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- La TCC es una actividad terapéutica de carácter psicológico basada, sobre todo en sus
inicios, en la psicología del aprendizaje.
- Las técnicas y procedimientos utilizados en TCC cuentan en una buena parte con base
científica o experimental y algunos surgen de la experiencia clínica.
- El objeto del tratamiento es la conducta, y sus procesos subyacentes en sus distintos
niveles, considerada como actividad susceptible de medición y evaluación, en la que se
incluyen tanto los aspectos manifiestos como los encubiertos.
- La conducta se conceptualiza como básicamente aprendida, fruto de los diversos
factores que han operado en la historia del sujeto, sin ignorar la influencia de factores
biológicos o sociales.
- El objetivo de la intervención es el cambio conductual, cognitivo y emocional
modificando o eliminando la conducta desadaptada y enseñando conductas adaptadas
cuando éstas no se producen.
- La TCC pone el énfasis en los determinantes actuales del comportamiento, sin
embargo tiene en cuenta los factores históricos que explican por qué se está dando la
situación actual.
- Desde el punto de vista metodológico se considera característica fundamental la
utilización de la metodología experimental, o de forma más precisa, de un enfoque
empírico que se aplica a lo largo de todo el proceso, en la evaluación y explicación de
la conducta del sujeto, en el diseño de la intervención y en la valoración de sus
resultados.
- Hay una estrecha relación entre evaluación y tratamiento, que se extiende a lo largo
de toda la intervención, dándose entre ambas una constante y mutua
interdependencia, que hace difícil su distinción como fases diferentes. Siendo
numerosas las intervenciones que se plantean en la actualidad a partir de criterios
diagnósticos tradicionales y mediante protocolos estandarizados de actuación.
- La TCC tiene especial interés en la evaluación de la eficacia de las intervenciones,
aspecto que procede del enfoque empírico que tiñe todo lo referente a la evaluación y
tratamiento.
- El tratamiento conductual ha sido y es eminentemente activo. Implicando la
realización de actividades por parte del interesado en su medio ambiente natural.
- La relación terapéutica tiene en estos momentos un valor explícitamente reconocido,
sobre todo en las nuevas terapias contextuales, dónde las contingencias que se
desarrollan durante la propia situación terapéutica son consideras un contexto de
aprendizaje tan relevante como cualquier otro, al convertirlo en un entorno
representativo del contexto habitual del sujeto.
Los fundamentos teóricos conductuales que sirven de base para el desarrollo de la TCC son: la
reflexología, las leyes del condicionamiento clásico; el conexionismo de Thorndike; el
conductismo de Watson y los desarrollos neoconductistas de Hull, Guthrie, Mowrer y Tolman;
la contribución de Skinner y el análisis experimental de la conducta.
Skinner y Pavlov han sido los autores más influyentes en la aparición de la TC, Skinner, por
primera vez usa el término de terapia de conducta, y con sus aportaciones inicia una nueva era
para la psicología. Skinner hace una diferenciación entre los dos tipos de condicionamiento
clásico y operante, resaltando los principios básicos de condicionamiento operante y sus
variables que contribuyen a este, derivando así en el análisis experimental de la conducta en el
que destaca las relaciones entre el comportamiento y los estímulos ambientales. El objetivo es
que con el análisis se pueda explicar, predecir y modificar el comportamiento. Los
procedimientos operantes son un elemento común en las intervenciones en TCC y esenciales e
los ámbitos de educación.
Las bases que han ido definiendo a la TCC provienen de la historia de varias disciplinas que la
han ido conformando, y de las investigaciones sobre aprendizaje que se dieron en el siglo XX.
Uno de los primeros cimientos de la terapia de la conducta, también los estudios sobre
condicionamiento clásico de Pavlov influyeron en la concepción y metodología de esta
Terapia, así se dio lugar al primer modelo experimental para el estudio de las respuestas de
ansiedad, los estudios de Pavlov demostraron que el condicionamiento experimental producía
respuestas neuróticas y que una aplicación sistemática del contracondicionamiento las
desaparecía.
