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Universidad de San Carlos de Guatemala, Santa cruz del Quiche

Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales – Abogacía y Notariado


Catedrático: Lic. Julio Cesar Enríquez Sáenz
Curso: Oratoria Forense
Sección “A”

Nombre y Apellidos
Brandon Emmanuel Chang Pereira
DPI:
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Carnet:
202045838

Santa Cruz del Quiche, Quiche 11 de diciembre De 2022


El discurso
Algunos autores distinguen entre texto y discurso; sin embargo, otros consideran que
son dos términos complementarios o simplemente sinónimos. Entre los autores que
defendían, en un primer momento, la distinción entre texto y discurso se encuentra
Beaugrande. Para este autor, el texto es un “evento comunicativo” y el discurso es un
“multisistema de textos relacionados”. Un texto es, pues, una unidad comunicativa
mientras que el discurso incluye una serie de textos relevantes en una situación
comunicativa. Sin embargo, años más tarde Beaugrande reconoció la confluencia de
ambas nociones: es difícil de aceptar, como se pensaba en los inicios de la lingüística
del texto, la propuesta de una teoría formal del texto independientemente de sus
condiciones de uso.
Al considerar el discurso como un evento comunicativo, el principio que lo constituye es
la textualidad Para que se cumpla esta propiedad un discurso ha de incluir las
siguientes características:
1. cohesión: sus diferentes proposiciones han de conectarse según las reglas de una
determinada lengua.
2. coherencia: aceptable por parte de los interlocutores.
3. informativa: es decir, que aporta información nueva en mayor o menor grado.
4. adecuación al contexto de situación e intertextualidad: con conexiones adecuadas
con otros discursos anteriores.
Así pues, el discurso, además de tener relación con su entorno inmediato (el contexto),
establece una relación dialéctica con su realidad social. Y la forma más básica de esta
construcción de la realidad social se produce en la conversación espontánea, en los
encuentros cotidianos. Es también por ello que la persistencia y el cambio en el sistema
social y cultural quedan reflejados en los discursos, al mismo tiempo que se reproducen
a través de estos discursos. Esta relación dialéctica ha dado lugar a la diversificación
de los discursos mismos como expresión y creación de significados sociales en
contextos particulares de situación. Esta diversificación se completa en la
diferenciación en géneros discursivos.

Los tipos de discursos


Los tipos de discurso se pueden diferenciar según ciertos criterios:
Según la estructura:
Discurso narrativo. Refiere a hechos que se expresan en un contexto de tiempo y
espacio y que pueden ser reales o imaginarios.
Discurso descriptivo. Intenta mostrar las características de lo expresado sin emitir
una valoración personal.
Discurso expositivo. Informa acerca de algo de manera objetiva, clara y ordenada.
Discurso argumentativo. Intenta convencer o persuadir acerca de algo.
Según el área:
Discurso político. Comunica las bases y propuestas políticas de un espacio y busca
convencer a la audiencia.
Discurso religioso. Comunica las bases de un credo a través de los dogmas de fe que
rigen una religión para generar fidelidad y captar seguidores.
Discurso publicitario. Comunica las particularidades de un bien o servicio y tiene
como objetivo convencer a la audiencia para que lo adquiera en el mercado.
Discurso empresarial. Comunica las decisiones, planes o proyectos de una
organización o empresa y busca motivar a los empleados, clientes y proveedores.
Discurso académico. Comunica novedades o propuestas dentro del ámbito de una
escuela o universidad, su función es comunicar y generar comunidad entre los
miembros de la organización.
Discurso artístico. Comunica emociones y sentimientos de carácter subjetivo, su
función es trasmitir y entretener.

Hay distintos tipos de discurso, pero me enfocare en el discurso político en donde lo


relacionare con la oratoria forense pero antes de relacionarlos daré una breve
explicación de los que es la oratoria forense.

