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LA APELACION DIFERIDA

Jorge María Luzuriaga Chiappe


Abogado

SUMARIO

El propósito de este ar culo es ocuparnos, de manera par cular, del recurso de


apelación concedido con efecto diferido, teniendo en cuenta que el objeto de este
po de concesorio del recurso de apelación es que las resoluciones cuyo agravio
no es inmediato, sino que depende de las resultas finales del proceso o de alguna
otra resolución interlocutoria más relevante que la apelada (a la que llamaremos
“resolución principal”), se conozcan sólo si la sentencia que pone fin a la instancia
o la resolución principal ocasiona agravio a la parte que recurrió de una resolución
de menor agravio en relación a la resolución principal a la que se condiciona su
conocimiento y resolución y es por ese mo vo que la alzada del recurso se
concede con efecto diferido.

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ABSTRACT

The purpose of this ar cle is to deal, in par cular, with the appeal granted with
deferred effect, taking into account that the purpose of this type of concession of
the appeal is that the resolu ons whose grievance is not immediate, but depends
on the final results of the process or of some other interlocutory resolu on more
relevant than the one appealed (which we will call "main resolu on"), are known
only if the sentence that puts an end to the instance or the main resolu on causes
damage to the party that appealed of a resolu on of minor grievance in rela on
to the main resolu on to which its knowledge and resolu on is condi oned and
it is for this reason that the appeal is granted with deferred effect.

I. NTRODUCCIÓN

I.1 Conceptos mínimos.

Para el desarrollo del tema va a ser necesario repasar algunos conceptos


claves sobre el recurso de apelación aisladamente considerado, es decir,
dejando de lado el efecto con que se conceda en función a la decisión del
juez y, fundamentalmente, a lo que establece la ley para determinadas
resoluciones y actos procesales suscep bles de ser impugnados a través
de este recurso, tan importante y tan difundido, que es el recurso de
apelación.

I.1.1 Objeto del recurso de apelación.

En cuanto al objeto, el ar culo 364 de nuestro Código Procesal Civil lo


indica así:

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“El recurso de apelación ene por objeto que el órgano jurisdiccional
superior examine, a solicitud de parte o de tercero legi mado, la
resolución que les produzca agravio, con el propósito de que sea anulada
o revocada, total o parcialmente.

Acá es preciso recordar que el recurso de apelación, conforme al ar culo


382 del CPC, “…con ene intrínsecamente el de nulidad, sólo en los casos
que los vicios estén referidos a la formalidad de la resolución impugnada”,
de manera que este recurso puede no atacar necesariamente al fondo del
incidente que lo resuelve (y lo provoca) sino que puede estar dirigido a su
anulación (efecto rescindente) debido a un defecto formal de la resolución.
Esto úl mo, de alguna manera, puede dejar de lado, en cuanto a su
relevancia, la nulidad de la resolución como recurso impugna vo;
inmediatamente más abajo tocaremos este tema de la nulidad como
recurso.

I.1.2 Como es sabido, los medios impugnatorios se clasifican,


tradicionalmente, en remedios y recursos; por definición, los remedios
pretenden sanar alguna herida procesal que agravia el proceso como tal,
lo que a su vez da lugar a que se agravie a las partes (a ambas o a una de
ellas), en tanto los recursos buscan deshacer el agravio causado a la parte
que lo hace valer.

En el caso de la nulidad, se trata de un medio impugnatorio que, a


diferencia de otros, puede hacerse valer como remedio, para que se
subsane un vicio de actividad no contenido en una resolución o,
también, como recurso, cuando se hace valer contra un acto procesal
contenido en una resolución. En ambos casos la resolución se anula y el
acto procesal viciado debe renovarse.

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Sobre este tema puede verse en este mismo portal académico un
artículo que publiqué hace unos años bajo el título de “La Nulidad como
Remedio y como Recurso” www.academia.edu

I.1.3 Medio de gravamen.

