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Pureza de corazón

Pureza Ritual 

(Exodo - 3: 5). 

(Salmos - 24: 3, 4). 

‘‘Para poder comparecer ante Dios, entrar en comunión con Dios, el hombre ha de ser
«puro». Pero cuanto más se adentra en la luz, tanto más se siente sucio y necesitado de
purificación.’’ (Jesùsde Nazaret 2da ed., Benedicto XVI). En el Antiguo Testamento, el
pueblo Judìo buscaba la pureza a travès de pràcticas rituales (Lev - 15), y de ahì, ‘‘se formò
un modo erróneo de entender la pureza moral’’, pues se la entendìa de ‘‘modo exterior y
material’’ (TDC - 50:3), A tal punto que se escandalizaron cuando vieron a los discìpulos
no lavarse las manos para comer (Mt 15, 2). 

(Isaías - 6 : 5-7) 

‘‘La pureza ritual nunca es suficiente para hacer al hombre “capaz” de Dios, para dejarlo
realmente “puro” ante Dios.’’ (Jesùs de Nazaret i ed., Benedicto XVI) Es necesario ser
purificado tambièn en nuestros pecados. “Aquel día brotará un manantial contra los
pecados e impurezas para la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén” (Za 13, 1). 

Pureza moral 

Junto a un sistema complejo de prescripciones referentes a la pureza ritual, basándose en el


cual se desarrolló la casuística legal, existía, sin embargo, en el Antiguo Testamento el
concepto de una pureza moral, que se había transmitido por dos corrientes: los profetas y la
tradiciòn sacerdotal.’’ (TDC 50) 

(Isaías - 1: 16-25) 

(Jeremías - 4: 4) 

(Jeremías - 4: 14) 

(Ezequiel - 36: 25- 31) 

(Salmos - 51: 9- 12). 

Podemos resumir en las palabras del Antiguo Testamento la impureza en tres palabras muy
comunmente utilizadas: adulterio, idolatrìa y prostituciòn; y asì mismo la pureza como:
fidelidad, consagraciòn y alianza. En cada una de estas exhortaciones se busca una pureza
moral que apunta hacia otra màs grande, y esta nace del corazòn. 

Pureza de intenciòn (Marcos - 7: 21) 

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‘‘Con la intención podemos sobrenaturalizar todo lo que hacemos. Que todo lo que
hagamos, hasta lo más simple y ordinario de la vida, sea para lograr ser más radicalmente
como Jesús, amar más a Dios y los demás. Hacer todo por amor: a Dios, a mi prójimo y a
mí mismo. Y es hacer las cosas con Dios, para Dios por Dios.’’ (Cadena de Amor,
Concepciòn Cabrera de Armida). 

Esta pureza de intenciòn que nace del corazòn, consiste en que pertenezca por completo a
Dios,un corazòn desnudo ante sus ojos, es lograr la comuniòn entre nuestros deseos y los de
Dios, ‘‘La pureza no empieza en el cuerpo, sino en la voluntad. De allí surge purificando el
pensamiento, la imaginación y, finalmente, el cuerpo. La pureza corpórea es una
repercusión o eco de la voluntad’’. (Son tres los que se casan, Fulton Sheen) Esto se logra a
travès de la fe viva. «Pues ha purificado sus corazones con la fe» (I Pedro - 15:11). 

(El Evangelio como me ha sido revelado, Marìa Valtorta). 

(Surco, 259 - San Josemarìa Escrivà) 

En el alma esta pureza se expresa especialmente a travès de la humildad, y en el cuerpo a


travès de la castidad. Siendo asì, la humildad la castidad del alma, la castidad, la humildad
del cuerpo y ellas juntas el principio perfecto de pureza de corazòn. 

(Mt - 5:8) 

‘‘La palabra “corazón” se refiere a esta interrelación interna de las capacidades perceptivas
del hombre’’ 

(Jesùs de Nazaret 1era Ed., Benedicto XVI). ‘‘Cuando hablamos de corazón humano no nos
referimos sólo a los sentimientos, aludimos a toda la persona que quiere, que ama y trata a
los demás. Y, en el modo de expresarse los hombres, que han recogido las Sagradas
Escrituras para que podamos entender así las cosas divinas, el corazón es considerado como
el resumen y la fuente, la expresióny el fondo último de los pensamientos, de las palabras,
de las acciones. Un hombre vale lo que valesu corazón, podemos decir con lenguaje
nuestro. Al corazón pertenecen la alegría: que se alegre mi corazón en tu socorro (Ps - 12:
6.); el arrepentimiento: mi corazón es como cera que se derrite dentro de mi pecho (Ps - 21:
15.); la alabanza a Dios: de mi corazón brota un canto hermoso (Ps - 44: 2.); la decisión
para oír al Señor: está dispuesto mi corazón (Ps - 56: 8.); la vela amorosa: yo duermo, pero
mi corazón vigila (Cant - 5: 2.). Y también la duda y el temor: no se turbe vuestro corazón,
creeden mí (Jn - 14: 1.). El corazón no sólo siente; también sabe y entiende. La ley de Dios
es recibidaen el corazón (Ps - 39: 9.), y en él permanece escrita (Prv - 7: 3.). Añade también
la Escritura:de la abundancia del corazón habla la boca (Mt - 12: 34.). El Señor echó en
cara a unos escribas:¿por qué pensáis mal en vuestros corazones? (Mt - 9: 4.). Y, para
resumir todos los pecados que el hombre puede cometer, dijo: del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios,
blasfemias (Mt - 15: 19.). Cuando en la Sagrada Escritura se habla del corazón, no se trata
de un sentimiento pasajero, que trae la emoción o las lágrimas. Se habla del corazón para
referirse a la persona que, como manifestó el mismo Jesucristo, se dirige toda ella – alma y
cuerpo– a lo que considera su bien: porque donde está tu tesoro, allí estará también tu
corazón (Mt - 6: 21.).’’ (Es Cristo que pasa, San Josemarìa Escrivà de Balaguer). 

