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AMPARO DIRECTO:
D.C. 170/2012.

QUEJOSA:
**********

PONENTE:
MAGISTRADO WALTER ARELLANO HOBELSBERGER.

SECRETARIO:
ENRIQUE CANTOYA HERREJÓN.

México, Distrito Federal. Acuerdo del Quinto

Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,

correspondiente al veinte de abril de dos mil doce.

V I S T O S para resolver, los autos del juicio de

amparo directo D.C. 170/2012, promovido por **********, por su

propio derecho, en contra de las autoridades y de los actos

siguientes:

“III. Autoridades responsables. - - - A.- Los CC.

Magistrados que integran la Primera Sala Civil del Tribunal

Superior de Justicia del Distrito Federal. - - - B.- C. Juez

Cuadragésima Séptima de lo Civil del Tribunal Superior de

Justicia del Distrito Federal. - - - IV. Acto reclamado (sic): -

- - Se reclama de las autoridades responsables: - - - a) De

la Primera Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del


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Distrito Federal, la sentencia de fecha veinticuatro de enero

del año en curso, pronunciada en los autos del toca

**********, cuyos puntos resolutivos son: (se transcriben). - -

- b) De la C. Juez Cuadragésima Séptima de lo Civil de esta

Ciudad de México, se reclama la ejecución que de esa

resolución pretenda hacer valer en mi contra”.

Actos que la quejosa considera violan en su

perjuicio los artículos 14 y 16 constitucionales; y

R E S U L T A N D O:

PRIMERO.- Mediante escrito presentado el

dieciocho de noviembre de dos mil diez, ante la Oficialía de

Partes Común Civil – Familiar del Tribunal Superior de Justicia

del Distrito Federal, **********demandó de ********** en la vía

ordinaria civil, las siguientes prestaciones:

“a) La declaración judicial de que la suscrita es

legítima propietaria por lo que tiene el dominio del

inmueble ubicado en la calle **********, en esta Ciudad de

México, Distrito Federal, con una superficie de **********

********** y con las siguientes medidas y colindancias. - - -

Al Norte: **********. - - - Al Sur: **********. - - - Al Oriente:

**********. - - - Al Poniente: **********. - - - b) La


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desocupación y entrega del inmueble antes (sic) citado. - - -

c) La entrega de todos los frutos y accesiones que el

inmueble hubiese producido o dejado de producir lo cual

se traduce al pago de una renta a juicio de peritos, la cual

no puede ser menor de **********) mensuales, por concepto

de los frutos civiles que se hubiesen producido o dejado de

producir, así como las que se sigan venciendo hasta la

total solución del presente asunto, cuantificación que

deberá ser fijada por peritos en ejecución de sentencia. - - -

d) El pago de gastos y costas que se originen en el

presente juicio”.

Apoyó su demanda en los hechos y preceptos

legales que estimó pertinentes.

SEGUNDO.- Por razón de turno correspondió

conocer de dicha demanda al Juez Cuadragésimo Séptimo de

lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,

quien por auto de diecinueve de noviembre de dos mil diez,

dictado en el expediente **********, la admitió a trámite.

TERCERO.- Mediante escrito presentado el cuatro

de mayo de dos mil once, ante la Oficialía de Partes Común

Civil – Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito

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Federal, la codemandada **********, por su propio derecho, dio

contestación a la demanda instaurada en su contra conforme a

su interés convino, y opuso las excepciones y defensas que

consideró pertinentes.

En el mismo escrito de contestación, la

codemandada **********, reconvino de la actora, las siguientes

prestaciones:

“A) La nulidad del contrato de compraventa de

fecha 24 de septiembre del año 2010. - - - B) El pago de

gastos y costas que origine el presente juicio. - - - C)

Daños y perjuicios que me ha ocasionado la C. ********** por

la demanda entablada en mi contra”.

Apoyó su reconvención en los hechos y preceptos

legales que estimó pertinentes.

CUARTO.- Mediante auto de doce de mayo de dos

mil once, el juez de primer grado declaró la rebeldía de la

codemandada **********, al no haber dado contestación a la

demanda instaurada en su contra.

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QUINTO.- Mediante escrito presentado el

veinticuatro de mayo de dos mil once, ante el Juzgado

Cuadragésimo Séptimo de lo Civil del Tribunal Superior de

Justicia del Distrito Federal,**********, por su propio derecho, dio

contestación a la reconvención conforme a su interés convino, y

opuso las excepciones y defensas que consideró pertinentes.

SEXTO.- Seguido el juicio por su cauce legal,

concluyó en su primera instancia con la sentencia dictada el

treinta de septiembre de dos mil once, conforme a los

siguientes puntos resolutivos:

“PRIMERO.- Es procedente la vía ordinaria civil

en la que la actora ********** no probó su acción, la

codemandada **********, justificó sus excepciones de falta

de acción y derecho, y la codemandada **********, se

constituyó en rebeldía, en consecuencia. - - - SEGUNDO.-

Se absuelve a la parte demandada de las prestaciones que

le fueron reclamadas en este juicio. - - - TERCERO.-

Respecto de la reconvención hecha valer, la

reconvencionista ********** no probó su acción y la

reconvenida **********, justificó sus excepciones de falta de

legitimación en la causa y falta de acción y derecho,

consecuentemente. - - - CUARTO.- Se absuelve a la

reconvenida de las prestaciones que le fueron reclamadas


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en la reconvención. - - - QUINTO.- No se hace condena en

costas. - - - SEXTO.- Notifíquese”.

SÉPTIMO.- Contra esa sentencia de primera

instancia, **********interpuso recurso de apelación, el cual fue

resuelto por la Primera Sala Civil del Tribunal Superior de

Justicia del Distrito Federal, mediante sentencia pronunciada el

veinticuatro de enero de dos mil doce, en el toca número

**********, cuyos puntos resolutivos son los siguientes:

“PRIMERO.- Se declaran inoperantes los

agravios expresados por la parte actora. - - - SEGUNDO.-

Se confirma la sentencia definitiva de fecha treinta de

septiembre del dos mil once, en su parte resolutiva, dictada

por el C. Juez Cuadragésimo Séptimo de lo Civil por

ministerio de ley de esta capital. - - - TERCERO.- Se

condena a la parte actora apelante al pago de las costas de

ambas instancias. - - - CUARTO.- Notifíquese;…”

OCTAVO.- Esa sentencia definitiva, así como su

ejecución, constituyen los actos reclamados en este juicio de

amparo. La demanda de amparo se presentó el dieciséis de

febrero de dos mil doce, ante la Primera Sala Civil del Tribunal

Superior de Justicia del Distrito Federal, la que la envió junto

con sus anexos a la Oficina de Correspondencia Común de los


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Tribunales Colegiados en Materia Civil del Primer Circuito, y su

conocimiento correspondió a este Quinto Tribunal Colegiado en

Materia Civil del Primer Circuito; el que la admitió a trámite

mediante auto de cinco de marzo de dos mil doce. La Agente

del Ministerio Público Federal de la adscripción se abstuvo de

intervenir.

Por auto de trece de marzo de dos mil doce, dictado

por el Presidente de este órgano colegiado, se turnaron los

autos al Magistrado Walter Arellano Hobelsberger, para

formular el proyecto de resolución respectivo; y

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO.- Este Quinto Tribunal Colegiado en

Materia Civil del Primer Circuito, es competente para conocer y

resolver el presente juicio de amparo directo, de conformidad

con los artículos 103, fracción I, 107, fracciones III, inciso a), y

V, inciso c), de la Constitución General de la República; 46 y

158 de la Ley de Amparo; 37, fracción I, inciso c), 38, 144 y 145

de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y el

contenido del Acuerdo General 11/2011 del Pleno del Consejo

de la Judicatura Federal, relativo a la determinación del número

y límites territoriales de los circuitos en que se divide el territorio

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de la República Mexicana, y a la jurisdicción territorial y

especialización por materia de los tribunales colegiados y

unitarios de circuito y de los juzgados de distrito, en virtud de

que se reclama una sentencia definitiva dictada por una

autoridad jurisdiccional en materia civil con residencia en este

circuito.

