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Barroco

¿Qué es el Barroco?
Movimiento cultural que se desarrolló en
Europa durante el siglo XVII y las primeras
décadas del siglo XVIII. Abarcó todas las
expresiones artísticas y culturales, y su
manifestación refleja la sensibilidad de una
época dinámica y de crisis.
El barroco español cubre, en las letras, una
etapa fecunda, de aproximadamente un siglo:
1570-1670. A ese siglo pertenecen, entre otros
portentos, Góngora, Cervantes, Lope,
Quevedo, Calderón. El primero ilustra la
tendencia manierista (1570-1610); los dos que
lo siguen, la del barroco clásico (1610-1630);
los últimos, la del barroquismo (1630-1670).
Todos, a su modo, en su fuerte individualidad
estética expresan la tensión entre:
cuerpo y alma,
fe y duda,
sensualidad y muerte,
instante y eternidad,
universalidad y escisión del mundo.
Caen en una exageración de la forma
(culteranismo) o del contenido
(conceptismo);
Se evaden de la realidad y la deforman,
enalteciéndola (ilusionismo) o afeándola
(naturalismo);
Se mueven en un mundo de contrastes
(claroscuro)
Ese equilibrio inestable se traduce en un arte
que se caracteriza por su dinamismo.
La subjetividad del artista se ejerce sobre el
objeto y produce su metamorfosis: el barroco
es una estética de lo irregular, de lo único.
La soledad, el desengaño y el escepticismo
son su clima espiritual.
MANIERISMO BARROCO CLÁSICO BARROQUISMO
(1570-1610) (1610-1630) (1610-1670)

Exageración de las formas Exageración o condensación de


Mayor sobriedad
renacentistas. las formas barrocas.

Estética que combina las


Estética aristocratizante, de bases
Estética más popular y tradicional. anteriores, con predominio de
cultas e intelectuales.
elementos intelectuales.

Estilo ceñido o ampuloso.


Refinamiento y ornamentación
Estilo desornamentado. Contención. Claroscuro. Conceptismo y culteranismo.
estilísticos. Culteranismo.
Agudeza conceptual.

Predominio de valores
Predominio de valores estéticos: Predominio de valores espirituales. incluidos los
intelectuales, morales y religiosos,
plasticidad, colorido, musicalidad. religiosos.
sin olvido de los estéticos.

Está representado por el


Está representado por la belleza Está representado por la meditación cervantina
desengaño de Quevedo y la
de las creaciones gongorinas. y las contradicciones de Lope.
divinización del arte de Calderón.
En España, el barroco literario se manifiesta en dos grandes exteriorizaciones:

Culteranismo
Opera sobre los sentidos
Se manifiesta casi con exclusividad en el verso.
Su motivación es estética: crear ilusión de belleza.
Exagera la forma con abundancia de elementos decorativos y
sensoriales.
Renueva el vocabulario con neologismos tomados del latín:
cultismos léxicos.
Se vale de pocos recursos, cuyas posibilidades intensifica: metáforas, imágenes,
perífrasis, metonimias, sinécdoques, hipérboles.
La sintaxis se retuerce con el uso exagerado del hipérbaton y se complica con frondosas
subordinaciones, aposiciones e incisos.
Se funda en un juego de alusiones y alusiones. Elude la realidad y alude a ella
embelleciendo sus elementos plásticos, musicales, cromáticos.
Se apela con frecuencia a la mitología en este halago de los sentidos.
Conceptismo
Opera sobre el pensamiento abstracto.
Se manifiesta con preferencia en la prosa.
Su motivación es racional: sorprender el intelecto.
Sutiliza el pensamiento con abundancia de elementos conceptuales.
Renueva el vocabulario con neologismos que crea a partir del español: por derivación,
composición, cambios en la significación.
Se vale de gran cantidad de recursos que crea jugando con las palabras, con la sintaxis,
con la semántica (disociación, retruécano, antítesis, paradojas).
La sintaxis abusa de la elipsis.
El estilo es conciso, esquemático, ceñido, sentencioso.
Se funda en un juego de agudezas.
Se evade de lo vulgar, por vía del intelecto.
El camino más común para lograr la agudeza es el del equívoco.
El ingenio radica en el doble sentido o en la correspondencia que se establece entre dos
objetos, por similitud u oposición.
El Barroco en
América
El modelo barroco español perdura en América. Abarca dos
siglos, el XVII y el XVIII.
Su prolongada vitalidad retrasa la llegada del neoclasicismo
hasta casi los albores del movimiento emancipador.
Se ha dicho que, así como en Europa el barroco fue el arte de la
Contrarreforma, en América lo es de la Contraconquista:
representa el triunfo de la ciudad y de su vida fácil . Se aviene
con su clima de corte, con su escolasticismo académico, con sus
etiquetas palaciegas, con la erudición desordenada de sus
sabios catedráticos, con el lujo que engendran sus pródigas
riquezas, con sus contrastes étnicos, con las soterradas pugnas
en la carrera de los honores.
De sus dos exteriorizaciones características, el culteranismo y el
conceptismo, predomina la primera. Hay en nuestras letras
barrocas más derroche que invención, más alarde que
reflexión. Nuestro barroco literario, derivado del español,
imitativo, analógico, es, sobre todo, gongorismo.
La soledad, el desengaño, el pesimismo son notas aisladas que
se dan en los individuos, no actitudes colectivas de una
sociedad. El barroco, en América, no tiene la amargura trágica
del español.
La literatura barroca en América, por sus líneas preciosistas,
ornamentales, aristocratizantes, por lo mucho que le debe a
Góngora, es claramente manierista. Por sus exageraciones
barrocas, por su mezcla de culteranismo y de conceptismo, por la
fuerza con que potencia algunas notas -el dinamismo, el
ilusionismo, los contrastes-, barroquista. No hay en América
representantes puros del barroco clásico.
Este se da, en difusa combinación, mezclado con las otras dos
tendencias.
El predominio de la poesía

Poesía lírica; poesía cívica, de homenaje y de circunstancia; poesía descriptiva; poesía religiosa, motivada por las
celebraciones y festividades eclesiásticas; poesía épica, en que predomina el acento lírico; poesía dramática, la de las
loas, comedias y entremeses; poesía satírica; versos y más versos inundan el siglo.
Los letrados, los funcionarios, los catedráticos, los religio sos, los cortesanos, las damas, hasta las monjas y los virreyes,
todos versifican. En el nutrido coro, no pocos son inspirados poetas. Cualquiera ocasión es propicia para rivalizar en el
uso de recursos de estilo, en ingenio, en originalidad. La llegada de un virrey, la partida de un arzobispo, el nacimiento o
la muerte de un príncipe, la canonización de un santo, un fasto público, un acontecimiento religioso, una colación de
grados, todo sirve de acicate a la inspiración métrica".
El gran estímulo no es la imprenta, dedicada a otros afanes (los educativos, los evangelizadores), sino el certamen
literario. Los poetas se miden localmente entre sí; pero todos son partícipes imaginarios de otro gran certamen
continental con España, el modelo.
Entre los escritores más destacados de la literatura Barroca en América están:
Bernardo de Balbuena: “Grandeza mexicana”,
Sor Juana Inés de la Cruz, llamada en su época la “Décima musa”,
Carlos Sigüenza y Góngora, escritor polifacético, que escribió: poemas, ensayos y
crónicas.
Sor Juana de Maldonado, poemas más destacados:
Letra con estribillo a la Inmaculada Concepción.
A los santos reyes
Al divino esposo
Para las despedidas
Versos para la pascua
Para el Día de los Inocentes
Oda a San Antonio
Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, Obras que escribió «Los favores del mundo»,
«La industria y la suerte», «Las paredes oyen», «El semejante a sí mismo», «La
cueva de Salamanca», «Mudarse por mejorarse», «Todo es ventura» y «El
desdichado es fingir».

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