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Te amo

Te amo de una manera inexplicable, 


de una forma inconfesable, 
de un modo contradictorio.
Te amo...
Con mis estados de ánimo que son muchos, 
y cambian de humor continuamente. 
Por lo que ya sabes, 
el tiempo, la vida, la muerte.
Te amo...
Con el mundo que no entiendo, 
con la gente que no comprende, 
con la ambivalencia de mi alma, 
con la incoherencia de mis actos, 
con la fatalidad del destino, 
con la conspiración del deseo, 
con la ambigüedad de los hechos.
Aun cuando te digo que no te amo, te amo, 
hasta cuando te engaño, no te engaño, 
en el fondo, llevo a cabo un plan, 
para amarte mejor.
Te amo...
Sin reflexionar, inconscientemente, 
irresponsablemente, espontáneamente, 
involuntariamente, por instinto, 
por impulso, irracionalmente. 
En efecto no tengo argumentos lógicos, 
ni siquiera improvisados 
para fundamentar este amor que siento por ti, 
que surgió misteriosamente de la nada, 
que no ha resuelto mágicamente nada, 
y que milagrosamente, de a poco, con poco y nada 
ha mejorado lo peor de mí.
Te amo...
Te amo con un cuerpo que no piensa, 
con un corazón que no razona, 
con una cabeza que no coordina.
Te amo...
Incomprensiblemente, 
sin preguntarme por qué te amo, 
sin importarme por qué te amo, 
sin cuestionarme por qué te amo.
Te amo...
Sencillamente porque te amo, 
yo mismo no sé por qué te amo

Pablo Neruda
Las
abando¡Cómo me dan pena las abandonadas,
que amaron creyendo ser también amadas,

nadas y van por la vida llorando un cariño,


recordando un hombre y arrastrando un niño!...

¡Cómo hay quien derribe del árbol la hoja


y al verla en el suelo ya no la recoja,
y hay quien a pedradas tire el fruto verde
y lo eche rodando después que lo muerde!

¡Las abandonadas son fruta caída


del árbol frondoso y alto de la vida;
son, más que caída, fruta derribada
por un beso artero como una pedrada!

Por las calles ruedan esas tristes frutas


como maceradas manzanas enjutas,
y en sus pobres cuerpos antaño turgentes,
llevan la indeleble marca de unos dientes...

Tienen dos caminos que escoger: el quicio


de una puerta honrada o el harem del vicio;
¡y en medio de tantos, de tantos rigores,
aún hay quien a hablarles se atreve de amores!

Aquellos magnates que ampararlas pueden,


más las precipitan para que más rueden,
¡y hasta hay quien se vuelva su postrer verdugo
queriendo exprimirlas si aún les queda jugo!

Las abandonadas son como el bagazo


que alambica el beso y exprime el abrazo;
si aún les queda zumo, lo chupa el dolor;
¡son triste bagazo, bagazo de amor!

Cuando las encuentro me llenan de angustias


sus senos marchitos y sus caras mustias,
y pienso que arrastra su arrepentimiento
un niño que es hijo del remordimiento...

¡El remordimiento lo arrastra algún hombre


oculto, que al niño niega techo y nombre!
Al ver esos niños de blondos cabellos
yo quisiera amarlos y ser padre de ellos.

Las abandonadas me dan estas penas,


porque casi todas son mujeres buenas;
son manzanas secas, son fruta caída
del árbol frondoso y alto de la vida.

No hay quien las ampare, no hay quien las recoja


mas que el mismo viento que arrastra la hoja...
¡Marchan con los ojos fijos en el suelo,
cansadas en vano, de mirar al cielo!

De sus hondas cuitas, ni el Señor se apiada,


porque de estas cosas... ¡Dios no sabe nada!
Y así van las pobres, llorando un cariño,
recordando un hombre y arrastrando un niño.