SEGUNDO.- Son ciertos los actos reclamados,

porque así se advierte de las constancias que la sala

responsable remitió como apoyo a su informe justificado,

consistentes en los autos del toca de apelación número

********** y del expediente **********, este último del índice del

Juzgado Cuadragésimo Séptimo de lo Civil del Tribunal

Superior de Justicia del Distrito Federal.

TERCERO.- El presente juicio de amparo directo se

promovió oportunamente.

La resolución que constituye el acto reclamado fue

notificada a la promovente del presente juicio de

amparo,**********por medio de Boletín Judicial número

dieciocho, del miércoles veinticinco de enero de dos mil

doce, como se advierte de la certificación que obra en la foja

sesenta del toca **********, así como en la diversa certificación

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que en términos del artículo 163 de la Ley de Amparo, realizó la

sala responsable, y que obra en la foja dieciséis del expediente

en que se actúa.

En ese orden de ideas, debe indicarse que la

notificación judicial surtió efectos el jueves veintiséis de enero

de dos mil doce.

Por tanto, el término de quince días a que se refiere

el artículo 21 de la ley de la materia, transcurrió del viernes

veintisiete de enero al viernes diecisiete de febrero de dos

mil doce, ya que los días veintiocho y veintinueve de enero,

cuatro, cinco, seis, once y doce de febrero del mencionado año,

fueron inhábiles para la sala responsable.

Ahora bien, el escrito por el que se promovió el juicio

de amparo que nos ocupa, se presentó ante la Primera Sala

Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, el

jueves dieciséis de febrero de dos mil doce, como consta en

el sello que obra en la foja dos del presente expediente, y en la

certificación realizada por la sala para cumplir con lo dispuesto

en el artículo 163 de la ley de la materia.

Por consiguiente, si la demanda de amparo se

exhibió ante la Primera Sala Civil Tribunal Superior de Justicia


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del Distrito Federal, el dieciséis de febrero de dos mil doce, y la

última fecha para promover el juicio de amparo era el diecisiete

de los mismos mes y año, es inconcuso que la demanda en

mención se presentó antes de que concluyera el plazo legal,

por lo que es claro que la promoción del presente juicio de

amparo directo se hizo oportunamente.

CUARTO.- Las consideraciones en las que se

sustenta la sentencia reclamada son las siguientes:

“I.- Los tres agravios expresados por la parte

actora son parcialmente fundados unos, pero inoperantes e

insuficientes otros para modificar o revocar la sentencia

definitiva apelada, pues no es exacto que el juez del

conocimiento haya violado en su perjuicio los artículos

citados por la recurrente, al declarar improcedente la

acción ejercitada por la parte actora, por las razones

siguientes: - - - En el primer agravio la actora se duele de

violaciones a los artículos 81, 82 y 95 del Código de

Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, 2248, 2249 y

2317 del Código Civil, en relación al considerando II del

fallo apelado, apartado que, según la recurrente, resulta ser

carente de motivación y fundamentación jurídica y por

tanto violatorio de la ley lo que sostiene el a quo, en el

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sentido de que el contrato privado de compraventa base de

la acción de fecha veinticuatro de septiembre de dos mil

diez, celebrado entre ********** en su calidad de vendedora y

la actora ********** en su carácter de compradora respecto

del inmueble ‘ubicado en calle ********** es insuficiente por sí

mismo para justificar el derecho de propiedad, toda vez que

tratándose de compraventa de bienes inmuebles el título

correspondiente debe satisfacer los requisitos previstos en los

artículos 2316, 2322, 3007, 3009 y 3011 del Código Civil para el

Distrito Federal, y ante dicha omisión, el contrato exhibido por la

suscrita no puede surtir efectos contra terceros y por ello

tampoco constituir un título de propiedad en el que pueda

fundar la acción real que intenta, sin embargo, dicho contrato de

compraventa con el cual hice valer mi acción, tiene pleno valor

probatorio, toda vez que la demandada en el principal la señora

********** carecía de legitimación activa en la causa, tal y como

lo declaró el a quo en la sentencia que se combate y en ese

orden de ideas la demandada en el principal no estaba

plenamente legitimada en la causa cuando ejercita un derecho

que realmente le corresponde, ‘toda vez que carece de causa

de pedir el acto jurídico’ toda vez que la actora reconvencionista

se abstuvo de acreditar tanto en su escrito de contestación a la

demanda así como en la presente reconvención, bajo qué título

tiene la posesión del inmueble objeto del juicio principal…’

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(fojas 15 y 16 del toca). - - - Argumento que resulta

inoperante, pues la aquí recurrente pretende arrojar la

carga de la prueba en contra de la demandada, en relación

a la calidad con que posee la enjuiciada el local comercial

objeto del litigio, lo que no opera en el caso, pues la

recurrente debe acreditar, para los efectos de la

procedencia de su acción reivindicatoria, en primer término

y como elemento esencial, la propiedad del inmueble

objeto del litigio, atento lo dispuesto por el artículo 281 del

Código de Procedimientos Civiles (sic), que dice: ‘Las

partes asumirán la carga de la prueba de los hechos

constitutivos de sus pretensiones’. Esto es, que la accionante

sea la legítima propietaria del inmueble en cuestión, y no

que por el hecho de que la reconventora no le haya

acreditado la nulidad del contrato exhibido en este juicio

como base de la acción, ni la calidad de la posesión de

dicho inmueble, sea suficiente para que prospere la acción

reivindicatoria, ya que el derecho del actor no se actualiza

por exclusión, es decir, la actora no puede acreditar su

acción reivindicatoria basada en el hecho de que la

reconventora no haya acreditado poseer el inmueble en

litigio por algún título legal. - - - Resulta cierto lo sostenido

por la actora, en el sentido de que durante la secuela

procesal la demandada en el principal jamás acreditó con

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documento alguno que tuviera derecho a poseer el

inmueble materia de la controversia, es decir, la

demandada no acreditó ser propietaria, arrendataria o

poseer el inmueble con algún derecho similar, que la

legitime activamente en la causa para solicitar la nulidad

del contrato base de la acción presentado por la actora. - - -

Por lo que toca al valor probatorio del contrato base de la

acción de fecha veinticuatro de septiembre de dos mil diez,

se analizará dicho extremo al resolver los siguientes

motivos de inconformidad. - - - En el segundo agravio, la

actora se inconforma del mismo considerando II de la

sentencia definitiva apelada, en el apartado en el que la

juzgadora considera insuficiente el contrato privado de

compraventa de fecha veinticuatro de septiembre de dos

mil diez, entre ********** en su calidad de vendedora y la

actora ********** en su carácter de compradora, exhibido por

la actora en copia certificada como documento base de la

acción, aduciendo esencialmente la recurrente, que el

juzgador dejó de darle valor probatorio a su contrato;

sosteniendo la apelante que el mismo tiene valor

probatorio pleno, que goza de eficacia jurídica y que el

mismo hace prueba plena por gozar de fecha cierta.

