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Grassi Elementos de Derechos Reales. 2017
Grassi Elementos de Derechos Reales. 2017
de
derechos
-- reales I
.
D i ~ s i Z i o n e a g G n e d e sDefini~ioriy ConcepEP
Contenido y .caracteres. Posesitia.
Acciones posesorias. Acc - - -cales. Publicidad-
ELEMENTOS
DE
DERECHOS REALES
Elementos
de
derechos reales
Según el Código Civil y Comercial
ASTREA
BUENOS AIRES - BOGOTA - PORTO ALEGRE
2017
Cura Grassi, Domingo Cksar
Elementos de derechos reales / Domingo César Cura Grassi
-
la ed. Ciudad Aut6noma de Buenos Aires: Astrea, 2017.
208 p.; 23x16 cm.
ISBN 978-987-706-189-5
@ EDITORIAL
ASTREA
SRL
Lavalle 1208 - (C1048AAF) Ciudad de Buenos Aires
-
(54-1 1) 4382-1880 0800-345-ASTREA (278732)
www.astrea.com.ar - editorial@astrea.com.ar
Introducción ..............................................................................
DISPOSICIONES GENERALES
DE LOS DERECHOS REALES
DEFINICI~N.CONCEPTO. CONTENIDO
Y CARACTERES DE CADA DERECHO REAL
3 Dominio ........................................................................ 68
5 32. Condominio ............................................................ 71
5 33. Propiedad horizontal ......................................................... 72
3 34. Conjuntos inmobiliarios (artículos 2073 a 2086) ............ 76
5 35. Tiempo compartido (artículos 2087 a 2 102) ....................78
5 3 6 Cementerios privados (artículos 2103 a 2 113) ................. 79
XII
5 37. Superficie (artículos 2114 a 2128) .....................
. ........ 79
5 38 . Usufructo (artículos 2129 a 2153) ......................
. ........ 82
3 39. Uso (artículos 2154 a 2157) ............................................. 83
PROTECCI~NPOSESORIA. ACCIONES
POSESORIAS E INTERDICTOS
ACCIONES REALES EN EL C ~ D I G O
CIVIL Y COMERCIAL
VI
CAMTULO
l Aquí cabe recordar sus palabras, extraídas de la nota del art. 495 del C6d.
Civil (atribuidas por algunos a Victorino de la Plaza): "Nos abstenemos de definir,
porque, como dice Freitas, las definiciones son impropias de un cbdigo de leyes,
y no porque haya peligro en hacerlo, pues mayor peligro hay en la ley que e n la
doctrina. En un trabajo legislativo solo pueden admitirse aquellas definiciones
que estrictamente contengan una regla de conducta, o por la inmediata aplica-
ci6n de sus vocablos, o por su influencia en las disposiciones de una materia es-
pecial. La definici6n exacta de los términos de que se sirve el legislador para
expresar su voluntad, no entra en sus atribuciones. La definición es del dominio
del gramático y del literato, si la expresibn corresponde al lenguaje ordinario, y es
de la atribuci6n del profesor cuando la expresibn es tkcnica".
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
partes de esta rama esencial del derecho, que abarca el estudio del
derecho civil todo, sino porque a partir de diversos aspectos que
incumben a la vida en sociedad, a la vida en relacidn del sujeto
con otros sujetos y, especialmente -por la materia que nos atañe-,
del sujeto con las cosas, constituyen un medio de dar seguridad
jurfdica. De ahi su trascendencia social y económica.
Si bien en épocas primitivas el hombre se manejó con simples
relaciones de hecho, posteriormente se dio una graduación jurídica,
a partir de las distintas respuestas que tuvo que darles a esas nue-
vas circunstancias, propias de la relación del hombre con las cosas.
Por ello, el derecho de propiedad ("propiedad" y "dominio"
son utilizados indistintamente, aunque uno constituye el gknero -
el primero- y otro una especie -el segundo-) es el núcleo de una
serie de interrelaciones político-económicas que son vitales para
toda organización social, pues cada modelo de vida humana co-
lectiva requiere un tipo de organización jurídico-real.
De ahf también su importancia, puesta de manifiesto por
aquello del "dominio eminente del Estado" (expropiaci6n))cuando
causas de utilidad pública lo justifiquen.
Así, el C6digo Civil y Comercial trata el derecho de las cosas
(el sustantivo latino res, rei, significa "cosa", "objeto"; de ahí que a
los derechos reales se los denomine, igualmente, "derechos de co-
sas" en otros ordenamientos jurídicos, como, por ejemplo, el ale-
mán), o, mejor dicho, los derechos reales, como una parte del de-
recho patrimonial privado, y su objeto son las cosas particulares,
y no en su conjunto (patrimonio), lo cual corresponde al derecho
personal. Y decimos, entonces, que la importancia de los dere-
chos reales radica en que afectan a toda una sociedad; en cambio,
los personales, tan solo a los sujetos íntervinientes.
De ahí también la necesidad de publicitar (dar a conocer) los
primeros, para que esa misma sociedad los respete.
Resulta igualmente importante destacar la recepcion expresa
del derecho constitucional por el actual Código Civil y Comercial
plasmado en los arts. lo y 2'.
Finalmente, diremos, junto a una de las redactoras del Pro-
yecto de Código Civil y Comercial, la doctora Elena Highton, que
los derechos reales se limitan, entonces, a la faz técnica de las fa-
cultades sobre las cosas, sirviendo a la dominaciiin de los bienes
terrenales, sin la cual la vida del hombre seria imposibles.
5 4. METODOLOG~. -Este punto lo desbrozaremos tratando,
en primer lugar, la metodologia del C6digo Civil de Vele2 Sársfield
l2 El art. 10, del C6d. Civil decia: "Los bienes raices situados en la Repd-
blica son exclusivamente regidos por las leyes del país, respecto a su calidad
de tales, a los derechos de las partes, a la capacidad de adquirirlos, a los modos de
transferirlos, y a las solemnidades que deben acompañar esos actos. El titulo,
por lo tanto, a una propiedad raiz, solo puede ser adquirido, transferido o perdido
de conformidad con las leyes de la República".
El art. 11 del C6d. Civil expresaba: "Los bienes muebles que tienen situacibn
permanente y que se conservan sin intenci6n de transportarlos, son regidos por
las leyes del lugar en que est8n situados; pero los muebles que el propietario lleva
siempre consigo, o que son de su uso personal, esté o no en su domicilio, como
tambikn los que se tienen para ser vendidos o transportados a otro lugar, son regi-
dos por las leyes del domicilio del dueño".
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
5 5. R ~ G I M ELEGAL.
N -Nosotros sabemos que los derechos
personales dan prioridad a la autonomía de la voluntad o facultad
jurídica de las partes; es decir, las partes crean sus propias leyes
(art. 1197, Cód. Civil y art. 958, Cód. Civil y Comercial)".
Por el contrario, los derechos reales dan prioridad al interés
general; de ahí que su vigencia estk restringida y que el legislador se
haya ocupado de su ntímero, su contenido y su regulación.
El propio Vélez Sarsfield lo puso de manifiesto en las notas
de los arts. 282814,2508" y 404416 del Código Civil: el interés gene-
ral por sobre el interés de los particulares.
Así fue como Vklez Sársfield opt6 por el nzkmerzks cerrado en
lo que respecta a la creaci6n de los derechos reales, dando sus ra-
zones en la nota del art. 2502, del Cód. Civil, y manifestando su
preocupación por evitar la multiplicidad de derechos reales, que
ya en el derecho feudal habian causado graves males a la riqueza
inmobiliaria,
Del mismo moda, el Código Civil y Comercial justifica la
adopci6n de este sistema limitado de derechos reaIes (art. 1887),
puesto que si deben ser respetados por la sociedad, está bien que
los terceros puedan y deban conocer de antemano que tipo de
derechos reales son los que están permitidos, y no dejarlos li-
l3 El art. 1197 del C6d. Civil indicaba: "Las convenciones hechas en los con-
tratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley
misma".
l4 La nota del art. 2828 del C6d. Civil expresaba: "La naturaleza de los dere-
chos reales en general L..] est8 fijada en considecaci6n al bien público".
l5 La nota del art. 2508 del C6d. Civil decía: "El predominio, para mayor
bien de todos y de cada uno, del interés general y colectivo, sobre el interés indi-
vidual".
l6 La nota del art. 4044 del C6d. Civil indicaba: "El interks general de la so-
ciedad exige que las leyes puedan ser modificadas y mejoradas".
12 ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
6. Z F O ~GENERAL
A DE LOS DERECHOS REALES. - A partir del
art. 2502 y hasta el art. 2505 del C6d. Civil, Vélez Sársfield desa-
rrollaba el tratamiento de los derechos reales, en ese Libro Terce-
ro dedicado a ellos, pero que en sus comienzos estuvo dedicado a
las cosas y a la posesi6n17; y, específicamente, el tratamiento de
todos y cada uno de los derechos reales, a partir del art. 2506,
donde comienza con el dominio.
Así, con el contenido de estos cuatro primeros artículos se
conformaría lo que nosotros dimos en llamar teoría general de los
derechos reales, de cuya lectura resultan igualmente determinados
principios básicos de ellos, que trataremos de manera más pro-
funda en el parágrafo siguiente.
Es decir, por un lado, la teoría general, que surge de esos cua-
tro artículos, y por el otro, los principios, que analizaremos mas
adelante.
De acuerdo con esta inteligencia, en este estadio haremos un
repaso concreto de esta breve teoría.
El art. 2502 del Cód. Civil indicaba: "Los derechos reales solo
pueden ser creados por la ley. Todo contrato o disposición de Úl-
tima voluntad que constituyese otros derechos reales, o modifica-
la A1 respecto, nos parece interesante transcribir la nota del art. 3752 del
C6d. Civil, que indicaba: "Las donaciones de cosas ajenas son de ningún valor
L..] El legado de cosa ajena es un legado ilusorio, si el testador sabe que la cosa
no es suya; si lo ignoraba, hay un error sustancial en el acto".
l a En general, Allende, Panorama de los derechos reales; ver adernAs, Garcia
Coni, Derecho registra1 aplicado, p. 19.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
2' "No hay un solo derecho que no tenga su origen en un hecho que el im-
perio de la voluntad levanta hasta la esfera del derecho" (Aguiar, Hechos y actos
jurídicos).
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
22 Vklez SArsfield, en la nota a pie de pAgina del comienzo del Libro Tercero,
"De los derechos reales", manifestaba, siguiendo a Mackeldey, que los elementos
de los derechos reales eran las cosas y la posesión. Exactamente, expresaba: "Al
tratar de las cosas y de la posesidn antes que de las derechos reales, seguimos la
opini6n y el mdtodo de Mackeldey, porque las cosas y la posesibn son los elemen-
tos de los derechos reales".
Nosotros combatimos -se insiste- esta postura, entendiendo que los elemen-
tos de los derechos reales, como tambidn los de los contratos o de las obligaciones
(derechos personales, creditorios u obligacionales) son el sujeto, la causa y el ob-
jeto; y, en todo caso, expres~bamosjunto con el doctor Gatti, que la posesibn, mas
que un elemento, es el contenido de todos y cada uno de los derechos reales que
se ejerce por SU intermedio.
23 Preferimos hablar de "personas físicas" y, en contraposición a esta cla-
sificacibn, de "personas ideales", y no "juridicas", habida cuenta de que jurídicas
resultan todas, incluso las fisicas, ya que producen efectos de esa naturaleza.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
Hecho jtkridico real (art, 896, C6d. Civil), que a su vez puede
subclasificarse en hecho humano real (edificación, siembra y plan-
tación) y hecho de la naturaleza real (migración de animales).
Acto jurídico real (art. 944, C6d. Civil) (tradición).
Debemos necesariamente hacer referencia, en este estadio, a
la teoría del título y el modo.
Por ejemplo, si nosotros nos preguntamos cómo se transfiere
la propiedad inmueble en nuestro derecho, respondemos que con
título y modo.
El tftulo tiene una doble acepción; título en sentido material,
por ejemplo, contrato de compra y venta y título en sentido for-
mal; escritura pública.
Modo: tradición (art. 577, C6d. Civil), y con la modificacidn
del art. 2505 y la posterior sanción de la ley 17.801, del registro
inmobiliario, la inscripción en 61, a los efectos de la oponibilidad
a terceros, y no del nacimiento del derecho real, que ya nació con
anterioridad, en el acto por el cual se llev6 a cabo la tradición.
c) Objeto real. Está constituido por las cosas (art. 2311, Cód.
Civil), salvo, claro está, en el caso de usufructo y prenda, que pue-
den tener como objeto derechos creditorios (arts. 2838 y 3204,
C6d. Civil), y no cosas.
Dejamos para el final el análisis de este elemento, habida
cuenta de la posibilidad de aggiornar el concepto de "cosa", en
nuestro derecho, para dar cabida a la recepción de nuevos dere-
chos reales (p.ej., tiempo compartido), y de algunos no tan nuevos
(p.ej., derechos intelectuales, patentes de invencidn, marcas de fá-
brica, dibujos industriales),
En efecto, cabe que nos preguntemos, entonces, si aquella cla-
se de bienes que no son cosas, que dimos en llamar cosas incorpo-
rales, inmateriaíes, podrhn ser aceptadas igualmente como %osa".
Al hablar de "cosa", ¿solo y excluyentemente debemos hacer
referencia a todo Io corporal o material?
Aqui debemos entrar en la cuestión acerca de si en nuestro
derecho positivo esta permitida la llamada "cuasiposesión'~.
En esa inteligencia, debemos atender, acto seguido, a la opi-
nión de Vklez Sarsfield, vertida tanto en las notas como en los ar-
tículos del Código Civil.
En las notas del Código advertimos que Vélez Sarsfield se
mostraba en favor de la admisión de la cua~iposesión~~.
24 En la nota del art. 2400 decia: "Hemos dicho ya que solo las cosas cor-
porales son susceptibles de una posesi611verdadera y propiamente dicha; las co-
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
que a la vez se nutre de hechos, que son, asimismo, fuente del de-
recho, entonces, estos hechos, cambiantes, mutantes con el deve-
nir del tiempo, como fuente del derecho, se contraponen a una
idea petrificante del quehacer jurídico.
