eso subsiste enfermos; sino que esto se bacía por vir-
menos en él la necesidad de la predicba tud divina para la edificación de la fe.
distinción, como consta por el Filósofo A s í hará la virtud divina que el cuerpo
( P h y s i c . 1. 4 ) y también por si es noto- glorioso pueda existir simultáneamente
rio. Asimismo la materia no puede indu- con otro cuerpo para la perfección de la
cir la necesidad de la predicba distinción, gloria.
puesto que el sitio no sobreviene á la A l argumento 1.° diremos, que el cuer-
materia, sino mediante la cuantidad di- po de Cristo no tuvo por el dote de suti-
mensiva. Tampoco la forma tiene sitio, si leza el poder existir simultáneamente con
no le tiene por la materia. R e s t a , pues otro cuerpo en el mismo lugar; pero esto
que la necesidad de la distinción de dos se hizo por virtud de la divinidad des-
cuerpos en un sitio sea producida por la pués de la resurrección, como en lanati-
naturaleza de la cuantidad dimensiva, á vidad. Por lo que San Gregorio (in hom.
la que conviene por sí el sitio, porque cae 26 in E v a n g . ) dice : « entró á donde es-
en su definición, puesto que la cuantidad » taban los discípulos hallándose las puer-
dimensiva es la cuantidad que tiene sitio. B tas cerradas aquel cuerpo del Señor
Y de abí e s , que separado todo lo demás « quód ad humanos oculos, per nativi-
que existe en la c o s a , la necesidad de tal »tatem suam clauso exiit útero virginis.))
distinción se encuentra en sola la cuanti- P o r lo que no es menester que por razón
dad dimensiva; porque si se considérala de su sutileza convenga esto á los cuer-
línea separada, es preciso, si son dos lí- pos gloriosos.
neas ó dos partes de una l í n e a , que sean
A l 2.° que la luz no es cuerpo, como
distintas en sitio; de lo contrario, una
se ha dicho (in 2.° lib. dist. 1 3 , q. 1, a.
línea agregada á la línea no la baria ma-
3 ; y P . I , q. 67, a. 2 ) . L u e g o la objeción
yor lo que es contrario á la concepción
procede de cosas falsas.
del espíritu. L o mismo sucede con las su-
perficies y cuernos matemáticos. Y pues- A l 3.° que el cuerpo glorioso pasará
to que el sitio es debido á la materia, en las esferas de los cielos sin dividirlas, uo
cuanto está sometida á la dimensión ; de por la potencia de la sutileza, sino por
ahí la necesidad predicha se deriva á la la virtud divina que vendrá en auxilio de
los elegidos según su voluntad.
CUESTIÓN LXXXIII. — A R T Í C U L O S II Y III. 415
Al 4.° que por lo mismo que Dios dos cuerpos no pueden tener las mismas
asistirá á los bienaventurados á su volun- dimensiones, como ni la misma blancura.
tad en todo lo que quieren, se sigue que Luego A y B son un solo cuerpo y eran
no podrán ser encerrados ó encarcelados. dos. Luego son simultáneamente uno
Al 5.° que, como se dice (Physic. 1. 4, y dos.
t. 9 y 47), « al punto no compete lugar »; 2.° Contra las comunes concepciones
por lo que si se dice que está en un lu- del espíritu no puede hacerse cosa algu-
gar , esto no es sino por accidente, pues- na milagrosamente ; por ejemplo, que la
to que el cuerpo, de que es termino, está parte no sea menor que el todo, porque
en un lugar. Empero así como todo el las cosas contrarias á las concepciones
lugar corresponde á todo el cuerpo; así generales encierran directamente contra-
el término del lugar corresponde al tér- dicción ; asimismo ni contra las conclu-
mino del cuerpo. Sucede, sin embargo, siones de la geometría, que se deducen
ser propio de dos lugares un solo térmi- infaliblemente de las concepciones gene-
no, como también que dos líneas se ter- rales del ánimo, como que el triángulo no
minen en un punto. Y por eso, aunque tenga tres ángulos iguales á dos rectos:
dos cuerpos no pueden existir sino en di- de igual modo no puede hacerse cosa al-
versos lugares, sin embargo, á dos tér- guna en la línea contra la definición de
minos de dos cuerpos corresponde el mis- la línea; porque separar la definición de
mo término de dos lugares, y según esto lo definido es suponer que dos contradic-
se dice que los estremos de los cuerpos torios existen simultáneamente. Es así
que se tocan existen á la vez. que existir dos cuerpos en el mismo lu-
gar es contra las comunes concepciones
A R T Í C U L O I I I . — ¿ r u e d e h a c e r s e por del espíritu y contra las conclusiones de
milagro que dos cuerpos estén cu el mismo la geometría y contra la definición de la
lugar? línea; luego no puede hacerse por mila-
gro. Prueba de la menor ; es conclusión
l.° Parece que ni aun por milagro de la geometría que dos círculos no se
puede hacerse que dos cuerpos estén en toquen sino en un punto. Si, pues, dos
el mismo lugar ; porque no puede hacer- cuerpos circulares estuviesen en el mismo
se por milagro que dos cuerpos sean si- lugar, los dos circuios designados en ellos
multáneamente dos y uno, puesto que se tocarían según el todo. Asimismo tam-
esto sería hacer que los contradictorios bién es contra la definición de la línea el
existiesen simultáneamente. Pero, sise su- que entre dos puntos haya más que una
pone que dos cuerpos existen simultánea- línea recta ; lo cual tendría lugar, si dos
mente, se seguiría que aquellos dos cuer- cuerpos estuviesen en el mismo lugar,
pos son uno. Luego no es posible que puesto que entre dos puntos señalados en
esto se haga por milagro. Prueba de la distintas superficies del lugar habría dos
menor : supongamos dos cuerpos en el líneas rectas de dos cuerpos localizados.
mismo lugar de los que uno se llama A, 3.° Parece no poder hacerse por mila-
y el otro B. Luego ó las dimensiones de gro, que un cuerpo encerrado en otro
A serán las mismas que las dimensiones cuerpo no esté en un lugar, porque en-
del lugar ó distintas. Si distintas, serán tonces tendría un lugar común y no pro-
por consecuencia algunas dimensiones se- pio, lo cual no puede ser. Mas esto se
paradas, lo cual no puede suponerse, seguiría, si dos cuerpos existieran en el
puesto que las dimensiones que existen mismo lugar. Luego esto no puede ha-
entre los términos del lugar, no existen cerse por milagro. Demostración de la
en algún sujeto, á no ser que estén en el menor: supongamos dos cuerpos en el
cuerpo por él localizado. Si empero son mismo lugar, de los que uno según una
las mismas, serán de consiguiente por la dimensión sea mayor que el otro : el
misma razón las dimensiones de B las cuerpo menor estará encerrado en el
mismas que las dimensiones del lugar. Es cuerpo mayor, y el lugar del cuerpo ma-
así que dos cosas iguales á uua tercera yor será su lugar común; empero no ten-
sou iguales entre sí; luego las" dimensio- drá lugar propio, porque no habrá su-
nes de A y de B son las mismas. Pero perficie alguna corporal designada en acto
476 CUESTIÓN L X X X 1 I I . •— A R T Í C U L O II.
que le contenga, lo cual es de la razón sola ella que al cuerpo le quede el ser
del lugar. Luego no tendrá lugar propio. distinto de otro cuerpo, aunque su mate-
4.° El lugar corresponde proporcional- ria no sea distinta por la situación de la
mente al objeto que lo ocupa. Pero nun- materia de otro cuerpo ; y así puede ha-
ca puede hacerse por milagro que el mis- cerse milagrosamente que dos cuerpos es-
mo cuerpo exista simultáneamente en di- tén simultáneamente en el mismo lugar.
versos lugares, á no ser por alguna con- Al argumento 1.° diremos, que aquel
version, como acontece en el sacramento razonamiento es sofístico; puesto que
del altar. Luego en manera alguna pue- procede de la suposición de lo falso ó
de hacerse por milagro que dos cuerpos procede de una petición de principio. Pro-
existan simultáneamente en el mismo cede, pues, aquel razonamiento, si entre
lugar. dos superficies opuestas de un lugar cual-
Por el contrario, la B. Virgen parió quiera existiese alguna dimensión propia
milagrosamente un hijo. Pero en aquel del lugar, á la que convendría que se la
bendito parto convino que dos cuerpos uniese la dimensión del cuerpo que viene
existieran simultáneamente en el mismo á ocupar este lugar, pues en este caso se
lugar, puesto que el cuerpo del niño, al seguiría que las dimensiones de dos cuer-
salir, no rompió claustra pudoris. Luego pos colocados en un lugar se harían una
puede hacerse milagrosamente que dos sola dimensión, si ambos se hicieran uno
cuerpos estén simultáneamente en el mis- con la dimensión del lugar. Pero esta su-
mo lugar. posición es falsa, porque según esto,
Ademas, esto mismo puede demostrar- cuando quiera que el cuerpo adquiriese
se por haber entrado el Señor á donde un nuevo lugar, sería preciso que se hi-
estaban sus discípulos hallándose las ciera alguna modificación en las dimen-
puertas cerradas (Joan. 2 0 ) . siones del lugar ó del objeto localizado;
Conclusion. Solo por milagro puede porque no puede ser que dos cosas se
suceder que dos cuerpos estén simultá- hagan de nuevo una, sino después de
neamente en el mismo lugar. transformada una de ellas. Pero si, como
Responderemos que, como consta de es la realidad, uo se deben á un lugar
lo dicho (a. 2 ) , es necesario que dos otras dimensiones que las del objeto que
cuerpos estén en dos lugares ; porque la le ocupa, es evidente que nada prueba
diversidad de la materia requiere la dis- tal razón, sino que es una petición de
tinción en el sitio. Y por eso vemos que, principio; porque según esto ninguna otra
cuando convienen dos cuerpos en uno, se cosa se ha dicho que el que las dimen-
destruye el ser distinto de ambos y se ad- siones del objeto que ocupa un lugar son
quiere para ambos simultáneamente un. las mismas que las dimensiones del lugar;
solo ser indistinto, como se ve en las mez- que las dimensiones del objeto que ocupa
clas. Luego no puede ser que dos cuer- un lugar, se contienen dentro del término
pos permanezcan dos y sin embargo exis- del lugar, y según esta medida distan los
tan simultáneamente á no ser que ambos términos del lugar, como distaría por las
conserven el ser distinto que antes tenían, dimensiones propias si las tuvieran; y en
según que uno y otro eran ente indivisi- este caso, ser las dimensiones de dos
ble en sí y dividido de otros. Pero este cuerpos las dimensiones de un solo lugar,
ser distinto depende de los principios no es otra cosa que estar dos cuerpos en
esenciales de la cosa como de causas pró- el mismo lugar, lo cual es la t e s i s pro-
ximas, y de Dios, como de la causa pri- puesta.
mera. Y puesto que la causa primera Al 2.° que admitido que dos cuerpos
puede conservar la cosa en el ser, cesando estén simultáneamente en el mismo lugar
las causas segundas, como se ve por la por milagro, no se sigue algo ni contra
primera proposición del libro sobre las las comunes concepciones del ánimo (1),
causas ; por eso por virtud divina y por ni contra la definición de la línea, ni con-
sola ella puede hacerse que el accidente tra algunas conclusiones de la geometría;
esté sin el sujeto, como se ve en el sacra-
mento del altar; y de la misma manera (1) Estas comunes concepciones del ánimo, según el Santo
puede hacerse por virtud divina y por Doctor, son lo que llamamos primeros principios ó verdades
axiomáticas y í'undameiilalcs.
CUESTIÓN L X X X I I I . — A R T Í C U L O S II Y I I I . ill
porque como se ha dicho (a. 2), la cuan- tacto de los términos del cuerpo menor.
tidad dimensiva difiere de todos los otros A l 4.° que el que un cuerpo esté á la
accidentes en que tiene especial razón de v e z localmente en dos lugares, no puede
individualidad y distinción, esto e s , por hacerse por milagro, (pues el cuerpo de
el sitio de las partes independientemente Cristo no está en el altar localmente),
de la razón de la individualidad y de la aunque milagrosamente pueda hacerse
distinción que es común á la misma y á que dos cuerpos estén en el mismo lugar;
todos los otros accidentes, esto e s , por puesto que estar en muchos lugares á la
parte de la materia que la sirve de suje- vez repugna al individuo en razón de lo
to. A s í , pues, puede concebirse una línea que es el ser indiviso en s í ; porque se
distinta de otra, ó porque está en otro seguiría que sería distinto en situación.
sujeto, que es la consideración sobre la Pero el estar con otro cuerpo en el mis-
línea material, ó porque dista en sitio de mo lugar le repugna, en cuanto es un ser
otra, que es la consideración sobre la lí- separado de otro. L a esencia, empero de
nea matemática, que se entiende inde- la unidad se consuma en la indivisibili-
pendiente de la materia. Si pues, se se- dad, como consta (Met. 1. 5, t. 2); mien-
para la materia, no puede haber distin- tras que la separación de las otras cosas
ción de líneas, sino según el diverso sitio; es una de las consecuencias que resultan
y asimismo ni de puntos, ni de superfi- de la esencia de la unidad. P o r lo que el
cies ó de cualesquiera dimensiones ; y en que un mismo cuerpo esté localizado á la
este caso la geometría no puede admitir vez en diversos lugares, incluye contra-
que una línea se agregue á otra, como dicción, como el que el hombre carezca
distinta de ella, si no es distinta en sitio de r a z ó n ; pero estar dos cuerpos en el
de ella. P e r o supuesta la distinción del mismo lugar no incluye contradicción,
sujeto sin la distinción del sitio por mila- como consta de lo dicho. P o r lo tanto no
gro divino, se conciben líneas diversas, h a y paridad.
las que no distan por su situación á cau-
sa de le diversidad del sujeto ; y también
A R T Í C U L O I V . — ¿ u n cuerpo glorioso
distintos puntos, y en este casólas diver-
puede estar con otro glorioso en el mismo
sas líneas designadas en dos cuerpos que
lugar ?
están en el mismo lugar son traídas de
diversos puntos ó diferentes puntos, para 1.° Parece que un cuerpo glorioso pue-
que no entendamos por esto el punto de existir con otro glorioso en el mismo
marcado en un lugar, sino en el mismo lugar; porque donde hay mayor sutileza,
cuerpo que le ocupa, porque no se dice allí hay menor resistencia. Si pues el
que la línea es traida, sino el punto que cuerpo glorioso es más sutil que el no
es su término ; asimismo también dos glorioso, menos resistirá al cuerpo g l o -
círculos designados en dos cuerpos esfé- rioso; y por t a n t o , si el cuerpo glorioso
ricos existentes en el mismo lugar, son pudiese existir con el cuerpo no glorioso
dos, no por la diversidad de situación, en el mismo lugar, con mucha más razón
de lo contrario no podrían tocarse según con el cuerpo glorioso.
el todo; sino son dos por la diversidad de
2.° A s í como el cuerpo glorioso será
los sujetos, y por e s t o , tocándose total-
más sutil que el no glorioso, así un cuer-
mente, aún permanecen dos ; como tam-
po glorioso será más sutil que otro. Si
bién un círculo señalado en un cuerpo
pues el cuerpo glorioso podra existir si-
localizado esférico, toca según el todo á
multáneamente con el no glorioso, t a m -
otro círculo señalado en el cuerpo que
bién el cuerpo glorioso más sutil podrá
localiza.
estar con el glorioso menos sutil.
Al 3.° que Dios podría hacer que 3.° E l cuerpo del cielo es sutil y será
algún cuerpo no esté en un lugar ; y sin entonces glorificado. Mas el cuerpo g l o -
embargo, hecha aquella suposición, no rioso de algún santo podrá existir simul-
se sigue que algún cuerpo no esté en un táneamente con el cuerpo del c i e l o , por-
lugar, puesto que el cuerpo mayor es el que los santos podrán descender á la tierra
lugar del cuerpo menor en razón de aque- y ascender á su gusto. L u e g o dos cuer-
lla superficie, que se designa por el con- pos gloriosos podrán estar juntos.
418 C U E S T I Ó N L X X X I I I . — A R T Í C U L O S IV Y V .
Por el contrario, los cuerpos gloriosos y no que les convengan las dotes de los
serán espirituales; esto es, semejantes á cuerpos humanos glorificados (1).
los espíritus en cuanto á algo. Es así que
dos espíritus no pueden estar simultánea- ARTÍCULO V . — ¿ s u t i l e z a «ici cuer-
mente en el mismo lugar, aunque el po glorioso l e quita l a n e c e s i d a d d e existir en
cuerpo y el espíritu puedan estar en el un lugar Igual ? •
mismo lugar, como (in lib. i , dist. 27,
q. 3 , a. 3 ; y p. 1, q. 5 2 , a. 3) se ha dicho; 1.° Parece que la sutileza del cuerpo
luego ni dos cuerpos gloriosos podrán es- glorioso le priva de la necesidad de exis-
tar en el mismo lugar. tir en un lugar i g u a l ; porque los cuer-
Ademas, de dos cuerpos que existen pos gloriosos serán conformes al cuerpo
juntos, el uno es penetrado por el otro. de Cristo, como consta (Philip. 3 ) . Pero
Pero el ser penetrado por otro cuerpo es el cuerpo de Cristo no es coartado por
una cosa degradante que no podrá existir esta necesidad de estar en un lugar igual;
de ningún modo en los cuerpos gloriosos. por lo que se contiene todo bajo las pe-
Luego no podrán existñ- juntos dos cuer- queñas ó grandes dimensiones de la hos-
pos gloriosos. tia consagrada. L u e g o también esto mis-
Conclusión. [ 1 ] £1 cuerpo glorioso, mo sucederá en los cuerpos gloriosos.
en razón de su propiedad, no tiene el po- 2.° E l Filósofo prueba (Physic. 1. 4,
der de estar con otro cuerpo glorioso en el t. 53 y 76) que dos cuerpos no están en
mismo lugar. [2] Por virtud divina po- el mismo lugar, porque se seguiría que el
drá hacerse que dos cuerpos gloriosos cuerpo mayor obtendría el lugar mínimo
existan juntos, ó dos no gloriosos. [3] puesto que las diversas partes de él po-
Jamás dos cuerpos gloriosos existirán drían estar en la parte misma del lugar;
juntos. pues no h a y diferencia si dos cuerpos, ó
Responderemos, que el cuerpo glo- cuantos quiera, están en un mismo lugar.
rioso, en razón de su propiedad, no tiene E s a s í , que el cuerpo glorioso estará si-
el poder estar con otro cuerpo glorioso en multáneamente en el mismo lugar cou
el mismo lugar, como que ni esté simul- otro cuerpo, como se dice comunmente.
táneamente con un cuerpo no glorioso. L u e g o podrá estar en cualquier lugar pe-
Pero por virtud divina podría hacerse queño.
que dos cuerpos gloriosos existan juntos, 3.° A s í como el cuerpo es visto por
ó dos no gloriosos; como lo glorioso razón de su color, así es medido local-
y no glorioso. Pero, sin embargo, no es mente por razón de su cuantidad. Pero
conveniente que el cuerpo glorioso exista el cuerpo glorioso estará de tal modo so-
simultáneamente con otro cuerpo glorioso, metido al espíritu, que podrá ser visto y
ya porque en ellos se guardará el debido no ser visto, y sobre todo por el ojo no
orden que requiere la distinción, ya por- glorioso, á medida de su voluntad como
que un cuerpo glorioso no se opone á sucedió en Cristo. L u e g o tanto se some-
otro ; y así nunca dos cuerpos gloriosos terá la cuantidad á la voluntad del espí-
existirán juntos. ritu, que podrá estar en lugar pequeño ó
Al argumento 1.° diremos, que aquel grande y tener pequeña ó gran cantidad
razonamiento procede, como si en el según su querer.
cuerpo glorioso se hallase por razón de su Por el contrario es lo que dice el Fi-
sutileza el poder estar simultáneamente lósofo ( P h y s i c . 1. 4 , t. 3 0 ) , que «todo lo
en el mismo lugar con otro cuerpo, lo » que está en un lugar, está en un lugar
cual es falso. » igual á s í » . P e r o el cuerpo glorioso es-
Lo mismo diremos al 2.° tará en un lugar. L u e g o estará en un
Al 3.° que el cuerpo del cielo y otros lugar igual á sí.
cuerpos se dirán equívocamente gloriosos, A d e m a s , unas mismas son las dimen-
en cuanto participarán algo de la gloria siones del lugar y las del cuerpo locah-
(1) Los cuerpos celestes, lo mismo que los terrestres ó ele- ficacion no es la misma en ellos ; porque la de los cuerpos hu-
mentales, dice el cardenal Cayetano, en tantose llaman equí- manos procede del alma, y la que habrá en los otros se deri-
vocamente glorificados (fuera de otras diferencias) respecto de vará de cierta renovación que adquieran, según nuestro mis-
1 os cuerpos de los Santos, en cuanto que la causa de la glori- ino Angélico esplica.
CUESTIÓN LXXXIII. — ARTÍCULO V. 479
zado, como se prueba (Physic. lib. i v , esto es, de modo que las partes del cuer-
ibid. et. text. 76 y 77). Luego si el lugar po glorioso se reconcentren unas en otras,
fuese mayor que el cuerpo localizado, una y de este modo vuelva á una cuantidad
misma cosa sería mayor y menor que sí lo más pequeña. Esto supusieron algunos
misma, lo cual es inconveniente. diciendo que por razón de su sutileza el
Conclusión. [1] El que algún cuerpo cuerpo glorioso tendrá el poder estar si-
esté en un lugar menor que es su canti- multáneamente con otro cuerpo no glo-
dad, esto no puede ser sino porque la can- rioso en el mismo lugar ; y de la misma
tidad propia del cuerpo se hace de algún manera puede estar una parte dentro de
modo menor que ella misma [ 2 ] Debe de- otra en tanto que todo el cuerpo glorioso
cirse que el cuerpo glorioso estará siem- podrá entrar por el más pequeño de los
pre en un lugar igual á él, y ni por mila- poros de otro cuerpo ; y de este modo su-
gro se hará jamás lo contrario. ponen que el cuerpo de Cristo salió del
Responderemos, que el cuerpo no se seno virginal y entró á donde estaban sus
compara al lugar, sino mediando las di- discípulos, hallándose las puertas cerra-
mensiones propias, según las que el das. Pero esto no puede ser, ya porque
cuerpo localizado es circunscrito por el el cuerpo glorioso no tendrá el estar si-
contacto del cuerpo que localiza. De con- multáneamente con otro cuerpo por razón
siguiente, el que algún cuerpo esté en un de la sutileza, ya porque, aunque tuvie-
lugar menor que es su cuantidad, esto no ra el estar simultáneamente con otro
puede ser sino porque la cuantidad pro- cuerpo, sin embargo, no con otro cuerpo
pia del cuerpo se hace de algún modo glorioso, como dicen muchos, ya porque
menor que sí misma; lo cual, en verdad, repugnaría á la recta disposición, del
no puede entenderse sino de dos modos : cuerpo humano, que requiere determina-
uno por la variación de la cuantidad do sitio y distancia de las partes, por lo
acerca de la misma materia ; esto es, que que ni por milagro se haría esto jamás.
la materia que primero se halla bajo la Por eso debe decirse que el cuerpo glo-
gran cuantidad, después se halla bajo la rioso estará siempre en un lugar igual
pequeña. Y esto lo supusieron algunos en a el.
los cuerpos gloriosos, diciendo que la Al argumento 1.° diremos, que el cuer-
cuantidad les está sometida á capricho, de po de Cristo no se halla localmente en el
modo que, cuando quisieren, puedan te- sacramento del altar, como se ha dicho
ner gran cuantidad, y cuando quisieren, (Sent. 4, dist. 10, q. 1, a. 1 al 5.°; y P. I I I ,
pequeña. Pero esto no es posible; porque C. 77, a. 4).
ningún movimiento que se hace según Al 2.° que la prueba del Filósofo pro-
algo intrínseco de la cosa, puede estar cede de que una parte se reconcentraría
sin la pasión que altera la sustancia. en otra bajo la misma razón ; y tal recon-
Y por eso en los cuerpos incorruptibles, centración de partes del cuerpo glorioso
esto es, en los celestiales, existe solo entre sí no puede existir, como se ha di-
el movimiento local que no es conforme cho. Y por eso no se sigue aquel razona-
á algo intrínseco. Por lo que es evidente miento.
que la mutación de la cuantidad, con re- Al 3.° que el cuerpo es visto, porque
lación á la materia, repugnaría á la im- obra en la vista ; pero que el que obre en
pasibilidad del cuerpo glorioso y á la in- la vista ó no obre, nada varía en el
corruptibilidad; y ademas, seguiríase que cuerpo mismo. Y por eso no es inconve-
el cuerpo glorioso unas veces sería más niente, si puede, cuando quiere, ser visto,
raro y otras más denso, porque no pu- y cuando quiere, no ser visto (1). Mas el
diendo ser dividido por él nada de su ma- estar en un lugar no es acción alguna
teria, unas veces estaría la misma mate- procedente de él por razón de su cuanti-
ria bajo pequeñas dimensiones y otras dad, como el ser visto por razón de su
bajo grandes y en este caso se enrarece- color. Y por tanto no hay paridad.
ría y se haría densa, lo cual no puede
ser; 2.° puede entenderse que la cuanti-
dad del cuerpo glorioso se haga menor
que sí misma por la variación del sitio;
(I) Consúílese lo dicho en la Parle 111, C. 5ó a. 4.
f
480 CUESTIÓN LXXXIII. — ARTÍCULO V I .
P o r el c o n t r a r i o , e l S e ñ o r r e s u c i t ó e n s o m e t i d o a l e s p í r i t u , e n s u p o t e s t a d está
bién los cuerpos gloriosos serán pal- que n o pueda existir c o n é l simultánea-
CUESTIÓN LXXXIV.
Trataremos de l a agilidad de los cuerpos bienaventurados que resucitan, en los tres artículos s i -
guientes: 1." Los cuerpos gloriosos h a n de ser ágiles? — 2.° Se moverán? —3.° Se moverán en el
instante?
glorificada, no solo de modo que nada Al 3.° que por el dote de agilidad el
exista en él, que resista á la voluntad cuerpo glorioso será hábil no solo para el
del espíritu, puesto que esto también su- movimiento local, sino también para sen-
cedió en el cuerpo de Adán ; sino tam- tir y para ejecutar todas las otras opera-
bién para que exista en él alguna perfec- ciones del alma.
ción que fluya del alma glorificada al Al 4.° que así como la naturaleza da
cuerpo, por el que se haga hábil para la á los animales mas veloces instrumentos
predicha sujeción, cuya perfección se de diversa disposición en figura y cuan-
llama dote del cuerpo glorificado. Pero el tidad, así Dios dará á los cuerpos de los
alma se une al cuerpo no solo como for- santos otra disposición que la que ahora
ma sino también como motor, y de am- tenían, no en la figura y cuantidad, sino
bos modos es conveniente que el cuerpo en la propiedad de la gloria que se dice
glorioso esté sumamente sometido al alma agilidad.
glorificada. De consiguiente, así como
por el dote de sutileza se le somete total-
A R T Í C U L O I I . — No u s a r á n j a m á s para
mente, en cuanto es forma del cuerpo,
en el ser específico ; así por el dote moverse los santos de s u agilidad?
de agilidad se le somete, en cuanto es
motor ; esto es, que esté expedito y hábil l.° Parece que los santos jamas usa-
para obedecer al espíritu en todos los rán de su agilidad, de modo que se mue-
movimientos y acciones del alma. Algu- van ; porque según el Filósofo (Physic.
nos sin embargo atribuyen la causa da 1. 3 , t. 6 y 14); « el movimiento es el
esta agilidad á la quinta esencia, esto es, » acto de lo imperfecto ». Pero en los
á la celeste, que entonces dominará en cuerpos gloriosos no habrá imperfección
los cuerpos gloriosos. Pero de esto se ha alguna. Luego ni movimiento alguno.
dicho con frecuencia (C. 82, a. 1 ; y C. 2." Todo movimiento se hace por la
8 3 , a. 1 ; y Sent. 2 , dist. 12, q. 1, a. 1), indigencia ; porque todo lo que se mueve,
que no parece conveniente. Por lo que es se mueve por la consecución de algún
mejor que se atribuya al alma de la que fin. Y los cuerpos gloriosos no tendrán
emana la gloria al cuerpo. necesidad alguna, porque, como dice
Al argumento 1.° diremos, que se dice San Agustín (alius auctor.) (De spíritu
que los cuerpos gloriosos son llevados et anima, c. 6 3 , et in Mauuali, c. 33);
por los ángeles y también sobre las nu- « habrá allí todo lo que quieras, no ha-
bes, no como si necesitaran de ellos, sino <r brá todo lo que no quieras ». Luego no
para designar la reverencia que se tribu- se moverán.
ta á los cuerpos gloriosos por los ángeles 3.° Según el Filósofo (De coelo et
y por todas las criaturas. mundo, 1. 2 , t. 6 4 , 65 y 66) ; « lo que
Al 2.° que cuanto más domina sobre el » participa de la bondad divina sin movi-
cuerpo la virtud del alma que le mueve, » miento, lo participa mejor que lo que
tanto menor es el trabajo en el movi- » participa de ella conmovimiento». Pero
miento que también se hace contra la el cuerpo glorioso participa más noble-
naturaleza del cuerpo. Por consiguiente mente de la bondad divina que algún otro
aquellos en que la virtud motriz es más cuerpo. Luego permaneciendo entera-
fuerte y los que tienen por consecuencia mente sin movimiento ciertos otros cuer-
del ejercicio el cuerpo más habilitado pos, como los celestes, parece que con
para obedecer al espíritu motor, traba- mucha más razón los cuerpos humanos.
jan menos en el movimiento. Y puesto 4.° Dice San Agustín (quo loco non
que después de la resurrección el alma oceurrit) ; que el alma afirmada en Dios
dominará perfectamente al cuerpo, ya establecerá su cuerpo consiguientemente.
por la perfección de la propia virtud, ya Pero el alma estará tan afirmada en
por la, habilidad del cuerpo glorioso por la Dios, que de ningún modo será movida
redundancia de gloria del alma al mismo, por él. Luego ni en el cuerpo existirá
no habrá trabajo alguno en el movimien- movimiento alguno proveniente del alma.
to de los santos; y en este caso podrán 5.° Cuanto más noble es el cuerpo,
decirse ágiles los cuerpos de los santos. tanto más noble lugar se le debe ; de
CUESTIÓN LXXXIV. — A R T Í C U L O II. 483 '
consiguiente, el cuerpo de Cristo que es » ren doquiera son enviados pero sin per-
nobilísimo tiene el lugar más eminente » der de vista á Dios ».
entre los demás lugares, como consta Al argumento 1.° diremos, que el mo-
(Hebr. 26) : hecho más escelso que los vimiento local no varía algo de lo que es
cielos; Glosa (interl., non hic, sed sup. intrínseco á la cosa, sino solo lo que es
illud Heb. 1 : ad dexteram mqjestatis) ; estrínseco, esto e s , el lugar. Por consi-
« en lugar y dignidad » ; y de la misma guiente, lo que se mueve por el movi-
manera un cuerpo glorioso -cualquiera miento local es perfecto en cuanto- á lo
tendrá por la misma razón un lugar con- que es intrínseco, como se dice (Physic.
veniente á sí según la medida de su dig- 1. 8 , t. 5 9 ) , aunque tenga imperfección
nidad. Pero el lugar conveniente tiene por relación al lugar ; puesto que mien-
por objeto lo perteneciente á la gloria. tras está en un lugar, está en potencia
Luego no variando jamas después de la por relación á otro lugar ; porque no pue-
resurrección la gloria de los santos ni en de estar en acto en muchos lugares á la
más ni en menos, puesto que entonces vez, pues esto es propio de solo Dios.
estarán enteramente en el término, pare- Este defecto, empero, no repugna á la
ce que los cuerpos de ellos jamas se se- perfección de la gloria, como ni el de-
pararán del lugar que se les ha determi- fecto de haber salido la criatura de la
nado, y por tanto no se moverán. nada ; y por eso permanecerán los tales
Por el contrario, es lo que se dice defectos en los cuerpos gloriosos.
40, 31) : correrán y no trabajarán ; an- Al 2.° que se dice que alguno nece-
darán y no desmayarán. Y (Sap. 3 , 7 ) : sita de algo de dos modos ; en absoluto
correrán como fuegos en un cañaveral. y con relación á algo. En absoluto nece-
Luego existirá algún movimiento de los sita alguno de aquello sin lo cual no pue-
cuerpos gloriosos. de conservarse en el ser ó en su perfec-
Conclusión. [ 1 ] Es necesario suponer ción ; y de este modo el movimiento en
que alguna vez se mueven los cuerpos los cuerpos gloriosos no será por alguna
(jloriosos [ 2 ] . Es verosímil que algu- necesidad, puesto que para todo esto les
na vez se muevan á medida de su vo- bastará su beatitud. Con relación á algo
luntad. necesita uno de aquello sin lo que no
Responderemos, que es necesario su- puede tener algún fin determinado, ó no
poner que alguna vez se muevan los cuer- tenerle tan bien, ó de tal modo, y en este
pos gloriosos, porque también el cuerpo caso el movimiento existirá en los biena-
mismo de Cristo se movió en la ascen- venturados á causa de esta necesidad;
sión ; y de la misma manera, los cuerpos porque no podrán manifestar la vh-tud
de los santos que resucitarán de la tierra, motriz en sí mismos experimentalmente,
subirán al cielo empíreo ; pero también sino moviéndose ; porque nada impide
después que habrán subido á los cielos, que tal necesidad no exista en los cuer-
es verosímil que alguna vez se moverán á pos gloriosos.
medida de su voluntad; de modo que Al 3.° que procedería aquel razona-
ejerciendo en acto lo que poseen virtual- miento , si el cuerpo glorioso no pudiera
mente, manifiesten la recomendable sabi- aún sin el movimiento participar de la
duría divina, y para que también su vista bondad divina mucho más perfectamente
resplandezca con la belleza de las diver- que los cuerpos celestes, lo cual es falso.
sas criaturas, en las que brillará eminen- De consiguiente, los cuerpos gloriosos no
temente la sabiduría de Dios ; porque los serán movidos para conseguir la perfecta
sentidos no pueden percibir, sino las co- participación de la bondad divina (pues
sas presentes, aunque más puedan sen- esta la tienen por la gloria), sino para
tirlas desde lejos los cuerpos gloriosos demostrar la virtud del alma. Pero por,
que los no gloriosos. Sin embargo, el el movimiento de los cuerpos celestes
movimiento no derogará en nada su bea- no podría demostrarse su virtud, sino la
titud, que consiste en la visión de Dios, á que tienen en mover los cuerpos inferio-
quien por todas partes tendrán presente, res á lá generación y corrupción, lo cual
como dice también San Gregorio de los no compete á aquel estado. Y por eso no
ángeles (hom. 34 in Evang.), que « cor- procede el razonamiento.
484 CUESTIÓN LXXXIV. — ARTÍCULOS II Y I I I .
A l 4.° que el movimiento local nada 3.° La virtud del alma glorificada es-
diminuye de la estabilidad del alma afir- cede como desproporcionalmente á la
mada en Dios, puesto que no se refiere virtud del alma no glorificada. Y el alma
á lo que hay de intrínseco en la cosa, no glorificada mueve al cuerpo en el
como se ha dicho. tiempo. Luego el alma glorificada mueve
Al 5.° que el lugar conveniente desti- al cuerpo instantáneamente.
nado á cada cuerpo glorioso, según el 4.° Todo lo que se mueve con igual
grado de su dignidad pertenece al premio velocidad á lo cercano y distante, se
accidental. Sin embargo, no es menester mueve instantáneamente. Pero el movi-
que se diminuya algo del premio, cuando miento del cuerpo glorioso es tal, puesto
quiera que está fuera de su lugar ; por- que sea la que quiera la distancia que
que aquel lugar no pertenece al premio, deba salvar, llega en un tiempo imper-
según que contiene en acto al cuerpo que ceptible ; por lo que dice San Agustin en
le ocupa (al no influir nada en el cuerpo las cuestiones de la resurrección (Epist.
glorioso, antes más bien recibir de él el 1 0 4 , ó 4 9 , q. 1) que « el cuerpo glorio-
esplendor), sino según que le es debido » so salva todos los intervalos con igual
por los méritos. Por consiguiente, la » rapidez que el rayo del sol ». Luego el
alegría sobre tal lugar queda también en cuerpo glorioso se mueve instantánea-
el que está fuera de su lugar. mente.
5.° Todo lo que se mueve ó se mueve
ARTÍCULO I I I . — S e m u e v e n l o s s a n - en tiempo ó en el instante. Pero el cuer-
tos Instantáneament e ? po glorioso después de la resurrección
no se mueve en tiempo, porque no exis-
l.° Parece que los santos se mueven tirá el tiempo, como se dice (Apoc. 10).
instantáneamente; pues dice San Agus- Luego aquel movimiento será instan-
tín (De civ. Dei, 1. ult.) que, <r donde táneo.
» quisiere el espíritu, allí también estará Por el contrario , en el movimiento
» el cuerpo ». Pero el movimiento de la local, el espacio, el movimiento y el
voluntad, según el que quiere el espíritu tiempo, se dividen juntamente, como se
estar en cualquiera parte, es instantáneo. prueba demostrativamente (Physic. 1. 6,
Luego también el movimiento del cuerpo t. 37 y 3 8 ) . Pero el espacio, que salva
será instantáneo. el cuerpo glorioso por su movimiento, es
2.° El Filósofo (Physic. 1. 4 , t. 7 1 ) , divisible. Luego tan divisible es el mo-
prueba que se produce movimiento por vimiento como el tiempo. El instante,
el vacío, porque convendría que algo se empero, no se divide. Luego aquel mo-
moviera instantáneamente, puesto que vimiento no será instantáneo.
el vacío no resiste en modo alguno á lo Ademas, no es posible que algo sub-
móvil y sí resiste lo lleno, y de este modo sista todo simultáneamente en un lugar
ninguna proporción existirá en la veloci- y parte en otro, porque se seguiría que
dad del movimiento que se hace en el una de las dos partes estaría á la vez en
vacío con relación al movimiento que se dos lugares, lo cual no puede ser. Pero
hace en lo lleno; siendo la proporción todo lo que se mueve, está en parte en
de los movimientos en su velocidad se- el término á quo, y todo lo que es mo-
gún la proporción de la resistencia que vido, está todo en el término ad quem
existe en el medio; De todos los dos mo- est motus, y no puede ser que á la vez
vimientos, que se hacen en el tiempo, es se mueva y sea movido. Pero todo lo que
menester que sus velocidades sean pro- se mueve instantáneamente, se mueve á
porcionales, porque todo tiempo es pro- la vez y es movido. Luego el movimien-
porcional á todo tiempo. Pero del mismo to local del cuerpo glorioso no podrá ser
modo ningún espacio pleno puede resistir instantáneo.
al cuerpo glorioso, el cual puede estar Conclusión. [ 1 ] De ningún modo pue-
con otro cuerpo en el mismo lugar de de ser que algún cuerpo llegue de un lu-
cualquier modo que esto se haga ; como gar á otro, sin pasar todos los medios.
ni el vacío á otro cuerpo. Luego si se [ 2 ] Un cuerpo glorioso se mueve en tiem-
mueve, se moverá instantáneamente. po, pero imperceptible por la brevedad.
CUESTIÓN LXXXIV.—ARTÍCULO III. 485
[3] Un cuerpo glorioso puede en menos y en otro lugar que se pusiera interme-
tiempo atravesar el mismo espacio que diario entre C y A , por ejemplo, D ; y
otros. así de los demás. L u e g o es preciso que
R e s p o n d e r e m o s , que acerca de esto Z no llegue de A á B , sin estar antes en
hay muchas opiniones ; pues unos dicen todos los medios ; al menos que se diga
que el cuerpo glorioso pasa de un lugar que llega de A á B y jamás se mueve;
á otro sin traspasar el medio, y por esto lo cual implica contradicción, porque la
puede ser instantáneo el movimiento del misma sucesión de lugares es el movi-
cuerpo glorioso lo mismo que el de la vo- miento local. Y la misma razón hay de
luntad. Pero esto no puede prevllecer, cualquiera modificación, que tiene dos
porque el cuerpo glorioso jamás llegará términos contrarios, de los que uno es
á la dignidad de la naturaleza espiritual algo positivamente; lo contrario, empero,
como nunca dejará de ser cuerpo. A d e - sucede con aquellas modificaciones que
mas, la voluntad, cuando se dice que es tienen un término solamente positivo y
movida de un lugar á otro, no es llevada otro pura privación ; porque entre la
esencialmente de lugar á lugar, porque afirmación y negación ó privación, no hay
en ninguno de aquellos lugares se con- distancia alguna determinada : de consi-
tiene esencialmente, sino que es dirigida guiente, lo que está en la negación puede
á un lugar, después que fue dirigida estar más próximo ó más remoto de la
por la intención á otro ; y por tanto, se afirmación, ó por el contrario, en razón
dice que es movida de lugar á lugar. P o r de algo que causa uno de ellos ó dispone
eso dicen otros que el cuerpo glorioso, á ellos; y de este m o d o , mientras lo que
tiene, por la propiedad de su natura- se m u e v e , está todo bajo la negación, se
leza, puesto que es cuerpo, el cruzar el transforma en la afirmación y por el con-
medio y de modo que se mueva en el trario ; de donde también resulta que en
tiempo; pero por virtud de la gloria, por estas cosas el ser cambiado precede al
la que tiene cierta infinidad sobre la vir- haberlo sido, como se prueba ( P h y s i c . 1.
tud de la naturaleza tiene poder no cru- 6 , t. 4 0 y 4 1 ) . N o sucede lo mismo con el
zar el medio y así moverse instantánea- movimiento del ángel, puesto que estar
mente. M a s esto no puede ser, puesto en un lugar se dice equívocamente del
que implica en sí contradicción, lo cual cuerpo y del ángel. Y así es evidente que
es evidente de este modo : supongamos de ningún modo puede ser que algún cuer-
un cuerpo que se mueva de A á B y que po llegue de un lugar á otro, sin pasar
el cuerpo movido sea Z ; es evidente que todos los medios. P o r eso otros lo conce-
Z , mientras está todo en A , no se den ; y , sin embargo, dicen que el cuer-
mueve ; asimismo ni cuando está todo en po glorioso se mueve instantáneamente.
B , puesto que entonces ha sido movido. Pero de esto se sigue que el cuerpo glo-
Luego si alguna vez se mueve es preciso rioso está en el instante mismo en dos lu-
que ni esté todo en A ni todo en B . L u e - gares á la v e z , ó en m á s , esto e s , en el
go cuando se mueve 6 no está en nin- término último y en todos los lugares me-
guno de los dos lugares, ó está parte en dios, lo cual no puede ser. M a s á esto di-
A y parte en B ; ó t o d o , en otro lugar cen que, aunque sea el mismo instante se-
medio, por ejemplo, en C , ó parte en A gún la cosa, difiere, sin embargo, en la
y C, ó parte en C y B . M a s no puede razón, como el punto en que terminan di-
suponerse que no esté en ningún lugar, versas líneas. Pero esto no ba'sta porque
porque en este caso será alguna cuanti- el instante mide lo que es instantáneo,
dad dimensiva, que no tiene sitio, lo según la realidad, no según lo que se con-
cual es imposible ; ni puede suponerse sidera. D e consiguiente, la diversa consi-
que esté parte en A y parte en B , y no deración del instante no hace que el ins-
esté en el medio de algún modo ; porque tante pueda medir las c o s a s , que son si-
siendo B el lugar distante de A , segui- multáneas en tiempo; como ni la diversa
ríase en el medio interyacente que la consideración del punto puede hacer que
parte de Z , que está en B , no sería con- bajo un punto del lugar se contengan las
tinua á la parte que está en A . L u e g o cosas que están distantes en sitio. Por
resta que ó esté todo en C , ó parte en C eso dicen otros con más probabilidad, que
486 CUESTIÓN LXXXIV. — ARTÍCULO III.
(1) Así opinan con Santo Tomás Durando (Sent. iv, dist. 44 « l o poco se reputa por nada, » principio que en ocasiones e9
c, 7) y Ricardo (dist. .49, c. 7 y 8, a. 4). preciso utilizar, porque en las acciones del orden moral no
(2) Y de ahí el axioma latino : Farum pro nihil reputalur ; siempre se puede tener la rigidez de los axiomas matemáticos,
CUESTIÓN LXXXIV.—ARTÍCULO III. 487
CUESTIÓN LXXXY.
Consideraremos ahora la claridad de los cuerpos de los bienaventurados que resucitaran. Acerca
de esto investigaremos : 1." La claridad es inherente á los cuerpos gloriosos ? — 2.° Aquella claridad
podrá ser vista por el ojo no glorioso ? —3.° El cuerpo glorioso será visto necesariamente por el
cuerpo no glorioso ?
traria disposición en el sujeto; porque «la cuerpo ; porque lo que se recibe en algu-
»luz es la estremidad de lo perspicuo, na cosa, no se recibe por modo del que
» en el cuerpo no terminado y el color en influye sino por modo del que recibe. Y
» el cuerpo terminado » , como se ve claro por tanto, la claridad que hay en el alma
en el libro ( D e sensu et s e n s a t o , c. 3 ) . espiritual, se recibe en el cuerpo como
Es así que los cuerpos gloriosos serán t e - corporal. Y por t a n t o , según que el alma
ñidos de algún color, porque, como dice será de mayor claridad conforme al mayor
San Agustín ( D e civ. D e i , 1. 2 2 , c. 19), mérito, así también habrá diferencia de
« la hermosura del cuerpo es la conve- claridad en el cuerpo, como se ve por el
» nieucia de las partes con cierta suavi- Apóstol, ( i Cor. 15). Y así en el cuerpo
ndad del color», y la hermosura no podrá glorioso se conocerá la gloria del alma,
faltar á los cuerpos gloriosos. L u e g o los como en el vidrio se conoce el color del
cuerpos gloriosos no serán lúcidos. cuerpo que se contiene en el vaso de vi-
4.° Si la claridad existe en los cuer- drio, como dice San Gregorio sobre aque-
pos gloriosos, convendrá que sea igual llo ( J o b . 2 8 ) : no se le igualará el oro,
en todas las partes del cuerpo, como to- ó el vidrio (ibid. al 2.°).
das las partes tendrán las dotes de la A l argumento 1.° responderemos, que
misma impasibilidad, sutilidad y agilidad. Avicena habla de aquel cuerpo que tiene
Es así que esto nó es conveniente, por- claridad según la naturaleza de las cosas
que una sola parte tiene mayor disposi- que le componen. P e r o no la tendrá así
ción que otra para la claridad, como los el cuerpo glorioso, sino más bien según
ojos más que las manos y el espíritu más el mérito de la virtud.
que los huesos, y los humores más que A l 2.° que San Gregorio compara los
la carne ó el nervio. L u e g o parece que cuerpos gloriosos al oro por la claridad,
aquellos cuerpos no deben ser lucidos. y al vidrio por la transparencia que ten-
Por el contrario, se dice ( M a t t h . 13, drán. D e donde parece que debe decirse
43), los justos brillarán como el Sol en que serán al mismo tiempo transparentes
el reino de su Padre; y ( S a p . 3 , 7) : y claros ; porque el que una cosa clara
brillarán los justos, y como centellas dis- no sea patente, sucede porque la claridad
currirán en el cañaveral. del cuerpo es causada por la densidad de
Ademas, se dice ( i Cor. 1 5 , 4 3 ) : lo las partes lucidas ; pero la densidad re-
que es sembrado en vileza, resucitará en pugna á lo patente. Mas entonces la cla-
gloria; lo cual pertenece á la claridad, ridad procederá de otra causa, como se
como se ve por lo que a n t e c e d e , donde ha dicho. Y la densidad del cuerpo g l o -
compara la gloria de los cuerpos que han rioso no quita de ellos la transparencia,
de resucitar á la claridad de las estrellas. así como la densidad del vidrio no impi-
Luego los cuerpos de los santos resuci- de su transparencia del todo. P e r o algu-
tarán lucidos. nos dicen que se comparan al vidrio , no
Conclusión. [1] Conviene establecer no porque sean transparentes, sino por
que los cuerpos de los santos serán luci- esta semejanza ; porque así como lo que
dos después de la resurrección. [ 2 ] Aque- se incluye en el vaso de vidrio aparece,
lla claridad será causada por la redun- del mismo modo la gloria del alma que se
dancia de la gloria del alma en el cuerpo. contendrá en el cuerpo glorioso no se
Responderemos, que conviene estable- ocultará. Mas lo primero es mejor, por-
cer que los cuerpos de los santos serán que se salva más por aquello la dignidad
lucidos después de la resurrección, por la del cuerpo glorioso y consuena más eon
autoridad de la Escritura que promete las palabras de San Gregorio.
esto. Pero la causa de esta claridad la A l 3.° que la gloria del cuerpo no qui-
atribuyen algunos á la quinta esencia tará, sino que perfeccionará su naturale-
(esto es, celeste), que entonces domi- za ; por lo que el color que se debe al
nará en el cuerpo humano. M a s , porque cuerpo por la naturaleza de sus partes,
esto es absurdo, como muchas veces se perseverará en él ; mas se le añadirá cla-
ha dicho, ( C . 8 4 , a. 1 ) , es mejor decir, ridad según la gloria del alma ; como v e -
que aquella claridad será causada por la mos también que los cuerpos coloreados
redundancia de la gloria del alma en el por su naturaleza, relucen con el espíen-
490 CUESTIÓN L X X X V . — A R T Í C U L O S 1 Y II.
dor del sol, ó por alguna otra causa e s - vieron su claridad. L u e g o aquella clari-
trínseca é intrínseca. dad no será visible para el ojo no glo-
A l 4.° que, así como la claridad de la rioso.
gloria redunda del alma sobre el cuerpo Por el contrario, la Glosa interlineal
según su m o d o , y allí hay otro modo (Philip. 3 , sobre aquello de configurado
distinto del que ahora hay en el alma; al cuerpo de su claridad) dice : «: se ase-
así en cada parte del cuerpo redundará » mejará á la claridad que tuvo en la
según su modo. Por lo que no hay incon- » transfiguración». E s así que aquella
veniente en que diversas partes tengan claridad fue vista por los ojos de los dis-
diversamente distinta claridad, según cípulos no glorificados. L u e g o también la
que están diversamente dispuestas por su claridad del cuerpo glorificado será visi-
naturaleza para la misma. N i hay seme- ble para los ojos no gloriosos.
janza con las otras dotes del cuerpo, res- Ademas : los impíos, viendo la gloria
pecto de las cuales las partes del cuerpo de los justos, por lo mismo serán ator-
no se halla que tengan diversa disposi- mentados en el juicio, como se ve por lo
ción. que se dice ( S a p . 5 ) ( 2 ) . E s así que no
verían plenamente la gloria de los mis-
A R T Í C U L O I I . — ¿La claridad del cuer- mos, si no vieran la claridad de los cuer-
po glorioso puede ser vista por el ojo no glo- pos. L u e g o , etc.
rioso? Conclusión. La claridad del cuerpo
glorioso puede ser vista naturalmente por
1.° Parece que la claridad del cuerpo el ojo no glorioso.
glorioso no puede ser vista por el ojo no R e s p o n d e r e m o s , que algunos dijeron
glorioso; porque conviene que haya pro- que la claridad del cuerpo glorioso no
porción entre lo visible y la vista. M a s el podrá ser vista por el ojo no glorioso, á
ojo no glorificado no es proporcionado no ser tal vez por milagro; pero esto no
para ver la claridad de la gloria, puesto puede ser, á menos que aquella claridad
que es de otro género que la claridad de se diga equívocamente ; porque la luz,
la naturaleza. L u e g o la claridad del según lo que e s , ha nacido para mover
cuerpo glorioso no será vista por el ojo no la vista; y la vista, según lo que e s , ha na-
glorioso. cido para percibir la l u z , como lo verda-
2.° L a claridad del cuerpo glorioso dero se refiere al entendimiento y el bien
será mayor que lo que lo es ahora la cla- al efecto; de donde, si hubiese una vista,
ridad del sol ; porque también la claridad que no pudiese percibir enteramente algu-
del sol será entonces mayor que lo es na l u z , ó aquella vista, ó aquella luz, se
ahora, como se dice ( I s . 3 0 ) ( 1 ) ; y llamaría a s í , equívocamente ; lo que no
mucho mayor será la claridad del cuerpo puede decirse en nuestro caso, porque de
glorioso, por lo cual el sol y todo el este modo al decirse que los cuerpos glo-
mundo recibirán mayor claridad. P e r o el riosos serían lucidos, nada se nos notifica-
ojo no glorioso no puede contemplar el ría; como el que dice que hay un can en el
sol en su disco por la magnitud de su cielo (3), nada notifica al que no sabe ó
claridad. L u e g o menos podrá mirar la conoce, sino al can, que es animal. Y por
claridad del cuerpo glorioso. t a n t o , debe decirse que la claridad del
3.° L o visible, opuesto á los ojos del cuerpo glorioso naturalmente puede ser
que v e , necesariamente debe verse, á vista por el ojo no glorioso.
menos que haya alguna lesión en el ojo. A l argumento 1.° diremos, que la cla-
Y la claridad del cuerpo glorioso, pre- ridad de la gloria será de otro género que
sentada á los ojos no gloriosos, no es for- la claridad de la naturaleza en cuanto á
zosamente vista por ellos, como se ve en la c a u s a ; mas no en cuanto á la especie:
los discípulos, que vieron el.cuerpo del por lo cual, así como la claridad de la
Señor después de la resurrección, y no naturaleza por- razón de su especie es
(1J y será la luz de la luna como la luz del sol y la luz del sol (3) A l u d e el Santo Doctor á la constelación que llaman los
será siete tantos como luz de siete días. (lsai. x x x , y. 20). astrónomos Perro mayor ó Canícula; y dicho se está, que la
(2) Entonces estarán los justos con grande constancia contra aque- persona que esto desconozca, creerá que es un perro real, el
llos que los angustiaron y que les quitaron sus trabajos. Viéndolos, que no lo es sino metafóricamente.
serán turbados con temor liorrendo, etc. (Sap. v, Y, 1 y 2).
CUESTIÓN L X X X V . — A R T Í C U L O S II Y III. 491
CUESTIÓN LXXXYI.
(1) Esta es la sentencia de Santo T o m á s , que no deja de dice que es la más probable y los argumentos del Santo lle-
¡ner teólogos que la impugnen ; pues no es de fe; pero SiWio van al ánimo el convencimiento.
494 CUESTIÓN L X X X V I . — ARTÍCULOS I Y II.
cosa que es obra del Criador perfecto, Conclusion. [ 1 ] De dos modos puede
que reparará á la misma naturaleza en suceder que el cuerpo, que por la condi-
la perfección de su especie. ción de sus principios tiene corrupción,
A l 3.° que la tardanza es sobre aque- se vuelva incorruptible. [ 2 ] Por lo mismo
llos defectos que naturalmente son consi- que el principio que mueve á la corrup-
guientes á los principios del'cuerpo bu- ción se quita totalmente, los cuerpos de
mano , pero n o la deformidad ; y por los condenados no podrán corromperse, y
t a n t o , no hay paridad entre estas dos esto mira á la gloria ó hace honor á la
cosas. divina justicia. [ 3 ] El cuerpo de Adán
fue incorruptible, porque se impedía el
A R T I C U L O I I . -— i o s cuerpos <ic ios principio que tendía á la corrupción.
condenados s e r á n incorruptibles ? (1) [ 4 ] En los cuerpos bienaventurados, des-
pués de la resurrección común, se unirán
1.° Parece que los cuerpos de los con- los dos modos predichos de incorruptibi-
denados serán corruptibles : porque todo lidad.
lo compuesto de elementos contrarios ne- Responderemos que, como en todo mo-
cesariamente debe corromperse. Pero los vimiento convenga que haya algún prin-
cuerpos de los condenados serán com- cipio de movimiento, todo movimiento ó
puestos de cosas contrarias, de que aún mutación se aparta del móvil de dos
ahora se componen ; de otro modo no se- modos : 1.° porque falta el principio del
rían de la misma especie, y por consi- movimiento, y 2.° porque se impide el
guiente ni los mismos en número. L u e g o principio del mismo. P e r o la corrupción
serán corruptibles. es cierta mutación. D e donde de dos mo-
2.° Si los cuerpos de los condenados dos puede suceder que el cuerpo, que pol-
no serán corruptibles, ó esto será por la condición de sus principios tiene cor-
naturaleza, ó por gracia ó por gloria : no ruptibilidad, se vuelva incorruptible. Uno
por naturaleza, porque serán en lo futuro porque el principio que mueve á la cor-
de la misma naturaleza que ahora son; rupción, se quita totalmente, y de este
no por gracia ó por gloria, porque care- modo los cuerpos de los condenados se-
cerán enteramente de tales cosas. L u e g o rán incorruptibles ; porque siendo el cielo
serán corruptibles. el primer alterante por su movimiento
3.° Parece inconveniente sustraer la local, y obrando todos los otros agentes
mayor de las penas á los que están en la secundarios en virtud del m i s m o , y como
suma miseria. E s así que la máxima de movidos por el mismo, conviene que, ce-
las penas es la muerte, como consta por sando el movimiento del cielo, no haya
el Filósofo ( E t i c . 1. 3 , c. 6). L u e g o la ningún agente que pueda cambiar de su
muerte no debe quitarse á los condena- natural propiedad el cuerpo por altera-
d o s , que están en la suma miseria. Y por ción alguna. Y por t a n t o , después de la
tanto sus cuerpos serán corruptibles. resurrección, cesando el movimiento del
Por el contrario es lo que se dice cielo, ninguna cualidad será suficiente
(Apoc. 9 , 6 ) : en aquellos dias buscarán para poder alterar el cuerpo humano de
los hombres la muerte, y no la hallarán: su natural cualidad. M a s la corrupción es
y desearán morir y huirá la muerte de el término de la alteración, así como tam-
ellos. bién la generación; por lo que los cuer-
A d e m a s , los condenados serán castiga- pos de los condenados no podrán corrom-
dos en el alma y en el cuerpo con pena perse ; y esto es conforme á la divina jus-
perpetua (Math. 2 5 , 46) : irán éstos al ticia, que los que viven perpetuamente,
suplicio eterno. P e r o esto no podría ser, sean castigados perpetuamente, porque
si sus cuerpos fuesen corruptibles. L u e g o lo requiere la divina justicia, como se
sus cuerpos serán incorruptibles. dirá más adelante (a. 3) (2); como tam-
(1) Es de fe contra Orígenes que sostuvo lo contrario. Los los condenados provenga de la gracia ó de la divina justicia,
testimonios de Escritura que Santo Tomás cita, y muchos otros y no de la naturaleza : sobre lo cual puede consultarse lo que
que pueden amontonarse, responden de la verdad de la doc- dice nuestro Angélico en sus Opúsculos (Opuse. 9.° a. 25, y
trina católica, contenida en este artículo. 10, a. 19).
(2) Es más probable que la incorrupción de los cuerpos de
CUESTIÓN L X X X V I . — ARTÍCULOS II Y III. 495
bien ahora la corruptibilidad de los cuer- tecen ser». Pero no conviene (como en
pos sirve á la divina Providencia, por el mismo lugar se dice) «tomar mala
cuyo medio de las cosas corrompidas se »vida, ni corrompida, ni la que está
engendran otras : 2.° porque el principio » en tristezas». Luego así como el vivir
de la corrupción se impide; y de. este simplemente es deleitable, pero no con
modo el cuerpo de Adán fue incorrupti- vida que está en tristezas; así también la
ble (1), porque las cualidades contrarias muerte, que es la privación de la vida,
en el cuerpo del hombre se contenían es simplemente penosa y la máxima de
existentes en él por medio de la gracia las penas, en cuanto quita el primer bien,
de la inocencia, para que no pudiesen á saber, el ser, con el que se quitan otras
obrar la disolución del cuerpo; y mucho cosas; mas en cuanto priva de la mala
más se contendrán en los cuerpos glorio- vida, y la que está en tristezas, es para
sos, que estarán enteramente sujetos al remedio de las penas que terminan ; y por
espíritu. Y así en los cuerpos de los bien- consiguiente, la sustracción de la muerte
aventurados, después de la resurrección es para aumento de las penas, á las que
común, se unirán los dos modos predi- hace perpetuas. Si, empero, se dice que
chos de incorruptibilidad. la muerte es penal por el dolor corporal
Al argumento 1.° diremos, que las co- que siéntenlos que mueren, no hay duda
sas contrarias, de que se componen los que mucho mayor dolor sufrirán continua-
cuerpos, son los segundos principios agen- mente los condenados. De consiguiente
tes para la corrupción. Porque el primer se dice que están en muerte perpetua,
agente es el movimiento celeste ; por lo como se ha escrito (Psal. 48, 15) : la
que supuesto el movimiento del cielo, es muerte los hará pasto suyo.
necesario que el cuerpo, compuesto de
contrarios elementos, se corrompa, á no A R T Í C U L O I I I . — l o s cuerpos de los
ser que haya alguna causa más poderosa condenados s e r á n i m p a s i b l e s ? (2)
que lo impida; mas quitado el movimien-
to del cielo, las cosas contrarias de que 1.° Parece que los cuerpos de los con-
se compone el cuerpo, no bastan para denados serán impasibles; porque, según
producir la corrupción, aun conforme á la el Filósofo (Topic. 1. 6, c. 2, loe. 19),
naturaleza, como se ve claro por lo di- « toda pasión escesiva se aparta de la sus-
cho. Pero los Filósofos no conocieron la » tancia». Pero «si del ser finito se quita
cesación del movimiento celeste. De don- » siempre algo, es necesario que al fin se
de tenían por infalible que el cuerpo, com- » consuma», como se dice (Physic. 1. 1,
puesto de contrarios elementos, se cor- t. 37). Luego silos cuerpos de los conde-
rompe según la naturaleza. nados serán pasibles y siempre padece-
Al 2.° que aquella incorruptibilidad rán, faltarán alguna vez y se corrompe-
será por naturaleza, no porque baya al- rán, lo que se ha manifestado ser falso
gún principio de incorrupción en los cuer- (a. 2). Luego serán impasibles.
pos de los condenados, sino por defecto 2.° Todo agente asimila a s í al pacien-
del principio que mueve á la corrupción, te. Si pues los cuerpos de los condenados
como se ve por lo dicho. padecerán por el fuego, el fuego se los
Al 3.° que, aunque la muerte es sim- asimilará. Pero el fuego no consume de
plemente la máxima de las penas, sin otra manera los cuerpos, sino en cuanto
embargo secundum quid nada prohibe los resuelve asimilándoselos. Luego si los
que la muerte sea para remedio de las cuerpos de los condenados serán pasibles,
penas, y por consiguiente, la acción de serán consumidos alguna vez por el fue-
quitar la muerte para aumento de las go , y así tenemos lo mismo que antes.
penas. Porque el vivir, como dice el Fi- 3.°,Los animales que se dice viven en
lósofo (Ethic. 1. 9, c. 9), parece ser delei- el fuego sin corrupción, como la sala-
table á todos, porque todas las cosas ape- mandra , no son afligidos por el fuego ;
(1) Lo que dice el Santo del cuerpo de Adán — observa ma, C. 97, a. 1.°).
este pasaje Cayetano — debe aplicarse y por igual razón al (2) Es de fe que los cuerpos de los condenados serán pasi-
de nuestra madre Eva , y solo mientras vivieron ó pudieran bles, si bien disienten los teólogos en señalar la naturaleza y
vivir en el estado de inocencia. (Véase la 1." parte de la S u - el modo de los tormentos.
496 CUESTIÓN LXXXVI. — ARTÍCULO III.
porque el animal (ó ánima) no es ator- pal por qué los cuerpos de los condenados
mentado con el dolor del cuerpo, á no ser no serán consumidos por el fuego, será la
que éste sea dañado de algún modo. Si, divina justicia, por la que sus cuerpos
pues, los cuerpos de los condenados pue- están adictos á la pena perpetua. Pero á
den permanecer en el fuego sin corrup- la divina justicia sirve aún la natural dis-
ción, como también los animales predi- posición por parte del cuerpo que padece,
cbos, como dice San Agustín ( D e civ. y por parte de los agentes, porque como
Dei, 1. 2 1 , c. 2 y 4 ) , parece que ninguna padecer es recibir algo, el modo de pa-
aflicción sufrirán allí: lo que no sucede- sión es doble, según que una cosa puede
ría, si no fueran impasibles sus cuerpos. ser recibida en otra de dos modos. En
Luego, etc. efecto una forma puede ser recibida en
4.° Si los cuerpos de los condenados un sujeto según el ser natural material-
son pasibles, el dolor que proviene de la mente , como el calor es recibido por el
pasión de aquellos, como parece, debe fuego en el aire materialmente ; y según
superar á todo el presente dolor de los este modo de recepción, es uno solo el
cuerpos, como también la alegría de los modo de pasión, que se llama pasión de
santos supera á todo el placer presente; naturaleza. De otro modo : una cosa es
pero á causa de la inmensidad del dolor recibida en otra espiritualmente por modo
sucede á veces en esta vida, que el alma de cierta intención, como la semejanza de
se separa del cuerpo. Luego con mucba la blancura es recibida en el aire y en la
más razón si aquellos cuerpos ban de ser pupila; y esta recepción se asemeja á
pasibles, por la inmensidad del dolor las aquella por la que el alma recibe las se-
almas se separarán del cuerpo; y así los mejanzas de las cosas; por lo que, según
cuerpos se corromperán, lo que es falso. este modo de recepción, hay otro modo de
Luego aquellos cuerpos serán impasi- pasión, que se llama pasión del alma.
bles. Por cuanto, pues, después de la resur-
Por el contrario es lo que se dice rección, cesando el movimiento del cielo,
( l Cor. 1 5 , 5 2 ) : y nosotros seremos mu- no podrá ningún cuerpo alterarse de su
dados; Glosa interlineal : «nosotros, los natural cualidad, como se ha dicho (a. 2),
i> buenos, tan sólo seremos mudados con ningún cuerpo podrá sufrir con pasión de
B inmutabilidad é impasibilidad de glo- naturaleza : de donde en cuanto á este
» ria». Luego no serán impasibles los modo de pasión los cuerpos de los conde-
cuerpos de los condenados. nados serán impasibles, como también in-
Ademas, así como el cuerpo coopera corruptibles. Pero, cesando el movimien-
con el alma para el mérito, así coopera to del cielo, aún quedará la pasión, que
con ella para el pecado. Pero por la es á manera de alma; porque también el
cooperación predicba, no solo el alma, aire será iluminado por el sol y llevará á
sino también el cuerpo será premiado des- la vista las diferencias de colores. De con-
pués de la resurrección. Luego por la siguiente también, según este modo de pa-
misma razón los cuerpos de los condena- sión , los cuerpos de los condenados serán
dos serán castigados ; lo que no sucede- pasibles. Y por cuanto en tal pasión se
ría si fuesen impasibles. Luego serán pa- perfecciona el sentido, por eso en los
sibles. cuerpos de los condenados el sentido de
Conclusión. [ 1 ] En cuanto al modo de la pena será sin mutación de la disposi-
pasión, que se llama pasión de naturale- ción natural. Pero los cuerpos gloriosos,
za, los cuerpos de los condenados serán aunque recibirán algo, y en cierto modo
impasibles, así como también incorrupti- padecerán al sentir; sin embargo, no se-
bles. [ 2 ] Según el modo de pasión, que se rán pasibles, porque no recibirán nada
llama pasión del alma, los cuerpos de los por modo aflictivo, ó de daño, como lo
condenados serán pasibles. [ 3 j Los cuer- recibirán los cuerpos de los condenados,
pos gloriosos, aunque en cierto modo pa- que por esto se llaman pasibles.
decerán, á saber, con pasión perfectiva, Al argumento 1.° diremos, que el Fi-
en cuanto reciben algo, no serán sin em- lósofo habla de aquella pasión, por cuyo
bargo pasibles. medio el paciente cambia de su natural
Responderemos, que la causa princi- disposición. Pero tal pasión no la habrá
CUESTIÓN LXXXVI. — ARTÍCULO III.
SUMA TEOLÓGICA.—TOMO V , 82
CUESTIÓN LXXXYII.
( i ) Las palabras que aquí cita el Santo como del Apocalip- contenía en el texto citado y la contenida en su lugar parale-
sis, lo son de Isaías ( x x x v , v . 10); equivocación facilísima l o . Hé aquí las palabras del Apocalipsis : Y la muerte no será
para quien escribía con la rapidez del gran Doctor, particu- yamás;y no habrá más llanto, ni clamor ni dolor. (Ap. c. xxi, v.4).
larmente cuando era la misma sentencia en el fondo la que se
CUESTIÓN L X X X V H . — A R T Í C U L O I. 499
cimiento de los bienes que alguna vez uno serán como ciertos libros que contie-
hicieron, porque con esto se aliviaría nen sus hechos, conforme á los que se
mucho su pena. L u e g o ni los bienaven- procederá ajuicio ; al modo que también
turados tendrán conocimiento de los pe- en el juicio humano usamos de registros.
cados que cometieron. Y estos son los libros de que se habla
Por el contrario es lo que dice San (Apoc. 20,12) :y vi los muertos, gran-
Agustín ( D e Civit. D e i , 1. 2 0 , c. 14), des y pequeños , que estaban en pié de-
que habrá cierta virtud divina por la que lante del Trono, y fueron abiertos los
resultará que todos los pecados se trae- libros: y fue abierto otro libro, que es el
rán á la memoria. de vida (1), y fueron juzgados los muer-
Ademas, así como se ha el humano tos de las cosas que estaban escritas en
juicio al testimonio esterior, así se ha el los libros, según sus obras: de modo que
divino juicio al testimonio de la concien- por los libros que así se dicen abiertos,
ciencia, como se manifiesta (i R e g . 16,7): como espone San Agustín (De civit. Dei,
el hombre ve aquellas cosas que apare- 1. 20, c. 14), «se significan los santos
cen, pero el Señor ve el corazón. E s así, » del nuevo y viejo Testamento, en los
que el juicio humano acerca de una co- » que manifiesta los mandatos de Dios,
sa no podría ser perfecto, si los testigos » que mandó ejecutar». Por lo cual Ri-
no depusiesen testimonio acerca de todas cardo de San Víctor (en el tratado de ju-
las cosas de que se ha de juzgar. L u e g o diciar. potest.) dice : « serán sus corazo-
conviene, que siendo el juicio divino per- »nes como ciertos decretos de Cánones».
fectísimo, tenga la conciencia todas las Pero por el libro de la vida, del cual
cosas de que se ha de juzgar. P e r o se ha se habla, ó añade á lo dicho, se entien-
de juzgar de todas las obras buenas y den las conciencias de todos, las que se
malas (il Cor. 5 , 10) : es necesario que nombran singularmente un solo libro,
todos nosotros seamos manifestados ante porque con una sola virtud divina se hará
el Tribunal de Ci'isto, para que cada que sus hechos sean traídos á la memo-
uno reciba, según lo que ha hecho, ó ria de todos; y esta fuerza, en cuanto
bueno ó malo, estando en el propio cuer- reducirá á la memoria del hombre sus
po. Luego conviene que la conciencia de hechos, se llama Libro de vida. O se en-
cada uno retenga todas las obras que tienden por los primeros libros las con-
hizo, buenas ó malas. ciencias ; por el segundo, la sentencia del
Conclusión. [ 1 ] Conviene que enton- juez descrita en su providencia.
ces cada uno tenga noticia de todas sus Al argumento 1.° diremos, que aunque
obras. [2] Las conciencias de cada uno muchos méritos y deméritos se borra-
serán como ciertos libros que contienen ren de la memoria, sin embargo, ninguno
las acciones, según las que se procederá de ellos habrá que de algún modo no per-
al juicio. manezcan en su efecto, porque los méri-
Responderemos que, como se dice tos que no están mortificados, permane-
(Rom. 2 , 1 5 ) , la obra de la Ley escrita cerán en el premio que se les devuelve;
en sus corazones, dando testimonio á ellos mas los que están mortificados, perma-
su misma conciencia, y los pensamientos necen en el reato de la ingratitud, que se
de dentro, que unas veces los acusan y aumenta porque el hombre pecó después
otras los defienden, será la base del jui- de recibida la gracia. Del mismo modo
cio, que en aquel dia hará el Señor. Y también los deméritos, que nd están bor-
por cuanto conviene que el testigo, el rados por la penitencia, perseveran en el
acusador y el defensor tengan en cada reato de la pena que se les debe; pero
juicio noticia de aquellas cosas sobre que los que la penitencia borró, perseveran
el juicio versa, y en aquel común jui- en la misma memoria de la penitencia,
cio todas las obras de los hombres han que al mismo tiempo tendrán en cono-
de venir á juicio, conviene que cada uno cimiento juntamente con otros méritos.
tenga entonces noticia de todas sus obras. De consiguiente en cada hombre habrá
Por lo que las conciencias de todos y cada algo, por cuyo medio podrá traer á la
(1) Fácilmente se comprende que este libro de la vida es el y el que no fue hallado escrilo en el libro de la vidu¡ fue lanzado en
ta la predestinación, como se colige del verso 15 que dice : el estanque del fuego. Consúltese lo dicho en la Parte I, C 24.