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Limpieza de mirada 

(Mt - 5:8).

(Mateo - 6: 22 - 23) 

‘‘Es en los ojos donde se acumula la mayor densidad de pequeños músculos ultrasensibles a
las menores emociones del alma. Quizá sea por ello que, si bien el cuerpo humano como
totalidad goza de sorprendente poder expresivo, en los ojos — en la mirada — ese poder se
acentúa en grado sumo.’’ (P. Miguel Angel Fuentes I.V.E.) Cuando somos puros de
corazòn, se transforman nuestros ojos para ver a cada persona con ‘‘“los mismos
sentimientos que Cristo”. (Filipenses, 2 : 5). 

(Lucas, 7: 37-38). 

‘‘Este pasaje, de la mujer pecadora publica que se convirtiò en la ‘‘mujer que amò mucho’’
a Dios, puede servir como un claro ejemplo del poder de una mirada limpia. Es probable
que Cristo la haya mirado al pasar. Ella debiò estar acostumbrada a varias miradas de parte
de los demás (hombres y mujeres): 

-La mirada de concupiscencia: como carne, como objeto de placer. Ella es un cuerpo. Nadie
mira su alma; ni saben que tiene una. A nadie importa si ella sufre, si la humilla lo que
hace. Simplemente es atractiva y puede producir placer. Es un instrumento. 

-La mirada de desprecio: es una pecadora, es sucia, es adúltera, es una manoseada. El


mismo que la buscó para tener placer, cuando lo obtuvo, siente asco. 

-La mirada de reproche de los que están en desacuerdo con lo que hace, especialmente de
las mujeres que suponen que sus novios o sus esposos han tenido algo que ver con ella. 

-La mirada de burla por lo que ella representa: la mujer degradada, la que los hombres
desean por media hora, pero jamás buscarían para toda la vida. 

-La mirada de lástima, como a un animal enfermo. 

Jesús pasó y la miró. En su mirada limpia no había avidez ni lujuria, no había menosprecio
ni burla, no había reproche, ni tampoco había lástima amarga. Había algo que ninguna
mirada había tenido con ella: había respeto, mucha piedad y una ternura que no pedía
nada a cambio.’’ (P. Miguel Angel Fuentes I.V.E.) 

Pureza carismàtica. 

(I Cor - 6:19) 

‘‘Después de haberles instruido antes con mucha severidad acerca de las exigencias
morales de la pureza. «Huid la fornicación. Cualquier pecado que cometa un hombre, fuera
de su cuerpo queda; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo» (I Cor - 6:18) La
nota peculiar del pecado al que el Apóstol estigmatiza aquí está en el hecho de que este

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pecado, al contrario de todos los demás, es «contra el cuerpo»... Y el pecado contra el
cuerpo es también «profanación del templo»’’ (TDC 56: 2). Luego, ‘‘La pureza, entendida
como «capacidad» es precisamente expresión y fruto de la vida «según el Espíritu»’’ (TDC
56: 1). ‘‘El Espíritu Santo que, según las palabras del Apóstol, entra en el cuerpo humano
como en el propio «templo», habita en él y obra con sus dones espirituales. Entre estos
dones, conocidos en la historia de la espiritualidad como los siete dones del Espíritu Santo
(Is - 11: 2), el más apropiado a la virtud de la pureza parece ser el don de la «piedad»
(eusebeia, donum pietatis). Si la pureza dispone al hombre a «mantener el propio cuerpo en
santidad y respeto», como leemos 

en la primera Carta a los Tesalonicenses (4, 3-5), la piedad, que es don del Espíritu
Santo; parece servir de modo particular a la pureza, sensibilizando al sujeto humano
para esa dignidad que es propia del cuerpo humano en virtud del misterio de la creación y
de la redención. Gracias al donde la piedad, las palabras de Pablo: «¿No sabéis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo,que está en vosotros... y que no os pertenecéis?»,
adquieren la elocuencia de una experiencia y se convierten en viva y vivida verdad en las
acciones. Abren también el acceso pleno a la experiencia del significado esponsalicio del
cuerpo y de la libertad del don vinculada con él, en la cual se descubre el rostro profundo
de la pureza y su conexión orgánica con el amor.’’ (TDC 57: 2) ‘‘Por esto, San Pablo
termina su argumentación de la primera Carta a los Corintios en el capítulo 6 con una
significativa exhortación: «Glorificas, pues a Dios en vuestro cuerpo» (v. 20). La pureza
como virtud, o sea, capacidad de «mantener el propio cuerpo en santidad y respeto», aliada
con el don de la piedad, como fruto de la inhabitación del Espíritu Santo en el «templo» del
cuerpo, realiza en él una plenitud tan grande de dignidad en las relaciones interpersonales,
que Dios mismo es glorifica- do en él. La pureza es gloria del cuerpo humano ante Dios. Es
la gloria de Dios en el cuerpo humano.’’ (TDC 57: 3). 

(Son tres los que se casan, Fulton Sheen).

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