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En la epopeya homérica, Polifemo repre- de la pareja es la muchacha mágica, Ga l a- su poema, Góngora sigue, en líneas gene-
senta el poder primitivo y avasallante de tea. Ella es la suma de las gracias venusinas, rales, a Ovidio.
la tierra, la potencia del subsuelo conve rt i- como leemos en la estrofa 13 del célebre Polifemo es un cíclope pastor, a dife-
da en criatura anómala, pesadillesca: un poema de don Luis de Góngora, Fábula de rencia de otros gigantes de oficios diferen-
gigante con un ojo único en la frente. Es el Polifemo y Galatea (1612-1613), despliegue tes: los hay herre ros, ayudantes de Vulcano
cíclope por antonomasia, ominoso y san- único del genio poético en el siglo XVII y en las ensordecedoras fraguas del inframun-
griento, grávido de amenazas. Las explica- uno de los dos o tres mayo res poemas del do: Estéropes, Brontes y Arges; en la Teo-
ciones evemeristas lo identifican con el vo l- barroco euro p e o. Las tres gracias de Venus gonía, Hesíodo afirma: los cíclopes son se-
cán siciliano Etna. En la Historia Natural ven sumadas en Galatea sus bellezas re s- mejantes a los dioses menos en el hecho de
(libro VI, capítulo XXX), cuando Plinio habla plandecientes. En cambio Polifemo es cifra poseer un ojo en la frente (“cíclope” signi-
de cosas fabulosas al occidente del Nilo, in- de una potestad primigenia, vórtice de un fica “ojirredondo”).
forma sobre la nación de los nigroas: tienen horror anterior a la historia, cercano a las En las fraguas vulcánicas, estos herre-
éstos un rey con un solo ojo. Sería posible fuentes mismas, oscuras, de la mitología me- ros descomunales forjan los rayos de Zeus.
i n ventariar muchas otras encarnaciones diterránea; frente a él, en otra ve rtiente, está Los pastores, en cambio, realizan tareas
ciclópeas; baste, por ahora, con esta mi- el hermoso Acis, la víctima del cíclope, vuel- s imilares a las de los pastores humanos;
núscula anotación: el adjetivo recién utiliza- to, así, un homicida por despecho, pues pero, desde luego, en una escala diferente,
do, c i c l ó p e a,así como sus parientes en el vo- Galatea ha aceptado al galán y ha desdeña- inconmensurable. La condición pastoril de
cabulario, sirve para ilustrar la noción o la do a la bestia. Polifemo explica, por ejemplo, su aparición
sensación de monumentalidad. La tradición clásica grecolatina nos pre- en los idilios de Teócrito: la poesía idílica
En la tradición posterior, cuando Poli- senta dos momentos cardinales en la genea- difícilmente admitiría como protagonistas
femo aparece como pretendiente contra- logía polifémica: Homero y Ovidio. Esa a herreros, navegantes o soldados. Explica
hecho de la ninfa marina Galatea, el mons- tradición atraviesa toda la literatura occiden- también su canto, imposible en las ruido-
truo con un ojo único simboliza el polo tal; en las letras del siglo XX se manifiesta sas forjas de sus hermanos herreros. Lo pone
ctónico de una pareja hecha de contrastes, en el amenazante personaje del Ciudada- en relación estrecha, asimismo, con los pas-
cuya fisonomía está, íntegra, en la frase “la no, en la ya clásica novela Ulysses, de Ja m e s tores virgilianos.
