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JURISPRUDENCIA

Roj: AAN 1235/2018 - ECLI:ES:AN:2018:1235A


Id Cendoj: 28079229912018200102
Órgano: Audiencia Nacional. Sala de lo Penal
Sede: Madrid
Sección: 991
Fecha: 21/03/2018
Nº de Recurso: 133/2018
Nº de Resolución: 125/2018
Procedimiento: Penal. Apelación procedimiento abreviado
Ponente: ELOY VELASCO NUÑEZ
Tipo de Resolución: Auto

AUDIENCIA NACIONAL
SALA DE LO PENAL
PLENO
RECURSO DE SÚPLICA 133/2018
ROLLO DE EXTRADICIÓN 6 1/2017 DE LA SECCIÓN 3ª
A U T O N º 125/ 2018
PRESIDENTE:
CONCEPCIÓN ESPEJEL JORQUERA
MAGISTRADOS:
D. F. ALFONSO GUEVARA MARCOS
Dª. ÁNGELA MURILLO BORDALLO
D. ADRIÁN HURTADO ADRIÁN
Dª. Mª JOSEFA RODRIGUEZ DUPLA
Dª. TERESA PALACIOS CRIADO
Dª. MANUELA FERNÁNDEZ PRADO
Dª. C. PALOMA GONZÁLEZ PASTOR
D. JESUS EDUARDO GUTIERREZ GOMEZ
D. JULIO DE DIEGO LÓPEZ
D. JUAN FRANCISCO MARTEL RIVERO
D. RAMÓN SAEZ VALCARCEL
D. ANTONIO DÍAZ DELGADO
D. JOSÉ RICARDO DE PRADA SOLAESA
D. NICOLÁS POVEDA PEÑAS
Dª. CLARA BAYARRI GARCÍA
D. ELOY VELASCO NÚÑEZ
D. ENRIQUE LÓPEZ LÓPEZ
Dª. ANA RUBIO ENCINAS

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JURISPRUDENCIA

D. JUAN PABLO GONZALEZ GONZÁLEZ


D. FERMIN ECHARRI CASI
En Madrid, a 21 de MARZO de 2018

ANTECEDENTES
PRIMERO.- En procedimiento de extradición 12/2016 del Juzgado Central de Instrucción nº 3, fue resuelto el
Rollo 61/17 de la Sección Tercera por Auto de fecha 16/01/2017 (debe decir 2018) acordando la procedencia
en vía jurisdiccional de la extradición del ciudadano británico Ricardo a THAILANDIA para ser enjuiciado por el
hecho imputado en la solicitud de extradición, si este país presta la garantía previa, en el plazo de 45 días desde
que la resolución tenga entrada en la Embajada de España (lo que se comunicará con el recibí correspondiente),
de que si Ricardo es condenado a la pena de muerte, ésta no será ejecutada, y si es condenado a la de cadena
perpetua, esta no será indefectiblemente de por vida, debiendo ser revisada en el trascurso de su ejecución,
conforme a la legislación, y si Thailandia no tuviere normas legales para una efectiva revisión de la pena de
cadena perpetua, la única pena a imponer, por consiguiente, y a ejecutar, sería la de 15 a 20 años de prisión,
por ser la única pena por la que se accederá a la entrega en extradición.
SEGUNDO. - Por la representación del reclamado se interpuso escrito de 30/01/2018 solicitando al pleno de
la sala que plantease ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea varias cuestiones prejudiciales -que
fue rechazado por Providencia de fecha 31/01/2018- sobre el que volvió el recurso de súplica, y el recurso de
súplica, en la misma fecha, contra dicha resolución, -que es el que ahora se resuelve, junto con la petición de
plantear cuestión prejudicial de fecha 9/03/2018- invocando:
el planteamiento de varias cuestiones prejudiciales ante el TJUE,
la competencia del Estado español para enjuiciar los Hechos a que se contrae la extradición
la presunta vulneración de derechos fundamentales (pena o trato inhumando o degradante por condiciones
carcelarias infrahumanas, y por la posibilidad de que se aplique la pena de muerte o la cadena perpetua) por
el Auto recurrido
la ausencia de doble incriminación en relación al tipo penal de ocultación de cadáver.
TERCERO. - Por el Ministerio Fiscal se interesó la confirmación del Auto recurrido, en base a las
consideraciones que son de ver en el escrito presentado.
CUARTO. - Incoado el correspondiente rollo de recurso, fue designado Ponente D ELOY VELASCO NÚÑEZ
celebrándose la deliberación y fallo del recurso el día 9 de marzo de 2018.

