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LA SUBLEVACIÓN DE NORA HELMER COMO REACCIÓN A LA

OPRESIÓN DE LA MUJER DEL SIGLO XIX

Xavryne Ubaldo Robles

El siglo XIX fue un periodo que además de caracterizarse por conflictos de índole
social y de relevantes avances y descubrimientos científicos, también fue
determinante para la aparición de una nueva tendencia literaria que surgió como
reacción al romanticismo y sus idealismos. Propuso una filosofía positivista en la
que la narración fuera descrita con objetividad, tomando como referencia la
realidad misma. A esta corriente se le denominó «Realismo», y aunque en un
inicio solo hacía referencia al ámbito artístico realista, pronto significó una
manifestación para los textos narrativos y obras teatrales.

Es durante este momento histórico que Henrik Ibsen (Skien,1828-


Cristianía, 1906)1 funge como principal representante del realismo en el teatro
europeo. Una de sus obras más famosas es Casa de muñecas (1879), que, tras
su estreno en el Teatro Real de Copenhague, causó gran revuelo en la sociedad
de Dinamarca por la osada temática que Ibsen planteaba al desarrollar una
historia que gira en torno a una mujer que se resiste a seguir las imposiciones
de la sociedad en relación con su papel como esposa y madre. En el drama
realista se descubre “la superioridad moral de la mujer sobre el hombre en su
lucha por alcanzar un objetivo: la reforma de la estructura de la sociedad y de las
normas sociales y morales para un futuro mejor de la comunidad”.2

1 Dramaturgo noruego cuyas obras aún hoy se siguen representando en los grandes escenarios.
Es considerado “padre del realismo” en el teatro y es visto como el pionero del modernismo. Para
más información, véase: Adams, Robert. “Henrik Ibsen”, en Enciclopedia Britannica. 2021.
Consultado en línea: https://www.britannica.com/biography/Henrik-Ibsen

2 Cito por María Osuna. Los paradigmas del teatro realista en Henrik Ibsen y Lennox Robinson:
sociedad vs individuo. Contrastes y similitudes en Casa de Muñecas y Encrucijada, en
Universidad Antonio de Nebrija. 2018. Consultado en línea:
https://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/18507/alfinge_30_5.pdf?sequence=1&isAllo
wed=y. En las siguientes citas correspondientes a fragmentos de la obra, solo se citará el nombre
del autor y página.
Otras obras notables del dramaturgo noruego son: Hedda Gabler (1890),
Peer Gynt (1867), Espectros (1881), Un enemigo del pueblo (1882), El pato
silvestre (1884), entre otras.

Ibsen es una figura representativa del teatro europeo no solo por sus
memorables obras, sino también por su mordaz crítica que reflejó en estas a la
luz del contexto social imperante en aquel entonces, incluso si se les calificó
como escandalosas e inapropiadas.

Los dramas de Ibsen significan un cambio en la visión del mundo y


subrayan la necesidad de un giro en la estructuración de la sociedad. La
nueva mentalidad pragmática del pueblo irlandés se identifica con esa
revolucionaria concepción de la sociedad que definen los dramas socio-
críticos del genio noruego. […] El proceso de cambio que soporta el país
tiene repercusiones positivas en la aceptación del drama realista.3

El propósito del siguiente ensayo es realizar un análisis del personaje de


Nora Helmer de la obra Casa de muñecas; se usará como base la edición digital
publicada por la Editorial del Cardo.

LA SUBLEVACIÓN DE NORA HELMER COMO REACCIÓN A LA OPRESIÓN


DE LA MUJER DEL SIGLO XIX

Ya desde el inicio, el nombre de la obra proporciona un pequeño vistazo de la


posible significación tras la frase nominal «Casa de muñecas», haciendo
referencia a un espacio familiar y hogareño donde habitan unas «muñecas» o
unos objetos de juguete cuya única función es la de entretener a otro individuo
que las tiene bajo su poder. Habiendo dicho esto, la relación del título con el
contenido se resume a dos aspectos:

1. Se configura como una clara alegoría a la opresión de la mujer en la época


comprendida durante el siglo XIX.

