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Moreno Rivas, Yolanda. Historia de la música popular mexicana, Alianza Editorial


Mexicana, 1979.

La música tradicional de Tamaulipas


Los indígenas adoptaron sólo de manera parcial la música y los
instrumentos europeos, creando un arte musical con características
propias.

Por Música en México julio 31, 2022


MÚSICA TRADICIONAL MEXICANA
Entre los siglos III y V de nuestra era, los olmecas se asentaron en la cuenca norte
del río Tamesí, que atraviesa parte del sur de lo que hoy es el estado de
Tamaulipas. A partir del siglo VIII, en esa misma región se instalaron los toltecas,
pero se vieron obligados a abandonarla ante los constantes conflictos con los
huastecos (autodenominados téenek), pueblo descendiente de los mayas. Para
finales del siglo XV, lo que actualmente es Tamaulipas se encontraba dominado
por los aztecas, aunque en el norte y el noroeste de la entidad que habitaron,
todavía hasta muy avanzado el periodo colonial, tribus de apaches, comanches,
pames y tepemacas, entre otros. De estas culturas se conservan instrumentos
musicales como silbatos, flautas de barro, ocarinas, y raspadores.

Aunque a mediados del siglo XVI los frailes franciscanos introdujeron el canto
llano en la región, la tradición musical europea no se afianzó en Tamaulipas sino
hasta los siglos XVII y XVIII, en que era costumbre que las fiestas de los criollos
fueran amenizadas con canciones y bailes de origen español. Por su parte, los
indígenas adoptaron sólo de manera parcial la música y los instrumentos
europeos, creando un arte musical con características propias, mientras que los
grupos nómadas que se refugiaron en las sierras conservaron —hasta bien
entrado el siglo XIX— los cantos y danzas de sus antepasados.  
Las dificultades a que se enfrentaron los frailes que intentaron extirpar las danzas
indígenas (que consideraban paganas) los obligaron a hacerles modificaciones
para darles nuevos significados que los ayudaran en su labor de cristianización.
Así, producto de este sincretismo, encontramos a lo largo y ancho de Tamaulipas
diversas danzas en que se fusionan lo más variados elementos religiosos y
culturales autóctonos y españoles, por ejemplo la Danza de los
matachines (o matlachines), que se ejecuta en fechas significativas como el 12 de
diciembre (aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan
Diego) y en distintos festejos patronales de cada municipio. Con diversas
variantes, esta es una de las danzas más interpretadas en la República Mexicana
(por ejemplo en Aguascalientes, Coahuila, Jalisco, San Luis Potosí y Zacatecas), y
en Tamaulipas es ejecutada por un grupo de varones que —ataviados con una
especie de taparrabos largo de color negro o rojo y con las orillas adornadas con
barbas de algodón, y portando una sonaja en la mano derecha— se colocan en
dos filas paralelas, cada una de las cuales es guiada por un capitán que
representa a Moctezuma o a Hernán Cortés. Encorvados, los danzantes van
dando ágiles pasos de baile que rematan con un fuerte golpe del pie sobre la
tierra, marcando el ritmo con sus sonajas y moviéndose vigorosamente con el
acompañamiento de uno o varios tambores mientras siguen a sus capitanes, los
cuales dan la vuelta a la fila para llegar siempre a donde empezaron. En medio de
todos se encuentra el viejo de la danza, que lleva el rostro oculto con una máscara
de cuero o madera y porta en la mano derecha un arco y una flecha. La función de
este personaje es intentar poner desorden entre los danzantes y lanzarse
sorpresivamente sobre el público para asustarlo.
Contenido ocultar
1 Danza de los matachines
2 Danza de a pie
3 Danza de las marotas (fragmento)
4 El querreque
5 Jacarandas (picota)
6 La revolcada
7 Los caballos panzones
8 El pedacito
9 Los trovadores tamaulipecos: El cuerudo tamaulipeco
10 Roberto Cantoral. El reloj (interpretan Los tres caballeros)

