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RÉGIMEN DE LAS SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL

EXTRANJERO
A RAÍZ DE LA RESOLUCIÓN N° 350/2020 DE LA
INSPECCIÓN GRAL. DE JUSTICIA
“PEPE ARMANDO FERNANDO C/ REMAX ARGENTINA
S.R.L. S/ DENUNCIA”
Impacto de la Resolución N° 350/2020 IGJ en
relación a la Ley 19.550

• A fin de comprender los alcances de la Resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ), voy
a citar al autor Vítolo, Daniel (2018) que en su Manual de Derecho Comercial nos explica que la
sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existencia y forma por las leyes del
lugar de constitución, y se halla habilitada para realizar en el país actos aislados y para estar en
juicio (conf. Art. 118 Ley 19.550). Esto quiere decir que toda la problemática en materia de
personalidad jurídica, capacidad, formalidades de constitución, tipicidad y órganos se rige por
la ley del país de origen.
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relación a la Ley 19.550

• ¿ Cuáles son los alcances del art. 118 de la Ley 19.550?


1. El carácter de persona jurídica del ente, su existencia y el momento a partir del cual debe ser
considerado sujeto de derecho si estuviera dotado de personalidad jurídica diferenciada –
existencia misma de la sociedad-;
2. La capacidad que tiene para adquirir derechos y contraer obligaciones;
3. Las formalidades a las que el contrato social o estatuto deben ser sometidos;
4. El régimen interno de funcionamiento de la sociedad, legitimación para actuar de sus
administradores y representantes, y sistemas para la adopción de decisiones y obligar a la
sociedad frente a terceros;
5. Los alcances de los pactos y convenciones que contengan los instrumentos constituidos y el
contrato;
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relación a la Ley 19.550

6. Los elementos y requisitos del contrato de sociedad – o del negocio jurídico que diera
origen a la sociedad en el caso de que el origen no fuese contractual -;
7. La adecuación a los elementos típicos y respeto del tipo social – si éste existiere;
8. La obtención de las autorizaciones gubernamentales correspondientes – cuando éstas
resultaren necesarias -;
9. Las consecuencias que pueda acarrear a la sociedad el incumplimiento de las normas y
previsiones establecidas en la ley extranjera para los casos de infracción al régimen legal de
origen.
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relación a la Ley 19.550

¿ Qué debe entenderse por “acto aislado”?


La calificación de un acto cumplido por una sociedad constituida en el extranjero como “acto aislado”:
Debe efectuarse desde la doble óptica combinada de cuantificación – reiteración o repetición – y calificación –
naturaleza del acto en relación con el objeto social de la sociedad extranjera y su actividad fuera del territorio de la
república -; de tal suerte, no solo el numero de actos y su reiteración cuenta, sino también la calificación de los mismos
como parte integrante de una actividad societaria;
La determinación de si una sociedad se encuentra realizando actos aislados o si, por el contrario, realiza actos que
exceden tal marco, no requiere de una tramitación incidental especifica en sede judicial tendiente a establecer tal
presupuesto; la conducta particular en cada caso podrá ser evaluada tanto por el juez frente al conflicto concreto en el
cual se platee la cuestión por vía de acción o de defensa, como por la autoridad de fiscalización en relación con los
actos o conductas sometidos a su control;
No pueden establecerse reglas rígidas – ni sistemas dogmáticos – al respecto, Vítolo expresa que debe tratarse caso
a caso, bajo la “regla de la razón”.
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• Para adoptar un criterio en cada caso concreto, no solo debe examinarse el acto en sí sino las
consecuencias que de tal acto pueden derivarse. Si, por Ej. El acto de adquirir un inmueble, urbano o
rural, como inversión inmobiliaria por parte de una sociedad constituida en el extranjero puede
considerarse prima facie como acto aislado, si el mismo es dado en alquiler o es explotado, lo que
originariamente podría calificarse como un acto aislado ha generado una actividad habitual en el país,
más aún si se vincula con actos comprendidos en el amplio espectro contenido en el objeto social de
la sociedad.
• El art. 118 de la Ley 19.550 señala, en su 2° párr. que la sociedad constituida en el extranjero “se halla
habilitada para (…) estar en juicio”. Esta expresión ha generado no poca controversia. Entre los
precedentes jurisprudenciales que suele mencionarse como génesis de esta redacción se encuentra el
clásico caso “El Hatillo”, que en realidad se trataba del caso “Potosí S.A. c/ Cóccaro, Abel F. s/ recurso
de hecho”, del 23 de julio de 1963, en el cual la Corte Suprema revocó un pronunciamiento de la sala
B de la Cámara Comercial que había denegado la participación en juicio de una sociedad venezolana.
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• ¿ Qué ocurre si la sociedad constituida en el extranjero desea actuar habitualmente en el país?


