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Usted puede haber vislumbrado lo que es la psicoterapia en los libros, en las películas y en la
televisión. Olvide eso. Probablemente lo que ha visto no lo ha preparado para lo que
realmente va a suceder.
Sí es como la mayoría de los ciudadanos, usted está pensando en una terapia debido a que
experimenta una perturbación significativa o un dolor emocional – tal vez desesperación – en
su vida (casi nadie va a terapia por una pequeña tontería). En tales momentos de gran estrés y
de incertidumbre personal, todos desean y necesitan sentirse seguros, y experimentan alguna
convicción de que la decisión de ver a un terapeuta es la más correcta.
La mayoría de las personas tienen muchas preguntas acerca de este asunto de contar sus
problemas a un total extraño:
¡Buenas preguntas! En lo que sigue vamos a ofrecerle algunas ideas básicas acerca de la
psicoterapia, y presentarle cómo algunas personas se benefician de su experiencia de terapia.
Para satisfacer sus expectativas, nos vamos a centrar en tres tópicos: ¿Qué se espera de usted?,
¿Qué sucede realmente durante las sesiones de terapia?, y ¿Quiénes son los terapeutas?
Se espera que usted acuerde el horario de las sesiones y el pago de los honorarios
profesionales. Y que proporcione un aviso anticipado en caso de cancelación de la cita
(excepto en casos de emergencias de último minuto).
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Se le va a pedir que complete una o más pruebas psicológicas que ayudarán a su terapeuta
a evaluar su situación y necesidades personales.
Las sesiones de terapia varían, dependiendo de quién es usted, qué problemas actuales está
experimentando, y la clase de terapeuta al que acude. Sin embargo, podemos proporcionarle
un bosquejo resumido del curso “típico” de una terapia.
FASE UNO: Iniciar una relación y discutir lo que más le preocupa. Los terapeutas efectivos
frecuentemente ayudan a encaminar el proceso de psicoterapia preguntando a sus clientes,
“¿Cuáles son los principales motivos por los que ha decidido venir a terapia?” o “Me gustaría
saber lo que tiene en mente y lo que le gustaría lograr con la terapia”. Las primeras sesiones
generalmente están destinadas a ayudarle a que se sienta más confiado y comience a discutir
sus principales problemas o preocupaciones. En esta fase inicial, mucha gente que entra a
terapia tiene poco claro lo que está sintiendo, o puede ser auto-crítica, por ejemplo, “no
debería sentirme de esta manera”. Usted y su terapeuta van a establecer una “alianza
terapéutica” – un “tandem” de trabajo que va ayudarle a aclarar sus incertidumbres y el logro
de sus metas en la terapia.
FASE DOS: Focalizar el problema. A medida que la discusión continúa en las sesiones
siguientes, su terapeuta va prestarle mucha atención y formularle muchas preguntas para
ayudarle a identificar un foco principal – el problema o preocupación más importante que va a
ser tratado en la terapia. Usted y su terapeuta van a identificar problemas específicos y
descubrir de qué maneras estos problemas son especialmente importantes para usted en este
momento de su vida.
La psicoterapia (breve o de largo plazo) no provee una rápida solución. De hecho, las
personas pueden encontrar que se sienten algo peor durante el primer par de sesiones – al
menos más profundamente conscientes de sus sentimientos perturbadores. Y con frecuencia la
realidad es que una vez que una persona comienza a tener una perspectiva más cercana de sus
dificultades, el dolor emocional puede sentirse más intensamente. Si le sucede esto, ¡no se
sobresalte! Esto es algo natural, normal y bastante predecible – pero es una parte esencial del
trabajo que implica la solución de los problemas que le hieren. Afortunadamente para la
mayoría, la perturbación emocional comienza a declinar en algún momento a medida que
comienzan a lograr un manejo sobre los problemas de la vida y a hacer afrontamientos más
efectivos.