Julio sesto
L
o
s
h
o Los hombres no saben morirse…
Unos mueren no queriendo la muerte;
m otros
la encuentran en un beso, pero sin estatura…
b otros
saben que cuando cantan no le verán la cara.
r Los hombres no se mueren completos,
no saben irse enteros…
e Unos reparten en el viaje sus retazos de muerte;
otros
s dejan el odio para cuando vuelvan…

n Otros se van tocando el cuerpo


para saber si salen de la trampa…
o Los hombres no saben morirse…
Unos van dejando su yo sin comprenderlo;
s van dejando basura para esciba esotérica;
otros
a se vuelven hacia adentro ante el vacío…

Pero todos,
b con el cadáver de su tiempo al hombro,
todos,
e todos son el Uno,
el Uno
n que sólo por amor vuelve a la tierra.

m Manuel Cabral.
o
r
i
Mi gran
amor
El amor más grande de mi vida,
El amor más sincero de la vida,
El amor más delicado en la vida,
Es el amor que nunca se marchita.
Como el tuyo madre mía,
Es más grande por que nunca se olvida,
El más sincero por que es el único verdadero,
El más delicado por que se rasguña y se lastima
Tu amor madre mía, es el amor que nunca olvidaría,
No lo olvidaría, por que sería como olvidar mi vida,
Pero olvidar no podría, gracias a aquella palabra
Tan sencilla, amor, si amor mamá mía…
A un
ángel
Hoy el viento me trae tu recuerdo
Cubriéndome de profundo escalofrío
Por una muerte que aun no entiendo
Y trato de comprender por qué te has ido.
Naciste como un ángel
Y creo que como un ángel has vivido
Caminando por la vida
Sin sentir ningún peligro.
Tal vez por eso Dios te llevó
porque eras un ángel
Y solo los ángeles junto a Dios
Tienen su sitio.
Cuando supe de tu viaje
Mi corazón quedó como detenido
Y sentí un dolor tan fuerte que creí
Que tu muerte, de Dios fue un descuido.
Pero creo en Jesucristo
Y su promesa de otra vida
Y por eso ya no lloro al saber
Que te veré nuevamente madre mía.
Madre

“Eres tú la luz de mi existir,


Faro sin igual en mi vivir.
Eres tú canción de amor,
Que brota en flor,
No se podrá nunca medir tu corazón.
Madre como tú nadie jamás,
Mi dulce quietud tú lo serás,
Y por eso madrecita,
Hoy te vengo a decir
Esta oración que lleva
En ella mi gratitud.”
“FELIZ DÍA MAMÁ”
Salutaci
ón a los
Poetas
Con una gran fanfarria de roncos olifantes,
con versos que imitasen un trote de elefantes O en la fornida espalda de un genio
misterioso,
en una vasta selva de la India ecuatorial,
o envuelto en la vorágine de un viento
quisiera saludaros —hermanos en el duelo—
proceloso,
en las exploraciones por la tierra y el cielo,
o de una negra nube en el glacial capuz;
en el martirologio de los circos del mal.
en la aureola argentina de una luna de mayo,
asido del relámpago flamígero de un rayo,
Mi Pegaso conoce los azules espacios.
o con los duendes gárrulos que juegan en la
Su cola es un cometa, sus ojos son topacios, luz.

el rubio Apolo y Marte cabalgarían en él;


relinchará en los céspedes de vuestro bosque Mas, en Pegaso vine desde remotos climas,
umbrío,
—señor, príncipe, rey o emperador de rimas
se abrevará en las aguas de vuestro sacro río, —

¡y dormirá en la sombra de vuestro gran sobre el confuso trueno del piélago febril.
laurel!
¡Salve al coro de Afiones de estas tierras
fragantes!

Venir pude en la concha de Venus Citerea, ¡A todos los Orfeos del país de los
diamantes!
sobre el áspero lomo del león de Nemea,
¡A todos los que pulsan su lira en el Brasil!
en el ave de Júpiter o en un fiero dragón;
en la camella blanca de una reina de Oriente,
Tal digo, hermanos míos en la prosapia
en el cuerpo ondulante de una alada ibérica,.
serpiente,
Saludemos la gloria futura de la América,
o a bordo de la lírica galera de Jasón.
que todas las espigas se junten en un haz. ¡Buscadme en mi magnífico palacio de la
Osa,
Unamos nuestras liras y nuestros corazones,
o en mi torre de oro, junto a la Cruz del Sur!
que ha llegado el crepúsculo de las
anunciaciones,
¡para que baje el ángel de la celeste paz!

