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SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0514/2007-R

Sucre, 20 de junio de 2007


Expediente:  2007-15974-32-RHC
Distrito:  Cochabamba
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El recurrente sostiene que los Vocales recurridos vulneraron sus derechos a la
libertad y a recurrir, por cuanto declararon improcedente el recurso de
apelación que interpuso contra la Resolución que rechazó su solicitud de
cesación de la detención preventiva, basados en argumentos ajenos a la
apelación y a los fundamentos del Tribunal a quo. En consecuencia,
corresponde determinar en revisión, si tales aseveraciones son evidentes y si
ameritan la protección que brinda el art. 18 de la  CPE.
III.1. Sobre la fundamentación de las resoluciones sobre medidas
cautelares

El Tribunal constitucional, en su uniforme jurisprudencia, ha señalado que las


resoluciones sobre medidas cautelares deben estar debidamente
fundamentadas, conforme lo exigen los arts. 236 inc. 3) y 124 del CPP; última
norma que determina que las sentencias y autos interlocutorios deben expresar
los motivos de hecho y de derecho en que basan sus decisiones, y el valor
otorgado a los medios de prueba, no pudiendo ser reemplazada la
fundamentación por la simple relación de los documentos o la mención de los
requerimientos de las partes.

En ese sentido, la SC 0012/2006-R de 4 de enero, ha señalado:

“La motivación de los fallos judiciales está vinculada al derecho al debido


proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz, consagrados en el art. 16.IV
Constitucional, y se manifiesta como el derecho que tienen las partes de
conocer las razones en que se funda la decisión del órgano jurisdiccional, de
tal manera que sea posible a través de su análisis, constatar si la misma está
fundada en derecho o por el contrario es fruto de una decisión arbitraria; sin
embargo, ello no supone que las decisiones jurisdiccionales tengan que ser
exhaustivas y ampulosas o regidas por una particular estructura; pues se
tendrá por satisfecho este requisito aun cuando de manera breve, pero concisa
y razonable, permita conocer de forma indubitable las razones que llevaron al
Juez a tomar la decisión; de tal modo que las partes sepan las razones en que
se fundamentó la resolución; y así, dada esa comprensión, puedan también ser
revisados esos fundamentos a través de los medios impugnativos establecidos
en el ordenamiento; resulta claro que la fundamentación es exigible tanto para
la imposición de la detención preventiva como para rechazarla, modificarla,
sustituirla o revocarla”.
Conforme a la jurisprudencia glosada, la fundamentación de las resoluciones
judiciales no sólo es exigible al momento de imponer la detención preventiva,
sino también cuando se rechaza la solicitud de cesación de la detención
preventiva, se dispone la sustitución o modificación de esa medida o,
finalmente, cuando se la revoca; aclarándose que la fundamentación se exige
tanto en las resoluciones pronunciadas en primera instancia, como aquellas
emitidas en apelación, las cuales, en virtud a lo establecido por el art. 398 del
CPP, deben circunscribirse a los aspectos cuestionados en la Resolución,
conforme lo ha señalado la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en la SC
0682/2004-R de 6 de mayo,  al determinar que: “(…) toda resolución dictada en
apelación, no sólo por disposición legal sino también por principio general,
debe sujetarse a los puntos de apelación expuestos por la parte apelante, que
se entiende deben estar relacionados con lo discutido ante el juez a quo (…)”.
 
III.2.  Casos de cesación de la detención preventiva

El art. 239 del CPP establece que la detención preventiva puede cesar: 1)
cuando nuevos elementos de juicio demuestren que no concurren los motivos
que la fundaron o tornen conveniente que sea sustituida por otra medida, 2)
cuando su duración exceda el mínimo legal de la pena establecida para el
delito que se juzga; y, 3) cuando su duración exceda de dieciocho meses sin
que se haya dictado sentencia o de veinticuatro meses sin que ésta hubiera
adquirido la calidad de cosa juzgada. Vencidos los plazos previstos en los
numerales 2) y 3) el juez o tribunal aplicará las medidas cautelares que
correspondan previstas en el art. 240 del mismo Código.