Oratoria forense
Oratoria: La Oratoria es el arte de hablar con elocuencia; dé deleitar, persuadir,
conmover por medio de la palabra.
La Oratoria nos enseña a usar el lenguaje oral, a hablar con elocuencia y constituye "el
enlace que por medio de la palabra se establece entre el pensamiento, los sentimientos
y la voluntad del que habla, y el pensamiento, los sentimientos y la voluntad de el o los
que escuchan"
Por medio de la oratoria convencemos, persuadimos, instruimos, informamos,
emocionamos y sugestionamos. Fundamentalmente, la oratoria es una relación con los
otros para persuadirlos, enseñar, deleitar, conmover,agradar,como otros medios que el
orador halla concurren a la persuacion,de aquí que se la conceptúe como un arte
practica dirigida a persuadir.

Forense: La palabra forense se originó en el latín “forensis”, en el sentido de


“perteneciente al foro”, plaza pública, ubicada en la antigua Roma, donde se
celebraban los principales actos oficiales de la ciudad, las reuniones y las
transacciones comerciales. Allí, además tenía lugar el juzgamiento de los casos, civiles
y criminales que se presentaban, lo que se hacía de acuerdo a normas
procedimentales que fueron variando con el tiempo. Es por eso, que, con forense, se
conoce a todo aquello que está vinculado con los jueces o tribunales de justicia.
Entre otros, muchos profesionales, que ayudan a resolver controversias o probar
delitos, especializados en temas en los cuales, abogados, jueces o fiscales no son
expertos; que actúan dentro del Poder Judicial de modo permanente o son nombrados
como peritos, dentro de una lista, para cada caso específico (médicos, contadores,
psicólogos, calígrafos, bioquímicos, etcétera) son calificados como forenses, pudiendo
los peritos ser oficiales (representando al estado) o parte (especialmente pedido por el
acusado para resguardarse de falsas acusaciones).
ORATORIA FORENCE
Es la que tiene por objeto ilustrar la inteligencia y mover la voluntad de los jueces para
decidir si un hecho se ha realizado o no, si una persona es o no culpable, si ha de
aplicarse tal o cual regla jurídica o si ésta ha de interpretarse en uno u otro sentido.
Esta finalidad especial de la oratoria forense requiere 3 reglas especiales, primero las
Cualidades del Orador, segundo la Materia del Discurso, y tercero el estilo. Todos ellos
llevan conocido grandes valorizaciones, las cuales son reflejadas en el foro. Estos
aspectos serán expuestos en los siguientes trabajos posteriores, dejando al siguiente
en orden al tema de exposición la correlativa explicación.
Sabiendo el significado de la palabra daré a conocer la oratoria politica:
Sobre las clases de elocuencia, Aristóteles dijo en su siglo que no hay más que tres
clases de discursos: los deliberativos, los judiciales y los demostrativos.
Majorana distingue cinco grandes clases de elocuencia: didáctica, sentimental, política,
religiosa y forense.
En torno de ellos se agrupan las innumerables variedades de discursos públicos que el
talento individual y la necesidad social multiplican copiosamente entre los hombres y
que en orden al En ningún otro género ofrece el discurso oratorio caracteres tan
distintivos, porque las oraciones del púlpito se acercan ya más a las composiciones
poéticas, mientras que la oratoria forense pertenece a las obras científicas. Modo como
se pronuncian, pueden ser de tres formas: leídos, recitados e improvisados.
ORATORIA POLITICA.
Por razón de la gran variedad de asuntos que comprende, es el genero que más
transformaciones recibe según las épocas, el auditorio y las circunstancias, y por lo
mismo la que goza de una mayor libertad de forma y la que menos puede sujetarse a
reglas.
En los encarnizados combates de los partidos y en las graves cuestiones de cuya
resolución dependen la dignidad o la vida de las naciones, es donde se manifiesta con
más evidencia el carácter apasionado de la oratoria política, pues nunca es más difícil,
variables e inconstante el público que en las asambleas políticas.
La oratoria política exige conocimientos vastos y profundos, y más en los tiempos en
que la ilustración y cultura se encuentran extendidas. Además de un perfecto estudio
de las cuestiones de política general y conocimientos técnicos en las diversas y
complicadas ramas de las ciencias administrativas, debe el orador político conocer a
fondo la historia, el modo de ser y sentir del pueblo a que se dirige la palabra.La
historia por tanto, cumple un factor determinante en la oratoria política, ya que el orador
que fragüe planes para el porvenir, debe fundar su experiencia en la segura escuela de
lo pasado.