Así mismo, Thorndike, con la ley del efecto, estableció que las respuestas seguidas de
satisfacción se asocian a determinada situación, incrementando la probabilidad de ocurrencia
en la misma situación. Esta ley sirvió como base para el condicionamiento operante de
Skinner.
La teoría del aprendizaje social de Bandura es uno de los desarrollos teóricos que fundamentó
la orientación cognitiva en la terapia de conducta, establece una nueva forma de
condicionamiento, el aprendizaje sustituyente que da lugar a los procedimientos de modelado.
Existen tres generaciones que dan lugar a la terapia conductual: primera generación, los
procedimientos terapéuticos se derivan de los principios del aprendizaje clásico y operante.
Segunda generación m, marcada por la relevancia de las variables cognitivas en los modelos de
comportamiento y por acercamientos terapéuticos que las convierten en el foco de
intervención. Y tercera generación, que aglutina perspectivas terapéuticas constructivistas y
contextuales.
En el Reino Unido surge un grupo de personas en torno a Eysenck llevaban a cabo aplicaciones
prácticas de los principios de la Terapia de Conducta, entre ellos Yates, Shapiro Gelder, Marks,
Rachan y Meyer, este núcleo de clínicos e investigadores dio lugar al grupo más prestigioso y
prolífico de investigación europeo en psicología clínica. Otro aspecto de la aportación de
Eysenck que merece la pena subrayar es su interés por la construcción conceptual de la
Terapia de Conducta, interés que se mantuvo a lo largo de los años. El grupo destaca
históricamente por su rigor metodológico y su concepción del psicólogo como un investigador
científico.
En Estados Unidos, Skinner parte de las aprotaicones de Watso y Pavlov, al igual que los
neoconductistas, e intenta integrar los paradigmas propuestos por Pavlov y Thorndike, pero a
diferencia de ellos descarta completamente apelar a constructos emocionales mediadores.
Skinner dirigió su interés al estudio de la conducta operante dando ua mayor relevancia a lo
que ocurre tras la respuesta, más que a lo que sucede antes de ésta. Desde esta perspectiva, la
condcuta estaría controlada por factores ambientales, aprendiéndose en función de las
consecuencias que siguen a su emisión. Un aspecto esencial de su aportación estriba en la en
la consideración del organismo como un todo. Según Skinner, éste y no otro, debía ser el
interés de la psicología: la conducta y su función sobre el ambiente e que se emite. El método
desarrollado para poder estudiar la conducta funcional de los individuos se denominó análisis
experimental de la conducta. Skinner dio lugar al surgimiento de una de las áreas más
relevantes de la TC y núcleo central de la evaluación conductual: el análisis conductual
aplicado o análisis aplicado de la conducta. Se trata de la aplicación del análisis experimental
de la conducta a problemas de relevancia social, el retraso en el desarrollo, la conducta
infantil, el comportamiento antisocial, etc., con el objetivo de producir cambios globales en el
individuo. El análisis conductual aplicado ha supuesto una aportación de relevancia
inestimable al desarrollo de la Terapia de Conducta, sobresaliendo entre sus contribuciones el
detalle y rigor en la descripción de la intervención y en la evaluación de sus efectos, y el
ofrecer soluciones a problemas no clínicos, como los problemas educativos, comunitarios o
ambientales.
Entre los desarrollos teóricos más representativos que se producen en esta fase encontramos
las teorías del aprendizaje social, caracterizadas por el énfasis en la influencia social y la
capacidad auto-regulatoria del individuo y cuya influencia se produce principalmente a través
de los trabajos de Bandura, y la aparición del enfoque cognitivo en Terapia de Conducta,
enfoque de amplia repercusión e influencia que es reflejo del a llamada revolución cognitiva
que se produjo en la psicología y cuya característica fundamental es el papel causal, o más bien
determinante atribuido a los procesos y estructuras mentales en el comportamiento humano.