De acuerdo a la previsión contenida en el art. 239 inc. 1). antes referido, para
resolver una solicitud de cesación de la detención preventiva amparada en esa
causal, el juez o tribunal debe realizar el análisis ponderado de dos elementos:
“1) ¿Cuáles fueron los elementos de convicción que determinaron la imposición
de la detención preventiva? y 2) ¿Los nuevos elementos de convicción que
aportó el imputado demuestran que ya no concurren los motivos que
determinaron la medida o la conveniencia de que la medida sea sustituida por
otra?”, como lo precisó la SC 0807/2005-R de 19 de julio.
La misma Sentencia señaló que: “Del análisis y compulsa de ambos aspectos,
el juez determinará la cesación de la detención preventiva, si con los nuevos
elementos de juicio el imputado logra destruir o modificar sustancialmente los
motivos que fundaron la detención preventiva o, caso contrario, rechazará la
solicitud explicando las razones por las cuales persisten los motivos que la
fundaron, sin que aquello implique inmiscuirse en la investigación del hecho”.
De lo dicho se concluye que la detención preventiva puede cesar cuando se
demuestre que ya no concurren los requisitos que motivaron su aplicación, con
el advertido que la resolución que adopte la autoridad judicial deberá estar
debidamente motivada, explicando en forma clara y precisa si los nuevos
elementos de convicción aportados demuestran o no la concurrencia de
motivos que fundaron la imposición de la medida cautelar, realizando una
valoración razonable e integral de las pruebas presentadas.
III.3. Sobre la determinación del peligro de fuga

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional contenida en la SC 0012/2006-R


sobre la evaluación integral de las circunstancias previstas en el art. 234 del
CPP respecto al peligro de fuga, ha establecido que:

“…la expresión 'evaluación integral' (…) implica que el órgano jurisdiccional


debe hacer un test sobre los aspectos positivos o negativos (favorables o
desfavorables) que informan el caso concreto, de cara a los puntos fijados por
la ley para medir tanto el riesgo de fuga como el de obstaculización; de tal
modo que de esa compulsa integral, se llegue a la conclusión razonada sobre
si existe o no riesgo de fuga u obstaculización. En esta evaluación, unos
puntos pueden reforzar, o por el contrario enervar o eliminar los riesgos
aludidos; lo cual, naturalmente, debe ser expuesto por el juez en la resolución
que emita de manera coherente, clara y precisa”.
Se entiende que el juez, al realizar la evaluación debe analizar las pruebas
presentadas, para finalmente fundar su determinación en las mismas, en forma
razonada. Ahora bien, la concurrencia de estas circunstancias, de acuerdo a la
SC 1635/2004-R de 11 de octubre, corresponde que sean probadas y
demostradas por el acusador: “…no siendo suficiente la mera referencia y
presunción de que concurran las mismas, pues por determinación de los
art. 16.II y 6 del CPP, se presume la inocencia del encausado mientras no
se pruebe su culpabilidad” (las negrillas son nuestras).
El art. 234.2 del CPP sostiene que para decidir acerca del peligro de fuga se
tendrán en cuenta, entre otras: “2) Las facilidades para abandonar el país o
permanecer oculto”; sobre esta circunstancia, la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional contenida en la SC 0129/2007-R de 13 de marzo, ha señalado
que “Esta circunstancia debe estar objetivamente demostrada por el
Ministerio Público o querellante a través de las pruebas pertinentes, en
base a las cuales el juzgador debe pronunciar resolución, aclarándose
que, como sostiene la jurisprudencia glosada, no es suficiente la mera
presunción respecto al peligro de fuga que realiza el juzgador basada en
aspectos no vinculados a la circunstancia prevista en el art. 234.2, como ser la
buena situación económica del imputado, el que tenga movilidad u otros
bienes, pues estos, por sí mismos no configuran un riesgo procesal” (las
negrillas son nuestras).
III.4. Con relación al riesgo de obstaculización
           La jurisprudencia del Tribunal Constitucional, respecto al riesgo de
obstaculización previsto en los arts. 233 inc. 2) y 235 del CPP, ha señalado que
la autoridad judicial: “(…) deberá evaluar en forma objetiva si existen
suficientes elementos de convicción que determinen la concurrencia de
esos supuestos, a cuyo efecto deben ser valorados conforme a la conducta o
comportamiento que advierta el juez respecto del imputado durante la
investigación del hecho o el proceso mismo; vale decir, que podrá tomarse en
cuenta como elementos o indicios de obstaculización a la averiguación de la
verdad todas las actuaciones y comportamientos del imputado ocurridos en los
actos iniciales de la investigación, los que forman parte de la etapa
preparatoria o durante el proceso mismo y en los que la conducta del imputado
puede subsumirse a lo previsto en los arts. 233 inc. 2) con relación al 235 del
CPP” ( SC 1147/2006-R de 16 de noviembre) (las negrillas son nuestras).
En ese sentido, el art. 235 del CPP establece las circunstancias que pueden
presentarse para determinar el riesgo de obstaculización: 1. Que el imputado
destruirá, modificará,  ocultará, suprimirá, o falsificará elementos de prueba; 2.
Que el imputado influirá negativamente sobre los partícipes, testigos o peritos a
objeto de que informen falsamente  o se comporten de manera reticente; 3.
Que el imputado influirá ilegal o ilegítimamente en jueces, jueces ciudadanos,
fiscales y/o en los funcionarios o empleados del sistema de administración de
justicia; 4. Que el imputado inducirá a otros a realizar las acciones descritas en
los numerales antes anotados, y 5. Cualquier otra circunstancia debidamente
acreditada que permita sostener fundadamente  que el imputado, directa o
indirectamente, obstaculizará la averiguación de la verdad.  
           Ahora bien, las circunstancias descritas, conforme a la jurisprudencia
glosada, deben ser evaluadas de manera integral, para llegar, así, a una
conclusión razonada sobre si existe riesgo de obstaculización, siendo
indispensable que las circunstancias que se examinan se encuentren
objetivamente demostradas, no siendo suficientes las meras presunciones,
suposiciones o generalizaciones.