Si lo que la sociedad constituida en el extranjero pretende es, realizar habitualmente actos comprendidos en su
objeto social; establecer sucursal; asiento o cualquier otra especie de representación permanente, de acuerdo con
las disposiciones del art. 118 de la Ley 19.550 debe cumplir con una serie de exigencias impuestas por la ley, y por
las autoridades de control, en cada jurisdicción.
Uno de los fundamentos que la doctrina ha señalado para sustentar la inscripción de las sociedades extranjeras en
el Registro Público está dado por el hecho de que el régimen de publicidad que inspira toda registración da
certidumbre a las relaciones comerciales y a las relaciones de responsabilidad encontrándose este concepto
vinculado al control y el ejercicio de la soberanía por parte del Estado.
La sociedad constituida en el extranjero que desee ejercer habitualmente actos de su objeto social, debe llevar
obligatoriamente en la Republica contabilidad separada y someterse al control que corresponda conforme el tipo
social.
En ausencia de inscripción, la sociedad será regida por las normas de la Sección IV del Capítulo I.
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• ¿ Qué ocurre si la sociedad constituida en el extranjero no responde a un tipo previsto


por la ley argentina?
El art. 119 de la Ley 19.550 dispone que el articulo 118 se aplicará a la sociedad constituida
en otro Estado bajo un tipo desconocido por las leyes de la República; y que corresponde al
Juez de la inscripción determinar las formalidades a cumplirse en cada caso, con sujeción al
criterio del máximo rigor previsto en la presente ley – que es el de la Sociedad Anónima -.
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• ¿ Qué responsabilidades contrae el representante de la sociedad constituida en el extranjero?


La Ley 19.550 respeta el principio del régimen de deberes y obligaciones que se establece para los administradores
de sociedades, conforme a cada uno de los tipos sociales por éstas regulados, a los representantes en el país de
sociedades constituidas en el extranjero.
Estos representantes, actuando en los términos del art. 58, obligarán a la sociedad por todos aquellos actos que no
sean notoriamente extraños al objetos social, y lo harán aun en infracción de la organización plural si se tratare de
obligaciones contraídas mediante títulos valores, por contratos entre ausentes, de adhesión, o concluidos mediante
formularios, salvo cuando el tercero tuviere conocimiento efectivo de que el acto se celebra en infracción de la
representación plural.
El representante de la sociedad extranjera también, deberá obrar con la lealtad y la diligencia del buen hombre de
negocios y quienes faltaren a sus obligaciones serán responsables ilimitada y solidariamente por los daños y
perjuicios que resultaren de su acción u omisión.
Es una obligación ineludible del representante el cumplimiento respecto de la ley, del estatuto y del reglamento, así
como velar por el interés social evitando actuar con dolo, abuso de facultades o culpa grave, que son los factores de
atribución de responsabilidad contemplados por la norma del art. 274 de la Ley 19.550.
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relación a la Ley 19.550

• ¿ Qué ocurre si una sociedad constituida en el extranjero desea participar como socia o
accionista en una sociedad constituida en el país?
El art. 123 de la Ley 19.550 establece: “Para constituir sociedad en la República, deberán
previamente acreditar ante el juez del Registro que se han constituido de acuerdo con las leyes
de sus países respectivos e inscribir su contrato social, reformas y demás documentación
habilitante, así como la relativa a sus representantes legales, en el Registro Público y en el
Registro Nacional de Sociedades por Acciones en su caso”.
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relación a la Ley 19.550

• El caso de la sociedad con sede o principal objeto en la República


Conforme a los dispuesto en el art. 124 de la Ley 19.550, la sociedad constituida en el extranjero
que tenga su sede en la República o su principal objeto esté destinado a cumplirse en la misma,
será considerada como sociedad local a los efectos del cumplimiento de las formalidades de
constitución o de su reforma y contralor de funcionamiento.
Esta normas es una norma de policía de Derecho Internacional Privado, de carácter imperativo;
más allá de que dicha norma persiga, también, prevenir el fraude a la ley.
Intervención judicial en las sociedades