500 CUESTIÓN LXXXVII. — ARTÍCULOS I Y II.
memoria sus obras. Y , sin embargo, co- ve sus secretos ; del mismo modo ni en su
mo San Agustín (ibid.) dice, la fuerza causa, porque no todos verán á D i o s , que
divina operará ad hoc principalmente. solo puede imprimir en el afecto, del cual
A l 2.° que algunas notas perseveran proceden los méritos ó deméritos ; igual-
en las conciencias de todos y cada uno, m e n t e , también, ni en el efecto, porque
acerca de las obras por ellos becbas; ni habrá muchos deméritos, de los que no
conviene que esas señales sean solamente quedará ningún efecto, abolidos aquellos
reatos, como se ve por lo dicho (al 1.°). totalmente por la penitencia. Luego no
A l 3.° que, aunque la caridad es al todas las cosas que están en la conciencia
presente causa de dolerse del pecado, sin de uno, podrá conocerlas cualquiera otro.
e m b a r g o , los santos en la Gloria serán 3.° E l Crisóstomo dice (bom. 3 1 , sup.
de tal manera inundados de g o z o , que el Epist. ad H e b r . ) , como se ba demostrado
dolor no podrá tener cabida en ellos ; y, ( S e n t . 4, dist. 17) : « a h o r a , empero, si
por tanto, no se dolerán de los pecados, » recordares tus p e c a d o s , y los pronun-
sino que más bien se gozarán en la divina » cias frecuentemente delante de D i o s , y
misericordia, por la que se les perdona- » rogares por e l l o s , prontamente los bor-
ron ; así como ahora también los ángeles » raras ; mas si los olvidares, los recor-
se gozan de la divina justicia, por la que » darás, aunque no quieras, cuando se
resulta que aquellos á quienes guardan, » publiquen y profieran en presencia de
desertando de la gracia, se precipitan en » de todos los amigos y enemigos, y de
el pecado; y , sin embargo, velan solíci- » los Santos A n g e l e s » . D e esto se in-
tamente por su salud. fiere que aquella publicación es la pena
A l 4.° que los malos conocerán todas de la negligencia, con que el hombre
las buenas obras que hicieron, y por esto omite la confesión. L u e g o aquellos peca-
no se disminuirá su dolor, sino que se dos de que el hombre se confesó, no se-
aumentará más, porque el máximo dolól- rán publicados por otros.
es el haber perdido muchos bienes: por 4.° D e solaz es para uno saber que
lo cual dice Boecio ( D e consol. 1. 2 , pro- tiene muchos socios en el pecado, y me-
sa 4), que « el género sumo del infortu- nos se avergüenza de él por lo mismo.
» nio es haber sido antes feliz». S i , pues, cada uno conociera el pecado
de otro, la vergüenza de cada pecador se
ARTÍCULO II. — ¿ P o d r á c a d a uno l e e r disminuiría mucho, lo que no compete.
todas l a s cosas que e s t á n e n l a conciencia d e L u e g o no todos conocerán los pecados
otro? de todos.
P o r e l c o n t r a r i o , sobre aquello
l.° P a r e c e que cada uno no podrá (i Cor. 4: iluminará las cosas escondi-
leer todo lo que hay en la conciencia de das de las tinieblas), dice la Glosa (interl.):
otro ; porque el conocimiento de los que « los hechos y los pensamientos, buenos
han de resucitar, no será tan claro como » y malos, serán entonces patentes á to-
lo es hasta ahora el de los á n g e l e s , c u y a » dos y conocidos».
igualdad se promete á los que han de re- A d e m a s , los pecados pasados de todos
sucitar ( M a t h . 2 2 ) . E s a s i , que los án- los buenos serán igualmente abolidos.
geles no pueden ver mutuamente en sus P e r o sabremos los pecados de ciertos
corazones aquellas cosas que dependen santos, como de la Magdalena, de Pe-
del libre albedrío ; por lo que necesitan dro y de David. L u e g o por igual razón
de la locución para darlas á conocer recí- se sabrán los pecados de otros escogidos,
procamente. L u e g o los que resucitan no y mucho más de los condenados.
podrán ver aquellas cosas que se contie- Conclusion. [ 1 ] Para que aparezca
nen en las conciencias de los otros. justa la sentencia, conviene que á todos
2.° Todo lo que se conoce, ó se co- los que la conocen, sean notorios los mé-
noce en sí mismo, ó en su causa, ó en su ritos. [ 2 ] Conviene que cada uno conozca
efecto. Pero los méritos ó deméritos, que los méritos y deméritos ajenos entonces,
se contienen en la conciencia de uno, no y esta es la opinion más probable y común.
podrá conocerlos otro en sí mismos, porque R e s p o n d e r e m o s , que en el último y
solo Dios se introduce en el. corazón, y común juicio conviene que la divina jus-
CUESTIÓN L X X X V I I . — A R T Í C U L O II Y III. 501
ticia, que ahora está oculta para muchos, se lean públicamente en la Iglesia ; por-
aparezca evidentemente á todos. Mas la que el rubor « es el temor de la in-
sentencia del que condena, ó premia, no » gloriacion » , como dice el Damasce-
puede ser justa, si no se profiere confor- no (Orth. fid. 1. 2 , c. 15), la cual no
me á los méritos ó deméritos. Y , por tan- podrá existir en los bienaventurados.
to , así como conviene que el j uez y el Pero tal publicación les servirá para
asesor del juez conozcan los méritos de la gran gloria por la penitencia que hicie-
causa, con el objeto de que profieran una ron ; como también el confesor aprueba
sentencia justa; así conviene, para que la al que confiesa con valor grandes críme-
sentencia aparezca justa, que todos los nes. Y se dice que los pecados están bor-
que la conocen, sepan los méritos. Por rados, porque Dios no los ve para casti-
lo tanto, puesto que, así como á cada uno garlos.
será notorio el acto de su premio y de su Al 4.° que porque el pecador vea los
condenación, así también será conocido pecados de otros, en nada se disminuirá
por todos los otros, conviene que, así como su confusión, sino que más bien se aumen-
cada uno traerá á la memoria sus méritos tará, reconociendo más en el vituperio
ó deméritos, así también aun los ajenos ajeno su vituperio propio. Porque el que
estén sujetos á su conocimionto. Y esta es por tal causa se disminuya la confusión,
la opinión más probable y común, aunque sucede porque la vergüenza mira á la
dice lo contrario el Maestro (en la le- estimación de los hombres, la cual por
tra 4 , distinc. 43) ( 1 ) , á saber, que los la costumbre se hace más leve. Mas en-
pecados que están borrados por la peni- tonces la confusión mirará á la estima-
tencia, no se harán patentes en el juicio ción de Dios, la cual es según la verdad
á otros. Mas de esto se seguiría que ni acerca de cada pecado, ora sea de uno
aun la penitencia de aquellos pecados se solo ó de muchos.
conoce perfectamente, en lo que se per-
judicaría mucho á la gloria de los santos A R T I C U L O I I I . — ¿ T o d o s i o s méruo»
y á la alabanza divina, que tan miseri- ó d e m é r i t o s , propios y a j e n o s , serón vistos
cordiosamente libró á los santos. por a l g u n o con u n a sola mirada?
Al argumento 1.° diremos, que todos
los méritos precedentes, ó deméritos, l.° Parece que no todos los méritos ó
producirán alguna cuantidad en gloria, deméritos, propios y ajenos, serán vistos
ó miseria del hombre que resucita. Y por por alguno con una sola mirada; porque
tanto, por las cosas esteriores vistas po- las cosas que se consideran en particular,
drán verse todos en las conciencias, y no pueden verse de una sola mirada. E s
principalmente con la virtud divina, que así que los condenados considerarán uno
contribuye á que la sentencia del juez por uno sus pecados, y los llorarán ; pol-
aparezca á todos justa. lo que dicen (Sap. 5, 8) : ¿de qué nos
Al 2.° que los méritos ó deméritos po- aprovechó la soberbia? Luego no los ve-
drán manifestarse á otros en sus efectos, rán todos de una sola mirada.
como se ve claro por lo dicho (a. 1, al 2.° Dice el Filósofo (Topic. 1. 2 , c.
1.°), ó también en sí mismos mediante la 44, loe. 33), que « no acontece entender
virtud divina ; aunque para esto no baste »muchas cosas á un mismo tiempo ».
la virtud del entendimiento creado. Mas los méritos y los deméritos, propios
Al 3.° que la publicación de los peca- y ajenos, no serán vistos sino en el en-
dos para ignominia del que peca, es tendimiento. Luego no podrán verse to-
efecto de la negligencia que se comete dos á un mismo tiempo.
en la omisión de la confesión. Pero el 3.° El entendimiento de los condena-
que los pecados de los santos se revelen, dos no será después de la resurreccon más
no podrá ser para ellos motivo de rubor limpio que lo que es ahora el de los bien-
ó vergüenza, como ni para la Magdale- aventurados, y de los ángeles en cuanto
na sirve de confusión el que sus pecados al conocimiento natural, con que conocen
(1) Sin fundamento a l g u n o y contra el unánime sentir de non scielur. (Alatli, x , Y . 26J. Dominas veniens ¡Iluminaba abs-
los teólogos, fundados en estos terminantes pasajes d é l a E s - condita tenebvarum, el manifestabit consilia cordium ( i Corint.
critura. Nihit esl aperlum qnod non revelabltiir el multwm qnod I V , Y. 5).
502 CUESTIÓN LXXXVII.—ARTÍCULO III.
las cosas por las especies innatas. P e r o tantáneamente : lo cual en verdad pue-
con tal conocimiento los ángeles no ven de creerse fácilmente respecto de los
muchas cosas á un mismo tiempo. L u e g o bienaventurados, porque lo verán todo en
ni entonces los condenados podrán ver el Verbo ; y en este sentido no hay in-
todos sus hechos á un mismo tiempo. conveniente en creer que ven al mismo
Por el contrario, sobre aquello ( J o b . tiempo muchas cosas : pero respecto de
8 : induentur confusione), dice la Glosa los condenados, cuyo entendimiento no
(ordin. de San Gregorio) : « visto el juez, está elevado, de modo que puedan ver á
» todos los males aparecerán delante de D i o s , y en él todas las otras cosas, es
» los ojos de la mente ». Mas verán súbi- más difícil. Y por t a n t o , otros dicen que
tamente al juez. L u e g o del mismo modo los malos al mismo tiempo verán todos
los males que cometieron, y por la misma sus pecados en general y los ajenos : y
razón todos los otros. esto basta para aquella acusación, que
A d e m a s , San A g u s t í n ( D e civ. D e i . debe haber en el juicio, ó para la abso-
1. 20, c. 14) tiene por inconveniente que lución : mas no verán todas las cosas al
se lea algún libro material en el juicio, mismo tiempo, descendiendo á cada una
en el cual estén escritos los hechos de en particular. P e r o esto tampoco parece
cada uno, por cuanto ninguno puede es- conforme con las expresiones de San
timar la magnitud de aquel libro, ó en Agustín ( D e civ. D e i , 1. 20), el cual
cuánto tiempo podría leerse. P e r o de la dice, que enumerarán todas las cosas con
misma manera tampoco podría estimarse una sola mirada de la mente : mas lo que
el tiempo, cuánto convendría establecer- se conoce en general, no se enumera. De
le para considerar todos sus méritos y de- donde se sigue, que puede elegirse el ca-
méritos, y los ajenos, por un hombre , si mino medio, porque considerarán todas
ve sucesivamente diversos objetos. L u e g o las cosas en particular, pero no instan-
conviene establecer que cada uno los vea táneamente, sino en tiempo brevísimo,
todos simultáneamente. ayudando á esto la virtud divina. Y esto
Conclusión. Todos considerarán cada es lo que dice San Agustín en el mismo
cosa de por sí, no sin embargo instantá- lugar, que « se verán las cosas con admi-
neamente, sino en tiempo brevísimo, ayu- » rabie prontitud ». N i esto es imposible,
dando á esto la virtud divina. porque en cada pequeño espacio de tiem-
R e s p o n d e r e m o s , que acerca de esto po hay infinitos instantes en potencia. Y
h a y dos opiniones. Ciertos dicen que con esto quedan contestadas las objecio-
cada uno verá al mismo tiempo todos los nes propuestas en uno y otro sentido.
méritos y deméritos, suyos y ajenos, ins-
CUESTIÓN 1
LXXXVIII.
de Josafat?
del mismo modo el juicio pertenece al bernado por la divina Providencia (1).
término, mediante el cual las cosas son Al argumento 1.° diremos, que cada
conducidas á su fin. Mas la operación de hombre no solo es una singular persona,
Dios se distingue ó es de dos maneras : sino parte también de todo el género hu-
una por la que primitivamente produjo mano ; por lo que se le debe -doble jui-
las cosas, para que existiesen, institu- cio : uno particular, que se hará de él
yendo la naturaleza, y distinguiendo después de la muerte, cuando recibirá
las que pertenecen al complemento de la conforme á lo que obró en su cuerpo,
misma ; de cuya obra ciertamente se dice aunque no totalmente, porque no en
que Dios descansó (Genes. 2). La otra cuanto al cuerpo, sino tan solo en cuanto
operación suya es aquella con la que obra al alma: otro juicio debe haber acerca de
en 1a gobernación de las criaturas; acerca él, según que es parte de todo el género
de la cual se dice (Joan. 5, 17): mi padre humano; como se dice que uno es juzga-
obra hasta ahora y yo obro. Y así tam- do según la justicia humana, aún cuando
bién se distinguen dos juicios suyos, con el juicio se da sobre la comunidad, de la
orden sin embargo contrario. Uno que que el mismo es parte. Por lo que tam-
corresponde á la obra de la gobernación, bién entonces, cuando se hará el juicio
la cual no 'puede existir sin el juicio : y universal de todo el género humano por
por este juicio, en verdad, cada uno es la universal separación de buenos y ma-
juzgado singularmente según sus obras, los, también cada sujeto consiguiente-
no solamente según que le compete, sino mente será juzgado. Sin embargo, ni aún
también según que compete á la goberna- entonces juzgará Dios dos veces sobre lo
ción del universo. De donde se difiere el mismo, porque no impondrá dos penas
acto de premiar á uno solo por la utilidad por un solo pecado, sino que la pena que
de los otros, como se manifiesta clara- antes del juicio no había sido infligida
mente (Hebr. 11), y los castigos de uno completamente, en el último juicio se
ceden en provecbo de otro. En su con- completará, después que los impíos se-
secuencia, es necesario que haya otro rán atormentados al mismo tiempo en
juicio universal contrapuesto á la prime- cuanto al cuerpo y en cuanto al alma.
ra producción de las cosas al ser, esto Al 2.° que la sentencia propia de aquel
es, de modo que así como entonces to- general juicio es la universal separación
das las cosas procedieron inmediatamen- de buenos y malos, que no precederá á
te de Dios, así también entonces se dé aquel juicio; mas aun ahora en cuanto á
al mundo su último complemento, reci- la particular-sentencia de cada uno, no
biendo cada uno finalmente lo que se le precedió plenamente el efecto del juicio,
debe conforme á sí mismo. Por consi- porque los buenos serán aún más pre-
guiente, también en aquel juicio apare- miados después del juicio, ya por la ad-
cerá manifiestamente la divina justicia en junta gloria del cuerpo, ya por el com-
cuanto á todas las cosas, que ahora se pleto número de los santos ; y los malos
ocultan, porque de vez en cuando se dis- serán aún más atormentados por la ad-
pone de uno, para utilidad de los otros, de junta pena del cuerpo y con el'lleno nú-
distinta manera que parecen exigirlo sus mero de los condenados en las penas;
manifiestas obras. Por esto también habrá porque con cuantos más ardan tanto más
entonces universal separación de buenos se abrasarán.
y malos; porque de allí adelante no habrá
Al 3.° que el universal juicio mira más
lugar para que los malos prosperen á
directamente á la universalidad de los
costa de los buenos, ni los buenos por me-
hombres, que á los que han de ser juz-
dio de los malos : y por causa de este
gados, considerados en particular, como
provecho, entre tanto se hallan mez-
se ha dicho. A s í , pues, aunque cada
clados los buenos con los malos, mientras
hombre tendrá antes del juicio noticia
el estado de ésta vida presente es go-
cierta de su condenación ó de su premio,
{1J Con lo dicho aquí por el Santo Doctor y con las contes- el Catecismo de San Pió V, (p. 1 . , c. 8, n. 4) donde se ponen
a
taciones que da á los argumentos, quedan resueltas las obje- hasta cinco razones que piden el Juicio universal á pesar del
ciones de la impiedad contra este artículo de nuestra fe. Y si particular.
se quieren ver recopiladas estas mismas razones, consúltese
CUESTIÓN LXXXVIII.—ARTÍCULOS I Y II. 505
sin embargo, no de todos será conocida se dice : dando testimonio á ellos su mis-
la condenación ó el premio de todos. P o r ma conciencia y los pensamientos de den-
lo que el juicio universal será necesario. tro , que unas veces los acusan y otras los
defienden, en el dia, en que Dios juzgará
A R T I C U L O I I . — s e hora e i juicio las cosas, ocultas de los hombres. L u e g o
por medio d e locución vocal ? parece que aquella sentencia y todo el
juicio se cumple mentalmente.
l.° Parece que aqueljuicio, en cuanto Conclusión. Qué es lo que hay de ver-
á la controversia y sentencia, se hará dadero acerca de esta cuestión, no puede
por medio de locución v o c a l ; porque, de cierto definirse : sin embargo se juzga
como dice San Agustín ( D e civ. Dei, más probablemente que todo aquel juicio,
1. 20, c. 1 ) , « p o r cuántos dias ha de y en cuanto á la discusión y acusación
j durar este juicio, es incierto». P e r o no de los malos, y recomendación de los
sería incierto, si las cosas futuras que se buenos y en cuanto á la sentencia de unos
han de decir en el juicio, se cumpliesen y otros, se ejecutará mentalmente.
tan solo mentalmente. L u e g o aquel jui- R e s p o n d e r e m o s , que lo que hay de ver-
cio se hará vocalmente, y no tan solo dadero acerca de esta cuestión no puede con
mentalmente. certeza definirse: no obstante, se juzga
2.° Dice S a n Gregorio (Moral. 1. 26, como más probable que todo aqueljuicio,
c 20), y se halla en la letra ( S e n t . 4, tanto por lo que respecta á la discusión y
dist. 4 7 ) : «aquellos al menos, que con la acusación de los malos, como por lo que
» palabra sostuvieron su fe, oirán las pa- atañe á la recomendación de los buenos, y
»labras del juez ». M a s esto no puede á la sentencia de unos y otros, se perfeccio-
entenderse de la palabra interior, porque nará mentalmente. Porque si vocalmente.
así todos oirán las palabras del j u e z , se refiriesen los hechos de cada u n o , se
porque á t o d o s , tanto á los buenos como exigiría para esto inestimable magnitud
á los malos, serán notorios todos los h e - de tiempo; como también dice San A g u s -
chos de los otros. L u e g o parece que aquel tín ( D e civ. D e i , 1. 2 0 , ibid.), que si el
juicio se verificará vocalmente. libro, según cuya escritura todos serán
3.° Cristo juzgará según la forma de juzgados, como se dice ( A p o c . 20), « es
hombre, en la cual pueda ser visto cor- » considerado carnalmente, ¿quién podrá
poralmente por todos. L u e g o por la mis- estimar su magnitud, ó su longitud? ¿ O
ma razón parece que hablara con voz » en cuánto tiempo podrá leerse el libro,
corporal, para que sea oido por todos. » en el cual están escritas todas las vidas
Por el contrario es lo que dice San » de todos ? » y no menos tiempo se re-
Agustín ( D e civ. D e i , 1. 2 0 , c. 14), que quiere para narrar solo de palabra los
el libro de la vida, de que habla el A p o - hechos de cada u n o , que para leerlo, si
calipsis ( c . 2 0 ) ; « debe entenderse como estuviesen escritos en un libro material.
» cierta fuerza divina, por la cual resul- D e donde se sigue que es probable, que
» tara, que para cada uno sean traídas á aquellas cosas que se dicen ( M a t t h . 25),
»la memoria todas sus obras buenas ó debe entenderse que se verificarán no vo-
» malas, y sean vistas con admirable c e - cal sino mentalmente.
» leridad de una sola mirada de la mente, A l argumento 1.° diremos, que por
» de modo que la ciencia acuse ó escuse tanto dice San Agustín que « es incierto
» ala conciencia, y así al mismo tiempo » por cuantos dias durará este juicio »,
» todos y cada uno sean juzgados ». M a s porque no está determinado, si se verifi-
si se discutiesen vocalmente los méritos cará mental ó vocalmente. Porque si se
de cada uno, no podrían ser juzgados al verificara vocalmente, se exigiría para
mismo tiempo todos y cada uno de los esto tiempo prolijo ; mas si mentalmente,
hombres. L u e g o parece que aquella dis- podría hacerse en un momento.
cusión no será vocal. A l 2.° que aunque el juicio se haga
Ademas: la sentencia debe correspon- tan solo mentalmente la palabra de San
der proporcionalmente al testimonio. M a s Gregorio podrá salvarse; puesto que aun-
el testimonio, la acusación y la escusa se- ' que á todos serán notorios sus hechos y
rán mentales ; por lo cual ( E o m . 2 , 15) los de otros, haciendo esto con virtud di-
506 C U E S T I Ó N L X X X V I I I . — A R T Í C U L O S ÍI Y I I I .
vina, que en el E v a n g e l i o se llama locu- desde que se dijeron estas cosas, parece
ción, sin embargo, aquellos que tuvieron que al menos ahora podemos saber que
la fe, que concibieron por las palabras de el último juicio está cercano.
D i o s , serán juzgados por las mismas p a - 4.° E l tiempo del juicio no conviene
labras ; porque se dice ( R o m . 2 , 1 2 ) : que esté oculto, si no es con el fin de que
cuantos en ley pecaron, por ley serán cada uno se prepare con solicitud para
juzgados. D e donde con cierto especial el juicio, mientras ignora el tiempo deter-
modo se dirá algo á aquellos que fueron minado en que se verificará. P e r o la mis-
fieles, que no se dirá á los infieles. ma solicitud perseveraría a ú n , si fuese
A l 3.° que Cristo aparecerá corporal- cierto, porque para cada uno es incierto
m e n t e , para que sea corporalmente reco- el tiempo de su muerte, en el cual, como
nocido por todos como juez , lo cual cier- dice San Agustín (in Epist. ad Hesy-
tamente podrá bacerse de una manera s ú - chium, 199 ú 8 0 ) , « á cualquiera que ha-
bita. Pero la locución, que se mide por » l i a r e el último dia s u y o , en este le
el tiempo, requiriría inmensa longitud de » comprenderá el último dia del mundo».
tiempo, si el juicio se verificase con l o - L u e g o no es necesario que el tiempo del
cución vocal ( 1 ) . juicio esté oculto.
Por el contrario es lo que se dice
A R T Í C U L O I I I . — E I tiempo dei juicio (Marc. 1 3 , 3 2 ) : de aquel dia y de aque-
futuro e s desconocido? (2) lla hora nadie sabe, ni los ángeles en el
cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Pero se
1.° Parece que el tiempo del juicio fu- dice que el Hijo no lo s a b e , en cuanto
turo no es desconocido ; porque así como no hace que lo sepamos.
los Santos Padres esperaban la primera A d e m a s ( i Thessal. 5 , 2 ) : el dia del
venida, así nosotros esperamos la segun- Señor vendrá como un ladrón de noche.
da. P e r o l o s Santos Padres supieron el L u e g o parece q u e , siendo totalmente in-
tiempo de l a primera venida, como se v e cierta la venida del ladrón de noche, el
claro por el número de las semanas que dia del último juicio es enteramente in-
se describe ( D a n . 9) ; por lo cual basta cierto.
se reprende á los j u d í o s , porque no cono- Conclusion. [ 1 ] Dios comunica á las
cieron el tiempo de la venida de Cristo, criaturas el obrar y el conocer, pero en
como se manifiesta ( L u c , 12, 5 6 ) : hi- ambas cosas se reserva algo para sí [2].
pócritas, hipócritas, sabéis distinguir los Decentemente el conocimiento del fin del
aspectos del cielo y de la tierra : ¿pues mundo está reservado á solo Dios.
cómo no sabéis reconocer el tiempo pre- R e s p o n d e r e m o s que Dios por su deli-
sente ? L u e g o parece que también para cia es causa de las cosas, y comunica á
nosotros debe estar determinado el tiem- las criaturas dos cosas, cuando da á es-
po de la segunda venida, en el que Dios tas virtud de obrar otras- distintas, de las
vendrá a j u i c i o . cuales son causas, y comunica á algunas
2.° P o r las señales venimos en conoci- conocimiento de ellas. Pero en ambas co-
miento de las cosas significadas. M a s sas se reserva algo para sí; porque obra
acerca del juicio futuro se nos proponen algunas cosas, en las que ninguna criatu-
muchas señales en l a Escritura, como se ra coopera ; y del mismo modo conoce
ve claramente ( M a t t h . 2 4 ; y L U C Í B 2 1 ; ciertas cosas, que por ninguna pura cria-
y Marc. 1 3 ) . L u e g o podemos venir en tura son conocidas. Y estas no deben ser
conocimiento de aquel tiempo. ningunas otras más que aquellas que so-
3.° D i c e el Apóstol, ( i Cor. 10, 1 1 ) : lamente están sometidas á la potestad
nosotros somos en quienes los Jines de los divina, en las que ninguna criatura co-
siglos han llegado : y ( i Joan. 2 , 1 8 ) : opera. Y de esta clase son las delfindel
hijitos, ya es la última hora, etc. H a - m u n d o , en el cual será el dia del juicio.
biendo, p u e s , pasado y a largo tiempo, Porque el mundo no se concluirá por al-
(1) Sin embargo, como el Señor dice que en el dia del ferirá con voz sensible y que de todos pueda ser oido.
Juicio, después de vistas las conciencias, pronunciará aque-. (2) Los argumentos de este artículo deben compararse con
Has soberanas palabras : Venid, bendilos, etc. Id, malditos, etc. ; lo que queda dicho en las cuestiones 73, a. 1 y 77, a. 2,
en cuanto á estas, observa Silvio, parece que el Señor las pro-
CUESTIÓN LXXXVIII. — A R T Í C U L O III. 507
gima causa creada, como también empezó ni el a ñ o , si han de pasar ciento, ó mil
i ser inmediatamente por Dios. D e don- años, como dice San Agustín en el mis-
de convenientemente el conocimiento del mo libro (ó en la carta citada). P e r o
fin del mundo está reservado á Dios. aunque se crea que en el fin tales peli-
Y esta parece ser la razón que asigna el gros han de abundar m á s , no puede, sin
mismo Señor ( A c t . 6 7 ) ; no toca á voso- embargo, determinarse cuál sea la canti-
tros, dice, saber los tiempos ó momentos dad aquella de los peligros, que precede-
que puso el Padre en su propio poder : rán inmediatamente al dia del juicio ó la
como si dijera : « que á sola su potestad venida del Antecristo, puesto que en los
están reservados ». tiempos de la primitiva Iglesia hubo al-
A l argumento 1.° diremos, que Cristo gunas persecuciones tan graves, y las
en la primera venida vino oculto confor- corrupciones de los errores abundaron
me á aquello ( I s . 4 5 , 15) : Verdadera- t a n t o , que algunos consideraron entonces
mente tú eres el Dios escondido, Dios Sal- próxima ó inminente la venida del A n -
vador de Israel. Y por t a n t o , para que tecristo ; como se dice en la historia
pudiese ser conocido por los fíeles, convi- eclesiástica ( E u s e b . 1. 6 , c. 6 ) , y en el
no predeterminar fijamente el tiempo. libro de San Jerónimo, que trata de los
Mas en la segunda venida vendrá mani- varones ilustres , cap. judex de septua-
fiestamente, como se dice (Psal. 4 9 , 3 ): ginta , etc.
Dios vendrá manifiestamente, etc. Y por A l 3.° que por decirse : la última hora
tanto, acerca del conocimiento de la v e - es, e t c . , y por semejantes locuciones que
nida del mismo no podrá baber error. Y se leen en la Escritura, no puede saberse
por esto no hay paridad. cantidad alguna determinada de tiempo.
A l 2.° que, como dice San Agustín (in Porque no se ha dicho para significar al-
epist. de die judicii, ad H e s y c h i u m , 199 gunabreve hora de tiempo, sino para sig-
ú 8 0 ) , <r las señales que se establecen en nificar el último estado del mundo, que
» e l Evangelio, no todas pertenecen á es como la última edad ; la cual por
» la segunda venida, que será al fin; sino cuanto espacio de tiempo durará, no está
» que ciertas pertenecen al tiempo de la definido, como también ni la vejez, que
» destrucción de Jerusalen que ya pasó, es la última edad de hombre , es algún
» y otras, las m á s , pertenecen á la veni- cierto término definido, puesto que algu-
» da, con que cotidianamente viene á la na vez se halla que dura tanto como t o -
» Iglesia, visitándola espiritualmente, se- das las edades precedentes ó m á s , como
» gun que habita en nosotros por la fe y dice San Agustín ( C . 8 3 , 58). D e don-
» por el amor »; ni aquellas que se ponen de también el Apóstol ( n Thess. 2 )
en los evangelios ó en las epístolas, que escluye la falsa inteligencia que ciertos
atañen á la última venida, pueden valer habían concebido de sus palabras, de
para que pueda conocerse determinada- modo que. creían que estaba ya cerca el
mente el tiempo del juicio; porque aque- dia del Señor.
llos peligros que se pronostican, anun- A l 4.° que aún supuesta la incertidum-
ciando la vecina llegada de Cristo, aun bre de la muerte, la incertidumbre del
desde el tiempo de la primitiva Iglesia juicio sirve doblemente para vigilancia.
fueron anunciados, unas veces con más E n primer lugar en cuanto á que se i g -
intensidad y otras más débilmente : de nora, de modo que aún se difiera tanto
donde aun los mismos dias de los A p ó s t o - cuanto es la vida del hombre ; para que
les fueron llamados los últimos dias, como así la incertidumbre por las dos partes
se manifiesta ( A c t . 2 ) , donde San Pedro cause mayor diligencia. E n segundo lu-
espone aquella palabra ( J o e l i s , 2 , 2 8 ) : gar en cuanto á que el hombre no sola-
habrá en los últimos dias, etc., por aquel mente lleva consigo solicitud acerca de
tiempo; y sin embargo, desde aquel su persona , sino también acerca de la
tiempo ya pasó mucho tiempo, y unas familia, ó de la ciudad, ó del reino, ó de
veces ha habido muchas tribulaciones, y toda la Iglesia, para la que no se deter-
otras algunas menos en la Iglesia. D e lo mina el tiempo de su duración, según la
que se s i g u e , que no puede determinarse vida del hombre. Y sin embargo, convie-
cuanto tiempo ha de pasar ni fijar el mes ne que cada uno de estos se disponga de
508 CUESTIÓN LXXXVIII. — ARTÍCULOS III Y IV.
modo que el dia del Señor no los encuen- Conclusión. Cerca del lugar del mon-
tre desprevenidos. te Olívete descenderá Cristo para juzgar.
R e s p o n d e r e m o s , que cuál ha de ser
A R T Í C U L O I V . — E I juicio so h a r á e n aquel juicio y de qué manera se reunirán
el valle de Josafat? los hombres para é l , no puede saberse
con mucha certidumbre: sin embargo,
l.° P a r e c e que el juicio no se hará en puede colegirse probablemente por las Es-
el valle-de Josafat ó en el lugar que le crituras, porque descenderá cerca del lu-
r o d e a ; porque por lo menos conviene gar del monte Olívete, como también des-
que todos los que han de ser juzgados de allí ascendió, para que se demuestre
estén en tierra, y aquellos que han de j u z - que es el mismo el que descendió y el que
gar se eleven tan solo en las nubes. P e r o ascendió.
toda la tierra de promisión no podría con- A l argumento 1.° diremos, que la gran
tener la multitud de los que han de ser multitud puede comprenderse en peque-
juzgados. L u e g o no puede ser que el jui- ño espacio. Y basta establecer cualquier
cio se haya de hacer cerca de aquel Valle. espacio cerca de aquel lugar, para com-
2.° A Cristo en su humanidad se ha prender la multitud de los que han de
dado el juicio, para que juzgue justa- ser j u z g a d o s ; con tal que desde aquel
m e n t e , porque injustamente fue juzgado espacio puedan ver á Cristo, que sobre-
en el pretorio de P i l a t o s , y recibió en el saliendo en el aire y resplandeciendo con
G ó l g o t a la sentencia del injusto juicio. máxima claridad, podrá ser visto desde
L u e g o aquellos lugares son más bien los lejos ( 2 ) .
que deben determinarse para el juicio. A l 2.° que, aunque Cristo, por lo mis-
3.° L a s nubes se forman de la resolu- mo que fue juzgado injustamente, mere-
ción de los vapores. P e r o entonces no ció la potestad judiciaria, no juzgará, sin
habrá ninguna evaporación ó resolución. embargo, en la forma de debilidad en la
L u e g o no podrá ser que los justos sean que él fue injustamente j u z g a d o , sino en
arrebatados por el aire en las nubes, la forma gloriosa en que ascendió al Pa-
para salir al encuentro á Cristo; y así dre. D e donde el lugar de la ascensión
convendrá que tanto los buenos como los compete más al juicio que el lugar donde
malos, estén en tierra ; y por tanto se fue condenado.
requerirá un lugar mucho más amplio A l 3.° que aquí se llaman nnbes, como
que ese valle. dicen algunos, ciertas densidades de luz,
Por el contrario es lo que se dice que resplandecerá, saliendo de los cuer-
(Joelis. 3 , 2 ) : juntaré todas las gentes pos de los santos, y no algunas evapo-
y las llevaré al valle de Josafat: y allí raciones de tierra y agua. O puede de-
disputaré con ellas. cirse que aquellas nubes serán engendra-
A d e m a s se dice ( A c t . 1, 11): como das por virtud divina, para demostrar
le habéis visto subir al cielo, así vendrá. conformidad en la venida al juicio y la
E s así que Jesucristo subió al cielo des- ascensión ; de modo que el que ascendió
de el monte Olívete, que sobresale en el en la nube, en ella venga á juicio. La
valle de Josafat. L u e g o también vendrá nube también por el refrigerio indica la
á juzgar cerca de aquellos lugares (1). misericordia del que ha de juzgar.
( i ) E l mismo nombre de Josafat, según San Jerónimo (en » su porvenir. La aspereza de los caminos, el torrente secoen
la epístola 142 al papa San Dámaso), significa juicio üe Dios; » el fondo del valle, los sepulcros y las gentes cercanas, todo
de donde resulta que no solo el testimonio del profeta, y las » esto infunde un pavor, que por grados se va aumentando,
razones de congruencia que los Padres y teólogos ven para » si consideramos el gran suceso que en este mismo sitio debe
que el juicio se verifique en ese sitio, sino también la signi- » verificarse al fin de los t i e m p o s » . (Los Sanios Lugares, por
ficación misma del valle corrobora la creencia del gran suceso D. José Antonio Orliz Urzuela, c. 9).
que debe tener cumplimiento en ese imponente sitio. Impo- (2) Teller, en s u Catecismo filosófico (págs. 500), prueba vic-
nente decimos, porque, como observa un ilustre escritor mo- toriosamente á los racionalistas que esa objeción no tiene peso
derno , « el valle de Josafat es el sitio más imponente en que alguno.
* el hombre se puede encontrar, así por su pasado como por
CUESTIÓN LXXXIX.
juez : y en este sentido se dice que los juicio. Por eso dice Ricardo de San V í c -
asesores juzgan. Y según este m o d o , di- tor (ibid): « abrir los jueces los libros de
cen algunos, que los varones perfectos á » sus decretos en presencia de los que ban
quienes se promete la potestad judicial » de ser j u z g a d o s , es admitir á la vista
( M a t t h . 1 9 ) , juzgarán, es á saber, por » de algunos inferiores, para inspección
medio de la bonrosa asesion al juez, por- » de sus corazones y revelar su modo de
que aparecerán en el juicio superiores » sentir en las cosas que pertenecen al
á los demás, saliendo al encuentro á » juicio ».
Cristo por los aires. Mas esto no parece A l argumento 1.° diremos, que aquella
bastar para que se cumpla la promesa objeción procede del juicio de autori-
del Señor, por la que se dice ( M a t t b . 19, dad, que conviene á solo Cristo.
2 8 ) : os sentareis juzgando; porque pa- A l 2.° diremos lo mismo.
rece añadir el juicio al acompañamiento A l 3.° que no es inconveniente, que
del acto de estar sentado junto al juez. algunos de los Santos revelen á otros
Y por tanto, es el cuarto modo de juz- ciertas c o s a s ; y a á manera de ilumina-
g a r , el que convendrá á los varones per- ción, como los ángeles superiores ilumi-
fectos, en cuanto en ellos se contienen nan á los inferiores; y a á modo de locu-
los decretos de la divina justicia, según ción, como los inferiores hablan á los su-
los que los bombres serán juzgados; como periores.
si el bbro en que se contiene la ley, se di-
jera que juzga. D e donde se dice ( A p o - A R T Í C U L O II. — i>» potestad judicial
cal. 2 0 ) : el juicio se sentó y los libros corresponde á la pobreza voluntarla ?
fueron abiertos. Y de este modo espone
la judicatura dicba Ricardo de San V í c - l.° Parece que la potestad judicial no
tor (in tract. D e judiciar. potest.), donde corresponde á la pobreza voluntaria:
dice: «los que asisten á la contemplación porque ésta solamente fué prometida á
» divina, los que leen diariamente en el los doce Apóstoles (Matth. 1 9 , 28) : os
» libro de la sabiduría, transcriben como sentareis también vosotros sobre doce si-
» en volúmenes de corazones cuanto ya llas para juzgar, etc. P o r consiguiente,
» comprendieron con clara inteligencia no siendo todos los Apóstoles volunta-
» de la verdad » ; y más abajo: « ¿mas riamente pobres, parece que no corres-
B qué son los corazones de los que j u z - ponde á todos la potestad judicial.
x>gan, educados divinamente en toda 2.° Más es ofrecer sacrificio á Dios
» verdad, sino ciertos decretos de cáno- del propio cuerpo, que de las cosas este-
» nes? » Pero por cuanto el juzgar lleva riores. E s así que los mártires y también
consigo la acción que precede contra otro, las vírgenes ofrecen á D i o s el sacrificio
por eso, propiamente bablando, se dice de su propio c u e r p o , mientras que los
que juzga el que bablando da la senten- voluntariamente pobres se le ofrecen solo
cia contra otro. M a s esto sucede de dos de las cosas esteriores. L u e g o la subli-
modos. U n o por propia autoridad ; y esto midad de la potestad judicial más cor-
es propio de aquel que tiene dominio y po- responde á los mártires y á las vírgenes,
testad sobre otros, á cuyo régimen están que á los voluntariamente pobres.
sometidos los que son juzgados ; por lo
3.° (Joan. 5 , 4 5 ) : otro hay que os
que es propio de él tener derecbo sobre
acusa, Moisés, en quien vosotros espe-
ellos. Y el juzgar así es propio de solo
ráis : y la Glosa interl. porque no creéis
Dios. E l otro modo de juzgar es llevar
á su voz: y ( J o a n . 1 2 , 4 8 ) : la palabra
á noticia de otros la sentencia dada por
que lie hablado, ella le juzgará en el dia
autoridad de otros, lo que es pronunciar
postrimero. L u e g o por lo mismo que uno
la sentencia dada. Y de este modo juz-
propone la l e y , ó la palabra de exhorta-
garán los varones perfectos, porque lle-
ción para instrucción de las costumbres,
varán á otros al conocimiento de la di-
tiene derecho para juzgar á los que las
vina justicia, para que sepan qué es lo
desprecian. E s así que esto es propio de
que justamente se les debe según sus m é -
los doctores. L u e g o compete á éstos más
ritos ; de suerte que en este sentido la
que á los voluntariamente pobres.
misma revelación de la justicia se llama
4.° Cristo por lo mismo que fué iujus-
CUESTIÓN L X X X I X . — ARTÍCULO II. 511
tamente juzgado, en cuanto hombre, me- los santos j u z g a , como se ve por lo di-
reció ser juez de todos en la humana na- cho (a. 1 ) , en cuanto tendrá corazón
turaleza (Joan. 5, 2 7 ) : le olió poder de educado en toda verdad divina, la cual
hacer juicio, porque es Hijo del hombre. podrá manifestar á otros. E n efecto, en
Es así que los que padecen persecución el progreso para la perfección lo primero
por la justicia, son juzgados injustamen- que ocurre tener que dejar son las ri-
te. Luego la potestad judiciaria más le quezas exteriores, porque estas son las
compete á ellos que á los pobres. últimamente adquiridas. Y lo que es úl-
5.° E l superior no es juzgado por el timo en la generación, es lo primero en
inferior. Y muchos, usando lícitamente la destrucción. D e donde también en las
de las riquezas, serán de mayor mérito bienaventuranzas, en las que hay pro-
que muchos voluntariamente pobres. greso para la perfección, la primera que
Luego los voluntariamente pobres no se establece es la pobreza. Y así á la po-
juzgarán donde aquellos juzgarán. breza corresponde la potestad judicial,
Por el contrario, se dice (Job. 36, 6): en cuanto es la primera disposición para
no salva á los impíos, y hace justicia á la perfección predieba. Y de aquí es que
los pobres. Luego de éstos es propio no á cualesquiera pobres aun voluntarios
el juzgar. se repromete la potestad' predicha, sino
Ademas, se dice (Matth. 19 sobre á aquellos que, dejando todas las cosas,
aquello de : vosotros qué dejasteis todas siguen á Cristo según la perfección de
las cosas, etc.), en la Glosa ordin.: « los vida ( 1 ) .
» que dejaron todas las cosas y siguieron A l argumento 1.° diremos que, como
» á Dios, estos serán los jueces; los que, dice San Agustín (De civit. D e i , 3. 20, c.
j> teniendo cosas lícitas, usaron rectamen- 5), « n i porque dice que se han de sentar
» te de ellas, serán juzgados » ; y así lo » sobre doce sillas, debemos pensar que
mismo que al principio. i) solos doce hombres han de juzgar con
Conclusión. A la pobreza voluntaria » él mismo ; pues de lo contrario, puesto
se concede la potestad judiciaria especial- » que leemos que en lugar de Judas el
mente por tres cosas. » traidor fué ordenado apóstol San M a -
Eesponderémos, que á ¡a pobreza se » tías, San Pablo que trabajó más que
debe la potestad judicial especialmente »los otros, no tendrá donde sentarse
por tres cosas : 1 . por razón de conve-
a
» cuando venga á juzgar. D e donde, por
niencia ; porque la pobreza voluntaria es » el número duodenario, como en el mis-
propia de aquellos que, despreciadas to- » mo lugar j u z g a , está significada toda
das las cosas que son del mundo, se ad- » la multitud de los que han de juzgar,
hieren á solo Cristo ; y por tanto, no hay B á causa de las dos partes del septena-
en ellos cosa alguna que aparte de la jus- » rio, á saber tres y cuatro q u e , multi-
ticia su juicio: por lo que se hacen idó- » plicados hacen doce ». E l número duo-
neos para juzgar, como amando sobre denario es perfecto, porque consiste en
todas las cosas la verdad de la justicia; el doble senario, que es número perfecto.
2. á manera de mérito, porque á la hu-
a O en cuanto á la letra hablaba de los
mildad corresponde la exaltación por el doce Apóstoles, en cuyas personas pro-
mérito. Mas entre todas las cosas que metía esto á todos los que les siguieran.
hacen al hombre despreciable en este A l 2.° que la virginidad y el martirio
mundo, la principal es la pobreza. A s í no disponen para retener en el corazón
también á los pobres se promete la esce- los decretos de la divina justicia como la
lencia de la potestad judicial, para que pobreza; así como, por el contrario, las
de este modo el que se humilla por Cris- riquezas esteriores por su solicitud sofo-
to, sea exaltado; 3 . porque la pobreza
a
can la palabra de Dios, como se dice
dispone para el predicho modo de juzgar. (Luc. 8) : ó debe decirse, que la pobreza
Porque en tanto se dice que alguno de sola no basta para el mérito de la potes-
(I) Según la mente del Santo, este privilegio de juzgar con como San Agustín (epist. 89, ad Hil), Beda (Homil. in nal
Cristo no se ha prometido al estado ó profesión religiosa; San Bened.), San Gregorio (Moral. I- 10, c. última), San An
stno á la exacta observancia del mismo. De este mismo modo tonino (S. P. tít. 16, c. 10) y comunmente todos los teólogos
de sentir son otros Doctores y Santos Padres de la Iglesia,
512 CUESTIÓN LXXXIX, — ARTÍCULOS II Y III.
los cuidados temporales, para que el áni- cha más razón la tendrán los ángeles.
mo no sea impedido de la percepción de Por el contrario (Joan. 5 , 27), le dio
la sabiduría; 2 . se requiere el hábito, que poder de hacer juicio, porque es Hijo del
a
(1) O sea á Cristo, en cuanto es hombre, como se desprende Sent. i v , dist. 47). En cuanto á si juzgarán a los ángeles ma-
de lo dicho por San Juan (c. v). Véase lo dicho sobre este los, no lo dicen n i n g u n o de estos dos Doctores : Silvio cree
punto en la Parte III, C 59, a. 2. que los juzgarán.
(2) De igual modo de pensar es San Buenaventura ( i n
CUESTIÓN LXXX1X. — ARTÍCULOS III Y I V . 513
A l argumento 1.° diremos que, como en los castigos, para que los condenados
consta de la Grlosa (ordin. ibid), los án- sean castigados por los demonios. [2] Por-
geles vendrán con Cristo, no como jueces, que los demonios atormenten á otros, no
sino « para ser testigos de los actos hu- por eso se disminuye algo del castigo de
» manos, bajo cuya custodia ó guarda los los mismos demonios.
» hombres obraron bien ó mal». R e s p o n d e r e m o s , que acerca de esto el
A l 2.° que el nombre de trono se atri- Maestro de las Sentencias (Sent. 4, dist.
buye á los ángeles por razón de aquel 47), indica dos opiniones; y las dos pare-
juicio que Dios siempre ejerce gobernan- ce que competen á la justicia de Dios; poi-
do justísimamente todas las cosas ; de que por lo mismo que el hombre peca, se
cuyo juicio los ángeles son en cierto modo somete justamente al demonio, pero éste
ejecutores y promulgadores. Mas el jui- le preside injustamente. A s í , pues, aque-
cio que de los hombres se hará por Cristo lla opinión que establece que los demo-
como hombre, requiere también hombres nios en lo futuro después del dia del
por asesores. juicio no presiden á los hombres en las
Al 3.° que á los hombres se les prome- penas, mira al orden de la divina justicia
te la igualdad de los ángeles en cuanto al por parte de los demonios que castigan.
premio esencial; sin embargo, nada obsta Mas la opinión contraria mira al orden de
que algún otro premio accidental, que no la divina justicia por parte de los hom-
se dará á los ángeles, se dé á los hombres, bres castigados. Y cuál de las dos opinio-
como se ve en la aureola' de las vírgenes nes sea más verdadera no puede sernos
ó de los mártires, y lo mismo puede de- cierto. Sin embargo, juzgo que, así como
cirse de la potestad judicial. se guardará orden en los que han de ser
salvos, por el cual unos serán iluminados
y perfeccionados por otros, porque todos
ARTÍCULO I V . — ¿ t o s demonios ejecu-
los órdenes de las jerarquías celestes se-
tarán la sentencia del j u e z contra los c o n d e -
rán perpetuos; del mismo modo se guarda-
nados y
rá orden en los castigos; de modo que los
1." Parece que después del dia del hombres sean castigados por los demonios,
juicio los demonios no ejecutarán la sen- para que no se anule totalmente el orden
tencia del juez contra los condenados; divino por el que estableció ángeles me-
porque, según el Apóstol (i Cor. 1 5 , 2 4 ) , dios entre la naturaleza humana y la di-
entonces será destruido todo principado, vina. Y , por tanto, así como se conceden
•potestad y virtud. L u e g o cesará toda á los hombres por medio de los ángeles
prelacion. Pero cumplir la sentencia del buenos iluminaciones divinas, así también
juez denota cierta prelacion. L u e g o los los demonios son ejecutores de la divina
demonios, después del dia del juicio, no justicia contra los malos. Ni por esto se
ejecutarán la sentencia del juez. disminuye algo del castigo de los demo-
nios, porque también al atormentar á
2.° Los demonios pecaron más que los
otros se atormentarán ellos mismos; por-
hombres. Luego no es justo que los hom-
que allí la sociedad de los desgraciados
bres sean atormentados por los demonios.
no disminuirá, sino que aumentará su mi-
3.° A s í como los demonios sugieren á
seria.
los hombres cosas malas, así también los
ángeles buenos les sugieren cosas buenas. A l argumento 1." responderemos que
Pero premiar á los buenos no será oficio aquella prelacion, que se dice qué ha de
de los ángeles buenos, sino que esto se ser anulada por Cristo en lo futuro, se
hará inmediatamente por Dios. L u e g o ni ha de tomar según el modo de prelacion,
castigar á los malos será oficio de los de- que es conforme al estado de este mundo,
monios. en el que los hombres también mandan ó
Por el contrario, los hombres pecado- dominan sobre otros hombres, y los án-
res se someten al diablo pecando. Luego geles sobre los hombres, y los ángeles
es justo que estén sometidos á él en sobre los ángeles, y los ángeles sobre los
las penas, como debiendo ser castigados demonios, y los demonios sobre los demo-
por él. nios, y los demonios sobre los hombres;
Conclusión. [ 1 ] Se guardará orden y todo esto para conducir al fin ó para
514 CUESTIÓN LXXXIX. — ARTÍCULOS IV Y V .
alejar de él. Mas entonces, como todas comparecerán en el juicio; porque se dice
las cosas llegarán á aquel fin, no habrá (Matth. 1 9 , 2 8 ) : os sentareis sobre doce
prelacion que aparte ó aproxime al fin, sillas,para juzgará las doce tribus de
sino conservando en el fin á los buenos y Israel. Pero no todos los hombres perte-
á los malos. necen á aquellas doce tribus. Luego pa-
Al 2.° que, aunque el mérito de los rece- que no todos comparecerán en el
demonios no requiera que sean preferidos juicio.
á los hombres, porque injustamente so- 2.° Lo mismo parece por lo que se dice
metieron á sí á los hombres ; sin embargo, (Psal. 1 , 5 ) : no se levantarán los impíos
requiere esto el orden de la naturaleza de en el juicio.. Es así que muchos son ta-
los mismos respecto de la naturaleza hu- les. Luego parece que no todos compa-
mana ; «porque los bienes naturales per- recerán.
» manecen en ellos íntegros», como dice 3.° El ser citado uno á juicio, es para
San Dionisio (De Div. nom. c. 4 , p. 4, que se discutan sus méritos. Mas hay al-
lect. 19). gunos que no tuvieron ningunos méritos,
A l 3.° que los ángeles buenos no son como los niños que mueren antes de la
causa del principal premio para los esco- edad perfecta. Luego no será necesario
gidos, porque todos le reciben inmediata- que aquellos comparezcan en juicio.
mente de Dios; sin embargo, los ángeles Por el contrario, es lo que se dice
son causa para los hombres de algunos (Act. 1 0 , 4 2 ) : Cristo ha sido constitiddo
premios accidentales, en cuanto por me- por Dios juez de los vivos y de los muertos.
dio de los ángeles superiores, los in- Pero bajo estas dos diferencias se com-
feriores, tanto ángeles como hombres, se- prenden todos los hombres, de cualquier
rán iluminados acerca de algunos secretos manera que se distinga á los vivos de los
de las cosas divinas, que no pertenecen á muertos. Luego todos los hombres com-
la sustancia de la bienaventuranza. Y del parecerán en el juicio.
mismo modo también la principal pena ó Ademas, se dice (A.poc. 1,7) :hé aquí
castigo la recibirán los condenados inme- que viene con las nubes, y le verá todo
diatamente de Dios, á saber : la esclusion ojo. Y esto no se verificaría, si no com-
perpetua de la visión de Dios; mas las parecieran todos en el juicio. Luego, etc.
otras penas sensibles no es inconveniente Conclusión. Es conveniente que todos
que sean infligidas ó aplicadas á los los hombres sean congregados en el juicio.
hombres por los demonios. Sin embargo, Responderemos, que la potestad judi-
en esto hay diferencia, porque el mérito cial ha sido concedida á Cristo como hom-
exalta, mas el pecado deprime. Por lo bre en premio de la humildad que mani-
que, siendo la naturaleza angélica más festó en su pasión : y el mismo en su
elevada que la humana, ciertos individuos pasión derramó su sangre por todos en
por la escelencia del mérito serán exalta- cuanto á la suficiencia, aunque no en
dos, tanto, cuanto que tal exaltación es- todos tuvo efecto, por el impedimento
cederá á la altura de la naturaleza y del hallado en algunos. Y por tanto, es con-
premio en ciertos ángeles; por l o cual veniente que todos los hombres sean con-
ciertos ángeles serán iluminados por cier- gregados en el juicio, para ver su exal-
tos hombres. Mas ningunos hombres pe- tación en la naturaleza humana, confor-
cadores á causa de algún grado de mali- me á la cual ha sido constituido por Dios
cia llegarán á aquella eminencia, que es juez de vivos y muertos.
debida á la naturaleza de los demonios.
A l argumento 1.° responderemos que,
como dice San Agustin (De civ. Dei, 1.
A R T Í C U L O V . — rodos i o s h o m b r e s 20, c. 5 ) , « no porque se ha dicho para
comparecerán e n e l juicio? (1) »juzgar á las doce tribus de Israel, la
» tribu de Leví, que es la décima ter-
1.° Parece que no todos los hombres » cera ( 2 ) , no ha de ser juzgada ; ó so-
t i ) Afirmativamente contesta el Santo. Lo mismo dice en José, se dividió entre sus dos hijos Manases y Efrain ; y con-
los dos siguientes artículos y en la lección 1." al cap. 14 de la siguientemente contadas estas d o s , resultan trece tribus, en
epístola á los Romanos, y la 2 . sobre el cap. 5 de la 2." á los
a
lugar de las doce que á los patriarcas hijos de Jacob corres-
Corintios. pondía.
(2) Sabido es que la tribu que correspondía al patriarca
CUESTIÓN LXXXIX. — ARTÍCULOS V Y VI. 515
(1) Afirmativamente contesta el Santo Doctor, y esta es la San Jerónimo (sobre el cap. 17 de San Mateo), San Agustín
opinión común entre los Santos Padres y Doctores de la Igle- (De Trinat. l i b . i, c. 131, y San Gregorio (Homil. 20 sobre los
sia : entre otros de San Ignacio (epístola á los de Esmlrna), Evang.).
tíUÉSTION XCÍ. — A R T Í C U L O I. 519
del Padre, apareció en la forma de nues- no será la misma en el que juzga, esto es,
tra debilidad. Y puesto que en la segun- débil que fué en el juzgado.
da venida vendrá para cumplir en los
hombres la justicia del Padre, deberá A R T Í C U L O I I I . — t a divinidad podrá
demostrar la gloria que á él es inherente ser vista por los malos s i n gozo ¥
por su comunicación con el Padre; y
por tanto aparecerá 1.° Parece que la divinidad podrá ser
en la forma glo-
riosa (1). vista sin gozo por los malos ; porque
Al argumento 1.° diremos, que apare- consta que los impíos muy manifiesta-
cerá en la misma carne, pero no será en mente conocerán que Cristo es Dios.
la misma condición de ella. Luego verán su divinidad, y sin embargo
Al 2.° que la señal de la cruz aparecerá no se alegrarán de la visión de Cristo.
en el juicio, no para indicio de la debili- Luego podrá ser vista sin gozo.
dad entonces existente, sino pasada; para 2.° La voluntad perversa de los im-
que por esto aparezca más justa la con- píos no más se opone á la humanidad de
denación de aquellos que despreciaron Cristo, que á su divinidad. Pero el que
tanta misericordia; y principalmente la de verán la gloria de su humanidad, cederá
aquellos que persiguieron injustamente á en castigo suyo, como se ha dicho (a. 2,
Cristo. Mas las cicatrices, que aparece- al 4.°). Luego con mayor razón si viesen
rán en su cuerpo, no pertenecerán á de- su divinidad, más se constritarían que
bilidad alguna, sino que serán indicios gozarían.
de la virtud máxima, con que Cristo, 3.° Las cosas que están en el afecto,
por su pasión y debilidad, triunfó de no siguen por necesidad á las que están
sus enemigos. También mostrará su igno- en el entendimiento ; por lo que dice San
miniosísima muerte, no presentándola Agustín (conc. 8, Psal. 98): « el enten-
sensiblemente á los ojos, como si enton- » dimiento precede, y el afecto sigue tar-
ces la padeciese, sino que atraerá á los » do ó nulo». Pero la visión pertenece al
hombres al recuerdo de la pasada muerte, entendimiento, y el gozo al afecto. Luego
por aquellos indicios que aparecerán de podrá haber visión de la divinidad sin
su pasada pasión. gozo.
Al 3.° que tiene en su potestad el 4.° « Todo lo que se recibe en alguna
cuerpo glorioso el mostrarse ó no al ojo » cosa, se recibe en ella á manera del que
no glorioso, como se ve claramente por » recibe, y no por modo de cosa recibi-
lo dicho (C. 85, a. 2, al 3.°). Y, por tan- da». Mas todo lo que se v e , en cierto
to , Cristo podrá ser visto por todos en la modo es recibido en el que ve. Luego,
forma gloriosa. aunque la divinidad es en sí muy delei-
Al 4.° que, así como la gloria del amigo table , sin embargo, vista por aquellos
es deleitable, así la gloria y potestad de que están absorbidos, ó dominados por la
aquel á quien se tiene odio, contrista so- tristeza, no los deleitará, sino que los
bremanera. Y, por tanto, así como la vi- contristará más.
sión de la gloria de la humanidad de 5.° Así como se ha el sentido á lo sen-
Cristo será para los justos un premio; sible, así el entendimiento á lo intelegi-
así para los enemigos de Cristo será un ble. Pero sucede en los sentidos, que
suplicio, por lo cual se dice (Is. 26,11): « causa pena al paladar no sano el pan
vean y sean confundidos los que envidian » que es suave al que está sano », como
á tu pueblo; y fuego, esto e s , envidia, dice San Agustín (Confess. 1. 7, c. 16);
devore á tus enemigos. y lo mismo se verifica en los otros senti-
Al 5.° que la forma se toma allí por la dos. Luego, teniendo los condenados in-
naturaleza humana, en la que fue juzga- dispuesto el entendimiento, parece que
do, y en la que también juzgará; pero la visión de la luz increada más les acar-
no por la cualidad de la naturaleza, que reará pena que gozo.
(i) Así lo manifiestan también varios pasajes de la Escri- ángeles. Y en el cap. 2 1 , v . 30 : Verán al Hijo del Hombre que
tura que nos representan al Salvador viniendo á juzgar con vendrá en las nubes del cielo con grande majestad. Y San Marcos:
¡{loria y poderío : por ejemplo, San Mateo en el cap. 111, v . 27: Verán entonces al Hijo del Hombre, que vendrá en laf nubes con
ttijo del Hombre lio de venir en la gloria de su Padre con sus gran poder y gloria (capít. 13, v. 20).
522 CUESTIÓN XC.—ARTÍCULO ÍÍI/
( l ) . E s o s indicios, esa gloría de que vendrá rodeado el so- En iguales términos hablan los Santos Padres y los teólogos,
berano Juez de vivos y muertos, está patente en la Escritura, especialmente los ascéticos.
como se ha visto en la anterior nota. La Iglesia, en la subli- (2) Compárese lo dicho aquí por el Santo con loque escribe
me poesía del Dies irte, dirigiéndose al mismo divino Juez, le en la 2.°-2.a; C. 34, a. 1.
dice : Rex tremendos majestalis: « Rey de tremenda majestad »
CUESTIÓN XCI.
Consideraremos a h o r a la cualidad del mundo y de los que resucitan después del j u i c i o , sobre lo
cual ocurren tres consideraciones: 1. sobre el estado y cualidad del m u n d o ; 2 . sobre el estado de
a a
los bienaventurados; y 3.° sobre el estado de los malos. — Acerca de lo 1." investigaremos cinco cosas:
1." La renovación del m u n d o será futura, ó se renovará el mundo? — 2 . Cesará el movimiento de los
a
cuerpos celestiales ? — 3 . Los cuerpos celestiales brillarán más entonces ? — 4 . Los elementos reci-
a a
(1) Es de le contra algunos herejes oscuros y el rabino Moi- Tomás dice y los testimonios patentes de la Escritura que cita
sés, que sostenían la permanencia del mundo en el mismo e s - con otros análogos que calía, y convencen de lo contrario.
tado en que h o j está, por toda la eternidad. Lo que Santo
t)2Í CUESTIÓN XCI. ARTÍCULO í.
jante (Eccli. 13, 19); de lo cual se evi- del mundo. D e consiguiente, el mundo se
dencia, que la semejanza es razón de renovará al mismo tiempo que el hombre
amor. P e r o el hombre tiene alguna se- será glorificado.
mejanza con el universo, por lo que se A l argumento 1.° diremos, que Salo-
llama también mundo menor. L u e g o el món habla allí del curso natural, lo que
hombre ama naturalmente al mundo todo; se ve claro por lo que se añade: nada
y por consiguiente desea su b i e n ; y así, hay nuevo debajo del Sol. Porque mo-
para satisfacer al deseo del hombre, tam- viéndose el sol circularmente, conviene
bién el universo debe mejorarse. que las cosas que están sometidas á la
Conclusion. [ 1 ] Todos los cuerpos sir- virtud del Sol, tengan alguna circulación;
ven al hombre de dos maneras. [2] El la cual consiste en que aquellas cosas,
ojo corporal de los santos verá á la divi- que fueron antes, vuelven otra vez en la
nidad en sus efectos corporales. [3] Con- misma especie, pero diversas en número,
vendrá que también otros cuerpos reci- como se dice (De generatione, 1. 1). Mas
ban mayor influencia de la bondad divi- aquellas cosas que pertenecen al estado
na, sin embargo, no variando la especie, de la gloria, no están sometidas al sol.
sino añadiendo perfección de cierta glo- A l 2.° que aquella razón procede de la
ria. [ 4 ] El mundo al mismo tiempo se alteración natural, que tiene el agente
renovará, y el hombre será glorificado. natural, el cual obra por necesidad de
Responderemos , que todas las cosas naturaleza. Porque tal agente no puede
corporales se cree que han sido hechas motivar disposición varia, á no ser que
por causa del hombre; por lo que se dice él mismo se refiera de uno y otro modo.
también que todas le están sujetas. P e r o M a s las cosas que se hacen divinamente,
sirven al hombre de dos modos: uno para proceden de la libertad de la voluntad;
sustentación de la vida corporal, y otro por lo que sin inmutación 6 variación
para provecho del conocimiento divino; alguna de la voluntad de D i o s , puede
en cuanto el hombre por las cosas que y a esta, y a aquella disposición, existir
han sido hechas, percibe las cosas invisi- por el mismo en el universo, y así esta
bles de Dios, como se dice ( P o m . 1): renovación no se reducirá á algún prin-
por consiguiente, el hombre glorificado cipio movido, sino al principio inmóvil,
de ningún modo necesitará del primer á saber, Dios.
ministerio de las criaturas ; puesto que su A l 3.° que en tanto se dice que Dios
cuerpo se hará enteramente incorrupti- al séptimo dia dejó de crear nuevas cria-
b l e , obrándose esto por virtud divina turas, en cuanto nada fue hecho después,
por medio del a l m a , á la que inmediata- que antes no hubiera precedido en algu-
mente glorifica. Tampoco necesitará el na semejanza según el género ó especie, ó
hombre del segundo ministerio en cuanto al menos como en el principio de genera-
al conocimiento intelectivo, porque con ción , ó también como en la potencia obe-
tal conocimiento los santos verán á D i o s diente. D i g o , pues, que la novedad futu-
inmediatamente por esencia. M a s á esta ra del mundo precedió en las obras de
vision de la esencia el ojo de la carne no los seis días, en cierta remota semejanza,
podrá llegar ; y por t a n t o , para darle á saber, en la gloria y en la gracia de los
también consuelo conveniente sobre la á n g e l e s ; precedió también en potencia
vision de la divinidad, verá, á esta en sus de obediencia, la cual fue infundida en-
efectos corporales, en los que aparecerán tonces á la criatura para recibir tal no-
indicios manifiestos de la majestad divi- vedad de D i o s agente.
na, y principalmente en la carne de Cris-
A l 4.° que aquella disposición de no-
to , y después de esto en los cuerpos de
vedad no será natural, ni contra la natu-
los bienaventurados, y así sucesivamente
raleza ; sino que será sobre la naturaleza
en todos los otros cuerpos. P o r tanto, con-
(como la gracia y la gloria son sobre la
vendrá que también aquellos cuerpos reci-
naturaleza del a l m a ) ; y provendrá de un
ban déla bondad divina mayor influencia
perpetuo a g e n t e , que perpetuamente la
que ahora ; sin embargo, no variando la
conservará.
especie, sino añadiendo perfección de
A l 5.° que, aunque los cuerpos insensi-
cierta gloria ; y esta será la renovación
I bles no merecieren aquella gloria, propia-
CUESTIÓN XCI. — A R T Í C U L O S I Y II. 525
mente hablando ; sin embargo, el hom- » líos cuerpos participan de la bondad di-
bre mereció que aquella gloria se confi- » vina por medio del movimiento». L u e -
riese al universo entero, en cuanto esto g o el movimiento del cielo no cesará.
cede en aumento de la gloria del hombre, 5.° E l Sol ilumina sucesivamente t o -
como algún hombre merece ser vestido das las diversas partes del mundo, según
con vestidos más adornados, cuyo ornato, que se mueve circularmente. L u e g o si el
sin embargo, de ningún modo merece el movimiento circular del cielo cesa, se si-
mismo vestido. gue que en alguna superficie de la tierra
habrá perpetua oscuridad, lo que no con-
ARTÍCULO I I . — c e s a r á c i m o v i m i e n t o viene á aquella novedad.
ile los cuerpos c e l e s t e s ¥
6.° Si el movimiento cesase, esto no
l.° Parece que el movimiento de los sería, sino en cuanto el movimiento esta-
cuerpos celestes en aquella renovación blece en el cielo alguna imperfección,
del mundo no cesará; porque se dice como de laxitud ó cansancio, ó de traba-
(Genes. 8, 2): todos los dias de la tier- j o , lo que no puede ser, puesto que aquel
ra, sementera y siega, frió y calor, estío movimiento es natural, y los cuerpos ce-
í; invierno, noche y dia, no cesarán. E s lestes son impasibles, por cuya razón no
así que la noche y el dia, el estío y el se fatigan en su movimiento, como se dice
invierno se verifican por el movimiento ( D e ccelo et mundo, 1. 2, t. 3 y 4). L u e -
del Sol. L u e g o nunca cesará el movi- g o el movimiento del cielo nunca cesará.
miento del Sol. 7.° E s inútil la potencia que no se re-
2.° Se dice (Jerem. 3 1 , 35): esto dice duce al acto. P e r o en cualquiera situación
el Señor que da el Sol para lumbre del en que se establezca el cuerpo celeste,
dia, el orden de la Luna y de las estrellas está en potencia para otro sitio. L u e g o ,
para lumbre de la noche : el que turba el si no se redujese al a c t o , aquella poten-
mar y suenan sus ondas, el Señor de los cia perseveraría en vano y siempre sería
ejércitos en su nombre. Si faltaren estas imperfecta. M a s no puede reducirse al
leyes delante de mí, dice el Señor, en- acto, sino por medio del movimiento lo-
tonces faltará también el linaje de Israel, cal. L u e g o siempre se moverá.
para que no sea nación delante de mí to- 8.° L o que se ha indiferentemente á
dos los dias. P e r o la semilla de Israel muchas cosas, ó ambas se íe atribuyen,
jamás faltará, sino que permanecerá per- ó ninguna. Pero el Sol se ha indiferente-
petuamente. L u e g o las leyes del dia y de mente á estar en el Oriente ú Occidente;
las olas del mar, que son causadas por de lo contrario su movimiento no sería
el movimiento del cielo, existirán perpe- uniforme en su totalidad, porque se mo-
tuamente. vería máá velozmente hacia el lugar que
3.° L a sustancia de los cuerpos celes- le fuese natural. L u e g o ó ninguno de los
tes existirá siempre. Mas es inútil esta- dos sitios debe atribuirse al Sol ó ambos.
blecer a l g o , si no se establece aquello, P e r o ni ambos ni ninguno de los dos
por lo que fue hecho : mas los cuerpos puede atribuírsele., sino sucesivamente
celestes han sido hechos para dividir por medio del movimiento; porque con-
el dia y la noche, y para ser señales viene, si descansa, que lo verifique en al-
de los tiempos, de los dias y de los años gún lugar. L u e g o el cuerpo del Sol se
(Grenes. 1, 14) ; lo cual no puede hacerse moverá perpetuamente, y por la misma
sino por el movimiento. L u e g o su movi- razón todos los otros cuerpos celestes.
miento permanecerá siempre; de lo con- 9.° E l movimiento del cielo es la cau-
trario en vano permanecerían aquellos sa del tiempo. S i , pues, el movimiento
cuerpos. del cielo falta, conviene que falte el
4.° E n aquella renovación del mundo tiempo ; el cual si faltase, faltaría en el
todo él se mejorará. L u e g o á ningún instante ; mas la definición del instante
cuerpo que quede, se le quitará aquello es ( P h y s i c . 1. 8, t. 2) « s e r principio del
que es propio de su perfección. Pero el » futuro y fin del pasado » ; y así después
movimiento es propio de la perfección del del último instante del tiempo habría
cuerpo celeste; porque, como se dice ( D e tiempo ; lo que es imposible. L u e g o el
coelo et mundo, 1. 2, t. 65 y 66), « aque- movimiento del cielo nunca cesará.
