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LA PERCEPCIÓN COMO APRENDIZAJE Y CUESTIONAMIENTO FILOSÓFICO

Salvador Vázquez Peña


salvador.vazquezp@alumno.buap.mx
Materia: Introducción a la Filosofía
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Introducción

El presente ensayo se encargará de dar una amplia visión al mundo empírico, puesto que
como un ser sensorial, tenemos a nuestra disposición el estudio de la naturaleza y la
explicación de esta. Recorreré desde los inicios de una propuesta ontológica basada en
aspectos positivistas, hasta un enfoque en el estudio y cuestionamiento propio,
propiciados por una experiencia como la visión, tacto, etc.
Tal así que la influencia de la percepción deduzca un conocimiento basado en una vida
examinada; sobre todo en la búsqueda del pensamiento y el camino a la verdad.
Implementando las experiencias sensoriales como un medio de aprendizaje, por el cual,
nuestra conciencia, memoria y raciocinio deducen una reflexión que nos introduzca en
el amplio camino de la filosofía, cuestionando y preguntándonos, ¿cuál es el principal
propósito de esta?.
A su vez daré un punto de vista basado en la relación de distintos pensamientos que
mantienen un objetivo en común, en este caso, el de buscar la verdad por muy distantes
que parezcan, más adelante se podrá explicar el motivo por el cual siguen aportando a
este concepto llamado “filosofía''.
Por lo tanto, aspiro a que las personas mantengan un criterio propio de cada una de sus
experiencias sensoriales, descubriendo sus propias capacidades humanas para
reflexionar y filosofar cada uno de los puntos que propone este ensayo. Teniendo un
enfoque desde la naturaleza humana y el hambre por el aprendizaje, así como la
herramienta de los sentidos y la producción de la introspección misma, todo esto como
menciona Aristóteles:

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Pues los hombres comienzan y comenzaros siempre a filosofar movidos por la admiración; al
principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes; luego, avanzando poco a
poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a
las estrellas, y la generación del universo. (Metafísica, A 2 982b 13-17)

Desarrollo

1. La Percepción
Como primer punto a desarrollar, hablemos de la percepción. Según Hume en Tratado
de la naturaleza humana, menciona:

Es fácil a un hombre dotado de juicio conocer y ver el superficial fundamento de aquéllos aun
entre los sistemas que han obtenido el mayor crédito y llevado más alto las pretensiones o
razonamientos precisos y profundos (2001, pág. 16).

La propuesta que más adelante expondré, se basa en los razonamientos y experiencias


sensoriales, puesto que Hume era un filósofo iluminista, que dejaba de lado al
escepticismo y la metafísica. Por lo cual proponía que:

Es evidente que todas las ciencias mantienen una relación más o menos estrecha
con la naturaleza humana y que, por muy lejos que algunas de ellas parecen separarse, vuelven
siempre a ella por uno u otro camino (2001, pág. 16).

Dejando claro lo anterior. La percepción proviene del origen de nuestras ideas y solo se
encuentra en seres humanos, este tipo de percepción se divide en 2 géneros, impresiones
o ideas. Las impresiones se aíslan en el espíritu y dependiendo la fuerza y vivacidad se
quedan en él, a estas les podemos llamar “experiencias sensoriales”.
Entonces las ideas son producto de lo anterior dicho, pues gracias a esas impresiones,
formamos un criterio que se aísla en nuestro pensamiento y consciencia.
Las percepciones notorias (experiencias sensoriales), son producto de impresiones
(sensaciones, pasiones, emociones) y se ubican en el “alma”. Con lo anterior podemos
deducir que las ideas, son imágenes débiles, a las cuales se les asigna un pensamiento o
razonamiento, haciendo que sean plasmables en un discurso.