De ahí, claro está, nuestra postura en cuanto a encarar este
tema desde los tres puntos de vista analizados: el del lenguaje, el
lógico y el jurídico.
¿Y por qud hablamos de la necesidad de aggiomar el concepto
de "cosa1'?
Porque nosotros sabemos que los derechos reales reposan
sobre una cosa. Ahora bien, para saber qué es una cosa en
nuestro derecho positivo debiamos acudir -se insiste- a la de-
finición dada en el art. 231 1 del Cód. Civil, y en esa inteligencia
concluimos en reconocer como cosas los objetos corporales, antes
de la ley 17.711, y materiales, después de dicha ley, susceptibles de
tener un valor.
¿Queocurría con los objetos inmateriales?
Al no encuadrar dentro del concepto de "cosa1', no podían
ser objeto de posesión; por tanto, solo se podría hablar de cua-
siposesión, pero en casos muy limitados, como vimos anterior-
mente.
Sí podríamos libremente admitir como objeto de nuestros de-
rechos reales, ya no más exclusivamente lo corporal o material,
sino también lo incorporal e inmaterial, y con ello estariamos
aceptando un sinfin de realidades, dadas por los avances técnicos
y científicos, respecto de futuros soportes de los derechos reales,
que van a reclamar de la ciencia del derecho, forzosamente, la ne-
cesidad de un encuadre jurídico, sin mas problemas que afrontar,
aggiomame~.ltomediante.
La realidad, fuente insuperable de nuestro derecho, lo exige
en la actualidad, y los estudiosos del derecho no podemos vivir
con los ojos cerrados a ella; de lo contrario, como decía Josserand,
si los juristas no viven conforme a su época, esta los abandona27.
formacidn, que va paralelo al desarrollo de todo país que se jacte de tal, pro-
mueve necesariamente nuevos conceptos, a los cuales el derecho debe dar ca-
bida.
Es preferible, entonces, frente a estas nuevas realidades, pecar por exceso de
aceptacibn, antes que pecar por proscripci6n. Afirmar, a esta altura. que el dere-
cho es inmutable constituye mais una expresi6n de deseo que una realidad. Por-
que el derecho, que es algo vivo, requiere una actividad permanente y concluye,
de manera inevitable, en esas necesidades de aggiornamento a que hicimos expre-
sa menci6n.
En consecuencia, no podemos encerrar o sepultar conceptos frente a este
fluir de la vida jurídica, de la vida toda. Por tanto, dejamos ya de concebir el
derecho como algo inmutable, habida cuenta de la necesidad de introducirle re-
formas.
Es indiscutible que la historia vive de un pasado y se dirige a un futuro; y,
a diferencia de lo que sucedia en el antiguo derecho romano, en que el derecho
no era derecho porque era justo, sino que lo justo era justo porque era derecho;
en que el ciudadano romano estaba seguro porque las normas no cambiaban así
porque si, atento a su mencionado carhcter de inmutabilidad, y porque el pro-
medio de edad era, quiz8, de veinticinco años, de modo que no habia ni siquiera
tiempo de experimentar nuevos hechos; a diferencia de todo ello -decimos-, en la
actualidad, en que el promedio de vida es de ochenta años, uno se cansa de ver
nuevos hechos, y así, entonces, el derecho deja ya de ser lo irreformable para pa-
sar a ser, mensurablemente, lo reformable.
24 ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
9 9. ~QUISICI~N ,
MODIPICACI~N, TRANSFERENCIA Y P ~ R D I D ADE LOS
DERECHOS REALES. - De una lectura del C6digo de Vélez Sársfield se
desprendía la falta de normas generales en cuanto a la adquisi-
ción, modificación, trasferencia y pérdida de los derechos reales
(ver notas de los arts. 2505 y 577, C6d. Civil).
No obstante ello, nosotros sabemos que Vélez Sársfield adoptó
-como lo pusimos de manifiesto- la exigencia de título y modo a
los efectos de perfeccionar las mutaciones reales.
Así, en lo que respecta a la adquisición, tan solo se podía ad-
quirir aquellos derechos reales que estaban contemplados en el
Código Civil o los creados por nuevas leyes; todo ello, en concor-
dancia con las prescripciones que dimanan de la aplicaci6n de los
arts. 2502, 2503 y 2614 del C6d. Civil.
El art. 577 del C6d. Civil es el fiel reflejo de la adquisición del
derecho real por la tradición.
En todo este tema está candente el celo puesto de manifiesto
en el accionar del Estado; de ahí que este se haya reservado para
sí la facultad de determinar cuáles son los únicos derechos reales
permitidos, a los efectos de su adquisición, modificación, transfor-
maci6n y pérdida, habida cuenta de que si estas referidas faculta-
des estuvieran en manos de los particulares, el caos que ello trae-
ría aparejado sería de tal magnitud que llevaría a la paralizacidn
de la economía toda. No olvidemos nunca el aspecto mercenario
que campea en este tipo de derechoa8.
las condiciones y las cargas públicas de la propiedad privada. El ser colectivo que
se llama Estado tiene, respecto de los bienes que están en su territorio, un poder,
un derecho superior de legislación, de jurisdicci6n y de contribucibn, que aplicado
a los inmuebles, no es otra cosa que parte de la soberanía territorial interior".
28 ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
1. Absolufidad
DR: Son absolutos. Se los ejerce DP: Son relativos. Sólo valen en-
contra todos. tre acreedor y deudor.
2. Adquisición
DR: Requieren título y modo. DP: Nacen de alguna de las causas
o fuentes previstas por la ley.
3. Aprovechamiento
DR: Su titular aprovecha de mane- DP: Su titular aprovecha indirec-
ra directa la ventaja que le reporta tamente la ventaja que le reporta
este derecho. este derecho.
4. Categorfus jurfdicas afectadas
DR: Afectan lo material (derecho DP: Afectan lo material (derecho
de fondo) y con mhs razbn lo for- de fondo) y lo formal (derecho de
mal (derecho de forma; v.gr.,forum forma; v.gr., fururn p e r s o n ~ ) pero
,
rei situ?), especialmente lo que se no en la misma medida que los
refiere a la adquisicibn y trasmision reales.
de esos derechos (v.gr., escritura
pública, tradición e inscripción).
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
5. Competencia
DR: Sera competente el juez del DP: Será competente e1 juez del
lugar en que estén situados los bie- lugar en que se deba cumplir la
nes inmuebles. Cuando se trate obligación y, en su defecto, a elec-
de muebles, el juez del lugar en que ción del actor, el del domicilio del
se hallen o el del domicilio del de- demandado o el del lugar del con-
mandado, a elección del actor. trato.
6. Constitución
DR: En la mayoría de los casos DP: Nacen inmediatamente des-
no nacen exclusivamente por obra pués de que se produce el acto o el
de cierto acto o de cierto hecho hecho (v.gr., dos personas se ponen
(v.gr., apertura de la sucesión o de acuerdo en crear una obliga-
apropiación), sino que requiere un ción, o cuando ocurre un acciden-
modo: la tradición. Pueden igual- te), a los cuales la ley atribuye ca-
mente nacer por la prescripción. lidad de fuente. No pueden nacer
por la prescripcidn.
7. contemplacibpl da derecho mismo
DR: Son derechos perfectos, mas DP: Son derechos imperfectos, me-
fuertes y absolutos. nos fuertes y relativos.
8 . Contenido econdmico
DR: Implican utilización o aprove- DP: Implican la utilización de
chamiento de la riqueza, constitui- servicios del deudor.
da por las cosas que son su soporte.
9. Creacidn
DR: Solo pueden ser creados por la DP: Puede creitrselos libremente.
ley.
10. Determinacidn de lu cosa
DR: La cosa debe ser determinada. DP: No necesariamente debe ser
determinada.
11. Distincidn de la carga excep-
cional o neutra
DR: Esa "carga" tendría el carác- DP: Esa "carga" est8 dada por el
ter de neutra. La abstenci6n no deber pasivo. Se cuenta con un
desmerece el patrimonio de nadie. elemento negativo en el patrimo-
nio del deudor.
12. Divisibilidad hereditaria
DR: El derecho real no se extingue DP: Con la muerte del acreedor o
con la muerte de su titular, que- deudor, los créditos o débitos se
dando los herederos en una cornu- dividen de pleno derecho entre he-
nidad hereditaria (condominio). rederos proporcionalmente a sus
partes.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
13. Duración
DR: Pueden ser temporales o DP: Solo son temporales.
perpetuos.
14. Elemento formal
DR: Requieren un formulismo DP: El formulismo no es determi-
(escritura publica, tradición, regis- nante.
tro).
15. Ejercicio
DR: En la mayoria de los casos se DP: La idea de contacto es ajena a
los ejerce por el contacto entre la esta clase de derechos.
persona y la cosa.
16. Elementos
DR: El titular y la cosa. DP: El titular o sujeto activo (acree-
dor), el sujeto pasivo (deudor) y la
prestación (el objeto).
17, Esencia
DR: Poder o facultad jurídica con DP: La facultad de exigir a otro un
la cosa. dar, hacer o no hacer alguna cosa.
18. ExcIusividad
DR: Pueden o no admitir la con- DP: Admiten la concurrencia de
currencia del mismo derecho real sujetos activos (acreedores) y suje-
sobre el mismo objeto (v.gr., hipo- tos pasivos (deudores): pluralidad
teca). de acreedores o deudores.
19. Extincidn
DR: Se extinguen con la pérdida de DP: Aunque desaparezcan todos
la cosa. los bienes del deudor, no se extin-
guen.
20. Finalidad
DR: Existen independientemente DP: Existen solamente con respec-
de la finaIidad para la cual pudo to a la finalidad que se tuvo en
habérselos creado: son abstractos. cuenta para que el acreedor sea
satisfecho: son concretos.
21. Funcidn social
DR: Implican un aprovechamiento DP: Implican una utilización de
de la riqueza. servicios.
22. Indetennina& de sujetopasivo
DR: No tienen sujeto pasivo deter- DP: Tienen sujeto pasivo determi-
minado. nado.
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
24. Inmediatez
DR: Hay una utilizacibn directa e DP: La prestacion es realizada por
inmediata por medio del titular del el deudor al acreedor.
derecho real sobre la cosa. Pre-
ferimos hablar de "utilización", en
lugar de "relación", habida cuenta
de que en los derechos reales de
garantía (v.gr., la hipoteca) no hay
inmediatez entre el titular del de-
recho real y la cosa.
DR: Es una de las ventajas típicas DP: En principio carece del ius
de que goza todo titular de dere- persequendi, salvo casos aislados
chos reales, el cual puede perse- como el del locatario.
guir la cosa en manos de quien la
tenga.
DR: Se traduce con el adagio la- DP: Ningdn acreedor puede invo-
tino "prior in tempore ppofior in car una preferencia, a los efectos
iure". La excepción esta dada, de satisfacer su crédito, con res-
dentro de los derechos reales, por pecto a acreedores posteriores
la anticresis. de ese mismo deudor. La excep-
ción está dada por los privilegios,
que son netamente legales y no
convencionales
29. Nacimiento
DR: En algunos casos, para su na- DP: Siempre nacen de alguna de
cimiento basta el hecho o acto ju- las causas o fuentes determinadas
rídico, denominado "titulo". En por la ley.
otros casos se requiere el modo,
dado por otro hecho o acto, a los
efectos de producir la adquisicidn
del derecho real.
30. Número
DR: En nuestro sistema de derecho DP: Son ilimitados.
son cerrados. S610 los creados
por la ley. Son limitados.
31. Objetividad
DR: Existen independientemente de DP: Están sujetos a una finalidad
su finalidad. visible.
32. Objeto
DR: Las cosas. DP: La pretensión.
DR: Son oponibles contra todos. DP: Son relativos: se los hace valer
con determinados obligados.
34. Permanencia
DR: Suponen mayor permanencia DP: Se agotan con su ejercicio, es
en el tiempo, ya sea temporaria o decir, con el cumplimiento de la
perpetua. prestaci6n.
35. Posesión
DR: Es el contenido de ellos, habi- DP: Son extraños a la posesión.
da cuenta de que la gran mayoría
es ejercida por su intermedio.
36. Prescripción
DR: Se los adquiere por ella, con DP: Se los pierde por la prescrip-
excepcióln, claro está, de los dere- ción.
chos reales de garantía.
DR: Gozan de las acciones reales que DP: Gozan de las acciones poseso-
tienden a la existencia (reivindi- rias que tienden a la prutección del
catoría), libertad (negatoria) y ple- simple hecho de la posesidn, sin
nitud (confesoria)y ahora la de des- entrar a considerar el derecho que
linde. asista a una u otra parte en la con-
tienda.
39. Prueba
DR: Se puede presumir la exic- DP: No puede presumirselos, habi-
tencia de ellos; v.gr., cuando una da cuenta de que representan una
persona estd en posesión de la cosa restriccibn limitada a la libertad
mueble de buena fe, que no es ro- personal de alguien.
bada ni perdida, se presume que es
su titular y si esta en posesión de
un inmueble se puede presumir,
en principio, igualmente un dere-
cho derivado de ese contacto con
la cosa.
40. Publicidad
DR: Para ser absolutos, se los ejer- DP: Por ser relativos, la publicidad,
ce contra todos, y para que puedan en principio, es ajena a ellos.
ser respetados es que primeramen-
te deben ser conocidos; de ahí la
necesidad de la publicidad, que im-
porta un concepto genérico con va-
rias especies: tradición, registral,
edictal, etcétera.
44. Renuncia
DR: El titular de un derecho real DP: El acreedor puede renunciar a
abdica de él mediante el abandono sus derechos en beneficio del deu-
o la renuncia, y si el objeto es un dor: es un modo de extinción de
inmueble se beneficia el Estado. las obligaciones.
45. Significación dentro del patri-
monio
DR: Representan el principio se- DP: Representan el principio uni-
paratista: uno puede excluir a los tario: varias personas se ligan en-
otros de algo. tre si.
46. Terminología
DR: Objetiva y efectivamente, en DP: Subjetiva y efectivamente, en
principio, todo derecho es real, principio, todo derecho podría ser
porque en definitiva compete a las igualmente personal, porque en de-
cosas. finitiva compte a las personas. No
obstante ello, lo antedicho podria
ser consensuado con el siguiente
razonamiento: en cuanto al objeto
es real; en cuanto al sujeto es per-
sonal.