Faus no Cordón Moreno, miembro del Estudio español Gómez-Acebo &


Pombo dice en un breve ar culo publicado en la web propietaria que:

“La interposición de un recurso exige la existencia de gravamen, es decir,


que la resolución recurrida cause un perjuicio al recurrente. La Sentencia
del Tribunal Supremo (STS) 71/2022 (en referencia al tribunal español,
desde luego), de 1 de febrero (JUR 2022, 80087), analiza este presupuesto
de los recursos reiterando su interpretación tradicional. La traigo a
colación, sin embargo, porque brinda ocasión para recordar algunas
precisiones. Con respecto a dicho requisito, el ar culo 448 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil (LEC, española) indica que la afección desfavorable
(perjuicio) debe derivarse de la «resolución judicial», sin precisar que lo
sea directamente del «fallo» o parte disposi va. Al respecto, es doctrina
tradicional, mantenida por la jurisprudencia de forma invariable hasta la
actualidad, que los recursos se dan contra el fallo de la sentencia y no
contra los considerandos o fundamentos jurídicos…”. En buena cuenta, se
impugna la parte resolu va del fallo, no la considera va, aunque quien
expresa agravios debe, necesariamente, hacer referencia a esta parte de
la resolución, pues es la que conduce, a través de su argumentación, al
dictado de la parte resolu va de la impugnada.

En efecto, el recurso de apelación es un medio de gravamen y es, además,


el más importante de los medios impugnatorios y también el de uso más
frecuente de todos ellos; mediante el mismo, el jus ciable (y, en ciertos
casos, los terceros) afectado por una resolución que le es adversa, requiere
la revisión del fallo por un superior jerárquico que suele ser un tribunal

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colegiado, es decir, conformado por más de un juez, lo que, al menos en
teoría, disminuye el margen de error al ser evaluada la resolución (o acto)
impugnada ya no por un solo juez, sino por un conjunto de ellos (de manera
tal que un órgano singular es sus tuido por uno colegiado), lo que de cierto
modo garan za que la revisión de la recurrida será más exhaus va y,
probablemente, la decisión será también más acertada que la del a quo.
Debo aclarar que en nuestro sistema procesal civil (Perú) esto no es así
cuando se trata de procesos tramitados en primera instancia ante un
Juzgado de Paz Letrado, poque la segunda instancia es un juez singular, que
es el Juzgado Especializado en la materia del proceso incoado y en curso.

Nuestro Código Procesal Civil consagra este principio en su ar culo 366


(Fundamentación del agravio) que dice así:

“El que interpone apelación debe fundamentarla, indicando el error de hecho o


de derecho incurrido en la resolución, precisando la naturaleza del agravio y
sustentando su pretensión impugnatoria”.

Con respecto a la pretensión impugnatoria, el recurrente debe discernir


en el recurso si esta es revocatoria o anulatoria, pues en el primer caso la
resolución puede ser rescindida (o no, desde luego) y en el segundo caso
la resolución y, eventualmente, ciertos actuados anteriores, pueden ser
anulados por el ad quem, ordenándosele al a quo que renueve esos actos
procesales viciados que no pueden ser remediados por el primero de los
citados.

Por eso es deber del impugnante aclarar qué es lo que pretende con la
interposición del recurso. En nuestro ordenamiento procesal civil esto está
plasmado en el ar culo 364 que hemos transcrito arriba.

Con respecto a esta caracterís ca, me parece hasta cierto punto


redundante que el recurso de apelación sea calificado de manera

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destacada, como medio de gravamen, pues en cierta medida todo recurso
y todo remedio, es decir, todo medio impugnatorio se interpone contra un
acto o resolución que causan algún po de perjuicio al recurrente, de
manera que creo que es un caracterís ca común a todo medio
impugnatorio y no par cularmente al recurso de apelación pero quise
destacarla siguiente la corriente que tanto incide en este hecho. Sin
embargo, como en la apelación diferida sí es importante tener cuenta la
medida del agravio que se causa al apelante, ene mucho sen do insis r
en que el recurso de apelación es un medio de gravamen, porque la medida
del gravamen pesa en la decisión del Juez para otorgarla con efecto
diferido.

I.2 El triple examen del recurso.

