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Las Obligaciones Patrimoniales
Las Obligaciones Patrimoniales
RESUMEN
ABSTRACT
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In this brief ar cle we will deal with some aspects of patrimonial
obliga ons in general, such as the Aquilian protec on of credit, the
sources and the types of obliga ons, and we will also see what is related
to divisible and indivisible obliga ons, as well as what concerns
obliga ons joint and several, and the alterna ves and faculta ve ones,
all of them regulated in Book VI of our Civil Code.
Addi onally, we will deal with the issue of the assignment of credit rights
and the penalty clause in its two types.
I.1 Para definir con alguna precisión lo que se en ende por obligaciones
patrimoniales, lo primero a tener en cuenta es establecer qué se
en ende por “obligación” en sen do estricto; así, la definición de
“obligación” puede estar referida a la relación jurídica obligacional que
se crea entre el acreedor y el deudor por cualquier causa, pero siempre
con contenido patrimonial o, en un sen do menos amplio, puede estar
referida a la obligación como la prestación patrimonial debida al
acreedor por el deudor. Esta metonimia (sinécdoque) hace que se
confunda el todo, que es la obligación como relación jurídica, con la
parte, que es la obligación como prestación con contenido patrimonial a
cargo del deudor, y eso, desde luego, dificulta el tratamiento del tema
desde una perspec va epistemológica y también, aunque en menor
medida, sintác ca.
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Lo cierto es que, en adelante, cuando nos refiramos a la “obligación” (o
a las “obligaciones”), estaremos refiriéndonos al vínculo jurídico (el todo)
y no a la parte, término que es más coloquial que legal. Esta dificultad
puede allanarse denominando a la obligación como “relación jurídica
obligacional”, que es jurídicamente más precisa, pero, lamentablemente,
bastante más extensa.
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un interés, incluso no patrimonial, de otra persona determinada,
llamada acreedor, la cual ene derecho al cumplimiento.”
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gozar de protección frente a los demás (ajenos a la misma), protección
que en términos generales se conoce como “tutela aquiliana del derecho
de crédito”, que pone de manifiesto que la dicotomía clásica entre
derechos reales -oponibles erga omnes (lo que ahora un sector de la
doctrina llama “sujeto pasivo universal”) - y los derechos de crédito
oponibles a un sujeto en par cular, el deudor- resulte de cierta manera
obsoleta, pues ambos derechos gozan de protección frente a terceros; el
concepto de lo que se conoce como “tutela aquiliana” lo
desarrollaremos más adelante, en el siguiente punto II del presente
trabajo.
Pero esa rela vidad tampoco significa que el derecho del acreedor no
goce de una protección frente a los demás, lo que implica que no está
exento de ser dañado o alterado o desaparecido por obra de un tercero,
tal como puede serlo un derecho real, así que, en ese sen do, tanto el
derecho real como el personal derecho de crédito son suscep bles de
sufrir un daño ocasionado por un tercero, por eso ambos deben gozar de
la protección que les otorga el Derecho (como sistema); la tutela erga
omnes no es priva va de los derechos reales ya que los derechos de
crédito son derechos subje vos y, como tales, forman parte del
patrimonio de las personas, esto es, son dignos de protección por el
Derecho, al igual que los antes nombrados. En este sen do, poco
importa si los primeros son rela vos y los segundos absolutos: ambos
merecen por igual la protección del sistema de Derecho al cual se
adscriben.
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Seguidamente vamos a ocuparnos de esa defensa de los derechos de
crédito comúnmente llamada “tutela aquiliana”.
