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Sensación y percepción.
La sensación sería puntual, es decir, un punto del objeto externo toca uno de mis
órganos de los sentidos y hace un recorrido en el interior de mi cuerpo, yendo al
cerebro y volviendo a las extremidades sensoriales. Cada sensación es independiente
de las otras y corresponde a la percepción unificarlas y organizarlas en una síntesis. La
causa del conocimiento sensible es la cosa externa, de modo que la sensación y la
percepción son efectos pasivos de una actividad de los cuerpos exteriores sobre
nuestro cuerpo. El conocimiento se obtiene por suma y asociación de las sensaciones
en la percepción y tal suma y asociación dependen de la frecuencia, la repetición y la
sucesión de los estímulos externos y de nuestros hábitos.
Para los empiristas, la sensación conduce a la percepción como una síntesis pasiva,
es decir, que depende del objeto exterior.
En nuestro siglo (XX), sin embargo, la Filosofía alteró bastante estas dos tradiciones y
las superó en una nueva concepción del conocimiento sensible. Los cambios fueron
traídos por la fenomenología de Husserl y por la Psicología de la Forma o teoría de la
Gestalt (Gestalt es una palabra alemana que significa: configuración, figura
estructurada, forma). Ambas mostraron:
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Las experiencias conocidas como figura-y-fondo muestran que no tenemos
sensaciones parciales, sino percepciones globales de una forma o de una estructura.
Las experiencias con formas "incompletas" muestran que la percepción siempre
percibe una totalidad completa, lo que sería imposible si tuviéramos sensaciones
elementales que el pensamiento unificaría en una percepción. Si la percepción fuera
una suma de sensaciones parciales y si cada sensación dependiera de los estímulos
directos que las cosas produjeran en nuestros órganos de los sentidos, entonces
tendríamos que ver como siendo del mismo tamaño dos líneas que son objetivamente
del mismo tamaño ….????????. Pero la experiencia muestra que las percibimos como
formas o totalidades diferentes.
¿Qué es la percepción?
Un paisaje, por ejemplo, no es una suma de cosas que están apenas cerca unas de
otras, pero es la percepción de cosas que forman un todo complejo y con sentido: el
valle sólo es valle a causa de la montaña, cuya altura y distancia sólo pueden ser
evaluadas porque hay el cielo, los árboles, un río y un camino; el verde del valle sólo
puede ser percibido por contraste con el gris o el dorado de la montaña; el azul del
cielo sólo puede ser percibido a causa del verde de la vegetación y el marrón de la
tierra; este paisaje será un espectáculo de contemplación si el sujeto de la percepción
está reposado, pero será un objeto digno de ser visto por otros si el sujeto de la
percepción es un pintor, o será un obstáculo, si el sujeto de la percepción es un viajero
que descubre que, necesita superar la montaña. En resumen: en la percepción, el
mundo posee forma y sentido y ambos son inseparables del sujeto de la percepción; la
percepción es así una relación del sujeto con el mundo exterior y no una reacción
físico-fisiológica de un sujeto físico-fisiológico a un conjunto de estímulos externos
(como supondría el empirista), ni una idea formulada por el sujeto (como supondría el
intelectualista). La relación da sentido al percibido y al percibidor, y uno no existe sin el
otro; El mundo percibido es cualitativo, significativo, estructurado y estamos en él como
sujetos activos, es decir, damos a las cosas percibidas nuevos sentidos y nuevos
valores, pues las cosas forman parte de nuestras vidas e interactuamos con el mundo;
el mundo percibido es un mundo intercorporal, es decir, las relaciones se establecen
entre nuestro cuerpo, los cuerpos de los otros sujetos y los cuerpos de las cosas, de
modo que la percepción es una forma de comunicación que establecemos con los
demás y con las cosas; la percepción depende de las cosas y de nuestro cuerpo,
depende del mundo y de nuestros sentidos, depende del exterior y del interior, y por
eso es más adecuado hablar en campo perceptivo para indicar que se trata de una
relación compleja entre el cuerpo sujeto y el sujeto, los cuerpos-objetos en un campo
de significaciones visuales, táctiles, olfativas, gustativas, sonoras, motrices, espaciales,
temporales y lingüísticas.