47. Tradicibn
DR: Nacen con ella. Su importan- DP: No atañe a la esencia del dere-
cia es capital, constituye la esencia cho personal.
del derecho real.
48. Variedad
DR: Cada uno de ellos tiene su pro- DP: Aunque son ilimitados en su
pia identidad, especificidad, tipici- número, todos y cada uno de ellos
dad si se quiere, que implica una tienen una misma naturaleza. Un
regulación particular por el codifi- derecho persona1 es sustancial-
cador. Un derecho real es sustan- mente igual a otro derecho per-
cialmente distinto de otro derecho sonal.
real. De ahí que se legisle espe-
cialmente sobre cada uno.
49. Ventajas
DR: En primer lugar, conceden a DP: S610 confieren al acreedor el
su titular el derecho de perseguir derecho de exigir el cumplimien-
la cosa en manos de quien ella to de la prestación a la persona
este, de cualquier persona. En obligada, y a ninguna otra. Los
segundo lugar, otorgan el derecho acreedores personales estan obli-
de preferencia, pues el titular de gados a sufrir una pérdida pro-
un derecho real no sufre la ley del porcional en caso de que el patri-
concurso o quiebra del deudor. monio del deudor no alcance para
satisfacer a todos.
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
cual r e ~ a e ~Dentro
~, de esta posición se halla la opinión de Lau-
rent, quien refiere que la ley clasifica entre los derechos reales in-
mobiliarios a los privilegios y a las hipotecas; entonces, ¿que duda
puede quedar acerca de su n a t u r a l e ~ a ? ~ ~ .
En lo atinente a la tercera postura, Marcad6 sostiene que la
hipoteca no es una obligación principal, sino accesoria o subsidia-
ria, y que asegura la promesa y la obligación de la persona que es
41 El art. 1498 del Cbd. Civil expresaba: "Enajenada la finca arrendada, por
cualquier acto jurídico que sea, la locaci6n subsiste durante el tiempo convenido".
En su nota decía: "De la resolución del artículo citado del Código francks,
deduce Troplong que la locacibn crea un derecho real para el locatario. 'El de-
recho conferido a1 locatario por el locador, dice, sobrevive a la calidad de pro-
pietario del locador; tiene su existencia independiente, y se ejerce por todo el
tiempo del contrato contra todo propietario del inmueble. Si, pues, el nuevo
propietario del inmueble est6 obligado a respetar el derecho del locatario sin ha-
ber contratado con él ninguna obligación, es sin duda porque el derecho del loca-
tario afecta a la cosa, porque existe contra esa cosa y no contra la persona, por-
que es un derecho real, y no como era antes un derecho personal, que tenia por
correlativo la obligaci6n personal del locador'".
El art. 3276, del C6d. Civil indicaba: "Las disposiciones tomadas por el pro-
pietario de la cosa relativamente a los derechos comprendidos en la propiedad,
son obligatorias para al sucesor".
En su nota indicaba: "El que compra una casa no puede expulsar al inquili-
no, mientras el arrendamiento no concluya".
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
42 Nos estamos refiriendo a la nota del art. 3928 del C6d. Civil, precisamente
en la parte de los privilegios, cuando Vélez SArsfield expresaba: "Es justo reco-
nocer al perjudicado tan derecho real, sobre los bienes a los cuales no había sino
renunciado condicionalmente" (el destacado nos pertenece).
43 En la nota del art. 3878 del C6d. Civil, Vklez SArsfield, siguiendo a Mar-
tou, como lo hizo en casi toda esta parte del Código dedicada a los privilegios,
equivocaba el enfoque del tema, cuando decia: "impide que el acreedor privilegia-
do los persiga en las manos de un tercer tenedor", como si el titular de un privi-
legio, en nuestro derecho, pudiera perseguir la cosa, circunstancia que esta veda-
da. Pero ello no es así en el derecho belga, más precisamente en la ley de 1851,
que comentb Martou, según la cual el titular de un privilegio, ademhs del ius prg-
ferendi, cuenta con un ilas persequendi; de ahi la mentada confusi6n de nuestro
codificadoc, y ello, porque para Martou, en lo que a su naturaleza se refiere, los
privilegios son derechos reales. Para aquellos que deseen profundizar el tema
recomendamos la lectura de Mazeaud, Lecciones de derecho civil, vol. 111, p. 183.
44 Mazeud, Lecciones de derecho civil, parte 111, p. 180.
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
48 Asi, el parr. 2" del art. 3943, C6d. Civil, agregado por la ley 17.711 indi-
caba: "El juez podrai autorizar que se sustituya el derecho de cetenci6n por una
garantía suficiente".
El art. 3944 del C6d. Civil expresaba: "Cuando el que retiene la cosa ha sido
desposeído de ella contra su voluntad por el propietario o por un tercero, puede
reclamar la restitución por las acciones concedidas en este Código al poseedor
desposeido".
La nota del art. 3939 del C6d. Civil decía: "El derecho de retenci6n no es
propiamente un privilegio; pero bajo algunas relaciones, como una afectacibn
especial de una cosa del deudor, es una causa de preferencia a beneficio de un
acreedor contra los otros acreedores L..] constituyendo Ia retenci6n un derecho
directamente establecido sobre la cosa misma que tiene por objeto, modifica al
mismo tiempo el derecho de propiedad del deudor, y por consecuencia la garantía
de sus acreedores".
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
67 Debemos recordar aquí que las personas jurídicas no pueden ser sujetos
titulares de los derechos reales de uso y habitaciiin atento a lo expresamente re-
glado por el Código Civil y Comercial; pensamos que ello podrfa obedecer a su
carácter eminentemente alimentario.
DISPOSICIONES GENERALES DE LOS DERECHOS REALES
9 ADVERTWC~UI ~ D O ~ C - Consideramos
Q . necesario abor-
dar, a modo de introducción, un breve repaso conceptual de las
figuras en el derogado Ciidigo Civil.
3 25. SERVIDUMBRE.
-"Servidumbre es el derecho real, per-
petuo o temporario sobre un inmueble ajeno, en virtud del cual
se puede usar de él, o ejercer ciertos derechos de disposición, o
bien impedir que el propietario ejerza algunos de sus derechos de
propiedad" (art. 2970, C6d. Civil).
El objeto de una servidumbre, dice Vélez Sársfield en la nota
del art. 2970, "es atribuir a quien ella pertenece un derecho sobre
el fundo gravado".
En el art. 2971, Velez Sársfield habla de "servidumbre real", y
en el art. 2972, de "servidumbre personal", confundiendo las co-
sas, en nuestra opinión.
En efecto, a nuestro entender, toda servidumbre es real, y la
referencia hecha por Vélez Sársfield es en relación con el usufruc-
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
to, uso y habitacibn, los cuales, como vimos, con anterioridad, son
verdaderos y aut6nomos derechos reales, que no tienen nada
que ver con las servidumbres, sino con una muy lejana confu-
sión, que los consideraba de esa manera.
Así, entonces, hablar de "servidumbres reales" está de más,
habida cuenta de que son las únicas admitidas por nuestro orden
jurídico: "derecho establecido al poseedor de una heredad sobre
otra heredad ajena para utilidad de la primera" (art. 2971, Cód.
Civil).
De todas maneras, el propiu Vélez Sarsfield, no obstante
la redacción otorgada a la nofu del art. 13272 y a los arts. 2970
a 2972, en la nota referida a este último expresa: "Hablando con
exactitud, tales servidumbres (personales) no son verdaderamente
servidumbres. Las llamamos así porque el derecho que por ellas
se constituye se llama, en el lenguaje comtín de los escritores, ser-
vidumbre personal" (el destacado nos pertenece).
Y aclara más adelante, en la misma nota: "la idea de servi-
dumbre que supone siempre una relacibn, no entre un fundo y
una persona, sino entre dos fundos".
Posteriormente, a partir del art. 3068, trata sobre las ser-
vidumbres en particular, que basicamente están compuestas por
los siguientes grupos: terrestres, de tránsito (arts. 3068 a 3081); de
agua, de acueducto (arts. 3082 a 3092); de recibir agua (arts. 3093
a 3103); de sacar agua (arts. 3104 a 3107).
A s u vez, la de recibir agua se subdivide en goteraje (art.
3094)) desagüe (art. 3097) y drenaje (art. 3100).
La nota del art. 1327 del C6d. Civil expresa; "Las servidumbres personales
no son enajenables, porque son inherentes a la individualidad del titular; mas el
usufructuario puede ceder el ejercicio de su derecho, y si lo hace por un precio,
esta cesi6n constituye una verdadera venta".
DEFINICI~N,CONCEPTO, CONTENIDO Y CARACTERES
5 30. SUPERFICIE
FORESTAL. - Ley 2 5.509, derogada por el Có-
digo Civil y Comercial. Ver 3 37.
Propuestas superadoras
En relación con la definición de condominio, a diferencia del
Código Civil, que en su art. 2503 lo enumeraba juntamente con el
dominio, aquí se lo enumera en el art. 1887 aparte del dominio,
pero con la redaccibn dada al art. 1893 del Cód. Civil y Comercial
pensamos que se mantiene la polémica en el sentido de si es un
dominio de sujeto múltiple o no,
Aplaudimos la solucion lograda en el art. 1989 referida a las
facultades con relación a la parte indivisa, en el sentido de que los
acreedores pueden embargarla y ejecutarla y ya no deben esperar
el resultado de la partición, así como también que la renuncia de
un condómino a su parte acrece a los otros condóminos.
En el Código Civil se debía esperar a la partición.
Otro logro es el referido a la administración, cuando el art.
1994 se refiere a asambleas expresa que la resolución de la mayo-
ría absoluta obliga a todos.
Anteriormente, con el Código Civil, se requeria unanimidad.
Destacamos también que de la redaccibn del art. 2009 que
trata de la adquisicidn de la medianería, surge la referencia a la
prescripción adquisitiva, pensamos que por el plazo de veinte
años.
Respecto de la prescripción extintiva o liberatoria hay que ir
al art. 2020. No menciona el plazo; en consecuencia, prupone-
mos como plazo 16gico el general de cinco años.
3 33. PROPIEDAD
HOR~U~NTAL.-El C6dig0 Civil y Comercial
reconoce de manera expresa la propiedad horizontal como un de-
recho real.
Así lo formula el art. 1887, dentro del Libro Cuarto, Título 1,
Capítulo 1, referido a los "derechos reales".
De la mencionada norma aparece, en su inc. c, la propiedad
horizontal, luego del dominio y el condominio.
El tratamiento específico de la propiedad horizontal lo encon-
tramos a partir del art. 2037, hasta el art. 2069, es decir, 32 artícu-
los dedicados a este derecho, a diferencia de los 20 que contiene la
ley 13.512 sancionada en el año 1948.
Otra innovación de este Código es incorporar tres normas re-
feridas a la prehorizontalidad, regulada en la ley 19.724, y son los
arts, 2070 al 2072,
En el art. 2037 encontramos el concepto de este derecho.
El art. 2038 se refiere a su constitución, destacando que el re-
glamento de propiedad y administración ce integra al título sufi-
ciente.
DEFINICI~N,CONCEPTO, CONTENIDO Y CARACTERES
ser hecho por escritura pública, el nuevo C6digo nada dice al res-
pecto.
En relación con el seguro del inmueble, este no solo debe
apuntar al incendio, como lo exigía el art. 13 de la ley 13.512, sino
que además debe tratarse de un seguro de los denominados inte-
gral, es decir, referirse a incendio, responsabilidad civil, hurto o
robo de bienes del consorcio o cualquier otro tipo de riesgo que
quiera asegurarse.
Otra novedad incorpora un tratamiento dedicado a los sub-
consorcios en su art. 2068.
Finalmente, y como omisión relevante, advertimos que no se
ha previsto el tema siempre tan controvertido de la responsabili-
dad de los consorcistas por deudas del consorcio.
En ese sentido, recordamos y compartimos lo que el Proyec-
to del año 1998 en su art. 1989 expresaba: "Los propietarios res-
ponden subsidiariamente por las deudas del consorcio en la exten-
sión de sus al~cuotas".
Propuestas superadoras
Como 16gica consecuencia de resultar el derecho real de pro-
piedad horizontal el que más ampliara en su regulación el Código
Civil y Comercial (de los veinte artículos de la ley 13.512, pasamos
a treinta y dos -los restantes derechos reales fueron reducidos-),
nos parece oportuno preguntarnos, atento a los nuevos y relevan-
tes cambios, si la actual normativa es aplicable a los procesos ju-
diciales en trámite, es decir, a los ya iniciados antes de la puesta
en funcionamiento del Código Civil y Comercial ante la falta de
regulación en el Código Civil, ¿qué sucede, en definitiva, con los re-
glamentos preexistentes?
Además, una respuesta lógica y equitativa nos parece propo-
ner que si las cláusulas de esos reglamentos constituidos con an-
terioridad a la vigencia del C6digo Civil y Comercial no resultan
contrarias a las nuevas disposiciones, resulten váIidas.
Pero si esas cláusulas resultan contrarias a las nuevas, queda-
rian sin efecto y proponemos que se deberian adaptar a las nuevas
tomando como antecedente la ley española de propiedad horizon-
tal reformada en el año 1999.
Metodol6gicamente, y debido a que el C6digo Civil y Comer-
cial habla de la prehorizontalidad en sus arts. 2070 a 2072, es de-
cir, al final de la propiedad horizontal, precisamente atendiendo
a la raz6n de ser de uno y otro instituto, hubiéramos preferi-
do comenzar el tratamiento de este tema con la prehorizontalidad,
como la propia palabra lo indica y luego con la propiedad hori-
zontal.
DEFINICI~N,CONCEPTO, CONTENIDO Y CARACTERES
Propuestas superadoras
Respecto del usufructo, de la lectura del art. 2129 advertimos
que ahora se puede transmitir.
Si bien el usufructo es intransmisible por causa de muerte,
puede transferirse por actos entre vivos, pero se extingue cuando
muera el usufructuario primitivo.
Con respecto al usufructo judicial el art. 2133 dispone que en
ningún caso el juez puede constituir un usufructo.
Por nuestra parte, nos mostramos contrarios a este impedi-
mento, en primer lugar, porque si estamos a la lectura de los arts.