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En nuestro país esto ha sido reconocido en el Fundamento VI.1 de la
sentencia en casación que fue objeto de examen en el VII Pleno
Casatorio Civil (donde se trató el eterno tema de la prevalencia del
embargo inscrito versus el derecho de propiedad no inscrito, y que acabó
dándole preferencia a este úl mo, con lo cual se consagró un
despropósito de incalculables consecuencias, en tanto que esta decisión
favorece la propiedad clandes na en demérito del principio fundante
de publicidad que cumple el registro público) que tuvo lugar en el mes
de noviembre del año 2015 en estos términos:
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II.2. Este reconocimiento tardío de nuestra jurisprudencia ene un
antecedente jurisprudencial que consideramos es el más relevante a esta
solución (que opta por la protección del derecho de crédito dejando de
lado el principio de la rela vidad de los contratos) y es un fallo de la Corte
Suprema de Casación italiana del 26 de enero de 1971 (caso Meroni, un
jugador de fútbol profesional fallecido en un accidente de tránsito, que
obligó al causante a pagar una indemnización por daño extracontractual
al Club -Calcio Torino- al que pertenecía el finado, reconociendo así que
ese derecho credi cio del Club gozaba de la tutela aquiliana en virtud del
cual tenía derecho a ser indemnizado por causa de dicho accidente que
frustró las prestaciones a cargo de jugador).
“… que (ese fallo) supera la clásica dis nción entre derechos absolutos
y derechos rela vos y declara que quien provoca dolosa o
negligentemente la muerte de un sujeto (deudor, a su vez, de una
obligación de hacer personalísima) y causa daños a la esfera jurídica
ajena incurre en responsabilidad extracontractual; o sea, el sujeto
causante (tercero) de la muerte del deudor está obligado a resarcir los
daños y perjuicios causados al tular del derecho de crédito lesionado.
El fallo en cues ón obligó a los tratadistas italianos a replantearse el
tema de la protección aquiliana de los derechos de crédito. Desde ese
empo, los tratadistas italianos se muestran en su mayoría favorables
a admi r la tutela aquiliana de los derechos de crédito en el Derecho
italiano. Sin embargo, una parte minoritaria de la doctrina enfa zando
en el carácter rela vo de los derechos de crédito y citando a estos fines
el ar culo 1372 del Código Civil italiano, sigue manteniendo que los
derechos de crédito no gozan de la protección aquiliana. El acto de un
tercero no puede lesionar el derecho de crédito ajeno, sino que éste
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sólo puede ser lesionado por el deudor. El argumento no hace sino
confundir dos cosas dis ntas como son la rela vidad de los derechos
de crédito y el deber de respeto a todos los derechos subje vos ajenos.
El ar culo 1372 del Código Civil italiano enuncia el principio de la
rela vidad de los derechos de crédito, pero no significa que los terceros
tengan libertad para lesionar los derechos de crédito ajenos” (Para una
exposición de las doctrinas existentes sobre el tema léase Francesco
Donato Busnelli: “La lesione del crédito da parte di terzi”, Milán, 1964;
actualmente hay una edición en castellano del año 2018 de fácil
acceso).
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terminan desembocando en una noción de "injus cia" del daño
suscep ble de incluir la vulneración del derecho de crédito.”
III.1 Las fuentes de las obligaciones no son otra cosa que los orígenes o
causas de las mismas.
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Tampoco vamos a detenernos en estudiar lo que son los contratos
porque es una noción fácilmente aprehensible, aun cuando su estudio
serio puede demandar varios volúmenes, pero en cuanto a los cuasi
contratos puede servir de ejemplo de ellos la ges ón de negocios ajenos.
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tenga poder de representación del tular; esto origina para el gestor una
responsabilidad personal en la medida que, si el tular no ra fica los
actos jurídicos prac cados por el gestor, este queda obligado
personalmente frente a los terceros con quienes celebró esos actos. Por
si acaso, aclaramos que esta figura jurídica es dis nta a la del mandato
sin representación (que sí es un contrato y, además, nominado), porque
en esta úl ma existe un encargo expreso del mandante hacia el
mandatario para celebrar uno o más actos jurídicos en su nombre,
aunque el mandatario no tenga poder de representación de su
mandante, que es todo lo contrario de lo que sucede en el caso de la
ges ón de negocios.
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prestación para que se en enda cumplida su obligación. Y,
dos, que, a su vez,
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como, por ejemplo, en la venta de bienes muebles, la entrega del bien
(modo) al adquirente con el fin de transferir el tulo.
