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DE
DERECHO DIPLOMATICO
Abogada Stephanie Rodríguez
B. Segunda Etapa.
C. Tercera etapa.
D. Cuarta etapa.
Y si bien es cierto ninguno de los factores que analizamos ha sido decisivo por si
mismo. Todos ellos han contribuido al resultado referido. Si examinamos ahora en que
se manifiesta la decadencia de la diplomacia tradicional, comprobaremos que en virtud
de las razones que acabamos de mencionar:
1. el diplomático goza de una autonomía muy restringida
2. el diplomático se ve suplantado por políticos en todas las cuestiones de
envergadura; jefe de Estado, primer ministro o ministro de asuntos Exteriores.
3. La diplomacia se desenvuelve mucho hoy ida en el terreno técnico y en este
campo son los técnicos los que actúan y no los diplomáticos.
Nos corresponde estudiar cuáles son las formas que presentara la nueva diplomacia.
Este es el objeto de nuestro segundo apartado.
Esta nueva diplomacia reviste esencialmente dos formas: la que se realiza a través de
las organizaciones internacionales y las que se lleva a cabo mediante reuniones de
políticos responsables, jefes de Estado, ministros, etc.,
1. La diplomacia a través de las organizaciones internacionales
Nacidas a principio del siglo XIX, las organizaciones internacionales no tardaron
en multiplicarse, bajo la presión de variadas causas políticas, económicas y sociales.
En su estructura tales organizaciones eran bastantes sencillas, pero cada vez se han
hecho mas complejas, a la vez que su papel en la vida internacional ganaba en
importancia.
El verdadero momento capital, desde el punto de vista diplomático, se sitúa al
crearse la Sociedad de Naciones. A raíz de los horrores de la Primera Guerra Mundial,
los gobiernos de aquel entonces creyeron que la defensa de la paz podía garantizarla
mejor una gran organización política general. Sabido es que la Sociedad de Naciones
no dio los resultados esperados y que la mayor parte de la diplomacia siguió
realizándose fuera de aquel recinto.
La Segunda Guerra mundial presencio la sustitución de la Sociedad de Naciones
por la Organización de las Naciones Unidas. En la actualidad una gran parte de la
política actual se hace a través de ella, pues sirve a las pequeñas naciones de foro,
donde pueden exponer sus puntos de vista, dejar oír su voz y desempeñar un papel en
la política internacional. La importancia de la Organización de las Naciones Unidas es
tal, que todo nuevo Estado que alcanza la independencia desea entrar a formar parte
de ella, como si esta admisión fuese la prueba de su soberanía recobrada.
En este aparte conseguimos también las diversas Instituciones especializadas
como seria la UNESCO o la OIT solo por decir las mas renombradas. Todas son
importantes, sobre todo por su labor técnica a través de la cual se desarrolla la que
hemos denominado diplomacia técnica. Los órganos de estas organizaciones son
lugares de encuentro de los delegados de los diferentes Estados. Los delegados
aludidos no son ya diplomáticos, sino técnicos que pertenecen a las diferentes
administraciones estatales especializadas: técnicos de seguridad del trabajo para la
O.I.T., especialistas agrícolas para la O.A.A., etc. Estas reuniones constituyen también
formas de diplomacia, puesto que las decisiones o recomendaciones de las
organizaciones tienen repercusiones en el orden jurídico interno de los Estados.
En el seno de estas organizaciones y muy especialmente de las políticas, el
carácter de la diplomacia tiende a transformarse, los Estados sienten menos la
preocupación de negociar que la de entregarse a grandes debates que no siempre
desembocan en decisiones comunes, pero que permiten a los gobiernos manifestar sus
puntos de vista.
Las reglas del derecho diplomático que pertenecen al derecho internacional, son
pues reglas generales válidas para los sujetos de derecho internacional, mientras que
las que pertenecen al derecho interno son reglas especiales, que tienen su importancia
para conocer cuál será el estatuto que gozan los órganos exteriores de los Estados o
de las Organizaciones internacionales en el seno de un cierto Estado. Los dos órdenes
están íntimamente ligados, por el hecho de la primacía del derecho internacional sobre
el derecho interno, las normas de orden interno no son la mayor parte de las veces mas
que reglas que permiten la adopción del orden jurídico interno al internacional. Sin mas
que decir pasemos a estudiar las fuentes de nuestra materia.
a. La Costumbre
Se puede definir como: “una práctica general aceptada como derecho por los
que a ella están sometidos” por lo cual diferimos un poco de la definición dada por el
Estatuto del T.I.J en su articulo 38.
Se trata pues, de un proceso que permite crear, modificar y extinguir normas
jurídicas por medio de la repetición frecuente y constante de ciertos actos, con la
convicción de que tal comportamiento es obligatorio.