III.5.  Caso analizado


          
           En el caso analizado, el recurrente, por Resolución de 27 de junio de
2006, pronunciada por el Juez Tercero de Instrucción en lo Penal,  fue detenido
preventivamente dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público
contra Nicolás Cusipuma Choque, Ysidro Ventura Acerico y Teodoro Flores
Colorado por el delito de tráfico de sustancias controladas, de acuerdo a los
siguientes argumentos: 1. Existen suficientes elementos de convicción para
sostener que los imputados son probables autores o partícipes del delito de
tráfico de sustancias controladas, cumpliéndose con lo previsto en el art. 233
inc. 1) del CPP; 2. No se tienen elementos de convicción que corroboren la
existencia de familia, domicilio u ocupación lícita, por lo que estaría cumplido el
primer requisito del art. 234 del CPP; 3. Resulta razonable el temor  de que
los imputados tengan facilidades para desplazarse de un lugar a otro,
encontrándose presente el peligro de fuga previsto en el art. 234.2 del
CPP; 4. Los imputados no han demostrado un comportamiento que demuestre
su voluntad de no someterse al proceso, por lo que no se presenta la
circunstancia prevista en el numeral 4 del art. 234 del CPP; 5. En cuanto al
peligro de obstaculización previsto en el art. 235 inc. 2) del CPP, los
delitos vinculados al tráfico de sustancias controladas son de naturaleza
compleja, en la medida en que interviene un conjunto de personas, lo que
permite ver la existencia de otros partícipes no identificados sobre quienes los
imputados en libertad pueden ejercer influencia negativa toda vez que la
investigación se encuentra en la fase inicial.
           De una atenta lectura de los fundamentos de la Resolución que dispuso
la detención preventiva del recurrente, se evidencia que en la misma se
realizaron vagas consideraciones respecto al peligro de fuga previsto en el art.
234.2 del CPP, toda vez que la Resolución se limita a señalar que “resulta
razonable el temor  de que los imputados tengan facilidades para
desplazarse de un lugar a otro”, sin especificar cuáles serían esas
facilidades, ni establecer en forma objetiva el riesgo de fuga, cuando, conforme
a la jurisprudencia glosada en los puntos precedentes, las circunstancias
previstas en el art. 234 del CPP debe ser el resultado de una evaluación
objetiva y razonable de los elementos de convicción existentes, no siendo
válidas las presunciones y meras generalizaciones.