Danza de los matachines


También destacan en municipios como Bustamante, Jaumave, Miquihuana y
Palmillas danzas como la Danza de a pie y la Danza de a caballo. En la Danza de
a pie participan 12 o 24 varones, agrupados en dos filas que se colocan frente a
frente, cada una dirigida por un capitán. Durante la ejecución, los miembros de
cada grupo se van cruzando —uno a la vez— hasta llegar a la otra fila mientras
bailan suavemente al ritmo de sones interpretados con un violín y una guitarra. En
medio de las dos filas se colocan el Monarca (que es quien guía los movimientos
de todos los danzantes) y una o dos Malinches (únicas mujeres del grupo, siempre
son niñas vestidas de blanco y con una sonaja en la mano derecha). Todos los
danzantes llevan huaraches, camisa y pantalón de colores llamativos, una cinta
del mismo color que el pantalón cruzada sobre el pecho y la espalda, un delantal
blanco, una corona adornada con flores de papel crepé y espejos y de la que
cuelgan cintas de colores que caen sobre la espalda, una sonaja adornada con
listones de colores en la mano derecha y una macana de madera en la mano
izquierda. Por su parte, en la Danza de a caballo (también llamada Danza del
caballito)  participan 24 danzantes, todos varones, que bailan al ritmo de sones
interpretados con violín y guitarra o violín y tambor. Los personajes que participan
en esta danza son el toro (que va vestido de negro y lleva sobre la cabeza una
cabeza de toro elaborada con cartón), el viejo de la danza (que se disfraza de
mula y se cubre el rostro con una máscara de madera) y —por supuesto— los
caballitos (danzantes vestidos de blanco que van dentro de caballos elaborados
con una armazón de carrizo cubierta con una tela blanca adornada profusamente
con espejos, listones de colores y flores de papel crepé, rematada con una cabeza
de caballo tallada en madera y pintada al gusto del “jinete”, cada uno de los cuales
lleva en la mano derecha una reata). La danza inicia con la participación de un
grupo de ejecutantes ataviados con pantalón de color oscuro, camisa blanca,
paliacate rojo anudado en la cintura a manera de delantal, una sonaja en la mano
derecha y una corona adornada con flores y espejos en la cabeza. Enseguida
hacen su aparición los caballitos y el toro, que trotan, dan vueltas y marcan sus
pisadas simulando estar en un corral donde el toro se lanza sobre los caballitos
para tratar de escapar. El viejo de la danza se acerca a los caballitos, intentando
distraerlos y hacerlos víctimas de sus bromas, pero los jinetes lo lanzan
hábilmente con sus reatas y lo alejan una y otra vez hasta que finaliza la danza.

Danza de a pie
En las localidades de El Sauz, Fortines y México Libre (municipio de Antiguo
Morelos) se lleva a cabo la Danza de las marotas, singular baile derivado de las
pastorelas decembrinas con un desarrollo cercano a la representación teatral. Esta
danza se lleva a cabo durante la Semana Santa y en ella los participantes —
exclusivamente varones— se disfrazan de diablos y marotas (diablas). Los diablos
usan pantalones con jirones de tela cosidos por todos lados y espantosas
máscaras de cuero elaboradas por los propios danzantes, mientras que las
marotas llevan ropas de mujer y máscaras de cartón. Tradicionalmente son 13 los
danzantes que participan en este baile, en alusión al número de personas
presentes en la Última Cena: seis parejas de diablos y marotas y un diablo mayor.
Durante toda la Semana Santa, el grupo recorre las calles de la comunidad por las
mañanas y por las tardes, deteniéndose a bailar ahí donde se los pidan, a cambio
de una cooperación monetaria por cada pieza ejecutada. Se trata de una acción
simbólica, puesto que el pueblo está de luto por la pasión y muerte de Jesucristo y
no puede divertirse, así que lo hace a través de los demonios. Las marotas se
acercan a los varones y los invitan a pecar bailando con ellas, pero entonces
llegan los diablos y se las llevan golpeando el suelo con un chirrión, que es un
pequeño látigo de cuero hecho con correas trenzadas y sujetas a un mango de
madera corto. De hecho, son el chasquido de los chirriones y los gritos que van
dando las marotas los que anuncian que la cuadrilla de diablos ya se va
acercando a la siguiente calle. El momento culminante de esta peculiar danza
tiene lugar el Sábado de Gloria, cuando se lleva a cabo la boda de las marotas: el
final de la misa de la Vigilia Pascual indica la resurrección de Cristo, por lo que los
demonios ya no tienen permiso de seguir en la Tierra y deben regresar a los
infiernos. Es entonces que el diablo mayor escoge a una de las marotas para
casarse con ella, y todos los danzantes se visten de gala, los diablos con traje o
camisa blanca y las marotas con vestidos del mismo color. Una abundante quema
de cohetes indica que la boda está a punto de comenzar, mientras los diablos dan
una vuelta por las calles del pueblo hasta reunirse en la explanada, donde se lleva
a cabo el baile nupcial. De hecho, la ceremonia es igual a una boda normal, pero
realizada al revés: primero se hace el baile, luego se lanza el ramo, luego se baila
el vals y al final se lleva a cabo la ceremonia donde un falso juez casa al diablo
mayor y a la marota elegida. De pronto llega la esposa legítima del diablo mayor,
embarazada y rodeada de muchos niños caracterizados como diablitos, e impide
la boda. Todos los demonios huyen en desbandada, despavoridos, y el festejo
culmina con la quema de un Judas. No hay una música específica para la Danza
de las marotas, y quienes acompañan con sus instrumentos la celebración
interpretan los sones que se adecúen al momento. Cabe señalar que esta danza
también se encuentra presente, con nombres y detalles distintos, en comunidades
como Quintero (municipio de El Mante), donde se le llama Danza de la judea, y
San Antonio Rayón (municipio de González), donde se le conoce como Danza de
los diableros.