491 y 524 de este mismo cuerpo legal advertimos que se lo permi-
te y en segundo lugar, acudiendo a los hechos, fuente insuperable
del derecho, se nos ocurre el siguiente caso: A casado con B tienen
una hija, C. Acervo sucesorio, un solo inmueble.
Fallecido A, su cónyuge B, en el mismo expediente sucesorio
del causante, decide ceder el inmueble a su hija C y constituir un
usufructo a su favor.
Nos preguntamos qué impedimento puede existir para que el
juez homologue dicho acuerdo y luego se ordene su inscripción en
el registro.
Pensamos que ninguno, de ahí que proponemos la aceptaci6n
del usufructo judicial, obviamente, casuistica de por medio.
Por otra parte, no existe norma alguna del Ciidigo Civil y Co-
mercial que prohiba esta circunstancia.
La definición del art. 2162 es superadora de la del Código Ci-
vi1 al hacer expresa menci6n de dos inmuebles, circunstancia esta
última que no se requiere en el usufructo, uso o habitación.
En lo que respecta a la duración de las servidumbres si bien
la tendencia es la perpetuidad, igualmente admiten ser tempo-
rales.
Con respecto al tema referido a la divisibilidad, entendemos
que como todo otro derecho divisible o indivisible, lo ser&,enton-
ces, según que el hecho que la constituya sea o no susceptible de
division.
3 42. DERECHOS
REALES - El
DE GARAIVT~A. Código Civil y Co-
mercial regula los derechas reales de garantía en el Libro Cuarto.
Título XIII.
a) C A P ~ T U1.L ~Disposiciones comunes a todos los derechos
reales de garantía, es decix; a la hipoteca, a la prenda y a Ia anti-
cresis (arts. 2184 a 2204).
El art. 2187 se ocupa de los créditos garantizables. De su
lectura no advertimos una diferencia sustancial con lo regulado
en los arts. 3109 y 3153 del Código de Vklez SársfieId. Si incorpo-
ra requisitos que hacen a la individualización del inmueble. Pero
cuando en su parte final refiere c o n las excepciones admitidas en
Ia ley", no queda claro entonces lo referido al principio de especia-
lidad del crkdito.
El art. 2189 se ocupa de la especialidad en cuanto al crédi-
to. De su lectura se advierte que no hace referencia a los elemen-
tos esenciales del credito, sino a la garantía por su monto. Cuan-
do hace referencia a que el crédito Puede nacer posteriormente",
hace una excepción,
De esta forma se adopta la postura que ve a la especialidad
del crédito como la fijación del monto y, en consecuencia, la fija-
ción del límite de la cobertura es independiente del credito.
Determina para todos los derechos reales de garantía la fija-
ci6n del monto como tope máximo sin distinguir los creditos de-
terminados de los indeterminados. Estos últimos no deberían
haber sido regulados en conjunto, sino por separado.
El art. 2193 se ocupa de la extensión en cuanto al crédito, de-
terminando que la garantia cubre el capital adeudado y los inte-
reses posteriores a su constitución, así como los daños y costas
posteriores que provoca el incumplimiento.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
objeto una cosa, y de que entre su titular y esta hay una relaci6n
directa e inmediata.
En nuestra opinión, sería conveniente denominar al ins-
tituto como ''sistema de propiedad por periodos determinables",
ya que la utilización de la expresibn "tiempo compartido" es erró-
nea, seghn nuestra opinión. En primer lugar, porque el tiempo,
en el estado actual de la ley y la doctrina, jamás podría llegar a
ser su objeto, atento a que el objeto de los derechos reales son las
cosas. En segundo lugar, porque precisamente lo que menos se
comparte es el tiempo; esto es, cada titular lo es de un período
determinado, pero no compartido, como seria en el caso de que
hubiera una copropiedad o condominio.
En conclusión, estamos frente a un nuevo derecho real, sobre
cosa parcialmente propia, en virtud del cual su titular, sin alterar
su estado, adquiere un uso y goce periódico, durante lapsos prees-
tablecidos, y puede, igualmente, gravarlo y transferirlo.
Por su parte, el Código Civil y Comercial recepta, como ya vi-
mos, esta figura de manera expresa como nuevo derecho real enu-
merándolo en su art. 1887, inc. e, y regulándolo expresamente a
partir del art. 2087 y hasta el art. 2 102.
Con respecto a la ley 26.356, a la que hiciéramos referencia
con anterioridad, el Código Civil y Comercial la mantiene vigente,
derogando solo los Caps, 3 a 5 y 9.
b) CLUBESDE CAMPO. Ya expresamos con anterioridad que
determinados hechos sociales dan nacimiento a estas nuevas fi-
guras, que en otros tiempos se compadecían, tal vez, en nuestra
opinión, con aquellas casas utilizadas para los fines de semana,
denominadas "casas quinta", y que, actualmente, frente a su gran
expansión y complejidad, requieren un marco normativo diferente.
Así, esta denominaci6n es utilizada para calificar aquella área
territorial de extensión limitada que no conforma un núcleo urba-
no y se halla equipada para Ia práctica de actividades deportivas,
sociales o culturales, con una parte acondicionada para la cons-
trucci6n de viviendas de uso transitorio.
Es, entonces, una urbanización privada especial que requiere
una instrumentaci61-1jurídica al respecto.
El fin que persigue su creaci6n es el de obtener beneficios
económicos con su promocidn, la cual no pretende satisfacer ne-
cesidades primarias ni sociales de vivienda, porque en la mayoría
de los casos estos complejos se presentan en un mercado de vi-
vienda secundaria o de lujo6.
' "El C6digo Civil no menciona los cementerios entre los bienes públicos
(art. 2340), aunque ellos tienen ese carActer. La enumeraci6n del C6digo no es
taxativa; por lo demás, no es el C6digo Civil, sino el derecho administrativo el
que rige los bienes públicos. En el art. 2340, inc. 7, el Cbdigo Civil enuncia las
principales dependencias del dominio público terrestre, y dice: 'cualesquiera otras
obras públicas, construidas para utilidad o comodidad común'. La afectacibn de
los cementerios al uso público, así como también la desafectacibn, se opera por
las formas generales; salvo disposidbn expresa, los particulares solo tienen con-
cesidn de uso sobre nichos y lugares en que se construyen panteones o sepulcros,
que puede ser temporal o perpetua (mientras dura la afectación).
a) Los cementerios son bienes del dominio público, porque en su regimen de
uso predomina el interks público, en raz6n de sus caracteres originarios y propios.
El originario carkter sagrado de los sepulcros no hace olvidar a la Adminis-
traci6n pCiblica, ademAs de las razones de policía, las de orden fiscal (derechos de
inhumación, concesión de uso, etcétera).
b) Los sepulcros son bienes privados, pues tienen un fin primordial, que es
perpetuar el culto de los deudos fallecidos y asegurar la comunidad de sepultura
entre los miembros de una familia o de una agrupación o institución (panteones
familiares, sociales u oficiales).
Regimen jurídico; Es de competencia de la autoridad administrativa 10 que
atañe a los derechos del concesionario respecto de la administracidn comunal;
las cuestiones contenciosas y de fndole patrimonial son de jurisdiccibn judicial"
(Bielsa, Principios de derecho administrativo, p. 287).
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
de la casa o al corte de los Arboles, hubiere vendido la casa para ser demolida, o
los Arboles para ser cortados, los acreedores hipotecarios tendrán derecho para
oponerse a la ejecución de la venta. Este derecho les pertenece igualmente,
cuando el propietario del inmueble hipotecado ejerce actos de disposici6n jurídi-
ca que. sin disminuir el valor del inmueble, tiene sin embargo por resultado hacer
mas difícil o m8s dispendiosa la garantía hipotecaria. Esto tendria lugar, por
ejemplo, cuando el propietario enajena una parte o el todo del inmueble a perso-
nas diferentes; pues una enajenacibn parcial entre muchos, pondría al acreedor
en la necesidad de perseguir separadamente a varios terceros poseedores, y de
recibir por partes lo que le era debido". Indudablemente, deducimos por nuestra
parte, que el acreedor perjudicado por la dernolicidn de la casa o el corte o tala de
los árboles, de ser verdaderamente diligente, previamente debi6 constatar el esta-
do y la existencia de la casa o de los mismos árboles.
Esta mAxima aparece e n una obra del autor francks Bourjon, en el siglo
XVII. Fue obra de la jurisprudencia de un tribunal de Paris, al que se denomi-
naba "Chátelet de Paris", precisamente porque funcionaba en un pequeño casti-
llo. Resta aclarar que este principio, en nuestro derecho, no se aplica a determi-
nadas cosas muebles registrables, por ejemplo, automotores, aeronaves, animales
de raza, caballos de pura sangre.
En todos estos casos la titularidad de estas cosas muebles se acredita por su
inscripci6n en el Registro correspondiente.
Igualmente, este principio no se aplica a las cosas muebles sin dueño
o abandonadas por su dueño, porque en estos casos se acude a la apropia-
ci6n como modo de adquirir el dominio de acuerdo con lo prescripto tanto por
los arts. 2524, inc. 19 y 2525 al 2566, del C6d. Civil de Vélez Sársfield, como por los
arts. 1895 y 1947 del C6d. Civil y Comercial. Finalmente, expresamos que este
principio tampoco se aplica a las cosas muebles robadas o perdidas, atento que
en estos casos es procedente la acci6n reivindicatoria intentada por el titular
de ellas salvo, claro está, que se haya cumplido en favor de un poseedor de buena
fe, con los plazos que prescribia el art. 4016 bis del C6d. Civil de Vélez SArsfieId y
que prescribe el actual art. 1898 del C6d. Civil y Comercial.
derecho de retención como el titular de un "superprivilegio"), in-
cluso el hipotecario, si ha comenzado a ejercerse (precisamente se
ejerce por medio de la posesión) desde antes de nacer los créditos
privilegiados; de ahí, decíamos, la importancia de los estados de
hecho (posesion).
En la prescripción adquisitiva, precisamente se debe estar en
Il
posesi6n7'pública de la cosa, es decir, exteriorizar -se insiste- un
estado de hecho.
Es más, nos encontramos frente al caso en que un "hecho" (la
posesion, pública, pacifica e ininterrumpida) vence al "derecho"
(el titular de dominio).
Asimismo, conocemos que, en la posesión en si, radica el
II
fundamento" de las acciones posesorias9.
En todo el tema relativo a los "frutos", de más está decir que
el régimen referido a los poseedores de buena fe es más beneficio-
so que el referido a los tenedores (art. 2423, C6d. Civil).
Con relación al instituto procedimental de la "subasta judi-
cial", nosotros conocemos que ella se perfecciona recién con la
posesión (entrega) de la cosa, de acuerdo con lo prescripto por el
art. 586, del Cód. Proc. Civil y Comercial de la Provincia de Bue-
nos Aires (CPBA).
Finalmente, vemos que la posesión es un factor determinante
en los derechos reales de garantía. En la prenda civil el acreedor
esta en posesion de la cosa; en cambio, el acreedor hipotecario no
tiene la posesión del inmueble.
Así, a manera de epílogo, hemos querido señalar con estos
ejemplos la real importancia que el instituto de la posesibn tie-
ne en nuestro derecho, en la vida en sociedad, despertando polé-
micas de diversa naturaleza, que, seguramente, continuarán a lo
largo del tiempo (recordemos la siguiente máxima de Josserand:
"Los juristas deben vivir de acuerdo con la realidad si no quieren
que esta los abandone").
47. NATURALEZA,
HECHO O DERECHO. - El presente punto lo
enfocaremos de manera separada, en primer lugar analizaremos
las normas del Código de Vélez Sársfield y a continuación las del
Código Civil y Comercial,
a) EN EL C ~ D I GCIVIL.
O Jurldicamente somos un país conti-
nental europeo imbuido de la idea de codificación.
En esa inteligencia, respetando la ley 340 que dio nacimien-
to al C6digo Civil de Vélez Sgrsfield, y yendo directamente a su
articulado (ciento cincuenta artículos que tratan el tema de la
posesión y que van desde el 2351 al 2501), si de él realizamos un
análisis exegético, resulta, vacilaciones del Código de por medio,
que la posesibn, su naturaleza, que es lo que estamos tratando de
analizar, es un hecho, desechando de plano las posturas que creen
ver un derecho en ella.
Y ello lo decimos con el poder de la evidencia, conformada
con los argumentos que seguidamente expondremos.
1 ) Si tomamos el Libro 111 de nuestro Código Civil, "De los
derechos reales", advertimos que la nota al pie dice: 'a) Al tratar
de las cosas y de la posesión antes que de los derechos reales se-
guimos la opinión y el método de Mackeldey, porque las cosas y
la posesión san los elementos de los derechos reales". Indudable-
mente que de haberse considerado la posesión como un derecho
dentro de nuestro C6digo Civil, no se hubieran insertado estas pa-
labras, en el sentido de considerar a la posesi611 como elemento de
los derechos reales, independientemente de que no compartamos
esta idea, ya que los elementos de los derechos reales, así como
tambien de los contratos y de las obligaciones, son sujeto, objeto
y causa, independientemente de ello, deciamos, es claro que de la
lectura de esta nota se desprende que la posesión no es un de-
recho.
2) Si estamos a la enumeración que el art. 2503 efectúa de los
derechos reales, notamos la ausencia de la posesión.
3) El art. 2351 da la definición de posesión, pero no 10 hace
como derecho, situación que sí sucede cuando define todos y cada
uno de los demás derechos reales.
4) El art. 2377 referido a la adquisición de la posesi6n esta-
blece que ella se adquiere por la tradición de las cosas y habrá
tradición cuando una de las partes entregare voluntariamente una
cosa y la otra vohntariamente la recibiese.
La entrega está referida a una cosa.
Los derechos se transmiten (de ahí que se ha desechado el
mismísirno término "adquisición de la posesi6n", ya que por ser un
hecho correspondería hablar de "instalacidn" de la relación pose-
soria, conforme lo señalado por Legón).
El mismo razonamiento juega para otros medios de adquirir
la posesión, por ejemplo, aprehensión (art. 2373, Ciid. Civil de Vé-
lez Sgrsfield).
