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I. Introducción.
Recientemente se reformó la constitución de la Provincia del Neuquén por la
convención constituyente convocada al efecto. La reforma comprendió varios temas que,
en necesaria síntesis, abordaré en este trabajo.
II. Antecedentes.
La Constitución de 1957 era una Constitución “social”, por ser manifestación del
denominado constitucionalismo social, que consagra los derechos “sociales”.
En particular, cabe señalar las que aparecen como sumamente valiosas, porque
hacen a la eficiencia y control del sistema de organización del poder:
Como puede advertirse, el inciso a) no trasunta un fin sino, antes bien, un medio.
De modo que cabía entender que la “profunda reforma política” propugnada era para
satisfacer alguno de los fines enunciados en los demás incisos.4
La locución sintetiza la idea de que el sistema político confiera más poder a los
ciudadanos, sin que ello implique quitarle poder al gobierno7 o afectar de modo alguno la
representación política, sino apuntalarla.8 Porque democracia representativa y democracia
directa no deben ser dos sistemas alternativos, sino que son dos sistemas que pueden
integrarse recíprocamente en un sistema de democracia integral.9
La reforma incluyó, en dicho orden de ideas, los institutos de audiencia pública (art.
308), iniciativa popular (art. 309), consulta popular vinculante (art. 310), consulta popular
no vinculante (art. 311) y la revocatoria de mandatos (art. 312). También la elección
popular de los presidentes de las comisiones de fomento (art. 311).
5 “el flujo del poder no puede no puede tener más que dos direcciones: o
es descendente, es decir, se mueve en dirección arriba abajo, o
ascendente, es decir, se mueve de abajo arriba. En los Estados modernos
un ejemplo típico del primero es el poder burocrático; ejemplo del
segundo es el poder político –donde se entiende por político el poder que
se ejerce en todos los niveles, ya sea éste local, regional, estatal- en
nombre del ciudadano, mejor dicho, del individuo en cuanto ciudadano”
dice BOBBIO, Norberto. El futuro de la democracia, p. 42 (Ed. Fondo de
Cultura Económica, México, 1991, 2ª reimpresión).
6 BOBBIO, Norberto. El futuro de la democracia, cit., pág. 42.
7 SARTORI, Giovanni, ¿Qué es la democracia?, pág. 129, advierte: “menos
De tal modo, se requiere que la decisión política que implica la sanción legislativa
sea tomada por el órgano representativo, supeditándose la vigencia al resultado del
referéndum. Así, entonces, la consulta popular vinculante no podrá hacerse para evitar el
ejercicio de la responsabilidad de los representantes del pueblo para tomar decisiones en su
nombre, sino para que la decisión adoptada se fortalezca o se deje sin efecto por el
conjunto de la ciudadanía.
Más allá de las limitaciones a su ejercicio, esto es, la materia tributaria y las que
afectan al referéndum, su aplicabilidad efectiva parece limitada. En el caso de los
proyectos de ley, si no se adopta la misma solución de la ley 25432 12 y se consulta de
forma genérica sobre determinada política legislativa a seguir, se pueden socavar las bases
mismas del instituto, porque la sanción definitiva de la ley podría interpretarse como
irrespetuosa de la voluntad popular si no adopta una decisión extrema, ya que casi todas las
cuestiones tienen diversidad de matices.
Semejantes requisitos no facilitan en absoluto el uso del instituto, que sólo será
viable en excepcionalísimos supuestos.
La reforma no eliminó tal tipo de cláusulas; antes bien, al contrario, agregó varias
de ellas.
Porque la abdicación de los parlamentos es, por sobre todo, una declinación del
debate y escrutinio democráticos. Es una tendencia inaceptable para quienes defienden la
ley de la libertad.18
El artículo 239 de la Constitución exige ahora una mayoría agravada de dos tercios
de los miembros presentes de la Cámara, lo que obliga a obtener amplio consenso político
para su designación.