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consiste en la abstención de una determinada ac vidad. Por ejemplo, los
llamados acuerdos de confidencialidad que se les hace firmar a ciertas
personas por razón de la naturaleza del contrato que celebran, son un
buen ejemplo de ello; de igual modo, la obligación de no compe r en el
mismo ramo comercial o industrial durante un empo prestablecido a
que se sujetan, por ejemplo, los ex accionistas de una sociedad que ha
sido adquirida por otra considerando en su valor de adquisición esa
noción como de absoluta importancia para la determinación del precio
final de las acciones transferidas.
V.1 Hasta ahora nos hemos ocupado de las obligaciones singulares, que
relacionan a dos sujetos con dis ntas calidades (acreedor y deudor) así
que ahora nos toca ocuparnos de las obligaciones plurisubje vas de
prestaciones divisibles e indivisibles de que tratan los ar culos 1171,
1175 y 1176 del Código Civil y del objeto mismo de la obligación que es
la prestación, la que puede ser divisible o indivisible según su naturaleza
o según el acuerdo (o mandato de la ley) al que se haya llegado sobre el
cumplimiento de la prestación divisible, la que en virtud del mismo debe
cumplirse como si se tratara de una indivisible.
Ar culo 1175.-
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V.2 También vamos a estudiar las obligaciones solidarias y
mancomunadas, ín mamente relacionadas con las anteriores y que
vinculan jurídicamente a varios individuos entre sí por razón al modo en
que se obligan los sujetos que intervienen en esa relación obligacional
(solidariamente o mancomunadamente, lo que, desde luego, supone la
par cipación de una pluralidad de sujetos ac vos o pasivos o de ambas
calidades) en una misma relación obligatoria.
V.3 Por otro lado, las obligaciones solidarias y las mancomunadas (que
suponen por definición la par cipación de más de dos personas) son
definidas como tales por el modo en que los par cipantes se obligan a
su cumplimiento.
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Ar culo 1182.-
En el caso de las obligaciones solidarias pasivas (que son las que enen
más de un deudor), la totalidad de los deudores queda obligada al
cumplimiento de la prestación, y cualquier acreedor (en el caso de
solidaridad ac va) puede exigirle a uno cualquiera de los deudores el
cumplimiento íntegro de la misma, sea la prestación divisible o
indivisible.
Ar culo 1176.-
Ar culo 1186.-
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En esto consiste la obligación solidaria pasiva: todos los deudores
quedan obligados al cumplimiento de la prestación y cada uno de ellos
separadamente responde por el todo, es decir que el acreedor o los
acreedores (en el caso que también exista solidaridad ac va) puede
exigir a todos o a uno cualesquiera de ellos el cumplimiento del íntegro
de la obligación, sea la prestación indivisible o no.
Ar culo 1172.-
“Si son varios los acreedores o los deudores de una prestación divisible
y la obligación no es solidaria, cada uno de los acreedores sólo puede
pedir la sa sfacción de la parte del crédito que le corresponde, en tanto
que cada uno de los deudores únicamente se encuentra obligado a
pagar su parte de la deuda”.
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régimen que, obviamente, excluye a las obligaciones con prestaciones
indivisibles (es decir que no puede exis r una prestación indivisible en
una relación obligacional en que los deudores son mancomunados y no
solidarios, pues no hay manera de exigir a los primeros que cumplan con
el íntegro de la prestación dado el modo parcial con que se han
obligado).
“Duae res sunt in obliga one, una autem in solu one o plures res
sunt in obliga one, sed una tantum in solu on”.
Duae res, vel plures, sunt in obliga one, una autem in solu one
Es decir, que una o varias cosas están comprome das (in obliga one),
pero solo una —o más de una, pero no todas— será objeto de
cumplimiento o pago (in solu one).
Como en las obligaciones alterna vas el deudor es quien elige cuál será
la cumplirá, debe comunicarlo al acreedor según las formas que
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establece el ar culo 1163: “La elección se realiza con la ejecución de una
de las prestaciones, o con la declaración de la elección, comunicada a la
otra parte, o a ambas si la prac ca un tercero o el juez”
La ley prevé en el ar culo 1171 del Código Civil que en caso de duda
sobre si la obligación es alterna va o faculta va, se tendrá por
faculta va. Esto es al revés en otros códigos del con nente, es decir que
en caso de duda se ene por alterna va.
