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ARTICULOS

ACTITUDES Y CONDUCTAS
INADECUADAS DEL ACOMPAÑANTE
TERAPEUTICO
27 JUNIO, 2018 CESA - CENTRO DE ESTUDIOS SOCIALES ARGENTINO 1 COMENTARIO

Por Gustavo Juan Perez Zabatta

Entre las actitudes y conductas inadecuadas del AT, podemos considerar:

1.- Desestimar o menospreciar la relación vincular.


Por ejemplo, observando y señalando de mala manera el estilo comunicativo del paciente o
de su entorno familiar, considerar de manera incorrecta el feedback a nuestras
intervenciones y señalamientos con el paciente, desconsiderar nuestras reacciones
emocionales frente al trabajo, el paciente y su familia (contratransferencia), desatender los
aspectos emocionales de la comunicación, no tener en cuenta los tonos de vos, las palabras
utilizadas, las reacciones gestuales que acompañan a los dichos.

2.- Posición tecnicista y precavida del AT en exceso.


Poniendo el foco en los aspectos técnicos y en las técnicas de intervención, perdiendo de
vista una visión integral del dispositivo terapéutico y, en función de quien ese dispositivo se
ha implementado.
3.- Adoptar una posición simplista.
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Poniendo el foco en la detección y modificación sólo de algunos comportamientos, cuando


en realidad se trata también de detectar y modificar creencias personales. No tomar en
cuenta la singularidad del paciente, su historia, su experiencia de vida.
4.- Adoptar una posición demasiado didáctica e interpretativa.
El AT debe realizar cierta renuncia narcisista. No puede anteponer sus necesidades a las
necesidades del paciente. Debe aprender a ceder y centrar el foco en las estrategias y
tácticas de intervención al paciente. Informar, contribuir al aprendizaje, no significa
subestimar al paciente. El AT acompaña, no impone.

5.- Responder y reaccionar negativamente.


Evitar responder y reaccionar negativamente frente a las conductas y comportamientos del
paciente. Evitar ridiculizarlo, infantilizarlo. El AT debe ofrecerle al paciente, la seguridad y
la contención necesaria. Trabajar sus reacciones, informando de las mismas y co-pensando
junto al Equipo Terapéutico, nuevas alternativas de intervención frente a la demanda de las
reacciones y respuestas del paciente al tratamiento. Comprender al paciente es dejar de lado
los propios prejuicios, trabajarlos y estar a la altura de las circunstancias que el paciente
requiere.

6.- Aceptar al insight intelectual como signo de progreso.


Debemos verificar en los hechos, basarnos en las evidencias, para saber positivamente que
el paciente nos comprende y nos entiende. Evitar estereotipar y rigidizar al paciente,
estigmatizándolo.

 7.- Actitud pesimista ante la persona.


El AT debe tratar de tener siempre una actitud proactiva hacia el paciente, pero también
hacia sí mismo. Un mensaje optimista, esperanzador, debe privilegiarse frente a las
dificultades del tratamiento que siempre las hay y las va a haber

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8.- Baja tolerancia a la frustración.


El AT debe estar formado, entrenado y capacitado para tolerar la frustración. La frustración
siempre aparece en todo tratamiento. Es inevitable. Y debe encontrar al AT en las mejores
condiciones para poder enfrentarla y realizar el salto cualitativo que se espera de un
profesional de la salud, en función de contribuir al tratamiento y a la rehabilitación del
paciente. No estar atado a dogmas, sistemas de creencias y / o prejuicios que rigidizan los
tratamientos y estereotipan al paciente.

9.- Actitud no orientada a resolver problemas.


El AT siempre debe orientar sus intervenciones a resolver los problemas del paciente.
Buscar alternativas. Ser creativo. Ser flexible. Apostar siempre a los recursos y no quedar
centrado en la patología. Trabajar a favor de la pulsión de vida, nunca a favor de la pulsión
de muerte.
10.- No explorar los intentos de terminación prematura de la relación.
Un tratamiento concluye, sólo cuando se ha certificado fehacientemente que el paciente se
encuentra rehabilitado y condiciones autónomas de por sí solo enfrentar los avatares de la
vida. De lo contrario, pueden quedar anudadas cuestiones que no se han trabajado
debidamente, pudiendo ser factores a futuro de nueva predisposición a problemáticas en el
paciente.

11.- No diferenciar problemas primarios y secundarios.


En este sentido, es muy importante la planificación del trabajo, cotidiano, a mediano plazo
y a largo plazo, en base a los resultados y, estar dispuesto, de manera dinámica a realizar
todas las modificaciones que sean necesarias en virtud de optimizar el tratamiento.

12.- Trabajar en un nivel para en el que la persona no tiene aún habilidad.


Anu ncios
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El AT debe contribuir a la autonomía del paciente. Para esto es fundamental que sólo
realice aquellas actividades que exclusivamente representan una dificultad real al paciente y
no ir más allá. Si avanzamos, produciremos el efecto contrario que es, deteriorar la
autonomía del paciente y su independencia.

 Fuente: Curso Experto Universitario AT – UTN

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