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CURSO: PSICOPATOLOGÍA 1.
6to. Semestre GRUPO 604
DOCENTE: Doralis Acosta Mendoza

CASO CLÍNICO: JM
Se trata de un varón de siete años y un mes al que llamaremos JM.
Los padres de JM acuden al gabinete de un psicólogo en demanda de orientación y —en su
caso— tratamiento de su hijo. Se efectúa una primera entrevista con ellos, a través de la
cual se recogen las siguientes informaciones. Llevan nueve años casados y dicen mantener
excelentes relaciones de pareja.
Proceden ambos de familias acomodadas: el padre es abogado y tiene un bufete propio; la
madre, licenciada universitaria, compatibiliza sus labores en el hogar con el trabajo, a
tiempo parcial, en una editorial. Viven en una zona residencial de una gran ciudad. Tienen
dos hijos, una niña de dos años y un varón de siete años y un mes. La niña no presenta
ningún tipo de problema; no así el niño, JM, motivo de la consulta. Ambos están muy
preocupados por la falta de rendimiento escolar de su hijo.

JM asiste a un centro escolar, privado, situado en la misma zona del domicilio, donde acude
desde los cuatro años. JM cursa 2 grado de Primaria y desde el año anterior obtiene
calificaciones insuficientes. En el primer curso fue suspendido en junio en cuatro materias,
que tuvo que recuperar en septiembre, lo cual consiguió después de que un profesor
particular le ayudase en el trabajo durante los meses de julio y agosto.

Los informes durante el presente curso del colegio son insatisfactorios y califican a JM de
“infantil y poco maduro para su edad”. En casa, JM presenta un comportamiento que sus
padres consideran normal, y en el mismo sentido informa el profesor particular que el niño
tuvo durante el verano.

Los padres están desconcertados y acuden al psicólogo para que este les aconseje sobre
cómo tratar al niño y, después de proceder a un estudio detallado de él, decida si requiere
algún tratamiento especial. Para ambos es importante que su hijo realice los estudios con
buenos resultados.

Un primer sondeo biográfico permite establecer que JM nació después de un año de


matrimonio. El embarazo fue ampliamente aceptado por ambos y no presentó problemas
dignos de mención. El parto a término fue distócico, con fórceps; el niño presento algunas
dificultades respiratorias, por lo que tuvo que permanecer 24 horas en una incubadora.
Posteriormente, el pediatra les tranquilizo respecto a que tal episodio no revestía
importancia alguna.
Peso en el paritorio 3,800 kg, siendo alimentado con lactancia natural durante el primer mes
de vida, pasando después, paulatinamente, a lactancia artificial. Durante el primer año no
sufrió ningún trastorno físico digno de mención. Las pautas de desarrollo motor aparecieron
normalmente: se sentó a los ocho meses y anduvo a los 14 meses, nunca gateo. Monto en
triciclo a los 18 meses y en la actualidad lo hace en bicicleta. El desarrollo del lenguaje fue
normal, y asimismo el aprendizaje del control esfinteriano (establecido entre los 18 meses y
los tres años).

Acudió al jardín de infancia a los tres años y su adaptación a él fue excelente. Los padres
describen a JM durante la primera infancia como ≪un niño inquieto, alegre y sociable≫. El
aprendizaje de los conceptos espaciales parece haber sido normal.

Tuvo dificultades, no especificadas, en el aprendizaje de la lectura y la escritura durante el


curso de preescolar y la madre tuvo que ayudarle durante los periodos extraescolares con el
fin de que llegase con un nivel suficiente de habilidades lectoescrituras en 1º de Primaria.
Las calificaciones escolares son insuficientes desde el curso pasado y los responsables del
colegio les han aconsejado que el niño sea explorado por un psicólogo. La maestra, que se
ocupa de 2º de Primaria y, por tanto, del niño en el presente curso, es la misma que el año
anterior.
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La conducta del niño en casa es descrita como normal. Los exámenes médicos a los que ha
sido sometido no arrojan ningún déficit físico ni sensorial. Sin embargo, los padres temen
que la causa de su escaso rendimiento sea ≪algo cerebral≫.

La historia familiar de JM no presenta datos dignos de mención.


Se cita a los padres y al niño para una segunda entrevista y se les pide aporten a ella: un
informe del colegio sobre el rendimiento escolar y el comportamiento del niño, en parte
basado en un listado que se facilita a los padres en parte en los cuadernos y trabajos
escolares de años anteriores y los del actual curso.

Mientras tanto, el evaluador, en su primera entrevista con JM, advierte que es un niño bien
desarrollado físicamente, comunicativo, con un lenguaje aparentemente normal que
presenta una escritura sin errores de omisión o trasposición, pero con un
trazado vacilante, con irregularidades de dirección, dimensión y entre líneas, con errores
ortográficos; sin embargo, todo ello en los límites aceptables para su edad. Lee lentamente,
pero sin cometer errores graves, y el nivel de comprensión lectora es adecuado.
El niño informa de que el ≪cole≫ no le gusta nada porque ≪la profesora le hace estar
quieto mucho tiempo y le regaña por todo≫; prefiere mil veces los deportes que practica
después del colegio y los fines de semana.

De los listados de conducta completados por los padres, puede deducirse que JM destaca
fundamentalmente en el deporte y que los padres dan una gran importancia a esto. La
práctica de los deportes no parece estar asociada al cumplimiento de las tareas escolares,
pues dedica gran parte de la jornada extraescolar a ello. El niño no ocupa ningún tiempo en
realizar trabajos escolares ni para escolares en casa.

De los listados de conducta completados por la maestra se obtiene la siguiente información:


el niño se distrae con facilidad, tiene dificultades de concentración, presta poca atención y
es hiperactivo, a lo que la maestra parece responder prestándole atención. Por los trazos o
productos de conducta escolar (cuadernos, trabajos manuales), parece comprobarse que, en
efecto, el niño presenta unos niveles de habilidades escolares deficientes.
El problema que presenta JM se sitúa en el contexto escolar y, concretamente, en ≪su
clase≫, teniendo en cuenta que el niño tiene una sola profesora para todas las materias
escolares. El problema parece localizarse en el rendimiento escolar, ya que no parece
presentar otros trastornos en sus relaciones interpersonales, ni con sus iguales, ni con los
adultos. La maestra informa de que, al margen de las tareas escolares, JM mantiene un
comportamiento adecuado, pero que en clase el niño supone un problema que ella no sabe
resolver y que ha agotado sus recursos.

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