El recurso, en líneas generales, está sujeto -desde luego, seguimos


refiriéndonos a nuestro sistema procesal civil- a un triple examen: el de
admisibilidad, el de procedibilidad y el de fundabilidad.

El primero está des nado a verificar la concurrencia de los requisitos de


admisibilidad de la apelación. En general, estos requisitos son siempre de
carácter formal y son subsanables, de modo que su incumplimiento inicial
puede ser remediado una vez adver do (dentro de un plazo que fija el juez
a ese efecto), y el recurso pasa así su primer filtro. En nuestro sistema
procesal civil esos requisitos son apreciados por el propio a quo (el juez
que dictó la resolución o el acto procesal recurrido) el que, incluso, puede
también pronunciarse sobre los requisitos de procedibilidad cuando
manifiestamente el recurso carezca de alguno de ellos (por ejemplo, debe
interponerse contra un auto o una sentencia; en cambio, es evidente que
no procede contra un decreto de mero trámite, etc.).

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En cuanto a la procedibilidad del recurso, como vamos a ver este solo
puede interponerse contra ciertas resoluciones y actos procesales
(volcados en una resolución), que son precisadas por el propio
ordenamiento legal más que por el juez, que no ene la libertad (como en
otros sistemas) de decidir sobre su procedibilidad. Como dijimos, tanto el
a quo como el ad quem enen la facultad y el deber de verificar el
cumplimiento de estos requisitos que atañen a la admisibilidad y a la
procedibilidad del recurso.

Sobre este tema, el ar culo 367 (Admisibilidad e improcedencia) señala lo


siguiente:

La apelación se interpone dentro del plazo legal ante el juez que expidió
la resolución impugnada, acompañando el recibo de la tasa judicial
respec va cuando esta fuera exigible.

La apelación que no acompañe el recibo de la tasa, se interponga fuera


del plazo, que no tenga fundamento o no precise el agravio será de plano
declarada inadmisible o improcedente, según sea el caso.

Para los fines a que se refiere el ar culo 357, se ordenará que el


recurrente subsane en un plazo no mayor de cinco días, la omisión o
defecto que se pudiera adver r en el recibo de pago de la tasa respec va,
en las cédulas de no ficación, en la autorización del recurso por el letrado
colegiado o en la firma del recurrente, si ene domicilio en la ciudad sede
del órgano jurisdiccional que conoce de la apelación. De no subsanarse la
omisión o defecto, se rechazará el recurso.

Si el recurrente no tuviera domicilio procesal en la ciudad sede del órgano


jurisdiccional que conoce de la apelación, tramitará la causa de manera
regular y será el juez quien ordene la correspondiente subsanación del
error.

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El superior también puede declarar inadmisible o improcedente la
apelación, si advierte que no se han cumplido los requisitos para su
concesión. En este caso, además, declarará nulo el concesorio."

I.3 Efectos con que se puede conceder el recurso.

Como es obvio, el ad quem es el único órgano autorizado para apreciar la


fundabilidad del recurso (ya que esa es la finalidad del recurso, por
definición); eso implica, también que, como vimos, puede declararlo
improcedente si advierte la ausencia de algún requisito de procedibilidad
pasado por alto por el impugnante y el a quo. También es su facultad y su
deber, verificar que la resolución -como pusimos de ejemplo- sea de
carácter apelable, así como que el recurso se haya interpuesto en empo,
lugar y forma, y que el apelante tenga legi mación para apelar. Desde
luego, como también hemos visto, es condición sine que non que haya
experimentado un perjuicio a causa de la resolución apelada: de ahí que se
considere siempre un medio de gravamen.

Sobre la procedencia del recurso, ésta la establece el ar culo 365 del CPC
que señala los casos en que procede la interposición del mismo, a saber:

1. Contra las sentencias, excepto las impugnables con recurso de


casación y las excluidas por convenio entre las partes;

2. Contra los autos, excepto los que se expidan en la tramitación de


una ar culación y los que este Código excluya; y

3. En los casos expresamente establecidos en este Código.

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Y, en cuanto a los efectos, este se concede según las reglas establecidas
en el ar culo 368 que pasamos a transcribir:

El recurso de apelación se concede:

1. Con efecto suspensivo, por lo que la eficacia de la resolución


recurrida queda suspendida hasta la no ficación de la que ordena se
cumpla lo dispuesto por el superior.

