Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Impacto de La Resolución IGJ CASO REMAX
Impacto de La Resolución IGJ CASO REMAX
EXTRANJERO
A RAÍZ DE LA RESOLUCIÓN N° 350/2020 DE LA
INSPECCIÓN GRAL. DE JUSTICIA
“PEPE ARMANDO FERNANDO C/ REMAX ARGENTINA
S.R.L. S/ DENUNCIA”
Impacto de la Resolución N° 350/2020 IGJ en
relación a la Ley 19.550
• A fin de comprender los alcances de la Resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ), voy
a citar al autor Vítolo, Daniel (2018) que en su Manual de Derecho Comercial nos explica que la
sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existencia y forma por las leyes del
lugar de constitución, y se halla habilitada para realizar en el país actos aislados y para estar en
juicio (conf. Art. 118 Ley 19.550). Esto quiere decir que toda la problemática en materia de
personalidad jurídica, capacidad, formalidades de constitución, tipicidad y órganos se rige por
la ley del país de origen.
Impacto de la Resolución N° 350/2020 IGJ en
relación a la Ley 19.550
6. Los elementos y requisitos del contrato de sociedad – o del negocio jurídico que diera
origen a la sociedad en el caso de que el origen no fuese contractual -;
7. La adecuación a los elementos típicos y respeto del tipo social – si éste existiere;
8. La obtención de las autorizaciones gubernamentales correspondientes – cuando éstas
resultaren necesarias -;
9. Las consecuencias que pueda acarrear a la sociedad el incumplimiento de las normas y
previsiones establecidas en la ley extranjera para los casos de infracción al régimen legal de
origen.
Impacto de la Resolución N° 350/2020 IGJ en
relación a la Ley 19.550
• Para adoptar un criterio en cada caso concreto, no solo debe examinarse el acto en sí sino las
consecuencias que de tal acto pueden derivarse. Si, por Ej. El acto de adquirir un inmueble, urbano o
rural, como inversión inmobiliaria por parte de una sociedad constituida en el extranjero puede
considerarse prima facie como acto aislado, si el mismo es dado en alquiler o es explotado, lo que
originariamente podría calificarse como un acto aislado ha generado una actividad habitual en el país,
más aún si se vincula con actos comprendidos en el amplio espectro contenido en el objeto social de
la sociedad.
• El art. 118 de la Ley 19.550 señala, en su 2° párr. que la sociedad constituida en el extranjero “se halla
habilitada para (…) estar en juicio”. Esta expresión ha generado no poca controversia. Entre los
precedentes jurisprudenciales que suele mencionarse como génesis de esta redacción se encuentra el
clásico caso “El Hatillo”, que en realidad se trataba del caso “Potosí S.A. c/ Cóccaro, Abel F. s/ recurso
de hecho”, del 23 de julio de 1963, en el cual la Corte Suprema revocó un pronunciamiento de la sala
B de la Cámara Comercial que había denegado la participación en juicio de una sociedad venezolana.
Impacto de la Resolución N° 350/2020 IGJ en
relación a la Ley 19.550
• ¿ Qué ocurre si una sociedad constituida en el extranjero desea participar como socia o
accionista en una sociedad constituida en el país?
El art. 123 de la Ley 19.550 establece: “Para constituir sociedad en la República, deberán
previamente acreditar ante el juez del Registro que se han constituido de acuerdo con las leyes
de sus países respectivos e inscribir su contrato social, reformas y demás documentación
habilitante, así como la relativa a sus representantes legales, en el Registro Público y en el
Registro Nacional de Sociedades por Acciones en su caso”.
Impacto de la Resolución N° 350/2020 IGJ en
relación a la Ley 19.550
A raíz de la resolución que estamos analizando, creo oportuno traer a colación la regulación de la
intervención judicial en las sociedades por la Ley 19.550. Según Vítolo (2018) cuando el o los
administradores de la sociedad realicen actos o incurran en omisiones que la pongan en peligro
grave, procederá la intervención judicial como medida cautelar con los recaudos establecidos por la
ley, sin perjuicio de aplicar las normas especificas para los distintos tipos de sociedad – art. 113 -.
Por su parte, Zunino (2004), explica que sólo los socios, o en su caso, la autoridad de contralor (IGJ)
pueden requerir esta medida, cuyo requisito esencial de procedencia es el “peligro grave” en que se
encuentre el interés o los derechos de la sociedad y/o los socios por acción u omisión de los
administradores en el cumplimiento de su función. La existencia de este extremo se ha de juzgar
restrictivamente dado el carácter de la acción que, como medida cautelar, solo requiere para su
procedencia una información sumaria donde se acrediten los requisitos de viabilidad (art. 114), sin
necesidad de dar traslado de la demanda (art. 117).