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Gracias al pensamiento tenemos ideas, así como gracias al sentir tenemos percepciones
notorias, estas mismas coexisten y es imposible romper este ciclo.
A su vez existen percepciones o impresiones simples, estas son las que no admiten
distinción, ni separación. Al igual que existen percepciones complejas, las cuales son lo
contrario a las anteriores, pues estas pueden ser divididas en partes.
El concepto “manzana” lo podemos tomar como simple, pues sus percepciones
complejas (color, olor, sabor) son las que le dan significado al concepto. Asimismo se
complementan la una de la otra. En la siguiente cita, Hume menciona lo siguiente en
Tratado de la naturaleza humana:

Puedo imaginarme una ciudad como la nueva Jerusalén, cuyo pavimento sea de oro y sus
muros de rubíes, aunque jamás he visto una ciudad semejante (2001, pág. 21).

Por lo tanto, podemos concluir que las ideas e impresiones simples se asemejan la una
de la otra mediante un proceso imaginativo-creativo, inclusive me tomo el riesgo de
mencionar que la imaginación es una percepción incapaz de ser notada empíricamente,
como un sentido delimitado por la curiosidad.

2. La Imaginación.
Como bien lo presentamos nuestros procesos cognitivos son increíblemente complejos,
pues poseemos esta cualidad imaginativa, esta misma tiene una enorme relación con la
percepción, pues como se ha dicho, esta se basa en impresiones e ideas, pero, ¿qué
pasaría, si no se nos proporciona una impresión mediante los sentidos? (experiencia
sensorial). Pues ahí empezamos a construir ideas mediante la imaginación.
Imaginemos que una persona mantiene su vista durante unos 30 años, en los cuales ve
infinidad de matices y colores. Al momento de quedarse ciego, reorganiza la infinidad
de colores que vió, pero por alguna extraña razón se olvida de alguno, así que
curiosamente empieza a imaginarlo y gracias a que vió esa infinidad de colores, puede
recrearlo e incluso hacer uno diferente con sus propias cualidades.

3. Impresiones
Ahora bien, hablemos un poco de estas impresiones y su influencia en este proceso
imaginativo. Las impresiones se clasifican en dos: sensitivas y reflexivas.

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Las primeras, surgen del alma, pues como antes lo mencionaba, depende la vivacidad de
las experiencias sensoriales para que éstas sean recordadas y trascendidas a una idea.
Las segundas, surgen a través de nuestras ideas, a este proceso lo conocemos como
“reflexión”, aquí podemos encontrar los primeros matices para la filosofía, el primer
camino y el primer precursor de esta.
Al volver a producirse una idea en el alma nos lleva a experiencias sensoriales
recordadas (deseo, esperanza, etc.). Las cuales, a su vez, nos introducen a una reflexión
en la que coexisten la memoria y la imaginación, basadas en ideas e impresiones.

4. Ideas: Memoria e Imaginación


El proceso de reflexión, desde lo que hasta ahora llevo planteado, se basa en las ideas,
por ende, las experiencias sensoriales y el conocimiento empírico mantienen un papel
importante en la conducción de la memoria e imaginación, haciendo que estas dos
tengan su retroalimentación, para que posteriormente la información empírica
recopilada sea procesada y convertida en un conocimiento reflexivo que se acerca más a
la verdad de la cosa misma.
Como resultado, las experiencias y las impresiones presentes en el espíritu, formulan
una idea, dejaré el punto más claro explicando lo siguiente:

Las impresiones (experiencias sensoriales) generan recuerdos establecidos como


“memoria”, estos recuerdos son vivaces y consistentes, así mismo dependerá de estas
dos cosas para construir un forma original de los objetos representados y posteriormente
tener su orden y posición para conservarlos en ideas simples.
Aplicados en el ejemplo de la manzana, los recuerdos del olor, textura, etc, construyen
la forma original del objeto dándoles orden y posición, haciendo que el concepto de
“manzana” encaje con aquello que conocen nuestras impresiones sensoriales.
Si nuestras impresiones sensoriales también anteceden a la imaginación, la cual es
considerada una percepción débil de la realidad, entonces es una creación no verídica,
por lo tanto la imaginación altera el orden y transforma las ideas.