Lo mismo sucede respecto al riesgo de obstaculización, dado que la


Resolución ahora analizada de manera genérica hace referencia a los delitos
vinculados al tráfico de sustancias controlados, señalando que estos son de
naturaleza compleja porque en ellos interviene un conjunto de personas;
empero, la Resolución no explica de qué manera el riesgo de obstaculización,
en el caso concreto se presenta, no especifica en qué medida el recurrente
podría influir negativamente sobre los partícipes, testigos o peritos ni qué
pruebas existen respecto a la conducta obstaculizadora del ahora recurrente.

Ahora bien, considerando lo establecido en esa Resolución que, como se ha


visto carece de una adecuada fundamentación, pues no explica objetiva ni
razonablemente el riesgo de fuga ni el de obstaculización, el recurrente  solicitó
la cesación de su detención preventiva, en virtud a lo dispuesto por el art. 239
inc. 1) del CPP, llevándose adelante la audiencia el 8 de marzo de 2007, en la
cual los Jueces Primero Técnicos del Tribunal de Sentencia rechazaron la
solicitud de cesación de la detención preventiva impetrada por el recurrente,
argumentando que la defensa acompaña documentos que si bien demuestran
que tiene domicilio, trabajo y familia, en criterio del Tribunal son insuficientes
para reatarlo al lugar de su juzgamiento, tomando en cuenta la naturaleza del
delito, la concurrencia de otras personas que no están sometidas a juicio, por lo
que se mantiene el peligro de obstaculización, además de considerarse la
circunstancia de que el imputado tiene otro proceso.

Del análisis de la Resolución anotada, se puede concluir que la misma no se


encuentra debidamente fundamentada, toda vez que, por una parte, no explica
porqué los documentos presentados por el recurrente son “insuficientes para
reatarlo al lugar de su juzgamiento”, tampoco expone las razones por las
cuales se mantiene el peligro de obstaculización, toda vez que sólo hace
referencia a la concurrencia de otras personas que no están sometidas a juicio
y a la naturaleza del delito, pero sin realizar mayor análisis respecto a la
intervención de otras personas en el proceso, o a la conducta del recurrente
respecto a alguna de las partes, testigos o peritos.  A ello debe añadirse que la
Resolución que dispuso la detención preventiva, conforme se tiene anotado,
tampoco hizo un análisis detallado de la supuesta conducta obstaculizadora del
recurrente, sino que se limitó a realizar consideraciones genéricas sobre los
delitos vinculados a la Ley del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas;
en consecuencia, no podía evaluarse ni medirse, de manera objetiva, la
existencia de riesgo de obstaculización en la Resolución de detención
preventiva de 27 de junio de 2006, con relación a la nueva situación procesal
del recurrente; pues se reitera, en esa primera Resolución, no estuvieron
detallados ni pormenorizados los presuntos riesgos de obstaculización.

           Ante el rechazo de su solicitud, el recurrente interpuso recurso de


apelación, que fue fundamentado por su abogado en la audiencia de 15 de
marzo de 2007, señalando: 1. Que el Tribunal Primero de Sentencia rechazó la
solicitud de cesación de la detención preventiva no obstante haber demostrado
con documentación suficiente que existen nuevos elementos de juicio que
tornan conveniente la cesación de la detención preventiva; 2. Que la
Resolución no fundamenta en derecho porqué esa documentación es
insuficiente; 3. Que se señala que concurren otras personas que no están
sometidas a juicio cuando el Ministerio Público no ha acreditado la participación
de terceras personas y sólo están siendo procesados su defendido y otro co-
imputado, no existiendo riesgo de obstaculización ya que su defendido se está
sometiendo a proceso, y 4. Si bien existe otro proceso pendiente contra su
defendido, en función al art. 6 del CPP, se presume su inocencia, no existiendo
en dicho proceso acusación y menos sentencia ejecutoriada.
           Ante esa impugnación, los Vocales recurridos pronunciaron Resolución
que declaró improcedente la apelación y confirmó el Auto apelado,
argumentando que si bien la defensa acompañó documentación que acredita
que ya no existen los presupuestos de riesgo de fuga establecidos en el art.
234.1 del CPP en que se fundó la detención preventiva del imputado Ysidro
Ventura Acerico; empero, se evidencia la persistencia de peligro de
obstaculización, ya que contra el imputado se sustancia otro proceso penal
también referido al delito de tráfico de sustancias controladas, resultando
razonable el fundamento del Tribunal a quo respecto a la circunstancia de que
el imputado, ahora apelante, en libertad pueda influir negativamente en otros
partícipes, testigos o peritos para beneficiarse y de este modo obstaculizar la
averiguación de la verdad, haciendo presumir que no sólo puede influir
negativamente en este proceso sino también en otras investigaciones que se
sustancien en su contra, aspecto que no ha sido desvirtuado por la defensa.
           Analizada la Resolución pronunciada por los Vocales recurridos, se
constata que ellos fundamentaron la improcedencia de la cesación de la
detención preventiva en la persistencia del peligro de obstaculización, sin
embargo, conforme se tiene dicho en párrafos precedentes, el riesgo de
obstaculización no estuvo de ninguna manera fundamentado ni en la
Resolución que dispuso la detención preventiva, ni en la Resolución del
Tribunal a quo que rechazó la solicitud de cesación de la detención preventiva;
pues sólo hicieron consideraciones genéricas respecto a los delitos vinculados
a la Ley del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas, más de ningún
modo analizaron las circunstancias que se presentaban en el caso concreto
para determinar el riesgo de obstaculización.

