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El siglo XIX fue un periodo que además de caracterizarse por conflictos de índole
social y de relevantes avances y descubrimientos científicos, también fue
determinante para la aparición de una nueva tendencia literaria que surgió como
reacción al romanticismo y sus idealismos. Propuso una filosofía positivista en la
que la narración fuera descrita con objetividad, tomando como referencia la
realidad misma. A esta corriente se le denominó «Realismo», y aunque en un
inicio solo hacía referencia al ámbito artístico realista, pronto significó una
manifestación para los textos narrativos y obras teatrales.
1 Dramaturgo noruego cuyas obras aún hoy se siguen representando en los grandes escenarios.
Es considerado “padre del realismo” en el teatro y es visto como el pionero del modernismo. Para
más información, véase: Adams, Robert. “Henrik Ibsen”, en Enciclopedia Britannica. 2021.
Consultado en línea: https://www.britannica.com/biography/Henrik-Ibsen
2 Cito por María Osuna. Los paradigmas del teatro realista en Henrik Ibsen y Lennox Robinson:
sociedad vs individuo. Contrastes y similitudes en Casa de Muñecas y Encrucijada, en
Universidad Antonio de Nebrija. 2018. Consultado en línea:
https://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/18507/alfinge_30_5.pdf?sequence=1&isAllo
wed=y. En las siguientes citas correspondientes a fragmentos de la obra, solo se citará el nombre
del autor y página.
Otras obras notables del dramaturgo noruego son: Hedda Gabler (1890),
Peer Gynt (1867), Espectros (1881), Un enemigo del pueblo (1882), El pato
silvestre (1884), entre otras.
Ibsen es una figura representativa del teatro europeo no solo por sus
memorables obras, sino también por su mordaz crítica que reflejó en estas a la
luz del contexto social imperante en aquel entonces, incluso si se les calificó
como escandalosas e inapropiadas.
4 Cito por Ana Gutiérrez. De la mujer ideal a la mujer real. Las contradicciones del estereotipo
femenino en el siglo XIX, en Escuela Nacional de Antropología e Historia. 2000. Consultado en
línea: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35101813
5 Ibsen, Henrik. op. cit.
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Ibsen, Henrik. op. cit.
A medida que avanza la trama, se descubre que no es tan ingenua como
aparenta. Es capaz de entender los detalles comerciales de la deuda que
adquirió por haber pedido un préstamo para ayudar a mejorar la salud de su
esposo, hecho que indica la inteligencia y habilidad superiores a las aceptadas
en una sociedad en que se concebía a una mujer atada a sus labores domésticas
y de esposa obediente. Asimismo, se reafirma su determinación y actitud
independiente mientras confiesa en acto de confidencia a la Sra. Linde de ser la
responsable de pagar los gastos del viaje: “… después descubrí otras maneras
de ganar plata. La Navidad pasada me conseguí un montón de trabajo para
copiar. Me encerraba todas las noches y me quedaba escribiendo hasta muy
tarde. Era cansador, claro, pero también era divertido trabajar y que me paguen.
Era casi como ser un hombre”.7
7 Cito por Henrik Ibsen. Casa de muñecas, en Editorial del Cardo. 2006. Consultado en línea:
https://biblioteca.org.ar/libros/130356.pdf. En las siguientes citas correspondientes a fragmentos
de la obra, solo se citará el nombre del autor sin el número de página al provenir de una fuente
electrónica.
8 Ibsen, Henrik. op. cit.
9 Ibsen, Henrik. op. cit.
se encuentra más que decidida a ya no seguir ateniéndose a él. Es así como
termina por despertar, desatarse de las cuerdas que la mantenían unida a su
pequeña casa de juguete, y abandonar a su familia para reencontrarse con su
libertad perdida, en una sociedad del siglo XIX.
En cuanto al rol que desempeña Torvald, se trata de uno que no hace más que
acentuar las normas imperantes de la época, pues es un hombre cuyo único
poder radica en tener el dinero suficiente para satisfacer a la Nora-muñeca
mimada. Los apodos dirigidos a esta (ardillita, pichoncito) sugieren que él piensa
en ella casi como una niña o una mascota. Esta impresión se enfatiza cuando
Nora esconde la golosina, como una niña traviesa que teme que la atrapen. La
actitud parecida a un padre de Torvald se destaca por la forma en que le regaña
suavemente sobre el dinero, lo que implica que cree que ella no es lo
suficientemente inteligente como para ser financieramente responsable, e
incluso que existe cierta desconfianza entre ambos, pues mientras que Helmer
no le confía, Nora finge sentir una obediencia que al menos, al inicio, es mínima
-y fingida-, pero conforme prosigue la obra, se incrementa hasta transformar a la
protagonista, en un modelo de mujer desafiante ante el hombre.
Conclusiones
A lo largo de este ensayo, se habló de Henrik Ibsen como una figura esencial
dentro del movimiento literario realista. Los breves párrafos presentados
pretendieron dar una ligera introducción al tema, que, si bien no eran parte del
desarrollo, ayudaron a ponerse en contexto. El análisis expuesto después
pretendió exponer al personaje desde no solo una visión en la que se rebela
contra las normas sociales y desafía con fervor, sino que también desde una en
la que es un mero individuo que, al igual que todos, merece ser libre.
Referencias
Gutiérrez, Ana. (2000). De la mujer ideal a la mujer real. Las contradicciones del
estereotipo femenino en el siglo XIX. Escuela Nacional de Antropología e
Historia. Recuperado el 4 de mayo de 2021 de
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35101813
Osuna, María. (2018). Los paradigmas del teatro realista en Henrik Ibsen y
Lennox Robinson: sociedad vs individuo. Contrastes y similitudes en Casa
de Muñecas y Encrucijada. Universidad Antonio de Nebrija.
https://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/18507/alfinge_30_5.p
df?sequence=1&isAllowed=y