RAZONAMIENTOS JURIDICOS
ÚNICO. - Se recurre en súplica el Auto de la Sección Tercera en el que se acordó la procedencia en vía
jurisdiccional de la extradición del recurrente al Estado reclamante, sometido a condiciones sobre futuras
posibles penas a imponer, alegando:
el planteamiento de varias cuestiones prejudiciales ante el TJUE,
la competencia del Estado español para enjuiciar los Hechos a que se contrae la extradición
la presunta vulneración de derechos fundamentales (pena o trato inhumando o degradante por condiciones
carcelarias infrahumanas, y por la posibilidad de que se aplique la pena de muerte o la cadena perpetua) por
el Auto recurrido
la ausencia de doble incriminación en relación al tipo penal de ocultación de cadáver.
Sin embargo, la Sala no puede estar de acuerdo con la tesis del recurrente, salvo en su cuarta alegación.
En lo que hace a la alegación de planteamiento de varias cuestiones prejudiciales ante el TJUE, y como punto
de partida, es lo cierto que, en aplicación de la doctrina TJUE iniciada por la sentencia Petruhhin, C- 182/15 ,
de fecha 6/09/2016, el Reino Unido, patria del reclamado Ricardo , de nacionalidad británica por haber
nacido allí el NUM000 /1960, contestó al requerimiento de la Sección a quo sobre si le interesaría enjuiciar
los Hechos por los que Thailandia reclamaba a su ciudadano, el 26/12/2017, (f. 280 del rollo) diciendo que "no
iban a presentar una solicitud de extradición por esos Hechos a España", razón por la que la Sección a quo,
ante el hecho de que efectivamente no lo hizo en el plazo que se le concedió, entendió (fundamento jurídico
8, initio), y así se comparte por este Pleno, que no iban a aplicar la posibilidad de enjuiciarle preferentemente,