Danza de las marotas (fragmento)


A lo largo y ancho de la Huasteca (región que comprende el norte de Veracruz, el
sur de Tamaulipas, el sureste de San Luis Potosí, el norte del Puebla, el este de
Hidalgo y algunas zonas de Querétaro y Guanajuato) encontramos el huapango,
baile festivo que posee una estructura similar a la del fandango, el flamenco y las
seguidillas españolas y que presenta modificaciones de acuerdo con el pueblo o
región donde se interprete. Así, el huapango tamaulipeco es un poco más lento
que el huapango de estados como Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí o Veracruz.
Se baila sobre una tarima de madera para acentuar el sonido del complejo
zapateado con que las parejas de bailarines lucen su agilidad al ritmo de los sones
interpretados por un conjunto huasteco, alineación tradicionalmente formada por
una guitarra huapanguera, una jarana huasteca y un violín, con acompañamiento
de dos voces. La primera voz recita un verso rimado y la segunda lo repite o
contesta con uno nuevo, y cuando esto sucede el violín interrumpe su ejecución y
los bailarines dejan de zapatear. Una vez que se “echan” los versos, la música y el
baile continúan. Entre los sones que acompañan al huapango tamaulipeco se
encuentran La huazanga, El caballito, El zacamandú, La zafra tamaulipeca, El
caimán, La sirenita del mar, El arrendador, La petenera, El llorar, La rosa, El
gustito, El tamaulipeco, El taconcito, El toro requesón y, por supuesto, El
querreque, una de las piezas más conocidas e interpretadas en toda la Huasteca.
En cuanto a la vestimenta de los bailarines, los hombres llevan camisa blanca,
pantalón y zapatos de color negro, sombrero y un paliacate rojo en el cuello,
mientras que las mujeres llevan el cabello adornado con un discreto tocado
formado por tres flores de color blanco o rojo y un colorido vestido de cuchillas con
amplio  vuelo que les permite sostenerlo a la altura de los hombros y con cuello en
V que deja libres los brazos, además de usar zapatos de baile de color blanco.

