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1934, Colección privada en Bs As

Técnica: Temple sobre arpillera


Medidas: 218 x 300 cm.

La crisis de 1930 y el golpe militar en manos de Uriburu en Argentina, generaron que se


den diversos hechos de carácter económico pero también social: huelgas, la creación de la
central obrera, la desocupación, el fraude electoral y las persecuciones políticas marcaron
el contexto en el que la pintura de Berni se transforma; asimila esta crisis.
Su pintura denuncia la injusticia social. Sus preocupaciones son de carácter social, pone el
foco en la propuesta estético ideológica de defensa de las clases desposeídas. Berni se
acerca a la realidad histórica para detenerse en los acontecimientos que proclaman los
derechos del hombre, orientándose hacia el realismo social.
No quería una pintura que copiara la realidad por eso, buscó dar un lugar privilegiado a la
fuerza
expresiva de los personajes. Para ese entonces, el artista se había conectado con el pintor
mexicano David Alfaro Siqueiros, quien proponía la realización de murales como forma
para llegar a las masas.
¿Qué esperan estos hombres de brazos quietos o de actitud cansada? Un trabajo.
Antonio Berni plasma así la desocupación, la pobreza, la espera de una respuesta a los
problemas del desempleo y la falta de estabilidad laboral.
“Podemos pensar que el tema y el estilo tanto de Desocupados como de Manifestación,
ambas pinturas realizadas en 1934, molestaran por el tono heroico con que abordó una
problemática contemporánea. La obra de Antonio Berni nunca fue ajena al contexto
nacional e internacional.” María Florencia Galesio, jefa del área de Investigación y
Curaduría del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA)
La obra está estrechamente relacionada con el surrealismo. Los personajes que duermen,
con su enigmático aislamiento y su dramatismo imponente, representan la ausencia de
trabajo y la sensación de estar fuera de la vida, suspendidos en el tiempo y desconectados
de la realidad. En el paisaje portuario, el sueño de esos hombres durante el día parece una
alucinación. El mundo estático de Berni y sus figuras fantasmagóricas evocan la dimensión
onírica del surrealismo, que consideraba el sueño como una puerta de acceso a una
realidad super intensa. Según los surrealistas, el sueño permitía percibir la realidad de
manera más profunda y agudizaba la capacidad psíquica para obtener conocimiento. Tanto
el surrealismo como el artista no concebían el sueño y la realidad como opuestos.

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