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Pietro María Bardi, está situada en la colina Morumbi un lugar que en ese año aún no había
sido invadido por la ciudad. Después de su construcción la casa ha sido elogiada en varias
oportunidades debido a sus cualidades en el diseño y estructura como en las bondades
espaciales que alberga esta obra.
En si la Casa de vidrio es la prueba viviente de ese criterio auténtico de Lina Bo Bardi donde
creía que la arquitectura moderna había sido modificada a una cultura de muchos y una
modernización industrial que no satisfacía las aspiraciones de los individuos y la sociedad,
que descuidaba las cualidades y el respeto por la arquitectura tradicional, es decir por la
cultura autóctona, ya que no debía entenderse como un modelo al cual el individuo debía
adaptarse, por lo que las necesidades humanas no son universales.
La imagen deja percibir ese pensamiento arraigado a las raíces socio-culturales
presenciado con los diferentes elementos y la espacialidad singular que lleva la casa, Su
obra es un intento por reclamar lo que llamaba verdadera arquitectura moderna tradicional.
Esta estructura está formada por pilares metálicos de diecisiete centímetros de diámetro,
que se reduce al mínimo hasta casi desaparecer entre la vegetación.
Bajo el volumen elevado, una escalera metálica que asciende al nivel principal, con un
descansillo intermedio que asoma hacia el paisaje.
La parte trasera se apoya directamente al suelo, a través de muros de hormigón, generando
contraste con el volumen liviano del frente.
Esta casa se encuentra en un terreno inclinado y está rodeada por un exuberante bosque,
aspectos que Lina Bo Bardi deseó preservar para establecer una relación directa con las
características naturales circundantes.