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JURISPRUDENCIA

dejando a las Autoridades españolas plena libertad para analizar la extradición tailandesa, no procediendo,
en consecuencia, plantear las cuestiones prejudiciales que se solicitan, por las razones que se apuntan en el
punto 2) que se expone a continuación.
En lo que se refiere a la competencia del Estado español para enjuiciar los Hechos a que se contrae la
extradición, la recurrente, ante el hecho de que el Reino Unido no haya optado por emitir una OEDE preferente
para enjuiciar en el país nacionalidad del reclamado los Hechos, pretende que, antes de analizar la extradición
solicitada por Thailandia, le juzgue España en su lugar, por una especie de analogía, basada en elucubraciones
sobre lo que el Reino Unido, que ha rechazado solicitar a España la entrega de su nacional, haría respecto de
Thailandia (básicamente no conceder la extradición por ser nacional propio) en persona que, al no ser nacional
español, ni siquiera residente permanente, no contrae una misma razón de decidir, máxime, además, cuando
España no es competente para enjuiciarle, conforme a ley.
Para ello, propone, con remisión a su escrito de fecha 30/01/2018 (f. 375 y ss del rollo) y con posterioridad
el 9/03/2018 que se planteen varias cuestiones prejudiciales que rechazó la Sección a quo y que, de igual
forma, ahora rechazamos nosotros también desde este Pleno, ya que pretende otorgar jurisdicción preferente
para España, resumidamente, porque sustituir a Thailandia en el enjuiciamiento de unos hechos ocurridos en
ese país asiático realizados por súbdito no español, supondría aplicar una vedada extensión a la jurisdicción
penal de España, lo que no está permitido por el Art. 23 LOPJ y hacerlo, supondría ir mucho más allá de la
letra de la ley.
En efecto, trocar la atribución de jurisdicción para el enjuiciamiento penal de hechos ocurridos fuera de España
presuntamente cometidos por ciudadano no español desde el país de origen de su nacional (Reino Unido)
en favor del país de residencia no habitual (no tiene trabajo ni familia ni arraigo consistente en España)
del reclamado, supone vulnerar la legalidad claramente establecida en nuestro Art. 23 LOPJ , que no puede
forzarse a la luz de pronunciamientos del TJUE con los que no hay analogía, y que en caso de forzadas
imputaciones, nunca cumplirían los requisitos exigidos en los párrafos 6 (querella del Ministerio Fiscal) y 5 (hay
jurisdicción preferente con procedimiento incoado en el país donde ocurrieron los Hechos que además es el
de nacionalidad de la víctima (Thailandia) que ha solicitado la extradición a España) del meritado Art. 23 LOPJ .
El planteamiento de cuestiones prejudiciales debe proceder únicamente en supuestos en los que haya dudas
más que razonables sobre interpretaciones de la normativa de la Unión Europea que en el presente caso no
se tienen, en las que no haya habido una oportunidad -rechazada por las Autoridades del país de nacionalidad
del reclamado- de enjuiciar con preferencia por el país de origen del reclamado, en este caso el Reino Unido, y
que, por otra parte, ya han sido rechazadas con anterioridad por otras resoluciones de esta Audiencia Nacional
que igualmente lo han pretendido.
En efecto, y en este último sentido, el Auto de 7/02/2007 de la sección 3 ª de esta Audiencia Nacional (FJ 7º
en procedimiento de extradición 40/2006) ya rechazó plantear una cuestión prejudicial similar que pretendía
"equiparar los conceptos de ciudadanía y nacionalidad para de esa forma instituir una especie de nacionalidad
europea con los efectos de poder oponer la misma frente a una reclamación extradicional de un ciudadano
holandés ante EEUU".
En idéntico sentido se posicionó el Auto 48/2014 de la sección 2ª de esta Audiencia Nacional (FJ 8ª extradición
17/14 JCI 6 AN) en donde se indica que "ser ciudadano de la UE no puede ser equiparado a ser nacional".
Igualmente se abordó idéntica cuestión en el Auto 10/15 del pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional de 20/02/2015 (FJ 2 º Súplica 6/15) sobre ciudadano rumano a ser extraditado a EEUU, que
igualmente evitó plantear las cuestiones prejudiciales solicitadas, y donde se indica que la "pretendida
ciudadanía europea, no sustituye a la ciudadanía nacional" remarcando más adelante que "el Tratado de Lisboa
no ha abolido la identidad de los Estados que constituyen la UE, sino que ha establecido una clara delimitación
de las competencias de la Unión Europea respecto a los Estados miembros, estableciéndose la obligación
de la Unión Europea de respetar la identidad nacional de los Estados, recogiendo para ello el derecho de los
Estados que así lo deseen, a retirarse de la Unión" -como, por cierto, va a hacer el de nacionalidad del reclamado
en este caso-, concluyendo, que "no existe equiparación alguna entre nacionales españoles y nacionales de
otros países de la Unión Europea, a efectos de poder denegar la extradición en aplicación de la condición de
nacional español".
Tan es así el estado de cosas en la actualidad, que el Art. 20 TFUE in fine literalmente dice: "la ciudadanía de
la UE se añade a la ciudadanía nacional, sin sustituirla ".
Esto es, que hace que el ciudadano español sea europeo, no que el inglés sea español, pese a que, por ahora,
ambos sean y compartan, ser europeos.