526 C U E S T I Ó N XCI. — ARTÍCULO II.
(1) El Santo Doctor no hace suyos ni este ni el anterior ar- io d e m á s , como estamos viendo en casi todos, Santo Tomas
g u m e n t o y solo los aduce como réplica de la parte contraria, pone como fundamento y base de s u tesis los argumentos sed
que debilitan ó destruyen la fuerza de los opuestos. Esto se contra, « por el contrario » ; y las razones en ellos aducidas, las
desprende de lo que el mismo Angélico dice después y de lo amplía, d e s e n v u e l v e y prueba con su habitual y profunda so-
que alguna que otra vez hace en la serie de sus artículos. Por lidez.
CUESTIÓN X C I . — A R T Í C U L O II. 527
plantas; lo que se ve claro por lo que minada por el S o l , sin embargo, de nin-
allí se dice : todos los días de sementera gún modo quedará allí oscuridad.
y de mies, etc. Y lo que en absoluto se A l 6.° que dice espresamente la Glosa
ha de conceder e s , que mientras la tierra de S a n Ambrosio (ord. vetus, M s . ) , co-
fuere apta para simientes y mieses, el mentando lo del Apóstol ( R o m . 8, so-
movimiento del cielo no cesará. sobre aquello de toda criatura gime, etc.)
Y lo mismo se ha de decir al 2.°; que que « t o d o s los elementos cumplen con
el Señor habla allí de la duración de la » trabajo sus oficios ; como el Sol y la
semilla de Israel según el presente es- » Luna llenan los espacios á ellos seña-
tado; como lo manifiesta por lo que dice: » l a d o s no sin trabajo ; y l o hacen por
la semilla de Israel faltará, de mo- » nuestra causa: por lo que descansarán,
do que no haya nación delante de mí » c u a n d o nosotros seamos elevados ».
todos los dias. Porque después de este P e r o aquel trabajo, como creo, no signi-
estado no habrá vicisitud de dias. Y por fica alguna fatiga ó pasión, que ocurre
tanto, aun las leyes de que había hecho en aquellos cuerpos por el movimiento;
mención, no las habrá después de este puesto que aquel movimiento es natural
estado. y no tiene nada de violencia, como se
A l 3.° que el fin que allí se asigna á prueba ( D e ccelo et m u n d o , 1. 1, t. 9 y
los cuerpos celestes, es un fin próximo, sig.). P e r o por trabajo se entiende allí el
porque es su acto propio ; pero este defecto de aquello á que una cosa se en-
acto se ordena ulteriormente á otro fin, camina. D e donde, por cuanto aquel
á saber, al ministerio humano, como se movimiento está ordenado por la Divina
ve claramente por lo que se tiene, Providencia para completar el número* de
(Deuter. 4, 19): no sea que, alzados los los escogidos, no cumplido aquel, toda-
ajos al cielo,veas el Sol y la Luna, y todos vía consigue aquello para que fué orde-
los astros del cielo, y cayendo en error, nado : y por t a n t o , por semejanza se dice
adores y des culto á aquellas cosas, que que trabaja, como el hombre que no tie-
el Señor Dios tuyo crió para servicio de ne lo que intenta. Y también este defec-
todas las gentes que están debajo del cielo. to se quitará del cielo, cumplido el n ú -
Y por tanto, más debe tomarse el juicio mero de los escogidos. O también puede
sobre los cuerpos celestes según el mi- referirse al deseo de la renovación futu-
nisterio de los hombres, que según el fin ra, que aguarda de la disposición divina.
asignado en el Génesis. M a s los cuer- A l 7.° que al cuerpo celeste no está
pos celestes cederán en ministerio del inherente potencia alguna, que se perfec-
hombre glorificado de otro m o d o , como cione por medio de l u g a r , ó que h a y a
antes se ha dicho, ( aquí y a . 1) ; y por sido hecha á causa de este fin, que es el
tanto, no se sigue que permanezcan en estar en tal l u g a r ; pero de este modo se
vano. refiere á la potencia ad ubi en el cuerpo
A l 4.° que el movimiento no es sobre celeste, como se refiere la potencia del
la perfección del cuerpo celeste, sino en artífice al objeto de hacer diversas casas
cuanto por esto es causa de la genera- de un solo modo ; de las que, si hace una
ción y corrupción en estas partes inferio- sola, no se dice que tiene en vano la po-
res ; y conforme á esto también aquel tencia ; y del mismo modo en cualquier
movimiento h a c e , que el cuerpo celeste sitio, en que el cuerpo celeste se establez-
participe de la bondad divina por cierta c a , la potencia que h a y en él mismo ad
semejanza de causalidad. P e r o el movi- ubi, no permanecerá incompleta ni en
miento no es sobre la perfección de la vano.
sustancia del cielo que permanecerá ; y A l 8.° q u e , aunque el cuerpo celeste
por tanto, no se sigue q u e , cesando el según su naturaleza se refiere igualmente
movimiento, se quite cosa alguna de la á todo sitio que le es posible ; sin embar-
perfección de la sustancia del cielo. g o , si se compara con aquellas cosas que
A l 5.° que todos los cuerpos de los ele- están fuera del mismo, no se refiere
mentos tendrán en sí mismos cierta cla- igualmente á todos los sitios, sino que
ridad de gloria. D e consiguiente, aunque según un solo sitio se dispone más noble-
alguna superficie de la tierra no sea ilu- m e n t e , respecto de algunos que según
528 CUESTIÓN XCI.—ARTÍCULOS II Y III.
otro, como respecto de nosotros se dispo- del cielo cesa naturalmente, por eso, res-
ne mas noblemente el Sol en el dia que e n ponderemos á ellas.
la noche. Y por tanto, es probable que or- A la 1. contestaremos, que el movi-
a
denándose al hombre toda la renovación miento cesa, dado aquello por cuya causa
del mundo, el cielo tenga en aquella nove- e s , si sigue al movimiento y no acompaña
dad un sitio notabilísimo, el cual es posible al mismo. M a s aquello por cuya causa es,
con respecto á nuestra habitación. O se- ó se verifica el movimiento celeste, según
gún ciertos el cielo descansará en aquel los filósofos, acompaña al movimiento, á
sitio en que fué hecho ; de lo contrario saber : la imitación de la bondad divina
alguna revolución del cielo quedaría in- en la causalidad que tiene sobre las cosas
completa. M a s esta razón no parece con- inferiores. Y por t a n t o , no conviene que
veniente ; porque produciéndose en el aquel movimiento cese naturalmente.
cielo alguna revolución, la cual no ter- A la 2 . q u e , aunque la inmovilidad
a
mina sino en el espacio de treinta y sea simplemente más noble que el movi-
seis mil años, se seguiría que el mundo miento ; sin embargo, é s t e , en cuanto
debería durar por tanto t i e m p o , lo que por él movimiento puede conseguir al-
no parece probable. Y ademas, según guna perfecta participación de la bondad
esto podría saberse cuando debería aca- divina, es más noble que el reposo, en
barse el mundo ; porque probablemente cuanto de ningún modo por medio del
se colige por los astrólogos en qué sitio movimiento podría conseguir aquella per-
han sido hechos los cuerpos celestes, fección. Y por esta razón la tierra, que
considerado el número de años que se es el más débil de todos los elementos,
computan desde el principio del mundo; está sin movimiento ; aunque el mismo
y del mismo modo podría saberse el n ú - D i o s que es nobilísimo sobre todas las
mero cierto de años en que volvería á cosas, y por el que los cuerpos más no-
tener la misma disposición. P e r o se esta- bles se m u e v e n , está sin movimiento. Y
blece que el tiempo del fin del mundo es de aquí es también, que los movimientos
desconocido. de los cuerpos superiores podrían estable-
A l 9.° que el tiempo alguna vez fal- cerse según la vía de naturaleza para per-
tará, faltando el movimiento del cielo : petuarse, y nunca para terminar en el re-
ni aquel ahora último será el principio poso , aunque el movimiento de los cuer-
del futuro ; porque dicha definición no pos inferiores termine en él.
se da sobre el ahora, sino según que es
el que continúa las partes del tiempo,
ño según que es el término del tiempo A R T Í C U L O III.— *En los cuerpos celes-
entero. tes s e a u m e n t a r a la claridad e n aquella re-
A l 10.° que el movimiento del cielo novación?
no se dice natural, en el sentido de que
sea parte de la naturaleza, de aquel ! 1.° Parece que á los cuerpos celestes
modo con que se dicen naturales los no se les aumentará la claridad en aquella
principios; ni tampoco que tenga princi- renovación ; porque aquella renovación
pio activo en la naturaleza del cuerpo, en los cuerpos inferiores se hará por me-
sino solamente receptivo. Pero su princi- dio de la purificación del fuego. Pero el
pio activo es la sustancia espiritual, como fuego que purifica, no pertenecerá á los
dice el Comentador (in princ. Ccel. et cuerpos celestes. L u e g o estos no se re-
mund. 1. 1 , com. 5 ) . Y por t a n t o , no es novarán por la recepción de mayor cla-
inconveniente, si por la novedad de la ridad.
gloria se quita aquel movimiento, porque 2.° A s í como los cuerpos celestes por
no destruido é s t e , la naturaleza del cuer- el movimiento son causa de la genera-
po celeste se variará. ción en estas regiones inferiores, así tam-
L a s otras razones, á saber, las tres bién por medio de la luz. M a s , cesan-
primeras, que se refieren á lo opuesto, do la generación, cesará el movimiento,
las concedemos, porque concluyen del como se ha dicho (a. 2 ) . L u e g o del mis-
modo debido. M a s por cuanto las otras mo modo cesará la luz de los cuerpos
dos parecen concluir en que el movimiento celestes, en vez de aumentarse.
CUESTIÓN X C I . — A R T Í C U L O III. 529
tanto, aunque los cuerpos celestes no han cambiará el estado de toda la criatura
de ser purificados por medio del fuego, corporal, como se ha dicho (C. 76, a. 7).
sin embargo, se han de renovar por Dios. Y por tanto, no hay semejanza.
Al 2,° que el movimiento no importa Al 4.° que aquella diminución, como
perfección alguna en el que es movido se- más probablemente se juzga, no fue se-
gún que se considera en sí, puesto que es gún la sustancia, sino según el efecto. De
acto de lo imperfecto ; aunque puede per- donde no se sigue que la Luna existiendo
tenecer á la perfección del cuerpo, en sobre la tierra, hiciese el dia ; sino que el
cuanto es causa de algo ; pero la luz per- hombre hubiera sacado entonces tanto
tenece á la perfección del cuerpo que provecho de la luz de la Luna, cuanto
luce, aun considerado en su sustancia; y tiene ahora de la luz del Sol. Mas des-
por tanto, después que el cuerpo celeste pués de la resurrección, cuando la luz de
dejará de ser causa de la generación, per- la luna se aumentará, según la verdad
manecerá su claridad y no quedará el de la cosa, no habrá en parte alguna no-
movimiento. che sobre la tierra, sino solo en el centro
Al 3.° que sobre aquello de (Is. 30): de la tierra, en donde estará el infierno,
será la luz de la Luna como la luz del porque entonces, como se dice, la Luna
Sol, dice la Glosa (interl.) : «todas las lucirá cuanto luce ahora el Sol, y el Sol
» cosas hechas por el hombre, han sido siete veces más que ahora; los cuerpos
» empeoradas con su caida, y el Sol y la de los bienaventurados siete veces más
» Luna disminuidos en su luz » ; la cual que el Sol, aunque esto no está compro-
diminución ciertamente es entendida por bado con autoridad ó razón alguna (1).
algunos según la real diminución de la Al 5.° que algo puede ceder en uso del
luz. Ni obsta que los cuerpos celestes se- hombre de dos modos: uno por necesi-
gún su naturaleza son invariables, por- dad, y así ninguna criatura cederá en
que aquella variación ha sido hecha por uso del hombre, porque tendrá de Dios
virtud divina. Otros empero lo entienden suficiencia plena. Y esto se significa en
más probablemente, diciendo que aquella la autoridad aducida (Apocal. 2 1 , 23);
diminución es, no según el defecto real que dice que aquella ciudad no necesita
de la luz, sino en cuanto al uso del hom- de Sol, ni de Luna. El otro uso es para
bre, que no consiguió después del pe- mayor perfección, y así el hombre usará
cado tanto beneficio de la luz de los de otras criaturas, no empero, como ne-
cuerpos celestes, cuanto tuvo antes; por cesarias para alcanzar su fin, como ahora
cuyo modo también se dice (Genes. 3, usa de ellas.
17) : maldita la tierra en tu obra Al 6.° que aquella razón es del Ra-
espinas y abrojos germinarán para tí; bino Moisés, que (1. 3 , Du.v errantium,
la cual, sin embargo, también hubiera c. 1 4 ) , se empeña en desaprobar entera-
germinado antes espinas y abrojos, pero mente que el mundo fue hecho para el
no para castigo del hombre. Y sin embar- hombre. Por lo que, aun lo que se lee en
go no se sigue, que si la luz de los cuer- el Antiguo Testamento sobre la renova-
pos celestes no se ha disminuido por esen- ción del mundo," como se ve claro en las
cia, pecando el hombre, no deba ser au- autoridades de Isaías aducidas, dice ha-
mentada realmente en su glorificación, ber sido dicho metafóricamente ; de suer-
porque el pecado del hombre no mudó el te que así como se dice á uno que se le
estado del universo; puesto que también oscurece el Sol, cuando cae en gran tris-
el hombre, antes, como después, tuvo teza, de modo que no sabe qué hacer
vida animal, la que necesita del movi- (cuyo modo también de hablar es usado
miento y generación de la criatura cor- en la Escritura) ( 2 ) , así también, por
poral ; pero la glorificación del hombre el contrario, se diga que el Sol le luce
(1) No está efectivamente apoyada esa opinión en texto al- firmamento ó de las e s t r e l l a s , como dijo el profeta Daniel
guno ; antes al contrario, lo que el Señor nos dijo por San (12, v . 3).
Mateo fue que los justos resplandecerán como el Sol en el reino de (2) A s í s u c e d e , por ejemplo, en el libro de Ester (8, v. Ib),
su Padre (13, v . 43). Y el Espíritu Santo nos había también donde se dice que pareció á los judíos que lee nacía una nueva
enseñado que los justos resplandecerán ; (Sap. m , 7) pero nada luz, por haberse librado del decreto de Aman y este soberbio
más. Es decir, que la mayor comparación que se hace sobre ministro haber sido ejecutado por sus maldades.
la luz de los Santos es la del Sol, y en ocasiones con la luz del
C U E S T I Ó N X C I . — A R T Í C U L O S III Y I V . 531
más, y que todo el mundo se renueva, les son inherentes según cierta medida,
cuando del estado de tristeza pasa á un lo cual es absurdo.
gran regocijo. Pero esto disuena de las 5.° El bien del universo, que consiste
autoridades y exposiciones de los santos. en el orden y armonía de las partes, es
Por lo cual, á aquella razón aducida res- más digno que algún bien de naturaleza
ponderemos , que aunque los cuerpos ce- particular. Mas si una criatura se hace
lestes exceden sobremanera al cuerpo hu- mejor, se quita el bien del universo,
mano, sin embargo, mucho más excede el porque no quedará la misma armonía.
alma racional á los cuerpos celestes, que Luego, si los cuerpos elementales, que
los mismos al cuerpo humano. Así, pues, según el grado de su naturaleza que con-
no es inconveniente que se diga que los servan en el universo, deben estar dota-
cuerpos celestes han sido hechos por cau- dos de claridad, reciben claridad, per-
sa del hombre,no sin embargo, como por derá más con esto, que crecerá la perfec-
su fin principal, porque el principal fin ción del universo.
de todas las cosas es Dios. Por el contrario, es lo que se dice
(Apoc. 2 1 , 1 ) : vi cielo nuevo y tierra
A R T Í C U L O I V . — S e renovarán los ele- nueva. Es así que el cielo se renovará
mentos por l a recepción d e a l g u n a claridad ? por mayor claridad. Luego del mismo
modo también la tierra y los demás ele-
1.° Parece que los elementos no se mentos.
renovarán por la recepción de alguna Ademas, los cuerpos inferiores son
claridad. Porque, así como la luz es cua- para uso del hombre, lo mismo que los
lidad propia del cuerpo celeste, así lo cá- superiores. Pero la criatura corporal será
lido y lo frió, lo húmedo y lo seco, son remunerada por el ministerio que exhi-
cualidades propias de los elementos. Lue- bió al hombre, como parece decirlo la
go así como el cielo se renueva por el Glosa (Rom. 8, Ambros. sobre aquello
aumento de claridad, del mismo modo de : toda criatura gime, etc., y la Glos.
deben renovarse los elementos por el au- ord. Hierom., sobre aquello de Isaías,
mento de las cualidades activas y pa- c. 30 : y será la luz de la Luna). Luego
sivas. también los elementos se clarificarán,
2.° Lo raro y lo denso son cualidades como los cuerpos celestes.
délos elementos, que estos no perderán Ademas, el cuerpo del hombre está
en aquella renovación. Pero la raridad y compuesto de elementos. Luego las par-
la densidad de los elementos parece que tes de los elementos, que hay en el cuer-
resisten á la claridad, puesto que el cuer- po del hombre, glorificado este, se glo-
po claro conviene que esté condensado; rificarán por la recepción de la claridad.
por lo que la rareza del aire no parece Mas conviene que la disposición del todo
que puede sufrir la claridad, y del mismo y de la parte sea la misma. Luego con-
modo ni la densidad de la tierra, que viene que aun los mismos elementos sean
quita la transparencia de la luz. Luego no dotados de claridad.
puede ser que los elementos se renueven Conclusión. [ 1 ] Conviene que las co-
por la adición de alguna claridad. sas corporales se dispongan del mismo
3.° Consta que los condenados estarán modo que se disponen las espirituales. [ 2 ]
en la tierra. Pero los mismos estarán en Todos los elementos serán revestidos de
tinieblas no solo interiores, sino también cierta claridad: sin embargo, no todos
esteriores. Luego no será dotada la tierra igualmente, sino según su modo.
de la claridad en aquella renovación, y Responderemos que, así como hay
por la misma razón ni otros elementos. orden de los espíritus celestes respecto
4.° La multiplicación de la claridad de los espíritus terrenos, á saber huma-
en los elementos multiplica el calor. Si, nos ; así también hay orden de los cuer-
pues, en aquella renovación será mayor pos celestes respecto de los cuerpos ter-
la claridad de los elementos que lo es restres. Luego habiendo sido hecha la
ahora, será también por consiguiente ma- criatura corporal por causa de la espi-
yor el calor ; y así parece que se trans- ritual y siendo regida por ella, conviene
formarán de sus cualidades naturales, que que las cosas corporales sean dispuestas
532 C U E S T I Ó N X C I . — A R T Í C U L O S IV Y V.
del mismo modo que se disponen las es- aquella parte de la tierra espíritus racio-
pirituales. P e r o en aquella última con- nales de hombres y demonios, los que
sumación de cosas los espíritus inferiores aunque sean débiles por razón de la cul-
recibirán las propiedades de los espíritus p a , sin embargo, según la dignidad de
superiores, porque los hombres serán naturaleza, son superiores con cierta
como los ángeles en el cielo, como se dice cualidad corporal. O debe decirse que,
( M a t t . 22, 30). Y esto se verificará en aunque sea toda la tierra glorificada;
cuanto llegará á mayor perfección aque- sin embargo, los reprobos estarán en ti-
llo según lo cual el espíritu humano con- nieblas esteriores, porque aun el fuego
viene con el angélico. D e consiguiente del infierno, que brillará para ellos en
también no comunicando los cuerpos in- algún concepto, en cuanto á otro no po-
feriores con los celestiales sino en la na- drá lucir para ellos.
turaleza de luz y diafanidad, como se A l 4.° que aquella claridad estará en
dice ( D e an. 1. 2, t. 68), conviene que esos cuerpos como está en los cuerpos
los cuerpos inferiores sean perfecciona- celestes, en los que no causa calor, por-
dos sobremanera según la claridad. Por que esos cuerpos serán entonces inaltera-
lo que todos los elementos se revestirán b l e s , como lo son ahora los cuerpos ce-
de cierta claridad; sin embargo no lestes.
igualmente, sino según su modo : por- A l 5.° que no se destruirá por el mejo-
que se dice que la tierra será varia- ramiento de los elementos el orden del
ble en su superficie esterior como el vi- universo, porque también todas las otras
drio ( 1 ) , el agua como el cristal, el aire partes se mejorarán y así perseverará la
como el cielo, y el fuego como luminar misma armonía.
del cielo.
A l argumento 1.° diremos que, como AETÍCTJLO V . l a s plantas y los ani-
se h a dicho (a. 1), la renovación del m a l e s quedarán e n a q u e l l a renovación ?
mundo se ordena para que el hombre
también v e a por el sentido, y de cierto l.° Parece que las plantas y los ani-
modo en los cuerpos, por indicios mani- males quedarán en aquella renovación.
fiestos á la Divinidad. Mas entre nuestros Porque á los elementos no debe sustraer-
sentidos el más espiritual y sutil es la se nada de lo que pertenece á su ornato.
vista. Y por t a n t o , en cuanto á las cua- P e r o los elementos se dicen ordenarse
lidades visivas, de las que es principio la á los animales y á las plantas. Luego no
l u z , conviene que todos los cuerpos infe- se quitarán en aquella renovación.
riores se mejoren sobremanera. M a s las 2.° A s í como los elementos sirvieron
cualidades elementales pertenecen al tac- al hombre, así también los animales, las
t o , que es sobremanera material, y el plantas y los cuerpos minerales. Pero los
exceso de su contrariedad más es contris- elementos serán glorificados á causa del
tativo que recreativo ; pero el exceso de predicho ministerio. L u e g o del mismo
la luz será deleitable, puesto que no tiene modo los animales, las p l a n t a s , y los
contrariedad sino por la debilidad del ór- cuerpos minerales serán glorificados.
gano, la cual no habrá entonces. 3.° E l universo quedará imperfecto,
A l 2.° que el aire no será claro, como si algo de lo que es propio de su perfec-
proyectando radios, sino como lo diáfano ción se quita. Mas las especies de anima-
iluminado. M a s la tierra, aunque por su l e s , de plantas, y de cuerpos minerales
naturaleza tiene opacidad, á causa del son propias de la perfección del univer-
defecto de l u z ; sin e m b a r g o , será reves- so. L u e g o no debiendo decirse que el
tida de la gloria de claridad en su super- mundo queda imperfecto en su renova-
ficie por la virtud divina, sin perjuicio de ción, parece que conviene decir, que las
su misma densidad. plantas y los otros animales quedan.
A l 3.° que en el lugar del infierno no 4.° L o s animales y las plantas tienen
habrá tierra glorificada por la claridad ; más noble forma que los mismos elemen-
pero en el lugar de esta gloria tendrá tos. P e r o el mundo en aquella renova-
(1) Es decir, que será tan transparente, que puedan verse al debajo de ella pueda haber, como sucede en una esfera de
través y de todos modos los objetos que e n c i m a , e n medio ó cristal.
CUESTIÓN X C I . — A R T Í C U L O V. 533
(i) La Vulgata dice i Iradídi mbis omnia i « os he dado todas parte de esas cosas. Ademas de que este mismo sentido es el
n las cosas ». Pero el sentido es el mismo ; porque si el Señor del texto, como se infiere de l o que en el versículo siguiente
dio ú los hombres todas las cosas de la tierra para que de ali- l e s prohibió Dios i A esceiKion de que carne con sangre no co-
mento les sirviesen, claro es que les darla toda carne, como meréis.
534 CUESTIÓN XC1. — A R T Í C U L O V.
Consideraremos a h o r a las cosas que atañen á los bienaventurados después del juicio general. V
primeramente de su visión respecto de la divina esencia, en la que consiste principalmente su bien-
aventuranza; 2.° de su beatitud y de sus mansiones; 3.° de qué modo se conducirán p a r a los conde-
nados ; 4.° de las dotes de los mismos, que se contienen en su b i e n a v e n t u r a n z a ; 5.° de las auréolas
con que su b i e n a v e n t u r a n z a se perfecciona y decora.
Acerca de lo primero investigaremos: l.° Los santos verán á Dios por. esencia?—2.° Le verán con
los ojos corporales? —3° Viendo á Dios verán todos las cosas que Dios ve?
(1) Para la inteligencia de esta cuestión, consúltese lo dicho Contra estos y otros herejes, como los palamistas, según en
por el Santo en la Parto I, c. 12 — Contra Caites, lib. m , c. 5. otra parte se ha dicho, es la presente doctrina que nuestro A n -
— De Ycrilate, C. 8.° a. 1. gélico aquí defiende y la cual es de fe, como consta de los tes-
(2) Contra la doctrina de este artículo erraron los herejes timonios que el Santo cita y de este de San Mateo fv. v , 8 ):
trinitarios, quienes decían que la esencia de Dios no la han Bienaventurados los limpios de corazón, poroue ellos verán á Dios.
visto, ni la verán, no solo los hombres, sino ni aun los ánge- Y particularmente de la definición del concilio de Florencia
les. Lo mismo dijeron esencialmente los armenios; si bien que dijo : que las almas perfectamente puras in ccelum mox re-
estos añadieron que la bienaventuranza consistía para los san- cipi, el inlueri claré ipsum Deum trinum el unum siatli est (Ac-
tos, no en ver la esencia divina, pues eso no podía s e r , según tio x x n ) .
ellos, sino en cierto resplandor que de la misma se derivaba.
536 CUESTIÓN XCII. — A R T Í C U L O I.
eii el mismo. M a s como la perfección del las sustancias separadas son quididades
que entiende, en cuanto t a l , es lo mismo subsistentes que no tienen quididades,
inteligible, si en la perfectísima opera- porque la quididad del simple es el sim-
ción del entendimiento, el hombre no ple mismo, como dice Avicena (Met.
llega á ver la esencia divina, sino otra trac. 3 , c. 8). M a s si la quididad abs-
cosa distinta, convendrá decir que alguna traida de este particular sensible es qui-
otra cosa diferente de D i o s es la que didad que tiene quididad, el entendi-
beatifica al mismo hombre; y como la miento es apto para abstraería; y así,
última perfección de cada cosa está en la como no se ha de ir hasta el infinito,
unión con su principio, se sigue que al- será preciso llegar á una quididad que
guna otra cosa distinta de Dios es el no tiene quididad, por la que se entien-
principio efectivo del hombre ; lo que es de la quididad separada. P e r o este modo
absurdo según nosotros; y de la misma no parece ser suficiente. 1.° porque la
manera es absurdo entre los filósofos, quididad de la sustancia material, que
que establecen que nuestras almas ema- abstrae el entendimiento, no es de la mis-
nan de las sustancias separadas, de modo ma razón con las quididades de las sus-
que al fin podamos entenderlas. Por lo tancias separadas; y así porque nuestro
que conviene establecer, según nosotros, entendimiento abstraiga las quididades
que nuestro entendimiento llega alguna de las cosas materiales, y las conozca, no
vez á ver la esencia divina; y según los se sigue que conozca la quididad de la
filósofos llega á ver la esencia de las sus- sustancia separada, y principalmente la
tancias separadas. R e s t a investigar de divina esencia, que sobre todo es propia
qué modo puede suceder esto. Porque al- de otra razón, respecto de toda quidi-
g u n o s , Alfarabio y A v e n p a c e , estable- dad creada; 2.° porque, concedido que
cieron que por lo mismo que nuestro en- fuese de la misma razón, sin embargo,
tendimiento entiende cualesquiera cosas conocida la quididad de la cosa com-
inteligibles, llega á ver la esencia de la puesta no se conocería la de la sustancia
sustancia separada. Y para manifestar separada, sino según el género remotí-
esto proceden de dos modos. E l primero simo, que es la sustancia. Mas este co-
de ellos es que, así como la naturaleza nocimiento es imperfecto, s i n o llega á lo
de la especie no se diversifica en diversos que es propio de la cosa. Porque el que
individuos, sino según que se une á los conoce al hombre solo en cuanto es ani-
prinoipios individuales, ó que individua- m a l , no le conoce, sino secundum quid, y
lizan ; así la forma entendida no se di- en potencia; y mucho menos le conoce,
versifica para mí ni para t í , sino según si no conoce mas que la naturaleza de la
que se juntan á diversas formas imagina- sustancia en el mismo. P o r lo cual cono-
bles : y , por t a n t o , cuando el entendi- cer así á D i o s , ú otras sustancias sepa-
miento separa la forma entendida de las radas , no es ver la esencia divina ó la
formas imaginables, queda la quididad quididad de la sustancia separada, sino
entendida, que es una sola y misma para que es conocer por efecto y como en un
los diversos inteligentes, y tal es la qui- espejo (1). Y , por t a n t o , Avicena, en
dididad de la sustancia separada. Y por su Metafísica establece otro modo dis-
e s o , cuando nuestro entendimiento llega tinto de entender las sustancias separa-
á la suma [abstracción de la quididad d a s , á saber : que las sustancias sepa-
intehgible de cualquier cosa, entiende radas son entendidas por nosotros por
por esto la quididad de la sustancia se- medio de las intenciones de sus quidida-
parada, que le es semejante. E l segundo d e s , que son ciertas semejanzas suyas,
e s , porque nuestro entendimiento es ap- no abstraídas de ellas, porque las mismas
to para abstraer la quididad de todas son inmateriales, sino impresas por ellas
las cosas inteligibles que la tienen. Si, en nuestras almas. M a s este modo tam-
pues, la quididad, que abstrae de este bién no parece bastarnos para la visión
singular que la tiene, es quididad, que divina que buscamos. Porque consta que
no tiene quididad entendiéndola, en- « t o d o lo que se recibe en alguna cosa está
tiende la quididad de la sustancia sepa-
rada , que es de tal disposición, porque
(1J De este modo es como esplica Santo 'tomas el pasaje del
Apóstol (u Corint. xiii, 12),
CUESTIÓN XCII. — ARTÍCULO 1. 539
teria. Y que esto baste para que el en- comprehension del entendimiento creado.
tendimiento pueda ver por la esencia di- Y así lo entiende el Crisóstomo ; por lo
vina la misma esencia divina, puede que añade : ce el Evangelista llama aquí
demostrarse de este modo : porque así » noticia á la ciertísima consideración y
como por la forma natural, por la que una » comprehension tan grande, cuanta tie-
cosa se refiere al ser, y por la materia se » ne el Padre acerca del H i j o » , y este
hace simplemente un solo ente simplici- es el modo de entender del Evangelista;
t e r , así también de la forma, c o n q u e el por lo que añade : el Unigénito que está
entendimiento entiende, y con la misma en el seno del Padre, el mismo lo contó;
cosa entendida se hace una sola cosa en queriendo probar por la comprehension
el entender. M a s en las cosas naturales que el Hijo es Dios.
el objeto subsistente per se no puede ser A l 2.° q u e , así como Dios por su esen-
forma de alguna materia, si aquella cosa cia infinita escede á todas las cosas exis-
tiene materia por parte de s í , porque no tentes, que tienen ser determinado; así
puede ser que la materia sea forma de su conocimiento, con el que conoce, está
alguna cosa. Mas si aquella cosa subsis- sobre todo conocimiento: de donde tal
tente per se es forma tan solamente, nada cual es la proporción de nuestro conoci-
impide que ella se h a g a forma de alguna miento respecto de nuestra esencia crea-
materia, y el hacerse, con lo que es del da, tal es la proporción del conocimiento
compuesto mismo, como se manifiesta en divino respecto de su esencia infinita.
el alma. M a s en el entendimiento con- Mas para el conocimiento concurren dos
viene considerar al mismo entendimiento cosas, á saber, el que conoce y lo que se
en potencia como materia, y la especie conoce. Mas aquella visión, por la que
intebgible como forma ; y el entendi- veremos á Dios por esencia, es la misma
miento que entiende en acto será como visión por la que Dios se v e , por parte
compuesto de los dos. D e donde, si al- de aquello, con que se ve ; porque así
guna cosa h a y subsistente per se, que no como el mismo se ve por esencia, así
tenga algo en sí de lo que es inteligible también nosotros le veremos. Pero por
en sí misma, tal cosa per se podrá ser parte del que conoce se halla la diversi-
forma, por la que el entendimiento en- dad, que hay entre el entendimiento di-
tiende. P e r o cada cosa es inteligible se- vino y el nuestro. M a s en conocer lo que
g ú n lo que tiene de a c t o , no según lo que se conoce, se sigue la forma, con que
tiene de potencia, como se manifiesta conocemos, porque por la forma de la pie-
(Met. 1. 9 , t. 20). Y el signo de esto es dra vemos la piedra. P e r o la eficacia en
porque conviene abstraer de la materia y conocer sigue á la virtud del que conoce;
de todas las propiedades de la misma la como el que tiene la vista más fuerte, ve
forma inteligible. Y, por tanto, como la con más agudeza. Y por tanto en aque-
divina esencia es acto puro, podrá ser la lla visión nosotros mismos veremos lo
forma con que el entendimiento entiende, que Dios v e , á saber, su esencia, pero no
y esta será la visión que beatifica. Y por tan eficazmente.
eso dice el Maestro ( S e n t . 2 , dist. 1. ),
a
que la unión del alma con el cuerpo es A l 3.° que San Dionisio habla allí del
cierto ejemplo de aquella bienaventurada conocimiento con que en esta vida cono-
unión con que el espíritu se une á Dios. cemos á Dios por medio de alguna forma
creada, con que nuestro entendimiento es
A l argumento 1.° diremos, que aque- formado para ver á Dios. Pero, como dice
lla autoridad puede exponerse de tres San Agustín ( i b i d . ) , « Dios escapa á
m o d o s , como se manifiesta por San A g u s - » t o d a forma de nuestro entendimiento»,
tín en el bbro De videndo Deo (epist. porque cualquiera forma que nuestro en-
147 ó 1 1 2 , c. 6 y 9) : 1.° de modo que tendimiento conciba, aquella forma no lle-
se escluya la visión corporal, con la que ga á la razón de la esencia divina. Y , por
ninguno viój ó ha de ver á D i o s en su t a n t o , él mismo no puede ser accesible
esencia ; 2.° de modo que se escluya la á nuestro entendimiento ; mas le cono-
visión intelectual de D i o s por esencia de cemos perfectísimamente en el estado
aquellos que viven en esta carne mortal; de esta vida, al saber que él está sobre
y 3,° de modo que se escluya la visión de todo aquello que nuestro entendimiento
CUESTIÓN XCII. — ARTÍCULO I. 541
(1) Totalmente, es d e c i r , en cuanto á todos los modos, re- este sentido es evidente que ningún entendimiento creado
laciones y hábitos en que pueda decirse cognoscible; y en puede conocer á Dios.
542 CUESTIÓN LXXXIII.—ARTÍCULO II.
(!) Esc infinito no es más que lo infinito en potencia, ó 16 á la materia, en sentido peripatética esta. Así discurre
infinido, lo indeterminado, lo cual no conviene á Dios, 6¡no Drioux.
CUESTIÓN X C I I . — A R T Í C U L O S I Y II. 543
pero esto de que se hizo carnal en la » que puede ver á Dios », como dice San
mente como allí mismo se dice, « solo Agustín (De Trinit. 1. 1 4 , c. 4 ) . Es así
» piensa aquellas cosas que trae al ánimo que el hombre es hecho á imagen de Dios
» por medio de las imágenes de los cuer- según la mente, no según la carne. Lue-
» pos ». Luego también cuando la carne go verá á Dios con la mente y no con la
sea espiritual (lo que se promete á los carne.
santos después de la resurrección) tam- Conclusión. [ 1 ] En el sentido no pue-
bién con la carne podrá ver las cosas es- de recibirse cosa alguna sino corporal-
pirituales ; y así como antes. mente. [ 2 ] Dios de ningún modo puede
6.° El hombre solo puede ser beatifi- ser visto con la vista corporal, ó ser sen-
cado por Dios. Pero será beatificado no tido con algún otro sentido, como visible
solo en cuanto al alma, sino también en de por sí, ni aquí, ni en la patria ó glo-
cuanto al cuerpo. Luego podrá ver á ria. [ 3 ] El ojo glorioso verá la divina
Dios no solo por el entendimiento, sino esencia, como visible accidentalmente.
también por la carne. Responderemos, que con el sentido
7.° Así como Dios está presente por corporal se siente algo de dos modos;
su esencia en el entendimiento, así tam- per se y per accidens. Per se, se siente
bién estará presente en el sentido, por- aquello que puede ser causado en el sen-
que será todas las cosas en todos, como tido corporal por la pasión. Mas per se
se dice (i Cor. 15). Pero será visto por puede algo causar pasión ó al sentido , en
el entendimiento porque su esencia se le cuanto es sentido, ó á este sentido, en
unirá. Luego podrá ser visto también por cuanto es tal este sentido. Y el que de
el sentido. este segundo modo causa per se la pasión
Por el contrario, San Ambrosio dice al sentido, se llama sensible propio, como
sobre San Lucas, cap. l.° (sobre aquello el color respecto de la vista, y el sonido
de : se le apareció un ángel) : « ni Dios respecto del oido. Mas por cuanto al sen-
» es buscado con ojos corporales, ni se tido, en cuanto es tal, usa del órgano
» circunscribe con la vista, ni se palpa corporal, no puede recibirse en él cosa
» con el tacto í . Luego de ningún modo alguna sino corporalmente; puesto que
Dios será visto con el sentido corporal. todo aquello que se recibe en alguna
Ademas, San Jerónimo dice (sobre cosa, está en ella á manera del que re-
aquello de Isaías cap. 4.° : vi al Señor cibe. Y por tanto, todas las cosas sensi-
que se sentaba : « no solamente los ojos bles causan pasión al sentido, en cuanto
» de carne no pueden ver la divinidad es sentido, según que tienen magnitud.
» del Padre, pero ni la del Hijo, ni del Y por eso, la magnitud y todas las cosas
» Espíritu Santo, sino los ojos de la que le son consiguientes, como el movi-
» mente, de los que se dice : bienaventu- miento, la quietud, el número y cosas
» rados los limpios de corazón ». semejantes, se llaman, sin embargo, co-
Ademas, el mismo San Jerónimo en sas sensibles comunes, per se. Mas per
otro lugar dice: (refert. Aug. epist. 147 accidens se siente aquello que no causa
ó 1 1 2 ) , « e l objeto no corporal no se ve pasión al sentido, ni en cuanto es senti-
» con los ojos corporales ». Es así que do, ni en cuanto este es tal; pero se une
Dios es absolutamente incorpóreo. Lue- á aquellas cosas que per se causan pa-
go, etcétera. sión del sentido; como Sócrates, y el
hijo de Diavis, y el amigo, y otras cosas
Ademas, San Agustín (lib. De viden-
semejantes, que per se son conocidos en
do D e o , epist. 147 ó 1 1 2 , c. 1 1 ) dice:
universal por el entendimiento, y en par-
« ninguno vio jamas en esta vida á Dios,
ticular por la virtud cogitativa en el hom-
» como El mismo es, ó en la vida de los
bre y estimativa en los otros animales.
t> ángeles, como estas cosas visibles que
Pero tal sentido esterior entonces se
s> se ven con visión corporal ». Es así que
dice que siente, aunque accidentalmente,
la vida de los ángeles, en la que los que
cuando según aquello que por sí se sien-
resucitan vivirán, se llama vida bien-
te, la fuerza aprehensiva (de la cual es
aventurada. Luego, etc.
propio conocer per se aquello conocido),
Ademas, « el hombre se dice que ha lo aprende inmediatamente y sin dubita-
$> sido hecho á imagen de Dios según
CUESTIÓN XC II. — ARTÍC ULO II. 545
cion ni discurso; como vemos que uno » mente que los miramos, no creemos que
vive por lo mismo que habla. Mas cuan » v i v e n , sino que los vemos ».
do se refiere de otra manera no se dice A l argumento 1.° diremos, que aque
que aquel sentido ve aun accidentalmen lla palabra de J o b se entiende del ojo
te. Digo,pues, que Dios de ningún modo espiritual, de que habla el Apóstol,
•puede ser visto con la virta corporal, ó (Ephes. 1, 18): tened iluminados los ojos
ser sentido con algún sentido, como visi de vuestro corazón.
ble per s e , ni aquí, ni en la patria; por A l 2° que aquella autoridad no se en
que si del sentido se quita lo que le con tiende en el sentido de que hayamos de
viene, en cuanto es sentido, no será sen ver á Dios por medio de los ojos de car
tido ; y del mismo m o d o , si de la vista n e , sino porque existiendo nosotros en
se quita aquello que es propio de la vista, carne veremos á D i o s .
en cuanto es vista, no será vista. A s í , A l 3.° que San Agustín habla investi
pues, como el sentido, en cuanto es sen gando en aquellas palabras y bajo condi
tido percibe la magnitud, y la vista, en ción ; lo que se manifiesta por lo que dice
cuanto es tal sentido, percibe el color; anteriormente: « y así las potencias serán
es imposible que la vista percibacosa al » de muy distinta clase, si por ellos será
guna que no sea color, ni magnitud, á no » vista aquella incorpórea naturaleza »,
ser que se dijera equívocamente el sen y después a ñ a d e : « Y así aquella fuer
tido (1). P o r consiguiente, como la vis za, etc.; después determina como se ha
ta y el sentido han de ser una misma cosa dicho.
en especie en el cuerpo glorioso, que es A l 4.° que todo conocimiento se hace
taban en el cuerpo no glorioso, no podrá por medio de alguna abstracción de la
ser que vea la, divina esencia como visible materia ; y por tanto, cuanto más se abs
per se, mas la verá como visible per ac trae la forma corporal de la materia tan
cidens, mientras que por una parte la vis to mayor es el principio del conocimiento.
ta corporal verá tanta gloria de Dios en Y de aquí e s , que la forma existiendo en
los cuerpos, y principalmente en los g l o la materia, de ningún modo es principio
riosos, y sobre todo en el cuerpo de C risto; del conocimiento ; y en el sentido, de al
y, por otra parte, el entendimiento verá gún m o d o , según que se separa de la ma
á Dios tan claramente que el mismo Dios teria ; y en nuestro entendimiento toda
será percibido en las cosas corporalmente vía mejor ; y por tanto el ojo espiritual,
vistas, como en la locución ó palabra se del que se quita el impedimento del co
percibe la vida. Porque, aunque entonces nocimiento, puede ver el objeto corporal;
nuestro entendimiento no vea á Dios se pero no se sigue, que el ojo corporal, en
gún las criaturas, sin embargo, le verá en el cual falta la fuerza cognoscitiva, se
las criaturas corporalmente vistas. Y este gún que participa de la materia, pueda
modo con que D i o s puede ser visto cor conocer perfectamente las cosas cognos
poralmente le establece San Agustín ( D e cibles que son incorpóreas.
civit. Dei, 1. ult. c. 2 9 ) ; como lo manifies
tan sus palabras, porque dice así: « E s A l 5.° que aunque la mente hecha car
» muy creíble que nosotros hemos de ver nal no pueda pensar sino las cosas reci
» entonces los cuerpos limpios del cielo bidas por los sentidos, sin embargo, las
»nuevo y de la tierra n u e v a , como á piensa inmaterialmente; y del mismo
» Dios, presente en todas partes, y tam modo conviene que la vista, aquello que
» bien gobernando todas las cosas corpo aprehende, lo aprehenda siempre corpo
» rales, le veremos con clarísima clari ralmente ; por lo que no puede conocer
» dad ; no como ahora las cosas invisi aquellas que no pueden ser aprehendidas
»bles de Dios se ven entendidas por m e corporalmente.
» dio de aquellas cosas que fueron hechas, A l 6.° que la bienaventuranza es la
»sino como á los hombres inmediata perfección del hombre, en cuanto es hom
bre. Y por cuanto el hombre no tiene el
ser hombre por el cuerpo, sino más bien
por el alma ; y los cuerpos son la esencia
(1) Es decir, á no ser que el sentido corporal se tomase por
1
de los hombres, en cuanto son perfectos
el espiritual, cosa que suelei irrir
оси frecuentemente en la
Sagrada Escritura.
por medio del alma ; por eso la bienaven
SUMA, TEOLÓGIC A. — TOMO V 35
546 C U E S T I Ó N X C I I . — A R T Í C U L O S II Y III.
turanza del hombre no consiste princi- » toda criatura se hace peqneña». Luego
palmente sino en el acto del alma, y de los que ven á D i o s por esencia, conocen
ella se deriva al cuerpo por medio de todas las cosas.
cierta redundancia, como se manifiesta 5.° Toda potencia pasiva que no está
por lo dicho ( C . 8 5 , a. 1). Sin embargo, reducida á a c t o , es imperfecta. Pero el
habrá cierta bienaventuranza propia de entendimiento posible del alma humana
nuestro cuerpo, en cuanto verá á D i o s en es potencia como pasiva para conocer
las criaturas sensibles y principalmente todas las cosas, porque ce el entendimien-
en el cuerpo de Cristo. » to posible es aquello que sirve para que
A l 7.° que el entendimiento es percep- » todas las cosas se hagan » , como se
tivo de las cosas espirituales, pero no la » dice ( D e an. 1. 3 , t. 18). S i , pues, en
vista corporal; y por tanto el entendi- aquella bienaventuranza no entendiese
miento podrá conocer la esencia divina todas las cosas quedaría imperfecto, lo
unida á sí ; no empero la vista corporal. que es absurdo.
6.° Todo el que ve un espejo, ve las
ARTICULO I I I . — t o s santos «uc ven A cosas que en el espejo resultan. Pero en
Dios , v e n todas l a s cosas que Dios ve ? (1) el Verbo de Dios todas las cosas resultan
como en un espejo, porque él mismo es
1.° Parece que los santos viendo á razón y semejanza de todas las cosas.
D i o s por esencia, ven todas las cosas L u e g o los santos que ven al Verbo por
que Dios v e en sí mismo; porque, como esencia, ven todas las cosas creadas.
dice San Isidoro ( D e bono, 1. 1, c. 12), 7.° Se dice ( P r o v . 1 0 , 2 4 ) ; á los jus-
« los ángeles en el Verbo de D i o s saben tos se les concederá su deseo. Pero los
»todas las cosas, antes que sean hechas». santos desean saber todas las cosas, por-
Pero los santos serán iguales á los ánge- que « todos los hombres por naturaleza
les de D i o s , como se manifiesta ( M a t t h . desean saber » , y la naturaleza no se qui-
2 2 ) . L u e g o también Jos santos viendo á ta por la gloria. L u e g o les será dado por
Dios lo verán todo. D i o s el conocer todas las cosas.
2.° San Gregorio (en el 4.° Dialog. 8.° L a ignorancia es cierta penalidad
c. 3 3 ) , dice : <r puesto que allí todos ven de la presente vida. Mas toda la penali-
»'á D i o s con una claridad común, ¿qué dad se quita de los santos por la gloria.
» es lo que no saben allí, donde conocen L u e g o también toda ignorancia ; y así
». al que sabe todas las cosas » . P e r o lo conocerán todo.
habla de los bienaventurados, que ven á 8.° L a bienaventuranza de los Santos
Dios por esencia. L u e g o los que ven á antes está en el alma que en el cuerpo,
Dios por e s e n c i a , lo conocen todo. P e r o los cuerpos de los santos seráu re-
3.° Se dice ( D e an. 1. 3 , t. 7 ) , que formados en la gloria á la semejanza del
«. el entendimiento puesto que entiende cuerpo de Cristo, como se manifiesta
» las cosas máximas , también puede en- (Philipp. 3.) L u e g o también las almas
» tender mejor las mínimas ». P e r o lo serán perfeccionadas á semejanza del al-
máximo inteligible es Dios. L u e g o la ma de Cristo. P e r o el alma de Cristo
virtud del entendimiento se aumenta so- ve todas las cosas en el Verbo. Luego
bre todo entendiendo. Y por tanto, el también todas las almas de los santos
entendimiento v i é n d o l e , entiende todas verán todas las cosas en el Verbo.
las cosas. 10. A s í como el sentido, así también
4.° E l entendimiento no es impedido el entendimiento conoce todo aquello por
de entender alguna c o s a , sino en cuanto cuya semejanza es informado. Pero la di-
aquello que intenta comprender supera vina esencia indica más expresamente
al mismo. Pero ninguna criatura supera cierta cosa que alguna otra semejanza de
al entendimiento que ve á Dios ; porque la cosa. L u e g o como en aquella visión
como dice San Gregorio, ( D i a l o g . 2.°, bienaventurada la ciencia divina se hace
c. 3 5 ) , « para el alma que ve al Criador como forma de nuestro entendimiento,
parece que.los santos viendo á Dios ven
(1) Para la buena inteligencia de esta cuestión consúltese todas las cosas.
l o q u e dice el Santo Doctor en la P. I , C. 1 2 , a 7 y 8 (Contra
Gentes, lib. m , c. 56 y 59. — C e veníale, c. 8 , a. 4. 11. D i c e el comentador ( D e an. 1. 3,
CUESTIÓN XCII. — ARTÍCULO III. 54T
esto repugna á las espresiones de los san- A l 2.° que, por aquellas palabras de
t o s , que establecen que los ángeles igno- San Gregorio, se manifiesta que en aque-
ran algunas cosas, los que, sin embargo, lla bienaventurada visión hay suficiencia
consta según la fe que todos ven á D i o s para ver todas las cosas por parte de la
por esencia. Y por tanto, otros dicen que divina esencia, que es el medio con que se
los demás distintos de Cristo aunque ven v e , por la cual D i o s ve todas las cosas
á Dios por esencia, sin embargo, no ven P e r o que no todas se v e a n , proviene
todas las cosas que Dios ve, porque no del defecto del entendimiento creado,
comprenden la ciencia divina. Porque no que no comprende la esencia divina.
es necesario [que el que sabe la causa, A l 3.° que el entendimiento creado no
sepa todos*sus efectos, si no comprende ve la divina esencia según el modo de la
la causa; lo cual no compete al entendi- misma esencia, sino según el modo pro-
miento creado. Y por tanto, cada uno de pio que es finito ; por lo que conviene que
los que ven á Dios por esencia, ve en su su eficacia en conocer conforme á la vi-
esencia tantas más cosas, cuanto más cla- sión predicha se amplíe hasta lo infinito
ramente contempla á la divina esencia : y para conocer todas las cosas.
de ahí es que acerca de ellas puede uno A l 4.° que el defecto de conocimiento,
instruir á otro. Y así la ciencia de los áu- no solo procede del exceso y defecto de
geles y de las almas santas puede aumen- lo cognoscible sobre el entendimiento, sino
tarse hasta el día del j u i c i o , como tam- también de que no se une al entendimien-
bién aquellas otras cosas que pertenecen to lo que es la razón de lo cognoscible;
al premio accidental. P e r o no pasará más como la vista no ve la piedra alguna vez,
adelante, porque entonces será el último porque la especie de la piedra no está
estado de las c o s a s , y en aquel estado es unida á ella. M a s aunque al entendimien-
posible que todos conozcan todas las cosas to que ve á D i o s se una la misma esencia
que Dios conoce con ciencia de visión. divina, que es la razón de todas las cosas,
A l argumento 1.° diremos que lo que sin embargo, no se une á él según que es
dice San Isidoro, de que « los ángeles la razón de todas las cosas, sino según
» saben en el Verbo todas las cosas, án- que es razón de algunas, y de tantas más,
» tes que se hagan » , no puede referirse cuanto uno ve más plenamente la divina
á aquellas cosas que D i o s sabe con cien- esencia.
cia de simple inteligencia solamente, por- A l 5." que, cuando la potencia pasiva
que aquellas nunca se harán; sino que se es susceptible de recibir muchas perfec-
h a de referir tan solo á aquellas cosas ciones ordenadas, si es perfecta por su
que Dios sabe con ciencia de visión; so- última perfección, no se llama imper-
bre las cuales también no dice que todos fecta, aunque le falten algunas disposi-
los ángeles conozcan todas aquellas co- ciones precedentes. M a s todo conocimien-
sas, sino tal vez algunos y aquellos tam- t o , con que el entendimiento creado se
bién que conocen, no conocen perfecta- perfecciona, se ordena como al fin, al
mente todas las cosas. P o r q u e en una conocimiento de Dios. D e ahí es que el
sola cosa hay que considerar muchas ra- que ve á Dios por esencia, aunque nin-
zones inteligibles, como sus diversas pro- guna otra cosa conociese, tendría per-
piedades y disposiciones para otras cosas, fecto el entendimiento ; ni es más per-
y es posible que sabida una misma cosa fecto porque conoce con el mismo alguna
por dos en común, uno perciba más razo- otra cosa, sino en cuanto ve al mismo
nes que otro, y estas razones uno las re- mas plenamente. P o r lo que San Agus-
ciba de otro. D e donde también San D i o - tín (Confess. 1. 5, c. 1) dice : « ¡infe-
nisio dice ( D e div. nom c. 4, lee. 1. ), que
a
» l i z el hombre que sabe todas aquellas
» l o s ángeles inferiores son enseñados » cosas (á saber, las creadas), y á tí no te
» por los superiores en las razones de las » conoce; mas bienaventurado el que te
» cosas que se pueden s a b e r » . Y por » conoce, aunque ignore aquellas! Pero
tanto, también los ángeles que conocen á » el que te conoce á tí y á ellas, no será
todas las criaturas, no es necesario que » más bienaventurado por ellas, sino solo
perciban todas las cosas que en ellas pue- » bienaventurado por t í » .
den entenderse.
A l 6."¿que aquel espejo es voluntario,
CUESTIÓN XCII. — ARTÍCULO III. 549
y así como se manifestará á quien quiere, porque no llegó á la gloria de San Pedro.
así también manifestará en sí lo que A l 9.° que nuestro cuerpo se confor-
quiera. N i bay semejanza con el espejo mará con el cuerpo de Cristo en la gloria
material, en cuya potestad no está el que según la semejanza, no según la igualdad;
se vea ó no se vea. O debe decirse que en porque será claro como el cuerpo de
el espejo material se ven tanto las cosas . Cristo, pero no igualmente. Y del mismo
como el espejo bajo su propia forma; modo nuestra alma tendrá gloria á seme-
aunque aquel espejo se vea mediante la janza del alma de Cristo, pero no i g u a l ;
forma recibida por el objeto, pero la pie- y así tendrá ciencia, como el alma de
dra mediante la propia forma que resulta Cristo; pero no tan grande, de modo que
en otra cosa; y, por tanto, por la misma sepa todas las cosas como el alma de
razón con que se conoce lo uno conócese Cristo.
también lo otro. Mas en el espejo increa- A l 10.° que, aunque la esencia divina
do se ve algo por medio de la forma del es la razón de todas cosas que pueden co-
mismo espejo, como se ve el efecto por su nocerse, sin embargo, no se unirá á cual-
semejanza con la causa, y al contrario; y, quier entendimiento creado, según que es
por tanto, no es preciso que cualquiera razón de todas las cosas. Y por tanto, la
que ve el espejo eterno, vea todas las co- razón no es procedente.
sas que resultan en el espejo; porque no es A l 11.° que el entendimiento agente es
necesario que el que ve la causa vea to- forma proporcionada al entendimiento por
dos sus efectos, á no ser que comprenda sible ; así como también la potencia de la
la causa. materia es proporcionada á la potencia
Al 7.° que el deseo de los santos con del agente natural, de modo que todo lo
el cual desean saber todas las cosas, se que está en la potencia pasiva de la ma-
llenará solo porque verán á D i o s ; como teria ó del entendimiento posible, está
el deseo de aquellos con el cual desean en la potencia activa del entendimiento
tener todos los bienes, se cumplirá, por- agente ó del natural agente; y, por tanto,
que tendrán á D i o s ; p u e s , así como D i o s si el entendimiento agente se bace forma
en cuanto tiene bondad perfecta basta del entendimiento posible, conviene que
para el afecto, y tenido él se tienen en este conozca todas las cosas á que se ex-
cierto modo todos los bienes, así también tiende la virtud del entendimiento agente.
su visión basta al entendimiento (Joan. Pero la divina esencia no es de este modo
1 4 , 8 ) Señor, manifiéstanos al Padre y forma proporcionada á nuestro entendi-
nos basta. miento. Y , por tanto, no bay paridad.
Al 8.° que la ignorancia propiamente A l 12.° que nada impide que se diga
tomada vale tanto como privación, y así que después del dia del juicio, cuando la
es pena; porque así la ignorancia es el no gloria de los hombres y de los ángeles es-
conocimiento de algunas cosas que deben tará enteramente consumada, todos los
saberse ó que es necesario saber. P e r o bienaventurados sabrán todas las cosas
ninguna de estas cosas faltará á la cien- que Dios sabe ó conoce con ciencia de
cia de los santos en la patria : alguna vez visión, sin embargo, de modo que no
la ignorancia se toma comunmente por todos vean todas las cosas en la esencia
toda ausencia de conocimiento. Y así los divina. Pero el alma de Cristo verá allí
ángeles y los santos en la patria ignoran plenamente todas las cosas, corrió también
ciertas cosas. Por lo cual dice San Dioni- ahora las v e ; mas unos verán allí más ó
sio (ibid in arg. Sedcont.), que los ánge- menos cosas, según el grado de claridad
í les se purifican de la nesciencia, ó no con que conocerán á D i o s ; y así el alma
í conociniiento». P e r o en este sentido la de Cristo, acerca de las cosas que con
ignorancia no es penalidad, sino cierto preferencia á otros ve en el Verbo, ilumi-
defecto. N i es necesario que todo defecto nará todas las otras. Por lo que se dice
tal se quite por medio de la gloria; por- (Apocal. 2 1 , 2 3 ) , que la claridad de
que así aún podría decirse que babía ha- Dios iluminó la ciudad de Jerusalen y su
bido defecto en el P a p a S. Lino ( 1 ) , lámpara es el cordero. Y del mismo modo
los superiores iluminarán á los inferiores,
(1) Sucesor inmediato de San Pedro en el pontificado, se- no ciertamente con nueva iluminación, de
K»n consta por San Ireneo , San Kpifanio y otros.
550 CUESTIÓN XCII. — ARTÍCULO III.
modo que la ciencia de los inferiores se la eternidad. Se dice empero que la pre-
aumente por esto, sino con cierta conti- lacion de los órdenes ha de cesar en cuan-
nuación de iluminación; como si se enten- to á aquellas cosas que ahora se ejercitan
diera que el sol reposando ilumina el cerca de nosotros por medio de los orde-
aire. Y por tanto, se dice (Dan. 12, 3), nados ministerios de aquellos, como lo
que los que enseñan á muchos para la manifiesta también la Glosa ordinaria en
justicia brillarán como estrellas por toda el mismo lugar.
CUESTIÓN XCIIT.
De la beatitud de los santos y de sus mansiones.
Consideraremos ahora la bienaventuranza de los santos y sus mansiones. Acerca de esto investi-
garemos : l.° La bienaventuranza de los santos se aumentará después del juicio? —2.° Deberán lla-
marse mansiones los grados de la bienaventuranza? — 3.° Se distinguen diversas mansiones según
los diversos grados de caridad ?
bienaventuranza de los santos después de perfecta que la operación del alma sepa-
la resurrección se aumenta estensiva- rada. Pero de esta clase de cuerpos será
mente. [ 2 ] Puede decirse que la bienaven- el cuerpo glorioso, porque se someterá
turanza de la misma alma se aumentará enteramente al espíritu. Por cuya razón,
intensivamente. [ 3 ] Si del cuerpo se consistiendo la bienaventuranza en la
quita todo aquello por lo que resiste á la operación, será más perfecta la bienaven-
acción del alma, el alma será simplemente turanza del alma después que se vuelva á
más perfecta, existiendo en tal cuerpo que unir al cuerpo que antes ( 1 ) ; porque,
separada de él. [4] La bienaventuranza así como el alma separada del cuerpo cor-
del alma será más perfecta después de la ruptible puede obrar más perfectamente,
resurrección del cuerpo que antes. que unida á él; así después que estuviere
Responderemos, que es manifiesto que unida al cuerpo glorioso, será más per-
la bienaventuranza de los santos se au- fecta su operación, que cuando estaba
menta, en verdad, estensivamente des- separada. Mas todo lo imperfecto apetece
pués de la resurrección, porque la bien- su perfección. Y , por tanto, el alma se-
aventuranza existirá entonces, no sólo parada naturalmente apetece la unión del
en el alma, sino también en el cuerpo; y cuerpo, y por este apetito que procede de
aun la bienaventuranza de la misma alma imperfección, su operación, por la cual
se aumentará estensivamente, en cuanto es llevada bácia Dios, es menos intensa.
el alma, no sólo gozará del bien propio, Y esto es lo que dice San Agustín (Sup.
sino también del bien del cuerpo. Puede Gen. ad. litt. 1. 1 2 , c. 3 5 ) , que « el ape-
también decirse que la bienaventuranza » tito del cuerpo la retarda para que
de la misma alma se aumentará intensi- » toda su intención se dirija bácia aquel
vamente. Porque el cuerpo del bombre » sumo bien».
puede considerarse de dos modos : uno se- Al argumento 1.° diremos, que el alma
gún que es perfectible por el alma; y otro unida al cuerpo glorioso es más seme-
según que hay en él algo que repugna al jante á Dios, que separada de él, en cuan-
alma en sus operaciones, según que el to unida tiene s e r más perfecto , porque
cuerpo no se perfecciona perfectamente cuanto más perfecta es una cosa, tanto
por medio del alma. Mas según la prime- es más semejante á Dios, como también
ra consideración del cuerpo, la unión del el corazón, cuya perfección de vida con-
mismo al alma añade á esta alguna per- siste en el movimiento, es más semejante
fección, porque toda parte es imperfecta, á Dios, cuando se mueve, que cuando re-
y se completa en su todo; de donde el posa , aunque Dios nunca se mueva.
todo se refiere á la parte, como la forma á Al 2.° que la virtud que por su natura-
la materia. Por lo que también el alma leza tiene la propiedad de estar en la ma-
es más perfecta en su ser natural, cuando teria, es más poderosa existiendo en ella,
está en el todo, á saber, en el bombre que separada de ella, aunque, absoluta-
la unión del alma y el cuerpo, que cuan- mente hablando, la virtud separada de
do es parte separada. Pero la unión del la materia sea más poderosa.
cuerpo, en cuanto á la segunda consi-
Al 3.° que, aunque en el acto de en-
deración del mismo, impide la perfec-
tender el alma no usa del cuerpo, sin
ción del alma; por lo que se dice que el
embargo, la perfección del cuerpo coope-
cuerpo que se corrompe, agrava el alma
rará en cierto modo á la perfección de
(Sap. 9, 15). Si, pues, se elimina del cuer-
la operación intelectual, en cuanto por
po todo aquello que resiste á la acción del
la unión del cuerpo glorioso el alma será
alma, ésta será simplemente más perfecta,
en su naturaleza más perfecta, y por con-
existiendo en tal cuerpo, que separada de
siguiente más eficaz en la operación ; y
él. Pero cuanto una cosa es más perfecta
conforme á esto el mismo bien del cuerpo
en su se?-, tanto puede obrar más perfec-
cooperará como instrumentalmente á
tamente ; de donde también la operación
aquella operación en que consiste la bie-
del alma unida á tal cuerpo será más
naventuranza ; como también establece
(1) En la l.«.2.ffi C. 4 , a. 5 al 5.°, enseña el Santo que la. en ver á Dios y eso 'o tiene el alma desdé que entra en la
bienaventuranza después del j u i c i o , crecerá en estension, celestial Jerusalen.
pero no en intensidad; porquela esenciade la gloria consiste
552 CUESTIÓN XCIII. — A R T Í C U L O S I Y II.
el Filósofo (Ethic. 1. 1 , c. 8 y c. 10), que sas mansiones. Luego del mismo modo
los bienes esteriores cooperan instrumen- ni en la patria deben distinguirse.
talmente á la felicidad de la vida. Por el contrario es lo que se dice
A l 4.° que, aunque lo finito añadido á (Joan. 1 4 , 2 ) : en la casa de mi Padre
lo infinito no lo baga mayor, sin embar- hay muchas mansiones ; lo que expone
g o , lo hace más, porque lo finito y lo San Agustín de varios grados de pre-
infinito son dos cosas, siendo así que lo mios (tract. 6 7 , in Joan).
infinito tomado de por sí es una sola Ademas, en cada ciudad ordenada hay
cosa. Mas la extensión del gozo no mira distinción de mansiones. E s así que la
á que sea mayor, sino á que sea más en patria celestial se compara á una ciudad,
número. Por consiguiente, extensiva- como se manifiesta (Apoc. 21). Luego
mente se aumenta el gozo, según que es conviene distinguir allí diversas mansio-
sobre Dios, y sobre la gloria del cuerpo, nes según los diversos grados de biena-
con respecto al gozo que babía acerca de venturanza.
Dios. También la gloria del cuerpo coope- Conclusión. [ 1 ] En cada movimiento,
rará á la extensión del gozo que babía á la misma quietud al fin del movimiento,
acerca de Dios, en cuanto cooperará á llamamos colocación, ó mansión. [ 2 ] La
una operación más perfecta, por la que consecución del fin del movimiento ape-
el alma es dirigida bácia Dios. Porque titivo se llama mansión. [3] Los diversos
cuanto la operación conveniente fuere modos de conseguir el fin último, se lla-
más perfecta, tanto mayor será la delec- man mansiones diversas.
tación, como se manifiesta por lo que se R e s p o n d e r e m o s que, por cuanto el
dice (Ethic. 1. 1 0 , 8). movimiento local es antes que todos los
otros movimientos, por e s o , según el Fi-
ARTÍCULO I I . — ¿ios grados do i a lósofo (Physic. 1. 8, t. 55 y 56), «el
bienaventuranza d e b e n l l a m a r s e mansio- » nombre de movimiento distancia y de
n e s ? (1) » t o d o s los semejantes, se ha derivado
» del movimiento local á todos los otros
1,° Parece que los grados de la biena- » movimientos ». Pero el fin del movi-
venturanza no deben llamarse mansiones; miento local es el lugar, al que cuando
porque la bienaventuranza importa razón llegare a l g o , queda allí descansando, y
de premio ; y la mansión no significa se conserva en él. Y por l o mismo, en
nada que pertenezca al premio. Luego cada movimiento á la misma quietud en
los diversos grados de bienaventuranza no elfin del movimiento llamamos colocación
deben llamarse mansiones. ó mansión. Y por tanto, como el nombre
2.° Mansión parece que significa lu- del movimiento se deriva hasta los actos
gar. E s así que el lugar en que los san- del apetito y de la voluntad, la misma
tos serán beatificados no es corporal sino consecución del fin apetitivo del movi-
espiritual, á saber, Dios, que es uno miento se llama mansión ó colocación en
solo. L u e g o no hay sino una sola man- el fin. Y por eso, los diversos modos de
sión. Y así los diversos grados de biena- conseguir elfin último se llaman diversas
venturanza no deben llamarse mansiones. mansiones, para que así la unidad de la
3.° A s í como en la patria habrá hom-
casa corresponda á la unidad de la bie-
naventuranza, que hay por parte del ob-
bres de diversos méritos, así ahora los
jeto, y la pluralidad de mansiones cor-
hay en el purgatorio, y los hubo en el
responda á la diferencia, que en la bie-
limbo de los padres. Mas en el purgato-
naventuranza se halla por parte de los
rio y en el limbo no se distinguen diver-
. (1) En este artículo el Santo Doctor no hace más que inter- han d i c h o l o s calaros y Joviniano, contra quien escribiónos
pretar las palabras de San Juan (xiv , 2 ) : « En la casa de mi íntegros libros el Máximo Doctor San Jerónimo. Consúltese
u Padre hay muchas moradas. » ta domo Patris mei mansiones particularmente y por lo que á la cuestión presente atauc, el
matice siíní. Siguiendo Santo Tomás la sentencia de los más libro II, c. 15. — A San Basilioj De Spiritn Sánelo, c. 16 — A
eminentes Padres y Doctores , enseña que en esas palabras se San Ambrosio, De bono monis c. 12 San Gregorio, Moral.
contienen los distintos grados de gloria que por la diversidad 1. iv, c. 4 , 31 y 42. — Y por fin á San Agustín que dice cu-
de méritos cada cual tendrá. S i , p u e s , como interpreta nues- tre otros pasajes : Cada cual recibirá ta mansión por su «léfflü.
tro S a n t o , los grados de g l o r i a s e deben decir mansiones y El denario es ciertamente igual, conviene á saber, la vida eterna,
estas son muchas, según laesplícíta declaración del E v a n g e - lo cual pertenece á la eternidad ; pero son diversas las dignidades
lio , es evidente que la gloria no será igual para todos, como de los méritos. (Véase el tratado 67 sobre San Juan.)
CUESTIÓN X C T H . — A R T Í C U L O S II Y III. 553
pleta formalmente él mérito para la glo- ridad ó de cualquiera virtud no sea mé-
ria, y por tanto, la distinción de grado rito al que se deba premio, sin embargo,
en la gloria se toma con referencia al es principio y toda la razón de merecer
grado de caridad más bien que conforme en acto ; y por tanto, según su diversi-
al grado de la virtud predicha. dad se distinguen los premios : aunque
Al 2.° que las obras no tienen por qué también según el mismo género de acto
se les dé retribución de gloria, sino en pueda considerarse algún grado en mere-
cuanto están informadas por la caridad : cer, no ciertamente respecto del premio
y por tanto, según los diversos grados esencial, que es el gozo de Dios, sino res-
de caridad serán diversos los grados en pecto de algún premio accidental que es
la gloria. el gozo de algún bien creado.
Al 3.° que, aunque el bábito de la ca-
CUESTIÓN XCIV.
Del modo con que se conducirán los santos respecto de los condenados.