Por ello, los Vocales recurridos no podrían basar su decisión en la persistencia


de un peligro de obstaculización que no fue analizado ni precisado en forma
concreta, objetiva y razonable, y si bien los Vocales recurridos hicieron
referencia, en su Resolución, a  que contra el imputado se sustancia otro
proceso penal también referido al delito de tráfico de sustancias controladas, y
que por ello podría influir en otros partícipes, testigos o peritos, corresponde
señalar que ese argumento no fundamentó ni basó la Resolución que dispuso
la detención preventiva del recurrente; en consecuencia, menos podría servir
para sustentar la persistencia del peligro de obstaculización.

Además de lo anotado, se constata que los Vocales recurridos afirmaron de


manera genérica, sin demostrar a través de elemento de convicción alguno,
que el imputado, en libertad, podría influir negativamente en otros partícipes,
testigos o peritos para beneficiarse y de este modo obstaculizar la averiguación
de la verdad, cuando, conforme a  la jurisprudencia glosada precedentemente,
para que una Resolución sea razonable y objetiva, ese peligro debe estar
demostrado con la prueba pertinente, no siendo válidas, tampoco, las meras
presunciones que pueda realizar la autoridad judicial respecto a la actuación
del imputado, como las que realizaron efectivamente los Vocales recurridos al
señalar que se presumía que el imputado no sólo influiría negativamente en
este proceso sino también en otras investigaciones que se sustancien en su
contra.
           Por los argumentos anotados, se constata que los Vocales recurridos no
fundamentaron en forma razonable, objetiva ni motivada la Resolución que
declaró la improcedencia del recurso de apelación y aprobó la Resolución que
rechazó la solicitud de cesación de la detención preventiva del recurrente, por
lo que corresponde otorgar la tutela que brinda el recurso de hábeas corpus,
disponiendo que las autoridades recurridas pronuncien una nueva resolución
de acuerdo a los fundamentos de la presente Sentencia.

Por los fundamentos expuestos, el Tribunal de hábeas corpus, al haber


declarado improcedente el recurso, no ha valorado correctamente los
alcances del art. 18 de la CPE así como los hechos y las normas aplicables al
mismo.
POR TANTO

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce


por mandato de los artículos 18.III y 120.7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 93 de la
Ley del Tribunal Constitucional, en revisión, resuelve:

1.  REVOCAR la Resolución 09 de 10 de mayo de 2007, cursante a fs. 82 y


vta., pronunciada por la Sala Civil Segunda de la Corte Superior del Distrito
Judicial de Cochabamba y, en consecuencia, declarar PROCEDENTE el
recurso.
2.  Disponer que los Vocales recurridos pronuncien una nueva resolución,
debidamente fundamentada, conforme a los fundamentos de la presente
Sentencia.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional.

Fdo. Dra. Elizabeth Iñiguez de Salinas

presidenta

Fdo. Dra. Martha Rojas Álvarez

DECANA

Fdo. Dr. Artemio Arias Romano

magistrado

Fdo. Dra. Silvia Salame Farjat

MagistradA

Fdo. Dr. Wálter Raña Arana

MagistradO

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