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I. AUTOS Y VISTOS
II. ATENDIENDO:
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Foja 576 y ss.
Gallegos sobre Exoneración de Alimentos, (Expediente N° 24486-2021-0-1801-
JR-FC-17); y en consecuencia peticiona cautelarmente que se curse el oficio para
ese efecto: 1) al Juez del Décimo Sétimo Juzgado de Familia de Lima; y 2) al Juez
del Quinto Juzgado de Paz Letrado de Surco y San Borja, proceso de
exoneración de alimentos (EXP. N° 00987-2018-0-1815-JP-FC-05), y 3) al Juez del
Primer Juzgado de Paz Letrado de Pueblo Libre y Magdalena, en el proceso
(sumarísimo) de prorrateo de alimentos (EXP. N° 00084- 2015-0-1829-JP-FC-01);
y 4) al Juez del Tercer Juzgado de Paz Letrado de Pueblo Libre y Magdalena, en
el proceso (originario) de Alimentos, (EXP. N° 00312-1996-0-1829-JP-FC-01). Se
alega la vulneración de sus derechos constitucionales a la defensa, a la debida
motivación de las resoluciones judiciales, el debido proceso y el principio de
congruencia procesal.
III. CONSIDERANDO:
3.1. De conformidad con los artículos 18º y 19º del Código Procesal Constitucional,
toda medida cautelar importa un prejuzgamiento y es instrumental, provisoria
y variable, y pueden dictarse antes de iniciado un proceso o dentro de este,
siempre y cuando la solicitud cautelar cumpla ciertos requisitos y/o
presupuestos generales como:
a) la adecuación de la medida para asegurar la eficacia de la pretensión;
b) la apariencia del derecho invocado “fumus boni iuris”, es decir el rasgo o
aspecto exterior de derecho que debe contener el pedido constituyendo en sí un
hecho verosímil;
c) la certeza razonable de que la demora en su expedición pueda constituir un
daño irreparable conocido, es el que impone al juez la atribución de decidir con
anterioridad si el fallo a dictarse podrá ejecutarse con eficacia, es una necesidad
de dictar la decisión preventiva por constituir peligro en la demora del proceso
o por cualquier otra razón justificable.
6.2 Al respecto, es necesario poner en evidencia que la suspensión de los efectos de una
sentencia dictada en un proceso ordinario, producto de una medida cautelar también
ordinaria, pueden ocasionar perjuicios irreparables sobre el vencedor del proceso
ordinario, titular indiscutible del derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales y
a que lo resuelto sea ejecutado en sus propios términos.
6.3 Ningún postulado del Estado constitucional de derecho puede pues legitimar el
hecho de que un vencedor en un proceso ordinario cuya sentencia determinó que era
beneficiario de un dar, hacer, no hacer o cualquier otra, no pueda luego ejecutar la
decisión que lo beneficiaba porque se ha dictado una medida cautelar ordinaria que, al
oponerse en sus términos, suspende los efectos de la sentencia.
6.4 Si bien es cierto que todo otorgamiento o concesorio de una medida cautelar tiene
entre sus requisitos legalmente estipulados, la apariencia de derecho y el peligro en la
demora, resulta inaceptable sostenerse en términos procesales constitucionales que una
medida cautelar que por su naturaleza contiene un debate sumario y provisorio, tenga
pues la aptitud legal para suspender lo decidido en un proceso principal que por su
naturaleza contiene un debate definitorio, amplio, principal. Es pacífico sostener que la
calidad de cosa juzgada de una sentencia ordinaria se relativiza cuando es expedida sin
respetar la tutela procesal efectiva, el debido proceso o el orden material de valores
inscrito en la Constitución, frente a lo cual puede discutirse la validez de la misma en
un proceso de amparo contra resolución judicial. Empero, constituye una anomalía del
sistema que una sentencia ordinaria pueda ceder, suspenderse o ser limitada a través de
una medida cautelar dictada en otro proceso ordinario.
6.5 Y es que cualquier acto procesal –del juez o de las partes– que suspenda el ejercicio
de un derecho constitucional para ser considerado válido debe estar revestido de un
mismo valor o importancia jurídica fundamental, pues la ponderación implica un
equilibrio en abstracto de bienes jurídicos que tienen un mismo valor. Sin embargo,
el concesorio de una medida cautelar que es manifestación del derecho a la tutela
procesal efectiva no tiene ni puede tener el mismo valor jurídico que una sentencia
ordinaria que ha pasado en autoridad de cosa juzgada en la cual subyace la ejecución de
un derecho constitucional debatido, reconocido y restablecido.
