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tema 2

EL MODERNISMO

El modernismo
DE FIN IC IÓ N, C RO NO LO GÍ A Y FUE NTES
Modernismo es la definición del movimiento artístico que va de las últimas décadas del siglo XIX a las décadas iniciales del
XX. Abarca una serie de manifestaciones (literarias, escultóricas, pictóricas. . . ) que tienen en común la búsqueda de la belleza
a través del arte, oponiéndose a los valores burgueses y a la estética realista del período anterior. Desde el punto de vista
social y vital, en el inconformismo, expresado de distintas formas como el dandismo y la bohemia.
El Modernismo literario es un fenómeno fundamentalmente hispano que se origina en Hispanoamérica, creado e impulsado
por el poeta nicaragüense Rubén Darío. A menudo se considera la publicación de su obra Azul (1888) como inicio del
movimiento; y la muerte de autor (1916), como su fin. En su búsqueda de ruptura con las formas del realismo, el
Modernismo bebe de diversas fuentes, pero destacan singularmente dos corrientes poéticas francesas del siglo XIX:
Parnasianismo y Simbolismo. Del Parnasianismo se recoge la consigna de “el arte por el arte”, la búsqueda de la perfección
formal y también las temáticas exóticas; del Simbolismo, el Modernismo adopta la idea del lenguaje poético como acceso a
la realidad a través de la sugerencia y la intuición, mediante un lenguaje simbólico y, por otra parte, la importancia de la
musicalidad en el lenguaje poético.
A estas dos influencias principales se añaden otras dos artísticas, el Decadentismo y el Impresionismo:
- El Decadentismo es una corriente europea vinculada al Simbolismo, que nace de la conciencia de vivir la decadencia de
una civilización. Esta insatisfacción deriva, por una parte, en el gusto por lo excitante y lo oscuro, lo enfermizo, la
perversidad moral y lo morboso; y, por otra, en el refinamiento cultural y el dandismo. La figura más representativa del
Decadentismo europeo es el autor irlandés Óscar Wilde.
- El Impresionismo, aunque es un movimiento pictórico, influirá de forma notable en la poesía y la prosa modernista, en
los que se busca reproducir el tratamiento del color, la luz y la captación del instante, emulando con las palabras las
fugaces pinceladas. Percibiremos esta influencia especialmente en las descripciones de los textos en prosa.

DI FE RE NTES MAN IFESTAC IO NES DE L MO DE RNISMO L ITE RARIO


Tenemos que tener en cuenta que la denominación Modernismo designa de forma desigual, más o menos extensa,
fenómenos literarios aparentemente muy diferentes, pero que responden a un mismo espíritu:
- El modernismo rubeniano (el de Rubén Darío de Azul; de Manuel Machado, Salvador Rueda, Francisco Villaespesa y de
alguna de las etapas de Juan Ramón Jiménez y Valle-Inclán). Es el modernismo en el sentido más estricto.
- La expresión menos ornamental del segundo Rubén, la poesía de Antonio Machado y Juan Ramón en general.
- Los autores de la llamada Generación del 98 (en la que se incluyen Azorín, Unamuno, Pío Baroja, entre otros muchos,
pero también Antonio Machado y Valle-Inclán).

