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ALMA Y CUERPO

Angela Victoria Velásquez Poblador 1001

“Trabajo de Educación Religiosa. 2do Ensayo”

El alma eso tan especial que nadie ve, pero que está dentro de nosotros, la esencia
inmaterial que define la individualidad y la humanidad de la persona . Suelen decir, cuando
el alma es transparente, se ve lo que hay por dentro de las personas. Es por eso que dicen,
los ojos son el reflejo del alma. Cuando el alma es negra, se vuelve esquiva, oculta,
peligrosa, porque da una imagen en el espejo que no se corresponde con la realidad. Por
muchas negaciones que puedan realizarse a una afirmación como ésa, lo cierto es que
parece responder a una profunda necesidad metafísica. Ciertamente, el alma es una idea
demasiado abstracta, que exige algún tipo de materialización, de concreción, de
localización. Así, el alma (el espíritu, la esencia de lo que somos, lo que nos constituye
como seres singulares, únicos y valiosos) pasaría de invisible a visible, de espiritual a
físico, de interior a exterior, de ignorado a comprensible.

El alma y el cuerpo a pesar de que formar al individuo estas se dividen. La


dicotomía plantea que el alma y el cuerpo están separados, es decir, el alma pertenece a lo
espiritual y el cuerpo a lo material, cuando morimos nuestra alma no muere con nuestro
cuerpo sino que es acogida por DIOS, pero en otras religiones esta reencarna en otro
cuerpo. El alma es espiritual, es decir, que está dotada de entendimiento y de libertad, y por
ese concepto independiente, en sí misma del cuerpo.

Por eso debemos realizarnos las siguientes preguntas: ¿Qué dificultades trae hoy
todas estas concepciones filosóficas y religiosas acerca del alma y el cuerpo? ¿Cuál es el
concepto del cuerpo en contraposición con la idea de alma? ¿Es el cuerpo una realidad y el
alma una idea? ¿A dónde va el alma cuando morimos?

Tanto en nuestro pasado como en nuestra actualidad han existido diferentes


perspectivas e ideas acerca del alma; es por esto que realmente resulta difícil saber cuál es
el origen y el significado que tiene esta en nuestras vidas.
Sócrates otorga al alma un lugar preponderante en el ser del hombre, de tal forma
que le considera su esencia, y es por ello que el “cuidado” de la misma es lo único que debe
importar al hombre, muy por encima de todo lo demás. Nadie antes que él había otorgado
tal valor al alma. En ella reside la parte consciente del hombre, su inteligencia y también su
voluntad, es el ámbito ético por excelencia. En otras palabras, Sócrates consideraba el alma
como una combinación de la inteligencia y el carácter de un individuo. Y que el bien y el
mal está dividido en tres categorías: el alma, el cuerpo y el externo. El cuerpo es el que
contiene el alma y el externo se refiere a los bienes materiales. Y la virtud del individuo se
sustenta en la combinación de estas tres categorías. Sócrates alegó; que la felicidad del
hombre se da de inmediato si lleva una vida sana, por el hecho de llevarla ya disfruta el
placer de serlo. Y ese es el verdadero premio.

“No tengo otra ocupación sino esa de persuadiros a todos, jóvenes y viejos, para que cuidéis menos

de vuestros cuerpos y de vuestros bienes que la perfección de vuestras almas”

Para Platón el cuerpo es una cárcel para el alma porque entiende que el cuerpo y el
alma son dos realidades mezcladas, tanto por su naturaleza como por su origen. El cuerpo
es de naturaleza material, pertenece al mundo sensible, es compuesto, mudable, partitivo,
mortal. El alma es de naturaleza espiritual, se relaciona y pertenece al mundo perceptible,
se asemeja a lo divino, es simple inmortal.

La unión entre alma y cuerpo es provisional. El cuerpo es una cárcel para el alma,
por eso, mientras el alma permanece unida al cuerpo anhela liberarse de las ligaduras que la
atan a lo sensible y retornar a su origen inicial, cuando convivía con las ideas en el mundo
inteligible.

“Todo cuerpo, en efecto, que recibe de fuera su movimiento es inanimado,


mientras que el que lo tiene dentro y lo recibe de sí mismo es animado, porque es
ésta la naturaleza del alma. Y si esto es así, si lo que mueve a sí mismo no es otra
cosa que el alma, necesariamente será el alma ingénita e inmortal” (Fedro, 245)

Aristóteles, sin embargo, ha de concebir al ser humano de acuerdo con su teoría de


la sustancia, es decir, en consonancia con la idea de que no es posible la existencia de
formas separadas: la sustancia es un compuesto sólido de materia y forma. Además, todas
las sustancias del mundo terrenal están sometidas a la generación y a la corrupción. El
hombre, pues, ha de ser una sustancia compuesta de materia y forma: la materia del hombre
es el cuerpo y su forma el alma. Aristóteles acepta, como era admitido entre los filósofos
griegos, la existencia del alma como principio vital: todos los seres vivos, por el hecho de
serlo, están dotados de alma, tanto los vegetales como los animales. Pero interpreta también
que esa alma es la forma de la sustancia, es decir, el acto del hombre, en la medida en que
la forma representa la actualización o la realización de una sustancia.
Coincide con Platón, en la idea de que el hombre es un compuesto de alma y
cuerpo; pero se separará de Platón al creer en esa unión no como accidental, sino como
sustancial. No existe el alma por un lado y el cuerpo por otro lado, sino que ambos existen
exclusivamente en la sustancia "hombre" la distinción entre alma y cuerpo es real, pero sólo
puede ser pensada. 