Sin perjuicio de la suspensión, el Juez que expidió la resolución


impugnada puede seguir conociendo las cues ones que se tramitan en
cuaderno aparte. Asimismo, puede, a pedido de parte y en decisión
debidamente mo vada, disponer medidas cautelares que eviten que la
suspensión produzca agravio irreparable.

2. Sin efecto suspensivo, por lo que la eficacia de la resolución


impugnada se man ene, incluso para el cumplimiento de ésta.

Al conceder la apelación, el Juez precisará el efecto en que concede el


recurso y si es diferida, en su caso.

Sobre esto volveremos más adelante, cuando en par cular nos


ocupemos de los efectos del recurso.

I.4 Alcance jurisdiccional de la revisión: “Tantum devolutum quantum


apellatum”.

El examen del ad quem es uno de carácter limitado en cuanto a su alcance


jurisdiccional, ya que debe ceñirse a los agravios expresados por el
apelante en su recurso y, desde luego, no puede resolver empeorando la
situación de éste por aquello de “non reforma o in peius” (a menos que la

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otra parte también hubiera apelado o que se trate de un menor de edad,
en cuyo caso el interés superior de este úl mo prevalece sobre el del
apelante; esto está volcado en el ar culo 370 de nuestro CPC, cuyo texto
es el siguiente:

"Ar culo 370. Competencia del juez superior

El juez superior no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio


del apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o sea un
menor de edad.

Sin embargo, puede integrar la resolución apelada en la parte decisoria,


si la fundamentación aparece en la parte considera va.

Cuando la apelación es de un auto, la competencia del superior solo


alcanza a este y a su tramitación."

Esta competencia (jurisdiccional) sobre el alcance de lo que puede resolver


el superior está muy bien expresada en el aforismo la no según el cual
“tantun devolutum quantum apellatum”, que puede traducirse como
“tanto devuelvo (el a quo al ad quem o superior- cuanto meritan los
agravios del apelante”, de manera que el examen de fundabilidad se
circunscriba a esos agravios y nada más; ese debe ser y es el alcance
jurisdiccional del recurso. Sin embargo, debo precisar que todavía subsisten
sistemas procesales en los que el superior puede revisar la totalidad del
expediente y no limitarse necesariamente a las denuncias expresadas en su
recurso por el apelante.

Pasados los primeros dos filtros, el ad quem está en condiciones de


avocarse al conocimiento de lo que es la materia li giosa que el recurrente
vuelca (debe de hacerlo, se en ende) como agravios en la pieza recursiva;

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el recurso es fundado cuando en razón de su contenido sustancial logra el
objeto inmediato, que es la emisión de un pronunciamiento que signifique
la rescisión o reforma del decisorio impugnado; también el recurso puede
perseguir una decisión rescindente, que declare la nulidad de la recurrida y
de ciertos actos procesales anteriores al dictado de esta (o, en casos
extremos, de una totalidad de actos, reponiendo el proceso a su inicio, es
decir a fojas cero).

II. EFECTOS DEL CONCESORIO. LA APELACION CONCEDIDA CON EFECTO


DIFERIDO

Este tema depende en mucho del tema relacionado con la procedibilidad


del recurso, que a su vez también depende en mucho de lo irreparable del
gravamen que causa la resolución que va a ser materia del recurso, que
es reconocido por la ley posi va que es la que establece los casos en que
procede el recurso contra decisiones judiciales (véase arriba el ar culo
365 transcrito) que por ese mo vo son impugnables ante el órgano
jerárquicamente superior, así como el efecto con que se concede el
recurso, que puede ser suspensivo (contra sentencia y autos finales, por
ejemplo) o simplemente devolu vo (que es un arcaísmo que
conservaremos porque resulta ú l para designar las apelaciones que no
suspenden la jurisdicción del juez a quo).