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JURISPRUDENCIA

Lo anterior supone que sólo al nacional y no al comunitario, se le aplique el término "español" en preceptos
como el Art. 23.2 LOPJ ó el Art. 3 de la LEP, que sólo se predique el retorno para cumplir a los nacionales, y que
el resto, incluidos los socios comunitarios, sigan siendo "extranjeros" a esos efectos, que, por cierto, permiten
que un país de la Unión Europea deniegue OEDEs a otro europeo, o que derechos políticos como la emisión de
pasaporte, el ejercicio de la jurisdicción, el voto, etc., continúen sin homologarse en la actualidad, porque ceder
porciones de soberanía (como ocurre con la OEDE) no es equivalente a ceder la soberanía misma, dentro de
una Unión como la Europea.
De modo que, regresando a nuestro supuesto, no es legalmente posible suplir la intención -omisiva- del país
de origen por la -proactiva- del país de la detención, a la hora de interpretar el término "español" o "nacional",
porque no lo permite el Art. 20 TFUE , inventando un a modo de Estado adoptante, para acoger y tratar a
un no nacional como si lo fuera, cuando su país de origen no ha querido hacerlo, pudiendo perfectamente,
ya que además de pretender "ser más inglés que los propios ingleses", sería tanto como forzar la doctrina
Petruhhin mediante una tesis que no se puede compartir, y que, de facto, otorgaría la nacionalidad española
a muchos millones de europeos -entre los que se encontraría el reclamado- que no tienen vinculaciones de
peso ni arraigo con España, cuando la doctrina sentada por otras sentencias "homologadoras" del TJUE, como
las Lopes da Silva, C-42/11 , de fecha 5/09/2012, y la sentencia TJUE Poplawski, C-579/15 , de 29/06/2017
(ambas para la ejecución de una condena y no para el enjuiciamiento), no equiparan situaciones, sin más, que
no son homologables, como son todas las basadas en la nacionalidad, que hacen que no haya discriminación,
donde hay razones -la nacionalidad como manifestación de la soberanía, aun en países que han decidido ceder
porciones de la misma- para tratar distinto lo que es distinto, ya que, el fundamento de la permisión de que un
europeo residente permanente pueda cumplir una pena en el Estado de residencia y no en el de origen, reside
en consideraciones de reinserción social del requerido, que no concurren aquí en un ciudadano británico sin
apenas arraigo en España.
El Tratado todavía no ha proclamado un concepto de ciudadanía europea que permita, a la carta, elegir el
país que debe juzgar, o el país en que se quiere cumplir una condena, entre otras cosas, porque antes debería
homologar las normas procesales y las penales y crear un proceso extradicional homologado, en suma, para
evitar diferencias insalvables.
Esa es una misión de la Política, no de los Tribunales, que tan sólo se dedican a interpretar normas, no a
variarlas.
No discriminar en razón de la nacionalidad ( Art. 18 TFUE ) no supone equipar las nacionalidades ( Art. 20
TFUE ).
La doctrina Petruhhin (s TJUE 6/09/2106, caso C-182/15 ), resuelve definitivamente la duda que tiene la parte
recurrente compatibilizando el derecho a la libre circulación y de residencia de cualquier ciudadano europeo
dentro de la UE ( Art. 21 TFUE ), con el respeto al principio de no discriminación en función de la nacionalidad
( Art. 18 TFUE ), combatiendo a la vez la impunidad de las infracciones penales, mediante la "medida alternativa
menos gravosa" de que se proceda, en estos supuestos, a "informar al Estado del que el ciudadano -reclamado
en extradición por un tercer país no comunitario- es nacional ", de si "teniendo competencia, conforme a su
Derecho , quiere procesarle por hechos cometidos fuera de su territorio nacional " (FJ 50) (lo subrayado en
negrita lo es, para apreciar que el TJUE no prescinde del concepto de nacionalidad), de modo que, hecho, -y
rechazado por el Reino Unido reclamar al propio ciudadano nacional-, España gana libertad de decidir, como
lo ha hecho siempre dentro de su sistema legal, respecto a si procede o no entregar al reclamado a Thailandia,
considerando al ciudadano europeo británico (no español) como "extranjero" (o no nacional).
Seguramente el TJUE nunca hubiera sospechado que esa cautela, condición o "medida alternativa menos
gravosa" (de darle al Estado comunitario de procedencia del nacional la oportunidad de juzgar al reclamado
con preferencia a un Estado tercero) se hubiera rechazado, pero la experiencia extradicional en esta Audiencia
Nacional, demuestra que ocurre.
Para tal contingencia, la consecuencia jurídica es haber dado la oportunidad, como se ha hecho. No lo es
extender la nacionalidad española, vía resolución judicial, a un extranjero ciudadano europeo, tratándole como
si fuera un nacional español.
La doctrina Petruhhin pudo haber optado por esta segunda consecuencia, pero no lo hizo, de modo y manera
que concluye que la manera de compatibilizar sendos derechos a la libre circulación y residencia y a no
discriminar por razón de nacionalidad con combatir la impunidad de las infracciones penales presuntamente
cometidas fuera de la Unión Europea, es dando la oportunidad de reclamar preferente a los nacionales, cosa
que aquí se ha producido con el resultado conocido.

