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LA COMPRAVENTA COMERCIAL

1. Etimología

Está compuesta la expresión de dos palabras: emptio, que es compra y venditio que es venta.

2. Evolución histórica

Es sin duda la compraventa el más importante y frecuente de todos los contratos. En las sociedades
primitivas, el tráfico comercial se realizaba a través del trueque (Cambiar un bien por otro bien),
pero a medida que aumentó la riqueza, surgió la moneda como común denominador de los valores
de cambio, lo que convirtió al trueque en compraventa, como base esencial del comercio entre los
hombres.

En Roma la compraventa fue simplemente manual o al contado, ya que se perfeccionaba mediante


la entrega recíproca de la cosa y el precio. Más tarde no bastó con esta forma elemental, ya que el
vendedor le concedía al comprador un plazo para el pago del precio; otras veces, era el vendedor
quien recibía el precio en el acto y entregaba la cosa más tarde; otras veces eran ambas partes
quienes disponían de un plazo para cumplir su prestación. En esta etapa ya se notaba la distinción
entre el contrato de compraventa en sí mismo (Título) y la transferencia del dominio de la cosa
(Modo) que ha perdurado hasta hoy, estableciéndose como regla general que el contrato es
consensual, si bien en algunos casos excepcionales la ley exige que sea solemne, pero en ningún
caso es real.

La legislación colombiana adoptó el sistema Romano, denominado del Título y el modo, por el cual
el contrato de compraventa (Título) no es suficiente para transferir la propiedad al comprador, ya
que de éste sólo surge la obligación para el vendedor de transferirla, pero para que éste cumpla con
dicha obligación es necesario que realice la tradición (Modo), que tiene como causa el título. La
tradición está conformada por el elemento objetivo consistente en la entrega material del bien, y el
subjetivo consistente en el ánimo de transferir la propiedad por parte del vendedor.

Es importante anotar que si la entrega no va acompañada del elemento subjetivo no podrá hablarse
de tradición.

Así, no tienen el carácter de tradición las entregas que se realizan a título de mera tenencia, como
en el arrendamiento, en el depósito, etc. El traspaso del dominio sólo tiene lugar si el tradente
(vendedor) es dueño de la cosa que entrega, ya que, como es lógico, nadie puede transmitir más
derechos de los que tiene.

3. Función económica

El sustrato económico del contrato de compraventa es el cambio oneroso de bienes por dinero y
viceversa, es por excelencia el instrumento negocial que consolida el cambio de bienes por dinero,
esto quiere decir que concreta la circulación de la riqueza.
Debido a su función económica de instrumentar el consumo, la compraventa es reconocida como
el contrato de mayor importancia en nuestra sociedad; ya que a través de este negocio jurídico los
consumidores pueden adquirir los bienes ofrecidos en el mercado y los vendedores pueden obtener
dinero por la entrega de dichos bienes.

4. Concepto

El Código de Comercio en su artículo 905 la define así: “La compraventa es un contrato en que una
de las partes se obliga a transmitir la propiedad de una cosa y la otra a pagarla en dinero. El dinero
que el comprador da por la cosa vendida se llama precio”.

Del concepto legal puede concluirse que el contrato de compraventa solo genera obligaciones, así:
para el vendedor la obligación de transferir la propiedad, para el comprador la de pagar el precio.

5. Características generales:

5.1. Bilateral

Nacen obligaciones para las dos partes contratantes; el vendedor se obliga a entregar la cosa y el
comprador a pagar por ella una suma en dinero.

5.2. Consensual o solemne

La compraventa comercial es por regla general consensual esto es que el consentimiento se da y


perfecciona cuando los actos de voluntad de comprador y vendedor concuerdan en obligarse, el
uno a entregarla y el otro a pagar el precio.

Es bueno recordar que en materia comercial la consensualidad se da con mayor amplitud, así lo da
a entender el artículo 824, al manifestar que los comerciantes podrán expresar su voluntad de
contratar u obligarse verbalmente, por escrito o por cualquier medio inequívoco.

Este principio de la consensualidad en la compraventa presenta excepciones cuando el objeto de la


misma verse sobre bienes inmuebles, naves mayores o aeronaves, que requieren de escritura
pública para su perfeccionamiento. Mientras no se lleve la escritura pública a la oficina de
instrumentos públicos, o no se inscriba en la capitanía de puerto de matrícula o en el registro
aeronáutico nacional según el caso, se entenderán como no perfeccionadas. (Artículos 1857 del
Código Civil y 1427 del Código de Comercio)

Igualmente, el Código Civil en su artículo 1760 dice:” la falta de instrumento público no puede
suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad; Y se mirarán
como no ejecutados o celebrados...”.

Recordemos que en materia comercial de la compraventa surge la obligación para el vendedor de


cumplir con dos actos a la vez, el de inscripción en el registro donde se encuentra matriculado el
bien y entrega material del mismo, para que el comprador adquiera la calidad de propietario del
bien.

5.3. Oneroso

Porque ambas partes buscan un lucro recíproco.

5.4. Principal
Existe por sí mismo, independientemente de otros contratos.

5.5. Nominado

El Código de Comercio regula este contrato en su formación, efectos, y extinción. A la compraventa


comercial se aplican las normas que regulan esta materia el Código Civil, por expresa disposición de
los artículos 2º y 822 del Código de Comercio.

5.6. De ejecución instantánea

El contrato se perfecciona por el consentimiento de las partes sobre los elementos esenciales del
mismo.

6. Sujetos

6.1. Comprador; es la persona natural o jurídica que se obliga a pagar el precio convenido por la
cosa objeto del contrato.

6.2. Vendedor; Es la persona natural o jurídica que se obliga a transmitir la propiedad de la cosa
convenida. (Título y Modo)

7. Objeto

El objeto del contrato es la cosa o bien y así se desprende de la lectura del artículo 905 C.Co., el cual
permite incluir dentro de este concepto bienes corporales e incorporales. Así puede ser objeto de
una compraventa: Un inmueble, un establecimiento de comercio, una patente de invención, una
marca, un título – valor o el mero derecho de preferencia. En estas situaciones es indispensable que
la cosa o bien pueda ser objeto de negociación y ser apropiado.