Aristóteles señala que el alma es el principio de toda una serie de fenómenos


anímicos, a partir de los cuales se define lo que el alma es.

“El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos”

La doctrina cristiana argumenta que el alma es un espíritu que no se puede ver ni


tocar, pero al estar en contacto con el cuerpo material es el que se encarga de darle vida.
Esto en conjunto es lo que se entiende como ser humano. El alma es considerada como algo
intangible, inmortal; es decir, que tuvo principio, pero que nunca tendrá un final. El alma sí
es fuente de  Dios y no es una creación propia del ser humano, en este caso, Dios creó esta
misma a su imagen y semejanza para que guiara al hombre hacia un camino de bien y
santidad.

Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra. Sin embargo, ese cuerpo no
tenía vida. Solo estaba formado, sin vida. Entonces Dios “sopló aliento de vida, y fue el
hombre un alma viviente”. El alma es lo que da vida al cuerpo, sin alma el cuerpo está
muerto.

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida, y fue el hombre un ser viviente”.(Génesis 2:7)

El alma da forma al cuerpo, lo anima y lo individualiza El individuo, más que


poseer o manejar un cuerpo, es cuerpo, es "carne vidente-visible", "tangible y tangente". Lo
que significa también que el cuerpo expresa o hace visible el alma, esto quiere decir, que a
pesar que el alma da vida al cuerpo está igual necesita del cuerpo para poder manifestarse.

Según Spinoza el cuerpo no es otra cosa que el objeto de la idea que es el alma. El


alma es una idea cuyo objeto es el cuerpo y que el cuerpo es un objeto del que hay una idea,
el alma. No quiere decir que el alma sea una idea que uno puede tener o no tener. Si el alma
es una idea y el cuerpo su objeto, el cuerpo queda definido como el objeto de una idea, y su
relación, como una relación de representación. 

A donde va nuestra alma cuando muere la persona, según la teoría filosófica como
lo expone Sócrates, para él el alma se asemeja a lo divino, lo inteligible, lo indisoluble, es
este el motivo por el cual después de la muerte sólo podrán acercarse a los dioses aquellas
personas que filosofaron toda su vida, y cuya alma abandonó el cuerpo sin ninguna de sus
impurezas; porque el cuerpo es mortal sensible, cambiante y disoluble. El alma además es
infinita. Está presente desde antes nuestro nacimiento, y sigue viva después de la muerte.

Cuando fallecemos nuestras almas se liberan de nuestro cuerpo ya que el mismo es


sólo su envoltura temporal, en la cual se desarrolla el alma. Cuando el alma llega a su nivel
espiritual requerido, el cuerpo no es más necesario y debe ser abandonado, como una
vestimenta gastada. Liberándose del cuerpo, el alma sube a un peldaño superior de su
existencia.

La doctrina católica y algunas ramificaciones protestantes, el juicio particular es el


momento en que el alma, que se separó de su cuerpo inmediatamente después de su muerte,
define si ella va al Cielo, al Infierno o Purgatorio. Según la Iglesia católica, el Juicio Final,
aquel que según esta va a reunir a toda la humanidad, confirma la sentencia efectuada en el
juicio particular de cada individuo. La iglesia también cree que ocurrirá también
la resurrección final de los muertos, donde todas las almas volverán a juntarse con su
cuerpo, pero ya inmortal (glorioso). Todos los resucitados que merezcan el Paraíso pasarán
a vivir en el Reino de Dios, que también se realizará plenamente en este momento del fin
del mundo y que corresponde a los nuevos cielos y a la nueva tierra prometidos por Jesús.

El hombre es un compuesto de alma y cuerpo. El alma es espiritual, es decir, que


está dotada de entendimiento y de libertad, y por ese concepto independiente, en sí misma,
del cuerpo. Espiritual a lo que de suyo es independiente del cuerpo y no está sujeto a
ningún órgano corporal. Cuando decimos que el alma es espiritual, entendemos, no sólo
que es esencialmente simple en sí misma, sino también que vive y ejercita su actividad con
operaciones que no radican en órgano corporal ninguno. Esas operaciones no son sensitivas
aunque se realicen con el auxilio de los sentidos; son operaciones intelectuales a las cuales
los datos de los sentidos pueden suministrar materia, pero que se producen aparte de todo
órgano material.

En la vida diaria práctica y concreta se suele decir que una persona no tiene alma o
es desalmada cuando no actúa con bondad, con solidaridad, realiza actos crueles o
malvados, aunque también puede usarse para personas indiferentes y egoístas.

Ser una persona en pleno uso de su alma no significa sólo ser humano sino ser una
persona bondadosa, respetuosa y solidaria con los demás seres vivientes.

El alma humana es fundamental para la condición de una persona. Como dijo C. S.


Lewis, "No tienes un alma. Eres un alma. Tienes un cuerpo". En otras palabras, la persona
no se basa en tener un cuerpo. El alma es lo que se requiere.
Referencias bibliográfica

La dicotomía cuerpo alma, la dualidad sagrado profano y la polarización espiritualidad-corporeidad en la


construcción textual. Archivo Pdf (Material de la clase)

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