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CIUDADANIA Y REFLEXION ETICA (22666)

TAREA ACADÉMICA 2

DOCENTE:

GABRIELA CANDELARIA VILLALOBOS PRADO

ALUMNOS – CODIGO

ANDREE VENTURA ROMAN-U22232862

ANGHELO PAREDES CRUZ - U21320842

ROSARIO VARGAS HUACHO- U20224402

2023
La sociedad contemporánea se encuentra en constante cambio, y aunque ha habido avances

significativos en materia de inclusión y diversidad, lamentablemente, también se han incrementado las

muestras de rechazo y discriminación hacia ciertos grupos vulnerables, entre ellos, las personas con

síndrome de Down. A lo largo de la historia, las personas con síndrome de Down han enfrentado

diversos estigmas y prejuicios sociales. Si bien en las últimas décadas se ha promovido una mayor

conciencia y comprensión sobre la condición, parece que, en algunos sectores de la sociedad, el rechazo

hacia estas personas ha aumentado. Una posible explicación para este incremento de muestras de

rechazo puede encontrarse en el temor a lo desconocido. La falta de información adecuada sobre el

síndrome de Down y las capacidades y habilidades de las personas que lo tienen puede llevar a

prejuicios infundados y estigmatizantes. En este contexto surge la siguiente controversia ¿Consideras

que se incrementaron las muestras de rechazo por discriminación a personas con síndrome de Down?

Desde nuestro punto de vista consideramos que si incrementaron las muestras de rechazo a personas

con síndrome de Down. A continuación, expondremos los siguientes argumentos que respaldan nuestra

postura.

En cuanto al primer argumento desde el punto ético de la felicidad y la justicia, sigue siendo difícil

hacer una afirmación definitiva sobre si ha habido un incremento en las muestras de rechazo o

discriminación hacia las personas con síndrome de Down. Sin embargo, es importante recordar que

cualquier forma de discriminación o rechazo hacia estas personas es contraria a los principios de la

justicia y la felicidad.

La ética de la felicidad se basa en la idea de buscar el bienestar y la satisfacción tanto para uno mismo

como para los demás. La discriminación y el rechazo hacia las personas con síndrome de Down pueden
generar sufrimiento y dificultar su búsqueda de la felicidad. La justicia, por su parte, implica el trato

igualitario y equitativo de todas las personas, sin importar su condición o discapacidad.

Desde esta perspectiva ética, es fundamental promover la inclusión, la igualdad de oportunidades y el

respeto hacia las personas con síndrome de Down. Todas las personas tienen el derecho intrínseco de

vivir una vida plena y satisfactoria, y cualquier forma de discriminación que les impida alcanzar esa

felicidad y justicia es inaceptable.

Es importante fomentar una mayor conciencia sobre los derechos de las personas con discapacidad,

desafiar los estereotipos negativos y trabajar hacia una sociedad más inclusiva y justa para todos. La

felicidad y la justicia están intrínsecamente ligadas, y es responsabilidad de cada individuo y de la

sociedad en su conjunto garantizar que se respeten y promuevan estos valores fundamentales.

Como segundo argumento , tocaremos el punto de vista de la libertad y responsabilidad, es

fundamental reconocer y promover la igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas,

independientemente de sus características individuales. Las muestras de rechazo por discriminación

hacia las personas con síndrome de Down son contrarias a estos principios y limitan tanto la libertad

como la responsabilidad de todos los individuos involucrados.

La libertad implica la capacidad de cada individuo para desarrollar plenamente su potencial y participar

en la sociedad sin restricciones injustas. Al discriminar a las personas con síndrome de Down, se les

niega la oportunidad de ejercer su libertad en igualdad de condiciones con los demás miembros de la
sociedad. Esto no solo limita su autonomía individual, sino que también perjudica el desarrollo de sus

habilidades y talentos, así como su contribución a la comunidad.

Asimismo, la responsabilidad implica reconocer y cumplir con los deberes y obligaciones hacia los

demás, respetando sus derechos y dignidad. Al discriminar a las personas con síndrome de Down, se

infringe la responsabilidad de tratar a todos los individuos con igual consideración y respeto. La

discriminación basada en el síndrome de Down no solo es injusta, sino que también socava la cohesión

social y crea barreras artificiales que dificultan la integración y la participación plena en la sociedad.

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