En contraposición a lo expuesto no podrán ser objeto de negociación aquellos bienes que están
fuera del comercio tales como los bienes embargados por autoridad competente, los atributos de
la persona (Estado Civil, Nacionalidad, Ciudadanía), los bienes de la Nación o bienes de uso público.
En conclusión, debe tenerse presente que una cosa o bien solo puede ser considerada como objeto
de una compraventa si concurren los siguientes requisitos: Que exista o se espera que exista, que
sea propia del vendedor, que sea susceptible de ser vendida y que sea singular y determinada.

8. Requisitos para la validez del contrato

Los requisitos para la validez del contrato son capacidad, consentimiento, objeto licito, causa lícita,
para lo cual nos remitimos a la parte general de este libro.

9. La cosa o bien

9.1. Venta de cosa presente

Es cuando el objeto de la venta existe al momento de celebrarse el acuerdo de voluntades, como


por ejemplo los productos que ofrecen los supermercados en sus mostradores a los consumidores.
Sin embargo, es posible que las partes celebren el contrato suponiendo que el bien existe, pero
realmente no es así, caso en el cual el contrato no producirá ningún efecto, salvo que las partes
tomen como objeto del mismo el alea de su existencia. Como por ejemplo cuando se vende el
vehículo Ford, modelo 1.947, color azul, placas BGZ 447, totalmente original, que en el momento de
perfeccionarse el contrato de venta verbal o por escrito, ha sufrido un accidente y ha desaparecido,
sin que el vendedor conozca tal hecho. (Artículo 918)

Este artículo no se aplica cuando el objeto de la venta es un género, pues este no perece. (Ver
obligaciones de género en la parte general).
Si el bien ha desaparecido parcialmente, queda a discrecionalidad del comprador adquirirlo en ese
estado o desistir del mismo.

9.2. Venta de cosa futura

La ley consagra la posibilidad de vender cosa futura, esto es inexistente en el momento de la


celebración del contrato, en otras palabras, pese a que el acuerdo de voluntades se da en una fecha
anterior a la existencia de la cosa, sólo producirá efectos tal acuerdo en el momento en que se
cumpla la condición. Por lo tanto, surge la obligación del vendedor de entregar la cosa una vez esta
exista, como, por ejemplo: Vender una cosecha de café que a los seis meses de la celebración del
contrato va a ser recolectada, o comprar sobre planos un apartamento de un edificio que se espera
se construya en un año, o comprar la mercancía que deba ser fabricada en dos meses. Como se
podrá observar en estos ejemplos si bien ya existió el acuerdo de voluntades, está sujeto a que se
cumpla la condición de recolectar la cosecha, construir el edificio o fabricar la mercancía. Si resulta
claro que la cosa o el bien no existirá, esto es que la condición es imposible, el contrato de
compraventa es calificado por la ley como Ineficaz por no existir el objeto de la misma. Siguiendo
con los ejemplos, no haber recolecta de café, por una una plaga que afectó el cultivo; no haberse
construido el edificio, por no haber obtenido la licencia de construcción; o no haberse fabricado la
mercancía porque la fábrica se incendió.

Debe observarse que en estos casos la venta de cosa futura no se cumplió, porque la cosa no llegó
a existir por causas no imputables a éste, de lo contrario estaríamos frente a un incumplimiento de
contrato por parte del vendedor, dando lugar a la exigencia de la cláusula penal estipulada en el
contrato junto con la indemnización de perjuicios.

Continuando con el análisis del artículo 917, el segundo inciso aplicado a los ejemplos anteriores
permite al comprador persistir o desistir del contrato, cuando la cosa tiene existencia parcial, o sea
la cosecha fuere recogida en un sesenta por ciento, el edificio y el apartamento no se concluyó en
su totalidad por falta de fondos o parte de la mercancía no pereció en el incendio. En estos casos si
persiste el comprador, puede solicitar se reajuste el precio y el vendedor estaría obligado a venderle
los bienes en el estado en que se encuentren, y si no hay acuerdo sobre el precio, debe someterse
a tasación por peritos mediante proceso verbal sumario. (Código de Procedimiento Civil artículo
435, parágrafo 1o, numeral 8o)

9.3. La venta de cosa ajena

Quien vende una cosa es porque tiene poder dispositivo sobre la misma. Puede ocurrir que al
momento del perfeccionamiento del contrato el vendedor no sea el dueño de la cosa vendida, no
pudiendo hacer la tradición por carecer de la facultad suficiente y necesaria para transferir el
dominio aun cuando tenga la intención. En este caso se le impone al vendedor la obligación de
adquirir la cosa y entregarla al comprador, so pena de indemnizar los perjuicios. (Artículo 907).
En la venta de cosa ajena es indiferente que el comprador conozca al momento de la perfección del
contrato si el vendedor es o no propietario de la cosa vendida, por eso la ley comercial le otorga al
comprador el derecho de pedir la resolución del contrato y la indemnización de perjuicios cuando
el vendedor incumple su compromiso, a no ser que aparezca claro que el comprador compra el
riesgo el alea.

Lo expresado hasta ahora nos presenta dos alternativas la primera que el vendedor posteriormente
a la perfección del contrato adquiera el dominio del bien y, la segunda que no lo adquiera.

En la primera situación si el vendedor entrega la cosa y adquiere posteriormente el dominio de ella,


se mirará al comprador como verdadero dueño desde la fecha de la tradición. Igual acontece si el
verdadero dueño ratifica la enajenación hecha por el vendedor, o sea, se producen efectos ex –
tunc. Por consiguiente, si el vendedor la vendiese a un tercero, subsistirá el dominio de ella en el
primer comprador. (Artículo 908).

Si se presenta la segunda situación en que el vendedor definitivamente no adquiere el dominio de


la cosa habría que determinar si el comprador sabía a ciencia cierta si quien vendía era o no el
verdadero dueño del bien. En el primer caso tendrá derecho el comprador a exigir del vendedor la
devolución del precio, pago de las mejoras necesarias y útiles hechas por éste. (Artículo 1904del
Código Civil).