FASE TRES: Refocalizar o sintonizar el problema. Una experiencia común durante la tercera
fase de la terapia es que los clientes comienzan a comprender mejor sus problemas, y por sí
mismo, en una nueva perspectiva. Muchas veces esto implica un cambio de perspectiva y de
actitudes. “Problemas” como ser excesivamente sensible a la crítica, el sentimiento de que los
otros se aprovechan de uno, perder a un ser querido que ha muerto, sentirse agobiado y
frustrado en el trabajo, comienzan a parecer más “comprensibles”. Los problemas pueden
llegar a parecer sólo dolorosos, indeseables o frustrantes; sin embargo, muchas personas
comienzan a pensar, “Mis sentimientos tienen ahora un sentido para mí” o “De hecho, me
siento de esta manera”. El raciocinio comienza a silenciar la dura autocrítica:
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Actitudes Que Pueden Surgir Durante la Terapia
De A
No debería estar tan perturbado Estoy perturbado. ¿Qué puedo hacer al respecto?
¡Esto no debería estar sucediendo! Yo no deseo que esto suceda, pero sucede y es
perturbador
FASE CUATRO: Habilidades orientadas a la acción... Práctica, Práctica, Práctica. “Yo soy
más consciente de lo que siento y no me condeno tan ásperamente. Pero aún me siento mal.
¿Qué hago entonces?”
Muchas veces en la terapia, una vez que se han clarificado los problemas o preocupaciones
más importantes, se cambia el foco hacia una solución activa del problema. Por ejemplo,
Karen aprendió maneras de reducir su ansiedad apelando a un soporte interno para sí misma
de manera previa a un examen en la universidad. Roberto desarrolló maneras asertivas de
comunicar sus sentimientos y necesidades a su esposa. En una de sus sesiones de terapia,
Daniel planeó cuidadosamente cómo tenía que aproximarse a su gerente de ventas para
compartir las preocupaciones que tenía acerca del ambiente de trabajo. Sheila comenzó a
escribir su diario personal, descubriendo más acerca de sus propios sentimientos y aprendió
que podía permitirse llorar por la pérdida de su hermano.
La terapia es un espacio adecuado para que esta gente piense, llegue a conclusiones respecto a
las acciones que desearían tomar, aprender algunas nuevas habilidades de afrontamiento y
practicarlas durante la sesión. Como Roberto dijo, “Tener un terapeuta es como tener un
entrenador. Tú puedes planear lo que deseas hacer, practicarlo, obtener algún feedback,
refinar lo aprendido y luego cobrar un impulso extra para hacerlo en la vida real”.
FASE CINCO: Sintonía fina. En las etapas finales de la terapia, con frecuencia es útil resumir
lo que ha sucedido. Esto sirve de ayuda para aclarar varios puntos:
Lograr una mejoría y sentirse mejor usualmente no se debe precisamente a la buena suerte o
al destino. Usted tiene que trabajar fuerte para cambiar y descubrir lo que más le ayuda.
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Una vez que conoce cómo afrontar más exitosamente, está mejor preparado para la próxima
vez que la vida le exponga a situaciones difíciles.
De hecho, ¡no todo es tan simple! Las experiencias varían. Pero las fases que hemos delineado
describen una experiencia común en la terapia. La mayoría de las personas que han tenido
éxito en la terapia no se sienten finalmente “curadas” o “sanas”, pero se sienten mejor. Estas
personas dejan la terapia sabiendo que han hecho un real trabajo, y fue su esfuerzo lo que lo
permitió. En particular, el resultado común de una terapia exitosa es el sentimiento de estar
bien siendo uno mismo.
“Obviamente”, puede decir usted. Pero algunas personas parecen pensar que la terapia es un
arte, practicado por individuos con una visión de rayos-X y con sabios consejos para todos los
problemas. El hecho es que los terapeutas son expertos altamente entrenados en conducta
humana, y que son tan vulnerables como el resto de la población a todas las realidades del ser
humano.
Aquí vamos a revisar las características que permiten a un terapeuta profesional ofrecer esta
“fructífera relación” que ayuda a la gente a asumir el sentido de su vida durante los momentos
estresantes.
Generalmente los terapeutas no ofrecen consejos. Mucha gente puede beneficiarse de las
sugerencias útiles y de los buenos consejos de cuando en cuando, pero este tipo de ayuda
está rápidamente disponible entre los amigos y familiares (aún cuando usted no lo desee).