Contrato que fue presentado, ante un funcionario en razón

de su oficio, quien certificó que es fiel reproducción y

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concuerda con el original que tuvo a la vista, certificación

que realiza el Notario Público número ********** del Distrito

Federal, licenciado **********, por lo que tiene valor

probatorio según la recurrente. - - - Lo hasta aquí

argumentado, resulta cierto en parte, puesto que en la parte

final del contrato privado de compraventa relacionado en

líneas anteriores obra la siguiente certificación: - - - ‘En

México, Distrito Federal, a veintiocho de septiembre del año dos

mil diez, el suscrito licenciado **********, Notario Público número

********** del Distrito Federal en ejercicio, certifico que la

presente copia fotostática constante en tres fojas útiles, por uno

solo de sus lados, protegida por kinegramas concuerda fiel y

exactamente con su original respectivo, que tuve a la vista,

levantándose en el registro de cotejos número **********,

asentado en el libro de cotejos número ********** del protocolo a

cargo del suscrito notario. Doy fe. Rúbrica’. - - - En las

relatadas circunstancias, como lo afirma la recurrente, el

documento de referencia hace prueba plena en cuanto a

que es de fecha cierta, por haber sido presentado ante un

fedatario público en el ejercicio de sus funciones, de

conformidad con el criterio jurisprudencial, citado en el

agravio en análisis bajo el rubro: - - - ‘DOCUMENTOS

PRIVADOS, FECHA CIERTA DE LOS’ (se transcribe, cita

datos de localización y precedentes). - - - Sin embargo y no

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obstante que el documento privado exhibido por la actora,

aunque es de fecha cierta en términos del criterio invocado,

resulta inexacto que el fedatario público haya certificado

las firmas plasmadas en dicho documento privado, como

asegura la recurrente en el último párrafo de la foja 7 de su

escrito de expresión de agravios (foja 20 del toca), pues

carece de veracidad tal argumento, ya que el fedatario

antes (sic) referido únicamente certificó que la copia que se

acompañaba concordaba con su original, mas no certifica

las firmas plasmadas en dicho documento, mucho menos

certificó la autenticidad del contrato base de la acción; por

lo que no beneficia a la recurrente la tesis de jurisprudencia

con número de registro 178201, bajo el rubro: - - -

‘DOCUMENTO PRIVADO DE FECHA CIERTA. PARA

CONSIDERARLO COMO TAL ES SUFICIENTE QUE SE

PRESENTE ANTE NOTARIO PÚBLICO Y QUE ÉSTE

CERTIFIQUE LAS FIRMAS PLASMADAS EN ÉL’ (se

transcribe, cita datos de localización y precedentes). - - -

En el caso, se debe diferenciar entre un documento de

fecha cierta, únicamente por haber sido presentado ante un

funcionario que obra en razón de su oficio, como una copia

fiel de su original, lo que por ese sólo hecho, la ley le

otorga el alcance de documento de fecha cierta; pero en

cuanto al contenido y veracidad del documento privado,

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resulta cosa distinta, puesto que para que; dicha

autenticidad se actualice, se requiere que los firmantes

autentifiquen ante el notario el contrato referido a fin de

concederle eficacia y validez plena; sirviendo de principio

rector el criterio que a continuación se transcribe: - - -

‘DOCUMENTOS PRIVADOS. ALCANCE DE LOS

REQUISITOS NECESARIOS PARA SER CONSIDERADOS

VERDADERAMENTE DE FECHA CIERTA’ (se transcribe,

cita datos de localización y precedentes). - - - En el caso,

no se encuentra ratificado ante Notario Público el contrato

privado de compraventa base de la acción, ni ratificadas las

firmas contenidas en el mismo, por lo que no reúne los

requisitos exigidos por el artículo 2317 del Código Civil.

Además, no se encuentra registrado el basal (sic) ante el

Registro Público de la Propiedad para que pueda surtir

efectos contra terceros, en términos de los artículos 2322,

3007, 3009 y 3011 del mismo ordenamiento, como lo razonó

correctamente el juez de la causa. En el entendido de que,

por tercero, se debe interpretar en que el mismo sea

aplicable a cualquier persona ajena al contrato de

compraventa base de la acción, como en el caso que nos

ocupa; esto es, las hoy demandadas. Preceptos que al

efecto establecen: (se transcriben los artículos 2317, 2322,

3007, 3009 y 3011 del Código Civil). - - - El tercer agravio,

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aunque parcialmente fundado en parte, resulta

contradictorio tanto en su exposición, como con las

constancias de autos. Contradictorio, porque en el primer

párrafo del agravio en análisis, inciso a), la recurrente al

abordar la sentencia definitiva apelada, en relación al

análisis de la copia certificada relativa al juicio ordinario

civil de otorgamiento y firma de escritura promovido ante el

Juzgado Décimo Tercero de lo Civil de esta capital, por

********** en contra de ********** expediente **********, el

juzgador manifestó que el contrato con el que la señora

**********, persona que le vendió el inmueble materia de este

juicio a la hoy actora, fue calificado de fraudulento e

inexistente por la codemandada **********, bajo el

argumento de que el demandado ********** había fallecido el

treinta y uno de mayo de mil novecientos ochenta y tres, lo

que resulta cierto, pues al analizar el contrato de

compraventa en las fojas 4 y 5 de la sentencia el juzgador

hizo el siguiente pronunciamiento: ‘…el contrato exhibido por

la accionante no puede surtir efectos contra terceros y por ello

tampoco constituir un título de propiedad en el pueda (sic)

fundar la acción real que intenta, cabe decir que contrario (sic) a

lo argumentado por la actora en el hecho uno de su demanda,

el notario que expidió la copia certificada del citado documento

no efectuó un cotejo particular sobre las firmas del contrato, tal

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y como se desprende de la certificación de fecha veintiocho de

septiembre de dos mil diez asentada al reverso de la última

copia, además, en el capítulo de declaraciones del contrato

privado en estudio, la vendedora declaró que por sentencia

definitiva de fecha dieciocho de enero de dos mil cinco, dictada

en los autos del juicio ordinario civil promovido por ********** en

contra de **********, expediente **********, del Juzgado Décimo

Tercero de lo Civil de esta ciudad, obtuvo el otorgamiento y

firma de escritura del inmueble objeto de la compraventa y que

por ello acreditaba ser la legítima propietaria de dicho inmueble,

sin embargo, de la copia de la sentencia definitiva de fecha

dieciocho de enero de dos mil cinco, que se agregó a la copia

certificada del contrato privado de referencia, se desprende que

el documento base de la acción en aquél juicio fue el contrato

privado de compraventa de fecha diez de enero de mil

novecientos noventa y dos, celebrado entre las partes, esto es,

entre **********, contrato que fue calificado de fraudulento e

inexistente por la codemandada **********, bajo el argumento de

que el demandado en dicho juicio había fallecido el treinta y uno

de mayo de mil novecientos ochenta y tres, es decir, antes de la

supuesta celebración del contrato privado de compraventa

exhibido en el juicio, exhibiendo para acreditar su dicho copia

certificada del acta de defunción de **********, en la que

efectivamente consta que dicha persona falleció el treinta y uno

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de mayo de mil novecientos ochenta y tres, documental que

cuenta con pleno valor probatorio de conformidad con lo

dispuesto en los artículos 327 y 403 del Código de

Procedimientos Civiles,...’ (fojas 137 y 138 del expediente). - -

- Pronunciamiento anterior que sí realizó el juez de origen,

pero en ninguna parte de la sentencia se advierte

declaración o pronunciamiento alguno en el sentido de que

el juez a quo haya declarado nulo o fraudulento el contrato

o el juicio seguido ante el Juzgado Décimo Tercero de lo

Civil de esta capital, pero lo que sí manifestó el juzgador

fue lo siguiente: ‘... se concluye que **********, no pudo haber

celebrado el contrato de compraventa de fecha diez de enero

de mil novecientos noventa y dos, y en consecuencia **********

no se encontraba legalmente facultada para vender el inmueble

aludido, pues nadie puede vender sino lo que es de su

propiedad, conforme a lo dispuesto en el artículo 2269 del

Código Civil para el Distrito Federal,…’ (foja 139 del

expediente); pero de ninguna manera el juez manifestó que

por ese motivo o circunstancia dicho contrato no tiene

valor probatorio pleno, por ser fraudulento (foja 24 del

toca). En las relatadas circunstancias, la apelante saca de

contexto el motivo por el que no se concedió valor

probatorio pleno al documento privado de compraventa

base de la acción, pues los verdaderos motivos y

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fundamentos el juez a quo los plasmó en la foja 4 de su

sentencia definitiva al analizar el basal (sic), cuya parte que

interesa dice: ‘...contrato privado de compraventa de fecha

veinticuatro de septiembre de dos mil diez, celebrado entre

**********, en su calidad de vendedora, y **********, en su

carácter de compradora, respecto del inmueble antes (sic)