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JURISPRUDENCIA

En el caso Peter Schotthöfer & Florian Steiner GbR/Eugen Adelsmayr, C-473/15 , en que el Tribunal de Distrito
de Linz plantea la misma cuestión prejudicial que quiere que se plantee aquí la parte recurrente (FJ 15), el TJUE
no entra a responderla, porque le basta con reiterar (FJ 19 y 28) lo que acordó en el caso Petruhhin.
En consecuencia, la doctrina Petruhhin se cumple dando, como se ha hecho, la oportunidad al país de
nacionalidad del reclamado de realizar preferentemente el juicio extradicional.
Si se excusa de ejercer esa posibilidad, el país de la detención aplica su sistema legal en la materia, que
-una manifestación más de la nacionalidad- no tiene por qué coincidir con el sistema legal del país de la
nacionalidad del reclamado -que, con el proceso del llamado Brexit, en el futuro, todavía coincidirá menos con
el sistema español, ya que pronto el Reino Unido será tan tercer Estado para la Unión Europea, como lo es
ahora Thailandia-.
La excusa británica tampoco le obliga al sistema legal español a "usar la imaginación para encontrar
mecanismos de protección europea" frente a "riesgos de enjuiciamiento" en terceros países, porque esa es
misión de la Política y de los Gobiernos, no de los Tribunales que, en los Estados de Derecho, no pueden
inventarse procedimientos o atraer jurisdicción praeter legem.
En consecuencia, la alegación no puede ser estimada ni procede plantear cuestiones prejudiciales por motivos
que no responden a dudas ciertas.
Por otra parte, e igualmente como adelantábamos, tampoco España es país adecuado para enjuiciar los
Hechos por los que aquí se reclama, pues no lo permite el Art. 23 LOPJ .
De ahí que la recurrente en sus extensos escritos de planteamiento de las cuestiones prejudiciales y de
recurso no haya sido capaz de encontrar en el farragoso apartado 4º del meritado Art. 23 LOPJ delito alguno
que establezca el punto de conexión que se precisa para que España asuma competencia de enjuiciamiento
penal de Hechos ocurridos fuera de sus fronteras por un no nacional, al tratarse el presente -presunto delito
de asesinato- de una infracción penal propia de la delincuencia común que en nada afecta a los intereses
internacionales patrios - párrafos 1 , 2 y 3 del Art. 23 LOPJ - ni a los de la Justicia Universal o la Comunidad
internacional de la que formamos parte - párrafo 4 del Art. 23 LOPJ -, pues el presunto asesinato enjuiciado
es un delito común, no politizado, basado en motivaciones que no tienen conexión ni con la defensa de los
derechos básicos de primer grado protegidos por la llamada Jurisdicción universal -genocidio, lesa humanidad
o crímenes de guerra- ni con los más graves ataques a la Comunidad internacional.