A raíz de la resolución que estamos analizando, creo oportuno traer a colación la regulación de la
intervención judicial en las sociedades por la Ley 19.550. Según Vítolo (2018) cuando el o los
administradores de la sociedad realicen actos o incurran en omisiones que la pongan en peligro
grave, procederá la intervención judicial como medida cautelar con los recaudos establecidos por la
ley, sin perjuicio de aplicar las normas especificas para los distintos tipos de sociedad – art. 113 -.
Por su parte, Zunino (2004), explica que sólo los socios, o en su caso, la autoridad de contralor (IGJ)
pueden requerir esta medida, cuyo requisito esencial de procedencia es el “peligro grave” en que se
encuentre el interés o los derechos de la sociedad y/o los socios por acción u omisión de los
administradores en el cumplimiento de su función. La existencia de este extremo se ha de juzgar
restrictivamente dado el carácter de la acción que, como medida cautelar, solo requiere para su
procedencia una información sumaria donde se acrediten los requisitos de viabilidad (art. 114), sin
necesidad de dar traslado de la demanda (art. 117).
Intervención judicial en las sociedades

Esta figura, conforme Vítolo (2018), se limita al supuesto de mala administración del ente, como medida
complementaria de la acción de remoción, tutelando los derechos de los socios hasta que recaiga en
dicho litigio la correspondiente sentencia definitiva.
Sin desconocer que ello constituye el supuesto más frecuente de administración judicial, no pueden
ignorarse otros casos en donde la medida en estudio resulta, asimismo, viable, con independencia de
toda acción de remoción, como sucedería en el caso de total vacancia en la administración y fiscalización
de la sociedad, por fallecimiento o ausencia de sus integrantes, situación que define un supuesto de
extrema gravedad para el ente societario y sus órganos, que solo puede ser remediada por vía
jurisdiccional.
Asimismo, existen otros casos en que se ha admitido el pedido de intervención por aplicación de normas
procesales. Son los supuestos en que se ha declarado la validez de la designación de un interventor
judicial para que se convoque a una asamblea, con cuya realización cesa la jurisdicción del juzgado, o a
pedido de un gerente de una S.R.L., al que no se le permitiría el ejercicio de su cargo, para establecer el
estado patrimonial de la empresa.
Intervención judicial en las sociedades

La medida reviste carácter cautelar, por lo que su procedencia deberá ser acreditada inaudita
parte, es decir, sin necesidad de oír a la sociedad sobre el particular.
Además de los códigos procesales, otras leyes sustantivas contemplan la intervención judicial,
como la Ley 24.522 en el concurso preventivo. En la Ley 21.526 para entidades financieras, en la
Ley 20.091 para entidades aseguradoras y reaseguradoras, y en la Ley 26.831 de Mercado de
Capitales para la sociedad que haga oferta publica de sus acciones. Sin desconocer que todas
esas disposiciones reglan, en definitiva, una forma de intromisión en el órgano de administración
de las sociedades, responden dichas normas a distintas finalidades e intereses.
Intervención judicial en las sociedades

• Para que proceda la intervención judicial, según nos enseña Vítolo (2018), el art. 114 de la Ley
19.550 exige acreditación, por el peticionante, de su calidad de socio, lo que resulta lógico, pues
no se encuentra habilitado para pedir una intervención judicial, de tan importantes
consecuencias, quien carece de un interés legitimo en la remoción de los administradores. La
prueba de la calidad de socio variará conforme al tipo o clase de sociedad que integren.
Intervención judicial en las sociedades

• Excepcionalmente, podría también estar legitimado el síndico en caso de vacancia en la


administración de la sociedad, cuando el órgano de gobierno no adopte decisiones al respecto
para corregir esa anomalía, sea por desinterés, sea por existir grupos antagónicos en el seno del
mismo que impidan adoptar resoluciones validas, o por ser los administradores los mismos
accionistas de la sociedad, y encontrarse aquellos en imposibilidad de actuar por ausencia,
incapacidad, fallecimiento; entre otros. En dichos casos, no podría cuestionarse la facultad del
síndico o consejo de vigilancia (órganos que ejercen el contralor dentro de la S.A.) para solicitar la
intervención judicial, aunque más no sea al solo efecto de solicitar la disolución y posterior
liquidación de la sociedad intervenida, pues si bien la Ley 19.550, en su art. 114, no incluye a ese
funcionario como sujeto legitimado para solicitar la intervención judicial, el art. 258 de la Ley
parecería admitirlo, cuando lo faculta para nombrar los administradores en caso de vacancia,
derecho que se impone como ínsito en su atribución de defender y representar a los accionistas,
y como órgano de contralor de la administración.
Intervención judicial en las sociedades

