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HISTORIAS DE LAS ESTÉTICAS POÉTICAS

NO TENGO PAZ NI PUEDO HACER LA GUERRA...


No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.

Prisión que no se cierra ni des-cierra,


No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.

Veo sin ojos, grito en vano;


sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.

Me alimenta el dolor y llorando reí;


La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por tí.

/Francesco de Petrarca, 1350/

¡OH, ENGAÑO DE LOS HOMBRES, VIDA BREVE...


¡Oh, engaño de los hombres, vida breve,
loca ambición al aire vago asida!,
pues el que más se acerca a la partida,
más confiado de quedar se atreve.

¡Oh, flor al hielo!, ¡oh, rama al viento leve


lejos del tronco!, si en llamarte vida
tú misma estás diciendo que eres ida,
¿qué vanidad tu pensamiento mueve?

Dos partes tu mortal sujeto encierra:


una que se derriba al bajo suelo,
y otra que de la tierra te destierra;

tú juzga de las dos el mejor celo:


si el cuerpo quiere ser tierra en la Tierra,
el alma quiere ser cielo en el Cielo.

/Lope de Vega, 1620/

1
¿QUÉ TENGO YO, QUE MI AMISTAD PROCURAS?

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?


¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno obscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,


pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de mis plantas puras!

Cuántas veces el ángel me decía:


«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!»

¡Y cuánta hermosura soberana:


«Mañana le abriremos.» respondía
para lo mismo responder mañana!

/Lope de Vega, 1620/

DEFINIENDO EL AMOR
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,


un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,


que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:


mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.

/Francisco de Queved0, 1650/

2
A MARGARITA
¿Recuerdas que querías ser una Margarita
Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá.

Tus labios escarlatas de púrpura maldita


sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
«Sí... no... sí... no...» ¡y sabías que te adoraba ya!

Después, ¡oh flor de Histeria! llorabas y reías;


tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.

Y en una tarde triste de los más dulces días,


la Muerte, la celosa, por ver si me querías,
¡como a una margarita de amor, te deshojó!
/R. Darío, 1895/

EN PAZ

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,


porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino


que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:


¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;


mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.


¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz.

/Amado Nervo, 1910/

3
CANSANCIO

Cansado.¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado. ¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre, desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado, enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

/Oliverio Girondo, 1922/

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POEMA 12
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.

/Oliverio Girondo, 1922/

DOS CUERPOS
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente


son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente


son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente


son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente


son dos astros que caen
en un cielo vacío. /Octavio Paz, 1945/

5
POEMA EN LÍNEA RECTA
Nunca conocí a nadie a quien le hubiesen roto la cara.
Todos mis conocidos fueron campeones en todo.
Y yo, que fui ordinario, inmundo, vil,
un parásito descarado,
un tipo imperdonablemente sucio
al que tantas veces le faltó paciencia para bañarse;
yo que fui ridículo, absurdo,
que me llevé por delante las alfombras de las formalidades,
que fui grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
que recibí insultos sin abrir la boca
y que fui todavía más ridículo cuando la abrí;
yo que resulté cómico a las mucamas de hotel,
yo que sentí los guiños de los changadores,
yo que estafé, que pedí prestado y no devolví nunca,
yo que aparté el cuerpo cuando hubo que enfrentarse a puñetazos.
Yo que sufrí la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
me doy cuenta que no hay en este mundo otro como yo.
La gente que conozco y con la que hablo
nunca cayó en ridículo, nunca fue insultada,nunca fue sino príncipe – todos ellos príncipes – en la
vida…
¡Ah, quien pudiera oír una voz humana
confesando no un pecado sino una infamia;
contando no una violencia sino una cobardía!
Pero no, son todos la Maravilla si los escucho.
¿Es que no hay nadie en este ancho mundo capaz de confesar que una vez fue vil?
¡Oh príncipes, mis hermanos!
¡Basta, estoy harto de semidioses!
¿Dónde está la gente de este mundo?
¿Así que en esta tierra sólo yo soy vil y me equivoco?
Admitirán que las mujeres no los amaron,
aceptarán que fueron traicionados – ¡pero ridículos nunca!Y yo que fui ridículo sin haber sido
traicionado,
¿cómo puedo dirigirme a mis superiores sin titubear?
Yo que he sido vil, literalmente vil,
vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.

/Fernando Pessoa, 1918/

6
ELLA
Ella daba dos pasos hacia delante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo
Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma
Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.
/Vicente Huidobro, 1930/

FRAGMENTO DE ALTAZOR

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y
los aeroplanos del calor. Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental.
Lanzaba suspiros de acróbata. Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche. Amo
la noche, sombrero de todos los días. La noche, la noche del día, del día al día siguiente. Mi madre
hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer. Tenía cabellos color de bandera y ojos
llenos de navíos lejanos. Una tarde cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos golondrinas». He
aquí la muerte que se acerca como la tierra al globo que cae. Mi madre bordaba lágrimas desiertas
en los primeros arcos iris. Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.
El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuera dromedario no tendría sed.
¿Qué hora es?» Bebió las gotas de rocío de mis cabellos, me lanzó tres miradas y media y se alejó
diciendo: «Adiós», con su pañuelo soberbio. Hacia las dos, aquel día, encontré un precioso aeroplano,
lleno de escamas y caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde guarecerse de la lluvia. Allá lejos,
todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto, comenzaron a desprenderse, uno a uno,
arrastrando como pabellón jirones de aurora incontestable. Junto con marcharse los últimos, la aurora

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desapareció tras algunas olas desmesuradamente infladas. Entonces oí hablar al Creador, sin nombre,
que es un simple hueco en el vacío, hermoso como un ombligo.«Hice un gran ruido y este ruido formó
el océano y las olas del océano». Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán
siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales. Después tejí un largo bramante de rayos
luminosos para coser los días uno a uno; los días que tienen un oriente legítimo o reconstituido, pero
indiscutible. Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano. Después bebí un poco de
coñac (a causa de la hidrografía). Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las
sonrisas equívocas, y los dientes de la boca, para violar las groserías que nos vienen a la boca.
«Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar... a ella,
ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador». Mi
aracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro
abierto. Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta con
todos sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes haces pensar en el comienzo del
mundo.
/Vicente Huidobro, 1934/

EL POETA Y LA MUERTE
A la casa del poeta
llega la muerte borracha
ábreme viejo que ando
buscando una oveja guacha

Estoy enfermo - después


perdóname vieja lacha

- Ábreme viejo cabrón


¿no vai a mostrar I'hilacha?
por muy enfermo quehtí
teníh que enfilame I'hacha

- Déjame morir tranquilo


te digo vieja vizcacha

-Mira viejo dehgraciao


bigoteh e cucaracha
anteh de morir teníh
quechame tu güena cacha

La puerta se abrió de golpe:


- Ya, pasa vieja cufufa
ella que se le empelota
y el viejo que se lo enchufa.

/Nicanor Parra, 1960/

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