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5. Ideas: Conexión y Asociación
Por lo antes mencionado, deducimos que las ideas simples pueden ser separadas por la
imaginación al igual que unidas. Esto quiere decir que, continuamente asociamos ideas
mediante “uniones complejas”, por así decirlo. Pero ¿qué cualidades necesitan para
unirse?, pues basados en un aspecto empírico son las siguientes:
-Semejanza: Pues esta es la relación que podemos deducir mediante características
comunes de dicha experiencia sensorial y relacionarla con otras parecidas.
-Contigüidad en tiempo y espacio: Estas son las representaciones sensoriales que
coexisten la una de la otra, en el mismo tiempo y espacio, presentando características
similares pero sin mezclarse. Un ejemplo serían las hojas de un libro.
-Causa y efecto.
En esta última profundizaré más adelante. Por su parte, todas estas mantienen una
relación con la imaginación, ya que esta misma, pasa fácilmente de una idea a otra que
se le asemeja.
Como deducción, podemos decir que este proceso adquiere lo conocido como “el
método de pensar”, el cual mediante lo leído en Hume, me atrevería a describirlo como
un proceso cognitivo, en el cual interactúan 2 objetos entrelazados en sí por la
imaginación, uno solo no es contiguo a causa del otro, sino cuando se interpone un
tercero entre ellos dos.
Esto es parecido al punto anterior, el de causa y efecto, para explicarlo basémonos en un
poco de matemáticas, A + B = C (A y B son la causa, mientras que C es el resultado de
estas dos, por lo tanto es el efecto). Otro ejemplo más sencillo de entender son las
jerarquías (patrón→criado, gobierno→sociedad).
Esta unión de ideas simples, ocupa la imaginación como una conexión inseparable y es
esta misma por la cual se une la memoria. Las ideas simples, son varias ideas complejas
unidas, y como bien sabemos las ideas complejas son aquellos objetos comunes de
nuestros pensamientos y razonamientos. Una vez llevado a cabo este proceso, las ideas
pasan a ser modos y substancias.

6. Relaciones

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Ahora que sabemos el funcionamiento de la relación en ideas, podemos decir que
existen varias y que estas se encuentran entrelazadas por la imaginación, como un
medio regulatorio, por el cual si una de ellas “despierta”, también la otra lo hará.

En filosofía una relación es considerada como una o varias ideas que ampliamos y
denotamos como significado de algún asunto particular de comparación, sin un
principio de enlace, según Hume en Tratado de la naturaleza humana:

Así se concede por los filósofos que la distancia es una verdadera relación, porque adquirimos
una idea de ella comparando objetos; pero hablando corrientemente decimos que nada puede
estar más distante entre sí que tales o tales cosas y que nada puede tener menos relación, como
si distancia y relación fuesen incompatibles (2001, pág. 28).

Pero inclusive, aún con esta variedad de pensamientos podemos concluir ideas simples,
puesto que la reflexión de cada uno de nosotros, como método de “una vida
examinada”, si es así requerida para alcanzar un conocimiento, tiene la oportunidad de
entrelazarse por muy distinta que parezca. Un claro ejemplo son las ideas tan distantes y
diferentes acerca de la filosofía pero que son validadas. Una clara referencia de estas
variaciones distantes de pensamiento las podemos notar en el libro ¡A las cosas
mismas!, donde Xolocotzi y Zirión (2018), mantienen un debate acerca de Heidegger y
Husserl, donde el fin último de los autores es “ir a las cosas mismas”.

Por lo tanto para que exista esa relación mencionada anteriormente, Hume menciona lo
siguiente:

La primera es la semejanza, y ésta es una relación sin la que no puede existir relación filosófica
alguna, pues ningún objeto admitirá una comparación más que cuando tenga con otros algún
grado de semejanza. Pero aunque la semejanza sea necesaria para toda relación filosófica, no se
sigue que siempre produzca una conexión o asociación de ideas. Cuando una cualidad llega a ser
muy general y es común a muchos individuos no lleva al espíritu directamente a alguno de ellos,
sino que, presentando a una vez un gran número de ellos, impide, por consiguiente, que la
imaginación se fije en un único objeto (2001, pág. 28-29).

