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La discriminación hacia las personas con síndrome de Down es una realidad lamentable en
nuestra sociedad. A pesar de los avances en la conciencia y la inclusión, todavía existen
muestras de rechazo que perpetúan estereotipos y prejuicios.
En el ámbito laboral, las personas con síndrome de Down también pueden enfrentar
discriminación. Muchas veces se les niega la oportunidad de acceder a empleos remunerados y
se les relega a trabajos de baja cualificación o se les excluye completamente del mercado
laboral. Esto no solo limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional, sino que
también refuerza la idea de que las personas con síndrome de Down son menos capaces o
valiosas que el resto de la sociedad.
Además, en el ámbito social, las personas con síndrome de Down pueden enfrentar actitudes
discriminatorias y exclusiones. Pueden ser objeto de burlas, insultos o miradas de desprecio.
Estas actitudes no solo dañan la autoestima de las personas con síndrome de Down, sino que
también perpetúan la idea de que son diferentes y no merecen ser tratadas con igualdad y
respeto.
Es importante destacar que la discriminación hacia las personas con síndrome de Down es
injusta e inaceptable. Todas las personas, independientemente de sus capacidades, tienen
derecho a ser tratadas con dignidad, respeto e igualdad de oportunidades. La inclusión de las
personas con síndrome de Down en todos los ámbitos de la sociedad es fundamental para
construir una sociedad más justa y equitativa.
En resumen, las muestras de rechazo por discriminación hacia las personas con síndrome de
Down son una realidad triste y preocupante. Sin embargo, podemos y debemos trabajar juntos
para construir una sociedad más inclusiva y justa, donde todas las personas sean valoradas y
respetadas por igual.