En cambio, si el comprador lo adquirió de mala fe, esto es, si sabía que el vendedor no era el dueño
de la cosa que le entregó, no podrá recuperar ni siquiera el precio. Así lo dice el inciso tercero del
artículo 1909del Código Civil que establece:” ... Cesará la obligación de restituir el precio si el que
compró lo hizo a sabiendas de ser ajena la cosa, o si expresamente tomó sobre sí el peligro de la
evicción especificándolo...)

9.4. Venta de un riesgo o de un alea

El Código de Comercio permite que el objeto del contrato de compraventa sea el alea o venta de la
esperanza, como por ejemplo la venta de la cosecha de café que llegue a producir la finca
denominada El Cafetal, la compra de petróleo que se extraiga del pozo La Esperanza. En estos
eventos las obligaciones surgen desde el momento en que se celebra el contrato y por ello mismo
el comprador se obliga a pagar el precio, independientemente de que exista la cosecha o el petróleo,
esto en razón de que se está en presencia de un contrato aleatorio, en donde quien compra está a
la expectativa de obtener una ganancia o sufrir una pérdida. (artículos 917 y 918)

9.5. Susceptible de ser vendida

En principio todos los bienes son susceptibles de ser comerciables, con excepción de aquellas cosas
que son inapropiables o que están fuera del comercio o aquellas otras que la ley prohíbe vender.
Dentro de las primeras están los bienes fiscales (Casa de Nariño, Edificio de la Alcaldía), de uso
público (Puentes, calles, avenidas) y las cosas de uso común (Zonas comunes de propiedad
horizontal, servidumbre), si llegare a celebrarse un contrato sobre estos bienes, éste será
inexistente por carencia de objeto. La segunda o sea aquellos bienes que se encuentran fuera del
comercio por orden de autoridad competente, como son los bienes embargados, los que forman la
masa concordataria o de la liquidación. Por último, encontramos aquellas cosas cuya enajenación
está prohibida por ley, como los bienes de uso privativo de las fuerzas militares, medicamentos o
productos que se encuentran fuera del comercio por atentar contra la salud pública. En estos
eventos el contrato de venta estará viciado de nulidad absoluta. (Numeral 2º, Artículo 899)

9.6. Que sea singular o determinada

No basta que la cosa exista o se espere que exista, es necesario que se determine, porque de lo
contrario no existiría el objeto en el contrato de compraventa.

La determinación equivale a señalar los rasgos generales de la cosa como son el género, calidad, o
la especie.

Por ejemplo, en un contrato de compraventa donde el objeto sea la venta de una maquinaria sin
determinar ninguna característica adicional el objeto sería inexistente por indeterminación.
Siguiendo con el mismo ejemplo si al objeto se le adiciona que es una maquinaria fileteadora para
la industria textil, estaríamos frente a un contrato de compraventa válido, con una obligación de
género.

Si a ese mismo bien se dice que se vende una maquinaria fileteadora de fabricación alemana modelo
1.999 que sirve para hacer sacos y colocar botones, estamos frente a una venta de cosa singular.

Para mayor ilustración ver parte general obligaciones de género y especie.

10. El precio

El artículo 905 establece que el precio es el dinero que el comprador da por la cosa vendida.

Se constituye éste en elemento esencial del contrato de compraventa, lo que significa que debe
existir al momento de la celebración del contrato, de lo contrario no nacerá éste, sino otro tipo de
contrato, como sería la donación o la permuta.

El precio requiere que sea en dinero, determinado o determinable y real.

Del citado artículo, se deduce que en el contrato de compraventa se da una suma de dinero a cambio
de una cosa. Sin embargo, el precio puede consistir parte en dinero y parte en una cosa, en este
caso debe hacerse un estimativo para establecer que tiene más valor, si la cosa dada en parte del
precio o el dinero, ya que si éste último vale más o igual que la cosa hablaremos de compraventa y
si vale menos será permuta.

Las partes pueden estipular el precio de la compraventa en divisas, sin embargo, el comprador sólo
está obligado a cancelarlo en moneda nacional, haciendo la conversión de la divisa a la tasa de
cambio correspondiente a la fecha de celebración del contrato, salvo que las partes pacten otra
forma de conversión.

10.1. Determinación del precio por las partes

La regla general es que sean los mismos contratantes de común acuerdo quienes la hagan, bien sea
estableciendo en forma expresa el precio del bien, como cuando se venden unas acciones de una
sociedad anónima abierta en la suma de diez millones de pesos; o bien cuando las partes no
estipulan una suma fija como en el caso anterior, sino que expresamente manifiestan que el precio
será el que tenga la cosa en mercado, siguiendo el caso anterior se tomará el precio medio de las
acciones en el mercado público de valores en la fecha de celebración del contrato( Artículo 921).
Ahora, si las partes no convienen en el precio ni la manera de determinarlo, pero el comprador
recibe el bien, el precio será el medio del mercado en el día de la entrega (Artículo 920). En el caso
de las acciones, como el comprador las recibió sin haberse pactado expresamente el precio por las
partes, se presume que el precio de las mismas es el establecido en el mercado público de valores
para el día de la entrega.

10.2. Determinación unilateral del precio

El precio se puede determinar unilateralmente por el vendedor en el caso de las ventas realizadas
por catálogos, circulares o prospectos (artículos 847 y 848), aceptando tácitamente el comprador el
precio al momento de realizar la compra.

Igualmente puede presentarse el caso de que sea el comprador quien fije unilateralmente el precio
por distorsiones del mercado, en donde la oferta es mayor que la demanda, como sería en el caso
de la cosecha de arroz, aquí el comprador fija el precio.

10.3. Determinación del precio por un tercero

También un tercero puede determinar el precio, y es cuando las partes lo sometan al avalúo de
peritos.

Así mismo el precio puede ser determinado por disposiciones administrativas de tipo general que
buscan puntos de equilibrio para los consumidores. Por vía de ejemplo tenemos la lista de precios
de los artículos de primera necesidad, la carga de café fijada por la Federación Nacional de
Cafeteros.

10.4. Precio justo y precio irrisorio

El precio justo es el proporcionado al valor de la cosa, equiparándose el término justo a valor de


mercado.
Cuando su cuantía es inferior a la mitad o excede el doble del justo valor de la cosa que se vende se
denomina precio injusto o vil. Esta circunstancia permite a la parte afectada (comprador o
vendedor) pedir la rescisión del contrato por lesión enorme siempre que se trate de venta de
inmuebles (Artículos. 1946, 1947 1949 del Código Civil.)