5) El art, 2356 del Cód. Civil expresaba: "La posesion puede
ser de buena o de mala fe. La posesión es de buena fe cuando el
poseedor, por ignorancia o error de hecho, se persuadiere de su
legitimidad". Resulta difícil aseverar que la posesión es un dere-
cho cuando ella 10 fuese de mala fe, por más que permita adquirir
el dominio por el transcurso del tiempo.
6) Si contemplamos el anterior art. 2362 de Vélez Sársfield:
"Todo poseedor tiene para si la presuncion de la buena fe de su
posesión, hasta que se pruebe lo contrario, salvo los casos en que
la mala fe se presuma", entendemos que al presumir la buena fe
da por hecho la máxima enunciada.
El art. 2363 del Cód. Civil de Vélez Sársfield indicaba: "El
poseedor no tiene obligaci6n de producir su título a la posesión,
sino en el caso que deba exhibirlo como obligación inherente a la
posesión. El posee porque posee" (el destacado nos pertenece); si
el codificador hubiese pensado que la posesión es un derecho no
hubiera utilizado esa expresión que conlleva, indiscutiblemente a
considerar a la posesión como un hecho.
7) De acuerdo con el art. 2384: "Son actos posesorios de co-
sas inmuebles: su cultura, percepción de frutos, su deslinde, la
construcción o reparación que en ellas se haga, y en general, su
ocupación, de cualquier modo que se tenga, bastando hacerla en
algunas de sus partes"; de su lectura se infiere la presunción de
poseedor en quien acredite dichos hechos.
8) El art. 2470 decia: "El hecho de la posesibn da el derecho
de protegerse en la posesión propia, y repulsar la fuerza con el
empleo de una fuerza suficiente, en los casos en que los auxilios
de la justicia llegarian demasiado tarde; y el que fuese desposeido
podrá recobrarla de propia autoridad sin intervalo de tiempo, con
tal que no exceda los límites de la propia defensa (el destacado
nos pertenece). Igualmente, aquí, las palabras remarcadas son
por demás indicativas, asignándole el carácter de hecho a la po-
sesión.
9) El art. 2472 expresaba: "Fuera del caso del articulo ante-
rior, la posesión izada tiene de común con el derecho de poseer, y
sera inútil la prueba en las acciones posesorias del derecho de po-
seer por parte del demandante o demandado" (el destacado nos
pertenece). Al igual que en casos anteriores, es por demás ejem-
plificativo en el sentido de adjudicar como hecho la naturaleza po-
sesoria.
10) El art. 2473 decia: "El poseedor de la cosa no puede enta-
blar acciones posesorias, si su posesión no tuviere a lo menos, el
tiempo de un año sin los vicios de ser precaria, violenta o clandes-
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
2425, 2427, 2430, 2431, 2433, 2437, 2441, 2444 y 2445, 2483 a 2487
y 2489); Molitor, 16 (arts. 2351 -dos veces-, Título 11, arts. 2353,
2373 y 2374, 2387, 2395, 2398, 2401, 2407, 2433, 2475 y 2476, 2478
a 2480); Duranton, 10 (arts. 2352, 2355 y 2356, 2361, 2364, 2374,
2396, 2412, 2431 y 2435); von Savigny, 10 (Título 11, arts. 2351 a
2353, 2374 -dos veces-, 2385 y 2384, 2405, 2417 y 2470); Maynz, 9
(Título 11, a, arts. 2373, 2396, 2433, 2440, 2440, 2445, 2452, 2458
y 2459); Zachariae, 8 (Título 11, arts. 2425, 2446, 2478, 2484, 2487,
2490 y 2499); Proudhon, 7 (arts. 2431, 2434 y 2435, 2467, 2479 a
2481); Belime, ó (Título 11, arts. 2398, 2405, 2417,2490 y 2499); De-
mante, 5 (arts. 2424, 2428, 2433, 2434 y 2439); Demolombe, 4 (Tí-
tulo 11, arts. 2428, 2441 y 2444); Marcadé, 2 (arts. 2361 y 2412);
Merlin, 2 (arts. 2435 y 2499); Toullier, 2 (arts. 2435 y 2446); Fa-
vard, 1 (art. 2499); Garnier, 1 (art. 2477); Goyena, 1 (art. 2425); De
Hautefeuille, 1 (art. 2499); Mackeldey, 1 (89 sub nota, Título IV,
"De los derechos rea1es")'l.
2) siguió Vélez Sársfield a von Savigny en materia poseso-
ria?12. Indudablemente, entendemos, con el respeto que nos
merece la calificada doctrina nacional13 que en su gran mayoria
opina de manera afirmativa, es decir, que Vélez sigui6 a Savig-
ny, nosotros, que contamos con dos argumentos a nuestro favor,
que nos permiten, leyendo a Troplong, corroborar nuestra idea en
el sentido de considerar la posesión, en cuanto a su naturaleza,
b) EN EL C ~ D I GCIVIL
O Y COMERCIAL. A diferencia del Código de
Vélez Sársfield, la ley 26.994 que dio nacimiento al C6digo Civil
y Comercial, de la lectura de su articulado, más precisamente de
los arts, 1908 al 1940, es decir, treinta y dos artículos, podemos
afirmar que el presente dilema que titulamos "posesión hecho o
derecho" en nuestra normativa, decíamos, aparece este instituto
de la ciencia del derecho indudablemente como un hecho (ver, al
respecto, 49 y SO).
fisico de la persona con la cosa, sino el poder hacer de la cosa lo que se quiera y el
noder evitar toda acci6n extrafia.
l7 Aunque no fuera fuente de nuestro codificador, la mayoria de los autores
se ha empeñando en mostrar una contienda que no fue real entre ambas autores,
y que no viene al caso aquí; pero lo cierto es que, igualmente, sintetizando su opi-
nidn, nos atrevemos a expresar que este autor -quien quizas en toda su construc-
ci61-1,comparandola con la de von Savigny, solamente difiera en Ia prActica en un
tema relacionado con la protección posesoria, otorgando una legitimación m8s
amplia, comprensiva de tenedores y no tan solo de poseedores-, verdaderarnen-
te, llamaba posesidn de las cosas a la exterioridad o visibilidad de la propiedad;
siempre, detrAs de la posesi611,estaba la propiedad.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
5 52. CONSECVENCIAS
SUHDICASQUE SE DESPRENDEN AL CONSI-
DERAR LA P O S E S ~ ~ COMO
N JUR~DICOO COMO DERECHO REAL. -El
HECHO
presente parágrafo lo abarcaremos realizando un análisis en con-
junto referido tanto a las normas del C6digo Civil como a las del
Código Civil y Comercial.
a) Como "hecho jurídico" que dificilmente pueda "transferir-
se" prescindiendo del derecho real que se ejerce por su interme-
dio. Si fuera considerada como un "derecho real", seguramente
podría transferirse con total prescindencia de los demás derechos
reales, superponiéndose con ellos (p.ej.,por un lado el derecho real
de dominio, usufructo, uso, y por otro, el derecho real de pose-
sión).
b) Como "hecho jurídico" que difícilmente corresponda su
"inscripciiin" habida cuenta que los estados de hecho pueden cam-
biar constantemente y hasta de manera clandestina. Los "dere-
chos reales" son inscribibles en el Registro de la Propiedad.
5 53. LA P O S E : S I ~ NEN
EL C ~ D I GPROCESAL
O CML Y COMERCIAL Y
EN EL C ~ D I GPENAL.
O - Si bien en la Introducción manifestábamos
que el presente estudio se ajustaría estrictamente al tratamiento
de la posesión dentro del Código Civil y Comercial, no puede es-
capársenos la importancia que ejercen otros ordenamientos, por
ejemplo, el Código Procesal Civil y Comercial y el Ciidigo Penal en
la materia y especificamente en un punto, que es el espectro que
abarca la protección posesoria.
En esa inteligencia, y sin desconocer otros ordenamientos de
nuestro derecho, tanto publico como privado, que hacen igual-
mente menci6n al tema posesorio, creimos, de manera sucinta,
que los dos mencionados con anterioridad son de mayor significa-
ción teórica e importancia práctica.
De ahí que dentro del C6digo Procesal Civil y Comercial resca-
temos la figura de los interdictos, para adquirir la posesión, para
retener la posesión o tenencia, para recobrar la posesi611 o tenen-
cia y para impedir una obra nueva (art. 600, SS. y concordantes).
Su importancia es trascendental, y esto lo decimos por la ex-
periencia tribunalicia, habida cuenta de que son más utilizados
los interdictos que las acciones posesorias por su pretendida cele-
ridad.
En otro trabajo anterior nos referimos a la defensa posesoria
y, entendiendo que el verdadero fundamento de esta es evitar la
justicia por mano propia, pensamos que el espectro de protección
es amplio, abarcando ordenamientos no solo del derecho civil,
sino también del derecho procesal civil y del derecho penal1.
9 54. PROTECCI~N
POSESORlA EN EL C ~ D I WCIVILY COMERCIAL.-
El C6digo Civil y Comercial trata tanto la posesión como la "te-
nencia" con la denominación "relaciones de poder".
Como expresáramos con anterioridad, nos permitimos di-
sentir con la calificación elegida, preguntándonos si acaso el
titular de dominio o cualquier otro derecho real no mantiene,
igualmente, una relaci6n de poder con la cosa. Obviamente que
la respuesta afirmativa se impone.
Pero, para ser justos, debemos expresar que el término "rela-
ciones reales" utilizado por prestigiosa doctrina y proyectos ante-
riores, de la misma manera no nos satisface.
Nosotros preferimos llamar a las cosas por su nombre; enten-
demos que las cosas son lo que son en sustancia, siguiendo la sa-
biduria romana, y no lo que indica su nombre.
Ya Javoleno alertaba expresando que toda definicion en
derecho civil es peligrosa, porque difícilmente pueda ser alte-
rada.
Somos muy respetuosos del lenguaje en general y en par-
ticular del jurídico, máxime tratándose de un sistema como el
nuestro, continental europeo imbuido de la idea de codifica-
ción.
De ahí que partiendo de la base de que las definiciones tan
solo pueden resultar un indicio y que determinadas atribuciones
de la realidad a un concepto puedan estar equivocadas, por su na-
turaleza, por sus efectos, nosotros preferimos llamar a las cosas
por su nombre: posesión, tenencia, dominio, cúndominio, propie-
dad horizontal, etcétera. El Código Civil y Comercial define a la
posesión en el art. 1909 y a la tenencia en el art. 1910. Los tér-
minos guardan similitud con los arts. 2351 y 2352 del Código de
Vélez SArsfield. La denominada interversión de título se encuen-
tra en el art. 1915. La presunción iuris tantum de legitimidad la
encontramos en el art. 1916.
Expresa que las relaciones de poder se presumen legitimas,
pero ilegítimas cuando no importan el ejercicio de un derecho
real o personal constituido de conformidad con las previsio-
nes de la ley. Y la presunción de buena fe es tratada en el art.
1919. También contiene la calificación de la posesión viciosa y
no viciosa en el art. 1921; contempla el constitzkfo posesorio y la
traditio brevi manu en el art. 1923; referencia acerca de los actos
posesorios en el art. 1928, y clasifica los frutos y mejoras en el
art. 1934. A manera de resumen de lo antes expuesto y a los fi-
nes de una mayor claridad en el entendimiento del tema vemos lo
siguiente.
PROTECCI~NPOSESORIA. ACCIONES POSESORIAS E INTERDICTOS
Derecho penal:
1 ) Legitima defensa: art. 34, inc. 6
2) Usurpaci6n: art. 181
5 55. POSESI~N
L E G f ~ z i t tE~ ILEG~TIMA:IMPORTANCIA DE SU DISTIN-
~ 1 6 -El
~ . presente tema, que apunta a una de las clasificaciones
más relevantes del instituto posesorio, lo abordaremos analizando
en primer lugar el C6digo de Vele2 Sársfield, quien en nuestra opi-
nión lo supo regular claramente en su art. 2355, asi como también
al analizar el actual art. 1916 del C6d. Civil y Comercial que, por
la redacción dada, no le otorgaría la real significación que tiene
esta clasificación, no solo desde un aspecto doctrinario, sino tam-
bién desde el punto de vista prgctico.
a) EN EL C ~ D I WDE VCLU SRSFIELD. Nosotros sabemos que el
redactor de nuestro Código Civil, Vélez Sársfield, siguiendo a Frei-
tas2, en el art. 2355, clasificó a la posesión en legítima e ilegítima3.
' Si bien con posterioridad a la reforma del año 1968, por el agregado efec-
tuado a este artículo, se han desarrollado las más diversas posturas alrededor del
poseedor de inmueble con boleto de compraventa, y la calidad de su posesi6n; si
es legitima o ilegítima. En nuestro parecer, y atento a que para que la posesi611
sea legitima debe estar de acuerdo con el ejercicio de un derecho real. y si bien
ese poseedor, admitimos que es algo m8s que un mero tenedor, pero nunca pro-
pietario, atento que para serlo debi6 necesariamente contar con la escritura pd-
blica y no con un boleto, decíamos, ese poseedor, indudablemente jerarquizado,
serh aunque ilegítimo, algo más que un mero tenedor. De ahí, y de conformi-
dad con las restantes normas que complementan el C6digo Civil, a los fines de la
transmisibilidad de dominio o de cdmo se constituye el derecho real (arts. 2602 y
2809, C6d. Civil), que podra concluirse, juntamente con la idea de Alsina Atienza,
y con cierto reparo de nuestra parte (atento que ello no pone ni quita nada al res-
pecto), en que lo "legítimo" de ese poseedor es su "adquisición" de la posesión,
pero no la posesi611 misma.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
lo prescripto por el art. 1051 del Cód. Civil, puede repeler la ac-
ci6n reivindicatoría.
b) EN EL C ~ D I GCIVIL
O Y COMERCIAL. De la lectura del art.
1916 del Cód. Civil y Comercial resulta: "Las relaciones de po-
der se presumen legítimas a menos que exista prueba en contra-
rio Son ilegftimas cuando no importan el ejercicio de un derecho
real o personal consfituido de conformidad con las previsiones de
la ley".
Pensamos que el articulo no es muy claro. Debemos sacar
a contrario sensu el concepto de posesión legítima, cuando noso-
tros conocemos que es el más relevante de esta clasificación, a los
fines de desentrañar problemas prhcticos.