El hecho de que la costumbre sea la fuente principal de un orden jurídico dado
constituye signo característico de que dicho orden jurídico es primitivo. El estudio
histórico de los diferentes sistemas jurídicos nacionales enseña que si originariamente
la costumbre tuvo una importancia como fuente de derecho interno a medida que el
poder central se reforzaba y se constituía la unidad del país, mosteo tendencia a ceder
el puesto a la legislación.
Ahora bien, la sociedad internacional es una sociedad poco organizada y el
derecho internacional llamado a regular las relaciones de los sujetos de la misma, un
derecho primitivo. La existencia de gran numero de tratados bilaterales y multilaterales
en nada merma nuestra afirmación que se hace especialmente positiva en el caso del
derecho diplomático tradicional, el cual como ya hemos visto ha ido formándose poco a
poco, a lo largo de los siglos por el comportamiento de los Estados y su tácito acuerdo.
Si el derecho diplomático tradicional, ha sido hasta el presente un derecho
consuetudinario, los últimos años han aportado un profundo cambio. En efecto como
veremos en abril de 1961 se firma en Viena un Convenio sobre las relaciones
diplomáticas que codifica la costumbre existente en la materia y en ciertos aspectos
introduce innovaciones.
La costumbre también puede ser fuente de derecho diplomático interno. Este es
el caso del Estado que no ha introducido una legislación sobre la materia o cuando esa
legislación no contempla todos los problemas previstos por la costumbre internacional.
Al hallarse el Estado sometido al derecho internacional pues de lo contrario incurrirá en
responsabilidad internacional en el seno del orden jurídico interno surge una verdadera
costumbre que no es otra cosa que la manifestación de la adaptación del orden jurídico
interno al orden jurídico internacional.
Aunque la costumbre cuente con ciertas ventajas entre las que destaca sin duda
alguna su agilidad y consiguientemente su posibilidad de adaptación a los cambios
circunstanciales de la sociedad internacional, acusa no obstante inconvenientes, como
su indeterminación y la dificultad de probar su existencia. Ello explica que se haya
tratado de precisar dicha clase derecho por medio de un derecho escrito, es decir los
tratados.
b. Los Tratados.
Concluidos por un numero variable de Estados, puede tener por finalidad crear
un tato mas favorable para las misiones diplomáticas de los Estados partes en el
Convenio. Sin embargo los tratados en cuestión tienen sobre todo como objetivo la
codificación de las costumbres existentes a fin de soslayar los inconvenientes de esta
fuente del derecho internacional.
2. las reglas jurídicas internas cuyo fin sea adaptar el orden jurídico interno al orden
jurídico internacional. Y deben tenerlas porque sino pueden violar normas del derecho
diplomático originando la responsabilidad internacional del Estado. Cabe acotar que
pueden ocurrir tres escenarios, primero que el orden interno trata de igual forma que el
orden internacional a las misiones diplomáticas; segundo que la legislación le otorgue
un trato mejor a los diplomáticos que los previstos internacionalmente lo cual tampoco
genera problemas. Y por último que las leyes concedan un trato inferior a las del
derecho internacional, lo cual genera ciertas dudas y quejas por parte del personal
diplomático afectado, cabe acotar que siendo parte del derecho internacional el derecho
diplomático no puede ser impuesto sobre los sujetos de derecho.
Por ello siempre hay que recordar que una de las mejores garantías del derecho
diplomático reside en su fundamento es decir la reciprocidad. Todo trato desfavorable
en perjuicio de una misión diplomática de un Estado supondrá automáticamente la
expulsión por parte de ese Estado frente a la misión diplomática del Estado culpable de
dichas medidas.
D) La jurisprudencia y la doctrina.
Por el contrario en el plano interno, las sentencias de los tribunales son muy
numerosas aclaran a menudo la legislación incierta y tiene gran importancia para
conocer el derecho diplomático interno de un Estado dado.
Estos convenios que vinculan a todos los Estados miembros tienen gran
importancia, pues especifican las competencias de la Organización internacional, sus
poderes, su estructura y las relaciones entre los distintos órganos. Las constituciones
mencionan a los funcionarios de aquellas organizaciones y también a los
representantes de los Estados, pero es raro que planteen la cuestión de las
delegaciones permanentes, o de los expertos, etc.
Estos tratados son esencialmente en la materia que nos ocupa, los acuerdos de
sede. Pueden definirse tales tratados como acuerdos establecidos entre una
organización internacional y un Estado con el fin de determinar el estatuto de aquella en
el Estado donde radica su sede y delimitar los privilegios e inmunidades que se le
conceden, así como a sus funcionarios. Estos acuerdos definen pues, el estatuto de la
organización, delimitan los poderes del Estado y de la Organización internacional, fijan
las reglas concernientes a la sede propiamente dicha, propiedad del inmueble, así
como los privilegios de la organización misma y de las diferentes categorías de
personas que en ella trabajen.
