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LA REFORMA DE 1994.

SENTIDO HISTÓRICO Y POLÍTICO:

CONTEXTO HISTÓRICO:

Tras varios años sin que la CN fuera reformada, llegamos al gobierno


menemista en 1989.

En 1993 el presidente Menem intentó dos veces lograr la sanción de


una ley que declarara la necesidad de reforma de la CN con el fin de
poder lograr la habilitación constitucional para ser reelecto.

Tras estos dos intentos fallidos, decide convocar a una consulta


popular no vinculante y voluntaria, para que la población se
manifieste sobre la necesidad y oportunidad de la reforma.

Pero esta consulta no llegó a realizarse, ya que los presidentes del


partido Justicialista y de la Unión Cívica Radical suscribieron un
acuerdo que se lo conoció como “PACTO DE OLIVOS”.

PACTO DE OLIVOS:

- Este establecía las pautas reformistas (qué y cómo se debía


reformar).
- Fue criticado porque fue cerrado y sin participación de las demás
fuerzas políticas del país.
- También fue criticado por su contenido (introdujo cláusulas
constitucionales que la Convención Constituyente solo podía aprobar
o desechar en bloque y sin modificación alguna).

Este pacto determinó que se dejara de lado la idea de la consulta


popular y, rápidamente condujo a la sanción de la Ley 24.309.

Ley 24.309:

En primer lugar, debemos poner de resalto que esta ley fue objetada
por violar el procedimiento legislativo establecido.

Ello ya que el proyecto aprobado en Diputados fue modificado en el


Senado y, en lugar de devolverlo a la Cámara de Diputados para su
revisión, pasó al Poder Ejecutivo, el que lo promulgó y publicó (a tal
fin ver art. 7 de la CN de 1853-1860).

En segundo lugar, esta ley reproducía los aspectos esenciales del


Pacto de Olivos.
Así, declaró la necesidad de reforma y el alcance de la misma (art. 1):
- Prohibió expresamente introducir modificaciones a las
declaraciones, derechos y garantías contenidos en la primera parte
de la CN (art. 7).

- Autorizó temas a modificar (art. 4).

Pero a esta autorización se materializaba en dos formas:

a. Por un lado estaba el “Núcleo de coincidencias básicas”.

Este presentaba 13 grandes temas a modificar, la mayoría


de ellos ya redactados como definitivamente se incorporarían a
la Constitución (art. 2).

Estos debían ser votados en conjunta por la Convención


entendiéndose que su aprobación implicaba la incorporación de
todos ellos; mientras que la negativa implicaría el rechazo en
conjunto de dichas normas (art. 5).
A esto se lo conoció como “cláusula cerrojo”.

b. Por otro lado, establecía un conjunto de temas habilitados para su


debate por la Convención (art. 3), es decir, era de debate libre.
A fin de garantizar estos límites, la ley estableció que serían “nulas de
nulidad absoluta” todas las modificaciones, derogaciones y agregados
que se realicen apartándose de la competencia otorgada en los arts.
2 y 3 (art. 6).

En el seno de la Convención se objetó el procedimiento de


aprobación en bloque:
- Porque violaba la “libertad de conciencia” de los
convencionales que se veían obligados a votar al mismo tiempo algo
que querían reformar con algo que no querían.
- Como así también la “autonomía funcional” de la
Convención.

Ambas objeciones fueron descartadas por la propia Convención, la


que, aprobar su propio reglamento, aceptó la modalidad de votación
impuesta por el art. 5 de la Ley 24.309.

Así, el día 24 de agosto de 1994 fue jurada la nueva Constitución.

Concluida su sanción, advirtieron que, en el texto publicado,


omitieron una norma aprobada por la Convención, se lo denominó el
“artículo perdido”.
Así, en 1994, el Congreso Nacional sancionó la ley 24.430, que
ordenó una nueva publicación de la Constitución reformada, donde
se incluye como segundo párrafo del artículo 77, la disposición
olvidada.

Lógicamente, dentro de las normas aprobadas, se encontraba el


“núcleo de coincidencias básicas”, del art. 2 de la ley 24.309.