20En http://www.legislaturaneuquen.gov.ar/hln/Documentos/convencion/
reunion_04.pdf se puede consultar el debate de la sesión del 1/2/2006,
segunda ordinaria de la Convención Constituyente, al que se insertó el
debate del tema en la comisión N. 4 de Reforma política, Poder Judicial y
órganos de control, y un trabajo de mi autoría, Selección y designación
de jueces en la reforma constitucional de Neuquén. Allí expongo el tema
con amplitud, y puede tomarse como antecedente porque la conformación del
Consejo de la Magistratura, con sólo una modificación relevante, se
delineó a partir de las ideas allí expuestas.
“La nominación mixta (política y por cooptación)21 tiene la rara virtud de reunir los
inconvenientes –o la mayor parte de los inconvenientes- de ambos sistemas combinados.
El Poder Judicial termina desapareciendo, porque los jueces son meros empleados de la
cortes o tribunales supremos, es decir, que nos hallamos con un órgano supremo designado
conforme a las simpatías o intereses de turno y un conjunto de empleados sumisos y
despedidos”.22
Su composición fue ideada para que resulte funcional a tales premisas: contribuir a
una mejor Justicia, preservando una composición democrática que pueda legitimar, a su
vez, los nombramientos de los jueces ordinarios. De allí que la mayoría de sus miembros
representan al pueblo (son designados por la Legislatura, de forma proporcional a su
composición), y que los demás integrantes, por su particular posición, pueden contribuir a
la mejor selección de los jueces, fiscales y defensores del Poder Judicial.
Además, resultan evidentes las ventajas de que los tribunales tengan especialización
en razón de la materia, porque es de toda evidencia su correlación con la idoneidad
profesional de la judicatura y, consecuentemente, la mejor calidad técnica de las
decisiones; lo que, al margen de la necesidad de mejoras organizacionales no es poca cosa.
Luego, el control del ejercicio de toda función administrativa pública, sin que
resulte menester que medie una afectación directa e inmediata de derechos fundamentales.
De tal modo puede controlar la legalidad, eficacia y eficiencia con la que se realiza toda
actividad que se realice en ejercicio de la función administrativa, cualquiera sea el poder u
órgano que la desempeñe.
C.N., para que proceda la acción de amparo, aún cuando los actos lesivos
provengan de autoridades públicas provinciales, también deberán adolecer
de arbitrariedad o ilegalidad manifiesta” (BUSTELO, Ernesto. La
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta como recaudo sustancial de
procedencia del amparo, p. 55. En Estudios de Derecho Administrativo –VI-
El amparo contra la actividad pública. Instituto de Estudios de Derecho
Administrativo. Ed. Dike –Foro de Cuyo- Mendoza, 2001).
Respecto de las condiciones del amparo, que dependen de la normativa procesal39
cuyo dictado -por principio- corresponde a las provincias (pero que en el caso particular
del amparo han sido parcialmente provistas por el propio constituyente en el artículo 43,
que tiene plena vigencia tanto en la Nación como en las provincias) la disposición
constitucional las ha previsto expresamente, en orden a la legitimación, vías paralelas,
oportunidad y costas.
El texto prevé el recaudo de la inexistencia de otro medio judicial más idóneo que
garantice una tutela judicial efectiva, debiendo entenderse al amparo como una vía
residual, excepcional, heroica.42 Y corresponde resaltar que el juicio acerca de la
Hay doy cuestiones procesales que están previstas en el texto. La primera dispone
que la acción se puede interponer mientras subsistan los requisitos que la norma prevé, esto
es, los presupuestos esenciales y las condiciones.
El análisis de todo ello excedería los límites de este trabajo, por lo que me limitaré
a exponer acerca de los derechos de mayor significación que fueron incorporados en la
reforma.