II.1 Sobre este punto voy a transcribir los ar culos per nentes del Código
Procesal Civil, a saber:

Art. 371.- Procedencia de la apelación con efecto suspensivo.

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Procede la apelación con efecto suspensivo contra las sentencias y autos
que dan por concluido el proceso o impiden su con nuación, y en los
demás casos previstos en este Código.

Ar culo 372.- Procedencia de la apelación sin efecto suspensivo.

Las apelaciones sin efecto suspensivo proceden en los casos


expresamente establecidos en la ley y en aquellos en que no procede
apelación con efecto suspensivo.

II.2 En el primer caso, la jurisdicción del juez queda en suspenso hasta que el
superior decida sobre la fundabilidad de la apelación y, si la acoge, deja sin
efecto la apelada y dicta una nueva resolución (fallo rescisorio) que se
ajusta (aunque no necesariamente del todo) a los agravios expresados por
el apelante o, como ya vimos, puede también declarar la nulidad de la
resolución (fallo rescindente) (o la improcedencia del recurso) o la nulidad
de ciertos actuados cuando esto fluya del examen del expediente subido
en grado. En este úl mo caso, y aunque dicho vicio procesal no haya sido
denunciado como agravio por el recurrente, el superior puede invalidar no
solo la resolución apelada sino los actuados con anterioridad a la misma
que considere que padecen de vicio y que, por tal mo vo, deber ser
renovados por el mismo ad quem, cuando esto es posible, o por el a quo
cuando no lo es. Esto es así porque el ad quem ene también el deber de
vigilar la legalidad del proceso a cuyo conocimiento se ha avocado (y no
“abocado”, porque me estoy refiriendo al verbo según el cual el
avocamiento supone la toma de conocimiento y de una decisión dentro del
pleito por un órgano jurisdiccional) el superior por causa del recurso. Este
llamado “control de legalidad” es algo que compete a todo juzgador, y en
este caso concreto es consagrado con el propósito de permi r al tribunal
ad quem a subsanar cualquier irregularidad que el proceso haya podido
tener y que pueda dar lugar a sentencias inhibitorias o configurar causales

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de nulidad de actuados que hagan imposible la prosecución del mismo sin
agravio a la ley y al debido proceso.

II.3 A diferencia del caso anterior, la apelación sin efecto suspensivo (antes
llamada con efecto devolu vo), no suspende la jurisdicción del a quo, que
este puede con nuar conociendo y tramitando el proceso, pero en tal caso
se forma el llamado “cuaderno de apelación” con las piezas procesales (es
decir, con piezas que ya obran en el expediente) que sugiera el recurrente
y las que el juez decida incorporar a dicho cuaderno y es éste (el cuaderno)
el que sube al superior para que resuelva el grado.

II.3 Sin embargo, en algunos casos y a discreción del juez, este efecto
devolu vo puede dar lugar a que no se forme el “cuaderno de apelación”
y eso ocurre cuando este recurso se concede sin efecto suspensivo y con
la calidad de diferido, de la que vamos a ocuparnos a con nuación.

Sobre este po de concesorio del recurso trata el ar culo 369 (Apelación


diferida) que dice así:

“Además de los casos en que este Código lo disponga, de oficio o a


pedido de parte, el Juez puede ordenar que se reserve el trámite de una
apelación sin efecto suspensivo, a fin de que sea resuelta por el superior
conjuntamente con la sentencia u otra resolución que el Juez señale. La
decisión mo vada del Juez es inimpugnable.

La falta de apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el


Juez determina la ineficacia de la apelación diferida".

En esta úl ma parte del ar culo reside el problema que queremos plantear


y la solución que proponemos para resolverlo.

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II.4 Para ilustrar el problema voy a poner un ejemplo tomado de un caso real
que me tocó patrocinar. En este proceso al que me refiero, de materia
comercial y tramitado en la vía del proceso abreviado, mi patrocinado se
vio obligado a interponer recurso de apelación contra la resolución del
Juzgado que fijó los puntos controver dos luego de saneado el proceso y
sin esperar nuestra propuesta, tomando solo en consideración los
propuesto por la contraparte, lo que, obviamente, afectaba nuestro
derecho de defensa y al debido proceso; esa apelación se no concedió sin
efecto suspensivo y con la calidad de diferida, de manera que solo sería
materia de revisión si es que se apelaba la sentencia que ponía fin a la
instancia.