Intervención judicial en las sociedades
Esta figura, conforme Vítolo (2018), se limita al supuesto de mala administración del ente, como medida
complementaria de la acción de remoción, tutelando los derechos de los socios hasta que recaiga en
dicho litigio la correspondiente sentencia definitiva.
Sin desconocer que ello constituye el supuesto más frecuente de administración judicial, no pueden
ignorarse otros casos en donde la medida en estudio resulta, asimismo, viable, con independencia de
toda acción de remoción, como sucedería en el caso de total vacancia en la administración y fiscalización
de la sociedad, por fallecimiento o ausencia de sus integrantes, situación que define un supuesto de
extrema gravedad para el ente societario y sus órganos, que solo puede ser remediada por vía
jurisdiccional.
Asimismo, existen otros casos en que se ha admitido el pedido de intervención por aplicación de normas
procesales. Son los supuestos en que se ha declarado la validez de la designación de un interventor
judicial para que se convoque a una asamblea, con cuya realización cesa la jurisdicción del juzgado, o a
pedido de un gerente de una S.R.L., al que no se le permitiría el ejercicio de su cargo, para establecer el
estado patrimonial de la empresa.
Intervención judicial en las sociedades
La medida reviste carácter cautelar, por lo que su procedencia deberá ser acreditada inaudita
parte, es decir, sin necesidad de oír a la sociedad sobre el particular.
Además de los códigos procesales, otras leyes sustantivas contemplan la intervención judicial,
como la Ley 24.522 en el concurso preventivo. En la Ley 21.526 para entidades financieras, en la
Ley 20.091 para entidades aseguradoras y reaseguradoras, y en la Ley 26.831 de Mercado de
Capitales para la sociedad que haga oferta publica de sus acciones. Sin desconocer que todas
esas disposiciones reglan, en definitiva, una forma de intromisión en el órgano de administración
de las sociedades, responden dichas normas a distintas finalidades e intereses.
Intervención judicial en las sociedades
• Para que proceda la intervención judicial, según nos enseña Vítolo (2018), el art. 114 de la Ley
19.550 exige acreditación, por el peticionante, de su calidad de socio, lo que resulta lógico, pues
no se encuentra habilitado para pedir una intervención judicial, de tan importantes
consecuencias, quien carece de un interés legitimo en la remoción de los administradores. La
prueba de la calidad de socio variará conforme al tipo o clase de sociedad que integren.
Intervención judicial en las sociedades
• Zunino (2004) con respecto al art. 114 explica que la norma indica las acciones previas que se deben
deducir y lo que el socio peticionante debe acreditar. Sólo el Juez puede decretar la intervención
societaria.
• Finalmente, también puede promover la acción la autoridad de contralor (IGJ) cuando en dichas
sociedades se hayan adoptado resoluciones de sus órganos – asambleas, directorio, sindicatura o
consejo de vigilancia – violatorias de la ley, estatuto o reglamento, o contrarias al interés publico,
cuando el ente haga oferta publica de sus acciones o debentures o realice operaciones de
capitalización, ahorro o en cualquier otra forma requiera dinero o valores al publico con promesa de
prestaciones o beneficios futuros. La autoridad de contralor deberá fundar, en su resolución
correspondiente, las causales que motivaron la presentación judicial, y su intervención tendrá por
objeto remediar las causas que la motivaron, y si ello no fuere posible, su disolución y liquidación (art.
303 Ley 19.550).
• Debe tenerse presente que si bien la intervención judicial legislada por la Ley 19.550 es quizás la
especie mas frecuente de esa medida cautelar, los supuestos previstos en el art. 114 y sgts. de dicho
cuerpo legal no agotan su procedencia, pues aquella puede ser decretada, asimismo, a pedido de
acreedor.
Intervención judicial en las sociedades
• Zunino (2004) explica que las funciones del interventor son delineadas por el Juez; no obstante ,
cada una de las categorías a las que alude la ley implican por sí mismas el ámbito de su
actuación. Así el simple “veedor” resume sus funciones a las de control y vigilancia, el
“coadministrador” comparte la administración con los órganos intervenidos y la figura del
“administrador” implica de suyo el reemplazo del órgano anterior. Además, el Juez tiene que
fijar el plazo de la intervención el cual, como dice la norma, sólo puede ser prorrogado mediante
información sumaria que acredite tal necesidad.