Se trata del derecho de decidir cuándo tener hijos, con qué espaciamiento
(intervalos intergenésicos), tener o no tenerlos, el derecho a la información sobre
procreación responsable, derecho a la anticoncepción, a los fines de alcanzar el nivel más
alto en la salud sexual y reproducción, como componente de la salud en general, a lo largo
de todo el ciclo de la vida, tanto de los hombres como de las mujeres.46
Aunque en la provincia rige la ley 2302, que fue de las primeras en abordar la
problemática desde una perspectiva moderna y adecuada a la jerarquía constitucional de
los principios sobre la materia, el rango de máxima jerarquía que le ha dado la reforma
aparece como clara reafirmación de la voluntad política de dar prioridad a la satisfacción
de los derechos de los niños y adolescentes.
V.4.3. Juventud.
También esta cláusula, del artículo 49, está dirigida al Estado, para garantizar a las
personas adultas mayores la igualdad de oportunidades y trato y el pleno goce de sus
derechos. Que lo alcanza conjuntamente con los demás sujetos obligados legalmente a
protegerlas.
De modo similar a las cláusulas analizadas, la previsión del artículo 50 está dirigida
al Estado, que “garantiza el pleno desarrollo e integración económica y sociocultural de
las personas discapacitadas, a través de acciones positivas que les otorgue igualdad real
en el acceso a las oportunidades y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos
por la Constitución Nacional, Tratados Internacionales, Leyes y esta Constitución,
sancionando todo acto u omisión discriminatorio.”
A tal fin “Promueve y ejecuta políticas de protección integral y de fortalecimiento
del núcleo familiar, entendido como el espacio fundamental para el desarrollo integral de
las personas, tendientes a la prevención, rehabilitación, educación y capacitación, e
inserción social y laboral.
El derecho a una educación bilingüe e intercultural no obsta sino que reafirma las
pautas establecidas en la propia Constitución para la educación de los habitantes.55
El artículo prevé que todos somos sujetos activos del derecho a gozar de un
ambiente sano y equilibrado y sujetos pasivos de la obligación de proteger el ambiente y
tenemos el deber de preservarlo.
Del mismo modo que su similar nacional, la cláusula del artículo 55 establece una
garantía institucional sobre todas las formas de mercado.
Introdujo también la acción de hábeas data (art. 61), como un medio útil para
preservar los derechos inherentes a la personalidad e intimidad por la difusión de sus datos.
Como la tienen también las herramientas que originalmente fueron instituidas para
la protección de los derechos individuales, porque contribuyen a asegurar la supremacía de
la Constitución y ayudan a brindar eficacia a la función estatal que le es propia a cada uno
de los poderes.58 Ello sucede con la jurisdicción contencioso-administrativa en general, que
se aproxima a la que ejerce la de control de constitucionalidad.59 Porque, con Tomás
Ramón FERNÁNDEZ, juzgar a la administración contribuye a administrar mejor.60
Las reformas realizadas sobre esta materia formaban parte de lo que dio en
denominarse reforma política, que fue enunciada como uno de los fines de la reforma
constitucional.
Desde entonces, y mientras el dominio de los recursos naturales en general y los del
subsuelo en particular pudieran ser atribuidos legítimamente a la Nación o a las provincias,
según la determinación del Congreso, como entendía la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, las normas provinciales que reivindicaban la pertenencia a su dominio y
jurisdicción podían considerarse inconstitucionales porque –según esa interpretación- de
tal modo las provincias se inmiscuían en las competencias reservadas al Congreso de la
Nación.62
Pero la fuerza normativa que dimana del artículo 124, último párrafo, de la
Constitución Nacional reformada en 1994, así como tuvo inmediatas implicaciones en
legislación hasta entonces vigente, de contenido contrario a sus prescripciones, tuvo directa
incidencia en relación a las normas provinciales que reglaban acerca de recursos naturales
que la vieja legislación atribuía a la titularidad de la Nación.
En otras palabras: si, antes, tales normas de las constituciones provinciales pasaron
a ser letra muerta, ahora son cláusulas vigentes en su plenitud, ajustadas a la Constitución
Nacional.