Sin embargo, lo que ocurrió es que la sentencia deses mó en todos sus


extremos la demanda contra nuestra parte, mo vo por el cual no teníamos
porqué apelar de la misma, cosa que sí hizo la contraparte que resultó
desfavorecida con la misma, concediéndosele dicha apelación con efecto
suspensivo.

Subido el expediente a la Sala Comercial correspondiente, y luego de haber


absuelto el traslado de la apelación de la parte perdidosa, la Sala fijó fecha
y hora para la vista de la causa, y el orden en que se resolverían los sendos
recursos de apelación, poniendo en primer lugar el concedido a nuestra
parte con efecto diferido y luego el de la contraparte con efecto
suspensivo.

Como resulta obvio, de haberse visto nuestro recurso con efecto diferido,
lo probable hubiera sido que la Sala anulase la resolución que fijó los
puntos controver dos y que fue la que nuestra parte había apelado en la
medida que no se nos había escuchado dentro del término de ley que es
de tres días; esto, desde luego, hubiera dado lugar a que también se
anulara lo actuado posteriormente, entre otras, la sentencia que
deses maba la demanda y que nos favorecía, manera tal que no tuvimos

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otro manera de arreglar esta situación que desis éndonos de nuestro
recurso de apelación, lo que fue aprobado por Sala que pasó a conocer solo
la apelación de la sentencia.

II.5 Este po de situaciones, si bien son infrecuentes, ocurre por la mala


redacción del segundo párrafo del ar culo 369 del CPC que hemos
transcrito arriba y cuya parte per nente transcribimos nuevamente:

“……………………………………………………………………………………………………………L
a falta de apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el Juez
determina la ineficacia de la apelación diferida".

Como se advierte, el ar culo no establece, como sí lo hacen otros códigos


la noamericanos o, en sus tución de ello, lo ha desarrollado la doctrina a
par r de las normas de esos códigos, que si la sentencia (o la resolución de
la que depende la vista y resolución de la apelación con efecto diferido) es
favorable al apelante (en este caso a nuestra parte, como ocurrió con la
sentencia que deses mó la demanda en nuestra contra), el Superior no
ene necesidad de pronunciarse sobre la apelación diferida habida cuenta
que la sentencia no nos causó agravio alguno que pudiera dar mérito a
impugnarla (mo vo por el cual sí apeló la contraparte que resultó
agraviada con dicha sentencia).

Si se tuviera en cuenta que el objeto de la “apelación diferida” es que las


resoluciones cuyo agravio no es inmediato sino que depende de las
resultas finales del proceso, se conozcan sólo si la sentencia o auto
“principal” (en relación con el apelado con efecto diferido) ocasiona un
mayor agravio a la parte que recurrió de forma diferida; la idea detrás de
la apelación diferida es que su trámite queda reservado por el Juez para
que sea resuelto por el Superior jerárquico conjuntamente con la apelación
de la sentencia o el auto respec vo, pero solo en el caso que el apelante

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de la sentencia o auto resulte ser el mismo que apeló de forma diferida
(en puridad, que se le concedió en forma diferida, pues no existe el recurso
de apelación diferida como tal).

Entonces, en esta línea, el segundo párrafo del ar culo 369 podría quedar
redactado así:

“La falta de apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el


Juez a por la parte a la que se le concedió la apelación diferida determina
la ineficacia de la misma".

Ahora bien, la apelación diferida de decisiones interlocutorias sólo se


materializa si finalmente se apela de la sentencia defini va o de la
resolución a la cual resultó adscrita aquella (la diferida), de modo tal que
debe sobrentenderse que se refiere a que el recurso debe interponerlo la
misma parte que obtuvo la apelación con efecto diferido, pues no ene
sen do considerar lo opuesto, esto es, que quien apele de la sentencia o
resolución sea la contraparte, ya que eso significaría que esa sentencia o
auto ha sido favorable a la parte a la que se le concedió el recurso en forma
diferida y, entonces, no tendría mayor sen do tramitar su apelación
diferida ya que finalmente obtuvo la sa sfacción que buscaba a través del
recurso.