• Además de estos supuestos, explica Vítolo (2018), la Ley 26.831 de Mercado de Capitales
contiene normas especificas respecto de la eventual intervención judicial en las sociedades
abiertas.
• Vítolo (2018) advierte que el Juez no se encuentra limitado al alcance que la parte pretenda
otorgar a la medida solicitada. Por el contrario, puede limitar la intervención solicitada,
designando un funcionario con menores atribuciones, cuando las circunstancias del caso así lo
aconsejen – art. 204 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación -.
Intervención judicial en las sociedades
• Habiendo realizado un exhaustivo análisis de las normas de la Ley General de Sociedades 19.550
que nos enseña sobre el tema que nos convoca, traigo a colación, el considerando N° 1 de la
Resolución de la IGJ donde se expone que: “… el art. 118 de la LGS es una norma imperativa de
orden publico societario justificada en la soberanía estatal y se fundamenta en la necesidad de
asegurar el eficaz ejercicio de policía, conociendo a todas las personas jurídicas que actúan en el
país y a los integrantes de su órgano administrativo, a fin de proteger el tráfico y seguridad
mercantiles – bien jurídico tutelado - ; como así también razones de índole fiscal, ya que dichas
personas son sujetos pasivos de obligaciones tributarias en la República”.
• En el mismo Considerando se nombra a la Ley 22.315 que regula la actividad de la Inspección
General de Justicia (donde en los arts. 6, 7 y 8 ha reglamentado minuciosamente los requisitos
exigidos para la inscripción ante el Registro Público a su cargo).
CONCLUSIONES
• Otra de las cosas que se puntualiza en este Considerando es la Ley 20.266 del ejercicio de la profesión de Martillero
y Corredor, donde además de la exigencia, como condición habilitante la de la inscripción en una matrícula especial
en la jurisdicción correspondiente, es la de que las personas humanas que se propongan realizar tales actividades
cuenten con un título universitario expedido o revalidado en la Republica, con arreglo a las reglamentaciones
vigentes y las que se dicten ( arts. 1°,3° inc. a, 32 inc. b y 33 inc. b, ley 20.266).
• El mismo ordenamiento admite que los “martilleros” ( es decir personas humanas que se hayan inscripto en la
matrícula – acreditando al efecto titulo universitario de martillero expedido o revalidado en la República)
constituyan sociedades de cualesquiera de los tipos previstos la Ley 19.550 excepto cooperativas, con el objeto de
realizar exclusivamente actos de remate ( art. 15), lo que también se aplica a los corredores (art. 31). Conforme ello,
resulta que las sociedades de martilleros o corredores solo pueden ser sociedades constituidas conforme a la
legislación argentina.
• Continúa diciendo en el Considerando que la reseña efectuada deja en claro, con consideración a que el corretaje
inmobiliario es una actividad reglamentada en base a normas imperativas, que el contrato de franquicia entre
REMAX INTERNATIONAL INC. o RE/MAX INTERNATIONAL INC. y REMAX ARGENTINA S.R.L., constituye una
convención dirigida a la elusión de dicho régimen de orden público y violatoria del art. 12 del CCyC.
CONCLUSIONES
• Continúa diciendo el Considerando N° 2 que es preciso enfatizar que la actividad educativa está
prevista en el objeto social de REMAX ARGENTINA S.R.L., por lo que su realización en condiciones de
ilicitud requiere de su organización y encuadramiento dentro de las posibilidades ofrecidas por la
normativa en la materia, que también es de orden publico pues vincula con garantías de la
Constitución Nacional y de tratados de derechos humanos receptados por ésta también con jerarquía
constitucional (art. 1° Ley 20.266).
• Conforme el art. 17 de la Ley de Educación Nacional N° 20.266 el sistema educativo nacional, que es
operable por instituciones de gestión publica o privada, comprende cuatro niveles y ocho
modalidades las cuales son opciones organizativas y/o curriculares de la educación común para dar
respuestas a requerimientos específicas de formación y atender particularidades de carácter
permanente o temporal, personales y/o contextuales, entre las cuales se cuenta la modalidad de
educación técnico profesional. Además el art. 38 de la misma Ley 26.206 prevé que dicha modalidad
es responsable de la formación de técnicos medios y técnicos superiores en áreas ocupacionales
especificas y de la formación profesional, y se rige por la Ley 26.058.
CONCLUSIONES