Uno de los hechos más significativos de la historia de la terapia de conducta ha sido la gran
relevancia otorgada a los factores cognitivos a partir de los años 70 que supondrá un
importante cambio en la conceptualización y tratamiento de los problemas psicológicos,
habiendo tenido este cambio implicaciones que llegan a la actualidad.
Una de las clasificaciones más conocidas de las terapias cognitivas es la de Mahoney y Arnkoff
de 1978:
Técnicas para el manejo de situaciones, persiguen enseñar habilidades para que un individuo
pueda afrontar adecuadamente diversas situaciones problemáticas como las caracterizadas
por el estrés o el dolor. Entre ellas se encuentran, Entrenamiento en inoculación de Estrés de
Meichenbaum, las técnicas de manejo de la ansiedad de Suinn y Richardson.
Técnicas de solución de problemas, enfocadas a corregir el modo en que la persona aborda los
problemas, facilitándole un método sistemático para resolver este tipo de situaciones,
encontramos la Terapia de Solución de Problemas de D’Zurilla y Nezu, Terapia de Solución de
Problemas Interpersonales de Spivack y Shure, la Ciencia Personal de Mahoney.
Meichenbaum considera que las terapias cognitivas se han ajustado a res metáforas básicas
que tratan de describir la naturaleza de las cogniciones de los pacientes y el proceso
terapéutico adoptado; dichas metáforas son: la metáfora del condicionamiento, metáfora del
procesamiento de la información y la metáfora narrativa.
El construcitivismo surge para potenciar la propia actividad cognitiva en sí, dotarla de actividad
propia, eliminando le tinte pasivo y meramente asociacionista de las terapias cognitivas
tradicionales. El enfoque constructivista permite, adoptar una visión más activa de la cognición
y el organismo, frente a una visión más representacional y reactiva; enfatizar la existencia de
procesos nucleares tácitos; promover un complejo modelo de sistemas en el que
pensamientos, sentimientos y conducta, son expresiones interdependientes del desarrollo del
ciclo vital. Extendiéndose a las interacciones entre el sí mismo y los sistemas sociales.
Las técnicas o terapias cognitivas son las más ampliamente utilizadas, dominando tanto la
investigación como la práctica clínica en los diversos países también han sido motivo del
desarrollo de modelos explicativos de diversos trastornos.
Los nuevos desarrollos de esta orientación han recibido diversas denominaciones, tales como
análisis de conducta clínica, enfoque contextual, o conductismo contextual en las que se
enfatiza el peso del contexto en la determinación y explicación de la conducta. Las terapias
surgidas a partir de aquí son las específicamente conocidas como terapias de tercera
generación, habiendo acaparado un término que realmente, como hemos visto podría recoger
también a orientaciones cognitivas constructivistas, pues comparten un marco epistemológico
común.
La terapia de conducta dialéctica, ha sido diseñada tomando como referencia las bases de la
psicoterapia analítica funcional y el concepto de aceptación de la terapia de aceptación y
compromiso, estando dirigida a facilitar formas adecuadas de expresión emocional e personas
con déficit en este ámbito.
Gran parte del trabajo de las terapias contextuales se cetra en problemas con un alto grado de
complejidad o de difícil delimitación como son los trastornos de personalidad y otros
trastornos resistentes al tratamiento. El elemento característico de estos nuevos tipos de
terapia es, fundamentalmente, destacar la importancia del análisis funcional y la intervención
sobre las contingencias naturales para facilitar el cambio terapéutico. Las técnicas específicas
tienen que ver con la referencia concreta a la conducta.
Las terapias contextuales toman las nociones sobre el proceso emocional que aporta la
psicología básica o experimental, desde donde se entienden los procesos emocionales no
como entidades disruptivas del funcionamiento del individuo que deben ser controladas, sino
como conducta legítima con un sentido adaptativo.