No olvidemos que la doctrina Petruhhin también compatibiliza los derechos de los todavía ciudadanos
europeos con el fin de "combatir la impunidad de las infracciones penales presuntamente ocurridas en Estados
terceros" (FJ 39 y 47), y en lo tocante a este punto, en delitos comunes, para situaciones de enjuiciamiento,
y dentro del respeto básico a los derechos fundamentales, es importante apreciar qué Estado está mejor
posicionado para hacerlo, en este caso Thailandia, que es donde ocurren los hechos, donde están la totalidad
de las diligencias probatorias y además el país de nacionalidad de la víctima, extremos en los que enjuiciar
en España es endeble y proclive a la impunidad -los traslados de procedimiento no combaten la escasez de la
inmediación en el juicio oral-, como lo sería también en el caso de hacerlo el Reino Unido.
En esta segunda y extensa alegación la parte recurrente además pretende impugnar la extradición acordada
en base a lo que entiende como endebles indicios sobre los que Thailandia basa su petición , aportando
como elementos probatorios un informe de una Abogada británica y lo que denomina pericial sobre el sistema
extradicional del Reino Unido, pretendiendo en una mezcla desordenada de alegaciones denunciar un déficit de
garantías sobre el respeto a los derechos fundamentales por parte de Thailandia que hace extensivo a España
cuando parece querer deslizar que el proceso británico de extradición es más garantista que el español.
Con no ser medios probatorios adecuados -no ya sólo por el principio iura novit curia-, sino porque se refieren
a la interpretación particular de determinadas personas, sin carácter ni naturaleza de Autoridad judicial, sobre
personales interpretaciones del proceso extradicional británico -esto es, cuestiones netamente jurídicas y
no fácticas- que precisamente en el Reino Unido llevaron a concluir con la no reclamación para enjuiciar a
su nacional, es lo cierto que la hipótesis elucubrante de la recurrente de que el Reino Unido posiblemente
renunciaría a extraditar a un nacional propio se basase más en eso, la nacionalidad del reclamado, que en otras
consideraciones -porque fuera de los escasos supuestos en que un país cede soberanía, muy pocos suelen
extraditar a sus propios nacionales-.
Basta una lectura del extenso escrito de 40 folios presentado a modo de demanda extradicional por la Fiscalía
General de Thailandia que obra en los Autos de Extradición nº 12/16 del JCI 3 AN, especialmente de los f. 9-24
y 30-41, para observar que sí existen numerosos indicios que señalan la razonable implicación del reclamado
en la muerte ocurrida en Bangkok entre el 1 y el 6/11/2014, cuyo enjuiciamiento se pretende, entre los que
destacan: declaraciones orales de acusadores, la aprehensión e inspección de la maleta roja en la que apareció