De tal suerte, las normas incorporadas por la reforma constitucional provincial que
declaran o reivindican potestades propias exceden lo meramente declarativa, en tanto se
ajusten a la distribución de competencias que establece la Constitución Nacional entre
Nación y provincias, correctamente interpretada.
En este orden de ideas, cobra importancia la norma del artículo 8, cláusula federal,
que cabe transcribir:
Todo representante provincial está obligado a ejecutar las acciones positivas pertinentes
en defensa de la autonomía y los derechos e intereses de la Provincia frente a cualquier
pretensión ilegítima de cualquier Poder nacional, provincial o municipal.”
Y, lo que es más grave aún, mediante una cláusula transitoria (IV), dispuso: “Las
actuales concesiones o autorizaciones para la prestación de los servicios públicos de
distribución de energía eléctrica, agua potable y de saneamiento, vigentes o prorrogadas,
u otorgadas de cualquier modo por los municipios a sociedades cooperativas integradas
por vecinos usuarios de las mismas o entes autárquicos provinciales, quedan extendidas
en forma directa y automática por un período máximo común de diez (10) años, contados
desde el día de entrada en vigencia de las reformas de esta constitución.”.
De esta forma, la convención constituyente tomó una decisión política que por
principio corresponde a los poderes constituidos. Y a los poderes constituidos municipales,
no provinciales.
Es muy claro que, más allá del acierto o error de la decisión (que no puede
analizarse sino caso por caso), se avanzó indebidamente sobre las competencias de los
municipios autónomos de la provincia.
Es que existe una intrínseca relación entre el orden administrativo de la autonomía
municipal y la materia propia del municipio. La materia comprende cuestiones tales como
servicios públicos, obras públicas, poder de policía, organización democrática, etc. e
implica “el reconocimiento de un contenido específico con facultades de legislación,
ejecución y jurisdicción” .
Del mismo modo que el mayor o menor grado de autonomía institucional del
municipio tiene relación con los límites que establece cada Constitución Provincial, el
mayor o menor grado de autonomía administrativa está directamente relacionada con las
específicas competencias que los ordenamientos provinciales les atribuyen, en cada caso, a
los municipios.63
De tal forma, para considerar que el municipio autónomo tiene la capacidad política
decisoria que le es inherente, no basta con atribuirle potestades de administración, sino que
se requiere de facultades materialmente legislativas sobre el conjunto de su competencia
material. Y tanto mayor será el grado de autonomía como mayor sea la extensión de la
materia propia municipal siempre que incluya la potestad legislativa respecto de ésta.64
Así, entonces, la competencia material que en cada caso se asigna a los municipios
conlleva la potestad para reglar mediante ordenanzas y en ejercicio de la función
materialmente legislativa, las relaciones jurídicas implicadas.
En sustitución del antiguo artículo 188 sobre revisión de las cartas orgánicas por la
Legislatura, el último párrafo del artículo 276 dispone que las cartas orgánicas y sus
reformas posteriores deben remitirse a la Legislatura, la que podrá formular observaciones
parciales en un plazo no mayor de noventa días de tomado estado parlamentario. La
Cámara debe comunicarlas a la Convención Municipal, la que podrá rectificar el texto
original en el término de treinta. Si no lo hace, queda sancionado el texto original de forma
automática.
Con las prevenciones más arriba indicadas (cap. V.1.6.), la reforma constitucional
incluyó directivas políticas explícitas en orden a la regionalización (art. 6), organizaciones
de la sociedad civil (art. 52), cultura (art. 105), patrimonio cultural (art. 106), expresión
artística (art. 107), principios de administración de los Poderes del Estado (art. 153), etc.
Y, muy importante, más allá de la educación formal, el artículo 160 obliga a los
Poderes públicos a promover y difundir el estudio y la enseñanza de la Constitución.
V.5.5. Declaraciones.
Aunque no creo que sea bueno, continúa siendo una constitución “decisoria”, que
determina un sinnúmero de políticas económicas y sociales, mucho más allá de la mera
declaración de objetivos específicos en la materia.