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SENTENCIA CONSTITUCIONAL

0518/2011-R
Sucre, 25 de abril de 2011
 Expediente:                   2009-20490-41-AL

 Distrito:                         Chuquisaca

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La accionante, en representación sin mandato, refiere la vulneración del


derecho de su esposo a la libertad, de las garantías al debido proceso por falta
de fundamentación en las resoluciones y a la presunción de inocencia, por
cuanto, denuncia su procesamiento ilegal e indebido a causa de la insuficiente
valoración probatoria, reitera ausencia de motivación y fundamentación jurídica
de las Resoluciones dictadas en grado de apelación y casación, que derivaron
en la incorrecta interpretación y aplicación del art. 242 con relación al art. 290
del CPP. 1972, que ocasionó que el derecho a la libertad de su esposo se
encuentre amenazado de ser restringido, puesto que al haberse agravado la
sanción de prestación de trabajo y multa a pena privativa de libertad, existe el
riesgo de la emisión del mandamiento de condena y su consiguiente ejecución.
Corresponde analizar en revisión, si el caso concreto se encuentra dentro de
los alcances de la acción de libertad, con la finalidad de otorgar o no la tutela
reconocida por este medio de defensa.

III.1. Alcance y finalidad de la acción de libertad

Es una garantía constitucional de carácter jurisdiccional, destinada al


restablecimiento del derecho a la libertad física, a la locomoción y a la vida,
cuando se halle ligada con el derecho invocado, cuyas características son
sumariedad, inmediatez en la protección, informalismo, generalidad e
inmediación.

La jurisprudencia de este Tribunal precisó su alcance y finalidad a través de la


SC 1245/2010-R de 13 de septiembre, al precisar:“La acción de libertad,
instituida en el art. 125 de la CPE, antes recurso de hábeas corpus, previsto
por el art. 18 de la CPE abrg, precisa: 'Toda persona que considere que su vida
está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente
procesada o privada de libertad personal, podrá interponer Acción de Libertad
y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin
ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal competente en
materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución
indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya su derecho a
la libertad'; acción que conlleva un triple carácter: preventivo, correctivo y
reparador, reforzando su particularidad de acción de defensa oportuna y eficaz,
no sólo destinada a proteger los derechos de libertad y de locomoción, ahora
también el derecho fundamental a la vida cuando está íntimamente ligada a
aquéllos; entendimiento conforme al desarrollado en la                   SC
0023/2010-R de 13 de abril, que respecto al derecho de locomoción, señala:
'…dada la íntima relación que existe entre esos derechos, es posible tutelar
también al último de los nombrados, en aquellos casos en los que el derecho
de locomoción está vinculado directamente con la libertad física o personal, o
con el derecho a la vida o la salud…'” .

En ese contexto, la acción de libertad, alcanza aquellos supuestos establecidos


en el art. 125 de la CPE y cuya finalidad es que el órgano jurisdiccional que
conozca este medio de defensa, ordene el cese de la persecución indebida o el
restablecimiento de las formalidades legales, se guarde la tutela a la vida y en
su caso se restituya el derecho a la libertad.

III.2. Tutela del debido proceso en acción de libertad

La Constitución Política del Estado (arts. 115.II y 117.I), reconoce al debido


proceso como un instrumento de sujeción a las reglas del ordenamiento
jurídico, en el cual debe enmarcarse las partes procesales. La finalidad de este
derecho constitucional y garantía jurisdiccional es proteger a los ciudadanos de
posibles abusos de las autoridades, que se originen en actuaciones u
omisiones procesales o en las decisiones que lesionen derechos y garantías.
Cuando se denuncie su afectación a cualquiera de sus componentes,
corresponderá su impugnación a través de la acción de libertad, sólo si
está directamente relacionada con la restricción de la libertad del
accionante y se constate la existencia de absoluto estado de indefensión;
caso contrario, las irregularidades cometidas en el proceso (entendidas como
violación al debido proceso), deberán ser reclamadas a través de los medios
ordinarios que el ordenamiento jurídico procesal penal prevé; agotada la
jurisdicción ordinaria y en el supuesto de persistir la lesión, recién se activa la
vía del amparo constitucional.