Augurio de ese día se ve en el horizonte.


Hoy tres aves volaron desde un florido
monte;
yo las miré perderse en el naciente albor;
un cóndor —que es el símbolo de la fuerza
bravía—
un búho —que es el símbolo de la sabiduría

y una paloma cándida —símbolo del amor
—.

Dijo el cóndor, gritando: la unión da la


victoria,
el búho, en un silbido; el saber da la gloria,
la paloma, en un arrullo; el amor da la fe.
Yo —que escruto el enigma de nuestro gran
destino—
ante el casual augurio del cielo matutino,
siguiendo los tres pájaros en éxtasis quedé.

Pero Pegaso aguarda. Sobre su fuerte lomo


Gallardamente salto en un instante, como
El Cid sobre Babieca. Me voy hacia el azur.
¿Acaso os interesa mi suerte misteriosa?
Juan Ramón Molina
Espacio para el texto

Yo no quiero mirar lo que he mirado  La estupidez, el vicio y hasta el crimen 


a través del cristal de la experiencia,  pueden tener su precio señalado. 
el mundo es un mercado donde se compran  Las llagas del defecto no se miran 
honores, voluntades y conciencias.  si las cubre un diamante bien cortado. 
     
Amigos... es mentira... no hay amigos  La sociedad que adora su desdoro 
la verdadera amistad es ilusión  persigue con su saña al criminal 
ella cambia, se aleja y reaparece  mas si el puñal del asesino es de oro, 
con los giros que da la situación.  enmudece... y el juez besa el puñal. 
   Nada humano es perfecto, nada afable, 
Amigos complacientes sólo tienen 
los que disfrutan de ventura y calma, 
pero aquellos que abate el infortunio,  Todo está con lo impuro entremezclado. 
sólo llevan tristezas en el alma.  El mismo corazón con ser tan noble 
   cuantas veces se encuentra enmascarado. 
Si estamos bien nos tratan con cariño,  Que existe la virtud... yo no lo niego, 
nos buscan, nos invitan, nos adulan,  pero siempre en conjunto defectuoso, 
mas si acaso caemos, francamente  hay rasgos de virtud en el malvado 
sólo por cumplimiento nos saludan.  hay rasgos de maldad en el virtuoso. 
   Cuando veo en mi paso tanta infamia, 
En este laberinto de la vida,  manchándome la planta de tanto lodo, 
donde tanto domina la maldad,  ganas me dan de maldecir la vida 
todo tiene su precio estipulado,  ganas me dan de maldecirlo todo. 
amores, parentesco y amistad.  A nadie habrá de herir lo que aquí digo, 
   porque ceñido a la verdad estoy. 
El que nada atesora, nada vale,  Me dieron a beber hiel y veneno 
en toda reunión pasa por necio;  hiel y veneno en recompensa doy. 
y por nobles que sus hechos sean,  Pero si tengo la palabra tosca 
solo alcanzan la burla y el desprecio.  con estas líneas turbias y sin nombre, 
   doblando las rodillas en el polvo 
Lo que brilla no más tiene cabida  pido perdón a Dios... pero no al hombre.
aunque brille por oro lo que es cobre, 
lo que no perdonamos en la vida 
es el atroz delito de ser pobre 
  