C AR AC TE RÍST IC AS GE NE RALES DE L MO DE RNISMO LITE RAR IO


Temas y contenido
La búsqueda del arte y la belleza como bienes supremos, en contraste con la realidad, se manifiesta en dos direcciones
temáticas. Una se corresponde con la dimensión más ornamental, tópica e intrascendente del Modernismo (expresada
en la evasión exótica, cosmopolita, temporal; el erotismo, el esteticismo y el decadentismo). La otra obedece a la
introspección del mundo interior de la voz poética, bien para expresar un intenso vitalismo, bien para ahondar en la
melancolía, la tristeza o la angustia existencial.
- Evasión o escapismo a través del gusto por lo exótico, el pasado y el cosmopolitismo. La oposición a la realidad
mediocre que disgusta a estos autores se expresa en diversas vías de huida (en el espacio y en el tiempo), algo ya
presente en el Romanticismo:
* El exotismo encuentra inspiración en las civilizaciones ajenas y lejanas (asiáticas, China y especialmente Japón,
el mundo musulmán y oriente en general).
* El cosmopolitismo se manifiesta en la afición por los viajes, conocer gentes y lugares distintos marcados por la
elegancia y el refinamiento, los ambientes antiburgueses de la bohemia y el dandismo. El espacio por excelencia
de este cosmopolitismo va a ser París.
Estos ambientes distantes conviven, sin embargo, con el casticismo (lo genuino y propio de la cultura de cada uno),
del que se escogen los aspectos pintorescos y alejados de la cultura burguesa (toreros, paisanaje. . . ).
* La recreación de culturas del pasado histórico y mítico se aprecia en la presencia de espacios y ambientes del
pasado: medievales, renacentistas o de la antigüedad.
* El indigenismo se encuentra en el modernismo hispanoamericano, que encauza también el deseo de evasión en
el interés por los pueblos de la época precolombiana, valorando en su primitivismo, autenticidad y pureza (se
exaltan figuras como el héroe araucano Caupolicán, el azteca Moctezuma y el inca Atahualpa).
Abundan los ambientes con valor simbólico y evocador: jardines, fuentes, estanques, surtidores, paisajes otoñales y
crepusculares. Estos ambientes se encuentran habitados por animales elegantes o fabulosos (cisnes, pavos reales,
ruiseñores, leopardos, tigres elefantes, dromedarios, centauros, unicornios, sátiros, sirenas. . . ); y por personajes reales o
mitológicos: princesas, caballeros, ninfas, sátiros, efebos, bacantes, sirenas. Entre ellos el animal simbólico por
excelencia del modernismo es el cisne, emblema de la belleza.
El escapismo llevó a un distanciamiento de la realidad, que se le reprochó al movimiento como torremarfilismo (el
poeta encerrado en su torre de marfil, como expresión del mundo de belleza del que se rodea, ajeno a los problemas y
avatares de la sociedad). No solo las temáticas de los artistas se desvinculaban del pueblo, sino que empleaban un
lenguaje preciosista y elevado, que daba lugar a un arte elitista, inaccesible popularmente.
- El amor y el erotismo ocupan un espacio central, expresados en dos vertientes contrastadas: por un lado, la
delicadeza idealizadora y melancólica, prolongando el modelo del amor imposible romántico; por otro, la de la
sensualidad, desde un erotismo sutil a una sensualidad intensa expresada con un lenguaje más explícito. Este
erotismo aparece con frecuencia mezclado con la muerte o lo malévolo (serán personajes recurrentes, por esta
mezcla, Judith y Salomé).
- Esteticismo. Se exalta la belleza, con una dimensión espiritual, como medio de penetración de lo eterno. El arte y la
belleza se convierten en objeto de interés en sí mismos.
- Gusto por lo decadente (decadentismo). Como señalamos a propósito de las influencias europeas, una de las
dimensiones del Modernismo fue este gusto por lo decadente (se refiere al acabamiento de algo que tuvo el pasado
un esplendor ahora agotado, pero en lo que se aprecia el refinamiento y la belleza). Localizamos el decadentismo de la
literatura modernista en el gusto por lo mortecino, lo ruinoso, las miserias humanas, la enfermedad y la muerte.
- Introspección y desazón romántica. En una dirección más sobria, que se corresponde con la evolución del
movimiento en un segundo momento; están los poemas que se centran en la indagación sobre el mundo interior de
la voz lírica. Junto a la expresión de un vitalismo exaltado, se encuentra una desazón de raíz romántica, expresada
como sensación de cansancio vital, escepticismo, pesimismo, insatisfacción, descontento y melancolía.

Renovación del lenguaje


Es en el ámbito del lenguaje donde se produce la renovación más radical del Modernismo, consecuencia de la búsqueda de
la perfección formal y modos de sugerir la realidad en sus sensaciones y no limitarse a reproducirla.
- Se trata de conseguir con la palabra efectos sensoriales.
* En cuanto a los colores, se reproduce una gama variada, llamativos o delicados, asociados a veces a lo suntuoso
(azul, violeta, lila, púrpura, granate, oro, plata, rubí, zafiro, marfil, ébano, nieve. . . ).
* Los olores son exquisitos y refinados, insinuados por la presencia de plantas y flores a menudo sofisticadas
(rosas, claveles, lirios, nardos, nenúfares, jazmines, sándalo, incienso. . . ).
* Para producir efectos sonoros es frecuente el empleo de aliteraciones y de diversos recursos de repetición. A
menudo se evoca el sonido mediante la referencia a instrumentos musicales (arpas, liras, flautas, pífanos, claves,
pianos. . . ).
Relacionado con esta expresión de lo sensorial, un recurso retórico que cobra relevancia es la sinestesia, en la que se
asocian sensaciones percibidas por distintos sentidos provocando un nexo insólito que sorprende al lector.
- Uso de técnicas impresionistas, en las que se apela a los sentidos mediante una adjetivación muy plástica y
sensorial. Para reproducir el efecto de la pincelada se tiende a la frase simple y escueta y los párrafos breves en la
prosa.
- Renovación del léxico y el símbolo. El léxico se enriquece con vocablos exóticos, cultismos, neologismos, acumulación
de palabras esdrújulas y términos extravagantes. El símbolo sirve para expresar lo misterioso que no se puede
explicar con las palabras en su sentido recto; se emplean imágenes físicas que permiten acceder a lo que no es
perceptible físicamente.
- Renovación métrica. En cuanto a la métrica, la poesía modernista se caracteriza por la variedad métrica en busca
de renovación y musicalidad. Procurando la originalidad se experimenta con diversas tradiciones y estrofas.
Predominará la métrica de arte mayor con especial preferencia por el verso alejandrino (de 14 ss.) seguido de
dodecasílabos, eneasílabos; aunque también se va introduciendo el verso libre (sin rima ni metro regular). Las
estrofas preferidas son sonetos, silvas y serventesios. Junto a ellas se encuentran en algunos autores formas de la
lírica popular (coplas, seguidillas, romances, cuartetas. . . ), revalorizada por algunos autores (como Antonio Machado).
Finalmente, se recuperan los pies acentuales clásicos, mediante la combinación de sílabas tónicas y átonas.