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El primero de los mencionados dice en su parte per nente lo siguiente:
Ar culo 1188.-
Ar culo 1189.-
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Hay un caso jurisprudencialmente emblemá co sobre este tema que
está contenido en la sentencia dictada en la Casación N° 3065-2010 Lima
(conocido como caso “Utopía”).
VII.1 DEFINICIÓN
Ar culo 1206.-
Esto quiere decir que la cesión es un acto jurídico que consiste en que el
tular de un crédito, que para estos efectos se denomina “cedente”,
transfiere a un tercero, al que se le llama “cesionario”, a tulo oneroso o
gratuito, el crédito que ene frente a su deudor sin necesidad de requerir
el consen miento de éste, deudor que para estos efectos es llamado
“deudor cedido” o simplemente “cedido”.
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Al no requerirse el asen miento del deudor, este es un convenio que
solamente involucra a dos partes: el cedente, como transferente del
derecho de crédito, y el cedido, como adquirente del mismo; el deudor
o cedido, como se dijo, no ene porqué asen r ni menos disen r pues
su obligación (su deuda) no sufre ninguna transformación ni menos
agravio alguno, toda vez que sigue obligado frente al cesionario (nuevo
tular del crédito) en los mismos términos que lo estaba ante su
acreedor anterior (cedente);
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VII.2 La responsabilidad del cedente
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(cosas muebles) o la concurrencia del artículo 949 del Código Civil
(cosas inmuebles) es el modo de adquirir, y tratándose de la
compraventa de un derecho, el contrato de compraventa es el título de
adquisición y la cesión de derechos contemplada en el artículo 1206 del
Código Civil es el modo de adquirir” (p. 38).
Según este autor, el título sería cualquier contrato con función traslativa
(por ejemplo, la compraventa, la donación, etc.) mientras que es modo
es la cesión como traslativa del derecho contemplada expresamente en
el artículo 1206.
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En cuanto al contenido del derecho materia de la cesión este comprende
la trasmisión al cesionario de los privilegios, las garan as reales y
personales, así como los accesorios del derecho trasmi do (salvo pacto
en contrario), como establece el ar culo 1211 del CC.
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que es la prestación, debe cumplirse tal cual se iden ficó al contraerse
la deuda. Se paga la prestación debida y no otra.
Las obligaciones también pueden ex nguirse por otros medios dis ntos
del pago.
IX.1 Así la novación ex ngue una obligación creando una nueva. Sólo
para recordar conceptos, elementalmente, la novación puede ser
subje va o pude ser obje va. En el primer caso cambia algún sujeto de
la obligación primi va, la que desaparece y, en el segundo, cambia el
objeto de la obligación, que es la prestación inicialmente acordada por
una nueva prestación, lo que ene como producto que se hace lugar a
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una nueva obligación ex nguiéndose la primi va. En la novación siempre
hay dos dipos dis nto dos elementos que deben estar presentes: el
subje vo, denominado “ánimo de novar” o “animus novandi” (que
puede ser expreso o tácito), y el obje vo que son los que acabamos de
desarrollar.
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IX.6 Finalmente, el mutuo acuerdo entre las partes concernidas le puede
poner fin a la obligación, también en sus propios términos; esto se
conoce como “mutuo disenso”, pero en verdad la denominación entraña
un oxímoron (porque es una contradicción terminológica, ya que disenso
es desacuerdo sobre algo y aquí hay lo contrario) por lo que debería
denominársele mutuo consenso.
X. LA CLÁUSULA PENAL
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Ar culo 1341.-
X.3. Por otro lado, la cláusula penal de retardo o moratoria ene por
finalidad hacer que el deudor no deje de cumplir en empo oportuno,
pues se vería expuesto a incurrir en mora y a que se desencadene la
sanción correspondiente.
Ar culo 1342.-
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para exigir, además de la penalidad, el cumplimiento de la
obligación.
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