RAMON ORTEGA
Nocturno a rosario
las formas de mi madre
I
se pierden en la nada
¡Pues bien! yo necesito y tú de nuevo vuelves 
decirte que te adoro en mi alma a aparecer.
decirte que te quiero
        IV
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro, Comprendo que tus besos
que es mucho lo que lloro, jamás han de ser míos,
que ya no puedo tanto  comprendo que en tus ojos
al grito que te imploro, no me he de ver jamás,
te imploro y te hablo en nombre y te amo y en mis locos
de mi última ilusión. y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
        II
adoro tus desvíos,
Yo quiero que tu sepas y en vez de amarte menos
que ya hace muchos días te quiero mucho más.
estoy enfermo y pálido
        V
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas  A veces pienso en darte
las esperanzas mías, mi eterna despedida,
que están mis noches negras, borrarte en mis recuerdos
tan negras y sombrías, y hundirte en mi pasión
que ya no sé ni dónde mas si es en vano todo
se alzaba el porvenir. y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
        III
pedazo de mi vida?
De noche, cuando pongo ¿Qué quieres tu que yo haga
mis sienes en la almohada con este corazón?
y hacia otro mundo quiero
        VI
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho, Y luego que ya estaba
y al fin de la jornada concluído tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar;
el sol de la mañana sino en amarte mucho
detrás del campanario, bajo el hogar risueño
chispeando las antorchas, que me envolvió en sus besos
humeando el incensario, cuando me vio nacer!
y abierta alla a lo lejos
la puerta del hogar...         X

        VII Esa era mi esperanza...


mas ya que a sus fulgores
¡Qué hermoso hubiera sido se opone el hondo abismo
vivir bajo aquel techo, que existe entre los dos,
los dos unidos siempre ¡Adiós por la vez última,
y amándonos los dos; amor de mis amores;
tú siempre enamorada, la luz de mis tinieblas,
yo siempre satisfecho, la esencia de mis flores;
los dos una sola alma, mi lira de poeta,
los dos un solo pecho, mi juventud, adiós!
y en medio de nosotros 
mi madre como un Dios!

        VIII

¡Figúrate qué hermosas


las horas de esa vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida;
y al delirar en ello
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por tí, no mas por ti.

        IX

¡Bien sabe Dios que ese era


mi mas hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
Reto
Si porque a tus plantas ruedo
como un ilota rendido,
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción,
piensas que mi corazón
se va en mi pecho a romper
y que por siempre he de ser
esclavo de mi pasión;
¡te equivocas, te equivocas!,
fresco y fragante capullo,
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar;
tú eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía;
me haces llorar; pero un día
yo también te haré llorar.

Y entonces, cuando rendida


Ofrezcas toda tu vida
Perdón pidiendo a mis pies,
Como mi cólera es
Infinita en sus excesos,
¿Sabes tú lo que haré en esos
Momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón
Para comérmelo a besos!

Manuel Acuña
A MIS HIJAS
Mi tristeza es un mar; tiene su bruma con abrir más los bordes de mi herida;
que envuelve densa mis amargos días; imitad en lo noble a vuestro abuelo:
sus olas son de lágrimas; mi pluma ¡Sol de virtud que iluminó mi vida!
está empapada en ellas, hijas mías.
Orad y perdonad; siempre es inmensa
Vosotras sois las inocentes flores después de la oración la interna calma,
nacidas de ese mar en la ribera; y el ser que sabe perdonar la ofensa
la sorda tempestad de mis dolores sabe llevar a Dios. dentro del alma.
sirve de arrullo a vuestra edad primera.
Sea vuestro pecho de bondades nido,
Nací para luchar; sereno y fuerte no ambicionéis lo que ninguno alcanza,
cobro vigor en el combate rudo; coronad el perdón con el olvido
cuando pague mi audacia con la muerte, y la austera virtud con la esperanza.
caeré cual gladiador sobre mi escudo.
Sin dar culto a los frívolos placeres
Llévenme así a vosotras; de los hombres que la pureza vuestra frente ciña,
ni desdeño el poder ni el odio temo; buscad alma de niña en las mujeres
pongo todo mi honor en vuestros nombres y buscad alma de ángel en la niña.
y toda el alma en vuestro amor supremo.
Nadie nace a la infamia condenado,
Para salir al mundo vais de prisa. nadie hereda la culpa de un delito,
¡Ojalá que esa vez nunca llegara! nunca para ser siervas del pecado
Pues hay que ahogar el llanto con la risa, os disculpéis clamando: estaba escrito.
para mirar al mundo cara a cara.
No me imitéis a mí: yo me consuelo
¡Existir es luchar! No es infelice Yo anhelo que, al morir, por premio santo,
quien luchando, de espinas se corona; tengan de vuestro amor en los excesos:
abajo, todo esfuerzo se maldice, las flores de mi tumba vuestro llanto,
arriba, toda culpa se perdona. las piedras de mi tumba vuestros besos.

