Está en la página 1de 5

SUSTENTO DE LA TERAPIA

Ha Habido mucha controversia acerca de esta terapia, por ejemplo, los terapeutas
cognitivo-conductuales se sienten «fuera de juego» por el énfasis en lo verbal y por el
tipo de constructos empleados (desesperanza creativa, aceptación, fusión cognitiva, etc.),
por la aparente inconsistencia con la esencia de su modelo al no tratar de acabar con los
síntomas indeseables, y por el rechazo a técnicas cognitivas instauradas ya desde hace
décadas en su quehacer (Parada de Pensamiento, Reestructuración Cognitiva, Auto-
instrucciones,

Ademas, también existen autores conductuales que consideran que en el modelo de ACT
se ha desecho la continuidad con el análisis de conducta tradicional, pues habría dado un
salto injustificado desde la teoría básica hasta la práctica clínica. Sin embargo, Hayes y
otros autores de la Terapia de Aceptación y Compromiso probablemente negarían tales
críticas, pues dirían que su labor parte de un riguroso empirismo y de un conocimiento
teórico bien fundado sobre las bases fundamentales del análisis de conducta
(contextualismo, diferenciación en los niveles de análisis, monismo, pragmatismo y, sobre
todo, énfasis en la funcionalidad de la conducta).

Aunque definida como terapia de conducta, ACT difiere significativamente del tratamiento
cognitivo-conductual convencional, pues si en éste el foco se dirige hacia la
eliminación de las conductas-problema que favorecen la aparición o el mantenimiento
de los síntomas, ACT postula en cambio la necesidad de abandonar los esfuerzos para
desembarazarse de las sensaciones, los pensamientos o los sentimientos aversivos, y
aceptarlos tal y como son. Ellos establecen precisamente que el control sobre la conducta
es el problema no la solución

Por esta misma razón, se comprende que ACT integre muchos de los problemas
tradicionalmente clasificados en diferentes trastornos psicopatológicos (ansiedad
generalizada, trastorno de angustia, trastorno depresivo, tras-torno obsesivo-compulsivo,
etc.) en un cuadro denominado trastorno de evitación experiencial, puesto que la
mayoría de los síntomas que se dan en esas patologías pueden entenderse, desde un
punto de vista funcional, como una complicación derivada del deseo consciente de no
entrar en contacto con unas experiencias privadas dolorosas.
LA DEFENSA O SUSTENTO

la ACT se fundamenta en los principios derivados de los estudios actuales sobre: conducta
gobernada por reglas, relaciones estimulares derivadas (relaciones de equivaleNcia) y el análisis
funcional conductual del lenguaje. La relación entre estos fenómenos verbales es analizada desde
la «teoría del marco relacional». Es difícil definir en términos conductuales simples el objetivo de
la ACT, tanto las conductas problema a las que se dirige como su objetivo terapéutico o
conductas blanco. De forma plenamente coherente con el análisis funcional de la conducta, los
autores optan por definir las conductas problema funcionalmente. Para ello se prescinde de
definiciones topográficas, de contenido, o en base a constructos (por ejemplo, trastornos) y se
establece como objeto de intervención la evitación experiencial

LA TEORÍA DEL MARCO RELACIONAL (TMR) Como cualquier teoría, la TMR tiene un marco
filosófico, que en este caso es el Contextualismo Funcional, que confluye con el Conductismo
Radical de Skinner y el Interconductismo de Kantor. Muy brevemente, se conceptúa el análisis
psicológico considerando al organismo como un todo siempre en acción donde priman las
funciones que controlan el comportamiento. Es una posición monista, no mentalista, funcional,
no reduccionista, e ideográfica.

La TMR es una teoría dirigida al análisis funcional del lenguaje y la cognición, y representa una
continuación de las leyes establecidas en la investigación bajo el paraguas del análisis funcional
del comportamiento, aunque supone un avance cualitativo. No es, pues, una ruptura, sino una
continuación que amplía el conocimiento disponible sobre la emergencia de nuevos
comportamientos,

La TMR contempla el efecto de las contingencias, pero su foco de análisis es el lenguaje y la


cognición concebidos como aprendizaje relacional. Se mantiene que el aprendizaje relacional es
una operante caracterizada por permitir responder a un estímulo sobre la base de las relaciones
que se hayan conformado en la historia personal entre dicho estímulo y otros sin elementos físicos
comunes.

Con la ACT no se pretende cambiar las reacciones del individuo (la topografía o el contenido)
sino la función de los eventos privados. Para ello se propone una serie de técnicas u operaciones
conductuales de tipo experiencial y metafórico (véanse los manuales: Hayes, McCurry, Afari y
Wilson, 1995; Hayes et al., 1999; Wilson y Luciano, 2002), dirigidas a debilitar el control ejercido
sobre la con- ducta del individuo por ciertas reglas de control emocional y cognitivo (Hayes y Ju,
1998). Con estas técnicas fundamentalmente verbales y experienciales se intenta des- mantelar el
contexto social y verbal bajo el que se producen los intentos ineficaces de control de la conducta a
través de eventos privados (como