La oratoria política puede dividirse a su vez en varios géneros:
a) Oratoria Parlamentaria. Es decir, los discursos que se pronuncian en las Cámaras
para formar y discutir leyes, y censurar o defender la conducta de los gobernantes.
b) Oratoria Popular. Discursos dirigidos al pueblo para formar o dirigir su conciencia
política, ilustrándose acerca de sus derechos y encauzando sus voluntades para
conseguir el completo reconocimiento de éstos; claro es que hablamos en el supuesto
de tratarse de un orador honrado.
Ahora bien, sabiendo que el discurso político esta muy ligado a la ciencia de oratoria
forense explicare la importancia de porque los políticos no solo deben dar un discurso
que simplemente convenza al publico, si no la comprensión de su discurso y que tenga
un objetivo en claro en ese discurso.
La Oratoria política ha alcanzado un alto grado de valoración práctica y un considerable
nivel de estimación como objeto de análisis teórico. La Retórica: es el arte y ciencia de
los discursos persuasivos. Ha recobrado el prestigio científico y la cotización
académica que mantuvo durante más de veinticinco siglos desde su fundación por
Empédocles de Agrigento y por Córax de Siracusa y, sobre todo, desde que Aristóteles
la implantó como disciplina fundamental en el sistema de pensamiento de la
Antigüedad clásica.
Ya no es suficiente que los políticos adquieran un conocimiento detallado de los
problemas sociales, de la elaboración de leyes para alcanzar sus adecuadas
soluciones, sino que, además, se les exige que sean capaces de ofrecer una
explicación clara, que aprendan a construir una argumentación coherente, orientada
hacia una eficaz persuasión. Es necesario que los políticos sepan expresarse y
comunicarse, narrar y describir, preguntar y responder, argüir y replicar, persuadir y
convencer.
La Retórica y la Dialéctica constituyen, en estos momentos, unas disciplinas
complementarias y necesarias en los estudios políticos ya que proporcionan
instrumentos imprescindibles e, incluso, ofrecen elementos valiosos para la exégesis,
para la interpretación y para la elaboración de los discursos.
Es necesario, además, que sepamos apreciar el legado-que nos deja la misma
creación literaria. Entendiendo que la Literatura ahonda las experiencias de nuestras
vidas, que la Literatura enriquece nuestra existencia, porque principalmente nos hace
sentir y pensar, no podemos obviar ni tampoco olvidar la acogida que la Oratoria
política ha tenido en el seno de la creación poética.
FUERZA Y DEBILIDAD DEL DISCURSO POLÍTICO
Si es cierto que el lenguaje humano, en general, y el lenguaje oratorio, en particular,
son herramientas ambivalentes dotadas de una notable capacidad para construir y para
destruir, hemos de reconocer que el lenguaje oratorio político es un instrumento
especialmente potente y un arma singularmente peligrosa.
El lenguaje político aumenta el poder positivo o negativo para actuar en los oyentes y
para afectar al orador, para intervenir en la marcha de los acontecimientos y para influir
en los demás seres humanos. El lenguaje de los políticos puede proporcionar bienestar
y puede, también, causar desgracias, infundir esperanzas y sembrar desesperación,
tranquilizar los ánimos e inquietar las conciencias, generar la paz social y producir la
crispación, llegar a acuerdos ventajosos y provocar guerras sangrientas.
Puede construir y destruir, vivificar y matar. Cuanto más potentes y más complejas son
las herramientas, mayor es su eficacia y más grave el daño que pueden causar. En la
actualidad, el lenguaje de los políticos, debido a la ayuda de los medios de
comunicación, posee unos poderes inmensos y una fuerza extraordinaria.
En sus comienzos, el alcance físico de los discursos dependía de la potencia de las
voces de oradores; posteriormente su capacidad de difusión se reforzó con la ayuda de
la megafonía; pero, en la actualidad, ayudados por los efectos multiplicadores de la
prensa, de la radio, de la televisión y de la publicidad, las voces de oradores, sus
gestos y sus expresiones llegan ampliados, y se reciben, de manera inmediata y
simultánea, en los cuatro confines del universo; entran permanentemente en el interior
de nuestros hogares y penetran hasta el fondo íntimo de nuestras conciencias.
El discurso de los políticos puede ser una lluvia benefactora que riegue, empape, cale y
fecunde los campos sedientos de pueblos esperanzados en mejorar, pero, también,
puede ser una tormenta perniciosa que arroje cascadas de odio, inunde de rencores los
sembrados de la concordia, arrase con resentimientos las cosechas de cooperación y
devaste, divida y rompa pueblos enteros.