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Podemos notar esto en el filosofar, puesto que hacemos este proceso mediante distintas
cualidades de nuestro pensamiento, semejanzas en lo que leemos, percibimos,
escuchamos, hablamos, etc. El estudio mismo de la verdad tiene por consecuencia una
relación enorme con cada uno de los pensamientos que obtenemos mediante el
autoconocimiento propio, así como lo escrito en el oráculo de Delfos, “conócete a ti
mismo”. Una vez aclarado este punto, prosigamos:

La identidad puede ser estimada una segunda especie de relación. Esta relación la considero aquí
como aplicada en su sentir estricto a los objetos constantes e inmutables, sin examinar la
naturaleza y fundamentación de la identidad personal, lo que tendrá lugar más tarde. De todas
estas relaciones, la más universal es la de identidad, por ser común a todo ser cuya existencia
tiene alguna duración (Hume, 2001, pág. 29).

Una vez más, podemos darnos cuenta que la percepción y los sentidos son la cárcel del
alma. Puesto que forzosamente para descubrir la verdad, tenemos que basarnos en cosas
tangibles con una forma perceptible a los sentidos. Pero si nos basamos en las
tradiciones grecolatinas, podemos notar que las virtudes si son modificables mediante la
conducta. Boecio menciona un tema parecido a este, en su libro, La consolación de la
filosofía, el cual después de leerlo me dio una deducción buena del comportamiento y
aprendizaje empírico para modificar y corregir las virtudes:

El apartarse de los vicios y practicar la virtud, eso apaciguara nuestros destinos y sabremos que
lo importante es la felicidad suma, y así estaremos más tranquilos sabiendo que obramos con el
bien, puesto que todo está en mirada de un juez. (2005).

A su vez, el aprendizaje empírico, más que una cárcel del alma, si es bien empleado,
puede tornasolar la trascendencia del humano a un ser con identidad. Esta universalidad
nos lleva al tercer punto contemplado por Hume:

Después de la identidad, las relaciones más universales y comprensivas son las del espacio y
tiempo, que son el origen de un número infinito de comparaciones, como distante, contiguo,
arriba, abajo, delante, detrás, etc (2001, pág. 29).

La variedad en ideas nos enriquece en el aprendizaje, la variedad de pensamientos nos


enriquecen en la reflexión, estas mismas habitan en el momento (presente) de filosofar y

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son necesarias para obtener un conocimiento empírico o bien habitan en las experiencias
cotidianas a las que les asignamos, sentimientos, emociones o conductas. Estas
experiencias cotidianas no llevan al siguiente punto:

Todos los objetos que admiten cantidad o número pueden ser comparados en este respecto, que
es otro origen muy fecundo de relaciones (Hume, 2001, pág. 29).

Las experiencias sensoriales cotidianas influyen en nuestra memoría cíclica de un


espacio. Un claro ejemplo es llegar al salón de clases con la mentalidad de aprender,
sabiendo que hay compañeros, profesores, etc. Es decir, todo lo que nos rodea en algo
que comúnmente realizamos, habitando en el presente y también en forma de recuerdos.
A mi parecer, este punto es una herramienta de la percepción y la imaginación que
reorganizan nuestros recuerdos para tener como resultado, una idea simple que se
sustenta en ideas complejas. El análisis a profundidad de estás, nos dan una nueva
relación, según Hume:

Cuando dos objetos cualquiera poseen la misma cualidad en común, los grados en que la poseen
forman una quinta especie de relación. Así, de dos objetos que son pesados, el uno puede ser
más o menos pesado que el otro. Dos colores que son del mismo género pueden ser de diferentes
matices, y en este respecto admiten comparación (2001, pág. 29).

El principal propósito de este ensayo es llevarnos hacia una idea de la filosofía, así
como denotar el origen de un conocimiento dirigido a las cosas mismas. Las propuestas
que cada persona haga, en relación a ¿qué es la filosofía? son completamente válidas.
Pues la variedad de nuestros pensamientos logran enriquecer el término en general.
A su vez la oposición de estas, nos dice lo siguiente:

La relación de oposición puede a primera vista ser considerada como una excepción de la regla
de que ninguna relación de cualquier género puede substituir sin algún grado de semejanza. Sin
embargo, consideremos que dos ideas no son nunca en sí mismas contrarias, si se exceptúa las de
existencia y no existencia, y que aun éstas son claramente semejantes, por implicar ambas la idea
de un objeto, aunque la última excluye el objeto de todo tiempo y lugar en el que se supone que
no existe (Hume, 2001, pág. 29).