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el cadáver de la mujer víctima con una bolsa de piedras de decoración de jardín y dos pedruscos de más de
6 kilos cada uno, el testimonio de 26 personas cuya identidad y resumen se aporta, el informe forense sobre
la fallecida, diversa documental, la pericial de ADN sobre restos hallados en las uñas de la fallecida en el que
aparece el del reclamado, las grabaciones de cámaras en que aparecen el reclamado y la fallecida justo antes
de desaparecer, para aparecer ella muerta dentro de la maleta que le bajan en el Hotel donde se hospedaba,
documentos sobre información que le observan saliendo por la frontera con Malasia en Padangbesar, distinta
de por la que entró, etc., que, además de descartar actuaciones de investigación improvisadas o deficitarias,
claramente nos colocan ante un posible crimen común de asesinato.
Fundar, en consecuencia, la no legal petición de enjuiciamiento en España en una inexistente carencia de
prueba en el país -absolutamente mejor posicionado, y lugar de comisión de los Hechos y de nacionalidad de
la víctima- donde la misma debe desplegarse, nuevamente no es posible.
Y que no haya un procedimiento por estos Hechos incoado en el Reino Unido es lógico, pues los mismos han
ocurrido a miles de kilómetros de su territorio. Esa es la razón por la que sólo lo hay en Thailandia, lugar de
comisión de los mismos, y por la que tampoco lo hay en España, donde, tan sólo por la casualidad de ser el
lugar donde se detuvo al reclamado, únicamente debe en este proceso sumario extradicional verificar, como
ha hecho, que hay o no causa de denegación de la entrega, excusándose de especular cómo habría sido un
proceso extradicional en el Reino Unido -que ha renunciado a tenerlo- así como a suplantar ese país y también
al del lugar de comisión de los Hechos, lo que ocurriría de enjuiciarle aquí, como se pretende y expresamente
se rechaza, junto con la alegación y la pretensión del planteamiento de cuestiones prejudiciales.
En lo que hace a la presunta vulneración de derechos fundamentales como causa de denegación de la
presente extradición, como aspecto referido, no a la fase declarativa del delito, sino a la de una hipotética fase
de ejecución de condena, la parte recurrente las aprecia en dos posibles planos:
a) El primero, hace referencia al derecho a no sufrir pena o trato inhumano o degradante por las condiciones
carcelarias infrahumanas en el país requirente.
Al respecto, indicar que la doctrina establece que tal posible causa de denegación de la entrega no es
automática, exigiendo probar que el riesgo de trato degradante por las condiciones de los Centros de
cumplimiento de la pena de privación de libertad aducido, sea apreciable al momento de resolver sobre
la entrega al país requirente, y debiendo concurrir de manera efectiva en el caso concreto enjuiciado,
precisándose por quien lo alegue: riesgos objetivos, concretos, precisos, fiables y debidamente actualizados
que concluyan privaciones de libertad sistemáticas y generalizadas de carácter graves y serias referidas a
concretos grupos de personas o a concretos centros de detención que lesionen el estándar mínimo de la
dignidad humana en las condiciones del sometido a prisión, y que provengan, bien de sentencias recientes
internacionales, bien del propio Estado de emisión o de informes solventes internacionales o documentos
de instituciones confiables (p. e. ONU), que vayan más allá de tópicos y prejuicios que no empañen la
consideración y el prestigio en esta materia del país reclamante.
Situación que no concurre en la presente causa, coincidiendo con lo indicado por el Tribunal a quo, que no
aprecia razones serias o fundadas de que el reclamado, de ser entregado, correrá un efectivo riesgo de tener
que soportar condiciones indignas de privación de libertad, más allá de lugares comunes no actualizados
ni basados en informes precisos, entendibles en términos de defensa, pero que no aciertan a señalar
vulneraciones concretas, lesiones ciertas o riesgos verificables de tratos indignos en casos similares.
El reclamado en su comparecencia de 18/12/17 (f. 256 rollo) manifiesta haber estado varias veces en
Thailandia (reiteración en la visita que evidencia tener confianza en viajar allí) añadiendo que conoce las
prisiones (debe ser por terceros que no testifican en esta causa) en las que se vulneran los derechos humanos
por hacinamiento, sin más concreción.
Sin haber dado audiencia a Thailandia sobre la afirmación de la parte recurrente de que no es un Estado que
coopere con los mecanismos internacionales de control y sin perjuicio que, de ser condenado, el reclamado
pueda solicitar su traslado al Reino Unido, la parte recurrente aporta informe, en inglés, de la federación
internacional de derechos humanos, que aglutina varias ONGs, pero ninguna institución pública internacional,
que no concreta casos en que europeos hayan sufrido degradaciones en su dignidad, constante la privación
de libertad, por el hecho de haber cometido delitos contra thailandeses o discriminaciones del tipo de las
sugeridas, y que, al margen de que la situación carcelaria no alcance el nivel de Centros Penitenciarios
como los europeos -lo que puede ser mayoritario respecto a muchos terceros países en atención a lógicas
diferencias- razón por la que el informe realiza recomendaciones de mejora, no precisan dónde están esos
centros carcelarios que tienen celdas de 1?2 metros de longitud y por qué habría de ir el reclamado a ellas,
como se teme, patentizando que no hay elementos objetivos de conocimiento que evidencien que el reclamado