La discreción del político


La prueba más contundente y la expresión más clara de la sabiduría humana es la
difícil virtud de la discreción -no el secretismo- que consiste, fundamentalmente, en la
capacidad de administrar las ideas, de gobernar las emociones, y, más concretamente,
en la habilidad para distribuir oportunamente las presencias y las ausencias, las
intervenciones y las inhibiciones. Es discreto el que interviene cuándo y cómo lo exige
el guion.
La discreción es, por lo tanto, una destreza que pertenece a la economía en el sentido
más amplio de esta palabra, es una habilidad que, además de prudencia, sensatez y
cordura, exige un elevado dominio de los resortes emotivos para intervenir en el
momento justo, un tino preciso para acertar en el lugar adecuado y un pulso seguro
para calcular la medida exacta, sin escatimar los esfuerzos y sin desperdiciar las
energías.
La indiscreción, por el contrario, puede ser la señal de torpeza o de desequilibrio, y
pone de manifiesto la incapacidad para gobernar la propia vida y, por supuesto, para
intervenir de manera eficaz en la sociedad.
El político es comunicador
El político es un profesional de la oratoria y un especialista en la comunicación. Su
herramienta propia es la palabra. Su arte es la elocuencia y su meta la persuasión. Es
un administrador de las palabras y de los silencios. SÍ aceptamos el dicho popular de
que por la boca muere el pez, hemos de reconocer que por la palabra se suicida el
político. Por eso, éste ha de desarrollar la destreza del silencio, teniendo en cuenta
que, en muchas ocasiones, callar es más difícil que hablar.
Acertar con la palabra adecuada en una situación delicada exige una habilidad especial
pero, administrar las pausas en las selvas de las conversaciones y repartir los silencios
en las rutas de los discursos es una destreza que supone un rico capital de prudencia,
de paciencia y de templanza, y una tarea que exige el desarrollo de facultades tan
escasas como el tacto y el gusto.
facilitan el planteamiento adecuado de sus tesis y la refutación de las propuestas
contrarias.
El silencio ha sido objeto de profundas reflexiones y de repetidas recomendaciones de
científicos, de filósofos, de psicólogos y de religiosos. El sabio Salomón nos advirtió
que aún el ignorante, si calla, será reputado por sabio, y pasará por entendido si no
despliega los labios.
Pitágoras aseguraba que el silencio es la primera piedra del templo de la Filosofía;
Plutarco nos enseñó que de los hombres aprendemos a hablar; a callar, de los dioses;
Balzac nos avisa que el silencio es el único medio de triunfar; Larra ironiza diciéndonos:
Bienaventurados los que no hablan, porque ellos se entienden.

