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MÁSTER UNIVERSITARIO EN EL

MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

EL LEGADO DE LA POESÍA

TAREA 5
RELACIONES FORMALES, DE CONTENIDO, SEMEJANZA Y DE DEPENDENCIA ENTE LOS
IDILIOS VI, VII, IX DE TEÓCRITO, LAS BUCÓLICAS V, VI, VII DE VIRGILIO, EL POEMA
18 DE PAULINO DE NOLA Y LA FÁBULA DE POLIFEMO Y GALATEA DE LUIS DE
GÓNGORA

ALUMNA: NAIARA DÍAZ-GUERRA CASTILLO


PROFESOR: DRA. ROSARIO LÓPEZ GREGORIS
CURSO 2021-22
MÁSTER EN EL MUNDO CLÁSICO Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA OCCIDENTAL

Los fragmentos que se van a estudiar en este trabajo forman parte de la poesía
bucólica. Esta tiene que ver con el canto entre pastores, pues, atendiendo a algunos
aspectos etimológicos, sabemos que el término βούκολος significa “pastor, boyero”, por
lo que dicha poesía está relacionada con estos. La invención del género bucólico se le
atribuye a Teócrito, ya que al principio de sus escolios aparecen una serie de referencias
sobre esto. Este autor es, sin duda, el mayor representante de la poesía bucólica,
considerado además como uno de los más grandes de la época helenística, junto con
autores de renombre como Filetas de Cos, Apolonio de Rodas, Calímaco, etc.

Esta poesía está perfectamente representada a través de los Idilios de Teócrito, ya


que el autor se esfuerza en crear un paisaje elegante que no se encuentra en ninguna parte
y que, por lo tanto, está alejado de la esplendorosa y agitada vida de las grandes urbes. El
poeta, que toma como modelo la vida griega, introduce en sus escenas diversos aspectos
de esta para dotarlas de un encanto especial. No obstante, Virgilio, que también cultivó
este género, buscaba con su poesía la inquietud profética, así como plasmar el amor
desgraciado y la miseria causada por las guerras civiles. Este imitó algunos versos o
pensamientos de Teócrito, pero nunca llegó a traducir ni a mejorar ninguno de sus Idilios.
Por lo tanto, en el caso de comparar las Bucólicas de Virgilio con los Idilios de Teócrito,
se debe tener en cuenta que entre ellas solo existen semejanzas meramente superficiales.

Con respecto al contenido, en el Idilio VI de Teócrito aparecen en escena dos


adolescentes, Dametas y Dafnis, quienes cantan, al pie de una fuente, los amores de
Polifemo y Galatea, una nereida. Estos cantan cómo Galatea desprecia a Polifemo, hasta
el punto de que le arroja manzanas. No obstante, el cíclope intenta hacer todo y más por
cortejar a la nereida, de quien está profundamente enamorado. Existe aquí una rivalidad
poética o literaria, ya que, Dametas y Dafnis luchan por ver quién es mejor, pues, si bien
es cierto, hay algo bastante curioso y es que en la primera canción, entonada por Dafnis,
se puede observar a una Galatea con intenciones de conquistar a Polifemo sin éxito. En
la segunda canción, el cíclope cuenta a través de Dametas sus intenciones con Galatea,
pues intenta hacerle creer que no quiere estar con ella y que ya tiene a otra mujer, para
suscitar, por lo tanto, los celos de esta. Al final de este Idilio deja de existir esa rivalidad
presente en todo el texto, ya que Dametas le da un beso a Dafnis y estos, a su vez, se
obsequian el uno al otro con instrumentos.

Hay que decir, por otro lado, que los Idilios VII y IX son del mismo estilo que el
anterior. En el Idilio VII, Simíquidas cuenta que debido a la fiesta que se hace en honor
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de Deméter, que se daba en julio o agosto, se encuentra con Lícidas, un cabrero experto
en canto, que lo reta a una competición y le obsequia con un bastón. El tono
autobiográfico1 de este Idilio hace pensar que bajo la figura de Simíquidas esté encarnado
Teócrito, con quien el pastor quiere llevar a cabo dicha competición. La intención de este
poema es poner de manifiesto la fiesta de la cosecha y, en general hablar de la naturaleza.
Simíquidas narra los amores de su amigo Arato (no es seguro que este sea el autor de
Phaenomena), con la diferencia de que aquí no se cuenta ningún mito, pero sí es cierto
que al final se hace alusión a Polifemo y a cómo apedreó los barcos después del engaño
de Ulises y de zarpar este de su isla. En el Idilio IX, por su parte, se puede ver de nuevo
esa rivalidad poética entre dos adolescentes, en este caso Dafnis y Menalcas. En este caso,
comienza Dafnis comparando el mugido de la becerra o de la vaca, con el sonido de la
siringa, la voz del vaquero o la suya, que considera dulce. Después de esto describe
brevemente el hogar del pastor en verano. Menalcas, por su parte, invoca al monte Etna
y cuenta las comodidades de las que él mismo goza en invierno. Así pues, termina este
Idilio con el poeta que les ha pedido que canten haciendo una invocación a las Musas,
como hacía Hesíodo en su Teogonía, aclarando que son ellas las que lo inspiran.