mencionado, el cual es insuficiente por sí mismo para justificar

el derecho de propiedad que alega la actora, toda vez que

tratándose de compraventa de bienes inmuebles, el título

correspondiente debe satisfacer los requisitos previstos en los

artículos 2316, 2322, 3007, 3009 y 3011 del Código Civil para el

Distrito Federal, y ante dicha omisión, el contrato exhibido por la

accionante no puede surtir efectos contra terceros y por ello

tampoco constituir un título de propiedad en el (sic) pueda

fundar la acción real que intenta ...’ (foja 137 del expediente). -

- - De lo anteriormente expuesto se advierte que la

improcedencia de la acción reivindicatoria fue porque con

el documento básico de la acción la actora no acreditaba

en forma fehaciente la propiedad del inmueble en litigio por

las razones antes (sic) apuntadas, no porque se haya

calificado de fraudulento el juicio ordinario civil de

otorgamiento y firma de escritura, relacionado en líneas

anteriores, sino porque el documento base de la presente

acción no tiene efectos en contra de terceros por no reunir

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los requisitos previstos en los artículos 2316, 2322, 3007,

3009 y 3011 del Código Civil para el Distrito Federal, como

quedó asentado con anterioridad. - - - En relación al

argumento en el sentido de que, el juez a quo no entró al

estudio de un Iitisconsorcio pasivo necesario, que la

recurrente sugiere existía con la señora **********; ello

conlleva a otra contradicción de la recurrente entre su

agravio, y las constancias de autos, ya que al acusar la

rebeldía de la demandada por no proporcionar el domicilio

de la persona que solicitó se llamara a juicio (**********), la

propia actora se opuso a que fuera llamada a juicio dicha

persona, con el acuse de rebeldía correspondiente (foja 66

del expediente); Iitisconsorcio, que en el caso no se integró

efectivamente; pero al no haber exhibido la actora un

documento con el que efectivamente acreditara el traslado

de dominio en su favor respecto del local materia de litigio

ante cualquier tercero, ni la demandada exhibió título

suficiente para acreditar su derecho a poseer, resultaban

por tanto improcedentes, tanto la acción reivindicatoria

como la de nulidad de contrato reclamada por la

demandada en vía reconvencional, como concluyó el

juzgador en la parte final de su resolución. - - - II.- En este

orden de ideas, se deberán declarar inoperantes los

agravios expresados por la parte actora y confirmarse la

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sentencia definitiva apelada, en su parte resolutiva al no

haberse demostrado su ilegalidad en cuanto al resultado de

las acciones ejercitadas. - - - III.- Por encontrarse el

presente caso dentro de los supuestos de la fracción IV del

artículo 140 del Código de Procedimientos Civiles (sic), se

deberá condenar a la parte actora apelante al pago de las

costas de ambas instancias, al no haber obtenido sentencia

favorable en ninguna de ellas. Resulta aplicable a la

conclusión el criterio contenido en la jurisprudencia que a

continuación se transcribe: - - - ‘COSTAS.

INTERPRETACIÓN DE LA FRACCIÓN IV DEL ARTÍCULO

140 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL

DISTRITO FEDERAL’ (se transcribe, cita datos de

localización y precedentes)”.

QUINTO.- La quejosa formuló los siguientes

conceptos de violación:

“1.- La responsable violó en mi perjuicio las

garantías de legalidad y audiencia consagradas en los

artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos, en el considerando II, en la parte que a

continuación se transcribe: (se transcribe). - - - Como se

desprende de la simple lectura de lo anterior la sala

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responsable violó en mi perjuicio las garantías de legalidad

y audiencia consagradas en el procedimiento por las

siguientes: - - - RAZONES: - - - La sentencia recurrida

omite aplicar el contenido de los artículos 4, 7, 9, 327,

fracción II y 403, y demás relativos del Código de

Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, así como

los artículos 2248 y 2249 del Código Civil, por lo que el

tribunal de alzada al confirmar la sentencia del juez del

conocimiento debió analizar la acción planteada por la hoy

quejosa en su conjunto, ya que dicha autoridad tiene la

obligación de analizar todos los puntos de la controversia

atendiendo al contenido de los escritos presentados por

las partes y al no hacerlo así violó la ley en mi perjuicio,

toda vez que no valoró lo manifestado por la suscrita en los

agravios que hice valer, esto es, la suscrita interpuse dicho

recurso en contra de la sentencia definitiva, por las

siguientes razones: - - - La sala responsable, hace una

indebida valoración, del contrato de compraventa de fecha

veinticuatro de septiembre del año dos mil diez, que exhibí

en el juicio de origen, del cual fueron debidamente

cotejadas las firmas del mismo ante la presencia del

licenciado **********, Notario Público número ********** del

Distrito Federal, con fecha veintiocho de septiembre del

año en curso, bajo el registro de cotejos número **********, y

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asentado en el libro de cotejos número **********, del

protocolo de dicho notario, y con el cual se acredita que la

suscrita soy legítima propietaria del inmueble ubicado en la

calle **********, argumentando la ad quem que dicho

contrato efectivamente hace prueba plena en cuanto a que

es de fecha cierta, por haber sido presentado ante un

fedatario público en el ejercicio de sus funciones, así

mismo manifiesta la ad quem que dicho contrato de

compraventa que aunque es de fecha cierta, el mismo no

se encuentra registrado ante el Registro Público de la

Propiedad para que pueda surtir efectos contra terceros, en

términos de los artículos 2322, 3007, 3009 y 3011 del

Código Civil, sin embargo dichos argumentos resultan

totalmente improcedentes, por las siguientes: - - -

RAZONES: - - - a) En primer lugar, los artículos 4, 7 y 8 del

Código de Procedimientos Civiles (sic), entre otros

requisitos, exige que para la procedencia de la acción

reivindicatoria el actor debe probar la propiedad de la cosa

que reclama, pero no requiere que el título del demandante

sea perfecto, sino que, en su caso, sea mejor que el del

demandado, de ahí que no necesariamente debe constar en

escritura pública inscrita en el Registro Público de la

Propiedad. De manera que si la suscrita exhibe un contrato

privado de compraventa, de cuyo texto se desprende

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claramente que contiene datos fidedignos que denotan su

real autenticidad, en virtud de gozar de fecha cierta como lo

sostuvo la ad quem, tal circunstancia es suficiente para

estimar probado el derecho de propiedad de la suscrita, sin

que sea necesario que se haya inscrito en el Registro

Público de la Propiedad, pues esto último sólo tiene

efectos declarativos y no constitutivos del derecho

adquirido, y con mayor razón debe prevalecer el

documento relativo, si no fue objetado por la demandada

********** y más aún la codemandada carece de algún título

oponible al derecho de propiedad del cual tengo la suscrita

y más aún al no haber acreditado de manera fehaciente,

tanto en su escrito de contestación al principal así como en

su reconvención el porqué ocupa o detenta dicho

inmueble, máxime que durante la secuela procesal la

demandada en el principal **********, jamás acreditó con

documento alguno que tuviera mejor derecho para poseer

dicho inmueble objeto del presente juicio, ya que

únicamente hizo una serie de manifestaciones tendientes a

solicitar la nulidad de dicho contrato de fecha veinticuatro

de septiembre del año dos mil diez, sin especificar qué

derecho le asiste para solicitar dicha nulidad, es decir

jamás acreditó que sea propietaria, arrendataria, o similar,

para efectos de solicitar dicha nulidad, por lo que al haber

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carecido de legitimación activa en la causa, y así haberlo