El precio irrisorio se presenta cuando hay una total desproporción entre éste y el valor de la cosa
tan manifiesta que el precio aparece a simple vista como ridículo y por lo tanto hace imposible
hablar de la existencia del contrato de compraventa (Artículos 872 y 920). Habrá precio irrisorio en
la venta de un establecimiento de comercio cuyos activos valen cien millones de pesos
($100.000.000) y el precio se estipula en la suma de diez millones de pesos ($10.000.000).

10.5. Precio real.

Es aquel que se estipula con la intención de ser exigido por el vendedor al comprador, oponiéndose
al precio aparente o simulado, el cual no se exige, o se condona en el mismo contrato o se da por
recibido sin ser cierto.
10.6. Lesión Enorme.

El Código Civil lo dice en el artículo 1.947:” El vendedor sufre lesión enorme cuando el precio que
recibe es inferior a la mitad del justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre
lesión enorme, cuando el justo precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que
paga por ella.

El justo precio se refiere al tiempo del contrato”.

De la norma transcrita se deduce que es predicable tanto para el comprador como para el vendedor.
La parte perjudicada cuenta con la acción rescisoria para lograr el restablecimiento mediante
proceso ordinario previsto en el título XXI del Código de Procedimiento Civil.

El medio idóneo y valedero para saber si hay lesión enorme es el dictamen pericial que determine
el valor del inmueble en el momento de la venta.

El presupuesto de la norma es que está reservada para las ventas de bienes inmuebles.

La acción rescisoria por lesión enorme solo la puede entablar el sujeto lesionado o sus herederos,
por ser estos los que representan la continuidad patrimonial del causante lesionado.

El término para iniciar la acción es de cuatro años, contados a partir de la fecha de la escritura
pública correspondiente y no de la fecha de registro (Artículo 1954 del Código Civil).

¿Cabe preguntarnos qué ocurriría si el inmueble se pierde en poder del comprador, el bien se
enajena o se encuentra gravado con hipoteca o se han constituido derechos reales sobre la cosa? Al
respecto el Código Civil Colombiano expresa:
a. Si el bien objeto del contrato se ha perdido en manos del comprador, no habrá derecho por
una, ni por otra parte para la rescisión del contrato (Artículo 1951 inciso 1º del código Civil)

b. Si el comprador ha enajenado la cosa, en este caso tampoco puede por una ni por otra parte
ejercitar la acción rescisoria del contrato, a menos que se halla vendido por más de lo que había
pagado por ella, pues en tal caso, podrá el primer vendedor reclamar este exceso, pero solo hasta
concurrencia del justo valor de la cosa con deducción de una décima parte (Artículo 1951 inciso 2
Código Civil)

c. Si el comprador ha constituido hipoteca u otros derechos reales sobre la cosa deberá


previamente purificarla (artículo 1953 Código Civil)

11. Obligaciones de la Partes

11.1 Del Vendedor

11.1.1. Traditar la cosa objeto del contrato

La principal obligación del vendedor es hacer la tradición del bien, esto es, una entrega especializada
con intención por parte del tradente (vendedor) de transferir el dominio, y el ( comprador)
adquirente de adquirirlo, con existencia previa de un título(contrato de compraventa).

11.1.1.1. Formas de tradición


Si se trata de bienes muebles, la tradición se realiza haciendo entrega material de los mismos,
acompañada de la intención de transmitir la propiedad. El vendedor hace la tradición por cualquiera
de las formas indicadas a continuación: “1. Permitiéndole la aprehensión material de una cosa
presente; 2. Mostrándosela; 3. Entregándole las llaves del granero, almacén cofre o lugar cualquiera
en que esté guardada la cosa; 4. Encargándose el uno de poner la cosa a la disposición del otro en
lugar convenido. (Artículo 754 Código Civil).

La tradición del dominio de bienes inmuebles en materia comercial está constituida por un acto
complejo, formado por el registro o inscripción del título (escritura pública) en la respectiva oficina
instrumentos públicos, y la entrega material del mismo. Por consiguiente, el artículo 922 impone
con todo rigor que se cumplan dos actos: La inscripción a favor del adquirente y la entrega material,
porque si falta uno de estos dos elementos el comprador no es todavía dueño del bien, por tanto,
no podrá ni gravarlo ni transferirlo a otra persona y sus acreedores estarán del mismo modo
imposibilitados para embargarlo.

Si el vendedor no hace la entrega material del bien, el código de procedimiento civil en su artículo
417 consagra el derecho en favor del comprador de demandar al vendedor para que cumpla con
dicha obligación.
Si se trata de venta de vehículos automotores, deberá inscribirse el contrato en la secretaria de
tránsito y transporte del lugar de matrícula, acompañada de la entrega material del vehículo al
comprador.

Cuando se trata de naves o aeronaves, la escritura pública de compraventa se inscribirá en la


capitanía del puerto de matrícula o en el registro Aeronáutico Nacional según el caso. La tradición
se efectuará mediante la inscripción acompañada de la entrega material. (artículo 1427 C.Co.).

El vendedor debe entregar lo que reza el contrato, con todos sus accesorios, en las mismas
condiciones que tenía al momento de perfeccionarse, y si la cosa vendida es un cuerpo cierto, estará
obligado a conservarla hasta su entrega. (artículo 928).

Cuando se trate de venta de cuerpo cierto y la cosa se deteriore o destruya por culpa del vendedor
antes de la entrega, éste deberá indemnizar los perjuicios causados por este hecho al comprador,
previa tasación de los mismos.

Vale la pena recordar que solo la fuerza mayor o el caso fortuito eximen de esa responsabilidad al
vendedor, salvo que se trate de venta de un género, pues como este no perece, el vendedor jamás
podrá eximirse de la obligación de entregar lo vendido alegando dicha circunstancia.