Consideraremos ahora el modo con que se conducirán los santos respecto de los condenados.-
Acerca de esto investigaremos:—1.° Los santos ven las penas de los condenados?—2.° Les compade-
cen ?—3.° Se alegran de sus penas?
Dios más abundantes gracias, se les con- padece de otro, se hace en cierto modo
cede el ver perfectamente las penas de participante de su miseria. E s así que
los impíos. los bienaventurados no pueden ser par-
A l argumento 1.° diremos que aquella ticipantes de miseria alguna. L u e g o no
Glosa babla de los santos muertos según se compadecen de las miserias de los con-
la posibilidad de la naturaleza ; porque denados.
no conviene que con natural conocimien- Conclusión. [1] En los bienaventura-
to conozcan todas las cosas que pasan dos no habrá compasión ó misericordia,
entre los vivos. M a s los santos que están sino según la elección de la razón. [2] La
en la patria conocen claramente todas compasión de los bienaventurados para
las cosas que pasan tanto entre los via- con los pecadores, mientras están en este
dores,- como entre los condenados. P o r mundo, tiene lugar ya según la elección
lo cual San Gregorio dice (Moral, L 12, de la voluntad, ya según la pasión. [3]
c. 14) : « de las almas santas no se ba de Los bienaventurados en la gloria no tie-
T> sentir esto ( á saber, lo que J o b dice, nen, ni tendrán ninguna compasión res-
» 1 4 , 21 ; ora fueren nobles sus hijos, pecto de los condenados.
j> ora innobles, no entenderá, e t c . ) , por- Responderemos, que la misericordia,
» que los que interiormente tienen la cla- ó compasión, puede hallarse en alguno
i> ridad de D i o s , de ningún modo se ha de dos modos : uno á modo de pasión ; y
»de creer que haya fuera, ó esterior- otro por modo de elección. Con efecto,
y> mente, cosa alguna que ignoren ». en los bienaventurados no habrá alguna
A l 2.° q u e , aunque la hermosura visi- pasión en la parte inferior, sino la consi-
ble contribuye á la perfección de la vi- guiente á la elección de la razón. D e
sión , sin embargo la torpeza visible pue- donde no habrá en ellos compasión, 6
de existir sin la imperfección de la visión, misericordia, sino según la elección de la
porque las especies de las cosas en el razón. M a s de este modo de la elección
alma por medio de las que se conocen las de la razón nace la misericordia ó com-
cosas contrarias , no son contrarias. D e pasión, á saber, según que alguno quiere
donde también D i o s , que tiene perfectí- rechazar el mal de.otro : por lo que en
simo conocimiento, ve todas las cosas aquellos, que según la razón no quere-
bellas y torpes. mos que sean repelidos, nO tenemos tal
compasión. M a s los pecadores, mien-
tras están en este m u n d o , en tal estado
A R T I C U L O I I . — ¿loa bienaventurados
se h a l l a n , que sin perjuicio de la di-
NO compadecen de l a s miserias de ios conde-
vina justicia pueden ser trasladados del
nados?
estado de miseria y de pecado, á la
bienaventuranza. Y por tanto la compa-
1.° Parece que los bienaventurados se
sión para con aquellos tiene lugar, ya se-
compadecen de las miserias de los conde-
gún la elección de la voluntad (según
nados : porque la compasión procede de
que D i o s , los ángeles y los bienaventu-
la caridad ( 1 ) . M a s en los bienaventu-
rados se dice que se compadecen de
rados habrá perfectísima caridad. L u e g o
ellos, queriendo su salud), ya según la
sobremanera se compadecen de las mise-
pasión, como se compadecen de ellos los
rias de los condenados.
hombres buenos que existen en el estado
2.° L o s bienaventurados nunca esta- de la vida presente. Pero en el futuro no
rán tan apartados de la compasión, podrán ser sacados de su miseria. D e
cuanto Dios lo está. P e r o D i o s en cierto donde para sus desdichas no podrá h a -
modo se compadece de nuestras miserias, ber compasión según la elección recta. Y
(por lo que también se llama misericor- por eso los bienaventurados que existi-
dioso), y del mismo modo los ángeles. rán en la gloria, no tendrán compasión
Luego los-bienaventurados se compade- ninguna de los condenados. .
cen de las miserias de los condenados.
Por el contrario, todo el que se corn- A l argumento 1.° diremos que la cari-
il) La compasión v i e n e directa y próximamente de la mi- dad es principio de compasión, cuando
sericordia , la que á s u vez procede de la caridad , según lo podemos querer por caridad la remo-
demuestra nuestro Santo en la C 30. ción, ó alejamiento de la miseria de al-
556 C U E S T I Ó N X C I V . — A R T Í C U L O S II Y I I I .
guno. Pero los santos por caridad no Responderemos, que algo puede ser
pueden querer esto respecto de los con- materia de gozo de dos modos : uno de
denados, porque repugna á la divina jus- por sí, á saber, cuando uno se goza de
ticia. Por tanto la razón no es conclu- alguna cosa, en cuanto t a l , y así los
yente. santos no se alegrarán de las penas de
Al 2.° que Dios se dice ser misericor- los impíos. El otro modo es accidental-
dioso, en cuanto socorre á aquellos que mente, esto es, por razón de alguna cosa
según el orden de su sabiduría y de su adjunta ; y de este modo los santos se go-
justicia conviene librar de la miseria; no zarán de las penas de los impíos, consi-
que se compadezca de los condenados, á derando en ellas el orden de la divina
no ser tal vez castigándolos menos de lo justicia, y el haberse librado de ellas, lo
condigno. que será objeto de su gozo. Y así' la di-
vina justicia y su liberación serán de
A R T Í C U L O I I I . — t o s bienaventura- por sí causas de su gozo ; mas la pena
s e alegran de l a s n e n a s de l o s impíos? de los condenados accidentalmente.
1.° Parece que los bienaventurados Al argumento 1.° diremos, que ale-
no se alegran de las penas de los impíos: grarse del mal de otro, en cuanto tal,
porque alegrarse del mal de otro perte- pertenece al odio ; pero no así alegrarse
nece al odio. Pero en los bienaventura- del mal de otro por razón de alguna cosa
dos no habrá ningún odio. Luego no se adjunta. Mas así se alegra uno alguna vez
alegrarán de las miserias de los conde- del mal propio ; como cuando se goza de
nados. las propias aflicciones, según que le apro-
2.° Los bienaventurados en la patria vechan para mérito de la vida (Jac. 1.
serán sumamente conformes á Dios. Y 2 ) : hermanos mios: tened por sumo
Dios no se deleita en nuestras penas. gozo, cuando fuereis envueltos en diver-
Luego ni los bienaventurados se deleita- sas tribulaciones.
rán en las penas de los condenados. Al .2.° que, aunque Dios no se deleita
3.° Aquello que es vituperable en el en las penas, en cuanto tales ; sin embar-
viador, de ningún modo cabe en el com- go se deleita en ellas, en cuanto están or-
prehensor. Mas en el hombre viador es denadas por su justicia.
sobremanera culpable que se regocije en Al 3.° que en el viador no es laudable
las penas de otros, y muy laudable do- que se deleite de las penas de otro se-
lerse de ellas. Luego los bienaventurados cundum se : es, sin embargo, laudable,
de ningún modo se alegran en las penas si se deleita de ellas, en cuanto tienen
de los condenados. algo bueno anejo. No obstante, es distinta
Por el contrario es lo que se dice la razón que hay acerca del viador y del
(Psal. 5 7 , 2 ) : se alegrará el justo, cuan- comprensor, porque en el viador las pa-
do viere la venganza. siones se levantan frecuentemente sin el
Ademas, (Is. ult. 2 4 ) : serán hasta juicio de la razón; y sin embargo tales
hartura de vista á toda carne. Pero la pasiones son de vez en cuando laudables,
saciedad designa la refección de la men- según que indican la buena disposición
te. Luego los bienaventurados se gozarán de la mente, como se ve claro en la ver-
de las penas de los impíos. güenza, en la misericordia, y en la pe-
Conclusión. [1] Los santos no se ale- nitencia por el mal, 6 lo mal hecho;
grarán de las penas de los impíos. [2] mas en los comprensores no puede haber
Los santos se alegrarán de las penas de pasión, sino el juicio de razón consi-
los impíos accidentalmente, estofes por
guiente.
razón de alguna cosa adjunta.
CUESTIÓN XCY.
Consideraremos a h o r a las dotes de ios bienaventurados. Acerca de esto investigaremos cinco co-
sas : 1. Deben asignarse á los bienaventurados algunas dotes? — 2. _La dote se diferencia de la bien-
a a
(\) Hemos visto que el Santo Doctor desde la cuestión S2 gloriosos. En la presente cuestión se habla particularmente
hasta la 8 5 , trató de propósito de las dotes de los cuerpos de las dotes del alma.
558 CUESTIÓN XCV. — ARTÍCULO I.
posa ataviada de sus joyeles. L u e g o los llevada á casa del esposo, como ornato
santos en la patria, tienen dotes. que pertenece á la esposa : lo que se
Conclusión. Sin duda á los bienaven- manifiesta por lo que dijo Siquén á Ja-
turados, cuando son trasladados á la cob y á sus hijos ( G e n e s . 3 4 , 1 2 ) : au-
gloria se les dan divinamente algunos mentad el dote y pedid dádivas ; y (Exod.
dones para su ornamento, y estos son 2 2 , 1 6 ) : si alguno engañare á una don-
llamados dotes por los maestros. cella todavía no desposada, y durmie-
R e s p o n d e r e m o s , que sin duda á los re con ella, la dotará y la tomará por
bienaventurados, cuando son trasladados mujer. D e donde también el ornato que
á la gloria, se les dan divinamente al- se exhibe por' Cristo á los santos, cuan-
gunos dones para su ornamento, y es- do son trasladados á la casa de la glo-
tos son llamados dotes por los maestros. ria, se nombra dote. P e r o esto es ma-
P o r lo que se da cierta definición de la nifiestamente contrario á lo que dicen los
dote de que ahora hablamos, diciendo: juristas (ibid. in arg. 1 ) , á los que perte-
ce dote es un ornato perpetuo del alma y nece tratar de estas cosas. Porque dicen
» del cuerpo, suficiente para la vida, y que dote propiamente es cierta donación
» que persevera continuamente en la eter- por parte de la mujer, hecha á aque-
» na bienaventuranza». Y se toma esta llos que son por parte del marido, por la
descripción á semejanza de la dote cor- carga del matrimonio que sostiene este;
poral, con que la esposa se adorna y se pero aquello que el esposo da á la esposa
provee para el varón con el objeto de se llama donación propter nuptias; y
que pueda nutrb ó mantener suficiente- conforme á este modo se toma la palabra
mente á su esposa é hijos; y sin embargo dote ( n i K e g . 9 , 1 6 ) , donde se dice que
la dote de la esposa se conserva inami- Faraón, rey de Egipto, subió y tomó á
siblemente, para que vuelva á e l l a , se- Gazér y dióla en dote á su hija, la
parado el matrimonio. Pero por razón del mujer de Salomón. N i van en contra de
nombre, diversos sujetos opinan de di- esto las autoridades aducidas. Porque
verso modo. U n o s dicen que la dote se aunque se haya acostumbrado que el pa-
toma por alguna semejanza con el ma- dre asigne las dotes á la hija , sin embar-
matrimonio corporal, pero según el mo- g o , alguna vez sucede que el e s p o s o , ó
do de hablar, con el que á toda per- padre del esposo, asigna las dotes en vez
fección, ú ornato de cualquier hombre lo del padre de la bija, lo que acontece de
llamamos dote ; como se dice que uno dos modos : ó por el demasiado afecto á
está dotado de ciencia, porque sobresale la esposa, como se verificó respecto de
en ella; y así Ovidio usó el nombre de H e m o r , padre de Siquen, que quiso se-
d o t e , diciendo ( D e arte amandi, lib. i, ñalar la dote que debía recibir, á causa
vers. 5 9 8 ) : del vehemente amor de su hijo á la jo-
ven ; ó se hace esto en castigo del espo-
y con cualquiera p r e n d a , ó buena dote , s o , para que asigne á la doncella, ó vir-
con que pudieres a g r a d a r , agrada. gen por él corrompida, de su patrimonio
Pero esto no parece siempre conveniente, la dote que el padre de la joven debiera
porque cuando quiera que un nombre se asignarla. Y en este caso habla Moisés
ha impuesto para significar principalmen- en la autoridad aducida aquí (sup.). Y
te alguna cosa, no se acostumbró á tras- por tanto, según otros, debe decirse que
ladarle á otras cosas, sino según alguna dote en el matrimonio corporal propia-
semejanza. P o r lo que, perteneciendo la mente se llama aquello que se da por
los que son por parte de la mujer, á los
dote según la primera institución de nom-
los que son por parte del varón, para
bre al matrimonio carnal , conviene que
sostener las cargas del matrimonio,
en cualquiera otra acepción se consideré
como se ha dicho aquí. P e r o entonces
alguna semejanza respecto de lo prin-
queda en pié una dificultad, y e s , de qué
cipal significado. Y , por eso, otros dicen
manera esta significación puede adaptarse
que la semejanza se considera, según que
á lo propuesto, puesto que los ornatos
la dote propiamente se llama don, que
que hay en la bienaventuranza, son dados,
en el matrimonio corporal se da á la
á la esposa espiritual por el padre del
esposa por parte del esposo, cuando es
CUESTIÓN XCV.—ARTÍCULOS I Y II. 559
esposo, lo cual se manifestará respon- para que por ellas se una deleitablemen-
diendo á los argumentos. te al esposo.
Al argumento 1.° diremos que, aunque A l 4.° que las dotes no se acostumbró
las dotes se asignen al esposo en el ma- á señalarlas á la esposa, cuando se des-
trimonio carnal para el u s o , sin embargo, posa, sino cuando se traslada á la casa
la propiedad y el dominio pertenecen á del esposo, de modo que tenga al esposo
la esposa; lo que se ve claro, porque di- presencialmente. P e r o mientras estamos
suelto el matrimonio, la dote subsiste en el cuerpo, vivimos ausentes del Se-
según el derecho (c. 1 , 2 y 3. D e donat. ñor ( 1 ) ( i i Cor. 5 , 6) : y por t a n t o , los
ínter virum et uxorem). A s í también en dones que se confieren á los Santos en
el matrimonio espiritual los mismos or- esta vida, no se llaman dotes, sino aque-
natos, que se dan á la esposa espiritual, llos que s e l e s confieren, cuando son tras-
á saber, á la Iglesia en sus miembros, son ladados á la gloria, en la que gozan pre-
ciertamente del mismo esposo, en cuanto sencialmente del esposo.
ceden en gloria y honor suyo, pero de la A l 5.° que en.el matrimonio espiritual •
esposa, en cuanto con ellos se adorna. se requiere decoro interior, por lo que se
A l 2.° que el padre del esposo, á sa- dice (Psal. 5 4 , 1 4 ) : toda la gloria de la
ber, de Cristo, es sola la persona del hija del Rey es de dentro, etc. P e r o en
Padre ; mas el padre de la esposa es toda el matrimonio corporal se requiere deco-
la Trinidad ; porque el efecto en las cria- ro esterior. D e donde no conviene que ta-
turas pertenece á toda la Trinidad. D e les dotes se asignen en el matrimonio es-
donde semejantes dotes en el matrimonio piritual, como se asignan en el corporal.
espiritual, propiamente hablando, más
son concedidas por el padre de la esposa A R T Í C U L O I I . — Dote e s lo mismo que
que por el padre del esposo. Pero, sin em- b i e n a v e n t u r a n z a ? (2)
bargo, esta concesión, aunque se haga
por todas las personas, puede apropiarse 1.° Parece que dote es lo mismo que
á cada una de ellas por algún modo. bienaventuranza; porque, como de la de-
Eu efecto, á la persona del Padre, como finición predicha de la dote se ve (a. 1),
el que da, porque en el mismo reside la « dote es un ornato del cuerpo y del
autoridad; también la paternidad se le » alma, que persevera continuamente en
apropia respecto de la criatura, para que » la eterna bienaventuranza ». Pero la
así él mismo sea padre del esposo y la bienaventuranza del alma es cierto orna-
esposa ; al Hijo se le apropia, en cuanto to suyo. L u e g o la bienaventuranza es
por causa y por medio del mismo se con- dote.
ceden ; y al Espíritu S a n t o , en cuanto 2.° D o t e se llama aquello por cuyo
en el mismo y según el mismo se conce- medio la esposa se une deleitablemente
den ; porque el amor es la razón de toda al esposo. Y en el matrimonio espiritual
dación. la bienaventuranza lo es así. L u e g o la
Al 3.° que á las dotes de por sí con- bienaventuranza es dote.
viene aquello que por las dotes se efec- 3.° L a visión, según San Agustín ( D e
túa, á saber, el solaz del matrimonio; Trin. 1. 1 , c. 8 ) , « es toda la sustancia de
pero accidentalmente aquello que por me- » la bienaventuranza ». P e r o la visión se
dio de ellas se quita, á saber, la carga pone como una de las dotes. .Luego la
del matrimonio que por ellas se alivia; bienaventuranza es dote.
como á la gracia conviene por sí hacer 4.° L a fruición hace á uno bienaven-
justo al hombre, y accidentalmente ha- turado. Y la fruición es dote. L u e g o la
cer del impio un justo. L u e g o , aunque dote hace á uno bienaventurado; y así la
en el matrimonio espiritual no haya nin- bienaventuranza es dote.
gunas cargas, h a y , sin embargo allí sumo 5.° Según Boecio ( D e cons. 1. 3 , pro-
deleite, y para perfeccionar este, se con- sa 2 ) , « la bienaventuranza es un estado
ceden las dotes á la esposa, á saber, » perfecto con agregación de todos los
D bienes ». Es así que el estado de los unión del alma con Cristo, la que se veri-
bienaventurados se perfecciona por las fica por medio de la operación, siendo
dotes. Luego las dotes son partes de la sólo las dotes unos dones que disponen
bienaventuranza. para tal unión.
Por el contrario, la dote se concede • A l 3.° que la visión puede tomarse en
sin méritos. Y la bienaventuranza no se dos sentidos; uno actualmente, esto es,
concede, sino que se da por los méritos. por el mismo acto de la Vision ; y así la
Luego la bienaventuranza no es dote. visión no es dote sino la misma bienaven-
Ademas, la bienaventuranza es una turanza. De otro modo, puede tomarse
solamente, y las dotes son muchas. Lue- habitualmente, esto es, por el hábito con
go la bienaventuranza no es dote. que se efectúa tal operación, ó por la
Por otra parte, la bienaventuranza es misma claridad de la gloria, con la que
inherente al hombre según lo que hay en el alma es ilustrada divinamente para ver
él de más principal, como se dice (Ethic. á Dios; y así es dote y principio de la
1. 1 0 , c. 7). Pero la dote se refiere tam- bienaventuranza, pero nó es la misma
bién al cuerpo. Luego la dote y la bien- bienaventuranza.
aventuranza no son lo mismo. Al 4.° debe decirse lo mismo que de la
Conclusión. [ 1 ] La bienaventuranza fruición ( 1 ) .
y la dote se diferencian realmente. [2] Al 5.° que la bienaventuranza abraza
Las dotes se ordenan á la bienaventu- todos los bienes, no como partes de la
ranza ; pero no existen en ella como for- esencia de la misma, sino como ordena-
mando parte de la misma. das de algún modo á la bienaventuranza,
Responderemos, que acerca de esto según se ha dicho.
hay dos opiniones. Unos dicen que la
bienaventuranza y la dote son lo mismo ARTÍCULO I I I . — c o m p e t e a cristo te-
en realidad, pero que difieren esencial- ner dotes ?
mente ; porque la dote mira al espiri-
tual matrimonió, que hay entre Cristo y l.° Parece que compete á Cristo tener
el alma; pero no la bienaventuranza. Mas dotes ; porque los santos se conformarán
esto no puede ser, como parece, puesto á Cristo por medio de la gloria, por lo
que la bienaventuranza consiste en la cual se dice (Philipp. 3 , 2 1 ) : el cual re-
operación, y la dote no es operación, sino formará nuestro cuerpo abatido para ha-
más bien una cualidad ó cierta disposi- cerle conforme á su cuerpo glorioso. Lue-
ción. Y por eso, según otros, se ha de go también Cristo tiene dotes.
decir que la bienaventuranza y la dote se 2.° En el matrimonio espiritual se se-
diferencian también realmente; de tal ñalan dotes á semejanza del matrimonio
suerte que bienaventuranza se llame la corporal. Pero en Cristo se halla cierto
misma operación perfecta, por la que el matrimonio espiritual, que es singular
alma bienaventurada se une á Dios ; para él, á saber, de las dos naturalezas
mientras que dotes se dicen los hábitos, en una sola persona, según que se dice
ó disposiciones, ó cualesquiera otras cua- que la naturaleza humana en el mismo
lidades, que se ordenan á semejante ope- está desposada por el Verbo, como lo
ración perfecta; de manera que las dotes manifiesta la Glosa (ordin. Aug. De cons.
se ordenan á la bienaventuranza, más Evangelist. 1. 1 , c. 4 0 sup illud Psal. 18:
bien que existen en ella como partes de la Puso su tabernáculo en el Sol, etc.) y
misma. (Apocal. 2 1 ) : hé aquí el tabernáculo de
Al argumento 1.° diremos que la bien- Dios con los hombres. Luego también
aventuranza, propiamente hablando, no compete á Cristo tener dotes.
es ornato del alma, sino una cosa que 3.° Como dice San Agustín (De doc-
proviene del ornato del alma, puesto que trina christ. 1. 3 , c. 3 1 ) : « Cristo según
es cierta operación; mas el ornato se » la regla de Ticonio, por la unidad del
llama cierta belleza del mismo bienaven- y> cuerpo místico, unión que hay entre
turado.
A l 2.° que la bienaventuranza no se (I) Silvio opina que la fruición se distingue realmente de
ordena á la unión, sino que es la misma la bienaventuranza.
CUESTIÓN X C V . — A R T Í C U L O III. 561
» la cabeza y los miembros, se nombra para el uso. Pero esto no parece ser con-
» también esposa y no solo esposo », como veniente. Porque en aquella unión con
se ve (Is. 6 1 , 1 0 ) : Como á esposo ador- que Cristo se une al Padre por consen-
nado de su corona y como á esposa afa- timiento de amor, aun en cuanto es Dios,
mada de sus joyeles. Debiéndose, pues, no se dice ser matrimonio alguno, por-
dotes á la esposa, conviene, como pare- que no hay allí sujeción alguna, cual con-
ce, establecer dotes en Cristo. viene que la haya entre el esposo y la es-
4.° A todos los miembros de la Iglesia posa, ó de la esposa al esposo. Del mismo
se debe dote, pues que la Iglesia es es- modo también ni en la unión déla huma-
posa. Pero Cristo es miembro de la Igle- na naturaleza á la divina, que está en la
sia, como consta (i Cor. 1 2 , 2 7 ) : Voso- unión de persona, ó también por la con-
tros sois cuerpo de Cristo y miembros de formidad de voluntad, puede haber pro-
miembro; Glosa interl., esto e s , «de pia razón de dote por tres razones: 1 . a
fl) Jesucristo es la cabeza de la I g l e s i a , como el Santo ha el Angélico dice que no se llama muy propiamente miembro,
demostrado en la Farte III (c. 8 a. i ) ; y de El se derivan á todos puesto que la idea de miembro disminuye y como que menos-
los miembros del cuerpo místico de la misma, los b i e n e s espi- caba la plenitud de bienes que en Jesucristo existen y nos-
rituales que en £1 están como en s u fuente natural. Por esto otros siempre en El concebimos.
CUESTIÓN XCV. — ARTÍCULOS IV Y V . 563
(1) Señálanse tres dotes al alma : la visión, la comprensión y esperanza y la tercera á la caridad, como el Santo explica en
1» fruición. La primera corresponde á la f e , la segunda & la este artículo.
564 CUESTIÓN xcv. — A R T Í C U L O V.
gencia. L u e g o debe establecerse algo Mecen comunmente tres dotes del alma;
que pertenezca á la memoria ; puesto sin embargo, de diverso modo. Porque
que la fruición no pertenece á la memoria, algunos dicen que las tres dotes del alma
sino más bien á la voluntad. son la visión, la dilección y la fruición;
2.° L a s dotes de la bienaventuranza mas otros dicen que son visión, compren-
se dice que corresponden á las virtudes sión y fruición; y otros, que son visión,
de esta vida, con las que nos unimos á delectación y comprensión. Todas estas
D i o s ; que son f e , esperanza y caridad, asignaciones, sin embargo, se reducen á
de las que el mismo Dios es objeto. P e r o lo mismo; y su número se señala del
la dilección corresponde á la caridad, y mismo modo. Porque se ha dicho (a. 2),
la visión á la fe. L u e g o debería estable- que la dote es una cosa inherente al alma,
cerse algo que perteneciese á la espe- por cuyo medio se ordena á la operación,
ranza ; puesto que la fruición pertenece en la que consiste la bienaventuranza,
más á la caridad. en cuya operación ciertamente se requie-
3.° N o gozamos de Dios sino mediante ren dos cosas, á saber : la misma sustan-
la dilección y la visión, « porque se dice cia de la operación, que es la visión, y
» que gozamos de aquellas cosas que su perfección, que es la delectación; por-
s a m a m o s propter s e » , como dice San que conviene que la bienaventuranza sea
Agustín ( D e doctrin. Christi, 1. 1 , c. 4 ) . una operación perfecta. Pero una visión
L u e g o la fruición no debe establecerse es deleitable de dos modos : por parte del
como otra dote diferente de la dilección. objeto, en cuanto lo que se ve es delei-
4.° Para la perfección de la bienaven- table ; y por parte de la visión, en cuanto
turanza se requiere la comprensión ( i el mismo ver es deleitable ; como nos de-
Cor. 9 , 2 4 ) -.corred de tal manera que leitamos en conocer las cosas malas, aun-
la alcancéis. L u e g o debe establecerse que ellas no nos deleiten. Y por cuanto
aun una cuarta dote. aquella operación, en que consiste la
bienaventuranza última debe ser perfec-
5.° D i c e San Anselmo (1. D e simili-
tísima, se requiere por eso que la visión
tudinib. c. 4 8 ) , que pertenece á la biena-
aquella sea de ambos modos deleitable.
venturanza del alma cela sabiduría, la
Mas para que lo sea por parte de la vi-
» amistad, la concordia, la potestad, el
sión se requiere que se haya hecho con-
» honor, la seguridad y el gozo » ; y así
natural al que ve por medio de algún
parece que las dotes predichas se asignan
h á b i t o , mas para que sea deleitable por
inconvenientemente.
parte de lo visible se requieren dos cosas,
6.° San Agustín "(in fine. D e civit.
á saber : que lo mismo visible sea conve-
D e i , c. ult.) dice, que « D i o s en aquella
niente, y que esté unido. A s í pues, para
» bienaventuranza será visto sin fin, será
la delectación de la visión por su parte
« amado sin fastidio y alabado sin fati-
se requiere el hábito que atraiga la vi-
» g a ». L u e g o la alabanza debe enume-
sión ; y en este sentido, es una dote que
rarse entre las dotes señaladas antes.
por todos se llama visión ( 1 ) . Mas por
7.° Boecio establece cinco cosas que parte, de lo visible se requieren dos
pertenecen á la bienaventuranza ( D e cosas, á s a b e r : la conveniencia, que
consolat. 1. 3 , prosa 1 0 ) , que s o n : sufi- existe por medio del afecto ; y en cuanto
ciencia, que prometen las riquezas ; ale- á esto, establecen algunos la dote dilec-
gría, que promete el deleite ; celebridad, ción, y ciertos, la fruición, según que
que promete la fama ; seguridad, que esta pertenece al afecto : porque aquello
promete el poder ; reverencia, que pro- que sumamente amamos, lo estimamos
mete la dignidad. Y así parece que estas convenientísimo : requiérese también por
cosas deben señalarse como dotes más parte de lo visible la unión, y en este
bien que las predichas. sentido, establecen algunos la compren-
Conclusión. [ 1 ] Por todos se estable- sión, que no es otra cosa que tener á
cen comunmente tres dotes del alma, sin Dios en presencia y tenerle en sí mis-
embargo de diverso modo. [ 2 ] Las dotes i l ) Es d e c i r , que todos los teólogos ponen esta dote en el
son : visión, dilección y fruición, y cor- número de las que adornan el alma y la llaman igualmente
responden á las tres virtudes teologales. con ese mismo nombre.
Responderemos, que por todos se esta-
CUESTIÓN X C V . — ARTÍCULO V. 565
mo (1); pero según otros, se establece Porque la dilección y la visión designan
la fruición, según que no es de esperanza, hábitos diversos, de los que el uno per-
como sucede en esta vida, sino ya d e j a tenece al entendimiento, y el otro al afec-
cosa como sucede en la patria : y así las to. P e r o la comprensión, ó fruición, se-
tres dotes corresponden á las tres virtu- gún que se establece por la comprensión,
des teologales, á saber : la visión á la fe; no importa otro hábito distinto de los
á la esperanza la comprensión ó la frui- otros dos, sino que lleva consigo la re-
ción , según una acepción; y á la cari- moción de los impedimentos, por los que
dad, la fruición ó delectación, según otra resultaba que la mente no podría unirse
asignación. Porque la fruición perfecta, presencialmente á D i o s . Y esto cierta-
cual se tendrá en la patria, incluye en sí mente se verifica, porque el mismo há-
la delectación y la comprensión : y por bito de la gloria libra al alma de todo
tanto, algunos la toman por una sola defecto ; como que la hace suficiente
cosa, y otros por otra distinta. Pero para conocer sin fantasmas ó imágenes,
otros, atribuyen estas tres dotes á tres y para dominar al cuerpo, y para otras
fuerzas del alma, á saber: la visión, á cosas semejantes por las que se excluyen
lo racional ; la delectación, á lo concu- los impedimentos, por los que sucede que
piscible, y la fruición, á lo irascible, en ahora andemos peregrinando, ausentes del
cuanto tal fruición es alcanzada por me- Señor.
dio de cierta victoria. Pero esto no se dice A l 4.° es evidente la contestación por
propiamente porque lo irascible y lo con- lo dicho.
cupiscible no están en la parte intelectiva, A l 5.° que propiamente las dotes son
sino en la parte sensitiva ; y las dotes principios inmediatos de aquella opera-
del alma se establecen en la misma mente. ción, en la cual consiste la perfecta bie-
A l argumento 1.° diremos, que la me- naventuranza, por la cual el alma se une
moria y la inteligencia no tienen sino una á Cristo. Mas aquellas que enumera San
sola operación, ó porque la misma inte- Anselmo, no son de esta clase, sino cier-
ligencia es operación de la memoria, ó si tas cosas concomitantes, consiguiente á
la inteligencia se dice ser potencia, la la bienaventuranza, no solo en compa-
memoria no obra sino mediante la inteli- ración al esposo, al que pertenece sola
gencia ; porque es propio de la memoria la sabiduría entre las enumeradas por
tener noticia, ó conocimiento : de donde aquel, sino también en comparación con
resulta también que á la memoria y á la otros ; ó iguales á los que pertenece la
inteligencia no corresponden más que un amistad en cuanto á la unión de afectos,
solo hábito, á saber : el conocimiento; y y la concordia en cuanto al consenti-
por tanto, á las dos corresponde solo una miento respecto de las cosas que deben
dote, á saber : la visión. hacerse ; ó inferiores, á los que pertenece
Al 2.° que la fruición corresponde á la la p o t e s t a d , según que las cosas inferio-
esperanza, en cuanto incluye la compren- res se disponen por las superiores, y el
sión, que sucederá á la esperanza, por- honor según lo que se exhibe por los in-
que lo que se espera, todavía no se tiene; feriores á los superiores ; y también por
y por tanto, la esperanza en cierto modo comparación á sí mismo, á lo que perte-
aflige (2) á causa de la distancia del nece la seguridad en cuanto á la remo-
objeto amado ; y por e s t o , en la patria ción del mal, y el gozo en cuanto á la
no quedará, sino que le sucederá la com- consecución del bien.
prensión. A l 6.° que la alabanza que establece
Al 3.° que la fruición, según que in- San A g u s t í n , como la tercera de las co-
cluye la comprensión, se distingue de la sas que habrá en la patria, no es dispo-
visión y dilección; sin embargo, de dis- sición para la bienaventuranza, sino más
tinto modo que la dilección de la visión. bien consiguiente á ella, porque por lo
(1) Entiéndase esto en el sentido lato de aprensión ó per- el Espíritu Santo, (Rrov. x n i , v . 12). Pero la esperanza teo-
cepción de un objeto, que excluya la inclusión de lo compren- lógica como nuestro Angélico dice (en la l.°-2.íe C. 3 2 , a. 3),
dido en el comprendente ; pues en este sentido, según queda aunque cause aflicion, porque se dilaten los bienes eternos,
explicado en la l . ° - 2 . » C. -1 a. 5, al 1.°, Dios es de todo punto pero por la mucha estima que de ellos se hace da consuelo.
incomprensible. Así lo dice también el Apóstol en la epístola á ios Romanos;
(2) La esperanza que se dilata, aflige en ei'octo, como dice En la esperanza gozosos (xn, 12).
566 CUESTIÓN XCV. — ARTÍCULO V.
mismo de unirse el alma con D i o s , en lo turanza, porque estas son las que los hom-
que consiste la bienaventuranza, se sigue bres buscan en la felicidad temporal; las
que prorrumpa en alabanza. D e donde que ó pertenecen á la inmunidad del mal,
ésta no tiene razoñ de dote. como es la seguridad, ó á la consecución
A l 7.° que aquellas cinco cosas antedi- ,del bien conveniente, como la alegría;
c h a s , que enumera B o e c i o , son ciertas ó del perfecto, como la suficiencia, ó á
condiciones de la bienaventuranza, y no la manifestación del b i e n , como la cele-
disposiciones para ella, ó para el acto de bridad en cuanto el bien de uno llega á
la bienaventuranza, porque esta, por ra- conocimiento de muchos ; y la reveren-
zón de su perfección, tiene por sí misma cia , en cuanto se exhibe algún signo de
sola y singularmente, todo lo que por los aquella noticia ó bien ; porque la reve-
hombres se busca en diversas cosas, como rencia consiste en la exhibición del honor,
consta también por el Filósofo ( E t h i c . que es testimonio de virtud. P o r lo que
1. 1, c. 7 ; y 1. 10, c. 7 y . 8 ) . Y según es evidente que esas cinco cosas no de-
esto manifiesta Boecio que aquellas cinco ben llamarse d o t e s , sino ciertas condicio-
cosas se hallan en la verdadera bienaven- nes de la bienaventuranza.
CUESTIÓN XCVI.
De las auréolas.
Consideraremos a h o r a las auréolas. Acerca de las que estudiaremos :—1.° La auréola se diferencia
del premio esencial ?—2.° Se diferencia del fruto ?—3.° 3.° El fruto se debe solo á la virtud de la conti-
nencia?—4.° Se asignan convenientemente tres frutos á las tres partes de la continencia?—5.° Se debe
auréola á las vírgenes? —6.° Se debe á los m á r t i r e s ? — 1." Se debe á los doctores ? —8.° Se debe á
Cristo?—9.° Y á l o s ángeles?—lo. Se debe al cuerpo humano?—11. Se asignan convenientemente tres
auréolas ?—12. La auréola de las vírgenes es la principal?—13. Tiene u n o m á s i n t e n s a m e n t e que otro
la m i s m a a u r é o l a ?
próximo fia; y así se le debe cierto premio como consta (Ethic. 1. 1, c. 8). Y de este
accidental, que se llama auréola ; y de modo se refiere la auréola á la bienaven-
este modo hablamos al presente de la turanza de la patria.
auréola. E n este sentido debe decirse que A l 2° que el que guarda los consejos y
auréola dice algo sobreañadido al áurea, preceptos, siempre merece más que el que
esto es, cierto gozo de las obras practica- guarda solamente los preceptos, según
das por uno mismo, que tienen razón de que la razón de mérito se considera en las
victoria escelente; lo que es otro gozo dis- obras según el mismo género de obras, y
tinto de aquel que consiste en gozar de no siempre según que la razón del mérito
Dios, cuyo gozo se llama áurea. Sin em- se estima por la raíz de la caridad; puesto
bargo, algunos dicen que el mismo premio que algunas veces uno guarda con mayor
común, que es el áurea, recibe el nombre caridad los preceptos solamente, que otro
de auréola, según que se concede á los los preceptos y consejos. Pero, como
vírgenes, ó á los mártires, ó á los docto- muchas veces sucede lo contrario, por-
res ; como el denario toma el nombre de que « la prueba del amor es la exhibición
débito, porque se debe á alguno; aunque j> de la obra», como dice San Gregorio
enteramente son una misma cosa el débito (hom. 30 in E v a n g . ) , por eso el premio
y el denario; sin embargo, no de modo mismo esencial más intenso no se llama
que convenga que el premio esencial sea auréola, sino aquello que al premio esen-
mayor, cuando se llama auréola; sino cial se sobreañade indeferentemente, ora
porque corresponde á un acto más esce- sea mayor el premio esencial del que tie-
lente, no, en verdad, según la intensión ne la auréola, ora menor ó igual al pre-
del mérito, sino según el modo de mere- mio esencial del que no la tiene.
cer; de tal suerte que, aunque en los dos
A l 3.° que la caridad es el primer prin-
sea igual la claridad de la visión divina,
cipio de merecer; pero nuestro acto es
en uno, sin embargo, se llame auréola y
como el instrumento, con que merecemos.
no en el otro, en cuanto corresponde á un
Pero para conseguir el efecto no solo se
mérito más escelente según el modo de
requiere la debida disposición en el pri-
obrar. Mas esto parece ser contra la in-
mero que mueve, sino también la recta
tención de la Glosa (Sup. cit. Exod. 25).
disposición en el instrumento. Y , por tan-
Porque si fuesen una misma cosa el áurea
to, en el efecto se consigue algo por parte
y la auréola, no se diría que la auréola se
del primer principio, que es lo principal,
sobrepone al áurea. Y ademas, correspon-
y algo por parte del instrumento, que es
diendo al premio el mérito, conviene que
lo secundario. D e donde también en el
á aquella escelencia del mérito que pro-
premio hay algo por parte de la caridad,
cede del modo de obrar, corresponda al-
á saber : la áurea, y algo por el género
guna escelencia en el premio ; y á esta es-
de operación, á saber : la auréola.
celencia llamamos auréola. D e donde se
sigue que conviene diferenciar el áurea de A l 4.° que todos los ángeles merecieron
la auréola. por el mismo género de acto su bienaven-
turanza, es decir, en cuanto se convirtie-
A l argumento 1.° diremos, que la bien- ron á D i o s ; y , por tanto, ningún premio
aventuranza incluye en sí todos los bie- singular se halla en uno que otro no tenga
nes, que son necesarios para la perfecta de algún modo. Pero los hombres mere-
vida del hombre, la que consiste en la cen con diversos géneros de actos la bien-
perfecta operación del mismo ; mas pue- aventuranza ; y , por tanto, no hay pari-
den sobreañadirse ciertas cosas, no como dad. Sin embargo, aquello que uno pare-
necesarias para la perfecta operación, de ce tener especialmente entre los hombres,
modo que sin ella no pueda existir; pero en cierto modo todos lo tienen comunmen-
que añadidas estas, la bienaventuranza es te, á saber : en cuanto por medio de la
más clara; por lo que pertenece al bien caridad perfecta cada uno reputa suyo el
ser de la bienaventuranza y á cierta bien de otro; sin embargo, este gozo con
ornato de la misma; así como la felicidad que uno se regocija de otro no puede lla-
política se adorna con la nobleza y her- marse auréola, porque no se da en premio
mosura del cuerpo, y cosas semejantes; de su victoria, sino que más bien dice rer
sin las que, no obstante, puede existir, lacion á la victoria ajena. Y la corona se
CUESTIÓN X C V I . — ARTÍCULOS I Y II. 569
(1.) Consúltese lo dicho por nuestro Santo acerca de esta Jerónimo (c. 1,° del libro I, contra Joviniano), y después por
cuestión, en la 2."-2. C. 152, a, 5 al 2." Allí dice lo que aquí
IU
el V. Beda, según dice nuestro Angélico en el argumento 4.°,
confirma respecto al fruto que corresponde á cada grado de no pasa de ser una razón de cierta congruencia y semejanza.
la continencia. Advertiremos que la razón señalada por San Basta saber que los S S . Padres v e n los grados de la conti-
572 CUESTIÓN XCVI. — ARTÍCULO IV.
asignan tres frutos á las tres partes de la » mero tricenario, ó treinta, significa los
continencia: porque (Galat. 5 ) se esta- y> ósculos de los casados ; mas el número
blecen doce frutos del espíritu: caridad, » sesenta se significa por el contacto del
gozo,paz, etc. Luego parece que no de- » índice sobre en medio de la articulación
ben establecerse tres solamente. » del dedo pulgar; y así por la acción de
2.° El fruto nombra algún premio es- »tenderse el índice sobre el pulgar,
pecial. Y el premio que se asigna á las » oprimiendo al mismo, se significa aque-
vírgenes, viudas, y casados no es espe- 3> lia opresión que padecen las viudas en
cial ; porque todos los que se ban de sal- » este mundo. Mas cuando al numerar ó
var, se contienen bajo alguno de estos » contar llegamos al número ciento, pa-
tres, puesto que no se salva ninguno que » samos de la izquierda á la derecha; de
carezca de continencia, y esta se divide- » donde, por el centenario, se designa
suficientemente por medio de estas tres. »la virginidad que tiene porción de la
Luego inconvenientemente se asignan » dignidad angélica, que están en la de-
tres frutos á las tres predichas. » recha, á saber, en la gloria ; pero nos-
3.° Así como la viudez escede á la » otros estamos en la izquierda por la im-
continencia conyugal, así también la vir- » perfección de la presente vida ».
gidad á la viudez. Pero no del mismo Conclusion. [ 1 ] Según el diverso mo-
modo escede el sexagenario al tricenario, do de espiritualidad que produce la con-
y el centenario al sexagenario, ni según tinencia, se distinguen diversos frutos.
la aritmética proporción, porque el sexa- [ 2 ] A los que guardan la continencia
genario escede al tricenario en treinta, y conyugal se les da el fruto tricésimo,
el centenario al sexagenario en cuarenta; ó 30 ; á la viudez el sexagésimo, ó 60;
ni tampoco según la proporción geomé- á la virginal el centesimo, ó 100. [3] Con-
trica, porque el sexagenario se refiere en venientemente el número treinta se asigna
doble proporción al tricenario, mas el á los casados. [ 4 ] El número sesenta
centenario al sexagenario en superabun- corresponde convenientemente á la viu-
dancia, porque contiene al todo y á las dez. [ 5 ] El número ciento corresponde
dos terceras partes de él. Luego incon- convenientemente á la virginidad.
venientemente se adaptan los frutos á los Responderemos, que por la continen-
tres grados de continencia. cia, á la que corresponde el fruto, el
4.° Las cosas que en la sagrada Es- hombre es trasladado á cierta espiritua-
critura se dicen, tienen perpetuidad (Luc. lidad, desechada la carnalidad. Y, por
2 1 , 33): el cielo y la tierra pasarán, pero tanto, según el diverso modo de espiritua-
mis palabras no pasarán. Mas las cosas lidad, que la continencia produce, se dis-
que ban sido becbas por institución de tinguen diversos frutos. Pero hay cierta
los bombres, cada dia pueden mudarse. espiritualidad necesaria y cierta otra su-
Luego de las cosas que son institución perabundante. La espiritualidad cierta-
de los bombres, no se ba de tomar la ra- mente necesaria consiste en que la recti-
zón de las cosas que en la sagrada E s - tud del espíritu no se pervierta por la
critura se dicen: y así parece que es in- delectación de la carne; lo cual sucede,
conveniente la razón que asigna sobre cuando alguno usa según el recto orden
estos frutos elV.Beda (1.3,inLuc. c.29, de la razón de las delectaciones de la
et Hierom. 1. 1, cont. Jovinian. c. 1), carne ; y esta es la espiritualidad de los
diciendo que «el fruto tricésimo, ó trein- casados. Pero la espiritualidad superabun-
» ta se debe á los casados, porque en la dante es aquella por la que el hombre se
» representación que se bace en el table- abstrae enteramente de semejantes delec-
» ro ó pizarra, el número treinta se sig- taciones de carnes que sofocan el espíri-
uí nifica por el contacto del dedo pólice tu. Y esto sucede de dos maneras; ó res-
7> é índice, según su altura de donde allí pecto de cualquier tiempo de pasado, de
» en cierto modo se besan; y así el nd- presente y de futuro, y esta es laespiritua-
nencia en los frutos correspondientes á la buena tierra, s e g ú n mostrativos , que hagamos depender la verdad defendida de
la parábola del sembrador. (Math. x m , v . 8) y que los clasi- la solidez de la demostración. Ellos afirman como testigos de
fican por el orden con que la Escritura son apreciados ; pues la Tradición ; pero argumentan como filósofos.
por lo d e m á s , sus argumentos han de ser siempre tan d e -
CUESTIÓN X C V I . — ARTÍCULOS IV Y V. 573
lidad de las vírgenes; ó según algún tiem- que el fruto es premio no común á todos
po, y esta es la espiritualidad de las viu- los que se han de salvar ; pues, no so-
das. Así, pues, á los que guardan la lamente el premio esencial es común á
continencia conyugal se les da el fruto todos, sino también algún accidental, co-
tricésimo, á los que la viudez el sexa- mo el gozo sobre aquellas obras sin las
gésimo, y á los que la virginal el cente- que no hay salud. Puede, sin embargo,
simo , por aquella razón que el V. Beda decirse que los frutos no convienen á to-
señala arriba. Aunque puede también se- dos los que se han de salvar, como se ma-
ñalarse otra razón según la misma natura- nifiesta en aquellos que al fin se arre-
leza de los números. Porque el número pienten, y vivieron incontinentemente,
tricenario, ó 3 0 , surge del producto del porque á estos no se les debe fruto sino
tercero, 3 , por el denario, 10; mas el ter- premio esencial tan solo.
nario es número de toda cosa, como se Al 3.° que la distinción de frutos más
dice (Del cielo y del mundo 1. 1 , t. 2 ) , y se considera según las especies y figuras
tiene en sí cierta perfección común á to- de los números, que según las cuantida-
das, á saber, de principio, de medio y de des de los números. Sin embargo, tam-
fin. Por lo que convenientemente el nú- bién en cuanto al esceso de la cuantidad
mero tricenario ó treinta se asigna á los puede asignarse alguna razón. Porque el
casados; en los que sobre la observancia casado se abstiene tan solamente de la no
del Decálogo que se significa por el dena- suya; y la viuda del suyo y del no suyo;
rio, ó 10, no se añade alguna perfección y así se halla allí cierta razón de duplo:
sino la común, sin la que no puede ha- como el mimero sexagenario es duplo del
ber salud. Y el número senario de cuyo tricenario, y el centenario sobre el sexa-
producto por el denario, ó 1 0 , surge el genario añade el cuadragenario, que re-
sexagenario, tiene perfección según las sulta del producto del cuaternario por el
partes, puesto que consta de todas sus denario ; mas el cuaternario es el primer
partes á una sumadas: de donde conve- número sólido y cúbico : y así conviene
nientemente corresponde á la viudez, en tal adición á la virginidad, que sobre la
la que se halla perfecta abstracción de perfección de la viudez añade perpetua
las delectaciones de la carne en cuanto incorrupción.
á todas las circunstancias, que son como
partes del acto virtuoso; porque ninguna Al 4.° que, aunque aquella represen-
persona, y en ningún lugar, la viudez tación de los números es según la huma-
usa de las delectaciones de la carne; y na institución, se funda, sin embargo, de
así de las otras circunstancias, lo que no algún modo sobre la naturaleza de las
había en la continencia conyugal. Pero cosas, en cuanto según el orden de las
el centenario corresponde conveniente- dichas articulaciones de los dedos y de
mente á la virginidad, porque el denario, sus contactos, se designan los números
de cuyo producto surge el centenario, es gradualmente.
límite de los números. Y de la misma
manera la virginidad tiene el límite de la A R T I C U L O V. — Se debe l a auréola
espiritualidad, porque á aquella no puede por razón de la virginidad ?
añadirse nada de espiritualidad. En efec-
to el centenario, en cuanto es número
cuadrado, tiene perfección por la figura; l.° Parece que por razón de la virgi-
porque la figura cuadrada, es perfecta, nidad no se debe la auréola; porque don-
según que por todas partes tiene igualdad de hay mayor dificultad en la obra, allí
como que tiene todos los lados iguales : se debe mayor premio. Pero padecen ma-
de consiguiente, compete á la virginidad, yor dificultad en abstenerse de las delec-
cu la que en cuanto á la duración de todo taciones de la carne las viudas, que las
tiempo se halla igualmente la incorrupción. vírgenes ; porque dice San Jerónimo
(implic. epist. ad Ageruch.), que «cuanto
Al argumento 1.° diremos que allí los » mayor es la dificultad por parte de al-
frutos no se toman de este modo, como » gunos para abstenerse de los atractivos
aquí hablamos de ellos. » del deleite, tanto mayor es el premio»;
Al 2.° que nada obliga á establecer y habla en recomendación de las viudas.
574 CUESTIÓN XCVI. — ARTÍCULO V.
El Filósofo también dice (Animal, lib. 1_, Por el contrario es lo que se tiene
cap. 1) que «las jóvenes corruptas ape- (Exod. 2 5 , 25): la faz y la otra corona
» tecen más el coito por el recuerdo de la auréola. Grlosa (ord. Bedaj. De Taber-
» delectación». Luego la auréola, que es nac. 1. 1, c. 6): « á esta corona pertene-
el premio máximo, se debe más á las » ce el cántico nuevo, que cantan las
viudas, que á las vírgenes. » vírgenes delante del Cordero, á saber,
2.° Si á la virginidad se.debiese aureo- »los que siguen al Cordero á donde
la, en donde bubiese perfectísima virgi- » quiera que fuere ». Luego el premio
nidad, sobre todo se bailaría auréola. que á la virginidad se debe se llama
Es así que en la Bienaventurada Vir- auréola.
gen hay perfectísima virginidad, tanto Ademas, (Is. 56, 4) se dice: esto dice
que se llama Virgen de las vírgenes, y el Señor á los eunucos ; y sigue: les daré
sin embargo, no se le debe auréola, por- mejor nombre que el que dan los hijos y
que no sostuvo ningún combate de con- las hijas : Grlosa (interl. Aug. 1. De vir-
tinencia, puesto que no fue infestada de ginit. c. 25) : « significa la propia y esce-
la corrupción del fómes. Luego á la vir- »lente gloria». Mas por los eunucos, que
ginidad no se debe auréola. á sí mismos se castraron por amor del rei-
3.° A lo que no es en todo tiempo lau- no de los cielos, se designan las vírgenes.
dable, no se debe premio escelente. Es Luego se sigue que á la virginidad se
así que guardar virginidad en el estado debe algún escelente premio, y este se
de la inocencia no hubiera sido lauda- llama auréola.
ble ; pues que entonces había el precepto Conclusión. [ 1 ] A la virginidad se
de creced y multiplicaos y llenad la tier- debe especial corona, que se llama au-
ra; ni aún en tiempo de la ley, puesto réola. [ 2 ] Se debe propiamente auréola
que las estériles eran malditas. Luego á tan solo á aquellos vírgenes que tuvieron
la virginidad no se debe auréola. propósito de conservar perpetuamente la
4.° No se debe el mismo premio á la virginidad ; ora hayan confirmado este
virginidad guardada, que á la virginidad propósito con voto, ora no. [ 3 ] La auréo-
perdida. Y alguna vez se debe auréolapor la tomada en sentido lato corresponderá
la virginidad perdida, como si una virgen á, los incorruptos en carne, aunque no
fuese prostituida contra su voluntad por hubieren tenido propósito de guardar per-
un tirano, porque confiesa á Cristo. (1) petuamente virginidad.
Luego á la virginidad no se debe auréola. Responderemos, que donde hay muy
5.° No se debe escelente premio á lo escelente razón de victoria, allí se debe
que nos es inherente por naturaleza. alguna especial corona. Por lo que obte-
Pero la virginidad es innata á todo hom- niendo alguno por medio de la virginidad
bre, tanto bueno, como malo. Luego á la cierta singular victoria sobre la carne, con-
virginidad no se debe auréola. tra la cual se hace continuamente guerra,
6.° Como se há la viudez al fruto como consta (Gralat. 5, 1 7 ) , el espíritu
sexagésimo, así la virginidad al fruto desea contra la carne, etc., se sigue que
centesimo y á la auréola. Pero no á cual- á la virginidad se debe especial corona, á
quiera viuda se debe el fruto sexagésimo, la que se llama auréola. Y esto cierta-
sino solo á la que hace voto de viude- mente lo afirman por lo común todos;
dad, como dicen algunos. Luego parece pero á qué virginidad se deba la auréola,
que no se debe auréola á cualquiera vir- no lo dicen todos del mismo modo. En
ginidad, sino sólo á la guardada por efecto algunos dicen que la auréola se
voto. debe al acto. De consiguiente, aquella que
7.° El premio no responde á la necesi- guarda en acto la virginidad, tendrá au-
dad, puesto que todo mérito consiste en réola, si es del número de los que se han
la voluntad. Pero hay ciertos que son vír- de salvar. Pero esto no parece ser conve-
genes por necesidad, como los natural- niente ; porque conforme á ello aquellas
mente frios y los eunucos. Luego á la que tienen voluntad de casarse, y sin em-
virginidad no siempre se debe auréola. bargo, mueren antes de haberse casado,
(i) Cosa que en ocasiones trataron los enemigos de la R e - misma. A s í sucedió á Santa Inés, virgen y mártir, á Santa
ligión, cuando querían apartar á las vírgenes del culto de la Lucía y Santa Serapia, vírgenes y mártires también.
CUESTIÓN XCVI.—ARTÍCULO V. 515
a todo esterior martirio se debe auréola. particular. Pero si uno muere en guerra
6.° A la obra ilícita no se debe auréo- justa por la conservación de la república,
la. Pero es ilícito poner manos en uno no se le debe auréola. L u e g o aunque sea
mismo, como lo manifiesta San A g u s t i n muerto por la conservación de la f e , tam-
(Be civ. D e i lib. 1 , c. 17 y 20), y , sin poco, y así lo mismo que antes.
embargo, martirios de algunos se h a n c e - 12.° Todo mérito procede del libre al-
SUMA TEOLÓGICA.—TOMO V . 37
578- CUESTIÓN xcvi. •r-r A R T Í C U L O vi..
bedrío. E s así, que la Iglesia celebra porque cada cual no está obligado á con-,
martirios de algunos que no tuvieron uso fesar su fe delante del perseguidor, sino
del libre albedrío. L u e g o no merecieron ' en el caso en que es de necesidad de sa-
auréola; y así no á todos los mártires se lud , á saber , cuando uno, prendido por
les debe. el perseguidor, es requerido acerca de su
P o r el c o n t r a r i o , dice San Agustín (in fe, la cual está obligado á confesar. Sin
lib. D e sancta virgin. c. 46) : <r ninguno embargo, de aquí no se sigue que no me-
» cuanto yo j u z g o , se atrevió á preferir rezca auréola. Porque esta no se debe á
» la virginidad al martirio ». Pero á la vir- la obra de supererogación en cuanto es
ginidad se debe auréola. L u e g o también tal, sino en cuanto tiene cierta perfec-
al martirio. ción. P o r lo que permaneciendo tal per-
A d e m a s , la corona se debe al que pe- fección aunque no sea supererogación, al-
lea ; y en el martirio bay especial dificul- guno merece auréola.
tad de lucha. Luego se le debe especial A l 2.° que al martirio no se debe pre-
auréola. mio alguno según que es infligido por
Conclusión, [ 1 ] A la perfectísima vic- acto esterior, sino según que se sufre vo-
toria que se alcanza de la impugnación ó luntariamente ; porque no merecemos
combate esterior se debe auréola. [ 2 ] Al sino por aquellas cosas que hay en nos-
martirio se debe auréola. otros ; y cuanto lo que alguno sufre
R e s p o n d e r e m o s , que como hay cierta voluntariamente es tanto más difícil y
pugna en el espíritu contra las concupis- más natural que repugne á la voluntad,
cencias interiores, así también hay inhe- tanto más la voluntad que por causa
rente al hombre cierta pugna contra las de Cristo sufre aquello, se muestra más
pasiones esteriormente causadas. D e don- firmemente fija en Cristo, y por eso, se le
de así como se debe especial corona, que debe más escelente premio.
se llama auréola, á la perfectísima victo- A l 3.° que hay ciertos actos que en el
ria, con que se triunfa de las concupiscen- mismo acto tienen cierta vehemencia de
cias de la carne, es decir, á la virginidad, delectación ó dificultad ; y en los tales el
así también se debe auréola á la perfectí- acto siempre añade algo á la razón de
sima victoria, que se obtiene de la impug- mérito ó demérito, según que en el acto
nación esterior. Pero la perfectísima vic- conviene que la voluntad se varíe por la
toria sobre las pasiones esteriores se con- vehemencia del acto del estado en que
sidera de dos modos : 1.° por la magnitud antes estaba. Y por t a n t o , en igualdad
de la pasión ; y entre todas las pasiones de circunstancias e l que ejerce en acto
inferidas esteriormente tiene el principal la lujuria peca más que el que solo la
lugar la muerte; como también en las consiente en a c t o , porque la voluntad se
pasiones esteriores las principales concu- aumenta en el mismo acto : del mismo
piscencias son las de las cosas carnales; y , modo también como el acto del martirio
por tanto, cuando uno obtiene victoria tiene máxima dificultad , la voluntad del
sóbrela muerte y sobre las cosas ordena- martirio no llega hasta aquel mérito que
das á la muerte, vence perfectísimamen- se debe al acto del martirio por razón de
t e ; 2.° la perfección de la victoria se con- la dificultad ; aunque también puede lle-
sidera según la causa de la pugna, á sa- gar á más alto premio, considerada la
ber : cuando se pelea por una causa raíz de merecer, porque alguno por ma-
honestísima, la cual es el mismo Cristo. yor caridad puede querer más que otro
Y estas dos cosas se consideran en el sufrir el martirio ; de donde el volunta-
martirio, que es la muerte recibida por riamente mártir puede merecer por su
Cristo ; « porque no hace al mártir la voluntad premio esencial igual ó mayor
» p e n a , sino la causa» (Augus. cont. que el que se debe al mártir. Pero la
Crescon. 1. 3, c. 4 7 ) , y al martirio se auréola se debe á la dificultad que hay
debe auréola como también á la virgi- en la misma lucha del martirio : por lo
nidad. que la auréola no se debe tan solo á los
voluntariamente mártires.
A l argumento 1.° diremos que el su-
frir la muerte por causa de Cristo, cuanto A l 4.° que así como las delectaciones
es de suyo, es obra, de supererogación : I del t a c t o , acerca de las que versa la tena-
CUESTIÓN XCVI. — ARTÍCULOS VI. 579
planza, tienen el principal lugar entre que induzca á culpa mortal con la cual
todas las delectaciones interiores y este- entonces pierda el áurea y la auréola.
riores, así los dolores del tacto se aven- Pero si no muere de la herida mortal re-
tajan á todos los otros dolores. Y por cibida puede darse algún caso en q u e , ó
tanto, á aquella dificultad que tiene lugar aun no recibiendo heridas mortales, y
al sufrir los dolores del t a c t o , por ejem- aun muriendo al sufrir la cárcel, todavía
plo, los que h a y en los azotes, y otros, merezca auréola. P o r lo que también se
castigos semejantes, se debe auréola, más celebran en la Iglesia los martirios de
bien que á la dificultad de sufrir los do- algunos santos que murieron en la cárcel
lores interiores, por los que sin embargo, habiendo recibido mucho tiempo antes
alguno no se llama propiamente mártir; algunas heridas, como se ve claramente
sino según cierta semejanza, y de este en San Marcelo, papa. A s í , pues, por
modo habla San Jerónimo. cualquiera aflicción inferida por Cristo,
A l 5.° que la aflicción de la penitencia, la cual se continué hasta la muerte, ora
propiamente hablando, no es martirio, de ella se siga la muerte, ora n o , al-
porque no consiste en aquellas cosas que guno se hace mártir y merece auréola.
se ordenan á causar la muerte, puesto Pero si no se continúa basta la muerte,
que solo se ordena á domar la carne, la no por esto alguno se llama mártir; como
cual medida si uno la escede, será aflic- se ve en San Silvestre, á quien no solem-
ción culpable. Sin embargo, se llama niza la Iglesia como mártir, porque aca-
martirio de aflicción por cierta semejan- bó en p a z la vida, aunque sufrió antes
za ; cuya aflicción ciertamente escede en algunos padecimientos.
duración á la aflicción del martirio, pero A l 8.° que así como la templanza no
es escedida en intensidad. es acerca de las delectaciones en el dine-
A l 6.° que según San Agustín ( D e ci- r o , ó en los honores y cosas semejantes,
vit. D e i , 1. 1, c. 17, 20 y 26), á ninguno sino solo en las delectaciones del tacto
es lícito poner manos en sí mismo, ó aten- como principales, así también la fortale-
tar contra s í , á no ser que se baga esto za versa acerca de los pebgros de muer-
guiado por divino instinto para dar ejem- t e , como sus objetos principales, según
plo de fortaleza, de modo que se despre- se dice, ( E t h i c . 1. 3 , c . 6). Y por tanto,
cie la muerte. M a s aquellos de quienes solo á aquel á quien se irroga injuria
se ha objetado, se cree que por divino acerca del cuerpo propio, de la cual con-
instinto se dieron la muerte, y por esto la siguientemente se sigue la muerte, se le
Iglesia celebra sus martirios (1). debe auréola. A s í , pues, ora pierda uno
Al 7.° que si alguno por la fe recibe por Cristo las cosas temporales, ora la
herida mortal y sobrevive, no h a y duda fama, ó cualquiera otra cosa semejante,
que merece auréola ; como se ve claro en no se hace por esto propiamente mártir
Santa Cecilia, que sobrevivió tres días, y ni merece auréola. N o puede alguno
en otros muchos mártires que murieron amar ordenadamente las cosas esteriores
en la cárcel. P e r o aunque no reciba h e - más que su propio cuerpo ; y el amor
rida mortal, y sin e m b a r g o , de ella se desordenado no coadyuva al mérito de
sigue la muerte, se cree que merece au- la auréola ; ni tampoco" puede comparar-
réola ; aunque algunos dicen que la se el dolor por la pérdida de las cosas
auréola no se merece, si por incuria ó corporales al dolor por la muerte del
negligencia propia incurre uno en la cuerpo, y otras cosas semejantes (2).
muerte, porque esa negligencia no le h u - A l 9.° que la causa suficiente para el
biera inducido á la m u e r t e , sino presu- martirio no solamente es la confesión de
puesta la herida que se recibió por la fe; la f e , sino cualquiera otra virtud no polí-
y así la herida que por la fe había reci- tica, sino infusa que tenga por fin á Cris-
bido, es la primera ocasión de muerte, to : porque con cualquier acto de virtud
de donde por esto no parece que pierde se hace uno testigo de Cristo, en cuanto
la auréola, á no ser tal la negligencia las obras que Cristo perfecciona en noso-
tros son testimonios de su bondad. D e
(1) Consúltese la cuestión 04, a. 5 de la 2 / - 2 .
, m
consiguiente algunas vírgenes fueron
(2) Consúltese sobro esto también lo que nuestro Santo
«te en la Cuestión 121 de la 2 '-2.a! a. 5.
muertas por la virginidad que querían.
580 C U E S T I Ó N X C V I . — A R T Í C U L O S ¡VI Y VII.
conservar; como Santa Inés y algunas quio de Cristo, como se ha dicho (a. 5),
otras, cuyos martirios se celebran en la de los niños bautizados, que tendrán al-
Iglesia. gún gozo de la inocencia y de la integri-
A l 10.° que la verdad de la fe tiene á dad de la carne ( 1 ) .
Cristo por fin y por objeto. Y por tanto,
la confesión del mismo merece auréola, ARTÍCULO V I I . — s e «icfoc auréola a
si se añade la pena no solo por parte del los doctores? (2)
fin, sino también por parte de la materia.
P e r o la confesión de cualquiera otra ver- 1.° Parece que á los doctores no se
dad no es causa suficiente para el marti- debe auréola: porque todo premio, que
rio por razón de la materia, sino solo por se tendrá en lo futuro, corresponderá á
razón del fin; como si uno quisiera antes algún acto de virtud. E s así que el pre-
ser muerto por causa de Cristo, que de- dicar ó enseñar no es acto de virtud al-
cir cualquiera mentira, pecando contra guna. L u e g o no se debe auréola á la
él mismo. doctrina ó predicación.
A l 11.° que el bien increado escede á 2.° E l enseñar y predicar provienen
todo bien creado : de donde cualquiera del estudio y de la doctrina. Pero las
fin creado, ora sea bien c o m ú n , ora bien cosas que se premian en lo futuro, no
privado, no puede prestar al acto tanta son adquiridas por el estudio humano,
bondad, cuanta el fin increado, á saber, porque en las cosas naturales y adquiri-
como cuando se bace algo por D i o s . Y das no merecemos. L u e g o por la doctri-
por t a n t o , cuando uno sufre la muerte na y la predicación ninguno merecerá
por un bien común no referido á Cristo, auréola en lo futuro.
no merece auréola, pero si esto se refie- 3.° L a exaltación en lo futuro corres-
re á Cristo, merecerá auréola y será már- ponde á la humillación en lo presente,
tir, como si defiende la república de los porque el que se humilla será ensalzado
ataques de los enemigos que intentan cor- ( M a t t h . 2 3 , 12). Mas en enseñar y en
romper la fe de Cristo, y sufre la muerte predicar no hay humillación, sino más
en tal defensa. bien ocasión de soberbia : porque la Glo-
A l 12.° que algunos dicen que en los sa (ord. sup. illud: tune diabolus assump-
inocentes muertos por Cristo se aceleró sit eum) dice ( M a t t h . 4), que el diablo en-
el uso de la razón por virtud divina, como gaña á muchos hinchados con el honor
también en San J u a n Bautista, mientras del magisterio. L u e g o parece que no se
estaba todavía en el útero materno ; y debe auréola á la predicación y á la doc-
conforme á esto fueron verdaderamente trina.
mártires en acto y en v o l u n t a d , y tienen Por el contrario, ( E p h e s . 1, sup.
auréola. M a s otros dicen que fueron már- illud : ut sciatis qua¡ sit supereminens et-
tires en acto solamente y no en voluntad; cétera) , dice la Glosa (ord. é interl.):
lo que parece sentir San Bernardo, dis- a cierto incremento de gloria tendrán los
tinguiendo tres géneros de mártires como » santos doctores, más allá del que co-
se ha dicho (in arg. 3 ) : y según esto los i> munmente tendrán todos ». Luego etc.
inocentes así como no llegan á la perfec- A d e m a s , (Cant. 8, sup. illud : vinca
ta razón de martirio, sino que tienen al- mea coram me est), dice la Glosa ordin.:
g o de él porque padecieron por Cristo, «, manifiesta qué de singular premio dis-
así también tienen auréola, no ciertamen- i> pone para sus doctores ». L u e g o los
te según la perfecta razón, sino s e g ú n doctores tendrán singular premio: y á
alguna participación, á saber, en cuanto este le llamamos auréola.
se gozan de haber sido muertos en obse- Conclusión. [\~\A la predicación y á
(1) Consúltese lo que Santo Tomás dice en la 2.*-2.« C 124 Qui non loquendi, sed moriendi confessi sunt. (Oración dol oficio
sobre el martirio, a. 1. al 1." Allí, dice y prueba el Santo divino de los Inocentes).
Doctor que los Inocentes fueron mártires ; aquí dico lo pro- (2) Por doctores deben entenderse todos aquellos que es-
pio, aunque con algunas esplicaciones que el mismo Santo pircan la doctrina del E v a n g e l i o , sea de palabra, sea por es-
suprimió después al escribir la 2 . . 2 . sin duda porpareccrle
a s e
crito : tengan este título, ó tengan el de pastores, predicado-
que no cuadraban bien con la mente de la Iglesia, la cual, res ó escritores, s e g ú n el A n g é l i c o enseña en el cuerpo do
como es sabido, pone el mérito del martirio de los Inocentes, este artículo.
no en la confesión de boca, sino en la muerte por Jesucristo -
CUESTIÓN XCVI. — A R T Í C U L O S vn Y VHI. 581
la doctrina se debe auréola. [ 2 ] A cua- hombres, como por ciertas armas espiri-
lesquiera de los que lícitamente ejercen tuales, d é l a s que se dice ( u Cor. 10, 4):
el acto de la predicación y de la doctrina las armas de nuestra milicia no son car-
se debe auréola. [ 3 ] A los prelados, aun- nales, sino espirituales.
que tengan oficio de predicar no se debe
auréola, si no predican en acto. ARTÍCULO VIII.— Se debe á Cristo a u -
Responderemos que, así como por el réola?
martirio y la virginidad obtiene alguno
la perfectísima victoria sobre el mundo l.° Parece que á Cristo se debe auréo-
y la carne, así también se obtiene con- la ; porque esta se debe á la virginidad,
tra el diablo perfectísima victoria, cuan- al martirio y á la doctrina. E s así que
do alguno no solo no cede al diablo que estas tres cosas las hubo principalmente
le impugna, sino que también le arroja en Cristo. L u e g o al mismo compete prin-
no solo de sí-, sino de otros. M a s esto se cipalmente la auréola.
hace por la predicación y la doctrina. Y 2.° Todo lo que es perfectísimo en las
por tanto, á la predicación y á la doctri- cosas humanas se ha de atribuir princi-
na se debe auréola, como también á la palmente á Cristo. M a s el premio de la
virginidad y al martirio (1). N i se ba auréola se debe á méritos excelentísimos.
de decir, como algunos, que se debe solo L u e g o también se debe á Cristo.