El querreque
En la región centro-norte y centro-oeste de la entidad —sobre todo en los Llanos
de San Fernando y en la Sierra de San Carlos— encontramos un baile típico que
se conoce como picota. Con reminiscencias de las antiguas danzas dedicadas a la
fertilidad de la tierra, la picota tiene su origen en la segunda mitad del siglo XVIII,
en un asentamiento minero llamado Villa de San Carlos, enclavado en las
serranías que sirvieron de refugio de los grupos indígenas que huían de los
colonizadores. Dichos grupos atacaban sorpresivamente las poblaciones fundadas
por los españoles, por lo que las autoridades civiles y militares imponían castigos
ejemplares a quienes caían prisioneros, exponiéndolos en una picota levantada en
el centro de la plaza del poblado con acompañamiento del marcial ritmo de un
tambor y un clarinete. Con el paso del tiempo, los habitantes de la región
adoptaron esta música, adaptándola a ritmos más alegres que invitaban al baile.
Desde mediados del siglo XIX, los conjuntos de picota (formados por uno o dos
clarinetes y una tambora) empezaron a interpretar — con singular entusiasmo y a
ritmo muy rápido, según el gusto local— un nutrido repertorio de polcas, redovas,
chotis y huapangos para acompañar a las parejas de bailarines, que hacen
reverencias y dan pequeños saltos, acentuando con una fuerte pisada cada cuatro
compases de la música. Elaborado con tela de manta, el vestuario de los
bailarines consiste —para las mujeres— en una blusa de manga corta con cuello
en V, falda hasta el tobillo con adornos de cintas y grecas, un listón en la cintura
que termina con un moño en la parte de atrás, una especie de diadema elaborada
con flores blancas de anacahuita sobre la cabeza y el cabello peinado en una
larga trenza. Los hombres llevan camisa blanca con cordones negros en el cuello,
pantalón también blanco y en la cintura un listón del mismo color que el vestido de
su pareja. Ambos bailarines pueden llevar huaraches o bailar descalzos.

Jacarandas (picota)
Tras el conflicto mexicano-estadounidense (1846-1848), el norte de México
adquirió una singular importancia económica basada en el petróleo, la ganadería,
la agricultura y el turismo, lo cual estimuló la llegada de —entre otros—
inmigrantes alemanes, checos y polacos cuyas costumbres musicales se
arraigaron, en el caso de Tamaulipas, en ciudades como Matamoros, Nuevo
Laredo, Reynosa y Río Bravo. Así, la música tradicional del norte de la entidad
desciende en gran medida de formas musicales centroeuropeas como la polca, el
chotis y la redova. Adaptada a los gustos locales, la polca tamaulipeca es un baile
mucho más rápido que su símil bohemio, y en ella los bailarines, con las manos
apoyadas en la hebilla del cinturón, hacen gala de un fuerte zapateado con
complicados movimientos de punta y talón, giros bruscos y sorpresivos cambios
de paso y de ritmo, acompañados con la enérgica música ejecutada por una
alineación formada por acordeón, bajo sexto, saxofón y contrabajo. Entre las
polcas tamaulipecas más conocidas se encuentran El zoquetal, Los ebanitos,
Dedos ágiles, Éntrale a la polca, La revolcada y Los gorgoritos.

La revolcada
De origen polaco, la redova fue un baile de salón muy popular en la segunda mitad
del siglo XIX. Con movimientos alegres pero menos vigorosos que los de la polca,
la redova es una mezcla de vals con mazurca que se baila en compás de 3/4,
acentuando el último tiempo del compás con la ayuda del contrabajo, instrumento
que junto con el acordeón, el bajo sexto, la tarola y la redova (una cajita alargada
de madera que el ejecutante sujeta a su cintura y percute con un par de baquetas)
forma parte de la alineación típica que interpreta este tipo de baile. Entre las
redovas tamaulipecas más famosas se encuentran El botón dorado, Socarrona,
Labios de coral, De China a Bravo y Los caballos panzones. 

Los caballos panzones


Por su parte, el chotis es un elegante baile de origen alemán que se ejecuta con
movimientos suaves en compás de 4/4. Se baila en parejas, marcando el ritmo
con fuertes zapateados mientras se dan vueltas y se repite la coreografía. Entre
los chotis más conocidos en Tamaulipas se encuentran El pedacito, Chevinda, La
florecita, El tamatán, El carrejo, El cardenal y Paloma mensajera.

El pedacito
La vestimenta tradicional de estos bailes consta, para las mujeres, en blusa y falda
con coloridos adornos a base de encajes, holanes y pasalistones, el cabello
peinado en una larga trenza con flores y listones, y un moño en la base de la
trenza o una mascada del mismo color del vestido, además de botines y
arracadas. Los hombres llevan camisa vaquera a cuadros, pantalón vaquero de
color oscuro, paliacate al cuello del mismo color que el moño de su pareja, botines
negros y sombrero norteño de color oscuro. 