La acción de libertad, alegando vulneración al debido proceso, procede sólo en


los casos en que directamente se comprometa o afecte el derecho a la libertad
física, caso contrario, se deberá recurrir a la acción de amparo constitucional.

III.3. La valoración de la prueba y la interpretación de la legalidad


ordinaria compete a la jurisdicción ordinaria

De manera uniforme la jurisprudencia constitucional, precisó que la valoración


de prueba compete única y exclusivamente a la vía o instancia ordinaria o
administrativa que conoce o conocieron el proceso, en aplicación de los
principios de contradicción e inmediación que rigen su desarrollo, hasta la
emisión de la sentencia o fallo y su revisión por los Tribunales de apelación y
casación. La jurisdicción constitucional circunscribe su ámbito de competencia
a constatar que en el proceso de valoración de la prueba no se hubieren
vulnerado derechos fundamentales y garantías constitucionales.

Al respecto, la SC 0846/2010-R de 10 de agosto, sostiene: “…la jurisdicción


constitucional no tiene competencia para ingresar a valorar la prueba, dado
que ésta compulsa corresponde exclusivamente a la jurisdicción ordinaria,
cuyos jueces y tribunales, conforme a la atribución que les confiere la
Constitución de manera general; y las leyes de manera específica, deben
examinar todo cuanto sea presentado durante el proceso y finalmente emitir un
criterio con la independencia que esto amerita (…). Empero, también se
establecieron supuestos excepcionales en los cuales es posible ingresar a
dicho análisis, cuando: “'…a) Exista apartamiento de los marcos legales de
razonabilidad y equidad previsibles para decidir (…) o b) Cuando se haya
adoptado una conducta omisiva expresada, entre otras, en no recibir, producir
o compulsar cierta prueba inherente al caso y, su lógica consecuencia sea la
lesión de derechos fundamentales y garantías constitucionales…” (…);
reduciéndose dicha competencia, en ambos casos, conforme indicó la
Sentencia referida: “…a establecer la ausencia de razonabilidad y equidad en
la labor valorativa o la actitud omisiva en esta tarea, pero en ningún caso a
sustituir a la jurisdicción ordinaria examinando la misma”.

La interpretación de la legalidad ordinaria, también es una función que compete


única y exclusivamente a la jurisdicción ordinaria o administrativa, bajo ese
razonamiento asumido las SSCC 0914/2010-R y 0582/2010-R, entre otras,
señalaron:“…la interpretación de la legalidad ordinaria corresponde a las
autoridades judiciales o administrativas, debiendo toda supuesta inobservancia
o errónea aplicación de la misma ser corregida a través de la jurisdicción
ordinaria; atañéndole únicamente a la jurisdicción constitucional, (…)'…en los
casos en que se impugne tal labor como arbitraria, insuficientemente
motivada o con error evidente, el estudio, dentro de las acciones de tutela,
de la decisión impugnada, a los efectos de comprobar si la argumentación
jurídica en la que se funda la misma es razonable desde la perspectiva
constitucional -razonamiento que debe ajustarse siempre a una interpretación
conforme a la Constitución- o si por el contrario, se muestra incongruente,
absurda o ilógica, lesionando con ello derechos fundamentales o garantías
constitucionales'; siendo imprescindible, de acuerdo a la referida Sentencia,
que la parte accionante que se considera agraviada por dicha interpretación:
'…1. Explique por qué la labor interpretativa impugnada resulta
insuficientemente motivada, arbitraria, incongruente, absurda o ilógica o con
error evidente, identificando, en su caso, las reglas de interpretación que
fueron omitidas por el órgano judicial o administrativo; y, 2. Precise los
derechos o garantías constitucionales que fueron lesionados por el intérprete,
estableciendo el nexo de causalidad entre éstos y la interpretación impugnada;
dado que sólo de esta manera la problemática planteada por el recurrente,
tendrá relevancia constitucional'" (las negrillas no corresponden al texto
original).