Ni el Código de Comercio ni el Civil consagran dónde debe el vendedor entregar el bien por él
vendido, para lo cual debe aplicarse los principios generales consagrados en los artículos 1645 al
1647 del Código Civil, y con base en estas normas podemos decir que la entrega de la cosa debe
hacerse en el lugar designado por el contrato; no habiéndose estipulado convencionalmente ese
lugar, entonces la entrega deberá hacerse, en el lugar donde existía la cosa al momento de la
celebración del contrato, tratándose de una especie o cuerpo cierto; si se trata de cosa que no sea
especie o cuerpo cierto la entrega se hace en el domicilio del deudor, o sea el del vendedor.
La entrega del bien vendido debe efectuarse dentro del plazo convenido (Art. 924). Pero si existe
silencio sobre este particular, la entrega se hará dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes al
perfeccionamiento del contrato, y en caso de que se trate de elaborar la mercancía necesitará un
plazo mayor que debe establecerse dentro del contrato.

El artículo 912 hace referencia a la venta a prueba o al gusto y determina que dentro de las
veinticuatro (24) horas siguientes al convenio debe entregarse la cosa para que la pruebe. El
perfeccionamiento de este contrato se sujeta al resultado positivo de la prueba y es aquí donde se
cumple la obligación de traditar.

Finalmente, si la cosa se pierde o deteriora, el riesgo de su pérdida o deterioro por fuerza mayor o
caso fortuito lo asume el vendedor, con la aclaración de que el riesgo pasa al comprador si este
hubiere estado en mora de recibir la cosa comprada, y si el vendedor llega a probar que por esa
mora la cosa pereció. Pero si ocurre que a pesar de haber estado en mora el comprador de recibirla
ella hubiere perecido de igual manera, el riesgo continúa a cargo del vendedor.

Tratándose de compra-venta con reserva de dominio sobre cuerpo cierto, donde la cosa se entrega
al comprador, pero la tradición sólo se realiza cuando él cancele la totalidad del precio, los riesgos
por pérdida o deterioro los asume éste desde el momento de la entrega del bien (artículo 952). En
el caso de las ventas a prueba o al gusto, el riesgo lo asume el comprador desde el mismo momento
que las recibe para probarlas. Cuando la venta es de género el riesgo lo asume el vendedor, a menos
que el comprador haya apartado la cosa, situación en la que el riesgo lo asume él mismo.

11.1.2. Garantía de Buen Funcionamiento del Bien

En materia comercial las partes deben pactar expresamente sobre el buen funcionamiento de la
cosa y dar la garantía cuando se trata de una venta en que es costumbre otorgarla, así tenemos las
siguientes resoluciones de la Superintendencia de Industria y Comercio, que imponen la obligación
de dar garantía de buen funcionamiento al bien: Resolución número 472 de 1.982 obliga a dar
garantía de calidad de electrodomésticos, la resolución número 645 de 1982 garantía para baterías
de vehículos y la resolución número 777 de 1993 garantía de vehículos automotores.

La garantía se pacta entre las partes o se deduce de los usos, otorgándole al comprador el derecho
de pedir los perjuicios causados. Pero si la falla de funcionamiento hace impropia la cosa para su
uso natural o la que el comprador quería darle, éste podrá pedir la resolución del contrato.

Existe para el comprador la obligación de avisar al vendedor sobre los defectos de funcionamiento
de la cosa dentro de los treinta (30) días siguientes a aquel en que lo haya descubierto, pues de no
hacerlo le caduca la facultad de reclamar.

Si no se pacta el plazo de vigencia de la garantía de buen funcionamiento al tenor del artículo 932,
ésta será de dos años contados desde el momento de la entrega del bien al comprador.

El artículo 935 impone la obligación al vendedor de probar que el comprador conocía o debía
conocer el vicio o defecto de la cosa al momento de celebrarse el contrato de compraventa y de no
probar la culpabilidad del comprador, el vendedor deberá responder.

11.1.3. Responsabilidad por los vicios ocultos o redhibitorios del bien


La ley comercial manifiesta (Art. 934 C.Co.) que, si la cosa vendida presenta, con posterioridad a su
entrega, vicios o defectos ocultos cuya causa sea anterior al contrato, ignorados sin culpa por el
comprador, que haga la cosa impropia para su natural destinación o para el fin previsto en el
contrato, el comprador tendrá derecho a pedir la resolución del mismo o la rebaja del precio a justa
tasación. Si el comprador opta por la resolución deberá restituir la cosa al vendedor.

Existe entonces vicio oculto cuando el bien es traditado con el vicio o defecto anterior al contrato,
ignorado sin culpa del comprador, haciendo la cosa inadecuada para su uso natural o el previsto por
él.

El vendedor no puede responder cuando los vicios surjan con posterioridad a la entrega y las causas
que las generaron, también sean posteriores a la misma, pues la cosa no estaba bajo su custodia y
cuidado. También está exento de responsabilidad por el vicio cuando el comprador ha sido
negligente en el examen del bien al momento de la entrega; o sea que se estructura la culpa en su
grado de leve, es decir cuando el comprador no asume conductas de cuidado y diligencia en sus
negocios.

El comprador puede incurrir en culpa, cuando en una compraventa comercial se supone que él es
un experto conocedor del bien que quiere comprar, si no lo es debe asesorarse de un experto, pues
de no hacerlo perderá el derecho a pedir el saneamiento por los vicios ocultos.

Se hace énfasis en que el vicio oculto debe hacer a la cosa inapropiada para su natural destinación
o para la cual el comprador la adquirió.

El artículo 931 establece que se presume que el comprador quiere adquirir la cosa sana y completa,
por ende, la responsabilidad del vendedor cesa cuando el comprador ha conocido los vicios al
momento de perfeccionar el contrato y no obstante contrató.

Consideramos que la carga de la prueba corresponde al comprador, toda vez que quien alega un
hecho debe probarlo.

Cuando la cosa o bien esté afectada por vicios ocultos, la ley le confiere al comprador dos
posibilidades:

a. Pedir la resolución del contrato. En este caso el comprador deberá devolver el bien al
vendedor en las mismas condiciones que la recibió, salvo el deterioro normal y si ha realizado
mejoras podrá retirarlas o exigir el pago de las mismas. El comprador podrá pedir la resolución del
contrato aún cuando el bien haya perecido por causa del vicio oculto. Si se trata de un bien que
produzca frutos el comprador debe devolverlos al vendedor (Artículo 942).

b. Pedir la rebaja del precio a justa tasación. El comprador sólo podrá pedir la rebaja del precio
cuando el bien haya perecido por su culpa, fuerza mayor o caso fortuito. En los demás casos
dependerá de la voluntad del comprador iniciar una u otra acción. (Artículo 934).