Cabe mencionar que una canción representativa del estado de Tamaulipas es El
cuerudo tamaulipeco, de autor desconocido y cuyo origen se remonta a finales del
siglo XIX. El título de esta canción hace referencia a la cuera, singular prenda de
vestir originaria de Ciudad Tula que los tamaulipecos usan para asistir a los
eventos sociales y que se ha convertido en la prenda típica de la entidad. Se trata
de una especie de chamarra o saco de piel o gamuza con barbas en las mangas,
el pecho y la espalda y adornada con estilizadas filigranas que representan flores
silvestres. Grabada por primera vez en 1923 por el dueto formado por Consuelo y
Salvador Quiroz con acompañamiento de piano y guitarra, El cuerudo
tamaulipeco alcanzó gran popularidad en todo México en la interpretación de Los
trovadores tamaulipecos, legendario grupo formado por José Agustín Ramírez,
Lorenzo Barcelata, Alberto Caballero, Ernesto Cortázar y Antonio García Planes. 

Los trovadores tamaulipecos: El cuerudo


tamaulipeco
Finalmente, es necesario mencionar a algunas destacadas figuras del ámbito
musical que nacieron en Tamaulipas y cuya gran variedad de estilos ha
enriquecido en gran manera el panorama musical popular mexicano: Cuco
Sánchez (1921-2000), nacido en Altamira y gran exponente de la canción
ranchera; Judith Reyes (1924-1988), originaria de Ciudad Madero y pionera de la
canción de protesta en México; Pepe Jara (1928-2005), también conocido como El
trovador solitario, cantante de boleros originario de Ciudad Madero y principal
intérprete de los temas escritos por el compositor oaxaqueño Álvaro Carrillo;
Roberto Cantoral (1935-2010), cantante y compositor nacido en Ciudad Madero
cuya obra incluye canciones de gran fama a nivel mundial; la cantautora Lolita de
la Colina (1940), originaria de Tampico y compositora de innumerables temas para
reconocidos intérpretes de los más diversos estilos musicales; Rigo Tovar (1946-
2005), nacido en Heroica Matamoros y considerado uno de los padres de la
cumbia grupera y la cumbia-rock, y Rodrigo Eduardo González Guzmán (1950-
1985), mejor conocido como Rockdrigo, nacido en Tampico y principal exponente
del rock rupestre al lado de Jaime López Camacho (1954), originario de Heroica
Matamoros.

Roberto Cantoral. El reloj (interpretan


Los tres caballeros)
 