á los prelados á quienes compete por ofi- 3.° San Cipriano (lib. D e habitu vir-
cio predicar y enseñar, sino á cuales- ginum), dice que « l a virginidad lleva
quiera que ejercen lícitamente este acto. » consigo la imagen de Dios ». L u e g o el
Mas á los prelados no se debe, aunque ejemplar de la virginidad está en D i o s .
tengan el oficio de predicar, á no ser que Y así parece que á Cristo, aún en cuanto
prediquen en acto, porque la corona no es D i o s , compete auréola.
se debe al hábito, sino á la pugna actual Por e l contrario, la auréola e s gozo
conforme á aquello de ( n Tim. 2 , 5 ) : no qne se tiene de la conformidad con Cristo,
sera coronado sino el que hubiere peleado como se dice. P e r o ninguno se conforma ó
legítimamente. asimila á sí mismo, como consta por el
A l argumento 1.° diremos, que el pre- Filósofo ( M e t . 1. 10, t. 10 y 11). L u e g o
dicar y enseñar son actos de alguna vir- á Cristo no se debe auréola.
tud, á saber : de la misericordia; por lo Ademas : el premio de Cristo jamas es
que también se computan entre las limos- aumentado. E s así que Cristo desde el
nas espirituales. instante de su concepción no tuvo auréo-
A l 2.° que, aunque la facultad de pre- l a , porque entonces no había aún pelea-
dicar y de enseñar provienen alguna vez do. L u e g o jamás después tuvo auréola.
del estudio, sin embargo, el uso de la Conclusión. [ 1 ] Aunque á Cristo com-
doctrina procede de la voluntad, que es peta la razón de áurea, ó corona; sin
informada mediante la caridad infusa por embargo, no le compete la razón de au-
Dios, y así su acto puede ser meritorio. réola. [ 2 ] A Ci-isto no compete tener
Al 3.° que la exaltación en esta vida auréola, sino alguna otra cosa de donde
no disminuye el premio de la otra vida, se originan todas las auréolas. [ 3 ] Aun-
sino al que por tal exaltación busca la que lo que hay en Cristo no tenga razón
propia gloria; y el que convierte tal de auréola; sin embargo, es más exce-
exaltación en utilidad de otros, adquiere lente que toda auréola.
por ella para sí merced. M a s , cuando se Responderemos, que acerca de esto
dice que á.la doctrina se debe auréola, hay dos opiniones : pues algunos dicen
se ha de entender de la doctrina que q u e en Cristo hay auréola según la pro-
versa acerca de las cosas que pertenecen pia razón de auréola, puesto que en él se
á la salvación, por cuya doctrina el dia- halla pugna y victoria, y por consiguien-
blo es arrojado de los corazones de los t e , corona según la propia razón. P e r o ,
(1) Los textos de la Sagrada Escritora á este propósito son lias por toda la eternidad. (Daniel x u , v. 3). Quien hiciere y en-
bien terminantes, los que hubieren sido subios (es decir, los qne señare , este será llamado grande en el reino de los cielos.
eiisrílfireti, según el texto hebreol brillarán eomo la luz del fir- (Mat. v , 19).
memente ; y los que enseñan á muchos para la justicia, como estre-
582 CÍÜEgTJ.C-Ñ X C V I . — A R T Í C U L O S VUÍ Y tX.
ginidad se dice ser vida angélica, en cuan- están en el paraíso, tienen auréolas, y
to por la gracia los que son vírgenes imi- sin embargo, no tienen cuerpos. L u e g o
tan lo que los ángeles tienen por natura- el sujeto propio de la auréola no es el
leza. Porque no es virtuoso en los ángeles cuerpo sino el alma.
el que se abstengan totalmente de las de- A d e m a s , todo mérito proviene del
lectaciones de la carne ; puesto que no alma. L u e g o todo premio debe estar en
puede baber en ellos tales delectaciones. el alma.
A l 2.° que la perpetua incorrupción Conclusión. [ 1 ] La auréola propia-
del espíritu en los ángeles merece premio mente está en la mente. [ 2 ] Del gozo de
esencial ; porque es de necesidad de sa- la auréola resulta cierto decoro en el
lud, puesto que en ellos no puede se- cuerpo.
guirse la reparación después de la ruina. E e s p o n d e r é m o s , que la auréola pro-
A l 3.° que aquellos actos conforme á piamente está en la mente; porque es
los que los ángeles nos enseñan, perte- gozo de aquellas obras, á las que se debe
necen á su gloria y al común estado de auréola. M a s así como del gozo del pre-
los mismos, por lo que por tales actos mio esencial, que es la áurea, redunda
no merecen auréola. cierto decoro en el cuerpo, el cual es glo-
ria del cuerpo ; así del gozo de la auréola
ARTÍCULO X . — Se debe «amblen a u - resulta algún decoro en el cuerpo; de
reola al cuerpo? modo que así la auréola esté principal-
mente en la m e n t e , pero también por
l.° Parece que aun al cuerpo se le debe cierta redundancia brille en el cuerpo.
auréola; porque el premio esencial es Y por esto es evidente la contestación
más que el accidental. Pero la dote que á los argumentos. Sin embargo, debe sa-
pertenece al premio esencial no solo está berse que la hermosura de las cicatrices
en el alma sino también en el cuerpo. que aparecerán en los cuerpos de los
Luego también la auréola que pertenece mártires, no puede llamarse auréola; por-
al premio accidental. que la tendrán algunos mártires, en los
2.° A l pecado que se comete por me- que no babrá tales cicatrices, como aque-
dio del cuerpo, corresponde castigo en el llos que fueron sumergidos en las aguas
alma y en el cuerpo. L u e g o también al ó perecieron de hambre, ó murieron de
mérito que se ejerce por medio del cuerpo inanición en la cárcel.
se debe premio tanto en el alma como en
el cuerpo. E s así que el mérito de la A R T Í C U L O X I . — Se d e s i g n a n conve-
auréola se ejerce por medio del cuerpo. n i e n t e m e n t e tres a u r é o l a s , de v í r g e n e s , de
Luego la auréola se debe también al mártires y de predicadores ?
cuerpo.
3.° E n los cuerpos de los mártires apa- l.° Parece que inconvenientemente se
recerá cierta plenitud brillante de virtud designan tres auréolas, á saber, de vírge-
en las mismas cicatrices del cuerpo, por nes , de mártires y de predicadores ; por-
lo que dice San Agustín ( D e civit. D e i , que la auréola de los mártires correspon-
1. 2 2 , c. 20). « N o sé de qué manera tal de á la virtud de su fortaleza ; la auréo-
» se aficiona nuestro amor á los bienaven- la de las vírgenes á la virtud de la tem-
»turados mártires, que queremos ver en planza ; y la auréola de los doctores, á la
» aquel reino en sus cuerpos las cicatri- virtud de la prudencia. L u e g o parece
» ees de las heridas que sufrieron por el que debe haber una cuarta auréola que
y> nombre de Cristo ; y tal vez las vere- corresponda á la virtud de la justicia.
» m o s ; porque no babrá deformidad en 2.° Sobre el É x o d o ( c . 2 3 ) , dice la
» ellas, sino cierta dignidad, y brillará en Glosa (ordin. Beda? sup. illud,: coronam
D ellas cierta hermosura de virtud, aun- interrasilem, e t c . ) , que « la corona áurea
» que en el cuerpo, no propia del cuer- » se añade , cuando por el E v a n g e l i o se
»po ». L u e g o parece que la auréola de » promete la vida eterna á los que guar-
los mártires está aún en el cuerpo y la » dan los mandamientos ( M a t t b . 1 9 , 1 7 ) :
misma razón hay acerca de los demás. si quieres entrar en la vida , guarda los
í o r el contrario, las almas que ahora, mandamientos. A esta se sobrepone la
584 . CUESTIÓN X C V I . — A R T Í C U L O XT.
auréola, cuando se dice : si quieres ser cipal acto de la potencia racional es infun-
•perfecto, ve y vende todo cuanto tienes y dir también en otros la verdad de la fe; y
dalo á los pobres. Luego á la pobreza se á este acto se debe la auréola de los docto-
debe auréola. res. E l principal acto de la irascible es
3.° Por el voto de obediencia se some- también afrontar la muerte por causa de
te alguno totalmente á Dios. L u e g o en Cristo, y á este acto se debe la auréola de
el voto de obediencia consiste l a . perfec- los mártires. E l principal acto de la con-
ción máxima, y así parece que se le de- cupiscible consiste en abstenerse entera-
be auréola. mente de las máximas delectaciones de la
4.° H a y también muchas otras obras carne ; y á este se debe la auréola de las
de supererogación , por las que el hom- vírgenes. Otros distinguen tres auréolas
bre tendrá en lo futuro especial gozo. según aquellas cosas con que nobilísima-
L u e g o hay otras muchas auréolas ade- mente nos conformamos á Cristo. Porque
mas de las tres predichas. él mismo fué mediador entre el Padre y
5.° A s í como alguno divulga la fe pre- el mundo. F u é pues doctor, según que
dicando y enseñando así también compi- manifestó al mundo la verdad, que había
lando escritos. L u e g o también á los ta- recibido del Padre , fué mártir según que
les se debe cuarta auréola. sufrió persecución del mundo ; y fué vir-
Conclusion. [ 1 ] Según las privilegia- gen en cuanto conservó en sí mismo la
das victorias en las tres luchas, que á pureza. Y por tanto, los doctores , los
cada hombre amenazan se consideran tres mártires y las vírgenes se conforman
auréolas. [2] A la virginidad se debe au- perfectísimamente con él. P o r lo que á
réola. [3] A los mártires se debe auréola. los tales se debe auréola.
[4] A los doctores y predicadores se debe A l argumento 1.° diremos que en el
auréola. acto de justicia no se considera pugna al-
Responderemos que la auréola es cier- guna, como en los actos de las otras vir-
to privilegiado premio que corresponde á tudes. N i es, sin embargo, verdadero
privilegiada victoria ; y por tanto, según que el enseñar sea acto de prudencia;
las privilegiadas victorias en las tres por el contrario, es rriás bien acto de ca-
pugnas, á que cada hombre está espuesto, ridad ó de misericordia según que por
se consideran tres auréolas. Porque en la tal hábito nos inclinamos al ejercicio de
lucha que hay contra la carne, obtiene tales actos ; ó aun de sabiduría, como
principalmente la victoria aquel que se del que dirige. Ó puede decirse , según
abstiene totalmente de las delectaciones otros , que la justicia abraza todas las
carnales, que son. las principales en este virtudes ; y por tanto, no se le debe es-
género, cual es el virgen ; y por tanto á pecial auréola.
la virginidad se debe auréola. E n la lucha A l 2.° que la pobreza, aunque sea obra
con que se combate contra el mundo, de perfección, sin embargo, no ocupa el
aquélla es la principal victoria, cuando lugar sumo en alguna lucha espiritual,
por el mundo sufrimos persecución hasta porque el amor de las cosas temporales
la muerte; por lo que también á los már- combate menos que la concupiscencia de
tires que en esta pugna obtienen la victo- la carne, ó la persecución infligida en el
ria, se debe la segunda auréola. Y en la propio cuerpo. P o r lo que á la pobreza
pugna con que se combate contra el dia- no se debe auréola ; pero se le debe la
blo aquella es la principal victoria, cuan- potestad judicial por razón de la humi-
do uno no solo rechaza de sí al enemigo, llación, que la pobreza alcanza. L a Glo-
sino también de los corazones de otros, lo sa aducida, pues, toma en sentido lato la
que se hace por medio de la doctrina y la auréola por cualquier premio que se con-
predicación ; y por tanto, á los doctores cede al mérito escelente.
y predicadores se debe la tercera auréola.
A l 3.° y 4.° diremos lo mismo.
Algunos, empero, distinguen tres auréo-
A l 5.° que también á los que escriben
las según las tres fuerzas del alma, de
la doctrina sagrada se debe auréola; pero
modo que se diga que las tres auréolas
esta no se distingue de la auréola de los
corresponden á los principales actos de
doctores, porque componer escritos es
las tres fuerzas del alma. Porque el prin-
cierto modo de enseñar.
CUESTIÓN X C V Í . — A R T Í C U L O S XÍI Y XIII. 585
ARTÍCULO X I I . — E>a uuréola d e l a s na de la carne es más peligrosa, en cuan-
vírgenes e s l a principal entre l a s otras ? to es de mayor duración y nos amenaza
más de cerca ; 2° por parte de aquellos
l.° Parece que la auréola de las vír- objetos sobre los que versa la pugna, y
genes es la principal entre las otras, por- así la auréola de los doctores es la mejor
que (Apocal. 1 4 , 4 ) , se dice de las vírge- entre' todas, porque tal pugna versa
nes que siguen al Cordero , adonde quie- acerca de los bienes inteligibles ; y las
ra que fuere, y que « ningún otro podía otras pugnas acerca de las pasiones sen-
»decir aquel cántico que las vírgenes sibles. Pero aquella eminencia que se
» cantaban ». Luego las vírgenes tienen considera por parte de la pugna es lo
más escelente auréola. más esencial de la auréola, porque esta
2.° San Cipriano, hablando de las vír- según la propia razón mira á la victoria
genes (seu De habitu virg.), dice que y á la pugna ; pero la.dificultad de la
son ce la porción más ilustre del rebaño pugna que se considera por parte de la
» de Cristo ». L u e g o se les debe mayor misma, es mejor que aquella que se con-
auréola. sidera por parte de nosotros, en cuanto
3.° Parece que lo principal es la au- nos está más cercana. Y por tanto, ab-
réola de los mártires, porque dice A y m o solutamente hablando, la auréola de los
(sup. illud. Apocal. 1 4 , y ninguno podía mártires es la mejor entre todas, y por
decir el cántico), que « no todas las vír- eso se dice ( Matth. 5 , in Glosa ordin.),
y> genes preceden á las casadas, sino que « en la octava bienaventuranza, que
» aquellas especialmente que en el tor- »pertenece á los mártires, (á saber,
il mentó de su pasión, guardada ademas ^bienaventurados los que padecen perse-
»la virginidad, se equiparan á los már- » cucion), se perfecciona todas las otras».
» tires casados ». Luego el martirio da Y por esto también la Iglesia en la enu-
preeminencia á la virginidad sobre los meración de los santos cuenta antes á los
otros estados. Y así al martirio se debe mártires que á los doctores y á las vírge-
mejor auréola. nes. Mas en cuanto á algo, nada' obsta
que unas auréolas sean más escelentes que
4.° Parece que á los doctores se debe
otras. Y con esto quedan contestadas las
la principal auréola, porque la iglesia mi-
objecciones propuestas.
litante está formada á imagen de la igle-
sia triunfante. Pero en la iglesia militante
el honor máximo se debe á los doctores ARTÍCULO X I I I . — Tiene uno auréola
(i Timotb. 5 , 1 7 ) : los presbíteros que m á s e s c e l e n t e q u e otro?
gobiernan bien, son dignos de doblada
honra ; mayormente los que trabajan en l.° Parece que uno no tiene más esce-
•predicar y enseñar. L u e g o en la iglesia lentemente que otro la auréola de virgi-
triunfante se debe á los tales mejor au- nidad, ó de martirio, ó de doctor; porque
réola. las cosas que están en el término, no se
Conclusión. [ 1 ] Simplemente hablan- estienden ni se contraen. E s así que la
do la auréola de los mártires es la mejor auréola se debe á las obras que están en
entre todas. [2] Nada obsta que respecto el término de perfección. Luego la auréo-
de algo haya unas auréolas más escelen- la no es susceptible de mas ó de menos.
tes que otras. 2.° L a virginidad no es susceptible de
Responderemos que la preeminencia aumento y diminución, ó de más y me-
de una auréola respecto de otra puede nos , puesto que importa cierta privación,
considerarse de dos modos : 1.° por par- y las privaciones no se estienden ni se
te de la pugna, de modo que se diga me- contraen. Luego ni el premio de la vir-
jor lo que se debe á más fuerte pugna; y ginidad ó sea la auréola de las vírgenes
por este modo la auréola de los mártires se estiende y se disminuye.
sobresale de un modo entre las demás Por el contrario, la auréola se sobre-
auréolas, y la auréola de las vírgenes de pone al áurea. Pero la áurea es más in-
otro ; porque la pugna de los mártires tensa en uno que en otro. L u e g o también
considerada en sí misma es más fuerte y la auréola.
aflige con más vehemencia ; pero la pug- Conclusión. [ 1 ] Conviene que el pre»
CUESTIÓN XCVI. — ARTÍCULO XIII.
mió se diversifique, según que los méritos auréola, sino intensión de áurea; mas á
se diversifican. [2] La auréola puede ser la intensión del mérito que procede del
mayor y menor. [ 3 ] Puede ser que,uno género de acto, corresponde intensión de
que merece menos en el martirio, en cuan- auréola. Por lo que puede suceder que
to al premio esencial tenga por el marti- alguno que merece menos en el martirio,
rio mayor auréola. en cuanto al premio esencial, tenga por
Responderemos, que siendo el mérito el martirio mayor auréola.
en cierto modo causa del premio, convie- Al argumento 1.° diremos que los mé-
ne que los premios se diversifiquen, según ritos á los que se debe auréola, no llegan
que los méritos se diversifican; porque al término de la perfección simpliciter
una cosa se estiende y se contrae por la sino según la especie, como el fuego es
intensión y contracción de su causa. Pero en la especie el más sutil de los cuerpos.
el mérito de la auréola puede ser mayor Por lo cual nada impide que una auréola
y menor. De donde se sigue que también sea más escelente que otra, como un
la auréola puede ser mayor y meuor. Sin fuego es más sutil que otro.
embargo, debe saberse que el mérito de la Al 2.° que una virginidad puede ser
auréola puede considerarse de dos modos: mayor que otra por el mayor apartamien-
de parte de la raíz y de parte de la obra. to del punto contrario á la virginidad; lo
Porque sucede haber dos sujetos, de los que equivale á decir que es mayor aquella
que uno con menor caridad sufre mayor virginidad que evita más las ocasiones de
tormento de martirio, ó insiste más en la corrupción; porque las privaciones pue-
predicación, ó también se aparta más de den considerarse en este sentido mas ó
las delectaciones de la carne. Así, pues, menos grandes, como cuando se dice de
á la intensión del mérito que se considera un hombre que es más ciego porque se
según la raíz no corresponde intensión de aparta más del acto de ver.
CUESTIÓN XCYII.
De l a pena de los condenados.
(1J Todos los Santos Padres y teólogos están contestes en prende bien la importancia que los Santos Padres y los teó-
afirmar que la pena de los condenados es de dos c l a s e s : la logos místicos sobre todo, han dado á esa pena tan espantosa.
ana que atormenta al cuerpo directamente en sus cinco s e n - San Juan Crisóstomo, por e j e m p l o , se espresaba e n estos tér-
tidos, de donde le viene el nombre de pena de sentido ; y .la
minos : Si me dileres mil infiernos de fuego, nada dirás que igua-
otra, llamada pena de daño, que particularmente produce s u s
efectos en el alma y consiste en carecer para siempre de la vista le al dolor de aquel (de verse privado de Dios). La pena que real
de Dios, según nuestro catecismo de Ripalda. Como puede no- y verdaderamente constituye el infierno, dice San Alfonso, es .el
tarse desde luego, no trata directamente el Santo Doctor de
haber perdido á Dios. (Preparación para la muerte, consid. 26).
la pena de daño, sino de inquirir si esclusivamente atormen-
tará al condenado l a primera d e estas dos penas. La respuesta (2) Estas palabras se aplican á los condenados en sentido
negativa está relacionada con lo que el mismo Santo dice en acomodaticio, no en el l i t e r a l , s e g ú n el cual dicen relación á
'»l.*-2.te C. 87, a. 4 , d o n d e ambas penas se establecen y d é l a los castigos q u e Dios manda á los pecadores en este mundo
588 CUESTIÓN X C V I I . — ARTÍCULOS I Y íí.
tísimo frió, sin que haya en ellos algún corrupción. Por lo que el gusano, que se
refrigerio ; porque la pasión no vendrá de establece en los condenados, no debe en-
las cosas esteriores por la transforma- tenderse que es corporal sino espiritual,
ción del cuerpo de su antigua disposición el cual es el remordimiento de la concien-
natural, de modo que la pasión contra- cia, que se llama gusano, en cuanto nace
ria les cause refrigerio, haciéndolos pa- de la podredumbre del pecado, y aflige al
usar por un estado templado, como aho- alma, como el gusano corporal nacido de
ra sucede; sino que será mediante la la podredumbre aflige punzando.
acción espiritual, según que las cosas Al argumento 1.° diremos que las
sensibles obran en el sentido, conforme mismas almas de los condenados se lla-
se sienten, imprimiendo aquellas formas man carnes de ellos, por aquello de que
secundum esse spirituale en el órgano y á la carne estuvieron sujetas. O puede de-
no secundum esse materiale. cirse también que por medio del gusano
espiritual la carne será afligida, según que
A R T Í C U L O I I . — E I g u s a n o d e ios con- las pasiones del alma redundan en el cuer-
denados e s corporal ? (1) po, tanto aquí como en la otra vida.
Al 2.° que San Agustín habla bajo
1.° Parece que el gusano, con que los cierta comparación; pues no quiere sim-
condenados son afligidos, es corporal; plemente afirmar que aquel gusano sea
porque la carne no puede ser afligida por material, sino que sería mejor que se
el gusano espiritual. Es así, que la carne afirmase que el fuego y el gusano se en-
de los condenados será afligida por el gu- tienden materialmente, que el que las
sano (Judith. 1 6 , 2 1 ) , dará fuego y gu- dos cosas se entiendan tan solo espiri-
sanos contra sus carnes; y (Eccíi. 7 , 1 9 ) tualmente, porque así los condenados no
la venganza de la carne del impío Juego sufrirían ninguna pena corporal, como
y gusanos. Luego aquel gusano será cor- puede comprenderlo el que observe la se-
poral. rie de sus palabras en el mismo lugar.
2.° Dice San Agustín ( D e civit. Dei
(1) S e g ú n nuestro Santo Doctor el gusano de que habló mordimiento de la conciencia, engendrado en la podredumbre
satas (66, 24J y después e l Señor (Marc. í x , 43) que nunca del pecado. Lo mismo enseña en el opúsculo í x , a. 41.
muere el vermis eorum non morietur, no es más que el eterno re-
CUESTIÓN XC VII.—ARTÍC ULOS III Y I V . 589
ARTÍCULO I I I . — E I u a n t o q u e ь а ь г а don ; porque los cuerpos de los condena
en los condenados e s corporal ? dos no solo serán afligidos en lo esterior,
sino por lo interior, según que el cuerpo
l.° Parece que el llanto que habrá en se cambia para el padecimiento del alma
los condenados, será corporal; porque en bien, ó en mal. Y en cuanto á esto el
(Luc. 8) dice cierta Glosa (ordin, sobre llanto de la carne indica la resurrección,
aquello de allí habrá llanto, etc.), que y corresponde á la delectación de la cul
« por el llanto con que el Señor amenaza pa que hubo tanto en el alma como en
в á los reprobos, puede probarse la resur el cuerpo,
» reccion verdadera de los cuerpos», lo Y con esto quedan contestadas las ob
que no se verificaría, si aquel llanto fuese jecciones propuestas.
tan solo espiritual. Luego, etc.
2.° La tristeza que hay en el castigo, ARTÍCULO I V . — t o s condenados e s
corresponde á la delectación que hubo en tán e n tinieblas corporales ?
la culpa conforme á aquello (Apoc. 18,
7), cuanto ella se ha glorificado y ha vi l.° Parece que los condenados no es
vido en deleites, tanto le dad de tormento tán en tinieblas corporales ; porque (so
y llanto. Es así, que los pecadores tuvie bre aquello de J o b , 10 : sino que habita.
ron en la culpa delectación interior y allí sempiterno horror), San Gregorio
esterior. Luego también tendrán llanto (Moral. 1. 9, c. 39), dice: «aunque
esterior. » aquel fuego no luzca para consolación,
Por el contrario, el llanto corporal se » sin embargo, para que atormente más,
verifica por cierta resolución de las lá » luce para algo, porque los secuaces su
grimas ; pero por los cuerpos de los con t> yos, que los reprobos arrastraron con
denados no puede hacerse perpetua re » sigo del mundo, han de ver con la 11a
solución, puesto que nada en ellos se » ma que los esclarezca». Luego no habrá
restaura por medio del alimento ; pues allí tinieblas corporales.
todo lo finito se consume, si se quita al . 2.° Los condenados ven su pena, por
guna cosa de él continuamente. Luego en que esto es para ellos aumento de casti
los condenados no habrá llanto corporal. go. Es así que nada se ve sin luz. Luego
Conclusión. [1J El llanto corporal, se no hay allí tinieblas corporales.
gún que es resolución de lágrimas, no le 3.° Los condenados tendrán allí po
puede haber en los condenados. [2] El tencia visiva después de la resurrección
llanto corporal, según que es cierta con de los cuerpos. Mas esto sería en vano,
moción y turbación de la cabeza y de los si no viesen algo. Luego no viéndose nada
ojos, le habrá en los condenados después sino en la luz, parece que no estén del
de la resurrección. todo en tinieblas.
Responderemos, que en el llanto cor Por el contrario es lo que se dice
poral se hallan dos cosas. Una es la re (Mattb. 22,14) : atados de pies y manos,
solución de las lágrimas ; y en cuanto á arrojadlos en las tinieblas esteriores;
esto el llanto corporal no puede existir sobre lo cual dice San Gregorio (Moral.
en los condenados; porque después del 1. 9, c. 38) : « si aquel fuego tuviese luz,
dia del juicio, descansando el movimien » de ningún modo se diría que eran arro
to del primer móvil, no habrá alguna scados á las tinieblas esteriores ».
generación, ó corrupción, ó alteración Ademas, San Basilio dice sobre aque
del cuerpo ; mas en la resolución de las llo (Psal. 28 : la voz del Señor que corta
lágrimas conviene que haya generación la llama del fuego ; hom. 1, sobre este
de aquel humor que destila por medio de salmo y conc. 14 : de futuro judicio),
las lágrimas. De consiguiente en cuanto que con la virtud de Dios se separará la
á esto no podrá haber llanto corporal en claridad del fuego de su virtud cremati
los condenados. Lo otro que se halla en va, de modo que la claridad cederá en
el llanto corporal, es cierta conmoción y gozo de los bienaventurados, y lo abrasa
perturbación de la cabeza y de los ojos, dor del fuego en tormento de los conde
У en cuanto á esto podrá haber en los con nados. Luego estos tendrán tinieblas cor
denados llanto después de la resurrec. porales. Mas ciertas otras cosas que per
590 CUESTIÓN XCVII. A R T Í C U L O S IV Y V .
(1J El Santo supone que el infierno está en el centro de la gelis, l i b . 7."), Pelavio (De A n g e l i s , lib. 3.°) y el dominico
tierra, aunque esto no sea incuestionable, como se verá en el Patuzzi, que de propósito trató esta materia en la obra que
art. 7.° de esta cuestión. con el nombre De futuro impíorum statu publicó. Kuesto Angé-
- (2) Afirma Santo Tomás y esta e s la doctrina católica, como lico, tanto en esta, como en la cuestión 70, vemos que resuel-
en otra parte hemos observado, aunque como de fe no esté tamente se pone de parte de los que han sostenido que el in-
definida. S o b r e e s t é punto merecen consultarse los sabios je-" fierno está en'el centro de la tierra ; y que el fuego que á los
s-uitas Vázquez ( P. 1, S. Thom. disp. -243; Suarez (De A n - condenados atormenta, es un fuego corporal.
CUESTIÓN XCVII. — ARTÍCULO V. 591.
bres pecan por las cosas sensibles de este diferenciarse en especie del que hay entre
mundo. L u e g o es justo que por las mis- nosotros. Sin embargo, tiene ciertas pro-
mas sean castigados. piedades diferentes del fuego nuestro,
Conclusión. [1] El fuego, ora en su como s o n , que no necesita encenderse,
esfera propia, ora en materia ajena, de ni se alimenta con maderas combustibles.
cualquier modo que se halle, siempre es Pero estas diferencias no manifiestan
el mismo en especie, en cuanto pertenece diversidad en especie, en cuanto á lo que
á la naturaleza del fuego, aunque pueda pertenece á la naturaleza del fuego.
haber diversidad en especie, en cuanto á A l argumento 1.° diremos que S a n
los cuerpos que son materia del fuego. Agustín habla en cuanto á lo que es ma-
[2] Es manifiesto que el fuego del in- terial en aquel fuego, y no en cuanto á
fierno en cuanto tiene de naturaleza de la naturaleza del mismo.
fuego es de la misma especie que el fuego A l 2° que este fuego q u e h a y entre
que hay entre nosotros. [ 3 ] El fuego del nosotros se alimenta con madera y es en-
infierno, considerado materialmente, pue- cendido por el hombre, porque artificial-
de no diferenciarse en especie del fuego mente y con violencia es introducido
que hay entre nosotros. [ 4 j Las diferen- en materia ajena. P e r o aquel fuego no
cias de ciertas propiedades del aquel necesita de madera con que fomentarse,
fuego respecto del nuestro no manifiestan porque ó existe en materia propia, ó está
diversidad en especie, en cuanto á lo que en materia ajena, no por violencia, sino
pertenece á la naturaleza del fuego. por naturaleza del principio intrínseco:
Responderemos, que el fuego, por por lo que no es encendido por el hom-
cuanto es de máxima virtud en obrar en- b r e , sino por D i o s , que instituyó aque-
tre los demás elementos, tiene por mate- lla naturaleza; y esto es lo q u e se dice
ria otros cuerpos, como se dice (Meteor. (Is. 3 0 , 3 3 ) : el aliento del Señor como
1. 4 , c . 1). P o r lo cual también el fuego untorrente de azufre es el que lo enciende.
se halla de dos maneras, á saber, en ma- A l 3.° que, así como en los cuerpos de
teria propia, según que está en su esfera, los condenados serán de la misma especie
y en materia ajena, ó terrestre, como se que ahora s o n , aunque al presente son
ve en el carbón, ó en los aires, como se corruptibles y entonces serán incorrupti-
ve en la llama. Pero de cualquier modo bles por o r d e n de la divina justicia, y
que se halle el fuego, siempre es el mismo por la quietud, ó cesación del movimiento
en especie, en cuanto pertenece á la na- del cielo, así es también del fuego del
turaleza del fuego ; mas puede haber di- infierno, con que serán castigados aque-
versidad en especie, en cuanto á los cuer- llos cuerpos.
pos que son materia del fuego. P o r lo A l 4.° que el lucir no conviene al fue-
cual la llama y el carbón se diferencian g o según cualquier modo de existir, por-
en especie, y del mismo modo el leño y que existiendo en materia propia no luce;
el hierro encendidos; pero no se diferen- por lo que no luce en propia esfera, como
cian en cuanto, ora sean encendidos por dicen los filósofos : y del mismo modo
violencia, como aparece en el hierro, tampoco luce el fuego existiendo en ma-
ora por principio intrínseco natural, c o - teria ajena ó extraña ; como cuando está
mo sucede en el azufre. L u e g o el que el en materia opaca terrestre, como en el
fuego del infierno, en cuanto á lo que azufre : y lo mismo se verifica también
tiene de naturaleza de fuego, sea de la cuando su claridad es ofuscada por algún
misma especie que el fuego que hay grueso humo. P o r cuya razón el que no
entre nosotros, es manifiesto. P e r o nos luzca el fuego del infierno no es argu-
es desconocido, si aquel fuego está exis- mento suficiente para que no sea de la
tiendo en propia materia, ó si en estra- misma especie.
da, y en que hay materia. Y conforme á
esto puede, materialmente considerado,
s prodigios que en s u obsequio tuvieron lugar en Egipto, sas en que tino peca, por las mismas es también atormentada*.
'Vos moradores, porque adoraban serpientes jnudas y bestias R Per qua; peceat q u i s , per hrec et torqueturu. (Sabid. xr, 16
miles, castigólos el Señor, mandando contra ellos muchcdumlne' y H).
' anímales mudos en vénganla : para que supiesen que por las co~
SUMA TEOLÓGICA.—TOMO V . 3S
594 CUESTIÓN X C V I I . — A R T Í C U L O VII.
Los impíos tienen odio á Dios?—6."Pueden desmerecer los mismos?—I. Pueden u s a r de la ciencia
0
a q u í adquirida?—8," Piensan a l g u n a vez en Dios?—H. Ven ellos mismos la gloria de los bienaventu-
0
rados ?
que su voluntad pueda por esto llamarse ten de los pecados cometidos, ó por la
buena (1). ceguedad de la mente, como los herejes,
Al argumento 1.° diremos, que la pa- ó por la obstinación, como los que se
labra de San Dionisio se entiende de la alegran cuando han obrado mal y se re-
voluntad natural, que es la inclinación de gocijan en cosas pésimas como se dice
la naturaleza hacia algún bien ; sin em- (Proverb. 2 , 24). Luego, etc.
bargo, esa natural inclinación se corrom- Por el contrario, (Sap. 5 , 3 ) se dice
pe por su malicia, en cuanto este bien de los condenados que están dentro de sí
que naturalmente desean, lo apetecen pesarosos.
bajo ciertas malas circunstancias. Ademas, dice el Filósofo (Ethic. 1. 4 ,
Al 2.° que el mal en cuanto es mal no c. 4 ) que « los malos se llenan de arre-
mueve la voluntad, sino en cuanto es es- » pentimiento, porque después se entris-
timado como bien. Pero procede de su » tecen por aquello mismo en que antes
malicia que lo que es malo, lo estimen » se deleitaron ». Luego los condenados
bueno. Y por tanto su voluntad es mala. como son sobremanera malos, se arre-
Al 3.° que el hábito de las virtudes pienten más.
políticas no permanece en el alma sepa- Conclusión. [ 1 ] Los malos, hablando
rada, porque aquellas virtudes perfeccio- con propiedad, no se arrepienten de los
nan solamente en la vida civil, que no la pecados. [ 2 ] Los malos accidentalmente
habrá después de esta vida. Sin embargo, se arrepentirán de los pecados.
si permaneciesen, nunca se pondrían en Responderemos, que arrepentirse del
acciou, como ligadas por la obstinación pecado tiene lugar de dos modos : per
de la mente. se y per accidens. Per se, se arre-
piente del pecado, el que le abomina en
ARTÍCULO I I . — so arrepienten ios cuanto es pecado ; per accidens el que le
condenados del nial que hicieron? aborrece por razón de alguna circunstan-
cia adjunta, como por la pena ú otra
l.° Parece que los condenados nunca cosa semejante. A s í , pues, los malos no
se arrepienten de lo malo que hicieron; se arrepentirán, hablando con propiedad,
porque dice San Bernardo sobre los cán- de los pecados, porque la voluntad de la
ticos (habetur implic. De considerat. 1. 5, malicia del pecado persevera en ellos;
c. 12; y 1. De grat. et lib. arb. c. 9), que pero se arrepentirán per accidens en
« el condenado siempre quiere la iniqui- cuanto son afligidos por la pena que su-
» dad suya, que hizo ». Luego nunca se fren por el pecado.
arrepienten del pecado cometido. Al argumento 1.° diremos, que los con-
2.° Querer no haber pecado es buena denados quieren la iniquidad ; pero rehu-
voluntad. Pero los condenados nunca yen la pena; y en este sentido per acci-
tendrán buena voluntad. Luego los con- dens les pesa de la iniquidad cometida.
denados nunca quieren no haber pecado, Al 2.° que el querer no haber pecado
y así lo mismo que antes. por la fealdad de la iniquidad es volun-
3.° Según el Damasceno (Orth. fid. tad buena ; y esto no lo habrá en los
1. 2, c. 4 ) , a: en los hombres es muerte condenados.
i> lo que en los ángeles es caida ». Pero Al 3.° que sin aversión alguna de la
la voluntad del ángel después de la caida voluntad sucederá que los condenados se
es invertible, ó no se puede mudar de dolerán de sus pecados, porque no rehui-
modo que no puede apartarse de la elec- rán en los pecados lo que antes apetecie-
ccion con que antes pecó. Luego también ron, sino otra cosa distinta, á saber, la
los condenados no pueden arrepentirse de pena.
los pecados por ellos cometidos. Al 4.° que los hombres en este mundo,
4.° Mayor será la perversidad de los por muy obstinados que sean, se duelen
condenados en el infierno que la de los per accidens de sus pecados, si por ellos
pecadores en este mundo. Pero algunos son castigados ; porque como dice San
pecadores en este mundo no se arrepien- Agustín (Quaíst. lib. 8 3 , q. 3 6 ) , «vemos
(1) Esta obstinación de la voluntad en el mal esplica la mentó del error originista que negaba esa eternidad en el s u -
eternidad de las penas y al propio tiempo destruye el funda- plicio de los condenados,
598 CUESTIÓN X C V I I 1 . — A R T Í C U L O S III Y IV.
» que aun las bestias ferocísimas por el alguna cosa penal de la vida ó de la des-
» dolor de los castigos se abstienen de gracia, puede ser elegido con preferencia
» los mayores placeres ». por los condenados según la razón delibe-
rativa.
A R T Í C U L O I I I . — ¿ i o s condenados R e s p o n d e r e m o s , que el no ser puede
con b u e n a y deliberada razón quisieran n o considerarse de dos m o d o s : 1.° secundum
existir? se, y así de ningún modo es apetecible,
puesto que no tiene razón alguna de bien,
l.° Parece que los condenados con rec- sino que es pura privación del bien;
ta y deliberada razón no pueden querer 2.° puede considerarse en cuanto es pri-
no existir ; porque dice San Agustin ( D e vativo de la vida penal ó de alguna des-
lib. arb. 1. 3 , c. 7 ) : «considera cuan dicha; y así el no ser recibe razón de
» grande bien es existir, que los bien- bien; « porque carecer del mal es ya
»aventurados y los desgraciados quie- » cierto b i e n » , como dice el Filósofo
» ren ; porque es cosa mayor existir y ( E t h i c . 1. 5 , c. 1). Y de este modo es
» ser desgraciado, que enteramente no mejor para los condenados no existir que
» existir ». ser desgraciados. P o r lo que se dice
2.° San A g u s t i n arguye así en el mis- ( M a t t h . 2 6 , 2 4 ) : bueno le fuera á aquel
mo lugar (cap. 8 ) : L a preelección supo- hombre no haber nacido; y (Jerem. 20,
ne elección. P e r o el no ser no es elegible, sup. illud : Maledicta dies in qua natus
puesto que no tiene apariencia de bien, sum, e t c . , maldito el dia en que yo
pues no es nada. L u e g o el no ser no pue- nací, e t c . ) , dice la Glosa de San Jeró-
de ser, más apetecible páralos condena- nimo : « mejor es no existir, que existir
dos que el ser ó existir. » m a l » . Y conforme á esto los condena-
3.° E l mal mayor debe huirse más. E s dos pueden elegir con preferencia no
así que el no ser es el mal más grande, existir, según la razón deliberativa (2).
porque quita totalmente el bien, de modo A l argumento 1.° diremos que la pala-
que nada deja. L u e g o el no ser debe bra de San Agustin se ha de entender en
huirse más que el ser desgraciado ; y así el sentido de que el no ser no es por sí
lo mismo que antes. elegible, sino accidentalmente, es decir,
P o r el contrario, es lo que se dice en cuanto es terminativo de la miseria.
( A p o c . 9 , 6 ) , en aquellos dias desearán Porque lo que se d i c e , que el ser y el vi-
los hombres morir, y la muerte huirá de vir por todos se apetece naturalmente,
ellos (1). no conviene tomarlo en cuanto á la vida
A d e m a s , la miseria de los condenados mala y corrompida, y aquella que vive
escede á toda miseria de este mundo. en tristezas, como dice el Filósofo (Ethic.
M a s para evitar la miseria de este mundo 1. 9, c. 4 ) , sino en sentido absoluto.
es apetecible para algunos el morir; por A l 2.° que el no ser no es elegible por
lo que se dice ( E c c l . 4 1 , 3) : ¡oh, muer- s í , sino solo per accidens, como se ha
te, buena es tu sentencia para un hombre dicho.
necesitado, á quien le faltan las fuerzas, A l 3.° q u e , aunque el no ser sea máxi-
para el de edad decrépita, y al que está mamente m a l o , en cuanto priva del ser,
lleno de cuidados, y al desconfiado, á es, no obstante, m u y bueno, en cuanto
quien le falta la paciencia! L u e g o con priva de la miseria, que es el mayor de
mucha más razón es para los condenados los m a l e s , y en este concepto se elige el
apetecible no existir según la razón deli- no ser.
berativa.
ARTÍCULO I V . — ¿ i o s condenados en
Conclusión. [ 1 ] El no ser, secundum
el Inflerno querrán que otros que no son con-
se considerado, de ningún modo es apete-
denados lo f u e s e n ?
cible. [ 2 ] El no ser, considerado per ac-
cidens, esto es, en cuanto es privativo de l.° P a r e c e que los condenados en el
(1J Lo mismo viene á indicar la desesperación de aquellos lo terrible de los dias que habían de venir sobre esta creiM
de quienes nos habla el profeta Oseas ( i ¡ v . 8). Y dirán á los deicida.
montes : Cubridnos ; y á los collados : Caed sobre nosotros. Estas (2) Consúltese lo dicho poi* nuestro Santó'en la P. I, S,
mismas palabras fueron literalmente repetidas por nuestro a. 2. al 3.°
Salvador, al pintar á las hijas de Jefusalen (Luc. x x m , v . 30)
CUESTIÓN XCVIII. — ARTÍCULOS IV Y V . 599
infierno no querrán que otros que no son bargo , menos envidiarán á los parientes
condenados lo fuesen; porque se dice que á otros y mayor sería su p e n a , si t o -
(Lucaí. 16) del rico que rogaba por sus dos sus parientes se condenasen y se sal-
hermanos, que pedía no fuesen á parar á vasen otros, que si algunos de sus parien-
aquel lugar de los tormentos. L u e g o por t e s se salvasen. Y esta fue la causa de
la misma razón los condenados no quer- pedir el rico que todos sus hermanos
rán que al menos otros amigos carnales escapasen de la condenación. Porque sa-
suyos fuesen condenados al infierno. bía que algunos se librarían; sin embar-
2.° L a s afecciones desordenadas no se g o , hubiera querido más que sus herma-
quitan á los condenados. Pero algunos nos se condenasen con todos los otros.
condenados amaron desordenadamente á A l 2.° que la dilección que no se funda
otros no condenados. L u e g o no querrían sobre lo honesto, fácilmente se concluye,
el mal de aquellos, que es el que sean y principalmente en los hombres malos,
condenados. como dice el Filósofo (Ethic. 1. 9, c. 4).
3.° L o s condenados no desean el au- P o r lo t a n t o , los condenados no guarda-
mento de su pena. Pero si se condenaran rán amistad respecto de aquellos á quie-
muchos, su pena sería ma y o r, así como nes amaron desordenadamente. P e r o en
la multiplicación de los bienaventurados esto su voluntad permanecerá perversa,
aumenta su gozo. L u e g o los condenados porque aman todavía la causa de su des-
no querrán que los salvados fuesen con- ordenado amor.
denados. A l 3.° q u e , aunque por la multitud de
Por el contrario, es lo que ( I s . c. 14, los condenados se aumente la pena de
sup. illud : Surrexerunt de soliis) dice la cada uno de ellos, sin e m b a r g o , crecerán
Glosa (ord. Hieron.) : « el solaz de los tan escesivamente s u odio y su envidia,
» malos es tener muchos compañeros en que más elegirán ser atormentados más
»sus penas». con muchos, que menos ellos solos.
Ademas, en los condenados reina sobre
ARTICULO V . — condenado» t i e n e n
todo la envidia. L u e g o se duelen de la
odio á D l o s ?
felicidad de los bienaventurados y apete-
cen su condenación. l.° Parece que los condenados no t i e -
Conclusión. [ 1 ] En los condenados ha- nen odio á D i o s ; porque, como dice S a n
brá perfectísimo odio. [ 2 ] Los condena- Dionisio ( D e div. nom. c. 4, p. 1, lect, 5)
dos se dolerán de todos los buenos. [3j Los « es amable á todos lo bello y lo bueno,
condenados querrán que todos los buenos » que es causa de todo bien y de toda
se condenasen. » b e l l e z a » . E s a s í , que esto es D i o s .
Responderemos q u e , así como en los L u e g o Dios de ninguno puede ser odiado.
bienaventurados en la patria habrá una 2.° N i n g u n o puede tener odio á la
caridad perfectísima, así también en los misma bondad, como ni querer á la mis-
condenados habrá un perfectísimo odio. ma malicia; ce porque lo malo es entera-
Por lo que así como los santos se alegra- » mente involuntario», como dice San
rán de todos los buenos, así también los Dionisio ( D e div. nom. 1, 4 , p. 4, lect.
impíos se dolerán de todos ellos. A s í , 22). P e r o D i o s es la misma bondad. L u e -
pues, aun la felicidad de los santos, con- g o ninguno puede tener odio al mismo.
siderada por e l l o s , los aflige sobremane- Por el contrario, se dice (Psal, 73,23):
ra, por lo que se dice ( I s . 26, 11) : vean la soberbia de aquellos que te aborrecen
y sean confundidos los que envidian á tu sube continuamente.
pueblo, y fuego devore á tus enemigos; Conclusión. [1] Alguno puede odiar á
por tanto, querrán que todos los buenos Dios, no en sí mismo, sino por razón de
se condenasen. sus efectos. [ 2 ] Los condenados perci-
Al argumento 1.° diremos que será tan biendo á Dios en los efectos de su justi-
grande la envidia en los condenados, que cia, que so?i su castigo, le tienen odio, así
aun envidiarán la gloria de sus parientes; como también á las penas que sufren.
ya porque ellos mismos están en suma Responderemos, que el afecto es mo-
miseria, ya también porque en esta vida vido por el bien ó el mal aprehendido.
sucede esto, creciendo la envidia. Sin em- P e r o Dios es aprehendido ó entendido de
600 CUESTIÓN XCVIII. — A R T Í C U L O S V Y VI.
dos modos, á saber: en s í , como por los propia obstinación, por la que padecen
bienaventurados, que le ven por esencia; cierta necesidad de pecar. L u e g o proce-
y por sus efectos, como lo es por nos- diendo su acto desordenado del libre albe-
otros y por los condenados. L u e g o é l , en drío, no se escusan del demérito.
sí mismo, siendo la bondad por esencia, Por el contrario, la pena se divide se-
no puede desagradar á voluntad alguna; gún la culpa. Y la perversa voluntad en
por lo que cualquiera que le ve por esen- los condenados procede de la obstinación,
cia, no puede tenerle odio. Pero algunos que es su pena. L u e g o la perversa vo-
de sus efectos son repugnantes á la v o - luntad en los condenados no es culpa por
luntad, en cuanto contrarían á alguna la cual desmerecen.
cosa. Y según esto, alguno puede tener A d e m a s , después del último término
odio á Dios, no en sí mismo, sino por ra- no queda movimiento alguno ó adelanto
zón de sus efectos. Luego los condenados, en el bien ó en el mal. P e r o los condena-
percibiendo á Dios en el efecto de su jus- d o s , sobre todo después del dia del juicio,
ticia, que es la pena ó castigo, le tienen llegarán al último término de su conde-
odio, así como á las penas que sufren ( 1 ) . nación, porque « entonces tendrán finias
A l argumento 1.° diremos, que la pa- y> dos ciudades», como dice San Agustin
labra de San Dionisio se debe entender (Encbir., c. 111). L u e g o los condenados
del apetito natural, que sin e m b a r g o , en después del dia del juicio no desmerece-
los condenados se pervierte, por lo que se rán por su perversa voluntad, porque así
le añade según la deliberada voluntad, crecería su condenación.
como se ba dicho (a. 1). Conclusión. [1] Después del dia del
A l 2.° que aquella razón procedería si juicio no'habrá algún mérito en los bien-
los condenados vieran á D i o s en sí mis- aventurados, ni demérito en los condena-
m o , en cuanto es por bueno esencia. dos. [2] La buena voluntad en los bien-
aventurados no será mérito, sino premio;
ARTICULO V I . — i o s conucnnuos y la mala voluntad en los condenados no
desmerecen? será demérito, sino solamente pena ó cas-
tigo. [ 3 ] Antes del dia del juicio dicen
l.° Parece que los condenados desme- algunos que los bienaventurados merecen
recen ; porque tienen voluntad mala, y los condenados desmerecen.
como se dice (in littera, Sent. 4 , dist. R e s p o n d e r e m o s , que respecto de los
ult.). E s así que por la mala voluntad, que condenados se ha de distinguir sobre su
aquí tuvieron, desmerecieron. L u e g o si condición antes y después del dia del jui-
allí no desmerecen, reportan provecho de cio. Porque todos comunmente confiesan
su condenación. que después del dia del juicio no habrá
2.° L o s condenados son de la misma ningún mérito y demérito. Y esto es por-
condición que los demonios. P e r o los de- que el mérito ó el demérito se ordenan á
monios desmerecen después de su caida; conseguir algún bien ó mal ulterior. Mas
por lo que á la serpiente, que indujo á después del dia del juicio será la última
pecar al hombre, le fue impuesto castigo consumación de los buenos y de los ma-
por D i o s , como se dice (Genes. 3). L u e g o l o s , de modo que nada habrá que añadir
también los condenados desmerecen. después sobre lo bueno ó sobre lo malo.
3.° E l acto desordenado procedente de P o r lo que aun la buena voluntad en los
la libertad del albedrío no tiene escusa bienaventurados no será mérito, sino pre-
para no ser demeritorio, aun cuaudo con- mio , así como la mala voluntad en los
curra alguna necesidad, de la cual uno condenados no será demérito, sino sola-
mismo sea causa, porque el ebrio merece mente pena; porque las operaciones de las
doble multa ó castigo, si por su embria- virtudes consisten principalmente en lafe-
guez comete algún otro p e c a d o , como se licidad, y sus contrarias se cifran especial-
dice ( E t h i c . 1. 3 , c. 5 ) . E s así, que los mente en la miseria, como se dice (Ethic.
mismos condenados fueron la causa de su 1. 1 , c. 9 y 10). P e r o dicen algunos que
antes del dia del juicio los bienaventura-
(1J Véase lo dicho en la C 9 0 , a. 3, al 2." de este Suple- dos merecen y los condenados desmerecen.
mento ; y lo que en el a. 1. C. 3 1 , de la 2.*-2. dice el mismo
ffi
Mas esto no puede ser respecto del premio
Angélico sobre si odio á Dios,
CUESTIÓN X C V I I I . — A R T Í C U L O S VI Y V i l . 60l
(1) Véase lo dicho por el Santo Doctor en la P. I, C (12, a. 9 bienavenlnranta misma •, ó lo que e s lo mismo, q u e siendo y a
al 3.": y en la 2.*-2.» C. 19, a. 4, al 2.° En estos pasajes modi- como son, felices, su misma bienaventuranza es la que en ellos
fica el Santo algún tanto su doctrina, y dice que el merecer y motiva ese gozo.
desmerecer es propio solo de los viadores, aun con respecto (2) Consúltese acerca de esto lo que el Santo tiene escrito
al premio accidental ¡ esplicando el gozo que los ángeles tie- en l a P . I, C. 89 ; y en su obra De Vertíate l a C . 19, a. 1.
nen en el cielo, cuando un pecador se convierte en virtud de la
602 CUESTIÓN XCVIII. — A R T Í C U L O S V I I , VIII Y I X .
(1) Afirma el Santo Doctor contra TNovaciano y Orígenes, los Santos Padres, así griegos como l a t i n o s , consulte á Peta-
cuyos errores fueron condenados en el 5.° Concilio general y -vio (De Angelis, 1. 3.") y más fácil y selectamente á Perrone^
después en el 7.° Esa herejía está asimismo reprobada en el (De Deo Crealore , Part. 111. cap G.°). En cuanto á nuestro An-
Símbolo de San Alanasio, donde se nos manda creer que aque- gélico, en este artículo recopila las razones diseminadas en
llos qui lona egerunt, ibunl in vilam ceterfíam; qui vero mala, in los textos de los doctores de la Iglesia, y prueba, con su ao¡3-
ignem azlernum. Innumerables son los pasajes del Sagrado tumbrada profundidad, l o razonable d e nuestro dogma ; así es
Texto que enseña esta verdad ; y conforme á e l l o s , los Santos que, con lo dicho en este lugar y teniendo en cuenta lo que
Padres defendieron constantemente lo mismo y más en parti- en otros ha enseñado, como en la C. 9 7 , y en la SumaConíni
cular aquellos que, como San Jerónimo, necesitaron luchar en Cntea (lib. 3.°), tenemos lo suficiente para impugnar á los ra-
su tiempo contra el error que negaba la eternidad de las p e - cionalistas, q u e s e horripilan d e este dogma y le desprecian
nas. Si alguno quiere en particular conocer los testimonios de como opuesto á la razón.
CUESTIÓN XCIX.—ARTÍCULO I. 605
cado temporal algunos son castigados con infinito. D e donde, no pudiendo ser infi-
pena perpetua. U n a e s , porque pecaron nita la pena por intensidad, porque la cria-
- contra el bien eterno, al despreciar la tura no es capaz de alguna cualidad infi-
vida eterna ; y esto es también lo que n i t a , se requiere que sea al menos de
dice San Agustín ( e n el libro predi- duración infinita. H a y también para esto
c b o , cap. 12) : « se ha becbo digno del mismo una cuarta razón : porque la culpa
B mal eterno el que mató en sí mismo permanece eternamente, no pudiendo per-
» este b i e n , el cual podría ser eterno ». donarse sin la gracia, que el hombre no
Otra razón e s , por qué el bombre pecó puede adquirir después de la muerte : ni
en su eternidad; por lo que dice San Gre- debe cesar la pena, mientras permanece
gorio ( D i a l o g . 4 , c. 4 4 ) : á la gran justi- la culpa.
» cía del que j u z g a pertenece que nunca A l argumento 1.° diremos, que la pena
$ carezcan de suplicio los que en esta no debe igualarse á la culpa según la
» vida nunca quisieron carecer de peca- cuantidad de la duración, como parece
B do ». Y si se objeta, que ciertos sujetos también suceder por las leyes humanas.
que pecan mortalmente, se proponen al- O debe decirse, como San Gregorio re-
guna vez conmutar ó cambiar su vida me- suelve la dificultad (1. D i a l o g . , c. 44)
jorándola, y que así conforme á esto no que, aunque la culpa sea en acto tempo-
serían dignos de suplicio eterno, como pa- ral, sin embargo en la voluntad es eterna,
rece ; se contestará q u e , según algunos, A l 2.° que á la cuantidad del pecado
San Gregorio babla de la voluntad que corresponde la cuantidad de peua según
se manifiesta por medio de la obra ; por- la intensidad. Y por t a n t o , las penas de
que el que cae en pecado mortal por pro- los pecados mortales desiguales serán
pia voluntad, se pone en un estado del desiguales en intensidad, pero iguales en
que no puede salir sino ayudado con el duración.
auxilio divino : por lo cual por lo mismo A l 3.° que las penas, que se infligen á
que quiere pecar, quiere consiguiente- los que no son enteramente arrojados de
mente permanecer perpetuamente en el la sociedad de la ciudad, van ordenadas
pecado. Porque el bombre es espíritu que á su corrección. P e r o aquellas penas, por
va, esto e s , al p e c a d o , y que no vuelve las que algunos son esterminados total-
por sí mismo ( P s a l . 7 7 , 3 9 ) . Como mente de la sociedad de la ciudad, no
si uno se arrojase en una h o y a , de donde son para su corrección ; pueden, siu em-
no pudiera salir sino ayudado, podría bargo, servir para corrección y tranqui-
decirse que había querido permanecer lidad de otros que quedan en la ciudad.
allí eternamente, aun cuando hubiera Y así la condenación eterna de los impíos
pensado, ó meditase cualquiera otra cosa. es para corrección de aquellos que ahora
O puede decirse, y mejor, que por lo mis- están en la Iglesia : porque no son las pe-
mo que peca mortalmente, constituye su nas para corrección solamente cuando se
fin en la criatura. Y por cuanto al fin se infligen, sino también cuando se deter-
ordena toda la vida, por eso mismo toda minan.
su vida la ordena á aquel p e c a d o ; y
A l 4.° que las penas de los impíos que
querría perpetuamente permanecer en el
durarán perpetuamente, no serán del
p e c a d o , si esto se le concediera impune-
todo inútiles. Porque servirán para dos
mente ; y esto es lo que San Gregorio
cosas : primera para que en ellos se con-
(Moral. 1. 3 4 , c. 16 sup i l l u d : J o b . , 4 1 ,
serve la divina justicia que es acepta á
23 : ¿Estimabit abyssum quasi senescen-
D i o s por sí misma ; por lo que dice San
tem) dice : « los inicuos delinquieron
Gregorio ( D i a l o g . 4 , c. 4 4 ) : « el.Omni-
B con su fin, porque con su fin vivieron;
B potente D i o s , porque es piadoso, no se
B como que hubieran querido vivir sin
y> alimenta con el tormento de los des-
B fin, para que sin fin hubieran podido
B graciados ; y porque es justo, no se
B permanecer en sus iniquidades ; porque
» aquieta nunca con el castigo de losini-
B más apetecen pecar que vivir B. P u e d e
B cuos ». E n segundo lugar son útiles,
también señalarse otra razón de por qué
para que de ellos se gocen los escogidas,
la pena de la culpa mortal es eterna : por-
cuando en aquellos castigos contemplan
que por ella se peca contra D i o s , q u e es
la justicia de D i o s y mientras conocen
CUESTIÓN X C I X . — ARTÍCULOS I Y II.
(1) En toda esta cuestión vese principalmente el propósito siendo muy conforme á su justicia la eternidad de los casti-
del Santo en inquirir si de algún modo, ó por algún lado, ó gos. En este artículo 2.° propónese impugnar especialmente á
con relación á personas determinadas, las penas de los conde- Orígenes, quien sostuvo que el castigo eterno era incompati-
nados llegará por lin un dia en que terminen. En la anterior ble con la misericordia divina. El Santo Doctor prueba que la-
nota liemos dicho que es una verdad de fe la eternidad de las misericordia del Señor queda á salvo, á pesar de las penas
penas, contra cuya verdad eh vano lucharon Orígenes y INo- eternas que los condenados han de padecer. Mas para que la
vaciano á mediados del siglo m . En el articulo 1." impugna prueba resulte plena, debe consultarse todo lo que el A n g é -
directamente Santo Tomás la doctrina novaciana, según la lico enseña á este propósito en este y siguientes artículos pri-
cual Dios es cruel, porque eternamente castiga. Nuestro Santo mero, y después eñ las cuestiones (93, a. 2 y 9 8 , a. 1) de este
prueba cumplidamente, que nada h a y en el dogma católico d e Suplemento ; y la 62 (a. 1, 8 y 9, y 64, a. 2) de la Parte I de
que hablamos, que esté en oposición con los atributos divinos, a Suma.
608 CUESTIÓN XCIX. — A R T Í C U L O S II Y III.
5.° (Is. 14, sup. illud : tu autem pro- (De civit. Dei, 1. 2 1 , c. 24), y San Gre-
jectus es, etc.), dice la Glosa interlineal: gorio (Moral. 1. 34, c. 16, y Dialog. 4,
í y si todas las almas, tendrán alguna c. 4 4 ) , « los santos en esta vida, si rue-
» vez reposo, tú nunca»; y habla del » gan por los enemigos, es para que se
diablo. Luego parece que todas las al- » conviertan á Dios, cuando aun pueden
mas humanas tendrán alguna vez reposo » hacerlo. Porque si supiéramos que es-
de sus penas. » tan como precitos destinados á la muer-
Por el contrario es lo que se dice » te no rogaríamos por ellos como no ro-
(Matth, 25, 46) al mismo tiempo délos »gamos por los demonios ». Y por
escogidos y dé los reprobos: irán estos cuanto no habrá tiempo de conversión
al suplicio eterno y los justos á la vida después de esta vida para los que parten
eterna. Pero es inconveniente establecer de ella sin la gracia, por eso no se hace
que la vida de los justos se acabe alguna por ellos ninguna oración ni por la Igle-
vez. Luego es inconveniente establecer sia militante ni por la triunfante. Lo
que el suplicio de los reprobos se ter- que se pide por ellos, como dice el
mine. Apóstol ( i v Tim. 2 , 25), es que Dios
Ademas, como dice el Damasceno les de algún dia arrepentimiento para
(Orth. fid. 1. 2, c. 4 ) , & es muerte para conocer la verdad, y que salgan de los
» los hombres lo que para los ángeles es lazos del diablo.
j> caida». Pero los ángeles después de su Al 3.° que la profecía conminatoria de .
caida fueron irreparables. Luego también pena solamente se altera, cuando varían
los hombres después de la muerte ; y así los méritos de aquel contra quien se ful-
el suplicio de los reprobos nunca se ter- minó la amenaza , por lo que se dice
minará. (Jerem. 18, 7 ) : de repente hablaré con-
Conclusión. Es enteramente irracio- tra una nación y contra un reino, para
nal establecer que los hombres se libren desarraigarlo y destruirlo y malrotarlo.
alguna vez del infierno. Si aquella nación se arrepintiere de su
Responderemos que, como dice San mal, de que yo la he reprehendido : yo
Agustín (De civit. Dei,l. 2 1 , c. 17 y 18), también me arrepentiré sobre el mal que
algunos se apartaron en esto del error de he pensado hacer contra ella. Por consi-
Orígenes, porque establecieron que los guiente como los méritos de los condena-
demonios son castigados perpetuamente, dos no pueden cambiar, la amenaza de
pero que todos los hombres se libran al- pena siempre se cumplirá en ellos. Sin em-
gún dia de la pena, aun los infieles. bargo, la profecía conminatoria siempre
Mas esta opinión es enteramente contra se cumple en algún sentido; porque como
la razón. Porque, así como los demonios dice San Agustín (en el predicho libro),
están obstinados en su malicia, y así han « fué destruida Nínive que era mala, y
de ser perpetuamente castigados, del » fué edificada otra Nínive buena, que
mismo modo, las almas de los hombres » antes no había ; porque subsistiendo las
que mueren sin caridad, puesto que « en » murallas y las casas, fué destruida la
»los hombres es muerte lo que en los » ciudad en las costumbres perdidas ».
»ángeles fue caida», como dice el Da- Al 4.° que aquella palabra del salmo
masceno. pertenece á los vasos de misericordia, que
Al argumento 1.° diremos que aquella no se hicieron indignos de ella; porque en
palabra debe entenderse del hombre se- esta vida (que es aveces llamada cierta
gún su género; porque alguna vez la in- ira de Dios por las miserias de que está
dignación de Dios se apartó del género inundada), cambia en mejor los vasos de
humano por la venida de Cristo. Mas misericordia. Por lo que sigue el salmo,
aquellos que en esta reconciliación hecha diciendo : esta mudanza es obra de la dies-
por Cristo, no quisieron estar ó permane- tra del Escelso. O debe decirse que esto
cer, perpetuaron en sí mismos la ira di- se entiende de la misericordia que relaja
vina ; puesto que no hay para nosotros alg^o, no de la misericordia que total-
otro medio de reconciliación sino el con- mente libra, si se estiende también á los
cedido por Cristo. condenados. Por lo que no dice : conti-
Al 2.° que, como dice San Agustín nebit ab ira misericordias suas, sino in
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V. 39
610 C U E S T I Ó N X C I X . — A R T Í C U L O S III Y I V .
( i j Estos tales abusaron torpemente de la sentencia del Sal- habla de la perseverancia en la fe que está informada <lé la
vador que dice : El que perseverare hasta el fin, este será salvo caridad, s e g ú n consta del versículo precedente : r porqw
sc
(Math. x x i v , v. 13) ; no teniendo en cuenta que Jesucristo , multiplicará la iniquidad, se resfriará la caridad de muchos.
CUESTIÓN XCIX. —' A R T Í C U L O S IV Y V . 611
que muriere será salvo. Pero á esto, no pecados, también vuestro Padre celestial
solo se opone el error de infidelidad, sino os perdonará á vosotros vuestros delitos.
cualquier pecado mortal. Luego parece que los misericordiosos,
Al 2.° que la palabra del Señor se en- que perdonan á otros los pecados, ellos
tiende no de aquellos que solo comen sa- mismos conseguirán perdón de los suyos,
cramentalmente, quienes recibiendo al y así no serán castigados eternamente.
Señor alguna vez indignamente, comen y 4.° ( i . Tim. 4 ) , sobre aquello de la
beben su juicio, como se dice (i. Cor. 11); piedad para todo es útil, dice la Glosa
sino que habla de los que comen espiri- de San Ambrosio (alius auctoris): « toda
tualmente; los que se incorporan á él por » la suma de la disciplina cristiana con-
caridad, cuya incorporación obra la co- » siste en la misericordia y en la piedad;
mida sacramental, si alguno dignamente » la que siguiendo uno, si padeciere cai-
llega á recibirla. Por lo que en cuanto » da de la carne, sin duda será azotado ó
del sacramento pende, conduce á la vida » castigado, pero no perecerá; mas si al-
eterna, aunque alguno pueda privarse » guno solamente tuviere el ejercicio del
de tal fruto por el pecado, aun después » cuerpo, sufrirá perennes penas». Lue-
de recibirlo dignamente. go aquellos que insisten en las obras de
Al 3.° que por fundamento en las pala- misericordia y son detenidos con pecados
bras del Apóstol se entiende la fe forma- carnales, no serán castigados eternamen-
da, sobre la que quien edificare pecados te, y así lo mismo que antes.
veniales padecerá detrimento, porque por Por el contrario. es lo que se dice
ellos será castigado por Dios ; el mismo, (i Cor. 6 , 9 ) : ni los fornicarios, ni los
sin embargo, será salvo finalmente como adúlteros, etc., poseerán el reino de
•por medio del fuego ( 1 ) ó de la tribula- Dios. Es así, que muchos que practican
ción temporal, ó de la pena del purga- las obras de misericordia, son tales. Lue-
torio, que tendrá lugar después de la go no todos los misericordiosos llegarán
muerte. al reino de Dios; y así algunos de ellos
serán castigados eternamente. .
ARTÍCULO V. — A Todos ios otros que Ademas, se dice (Jac. 2, 1 0 ) : cual-
ejecutan obras d e misericordia , s e r á n casti- quiera que hubiere guardado toda la ley
gados eternamente ? y faltare en un solo punto, se ha hecho
culpable de todo. Luego cualquiera que
l.° Parece que todos aquellos, que ha- guarda la ley en cuanto á las obras de mi-
cen obras de misericordia, no serán cas- sericordia y descuida las otras obras, in-
tigados eternamente, sino solo los que currirá en el reato de la transgresión de
las descuidan ; porque se dice (Jac. 2 , la ley, y así será castigado eternamente.
13): juicio sin misericordia se hará con Conclusión. Todos los que mueren en
aquel que no hizo misericordia; y (Matth. pecado mortal, ni la fe ni las obras de
5, 7) bienaventurados los misericordio- misericordia los librarán de la pena eter-
sos, porque los mismos alcanzarán mise- ua, aun después de cualquier espacio de
ricordia. tiempo.
2." (Matth. 2 5 ) , se establece discu- Responderemos que, como dice San
sión del Señor con los reprobos y los es- Agustín en el libro predicho (De civit.
cogidos. Pero aquella discusión no es sino Dei, 1. 2 1 , c. 2 2 ) , algunos establecieron
sobre las obras de misericordia. Luego que no todos los que profesan la fe cató-
solo por las obras de misericordia omiti- lica, se han de librar de la pena eterna,
das algunos serán castigados eterna- sino solamente aquellos que insisten en
mente ; y así lo mismo que antes. las obras de misericordia, aunque tam-
3.° Se dice (Matth. 6, 12) -.perdónanos bién se hallen ligados con otros crímenes.
nuestras deudas así como nosotros perdo- Mas esto no puede sostenerse, porque sin
namos á nuestros deudores; y sigue : caridad no puede haber cosa alguna que
porque si perdonareis á los hombres sus sea agradable á Dios, y sin ella nada hay
J que aproveche para la vida eterna. Pero
(1) Consúltese la interpretaicon que nuestro Santo da a sucede que hay algunos que insisten en
estas palabras del Apóstol, en la lección 2, cap. 3." sobre la
epístola 1." d é l o s Corintios. las obras de misericordia y no tienen ca-
612 CUESTIÓN XCIX.— ARTÍCULO V.
ridad; por lo que á estos nada les aprove- te, sino porque se librarán de la pena éter-
chan tales obras para merecer la vida na después de los pecados los que impe-
eterna ó para librarse de la pena eterna, traron el perdón para sí por medio de las
como consta ( i Cor. 1 3 ) , y principalmen- obras de misericordia, ganándose ami-
te aparece este absurdo en los raptores ó gos de las riquezas de iniquidad (Luc,
ladrones que roban muchas cosas, y, sin 16,9).
embargo, dan con largueza algunas mise- A l 3.° que eso dice el Señor á aquellos
ricordiosamente. Y , por tanto, diremos que piden que se les perdone el débito,
que todos los que mueren en pecado mor- y no á aquellos que persisten en el pe-
tal, ni la fe ni las obras de misericordia cado. Y , por t a n t o , solo los peniten-
los librarán de la pena eterna aun des- t e s , mediante las obras de misericordia,
pués de cualquier espacio de tiempo. conseguirán el perdón que libra entera-
A l argumento 1." diremos, que alcan- mente.
zarán misericordia, aquellos que la ejer- A l 4.° que la Glosa de San Ambrosio
cieron ordenadamente. P e r o no em- habla de lo resbaladizo del pecado ve-
plean ordenadamente la misericordia los nial, del que alguno después de las penas
que descuidan ser misericordiosos, ante purificativas, que llama vapulación ó cas-
todo consigo mismos, sino que, por el t i g o , será absuelto por las obras de mise-
contrario, se contradicen á sí mismos ricordia. O si se habla de lo resbaladizo
obrando malamente. Y , por tanto, los del pecado mortal, debe entenderse en
tales no conseguirán la misericordia que cuanto á q u e , existiendo aún en esta vi-
los absuelva totalmente, aunque sí con- da, los que caen en pecados mortales por
seguirán la misericordia, que les aliviará fragilidad, se disponen á la penitencia por
algo de las penas debidas. las obras de misericordia. P o r lo que el
A l 2.° que no por esto se establece tal no perecerá, esto e s , se dispondrá por
disputa sobre las obras de misericordia medio de tales obras para no perecer, me-
solamente, porque por su negligencia tan diante la gracia dada por el Señor, que
solo algunos serán castigados eternamen- es bendito en los siglos de los siglos. Amen.
APÉNDICE
CUESTIÓN P R I M E R A ( E N N I CO L A I LXXI).
Cualidad de las almas que salen de esta vida con solo el pecado original.