Insistimos, de la lectura de este art. 1916, por otra parte, el
iinico que hace referencia a este tipo de clasificad611 de la pose-
sión, resulta de manera incontrastable y clara que no se define la
posesiiin legítima sino, y tan solo, la ilegitima.
Otro aspecto a destacar es que no se hace ninguna diferencia
entre las cosas de naturaleza inmueble o mueble.
Respecto del tema de la defensa púsesuria y dentro de 61 a la
existencia de una dualidad o unidad de remedios posesorios, por
aquella discusi6n referida a los denominados en su momento
por calificada doctrina nacional, como Alsina Atienza, acciones
policiales, contraponiéndolas a las posesorias propiamente dichas,
en nuestra opinión, y apartándonos de algunas opiniones en sen-
tido contrario a la nuestra y que desde ya respetamos, con la re-
dacción ya analizada en cuadro anteriormente, del Código Civil y
Comercial, dicha disputa deberia quedar zanjada.
capital, ni más ni menos por resultar el contenido natural de todos y cada uno de
los derechos reales que, precisamente, se ejercen por su intermedio. En efecto, y
apartandonos de Vele2 SArsfield, quien en el comentario al comienzo del estudio
del Libro 111 del C6digo Civil la considera un "elemento" -véase nota al comien-
zo del Libro 111 del Código Civil- compartimos la opinión de Gatti y Alterini, en
el sentido de considerarla el "contenido" de los mismisirnos derechos reales. Y,
rnetodol6gicamente hablando, como ya vidramos a lo largo de esta obra, Vdlez
Sársfield la trat6 antes que todos y cada uno de los derechos reales, brindándole
ciento cincuenta artfculos dentro de nuestro Código Civil, unos pocos menos que
al dominio, el derecho real m8s importante, y bastantes mhs que a los restan-
tes derechos reales. El Código Civil y Comercial le dedicó treinta y dos artícu-
los. Volviendo al texto principal, no decimos en este punto "adquisici6nP'porque
dariamos pie, siguiendo a Alsina Atienza, para referirnos a la disyuntiva existente
entre la posesi6n "en si" misma y -se insiste- su "adquisicibn".
' Indudablemente, de lo contrario, no se hubiera comprendido la mdificaci6n
y agregados a los arts. 1184, 1185 bis y 2355 del C6d. Civil por la anterior Iey 17.711.
Por su parte, el art. 1941 del C6d. Civil y Comercial dice: "El dominio perfec-
to es el derecho real que otorga todas las facultades de usar, gozar y disponer mate-
rial y juridicamente de una cosa dentro de b s lfwzitesprevistos por la ley. El domi-
nio se presume perfecto hasta que se pruebe lo contrario".
l 2 Ciertamente, el derecho real de dominio se adquiere con la entrega de la
cosa (art. 1892, Ciid. Civil y Comercial) y para su oponibilidad a terceros posibles
contradictores, se debe inscribir en el Registro de la Propiedad Inmobiliaria la
escritura traslativa de dominio (ley 17.801 y art. 1892, C6d. Civil y Comercial).
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
Por supuesto, en este tema juegan los arts, 1170 y 1171 del
C6d. Civil y Comercial.
6 ) Poseedor con boleto y tercerirrs. Pensamos que solo la "ter-
cería de mejor derecho" (derecho personal) podría favorecer al
titular del denominado boleto de compraventa inmobiliaria y no
la de "dominio" (derecho real: art. 1941, Cód. Civil y Comercial)
atento a que este último es el derecho real por excelencia (arts.
1941, SS. y concs, C6d. Civil y Comercial), y para su existencia, in-
eludiblemente debemos contar con el denominado "titulo suficien-
te" (es decir, la escritura pública: art. 1892 y 2609, C6d. Civil) de-
bido a que sin él no se constituye en cabeza del titular del boleto
el derecho real.
Así, advertimos que el boleto confiere a su titular un derecho
personal (p.ej., terceria de mejor derecho), pero no el derecho real
(dominio).
7) Poseedor con boleto y acciones reales. No obstante recono-
cer que en nuestro derecho la doctrina y jurisprudencia dominan-
te reconocen al titular de un boleto la posibilidad de intentar la
acción reivindicatoria15, en nuestra opinion tan solo los titulares
de un derecho real podran echar mano a este tipo de defensasI6.
De lo contrario, entre otras cosas, se estarian desnaturalizan-
do los principios diferenciadores de los derechos reales con los
personales.
8) Poseedor con boleto y ywhorizontalEdad. Pensamos que esos
titulares de boleto y posesión, de buena fe, fecha cierta, que
hayan pagado el precio de la unidad así como también las expen-
sas, tienen derecho a voto, si bien reconocemos que no son titu-
lares del derecho real de dominio (algo menos) por todas las cir-
cunstancias señaladas con anterioridad (algo más) y frente a las
necesarias relaciones de comunidad que se desprenden en este
instituto es que estamos a favor de otorgarle algún tipo de repre-
sentatividad como el que fuera motivo de análisis en la presente.
Sería un verdadero contrasentido si a ese poseedor de buena
fe que pagó la totalidad del precio, que viene pagando las expen-
sas, que se comporta como un verdadero propietario, que asiste a
las asambleas, llegado el momento de voto se le denegara emitirlo.
Aquí solo está en juego el interks particular de ese consorcio
y no están comprometidos intereses públicos, de ahí que la posi-
bilidad de estar o no presente, participar o no, votar o no, es una
cuestión que se agota dentro de esa misma comunidad.
l7 Cura Grassi, Derecho inmobiliario: ¿una nueva rama del derecho?, ED,
222-791.
la Por ejemplo, si "vendiera" una cosa ajena, estelionato.
Cabe destacar que el C6d. Penal en su art. 172 se refiere al delito de estafa
(que es un tipo de defraudacibn), en el art. 173 al delito de defraudación (género),
y en su inc. '9 a1 estelionato (especie).
De ahí que, en nuestra opini6n -se insiste-, quien se comprometiera por
contrato de compraventa (erriineamente denominado boIeto) y compra sabiendo
que no podrh hacerlo, comete el delito de estelionato, aunque falte la escritura
pública.
PROTECCI~NPOSESORIA. ACCIONES POSESORIAS E INTERDICTOS 133
Incluso el tenedor (p.ej., el locatario), en el caso de que el po-
seedor titular de dominio (locador) cambiase la llave del inmue-
ble, está legitimado para accionar por usurpaci6n.
d) CWARACI~NSZSTEMATZCA. Asimismo, y dada la trascen-
dencia práctica que ha tenido el denominado boleto de compra y
venta en nuestro sistema de derecho y de los diversos operadores
que han acudido a esta figura para dar forma a una venta, a con-
tinuación realizaremos una breve comparación sistem6tica entre
las normas del Código de Vélez Sársfield y el actual Código Civil y
Comercial relacionadas con este instrumento.
Con anterioridad nos hemos expedido acerca de la naturaleza
del denominado boleto de compra y venta de inmuebles, para no-
sotros un verdadero contrato, y en esta comparación nos referire-
mos a su tratamiento tanto en el Código de Vélez Sársfield como
en el Código Civil y Comercial,
En tal inteligencia advertimos que de la lectura del art. 1185
bis del C6d. Civil de Vklez Shrsfield resultaba que los boletos
de compraventa de inrnuebles otorgados a favor deadcluirentes de
buena fe, eran oponibles al concurso o quiebra del vendedor si se
hubiera abonado el 25 % del precio. El juez podría disponer en
estos casos que se otorgue al comprador la escritura traslativa de
dominio.
De la lectura del art. 1171 del Cód. Civil y Comercial surge
más o menos lo mismo, con el agregado de que si la prestación
a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca en
primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio.
De la lectura del art. 2355 del Código Civil de Vélez Sársfield
surgía que la posesión seria legítima cuando fuera el ejercicio de
un derecho real, constituido en conformidad a las disposiciones
de aquel Código.
Luego se refería a los casos de posesión ilegítima.
El Código Civil y Comercial trata de la posesión y tenencia
desde los arts. 1908 a 1940 y en ninguno de ellos se refiere a la
clasificación de la posesión en legítima e ilegítima.
Tan solo la podemos extraer de la lectura del art. 1916, en sen-
tido contrario: "Las relaciones de poder se presumen legitimas, a
menos que exista prueba en contrario. Son ilegítimas cuando no
importan e2 ejercicio de un derecho real o personal constituido de
conformidad con las previsiones de la ley':
En nuestra opinión, la buena fe de todo adquirente de la pose-
sión debe apreciarse en el momento de hacerse efectiva esa adqui-
sición (arts. 2356, 2373, 2379, 2383, 2384, Ciid. Civil, y arts. 1918,
1923, 1924, 1926, 1928, Cód. Civil y Comercial).
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
5 57. INTRODUCCI~N.
-Al hablar de accidn se nos ocurren es-
tas definiciones: a) poder jurídico que tiene todo sujeto de dere-
cho, consistente en la facultad de acudir ante los órganos de la
jurisdiccidn y exponer sus pretensiones y formular la petici6n
que afirma como correspondiente a su derecho1, y b) derecho del
acreedor a obtener, mediante el órgano judicial, un bien jurfdico
que la ley le reconoce y que le es negado o desconocido por su deu-
dof.
Enderezando el concepto, podemos decir que accidn civil es la
ejercida mediante la interposición de la correspondiente demanda
ante los jueces de esa jurisdicción, a efectos de reclamar el dere-
cho por el cual el accionante se cree asistido3.
Finalmente, y yendo de manera específica al punto con-
vocante, podemos decir que son acciones reales -y siempre contra-
ponikndolas a las acciones personales-4 las que tienen por fina-
lidad obtener judicialmente la declaración de un derecho que no
afecta a la persona, sino a la cosa (es de destacar que mientras el
campo de las acciones reales se encuentra tipificado o eventual-
mente cerrado, el campo de los derechos personales, en lo relativo
a acciones, es abierto).
Así definidas por el art. 2247 del C6d. Civil y Comercial: "Las acciones
reales legisladas en este Capítulo son la reinviuldicatoria, la confesoria, la negatoria
y la de deslinde".
CSJN,"Horta ~IHarguindeguy",Fallos, 137:47.
ACCIONES REALES EN EL C d ~ l G CIVIL
0 Y COMERCIAL
3 60. D I F E R ~ C IENTRE
A S LAS ACCIONES REALES Y LAS PERSONA-
LES.-Las acciones reales se dan en defensa de los derechos
realesii. Las acciones personales se dan en defensa de los dere-
chos personales y constituyen una sanción juridica.
l8 El art. 1444 del C6d. Civil expresaba: "Todo objeto incorporal, todo de-
recho y toda acción sobre una cosa que se encuentra en el comercio, pueden ser
cedidos, a menos que la causa no sea contraria a alguna prohibicidn expresa o
implícita de la ley, o al título mismo del crédito".
La nota del art. 1445 dice: "Las acciones fundadas sobre derechos persona-
les no son cesibles, por la raz6n de que el ejercicio de esos derechos es insepara-
ble de la individualidad de la persona. En el antiguo derecho habia casos en que
el tutor podia ceder su derecho de tutela. Pero es cesible toda acción resultante
de los derechos de obligacidn, cualquiera que sea el origen de la obligacidn, bien
provenga de convenci6n, de delitos, o de cualquiera otra causa, y sin distinción
entre obligaciones puras, condicionales, a término, inciertas o alternativas. Pue-
de tambien cederse la acci6n que tenga por fundamento una obligaci6n natural;
pero en tal caso, el cesionario no puede hacer valer sino las excepciones propias
de esta clase de obligaciones, y las acciones resultantes de derechos accesorios
relativos a ella, como Ia fianza.
A la doctrina que es cesible toda acción resultante de los derechos de obli-
gación, se ha opuesto que no podemos ceder derechos respecto de los cuales hay
obligaciones inherentes. Es verdad que nosotros no podemos ceder a otro las
relaciones obligatorias que nacen, por ejemplo, de un contrato de sociedad, mas
esto depende de que esas relaciones comprenden casi siempre prestaciones inse-
parables de la individualidad de las personas interesadas. Pero si tal particula-
ridad no se encontrase en un caso dado, si la acci6n pro socio no tuviese o no
pudiese tener otro resultado que obtener una suma de dinero sin prestacidn reci-
proca, ella sería perfectamente cesible, aunque comprendiese todas las relaciones
sociales existentes. Nadie contestaría la cesión de la acción del comprador de
una cosa para que ella se le entregase, aunque no hubiese pagado el precio, por-
ACCIONES REALES EN EL C ~ D I G OCIVIL Y COMERCIAL 143
Como no había nada en el C6digo Civil que impedía ceder, las
acciones reales podían cederse.
Otro argumento que juega en favor es que ese adquirente se
puede subrogar en los derechos del anterior propietario (art. 1196,
C6d. Civil).
Así, resulta interesante, por cierto, poner de manifiesto la opi-
nión de Velea Sársfield al respecto: "Se juzga que cada enajenante
ha transferido la cosa a su adquirente, cum omni sua causa, es
decir, con todos los derechos que le c~rnpetian"'~.
En nuestra opini6n, si bien en un principio aceptamos la solu-
ción pergeñada para el caso por Cichero (y ello, si se quiere, des-
de un punto de vista prActico, y por el s61ido argumento jurídico
encontrado por el autor en la cesi6nZ0),analizando con cautela y
detenimiento esta interesante cuesti6n se nos plantea nuevamente
que el pago puede hacerlo tanto el cesionario como el mismo comprador. Véase
Maynz, 9 274.
En cuanto a los derechos reales, diremos que la reivindicación fundada
sobre el derecho de propiedad es cesible, que también lo es la acci6n negatoria,
aunque es imposible ceder la parte principal y esencial, es decir, la comprobaci6n
de la propiedad libre; pero el propietario puede constituirse en procuvator in rem
suam, a efecto de recibir el importe de los daños e intereses a que la parte con-
traria puede ser condenada. La acción confesoria también es cesible, no en su
elemento principal, el reconocimiento del derecho, sino en la parte pecuniaria de
la condenaci6n, que se refiera a los daños e intereses, a los frutos que han podido
ser percibidos, etcétera. La acción hipotecaria es cesible, mas ella es inseparable
de la hipoteca, la cual es un accesorio del crtdito que tiene por objeto garantir".