Naturalmente, esto sí supone un cambio importante respecto de la tradición terapéutica


representada no sólo por el análisis funcional de la conducta, sino también por la terapia de
conducta. Las técnicas u operaciones terapéuticas tradi-cionales suelen ir dirigidas al cambio o
control de la conducta, de su forma o contenido y de su frecuencia, o del control estimular por el
que se produce. Para ello el terapeuta realiza manipulaciones ambientales en relación con la
conducta del paciente a nivel de sus antecedentes o consecuencias.
La ACT por el contrario no se centra en el cambio de las conductas supuestamente problemáticas,
eventos privados o conductas abiertas, sino que intenta alterar la relación funcional entre ambas:
la función de los eventos privados respecto a la conducta abierta, de las palabras, de las reglas
ineficaces sobre el control emocional o cognitivo (Hayes y Ju, 1998). Y para alterar esa función
controladora del lenguaje y de las reglas ineficaces se proponen procedimientos que en absoluto
son convencionales ni se derivan directamente de la investigación básica experimental sobre el
comportamiento humano. En este sentido, el proceder de la ACT sí que se aleja de forma
significativa de lo que hasta el momento ha sido la tradición del análisis funcio- nal

No parece, en cualquier caso, que un analista de conducta al día de los avances sobre al análisis
experimental de la conducta verbal pueda tener problemas con el uso y comprensión de
conceptos relacionados con la función del lenguaje, la conducta gobernada por reglas o la
relaciones de equivalencia

tación, interpretación, desesperanza creadora, paradojas, metáforas, etc. El hecho de que estas
palabras puedan ser utilizadas también por otras terapias contrarias a la tradición del análisis
funcional de la conducta, sin duda ha causado una enorme per- plejidad. Pese

En conclusión, tanto la PAF como la ACT, deben ser consideradas como terapias conductuales,
inmersas en el movimiento del Análisis de la Conducta Clínica. Suponen una continuación y
actualización del análisis funcional de la conducta dirigido a pro- blemas que se dan en el contexto
poco controlado de la relación terapéutica clásica. La continuidad entre estas terapias se observa
en sus fundamentos conceptuales y empíri- cos, en el énfasis puesto en la conducta y su función, y
en la forma como se interviene frente a los problemas clínicos

ACT vs Terapia Cognitivo Conductual

Tanto la Terapia de Aceptación y Compromiso como la terapia cognitivo-conductual fomentarían


las estrategias de regulación emocional adaptativa, pero se dirigirían a diferentes procesos de
generación de las emociones. Así, la terapia cognitivo-conductual promueve las estrategias de
regulación emocional adaptativa centradas en los antecedentes, mientras que las estrategias de
aceptación de la Terapia de Aceptación y Compromiso contrarrestan las estrategias de regulación
no adaptativas centradas en la respuesta, tales como la supresión. Aunque hay diferencias
fundamentales en la fundamentación filosófica de ambas, para estos autores, las técnicas de la
Terapia de Aceptación y Compromiso son completamente compatibles con las de la terapia
cognitivo-conductual y pueden llevar a mejorar los tratamientos de algunos trastornos.

Teoría del marco referencial

LA TEORÍA DEL MARCO RELACIONAL (TMR) Como cualquier teoría, la TMR tiene un marco
filosófico, que en este caso es el Contextualismo Funcional, que confluye con el Conductismo
Radical de Skinner y el In- terconductismo de Kantor. Muy brevemente, se conceptúa el análisis
psicológico considerando al organismo como un todo siempre en acción donde priman las
funciones que controlan el comportamiento. Es una posición monista, no mentalista, funcional,
no reduccionista, e ideográfica. Defiende que los eventos privados se conforman en la historia
individual, y que las relaciones entre eventos privados y acciones del organismo (la regulación
verbal del com portamiento) responden a relaciones arbitrarias poten- ciadas socialmente y no a
relaciones mecánicas. Desde esta filosofía, el criterio de validez de cualquier teoría será que sea
efectiva, útil para un objetivo (un énfasis tí- pico en las disciplinas científicas) pero no sólo para
pre- decir, sino para controlar o influir, propiciando las condiciones que permitan la prevención y
el cambio o alteración del comportamiento. La

La Teoría del Marco Relacional es una continuación de las leyes establecidas en la investigación
bajo Esto permite (1) que el organismo responda, sobre la base de la clave abstraída, a un evento
en términos de otro con el que no comparte elementos físicos en común, y (2) que las fun- ciones
del primero se transformen en base a la aplica- ción de la clave abstraída en relación con el
segundo. Por ejemplo, una vez establecido el más básico de los repertorios relacionales, la
abstracción de la clave con- textual “es”, o “es como”, o “es igual que”, si nos ense- ñan que
contando cuentos MARIA es igual que PEDRO y nos gusta mucho cómo PEDRO cuenta los cuentos,
en ausencia de éste, podríamos pedir a MARIA que nos contase un cuento (o dicho de otra
manera, responde- mos a María como responderíamos a Pedro).

Que es la evitación experiencial – PROCESO NO TEORIA

La evitación experiencial es el fenómeno que ocurre cuando una persona no está dispuesta a
permanecer en contacto con determinadas experiencias privadas (sensaciones corporales,
emociones, pensamientos, recuerdos, imágenes) y realiza intentos para alterar la forma o
frecuencia de dichas experiencias o los contextos que las provocan, incluso cuando esas formas de
evitación causan problemas conductuales (Hayes et al., 1996). Estos autores proponen que
normalmente usamos términos como evitación emocional o evitación cognitiva más que el más
genérico de evitación experiencial cuando es claro que esos son los aspectos relevantes de la
experiencia que la persona busca evitar, escapar o modificar. También reconocen que
pensamientos, memorias y emociones están entrelazados y no significa que haya que hacer rígidas
separaciones entre ellos, aunque pueden hacerse distinciones según distintas perspectivas
teóricas sin que eso suponga una amenaza para el concepto subyacente de evitación experiencial.
El término evitación en este contexto incluye explícitamente evitación y escape en todas sus
formas, teniendo en cuenta que ambos son métodos de alterar la forma o frecuencia de
experiencias y los contextos que las ocasionan.

__________
Koeler Sobre accr

También podría gustarte