III.4. Vinculación de la valoración de la prueba con la motivación y


fundamentación

En el entendido que la labor de valoración de la prueba es una atribución o


facultad que corresponde a la jurisdicción ordinaria, su motivación y
fundamentación deviene de la misma, así lo estableció la SC 0871/2010-R de
10 de agosto, al indicar: “(…) en lo relativo a la conducta omisiva de la
autoridad jurisdiccional o administrativa en lo referente a su facultad de
valoración probatoria, debe señalarse que existe una estricta vinculación entre
la omisión valorativa de prueba y la violación al derecho a la motivación de
toda resolución jurisdiccional o administrativa, ya que tal como se señaló, entre
los requisitos que debe tener toda decisión para garantizar el derecho a la
motivación, se encuentra la descripción individualizada de todos los
medios de prueba aportados por las partes procesales, la valoración de
manera concreta y explícita todos y cada uno de los medios probatorios
producidos, la asignación de un valor probatorio específico y la
determinación del nexo de causalidad entre las denuncias o pretensiones
de las partes procesales, el supuesto de hecho inserto en la norma
aplicable, la valoración de las pruebas aportadas y la sanción o
consecuencia jurídica emergente de la determinación del nexo de
causalidad antes señalado, en consecuencia, queda claro que la omisión
valorativa de prueba, vulnera de manera directa el derecho de motivación
como elemento configurativo del debido proceso” (las negrillas nos
corresponden).

III.5. Análisis del caso concreto

          Respecto de la vinculación con el derecho a la libertad

1. Revisados los antecedentes, se advierte que el 8 de mayo de 1998, la


asesora legal de la Dirección Departamental de Educación de Santa Cruz,
interpuso querella, contra el representado de la accionante y otros por la
presunta comisión de los delitos de peculado, malversación de dineros,
apropiación indebida, abuso de confianza, incumplimiento de deberes y
peculado culposo, de la suma de $us89 456 01.-. El Auto de procesamiento se
dictó el 31 de julio de 2001; la Sentencia 09 de 23 de marzo de 2004, dictada
por el Juez Segundo de Partido en lo Penal del Distrito Judicial de Santa Cruz,
declaró a Javier Desiderio Soliz Plata y otro, autores del delito de peculado
culposo previsto en el art. 143 del CP, sancionándolos a prestar trabajo en
beneficio del Estado y la sociedad, por el tiempo de un año, más el pago de
multa de ciento cincuenta días a razón de cinco bolivianos por día; además del
pago de daños civiles y costas al Estado. Tanto el representado de la
accionante y otro acusado fueron absueltos del delito de peculado previsto en
el art. 142 del CP, en razón a que existiría prueba semiplena.

En grado de apelación, expresó como agravios la errónea interpretación de la


norma, falta de motivación y fundamentación de la Sentencia en lo relativo a la
condena de peculado culposo, indefensión provocada por el informe de
auditoría y ausencia de valoración de prueba; el Auto de Vista 172 de 30 de
junio de 2004, modificó la Sentencia y declaró a Javier Desiderio Soliz Plata,
autor y culpable de la comisión del delito de peculado, condenándolo a cumplir
la pena de cuatro años de privación de libertad, pago de cien días multa a
razón de diez bolivianos por día y el pago de responsabilidad civil a calificarse
en ejecución de sentencia, cuyo fundamento está descrito en la Conclusión II.4
de la presente Sentencia Constitucional.