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La percepción es una conducta vital, una comunicación, una interpretación y una
valoración del mundo, a partir de la estructura de relaciones entre nuestro cuerpo
y el mundo; la percepción implica toda nuestra personalidad, nuestra historia
personal, nuestra afectividad, nuestros deseos y pasiones, es decir, la
percepción es una manera fundamental de que los seres humanos estén en el
mundo.
Se percibe las cosas y los demás de modo positivo o negativo, percibimos las cosas
como instrumentos o como valores, reaccionamos positiva o negativamente a colores,
olores, sabores, texturas, distancias, tamaños. El mundo es percibido cualitativamente,
afectivamente y valorativamente. Cuando percibimos a otra persona, por ejemplo, no
tenemos una colección de sensaciones que nos darían las partes aisladas de su
cuerpo, pero la percibimos como teniendo una fisonomía (agradable o desagradable,
bella o fea, serena o agitada, sana o enfermiza, seductora o repelente) y por esa
percepción definimos nuestro modo de relación con ella; la percepción involucra
nuestra vida social, es decir, los significados y los valores de las cosas percibidas
provienen de nuestra sociedad y del modo en que las cosas y las personas reciben
sentido, valor o función.
Así, objetos que para nuestra sociedad no causan temor, pueden causar en otra
sociedad. Por ejemplo, en nuestra sociedad, un espejo o una fotografía son objetos
funcionales o artísticos, medios de vernos en imagen; sin embargo, para muchas
sociedades indígenas, ver la imagen de alguien o su propia es ver el alma de ese
alguien y hacerle perder la identidad y la vida, de modo que la percepción de un espejo
o de una fotografía puede ser una percepción aterradora; la percepción nos ofrece un
acceso al mundo de los objetos prácticos e instrumentales, es decir, nos orienta hacia
la acción cotidiana y hacia las acciones técnicas más simples; la percepción es una
forma de conocimiento y de acción fundamental para las artes, que son capaces de
crear un "otro" mundo por la simple alteración que provoca en nuestra percepción
cotidiana y costumbre. Basta recordar aquí el texto de Clarice Lispector sobre el insecto
y sobre el huevo (unidad 3, capítulo 8); la percepción no es una idea confusa o inferior,
como juzgaba la tradición, sino una manera de tener ideas sensibles o significaciones
perceptivas; la percepción está sujeta a una forma especial de error: la ilusión, como
vimos en el ejemplo de los versos de Mário de Andrade sobre la garona de San Pablo,
la confusión de lo blanco y del negro, del pobre y del rico.
Desde el punto de vista de las teorías del conocimiento, hay tres concepciones
principales sobre el papel de la percepción:
El empirista dirá que recibimos estímulos de todos los elementos que están en nuestro
campo visual: colores, sonidos, reflejos; que esos estímulos aislados son llevados a
nuestro cerebro, donde causan una impresión y que la conciencia de esa impresión es
la percepción como suma de los estímulos.
El intelectualista nos dirá que vemos cualidades sensibles - líquido, color, reflejos - de
una realidad distorsionada: vemos árboles sobre la superficie de las aguas, aunque los
árboles no están allí; vemos los ladrillos del fondo como si fueran curvos, cóncavos,
convexos, aunque sean cuadrados y lisos; vemos el agua coloreada, cuando, en
realidad, no tiene color. Vemos, pues, algo que nuestro intelecto o nuestro pensamiento
nos advierte que no corresponde a la realidad.
Fenómeno
Desde Kant, el fenómeno indicaba lo que, desde el mundo externo, se ofrece al sujeto
del conocimiento, bajo las estructuras cognitivas de la conciencia (es decir, bajo las
formas del espacio y del tiempo y bajo los conceptos del entendimiento). Sin embargo,
el filósofo Hegel amplió el concepto de fenómeno, afirmando que todo lo que aparece
sólo puede aparecer para una conciencia y que la propia conciencia se muestra a sí
misma en el conocimiento de sí, siendo ella misma un fenómeno. Por eso, fue Hegel el
primero en usar la palabra fenomenología, para con ella indicar el conocimiento que la
conciencia tiene de sí misma a través de los demás fenómenos que le aparecen.