Huxley decía que el silencioso no presta testimonio contra sí mismo; Amado Ñervo
sostiene que el que sabe callar es el más fuerte, y Ramón y Cajal nos indica que, de
todas las reacciones posibles ante la injuria, la más hábil y económica es el silencio. El
silencio de Jesús ante Herodes, como nos lo recordaba hace pocos días Julio Anguita,
es uno de los discursos más elocuentes de toda la Historia de la Retórica
el primer defecto de la elocuencia es la locuacidad o verborrea: esa diarrea o
incontinencia verbal y esa falta de control y de moderación para expresar todo lo que
se piensa o se siente, sin tener en cuenta las consecuencias de sus palabras ni la
sensibilidad de los que las escuchan. Los lenguaraces cuentan todo lo que saben y, a
veces, lo que no saben, y se defienden diciendo que son francos, claros, sinceros y
espontáneos.
La fuerza de las propuestas políticas depende, en gran medida, de la habilidad del
político para explicarlas y de su destreza para lograr que los destinatarios acepten las
propuestas y se identifiquen con los líderes y con los mensajes.
Este planteamiento supone el análisis de los discursos políticos desde perspectivas
psicológicas, éticas y retóricas. Por eso juzgamos necesario y urgente abrir un espacio
de reflexión, de diálogo y de debate en el que los especialistas de las diferentes
Ciencias Humanas y los políticos en ejercicio intercambien ideas y contrasten sus
respectivas experiencias.
De todas las clases de oratoria, aquella cuyos discursos tienen una mayor proyección
en los conjuntos de receptores es la oratoria política, de tal modo que puede
considerarse que los auditorios de los discursos políticos son configurados por los
oradores como auditorios potencialmente ilimitados.
El discurso político, aunque está principalmente vinculado al género deliberativo, no
está limitado a éste, ya que hay discursos políticos de género epidíctico, en relación
con los cuales los oyentes no deciden; hay, incluso, discursos políticos de género
judicial, con respecto a los cuales los oyentes deciden sobre hechos pasados.
Los medios de comunicación
Los medios de comunicación cooperan en la comunicación de los discursos retóricos.
Entiendo que son dos las formas básicas de relación entre discurso retórico y medios
de comunicación. Por un lado, existe una relación primaria o directa, que es la que se
da cuando el discurso retórico es pronunciado solamente a través de los medios de
comunicación de carácter audiovisual, como la radio y la televisión. Por otro lado, hay
una relación derivada, secundaria o indirecta, que se produce cuando el discurso
retórico es pronunciado ante un auditorio y, además, pero de manera derivada, es
comunicado por un medio de comunicación.
En otro lugar me he ocupado de las tecnologías aplicadas a la retórica y a la
comunicación como prótesis, como instrumentos que se ponen delante del discurso,
entre éste y los receptores.
Esta consideración de prótesis comunicativa es válida también para una explicación de
la función de los medios de comunicación en relación con los discursos retóricos, tanto
en el caso de relación primaria como en el caso de relación secundaria entre éstos y
aquellos.
Los medios de comunicación hacen posible la configuración y la consolidación de
auditorios amplios o la ampliación de auditorios que no serían tan amplios sin la acción
de aquéllos. Así, los medios de comunicación extienden e intensifican la poliacroasis, la
audición, recepción e interpretación múltiple del discurso oratorio.
Ejemplo de discurso políticos:
El discurso de Adolfo Suárez tiene una estructura de partes orationis que sigue la
organización canónicamente establecida en la retórica para el discurso de género
judicial pero ampliada a la construcción de los discursos de género deliberativo e
incluso de género epidíctico. El discurso cuenta con un exordium (exordio) muy breve,
que, si bien no es imprescindible en el discurso de género deliberativo, contribuye a
que éste no comience abruptamente, de acuerdo con Quintiliano (Institutio oratoria, III.
8. 6; Albaladejo, 2002). El exordio está formado por el fragmento inicial del discurso, en
el que el orador justifica su discurso:
«Buenas noches. Me presento ante todos ustedes para darles cuenta del proyecto de
ley para la reforma política, para decirles, sencillamente, cómo propone el Gobierno
que sea nuestro futuro y para convocar a todo el pueblo español a una tarea de
protagonismo y solidaridad. Hablar de política para un presidente del Gobierno quiere
decir intentar despejar incógnitas y clarificar los objetivos que perseguimos.» (Suárez,
1976: 6).

La narratio (narración) del discurso es muy breve, va desde «A partir de hoy mismo...»
hasta «...dar la palabra al pueblo español» (Suárez, 1976: 6). La narración consiste en
la exposición de los hechos a propósito de los cuales se construye y pronuncia el
discurso. El orador se refiere a la elaboración del proyecto de ley para la reforma
política y a su aprobación por el Consejo de Ministros, hechos que han permitido llegar
a «la recta final de este proceso iniciado hace tiempo» La metáfora «recta final»,
relacionada con el lenguaje del deporte, significa de manera muy expresiva la parte
última del proceso, en el que habrá de pronunciarse el pueblo español.
La argumentatio (argumentación), que es la parte más amplia de este discurso, se
extiende desde «Pienso que la democracia debe ser...» hasta «...el miedo al miedo
mismo»
Finalmente, la peroratio (peroración) abarca desde «El Gobierno está dispuesto..,»
hasta la última frase del discurso: «La soberanía del pueblo español» (Suárez, 1976:
8). Como toda peroración, constituye una recapitulación de los elementos temáticos
más importantes del discurso, que son así reiterados a los oyentes.