En síntesis, la ley 24.309 y, en consecuencia, la reforma constitucional


de 1994, son cuestionadas en su constitucionalidad por dos motivos:

a. Por no haber seguido el procedimiento del art. 71 de la CN de


1853-1860.

PRINCIPALES ENMIENDAS:

En materia de derechos, añadió un nuevo capítulo a la primera parte


de la CN, con derechos y garantías de índole política:

- De resistencia a los gobiernos de facto.


- Garantías del sufragio.
- Igualdad entre el hombre y la mujer.
- Iniciativa y consulta popular.
- Entre otros.

Asimismo, incorporó otros de índole general, conocidos como de


“tercera generación”, referentes a la ecología, consumidores y
usuarios.

También, la reformar la parte segunda, incorporó derechos


relativosa:
- Niños.
- Madres.
- Trabajadores.
- Indígenas.
- Educandos.
- Autores.
- Entre otros.

También, dio rango constitucional al Hábeas Corpus, al Amparo y al


Hábeas Data, e incorporó ciertos instrumentos internacionales (art.
75, inc. 22 CN).

IDEOLOGÍA:

Reforzó la noción de Estado Social de Derecho (art. 75, inc. 19).


ESTRUCTURA DEL PODER:

- Programó al Ministerio Público como un órgano extrapoder.

- Creó el Jefe de Gabinete.

- Autorizó la reelección por un período consecutivo del Presidente


de la Nación.

- Simplificó el trámite de sanción de las leyes.

- Constitucionalizó al Defensor del Pueblo y a la Auditoría General de


la Nación.

- Previó un tercer Senador por provincia y para la Ciudad Autónoma


de Buenos Aires.

- Estableció la elección popular de los Senadores.

- Dio autonomía a los municipios y a la CABA.

En el ámbito judicial:
- Le quitó a la CSJN el “gobierno del Poder judicial”, y creó el Consejo
de la Magistratura, quien lo administra, ejerce funciones
disciplinarias sobre los jueces, realiza concursos para su preselección
y elabora las ternas de candidatos, para su posterior remisión al
Poder Ejecutivo.

La amplitud de la reforma y el hecho de haber aprobado la


Convención un texto ordenado nuevo, con distinta numeración a la
anterior, trajo la duda si se estaba ante una reforma o una nueva
Constitución.

Los cuestionamientos sobre la constitucionalidad de la reforma


llevaron a que fuera la primera reforma constitucional declarada
inconstitucional.

FALLOS

POLINO:

Dos diputados cuestionaron la validez del proceso preconstituyente e


impugnaron la ley 24.309, porque violó el procedimiento
constitucional de sanción de leyes, previsto por el art. 71 (actual 81).
En la CSJN la decisión fue dividida pero confirmó el rechazo de la
acción intentada.

Los fundamentos fueron variados, algunos consideraron que se


trataba de una “cuestión política no justiciable” (en cuanto a lo
relativo al procedimiento de sanción de leyes); y otros entendieron
que los diputados no estaban legitimados.

FAYT:

En su calidad de miembro de la CSJN, habiendo superado los 75 años


de edad, inició un juicio por entender que la reforma restringió la
garantía de inamovilidad consagrada en el actual art. 110 de la CN.

El cuestionamiento se funda en dos argumentos:

a. En primer lugar, sostiene que dicho tema no se encontraba dentro


de los temas habilitados por la ley 24.309, ni dentro del núcleo de
coincidencias básicas, por ello, entiende que la Convención se
extralimitó al tratarlo.

b. En segundo lugar, interpretó que la modificación afecta la


independencia del Poder Judicial y, por ello, la forma Republicana de
gobierno.
Luego de que en primera instancia y la Cámara, por distintos
argumentos, hagan lugar a la acción, la CSJN declaró la nulidad de la
reforma en el art. 99 inc. 4, párr. 3°, y concluyó que la Convención se
excedió en sus facultades, según lo dispone el art. 30 de la CN.

Es importante destacar que esta declaración de inconstitucionalidad


tuvo sustento en vicios de procedimiento y no por cuestiones de
fonde, es decir, de contenido.

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