' Extraida de la nota del art. 2109: "Troplong, no 437. Pothier, Vente,
no 149. Por derecho romano y por el derecho de las Partidas, el recurso era
gradual. El adquirente debía citar al enajenante inmediato, este al que le ha-
bia transmitido la cosa, y así sucesivamente hasta llegar al enajenante origina-
rio. Se observaba este orden, porque según el derecho romano, las acciones no
podían pasar de una persona a otra sin una cesión. Pero por nuestro derecho
no es asi. El acreedor puede ejercer todos los derechos y acciones de su deudor,
con la sola excepción de los que sean inherentes a su persona. Se juzga que cada
enajenante ha trasferido la cosa a su adquirente, cum omni sua causa, es decir,
con todos los derechos que le competían. El último adquirente es, pues, tácita y
necesariamente subrogado en todos los derechos de garantía de los que han po-
seído la cosa antes que él, y reúne esos derechos en su persona".
Procedimentalmente hablando y teniendo en cuenta el sentido co-
mún. Aunque en nuestra opinión, en realidad, en un tema tan afín con el de-
recho procesal como lo es el relativo a la transmisión de dominio por venta ju-
dicial íentikndase "subasta"), nosotros sabemos que esa transrnisi61-1solo queda
perfeccionada después de la resoluci6n aprobatoria, del pago del precio y de la
entrega de la posesión. Es decir, el comprador en subasta, conforme con lo pres-
cripto por el art. 586 del C6d. Proc. Civil y Comercial, hasta que no se le haga
entrega de la posesidn (tradicidn) de la cosa, no es titular dominial.
De ahí la importancia, igualmente desde el derecho procesal, que se le otor-
ga a la tradicibn de la cosa. Más aún, ni siquiera es imprescindible, entre las
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
(conforme a lo prescripto por los arts. 1137, 1197 y 1323 del C6d.
Civil).
Por tanto, si estamos en el campo de los derechos personales,
por más cesión que valga, nos preguntamos; ¿cómo es posible ad-
mitir la transmisión de una acción evidentemente de contenido y
naturaleza real, como 10 es la reivindicatoria, disfrazada con esta
seudosubrogación o cesidn?
Cómo vamos a admitir, entonces, la posibilidad de ejercer ac-
ciones reales a quien todavia no es titular de la cosa.
Con el mismo criterio se admitiría, igualmente, la sola cesión
de la acción reivindicatoria.
Pero estaríamos confundiendo el derecho personal (que,
como tal, genera acciones personales) con el derecho real (que
solo como tal genera acciones reales).
En nuestra opinión, esa persona titular de un derecho per-
sonal tan solo tendría la posibilidad de obtener la cosa en virtud
de su título, cumplimiento de contrato de por medio, y, en todo
caso, daños y perjuicios, o, también, mediante el interdicto de ad-
quirir, pero difícilmente en virtud de utilizar la acción real.
Es mhs, proyecthndose en el futuro de un litigio judicial plan-
teado de la manera que estamos analizando, seguramente frente a
ese actor, comprador con título pero sin tradición, prosperaría la
excepción de falta de legitimación activa opuesta por el demanda-
do, o por quien está en posesión de la cosa.
Otras hipótesis a plantear:
a) Como primera hipótesis, nos preguntamos, ¿y si el de-
mandado reivindicado llegase a demostrar, por medio del corres-
pondiente proceso judicial, que los antecesores del actor rei-
vindicante nunca tuvieron la posesión de la cosa?
6) Como segunda hipótesis, l y si el demandado reivindicado
llegase igualmente a demostrar que poseyó el bien por rnAs de
veinte años?
Sin duda, frente a ambas hipótesis, entendemos que la so-
lución es una sola; no procedería la acción reivindicatoria por
más cesión que hubiera.
De todas maneras, y como solía sucedernos cada día en nues-
tra actividad tribunalicia, hay que ver cada caso en particular,
analizarlo en todas sus dimensiones y, recién entonces, tomar una
posición (casuística).
Sin desmerecer la interesante solucion adoptada desde el pun-
to de vista "pr8ctico" por el distinguido jurista, en aquel conocido
plenario, con nuestros argumentos tan solo queremos aportar una
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
J€ 68. REGESTROS
DE LA PROPIEDAD ~ N M ~ B ~ L ~ CON
A R ~ANTERIO-
A
RIDAD A LA SANCI~N DE LA LEY NACIONAL 17.801. - Como señalamos
con anterioridad, para la adquisición de los derechos reales que
se ejercen por la posesión, según el Código Civil, se exigía el tí-
tulo (art. 1184, inc. 1, C6d. Civil: escritura pública, y arts. 1892
y 1893, C6d. Civil y Comercial) y el modo (art. 577, C6d. Civil, y
art. 1892, C6d. Civil y Comercial). No se exigía, pues, la ins-
cripción.
Para la adquisición de los derechos reales que no se ejercen
por la posesión -por ejemplo, la hipoteca (primer derecho inscrip-
to, por su posibilidad de clandestinidad)-, se exigía, entonces, su
registro, ya que era la única manera de dar a conocer ese derecho
(por no haber, en la constitucion del derecho real de hipoteca,
traslaci6n de la cosa, por continuar en manos del deudor, es que
se recurre a su inscripción, de acuerdo con lo prescripto por los
arts. 3108, 3128, 3134, 3137, SS. y concs. del Cód. Civil y arts. 1893,
2205 y 2208 del Cód. Civil y Comercial).
Ahora bien, no obstante la normativa formulada al respecto
por el Código Civil (que fue producto de la ley 340 del año 1869),
se hizo sentir la flaqueza de la tradición instituida por Vélez Sárs-
field, segGn vimos, como medio de publicidad.
De ahí que diversas legislaturas locales fueran adoptando los
registros, a pesar de la falta de una ley nacional al respecto.
Así, en Capital Federal, por ley 1893, del año 1886, de or-
ganización de los tribunales, se incluyó el registro para la traba de
embargos e inhibiciones.
En la provincia de Buenos Aires, por ley 1276 del 21112/79 (su
aniversario fue declarado como día del registrador) y decr. ley
11.643163, se creó igualmente un registro de embargos e inhibicio-
nes; y continuando con este ejemplo, cada provincia creó, a su vez,
un sistema de registro propio.
Todas estas circunstancias llevaron a nuestra jurisprudencia
a declarar la inconstitucionalidad de los registros locales (así, la
Corte Suprema con relación a Catamarca, en 1935, y a Mendoza,
en 1938).
Efectivamente, como el C6digo Civil era Iey de fondo, cual-
quier otra modificación hecha a él por una ley local referida a la
adquisición, o transmisión o modificación de bienes, resultaba in-
constitucional.
Por otro lado, existía cierta resistencia, plasmada en aquel fa-
moso adagio "feliz anomalía institucional", adjudicado a Bielsa
De hecho, y no obstante que la Corte Suprema declar6 su in-
constitucionalidad, los referidos registros continuaron existien-
do; y es más, cada nueva ley local que se vinculaba con ese tema
hacía referencia a la inscripci6n en el registro, por ejemplo, ley
14.005 de venta de inmuebles fraccionados y a plazos; ley 13.512
de propiedad horizontal; ley 14.394 denominada "ómnibus"; ley
17.417 que reglamento el registro inmobiliario de Capital Federal,
etcétera.
Existió, entonces, todo un movimiento, con una serie de pro-
yectos de ley nacional, comenzando por el de Lobos (18991, pasan-
do por el de Barraquero (1902), por el de Galiano (del año 1904;
su significación estriba en haber querido incorporar el sistema
instaurado por Torrens para Australia), el de Bibiloni (1936), el
de Llambías (19541, para culminar, junto con la sanción de la ley
17.711, modificando el art. 2505 del Cód. Civil (en la actualidad
debemos estar a lo prescripto por los arts. 1892 y 1893 del Cód. Ci-
vil y Comercial), con la sanción de la ley nacional registral inmo-
biliaria 17.801 (1968), modificada por la ley 20.089 en lo relativo
a los plazos de inscripción, y en la actualidad modificada en sus
arts. lo, 2" y 17, a partir de la sanción de la ley 26.994 que da naci-
miento al Código Civil y Comercial, como veremos más adelante.
9 70. S r s ~ m REGISTRALES*
s - Pueden clasificarse como sigue.
a) Declarativo (la inscripción solo se exige a los efectos de
oponer el derecho a terceros) o constitutivo (la inscripción es una
condición del nacimiento del derecho real, el cual no existe entre
las partes, y menos frente a terceros, sin la inscripción).
b) De fe pública registral, el registro garantiza la validez de
las disposiciones sobre un derecho real inscripto. La persona
que figura como titular en el registro es la propietaria, aunque en
verdad no lo sea. De legitimidad, los asientos se presumen ve-
races, hasta que se demuestre lo contrario.
c) VaÍidante, se validan los titulos (la publicidad es conva-
lidante. La inscripción purifica los vicios de que pudieran es-
tar afectados) o no se convalidan (la inscripci6n no sanea los vi-
cios).
d ) De transcripcidn (de los actos relativos a los derechos
reales) o de inscripciun (se hace una síntesis).
En consecuencia, nuestro Registro de la Propiedad Inmobi-
liaria es declarativo, de legitimidad, no convalidante y de inscrip-
ci6n.
Aunque m6s que con un principio se está cumpliendo con uno de los fines
del registro, el cual, precisamente, esti para llevar a cabo inscripciones. Se en-
cuentra igualmente plasmado en el art. 3" de la ley.
De esta manera, advertimos que los registros no solamente apuntan a la
denominada cognoscibilidad pliblica de sus asientos, sino que tambikn cumplen
otros fines de suma importancia, compatibilizados con los mismos principios re-
gistrales. Pero como ya lo expres8ramos, cabe igualmente recordar aquí que los
registros apuntan a la cognoscibilidad y no al conocimiento, porque dependen y
necesitan de una accibn (rogacibn), por parte del interesado que quiere tener la
informacibn deseada.
Con respecto a los elementos de registracidn, podemos decir
que en nuestra opinibn, los hechos y actos juridicos, como tam-
bién los objetos y, en este caso, los sujetos, constituyen los elemen-
tos del derecho registral, guardando una significativa similitud
con los elementos del derecho civil, mas aún, con los elementos de
los derechos reales: sujeto, objeto y causa real.
Para profundizar este punto, remitimos a lo expuesto en 5 1 a
19 de esta obra referido a la registración.
Principio de inscripciún
Art. 3" - Para que los documentos mencionados en el articulo
anterior puedan ser inscriptos o anotados, deberhn reunir los si-
guientes requisitos:
a) Estar constituidos por escritura notarial o resolucion judicial
o administrativa, según legalmente corresponda.
b) Tener las formalidades establecidas por las leyes y estar au-
torizados sus originales o copias por quien este facultado para ha-
cerlo.
c) Revestir el carhcter de auténticos y hacer fe por si mismos o
con otros complementarios en cuanto al contenido que sea objeto de
la registracidn, sirviendo inmediatamente de título al dominio, dere-
cho real o asiento practicable.
Para los casos de excepción que establezcan las leyes, podrAn
ser inscriptos o anotados los instrumentos privados, siempre que la
firma de sus otorgantes estk certificada por escribano público, juez
de paz o funcionario competente.
Como ya lo rnanifestAramos, el nacimiento del derecho real
tiene su fundamento en el denominado "sistema de título y modo"
(salvo, claro está, en la hipoteca, que solo requiere de título); es
decir, todo ello antes de la inscripción, y con esta, precisamente,
lo que sucede es que el registro debe examinar la legalidad de las
formas extrinsecas de los documentos cuya inscripci6n se soli-
cite.
Del inc. c de este artículo deducimos, igualmente, el prin-
cipio de legitimidad, por el cual los asientos se presumen veraces
hasta que se demuestre lo contrario.
Cabe la siguiente pregunta: ¿los instrumentos privados son
inscribibles? En principio, estimamos que no. Por ejemplo, si
constituyo un usufructo en instrumento privado y lo certifico por
escribano, seguramente no me lo van a registrar. Como excep-
ci6n, estimamos que si, siguiendo el viejo adagio "todo principio
goza de una excepción". Por ejemplo, sí los van a registrar en
el caso de que en esos instrumentos privados sus firmas sean cer-
tificadas por escribano público, juez de paz o funcionario compe-
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
Forma
Art. 7" - La petición será redactada en la forma y de acuerdo
con los requisitos que determine la reglamentación local.
Principio de legalidad
Art. 8 O - El registro examinará la legalidad de las formas ex-
trinsecas de los documentos cuya inscripción se solicite, ateniéndose
a lo que resultare de elIos y de los asientos respectivos.
El registro tiene la facultad para examinar los títulos y ver si
reúnen los requisitos exigidos para su inscripción.
De todas maneras, y dado que partimos, precisamente, del
principio de autenticidad -el cual supone la intervención previa de
un juez o escribano, o cualquier otro funcionario público-, esti-
mamos que esta facultad examinadora se encuentra simplificada
por la actuación previa de los mencionados funcionarios, limitán-
dose aquí tan solo al examen de las formas extrínsecas e intrínse-
cas (penetrando en el contenido del negocio mismo, v.gr., el asen-
timiento conyugal), debiendo acomodar los asientos a la realidad
jurídica extrarregistral, para lograr así la ansiada publicidad y
oponibilidad a terceros (a los efectos de profundizar el tema re-
mitimos a lo expuesto con anterioridad referido a terceros cuando
analizamos los arts. 2505, C6d. Civil y 1893, C6d. Civil y Comer-
cial en § 68, 69 y 71).
Efectos de Ea inscripción.
Art. 9" - Si observare el documento, el registro procederá de la
siguiente manera:
a) Rechazará los documentos viciados de nulidad absoluta y
manif iesta.
b) Si el defecto fuere subsanable, devolver5 el documento al so-
licitante dentro de los treinta días de presentado, para que lo rectifi-
que. Sin perjuicio de ello lo inscribid o anotará provisionalmente
por el plazo de ciento ochenta días, contado desde la fecha de pre-
sentación del documento, prorrogable por periodos determinados,
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
Folio real
Art. 11. - La matriculación se efectuará destinando a cada in-
mueble un folio especial con una característica de ordenamiento
que servirá para designarlo.
