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T.9. El Cuerpo Diplomático.

El cuerpo diplomático puede definirse como el conjunto de los jefes de misión de


todas las categorías acreditadas ante un mismo gobierno. Esta expresión designa a todos los
jefes de misión y a la totalidad del personal de las diferentes misiones extranjeras que poseen
carácter diplomático y que por tanto se halla inscrito en la lista diplomática.

La función esencial del Cuerpo Diplomático es asistir a las ceremonias públicas del
Estado receptor y presentar las felicitaciones acostumbradas a los jefes de Estado con ocasión
de año nuevo o las expresiones de pésame con motivo de un duelo nacional. De igual forma
tiene como finalidad asegurar colectivamente la protección de sus miembros y la defensa de
sus privilegiados, de ello deriva el que llegue a formular principios comunes, en esta función
a diferencia de la primera, el Cuerpo Diplomático realiza un acto que posee consecuencias
jurídicas. En resumen, cuando el Cuerpo Diplomático expresa una voluntad común, puede
ser considerado como órgano común de los Estados que lo componen.

a. Estructura.

El Cuerpo Diplomático está presidido por el Decano cuyas funciones son de carácter
protocolario. Es el portavoz de los jefes de misión con ocasión de ciertas ceremonias del
Estado receptor, quien expresa las felicitaciones o los votos y quien se halla presente y
representa al Cuerpo Diplomático en las ceremonias a las que no se puede invitar a la
totalidad de esté. Los jefes de misión se hallan obligados a visitarle a su llegada o a su partida.
Como custodio de las costumbres y del ceremonial local, también puede enviar instrucciones
a los diferentes jefes de misión en materia de protocolo para una ceremonia determinada o
dar consejos en materia de inmunidades diplomáticas, a fin de que no se produzcan abusos
que tengan repercusiones sobre la totalidad del Cuerpo Diplomático.

Al decano incumbe presentar en nombre del Cuerpo Diplomático eventuales notas de


protesta, por lo cual no debe actuar con discrecionalidad, sino que debe consultar de
antemano a sus colegas, quienes por lo demás, pueden o no unirse a la actuación colectiva.
Asimismo, el decano posee precedencias sobre todos los agentes diplomáticos. El puesto de
decano es muy deseado por los Estados. La práctica internacional daba este lugar al Nuncio
si estaba acreditado en el país receptor para ser el decano sin importar el orden de
precedencia, ello queda reflejado en el artículo 16, apartado 3 de la Convención de Viena que
expresa: “Las disposiciones de este artículo se entenderán sin perjuicio de los usos que
acepte el Estado receptor respecto de la precedencia del representante de la Santa Sede”.
Ello no quita que por medio de un tratado bilateral dos Estados acuerden quien será el decano
de antemano.

Normalmente el decano es el jefe de misión de categoría más elevada que se halla


acreditado en el país con mayor antigüedad. Por lo cual debemos volver a repasar desde que
momento comenzó oficialmente las funciones de la misión, si desde que presenta sus cartas
credenciales o desde que ha notificado su llegada al Ministerio de Relaciones Exteriores. La
esposa del decano es la decana y a veces tienen como misión presentar a las esposas de los
restantes agentes diplomáticos a la esposa del jefe del Estado o del Ministro de Asuntos
Exteriores.

b. El problema de las precedencias

Puede definirse la precedencia como aquella preferencia en el lugar de orden y en el


rango a seguir cuando se encuentran los agentes diplomáticos de varios Estados. En otros
términos, es el derecho a ocupar durante una ceremonia, un cortejo, una comida, el lugar que
entre todos se considera como el mejor y más honroso. El tema del honor y prestigio nos
parece una futilidad, pero anteriormente fue la causa de graves conflictos en el Estado. Desde
el siglo XIX la regla se estableció que la precedencia vendría dada desde el momento de
notificación oficial de la llegada del agente al Estado receptor. Regla que sería acogida por
la Convención de Viena en su artículo 16 apartado 1°

Artículo 16

1. La precedencia de los jefes de misión, dentro de cada clase, se establecerá siguiendo


el orden de la fecha y la hora en que hayan asumido sus funciones, de conformidad con
el artículo 13.

Esta regla no supone una solución para todos los problemas que pueden originar las
precedencias y dado que aquellas se vinculan con el protocolo, se regularán de forma variable
de un Estado a otro. Punto a aparte para terminar esta exposición sucede con las mujeres que
son jefes de misión, cuál sería el lugar del marido de la misma, la lógica nos diría que la
mujer del embajador ocupa el orden de su marido, pero al revés la práctica no es igual, ya
que en ciertos países el marido de la embajadora tiene un rango inferior al del encargado de
negocios ad interim solución violatoria a la igualdad entre hombres y mujeres, pero que como
dijimos varia de país a país.
T.10. Transformación, Suspensión y Extinción de la Misión Diplomática.

En el curso de su existencia la misión diplomática puede ser objeto de transformación,


suspensión y extinción.

a. Transformación de la misión diplomática.

Consiste en el cambio de rango que por regla general tiene lugar en sentido superior, esto es
una elevación que se usaba con las Legaciones que se convertían en Embajadas, o Consulados
que se convierten en Embajadas, las razones son diversas, pero por lo general viene por temas
políticos y no jurídicos. De igual forma para que esto se lleve a cabo las partes deben realizar
un acuerdo como si fuera la creación de una misión, lo cual demuestra que la misión posee
individualidad propia de sus agentes.

b. Suspensión de la misión diplomática.

La suspensión implica que ésta no se encuentra en condiciones de representar los intereses


del Estado acreditante ante el Estado receptor, aunque sus relaciones diplomáticas no se
hayan roto, lo mismo, aunque hoy no es común si lo fue durante la Segunda Guerra mundial.

c. La extinción de la misión diplomática.

Por el hecho de su individualidad la misión diplomática tiene causa de extinción propias a la


de los agentes diplomáticos los cuales no afectan a la primera.

La causa principal y más frecuente debe buscarse en la ruptura de relaciones diplomáticas.


La cual es un acto unilateral ya que de forma contraria a lo que ocurre en su creación no es
necesario un acuerdo entre los Estados para poner fin a las relaciones diplomáticas entre
dichos Estados. La misma pone fin a las actividades de la misión diplomática del Estado que
ha tomado la iniciativa de dicha medida y a las del Estado que las sufre. Puede ser una ruptura
en bloque es decir de un grupo de Estados, esta es una de las sanciones comunes por una
organización internacional respecto a un Estado de la comunidad internacional cuyo régimen
o actividades fuesen contraria a los principios establecidos por esta organización. La ruptura
debe ser manifiesta no solo basta con que se expulse al jefe de misión, sino que la misma
debe precisar la voluntad del Estado de romper con las relaciones diplomáticas como seria
por ejemplo expulsar a todos los diplomáticos acreditados ante él,

La guerra es la segunda causa, la misma interrumpe ipso facto las relaciones diplomáticas ya
que estas son incompatibles con las hostilidades que se desarrollan entre los Estados, las
mismas anulan los tratados bilaterales a diferencia de la ruptura que los deja intactos. En esta
situación de igual forma se debe tratar a los diplomáticos enemigos con consideración, es
decir a dejar que se marchen libremente y concederle sus privilegios e inmunidades hasta que
abandonen el país.

La desaparición de la personalidad jurídica internacional de alguno de los dos Estados, la


misma tiene lugar normalmente con la desaparición del Estado. Entre otras causas
conseguimos el no reconocimiento del gobierno del Estado receptor por el Estado acreditante
o viceversa.

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