• Zunino (2004) con respecto al art. 114 explica que la norma indica las acciones previas que se deben
deducir y lo que el socio peticionante debe acreditar. Sólo el Juez puede decretar la intervención
societaria.
• Finalmente, también puede promover la acción la autoridad de contralor (IGJ) cuando en dichas
sociedades se hayan adoptado resoluciones de sus órganos – asambleas, directorio, sindicatura o
consejo de vigilancia – violatorias de la ley, estatuto o reglamento, o contrarias al interés publico,
cuando el ente haga oferta publica de sus acciones o debentures o realice operaciones de
capitalización, ahorro o en cualquier otra forma requiera dinero o valores al publico con promesa de
prestaciones o beneficios futuros. La autoridad de contralor deberá fundar, en su resolución
correspondiente, las causales que motivaron la presentación judicial, y su intervención tendrá por
objeto remediar las causas que la motivaron, y si ello no fuere posible, su disolución y liquidación (art.
303 Ley 19.550).
• Debe tenerse presente que si bien la intervención judicial legislada por la Ley 19.550 es quizás la
especie mas frecuente de esa medida cautelar, los supuestos previstos en el art. 114 y sgts. de dicho
cuerpo legal no agotan su procedencia, pues aquella puede ser decretada, asimismo, a pedido de
acreedor.
Intervención judicial en las sociedades

• ¿ Cuántos y cuáles son los modos o alcances de la intervención judicial?


Tres (3) son los modos o alcances de la intervención judicial como medida cautelar societaria
según Vítolo (2018):
1. Interventor administrador: Esta primera forma es la mas grave, y procede cuando el
patrimonio de la sociedad corre inmediato peligro y es, entre otros, el supuesto en el cual
los administradores han realizado maniobras fraudulentas o cometido delitos en perjuicio
del ente, en cuyo caso el interventor judicial pasas a ejercer idénticas funciones que las
desempeñadas por aquellos, las cuales surgirán del contrato social o, en su defecto, de la
ley.
Intervención judicial en las sociedades

2. Coadministrador: La designación de un coadministrador es procedente cuando la


urgencia en la suspensión del administrador no resulta tan claramente de la presentación
judicial, o cuando se han menoscabado los derechos de los socios minoritarios sin afectarse
el patrimonio de la sociedad. En este caso el coadministrador lleva adelante la administración
en forma conjunta con los administradores naturales del ente conformándose entre todos
ellos la administración. En estos casos la coadministración, en cierta forma, funciona – ésta es
su esencia – bajo un mecanismo de veto.
Intervención judicial en las sociedades

3. Veedor: La jurisprudencia ha coincidido en la necesidad de la actuación de un veedor en


los casos de retacearse a los asociados el derecho de información de los negocios sociales, a
través de la no presentación de los estados contables o de la rendición de cuentas, conforme
a la clase de sociedad de que se trate. Considera vítolo (2018), que el veedor judicial no es
administrador ni participa en la tarea del respectivo órgano; no integra, ni parcial ni
totalmente, el órgano de administración, ni puede tomar medida que no sea de contralor. La
tarea del veedor consiste en observar y fiscalizar las tareas del órgano de contralor; para ello
tiene ineludiblemente el derecho de asistir a las reuniones correspondientes y el deber de
pedir todas las informaciones que sean necesarias para llevar a cabo su cometido. Por ello, y
atento al origen judicial de su investidura, el veedor no desplaza a los integrantes del órgano
de administración ni suple los derechos de las partes así como tampoco realiza pericias
contables, en cuanto a los hechos invocados.
Intervención judicial en las sociedades

• Zunino (2004) explica que las funciones del interventor son delineadas por el Juez; no obstante ,
cada una de las categorías a las que alude la ley implican por sí mismas el ámbito de su
actuación. Así el simple “veedor” resume sus funciones a las de control y vigilancia, el
“coadministrador” comparte la administración con los órganos intervenidos y la figura del
“administrador” implica de suyo el reemplazo del órgano anterior. Además, el Juez tiene que
fijar el plazo de la intervención el cual, como dice la norma, sólo puede ser prorrogado mediante
información sumaria que acredite tal necesidad.
• Además de estos supuestos, explica Vítolo (2018), la Ley 26.831 de Mercado de Capitales
contiene normas especificas respecto de la eventual intervención judicial en las sociedades
abiertas.
• Vítolo (2018) advierte que el Juez no se encuentra limitado al alcance que la parte pretenda
otorgar a la medida solicitada. Por el contrario, puede limitar la intervención solicitada,
designando un funcionario con menores atribuciones, cuando las circunstancias del caso así lo
aconsejen – art. 204 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación -.
Intervención judicial en las sociedades

