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Pablo Neruda
Las
abando¡Cómo me dan pena las abandonadas,
que amaron creyendo ser también amadas,
Julio sesto
L
o
s
h
o Los hombres no saben morirse…
Unos mueren no queriendo la muerte;
m otros
la encuentran en un beso, pero sin estatura…
b otros
saben que cuando cantan no le verán la cara.
r Los hombres no se mueren completos,
no saben irse enteros…
e Unos reparten en el viaje sus retazos de muerte;
otros
s dejan el odio para cuando vuelvan…
Pero todos,
b con el cadáver de su tiempo al hombro,
todos,
e todos son el Uno,
el Uno
n que sólo por amor vuelve a la tierra.
m Manuel Cabral.
o
r
i
Mi gran
amor
El amor más grande de mi vida,
El amor más sincero de la vida,
El amor más delicado en la vida,
Es el amor que nunca se marchita.
Como el tuyo madre mía,
Es más grande por que nunca se olvida,
El más sincero por que es el único verdadero,
El más delicado por que se rasguña y se lastima
Tu amor madre mía, es el amor que nunca olvidaría,
No lo olvidaría, por que sería como olvidar mi vida,
Pero olvidar no podría, gracias a aquella palabra
Tan sencilla, amor, si amor mamá mía…
A un
ángel
Hoy el viento me trae tu recuerdo
Cubriéndome de profundo escalofrío
Por una muerte que aun no entiendo
Y trato de comprender por qué te has ido.
Naciste como un ángel
Y creo que como un ángel has vivido
Caminando por la vida
Sin sentir ningún peligro.
Tal vez por eso Dios te llevó
porque eras un ángel
Y solo los ángeles junto a Dios
Tienen su sitio.
Cuando supe de tu viaje
Mi corazón quedó como detenido
Y sentí un dolor tan fuerte que creí
Que tu muerte, de Dios fue un descuido.
Pero creo en Jesucristo
Y su promesa de otra vida
Y por eso ya no lloro al saber
Que te veré nuevamente madre mía.
Madre
¡y dormirá en la sombra de vuestro gran sobre el confuso trueno del piélago febril.
laurel!
¡Salve al coro de Afiones de estas tierras
fragantes!
Venir pude en la concha de Venus Citerea, ¡A todos los Orfeos del país de los
diamantes!
sobre el áspero lomo del león de Nemea,
¡A todos los que pulsan su lira en el Brasil!
en el ave de Júpiter o en un fiero dragón;
en la camella blanca de una reina de Oriente,
Tal digo, hermanos míos en la prosapia
en el cuerpo ondulante de una alada ibérica,.
serpiente,
Saludemos la gloria futura de la América,
o a bordo de la lírica galera de Jasón.
que todas las espigas se junten en un haz. ¡Buscadme en mi magnífico palacio de la
Osa,
Unamos nuestras liras y nuestros corazones,
o en mi torre de oro, junto a la Cruz del Sur!
que ha llegado el crepúsculo de las
anunciaciones,
¡para que baje el ángel de la celeste paz!
RAMON ORTEGA
Nocturno a rosario
las formas de mi madre
I
se pierden en la nada
¡Pues bien! yo necesito y tú de nuevo vuelves
decirte que te adoro en mi alma a aparecer.
decirte que te quiero
IV
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro, Comprendo que tus besos
que es mucho lo que lloro, jamás han de ser míos,
que ya no puedo tanto comprendo que en tus ojos
al grito que te imploro, no me he de ver jamás,
te imploro y te hablo en nombre y te amo y en mis locos
de mi última ilusión. y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
II
adoro tus desvíos,
Yo quiero que tu sepas y en vez de amarte menos
que ya hace muchos días te quiero mucho más.
estoy enfermo y pálido
V
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas A veces pienso en darte
las esperanzas mías, mi eterna despedida,
que están mis noches negras, borrarte en mis recuerdos
tan negras y sombrías, y hundirte en mi pasión
que ya no sé ni dónde mas si es en vano todo
se alzaba el porvenir. y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
III
pedazo de mi vida?
De noche, cuando pongo ¿Qué quieres tu que yo haga
mis sienes en la almohada con este corazón?
y hacia otro mundo quiero
VI
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho, Y luego que ya estaba
y al fin de la jornada concluído tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar;
el sol de la mañana sino en amarte mucho
detrás del campanario, bajo el hogar risueño
chispeando las antorchas, que me envolvió en sus besos
humeando el incensario, cuando me vio nacer!
y abierta alla a lo lejos
la puerta del hogar... X
VIII
IX
Manuel Acuña
A MIS HIJAS
Mi tristeza es un mar; tiene su bruma con abrir más los bordes de mi herida;
que envuelve densa mis amargos días; imitad en lo noble a vuestro abuelo:
sus olas son de lágrimas; mi pluma ¡Sol de virtud que iluminó mi vida!
está empapada en ellas, hijas mías.
Orad y perdonad; siempre es inmensa
Vosotras sois las inocentes flores después de la oración la interna calma,
nacidas de ese mar en la ribera; y el ser que sabe perdonar la ofensa
la sorda tempestad de mis dolores sabe llevar a Dios. dentro del alma.
sirve de arrullo a vuestra edad primera.