Rubén Darío
Rubén Darío (1867-1916) se considera la figura iniciadora y más representativa del Modernismo, del que fue difusor en todo el
ámbito hispano. Es clave, en este sentido, la visita del autor a España en 1902. En la poesía de Rubén Darío encontramos todas
las características del Modernismo y la evolución del movimiento, que se corresponde con dos etapas diferenciadas de la
producción de autor:
- La primera etapa se inicia con su primera obra, Azul (1888), colección de cuentos y poemas, que se señala como el inicio de
la corriente Modernista. En esta etapa Rubén desarrolla el modernismo más parnasiano, lleno de plasticidad y sonoridad. La
culminación de esta vertiente de su producción es la publicación es la publicación del poemario Prosas Profanas (1896).
- La segunda etapa, a partir de Cantos de vida y esperanza (1905), inicia una expresión más sobria que continuará en El
canto errante (1907). Incorpora nuevos temas de corte existencial, en ocasiones desde la perspectiva del cansancio y la
amargura; y, por otra parte, la preocupación por los problemas del mundo hispánico.

RASGO S MO DE RNISTAS DE LA OBRA DE RUBÉ N DAR ÍO


Entre los aspectos relativos al contenido, en la obra de Rubén destacamos:
- Evasión o escapismo expresado en el gusto por lo exótico, el pasado y el cosmopolitismo. Encontramos en su obra tanto
la ambientación exótica y oriental, como los espacios míticos y legendarios así como la referencia a París como espacio
ideal, alejado de la mediocridad burguesa.
- La vía indigenista se encuentra ya en sus primeros poemas, como forma de evasión de la realidad circundante; pero se
acentúa con una orientación panhispanista en Canto de vida y esperanza.
- El hastío vital que asociamos al Decadentismo se manifiesta en Darío en un primer momento como desazón, heredera
de la poesía romántica, como síntoma del rechazo de la mediocridad cotidiana. En su última producción se intensifica
como una reflexión más existencial, cargada de melancolía y angustia.
- Amor y erotismo. Conviven los dos tratamientos de la temática amorosa: la idealizada y la sensual. Esta última está
especialmente presente en Prosas Profanas. El placer erótico, sensual y desprovisto de sacrificio y pena. La mujer
aparece figurada simbólicamente bajo diversas formas de la naturaleza (tigre, paloma, yedra, mar, colina).
De la renovación del lenguaje poético modernista destaca en Rubén Darío la variedad métrica y la originalidad del lenguaje.
En cuanto a la renovación del lenguaje, destaca la búsqueda de una expresión llena de recursos sensitivos:
- Abunda la adjetivación colorista y refinada que evoca un mundo visual lleno de goce y belleza (mediante la ilusión a
flores, telas, piedras preciosas) y también la relativa al tacto y al gusto.
- Recursos que aportan, en particular, musicalidad: repeticiones, aliteraciones y juegos fónicos variados, abundancia de
esdrújulas, rimas sonoras y referencias a instrumentos musicales.
En general, sobresale la riqueza verbal propiciada por metáforas deslumbrantes, el lenguaje simbólico y el léxico propio lleno
de cultismos, neologismos, arcaísmos y palabras exóticas y sofisticadas que procuran una creación distanciada de la realidad
por su belleza y artificio.
Respecto a la métrica, la producción de Rubén Darío es la más rica en lengua castellana. Da continuidad a la tradición culta,
recuperando metros caídos en desuso (eneasílabo y alejandrino) e introduciendo novedades, como el soneto con versos
alejandrinos. Por otra parte, experimenta con metros de arte mayor inexplorados, como los de 15 o 17 sílabas.

Delmira Agustini
Delmira Agustini (1886-1914) es una de las poetas más representativas de la poesía hispanoamericana del siglo XX. Fue una
creadora precoz pronto reconocida por sus contemporáneos y destacada por el mismo Rubén Darío, a pesar de que su carrera
literaria se ve truncada al ser asesinada muy joven. Este trágico fin acabó por consolidar su leyenda, si bien, al mismo tiempo,
eclipsó los valores intrínsecos de su poesía, desviando la mirada hacia el personaje y su dramática y breve biografía.

