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La Autoridad y la Sumisión

Autoridad: Es delegación de poder, mandato, dominio o magistratura.

El Trono de Dios se fundamenta en la autoridad. (Hb.1:3).

La autoridad de Dios rige todas las cosas. Su autoridad lo representa a Él


mismo. Dios está por encima de todas las autoridades y todas ellas
están debajo de Él.

La rebelión de Satanás (Is.14:12-15, Ez.28:13-17).

El primer pasaje muestra cómo Satanás infringió la autoridad de Dios,


mientras que el segundo señala su trasgresión a la santidad de Dios. Fue el
intento de Satanás de poner su trono sobre el trono de Dios lo que violó la
autoridad de Dios, y fue ésta rebelión lo que Dios condenó.

Satanás no tiene temor de que prediquemos la Palabra de Dios, pero sí


teme cuando estamos sujetos a la autoridad de Cristo. Los que servimos a
Dios jamás debemos servir según el principio de Satanás, sino según el
principio de Cristo. Cuando actuamos según el principio de Cristo, el poder
de Satanás se desvanece.

2. Los Dos Principios Que Rigen en el Universo.

Uno es el principio de la autoridad de Dios y el otro es el principio de la


rebelión satánica. No podemos servir a Dios y a la vez tener un espíritu
rebelde. Satanás se ríe cuando una persona rebelde predica la Palabra,
porque en esa persona actúa el principio satánico.
A. Pablo: Principio de la autoridad. (Hch.9:1-18).

Su encuentro con la salvación y la autoridad de Dios fue tan fuerte que días
después pudo escuchar y sujetarse a Ananías (un hermanito desconocido
que es mencionado una sola vez en toda la Biblia). Pablo se sujetó a él
porque primero se había encontrado con la autoridad de Dios.

No miremos al hombre sino a la autoridad con la que ese hombre está


revestido. No obedecemos al hombre sino a la autoridad de Dios en ese
hombre. Pero si miramos al hombre sin mirar su autoridad seguramente
tendremos serios problemas para sujetarnos a él.

Antes de que una persona pueda someterse a las autoridades delegadas


por Dios tiene que conocer primero la autoridad de Dios mismo.

B. Saúl: Principio de la rebeldía. (1º S.15:1-9, 16-23).

La mayor exigencia que Dios le pone al hombre es la obediencia. Saúl


desobedeció a Dios y fue desechado. Sólo la obediencia honra
completamente a Dios, porque ella lo toma a Dios como centro.

3. Casos de Rebeldía en el A. T.

A. La Rebelión de Adán y Eva (Gn.2:16-17, 3:1-6).

La prohibición de Dios fue para poner a Adán bajo su autoridad y que éste
aprendiera la obediencia. Todas las criaturas de la Tierra estaban bajo la
autoridad de Adán, pero él mismo estaba bajo la autoridad de Dios.

En el orden divino estaba Eva debajo de Adán y Adán debajo de Dios. Eva
tenía una doble autoridad a la cual obedecer, pero al desobedecer actuó
bajo el principio de rebeldía de Satanás. Tomó su propia decisión, se rebeló
y cayó. Toda acción que es deficiente en la obediencia es una caída y todo
acto de desobediencia es rebelión.

B. La Rebelión de Cam (Gn.9:20-27).

Noé era la cabeza de la familia, su esposa e hijos estaban bajo su


autoridad. Cuando Noé pecó, su hijo Cam no vio ni respetó la dignidad de
la autoridad de su padre, sino que se deleitó en ver el error cometido por la
autoridad y en hablar de eso con sus hermanos. Este hecho sacó a luz el
espíritu rebelde de Cam. Sin embargo, Sem y Jafet actuaron según el
principio de la autoridad, cubriendo la desnudez de su padre. Cam fue
declarado maldito y esclavo de sus hermanos.

El que opera según el principio de la autoridad cubrirá los errores y pecados


de la autoridad aun cuando la autoridad misma tenga que ser disciplinada.