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JURISPRUDENCIA

va a sufrir discriminaciones en contra de su dignidad, tratándose de un delito común de asesinato sobre el que
no se aprecia motivación extradicional espuria.
El informe de Amnistía Internacional y las noticias de presos que aporta la parte recurrente se refieren a la
situación militar en el país, que nada tiene que ver con el enjuiciamiento de delitos comunes no políticos y que
no impidió que el reclamado viajara varias veces a Thailandia como confiesa en su declaración en la causa
(f. 258).
b) En segundo lugar y en lo que se refiere a la posibilidad de que se aplique la pena de muerte o la cadena
perpetua, lo que también supone analizar la concreta observancia de las garantías de que el reclamado no
llegue a verse efectivamente sometido a penas impropias de un Estado de Derecho, indicar que ya en la a
modo de demanda que realiza la Fiscalía General thailandesa (f. 6, extradición nº 127/16 del JCI 3 AN) se
indica "que no se le aplicará la pena de muerte" y respecto a la no perpetuidad de la también posible pena de
prisión permanente, para que en ningún caso sea de por vida, se exige en la parte dispositiva de la resolución
que en este punto se confirma que, en el plazo de 45 días que se dará a Thailandia tras notificarle la entrega, se
garantice que será revisable, y que por ende, no durará para siempre, y para el caso de que Thailandia no tuviere
normas que prevean tal posibilidad, se señala que la única pena a ejecutar será la de entre 15 a 20 años de
prisión, lo que garantiza suficientemente que no se tolerarán penas irreversibles o de por vida, sin posibilidad
de revisarlas, lo que está de acuerdo con la doctrina s TEDH López Elorza contra España, 12/12/2017 , que
se reforzará en el momento de contactar con Thailandia a esos efectos, "m o mento relevante" que, como se
señala en la resolución, es el previo a hacer efectiva la entrega.
4)Finalmente, en lo que se refiere a la ausencia de doble incriminación en relación al tipo penal de ocultación
de cadáver , indicar que efectivamente debe acogerse este motivo de denegación parcial, precisamente
respecto de tal delito, dado que no existe como tal en nuestra legislación, al ser considerada la ocultación del
cadáver (o el intento de destrucción del cadáver con intención de ocultar la muerte, o su causa, penado en el
Art. 199 del CP tailandés, ver f. 20 y 46) en nuestra legislación como actos propios de un autoencubrimiento
que son impunes y atípicos en la legislación penal española y que obligan a no conceder la entrega de esa
segunda petición, manteniéndola exclusivamente en lo que se refiere sólo al hecho de dar muerte a la víctima
(penado en el Art. 288 del CP tailandés, ver f. 20 y 46), por obra del principio de doble incriminación a que
obliga el Art. 2 de la Ley 4/1985, de 21 de marzo , de extradición pasiva, obra de la reciprocidad que impone la
situación de falta de Tratado entre sendos países concernidos, tal y como señala el Art. 1 de la meritada ley,
por obra del Art. 13.3 CE y se remarca en la propia petición de la extradición (f. 6)
En consecuencia, salvo en lo que se refiere a la última de las alegaciones, no hay causa de denegación de la
entrega del recurrente, pues se cumplen los requisitos legales que el principio de reciprocidad exige tanto al
Reino de España como a Thailandia tal y como acertadamente explica el Auto recurrido que aquí confirmamos,
sólo estimando parcialmente el recurso planteado, respecto a la no procedencia de la entrega de Ricardo
exclusivamente para el delito de ocultación del cadáver (o el intento de destrucción del cadáver con intención
de ocultar la muerte, o su causa, penado en el Art. 199 del CP tailandés), y todo sin imposición de costas, por
no haberse devengado.

PARTE DISPOSITIVA:
EL PLENO DE LA SALA DE LO PENAL ACUERDA:
ESTIMAR PARCIALMENTE el recurso de súplica interpuesto por la representación procesal de Ricardo contra
el Auto de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de fecha 16/01/2017 (debe decir
2018) acordando la procedencia en vía jurisdiccional de la extradición, y sin perjuicio de la última decisión
que corresponde al Gobierno de la Nación, del ciudadano británico Ricardo a THAILANDIA sólo para ser
enjuiciado por el hecho de dar muerte a una persona (y no por la ocultación de su cadáver, que no es delito
autónomo en España), y siempre que este país preste la garantía previa , en el plazo de 45 días desde que la
resolución tenga entrada en la Embajada de España (lo que se comunicará con el recibí correspondiente), de
que si Ricardo es condenado a la pena de muerte, ésta (la muerte) no será ejecutada y si es condenado a la
de cadena perpetua, esta no será indefectiblemente de por vida, debiendo ser revisada en el trascurso de su
ejecución, conforme a su legislación, y si Thailandia no tuviere normas legales para una efectiva revisión de la
pena de cadena perpetua, la única pena a imponer, por consiguiente, y a ejecutar, sería la de 15 a 20 años de
prisión, confirmando el resto de la resolución impugnada, sin imposición de costas, por no haberse devengado.
Notifíquese esta resolución al recurrente y al Ministerio Fiscal; haciéndoles saber que contra la misma no cabe
recurso alguno.
Así, por este nuestro Auto, lo acordamos, mandamos y firmamos.

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