Se apaga la ilusión cual lumbre fatua


y la hermosura es flor que se marchita;
la mujer sin piedad es una estatua
dañosa al mundo y del hogar proscrita.

No fijéis en el mal vuestras pupilas


que víbora es el mal que todo enferma,
y haced el bien para dormir tranquilas
cuando yo triste en el sepulcro duerma.

Nunca me han importado en este suelo


renombre, aplausos, oropeles, gloria:
procurar vuestro bien, tal es mi anhelo;
amaros y sufrir tal es mi historia.

Cuando el sol de mi vida tenga ocaso


recordad mis consejos con ternura,
y en cada pensamiento, en cada paso,
buscad a Dios tras de la inmensa altura.
Juan de Dios Peza.
POST UMBRA
Con letras ya borradas por los años, »Aunque no soy para sonar esquiva,
en un papel que el tiempo ha carcomido, sé que para soñar nací despierta.
símbolo de pasados desengaños, Me he sentido morir y aún estoy viva;
guardo una carta que selló el olvido. tengo ansias de vivir y ya estoy muerta.

La escribió una mujer joven y bella. »Me acosan de dolor fieros vestigios,
¿Descubriré su nombre? ¡no!, ¡no quiero! ¡qué amargas son las lágrimas primeras!
pues siempre he sido, por mi buena estrella, Pesan sobre mi vida veinte siglos,
para todas las damas, caballero. y apenas cumplo veinte primaveras.

¿Qué ser alguna vez no esperó en vano »En esta horrible lucha en que batallo,
algo que si se frustra, mortifica? aun cuando débil, tu consuelo imploro,
Misterios que al papel lleva la mano, quiero decir que lloro y me lo callo,
el tiempo los descubre y los publica. y más risueña estoy cuanto más lloro.

Aquellos que juzgáronme felice, »¿Por qué te conocí? Cuando temblando


en amores, que halagan mi amor propio, de pasión, sólo entonces no mentida,
aprendan de memoria lo que dice me llegaste a decir: "te estoy amando
la triste historia que a la letra copio: con un amor que es vida de mi vida".

«Dicen que las mujeres sólo lloran »¿Qué te respondí yo? Bajé la frente,
cuando quieren fingir hondos pesares; triste y convulsa te estreché la mano,
los que tan falsa máxima atesoran, porque un amor que nace tan vehemente
muy torpes deben ser, o muy vulgares. es natural que muera muy temprano.

»Si cayera mi llanto hasta las hojas »Tus versos para mí conmovedores,
donde temblando está la mano mía, los juzgué flores puras y divinas,
para poder decirte mis congojas olvidando, insensata, que las flores
con lágrimas mi carta escribiría. todo lo pierden menos las espinas.

»Mas si el llanto es tan claro que no pinta, »Yo, que como mujer, soy vanidosa,
y hay que usar de otra tinta más obscura, me vi feliz creyéndome adorada,
la negra escogeré, porque es la tinta sin ver que la ilusión es una rosa,
donde más se refleja mi amargura. que vive solamente una alborada.
»¡Cuántos de los crepúsculos que admiras »Te quisiera culpar y no me atrevo,
pasamos entre dulces vaguedades; es, después de gozar, justo el hastío;
las verdades juzgándolas mentiras yo que soy un cadáver que me muevo,
las mentiras creyéndolas verdades! del amor de mi madre desconfío.

»Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,


me imaginaba estar dentro de un cielo,
»Me engañaste y no te hago ni un reproche,
y al contemplar mis ojos y mi boca,
era tu voluntad y fue mi anhelo;
tu misma sombra me causaba celo.
reza, dice mi madre, en cada noche;
y tengo miedo de invocar al cielo.
»Al verme embelesada, al escucharte,
clamaste, aprovechando mi embeleso:
»Pronto voy a morir; esa es mi suerte;
"déjame arrodillar para adorarte";
¿quién se opone a las leyes del destino?
y al verte de rodillas te di un beso.
Aunque es camino oscuro el de la muerte,
¿quién no llega a cruzar ese camino?
»Te besé con arrojo, no se asombre
un alma escrupulosa y timorata;
»En él te encontraré; todo derrumba
la insensatez no es culpa. Besé a un hombre
el tiempo, y tú caerás bajo su peso;
porque toda pasión es insensata.
tengo que devolverte en ultratumba
todo el mal que me diste con un beso.
»Debo aquí confesar que un beso ardiente,
aunque robe la dicha y el sosiego,
»Mostrar a Dios podremos nuestra historia
es el placer más grande que se siente
en aquella región quizá sombría.
cuando se tiene un corazón de fuego.
¿Mañana he de vivir en tu memoria...?
Adiós... adiós... hasta el terrible día».
»Cuando toqué tus labios fue preciso
soñar que aquél placer se hiciera eterno.
Leí estas líneas y en eterna ausencia
Mujeres: es el beso un paraíso
esa cita fatal vivo esperando...
por donde entramos muchas al infierno.
Y sintiendo la noche en mi conciencia,
guardé la carta y me quedé llorando.
»Después de aquella vez, en otras muchas,
apasionado tú, yo enternecida,
quedaste vencedor en esas luchas
tan dulces en la aurora de la vida.

»¡Cuántas promesas, cuántos devaneos!


el grande amor con el desdén se paga:
Toda llama que avivan los deseos
pronto encuentra la nieve que la apaga.

Juan de Dios Peza.


POEMA EL HUERFANO
Y ELSEPULTURERO
Estaba muerto de frío, Después que un ramo formó,
el huérfano que aquel día, con varias flores del suelo,
en los portones pedía, le dio gracias al cielo
del cementerio sombrío, y en el cementerio entró,

pobrecito entre el gentío, muy pronto el niño llegó,


mientras su mano alargaba, con el ramo que oprimía,
con voz trémula exclama: al lugar donde sabía,
¡una listona señores!, que se encontraba la fosa,

es para un ramo de flores, de su madre cariñosa,


para quién tanto me amaba. que el sueño eterno dormía.

La gente entraba y salía, Pero todo había cambiado,


sorda a la voz penitente, pues donde su madre estaba,
de aquel despojo doliente, un panteón se levantaba,
que en nombre de dios pedía, quizás de algún potentado,

el pobre también quería, el niño desesperado,


en su nostalgia infinita, por el cambio que encontró,
entrar a la chacarita, llorando le preguntó,
y adornar de cualquier modo, a un viejo sepulturero,

la tumba llena de lodo, dígame señor, !ligero!,


de su santa madrecita. quién a mi madre llevó ?
Y el viejo sepulturero,
Pobre niño en su orfandad al niño triste le dijo:
y al ver que nadie le daba,
y la noche se acercaba, ! No me hagas preguntas hijo,
con su densa oscuridad, que hacerte llorar no quiero!

empezó con ansiedad, !Los ricos, los ricos están primero!


a recoger unas flores, Por eso el lugar le damos,
que por estar sin colores mal hacemos si lloramos,
y por el sol marchitadas, por una simple pavada,

fueron al suelo tiradas, los pobres no somos nada


por manos de unos señores. y hasta en la muerte estorbamos.
Juan Manuel Pombo
“Linda y hermosa
como una flor”

Tienes la belleza de una flor


Cuando miras con ojos de bondad
Tienes la belleza de una flor cuando sonríes
Debo confesar que de todas las
flores tú eres la más grandiosa.