El comprador podrá iniciar la acción redhibitoria por vicios ocultos dentro de los seis meses contados
a partir de la fecha de la entrega del bien.

Transcurrido dicho término la acción prescribe de conformidad con el artículo 938.

11.1.4. Responsabilidad de Saneamiento por Evicción


La palabra evicción tiene su origen en el vocablo latino evictio y significa privación, despojo que
sufre el poseedor, y en especial el comprador de una cosa. (El Diccionario de la Lengua Española).

La ley comercial en el artículo 940 expresa:” Cuando sin culpa de su parte y por causa anterior a la
venta sea el comprador evicto totalmente de la cosa, tendrá derecho a la restitución del precio
pagado y a la plena indemnización de perjuicios.

Si la evicción fuere parcial y de tanta importancia que pueda deducirse que en tales condiciones no
habría comprado, podrá a su arbitrio el comprador ejercer la acción que le concede el inciso anterior
o perseverar en el contrato mediante rebaja de la parte proporcional del precio o de la
indemnización de los perjuicios que la evicción parcial le hubiere causado.”

En materia comercial el vendedor está obligado a salir al saneamiento por evicción cuando se
reúnan los siguientes requisitos:

a. Que el comprador sea privado total o parcialmente de la cosa por un tercero que alegue un
mejor derecho;

b. Que las causas que den origen a la evicción sean anteriores a la compraventa;

c. Que el comprador no haya incurrido en culpa.

Para mayor claridad analicemos el siguiente ejemplo:

Una persona compra cinco docenas de reloj marca Candino, por valor de cincuenta millones de
pesos, habiéndole cancelado al vendedor el cincuenta por ciento del precio. Un tercero le reclama
al comprador que los relojes por el adquiridos fueron dados en prenda o garantía por el vendedor,
a más de que cursa un proceso ejecutivo prendario. Como se podrá observar se ha perturbado la
pacífica tenencia y dominio de los bienes, toda vez que el tercero ha alegado un mejor derecho con
base en un hecho anterior a la venta de los mismos y por lo tanto el comprador será despojado de
los relojes, salvo que cancele el valor de la deuda garantizada, adquiriendo la facultad de repetir
contra el vendedor por el precio pagado más los perjuicios que le hubiere ocasionado.
En el ejemplo anterior el comprador no incurrió en culpa ya que él desconocida el gravamen que
afectaba la propiedad de los bienes vendidos.

La Corte Suprema de Justicia ha dicho que esta acción solo procede, si concurren los siguientes
elementos esenciales:

1. Que el demandado, directa o indirectamente, haya vendido al demandante la cosa evicta;

2. Que el demandante comprador haya perdido total o parcialmente el dominio y posesión del
bien comprado, directa o indirectamente, al demandado;

3. Que la cosa evicta en una sentencia sea la misma que el comprador demandante adquirió
del demandado vendedor, directa o indirectamente.” (Casación del 20 de 1942, LIII 334 Gaceta
Judicial).

Se advierte que el comprador tiene derecho a exigir el precio y la indemnización de perjuicios aún
cuando no exista evicción porque cubrió a nombre del vendedor el precio que el tercero podía
legalmente reclamar o porque purgó en igual forma el gravamen, desmembraciones o limitaciones
del dominio tal como lo estatuye el artículo 941.

11.1.4.1. Prescripción de la acción de saneamiento por evicción

La acción de saneamiento por evicción prescribe en dos años contados desde el momento en que
el comprador restituye la cosa, pague el precio o purgue el gravamen, desmembración o limitación
del dominio. (Artículo 941)

11.2. Obligaciones del Comprador

11.2.1. Pagar el precio

No puede concebirse el contrato de compraventa sin que exista la obligación de pagar el precio por
parte del comprador, por ser un elemento esencial a él.

Son los contratantes quienes estipulan libremente en el contrato el plazo de pago (hora, día, mes,
año) si las partes guardan silencio, éste se hará al momento de recibir la cosa. (Artículo 947).

Siendo la compraventa un contrato bilateral, es claro que el incumplimiento por parte del
comprador de pagar el precio, genera para el vendedor el derecho de pedir la resolución del
contrato. Adicionalmente el artículo 948 le otorga la posibilidad de solicitar la restitución de la cosa
vendida, para lo cual deberá iniciar la acción restitutoria, mediante proceso verbal de acuerdo con
la cuantía. (Artículo 427, parágrafo 2º numeral 12, Artículo 435 parágrafo 2º del C.P.C.)

11.2.2. Recibir la cosa

El vendedor tiene derecho de exigirle al comprador que reciba la cosa en la fecha y lugar estipulado.
Claro está que el comprador puede negarse a recibirla, si alega que ella presenta vicios o defectos
ignorados al momento de celebración del contrato, o que dicha cosa ha sufrido con posterioridad
pérdidas, averías o daños de que sea responsable el vendedor. En este caso, la controversia se
decidirá mediante proceso verbal de acuerdo con su cuantía.

El comprador deberá recibir la cosa en el lugar y fecha estipulada en el contrato y si las partes no
dicen nada, se entenderá que deberá recibirla dentro de las veinticuatro horas siguientes al
perfeccionamiento del mismo. Salvo que se trate de bienes que estén en proceso de elaboración,
caso en el cual el plazo será el necesario para terminar dicho proceso.

El comprador al recibir la cosa deberá examinarla, a fin de que verifique que se encuentra en buen
estado de funcionamiento, ya que su omisión le impedirá alegar con posterioridad que el bien no
cumplía las condiciones estipuladas.

En otras palabras, por haber incurrido en culpa leve, no puede pedir la resolución del contrato, ni la
reducción del precio a justa tasación.

