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NOMBRE

Génesis Núñez Rodríguez


201801643
UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS
UAPA ASIGNATURA
Introducción a la Psicoterapia

PROFESOR
Alida Gómez
Estimado Participante:
Después de leer reflexivamente los materiales
colgados en la plataforma sobre la Psicoterapia
y sus Técnicas, se le sugiere las siguientes
actividades:
1. Elabore un Mapa Conceptual indicando la
relación existente entre cada una de las técnicas
psicoterapéuticas de la tercera generación.
Incluya todas las técnicas y fases. Para ello
pueden utilizar el programa de Prezi.
LAS TERAPIAS DE TERCERA
GENERACIÓN: UNA IDEA
GENERAL
Parecía que ya lo teníamos todo: mente y cuerpo, al rico dualismo. Sin embargo,
temas más complejos y difusos como personas con vacíos existenciales, recaídas en
depresiones profundas o estilos de vida no parecían tener cabida en las terapias de
Psicología. Esto, sumado a que para determinados tratamientos cognitivos los
efectos no estaban del todo claros, dio lugar a la aparición de una tercera ola de
terapias a finales de los 80, principios de los 90, denominadas terapias de tercera
generación.

Este conjunto de terapias pueden caracterizarse por ser:


1. Conductistas (de origen). Muchas de ellas son conductismo radical (centrados más en la función
de la conducta que en la topografía) llevado a procesos más complejos o respaldados por nuevas
teorías. Como ejemplo, la Terapia de Aceptación y Compromiso, avalada por la Teoría de los
Marcos Relacionales.
2. Heterogénea. Es un batiburrillo de técnicas, métodos y teorías, normalmente con un trasfondo
común, pero sin una teoría sólida y común que les respalde. ¿Quieres un ejemplo? ACT, FAP, BA,
MBCT, DBT, MT… Ni flores, ¿verdad? Tranquilo, más adelante te explicamos (algunas).
3. Aún no han mostrado completamente su eficacia. La mayoría de terapias están aún en proceso
de reafirmarse, aunque los primeros estudios empíricos parecen apuntar en la buena dirección.
4. Abarcan a esos pacientes antiguamente excluidos y complejos. Terapias dirigidas a trastornos
tan complejos como el Trastorno Límite de la Personalidad, o a parar las periódicas recaídas en
depresión, son algunos ejemplos.

El sentido de la vida, los valores o la moralidad, son conceptos que no es raro que aparezcan
durante las sesiones de estas nuevas terapias. Estos conceptos están relacionados con la idea común
de estas terapias de centrarse en el contexto. El contexto sería lo que dotaría de sentido a una
conducta. Un ejemplo claro: no es lo mismo cuando decimos «te quiero» a nuestra pareja que
cuando se lo decimos a nuestros padres. La conducta es la misma, pero su función es distinta.
LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN
Y COMPROMISO
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés), iniciada por Steven Hayes hace tres
décadas, se basa en, primero, el contextualismo-funcional y en, segundo, la Teoría de los Marcos Relacionales. Parte
de la idea de que el foco de los problemas humanos viene dado por:

1. La fusión cognitiva. Pensar que los pensamientos son una realidad o estamos sujetos a ellos.
2. La evitación experiencial. Un ejemplo de esto sería evitar dar una charla en un congreso de nuestra disciplina por
miedo a hablar en público, alejándonos de nuestros objetivos vitales.
3. Estar sujetos a un pasado y sí mismo verbalizados. En otras palabras, la idea que tenemos de nosotros mismos y
nuestro pasado está mediado por el lenguaje… y como pasa con todo lo que pasa por filtros, el resultado final no es
fiel a la realidad.
4. Ausencia de metas y valores. Ya sea por desconocimiento o confusión.
5. Ausencia de conductas dirigidas a esas metas. Si no sabemos qué queremos en la vida o qué es importante para
nosotros, ¿cómo podemos ir por el buen camino?
El tratamiento generalmente está basado en la educación sobre estas ideas, ejercicios de
mindfulness y la defusión cognitiva (sí, a los psicólogos nos encantan las palabras nuevas…). Se
discuten con el paciente sus valores y objetivos y se le apoya y refuerza de cara a que modifique
su repertorio conductual con la intención de cumplir sus metas vitales en consonancia con sus
valores, en lugar de meramente llevar a cabo conductas emocionalmente gratificantes o evitar
experiencias desagradables. En otras palabras, que realice actividades que den un sentido a su
vida más que simplemente pasar un buen rato.

Mindfulness, explicado más adelante, ayuda en ACT a la defusión cognitiva, haciendo al


paciente consciente del aquí y ahora y del torrente automático de pensamientos que aparecen en
su cabeza. El paciente aprende así a desvincularse de los pensamientos, dándose cuenta de que
no son mandatos que ha de cumplir ni verdades absolutas. Son, simple y llanamente,
pensamientos que no reflejan lo que somos. Pensar que eres un desastre no significa que lo seas.

En resumen, consiste en aceptar el flujo de pensamientos, desvinculandose de ellos, y


comprometerse a los valores y objetivos propios, dejando a un lado la evitación experiencial. Un
ejemplo podría ser querer participar en un proyecto nuevo de la empresa, y por miedo a adquirir
nuevas responsabilidades, nos negamos, alejándonos de nuestro objetivo que es ascender y
crecer profesionalmente.
LA PSICOTERAPIA
ANALÍTICA FUNCIONAL
La Psicoterapia Analítica Funcional (FAP, por sus siglas en inglés) es otra gran conocida
dentro de la tercera ola. Su idea principal es hacer lo inespecífico, específico. La relación
paciente-terapeuta, que históricamente ha contribuido al efecto inespecífico de todas las
terapias, es aquí objeto de estudio y herramienta central de la terapia.