6.7 Por ello, resulta un despropósito que la parte afectada con una medida cautelar sea
precisamente la persona cuyo derecho ha sido declarado y restablecido en un proceso
ordinario, pues ésta se verá seriamente perjudicada en el ejercicio de su derecho en el
lapso de tiempo que dure la tramitación final del proceso ordinario en que se dictó la
medida cautelar.
6.8 Por lo expuesto, las medidas cautelares no pueden ser utilizadas con la simple
intención de prolongar en el tiempo la ejecución de una sentencia ordinaria o de
resistirse a su efectivo cumplimiento. En este sentido, este Colegiado precisa que el
principio pro homine debe trasladarse inclusive al ámbito de los procesos ordinarios, de
este modo cuando existan oposiciones o contradicciones en los términos de dichos actos
procesales, los jueces del proceso cautelar ordinario deben optar por hacer prevalecer la
sentencia ordinaria sobre cualquier intento de desconocerla o perturbarla a través
del concesorio de una medida cautelar ordinaria, pues en este tipo de casos específicos la
tutela procesal efectiva, manifestada a través de una medida cautelar, viene ciertamente
limitada por el derecho a la cosa juzgada.”
3.4. De conformidad con lo preceptuado por el artículo 18° del Código Procesal
Constitucional vigente: “Se pueden conceder medidas cautelares y de suspensión
del acto violatorio en los procesos de amparo, habeas data y de cumplimiento. La
medida cautelar solo debe limitarse a garantizar el contenido de la pretensión
constitucional, teniendo en cuenta su irreversibilidad, el orden público y el perjuicio
que se pueda ocasionar. El juez, atendiendo a los requisitos dicta la medida cautelar sin
correr traslado al demandado. La ejecución dependerá del contenido de la pretensión
constitucional intentada y del adecuado aseguramiento de la decisión final, a cuyos
extremos deberá limitarse (…)”.
3.7. De los hechos expuestos por el solicitante, así como de las instrumentales
aportadas, no se aprecian preliminarmente elementos que configuren el
requisito de verosimilitud o apariencia del derecho invocado en la demanda,
toda vez que las circunstancias descritas en la solicitud cautelar no permiten
apreciar de manera palmaria la mencionada apariencia de los derechos
invocados, que persuadan a anticipar tutela mediante la medida cautelar
planteada; siendo necesario precisar que la solicitud cautelar se sustenta en la
presunta afectación de sus derechos invocados, pues no se evidencia de manera
palmaria que la sentencia judicial cuestionada se hubiese dictado soslayando el
derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, ni que con ello se hubiera
afectado, además, el derecho de defensa ni el derecho al debido proceso del
recurrente. Por tanto, de una simple lectura de los argumentos expuestos en la
solicitud cautelar y de los documentos anexados a dicha solicitud, no se
advierte la existencia de elementos que causen verosimilitud sobre la
presunta afectación de los derechos constitucionales invocados, ya que ello
que no se produce en el estado actual del presente cuaderno cautelar, y que en
todo caso, corresponderá analizarse con mayor detalle y en la etapa procesal
respectiva, en el proceso principal, a fin de establecer si se han vulnerado o no
los derechos al debido proceso, a la defensa, a la motivación de las resoluciones
y el principio de congruencia procesal; ello básicamente porque la materia en
discusión no se presenta lo suficientemente clara para poder dilucidarse en el
presente proceso cautelar, más aún si los procesos cautelares implican
únicamente un prejuzgamiento de la controversia –tal como señala el Artículo
612º del Código Adjetivo Civil, de aplicación subsidiaria al presente caso, lo
cual no resulta suficiente para dilucidar tales aspectos referidos.
3.10. En atención a lo expuesto, queda claro también que a juicio del Colegiado, la
medida peticionada en la presente solicitud cautelar, tampoco resulta adecuada
o idónea para garantizar la pretensión planteada en la demanda, toda vez que
la pretensión cautelar, en puridad, resulta ser la misma que la pretensión
contenida en la demanda; en consecuencia, acceder a la solicitud cautelar
planteada, implicaría en la práctica, la actuación inmediata o ejecución
anticipada de lo que se va a resolver en el proceso principal en la sentencia, que
únicamente puede disponerse de conformidad con el supuesto contemplado en
el Artículo 26º del vigente Código Procesal Constitucional, circunstancia
diferente a la que ahora nos ocupa. Por consiguiente, no configurándose de
manera concurrente, los elementos para disponer el otorgamiento de la medida
cautelar peticionada, resulta desestimable, deviniendo en improcedente.
IV. DECISIÓN:
Por los fundamentos expuestos, este Colegiado, con la autoridad que le confiere
el artículo 138º de la Constitución Política del Perú y la Ley, impartiendo justicia
en nombre de la Nación, resuelve:
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Foja 576 y ss.