En aras a la verdad, la mayoría de los terapeutas no son realmente nada mejores en
proporcionar consejos de sentido común que cualquier otra persona. Pero los terapeutas
pueden proveer – y lo hacen – una clase de ayuda que no se encuentra rápidamente en su
red habitual de familiares y amigos.
Los terapeutas están dispuestos y son capaces de enfrentar emociones muy fuertes.
Realmente es difícil estar con alguien cuando está experimentando sentimientos intensos.
Atestiguar el sufrimiento humano es de por sí difícil. También es duro para mucha gente
experimentar el dolor de otro sin entrar en contacto cos sus propios sentimientos internos.
Los buenos terapeutas han aprendido a manejar estos problemas: están plenamente
presentes con sus clientes, comprenden su dolor, pero también mantienen una apropiada
objetividad. Un cliente es capaz de expresar fuertes sentimientos y conocer lo que el
terapeuta experimenta al respecto, pero no está abrumado o bloqueado por las poderosas
emociones. Esto provee una considerable cantidad de estabilidad y seguridad dentro de la
hora de terapia.
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Los buenos terapeutas tienden a ser no enjuiciadores. Comprenden que la mayor parte de
los problemas interpersonales y emocionales pueden ser vistos como intentos para
supervivir emocionalmente a los problemas habituales de la vida. Los terapeutas efectivos
transmiten una actitud de respeto, comprensión y aceptación. En los estudios de resultados
de psicoterapia, el factor comúnmente más reportado que se juzga que ha sido útil para los
clientes fue la capacidad del terapeuta para atender y comprender genuinamente al cliente.
La actitud comprensiva del terapeuta ayuda al cliente a reducir la excesiva autocrítica y
fomenta una capacidad fortalecida para la auto-aceptación.
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Le ayuda a sentirse más cómodo durante las primeras reuniones. Mucha gente se
encuentra preocupada respecto a la primera sesión: “yo no sé qué decir o dónde
comenzar”, “me siento ansioso de tener que hablar a alguien que no conozco”. Estas
preocupaciones son comunes y comprensibles; es normal sentir nervios durante la primera
sesión. Los terapeutas efectivos saben cómo ayudar a la gente a comenzar a hablar.
Ser honesto. Su terapeuta está allí para ayudarle a comprenderse plenamente a sí mismo,
sus patrones de conducta y sus sentimientos. La función del terapeuta es proporcionar un
feedback honesto y objetivo acerca de sus actitudes y acciones. El feedback va sentirse
bien cuando reconoce sus fortalezas y se le puede sentir un tanto incómodo cuando pone
de manifiesto sus debilidades. La terapia puede ayudarle a capitalizar sus fortalezas y a
transformar sus debilidades. A veces el proceso puede ser un tanto inconfortable, pero el
resultado puede ser positivo, incluso más de lo que espera.
Mantiene una relación profesional. A esto es lo que los psicoterapeutas se refieren como
“mantener los límites profesionales apropiados”. Esta es una parte del código de ética del
terapeuta para asegurar que la terapia sea intrínsecamente segura. En la práctica de la
psicoterapia, relacionarse con un paciente en otras formas que las profesionales –
socialmente, románticamente o entrar en una relación de trabajo - es inapropiado y puede
ser anti ético o ilegal. Las relaciones sexualmente íntimas están absolutamente prohibidas
por los códigos de ética profesionales (y por la ley en muchos casos). Las relaciones
sociales fuera del horario de terapia y los tratos de negocios son indeseables, y también
pueden ser anti éticos.
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El tipo de tratamiento debe ser apropiado. No todos los problemas son mejor abordados
de la misma manera. Un buen terapeuta puede evaluar su situación y en el curso de las dos
primeras sesiones hablar con usted acerca de la clase de tratamiento que recomienda.
Algunos tipos de problemas emocionales se deben, en parte o completamente, a
perturbaciones médicas / bioquímicas. El tratamiento médico y/o el tratamiento
psiquiátrico con medicación puede ser útil o aún necesario.
FUENTE
Preston, J., Varzos, N. & Liebert, D.S. (2019). Make Every Session Count. Oakland, CA.:
New Harbinger Publications, Inc.
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Una oportunidad para una psicoterapia exitosa
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