“Más que palabras”
En lo profundo de tu corazón sé lo que llevas
Lo sé porque ya no soy un niño,
y reconozco tus sentimientosPoema para la madre1
Por eso hay veces que no son necesarias
las palabras, solo basta con una mirada
La felicidad la expresas con una
sonrisa que toca el corazón
Tu tristeza se expresa con una seriedad
Y tu amor por mí se expresa con cuidados.

Por eso hay veces que las palabras ya no son necesarias.


¡Te adoro mamá!

Michelle Tovar
La Flor De La Canela

Déjame, que te cuente limeña, recogía la risa de la brisa del río


déjame que te diga la gloria, y al viento la lanzaba,
del ensueño que evoca la memoria del puente a la alameda.
del viejo puente del río y la alameda.
Déjame que te cuente limeña,
Déjame que te cuente limeña, hay deja que te diga, morena,
ahora que aún perdura el recuerdo, mi sentimiento,
ahora que aún se mecen en un sueño, a ver si así despiertas del sueño,
el viejo puente del río y la alameda. http://www.coveralia.com/letras/la-flor-de-
la-canela-maria-dolores-pradera.php
del sueño que entretiene, morena,
Jazmines en el pelo
tu pensamiento.
y rosas en la cara,
airosa caminaba
Aspira de la lisura,
la flor de la canela,
que da la flor de canela,
derramaba lisura
adórnala con jazmines,
y a su paso dejaba,
matizando su hermosura,
aroma de mistura
alfombra de nuevo el punte
que en el pecho llevaban.
y engalana la alameda,
que el río acompasará,...
Del puente a la alameda,
tus pasos,.. por la vereda.
menudo pie la lleva
por la vereda que se estremece
al ritmo de sus caderas,
Y recuerda que,...
Jazmines en el pelo
y rosas en la cara,
airosa caminaba
la flor de la canela,
derramaba lisura
y a su paso dejaba
aroma de mistura
que en el pecho llevaban.

Del puente a la alameda


menudo pie la lleva
por la vereda que se estremece
al ritmo de sus caderas,
recogía la risa, de la brisa del río
y al viento la lanzaba,...
del puente a la alameda.

María Dolores Pradera.

Maria Bonita
La luna que nos miraba
Ya hacía ratito
Se hizo un poquito desentendida
Acuerdate de acapulco Y cuando la vi escondida
De aquellas noches Me arrodille para besarte
Maria bonita, maría del alma; Y así entregarte toda mi vida.
Acuerdate que en la playa, Amores habras tenido muchos amores
Con tus manitas las estrellitas
Las enjuagabas.
Maria bonita, maría del alma;
Tu cuerpo, del mar juguete nave al garete Pero ninguno tan bueno, ni tan honrado
Venían las olas lo columpiaban Como el que hiciste que en mi brotara.
Y mientras yo te miraba
Lo digo con sentimiento Lo traigo lleno de flores
Mi pensamiento me traicionaba. Para dejarlo como una ofrenda
Bajo tus plantas,
Te dije muchas palabras de esas bonitas Recibelo emocionada
Con que se arrullan los corazones, Y jurame que no mientes
Pidiendo que me quisieras Porque te sientes idolatrada.
Que convirtieras en realidades
Mis ilusiones.

Agustín Lara.

Granad
a
Granada, tierra soñada por mí Granada manola,
Mi cantar se vuelve gitano cuando es para tí Cantada en coplas preciosas
Mi cantar hecho de fantasía No tengo otra cosa que darte
Mi cantar flor de melancolía Que un ramo de rosas,
Que yo te vengo a dar. De rosas de suave fragancia
Granada, Que le dieran marco a la virgen morena.
Tierra ensangrentada
En tardes de toros. Granada,
Mujer que conserva el embrujo Tu tierra está llena
De los ojos moros; De lindas mujeres
Te sueño rebelde y gitana De sangre y de sol.
Cubierta de flores
Y beso tu boca de grana
Jugosa manzana
Que me habla de amores.

Agustín Lara.

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