música mexicanamúsica tradicionalRoberto CantoralTamaulipas

La canción romántica: la década de los


cuarenta
La aparición de las orquestas al estilo norteamericano de los años
cuarenta, generó la creación de todo una serie de canciones que, por sus
lineamientos más estándares y más cercanos al gusto internacional,
resultaron fácilmente exportables.
Por Música en México julio 29, 2022
MÚSICA POPULAR
La aparición de las orquestas al estilo norteamericano de los años cuarenta,
generó la creación de todo una serie de canciones que, por sus lineamientos más
estándares y más cercanos al gusto internacional, resultaron fácilmente
exportables. Prisionero del mar de Luis Alcaraz (1941), Solamente una vez de
Agustín Lara (1941) Perfidia y Frenesí de Alberto Domínguez (1939) Te quiero
dijiste (vox populi: Muñequita linda) de María Grever y Bésame mucho (1941) de
Consuelo Velázquez, son los ejemplos más famosos de un estilo de canción que
había logrado liberarse de todo “color local” al adaptarse con flexibilidad a los
lineamientos de un mercado internacional, especialmente accesible a los autores
latinoamericanos durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
El caso del compositor Alberto Domínguez es sumamente interesante. Éste
músico chiapaneco, integrante desde su infancia de un grupo familiar de marimba,
La lira de San Cristóbal de los hermanos Domínguez, inició su carrera en 1936 en
la XEB y estaba destinado a lograr lo que ningún músico popular mexicano había
logrado hasta entonces: romper los récords de popularidad en los Estados Unidos.
Su canción Frenesí vendió varios cientos de miles de copias y fue tocada porque
estas tan famosas como la de Benny Goodman, Artie Shaw, Jimmy Dorsey y
Glenn Miller, y junto con Perfidia ocupó durante varias semanas consecutivas los
dos primeros lugares del Hit Parade.
Frenesí conservaba, a pesar de su corte norteamericano, un interés melódico y
una capacidad de invención que le aseguraron su bien ganada popularidad. El
resto de su producción, más dentro del estilo local, contribuyó a ensanchar las
formas de bolero y la canción romántica con obras
como Inspiración, Desventura y Humanidad.
Otra serie importante de compositores de canción sentimental estuvo constituida
por Gabriel Ruiz (Un día soñé, 1935), Alfredo Núñez de Borbón (Inquietud, 1935) y
Gonzalo Curiel (Vereda tropical, 1936); esta última es una de las canciones
clásicas del estilo romántico. Su nostálgico principio, una escala ascendente, tiene
toda la tristeza sensual que caracterizará al bolero mexicano de años posteriores.
La década de los años cuarenta marca también la gestación de nuevos gustos e
influencias en la canción romántica. En 1942, se puso de moda el beguine en
México, y algunos compositores mexicanos escribieron canciones en forma híbrida
llamado bolero-beguine. El acentuado bolero estilo cubano, tan caro a los autores
románticos, comenzaba a debilitarse pero seguía siendo cultivado por
compositores como Federico Baena, Miguel Prado y Gabriel Ruiz.

El año 1948 marcó la aparición de Los Panchos y el principio del apogeo de los
tríos. El predominio de la suaves voces masculinas, las guitarras y el infaltable
requinto crea un nuevo tipo de bolero y de canción romántica. Más elaborada, con
tendencia al preciosismo y una nueva concepción armónica surgida del
acompañamiento con guitarras, a la larga se vio reducida al estereotipo. Las
composiciones para trío se multiplicaron al infinito y parecieron formar una
categoría parte. Actualmente con nuevas perspectivas es fácil apreciar qué
canciones como Rayito de Luna, Hipócrita, Un solo corazón, Tres dilemas y Sabor
a mí de Chucho Navarro, Carlos Crespo, Rafael de Paz, Vicente Garrido y Álvaro
Carrillo, respectivamente, encajan perfectamente en la tradición boleristica y
sentimental.
A principios de los años 50 se inició una reestructuración del bolero, ya
insidiosamente amenazado por el híbrido bolero-ranchero. En ese proceso Vicente
Garrido tuvo una parte importante. Otro elemento determinante en la nueva forma
del bolero fue la aparición de José Antonio Méndez con Si me comprendieras y el
cubano César Portillo de la Luz, autor de la clásica canción Contigo en la
distancia. Finalmente dependiente de trovadores como Álvaro Carrillo y Pepe Jara
contribuyó a la nueva concepción del bolero.
El bolero moderno fue el resultado de la evolución del bolero de trío y la canción
romántica en general pronto se convirtió en la vanguardia de la canción romántica.
A partir de su consolidación, todo lo que no fuera bolero moderno sería
considerado como una expresión correspondiente al pasado. Formalmente, el
bolero moderno es menos estricto que el bolero tradicional sobre todo en lo
referente al ritmo que se asemeja más a lo que llamarían los trovadores yucatecos
el estilo “capricho”. Pero es justamente esa nueva libertad lo que lo ha alejado de
la monotonía en que había caído el bolero tradicional.

No es un azar que Armando Manzanero dominara la creación romántica en los


años sesenta. Armando Manzanero fue el último creador importante del bolero
mexicano. Como intuitivo conocedor de tres géneros: el rock, la canción yucateca
y el bolero, tuvo todos los elementos para crear algo verdaderamente original.
Manzanero buscó y empleó nuevos recursos vitales en armonía y la melodía, y en
ocasiones sustituyó la primacía de la melodía por acordes siempre en movimiento.
Su bolero Voy a apagar la luz, con una melodía espacialmente amplia construida
sobre un arpegio muy abierto, es una prueba de las posibilidades que aún tiene la
canción romántica en manos de un compositor de audacia innegable talento.
amaulipas por tener de vecinos a Nuevo León y Estados
Unidos tienen una gran influencia en el estilo de música y
más que nada los “huapangos” del sur.
En muchas melodías tamaulipecas predominan los
instrumentos de viento y los acordeones.