3 Osuna, María. op. cit. 108


Los roles asignados a cada uno de los sexos estaban determinados por
sus características biológicas. Según la inteligencia masculina de la
época las mujeres debían permanecer en el hogar educando a los hijos
y cuidando a la familia mientras que los hombres debían consagrarse a
las actividades públicas y al trabajo productivo que les permitiera sostener
a sus dependientes.4

2. Se trata de un leitmotiv que se sugiere en el drama cuando 1) Nora le


muestra a Torvald las muñecas que compró para su hija y dice que el
hecho de que sean baratas no importa porque probablemente las romperá
pronto de todos modos. Esto es interesante, ya que se sugiere que Nora
está criando a su hija para una vida similar a la de Nora, pero al mismo
tiempo presagia que Nora abandonará a Torvald; 2) al jugar Nora con sus
hijos, se refiere a ellos como sus «muñecos»: “Y mis hijos, a su vez, fueron
muñecos míos. A mí me divertía que jugaras conmigo, como a los chicos
les divierte que juegue con ellos”5; y 3) durante el desenlace, en la
confrontación final: “Vos siempre fuiste muy bueno conmigo. Pero nuestra
casa nunca fue más que una casa de juguete. Yo fui la muñeca-esposa
de esta casa, como fui la muñeca-niña de la casa de papá… Eso es todo
lo que fue nuestro matrimonio, Torvald”.6

Sobre Nora y su comportamiento

Al empezar el acto primero, se observa a una Nora contenta y, al parecer,


satisfecha con la vida que ha estado llevando desde que se casó con su esposo
y tuvo tres hijos. Habla animadamente con Torvald, le contesta con cariño,
además de mostrarse entusiasmada ante el sueldo que obtendrá en su nuevo
trabajo. Actúa como una pequeña niña malcriada y mimada aún si a veces se le
trata con cierta condescendencia.

4 Cito por Ana Gutiérrez. De la mujer ideal a la mujer real. Las contradicciones del estereotipo
femenino en el siglo XIX, en Escuela Nacional de Antropología e Historia. 2000. Consultado en
línea: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35101813
5 Ibsen, Henrik. op. cit.
6
Ibsen, Henrik. op. cit.
A medida que avanza la trama, se descubre que no es tan ingenua como
aparenta. Es capaz de entender los detalles comerciales de la deuda que
adquirió por haber pedido un préstamo para ayudar a mejorar la salud de su
esposo, hecho que indica la inteligencia y habilidad superiores a las aceptadas
en una sociedad en que se concebía a una mujer atada a sus labores domésticas
y de esposa obediente. Asimismo, se reafirma su determinación y actitud
independiente mientras confiesa en acto de confidencia a la Sra. Linde de ser la
responsable de pagar los gastos del viaje: “… después descubrí otras maneras
de ganar plata. La Navidad pasada me conseguí un montón de trabajo para
copiar. Me encerraba todas las noches y me quedaba escribiendo hasta muy
tarde. Era cansador, claro, pero también era divertido trabajar y que me paguen.
Era casi como ser un hombre”.7

El posterior engaño de Krogstad no consigue cambiar la naturaleza aún


escondida de Nora, por el contrario, le incitan a ver la situación en que se
encuentra: una mujer subestimada por todo y todos. “Yo volví a ser tu muñeca,
y ahora tenías que manipularla con más cuidado todavía, porque demostró ser
tan frágil…”8, dice en el tercer y último acto durante la confrontación final. Es el
punto de anagnórisis clave en que Nora Helmer, se percata de que siempre
estuvo siguiendo el papel de muñeca en una obra que inicio desde ocho años
atrás al aceptar ser esposa y madre. Acepta al fin que ese no es el rol que desea
interpretar ni para Helmer, Krogstad, ni mucho menos para la sociedad.