(1) Para no interrumpir la crecida serie de cuestiones del Concilios 2.° de Lyon y de Florencia, que illorum animas qul
Suplemento, hemos trasladado aquí dos c u e s t i o n e s , q u e , omi in mortati peccalo vel cum originali decedunl, mox in infernum
tidas por el autor del Suplemento, compuso el primero Rico descenderé poznis tamen disparibus puniendas. Es decir que incur
tai, y las colocó después de la septuagésima, aumentando ren en condenación lo mismo los que mueren con pecados per
desde ella el número de las cuestiones siguientes hasta el fin. sonales, como los que con solo el original fallecen ; pero que
A estas añadimos dos artículos, q u e , cou otros seis unidos á esto no obstante las penas que tienen unos y otros son distin
la cuestión segunda , y comprendidos bajo una sola cuestión, tas. Aquí termina lo que como de fe hay precisión de admitir^
publicó la edición Paduana del a ñ o 1712, en el calce d e l pues lodo lo demás que concierne ora á ese lugar del infierno
Tomo и del Suplemento ; de modo que nada deja ya que desear que llamamos limbo, ora á saber en qué está la diversidad de
la edición presente. esas p e n a s , ora, en fin, al estado en que los niños han de
|2) Acerca del punto que en el presente articulo se venti quedar después del juicio, todo esto son cuestiones no defini
la, debemos tener presente l o q u e e n él hay como de fe, y l o das y sobre ellas hay divergencia de pareceres.
que es controvertible entre los teólogos. E s de fe, según los La primera y más importantecuestión que entre los teólo
614 APÉNDICE.—CUESTIÓN I. — A R T Í C U L O I.
mos suele tratarse, es la que nuestro Angélico plantea en este sufren la pena de sentido, Vázquez en cambio (Commen.
artículo; á saber si ios niños que mueren sin bautismo, ten- in 1, 2, San Thomce, l. 1, disp. 134, c. 3." n. 7.°) dice, que lo
drán pena de sentido. San Agustín enseña, en varios pasajes que debe tenerse como incuestionable y aun como (le fe,
de sus obras, que estos niños padecen pena de s e n t i d o ; si según otros escolásticos, es que la pena de los niños consiste
bien añade que esa pena será levísima. A pesar de esta esplí- únicamente en la privación de la visión beatífica. Nuestro
cita confesión que se halla en su Enchiridion (c. 93) en el ser- Angélico, Pedro Lombardo, San Buenaventura, Escoto y
mon 294, y en su obra contra Juliano (lib. v, n. 41) el Santo todos los que siguen á estos ilustres caudillos de la teología
Doctor estaba incierto, y sus dudas las manifestó á San Jeró- escolástica, son en su mayoría de igual opinión que los Padres
nimo (epístola 131 de la edición de Vallars) diciéndole que griegos : opinión ya tan corriente é indudable desde que
cuando se tocaba al punto de La pena de los niños, no sabía qué Pío VI, en su bula Autorem fideí (prop. 20), condenó d los jan-
responder. A San Agustín siguieron los demás Padres latinos, senistas que reprobaban la opinión de Santo Tomás y de los
particularmente San Fulgencio. demás teólogos que te s i g u e n , que ningún católico puede yu
En cuanto á los Padres griegos, siguieron otro camino y sin temeridad sostener lo contrario. Y esto'es tanto más nece-
solo adjudicaron á los infantes, que mueren con pecado ori- sario, cuanto que no debemos esponer nuestra Religión á la
ginal, la pena de daño y de ningún modo la de sentido. Me- irrisión de los impíos, quienes, tomando por enseñanza cato-
recen particular mención sobre este punto los dos Gregorios, lica meras opiniones de los teólogos, acusan á nuestra benig-
Kacianceno y INiseno. nísima Madre de admitir doctrinas absurdas y la hacen soli-
Tampoco están de acuerdo los teólogos escolásticos acerca daria de opiniones terroríficas que ella jamás ha enseñado ni
de esta materia ; pues mientra9 Petavio, por ejemplo, entien- definido.
de que los niños, según el decreto del concilio de Florencia,
APÉNDICE. — CUESTIÓN I. — ARTÍCULO I. 615
» no merece honor ó gloria ; ó , por el A l 2.° que entre todos los pecados el
» contrario , no se promete inmediata- más pequeño es el original, porque es el
í mente la gloria ú honor al que no es que tiene menos de voluntario ; porque
j> digno de suplicio ». no es voluntario por voluntad de-esa per-
Conclusión. Como el pecado original sona, sino solamente por voluntad del
se contrae no por la corrupción del bien principio de naturaleza. M a s el pecado
que sigue á la naturaleza, sino por el actual, aun el venial, es voluntario con
sobreañadido á la naturaleza, su pena voluntad de aquel en quien e s t á ; y
consiste- en la carencia sola de tal bien por tanto, menor pena se debe al pe-
que escede á la naturaleza. cado original que al venial. N i obsta
Responderemos, que la pena debe ser que el original no sea compatible con la
proporcionada á la culpa, como se dice gracia ; pues la privación de la gracia no
(Is. 28, 8): en medida contra medida, tiene razón de culpa, sino de pena, á no
cuando fuere desechada, la juzgarás. ser en cuanto es por voluntad; por lo que
Mas el defecto que se transmite por el donde hay menos de voluntario, hay me-
origen, teniendo razón de culpa, no es por nos de culpa. D e l mismo modo también
sustracción ó corrupción de algún bien no obsta que al pecado actual venial se
consiguiente á la naturaleza humana se- deba pena temporal; porque esto es p e r
gún sus principios, sino por sustracción ó accidens, en cuanto el que muere en pe-
corrupción de algo que estaba sobreaña- cado venial tiene tanta gracia, que por su
dido á la naturaleza. N i esa culpa perte- virtud queda purgada la pena. Y si el
nece á este hombre, sino según que tiene pecado venial existiese en alguno sin la
tal naturaleza, que queda destituida de gracia, tendría pena perpetua.
este bien que en él había nacido para exis- A l 3.° que no es la misma la razón so-
tir y era posible conservarse. Y por tanto bre la pena sensible antes de la muerte,
ninguna otra pena se le d e b e , sino la pri- que después de la muerte, porque antes
vación de aquel fin, al que le ordenaba el de la muerte la pena sensible consigue la
don quitado, al cual la naturaleza huma- virtud de la naturaleza del agente ; ora
na no puede por sí llegar. P e r o esto es la sea pena sensible interior, como la fiebre
visión divina; y por tanto la carencia de ú otra cosa semejante, ora también la
esta visión es la propia y sola pena del pe- pena sensible sea esterior: como la ustión
cado original después de la muerte; por- ú otra cosa parecida. Mas después de la
que si se infligiese otra pena sensible por muerte nada obrará con virtud de natu-
el pecado original después de la muerte, raleza, sino según el orden de la divina
se castigaría e s e , no según que tuvo cul- justicia solamente, ora en el alma sepa-
pa, porque la pena sensible pertenece á rada, en la cual consta que el fuego no
lo que es propio de la persona, puesto que puede.naturalmente obrar, ora también
por la pasión de este particular es tal en el cuerpo después de la resurrección,
pena. Por consiguiente, así como la cul- porque entonces cesará toda acción natu-
pa no fué por su operación, así tampoco ral, cesando el movimiento del primer
debe ser la pena por la pasión del mismo; móvil que es causa de todo movimiento y
sino solo por defecto de aquello para lo de toda alteración corporal.
que la naturaleza no era de suyo sufi-
A l 4.° que el dolor sensible correspon-
ciente. Pero en otras perfecciones y bon-
de á la delectación sensible, que reside
dades que son consiguientes á la natura-
en la conversión del actual pecado ; pero
leza humana según sus principios, ningún
la concupiscencia habitual que está en el
detrimento sufrirán los condenados por
pecado original, no tiene delectación ; y
el pecado original.
por tanto, no le corresponde el dolor sen-
Al argumento 1.° diremos que Suplicio sible por pena.
no indica en aquella autoridad pena sen- A l 5° que los.cuerpos de los niños no
sible, sino solamente pena de d a ñ o , que serán impasibles por defecto de potencia
es la carencia de la visión divina, así en los mismos para padecer, sino esterior-
como también con el nombre de fuego mente por defecto del agente en la misma;
acostumbró frecuentemente á figurarse porque después de la resurrección ningún
en la Santa Escritura cualquiera pena. . cuerpo será agente sobre otro, especial-
616 APÉNDICE. — CUESTIÓN I. — A R T Í C U L O S I Y II.
mente para causar corrupción por la ac- 5.° Ausentarse del objeto amado no
ción de naturaleza, sino que será la ac- puede ser sin dolor. Y los niños tendrán
ción solamente para castigar según el or- natural conocimiento de D i o s , y por la
den de la divina justicia: por lo que no misma razón le amarán naturalmente.
padecerán la pena aquellos cuerpos á los L u e g o estando separados de él para
que no se les debe la pena sensible según siempre, parece que esto no lo podrán su-
la divina justicia. Pero los cuerpos de los frir sin dolor.
santos serán impasibles, porque faltará Por el contrario, si los niños no bau-
en ellos la potencia para padecer; y por tizados después de la muerte tienen dolor
tanto, la impasibilidad será dote en ellos, interior, ó se dolerán de la culpa, ó de
y no en los niños. la pena. Si de la c u l p a , no pudiendo ser
limpios de ella en lo sucesivo, aquel dolor
ARTÍCULO I I . — S e m e j a n t e s a l m a s p a - será para inducirlos á desesperación.
decen aflicción espiritual por e l estado en que P e r o tal dolor en los condenados es el
s e h a l l a n ? (1) gusano de la conciencia. L u e g o los niños
tendrán el gusano de la conciencia ; y
1.° Parece que semejantes almas pa- así su pena no sería suavísima, como dice
decen aflicción espiritual por el estado en San Agustín. M a s si se doliesen de la
que se bailan ; porque, como dice el Cri- pena, al serles esta aplicada justamente
sóstomo (bom. 2 3 , in M a t t b . ) , en los por D i o s , su voluntad se opondría, por
condenados será más grave la pena, por- consecuencia, á la divina justicia ; y en
que carecerán de la visión de D i o s , que este sentido sería actualmente deforme,
por ser quemados con el fuego del infier- lo que no se concede. L u e g o no sufrirán
no. Pero semejantes almas carecerán de ningún dolor.
la visión divina. L u e g o por esto padece- A d e m a s , la recta razón no sufre que
rán aflicción espiritual. uno sea perturbado por aquello que no
2.° Carecer de aquello que uno quiere estuvo en su poder evitar, por lo que Sé-
tener, no puede ser sin aflicción. Y tales neca prueba, (Epist. 8 5 , et De ira, 1. 2,
almas querrían tener la visión divina; de c. 6 ) , que ce la perturbación no cae en el
lo contrario su voluntad sería actualmen- varón sabio ». P e r o en los niños hay rec-
te perversa. L u e g o careciendo de ella, pa- ta razón no torcida con ningún pecado
rece que sufren también aflicción. actual. L u e g o no se turbarán porque su-
3.° Si se dice que no son afligidos, por- fran tal pena, que de ningún modo pu-
que saben que ellos no están privados de dieron evitar.
ella por su propia culpa, se objeta : la in- Conclusión. Como en los niños que
munidad de la culpa no disminuye, sino mueren sin bautismo, no hay proporción
que aumenta el dolor de la p e n a ; porque alyuna para conseguir la vida ó la glo-
si alguno es por propia culpa deshereda- ria eterna, y no han incurrido por su
do ó mutilado, por esto se duele menos. culpa en su privación ó carencia; por tal
L u e g o también, aunque tales almas no carencia no sufrirán ninguna aflicción
estén privadas por propia culpa de tanto interior ni pena alguna est'erior.
bien, no por esto se quita el dolor de ellas. Responderemos, que acerca de esto
4.° A s í como los niños bautizados se hay tres opiniones. H a y quienes dicen
han al mérito de Cristo, así los no bau- que los niños predichos no sufrirán nin-
tizados al demérito de A d á n . Mas los gún dolor, porque de tal manera estará
niños bautizados consiguen por el mérito oscurecida en ellos la razón que no cono-
de Cristo el premio de la vida eterna. cerán que han perdido lo que perdieron;
L u e g o también los no bautizados sufren y no parece probable, que el alma li-
dolor, porque por el demérito de A d á n bre de la carga del cuerpo, no conozca
son privados de la vida eterna. aquellas cosas que al menos pueden ser
(1J También hay divergencia de opiniones en la doctrina cion de espíritu. A l g u n o s teólogos, comoBelarmino, [De antis-
de este artículo. Vimos en el anterior que los niños no pade- sione gratios, l i b . vi, cap. 6) afirman ; pero nuestro Angélico
cen pena de sentido i y en el presente se examina si la que aquí y en otros pasajes do sus obras niega esa aflicción y SÜÍ
sufren, es decir, si la pena de daño en la que consiste su i n - razones no pueden ser más concluyentesi
felicidad es para ellos tal, que pueda causarles alguna aflic-
APÉNDICE. — CUESTIÓN I.—ARTÍCULO II. 617
investigadas con la razón, y aún mu- sonales, por los que consiguiesen tan
chas más. P o r e s o , otros dicen que grande bien. Y, por tanto, absolutamente
hay en ellos perfecto conocimiento de no se dolerán nada de la carencia de la
aquellas cosas que están sometidas á la visión divina; antes bien se gozarán más
razón natural, y conocen á D i o s , y sa- de participar mucho de la bondad divina y
ben que están privados de su visión, y de las perfecciones naturales. N i puede
por esto sentirán algún dolor ; sin embar- decirse que fueron proporcionados para
go, su dolor se mitigará en cuanto no in- conseguir la vida eterna, aunque no por
currieron por propia voluntad en la culpa su acción, sin embargo, por la acción de
por la que han sido condenados. Mas esto otros acerca de ellos, puesto que pudieron
tampoco parece probable, porque tal do- ser bautizados por otros, como también
lor por la pérdida de tan grande bien no muchos niños de la misma condición bau-
puede ser pequeño, y sobre todo si se tizados consiguieron la vida eterna; por-
considera que es sin esperanza de recu- que el ser premiado uno sin acto propio, ó
peración; por lo que su pena no sería muy personal, es propio de la gracia sobrees-
benigna. Ademas, enteramente por la mis- cedente ó gratuita. P o r lo que tal defecto
ma razón por la que no serán castigados de la gracia no más causa tristeza en los
con dolor sensible que aflija esteriormente, niños que mueren sin bautismo, que en
tampoco sentirán dolor interior, porque los sabios el que no se les concedan m u -
el dolor de la pena corresponde á la de- chas gracias que á otros sabios semejan-
lectación de la culpa ; por lo que quitada tes se concedieron.
la delectación de la culpa original, se es- A l argumento 1.° diremos, que en los
cluye de su pena todo dolor. Por eso dicen condenados por culpa actual, que tuvie-
otros que tendrán conocimiento perfecto ron uso de libre albedrío, hubo aptitud
de las cosas que están sujetas al conoci- para conseguir la vida eterna ; pero no
miento natural, y conocerán que están en los niños, como se ha dicho : y , por
privados de la vida eterna, y la causa tanto, no es igual la razón para ambos.
por qué de ella son escluidos; y sin em- A l 2.° que aunque la voluntad sea de
bargo no por esto se afligirán de algún las cosas posibles é imposibles, como se
modo; lo cual, de qué modo pueda ser, dice (Ethic. 1. 3, c. 4 ó 5); sin embargo
lo veremos. Se ha de saber, pues, que la voluntad ordenada y completa no es
por carecer alguno de lo que escede su sino de las cosas, para las que uno está
proporción, no se aflige, si es de recta ordenado de algún modo: y si en esta vo-
razón, sino solamente porque carece de luntad faltan los hombres, se duelen;
aquello para lo que de algún modo fue pero no si faltan respecto de aquella v o -
proporcionado ; como ningún hombre sa- luntad que versa acerca de las cosas i m -
bio se aflige porque no puede volar como posibles, la c u a l d e b e llamarse más bien
el ave, ó porque no es r e y , ó empera- veleidad que voluntad: porque no quiere
dor, no siéndole á él debido; pero se uno aquello simpliciter, sino que lo que-
afligiría, si se le privase de aquello para r í a , si fuese posible.
cuya posesión tuvo de algún modo apti-
tud. D i g o , pues, que todo hombre que A l 3.° que para tener patrimonio pro-
tiene el uso del libre albedrío, es pro- p i o , ó miembros de su cuerpo, cada
porcionado para conseguir la vida eter- uno está ordenado; y , por t a n t o , no es
na, porque puede prepararse para la gra- de estrañar que uno se duela de la pér-
cia, por cuyo medio merecerá la vida dida de ellos, ó por culpa suya, ó por la
eterna; y , por t a n t o , si faltan, ó se apar- ajena : de donde se sigue que no h a y pa-
tan de esto, habrá en ellos máximo do- ridad.
lor, porque pierden aquello que les fué A l 4.° que el don de Cristo escede al
posible conseguir. P e r o los niños nunca pecado de A d á n , como se dice (Rom. 5):
fueron proporcionados para tener la vida por lo que no conviene que los niños no
eterna; porque ni se les debía, según los bautizados esperimenten tanto de mal,
principios de la naturaleza, puesto que cuanto de bien tienen los bautizados.
escede á toda la facultad de la naturale- A l 5.° que, aunque los niños no bauti-
za, ni pudieron tener actos propios, per- zados están separados de D i o s , en cuanto
á aquella unión que h a y por medio de la
618 APÉNDICE.—CUESTIÓN I. — ARTÍCULO II.
gloria, sin embargo no están enteramente cado ; porque su pecado nada de corrup-
separados de él, antes por el contrario, ción babía causado en los descendientes
se unen á él mediante la participación de del mismo, ó en su misma naturaleza
los bienes naturales; y así también po- propagada por la persona del mismo.
drán gozar del mismo con conocimiento Y , por consiguiente, no distinguían tal
natural y con dilección, ó por amor (1). gozo de los niños del de los adultos, sino
Mas no se gozarán de aquel modo que en cuanto estos reportaban algún singu-
falsamente entendían los pelagianos, lar premio por lasbuenas obrasbecbas por
asignándoles la vida bienaventurada, ellos actualmente, lo cual entendían que
porque no reconocían en ellos ningún era significado bajo el nombre de reino
detrimento de naturaleza, ni pecado ori- de los cielos, del cual Cristo no escluía
ginal. En efecto el sentir de aquellos era á los no bautizados. Mas el gozo sola-
que, semejantes niños, aunque muriesen mente natural se establece aquí, porque
sin bautismo, serían enteramente bbres de no escluye la pena de daño, ó la caren-
toda pena, como si Adán no bubiese pe- cia de la visión beatífica.
CUESTIÓN II.
Cualidad de las almas que son purificadas en el purgatorio á cansa del pecado
actual, ó de su pena.
Consideraremos a h o r a á las almas que después de esta vida, á c a u s a de la pena de los pecados
a c t u a l e s , son expiadas con el fuego del purgatorio.
Acerca de esto investigaremos seis cosas :—1. La pena del purgatorio escede á toda pena temporal
a
de esta vida?—2. Aquella pena es voluntaria ? - 3 . Las almas en el purgatorio son castigadas por los
a a
demonios?—4. Por la pena del purgatorio se expía el pecado venial en cuanto á la culpa?—5. El
a a
fuego del purgatorio l i b r a del reato de la pena?—6. Se libra uno más pronto que otro de aquella
a
pena?
(1) San Buenaventura (in Sent. i v , dist. 20) niega que la sentido sea tan g r a n d e , como nuestro Santo Doctor afirma en
carencia de la visión beatífica sea una pena mayor que las que el presente artículo.
en este mundo se sufren ; aunque sí concede que la pena de
620 A P É N D I C E . — CUESTIÓN II. — A R T Í C U L O S II Y I I I .
Responderemos, que algo se dice vo- purifican por medio de las penas causa-
luntario de dos modos. Uno con volun- das por el diablo, como se ve claramente
tad absoluta ; y así ninguna pena es vo- en Job. Luego también después de esta
luntaria, porque la razón de la pena pro- vida serán castigados por los demonios
viene de que contraría á la voluntad. D e los que se ban de purificar.
otro modo algo se llama voluntario con Por el contrario, es injusto que el que
voluntad condicional ; como la quema- triunfó de alguno, se someta á él des-
dura es voluntaria para alcanzar la sa- pués del triunfo. Es así que los que están
lud. Y en este sentido la pena puede en el purgatorio triunfaron de los demo-
ser voluntaria de dos modos: uno por- nios , al morir sin pecado mortal. Luego
que por medio de la pena adquirimos no se someterán á eUos para ser por ellos
algún bien : y así la misma voluntad castigados.
asume alguna pena, como se ve en la Conclusión. Las almas en el purgato-
satisfacción; ó también porque aquel rio no son castigadas por los demonios.
la recibe gustosamente, y no quisiera Responderemos que, así como des-
estar sin ella, como acontece en el mar- pués del dia del juicio la divina justicia
tirio. De otro modo porque aunque por encenderá el fuego, con que los condena-
la pena no nos resulte acrecentamien- dos serán castigados perpetuamente, así
to de algún bien, sin embargo sin la también abora por sola la divina justi-
pena no podemos llegar á alcanzarle, cia, los escogidos son purificados des-
como se manifiesta en la muerte natural; pués de esta vida, no por ministerio de los
y entonces la voluntad no toma para sí demonios, de quienes salieron vencedo-
la pena, y quisiera librarse de ella; pero res, ni por ministerio de los ángeles, que
la soporta, y en cuanto á esto se dice no afligirían tan vehementemente á sus
voluntaria; y en este sentido la pena del conciudadanos. Pero sin embargo es po-
purgatorio es voluntaria. Mas algunos sible que los bajen á aquellos lugares de
dicen que no es en modo alguno volunta- las penas : y también que los mismos de-
ria; porque están tan absortos en las monios, que se alegran de las penas de los
penas, que no saben que son purificados hombres, acompañen y asistan á los que
por la pena, sino que se juzgan estar ya se ban de purificar, ya para saciarse
condenados. Pero esto es falso, porque con sus penas, ya también para que en
si no supieran que babían de ser bbra- la salida de esos del cuerpo encuen-
dos de ellas, no pedirían sufragios, como tren allí algo suyo. Mas en este siglo,
frecuentemente lo bacen. cuando aun hay lugar de combate, son
Y con esto quedan contestadas las ob- castigados los hombres, ya por los ánge-
jeciones propuestas. les malos, como por enemigos, como se
ve claro en Job ; ya también por los
buenos, como se ve en Jacob, cuyo ner-
A R T Í C U L O I I I . — t o s a l m a s en e l pur-
vio del muslo, languideció hiriéndole el
gatorio s o n c a s t i g a d a s por l o s demonios ?
ángel (Genes 32). Y esto también dice
espresamente San Dionisio (De div. nom.
l.° Parece que las almas en el purga-
c. 4 , p. 4 , 18), que los ángeles buenos
torio son castigadas por los demonios;
castigan á veces.
porque, como más adelante dice el
Maestro (Sent. 4 , dist. 4 7 ) , «tendrán Y con esto quedan contestadas las ob-
» por atormentadores en las penas á los jeciones propuestas.
» que tuvieron por incitadores en la cul-
j> pa ». Pero los demonios incitan á la ARTÍCULO I V . — kvoviapenadeipur
culpa no solo mortal sino también venial, gatorlo s e expía e l pecado venial e n cuanto a
cuando no pueden otra cosa. Luego tam- la culpa?
bién en el purgatorio los mismos ator-
mentarán á las almas por los pecados l.° Parece que el pecado venial no se
veniales. expía en cuanto á la culpa por medio de
2.° La purificación de los pecados la pena del purgatorio, porque sobre
compete á los justos tanto en esta vida aquello i Joan. 5, hay pecado mor-
como después de ella. Y en esta vida se tal, etc., dice, la Glosa (interL Greg.
APÉNDICE. — CUESTIÓN I I . — ARTÍCULO IV. 621
Moral, lib. 16, c. 2 8 ) : « l o que en esta l e s , como se ha dicho (Sent. 4 , dist. 21,
» vida no se corrige, en vano se pide per- q. 1, a. 2, q. 1, y l - 2 * ; C. 89, a. 2).
a
(1) El Santo Doctor, en su opúsculo De Malo, c. 7, a. 2 ad 8 Pero, ¿cómo se perdona esa culpa venial? El Santo enseña
y 17, retractó lo que dijo in S e n t . ív ; y en s u consecuencia que en virtud de la gracia así habitual como actual, la cual
la doctrina del Angélico es que ninguna culpa, ni mortal, ni hace al alma prorrumpir en actos de caridad que tengan por
venial, se perdona por los tormentos del Purgatorio, donde objeto espiar esas culpas veniales.
solo se expían las penas que unos y otros pecados merecen.
APÉNDICE.—CUESTIÓN II. — A R T Í C U L O S V Y VI. 623
(a. 6 ) . ( 1 ) P o r lo demás que sea fuego pecadores « han de ser probadas y puri-
propiamente dicho la verdadera pena del ficadas por el fuego » , insinuando la idea
purgatorio, como se supone en lo ante- del purgatorio, que opone á los que eter-
riormente espuesto, se manifiesta bastan- namente han de ser atormentados. D e l
te claramente por la locución uniforme de mismo modo también San Gregorio
los padres latinos y griegos, antes que (Dial. 1. 4 , c. 39) dice : « se ha de creer
su verdad se pusiese en duda y contro- B que hay fuego purificativo para ciertas
versia. Porque entre los latinos S a n B culpas leves antes del juicio B . San
A g u s t í n (in P s a l . 37) : « purifícame en Bernardo también fija sacrilegos errores
B esta vida y párame tal que no haya ne- entre los de los herejes de su tiempo que
cesidad de fuego emendatorio; y ( Homil. se jactaban con frecuencia de llamarse
1. 5 0 , homil. 16) : « los que hicieron c o - apostólicos, (aunque con más verdad po-
B sas dignas de penas temporales, pasa- drían llamarse apostáticos), serm. 66 iu
» rán por cierto fuego purificativo B ; co- C a n t . ) , porque « no creían que el fuego
mo también ( D e Genes, contra Manicb. B del purgatorio quedaba después de la
1. 2 , c. 2 0 ) : « el que no cultivó su cam- B muerte, etc. ». Y entre los griegos San
B po y permitió que fuese oprimido con Basilio (in Isa., cap. 9 ) , compara al heno
» espinas, tendrá ó el fuego de purifica- seco al pecado descubierto en la confe-
» cion, ó la pena eterna después de esta sión, y dice que es t a l , « que le devora
B vida B . San Ambrosio ( P s . 118 , conf. fácilmente el fuego del purgatorio B . San
Gregorio N i s e n o , su hermano (in Orat,
3) : <t aquí ( ó en la presente v i d a ) , el
pro mortuis), dice, « que ninguno des-
B purificado tiene necesidad de ser puri-
B pues de haber salido del cuerpo puede
B ficado allí ( á saber, después de esta vi-
B hacerse participante de la divinidad, si
B d a ) , para que cada uno de nosotros
B el fuego del purgatorio no ha quitado
» abrasado con aquella redoma encendi-
B sus manchas B . San Gregorio Nacian-
B d a , no consumido del t o d o , introduci-
ceno en la oración sobre el bautismo (ó
B do en aquella amenidad de paraíso dé
en las santas luces) dice que entre los mu-
B gracias á D i o s ». etc. N o importa el
chos bautismos que pueden purificar el
que indique, que esto sucederá después alma, el bautismo de fuego es el último,
de la consumación del siglo ; porque, si por medio del que las almas que salen
se hallan algunos en aquel tiempo que de sus cuerpos, se purificarán en otro si-
necesiten de purificación, se purificarán glo. Teodoreto en los escolios griegos
por medio del f u e g o , que simbólicamen- (ad Cor. 1, c. 3 , e x quo refert. S. Tho-
te se designa por la redoma encendida, ó mas in opuse, contra Gradeos et Crag-
por la espada llameante colocada en el na?as ibi ; sed in Theodoreti commenta-
vestíbulo del paraíso terrestre ; lo mismo riis nunc non habetur) dice : « creemos
debe entenderse con cierta proporción de B en el fuego purgatorio, en el cual son
aquellos q u e , después de la consumación » probadas las almas de los difuntos, y
de su vida, tienen necesidad de purifica- B como el oro en el crisol se purifi-
ción, para ser admitidos luego en la vida can, etc. B . También Eusebio Emiseno
y gloria eterna, que perciben antes del (ut vult Bellarminus , justa Perronium
juicio universal, ó de la consumación del Euchérius, hom. 3 , Epiphania), dice que
siglo, según el parecer de S a n Ambrosio « los que hicieron cosas dignas de penas
los que han sido tenidos por dignos de i B temporales, pasarán después de esta
ella ; cuando de Anacholio dice ( E p i s t o - B vida por un rio de fuego, etc. »De
larum, 1. 3 , epist. 22), ó como otros ci- aquí es también que casi todos los mis-
t a n , (1. 7, epist. 3 9 ) , que « el poseedor. mos ( A u g u s t . in psal. 37, Hierom. in
B de la eterna Jerusalen v e cara á caraB, A m o s 4 , et Matth. 3 , Basilius lib. De
por lo que reconoce en los que se han de Spirit. Sanct. cap. 15 ; et Greg. Dialog,
purificar el fuego purificativo inmediata- 3 , c. 3 9 ) , ora aquel lugar (Luc. 3 ) : os
mente después de la consumación de la bautizará en el Espíritu Santo y en el
vida. San Jerónimo también sobre Isaías fuego, ora aquel otro ( i Cor. 3) : se sal-
significa que las obras de los cristianos vará como por medio del fuego los espli-
can de modo, que , ademas de ciertas in-
(1J Esto que aquí sigue es del Padre Nicolai.
APÉNDICE. — CUESTIÓN II. — A R T I C U L O VI. 625
terpretaciones que a ñ a d e n , quieren que do sumamente propio del fuego el poder
en ambos pasajes, se entienda « el fuego ser purificativo ; resulta, que el fuego del
del purgatorio ». L u e g o debiendo enten- purgatorio debe considerarse como ver-
derse, en cuanto sea posible, las palabras dadero fuego purificativo, y que no debe
de los Santos Padres y con preferencia tomarse solamente en sentido metafórico,
las de la santa Escritura, en su propio como en su propio lugar se dirá también
sentido, cuando nada obliga á tomarlas del fuego del infierno.
metafóricamente, y por otra parte, sien-
DEL P U R G A T O R I O <u
( De la Edición de Pádua an. 1712.)
(1) Estos dos artículos sobre el Purgatorio los añadió el ci- ticular mente en el de Trento en la sesión v i , canon 30, se
tado Padre Nicolai á la cuestión 69 ; y otros doctores los co- sion XXII, cap. 2.° y sesión x x v en el decreto del Purgatorio-
locaron al principio de la cuestión precedente. En otra parte queda anotado los herejes que negaron esa ver
P) Es de fe la existencia del Purgatorio, cuya doctrina dad de nuestra fe y las decisiones que los condenaron.
eelá definida eir el concilio do Florencia (sesión última; y par-
SOMA TEOLÓGICA.—TOMO V. 40
626 A P É N D I C E . — A R T Í C U L O S I Y II.
(ajquivalenter in orat. de iis qui in fide á saber : la vida eterna, mientras se pu-
dorm.) : « si alguno que es amigo de rifica ; pero el pecado mortal no puede
» Cristo, no pudo en esta vida purificarse ser impedido, ó estorbado por algún bien
» del todo de sus pecados, después de adjunto, sin que inmediatamente llegue
» este tránsito será espedito ó libre de al último de los males.
» ellos por medio del crisol del fuego del A l 3.° que el que cae en pecado mortal,
» purgatorio » . L u e g o alguna purifica- mortifica todas las buenas obras antes
ción resta después de esta vida. practicadas ; y las que hace existiendo
Conclusión. JSs contrario á la fe cató- en pecado mortal, están muertas ; porque
lica negar que hay un purgatorio para el mismo, ofendiendo á D i o s , merece
las almas fieles, que salieron de aquí en perder todos los bienes que tiene recibi-
estado de gracia. dos de Dios. P o r lo que para el que mue-
Responderemos que, por las cosas, re en pecado mortal, no queda premio al-
que arriba se ban determinado ( S e n t . 4, guno después de esta vida ; así como
dist. 14, q. 2 , a. 1, C. 2 y 3 ; y P . 3 , queda alguna vez pena para el que muere
C. 86, a. 4 y 5 y suppl. C. 12, a. 1), en caridad, la cual no siempre borra todo
puede constar bastantemente, que hay el mal que halla, sino solamente el que
purgatorio después de esta vida. Porque la es contrario.
si borrada la culpa por la contrición, no
se quita del todo el reato de la p e n a , ni A R T Í C U L O I I . — ¿ l'.s uno misino el lu-
tampoco los veniales se quitan siempre, gar e n que l a s a l m a s s e purifican y aquel cu
perdonados los mortales, y la justicia que los condenados son castigados?
exige que se ordene el pecado mediante
la pena debida, conviene que el que des- l.° Parece que no es el mismo el lu-
pués de la contrición por el pecado y la gar donde las almas se purifican y el en
absolución muere antes de la debida sa- que los condenados son atormentados;
tisfacción, sea castigado después de esta porque la pena de los condenados es eter-
vida. Y por t a n t o , los que niegan el pur- n a , como se dice ( M a t t h . 2 5 , 46) : irán
gatorio , hablan contra la justicia divina. estos al fuego eterno. Pero el fuego del
Y por esto es erróneo y ajeno á la fe. P o r purgatorio es temporal, como dice el
lo que San Gregorio N i s e n o , después de Maestro ( S e n t . 4 , dist. 21). L u e g o no
las palabras predichas, añade : «predi- serán castigados estos y aquellos en un
» camos esto, guardando el dogma de la mismo lugar y con el mismo fuego ; y así
» verdad, y así creemos: esto también conviene que los lugares sean distintos.
» cree la Iglesia universal, orando por 2.° L a pena del infierno se designa con
» los difuntos, para que sean absueltos varios nombres, como se dice (en el
» de los pecados ». L o que no puede en- salmo 10) fuego, azufre y espíritu de tor-
tenderse sino de los que están en el pur- mentas, etc. P e r o la pena del purgatorio
gatorio. Y todo el que resiste á la auto- no se designa sino con un solo nombre, á
ridad de la I g l e s i a , incurre en herejía. saber : el fuego. L u e g o no son castigados
A l argumento 1.° diremos, que aquella con el mismo fuego ni en el mismo lugar.
autoridad habla del trabajo de la opera- 3.° H u g o de San Víctor dice (de Sa-
ción para merecer, y no del trabajo de cram. 1.2, p. 16, c. 4) : <c es probable que
padecer para purificarse. » son castigados en estos lugares, en los
A l 2.° que el mal no tiene causa per- » que cometieron la culpa». También San
fecta sino que acontece por singulares Gregorio cuenta en los Diálogos (1. 4,
defectos ; pero el bien surge de una sola c. 40), que Germano, obispo de Capua,
causa perfecta, como dice San Dionisio halló á Pascasio que se purificaba en
( D e div. nom. c. 4 , p. 4 , lect. 22). Y por unos baños. L u e g o no se purifican en el
t a n t o , cualquier defecto impide la perfec- lugar del infierno, sino en este mundo.
ción del bien ; mas no cualquier bien im- Por el c o n t r a r i o , dice San Gregorio y
pide alguna consumación del m a l , por- consta en San A g u s t i n ( D e civ. Dei, 1. 1>
que nunca se halla el mal sin algún bien. c. 8) q u e , « así como bajo el mismo fuego
Y por tanto, el pecado venial impide al » brilla el oro, y la paja despide humo;
que tiene caridad llegar al perfecto bien, » así bajo el mismo fuego el-pecador se
APÉNDICE. — ARTÍCULO II. 627
D E LA
FILOSOFÍA CRISTIANA
CONFOEME Á LA DOCTRINA
DE
L E O N I S
DIVISA PROVIDENTIA
PAP^ XIII
EPISTOLA ENCYCLICA
AD P A T R I A É C H A S , PRIMATES, AECHIEPISCOPOS E T EPISCOPOS T J N I V E R S O S CATHOLICI ORBIS GRAHAM
ET COMMUNIONEM CUM APOSTOLICA SEDE HABENTES.
LEO, PP. X I I I .
VENERABILES FRATRES :
LEÓN" P A P A X I I I
Á LOS PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS Y OBISPOS DEL ORBE CATÓLICO QUE CONSERVAN LA GRACIA
Y -COMUNIÓN CON LA SILLA APOSTÓLICA.
LEÓN PAPA X I I I .
VENERABLES HERMANOS :
ciones de religión y traer perpetua guerra con el error. A este fin se ordenan
las vigilias y trabajos de los Obispos, las leyes y decretos de los Concilios»
y principalmente la nunca interrumpida solicitud de los Pontífices Romanos,
á quienes, como á sucesores que son en el primado del bienaventurado Pe-
dro, Príncipe de los Apóstoles, pertenecen el derecho y la obligación de en-
señar y confirmar á sus hermanos en la fe. Mas porque, según el aviso del
Apóstol, por medio de una filosofía inútil y falaz, y con vanas sutilezas (1),
suele ser seducido el ánimo de los fieles y corrompida la sinceridad de la fe.
con mucha razón juzgaron siempre los Pastores supremos de la Iglesia, ser
cosa tocante á su ministerio, el esforzarse también á elevar la verdadera
ciencia y procurar con singular vigilancia, que conforme á las doctrinas de
la fe fuesen en todas partes enseñadas todas las disciplinas científicas, espe-
cialmente la filosofía, pues de ella pende en gran parte la índole de las otras
ciencias. Nos mismo, Venerables Hermanos, hicimos esta prevención entre
otras, en la primera Encíclica que os dirigimos ; y ahora, atendida la grave-
dad del asunto y la condición de los tiempos que corren, vamos á tratar de
nuevo con vosotros de adoptar en orden á los estudios filosóficos, la idea
que mejor consonancia guarde con el bien de la fe y con la dignidad misma
de las ciencias humanas.
Fijando la vista en la triste condición del siglo, y abarcando con el pen-
samiento la índole de los sucesos públicos y privados, échase claramente de
ver que toda la causa de los males que actualmente nos afligen y de los que
nos amenazan, es haberse corrido á todas las esferas de la vida social, siendo
recibidas de muchos con aplauso las dañadas sentencias que ya hace tiempo
salen de las escuelas filosóficas acerca de las cosas divinas y humanas. Por-
que como sea natural en el hombre seguir en sus acciones el juicio de la
razón, en pervirtiéndose esta potencia, luego peca también la voluntad; y
así acaece que la malicia de las opiniones, cuyo sujeto propio es el entendi-
miento, influye en los actos humanos, y asimismo los pervierte. Y , por el
contrario, cuando el entendimiento está sano, y estriba con firmeza en prin-
cipios sólidos y verdaderos, es causa de muchos bienes, así públicos como
privados. No atribuimos ciertamente á la humana filosofía tanta fuerza y
autoridad, que la juzguemos capaz de rechazar y desarraigar todos los erro-;
res ; pues así como en el punto de haber sido instituida la religión cristiana
fué restituido el mundo á su primitiva dignidad por medio de la admirable
luz de la fe, difundida no con palabras persuasivas de humano saber, pero sí
con los efectos sensibles del espíritu y de la virtud de Dios ( 2 ) , así ha de espe-
rarse también ahora de la virtud todopoderosa del mismo Dios principal-
mente, y de su eficaz auxilio, que la humana inteligencia, disipadas las ti-
( 1 ) COIOBS. n, 8.
(2) I Cor. i , 4,
634 S. D. N . LEONIS XIII EPISTOLA ENCYCLICÄ.
nieblas de los errores, vuelva en sí y los conozca. Pero no por esto es razón
despreciar ni dejar á un lado los medios naturales con que, gracias á la sa-
biduría divina, que todas las cosas ordena con suavidad y eficacia, es ayu-
dado el humano linaje; entre cuyos auxilios consta generalmente ser princi-
pal el recto uso de la filosofía. No en vano adornó Dios la mente de los
hombres con la luz de la razón, la cual, lejos de ser extinguida ni dismi-
nuida por la luz sobreañadida de la fe, es antes perfeccionada por ella, y
acrecentada su virtud, y hecha hábil para cosas mayores. E s , pues, muy con-
forme al orden establecido por la divina Providencia para convertir á los
pueblos á la fe y á la salud, acudir aun á las ciencias humanas en busca de
auxilio : industria razonable y prudente, usada de los Padres más ilustres
de la Iglesia, según consta en los antiguos monumentos. No fué á la verdad
uno solo, sino muchos, y estos graves, los oficios que solía hacer en ellos la
razón ; los cuales compendió el grande Agustino, diciendo que con esta cien-
cia es engendrada la fe tan saludable, y que por ella se nutre y se defiende y
confirma ( 1 ) .
Porque lo primero, cuando los sabios emplean como deben la filosofía, no
hay duda, sino que puede allanar el camino de la fe, y guardarlo, y dispo-
ner convenientemente los ánimos que la cultivan, á recibir las verdades re-
veladas ; lo cual indujo á los sabios á llamarla, ora preliminar de la fe cris-
tiana, (2), ora preludio y auxilio del cristianismo ( 3 ) , ora pedagogo en orden
al Evangelio ( 4 ) .
Y la verdad en orden á las cosas divinas, la grande benignidad de Dios,
no solamente manifestó con la luz de la fe las verdades cuyo conocimiento
sobrepuja.á la humana inteligencia, sino también algunas otras'no del todo
inaccesibles á ella, para que allegándose á la luz natural el testimonio divi-
no , fueran conocidas al punto de todos sin mezcla ni sombra alguna de error.
Por donde sucedió que ciertas verdades entre las que son propuestas como
objeto de fe por el mismo Dios, y ciertas otras estrechamente unidas con la
doctrina de la fe, fueron conocidas de los mismos sabios gentiles mediante
la sola luz de la razón, y demostradas y defendidas por ellos con argumentos
convenientes: Las perfecciones invisibles de Dios, según él Apóstol, aun su
eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del
mundo por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas ( 5 ) ; y cuando
los gentiles, que no tienen ley escrita y ellos hacen ver que lo que la
ley ordena, está escrito en sus corazones ( 6 ) . Estas verdades, pues, explo-
radas hasta por los sabios del gentilismo, importa mucho que cedan en
pro de la doctrina revelada, para que conste realmente que la misma sa-
biduría humana y el mismo testimonio de los adversarios de la fe cristiana
le rinden homenaje. Esta conducta no es tan solo de ayer, pues antes viene
de antiguo, y fué usada á menudo de los Santos Padres de la Iglesia. P o r
su parte, estos venerables testigos y custodios de la tradición, vieron una
como forma y figura de esto en aquel hecho de los hebreos, que según el
mandato que les fué dado, se llevaron consigo al salir de Egipto los vasos de
plata y oro de los egipcios, y los vestidos preciosos, para ser luego dedicados
al culto del Dios verdadero después de haber servido á la superstición en
ritos ignominiosos. A Orígenes le alaba G-regorio de Neocesarea (1) precisa-
mente por esta razón, á saber: que habiendo entresacado ingeniosamente
muchas sentencias de las pronunciadas por los gentiles, como quien arrebata
las armas á los enemigos, convirtiólas con singular ingenio y habilidad en
defensa de la fe y ruina de la superstición. Este mismo método alaban y
aprueban en Basilio Magno los dos Gregorios ( 2 ) : Jerónimo también lo re-
comienda sobremanera en Quadrato, discípulo de los Apóstoles, y en Arísti-
des, en Justino, en Ireneo y muchos otros ( 4 ) . Por ventura, decía San
Agustín,l¿no salta á los ojos el mucho oro y plata y preciosos vestidos con que
salió cargado de Egipto Cipriano, aquel doctor -dulcísimo y gloriosísimo mártir?
Pues ¿cuánto no se parece esta riqueza en Lactancio? ¿Cuan grande en Victori-
no, Optato é Hilario? Y para no hablar de los vivos, ¿qué caudal no fué aquel
con que cargaron innumerables griegos? (5) Que si la razón natural tiró á la
tierra esta opima semilla de doctrina antes de ser fecundada por la virtud de
Cristo, mucho más rica habrá de producirla después de haber sido restaura-
das y engrandecidas por la gracia del Salvador las fuerzas nativas del enten-
dimiento humano. ¿ Pues quién no echará de ver el camino fácil y llano con
que este método conduce los entendimientos hacia la fe ?
Y no se reduce á esos límites- el bien que se origina de dicho método. La
divina Sabiduría reprende gravemente en las Sagradas Letras la necedad y
locura de aquellos, que por los bienes visibles, no llegaron á entender el Ser
Supremo; ni considerando las obras, reconocieron al artífice de ellas ( 6 ) . Grande,
pues, y muy esclarecido es, en primer lugar, el fruto que alcanza la razón
humana demostrando la existencia de Dios: pues de la grandeza y hermosura
de las criaturas se puede á las claras venir en conocimiento de su Criador ( 7 ) .
En segundo lugar, la razón humana demuestra, que en Dios resplandecen
Novimus profecto non deesse, qui facultates humana? natura? plus nimio
extollentes, contendunt, hominis intelligentiam, ubi semel divina? aucto-
ritati subiiciatur, è nativa dignitate excidere, et quodam quasi servitutis
iugo demissam plurimum retardari atque impediri, quominus ad veritatis
excellentia?que fastigium progrediatur. Sed ha?c piena erroris et fallaciai
sunt ; eoque tandem spectant, ut homines, summa cum stultitia, nec s i n e
crimine ingrati animi, sublimiores veritates l'epudient, et divinum benefi-
cium fidei ex qua omnium bonorum fontes etiam in civilem societatem
fluxere, sponte reiiciant. Etenim cum humana mens certis finibus, i i s q u e
satis angustis, conclusa teneatur, pluribus erroribus, et multarum rerum
ignorationi est obnoxia. Contra fides C h r i s t i a n a , cum Dei auctoritate n i t a t u r
certissima est veritatis magistra ; quam qui sequitur, neque errorum laqueis
irretitur, neque incertarum opinionum fluctibus agitatili'. Quapropter q u i
philosophia? S t u d i u m cum obsequio fidei C h r i s t i a n a ? coniungunt, ii optime
philosophantur : quamdoquidem divinarum veritatum splendor, animo ex-
ceptus, ipsam iuvat intelligentiam ; cui non modo nihil de dignitate d e t r a -
hit, sed nobilitatis, acuminis, firmitatis plurimum addit. Cum vero ingenii
aciem intendunt in refellendis sententiis, qua? fidei repugnant, et in pro-
bandis, qua? cum fide coha?rent, digne ac perutiliter rationem exercent : i n
illis enim prioribus, cansas erroris deprehendunt, et argumentorum, q u i b u s
ipsa? fulciuntur, vitium dignoscunt : in bis autem posterioribus, rationum
momentis potiuntur, quibus solide dempnstrentur et cuilibet prudenti per-
suadeantur. Hac vero industria et exercitatione augeri mentis opes et ex-
EPÍSTOLA ENCÍCLICA DE S. S. LEÓN XIII. 643
muchas exceden sobremanera las fuerzas del humano ingenio, por agudo
que sea, la razón humana, testigo de la propia flaqueza, no es osada á pro-
ponérselas cual si estuviera á su alcance, ni á negarlas, ni á medirlas por su
propio rasero, ni á interpretarlas á su antojo, sino antes las recibe con fe
humilde y entera, y tiene á singular honor ser admitida á la familiaridad de
tales doctrinas en calidad de humilde paje y aun de sierva fiel, y conocerlas
mirando alguna de sus razones con el favor divino. Mas respecto á aquellas
doctrinas capitales que la inteligencia humana puede naturalmente alcanzar,
justo es que la filosofía use de su propio método y de sus principios y argu-
mentos, aunque no de forma que presuma de sustraerse á la divina autoridad.
Por último, siendo como es verdad constante, que las cosas que se conocen
mediante la luz de la revelación, son verdaderas y ciertas, y que las senten-
cias contrarias á la fe pugnan asimismo con la recta razón, el filósofo católico
tiene asimismo por indudable, que á un mismo tiempo violaría-los fueros de
la razón y de la fe, si llegara á admitir cualquiera conclusión que entendiese
ser contraria á la doctrina revelada.
Sabemos ciertamente que hay quien, exaltando sin tasa las fuerzas de la
naturaleza humana, dice que en el acto de someterse á la autoridad divina
la razón humana se degrada, y que así envilecida bajo el yugo de la servi-
dumbre se siente detenida, y no puede seguir el camino que conduce pro-
gresivamente á la cumbre de la verdad y de la dignidad. Pero todo este dis-
curso es puro error y falacia, y en resolución á esto solo tiende, á que los
hombres rechacen con extrema necedad ^haciéndose ademas reos de enorme
ingratitud, las verdades más sublimes y el divino don de la fe, de donde se
derivan á la sociedad todos los bienes á raudales. Contenida en límites pre-
cisos y muy estrechos, la inteligencia humana está expuesta á muchos erro-
res, é ignora de por sí muchas cosas. Por el contrario, la fe católica, estri-
bando como estriba en la autoridad de Dios, es maestra certísima de la
verdad ; y al que la sigue, ni lo prende lazo alguno de la red tendida por el
error, ni son poderosas á conturbarlo las olas de la duda. Por esta razón
aquellos hacen rectísimo uso de la filosofía, que al estudio de esta ciencia
juntan el obsequio debido á la fe cristiana; ya que el esplendor de las verda-
des divinas, recibido en el ánimo, ayuda al mismo entendimiento, y lejos de
amenguar en lo más mínimo su dignidad, confiérele mucha nobleza y lo
torna más agudo y vigoroso. Esos mismos ejercitan con dignidad y fruto
copioso la razón, cuando explican la fuerza de su ingenio en la refutación
de los errores contrarios á la fe, y en la demostración de las verdades enla-
zadas con ella ; pues cuando refutando las sentencias erróneas, atacan al
error en su raíz penetrando sus causas y el vicio de los argumentos en que
se apoyan, y cuando prueban las verdades que hacen consonancia con la fe,
usan de razones tales, que hacen evidente la conclusión y la persuaden á
toda persona de recto juicio. Para negar, pues, que con esta industria y dis-
644 S. D. N. L E O N I S XIII E P I S T O L A ENCYCL1CA.
plicari facilitates qui neget, ille veri falsique discrimen nihil conducere ad
profectum ingenii, absurde contendant necesse est. Merito igitur Vaticana
Synodus pra?clara beneficia, qua? per fiderò, ratione pra?stantur, his verbis
commemorat : « Fides rationem ab erroribus liberat ac tuetur, eamque
» multiplici cognitione instruit (1). )) Àtque idcirco nomini, si saperet, non
culpanda fides, veluti rationi et naturalibus veritatibus inimica, sed digne
potius Deo grates essent habenda?, vehementerque lastandum, quod, inter
multas ignorantia? causas et in mediis errorum fluctibus, sibi fides sanctis-
sima illuxerit, qua?, quasi sidus amicum, citra omnem errandi formidinem
portum veritatis commonstrat.
Principem inter illos sibi locum vindicat S. Iustinus martyr, qui postea-
quam celebérrimas gra?corum Academias, quasi experiendo, lustrasset,
plenoque ore nonnisi ex revelatis doctrinis, ut idem ipse fatetur, veritatem
hauriri posse pervidisset, illas toto animi ardore complexus, calumniis pur-
gavit, penes Romanorum Imperatores acriter copioseque défendit, et non
pauca grœcorum philosophoruni dicta cum eis composuit'. Quod et Cuadra-
tus et Aristides, Hermias et Athenagoras per illud tempus egregie prœstite-
runt. — Neque minorem in eadem causa gloriam adeptus est Irœneus, mar-
tyr invictus, Ecclesia? Lugdunensis Pontifex : qui cum strenue refutaret
perversas orientalium opiniones, Grnosticorum opera per fines romani im-
perii disseminatas, «origines hœreseon singularum (auctore Hieronymo), et
»ex quibus philosophorum fontibus emanarint... explicavit (1).))—Nenio au-
tem non novit démentis Alexandrini disputationes, quas idem Hieronymus,
sic honoris causa, commémorât : «¿Quid in illis indoctum? Imo quid non
» de medulla philosophia? est ( 2 ) ? » Multa ipse quidem incredibili varietate
disseruit ad condendam philosophia? historiam, ad artem dialecticam rite
exercendam, ad concordiam rationis cum fide conciliandam utilissima.—
Huncsecutus Orígenes, schola? Alexandrin* magisterio insignis, grœcoruru
et orientalium doctrinis eruditissimus, perplura eademque laboriosa edi-
dit volumina, divinis litteris explanandis, sacrisque dogmatibus illus-
trandis mirabiliter oportuna, qua? licet erroribus, saltem ut nunc extant,
omnino non vacent, magnam tamen complectuntur vim sententiarum,
quibus naturales veritates et numero et firmitate augentur. — Pugnat cum
haereticis Tertulianus auctoritate sacrarum Litterarum, cum philosophis,
mutatu armorum genere, philosophice ; hos autem tain acute et erudite
convincit, ut iisdem palam fidenterque obiiciat : «Neque scientia, neque de
» disciplina, ut putatis, aequamur ( 3 ) . » — Arnobius etiam, vulgatis ad ver-
sus gentiles libris, et Lactantius divinis praesertim Institutionibus, pari
pientísimos que llamamos Apologistas : los cuales, con la fe siempre por guía,
echando mano á las razones y argumentos de la sabiduría humana, demos-
traron con ellos que solo el único Dios verdadero, infinitamente rico en todo
género de perfecciones y excelencias, debe ser adorado ; que todas las cosas
han sido sacadas de la nada por su virtud omnipotente ; que por su sabidu-
ría se conservan en su ser y actividad, y se mueven y dirigen respectiva-
mente á los fines particulares para que cada una de ellas está ordenada.
Entre los apologistas tiene derecho á ser tenido por el primero San Justino,
Mártir, quien después de haber recorrido las celebérrimas academias de los
griegos, por vía de preparación y ensayo, y conociendo claramente que solo
de las doctrinas reveladas fluye copiosamente la verdad, abrazólas con todo
el ardor de su alma, quitó las manchas con que pretendió afearlas la calum-
nia, las defendió copiosa y varonilmente ante los Emperadores Romanos, y
concertó con ellas no pocas de las sentencias de los filósofos griegos. Lo
mismo hicieron gloriosamente por aquel tiempo Cuadrato y Arístides, Her-
•mias y Atenágoras. No fué menor la gloria que alcanzó defendiendo la misma
causa el invicto Mártir San Ireneo, Obispo lugdunense, el cual, en la refu-
tación de las perversas opiniones de los orientales, que los G-nósticos exten-
dieron por los confines del imperio romano, manifestó, dice San Jerónimo...,
los orígenes de cada una de las herejías, y los filósofos de cuyas doctrinas se
originaron ( 1 ) . Tocante á Clemente de Alejandría, todo el mundo conoce sus
tratados, de los que hace honrosa memoria el mismo Jerónimo, diciendo:
¿Qué cosa hay en ellos en que no resplandezca el saber ? O mejor, que no perte-
1
dir á los hombres con no menor elocuencia que valor, los dogmas y precep-
tos de la sabiduría católica, no cierto derribando por tierra á la filosofía, al
uso de los Académicos (1)', sino ora sirviéndose de sus armas, ora con vir-
tiendo al propósito de persuadirlos las que ponían en sus manos las muchas
diferencias y contiendas de los filósofos ( 2 ) .
Lo que el gran Atanasio y el príncipe de los oradores, Crisóstomo, escri-
bieron de Dios, del alma humana, y sobre otras cuestiones gravísimas, es á
juicio de todos tan excelente, que á la sutileza y abundancia de sus escri-
tos, casi nada parece que se pueda añadir. Mas porque no resulte prolija la
relación de tantos varones ilustres, solo añadiremos á los ya mencionados á
San Basilio el Magno y los dos Gregorios, los cuales como hubieran salido
de Atenas, la tierra clásica de las letras humanas, ricamente provistos por
la filosofía de todo su material de guerra, cuantas fueron las riquezas cien-
tíficas que con vehemente estudio habían adquirido, otras tantas emplearon
en refutar á los herejes é instruir á los cristianos. Pero singularmente Agus-
tín, ingenio maravilloso, en quien rebosaban la sabiduría sagrada y la
profana, pareció haberse llevado entre todos la palma, combatiendo decida-
rnente los errores de su época con fe y saber admirables. ¿Qué parte ni lu-
gar tiene la filosofía que no tocase Agustín, ó mejor, que no investigase con
suma inteligencia, así cuando ponía delante de los fieles los sublimes miste-
rios de la fe, y la defendía contra las furiosas embestidas de los adversarios,
como cuando, reconocidos portales los delirios de Académicos y Maniqueos,
puso á salvo contra todo asalto los fundamentos y firmeza de las ciencias hu-
manas, ó cuando investigaba qué cosa sean y qué causas y origen tengan
los males que afligen á los hombres ? ¡ Con cuánta profundidad y sutileza
discurrió, y cuan profundas razones expuso acerca de los Angeles, del espí-
ritu humano, de la voluntad y libre albedrío, de la religión y de la vida
bienaventurada, sobre el tiempo y la eternidad, y hasta sobre la naturaleza
misma de las cosas corpóreas, sujetas á mudanzas ! Algunos siglos después,
Juan Damasceno en Oriente, siguiendo las huellas de Basilio y Gregorio
ííacianceno, y en Occidente Boecio y Anselmo, profesando las doctrinas de
San Agustín, acrecentaron mucho el patrimonio de la filosofía.
Partiendo de aquí los Doctores de la Edad Media, que llaman Escolásti-
cos, acometieron la grande obra de juntar diligentemente las fecundas y ri-
cas doctrinas diseminadas en los amplísimos volúmenes de los Santos Pa-
dres ; y una vez reunidas, de guardarlas, por decirlo así, en un solo lugar
para que de ellas se aprovechase la posteridad. Para conocer el origen, la
índole y excelencia de la escolástica, conviene oir, Venerables Hermanos,
las palabras del ilustre varón predecesor Nuestro Sixto V : ce Por la divina
munificencia de Aquel solo que da el espíritu de ciencia, y sabiduría y enten-
(1) IllSt. V I I , C. VII.
(2) De Opif. Dei, c. xxi.
650 S. t>. N . LEONIS XHt EPISTOLA ENCYCLICA.
a?tates, prout opus est, novis beneficiis auget, no vis prsesidiis instruit, in-
venta est à maioribus nostris sapientissimis viris Theologia schplastica,
quam duo potissimum gloriosi Doetores, Angelicus S. Thomas et seraphi-
cus S. Bonaventura, clarissimi huius facultatis professores... e x c e l l e n t i
ingenio, assiduo studio, inagnis laboribus et vigiliis excoluerunt atque
ornarunt, eamque optime dispositam multisque modis pra?clara? explicatam
posteris tradiderunt. E t huius quidem tam salutaris scientia? cognitio et
exercitatio, qua? ab uberrimis divinarum Litterarum, Summorum Pontifi-
cum, Sanctorum Patrum et Conciliorum fontibus dimanat, semper c e r t e
maximum Ecclesia? adiumentum afferre potuit, sive ad Scripturas ipsas v e r e
et sane intelligendas et interpretandas, sive ad Patres securius et utilios
perlegendos et explicandos, sive ad varios errores et ha?reses detegendas
et refellendas : his vero novissimis diebus, quibus iam advenerunt tempora
illa periculosa ab Apostolo descripta et homines blasphemi, superbi, seduc-
tores proficiunt in peius, errantes et alios in errorem mittentes, sana? c a -
tholica? fidei dogmatibus confirmandis et ha?resibus confutandis pernecesaria
est (1.).» Qua? verba quamvis Theologiam scholasticam dumtaxat com-
plecti videantur, tamen esse quoque de Philosophia eiusque laudibus acci-
pienda perspicitur. Siquidem pra?clara? dotes, qua? Theologiam scholasticam
hostibus veritatis faciunt tantopere formidolosam, nimirum, ut idem Ponti-
fex addit, (capta illa et inter se nexa rerum et causarum in pugnando ins-
tructio, i l l a ? dilucida? definitiones et distinctiones, illa argumentorum f i r m i -
tas et acuttissime disputationes quibus l u x à tenebris, verum à falso d i s -
tinguitur, ha?reticorum mendacia multis p r a ? s t i g i i s et fallacis involunta,
tamquam veste detracta, patefiunt et denudandur ( 2 ) , » pra?clara?, i n q u i -
mus, et mirabiles ista? dotes unice à recto usu repetenda? sunt eius philo-
sophia?, quam magistri escholastici, d a t a opera et sapienti C o n s i l i o , i n
Órdenes religiosas, y cuantos las han dirigido con reglas y preceptos, pusie-
ron á los que entrasen en ellas el de estudiar las doctrinas de Santo Tomás,
y el de darles entera adhesion, previniendo que á ninguno fuera lícito dejar
de seguir ni aun en lo más mínimo las huellas de tan insigne varón. Sin ha-
blar de la religiosa familia de los dominicos, que^con harta justiciase gozan,
considerándole como gloria propia, en este sumo maestro, los estatutos de
los Benedictinos, Carmelitas, Agustinos, de la Compañía de Jesús y de
otras Sagradas Eeligiones, son testimonio indubitable de haberles sido
puesta la misma ley.
Aquí precisamente se explaya el ánimo con gozo singular, haciendo me-
moria de aquellas celebérrimas escuelas ó universidades que en otro tiempo
florecieron en'Europa, las de P a r i s , Salamanca, Alcalá, Douai, Tolosa, Lo-
vaina, Pádua, Bolonia, Ñapóles, Coimbra y muchísimas otras, cuya fama,
como todos saben, creció con el transcurso de lósanos, á las cuales es tam-
bién sabido que se consultaba en los más graves asuntos, dándose en todas
partes á sus respuestas mucho valor y autoridad. Pues ahora bien ; en todas
aquellas casas, donde la sabiduría humana había establecido su morada,
Santo Tomás ocupaba la silla que como á Príncipe le pertenecía en aquel
reino suyo ; y por maravilloso y común acuerdo y consentimiento así de
maestros como de alumnos, todos descansaban unánimes en el magisterio y
autoridad solamente del Angélico Doctor.
Pero mucho más todavía es, que los Romanos Pontífices Predecesores
Nuestros, hayan honrado la sabiduría de Tomás de Aquino con singulares
elogios y magníficos testimonios. Clemente V I ( 1 ) , Nicolas V ( 2 ) , Bene-
dicto X I I I (3) y otros Pontífices dijeron de él, que con su doctrina admi-
rable ilustró á toda la Iglesia ; San Pío V (4) confiesa ademas, que á vista
de ella todas las heregías huyeron llenas de confusion y convictas de su ma-
licia, y el universo mundo se ve todos los dias libre de pestilencia de erro-
res; otros afirman con Clemente X I I (5), que los bienes más ricos y excelentes
se derivan de sus inmortales escritos á la Iglesia toda, y que el mismo Santo
Doctor merece ser honrado con honor igual al que se rinde á los sumos doc-
tores de la Iglesia, Gregorio, Ambrosio, Agustín y Jerónimo ; otros, final-
mente, no vacilan en proponer á Santo Tomás á las Universidades y gran-
des Liceos por ejemplar y maestro á quien seguir con entera seguridad. Dig-
nísimas de mención Nos parecen las siguientes palabras del B. Urbano Y á
la Universidad de Tolosa : Es nuestra voluntad, y según el tenor de las pre-
sentes Letras, os prevenimos que abracéis como verídica y católica la doctrina
nova qua?dam philosophies? ratio hac iliac succesit, unde non ii percepti sunt
fructus optabiles ac salutares, quos Ecclesia et ipsa civilis societas maluis-
sent. Admitentibus eniin Novatoribus sa?culi xvi, placuit pbilosophari citra
quempiam ad fidem respectum, petita dataque vicissira potestate qua?libet
pro lubitu ingenioque excogitandi. Qua ex re pronum fuit, genera philoso-
phia? plus a?quo multiplicari, sententiasque diversas atque inter se pugnan-
tes oriri etiam de iis rebus, qua? sunt in humanis cognitionibus pra?cipua?,
A multitudine sententiarum ad [bfesitation.es dubitationesque persa?pe ven-
tuin est : à dubitationibus vero in errorem quàm facile nientes honxinum
delabantur, nemo est qui non videat. — Hoc autem novitatis studium, cum
homines imitatione trahantur, catholicorum .quoque philosophorum animos
visum est alicubi pervasisse : qui patrimonio antiqua? sapientia? posthabito,
nova moliri, quam vetera no vis augere et perficere maluerunt, certe minus
sapienti C o n s i l i o , et non sine scientiarum detrimento. Etenim multiplex ha?c
ratio doctrina?, cum in magisti'orum singulorum auctoritate arbitrioque ni-
tatur, mutabile habet fundamentum, eaque de causa non firrnam atque stabile
neque robustam, sicut veterem illam, sed nutantem et levem facit philoso-
phiam. Cui si forte contingat, hostium impetu ferendo vix parem aliquando
inveniri, eius rei agnoscat in seipsa residere causam et culpam. — Qua? cum
dicimus, non eos profecto improbamus doctos homines atque solertes, qui
industriam et eruditionem suam, ac novorum inventorum opes ad excolen-
dam philosophiam afferunt ; id enim probe intelligimus ad incrementa doc-
trina? pertinere. Sed magnopere cavendum est, ne in illa industria atque
eruditione tota aut pra?cipua exercitatio versetur. — E t simili modo de sacra
Theologia iudicetur ; quam multiplici eruditionis adiumento iuvari atque
illustrari quidem placet ; sed omnino necesse est, gravi Scholasticorum more
tractari, u t , revelationis et rationis conjunctis in illa viribus, invictum fichi
propugnacidum ( 1 ) esse perseveret.
tro, Venerabiles Fratres, eamdem alacriter viam esse ingressos, magna cum
animi nostri lastitia cognovimus. Quos cum laudamus vehementer, turn
hortamur, ut in suscepto C o n s i l i o permaneant : reliquos vero omnes ex
Vobis singulatim monemus, nihil Nobis esse antiquius et optabilius, quam
ut sapientias rivos purissimos, ex Angelico Doctore iugi et prasdiviti vena
dimanantes, studiosa? iuventuti large copioseque universi prasbeatis.
Non igitur, dum edicinxus libenti gratoque animo excipiendum esse quid-
quid sapienter dictum, quidquid utiliter fuerit á quopiam inventum atque
excogitatum ; vos omnes, Venerabiles Fratres, quam enixe hortamur, ut ad
catholica? fidei tutelam et decus, ad societatis bonum, ad scientiarum om-
nium incrementum auream Sancti Toma? sapientiam restituatis, et quam la-
tissime propagetis Sapientiam Sancti Thomas dicimus, si quid enim est á
doctoribus scholasticis vel nimia subtilitate quassitum, vel parum conside-
rate traditum, si quid cum exploratis posterioris asvi doctrinis minus cohas-
rens, vel denique quoque modo non probabile, id nullo pacto in animo est
a?tati nostra? ad imitandum proponi. — Ceterum, doctrinam Thomas Aqui-
natis studeant magistri, á vobis intelligenter electi, in. discipulorum ánimos
insinuare; eiusque pras ceteris soliditatem atque excellentiam in perspicuo
ponam. Eamdem Academia? á vobis instituía? aut instituenda? illustrent ac
tueantur, et ad grassantiun errorum refutationem adhibeant. — Ne autern
supposita pro vera, neu corrupta pro sincera bibatur, providete ut sapientia
Thoma? ex ipsis eius fóntibus hauriatur, aut saltern ex iis rivis, quos ab ipso
fonte deducios, adhuc Íntegros et illimes decurrere certa et con cor s docto-
rum hominum sententia e s t : sed ab iis, qui exinde fluxisse dicuntur, re
autem alienis et non salubribus aquis creverunt, adolescentius ánimos ar-
cendos curate.
Por tanto Nos, á la vez que declaramos de buen grado y con placer que ha
de admitirse todo lo que fuere sabiamente proferido por cualesquiera ingenios
ó inventado y escogitado en provecho de los- hombres, os exhortamos con
todas nuestras fuerzas á todos Vosotros, Venerables Hermanos, á que para
honor y defensa de la fe católica, para bien de la sociedad, para el progreso
de todas las ciencias, restablezcáis y propaguéis, con toda la posible latitud,
la áurea ciencia de Santo Tomás. Y decimos de Santo Tomás, porque si algún
punto fuera de los doctores escolásticos, ó investigado con nimia sutileza, ó
enseñado con poca madurez; si alguna cosa resulta menos conforme con las
doctrinas dadas á luz en época posterior, ó de cualquier otro modo improba-
ble, eso no es de modo alguno nuestro ánimo proponerlo á nuestra edad como
digno de imitación. Por lo demás, procuren los maestros elegidos prudente-
mente por Vosotros, imbuir los ánimos de sus discípulos en la doctrina de
Tomás de Aquino, poniendo de manifiesto su solidez y excelencia sobre las
demás. Expónganla con toda claridad y defiéndanla las Academias que ha-
yáis establecido ó cuya institución ordenéis, y usen de ella en la confutación
de los errores que infestan el mundo. Y porque no es razón que en lugar de
la verdadera y sincera doctrina sea recibida la fingida ó alterada, procurad
que la sabiduría de Santo Tomás sea bebida en sus propias fuentes, ó al menos
en aquellas corrientes que de ellas proceden puras é íntegras, según la
unánime y segura sentencia de los doctores; pero de aquellas que aunque
dicen que se derivan de tales fuentes, pero en realidad crecieron recibiendo
aguas ajenas y no cierto saludables, procurad tener alejados los ánimos de
los jóvenes.
Pero nuestro intento no se cumpliría, si Aquel no favorece las comunes em-
presas que en las divinas Letras se llama Dios de las ciencias ( 1 ) ; las cuales
nos enseñan que toda dádiva preciosa y todo don perfecto, de arriba viene, como
que desciende del Padre de las luces ( 2 ) . Y si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídasela á Dios, que á todos da copiosamente, y no zahiere á nadie,
y le será concedida ( 3 ) . Hasta en esto mismo hemos de seguir los ejemplos
del Santo Doctor, que nunca se ponía á leer ni escribir sin pedir antes el di-
vino auxilio; el cual confesó candidamente, que todo lo que supiera, más que
del estudio y trabajo propios, habíalo obtenido del cielo; y así supliquemos
á Dios todos á una con humilde y concorde ruego, que envié á los hijos de
la Iglesia el espíritu de ciencia y entendimiento, y les abra el sentido, con que
entienda la sabiduría. Y para que sean más copiosos Los frutos de la bondad
divina, interponed también delante de Dios el patrocinio eficacísimo de la
Bienaventurada Virgen María, llamada trono de la sabiduría; y juntamente
tomad por intercesores al purísimo Esposo de la Virgen, San José, y á los
(1) I Reg. II , 3.
(2) Jac. i , 1 7 .
(3) Ibid. y. 5.
666 S. D. N. LEONIS XIII E P I S T O L A ENCYCLICA.
LEON P A P A XIII.
DICCIONARIO
DE LAS VOCES Y FRASES MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS
Y OTROS ESCOLÁSTICOS W
mamos ni negamos del hombre, y por lo dente, como el frió del agua Accidens
tanto no mentimos. L o que tiene tam- proprium. V. Proprium.
bién lugar en lo moral, cuando hacemos Accidéntale y Accidentaliter. V . Es-
abstracción de la verdad de las cosas que sentialiter. Formaliter. 3. Fórmale. Per
meramente narramos. se. 1. 2.