El huapango Las polkas se dan más en Las redovas son de origen


tamaulipeco es un el norte de Tamaulipas, lo Checo, es de movimientos
ritmo más lento que que destaca de las polkas alegres pero menos movidos
los demás huapangos son los movimientos de que la polka.  Se escribe en
de otras partes del “punta y talón”, un compás de ¾ , lo que la
país. “Huapango” acentuados con las botas, caracteriza es que se
significa sobre la giros bruscos y marcados acentúa en el último tiempo
tarima. Consiste de al estilo europeo. Éste del compás.  La vestimenta
dos voces para estilo de música es femenina está conformada
reforzar la letra de la proveniente de la región por telas de colores ya sean
canción; de dar Bohemia y traía a lisas o con estampado, blusa
zapatazo sobre la América en el siglo XIX, con cuello alto, las mangas
tarima; se necesita de luego fue modificado por son abultadas y terminan en
la jarana, huapanguera los nuevoleoneses dándole forma de tubo. La falda es
y violín para tocar el cierta característica y la ancha y con múltiples
huapango adoptaron los holanes, El peinado típico
tamaulipeco. La tamaulipecos del norte. es una trenza con un moño
vestimenta de la Los instrumentos que se donde se empieza la trenza.
mujer consiste de dos usan para las polkas son el Se utilizan botas de adelita
partes, falda y saco y acordeón, saxofón, bajo y se utilizan arracadas. El
tacones bajos blancos, sexto y contrabajo, los traje de los hombres es una
el del hombre es un cuales hacen que la camisa que al igual que la
traje con sombrero y melodía sea alegre y blusa de la mujer puede ser
zapatos ya sean movida e incomparable a lisa o con estampado, el
negros o cafés. El ninguna otra región. La pantalón es estilo vaquero al
vestuario puede ser de vestimenta del hombre es igual que el cinturón.
cuero, gamuza o con camisa y pantalón También se utiliza una
cuero. Ambos llevan vaquero, botines negros, pañoleta en el cuello del
un paliacate rojo en el sombrero tejano y un color del moño en la trenza
cuello. Un ejemplo de paliacate en el cuello, de la mujer, también se
una canción de mientras que la utiliza sombrero y botines.
huapango muy típica vestimenta de la mujer es
de tamaulipas es El con falda grande y botas.
cuerudo tamaulipeco. El hombre baila con las
manos frente su cinturón y
la mujer con una mirada y
movimientos coquetos.

https://tamaulipas415.weebly.com/muacutesica.html
¿LA MÚSICA DE TAMAULIPAS ES EN
REALIDAD EUROPEA?
MUY INTERESANTE29 ENERO, 2020

Foto: Pablo Casacuevas

Te presentamos algunos ritmos tradicionales tamaulipecos y te decimos de


dónde salieron.
No es inusual pensar en Estados Unidos o Canadá como países principalmente
formados por migrantes, pero ¿sabías que México ha sido un punto geográfico
importante en la historia de los desplazamientos del siglo pasado (e incluso desde
antes)? El noreste de la República ha recibido una enorme cantidad de gente
alemana, polaca, escocesa y checoslovaca debido al importante desarrollo
económico que tuvieron Texas y Monterrey en el siglo XIX.
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Junto con su cultura, nuestros vecinos europeos trajeron diferentes tradiciones


musicales que florecieron en Tamaulipas. A continuación te contamos de los
ritmos más destacados de la zona.

El boom  de la posguerra: la polca


La popularidad de la polca en nuestro país está estrechamente vinculada con la
llegada del acordeón en la década de 1820, gracias a los viajeros provenientes de
Alemania y Polonia. Sin embargo, este instrumento (y el ritmo del que es
protagonista) explotó con la inmigración masiva de polacos por la Segunda
Guerra Mundial en 1940.
Acompañada del saxofón, el bajo sexto y el contrabajo, en Tamaulipas se baila
como muchas otras danzas regionales: con un zapateado fuerte de parte del varón
y con faldeos vistosos de parte de la mujer.