“Destruiste mi felicidad. Arruinaste mi futuro. ¡Qué espanto! Ahora estoy


en manos de una inmoral, de un tipo sin remordimientos de conciencia,
¡completamente en su poder!... ¡Ay, tener que hundirme como un perro por culpa
de una mujer indigna!”9, exclama Helmer como reacción al verse enterado de lo
que tanto tiempo Nora estuvo escondiendo. Le recrimina severamente las
consecuencias por haberle salvado la vida, pero Nora ya no es la misma, pues

7 Cito por Henrik Ibsen. Casa de muñecas, en Editorial del Cardo. 2006. Consultado en línea:
https://biblioteca.org.ar/libros/130356.pdf. En las siguientes citas correspondientes a fragmentos
de la obra, solo se citará el nombre del autor sin el número de página al provenir de una fuente
electrónica.
8 Ibsen, Henrik. op. cit.
9 Ibsen, Henrik. op. cit.
se encuentra más que decidida a ya no seguir ateniéndose a él. Es así como
termina por despertar, desatarse de las cuerdas que la mantenían unida a su
pequeña casa de juguete, y abandonar a su familia para reencontrarse con su
libertad perdida, en una sociedad del siglo XIX.

En cuanto al rol que desempeña Torvald, se trata de uno que no hace más que
acentuar las normas imperantes de la época, pues es un hombre cuyo único
poder radica en tener el dinero suficiente para satisfacer a la Nora-muñeca
mimada. Los apodos dirigidos a esta (ardillita, pichoncito) sugieren que él piensa
en ella casi como una niña o una mascota. Esta impresión se enfatiza cuando
Nora esconde la golosina, como una niña traviesa que teme que la atrapen. La
actitud parecida a un padre de Torvald se destaca por la forma en que le regaña
suavemente sobre el dinero, lo que implica que cree que ella no es lo
suficientemente inteligente como para ser financieramente responsable, e
incluso que existe cierta desconfianza entre ambos, pues mientras que Helmer
no le confía, Nora finge sentir una obediencia que al menos, al inicio, es mínima
-y fingida-, pero conforme prosigue la obra, se incrementa hasta transformar a la
protagonista, en un modelo de mujer desafiante ante el hombre.

Conclusiones

A lo largo de este ensayo, se habló de Henrik Ibsen como una figura esencial
dentro del movimiento literario realista. Los breves párrafos presentados
pretendieron dar una ligera introducción al tema, que, si bien no eran parte del
desarrollo, ayudaron a ponerse en contexto. El análisis expuesto después
pretendió exponer al personaje desde no solo una visión en la que se rebela
contra las normas sociales y desafía con fervor, sino que también desde una en
la que es un mero individuo que, al igual que todos, merece ser libre.

Referencias

Adams, Robert. (16 de marzo de 2021). Henrik Ibsen. Enciclopedia Britannica.


Recuperado el 1 de mayo de 2021 de
https://www.britannica.com/biography/Henrik-Ibsen
Garrido, Guadalupe & otros. (2019). Literatura, libro de texto. UAEM.

Gutiérrez, Ana. (2000). De la mujer ideal a la mujer real. Las contradicciones del
estereotipo femenino en el siglo XIX. Escuela Nacional de Antropología e
Historia. Recuperado el 4 de mayo de 2021 de
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35101813

Ibsen, Henrik. (2006). Casa de muñecas. Editorial del Cardo.


https://biblioteca.org.ar/libros/130356.pdf

Osuna, María. (2018). Los paradigmas del teatro realista en Henrik Ibsen y
Lennox Robinson: sociedad vs individuo. Contrastes y similitudes en Casa
de Muñecas y Encrucijada. Universidad Antonio de Nebrija.
https://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/18507/alfinge_30_5.p
df?sequence=1&isAllowed=y

Quintana, Luis. (2019). Culpa y castigo. Tragedia clásica europea. Trajín.

___________. (2019). Las trampas de la retórica. Trajín.

Robert, Adam. (5 de marzo de 2021). Henrik Ibsen. Enciclopedia Britannica.


Recuperado el 1 de mayo de 2021 de
https://www.britannica.com/biography/Henrik-Ibsen

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