• El peticionante deberá prestar la contracautela que se fije, de acuerdo con las


circunstancias del caso, los perjuicios que la medida pueda causar a la sociedad y las costas
causídicas. Con respeto a esto, Zunino (2004) dice que quien pide la gravosa medida debe
garantizar para el caso de improcedencia de la misma.
• La resolución que dispone la intervención es apelable al solo efecto devolutivo. Con
respecto a esto, Zunino expresa que, el efecto devolutivo es el efecto que corresponde,
atento la naturaleza de la resolución que dispone la intervención. Si se otorga al recurso
efecto suspensivo ello implicaría la continuación en los hechos de la administración que se
tacha de dañosa para la sociedad o el interés del socio peticionante. La doctrina entiende
que el recurso en cuestión puede ser deducido no solo por los administradores
impugnados, sino también por la sociedad y los restantes socios.
CONCLUSIONES

• Habiendo realizado un exhaustivo análisis de las normas de la Ley General de Sociedades 19.550
que nos enseña sobre el tema que nos convoca, traigo a colación, el considerando N° 1 de la
Resolución de la IGJ donde se expone que: “… el art. 118 de la LGS es una norma imperativa de
orden publico societario justificada en la soberanía estatal y se fundamenta en la necesidad de
asegurar el eficaz ejercicio de policía, conociendo a todas las personas jurídicas que actúan en el
país y a los integrantes de su órgano administrativo, a fin de proteger el tráfico y seguridad
mercantiles – bien jurídico tutelado - ; como así también razones de índole fiscal, ya que dichas
personas son sujetos pasivos de obligaciones tributarias en la República”.
• En el mismo Considerando se nombra a la Ley 22.315 que regula la actividad de la Inspección
General de Justicia (donde en los arts. 6, 7 y 8 ha reglamentado minuciosamente los requisitos
exigidos para la inscripción ante el Registro Público a su cargo).
CONCLUSIONES

• Otra de las cosas que se puntualiza en este Considerando es la Ley 20.266 del ejercicio de la profesión de Martillero
y Corredor, donde además de la exigencia, como condición habilitante la de la inscripción en una matrícula especial
en la jurisdicción correspondiente, es la de que las personas humanas que se propongan realizar tales actividades
cuenten con un título universitario expedido o revalidado en la Republica, con arreglo a las reglamentaciones
vigentes y las que se dicten ( arts. 1°,3° inc. a, 32 inc. b y 33 inc. b, ley 20.266).
• El mismo ordenamiento admite que los “martilleros” ( es decir personas humanas que se hayan inscripto en la
matrícula – acreditando al efecto titulo universitario de martillero expedido o revalidado en la República)
constituyan sociedades de cualesquiera de los tipos previstos la Ley 19.550 excepto cooperativas, con el objeto de
realizar exclusivamente actos de remate ( art. 15), lo que también se aplica a los corredores (art. 31). Conforme ello,
resulta que las sociedades de martilleros o corredores solo pueden ser sociedades constituidas conforme a la
legislación argentina.
• Continúa diciendo en el Considerando que la reseña efectuada deja en claro, con consideración a que el corretaje
inmobiliario es una actividad reglamentada en base a normas imperativas, que el contrato de franquicia entre
REMAX INTERNATIONAL INC. o RE/MAX INTERNATIONAL INC. y REMAX ARGENTINA S.R.L., constituye una
convención dirigida a la elusión de dicho régimen de orden público y violatoria del art. 12 del CCyC.
CONCLUSIONES