El hermano escocés: el chotís


Del alemán schottisch (que significa “escocés”), este tipo de música llegó con las
migraciones del siglo XIX. Como el resto de los ritmos europeos que llegaron
a Tamaulipas, el schottisch se fusionó con la música norteña, pasando de ser un
baile de salón elegante y acompasado en 4/4 a ser una danza festiva, rústica y
llena de alegría.
Un dato adicional: el chotís también se baila en Argentina, donde ha
evolucionado en sus propias vertientes.

El que une a la Huasteca: el huapango


Una versión del son huasteco adaptada con un conjunto norteño. Al igual que sus
variaciones de San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla, el huapango arribó
por los puertos de Veracruz en el siglo XVI y tiene influencias españolas, como
el fandango y el flamenco. De todos los tipos de música en Tamaulipas, es el
más ligado a la oralidad y la poesía: los cantantes de huapango utilizan rimas
para contar historias o para burlarse de sus contrincantes.

El que reúne a todos: la picota


Éste es el género que ayudó a adaptar a los demás. Los conjuntos de picota se
forman tradicionalmente por dos clarinetes y una tambora. Han sido populares
en Nuevo León y Tamaulipas desde 1840, aproximadamente, cuando
empezaron a adaptar polcas, redovas y huapangos a los sonidos locales.
La próxima vez que vayas a la playa en Tamaulipas, seguramente tendrás la
oportunidad de escuchar a un grupo de picota interpretar muchos de los ritmos
que han unido a nuestro país con el Viejo Continente durante tantos años.

https://www.muyinteresante.com.mx/preguntas-y-respuestas/la-musica-de-tamaulipas-es-en-
realidad-europea/

Tamaulipas, su música

MARÍA LUISA HERRERA CASASÚS


06.02.2021/06:50
el territorio actual de Tamaulipas se identificó al principio de la dominación
española como Costa del Seno Mexicano. Su colonización fue encomendada por
el rey al coronel José de Escandón y se inició en 1748. Se fundaron 22
poblaciones y se señalaron los límites de la provincia que se llamó Nuevo
Santander en recuerdo de su región nativa española.
Nuestro estado de Tamaulipas pronto cumplirá los doscientos años de sus inicios.
Con el logro de la independencia nacional se expidió el Acta Constitucional de la
Federación el 31 de enero de 1824, reconociéndose como estado federal “el del
Nuevo Santander que se llamará ‘de las Tamaulipas’”. El nombre se tomó de las
dos sierras del estado: la Tamaholipa, llamada “la Vieja” cerca del municipio de
González y la Tamaulipa Nueva, antigua de San Carlos.
Con respecto a su música, se destacaron luego diversos tipos de música y danza,
predominando en el norte la polka, la redova y el chotís, en cuyo
acompañamiento intervienen el acordeón, el bajo sexto y el saxofón. En el
municipio de San Carlos prevalece la picota, en la que intervienen el tambor y el
clarinete, y ejecutada tanto en fiestas como en funerales. La música tradicional
del sur es el huapango, influenciado a su vez por los fandangos, boleros y
seguidillas españolas. Para su ejecución intervienen el violín, la jarana y la
guitarra quinta, que se baila sobre entarimado de madera. En la zona de Tula,
Jaumave, Palmillas, Miquihuana y Bustamante, durante las festividades
religiosas danzan diversos grupos de matlachines. Destacan la danza de a pie, la
de a caballo y las pastorelas.
Las fiestas populares que destaca el ITCA son: La Virgen del Chorrito en el
municipio de Hidalgo; la fiesta de Santiago Apóstol el 25 de julio en Altamira; el
Carnaval de Cd. Madero en febrero; la fiesta de San Juan en el Mpio. de
Guerrero; la de Ntra. Sra. del Refugio, patrona de Tamaulipas el 4 de julio en
Ocampo; la de la Santa Cruz el 3 de mayo en Tula, San Carlos y Cd. Victoria; y
la de los Cinco Señores en Santander-Jiménez. Debemos asistir a ellas y
conocerlas. Es parte de nuestra cultura tamaulipeca. _

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