1. Accidens es lo que se halla en lo Accomoda distributio tiene lugar cuan-
ajeno secundum se (accidentalmente), no do un atributo conveniente á toda la es-
empero, de la esencia de la cosa, como pecie, se acomoda ó atribuye á cada in-
la blancura, la ciencia (Aristot. M e t . dividuo, guardando entre ellos alguna
lib. v i , cap. Accidens ábsolutum. diferencia proporcional. Su correlativo es
V . Accidens physicum. distribución absoluta, que se verifica
2. Accidens logicum 6 prcedicable es atribuyendo á cada individuo el atributo
el que y a sea sustancia, y a accidente general, indistintamente. A s í por la dis-
está así unido al sujeto, que sin él puede tribución acomodada á cada individuo se
existir y concebirse el-sujeto. A s í los v e s - debe adoptar esta proposición : todos pa-
tidos son accidente lógico. decen males ; mas por la distribución ab-
3. Accidens metaphisicum es aquel soluta, esta otra ; todos los hombres son
que si bien se ha identificado con la sus- mortales.
tancia, sin embargo, nuestra mente pue- Accretio es lo mismo que aumento.
de concebir aquella sustancia sin é l ; ó lo V . Motus. Tomada estrictamente es la
que no es del concepto de sustancia. A s í adquisición de mayor cantidad que la que
la hilaridad ( ó facultad de reir) del hom- se ha perdido. (Arist. P h y s . lib. x , ca-
bre es accidente metafísico, porque si bien pítulo 2.°). V . Motus. 3.
aquella se identifica con la esencia del Actio es aquello por cuya mediación
hombre, puede, sin embargo, esta esen- el agente produce el e f e c t o , como la ilu-
cia ser concebida, sin que se conciba la minación. Actio immanens es la que se
hilaridad. recibe en el mismo supuesto, de quien
4. Accidens predicamentale degenera sale, como la visión (Arist. D e an. lib. n,
en accidente metafísico. caps. l.° y 3.° y S t o . Thom. I C. 51, ar-
5. Accidens physicum según los anti- tículo 1.°). Actio transiens es la que se
guos tiene la entidad distinta de toda recibe en un sujeto distinto del agente,
sustancia. E s , ó absoluto ó modal. Abso- como la calefacción. ( S t o . Thom. Met.
luto, que se reduce á la calidad y canti- lib. I V , lee. 12). Actio substantialis es
dad ( V . estas palabras) puede estar por la que termina en la sustancia, como la
virtud divina sin el sujeto. A s í , decían, la generación del fuego. (Arist. P h y s . li-
cantidad, color, olor, sabor del pan y del bro I V , cap. 5.°). Actio accidentalis es
vino están en la Eucaristía sin sujeto, á aquella por la que se produce el acciden-
quien adherirse. Modal, que no puede exis- t e , como el blanqueo (allí). Actio instan-
tir enteramente sin sujeto. D e esta clase tánea es la que tiene lugar en el instante
son la acción, pasión, unión, conocimiento ó que no se estiende á ciertas partes del
y otros-por el estilo, que siendo determi- tiempo, como la creación, la iluminación.
naciones últimas, para que la cosa sea Actio successiva es la que se estiende al
agente, paciente, unida, cognoscente, no tiempo ó tiene lugar en el tiempo, como
pueden concebirse sin ella. Accidens se- la calefacción.
parabile es el que puede ser removido Actiones sunt suppositorum. (Las ac-
fácilmente del sujeto ; como el calor del ciones son de los supuestos). Axioma.
hierro. Accidens inseparabile es el que E s t o e s , las acciones, como también las
no puede, ó al menos con gran trabajo, pasiones, se atribuyen á todo el com-
ser separado del sujeto ; como la pureza puesto, ó individuo, y no esclusivamente
de la nieve (Porfir. I s a g o g . cap. D e ac- á la parte, que produce la acción, ó la
cident.) Accidens estrinsecum es el que padece ; a s í , enfermo el cuerpo, se dice
denomina al sujeto solo estrínsecamente, que el hombre está enfermo, é inteligente
como la acción, el agente. Accidens in- el alma, se dice que el hombre entiende.
trinsecum es el que verdaderamente se A s í también la muerte del hombre Cristo
halla en la cosa, de la que se dice acci- se_dice muerte de la persona divina.
DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS. 611
Actu se dice que una cosa está en que frío. Actus, así tomado, tiene por
acto, cuando de hecho está fuera de sus correlativo potentiam, con cuyo nombre
causas, esto es, cuando ha sido produci- se designa la materia del compuesto, en
da por sus causas ; Potencia, ó en poten- cuanto es capaz de recibir la forma.
cia, cuando no existe, pero puede exis- 5. Actus informativus es la forma, ó
tir ; así el Antecristo existe hoy en po- lo que es á manera de forma en algún
tencia. compuesto, como el alma en el hombre,
Actualiter se dice de lo que está en el conocimiento en el alma inteligente.
acto. Su correlativo es potentialiter, ó Su correlativo es potentia informabilis,
habitualiter, que se dice de aquel que que es la materia del compuesto, como
tiene la potencia ó el hábito de produ- el cuerpo. Actus substantialis es el que
cir. Así en el que es movido en acto, el constituye por sí un solo ente con la ma-
movimiento existirá actualmente ; en el teria primera, como el alma informa y
que suele moverse habitualrnente. actúa al hombre. (Aristot. De an. lib. l.°
Actuare aliquid significa perfeccionar- c. 1). Actus accidentalis es el que actúa
lo en acto, y á veces también informarlo. la cosa ya constituida en su ser, como
Así el alma actúa el cuerpo, porque el calor.
también le informa y perfecciona en el 6. Actus primus, por antonomasia, es
ser del viviente. V. Informare. la misma potencia, v. gr., de entender,
1. Actus. Algunas veces se llama de ver, etc. Actus secundus es la acción
acto la existencia del ente. De donde ser emanada de la potencia. De donde se
actu, 6 in actu, ens actualis, actualitas, dice que uno obra por acto primero
habere actum significa existir. Así el cuando tiene la potencia de obrar; y
mundo ya producido se dice que tiene por acto segundo, cuando obra de hecho.
acto, etc., que no tenía, cuando era pu- V. Actus primus remotus es la causa
ramente posible. destituida de alguna condición, ó requi-
2. Actus se toma otras veces por la sito anterior para obrar. Actus primus
señal ó atributo del ente, del cual se en- próximas, es la causa acompañada de
tienden emanar otros atributos del mis- todos los requisitos anteriores para pro-
mo ente. Así la racionalidad en el hom- ducir la acción. Así el fuego no aplicado
bre, se dice acto respecto de los otros á la estopa, está en acto primero remoto
atributos que de la misma se derivan. de quemar; más, aplicado á ella, está
3. Actus elicitus se llama el que se en acto primero próximo.
hace por la voluntad y permanece en la 8. Actus prior sive melior est quam po-
misma, como el amor, el odio, etc. Im- tentiam (el acto es anterior ó mejor que
peratus, el que es imperado por la vo- la potencia). Axioma. Puesto que es me-
luntad, pero la ejecución del mismo se jor para cada cosa existir en acto, que
manda por otra potencia, como el an- solo poder existir, ó también, es mejor
dar, el juicio imprudente, etc. Actus hu- la potencia con el acto, que privada del
mantes, 6 libre, ó moral es el que se hace acto. Este axioma nó sería, empero, ver-
por prescripción de la razón; como el dadero, si se entendiese de modo, que el
dar limosna. Actus homini, ó natural es ejercicio de la potencia ó del acto, sea
el que se hace por el hombre, sin la ad- mejor que la potencia; pues de esta ma-
vertencia de la razón, como el manosear- nera el movimiento sería mejor que la
se la barba (Sto. Tom., 1. 2, c. 1, ar- fuerza motriz, lo cual es absurdo.
tículo 1.°). 9. Actus purus se toma muchas veces
4. Actus formalis, ó simplemente acto, por la forma sustancial, como el alma
se dice la forma sustancial ó accidental, respecto del cuerpo mientras le informa
porque ella es la que determina la cosa, y perfecciona, más no es informada y
para que sea lo que es, más bien que otra perfeccionada; al modo que la materia
cosa. Así la forma sustancial del fuego se dice algunas veces pura potencia,
determina el compuesto, en el que está, mientras toda su esencia consiste en po-
que sea fuego y no otra cosa. Asimismo der recibir forma y ser determinada por
la forma accidental del color, determina ello.
el cuerpo para que sea cálido más bien 10. Actus respectivus es el ente incom-
672 DICCIONARIO DE LAS VOCES Y FRASES MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
hombre debe morir alguna v e z , aun sin buena temperatura. Análoga, Analogata.
enfermedad y sólo por la fuerza nutritiva. Y. Univoca.
V . Simile. V . Passum 2. Alia axiomata. Animatio es hacer que el alma infor-
V . Terminus 1, 2. me al cuerpo, ó es la acción por la que
A g e r e . V . Esse.~ se h a c e que el alma informe al cuerpo, ó
Aggeneratio. V . Motus, 3. es la acción por la que el alma informa al
Alienum. V . Proprium, 2. cuerpo.
A l i e t a s , es lo mismo que distinción, ó Antiperistasis es lo mismo que cir-
ser una cosa distinta de otra. cumobsistentia, ó resistencia hecha al
Aliquitatis. V . Realitates. cuerpo por los otros que le rodean. A s í
Alteratio, en general, es la mutación en los lugares subterráneos en el invierno,
una cualidad cualquiera, como la adqui- decían, ser más cálidos por Antiperista-
sición de la doctrina (Arist Phys. lib. v i l , sis , esto e s , porque empapados en aquel
c. 2 y 3). Alteratio, en sentido propio, tiempo por la humedad de la tierra, el
es el movimiento hacia la cualidad sensi- aire exterior que rodea aquellos lugares,
ble, media ó estrema, como el enfria- es más denso, y una y otro impiden que
miento, la blancura. Alteratio corrupti- se desprendan las emanaciones cálidas.
va es el movimiento corruptor del sujeto Antonomastice ó por antonomasia es
en que se verifica. Alteratio perfectiva lo mismo que atribuir á alguno por cierta
es la que tiende, no á la corrupción, escelencia un nombre común á muchos;
sino á la perfección del sujeto, como la así San Pablo se llama por antonomasia
iluminación (Arist. Phys. lib. V I I I , c. 3 y apóstol, y Cicerón orador.
Sto. Thom. De calo, lib. i , lect. 3 ) . Apparenter. V . Formaliter, 6.
V. Motus. Appetitus es la potencia de la cosa
Ampliatio es la acepción del término, que propende naturalmente á su bien y
por diverso tiempo, del que por el verbo fin ; así la materia apetece la forma
se significa de la proposición, como el (Sto. Thom. 1. , c. 7 6 , art. 1 , y c. 8 0 ,
a
justo pecó; esto e s , era justo antes que art. 1 y. 2 2 , c. 8 , art. 1). Apeiitus eliciti-
pecare. V . Status termini. vus es la potencia por la que el animal
Analogum n o m e n es el que se dice de se dirige al bien conocido. Appetitus ra-
sus inferiores, parte por la misma y parte tionalis es lo mismo que voluntad, y es
por diversa razón, como s a n o , del hom- la facultad que inclina al bien conocido
bre y de la medicina ( E x simpl. in Pra- por el entendimiento. Appetitus sensiti-
dic, c. 4 ) . Análoga son aquellas que vus es el que se dirige al bien percibido
tienen el mismo nombre; mas la razón sólo por el sentido. Appetitus concupisci-
significada por el nombre, en parte es di- bilis es el que se dirige al bien sensible
versa y en parte es la misma, como D i o s en absoluto, porque es bien. Appetitus
y criatura con relación al arte (Arist. irascibilis, es el que se dirige al bien
Met. lib. i v , c. 2 ) . sensible, ardua y difícilmente obtenido
Análoga atributionis son aquellas á (Sto. Thom. 2 2 , c. 1 8 , art. 1 y c _ 5 8 ,
quienes conviene un nombre cómun en el art. 1 y c. 1 6 8 , art. 2 ) .
mismo s e n t i d o , pero por diverso títu- Apellare se dice de alguna voz con
lo; v. g r . , el hombre, la comida, el respecto al término del cual es sinónimo
pulso se dicen sanos; pero por analogía ó epíteto, v. g r . , Cicero fuit magnus
de atribución, porque al hombre le con- orator; la voz magnus llama (apellat) al
viene la sanidad propia y principalmente: término Cicero. D e aquí que llaman al
á la comida, como causa de la sanidad ; primer término dpellantem, y el segundo
al pulso, como á signo. Análoga propor- appellatum.
tionalitatis son aquellas á quienes con- Apprehensio s i m p l e x es la acción del
viene el nombre común con significación entendimiento, que concibe alguna cosa,
semejante y con proporción, v. g r . , al sin afirmarla ni negarla; así, cuando
prado y al hombre conviene la risa por pienso que hay l u z , no afirmándolo ni
analogía de proporcionalidad, pues como negándolo, y otros ejemplos por el estilo.
la risa del hombre indica un ánimo pla- Argutivé. V . Formaliter, 4 .
centero, así la amenidad del prado la Argumentum es lo que se emplea para
SUMA TEOLÓGICA.—T01U0 V . 43
674 DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
9. Causa principalis, que para pro- rece tal como se juzga. Certitudo sub-
ducir el efecto no necesita especial ayuda jecti es la tenaz adhesión del entendi-
de un agente superior : la causa instru- miento á su juicio, como verdadero ;que
mental, necesita, por el contrario, de si bien solo debe tenerse por un valedero
tal ayuda. Así en el que escribe un libro, y racional motivo, sin embargo, á veces,
el hombre es la causa principal, la plu- nace de la pertinacia como cuando los
ma, empero, la instrumental. herejes se adhieren obstinadamente á sus
10. La causa segunda obra por virtud errores. Certitudo cognitionis se toma
de la causa primera. Axioma. Ya porque también por evidencia de juicio, ó por
las causas creadas obran por virtud par- efecto de este.
ticipada de la causa primera, ya porque Circuiré, es decir, abrazar, v. g. la jus-
en cada acción obran dependientemente ticia abraza todas las virtudes.
de su influjo actual. Cireulus formalis, ó uniformis, ó sea
11. Quitada la causa se quita el efec- circulatio, cuando se trata de argumen-
to. Axioma. Entiéndase esto principal- tar, es lo mismo que círculo vicioso.
mente de la causa inmediata, á no ser Cireulus materialis et regressus de-
que otra causa conservando el efecto su- monstrativus tiene lugar v. gr. cuando
ceda inmediatamente, ó el efecto se con- se prueba la causa por el efecto y luego
serve por Dios como causa primera. Así, por la causa más atentamente conside-
quitado el Sol, se quita su luz á no ser rada y mejor conocida, ó probada por
que ocurra inmediatamente otra causa otro capítulo, probamos á priori el efecto
que ilumine ; así también conservándola de la misma. Así, de la existencia de las
Dios, permanece la figura de la estatua cosas creadas, inferimos la existencia del
sin el artífice. Lo mismo tiene lugar en Criador : luego atentamente considerada
lo moral. Así, quitados los méritos, se la naturaleza de este, y conocidas sus
quita la gracia y el premio; quitado el perfecciones, deducimos que la existen-
objeto de la bondad que causa el amor, cia y el orden de las cosas creadas de-
se quita el amor. A este axioma corres- penden de él.
ponde otro: Puesto el efecto se pone la Cireulus logicus es el que se llama
causa. Es decir, dado el efecto, puede vulgarmente círculo vicioso.
deducirse, que en acto existe la causa, ó Circumobsistentia. V. Antiperistasis.
que ha existido. Circumscriptiva prsesentia, ó extensio
12. Causa próxima es la que por sí é circumscriptiva del cuerpo, es tal ma-
inmediatamente produce el efecto, como nera de existir en un lugar, que las par-
el fuego es la causa próxima del calor. tes del mismo correspondan á las partes
Causa remota es la que solo mediante del espacio, de modo que una no ocupe
otra causa, concurre al efecto. Así el el lugar de otra, ni se compenetren. Así
animal es la causa remota de la respira- también los cuerpos existen naturalmente
ción, el pulmón la próxima. en un lugar. Mas, dícese estar alguno en
Causalitas es el abstracto de causa, un lugar dejínitive, cuando así está en un
como racionalidad lo es de razón, ó bien, lugar una cantidad del mismo, ó de vir-
es aquella propiedad, fuerza ó facultad tud conmensurada, que en fuerza de su
que hace que la causa sea tal. Suele presencia no puede estar en otro al mis-
también con frecuencia tomarse por la mo tiempo, sin un nuevo milagro. De
misma acción, ó por el ejercicio de la esta manera el alma está presente al
causa. cuerpo; mas Cristo está en la Eucaristía
Causaliter. V. Formaliter,4, y Occa- de un m o d o , de un orden más elevado.
sionaliter. Claudere aliud i n suo intellectu dí-
Certitudo cognitionis, llamada tam- cese de aquel en cuyo concepto otro está
bién certitudo objecti formalis, es la que incluido, como padre, que no puede con-
nace del motivo que impele al ascen- cebirse tal sin el hijo y viceversa.
so, v. gr. de la evidencia del testimonio 1. Cognitio abstractiva es la que ca-
de los sentidos, de la autoridad. Certi- rece de uno de los dos requisitos del co-
tudo objecti es la necesidad del mismo, ó nocimiento intuitivo (V. Cogns. intuii.),
antecedente, ó consiguiente, que apa- á saber, ó cuando conocemos la cosa,no
DICCIONARIO D E LAS VOCES Y FRASES MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS. 677
por sus propias, sino por las imágenes tale. V . Substantiale— Compositum phy-
ajenas, ó cuando conocemos las cosas no sicum es el formado de partes reales y
presentes. A s í , abstractiva, es la idea realmente entre sí distintas; como el
que tenemos al presente de D i o s , como hombre, de alma y de c u e r p o . — Com-
sacada de las criaturas ; asimismo la de positum metaphysicum es el que se en-
A d a m , del Antecristo, de los antípodas, tiende constituido de partes ciertamente
porque no están presentes á nosotros. reales, pero distintas por la razón; como
A la cognitio abstractiva, así tomada, el hombre de animal y racional.
se opone la intuitiva. Conceptus rei proprius e x p r o p r i i s , ó
2. Cognitio abstractiva, en general, strieté proprius, por el que concebimos
es la que se hace por la abstracción de una cosa como es en s í , sin negación, y
nuestra mente ; mas por autonomasia sin ayuda de símbolo ó de ejemplo; como
solo á la primera se da este nombre. concebimos la l u z , ó la blancura que v e -
3. Cognitio comprehensiva estricta- mos. Conceptus proprius ex communibus
mente tal es la adecuada 6 del todo ajus- por el que concebimos la cosa por medio
tada al objeto, por la que se conoce todo de los predicados comunes, y con ayuda
y totalmente el o b j e t o , lo cual sucede de símbolo, ejemplo ó de negación se li-
cuando se conoce del todo y de todos los mita á tal objeto, de manera qué no con-
modos que puede ser conocido, también viene á otros. A s í al alma, á Dios y á
tocante á todos los efectos, á todos los todo lo qne no está sujeto á los sentidos,
términos con los cuales tiene conexión lo concebimos por los predicados genéri-
intrínseca. E s t a cognitio debe ser clara, cos , y con ayuda de alguno y por las ne-
cierta, evidente, quidditativa porque es gaciones los distinguimos de otros.
la más perfecta de todas las cognitiones, Concreto se dice el compuesto de su-
que responden al objeto. A s í Dios se co- jeto y forma con la cual se atribuye al-
noce á sí mismo y mayormente todas las guna denominación al sujeto. Concretum
cosas. metaphysicum, es aquel en que la forma
4. Cognitio intuitiva importa dos con- no se distingue realmente del sujeto :
diciones ; que se haga por la propia es- physicum, en el que se distingue en efec-
pecie, ó sea por la propia imagen del t o , pero le va adherida sin embargo; lo-
mismo objeto, impresa en la mente por gicum, si no le va adherida. A s í Dios
el mismo objeto, ó por D i o s ; y que sea omnipotente es un concreto metafísico,
dirigida al objeto realmente presente y porque en él la forma, es decir, la omni-
con suma claridad y certera. A s í intui- potencia, no se distingue realmente del
tiva es la cognitio del Sol mientras le v e - sujeto, ó sea, de Dios. E l cuerpo figu-
mos, intuitiva es la cognitio que los rado es un concreto físico porque la for-
bienaventurados tienen de Dios. ma se distingue del cuerpo y va al mismo
5. Cognitio quidditativa en sentido es- tiempo adherida al mismo. L a visión de
tricto, es la nacida de la propia imagen una torre es un concreto lógico, pues la
del o b j e t o , como intuitiva y ademas pe- visión se distingue de la torre y no le va
netra distintamente predicada lo más adherida. V . specificative.
esencial de la cosa hasta la última diferen- C o n c u r r e r e . Efficienter, Directive,
cia del concepto de una manera clara, Moraliter, Imperative, Finialiter. V . effi-
propia y positiva; tal es la cognitio que cienter.
tiene Dios de todas las cosas. L a cognitio, Conditio sine qua non es algo nece-
empero, quidditativa en sentido l a t o , es sario para producir el efecto, no influ-
toda cognitio quidditativa ó sea de la yendo sin embargo en él : como en la dis-
esencia del objeto, ó toda definición espli- tancia entre el agente y el paciente.
cando lo que es la cosa. Conexa son aquellas cosas de las cua-
Commune. V . Proprium 1. les la una no puede ser determinada, ni
Completive, es lo mismo que perfecta- estar sin la otra, como la criatura y el
mente, absoluté. criador, pues la criatura no puede existir
Componere et dividere es lo mismo sin el criador.
que afirmar y negar. Connexive. V . ¿Entitative y Torma-
Compositum substantiale et accidén- liter. 4.
DICCIONARIO DE L A S VOCES Y F R A S E S MÁS U S A D A S POR SANTO TOMÁS.
Connotare alguna cosa es lo mismo que cada uno participa en algo. Las partes
indicarla, ó sea señalarla en el dedo, de proporcionales se dicen también indeter-
donde minadas, porque siempre pueden decre-
Connotata son las indicadas ó señala- cer por nuevas subdivisiones.
das por algún término, así que los tér- 3. Continui puncta copulantia 6 ter-
minos relativos son mutuamente conno- minantia, ó continuantia son los puntos
tantes y connotados. Pues el Padre deno- admitidos por algunos antiguos, que per-
ta al hijo, el hijo al padre. manecen de continuo, indivisibles, y que
Connotative. V. Subjetiva. 3. solo hacen el oficio de unir las partes en-
Connotativum nomen es el que señala tre sí, de manera que estas, lo están por
á otro para significarlo perfectamente y conexión natural. Es decir, pretendían
ser entendido, como padre al hijo. aquellos que las partes continuas, como
Contaetus suppositi se dice cuando el las partes de un leño, estaban unidas en-
agente está unido inmediatamente, por su tre sí como por ciertas fibras que llama-
entidad, al paciente ; como Dios á toda ban puntos copulantes y querían fuesen
cosa creada en la que obra. Contaetus indivisibles.
virtutis cuando el agente, mediante su 4. Continuum es lo que tiene partes
virtud, penetra al paciente, como el sol integrantes, unidas por nexo natural,
al aire con su luz. como las gotas en el agua, las manos y
Contiguum. V. Continuum. los brazos en el cuerpo. De donde conti-
Continere formaliter aliquid es te- nua llamaban los antiguos á aquellos cu-
nerlo en sí, en acto y realmente ; como yos estremos están naturalmente unidos.-
el fuego, el calor. Confine re eminenter Contiguum es lo que no importa uniou,
es no tenerlo en acto, sino tener la per- sino mera inmediación de lugar; de donde
fección ó la virtud equivalente para pro- llamábanse contigua aquellas cuyos es-
ducirlo ; como el hombre contiene emi- tremos están juntos, es decir, en lugares
nentemente la perfección del animal. inmediatos, tales como dos maderas que
1. Continui partes aliquota llamaba se tocan una á otra.
Aristóteles á lo que repetido varias veces 5. Continuum permanens es aquel
igualaba el todo, de manera sin embargo cuyas partes existen á la vez, como la
que los partes igualmente se distingan madera, la paja, etc. Continuum successi-
unas de otras, y una parte no partícipe vum, aquel cuyas partes pasan por un
de la otra, sino que todas tengan cierta é flujo no interrumpido, y solo tieneu la
igual medida. Así el palmo repetido cua- continuidad en cuanto no ha sido inter-
tro veces forma el todo, brazo. Estas par- rumpida la sucesión, como el movimiento
tes llamábanse también determinadas, y el tiempo.
iguales, no comunicables. Contrahere genus vel speciem es de-
2. Continui partes proportionales son terminar y como aplicar el género á al-
aquellos que aparecen en nuevas sub- guna especie ó la especie á algún indivi-
divisiones hechas bajo la misma propor- duo. Así, v. gr., se dice que hombre
ción, como si una madera de dos palmos, determina (contrahit.) el género de ani-
se divide primero en dos palmos, luego malidad ; Pedro la especie de humanidad;
en cuatro medios palmos, después en ocho esto es, que el género animal es determi-
medios palmos y así sucesivamente ; pues nado, ó aplicado al hombre, y la huma-
se guarda la proporción subdoble en la nidad á Pedro. Esto mismo se indica
división y doble en la multiplicación. Es- también por las palabras dividere genus,
tas partes consideradas en cada uno de dividere speciem, á saber : aquel en sus
sus series, v. g. dos palmos ó cuatro me- especies, ésta, en sus individuos.
dios palmos, son las mismas partes igua- Contraria, contrariis curantur. Axio-
les y no comunicantes, como partes alí- ma. Porque los contrarios en un mismo
cuotas ; mas considerada una serie con sujeto se expelen mutuamente, lo cual
otra v. g. dos palmos con cuatro medios sucede lo mismo en lo físico que en lo
palmos, se dicen partes desiguales y co- moral.
municantes, porque los medios palmos Contrariorum contraríse sunt caussé.
son menores que los palmos y de ellos Axioma. Porque siendo opuestos requie-
DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS. 619
ren virtud opuesta ó desemejante que los decreto con que D i o s , según algunos filó-
produzca. L o cual entiéndase de las cau- sofos y teólogos, decreta concurrir con
sas per se, mas no de las causas que las causas libres; porque D i o s , por este
ocurran per accidens, es decir, de las decreto, se acomoda (attemperat) á la
causas libres; pues el querer y el no naturaleza y á la índole de la voluntad
querer un mismo objeto puede producirse criada, deja (relinquit) y la encomienda
por la misma voluntad sucesivamente. (commitit) la determinación y vuelve la
Pueden también tenerse por la misma omnipotencia indiferentemente (indiffe-
causa efectos de algún modo opuestos, si renter) aplicada á cualquier estremo.
los sujetos están dispuestos de diversa Deflnitio nominis es la oración que
manera, como por el mismo sol se endu- esplica la significación del nombre. Defi-
rece el barro y se liquida la cera. nitio rei, es la oración que declara la
Conversio es la transición de una cosa esencia del definido. Definitio positiva es
en otra, como cuando la leña es mudada la que descubre, con términos positivos,
en fuego. Conversio enuntiationum es la la quidididad de la cosa, como el hombre
mudanza de los estremos de la proposi- es animal racional. Difinitio negativa es
ción, guardada la cualidad esencial y la la que declara, en términos negativos, la
verdad; como ningún vicio es laudable, naturaleza de la cosa, como D i o s no es
nada laudable es vicio. mortal, no es corpóreo.
Convertens propositio se dice de aque- Demonstratio. V . A priori, 2.
lla que es deducida de otra, traspo- Denominans es el nombre del cual
niendo el sujeto y e l predicado de esta, otro se deduce según la significación y
v. g r . , ningún hombre es león, luego nin- terminación, como piedad, del cual pió.
gún león es hombre. E s t a segunda se Denominativum es el que se deduce de
llama convertens, la primera, empero, otro, según la voz y la significación,
conversa. como j u s t o , de justicia.
Ad convertentiam dici se aplica á Denominativo. V . Eormaliter,4. Spe-
aquellos de los cuales no puede signifi- cificativé.
carse el uno sin hacer al menos tácita Descensus terminorum es la conse-
mención del otro; así ad convertentiam cuencia llevada del término común á
dícese señor y siervo. otro menos común, ó también contenido
Convertí se dice de aquellos términos en singular bajo él, v. g . , todo hombre es
que pueden afirmarse el uno del otro y animal; luego este hombre es animal.
viceversa este de aquel. Tales son, en Ascensus, por el contrario, es la conse-
sentido metafórico, v. g r . , e n t e , bueno, cuencia llevada de términos menos comu-
pues todo ente es bueno y todo bueno es nes y singulares á término común que la
ente. V . Transcendentale. comprenda bajo de s í , v. g r . , cada uno
Corpórea ó sea corporalia, por atribu- de los evangelistas es santo ; luego todos
ción. V . Spiritualia. los evangelistas son santos.
Corpus organicum, el apetito sensitivo Desitio es la cesación de alguno de su
es la virtud del cuerpo orgánico, esto es, ser, ú operación.
el cuerpo consta de dos partes, de las Determínate aliquid' faceré significa
cuales la parte del alma sensitiva usa mirar aquello y no al mismo tiempo por
como instrumentos para las vainas funcio- su acción. Determinativo faceré signi-
nes, pues organon es lo mismo que ins- fica, empero, determinar la causa de ello,
trumento. Corpus mathematicum es la para que lo produzca. A s í el que te pide
cantidad que consta de longitud, latitud un libro te mueve á querer algo determi-
y profundidad. nado ; pero no mueve determinativa-
Creatio. V . Eductio. mente, es decir, no te determina; pues la
determinación pende, no de é l , sino de tu
libre voluntad.
T> D e u s et natura nihil faciunt frustra.
Décretio. V . Motus, 3. Axioma. Porque esto importaría alguna
Decretum attemperativum, relietiVum, imperfección, y aunque en nosotros apa-
commissivum indifferens, se llama al rezca algo supérfluo y aun vicioso, como
680 DICCIONARIO D E L A S VOCES Y F R A S E S M Á S U S A D A S P O R S A N T O TOMÁS.
la joroba en el hombre, estas cosas, sin cesivo es una serie de conocimientos que
embargo, conducen á buenos fines, si bien se suceden entre sí sin depender uno de
desconocidos de nosotros. otro ; como si conoces que el hombre es
Diaphanum es lo que es ilustrado ó animal y luego que el sol luce.
puede ser ilustrado por la luz, como el Dispositive. V. Formaliter. 4.
aire, el vidrio. 1. Distinctio consiste en que uno no
Dictum en la proposición modal, es la sea lo otro. Varias son las divisiones de
misma proposición absoluta, v. gr., én la distinción que conviene hacer notar.
jesta proposición : Pedro estudia ahora. 2. Distinctio absoluta existe entre dos
Ahora es el modo, Pedro estudia, el di- cosas de las cuales ninguna de ellas es el
cho (dictum). modo de la otra, como entre la piedra y
Differentia communis es el accidente el oro. Distinctio modalis existe entre la
común por el cual alguna cosa difiere de cosa y el modo de la misma, como entre
otras ó de sí misma, por diversidad de el cuerpo y la figura.
tiempo, de lugar, como la blancura de la 3. Distinctio admquata existe entre el
pared y de la mano. Differentia propria, todo y el todo, v. gr. entre el Sol y la
es el accidente inseparable del sujeto, Luna. Indcequata entre el todo y su par-
por el cual difiere de otros, como la te , v. gr., entre la mano y uno de los de-
negrura del cuervo, la blancura de la dos. La distinción inadecuada se llama
nieve. Differentia propriissima, por la también includentis et inclusi.
cual uno se separa esencialmente de otros, 4. Distinctio rationis ratiocinantis tie-
como la racionalidad respecto del hombre. ne lugar cuando nuestra mente concibe
V. Metaphisica, Essentia, 1. V. Prin- cosas distintas, que á parte rei, no hay
cipium, 1. fundamento para distinguirlas, y por
1. Directé aliquid cognoscitur, cuando tanto toda la distinción pende del que
se conoce primeramente en sí. Reflexé, raciocina ; v. gr., cuando en una y mis-
empero, cuando es conocido por el co- ma cosa concebimos la razón de sujeto y
nocimiento tenido de otra cosa; v. gr. predicado, como atributos diversos, y
la vista de un hombre la conozco direc- cuando decimos: el hombre es hombre; ó
tamente, y visto por su imagen reflexiva- cuando concebimos la misma cosa por
mente, porque entonces conozco al hom- conceptos sinónimos; como si decimos:
bre por el conocimiento de la imagen. el hombre es animal racional, en cuya
2. Directé se dice en cada acción lo proposición distinguimos al hombre como
que primario y ratione sui se propone del animal racional; en cuyo caso si un
hacer. Correlativamente indirecté lo que concepto es la esplicacion del otro, como
se intenta por razón de otro y como per en el ejemplo aducido, se llama también
accidens. Así la lógica trata directa- distinción de razón del todo implícito y
mente de las operaciones del entendi- espücito.
miento, indirectamente de los signos, vo- 5. Distinctio rationis ratiocinata tie-
ces, etc. Asimismo en lo moral, direc- ne lugar cuando nuestra mente concibe
tamente intenta el homicidio el que lo distintos los que no lo son verdaderamen-
manda; indirectamente el que pone al- te, pero hace esto con fundamento in re.
guna causa, como la embriaguez, por la Mas este fundamento consiste, ó en la fe-
cual aquel se sigue. cundidad del objeto para producir opera-
Directive concurrere. V. Efficienter. ciones muy diversas entre sí, como el
Discursus physice es el movimiento fuego, que endurece el barro y liquida la
local hecho aceleradamente del término cera; ó en la perfección del objeto que
á quo, al término ad quem. Discursus lo- reúne muchas perfecciones dispersas por
gice es el progreso del entendimiento de otra parte, como Dios, cuya perfección
un conocimiento á otro, como el silogis- equivale ó mejor contiene eminentemente
mo. Discursus ordinatus ó causal es el que cuanta perfección existe en las criaturas
.descansa en la noticia de uno para cono- ó en la semejanza real y al mismo tiem-
cer á otro, á causa de alguna conexión po desemejanza de tal objeto con otros,
entre ellos ; como el hombre es animal, como el hombre, que es semejante y de-
luego vive. Discursus inordinatus ó su- semejante al bruto ; 6 en la tenuidad ó
DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S M A S U S A D A S POR SANTO TOMÁS. 681
un mismo genero tienen diversas defini- causa formal. E l primario, que también
ciones esenciales; como el hombre y el se llama intrinsecus, es el compuesto
bruto. Diversa ó de diferente genero son concreto, ó la denominación resultante
las que se colocan en diversos predica- de la forma unida al sujeto capaz : v. gr.
mentos, como la piedra y la virtud. el efecto formal primario é intrínseco del
Divisio es la sección de algún todo en calor, que caldea el agua, es la misma
sus partes ; como si el hombre se divide agua caliente ; así también el hombre
en Cuerpo y alma. Divisio nominis es la santo es el efecto formal de la gracia
oración en la que algún nombre ambiguo unida al hombre. E l secundario, empero,
se distribuye en sus significados, como el que se llama también extrinsecus, es cual-
perro, que uno es celeste, otro terrestre, quier efecto, ya positivo, ya negativo,
otro marino. Divisio rei es la oración por que resulta de tal modo de la unión de la
la cual algún todo es distribuido en sus forma con el sujetp, que adecuadamente
partes, como la parte del animal una es se distinga de la forma, ó permanezca
viviente, otra sensitiva. Tantas son las estrínseco á la forma, como en los ejem-
especies de divisiones, como las especies plos aducidos, la espulsion del frío en el
de todos. V . Totum. agua, la borradura de los crímenes en el
Duratio extrínseca es aquel movimien- hombre.
to primer móvil por el cual son reguladas Effectus. V . Causa sublata.
las duraciones estrínsecas. Duratio in- Efficienter, effectivé, elicitive ad ali-
trínseca es la permanencia de la cosa en quid concurrere, se dice del que inme-
su ser ; ó es la existencia que persevera. diatamente consigue y lleva á cabo la
obra. Son correlativas estas : Directa
concurrere se dice de aquel que muestra
la regla ó el artificio con que la cosa debe
Eductio ó educir algo de otro, signi- hacerse; Moraliter, de aquel que ilumi-
fica hacer algo que sea necesario al su- na, invita, inclina; Imperativa del que
jeto en que se produzca y conserve; ó manda la ejecución de la obra ; Finali-
lo que es lo mismo, eductio, es la acción ter del que termina la acción ; v. g. los
que produce algo por el sujeto presu- Juicios son producidos por el entendi-
puesto. A s í , mientras el fuego de la pre- miento efficienter, ó elicitive; imperativa
supuesta materia, v. gr., del leño se en- y moraliter cuando son libres, por la vo-
gendra, dícese que el fuego es sacado luntad que aplica el entendimiento ; por
(educi) del leño. A s í también todas las la L ó g i c a directivé ; por el fin de adqui-
acciones de las criaturas que producen rir la ciencia finaliter. Y. Formaliter. 4.
algo, son educciones, porque las causas Electio es el acto que lleva la volun-
creadas nada pueden hacer sin la materia tad á abrazar el medio, que es el juzgado
preexistente. Mas esta materia preexis- por el entendimiento como idóneo para
tente se llama subjectum sustentationis; la consecución del fin.
pues sustenta aquello que es producido y Elementa vulgaria son: la tierra, el
conservado dependientemente de ella, agua, el aire, el fuego, porque son, se-
casi del mismo modo que los cimientos de gún los antiguos, ciertas semillas gene-
la casa sostienen la casa sobrepuesta so- rales de todos los demás cuerpos, á lo
bre los mismos. A la educción se opone menos sublunares, que llamaban mixtos.
lacreacion (creatio), que produce la cosa D e estos, los que convienen entre sí en
de la nada, ó por la cual la cosa es pro- alguna de aquellas cualidades que se di-
ducida de la nada, ya presupuesta á la cen primeras ( V . Primee qualitates), co-
misma, ya al sujeto. Educi de mo el aire y el agua, á las cuales convie-
potentia
es hacer en el acto lo que antes estaba ne la humedad y el frió, aunque en
en la potencia, y depende de la materia . diverso grado, se llaman symbola; los
y se hace por agente natural: así la for- que, empero, no convienen en ninguna
ma del fuego se dice sacada de la poten- cualidad, como el fuego y el agua, se
cia de la materia por el agente mediante dicen asymbola. P o r q u e , empero, las es-
la generación. pecies de los cuerpos son muchas más
Effectus formalis es el efecto de la que las diversas uniones que producen los
DICCIONARIO D E L A S VOCES Y F R A S E S M Á S U S A D A S POR SANTO TOMÁS. 683
cuatro elementos, de aquí que en otro pocos. Axioma. Ya porque por alguno se
tiempo, ademas de ellas admitían ciertos haría inútilmente, ya porque la cosa que
cuerpos producidos por Dios al principio es más sencilla, es por lo mismo más per-
del mundo, que se conservan dispersos fecta que las demás semejantes.
en las .regiones de los elementos, como Entitates absolutse. V. Motus. 3.
en seminarios comunes, que son para Entitative significa considerar la cosa
complemento de t a l , ó para tal especie en su toda y nuda entidad. Tiene como
de cuerpos que son producidos. Estas se- correlativo, conexive, que indica verifi-
millas (semina) llamábanse también por carse algo por razón de la conexión de
los»químicos, spiritus. una cosa con otra. Así el cuerpo entita-
Elenchus es el silogismo del cual se tivamente es incapaz de sentir, é inerte,
infiere la contradictoria de la concedida mas conexivamente, es decir, por razón
conclusión ; de manera que el que la ha de su conexión con el alma, es capaz de
concedido está obligado á admitir tam- sentir y de moverse.
bién su contradictoria. Enuntiatio es proposición afirmativa ó
Elevari se dice de la cosa cuando por negativa. Enuntiatio modalis es la que
el auxilio de Dios se hace potente para espresa el modo con que el predicado se
ascender á un cargo de orden superior, ó une ó no se une al s u j e t o ; según que
á un efecto colocado fuera de su esfera aquel modo es posible tan solo, ó real ó
natural; como el entendimiento humano necesario. Si posible, el juicio es proble-
hacía la visión intuitiva de Dios. mático ; si real, se dice asertorio ; si ne-
Emanatio accidentis es la natural re- necesario, apodíctico. Enuntiationis ma-
sultancia del accidente del sujeto á quien teria es la manera de ser del sujeto con
connaturalmente se d e b e , como su pro- el predicado, según la cual, llámase ne-
piedad , ó modo ; como la producción del cesaria, contingente ó imposible. Enun-
entendimiento y de la voluntad en el tiatio quantitas es la estension del sujeto
alma ; del frió en el agua. según se toma umversalmente, ó parti-
Eminenter. V. Formaliter. 1. cularmente, ó singularmente. Enuntiatio
E n s rationis, puramente objetivo, es qualitas es la afirmación ó negación del
una quimera, ó una cosa imposible, en atributo del sujeto. Enuntiationum aqui-
cuanto de algún modo es objeto del c o - pollentia es la identidad de dos enuncia-
nocimiento humano como el círculo trian- ciones con respecto á la causa. Enuntia-
gular. Ens rationis lógico es el que se tio exposibilis es la que necesita de expo-
finge por el entendimiento á causa de al- sición por alguna oscuridad de la cosa.
gún fundamento en la cosa, como la na- V. Exponere. Enuntiatio reduplicativa
turaleza humana concebida por modo de es la que consta de una palabra genera-
una, á cansa de la-semejanza "de las na- triz (en cuanto), por la cual se indica
turalezas singulares. Ens per se es el que bajo qué respecto el predicado conviene
tiene una sola esencia, como Dios hom- al sujeto, como Cristo en cuanto hombre
bre. Ens per accidenses el que consta de padeció. Y. Reduplicativé.
muchos entes en acto, ó de cosas de di- Esse ultimum rei es el último ins-
versos predicamentos, ó del mismo pre- tante de tiempo en que la cosa existe.
dicamento, entre sí no ordenados natu- Primum non esse rei es el primer ins-
ralmente, como un montón de piedras. tante de tiempo en que la cosa no existe
Ens actúale, ó ente en a c t o , es el que y a m á s ; llámase también á este ultimum
realmente e x i s t e , como el cielo. Ens po- instans extrinsecum existentice, último
tentiale ó en potencia, es el que no tiene instante estrínseco de la existencia.
pero puede tener la existencia y otra per- Esse secundum. V. Secundum.
fección ; v. g. el agua fria es en potencia Esse est propter operári. Axioma
para el calor. semejante á estos : Unumquodque est
Ens relativum et absolutum. V.- Rela- propter suam operationem ; unumquodque
tio. 1. sicut se habet ad esse, ita se habet ad
Los entes no deben ser multiplicados agere ; Modus operandi sequitur modum
sin necesidad ; ó bien vanamente se hace essendi (que equivalen á los castellanos,
por muchos lo que puede ser hecho por cada uno es hijo de sus obras, cada cual
684 DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S M A S U S A D A S í>OE S A N T O TOMÁS.
3?ormalitas es toda razón ó noción con sequedad del leño, no formaliter, sino
que se concibe algo. dispositivé. Si con la cosa de la cual re-
1. Formaliter algunas veces se toma cibe alguna denominación, el correlativo
por mentaliter, es decir, según las for- será denominativé. A s í por estar enferma
malidades, que distinguimos solo con la formalmente alguna parte del cuerpo, se
mente. V . Gradus metapliysici. Forma- dice que está todo el hombre enfermo,
liter tal como suena tiene por correlativo denominativé.
realiter. A s í , la omnipotencia y la sabi- 3. Formaliter algunas veces es lo
duría de Dios no realmente sino formal- mismo que veré y propine, y entonces
mente se distinguen. tiene por correlativo apparenter, meta-
2. Formaliter se dice algunas veces phoricé : v. gr., dícese que los prados se
de la cosa considerada en sí misma, ó en sonríen, no formaliter, sino metaphoricé,
su 'propia entidad. Mas entonces tiene V. Identicé.
varios correlativos según son varios aque- 4. Formaliter significa también con
llos , con los cuales la cosa puede compa- frecuencia lo mismo que essentialiter de
rarse ; pues si se la compara con el efec- manera que el predicado, que se dice con-
t o , el correlativo será efficienter, causa- venir al sujeto formaliter, entra en la
liter ó vialiter. A s í , v. g r . , la comida se esencia y definición del sujeto. A s í el
dice vida del hombre, no formaliter, hombre es formaliter animal. A s í tomado
sino efficienter ; así también la medicina formaliter tiene varios correlativos, se-
se dice salud del hombre. Si se la com- gún los varios respectos que puede ser
para con el objeto, el correlativo, será considerada la esencia de la cosa. Pues
objective, así Dios se dice esperanza del la esencia puede considerarse con los pre-
hombre justo no formaliter, sino objecti- dicados accidentales y entonces el cor-
ve, esto es, Dios no es la esperanza del relativo es accidentaliter. A s í el hombre
hombre, sino el objeto de la esperanza. se dice no formaliter, sino accidentaliter
Si se la compara con el ejemplar á ima- blanco. Puede la esencia considerarse con
gen del cual la cosa ha sido hecha, el los atributos, ó con las partes de la cosa,
correlativo será exemplariter. A s í la que son como la materia del sujeto indi-
imagen del César existente en la imagi- ferente á constituir aquello, ó lo otro, y
nación del pintor, concurre á la pintura entonces el correlativo es materialiter.
de la imagen del César no formaliter A s í el hombre se llama carne materiali-
sino exemplariter. Si se la compara con ter , y en lo moral, la muerte del hom-
el fin, el correlativo es finaliter; así la bre hecha por un ebrio se llama pecado
felicidad eterna dícese que mueve al materialiter, no formaliter.
hombre á obrar rectamente no formaliter,
5. Formaliter se toma el efecto cuando
sino finaliter, es decir, para conseguir el
se le considera secundum se. M a s , radi-
fin. Si se compara con otra cosa conexa
caliter 6 fundamentaliter, cuando se le
consigo, cuya existencia se infiere de
considera según la causa, raíz ó funda-
ella, ó la acompaña puramente, el corre-
mento. A s í , la hilaridad tomada forma-
lativo será arguitive, illative, connexive.
liter es propiedad del hombre y por la
Así por el humo conocemos el fuego, no
mente se distingue de la racionalidad;
formaliter, sino arguitive. Si se la co-
tomada, empero, radicaliter, es lo mismo
teja con una cosa, cuya existencia se
que racionalidad, pues esta es la raíz de
le imputa, el correlativo será imputative.
la hilaridad (risibilitas).
Así el que aconseja el homicidio es ho-
6. Formaliter, virtualiter, eminenter
micida no formaliter, sino imputative. Si
dícese de las causas en cuanto contienen
se la compara con la cosa, de la cual es
la perfección de su efecto. P u e s , dícese
la raíz, el correlativo será radicaliter;
que el efecto se contiene en la causa for-
así decimos que casi todos los males con-
maliter, cuando la naturaleza del efecto
sisten en el amor propio desordenado,
que se produce, se halla en la misma
no formaliter, sinb radicaliter. Si se la
causa. A s í el calor es contenido forma-
coteja con aquellos, que son disposición
liter en el fuego, porque según los Peri-
á tener aquella cosa, el correlativo será
patéticos, el mismo fuego contiene en sí
dispositive. A s í el fuego se tiene por la
el calor que produce. E l efecto es conté-
688 DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
el calor. Immediatio suppositi tiene lugar, por la verdad, pueden seguirse asimismo
cuando el agente es contiguo á aquel, absurdos. Sucede también en lo moral,
que recibe la acción, ó toca al mismo; como si se admite que el hombre no es li-
asi vg. el fuego aplicado á la estopa. bre en el obrar, se admite asimismo que
Immutatio naturalis es cuando el ór- no puede merecer, ó desmerecer.
gano se dispone á la misma cualidad na- Impotentia en general es la carencia
tural, á que se dispone la cosa fuera del de potencia a c t i v a , como la ceguedad.
alma; esto e s , cuando el órgano recibe Impotentia, especie de cualidad, es la
la misma cualidad natural que tiene el cualidad con la cual alguno obra, ó re-
objeto, así como la mano se hace caliente siste débil y escasamente ; como la vista
por el tacto de una cosa cálida, olorosa del anciano, la blandura de la cera.
por el tacto de una cosa odorífera Immu- Imputative. V . Formaliter. 4.
tatio spiritualis es cuando se recibe la Inadsequate. V . Adcequaté.
cualidad sensible en el instrumento se- Inane es el espacio que carece de cuer-
gún su ser espiritual, esto e s , cuando se p o , ni es apto para ser llenado natural-
recibe la especie ó algo intencional de mente , cual era antes de la creación del
la cualidad y no la misma cualidad, como mundo.
la pupila del ojo recibe la especie de blan- L a distinción entre INCLUDENTIS é in-
cura, y sin embargo no la hace. P . I. c. 78 clusi. V . Distinctio.
art. 3 y sigs. c. 82 art. 3 en el cuerp. Ab INDIFEEENTI ut indiferenti nihil
I m p e r a t i v é concurrere. V . Suffi- determinatum oriri potest. (Del indife-
cienter. . rente como indiferente nada determinado
Implicite y explicite en los actos del puede salir.) Axioma al que responde
entendimiento suena lo mismo que con- aquello de Santo Tomás: «todo lo que es
fuse y distincté. A s í las notas esenciales » determinado á uuo y á otro, sale en acto,
del hombre se conocen implicite en la de- s á no ser que por algo sea determinado
finición Hombre, explicite., empero, en la » á uno». Pues es necesario para que haya
definición animal racional. Implicite y ex- a c t o , que se quite la indiferencia y se
plicite en los actos de la voluntad se toma ponga la determinación á alguna cosa,
por directé é indirecto. E l que quiere lle- ya esterior, y a interiormente.
narse de v i n o , quiere indirectamente (im- Indirecte. V . Directé.
plicite) la embriaguez, si empero, bebe Indistantia penetrationis consiste en
con el fin de embriagarse, quiere directa- que dos cosas sean entre sí indistantes,
mente (explicite) la embriaguez. por lo mismo que se penetran, ó que es-
Implicare designa la cosa que contiene tén en un mismo lugar. Indistantia con-
otra. Implicare contradictionem se dice tinuitatis ó contiguitatis consiste en que
cuando algo no puede hacerse, porque dos cosas estén entre sí indistantes, por lo
seguiríase qué sería y no sería al mismo mismo que están en lugares inmediatos
tiempo, como implica suponer un hom- sin intervalo.
bre que no sea racional. Individualitas. V . Principium. 1.
Imprsescindibiliter significa que no Individuatio es la acción por la cual
puede hacerse la prescision. las cosas se individúan. Acerca Indivi-
Impossibile es lo que repugna ser he- dualitate. V . Principium.
cho ó ser. Ab imposibile sequitur quodli- Individuum primo intentionaliter es
bet (de un imposible sigúese otro) Axioma, aquel cuyas propiedades todas tomadas
semejante á este otro : Dato uno absurdo, en conjunto, no pueden convenir á o t r o ;
costera accidunt (de un absurdo siguen como Pedro. Individuum secundo inten-
los demás) por ejemplo, del imposible tionaliter es el que de uno solo puede ser
que puede deducirse lo verdadero y lo predicado como Sócrates de sí mismo. In-
falso, como el que el hombre pueda mo- dividuum vagum es el que se dice de uno
rir en gracia y en pecado, pudiera in- solo pero indeterminadamente ; como se
ferirse que el mismo debió ser salvado dice un cualquiera. Individuum signa-
y uo salvada, condenado y no condenado. tum es el que se espresa por su propio
Sobre todo en las ciencias, sentado en nombre, como Sócrates. Individuum de-
falso fundamento y admitida la falsedad monstrativum es el que se espresa por el
692 DICCIONARIO DE L A S VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
maliter, empero, cuando la conviene por virtud consiste en el medio entre el es-
razón de forma, v. g., el fuego es mate- ceso y el defecto. En lo físico también el
rialmente pesado, formalmente cálido. compuesto es más perfecto que los ele-
2. Materialiter algunas veces es lo mentos de que se compone.
mismo que identicc, ó specificative, á Médium rei, médium rationis. Como
saber por identidad, y como la cosa es las virtudes en ejercicio miran á la nor-
por parte de la cosa en sí misma. For— ma recta que se llama medio, si la norma
maliter, empero, algunas veces es lo procede solo de la cosa misma, esta nor-
mismo que reduplicativé, lo cual suele ma se llama médium rei; si de las perso-
espresarse por las partículas ; quatenus nas y de la calidad de otras circunstan-
in quantum, ut, prout, qua talis,v. g., cias, se llama médium rationis. Así, la
tratándose del hombre, esta preposición: justicia, que llaman conmutativa, mira
este animal es racional sería verdadera en los contratos al valor mismo de las co-
en sentido material ó idéntico, no, em- sas, que es igual para todos, y , por tan-
pero, en sentido formal ó formalmente; to, sigue el médium rei. La liberalidad
pues estas dos son en cierto modo identi- mira á la calidad del donante, á la oca-
ficadas; pero no puedo decir, este animal, sión y demás, que son varias, y penden,
en cuanto es animal, es racional; pues la por tanto, del juicio de los prudentes, y,
animalidad y la racionalidad son predica- por esto , sigue el médium rationis. Mé-
dos diversos en el concepto y en la defi- dium mor ale es el que se toma por el
nición. agente para conseguir el fin, como la li-
Materialiter. V. Formaliter, 3. mosna para la bienaventuranza. Médium
Materializatio se llama el oficio de la syllogismi, 6 racional, es el que se to-
materia cuaudo recibe la forma y cuando ma para probar uno de otro. Médium
constituye el cuerpo. Informatio , empe- arithmeticum es el que escede igualmente
ro , es el oficio de la forma, cuando per- al número menor y es escedido por el
fecciona la materia á ella unida, para que mayor, por esceso de cantidad, mas no
constituya tal cuerpo. de proporción, como el senario de los ter-
Máximum quod sic es la suma magni- narios escede al ternario, y el ternario es
tud posible de cualquiera especie, v. g., escedido por el novenario. Médium geome-
del cuerpo humano. Supongamos que el ti icum es cuando uno es escedido por otro
hombre puede ascender á una magnitud según la misma proporción, que se hace
como diez, pero no más allá, será esta proporción, propiamente dicha, según la
magnitud el máximum quod sic del hom- que escede; así seis esceden á tres en la
bre. Mínimum quod sic ó mínimum na- proporción doble y son escedidos por doce
turale es la suma parvidad posible de la en la misma proporción doble. Médium
especie. quod, ó del supuesto, es cuando entre el
Máximum quod non es la máxima par- agente y el paciente media el supuesto
vedad entre aquellas parvedades, que que primero recibe la acción del agente
son imposibles al viviente naturalmente; antes que llegue al paciente; como el
como si suponemos que la magnitud ne- aire es medio entre el fuego agente y la
cesaria al hombre viviente es cinco, el mano paciente. Médium quo es la forma
máximum quod non, será cuatro. Míni- por la que el agente produce el efecto,
mum quod non es la mínima magnitud como el calor es el medio con que el
entre aquellas magnitudes á las que el fuego obra en la mano. Médium sub quo
viviente no puede ascender : v. g., supon- es el que perfecciona la potencia para
gamos que el hombre viviente no puede obrar en general, no determinándola al
ascender más allá de la magnitud de objeto especial; como la luz es el medio
diez, mínimum quod non será once. bajo del que percibe al ojo cada color.
Médium in quo es aquello por cuya ins-
Médium, tomado por antonomasia, es
pección es conducida la potencia a la no-
lo mismo que término medio, empleado
ticia de otra cosa, como en el espejo se
en la argumentación.
mira la cosa reflejada y en la imagen la
Médium nobilius est extremis (el medio
representada.
es más noble que los estrenaos). Axioma
empleado más bien en lo moral. Así, la Mentaliter. V. Formaliter. 5,
696 DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
á constituir algo. Tal e s , v. gr. la unión sandi per se, á saber, cuando la causa es
del alma con el cuerpo del hombre; pues por sí, causa de tal efecto como la d e g o -
el alma y el cuerpo, que pueden existir llación de la muerte.
separadamente, son determinadas á la Moraliter coneurrere. Y. Efficienter.
unión, para constituir en acto al hombre. 1. Motus, en general, es el acto del
S o n , sin embargo, los m o d o s , según los ente en potencia, en cuanto está en po-
antiguos, ciertas realidades; pues, v. gr. tencia. D e aquí que se diga aclus im-
la unión es algo real, porque real es unir perfecti, porque el ente en potencia ne-
el cuerpo al alma ; ademas son realida- cesita de otro que le perfeccione. Motus
des por la cosa modificada distintamente; se llama algunas veces cualquiera acción
de lo contrario el alma y el cuerpo no p o - inmanente. A s í las intellectiones en el
drían existir sino uuidos. A los modos se hombre, actos ciertamente vitales (véase
oponen las entidades absolutas, que son esta palabra) en los animales se llaman
los accidentes que pueden existir sin la motus. A s í Aristóteles definió la natura-
sustancia, á que van adheridos como el leza en general, principio en que está el
calor, sabor. movimiento y la quietud de la misma.
Bntitas modalis, ó m o d u s , es lo mismo 2. Motus significa algunas veces cual-
que accidente puramente modal. Entilas quiera acción, creación, educción. V é a s e
absoluta, es lo mismo que accidente ab- Eductio.
soluto. Y. Accidens y Y. Prolusionem. 3. Motus accretionis es agregar una
4. Modi substantiales. Y. Substan- cantidad á otra, como si á cierta cantidad
tiale. de agua se le añade otra porción de agua.
5. Modi prioris et posterioris. Cinco Motus decretionis es la sustracción de
señala Aristóteles en sus Post pradica- una cantidad de otra, como si á cierta
menti, á saber : Prius tempore, que pre- cantidad de agua se le quita alguna por-
cede á otro por duración de tiempo, como ción de agua. Motus alterationis es la
Adán á Abel. Prius natura que se in- mutación de la calidad, como cuando el
fiere de otro, mas no infiere al mismo, ó agua de fria se hace caliente. Motus la-
como dicen, que no tiene de otro la con- tionis es la traslación de un lugar á otro
secuencia de subsistir. Como el animal lugar, ó sea el movimiento local. Motus
por naturaleza es antes que el hombre, generationis es la generación, ó sea la
porque bien se infiere, es hombre, luego producción de sustancia por el sujeto pre-
animal, mas no, es animal, luego es supuesto. Motus aggenerationis es la pro-
hombre Prius ordine que según el orden ducción de nueva parte de la sustancia
y disposición de la naturaleza precede á inanimada, como cuando el fuego es pro-
otro : como el exordio á la narración. ducido por la materia de la leña. Motus
Prius dignitate que antecede á otro por nutritionis es la nutrición, es decir, el
escelencia de naturaleza, como el hom- aumento de sustancia de los vivientes por
bre al bruto. Prius causalitate como toda la fuerza de los alimentos.
causa, como causa con respecto al efecto Movens n o n m o t u m es el agente que
como efecto ; como el sol á la l u z , el se mueve á sí mismo y no es movido por
hombre á la hilaridad. V . Prioritas.otro, como agente principal. Movens mo-
6. Modi per se son cuatro, dos de de- tum es el agente que no se mueve si no
cir, uno de ser, otro de causar por sí. • le mueven, como los miembros del cuerpo
Primus modus dicendi per se, es aquel no mueven á otro cuerpo, si primero no
en que el predicado es de esencia del su- son movidos por el alma.
jeto, como todo hombre es animal. Se- Munus significa á veces la potencia, ó
cundus modus dicendi per se, es aquel en alguna fuerza de obrar.
que el sujeto es de esencia del predicado,
esto e s , en que la propiedad se predice
del sujeto ; como el hombre es admirati-
N
vo. Tertius modus essendi per se, es pro- Natura n a t u r a n s , creatrix, univer»
pio de las sustancias, de las cuales es salís es Dios. Natura naturata es el
propio el subsistir por s í , como el hombre complexo de todas las cosas creadas. A
subsiste por sí. Quartus modus est cau- veces se toma natura por esencia de la
698 DICCIONARIO D É L A S VOCES Y F R A S E S MAS USADAS POR SANTO TOMÁS.
cosa, ó por causas naturales, como cuan- por la interposición de la tierra. Ex ne-
do se dice : natura nihilfacitfrustra, la cessario nonnisi necessarium, et ex vero
naturaleza nada hace en vano ; por gene- nonnisi verum sequitur. (Del necesario
ración y nacimiento de los vivientes ; por sigúese solo el necesario, y del verdade-
forma sustancial; por principio efectivo ro, solo el verdadero.) Axioma. Pues si
ó pasivo del movimiento y de la quietud, el consiguiente se infiere rectamente del
y así la define Aristóteles, principio y antecedente, en el mismo debe estar con-
causa de su movimiento y quietud, en el tenido. Luego, lo que se infiere del ver-
cual existe per se y no secundum accidens. dadero, debe ser verdadero, y lo que del
Natura determinatur ad unum. ( L a necesario, asimismo necesario.
naturaleza es determinada á una cosa.) Necessitas simplex ó absoluta es
Axioma. Aquí por naturaleza se entien- aquella en que la cosa, fuera de toda su-
den los agentes necesarios, que son de- posición, es necesaria, de manera tal que
terminados á una cosa tan solo, como el no puede ser mudada, así es de necesi-
fuego para quemar; no empero, los agen- dad absoluta el que Dios sea uno. Neces-
tes libres, que pueden determinarse á lo sitas antecedens es aquella en que la vo-
opuesto. luntad no obra para sí libremente, ni
Naturale, como opuesto ó sobrenatu- puede evitarse. Necessitas consequens es
ral, es lo que se debe á alguna cosa la que la voluntad obra para sí libre-
según su naturaleza; como al hombre le mente y puede evitarse. El que atado
es natural entender ; como opuesto á vo- con cadenas está sentado de modo que
luntario y libre, es lo que se bace sin por su propia fuerza no pueda levantar-
imperio ó advertencia de la voluntad y se, está necesariamente sentado necessi-
solo por la naturaleza espontáneamente, tateantecedente; el que empero, está sen-
como nutrirse, dormir ; según se opone á tado de modo que puede levantarse por
lo fortuito y casual, como lo que se hace su propia fuerza; está sentado necesaria-
por causas naturales, como el descenso mente necessitate consequenti; es decir,
de la piedra ; como opuesto ó violento, que supuesto que está sentado, es impo-
así el movimiento del cielo es natural. sible que deje de estarlo. V. Omne quod
También á veces se toma por el cuerpo est. Necessitas consequens se llama tam-
físico compuesto de materia y forma. bién necessitasconsequentice, ó ex suppo-
Necessarium es lo que no puede ser de sitione. Necessitas quoad specificationem
otra manera distinta, como el animal ser es aquella por la que la potencia sobre su
hombre. Necessarium absolutum es lo objeto puede ejecutar un acto de una sola
que no depende de otro, ni del orden de especie, y no el opuesto ; como el enten-
otro, como Dios. Necessarium ex hypo- dimiento acerca lo verdadero propuesto
tesi es lo que es necesario bajo alguna claramente, el acto de asentimiento, la
suposición, como la comida al hombre en voluntad acerca lo bueno, el acto de amor,
el supuesto de que quiere vivir. Necessa- no de odio. Necessitas exercitii es aque-
rium physice es aquel sin el cual la po- lla en que la potencia no puede ejecutar
tencia no está completa in actu primo, un acto de una especie acerca su objeto;
ni puede obrar de ningún modo ; como el como abierto el ojo, no puede no ver y la
calor respecto del fuego para calentar. voluntad no amar áDios, viéndole clara-
Necessarium moraliter es aquel sin el mente.
cual, si bien absolutamente el efecto Nihil agit in distans (nada se hace de
puede ser hecho ; nunca empero, ó rara- lejos). Axioma. Esto es, ninguna causa
mente se hace; como son necesarios los produce efecto en un lugar distante de
pies para andar, el caballo para marchar. ella, sino obrando por el espacio interme-
Necessarium logicum es el que repugna dio. Pues los agentes creados son de vir-
por los términos, no ser ; así es necesario tud limitada y si no debieran obrar por
al hombre ser racional. Necessarium me- intermediario, podrían obrar á cualquiera
taphysicum es el que no tiene en sí la po- distancia, cuando por el intermediario
tencia para no ser, como Dios. Necessa- nada»perdieran de virtud, lo que es con-
rium physicum es el que es tal por causas trario á la esperiencia.
naturales, como es necesario el eclipse Ex nihilo, nihil Jit; nihil innihilum
DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
Así Dios será el objeto material del amor, de resolverse en esta otra que se llama
la bondad, empero, del mismo, el formal. officians : Propositio ista, Deus existit,
2. Objectum fórmale quod, es la razón est necessaria.
genérica, por la que los objetos todos Omne quod est, e x suppositione quod
particulares se hacen aptos, para ser al- sit, necesse est esse. ( E s necesario que
canzados por alguna potencia, ó ciencia, exista todo lo que existe, por la suposi-
como el color respecto de la potencia vi- ción de que exista.) Axioma semejante
sual. Se llama también: fórmale sub quo; á este otro : Unumquodque necessario
vatio formalis sub qua ; ratio objecti ut est, quando est (cuando existe, existe
res est; ratio objecti in esse rei; ratio necesariamente en cada uno); puesto que
objecti ut objecti; ratio objecti in esse sería y no sería á un tiempo, si lo que es,
attingibilis, aut scibuis ; ratio formalis- pudiera no ser á un tiempo en el mismo
sima sub qua. instante.
3. Objectum fórmale quod es la razón Operari sequivoce, ó univoco, ó ana-
específica contenida en la razón común, logice indica que la causa es equívoca ó
como en su. género, como respecto de la analógica con su efecto. Y. Univoca.
potencia visual el color verde contenido Operari sequitur ab esse. (Obrar si-
bajo la razón genérica de color. Objec- gúese del ser.) Axioma semejante á este
tum fórmale quod se llama también ratio otro : Prius est esse quam operari (pri-
formalis qua; objectum materiale pro- mero es ser, que obrar.) Porque no se
prium et per se. Y. Specificativum. comprende que pueda obrar, lo que se
4. Objectum materiale intrinsecum es comprende que no existe.
el que se alcanza en sí mismo, mas no Operari y Operatio ; esse est propter
por causa de sí mismo, como el enemigo operari (el ser es por causa de obrar) y
amado por causa de Dios. JExtrinsecum otros axiomas semejantes. V. Esse.
que se llama también puré denominati- Opinari et existimare non est in no-
vum, es el que se alcanza, no en sí, sino bis ( no está en nosotros el opinar y apre-
en otro algo distinto, al que se une. Así, ciar.) Axioma. Esto es, no podemos asen-
se dice visto el hombre, aunque no se vea tir, ó disentir de cada objeto propuesto,
la sustancia del hombre sino solo su como podemos imaginar cualquiera ; sino
color. tan solo á aquellos que nos parecen ver-
5. Objectum primarium et per se es daderos ó falsos, cuando menos y por un
aquel al que es elevada la potencia per se motivo probable.
y directamente; como el ente real en la Opinio es el asentimiento del entendi-
Metafísica. Objectum secundarium et per miento á alguna proposición, ó por los
accidens es el que se trata en la ciencia términos, ó por el medio probable, con
ya por razón tan solo del objeto prima- temor de la parte opuesta. A veces se
rio, ó porque conduce á él, ó porque á él toma por idea; vg. se dice opinio univer-
está ordenado, como las negaciones, pri- salis, opinio particularis, como se dice
vaciones y el ente de razón en la Meta- idea universal, idea particular.
física. Opposita contrarié son dos entes posi-
Obliquo ( I n ) ser llevada una cosa. tivos que distan muchísimo bajo el mis-
Y. In recto. mo género, y se espelen á la vez del mis-
Occasionaliter dicese de aquello que mo sujeto; como el calor y el frió. Oppo-
es meramente ocasión de obrar algo. Su sita privativé son la forma y la privación
correlativo es causaliter que se dice del de la misma; como la vista y la ceguera.
que es verdadera causa. Así el aspecto Opposita relativa son dos correlativos, ó
del pobre concurre ocasionalmente á la el relativo y su correlativo, como el pa-
limosna, que causalmente se da por amor dre y el hijo. Opposita contradictorio
al prójimo. son dos, uno de los cuales es ente, y otro
Ofñcians propositio es la en que se la negación simplemente del mismo; co-
resuelve alguna proposición modal, de mo hombre, no hombre.
manera que el modo de esta se afirme en Ordinare es la acción por la cual una
aquella por reflexión, vg. Deum existeré cosa se refiere á otra. In ordine ad suena
necesse est. Esta proposición modal pue- lo mismo que respectu ad, ó relativé ad.
DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS. 701
Ordinatoz res se dicen las cosas de las como el entendimiento y la volundad son
cuales la una está sujeta á la otra, según partes potenciales del alma, porque son
el orden de dignidad, ó cualquier otro. principios servidores en segundo lugar de
Ordine intentionis quce sunt priora, pos- cada una de las acciones del alma. Así
teriora sunt ordine executionis. (Las que se llaman algunas virtudes adjuntas que
son anteriores en el orden de intención se ordenan á algunos actos secundarios,
son posteriores en el orden de ejecución). por no tener toda la potencia de la vir-
Axioma. Entiéndase esto de la causa tud principal; así la entereza, la perspi-
final, pues antes queremos el fin, que los cacia y la sensatez, son virtudes poten-
medios, ó antes ponemos los medios, que ciales de la prudencia.
conseguimos el fin ; así cuando intenta- Partialiter. V. Admquaté.
mos obtener la salud, como el fin, pone- Participallter verbum aeeipi es lo mis-
mos y empleamos antes la medicina. mo que tomarlo á manera de participio.
Nominaliter, empero, como á nombre.
P Así v. g. la palabra adolescens tomada
participaliter significa, en general, lo
Ordo transcendentalis y prsedicamen- que crece y se vigoriza por la edad ; no-
talis. V. Relatio. 5. Ordo qumstionis y minaliter, empero, al hombre constituido
ordo perfectionis ; llámase así el primero en la primera edad después de la niñez.
que se requiere antes en la generación ó Partieipatio es la acción por la que la
producción de alguna cosa ; y orden de cosa participa de otro. Ens participatum
perfección el primero, que es* más per- es el ente que existe por otro, y así se
fecto. hace participante de las perfecciones del
Organizatio substantialis. V. Forma. ente infinito.