Es una de las innovaciones más importantes de la presen-
te ley, y como ya lo expusimos, consiste en la identificacidn del
bien inscripto por medio del sistema denominado de "folio real",
evitando así la registración nominativa o personal (el inmueble
debe estar perfectamente determinado, porque es el objeto de
los derechos reales a inscribirse, ello es parte del principio de la
especialidad).
Se exceptúa de ello a los inmuebles de dominio ptíblico, que
son inembargables y están fuera del comercio.
Conforme a lo expuesto por el art. 11, en caso de modifica-
ción de la nomenclatura catastral, ello daría lugar a variaciones
equivocas en cuanto al número de matrfcula, la que requiere un
folio especial, con una característica de ordenamiento que servirá
para designar cada inmueble. De ahf que se implore por una
más que adecuada coordinaciiin entre la Dirección General de Ca-
tastro y el registro inmobiliario. Aunque aquí separásemos am-
bas instituciones, para algún autor, el registro inmobiliario es un
verdadero catastro jurídico y así lo reconoce la ley 14,159j2.
'' Cura Grasi, Derechas reaks: inmuebles de dominio público del Estado, "Re-
vista del Notariado", no 898, oct.-dic. 2009, p. 65.
l2 RaCrl Garcia Coni, Derecho registra1 aplicado, p. 44.
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
Asientos registrables
Art. 14. - Matriculado un inmueble, en los lugares correspondientes
del folio se registrarán:
a) Las posteriores transmisiones de dominio.
b) Las hipotecas, otros derechos reales y demás limitaciones
que se relacionen con el dominio.
c) Las cancelaciones o extinciones que correspondan.
d ) Las constancias de las certificaciones expedidas de acuerdo
con lo dispuesto en los arts. 22, 24 y concordantes.
Los asientos mencionados en los incisos precedentes se llevarfin
por estricto orden cronoldgico que impida intercalaciones entre los
de su misma especie y en la forma que expresa el art. 12, en cuanto
fuere compatible, con la debida especificación de las circunstancias
particulares que resulten de los respectivos documentos, especial-
mente con relación al derecho que se inscriba.
Tracto sucesivo
Art. 15. - No se registrará documento en el que aparezca como
titular del derecho una persona distinta de la que figure en la ins-
cripcidn precedente. De los asientos existentes en cada folio debe-
rán resultar el perfecto encadenamiento del titular del dominio y
de los demás derechos registrados, así como la correlacibn entre las
inscripciones y sus modificaciones, cancelaciones o extinciones.
Este articulo establece que debe existir un encadenamien-
to entre los diversos asientos que se van realizando en el folio
real. La palabra "tracto" implica e1 espacio que media entre
dos lugares o el lapso que transcurre entre dos momentos. Cada
asiento que se vaya realizando debe tener su causa en el asiento
que lo precede. No se permite realizar un asiento que no coincida
con el asiento anterior. La idea es conservar el orden regular de
los sucesivos titulares registrales. Todos los actos derivan unos
de otros, así, cada nueva inscripción debe apoyarse en la anterior.
Tracto abreviado
Art. 16. - No será necesaria la previa inscripción o anotación, a
los efectos de la continuidad de1 tracto con respecto al documento
que se otorgue, en los siguientes casos:
a) Cuando el documento sea otorgado por los jueces, los herede-
ros declarados o sus representantes, en cumplimiento de contratos y
obligaciones contraídas en vida por el causante o su cónyuge sobre
bienes registrados a su nombre.
b) Cuando los herederos declarados o sus sucesores trans-
mitieren o cedieren bienes hereditarios inscriptos a nombre del cau-
sante o de su cónyuge.
c) Cuando el mismo sea consecuencia de actos relativos a la
partición de bienes hereditarios.
d ) Cuando se trate de instrurnentaciones que se otorguen en
forma simultánea y se refieran a negocios jurídicos que versen sobre
el mismo inmueble, aunque en las respectivas autorizaciones hayan
intervenido distintos funcionarios.
En todos estos casos, el documento deberá expresar la rela-
ci6n de los antecedentes del dominio o de los derechos motivo de la
transmisión o adjudicación, a partir del que figure inscripto en el
registro, circunstancia que se consignará en el folio respectivo.
Esta es una modalidad del principio anterior. Se da cuan-
do se realizan dos inscripciones en forma simultánea, v.gr., fallece
una persona, sus herederos enajenan el bien y están los que lo han
adquirido. Entonces, la inscripción que los declara herederos y
la enajenación que han realizado se inscriben de manera simul-
tánea; de ahí, pues, lo abreviado13.
l3 Más que una excepci611, sería una distinta modalidad, ya que igualmente
se cumple con la concatenacibn o continuidad de los asientos. Esta discutido si
ELEMENTOS DE DERECHOS REALES
Rechazo de documentos
Art. 18. - No obstante lo dispuesto en el artículo anterior y a los
efectos a que hubiere lugar por derecho, el registro procederá de la
siguiente forma:
a) Devolverh los documentos que resulten rechazados, dejando
constancia de su presentacibn, tanto en el registro como en el do-
cumento mismo. La forma y tiempo de duracibn de esta anotación
serán los que rigen respecto de la inscripcidn provisional.
b) Si al solicitarse la inscripci6n o anotación existieren otras de
carácter provisional, o certificaciones vigentes, o esté corriendo res-
pecto de estas el plazo previsto en el art. 57 aquella se practicará
con advertencia de la circunstancia que la condiciona.
c) Cuando la segunda inscripción o anotación obtenga prio-
ridad respecto de la primera, el registro informará la variacibn pro-
ducida.
La advertencia o información indicada se dirigirá a quien hu-
biera efectuado la petición o a quien tuviere interés legítimo en co-
nocer la situación registral, mediante notificación fehaciente.
Prioridad
Art. 19. - La prioridad entre dos o más inscripciones o anota-
ciones relativas al mismo inmueble se establecerá por la fecha y el
número de presentación asignado a los documentos en el ordena-
miento a que se refiere el art. 40. Con respecto a los documentos
que provengan de actos otorgados en forma simultánea, la prioridad
deberá resultar de los mismos. No obstante, las partes podrán,
mediante declaración de su voluntad formulada con precisión y cla-
los casos son taxativos. En nuestra opinibn, creemos que desde el punto de vista
de laprdctica, puede haber otros casos, v.gr., disoluci6n de sociedad conyugal, usu-
capión. Ahora bien, desde el punto de vista de la teoria, dado que el principio de
tracto abreviado es una excepción al principio de tracto sucesivo, debería ser
de interpretacibn restrictiva: tan solo esos cuatro casos.
ridad, sustraerse a los efectos del principio que antecede estable-
ciendo otro orden de prelacidn para sus derechos, compartiendo la
prioridad o autorizando que esta sea compartida.
La prioridad de los derechos se establece de acuerdo con el
orden de inscripción. El art. 17, donde remite al plazo fijado por
el art. 3137 del C6d. Civil, qued6 desactualizado por la modifica-
ción formulada por el art. So de la presente ley.
El art. 19 se refiere a la preferencia de rango14. La prioridad
puede darse de dos maneras:
a) Excluyente, cuando no se permite registrar u n documento
por ser incompatible con otro; v.gr., si se ha constituido un de-
recho real de goce y disfrute sobre la cosa -un usufructo- se ex-
cluirán los otros derechos reales de disfrute -uso y habitaci6n-.
b) De superioridad de rango, cuando existan varias hipotecas
sobre un mismo bien.
Falta de incripcibn
Art. 20. - Las partes, sus herederos y los que han intervenido
en la formalización del documento, como el funcionario autorizante
y los testigos en su caso, no podrán prevalerse de la falta de ins-
cripcidn, y respecto de ellos el derecho documentado se considerará
registrado. En caso contrario, quedarán sujetos a las responsabili-
dades civiles y sanciones penales que pudieran corresponder.
La publicidad (género), dentro del campo de los derechos
reales -en el caso, la inscripción registral (especie)-, responde a la
necesidad de que 10s terceros esten oficialmente anoticiados de
la constitución, transferencia, declaración, modificación y extin-
ción de esos derechos. Para las partes no es necesaria la referida
inscripción registral: el registro es declarativo.
Consultas y certificaciones
Art. 21. - El registro es público para el que tenga interds legiti-
mo en averiguar el estado jurídico de los bienes, documentos, limi-
taciones o interdicciones inscriptas. Las disposiciones locales de-
terminarán la forma en que la documentacibn podr2i ser consultada
sin riesgo de adulteracibn, pérdida o deterioro.
que la ley establezca. Así, vemos que la persona que obtiene tal
certificado dentro del plazo de ley sabe que no se ha de inscribir
otra medida que pueda afectar al inmueble15.
Informes
Art. 27. - Aparte de la certificación a que se refiere el art. 23, el
registro expedirá copia autenticada de la documentación registral y
los informes que se soliciten de conformidad con la reglamentación
local.
El informe regulado por este articulo solo tiene valor infor-
mativo; no obstante lo cual, su trámite puede resultar más lento que
el de un certificado, ya que a veces requiere de todo un estudio de
asientos.
Anotaciones personales
Art. 31.-Cuando fuere procedente, las anotaciones men-
cionadas en el articulo anterior deberdn ser relacionadas con el fo-
lio del inmueble que corresponda. En cuanto sea compatible, les
serán aplicables las disposiciones establecidas en esta ley para la
rnatriculaci6n de inrnuebles e inscripcidn del documento que a ello
se refiera.
Inhibiciones o interdicciones
Art. 32. - El registro de las inhibiciones o interdicciones de las
personas físicas se practicará siempre que en el oficio que las orde-
ne se expresen los datos que el respectivo c6digo de procedimientos
señale, el número de documento nacional de identidad, y toda otra
referencia que tienda a evitar la posibilidad de homónimos.
Cuando no se consigne el número del documento de identidad a
que se ha hecho referencia, serán anotadas provisionalmente segdn
el sistema establecido en el art. 9O, salvo que por resolución judicial
se declare que se han realizado los tramites de información ante los
organismos correspondientes, sin haberse podido obtener el número
del documento identificatorio.
Inexactitud registmI
Art. 34. - Se entenderá por inexactitud del registro todo des-
acuerdo que en orden a los documentos susceptibles de inscripción,
exista entre lo registrado y la realidad juridica extrarregistral.
Rectificacidn de asientos
Art. 35. - Cuando la inexactitud a que se refiere el artículo pre-
cedente provenga de error u úmisi6n en el documento, se rectificará,
siempre que a la solicitud respectiva se acompañe documento de la
misma naturaleza que el que la motivó o resolución judicial que con-
tenga los elementos necesarios a tal efecto.
Si se tratare de error u omisión material de la inscripción con
relaci6n al documento al que accede, se proceder&a su rectificación
teniendo a la vista el instrumento que la originó.
l6 Cancelar es el acto negativo por el cual se deja sin efecto una inscripcidn
registral.
Hay dos formas de cancelar: a) a petici6n de parte: se inscribe la trasferencia
del derecho real en favor de otra persona, y b) de pleno derecho: hipoteca, veinte
años; medidas cautelares, cinco años.
Respecto de la hipoteca, estimamos que lo que se extingue, en todo caso,
pasados los años, es su inscripción, pero no el derecho real de hipoteca. Con
respecto al plazo de veinte años, pensamos que, en estos tiempos, hubiera sido
mis correcto dejar los diez aiios originales que contemplaba el C6digo Civil en
sus arts. 3151 y 3197, porque es mBs engorroso y dubitativo el sistema actual. El
prudente plazo anterior era una manera de consolidar m8s rApidamente toda una
situación de incertidumbre que, actualmente, afecta el principio de la seguridad
juridica en sus aspectos est8tico y dinhmico.
Caducidad
Art. 37. - Caducan de pleno derecho y sin necesidad de solicitud
alguna, por el transcurso del tiempo que expresa este articulo o por
el que, en su caso, establezcan leyes especiales:
a) La inscripcibn de la hipoteca, al vencimiento del plazo legal
si antes no se renovare.
b) Las anotaciones a que se refiere el inc. b del art. ZO,a los cin-
co años, salvo disposición en contrario de las leyes.
Los plazos se cuentan a partir de la toma de razón.
En realidad, como ya lo expresamos al analizar el art. 6 O , que
habla del principio de rogación, las situaciones enumeradas en es-
tos dos incisus del art. 37, si bien resultan casos excepcionales a
lo expuesto por aquel principio de rogación, en la prActica, confi-
guran la excepción de la excepción, dado que igualmente hay que
rogar al registro su cancelación, cuando no ocurre ello de pleno
derecho.
Y esto tiene una explicación, dada por la gran cantidad de
inscripciones que existen en el registro inmobiliario, lo que oca-
siona, en la práctica, la imposibilidad de actuar de oficio.
Organización de los registros
Art. 38. - La organización, funcionamiento y número de los re-
gistros de la propiedad, el procedimiento de registración y el trámi-
te correspondiente a las impugnaciones o recursos que se deduzcan
contra las resoluciones de sus autoridades, serán establecidas por
sus leyes y reglamentaciones locales.
Art. 39. - La guarda y conservación de la documentación regis-
tral estará a cargo de quien dirija el registro, quien deber& tomar
todas las precauciones necesarias a fin de impedir el dolo o las fal-
sedades que pudieren cometerse en ella.
Art. 40. - El registro, por los procedimientos técnicos que dis-
ponga la reglamentación local, llevará un sistema de ordenamiento
diario donde se anotará la presentaci6n de los documentos por or-
den cronológico, asignándoles el número correlativo que les corres-
ponda.
Art. 41. - N o podra restringirse o limitarse la inmediata inscrip-
ción de los títulos en el registro mediante normas de carActer admi-
nistrativo o tributario.
Art. 43. - Las leyes locales podrán reducir los plazos establecidos
en esta ley.
Art. 44. - A partir de la fecha de vigencia de la presente ley todos
los inmuebles ya inscriptos en los registros de la propiedad, como
los que aún no lo estuvieren, deberán ser matriculados de confor-
midad con sus disposiciones, en el tiempo y forma que determine la
reglamentación local.
Art. 45. - Las normas y plazos establecidos por las leyes locales,
en cuanto sean compatibles con la presente ley, conservan su plena
vigencia.
CORRESPONDENCIA CON EL ARTICULADO
DEL C ~ D I G OCIVIL DEROGADO