En cualquier caso, los acuerdos en cuestión son mas precisos que los convenios
generales y permiten mas holgura al estatuto de las organizaciones internacionales en
un país dado y así por ejemplo, en los acuerdos de sede se mencionan las
delegaciones permanentes y los representantes de las organizaciones internacionales.
b. La costumbre
La doctrina está bastante dividida en este punto. Algunos autores estiman que tal
práctica no existe y así a veces lo afirman, como es el caso de Langrod, gran
especialista en cuestiones relacionadas con los funcionarios internacionales, otros
llegan al mismo resultado invocando la jurisprudencia como es Dihn.
Hagamos notar que nada impide que una organización internacional siendo
sujeto de derecho internacional, participe en la elaboración de una costumbre
internacional. Además cabe afirmar que una norma de derecho consuetudinario
adquiere valor obligatorio esencialmente por la practica constante, pero la duración de
tal práctica no se halla fijada y puede ser relativamente corta.
Las leyes internas son útiles para conocer el estatuto jurídico de las
organizaciones internacionales en el seno de ciertos Estados. Las leyes internas son
muy numerosas, pues los Estados por un lado, han sentido la necesidad de adoptar su
orden jurídico interno a las obligaciones que resultan de los convenios internacionales
sobre privilegios e inmunidades por ello ratificados y por otro, de armonizar su
legislación interna con las obligaciones internacionales que aceptaron al convertirse en
miembros de una organización.
Las leyes internas asimismo pueden tener como objetivo colmar las lagunas de
los convenios generales o de los acuerdos de sede, sin embargo preciso es reconocer
que en la medida en que el estatuto de las organizaciones internacionales está
precisado por un gran numero de tratados, la legislación interna de los Estados entraña
una importancia menor que la promulgada, con vistas a determinar el estatuto de las
misiones diplomáticas tradicionales.
Como ocurre con el derecho interno de los Estados, el derecho interno de las
organizaciones internacionales tiene por fin regular las relaciones entre sus diferentes
órganos y las de estos con los distintos sujetos a él sometidos; funcionarios, expertos,
etc., se trata de un conjunto de normas obligatorias para los aludidos sujetos.
1. Concepto.
d. La misión posee privilegios propios distintos de los concedidos a los miembros del
personal.
e. Las causas del cese de un miembro de la misión son diferentes de las causas de
extinción de la misión misma.
b. El reconocimiento de Estados
Es preciso pues que los dos Estados muestren deseos de establecer relaciones
estables utilizando el cauce de la reciproca creación de misiones diplomáticas. A tal fin
se precisa un acuerdo. En tal sentido Calvo ya en 1896 expresaba: “Ningún Estado
está obligado (en el sentido propio de la palabra) a recibir los enviados diplomáticos de
otro Estado. Es cuestión de buenas relaciones y no de derecho estricto. Por estas
razones resulta sorprendente que juristas tan eminentes como Fitzmaurice o Scelle
expresaran: “salvo en circunstancias excepcionales, ningún Estado puede
legítimamente negarse a establecer relaciones diplomáticas con otro Estado que lo
desee.” . En este sentido expreso El-Erian a la Comision de Derecho Internacional que:
“Desde un punto de vista ideal, por mucho que se desee que los Estados establezcan
entre sí relaciones diplomáticas, ningún Estado está jurídicamente obligado a hacerlo”.
En este sentido cabe recordar que los Estados pueden establecer entre sí
relaciones diplomáticas mediante el envío de misiones temporales o a través de la
misión diplomática de un tercer Estado sin que por ello decidan establecer una misión
permanente. En ambos casos sera necesario que exista un acuerdo de creación de la
misión diplomática que podrá adoptar la forma de un tratado especial concluido con
este fin o constituirá parte de un tratado más amplio destinado a regular los diferentes
puntos en litigio entre los dos Estados. Tal fue el caso del tratado de Letrán de 1929
concluido entre Italia y la Santa Sede que entre otras cosas, preveía en su artículo 12 el
intercambio de un embajador y un nuncio.
De acuerdo con el artículo 11 del Convenio de Viena de 1961 los Estados podrán
fijar límites a los efectivos de la misión que ésta no podrá superar. Asimismo los Estados
pueden establecer las categorías de los funcionarios que formaran parte de ella, si
habrá tal o cual agregado, la elección de la sede de la misión y las facilidades
especiales que se le concederán.
En los últimos años esta práctica ha caído en desuso pero ello sera analizado
posteriormente. Ahora bien, el órgano de un Estado para concluir tal tratado y todos los
tratados se deja por el Derecho Internacional al arbitrio de los Estados, la constitución
de los Estados es quien lo determinará y fijará si la ratificación del acuerdo es
indispensable o no. Una vez concluido el convenio y entrado en vigor, la misión
diplomática se considerará jurídicamente creada, pudiendo comenzar a funcionar
independientemente de la llegada del primer jefe de misión, para lo cual bastará la
presencia de un encargado de negocios “ad interim”.