Esta terapia considera que la interacción entre terapeuta y cliente, es la base del cambio
terapéutico. Y no porque haya transferencias y contratransferencias como defiende el
psicoanálisis, sino porque es una interacción en la cual el cliente puede ver reforzadas o no
las conductas con las que se relaciona en su vida en general. En este caso, el terapeuta
funciona como un agente de reforzamiento y extinción de conductas. De esta forma, va
moldeando la conducta del cliente hasta llegar a una conducta adaptada y funcional.
Robert Kohlenberg y Mavis Tsai, hace tres décadas, crearon las bases para esta terapia. El
terapeuta, sujeto al proceso terapéutico tanto como su paciente, debe centrarse en tres tipos de
conductas en sesión:

1. Las Conductas Clínicamente Relevantes de Tipo 1 (CCR1). Conductas problema que se han
de minimizar en sesión. Por ejemplo, una persona con problemas para hablar sobre sus
emociones evade una pregunta personal.
2. Las Conductas Clínicamente Relevantes de Tipo 2 (CCR2). Conductas deseadas que
indican mejoría y el terapeuta ha de intentar potenciar. Por ejemplo, usando como ejemplo el
caso anterior, si esa persona habla de sus emociones.
3. Las Conductas Clínicamente Relevantes de Tipo 3 (CCR3). Interpretaciones del paciente
para contextualizarse. Ayudan a transmitir y crear equivalencias entre la terapia y el mundo
exterior. El terapeuta puede ayudar al paciente a construirlas.
LA TERAPIA COGNITIVA
BASADA EN MINDFULNESS
La Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness (MBCT, por sus siglas en inglés), usa el mindfulness como
elemento clave para hacer consciente al paciente de que está experimentando pensamientos y emociones que
pueden ser, o no, reflejo de la realidad externa. En términos de la ACT, podríamos compararlo con la defusión
cognitiva.

El mindfulness, como técnica en sí, viene inspirada por las técnicas de respiración y prácticas del Este Asiático,
solo que despegada de posibles ideas místicas o religiones. Kabat-Zinn, autor de esta técnica, inspirado en las
prácticas ancestrales de meditación, las ha engranado en un programa de intervención y las ha puesto al foco del
análisis científico. Y ha visto que pueden ser útiles.

Cualquier persona, incluido tú, puede practicar mindfulness. ¿Cómo? Sentándote cómodamente y en un sitio
tranquilo y, por partes, siendo consciente de tus piernas, tronco y brazos. Respira pausada y profundamente, y
practica (porque necesitarás practicar) no combatir tus pensamientos y sólo observarlos, uno tras otro.
El objetivo principal de la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness es eliminar las
recaídas en depresión. Parte de la idea de que cuanto más recae una persona, más se
vulnerable se hace. Ante un estado de tristeza, las antiguas conductas y
pensamientos como «no valgo para nada«, «¿por qué todo siempre me pasa a mí?«,
etc., volverán y facilitarán la recaída en la espiral depresiva.

Sin embargo, si enseñamos a las personas a que esos pensamientos sobre uno
mismo son sólo eso, pensamientos, y que puede observar cómo van y vienen sin
tomar ninguna decisión por ellos, podemos evitar que la persona vuelva a incurrir en
conductas depresivas.

La terapia se ha mostrado efectiva para pacientes con más de dos casos de recaídas,
algo probablemente en sintonía con la idea de que, cuanto más recae una persona,
más vulnerable es. Por lo tanto, parece que la aplicación de mindfulness como
técnica para desvincular a los pacientes de los pensamientos negativos y evitar que
recaigan se ha mostrado eficaz.
LA TERAPIA DE ACTIVACIÓN
CONDUCTUAL
También enfocada en el tratamiento de la depresión, pero con una base totalmente diferente a la MBCT. La activación
conductual (BA, de sus siglas en inglés), históricamente, era un componente de la tradicional Terapia Cognitiva de Beck.
La activación conductual, como componente, puede resumirse en la realización de actividades que conlleven placer
(guiño, guiño). Dentro de la Terapia de Activación Conductual, se lleva un control riguroso de las actividades realizadas y
su análisis así como su programación en la rutina del paciente.
La activación conductual, a lo largo del tiempo, parece haber demostrado tanta eficacia en el tratamiento de la depresión
como el conjunto de la Terapia Cognitiva (TC) en sí, lo cual desató polémica porque si es así, en qué puesto deja los
conceptos y técnicas cognitivas de la TC. La polémica ha sido incluso mayor, llegando algunos investigadores a defender
que determinados componentes cognitivos del tratamiento tradicional podían ser, incluso, perjudiciales para el efecto
global de la terapia.
Ya se hizo un estudio en el 2006 con más de 200 personas donde es analizaron los efectos diferenciales de fármacos,
placebo, la Terapia de Activación Conductual y la Terapia Cognitiva clásica. Los resultados indican que los fármacos se
mostraron efectivos, en general, tanto como la Terapia de Activación Conductual y que, esta última, se ha demostrado
superior a la Terapia Cognitiva clásica. Los autores mismos comentan el resultado y admiten sentirse sorprendidos, pues
otros estudios han encontrado que la Terapia Cognitiva y la Terapia de Activación Conductual tenían efectos similares.

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