bella y la bestia”. Esta frase, “la bella y la bes- Joyce, y en el personaje llamado Arthur
tia”, fue utilizada por el poeta francés Jean Sammler, creación de Saul Bellow, y pro t a- ***
Cocteau como título de la adaptación al gonista central de la novela Mr. Sammler’s
cinematógrafo de una fábula del siglo XVIII. Planet. El poema de don Luis de Góngora está com-
La película de Cocteau constituye uno de En el Canto X de la Odisea aparece el puesto en octavas reales, la misma forma
los más llamativos avatares modernos de esa cíclope Polifemo, despiadado y letal, y utilizada por el malogrado Luis Carrillo y
clase de historias; la de Polifemo, Acis y dueño de una “voz terrible”. Aquí interv i e- Sotomayor en su Fábula de Acis y Ga l a t e a,
Galatea es una de las más bellas entre las ne la erudición clasicista para iluminar el y por Lope de Vega, más tarde, en el Canto
principales. camino de la tradición poética, los sendero s II de La Circe. Esta coincidencia en la com-
Polifemo simboliza los privilegios de recorridos por la fábula: Filóxeno de Citera, posición, y algún otro detalle sin import a n-
los limos subterráneos y la actividad de las en el siglo IV antes de Cristo, presenta por cia literaria, como la identidad del mismo
placas movedizas del subsuelo, todo ello vez primera a Polifemo enamorado de Gala- dedicatario en ambas obras poéticas, de
estilizado en una figuración contra natura, tea; luego aparece en forma parecida en los Góngora y de Carrillo —el Conde de Nie-
monstruosa, del cuerpo humano. Cuando idilios de Teócrito, en el siglo III antes de bla: Alonso de Guzmán el Bueno—, lleva-
se mueve, la tierra tiembla: es un sismo vi- Cristo. En el libro XIII de las Metamorfosis ron a algunos impacientes o suspicaces a
viente, hecho anatomía grotesca y desme- (versos 738-897), Publio Ovidio Nasón (si- denunciar una especie de “plagio”, inspira-
surada. El polo aéreo, luminoso y oceánico glo I) hace intervenir a Acis en la fábula. En do por la “envidia”, cometido por Góngora
las célebres octavas, al principio del poema, para precisar y profundizar su condición n u e vos módulos de versificación y estrófica;
en las cuales se le describe fiero, temible y de enamorado. de ahí sus redondillas ovidianas.
destructivo. El Canto de Polifemo es dife- En La Circe, Lope pone en boca del En la pluma traductoril de Castillejo,
rente de aquellos ámbitos donde se lee ese cíclope una curiosa comparación entre su la tesitura de Polifemo es plenamente espa-
par de versos (39-40) tan citados y tan bien voz de bajo y la fea voz, tipluda y débil, de ñola. Podría ser el canto sencillo y un poco
puestos bajo el microscopio estilístico por su rival en amores, el hermoso Acis (el “ve- apicarado de uno de los personajes rústi-
Dámaso Alonso: nablo de Cupido” del poema gongorino). cos de las Soledades, un serrano o un pastor
Eso dice Polifemo con mal disimulado ren- joven y enamoradizo; podría ser el cante
… infame tuba de nocturnas aves cor acerca de la tesitura de su rival: de un requiebro campesino andaluz o cas-
gimiendo tristes y volando graves… tellano. He aquí algunos versos, del prin-
Si canta ese rapaz, sutil parece cipio del Canto:
Arias pueden cantar los bajos, desde su voz de grillo negro en verde trigo…
luego. Pero esta canción, este canto de cor- Hola, gentil Galatea,
tejo, tiene indudables notas “atenoradas”, y *** Más alba, linda, aguileña
en la extensa aria polifémica la coloración Que la hija de la alheña.
suele ser brillante, fluida, lejana, en cual- Varios poetas de los siglos de oro trataron Que como nieve blanquea:
quier caso, a la voz del bajo: las estrofas del el tema. Me ocuparé solamente de uno Más florida
Canto tienen una tonalidad diferente a las de ellos; ya mencioné a Luis Carrillo y Que’el prado verde, y crescida
del principio, en las cuales se describe su So t o m a yor y al inmenso Lope de Vega. Mucho más, y bien dispuesta,
figura y su caverna poblada de “noctur- Aquí me interesa comentar, brevemente, Que el olmo de la floresta
nas aves”. El análisis estilístico de las dos lo hecho por Cristóbal de Castillejo en la De la más alta medida;
zonas polifémicas permitiría descubrir las primera mitad del siglo XVI en su papel de Más fulgente
d i f e rencias de entonación, de timbre, de traductor de Ovidio, y en especial del Canto Que el vidrio resplandeciente;
color y de coloratura. de Polifemo. Más loçana que’el cabrito
Por su parte, Robert Jammes, en su Esa traducción posee gracia castiza; la Delicado, ternecito.