Al momento de la entrega, el comprador exigirá al vendedor una factura de compraventa en la que


se indique la descripción de las mercancías, el precio unitario y el valor total de las mismas. Al
expresarse el precio se ha de indicar si el pago ha sido total o parcial. Si dentro de los tres días
siguientes a la entrega de la factura el comprador no reclama contra el contenido, se tendrá por
irrevocablemente aceptada. (Artículo 944)
12. Clases de compraventa

12.1. Venta a prueba o venta al gusto

En la compraventa de un cuerpo cierto o de un género se entenderá que el comprador no tiene la


facultad de gustar o probar la cosa, salvo que expresamente se reserve esa facultad o que exista
costumbre de comprar en esa forma. Ósea que, si el comprador manifiesta expresamente comprar
de esta manera, no se vinculará contractualmente hasta tanto pruebe o guste la cosa. (Artículo 911).

Probar una cosa es establecer directamente si la cosa posee las cualidades que el comprador quiere
al comprarla, y gustar una cosa es ensayarla para ver si ella se ajusta a los deseos que el comprador
tiene de ella.

A vía de ejemplo, podemos hablar que un industrial compra a prueba una maquinaria que no
conoce, pero cree que le puede llegar a servir, y compra al gusto cuando el mismo empresario
adquiere unas cajas para empacar sus productos, pero es necesario que el departamento de
mercadeo y publicidad, les dé el visto bueno, para ver si se ajustan a lo que él quiere del empaque.

El comprador puede rechazar una compraventa a prueba si demuestra que la cosa no reunía las
cualidades que él necesitaba. En la compraventa al gusto, el comprador puede incluso
caprichosamente no aceptarla, toda vez que no le gusta o agrada, sin necesidad de justificar su
decisión.

En este tipo de contratos las partes deben obrar de buena fe exenta de culpa, en el caso que nos
ocupa, el comprador devuelve la cosa alegando que aquella no reúne las cualidades que él buscaba,
y el vendedor prueba que sí las reunía realmente, además éste puede pedir la indemnización de los
perjuicios que con su actuación le haya causado. (Artículo 863).

Cuando se trate de venta al gusto o a prueba, el contrato no se perfeccionará, hasta tanto el


comprador no dé su consentimiento, esto es hasta que no afirme que la cosa si le gustó y pasó la
prueba. (Artículo 911).

El comprador tiene un plazo de tres días para probar o gustar la cosa, si pasado este término no dice
nada, se entenderá que la ha aceptado (artículo 912).

Los riesgos por pérdida o deterioro de la cosa corren a cargo del comprador desde el momento en
que recibió el bien para probarlo o gustarlo.

12.2. Venta sobre muestras

En materia comercial esta clase de venta es usual, ya que es acostumbre vender bienes o cosas, que
todavía no se han producido o que no están en manos del vendedor y por ende no las puede exhibir
a la celebración del contrato.

En esta modalidad el comprador adquiere una cosa que no puede ver, sino que conoce a través de
una muestra que se exhibe o mediante una referencia a una calidad conocida en el comercio, como
por ejemplo cuando un empresario compra cien bultos de titanio para la elaboración de pinturas,
con base en la muestra que el vendedor le ha llevado. En este caso el contrato no se perfecciona de
forma inmediata, ya que queda condicionado (condición resolutoria) a que la cosa entregada sea
igual a la muestra.
Si al momento de recibir la cosa el comprador alega que no coincide con la muestra, o con la calidad
referida, la controversia se resolverá por medio de peritos expertos; si ellos manifiestan que la cosa
si reunía los requisitos de calidad o se ajustaba a la muestra, el comprador está en la obligación de
recibir la cosa. Si ocurre lo contrario, la condición resolutoria se cumple y el comprador podrá pedir
la devolución del precio si lo ha pagado y la indemnización de los perjuicios ocasionados. No se
requiere iniciar proceso ordinario para la declaración de la resolución del contrato, basta con la
existencia del dictamen pericial.

12.3. Venta sobre muestras de calidad no determinada

Cuando se venda un bien que no se tiene a la vista, determinado por el género sin hacer relación a
una calidad determinada en el contrato o en el comercio, el vendedor cumplirá con su obligación
entregando el bien en buen estado y de mediana calidad. En caso de que el comprador se niegue a
recibirlos alegando que no son de recibo, la controversia se someterá a la decisión de expertos
quienes dictaminarán si la cosa es o no de recibo. Esta controversia se tramitará mediante un
proceso verbal sumario. (Código de Procedimiento Civil Artículo 435 parágrafo 1º numeral 8º,
Artículo 913 y 914 del Código de Comercio).

12.4. Venta de establecimiento de comercio

El artículo 515 consagra que el establecimiento de comercio es un conjunto de bienes organizados


por el empresario para realizar los fines de la empresa. A su vez el artículo 525 indica que la
enajenación del establecimiento de comercio se presume hecha en bloque o como unidad
económica, sin necesidad de especificar los elementos que la integran. Sin embargo, las partes
pueden hacer una discriminación de los bienes, máxime cuando su voluntad sea la enajenación de
una parte del establecimiento y no la totalidad.

Para que el contrato se perfeccione debe cumplir con los siguientes requisitos:

a. Que conste por escrito (público o privado);

b. Este escrito debe estar acompañado de un balance certificado por un contador público;

c. Haberse publicado el contrato en un periódico de la Capital de la República y en uno local


por una sola vez,

d. Notificación a los acreedores.

Si se omitieren los anteriores requisitos el nuevo comprador será responsable solidario con el
enajenante por las obligaciones anteriores. (Artículos 525 a 530).

Si la compraventa se realiza verbalmente será inexistente.

Este contrato debe inscribirse en la Cámara de Comercio del lugar del establecimiento de comercio
para que sea oponible a terceros, esto es, para que ellos tengan por nuevo propietario al comprador.
(Artículo 528). La responsabilidad del enajenante cesará dos meses después del registro del contrato
de compraventa en la Cámara de Comercio.

12.5. Venta de Cosa Ajena


Está reglamentada en el artículo 907 que expresa: “la venta de cosa ajena es válida e impone al
vendedor la obligación de adquirirla y entregarla al comprador so pena de indemnizar los
perjuicios”.

De la lectura del artículo citado se desprende que es indiferente que el comprador conozca o no al
momento de la perfección del contrato la circunstancia de que el vendedor no era propietario de la
cosa vendida, entonces cuando el vendedor haya incumplido con su obligación de traditar el bien al
comprador, éste tiene derecho a pedir la resolución del contrato junto con los perjuicios.