Pars es aquello que concurre con otro Passio, en general, es el recibimiento
ú otros á la constitución de algún todo, de alguna cosa, como de honor, de dine-
como el brazo. Pars homogénea, ó simi- ro. Passio, en sentido restringido, es la
laris es la que es de la misma razón y recepción de la calidad destructiva, como
apelación ó nombre que el todo, como de poco calor. Passio, como predicado, es
cada parte del agua. Pars heterogénea ó el acto del paciente por el cual es pa-
disimimilaris es la que tiene diversa ra- ciente , o l a recepción del efecto del
zón y apelación que el todo, como el agente, ó es ser hecha la cosa, como el
brazo en el cuerpo humano. Partes inte- recibimiento de la-forma de fuego en la
grales son las partes que pertenecen á la materia de madera, de calor en la mano.
integridad del todo, como los miembros Passio appetitus es el movimiento del
son partes integrales del cuerpo humano. apetito sensitivo por la recepción del bien
Por analogía Santo Tomás llama partes ó del mal con alguna mutación no natu-
integrales de la virtud, aquellas funcio- ral del cuerpo, como el amor, el odio.
nes del alma sin las cuales el acto no es Passio, es también especie tercera de
perfecto, ó sea el uso de la virtud ; de cualidad. Y. Qualitas.
aquí que la memoria, el talento, la 1. Passio proprié se dice sustentatio
comprensión, la razón, la providencia, de la forma educida. V. Eductio.
la circunspección, la cautela, son par- 2. Passio es muchas veces lo mismo
tes integrales de la prudencia. Partes que proprietas.
subjectiva ó inferiores son de especie 1. Passum, se llama al subjectum sus-
diversa, ó los diversos sujetos que se tentationis. Y. Eductio.
contienen bajo el todo universal ; de 2. Passum, ó reagens, es lo que resiste
aquí el hombre y el bruto son partes su- á la acción de otro ente más fuerte en
jetivas del animal. En la prudencia hay obrar aquello; mas esto, que obra y pa-
asimismo estas dos partes ; la prudencia dece al mismo tiempo, se dice agens et
personal con que cada cual se rige, y la repassum. Así cuando el cuerpo A obra
prudencia política ó gubernativa con que en el cuerpo B y este vuelve á obrar en
alguno rige á la multitud. Partes poten- aquel, el cuerpo B se dice passum et rea-
tiales son las partes que no tienen toda gens y el cuerpo A agens et repassum.
la potencia de la virtud principal; así 1. Per se, dícese que algo conviene á
702 DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS.
la cosa cuando conviene á la naturaleza traria. Por ejemplo : al que sigue la vir-
de la misma cosa ó por sus principios in- tud se le llama bueno positive ; y nega-
trínsecos. Así al hombre le convienen per tivé, cuando lo es por malicia ó forzada-
se los predicados esenciales al mismo, mente.
como racional, libre, y que acompañan Possibile, en general, es lo que no re-
necesariamente á la naturaleza del hom- pugna ser ó que no implica contradicción.
bre, como el ser bípedo. Se dice, empero, Possibile internum, ó absolutum, ó me-
que algo conviene per accidens á la cosa, taphysicum, es el que consiste en la sola
cuando le conviene accidentalmente y no conveniencia de los atributos constituti-
necesariamente, ó que le conviene en vos del ente. Possibile externum es aquel
aquel caso y no en otro. Así, el hombre que tiene virtud suficiente para ser alcan-
pet accidens es blanco, piadoso, noble. zado. Posibili pliysicum es aquel cuya
2. Per se, alguna vez es lo mismo que producción no supera las fuerzas de al-
ex profeso, y per accidens lo mismo que gún ente físico. Possibile morale es el
por otra parte. Así la Lógica tratare?- se que se funda en las costumbres y leyes
de las operaciones del entendimiento, mas humanas. Futura possibilia son las cosas
per accidens de los signos y voces. que han de existir. Praterita possibilia,
Perseitas es lo mismo que per se csse. las que antes existieron. Prcesens possi-
Persona. P e r s o n a l i t a s . V. Subsis- bile, las que existen en el presente. Mere
ten tia. possibile, las que siempre permanecen
Phantassia es el sentido interno per- así. Possibile positum in actu.nihil im-
ceptivo de los objetos aun ausentes, por plicat (nada implica lo posible supuesto
el sentido esterno de los percibidos antes. en acto). Axioma. Pues lo que está en
Phantasma es la especie del objeto per- potencia de que exista, si se supone
cibido por el sentido esterno, conservada existente, no se sigue de ello lo imposi-
en la fantasía. ble, como si se dijera es posible un
P h y s i e a essentia ó physica composi- monte de oro, nada implica el que pueda
tio consiste en la composición de partes existir de aquel modo que se le supone
de que consta verdaderamente. La de posible.
estas partes, que es indiferente para cons- 1. Potentia obedientialis es la aptitud
tituir esto ó lo otro, se llpma materia, de las cosas para que por arbitrio de Dios
como el cuerpo en el hombre ; la que, y su auxilio indebido á las mismas, cum-
empero, determina y perfecciona la m a - plan el oficio que naturalmente no puedan
teria, se llama forma, como el alma. llenar. A s í , por medio de Impotencia obe-
Como aparece, solo son capaces de esta diencial, el entendimiento de los bien-
composición los que tieDen partes, tales aventurados es elevado á la visión intui-
como los compuestos naturales y artifi- tiva de Dios. Y se dice obediencial,
ciales. porque solo por mandato de Dios, como
P h y s i c e . V. Logice. autor sobrenatural, es reducida al acto.
Positiones son aquellas proposiciones Por medio de esta potencia cualquier
que, aunque son evidentes esplicados los cosa puede elevarse á producir algo, á
términos, e x i g e n , sin embargo, otra es- escepcion de aquello que implica contra-
plicacion propia de cada ciencia, como dicción. Así la piedra no podría racio-
aquello de la Lógica : proposiciones con- cinar ni por especial auxilio de Dios, ó el
trarias pueden ser á la vez falsas, mas no ojo escuchar ; pues esto sería trocar las
á la vez verdaderas. Positio se toma al- esencias de las cosas, lo cual repugna al
gunas veces por opinión ó hipótesis que mismo Dios.
se aduce ó se agita en la discusión, y así 2. Potentia receptiva se llama á la
suele decirse : contra hancpositionem di- materia, porque la materia es capaz de
cendum est. recibir la forma. Potentia activa es la
Positive se dice de la cosa, cuando en potencia de producir el efecto. Potentia
ella se encuentra verdaderamente la for- passiva, es la potencia de recibir cual-
ma de la cual tiene tal denominación. quiera cualidad ó efecto. A toda potencia
Negativé, empero, se dice de la tal pasiva corresponde la potencia activa pro-
cuando carece solamente de forma con- porcionada y viceversa. Potentia negati-
DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S M Á S U S A D A S POR S A N T O TOMAS. 703
va se dice de la materia que puede recibir objecti, porque según ellos, el entendi-
esta ó aquella forma. miento por esta operación de tal modo
3. Potentia rei objetiva, lógica, meta- se dirige á un predicado del objeto, que
physica, es la no repugnancia á existir, ó deja verdaderamente desconocidos é in-
la mera posibilidad intrínseca. Llámase tactos los demás identificados realmente.
objetiva, porque es el objeto de la poten- Mas por otros se llama prmcisio forma-
cia activa, ó porque es aquello que la lis, ó ex parte actio, ó ex parte modi;
mente se objeta, cuando concebimos que porque por ellos el conocimiento alcanza
la cosa no existente pueda existir. verdaderamente toda la realidad del ob-
4. Potentia specificatur ab actu (la jeto, pero con tan tenue claridad de re-
potencia se específica por el acto). Axio- presentación , que en virtud de la misma
ma. Porque de las operaciones deducimos aparece el objeto, como sino tuviera más
la específica perfección y distinción de las que aquel predicado. El nombre Prmsci-
potencias. sio está tomado de la material scissio;
5. De potentia Dei ordinaria se dice es correlativa Prmcisioni mentís.
hacerse aquello que es según la ley y de- 3. Prmcisio realis es la que conviene
creto ordinario de Dios, que el mismo ala cosa. Es doble; inconnexionis, ó in-
estableció guardar acerca de las cosas differentice que denota que alguna cosa
criadas. De potentia Dei absoluta ó ex- no es necesariamente conexa con otro, y
traordinaria, lo que puede hacerse por que este no está contenido en su concep-
Dios, prescindiendo de todo decreto libre to y definición; v. gr., en la voluntad
de Dios y del curso ordinario de las cosas. del hombre hay Prmcisio realis incon-
De donde, por la absoluta ó extraordina- nexionis con el amor de la ciencia : es
ria potencia de Dios puede hacerse cuan- decir, la voluntad del hombre no está
to no envuelve contradicción. Así puedes necesariamente determinada, para que
por \& potencia absoluta de Dios superar ame la ciencia, y la voluntad del hom-
hoy, sin necesidad de estudio, la sabidu- bre se concibe bien sin el acto de amor
ría de Salomón, mas no según la poten- de la ciencia. Y prmcisio realis que
cia de Dios ordinaria. es prmcisio non inclusionis que denota
Potentia. V. Actu y Actus, 2. que alguna cosa no incluye otro eu
Potentialiter. V. Actualiter. sí, y que es distinto de este, aunque
Potestative es lo mismo que in poten- sin él no puede concebirse. Así el hijo,
tia. Tiene por correlativo Actualiter. Así que no puede concebirse tal sin el padre,
cualquier efecto antes que se produzca es del cual sin embargo es realmente dis-
potestative en su causa, y actualiter tinto.
cuando ya ha sido producido. Prsecisive ab aliquo, si se trata de ac-
1. Prmcisio in genere no es otra cosa tos del entendimiento, es lo mismo que
que la abstracción por la cual la mente no considerar aquel acto; si empero, de
concibe lo uno sin lo otro. Prmcisio ex- cosas, es lo mismo que no incluirlo en su
cludentis ab excluso se dice ser en el concepto ó definición. V. Prmcisio.
concepto genérico, en el que las especies Prsecognitio ó prsenotio es el conoci-
bajo él contenidas no son incluidas. Así miento que precede á otro con relación
el ente tomado en general prescinde del anterior al posterior, como el cono-
prmcisio excludentis ab excluso de los cimiento del antecedente que se tiene
entes particulares. ante la noción de la conclusión. Prmno-
2. Prmcisio mentís se dice aquella ope- notio quid nominis, ó quid orationis, es
ración del entendimiento por la cual este el previo conocimiento por el que se per-
separa en cierto modo y se representa cibe lo que significa el vocablo, como
uno de los predicados realmente no dis- filosofía significa amor de la sabiduría.
tintos , omitidos los otros ; v. gr., cuando Prmnotio an sit, ó quod rei, es por lo que
concebimos la omnipotencia de Dios por se conoce si la cosa existe, ó puede exis-
el concepto que representa aquel atribu- tir, como cuando conozco que es posible
to, y no los otros con los cuales aquel y que exista en acto la filosofía. Prmno-
se identifica « parte rei. Esta precisión se tio quid rei es la que penetra la quiddi-
llama por algunos objectiva, ó ex parte dad de la cosa, es decir, esplicadasu de-
DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMAS.
bre, aunque también comunes á otros tal, el lumen gloria, la gracia santifi-
animales. cante, y el hábito de todas las virtudes
Propter quod unumquodque tale, et sobrenaturales. Mas, cuatro son las espe-
illud magis. Axioma cuyo sentido es : lo cies de cualidades. Pertenecen á la pri-
que se halla en algún ente, mucho más se mera el Hábito y la Disposición. Hábito
encuentra en aquel del cual aquello ha sido es la cualidad difícilmente movible del
tomado; v. g. si el leño es cálido á causa sujeto, ó que difícilmente puede ser qui-
del fuego, el mismo fuego debe ser más tada, como la virtud, el vicio. ( V . tam-
cálido. Y la razón es, porque las propie- bién Habitus). La Disposición, que se
dades del efecto siempre se contienen más llama también Habitus inchoatus es la
en la causa que aquellas propiedades pro- cualidad fácilmente movible del sujeto,
duce. El axioma así tomado, tiene lugar como la salud, la enfermedad. A la se-
solo, como aparece, en lo que es capaz del gunda pertenecen la Potencia y la Impo-
más y el menos. También puede ser apli- tencia. Potencia es la cualidad que habi-
cado con relación á la causa final; v. g. lita al sujeto para obrar, como en el hom-
si la medicina sana á causa de la salud, bre la buena vista, Impotencia es la cua-
es más sana la salud. Mas esto se verifica lidad que impide, 6 retarda al sujeto para
solo, cuando el predicado en el cual se obrar, como la ignorancia. A la tercera
hace la comparación, afecta uno ú otro especie de cualidad pertenecen la Pasión
extremo, como en el ejemplo de la me- y la Cualidad pasible. Passio, como aquí
dicina y de la salud, que pueden ser ama- se toma, es la cualidad que causa altera-
das ambas ; lo contrario debiera decirse, ción transitoria, como la palidez por el
si el predicado no fuese común, como miedo, el rubor por la vergüenza. Pasi-
v. g. de que el hombre ha sido criado por bilis qualitas se dice la que causa altera-
Dios, se infiriese malamente que Dios es ción permanente, como la palidez por en-
más creado. fermedad. A la cuarta especie pertenece
Punctum es la cantidad indivisible que Forma y Figura. La Forma se toma
carece de casi toda dimensión. Puncta aquí por la especie esterna del cuerpo,
continui. V. Continui. resultante de la disposición de las partes.
Figura por la terminación de la estension
que hace el cuerpo ó redondo, cuadrado,
Q etcétera.
2. Qualitas á veces en sentido lato se
Qualitas en sentido lato es todo lo que toma por cualquier atributo, que se anun-
de algún modo perfecciona y determina cia de la cosa, cuando se pregunta cual
la sustancia, y así cualquier modo, como cosa es aquella. Qualitas activa es aque-
la unión; cualquier accidente, como la lla por la cual los cuerpos obran, como
paternidad, puede llamarse cualidad. Qua- el calor. Qualitas pasiva es aquella por
litas substantialis es la forma sustancial ó la cual reciben alguna cosa, como que el
física, ó metafísica, que contrae y deter- leño pueda ser quemado.
mina la materia, ó el género como' alma 3. Qualitátes corporum prima son es-
racionalidad. Qualitas propio dicta es tas : Calor, Frió, Humedad, Sequedad;
según la que algo se denomina cual (ó de pues estas, según los antiguos, fueron al
qué calidad?). principio del mundo producidas con los
1. Qualitas, según los antiguos, es el cuatro elementos, ásaber ; fuego, tierra,
accidente absoluto, que sobreviene á la agua y aire, y á los mismos elementos son
cosa ya completa en su género, atribu- connaturalmente debidas por indigencia
yéndola alguna denominación. Qualitátes propia y ninguna otra cualidad suponen
unas son corpórea, como el color, olor, por sí. Otras cualidades empero, que ó
sabor, que, á saber, afectan al cuerpo; suponen alguna de estas primeras, ó re-
otras spirituales, es decir, que son pro- sultan varias por contemporización de las
pias del espíritu, y estas, ó son naturales mismas como los colores, sabores, dureza,
como el hábito de las ciencias, las virtu- gravedad, se llaman qualitátes secunda.
des puramente morales, los vicios, ó so- Mas aquellas que están ocultas en el
brenaturales, como el carácter sacramen- cuerpo y no son sensibles al tacto, algu-
DiCCIONAftiO DE LAS VOCES Y F R A S E S M A S U S A D A S POR SANTO TOMÁS. 709
nos de los antiguos las llaman qualitates lla. Empero, la entidad de la cosa consi-
neutra. derada en orden al ser (esse), se llama
Quando ó duratio es aquello por lo essentia; en orden á la. operación, se
cual la cosa es determinada para tal llama natura. Quodquid est suena lo
tiempo. V. Duratio. mismo que qúidditas. Y. Essentia.
Quantificare. Decíase esta palabra de Quidquid movetur ab alio movetur
la cantidad de materia que daba á la vez (lo que se mueve, por otro se mueve.
al quantum, esto es tanto la forma ex- Axioma. Pues, 1.° ningún cuerpo se
tensa é impenetrable, como las cualida- mueve sino por impulso de otro; 2.°
des del compuesto. ningún efecto se produce, sino por otra
1. Quantitas es aquello por lo cual causa ; 3.° nada se hace en el universo
la cosa corpórea es capaz de dimensión sin el concurso de la causa primera.
y puede aumentarse ó disminuirse. Tal Quidquidpotest causa prima cum se-
era, decían, el accidens absolutum real- cunda, id potest sola causa prima (lo
mente distinto de la materia, advenedizo que puede la causa primera con la se-
á la misma, pero naturalmente insepara- gunda, puédelo la causa primera sola.
ble de la materia, V. Accidens absolu- Axioma, cuya razón se funda en la Om-
tum. Quantitas virtutis es cualquiera nipotencia de Dios, de la cual las criatu-
perfección sustancial ó accidental por la ras recibieron la fuerza que tienen. Mas
cual se dice al sujeto, quantum; como de no es valedero en aquellas cosas que en-
la filosofía que puede conocerse más ó me- volverían contradicción si fuesen produ-
nos. Quantitas realis ó quantitas dimen- cidas por solo Dios, y así la acción libre
siva, es la que pende de la extensión y del hombre no puede provenir de solo
solo es aplicable á los cuerpos. Dios guardada la libertad del hombre,
2. Quantitas continua es aquella cu- pues de otro modo sería libre y no libre.
yas partes están unidas, como la cantidad Quidquid recipitur ad modum recipien-
de madera; discreta es aquella cuyas par- tis recipitur (lo que se recibe, es reci-
tes no están unidas, como la cantidad de bido según la disposición (modum) del
número. que recibe). Axioma. El Modus reci-
3. Quantitaspermanenses aquellacu- pientis, como aquí se toma, es la capa-
yas partes pueden á un tiempo permane- cidad y la disposición del sujeto que re-
cer todas, como la línea. Quantitas suc- cibe. E s , empero, manifiesto que lo que
cesiva es aquella cuyas partes nunca es- se recibe , es recibido siempre en el modo
tán á un tiempo ; sino que se suceden y proporción que lleva la propia capaci-
unas á otras, fluyendo de continuo, como dad y disposición. Así la misma luz da á
el tiempo, el movimiento. los cuerpos diversas denominaciones de
Quantus, quanta, quantum sin aña- color, según las diversas disposiciones de
dirle otro término, indican las cosas que los mismos cuerpos.
tienen el atributo de la cantidad (quan- In quid prsedicari es lo mismo que
iitatis). Asimismo qualis, quale tomadas afirmar de algún sujeto los predicados
de un modo semejante indican las que esenciales ; por estos pues se define que
tienen la calidad (qualitatem). Así de- (quid) es la cosa y por esto se dice prce-
cían, la materia primera ni es quantam, dicari in quid. Y si estos predicados son
ni es qualem, es decir, por si no está do- significados por términos sustantivos (que
tada ni de cantidad, ni de cualidad. llamaban los antiguos instar per se stan-
V. Materia prima. Quantum per se es lo tis), v. g. el oro es metal, Pedro es hom-
que por sí tiene extensión, como la línea, bre, entonces dícese que son predicados
la superficie. Quantum per accidens es la in eo quod quid ó puré in quid. Si empe-
que la recibe de otro, como la materia. ro tales predicados se significan por tér-
Quartana. Fiebre cuartana es lo que minos adjetivos, y como decían los anti-
sobreviene cada dia cuarto. Quartana guos per modum adjacentis ; v. g. el hom-
uperantibus agris (Juven. Satir, iv. 58). bre es sensible, racional, entonces se dice
Qúidditas es la misma entidad de la que se predican in quale quid. Por últi-
cosa considerada en orden á la definición mo, si los atributos no esenciales, sino
que explica en que (quid) consiste aque- meramente accidentales se afirman de al-
1lO DICCIONARIO D E L A S VOCES? Y E R A S E S M Á S U S A D A S POft S A N T O TOMAS.
vista. Sensus interni aquellos cuyo órga- cosa por la cual puede conocerse la po-
no está colocado en la misma sustancia tencia ; como el humo al fuego. Signum
del cerebro, dentro de la cabeza, como fórmale es la especie de la cosa consig-
la imaginación, el sentido común. Sensus nada en la potencia cognoscente y el ob-
communis, ó sensorium commune es el jeto representativo, como la especie de
sentido interno que percibe los objetos pared en el ojo. Signum ex instituto ó
de los sentidos esteriores y juzga de los datum ó ad placitum es el que por bene-
efectos de los mismos. In sensu formali se plácito de Dios ó de los hombres tiene la
afirma de aquello que entra en el con- fuerza de representar ; como los sacra-
cepto y en la definición del sujeto de mentos son señales de la gracia. Signa
quien se afirma ; v. gr. la justicia de Dios natura ó rationis han sido establecidos
es la virtud por la que el mismo castiga por los filósofos para poder discurrir orde-
los pecados y corona los méritos. Mas, nadamente sobre muchas cosas que pue-
In sensu puré reali ó in sensu idéntico et den existir en un mismo instante de tiem-
materialiter se afirma aquel predicado que po. Pues en cada momento individual
si bien está identificado con el sujeto, no conciben dos signos que no son cierta-
es, empero, del concepto definitivo del mente distintos instantes del tiempo, ni
mismo y ni es su concepto como predica- partes del instante, sino que denotan tan
do adjetivo ; v. gr. la justicia de Dios es solo la dependencia de una cosa de la
la misericordia ; en el Sol la misma es la otra. In signo natura priori dicen existe
fuerza de iluminar, que la de liquidar la la causa en acto primero próximo y cada
cera. V. Ratio formalis y formaliter. uno de los prerequisitos de ella ; In signo
2. In sensu denominativo se afirman naturaposteriori, empero, el acto segun-
aquellos que no pertenecen al concepto do de la causa y lo que fluye de ella,
definitivo de la esencia metafísica del su- como el efecto. Mas si en el mismo ins-
jeto, sino que son propiedades secunda- tante se da una serie de muchas causas,
rias del mismo, ó accidentales, y esto de habrá, no dos solos, sino muchos signos
una manera metafísica ó física ó lógi- de la naturaleza. Así en el mismo ins-
ca ; v. gr. el hombre es risueño, los tante el ángel ama á Dios cuya natura-
Europeos son blancos, Dios es conocido. raleza conoce antes y por el cual con-
V. Concretum. serva antes el conocimiento; mas aquellos
Sensus compositus de alguna proposi- que aunque existan juntos, no tienen en
ción se llama, cuando el predicado com- sí relación, los colocan in signis natura
pete al sujeto tomado, ó en el estado que disparatis; como un naufragio y un in-
se anuncia en la proposición. Sensus di- cendio en un mismo instante. Y si muchas
visum lo tiene, por el contrario, la pro- y diversas provienen por la misma acción
posición, cuando el predicado conviene de la misma causa, dicen que están in
al sujeto, no tal como se anuncia, sino eodem signo natura, y llaman effectus si-
permaneciendo de otro modo; v. gr. lo multanei, como el Sol con la misma ac-
blanco puede ser negro ; esta proposición ción y en un mismo instante colora los
en sentido compuesto es falsa, pues el cuerpos de diversa manera. Por último,
sentido compuesto es, permaneciendo los que en un mismo instante provienen
lo blanco puede ser negro. E s , empero de la misma causa, pero por distintas ac-
verdadera in sensu diviso; pues enton- ciones, dicen que están in signis concomi-
ces el sentido será: lo blanco, ó sea, esto tantibus, como cuando en un mismo ins-
que es blanco, mas no blanco permanente, tante se ve algún objeto y se oye el
puede ser negro. Sensus reduplicativus sonido.
se hace cuando la partícula engendradora 1. Sígnate se refiere á la intención ó
denota en el sujeto la razón adecuada ó á la dirección del agente ; exercité, em-
la causa porque le conviene el predicado. pero, al efecto de la obra ó al ejerci-
Como el hombre, en cuanto hombre, es cio ; v. g. el que estudia matemáticas,
risueño; pues la naturaleza humana es sígnate intenta adquirir el conocimiento
causa adecuada de la hilaridad ó facul- de las verdades tocante á la cantidad;
tad de reir. exercité, empero, ó por el mismo ejerci-
Signum es lo que representa alguna cio de estudiar, hacer la mente más ca-
DICCIONARIO D E LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMAS. 715
paz y más apta para raciocinar recta- del mismo cuerpo. Spatium imaginarium
mente. es aquella intercalación que nos imagi-
2. Sígnate indica también la cosa que namos y suponemos existe sobre los
se ha de obtener por las palabras. Exerci- cielos.
té,, empero, por los ej emplos propios, como 1. Species indica muchas veces la
el que predica la virtud, sígnate la acon- imagen que representa al objeto. Species
seja á otros, exer cité, empero, el que physicé es la forma y belleza de la cosa.
vive virtuosamente. 2. Species atoma, tomada físicamente,
3. Sígnate y exer cité, algunas veces es aquella especie en la naturaleza de
suenan lo mismo que directa y reflexiva. las cosas que no consta de otras especies,
V. Directa. en las que pueda dividirse, como son los
Simüitudo es la relación de dos cali- elementos primeros.
dades de la misma especie y grado. Si- . 3. Species expressa es el mismo co-
mile non agit in simile (el semejante no nocimiento, que hace aparecer el objeto,
obra en el semejante). A x i o m a . L a ra- ó la percepción y representación del ob-
zón está, en que el agente quiere siem- jeto. Species impressa es la calidad im-
pre asemejar á sí el paciente. L u e g o para buida por el objeto, á manera de cierta
ser perfectamente semejante á é l , no obra, virtud vicaria del objeto, que imprime
porque entonces sería el fin de obrar. A s í la potencia y la completa y ayuda, para
el calor como cuatro no obra en el sujeto formar el conocimiento del objeto, ó sea
que tiene también cuatro grados de ca- species expressam. Species expressa, se
lor, mas sí en aquel, que solo tiene tres. llama así ó porque representa más ex-
E n este axioma se fundan estos otros: presamente el objeto que las species im-
omnis actio estjuxta proportionem majo- pressas, ó porque es esprimida, ó salida
ris inequalitatis. ( T o d a acción es según de la potencia. E s t o e s , el objeto de la
la proporción de mayor desigualdad), so- potencia, v. g. de la visiva, emite por
lum agit quod habet contrarium (solo intervalos totales entre el mismo y la po-
obra lo que tiene contrario), ó sea que tencia, ciertas emanaciones vicarias de
tenga algo que resista de algún modo la sí, sostenidas en el aire, que llaman spe-
acción del agente. cies impressas, de las cuales, la que es
Simplieiter. V. Absoluta. potencia próxima, la ayuda á producir y
Simpliciter se dice cuando la cosa es á recibir en s í , aquella especie, que tam-
pronunciada absolutamente t a l , sin de- bién se llama impressa, y con cuya ayu-
traer nada de su determinación ; v. g. la da la potencia realiza por fin la specie
nieve es candida. V. Absoluta. Si simpli- expressa, esto e s , en nuestro c a s o , la
citer sequitur ad simpliciter et magis ad visión. L o mismo debe decirse de cual-
minus, (lo absoluto sigue á lo absoluto quiera otra potencia. N ó t e s e , empero,
y el más al menos). Axioma cuyo sen- que aquellas emanaciones, en el sentir
tido es-, que si la cosa fluye de otra abso- de los Peripatéticos, no son sustanciales,
lutamente 6 simpliciter, lo que á una sino accidentales.
aumenta, aumentará también á la otra. 4. Species impressa llámase también
A s í , la beatitud, cuando fluye de la ca- la semilla (semen) del objeto, porque por
ridad, para mayor beatitud, se requiere ella, según dicen, es fecundado por el
también mayor caridad. objeto á manera de padre, por la poten-
Simultas temporis et naturse. V . Prio- cia á manera de madre, para que dé á
ritas 3. luz el conocimiento: de donde fluye el
Singularitas. Y.Principium 1. Singu- axioma : ab objecio et potentia paritur
laris enuntiatio ó propositio es aquella notitia, (la noticia es parida por el ob-
que se refiere á un individuo ; como P e - jeto y la potencia).
dro es docto. Singulare e s , según el F i - 5. Species tam expressa quam impres*
lósofo, lo que es incomunicable á muchos. sa, se llama á veces intentionalis, por-
( D e interpret. lib. i , cap. 7). que por ella la potencia tiende, ó atien-
Spatium reale es la positiva interca- de al objeto. Asimismo las demás poten*
lación que se encuentra entre muchos cias de sentidos externos tienen sus espe*
cuerpos, ó entre los costados ó extremos ciesya expresas, ya impresas,
116 DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MAS USADAS POR SANTO TOMAS.
tiam, 6 diforme es el que los contiene en aquel estremo del compuesto en el que
el grado, que es debido á determinada la union, que para los Peripatéticos era
especie de cuerpo, la cual bace á veces, una entidad distinta de los estremos, no
que un elemento sea dominado por los se recibe, ni se saca y sustenta por el
otros y a de un modo y a de otro. Tempe- mismo. A s í la forma del compuesto es el
ramentum simplex es el en que domina término intrínseco de la union de la ma-
tan solo una de las primeras cualidades. teria con la forma, cuya union se recibe,
Temperamentum compositurn es el en ó adhiere á la materia y se sustenta por
que esceden dos de las primeras calida- la materia, mas no se adhiere á la forma,
des. E s cuádruple : sanguíneo ó aéreo, en nies sustentada por la misma. V . Eductio.
el cual el ardor y la humedad. Colérico ó Terminus rei. V . Subsistentia.
igneo, en el cual el calor y la sequedad. TÒ (to) se añade para señalar alguna
Flemático ó acuático, en el cual el frió palabra de la cual se trata y es á manera
y la humedad. Melancólico ó terreo, en de artículo demostrativo ; v. g. en aque-
el cual el frió y la sequedad. Tempus llas palabras del Evangelio : Pater ma-
según el Filósofo (Phys. lib. i v , capí- jor me est ; to me se refiere á la humani-
tulo 1.°), es el número movido según an- dad, no á la divinidad de Cristo. E l sen-
tes y después. Defínese también la dura- tido lo da la palabra me que en caste-
ción del movimiento celeste, en cuanto llano espresamos diciendo ; esta palabra
se toma como medida de los demás mo- á mí se refiere etc. Igual fuerza tiene Ly.
vimientos. Tempus imaginarium es aquel To está tomado del artículo neutro de los
espacio que fingimos fluir de la eternidad griegos en defecto del artículo latino. Ly
á la eternidad^ jtEvum, según los Peri- parece tomado de los Árabes, de quienes
patéticos, se mide por la sucesión de tuvieron origen las ciencias más sublimes,
pensamientos que se suceden unos á otros y los cuales tienen el artículo II, que
en el primero de los ángeles. leido al revés, según su gramática, dice Ly.
Terminare. V . Suppositare. Totaliter V . Adacquati.
Terminativa. V . Subjective. 2. Totum per se es el que consta de par-
1. Terminus actionis es aquello que tes ordenadas naturalmente para consti-
perfecciona la misma acción. tuir su esencia ó integridad ; como hom-
2. Terminus actionis formalis, es el bre, piedra. Totum per accidens ó acci-
que propia é inmediatamente ejecuta la dentale es el que consta de muchos entes
acción ; terminus denominationis es el que en acto ó completos ; como un montón
recibe una nueva denominación por la de piedras. Totum essentiale es el que se
acción ; así respecto de la causa motriz, forma de las partes constituyentes y a
el movimiento causado es el término for- física y a metafìsicamente su quiddidad,
mal de la acción ; el cuerpo, empero, como el hombre compuesto físicamente
movido es el terminus denominationis. de cuerpo y de alma racional ; y metafì-
3. Terminus enuntiationis es aquel en sicamente de animal y racional. Totum
el que se resuelve la enunciación como physicum es el constituido de materia y
estremo, tales son el predicado y el sujeto. forma sustancial, unidas y ordenadas en-
Terminusappellans y appellatus.Y. Ap- tre sí naturalmente. Totum metaphysi-
pellare. cum es el que se entiende constar de
4. Terminus antegorematicus. Y. Ca- partes metafísicas, es decir, de genero y
tegorematicus. diferencia, Totum homogeneum ó similar
5. Terminus relationis es el funda- es aquel cuyas partes todas tienen la mis-
mento mismo de la relación. V . Relatio. ma razón y denominación que el todo,
Terminus à quo es aquel de donde em- como el agua cada una de cuyas partes
pieza el movimiento, como la privación, se denomina por lo que es, agua. Totum
de donde la generación. Terminus ad ~heterogeneum ó dismilare es aquel cuyas
quem es aquel en que termina el movi- partes están separadas del todo por di-
miento, como en la forma en que se g e - verso nombre y diversa naturaleza, como
nera. Terminorum descensus y ascensus. el cuerpo humano cuya cabeza, manos,
Y. Descensus. pies, no tienen la misma denominación,
ni la misma quiddidad que el todo. To-
6. Terminus intrinsecus- unionis es
ya
SUMA TEOLÓGICA. — TOMO V .
722 DICCIONARIO D E LAS VOC ES Y F R A S E S M Á S U S A D A S POR SANTO TOMÁS.
nis, se dicen con frecuencia reflexo?, por- chas especies de animales hacen uno bajo
que parece que reflejan y caen sobre otra la idea: animal.
unión, ubicación, acción. TJnitio es la acción propia de la unión
Unitas según el Filósofo, es la indivi- en las partes unidas, considerando la
sión de la cosa en sí y la división por unión, en sentir de los antiguos, como
cualquier otra. Unitas per se es la que modo distinto de las partes.
nace de una esencia, ó naturaleza, ya 1. UNIVERSALE es aquello que siendo
sea simple, ya compuesta, como la uni- uno se estiende á muchos. Universale
dad de la naturaleza divina, la unidad complexum es alguna proposición general
del hombre. Unitas per accidens es la que de la que pueden deducirse muchas par-
sale de naturalezas diversas ó completas, ticulares ; como el todo es mayor que su
ó de diverso orden y predicamento; como parte. Universale incomplexum es algo
hombre blanco, montón de piedras, tie- simple, ordenado á muchos, como la vir-
nen la unidad per accidens. Unitas mate- tud respecto de la justicia y de la pru-
rialis, ó numérica, es la entidad de cada dencia.
individuo en cuanto dice incomunicabili- 2. Universale in obligando es aquel
dad é indivisión en muchos más inferio- que es uno y obliga á muchos, como la
res ; como la unidad de Platón. Unitas ley. In causando, el que es uno y causa
forma-lis es la esencia de la cosa, en cuan- muchos, como la primera causa. In sig-
to dice negación de división en muchas nificando 6 representando, lo que es uno
esencias, cual es la misma, como la uni- y significa muchos, como la voz y el con-
dad de la naturaleza humana. cepto hombre. In essendo et predicando
1. Unitas formalis, ó essentialis es la lo que es uno, y es apto para ser en mu-
unidad de la especie, en cuanto se distin- chos y ser predicado de muchos, como la
gue de toda otra especie; ó la unidad de naturaleza humana según está espresada
género, en cuanto se distingue de todo por el concepto indefinido : hombre; pues
otro género. Así Pedro por unidad indi- así esgresada es algo uno y apto para ser
vidual se distingue de todo otro, que no en todos los individuos de la especie hu-
es el mismo; por unidad esencial y for- mana, y para ser afirmado de estos. Al-
mal de todo lo que no es animal, y de gunos querían que lo universal fuese real-
todo aquello que no es racional. mente algo existente en la naturaleza de
2. Unitas simplicitatis tiene lugar las cosas independientemente del enten-
cuando algo y uno es numéricamente, y dimiento, y este es el célebre universale
es la naturaleza simple, como Dios, el a parte rei. Otros, y casi la mayor parte
ángel. Unitas compositionis tiene lugar en verdad, admiten únicamente este como
cuando algún uno es numéricamente, pero obra de nuestra mente que abstrae y pres-
está compuesto de partes distintas, como cinde y no quieren nada verdaderamente
hombre, que consta de alma y cuerpo. real que sea uno y múltiple. Universale
3. Unitas solitudinis es lo mismo que physicum es la naturaleza real existente
unicitas ó ser solo y único en tal natura- en los singulares ; como la naturaleza hu-
leza. En este sentido se dice Dios uno. mana de Pedro. Universale metaphysicum
Unitas indivisionis, individualis, trans- es la naturaleza real considerada en el es-
cendentalis que conviene á todos con- tado de soledad, esto es, no consideradas
siste en que la cosa no sea muchos en- las condiciones individuales, como la na-
tes , sino uno distinto de todos los otros turaleza humana concebida sin las con-
que no son él. Esta unidad se dice tam- diciones individuales de Pedro (Petrei-
bién numérica, pues el número se forma tas), de Pablo (Panleitas) etc. Univer-
de muchos, de los cuales cada uno sea salem logicum es lo uno apto aplicado á
uno é indiviso; también se dice material. muchos y predicado de muchos entera-
4. Unitas universalis 6 rationis, pro3- mente por la misma razón como la sus-
cisionis y formalis intentionalis es aque- tancia respecto del espíritu y del cuerpo;
lla, que por la mente muchos individuos lo blanco respecto de la nieve y de la
hacen una especie, ó muchas especies un cera.
género. Así muchos hombres hacen uno 1. UNIVERSA son aquellas á quienes
bajo la idea abstracta : hombre; y de mu- conviene el mismo predicado en el mismo
724 DICCIONARIO D E L A S VOCES Y F R A S E S M Á S U S A D A S P O R S A N T O TOMÁS.
sentido, como león, y ganado por razón bién el espacio en que no h a y ningún
de animal. ¿Equivoca son aquellos de los cuerpo perceptible al tacto. Vacuum pro-
cuales algún predicado conviene á uno en piamente, es el lugar que carece de cuer-
un sentido, y á otro el mismo predicado po y es apto para ser llenado de é l ; cual
en otro sentido, como el gallo gallináceo sería si entre la concavidad de la Luna y
y el Galo hombre, es decir, de la Galia la Tierra, no hubiera ningún cuerpo.
( V . ¿Equivoca). Análoga son aquellas Vacuum coacervatum es el vacío sensible
de las cuales algún predicado conviene y notable, como si Dios destruyese todos
propiamente á uno y el mismo predicado los cuerpos contenidos en un gran recep-
conviene impropiamente á otro; como táculo. Vacuum disseminatum es el vacío
hombre vivo y hombre pintado. Estas se que consta de muchos pequeños espacios
dicen también analogata; de donde el insensibles para los cuerpos mas grandes,
axioma Analogum per se sumptum stat dispersos y contenidos entre muchas par-
pro famosiori analogata. (Lo análogo en tículas de los mismos.
sí tomado, es analogado para lo princi- V a g e es lo mismo que indetermínate.
pal) ; esto es ; para lo significado mas Y. Individuum.
propia y pricipalmente, cuando nada aña- Veriflcativum, ó sea el objeto verifi-
de, v. g. el término hombre dicho en ab- cativo del acto del entendimiento que juz-
soluto sin añadir más, se toma por hombre g a , es aquel que supuesto, el acto es ver-
vivo, no por hombre pintado. dadero, y no supuesto, el acto es falso
2. UNIVOCA, ¿Equivoca, Análoga se verbi gracia el verificatum de este juicio;
llaman físicamente tales, cuando estas vo- la luz e s , es la misma existencia de la luz.
ces son predicadas cuantas veces son es- "Veritas es la conformidad (habitudo)
pecíficas ; metafísicamente, cuando son entre la cosa y el conocimiento.
predicados genéricos ; v. g. león, caballo, 1. Veritas formalis consiste en la con-
son unívoca metafísicamente, porque son formidad del acto con el objeto ; como si
unívoca por razón de animal que es el dijeres : Dios e x i s t e , Pedro corre; la
género de aquellos ; Pedro y Pablo son verdad formal de estos dos actos importa
unívoca físicamente porque son tales por que Dios exista verdaderamente y que
razón de la humanidad; que es la espe- Pedro corra. Veritas radicalis es la exi-
cie. Mas univoca, (equivoca, análoga se gencia ó necesidad de que asista la ver-
dicen tales lógicamente, cuando se toman dad formal, ó que el objeto sea cual se
en absoluto prescindiendo de la univoca- j u z g a ó se anuncia. Tal es la verdad de
cion física, ó metafísica. V. ¿Equivoca, los actos que se fundan en l a evidencia y
Análoga y Causa. en la fe divina ; pues estos deben necesa-
Unumquodque est propter suam opera- riamente ser conformes á los objetos.
tionem. Unumquodque sicut se habet ad 2. Veritas reprozsentationis es la con-
esse, ita se habet ad agere. Y. Esse. formidad de lo adquirido por el entendi-
U t sic significa la cosa, de que se trata, miento con el objeto representado. Veri-
considerarla en su género, no en su es- tas sententia es la conformidad del juicio
pecie, ó individuo v. g. animal ut sic es del entendimiento con la cosa juzgada.
el animal tomado en su género indefini- Veritas natura, pertenece á la verdad de
damente, no empero, en cuanto es tal ó la naturaleza de alguna cosa, lo que es
cual en especie, ó en individuo ; significa constitutivo de la misma (Part. i, c. 119
también ut tale, ó quatenus tale ; verbi art. 1. v.).
gracia philosophus ut sic, es el filósofo 3. Veritas transcendentalis.Y. Trans-
como filósofo, ó en cuanto es filósofo. cendentales.
4. Veritas cognitionis es la conformi-
V dad del entendimiento que conoce, ó del
mismo conocimiento con el objeto cono-
V a c u u m tomado latamente ó en gene- cido, según es en sí. Veritas moralis ó
ral, es el espacio que carece de cuerpo, veracidad es la virtud por la cual alguno
ni es apto para ser por él llenado ; cual con palabras, hechos y otros signos este-
era antes de la creación del mundo, y riores se muestra tal cual es en sí.
h o y sobre los cielos. Vacuum se dice tam- V e r u m es lo que aparece ser aquello
DICCIONARIO DE LAS VOCES Y F R A S E S MÁS USADAS POR SANTO TOMÁS. 725
que es ; como el oro se dice verdadero in animanti es la unión del alma con el
cuando es tal cual se ve. cuerpo. Vita substantialis es el principio
Via. El hombre que está in via es el por el que se obra algo en sí inmanente é
que existe en este mundo, cuya vida es intrínsecamente. Vita accidentalis ó se-
una peregrinación para el otro; el que, gunda, es la operación intrínseca del
empero, consumó ya esta peregrinación, alma ó de la sustancia intelectiva.
se dice que está in termino bien sea con- Vitales actus son aquellos actos del vi-
denado, ó premiado. Viole es lo que está viente que son inmanentes y ejecutados
en vía ó camino, ó la disposición para por el mismo viviente por virtud propia,
algo, ó la causa de ello; de donde se como los actos de entender, querer, ver,
entiende lo que sea. oir. Mas los movimientos locales, ó las
Vialiter. V. Formaliter. mutaciones de lugar, como no son actos
"Virtualiter. V. Formaliter, 4. inmanentes, no son vitales ; ni es vital el
Virtus, en general, es la perfección y movimiento de los graves y en general
la fuerza de obrar rectamente algo. Vir- cualquier movimiento de los cuerpos ani-
tud se dice ser la disposición de lo per- mados , hechos para adquirir ó conservar
fecto á lo mejor, porque es la disposición un estado connatural á ellos, al cual los
que completa la potencia para ejecutar el cuerpos tienen la determinación áb ex-
acto bueno; y, por tanto, cuando se dice trínseco. De donde los actos vitales se
á lo mejor, por este mejor, según el sen- dicen también actus ab intrínseco é in
tir, ya del Filósofo (Physic. lib. v n ) , ya intrinsecum, es decir, deben provenir del
de Santo Tomás (1, 2 , c. 5 5 , art. 2 al 3), mismo viviente, y deben ser inmanentes.
no se entiende el objeto, sino el acto per- Vitales actus en el ente creado son esen-
fecto que puede obrar la potencia dis- cialmente los ejercicios de la virtud crea-
puesta por la virtud; y que puede decirse da , como es manifiesto; de donde ni
algo mejor, porque el acto procedente del Dios por sí solo podría hacerlos, v. gr., la
hábito es algo mejor que el hábito solo. inteligencia creada producida por solo
Vita in substantiis puramente inmate- Dios, sería y no sería al mismo tiempo
riales es la misma sustancia simple y es- ejercicio de la virtud creada, lo cual es
piritual en cuanto obra en sí intrínseca- una contradicción que repugna al mismo
mente, esto es, entiende y quiere. Vita' Dios.
TEORÍA GENERAL DE LAS PASIONES
El filósofo cristiano, que ve en el hombre una inteligencia caida, en lucha incesante con los ór-
ganos , no lia podido por menos de estudiar las pasiones como consecuencia de ese estado: estas
forman parte del mismo hombre, cuyo estudio, según la máxima de los sabios de Grecia, es tan
importante ; Nosce te ipsum.
Así pues, pasando el filósofo á tratar de las pasiones, y mirando que estas, según su estimolo-
gía, indican un padecimiento ó emoción, causada por una impresión en nuestra parte interior ó
esterior, suele llamarla afección; y de ahí el emplear indistintamente estas voces al hablar de lo
físico y moral, y diciendo pasiones ó afecciones físicas ú orgánicas, y pasiones ó afecciones morales.
Algunos etimologistas, entre ellos Bergier, quieren que la pasión se diga tal, porque el hombre no
se la da, si no que la recibe siendo entonces un ser pasivo.
Pero el teólogo, en donde debe fijar más su atención, es en la variedad de opiniones que en filo-
sofía se han empleado al querer definir las pasiones; pues mientras que para Zenon, jefe de los
Estoicos, no son más que desórdenes contranaturales de espíritu que aparta á la razón de sus ca-
minos ; y para Galeno, de la escuela de Hipócrates y Platón, movimientos contranaturales del
alma irracional, procedentes del apetito insaciable y causantes de las enfermedades corporales; y
para Descartes, movimientos producidos por los espíritus vitales emanados de la glándula pineal,
que agitan con variedad todas las partes del cuerpo ; para Bosuet y otros moralistas cristianos, las
¡xisiojies no son más qne movimientos de alma, la cual, tocada por el placer ó el dolor, sentido ó
imaginado, lo busca ó lo repele. -
Otros con Gall y Spurzhein opinan que afección debe decirse únicamente la modificación que
presentan las facultades; y pasión el esceso de su actividad.
Entre los moralistas, unos confunden las afecciones con las pasiones; otros han dado el título
de pasiones hasta á los caprichos más fútiles; reservando los más el nombre de afecciones para los
sentimientos en cierto modo pasivos, como la tristeza, el temor, etc.; y el de p a s m e s para los sen-
timientos activos, como el amor, odio, ambición, ira, etc.
Entre los médicos hay quienes sostienen, que la afición á la pintura, poesía, música, etc., nunca
pueden degenerar en pasión; mientras que otros con Descuret, apoyados en la esperiencia, sienten
lo contrario.
El célebre Descuret, doctor en medicina y letras de la Academia de París, antes de presentar
una definición, exacta cual él deseaba de las pasiones, y desvanecer la confusión que en esta parte
reinaba entre los filósofos, dice: «El hombre es un ser eminentemente activo, y á l a acción le
mueven, ora impulsos interiores, ora impresiones venidas del esterior, y transmitidas al alma por
los sentidos. De esos impulsos y esas impresiones resultan para él varias necesidades, móviles de
todas sus acciones. El animal y el párvulo obedecen inmediatamente al estímulo de la necesidad ó
instinto; pero el adulto no satisface generalmente aquellas necesidades sino después de haber juz-
gado si puede ó si debe satisfacerlas. El hombre tiene por consiguiente dos guías, el instinto y la
razón: el uno le insta y estimula; la otra le ilustra y le contiene. Así la vida humana no es otra
cosa, que una lucha incesante entre el deber y la necesidad y el instinto. Añadamos, que toda
necesidad sentida con demasiada violencia, provoca en nosotros un deseo á la par violento, hacién-
donos obrar instantánea y ciegamente contra nuestro deber, contra nuestro interés, contra nuestra
voluntad; y hé ahí la pasión, que no es más que la tiranía de una necesidad. Digo de una necesi-
dad , porque, en efecto, el hombre no es más que un compuesto de necesidades, y durante la fiebre
(1) Este trabajo de nuestro dignísimo censor el Sr. ü . Manuel Chacón Guzquez, se olvidó incluirle al final del lomodonde
correspondía, pero atendiendo á su mérito é importancia lo insertamos al final de esta obra.
- 728 —
de la pasión, su esclavitud, su situación pasiva no existe las más de las veces sino por no haber
satisfecho de una manera armónica sus necesidades, las cuales, en su etrtado normal pueden servir
siempre de contrapeso á las que habitualmente le arrastran. Así en los hombres privados de toda
educación, vense constantemente dominar las necesidades é instintos del animal: en los que no
ejercitan más que una parte de sus necesidades superiores (por otro nombre facultades intelectua-
les) vense desarrollar con el ejercicio esas facultades en menoscabo de las que imprudentemente se
dejan descuidadas. Por eso la memoria y la imaginación están doquier de sobra, al paso que el
juicio y el buen sentido son raros por demás. Por último, los individuos que satisfacen esclusiva-
mente sus necesidades sociales, se hallarían privados de un sin número de goces intelectuales, y
sobretodo del elemento religioso, único que puede sancionar la moralidad de sus actos».
De aquí concluye, que las pasiones no son más que necesidades sentidas con demasiada violen-
cia , deseos inmoderados, tiranía de una necesidad que por lo común hace callar á las demás, si ya
no es que las fuerzan á servirla.
Pasa después á distinguir entre las pasiones y las emociones, las sensaciones, los sentimientos y
las percepciones, diciendo: que la sensación no pasa de los sentidos; el sentimiento no llega hasta el
corazón; y la percepción se dirige á la inteligencia, determinando las tres en nosotros sacudimien-
tos nerviosos, emociones de placer ó de gozo, ó de dolor y de tristeza, manantiales primeros de
nuestras pasiones. Las emociones, dice, son las escitaciones más ó menos vivas de nuestra sensibi-
lidad : son agradables ó penosas: y en ambos casos obran á la manera de pasiones violentas, que
pueden lastimar los resortes del organismo.
En cuanto á la división de las pasiones, la opinión tanto de los antiguos como de los modernos,
se halla discrepante también. Algunos de los primitivos filósofos, distinguiendo en el hombre tres
almas; una racional, que tenía su asiento en el cerebro ; otra animal ó concupiscible, que se hallaba
en él hígado y otra vital ó irascible, que se encontraba en el corazón ; formaban un cuadro de pa-
siones , y agregaban á cada una de estas almas las que les parecían guardar proporción con sus
diversas maneras de ser. Así los Epicúreos reducían á tres alegría, dolor y deseo todas las pasio-
nes mientras que los Estoicos reconocían cuatro principales, deseo, alegría, tristeza y temor.
Sabido es que Aristóteles clasificó las pasiones según el orden de su generación, y puso: 1.° el
amor y odio; 2." el deseo y adversión; 3.° la esperanza y desesperación; 4.° el miedo y audacia; 5." la
cólera; 6.° la alegría y tristeza.
Después de haberse hecho cargo Bosuet de la división del Ángel de las Escuelas, piensa que
todas estas pasiones pueden reducirse á una, que es el amor. En prueba de lo cual dice: «El odio
que se profesa á un objeto no viene sino del amor que se tiene á otro; el deseo no es más que un
amor que se estiende al bien que no se tiene, como la alegría es un amor que se aplica al bien que
ya se posee; el atrevimiento es un amor que acomete lo más difícil para obtener el objeto amado;
la esperanza es un amor que se lisonjea de poseer el mismo objeto; y la desesperación un amor
desconsolado de verse privado de él para siempre; la cólera es \m amor irritado porque le quieren
quitar su bien y que se esfuerza en defender... por último, quitad el amor, y ya no hay pasiones;
ponedle, y veréislas nacer como por encanto» (De connaissance de Diea et de soi mime.
Otros con La-Eochefoucault y Helvecio reducen todas las pasiones al amor propio ó al interés
personal. La-Chambre las divide en simples y mistas, ya nazcan del apetito intelectual ó ya del
sensitivo. La simples son once: amor y odio, deseo y adversión, placer y dolor, esperanza y deses-
peracion, osadía y temor, y en fin, la cólera. Las mistas son, el pudor y la impudencia, compasión,
indignación, enojo, emulación, celos, arrepentimiento, admiración ó sorpresa.
Algunos psicologistas pretendieron dividir las pasiones en simples y compuestas, físicas y mora-
les ; pero sin resultado.
Los médicos modernos fijándose más bien en la influencia de las pasiones sobre el organismo,
han preferido distinguirlas en agradables y penosas, violentas, suaves, tristes, persistentes pasaje-
ras, espansivas, opresivas, escitantes, debilitantes ó deprimentes, etc.
Los economistas considerándolas en relación con la felicidad pública, las han dividido en permi-
tidas ó lícitas, vedadas ó ilícitas virtuosas, viciosas, y mistas.
M. Alibet en su Fisiología de las pasiones admite inclinaciones innatas, como leyes primeras
de la economía animal, á saber; el instinto de conservación, el de relación, y el de reproducion. El
fisiologista Magendie distingue las pasiones en animales y sociales; Escipion Pinel, en viscerales y
sociales; y Marc, en innatas yfacticias ó adquiridas,
— 729 —
Según los frenólogos Gull, Espurzhein y otros, habría tantas pasiones como facultades primiti-
vas ; pero están desacordes en su distinción y número. Sin embargo, el último divide las faculta-
des humanas en afectivas é intelectuales, poniendo entre aquellas las inclinaciones y sentimientos;
y entre estas las perceptivas y reflectivas. Y prescindiendo de otras teorías, como la de M . Selestre,
que hablando de las pasiones aplicadas á las bellas artes, las divide en escéntricas, concéntricas, y
concéntrico-escéntricas, según obran de dentro afuera, ó de fuera adentro, ó de ambos modos, etc.;
solo añadiremos algunas palabras para dar á conocer el sistema del célebre utopista Carlos Fourrier.
Este distingue doce pasiones primitivas. De estas, las cinco primeras, que llama sensitivas porque
provienen de los sentidos, de quien recibe el hombre, nos escitan al trabajo y á la industria. Las
cuatro siguientes, amor, amistad, ambición y familismo, como más espirituales, hacen vivir al
hombre para la sociedad más bien que para sí mismo. Las últimas tres, llamadas distributivas,
son la cabalista ó la que engendra en el espirita de partido, la mariposa ó la necesidad de variaciones
periódicas, y la composita, nombrada así por formarse de muchos placeres sensibles y espirituales
De aquí pasa Fourrier á señalar los efectos y propiedades de cada una de estas pasiones, en cuya
descripción no podemos detenernos más, por no creer sea al teólogo de grande utilidad.
Sí añadiremos en último lugar algunas noticias sobre la reciente teoría que, en medio de la con-
fusión esparcida por las anteriores, ha presentado el ya referido M . Descuret en su Medicina de
las pasiones.
Partiendo este del principio de que, siempre que nuestro organismo se halla en estado de fun-
cionar , nos lo avisa cierta emoción, especie de voz interna que no es más que la necesidad, poten-
cia motriz de los mecanismos individual y social, dice; la necesidad así anunciada, engendra el
deseo; el deseo la voluntad, y esta la pasión: la cual en último análisis, no es más que un deseo
inmoderado, ó como decimos, la tiranía de una necesidad. Decir, que las necesidades del hombre
son muchísimas, es venir á confesar, que el hombre no es más qne un compuesto de pasiones.
Estas se hallan en su alma y en lo más diminuto de sus órganos; más en virtud de la misteriosa
unión del alma con el cuerpo, el hombre está en cada parte de sí mismo.
Pasa después á descomponer al hombre para estudiarlo mejor, y las pasiones que en él encuen-
tra las reduce á tres clases generales de necesidad, como son: 1. Necesidades animales ; 2. Nece-
a a
sidades sociales ; 4. Necesidades intelectuales. En seguida enumera la materia sobre que basa cada
a
una de estas necesidades, y el modo en que deben satisfacerse para que no lleguen á degenerar en
escesos; y concluye resumiendo toda su teoría con las siguientes proposiciones :
1. Las necesidades animales pueden referirse á los instintos, las necesidades sociales álos senti-
a
res : pasiones animales, pasiones sociales, y pasiones intelectuales: deberes animales ó fisiológicos,
deberes sociales y deberes intelectuales.
3." Nuestros deberes, lo mismo que nuestras necesidades, no siempre son simples; al contra-
rio , se complican con mucha frecuencia: á menudo sucede también que se hallan en oposición, y
en este caso se debe obedecer al más noble.
4." Todas nuestras necesidades son intrínsecamente buenas, nuestras pasiones son las únicas
aviesas; porque son necesidades pervertidas, que nos esclavizan.
5. Para que nuestras necesidades se mantengan buenas es menester que sean todas satisfechas
a
de una manera armónica y dentro de los límites del deber; no siendo así, degeneran en pasiones.
6. El límite que separa el deber de la pasión, el bien del mal, no es más que una simple línea,
a
y esta línea es la del deber. A derecha é izquierda hay dos abismos, tanto más peligrosos, en
cuanto su pendiente es agradable y casi insensible. Una vez caido en el precipicio, en él se queda
el cobarde: pero el hombre brioso se alza y consigue salir. Al caer acredita el hombre su flaqueza;
al levantarse atestigua su virtud.
Y basta lo dicho para que el teólogo principiante pueda apreciar mejor las doctrinas, que con
tanta profundidad como esclarecimiento trata el Angélico Doctor, con mayor ó menor oposición
á los referidos sistemas, en la l. -2. cuestión 22 y siguientes.—M. C. Gr.
a !C
INDICE
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO ^.
CENSURA ECLESIÁSTICA.
íS o
2 P
ASUNTOS Y TESIS. Paga ASUNTOS Y TESIS. Págs.
cesidad para la salvación del que fin de la vida por cualquier sa-
ha c a í d o en p e c a d o m o r t a l cerdote 40
actual....; 22 No siempre por el mayor pecado
2 La confesión sacramental es de se impone mayor penitencia.
derecho divino y no natural... 24 La pena del pnrgatorio se tasa
3 Aunque los pecadores solamente solamente según la cantidad del
están obligados á la confesión pecado; teniendo en cuenta, sin
por derecho divino, sin embar- embargo, la cantidad de la con-
go , por derecho positivo están trición , la confesión y la satis-
obligados todos los fieles á con- facción 41
fesarse cada año 25
4 No es lícito al penitente confesar IX. Cualidad de la confesión.
un pecado qne no tiene 26
5 Annqne en seguida estén todos No es de necesidad de la confesión,
obligados á dolerse de sus peca- que sea formada por la caridad. 44
dos , y no carezca de peligro la Es preciso qne la confesión- sea
dilación de la confesión ; no es íntegra 45
sin embargo necesidad qne en La confesión de los pecados como
seguida se confiesen los pecados, parte del sacramento, debe ha-
sino cuando haya oportunidad cerse por la propia boca, á no
de confesar y en los tiempos de estorbarlo algún impedimento
penitencia que la Iglesia ha es- natural 46
tablecido . 27 Son convenientes las condiciones
6 Siendo la confesión de derecho di- asignadas por los maestros para
vino , no puede dispensarse por la confesión - 47
ninguna autoridad que no se
confiese nunca quien á ella está de la confesión.
obligado en fuerza del sacra-
mento 29 La confesión libra al alma de la
muerte del pecado 49
TK. De la esencia de la confesión. La confesión unida á la absolu-
ción libra, no solo de la culpa,
sino también de la pena eterna;
1 La confesión es nn acto por el que y en cnanto á la temporal la dis-
se descubre la enfermedad ocul- minuye 50
ta, con la esperanza del perdón. 30 Abre la puerta del paraíso 50
2 La confesión es acto de virtud... 31 La confesión sacramental da la es-
3 Es acto elícito de la virtud de la peranza de salvación 51
penitencia 32 Por la confesión general se perdo-
nan los pecados mortales olvi-
VIII. Ministro de la confesión. dados 51
1 El sacerdote es el ministro de la XI. Sigilo de la confesión.
confesión sacramental 33
2 Fuera del caso de necesidad no El sacerdote debe ocultar siempre
puede nadie confesarse con otro, los pecados del penitente 53
que con el sacerdote 34 El secreto de la confesión no se
3 No es necesario confesar los peca- estiende, sino á las cosas que
dos veniales á nn sacerdote, tiene por objetóla confesión sa-
cuando por la confesión hecha á cramental 55
un seglar, por el golpe de pecho Solo el sacerdote tiene el secreto
y el agua bendita quedan perdo- de la confesión; sin embargo,
nados 35 también el seglar que oye la con-
4 Es necesario que el hombre se con- fesión por necesidad, así como
fiese con el propio sacerdote... 36 participa algo del acto de las
5 Como el que tiene jurisdicción llaves, así también participa
pnede confiar á otro lo que á esa algo del sigilo 56
jurisdicción pertenece, resulta Por voluntad del que se confiesa
qne cualquiera puede confesarse puede el sacerdote revelar á otro
con otro que no sea el propio el pecado de este 56
sacerdote, haciéndolo por man- El qne oyó en confesión un pecado
datoó privilegio del superior.. no esta obligado á ocultarle, si
6 El penitente puede ser absuelto al lo sabe de otro modo 57
ÍNDICE DEL TOMO V. 733
w
fu
XXXII. A quienes debe administrarse este Sacramento, 1 Peca mortalmente el que con cien-
• cia de pecado grave se acerca á
y en qué parte del cuerpo. los órdenes. Se requiere para el
orden la santidad de vida como
1 Este sacramento compete á solos necesidad de precepto, no como
los enfermos 147 del sacramento 163
2 No en toda enfermedad, sino en la 2 Parece que no se requiere que el
que pone en peligro de muerte, ordenando tenga la ciencia de
debe administrarse este sacra- toda la Escritura Sagrada..... 164
mento 148 3 El orden no consiste en el mérito
3 No debe administrarse á los furio- mismo de la santidad 165
sos y dementes , á menos que no 4 Peca mortalmente quien promue-
tengan algunos intervalos lú- ve á los indignos 166
cidos _ ; 148 5 El que cumple una función sagra-
4 No debe conferirse á los niños... 149 d a en estado de pecado mortal,
5 Se ungen determinadas partes del obra indignamente y peca mor-
cuerpo 149 talmente 167
6 Las cuales se determinan conve-
nientemente 150 XXXVII. De la distinción délos órdenes,
7 Los mutilados deben ser ungidos
en las partes más próximas á de sus actos y de la impresión del carácter.
aquellas en que debían serlo... 151
1 Es conveniente que existan mu-
XXXIII. De la reiteración de este sacramento. chos ordenes 169
2 La distinción de los órdenes debe
Este sacramento puede ser reite- ser considerada según la rela-
rado 152 ción con la Eucaristía. Los ór-
Debe reiterarse la Extrema-Un- denes son con razón tres y pro-
ción á los que, continuando la porcionados entre sí, en térmi-
misma enfermedad, es sin em- nos que el uno es más digno
bargo distinto el estado de la que el otro, según que se acerca
misma 152 más ó menos á la Eucaristía... 171
3 Si se considera la palabra sagrado
XXXIV. Del sacramento del orden, en cuanto á su según la materia sobre la que se
esencia y á sus partes, ejerce algún acto, son tres los
•órdenes sagrados 173
Dios estableció un orden en sn 4 El principal acto de cada orden y
Iglesia 153 la dignidad de cada uno de los
Se define convenientemente 154 mismos depende de la aproxi-
Es sacramento 155 mación de cada nno de estos ac-
Y su forma se expresa convenien- tos ú órdenes al Sacramento de
temente 156 la Eucaristía. No hay inconve-
Tiene materia 157 niente en que, ademas del acto
principal, tenga un orden otros
XXXV. Efecto de este sacramento. muchos ; y tantos más cuanto
es más elevado 173
Se confiere en él la gracia santifi- 5 El carácter se imprime al sacerdo-
cante ••• 158 te en la entrega misma del
En cada uno de los órdenes se im- Cáliz 176
prime carácter 159
El carácter del orden presupone XXXVIII. De los que confieren este sacramento.
el carácter bautismal 160
No presupone la confirmación, 1 Sólo el Obispo confiere el orden.. 178
aunque es congruente, que los 2 Pueden los obispos, herejes, cis-
que se ordenan estén confirma- máticos y escomulgados confe-
dos; 161 rir los órdenes ; pero no dar la
El orden precedente no es de nece- gracia, no por la ineficacia de
sidad del siguiente 161 los sacramentos, sino por los
ÍNDICE D E L TOMO V. 737
XLIX. De los bienes del matrimonio. LUÍ, Del impedimento del voto y del orden.
1 El matrimonio necesita ser escu- 1 El voto simple, aunque impida
sado por algunos bienes 232 contraer matrimonio, no le di-
2 La prole, la fe y el sacramento son rime — 253
los primeros y principales bie- 2 El voto solemne dirime el matri-
nes que honestan el matri- monio 254
monio 233 3 El sacerdocio entre los griegos y
3 El sacramento es un bien más otros orientales impide contraer
principal en el matrimonio que matrimonio, pero no el uso del
los otros dos 235 ya contraído ; mas en la Iglesia
. 4 Qnanquam minus honestas appa- latina impide el contraerle y di-
reant matrimonii actas, prop- rime el contraído 255
ter effrenam illam quam sem- 4 El matrimonio no impide la recep-
per conjunctam habet, delecta- ción del orden 257
tionem, proles tamen ac fides
et sacramentum ipsum n o n LIV. Del impedimento de consanguinidad.
tantum excusant, sed et sanc-
tum reddunt 236 1 La definición de la consanguini-
5 Actas matrimonialis semper cul- dad que se da en este artículo es
pabilis et peccatum est, nisi competente 258
prolis intentio, ac mutua inter 2 Se distingue convenientemente la
conjuges fides adsit 237 consanguinidad por grados y
6 Cognoscens uxorem sola libidinis por líneas 260
ÍNDICE D E L TOMO V. 739
S «
ASUNTOS Y TESIS. PAO..
ASUNTOS Y TESIS. tg,.
P
S3
ca
4 Cerca del monte Olívete descen- nerales y todas las cosas mistas
derá Cristo para juzgar 508 no quedarán en aquella renova-
ción 533
IXXXIX. De los que han de juzgar y de los juzgados
en el juicio general. XC1I. De la visión de la divina esencia, por comparación
á los bienavenlnrados.
1 Parece que también juzgarán con
Cristo otros 509 1 Dios será visto por esencia, pol-
2 A la pobreza voluntaria se con- los santos en la patria 535
cede la potestad judiciaria, es- 2 De ningún modo Dios será visto
pecialmente por tres cosas 510 con el sentido corporal 543
3 A los ángeles no compete juzgar. 3 Conocer que Dios, viendo su esen-
Los ángeles también puede de- cia , conoce todas las cosas que
cirse que juzgan de algún modo son ó serán, ó han sido, se lla-
por la aprobación de la senten- ma noticia de visión. Cuando
cia 512 Dios conoce todas las cosas que
4 Los bombres pecadores se some- puede hacer, aunque nunca las
ten al diablo, pecando. Luego' haya hecho, ni las haya de ha-
es justo que estén sometidos á cer , entonces se llama al cono-
él en las penas , como debiendo cer noticia de simple inteligen-
ser castigados por él 513 cia. Es imposible que un enten-
5 Es conveniente que todos los hom- dimiento creado viendo la divina
bres sean congregados en el esencia, conozca todas las cosas
juicio 514 que Dios puede hacer. Todas
6 Todos los buenos serán también aquellas cosas que Dios sabe con
juzgados 515 noticia de visión, el alma de
7 El juicio que es retribución de las Cristo las conoce en el Verbo.
penas ó castigos por los peca- Otros por Cristo, aunque vean
dos , compete á tocios los malos: á Dios por esencia, sin embar-
pero el juicio que es discusión go , no verán todas las cosas que
de los méritos, sólo á los fieles. 516 Dios ve. Después del dia del
8 Los ángeles no serán juzgados en juicio es posible que todos co-
lo futuro 517 nozcan todas las cosas que Dios
conoce con ciencia de visión... 546
XC. De la forma en que vendrá el juez al juicio.
XCIII. De la beatitud de los sanios
1 Es conveniente que Cristo juzgue
. en aquel juicio según la natura- y de sus mansiones.
leza humana 518
2 Cristo aparecerá en el juicio en la 1 La bienaventuranza de los santos
forma de su humanidad glo- será mayor después de la re-
riosa 520 surrección que después de su
8 Las cosas que son deleitables por muerte 550
participación de la bondad, pue- 2 Conviene distinguir diversas man-
den, aprendidas, no deleitar. siones , según los diversos gra-
Dios no puede ser visto sin dos de bienaventuranza 552
gozo 522 3 Según la diferencia de caridad
será también la diversidad de
XCI. Cualidad del mundo después del juicio. bienaventuranza 553
1 El mundo se renovará 523 XCIV. Del modo con que se conducirán los sanios
2 El movimiento del cielo cesará en
• aquella renovación del mundo , respeclo de los condenados.
no ciertamente por alguna causa
natural, sino haciendo esto la 1 Concédese á los bienaventurados
voluntad divina 525 el que vean perfectamente el cas-
3 En los euerpos celestes se aumen- tigo de los impíos 554
tará la claridad en aquella reno- 2 Los bienaventurados en la patria
vación 528 no se compadecen de las mise-
4 Los elementos se renovarán y se- rias de los condenados..: 555
rán dotados de claridad 531 3 Los santos no se alegrarán de las
5 Los animales, laB plantas, los mi- penas de los impíos. Las santos
ÍNDICE DEL TOMO V. 747
ASUNTOS Y TESIS. m , GO H
ASUNTOS-Y TESIS. . N,..
1 2 . 2 1 y2 sometió al cometió el
5 1 1 2 IX tv
0 2 2 2 de lo con nuestra de lo que con nuestra
li 1 1 3 de catero de e x tero.
8 1 1 3 no el que no en el que
11 1 1 2 el peso el peor.
13 » 1 10 procedente precedente
17 3 2 2 en que en la otra en que la otra
20 1 1 2 canon 2 canon 11
23 9 2 3 Sesión X I Sesión X I V
26 » 2 13 éste esté
28 2 1 2 nobis vobis
34 1 1 5 en con
39 2 ly 2 ultima en la con la
50 2 2 id. en ello en ella
02 1 2 2 Concilio I X ConciliJ IV
64 » 1 40 si el ly si el término
08 1 1 3 se conserve se quite
79 1 1 3 se salvaron se salvarán
80 2 2 6 febrosianos febronianos
88 1 1 4 pcenitenti culpara poenitenti ita culpara.
03 1 1 3 Layon Lyon
96 1 1 9 nota 166 nota 4
124 1 1 6 slne ñnibus suis fin i bus
126 1 1 1 Concillo I X Concilio IV
130 1 2 1 imponeise Imponer
134 » 2 • 38 eunque aunque
140 2 2 4 nota 236 nota 1.*
113 4 2 2 nota 242 nota i."
160 1 1 5 nota 268 notai.'
102 1 1 5 7.° de Nicea 1.° de Nicea.
183 4 2 11 veniran sujeto vivirán sujetos
193 » 1 8 propósito prepósito
197 4 5 Tellez Feller
201 1 22 unción union
214 » 2 28 indiscutible indisoluble
224 L 1 y2 f 3 y4 no están solo en no están en
228 1 18 apuesta puesta
233 » 2 27 accidat accedat
235 1 1 2 sea ó sea
239. 2 2 2 nitüs penitus,
240 1 1 13 • Marees Marco *
240 » » 26 Rusia Prusia
251 » 2. 31 (319) (2)
255 1 2 7 Quiniesto. Quiniseslo
262 »
1 49 • digistos digesto
264 2 2 4 disminuir dirimir
283 » 2 43 Unos Un us
297 2 1 10 en Rusia en Prusia
299 1 2 13 en estas dos en estos tres
313 1 2 3 á dicho Sánchez á Sánchez
315 1 1 6 Miberis Hiberis
315 2 2 2 Rusia Prusia
Erratas, Rectificaciones.
Pags. ¡Xolas. Cotum. Lineas,