La argumentación es la parte fundamental del discurso de Adolfo Suárez. Hay en este


discurso una constante temática, que constituye la columna vertebral argumentativa del
mismo. Esta constante, que está formulada de varias maneras, consiste en la
expresión de que el pueblo español es quien debe hablar a propósito de la
organización política de su convivencia. Considero de gran interés en la arquitectura
del discurso del 10 de septiembre de 1976 tener en cuenta que esta constante
temática, fundamental en la argumentación, está presente también en la narración y en
la peroración, lo cual refuerza la vertebración del discurso y su posición en el conjunto
de discursos públicos de la Transición, ya que se trata de un discurso clave para
posteriores discursos basados en la expresión en las cámaras parlamentarias, y en
otros lugares, de las ideas y propuestas de los representantes políticos del pueblo
español.
Así, en la narración, Suárez plantea la metáfora «la recta final», antes mencionada:
«creemos haber llegado a la recta final de este proceso iniciado hace tiempo, del modo
más racional y congruente con la sinceridad democrática: dar la palabra al pueblo
español.» (Suárez, 1976: 6).
Ya en la argumentación, esta constante es formulada como sigue:
«Reconocido en la declaración programática del Gobierno el principio de que la
soberanía nacional reside en el pueblo, hay que conseguir que el pueblo hable cuanto
antes.» (Suárez, 1976: 6).
Tras anunciar que habrá elecciones a Cortes, las vincula a la voz del pueblo: «De esta
forma, el pueblo participa en la construcción de su propio futuro, puesto que se
manifiesta, elige a sus representantes y son éstos los que toman decisiones sobre las
cuestiones que afectan a la comunidad nacional.» (Suárez, 1976: 6).

Más adelante dice: «Cuando este pueblo haga oír su voz se podrán resolver otros
grandes problemas políticos, con la autoridad que da la representatividad electoral.»
(Suárez, 1976: 6).
Así, en la narración, Suárez plantea la metáfora «la recta final», antes mencionada:
«creemos haber llegado a la recta final de este proceso iniciado hace tiempo, del modo
más racional y congruente con la sinceridad democrática: dar la palabra al pueblo
español.» (Suárez, 1976: 6).
Ya en la argumentación, esta constante es formulada como sigue:
«Reconocido en la declaración programática del Gobierno el principio de que la
soberanía nacional reside en el pueblo, hay que conseguir que el pueblo hable cuanto
antes.» (Suárez, 1976: 6).
Tras anunciar que habrá elecciones a Cortes, las vincula a la voz del pueblo:
«De esta forma, el pueblo participa en la construcción de su propio futuro, puesto que
se manifiesta, elige a sus representantes y son éstos los que toman decisiones sobre
las cuestiones que afectan a la comunidad nacional.» (Suárez, 1976: 6).
Más adelante dice:
«Cuando este pueblo haga oír su voz se podrán resolver otros grandes problemas
políticos, con la autoridad que da la representatividad electoral.» (Suárez, 1976: 6).
El orador está propiciando la polifonía, tanto del pueblo en su conjunto, en su función
de cuerpo electoral, como de los representantes políticos que surjan con tal
representación de las elecciones.
La polifonía es la forma y la consecuencia de expresar las distintas posiciones
ideológicas de los ciudadanos y sus representantes parlamentarios en las sociedades
democráticas. Para Suárez es el pueblo el que tiene que expresarse mediante su
participación en las elecciones, de las que salen sus representantes, en los cuales
delega su voz.
En resumen, podemos decir que los políticos han de ser unos elocuentes oradores y
unos eficientes comunicadores, han de poseer capacidad para explicar sus propuestas
y habilidad para responder a los adversarios; han de dominar las técnicas oratorias que
facilitan el planteamiento adecuado de sus tesis y la refutación de las propuestas
contrarias.

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