declarado el a quo en el considerando tercero de la

sentencia definitiva de fecha treinta de septiembre del año

dos mil once en los autos principales que se combaten,

resulta improcedente que se manifieste que dicho contrato

de compraventa exhibido como base de mi acción de

reconvención, no pueda surtir efectos contra terceros, ya

que les reitero, a la demandada no se le puede considerar

como persona extraña o tercero, máxime que como lo

reconoció el a quo al no tener legitimación en la causa no

podía ejercer un derecho que realmente le corresponde. Y

más aún no podía habérsele considerado como tercero,

simple y sencillamente porque nunca acreditó que tenga la

posesión del inmueble objeto del presente juicio con un

título sustentado en alguna figura jurídica o precepto de las

legislaciones secundarias relativas, por lo tanto no se le

podía considerar como un tercero, toda vez que dicha

demandada en el principal tiene dicha posesión sin tener

documento alguno que acredite por qué entró a poseer, ya

que inclusive en el desahogo de su confesional la misma

manifestó que carecía de documento alguno para acreditar

la posesión que tiene sobre dicho inmueble objeto del

presente juicio. - - - En la especie, la suscrita fundo mi

legítima propiedad mediante dicho contrato de

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compraventa de fecha veinticuatro de septiembre del año

dos mil diez, exhibido en copia certificada, el cual sí hace

prueba plena en el presente juicio, por ser de fecha cierta,

con lo que se acredita plenamente que soy legítima

propietaria, por lo tanto, al no haber justificado la

demandada en el principal el interés jurídico, ni mucho

menos haber justificado tener interés como tercero, sin

haber acreditado tener dicha posesión mediante la

existencia de un título que se sustente en alguna figura

jurídica o precepto legal que genere el derecho a poseer, y

de esa manera haber podido considerársele como un

tercero, al haber tratado de desvirtuar mi contrato base de

la acción y al no haber tenido una base objetiva, que

fundara y razonablemente produzca la convicción de que

tiene derecho a poseer el bien de que se trate,

entendiéndose por título la causa generadora de esa

posesión, situación que no aconteció en el presente juicio,

toda vez que le reitero al no haber tenido legitimación en la

causa, es obvio que mi contrato base de mi acción tiene

pleno valor probatorio, y el mismo hace prueba plena para

probar la propiedad del inmueble objeto del presente juicio,

máxime que les reitero no se requiere que el título del

demandante sea perfecto, sino que, en su caso, sea mejor

que el del demandado, de ahí que no necesariamente debe

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constar en escritura pública inscrita en el Registro Público

de la Propiedad. Como lo pretende hacer valer el a quo y la

ad quem, en virtud de gozar de fecha cierta como lo

sostuvo la ad quem, tal circunstancia es suficiente para

estimar probado el derecho de propiedad de la suscrita, sin

que sea necesario que se haya inscrito en el Registro

Público de la Propiedad, pues esto último sólo tiene

efectos declarativos y no constitutivos del derecho

adquirido, y con mayor razón debe prevalecer el

documento relativo, si no fue objetado por la demandada

**********, mismo criterio ha sustentado nuestra Suprema

Corte de Justicia de la Nación al establecer la siguiente

tesis de Jurisprudencia, que a continuación se transcribe: -

- - ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. ES PROCEDENTE AUN

CUANDO EL TÍTULO DE PROPIEDAD NO CONSTE EN

ESCRITURA PÚBLICA NI SE ENCUENTRE INSCRITO EN EL

REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD (LEGISLACIÓN

DEL ESTADO DE MÉXICO)’ [se transcribe, cita datos de

localización y precedentes]. - - - b) También, resulta

totalmente improcedente lo manifestado por la ad quem en

el sentido de que no se reunieron los requisitos exigidos

por el artículo 2317 del Código Civil en el sentido de que

sus firmas no fueron ratificadas ante funcionario público y

más aún haya sido inscrito al Registro Público de la

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Propiedad y de Comercio, como lo sostiene

equivocadamente la ad quem en el considerando de la

sentencia que se combate (visible a foja 10 de la sentencia

que se combate) que a continuación se transcribe: (se

transcribe). - - - Ahora bien, de lo anterior se desprende

que dicho contrato exhibido en copia certificada goza de

pleno valor probatorio, toda vez que como lo resolvió la

sala responsable dicho contrato efectivamente hace prueba

plena en cuanto a que es de fecha cierta, por haber sido

presentado ante un fedatario público en el ejercicio de sus

funciones, y ahora bien la inscripción en el Registro

Público de la Propiedad no constituye un elemento esencial

de validez en los contratos de compraventa, a virtud de los

cuales se opera el traslado de dominio de un bien

determinado, porque como lo sostiene la sala auxiliar de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación en diversas

ejecutorias entre las que puede citarse la pronunciada en el

diverso amparo número **********, promovido por **********,

la inscripción en el Registro Público de la Propiedad según

la legislación mexicana, no significa traslación de dominio

como acontece en Alemania y en Suiza, donde se

considera la inscripción como constitutiva de derechos,

siendo en México puramente declarativa, ya que la

traslación de dominio se hace por el acto jurídico celebrado

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entre las partes y la inscripción no es más que la

declaración de lo que se realizó en ese acto como lo

sostiene equivocadamente la ad quem en la sentencia que

se combate. Mismo criterio ha sustentado Nuestra Suprema

Corte de Justicia de la Nación en la Jurisprudencia que a

continuación se transcribe: - - - ‘COMPRAVENTA, LA

INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO DE LA

PROPIEDAD Y DEL COMERCIO NO CONSTITUYE UN

ELEMENTO ESENCIAL DE VALIDEZ EN LOS CONTRATOS

DE’ (se transcribe, cita datos de localización y

precedentes). - - - En la especie, resulta totalmente

improcedente lo manifestado por la sala responsable, esto

en razón de que las inscripciones en el Registro Público de

la Propiedad no constituyen un elemento esencial de

validez en los contratos de compraventa, a virtud de los

cuales se opera el traslado de dominio de un bien

determinado, ya que la traslación de dominio se hace por el

acto jurídico celebrado entre las partes y la inscripción no

es más que la declaración de lo que se realizó en ese acto,

máxime que la sala sostiene en dicha sentencia en su

considerando I (visible a foja 14 de la sentencia que se

combate), lo siguiente: (se transcribe). - - - En la especie, la

sala responsable dejó de valorar que la compraventa es un

contrato consensual que se perfecciona por el

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consentimiento de las partes, por tanto, no son necesarias

esas formalidades para la validez de la compraventa; y, en

segundo término, porque la inscripción en el Registro

Público de la Propiedad no es constitutiva de derechos,

porque la traslación de dominio del bien se hace, por el

acto jurídico celebrado entre las partes; lo que quiere decir,

que aun cuando la suscrita no hubiera inscrito su título, es

propietaria del inmueble, mismo criterio ha sustentado

Nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación en la

Jurisprudencia que a continuación se transcribe: - - -

‘EMBARGO. ILEGALIDAD DEL. CUANDO RECAE EN

BIENES SALIDOS DEL PATRIMONIO DEL DEUDOR

AUNQUE LA ESCRITURA NO ESTÉ INSCRITA A FAVOR

DEL NUEVO DUEÑO’ (se transcribe, cita datos de

localización y precedentes). - - - En la especie, la suscrita

fundé mi legítima propiedad mediante dicho contrato de

compraventa de fecha veinticuatro de septiembre del año

dos mil diez, exhibido en copia certificada, y el cual de

fecha cierta, con lo que se acredita en forma fehaciente la

propiedad del inmueble en litigio y no como lo sostiene la

ad quem en la sentencia que se combate. - - - Máxime que

la inscripción en el Registro Público de la Propiedad no

constituye un elemento esencial de validez en los contratos

de compraventa, en virtud de los cuales se opera el

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traslado de dominio de un bien determinado, por lo que la

