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ANALISIS DISCURSIVO DE LOS COMPONENTES

DE LA LENGUA CASTELLANA

Tutoría 5: ANALISIS DEL DISCURSO Y SU INCIDENCIA EN LOS


COMPONENTES DE LA LENGUA CASTELLANA

Por:
Natasha Arango
Santiago Ausecha
Ruber León

Semestre: VI

Docente: Carlos Andrés Gamboa R.

Universidad del Tolima Cread Cali.


2019
Probablemente, en más de una ocasión, hemos oído hablar del análisis del discurso,
pero también hemos podido comprobar la pluralidad de conceptos y métodos que
se engloban bajo esta denominación. En efecto, el sintagma análisis del discurso
es muy ambiguo, pues tiene una gran cantidad de acepciones y, paralelamente,
cubre una extensa gama de actividades en campos distintos de la ciencia como la
lingüística, psicolingüística, sociolingüística, antropología, filosofía, etc. Como
resultado, el análisis del discurso comprende una infinidad de dispositivos teóricos
y descriptivos. Nos enfrentamos a una disciplina notoriamente problemática, no sólo
por la gran variedad de enfoques existentes sino también por no constituir un campo
totalmente autónomo y delimitado en el que los conceptos y técnicas estén
plenamente asentados y admitidos.
Pues bien, al asumir un enfoque contextual del discurso involucramos muchos
aspectos de la sociedad y su cultura. Por ejemplo, el uso pronominal que tenemos
en nuestra lengua como el español "tu-Ud." como formas de cortesía presupone
siempre que, como usuarios de esta lengua, conocemos la naturaleza, de algún
modo, del otro en la interacción social. Por otro lado, la variación en el léxico implica
igualmente que como hablantes podemos tener opciones diferentes o "ideologías",
por ejemplo, "terrorista" frente a "luchador por la libertad" o "viejo" versus "adulto
mayor". Los actos de habla como las ordenes o imperativos presuponen siempre
diferencias de poder y autoridad. van Dijk (l992) es concluyente cuando plantea que
en todos los niveles del discurso podemos encontrar las "huellas del contexto" en
las que las características sociales de los participantes juegan un rol fundamental o
vital tales como "género", "clase", "etnicidad", "edad"," origen" , y "posición" u otras
formas de pertenencia grupal. Además, sostiene que los contextos sociales no
siempre son estáticos y que, como usuarios de una lengua, obedecemos
pasivamente a las estructuras de grupo, sociedad o cultura; así el discurso y los
usuarios tienen una relación dialéctica en el contexto. Es decir, además de estar
sujetos a los límites sociales del contexto contribuimos también a construir o
cambiar ese contexto; podemos comprometer negociaciones flexibles como función
de las exigencias contextuales junto con los límites generales de la cultura y la
sociedad; al mismo tiempo que obedecemos al poder del grupo también lo
"desafiamos" pues las normas sociales y sus reglas pueden ser cambiadas de un
modo creativo donde se puede dar origen a un orden social nuevo.
Es la dimensión donde encontramos el AD relacionado con las nociones de cultura
y sociedad. Para van Dijk, es justamente el ámbito donde debieran culminar los
estudios de AD. A pesar de ser un marco complejo, podemos aquí, como
investigadores, trascender el mero análisis de las combinaciones "discursivas" de
la oraciones, la coherencia", los "actos de habla", y los "turnos conversacionales" o
los simples "cambios de tópico". Si bien es cierto que muchas de las propiedades
de estas estructuras y estrategias poseen cierta autonomía y son libres de contexto,
ellas interactúan con muchas de las propiedades de los contextos locales y sociales
anteriormente bosquejados. Además, van Dijk plantea que si queremos explicar lo
que es el "discurso", resulta insuficiente analizar sus estructuras internas, las
acciones que se logran, o las operaciones mentales (procesos cognitivos) que
ocurren en el uso del lenguaje. En este sentido es necesario dar cuenta que el
discurso como acción social ocurre en un marco de comprensión, comunicación e
interacción que a su vez son partes de estructuras y procesos socio-culturales más
amplios. De esta manera, por ejemplo, las destrezas narrativas pueden ser
constitutivas de una cultura colectiva o las habilidades de argumentación en el
Parlamento pueden ser inherentes a los ambientes legislativos, o cómo el "discurso
educacional.
A pesar de que podamos involucrarnos activa o pasivamente en los aspectos
sociales del AD y de un modo también lejano o desinteresado siempre tendremos
en frente de nuestro trabajo las normas dominantes que requiere todo trabajo
intelectual o académico con el fin de ser "objetivo". Igualmente nos comprometemos
en los temas y/o fenómenos a estudiar. Como tal debemos asumir una posición más
cuestionadora de la realidad circundante, principalmente cuando se trata de cómo
los discursos orales y escritos reproducen el abuso de poder, la dominación o la
desigualdad social. A esto es lo que van Dijk denomina "AD crítico" cuyo exponente
explicita siempre su posición social y política; asumir una posición con el fin de
descubrir, desmitificar y, al mismo tiempo, "desafiar" una posición o dominación
mediante un análisis crítico del discurso opuesto. Así, en lugar de centrarse en la
disciplina y sus teorías o paradigmas lo hace en la relevancia de una situación
problemática o crucial. El trabajo de un analista crítico está orientado por un
"problema" más que por un marco teórico; su análisis, su descripción de un
fenómeno como la formulación de una teoría juegan un rol en la medida que permita
una mejor comprensión crítica de la "desigualdad social" basada en, por ejemplo,
origen, género, clase, religión, lengua, u otro criterio que pueda definir las
diferencias humanas.