• En el Considerando N° 2, se expresa que si bien REMAX ARGENTINA S.R.L. es una sociedad


comprendida entre los tipos societarios regulados en la Ley 19.550, la utilización de subfranquicias
para participar de operaciones inmobiliarias y percibir resultados de las mismas, es un mecanismo de
fraude a la ley también en su caso, ya que tampoco ella podría realizar actos de corretaje pues no
cumple con los requisitos exigidos al efecto por el art. 15 de la Ley 20.266, aplicable a las sociedades
de corredores: los cónyuges Eduardo Sebastián Sosa y Dorothy Peñate Sosa no son agentes
inmobiliarios matriculados y el objeto de la sociedad no es el único y exclusivo, esto es, circunscripto
al corretaje inmobiliario como resulta de la aplicación de la norma legal precitada (art. 31 Ley 20.266),
sino un objeto social diferente comprensivo tanto del otorgamiento de determinadas franquicias
como de la organización y dictado de cursos vinculados a la actividad inmobiliaria.
• Por ellos cabe sostener que REMAX ARGENTINA S.R.L., siendo una sociedad de objeto genéricamente
licito de acuerdo con la formulación del mismos en su contrato social, se halla sin embargo incursa
con reiteración en la actividad ilícita de participar en interés tanto propio como de su franquiciante en
operaciones de corretaje inmobiliario, lo cual la encuadra en el art. 19 Ley 19.550, con las graves
consecuencias que de ello se siguen.
CONCLUSIONES

• Continúa diciendo el Considerando N° 2 que es preciso enfatizar que la actividad educativa está
prevista en el objeto social de REMAX ARGENTINA S.R.L., por lo que su realización en condiciones de
ilicitud requiere de su organización y encuadramiento dentro de las posibilidades ofrecidas por la
normativa en la materia, que también es de orden publico pues vincula con garantías de la
Constitución Nacional y de tratados de derechos humanos receptados por ésta también con jerarquía
constitucional (art. 1° Ley 20.266).
• Conforme el art. 17 de la Ley de Educación Nacional N° 20.266 el sistema educativo nacional, que es
operable por instituciones de gestión publica o privada, comprende cuatro niveles y ocho
modalidades las cuales son opciones organizativas y/o curriculares de la educación común para dar
respuestas a requerimientos específicas de formación y atender particularidades de carácter
permanente o temporal, personales y/o contextuales, entre las cuales se cuenta la modalidad de
educación técnico profesional. Además el art. 38 de la misma Ley 26.206 prevé que dicha modalidad
es responsable de la formación de técnicos medios y técnicos superiores en áreas ocupacionales
especificas y de la formación profesional, y se rige por la Ley 26.058.
CONCLUSIONES

• En el Considerando N° 3 se hace referencia a la fraudulenta utilización de la figura contractual de la


franquicia para eludir las normas imperativas sobre el ejercicio del corretaje inmobiliario. El contrato
de franquicia regulado en el art. 1512 y sgtes. Del CCyC.
• La sociedad REMAX INTERNATIONAL INC. o RE/MAX INTERNATIONAL INC. actúa en el país en claro
fraude a la ley, conforme las normas de derecho internacional privado contenidas en los arts. 2598 a
2600 del CCyC; en violación de todas las normas regulatorias imperativas aplicables a las actividades
descriptas en el objeto social de la sociedad local REMAX ARGENTINA S.R.L., a través de actividades
que tampoco se adecuan a la normativa argentina que regula la intermediación inmobiliaria, siendo
que REMAX ARGENTINA S.R.L. aparece como una siempre máscara que encubre la ilegal actuación de
REMAX INTERNATIONAL INC. o REMAX INTERNATIONAL INC. en el mercado argentino.
• La doctrina y jurisprudencia han coincidido en la aplicación a las sociedades constituidas en el
extranjero, no inscriptas en el registro mercantil local, pero que tiene activa intervención en el trafico
nacional, lo dispuesto por el art. 19 de la Ley 19.550, que legisla sobre las sociedades nulas por
desarrollar en el país una actividad ilícita, afirmándose que ellas comparten conductas que importan
la desnaturalización funcional que ha tenido la virtualidad del complejo desbaratamiento del régimen
de publicidad comercial requerido por esta ley.
CONCLUSIONES

• Concluye la Resolución diciendo que conforme lo denunciado por el Colegio Único de


Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires y Armado Fernando Pepe, resulta
evidente que la actividad inmobiliaria y de servicios conexos, incluyendo los educativos
referidos a dicha actividad, que se han llevado a cabo han sido actividades ilícitas a las que
debe ponerse fin, iniciado para ello las acciones judiciales pertinentes.
• Resuelve la IGJ contra la sociedad REMAX ARGENTINA S.R.L. la inmediata acción judicial de
disolución y liquidación prevista en el art. 19 de la Ley 19.550.

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