inscripción en el Registro Público de la Propiedad según la

legislación mexicana, no significa traslación de dominio

siendo en nuestra legislación puramente declarativa, ya

que la traslación de dominio se hace por el acto jurídico

celebrado entre las partes y la inscripción no es más que la

declaración de lo que se realizó en ese acto como lo

sostiene equivocadamente la ad quem en la sentencia que

se combate. Mismo criterio ha sustentado Nuestra Suprema

Corte de Justicia de la Nación en la Jurisprudencia que a

continuación se transcribe: - - - ‘COMPRAVENTA, SU

VALIDEZ Y EFECTOS ERGA OMNES NO PUEDEN QUEDAR

SUJETOS AL REQUISITO DEL REGISTRO, PORQUE ÉSTE

CARECE DE FUNCIONES CONSTITUTIVAS EN NUESTRO

DERECHO (Parte considerativa conducente)’ [se transcribe,

cita datos de localización y precedentes]. - - - c) En la

especie. resulta totalmente improcedente lo manifestado

por la ad quem, en el sentido de que dicho contrato de

compraventa exhibido por la suscrita no acreditaba en

forma fehaciente la propiedad del inmueble objeto del

presente juicio, simple y sencillamente que el mismo al ser

de fecha cierta, obviamente goza de plena eficacia jurídica,

en atención a ello goza de valor probatorio pleno de

conformidad con lo dispuesto por el artículo 327, fracción

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II, y 403 del Código de Procedimientos Civiles (sic), por lo

que se tiene por acreditada la traslación del dominio y

consecuentemente la propiedad de la suscrita del bien

inmueble en litigio dejando de darle el valor probatorio a mi

contrato base de la acción exhibido en copia certificada,

esto en razón de que como lo manifesté durante la secuela

procesal, el contrato que exhibí en copia certificada, tiene

pleno valor probatorio, y no como lo sostiene la ad quem

que dicho contrato no acredita de forma fehaciente la

propiedad de dicho inmueble, máxime que dicho contrato

exhibido goza de plena eficacia jurídica, ya que por un lado

la ad quem sostiene que dicho contrato es de fecha cierta

por haberse presentado en copia certificada por lo tanto

dicho contrato al ser de fecha cierta hace prueba plena, y

así debió de haberlo declarado, máxime que no le dio el

valor probatorio suficiente, toda vez que el mismo al ser un

documento de fecha cierta goza de plena eficacia jurídica y

más aún aparte de que el mismo fue presentado ante un

funcionario en razón de su oficio, el cual certificó que es

fiel reproducción y concuerda con el original que tuvo a la

vista, tal y como se acredita con la certificación que hace el

Notario Público, Lic. **********, Notario Público número

********** del Distrito Federal por lo que la copia certificada

exhibida como documento base de la acción, tiene pleno

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valor probatorio. - - - En ese orden de ideas el mismo

contrato exhibido, goza de eficacia jurídica, toda vez que el

propio funcionario manifestó que tuvo a la vista el original,

por lo que no existe duda alguna de que el mismo contrato

base de la acción goza de plena eficacia jurídica. En la

especie, si el fedatario público realizó un cotejo

acreditando la identidad del documento cotejado con el

documento original, la copia certificada del contrato de

fecha veinticuatro de septiembre del año dos mil diez, tiene

pleno valor probatorio por haber adquirido fecha cierta, no

obstante que el notario no haya calificado la autenticidad,

validez o legalidad, porque fue presentado el contrato

privado de compraventa en original ante dicho fedatario,

quien certificó que lo tuvo a la vista, lo que da certeza de la

existencia del citado contrato, por lo que la copia

certificada tiene pleno valor probatorio, violándose así la

ley en mi perjuicio toda vez que dejó de darle el valor

probatorio a mi contrato base de la acción, al no haber

entrado al estudio de la jurisprudencia y más aún al no

haber valorado dicho contrato, el cual hace prueba plena y

así debió de haberse declarado, ya que con el mismo

contrato se acredita plenamente la propiedad que tengo

sobre el inmueble materia del juicio reivindicatorio. - - -

Ahora bien, la propiedad es un derecho real. Sin duda

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alguna, el medio más frecuente para adquirir la propiedad,

se encuentran los contratos de compraventa. El artículo

2248 del Código Civil para el Distrito Federal, dispone: (se

transcribe). - - - Este contrato tiene, así, fundamentalmente

dos efectos, a saber: - - - La traslación del dominio o de la

titularidad de derechos y, - - - La creación de obligaciones

entre las partes. - - - La traslación de dominio derivada del

simple consenso contractual de voluntades respecto a la

cosa y precio de la compraventa surte efectos entre sus

contratantes de manera instantánea. - - - Ahora bien, no

debe desconocerse que la eficacia del contrato de

compraventa, sin exigir los requisitos de que se viene

hablando, conduciría ineludiblemente a socavar la certeza y

seguridad jurídica que se pretende exista en el tráfico

inmobiliario, pues sin la intervención del fedatario o la

publicidad lograda mediante las inscripciones registrales,

nadie estaría plenamente cierto de las operaciones de

compraventa efectuadas, las cuales sólo podrían constar a

las partes. - - - Sin embargo a pesar de que, la constancia

de la compraventa contenida en la escritura pública, y su

inscripción en el Registro Público de la Propiedad,

constituyen un medio de prueba pleno y perfecto para

acreditar el dominio adquirido sobre un bien, no

constituyen documentos fundatorios cuya exhibición sea

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indispensable para acreditar el derecho real de propiedad,

pues la ley reconoce otros medios de prueba que

adminiculados debidamente pueden generar convicción

suficiente en el juzgador para tener por acreditada la

titularidad del dominio de un bien para efectos del interés

jurídico en los procedimientos. - - - En esa tesitura, un

principio que sin duda proporciona certidumbre respecto

de la buena fe de la operación es su fecha cierta. Si bien el

asiento registral proporciona total certidumbre sobre la

fecha del documento; la doctrina y la jurisprudencia han

reconocido también que la fecha cierta tiene lugar cuando

se acredita que dicho documento fue presentado ante un

funcionario público en razón de su oficio para efectos de

que tenga dicha certeza y fecha cierta, situación que no

valoró la sala, ya que si bien es cierto que por un lado a mi

contrato le otorga pleno valor probatorio por ser de fecha

cierta y también es cierto que manifiesta que la suscrita no

acredité ser la legítima propietaria, situación que hace que

dicha sentencia que emitió sea incongruente y carente de

sustento jurídico, y más aún que no haya aplicado la ley en

mi perjuicio, es decir que no haya valorado la certeza de

dicho contrato de compraventa que exhibí en mi escrito

inicial de demanda y con el cual fundé la acción que

pretendí hacer valer, máxime que les reitero uno de los

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elementos de la reivindicación es acreditar la propiedad de

dicho inmueble, situación que se hizo a través del contrato

de compraventa que exhibí y el cual es de fecha cierta,

porque fue presentado ante un funcionario en razón de su

oficio. Corrobora lo anterior, la jurisprudencia de la

entonces Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de

la Nación, visible en la página 180, Tomo IV, Materia Civil,

del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-

2000, que a la letra dice: - - - ‘DOCUMENTOS PRIVADOS,

FECHA CIERTA DE LOS’ (se transcribe). - - - Bajo ese

contexto, es evidente que la prueba documental que la

suscrita exhibí para demostrar la acción del interés

jurídico, resulta jurídicamente eficaz para acreditar la causa

generadora de la acción reivindicatoria. - - - Y más aún,

manifiesta que la suscrita no justifiqué los extremos

establecidos en el artículo 40 del Código de

Procedimientos Civiles (sic), sin embargo en dicho numeral

única y exclusivamente manifiesta que compete la

reivindicación a quien no está en posesión de la cosa, de la

cual tiene la propiedad, y su efecto será declarar que el

actor tiene dominio sobre ella y se la entregue el

demandado con sus frutos y accesiones en los términos

prescritos por el Código Civil, situación que se acreditó

plenamente con dicho contrato exhibido como base de la

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acción, ya que al ser de fecha cierta el mismo goza de

plena eficacia jurídica, razón suficiente para efectos de que

se sirvan revocar la sentencia que se combate. - - - Por

todo lo anterior solicito se me conceda el amparo y

protección de la Justicia Federal”.