 
El 24 de julio de 2004, planteó recursos de casación y nulidad, oportunidad, en
la que también expresó como agravios: a) De casación, falta de motivación y
fundamentación del Auto de Vista impugnado; infracción de la Ley sustantiva
penal en la calificación del hecho reconocido en el Auto de Vista e imposición
de la sanción; interpretación errónea y violación de la Ley sustantiva prevista
como peculado doloso en el art. 142 del CP; infracción directa, violación de
leyes sustantivas por no haberse aplicado correctamente sus preceptos; y, b)
De nulidad, que el Auto de Vista no especifica si la privación de libertad sería
de “presidio” o “reclusión”, y la omisión del establecimiento penitenciario donde
deba cumplir su condena, conforme el art. 242 incs. 6) y 8) del CPP.1972.

La Sala Penal Primera de la Corte Suprema de Justicia, dictó el Auto Supremo


414 de 10 de agosto de 2009, declarando infundados los recursos de casación
y nulidad planteados por el representado de la accionante y otros, con el
fundamento contenido en la Conclusión II.6 de este fallo. El 19 de ese mes y
año, solicitó explicación, complementación y enmienda, respecto de la falta de
pronunciamiento de la violación al art. “286 del CPP”, que constituiría un punto
controvertido que vulneraría sus garantías fundamentales, declarada “no ha
lugar”, mediante Auto Supremo complementario de 22 de igual mes y año.

         

2. Para activar la tutela de la acción de libertad por vulneración del debido


proceso en sus componentes motivación y fundamentación de las resoluciones,
la jurisprudencia constitucional estableció que es imperiosa la concurrencia
simultánea de dos supuestos claramente especificados; que la lesión al debido
proceso, debe estar directamente vinculada con la restricción al derecho a la
libertad y la existencia de absoluto estado de indefensión, que no le permitió al
representado de la accionante su ejercicio a cabalidad, conforme se precisó en
el Fundamento Jurídico III.2 de la presente Sentencia Constitucional. Es decir,
que ambos presupuestos deben presentarse simultáneamente, no siendo
posible lograr la protección que brinda este medio de defensa, si uno de ellos
está ausente. En función a esa precisión; en el caso concreto, se advierte que
Javier Desiderio Soliz Plata, fue sometido a un proceso legal, en el cual de
manera amplia hizo uso de todos los medios ordinarios de defensa que el
ordenamiento jurídico procesal penal prescribe, para impugnar los agravios que
consideró haber sufrido a consecuencia de la Sentencia 09 de 23 de marzo de
2004, dictada por autoridad competente. En consecuencia, no se observa la
existencia de absoluto estado de indefensión; dado que el representado de la
accionante, ejerció su derecho de defensa de manera irrestricta en todas las
instancias del proceso.

Conforme estableció la reiterada jurisprudencia constitucional, las otras


lesiones al debido proceso, deberán ser impugnadas a través de los medios
ordinarios prefijados en la Ley procesal penal, agotada la vía, podrá activarse la
tutela de la acción de amparo constitucional; no de la acción de libertad, por
tener una finalidad distinta vinculada exclusivamente a la libertad. Para tutelar
el debido proceso por procesamiento ilegal o indebido, es necesaria la
concurrencia de los supuestos explicados en el Fundamento Jurídico III.2 de la
presente Resolución, por cuanto debieron ser impugnados a través de la acción
de amparo constitucional.

En síntesis, el caso en revisión no cumple con los supuestos que viabilicen la


acción de libertad, dado que por los fundamentos expuestos no le corresponde
que ingrese al análisis de la presunta vulneración al debido proceso en sus
componentes motivación y fundamentación de las Resoluciones impugnadas.

Respecto de la valoración de la prueba e interpretación de la legalidad


ordinaria

1.- Conforme al desarrollo efectuado en el Fundamento Jurídico III.3, el ámbito


de competencia de la jurisdicción constitucional se limita a constatar que en el
proceso de valoración de la prueba no se hubieren vulnerado derechos
fundamentales ni garantías constitucionales. En ese entendido, esa función
atañe única y exclusivamente a la jurisdicción ordinaria, en aplicación del
principio de contradicción e inmediación que prima en la labor jurisdiccional y
no así en la constitucional.