Husserl mantiene el concepto kantiano y hegeliano, pero amplía aún más la noción de
fenómeno. Para comprender esta ampliación necesitamos considerar la crítica que
dirige a Kant y a Hegel. Kant se equivocó al distinguir el fenómeno y el nudo, pues, con
esa distinción, mantuvo la vieja idea metafísica de la realidad en sí o del "Ser como
Ser", aunque dijese que no la podíamos conocer. Hegel, por su parte, abolió la
diferencia entre la conciencia y el mundo, porque había dicho que éste no es más que
el modo en que la conciencia se convierte en las propias cosas, se convierte en el
mundo mismo, todo siendo fenómeno: fenómeno interior - la conciencia - y el fenómeno
exterior - el mundo como manifestación de la conciencia en las cosas. Contra Kant,
Husserl afirma que no hay noumismo, no hay la "cosa en sí" incognoscible. Todo lo que
existe es fenómeno y sólo existen fenómenos. Fenómeno es la presencia real de cosas
reales ante la conciencia; es lo que se presenta directamente, "en persona", "en carne
y hueso", a la conciencia.
Fenómeno no son sólo las cosas materiales que percibimos, imaginamos o recordamos
cotidianamente, porque son parte de nuestra vida. También no son, como suponía
Kant, sólo las cosas naturales, estudiadas por las ciencias de la Naturaleza (física,
química, biología, astronomía, geología, etc.). El fenómeno es también cosas
puramente ideales o idealidades, es decir, cosas que existen sólo en el pensamiento,
como los entes estudiados por las matemáticas (figuras geométricas, números,
operaciones algebraicas, conceptos como igualdad, diferencia, identidad, etc.) y por la
lógica (como los conceptos de universalidad, particularidad, individualidad, necesidad,
contradicción, etc.). Además de las cosas materiales, naturales e ideales, también son
fenómenos las cosas creadas por la acción y la práctica humanas (técnicas, artes,
instituciones sociales y políticas, creencias religiosas, valores morales, etc.). En otras
palabras, los resultados de la vida y de la acción humana -lo que llamamos Cultura-
son fenómenos, es decir, significaciones o esencias que aparecen a la conciencia y
que están constituidas por la propia conciencia. La fenomenología es la descripción de
todos los fenómenos, o eidos o esencias, o significación de todas estas realidades:
materiales, naturales, ideales, culturales. Al ampliar el concepto de fenómeno, Husserl
propuso que la Filosofía distinguiera diferentes tipos de esencias o fenómenos y que
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considerase cada uno de ellos como manifestando un tipo de realidad diferente, un tipo
de ser diferente. En las regiones del ser: la región Consciencia, la región Naturaleza, la
región Matemática, la región Arte, la región Historia, la región Religión, la región
Política, la región Ética, etc. Propuso que la Filosofía investigara las esencias propias
de esos seres o de esos entes, creando ontologías regionales. Con esta propuesta,
Husserl hacía que la metafísica del "Ser en cuanto ser" y la metafísica de las
sustancias (Dios, alma, mundo, infinito, pensante, extenso) cedieran lugar al estudio del
ser diferenciado en entes dotados de esencias propias e irreductibles unos a los
demás. Este estudio sería la ontología bajo la forma de ontologías regionales.
1. los entes materiales naturales que llamamos cosas reales (frutas, árboles, piedras,
ríos, estrellas, arena, el sol, la luna, metales, etc.);
2. los entes materiales artificiales a los que también llamamos cosas reales (nuestra
casa, mesas, sillas, automóviles, teléfono, ordenador, lámparas, ducha, ropa, calzado,
platos, cubiertos, etc.);
3. los entes ideales, es decir, aquellos que no son cosas materiales, sino ideas
generales, concebidas por el pensamiento lógico, matemático, científico, filosófico ya
los que damos el nombre de idealidades (igualdad, diferencia, número, raíz cuadrada,
círculo, conjunto, clase, función, variable, frecuencia, animal, vegetal, mineral, físico,
psíquico, materia, energía, etc.);
4. los entes que pueden ser valorados positiva o negativamente y a los que damos el
nombre de valores (belleza, fealdad, vicio, virtud, raro, común, bueno, mal, justo,
injusto, difícil, fácil, imposible, imposible, verdadero, falso, deseable, indeseable, etc.);
5. los entes que pertenecen a una realidad diferente de aquella a la que pertenecen las
cosas, las idealidades y los valores y a los que damos el nombre de metafísicos (la
divinidad o el absoluto, la identidad y la alteridad, el mundo como unidad, la relación y
diferenciación de todos los entes o de todas las estructuras, etc.).