Como se ha mencionado anteriormente, en la misma línea y mismo estilo de


Teócrito encontramos a Virgilio, quien con sus Bucólicas da cuenta de las historias y
competiciones de diversos pastores. En la quinta Bucólica, los pastores Mopso y
Menalcas se encuentran y se invitan a cantar con el objetivo de elogiar a Dafnis,
posiblemente el mismo Dafnis del que habla Teócrito. Mopso dedica los primeros versos
a hablar de la muerte de Dafnis y a expresar el dolor que sienten por su muerte tanto las
Ninfas, como su madre o la naturaleza. Continúa Menalcas ensalzando la benevolencia
de Dafnis resaltando, de hecho, que es tan dichoso que se le pueden ofrecer las mejores
cosas. La sexta égloga quiso hacerla Virgilio para dedicársela a Alfeno Varo, un amigo
suyo. Esta se centra en el monólogo de Títiro, quien se encomienda a la musa Talía para
que le sirva de inspiración (como ocurre en el Idilio IX) y así poder cantar los triunfos de
Alfeno Varo, conocido como el sucesor de Polión en el gobierno de la Galia Cisalpina.
En esta plasma, además, la historia de Sileno, ya que Cromis y Mnasirio, junto con Egle,
una Náyade, se lo encuentran borracho en una cueva. Aprovechan entonces para pintarle
la cara mientras este duerme. Cuando se despierta le exigen que entone un canto que se

1
Clúa Serena, J. A.: «Teócrito, Idilios VI y VII», en P. Hualde Pascual & M. Sanz Morales (eds.), La
literatura griega y su tradición, Madrid, Akal, 293-314.

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aleja por completo de lo bucólico, ya que se convierte en un canto cosmogónico (“cantaba


Sileno cómo se habían combinado en el vacío inmenso los gérmenes de la tierra y el
aire…”)2 y mitológico, puesto que narra el mito de Deucalión y Pirra, así como el
nacimiento del mundo y el robo del fuego a manos de Prometeo. Se hace también una
alabanza a Galo, amigo de Virgilio, a quien se sitúa en el Helicón con nueve musas. La
égloga VII tiene la misma estructura que la primera, ya que se da un combate agonal entre
dos pastores, Coridón y Tirsis. En los primeros versos hacen invocaciones a las
divinidades del campo, mientras que, tras estas, se narran los amores de ambos pastores,
cantando los amores de Galatea, Alexis o Filis, pues, dedican todo tipo de elogios a estos
con descripciones bastante cuidadas y detallas. Esta termina con un vencedor, que en este
caso es Coridón, elegido por Melibeo, el juez de esta competición.

En el caso de Paulino de Nola y de su poema 18, se puede decir que su argumento


principal es de carácter cristiano, donde se hace una alabanza a San Félix de Nola, santo
al que Paulino dedica la mayor parte de sus poemas y por el que siente gran devoción. En
este caso, Paulino no busca la inspiración en las Musas, como hemos podido ver en los
Idilios de Teócrito o en las Bucólicas de Virgilio, sino que se inspira en Cristo. Sin
embargo, en los Natalicia de Paulino se puede observar una estructura y una forma de
escribir similar a la que emplea Virgilio en sus Bucólicas y en sus Geórgicas. Este poema
es por lo tanto, un claro ejemplo de la influencia que ejerció Virgilio en poetas posteriores,
en lo que respecta sobre todo al trato de los diversos lugares poéticos habituales.

No obstante, la influencia más grande y directa que tenemos por parte de la


Tradición Clásica es gracias a Luis de Góngora. La Fábula de Polifemo y Galatea es un
poema mitológico que rememora la historia de Polifemo, plasmada, además en las
Metamorfosis de Ovidio, que le sirven además como fuente principal. Con respecto a la
versión de Ovidio, Góngora introduce algunos cambios que convierten a este poema un
poema más dramático que irónico. Este narra cómo Acis y Galatea llegan a enamorarse,
cosa que Ovidio no hace. Esto provoca que el cíclope desconozca que estos están
enamorados y se enfade al descubrirlo, llegando a lapidar a Acis. En este caso Góngora
describe a un Polifemo que no busca a los amantes desesperadamente, sino que una
fatídica casualidad le lleva a ellos. En este poema también se hacen invocaciones o

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Como aparece en los textos escaneados de las Bucólicas.

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referencias a las musas, como se hace a la musa Talía, mencionada ya por Virgilio en la
Bucólica V.

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