El que opera según el principio de la rebeldía criticará y murmurará contra


la autoridad y usará ese pecado para justificar sus propias acciones
rebeldes y carnales.

4. Las Expresiones de Rebeldía y sus Consecuencias.

A. Reincidir en el pecado (Sal.78:17).

B. Desoír el consejo (Sal.106:43, Ez.3:27). Aquí estamos hablando del


consejo espiritual y bíblico que las personas maduras pueden brindar. No
nos referimos a las opiniones o puntos de vista personales.

C. Apartarse de la comunión (Jer.2:13).


D. Negar la Palabra y a quienes ministran la Palabra (Jer.5:11-14).

E. Desobedecer a la autoridad establecida por Dios (Ez.20:8).

F. Desobedecer abierta o encubiertamente la voz de Dios (Ez.20:13, 21).

G. Dios se aparta de los rebeldes (Ez.39:23-24).

H. Son quebrantados (Is.1:28).

I. Caen en un estado de sordera y ceguera espiritual (Ez.12:2).

J. Sus vidas y ministerios terminan muriendo (1º Cr.10:13).

5. Principios Sobre la Obediencia.

A. Para someternos a la autoridad y reconocerla como tal primero


necesitamos tener un encuentro con la autoridad de Dios.

Nuestras acciones no deben ser gobernadas por el conocimiento del bien y


del mal (según lo bueno y lo malo), sino que deben ser motivadas por la
obediencia a la autoridad de Dios.

No debo preguntarme “si es pecado o si no lo es”, lo que debo preguntarme


es “si estoy obedeciendo o no a la autoridad de Dios” al hacer tal o
cual cosa.

. Aprendamos a ejercer la autoridad delegada.

El que trabaja para Dios necesita, además de aprender a obedecer,


aprender a ser la autoridad delegada de Dios en la iglesia y en el hogar.
Es necesario aprender a estar bajo autoridad como a ejercer la
autoridad.

La iglesia sufre cuando hay desobediencia y rebeldía, pero también sufre a


causa de aquellos que no saben estar en autoridad.

1. Diferencia Entre Sumisión y Obediencia.

La sumisión es una cuestión de actitud, mientras que la obediencia


es un asunto de conducta. Pedro y Juan respondieron al concilio judío:
“Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”
(Hch.4:19). La actitud de ellos no era rebelde, dado que todavía se
sometían a los que estaban en autoridad, sin embargo no mostraron
obediencia absoluta.

Sólo Dios recibe la obediencia absoluta. Toda persona inferior a Dios sólo
puede recibir una obediencia limitada.

Cuando las autoridades nos dicen que hagamos cosas que contradicen o se
oponen a nuestros valores cristianos, o que son abierta o encubiertamente
pecaminosas podemos y debemos desobedecerlas.

Cuando la autoridad delegada y la autoridad de Dios mismo entran en


conflicto, debemos mantener la sumisión pero no la obediencia a la
autoridad delegada.

Si la autoridad delegada da una orden que contradice claramente el


mandamiento de Dios, se la tratará con respeto pero no se la obedecerá,
porque su orden ofende a Dios.

Veamos algunos ejemplos bíblicos:


A. Éxodo 1:15-22. Las parteras y la madre de Moisés desobedecieron el
decreto del Faraón al salvar la vida de Moisés, sin embargo se las consideró
mujeres de fe.

B. Daniel 3:8-30. Los tres amigos de Daniel se negaron a adorar la


estatua de Nabucodonosor. Desobedecieron la orden del rey pero se
sometieron al horno de fuego.

C. Daniel 6:10-28.Daniel desobedeció el decreto real y oró a Dios, sin


embargo se sometió al juicio del rey al ser arrojado al foso de los leones.

D. Hechos 4:13-33.Los gobernantes les habían prohibido a Pedro y a Juan


predicar el evangelio, los amenazaron y golpearon, sin embargo ellos
salieron y continuaron predicando el evangelio.

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