Si el vendedor entrega el bien al comprador y adquiere con posterioridad el dominio de la cosa, se


mirará al comprador como verdadero dueño desde el momento de la entrega material. (Artículo
908).

Cuando el vendedor no realiza la tradición del bien y el comprador es privado del mismo por el
verdadero dueño, podrá iniciar la acción por evicción contra el vendedor, siempre que se cumplan
los requisitos antes mencionados en el punto 11.4.

12.6. Venta con reserva de dominio (artículos 951-958)

Esta modalidad de compraventa surge cuando quien compra una cosa no puede pagar el precio al
contado sino por cuotas e instalmentos, y como garantía el vendedor pospone la tradición de la cosa
hasta la fecha en que el comprador cancele la totalidad del precio. Este acuerdo se puede hacer en
el momento de celebración del contrato o en una fecha posterior siempre que sea anterior a la
tradición de la cosa.
La tradición del bien será posterior a la entrega material de la misma, porque se encuentra sujeta a
una condición suspensiva, consistente en el pago total del precio.

Esta cláusula solo opera cuando los bienes muebles o inmuebles sean singularizables, identificables
y no fungibles, para que el vendedor tenga la certeza de que puede recuperar. (Artículo 952).

Este contrato debe registrase en los siguientes sitios: a. En la Cámara de Comercio del lugar de
celebración del contrato cuando verse sobre bienes muebles; b. si recae sobre vehículos
automotores se registrará en la secretaría de transporte de matrícula del mismo; c. si se trata de
naves o aeronaves el registro se hará en la capitanía del puerto de matrícula o en registro
aeronáutico nacional; d. si son bienes inmuebles en la oficina de instrumentos públicos del lugar del
inmueble.

El artículo 958 impone una obligación especial al vendedor consistente en garantizar durante la
vigencia del contrato la existencia de repuestos, servicio técnico y mantenimiento requerido de los
bienes vendidos bajo la modalidad de reserva de dominio.

Le es prohibido al comprador ejercer actos de disposición sobre el bien mientras exista la reserva
de dominio, salvo autorización expresa del propietario, y si lo llegare a enajenar, el vendedor está
facultado para reivindicar la cosa de manos del tercero o exigirle al comprador el pago de la totalidad
del precio. (Artículo 957)

12.7. Pactos Accesorios a la Compraventa

12.7.1. Arras
Recibe el nombre de arras penitenciales la suma de dinero u otra cosa que uno de los contratantes
entrega al otro en el momento de celebrar el contrato y que implica la facultad de retractarse
perdiéndola el que las haya dado o restituyéndolas dobladas el que las haya recibido. Si el contrato
se ejecuta la suma o la cosa dada en arras ha de imputarse al precio o prestación debida o restituirse
si fuere el caso. (Artículo 866).

El Código de Comercio prescinde de las arras confirmatorias, con todo pueden las partes convenir
que la suma de dinero o la cosa entregada es parte del precio, lo que indica que las partes desean
que el negocio jurídico se celebre, sin otorgar la facultad de retractarse o arrepentirse. En el evento
de incumplimiento la parte cumplida que se allanó a cumplir tendrá derecho a pedir la resolución
del contrato o el cumplimiento del mismo, junto con la indemnización de perjuicios. (Artículo 1861
del Código Civil).

12.7.2. Pacto de Retroventa

Conforme al artículo 1.939 del Código Civil, “el vendedor se reserva la facultad de recobrar la cosa
vendida reembolsando al comprador la cantidad determinada que se estipulare, o en defecto de
esta estipulación lo que le haya costado la compra.”
De la lectura de la norma transcrita se concluye que su ejecución no constituye un nuevo contrato
de venta sino que el vendedor se reserva el derecho de resolver el contrato y consecuencialmente
de readquirir la cosa vendida devolviendo al comprador el precio recibido de este o la suma
estipulada previamente.

12.7.3. Pacto Comisorio

Definición: “Por el pacto comisorio se estipula expresamente que, no pagándose el precio al tiempo
convenido, se resolverá el contrato de venta.

Entiéndase siempre esta estipulación en el contrato de venta y produce los efectos que van a
indicarse.” (Artículo 1.935 C.C.).

De la norma antes transcrita, podemos deducir que el pacto comisorio sólo opera cuando hay
incumplimiento del precio al no pagarse en el tiempo convenido generando la resolución del
contrato de venta.

No tiene aplicación esta norma cuando se incumplen las demás obligaciones legales y
convencionales.

Esta clase de pacto comisorio debe completarse con lo consagrado en el artículo 1937 del C.C. que
le da cuerpo a esta figura porque expresa: Así se estipula que, por no pagarse el precio al tiempo
convenido, se resuelve ipso facto el contrato de compraventa, el comprador podrá, sin embargo,
hacerlo subsistir, pagando el precio, lo más tarde, en

Las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda.” (Artículo 1.937 .C.C)

Con esta norma se está indicando que, al no pagarse el precio en el tiempo convenido, está en la
necesidad el vendedor de presentar una demanda judicial para la declaratoria judicial de la
resolución de la compraventa, permitiéndole al comprador que pague el precio dentro de las
veinticuatro horas siguientes a la notificación de la demanda, no obstante haberse colocado en
estado de incumplimiento al no pagar el precio en la forma convenida.

Es de nuestro criterio que no se estipule pacto comisorio en los contratos de compraventa


comercial, ya que puede traer perjuicios económicos para el vendedor, tales como tener que
presentar la demanda para pedir la resolución del contrato y la devolución del bien. Pero si el
comprador cancela el precio dentro de las veinticuatro horas siguientes a la notificación judicial de
la demanda el juez dictará sentencia declarando extinguida la obligación que dió origen al proceso.

Tampoco podrá el vendedor, obtener el pago de intereses de mora sobre el precio, ni reclamar los
frutos producidos por la cosa entre la fecha del incumplimiento y el momento de la presentación de
la demanda.

Sólo cuando el comprador no cancele el precio o restituya la cosa dentro del término establecido
en el artículo 1.937, le es permitido al vendedor cobrar dichos intereses y pedir la restitución de los
frutos producidos por la cosa.

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