Es importante aclarar, que en el caso en revisión, no es posible efectuar la


labor de constatación de la vulneración del debido proceso por presunta
“insuficiente valoración, fundamentación y motivación probatoria y jurídica”, que
demanda la accionante, siendo que la acción de libertad tiene un alcance y una
finalidad claramente delimitada en el art. 125 de la CPE y reiterada en la
uniforme jurisprudencia constitucional; al estar ausente uno de los supuestos
que activan la tutela del debido proceso a través de este medio de defensa.

2.- La interpretación de la legalidad ordinaria, corresponde a las autoridades


jurisdiccionales y administrativas y no así al Tribunal Constitucional;
excepcionalmente, esta jurisdicción efectuará esa labor cuando se la impugne
como arbitraria, insuficientemente motivada o con error evidente, expresando
claramente la lesión sufrida, pero a través de otra acción. En el caso de autos,
al no concurrir los presupuestos para la tutela por la acción de libertad, no es
posible efectuar el análisis del debido proceso que demanda la accionante,
porque no se trata sólo de agotar las instancias ordinarias, en las que impugnó
la inobservancia o errónea aplicación de los arts. 242 con relación al 290 del
CPP.1972; sino de vincular las circunstancias alegadas como consecuencia
directa de la vulneración al derecho a la libertad física o de locomoción y el
estado de indefensión absoluta. Cabe aclarar que la vía idónea para el
restablecimiento de los derechos cuya tutela invoca, es la acción de amparo
constitucional y no así la acción de libertad, como erróneamente pretende.

Otras consideraciones

La autoridad demandada, Beatriz Sandoval de Capobianco, en su informe


cursante a fs. 141 y vta. de obrados, solicitó se la excluya de la acción en
función a que no habría participado en la emisión del Auto Supremo 414 de 10
de agosto de 2009, ni en ningún otro actuado procesal en su condición de
Ministra de la Corte Suprema de Justicia u otra condición. Revisadas las
Resoluciones impugnadas, se observa que la indicada autoridad, fungió como
miembro del Tribunal de apelación de la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, en el pronunciamiento del Auto de
Vista 172 de 30 de junio de 2004, impugnado en la presente acción; por
cuanto, no resulta evidente una presunta falta de legitimación pasiva.

Respecto de la terminología utilizada en la parte dispositiva

La terminología correcta para referirse a las partes procesales intervinientes, en


el marco del art. 126.III de la CPE; en relación al actor debe denominarse
“accionante”. Por su parte, a la autoridad o persona contra la cual se activó
este mecanismo procesal-constitucional, le corresponderá la denominación de
“demandado”; términos que se enmarcan a la nueva dimensión procesal de la
acción de libertad. En la parte dispositiva, en caso de otorgar la tutela se
utilizará el término “conceder”, caso contrario “denegar” la misma; y en los
asuntos que no se ingrese al análisis de fondo de la problemática, se hará
constar esa situación.

Por lo que el Tribunal de garantías, al haber declarado “procedente” la acción


de libertad y concedido la tutela solicitada, aunque con terminología impropia,
no evalúo correctamente las normas aplicables al caso.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que


le confiere el art. 3 de la Ley 040 de 1 de septiembre de 2010, que modifica
el art. 4.I de la Ley 003 de 13 de febrero del mismo año, en revisión,
resuelve: REVOCAR la Resolución 265/09 de 10 de septiembre de 2009,
cursante de fs. 151 a 155 vta., dictada por la Sala Penal de la Corte
Superior del Distrito Judicial de Chuquisaca; y, en
consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada, con la aclaración que no se
ingresó al análisis de fondo de la problemática planteada.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional.

Fdo. Dr. Juan Lanchipa Ponce

PRESIDENTE

Fdo. Dr. Abigael Burgoa Ordóñez

DECANO

Fdo. Dr. Ernesto Félix Mur

MAGISTRADO

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños

MAGISTRADA
Fdo. Dr. Marco Antonio Baldivieso Jinés

MAGISTRADO

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