SEXTO.- La quejosa, en sus motivos de

inconformidad bajo la causa de pedir, aduce, en lo que interesa,

que:

- La sala responsable, al emitir la sentencia


reclamada, transgredió en su perjuicio el principio de
congruencia que debía prevalecer en toda resolución judicial, al
omitir estudiar sin justificación legal alguna la totalidad de las
inconformidades que planteó en sus agravios de apelación que
formuló en contra de la sentencia de fondo de primera instancia,
y por ello, era incuestionable que al no encontrarse
debidamente fundadas ni motivadas las consideraciones que
sostenían al fallo reclamado, éstas eran completamente
incongruentes y transgresoras del invocado principio de
congruencia.

Así las cosas, al confrontar los agravios esgrimidos

por la promovente del amparo, en su escrito de veinticuatro de

octubre de dos mil once, con las consideraciones en las que se

apoya la sentencia reclamada, pronunciada con motivo del

recurso de apelación interpuesto por la propia quejosa, en

contra de la sentencia de fondo de primera instancia, se

advierte que el motivo de inconformidad precisado, es

esencialmente fundado.

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Lo anterior se afirma, ya que del análisis de las

constancias que informan a este juicio de amparo directo, a las

cuales se otorga pleno valor probatorio en términos de lo

dispuesto por los artículos 197 y 202 del Código Federal de

Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de

Amparo, este órgano colegiado advierte que la sala

responsable, no dio cabal respuesta a todas las

inconformidades planteadas por la aquí quejosa en el tercer

agravio de apelación que formuló en contra de la sentencia de

fondo de primera instancia, pues nada adujo en relación con las

alegaciones vertidas en el sentido de que:

- El juez natural desvirtuó de manera indebida el


contrato base de la acción, así como las copias certificadas de
diversas constancias del juicio ordinario civil número **********,
tramitado ante el Juzgado Décimo Tercero de lo Civil del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (esto es, de la
sentencia definitiva emitida en dicho procedimiento judicial
y del auto que la declaró ejecutoriada), al sostener, en
esencia, que con el acta de defunción exhibida en autos, se
demostró que la parte actora en el juicio natural, no podía
ser la propietaria del inmueble controvertido, y que por ello,
la copia certificada del contrato privado de compraventa
exhibido en autos, carecía de valor probatorio para
demostrar la procedencia de la acción reivindicatoria.

- Lo anterior era así, ya que dicho juzgador dejó de


atender que de la información que se desprendía tanto del
contrato base de la acción, como de las copias certificadas de
diversas constancias del juicio ordinario civil número **********
tramitado ante el Juzgado Décimo Tercero de lo Civil del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, sí era idónea
para demostrar la propiedad que ésta tenía en relación con el
inmueble cuya reivindicación demandó, pues de las constancias
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del diverso juicio mencionado, se podía desprender, en lo que


interesaba, que el contrato privado de compraventa de diez de
enero de mil novecientos noventa y dos, del que derivó el
derecho de ********** para vender a la recurrente el inmueble
controvertido, ya había sido valorado y validado por una
autoridad jurisdiccional competente, y que por ello, dicha
valoración tenía la calidad de cosa juzgada, la cual se dejó de
ponderar dentro de la sentencia apelada, tan era así, que en
autos no se demostró que la sentencia definitiva dictada en el
juicio ordinario civil número **********, emitida por el Juez
Décimo Tercero de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, se hubiera declarado nula; máxime que
tampoco se demostró que existiera una declaración de nulidad
en relación con el contrato privado de diez de enero de mil
novecientos noventa y dos, que se exhibió en el invocado juicio
de otorgamiento y firma de escrituras.

- De ahí que la desestimación que hizo el juez


natural, en relación con las diversas pruebas documentales
públicas que exhibió para demostrar la procedencia de la acción
reivindicatoria que ejerció era errónea, pues dicho juzgador
soslayó que el contrato privado de compraventa del
inmueble controvertido de diez de enero de mil novecientos
noventa y dos, el cual dio lugar a la celebración del
contrato privado de compraventa base de la acción, ya fue
analizado, valorado y sentenciado por una autoridad
jurisdiccional competente, ello, al considerarlo como un
documento suficientemente idóneo para declarar
procedente la acción de otorgamiento y firma de escritura
que se ejerció en aquel juicio; y que por tal circunstancia, esa
información debía prevalecer sobre la que se desprendía del
acta de defunción exhibida en autos, en virtud de que jamás fue
impugnado bajo los medios legales el procedimiento por medio
del cual **********obtuvo sentencia favorable, tal y como se
acreditó con la sentencia de fecha dieciocho de enero de dos
mil cinco, que se exhibió adjunta al contrato base de la acción,
en la cual constaba que se declaró a la citada persona legitima
propietaria del inmueble controvertido, y que por ello, ésta sí se
encontraba legitimada para vender a la recurrente dicho
inmueble.

- Al no haberse impugnado en la vía y en la forma


que establecía la ley el diverso procedimiento judicial referido
con anterioridad, era evidente que a éste se le debió otorgar
plena eficacia probatoria para robustecer la validez del contrato
privado de compraventa base de la acción, así como la
procedencia de la acción reivindicatoria ejercida, ello, por
acreditar en forma fehaciente que la vendedora **********,
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demostró ser la legítima propietaria del inmueble controvertido,


por obtener una sentencia ejecutoria que la declaró legítima
propietaria del mismo.

- De ahí que el juez natural, no debió restar eficacia


probatoria a los documentos base de la acción principal, pues
se reiteraba que no existía sentencia o algún ordenamiento
legal que ordenara declarar nulo o fraudulento al procedimiento
invocada y tramitado ante el Juzgado Décimo Tercero de lo
Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

- Ante la indebida desestimación que hizo el juez


natural de las documentales públicas que aportó como
documentos base de la acción reivindicatoria que ejerció, era
claro que dicho juzgador transgredió en su perjuicio lo dispuesto
en el artículo 426 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, por no existir ningún juicio o acción intentada
que destruyera el pleno valor probatorio de tales documentos
públicos.

Motivos de inconformidad que a criterio de este

órgano colegiado, debieron ser atendidos por la sala

responsable en la forma como fueron planteados, en virtud de

que éstos también delimitaron la litis de segunda instancia, y se

encuentran completamente vinculados con las consideraciones

que emitió el juez natural dentro de la sentencia de fondo de

primera instancia.

Lo anterior se afirma, ya que la sala responsable

lejos de resolver en su integridad, y en la forma planteada todos

y cada uno de los puntos jurídicos cuestionados en el recurso

de apelación interpuesto por la aquí quejosa, en contra de la

sentencia de fondo de primera instancia, sin justificación legal

alguna omitió el análisis de los planteamientos que quedaron


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especificados en párrafos precedentes; y por ende, es evidente

que las determinaciones que hizo dentro de la sentencia

reclamada, a criterio de este órgano colegiado, no reúnen el

requisito de congruencia que debe prevalecer en toda

resolución judicial, de conformidad con lo dispuesto por el

artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito

Federal, al no dar respuesta a las alegaciones torales

especificadas con anterioridad, puesto que se limitó a

desestimar el diverso planteamiento contenido en el agravio

que se analiza, vinculado con el hecho de que en la sentencia

apelada, se emitió pronunciamiento que decretaba la

nulidad de un contrato privado de compraventa que no

formó parte de la litis natural (por fraudulento), y que por

ello, la sentencia apelada resultaba incongruente por

resolver aspectos que no formaron parte de la litis natural,

ello, al considerar, en esencia, que:

- En ninguna parte de la sentencia apelada, se


advertía declaración o pronunciamiento alguno en el sentido de
que el juez natural hubiera declarado nulo o fraudulento el
contrato de diez de enero de mil novecientos noventa y dos,
celebrado entre ********** o el juicio seguido ante el Juzgado
Décimo Tercero de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, pues lo que realmente manifestó fue lo
siguiente: “…se concluye que **********, no pudo haber celebrado
el contrato de compraventa de fecha diez de enero de mil novecientos
noventa y dos, y en consecuencia ********** no se encontraba
legalmente facultada para vender el inmueble aludido, pues nadie
puede vender sino lo que es de su propiedad, conforme a lo dispuesto
en el artículo 2269 del Código Civil para el Distrito Federal, …”, por
lo que era evidente que de ninguna manera el juez natural
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manifestó que por ese motivo o circunstancia, el citado contrato


debía declararse fraudulento por carecer de eficacia probatoria.