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Como bien lo menciona Hume, la relación de esta oposición se basa en que, aunque las
dos ideas sean contrarias, el objeto mismo las hace semejantes. Así pues, las ideas que
contradicen ciertas corrientes filosóficas y los fines últimos de estas, siguen
enriqueciendo la idea de “filosofía”, puesto que la filosofía busca la verdad y las
oposiciones de lo que se cree “verdadero” también lo hacen. Por lo tanto, pasamos al
último punto:

Todos los restantes objetos, como el fuego y el agua, el calor y el frío, son sólo considerados
contrarios por experiencia y por la oposición de sus causas o efectos, cuya relación de causa y
efecto es tanto una séptima relación filosófica como una relación natural. La semejanza
implicada en esta relación se explicará más adelante. Naturalmente, se esperaría que uniese la
diferencia a las otras relaciones; pero yo considero a ésta más como una negación de relación
que como algo real o positivo. La diferencia es de dos géneros, como opuesta a la identidad o a
la semejanza. La primera se llama una diferencia de número; la segunda, de género (Hume,
2001, pág. 29).

Esto último queda a criterio de cada persona. Para mí, denota una cualidad acerca de lo
que consideramos ideas opositoras. En el mundo empírico (perceptivo) resulta sencillo
saber que se contradice, un ejemplo mencionado por Hume, es el fuego y el agua. Pero
si nos basamos en el anterior punto, podemos darnos cuenta que el fin último de estas
dos y en general, de todos los sentidos, es el conocimiento de lo que nos rodea, el sentir
mismo.
Así pues, el conocimiento que sale de nuestras ideas, por muy distantes que sean de una
persona a otra, su fin único es la reflexión, como un precursor que nos conduce a
obtener el conocimiento verdadero, la idea simple del concepto “filosofía”.

Conclusión:

En el camino de la realización del ensayo pude iluminarme mediante la percepción. El


fin único de la filosofía, más halla de encontrar la verdad y conocimiento, se basa en las
relaciones de ideas que llegamos a tener aún siendo tan opositoras la una de la otra y
distantes de cada pensamiento siguen teniendo el mismo “objeto” en común, la
reflexión. A su vez, esta reflexión nos encamina a deducir un conocimiento propio, pues
qué sería de las matemáticas si alguien en algún momento no se hubiera cuestionado lo

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aprendido y planteado distintos teoremas para la resolución del conocimiento que
buscaban. Así como la variedad de corrientes filosóficas, las cuales de no haber sido
reflexionadas, pensadas, transitadas en nuestro cuerpo humano y en nuestra mente, no
nos hubieran abierto las posibilidades de ir más allá de lo que consideramos
“verdadero” o “cierto”.
La filosofía es un mundo lleno de cuestionamientos, de compartir ideas y de enriquecer
nuestra mente, tanto que si mi conclusión es errónea, sigue aportando al concepto de
“reflexión”. Por lo tanto, el conocimiento empírico es el único método tangible para
obtener ideas, estás a su vez nos permiten reflexionar y este es el primer precursor de la
filosofía. Lo único de lo que estoy seguro, es que como humanos siempre estamos
hambrientos de conocimiento y el único medio para lograrlo no es más que la filosofía
misma.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

HUME, D., (2001). Tratado de la naturaleza humana, trad. Vicente Viqueira,


Diputación de Albacete. LIBROS EN LA RED
ARISTOTELES (2003). Metafísica, trad. Tomás Calvo Martínez, Madrid: Gredos.
BOECIO (2005). La consolación de la filosofía, trad. Pablo Masa, España: Retamar -
Almería
XOLOCOTZI, Á. y ZIRIÓN, Q. (2018). ¡A las cosas mismas!. Dos ideas sobre la
fenomenología, Ciudad de México.

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