E L MO DE RNISMO E N LA OBRA DE DE LM IRA AGUSTI NI


En la obra de Delmira Agustini se encuentran los trazos del Modernismo más ornamental, especialmente en sus primeros
poemas, publicados en El libro blanco (Frágil) de 1907. Hay que tener en cuenta que cuando Agustini empieza a escribir el
Modernismo es un fenómeno plenamente asentado (notemos que Azul se publica en 1888 y la autora nace en 1886), de
manera que en sus primeras obras encontramos de forma reproductiva el imaginario, lenguaje y simbología siguiendo el
modelo del movimiento. Más adelante la autora expresamente manifiesta su idea de renovación, cuestionando la dimensión
más parnasiana del movimiento (centrada en la belleza formal), en favor de una poesía como “acto creativo que lleva
impreso el alma del poeta”. Desarrolla, entonces, una voz singular propia, que, sin dejar de pertenecer al Modernismo, lo
reconfigura en una nueva óptica. Esta nueva voz se encuentra ya en Cantos de la mañana y culmina con Los cálices vacíos.

Temática, símbolos y estilo


Los temas principales de la poesía de Agustini son la ensoñación, a menudo vinculada a la propia creación artística y
poética, y el erotismo.
- El erotismo. Amor y erotismo son aspectos de gran relevancia en el Modernismo, pero este se había centrado en
una mirada masculina, que focalizaba el cuerpo femenino como objeto de deseo. En Delmira Agustini es uno de los
temas más destacados, por su novedad y por su perspectiva femenina insólita que proporciona, cuestionando los
postulados de la moral tradicional. La mujer pasa a ser sujeto activo del deseo y el hombre, el objeto deseado. Igual
que en Rubén Darío , encontramos una dimensión más sensual y física y otra más espiritual. En la poeta, la primera
se centra en la descripción del deseo y su culminación, como deseo de la fusión total a través del amor. Destaca la
fisicidad de las imágenes empleadas para las que toca con lo decadente en ocasiones. El deseo toma tonos oscuros y
morbosos, por ejemplo, con imágenes de desmembramientos; y, en otros momentos, adopta un lenguaje religioso que
la aproxima a la mística. En la dimensión más espiritual se encuentra la melancolía derivada de la imposibilidad de
alcanzar el ideal o de prolongar el instante de la unión. A menudo este sentimiento se asocia al deseo de la muerte.
- Como forma de evasión, el ensueño es otro motivo recurrente, vinculado al anhelo simbolista de sugerir la realidad
oculta. Abunda en la creación de la poeta un ambiente onírico, que adopta el elemento irracional de ensueño como vía
de introspección.
- La creación poética es también una temática principal, en sus distintas dimensiones (la inspiración, la identidad
como poeta, el proceso de creación). En cuanto al lenguaje literario, Agustini participa de la renovación del lenguaje
modernista, desarrollando su simbología, léxico, recursos sensoriales y métricos.
- Entre los símbolos modernistas que renueva la autora destaca la simbología del cromatismo, las flores y animales.
Entre los colores destaca la diversidad de matices del blanco (blanco de plata, de armiño, de lirio, nieve, marfil; blancos
cándidos, albos, blanco blanco. . . ), color que en la autora va más allá del sentido de pureza, asociándose a veces a la
muerte. Se combina con el blanco la presencia del rosa (mezcla del blanco y el rojo de la pasión) y el azul (color
modernista por excelencia), como colores básicos. Este cromatismo se hace presente a menudo por la mención las
flores, también característica del movimiento. Entre los animales se ha destacado la renovación del símbolo más
emblemático del modernismo, el cisne, asociado aquí al deseo y su realización. Destacan igualmente la serpiente (o
culebra) como referencia al mal y al deseo, al buitre y el águila. Otro símbolo recurrente del imaginario modernista es
la estatua. A su significado de la belleza perfecta, la poeta añade connotaciones sombrías y tenebrosas, por su
condición inerte y estática.
- El léxico modernista más característico lo encontramos en su etapa primera, donde se reconoce la búsqueda del
refinamiento aristocrático y el exotismo y de la sonoridad en los términos seleccionados, términos desusados y
sofisticados escogidos por su musicalidad y poder evocador (bulbul, pájaro exótico; clepsidra, reloj de agua; albohol, tipo
de flor; fúlgido; opalino, de color entre blanco y azul; irisado. . . ) o neologismos (aurisolado, emperlar. . . ).
- En la métrica es clara la preferencia por los metros de arte mayor, especialmente alejandrinos, pero experimenta
también con métrica irregular y verso libre.

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