El debate sobre las lenguas romances, la afirmación de su dignidad y su confinación


como lengua literaria culta constituyeron algunos de los ejes más importantes que
ordenaron no sólo la labor de los humanistas en lengua vulgar, sino también una
gran parte de la creación literaria, condicionada por estos parámetros y en
numerosas ocasiones centrada en la discusión en tomo a los mismos 1, Estas
grandes líneas servían para dibujar esencialmente el paisaje cultural con que debía
contar cualquier empresa lingüística o poética que pretendiera desenvolverse en el
marco delimitado por el inicio del reinado de Carlos V y la década de los ochenta
del siglo XVI.
Dentro de la oratoria, los discursos constituyen una herramienta fundamental.
Dominar su técnica, la estrategia y la consistencia, son tres aspectos claves a tener
en cuenta.
Si bien los discursos poseen intrínsecamente algunas características comunes,
también existen entre ellos diferentes categorías que estarán definidas por varios
factores, como por ejemplo el estilo narrativo, el objetivo a alcanzar o por elementos
propios que los distinguen de otros tipos de discurso. Estos distintos tipos de
discursos suponen la existencia de diferentes fórmulas o estrategias de
construcción de la narrativa que variarán de uno a otro.

Discurso narrativo
El discurso narrativo es aquel que muestra o narra hechos o situaciones a través de
una trama y un argumento. Este discurso es harto conocido por todos nosotros
desde bien pequeños, porque es el que se utiliza en las novelas y en los cuentos.
Por eso, sin dudas, usted lo sabe utilizar aunque sea de una manera no
completamente consciente, ya que lo pone en práctica cada vez que cuenta una
anécdota a sus amigos, una historia a su familia o un cuento infantil a un niño. Pero
los beneficios y las bondades que lo narrativo aporta son cada vez más usadas
fuera de la literatura e implementadas en discursos de todo tipo. La narrativa no sólo
aporta una línea lógica de discurso que sigue un argumento, sino que tiene otra
gran virtud, que es la de lograr que quien escucha pueda seguir el relato y que,
además, quiera saber qué es lo que va a ocurrir al final.
Discurso publicitario
El discurso publicitario tiene, a diferencia de otros tipos de discursos, un objetivo
bien práctico; y esto es vender un producto. A simple vista parece tratarse de una
tarea sencilla, sin embargo se trata de una labor que exige creatividad, observación
y análisis antes de ponerse manos a la obra. Y hay más: hoy en día vivimos una
saturación publicitaria, con avisos que invaden lugares antes impensados (como por
ejemplo los baños públicos) y spots que pueden verse en dispositivos personales
que sólo aparecieron recientemente, como teléfonos móviles, smartphones,
netbooks y tablets
Discurso expositivo
El discurso expositivo es aquel cuyo objetivo principal es informar o aclarar un hecho
o una situación. Por lo tanto, debe preparase una presentación y un texto que esté
alineado al objetivo: debe ser un discurso limpio y con poco uso de recursos que
puedan distraer al público y que puedan hacer perder el hilo de la exposición o
salirse del eje del mensaje. Esto no quiere decir, de ninguna manera, que deba ser
un discurso aburrido; puede ser agradable y entretenido también, a pesar de no
disponer de las atracciones propias de un discurso publicitario.
Discurso argumentativo
En este caso, el objetivo principal es convencer de algo a alguien, y para eso el
discurso argumentativo tiene que ser pensado y elaborado con sumo cuidado. Es
necesario aclarar algo: convencer no significa desautorizar, agredir, ofender o
despreciar, sino presentar las ideas siguiendo un razonamiento lógico para que el
público capte nuestro mensaje. Debemos pensar que en esta clase de discursos
suele presentarse ideas, conceptos o hechos nuevos para el público, lo que obliga
a ser muy cuidadoso en la forma de presentar los mensajes. Es importante que la
argumentación se desarrolle suavemente, sin prepotencia ni brusquedad. La idea
es ir paso a paso, explicando todo para que, al llegar al final del discurso, el público
tenga la sensación de que ha llegado a las conclusiones por sus propios medios.
Web grafía:
Morfología del idioma castellano.
La importancia del discurso “Pedro A. Morales.

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