ensayo La obra poética de Don Luis de Gón - forma estrófica escogida por Castillejo lo Retoçador, diligente…
gora y Argote —sin duda, una de las obras muestra con claridad: redondillas con un
maestras de la hispanística del siglo XX, mo- verso supernumerario de cuatro sílabas; es Es un Ovidio plenamente españoliza-
delo de crítica literaria—, hace el siguiente decir; una redondilla con el añadido de un d o. Cristóbal de Castillejo ha pasado a las
comentario: pie quebrado tetrasílabo. historias de la literatura española como el
La traducción ovidiana de Castillejo es opositor más acerbo a la revolución italia-
El canto a Galatea está lleno de una resig- muy simpática; pero no se condice con la nizante. Leídas con atención, sus pullas a
nación conmovedora, y esa voz que hacía imagen habitual de los clásicos: tiene un aire Ga rcilaso y Boscán tienen más bien un aire
temblar las montañas se convierte, por efec- demasiado popular o popularista. No debe- jocoserio; no era el suyo un talante part i c u-
to del amor, en algo asombrosamente dulce ría discutirse la legitimidad de las decisiones larmente agre s i vo o polémico. Este punto
y acariciante. formales de Castillejo ante Ovidio: si a él le ha podido ilustrarse, me parece, con la sim-
pareció ideal el octosílabo para poner en él el pática traducción polifémica citada hace
Jammes y Guillén constatan un hecho Canto de Polifemo, sus razones tenía; es po- un momento.
al alcance de cualquier lector atento. Ese sible poner esas razones en la cuenta de su
hecho es la transformación de Polifemo en anti-italianismo, es decir: de su oposición ***
el poema de Góngora: en Ovidio no ocu- a las re n ovaciones emprendidas por Juan
rre ese cambio, perceptible por el paso de Boscán y Garcilaso de la Vega al importar y En una de nuestras últimas conversaciones,
la profundidad de la voz del bajo a la lige- adaptar los versos italianos al ámbito espa- dos días antes de su trágica muerte, mi sobri-
reza del tenor en el trance de cortejar a la ñol. El virgilianismo de Garcilaso quedó es- no, Iván Lombardo Huerta (1966-2 0 0 8 ) ,
amada. En las Metamorfosis, Polifemo tablecido para siempre en sus églogas; ecos melómano apasionado, me trasmitió, ante
nunca deja de ser una figura unidimensio- del canto polifémico, de raigambre ovidia- una consulta mía sobre esos temas, la siguien-
nal encargada de trasmitirnos una especie na, son claramente perceptibles en la Égloga te noticia sobre el bel canto: los bajos operá-
de terror primigenio, volcánico. El mérito de primera, en los ofrecimientos de Salicio a la ticos Nicola Rossi-Lemeni e Ivan Rebroff,
don Luis consiste en haber practicado una esquiva Galatea, en combinación con tópi- entre otros, eran capaces de abarcar con la voz
especie de torsión en el canon petrarquis- cos virgilianos muy diáfanos. A Castillejo, su registros muy amplios y conseguían hacerlo
ta para afinar, con portentosa precisión, la decisión de traducir pasajes de las Metamor- sin deformaciones extremas, inconve n i e n-
psicología de los tres personajes de la fábu- fosis debió parecerle una buena oport u n i- tes. Es decir: podían cantar como tenores,
la; en el caso del cíclope, en haberlo inves- dad para establecer un contraste entre el aun cuando lo hicieran en contextos bur-
tido de rasgos provenientes de ese canon verso tradicional español, el octosílabo, y los lescos de “ópera bufa”.