Sin embargo, nuestra ley procesal no es clara en ese sen do, permi endo
que se creen situaciones como las descritas arriba, de manera que con la
simple modificación propuesta queda salvado el problema que se nos
presentó en dicho caso, que nos obligó a desis rnos de la apelación
diferida en vista que habíamos obtenido una sentencia favorable a
nuestros intereses y que quien había apelado de esta úl ma era la
contraparte (cuya demanda fue deses mada en todos sus extremos), pero

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debido a la mala redacción de este ar culo no hubo más remedio que
desis rnos de la apelación diferida.

III. CONCLUSIONES:

III.1 La apelación concedida con calidad de diferida, y su tramitación y


consiguiente resolución queda condicionada a la formulación de un
ulterior recurso de apelación que se interponga contra la sentencia o auto
que pone fin al proceso en la instancia inicial o contra otra resolución que
resulte siendo principal respecto de la apelada con efecto diferido.

III.2 En caso de plantearse apelación contra la que puede ser llamada


“apelación principal”, los autos serán elevados al Superior para que
resuelva también, y en forma previa, la apelación diferida.

III.3 La apelación con efecto diferido responde al principio de celeridad


evitando con nuas interrupciones del procedimiento principal; sin
embargo, algunos autores consideran que el resultad prác co es todo lo
contrario a lo que sos ene la teoría (yo recuso este concepto y creo todo
lo contrario), y que esta modalidad en vez de abreviar el proceso
normalmente lo atrasa, aunque no hay duda que este po de concesorio
del recurso de apelación (con efecto diferido) ha sido ins tuido por el
legislador con el fin no interrumpir el curso del proceso y consolidar la
materialización de la celeridad procesal, pues casi la totalidad de procesos
judiciales padecen de dilaciones precisamente por los recursos de
apelación que una de las partes interpone antes de que se dicte la
correspondiente sentencia o resolución que ponga fin al procedimiento
(par cularmente a la instancia), aunque no cuando se trata de otras
resoluciones interlocutorias que enen el carácter de principales respecto
de la resolución apelada con efecto diferido).

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III. 4 Los efectos suspensivos y no suspensivos de la apelación se refieren a la
posibilidad de ejecutar o no una resolución impugnada, lo que no ene
relación con la naturaleza de la apelación diferida. La apelación diferida es
solo otra modalidad de apelación, como la adhesiva (que tan
equivocadamente ha sido re rada de nuestro Código Procesal Civil hace
algunos meses). Desde luego, no suspende la eficacia de la resolución
apelada.

III.4 La apelación diferida, tal como está legislada actualmente en el ar culo


369 del CPC, exige para su procedencia y resolución por el Superior que se
interponga posteriormente recurso de apelación contra la sentencia
defini va, cualquiera sea la parte que haya apelado en una u otra
oportunidad (u contra otra resolución que pueda ser considerada
“principal” con respecto de la resolución apelada con efecto diferido). En
caso contrario, la apelación diferida carece de sustento legal y se torna
manifiestamente improcedente, impidiendo cualquier pronunciamiento
sobre ella.

III.5 Sin embargo, carece de todo sen do que, si la parte que obtuvo el
concesorio de una apelación diferencia no apela luego de la resolución
“principal” (como hemos convenido en llamar a la resolución que ene
mayor relevancia en relación a aquella), no ene caso entrar a resolver la
apelación diferida, pues el agravio menor que esta pudo causar al apelante
ha sido compensando ampliamente con la resolución posterior que
favorece a éste y, por lo tanto, no tendría necesidad de desis rse de ese
recurso (en caso que la contraparte hubiera apelara esa resolución)
considerando que el mayor beneficio que finalmente obtuvo deja sin
efecto el agravio menor que le produjo aquella.

Nueva York, 3 de agosto de 2023

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