- Así las cosas, el motivo de inconformidad que se


analizaba debía declararse infundado, ya que la apelante sacó
de contexto el motivo por el que no se concedió valor probatorio
pleno al documento privado de compraventa base de la acción
(fojas de la 55 a la 58 del toca de apelación **********).

En las anteriores circunstancias, debe estimarse que

la sentencia que constituye el acto reclamado, conculca los

derechos fundamentales de la quejosa, por inobservancia del

principio de congruencia que debe prevalecer en toda

resolución judicial, consistente precisamente en que lo resuelto

tenga relación directa con lo planteado, esto es, que la

sentencia se ocupe de dar cabal respuesta a todos los motivos

de inconformidad que se expresan, de tal manera que exista

conformidad entre lo resuelto por el órgano jurisdiccional y las

pretensiones deducidas oportunamente por la quejosa, que en

este caso, tales pretensiones sólo pueden ser los conceptos de

agravio que se expresaron en su totalidad.

De ahí, la importancia de que en la especie se

analicen en su totalidad, los agravios esgrimidos por la quejosa

en el recurso de apelación que interpuso en contra de la

sentencia de fondo de primera instancia, pues en el caso de

que la sala responsable llegara a considerar que las

inconformidades planteadas, a su criterio fueran fundadas,

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éstas podrían influir o trascender en el sentido del fallo aquí

reclamado.

Lo anterior, encuentra apoyo en la tesis de

jurisprudencia número I.1º.A. J/9, del Primer Tribunal Colegiado

en Materia Administrativa del Primer Circuito, la cual se aplica

por analogía, en lo conducente, consultable en la página 764,

Tomo VIII, agosto de 1998, Novena Época, del Semanario

Judicial de la Federación y su Gaceta, de la siguiente literalidad:

“PRINCIPIO DE CONGRUENCIA. QUE DEBE


PREVALECER EN TODA RESOLUCIÓN JUDICIAL.- En todo
procedimiento judicial debe cuidarse que se cumpla con el principio
de congruencia al resolver la controversia planteada, que en esencia
está referido a que la sentencia sea congruente no sólo consigo misma
sino también con la litis, lo cual estriba en que al resolverse dicha
controversia se haga atendiendo a lo planteado por las partes, sin
omitir nada ni añadir cuestiones no hechas valer, no contener
consideraciones contrarias entre sí o con los puntos resolutivos.”

Asimismo, es aplicable al caso, en lo conducente, la

tesis de jurisprudencia número I.6o.C. J/42, del Sexto Tribunal

Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la

página 1167, Tomo XVII, Mayo de 2003, Novena Época,

Materia Civil, del Semanario Judicial de la Federación y su

Gaceta, que establece:

“SENTENCIAS. PRINCIPIO DE CONGRUENCIA DE


LAS.- El principio de congruencia previsto en el artículo 81 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, consiste en

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que la autoridad resuelva sobre todas y cada una de las cuestiones


oportunamente sometidas a su consideración.”

Al quedar demostrada la ilegalidad de la sentencia

reclamada, por no existir razón válida para que la sala

responsable dejara de ocuparse del estudio cabal y completo

de los argumentos expresados por la peticionaria del amparo en

los agravios de apelación que hizo valer en contra de la

sentencia de fondo de primera instancia, específicamente los

planteados en el agravio identificado como tercero; se concluye

que en la especie procede conceder a la quejosa el amparo y

protección de la Justicia de la Unión, para el efecto de que la

sala responsable deje insubsistente la sentencia reclamada,

dictada en los autos del toca número **********, y en su lugar

emita otra, en la que siguiendo los lineamientos establecidos en

esta ejecutoria, analice todas y cada una de las

inconformidades que le fueron planteadas en el recurso de

apelación interpuesto por la aquí quejosa en contra de la

sentencia de fondo de primera instancia, esto es, sin soslayar

las alegaciones planteadas en el agravio de apelación

destacadas en párrafos precedentes, y en lo demás, resuelva

conforme a sus atribuciones.

La concesión del amparo se hace extensiva a los

actos de ejecución atribuidos al Juez Cuadragésimo Séptimo de

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lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, al

no combatirse por vicios propios.

Cobra aplicación sobre el particular, la tesis de

jurisprudencia número 295, sustentada por la extinta Tercera

Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable

en el Apéndice de 1988, Segunda Parte, visible en la página

516, del siguiente tenor:

“AUTORIDADES EJECUTORAS. ACTOS DE, NO


RECLAMADOS POR VICIOS PROPIOS.- Si la sentencia de amparo
considera violatoria de garantías la resolución que ejecutan, igual
declaración debe hacerse respecto de los actos de ejecución, si no se
reclaman, especialmente, por vicios de ésta.”

Al ser fundado y suficiente para otorgar el amparo

solicitado el motivo de inconformidad analizado, resulta

innecesario el estudio de las diversas alegaciones planteadas

por la quejosa, a través de las cuales, trata de justificar que la

resolución reclamada no se encuentra debidamente fundada ni

motivada; lo anterior, de acuerdo con el contenido de las tesis

de jurisprudencia números 168 y 693, publicadas en las páginas

113 y 466, Tomo VI, Materia Común, del Semanario Judicial de

la Federación 1917-1995, cuyos respectivos textos son:

“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. CUANDO SU


ESTUDIO ES INNECESARIO.- Si el amparo se concede por uno de
los capítulos de queja, trae como consecuencia que se nulifiquen los

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otros actos que se reclaman, es inútil decidir sobre éstos.”; y,


“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. ESTUDIO INNECESARIO DE
LOS.- Habiendo resultado fundado y suficiente para otorgar el
amparo solicitado, uno de los conceptos de violación, resulta
innecesario el estudio de los restantes motivos de inconformidad
vertidos en la demanda de garantías.”

Por lo expuesto y fundado, y con apoyo en los

artículos 77, 78, 79, 80 184, 188, 190, y demás relativos de la

Ley de Amparo, se resuelve:

ÚNICO.- La Justicia de la Unión ampara y protege a

**********, contra el acto que reclamó a la Primera Sala Civil del

Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, consistente en

la sentencia definitiva pronunciada el veinticuatro de enero de

dos mil doce, en el toca número **********, formado con motivo

del recurso de apelación interpuesto en contra de la sentencia

de fondo de primera instancia, emitida en el juicio ordinario civil

número **********, promovido por la quejosa, en contra de

**********, ante el Juez Cuadragésimo Séptimo de lo Civil del

Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal; así como de la

ejecución atribuida a dicho juzgador. El amparo se concede

para los efectos precisados en el último considerando de esta

ejecutoria.

Notifíquese. Con testimonio de esta resolución,

devuélvanse los autos a la autoridad que los remitió y, en su

oportunidad, archívese este expediente como asunto concluido.


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Así lo resolvió el Quinto Tribunal Colegiado en

Materia Civil del Primer Circuito, por unanimidad de votos de los

magistrados Fernando Rangel Ramírez, María Soledad

Hernández Ruiz de Mosqueda y Walter Arellano Hobelsberger.

Firman la sentencia, el primero como presidente y el tercero

como ponente, ante el secretario de acuerdos, que da fe.

El licenciado(a) Francisco Javier Escalera Soto, hago

constar y certifico que en términos de lo previsto en los artículos 8, 13, 14,

18 y demás conducentes en lo relativo de la Ley Federal de Transparencia

y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública

se suprime la información considerada legalmente como reservada o

confidencial que encuadra en el ordenamiento mencionado. Conste.

Lic. Francisco Javier Escalera Soto

Secretario(a)

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