Sea vuestro pecho de bondades nido,
Nací para luchar; sereno y fuerte no ambicionéis lo que ninguno alcanza,
cobro vigor en el combate rudo; coronad el perdón con el olvido
cuando pague mi audacia con la muerte, y la austera virtud con la esperanza.
caeré cual gladiador sobre mi escudo.
Sin dar culto a los frívolos placeres
Llévenme así a vosotras; de los hombres que la pureza vuestra frente ciña,
ni desdeño el poder ni el odio temo; buscad alma de niña en las mujeres
pongo todo mi honor en vuestros nombres y buscad alma de ángel en la niña.
y toda el alma en vuestro amor supremo.
Nadie nace a la infamia condenado,
Para salir al mundo vais de prisa. nadie hereda la culpa de un delito,
¡Ojalá que esa vez nunca llegara! nunca para ser siervas del pecado
Pues hay que ahogar el llanto con la risa, os disculpéis clamando: estaba escrito.
para mirar al mundo cara a cara.
No me imitéis a mí: yo me consuelo
¡Existir es luchar! No es infelice Yo anhelo que, al morir, por premio santo,
quien luchando, de espinas se corona; tengan de vuestro amor en los excesos:
abajo, todo esfuerzo se maldice, las flores de mi tumba vuestro llanto,
arriba, toda culpa se perdona. las piedras de mi tumba vuestros besos.
La escribió una mujer joven y bella. »Me acosan de dolor fieros vestigios,
¿Descubriré su nombre? ¡no!, ¡no quiero! ¡qué amargas son las lágrimas primeras!
pues siempre he sido, por mi buena estrella, Pesan sobre mi vida veinte siglos,
para todas las damas, caballero. y apenas cumplo veinte primaveras.
¿Qué ser alguna vez no esperó en vano »En esta horrible lucha en que batallo,
algo que si se frustra, mortifica? aun cuando débil, tu consuelo imploro,
Misterios que al papel lleva la mano, quiero decir que lloro y me lo callo,
el tiempo los descubre y los publica. y más risueña estoy cuanto más lloro.
«Dicen que las mujeres sólo lloran »¿Qué te respondí yo? Bajé la frente,
cuando quieren fingir hondos pesares; triste y convulsa te estreché la mano,
los que tan falsa máxima atesoran, porque un amor que nace tan vehemente
muy torpes deben ser, o muy vulgares. es natural que muera muy temprano.
»Si cayera mi llanto hasta las hojas »Tus versos para mí conmovedores,
donde temblando está la mano mía, los juzgué flores puras y divinas,
para poder decirte mis congojas olvidando, insensata, que las flores
con lágrimas mi carta escribiría. todo lo pierden menos las espinas.
»Mas si el llanto es tan claro que no pinta, »Yo, que como mujer, soy vanidosa,
y hay que usar de otra tinta más obscura, me vi feliz creyéndome adorada,
la negra escogeré, porque es la tinta sin ver que la ilusión es una rosa,
donde más se refleja mi amargura. que vive solamente una alborada.
»¡Cuántos de los crepúsculos que admiras »Te quisiera culpar y no me atrevo,
pasamos entre dulces vaguedades; es, después de gozar, justo el hastío;
las verdades juzgándolas mentiras yo que soy un cadáver que me muevo,
las mentiras creyéndolas verdades! del amor de mi madre desconfío.
Michelle Tovar
La Flor De La Canela
Maria Bonita
La luna que nos miraba
Ya hacía ratito
Se hizo un poquito desentendida
Acuerdate de acapulco Y cuando la vi escondida
De aquellas noches Me arrodille para besarte
Maria bonita, maría del alma; Y así entregarte toda mi vida.
Acuerdate que en la playa, Amores habras tenido muchos amores
Con tus manitas las estrellitas
Las enjuagabas.
Maria bonita, maría del alma;
Tu cuerpo, del mar juguete nave al garete Pero ninguno tan bueno, ni tan honrado
Venían las olas lo columpiaban Como el que hiciste que en mi brotara.
Y mientras yo te miraba
Lo digo con sentimiento Lo traigo lleno de flores
Mi pensamiento me traicionaba. Para dejarlo como una ofrenda
Bajo tus plantas,
Te dije muchas palabras de esas bonitas Recibelo emocionada
Con que se arrullan los corazones, Y jurame que no mientes
Pidiendo que me quisieras Porque te sientes idolatrada.
Que convirtieras en realidades
Mis ilusiones.
Agustín Lara.
Granad
a
Granada, tierra soñada por mí Granada manola,
Mi cantar se vuelve gitano cuando es para tí Cantada en coplas preciosas
Mi cantar hecho de fantasía No tengo otra cosa que darte
Mi cantar flor de melancolía Que un ramo de rosas,
Que yo te vengo a dar. De rosas de suave fragancia
Granada, Que le dieran marco a la virgen morena.
Tierra ensangrentada
En tardes de toros. Granada,
Mujer que conserva el embrujo Tu tierra está llena
De los ojos moros; De lindas mujeres
Te sueño rebelde y gitana De sangre y de sol.
Cubierta de flores
Y beso tu boca de grana
Jugosa manzana
Que me habla de amores.
Agustín Lara.